Del olvido : a Ia memoria

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe 5

Nuestra herencia afrocari beña

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Edición: Rina Cáceres GOmez, Universidad de Costa Rica. Revision FilolOgica: Lina Pochet Rodriguez. Diseno y diagramación: Ediciones Gráficas S.A. Diseño de portada: Carlos Picado Morales.

La colección Del Olvido a Ia Memoria es resuitado de Ia inspiración del proyecto Memo- na u Olvido? La Africanla y las identidades Centroamericanas (NEH) coordinado por ci Dr. Lowell Gudmundson.

FotografIa de portada: "Una escuela en una finca UFCO en La provincia de Limón, Costa Rica, ca.1920' TItulo original: "Children Going Home from School, Costa Rica, 1924:' United Fruit Company Photograph Collection, box 76A, #601. Baker Library Historical Collections. Harvard Business School.

La impresiOn de este fascIculo es posible gracias a La Oficina de UNESCO San José y ai aporte del Coiegio de Licenciados y Profesores en Letras, Filosof ía, Ciencias y Artes de Costa Rica.

Las opiniones aqui expresadas son responsabilidad de sus autores. Se autoriza el USO de este material con Ia condición de citar ia ftiente.

Fecha de ediciOn: 2011

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe Nuestra herencia Afroearibeüa.

Nk- INDICE *. N

Kingston. Las migraciones laborales en las islas del Caribe. Michele A. Johnson......

Hacia la recuperación de La libertad, Cronologla. Rina Cáceres ...... 15

Qué tan ajenos, y qué tan extranjeros?: los antillanos británicos en America Central, 1870-1940, Lara Putnam...... 22

Los garInagu: del cimarronaje a la nación , Alfonso Arrivillaga.. 37 lntroducción a la müsica garIfuna, Juan Carlos Sanchez ...... 47

Los caribes negros y los orIgenes del mes de la herencia africana, DarIoEuraque...... 50

El santo negro y el parranda rock, Guillermo Anderson ...... 56

La mayanización, Darlo Euraque...... 57

Los discursos de la identidad etno-racial, DarIo Euraque ...... 58

La costa de mosquitos y la construcción del Estado de Nicaragua, JulietKooker...... 65

Los Afroantillanos en Panama. Gerardo Maloney...... 77

Prisioneros de enclave o forjadores de una precoz modernidad? Los afro-antillanos y el atlántico en la historia centroamericana. Lowell Gudmundson...... 83

Ferrocarril y banano en Centroamérica, Elizet Payne...... 90

Afroantillanos en El Salvador, Carlos Loucel ...... 93

Los movimientos sociales afrocaribeños. Sus orIgenes, Diana Senior 94

La literatura de La etnia negra en Centro AmericaQuince Duncan 99

La expresión musical y la herencia africana, Manuel Monestel...... 106

Requiem a mi primo jamaiquino, Eulalia Bernard ...... 113

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe Nuestraherenda Jrocqpña

Cátedra de Estudios de África y el Caribe Nuestra herencia Afrocaribe4ia

PROLOGO

People without the knowledge of their past history, origin and culture is like a tree without roots. Marcus Garvey

La region del Caribe centroarnericano ha sido desde tiempos pre co- loniales un sitio fundamental, ya como parte activa en el comercio del litoral Caribe; ya como punto de encuentro entre el interior de cada uno de los paIses y las islas del Caribe y el Atlántico. En su largo periodo histórico ha sido sitio de asentamiento de comunidades de los más Va- riados bagajes culturales que hacen de la region un crisol cultural que identifican al ethos de las sociedades centroamericanas.

Este vibrante papel de sitio de intercambios se desarrolló desde tiern- P05 pre coloniales cuando las comunidades indIgenas intercambiaban productos a lo largo del litoral de Centroaméric,a mucho antes de la presencia española y británica en la region. Continuó durante el periodo colonial con la madera, la pesca, la zarzaparrilla, la concha nácar y el cacao, los principales productos de exportación de entonces.

Durante los siglos XIX y XX los diferentes puertos del Caribe jugaron un papel central dinamizando la economIa local, regional e internacio- nal, conectando poblaciones de valles, rios y lagunas a través de intrica- das redes de intercambio de frutas, granos, laterIa, fibres, cacao y otros Items producidos tanto en la region atlántica como en el interior. Pero también fue un espacio donde hombres, mujeres y niños, construyeron sociedades que alimentaron a cada una de las naciones con sus historias de vida, sus costumbres y cultura.

El impacto que produjeron las exportaciones de café y banano en las economias nacionales desde finales del siglo anterior y que posibilitaron la formación de los Estados Nacionales y la construcción de infraes- tructura como los ferrocarriles y carreteras - sin olvidar los edificios y teatros en sus capitales -no hubiera sido posible sin el trabajo de los mi- les de hombres y mujeres afrocaribenos que a lo largo del litoral Caribe cultivaron, construyeron y administraron los entonces nuevos polos de desarrollo: bananeros. Pero que también aportaron su particular vision

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1 de la religiosidad. Enriquecieron el arte culinario, los conocimientos y prácticas tradicionales de medicina popular, asI como los estilos de vi- vienda y vestuario. Crearon poesla y müsica, las que hoy alimentan La paleta musical y literaria centroamericana, y aportaron al amplio re- pertorio deportivo que hoy luce la region y que ha generado a La region grandes satisfacciones.

En las siguientes páginas de este fascIculo se da el encuadre histórico de este proceso, historias y vicisitudes detrás de este legado, dirigidas a alimentar La información que los docentes tienen sobre nuestra historia Caribe.

La elaboración, edición y publicación de este quinto fasciculo de La Go- lección Del Olvido a la Memoria es posible gracias a La contribución de varias personas e instituciones. En primer lugar queremos agradecer a cada uno de los autores quienes pusieron su tiempo e información de años de investigación a disposición de nuestros lectores. Mapas, foto- grafIas, canciones acompanan y dan textura a una historia fundamental de nuestra identidad regional centroamericana: nuestro Caribe.

Nuestro agradecimiento a Carlos Picado, Lina Pochet y Maria Gabrie- la Nüñez por su dedicación y compromiso con este proyecto asI como a Montserrat MarteLl, coordinadora de Cultura de la Oficina Regional de Unesco para Centroamérica por su compromiso de publicar este fascicuLo en el año 2011, dedicado a reflexionar sobre nuestra herencia afro-descen- diente. A Lara Putnam y a Pablo Delano por su generosidad de poner a disposición de este fascIculo las fotografIas que dan vida a estas páginas. AsI como a la ComisiOn CientIfica del Programa La Ruta del Esclavo de La UNESCO y a la Vicerectoria de Acción Social de la Universidad de Costa Rica por su apoyo para La publicación y difusión de la serie; a la Comisión Costarricense de Cooperación con La UNESCO y a La Escuela de Historia de La Universidad de Costa Rica por su constante apoyo.

A los dirigentes que en los diferentes diversos foros han clamado por materiales de este tipo y a los docentes que hemos conocido a lo largo de estos ültimos años y que son nuestra inspiración por su interés, voca- ción, compromiso y trabajo.

Rina Cáceres Quince Duncan

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KINGSTON. LAS MIGRACIONES LABORALES EN LAS ISLAS DEL CARIBE

MICHELE A. JOHNSON

Si bien no se sabe cuándo ilegaron los primeros habitantes a las is- las del Caribe; muchos sostienen que los primeros pobladores gua- nahuatebeys, arahuacos, talnos y ilegaron a través de la cadena de islas desde America del Sur, o bien desde Centro America. Siglos después de su liegada fueron paulatinamente devastados por las nuevas enfermedades, el trabajo forzado y el espIritu colonial que se instaló en este 'nnuevo mundo>> a finales del siglo XVI. La catástrofe demografica indIgena pronto dio lugar a nuevos "lie- gados": europeos de diversos orIgenes culturales y sociales, asI como millones de africanos de diversos orIgenes étnicos y culturales, arrancados de sus hogares y tierras, esciavizados, y transportados a través del abismo del Atlántico que parecla empenado en devorarlos. Entre 1500 y 1850, más de quince millones de africanos cruzaron el Atlántico. La mayorIa nunca pudo regresar.

Coaling a Steamer at Kingston

Melton Prior. Coaling a Steamer at Kingston, Jamaica. London: 71w Illustrated London News, 1888

Si bien hubo importantes excepciones a la regla, la gran mayorIa de estos inmigrantes forzados africanos y sus descendientes fueron obli- gados a trabajar duro en la producción de café, en la ganaderIa o en el aziitcar, en ese entonces el "oro" del Caribe. Este vii sistema de trabajo,

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esciavista, durarla en el Caribe hasta 1848 en las colonias británicas, hasta 1863 en las colonias francesas, hasta 1873 en las colonias fleer- landesas y en Puerto Rico y Cuba hasta 1886. Fe de erratas: En primer párrafo, lease: L&S SOCIEDADES POST EMANCIPADAS. Las sociedades que surgieron en el Caribe después de la abolición "durarla en el Caribe de la esciavitud continuaron marcadas por los sistemas de raza / hasta 1834 en las color/ clase y las jerarquIas de género creados durante los siglos de colonias británicas, hasta práctica de la esciavitud. Los europeos o criollos blancos continua- 1848 en las colonias ron dominando la escena económica, polItica y social; los coloured francesas, hasta 1863 en groupsl grupos de color! continuaron operando como un amorti- las colonias neerlandesas, en Puerto Rico hasta guador entre la elite blanca y la mayorIa negra, y con frecuencia, se 1837 y Cuba hasta 1886". convirtieron en los principales defensores de la ilamada moder- nidad, la cultura "civilizada" y, a veces, la autonomIa poLItica. Sin embargo, para la mayorIa de los antiguos esciavizados y sus descen- dientes existlan grandes barreras que impedlan el acceso pleno a los derechos de ciudadanIa, a la prosperidad económica, o el acceso al poder. La mayorIa continuó, como sus padres y madres lo habla hecho, tra- bajando en la agricultura como jornaleros agrIcolas mal pagados, en el servicio doméstico, o en ocupaciones de bajos salarios, situación alentada por los gobiernos coloniales, pues garantizaba costos bajos en la producción agrIcoLa, especialmente el azicar que se segula pro- duciendo a gran escala. Con el fin del sistema esciavista y el rechazo de los antiguos escLavos a trabajar en las plantaciones, los dueños recurrieron a nuevos siste- mas para resolver su problema de "escasez de mano de obra>>. Las autoridades británicas, francesas, holandesas y españolas se movie- ron hacia nuevas fuentes de trabajadores. Entre 1838 y 1917 más de 500.000 trabajadores fueron reclutados en la India y unos 150.000 en China, en Africa y las Madeira. Estos 650.000 trabajadores agregarlan una nueva complejidad a los aspec- tos sociales, económicos, politicos y culturales de Guyana, Trinidad, Guadalupe, Jamaica, Surinam, Martinica, Guayana Francesa, Grana- da, el Caribe centroamericano y Cuba, por ejemplo, y contribuirIan a definir aL Caribe como una de las regiones más diversas y cosmopoli- tas del mundo, donde los individuos y los grupos de emigrantes han influido de manera definitiva en la estructura y cosmovision de los pueblos del Caribe. El Caribe no solo ha sido una region que ha recibido a millones de inmigrantes, sino que el deseo y! o la necesidad de migrar dentro de cada territorio, entre los territorios de la region y / o fuera de la re- gión, ha influido en el desarrollo de la region y la del mundo.

8 NEMMENNONNEMW

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Para muchos, los bajos salarios y el bajo status asociado con el traba- jo agrIcola, asI como la percepción de mayores oportunidades en las zonas urbanas ilevaron a la gente a trasladarse a las ciudades. Ya fuera en Port-of-Spain, Fort-de-France, Willemstad, La Habana, o Kings- ton, la gente se movió en cifras impresionantes. Estas ciudades por- tuarias - muchas veces antiguas capitales coloniales y protagonistas de las economIas de exportación atrajeron no solo a los barcos, sino también a grandes contingentes de trabaj adores.

KINGSTON, JAMAICA La primera capital de Jamaica fue Santiago de la Vega, fundada en 1534 por el español Francisco de Garay y rebautizada como Spa- nish Town por los ingleses. [España controló la isla entre 1534 -1655, cuando fue tomada por Inglaterra]. Su posición geográfica en el interior de Ia isla no facilitó su creci- SQUARE miento comercial. Rápidamente fue eclipsada por Kingston, a donde OF SPANISH TOWN se trasladó el gobierno en 1755. La nueva ciudad situada en la costa norte de la bahIa de Kingston se convirtió en La capital y el puerto Square of Spanish Town ilustración del artIculo W.E. principal de la isla. Su importancia creció de la mano de los negocios Sewell, "Castaway in Jamaica' relacionados con las compañIas de crédito inmobiliario, los bancos en Harper i Mont/i/v Magazi;ie, comerciales, las companIas de seguros de incendio, vida, marItimos enero 1861. y una fábrica de hielo. Después de 1872, se encontraban en la ciudad las oficinas del IT- lIT gobierno colonial, un hospital publico, la Pe- - - nitenciaria General, un - - manicomio, asI como iglesias de diversas - confesiones cristianas, '¼ ga -. dossinago- judia residente Kingston habia sido - construida en forma 4...... • de una cuadricula En --.•.--- - -. 4 la interseccion de las - principales calles de la ciudad, King y Queen Streets - que corrian nortey sur,y estey A. oeste, respectivamen- rl lilt .. ri .ltlili TOWN.

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te - hablauna plaza, formando un cuadrado de cuatro hectáreas en - - el centro de la ciudad. La plaza, o "The Parade'; como era conocida, habIa sido utilizada como mercado y plaza de armas para las tropas y la milicia, para, posteriormente, ser cerrada por el Gobierno y con- vertida en un jardIn botánico, o arboretum.' Kingston parecla ofrecer mayores oportunidades de empleo que los pueblos y las aldeas rurales, lo cual estimuló la migración masi-

La ciudad de Kingston en 1843

http://freepages. genealogy.rootsweb. ancestry.com/-b1onde11/ AnthonyBlondel/ kgndrawKINGSTON 1843.jpg

va desde otras partes de la isla. La realidad, sin embargo, era que la economIa de la capital seguIa estando en gran medida ligada al viejo complejo de plantación, y si bien las nuevas empresas comerciales y financieras independientes eran prósperas, no habIa ninguna nueva industria que generara empleo masivo. AsI como su población creció casi cinco veces entre 1861 y 1921, también lo hizo el desempleo, y las manifestacjones fIsicas de ello fueron las crecientes zonas de po- breza y miseria que se desarrollaron a finales del siglo XIX. Segin los censos del perIodo, la población de Kingston creció un 470% pa- sando de 13.337 personas en 1861 a 62. 707 en 1921. Estas fueron las circunstancias que llevaron a muchos a mirar más allá de las costas de la isla, a las posibilidades de la migración regional.

