Número 15 Julio 2006 Sumario Monográfico: 4 Terruños
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Boletín de la Fundación para la Cultura del Vino número 15 julio 2006 sumario monográfico: 4 Terruños. Número 15. Julio 2006 denominaciones de Castilla y León Edita FUNDACIÓN PARA LA CULTURA DEL VINO Plaza del Perú, 1.- Esc. Izda. 1ºA. - 28016 Madrid dossier 30 Tel.: 91 343 07 08 - Fax: 34 91 343 07 09 III Encuentro Enológico e-mail: [email protected] Últimas investigaciones en el control www.culturadelvino.org de la fermentación maloláctica Presidente Magí Raventós entre vinos Vicepresidente El consumidor como objetivo 36 Guillermo de Aranzábal Lorenzo Martínez-Dueñas Gerente Emilio Castro Medina el vino en la copa 28 Redacción y coordinación Gusto particular o global Sandra García Jesús Álvarez Yraola Colaboradores Lorenzo Martínez-Dueñas, Alberto Coronado, Jésus Álvarez Yraola punto de encuentro 40 Imágenes Vinoble 2006: balance agridulce Fundación para la Cultura del Vino, Pedro Menéndez, Photodisc Alberto Coronado Documentación e Imágenes monográfico Instituto Tecnológico Agrario de la Junta de Castilla y León, Consejos Reguladores de las D.D.O.O. Rueda, Ribera del Duero, noticias 43 IV Cata Solidaria en favor Toro, Bierzo y Cigales, Codorníu, La Rioja Alta S.A., Vinos de los de la esclerósis múltiple Herederos del Marqués de Riscal, Ayto. de Gordoncillo, Asoc. Vino XXII Semana Universitaria del Vino de Calidad del “Arlanza” y Asoc. Vino de Calidad de “Arribes” Ilustración de portada Alberto Coronado (Magic Circus) nuevos proyectos 47 Diseño y maquetación “Amigos de la Fundación” y “Escuela del Vino” Magic Circus Terruños no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores agenda 51 I Cata de Vinos Solidaria en Barcelona Patronato de la Fundación para la Cultura del Vino: ¥ Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación • Bodegas Codorníu • Bodegas Julián Chivite ¥ Bodegas La Rioja Alta, S.A. ¥ Bodegas Vega Sicilia • Vinos de los Herederos del Marqués de Riscal Fundación para la Cultura del Vino 2 El valor de una botella Muchos, fuera y dentro del mundo del vino, nos hemos preguntado sobre el valor de una botella de vino. Una reflexión primera es que para que un vino sea valioso tiene que ser bueno, mejor dicho, agradable en una copa desnuda, sin nombre, sin historia, debe ser percibido por nuestros sentidos de forma placentera. Un primer nivel de apreciación será en función de la percepción educacional y la práctica o entreno de cada uno para esta labor. Al fijar la vista en un tinto se buscarán los tonos de color entre morados, rubís, rojizos o tejas. Seguirá la untuosidad de las lágri- mas en la copa pasando luego a buscar con el olfato esos aromas que en nuestro recuerdo se asocian a la pureza de un vino frutal, floral, de especias y de matices. Al degustarlo, nos encontramos con la percepción en boca, en el paladar, con la persistencia. Él nos puede aparecer con un sinfín de especias juntas, sabores potentes o sutiles. Pero toda esa percepción no es sólo vino, sino que el que lo cata tiene ya una educación, una sensibilidad, que distingue en percepciones según sea el vino y según esté, o sea, también el receptor. Hasta aquí no hay conocimiento de marcas, origen o variedades, sino descubrimiento e incertidumbre del catador. Cuando mostra- Magí mos la botella vestida damos información sobre el origen, la variedad, la añada y el autor. Su etiqueta nos sugiere tradición, serie- Raventós dad, modernidad o pasada de moda y además nos informa sobre el origen, la variedad, la añada y el autor. El vino se hace mucho Presidente de la más sugerente con estas informaciones. Al conocer el origen, si el catador conoce la región buscará en la cata del vino; si éste está Fundación para la en la tipicidad de la región o destaca por lo contrario. Si conoce la variedad probablemente buscará el sabor a pimiento en un Cultura del Vino Cabernet- Sauvignon o a manzana en un Macabeo y le proporcionará satisfacción el encontrar ese gusto entre los diferentes sabo- res del vino, o por el contrario mostrará decepción si no encuentra esa característica que creía que debería encontrarse en ese vino. Si conoce la añada y se acuerda de cómo fue el clima aquel año y como finalizó la cosecha de ese lugar se le contestará o no otra serie de preguntas sobre la persistencia del color y la fortaleza del vino hasta el día de hoy. Si conoce la bodega y el autor se abrirá otro abanico de cuestiones, pues la seriedad del elaborador, el cuidado de sus viñas, el carácter arriesgado o conservador del enólogo nos harán buscar y comprender esa botella. Por ello, una botella tiene un valor por el vino y otro por el comprador que lo adquiere. Es pues, en función de su conocimiento, que valorará más o menos ese vino. Lo que nos lleva a que, según la formación, un comprador estaría dispuesto a pagar bastante por un vino del que tiene información, menos por uno desconocido, o nada por un vino que no le complace lo que conoce de él. Pero también está la función del prescriptor, ya sea un periodista, amigo o sommelier, que transmitiendo información sobre un vino sugiere y convence al consumidor de los valores de ese vino. Creando valor para el vino y para el consumidor. Hasta aquí no se habla de precio sino de valor intrínseco y valor percibido por el degustador. Asociar el valor a un precio es una gran simplificación, pues todas esas sensaciones y matices no se pueden asimilar a un número. El precio pues, es la pequeña o gran barrera que hay que pasar para encontrarse con un mundo de sensaciones. 