Hallazgos Y Colecciones Numismáticas En El Norte De Marruecos Enrique Gozalbes Cravioto*
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XV Congreso Nacional de Numismática (Madrid, 28-30 octubre 2014), pp. 1073-1086 Hallazgos y colecciones numismáticas en el norte de Marruecos Enrique Gozalbes Cravioto* RESUMEN En la presente aportación se recogen datos muy diversos acerca de hallazgos numismáticos efectuados en el norte de Marruecos. De igual forma se recogen datos acerca de las colecciones de monedas formadas en esta región. Aportamos un conjunto en buena parte desconocido, así como indicamos las grandes líneas de la circulación numismática en la Antigüedad en esta región: destaca la gran cantidad de monedas romanas del siglo IV, así como se evidencia la presencia de piezas bizantinas. ABSTRACT In the present paper we pick up diverse data about numismatic finds made in the North of Morocco. Likewise, we collect information about coin collections formed in this region. We provide an almost unknown set, and we indicate the outlines of ancient currency circulation in this region. In these sense, we emphasize the large amount of Roman coins of the fourth century, and we evident the presence of Byzantine pieces. * * * INTRODUCCIÓN Hasta el momento carecemos de una Historia de la Numismática en la península noroeste de Marruecos. Se trata de un territorio de paso entre dos continentes y entre dos mares, con una tradición histórica de vida urbana, todo lo cual se ha plasmado a lo largo del tiempo en una eco- nomía monetaria bastante consolidada. Además este territorio en ciertos momentos de la Historia se caracterizó por poseer cecas de acuñación de monedas, entre las que podemos destacar las de la Antigüedad en época púnico-mauritana, como son los ejemplos de Tamuda, Tingi, Zilil o Lixus. Pero también en la Edad Media en este mismo territorio existieron algunas cecas, entre ellas la * Universidad de Castilla-La Mancha. –– 1073 Enrique Gozalbes Cravioto temporal y poco conocida de Wadi Law (Oued Laou), y sobre todo la más importante de Ceuta así como la secundaria de Tánger (Eustache, 1970). Por lo general en relación con la numismática en esta región se ha prestado mayor atención a los hallazgos de moneda antigua, o incluso a la presencia de las mismas en museos como en el Arqueológico de Tetuán, pero mucha menor atención se ha mostrado en relación a las monedas medievales y modernas (Guastavino, 1957). Acerca de éstas las referencias a hallazgos numismá- ticos son mucho menores, como en el caso del hallazgo de dírhams almohades de Arcila (Fonten- la, 1984). En la presente aportación queremos recoger datos diversos acerca de algunos hallazgos y de la formación de algunas colecciones numismáticas a partir de las piezas que aparecieron en momentos diversos en este territorio. Pretendemos con ello no el cubrir de una forma exhaustiva la realidad sino simplemente documentar algunos aspectos referidos a la indicada historia numis- mática de esta región. LOS PRIMEROS DESCUBRIMIENTOS Los hallazgos de monedas antiguas en el territorio del norte de Marruecos, así como en la ciudad de Ceuta, fue una constante a lo largo de los siglos. Se trata ésta de una realidad acaecida en muchas zonas pero acerca de la que no existe apenas registro documental. Baste indicar que el geógrafo árabe al-Bakri, en el siglo XI, afirmaba que en Tánger en muchas ocasiones se rebuscaba entre las ruinas de construcciones monumentales y de las tumbas antiguas en busca de joyas y ob- jetos de metal (entre ellos obviamente monedas). No resulta realmente ninguna actividad extraña, puesto que la búsqueda de tesoros fue una constante en los lugares que encerraban importantes vestigios de la Antigüedad. Tanto Juan León el Africano (edición 1995, 159) como Mármol Carvajal (1573, 108) infor- maban en el siglo XVI de la existencia de una auténtica corporación de buscadores de tesoros que actuaba en las zonas de Fez y Mequinez desde hacía mucho tiempo; “en esta vana creencia exca- van la tierra y deterioran a menudo los edificios y las sepulturas, desplazándose a veces a diez y doce días de Fez señala respecto a ellos León el Africano; tienen contraminada la tierra de cuevas buscándolos, ni ay quien los saque de aquella opinión en que se suceden de padres a hijos […] Afirman muchos de ellos que an visto grandes riquezas de oro y plata y que no pueden sacarlo”, afirmaba paralelamente Mármol Carvajal. En este sentido, los datos prueban una curiosa actividad societaria en la búsqueda de piezas arqueológicas en el Marruecos del siglo XVI (Camps, 1973). Algunas noticias sobre descubrimientos de monedas aparecen recogidas en el siglo XVII en rela- ción con las plazas ocupadas por los europeos en las costas del norte de Marruecos. Así sabemos que cuando a partir del año 1694 en la plaza española de Ceuta, y como consecuencia del cerco puesto por el rey de Marruecos que obligaron al traslado de viviendas, se hicieron obras, en las mismas