U N I V E R S I D A D N A C I O N A L DE

INSTITUTO DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y RELACIONES INTERNACIONALES IEPRI ESTUDIOS contenido Colombia-Brasil: distante vecindad se fortalece en la seguridad y el comercio a n á l ı s ı s SOCORRO RAMÍREZ 3 SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2006 N˚ 58 Canje o fusilamiento: los presos políticos en las guerras del siglo XIX p o l í t ı c o MARIO AGUILERA PEÑA 35 DEMOCRACIA COMITÉ E D I T O R I A L La reelección presidencial inmediata y el movimiento FUNDADOR Francisco Leal Buitrago de la democracia en Colombia Universidad de los Andes, departamento YOLANDA RODRÍGUEZ RINCÓN 69 de Ciencia Política

D I R E C T O R Luis Alberto Restrepo IEPRI, Universidad Nacional de Colombia TESTIMONIO EDITORA Diana Marcela Rojas IEPRI, Universidad Nacional de Colombia Transiciones conflictivas: combatientes desmovilizados en Colombia ASESORES EDITORIALES Daniel Pécaut KIMBERLY THEIDON Y PAOLA ANDREA BETANCOURT 92 Ecole des Hautes Etudes en Sciencies Sociales Charles Bergquist Universidad de Washington, Seatlle, departamento de Historia Stathis N. Kalyvas VENTANA DE JÓVENES INVESTIGADORES Universidad de Yale, departamento de Ciencia Política Gonzalo Sánchez Gómez Inequidad, violencia política y el papel de la IEPRI, Universidad Nacional de Colombia William Ramírez Tobón reforma agraria Fundación Seguridad y Democracia, Colombia JAIRO BAQUERO MELO 112 Fernando Cubides Cipagauta Universidad Nacional de Colombia, departamento de Sociología Momentos, escenarios y sujetos de la producción Hugo Fazio Vengoa Universidad de los Andes, departamento de Historia constituyente. Aproximaciones críticas al proceso

ASISTENTE EDITORIAL constitucional de los noventa Carlos Germán Sandoval CAROLINA JIMÉNEZ MARTÍN 132 IEPRI, Universidad Nacional de Colombia

COMITÉ CIENTÍFICO RESEÑAS Thomas Fischer Alemania Klaus Meschkat Alemania Nuestra guerra sin nombre, transformaciones del conflicto en Maria Isaura Pereira de Queiroz Brasil Colombia, del IEPRI Catherine LeGrand Canadá POR: CÉSAR A. RODRÍGUEZ GARAVITO 157 Eric Hobsbawm Inglaterra -Colombia: retos de la convivencia, de Socorro Preparación editorial, diagramación e impresión Ramírez y José María Cadenas Unibiblos / Universidad Nacional de Colombia POR: ROMÁN D. ORTIZ Y FEDERICO RAMÍREZ 162 Distribución El Malpensante Guerras, memoria e historia, de Gonzalo Sánchez Impresa en Colombia, 2006 POR: CARLOS MARIO PEREA RESTREPO 166

Colombia–Brasil: Distante vecindad se

fortalece en la seguridad y estudios el comercio Socorro Ramírez*

RESUMEN Colombia comparte con Brasil la que constituye su segunda frontera en extensión, pero, a diferencia de la más extensa, que lo separa y comunica con Venezuela, a esa colindancia no se le ha otorgado en el país la relevancia que merece, pese a estar ubicada en una región tan estratégica como la Amazonia, no obstante el enorme peso geopolítico y económico de su vecino, y a pesar de que algunas áreas de esa frontera han estado y siguen estando articuladas, de una u otra manera, a flujos internacionales y globales. Historias de ayer y de hoy han incidido para que los dos centros políticos, Brasilia y Bogotá, se comporten como vecinos distantes, desconocidos y temerosos, y que sólo en los últimos años se acerquen mutuamente, urgidos por los problemas de seguridad y motivados por el interés comercial o geopolítico global. Palabras clave: Brasil, relaciones internacionales, América Latina, estudios fronterizos.

