CUADERNOS HISPANOAMERICANOS Nº 803 Mayo 2017 Nº 803 Coordina Yannelys Aparicio Relectura Delboom DOSSIER CUADERNOS HISPANOAMERICANOS
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Nº 803 Mayo 2017 CUADERNOS HISPANOAMERICANOS Nº 803 Mayo 2017 HISPANOAMERICANOS Precio: 5€ DOSSIER ENTREVISTA MESA REVUELTA Relectura del boom Laura Restrepo José Balza, Fernando Castillo, Coordina Yannelys Aparicio Andreu Navarra Ordoño CUADERNOS CUADERNOS y Antonio José Ponte Fotografía de portada © Ekko von Schwichow CUADERNOS HISPANOAMERICANOS Avda. Reyes Católicos, 4 Edita CP 28040, Madrid MAEC, Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación T. 915838401 AECID, Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Director JUAN MALPARTIDA Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación Redacción Alfonso María Dastis Quecedo Cristian Crusat Secretario de Estado de Cooperación Internacional Carmen Itamad Cremades Romero y para Iberoamérica Fernando García-Casas Administración Magdalena Sánchez [email protected] Director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para T. 915823361 el Desarrollo Luis Tejada Director de Relaciones Culturales y Científicas Suscripciones Roberto Varela Fariña suscripcion.cuadernoshispanoamericanos @aecid.es Jefe del Departamento de Cooperación y Promoción Cultural T. 915827945 Jorge Manuel Peralta Momparler Imprime CUADERNOS HISPANOAMERICANOS, fundada en 1948, ha sido Estilo Estugraf Impresores, S.l dirigida sucesivamente por Pedro Laín Entralgo, Luis Rosales, José Pol. Ind Los Huertecillos, nave 13 Antonio Maravall, Félix Grande, Blas Matamoro y Benjamín Prado. CP 28350- Ciempozuelos, Madrid Catálogo General de Publicaciones Oficiales: Depósito legal http://publicacionesoficiales.boe.es M.3375/1958 ISSN Los índices de la revista pueden consultarse en el HAPI (Hispanic 0011-250 X American Periodical Index), en la MLA Bibliography y en el catálogo Nipo digital de la Biblioteca. 502-15-003-5 Nipo impreso La revista puede consultarse en: 502-15-004-0 www.cervantesvirtual.com Nº 803 CUADERNOS HISPANOAMERICANOS DOSSIER 2 DOSSIER: RELECTURA DEL BOOM 4 Yannelys Aparicio – La Casa de las Américas, Roberto Fernández Retamar y el boom latinoamericano 16 Ángel Esteban – El libro del boom que nunca llegó a serlo 28 Pepa Merlo – Cuando la mujer no es mágica… 37 José Manuel Camacho Delgado – Cien años de soledad: entre las crónicas de navegantes y la novela de aventuras 50 Ana Gallego Cuiñas – El boom en la actualidad: las literaturas latinoamericanas del siglo xxi 63 Álvaro Salvador – Hipótesis del boom ENTREVISTA 74 Carmen de Eusebio – Laura Restrepo: «Los fanatismos son banderas de guerra» MESA REVUELTA 90 José Balza – Domínguez Michael y la sobreescritura 108 Fernando Castillo – Un otoño galitziano: de Cracovia a Lvov 126 Andreu Navarra Ordoño ‒ El dolor de vivir, novela política de Manuel Bueno 136 Antonio José Ponte ‒ La tempestad BIBLIOTECA 148 Gerardo Fernández Fe ‒ Paul Léautaud, de cuerpo entero 151 Juan Ángel Juristo ‒ La línea de sombra 155 Beatriz García Ríos ‒ El tono de Victoria de Stefano 158 Ernesto Pérez Zúñiga ‒ La aventura como meditación 162 Julio Serrano ‒ La ficción o el vehículo de los dioses 166 Santos Sanz Villanueva – Mentiras y engaños de la amistad 170 José Antonio Llera ‒ Infancia 174 Martín Rodríguez-Gaona ‒ Los que magnetizan el infinito con palabras 177 Daniel B. Bro ‒ Cervantes y el humor 181 Juan Fernando Valenzuela ‒ El anticuado más moderno de todos Relectura del boom Coordina Yannelys Aparicio Por Yannelys Aparicio LA CASA DE LAS AMÉRICAS, Roberto Fernández Retamar y el boom latinoamericano Las causas que hicieron posible un desarrollo espectacular de la narrativa de América Latina en los años sesenta son múltiples y de muy diversa índole, pero una de ellas fue la coincidencia del pro- ceso revolucionario cubano con el comienzo de esa nueva edad de oro de las letras en lengua española, y la puesta en marcha de la institución cultural más relevante de la época en el mundo hispá- nico –la Casa de las Américas, entre abril y julio de 1959– con el apoyo de la élite intelectual latinoamericana a esa institución. Los dirigentes revolucionarios tenían muy claro que, para tener éxito en la ardua empresa que trataban de llevar a cabo, era necesario conectar con el mundo de la cultura y llevarlo a su terreno de acción. En el artículo 2.c. del Decreto-Ley 16 de agosto de 1978 se recogía lo que había sido durante casi veinte años el espíritu de la institución, y entre sus funciones se mencionaba la necesidad de difundir el material literario y artístico que contribuyera de un mejor modo a dar a conocer la realidad de América Latina y el Caribe. La tesis de estas páginas es que, sin una férrea –sin fisuras– organicidad revolucionaria, ni Cuba ni la Casa habrían ayudado tanto a la difusión y el triunfo del boom y, además, sin una actividad como la de Roberto Fernández Retamar, más im- portante que la de Haydée Santamaría, esa organicidad no habría llegado al extremo en que lo hizo y con unas garantías de éxito que la historia no