Dialoguemos-No-872793.Pdf
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Indígenas Pai Tavytera. 2 Pedro Juan Caballero, Departamento de Amambay, Paraguay SALUDO DIRECTIVA PROVINCIAL 03 LA FRATERNIDAD, FUENTE DE ENCANTO EN LA VIDA RELIGIOSA 05 OCTUBRE MES DE LAS MISIONES 10 LOS AMIGOS PARA SANTA LAURA MONTOYA 19 ECONOMÍA SOLIDARIA 22 EL SÍNODO ES LA MIRADA MISERICORDIOSA DE DIOS PARA LA 26 AMAZONÍA EL BORDADO DE DIOS 30 VIVENCIAS SIGNIFICATIVAS 31 ENCUENTRO DE JUNIORAS 40 NOVICIADO 41 ENVEJECER JUNTAS EN LA VIDA RELIGIOSA: CAMINO DE PLENITUD 42 BODAS DE PLATA 46 BODAS DE ORO 47 OPCIÓN/PRIORIDAD DE COYUNTURA: VENEZUELA 49 MARÍA REINA INMACULADA DEL UNIVERSO 52 LA VIRGEN DEL NIÑO POR NACER: LA ESCULTURA QUE BUSCA 53 DEFENDER AL INDEFENSO ADVIENTO: TIEMPO DE DESEO, ANHELOS Y EXPECTATIVAS 55 NAVIDAD: QUE EL MISTERIO DE LA NAVIDAD NOS SORPRENDA 58 SIEMPRE CUMPLEAÑOS 61 AGENDA PROVINCIAL 63 NUESTRAS CONDOLENCIAS 64 ORACIÓN FIN Y PRINCIPIO DE AÑO 65 3 SALUDO DIRECTIVA PROVINCIAL. Queridas hermanas. Reciban un saludo lleno de alegría y esperanza. Nos anima la invitación del Papa Francisco a: “mirar el pasado con gratitud, vivir el presente con pasión y abrazar el futuro con esperanza”. Así como SALIR, ESCUCHAR Y ANUNCIAR: Tres consejos de su Santidad a los misioneros. Salir, escuchar el grito de los pobres y de los alejados, encontrar a todos y anunciar la alegría del Evangelio”. “Salir significa ser operario de paz, de aquella ‘paz’ que el Señor nos dona cada día y de la que el mundo tiene tanta necesidad. Los misioneros no renuncian jamás al sueño de la paz, también cuando viven en la dificultad y en las persecuciones”. ¡Seguridad y paz siente la miseria en manos de la misericordia infinita! Seguridad, paz, descanso, perdimiento, aniquilamiento sin dolor, suavidad del cielo, siente mi alma. Qué posición más dulce… Todo a los pies de vuestra misericordia infinita. Madre Laura Como Vida Consagrada, reflejo para el mundo de nuestro Dios Trinitario, estamos llamadas a perder el miedo, a ponernos en pie, a dejarnos renovar por el amor del Padre, el testimonio de fidelidad del Hijo y la fuerza creadora del Espíritu Santo. Redescubramos hermanas las brasas del fuego, que prendió el Señor en nuestra Fundadora, removiendo las cenizas. Una vida nueva es posible. Dios nos lo ha prometido “Habrá cielos nuevos y tierra nueva”. Dejémonos mirar por Dios y hagamos nuestra la mirada de Dios que se hizo humana en Jesús. Jesús miró con amor y, en cada uno, miró lo bueno que había. Hoy más que nunca la Vida Consagrada está llamada a manifestarse intensamente fraterna-sororal, a facilitar la cultura del encuentro, favoreciendo comunidades de vida y misión, abriéndose 4 a la intercongregacionalidad y a la misión compartida con los laicos que se sienten llamados a compartir nuestros carismas. El proceso de reestructuración, reconfiguración y resignificación es un camino de discernimiento acompañado de mucha reflexión y oración, hecho con la pedagogía de Jesús, pedagogía evangélica, buscando todo aquello que favorezca el querer de Dios y la mejor forma de caminar juntas hacia un nuevo rostro de la Vida Consagrada. Les presentamos esta nueva edición del DIALOGUEMOS, instrumento de comunicación Provincial, que nos posibilita compartir experiencias y reflexiones en torno a los tiempos litúrgicos, celebraciones congregacionales y otros temas de interés. De manera especial queremos desde ya celebrar la gran fiesta de nuestra Señora Inmaculada, Madre y Maestra de la Congregación e introducirnos en el adviento y navidad. Tiempo de comunidad de suplicar ¡Maranatha, ven Señor Jesús! Ayúdanos a sumergirnos en el silencio fecundo del adviento y en la alegría desnuda de la Navidad. Que nuestras comunidades locales sean cauce hacia Dios. “Si te decides a venir, Buen Jesús, no te olvides de traer algo de valentía, de esa que ensancha el corazón y abre los ojos a la luz que tú pones en toda oscuridad. Ven que cuando ya estés aquí, se nos quitarán los miedos y desaparecen las dudas. Ven Señor Jesús, el mundo te necesita. Ven Señor Jesús, te esperamos. Que tengas un Adviento y Navidad lleno de sencillez y cercanía. Que La Palabra De Dios Sea Quien hable. Hna. Yolanda Gómez Duque Superiora Provincial 5 La fraternidad, fuente de encanto en la Vida Religiosa JOSÉ Mª. GUERRERO, S.J “Queremos decirles con sencillez y sinceridad que hambreamos comunidades que sean como esos espacios verdes en las ciudades donde se respira aire de Dios, de Humanidad, lugares de encuentro y de amistad, de apoyo, de serenidad de perdón y de fiesta. En un mundo desgarrado por las rivalidades y violencia de todo tipo, las comunidades religiosas creemos que deberían ser una potente interpelación a la FRATERNIDAD DE TODOS. A nuestra sociedad le falta “alma” es decir, un clima ecológico donde se oxigene el corazón porque se viven relaciones cálidas, abiertas, maduras, llenas de comprensión, de tolerancia amorosa, de respeto y valoración del otro, del distinto y diferente, de lealtad, de transparencia, de valoración del otro, del diferente”. “Los religiosos de hoy estamos convencidos que nuestras fraternidades deberían convertirse en un POTENTE MANANTIAL