EN POPAYAN 1 ACTA

La comisión del congreso reunida en la ciudad de Popayán, formada por su presidente el diputado por la provincia de Cartagena, ciudadano Juan Fernández y Sotomayor; de Cundinamarca, reverendo padre maestro fray Diego Padilla; de la de Pamplona, ciudadanos José Emigdio Troyano y José Gabriel de Peña; en virtud de la autorización del mismo, por decreto de l° de abril de este año para proveer en las circunstancias apuradas del remedio posible al bien y salud de los pueblos, ha decretado en sesión de este día: l°. Que admitiendo, como admite, la renuncia del actual presidente de las Provincias Unidas, ciudadano José Fernández Madrid, propuesta desde la sesión que se tuvo en la villa de La Mesa y repetida en la que al intento reunió en esta ciudad el mismo presidente, se proceda en este día a elegir un vicepresidente que se encargue del ejercicio de la presidencia del gobierno general hasta la elección que deberá realizarse con la mayor brevedad posible. 2°. Que estando, como está, reunido el colegio electoral de la provincia, la comisión del congreso, deseando oír su voto para la expresada elección de presidente, espera que por el interés con que los representantes que forman aquel cuerpo deben ver la libertad de los pueblos que les han confiado sus poderes, y la de las otras provincias, que libres como lo está la de Popayán, o aunque ocupadas por el enemigo, luchan actualmente por redi- mirse de su dominio y subyugación, así como por el conocimiento que pueden tener de las personas en quienes acertadamente puede caer la elección, forme sin tardanza la propuesta de tres Q más individuos que reúnan la indispensable cualidad de militares, por deber constituirse el gobierno general con este carácter en los grandes peligros que hoy rodean a la Nueva Granada. 3°. Que el mismo colegio electoral, eligiendo a uno de sus representantes por la vacante causada por el ciudadano José Joaquín Ortiz, que manifestó en el mismo congreso no aceptar la reelección verificada en él, le prevenga se reúna a esta comisión para la elección y demás trabajos de ella. 4°. Que por el gobernador de la provincia se requiera a su representante en propiedad, ciudadano Jerónimo Torres, para que se reúna en esta ciudad a la comisión, haciéndose por la secretaría este requerimiento a los diputados de las provincias de Antioquia y Leiva, ciudadanos José María Dávila y José Joaquín Cardoso, dondequiera que estuviesen.

237 5°. Que prestando juramento ante la comisión del congreso el vicepresi- dente, luego que sea electo, entre al ejercicio del gobierno, dándose cuenta con este decreto original al presidente para su inteligencia y al gobernador de la provincia para que dándole su cumplimiento en la parte que le toca, lo pase al colegio electoral para que igualmente lo tenga. Dado en la sala de la municipalidad de esta ciudad de Popayán. 22 de junio de 1816.

Juan Fernández de Sotomayor, presidente; D. F. Padilla, José María Salazar, secretario interino.

FUENTE: Biografía de don José Fernández Madrid arreglada por Carlos Martínez Silva, Bogotá 1889, p. 84. No hemos podido hallar las actas de las sesiones celebradas en La Mesa y en Popayán a que se refiere el artículo 1°. de este documento.

2 COMUNICACION

Excelentísimo señor presidente de las provincias unidas, José Fernández Madrid'. Excelentísimo señor: La comisión del soberano congreso ha admitido la renuncia que vuestra excelencia ha hecho repetidas veces del empleo de presidente de las provin- cias unidas, como lo verá vuestra excelencia por el decreto original que le acompaño. Dios guarde a vuestra excelencia muchos años. Popayán, 23 de junio de 1816. Excelentísimo señor.

José María Salazar, secretario de la comisión.

NOTA l. Ibídem. acta No. l.

