estado del país

informe cero 1950-2010 estado del país

Informe cero. Ecuador 1950-2010

Adrián Bonilla Soria, FLACSO, presidente Milton Luna Tamayo, Contrato Social por la Educación, secretario ejecutivo

© 2011. Estado del país

Comité editorial

Alfredo Astorga, Contrato Social por la Educación Betty Espinosa, FLACSO Sede Ecuador Fernando Carvajal, Universidad de Cuenca Gustavo Solórzano, ESPOL Milton Luna Tamayo, Contrato Social por la Educación Margarita Velasco, ODNA Miriam Aguirre Montero, PUCE Nelson Reascos, PUCE

Edición: Otto Zambrano Mendoza Corrección: Eugenia Wazhima Diseño y diagramación: Calero Fotografías: Portada: Santiago Calero Pág. 20, 92, 200: Archivo Histórico del Ministerio de Cultura Pág. 282: Unicef-ECU-1994-0024-CLAVIJO Apoyo: Gabriela Barba Impresión: Activa

Primera edición. Mayo de 2011 Impreso en , Ecuador ISBN: 978-9942-03-589-9 1.000 ejemplares

Esta publicación ha contado con el apoyo de Unicef Ecuador, durante la representación de Cristian Munduate

Los integrantes del Estado del país y Unicef no se hacen responsables de la veracidad o exactitud de las informaciones u opiniones vertidas en esta publicación, ni comparten necesariamente todos los contenidos aportados en la misma.

Se permite la reproducción parcial o total de cualquier parte de esta publicación, siempre y cuando pueda ser utilizado para propósitos educativos o sin fines de lucro, y se indique la fuente de dicha información. Índice Siglas 6 Presentación 9 Prefacio 10 Introducción general 13

Cultura

• La cultura, las culturas y la identidad 23 Nelson Reascos Vallejo • Las políticas culturales del Estado (1944-2010) 29 Fernando Tinajero • Diversidad cultural 43 Luis Montaluisa Chasiquiza • La cultura en el sentido ilustrado 63 Rodrigo Villacís Molina • Las instituciones culturales 77 Carlos Landázuri Camacho y María Patricia Ordóñez

Economía

• Ecuador: la evolución de su economía 1950-2008 95 Fernando Carvajal • Crisis actual de la economía mundo capitalista 105 Pedro Jarrín Ochoa • La economía ecuatoriana: 1950-2008 119 Adrián Carrasco Vintimilla, Pablo Beltrán Romero y Jorge Luis Palacios Riquetti • Poder político, economía y derecho en los últimos 60 años 153 Ximena Endara Osejo • Marco jurídico, institucional y políticas ambientales públicas 169 Iván Narváez • Ciencia y tecnología en Ecuador: una mirada general 189 Máximo Ponce

Política

• Evolución política, participación y nuevo diseño institucional 203 Ramiro Viteri G. • Política y movimientos sociales en Ecuador de entre dos siglos 207 Jorge G. León Trujillo • Participación, desconfianza política y transformación estatal 231 Franklin Ramírez Gallegos • Transición hacia el centralismo burocrático 247 Guillaume Fontaine y José Luis Fuentes • Instituciones políticas y consolidación democrática en Ecuador 263 Marco Córdova Montúfar

Social

• Las políticas sociales en Ecuador del siglo XX 285 Betty Espinosa • Educación 1950-2010 291 Milton Luna Tamayo y Alfredo Astorga • Tendencias en las oportunidades y acceso de los estudiantes a la educación superior 307 David Post • La salud de la población: medio siglo de cambios 323 Margarita Velasco A. • El tránsito a los derechos 343 Soledad Álvarez Velasco Cultura

La cultura en el sentido ilustrado

Rodrigo Villacís Molina

Investigador invitado de la PUCE

Ecuador es un país con una rica producción en el En la Época Republicana, sin que se abandone del campo de las letras y las artes. De hecho, su lite- todo la iconografía religiosa, se impone el género ratura, pintura, escultura, música y danza y últi- del retrato, a partir del tema de los héroes de la In- mamente también el cine tienen cultores que han dependencia; pero también se incursiona en el cos- alcanzado niveles muy altos, no solo a escala na- tumbrismo, con los Pinto y los Guerrero sobre todo, cional. Benjamín Carrión, uno de los referentes del y en el paisaje, que había sido antes casi ignorado. pensamiento ecuatoriano, ya dijo que “debemos as- Se destacan especialmente, en este género, el amba- pirar a tener el ejército imponderable de la cultura teño Luis A. Martínez y el ibarreño Rafael Troya. Co- y la respetabilidad democrática”. Esto último ha re- rresponden, asimismo, al siglo XIX, entre otros, los sultado más difícil, pero de lo primero sí podemos Salguero y la dinastía de los Salas, que se prolonga ufanarnos, porque la obra de nuestros intelectuales hasta el siglo XX. y artistas constituye un incuestionable aporte a las El siglo XX se inició, para la pintura ecuatoriana, artes y al pensamiento latinoamericano. con una promoción de artistas que asimilaron las nuevas ideas sociales difundidas a partir de la Revo- Las artes plásticas lución rusa de octubre de 1917. De hecho, Eduardo Con hondas raíces en el pasado remoto, las artes plás- Kingman, uno de los protagonistas de esta apertura ticas ecuatorianas registran una admirable trayec- a otras corrientes, signadas por conceptos que en- toria que comprende la producción de los pintores y tonces se consideraban ‘de avanzada’, dijo que en escultores de la Colonia, muchos de ellos anónimos, nuestro país “hasta 1935 las artes se hallaban errá- porque en gran medida sus obras, casi todas de ca- ticas por senderos que recordaban las postrimerías rácter religioso —signadas por el barroco español, del siglo XIX”. La obra “milenarista” de Víctor Mi- pero con la marca de la Escuela Quiteña— eran más deros, con su temática bíblica, es en cierto modo una bien de devoción, y aquí no estaba aún definido el pintura de transición. Las nociones de “denuncia y concepto de artista. Sin embargo, se han salvado protesta”, que animan nuestra literatura de los años nombres como los de Miguel de Santiago, Manuel treinta, contra los atropellos que sufría el segmento Chili (Caspicara), Goríbar, Legarda, Bernardo Rodrí- más vulnerable de nuestra población, influyen de guez, Manuel Samaniego y otros, cuyas tallas en ma- una manera determinante en la nueva plástica del dera y cuyos lienzos se hallan en museos y templos, y Ecuador, en términos de un realismo social que en han sido objeto de numerosos estudios por parte de el campo de la pintura habría de derivar en el in- especialistas que han puesto de relieve su extraordi- digenismo, cuyo protagonista es el aborigen de la naria calidad artística. serranía ecuatoriana, sujeto de inmisericorde explo- tación por parte del blanco y del mestizo.

