LA GLORIA EN UN PARTIDO Llego En Un Gran
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97 LA GLORIA EN UN PARTIDO Llego en un gran momento de forma; también en plenitud profesional; y, ¿qué quieres que te diga?, los equipos ingleses siempre se me han dado bien. Seguramente, porque los conozco en profundidad. Así, que, en cierta medida, estaba señalado para esta final. 97 98 Con el 5, Nayim Cedrún; Belsué, Cáceres, Aguado, Solana; Nayim, Aragón, Poyet; Pardeza, Higuera y Esnáider. Ya lo ha anunciado el míster: juegas, Gigi, ¿qué se siente? Nos lo ha comentado en el hotel, apenas un poco antes de tomar el autobús hacia el estadio. Estoy contento, pero, si te digo la verdad, ya lo esperaba: uno va conociendo los métodos de trabajo del entrenador; y también los gustos de Víctor Fernández. Conforme a lo que se había visto a lo largo de los días de trabajo, estaba convencido de que iba a jugar. Lo contrario, sin duda, hubiera sido un palo; pero siempre he procurado respetar las decisiones de cualquier entrenador. 98 99 Es que me encuentro bien, muy bien. Llego en un gran momento de forma; también, en plenitud profesional y, ¿qué quieres que te diga?, los equipos ingleses siempre se me han dado bien. Seguramente, porque los conozco en profundidad. Así, que, en cierta medida, estaba señalado para esta final, en la que tenemos que romper el maleficio del estadio del Parque de los Príncipes. De viaje hacia el estadio, ya en el autobús, ¿en qué piensas? Hace un rato, seguramente, en el rival. Pero conforme nos adentramos en París, me admiro de toda esa gente vestida de azul y blanco que nos aclama, que nos grita, que nos apoya. El fútbol es un fenómeno extraño: es capaz de unir a miles de personas de distintas edades, estratos, formas de pensar... bajo unos mismos colores. Pienso en todos esos miles de seguidores que han venido desde Zaragoza, desde todo Aragón, para asistir a la final, para arroparnos, para llevarnos en volandas. Y lo que no me voy a permitir es defraudarlos. Hay decenas de grupos de seguidores que caminan ya hacia el estadio y que prorrumpen en gritos de ilusión, de emoción, sólo con ver pasar el autocar del equipo. Conmueve y, al mismo tiempo, da fortaleza. Es un respaldo a la responsabilidad, a mi responsabilidad. Me ha impactado el rugir del estadio cuando ya fuera del autobús, hemos accedido al terreno de juego: faltan aún horas y toda la parte que corresponde a la afición zaragocista está poblada de seguidores que no paran de cantar, de gritar, de animar... Nuestra llegada ha despertado un clamor increíble. Lo refrenda el técnico, Víctor Fernández: “Ha sido una de las sensaciones más impresionantes que he vivido en mi vida”. “Yo -aporta Cedrún- me quedo con esa imagen del abuelo y el nieto, emocionados, casi llorando, 99 100 instalados en la puerta del Parque de los Príncipes. ‘Va por vosotros’, pensé al verlos, y no creo que esa imagen pueda borrarse de mi cabeza”. ¿Impresiona el vestuario de un escenario de la final de la Recopa? Ya hemos estado en Rotterdam, en un gran campo; y hay escenarios que también en España tienen señorío. Me sorprende ver la ropa dispuesta con el número y el nombre de cada jugador en la espalda: ¿y si alguien se lesiona en el último instante? Aún así, es bonito. El 5. Nayim. ¿Por qué? Es normal: los centrales juegan con el 4 y el 6 y yo tomo el 5 en el centro del campo. Ya le he dado vueltas al planteamiento: la izquierda es el terreno natural de Dixon –con el que siempre he tenido una singular rivalidad- y procuraré tomar de pareja a Keown. Eso le dará cierto respiro a Santi Aragón. Un sueño y la realidad ¿Ya has jugado el partido? Más bien, ya lo he soñado. Aunque los sueños siempre son mucho más bonitos que la realidad. O, al menos, lo que eres capaz de imaginar: a mí, lo que me importa es ganar. Y ofrecerle el triunfo a esa afición que se ha negado a dormir, a descansar, para que nosotros disfrutemos de la garantía de su fortaleza. Vestirse es un ritual y cada uno tiene el suyo. Se respeta mucho cada gesto, cada manía, cada movimiento, a veces extraño. Forma parte de la confianza de un futbolista: cada jugador tiene sus amuletos, sus objetos de la suerte que, sin duda, condicionarán también su actuación en el partido. Es un elemento psicológico de gran trascendencia en cada persona. Hace fresco, pero la temperatura es ideal para jugar un partido. En torno a 14 grados. Me preocupaba que lloviera: ellos están mucho más preparados para jugar en campos blandos, a los que están acostumbrados; y, a 100 101 nosotros, nos costaría desarrollar nuestro juego. Los pronósticos, de todas formas, eran buenos; y todo ha quedado