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EN BUSCA DE TRABAJO Durante el siglo XIX, hubo una gran cantidad de migraciones en la region del Caribe. El movimiento entre Jamaica y Cuba, incluyO in- cluso a muchos que combatieron en la Guerra por la Independen- cia de esta ñltima frente a España. Los más de 120.000 jamaicanos que emigraron para trabajar en la isla, fueron parte de un patrOn más amplio de la migración regional del Caribe. Este movimiento intra- caribeño también incluyó un gran nümero de personas procedentes de Barbados, Curazao, Surinam, Guyana, Trinidad y Venezuela que fue a trabajar a Cuba. Entre 1835y 1846, unas 19.000 personas emigraron del Caribe Orien- tal a Trinidad y Guyana Británica; 50.000 inmigrantes de Barbados se trasladó a la Guayana Británica y Trinidad entre 1850 y 1921; casi lo hizo a 1.500 en Surinam (1863-1870), y otros 3.500 se trasladó a St. Croix en 1863. En conjunto las Antillas británicas sufrieron una per- dida neta de población de aproximadamente 130.000 personas entre 1885 y 1920.2 AsI en Cuba, durante el siglo XIX, se dibujaba un amorfo sistema de trabajo que empleaba en forma simultánea personas esciavizadas, trabajadores libres y trabajadores por contrato en forma simultánea, hasta 1886 cuando la esciavitud fue abolida. La migraciOn aumentó entre 1898 y 1938 cuando Cuba recibió más de 140.000 inmigrantes negros procedentes del Caribe Británico. I Trabajaron en la industria azucarera y sus empresas derivadas, asI como en las plantaciones de café y frutas, los ferrocarriles, etc. Como otras migraciones intra- caribeñas, la población migrante era principalmente de hombres Jo- venes, dedicados a la agricultura y trabajadores, en general. La grave crisis económica en la industria azucarera, las pocas alter- nativas de empleo, y en Jamaica una devastadora epidemia de cólera (1850-1852), y los desastres naturales (incendios, inundaciones, Se- qulas, y dos huracanes en 1886), lievaron a muchos migrantes a bus- car una vida mejor en otro lugar. En Panama, aunque no hay nümeros exactos se sabe que el proyecto ferroviario concentró a miles entre 1850- 1855, la mayorIa jamaica- nos. Más tarde, en el siglo XIX, otra ola de inmigrantes se hace pre- sente, cuando una empresa francesa comenzó La construcción del ca- nal a través del istmo. Durante el año pico de la construcción (1880- 1889), decenas de miles de trabajadores caribeños fueron empleados y de nuevo, la mayorIa era de Jamaica. Se calcula que en ese perIodo, ochenta y cuatro mil personas salieron de Jamaica, y de ellos veinte mu nunca regresaron. Estos viajeros eran personas en busca no solo de trabajo, aventura, o una oportunidad, sino de algo nuevo en su vida, un respiro a las agobiantes condiciones de su tierra de origen.

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Después del colapso frances, la Comisión Americana del Canal 1st- mico tomó el proyecto del canal a partir de 1904, y al iguaL que su predecesor, contrató trabajadores en el Caribe. Entre 1891 y 1915, aproximadamente 91.000 jamaiquinos emigraron a Panama, y en to- tal unos 174. 000 pudieron haber emigrado a Panama entre 1850- 1915. De eLlos 63.000 no regresaron. La disposición de los trabajadores del Caribe de migrar hacia nuevas oportunidades, inmediatamente después de la emancipación, conti- nuó hasta el siglo XX, dejando su huella en los paIses receptores en todo el mundo. Como Lo hicieron en Panama, los trabajadores caribeños también emigraron a Costa Rica en la década de 1870 para trabajar en el ferrocarril. Los trabajadores caribeños Llegaron de varias isLas, pero después de 1873 se intensificó la ilegada de los jamaiquinos a Costa Rica, y desde ese momento se convirtieron en el principal grupo de inmigrantes en la costa del Caribe costarricense. 6 Por otra parte, Belice y han estado también históricamen- te ligados al Caribe. Aqul el colapso demografico de las poblaciones indIgenas llevó al traslado forzado de miles de africanos, especial- mente en Belice, para trabajar en la industria maderera en el siglo XVIII, lo que dio lugar a una mayorIa de afrodescendientes, rodeados por las comunidades indIgenas y mestizas. De hecho, estas trayecto- rias divergentes significaron que a mediados del siglo XIX, Belice y Honduras fueran bastante diferentes, siendo el primero en gran parte negro y criollo, mientras que Honduras era principalmente mestiza. Los trabajadores del Caribe migraron a las ciudades y a otros territo- rios del Gran Caribe, y Centroamérica y estuvieron dispuestos inclu- so a ir mucho más lejos. Incluso antes de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, cuando Los voluntarios cubanos peLearon con Los colonos, inmigrantes del Caribe (como Alexander Hamilton de Nevis) estuvieron presentes e influenciaron America del Norte. Si bien la ley de inmigración de 1924 cerró el flujo de inmigrantes caribeños en los EE.UU., esto iba a cambiar tras la Segunda Guerra Mundial, cuando la necesidad de trabajadores en las empresas esta- dounidenses impulsó una leve apertura de puertas y una nueva ola de migración laboral caribena. Estos nuevos trabajadores ganaron la re- putación de ser relativamente bien educados, trabajadores, seguros y "acostumbrados a la reubicación' Fue, dice Knight, como si una falta de sosiego, una inquietud quedara como caracterIstica de los pue- blos del Caribe' la voluntad e incluso el afán por emprender nuevos destinos y experiencias, aunque las circunstancias que encontraran no estuvieran cumpLiendo con las expectativas.

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Unos regresaron a sus lugares de origen y tuviero una gran influencia en sus sociedades. Muchos lo hicieron, pero continuaron teniendo relaciones con sus patrias de origen mientras construlan sus flue- vos hogares en la nueva diaspora. El impacto a largo plazo de las mi- graciones del Caribe todavIa se siente en los nuevos suelos patrios y las sociedades de acogida en La Habana (Cuba), Ciudad de Panama (Panama), Puerto Limón (Costa Rica), Bluefields (Nicaragua), Ciudad de Belice (Belice) y Omoa (Honduras), asI como Nueva York, Florida (EE.UU.), Toronto (Canada) y más allá.

Las riginas del incend:o en Kingston, Jamaica, 1882.

Peter-lane, desde Barry street, mirando al sur. Vista desde el Muelle de La Royal Mail Steam-Ship Company. En la calle del Puerto Sinagoga Alemana, L Orange-street. La calle del Puerto desde King-street. Synagoga portuguesa desde Princess-street. Ruinas del embarcadero McDonald's, King-street. Water-lane, desde King- street. Princess-street, desde Port Royal-street, vierido hacia el Norte. Peter-lane, desde Town- street.

Fuente: Illustrated London News, 20 enero 1883.

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe iVues(ra herencla AIrocaribeña

Kingstown después del terremoto 1907

National Library of Jamaica I Great Earthquake Disaster. Corner King and Harbour Streets, Kingston; Jamaica, W 1.

Kingston, Hoy

Fuente: www. ecoturismoviajes.com

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe Nuestra herencia Afro caxia

RECUPERANDO LA LIBERTAD CRONOLOGIA

RJNA CACERES

El sistema esciavista llegó a su fin como resultado de un amplio mo- virniento social que luchó en su contra. He aqul algunos de sus mo- mentos más importantes:

1730-1739: Primera Guerra Cimarrona en Jamaica. Las autoridades británi- cas se vieron obligadas a firmar un acuerdo con el lider Cudjoe in 1739.

1735-36: Rebelión en Antigua

1760: Rebelión en Jamaica

1772-73: Rebelión en Surinam

1791-1804: 1791 levantamiento en Saint Domingue dando inicio a la Re- volución Haitiana, conducida por ToussaintL'Ouverture con un ejército de ex-esciavos. La revolución condujo a la independencia de Haiti en 1804.

1795-96: Segunda Guerra Cirnarrona en Jamaica.

1795: Rebelión de Fedon en. Los esciavizados tornaron el control de gran par- te de La isla antes de ser derrotados por las tropas británicas en 1796. 1795: Rebelión en Saint Vincent y expulsion de los liarnados Caribes Negros de la isla en 1796 y conducidos hacia Centroamérica

1802-03ToussaintL'Ouverture, el Ilder de la Revolución haitiana, es tornado como prisionero por las tropas francesas en 1802. Murió en cautiverio en 1803.

1804: El 1 de enero Saint Domingue se declara Reptiblica de Haiti, el primer Estado independiente negro fuera de Africa.

1816: Rebelión en Barbados dirigida por Bussa, inspiradas por la revolución haitiana.

1823: Rebelión en Dernerara, Guyana, brutalmente atacada por las fuerzas británicas: 250 personas esclavizadas murieron. El Reverendo John Smith de la Sociedad de Misioneros de Londres fue condenado a muerte por su participaciOn, causando gran malestar en Gran Bretaña.

1831: La principal rebeliOn llarnada ' la Guerra de los Bautistas' estalló en Jamaica y fue conducida por el predicador Bautista Sam Sharpe.

Estas tres rebeliones a gran escala en las Antillas británicas sacudieron la esclavitud y condujeron a la ernancipación.

1831: Rebelión de Nat Turner en Virginia, Estados Unidos.

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1839: Un grupo de 49 africanos esciavizados se levantaron contra Ia tripu- lación en el barco esclavista denominado "Amistad" al salir de la costa de Cuba. El barco llegO a EE.UU. donde los africanos fueron detenidos. Abolicio- CAUSAS DE LA ABOLICION nistas norteamericanos lograron que DE LA ESCLAVITUD en marzo de 1841 Ia Corte Suprema de Justicia les devolviera su libertad. El regimen esclavista en America colapsó a mediados del siglo XIX como resultado de: 1865: El levantamiento más grande y más famoso de esclavos en Jamaica: en Los movimientos antiesciavistas de las personas MorantBayla muchedumbre atacó Ia comisarla y La milicia local. A lo largo esciavizadas. de unos dIas un nümero de plantacio- Los movimientos antiesclavistas de Ia sociedad civil nes también fueron atacadas. Las au- en Europa y America. toridades reaccionan violentamente y El ideario de Ia revolución francesa. declararon Ia ley marcial. Los lideres Los nuevos requerimientos de Ia Revolución fueron ejecutados y alrededor de 400 Industrial. personas fueron asesinadas Los elevados costos económicos del modelo Ver: National Maritime Museum, UK. esclavista vrs. los avances tecnologicos. htt/www.nmm.ac.uk/freedom/viewTe- me.cfm/theme/timeline

CALENDARIO DEL FIN DE LA ESCLAVITUD

Haiti (ratificada por Francia en 1794) 1793

Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Panama 1824 Belice 1834 Jamaica 1834 Puerto Rico 1873 Barbados 1834 Panama 1852 Colombia 1852 Martinica- Guadalupe 1848 USA 1865 Cuba 1886 Brazil 1888

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe Nuestra herencia

Trelawney Town . . , Trelawney Town (1800) fue el poblado de esciavos fugitivos más grande de Jamaica. Los Cimarrones habIan escapado de las plantaciones espanolas cuando los ingleses tomaron Jamaica deEspanaen 1655. Ellos lucharon durante muchos años contra su re-esclavización. Tornado de: TheHistory...of the British Colonies in the West Indies, de Brian Edwards. En Bristol University: Bristol and Transatlantic Slavery. Copyri9h*. Bristo

Slave Trade Act., 1807, Ley por medio de la cual el Reino Unido abolió el comercio de esciavos

Slavery Abolition Act., 1833, Leonard Parkinson, LIder Ley dcl Parlamento del Reino Unido por medio de Ia cual se abolia Cimarrón, Jamaica, 1796 Ia esciavitud en sus territorios a excepción de algunos de sus territorios en Asia donde con tinud Leonard Parkinson, capitán Su aplicación inició en 1834 de Cirnarrones, fue el más obstinado y experto de los jóvenes capitanes cimarrones. En 1834 los niños y jovenesfue- (ver Michael Craton, Testingthe ron liberados. A partir de esa Chains, Cornell University fecha todo recién nacido nacla Press, 1982). libre. Pero los adultos quedaron Referencia: LCP-23 Fuente: Jamaica Assembly, obligados a trabajar para el es- The proceedings of the clavista por un perlodo de 4 a 6 Governor and Assembly in años. regard to the maroon negroes El Parlamento Britdnico auto- [conunaintroducción de Bryan Edwards] (London, 1796) rizó pagos por cerca de 20. 000 (Copia en Ia Biblioteca de la libras de compensación para los Company of Philadelphia) escia vistas. http://hitchcock.itc.virginia. Nada para las vIctimas de Ia I.I:nNARU FARKINso. C1a,.in r.t 'IAROfl'S edu/SlaveTrade/collection! esciavitud. large/LCP-23.JPG

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Fuente: Trans-Atlantic Slave Trade Voyages, http://www.slavevoyages.org

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe Nuest,aherencja Afrocaribeña

SABAUSTEDQUE:

Los primeros africanos que fueron forzados a trabajar en el "Nuevo Mundo" en el siglo XVI salieron de Europa (Espana y Portugal) y no de Africa...

RIo de Janeiro, BahIa, Liverpool, Londres, Nantes, En los primeros años Bristol, y Pernambuco fueron los principales los comerciantes portugueses puertos involucrados en el trasiego de casi el 75 dominaron las redes comerciales % de todas las personas que fueron sacadas de de Ia compra y yenta de personas Africa a través del Océano Atlántico. y el primer viaje directo de Africa a las Americas fue probablemente El Caribe y Suramérica recibieron el 95 % de en 1526. En ese entonces Ia isla La los africanos que ilegaron a las Americas, de Española, Veracruz y Cartagena ellos cerca del 4 % fueron desembarcados en fueron losprincipales destinos de los Norteamérica y cerca de 10.000 en Europa. barcos esciavistas.

En el siglo XVII comerciantes holandeses, franceses e ingleses le disputarlan el dominio de los mares a los portugueses.

Entre 1750y 1850 sobresalieron tressistemaseconómjcos especializados que demandaron un ni'imero cada vez más elevado de personas esciavizadas:

Estados Unidos, que se convertirIa en un lIder mundial en la producción de algodon,

Cuba, ilder mundial del azücar y

Brasil productor de café.

Hacia 1850 lamayorIade losesciavos fueabrumadoramente dirigidos a Brasil y Cuba, mientras que los plantadores norteamericanos de algodon no tenIan que ir a Africa para resolver sus problemas laborales sino que confiaban en el aumento natural de su población y recurrIan al mercado local para comprar y vender personas. De ahI que los Estados Unidos absorbieran solo el 5 % del total que llego al continente americano.

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe N. Nuestra herenua Afrocaribela

En los ültimos 25 años del siglo XVIII, la costa occidental de Africa vivió una expansion de las "exportaciones" de personas como resultado del auge del café brasileno y del azücar cubano. Los esciavistas viajaron incluso hacia el sur, dieron la vuelta al Cabo de Buena Esperanza, en Suráfrica, hasta liegar a Mozambique,para llenar sus navIos.

