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REDESCUBRIENDO A TRADUCTA REFLEXIONES SOBRE SU TOPOGRAFÍA URBANA Y ANALES SU SECUENCIA OCUPACIONAL SS. I  VII DE ARQUEOLOGÍA CORDOBESA RAFAEL JIMÉNEZCAMINO ÁLVAREZ número 18 (2007) ARQUEÓLOGO MUNICIPAL, AYUNTAMIENTO DE : [email protected] ✉ PÁGS. 157  200 DARÍO BERNAL CASASOLA PROFESOR TITULAR DE ARQUEOLOGÍA, UNIVERSIDAD DE CÁDIZ ✉: [email protected]

RESUMEN

Presentamos a continuación una propuesta interpretativa so- bre la topografía y el urbanismo de la ciudad romana y tardoanti- gua de Iulia Traducta (actual Algeciras, provincia de Cádiz), situa- da en la bahía homónima, frente a Gibraltar. Se utiliza para ello la información procedente tanto de hallazgos aislados antiguos –revisada críticamente– como, sobre todo, las novedades de las intervenciones arqueológicas preventivas realizadas en su término municipal en las dos últimas décadas, y guiados especialmente por las cetariae urbanas excavadas en c/ San Nicolás. Los resulta- dos se presentan por fases (Augusto - Alto Imperio, Bajo Imperio y Antigüedad Tardía), tratando de determinar la orientación fun- cional de cada sector, con un grado de precisión variable en cada período en función de la documentación disponible. Se plantean asimismo las líneas de actuación en el futuro.

ABSTRACT

We present an updated proposal concerning the roman and late roman topography of ancient Iulia Traducta (modern Algeci- ras, province of Cádiz), placed in the so called “Bay of Algeciras”, in front of the Gibraltar rock. The ancient fi ndings critically pre- sented and mainly the recent rescue excavations carried out in the city in the last two decades are shown, being specially important the urban fi sh-salting industries (cetariae) excavated in Saint Ni- colas street. The results are shown in chronological phases (Au- gustus - Early Roman times, Late Roman & Late Antiquity), trying to reveal the functions developed in each area, with different ac- curacy according to the information available. Working-lines for the future are also discussed.

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1. ANTECEDENTES

La historia de la investigación arqueológi- ca de Algeciras ha estado muy unida desde sus inicios al mundo romano. Ya la primera intervención que se realizó en la ciudad, en el año 1966, tuvo como objetivo delimitar una fi glina al norte del término municipal, en las inmediaciones de la playa de “El Rin- concillo”, a medio camino entre Algeciras y (fi gura 1). El descubrimiento de dos hornos de alfarero y su testar altoimperial, pero, sobre todo, su rápida publicación (SO- TOMAYOR, 1969 y 1969/70), hicieron que Algeciras pasara a formar parte de los estu- dios de Historia Económica del Imperio con prontitud (BELTRÁN, 1977). Poco después, un joven investigador, na- tural de la ciudad y actualmente Catedrático FIG. 1.- Localización de Algeciras – Traducta en de Arqueología de la Universidad de Málaga, la Bahía de Algeciras. el Dr. P. Rodríguez Oliva, se decidió a poner por escrito todas aquellas noticias dispersas sobre la aparición de restos de esta cronolo- auge inmobiliario y escasa preocupación de gía localizados en diferentes puntos del so- la administración por la conservación del pa- lar del casco histórico (RODRÍGUEZ, 1977). trimonio. Como consecuencia de ello, J. I. de En un momento tan temprano señaló como Vicente, entonces director del Museo, y P. lugar más probable para el asentamiento de Marfi l amplían el mapa de hallazgos en una un núcleo romano de cierta entidad, dada la nueva síntesis sobre el estado de la cuestión. concentración de hallazgos, la denominada En ésta, corroboran que la mayor concentra- “villa vieja”, al sur del casco histórico de la ción de materiales muebles provienen de la meseta situada al sur del Río de la Miel, en ciudad. En su artículo describió profusamen- la “villa vieja”, que, a juzgar por la disper- te los materiales encontrados y dio a conocer sión, estaba completamente poblada. Seña- un grupo de hallazgos funerarios que locali- lan también, a partir de los hallazgos produ- zaban una necrópolis altoimperial. cidos al norte del río, la posible localización El relevo lo tomarán en los ochenta un de un templo en la zona, aunque no se de- grupo de afi cionados que, aglutinados en tor- cantan sobre la naturaleza del asentamiento no al Museo Municipal, recuperarán los ma- en este lugar, dejando abierto si los restos teriales de los solares de la zona centro, apa- responden a “un doble núcleo de población, recidos en los diferentes vaciados no contro- si obedecen a momentos distintos del proce- lados arqueológicamente, en un momento de so de poblamiento, si se trata de elementos

158 ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () REDESCUBRIENDO A TRADUCTA. REFLEXIONES SOBRE SU TOPOGRAFÍA URBANA... ––––––––––––––––––– pertenecientes a un asentamiento ubicado a te hipótesis al observar que los hallazgos ca- extramuros o a otra zona de necrópolis” (DE suales de la villa nueva, al norte del río, se ar- VICENTE y MARFIL, 1991 a, 143). En gene- ticulan en torno a un eje norte-sur que él inter- ral, tratan de realizar una primera distribu- preta como la fosilización de una vía romana a ción de áreas funcionales (industrial, portua- su paso por la ciudad. ria, necrópolis, templos), aún muy difusa. En fechas más recientes, S. Bravo (2003; En los noventa se producen las primeras 2004, 666-670) cierra las aportaciones de- intervenciones arqueológicas en la ciudad de dicadas al tema, al reservar algunas líneas Algeciras, la mayoría de ellas en la zona pe- a la interpretación urbanística de la ciudad. riférica de la Villa Vieja, marcando la posible Como los anteriores se decanta por la asimi- delimitación del perímetro urbano, y dos de lación Traducta=”villa vieja”, pero descarta la ellas, las realizadas en la calle San Nicolás, posibilidad de un asentamiento dúplice, insi- en el interior de un complejo conservero urba- nuado por la mayoría de sus predecesores (DE no caracterizado por islotes con vocación in- VICENTE y MARFIL, 1991 a, 143; TORRE- dustrial (SALADO y NAVARRO, 1998; JIMÉ- MOCHA, NAVARRO y SALADO, 1999, 108; NEZ-CAMINO y TOMASSETTI, 2000; BER- GÓMEZ, 1999, 79), y se adhiere a la hipó- NAL y otros, 2003; BERNAL, 2007, ed.). tesis mencionada de que los hallazgos de la Ambas permiten confi rmar la localización de denominada “villa nueva” están enmarcando una amplia superfi cie dedicada a la produc- una posible vía. En cuanto a la división fun- ción de salazones. La ejecutada en el nº 1, cional de espacios, remarca al igual que Gó- descubrirá los restos de una calle y varias fac- mez la disposición periférica de un “cinturón torías, sentará las bases para la datación del industrial” que rodearía la meseta sur, aunque conjunto industrial y dará a conocer los pri- va más allá haciendo un esfuerzo por deducir meros restos de la presencia bizantina en la la localización del área doméstica, el foro y ciudad (SALADO y NAVARRO, 1998). Tras los el templo capitolino, espacios aún por descu- hallazgos, sus excavadores y el entonces di- brir y que plantea separados de la zona indus- rector del Museo elaborarán un nuevo estado trial por una muralla. También mencionada en de la cuestión para un Congreso de Historia de una breve reseña posterior en TORREMOCHA la comarca (TORREMOCHA, NAVARRO y SA- 2005: 106-107 y fi g. 2. En ésta aportación se LADO, 1999), que luego ampliarían en otros habla además una zona denominada “acrópo- foros (NAVARRO, TORREMOCHA y SALADO, lis”, en un lugar donde hasta ahora no se han 2000). En la primera cita científi ca referida, realizado intervenciones arqueológicas. el investigador C. Gómez hará otro ejercicio de interpretación del urbanismo romano de Alge- Antes de que se produjeran los primeros ciras a partir de un nuevo catálogo de hallaz- hallazgos romanos en el casco antiguo, el de- gos casuales (GÓMEZ, 1999), coincidente en bate histórico se había centrado en la identifi - lo esencial con el citado anteriormente (DE VI- cación de los núcleos romanos citados por las CENTE y MARFIL, 1991 a) y al que se añaden fuentes en nuestro entorno geográfi co, es decir algunos descubrimientos inéditos. Tras coinci- en la Bahía de Algeciras (SILLIÈRES, 1988). dir con sus predecesores en la ubicación del Hay que recordar que debido a la escasez de asentamiento principal, plantea una sugeren- hallazgos en este sentido se había planteado

ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () 159 –––––––––––––––––––––––––––––––––– RAFAEL JIMÉNEZCAMINO ÁLVAREZ / DARÍO BERNAL CASASOLA incluso la hipótesis de que en Algeciras no tán de acuerdo en identifi car como una mis- existió un núcleo romano de importancia (véa- ma realidad estas tres entidades diferenciadas se en DE VICENTE y MARFIL, 1991 a, 132- por las fuentes (Traducta, Ioza y Tingentera) 135 o en GÓMEZ, 1999, 72-73). basándose en las posibles etimologías de los 1 Las fuentes romanas son muy parcas a la topónimos , y en ubicarla en el solar de la ac- hora de explicar el poblamiento de la zona: tual Algeciras. Algunos además la hacen coin- la mayoría de ellas sólo ofrecen un listado cidir con Portus Albus, sólo citado por el Iti- de ciudades de las cercanías y alguna refe- nerario de Antonino, mientras que otros sitúan rencia a la fundación de un asentamiento en esta última localización en los alrededores (en este lado del estrecho con población traslada- tal caso “Puerto Blanco” serían las antiguas da desde el norte de África. No vamos a repro- salinas de Palmones). Dos fuentes incluyen ducir aquí de nuevo los argumentos para la un nuevo topónimo entre Traducta y Mellaria: localización de Iulia Traducta, Iulia Ioza, Tin- Cetaria o Cetraria, que ha sido correlaciona- gentera o Portus Albus en nuestra ciudad o en do con “Getares”, yacimiento romano locali- las cercanías, ni en la equiparación de estas zado en la ensenada del mismo nombre, tam- ciudades entre sí, para lo que remitimos a un bién en el término municipal de Algeciras, ac- extenso debate en la bibliografía (SILLIÈRES, tualmente dentro de una zona residencial de 1988, 794-796; SEDEÑO, 1988 y 1989; DE la ciudad (JACOB, 1986; SILLIÈRES, 1988, VICENTE y MARFIL, 1991 a; BRAVO, 2003 797; PONSICH, 1988, 187; DE VICENTE y y 2004; una síntesis en GÓMEZ ARROQUIA, MARFIL, 1991 a, 135). 2001). Tan sólo señalar que la mayoría de las Por último, para algunos autores, guia- fuentes sitúan entre Carteia y Baelo (ambas dos por argumentos numismáticos y por la ciudades claramente localizadas en la actua- ausencia de investigación arqueológica al lidad), dos asentamientos, uno Mellaria, que respecto (multiplicada exponencialmente por se suele localizar en la Ensenada de Valdeva- la escasa difusión de los resultados de los úl- queros, en ; y otro, Iulia Traducta. Pom- timos años en canales de difusión nacional), ponio Mela, además, sitúa a Tingentera en el la ceca de Traducta sigue siendo de locali- mismo golfo que Carteia, con lo que la ubica zación indeterminada (GARCÍA-BELLIDO y en la Bahía de Algeciras, y habla además del BLÁZQUEZ, 2001, II, 370-371; BURNETT, origen norteafricano de la población, mismo AMANDRY y RIPOLLÉS, 2006, 83-84). origen que Estrabón atribuye a los habitantes de Iulia Ioza. La mayoría de los autores es- Los dos únicos yacimientos romanos de entidad “urbana” en la Bahía de Algeciras son Carteia, de indudable atribución inme- 1| D. Sedeño (1988) considera que las dos únicas morial en el Cortijo del Rocadillo (ROLDÁN y ubicaciones posibles para Traducta a partir de las descrip- ciones de la fuentes son Tarifa y Algeciras, y que es ésta otros, 2006), y, como veremos, la “villa vie- última la única que cuenta con un yacimiento romano con ja” de Algeciras, el lugar que nosotros, con el que identifi carla. Sin embargo, discrepa de la mayoría de los autores anteriores, propondremos para lo- investigadores en la equiparación de Tingentera, Iulia Ioza y calización de Traducta, a partir de la inter- Traducta, ya que no hay datos concluyentes en este sentido (SEDEÑO, 1988 y 1989). Por el contrario, P. Sillières sí pretación de los vestigios arqueológicos de aboga con claridad por dicha identifi cación (1988, 796). los que disponemos (fi guras 2 y 3).

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Los otros dos grandes yacimientos roma- queológica de la ciudad (JIMÉNEZ-CAMINO nos vinculados aparentemente a la ciudad son y TOMASSETTI, e.p.), al que se le ha solapa- el alfar romano de El Rinconcillo (ver reciente- do la información de las 90 intervenciones ar- mente BERNAL y JIMÉNEZ-CAMINO, 2004) queológicas realizadas en Algeciras. De éstas, y los restos de construcciones en Getares, a tan sólo 172 han deparado secuencia roma- los que ya nos hemos referido (remitimos a na, pero nos ofrecen una panorama sugerente los interesantes comentarios fi lológicos sobre para plantear, corroborar o descartar hipótesis su onomástica en PASCUAL, 2007, que com- anteriores. Asimismo, se utilizan datos de in- pletan anteriores apreciaciones como las de formes y memorias de excavación aún inédi- JACOB –1986– o SILLIÈRES –1988, 796- tos, a cuyos directores agradecemos la defe- 797–). Aparte de estos yacimientos, la pros- rencia al respecto3. Toda esta información se pección realizada con motivo de la Carta Ar- recoge sinópticamente en los Anexos I, II, III y queológica de la ciudad a principios de los IV, en los cuales fi guran las claves numéricas años noventa (FERNÁNDEZ CACHO, 1992), que usamos en el texto para referirnos bien a detectó cinco yacimientos romanos más, a las “Intervenciones Arqueológicas” (Anexos 1 partir, casi exclusivamente, de un escaso re- a 3), con numeración arábiga, bien a los “Ha- pertorio cerámico, de un total de 29 yacimien- llazgos Casuales romanos” (Anexo 4), citados tos de todas las épocas. Una de las principa- con números romanos. les conclusiones de este trabajo fue la pro- A partir de esta información procurare- puesta de una escasa implantación de sitios mos hacer una estimación en torno al tamaño arqueológicos fuera del casco histórico, atri- del asentamiento que facilite comparaciones buida a cuestiones ecológicas, como la escasa con otras entidades urbanas, una distribución productividad del suelo, lo accidentado del re- de las áreas funcionales de la ciudad, para lo lieve y el clima. Estos factores explicarían, se- cuál las últimas intervenciones aportan nue- gún la autora, la baja densidad de yacimientos vos datos, y algunas propuestas concretas so- y su situación cercana a los principales cau- bre el urbanismo (v.g. delimitación de uno de ces fl uviales y a la costa. los decumani). Dado que tenemos constancia Nuestro estudio se ha centrado en el prin- de un poblamiento continuo entre los siglos cipal de estos yacimientos, el situado bajo el I y VII, aunque la información sobre los si- caso histórico de la actual Algeciras, único con entidad sufi ciente hasta la fecha para ser 2| Sólo otro yacimiento arqueológico en el término mu- nicipal ha sido investigado con metodología arqueológica. identifi cado con la ciudad romana, y ha par- Nos referimos al “Alfar romano de El Rinconcillo”, donde tido de los espectaculares hallazgos arqueoló- se han producido otras cinco intervenciones que no men- gicos de varias fábricas conserveras (cetariae) cionamos en el texto por encontrarse fuera del casco histó- y de ejes viarios romanos y tardoantiguos en rico (una síntesis de éstas se puede encontrar en BERNAL y JIMÉNEZ-CAMINO, 2004, 589-606). la c/ San Nicolás (BERNAL y OTROS, 2003; 3| Especialmente a I. Navarro a quien agradecemos BERNAL, 2007, ed.). Asimismo, se ha utiliza- adicionalmente sus comentarios acerca de la versión origi- do el catálogo de los hallazgos casuales ofre- nal de este texto, y a J. B. Salado, S. Bravo y a J.M. Tomas- cido por los autores anteriores, a partir de la setti por las interesantes informaciones de las actuaciones en la c/ General Castaños 8 (nº 10) y 4 (nº 32), en la Avenida síntesis recogida en el Anexo Documental IV, de la Marina (nº 72) y en la c/ Alexander Henderson 19-21 de Información Arqueológica, de la Carta Ar- (nº 82) respectivamente.

ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () 161 –––––––––––––––––––––––––––––––––– RAFAEL JIMÉNEZCAMINO ÁLVAREZ / DARÍO BERNAL CASASOLA glos II y III sea especialmente parca, hemos nes están cortadas por el cauce del Río de la optado por distribuir los datos en dos gran- Miel, en la actualidad soterrado bajo la Aveni- des momentos: el altoimperio, por un lado y da Villanueva, que dividía, ya en la Edad Me- el bajoimperio y la tardoantigüedad, por otro, dia, los dos recintos fortifi cados que formaban dado el escaso volumen de información para “Las Algeciras”. En adelante, denominaremos ofrecer una menor escala para el análisis. “recinto sur” (o “Villa Vieja”) a la meseta me- Aún así, existen rasgos que permiten enten- ridional, donde se ubicaba según los últimos der una unidad espacial del yacimiento entre estudios (JIMÉNEZ-CAMINO y TOMASSETTI, los siglos I y VI frente a una transformación 2005) la ciudad medieval más moderna (f. s. completa del sentido de la ocupación en épo- XIII-XIV) y donde se localizan la mayoría de los ca bizantina y posiblemente con otra reorien- hallazgos de época romana; y “recinto norte” tación aún más tardía, en momentos en los (o “Villa Nueva”) al lugar donde se emplazó que Algeciras se sitúa bajo la órbita del reino la al-Yazirat al-Hadra de las fuentes islámicas visigodo de Toledo, cuestiones todas ellas ex- (ss. VIII-XIV, aunque no disponemos de cons- plicadas en el texto. tatación arqueológica segura hasta mediados del s. IX, véase SUÁREZ, TOMASSETTI y JI- MÉNEZ-CAMINO, 2005). La desembocadura 2. TRADUCTA ENTRE AUGUSTO de este río y la zona adyacente es un lugar Y EL ALTOIMPERIO S. I A.C.  idóneo desde un punto de vista geomorfológi- II D.C. co para el fondeo de embarcaciones, hasta la creación del puerto moderno. En este sentido, 2.1. LOCALIZACIÓN Y DELIMITACIÓN resulta tentadora la aplicación de la retros- DEL YACIMIENTO pectiva histórica en relación al uso portuario de las instalaciones del Río de la Miel ates- Este estudio se centra en una zona concreta tiguado al menos hasta el s. XIX, que es el del Término Municipal de Algeciras en la que momento en el cual se produce la ampliación la información arqueológica sitúa un núcleo de las estructuras portuarias y la génesis de la romano de importantes dimensiones a juzgar Junta de Obras del Puerto (ALEMANY, 2005, por la dispersión de los hallazgos. Éstos se 32-47 y 61). aglutinan bajo el actual casco histórico que La mayoría de los hallazgos se concen- en el caso de Algeciras se reparte entre dos terrazas que encaran la Bahía de Algeciras y tran en el recinto sur, como acabamos de que emergen unos 15 metros sobre el nivel apuntar, ocupando gran parte de la meseta del mar (fi gura 3). La más septentrional está (fi gura 3). Así, a partir de los datos de que coronada al oeste por una pequeña elevación, disponemos podemos plantear una delimita- de unos 20 metros de altura. Ambas formacio- ción hipotética de su perímetro. El yacimiento queda bien defi nido en su 4| Remitimos al Anexo 2 para valorar los resultados de extremo sur4 (fi gura 2), donde las intervencio- las actuaciones con secuencia romana, y el Anexo 3 para nes nº 44-45 y 38 marcan el límite de loca- las intervenciones con restos exclusivamente preislámicos o moderno-contemporáneos, indicadores estos últimos, con lización de hallazgos. En realidad, a pesar de las debidas cautelas, de posibles vacíos de poblamiento. la magnitud de los solares, los restos localiza-

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FIG. 2.- Dispersión de hallazgos casuales romanos y de las actividades arqueológicas con y sin secuencia romana en Algeciras, con propuesta del perímetro de la ciudad romana y tardoantigua. La propuesta de viario romano se ha restituido a partir de GÓMEZ (1999) y BRAVO (2004).

ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () 163 –––––––––––––––––––––––––––––––––– RAFAEL JIMÉNEZCAMINO ÁLVAREZ / DARÍO BERNAL CASASOLA dos se concentran en la esquina sureste, don- JAR, 1995 a). Más al suroeste, la interven- de se descubrieron, por un lado, un muro de ción nº 60, tampoco localizó restos anteriores mampostería en el sondeo situado a levante al medioevo, a excepción de un fragmento re- en la intervención nº 45, y dos piletas de sala- sidual de TSG, a pesar de haber realizado 18 zón a pocos metros, en la intervención nº 38, sondeos mecánicos, todos ellos negativos, y 3 ambos muy próximos a la playa. Estos descu- manuales. No obstante, hay que reseñar que brimientos confi rman que el yacimiento que- el nivel geológico afl oraba muy alto en todo daba constreñido en la meseta, formando el el solar y apenas se constataron depósitos ar- reborde de ésta su límite natural hacia el sur, queológicos (FERNÁNDEZ, 1992). Al exterior al igual que ocurriría más tarde con la ciudad de esta cerca la intervención nº 51 confi rma medieval, puesto que es aquí donde emergen la inexistencia de secuencia anterior al perío- los restos meridionales de la cerca islámica do contemporáneo. (la muralla, varias torres y una barbacana). No obstante, los restos romanos sobresalen Al oeste, el límite de dispersión de hallaz- del perímetro delimitado por la cerca medie- gos queda documentado por la intervención nº val (nº 45) o están afectados por la construc- 42 donde tras 21 sondeos mecánicos sólo se ción de ésta (JIMÉNEZ-CAMINO y GURRIA- localizaron algunos fragmentos de época ro- RÁN, 2005, lámina. 1), lo que habrá que te- mana en uno de ellos, y no asociados a nin- ner en cuenta a la hora de valorar la ubicación guna estructura5, pero sobre todo, por las in- de la muralla romana, si es que ésta existió. tervenciones arqueológicas 80 y 82 donde los Algunas intervenciones realizadas más allá de estratos de cronología tardoantigua apoyaban este cinturón defensivo han demostrado que directamente sobre el fi rme natural. Mucho el poblamiento no se ha extendido en esta di- más al oeste, la intervención nº 73, con resul- rección. Así una batida de 67 sondeos a in- tados negativos, confi rma este vacío. Algunos tervalos regulares cubriendo todo el solar nº hallazgos altoimperiales integrados por lotes 41 tuvieron un resultado negativo (MONDÉ- cerámicos recuperados en rebajes mecánicos sin control arqueológico (nº XV y XXI), defi nen 5| Aunque hemos de ser cautos a la hora de evaluar el supuesto límite del yacimiento. Este es, por la memoria de esta intervención puesto que refl eja una es- tanto, el borde más difuso del mismo, puesto tratigrafía no interpretada, al tratarse de niveles arqueológi- que no tenemos noticia segura de restos de camente estériles. Sin embargo, en casi todos los sondeos aparecían siempre dos estratos, en muchos de los cuales entidad en este extremo. uno de ellos tiene material constructivo, presumiblemente Al norte, el mismo cauce del río marca y a falta de más explicaciones, contemporáneo. De ser así el solar se encontraría fuertemente alterado en esta época el límite máximo de dispersión de hallazgos. por lo que no podemos concluir que el entorno no se ha- La intervención con resultados positivos más llara habitado en momentos precedentes. Es además muy septentrional, la realizada en la calle Mén- extraña la inexistencia de niveles medievales, dado que nos encontramos intramuros de la cerca islámica y a escasos dez Núñez, 4 (nº 49), no profundizó hasta metros de una de las puertas de acceso a la ciudad, según agotar secuencia, por lo que no se pudo de- las interpretaciones realizadas del sistema defensivo medie- fi nir el yacimiento altoimperial por este lado, val a través de las fuentes (véase TORREMOCHA, NAVARRO a pesar de que la presencia de cerámica resi- y SALADO, 1999 o JIMÉNEZ-CAMINO y TOMASSETTI, 2005), muy cerca de una estructura interpretada como el dual en los niveles tardorromanos posteriores alcázar de la ciudad. lo delatan, quedando los hallazgos de la ca-

164 ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () REDESCUBRIENDO A TRADUCTA. REFLEXIONES SOBRE SU TOPOGRAFÍA URBANA... ––––––––––––––––––– lle san Nicolás como el límite documentado Castillo, 26 (nº 1, 33), José Santacana, 16 (nº del yacimiento (nº 43, 52 y 71). Al noroeste, 69) y Teniente Riera, 6 (nº 75) y en el sondeo en la intervención nº 89, situada en la pen- 4/5 de la necrópolis medieval sita entre la ca- diente de la meseta sobre este lado, algunos lle Capitán Ontanón y la Avenida Blas Infante vertidos puntuales, con defectos de cocción (JIMÉNEZ-CAMINO y otros, 2004). No más y restos de escorias cerámicas marcan una de una decena de fragmentos que no pueden zona periférica de la ciudad próxima a una explicar más que la simple frecuentación, si alfarería. no su carácter de deposición secundaria. Se- ñalar que por ejemplo en San Antonio, 21 –nº En cuanto al límite este que discurre pa- 24– se localizaron tanto un fragmento de pla- ralelo al mar, presenta factorías de salazón to de TSA-D como un fragmento de lucerna de en dos localizaciones (nº XVII y 38), ambas disco (JIMÉNEZ-CAMINO, 2002, 9) en una consecuencia de hallazgos fortuitos al des- fosa emiral, excavada sobre el substrato geo- montar el acantilado. Ello hace pensar que el lógico, ambos eran de períodos diferentes, lo yacimiento se extendía hacia la playa. cual redunda en el carácter poco signifi cati- Por otro lado, aunque en menor propor- vo del hallazgo, dada la imposibilidad de que ción, una serie de hallazgos, la mayoría de provengan de un mismo depósito alterado en ellos realizados en la década de los ochenta época emiral. (DE VICENTE y MARFIL, 1991 a, 140-143), Las intervenciones citadas descartan, al como consecuencia de remociones de tierra menos hasta ahora, que exista poblamiento sin control arqueológico situaban otro posi- en la colina occidental (mitad oeste del re- ble yacimiento en el recinto norte. Después de cinto norte, véase la fi gura 2), donde se han un gran número de intervenciones ejecutadas realizado un buen número de actuaciones ar- en este lado de la ciudad moderna (fi gura 2 queológicas (18); y en la zona noreste del re- y Anexo III) y tras la revisión de los hallazgos cinto, ampliamente prospectada (12 inter- casuales a la vista de esta nueva información, venciones) y donde se había producido un hoy podemos al menos plantear algunas con- hallazgo de restos arquitectónicos monumen- clusiones sobre la topografía del yacimiento: tales (nº XXII). Sin embargo, sí es cierto que 1) Ninguna de las intervenciones realiza- existe un corredor no diagnosticado por estas das en el “recinto norte/Villa Nueva” ha loca- intervenciones e integrado por la mayoría de lizado restos de edifi caciones romanas in situ. los hallazgos casuales conocidos (nº VIII, IX, En ninguna de las intervenciones realizadas se ha exhumado estructura alguna, pero tam- 6| Esta excavación colinda con el hallazgo casual de poco depósitos en posición primaria de esta la necrópolis altoimperial descubierta en los años 70 (nº época, a excepción de las necrópolis que ana- VII). Sin embargo, la terraza donde se situaba el sondeo más próximo (sondeo A) estaba muy afectada por las cons- lizamos en el tercer apartado que se hallan al trucciones posteriores y el nivel geológico afl oraba muy sur de la meseta. Los únicos restos son algu- cerca de la superfi cie por lo que fue imposible determinar nos fragmentos residuales en el contexto me- si hubo cementerio romano. En este sentido, durante la dieval más antiguo de determinadas excava- excavación se dudó si algunos fragmentos cerámicos en- contrados excavados en el geológico pertenecían a urna ciones, v.g. sin ser exhaustivos: San Antonio, de incineración romana U.E. 29 (F. GALLEGO y OTROS, 21 (nº 24), Baluarte, 8 (nº 62), Cánovas del 2004, 11 y 38).