[3] –Colombia: Security and trade strengthen their far vicinity

SUMMARY Colombia shares with Brazil the one that constitutes its second frontier in extension, but, contrary to the most extensive that separates it and it communicates with Venezuela, to that boundary he/she has not been granted in the country the relevance that deserves, in spite of being located in such a strategic region as the Amazonia, nevertheless its neighbor’s enormous geopolitical and economic weight and although some areas of that frontier have been and they continue being articulate, in an or another way, to international and global flows. Yesterday histories and of today they have impacted so that the two political centers, Brasilia and Bogotá, behave as distant, unknown and fearful neighbors, and that only in the last years they come closer mutually, urged by the safe-deposit problems and motivated by the global commercial or geopolitical interest. Key words: Brazil, international relationships, Latin America, border studies.

FECHA DE RECEPCIÓN: 15/4/2006

FECHA DE APROBACIÓN: 20/5/2006

* Profesora titular del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) de la Universidad Nacional de Colombia. Este estudio hace parte de la Cátedra de Integración Andrés Bello que se desarrolló en la maestría del IEPRI así como del proyecto “Brasil, la visión de sus vecinos” que contó con el apoyo de Flacso y de la Konrad Adenauer en Brasil, lo que permitió contratar el trabajo que agradezco de Nicolás Cárdenas y Harvey análisis político n˚ 58, Bogotá, Ferrer, quienes consiguieron parte de la información, el primero sobre los septiembre-diciembre, 2006: págs. 3-34 ámbitos fronterizos y el segundo para los mapas. ISSN 0121-4705 ISSN Colombia-Brasil: distante vecindad se fortalece en la seguridad y el comercio Socorro Ramírez

olombia comparte con Brasil la que constituye su segunda frontera en extensión, pero, a diferencia de la más extensa, que lo separa y comunica con Venezuela, a Cesa colindancia no se le ha otorgado en el país la relevancia que merece, pese a estar ubicada en una región tan estratégica como la Amazonia, no obstante el enorme peso geopolítico y económico de su vecino, y a pesar de que algunas áreas de esa frontera han estado y siguen estando articuladas, de una u otra manera, a flujos internacionales y globales. Historias de ayer y de hoy han incidido para que los dos centros políticos, Brasi- lia y Bogotá, se comporten como vecinos distantes, desconocidos y temerosos, y que sólo en los últimos años se acerquen mutuamente, urgidos por los problemas de seguridad y motivados por el interés comercial o geopolítico global. Hasta hace pocas décadas, la historia de Brasil con sus vecinos andino-amazónicos no se había distinguido por un acercamiento amistoso. Las querellas habían comenzado ya con las avanzadas militares portuguesas sobre los territorios amazónicos de España, que habían dado lugar a una ampliación del territorio1, a un conocimiento geográfico-carto- gráfico y a una conexión con la metrópoli lusitana mayor que con la hispana. Las disputas continuaron con la política de asentamientos conducida por Brasil en amplios sectores de la Amazonia, política coronada con negociaciones, a mediados del siglo XIX con Perú y a comienzos del siglo XX con Ecuador, mediante las cuales el gigante amazónico concretó el reconocimiento de sus incursiones. Luego, entre las décadas de 1950 y 1970, Brasil se propuso penetrar y articular la Amazonia mediante el Plan Alto Central, región de las tres 2 [4] mayores cuencas hidrográficas brasileñas: el Plata, el Amazonas y el San Francisco . Los efectos del programa desarrollista fueron múltiples: la instalación de numerosas empresas y la masiva inversión de capitales destinados a la explotación intensiva de la Amazonia trajeron consigo una grave depredación forestal y amplios desplazamientos de grupos indígenas; asimismo, hicieron resurgir entre sus vecinos el temor al “expansionismo bra- sileño”, apoyado ahora en su poderío militar y en la estrecha relación que por entonces mantenía Brasil con Estados Unidos. El disgusto de los países andinos con Brasil se agudizó ante el rechazo inicial de su vecino al proyecto de carretera marginal de la selva, del que se habló en los años sesenta y setenta para unir las regiones amazónicas de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, integrarlas a los respectivos países y conectarlas a través de los Andes con los principales puertos sobre el Pacífico. Y el disgusto daría de nuevo lugar al temor cuando el alza de precios del petróleo en los años setenta llevaría a Brasil a interesarse en sus vecinos andinos poseedores de recursos energéticos y de posibilidades para establecer corredores interoceánicos.