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El indigenismo perdura entre nosotros hasta bien Molinari e Irene Cárdenas. Pero de manera con- entrado el siglo XX, con figuras como el ya citado comitante, los más jóvenes comenzaron a buscar Kingman, Paredes, León, Egas, Guerrero, Tejada, nuevos caminos, menos dependientes de lo que se Guayasamín, aunque este negará después tal con- hacía en otros países. El grupo VAN, de corta vida, se dición, argumentando que su pintura es, más bien, opone a un arte “al servicio de un consumismo bur- “de carácter universal”. Y ciertamente, su obra, con gués” y acaba en un “feísmo exasperado”, como lo una óptica más ambiciosa, toma con el tiempo una califica Rodríguez Castelo. Surge también, entonces, fuerza tan grande que, derivando en un expresio- un americanismo que habría de manifestarse en va- nismo dramático —que en cierto momento se im- rias vertientes: el precolombinismo o ancestralismo, pone en el país— adquiere otras dimensiones. Una con la figura descollante de ; encuesta elaborada en enero del año 2000 por el la nueva figuración y el abstraccionismo simbólico. diario El Comercio, reconoce como “el pintor ecua- Pero la materia adquiere, de pronto, un gran poder toriano del siglo” a Camilo Egas, otro incuestionable significativo, y reclama un rol protagónico, como lo maestro que incursionó, con un carácter propio, en que hace entonces Paco Coello. Lo matérico se im- diversas corrientes del arte que practicaba. pone también en la pintura de Tábara y de Aníbal Vi- llacís, marcadamente influidos por el informalismo Nótese ya en estos tramos de nuestra plástica, su co- español, abrevado en su fuente originaria. rrelación con las circunstancias sociales de cada mo- mento: la religiosidad de la Colonia, la veneración a La neofiguración y el feísmo, con la influencia del los héroes de la Independencia y la penetración de mexicano Cuevas y su caprichoso tratamiento de la las nuevas ideas de la izquierda internacional, que figura y del rostro humano, son practicados por la se manifiestan, sucesivamente, como por efecto de generación que, en términos antiabstractos, entra en vasos comunicantes, en la producción artística de escena en los años sesenta y setenta. Destácanse en nuestro país. ese momento: Nelson Román, atraído por un magi- cismo de raíz popular, y Ramiro Jácome, artista esen- A mediados del siglo XX arriba al Ecuador la co- cialmente crítico, cuya obra deriva en ciertos casos rriente impresionista, traída por artistas europeos, hacia la caricatura de una sociedad a la cual él im- especialmente Paul Bar, y cultivada con esmero por pugna más que con ironía, con mordacidad y sar- pintores como Atahualpa Villacrés; pero no pros- casmo. Ambos constituyen, junto a Washington Iza pera porque había pasado su tiempo. —inspirado entonces en la cosmogonía ancestral— En este momento, y a partir de la reforma agraria y a José Unda, actualmente inmerso en el abstraccio- de los años sesenta, puede hablarse de un cambio nismo lírico, el grupo irreverente que se denominó profundo en la sociedad ecuatoriana. El hacendado Los cuatro mosqueteros. deja de ser la figura más importante y ve mermado A partir de este momento, la pintura en Ecuador se su poder, que lo asumen, primero, el industrial, y diversifica, adopta diferentes direcciones; si antes, luego, los grandes financistas. Por eso, las casas de como hemos visto, había sido predominantemente hacienda ostentaban murales de nuestros artistas, religiosa, después centrada en el retrato, luego en que después pintaron para las salas de los gerentes el paisaje y más tarde en la temática indigenista, se de la industria nacional, y más tarde para las oficinas abre ya, en un amplio abanico, a todas las corrientes. de los banqueros. Surgen con fuerza otros nombres, como el de Juan Se insinúa, entonces, lo que más tarde se conocería Villafuerte, creador poderoso, cuya obra revela un como “globalización” y algunos de nuestros pin- sentido fatalista de la vida, Varea, Viver, Rosero, tores, influidos por las tendencias internacionales, Zúñiga, Paredes, Carreño, Endara, Eudoxia Estrella, comienzan a explorar el mundo de las abstracciones Sócrates Ulloa, Marco Martínez, Monsalve, Jaime y de los encolados. Tal es el caso de Oswaldo Viteri, Zapata, Ricardo Dávila, Pilar Bustos, César Carranza, quien habló de “romper la camisa de fuerza del indi- Pilar Flores, Franklin Ballesteros, Edgar Reascos, genismo”, que sobrevivía alimentado por la influencia Giti Neuman, Mauricio Bueno, Nicolás Svistoonoff, del muralismo mexicano. En este apartado, y como Rosy Revelo, Nixon Córdova, Alberto Santoro, Fer- representantes del abstraccionismo geométrico, hay nando Torres, Jorge Perugachy, Voroshilov Bazante, que registrar los nombres de , Luis Antonio Arias, Gustavo Egüez, Miguel Betancourt,

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Jaime Calderón, Celso Rojas, Nicolás Herrera, Jorge La escultura Velarde, Antonio Paredes, Luigi Stornaiolo, Marcelo Aguirre (ganador del Premio Marco, de México), etc. Después de la Colonia, que produjo tantas obras maestras, cuyo mercado estaba asegurado gracias a Nuevas generaciones de pintores han surgido en el la apetencia de la Iglesia y de las familias adineradas, país a partir de la fundación, en los años setenta, de la práctica de la escultura decayó en Ecuador, y solo la Facultad de Artes de la Universidad Central, y pos- pueden citarse, hasta más acá del medio siglo ante- teriormente de sus similares en otras instituciones rior, pocos nombres destacados, como los de Luis de educación superior, en algunos casos con énfasis Mideros, Jaime Andrade y Germania Paz y Miño. Se en las nuevas tecnologías de las artes visuales. hablaba entonces del excesivo costo de los materiales y del desinterés del mercado del arte por la escultura. Con la fundación de la primera de estas facultades, se hizo evidente que los artistas contemporáneos ne- Pero después, y de pronto, se produce un fenómeno cesitaban una formación más amplia, de carácter interesante: el advenimiento de una falange de es- académico. Aunque eso no fue un óbice para que se cultores que producen una obra de calidad y diversa, destacaran también algunos autodidactas, en certá- y en la que se inscriben nombres como los de Jesús menes como los salones Mariano Aguilera, de Quito; Cobo, Pancho Proaño, Paulina Baca, Gabriel García Luis A. Martínez, de Ambato; el de Octubre y el de Karolys, Luis Viracocha y, en la época de los metales, Julio, de . Ahora hay otros concursos, como Milton Barragán. el de Acuarelas de Ambato y la reciente Bienal Luis A. Noboa Naranjo, de Guayaquil, creada esta última en En el año 1989 se creó en Quito el taller Las Cuadras, plan de rescate de la pintura de caballete, que prác- que respondía a una política municipal orientada al ticamente ha desaparecido de concursos tan impor- embellecimiento de la ciudad con la escultura ur- tantes como la Bienal Internacional de Cuenca (cuya bana. En este contexto, muchos artistas recibieron primera edición data de 1987), en la que ahora se han sendos encargos, y algunas calles, parques y plazas impuesto los “nuevos lenguajes”, como el conceptua- alojaron las obras que resultaron de aquel proyecto. lismo con sus instalaciones, etc. Nuevos lenguajes a Algunas perduran, como Las bañistas, de Cumbayá, los que se les presta especial atención en algunas fa- y El florón, de las avenidas 10 de Agosto y República, cultades de arte y en institutos especializados como de la escultora Marcia Vásconez; Las taitianas, de el Instituto Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE) Victoria Vásconez, en la avenida Naciones Unidas y de Guayaquil, que anuncia “nuevos conceptos, me- América; Los ciclistas, de Vicky Camacho, que se ha- dios, usos, soportes, contextos, relaciones en el arte llan en la avenida Mariana de Jesús; pero otras ya no contemporáneo”. Pero los artistas más importantes están. Lo más importante de esta experiencia fue el del país siguen practicando con éxito la pintura pro- hecho de que los escultores, generalmente jóvenes, piamente dicha. sometieron su obra al criterio público, en el más am- plio sentido. Y como contrapartida, el público se en- Es interesante consignar en este acápite, que el arte se contró en las calles con el arte. convirtió en los setenta en un buen negocio, porque gracias al boom petrolero, que nos produjo la ilu- En el Guayaquil del siglo pasado se destacó Alfredo sión de que salíamos de pobrezas, se multiplicaron Palacio, que dirigió el Colegio de Bellas Artes, e hizo las galerías. Los bancos y las entidades públicas com- muchos de los bustos (que nunca firmó, en el su- praban obras a buen precio, e incluso una clase so- puesto de que su estilo bastaba) de personajes his- cial emergente, que había adornado hasta entonces tóricos, ubicados en los parques y avenidas de la sus espacios sociales con cromos de calendario y fo- ciudad. Su obra más importante es el monumento a tografías de la familia, comenzó a colgar cuadros ori- Eloy Alfaro. En las generaciones posteriores sobre- ginales. (Una pintura emblemática del momento es la salen, en el puerto, Antonio Cauja y Manuel Velas- de Gonzalo Endara Crow —el anverso de la medalla teguí, y en Loja, Wolfram y Paúl Palacio. de Guayasamín—, con ambientes fantásticos que Después de nuestra catástrofe financiera de fin de mostraban unos paisajes arcádicos, donde moran siglo, el mercado del arte en el país se deterioró no- la inocencia y la felicidad). Pero esa ilusión no duró tablemente; los bancos y otras empresas de carácter mucho, y ahora apenas sobrevive con grandes dificul- financiero dejaron de adquirir obras de arte, como tades una que otra galería.