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X, XI, XVIII, XXIV y XXVI). A este pasillo (se- pasillo. Aunque resulta lógico plantear que ñalado en la fi gura 2), situado en líneas ge- una vía romana tenía que recorrer las inme- nerales alrededor de la calle Alfonso XI, se diaciones y comunicar Carteia con Mellaria y refi ere Gómez para expresar la posibilidad Baelo, hasta ahora no disponemos de ningún de que los hallazgos se concentren alrededor hallazgo directo que nos permita localizar di- del viario que condujera a Traducta (GÓMEZ, cha vía, si bien es una sugerente hipótesis a 1999), que no sería otra que un tramo de verifi car en el futuro. la denominada “Via de la Costa” (CORZO y 2) El análisis de la información aportada TOSCANO, 1991). A ello hay que añadir que por los hallazgos casuales no permite plan- en época medieval, aunque en un momento tear la extensión del área urbana hasta esta muy tardío (ss. XIII-XIV), se construye un ac- zona. La formulación de un posible hábitat ceso al norte de este eje, hecho que nos está en esta zona del “recinto norte/Villa Nueva” indicando la preexistencia de un camino; en época romana parte del análisis de los sie- adicionalmente, en uno de los planos que de te hallazgos casuales que acabamos de men- tenemos de 1726 (referencia A.G.S., M.P.D cionar en un momento en el que no se dis- X-94), una senda atraviesa los terrenos aún ponía de información arqueológica contex- baldíos tras el abandono de la ciudad medie- tualizada (DE VICENTE y MARFIL, 1991 a; val justo por este eje (GÓMEZ, 1999). Hasta BERNAL, 1995). Como podemos observar en ahora se ha interpretado la dispersión de los la fi gura 2 (nº VIII, XI, XVIII, XXIV y XXVI), hallazgos como aglutinados en torno a este actualmente seguimos sin contar con inter- venciones que hayan alcanzado el nivel geo- 7| No hemos introducido en el cuerpo del texto los lógico justo en esta área7. Todos los hallaz- sondeos realizados como consecuencia del Control de Mo- gos que han podido ser datados son de época vimiento de Tierras del Soterramiento de Residuos Urba- nos realizado del año 2003, dirigidos por uno de nosotros altoimperial y sólo uno de ellos continúa, a (R.J-C.A.) y P. López Aldana, porque sus resultados no han juzgar por los datos que tenemos, hasta mo- podido ser publicados aún. Sin embargo, sí explicaremos mentos más tardíos. De estas localizaciones que se realizaron 22 sondeos, de los que 7 se practicaron dos sólo se refi eren a una única pieza cerá- en las inmediaciones de este eje: éstos son los sondeos de la Avenida Blas Infante, del Pasaje de las Palomas y de la mica “un fragmento de campaniense B” (nº calle Coronel Ceballos, ambos a escasos metros de la calle X) y “una lucerna de disco” (nº XVIII) y otras Alfonso XI; el de la Plaza Alta, el de la calle Pablo Mayayo, dos (nº XI “pedestal con inscripción votiva a que comunica esta plaza con la calle Trafalgar, y los dos de Diana y una basa de columna” y XXII “un esta última calle. Todos ellos alrededor de la zona de la que tratamos y todos los positivos con secuencia medieval pero tambor y una basa de columna”) constatan en los que no se detectó ningún depósito de época romana. cuatro restos arquitectónicos fragmentarios Hemos separado de estos sondeos los dos que realizamos sin hacerse mención al contexto: es decir, en la calle Trafalgar, donde se ubica el hallazgo nº VIII, ya no sabemos si había cerámica romana en las que aquí encontramos el nivel geológico muy alterado por afecciones contemporáneas y prácticamente desde el inicio inmediaciones. En cuanto al pedestal, algu- de los sondeos, lo que se explica porque en el momento de nos autores plantean que esta pieza hubie- introducir la calle en los años 80 se rebajó el nivel del suelo se sido reutilizada en época cristiana, debi- hasta una profundidad que no ha permitido confi rmar los ha- do a un rebaje superior que pudo haber sido llazgos arqueológicos de época romana. De todos formas los sondeos ofrecieron una información muy limitada y habrá usado como focus (DE VICENTE y MARFIL, que esperar a nuevas intervenciones en la zona. 1991 a, 143), y excavaciones recientes han

166 ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () REDESCUBRIENDO A TRADUCTA. REFLEXIONES SOBRE SU TOPOGRAFÍA URBANA... ––––––––––––––––––– constatado restos de elementos arquitectóni- cripción de los vagos indicios de la necrópolis cos de aspecto romano en niveles claramente altoimperial (VII, 10 y 32) y del nuevo descu- posteriores. Así, en la intervención de la calle brimiento de una necrópolis bajoimperial (nº Muñoz Cobos esquina Rocha (nº XXVI) se lo- 72), pero adelantaremos que ambos espacios calizaron dos fragmentos de cornisa, y en una se localizan al sur de la meseta de la villa nue- intervención realizada cerca de la Plaza Alta, va. La necrópolis más antigua se halla junto al en la actual plaza de San Bernardo, se halló reborde de este espacio, justo donde la mese- una columna de mármol descontextualizada ta comienza su declive hacia el cauce fl uvial. (TOMASSETTI y CORZO, 2000). Además, el Mucho más al sur se encuentra la necrópolis resto (nº XXII) se encuentra claramente ro- bajoimperial, en una posible isla o península deado por 12 intervenciones en las que no se arenosa, según sus excavadores (BRAVO, DO- ha constatado secuencia romana. Estos ha- RADO y VILA, e.p.), quizás una barra de are- llazgos de restos constructivos nos remiten a na formada en la desembocadura, también al posibles reutilizaciones de material de fi lia- otro lado del Río de la Miel. Ambas áreas se ción romana desconocida en construcciones encuentran aisladas de cualquier concentra- medievales posteriores. Finalmente, nos que- ción de hallazgos de época romana en el re- dan tres localizaciones, ya no tan claramen- cinto norte, como demuestran las intervencio- te asociadas a un eje (VIII, IX, XXIV) que no nes 69 y 75 que aíslan la necrópolis de la sabemos muy bien a que pueden responder, Avenida de la Marina del resto de hallazgos pero que están claramente aisladas y limita- del recinto norte; o las intervenciones 1, 3, 8, das en el espacio. No podemos descartar que 12, 30, 33, 64 y 85 que separan la necrópo- en este lugar pudiera existir algún tipo de há- lis augustea-altoimperial del noroeste, oeste y bitat disperso o de otra naturaleza (¿villae su- sur del recinto. Por otro lado no hay indicios burbanas?) pero hemos de ser muy pruden- de enterramientos altoimperiales en el recinto tes con estos datos tan fragmentarios, por lo sur, si bien es cierto que la mayoría de las in- que mantenemos cautela sobre su uso en in- tervenciones se producen en el área industrial terpretaciones urbanísticas hasta que no se y no es habitual que se los enterramientos se confi rme su extensión por nuevas interven- hallen en este lugar. ciones arqueológicas. En defi nitiva, si por las cuestiones que 3) Las únicas intervenciones con secuen- hemos analizado dejamos en reserva los des- cia romana en el recinto norte se relacionan cubrimientos realizados en el recinto norte/ con necrópolis. Dichas excavaciones se loca- Villa Nueva, podemos concluir que el yaci- lizan en un área muy concreta y con una fun- miento se encuentra sobre una meseta de cionalidad tan específi ca como la menciona- unos 15-20 m.s.n.m. que domina tanto la da. Los cementerios son, como todos sabe- desembocadura de Río de la Miel, con la que mos, espacios que en el mundo romano se lo- limita al norte, posiblemente su puerto na- calizan en la periferia de los núcleos pobla- tural, y al este con la hoy desaparecida pla- dos por prescripciones legales, como marca la ya del Chorruelo (Paseo de la Conferencia), y consuetudo y demuestran los restos arqueo- al sur con una suave pendiente que llevaba lógicos (una excelente síntesis en REMESAL, a un arroyo (documentado, al menos, en la 2002). Abundaremos más adelante en la des- Cartografía del siglo XVIII y hoy desapareci-

ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () 167 –––––––––––––––––––––––––––––––––– RAFAEL JIMÉNEZCAMINO ÁLVAREZ / DARÍO BERNAL CASASOLA do). Sin embargo, al oeste, donde se detec- la zona ocupada por el área habitada, pero al tan las mayores alturas (20-25 m.s.n.m.) no otro lado del río (fi gura 3, VII, 10 y 32). El tenemos indicios de su desarrollo, algo expli- hallazgo más claro de enterramientos altoim- cable por la vocación marítima del yacimien- periales en Algeciras se produce como con- to puesto que la base de su subsistencia pa- secuencia de un hecho fortuito, en los años rece centrada en las pesquerías, por lo que 60. En ese momento se localizan cinco urnas es desde el mar y el río desde donde pare- de las que dos están completas y en cuyo in- ce desarrollarse. Asimismo, su fundación en terior se encuentran restos de incineraciones época augustea, ya pacifi cada Hispania, jus- humanas (RODRÍGUEZ OLIVA, 1977). Pos- tifi caría la ausencia de una intensiva ocupa- teriormente, se han realizado en las inme- ción de las zonas en altura o fácilmente de- diaciones hallazgos muy tenues que se han fendibles, lo que podría explicar la ausencia puesto en relación con la necrópolis romana8: de vestigios arqueológicos en dicha potencial en el año 1999 se emprendió una interven- “acrópolis”. Frente a este yacimiento, como ción en el número 8 de la calle General Cas- veremos, se sitúa, al otro lado del río, en un taños (TORREMOCHA y NAVARRO, 1999) nivel de arenas, el área funeraria. a unos ochenta metros del solar anterior (nº 10) en la que se hallaron dos fosas sobre el nivel geológico con abundantes restos de ce- 2.2. LOCALIZACIÓN Y nizas. Los supuestos enterramientos estaban DESCRIPCIÓN DE ÁREAS cubiertos por sendas tegulae dispuestas ho- FUNCIONALES FIGURA 3 rizontalmente. En el interior de una de ellas ... La necrópolis se localizaron restos de “al menos dos vasi- jas de cerámica común romana”, al igual que Como hemos señalado más arriba, las tres en el resto de la excavación, donde también localizaciones relacionadas con hallazgos fu- se hallaron algunos fragmentos del cuello de nerarios se encuentran concentradas al sur recipientes de vidrio. Ese año se realizó otra de la meseta del recinto norte y enfrente de intervención (SALADO, 1999), esta vez en el número 4 de esa misma calle (nº 32), locali- zándose, excavada en el nivel geológico, una 8| Hay que añadir que como consecuencia del Control de Movimientos de Tierras que el Soterramiento de Residuos nueva estructura, integrada por dos ladrillos Urbanos de Algeciras (2003) llevaba aparejado (véase nota y dos tegulae que fueron interpretadas tam- 7) se ejecutaron dos sondeos en la calle José Antonio Primo bién como pertenecientes a una sepultura ro- de Rivera, junto a la puerta del Banco de Andalucía. Esta mana, sin embargo, no se exhumaron restos entidad fue construida encima de la necrópolis descubierta por Rodríguez Oliva (1977). Ambos sondeos contaban con se- relacionados con el cadáver. La estructura cuencia medieval pero no romana (aunque se hallaron restos estaba cortada por un pozo medieval por lo romanos, v.g. un fragmento de opus signinum). Sin embar- que no se pudo ampliar su documentación. go, bajo los niveles medievales se constató que el substrato geológico estaba formado por niveles de arenas que podrían No podemos determinar con seguridad si responder a “la duna fósil” sobre la que apareció el estrato los enterramientos pertenecen a algún tipo en el que fueron halladas las urnas cinerarias (RODRÍGUEZ, de hábitat disperso al que podrían responder 1977). Sea como fuere no estamos en condiciones de de- terminar si los estratos medievales eliminaron la secuencia los descubrimientos del recinto norte, de los romana o si el cementerio no se extendía hacia este lado. que también se hallan signifi cativamente se-

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FIG. 3.- Propuesta interpretativa de Traducta en época altomperial. Las curvas de nivel, la línea de costa y el cauce del Río de la Miel (actualmente soterrado) han sido restituidos a partir del plano de Oskar Jürgens, de 1926, publicado en Spanische Städte, Hamburgo.

ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () 169 –––––––––––––––––––––––––––––––––– RAFAEL JIMÉNEZCAMINO ÁLVAREZ / DARÍO BERNAL CASASOLA parados, al menos a partir de la información periferia de la meseta, coincidiendo con las disponible, o, si por el contrario pertenecen fábricas de salazón, aunque no disponemos al cementerio de Traducta, opción por la que de datos precisos para saber si se hallaban nos decantamos. aislados de éstas. Lo cierto es que hasta el momento no hemos podido documentar ni un solo horno in situ en el casco histórico. ... El barrio industrial Este alfar comenzaría su producción en momentos algo posteriores al de El Rincon- Todas las estructuras localizadas hasta aho- cillo, posiblemente en época augustea o algo ra en el recinto sur pertenecen a una gran posterior, en plena coincidencia con la épo- zona industrial. Podemos distinguir dos tipos ca de la fundación colonial, por lo que resul- de actividades productivas en función de los ta sugerente su interpretación como resulta- restos localizados. do del proceso de creación del asentamiento. .... Figlinae. Un nuevo hallazgo, en Indirectamente nos está indicando con clari- la reciente intervención de la calle Alexander dad uno de los límites del pomerium urbano Henderson, 16-28, consistente un vertido so- en dicho momento –el noroccidental–, resul- bre la ladera oeste de la “villa vieja” (nº 89), tando también muy interesante su temprano que contenía un alto porcentaje de opérculos abandono en relación con la continuidad de y urnas, con algunos defectos de cocción y la vida urbana –como se deduce de la ausen- escorias de un horno cerámico, ha vuelto a cia de vertidos cerámicos defectuosos poste- llamar la atención sobre la localización de riores–, mientras que el taller de El Rincon- una fi glina en las inmediaciones. Ya en 1991 cillo se mantiene hasta época julio-claudia se había advertido en el desmonte para la avanzada9. edifi cación de un solar colindante la presen- .... Cetariae. cia de restos muy similares y que también se Los principales indica- habían interpretado en este sentido (XVI; una dores para plantear la adscripción a un nú- síntesis en BERNAL, 1998 a, 21). Ambos cleo urbano de los restos hallados en la Villa hallazgos han sido datados por sus excavado- Vieja se han obtenido de los datos obtenidos res en torno a época tardorrepublicana – ini- a partir del estudio de las cetariae o factorías cios del siglo I d.C. (GUERRERO, CANTILLO de salazón, como se ha avanzado en algunos Y LORENZO, 2007). En el extremo sureste trabajos (BERNAL y otros, 2003; BERNAL, de la meseta, una prospección realizada por 2007, ed.). De su escrupulosa ordenación y el Dr. M. Ponsich y conocida por una referen- de la perduración de los ejes básicos a lo lar- cia (DE VICENTE y MARFIL, 1991 a, 141), go del tiempo se ha inferido una esmerada dio también con cerámica con fallos de coc- planifi cación. ción en la playa del Chorruelo (nº XII, BER- Los restos hallados pertenecen a nueve NAL, 1998 a, 21). De ambas localizaciones factorías como mínimo, integradas por más inferimos que los hornos se situaban en la de 70 unidades de producción o piletas/sala- deros (nº 38, 40, 43, 46 a 48, 52 y 71 y II, V y XVII), lo que da una idea del volumen del 9| Actualmente esta actuación se encuentra en proce- so de estudio a cargo de uno de nosotros (D.B.C.) e I. Gue- asentamiento, teniendo en cuenta lo alejado rrero, a quienes agradecemos los datos proporcionados. que se encuentran unos hallazgos de otros.

