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LA NUEVA ESPAÑA — &—J , COMARCAS 19 LJxü «Somos en el pueblo sólo cuatro mujeres, y origen debe de est c g p - no precisamente muertas, estamos vivas», te», sentenciaJose¡oanso. « i, p o a tana entre Aiianae cuy aenomina- dice manca Lago. «r.ueron ires j q encontrar el sitio donde tienen archivado cion es presagio de cosas tremendas, horri­ se rerugiaron un ía n y y éso», replica Manuel Villanueva, Así se es- bles y evocadora de los títulos con mayor nieJ-oi^s arrasitro ai pozo , pe Yanez. «Dicen de esas cosas, pero el deia montanlasturiand, la del mítico Pozo 1 t H r t ' c o oso toponi o. El secreto del Pozo de las Mújeres Muertas M curioso^ topónimo de este puerto ae montaña entre iotas y uande,, mitad leyenda mitad degeneración lingüística, provoca cacia invierno rnuiiiiucí de namacias para conocer su origen

Allande / , Jorge JARDON El nombre y el lugar tienen tal impacto que a nadie se le ocurre pensar que el Pozo de las Mujeres Muertas, esa altitud que'siempre resuena en tiempo de copos, ten­ ga su origen en un accidente cual­ quiera, al azar, o en una causa natural. Todo el mundo se sacu­ de y su imaginación marcha siempre hacia los lugares más macabros del pensamiento y ali­ menta historias marcadas por el sino de la tragedia hacia unas mujeres que nunca existieron. El Pozo de las Mujeres, un puerto de montaña de sólo 1.098 metros, está enclavado en una es­ pecie de nudo que amarra a tres concejos, Cangas-del , Ibias y , y que, de ser un lugar semidesconocido del que muy pocos habían oído ha­ blar, incluso en , pasó a recobrar personalidad a medida que empezaron a alcanzar mayor difusión los partes meteorológi­ cos sobre el estado de los puertos en épocas de nieves. Su anónima existencia empieza a tomar vida cuando asoman los rigores del in­ vierno y en toda España se ente­ ran de que no se puede circular por un lugar tan siniestro, en el JOHCFJAnDOH que existe un pozo en el que hubo Guadalupe Yáñez. que cree a pie jüntillas en las leyenda del pozo. A la derecha. Blanca Lago con su hijo, que recuerda relatos de origen morisco ligados a mujeres muertas. Desde el calor las mujeres muertas. del hogar, millares de personas se hacen la misma reflexión y todos explica Guadalupe Yáñez. Aun- se preguntan el por qué del nom­ • t h A bre y comentan qué habría pasa­ ñera hallaron la muerte las íníor- do en el lugar para tan macabro tunadas mujeres, oyó hablar de topónimo. que se habían refugiado del frío en una oquedaj dj dJ e ila s minas y Qué carta quedarse 1 1_ \' * A i • que las había arrastrado la nieve Pues bien, la respuesta tampo­ y el hielo. Otra mujer, que no co parece del todo clara y todo se ... . l ' ^ul \ A A í n mueve entre la leyenda, la ímaá- . ., . . . ., ' . 11 ' •'' a111^65 1^c!°n, de8e" «Siempre oí que eran de Africa y neracion de las palabras con los l t l usos. Resulta difícil saber con que as ma r • p q - ' t A p tl a11 b u i nía un conar tan oue q¡ , este misterio, el tremendismo que h l l d i íí j á , i s , , lieron rodando por el pozo y sean la causa de tanta atracción y l 'd l ' A " t l ' t nupca en a vi a ap . o •'q Pl r . i rero como ocurre casi siem- por acercarse al paisaje y a los ^ , K A i • VA A i A escenarios ae as mujeres fnuer- • , ~° Aiiande es vi- f A , 1 r t H íenaen a gu g , naiain ei pueoio más próximo ai i a t ugar e os orrendos sucesos. «las aguas muer a c 1 iJista seis kilómetros de. .u^ " VÍ o \ f 'A

re aei puerto, está disimulado 1111 JORGE JARHDOD N Por «mullere» U ^ )•> en ei aesnivel ae ia carretera, es na vis a e Pozo, on e a ía aguas es anca as para avar e minera que se ex raía e ias y a e or. P J °e.fr° como la leyenda y resulta ". ... , , -f zat)a el agua para oenencí i íci enc n rar mujeres, ya que osé ijanso, que neva. toda la empieza a tomar posición so re po era en era una mujer en er- minera e o a qu solo hay cuatro. La más joven. vida en el pueblo, dice que los explicaciones más recientes, las ma hubieron desjuntarse los veci- nera de Ibias y a e or. AJÍie B anca Lago, de 33 años, no se viejos «no se acuerdan de si nubo que sostienen que no se trata d~ nosde.seispu y rabajarcon esto, es de en p siente impresionada por la leyen­ 1 f A K° A C eS°' pef° C'Ue ? <>' ^m° r^°iare>>'c^" pa P • da, aunque siempre oyó la histo- ri : « ero eso ue en o ro tiempo, °, s Vi " U r> A F Al t 1 A A 1 1 A' h i uA A A guna parte». «ai», exclama añora que acaDaron. ue todas tormas, A pozo, ya en -cuna, Pf*rclu u- a actualidad quedamos cuatro y ... , P, H l ' ' Vil A A l e f A l A t Ji que c .ianoo llega el invierno y el enconrare sitio en donde tienen de as mujeres muertas esta muy a va r, reencia auce pozo adquiere 01 , archivado eso, porque conocería- distante~y les preocupa mucho esta absolutamente asumida y es aburrimiento y e a a a e ima­ mos la verdad de lo que paso». más la incomunicación en tiempo r^Pe , u &"1 *•• &n ! , , , - n incontables para pregun ar por Manuel,.con todo, parece aban- de nieves, hasta el punto de re- «JNo-se si eran de loias o de die, el peor de ios virus, mas a- UU11U1 «5UO VIVUIICIUO ^ílllllWlCliJ y J ** VUlUfll Cl Uli VI CllUJ Vil VI *[ p»€*l C* A , ^/ . , q d