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UN ASENTAMIENTO RURAL DE ÉPOCA ROMANA EN LA : ANALES EL CERRO DE LA MORA (MORALEDA DE ARQUEOLOGÍA 1 DE ZAFAYONA, GRANADA) CORDOBESA A Roman RURAL settlement IN THE GRaNADa número 20 (2009) valley, cerro de la mora (, GRaNADa)

Julio M. Román Punzón Grupo de Investigación HUM-143, “Grupo Interdisciplinar de las Ciencias y las Humanidades”, Universidad de Granada Arqueólogo y Doctor en Historia ✉✉: [email protected]

Fecha de recepción✉: 01 / 12 / 2008 / Fecha de aceptación✉: 21 / 05 / 2009

Resumen

Se analiza la fase clásica del yacimiento multifásico del Cerro de la Mora (Moraleda de Zafayona, Granada), asentamiento rural que ejerció un papel de primer orden en el ordenamiento territorial y en el desarrollo económico-social de la Vega de Granada durante la época romana. Palabras clave✉: Asentamiento rural, vicus, romana, Vega de Granada.

1 | Este artículo es un re- Abstract sumen de mi tesis doctoral titu- lada “Contribución al estudio del The Roman phase of the site of Cerro de la Mora (Moraleda de poblamiento de época clásica en Zafayona, Granada) is analysed in this paper. This site was a rural la Vega Oriental de Granada. El settlement with a crucial role in the socio-economic development yacimiento del Cerro de la Mora (Moraleda de Zafayona, Grana- and in the organisation of the settlement pattern in the Granada da)”, defendida el 7 de marzo valley during this period. de 2006, en la Universidad de Key words✉: Rural settlement, vicus, roman, Granada Valley. Granada y que obtuvo una cali- ficación de Sobresaliente Cum Laude, por unanimidad (RO- MÁN, 2006). 1. INTRODUCCIÓN2 2 | Este artículo se enmar- ca dentro de las actividades de Ubicado al oeste de la provincia granadina, en la comarca de la investigación que desarrolla el Grupo Interdisciplinar de Cien- Vega del Genil, en la subcomarca de la Vega de Loja, y pertene- cias y Humanidades (HUM- ciente al término municipal de Moraleda de Zafayona (Granada), 143). Universidad de Granada.

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Fig. 1. Ubicación del Cerro de la Mora. el Cerro de la Mora es una pequeña loma Al este del cerro, justo al pie del mis- con una altitud de 571 m., situada a orillas mo, se encuentra el río Genil, que forma un del río Genil, concretamente en su margen meandro y una zona vadeable. En ese lugar, derecha (Fig. 1). Constituye un promontorio se practicaron los primeros sondeos estra- diapirítico de arcillas del Keüper, recortado tigráficos, que alcanzaron hasta dieciocho en su parte Este por el Genil, dejando así a metros de profundidad, y que ofrecieron una la vista buena parte de su acumulación es- de las secuencias estratigráficas más intere- tratigráfica (PASTOR et al., 1981, 137). santes de toda Andalucía, desde Argárico Fi- Presenta una fuerte pendiente en la ladera nal hasta época medieval. Las estructuras de septentrional, mientras que en la meridional época romana documentadas en esta parte es suave y conecta por medio de una vaguada del cerro son de tipo doméstico. con la del Cerro de la Miel, que posee una El resto de estructuras visibles hoy día altura de 565 m. se hallan en la parte superior y occidental

AAC 20 (2009), 231-256 ISSN: 1130-9741 UN ASENTAMIENTO RURAL DE ÉPOCA ROMANA EN LA VEGA DE GRANADA––––––––––––––––––––––––– 233­ del cerro, en la que aparecieron la mayor 2. EL ASENTAMIENTO cantidad de restos iberorromanos de lo ex- IBERORROMANO DEL cavado hasta este momento (Fig. 2). Se trata de una serie de estructuras rectangulares, CERRO DE LA MORA posiblemente domésticas, de pobre aparien- El Cerro de la Mora se sitúa en una posición cia (muros de mampostería irregular, escasa privilegiada y estratégica, pues en sus cerca- presencia de elementos constructivos cerá- nías se cruzan varias vías de comunicación micos, etc.). Destaca, en la cumbre del cerro, (Fig. 3). La Sur-Norte, de los ríos Alhama y una gran edificación cuadrangular, de igual Cacín, a pocos kilómetros al occidente del factura, con dos grandes contrafuertes hacia yacimiento, que continuaría hacia el norte, la parte oeste, justo en el declive de dicha pasando el río Genil, a través de los pasos de- cumbre. Su funcionalidad es desconocida y sarrollados entre Montefrío, Íllora y Moclín, parece tratarse de una obra realizada en épo- aprovechando un vado natural que existe ca romano tardía. en su curso, al norte y frente al yacimiento. La importancia del Cerro de la Mora para Se trata de una vía de uso obligado para el la arqueología andaluza queda fuera de toda acceso a las ricas llanuras del polje de Za- duda al analizar su amplia secuencia estrati- farraya y a las zonas cerealísticas de Arenas gráfica, fruto de una posición central al borde del Rey, Fornes y Jayena, constituyendo el de la vía de comunicación más significativa único camino para, principalmente a partir de la provincia granadina, el río Genil. Éste, de Ventas de Zafarraya y el puerto de Frigi- fue el canalizador de una serie de contac- liana, acceder al Mediterráneo siguiendo el tos culturales y comerciales, patentes desde río Vélez y sus afluentes, que se desarrollan época eneolítica, al menos, con la Baja An- entre las abruptas Sierras de Tejera y Almi- dalucía. jara al E, y de Málaga4. Por otro lado, el yacimiento se encuentra justo al lado Poco tiempo después, la cuenca del Ge- del Genil, la vía de penetración este-oeste nil, en esta parte de la provincia granadina, labrada por dicho río y que conecta la Vega vive intensamente el acrecentamiento de sus granadina, pasando por Loja, con la zona de relaciones comerciales y también culturales, Archidona-Antequera, nudo de comunicacio- con el horizonte colonial fenicio, establecido nes que permite, de una parte, el acceso a la en las costas meridionales de la Península. dinámica y comercial costa malagueña y, de Se trata, por tanto, de una región de gran otra, hacia las fértiles campiñas cordobesa y importancia económico-cultural y esencial para la definitiva conformación del mundo ibérico3. 3 | Para este tema, AGUAYO y SALVATIERRA, 1987; AGUAYO y ADROHER, 1998; ADROHER et al., 2002. Es en el valle singiliense, concretamente 4 | Vía en uso desde tiempos prehistóricos y de gran en la Depresión granadina, en donde se en- importancia para la Vega granadina ya que fueron las fac- cuentra el Cerro de la Mora, cuya completa torías fenicias malagueñas las que a través de este paso de secuencia estratigráfica permite rastrear ex- Zafarraya hicieron que la Depresión de Granada fuera la pri- mera en recibir sus efectos cuando se iniciaron los primeros celentemente este desarrollo histórico-cultu- contactos con el interior, contactos que ya no cesarían y con- ral al que me estoy refiriendo. tinuarían en época romana (PACHÓN y CARRASCO, 1983).

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Fig. 2. Planimetría del yacimiento. Fase romana (E=1:200).

Fig. 3. Vías de comunicación que atraviesan la Vega de Granada (elaboración propia a partir de mapa tomado de www.guiasgranada.com.)

