Estructuración Del Nº 24: “Lectura Y Manga” 1. Introducción
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ESTRUCTURACIÓN DEL Nº 24: “LECTURA Y MANGA” 1. INTRODUCCIÓN Introducción de Fernando Cid…………………………………………………..….........1 2. PRÓLOGO Prólogo: Marc Bernabé…………………………………………………..…………........5 3. ARTÍCULOS Generación Manga. Auge global del imaginario manga-anime y su repercusión en España”…………………………………………....10 Manga, anime y videojuegos japoneses: anàlisis de los principales factores de su éxito global ………………………………………….28 Una conquista inversa: la importancia del anime en el mercado del manga español …………………………………………………………44 Otakus y cosplayers. El reconocimiento social del universo manga en España ………………………………………………….58 Re-configurando la estética, el género y la «japonesidad»: el visual kei como alternativa a las dicotomías sancionadoras masculino/femenino y japonés/no japonés…………………………………………………………………...71 Traducir las onomatopeyas y las mímesis de manga: cómo recrear el simbolismo fonético japonés…………...………………………...…...97 Número 24 (Julio 2012) ISSN Impreso: 1575-9997 ISSN Digital: 2253-9328 Del bushi al neosamurai: la vigencia del guerrero (y sus desviaciones) en el manga y el anime………………………………………………...109 El Postmodernismo en La Melancolía de Haruhi Suzumiya”…………………………………………………………………….123 Otras opciones con identidad propia: el manhwa coreano……………………………146 4. ENTREVISTAS INVITADAS Entrevista a Ken Niimura……………………………………………………………. 160 5. ARTÍCULOS INVITADOS Hacia la literatura japonesa por el camino del manga (y viceversa): La época de Botchan, de Jirō Taniguchi y Natsuo Sekikawa……………………………………………………………..……..166 Número 24 (Julio 2012) ISSN Impreso: 1575-9997 ISSN Digital: 2253-9328 La llegada imparable del ciclón manga El manga surgió de la amalgama entre Oriente y Occidente, del encuentro entre lo antiguo y lo nuevo (…) Negar este hecho implica reescribir la Historia. Paul Gravett en “Manga: La Era del Nuevo Cómic” (p. 18). Con mejor o con peor tino, el término manga está ya recogido en la vigésima segunda edición impresa del Diccionario de la Lengua Española de nuestra Real Academia. Una más que justificada inclusión que -salvando las deficientes o incompletas definiciones realizadas por los encargados- viene a cubrir la necesidad de dar cobertura lexicográfica a un (complejo) fenómeno del que participan decenas de miles de lectores sólo en nuestro país1 y que ocupa a un nutrido número de editoriales españolas. Por ello la necesidad de que el diccionario que gobierna nuestro vocabulario registre el término que, en buena parte, ha dado lugar a la denominada “cultura otaku”, de tanta repercusión en varios puntos de la geografía ibérica, como Barcelona, Cádiz o Madrid, con sus respectivos y populosos “salones del manga”, que está presente también en varias tesinas y tesis doctorales 1 Dejo al margen las abultadas estadísticas de países de Latinoamérica como Argentina, Perú o Colombia, donde también el cómic japonés ha conseguido grandes progresos. Para profundizar en este ámbito, véase el interesante trabajo de: COBOS, Tania Lucía, “Animación japonesa y globalización: la latinización y la subcultura otaku en América Latina”, disponible en la web: http://www.razonypalabra.org.mx/N/N72/Varia_72/32_Cobos_72.pdf Número 24 (Julio 2012) ISSN Impreso: 1575-9997 1 ISSN Digital: 2253-9328 que se encuentran en este momento en su periodo de elaboración final en diversas universidades españolas. Con idéntico ánimo, como parte de esa necesidad sistematizadora, como glosa a ese ingente caudal literario que constituye el cómic japonés, surge el monográfico que el lector tiene ahora entre sus manos, en el que se dan cita varios expertos provenientes de diferentes universidades del mundo para tratar asuntos tan sumamente importantes como la llegada y el arraigo del manga en nuestro país; tal es el caso del artículo rubricado por el profesor José Andrés Santiago, en el que realiza un minucioso rastreo del camino de llegada y asentamiento progresivo del cómic nipón en nuestras estanterías. En este mismo sentido, una vez obrada la necesaria toma de contacto con este pujante género literario, iluminadores serán varios trabajos en los que se tratan las características de algunos títulos, muy emblemáticos en el País del Sol Naciente, que han tenido luego su exitoso eco en España. Siguiendo esta vereda, otros tantos ensayos se ocupan de la función de “bisagra” del manga para con el resto de la florida cultura japonesa; tal es el caso del artículo del profesor David Almazán, quien, a través de uno de los mangaka de mayor pujanza en los últimos tiempo, Jirō Taniguchi, se acerca y desglosa uno de los momentos fundamentales en la historia del país asiático: la Reinstauración Meiji. Idéntico afán persigue en su artículo quien escribe ahora estas páginas preliminares, presentando Número 24 (Julio 2012) ISSN Impreso: 1575-9997 2 ISSN Digital: 2253-9328 al lector la evolución de uno de los personajes más preponderantes en el imaginario nipón hecho desde el exterior: el samurái, quien, a lo largo de la historia del manga, con sus alteraciones de significados antropológicos y sociales, muestra una interesante evolución funcional y hasta