Ser Escolapio Web.Pdf
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Miguel Ángel Asiain Ser escolapio, nueve opciones fundamentales Essere scolopio, nove scelte fondamentali Being a piarist, nine fundamental options Être piariste, neuf options fondamentales www.edicionescalasancias.org 17 Ser escolapio, nueve opciones fundamentales Autor: Miguel Ángel Asiain Publicaciones ICCE (Instituto Calasanz de Ciencias de la Educación) Conde de Vilches, 4 - 28028 Madrid www.icceciberaula.es ISBN: 978-84-7278-581-6 Depósito legal: M-18359-2019 Imprime: Gramadosa Responsable del equipo de traductores: P. José Pascual Burgués publicaciones @scolopi.net Reservados todos los derechos. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográfi cos, www.cedro.org), si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Ser escolapio, nueve opciones fundamentales Índice Presentación .................................................................................................................................................................. 7 Postrado a tus pies ............................................................................................................................................... 9 1ª opción: Te seguiré, Señor, a donde quiera que vayas ............................. 15 2ª opción: Dejad que los niños se acerquen a Mí .................................................. 23 3ª opción: ¡Qué delicia vivir los hermanos unidos! .......................................... 31 4ª opción: Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro .... 39 5ª opción: Va y vende cuanto tienes ......................................................................................... 47 6ª opción: Abbà, Padre .................................................................................................................................. 55 7ª opción: Aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón ...................................................................................................................................... 63 8ª opción: Guardaba todas las cosas en su corazón ......................................... 71 9ª opción: Nosotros, religiosos y laicos ............................................................................... 79 Epílogo ................................................................................................................................................................................... 91 Presentación Las páginas que siguen nacen desde tres miradas diferentes, pero relacionadas entre sí. Primera mirada, la de un corazón que se di- rige al Señor, que habla con Él y que quiere expresar y agradecer el gran don recibido de Dios que es vivir en las Escuelas Pías de José de Calasanz. Segunda mirada, el reconocimiento y gratitud a todos los que siguen construyendo las Escuelas Pías en el día de hoy, con un recuerdo especial al P. General, Pedro Aguado, que está dando su vida, su tiempo y todo su ser por seguir construyendo lo que él a su vez recibió, la vida de la Orden de las Escuelas Pías, sin duda con la inestimable ayuda de su Congregación General. Tercera mirada, el recuerdo de todos los escolapios, los pasados que trabajaron con todo su ser entregándonos las Escuelas Pías de hoy, y la de todos los escolapios que viven hoy y se entregan para seguir llevando adelan- te el legado recibido, y lo hacen, según su situación personal, con su sufrimiento, con su oración, con su trabajo incansable, con su cercanía a los niños, con la vivencia del carisma que han recibido, el de José de Calasanz. Estas páginas que siguen presentan nueve opciones radicales que constituyen el ser escolapio (religioso y laico). Sin duda, no son las únicas, y puede ser que tampoco sean las más fundamentales. En la elección de las mismas interviene mucho la propia subjetividad, como lo que ha sido la vida de cada uno. Pero las hemos escogido para diseñar el perfi l de lo que es un escolapio. Cada uno de los breves capítulos, a partir del segundo, desarrolla una de las opciones escogidas. Pero hay una particularidad impor- tante, y es que cada opción la hemos querido presentar no por me- dio de un desarrollo intelectual, sino en forma de monólogo con 8 Miguel Ángel Asiain el Señor o a veces en forma de breve oración. El desarrollo resulta mucho más sencillo y nos pone en contacto directo e inmediato con el Señor. Después señalamos en breves trazos algunas sugerencias de aplica- ción que puedan servir para el examen de si la propia vida está en línea con lo que es la opción tratada. Y un deseo pertinaz: ¡Ojalá estas breves páginas, si las lee alguien que no es escolapio, le animen a dar su nombre a la hermosa vo- cación y carisma que recibió Calasanz hace más de cuatrocientos años! Y ya que he escrito mucho sobre Calasanz, he querido que la por- tada fuera la fotografía de la mesa desde la que Calasanz escribió tantas cartas a sus hermanos y