refrendado al mirar al cielo esta mañana. Víctor Fernández repite las cosas, las explica con vocación casi pedagógica. Es muy pulcro, muy meticuloso, y se empeña es desgranar las indicaciones. ¡Tiene mérito este entrenador! Yo con él he vivido un título de Copa del Rey y esta final, además de ese impresionante tercer puesto en Liga la pasada campaña. Tiene claro qué es lo que quiere y cuál es el camino para llegar a ese objetivo. Es, sin duda, el gran protagonista de esta aventura. “A calentar, a calentar”, me rescatan de mis pensamientos. Salir ahora al campo nos va a permitir calibrar el ambiente que se va a vivir en el Parque de los Príncipes durante el desarrollo del partido. Ruge aún más, si es posible, este escenario en el que debemos romper con la mala suerte endémica de los equipos españoles. Aquí no se gana desde que Maceda marcó ese gol maravilloso a Alemania en la Eurocopa de 1984. Pero, ¿para qué están las estadísticas? Déjame caer en los lugares comunes: para romperlas. ¿Qué te ha dicho el míster? Lo que ya sabemos: va a ser un partido muy duro, trabado, complicado; en el que se empeñarán en no dejarnos realizar nuestro juego. Pero si somos capaces de jugar como sabemos, podemos ganar. “¡Este partido lo vamos a ganar!” Suena casi como ese estruendo del estadio: “¡Este partido lo vamos a ganar!”. Grita el Parque de los Príncipes, el corazón de Europa, con ese rugido del león zaragocista: aquí ha venido Aragón entero para arropar al 101 102 Real Zaragoza en el hito más importante de su historia, en una gesta del fútbol español que hoy se ha vestido de blanquillo. Entre ese estruendo, se hacen eco las palabras de Víctor Fernández: “Tenemos que mantener nuestro estilo e identidad. Que sea el Arsenal el que se preocupe de nosotros. Hay que canalizar el juego desde atrás: a base de control del balón, romper su presión y estar listos en el contragolpe”. Hay veces en las que la ruleta de los partidos, un calendario apretadísimo, no te permite conocer todos los entresijos del rival. Cuesta concentrarse al máximo, a pesar de que un profesional sabe dar lo mejor de sí mismo. Hoy es imposible dejar un ápice de concentración. Veo a los míos en la grada y les hago un gesto de saludo: “Gracias por estar ahí, conmigo, en este momento”. Pero la cabeza se desplaza poco más allá: estoy metido en el campo, en el rival y me siento aupado por la afición. “A última hora -interviene Santiago Aragón- le he pedido a mi mujer que venga. Ha tomado el vuelo del último instante, después de poder dejar a buen recaudo a nuestra pequeña”, esa niña bautizada en la religión del fútbol en Stamford Bridge. Son respaldos morales necesarios, imprescindibles en cada persona. Al margen de que, como Aragón, tenga ya sobre sus espaldas la ‘costumbre’ de grandes citas que le ofrece un equipo como el Real Madrid, su escuadra de procedencia. Han venido los nuestros, los más cercanos, los que queremos. El calentamiento es el último instante de paz previo a la batalla: un saludo, un empujón de la mirada, un hasta luego. Y es también el momento de estrechar la mano de esos viejos rivales, viejos amigos, nuevos contrincantes en esta gran puja continental: Wright, Dixon, Seaman, Keown… 102 103 Última visita al vestuario, a ajustar la vestimenta… y al ruedo. A la presentación oficial, con las dos formaciones sobre el terreno de juego. José Ángel de la Casa, en Televisión Española, hace la puesta de largo: “Este Real Zaragoza, tercer clasificado en la Liga española, es presentado con todos los honores en Francia, como un cóctel de un gran equipo armonioso que tiene grandes virtudes, ofrecidas ya anteriormente por equipos como el Milán de Sacchi, el Parma de Scada o el Barcelona de los mejores momentos de Johan Cruyff. Dirigido por el joven técnico Víctor Fernández, un gran admirador del juego de ataque, es espectacular este Real Zaragoza que ha reencontrado el lustre que tuvo a principios de los sesenta, en la época de los Cinco Magníficos”. Vuélvete y mira los millones de ojos que se clavan en tu espalda. ¿Te impresiona? Hay que estar preparado y el reto está claro: jugar, desplegar nuestro estilo e intentar ganar… por calidad. ¿No lo ves así, Juan? Y Esnáider mira con esos ojos que atraviesan el alma: “Estamos tocando, acariciando con las manos un título de mucho calibre y esta oportunidad no la vamos a desaprovechar”. Pita Piero Cecarini. Un italiano. Sacan ellos. Saca Hartson. Oye, ahí tienes a Wright, que ha marcado en todos los partidos en los que ha jugado. Tenemos buena relación. Es un peligro. Además, está muy motivado: ya se perdió la final del año pasado, ante el Parma, por acumulación de amonestaciones.