1 Mientras se firmaban los tratados de Tordesillas en 1494, de Madrid en 1750 y de San Ildefonso en 1777, que dividían territorios entre los imperios de España y Portugal, los bandeirantes ampliaban a sangre y fuego la Amazonia durante los siglos XVII y XVIII e implantaban fuertes militares como el de Tabatinga para tomar posesión y desconocían los acuerdos sobre su devolución que se fueron firmando en el proceso de demarcación de la línea limítrofe; GONZÁLEZ Bermúdez, Jorge Luis, Historia de la Amazonia, tomo 4, Bogotá, Ministerio de Educación - Programa Fundación, 1996, p. 65. 2 El plan de integración vial incluía la vinculación del polo industrial del sudeste –Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul– con los principales centros urbanos del noreste, el traslado de la capital a Brasilia y su vinculación por tierra con Belém; la conversión de Manaos en zona franca y el desarrollo de proyectos agropecuarios en la Amazonia; la construcción de la carretera transamazónica paralela al río Amazonas en dirección este-oeste desde Recife en el Atlántico hasta Cruzeiro do Sul cerca de Perú, y de la carretera periférica del norte que bordearía las Guyanas, Venezuela, Colombia y el noreste de Perú. Sólo esta última no logró concretarse; MINDREAU, Manuel, “Relaciones bilaterales Perú-Brasil: en busca de trascender una historia de cordial y mutuo desinterés”, en http:// www.up.edu.pe/serv/boletin/01, 9 de octubre de 2003.

análisis político n˚ 58, Bogotá, septiembre-diciembre, 2006: págs. 3-34 Colombia-Brasil: distante vecindad se fortalece en la seguridad y el comercio Socorro Ramírez

Estas preocupaciones de Brasil motivaron un primer acercamiento a sus vecinos ama- zónicos, que condujo a las negociaciones del Tratado de Cooperación Amazónica (TCA), firmado el 3 de julio de 19783. El Tratado, acomodado al ritmo del interés de Brasil frente a cada país, encuadró las relaciones con los andinos hasta finales del siglo XX4. Después, a mediados de los años ochenta, en el inicio de la transición democrática, Brasil trató de estudios diversificar sus relaciones exteriores; tendió puentes hacia los países asiáticos, africanos y árabes, y se acercó a su antiguo rival, Argentina, para dar comienzo al proceso que con- duciría al Mercosur; frente a los andinos; sin embargo, sólo representó un papel en la búsqueda de acuerdos en el conflicto entre Perú y Ecuador. En cambio, ya desde finales de los años noventa, los gobiernos de Fernando Enrique Cardoso y de Lula da Silva co- menzaron a plantearse una estrategia hacia toda la América del Sur, que le permitiera a su país construir una base regional de articulaciones físicas, económicas y políticas, capaz de sustentar un papel global de Brasil. En ese marco, la nación carioca ha comenzado a mirar finalmente hacia unos países andinos, a los que encuentra sumidos en coyunturas críticas. Entre ellos comienza a descubrir a Colombia, afectada por una prolongada guerra interna que ha crecido en intensidad, que ha multiplicado sus conexiones regionales y que, a solicitud de los gobiernos colombianos, ha atraído la presencia militar estadounidense al continente y la ha aproximado a su baluarte estratégico, la Amazonia5. Del lado colombiano, el interés por las relaciones con Brasil no fue tampoco más intenso en el pasado. Tras la Independencia y hasta bien entrado el siglo XX, Bogotá concentró su atención inicialmente en el Caribe y luego en la región andina, mientras mantenía [5] prácticamente inmodificados sus nexos coloniales con la Amazonia hispana, confiados a las misiones religiosas. Mientras el país se debatía en incontables guerras entre sus distintas regiones y los territorios amazónicos permanecían en el olvido, Brasil concretaba acuerdos con Perú y Ecuador6. A su vez, Perú, que había obtenido de Brasil la libre navegabilidad por el río Amazonas, desplazaba a los colombianos dedicados a la explotación del caucho, ocupaba amplios territorios de Colombia y atacaba, en 1910, el puesto colombiano de La Pedrera7. Presionada por los acontecimientos, Bogotá intentó finalmente hacer una cierta presencia estatal en la Amazonia, más simbólica que real, y trató de avanzar en la