AAC 20 (2009), 231-256 ISSN: 1130-9741 UN ASENTAMIENTO RURAL DE ÉPOCA ROMANA EN LA VEGA DE GRANADA––––––––––––––––––––––––– 235­ sevillana y el rico Valle del Guadalquivir. Se granadina, lugar a partir del cual, como ya se trata de un cerro con poca extensión plana en dijo anteriormente, se podía conectar con la su cima, y con laderas escarpadas y poco ac- costa malagueña, de gran dinamismo comer- cesibles (la N y la W), siendo el acceso más cial, o con las fertilísimas campiñas cordobe- fácil, por el sur. sas y sevillana y el río Guadalquivir, la más importante vía de comunicación de la Bética. Tipos de asentamientos similares se constatan en zonas como La Manchuela (Al- Tratando de encontrar similitudes con bacete), evidenciándose un tipo de poblado esta situación, para la zona de Porcuna- ubicado en pequeñas elevaciones, como las Mengíbar (Jaén) se ha comprobado que en lomas del sector central de la comarca, que el entorno de la primera existen una serie de se ocuparon desde época orientalizante hasta emplazamientos y recintos fortificados que, los siglos finales de la cultura ibérica y que teniendo a la citada ciudad como centro nu- pudieron mantenerse activos en época roma- clear, conformaban una ordenación del terri- na. Están cerca de cauces fluviales o arroyos torio circundante. Una ordenación estructu- que se revelan como importantes ejes de co- rada desde los tiempos tartésicos e ibéricos, municación (ABAD y SANZ, 1999, 98). que continuaría funcionando durante la épo- ca romana (ARTEAGA y BLECH, 1987, 89), Para algunos autores, el Cerro de la Mora de manera similar a lo que ocurre con el Ce- constituiría un importante oppidum ibérico rro de la Mora, dependiente, probablemen- que, como se ha mencionado anteriormen- te, de un centro nuclear como el oppidum te, articularía las comunicaciones a lo largo de Ilurco y que vería escasamente alterada del Genil, en sentido este-oeste y viceversa dicha organización territorial con la llegada (ADROHER et al., 2002, 25). Controlaba, al de los romanos. Sin embargo, esta supues- mismo tiempo, las relaciones con el sur fe- ta dependencia está aún por probar para los nicio-púnico, a través del cercano río Cacín. momentos iniciales del mundo ibérico. La Sin embargo, lo reducido del espacio ocupa- hipótesis interpretativa de la dependencia do por el yacimiento (unas ocho hectáreas), entre núcleos habitados de diversa índole en la inexistencia clara de una muralla ibérica y tiempos iberos, ha sido expuesta en una im- su posible relación posterior, como más ade- portante bibliografía (p.e RUIZ y MOLINOS, lante señalaré, con la ciudad de Ilurco, me 1984, 1988, 1989 y 1993), aunque ha sido hace inclinarme más por clasificarlo como un contestada por otros autores que no encuen- mediano oppidum, que pudo tener cierta de- tran suficientemente justificada tal posición, pendencia del oppidum del Cerro de los In- argumentando que buen número de los pun- fantes, y que estaría controlando el nudo de tos de control ibéricos utilizados por aquellos comunicaciones mencionado. Se ha de tener investigadores en su argumentación son más en cuenta que el Cerro de la Mora se encuen- romanos que prerromanos (MORET, 1996). tra junto al río Genil, que debía ser la ruta Igualmente, para una zona más cercana al de comunicación más importante de la Vega, y que en época romana5 pasaría por aquí la 5 | Muy probablemente, esta vía esté fosilizando un vía que comunicaba Iliberri con Antikaria, importante camino que vendría utilizándose desde tiempos atravesando longitudinalmente la Depresión prehistóricos.

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Cerro de la Mora, existen también interpre- La presencia itálica va generalizándose a taciones en este último sentido (PACHÓN, lo largo del s. II a.C. mediante el inicio de la 1999)6. acción depredadora de Roma sobre los recur- sos naturales de la Península Ibérica. Dicha Algunos autores, como Pachón Romero, presencia se demuestra arqueológicamente defienden un reparto de competencias eco- por la importancia que adquiere la vajilla de nómicas que mantendrían una entente cor- mesa de barniz negro y el impacto del vino diale. La inexistencia de relación visual entre itálico, representado por el incremento de ambos harían complicadas estas relaciones la aparición de ánforas italo-republicanas, de dominancia, además de que, necesaria- fundamentalmente a partir del último cuar- mente, los productos del oppidum de Ilurco tendrían que pasar por La Mora7. No sería to del siglo II a.C., en la casi totalidad de sino en periodos más avanzados, posiblemen- los yacimientos ibéricos que perduran hasta te relacionado con la desecación completa o este momento (ADROHER et al., 2002, 57). casi completa de la Vega de Granada, cuando En el caso del Cerro de la Mora, y aunque se produzca una explotación agrícola intensi- proporcionalmente no son muy numerosos, también se hallan las importaciones itálicas va que aportó grandes excedentes a Ilurco e Iliberri, lo cual redunde en un decaimiento de estos momentos (Barnices Negros tardíos, económico de La Mora y el establecimiento Cocina itálica, Rojo Pompeyano, Paredes Fi- de esa hipotética relación de dependencia nas tardo-republicanas, etc.). del oppidum del Cerro de los Infantes. El progresivo deterioro de los elementos A partir del s. III a.C., la sociedad ibérica clásicos de la cultura ibérica, que se produce comienza a sufrir cambios derivados de las entre finales del s. II a.C. y principios del I relaciones que se inician con las potencias a.C., tendrá su punto final en el periodo al- mediterráneas (ADROHER et al., 2002, 57) toimperial, en el cual prácticamente habrán y de la actividad que éstas ejercerán sobre el desaparecido. Hacia la mitad del s. I d.C., los territorio peninsular. asentamientos rurales de tradición ibérica, que se habían fundado durante los siglos V y IV a.C., serán sustituidos por otros, técnica- mente romanos, que conocemos con el nom- 6 | Otras cuestiones críticas sobre aspectos más ge- bre de villae (ADROHER et al., 2002, 58). nerales de los planteamientos metodológicos de la llamada ‘Escuela de Jaén’ deben seguirse en la obra de Domínguez En cuanto a los oppida, los de gran tamaño Berenjeno (DOMÍNGUEZ, 2001). continuaron su existencia, mientras que en 7 | Sería la continuidad de los procesos de distribu- los de segundo nivel, la pérdida de funciones ción comercial que se venían llevando a cabo desde tiem- y la reubicación de poblaciones les condujo a pos preibéricos y que están constatados por los hallazgos su ruina y desaparición. Sin embargo, se dio arqueológicos de las estratigrafías de los dos yacimientos. Puede servir de ejemplo el análisis para esa época de los igualmente el caso de pequeños oppida que cuencos-trípodes fenicios que arrojan un volumen incontes- seguirán jugando un papel activo en la es- table en favor del Cerro de la Mora, dibujando un circuito tructura territorial (MAYORAL, 2004, 178). de intercambio entre la costa y el interior a través de la De esta forma, el Cerro de la Mora aparece Mora (PACHÓN y CARRASCO, 1992), pero que también está probado con las cerámicas grises que ofrecen en ambos como uno de éstos asentamientos de carác- yacimientos idénticas marcas de alfarero. ter rural, con clara continuidad en época ro-

AAC 20 (2009), 231-256 ISSN: 1130-9741 UN ASENTAMIENTO RURAL DE ÉPOCA ROMANA EN LA VEGA DE GRANADA––––––––––––––––––––––––– 237­ mana (ejemplos como el nuestro se pueden frecuente en los territoria de las ciudades bé- observar en otros muchos lugares de la Bé- ticas. Muchos de tales hábitats, que tuvieron tica, como en el Valle del Jandulilla, con el funciones no sólo económicas sino incluso yacimiento del Cerro Castillejo –MAYORAL, institucionales, fueron reducto de una ances- 2004, 178–), que, quizá a partir de estos tral vida rural, y debieron funcionar también momentos, se convertirá en dependiente, como sector de persistencia de tradiciones como más tarde justificaré, de algún otro prerromanas (RODRÍGUEZ NEILA, 1993- antiguo oppidum del entorno, que ahora es 1994, 463). Tanto es así que en la valoración convertido en ciudad romana (Municipium de los asentamientos identificados mediante Ilurconensis). actividad prospectiva en el territorio de la an- tigua Astigi se les ha asignado a estas enti- Al contrario de todo esto, algunos inves- dades rurales la denominación de “aglomera- tigadores han propuesto, únicamente como ciones rurales de tradición ibero-turdetana” hipótesis, la posible localización del locus (DURÁN y PADILLA, 1990, 67-129). ignotum de Vesci Faventia en el Cerro de la Mora, basándose únicamente en su mención Por ello, se entiende que conforman un por Ptolomeo entre Ilipula (posiblemente, tipo de yacimiento ideal para investigar y co- Loja) y Oscua (Cerro del Léon, cerca de An- nocer las pervivencias culturales indígenas y tequera), y en la presencia en dicho cerro de la fuerte implantación rural en la supuesta- mente “muy romanizada e urbanizada” evidencias de “la existencia de un poblado Pro- ibero-romano de cierta consideración” (CA- vincia Baetica. RRASCO et al., 1986, 223)8. Sin embargo, Y de todos los términos con que se cono- he de admitir que del estudio realizado sobre ce a las entidades rurales romanas11, parece las estructuras constructivas descubiertas en que es el Vicus el que mejor se ajusta a las el yacimiento del Cerro de la Mora y ante la características que se han observado en el ausencia de elementos propios de una enti- Cerro de la Mora, lo cual paso a justificar. dad urbana romana (construcciones públi- cas, epigrafía honoraria, entramado urbano, 8 | Hoy día parece más probable que la localización de etc.) que nos indique lo contrario, solamente la antigua Vescelia o Vesci se debe encontrar en la serranía se puede defender su carácter de hábitat ru- rondeña (quizás, en las cercanías de Gaucín) (CHIC, 2001, ral9. 357). 9 | Existe cierta tendencia a buscar una ciudad romana La importancia que otorga a la ciudad el siempre que encontramos restos de época romana, sin tener sistema político y cultural romano ha limita- en cuenta que la población urbana en Hispania estaría en torno al 25 %, y la rural, sobre el 75 % (CARRERAS, 1996, do nuestra perspectiva sobre la organización 108). espacial romana. De esta forma, la identifi- 10 | Lo erróneo de este planteamiento ya ha sido de- cación de un yacimiento en entorno rural ha mostrado por diversos trabajos, como los de Didierjean o ido emparejada de manera automática a su Ponsich para zonas del , que demuestran adscripción a una villa romana10, con lo cual una realidad territorial mucho más rica en cuanto al tipo de agrupación poblacional que el derivado de la tradicional se estaba minusvalorando a toda una serie práctica prospectiva (GONZÁLEZ ROMÁN, 2002b, 192). diversa de asentamientos rurales, como la 11 | CURCHIN, 1985; CORTIJO, 1993; RODRÍGUEZ aldea, que a buen seguro hubo de ser muy NEILA, 1994.