iconográfica. Como bien comprobará el lector, hemos intentado proporcionar aquí una panorámica lo más completa posible, guardando, incluso, un espacio para la entrevista, para el testimonio directo, realizada a quien -en mi opinión y en la de varios de los autores aquí recogidos- no podría ser el mejor para dicho cometido: Ken Niimura, un verdadero puente humano entre dos países tan alejados entre sí como son España y Japón. Y poco más antes de dar paso ya a los diferentes trabajos que conforman el presente número monográfico de Puertas a la Lectura salvo mostrar nuestro más sincero agradecimiento a quienes han ayudado, de una forma u otra, a materializarlo: primero a la Embajada del Japón en España, por sus sabias recomendaciones a la hora de plantear este volumen; a los profesores Federico Lanzaco y Alfonso Falero, por estar siempre dispuestos a resolver mis muchas dudas; y al profesor Eloy Martos, por su generosidad y por su ánimo siempre cordial y dispuesto para embarcarse en nuevos proyectos. Número 24 (Julio 2012) ISSN Impreso: 1575-9997 3 ISSN Digital: 2253-9328 Fernando Cid Lucas AEO. Universidad Autónoma de Madrid Coordinador del número 24 Nota: Ilustración para portada cedida por Ken Nihimura por indicación de D. Fernando Cid. Número 24 (Julio 2012) ISSN Impreso: 1575-9997 4 ISSN Digital: 2253-9328 Prólogo al Nº 24: “Lectura y Manga” Es ya un hecho innegable que la cultura popular japonesa, sobre todo en forma de manga, anime y videojuegos, pero también como música, moda y cine, entre muchas otras manifestaciones, está cada vez más presente en la sociedad española. Hace ya mucho tiempo que en España se consumen productos de entretenimiento japoneses. Los años 70 vieron la primera irrupción de series animadas niponas en nuestras televisiones: Meteoro, Mazinger Z o Comando G, a las que siguieron en los 80 auténticos mitos como Heidi o Marco y posteriores hits como Candy Candy, justo antes de que se abrieran del todo las compuertas con la irrupción de las televisiones privadas y la avalancha de series de factura japonesa como Campeones, Caballeros del Zodíaco, Chicho Terremoto, La panda de Julia, Johnny y sus amigos... Fue en ese momento, coincidiendo con la emisión de todas estas series la llegada de la impactante Akira y la explosión del fenómeno Dragon Ball, cuando fuimos conscientes, por primera vez, de que estas series que tanto nos gustaban provenían de Japón y que estaban, mayoritariamente, basadas en obras de cómic... ¡El manga! Número 24 (Julio 2012) ISSN Impreso: 1575-9997 5 ISSN Digital: 2253-9328 En aquel punto, unos pocos “locos” se pusieron a investigar más sobre todo este tema, con lo que nacieron todo tipo de fanzines que hablaban de ese país que se nos antojaba tan lejano y exótico, donde, supuestamente, la gente leía tebeos – ¡al revés! – a toneladas, en baratísimas publicaciones tan gruesas como guías telefónicas ¡que encima tiraban a la basura después de leer! Veinte años después, nos encontramos con un panorama totalmente consolidado. Quien más quien menos, si tiene un mínimo de interés, es consciente de la importancia del manga en Japón, de la magnitud de su industria y de los modelos de negocio imperantes. La irrupción de internet ha posibilitado la circulación de información de todo tipo, y cualquier noticia referente a una serie o a un autor famoso corre como la pólvora a través de páginas web, blogs, Facebook, Twitter y lo que se tercie. Aquellos primeros escasos pioneros que empezaron a interesarse por el manga y, por extensión, por Japón, tienen ahora entre 30 y 40 años. Entre los que han mantenido su fascinación por Japón, los hay que siguen leyendo manga, cómo no, pero tanto estos como los que han dejado los cómics de lado leen, posiblemente, a Murakami o a Higashino (cuando no a Kawabata o a Sōseki), ven películas de Takeshi Kitano o los últimos blockbusters japoneses, posiblemente hayan estado en Japón de viaje, han hecho sus pinitos Número 24 (Julio 2012) ISSN Impreso: 1575-9997 6 ISSN Digital: 2253-9328 estudiando el japonés y frecuentan los restaurantes japoneses, ya que les pirra el sushi y el katsudon. Y lo mismo se puede decir de las generaciones que han seguido su estela. Últimamente ya no me ocurre tanto, pero hasta no hace mucho no eran pocos los que sonreían con cierta sorna ante la mención de que a tal o cuál le gustara el manga, como si estuvieran pensando: “¡Menuda pérdida de tiempo!” Nunca he considerado que el manga fuese una pérdida de tiempo para nadie. Al contrario. Tengo la sensación de no ir demasiado desencaminado en mi opinión cuando afirmo que el manga es una enorme puerta de entrada a Japón en general, una manera de tender cientos, miles de pequeños puentes entre nuestras dos culturas. Una ventana –muy necesaria, por otra parte, en nuestro ombliguista mundo occidental– a descubrir una cultura esencialmente diferente, con otras costumbres, maneras de pensar y actitudes. En mi caso particular, fueron series japonesas como Dr. Slump, Musculman y, por supuesto, Dragon Ball, las que hicieron que despertara en mí la enorme fascinación por Japón que llevaba latente, hasta el punto que decidí escoger el idioma japonés en la licenciatura de Traducción e Interpretación.