Pdf Los Que Pasaron Por Hollywood / Florentino Hernández Girbal, Juan
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Los que pasaron por Hollywood Florentino Hernández Girbal Juan B. Heinink (coaut.) Robert G. Dickson (coaut.) Los que pasaron por Hollywood es el título de la serie de veinte entrevistas publicadas por Florentino Hernández Girbal entre febrero de 1935 y julio de 1936 en la revista «Cinegramas», que ha sido ampliada por el autor para la edición de 1992, la cual incluye comentarios y precisiones de Juan B. Heinink, encargado también de la supervisión editorial. La segunda parte de este trabajo contiene información biográfica del centenar aproximado de actores y escritores españoles que pasaron por Hollywood en los años treinta, así como de aquellos otros que ya no regresaron. Dicho apartado bio-filmográfico ha sido redactado por Juan B. Heinink, a partir de las investigaciones llevadas a cabo en estrecha colaboración con Robert G. Dickson, cuya asistencia permanente desde Los Ángeles resulta imprescindible para desarrollar cualquier proyecto relacionado con esta materia. La edición de Los que pasaron por Hollywood en formato de libro, publicada en otoño de 1992 por la empresa madrileña Verdoux S.L. (I.S.B.N. 84-604-4267-5), no se encuentra disponible desde que dicha editorial anunció el cese de su actividad comercial. Los titulares de la obra jamás han recibido información sobre el número de ejemplares vendidos, ni tampoco liquidación alguna de los derechos de autor u otro tipo de compensaciones, por lo que se consideran libres de compromisos adquiridos con anterioridad para ponerla de nuevo a disposición de los interesados en este apartado de la Historia del Cine, una vez revisado su contenido y adaptado a soporte electrónico. Sean bienvenidos a esta aplicación informática todos aquellos usuarios dispuestos a utilizar su contenido respetando las leyes internacionales que regulan los derechos de la propiedad intelectual, porque, en caso contrario, antes o después, las prácticas ilícitas y los infractores serán denunciados ante la opinión pública. Se advierte a quienes accedan por primera vez a esta aplicación que para evitar posibles interpretaciones erróneas es aconsejable la lectura previa de los ficheros denominados «Prólogo» (Parte 1) e «Introducción» (Parte 2), y si además desean ponerse en contacto con Juan B. Heinink y Robert G. Dickson, o adquirir ejemplares de su libro Cita en Hollywood: Antología de las películas norteamericanas habladas en español (I.S.B.N. 84-271-1677-2), pueden hacerlo a través de: Euskadiko Filmategia / Filmoteca Vasca c/ Sancho el Sabio 17, atzea 20010 - SAN SEBASTIAN (SPAIN) Apdo. Postal 1017 - SAN SEBASTIAN (SPAIN) FAX: (34) 94-346.99.98 e-mail: [email protected] Parte 1 Los que pasaron por Hollywood entrevistados por Florentino Hernández Girbal Prólogo Manuel Arbó Ana María Custodio Miguel Ligero Enrique Jardiel Poncela Fortunio Bonanova Ernesto Vilches Pablo Alvarez Rubio Luis Llaneza Roberto Rey Gregorio Martínez Sierra Edgar Neville Carmen Rodríguez José Nieto Juan de Landa Rosita Díaz Gimeno Catalina Bárcena Julio Peña «Tono» Lara Rafael Rivelles José López Rubio Andrés de Segurola Luana Alcañiz José Crespo Parte 2 Los que pasaron por Hollywood y algunos otros que no regresaron por Juan B. Heinink y Robert G. Dickson Introducción María Alba Salvador de Alberich Luis Alberni José Alcántara Amadeo Alcañiz Luana Alcañiz Marina Alcañiz Pablo Alvarez Pablo Alvarez Rubio Jaime del Amo Manuel Arbó Gabriel Argüelles véase Baltasar Fernández Cué Juan Aristi Eulate Conchita Ballesteros Rosita Ballesteros Catalina Bárcena Angelita Benítez Fortunio Bonanova María Luz Callejo Rafael Callol Ricardo Callol María Calvo Rafael Calvo Anita Camargo Josep Carner Ribalta Jack Castello Matías Cirici-Ventalló Julita Comín Manuel Conesa véase Manuel París José Crespo Xavier Cugat Antonio Cumellas Ana María Custodio Carlos Díaz de Mendoza Rosita Díaz Gimeno Juan Duval Jinx Falkenburg Baltasar Fernández Cué Martín Garralaga Fernando Gomis véase Fernando G. Toledo Rosita Granada Enrique Jardiel Poncela Carmen Jiménez Soledad Jiménez Nicolás Jordán de Urríes María Ladrón de Guevara Juan de Landa «Tono» de Lara Carmen Larrabeiti Emilia Leovalli Miguel Ligero Filomena Liñán Matilde Liñán Luis Llaneza José López Rubio Paco Madrid Juan Martínez Plá Gregorio Martínez Sierra Giovanni Martino véase Juan Martínez Plá María Miceli véase María Calvo Conchita Montenegro Luis Montes Francisco Moré de la Torre Antonio Moreno Paco Moreno Elvira Morla Edgar Neville José Nieto Manolo Noriega Valentín Parera Manuel París José Peña «Pepet» Julio Peña Ramón Pereda Benito Perojo Félix de Pomés Alfonso Quintana Roberto Rey Rosa Rey Guillermo del Rincón Rafael Rivelles Carmen Rodríguez Jaime Salvador Lita Santos Andrés de Segurola Enriqueta Soler José Soriano Viosca Tana Romualdo Tirado Fernando G. Toledo «Tono» véase «Tono» de Lara José Luis Tortosa María Tubau Eduardo Ugarte