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Fig. 4. Ponderal de piedra.

Los vici son agrupaciones humanas, que prospectadas13. Igualmente, concordaría con presentan formas variadas, adquiriendo dos su ubicación estratégica en el territorio de la sentidos básicos✉: conjunto de casas y aldea Vega, adjunta a la vía de comunicación más rural, y entre sus funciones básicas estarían importante de la zona. la actividad agraria y la comercial (CORTI- Así, se articulaban bajo la directa depen- JO, 1993, 205-207). Esta última, indicada dencia de una ciudad, que les ofrecía tanto ya por las fuentes clásicas, que considera- un mercado para dar salida a sus productos, ban la actividad comercial como una de las como posibilidades de integrarse eventual- funciones características del vicus12, podría mente en su vida sociopolítica o cultural explicar perfectamente la riqueza de los ma- (RODRÍGUEZ NEILA, 1993-1994, 465). teriales cerámicos hallados en el Cerro de la Como ha señalado Morales (2002, 202), Mora, más aún si se le añade su condición desde mediados del s. I d.C. se produce una de centro redistribuidor de productos en su estructuración organizada del territorio rural entorno, el cual, a buen seguro, hubo de es- que eclosiona en el s. II d.C. Un examen de tar densamente poblado en época romana, estas explotaciones agrarias (vici, pagi, etc.) como prueban zonas aledañas de este tér- revela que su relación con la urbs está basa- mino municipal que han sido debidamente da en el abastecimiento de productos; aun- que nada se sabe sobre su comercialización. 12 | FESTO, De verb. sign., s.v. vicus. Acerca de su condición de posible mer- 13 | Es el caso de Íllora (ORFILA et al., 1996), Huétor- Tájar, Pinos Puente, Villanueva de Mesía, todas ellas inédi- cado, tengo que señalar el hallazgo de un tas. ponderal de piedra (nº inv. CM’87/C2/I/094

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–Fig. 4–), patrón oficial para comprobar y agrícolas erigidos con materiales pobres y controlar las pesas corrientes y no marcadas poco duraderos, más difíciles de identificar. en el comercio diario. Estos instrumentos Este esquema se adapta bastante bien a lo se guardaban habitualmente en los templos observado para el Cerro de la Mora✉: unas de las ciudades (PALOL, 1949, 129) o en estructuras pobres en cuanto a materiales el Ponderarium, oficina de pesos públicos de construcción, de un urbanismo, si se me (VÁZQUEZ QUEIPO, 1859), lo cual indica permite esta palabra, de desarrollo orgánico la importancia de su hallazgo en el Cerro de y no regularizado, y que se ubica junto a la la Mora, que puede corresponder a ese ca- vía más importante de la Vega granadina, que rácter de mercado rural, que centralizaría la conectaba las ciudades de Ilurco e Iliberri actividad comercial del entorno, alejado sufi- con los centros económicos más importantes cientemente de los núcleos urbanos más cer- de la Bética (el valle bajo del Guadalquivir, canos. Algunos vici aparecen como cataliza- la costa gaditana y malagueña). La aparición dores de la actividad que se realizaba en sus del ponderal se explicaría mediante esa fun- alrededores, principalmente cuando estaban ción de mercado o feria rural que tenían este 14 lejos del centro urbano al que se adscribía, y tipo de asentamientos , y que compartiría el solían poseer buenas comunicaciones (COR- Cerro de la Mora. TIJO, 1993, 206). A este respecto, en Jaén, No sería la actividad comercial una tarea se ha definido el vicus como una entidad novedosa para este yacimiento✉: durante el s. secundaria cuya funcionalidad sería la de VII a.C., las factorías fenicias establecidas en controlar la explotación de sectores ubicados el litoral malagueño mantuvieron una impor- en el territorio municipal pero excesivamen- tante relación comercial con el interior de la te alejados del principal núcleo ciudadano provincia granadina, convirtiéndose el Cerro (CHOCLÁN y CASTRO, 1987). Y este podría de la Mora en centro de distribución de artí- ser el caso del Cerro de la Mora, ya que se culos procedentes del mundo comercial se- encuentra a unos 15 km del centro del que mita (ADROHER et al., 2002, 90), actividad propongo que pudo depender, Ilurco y, por ésta que se pudo perpetuar en el tiempo y tanto, podría tener ese carácter de control continuar en época romana. de las actividades productivas de los núcleos Por tanto, y teniendo en cuenta que los menores de su entorno, pertenecientes al te- vici presentan un hábitat continuo, organi- rritorium de la ciudad ilurconense. Siguiendo zado administrativamente, con una serie de con este razonamiento, Leveau (1991, 89) edificios de uso público, una actividad eco- considera para el mundo romano un ámbi- nómica vertida en parte hacia el exterior y es- to rural más dinámico y vital, definiendo dos tando próximas a una red de comunicaciones zonas rurales✉: la red de villae en torno a las del tipo que sea, propongo la posible consi- ciudades, y un segundo nivel estructural deración del yacimiento del Cerro de la Mora ubicado en la periferia de la zona de villae, como una agrupación rural del tipo vicus, pero con desarrollo independiente, los hábi- tats de campesinos que cultivaban la tierra. 14 | Algunos autores han señalado que el carácter co- Se trata de hábitats aislados o aglomerados mercial del vicus les reportó la posesión del ius nundinarum constituidos por pequeños establecimientos (GONZÁLEZ ROMÁN, 2002b, 206).