Pero fue la region del Africa Centro- occidental, la larga costa entre el Cabo Lopez (hoy en Gabón) y Benguela (sur de Angola), de donde sacaron entre 1751 y 1850 el mayor nümero de africanos, casi el 50% del total de la mano de obra africana lievada a las Americas.

Los principales puertos esclavistas fueron Luanda (hoy en Angola); Ouidah (hoy en BenIn); Bonny y Calabar (estos dos hoy en Nigeria).

LOS TRABAJADORES POR CONTRATO

En los dIas finales del sistema esclavista los traficantes de mano de obra recurrieron a otra estrategia: el contrato de cientos de miles de trabajadores de India y China por ejemplo, muchos de ellos campesinos sin tierra y afectados por fuertes hambrunas a los que hicieron firmar contratos a cambio de la promesa de una vida mejor.

Estos contratos estaban escritos en una lengua que no conoclan y estipulaban el compromiso de trabajar para pagar los costos del transporte, techo y alimentación que al final eran artificialmente elevados. Surnas tan elevadas que implicaban largas jornadas de trabajo por muchos años. Las graves condiciones laborales, la agresión y la ausencia de salida explican los brotes de protesta, las huelgas e incluso el suicido de muchos de estos migrantes laborales.

Más información en:

- Freedom, The National Maritime Museum. http:Ilwww.nmm.ac.uklfreedoml

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe

Nuestra herencia

QUE TAN AJENOS, Y QUÉ TAN EXTRANJEROS?: LOS ANTILLANOS BRITANICOS EN AMERICA CENTRAL, 1870-1940

LARA PUTNAM

Esta es la historia de un mundo móvil, creado por Patuá: lengua creole, mezcla cientos de miles de hombres y mujeres que se mo- de frances y lenguas africa- vieron entre las islas y los márgenes del Gran Ca- nas, hablada en las Antillas ribe a la vuelta del siglo XX. Es una historia que francesas. detalla la creación de comunidades heteroéneas y fluidas dentro de una subregion especIfica de ese mundo móvil pan-Caribeño: las tierras bajas de la vertiente atlántica de America Central, en "Las mujeres venden los pro- donde al comienzo del siglo XX, ninguna lInea separó el trato que ductos de sus hortalizas en el mercado de Mandeville, Ja- recibIan los inmigrantes de piel oscura y de habla ingles y patuá, de maica, 1904. Estereografla, los muchos otros trabajadores que liegaban desde el altiplano o las H.C. White Co., c. 1904. Bib- ilanuras del PacIfico. lioteca del Congreso de los E.E.U.U., Division de lmá- Y es la historia de la destrucción de ese mundo móvil y el aislamiento genes y Fotografias, no. LC- forzado de esas comunidades en las décadas de 1920 y 1930, época USZ62-91667 en la cual todos los estados centroamericanos (y de hecho, casi todas las repüblicas hispanoparlantes circuncaribeñas) implementaron nuevas leyes migratorias anti- negros que truncaron la circu- lación migratoria ya estableci- da, haciendo el viaje de puerto a puerto, costoso, riesgoso, a veces - . humillante, a veces imposible, fracturando la precaria prospe- - ridad que las familias antillanas '! hablan logrado a través de la Ia- boriosa internacionalización de las economIas domésticas.

LOS CIRCUITOS MIGRATOREOS DEIGRAN og CARIBE: 1870-1920 Para finales del siglo XIX, los mi- L .q grantes caribeños británicos que --. viajaron hacia America Central - . askv 'Wome'e!1hiit thetr Mg ?t.jg J habIan creado redes sociales que

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe Nuestra herencia Afrocaribea facilitaron un flujo continuo de personas y noticias entre las islas y el istmo. Desde la década de 1870 hasta la década de 1900, los princi- pales circuitos de migración vincularon Jamaica con Panama y Costa Rica, donde la construcción del canal y del ferrocarril, y la expansion de las plantaciones bananeras, emplearon miles de antillanos britá- nicos. Algunos migrantes viajaron bajo contrato con concesionarios ferroviarios, exportadores de banano o con la compañIa canalera francesa. Muchos otros viajaron por cuenta propia y encontraron trabajo en las economlas de servicio de puertos como Limón, Colon y Panama, o se adentraron en el bosque iluvioso circundante para sem- brar bananos y comestibles. Otros, moviéndose al forte y al sur a lo largo de la costa, crearon nuevos lazos con las poblaciones anglofonas de origen africano que se hablan establecido en las tierras fronterizas entre los dominios imperiales español e ingles en la época colonial: en las Islas de la BahIa y la costa del forte de Honduras; San Andrés y Providencia; Bluefields, San Juan del Norte (Greytown), Turtle Bo- gue; Bocas del Toro e Isla Bastimento. Miles de hombres y mujeres viajaron desde Martinica y Guadalupe al istmo de Panama durante la construcción del canal frances en la década de 1880. Pero no fue sino hasta que el gobierno estado- unidense empezó, en 1905, a reclutar obreros en Barbados para su propio proyecto canalero en Panama en 1905, el cual empezó una circulación sostenida entre el Caribe oriental y occidental. Unos 45. 000 barbadenses viajaron a Panama durante la construcción del ca- nal. Miles de mujeres y hombres oriundos de otras islas del Caribe oriental abordaron también los vapores con destino a Panama. Cada ola migratoria creó recursos, redes y destrezas que alentaron y mo- dularon a la siguiente. El dinamismo de los proyectos de construcción a lo largo de la costa caribeña occidental, la tala forestal del bosque lluvioso y las exporta- ciones de fruta provocaron una gran movilidad. Unos 80. 000 hom- bres y mujeres salieron de Jamaica hacia Panama durante la cons- trucción del canal en la primera década del siglo veinte; una pequeña proporción permaneció en el istmo, mientras otros siguieron para buscar nuevas opciones y nuevos rumbos. La repentina caIda de los trabajos en Panama, al concluir la construc- ción canalera y de las exportaciones bananeras de Jamaica y Costa Rica durante la Primera Guerra Mundial, se combinaron con la meteórica subida en los precios del azücar durante e inmediatamente después de la guerra, para reconfigurar los flujos migratorios caribeños. Después de 1915, Cuba se convirtió en el principal destino para los trabajadores del Caribe occidental, mientras que Repüblica Dominicana vino a ocu- par una posición similar para los del Caribe oriental.

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En Cuba, en 1913, los oficiales reportaron 1.010 liegadas desde Costa Rica: al parecer en su gran mayorIa antillanos británicos. Cerca de la quinta parte de los más de 7.000 jamaiquinos que entró a Cuba en 1916, informaron que su ültimo lugar de residencia no habla sido su pals de nacimiento; en 1917, más de una cuarta parte de los casi 8.000 jamaiquinos que llego a Cuba dijo lo mismo. Para 1940, el total de ja- maiquinos que habla ilegado a Jamaica desde Cuba superarIa por más de 6.000 al nümero de jamaiquinos que habla zarpado desde Jamaica para Cuba, lo cual evidencia del papel de Cuba como un destino pos- terior Para los jamaiquinos, y Para los hijos de esos migrantes, que originalmente hablan salido Para America Central.8 Mientras tanto la migración afro-antillana hacia la Ciudad de Nueva York creció con rapidez, promediando 4.800 liegadas por año desde 1905 hasta 1919, y 7.300 por año desde 1920 hasta 1924. Para 1930, los inmigrantes caribeños y sus hijos constitulan cerca de una cuarta parte de la población de Harlem.

EL COLOR DE LA LEY EN LA CENTROAMERICA DE FINES DE SIGLO A finales del siglo XIX, las polIticas de los estados circuncaribeños en relación con la "raza" y la inmigración eran contradictorias. En Costa Rica, por ejemplo, una ley de 1862 prohibió a los proyectos de "Jóvenes reclutas del Ejército de colonización que ofrecieran tierra a los inmigrantes de "raza africana Panama, 1904" Estereograf ía, Underwood & Underwood, c. o china' No obstante, los oficiales costarricenses estimularon de ma- 1904. Biblioteca del Congreso nera activa a los extrabajadores ferroviarios (afroantillanos) a solici- de los E.E.U.U., Division de tar terrenos en Limón en las décadas de 1880 y 1890. En los mismos Imagenes y Fotograflas. no. años, hombres afronorteamericanos y afrocaribeños no solo trabaja- LC-USZ62-75742. ban en los ferrocarriles de , sino que abrieron cantinas, sacaron licencias Para casas de juego y cortejaron mujeres guatemaltecas en ciudades a lo largo de la ilnea ferroviaria. Para los migrantes afroantillanos, lo mismo que Para toda la gente trabajadora del Caribe occidental, habla una distinción fundamental entre las "zonas" controladas por Estados Uni- dos —como la Zona del Canal en Panama, o las "zonas blancas" de la United Fruit —y los puer- tos, ciudades y campos que las rodeaban. Las primeras eran administradas de forma directa por autoridades norteamericanas, quienes im- plementaron la segregación racial y ofrecieron a los no ciudadanos, no blancos, pocos derechos y ningtmn tribunal de apelación. En contraste,

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los espacios fuera de las "zonas' a pesar de que estaban igualmente -4 t~_vl orientados hacia la producción para la exportación, fueron vigilados y gobernados por los Estados centroamericanos. Y de hecho, a principios del siglo XX, no era inusual que las autorida- des Locales nombradas por esos Estados centroamericanos, tuvieran cara negra y hablaran ingles criollo. Una gran proporción de los ofi- ciales en Greytown y Bluefields eran afro-descendientes originarios de Jamaica o Belice. En el Limón de prin- La eugenesia era un cipios del siglo XX, los inmigrantes afrocaribenoseran movimiento seudo cientIfico, con regularidad designados como jueces de paz, encar- que en alianza COfl Ufl gados de registrar la información civil, imponer multas, proyecto politico, buscaba responder a crisis en el orden pIblico y de transportar "mejorar" la supuesta calidad arrestados a las autoridades en Puerto Limón. Otros in- genética de las poblaciones migrantes afro-descendientes fueron contratados como a través de la inmigración Y policlas. la reproducción (sexual) de De igual manera, el sistema politico legal de Panama los "más aptos' y frenar la tenia espacio para inmigrantes deseosos de trabajar. entrada y la reproducción Quienes ejercerlan la autoridad policial, hasta dónde y de los "menos aptos' Segün a través de qué medios, se convirtió en un punto per- sus postulados, una amplia manente de controversia dentro y airededor de la Zona gama de enfermedades del Canal. PolicIas afro-panameños, y a veces afro-an-- corporales, comportamientos tillanos, patrullaban las ciudades terminales de Colon y sociales, aptitudes mentales, Panama, fuera de la Zona del Canal, hecho que algunos inclinaciones culturales, y viaj eros norteamericanos (acostumbrados a jerarquIas capacidades morales eran raciales mucho más rIgidas y exciusivas) encontraron determinados por la herencia mas que un poco perturbador. genética del individuo. Casi AsI, a principios del siglo XX los antillanos británicos todas las aseveraciones de la no solo cruzaban por las fronteras nacionales sin ma- "ciencia" eugenésica han sido yor problema, sino que en algunos casos participaban rotundamente descartadas en los procesos de construcción del Estado en Centro- por la investigación médica, america. Era un momento en el que a lo largo del istmo biologica, y neuropsicolOgica los gobiernos nacionales buscaban expandir su autori- actual. ,-1-,1 1, 1, . h.; ri h,,L-. L-. ..Aa-..& La., L1LLa., LJa)a. Ld11U1Ld. L..L LICLILU ue i..jue la mano de obra que construia los ferrocarriles, plan- taciones, telegrafos y muelles fuera en su mayorIa de ascendencia afro motivó no pocos gestos de desaprobación entre las elites capitalinas centroamericanas. La negritud de los trabajadores inmigrantes no se percibIa ni como ex- traña ni amenazadora per se. Es cierto que en el curso del siglo XIX, las elites centroamericanas habIan borrado en gran parte las raIces mula- tas y pardas de sus pueblos, creando un conjunto de mitos racializados que alegaban que sus naciones solo tenIan progenitores españoles e in-

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Nuestra herencia Ak Afrocar/a

dIgenas. Pero antes de la década de 1920, no encontramos una nocion !iJr polarizada del "vicio negro" como la antItesis de la "virtud blanca" en el debate pblico centroamericano. Eso vendrIa tiempo después.

EL ftEPENTINO SURGIMIENTO DEL RACISMO ESTATALANTINEGRO En 1915, el diputado costarricense Leonidas Briceño propuso una ley para prohibir a las mujeres costarricenses casarse con hombres negros o asiáticos, o con cualquier otro con "condiciones biológicas" que pudieran lievar a la "degeneración de sus descendientes' 9 La in- clusión que hizo Briceño de criterios raciales fue un presagio del de- venir. A lo largo de la region se invocarIan en los años 1920, ideas eu- genésicas para justificar nuevas leyes de exclusion anti-negra. Pero en 1915, la propuesta no prosperó. Por el contrario, a pesar del deseo declarado de "mejorar" la "estirpe nacional" por medio de la "buena inmigración" (entiéndase europea), la entrada de inmigrantes afroan- tillanos no fue bLoqueada por ningün pals circun-caribeño antes de principios de los años 1920s. Fueron los inmigrantes asiáticos y del Oriente Medio quienes vivie- ron el primer embate de las leyes exciusionistas. Panama prohibió la inmigración de chinos, turcos y sirios en 1904.10 El Salvador decLaró a todos los chinos "extranjeros perniciosos" y prohibiO su entrada des- de 1897; leyes posteriores excluyeron a los árabes, malasios, Libios, turcos, gitanos, sirios y palestinos." El Estado costarricense prohibió la entrada a los chinos en 1897 y en 1904 añadió a los árabes, turcos, sirios, armenios y gitanos de "cualquier nacionalidad" a la lista de "ra- zas prohibidas' Un decreto de 1912 extendió la prohibición a "los in- dividuos de la clase cooli' con la intención de detener la inmigraciOn de surasiáticos, antiguos trabajadores por contrato quienes liegaban luego de pasar por Jamaica y Panama.12 El segundo embate serla a mediados de la década de 1920 cuando empezó otra oleada de legislacion racista. Los gobiernos de la region crearon sanciones legales para limitar, multar, y, finalmente, prohibir la entrada de migrantes de ascendencia afro. Otras leyes limitaron la contratación de los residentes "de raza de color" que no fuesen ciuda- danos en trabajos pOblicos, y hasta en empresas privadas (aán aqué- lbs quienes hablan nacidos en suelo centroamericano, pero cuyos padres o madres fuesen inmigrantes). Las nuevas leyes funcionaron conjuntamente con nuevas presiones "extralegales": los oficiales con frecuencia pedlan una "mordida" para dejar pasar o dejar trabajar a quienes les faltaba aLgo de la extensa documentación (pasaportes, vi- sas, certificados de nacimiento, permisos de residencia), que ahora se pedla por primera vez. Y en algunos casos, se Llegó a expuLsar a una

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gran cantidad de afrocaribeños —algunos de ellos nacidos en el pals, residentes de segunda o tercera generación. En Honduras, en 1929, los afro-descendientes fueron afladidos a la lista de "razas restringidas" obligados a ofrecer un depósito de $2. 500 para entrar al pals y, en 1934, una nueva ley prohibió de piano la entra- da de "negros, cooiis, gitanos y chinos' 11 Una ley de 1926 en Panama añadió a los "negros cuya iengua nativa no sea el españoi" a la iista de las razas "indeseables" y prohibió su inmigración; una ley de 1928 ii- mitó el acceso a la ciudadanla para aquellos que ya residlan en el pals. En 1941, una nueva constitución despojó a los hijos de inmigrantes negros nacidos después de 1928 de su nacionaLidad panamena.'4 En 1931, Guatemala declaró ilegal la inmigración de extranjeros de "raza negra' en 1936 acordó una total prohibición "por razones étnicas" a la entrada de personas de "razas negras" o "amarillas o mongoles" o "gitanos de cualquier nacionalidad''5 De forma similar, para 1936 Nicaragua excluyó a los negros junto con los chinos, árabes, sirios, armenios, gitanos y cooLis. Y una nueva ley en El Salvador declaró ilegal, en 1925, la entrada de "miembros de las razas de color''6 Qué habla cambiado?