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lo habían hecho a partir de los setenta, y el interés de La arquitectura, como toda manifestación cultural, los demás compradores se desplazó, en gran medida, está íntimamente ligada a la realidad socioeconó- hacia la pintura y la escultura adocenadas. Lo cual mica de un país. En este sentido, en Ecuador hay no quita, sin embargo, que la plástica en Ecuador se que considerar, primero la fase prepetrolera, con mantenga en un alto nivel, no por inercia, sino por la una ciudad modesta, pero, como se ha dicho, “a la poderosa fuerza creativa de sus artistas. medida del hombre”, si nos referimos por ejemplo y como caso emblemático a Quito; franciscana, con La arquitectura una arquitectura muy artesanal, en la cual se desta- caba el quehacer del maestro mayor, del carpintero, Muchos arquitectos han olvidado que la arquitectura del ebanista. Y así tenemos las casas construidas es una de las bellas artes, pues lo que ahora cuenta, en las zonas que fueron creciendo hacia el norte, y diríase que no es la estética como valor agregado a con pretensiones europeizantes, como ha sucedido la comodidad de los espacios habitables, sino el ren- con la “ciudadela” Mariscal Sucre. Todo lo cual re- dimiento económico por metro cuadrado. Y si bien sume un poco lo que se hacía hasta, y en los años es cierto que hay edificios realizados con buen gusto cincuenta y sesenta. Hacia el sur, igual, con par- y con respeto a las características de su entorno, se celaciones como la Villa Flora, estructuradas hu- han levantado también otros que constituyen un manamente, proporcionadas, amables, vivibles y verdadero atentado contra una ciudad como Quito, coherentes con la tradición urbana. que fuera declarada hace más de un cuarto de siglo Patrimonio Cultural de la Humanidad, al igual que Viene el hallazgo del petróleo en nuestra Amazonía, recientemente Cuenca. Y vale decir que en la capital y Quito comienza a soportar, primero, un creci- del Azuay la nueva arquitectura sí responde, por lo miento migratorio, y después, una gran demanda de general, a la belleza urbanística, aunque también se espacio, para lo cual ni la ciudad ni los arquitectos han dado casos opuestos a este principio, como lo estuvieron preparados. Entonces se inicia una época que se conoce como “el crimen de Turi”, un maza- crítica, cuando en vez de desarrollar nuevos sec- cote de cemento enclavado en el más bello mirador tores empezamos a abusar de los ya existentes. Se de la ciudad. comienza a cambiar los referentes urbanos, hasta entonces proporcionados y amables, y se elevan En la misma provincia se da el caso singular de la ar- grandes edificios en las arterias principales, con una quitectura de los emigrantes, quienes, quizás a “con- infraestructura que no estaba lista para eso, produ- trol remoto”, han hecho construir en el sector rural, ciéndose un espacio de confusión o desorientación del que proceden, unas casas de mal gusto que distor- cuando la escala crece excesivamente. sionan el paisaje y en las que nadie habita, porque sus dueños están lejos. Significan, sin duda, la esperanza Mas, lo peor es que el Gobierno se constituye en el que abrigan los que se fueron de volver algún día. principal consumidor de arquitectura al comprar edificios, lo que distorsiona el funcionamiento de la Guayaquil, a su vez, se ha embellecido gracias a la ciudad, porque es una arquitectura que no fue hecha política urbanística de los dos más recientes al- para las funciones públicas. Pasa la época del boom caldes. Ahora es una hermosa ciudad en la que se ha petrolero y la situación en cierto modo se estabiliza incrementado notablemente el interés por el fenó- momentáneamente. Pero en este período hay una meno cultural, cuando hasta hace poco padecía el nueva visión de la arquitectura: la especulativa, y estigma de ser solo una urbe desordenada y “fenicia”. se despierta la promoción de edificios, la construc- Ambato, en cambio, que fuera una encantadora ción de condominios, la venta del espacio urbano, ciudad provinciana, sufrió, después del terremoto perdiéndose muchas veces el concepto de ciudad. de 1949, una penosa transformación, porque las edi- Todos los arquitectos viven una crisis de impor- ficaciones destruidas por el sismo o demolidas de tancia, quieren poner hitos en la ciudad, olvidando inmediato, fueron reemplazadas con edificaciones que recibieron una urbe con características arqui- desproporcionadas y antiestéticas, y la urbe creció tectónicas republicanas, especialmente en el centro, sin orden ni concierto. Asimismo, otras ciudades del en donde para los anónimos arquitectos de antes, lo país, obedeciendo a un falso criterio de moderniza- que contaba era la proporción con relación a la calle, ción, han tratado de imitar a la capital, sin tomar en las luces, las sombras, los retranques, los balcones. cuenta la diferencia de sus circunstancias. Lo cual armaba la ciudad que recibimos en herencia.

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Entonces, con modelos importados, se comenzaron En un libro editado en diciembre de 2009, bajo a levantar los grandes edificios, olvidando nuestro el título de Superficies profundas, por la empresa concepto urbano y dando paso a los hacinamientos Graiman de Cuenca, se señala, entre los arquitectos conflictivos y confusos. El resultado es un mues- y los diseñadores más notables del país, porque trario donde cada arquitecto ha tratado, no de hacer “han conseguido marcar una diferencia con sus pro- buena arquitectura, sino buen negocio; de modo que puestas”, a los siguientes: Mario Arias, Felipe Lon- en los recientes cincuenta años la arquitectura ya no doño, Adriana Hoyos, Francisco Peña, Clemente está pensada para satisfacer los requerimientos del Durán Ballén (este apellido nos recuerda, paradóji- usuario, sino las grandes ambiciones económicas de camente, el del exalcalde y expresidente que atentó promotores, urbanizadores, arquitectos, construc- gravemente contra el centro histórico de Quito), tores y demás. Humberto Plaza, Virginia Schneiderwind, Jaime An- drés Ortega, Sergio Zalamea, Xavier Corral, Rafael Así las cosas, la normativa que debía regir para el área Vélez Calisto y Rafael Vélez Mantilla. Desde luego, urbana fue ignorada, deteriorándose la imagen de la hay otros arquitectos importantes, como Ovidio ciudad por su desproporción y el mal uso de las zonas Wappenstein, por ejemplo, que no constan en este de reserva. En los últimos treinta años se han hecho libro, pero que están a su misma altura. más edificios que arquitectura; porque entre unos y otra hay una gran diferencia, pues el construir un edificio es una actividad material, referida al uso del La literatura espacio y a su usufructo; mientras que hacer arquitec- La literatura ha sido uno de los aspectos fuertes de la tura es agregar a esta actividad el aporte de valores es- cultura ilustrada del Ecuador desde la Colonia, pe- téticos, adecuados a un espacio determinado. ríodo estudiado en profundidad por Hernán Rodrí- Y lo que se dice de Quito se aplica a todas las ciu- guez Castelo, en sus libros sobre nuestras letras de dades del país. El fenómeno es, pues, nacional, los siglos XVII y XVIII (publicados por el Núcleo de porque el petróleo no “cayó” solo en la capital, y la Casa de la Cultura de Tungurahua y por el Banco todos los arquitectos se entregaron a la produc- Central del Ecuador). Su lectura nos permite respirar ción masiva y, además, por la globalización, repro- la atmósfera de esa época. Obviamente, la influencia duciendo, copiando patrones de diseño propios de de España es entonces determinante, así como, en su otras culturas. En todo caso, y sin embargo, en la ar- momento, los anhelos de libertad que inspiraran a quitectura contemporánea de los años setenta para Eugenio Espejo, quien, además, produce admirables acá, hay en Quito edificios que deberían ser inventa- páginas de literatura científica, como también Pedro riados como patrimonio arquitectónico, por ejemplo Vicente Maldonado. Otros nombres que brillan en la los de Cofiec, IBM, ex Banco Popular, Alianza Fran- Colonia son los de fray Gaspar de Villarroel, Pedro cesa y el edificio curvo de la Plaza Artigas, irrespe- Mercado, Antonio Bastidas, Juan Bautista Aguirre, tada desafortunadamente por los otros tres edificios Jacinto de Evia, Jacinto Morán de Butrón y, de una que están allí, levantados sin una reflexión sobre el manera especial, el del padre Juan de Velasco, consi- espacio y rompiendo la escala urbana, que es tam- derado nuestro primer historiador, aunque a su obra bién romper la escala humana. se le atribuye una gran dosis de fantasía. Hace falta, pues, una crítica arquitectónica. En Gua- Para llenar un vacío que quedaba en esos estudios, yaquil, por fortuna, se han respetado las zonas ur- Rodríguez Castelo puso en 2010 en circulación su banas; lo mismo que en Cuenca. En cambio en Lírica de la Revolución Quiteña, con la producción Tulcán: cuatro metros de ancho y ocho pisos de al- anónima que, como respuesta a la dramática cir- tura, porque hay que parecerse a Quito; mientras cunstancia que vivía el país, circuló de manera clan- Quito quiere parecerse a Nueva York. Y aquí viene a destina en los días que siguieron al primer grito de cuento el comentario que hiciera el gran arquitecto Independencia, el 10 de agosto de 1809, y al martiro- colombiano Dicken Castro, de paso por nuestra ca- logio del 2 de agosto del año siguiente. pital: “Los arquitectos en Bogotá llevan años tra- En el siglo XIX publican autores de la talla de José tando de embellecerla y no han podido; mientras los Joaquín de Olmedo, fray Vicente Solano, Pedro arquitectos quiteños llevan años tratando de afearla, Moncayo, Juan Montalvo, Juan León Mera, Juan Be- y, felizmente, tampoco han podido”. nigno Vela, Pedro Fermín Cevallos, González Suárez