ISSN: 1130-9741 AAC 20 (2009), 231-256 240u���������������������������������������������������������������������������� Julio M. Román Punzón pues posee las características mencionadas. Aún habría un elemento más que podría Tal vez la aparición de edificios de uso pú- sugerir la calificación de vicus al Cerro de la blico sea una evidencia que en nuestro yaci- Mora, y es la afirmación de Petracco, recogi- miento no se ha podido constatar. No obstan- da por RODRÍGUEZ NEILA (1994, 211) de te, y teniendo en cuenta lo exiguo del espacio que los vici son restos de una organización excavado y la aparición de algunos elementos administrativa indígena, aceptada en la orga- arquitectónicos y decorativos que inducen a nización territorial romana del municipio (en pensar en la existencia de construcciones de este caso, el ilurconense). Dicha aceptación mayor envergadura (p.e. la moldura decorati- en el territorium de una ciudad se realizaba va o los restos de pintura mural, así como la por no constituir estrictamente el vicus una basa y columna que aparecieron en superfi- res publica, si bien se ha comprobado ar- cie), se podría hipotetizar con la pertenencia queológicamente cómo muchos de ellos fue- de éstos a algún edificio de aspecto más o ron de considerable tamaño durante el Alto menos monumental, de uso diferente al do- Imperio, teniendo su propia personalidad méstico. institucional y jurídica (podían recibir sub- También nuestro caso se ajustaría bas- venciones, hacer suscripciones, mantener tante bien al concepto de vicus propuesto en santuarios rurales), pudiendo, incluso, elegir el modelo de poblamiento planteado para la magistrados anuales (RODRÍGUEZ NEILA, comarca almeriense de los Vélez, en el cual 1994, 213). las aldeas (los vici) situadas en zonas de Se han aportado, a mi entender, sufi- control de paso, de cruce de caminos, con cientes argumentos para considerar al Cerro buenas visibilidades, se convertirían en pe- de la Mora como una amplia aglomeración queños centros desde donde se resolverían rural, del tipo vicus, teniendo en cuenta su ciertos intercambios y otras necesidades. Se ubicación en el territorio (junto a las vía de trataría así de núcleos indispensables como comunicación más importante de la Vega), intermediarios entre las villae y las ciudades, su historia poblacional anterior (se trata de a través de los cuales el excedente de pro- un hábitat continuo, donde se evidencia la ducción agrícola, ganadero, etc. debía de en- pervivencia de tradiciones indígenas, como contrar unos canales rápidos y rentables para es el caso de la actividad constructiva y la su venta, así como la adquisición de mate- cerámica) y su función como mercado rural riales de importación (MARTÍNEZ y MUÑOZ, (demostrado por sus ricos materiales, mu- 2002, 300). Vemos de nuevo, cómo los vici funcionarían como elemento redistribuidor chos de ellos de importación, así como el ha- de productos, tanto importados como loca- llazgo de elementos propios de este tipo de les, entre las poblaciones de su entorno, ale- actividades mercantiles, como es el ponderal 15 jadas del enclave principal del territorio. de piedra) . Mas aún, me aventuro a proponer nues- tro yacimiento como dependiente de la ciu- 15 | La definición entrevicus y villa no siempre es fácil dad de Ilurco, ya que es éste el núcleo ur- (CORTIJO, 1993, 207), aunque atendiendo al tamaño, ubi- cación, estructura, etc., nos inclinamos, como he indicado, bano de mayor importancia del entorno. Si por la primera de las opciones. aceptamos la correspondencia entre el lugar

AAC 20 (2009), 231-256 ISSN: 1130-9741 UN ASENTAMIENTO RURAL DE ÉPOCA ROMANA EN LA VEGA DE GRANADA––––––––––––––––––––––––– 241­ de Lyco, mencionado por Tito Livio, e Ilurco, cipal en el periodo entre la Guerra Social y inicialmente la antigua Pinos Puente hubo Augusto, significó que muchos vici quedaron de tener la categoría de ciudad stipendiaria inevitablemente subordinados a una ciudad o peregrinae, situación jurídica asignada a central, opinión que comparten otros inves- aquellos núcleos que habían ofrecido resis- tigadores (CURCHIN, 1985, 342 y ss). Este tencia a su conquista por los romanos. Tras hecho es lo que pudo ocurrir entre los oppida el consiguiente reconocimiento de la superio- de Ilurco y el Cerro de la Mora✉: el diferen- ridad romana y aceptadas su soberanía e im- te estatus administrativo que adquirieron en posiciones, la comunidad ilurconense man- esos momentos conllevaría desequilibrios po- tendría sus propias instituciones, leyes, te- líticos entre los diferentes núcleos habitados, rritorio y gobierno local. En época cesariana, siendo en este caso el oppidum del Cerro de o con mayor probabilidad, augustea, Ilurco los Infantes el beneficiado como la entidad asciende a la categoría jurídica de municipio poblacional principal del territorio, el Muni- romano de derecho latino16, formando parte cipio Ilurconense. del Conventus Astigitanus. Se trata, junto a No es ésta, no obstante, la única posi- la ciudad de Iliberri, del mayor núcleo roma- bilidad de relación a un centro urbano de no de la región, lo cual favorecería la exten- mayor importancia. Así, hay autores que han sión de su influencia sobre un vasto territorio. sugerido la posibilidad de que nuestro yaci- Si bien la extensión de su influencia puede miento perteneciese al territorio de la ciudad discutirse hacia el este, donde se encontraría romana de Baxo (ADROHER y LÓPEZ, 2001, con los límites territoriales de Iliberri, hacia 23), aún no localizada. Por su carácter de lo- el oeste, y mientras no se identifiquen nue- cus ignotum, esta relación es más una supo- vas entidades urbanas de época romana, el sición que una realidad con fundamentos só- valle del Genil estaría administrado por dicha lidos. En cuanto a su posible vinculación con ciudad. la actual Loja, no hay existencia de ningún documento escrito o epigráfico que lo aseve- Esta relación del Cerro de la Mora y el re con rotundidad; así como la aparición de Cerro de los Infantes ya ha sido sugerida por restos arqueológicos de época romana en la sus investigadores para épocas más tempra- ciudad lojeña impide, hasta ahora, la confir- nas. Así, proponen la posibilidad de que el mación de la existencia de una entidad urba- Cerro de la Mora desempeñara actividades complementarias a la producción de ánforas (si no la misma fabricación) con el mencio- 16 | Plinio, N. H., III, 3, 10; o los epígrafes nº 2064, nado yacimiento durante la época ibérica, 2065 y 2066 (PASTOR, 2002), que refieren alordo de Ilur- basándose en la enorme cantidad de este co y al origen ilurconense de algunos de sus ciudadanos. tipo de productos aparecidos en el transcur- 17 | La variedad de ánforas y la mayor abundancia so de las campañas arqueológicas en la Mora para esos momentos antiguos de cuencos-trípodes (en re- 17 lación con Ilurco) que los investigadores de La Mora inter- (CARRASCO et al., 1987, 270) . pretan como elementos auxiliares de los talleres alfareros La sumisión de un vicus a una ciudad (PACHÓN y CARRASCO, 1992, 345), idea que luego han recogido los excavadores del Cerro del Villar (AUBET et al., no es algo extraño. Frederiksen (1976, 347) 1999, 303), también aludirían a la más que probable fun- estimó que la creación del sistema muni- ción productiva alfarera de La Mora.

ISSN: 1130-9741 AAC 20 (2009), 231-256 242u���������������������������������������������������������������������������� Julio M. Román Punzón na en época romana; mucho menos que se cia administrativa que estas tierras han te- trate de la propia Baxo. Debemos limitarnos nido históricamente con la vega oriental de a reseñar que la ubicación actual de dicha Granada. ciudad resulta incierta, debiendo buscarse Por todo ello, pienso que el Cerro de la entre el Guadalquivir y el Genil, en el tramo Mora sería otra entidad poblacional, de ca- correspondiente al término de Loja (GONZÁ- rácter rural, integrada en el ager ilurconense LEZ ROMÁN, 2002a, 189). Por tanto, a la y dedicada fundamentalmente a la produc- vista de las evidencias arqueológicas, creo ción agroganadera, gracias a su ubicación más factible la relación del Cerro de la Mora en la fértil Vega granadina. Debo recordar, con la antigua Ilurco que con la desconocida a este respecto, que ya se propuso hace al- Baxo. gunos años la transformación de productos Incluso se podría suponer la relación del agrarios en La Mora para épocas pretéritas Cerro de la Mora con otra posible ciudad ro- a la romana (probablemente, vino o aceite) mana, más cercana que Ilurco. Se trata de (CARRASCO et al., 1987, 270). la ilocalizada Calecula, que algunos autores De un modo más general, y refiriéndose han sugerido situarla bajo el actual casco ur- a la Turdetania, Estrabón refiere a ésta como bano de Íllora (CASADO et al., 2000). Dicha de extraordinaria riqueza y fertilidad de su posibilidad adolece de los mismos problemas que la anterior (exceptuando el hecho de que suelo✉: el territorio que sigue hacia el Oriente aquí sí han aparecido restos arqueológicos de y el Mediodía (de Iberia) no cede en fertili- época romana, escasos y poco significativos dad a ninguno de los demás territorios. Esta por otra parte), por lo que reiteramos lo obje- región se llama Betica, del nombre del río, y tado para la ciudad de Baxo. Turdetania del nombre del pueblo que lo ha- bita. De Turdetania se exporta trigo, mucho Otro dato apoyaría la relación histórica vino y aceite; este, además, no sólo en can- del entorno del Cerro de la Mora con la Vega tidad sino en calidad insuperable. Expórtase de Granada (donde se ubica Pinos Puente) también cera, miel, pez, mucha cochinilla en detrimento de la de Loja (donde se ubica y minio, mejor que el de la tierra sinópica la ciudad epónima). En la división territorial (Estrabón, III, 1, 6). La trilogía mediterránea que realizan los árabes tras su conquista de (trigo, vino y aceite), junto con la horticultura la Península, que como sabemos es herede- intensiva a gran escala y el cultivo especial ra de la del mundo antiguo, las tierras de la de árboles frutales serían las producciones actual Villanueva de Mesía, municipio más agrícolas más destacadas de esta región cercano al Cerro de la Mora, a unos 2,5 km, (PASTOR, 1983, 164)18. al este, fueron incluidas en el clima de El- vira (Granada) y no en el de Loja (JIMÉNEZ En referencia a esto, es, asimismo, in- MATA, 1990), lo cual reafirma la dependen- teresante añadir que en la Vega de Granada, gracias al trabajo desarrollado por el proyecto de investigación El poblamiento en la Vega de Granada durante la Prehistoria Reciente 18 | Lo cual ya señalaron los autores clásicos, que re- saltan la riqueza de la zona mediterránea en aceitunas, vino, y la época clásica, se ha podido identificar higos y plantas semejantes (SCHULTEN, 1959, 357). un encauzamiento y aprovechamiento de

