Cáttto a MAS HACJOUIS Umldaß "ODISEA DEL HOMBRE Y SU ESPERANZA" CESAR MUÑOZ GARRIDO
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feOÄ CÁTttO A MAS HACJOUIS UMlDAß "ODISEA DEL HOMBRE Y SU ESPERANZA" CESAR MUÑOZ GARRIDO He aquí una obra poética, recia, tronante, que a no dudarlo, figurará a breve plazo entre los libros preferidos del público. Más qué un anatema a la actual guerra, más que una revi- sión de los valores espirituales de nuestra época, es el corazón de un hombre en quien el presente via crucis de la Humanidad ha golpeado despertando su instinto de hombre libre. «ODISEA DEL HOMBRE Y SU ESPERANZA.», con su potente sentido humano coloca de inmediato a su autor; César Muñoz Garrido, en un plano envidiable entre los poetas de avan- zada de América. «Las guerras no sólo se ganan con cationes», y el autor con esta Odisea, que es la de todos los hombres libres de este siglo, contribuye a la causa en que se empeflan las Naciones Unidas en su lucha por la democracia. Pocas obras de carácter universalista logran conjugar como ésta, en forma más profunda, el sentido poético y el arte como función social. Ediciones Millantun se com- place en presentar estos cantos empapados del más puro senti- miento estético con el espaldarazo que merecen todas las grandes obras y los grandes escritores de la terrible hora presente. Ediciones Millantun odisea del hombre y SU ESPERAMZA (CANTO A LAS NACIONES UNIDAS) Cesar Muñoz Garrido odisea del HoMbre Y su esperaba (CANTO A LAS NACIONES UNIDAS) EDICIONES MILLANTUN SANTIAGO DE CHILE 1S48 CANCION GLORIOSA DEL RÍO YANG-TSE-KIANG Y la dulce canción del río Yang-Tse-Kiang Afluente de la gloria. Mandarín de espuma desbordante inundaba de gratitud tu inagotable geografía. Artet'ia fraternal de las estrellas. Primogénito río de dragones. Embriagaste de azul a Marco Polo, andarín de Venecia. La frágil porcelana bautizó tu alborada más joven. Eritcnces era el Thibet la pagoda infinita del planeta. Y la canción del río Yang-Tse-Kiang por las Harturas misteriosas era urna rubia espiga musical. País celeste. Factoría del sueño 'Encadenado al opio de la ausencia. Eras la quinta parte de la humanidad La quinta parte del silencio y la amustia. El racimo desnudo de la lluvia oriental La dinastía inAacta de inmortales leyendas. Golpearon tu mejilla. Colocaste la otra Suda otoñal de bronce arrodillado. Y el naciente reptil amarillo ccsífr.ndió tu humildad celestial. Asaltó tu froentera de juncos v metales. Masacró el vecindario virginal de la seda y asedió el arco-iris triunfal de tu república con su hambrienta jauría militar. 6 CESAR MUÑOZ GARRID O Cooli, Cooli. Ciudadano del mundo. La gran muralla chin a de tu pecho encendido al invasor detuvo. Tu corazón de escombros infinitos. La fórvnuia ir.surrecta del arco de tu frente. Tu casaca de gloria y coraje estallante Tus vértebras, magnífico fusil de libertad. Tu juveaíai intrépida de sangre, forjaron en la diana del oriente el nuevo alerta universal. Y la canción del río Yang-Tse-Kiang deshojaba en sus párpados oblicuos la vanguardia de tu sangre fluvial. Ejércitos fantasmas de Tchu-Ste Estandarte del yunque proletario. Inaugurando un mundo sin rodillas de pie en; un mediodía de centauros. Provincias de metrallas amarillas. Amanecer de pómulos blindados. Por tus venas latiendo dinamita van horizontes de héroes cantando. Podrán destruir ebrios. La estrella dorada del molino El tórax diminuto del arroz El diamante crepuscular de Miatg Las carabelas tímidas de sal El tambor de canela manuscrito La altivez esmeralda del bambú. Pero nunca., Tu fabulosa resistencia mártir. Ni el parapeto republicano de tus corazones. Ni aún intimidar tu fortaleza de latitud humana con su turbia cuadrilla de escorpiones. CHINA Tierra madre de la eternidad. Tifones de langostas japonesas rebumban e:i tus adolescentes barricadas. ODISEA DEL HOMBRE Y SU ESPERANZA 6 ¡No pasarán! Atrincherados en su propia sangre ;us milicianos enntaüi. ¡No pasarán! Y el agresor no pasa. Cam aradas. Ahí en la antena oculta de un roble milenario pegado el tímpano al surco de la tierra como un toqui infalible he oídc vuestro gong sangrando al universo. Rugen tus bosques de elefantes mutilados Arrasan tus ciudades de azules laberintos Derrumban tus aldeas de mimbre y de palomas. Angélicos muchachos ¡Ay sepultados vivos! por el deliriun-tremens de víboras niponas. Las madres apacibles de amapola espectral gajo sanio de lágrimas Mendigas del pan y de la leche. Caen crucificadas en un volcán de bayonetas locas. Y la canción del río Yang-Tse-Kiang enjuga core sus manos de Verónica la sangre de tu rostro fraternal. Profundo cementerio vagabundo. Sudario palpitante del planeta. De trinchera en trinchera reconozco a tu pueblo insobornable. Plomo y vinagre en la garganta ronca inundación humeante de cadáveres. Tripulantes del sueño, crecida caravana de pupilas remotas soldados que murieron en el suburbio de los mares Mirad