Entre Liberales Y Conservadores. ¿Qué Explica Los Cambios En La Cobertura Política Del Diario El Comercio Durante El Siglo XXI?
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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL PERU ESCUELA DE POSTGRADO Entre liberales y conservadores. ¿Qué explica los cambios en la cobertura política del diario El Comercio durante el siglo XXI? Tesis para optar por el grado de Magister en Ciencia Política y Gobierno Autor: José Alejandro Godoy Mejía Asesor: Fernando Tuesta Miembros del Jurado: Eduardo Dargent Bocanegra (Presidente) Stephanie Rousseau Lima, marzo de 2017 1 INDICE PRESENTACION INTRODUCCION CAPITULO 1: EL DIARIO EL COMERCIO COMO ACTOR POLÍTICO. BREVE RESEÑA (1839 – 1999) CAPITULO 2: EL GRUPO EL COMERCIO 2.1. Composición accionarial y ramas familiares 2.1.1. García Miró 2.1.2. Miró Quesada Laos 2.1.3. Miró Quesada Sosa 2.1.4. Miró Quesada Garland 2.1.5. Miró Quesada Cantuarias – Miró Quesada de la Puente 2.2. Coaliciones familiares 2.3. Productos periodísticos del Grupo El Comercio 2.3.1. Trome 2.3.2. Perú.21 2.3.3. Gestión 2.3.4. América Televisión 2.3.5. Canal N CAPITULO 3: EL DIARIO EL COMERCIO COMO ACTOR POLITICO DURANTE EL SIGLO XXI 3.1. Liberalismo moderado: la gestión de Alejandro Miró Quesada Cisneros (1999 – 2008) 3.1.1. Enfrentando al fujimorismo (dentro y fuera del diario) 3.1.2. La transición democrática y el gobierno de Toledo 3.1.3. La modernización del diario y del grupo. Reestructuración de puestos y tensiones valorativas 3.1.4. El caso Bavaria y las presiones sobre El Comercio y América Televisión 3.1.5. El segundo gobierno de Alan García y la saga del El Perro del Hortelano 3.1.6. La sucesión y el dilema del director ajeno a la familia Miró Quesada 3.2. La etapa conservadora: las gestiones de Francisco Miró Quesada Rada (2008 – 2013) y Fritz Du Bois (2013-2014) 3.2.1. La crisis de los Petroaudios 3.2.2. Vida cotidiana en la redacción: preminencia y salida de Hugo Guerra 3.2.3. Los sucesos de Bagua 3.2.4. La batalla por América Televisión: el caso Crousillat 3.2.5. El predominio de Martha Meier y la campaña electoral de 2011 3.2.6. Opiniones liberales en un diario conservador. La sucesión de Francisco Miró Quesada Rada. 3.2.7. El breve periodo de Du Bois 3.2.8. Interinato con dos hombres de la casa 3.1. Liberales al mando: la gestión de Fernando Berckemeyer Olaechea (2014 – 2016) 3.3.1. Relevos generacionales y profesionales 3.3.2. Tensiones entre editores periodistas y no periodistas. El caso de la Unidad de Investigación 3.3.3. La línea liberal 3.3.4. La campaña electoral de 2016 2 CAPITULO 4: ¿A QUE SE DEBEN LOS GIROS EDITORIALES EN EL DIARIO EL COMERCIO? 4.1. El peso del director (o quien ejerza ese cargo) 4.2. Los accionistas 4.3. Los editores 4.4. Los factores económicos 4.5. El contexto político 4.6. Las consecuencias CONCLUSIONES BIBLIOGRAFIA 3 “El periodismo puede ser la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios” (Luis Miró Quesada de la Guerra) “Nosotros no podemos ayudar al diario publicando o dejando de publicar cosas que política o económicamente le interesan” (Alejandro Miró Quesada Cisneros) “El Comercio en sí fue bastante cuidadoso para el encargo que se tuvo, porque sí fue un encargo tratar de bajarse a Humala” (Martha Meier Miró Quesada) “En la segunda vuelta pasó algo que, a mi como director, me hizo cruzar una línea, sobre todo en la recta final, que fueron los casos de Ramírez y Chlimper” (Fernando Berckemeyer Olaechea) 4 PRESENTACIÓN Nací en 1981. En mis primeros recuerdos de infancia, se encuentran las visitas de mi abuelo a la casa familiar en el centro de Lima. Llegaba del modesto – pero rentable - estudio de abogados que tenía a pocas cuadras de Palacio de Gobierno. Antes de almorzar, daba cuenta de los dos diarios que encargaba se compraran en casa: El Peruano, para revisar las normas legales, cuyo suplemento ya mi abuela le dejaba debidamente cortado. Y El Comercio, para revisar las noticias de actualidad. La rutina no tendría nada de extraordinaria, si es que mi abuelo no hubiera sido, durante toda su vida, conocido simpatizante aprista. Y por tanto, no hubiera visto con desconfianza hasta esa década al diario de la familia Miró Quesada. Coincidentemente, desde el otro lado ocurría lo mismo. Como me indicó Alejandro Miró Quesada Cisneros en la conversación que tuve con él en octubre de 2016, en la década de 1980 el Partido Aprista Peruano dejó de ser un objeto de odio para un diario cuyo director en 1935, Antonio Miró Quesada de la Guerra, había sido asesinado a la salida del Teatro Colón junto a su esposa, a manos de un simpatizante aprista. Sin duda, existían claras diferencias ideológicas entre dos de las instituciones más antiguas del país, pero las mismas habían pasado al plano democrático. Por ello, no debía extrañarme que las páginas de los enormes ejemplares