Y ES SANTA JUANA DE GUADALCAZAR Elsa
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LO QUE FUE CATIRA! Y ES SANTA JUANA DE GUADALCAZAR Elsa Montero de Tortora Diciembre de 1967 LO QUE FUE CATIRAI Y ES SANTA JUANA DE GU AD ALCAZAR Elsa Montero de Tórtora Diciembre de 1967 TRABAJOS DE DESPEJE DEL FUERTE DE SANTA JUANA Desde agosto de 1967 Ingeniería Tagle, Tocornal y Cía. S. A. ha estado realizando algunos trabajos en el fuerte con la debida autorización de la Municipalidad de Santa Juana. Las características que dan especial interés a este fuerte son su ubica- ción en una pequeña meseta en la orilla Sur del Bío-Bio, la existencia de una laguna que lo aisla por el Poniente y muy especialmente el he- cho de que sus muros fueron construidos de piedras. La belleza del sitio puede apreciarse en la fotografía N? 1. Se adjunta una copia de un plano de la época colonial, los contornos de los muros y terrenos se reconocen claramente hoy en día. El objetivo perseguido por nosotros ha sido el de despejar los muros y algunos cimientos de construcciones coloniales, para lo cual hemos rozado las zarzas, arbustos y tierras sueltas que cubrían parcialmente el paramento exterior de los muros. Ver fotografías. Se ha excavado además exterior e interiormente los cimientos de dos construcciones. Ver fotografías. Por otra parte, la Sra. Elsa Montero de Tórtora ha reunido en una amena y bien escrita relación, una historia del fuerte y del pueblo de Santa Juana de Guadalcdzar, desde el descubrimiento por don Pedro de Valdivia hasta nuestros días. Nos es muy grato acompañar una copia de este interesante trabajo que pensamos hacer imprimir en forma de folleto. Creemos que nuestra intervención de aficionados a la historia patria ya ha dado los resultados que perseguíamos, que como lo expresamos anteriormente, era el de realizar una faena preliminar para poner en evidencia el fuerte. Como ingenieros constructores nos ha tocado en suerte trabajar en diversas regiones del país, pero a ninguna le habíamos tomado el cariño que a Santa Juana. Creemos que esto se debe al carácter apacible y tra- bajador de sus habitantes y a unos paisajes que se destacan por su be- lleza, aun en un país tan pintoresco y variado como es nuestra patria. Pero sólo somos aves de paso, luego nos iremos con nuestras mdqui- 3 ñas a abrir otros caminos, es nuestro oficio y queremos entregar el fuerte a las autoridades, rogándoles que tomen las medidas que estimen del caso para conservar lo que son a nuestro juicio las ruinas históricas más importantes que tienen relación con los 300 años que duraron las guerras de Arauco. Santa Juana, 8 de enero de 1968. JUAN TOCORNAL ROSS Ingeniero Civil Al Sr. Intendente de Concepción don Alfonso Urrejola. Al Sr. Alcalde de Santa Juana don Cirilo Neira. 4 INTRODUCCION PERSONAL Es difícil nombrar a todos los que me ayudaron en esta historia. Ten- dría que nombrar a todo el pueblo de Santa Juana, que con su cariño y sencillez, hacen olvidar al forastero, que no nació aquí. Pero hay unas personas a las cuales quiero referirme en especial, per- sonas que sin ser hijos de Santa Juana, han actuado como las mejores de ellas. Que sin esperar nada lo han dado todo, me refiero a Ingenie- ría Tagle, Tocornal y Cía. S. A. Ellos fueron quienes tomaron la ini- ciativa y dieron la idea de escribir esta "historia" de Santa Juana. Quie- nes también, financiaron totalmente los gastos de remozamiento del Fuerte. Aquí tomo la palabra del pueblo de Santa Juana para agradecer a Ingeniería Tagle, Tocornal y Cía. S. A. el haber hecho posible esta empresa. Gracias también a don Héctor Tortora Massa, quien supervisó los trabajos del Fuerte, y en quien siempre tuve el estímulo de un com- pañero. Al padre Sinecio Vergara, cura párroco de Santa Juana, que me acom- pañó en mis "Viajes y Proezas Investigadoras", como él los llamaba, y aportó datos muy interesantes de esta historia. Al Sr. alcalde de Santa Juana, don Cirilo Neira Arratia y Sres. regi- dores, en quienes tuvimos el apoyo y estímulo para los arreglos del Fuerte. Es mi deber, además, decir que los hechos históricos que relato, los tomé en gran parte de la Historia General de Chile de don Diego Ba- rros Arana; del Resumen de la Historia de Chile de don Leopoldo Cas- tedo; de la Historia de la Compañía de Jesús en Chile del P. Francisco Enrich y de un artículo publicado en 1942 por el padre Honorio Agui- lera Chávez. Además está el grano de arena que aportó cualquiera que escribió o habló sobre Santa Juana. También agradezco a los directores de las escuelas y liceo, profesores y alumnos y a tantas personas que el espacio no me permite nombrar, pero que saben que tienen en mí a una hija más de este gran pueblo que es Santa Juana de Guadalcázar. 