Catalogo De Las Exposiciones De Arte En 1972
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DOI: http://dx.doi.org/10.22201/iie.18703062e.1973.sup1 JUSTINO FERNANDEZ CATALOGO DE LAS EXPOSICIONES DE ARTE EN 1972 INTRODl'CCIOK DE XAYIER MOYSSf:N SUPLEMENTO AL NÚM. 42 DE LOS ANALES DEL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTÉTICAS MÉXICO. 1973 DOI: http://dx.doi.org/10.22201/iie.18703062e.1973.sup1 Primera edición: 1975 DR © 1975, Universidad Nacional Autónoma de México Ciudad Universitaria, México 20, D. F. DIRECCIÓN GENERAL DE PUBLICACIONES Impreso y hecho en México DOI: http://dx.doi.org/10.22201/iie.18703062e.1973.sup1 En el número 3 de los Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, corres pondiente al afio de 1939, j ustino Fernández publicó por primera vez un catálogo de exposiciones de arte, con el título de "Exposiciones Artísticas en México 1937 1938". En la breve nota introductoria que escribió expuso las razones que le movían para hacer tal publicación: La dificultad con que tropieza el investigador para encontrar noticias acerca de las exposiciones de arte y que han tenido lugar en tiempos pasados, nos ha ani mado a iniciar fa publicación anual de un catálogo en que se reúnan los datos indispensables relativos a estas manifestaciones culturales en beneficio de la his toria. La dificultad a que aludia se referia al hecho de que el historiador no podía contar a la mano con los catálogos de las exposiciones de arte del siglo XIX, cele bradas en la antigua Academia de San Carlos. El problema le preocupaba y de allí le vino la idea de reunir y publicar un material indispensable para el futuro historiador del arte del siglo xx, En cierta forma la labor que iniciaba la consi deraba como una continuación de los viejos catálogos anuales de la Academia. Años más tarde y cuando dirigía el Instituto, propició con animado empeño la publicación en 1963, del Caiálooo de las cxbosiciones de la .Atrti.rJU1~ Academia de Son Carlos de México (1850-1898), en edición preparada por don Manuel Romero de Terreros. Como complemento obligado del libro anterior Ida Rodríguez Pram polini publicó un año más tarde la Crítica de arte m México en el siglo XIX, en tres volúmenes en los que hizo una compilación de los artículos que en materia de arte aparecieron en periódicos y revistas del siglo pasado, Justino Fernández alber gaba la esperanza de que algún día se habrían ele reunir los catálogos faltantes a partir de 1898 y hasta 1936. La oportunidad está abierta a los investigadores del arte del siglo actual. En 1940 y en el número 5 de los Anales, su afán creció en interés, ya no se trataba únicamente de las exposiciones, había que ampliar el panorama, según se verá por el siguiente título: "Las exposiciones, conferencias, publicaciones y otros eventos relacionados con el arte, durante el año de 1939." Sin embargo, en el nú mero 7 de 1941, cambió de plan y presentó por vez primera el "Catálogo de Expo siciones de Arte de 1940", sin mayores complicaciones. En años venideros con tal título habría de aparecer como definitivo. 3 DOI: http://dx.doi.org/10.22201/iie.18703062e.1973.sup1 Las exposiciones de arte se multiplicaron a medida que las condiciones culturales del país cambiaban y tanto el número de artistas como de galerías y museos au mentaba. Por consiguiente también creció el número de catálogos de presentación de las exposiciones y ello obligó a J ustino Fernández a publicar su paciente reco lección fuera de las páginas de los Anales. Así a partir de 1947 y en el número 15 apareció como Suplemento, el primer Catálogo de exposiciones de arte, corres pondiente a los eventos de 1946. Una última novedad en la presentación de los catálogos la introdujo el maestro en el número 33 (1964), al incluir junto a las listas de las obras presentadas, los juicios o comentarios que acompañan el catálogo de cada exposición. En esa ocasión escribió que anteriormente no había incluido en los catálogos los "textos de pre sentación de las exposiciones, por no aumentar considerablemente su volumen". Con esta innovación hizo un servicio de incalculable valor a los historiadores y criti cos, pues los textos reproducidos han adquirido un sentido documental dentro de la historiografía del arte mexicano del siglo xx. Entre esos textos figuran esclare cedoras interpretaciones escritas por los más autorizados conocedores de la plástica contemporánea. El presente catálogo correspondiente al año de 1972, fue el último que preparó el doctor Justino Fernández. Esperamos que su esfuerzo que es ejemplo de trabajo a la vez, no se detenga aqui; que año con año el Instituto de Investigaciones Esté ticas continúe con la publicación de esta fuente documental, única en su género en la historia del arte. • Variadas y significativas fueron las muestras de pintura, escultura, grabado y otras manifestaciones