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y otros, en cuyas páginas se advierten los vagidos de cotas más altas con Huasipungo de Jorge Icaza. No la naciente República, y luego se aprecian sus pri- se puede ignorar tampoco a Ángel F. Rojas, cuya no- meros y vacilantes pasos. La historia de Cevallos, por vela El éxodo de Yangana es una de las cifras más im- ejemplo, recoge casi de primera mano los hechos de portantes de nuestra literatura; ni a Pablo Palacio y 1809 y 1810; la voz de Pedro Moncayo es un antece- Humberto Salvador, extraordinarios novelistas, sub- dente del admirable discurso político montalvino, estimados en su momento, los años treinta, porque y sin duda, la contribución del arzobispo González su obra no respondía al canon de la “denuncia y pro- Suárez con su Historia del Ecuador constituye uno testa” que regía entonces. Quien no se alineaba en de los pilares más sólidos de nuestra nacionalidad. esa tendencia era automáticamente proscrito de los círculos intelectuales, a tal punto que inclusive per- El siglo XX se inaugura para nuestras letras, según sonas de gran talento como Joaquín Gallegos Lara, Isaac J. Barrera, con la organización de la Sociedad el autor de Las cruces sobre el agua, denostaron a Pa- Jurídico Literaria, “de la cual iba a salir toda la reno- lacio, y cuando Salvador publicó En la ciudad he per- vación válida que en materia literaria reconociera dido una novela, la crítica perversa dijo que “ojalá las el país —dice el autor aludido—. Esta sociedad co- hubiese perdido todas”. Ahora, en cambio —¡quién menzó a publicar su revista, que se convirtió pronto lo hubiese creído entonces!—, tales escritores son en el campo más rico de la experiencia intelectual de considerados, a escala internacional, como verda- los jóvenes escritores de ese momento, como reacción deros adelantados de la nueva novela y han conci- al eco de la beligerancia (las cruentas pugnas políticas tado la atención de los más eminentes estudiosos. de la época) que resonaba en todos los ámbitos de la República”. Emerge la figura del extraordinario perio- El ya nombrado Gallegos Lara, Enrique Gil Gilbert y dista Manuel J. Calle, y comienza a publicar Gonzalo Demetrio Aguilera Malta, a los que se suman luego Zaldumbide; así como los tardíos seguidores del mo- José de la Cuadra y Alfredo Pareja, conforman el lla- dernismo europeo, especialmente los de aquella ge- mado Grupo de Guayaquil, que enriquece notable- neración que Raúl Andrade llamara “decapitada”: mente nuestra literatura de ficción; así como sus Humberto Fierro, Ernesto Noboa Caamaño y Arturo contemporáneos Leopoldo Benites Vinueza, Pedro Borja, a los que hay que añadir el nombre de Medardo Jorge Vera, Alejandro Carrión, Adalberto Ortiz, Luis Ángel Silva, que escribieron a la sombra de los poetas Moscoso Vega, Nelson Estupiñán Bass, que además malditos de Francia, cuando París era el sueño de practicaron también con maestría otros géneros. todos nuestros artistas e intelectuales. La década de los cincuenta es de transición, como Luego, el espectro lírico se abre gracias a la influencia dice bien Jorge Dávila Vázquez —novelista, ensa- de otras corrientes literarias, y despuntan nuevos yista, poeta de excelente trayectoria—, quien se re- cultivadores de la literatura, como Carlos Dous- fiere, en un estudio al respecto, a la influencia de la debés, Abel Romeo Castillo, César Andrade y Cor- Revolución cubana del 59, a la carrera espacial con dero, Inés Márquez Moreno, después de los cuales la llegada del hombre a la luna diez años después, vienen, en plan renovador, César E. Arroyo, el padre como factores que influyeron profundamente no Aurelio Espinosa Pólit y los grandes de la poesía solo en nuestra cultura. nacional: Gonzalo Escudero, Alfredo Gangotena y Entre nosotros aparecen en los años sesenta los Jorge Carrera Andrade, seguidos por el extraordi- tzántzicos (reductores de cabezas, pretendidos pa- nario poeta y narrador César Dávila Andrade, y los rricidas), que protagonizaron una suerte de espectá- del Grupo Madrugada, al que pertenecen Alfonso culo contra la “cultura oficial” y publicaron la revista Barrera Valverde y Eduardo Villacís Meythaler, entre Pucuna. Algunos de sus integrantes adquirieron con otros. Por la misma época aparece la revista Pre- el tiempo, en su madurez, una incuestionable res- sencia, que convoca a poetas del nivel de Francisco petabilidad intelectual. Más seria es la actitud de los Granizo Ribadeneira y Paco Tobar García, quien en- escritores de esa misma generación que publican riqueció también la ficción y el teatro. Destácanse, la revista La Bufanda del Sol, a mucha distancia de además, en la novela Adalberto Ortiz, y en el en- Pucuna. En todo caso, de esta efervescencia juvenil sayo (con obras tardíamente publicadas) Fernando nace el Frente Cultural en 1968, que en palabras de Chaves, que, de otro lado, es quien inició, en su ju- Iván Carvajal “estaba integrado por los tzántzicos, ventud, la novela indigenista en Ecuador, con Plata los pintores del grupo VAN (que protagonizó ese y bronce y La embrujada, género que alcanzó sus

