Siglo nuevo

lix. Asimismo la que para muchos es considerada la mejor cinta dirigida por Fernández: el excepcional drama rural de (1948), y el que es tenido como el último resplandor del equipo, La malquerida (1949), adap- tación de la pieza literaria de Jacinto Benavente. Con Salón México (1948) y Víctimas del pecado (1950) el nativo de Mineral del Hondo abandonó los contextos rurales y recreó sórdidos ambientes de arrabal. En esta época inició una debacle creativa que compensó en algo al retomar su carrera de actor en películas como La Cucaracha (Ismael Rodríguez, 1958). El indio fue director de 42 pelícu- Pueblerina, 1948. las e intervino como actor en 98. De los galardones recibidos en su trayec- FILMOGRAFÍA SELECCIONADA toria como realizador destacan el A- riel de Plata a la mejor dirección por Enamorada, Pepita Jiménez, Río Escon- Flor silvestre (1943) // María Candelaria (1943) // Las abandonadas (1944) dido y Pueblito; el premio especial por (1944) // La perla (1945) // Enamorada (1946) // Río Escondido mejor contribución al progreso cine- (1947) // Maclovia (1947) // Salón México (1948) // Pueblerina (1948) // La matográfi co en el Festival de Venecia malquerida (1949) // Víctimas del pecado (1950) // La red (1953) // La rosa de 1948 por La perla; el premio espe- blanca (1953) // (1956) // Pueblito (1961) // (1973) cial por la historia mejor narrada en imágenes en el Festival de Cannes 1953 por La red (1953);(1953); y eell ppremioremio LLasas Perlas del Cantábrico a la mejor pelí- cula en español en el Festival de San Sebastián 1962 por Pueblito. Asimis- mo, en 1984 recibió el Colón de Oro en Huelva, España. Fernández murió el 6 de agosto de 1986 debido a complicaciones de una caída en la que se fracturó la cla- vícula. Primera fi gura mexicana con- sagrada en el ámbito de la cinemato- grafía mundial, su fi lmografía -aun- que irregular- no sabe ocultar su de- purado ofi cio ni su enardecido fervor patriótico. En la biografía El indio Fernández. Vida y mito (Panorama E- ditorial, México, 1986) su única hija, Adela, lo describe: El indio Fernández encarna al hombre rebelde y anticonfor- mista... el que deja de ser temeroso para ser temido; el que guarda la ternura en el fondo y muestra gran reciedad en la apariencia... Es el macho seductor, pa- triarcal, infatigable en sus luchas, cuyo lema en todo es “ganar o morir”. § Correo-e: [email protected] Salón México, 1948.

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