5 LO QUE FUE CATIRAI Y ES SANTA JUANA DE GUADALCAZAR Daremos una imagen de lo que es Santa Juana en la actualidad; se halla a cuarenta y nueve kilómetros de Concepción, siguiendo a la orilla sur del Bío-Bío y a cincuenta kilómetros de ferrocarril, por el lado Norte del río. Su carretera tiene, actualmente, diez kilómetros pavimentados, pero no está lejano el día en que esté completa. Durante todo el camino, se viene orillando el Bío-Bío, que frente a Santa Juana, tiene unos islotes, que a distancia semejan barcos. Llegan- do a Santa Juana, la primera impresión que se recibe, es que es un pueblo "verde"; verde, por su exuberante naturaleza. Se ve verdor donde se mire. Es un pueblo de un largo y glorioso pasado; y prueba de esto, es ese gran monumento histórico que tiene en el Fuerte de Santa Juana de Guadalcázar. En este Fuerte, todavía se puede apreciar, entre su cons- trucción de piedras y cimientos de lo que fueron las casas, restos de una pasada epopeya. En los hechos históricos que se conocen, podemos dar- nos cuenta que la historia del Fuerte caminó al unísono con la de sus habitantes. A los pies de este Fuerte hay una honda y preciosa laguna, hermana gemela de otra que hay al frente, a través del río, en Talcamávida. Existe una leyenda de estas lagunas, que se ha transmitido de genera- ción en generación y es ésta: "Primitivamente Santa Juana se llamaba "Valle de Catirai", y sus habitantes eran los indios Catirayen. Bravos y feroces no se doblegaron nunca ante el invasor. Frente a ellos, a través del Bío-Bío, vivían los Tralcamahuidas (Tralca, trueno; mahuida, mon- taña) . Ambas tribus dominantes eran rivales irreductibles entre sí. So- lían defenderse en mancomún contra enemigos foráneos, pero seguían conservando enemistad a muerte entre ellos. Luchas constantes avivaban el odio de las tribus, el que ardía como fuego sacro en cada individuo de ellos, de cualquier edad y condición que fuera. Pero el amor, que no sabe de barreras ni odios vino aun a complicar más la existencia de estas tribus, enredando entre sus sutiles lazos a dos flores de ambas. Uno era el hijo preferido y seguro heredero del Cacique de los Tralca- mahuidas, que se enamoró perdidamente de la bella y joven hija del ca- cique de Catirai. Era tal la belleza de esta joven india, que la llamaban, justicieramente "Rayenantu" (Rayen, flor; antu, sol), es decir "Flor Dorada". A su vez el apuesto y robusto mocetón de Tralcamahuida era 6 conocido por "Rayencura" (Rayen, flor; cura, piedra), esto es "Flor Poderosa". Ambos se amaban, a pesar de la inquina ancestral y san- grienta que separaba, más que el Bío-Bío, a ambas tribus araucanas. Se veían escondidos en las riberas, entre los árboles frondosos, siempre ocul- tándose, teniendo cada uno presente el temor de ser sorprendido. En una tempestuosa noche de invierno la joven "Rayenantu" des- apareció. La buscaron afanosamente. Luego se les ocurrió que, deján- dose raptar por "Rayencura" se iba escapando a través del río. Corrie- ron hacia la ribera y lograron distinguir, no obstante la oscuridad, dos cuerpos que nadaban afanosos, poco más allá de la mitad del Bío-Bío. Veloces se lanzaron al agua varios mocetones y nadando vertiginosa- mente, empezaron a disparar sus flechas contra los fugitivos, que se es- forzaban por alcanzar la opuesta orilla. Al vocerío que daban los de Catirai, bajaron los de Tralcamahuida. Se trabó en seguida un feroz combate, en medio de las aguas y la oscuridad de la noche. Las flechas que llovían sobre el río, sobre los dos jóvenes encontraron un blanco fatal. Ambos fueron muertos y su roja sangre se mezcló con las turbias aguas del Bío-Bío. Al darse cuenta ambas tribus de esta tragedia, cesaron la lucha y sólo atinaron a recuperar los cuerpos sin vida de estos jóvenes tan pre- ciosos para ellos. Llegaron a ambas riberas, llorando su dolor y se ins- talaron frente a frente a lamentarse y gemir sus cantos funerarios. V así frente a frente, también, enterraron a los infortunados enamorados. Al clarear el día, el dolido cacique se acercó a mirar la tumba de su hija y vio con enorme asombro que una honda laguna ocupaba el lugar que había servido de sepultura a la joven "Rayenantu". A su vez los Tralcamahuidas gritaban a través del río el mismo asombro. También el lugar donde reposaba "Rayencura", estaba convertido en una inmen- sa laguna. Los aborígenes estimaron que eran los desgraciados amantes que llo- raban su infausta suerte y que seguían comunicándose a través de la inmensidad del río. Ambas lagunas gemelas todavía existen. Hasta el nombre de "Valle de Catirai" (Valle de Flores Cortadas) que llevó hasta que se llamó Santa Juana de Guadalcázar, parece que tuviera relación con esta leyenda.