Rafael Valverde Antonio Vidal Ernesto Vilches Carlos Villarías Julio Villarreal Miguel de Zárraga Indice de películas Los que pasaron por Hollywood por Florentino Hernández Girbal Mientras escribía, volví la vista hacia la ventana de mi estudio, atraído por el bello crepúsculo que mostraba su telón escenográfico tras el verdor de la Moncloa. Entonces vi mi imagen reflejada en el cristal, entre los rojos ardientes y los rosas suaves de la tarde declinante. Pude comprobar que mi propio rostro me miraba fijo. Y escuché la voz, que era la misma, en tono quedo, como si llegase lejana, pero reconocible. -Esto no lo esperabas, ¿verdad? -Así es -contesté abandonando la pluma-, pero, ¿qué puedo decirte que tú no sepas, si llevamos unidos nada menos que noventa años? -¿Tantos? ¡Me parece mentira! -Calcula. Nacimos el 17 de junio de 1902. -Muchas cosas han pasado desde entonces; unas buenas, otras malas, algunas malísimas, y las más, regulares, claro está, en lo que a mí y a ti se refiere. -Supongo que como le sucede a todo el mundo. El tiempo pasa sobre nosotros, o mejor dicho, nos traspasa y, al igual que las serpientes, mudamos varias veces de envoltura, según la ciencia. ¿A que tú no te sientes el mismo de hace veinte, cuarenta o sesenta años? -Por sabido se calla. Lo que antes me divertía, ahora me aburre, y lo que estimaba baladí ha cobrado para mí sorprendente importancia. Conforme evoluciona la vida, lo hacemos también todos. Pero conservo inalterable la parte más noble de mi ser, que no envejece: el pensamiento. A lo largo de todos los avatares que la existencia conlleva, nada ni nadie ha podido doblegarlo. Sigo -con palabras de Shakespeare, y en buena hora lo diga- «fiel a mí mismo». Y fiel a los demás, a las ideas, a los amigos y al matrimonio. -¡Como que un hombre no puede traicionarse, porque se convertiría en su enemigo! La propia dignidad se lo impide, o debería impedírselo. -Bueno, aparte de todo esto, que importa poco o nada y sé de corrido, dime, ¿por qué razón has decidido exhumar aquella serie de entrevistas que publicaste antes de nuestra guerra y el estruendo de las armas interrumpió? Florentino Hernández Girbal (1992). -Te lo voy a decir: porque el amigo J. B. Heinink lo ha querido. Tal vez haya creído conveniente reunirlas en este tomo con destino a los futuros historiadores de nuestro cine y que de algo sirvan. -Has dicho que las interrumpió la guerra. De momento no contesté. Me entretuve en jugar con la pluma entre los dedos, como si me molestara aquel interrogatorio. Luego, pensé que no podría resistirme a él y respondí: -Cierto. Tenía ya entregadas las correspondientes a Carlos Díaz de Mendoza y su esposa, Carmen Larrabeiti. -Pues no figuran entre éstas. -¡Claro!, porque la revista CINEGRAMAS acabó cuando el conflicto empezó. El día 19 de julio de 1936 apareció, como todos los domingos. En ella iba mi conversación con José López Rubio. ¡Lejos estábamos de suponer que iba a ser el último número! No me quedé con copia, y los originales se perdieron. Podría haberlas rehecho entonces, pero ahora, después de tanto tiempo, eso es imposible. ¡Si hubiera conservado las notas que tomé! -¡Ha! ¿Es que tú sólo tomabas notas? -Y muy breves. Ten en cuenta que entonces no existían las grabadoras. Yo me reunía con el personaje, charlábamos mientras comíamos o tomábamos café y, a continuación, antes de que la impresión reciente se debilitara, reproducía en casa lo que juzgaba esencial, fiado de mi buena memoria. Y he de decirte que ninguno rectificó lo que de él escribí. -Vamos, que eras una grabadora humana. -Algo así. -Pero la serie de «Los que pasaron por Hollywood» no sólo la escribiste tú, sino que también colaboró el periodista Joaquín Zaldívar. -Sí. Joaquín era un buen aficionado al cine. Y le conocía muy bien, ¡como que era yo mismo! Pero esto tiene su explicación. Había números de CINEGRAMAS en los que coincidían varios artículos míos, y para no dar la sensación de que la revista estaba escasa de plantilla, firmaba unos con mi nombre completo, otros con mis iniciales, y algunos como Joaquín Zaldívar; es un nombre supuesto que se me ocurrió. La conversación no acababa de agradarme. Era como mantener un diálogo que fuera a la vez imposible monólogo. Una sola voz en igual tono. ¡Qué extraño me resultaba todo esto! No obstante, seguí: -Mira: Toda una tarde estuve charlando de mil cosas con Ernesto Vilches, y cuando se publicó la entrevista, vino al Cine Fígaro, que yo dirigía, para darme las gracias. Luego, ante mí, abrió la revista que llevaba en la mano y, con su arte de gran actor, no leyó, sino que declamó el texto. El único espectador de aquella inesperada representación fui yo. A partir de entonces nos hicimos muy amigos. Luego supe de su muerte en Barcelona, atropellado por un vehículo cuando salía del Café de la Luna. Lo sentí sinceramente. Con él se iba el Rubio de La malquerida, el chino de Wu Li Chang, el yanqui de El amigo Teddy, y tantos personajes inolvidables.