EL CONTEXTO INTERNACIONAL DE LA RESTRICC ION MIGRATORIA Las crisis económicas hablan sacudido la region a partir de la década de 1920. Con las contracciones de las exportaciones (tan dependien- tes de monocultivos), y con el desempleo en ascenso, en cada sociedad receptora hablan surgido nuevos movimientos sociales que exigian un remedio a la crisis. Algunos ilderes sindicales hispano-mestizos, en especial aquellos ligados a los partidos socialistas o comunistas, buscaron hacer frente comün con los trabajadores afroantillanos. Sin embargo, fueron más comunes los planteamientos populistas xc- nofóbicos y exclusionistas, que buscaban aliados entre las burgueslas nacionales para una postura de enfrentamiento hacia el "capital ex- tranjero" y "la mano de obra extranjera' Los gritos de "Afuera Chom- bos!" se escuchaban de noche en los barrios afroantillanos de Panama y Colon, donde grupos de jóvenes aliados con los nuevos partidos na- cionalistas panamenos recorrIan las calles en la oscuridad, golpeando puertas para sembrar terror.'7 Sin embargo, la explicación de las nuevas leyes anti-negras no resi- de meramente en los conflictos locales laborales, sino en un cambio internacional en la definición y metas de la soberanla del Estado. La ley Johnson-Reed de 1924 de los Estados Unidos habla adoptado la supuesta calidad eugenésica y capacidad de asimilación cultural de cada grupo, como los principios orientadores de la poiltica migratoria

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estadounidense. Sc impusieron tantos lImites a las visas ernitidas en las Antillas británicas, que en un solo año se recortaron las salidas anuales de inmigrantes negros para los Estados Unidos en un 90%.18 "Las mujeres lavan ropa en La creciente preeminencia del tema de la inmigración en los asuntos una acequia en La Zona del Ca- interamericanos se reflejó en la Primera Conferencia Panamericana nal, Panama, 1908:' Fotograf ía de Eugenesia y Homicultura, realizada en La Habana en diciembre William J. Ewen, c. 1908. Bib- Lioteca del Congreso de los de 1927. Dieciséis naciones, entre ellas Panama, Costa Rica, El Sal- E.E.U.U., Division de Iniá- vador, Guatemala y Honduras, asI como Cuba, la Repüblica Domi- genes y FotografIas, no. LC- nicana, Venezuela, Colombia y los Estados Unidos enviaron delega- USZ62-75685. dos. La conferencia fue convocada y orientada por el prominente medico higienista cubano, Dr. Domingo Ramos en consulta con el eugenecista estadounidense, Charles Davenport, jefe del Eu- genics Record Office de la Institución Carnegie, -. . cuyo apoyo habIa sido crucial para dar forma a la ley Johnson-Reed.'9 " El primer punto en la agenda2 "La inmigracion ' en relación con las condiciones fIsicas, mentales .', ., . ..-• . y morales de la población' Como lo explicó el . . .. , Dr. Rafael Martinez Ortiz, Secretario de Estado Avg cubano, en sus comentarios de apertura, "los es- fuerzos por mejorar al hombre en nuestros paIses respectivos" de nada vaidrian "si, [...}, mirásemos con indiferente descuido, el ingreso en nuestras sociedades, de individuos o de razas pocos aptas para amalgamarse y fundirse con las nuestras, o poseedoras de taras o predisposiciones heredi- tarias patológicas, o carentes de cualidades de sociabilidad [ ... ] e indicadoras unas de falta de resistencia fIsica y otras de defectuosa organiza- ción cerebral insuficiente e inadecuada para el desarrollo de las altas funciones de los pueblos modernos' "Las generaciones del porvenir de- penderán de nuestras decisiones en el presente. Las naciones, que guiadas por la ciencia se pro- pongan fundar pueblos biologicamente fuertes, dominarán en el futuro a aquellos que no deseen 120 ver esta realidad La mera noción de una "eugenesia panamericana" presumIa que to- das las naciones que asistIan a la conferencia eran colegas y aliadas en su básqueda de la fortaleza biologica. En sus palabras de apertura, Ramos y Martinez Ortiz hicieron alarde de celebrar "las dos grandes y principales estirpes raciales a las cuales pertenecemos": [ ... } dos

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razas superiores... la Latina... y la Sajona' 2' En otras palabras, la pa- Vw ridad panamericana en el proyecto eugenésico dependia de la afirma- ción de que la "raza Latina" en America Latina era unitaria, eugenésica y predominante. Realmente asI lo velan los eugenistas estadounidenses? Todo lo con- trario. Menos del 10% de la población de America Latina era "blan- ca' concluyó Robert Foerster, profesor de ciencias económicas de la Universidad de Princeton, en un informe de 1925 solicitado por el Comité sobre Inmigracion y Naturalización del congreso estado- unidense (del cual Davenport eran asesor regular). "En ninguna otra area comparable de la superficie terrestre ha habido un cruce tan ex- tensivo de razas diversas y distantes" —con resultados tan lamentables como se esperaba':22 "Permitir la entrada a los latinoamericanos a los Estados Unidosfue una miope insensatez' El "argumento económico para la inmigración siempre ha sido peligroso. Ningün hombre es solo obrero. También es ciudadano y debe ser visto también como el padre de más ciudadanos' 23 AsI los "efectos politicos" de los "factores de raza" persisten y se difunden, insistIa Foerster. "En los términos más simples, entonces, la cuestión de la inmigración latinoamericana debe ser afirmada asI: ison los elementos de raza ahIpresentes dignos de ser acogidos hoy en dIa como parte de su estirpe racial? A esta pre- gunta la respuesta negativa debe ser contundente' 24 Buscando fomentar un proyecto hemisférico de exclusion migratorio, en contra de las migraciones vistas por los eugenistas como más noci- vas (la asiática, la africana, y la semitica o judIa), Davenport evadió opi- nar en la Habana sobre las declaraciones de los representantes latinoa- mericanos aseverando la paridad de "la raza sajona" y "la raza latina' Sin embargo, el delegado mexicano, Dr. Rafael Santamarina, puso en riesgo la ficción de una unidad panamericana, al referirse, explIcitamen- te, a la discriminación enfrentada por los migrantes mexicanos en la zona fronteriza con los E.E.U.U.25 El comentario encapsuló una verdad más amplia: que en el proyecto eugenésico emprendido por los Estados Unidos, las naciones latinoamericanas no eran realmente vistas como colegas y pares, sino como objetos de estudio y sujetos de exclusion. Algunos delegados se unieron al representante mexicano expresan- do su incomodidad con el enfoque norteamericano. El delegado pa- nameño, en contraste, abrazó la posición de Davenport, aseverando con orgullo que en su propio pais, como en los Estados Unidos, "ha sido necesario... ser drásticos en este problema porque los trabaja- dores antillanos llegados en la época canalera "se repartieron en las poblaciones de Ciudad de Panama y Colon, impidiendo el estableci- miento de regulaciones eugenésicas apropiadas' Aclaró: ". . .más que una prohibición de nacionalidad en nuestras leyes, lo que existe es

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe iVuestra herencia Afrocaribeña una prohibición de razas, de manera que, como se discutió con am- plitud en el Congreso de mi pals, cuando esa ley fue suj eta a debate... lo primero que se dijo fue que los antillanos de raza inferior, de raza de color, no podlan entrar a mi pals y justo porque hay otros palses de origen latino, localizados dentro de las Antillas... hicimos una excepción especIfica para Puerto Rico, Santo Domingo y Cuba' 26 En otras palabras, la ficción compartida a fivel panamericano, que aseveraba la homogeneidad racial y el valor eugenésico Latinoameri- canos, se sustentaba mediante el trazo imaginario de una lInea entre las poblaciones del Caribe británico y aquéllas del Caribe hispano- parlante. Los movimientos migratorios y re-migratorios de la diás- pora africana que desde hacla siglos habian unido a Centroamérica, el forte de Suramérica, y las islas del Caribe—antes aceptadas por los elites hispanoamericanos como un componente necesario del pobla- miento de las tierras bajas tropicales—tendrIan que ser no solo fre- nados sino borrados de forma retroactiva, para que los contornos de territorio, nacionalidad, cultura y "raza" pudieran ser coincidentes. Hasta la década de 1920, la posición del gobierno norteamericano so- bre la restricción migratoria en America Central, habla sido idéntica a la de la United Fruit Company: los empleadores debian ser libres para combinar trabajadores y sitios de trabajo a su gusto, sin importar los lImites territoriales, la ciudadanla o el color. Con las nuevas le- yes y reglamentos migratorios estadounidenses de los años 20s esto cambió. Al revisar sus leyes inmigratorias en los años siguientes, las repüblicas latinoamericanas se presentaban como orgullosas colabo- radoras del proyecto estadounidense de exclusion eugenésica, cui- dándose de no ilegar a ser blancos de la misma. No es que la conferencia de la Habana tuviera un impacto contunden- te por 51 soLa. Era más bien un indicador de un reajuste fundamental que se estaba operando a nivel internacional. Era el momento de auge de los populismos, los nacionalismos y los fascismos. Y como parte de este proceso, "la eugenesia formó parte del vocabulario politico de casi toda fuerza modernizadora importante entre las dos guerras n-iundiales' 27 Asi que no es de extrañar que en Centroamérica y en el resto del Gran Caribe hispano las denuncias sobre la "amenaza" de los antillanos, "extranjeros" "indeseables por su raza" e "inasimilables por sus costumbres' se convirtieron en una herramienta retórica cla- ye para quienes buscaban posicionarse como defensores de la "solida- ridad orgánica" y la "sangre" de la naci6n.28 Los politicos de clase media y los Llderes sindicales que demandaban mayor participación politica en las décadas de 1920 y 1930, solian senalar a la "importación" de mano de obra extranj era, por parte de las compañlas norteamericanas, como evidencia del rapaz descuido

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tM de la antigua elite a los intereses de la nación. De esta manera, la retórica racista y xenófoba llegó a ser de un elemento comün de los planteamientos populistas tanto en Panama y Costa Rica, como en Cuba, Repüblica Dominicana, Venezuela y los E.E.U.U.

LA DESNACIONALIZACION ftETROACTIVA DE LA POBLACION AFROANTILLANA Fue asI como para los años 1930, la presencia en Centroamérica de los antillanos británicos que se habIan asentado hacIa mucho tiem- po—de hecho, hacIa multiples generaciones—era denunciada como una "incursion intimidante: una amenaza tanto al bienestar de la cla- se trabajadora como al destino geopolItico nacional' En Panama la prensa hispanoparlante se ilenaba de llamados para una acción es- tatal para expulsar a los afroantillanos, vistos ahora como cuerpos extraños equiparados a una infestación microbiana: "Tenemos una civilización latina que está en un peligro profundo, a menos que to- memos las medidas necesarias para contrarrestar el establecimiento aquI, de un nücleo poderoso, de una raza extraña... 129 En Costa Rica, en 1924, los diputados del Congreso Nacional votaron para reducir el arancel de entrada que pagaban los inmigrantes—en su gran mayorIa afrocaribeños—con el fin de incrementar la oferta de mano de obra en la vertiente Caribe, y reducir el diferencial salarial que en ese entonces tentaba a los campesinos del Valle Central a bus- car suerte en tierras limonenses. Sin embargo, solo una década des- pués, el gobierno intentaba prohibir toda inmigración afro-caribeña. En 1934, el Ministro de Relaciones Exteriores de Costa Rica instruyó a todos los cónsules costarricenses en el exterior a "que se abstuvieran de emitir pasaportes o visas a personas que pertenecieran a La raza negra, hasta nuevo aviso' como medida provisional mientras el Go- bierno consideraba reformar la ley de inmigraciOn para restringir la 13 entrada de " personas de la raza negra . Los "riesgos eugenésicos" ahora ilamaban la atención de una amplia gama de oficiales. La supuesta amenaza demandaba acción del gobier- no con la meta de regular el espacio nacional, no solo mediante el cierre de las fronteras ante las nuevas ilegadas y la segregación geografica de los antillanos ya asentados en Costa Rica, sino que también con la regu- lación del espacio Intimo, prohibiendo los matrimonios inter-raciales. Al Ministro Gurdian, segün un observador: "le gustarIa ver la promul- gación de una legislacion que prohibiera a los negros establecerse por encima de cierto lImite geográfico, y éI irIa tan lejos como prohibir los matrimonios mixtos, incluso en las tierras bajas' La regulacion del es- pacio residencial, sin embargo, dependerIa de la posibilidad de retroce- der las fronteras de pertenencia cIvica: los derechos civiles tendrIan que

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ser redefinidos como dependientes de la ciudadanla, y la ciudadanIa T 4w, ser reafirmada como un asunto de ascendencia genealógica más que de lugar de nacimiento. "El anterior ministro de Relaciones Exteriores (Sr. Pacheco) una vez me dijo que habIan dificultades constitucionales que obstaculizarIan una polItica de restricción residencial para Los elemen- tos negros de la pobLación, pero el Sr. Gurdián aL parecer no estima este obstáculo como infranqueable, ya que la mayoria de los negros nacidos en Costa Rica son de padres extranjeros y son, por lo tanto, no naciona- les del pals a la luz de la ley local': 31 Los liamados en pro de la segregación racial se escucharon fuerte- mente en la prensa vallecentralina de Costa Rica, y los autores repe- tidamente citaron aL tánel del ferrocarril en Turrialba como el ilmite natural entre las tierras bajas "negras" y las tierras altas "blancas' Ta- les pronunciamientos se recibieron con una mezcla de incredulidad e ironla por parte de la prensa antillana angloparlante en Limón, quie- nes se apoyaban en la antigua definición de ciudadanla, determina- da por el lugar de nacimiento más que de ascendencia, y confiaban (ingenuamente?) que el gobierno hiciera lo mismo. Los editores del Limón Searchlight escriblan en 1930:

"Hay quejas de parte de algunos costarricenses impen- santes, de lo que denuncian como la "invasion de la gente de color más allá del tünel"; y afirman que hay una ley que prohIbe la entrada de gente de color más allá del tánel, iolvida ese caballero que [el presiden- te] don Tomás Guardia, contrató a esa gente de color aqul para hacer el trabajo que no podia ser hecho por el propio costarricense [durante la construcción delfe- rrocarril en la década de 1870]y después de que aque- has gentes completaran esa misión ies justo decir a su prole, "costarricenses" por nacimiento, que no pueden tener acceso libre a cualquier parte del pais en el que nacieron? ,Está el caballero sugiriendo la divisiOn del pals desde el tünel a San José para los blancos, y del tzinel a Limón gobernado por negros? "32

Los archivos históricos demuestran contundentemente que ninguna politica de restricción geografica basada en "la raza" fue formalmente promulgada en Costa Rica. Sin embargo, la persistencia de tal creen- cia confirma la intensidad de las prácticas extrajuridicas de la segrega- ción y discriminación a partir de los años 1930. "Si un negro venla a la parte blanca de la ciudad, lo echábamos a pedradas' recordó una mujer de Turrialba. "Mis papas fueron obligados a bajarse del tren en

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Turrialba, no se les permitió continuar' insistió en Jamaica una mujer nacida en Costa Rica, sesenta años después del hecho.34 La violencia informal que vigilo la segregación espacial dentro del territorio costarricense dejó cicatrices en La memoria, pero ningün rastro legislativo. En 1942, "la raza negra" se incluyó por primera vez dentro de La lista de aquellas "razas indeaseables' junto con los chinos, árabes, turcos, sirios, gitanos y "coolis' cuya inmigración ha- cia Costa Rica habIa sido prohibida desde tiempos antes.36 Con esta ley costarricense, La prohibición a la inmigración negra a las repüblicas de habla hispana de America Central, Colombia y Vene- zueLa se habIa completado. En menos de una generación, los puertos del Litoral caribeño, por mucho tiempo portales de acceso abiertos al circuito de transporte marItimo que llevaba a la gente del Caribe, de lugar en lugar a lo largo de sus vidas laborales, se habIan convertido en los lImites más extremos a La movilidad legal. Para mediados del siglo XX, los ambiciosos y eficaces estados-nacio- nales de Centroamérica exigIan a los migrantes, sus hijos y nietos, transformaciones profundas a cambio de La ciudadanIa permanente. E incluso cuando se escogió pagar el precio de la asimilación cultural para lograr esa ciudadanla—cuando los desayunos de ackee y bacalao dieron paso al gallo pinto, las tortillas o las arepas; cuando las escue- Litas de ingles y las carcajadas en patuá dieron paso al acartonado cas- telLano escolar—esa nueva ciudadanIa ofreció a menudo no más que un estatus de segunda clase para los inmigrantes afrodescendientes y sus comunidades.37

Sobre el tema leer: Lara Putnam, "Foráneos al fin: La saga multigeneracional de los antillanos británicos en America Central, 1870-1940" en Gudmundson y Wolfe eds. La negritud en Centroamérica: entre raza y raIces. San José: Editorial LINED, 2011.

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LOS GAR!NAGU: DEL CIMARRONAJE - A LA NACION GARfFUNA

ALFONSO ARRIVILLAGA

ETNOGENESIS GARIFUNA: UNA HISTORIA CIMARRONA A diferencia del brutal exterminio practicado por los conquistadores en las Antillas mayores, donde la población murió de forma fulmi- nante, los indIgenas de las islas menores pudieron combatir y pelear con ahInco por su libertad. Durante todo el siglo XVI, mientras las huestes españolas daban inicio a la ocupación del Caribe Occidental (y otras partes del continente), los caribes del Caribe Oriental, ade- más de batallar, capturaron durante sus incursiones contra el enemi- go algunos africanos como cautivos.38 Los caribes islenos, como se conoció a los habitantes de estas islas, no eran un grupo homogeneo, sino el re- Etnogenesis, quiere decir literal- sultado del encuentro entre los igneri (arawakos), que mente "creación de la etnicidad llegaron a las islas a inicios de la era cristiana, y los ka- o de lo étnico' Es usada para dar linas (caribes) que lo hicieron dos o tres siglos después, cuenta del proceso histórico de quedando desde entonces en una constante disputa por configuracion de una colectivi- el control de estos territorios. Estos ültimos tras ir so- dad producto de una emergen- metiendo a la población igneri y tomando a sus mujeres cia (fIsica o biologica - migra- como cautivas-esposas desarrollaron un mestizaje par- ciones, invasiones, conquistas ticular, en el que las mujeres continuaron reproducien- o alianzas-) que da lugar a la do su cultura arawak y los hombres la caribe. ampliación o a la creación de Raymond Bretón el clerigo frances que llegO a Domini- nuevas identidades. Se trata de ca en 1635 recogió en su diccionario caribe-francés dos un término que permite hacer entradas que ilustran como operó este mestizaje: énfasis en la capacidad creativa callinago y calliponam. El primero para la lengua que de respuesta del grupo a situa- hablan los hombres, y el segundo para la lengua de las ciones extremas. mujeres.39 Durante el siglo XVII ingleses y franceses retomaron su interés por las islas. Como resultado, entre 1623 y 1625 exterminaron al total de la población caribe de St. Kitss, y en 1650, hi- cieron lo mismo en Martinica y Guadalupe, quedando solo Dominica y San Vicente como reductos de la resistencia indIgena. En 1660, los franceses de Guadalupe suscribieron con ellos un tratado en donde se les reconoció estas dos islas bajo su dominio a cambio de que cesaran sus ataques a las colonias y se abstuvieran de tomar como prisioneros a los africanos esclavizados. Los acuerdos duraron poco ya que los ingleses continuaron atacando a los isleños y éstos dando batalla. Para entonces los africanos habIan

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dejado su condición de cautivos y su nümero iba en aumento, desde aquel año de 1635 cuando un grupo de sobrevivientes de un naufragio buscó refugio en San Vicente. Las continuas fugas de las plantaciones de algunas de las islas vecinas, y nuevamente, otra ilegada de naufragos en 1675 ayudaron a este crecimiento. La mayorIa de los africanos debió proceder de Nigeria, Costa de Oro, Congo y Dahomey.4° La unificación de los caribes con los africanos, ante un enemigo comün, renovó la capa- cidad de resistencia que se extendió a lo largo de su vida cimarrona. En 1725 los caribes repelieron un intento ingles por apoderarse de San Vicente, y lograron una paz relativa que trajo consigo un buen perIodo para los isleños. Aunque reducidos en aquellas dos islas, practicaron el co- mercio, la pesca y conta- - ron con plantaciones de caña, muchas trabajadas por sus propios cautivos de guerra. Entre tanto los europeos también lieva- ban a cabo su propio pul- so: en 1763 con la firma del Tratado de Paris, las islas de Dominica y San Vicente pasaron a manos de los ingleses, iniciándo- se una nueva arremetida. Los resultados no fueron lo que los ingleses espe- raban por lo que nueva- mente en 1773 suscribie- ron un Tratado de Paz y Amistad con los Black Charaibes (caribes negros), ilamados asI por © 2009 Pablo Delano primera vez.4' William Young, gobernador de La isla de San Vicente en ese enton- ces, no conseguIa salir de su asombro por el lujo con que vestIan las mujeres de los caribes-negros, lo abundante de sus cosechas, las riquezas que presentaban, y por lo vigilantes que se mostraban sus lIderes por el cumplimiento del tratado: Chatoyer (Satuye), Du valle (Duvale), Sambula, y Jean Baptise por ejemplo.42 Por otra parte, ci eco de las ideas republicanas francesas tuvo gran resonancia entre los pobladores de La isla, muchos de ellos francófonos. Si bien reci- bieron apoyo por parte de los franceses para emprender la guerra contra los ingleses, es el peso de sus propias decisiones lo que los llevó a declarar finalmente la guerra en marzo de 1795.41

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Pero esta vez la lucha no duró más allá del año. Su máximo lIder Satuye murió al inicio de las contiendas, minando con esto la moral de su ejército. Los ingleses por su parte renovaban tropas y arma- mento, algo que repetirIan tanto como fuera necesario, hasta redu- cirlos, como finalmente sucedió en junio de 1796. Fueron enviados a la pequeña isla granadina liamada Balliceaux mientras se decidla su destino. AhI fueron recluidos en las peores condiciones por más de seis meses, tiempo durante el cual un 50% de los 4,195 caribes- negros detenidos murieron.1 Finalmente, fueron enviados a la Isla de la BahIa (Honduras) a una distancia que imposibilitara cualquier oportunidad de retorno. El viaje fue tan difIcil como aquellos ültimos seis meses y siguieron las muertes a bordo. En las peores condiciones aquellos "indomables caribes" partIan a la incertidumbre lievando en el recuerdo aquellos tiempos gLoriosos, el anhelo de San Vicente que consideraba su pa- tria, y la marca de Los ültimos acontecimientos vividos. Estos eventos resurgirán como asideros en la constitución de su nación Luego de doscientos años de vida en Centroamérica.

SU DLSPERSLON POR EL GOLFO DE HONDURAS Fue un 12 de abril de 1797 que los ingleses dejaron su "carga" en Port Royal, una posesión inglesa en la isla de Roatán. Si bien con los ca- ribes45 quedaron armas, herramientas, semilLas y provisiones, era prácticamente imposibLe que en sus condiciones y, en menos de un mes, estuvieran preparados para iniciar labores agricolas. Aün no se conoce cuáles fueron los factores que intervinieron para su traslado a tierra firme, el caso es que su presencia en las periferias de Trujillo, para Octubre de ese año es un hecho, quedando tan solo un pequeno grupo en la isla. Los caribes, como siguió llamándoseles, debieron es- tar ansiosos por vislumbrar un futuro entre tanta incertidumbre, por Lo que su alianza con la Corona espanoLa era determinante y para elLo su actuación serla un factor definitivo. La costa entonces se reducIa a una escasa pobLación que resguardaba Los baluartes de Omoa y Trujillo, y que era dirigida por unos cuantos españoLes como encargados de aduanas y de Los puestos militares. Apoyaban en esta üLtima labor, Los bataLlones de morenos conforma- dos por negros libertos y los negros franceses, que arribaron tan solo un año antes que Los caribes-negros. Los negros franceses o repu- bLicanos procedlan de Haiti donde se aliaron a los españoles para resistir a los franceses. Luego del Tratado de Paris fueron enviados a la Habana, donde ilegaron como Tropas Auxiliares de FeLipe IV y de ahI fueron enviados a Cádiz, la Florida, Porto Belo, Yucatan y Trujillo. Fueron ellos quienes ya en tierras centroamericanas defendieron el

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puerto de Trujillo cuando fue atacado. 46 Por otra parte, estaban los africanos esciavizados que continuaron liegando para trabajar en la construcción del fuerte de Omoa, asI como los traIdos por los ingleses a sus plantaciones en el rio Tinto (Black River), al este de Trujillo. En el siglo XIX es posible ver aunque en menor nitmero antillanos (free colored) de Barbados y St. Kitts. Muchas eran las limitaciones de la población costeña; la más sentida sin duda fue la escasez de alimentos, muchos de los cuales liegaban desde Cuba. El trabajo agrIcola fue el primer desempeño de los can- bes, antes de ganar la confianza para ocupar puestos en la milicia. Los resultados fueron Optimos y en poco tiempo sobresalieron con la pro- ducción de cazabe. En las milicias fueron igualmente efectivos como lo demostraron en 1799 cuando defendieron Trujillo y a la baterIa del Motagua de un ataque ingles. Poco a poco se fueron desplazando, sobre el camino del golfo y hacia Belice de donde se tiene noticias de su presencia ya en 1802, precisa- mente en un sitio que denominan Carib-Town.47 Segün la tradición oral, los primeros desprendimientos se dieron poco después de su liegada en dirección a la Ilamada Costa Alta, rumbo a la mosquitia y a la Costa Baja orientada hacia Omoa, y unos años después en avanzadas más distantes, como el caso de la fundación de Gulfuiyumu en la desembocadura del RIo Dulce por Marcos San- chez DIaz, en 1802. Algunas versiones señalan a este personaje como haitiano, lo cual puede ser un indicador de las relaciones que se esta- blecieron entre caribes-negros y negros franceses, igual pudo haber sucedido con los antillanos o ex-esclavos. El viaje que protagonizó Gulisi la hija de Satuye, resguardada por lugartenientes de su padre y en companIa de su familia a tierras beliceñas es otro referente impor- tante en la oralidad.48 Segün el padrón Levantado de 1821, en la jurisdicción de Trujillo existian los caribales de Grande de Guadalupe, Cristales, Carmen, San Juan, San Pedro, San Antonio y Limonal sumando el 64% del total de la población local, una considerable mayorIa. 49 Ese año, con la independencia de España, la costa entró en un marcado deterioro por las constantes revueltas que cobraron factura a los caribes por sus fihiaciones polIticas, ya fuera estas voluntarias o forzadas, por lo que muchos salieron a la costa beliceña en büsqueda de refugio. La más memorable de estas movilizaciones fue la que protagonizó Alejo Beni, que en companIa de varias personas llego un 19 de noviembre de 1832 a Stann Creek. Para entonces su ubicación se encontraba ya delineada desde su posición más septentrional en Stann Creek y al oriente Plaplaya en la frontera con la mosquitia.

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CONSTRUYENDO S LA TERRITORIALL DAD GARIFUNA Pasada las revueltas de la independencia y en relativa paz, los garifu- nas continuaron con ocupaciones nuevas como la pesca de tortugas y el contrabando que se facilitaba por su experiencia en el desembar- que de mercanclas y su traslado a la costa. Son esta serie de activida- des las que les permiten una autonomla y el acceso a una economla monetarizada a la que están acostumbrados. Para mediados del siglo XIX, las monterIas y el sonado proyecto de un canal interoceánico en la costa nicaragüense requerlan cada vez más trabajadores para Lo que los garInagu se muestran disponibles una vez más. Algunos viajeros reportarán su presencia para 1860 en Greytown y unas décadas después Joseph Sambola de Sangrelaya se- guido por FeLipe Lopez de Aguán e Isidor Zenón de Iriona (todos de la Costa Alta hondureña) fundaron un poblado que liamaron San Vi- cente. Siguiendo la logica que prevaleció en otros asentamientos, de ahI se derivaron nuevos establecimientos, algunos efImeros otros no, hasta conformar la ocupación actual en las comunidades de Santa Fe (fundada en 1896) y Orinoco (en 1912).° En las postrimerlas del siglo XIX llegó un producto cuyo cultivo cam- biarla la dinámica del siglo venidero: el banano. Entonces muchos campesinos, entre estos los garInagu, pasaron a ser conocidos como "poquiteros' un término que define su calidad de agricultores indivi- duales y su limitada producción. Junto a elLos se desempeñaron otros trabajadores procedentes de Jamaica y Barbados, asI como del sur de Estados Unidos que los infiuyeron con sus costumbres e ideas. En el siglo siguiente, el banano paso a ser una actividad controLada por las companIas, y con ellas la habilitación de nuevos puertos, la mejora de viejas instalaciones, la apertura de brechas, la consoLidación de caminos y ilneas de ferrocarril, asI como la introducción de sindica- tos y otras organizaciones gremiales que trajeron nuevas corrientes de pensamiento motivadoras para los garInagu que cuentan con un acendrado interés por la ayuda mutua. Paralelamente, se incrementó el nümero de organizaciones que res- pondIan al grupo y no a intereses de gremio, cuyo pionero fue Tomás Vicente Ramos, un hondureño que en 1924 fundó la Carib Develo- pment and Sick Aid Society (C.D.S) en Stann Creek, y poco después la Carib International Society (C.I.S), que se extendió a Guatemala y Honduras con fihiales que impulsaron un movimiento sin precedentes, en particular en lo reLacionado con la salud y los servicios medicos. Ra- mos es contemporáneo de Marcus Garvey, que también visita la costa promoviendo su ideologIa que es recibida con simpatIa y adhesion.

