LOS ABOGADOS EN LA INDEPENDENCIA La Doctrina En
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LOS ABOGADOS EN LA INDEPENDENCIA Álvaro Barrero Buitrago* Resumen: Los abogados jugaron un papel importante en la independencia, no siempre por motivos altruistas, pero que sin su colaboración decidida, la independencia hubiera tomado un rumbo diferente, dado que no eran enemigos declarados de la corona españo- la, si no colaboradores en el gobierno de las colonias. Conocedores de las leyes y de la manera de actuar de la Corona española, sentian miedo a las repercusiones que un fallido proceso libertario les podría traer. La queja constante era el trato de segunda clase, que según ellos recibían de parte de la corona, respecto a ocupar cargos de relevancia en el gobierno. Por supuesto que sus posturas no le quitan merito a sus grandes aportes en la consolida- ción del Estado libre y soberano que hoy constituye nuestra república. El liderazgo de los abogados fue fundamental y este se facilitó precisamente por el papel tradicionalmente dominante de sus familias en la Nueva Granada Palabras clave: Abogados, independencia, revolución, Llorente, oidor, virrey. La doctrina en general, manifiesta que el derecho surge en la Nueva Gra- nada con el descubrimiento de América, sin embargo esta versión la refuta él académico Otto Morales Benítez, quien es enfático en contradecir tal afirmación y reconoce que ya existía una evolución del derecho (Derecho precolombino), adelantado por los pueblos indígenas y, que hubo una rela- ción de influencia mutua entre el derecho indígena y el derecho español. El Profesor Morales, autor de más de doscientos libros, echaba de menos que la historia del derecho, no había sido escrita en Colombia y que las esca- sas referencias se remontan a identificar “las institutas” “el Digesto” y las * Académico de Numero de la Academia Colombiana de Jurisprudencia. Revista No. 369. Enero - Junio de 2019 147 LOS ABOGADOS EN LA INDEPENDENCIA “novelas” de Justiniano y no han tenido en cuenta el derecho aborigen, sus instituciones y principios que fueron olvidados por completo y retirados por la mano extranjera. A la llegada de los españoles existían ochenta y un pueblos, pertenecientes a doce grupos, de los cuales se conocen ocho pa- trones de sistemas jurídicos. Ejemplos de esos desarrollos fueron; los chib- chas, los incas, aztecas, mayas, caribes, como ejemplos de esta afirmación. Los primeros abogados llegaron de España y debían cumplir rigurosos trámites académicos, oficiales y monetarios. Desde el siglo XVI el Rey de España autorizó la creación y funcionamiento de Universidades, como la de Santo Domingo, México y Lima, con escuelas de derecho. La primera fundada en Colombia, en el año 1580, fue la Universidad Santo Tomás. Impulsada por los Padres Dominicos, es la sexta más antigua del continen- te americano. Los jesuitas obtuvieron en 1621 la autorización papal para fundar una universidad y, dos años después, la Academia Javeriana abrió en las instalaciones del Colegio Seminario San Bartolomé (actualmente Colegio Mayor de San Bartolomé) su sede. Todos los programas tenían tres componentes básicos: a) Derecho Romano o Justiniano (Digesto y Códigos) b) Derecho Canónico Pontificio c) Interpretaciones de escuelas en Teología (libro maestro de senten- cias) Ya desde esa época los togados se quejaban de la exagerada proliferación de normas jurídicas, el tratamiento casuístico de los jueces y las continuas reformas acompañadas de recopilaciones y codificaciones. Esa situación conllevaba el incumplimiento de las leyes, con la tesis prevista por don Gonzalo de Oyón en la Siete Partidas: “La ley se obedece pero no se cum- ple”, siendo una fórmula administrativa del derecho castellano medieval que tenía como objetivo el comunicar al rey o emisor de una Real Cédula o Provisión Real que la misma era injusta o no se ajustaba a derecho, por lo que la ley capacitaba al receptor a acogerse a no obedecer. No es dable afirmar que los abogados durante la colonia fuesen enemigos de la corona española y procuraban guardar distancia de las actividades subversivas, aunque si estaban resentidos por la poca participación que tenían en la burocracia. 148 Academia Colombiana de Jurisprudencia ÁLVARO BARRERO BUITRAGO Prueba de ello es que durante el complot anti-monárquico de 1794-1795, del que insistió una y otra vez en su inocencia como conspirador, el joven empresario Antonio Nariño y Álvarez del Casal, no pudo encontrar en Bo- gotá, en donde la mitad de los abogados de la Nueva Granada residían, quien lo defendiera. Los abogados, siempre aspirantes a cargos o preben- das, procuraban no enemistarse con el poder. Todos, conocedores de las leyes y de la manera de actuar de la Corona española en este tipo de casos, sintieron miedo a las repercusiones que este proceso les podría traer. La Corona española no solo castigaba al acusado, sino también a sus personas más cercanas, como lo sería el abogado. Ni siquiera los juristas nombrados de oficio aceptaron dicho proceso. Los altos criollos con muy contadas excepciones lo dejaron solo. Por esa época ejercía su profesión Camilo Torres Tenorio entre los más notables, quien se negó a defenderlo, lo que dio inicio a la enemistad con el procesado y su posterior enfrentamiento en la primera guerra civil entre federalistas y centralistas que se desarrolló entre 1812 y 1815; periodo conocido como la patria boba. La carta con la que Camilo Torres rehusó la defensa dice: “Señor Don Antonio Nariño.