El Regadío Tradicional De La Ribera Baixa Del Xúquer Capítulo 1
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III EL REGADÍO TRADICIONAL DE LA RIBERA BAIXA DEL XÚQUER CAPÍTULO 1 LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL crecimiento, colonizando la marjal y haciendo retroceder a la Albufera. Sueca llegaría a más que triplicar su término municipal y, en el siglo XIX, REGADÍO EN LA RIBERA BAIXA DEL se consideró incluso el aterramiento total del lago. Todo ello contribuiría a erosionar la antigua hegemonía de Alzira y a establecer un nuevo XÚQUER. EL MARGEN IZQUIERDO equilibrio comarcal, con nuevos centros emergentes. Antonio Furió Diego Una marjal inmensa Luis Pablo Martínez La Ribera Baixa es, en gran medida, el estuario del río Xúquer. Departament d'Història Medieval Historiadores y geógrafos han especulado con la existencia de paleocauces, Universitat de València algunos de ellos aprovechados más tarde como acequias, que prácticamente cubrirían toda la zona, desde Ribalmarx, en la frontera entre Albalat y Introducción: La Ribera, unidad y diversidad Sueca, hasta el río de Corbera que, discurriendo en paralelo a la sierra Vista en conjunto, la Ribera del Xúquer es una. Una unidad del mismo nombre, desemboca en lEstany de Cullera. Estas fluctua- física, determinada por el relieve y la hidrografía, y una unidad humana, ciones del canal principal venían determinadas por el escaso desnivel del conformada por siglos de historia compartida. A esta contextura unitaria terreno entre Alzira y el litoral, lo que favorecía el aspecto meandrizante ha contribuido decisivamente el río Xúquer, que no sólo da nombre a la del río, que a duras penas se abría camino hacia el mar. Cualquier avenida, comarca, sino que la ha creado, la ha articulado y ha condicionado su con nuevos depósitos aluviales y con fuerza para romper los márgenes evolución histórica. La Ribera es, en primer lugar, el llano de inundación de la artesa fluvial, podía causar una migración del cauce. Por otro lado, del Xúquer, un espacio construido y modelado por los sucesivos aportes la considerable masa hídrica acumulada la aportada por el Xúquer por sedimentarios acarreados por el río y sus afluentes. Debe también su desbordamiento o filtración, pero también la procedente del afloramiento desarrollo al generoso y no siempre controlable caudal hídrico de éstos, del acuífero veía dificultada su evacuación hacia el mar, tanto por la que si bien ha sido generalmente fuente de riqueza y crecimiento, lo ha mínima pendiente como por la barrera litoral creada por las corrientes sido también de destrucción y ruina cuando las aguas han desbordado marinas con los sedimentos descargados por el Túria y el Xúquer. Todo su cauce natural. La Ribera, un país de agua y de horizontes cada vez ello contribuía a configurar la Ribera Baixa como un país acuático, deltaico, más amplios y llanos a medida que se abre hacia el mar, se organiza, de aguas corrientes y estancadas, con alternancia de lagunas (estanys, pues, en torno al Xúquer, verdadera columna vertebral de estas tierras bassals), zonas pantanosas (fangars, mates) y marjal, por una parte, de bajas, en su recorrido sinuoso desde Sumacàrcer hasta Cullera. No es dunas litorales, por otra, y de tierras altas y secas (alters, cabeçols, extraño tampoco que haya sido a lo largo de sus orillas, a ambos lados muntanyes y muntanyetes), de superficie mucho más reducida. A uno y del cauce, donde se ha concentrado históricamente el poblamiento. otro lado del Xúquer se extendía, pues, una inmensa marjal, casi sin La Ribera, sin embargo, también es diversa. En su orografía, interrupción desde la Huerta de Valencia hasta la comarca de la Safor, en el paisaje, en las formas del asentamiento humano, en las dedicaciones más honda que el cauce del río y, en ocasiones, que el propio mar. económicas. Hay más de una e incluso más de dos Riberas. La confluencia de uno de los principales tributarios del gran río en la comarca, el Magre, por el norte y la sierra de Corbera por el sur, marca una primera divisoria entre las riberas Alta y Baja, dramáticamente acentuada en tiempos de riada. La división es más física que administrativa, puesto que los pueblos del margen derecho de la Ribera Baixa tradicionalmente han estado sujetos a la jurisdicción de Alzira, capital de la Ribera Alta. Es también la geografía la que impone una nueva subdivisión, esta vez a cuatro, considerando al propio Xúquer como divisoria entre las tierras de uno y otro margen, el izquierdo y el derecho. Se configuran así cuatro espacios subcomarcales, unidos por un mismo aprovechamiento de las aguas del gran río, pero cada uno de ellos con sus propias especificidades, empezando por la misma organización del regadío. Una vez más, las condiciones del medio natural resultan determinantes. Mientras la Ribera Alta dispone de cursos regulares, tributarios del Xúquer, que han permitido desde muy antiguo ensayar sistemas de regadío por derivación fluvial, la Baixa sólo cuenta con surgencias naturales (ullals y fuentes) y con la extracción de aguas subterráneas (pozos, minados, seniades), además, lógicamente, del propio río. Pero esta solución, la más obvia para el observador contemporáneo, quedaba limitada tanto por el nivel de los conocimientos técnicos que se requerían como por las restricciones impuestas por el poder político y administrativo. Desde fechas muy remotas Alzira ejerció un papel central, y no sólo en términos geográficos, en la ordenación de la comarca. Esta capitalidad le permitía subordinar los usos del río a sus propios intereses. Lo que suponía impedir la construcción de azudes o presas que obstaculizasen la navegabilidad del Xúquer, bloqueando así el desarrollo del regadío en la Ribera Baixa y limitándolo a pequeñas y aisladas huertas, irrigadas por el modesto caudal de pozos y manantiales. Las posibilidades del desarrollo futuro de las tierras bajas, sin embargo, eran distintas a uno y otro lado del río. Mientras el margen derecho quedaba constreñido por la proximidad de la sierra de Corbera, el margen izquierdo podía dilatar su territorio, y por tanto sus posibilidades de Parada de Marrades. Séquia dels Mitjans (Corbera) 206 Ocupando una gran parte del llano de inundación, entre el prueba de ello a la intensa remodelación del territorio más o menos Túria y el Xúquer, y en el margen izquierdo de éste, se extendía el lago próximo a Valencia que siguió a la fundación de ésta. de la Albufera, una vasta lámina de agua originariamente salada que, Con toda seguridad, la actividad agrícola pasaría de tener todavía al final de la Edad Media, llegaba casi hasta el pie de la montaña como principal objetivo la subsistencia de las comunidades locales a de Cullera. La toponimia registrada en los padrones de riqueza del siglo garantizar primordialmente el abastecimiento de la nueva ciudad. El área XV para situar a las parcelas cultivadas, y que en algunos casos todavía inmediata a Valentia fue objeto de la parcelación ortogonal característica pervive hoy, nos ayuda a aproximarnos a un paisaje aún en gran parte de la agrimensura romana: la centuriatio. Y la Vía Augusta, actuando natural, es decir, con poca intervención humana: entre los nombres de como uno de los ejes (cardo maximus, de norte a sur) de la centuriación, partidas y de accidentes geográficos se suceden los bassals y los alters, contribuiría a extender el nuevo paisaje parcelado tanto al norte como los fondos y los pujols o cabeçols, los fangars y las mates, los ullals y al sur de la ciudad. Aunque no hay trazas de centuriaciones en el área los barrancs, el pla, el tossal, el pedregal, la marrada, la raconada (estos que nos ocupa la más próxima sería la que Elena Pingarrón ha identificado dos últimos en referencia a los meandros del río) y, en particular, los entre Paiporta, Alfafar, Silla y Alcàsser, sí que disponemos, en cambio, saladars, un término que nos ayuda a reconstruir los antiguos límites de de abundantes testimonios de otro de los elementos característicos del la Albufera, ya que las tierras próximas se veían afectadas por la salinidad sistema agrario romano, las villae, grandes propiedades en manos de las de las aguas. Todavía hoy, desde lo más alto de la montaña de Cullera elites urbanas, que extendían la frontera del ager el territorio cultivado y durante unos días al año, en mayo y en noviembre, cuando las aguas más allá de la zona inmediata a Valencia. inundan los campos de arroz, el observador puede hacerse una idea de Enric Llobregat, en el inventario que hizo hace veintiséis años los antiguos dominios de la Albufera y la marjal, ocupados y sustituidos a partir de noticias muy escasas y fragmentarias, tan sólo enumera tres por el arrozal inmenso. o cuatro yacimientos en el espacio comprendido entre el Túria y el Xúquer: Los orígenes del poblamiento y del regadío Picassent, Sollana, Polinyà y la partida de Fondos, en Torís, a los que En esta pequeña subcomarca de la Ribera, delimitada por el hoy podemos añadir los encontrados en Catarroja, Silla, Sollana y Benifaió. río Xúquer, el mar, la Albufera y, presumiblemente, la antigua calzada Cerca de la bifurcación de la Vía Augusta, y en las proximidades también romana, la Vía Augusta, que desde Valencia y Silla cruzaba el Xúquer de la Albufera, se han localizado restos de al menos tres villas de época entre Albalat y Algemesí (quizá por las casas de Montcada) para llegar romana: la de la Travessa, en Sollana; la de la Font de Mussa, en Benifaió; hasta Alzira, el poblamiento debió originarse en la orilla misma de la y algo más lejana, la del Mas dels Foresos, en Espioca. Y, más al sur, la marjal, bastante antes de que llegara a cerrarse la Albufera. En efecto, toponimia nos ofrece numerosos indicios de asentamientos de época Vicenç M. Rosselló estima que el antiguo golfo que la precedió quedaría romana, todavía no excavados: Pardines, Segairent, Campanar, Gandient, totalmente aislado del mar, salvo un canal natural de comunicación o Corcoix, Aiello y Vilella, junto al margen izquierdo del Xúquer, y Trullàs, gola, y empezaría su transformación en un lago de agua dulce entre hace Lombos, Junçana y Cient-Celles, a la orilla de la marjal y la Albufera.