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Durante la dictadura de Tiburcio Carias Andino (1932-1945) en Hon- duras, los garInagu que simpatizaban con los liberales fueron aco- sados por el gobierno y acusados de sedición. La comunidad de San Juan (continuo a Tela) fue reprimida por el ejército en )unio de 1937. Fe de erratas: Los sobrevivientes, en su mayorIa mujeres y ninos, huyeron a Beli- En primera IInea, lease: ce donde se sumaron a la comunidad de Hopkins. La noticia de este Durante dictadura de oprobio corrió por la costa y, rápidamente, varios grupos de traba- Tiburcio Carias Andino jadores de las bananeras entraron en paros ya que se trataba de un (1936-1949) problema que habla sido avivado por el mismo Semuray, importante promotor de los intereses de estas empresas. Para entonces ya se desarrollaba otro destino en su proceso de dis- persión: los Estados Unidos, que pasaron a considerarse como el principal destino de atracción y como migración recurrente. Al igual que otros movimientos migratorios del Caribe, La direcciOn primordial de esta migración fue la ciudad de Nueva York. Mien- tras algunos especialistas vaticinaron una asimilación cultural, Los garInagu continuaron hablando su idioma, eLaborando sus comidas, escuchando su müsica, asistiendo a sus reuniones de grupo los fi- nes de semana, y a la conformación de organizaciones reLigiosas y civiles que como las locales fomentan el apoyo, la ayuda mutua y la solidaridad entre sus miembros. Los familiares que no viajaron que- daron a cargo de las tierras, del manejo de las remesas para mejoras en la construcción, para ayuda de las unidades domésticas y, sobre todo, para las mujeres adultas a cargo de hijos y otros infantes, es- tableciéndose entre ambos una dinámica de circulación basada en una co-relación con los locales.

LA GALUNAGU DE CARA AL SLGLO XXI En la actualidad, hay casi medio centenar de comunidades garIfuna: treinta tres en Honduras con 108,144 pobladores (9% del total de ha- bitantes); cinco en BeLice con 14,061' (7%); dos en Guatemala y otras dos en Nicaragua, las cuales alcanzan una poblaciOn de 3,702 (0.0 1%) y 500 respectivamente. Ellos constituyen la identidad más visible de La africanidad en el golfo de Honduras, y una de las mas reconocidas en Centroamérica. No todos sus asentamientos son tradicionales; hoy coexisten en los barrios de puertos como en Belice, Puerto Barrios, Cortés y la Ceiba y en ciudades del extranjero como Nueva York, Chi-

cago, Los Angeles, y Nueva Orleans, entre otras.52 Para La selección de los sitios apropiados para sus asentamientos bus- caron las puntas del borde costero que permitieran una mejor visibili- dad, las encrucijadas del camino, la proximidad de los poblados que les acercaran a los oficios, o bien la selección del costado de rIos, criques,

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe Nuestra herencia Afrocaribe,j& ensenadas, o frente a los arrecifes ricos en recursos marinos. En las playas, los cocoteros sembrados sirven como mampara (además de sus frutos) para las frágiles construcciones levantadas con paredes de lodo y zacate o con varillas de madera extraIda del tronco de la misma p alma usada para el techo, y piso de tierra aprisionada. Estos ranchos son has- ta nuestros dIas la forma de vivienda más comñn. Están distribuidos en los terrenos de distintas unidades familiares, en donde se localizan a su vez viviendas de hormigón y piso cerámico levantadas por algün pariente migrado. Desde el perIodo vicentino las mujeres juegan un rol central en la sociedad; otrora incluso de- finieron las relaciones de parentesco en la lInea materna. Este pasado protagónico, aunque mo- dificado, continua hoy al ser las mujeres, en par- ticular las adultas, las encargadas de la educación y cuidado de los hijos —acaso también de su ma- nutención-, con una vida económicamente activa o como articuladoras de los ritos a los ancestros, entre otras actividades. Las hermandades, por ejemplo, son para ellas un espacio importante de organización, facilitador de los principios de cooperación recIproca, además de su función re- ligiosa sostenida en un sincretismo que lleva a los tambores, cantos y danzas, al lado de procesiones de santos, rezos y misas. En relación con su cosmovisión, los garInagu sos- tienen una concepción circular del tiempo, en donde la vida es una transición de máltiples iden- tidades para el alma, por lo que la realización de diversas ceremonias resulta necesaria para su viaje a seiri, el panteón garIfuna. Inician con la ceLebra- ción de los belurian a los 9 dIas de defunción, en- tonces los contadores de uraga que entre cantos narran las peripecias de Anansi (como los antiguos griots africanos), © 2009 Pablo Delano tambores y baile al ritmo depunta, y comida y bebida despiden el aLma del difunto. Son la maxima expresión de estos ritos a los ancestros el chugü y dugu,53 ceremonias de invocación que se realizan en los dabu- yaba (templos) bajo la conducción de un buyei y un grupo de cantan- tes conocidas como gayusas, que danzan al ritmo del hunguhuledi que lievan los tambores. La realización de estos rituaLes es motivo de una importante reuniOn familiar a Ia que acuden locales y residentes en el extranjero, ya que los áhari son implacables con los que no se presen- tan a los rituales y complacientes con quienes Si.

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Los garInagu tienen una particular predilección por sus propias co- midas como el rice and beans (arroz cocido con coco y frijoles), el tapou (cocido con leche de coco), los plátanos en diferentes estados de madurez y preparación: judutu (fritos) y daraza (en pure), los re- frescos como rosa de Jamaica o infusiones de zacaru (té de Limón), pulali (el atol de coco), postres como el bimeca- cule (arroz dulce) y los pastelillos de frutas ocu- pan un lugar importante. Muchas mujeres elabo- ran en sus casas bocadillos y pan de coco que son vendidos por las calles por sus hijos y otros ninos -: •. a su cargo; otras directamente elaboran comida (que incluye otros platos no tradicionales) para la yenta callejera Lo cual constituye una impor- tante fuente de ingresos. En reuniones noctur- - nas, como los velorios, el té de jengibre es comñn aunque otros prefieren el gfity, un compuesto de ron o aguardiente con ralces, tallos y especias. Particular lugar ocupa el casabe (ereba), esa galle- ta de yuca amerindia tan preciada como alimento y como referente simbólico. Raymond Breton re- lacionaba a los calinago como los hombres de la yuca, y en su cosmovisión fueron hechos del almi- don de este tubérculo. Sin embargo, tanto su cul- tivo como su elaboración, van en desuso y su con- sumo se debe a la posibiidad de adquirirlo en el j mercado, con productores al por mayor, trayendo consigo el desuso de piezas como el egui (rayador), ruguma (exprimidor), jibise (tamizador) y budare © 2009 Pablo Delano (comal de cocción) de vieja tradición caribe. Al igual que el ruguma y el jibise, eLaborados con fib ras tejidas, piezas como los yamadi (valijas impermeables para viajes en el mar), Las mochilas para transitar en la montana, sombreros y otros utensiLios de carácter doméstico, como muebles, cada vez son más escasos mientras que los eLectrodomésticos y amueblados de carácter occidental son menos frecuentes. Por su cercanIa al mar los garInagu pudieron continuar con su tradi- cion vicentina de navegantes. Desde su arribo hasta el dIa de hoy, esa destreza ha sido definitiva para mantener el contacto con sus vecin- dades, transportar mercancIas y dedicarse a la pesca hasta hace poco central para su dieta protelnica. Hoy la relación que se establece entre los pescadores que recurren a trampas artesanales y otras artes de pesca como redes, trasmallos, arpones y anzuelos y Las flotas de va- pores que usan redes de arrastre es desigual y amenazante los propios aperos usados por los garInagu que terminan en estas mallas.

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La posesion de la tierra es otra amenaza latente Basada en lo con- suetudinario, es decir por costumbre, muchas posesiones familiares y comunales han sido presa del pillaje por parte de personas y grupos foráneos. La costa hondureña en particular ha sido objetivo para es- tos consorcios que buscan un desarrollo turIstico y beneficios eco- nómicos para un grupo reducido y excluyente en el que los garInagu solo sirven como una atracción. El trasiego de drogas igualmente les hace vulnerables y empieza a minar las estructuras de poder tradicio- nales además de los impactos propios derivados de su consumo. Una amenaza más que debemos agregar es el VHI-Sida cuyos impactos son alarmantes y para la que no se vislumbra ninguna acción para enfrentarlo. Es indudable que la idea de nación que tan arraigadamente se encuen- tra entre los garInagu no es un remanente de aquel reconocimiento que recibieran de los ingleses en aquel tratado que firmaran en 1773. Se trata de un sentimiento que si bien se funda en aquellos hechos, se consolida a lo largo de su historia centroamericana, alimentado por una serie de procesos que abarcan su diaspora y la memoria de los acontecimientos que han acompañado su devenir. Bugawaguwadiwa Yuruemin giñe reza la primera frase de la canción Yurumein que consideran su himno. Hemos sido expulsados de San Vi- cente señala y recuerda luego que van de costa en costa buscando a sus hermanos, waluwahwinañanu garInagu waladei. Ejemplos como estos en canciones, relatos de los abuelos que fecundan la memoria colectiva o en las representaciones rituales del Yurumein permiten perpetuar de generación en generación aquel evento cuando los ingleses les expulsa- ron de San Vicente, la morada mItica, la patria anhelada donde logran un particular esplendor. Los garInagu, como otros pueblos, tienen su propio patrimonio (mO- sica, danza, cantos, trajes, idioma) y crean a su vez nuevos Iconos que articulan su idea de nación como una bandera, un escudo, un him- no, una historia fundacional heroica y de resistencia, con sus propios heroes. Es claro que en la memoria colectiva juega un papel central en esta constitución, asI como en la de su propio imaginario ante los otros. En este proceso de diaspora -que recoge el exilio, la condición de minorIa, y la permanecIa de sus prácticas religiosas- los garInagu dan sentido a sus espacios como su propia territorialidad, al registro de su historia y su demograf ía. Y a pesar de su condición de minorIa en Centroamérica, de su dispersion a otros lugares allende las fron- teras nacionales de los estados que ocupan, se sobreponen con una noción de ciudadanIa comiin que solo puede respaldar su propia in- vención como nación.

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe Nuestra herencia

Puettony Cudes 1mptMtea 1 Belice. City 2 Dgnga 3 Belie open 4 fliecs Peten PuextoBernos 6 Ciut1nddeOu.mnla - uertoCo.lés * Tel. 9 Ceib. 10 Trttflo 11 Teiciga1pa E

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Una tersión anipliada de este texto puede encontrarse en ci libro: En dave Afro- Caribe Expresiones musicales de Ia población afrodescendiente de Ia costa Caribe de Centroainérica, Repábiica Doininicana y HaitI San José: Agencia española de Cooperación Internacionaipara el Desarrollo AEC1D, 2010.

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INTRODUCCION A LA MUSICA GARIFUNA

JUAN CARLOS SANCHEZ

La müsica garIfuna es de origen africano; nació de la sincronIa natu- ral del universo y el ser humano; desde el momento de su concepción, hi comunidad afrodescendiente se identifica con su entomb, en la Ca- cerIa, el nacimiento y La alegrIa, por medio del sonido.Al emitir un so- nido, la madre tierra conecta la energIa que da vida a to creado, dando una sensación armónica que contagia todo ser tangible e intangible. Los sonidos se juntan en forma armónica y asI crean müsica, doblando los pasos del so!, la !una, el aire, el fuego, y el agua, en total equilibrio, por to tanto, las tonalidades ya no deben fallar. La lücida organización de !a naturaleza marca un grado de convicc ion que genera asombro a las personas, y !ogra asI imitar los sonidos que liegan a sus oldos. YAN KUNU/WANARAGUA Los viven cada dIa el ejercicio sonoro heredado de la naturaleza por medio de instru- Nació de la necesidad de una nueva mentos que utilizan como mediadores energéti- estrategia de lucha por sobrevivir ante la cos. Se usan también en algunas festividades para amenaza de ser expulsados de sus tierras engrandecer la naturaleza, con el fin de vitalizar en la Isla de San Vicente Yurumein. la unidad y ánimo para el bien de la comunidad y Vestir con prendas femeninas, cubrir sus pobladores. su rostro con mascaras de metal y un Los tambores, las sonajas, la concha de tortuga, sonido a sonajas saliendo desde la la concha de caracol, las claves, y la botella son rodilla amarrados y tejidos de conchas algunos instrumentos que utiliza La comunidad pequenas, con movimientos vigorosos, en sus diferentes actividades; actualmente la gui- aizaban la voz de victoria frente a sus tarra también forma parte de este grupo. Cabe adversarios. mencionar que toda la vida musical de nuestras comunidades afrodescendientes representa la forma en que ellas han sobrevivido, proyectán- dolo por medio de su ritmo y letra. El sonido de las ayes, el trueno, la liuvia, el viento, las voces, y los aullidos animales son parte del plan divino para formar preciosos ritmos y cantos. Hace cincuenta años en la comunidad GarIfuna de Guatemala, aün existIan personas a las que las ayes, en su momento, les transmitIan el ritmo o melodla de algün canto para ser usados en ceremonias o rituales de sanación. Nuestros antepasados manejaron la dinámica mIstica del sonido con la mente abierta a los designios de la naturale- za, cuidando el tiempo y momento para la ejecución de cada sonido, ya fuera por medio de tambores, voces u otros instrumentos. El res- peto a to divino genera la gran lección. El sonido no se ye, pero nos

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comunicamos con ello, con algo o alguien de su misma naturaleza, ésta es la parte espiritual que dio vida a la müsica en los corazones de Negros GarIfunas de todo el mundo. Se dice que el verdadero sentir de la müsica Ga- rIfuna de una cornunidad estáen la sangre; des- PARAN DA/PARRAN DA de que nacemos el llanto o el silenclo que invade nuestra mente ante la presencia de este nuevo La parranda o Sandunga se ser, se convierte en una canción para los oIdos, ejecuta con una guitarra, dave o y más cuando se le pone un nombre. botella y sonajas, especialmente Todo indica que la forma más sencilla de hacer por personas de edad adulta que m(isica es mezclar un sonido con otro. Los ca- interpretan temas de La vida yucos en la playa han sido un material de apoyo real. Existe la parranda de dos para los niños para conservar el toque del tam- tambores, maracas o solamente bor; las conchas de almejas para que practiquen el Yancunu; los tambos vaclos de agua o aceite con sonajas y voces; es de origen como sus tambores han sonado a la orilla del festivo y se escucha también en mar. En el mundo de La müsica Los niños desa- funerales, misas para difuntos, rrollan una habilidad en la retención de los ac- fiestas de fin de año, etc. En tos que están presenciando, y asI contagian a Repüblica Dominicana existe la sus amigos y hermanos a caminar en La misma Sarrandunga que se Le asemeja. senda cultural. El sonido que emite el caracol en En Guatemala se utilizó la palabra las playas anuncia La ilegada de un pescador; al Sandunga para denominar a La mismo tiempo en las casas el mortero llora abra- Parranda. zando los plátanos cocidos al ser machacados a un ritmo con sabor. Entonces nace un canto - para soportar el trabajo y el calor. La comuni- dad barituna tiene cantos para sacar el cayuco del mar, para adormecer un bebé, empajar un techo, para el büdürü, para curar a un enfermo, para La invocación espiritual, y el trabajo de la yuca o mandioca.