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Dos de estas factorías estaban sobre el rebor- de este de la meseta, muy cerca de la pla- ya. Una de ellas contaba con al menos cua- tro piletas (nº XVII), mientras que la otra (nº 38) disponía de un mínimo de dos balsas (las mismas a las que probablemente se refi eren las noticias recogidas en los hallazgos II y V), separadas unos 300 metros una de la otra, de lo que inferimos la envergadura del barrio industrial. De las restantes tenemos mucha mejor documentación al haberse descubier- to en el transcurso de intervenciones arqueo- lógicas regladas. Todas ellas se localizan en los números impares de la calle San Nico- lás, paralelas al antiguo cauce del río de la Miel. Donde se han documentado al menos seis factorías, cuatro (Conjuntos A, B, C/D) en el número 1 de la calle, dos (Conjuntos I y II), en el número 3-5 y al menos una locali- zada en el perfi l sur del número 7 (fi guras 4 y 5). Doscientos veinticinco metros separan los hallazgos situados en los extremos. Las características básicas de estas fá- bricas conserveras son: a. La localización. Las factorías se sitúan por lo que sabemos paralelas al Río de FIG. 4.- Cetariae exhumadas en la Villa Vieja la Miel y a la línea de costa, ocupando de Algeciras (A.- c/ San Nicolás 1; B.- c/ San el norte y este de la meseta, es decir, en Nicolás 3-5). las zonas más cercanas a las vías de co- municación. tes et grandes conserveries” (SILLIÈRES, b. La gran variedad morfométrica. Contamos 1995; ARÉVALO y BERNAL, 2007, ed.). desde complejos de pequeñas dimensio- c. El abastecimiento de agua. Una cuestión nes con seis balsas en un lado y la zona eminentemente local es la forma en que de procesado en el otro (v.g. el C.I. B en éste se produce. Se han hallado dos pozos c/ San Nicolás 1; BERNAL y EXPÓSI- dentro del área de trabajo de las factorías TO, 2006), hasta la gran factoría (C.I. I) (uno en el C.I.I y otro en el C/D) que for- con más de 30 piletas dispuestas alrede- marían parte del sistema de obtención de dor de un patio central para el procesa- agua para la limpieza del pescado (BER- do (fi gura 4, B). Es decir, un sistema si- NAL, EXPÓSITO y ARAGÓN, 2005). Alge- milar al de Baelo Claudia, con las “peti- ciras es una ciudad muy rica en manantia-

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B

A

FIG. 5.- A: Edifi cios conserveros de la c/ San Nicolás, con el decumanus excavado (b) y la propuesta de restitución del viario (a, b y c). 1. Hallazgo casual de cuatro piletas de salazón (nº XVII); 2. Pavimento en rampa de la calle Méndez Núñez, nº 4 (nº 49); 3. Cetariae excavadas en la calle San Nicolás, 1; 4. Cetariae excavadas en la calle San Nicolás, 3-5; 5. Piletas de salazón halladas en el perfi l sur de la excavación de la calle San Nicolás, 7; 6. Muro y atarjea hallados en el perfi l este y en el sondeo, respectivamente, practicados en la excavación de la calle San Nicolás, 7; 7. Muro emergente entre el Parque de las Acacias y el Hotel Reina Cristina y representado en el plano del Archivo General de Simancas MPD X-94. B: En el aumento (fi gura de la derecha) hemos destacado los complejos industriales correspondientes, excavados en el solar de la calle San Nicolás, 1 (complejos A, B, C/D) y San Nicolás 3-5 (complejos I y II) y citados en el texto.

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les subterráneos, lo que hace que no sean a partir de la excavación de una atarjea necesarias cisternas, ni aljibes, tanto en la relacionada con una calle en el número época romana, como en la medieval. 7 de la calle San Nicolás (fi gura 5 a , nº 6). No conocemos el límite norte de la d. La planifi cación espacial. Son dos los as- calle puesto que queda fuera del área pectos que nos permiten concluir que las de diagnóstico, pero en la intervención factorías se disponen en torno a un en- se documentó cómo un primer muro de tramado perfectamente organizado, pro- mampostería separaba este posible es- pio de un ámbito urbano (fi gura 5): por pacio público de una serie de depen- un lado las dimensiones y trazado de las dencias: hasta dos habitaciones docu- calles y la ortogonalidad de las fábricas. mentadas en el perfi l este y al menos Unas y otras mantienen su estructura y dos piletas en el sur (BERNAL, 2007, uso, sin cambios sustanciales, hasta bien ed.). Para nuestra restitución hemos entrado el siglo VI: utilizado un ancho de calle igual al de- • Las calles: contamos con el descubri- cumanus septentrional (fi gura 5 b). miento de una gran arteria viaria, con • Las fábricas conserveras: Tanto en el nú- más de 8 metros de anchura, en San mero 1 como el 3-5 de la c/ San Nico- Nicolás, 1, cuya prolongación hacia el lás es posible observar en los casi seis vecino solar con el número 3-5 coinci- siglos de funcionamiento ininterrumpi- de con lo que se ha interpretado con do pequeñas remodelaciones dentro de los restos de una calle porticada, a par- las fábricas, como recrecimientos en los tir de los restos de dos grandes pilares pavimentos y en los recubrimientos hi- cuadrangulares y una pavimentación a dráulicos de las piletas. Sin embargo, base de grandes lajas de piedra en la no se han documentado cambios es- fase bajoimperial, y con una columna tructurales que afecten a la defi nición en época altoimperial, posiblemente en espacial de cada factoría. Se ha podi- relación también con este espacio pú- do constatar cómo algunas fábricas re- blico (fi gura 5 b). Estos datos y la au- ducen su producción a fi nales de épo- sencia de estructuras relacionadas con ca altoimperial, al sellar con escombros las fábricas en este espacio nos permi- su interior y levantar pavimentos a techo te aventurar que la calle antes mencio- de las piletas (v.g. en tres ocasiones el nada se prolongaría en este solar al nor- Conjunto Industrial 1; BERNAL y otros, te de los Conjuntos I y II. En total, el 2003, 170). Todo ello sin variar, aparen- tramo excavado de la vía contaría con temente, la estructura de cada fábrica. unos 75 metros de longitud. La orien- Sin embargo, todas las piletas, tanto las tación y dimensiones de la vía han de- amortizadas en época altoimperial como terminado su interpretación como uno las que han perdurado hasta mediados de los decumani de la ciudad. A través del s. VI se adosan en un esquema orto- de algunos indicios es posible proponer gonal sin apreciarse cambios de trazado, otra vía paralela a la anterior pero más por lo que parece están sujetas al algún al sur de todas las factorías conocidas, tipo de ordenamiento preconcebido, es

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decir, a insulae o islotes urbanos. Esta tejar y huerta. Ello parece haber garantizado la misma dinámica es la que se detecta en preservación del subsuelo, pero ha generado las plantas conserveras urbanas de Bae- también un importante vacío de información lo Claudia (Bernal y otros, 2007). que hemos de suplir a partir de datos indirec- tos. Así suponemos que nos encontramos ante En resumen, si los indicios que tenemos una ciudad romana por: son ciertos, el barrio industrial de Iulia Tra- ducta contaría con la alfarería y las fábricas • Los datos aportados por las fuentes que de conservas situadas en un arco que envol- sitúan entre Carteia, Mellaria y Baelo una vería la ciudad hacia el mar y el Río de la colonia romana, que se tiende a situar en Miel, y no sabemos si en la fachada sur de la esta zona al ser el yacimiento romano de ciudad también. mayor entidad en las inmediaciones. • Las emisiones monetales de Iulia Traducta, ... La ciudad con una ceca activa entre el 12 y el 2 a.C., con dos emisiones de dupondios, ases, se- No contamos con ninguna referencia directa mises y cuadrantes, cuya cronología de fun- sobre el lugar de asentamiento de la zona re- cionamiento exclusivamente augustea ha sidencial, ni del área pública. Hasta la fecha permitido plantear la fundación antes del 27 todas las intervenciones han documentado a.C. por el epíteto Iulia, quizás entre el 33 y sobre todo estructuras relacionadas con el el 27 a.C. (una síntesis en GARCÍA-BELLI- barrio industrial, exclusivamente destinadas a DO y BLÁZQUEZ, 2001, 370; BURNETT, la producción conservera y zonas periféricas AMANDRY y RIPOLLÉS, 2006, 83). Aun- como las necrópolis. Cabría incluso plantearse que aún no ha sido realizado un estudio se- si el yacimiento no responde en realidad a una rio sobre la circulación monetal de Traducta, gran núcleo de factorías autónomas más que a son múltiples las monedas de su ceca en co- un asentamiento urbano a juzgar por los datos lecciones municipales –30 ases exactamen- contextualizados obtenidos. Sin embargo, sólo te– (BRAVO, 2005 a y b), a lo que debemos basta echar un vistazo al plano de localización unir su presencia en las excavaciones de c/ de intervenciones para darnos cuenta que és- San Nicolás, en las cuales se han recupera- tas se han desarrollado mayoritariamente en do 5 ejemplares, constituyendo la ceca más un área periférica de la meseta, por lo que la representada frente a otras como Carteia o ausencia de datos en el interior es patente. Celsa (ARÉVALO y MORA, 2007). Esto no es un hecho casual, ya que la zona central forma parte de un área de reserva del • El perímetro de dispersión de restos que planeamiento municipal por tratarse de un para época altoimperial delimita un espa- parque y un jardín privado protegidos por su cio de 11,6 hectáreas en la “villa vieja” a elevado valor ecológico. Sabemos por la car- los que hay que añadir el espacio ocupado tografía de principios de siglo que el área ha por la necrópolis, hace de este yacimiento estado desde antiguo preservada de la edifi ca- un núcleo de población considerable. ción, integrada en los jardines del Hotel Cristi- • Las dimensiones de la vía encontrada en na y de la Villa de los Smith y de una fi nca con los números 1 y 3-5 de la calle San Nicolás

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y el mantenimiento ininterrumpido de su La presencia de la ceca y las referencias funcionalidad entre el siglo I-VI. No se han en las fuentes literarias son contundentes res- detectado durante este período construc- pecto a la existencia de la ciudad. Si acepta- ciones que limiten o anulen la funcionali- mos la localización de la misma en la “villa dad de la calle. Igualmente ocurre con las vieja/recinto sur” de Algeciras, nos encontra- factorías, cuya ortogonalidad, así como el ríamos ante una entidad urbana de mediano mantenimiento del esquema general de las tamaño, con unas 11 hectáreas aproximada- fábricas, con remodelaciones no substan- mente. En dicho sentido, contamos con las ciales, traslucen una concepción unitaria dimensiones de Carteia, unas 27 hectáreas y planifi cada difícilmente justifi cable fuera (ROLDÁN y otros, 1998, 171) o las de Bae- de un contexto urbano. lo Claudia, que serían unas 18 (SILLIÈRES, 1995, 20-21), por lo que Algeciras-Traducta • La ubicación de la necrópolis alejada del sería de tamaño inferior a ambas. De ser cier- área de hábitat, en lugares periféricos, tos estos razonamientos habría que localizar cuestión que parece mantenerse hasta la el área pública y doméstica al interior del ba- tardo-antigüedad, remarca una estudiada rrio industrial que se extiende con seguridad división funcional. al norte y este de la meseta, no sabemos si • La localización en diferentes puntos de res- al sur (fi gura 7 a). La mayoría de hallazgos tos de edifi caciones monumentales, a juz- casuales apenas aportan algún dato más allá gar por los restos arquitectónicos marmó- de la cronología, puesto que se refi eren a la reos de considerable envergadura, colum- recuperación de fragmentos cerámicos. Sólo nas, basas, cornisas que señalan edifi cios dos noticias muy vagas se refi eren a edifi ca- de carácter público aún por descubrir. ciones: una habla de “construcciones roma- • La localización de inscripciones, aunque nas” halladas a fi nales de los años 50 en las escasa, aboga en este sentido. Hemos de obras de la piscina del Hotel (nº IV) y otra se- recordar que son dos las localizadas en in- ñala fustes de columna y un mosaico al sur tervenciones arqueológicas del recinto sur (nº VI). Sólo un hallazgo (nº XLV) sitúa dos aunque fuera de su contexto original, am- grandes fustes de columna estriados en una bas datadas a fi nales del s. II o en el s. III, supuesta zona industrial que Gómez interpre- tratándose respectivamente de un epígrafe ta como un posible templo y otros investiga- honorario y un carmen epigraphicum (DEL dores como edifi cio portuario (DE VICENTE y HOYO, 2007). Contamos con otros dos epí- MARFIL, 1991 a, 143) y que nosotros, debi- grafes hallados, uno en obras de edifi ca- do al desconocimiento del contexto del ha- ción sin control arqueológico en el recinto llazgo, no nos atrevemos a interpretar. norte, éste sí de época altoimperial (RO- No hay indicios hasta el momento de que DRÍGUEZ, 1977, 348; PRESEDO, 1974; esta ciudad estuviera amurallada. Hoy día el VENTURA, 1991) aunque podría haber reborde de la meseta al este, en la zona que sido traido de Barbésula (CANTO, 1978, da a la bahía, está retranqueado con respecto 296, nota 19), mientras que el otro es co- a la época romana y medieval, cuestión que se nocido a través de una referencia bibliográ- desprende del hecho de que todas las piletas fi ca (RODRÍGUEZ, 1977, 345). localizadas en esta zona hayan aparecido sec-

ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () 175 –––––––––––––––––––––––––––––––––– RAFAEL JIMÉNEZCAMINO ÁLVAREZ / DARÍO BERNAL CASASOLA cionadas en el acantilado (hallazgos nº II, V y excavaciones más recientes (nº 80 y 82); y, XVII). No hay indicios de que delante de estas en segundo lugar, que el muro norte además piletas hubiera muralla alguna. Lo mismo ocu- discurre prácticamente paralelo a los ejes via- rre en época medieval, para la cual contamos rios localizados en la calle San Nicolás (véa- con un plano histórico10 que parece reproducir se fi gura 5). La estructura es de considerable su trazado, aunque su lectura es confusa. Sea envergadura, hemos podido medir más de 80 como fuere, su localización no ha sido con- metros de largo por un ancho de 1,5 m. Sin fi rmada por la arqueología en este lado de la embargo, una revisión de su edilicia realizada meseta. De todas formas, del análisis de la para el catálogo de elementos arquitectónicos dispersión de hallazgos romanos podemos de- de la Carta Arqueológica (JIMÉNEZ-CAMINO ducir que la ciudad romana estaría contenida y TOMASSETTI, e.p.), ha permitido constatar dentro de la cerca amurallada medieval. su composición a base de una argamasa muy Atención aparte merece la interpretación terrosa, posiblemente mezclada con cal, cons- de un muro descrito en la bibliografía como de truido con la técnica del tapial, que aún con- opus caementicium, interpretado como deli- serva restos de los límites entre cajones, deta- mitador del área urbana frente al barrio indus- lles edilicios que lo acercan más a las técnicas trial que quedaría al exterior (fi gura 5, nº 7). medievales que romanas. El muro no contie- Hasta la fecha no se han podido realizar da- ne caementa, y es bastante deleznable. Ade- taciones sobre la estructura. Actualmente, es más, su fábrica es muy semejante a los res- un elemento emergente conservado como se- tos de muralla medieval conservados al sur de paración entre los jardines del Hotel Cristina y la ciudad, según hemos podido comprobar. Es el Parque de las Acacias. Este muro es citado por ello que no podemos inclinarnos ni en uno por primera vez como de “inequívoca factu- ni en otro sentido ya que ni una apreciación ra romana” (TORREMOCHA, 1994), e inter- visual sobre la fábrica ni una interpretación pretado primero por Fernández Cacho (1995, espacial del elemento aportan algo más que 16) y luego por Bravo (2003) como un posi- líneas de trabajo. La única datación rigurosa ble límite norte del área urbana frente al área establece un terminus ante quem de 1726, industrial. Posteriormente, este último autor pues aparece representado con una dimen- se valdrá de otro muro perpendicular a éste, sión aproximada a la actual en el plano de- descrito en la bibliografía como de “opus cae- positado en el Archivo General de Simancas menticium”, hallado en las obras de edifi ca- MPD X-94 (JIMÉNEZ-CAMINO y TOMASSET- ción del cristina para cerrar el área urbana y TI e. p.). Habrá que esperar a futuras excava- plantear sus dimensiones (4-5 hectáreas). En ciones para confi rmar o desmentir su cronolo- este sentido hemos de resaltar dos aspectos: gía, especialmente para determinar si el para- que efectivamente el hallazgo casual situado mento visible –previsiblemente medieval– se al oeste (nº XIV) coincide con el límite de dis- asienta o no sobre una estructura muraria pre- persión de hallazgos para el período altoimpe- cedente, actualmente soterrada. rial, como están empezando a demostrar las De todas formas parece que la ciudad queda constreñida en unos límites no muy di- 10| Depositado en el Archivo General de Simancas con ferentes a los defi nidos por otros autores, si la sigla M.P y D. X-94. bien la existencia de un muro como elemen-

