La Guerra De Razas En Bolivia: La (Re)Invención De Una Tradición
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La guerra de razas en Bolivia: La (re)invención de una tradición Marta lrurozqui Victoriano(1) La Guerra Federal de 1899 implicó la sustitución en el poder del Partido Conservador por el Partido Liberal mediante un golpe de Estado. Su consecuencia más inmediata, una vez terminada la contienda a favor de los liberales, fu e el cambio de la sede de gobierno de Sucre a La Paz, aunque la primera ci udad continuará siendo nominalmente la capital del país. A partir de entonces, la elite paceña adquirió el poder político necesario para reforzar y potenciar su fuerza económica y convertirse en la más apta para llevar a cabo el proyecto de restructuración oli gárquica, iniciado por los grupos conservadores radicados en Sucre a raíz de la implantación del régim en de partidos políticos en 1880. Una de las peculiaridades de este conflicto de remodelación hegemónica en el interior de la elite boliviana, consistió en la participación de la población indígena aymara del Departamento de La Paz como ejército auxiliar de los liberales. Su presencia determinó el resultado del combate al ti empo que provocó otro tipo de problemas a las elites enfrentadas. Si bien en un principio los indígenas actuaron a las órdenes del EjércitoFederal,a medida que fue desarrollándose la contienda se manifestaron objetivos autónomos bajo líderes propios que ponían en peligro los privilegios de la mancomunidad criolla-mestiza. Esto quedó en evidencia cuando un batallón liberal , el batallón Pando, fue asesinado por los indios comunarios del Cantón de Mohoza. Anteriormente ya se habían producido masacres de (I ) Es te trabajo fue hecho como parte del Proyecto 1-D AME90-0849-C02-01. La autora es miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), España, y es investigadora asociada del Centro Bartolomé de Las Casas. NQ 1, julio 1993 163 Artículos, Notas y Documentos---------------------- miembros del ejército conservador o unitario como las de Ayoayo y Corocoro, pero la trascendencia de Mohoza radicó en que los soldados muertos pertenecían al mismo bando que los indios apoyaban. Finalizada la lucha y asumida la presidencia por el coronel Pando, jefe del Partido Liberal, se llevó a cabo la represión de los indígenas que habían contribuido al triunfo, quedando ejemplificada esa acción en el Juicio de Mohoza (1901-1904). La historiografía sobre la Guerra Federal de 1899 ha analizado este acontecimiento desde dos perspectivas principales, las causas del conflicto y los actores sociales que intervinieron en la contienda. Respecto a la primera, predominan aquellas interpretaciones que ven como trasfondo de la guerra el enfrentamiento entre dos bloques rivales cuya mejor expresión sería la competencia por la ampliación de mercados y participación políLica que se desarrollaría entre las provincias del norte y las del sur, más concretamente, entre La Paz y Sucre. De esta oposición saldrían binomios tales como terratenientes tradicionales y mineros contra comerciantes, mineros de la plata contra mineros del estaño, o terratenientes señori ales contra una emergente burguesía urbana, esto es, criollos contra mesLizos. El resultado final es un modelo que agrupa a una oligarquía tradicional, de fuerte poder económico basado en la minería y vinculado a capital chileno, con los intereses del sur encabezados por la ciudad de Sucre, y que identifica a un nuevo y ascendente grupo de comerciantes, con intereses en la minería del estaño y la extracción de goma clásLica, con La Paz (Fellman 1970: 289-295; Almaraz 1987: 75-76; Valencia 1953: 52-53; Condarco 1985: 444; Kle in : 1982). A estas interpretaciones se suele añadir un enfoque partidario de la influencia de factores imcrnacio nales como condicionantes de la Guerra de 1899 (Albarracín 1972: 25 -28; Dunkerley l 987: 67). Su consecuencia inmediata es la sustitución de los patrones coloniales de ocupación del territorio -reproducidos durante la República- por otros de tipo neocolonial gestados bajo el mandato norteño-paceño de la oligarquía minera, hacenda! y comercial de La Paz, a la que se acusa de incapacidad para forjar un proyecto de desarrollo propio en torn o al cual se nucleara la nación y se articulasen las distintas regiones (Roca 1980; Rodríg uez 1991: 26-27; Rodríguez y Solares 1990: 55-58; Roca 1981: ll7-118; Romero 1991: 197-200). Independientemente a que el transfondo del conflicto de 1899 obede1ca a razones regionales, de competencia minera o de enfrentamiento entre viejas y nuevas oli garquías idenLificadas con modos de producción incompatibles, casi Lodos los autores que debaten el problema toman en consideración la segunda perspectiva historiográfica mencionada: el papel desempeñado por los distintos actores sociales que intervinieron en la definición de esa guerra. Dado que uno de los factores decisivos para del triunfo de las fuerzas del Partido Liberal frente a las del Partido Conservador fue la participación de la población indígena aymara del Altiplano, la pregunta