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mismo año la Antibienal, contra el certamen orga- Alicia Yánez desarrolla, a su vez, una vasta obra de nizado por la Casa de la Cultura), y algunos otros ficción, y Miguel Donoso publica narrativa y en- intelectuales y artistas que, más allá de diferen- sayo; Rafael Díaz Icaza, cuentos, y Abdón Ubidia es- cias políticas —entre maoístas, castristas y gueva- cribe novelas, relatos y ensayos; Raúl Pérez Torres, ristas—, coincidían en que era necesario ese frente relato, novela y poesía. Iván Égüez produce tam- para el combate revolucionario”. Algunos nombres bién literatura de ficción, y Eliécer Cárdenas se ma- del frente cultural: Ulises Estrella, Leandro Katz, Bo- nifiesta como uno de los más prolíferos novelistas lívar Echeverría, Luis y Simón Corral, Marco Muñoz, del período; Carlos Carrión publica novelas irónicas Euler Granda, Alfonso Murriagui, Rafael Larrea, Raúl y zumbonas; Marco Antonio Rodríguez alcanza con Arias, Humberto Vinueza, Abdón Ubidia, Alejandro Jaula e Historia de un intruso un maduro dominio Moreano y Francisco Proaño Arandi. del oficio de narrar, y ejerce también la crítica de arte, y Juan Montaño nos sorprende con sus relatos, En la segunda mitad del siglo XX se registra también que merecieron el Premio Nacional de Literatura en Ecuador, como en todo el continente y más allá, 2008, en el género cuento. una gran influencia del boom de la novela latinoa- mericana. Pero después, nuestra literatura busca Oswaldo Encalada sueña mundos extraños en sus li- otros rumbos, como en el caso de Javier Vásconez, bros de cuentos, y Juan Valdano llega a una honda admirador de Onetti, con una novelística que, según percepción de la realidad histórica en sus novelas; la crítica, responde a una escritura posmoderna. Tí- Francisco Proaño aparece como uno de los nove- tulos como El viajero de Praga y La sombra del apos- listas más profundos, y Raúl Vallejo se manifiesta tador le dan esa credencial. prolífico y con buen oficio en sus cuentos. Santiago Páez incursiona con éxito en la ciencia ficción y en el Hay mucho que decir sobre la literatura ecuato- género policial. Huilo Ruales se perfila como uno de riana en el último cuarto de siglo, afirma Jorge Dá- los narradores más representativos entre los ecua- vila Vázquez: “El período significó la afirmación del torianos del exilio, junto a Telmo Herrera, Leonardo trabajo literario de autores ya dueños de obra im- Valencia y Ramiro Oviedo, galardonado este úl- portante antes de los ochenta, como Jorge Enrique timo en Europa. Enriquecen también nuestra litera- Adoum, que amén de su poesía, su teatro, novelas y tura de ficción autores como Modesto Ponce, Carlos relatos, publica sus memorias y su (hilarante) Aproc- Arcos, Alfredo Noriega y Rocío Durán Barba. A ellos cimasión a la paraliteratura. No exageramos al decir se añaden Roque Espinoza, Aminta Buenaño, So- que es el más alto representante de nuestras letras; lange Rodríguez, Juan Secaira, entre otros. Iván Carvajal afirma (A la zaga del animal imposible, lectura de la poesía ecuatoriana del siglo XX), que Abdón Ubidia dice, a propósito, que “No hay avatar, en la poseía de Adoum y en la de Hugo Salazar Ta- inquietud, proyecto nacional que la literatura no mariz (Cuenca, 1923), “asistimos a un desborde de haya registrado: identidad, Estado, mestizaje, mi- lo narrativo”. Efraín Jara recoge su poesía completa, graciones, ruralidad, urbanismo, política, desastres con estudio introductorio de María Augusta Vinti- naturales, descubrimientos, ocultamientos también milla; Jacinto Cordero, parte del grupo Elan cuen- y cuántas cosas más; todas están en el relato y, más cano (porque hubo también en Quito un grupo aún, en el correlato de nuestra historia”. Hay, en- literario con el mismo nombre) aporta con una serie tonces, una abundancia de autores de ficción, que de títulos, y sus mejores textos se recopilan en Poesía podría atribuirse al gusto de nuestros autores por junta, una de las trascendentales colecciones de la ese género; pero, también, la publicación de sus Casa de la Cultura. Francisco Granizo Ribadeneira obras, a las facilidades que ofrece actualmente la in- publica poco, pero de excelente calidad”. Otras obras dustria gráfica. Hoy no es difícil publicar un libro (la que integran la aludida colección son las de Fer- calidad es otra cosa), porque inclusive se pueden nando Cazón Vera y Eduardo Jaramillo, Filoteo Sa- realizar ediciones de autor, de tiraje reducido, gra- maniego, Manuel Zabala Ruiz, Violeta Luna y Julio cias a la tecnología digital. Pazos. En otra colección de la Casa, Palabra Viva En la lírica hay que registrar los nombres de Cris- constan: Antonio Preciado, la voz de la negritud, tóbal Zapata, Bruno Sáenz Andrade, Iván Carvajal, Ulises Estrella, Euler Granda y Humberto Vinueza, Javier Ponce, que escribe también novela; Mario considerado el mayor poeta del tzantzismo. Campaña, Alexis Naranjo, Fernando Balseca, Iván

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Oñate, que se destaca también en el cuento. Entre hecho no se oponen ambas manifestaciones de la las mujeres: Maritza Cino, Sonia Manzano, que al- actividad intelectual aplicada a la escritura; aunque terna poesía y narrativa; Aleyda Quevedo, Julieta Za- la una prioriza el pensamiento convergente, y la otra mora, Sara Vanegas, Catalina Sojos, Margarita Laso el pensamiento divergente. Quiere decir esto que en y María Fernanda Espinosa. Algunas hacen poesía el un caso (el arte), el pensamiento se dispersa en va- erótica y la cultivan con éxito desde su propia pers- rias direcciones a partir de un punto, y en el otro (la pectiva. Diríase que se soltaron la trenza, porque han ciencia), converge hacia un punto, a partir de otros, dejado a un lado los falsos pudores, para expresar lo múltiples. Pero un texto, de cualquier naturaleza, in- que piensan en el tema de las relaciones de pareja. cluso desde luego los que producen los así llamados Pertenecen a los nuevos tiempos, inaugurados con cientistas sociales, exigen un buen estilo; digamos, la revolución sexual de los años sesenta. una buena escritura, un estilo literario. ¿Por qué no? Otros nombres en el apartado de la poesía: Edwin La editorial Abya-Yala (Premio Eugenio Espejo) y la Madrid, Roy Sigüenza, Galo Torres, Franklin Or- Corporación Editora Nacional (CEN) son, quizás, dóñez, Juan Carlos Astudillo, María de los Ángeles las instituciones que han producido con más abun- Martínez, Alfonso Espinosa, Paúl Puma, Luis Carlos dancia literatura científica, especialmente en tér- Mussó, Marcelo Báez. Y también: Fabián Guerrero minos antropológico y sociológico. La CEN tiene Obando, Augusto Rodríguez, César Carrión, Freddy en su catálogo la Colección del Pensamiento Ecua- Peñafiel y Ernesto Carrión, autor de El libro de la des- toriano, del Banco Central del Ecuador, con más de obediencia y Carni vale, muy elogiosamente comen- cincuenta títulos hasta ahora. Comenzó con el pen- tado por la crítica. El problema es que en el país hay samiento filosófico social y está en el pensamiento muchos más versificadores que poetas. histórico, político y social, pasando por el pensa- miento popular, psicológico, económico, moral, uni- En el relato, entre otros, debe señalarse también a versitario, humanista, monetario, financiero, fiscal, Guido Jalil, Vladimiro Rivas, David Ramírez, Raúl cultural, estético, utópico, pedagógico, indigenista, Serrano, Gabriela Alemán, Miguel Antonio Chávez y jurídico, antropológico, incluso humorístico, etc. Lucrecia Maldonado. En la crítica literaria son nom- bres indiscutibles los de Hernán Rodríguez Cas- Sería excesivo enumerar los autores comprendidos telo, Cecilia Ansaldo, Iván Carvajal, María Augusta en esta colección, porque son muchos. Solo diremos Vintimilla y Cecilia Velasco. En la literatura infantil que están los clásicos como Espejo, Olmedo, Mon- y juvenil: Edna Iturralde, Francisco Delgado, María talvo, Juan León Mera, Carrión, el padre Vargas, Fernanda Heredia, Soledad Córdova, Leonor Bravo Benites Vinueza, Ángel F. Rojas, para citar los más y Edgar Allan García. conocidos, y pensadores de promociones recientes, como Hernán Malo, Agustín Cueva, Fernando Ti- Y los cuencanos fallecidos: el crítico Alfonso Ca- najero, Irving Zapater, Karakas Ampam y Marco An- rrasco Vintimilla, los poetas César Andrade y Cor- tonio Guzmán. Y no han sido incorporados aún, dero, Eugenio Moreno Heredia, Arturo Cuesta pero están a la espera, autores como Bolívar Echeve- Heredia y Hugo Salazar Tamariz, del ya aludido grupo rría y el padre Terán Dutari, por ejemplo. Elan de Cuenca, que a fines de la década de los cua- renta cambió el rumbo de la poesía cuencana; Rubén Astudillo y Astudillo, uno de los nombres más rele- El teatro vantes de la poesía de su generación en el país, y el A partir de los ochenta, el teatro da un giro en más destacado de los poetas cuencanos posteriores Ecuador, cuando empiezan a aparecer los nuevos a Elan. Y no olvidemos a Ileana Espinel, la voz feme- dramaturgos, porque antes solo se ponían en escena nina más representativa de la lírica guayaquileña. obras extranjeras y de los muy escasos autores na- Pero cuando se habla de literatura se ignora, por lo cionales que habían escrito para la escena, Aguilera general, a quienes escriben con el propósito de divul- Malta, por ejemplo. En los años sesenta estaba solo gación científica y como fruto de sus investigaciones, Paco Tobar en Quito, haciendo su propio teatro (es- poniendo distancia, al excluirlos, entre la ciencia y el cribe, dirige y actúa) con su Grupo Independiente, arte literario. Sin embargo, es menester considerar y José Martínez Queirolo en Guayaquil, con Las dos lo que llamaremos literatura científica, porque de carátulas. Pero en esa década viene el italiano Fabio