- Muy Señor Mío: el crecido número de cau- sas de pobres, las más de ellas criminales , de que me hallo encargado, la cortedad de mis luces y conocimientos, inferiores a la arduidad de la de Usted, la estrechez de un término de veinte días, por los cuales, según he oído, se ha recibido a prueba en calidad de todos los cargos y la delicade- za y gravedad de una materia que pide un hombre de toda instrucción y experiencia que solo puede dar un largo manejo de negocios que yo como abogado nuevo no puedo tener, no me permiten hacerme cargo de la defen- sa de usted, que no podría desempeñar con el acierto que otra pluma mas diestra y ejercitada y que por lo mismo privaría a usted de esta ventaja y mérito que en consecuencia de ello debía esperar. En atención devuelvo a usted la instrucción para que usted en vista de mis razones ponga los ojos en otro letrado. Dios Nuestro Señor guarde a usted muchos años. Santa Fe y agosto siete de mil setecientos noventa y cinco. Beso la mano de usted su más atento servidor, José Camilo de Torres. Por ello, fue el propio Nariño quien asumió su defensa y escribió en la cár- cel, en el mes de julio de 1795, una amplísima defensa, la que según al- gunos historiadores, fue el amplio bagaje intelectual, la prepotencia con que Nariño llegó a defenderse, mostrando una persona de un nivel cultural Revista No. 369. Enero - Junio de 2019 149 LOS ABOGADOS EN LA INDEPENDENCIA bastante amplio, pero a su vez una persona que no imaginó que esta cir- cunstancia lo hiciera vivir una odisea. La retórica usada, las ideas expues- tas, la solidez de sus argumentos, y la defensa perfecta, angustiaron mucho más al jurado y a la Corona, ya que con dicha defensa se demostró que el conocimiento podría ser un engranaje fundamental para la revolución: Una defensa perfecta en un momento imperfecto, esa es la descripción del majestuoso discurso hecho por Nariño. Es una argumentación intachable, pero la arrogancia fue su falacia, y fue esta la que hizo culminar con una sentencia en contra de este prócer de la nación, en palabras del historia- dor Daniel Guillermo Deaza Acosta. Es así que la real audiencia manda a quemar el escrito de defensa “por mano del verdugo en la plaza mayor de Santafé, no sólo el original sino todas sus copias”. (Lorenzo Marroquín). Según algunos historiadores José Antonio Ricaurte y Regueiros, tío del héroe de San Mateo, Antonio Ricaurte, concuñado de Nariño, joven Abo- gado del Colegio San Bartolomé y amigo, coadyuvó y colaboró en la re- dacción de la defensa. Ricaurte en su casa de “El Chicó” la que hoy lleva el desafortunado nombre de “Museo Mercedes Sierra de Pérez” se reunían en tertulias a comentar los acontecimientos de la época, el Movimiento Comunero y compartirían las ideas de aquel entonces, venidas ya fueran de Francia o de los Estados Unidos, aunque nunca lo hacían en público. Es también encausado. Ningún abogado a los que acude, tiene el valor de defender ahora al nuevo acusado, y José Antonio Ricaurte y Rigueiros es juzgado y sentenciado por defender a Nariño, sin saber jamás de qué se le acusaba y sin darle la oportunidad de defenderse. Tan solo José Ignacio de Sanmiguel y Tordecillas, acepta ser su abogado de oficio, pero sin acceso a su expediente. Después de innumerables vejaciones, enfermedades, tor- turas y traslados de mazmorra en mazmorra, murió el 9 de mayo de 1804 a la edad de 56 años. La comunidad de abogados de la Nueva Granada, incluía a muchos de los candidatos más calificados y aspirantes más acuciosos a los cargos públi- cos, por lo que no es de extrañar que este grupo de profesionales, suminis- tró muchos líderes al movimiento independentista, siendo sus miembros por lo tanto blanco de persecuciones y ejecuciones. Aunque fueron excluidos de los altos cargos, si estuvieron vinculados a la administración y gobiernos locales, lo que les permitió formar una red 150 Academia Colombiana de Jurisprudencia ÁLVARO BARRERO BUITRAGO que contribuyó en la causa libertaria y les permitió relanzar sus carreras burocráticas en la dirección del incipiente Estado. Simón Bolívar, escribió su famoso documento fechado en Kingston, Ja- maica, durante su exilio temporal, el 6 de septiembre de 1815 (manuscrito en inglés, cuya primera versión en español se conoció en 1833), conocido como “la Carta de Jamaica”, donde de manera profética disertaba sobre el futuro de América Latina, evaluando las condiciones políticas y sociales del momento y justificando las rebeliones contra la corona española que se presentaban en la región.