de El Comercio recién llegaran a casa en la década de 1980. Y que, durante los fines de semana, ya en el primer gobierno aprista, diarios como Hoy y El Nacional, que apoyaban incondicionalmente a Alan García, llegaran a casa para tener “una visión distinta” a la del señero diario. Mi madre, quien brevemente militó en las filas apristas y mantuvo simpatías por el partido fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre hasta la primera década de este siglo, estaba de acuerdo con la decisión. Ese fue mi primer contacto con el diario más antiguo del país. Durante la década de 1990, El Comercio siguió llegando a casa. Existía una clara identificación con una línea política que era crítica de varios aspectos del régimen de Alberto Fujimori, aunque en un tono contemporizador. Y a ello se sumó el hecho que el diario comenzó a lanzar productos coleccionables gratuitos que resultaban bastante atractivos para mi familia. A ello se sumaban las revistas que el diario comenzó a editar sobre diversos temas, incluyendo la ya tradicional Somos que aparecía todos los sábados. En aquellos años, mientras tomaba conciencia que el gobierno que teníamos distaba mucho de ser democrático, aprendía de diversos aspectos culturales – en el amplio sentido de la palabra – a través de las páginas del periódico. Luego que, a fines de la década de 1990, la situación económica comenzara a ajustarse en casa, disminuimos la presencia del decano de la prensa nacional en el hogar. Circunscrita su visión a los fines de semana, solo se compraban los días de semana en ocasiones especiales. Ello ocurrió, por ejemplo, al día siguiente que, en el televisor de nuestra sala, aparecieran las imágenes del asesor presidencial Vladimiro Montesinos sobornando a un congresista electo. O cuando el régimen fujimorista terminó de caer. O al día siguiente de las elecciones de la siguiente década. Y, por supuesto, con la entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad. En aquellos años, cuando Alejandro Miró Quesada Cisneros era director, el diario era abierto a causas sustantivamente liberales, como los derechos humanos, la defensa de la democracia, la lucha contra la corrupción así como a la agenda de reformas de la transición democrática. Eran los años en los que el diario podía ser leído con atención, conociendo que presentaría un tono moderado en sus informaciones. 5 Sin embargo, comenzaría a tomar algo de distancia de El Comercio en aquellos años. El estilo de los diarios tabloides serios como Correo y Perú.21 comenzó a ser más atractivo para un lector joven, debido al precio de los mismos, la agilidad en la lectura, así como la presencia de columnistas de opinión bastante atractivos en sus ideas. Si bien en aquellos años iniciales de la década pasada, el periódico vivía una de sus mejores épocas, tanto por la calidad de los periodistas que escribían en él, como por las novedades que traía, aún persistía la imagen de un diario antiguo, que podría ser lejano a una persona que debutaba en sus dos décadas de existencia. A partir de 2005, el autor de estas líneas comenzó a publicar sus opiniones en el blog Desde el Tercer Piso. Y comencé a ver a El Comercio con otro tamiz: el de fuente de información para los artículos que escribía. Una fuente con la que podía coincidir en algunos casos, así como discrepar en otros y, por supuesto, criticar sus puntos de vista. Claro está, sería en forma paulatina que la página comenzaría a crecer en lectoría y, por supuesto, en interés en el análisis crítico de los medios, en forma empírica. Entre septiembre y noviembre de 2008, se produjeron varios hechos que cambiaron mi forma de ver al periódico. Alejandro Miró Quesada Cisneros renunció a la dirección del diario debido a que le querían imponer un codirector. El escogido, Francisco Miró Quesada Rada, asumiría las riendas. A las pocas semanas, salieron los primeros Petroaudios y la Unidad de Investigación del diario, por motivos que serán explorados en este trabajo, entró en crisis. En esa coyuntura, a Marco Sifuentes, quien en ese momento tenía ya en circulación su blog El Utero de Marita, me habló de la pista real de investigación que la UI de El Comercio venía investigando: negocios de empresas mexicanas que llevaban a Rómulo León Alegría y Hernán Garrido Lecca. Aquella historia que el diario decano no pudo contar la presentamos nosotros a través de dos reportajes titulados “Viva México”, elaborados junto a Jonathan Castro y que pudieron ser vistos en señal abierta gracias a Prensa Libre, el programa conducido y dirigido por Rosa María Palacios en América Televisión. También fuimos muy duros en criticar las posiciones de Miró Quesada Rada y el editor central de Opinión Hugo Guerra, quienes se mostraban en contra que salieran los audios que, poco tiempo después, supimos que eran grabados por una empresa de marinos en retiro.