3 Además de Brasil y de los cinco andinos –Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela–, participan Guyana y Suriname. 4 En octubre de 1979, Brasil y el Grupo Andino expresaron su voluntad de cooperar para promover la complementación económica y comercial, conservar y desarrollar la cuenca amazónica, y establecer una postura conjunta en las negociaciones económicas internacionales. En 1980, el Grupo Andino y Brasil acordaron proyectos de integración física; GINO Costa, F., “Rasgos de la política exterior brasilera después de 1964”. Lima, Cepei, 1986; “Perú: Brasil a la búsqueda de un socio amazónico” en Las relaciones económicas y diplomáticas del Brasil con sus vecinos de la Cuenca Amazónica 1974-1985. Documento de Trabajo, nº 9. Lima, Cepei, 1987, pp. 44-62; “Los retos de nuestras relaciones con Brasil”, Análisis Internacional, mayo-agosto. Lima, Cepei, 1995, pp. 74-92. 5 CERVO, Armando Luis y Clodoaldo Bueno, Historia da política exterior do Brasil, 2a. ed., Brasilia, Instituto Brasileiro de Relaçoes Internacionais Universidade de Brasilia, 2002; Política externa do Brasil para o século XXI. Brasilia, Cámara dos deputados, 2003. 6 En 1851, por el tratado Herrera-Da Ponte de Ribeiro, Brasil concedió la libre navegabilidad del Amazonas al Perú a cambio del reconocimiento de su avanzada en territorios hispanos, y trazó como límite entre los dos una línea recta de Tabatinga a la desembocadura del río Apaporis en el Caquetá. En 1904 Brasil logra que Ecuador le haga el mismo reconocimiento. Los mapas con el territorio que habría perdido Colombia y el recuento del proceso están en LONDOÑO, Julio, Cuestiones de límites de Colombia. Bogotá, Ed. Retina, 1975, pp. 64-77. 7 FORERO Román, Luis, La Pedrera. Relato de combates entre colombianos y peruanos en el año de 1911. Bogotá, Editorial Bolívar, 1932.

análisis político n˚ 58, Bogotá, septiembre-diciembre, 2006: págs. 3-34 Colombia-Brasil: distante vecindad se fortalece en la seguridad y el comercio Socorro Ramírez