como agradecimiento a las cartas que mensualmente escribe el P. General, Pedro Aguado, a todos los escolapios, sus hermanos. También él tiene una mesa semejante a la de Calasanz y escribe a sus hermanos como lo hizo el santo con sus cartas a sus hermanos. Este es un libro no para leerlo de corrido, sino para meditarlo poco a poco ante el Señor. Zaragoza, 2019 Postrado a tus pies Ante ti, Señor 1. Aquí me tienes, Señor, postrado a tus pies. Mirándote con el co- razón abierto. Deseando acertar en lo que tengo que decir. Por eso, pendiente de tu gracia y de tu ayuda. Pero no puedo iniciar estas páginas sino alabándote, adorándote y agradeciéndote. Porque de- seo que cuanto voy a decir sea según tu querer. Y mi empeño no es otro que ser vocero tuyo. No tengas en cuenta esta pretensión mía. Sé que es mucho lo que intento. Y que no lo puedo alcanzar con mis fuerzas. ¡Soy tan pequeño! Pero tú dijiste que te manifestarías a los pequeños. El problema es que mi pequeñez no sea la que tú querías y pedías. Por eso yo te la suplico. Sólo si tú me das lo que quiero, yo podré entregar lo que tú deseas. Siempre, Señor, es así. Tú tienes la iniciativa, yo, por tu gracia, el seguimiento. Y esto va a ocurrir en estas páginas. No puedo, por tanto, comenzar si no es amándote, alabándote y agradeciéndote tu amor, tu donación, tu cercanía, tu entrega, tu iluminación. ¡Bendito seas por siempre, Señor! 2. Señor, al comenzar a escribir estas páginas, lo primero que me viene a la mente es la constatación del salmo: “Señor, tú me son- deas y me conoces”. Voy a hablar, pero ¿cómo me atrevo a decir lo que voy a decir, si soy como soy? Tu mirada no me da miedo, porque confío en ti; pero lo que soy me produce reparo para hablar. ¿Cómo atreverme a decir cosas que en mi vida no se cumplen? ¿Cómo ser pregonero convencido de algo que no ha llegado a ser experiencia viva del corazón? Entonces, ¿qué? ¿Callarme? Comprendo que tam- poco esa es la solución y que tú no la quieres. Por eso, el que me conozcas, el que veas mi atrevimiento, el que constates todos mis pecados, el que percibas si es sincero y hasta qué punto mi corazón, me produce paz. No por lo que yo soy, sino por lo que tú eres. No por 10 Miguel Ángel Asiain lo que yo merezco – ¿es que merezco algo? ¡Qué deslenguado!–, sino por lo que me vas a entregar y me vas a dar. Porque sé que tú guiarás mi mente y mi mano, y perdona esta pretensión mía. 3. Cuando comienzo estas páginas me abro de verdad a ti; no quiero estar encerrado en mis proyectos, en mis deseos ni en mis ideas; quiero desprotegerme, abrirme y dejarte a ti que te manifi estes con mis palabras. Eso lo puedes hacer tú, si quieres. Si así lo deseas, te lo agradezco, y si ocurre de otra manera, también te doy las gracias. Conoces hasta lo más secreto de mi ser. Y eso no me hace temer, me hace confi ar, porque sé que eres benigno y misericordioso, tierno y adorable, capaz de perdonar todo cuanto con sencillez uno lo pone en tus manos. Por eso, Señor, mira si mi corazón es recto al expre- sarse en estas páginas, y lo que tú veas que no es recto, enderézalo. Mira si mi intención es buena, y si la encuentras torcida, enderéza- la. Mira si mi conocimiento de lo que escribo es pobre, y entonces enriquécelo con la iluminación de tu Espíritu. No por mí, Señor; no se trata de mí, es por quienes puedan leer lo escrito en este librito para que sirva de ayuda para ellos. Eso lo puedes hacer tú. Si ves que mi corazón es torcido, mi intención vana y mi conocimiento pobre y no te decides a cambiar todo eso, haz tú el bien en las personas, te lo pido con toda mi alma; tú lo puedes hacer por otros medios. Y es que tu saber me sobrepasa. 4. Lo que sencillamente quiero exponer en estas páginas es lo que tiene que ser un escolapio, religioso o laico. Decirlo y explicarlo des- de lo que yo puedo saber. ¡Ojalá que todo lo que digo fuera también experiencia de mi vida! Sé que muchas cosas no lo serán, porque soy un pobre escolapio. Es la razón por la que te pedía y pido que tu Espíritu ilumine mi mente y que tu gracia me acompañe en cada instante. Quiero, Señor, centrarme en lo que he denominado las op- ciones fundamentales del ser escolapio. Es algo que pienso yo y que, como en tantas otras cosas, me puedo equivocar. Mi afán, Señor, es centrarme en cada una de ellas y explicarlas más que a la mente de las personas, a su corazón. Es decir, no para que se conozcan, sino para que atraigan. Y, ¡ojalá, Señor, haya alguien –al menos uno, sólo uno más– que quiera vivir como a lo largo de estas páginas se su- giere! Durante la exposición, tendré en la mente a tantos escolapios como he conocido y conozco – y algunos, unos pocos, han pasado por mis manos- que han sido y son ejemplo de lo que digo. Sí, “tú Ser escolapio, nueve opciones fundamentales 11 me sondeas y me conoces”. Sabes la sinceridad de lo que escribo. Mi único deseo es que tú seas cada vez más conocido y alabado por muchos pequeños y jóvenes.