DE VIDA que empape nuestra tierra, a veces, reseca e infecunda por la falta de afecto, de cariño, de solidaridad, de ternura y misericordia”. A lo largo de esta reflexión, me propongo discernir, con la ayuda del Espíritu, cuándo una comunidad se va haciendo manantial de vida para nosotros y para los demás, un manantial de agua cristalina que corre y recorre Manantiales de Encanto en la Vida Religiosa la vida de tantos hermanos y hermanas, sembrando frescura evangélica, gozo y entusiasmo por doquier. Intento 6 reflexionar para mostrar cómo conseguir que ese manantial del “encanto” de la vida religiosa siga corriendo y dando agua limpia y cristalina. La palabra “encanto” se refiere a todo aquello que produce alegría contagiosa, fuerte atractivo, suave frescor y estimulante optimismo. Despierta simpatía, imaginación y fantasía. Y por su naturaleza hace brotar fuerza, entusiasmo e ilusión. La comunidad: una instancia formativa de primer orden Me parece que para un sano proceso formativo que no acaba nunca es muy importante que existan relaciones personales intensas y sanas entre los miembros de la comunidad. Se trata de una comunidad no de soledades sino de personas interrelacionadas. ¿Cuándo una comunidad es formadora? Cuando es capaz de crear un clima propicio para desarrollar la libertad responsable de cada uno de los miembros y que permite que cada uno pueda expresarse como es y compartir lo que siente y lo que proyecta. Una comunidad forma cuando promueve el diálogo entre todos y el discernimiento, la participación y corresponsabilidad, cuando no apura la hora del otro, pero la prepara, cuando enseña más con la coherencia que se vive que con la palabra se predica. Nuestros jóvenes, especialmente, necesitan comunidades donde se respire frescura evangélica, se viva con sencillez y con gozo el seguimiento de Jesús, se participe con fidelidad dinámica en la misión del Instituto, donde se perciba una auténtica pasión por Jesucristo y su Causa, es decir su Reino. Una comunidad es formativa cuando ama la vida, la cuida, la goza y la irradia. No necesitamos en nuestras comunidades “profetas de desaventuras”, sino personas que viven alegres en la esperanza y por eso tienen una actitud positiva y constructiva frente a lo que sucede a su alrededor. 7 El P. ARRUPE solía decir: “Nada puede importar más que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse de Él de una manera definitiva y absoluta. Aquello de lo que te enamoras atrapa tu imaginación, y acaba por ir dejando huella en todo. Será lo que decida qué es lo que te saca de la cama cada mañana. Qué haces con tus atardeceres, en qué empleas tus fines de semana, lo que lees, lo que conoces, lo que rompe tu corazón, lo que sobrecoge tu corazón. Lo que te sobrecoge de alegría y de gratitud, ¡Enamórate! ¡Permanece en el amor! Todo será de otra manera Y esto también es válido para vivir juntos la vida y misión a la que nos ha llamado. Él es nuestra garantía, nuestra inspiración y camino. Estamos llamados a vivir “como amigos en el Señor” la misión que Él nos ha encomendado. Aquí está el secreto de todo. En medio de nuestros logros y aparentes derrotas en comunidad, de nuestras esperanzas, nuestros sueños y fracasos, debemos sentirnos afectivamente unidos a aquello que da sentido a nuestras luchas y trabajos que es. La comunión fraterna no es una estrategia eficaz para una determinada misión, ni un arroparnos unos a otros para no caer en la tentación de la soledad. Es antes que eso, un 8 espacio teologal donde se puede palpar, sentir y gozar la presencia mística del Señor Resucitado. A mayor unión de cada uno con Jesucristo, mayor unión se dará entre nosotros. IMPORTANCIA DE ESTE MANANTIAL DE VIDA Nos va quedando cada vez más claro que la vida comunitaria es “mucho más que un simple compartir un mismo techo, una misma mesa y un mismo reglamento... No somos voluntarios de una organización multinacional, ni huéspedes más o menos contribuyentes de nuestras casas” (P. PeterHans Kolvenbach). Hambreamos comunidades que sean como esos espacios verdes en las ciudades donde se respira aire de Dios y de humanidad, lugares de encuentro y de amistad, de acogida y de apoyo, de serenidad, de perdón y de fiesta. Necesitamos personas con quienes compartir nuestra fe, nuestra razón de ser y de trabajar, lo que pensamos y sentimos, nuestros problemas y esperanzas. Pero, por otro lado, nos desalentamos, a veces, frente a experiencias dolorosas y frustrantes de tantos religiosos que viven solos, a pesar de estar juntos. No es raro que se cuelen por nuestras casas el mal humor, cierto afán de protagonismo, competencias y envidias larvadas o manifiestas, un individualismo invasor, egoísmos, a veces, camuflados que revelan que nos interesa más nuestra propia realización que la entrega a los demás (como si esto fuera posible), ciertas indirectas agresivas e incluso palabras y hasta procesos a las intenciones de hermanos… Todo esto escandaliza a los cristianos de a pie y quedan sorprendidos y desconcertados por el antitestimonio de religiosos y religiosas que hablan mal de sus hermanos a sus espaldas en vez de corregirlos fraternalmente con comprensión y cariño.