Carlos Ímaz Gispert
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Carlos Ímaz Gispert 1 Carlos Ímaz Gispert. Se autoriza la reproducción total o parcial de esta obra sin fines de lucro. Primera edición, agosto de 2017 Cantidad de ejemplares: 1.000 ISBN: 978-607-29-0712-6 Diseño: Gráfika Nahuel Impreso: Comercial Nahuel Amunátegui Nº 31, Of. 40 Santiago de Chile Fono: 226330234 Email: [email protected] 2 Como la sombra de la memoria viva vuelve al combate frontal Manuel Rodríguez; alto y duro como un rayo interminable en contra del mismo tirano inmemorial. Vuelve encendiendo la guerra necesaria, trae en las manos el fuego que castiga, viene y va con sus milicias invisibles para señalar que un hombre nuevo crecerá… Fragmento del Himno del Frente Patriótico Manuel Rodríguez Autor: Patricio Manns 3 4 Prólogo La historia sobre la resistencia que dio el pueblo chileno contra la dictadura, aún mantiene períodos de absoluta oscuridad. Bajo un serio y acucioso análisis, podría incluso llevar a la conclusión que responde a una estrategia cuidadosamente diseñada para ocultar los verdaderos episodios ocurridos antes, durante y después del golpe de Estado al gobierno de Salvador Allende, mismo gobierno que por primera vez dio un realce y alto protagonismo al movimiento popu- lar. Develar este manto permitiría en el presente, tal vez, explicar la defensa al sometimiento neoliberal que hacen respetables políticos de diversas tendencias. Las enseñanzas, las experiencias, los errores y aciertos de un enfrentamiento que comenzó el mismo 11 de septiembre de 1973 de- bieran ser parte importante del capital cultural de esta sociedad. Los testimonios y las fuentes de este pasado reciente están ausentes del gran relato histórico y bibliográfico, y ello también podría explicar, bajo este prisma resquebrajado, el sentido que se ha dado al camino y al discurso oficial posdictatorial. En este contexto, una vez más la asertiva pluma de Carlos Ímaz Gispert, licenciado y maestro en sociología de la Universidad Autó- noma de México (UNAM), quien se ha dedicado al rescate del tes- timonio íntimo de los protagonistas de diversas luchas armadas en América Latina, nos trae la necesaria mirada de uno de esos tantos hombres y mujeres rebeldes que ha parido el pueblo chileno. Carlos Ímaz Gisper, invisible en su voz mexicana, nos lleva por este relato en primera persona, desde los ojos de un joven de origen humilde, popular, sureño, sin pausas y sin respiro, nos introduce cro- nológicamente al proceso paulatino de la resistencia armada durante la dictadura en general, y al nacimiento del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) en particular. Nos guía por los aromas del embra- 5 vecido mar del sur; nos traslada a la vereda caliente de la capital; logra situarnos en la piel herida de este héroe irreverente y nos hace sentir el incesante dolor de la tortura, para luego saltar a la alegría de vivir, siempre bajo la férrea disciplina consciente que lleva Miguel. Actualmente Miguel Montecino, leal a sus convicciones, enfren- ta una nueva batalla en su injusto encarcelamiento en México; sin duda hombres corajudos, con su visión y experiencia hacen falta en este país, y debiera ser también un deber moral de los y las chilenas, sumarse a la campaña por su libertad, porque tener a estos comba- tientes en Chile es parte de la reparación que aún sigue pendiente. Miguel Montecino, el “Gitano” para sus compañeros y compa- ñeras de tantas batallas, nació con la marca de la explotación en las minas del carbón en el sur de Chile. Este sino, fue su motor impul- sor. La pobreza, su convicción de luchar por cambiar el mundo. In- quebrantable en su moral y principios, nos hace transitar por sinuo- sos e incipientes senderos organizativos, nos hace mirar el triunfo de Allende desde sus ojos de niño, logra transmitir la alegría y la esperanza que significó para los más pobres del país, desde uno de los lugares más segregados. Con el proyecto tumbado por una sangrienta dictadura, el niño se vuelve adolescente y sabe que debe hacer algo contra la igno- minia. Su preparación autodidacta se va a multiplicar por cientos en el resto del país. De su mano, y a través de sus ojos se retrata una realidad devastadora que no solo es acompañada de explotación, hambre, miseria, sino también del terror, de una política sistemática de violación a los derechos humanos más fundamentales. La contingencia política marca al país y produce una evolución en el partido político en el que decidió entrar a militar, el Partido Comunista de Chile (PCCH). No hay pudores en señalar los errores, en marcar los aprendi- zajes, detenerse a mostrar en detalle cómo se forja un combatiente. Simón Rodríguez, maestro de libertadores estará sin duda orgulloso 6 que su máxima “O inventamos o erramos” haya sido la impronta de