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Paccioni, enviado por la Unesco, e introduce aquí entre las que se destaca El murciélago doble. En este el concepto de la puesta en escena ya en términos colectivo están Pancho Aguirre, como actor prin- técnicos, así como la creación colectiva. Funda el cipal, y Andrés Vásquez, codirector y gran animador Teatro Ensayo y desarrolla una gran labor con la del grupo. Tenemos también en esa ciudad, desde propuesta de poner obras de temática preferente- hace unos cinco años, un grupo que nace de los ta- mente social, utilizar modos de expresión populares lleres de Guido Navarro, con un trabajo muy depu- y adecuar la técnica teatral a la realidad ecuatoriana. rado. Está Carlos Gallegos, que también dirige y ha Este grupo, que a la salida de Paccioni pasó a ser di- ganado algunos premios; esto en la línea del clown, rigido por Antonio Ordóñez —hasta ahora—, ha del teatro gestual. cumplido ya 45 años; se ha reactivado, pero según Este teatro, que toma mucho de la comedia del arte, la crítica Genoveva Mora, no se ha renovado en sus nace en Francia, y el clown no está concebido como conceptos escénicos. el payaso, sino como un concepto de búsqueda in- Por entonces, hasta los ochenta del siglo anterior, terior, que le permite al actor sacar lo más grotesco era preocupante la escasez de autores teatrales y las que tiene; es una especie de desenmascaramiento novedades se reducían a las comedias ligeras, o “es- del ser, un atreverse a hacer el ridículo, para pro- tampas quiteñas”, generalmente de contenido polí- vocar la risa del espectador. Pero no una hilaridad tico, que, cubriendo toda una época, representaba la gratuita, sino una risa producida porque en cierto compañía de Ernesto Albán, que también ponía en modo el espectador se proyecta en esos seres un escena algunas piezas ligeras del repertorio español. tanto absurdos, descoordinados e incoherentes, Recién a partir de esa década comienzan a aparecer pues la hipótesis es que, en el fondo, “todos somos nuevos dramaturgos, como el argentino Arístides así”. Esa es precisamente la búsqueda. Navarro armó Vargas, que se radica en Ecuador y crea hace 30 años su taller y de ahí salió toda esa gente. Hay también el grupo Malayerba; Patricio Vallejo, Peky Andino y un joven cuencano, excelente, el mimo Martín Peña, Patricio Guzmán, que también dirigen y actúan. Más quien estudió un tiempo en y después en Lon- adelante, Roberto Sánchez y Viviana Cordero. La dres; trabaja con su esposa, la cubana Yanet Gómez. creación colectiva ha quedado atrás y tenemos nue- Otros grupos activos en la provincia del Azuay son vamente un teatro de director. Otros grupos impor- el Testadura y el Manotrés. Pero en todo el país apa- tantes son Espada de Madera y Contraelviento que recen, aquí y allá, nuevos grupos que, por las dificul- ya cumplieron 20 años. tades que encuentran y que no pueden salvar, suelen ser de vida efímera. El grupo del Patio de Comedias, cuya figura más re- presentativa es Juana Guarderas, no tiene un solo Otra modalidad teatral que se está dando a conocer director, pero en ese rol se ha desempeñado con en el país es el Drag queen, surgido en Nueva York, y mayor solvencia Guido Navarro, un nombre muy propio de la cultura norteamericana. Se trata de tra- importante del nuevo teatro, porque con él arrancó vestirse; ese es su tema, y no es exclusivo de homo- la escuela de clown, que hoy se ha vuelto tan po- sexuales. Daniel Moreno dirige en Quito ese teatro; pular. Él sienta las bases de este género en Ecuador; escribe sus propias obras, actúa, dirige, se ocupa de funda la Escuela del Cronopio, de la cual han salido todo lo que hay tras bambalinas y tiene su propia varios grupos o gente que está haciendo clown. Él sala, en donde todas las semanas representa ese tipo no es dramaturgo, adapta obras o toma segmentos de obras. León Sierra hizo junto a otro muchacho, de diversos autores para construir un libreto, pero González, una obra con un texto de Juan Carlos Cu- su trabajo es excelente. Todo esto en Quito, en cuya calón, muy bien pensado, sobre este tema de la ho- escena viene destacándose también, desde los años mosexualidad y del travestismo. ochenta, el actor y director alemán residente en En Guayaquil hay tres focos importantes de teatro; Ecuador, Christoph Baumann. el más popular, el más comercial es el de la comedia En Cuenca aparece El Quinto Río, que no ha tenido fácil, con un texto que no le complica al espectador siempre el mismo director, pero ha trabajado mucho ni le plantea reto alguno. Simplemente es una es- con el dramaturgo Isidro Luna (seudónimo de pecie de sketch, con mujeres sexis y todo ese for- Carlos Rojas). De él han puesto tres o cuatro obras, mato de la televisión; diríase que reproduce en el

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escenario lo que, en ese orden de cosas, se ve en la De todas maneras, podríamos decir que el teatro en pantalla. Pero en el puerto hay que registrar en espe- Ecuador viste ahora de pantalones largos. Han in- cial al grupo Sarao, con una trayectoria de 25 años; fluido tanto la presencia de teatreros extranjeros mantiene un taller de humor, con una preparación como los estudios en el exterior de nuestros actores, seria, y un grupo de danza-teatro muy propositivo, autores y directores. Además, hay ahora un público en la línea de Pina Bausch. que busca los espectáculos escénicos y tenemos pu- blicaciones especializadas, como El Apuntador, de Y ahora, desde hace algunos años, está en Guaya- Genoveva Mora, que siguen sus pasos. quil Santiago Roldós con el grupo Muégano, que es también un teatro serio, que investiga; un teatro en el sentido tradicional, que asume lo que es ser actor. La danza Trabajan mucho, por ejemplo, a Bertolt Brecht; lo La danza tiene dos aristas: la institucional, que está estudian y hacen una relectura de este autor, porque avalada y financiada por el Estado, como el Ballet lo suyo no es el Brecht de hace 50 años, sino el que Ecuatoriano de Cámara, dirigido por Rubén Guar- sería hoy. Es una actividad valiosa, un reto a los deras; una institución que comprende también el grupos más tradicionales como Gestus y Gestos que ballet contemporáneo, el ballet metropolitano y me- también llevan años en el puerto, planteando nuevas trodanza. Caso similar es el de la Compañía Nacional formas. El uno dirigido por Marina Salvarezza y el de Danza, dirigida por María Luisa González, y cuyos otro por Virgilio Valero. Pero los dos grupos se jun- miembros también son remunerados; es gente que taron e insisten con los textos de Martínez Queirolo. está ahí para bailar. Resulta una competencia salu- Y en términos comerciales tenemos en Quito, en el dable y en ambas instituciones los bailarines tienen Centro Comercial Iñaquito CCI, una sala de teatro buen nivel; pero no hay esa actitud, digamos, crea- bien acondicionada, de una empresa que propone tiva; no se están formando coreógrafos; se los invita. textos que han sido probados en escenarios extran- Entonces tenemos, por un lado, esa danza que po- jeros, e invita, para reponerlos, a diferentes direc- dríamos llamar oficial, y por otro, la danza indepen- tores, actores, escenógrafos, etc. Es un espacio que diente, que es danza contemporánea. En Guayaquil ha abierto otra posibilidad al arte escénico, ha traído hay algunas academias de ballet, pero a nivel ama- gente de y por ahí han pasado algunos di- teur. Los grupos importantes en el puerto, de ca- rectores. A principios de 2010 repuso Las brujas de rácter profesional, serían el mismo Sarao y el grupo Salem bajo la dirección de Antonio Ordóñez. Tam- ETEA, una fusión flamenco-jazz. Ahí está Miguel bién hemos visto ahí a Viviana Cordero con su grupo; Salem con su elenco de danza-jazz, que reproduce a Dina Gamayunova, del Mascaró; así como a algunos los musicales exitosos del mundo. elencos infantiles, Luna Sol, La Muralla, entre otros, y a un conjunto que hace teatro de circo. El compromiso de la danza contemporánea fue asu- mido en Quito por el Frente de Danza Independiente. Hay que registrar también la actividad de la Funda- En un momento se asociaron todos los contempo- ción Teatro Nacional Sucre, que ha abierto diversas ráneos propositivos, Wilson Pico, Kléber Viera, la salas en la ciudad, cuyos escenarios acogen a nuevos propia María Luisa González, Susana Reyes, para actores con novedosas propuestas. consolidarlo; pero hoy está pasando por una crisis. En resumen, hay mucha actividad escénica en el Digamos que se hallan vigentes Wilson Pico, Terry país, diversos grupos que reclaman más escena- Araujo y otros profesores; pero ya no es el Frente de rios, a pesar de que el Teatro Variedades de Quito antes. Ya no están coreógrafos como Ernesto Ortiz, ha abierto un espacio importante a los conjuntos Josie Cáceres ni Carolina Vásconez, una coreógrafa noveles, pero solo por temporadas cortas. Esto re- muy estudiosa, una artista en el sentido de armar su presenta un problema para nuestro teatro, porque obra, de pensar por qué y adónde quiere llegar. esas temporadas no permiten a los grupos foguearse Vale aquí recordar que en el año 2003 Wilson Pico como deberían; ni que las obras crezcan, porque puso en marcha el proyecto Futuro Sí!, que duró hasta estas solo crecen, maduran realmente, con 40 o 50 2008 y que, según su creador, “tuvo por motivación a representaciones. Y eso acá, salvo algún caso ais- la danza como herramienta de recuperación social; lado, es impensable.