inicial se centra en las características y moLivaciones ele la presencia india en el conflicto. Al respecto se pueden señalar dos opiniones principales interesadas en comprender qué es lo que habría provocado el apoyo indio a la causal ibera l. La primera defiende la autonomía política del movimiento indígena abogando por un largo y exhausti vo proyecto de subleva ción que vería en el conflicto entre partidos la ocasión propicia para manifestarse y hacer realidad sus requerimientos. No niega la campaña proselitista del Partido Liberal en el A!Liplano, pero afirma que los indios instrumental izaron ese esfuerzo para llevar a cabo un proyecto propio de remodelación de las relaciones sociales y étnicas. La segunda, si bien acepta la existencia de peticiones indígenas para la mejora de sus condiciones de vida, está 164 Revista Andina, Año 11 Jrurozqui: Guerra de razas en Bolivia en desacuerdo con que existi era un plan de rebelión tramado a lo largo de veinte años de ex torsiones sociales por el proceso de compra y venta de tierras comunales, insistiendo en que fue el Partido Liberal el que utilizó y despertó las ambiciones indígenas de mejora de su situación para su propio beneficio. El activo descontento de los indios no sería tanto un proyecto planificado de sublevación como la respuesta directa a la apropiación de tierras comunales que se dio entre 1868-1871 y 1874-1899 (Zavaleta 1986: 16, 146), a la vez que la ocasión de expresar tanto su descontento frente a los abusos del ejército (Grieshaber 1991 : 131- 132), como ante la acumulación de fricciones diarias con los "vecinos de los pueblos" (Pearse 1986: 33 3-334, 338). Cuando se pretendía una ruptura del sistema vigente en el agro y, por tanto, se amenazaba con el inmediato desmantelamiento de la separación étnica, estaba en funcionamien to una acción refl eja y no un proyecto meditado de transformación social. En desacuerdo con lo anterior están los trabajos de Ramiro Condarco Morales ( 1983: 267-268). Si bien con ellos se inició un discurso acerca de la autonomía política de los objetivos indígenas, corresponde a Tristan Platt(l 990: 265,287,296,301) y a Marie Daniele Demélas ( 1981 , 1982, 1984; Piel y Demélas 1981) la defensa de 1899 como una guerra planeada ele antemano por los indios(2). Pese al interés ele los dos autores por probar la existencia de una organización y objetivos políticos propios, ambos olvidan desvincular la protesta indígena de la presencia liberal en el campo a través del compadrazgo y las clientelas desde 1880. Además, tampoco expli can ni el brusco reflujo ele la acción colectiva indígena acabado el conílicto, ni las distorsiones que introdujeron las disputas locales, ni las di fe rencias entre indios y "vecinos de los pueblos", ni el significado de la "cholificación" en términos de movilidad social. Su estudio sobre el levantamiento indígena de 1899 permite, si n embargo, analizar la historicidad de las percepciones colectivas y su articulación con acciones transfo1madoras. En este sentido ambas interpretaciones coinciden en que la participación india significó un a lucha contra el monopolio de la ti erra llevado por la hacienda, contra el monopolio comercial del hacendado y contra el monopolio del poder políti co regional. Pero esa conclusión sigue sin resolver la dimensión del conflicto no sólo en lo referente a su significado en el desarrollo nacional boliviano sino también respecto al tipo de acuerdos e intereses que sub yac ían en la alianza liberal-indígena. Como en tocios los ánalisis que priman la autonomía indígena el resultado no es su afirmación fi nal sino la constatación de la campaña proselitista de los liberales, este estudio considera necesario replantear el tema desde la perspectiva de la intencionalidad liberal. De este modo, las dos guerras que encierrd 1899, la guerra entre fracciones de la elite por monopolizar el poder político y la guerra revindicativa de los indígenas frente a la acción opresora ele una elite comprendida en conjunto(3), se explican en virtud de la dinámica de un conflicto intraelites. Este trabajo se centra, así, en las razones que tuvo la mancomunidad (2) En general, debido al problema de construcción y definición nacional que afronta la sociedad boliviana este punto de vi sta es mayori tario aunque su afirmación en ningún caso conlleve pruebas. El tratamiento dado a temas re ferentes a las relaciones interétnicas y a los sectores populares suel eestarsobreideologizado, mezclándose las utopías y es peranzas de futuro con las ambiciones políticas y profesionales. (3) "La ac tual guerra civil importa una lucha anti nacional de una provincia contra otra y aún se puede decir que es una guerra de razas que afecta hondamente a la unidad nacional y que nos sepulta de nuevo en la barbarie", Boletín Oficial, Nº 60, La Paz, 19 de marzo de 1899. Nº 1, julio 1993 165 Artículos, Notas y Documentos---------------------- criolla-mestiza para intervenir en la Guerra Federal, basándose en la existencia de un esfu erzo discursivo liberal dedicado a la reinvención del contenido de la "guerra de castas".