delimitación jurídica del territorio nacional. Las negociaciones no fueron fáciles. Por una parte, en ellas se enfrentaban dos principios jurídicos contrarios: el lusitano del uti possi- detis facto, que consideraba las tomas de posesión portuguesas como un ejercicio fáctico de soberanía, y el axioma hispano del uti possidetis jure, que defendía los derechos sobre el territorio con base en los títulos de España y sus colonias; por otra parte, las negociaciones debían enfrentar y sortear al mismo tiempo las pretensiones entrecruzadas de los vecinos andinos. Esa intensa pugna por regiones amazónicas y el lamentable legado de problemas de navegabilidad en los ríos comunes obligó al país a dedicar la mitad del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX a la tarea de delimitar su territorio. Esa delimitación se hizo ante todo con Brasil y luego con el resto de vecinos8, y dejó en los andinos, Colombia en particular, la percepción de pérdida territorial9. A través de la negociación, Colombia logró en 1930 que Perú le devolviera el trapecio amazónico, ocupado dos décadas antes por las empresas del caucho. Sin embargo, la recuperación efectiva no fue pacífica. Como reacción, los peruanos habitantes de Loreto ocuparon Leticia, lo que suscitó en 1932 la guerra entre Perú y Colombia, el aumento del nacionalismo en el país, el envío de tropas a esa población y el reforzamiento de su dependencia con relación a Bogotá por razones de soberanía10. No obstante todas estas dolorosas experiencias, tanto esa región como las demás zonas fronterizas de la Amazonia colombiana no han logrado hasta ahora obtener una adecuada presencia estatal ni un lugar destacado en la construcción de la nación. Como “territorios nacionales” pasaron de comisarías a intendencias hasta que la Cons- [6] titución de 1991 las incorporó como departamentos. Pero aun en esta nueva condición han ido quedando relegadas como periferias rurales y se ven continuamente sometidas al vaivén de bonanzas económicas no reguladas, que atraen masas empobrecidas o expul- sadas del interior del país por la violencia. De esta forma algunos ámbitos fronterizos se han ido convirtiendo, en buena medida, en refugio de los tres grandes ejes del conflicto contemporáneo: el fenómeno guerrillero, el empuje paramilitar y la extensión de cultivos ilícitos. Constreñida por las tensiones que dejó la delimitación fronteriza y por la débil articu- lación de la Amazonia al resto de la nación, la relación de Colombia con Brasil careció durante el siglo XX de contenido económico y político significativo. Los contactos entre los gobiernos centrales se mantuvieron al nivel de un mutuo desinterés diplomático, a

8 Los siguientes acuerdos sellaron la delimitación: 1907 Vásquez Cobo-Martins, delimitación Piedra del Cocuy-Apaporis entre Colombia y Brasil. 1916 Suárez-Muñoz Vernaza, delimitación entre Colombia y Ecuador. 1922 Salomón-Lozano, delimitación entre Colombia y Perú. 1928 García Ortiz-Mangabeira, delimitación Apaporis-Tabatinga entre Colombia y Brasil. 1941 López de Mesa-Gil Borges, delimitación entre Colombia y Venezuela. 9 Así lo destaca un historiador local: “A finales del siglo antepasado, el gobierno brasileño, viendo que la Amazonia colombiana estaba bastante descuidada y además tenía mucha riqueza, pensó que podría fácilmente apoderarse de ella. Para tal fin mandó a un grupo de hombres de su ejército equipados con unas cañoneras, que eran unas embarcaciones que tenían a lado y lado cañones, para realizar una misión de reconocimiento. Éstos subieron por todo el río, desde San Gabriel hasta Yuruparí. A su paso, con sus disparos supuestamente ahuyentando al enemigo, hicieron abandonar a los indígenas sus malocas, sus asentamientos que se encontraban a la orilla, los obligaron a ir en busca de nuevos sitios, lejos del Río Grande, quizás a los caños amparados por las dificultades que la selva impone para transitarlos”; BORRERO Wanana, Milciades, Vaupés, mito y realidad. Bogotá, Carlos Garzón, 2004, pp. 35-36. 10 PALACIO Castañeda, Germán, Civilizando la tierra caliente. La supervivencia de los bosquesinos amazónicos, 1850-1930. Bogotá, Comunican, 2004.