238 3 SELLO DEL CONGRESO

El periódico Ilustrada publicó, en mayo de 1890, varios antiguos escudos del país y entre ellos uno que fue hallado en el archivo del señor Alejandro Osorio. Tiene este como atributos dos cornucopias, un gorro frigio sobre un asta y dos manos enlazadas; y en el contorno dice: Tungit opes foedosque ferit tum ribera fati Resp. Neogranat. Se ha creído que aquel emblema sea el primitivo escudo de las Provincias Unidas de la Nueva Granada; y nosotros, en un artículo sobre esta materia, publicado ahora años, lo anotamos como tal. Pero como no se conocía acto oficial que lo ordenase, abrigábamos dudas sobre dicho blasón. En un antiguo periódico hallamos recientemente un artículo escrito en Tunja en 1830, por el señor Domingo Rota, intitulado Casos felices y auténticos de medicina, en los cuales habla de algunos servicios que prestó a la República como grabador; y allí dice que hizo "el sello del congreso (dos manos derechas tomadas, la lanza, gorra, las dos coronas y una inscrip- ción latina larga tunget opes, etc.". Por este dato del mismo que lo vació se ve que no fue un blasón del país aquella insignia sino un sello del congreso de las provincias unidas. Parece pues que no hubo escudo anterior al decretado en 1815, cuando celebraba el congreso sus sesiones ya en Bogotá. En el archivo de Indias existe este acto del congreso junto con el escudo pintado en colores, pues el catálogo dice así: "1815. Noviembre 14. Santafé. Decreto impreso del gobierno general de las Provincias Unidas de la Nueva Granada en la América del Sur, determinando los sellos de la República "Está rubricado a pluma por los individuos que forman el gobierno. Acompaña el diseño en colores del sello del gobierno general, anexo a la carta número 4 de don , de 13 de mayo de 1816. Estante 116, cajón 7, legajo 3 (27)". Es curioso el siguiente párrafo de una nota de esas horas de agonía de la patria, en la cual se menciona dicho blasón: "Al gobernador de Santafé. Por olvido no se trajeron las armas de la República y la colcha de la mesa del despacho del presidente de las provincias

239 unidas. Todo quedó al cuidado del ciudadano Luis Ayala, y vuestra exce- lencia debe disponer que inmediatamente vengan uno y otro. Dios, etc. Zipaquirá, 3 de abril de 1816.

José María del Castillo".

Morillo buscó con afán esos sellos, como se ve en este oficio, a Fernández Madrid: "En la misma forma me dirá usted el paradero de los sellos que el mismo gobierno revolucionario mandó abrir, y eran el de la alta corte de justicia, contaduría general, dirección de correos y del gobierno general, de los cuales presentará a usted la marca de uno de ellos el capitán Van Halen, dador de esta orden. Cuartel general de Santafé, 17 de agosto de 1816.

Pablo Morillo".

En su respuesta le dice el expresidente de las provincias unidas: "Ignoro si llegaron a abrirse los sellos de las nombradas alta corte de justicia, contaduría general y dirección de correos. De los dos que existían en el llamado gobierno general, el uno quedó en poder del secretario Valen- zuela, y el otro es el que ha entregado el capitán Van Halen".

FUENTES: Capítulo de la obra, en preparación, Heráldica colombiana, del autor de esta compilación. Véase la ley correspondiente en la p. 138 de este libro. Independencia de América. Catálogo de documentos existentes en el archivo general de Indias de Sevilla. Segunda parte. Publicada esta en Boletín del centro de estudios america- nistas, 1924 (números 79,80 Y 81). O'Leary, Daniel Florencio, Memorias del general O'Leary, , La Gaceta Oficial, 1881, t. 14, p. 485. Ibídem, p. 485.

240 4 TRASLACION DEL CONGRESO NACIONAL DE TUNJA A SANTAFE

Al excelentísimo señor gobernador de la provincia de Tunja. Terminada la guerra civil de 1814 con la toma de Santafé por las tropas de Bolívar y Urdaneta, que venidas desde Venezuela habían rendido al dictador don Manuel Bernardo Alvarez, quien se oponía tenazmente a la unión de Cundinamarca a la confederación granadina, con gran perjuicio de los negocios públicos y de la causa republicana, el congreso reunido hasta entonces en Tunja se trasladó a Santafé ello. de enero de 1815. Don Camilo Torres, don José María del Castillo Rada y don Antonio Baraya, miembros del congreso, en desempeño de una comisión oficial, se habían retirado de Tunja con alguna anterioridad a dicha fecha. Decretado el cambio de residencia del cuerpo legislativo, resolvieron ellos dirigirse al gobierno de Tunja, a cuya cabeza se hallaba entonces don Antonio Villavi- cencio, para manifestar sus agradecimientos por la bondadosa y patriótica acogida que tuvieron en esa ciudad, lo cual hicieron en la siguiente nota: " ... Supla pues este defecto la escritura para con vuestra excelencia, para con toda la ciudad y la provincia, a quienes vuestra excelencia se servirá hacer presente nuestra gratitud y la indeleble memoria que conservamos como miembros del congreso y como simples particulares, de las constantes pruebas de la consideración y respeto que recibió. aquel cuerpo durante su mansión en Tunja, de todos sus habitantes y la estimación y aprecio con que hemos sido honrados los que suscribimos. Tunja hallará en su genero- sidad una recompensa bastante a estos hechos, y la historia, al recorrer los primeros días de la existencia del congreso, le dará el lugar a que le hacen acreedora sus servicios. Pero entretanto, que reciba esta particular manifes- tación de unos testigos fieles de su heroica constancia y de sus sacrificios. Santafé, 16 de enero de 1815.