3 número 15 / julio 2006 denominaciones de calidad de Castilla y León Tradición castellana Si hay una zona con identidad propia que agrupe a varios conjuntos históricos, en la que el vino esté presente en todo su territorio y que sin renegar de su pasado esté día a día sentando las bases de calidades consolidadas, ésta es la Comunidad Autónoma de Castilla y León, en la que a todo su pasado histórico y a su conjunto artístico une un grupo de factores naturales determinantes de la calidad de todos sus productos agroalimentarios. Pero de toda la producción castellana, aún resultando dice la última palabra. Tanto los dos archipiélagos como difícil resaltar singularidades cualitativas y sobresa- otras zonas históricas peninsulares con escasa tradición lientes en su amplia y venerable despensa, es sin duda el en el cultivo de la vid y en la elaboración de vinos están, vino el producto vivo al que Castilla y sus zonas de día a día, dando muestras de producción. En este mismo producción van a deber más desde el punto de vista sentido, puede decirse del crecimiento productivo de financiero y muy especialmente de imagen. otras zonas pertenecientes a comunidades autónomas con tradición en el sector. Así, Canarias, Galicia, La España de las autonomías ha posibilitado, de hecho y Cataluña, País Vasco, Extremadura, Castilla-La Mancha de derecho, el autocontrol de la creación de denomina- y alguna otra han ampliado su repertorio de denomina- ciones de origen aún sin soltar del todo el Estado su ciones. Otras comunidades como Andalucía, Comunidad última palabra. Los traspasos de competencias, al Autónoma Valenciana, Aragón, Murcia y en el presente menos en el ámbito vitivinícola, han ido y siguen caso Castilla y León se han conseguido mantener, prác- poniendo de manifiesto las iniciativas de los distintos ticamente, con el mismo inventario tradicional. gobiernos autonómicos, lo cual se ha manifestado en el crecimiento progresivo de denominaciones de origen Pero el mantenimiento de las zonas históricas españo- vitivinícolas, así como de otros sectores. Por una parte las como es el caso de Jerez, Montilla o Rioja, no quiere bueno y por otra ya se verá. Siempre es el tiempo quien decir que dichas zonas no hayan evolucionado desde el Fundación para la Cultura del Vino 4 terruños punto de vista de las experiencias y de la producción. Un ejemplo notable de ampliación de denominación y de producto lo constituye Málaga, de notoriedad histó- rica en cuanto a los pastosos moscateles y pedro ximé- nez que casi se cortaban con cuchillo, hoy bastante aligerados y que comparten caja común y compensa- ción económica con otros varietales importados, con menos tradición malagueña, pero indiscutible mayor rendimiento. Con la amplia tradición histórica de la que goza la mayor parte de las zonas de producción españolas y a la vista de la amenaza en puertas de los imbatibles vinos del hemisferio sur con un amplio inventario de variedades y con la imparable fuerza del mercado británico en Europa, así como en Estados Unidos, quizá la respuesta mercantil más acertada a la globalización del mercado y de los gustos del consumidor esté en lograr la actualiza- ción cualitativa de los productos originarios de zonas históricas como es el caso de todas las denominaciones de origen de Castilla y León. Porque todas ellas sin excepción han demostrado su capacidad de rendimiento compaginando volumen y calidad y sabiendo equilibrar calidades y precios. También los ejemplos con muestras en el mercado que dan las bodegas de estas zonas en cuanto a nuevos productos con viñedo tradicional cons- tituyen un exponente del acierto de compaginar el desarrollo, la investigación y la innovación con lo mejor de la tradición. Pero, por si fuera poco, también el viñedo castellano, en este caso en el emplazamiento de Roa, ha hecho un guiño a los marcos de plantación y a las técnicas australianas con la inestimable ayuda de la Tinto Fino y de las acertadas prácticas técnicas ya expe- rimentadas en otros viñedos de diferentes continentes. En este sentido de adaptación al mercado y de aprove- chamiento de los medios, las empresas de las zonas de Castilla y León son un buen ejemplo de las capacidades del viñedo tradicional.