análisis político n˚ 58, Bogotá, septiembre-diciembre, 2006: págs. 3-34 Colombia-Brasil: distante vecindad se fortalece en la seguridad y el comercio Socorro Ramírez no ser en el tema cafetero, campo en el que los dos países se convirtieron en fuertes com- petidores. Al finalizar el siglo pasado, el desinterés empezó incluso a trastocarse una vez más en temor entre algunos sectores de ambos países. Del lado brasileño, surgió recelo ante la política de seguridad aplicada por los últimos gobiernos colombianos para hacerle frente a la guerra interna, política que se ha traducido en la militarización de algunos estudios ámbitos amazónicos en la perspectiva de la lucha contra las drogas y la subversión, y, pa- ralelamente, en una seria presencia militar de Estados Unidos en esas mismas áreas; del lado colombiano, prevención ante una posible identificación del gobierno de Brasil con la postura venezolana de neutralidad ante el conflicto. El temor mutuo empezó a cambiar, sin embargo, cuando los dos gobiernos, de Lula da Silva y de Álvaro Uribe, pese a sus discrepancias políticas, o tal vez por ellas, comenzaron a ver en el otro un potencial socio central para el desarrollo de sus propias estrategias: el colombiano, para la aplicación de sus políticas de seguridad, y el brasileño, con relación a sus pretensiones comerciales y geopolíticas. Así, desde 2003 se han incrementado las acciones conjuntas frente a los pro- blemas de seguridad transfronteriza y las definiciones en torno a la integración comercial, relacionadas con tendencias globales que exigen estrategias de inserción compartidas. El mutuo acercamiento no se extiende, sin embargo, a la actuación de los gobiernos en los órganos multilaterales, donde han aumentado las divergencias políticas entre ambos países. Así lo veremos en este trabajo, que presenta una revisión preliminar de las actuales relaciones bilaterales en sus diversos niveles y dimensiones, organizada en dos partes: en primer lugar, se analiza la vecindad derivada de las interacciones fronterizas, migratorias y [7] diplomáticas, y, luego, se ilustran los dos factores que han dinamizado en los últimos años la relación: la seguridad y el comercio. El ensayo concluye con algunos interrogantes que los acercamientos y divergencias entre ambas naciones dejan planteados.

I. LAZOS FRONTERIZOS, MUTUO DESINTERÉS Y DISCREPANCIAS INTERESTATALES Una primera ubicación de los ámbitos compartidos y de las relaciones binacionales nos permite analizar los rasgos centrales de la vecindad colombo-brasileña en la que contrastan tres fenómenos: la articulación transfronteriza a nivel poblacional y ambiental e incluso internacional de algunos de los tres ámbitos fronterizos comunes generados por los 1.645 km de línea limítrofe, y su aislamiento con relación al resto de Colombia; la baja migra- ción binacional aun en épocas en las que ha aumentado el éxodo de colombianos; y el acercamiento diplomático entre las dos naciones, más bien rutinario, adelantado mediante mecanismos binacionales poco dinámicos y atravesado por simultáneas discrepancias en ámbitos multilaterales.

1. Una frontera amplia y diversa A lo largo de la frontera colombo-brasileña podemos establecer tres grandes ámbitos tradicionalmente invisibilizados por la lejanía política entre las capitales, y de éstas con las zonas fronterizas de los dos países11. Algunos de estos espacios han permanecido histórica- mente muy articulados a procesos internacionales y globales, bien sea por la extracción de recursos estratégicos o bien por la percepción de la Amazonia como área de reserva para la supervivencia de la humanidad. Todos los ámbitos fronterizos exhiben gran riqueza

11 PINTO Coelho, Pedro Motta, Fronteiras na Amazönia: un espaco integrado. Brasilia, Fundação Alexandre de Husmäo- Instituto de Pesquisa de Relações Internacionais (IPRI), 1992.

análisis político n˚ 58, Bogotá, septiembre-diciembre, 2006: págs. 3-34 Colombia-Brasil: distante vecindad se fortalece en la seguridad y el comercio Socorro Ramírez

ambiental y cultural12 junto a una baja población y una precaria presencia estatal. Dos de ellos tienen áreas que comparten una condición trinacional. La débil presencia de los estados no ha facilitado la regulación de las actividades extractivas por parte de la pobla- ción local, abre espacio a conflictos transfronterizos, y propicia, del lado colombiano, la activa presencia de grupos irregulares. Tres departamentos colombianos: Guainía, Vaupés y Amazonas, están implicados en la vecindad con el estado brasileño del Amazonas.