ha hecho sino corroborar. Si bien la presidenta manejó sin atisbo de duda el control ideológico de la institución y CUADERNOS HISPANOAMERICANOS 4 de la revista, fue Roberto Fernández Retamar quien, con su cultu- ra exquisita, su manejo de los «procedimientos y manejos diplo- máticos», su educación esmerada, su conocimiento de idiomas, su mano izquierda para tratar cuestiones delicadas siempre con una sonrisa y un argumento inteligente (incluso cuando pudiera ser falaz o ambiguo), sus contactos en el mundo de la literatura y su propia labor artística como poeta y ensayista, consiguió aglu- tinar a tantos escritores e intelectuales para que se pusieran a las órdenes del proyecto cultural revolucionario. Uno de los efectos indirectos que tuvo esa unidad, defen- dida por numerosos narradores y poetas del continente, fue un desarrollo magnífico del campo de la creación literaria, a lo que se unió también una corriente veloz y eficaz de difusión de los productos literarios, sobre todo de la narrativa, contribuyendo a crear una conciencia, entre los escritores, de movimiento ge- neral artístico, del que participaban todos los pueblos de nues- tra América. Nunca como en ese momento hubo tanta amistad entre autores de diferentes países, tantos congresos, viajes, tra- ducciones, revistas de crítica literaria, etcétera, encaminados a promover una idea, un sentimiento, una utopía cuyo centro fue la isla, y el centro de ese centro la Casa de las Américas. Ro- berto Fernández Retamar estuvo vinculado a la Casa desde los comienzos, ya que su protagonismo en la esfera intelectual y literaria de Cuba databa de la década anterior al triunfo revolu- cionario. La segunda mitad de los cincuenta transcurre para él entre los estudios en La Sorbona y la Universidad de Londres, para terminar el periplo por los Estados Unidos (Yale y Colum- bia). Al comienzo de los sesenta es nombrado consejero cultu- ral en París y a su vuelta trabaja en la universidad y en la revista Unión hasta que, en 1965, es nombrado director de la revista Casa de las Américas, de la que se había ocupado hasta entonces Antón Arrufat. A partir de ese momento, Retamar se convertirá en un pilar no sólo de la publicación, sino de la institución com- pleta, llevando hasta las últimas consecuencias las directrices políticas del gobierno cubano, que llegan a través de Haydée Santamaría, a quien sustituirá como presidente de la institución cuando ella muera, y apuntalándolas no exclusivamente en el ámbito de la gestión cultural y la práctica poética, sino también en un contorno de mayor calado: la teoría, el ensayo, la antro- pología cultural que conecta nuevamente el hecho literario y su importancia con el problema de la identidad, el presente y el futuro de América Latina. 5 CUADERNOS HISPANOAMERICANOS Hay dos aspectos en la figura de Retamar, conectados entre sí, que podrían parecer, a simple vista, negativos, pero que tu- vieron importancia para la implantación de una política cultural que facilitó el boom: su ambición de poder y la obediencia ciega a las directrices del aparato, cada vez más cercanas al estalinismo. Como poeta y crítico, hay en él un viraje claro desde los cincuen- ta a los sesenta, como ha observado Rafael Rojas. Si bien comen- zó su carrera literaria de la mano de Orígenes, valorado por Cin- tio Vitier desde muy joven, en cuanto la Revolución triunfó, su poesía y su discurso crítico fueron evolucionando en muy poco tiempo hacia posturas claramente comprometidas con el nuevo proyecto, en colaboraciones con Revolución o Lunes. Y su radi- calización fue más gradual que la de otros escritores pero más profunda. Mientras la patria de sus escritos de los cincuenta es la de la naturaleza exuberante, en la década siguiente hay un con- tinuo acto de contrición por no haber abrazado antes y con más ímpetu la Revolución triunfante (Rojas, 2005). Y su obra, que en los comienzos estaba abierta a ideas, modalidades, hondura filosófica y emocional, legado de poetas anteriores de numerosas tradiciones, nuevas experiencias técnicas, etcétera, se convierte a veces, a partir de los sesenta, en panfletos militantes de mucha menor calidad y alcance literario. Ya en 1963, poco antes de en- trar en la dirección de la revista Casa, describía el nuevo eje de su concepción estética: «No se trata de, en realidad, cantar la Revo- lución, sino ser la Revolución: de revolucionarse. Lo otro es to- marla como un tema; igualmente pudo haberse tomado la vida en Groenlandia […]. No: la revolución no es algo que se canta, sino una posición desde la cual se canta. No es lo visto, sino el punto de vista, el ojo mismo» (Fernández Retamar, 1982, 48). El primer episodio donde todo este fervor revolucionario obtiene buenos réditos y significa la consolidación del proyecto latinoamericano, continental, que coincidirá con la época de esta- llido del boom es el nombramiento de Retamar como director de la revista. Sobre este hecho hay versiones encontradas, lo que invita a pensar que el nuevo dirigente hizo mucho más de lo que él confiesa para recibir tal encargo.