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graduó bailarines e instructores y propició el descu- intentando la publicación ya aludida, El Apuntador, brimiento de talentos para la coreografía, transfor- de Genoveva Mora. mándose después en una propuesta educativa a fin de enseñar danza contemporánea”. El cine Ahora hay gente joven preocupada de seguir bailando El Ecuador es un auténtico set cinematográfico titula en los escenarios, a pesar de todas las vicisitudes; Pablo Fiallos un excelente texto que nos permitimos porque si existe algo que no tiene apoyo entre noso- condensar: tros es la actividad de los bailarines independientes. Resulta demasiado difícil mantenerse como bailarín En El tesoro de Atahualpa, el pionero de la cinema- o bailarina independiente. ¿Coreógrafos? El mismo tografía ecuatoriana, Augusto San Miguel realizó, en Wilson, Kléber, Susana. Ella, al parecer, marca otra 1924, la primera película ecuatoriana, cuando el cine línea, la de la danza más bien ancestral, a la que llama aún era silente. El cineasta guayaquileño registró las “danza butuoandina”; entendiendo que la danza buto costumbres de los indios y los coloridos paisajes na- es más bien oriental, de donde le viene la influencia; turales que ambientan el viaje en tren de Guayaquil le interesa ese tipo de trabajo y eso es lo que hace. a Quito. Jaime Cuesta Ordóñez mostraba, después, Otros coreógrafos son Esteban Donoso, Tanya Gua- en Dos para el camino (1981) a un par de pícaros (re- yasamín, una de las más jóvenes, y Valeria Andrade. presentados por Ernesto Albán y César Carmigniani) recorriendo el país y revelando el costumbrismo de En el ámbito de la danza, los bailarines salen con su gente. frecuencia a través de los programas de inter- cambio. Ortiz, por ejemplo, ha ido a universidades La sexualidad y el erotismo se cruzaban con una re- norteamericanas a dictar talleres; es un coreógrafo flexión crítica de la modernidad, en la adaptación muy creativo y un buen bailarín. Pero el problema que hiciera en 1990 Camilo Luzuriaga del cuento La es que la danza tiene un público muy limitado, sobre tigra, donde se muestra el tropicalismo presente en todo la danza alternativa (lo mismo que el teatro al- el relato literario de José de la Cuadra. Otra adapta- ternativo). Eso repercute en lo económico y obliga ción de Luzuriaga, en este caso de la novela Entre a quienes la practican a hacer de todo: producción, Marx y una mujer desnuda, de Jorge Enrique Adoum, mercadeo, escenografía y hasta el diseño del ves- mostraba el Quito revolucionario de los sesenta. Por tuario para poder sacar una obra, y en términos pre- las calles del centro de la capital cantaba el “chamo” carios, en salas pequeñas, baratas, sin las mínimas Jaime Guevara, y en el edificio de la Confederación comodidades. Para acceder a un público más am- de Trabajadores Sindicales (Ceols), frente al parque plio, de clase media, sería necesario disponer de las El Ejido, se organizaban los mítines políticos. instalaciones y de la publicidad adecuadas, como las Pero lo urbano se mezclaba con lo rural. La excelente que tiene el Teatro Sucre. Y eso, para los que no son fotografía de Olivier Auverlau registraba los paisajes la excepción, es sencillamente imposible. andinos, el tren cruzaba la serranía en la provincia No podemos aquí pasar por alto la danza llamada de Chimborazo y los personajes caminaban en es- “folclórica”, o de “proyección folclórica”, actividad cenas oníricas por las arenas del desierto de Palmira, que cuenta con alrededor de 80 grupos, aunque la al sur de Riobamba. Con la llegada de Sebastián Cor- mayoría no tienen mucha significación. Los más im- dero, el cine nacional experimentó un cambio. Su portantes son, quizás, el Jacchigua, dirigido por Ra- ópera prima, Ratas, ratones, rateros, contaba con un fael Camino, y el Ballet Folklórico de Virginia Rosero, ritmo frenético historias de personajes lumpenescos que actúan, con frecuencia, como atracción turís- en medio de ambientes urbanos del bajo mundo, en tica, y han representado al país en el exterior. Quito y Guayaquil, y su filme más reciente, Rabia, con un elenco multicultural, ha sido ovacionado De una manera u otra, tanto el teatro como la danza en México. han conquistado últimamente un espacio que no te- nían, ojalá se pudiera crear un pensamiento crítico, Y si de product placement se trata —sigue Fiallos—, una reflexión teórica; cosa que no se ha dado en la cabe recordar la cinta Retazos de vida, dirigida por la medida adecuada (las áreas culturales de los perió- hermana de Cordero, Viviana. La película olvida el dicos nacionales no están a la altura); pero lo está argumento por momentos y muestra las bondades