Las tres caras de la Piedra del Cocuy El primer ámbito incluye territorios del departamento de Guainía en Colombia, y algu- nas de sus áreas comparten ciertas características con los estados de Amazonas en Brasil y Venezuela en torno al hito fronterizo de la Piedra del Cocuy, formación geológica de 400 metros de altura, que se ubica en las cercanías de la frontera tripartita y de dos importan- tes ríos: el Guainía o Negro como se lo conoce en Brasil –con 2.253 km de extensión, el Negro desemboca en el Amazonas–, y el río Casiquiare, que permite navegar entre los ríos y Amazonas, y ofrece grandes posibilidades para el comercio trinacional13. Esta zona, con muy baja población incluso en el otrora fuerte de San Felipe, Naquén, Tuparro y Campo Alegre, ha sido habitada fundamentalmente por indígenas que ocupan territorios fronterizos de los tres países y que pertenecen al grupo Curripaco, el cual incluye a los subgrupos , Karupaka o Kurrin y Karry-Karutama, quienes pertenecen a su vez a la familia lingüística Arawak14. Desde el punto de vista socioeconómico, la explotación del oro del lado colombiano desde la última mitad del siglo XX ha provocado una intensa [8] actividad minera transfronteriza con su consiguiente colonización, que ha generado no sólo conflictos interétnicos dado que se efectúa en zona de resguardo indígena, sino tam- bién disputas entre garimpeiros brasileños y mineros colombianos y venezolanos15. Del lado colombiano, los cultivos de coca y la presencia de grupos armados irregulares en algunas áreas de este ámbito han afectado la vida de las poblaciones y del medio ambiente16.

12 FRANKY Calvo, Carlos E. y Carlos H. Zárate Botía (eds.), Imani mundo. Estudios en la Amazonia colombiana. Bogotá, Unibiblos, Universidad Nacional de Colombia, sede Leticia, 2001. 13 GONZÁLEZ Bermúdez, Jorge Luis, ob. cit., p. 74. 14 CASTRO, Luz Marina, “Curripaco”, en María Eugenia Romero Moreno (coord.), Geografía humana de Colombia. Región de la Orinoquia, tomo III, vol. 1-2. Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1993, p. 195. 15 ARIZA, Eduardo, Atlas cultural de la Amazonia colombiana: la construcción del territorio en el siglo XX. Bogotá, Corpes de la Orinoquia - Corpes de la Amazonia - Instituto Colombiano de Antropología - Ministerio de Cultura, 1998, p. 121. 16 OCAMPO, Sergio, “Orinoco: la frontera remota con Venezuela, Los confines de Colombia”, en separata El Tiempo, 10 de agosto de 2003, p. 7.

análisis político n˚ 58, Bogotá, septiembre-diciembre, 2006: págs. 3-34 Colombia-Brasil: distante vecindad se fortalece en la seguridad y el comercio Socorro Ramírez

Mapa 1. Las tres caras de la Piedra del Cocuy estudios

Fuente: Mapa construido para este trabajo a partir de Encarta 2005.

De la Orinoquia a la Amazonia [9] La parte oriental del Vaupés y el Amazonas en Colombia y el occidente del estado de Amazonas en Brasil albergan la selva de transición que une a la Orinoquia con la Amazo- nia y poseen características de ambos ecosistemas, aunque predomina la segunda desde el punto de vista geográfico. La inscripción de esta zona dentro de la Orinoquia se explica por razones de tipo económico y político, por cuanto su vínculo comercial y cultural se asimila más al epicentro llanero que al prototipo amazónico gracias a que las vías aéreas conducen al departamento del Meta, mientras sus vínculos económicos y culturales son débiles con la Amazonia17. En contraste con la carencia de vías terrestres, la región se encuentra articulada a través de importantes ríos –Vaupés o Uaupés, Apaporis, Caquetá o Japurá de acuerdo con sus nombres en Colombia y Brasil–, navegables durante ocho meses al año, lo que permite las travesías de pueblos indígenas ubicados en afluentes, caños y quebradas así como de colonos y mercancías18. Este ámbito había sido habitado fundamentalmente por grupos indígenas de las fami- lias lingüísticas Tukano-Arawak, y Bakú, esta última caracterizada por su constante errar por la selva interfluvial19. En 1910 se creó la comisaría del Vaupés, que hasta 1963 incluyó territorios de Guainía y hasta 1977, de Guaviare. Por los constantes problemas con po- bladores brasileños inicialmente se dejó como capital a Yavaraté por estar situada en toda