176 ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () REDESCUBRIENDO A TRADUCTA. REFLEXIONES SOBRE SU TOPOGRAFÍA URBANA... ––––––––––––––––––– to separador del área pública y privada –o in- río Palmones como su límite septentrional, de- dustrial– como ha sido propuesto (BRAVO, biendo acudir a la orografía para la determina- 2003), no constituye un elemento habitual ni ción de los límites sur y oeste, aspectos sobre en la edilicia romana ni en la topografía ur- los que habrá que profundizar en el futuro. bana de las ciudades del Fretum Gaditanum, en las cuales las instalaciones industriales es- ... La cronología tán plenamente integradas en el pomerium ur- Uno de los datos que sí parece afi anzarse bano, alternando con otros edifi cios de usos después del elevado número de intervencio- diversos, como en Baelo o Carteia (BERNAL, nes realizadas es el carácter ex novo de la 2006), en una dinámica bien conocida en fundación. En ninguno de los dos recintos se Hispania, como ilustra recientemente el caso han hallado restos anteriores a la época ro- de Barcino (BELTRÁN, 2001) y el de tantas mana estratifi cados. En casos excepcionales ciudades norteafricanas (WILSON, 2002). se han hallado restos de talla prehistóricos en posición secundaria (v.g. calle Juan Morrison ... El territorium 4-6, DÍAZ, 2004) o la referencia aislada a un fragmento de cuenco ático y una lucerna he- Es difícil realizar una propuesta precisa so- lenística en la calle Baluarte, ambos hallazgos bre el agro dependiente jurídico-administra- en el recinto norte (DE VICENTE Y MARFIL, tivamente de la ciudad de Traducta, ante la 1991 b, 119). Para la “villa vieja” coincidi- ausencia de estudios territoriales intensivos mos con otros autores (TORREMOCHA, NAVA- al respecto. Evidentemente, desde época au- RRO y SALADO, 1999), en considerar que po- gustea con la fundación de la misma debieron siblemente las cerámicas a mano atribuidas al adjudicarse a sus colonos terrenos depen- Bronce Final halladas en la intervención nº 38 dientes con antelación de la Colonia Latina (LIZ, 1985), sean en realidad manufacturas Libertinorum Carteia. No sabemos si el taller tardorromanas, muy abundantes en el número de El Rinconcillo, vinculado originalmente a 3-5 de la calle San Nicolás. Del momento fun- Carteia ya que inició su actividad a inicios del dacional tenemos pocas precisiones cronológi- s. I a.C. cuando aún no existía Iulia Traducta cas, algunas cerámicas localizadas en la fábri- (BERNAL y JIMÉNEZ-CAMINO, 2004) cam- ca de las piletas el número 1 de la calle San bió de titularidad desde época augustea. Y Nicolás (SALADO y NAVARRO, 1998) junto a tampoco si la villa del Puente Grande, en la algunos contextos cerámicos asociados al de- cual el numerario hispánico hallado es exclu- cumanus (BERNAL 2007, ed.), un depósito sivamente carteiense (ARÉVALO y BERNAL, por debajo de la calle al norte de San Nico- 2002, 282), podría servir como argumento lás 3-5 (JIMÉNEZ-CAMINO y TOMASSETTI, de que aún dicha zona dependía de Carteia, 2000) y algunos restos descontextualizados algo que haríamos extensible a la fi glina de la en el nº 7 (JIMÉNEZ, AGUILERA y GARZÓN, Venta del Carmen, si aceptamos la restitución 1995) que sitúan el primer asentamiento en de su epigrafía anfórica como C.N.P. F(iglina) un momento aún no precisado del s. I a. C. C(a)R(teiana/teiense), como se propuso en su sobre un promontorio sensiblemente horizon- momento (BERNAL, 1998b, 181). En tales tal y sin ninguna altura considerable, terreno supuestos, podríamos pensar en el curso del apto para el desarrollo de un urbanismo plani-

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fi cable que no encontraría obstáculos para un nos en el Bajo Imperio–, aumenta. En la villa desarrollo ortogonal. vieja el perímetro de dispersión de hallazgos ocupa unas 12,1 ha, a las que hay que aña- Además, contamos con el periodo de ini- dir los 850 metros del solar de la necrópolis cio de la ceca, establecido en el 12 a.C. (si- de la Avenida de la Marina (nº 72). No es tan guiendo a F. Chaves, una síntesis actualizada signifi cativo el aumento en números absolutos en GARCÍA-BELLIDO y BLÁZQUEZ, 2001, como el hecho de que parece que la población 370), que constituye la fecha objetiva más se expande hacia el oeste (véanse las interven- fi able, ante la ausencia de otros datos ar- ciones nº 80 y 82) y ocupa espacios aparen- queológicos de contraste. A partir de época temente baldíos hasta la fecha. Sin embargo, augustea, y sin solución de continuidad, la ello lo hace sin dejar de asentarse, al menos ciudad continúa su andadura hasta fi nales de en la mitad norte, sobre el espacio consolida- la Antigüedad Tardía. do (solar de la calle San Nicolás 1, nº 43, 52, 71, y Méndez Núñez, 4, nº 49). Estas nue- 3. TRADUCTA BAJOIMPERIAL Y vas investigaciones nos permiten descartar hi- pótesis anteriores que hablaban de un decai- TARDOANTIGUA SS. IIIVII D.C. miento de la población y su concentración en la zona oeste (GÓMEZ, 1999, 78). Los límites Tras el análisis de la información arqueoló- norte, este y sur del recinto sur se mantienen, gica para este período resulta signifi cativo y ahora podemos constatar con seguridad ni- constatar cómo, paradójicamente, aumenta veles de ocupación en el descenso de la me- el número de intervenciones arqueológicas seta hacia el río (nº 49). Hacia el sureste los positivas de este momento (14 frente a las restos altoimperiales aparecen colmatados por 7 del período anterior), mientras que dismi- niveles de esta época (nº 45). nuyen las noticias sobre hallazgos casuales (4 frente a las 15 del período altoimperial). No obstante, hay que tener en cuenta lo Estos, además, se concentran en el recinto dilatado del período analizado que enmasca- sur, sólo uno es citado en el norte (nº XXIV; ra procesos de ciclo más corto. Seguramente DE VICENTE y MARFIL, 1991 a, 142; BER- nada tendría que ver la ciudad bajoimperial NAL, 1995), por lo que descartamos la posi- con la del siglo VI o la de época visigoda. Sin bilidad de la extensión del área urbana hacia embargo, ambas forman parte de la horquilla la meseta septentrional. Son muy pocos los analizada. Por ello hemos optado en subdivi- datos para plantear si este hallazgo responde dir el período en tres fases como veremos a a un poblamiento disperso, a aglomeraciones continuación, guiados únicamente por la es- urbanas o simplemente a deposiciones se- casa defi nición de la información arqueológi- cundarias. De las actividades arqueológicas ca disponible actualmente. si inferimos una aparente migración en va- rias fases del área de necrópolis hacia el sur, cuya explicación no resulta sencilla. 3.1. LA SECUENCIA OCUPACIONAL La extensión del yacimiento, contraria- En este vasto período de ocupación, aparen- mente a lo esperado para este período –al me- temente ininterrumpida, podemos precisar al

178 ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () REDESCUBRIENDO A TRADUCTA. REFLEXIONES SOBRE SU TOPOGRAFÍA URBANA... ––––––––––––––––––– menos tres fases en función de las grandes bajo las pavimentaciones de la zona portica- reestructuraciones del yacimiento: da, pero que no parecen alterar la estructura del complejo (BERNAL y otros, 2003, 177). 1. Primera fase (s. III - mediados del VI d. A este momento pertenecen también los dos C.). Esta a su vez se ha subdividido en únicos epígrafes, un carmen y parte de una dos momentos (Del s. III a inicios del s. V; inscripción honorífi ca, localizados en contex- y del s. IV - primera mitad del s. VI). to arqueológico pero en posición secundaria, 2. Segunda fase (segunda mitad del VI - ini- uno claramente del s. III y otro de fi nales del cios del VII). s. II o del s. III (DEL HOYO, 2007). 3. Tercera fase (mediados del VII-VIII). El principal cambio urbanístico del perío- do se produce por el posible abandono del es- ... Traducta entre el Bajo pacio cementerial que estaba situado sobre la Imperio y momentos meseta del recinto norte, para desplazarse ha- prebizantinos (s. III – cia el sur, muy cerca del emplazamiento de la mediados del VI d. C.) “villa vieja” pero en un lugar también perifé- rico (fi gura 6), a un “pequeño islote o penín- Cuya característica fundamental es la conti- sula” en la desembocadura del Río de la Miel nuación de las líneas de organización urbana (BRAVO, DORADO Y VILA, e.p.). De hecho, del yacimiento. Nos referimos tanto a los ejes si el emplazamiento del río coincidiera con viarios y a la confi guración de las fábricas, el actual, cuestión que no estamos en condi- como a las actividades productivas con res- ciones de probar, la necrópolis se situaría en pecto al período precedente. No se produce una relación semejante con respecto a la ciu- una amortización total del complejo industrial dad: frente al área urbana y al otro lado del hasta mediados del siglo VI d.C. (en San Nico- río. Desconocemos las causas de este acerca- lás 3-5, BERNAL y otros, 2003), en momen- miento, o visto de otra forma, no podemos ex- tos anteriores a la llegada de los ejecitos im- plicar satisfactoriamente por qué la necrópolis periales. Este extenso período se puede sub- altoimperial se sitúa tan lejos del área urbana. dividir en dos momentos, a tenor de la escasa Es posible plantear a nivel hipotético, ya que generosidad de la evidencia arqueológica. no contamos con datos de contrastación, dos cuestiones para explicarlo. Por un lado, que en .... Del s. III a inicios del V. Perío- realidad no se tratase de la necrópolis de Tra- do documentado muy puntualmente en las ducta, sino que tuviera alguna relación con los intervenciones arqueológicas de la calle San hallazgos del recinto norte. Y por otro, que el Nicolás (nº 43, 52, 71, véase fi gura 6). En el Río de la Miel formara una pequeña ensenada número 1, donde en algún momento entre los en su desembocadura y no fuera posible situar siglos II y III d.C. se abandonan las canaliza- la necrópolis más cerca, teniendo en cuenta ciones del viario que separan los conjuntos A su emplazamiento al otro lado del río. Poste- y B (BERNAL y EXPÓSITO, 2006, 307); y en riormente, la dinámica fl uvial terminaría por el solar de los números, 3-5 (nº 47 y 48, fi gu- colmatar la desembocadura y aparecerían ba- ra 6), donde se constatan depósitos de este rras de arena en forma de islas o penínsulas. momento al exterior del Conjunto Industrial I, El planteamiento de un área inundada coinci-

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FIG. 6.- Propuesta interpretativa de Traducta en época tardorromana, integrando los datos tanto bajoimperiales como tardoantiguos. Las curvas de nivel, la línea de costa y el cauce del Río de la Miel (actualmente soterrado) han sido restituidos a partir del plano de Oskar Jürgens, de 1926, publicado en Spanische Städte, Hamburgo.

180 ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () REDESCUBRIENDO A TRADUCTA. REFLEXIONES SOBRE SU TOPOGRAFÍA URBANA... ––––––––––––––––––– dente, grosso modo, con la zona baja de la ciu- estado de la mayoría de las clavículas, sus ex- dad norte y con el área situada por debajo de la cavadores han inferido que los individuos pu- curva de nivel de 5 m.s.n.m. ha sido tratado a dieron ser amortajados y de la localización de nivel teórico en varios trabajos (TOMASSETTI clavos en las sepulturas, la posibilidad de que y otros, 2003; JIMÉNEZ-CAMINO y TOMAS- fueran inhumados en ataúdes o en parihuelas. SETTI, 2005). Esta hipótesis se ha fundamen- Un grupo importante de enterramientos, per- tado en la escasez de restos anteriores al s. XII teneciente exclusivamente a neonatos, fue en- en la zona baja de la ciudad y en la documen- terrado en ánforas (BRAVO, DORADO y VILA, tación de una estructura denominada “arreci- e. p.). En cuanto a sus características espa- fe”, relacionada posiblemente con un cami- ciales, no parece que haya una ordenación del no edifi cado para sortear una zona inundable espacio, ni una norma en cuanto a las orien- (TOMASSETTI y TORREMOCHA, 2000). Pos- taciones, aunque predomina la E-O. Sí se han teriormente, la intervención realizada en la ca- detectado hasta cinco fases sucesivas de en- lle José Santacana, 16 (nº 69) reconoció un terramiento en un área de unos 850 m2. Este nivel de arenas que continuaba unos dos me- dato nos hace refl exionar sobre una posible tros por debajo del nivel del mar actual, que limitación del espacio funerario que quizás fue interpretado como acúmulos de arenas de fuera la causa de su defi nitiva amortización una zona marismeña (MONTERO y LORENZO, (BRAVO, DORADO y VILA, e. p.). 2005). En cualquier caso echamos de menos la confi rmación de la dinámica geomorfológica No hay indicios arqueológicos de aban- de la zona a partir de estudios monográfi cos, dono generalizado de las fábricas conserve- en este sentido se están empezando a incluir ras en el s. III, pues las únicas amortizacio- análisis geo-arqueológicos en las intervencio- nes de piletas acontecen en c/ San Nicolás a nes practicadas en Algeciras por recomenda- fi nales del s. II d. C. (BERNAL, 2007, ed.). ción del Departamento de Arqueología de la Este hecho, unido a la ausencia por el mo- Fundación Municipal de Cultura. mento de niveles de abandono de dicho mo- mento, hace pensar en una época no muy Sea como fuere el panorama parece cam- traumática para el asentamiento, cuya conti- biar en el siglo III: en la desembocadura del nuidad parece la tónica dominante. río habría emergido entonces, si hacemos caso a la interpretación paleo-geográfi ca ante- .... Época vándala hasta la pri- rior, una isla o península en la que se instaló mera mitad del s. VI. A fi nales de este una necrópolis (BRAVO, DORADO y VILA, e. período se documenta un cese generalizado p.). Este nuevo cementerio datado entre fi na- de la industria conservera que habría funcio- les del siglo III y el V d. C. por sus excavado- nado sin cesuras aparentes desde el siglo I, res, fue exhumado durante una intervención así como una reorganización del barrio indus- desarrollada durante el año 2005, en la que trial. Este fenómeno coincidente con un posi- se documentaron 69 inhumaciones (se com- ble receso de la producción agropecuaria en la probaron indicios de otros cuatro individuos Bahía de Algeciras: recordamos el abandono en los perfi les), la mayoría de las cuáles res- de la cercana villa del Puente Grande/Ringo ponden a un ritual de enterramiento en fosa Rango a principios del s. V d. C., quizás como simple con el cadáver en decúbito supino. Del resultado del paso de los vándalos (BERNAL

ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () 181 –––––––––––––––––––––––––––––––––– RAFAEL JIMÉNEZCAMINO ÁLVAREZ / DARÍO BERNAL CASASOLA y LORENZO, 2002). Si bien no se produce el poblamiento más allá de este solar, aunque abandono del asentamiento y como veremos parece que se asienta amortizando una zona a continuación tampoco se ha detectado una habitada en el altoimperio, a tenor de la va- contracción del perímetro urbano. jilla datante localizada en el mismo solar. El principal problema para el estudio de esta ne- La organización espacial del barrio se crópolis es que su hallazgo se produjo como mantiene, ya que no se constata la invasión consecuencia de una obra de edifi cación no de los ejes viarios por construcciones o la ins- controlada arqueológicamente, por lo que no talación de nuevas estructuras sobre las fábri- podemos hacer mayores precisiones cronoló- cas. Éstas últimas reducen, eso sí, el núme- gicas: sólo tenemos noticias de que en el ajuar ro de unidades de producción, como señalá- de una de las tumbas había un plato de AR- bamos más arriba, ya que hemos constatado SW-D. Gracias al esfuerzo, del entonces direc- el abandono de algunas piletas en el período tor del Museo Municipal, contamos con una altoimperial, en concreto tres en el Conjunto descripción exhaustiva de algunos restos apa- I (BERNAL y otros, 2003), así como el defi - recidos y sobre todo la noticia de la observa- nitivo abandono de algunas fábricas de la c/ ción directa de una tumba de inhumación en San Nicolás 1 a lo largo del s. V d. C. (SA- uno de los perfi les de la obra, la cual “presen- LADO y NAVARRO, 1998; BERNAL, 2007, taba restos humanos en posición decúbito su- ed.). Sin embargo, la orientación y distribu- pino, y un ajuar compuesto por dos puntas de ción topográfi ca de las fábricas se mantiene. lanza, un regatón, una hojita de cuchillo” y el De esta época son los rellenos que amortizan citado plato de terra sigillata (DE VICENTE y una habitación excavada en el extremo su- MARFIL, 1991 a, 140). reste de la meseta (NAVARRO y TOMASSET- TI, 1998, nº 45), que por la cercanía a las Resulta interesante recordar que en la piletas localizadas en la intervención nº 38 vecina Carteia los edifi cios bajoimperiales y es posible relacionar con el área productiva y las calles del barrio meridional (zona de las que permiten especular la extensión del área termas) fueron completamente cubiertos por industrial hasta este lugar. niveles de derrubio y de acumulación aluvio- nal de depósitos de la cercana ladera que En algún momento entre los siglos IV y han sido fechados entre el 490-525/530 d. VI, suponemos que cuando la necrópolis de la C. (BERNAL, IGLESIAS y LORENZO, 2005): Avenida de la Marina ya no funciona, se habi- es decir, que la zona baja de la ciudad se lita un nuevo espacio cementerial, esta vez en encontraba “semi abandonada”. Con poste- la misma meseta donde se sitúa la ciudad y rioridad se instaló sobre esta zona una gran al oeste de ésta. La nueva necrópolis, aún in- necrópolis de inhumación de época bizanti- édita y conocida a partir de una noticia publi- no-visigoda (BERNAL, 2007), un fenómeno cada en las Primeras Jornadas de Historia del quizás similar –también en el tiempo– a lo Campo de Gibraltar (DE VICENTE y MARFIL, sucedido en Traducta, que futuras investiga- 1991 a,140), está situada en el extremo su- ciones deberán aclarar. roeste de la meseta, en un área periférica (nº XIV). Las intervenciones practicadas un poco Asimismo, la ingente actividad comercial más al oeste han determinado la ausencia de en la ciudad ha sido evidenciada a través de

182 ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () REDESCUBRIENDO A TRADUCTA. REFLEXIONES SOBRE SU TOPOGRAFÍA URBANA... ––––––––––––––––––– las cerámicas de importación y los alimentos fi nitivamente amortizados y cubiertos por un procedentes del Norte de África, de Italia o nivel de derrumbe. de la Pars Orientalis del Imperio (una sínte- La ciudad se extiende hacia el oeste, sis, con datos de c/ San Nicolás, en AA.VV., ocupando una zona aparentemente deshabi- 2004, 232-237): todo ello confi rma la aper- tada en el altoimperio. Tanto en las excava- tura de su puerto a las rutas mediterráneas y ciones de la calle Doctor Fleming, 6 (nº 80) atlánticas y la intensidad de una vida urbana como en el solar de la calle Alexander Hen- aún desconocida arqueológicamente. derson (nº 82), la ocupación bizantina se superpone directamente a los niveles geo- ... Traducta bizantina: lógicos. En el primero (JIMÉNEZ-CAMINO, mediados del VI a ¿las primeras 2007) se llegan a documentar hasta dos fa- décadas del s. VII? ses datadas en este momento: en el sondeo 1, sobre un potente vertido de basuras de un Correspondiente con la ocupación bizantina metro de potencia, con un centenar de frag- de la ciudad y de su área de infl uencia (recor- mentos de fauna terrestre y otro tanto de res- damos la toma de Ceuta por los imperiales en tos cerámicos muy fragmentados, se levanta- el 533/534 y su constatada presencia en la rá un pavimento a base de grandes lajas de costa peninsular hasta la segunda década del esta misma época. Lo exiguo del diagnóstico, s. VII con la caída de Malaca y Carthago Spar- dos sondeos de 3x3, no permitió hacer in- taria, si bien su permanencia fue claramente terpretaciones en cuanto al uso del espacio, posterior en Septem y las Baleares -VALLEJO, aunque sí sobre la consolidación del pobla- 1993; BERNAL, 2004), se producen grandes miento en la zona. Mejores apreciaciones se transformaciones urbanísticas, al desapare- hicieron en una intervención cercana, la de- cer por completo el barrio industrial. Sobre sarrollada en la calle Alexander Henderson, los niveles de abandono, documentados por 19-21 (TOMASSETTI, 2006), donde se ha- primera vez en c/ San Nicolás 1 (NAVARRO, llaron dos edifi cios, uno de gran envergadura, TORREMOCHA y SALADO, 2000), se insta- a juzgar por la amplitud de sus muros (1,20 lan ahora nuevas construcciones, de las que metros de ancho), del que se localizó su es- tenemos constancia a partir de la detección quina noroeste, y otro que se situaba junto de canalizaciones y cimentaciones en el Con- al anterior y que se ha interpretado como al- junto Industrial A del mismo solar (fi gura 5, macén por contener en su interior al menos a), en recientes actuaciones (BERNAL y EX- nueve ánforas. PÓSITO, 2006). Apenas se conservan estruc- turas por el elevado grado de arrasamiento Tenemos constancia de la extensión del de la zona, pero podemos constatar la amplia yacimiento hacia el norte hasta el solar de la ocupación de este sector de la Villa Vieja (ni- calle Méndez Núñez (nº 49), punto a partir del veles de derrumbe en diversos contextos de cual la meseta cae suavemente para encon- los solares de la c/ San Nicolás 1 y 3-5), y trarse con el cauce fl uvial, y donde se locali- su extensión hacia el cauce del río, donde zaron potentes niveles de vertidos antrópicos los niveles tardorromanos y el pavimento de y en menor medida naturales que colmatan la calle Méndez Núñez (nº 49) son ahora de- esta ladera. Con la misma dirección (SO-NE) y

ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () 183 –––––––––––––––––––––––––––––––––– RAFAEL JIMÉNEZCAMINO ÁLVAREZ / DARÍO BERNAL CASASOLA desnivel (con un máximo de 36 cm) de estos dad de que su prolongación hacia el sur res- vertidos, aunque sin relación estratigráfi ca di- ponda al desarrollo de un antiguo cardo, pues- recta, ya que se hallan en sondeos diferentes, to que su continuidad en este sentido coincide se sitúa un pavimento de cantos con restos de con los vacíos existentes entre las factorías (fi - actividad metalúrgica (BERNAL, IGLESIAS y gura 5, a). Es además plausible que el Conjun- LORENZO, 2007). Desgraciadamente no se to Industrial I (fi gura 5, I) tenga su acceso en pudo ampliar la intervención para determinar este lado, puesto que es el único que no está los límites y funcionalidad del pavimento, que totalmente cercado por piletas. Por último, se- podría formar parte de un patio o habitación ñalar que si prolongamos un eje viario desde el de trabajo relacionada con el trabajo del me- citado pavimento en la c/ Méndez Núñez hasta tal, lo que se dedujo de la cantidad de res- el decumanus que une los conjuntos de la ca- tos de escoria y hallazgos metálicos integrados lle San Nicolás, la ortogonalidad es manifi es- en el mismo. Sus excavadores también inter- ta, como recogemos en la propuesta hipotética pretaron que podría tratarse, dada su inclina- del viario ilustrada en la fi gura 5. Quizás nos ción, de una rampa relacionada con el acce- encontremos ante la fosilización de los anti- so a las instalaciones portuarias que supone- guos ejes viarios altoimperiales, en funciona- mos adyacentes en base a comparaciones con miento aún en el s. VII d.C. Recordamos que otras épocas. Sabemos que en época moder- en la vecina Septem se localizó un tramo de na y contemporánea la desembocadura del río un pequeño eje viario aún activo en época bi- era un puerto natural. Hemos de intuir que zantina (BERNAL y otros, 2005). Traducta, con una economía volcada desde antiguo en la exportación conservera, tendría Nada sabemos por el momento de las ac- algún tipo de instalación portuaria en el río, tividades productivas de la ciudad, a excep- protegida de los vientos dominantes. Sin em- ción de la dedicación comercial deducible del bargo, el cauce del río había de situarse más número de los objetos de fi liación oriental y hacia el norte de la intervención nº 49, dada norteafricana recuperados. Destacar que en la comparación de las cotas absolutas a las los momentos de abandono se han detectado que se halla el citado pavimento (entre 4,39 dos posibles niveles de incendio, uno en el al- y 4,03 m.s.n.m.) y teniendo en cuenta que el macén de la calle Alexander Henderson (TO- nivel del mar no ha debido de cambiar mucho, MASSETTI, 2006) y otro en uno de los son- si valoramos el dato según el cual la necrópo- deos de la calle San Nicolás, como así se ha- lis de la Avenida de la Marina está en funcio- bía interpretado inicialmente (NAVARRO, TO- namiento entre el s. III y el s. V, en la misma RREMOCHA y SALADO, 2000), teóricamen- desembocadura del río, y con sepulturas aloja- te en consonancia con las violentas destruc- das a una cota de entre 0,34 y 1,24 m.s.n.m. ciones detectadas en Malaca (AA.VV., 2000) Sin embargo, es difícil aventurar hipótesis so- o en Carthago Spartaria (RAMALLO y RUIZ, bre la conformación del cauce y su trazado sin 1998, 38-48). Habrá que esperar a nuevas estudios geomorfológicos específi cos. intervenciones antes de aventurarse a plan- Planteamos a nivel hipotético, incidiendo tear un abandono violento y generalizado de la en que el mencionado pavimento de la c/ Mén- ciudad por los ejércitos visigodos, puesto que dez Núñez responda a una rampa, la posibili- este nivel no aparece ni en la calle Doctor Fle-

184 ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () REDESCUBRIENDO A TRADUCTA. REFLEXIONES SOBRE SU TOPOGRAFÍA URBANA... ––––––––––––––––––– ming, ni en la ya citada c/ Méndez Núñez, ni por ejemplo con lo observado en Carteia (BER- en otras excavaciones de la c/ San Nicolás. NAL, 2007) y otras necrópolis rurales de los alrededores (BERNAL y LORENZO, 2000). En cuanto, a la expansión de la ciudad Otra diferencia notable con la necrópolis de en este momento, lo que parece probado ha- la antigua Colonia Latina Libertinorum sería cia el oeste de la ciudad con las intervencio- el carácter civil de los personajes inhumados nes reseñadas, tenemos que igualmente es- en Algeciras. Mientras que en Carteia se pre- perar a la valoración de los datos en la mitad sume la adscripción militar del cementerio a sur de la meseta, donde hasta la fecha, dada partir de la ausencia de mujeres y la edad de la escasez de intervenciones no se ha locali- los varones, como propuesta (hipótesis de F. zado aún su presencia. Salvador necesitada de contrastación antropo- lógica/paleopatológica; BERNAL y LORENZO, ... Traducta ¿visigoda? 2000; BERNAL, 2007), en Traducta el repar- (mediados del s. VII - s. VIII) to de sexos está muy igualado (11 hombres frente a 8 mujeres y 8 alofi sos), según el es- En el solar de la calle Alexander Henderson, tudio realizado por D. Alfonso Palomo Laburu 19-21, junto a los edifi cios de la fase ante- (TOMASSETI, 2006). Además, aparecen re- rior, se instala un cementerio integrado por 26 presentados casi todos los grupos de edad. sepulturas. Una de estas tumbas se excava al Dichos hallazgos funerarios, claramen- interior del gran edifi cio y otra cortará uno de te del s. VII, permiten revitalizar la propues- los muros de cierre del almacén, de lo que ta de la existencia de una posible basílica se deduce que el área cementerial inicia su en las inmediaciones de la necrópolis (fi gu- andadura cuando al menos el almacén esta- ra 7), siguiendo la conocida costumbre tar- ba abandonado (TOMASSETTI, 2006). Es por dorromana de la tumulatio ad sanctos (GO- ello que se ha planteado la fi liación visigoda DOY, 1995). No obstante, la ausencia de en- del cementerio, ya que éste se instala cuando terramientos en la excavación realizada en la la estancia bizantina está totalmente amorti- cercana c/ Doctor Fleming 6 (nº 80) permite zada. El análisis de una muestra de fémur de valorar que o bien dicho cementerio se ex- uno de los enterramientos mostró unos resul- tendía únicamente hacia el norte y noreste tados no contradictorios con la datación estra- o bien que la necrópolis convivía con otros tigráfi ca al aportar una fecha calibrada entre ámbitos urbanizados no estrictamente fune- el 562-692 d.C. (MESTRES, 2007; TOMAS- rarios, como es lo habitual en la Antigüedad SETTI, 2006). El resto de las tumbas se dis- Tardía a través de la conocida “invasión fune- ponen alrededor de estas construcciones. Sólo raria” de las ciudades (BROGIOLO y CANTI- se han determinado dos tipos de enterramien- NO-WATAGHIN, 1998). to: uno, con cinco sepulturas en fosa simple; y otro, en cista de mampostería con veintiuna No muy lejos, cuando se produjeron las sepulturas, ambos tipos sellados con cubierta obras para la realización del edifi cio Cristina de lajas. Una de las características más sobre- IV, se halló un vaso litúrgico datado entre los salientes de la necrópolis es la ausencia de siglos VI y VII. En aquel momento se inter- ajuar en todas las tumbas, lo que contrasta pretó su indudable función ritual y ponía en

ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () 185 –––––––––––––––––––––––––––––––––– RAFAEL JIMÉNEZCAMINO ÁLVAREZ / DARÍO BERNAL CASASOLA la pista de un posible centro litúrgico en los Hasta la fecha los niveles islámicos alrededores (propuesta de J.I. de Vicente y P. más antiguos se han documentado sin ex- Marfi l, desarrollada en BERNAL y LORENZO, cepción en el recinto norte (véase SUÁREZ, 2000, 125-127). TOMASSETTI y JIMÉNEZ-CAMINO, 2005; JI- MÉNEZ-CAMINO y TOMASSETTI, 2005), con seguridad a partir de la segunda mitad del s. 4. EL FINAL DE TRADUCTA Y EL IX, en adelante. De todo ello se desprende que por causas no conocidas los musulmanes pre- TRÁNSITO A LA EDAD MEDIA fi rieron no asentarse sobre la ciudad visigodo- bizantina y lo hicieron en un lugar diferente. Hasta ahora, se había planteado, a modo de hipótesis, la reducción del asentamiento en el siglo VII, su contracción a un área deno- 5. SÍNTESIS Y PERSPECTIVAS DE minada “acrópolis”, situada al suroeste de INVESTIGACIÓN la meseta y la posible continuación de este hábitat desde momentos muy tempranos de Como se ha podido comprobar en las pági- la conquista islámica, en base a una cita del nas precedentes, se trata ésta de la primera Fath al-andalus que señala la construcción, propuesta de investigación encaminada a la en fecha posterior al año 780, de la mezquita valoración de la topografía y el urbanismo de alhama en el emplazamiento de una antigua Traducta basada en documentación arqueo- iglesia (TORREMOCHA, NAVARRO y SALADO, lógica fi able. Con anterioridad han sido múl- 1999, 110). Lo cierto es que poco ha podido tiples las propuestas y notables los avances ser constatado en este sentido arqueológica- conseguidos por los diversos investigadores mente. Es muy posible que en el recinto de la (DE VICENTE y MARFIL, 1991 a; TORRE- villa vieja se localizara un lugar de culto en la MOCHA, NAVARRO y SALADO, 1999; GÓ- zona suroeste en base al hallazgo del vaso li- MEZ, 1999; BRAVO, 2003 y 2004), si bien túrgico y del cementerio de la calle Alexander todo ello se ha basado mayoritariamente en Henderson. Sin embargo, no podemos probar hallazgos casuales descontextualizados ar- la instalación del primer contingente árabo- queológicamente, con los problemas inhe- beréber en este lugar. Hasta ahora en ninguna rentes derivados de su análisis histórico. de las intervenciones arqueológicas realizadas en el recinto sur se han documentado niveles, La primera propuesta que hemos hecho, ni materiales, anteriores a la baja edad media. que no es en absoluto novedosa, es incidir en Las estratigrafías parecen demostrar de forma que la ciudad romana y tardoantigua de Tra- unívoca que sobre un nivel de los siglos VI o ducta se sitúa en la “Villa Vieja/recinto sur” de VII se superponen restos de época tardo-me- Algeciras. Se trata de una cuestión asumida dieval. Esto se desprende de lo documentado desde hace muchos años por los investigado- en las actuaciones desarrolladas en la c/ Doc- res en ámbito comarcal y regional, si bien exis- tor Fleming, 6 (nº 80), Alexander Henderson, ten discrepancias en otros ámbitos, derivadas 19-21 (nº 82), San Nicolás, 1 (nº 52, 71), de las diversas propuestas esgrimidas por otros San Nicolás, 3-5 (nº 46-48), Méndez Núñez, autores, que han situado a la “ciudad trasla- 4 (nº 49) y Huerta del Carmen (nº 45). dada” en Tarifa o en otras localizaciones. Los

186 ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () REDESCUBRIENDO A TRADUCTA. REFLEXIONES SOBRE SU TOPOGRAFÍA URBANA... ––––––––––––––––––– argumentos existentes para defender tal pro- cartamos en el futuro que aparezcan eviden- puesta no son irrefutables, pero sí los más ló- cias de ocupaciones suburbanas tales como gicos y coherentes con el registro arqueológico villae u otros aditamentos de la ciudad (acue- disponible. Básicamente, como se ha comen- ductos, canteras...), si bien lo que hemos po- tado con anterioridad, el hecho de que se sitúe dido descartar con rotundidad es la existen- en esta localidad, entre Carteia y Baelo Clau- cia de una “ciudad” en dicho sector, limitán- dia, hitos itinerarios bien localizados, el mayor dose la Traducta de las fuentes y la numismá- yacimiento arqueológico preislámico con en- tica al solar de la “Villa Vieja” de Algeciras. tidad para ser plenamente urbano (un ciudad Respecto a la topografía urbana, y una con unas 11 hectáreas), que además presenta vez aclarada la localización de la ciudad, se una ocupación ininterrumpida entre época au- han tratado de establecer los límites del perí- gustea y bizantina/visigoda. Y además, la im- metro urbano. Se han analizado para ello las portancia de los hallazgos exhumados en la c/ presencias o ausencias de hallazgos romanos/ San Nicolás en los últimos años, que presen- tardorromanos en las diferentes actividades ar- tan signos inequívocos de un asentamiento ur- queológicas de urgencia, habiendo confi rmado bano: edifi cios con fi nalidad pesquero-conser- que el asentamiento se desarrolla por toda la vera agrupados en insulae; existencia de via- “acrópolis”, como sería lógico pensar apriorís- rio, con un gran decumanus de notable anchu- ticamente. Atendiendo a los hallazgos arqueo- ra (que no tildamos de maximus por prudencia lógicos se han tratado de advertir los cambios aún ante la inexistencia de datos sobre las de- en la topografía y en las áreas funcionales a más calles) y la posibilidad de otros cardines y lo largo del tiempo, como se ha detallado am- decumani, de trazado aún hipotético; además pliamente en los apartados precedentes. Sur- de otros datos indirectos como la presencia de gen, no obstante, algunas cuestiones de com- inscripciones y los primeros hallazgos contex- pleja hermenéutica ante la parquedad de da- tualizados de la ceca de Traducta aparecidos tos. Entre ellas, la aparente importancia de la en las recientes excavaciones. superfi cie de la ciudad bajoimperial, que no Otro de los aspectos que se derivan de solamente igualaría al de la Traducta altoimpe- este estudio es la aparente ausencia de ocu- rial, sino que además ampliaría su perímetro pación más allá de la estrictamente funeraria hacia el oeste: por cierto, una dinámica simi- en la “Villa Nueva/recinto norte” de Algeci- lar –la del mantenimiento de la superfi cie en ras. Como se ha ilustrado detalladamente, las la Antigüedad Tardía– que también encontra- informaciones existentes con anterioridad se mos en otros asentamientos del Fretum Gadi- basan exclusivamente en hallazgos casuales, tanum como Carteia (BERNAL, 2007). O los con la complejidad derivada de su análisis. “problemas de latitud” que encontramos con Adicionalmente, la treintena de excavaciones la por el momento única necrópolis del asenta- arqueológicas preventivas realizadas en este miento, que va cambiando de lugar a lo largo sector en los últimos quince años se mues- del tiempo: de su situación en la Villa Nueva, tran reveladoras al respecto, ya que no han muy alejada de la ciudad en el Alto Imperio a aparecido evidencias directas de ocupación su acercamiento a la margen izquierda del Río preislámica, limitándose los hallazgos a algu- de la Miel en el Bajo Imperio, para localizarse nas cerámicas romanas residuales. No des- intramuros en época posiblemente ya visigo-

ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () 187 –––––––––––––––––––––––––––––––––– RAFAEL JIMÉNEZCAMINO ÁLVAREZ / DARÍO BERNAL CASASOLA

FIG. 7.- Esquemas interpretativos de las áreas funcionales urbanas de Traducta en época imperial (A) y en momentos bizantinos/visigodos (B). da. Esta “migración” funeraria deberá ser ob- plantean en estas páginas, cuyo objetivo no ha jeto de estudio microespacial en los próximos sido otro que estimular la investigación. años, ya que el cambio a lo largo de época im- Como perspectivas de investigación a perial, así como el abandono y la “perdida de corto y medio plazo, destacamos las siguien- la memoria sacra” de las dos primeras insta- tes en clave diacrónica. laciones no son aspectos habituales en la An- tigüedad Clásica. Asimismo, será importante En primer término, profundizar sobre la valorar si existió una única necrópolis septen- ciudad de primera época, ya que son míni- trional en Traducta, como todos los indicios ar- mos los datos de época augustea y altoim- queológicos inducen a pensar, o si bien existie- perial, limitados por el momento a la ceca ron otros cementerios periurbanos actualmen- y a los exiguos hallazgos de Alexander Hen- te desconocidos (¿al sur o suroeste, las zonas derson, 26-28, c/ San Nicolás y otros restos menos conocidas arqueológicamente?), como de compleja fi liación (Anexo I): no olvidemos en algunas ciudades del entorno como Bae- que en las zonas en las cuales el registro está lo Claudia (necrópolis sureste y de la “Puer- bien conservado (como en la propia c/ San ta de Gades”). No obstante, insistimos en el Nicolás), las estructuras tardorromanas en- estado embrionario de las investigaciones, por mascaran las fases de ocupación preceden- lo que deberemos esperar a nuevos hallazgos tes. Será importante incidir en el estudio de para contribuir a sustentar las hipótesis que se la translatio poblacional de mauretorromanos

188 ANALES de ARQUEOLOGÍA CORDOBESA  () REDESCUBRIENDO A TRADUCTA. REFLEXIONES SOBRE SU TOPOGRAFÍA URBANA... ––––––––––––––––––– de Zilil, así como las conexiones norteafrica- También será importante incidir en la nas. Por el momento no se ha advertido indi- dinámica de la ciudad en pleno s. III d.C., cio alguno en el registro arqueológico al res- pues no hay argumentos de momento para pecto –aunque es cierta la práctica ausencia plantear ni una retracción del poblamiento ni de contextos de esta época–, siendo muy in- abandonos generalizados. teresantes las perspectivas de investigación. El estudio en curso de desarrollo de los Otro de los aspectos de interés es incidir hallazgos en la c/ San Nicolás deparará a cor- en la dualidad existente entre las dos grandes to plazo importantes novedades sobre los ss. ciudades de la Bahía: Carteia y Traducta. La V y VI, especialmente de sus fábricas sala- deductio de la segunda en época augustea y zoneras. la ceca deben ser refl ejo del interés del Prin- ceps por recalcar el poder imperial frente a Ya se ha indicado la importancia de Tra- unos ciudadanos que fueron rebeldes y afec- ducta en época bizantina, pero aún no sabe- tos a la causa pompeyana en la generación mos hasta cuando permaneció la ciudad bajo precedente (son interesantes las refl exiones la órbita de los imperiales constantinopolita- al respecto de BRAVO, 2005 a y b). La re- nos. ¿Fue conquistada en la segunda década partición de mercados y las áreas de infl uen- del s. VII tras la caída de Malaca y Carthago cia en cada caso son líneas a desarrollar en Spartaria? ¿O permaneció en la órbita bizan- el futuro, especialmente desde la perspectiva tina bajo la infl uencia de Septem, que no fue de la circulación monetal. Asimismo, aclarar abandonada al menos hasta fi nales del s. VII? si el “Puerto Blanco” de las fuentes itinera- Recordamos que no hay cecas visigodas en la rias (Portus Albus) se vincula a las estruc- zona, frente a lo que sí sucede en otras ciu- turas portuarias de Algeciras (situadas en la dades reconquistadas como Asido o la propia desembocadura del Río de la Miel) como se Gades. Y el episodio del famoso Conde Don ha propuesto o bien al río Palmones, donde Julián –Comes Iulianus– cuya etimología ha debieron situarse las salinas de evaporación hecho verter ríos de tinta sobre su carácter de solar que le pudieron haber dado nombre. gobernador bizantino del Estrecho con sede Para época imperial será importante de- en Traducta, desde donde se produjeron las dicar esfuerzos a evaluar la zona pública de primeras invasiones a inicios del s. VIII. la ciudad, para lo cual son claves actuacio- nes arqueológicas en el interior del Parque Son pues, muchas las perspectivas de Smith. Solamente nuevos hallazgos podrán investigación arqueológica sobre Traducta precisar el carácter público y/o habitacional para los próximos años, a las que se suma el de este sector central del Parque de las Aca- estudio general y exhaustivo de las actuacio- cias (fi gura 7), el cual permanece “virgen” nes arqueológicas urbanas. Ha surgido preci- arqueológicamente por ser reserva natural en samente de la mano de la Arqueología Pre- el planeamiento municipal. No obstante, an- ventiva la posibilidad de reevaluar el pasado tiguos hallazgos ya referidos como la apari- preislámico de Algeciras, en un ejercicio in- ción de un “mosaico” al sur del Hotel Reina telectual con argumentos directos y otros ex Cristina refl ejan a la perfección la potenciali- silentio que deberán ser precisados en el fu- dad de este área para los próximos años. turo con nuevas aportaciones.

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ANEXOS

PERIODIZACIÓN DE LOS SOLARES CON SECUENCIA ROMANA Nº Ref Localización S I a.C. – S. III - V S. 1ª ½ VI 2ª ½ VI – VII II d.C. 1ª ½ VII 10 C/ General Castaños, 8 ? ------32 C/ General Castaños, 4 ? ------38 Murallas Villa Vieja ? ------40 C/ San Nicolás, 7 ? ------43,52,71 C/ San Nicolás, 1 --- 44 Huerta del Carmen ? ------46-48 C/ San Nicolás, 3-5 --- 49 C/ Méndez Núñez, 4 ------72 C/ Av. de la Marina ------80 C/ Doctor Fleming, 6 ------82 C/ Alexander Henderson, 19-21 ------89 C/ Alexander Henderson, 26-28 ------

ANEXO I Rafael de Muro (nº VII). En el resto de los Periodización de los solares con secuencia casos, sus excavadores las citan como “tar- romana. Las dataciones dudosas (entre in- dorromanas”, nosotros las hemos incluido en terrogantes) se deben en el caso de los dos el período III-V, teniendo en cuenta que los solares de la calle General Castaños (nº 10 y primeros hallazgos del s. VI son posteriores a 32) a la falta de materiales datantes por lo todas estas localizaciones por lo que hemos que las hemos correlacionado con la cronolo- supuesto que con este epíteto se refi eren a gía propuesta para el cementerio de la calle niveles tardíos anteriores al VI.