AAC 20 (2009), 231-256 ISSN: 1130-9741 UN ASENTAMIENTO RURAL DE ÉPOCA ROMANA EN LA VEGA DE GRANADA––––––––––––––––––––––––– 243­ las abundantes aguas que surten dicha de- excepcional finura y calidad21, que se convir- presión para la práctica de una agricultura tió en un producto comercial exportador de de regadío en época romana (ORFILA et al., primera mano (PASTOR, 1983, 170). Yaci- 1995), lo cual viene a incidir en la importan- mientos como Castellones del Céal o Fuente cia que hubo de tener este sector primario Amarga, ambos en territorio giennense, han en la economía regional19. Como señalara evidenciado una importante presencia de Schulten (1959, 119), Estrabón ya indicaba ganado ovino y caprino, sin poder precisar que el Valle del Guadalquivir tenía una red con esto el régimen de pastoreo (MAYORAL, de canales cuyo origen debió ser tartésico. 2004, 215). En nuestro caso, las propias A buen seguro, los romanos potenciaron esta crónicas árabes anteriores a la Reconquista irrigación e instalaron este sistema en otros ya describen la zona del Campo de Zafayo- lugares de la Bética20. na como de fisonomía adehesada y de uti- lización agroganadera22. La importancia del No obstante, quizá el regadío no tuvo pastoreo en la degradación de los suelos y la mucha influencia en esta parte del curso del vegetación ha debido ser fundamental, pues Genil, ya que tenemos noticias de que las consta que esta actividad fue muy importan- crecidas de dicho río impidieron, como mí- te, al menos desde el siglo XVI, pero proba- nimo hasta mediados del s. XIX, aprovechar blemente también antes (JIMÉNEZ PUER- sus aguas para el riego de las tierras de la TAS, 2002, 62). jurisdicción de Huétor-Tájar y Villanueva de Mesía, cerca de la cual se encuentra el Cerro La actividad agroganadera debió ser, jun- de la Mora (MADOZ, 1987, 226). to a la comercial, la principal del yacimiento del Cerro de la Mora. Curiosamente, será du- El panorama que presentaba el paisaje rante la época imperial cuando la ciudad de natural de la comarca de Loja a fines de la Ilurco viva su etapa de máximo esplendor y Edad Media se caracterizaba por la existen- desarrollo, atestiguado por los restos mate- cia de cultivos de cereales de secano, sobre riales procedentes del Cerro de los Infantes todo en los márgenes de las zonas de rega- dío, aunque donde existen manantiales se encontraban pequeñas áreas irrigadas. Pero 19 | No obstante, recientes estudios parecen contrade- también abundaban las zonas con vegeta- cir tanto el carácter de algunas de las estructuras analizadas como su origen romano (CASTILLO y ARENILLAS, 2002, 9). ción natural propia del monte mediterráneo, 20 | Muchos autores clásicos trataron sobre este tema✉: si bien en los sectores más próximos a los Plinio apunta que en España incluso se regaban los viñedos lugares de poblamiento predominaban los (Plinio, XVII, 249) y, al igual que Justino, menciona traba- matorrales y arbustos, mientras que en otros jos de irrigación con utilización de aguas de ríos. También espacios había una importante vegetación ar- aparece en leyes municipales o inscripciones menciones a la realización de canales de riego o acueductos para abasteci- bórea (p.e. la dehesa de Salar) (BARRIOS, miento de aguas para los campos (SCHULTEN, 1959, 119). 1988, 140-147). 21 | Marcial (V, 37, 7; VIII, 28, 6; IX, 61, 3; XII, 98, Por otra parte, las fuentes clásicas indi- 2), Juvenal (12, 41), Plinio (VIII, 191). 22 can que en la región turdetana la ganadería | No debemos dejar de valorar la importancia que pudo tener la ganadería, sobre todo si se tiene en cuenta era significativa, sobre todo bovina y ovina, la mencionada actividad textil, que pudo necesitar grandes con una lana que alcanzó tal fama, por su cantidades de lana.

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(CASTILLO et al., 1998, 87-88), que se han Itinerarios, ubicadas, dentro de lo posible, datado entre finales del s. I a.C. y mediados en zonas de cruce, ricas en agua y fértiles del s. III d.C. Este periodo coincide justa- –como es le caso del Cerro de la Mora–, coin- mente con el de mayor cantidad y calidad de ciden con antiguos vici indígenas (GRENIER, materiales cerámicos del Cerro de la Mora, lo 1985, 203-204). A este respecto, Rodríguez que me induce a pensar que el desarrollo del Neila señala que, en el sur de Hispania, algu- municipio ilurconense está íntimamente liga- nos vici pueden esconderse tras ciertas man- do a la producción de los núcleos de su ager. siones de los itinerarios o localidades aún Todo lo cual debe ponerse en relación con la difíciles de identificar topográfica y estatuta- dinámica general de la Bética, cuyo periodo riamente (1993-1994, 466). Si se tiene en de mayor riqueza, vinculada a los momen- cuenta que la distancia entre estos lugares tos de máxima producción y exportación de de descanso se ha estimado en algo más de aceite, así como de explotación minera, se 40 km24, y teniendo en cuenta que el Cerro sitúa en la primera mitad del s. II d.C., dismi- de la Mora se encuentra aproximadamente a nuyendo notablemente a partir de entonces esa distancia de Iliberri (por la actual A-92, 23 (BLÁZQUEZ, 1989, 343-348) . que parece fosilizar el recorrido de dicha vía Una última función que se propone para romana), propongo que el yacimiento funcio- el Cerro de la Mora es su posible condición nase como una de las paradas intermedias como lugar de parada (mansio) para quienes de la vía Iliberri-Antikaria, que, como señalé circulaban por la vía romana que cruza longi- anteriormente, cruza longitudinalmente la tudinalmente la Vega granadina. En general, Depresión granadina y se configura como la se ha considerado que los vici aparecen aso- de mayor importancia de las que surcan di- ciados a otros tipos de actividades que, en cho espacio geográfico. algunos casos, parecen adquirir un sentido En cuanto a la apariencia física del asen- predominante, especialmente en lo concer- tamiento de la Mora, no hubo de ser muy niente, entre otras de dichas actividades, a espectacular y debió ofrecer una imagen de las vías de comunicación (CORTIJO, 1993, cierta rusticidad. Probablemente, se trataba 207). Así, no son pocas las ocasiones en que de casae o chozas agrupadas, con un zócalo las mansiones más antiguas recogidas en los de piedra25, con enripiado abundante, y un alzado de adobe o tapia. La escasa aparición 23 | Este mismo investigador ha señalado que, combi- de (que no obstante, se ha documen- nando producción aceitera y minera, el mejor momento de tegulae Hispania, desde el punto de vista económico, fue el reinado tado, junto a imbrices, por ejemplo, en un de Antonino Pío (138-161 d.C.) (BLÁZQUEZ, 1989, 359). derrumbe superficial del Corte 4, sector A, 24 | Grenier indica que las vías contaban con man- de 1987), es otro indicativo de la humildad siones que se localizaban, generalmente, a una jornada de arquitectónica de las estructuras domésticas viaje, la cual calcula en unas 30 millas romanas, lo que es igual a 44 km. (GRENIER, 1985, 203). del vicus. 25 | Que frecuentemente no presentan hiladas hori- Este modelo de construcción, que hun- zontales homogéneas, aspecto éste documentado en otros de sus raíces en el tipo de casa indígena, se asentamientos ibéricos, como en los de las altiplanicies gra- nadinas (ADROHER y LÓPEZ, 2002, 29), donde incluso la ha documentado igualmente en un asenta- argamasa está ausente en muchos de ellos. miento cercano, la villa del Cortijo del Canal