jóvenes mujeres y hombres que se dieron a la tarea de reconstruir la organización, de apuntalar la movilización, de crecer en las acciones audaces diarias y sobre todo y ante todo, tener el coraje y la valentía de aceptar los errores como parte del aprendizaje. La historia de Miguel Montecino podría ser la de cualquier otro hijo o hija de esta tierra que ha visto su patria asolada por las injusti- cias, por el terror y la intervención de las fuerzas armadas en contra de un pueblo siempre desarmado, podría ser, pero hay que decir que el Gitano, es también uno de esos hijos excepcionales que además mira las últimas décadas con rigor de combatiente experimentado. Jefe militar del FPMR, respetado por sus compañeros y compañeras, fue también el jefe militar de una de las operaciones más bellas que ocurrieron a finales de la dictadura, la fuga de 49 prisioneros políti- cos de la Cárcel Pública de Santiago. Su historia, como la de tantos o tantas otras que siguen en el ano- nimato, es vital para comprender que la resistencia armada contra la dictadura de Pinochet fue de más a menos, que se dio en un contexto histórico determinado y fue empujado desde abajo, incluso mucho antes que el PCCH decidiera dar un giro en su política y consolidar la Rebelión Popular de Masas (RPM). La autodefensa, nos grafica el Gitano, fue una necesidad que surge desde las bases, se perfecciona en la tarea cotidiana desde las células, desde las Unidades de Combate (UC), desde los Grupos Operativos, hasta fortalecer el aparato militar del Partido. Puestas así las cosas, el nacimiento del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) es solo la culminación de una decisión políti- ca que había sido antecedida como una necesidad en los territorios. Contar esta historia es un deber con el pueblo. El FPMR, hijo no reconocido del PCCH, está lleno de cuentos de coraje, resistencia, pero también de mucha lucidez, por ello su posterior fraccionamiento y desmantelamiento no solo causa dolor 7 en las memorias de los y las combatientes, sino que aún tiene a los responsables políticos ocultos en las sombras, bajo el manto de “la transición”. Miguel Montecino, nos ilustra sobre el papel del Parti- do Comunista y declara abiertamente su decepción política, no con los militantes de ese partido, sino con sus dirigentes a los que señala como los principales estrategas en invisibilizar el rol libertador que tuvo el FPMR. Este libro no es solo un relato de época, es además un manual para las nuevas generaciones. Riguroso en el detalle, constante en la autocrítica y necesario en la reflexión que alecciona un aprendizaje para este presente futuro. Este libro que hoy ve la luz nos hace tocar vidas, expone en for- ma descarnada cómo se vivió la resistencia armada, con dignidad, con astucia, el desarrollo de habilidades, la luminosidad del ingenio, la fortaleza de sobreponerse al dolor, y pese a todo, la alegría de seguir vivo, con el peso de muertos queridos que siguen cargados en el hombro izquierdo, pero también nos hace un urgente llamado a reflexionar sobre estos gobiernos posdictatoriales que continuaron bajo el dominio neoliberal utilizando las mismas prácticas represi- vas, entre ellas la tortura, para someter a sus enemigos políticos. Este libro debiera ser el principio de cientos de historias que re- construyan la gran historia de la resistencia armada, en que hombres y mujeres tomaron la decisión política de enfrentarse, sin dudar, a una de las dictaduras más temibles, cargados de convicción de que en la lucha se suma y sigue… Sandra Trafilaf Yañez 8 En un día de imposible memoria para mí, nací chileno en una pe- queña ciudad costera llamada Coronel. Lugar donde habitan algunas de las personas más pobres de mi país y que tienen como su principal fuente de empleo las minas de carbón. Desde entonces, recién em- pezada la segunda mitad del año 1959 y hasta mi adolescencia, viví ahí, en el cerro Merquín, pegadito al cementerio, en el callejón 6 de un lugar al que no sé quién ni por qué nombró Villa Alegre. Nunca conocí a mi padre biológico; mientras que a mi madre, que trabajaba como empleada doméstica de planta en Chiguayante, la veía poco. Por lo tanto, mis padres fueron mis abuelos maternos y sus hijos, o sea mis tíos, fueron mis hermanos, su casa era mi casa y su vida la mía. Eran originarios de Hueñivales, una pequeña locali- dad chilena precordillerana, mayoritariamente poblada por campesi- nos y perteneciente a la comuna de Curacautín, ubicada en la región de la Araucanía, a un costado de los volcanes Tolguaca y Lonquimay y cerca de la frontera con Argentina. Mi padre1 era campesino, mis hermanos eran mineros y mis her- manas estudiaban por la mañana y luego laboraban de empleadas domésticas. De pequeño, yo vendía flores, frutas, agua o lo que se pudiera para poder sacar algún dinero.