PUNTA

Ritmo y danza que marca un camino astral para los difuntos. La celebración consiste en una sesión de rezos, por el espacio de nueve dIas, para alcanzar La armonIa de came y espIritu después de La transición, y regresar en el futuro como espIritus de Los ancestros. Los GarIfunas creen en La vida después de la muerte y, por lo tanto, con este ritmo y danza festejan el nacimiento, crecimiento y muerte. Este ritmo Luego dio origen al Rock.

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe - - -- -- --'-- Nuestraherejicia Afrocaribeña 02 Expresar con sonido lo que sientes, lo que miras, lo que haces - inclusive si has hecho una comida-. Transportar los movimientos al ritmo de los tambores y cantos a La secuencia de La labor, del navegar etc., posibiLita a las comunidades Indudablemente, La müsica GarIfuna crear nuevas formas de expresión, en Guatemala es muy importante como por ejemplo el Punta Rock para vivir mejor. La instrumentación que fue creado en Belice en los años es producto de una mente abierta ochenta por Pen Cayetano, etc. y creativa, y de La enseñanza de La madre naturaleza que provee las herramientas necesarias para La construcción de La marimba, el bajo de cajón, las sonajas...

CANCION:

LIBARI BABA Juan Carlos Sanchez Livingston/Izabal

Casa megeibei bu Libari baba qué está pasando contigo nieto? doümbei me tia farara won toca el tambor para nosotros!

lu wabinaha ya, lu wasariaha ya para festejar y bailar

eibuganale Louba indura he caminado parte de Honduras eibuganale louba balice he caminado parte de Belice

ca narigibei ni, Garinago que encontré aLlI, garIfunas nadairubei, numadago (bis) encontré amigos

doümbei bigarawon, doümbou bumaraga toca el tambor, toca las maracas añate tia hara, lu hafeduha ya(bis) allá vienen ellos, para festejar.

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe - Nuestra herencia frpeqfibeña

LOS CARIBES NEGROS Y LOS ORIGENES DEL MES DE LA HERENCIA AFRICANA

DARIO EURAQE

A fines de 1937, Margarita Martinez, nina GarIfuna con quizás 13 años y oriunda de la aldea de San Juan, se encontraba en Corozal, al oriente de La Ceiba, habiéndose refugiado alil con su madre luego de presenciar el asesinato de su papa, Pedro Martinez, a manos de fuerzas militares del General CarIas.54 Nunca antes habla sido una co- munidad GarIfuna escenario de una violencia tan vii como en 1937, y por muchos años los sucesos "del 37" circularon solamente entre los adultos de las comunidades Garifunas del litoral caribeno, donde se concentraba la población GarIfuna de Honduras. La masacre a manos de una expedición enviada por el General Carlas se dio en el contexto de una disputa polItica entre adinerados Ga- rIfunas dentro la region ocupada por los aldeanos de San Juan. A fines de los 1930s y durante los 1940s varios GarIfunas pudien- tes comenzaron a vender tierras a no-GarIfunas, y trasladarse a San Juan, fundado también a fi- nes del siglo XIX cuando emigrantes del interior y del extranjero se adueña- ban de los terrenos más suntuosos de Tela y via- bles para el cultivo bana- nero. 55 Para 1940, los descen- dientes de los fundadores GarIfunas de esa ciudad © 2009 Pablo Delano sufrIan una crisis socio-económica resultado de la pérdida del co- mercio informal maritimo que controlaron desde fines del siglo XIX, y de su sistemática exclusion de los centros sociales importantes de la ciudad, incluyendo aquellos sostenidos por parte de la comunidad negra antillana. Para los 1940s, en los espacios püblicos de La Ceiba, la negritud GarIfuna se reprimIa abiertamente. El Col. Guillermo Pinel, encargado de la policla ceibeña durante la dictadura de Carlas, solla expulsar a los GarIfunas del Parque Morazán; es más, consideraba a

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe Nuestra herencia Afrocaribefla los negros, en general, como "monos mejorados."56 Entre los 1950s y 1980s nietos y bisnietos de aquella antigua oligarquIa pudiente Ga- rIfuna surgirlan como elementos importantes en La movilización y redefinición de la negritud GarIfuna. Solo la famosa huelga de 1954 superó el miedo impLantado con la masacre de 1937, cuando más de 20,000 obreros en las plantacio- nes bananeras, incluyendo muchos GarIfunas, paraLizaron el pals. Esto también contribuyó a la sindicaLización y un Código de Trabajo por primera vez en Honduras. Esto también contri- 3 buyó a cambiar muchas cosas, incluso el papel de los GarIfunas en el imaginario literario de Honduras.57 Durante esta coyuntura los negros ingleses asu- mieron cierto protagonismo en los nuevos sin- dicatos. Recordemos, que a comienzos de los i--' 1950s, solamente la United Fruit Co. empleaba casi cinco mil negros del total de más de 20,000 obreros, un 25% del total. La Standard Fruit Co., por su parte, empleaba entre 1950 y 1954 alrede- dor de 10,000 obreros anualmente.58 Si asumimos un porcentaje de trabajadores negros de un 25% para la Standard Fruit Co., entonces quiere decir que airededor de 2,000 de ellos laboraban en esta empresa con sede en La Ceiba. Tiempo después la mayorIa de los lideres Garlfu- nas, Alfonso Lacayo y Basilio ArrioLa, por ejem- .. plo, y sus más recordados lIderes que sobrevivie- ...' ron la represión de los 1980s recordaban la parti- • cularidad de La discriminación racial que sufrIan los obreros negros de entonces.59 Quizás fueron - 4 ellos los que introdujeron la Unica referencia a la discriminación racial en las demandas que presentó el Comité de © 2009 PabLo Delano Huelga en Mayo de 1954. De los "30 puntos' solo el no. 22 se refirió expLIcitamente al contexto racial, y en particular a la admisión al hos- pital de la companla bananera, donde se registraba preferencia para los obreros liamados "indios' 6° En la costa caribeña la movilización de huelga generó espacios de solidaridad y acercamiento entre los diferentes sectores y una opo- siciOn casi unánime a las empresas extranjeras quedando fuera de ese soLidarismo inter-clasista e inter-racial solo algunos sectores impor- tantes de las pequenas comunidades antillanas que sobrevivieron la depresión bananera registrada entre 1930 y mediados de los 1940s.

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AquI merece recordar el papel de importantes segmentos de la bur- guesIa comercial y agrIcola en La Ceiba durante la huelga de 1954, los que a pesar de su liberalismo decimonónico encarnaban aun la antigua animosidad y racismo en contra de la ne- gritud en general, y la GarIfuna en particular. De nuevo, como lo destaca Canelas DIaz, muchos de ellos habIan internalizado su racismo mestizo contra la negritud heredada de sus abuelos y bis- abuelos en Olancho y Yoro. El espacio páblico de 1954 promovió otros im- portantes sucesos. Santos Centeno Garcia en- fatizó que fue en la Feria Isidra de 1955 cuando los GarIfunas participaron por primera vez en esa fiesta religiosa local.6' Es importante desta- car esta apreciación porque la Feria Isidra, previo al ascenso del fütbol profesional y centralizado en un estadio "para la ciudad:' fenómeno de los 1960s y 1970s en La Ceiba, representaba uno de los pocos ritos sociales püblicos que convocaba a toda la comunidad urbana. La importancia de la integración, o re-integración, de importantes sectores Garifunas a la Feria Isidra merece ubi- carse en la historia étno-racial de La Ceiba, y asI cobrara significado en la coyuntura etno-racial f de1954a1957. NUEVOSPROTAGONISMOS L DE IA NEGRITUD MORENA, SU REPRESION Y TRANSFORMACION © 2009 Pablo Delano Ya en la década de 1960 surgieron nuevos planteamientos por parte de intelectuales GarIfunas como por no-GarIfunas que re-evaluaban la "cultura nacional' Para comienzos de la década, hasta los mesti- zos que valoraban lo maya como "lo" indigena del mestizaje "indo- hispano" empezaron a vislumbrar una nueva coyuntura etno-racial, emprendiendo un pequeno rescate del viejo folklorismo negro de los 1930s y 1940s, pero ya un poco menos paternalista y racista. En 1962 se organizó en Tegucigalpa un grupo de danzas GarIfunas bajo la dirección de Lino Sambula Alvarez, al cual se integró un joven GarIfuna de 17 años -oriundo de San Juan, Atlántida, escenario de la masacre de 1937- llamado Armando Crisanto Meléndez, hoy el más conocido coordinador del Ballet Nacional GarIfuna. Su traslado a Te- gucigalpa, como muchos otros de su generación, contribuyó a una nueva época para los afrodescendientes de Honduras.

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IQk

Diez años después, durante el Gobierno de Melgar Castro, Arman- do Crisanto Meléndez convirtió al ciclo de "Danzas GarIfunas" pre- sentadas en el Carnaval de La Ceiba en 1972 en un Ballet GarIfuna ya Nacional. Si bien no participó formalmente en la fundación de OFRANEH en 1977, su papel a! legitimar espacios püblicos para una organización fraternal negra en la costa caribena y con presencia en Tegucigalpa merece destacarse y ubicarse históricamente. Ello es importante reconocerlo, porque aün asI no fue fácil para la OFRA- NEH asegurarse su personerla jurIdica en 1981. El entonces Ministro de Gobernación inicialmente rechazaba la or- ganización porque, segün él, promovIa la segmentación racial de los hondureños. Al final, Asesores para el Desa- rrollo (ASEPADE), una ONG dirigida por Juan Ramón Martinez, intelec- tual oriundo de Olanchito y trasladado a Tegucigal- pa en los 1960s, realizó el cabildeo necesario y asI se registró legalmen- te OFRANEH.62 Ya para 1977, Crisanto Meléndez habIa integrado sus pro- yectos culturales con pro- yectos particulares que instancias del Estado bus- caban promover, primero por razones de turismo, y luego como parte de una nueva "politica cultural" nacionalista que contribuyera con sacar al © 2009 Pablo Delano pais del subdesarrollo y la dependencia.63 De esta manera, un hu- milde hijo de San Juan, quien de nino escuchara de la masacre "del 37' poco a poco articuLaba su vision de la historia Garifuna no solo con proyectos del Estado, sino que también contribuIa a construir los discursos etno-raciales de una nueva negritud afro-hondureña modernizante que al mismo tiempo enaltecIa lazos ancestrales con "Africa ." EL golpe de 1972 de Lopez Arellano trajo consigo una visiOn nacio- nalista con origenes en el capitalismo caribeño. Esa visiOn, hecha go- bierno entre fines de 1972 y 1975, y aun posteriormente, condujo a la integración del Instituto Hondureño de Turismo al Ministerio de Cultura cuando éste fue creado en Junio de 1975. Esta Secretaria serIa

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe I .Vue..in, heretic/a ft_A frocarjhe,fia

la institución que lievarla a cabo una "polItica cultural" con fines de ~4 4 desarrollo económico. El Plan buscaba menguar la "dependencia cul- tural" mediante una nueva polItica cultural, reformas a la educación y apoyo al desarrollo de la cuLtura popular nacional, conjuntamente con un nuevo Plan NacionaL de Desarrollo TurIstico. El elemento dave en esta nueva poLItica cultural residIa en "el apoyo a la cultura popular" y el uso de su valor para el "desarrollo nacional' Segün publicaciones del Ministerio de Cultura de 1976, "el Gobierno de las Fuerzas Armadas se ha propuesto como objetivo la integración de los sectores marginados al desarrollo. Esta polItica tiende a valorar en su justa medida los aportes culturales que conforman la nacionali- dad." Agregando: "las minorIas culturales actualmente son pocas y el alto grado del mestizaje ha configurado una nación en donde la sin- tesis racial no es una aspiración gubernamental sino un hecho social." Por ültimo, "esto excluye, sin duda, la existencia de polIticas opresivas o exciusivistas, no habiendo preferencia socio-cultural hacia una raza en especial. Sin embargo, la necesidad del desarrollo socio-económico ha plan- teado al gobierno la obli- gación de definir la actitud hacia esos sectores de po- blacin' 64 Fueron estos cambios al nivel de los discursos esta- tales que aprovecharon in-

--_ telectuales GarIfunas para profundizar y proyectar una re-relectura de la ne- gritud GarIfuna y también su memoria histórica mdi-

--: - -=- vidual. Para mediados de 46, 1976 Crisanto Me!endez y otros, con recursos del Ministerio de Cultura, co- © 2009 Pablo Delano menzó sendas entrevistas entre ancianos GarIfunas en el litoral can- beño, especialmente en el Departamento de Colon, entrevistas que en su conjunto representaba quizás la primera etnograf ía sistemática realizada por un intelectual GarIfuna.65 Si bien es cierto que Crisan- to Meléndez acompañaba entonces a una comisión de trabajo que investigaba la etnomusicóloga GarIfuna, sin sus conocimientos y sin sus conexiones y apoyo linguIstico, es difIcil ver cómo hubiesen sido efectivas las investigaciones sobre un tema tan especializado.