17 Consejo Regional de Planificación Económica y Social, La Orinoquia colombiana: visión monográfica. Bogotá, Corpes Orinoquia, www.banrep.gov.co/, 1997, 4 de abril de 2005. 18 Corpes de la Orinoquia, Plan de desarrollo departamental. Vaupés, biodiversidad para el futuro. Bogotá: Editorial Géminis, 1994, p. 38. 19 ARANGO Ochoa, Raúl, Los pueblos indígenas de Colombia 1997: desarrollo y territorio. Bogotá, Departamento Nacional de Planeación (DNP), 1998, p. 307.

análisis político n˚ 58, Bogotá, septiembre-diciembre, 2006: págs. 3-34 Colombia-Brasil: distante vecindad se fortalece en la seguridad y el comercio Socorro Ramírez

Mapa 2. De la Orinoquia a la Amazonia

Fuente: Mapa construido para este trabajo a partir de Encarta 2005.

20 [10] la línea limítrofe , pero luego fue sustituida por Mitú, que había sido creada en 1936, aunque esta población se halla un poco apartada de la “raya”, como simbólicamente la denominan los habitantes fronterizos. Esas dos poblaciones junto a Taraira y Pocoa han atraído colonos a raíz de las distintas bonanzas no reguladas y de la violencia partidista de mediados del siglo XX. El aislamiento de este ámbito del resto de Colombia sigue siendo notorio, ya que sólo cuenta con una vía apenas carreteable que comunica Mitú con la comunidad de Monfort en la frontera con Brasil sobre el río Papurí. Tampoco cuenta con un sistema productivo autosuficiente, por lo que el suministro de alimentos se hace por vía área desde el interior de Colombia, lo que ocasiona un fuerte incremento de los costos de los productos básicos. La región ha vivido cuatro bonanzas que han alterado su población y sus ecosistemas, y han generado colonización y violencia. Primera, la del caucho, que tuvo dos momentos: entre 1890 y 1920, y luego, a mediados de los años cuarenta del siglo pasado, como pro- ducto de la demanda de la posguerra. Segunda, la de las pieles, entre 1960 y 1970, que agotó las especies nativas y afectó el equilibrio ecológico. Tercera, la del oro, en Taraira, desde mediados de los ochenta, y, tras su agotamiento, la explotación de otros yacimien- tos a lo largo del ámbito fronterizo21. Cuarta, la de la coca, desde finales de los ochenta.

20 BORRERO Wanana, Milciades, ob. cit., p. 301. 21 Así lo destaca un estudio sobre el tema: “En la serranía de Naquén el descubrimiento de oro tuvo lugar en los años ochenta, y su explotación durante dos años estuvo en forma exclusiva en manos de algunos asentamientos de indígenas curripacos. Sin embargo, hacia 1983 mineros buscadores de fortuna –muchos de ellos brasileños conocidos como ‘garimpeiros’– llegaron a la zona introduciendo cambios en la forma de explotación. Asimismo se alteró el orden social, con altos índices de violencia. La línea divisoria entre Colombia y Brasil se torna difusa, y de hecho se presentan desplazamientos permanentes a territorio colombiano por parte de los ‘garimpeiros’… A pesar de las medidas de control, tanto de los indígenas como de las autoridades ambientales, en la actualidad se presenta una mayor tecnificación de los mineros, que están introduciendo maquinaria con mayor capacidad de explotación”. ARIZA, Eduardo, ob. cit., p. 120.

análisis político n˚ 58, Bogotá, septiembre-diciembre, 2006: págs. 3-34