AAC 20 (2009), 231-256 ISSN: 1130-9741 UN ASENTAMIENTO RURAL DE ÉPOCA ROMANA EN LA VEGA DE GRANADA––––––––––––––––––––––––– 245­

(Albolote), con estructuras de planta rec- 242). Esto se observa claramente en el as- tangular, de estancias de gran rusticidad y pecto de las estructuras y la organización in- pequeña extensión (RAYA DE CÁRDENAS et terna del asentamiento del Cerro de la Mora. al., 1990, 232). Pero esto no se evidencia La llegada de los romanos no supondrá sólo en yacimientos de pequeña envergadu- grandes cambios ni en la trama original del ra, sino que en ciudades como Granada, en asentamiento ni en las estructuras y forma las excavaciones del Carmen de la Muralla, de construcción, que será mantenida duran- se identificaron, entre otras, estructuras for- te los siglos I al III d.C. (realizándose úni- madas por piedras irregulares trabadas con camente las reformas puntuales debidas al tierra, con alzado de adobes, y pavimentos paso del tiempo). De nuevo, se trata de una de cal o de tierra apisonada, con una cro- tónica habitual en el comportamiento de nología entre el siglo I y comienzos del II Roma, que se puede documentar igualmente d.C. (CASADO , 1995, 183). Algo más et al. en la ciudad de Iliberri, donde la continui- alejado, aunque también en la provincia, el dad cultural y urbana es evidente (ORFILA, yacimiento de Basti ha mostrado unas téc- 2002, 30 y 34) o en la colonia romana de nicas constructivas similares (MARÍN , et al. Acci, la actual Guadix, donde la trama urba- 1994, 328), y por indicar algunos ejemplos na no sufrió grandes cambios con la presen- extraprovinciales, en Córdoba, la técnica de cia de los romanos, manteniéndose con un tapial con cimentación y zócalo de piedra aspecto muy similar entre los siglos IV a.C. tiene gran tradición, presentándose de ma- y IV d.C. (ADROHER y LÓPEZ, 2002, 13). nera mayoritaria en las unidades domésticas El aprovechamiento de la estructura urbana de época republicana (MORENO, 1997, 25), existente, con más o menos transformacio- mientras que en asentamientos de La Cam- nes posteriores sólo en los centros urbanos piña de Jaén, con poblamiento rural romano principales, es algo que ya se ha evidenciado de gran intensidad, no se encuentran solu- en numerosas ocasiones (ABAD y BENDALA, ciones constructivas más elaboradas que el 1996, 13). El Cerro de la Mora, al tratarse de opus incertum o el opus latericium, junto con un centro menor, de carácter rural, no mos- la asociación frecuente de paredes estuca- traría de una manera tan evidente ni nume- das con simples pavimentos de tierra batida rosa, dichas transformaciones, reservadas, (CHOCLÁN y CASTRO, 1988, 208). probablemente, a los centros urbanos de la Realmente, este panorama no es nada región, como Ilurco e Iliberri. extraño. Algunos autores han señalado que, Como ya ha demostrado suficientemente pese a que la Vega de Granada debió ser una la investigación arqueológica, en torno a fi- región de gran interés económico y estratégi- nales del s. II d.C. comienzan a evidenciarse co, con una gran densidad demográfica, se algunos indicios que anuncian una etapa de debieron mantener las tradiciones indígenas. cierta crisis del mundo romano26, llevando a Los romanos convirtieron a sus núcleos de población más importantes en centros de 26 control sobre las áreas adyacentes, sin que, | Nunca tan grave como las fuentes clásicas nos narran y que dio lugar a la conocida en la historiografía como en principio, sus habitantes perdieran su “Crisis del s. III d.C.”, que la investigación arqueológica se carácter indígena (CARRASCO et al., 1986, ha encargado de contextualizar en su justa medida.

ISSN: 1130-9741 AAC 20 (2009), 231-256 246u���������������������������������������������������������������������������� Julio M. Román Punzón la decadencia de algunas de las ciudades a no sería lógica en un lugar donde una de sus lo largo del s. III d.C. En este caso, parece funciones fundamentales era el comercio y que el Cerro de la Mora sufre la crisis de la el intercambio de productos. No obstante, al ciudad, sin serlo, y no se recupera. Propon- margen de que la muestra excavada, respec- go que esta circunstancia se origina debido to de contenidos y estructuras romanas, fue a que su producción estaba encaminada siempre inferior al llevado a cabo sobre los a abastecer a la ciudad de Ilurco y cuando restos prehistóricos y protohistóricos, el in- esta entra en crisis y ya no produce tanta tenso expolio al que ha sido sometido el Ce- demanda, algunas de las entidades rurales rro de la Mora, de donde proceden un buen de la zona que vivían de proveer a la ciudad número de las monedas que nutren muchas decaen conjuntamente con ella, entre estas, colecciones particulares, así como el inmen- el asentamiento del Cerro de la Mora. O bien so espacio del mismo que queda aún por ex- 27 que al actuar éste como mercado de un am- cavar, explicarían fácilmente este hecho. plio entorno de pequeños asentamientos ru- rales, cuando se producen estas dificultades En torno al siglo III d.C. tiene lugar en en la ciudad a la que abastecen, ellos son la Hispania romana una reestructuración los siguiente en sufrirlas y arrastran consi- general del poblamiento, fruto de un proce- go al Cerro de la Mora. A este respecto, en so de concentración demográfico motivado la Campiña de Jaén se ha constatado que la por una situación de inestabilidad (que ha estrecha conexión que mantienen los vici con venido denominándose, como ya adelanté, los asentamientos rurales, debido a su situa- Crisis del s. III d.C.)28, y de la propiedad de ción intermedia como mercado local entre la la tierra, proceso éste que se acentuará en ciudad y las explotaciones agrarias, provoca- época romana tardía. Los síntomas de dicha rá que, cuando se produzca la crisis de la reestructuración se muestran tanto en las pequeña y mediana propiedad campesina a ciudades como en el espacio rural. Por un partir de mediados del siglo II d.C., muchos lado, se observa una nueva concepción de de ellos desaparezcan (CHOCLÁN y CASTRO, las ciudades, que redefinen algunos de sus 1988, 216). espacios e incluso disminuyen sus entrama- Es por todo ello que, vuelvo a afirmar, dos urbanos, produciéndose paralelamente el no se trata de una villa, sino de una entidad abandono del ámbito ciudadano por una par- rural tipo vicus. Quizá se pueda argumentar te de las clases dominantes que regresan al en contra de esta hipótesis la escasez de mo- campo para fijar allí sus residencias (lo cual nedas que se aprecia en el yacimiento, que dará lugar a las lujosas y autárquicas villae tardías hispanas). Por otro lado, el abandono de un número considerable de yacimientos 27 | El tema de los mercados rurales (nundinae) está (que correrá paralelo con una gran concen- aún por investigar en la Bética, a pesar de su importancia tración de la propiedad en pocas manos que para conocer el comercio interior en circuitos regionales y el acceso de las poblaciones rurales a ciertos lujos (RODRÍ- dará lugar a inmensos latifundios) y la apa- GUEZ NEILA, 1993-1994, 479). rición de un nuevo tipo de hábitat en cerros 28 | Para profundizar en este tema, ARCE, 1978 y altos y aislados, fácilmente defendibles y, a 1999; FERNÁNDEZ UBIÑA, 1981 y CEPAS, 1997. veces, fortificados, con un gran control sobre