Camilo Torres, J. M. del Castillo Rada, Antonio Baraya",

241 Don Antonio Villavicencio contestó así tan galante despedida: " ... Notorios son los sacrificios que desde los primeros días de la existen- cia del congreso ha consagrado la provincia de Tunja al sostenimiento, decoro y dignidad de este cuerpo supremo de la Nueva Granada; notoria ha sido su firmeza, aun en el tiempo en que los infortunios y desgracias parecía que iban a extinguir la obra naciente de la voluntad de los pueblos; pero más notoria ha sido todavía la adhesión y particular aprecio con que ha mirando ella a los dignos miembros que lo componen y con que se ha gloriado ciertamente brindándoles su hospitalidad y un asilo generoso. Tunja, que ha sido el modelo de la obediencia, habría ahora desmentido los testi- monios que justifican su conducta, si convencida de la necesidad que ha llamado la presencia de la autoridad suprema a Santafé; si teniendo a la vista las razones y fundamentos que persuaden la utilidad de esta medida y los grandes bienes que pueden resultar a toda la confederación, no hubiese deferido absolutamente a ella, ensordeciéndose a los clamores del corazón. Mil motivos tiene para sentir la separación de este cuerpo que recibió en su seno mismo los primeros alientos de su vida; relaciones estrechas; intereses recíprocos y los mismos estímulos de la amistad, todo ha excitado su dolor; pero a ella se ha hecho superior a estos obstáculos, y nada ha valido más que el deseo de la felicidad común. Vuestras excelencias se servirán persuadirse de que Tunja jamás desconocerá sus servicios y de que conservará siempre la más tierna memoria de sus virtudes y talentos. Ella tiene en su existencia misma un recuerdo de los particulares bienes que ha recibido de vuestras excelencias y ella buscará siempre las ocasiones para retribuírselos. Entretanto reciban vuestras excelencias esta ligera manifestación de sus sentimientos y los sufragios de mi más afectuosa consideración. Tunja, 26 de enero de 1815.

Antonio Yillavicencio, gobernador de la provincia de Tunja".

FUENTE: Capítulo de la obra La reconquista de Boyacá en 1816, por N. García Zamudio. Tunja, 1916.

242 A los excelentísimos señores don Camilo Torres, don José María del Castillo Rada y don Antonio Baraya, miembros del congreso. Santafé. La fatal anarquía que nació de la Nueva Granada a raíz de la proclamación de la independencia; la desorganización de las rentas públicas; la falta de energía en los gobernantes; las rivalidades suscitadas entre las provincias, las ciudades y los hombres; los inconvenientes presentados por las regiones del país donde se soñaba con una soberanía ideal; la ninguna experiencia de los directores del movimiento, y sobre todo, las guerra civiles que, como dice don José Manuel Restrepo, "fueron el azote funesto que impidió, para- lizó las fuerzas y recursos y arraigó los odios, la división y la discordia", precipitaron inexorablemente a la República hacia una funesta situación que abrió fácilmente el camino a las armas reconquistadoras de España en 1816.

FUENTE: El Republicano. de Tunja, órgano oficial del gobierno, número 1". 1815.

Los hombres de la patria boba, ciudadanos virtuosos y buenos, con la cabeza llena de teorías y con el sueño de una República fantástica, como la ideada por Platón, cuyas ideas consignaron en sus constituciones y actas, jamás se preocuparon por prepararse para afrontar una lucha con la metrópoli, porque "el movimiento de 1810, según palabras de don José María del Castillo Rada, uno de los personajes que mayor participación tomaron en los sucesos de los años, fue obra de unos POCQS hombres que supieron aprovechar las circunstancias momentáneas del tiempo. La multitud se dejó conducir sin saber a dónde; pero unos y otros creyeron haberlo hecho todo, y en general, no se pensó sino en gozar de la felicidad que se creyó asegurada sin nuevos esfuerzos. Se creyó que los españoles serían perpetuamente subyugados por la casa de Napoléon y que este renunciaría gustoso a la dominación de América. Así es que no se calculó sobre la guerra, y por lo mismo ni se hicieron preparativos, ni se trazaron planes, ni se acopiaron elementos; el tiempo se pasó en teorías, entregados todos a una estúpida confianza" . El congreso nacional, lejos de preparar el país para una resistencia, se ocupaba en asuntos secundarios en aquellos momentos, tales como la desig- nación del escudo nacional; los tipos de moneda, los títulos y tratamientos a las autoridades; siempre "providencias medias, decretos conciliatorios y

243 detalles de administración; jamás alguna de las grandes medidas que podrían salvar el estado".

Nicolás Garcia Zamudio.

FUENTES: Martínez Silva, Carlos, obra citada, carta de Castillo Rada a Femández de Madrid, p. 455. Q'Leary, Memorias ... t. 14. p. 337, 339, 34l. Restrepo, J. M. obra citada, t. 7 (la. edición).

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