ahora avanzan con el fusil radiante de la aurora. Y al frente de tu escudo de sangre combatiente. Y al frente de tu ciclón de estrellas democráticas. Con su uniforme de banderas heroicas 8 CESAR MUÑOZ GARRID O vigila el horizonte ensangrentado de tu libertad GIiang-Kai-Shech brújula mariscal de la victoria. ¡Hurra! ¡Hurra! Juventud guerrillera de alborada del rubio corazón del Occidente florecen carreteras de esperanza. ¡Hurra! ¡Hurra! Multitud de soldados victoriosos. Camaradas de acero inolvidable cosí la granada oblicua entre los ojos. Hurra! ¡Hurra! Gran pueblo de pólvora fecunda. Tu odisea de sangre es inmortal Hombre librei del Asia el mundo te saluda. Y la canción del río Yarag-Tse-Kiang cantando la victoria se avalancha por los caminos de la humanidad. CANTO A LOS GUERRILLEROS ETIOPES El tambor de Africa resuena. El negro tambor de Africa retumba por todos los caminos de la tierra. ETIOPIA, ETIOPIA País de sol fulgente, de lluvias invencibles de azules cataratas, de alboradas gigantes. De aromas y de músicas, de risas y canciones tu corazón desnudo se estrellaba en los tanques. Los chacales fascistas, camisa negra de odio. Anatema maldito de gases y metrallas. Verdugos sanguinarios, Frío invierno de plomo abrieron tus arterias con sus salobres hachas. Entonces era el tiempo del grito sin licencia arrollando tu juventud atónita. Entonces era el tiempo del paladar oblicuo de vinagre masacrando tu raza nunca arriada. Era el tiempo sin tregua fusilando tu humildad de amores silenciosos tus fértiles hogares bombardeando. ETIOPIA, ETIOPIA Las vírgenes morenas de Dembea El guerrero indomable del viejo río Azul, triturado sublime del cocodrilo blanco Jinetes de la heroica Addis Abeba. Los pastores oscuros de la montaña santa del Godjam. Todos, sí, 10 C E * R \T TT Ñ O Z G A II R 1 D O todos los aMsänios de v&nzey encendidos con e! was pxu-o ¡.raje de los héroes bajaron por los valles de alborada a defender tu libertad. ¡Oh días grises de ios suicidios prolongados! por el eclipse de la gangrena insaciable. EU párpado del mundo wo se abría malditos días y malditas noches. Caían tus guerreros acribillados al vómito del tanque. La voz despavorida de tus tristes mujeres caía acorralada, acorralada digo, por el a-alvaje aullido del Caproni. Masacrado su abdomen de sangre maternal. Era el tiempo csi que la ronda morena de los ¡niños más tímidos, fué una rosa «recamada. Enioaces era el tiempo cuando el hijo de la hiena inaudita es decir, del hambriento chacal de Mussolini con la ssrigre infantil se pavoneaba. ¡Oh días grises sin sabor a días! A oirilks de tu sangre acuartelada tus guerreros de fuego defendían la juventud del hombre y su esperanza. Hermano negro, estabas solo, solitario, solo. Y con el rocico acero de tu valor sin lágrimas Y con la dinamita de tus sueños Y con el trópico inviolable de tu raza forjaste un fusil de heroico- gesto. Tu mascota fué un león en los combates y tu esplendor, de sangre universal. Fué íu bajiders un T;-?.utr.:no cls gloria gigante fraternal. ODISEA DEL HOMBRE Y SU ESPERANZA 10 Combatiente y de pie cotí in pä-egca de sr.,npre caíste ¡Oh Etiopía! Mercadería bíblica para la lira cnM.aíjreiilada La esclavitud encadenó tu ctrcrpo pero el volcán leopardo de tu pecho »10 detuvo su marcha. Hermano ¡negro Nazareno ciociiimo. Hermano negro d« la sonrisa blanca, de lis manos azulas. Ahora el júbilo pariwnchín de tus cascadas murmura el «mío y seña 3VICTORIA Y LIBERTAD! Ah! desde mi corazón cantinela perd'do .1 la dislaaícia reconozco el tambor de tus cenizas familiares. La vieja caravana 0:1c regresa triunfal. Avanzadas de áruoiraio revientan tus camino». Y vienen de ultratumba Ins guerreros caídos. Caminan de ultratumba midiendo cor. su ri norte la alLorada, con la mochila de ios svr'-ñaj nativos con la leyenda altiva del faul. Paladine« del nuir.do liberaron tu tierra ensrngreninda. Las b&nderas triunfales arrullan tu horizonte ¡Oh guerreros caídos! Dormid en paz, dormid. Desfiladeros de gioria hay en tu frente huracán de laurel on tus pupilas porque la herida de la humanidad floreció en Etiopía. El tambor de Africa resuena. El tambor victorioso del Africa retumba por todos los caminos de la tierra. ESPAÑA, MILICIANA DEL MUNDO Cam aradas venid para gritar unidos: Nosotros jamás olvidaremos. Primero fué en España miliciana del mundo. Origen de la gloria y del metal Piedra filosofal de la ternura Primero fué en España, cantaradas En el Madrid heroico, en el Madrid eterno. Pueblo leal de olivares y estrellas cantando hacia la muerte morena de trigales on llamas. Pecho de barricada palpitante feumeaíiies las papilas proletarias. Junto a tu espléndida contextura de leones enarbolahas la libertad mundial en el fusil desnudo de tu sangre blindada. Por las calles corriendo, rojo acero con la bandera roja de los puños. España, España Región fortificada de héroc3 madre del nuevo mundo Vl&naritial del lenguaje sublime de la pólvora.