AAC 20 (2009), 231-256 ISSN: 1130-9741 UN ASENTAMIENTO RURAL DE ÉPOCA ROMANA EN LA VEGA DE GRANADA––––––––––––––––––––––––– 247­ el territorio y las vías de comunicación (CA- durante la segunda mitad del s. III d.C. Las MÁLICH y MARTÍN, 1999, 353). causas de este abandono están poco cla- ras, y únicamente se puede señalar que se Los ejemplos de estas situaciones son produce de una manera no violenta. Quizás múltiples. El más cercano, la misma ciudad deba relacionarse este hecho con la dinámica de Iliberri, que a partir de la segunda mitad económica general de la Bética. Se ha se- del s. III d.C. redujo su perímetro (PASTOR, ñalado que las inmensas confiscaciones que 2002, 26). Igualmente, en la ciudad de sufrió dicha Provincia como consecuencia de Astigi, capital de conventus, se evidencia la guerra contra los partidarios de Albino en durante la segunda mitad del s. III d.C. un Hispania (BLÁZQUEZ, 1989, 357) llevó a la descenso, aunque no desaparición, de las ex- ruina de muchos propietarios, lo cual hubo portaciones de aceite, y una ausencia de ins- de influir negativamente en la economía bé- cripciones, que se ha interpretado como un tica; de hecho, es a partir de este momento momento de cierta decadencia de la ciudad aproximadamente cuando comienzan a dis- (CEPAS, 1997, 208). Decadencia que tam- minuir los envíos de aceite a Roma, fenó- bién se documenta durante la misma época meno perfectamente detectado en el monte en otras ciudades como (CE- Singilia Barba Testaccio en Roma (ARCE, 1999, 401). Una PAS, 1997, 223), donde, aunque se ha que- zona como la Vega granadina, tan volcada rido relacionar por algunos autores con las hacia el Guadalquivir Medio, tuvo que verse invasiones de los Mauri, la inexistencia de ni- afectada por dicho declive económico29. veles de destrucción como en otras ciudades béticas (como es el caso de Ilurco) obligan A partir de esta época el yacimiento pa- a replantearse dicha cuestión y relacionarla rece estar ocupado de manera muy residual; más con la problemática económica y social tal vez era puntualmente visitado para recu- que viven los centros urbanos de la Bética en perar elementos constructivos que utilizar en estos años. otros lugares, a la vista de los escasísimos restos materiales que se pueden adscribir a Esta pérdida de poblamiento o abandono los siglos III-IV d.C. (una moneda de finales de algunos municipia o poblados vinculados del s. III d.C., algunos fragmentos de TSA A a éste se observa también en la cercana Sub- o cocina africana que podrían alargarse hasta bética cordobesa, asignándosele las mismas estas fechas y un fragmento de TSHT, forma causas (VAQUERIZO et al., 1991, 145), o en 37 Tardía). Poblamiento que quizá aumentó el entorno de Lucena, en donde se patenti- tímidamente con la construcción de la llama- zan, ya en la segunda mitad del siglo II d.C., da Estructura Tardía, posiblemente una torre los primeros signos de crisis, con el abando- defensiva para momentos de inestabilidad, no de ciertos yacimientos, que achacan sus que ha sido datada con posterioridad al s. investigadores al creciente proceso de con- IV d.C. Con ésta, se asociarían cronológica- centración de la propiedad en pocas manos, con la formación de los grandes latifundios tardíos (LARA FUILLERAT, 1994, 322). 29 | Máxime teniendo en cuenta que se ha propuesto a Astigi, origen de gran parte del aceite bético que llega a En cuanto al Cerro de la Mora, las evi- Roma, como lugar de destino y salida de los productos de la dencias parecen indicar que es abandonado Vega granadina (PASTOR, 2004, 40-42).

ISSN: 1130-9741 AAC 20 (2009), 231-256 248u���������������������������������������������������������������������������� Julio M. Román Punzón mente los escasos fragmentos cerámicos de tárquicas, que florecieron en toda Hispania TSA C y D, el nummus de Magno Máximo, tras la llamada Crisis del s. III d.C. (y de las así como los enterramientos infantiles sobre que tenemos ejemplos en la propia provincia los derrumbes naturales que sepultaban las granadina, como la villa de Daragoleja, en las casas de época imperial, todo lo cual nos si- cercanías de Trasmulas –GÓMEZ-MORENO, tuaría la reocupación del yacimiento entre los 1949, 381-385–, o la villa de Paulenca, en siglos IV y VI d.C. Guadix –SANTERO, 1975, 240–). No se puede llevar la ocupación del Ce- Igualmente cerca del Cerro de la Mora, rro de la Mora más allá del s. VI d.C., pro- a unos 2,5 km., junto al actual Restaurante bablemente, no más allá de finales del V La Laguna, al borde de la autovía A-92, se d.C., momento en el cual sería nuevamente excavó hace unas décadas una necrópolis, abandonado, no volviéndose a reocupar, ya en el Cortijo de Buenavista (Fig. 5, nº 15), por última vez, hasta la llegada de los árabes que se ha datado en torno a los siglos V y VI a la Península; reocupación que duraría poco d.C. (ROMÁN, 2004, 53). Parece probable 30 en el tiempo y no iría más allá del s. X d.C. que pueda vincularse con los restos de es- Pero ¿qué pasa con la población que tructuras y materiales cerámicos (tégula, si- abandona, sin mediar violencia para ello, el gillatas, comunes) que Gómez Moreno, y más Cerro de la Mora durante la segunda mitad tarde Pellicer, señalaran en este Cortijo y que del s. III d.C.? Dos son las posibilidades que asociarían con la existencia de un poblado se apuntan. Por un lado, al suroeste del yaci- iberorromano (GÓMEZ-MORENO, 1949; PE- miento, muy cerca de éste (Fig. 5, nº 16), se LLICER, 1964, 313-314). Solamente una documentó otro cerro, alargado y amesetado, correcta excavación de este yacimiento nos con relación visual con el Cerro de la Mora, podría asegurar, no solo dicha asociación, donde eran abundantes los fragmentos de sino también confirmar un hipotético trasla- páteras decoradas de TSA D31. No es factible do de población desde la Mora a dicho lugar. que en un lugar tan cercano al anterior asen- La segunda opción podría ser el poblado tamiento se trasladase la población, pues no tardío que se localiza en las tierras de Mo- tiene sentido para la corta distancia que se- raleda de Zafayona, al suroeste del actual para a ambos. Posiblemente se trate de una municipio, concretamente en el Cortijo del de esas villae señoriales, prácticamente au- Molino del Tercio (Fig. 5, nº 30). Se sitúa éste en un cerro, a 630 m.s.n.m., dominando 30 | En un interesante trabajo de J. C. Carvajal sobre visualmente el paso a través del valle confor- Madinat Ilbira y el poblamiento altomedieval de la Vega de Granada, se afina más esta cronología, situándola entre me- mado por las zonas amesetadas o de suaves diados del siglo IX y el primer cuarto del siglo X (CARVAJAL, pendientes de la Depresión de Granada y el 2008). profundo cauce excavado por el río Cacín. 31 | Informaciones orales de su descubridor, el Dr. Pa- Según sus excavadores, se trataría de un cas- chón Romero. tellum o castrum que debió de agrupar a la 32 | Además, este yacimiento cuenta, en un cerro población residente en zonas próximas, sobre próximo al mismo, con una necrópolis de tumbas excavadas en la roca (MOLINA et al., 1980, 294), que podría tratarse todo en momentos de mayor inestabilidad del lugar de enterramiento de su población. (MOLINA et al., 1980, 294)32.

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Fig. 5. Localización de yacimientos de época clásica en la Vega de Granada (elaboración propia a partir de original tomado de ADROHER et al., 2002).

De ser éste el lugar donde se trasladó donde seguir practicando dicha actividad. la población del Cerro de la Mora tendría un Más aún, en estos momentos de inestabili- dato que lo favorecería. Hoy en día predomi- dad de los siglos IV y V d.C., en los cuales na en esta zona el cultivo del olivar, que ha es más conveniente aprovechar el saltus en sustituido a la antigua dehesa ubicada entre detrimento de la agricultura, prefiriéndose los ríos Salar y Cacín (JIMÉNEZ PUERTAS, el aprovechamiento económico de las tierras 2002, 80-81). Si los habitantes del Cerro calmas de secano y la ganadería de ovicápri- de la Mora, como indiqué anteriormente, se dos, dado que la amenaza de destrucción no dedicaban a la ganadería como una de sus favorece la inversión de trabajo en sistemas actividades principales, encontrarían en esta de riego, plantación de árboles, etc. (JIMÉ- localización una zona, de dehesa, de pastos, NEZ PUERTAS, 2002, 93).