según el cronista Alejandro Correa da Franca entre joyas diversas se “hallaron monedas de oro y otros metales 1074 –– XV Congreso Nacional de Numismática (Madrid, 28-30 octubre 2014), pp. 1073-1086 Hallazgos y colecciones numismáticas en el norte de Marruecos con la efigie de los antiguos emperadores romanos”. El cronista ceutí indicaba que aunque había visto algunas de esas monedas, sin embargo la mayoría habían sido escondidas por sus poseedores para poder hacer adecuada venta de las mismas (Posac, 1989, 6; Correa, 1999). En Tánger el hallazgo de monedas antiguas era muy frecuente, como se refiere por parte del cronista portugués Fernando de Menezes: “se achaon outras com moedas e fabricas antiquissi- mas, que mostrao a grandeza que teve esta Cidade” (Menezes, 1732, 12). Años más tarde, bajo el dominio inglés al que se había traspasado la plaza, un espía español presente en Tánger, en un informe remitido a la Corte de Madrid que se conserva en la Biblioteca Nacional, señalaba la enorme cantidad de monedas antiguas que aparecían allí, de tal forma que incluso los soldados de la guarnición inglesa se dedicaban a su búsqueda como un negocio: “son también según lo que yo he visto de todos los emperadores romanos, començando desde Julio César hasta los últimos. Y he notado que se hallan muchas de Rómulo y Remo […] Otra persona bien curiosa de esta ciudad me ha certificado que ha sudo constante observación suya que se hallan muchas medallas de Antonio Pio, y me dijo que juzgaba avía visto más de quinientas sólo de este emperador” (Véronne, 1972; Gozalbes, 2000). Probablemente el informante identificaba como pertenecientes a este emperador las de varios de la familia de los Antoninos, lo que refleja la gran cantidad de numario del siglo II. Las piezas de más pequeño tamaño, con representación de los dos gemelos fundadores de Roma, son indudablemente acuñaciones del siglo IV. En esta misma fuente se indica que haciendo aguada los ingleses al sur de Arcila encontraron una urna que contenía una gran cantidad de monedas, que eran de los emperadores Teodosio, Ho- norio y Arcadio (Véronne, 1972, 142). Se trata por tanto de un auténtico “tesorillo” o escondrijo de piezas de finales del siglo IV y comienzos del V. Todos estos datos anteriores al siglo XIX confirman no sólo la importancia de los hallazgos de monedas antiguas en todo momento, sino también la diversidad de las mismas en relación a las distintas épocas del dominio romano, con representación importante del Bajo Imperio. DEL SIGLO XIX AL PROTECTORADO En el Tánger de la primera mitad del siglo XIX va a tener un impacto importante la presencia del cónsul británico John Drummond-Hay. Al final de su misión escribió una reputada obra sobre el país, titulada Western Barbary, rápidamente traducida al francés, en la que apenas daba datos sobre descubrimiento de antigüedades, pese a que sabemos que se interesó y mucho por las mis- mas. Sin embargo, sí sabemos que en su larga estancia en Tánger adquirió numerosas monedas antiguas, como por esa misma época otros diplomáticos europeos hacían en Túnez. Pocos años después J. Drummond-Hay donó algunas de esas monedas antiguas adquiridas en Tánger al Mu- seo de Escocia. El numismático W. Gesenius pudo observar que un tipo de monedas, con rostro barbado de perfil en el anverso, y con espigas y letras púnicas en el reverso, que hasta entonces era atribuido a alguna ceca hispana, era particularmente numeroso entre las piezas de la donación XV Congreso Nacional de Numismática (Madrid, 28-30 octubre 2014), pp. 1073-1086 –– 1075 Enrique Gozalbes Cravioto africana efectuada por Drummond-Hay, razón por la que supuso que se trataría en realidad de acuñaciones de la ceca local de la antigua Tingi (Scott, 1854, 8-9). Comenzó así la localización de piezas de esta importante ceca que iba a tener en Müller (1860-1874), y en López Bustamante (que no lo publicó) avances bastante relevantes. En esa misma época, y por distintas vías, el numismático sevillano Francisco Mateos Gago había llegado a conclusiones paralelas a las de L. Müller en algunos puntos en relación a las monedas tangerinas. Mateos Gago era coleccionista de monedas antiguas, que adquiría en el de- sarrollo de sus viajes, y después de 1860 acudió en algunas ocasiones a Tánger a conseguir ejem- plares para su colección; él mismo señalaba sobre las monedas de Tingi que algunas “han sido encontradas por mi mismo en Tánger” (Fernández y Chaves, 2004, 324), con toda probabilidad no por una búsqueda arqueológica sino por adquisición en la ciudad magrebí. Ello le permitió hacer algunos avances en la catalogación de las monedas de antiguas cecas mauritanas, incluso mayores en algunos puntos de lo conseguido por L. Müller en esa época y que en principio no publicó. Estos avances se realizaron sobre todo acerca de las monedas de la ceca de Tingi, en la medida en la que algunos de los tipos de las mismas tenían rótulos latinos que evidenciaban el nombre de la ciudad.