INTERVENCIONES CON SECUENCIA ROMANA EN EL CASCO HISTÓRICO Año Nº Zona Denominación Dirección Fase Cronología Descripción Ref (1) (2) 1985 38 RECINTO Murallas Villa Vieja J. Liz ÚNICA Indet. Restos de dos piletas de SUR salazón 1992 40 RECINTO San Nicolás, 7 C. Jiménez, L. ÚNICA A - B Restos de al menos dos SUR Aguilera y E. piletas, dos habitaciones y Garzón una canalización (calle) 1998 43 RECINTO San Nicolás, 1. Garaje de J.B. Salado e I. 1ª A -B Dos factorías de salazón SUR la Encarnación Navarro separadas por una calle. 1998 44 RECINTO Huerta del Carmen J. Maier y J. 1ª B Restos cerámicos rodados SUR Martínez 1999 10 RECINTO General Castaños, 8 A. Torremocha e ÚNICA ¿A? Restos de dos NORTE I. Navarro enterramientos romanos de incineración

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1999 32 RECINTO General Castaños, 4 J. B. Salado ÚNICA Indet. Restos de un posible NORTE tumba formada por dos ladrillos y dos tegulae 1999 45 RECINTO Huerta del Carmen I. Navarro y 2ª A - B Muro SUR J.M. Tomassetti 2000 46 RECINTO San Nicolás, 3-5 R. Jiménez- 1ª A - B Piletas de salazón, SUR Camino y J.M. habitaciones y una calle Tomassetti 2001 47 RECINTO San Nicolás, 3-5 R. Jiménez- 2ª A - B Piletas de salazón y SUR Camino habitaciones 2001 48 RECINTO San Nicolás, 3-5 R. Jiménez- 3ª A - B Dos factorías de salazón, SUR Camino y D. pilares de un pórtico y Bernal una calle 2002 49 RECINTO Méndez Núñez, 4 L. Lorenzo y ÚNICA B Pavimento para trabajo SUR L. Iglesias metalúrgico al aire libre y posible rampa de acceso a instalaciones portuarias 2003 52 RECINTO San Nicolás, 1. Garaje de D. Bernal y J.A. 2ª A -B Tres factorías de salazón y SUR la Encarnación Expósito una calle 2005 71 RECINTO San Nicolás, 1. Garaje de D. Bernal, J. 3ª A -B Tres factorías de salazón y SUR la Encarnación Expósito y E. una calle Aragón 2005 72 RECINTO Avenida de la Marina, S. Bravo ÚNICA B Necrópolis con al menos NORTE Segismundo Moret y 69 enterramientos de Teniente Riera inhumación 2006 80 RECINTO Doctor Fleming, 6 R. Jiménez- 1ª (3) B Pavimentos SUR Camino 2006 82 RECINTO Alexander Henderson, J.M. Tomassetti ÚNICA B Edifi cio ¿público?, almacén SUR 19 -21 anexo y cementerio con 26 sepulturas 2007 89 RECINTO Alexander Henderson, L. Lorenzo, I. ÚNICA B ¿Restos de alfar? y SUR 26-28 Guerrero y J.J. vertedero Cantillo TOTAL: 17 intervenciones en 12 solares diferentes

(1) Fase indica si solamente se ha realizado una interven- (2) Clave cronológica: A: s. I a.C.- I d.C.; B: ss. III – VII ción en dicho solar (=única), o si hay varias campañas/fases, en d.C.; Indet.: indeterminada. cuyo caso se numeran correlativamente por la fecha de ejecu- (3) Se ha solicitado un segundo proyecto de intervención ción (1ª, 2ª...). en este solar.

ANEXO II

Intervenciones arqueológicas con secuencia romana.

INTERVENCIONES ARQUEOLÓGICAS SIN SECUENCIA ROMANA Año Nº Ref Zona Localización Dirección Fase (1) 1991 1 RECINTO NORTE Cánovas del Castillo, 2 E. Garzón ÚNICA 1991 39 RECINTO SUR San Quintín S. Fernández ÚNICA

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1991 61 RECINTO NORTE Plaza Méndez Tolosa S. Fernández ÚNICA 1993 60 RECINTO SUR Paseo de Victoria Eugenia, Sociedad Civil “El S. Fernández ÚNICA Águila” 1994 2 RECINTO NORTE Baluarte S. Fernández ÚNICA 1995 3 RECINTO NORTE Cristóbal Colón P. Mondéjar ÚNICA 1995 41 RECINTO SUR Paseo de la Conferencia, Huerta del Carmen P. Mondéjar SEGUNDA 1995 42 RECINTO SUR Paseo de la Conferencia P. Mondéjar ÚNICA 1996 6 RECINTO NORTE Prolg. Av. Blas Infante. Murallas Meriníes A. Pérez-Malumbres PRIMERA 1996 30 RECINTO NORTE Teniente Sierra J. M. Gener ÚNICA 1996 31 RECINTO NORTE Viveros Municipales J. M. Gener ÚNICA 1996 50 RECINTO NORTE Méndez Núñez-San Nicolás F. Piñatel ÚNICA 1996 51 RECINTO SUR Victoria Eugenia-Guzmán el Bueno F. Piñatel ÚNICA 1997 25 RECINTO NORTE Necrópolis. Prolg. Av. Blas Infante I. Navarro y A. PRIMERA Torremocha 1997 28 RECINTO NORTE Prolg. Av. Blas Infante. Murallas Meriníes A. Pérez-Malumbres SEGUNDA 1998 8 RECINTO NORTE Muñoz Cobos-Rocha. Baños Meriníes I. Navarro SEGUNDA 1998 9 RECINTO NORTE Prolg. Av. Blas Infante. Murallas Meriníes I. Navarro y A. TERCERA Torremocha 1999 12 RECINTO NORTE General Castaños, 15 - Cristóbal Colón J. M. Tomassetti ÚNICA 2000 14 RECINTO NORTE Buen Aire, 3 J. M. Tomassetti ÚNICA 2000 15 RECINTO NORTE Juan Morrison, 50 J.B. Salado ÚNICA 2001 17 RECINTO NORTE Necrópolis. Capitán Ontañón-Prolog. Av. Blas R. Jiménez-Camino TERCERA Infante 2001 19 RECINTO NORTE Plaza de la Palma, 5 C. Fernández ÚNICA 2002 18 RECINTO NORTE Necrópolis. Capitán Ontañón-Prolog. Av. Blas C. Fernández CUARTA Infante 2002 21 RECINTO NORTE General Castaños, 32 J. M. Tomassetti ÚNICA 2002 22 RECINTO NORTE Sáenz Laguna, 16-18 J. M. Tomassetti ÚNICA 2002 24 RECINTO NORTE San Antonio, 21 R. Jiménez-Camino ÚNICA 2002 33 RECINTO NORTE Cánovas del Castillo - Rafael de Muro - C. Fernández ÚNICA Santamaría 2003 26 RECINTO NORTE Ruíz Tagle, 55 J. M. Tomassetti ÚNICA 2003 36 RECINTO NORTE Alférez Villalta Medina - Comandante Gómez J. Suárez ÚNICA Ortega 2003 63 RECINTO NORTE Rocha-Sevilla L. Iglesias ÚNICA 2004 37 RECINTO NORTE Rocha J. M. Tomassetti ÚNICA 2004 53 RECINTO SUR Alexander Henderson-San Quintín-Baza F. Piñatel PRIMERA 2004 62 RECINTO NORTE Baluarte, 8 J. J. Díaz ÚNICA 2004 64 RECINTO NORTE Rafael de Muro, 8-10 J. M. Tomassetti ÚNICA 2004 67 RECINTO NORTE Patriarca Ramón Pérez Rodríguez,1-Patio del Loro C. Fernández ÚNICA 2004 68 RECINTO NORTE Juan Morrison, 4-6 J. J. Díaz ÚNICA

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2005 69 RECINTO NORTE José Santacana, 16 L. Lorenzo y A. I. ÚNICA Montero 2005 70 RECINTO NORTE Gloria, 51-55 J. M. Tomassetti ÚNICA 2006 73 RECINTO SUR Carteya, 4-6 R. Florindo ÚNICA 2006 74 RECINTO NORTE Benito Pérez Galdós, 45 R. Jiménez-Camino ÚNICA 2006 75 RECINTO NORTE Teniente Riera, 6 L. Iglesias ÚNICA 2006 76 RECINTO NORTE Emilio Castelar, 38, esq. Juan Morrison J. Berenguer ÚNICA 2006 78 RECINTO NORTE Alférez Villalta Medina, nº 5-7 C. Fernández ÚNICA 2006 79 RECINTO NORTE Libertad, 12 A. M. Berenjeno ÚNICA 2006 88 RECINTO NORTE Montereros, 13 J. J. Díaz ÚNICA 2007 84 RECINTO NORTE Pescadería. Soterramiento Compactadora R.U. J. A. Expósito ÚNICA 2007 85 RECINTO NORTE Muñoz Cobos, 10 S. Bravo ÚNICA 2007 86 RECINTO NORTE Sáenz Laguna, 10 J. I. Rodríguez ÚNICA 2007 87 RECINTO NORTE Sáenz Laguna, 3, esq. Comandante Gómez D. Blanco ÚNICA Ortega, 37 TOTAL: 49 intervenciones en 43 solares

ANEXO III agotaron la secuencia antrópica hasta el nivel geológico. Es decir, aquellas en las que se Intervenciones arqueológicas sin secuencia puede demostrar la inexistencia de depósitos romana. Sólo se han incluido aquellas que romanos11.

HALLAZGOS CASUALES ROMANOS Nº Cronología Zona Localización Descripción Bibliografía Reg (1) I RECINTO SUR Jardines del Hotel Reina Indet. Restos cerámicos PEMÁN, 1954 Cristina II RECINTO SUR Playa del Chorruelo Indet. Construcciones hidráulicas, PEMÁN, 1954, RODRÍGUEZ ¿Piletas de salazón? (1977, 346, nota 6) y DE VICENTE Y MARFIL (1991 A, 136). III RECINTO SUR Hotel Reina Cristina Indet. Monedas SANTACANA (1901, 14 y 88) IV RECINTO SUR Piscina del Hotel Reina A e Indet. Construcciones, restos RODRÍGUEZ (1977, 348) Cristina cerámicos V RECINTO SUR Paseo de la Conferencia Indet. Pileta de salazón RODRÍGUEZ (1977, 348) VI RECINTO SUR Paseo de la Conferencia Indet. Tambores de fustes de RODRÍGUEZ (1977, 348) columnas, mosaico

11| La numeración coincide con la de la fi cha corres- pondiente de la Carta Arqueológica de Algeciras (JIMÉNEZ- CAMINO y TOMASSETTI, e.p.) pero con numerales romanos. De ahí que los números de referencia no sean correlativos.

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VII RECINTO C/ Rafael de Muro, esq. A Necrópolis romana RODRÍGUEZ (1977, 346-347) NORTE Cánovas del Castillo VIII RECINTO Calle Trafalgar A e Indet. Restos arquitectónicos y DE VICENTE y MARFIL, (1991a, NORTE cerámicos 137), GÓMEZ (1999, 76). IX RECINTO Calle Alfonso XI 01 Indet. Restos cerámicos DE VICENTE y MARFIL, (1991, NORTE 137). X RECINTO Plaza Alta A Un fragmento de DE VICENTE y MARFIL, 1991a NORTE Campaniense B XI RECINTO Calle Alfonso XI 02 A Pedestal con inscripción DE VICENTE y MARFIL (1991a, NORTE 137); GÓMEZ (1999, 76) XII RECINTO SUR Playa del Chorruelo 02 Indet. Cerámica con fallos de DE VICENTE y MARFIL (1991a, cocción, ¿alfar? 139); GÓMEZ (1999, 143) XIII RECINTO SUR Parque de las Acacias A Restos cerámicos DE VICENTE y MARFIL (1991a, 140); GÓMEZ (1999, 76) XIV RECINTO SUR Edifi cio Cristina IV A - B Muro de entidad (N-S), DE VICENTE y MARFIL (1991a, necrópolis y restos cerámicos 140) XV RECINTO SUR Cementerio Protestante A -B Restos cerámicos, monedas y DE VICENTE y MARFIL (1991a, (edifi cios Cristina I y II) vaso litúrgico (s. VI-VII) 140-142) XVI RECINTO SUR C/ San Quintín A Restos de alfar, cerámica DE VICENTE y MARFIL (1991a, 141) XVII RECINTO SUR C/ Marqués de la Indet. Restos de cuatro piletas de DE VICENTE y MARFIL (1991a, Ensenada salazón 142) XVIII RECINTO C/ Alfonso XI 03 A Una lucerna de disco DE VICENTE Y MARFIL, 1991a NORTE XX RECINTO SUR Huerta del Carmen A Restos cerámicos GÓMEZ (1999, 75) XXI RECINTO SUR Campo de tenis del Hotel A -B Restos cerámicos GÓMEZ (1999, 75) reina Cristina XXII RECINTO C/ Baluarte 01 Indet. Un tambor de fuste de DE VICENTE y MARFIL (1991a, NORTE columna y una basa de 142) columna XXIV RECINTO C/ Regino Martínez c/v A - B Restos cerámicos, monedas DE VICENTE y MARFIL (1991, NORTE Avenida Blas Infante 142) XXV RECINTO SUR Jardines del Hotel A Una moneda DE VICENTE y MARFIL, 1991a Cristina 02 XXVI RECINTO C/ Muñoz Cobos c/v c/ Indet. Un sillar y dos propuestas de NAVARRO, 1997 NORTE Rocha cornisa de piedra ostionera estucados en blanco XXXII RECINTO SUR C/ Ignacio de Zuloaga A Un fragmento cerámico JIMÉNEZ-CAMINO y TOMASSETTI, e.p. XLV RECINTO SUR Paseo de la Conferencia, Indet. Dos tambores de columna DE VICENTE Y MARFIL (1991a, Villa Rosa 143); GÓMEZ (1999, 75)

(1) Clave cronológica: A: s. I a.C.- I d.C.; B: ss. III – VII d.C.; Indet.: indeterminada.

ANEXO IV 12| La numeración coincide con la de la fi cha corres- pondiente de la Carta Arqueológica de Algeciras (JIMÉNEZ- 12 Hallazgos casuales romanos . CAMINO y TOMASSETTI, e.p.) pero con numerales romanos. De ahí que los números de referencia no sean correlativos.

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