ISSN: 1130-9741 AAC 20 (2009), 231-256 250u���������������������������������������������������������������������������� Julio M. Román Punzón

La partida del Cerro de la Mora y su tras- torno del yacimiento parecen indicar que el lado a otra zona, implica el transporte de sus núcleo funerario principal se sitúa en la ver- enseres, lo cual se corresponde con los datos tiente opuesta del asentamiento, al otro lado que ofrecía la excavación del yacimiento, que del río Genil, con su fecha final, al menos, no muestra destrucción violenta ni materia- en tiempos republicanos, a la vista de las les intactos in situ en el momento de aban- evidencias de incineraciones que allí se re- dono de dicho lugar. cuperaron. No obstante, también se hallaron No obstante, esta segunda opción pre- restos de sepulturas romanas, de imprecisa senta un problema. La TSA D documentada datación, en los cercanos yacimientos del en el mencionado yacimiento se resume en Cerro de la Miel y Cortijo de la Barandilla II las formas 61A (datada entre el 325-420 (Fig. 5, nº 4 y 17). d.C.), 61B (380-450), 63 (360-440), 67 A estas suposiciones habría que añadir (360-470), 73 (375-475), 76 (425-475), dos evidencias materiales, desgraciadamente 91A/B (350-530) y 99 (440-650). Junto descontextualizadas. Se trata de la aparición a ella, TSHTM, formas 1, 2, 3 y 9, que en de dos inscripciones funerarias, cuya locali- conjunto ofrecen una cronología en torno al zación es poco concreta y sólo indica su pro- s. V d.C. También, ánfora Keay LXIIE, nor- cedencia del término municipal de Moraleda teafricana, de aceite, de cronología entre el de Zafayona. Pero teniendo en cuenta que su segundo cuarto del siglo V y el primer cuarto descubridor y donante es el ingeniero J. M.ª del s. VII d.C. Todo ello lleva a fechar el ini- Sánchez del Corral, a la postre, quien entregó cio de su ocupación entre la segunda mitad a Pellicer los primeros hallazgos del propio del s. IV y la primera del siglo V, con lo cual Cerro de la Mora, es razonable pensar que quedaría un vacío cronológico de casi un si- dichas inscripciones también procedan del glo entre el abandono del Cerro de la Mora entorno del yacimiento33✉: (segunda mitad del s. III d.C.) y el inicio del poblamiento en el Molino del Tercio. La ex- 1. Inscripción funeraria (Museo Arqueológi- plicación de este hecho podría hallarse en co y Etnográfico de Granada, nº inventario las amplias zonas aún no excavadas de am- 7128). Aparecida en los alrededores de bos yacimientos. Moraleda de Zafayona, fue donada al mu- Otro aspecto importante a la hora de seo por D. José María Sánchez del Corral analizar un asentamiento como el Cerro de en 1961. Se indica que, probablemente, la Mora es localizar la ubicación de sus zo- su procedencia sean las cercanías al Ce- nas de enterramiento. Hasta ahora no ha sido rro de la Mora. Está datada en la segunda identificada la o las necrópolis vinculadas a mitad del s. I d.C, y su contenido podría éste. Las prospecciones realizadas en el en- aludir a un individuo originario de Ilurco (CARRASCO et al., 1986, 205).

33 | Se sabe, por conversaciones con los propietarios y Transcripción✉: trabajadores de la finca, que dicho ingeniero utilizó el Cerro D(is) · M(anibus) · S(acrum) de la Mora como cantera de piedras para la construcción de determinadas infraestructuras civiles de la zona (reforma del L(ucius) · OCTAVIVS · + [-9?]- puente antiguo del río Cacín y de la carretera a Loja). NENSIS ·ANN(norum) [-4-? PIVS]

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IN ·SVIS · H[VIC ORDO DECRE] anteriormente. Así mismo, se podría pensar VIT · FV[NERIS IMPENSAM __] en su pertenencia a notables locales del mu- nicipio ilurconense, con fincas rústicas en el Traducción✉: entorno del yacimiento, y que quisieron ser “Consagrado a los dioses Manes. Lucio enterrados en dichas propiedades, lo cual no Octavio… natural de [---] …¿ensi?, de ? era extraño al mundo romano, colocando así años de edad, piadoso con los suyos (aquí los epígrafes funerarios en dicho lugar. Res- está enterrado); para él decretó el ordo de pecto a esta posibilidad, es interesante seña- ? el pago de su funeral ---“ lar que otro elemento que indica la existencia 2. Aún se menciona otra inscripción, tam- de un vicus son inscripciones halladas en el bién funeraria, y donada por la misma per- ámbito rural de una determinada ciudad, que sona juntamente con la anterior (Museo pueden ser indicativas de su presencia. Por Arqueológico y Etnográfico de Granada, nº ello, la inscripción funeraria que puede refe- inventario 7129). Está datada en el siglo I rirse a un ciudadano ilurconense nos reafir- ó II d.C. (PASTOR, 2002). maría en la vinculación de este posible vicus a Ilurco (CORTIJO, 1993, 213). Transcripción✉: Por ultimo, antes de terminar con el tema [-10? – F(ilius) F]LAVIANVS · AN(forum) del mundo funerario, no puedo olvidar referir- · XIIX · me a la amortización de algunas estructuras [-10? – F(ilius)] LUXIANVS · AN(norum) del Cerro de la Mora, ya abandonadas, como LXV lugar de enterramiento para tres inhumacio- [-11?-] · F(ilia) · SILA · ANN(norum) · nes infantiles, exhumadas en la zona baja del (vac.) cerro, junto al río, en el Corte C7 y fechadas [-11?-] RUFA · FILIO · ET · [(vac.) VI]RO · entre los siglos IV y V d.C. (CARRASCO et al., 1987). Esta actitud, habitual en el mundo fu- Traducción✉: nerario de época tardoantigua, se documenta “… Flaviano, hijo de…?, de 18años de en otros asentamientos de dicha época, inclu- edad, … Luciano, hijo de…?, de 65 años so, en la misma provincia, como los enterra- de edad, (aquí están enterrados)… Sila mientos efectuados sobre los restos en desuso Rufa, hija de…? de…? años de edad, de- de la villa romana de la Calle Primavera, en dicó esta lápida a su hijo y a su esposo”. Granada (ROMÁN, 2004, 66). El dato más interesante que se puede Para finalizar, quisiera apuntar una cues- rescatar de estas inscripciones, aparte de su tión que me parece de gran importancia. En propia presencia, que indica la posible exis- primer lugar, subrayar la tendencia, que ya se tencia de una necrópolis romana altoimperial había señalado en algunos yacimientos, de la en el entorno del yacimiento, es que podría pervivencia de las tradiciones indígenas. El tratarse, en el primero de los casos, de una sustrato prerromano vivió la última fase de persona oriunda de Ilurco, lo cual vuelve a su desarrollo bajo el Imperio Romano, bien poner en relación a la Mora con el municipio entrado el siglo I y II d.C., manteniendo, por romano, como se ha intentado argumentar tanto, durante largo tiempo los distintivos de

ISSN: 1130-9741 AAC 20 (2009), 231-256 252u���������������������������������������������������������������������������� Julio M. Román Punzón su personalidad. Esta continuidad es fácil- no suficientemente documentado en otras mente observable, por un lado, en la cerá- ciudades béticas como Hispalis, Carmo o mica de tradición indígena (ibérica pintada, Urso (BENDALA, 1981, 41). El menaje tí- comunes y grises), que parece convivir con la picamente ibérico consistente en cerámica cerámica romana (TSI, TSG, Paredes Finas, se entremezcla con las importaciones más además de las producciones cerámicas his- valiosas (TS Hispánica, cerámicas comunes y panas), por lo menos, hasta la segunda mitad de cocina, etc.). del s. I d.C., y por otro lado, en las técnicas Esta situación ha sido analizada por constructivas y urbanismo del asentamiento, algunos investigadores, que señalan que en el que no se advierte una transformación muchos de los hábitats rurales, surgidos ya considerable ni en el trazado del mismo ni en antes de la conquista romana, fueron reduc- la manera de concebir y ejecutar sus cons- to de una ancestral vida rural y, aunque el trucciones. mundo indígena estuvo abierto a las influen- Como decía, no es un hecho aislado cias culturales y económicas procedentes de del Cerro de la Mora. La fabricación y uso la ciudad, en determinados aspectos mate- de elementos de cultura material prerroma- riales o ideológicos debió funcionar también na se puede rastrear incluso hasta el siglo como sector de persistencia de tradiciones II d.C., como ocurre con la pervivencia de indígenas (RODRÍGUEZ NEILA, 1993- las cerámicas de tradición ibérica, fenóme- 1994, 463).

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