plásticas, presentadas durante 1972 tanto en las galerias parti culares como en las oficiales, establecidas en la capital y en algunas ciudades de provincia. De las galerias particulares se impone señalar la importancia e ininte rrumpida labor que durante años ha desarrollado, entre otras, la benemérita Galería de Arte Mexicano, regenteada sabiamente por Inés Amor. Una tarea no menor es la mantenida por la Galería Juan Martín, de la cual han salido muchos de los exponentes del arte de hoy en día, en México. No se puede soslayar, asimismo, 10 realizado en la corta existencia de la Galería Arvil. Es de dominio general la atención que el Estado presta a las actividades artís• ticas desde el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (lNBAL), a través del número considerable de galerías que tiene establecidas en diferentes zonas de la ciudad y en algunas capitales del interior. Sin la esmerada atención que se presta en el Museo de Arte Moderno, en el Salón de la Plástica Mexicana, en las galerías Chapultepec y José María Velasco, el arte de México y el de otros países no gozaría de la difusión que hace en favor de la colectividad, el INBAL. En un campo más restringido pero no por ello menos importante, se encuentran las diferentes exposiciones que organiza la Universidad Nacional Autónoma de México, por medio del Museo Universitario de Ciencias y Artes, de la Casa del Lago, de la Galería Aristos y la Escuela Nacional de Artes Plásticas; esas exposiciones figuran entre los eventos más trascendentales en pro de la creación artística, en un ámbito como el nuestro que tiende hacia 10 universal. 4 DOI: http://dx.doi.org/10.22201/iie.18703062e.1973.sup1 Merece una cita aparte la valiosa labor que realizan los institutos culturales de los paises acreditados ante el nuestro; gracias a esa labor exhiben en sus salas no solamente las obras de arte que son creación propia de los artistas del pai s que representan, también programan muestras del arte mexicano. A las galerías y museos del INBAL y de la UNAM, a todas las particulares y a las de las misiones culturales, debemos las exposiciones que a 10 largo de un afio presenciamos como parte emotiva de nuestro interés intelectual. Entre las grandes muestras de pintura exhibida en 1972, sobresalen las exposi riones retrospectivas, presentadas la mayor de las ocasiones sin un depurado y cons ciente criterio de selección. Como las retrospectivas fueron instaladas en las am plias, frías e impersonales salas de Bellas Artes, los artistas elegidos se vieron en la necesidad de mostrar todo cuanto tenían, o de pintar con febril premura grandes e insípidas telas; para el primer caso se puede repetir aquello de que la cantidad suele no ser acompañada por la calidad. y para el segundo caso, nunca lo valioso ha sido lo desconmensurable. Por supuesto que nubo algunas exposiciones que escaparon a lo antes dicho; pienso, por ejemplo, en la obra sugerente y fina que mostró Luis Garcia Guerrero, obra trabajada entre 1956 y 1972. En relación con las exposiciones retrospectivas, si bien con el marbete de expo siciones individuales, se presentaron tanto en Bellas Artes como en el Museo de Arte Moderno, algunas muestras significativas. Para ciertos artistas el exponer su obra en Bellas Artes, significaba un reconocimiento largo tiempo esperado; sin em bargu, ante lo expuesto el resultado les fue adverso. la,; espaciosas y heladas salas del Palacio, les sirvieron de tumba. Pienso en muestras fallidas como la de Un [ot.en maestro, La transjiquracion de Zapata, o en Las estancias del placer. Como exposiciones de un arte de vanguardia destacaron la Experiencia huninica Dos .J.' Lacer, de Federico Silva y la sugerente de Ernesto Mallard Naturacosas. De las exposiciones llegadas del extranjero en materia de pintura, la mejor fue la que presentó el Museo de Arte Moderno con el título de Paris, punto de encucn tro del arte. Sé que a ciertos espíritus descontentos de todo, más ayunos de com prensión y de un exigente gusto crítico, a la exposición le encontraron reparos, mas pese a ellos la oportunidad fue única para ver allí reunidos, obras de Alechins ky, Sonia Delaunay, Gromaire, Menessier, Massou, Miró, Dufy, Hartung, Soulages, Herbin, Picasso y otros más; de algunos por vez primera se vieron aquí obras originales. Dos excelentes exposiciones en relación con un tema histórico específico, fueron las siguientes: La Ciudad de México en los albores de la. Independencia, organizada por Felipe Gareía Veraza y mostrada en el Instituto Mexicano Norteamericano de Relaciones Culturales, A. C. La otra fue a propósito de El centenario del ferroca rril IIIc.ricano y se exhibió en el Instituto Anglo Mexicano de Cultura, A. C. Otro evento artístico de interés sobre el siglo xx, fue la exposición que el lNBAL mostró ('11 Bella' Artes, sobre la obra aún discutible, de juan Cordero (1824-1884 '¡.