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de un Guayaquil modernizado: la escalinata del ba- imágenes en movimiento, que han vuelto al país con rrio Las Peñas y el Malecón remozado; publicita, sin un buen bagaje de conocimientos y experiencias. Y remordimiento alguno, el trabajo de la alcaldía en el un factor más: el buen cine internacional que ahora puerto principal. se muestra en el país, alejado antes de nuestras panta- llas, porque los exhibidores subestimaban al público Viviana Cordero, que había realizado con su her- nacional, y solo traían películas comerciales. mano Juan Esteban el filme Sensaciones, en 1990, pre- sentaba ahí una historia alucinante en medio de los , donde un grupo de amigos se encuentra en La música una hacienda de la Sierra ecuatoriana. Y en su pelí- Antes de que existiera la Orquesta Sinfónica Na- cula Un titán en el ring, dos peleadores causan la di- cional, que se fundó en los años sesenta, bajo la di- visión de un pueblo entero fanático de la lucha libre. rección del maestro español Ernesto Xancó, la vida Pero la Costa ha sido también escenario de historias artístico-musical de Quito se concentraba en el Con- violentas y de personajes oscuros —recuerda Pablo servatorio Nacional (que sigue siendo en esta área, Fiallos en su artículo—. Crónicas, de Sebastián Cor- y en términos pedagógicos, la institución más im- dero, muestra una ciudad atormentada por la ame- portante del país), salvo cuando venían a los teatros naza de un asesino en serie, de niños, mientras un Sucre o Bolívar concertistas o grupos extranjeros, in- periodista sensacionalista busca la noticia detrás del vitados generalmente por la Sociedad Filarmónica, ‘Monstruo de Babahoyo’. que en este sentido cumplió una labor encomiable, poniendo en contacto al público, aunque muy de El viaje por carretera abre la posibilidad de conocer tarde en tarde, con intérpretes del más alto nivel. el país como si viésemos un conjunto de postales. Nuestros músicos, a su vez, ejecutaban en aquel Qué tan lejos, de Tania Hermida, empató con el pú- tiempo obras de compositores como Luis Humberto blico ecuatoriano inmediatamente, por sus diálogos Salgado —que es quizás el más importante compo- y sus personajes. Pero también por esa constante sitor nacional—, con la orquesta y el coro del Con- sensación de nostalgia, acentuada con la imponente servatorio. También estaban en su repertorio las fotografía de Armando Salazar, que registra la be- partituras de Segundo Luis Moreno, Juan Pablo lleza del paisaje del país, durante el recorrido entre Muñoz, José Ricardo Becerra, Néstor Cueva, Ángel Quito y Cuenca. H. Jiménez y Corcino Durán, que hacían música aca- démica ecuatoriana; así como, más adelante, Ge- En la última década, la mirada de los cineastas na- rardo Guevara y Carlos Bonilla. Actualmente, ya es cionales ha apuntado a Quito. Víctor Arregui vuelve muy raro escuchar las obras de estos maestros. sobre los personajes marginales en Fuera de juego, y sobre la tragedia social quiteña alrededor de la Nuestra Sinfónica contaba, en sus inicios, con una muerte, en Cuando me toque a mí. Al contrario, asistencia extremadamente escasa, pero esta se ha Anahí Hoeneisen y Daniel Andrade muestran un incrementado de manera muy notable, lo cual de- Quito burgués, donde se reflejan partes de la ciudad muestra el creciente interés del público por la mú- más modernas que aquellas a las que nos tenía acos- sica elaborada. Por desgracia, la Orquesta Sinfónica tumbrados el cine nacional. Mateo Herrera juega Nacional no solo cerró su escuela de Música, que con los géneros a partir de la migración, en Alegría funcionó con éxito durante los años 79 y 80 bajo la de una vez, y la más reciente Impulso. Y nueve di- dirección de María Niles (ahora María Jaramillo de rectores noveles revelan sus inquietudes en Los ca- Guevara), sino que no ha desarrollado, como le co- nallas, dice Andrade, quien está preparando una rrespondía, un proyecto de estímulo a los jóvenes publicación especializada en el séptimo arte. compositores, encargándoles obras y organizando, por ejemplo, adecuados certámenes. Incluso el con- Puede afirmarse, entonces, que el cine en Ecuador es curso de composiciones que mantenía el Municipio un arte que en los últimos años se ha desarrollado de de Quito no ha vuelto a ser convocado. Entonces, se una manera extraordinariamente acelerada; cuenta quedan inéditas las obras de los jóvenes composi- inclusive con una ley, una cinemateca e importantes tores, que, sin incentivo alguno, dejan de producir. Así instituciones que le respaldan. También hay que re- se explica que la música, en términos de creatividad, gistrar, en este caso, el hecho de los estudios en el ex- esté muy a la zaga de las otras artes en el país. Podría terior de algunos jóvenes interesados en el arte de las

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decirse, por tanto, que Ecuador desaprovecha los ta- Para concluir, hay que declarar que ha sido dema- lentos musicales que posee; estos carecen de estí- siado ambiciosa la intención de resumir en estas mulo, de una adecuada capacitación y de promoción. breves páginas siquiera una visión panorámica, o ra- sante, de “la cultura ilustrada en Ecuador contempo- En cuanto a la dirección de orquesta, función en la ráneo”. De modo que el resultado es solo un boceto cual antes se destacaba el maestro Álvaro Manzano, que, por tanto, deja por fuera mucha información. que condujo durante 17 años la Sinfónica Nacional, Únicamente ha sido posible registrar las líneas más ahora ocupa un lugar relevante Patricio Aizaga, visibles de tan amplio tema. A pesar de lo cual, basta quien creó, en 1995, la Fundación Orquesta Sinfó- esta suerte de dibujo a mano alzada para hacernos nica Juvenil del Ecuador, origen de la Orquesta Filar- una clara idea de la rica producción del país (pa- mónica Juvenil, de la que dependen otras orquestas, sando sobre los “peros” que hemos anotado), en el de niños y jóvenes, en Quito, Guayaquil y Esme- campo de las letras y las artes. Lo cual, en este ám- raldas, con directores como Felipe Luzuriaga, Pa- bito, nos da un peso específico considerable entre tricio Jaramillo, Agustín Ramón San Martín y Juan las naciones del continente. Carlos Ruales, a cuyo cargo está la Escuela de Mú- sica de la fundación. Bibliografía y consultas Otra fundación de gran trascendencia es la Filarmó- nica Casa de la Música, “una entidad sin fines de lucro, Artes plásticas: Textos de Hernán Rodríguez Castelo (1988): El siglo resultado de la fusión de la Sociedad Filarmónica de XX de las artes visuales en Ecuador (1988). Quito: Banco Central del Ecuador. Quito, que durante 50 años desarrolló en la ciudad una intensa labor de difusión cultural y educativa, y Rodrigo Villacís Molina (1993). Panorama del arte. Quito: Editorial El Conejo. la Fundación Casa de la Música, dirigida por Hans y Gi Neustaetter. El legado de Gi Neustaetter permitió ______(2001). Arte quiteño de la Colonia al siglo XIX (2001). Quito: la construcción de una de las mejores salas de con- Editorial Delta. ciertos, por su impecable acústica y hermosa arqui- ______(2002).Pintura ecuatoriana siglo XX (2002). Quito: Editorial tectura”. En ese escenario se han presentado grandes Delta. espectáculos musicales, y en su sala de recitales y Arquitectura: Entrevista con el arquitecto Rafael Vélez, uno de los conferencias se lleva a cabo una constante actividad, profesionales más destacados del país, premios Ornato de Quito que incluye disertaciones, la actuación de grupos de en varias ocasiones y Premio Bienal de Quito. cámara y la programación mensual de los amigos de Literatura: Ensayos inéditos de los escritores y estudiosos de la lite- la ópera, con grabaciones en video, etc. ratura: Jorge Dávila y Abdón Ubidia. Artes escénicas: Entrevista con Genoveva Mora, directora de El En varias ciudades han proliferado últimamente los Apuntador, revista especializada en artes escénicas, que se pu- grupos instrumentales que responden a las inquie- blica en Quito, Imprenta Abilit, y Lola Márquez, periodista cul- tudes de una audiencia atraída por las nuevas pro- tural y actual funcionaria del Ministerio de Cultura, Guayaquil. puestas musicales, a tono con una época de cambios Cine: Texto de Pablo Fiallos, especialista en cine, director de la re- vertiginosos: las “bandas” con las diversas modali- vista especializada en el séptimo arte Zoom. dades del rock, la música fusión, etc., que obviamente Danza folclórica: Consulta con la maestra Virginia Rosero, directo- tienen una gran acogida por parte del público juvenil. ra del Ballet Folklórico Ecuatoriano Virginia Rosero y promotora del Área Cultural de la Universidad Andina Simón Bolívar.

Pero no olvidemos la presencia en nuestros escena- Música: Entrevista con el maestro Gerardo Guevara, compositor y rios de la Orquesta de Instrumentos Andinos, creada exdirector del Conservatorio Nacional de Música, y María Jara- en el año 1990 y dirigida por Patricio Mantilla, ni el millo de Guevara, maestra de música. encomiable trabajo de ese gran trompetista que es el lojano Edgar Palacios, con su fundación para la en- señanza de música a niños y jóvenes que padecen deficiencias físicas o mentales. Al efecto, creó en 1992 el Sistema Nacional de Música para Niños Es- peciales, al que se debe la Orquesta de Músicos Es- peciales del Ecuador, que ha ofrecido innumerables conciertos en el país y más allá de nuestras fronteras.

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