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A fines de Agosto de 1976 aparecieron publicados los primeros es- fuerzos de dichas investigaciones en La revista oficial del Ministerio de Cultura, SECTANTE. Ya para ese entonces el discurso oficial poco a poco habIa comenzado la transición del viejo vocablo "raza" hacia el de "etnia" y se registraba oficial- mente el vocabulario de "mino- ...- - rIas étnicas'Un año más tarde ------se estableció OFRANEH. . Cuando se habLa de las migra- '! ciones de los GarIfunas se en- fatiza el papel hacia el exterior, - se habla especialmente de los Estados Unidos, en particular AFRIEA A Nueva York, como una nueva - '11f12 de la Ilamada gé ALLN'EL de los GarIfunas después de la Segunda Guerra Mundial.66 - Pero lo cierto es que la globa- lización actual ha tenido tam- bién otras historias; La que comenzó en los 1950s y 1960s llevó a los © 2009 Pablo Delano y las GarIfunas no solo a Nueva York en los 1960s, sino que también al "interior" de Honduras, a Tegucigalpa, a San Pedro Sula, y a La Ceiba. Es más, fue en y desde La Cei- ba, en la década de 1970, y pos- ODECO nacio en La ciudad de La Ceiba, teriormente sede de ODECO, Honduras, el 25 de enero de 1992 donde surgio una nueva ne- para luchar por el desarrollo integral gritud Garifuna cuestionando de las comunidades afro-hondurenas, de una manera mas radical el contribuir a La construccion de un perfil discurso oficial del mestizaje de dignidad de las mujeres y hombres indo-hispano que se oficializo de ascendencia africana en Honduras, desde la decada de 1930. y responder a las necesidades de la pobLación afro-descendiente de Honduras: GarIfunas, Criolls o de habla inglesa, y los de origen colonial.

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SANTO NEGRO (PARRANDA ROCK

Lirun laladun weyó Qué fuerte se oculta el sol Lubuidun la fuechun jate Qué lenta sale la luna Lirun laladun weyo. Me gustarIa ir a la pradera IJudu nuguya jumagá donde yace mi padre. Lidon lueingui babae Comprarla un santo negro Gañei nugayame Hermana, rogarIa a mi estrelia Aba ni sandu wuritu Nibu gana

"PUNTA ROCK"

El término "Punta Rock" es el nombre que le dio el müsico beiiceño Pen Cayetano a una nueva forma de tocar müsica garIfuna. Pen estaba preocupado porque los ninos y jóvenes garIfunas estaban perdiendo ci interés por la mñsica tradicional. Pensó que serIa bueno que la mu- sica tuviera un sonido nuevo que a los jóvenes les gustara. Es por eso que decidió incorporar a la müsica tradicional instrumentos como la guitarra eléctrica, ci bajo eléctrico y la baterla que son instrumentos del rock. Esto le dio a la "Punta" y a la "Parranda" un sonido que resul- to más atractivo para los jóvenes. Pero además ci sonido resultó muy interesante para las radio emisoras que comenzaron a programar la müsica y la volvieron muy popular. Hoy se le llama "Punta Rock" a la "Punta" y "Parranda" tocada con instrumentos eléctricos.

"El Santo Negro" Tradicional del Pueblo GarIfuna. Intérpretes: Guillermo Anderson y Aurelio MartInez (Honduras).. Encarguitos del Caribe. (CD). Honduras: Costa Norte Records

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LA MAYANIZACION EN HONDURAS

DARIO EuRAQyE

Hoy en dIa existe un movimiento indIgena Hondureño que exalta los legados vivientes de la población aborigen que poblaba este territorio cuando arribaron los españoles. Es un fenómeno muy reciente. Es más, ese movimiento lucha no solo contra la represión sino también contra el peso de la institucionalización oficial del legado maya en Honduras; cabe destacar que cuando liegaron los españoLes la lucha indIgena en Honduras la encabezaban otros indIgenas, conocidos desde el siglo XIX como los Lencas, y por pobladores de regiones solamente contiguas a Copán y sus ruinas mayas. Para la época de Colon, Copán estaba deshabitada; habIa sido aban- donada por los mayas probablemente en el siglo IX. De hecho, no fue sino hasta 1860 que los predios a su alrededor se poblaron de nuevo, pero entonces ya no habla etnias indigenas, aunque Hondu- ras todavIa gozaba de una importante pobLaciOn indIgena no-maya. Segün los estimados disponibles, entre 1800 y 1860 Honduras (con una población de entre 128.000 y 300.000 personas) conservaba aán una pobLación indIgena de casi el 50 %. Para 1880 la nación hondurena aumentó a 334.742 habitantes. Aün en ese entonces, el pueblo indIgena abarcaba un 20 % del total. A co- mienzos de la década de 1890, Copán tenIa quizás 500 habitantes, sin duda, con uno que otro descendiente Maya, probablemente ChortI. Algunos ancianos copanecos entrevistados durante 1980 hacIan me- mona de un legado indIgena, pero ubicado más bien en Guatemala. Pero, iqu6 entendemos por la mayanización en Honduras? Segün Pastor Fasquelle, "hoy, la antigua CiviLización maya es piedra angu- lar del autoreconocimiento y la construcción de la identidad de los pueblos centroamericanos, incluso donde la población es abrumado- ramente ladina iC6mo se dio este proceso de construcción de iden- tidad en el caso de Honduras? iPor qué? Es un discurso que tiene como fin, entre otros propósitos, educar a los ciudadanos sobre el pasado indIgena y su papel en la evolución histórica del pals. Este discurso presume el inevitable derrumbe de los "restos" de las civilizaciones indIgenas, pero también del rescate de las "ruinas" monumentales que permaneclan inertes sobre el te- rritorio. La mayanización comprende iguaLmente proyectos oficia- les por buscar la cooperación internacional en el escudriñamiento de ruinas que se comprenden como "ancestrales' Y se margina casi por completo los alcances de los indIgenas vivos, Lencas, Pech (entonces ilamados payas) y otros.

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LOS DISCURSOS DE LA IDENTIDAD ETNO-RACIAL

DARI0 EURAOJE

I NTftODUCC ION El 20 de julio de 1995 las etnias indIgenas, especialmente los Lencas, acompanados de etnias afro-hondureñas realizaron una peregrina- ción a Tegucigalpa desde diferentes puntos del pals. De nuevo bus- caban reclamar ante el entonces Presidente Carlos Roberto Reina el cumplimiento de compromisos pactados durante dos "peregrinacio- nes" realizadas en junio de 1994, en las que se trasladaron miles de indIgenas Lencas desde el occidente del pals hasta Tegucigalpa. Aquellas marchas causaron revuelo en una naciOn cuyos gobiernos ofi- cializaron la desaparición de los indigenas desde el censo de 1950, mientras promovian el turismo hondureño y extranjero hacia Copán y sus ruinas. Un mes previo a las marchas el Presidente Reina buscaba enmarcar los reclamos de las nuevas movilizaciones de esta manera:

'Los pueblos indlgenas necesitan nuestro apoyo y nuestro cariño, no porque sean etnias distintas, si todos somos mestizos. Se ha estado queriendo establecer dferencias por motivo de raza en un pals que no ha tenido problemas raciales. 70

Sin duda que la preocupación del Presidente Reina tuvo varios orIge- nes, pero creemos que la fecha escogida por los organizadores para aquella tercera peregrinación, el 20 de julio, ubica a la misma dentro de un contexto etno-nacionalista que inquietaba a un mandatario que crela que todos los hondureños somos "mestizos' El 20 de julio en Honduras, segün Decreto de 1935, es el " dIa de la consagración nacional en honor a LEMPIRA, héroe máximo defensor de la auto- nomla nacional' 71 Quién fue Lempira, este defensor de la autonomia nacional de Hon- duras? iQu6 posible relación existe entre las preocupaciones que le atribuimos al Presidente Reina, la conmemoración del 20 de julio, y la nueva peregrinaciOn de las etnias hondureñas? El Presidente Reina se hubiese sorprendido al saber que fue solamen- te a partir del censo de 1930 que las clasificaciones raciales del pals transformaron a la mayorIa de la población hondurefla en "mesti- zos" y "mestizas'

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FASES DE LA TRAYECTORIA DE LEMPIRA EN EL IMAGINARLO NACIONAL Quién fue el Lempira, declarado en 1935 "héroe máximo defensor de nuestra autonomIa nacional"? Conocemos nuestra respuesta ci- tando un comentario de Olga Joya en 1992, entonces Gerente del Ins- tituto Hondureño de AntropologIa e Historia de Honduras IHAH:

Se tenlan muchas dudas sobre la existencia de este Ca- cique por el hecho que nunca se habla encontrado una referencia espec(fica al mismo en la documentación de la con quista de CerquIn. Se le conocia por referencias hechas por algunos escritores del siglo pasado. Finalmente en Octubre de 1987 el Dr. Mario F Martinez Castillo, historiador de la Universidad de Honduras, publicó un documento encontrado en elArchivo General de Indias de Sevilla queprobabafinalmente la existencia casi legendaria de este aguerrido cacique.72

La historiograf ía oficial, promovida por la SecretarIa de Instrucción Püblica desde la primera década del siglo XX, y luego por medio de La SecretarIa de Cultura desde mediados del decenio de 1970, suele identificar a Lempira como un cacique Lenca, oriundo del occidente del pals, cuyos méritos incluyen haber muerto defendiendo su tern- torio ante los conquistadores españoles durante La tercera década del siglo XV173. De ahl lo de "héroe máximo, defensor de nuestra auto- nomla nacional' quien segün otro autor, "ha estado siempre en nues- tras luchas por la integridad territorial, inspirándose con su ejemplo inmortal de entrañable amor a la tierra que heredamos de nuestros mayores y de la irreducible dignidad nacional. La construcción de un Lempira "nacional" se remonta al siglo XIX cuando Honduras, igual que los diferentes Estados de la fracasada RepUblica Federal Centroamérica (1824-1839), iniciaron la construc- ción del discurso de la nacionalidad hondureña75. Pero el Lempira, "defensor de la integridad territorial": es decir, el defensor ante las in- vasiones extranjeras, merece ubicarse en el siglo XX. Lo mismo debe señalarse en tomb al contradictorio papel que desempeña Lempira hoy dla como el máximo representante de la raza hondureña, ello a 1176 pesar de que "todos somos mestizos El primer Lempira se remonta a una literatura romántico-naciona- lista que a fines del siglo pasado buscaba en la historia los orIgenes de Honduras, tal como se hacla en otros paIses de America Central. Después este Lempira se perfiló para asumir su segundo y tercer ropaje cuando se oficializó el himno nacional de Honduras en 1915.

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"" , 14 La tercera estrofa del mismo recoge La época, la derrota y La tra- gedia asI: "Era inütil que el indio, tu amado/se aprestara a la lucha con ira/porque envueLto en su sangre Lempira/en la noche profunda se hundió;/y de la épica hazaña, en memoria/la leyenda tan solo ha guardado/de un sepuicro el lugar ignorado/y el severo perfil de un peñón' Esta "nacionalización" oficial de Lempira, a pesar de su heroica trage- dia, se consolidó durante La segunda década del siglo XX. Este pro- ceso se representó en dos actos oficiales: en primer lugar, en 1928, cuando el Dr. Presentación Centeno, entonces Secretario de Instruc- ción Püblica encargO un "cuadro representativo del arrojo de nuestra 77 raza. .." AsI, mediante el producto de ambos procesos, la moneda y el Lienzo, hasta los más humildes hondureños por fin se encontrarIan ante la imagen de Lempira.

LA IMAGEN DE LEMPIRA EN 1926 En abril de 1926, cuando los diputados hondureños debatIan el nom- bre que deblan dane a La moneda hondureña, uno de los más in- teligentes planteó el siguiente probLema en torno a Lempira como sImbolo de la moneda nacional: "Naturalmente que si quieren grabar su efigie en la moneda, será un poco difIcil, porque no debe haber quien tenga su retrato" 78 De esta manera, el ilustre parlamentario trazaba el reto que asumla en 1928 el Dr. Presentación Centeno en solicitarle la "autorizada opinion" a la Sociedad de GeografIa e Histo- na de Honduras para que ofreciera su dictamen sobre la "condición de héroe representativo del arrojo de nuestra raza" del indIgena que se imaginara el pintor DarIo Escoto. La sociedad de Geografla e Historia de Honduras, mediante su Pre- sidente Esteban Guardiola, designo a uno de sus miembros, al Prof. Miguel Morazán, para que acudiera "a las oficinas de la Secretarla de Educación el cuadro del pintor nacional don Darlo Escoto, sobre la

personalidad de nuestro indio Legendario Lempira. . '°. El profesor analizó el cuadro el 5 de Octubre de 1928, un dIa antes que la Socie- dad en sesión extraordinaria, se trasladará a Las oficinas de la Secreta- rIa para poder, allI, ante el cuadro y el pintor, fallar sobre el mismo. El seis de octubre los miembros de la sociedad dictaminaron que "el cuadro sometido a nuestro estudio (llama) La atención desde diversos puntos de vista, pero para nosotros Lo fundamental es el valor histó- rico.. El Prof. Morazán destacó que los miembros presentes durante aquella extraordinaria sesión pnimero se concentrarIan en "los rasgos biograflcos" que en aquel entonces se tenlan sobre Lempira, y que en particular se estudiarla un poema de don JeremIas Cisneros, el pri- mer bardo que le cantara a Lempira.

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Asi pues se vinculaba el primer poema épico sobre Lempira, redac- tado a fines del siglo XIX y representativo de la Literatura romántico- nacionaLista ya mencionada, con una nueva fase en la nacionalización del malogrado cacique: representante de "la raza"' A cuál "raza" se referla el Profesor Morazán? Sin duda que a la indIge- na. Ahora bien, ya para la segunda década del siglo XX la "raza indIge- na" en Honduras vestla el ropaje romántico con que se les vistió en el siglo XIX. De hecho, para los 1920 "los indios" más bien poco a poco se transformaban, como en otros casos en America Latina, en una - junto con la sangre española- de las dos fuentes fundamentales del mestizaje oficialista que repitió el entonces Presidente Reina en 1995. Lempira aparecIa como representativo de la "otra raza" del mestizaje, mediante el lienzo de 1928, expresaba un esfuerzo más general por configurar una version oficial de una identidad étnico-racial hondu- rena que la historia misma supuestamente ofrecia. Por otro lado, este proceso de homogenizacion étno-racial se LLevaba a cabo solo una década después que en el censo de 1910 aUn reconociera una hetero- geneidad étnica que los documentos coloniales senaLaron. El censo de 1910 clasificó a la población hondureña en ladinos, mu- Latos, indios, blancos, negros, mestizos y hasta amarillos. Segün este censo, el 61.1% de la población era Ladina, solamente el 9.6% era mes- tiza, y un 3.3% de muLatos. Es más, el censo de 1916 ni registro la ca- tegorIa mestiza y dividió la población entre indios y Ladinos. El censo publicado en 1926 no empleó clasificaciones raciales. Una vez más, fue el censo de 1930 donde por primera vez el Estado hondureño le atribuyó a los mestizos y mestizas una mayorla racial en Honduras.82 De hecho para aqueL entonces el esfuerzo oficial por homogenizar a la mayorIa de la población hondureña era tat que en 1930, en el mu- nicipio de Yamaranguila, sede de uno de los ünicos pueblos de indios organizados por los españoles que subsiste hoy en dIa como tal, se clasificó aL 99% de la población como mestiza. 83 Que ocurrIa en el pals que provocara este esfuerzo gubernamental?

LACREACLON DE LA MON EDA NACIONAL. EL DEBATE EN EL CONGRISO El tres de abril de 1926 los parlamentarios hondureños se reunieron para debatir varios temas, incluyendo un proyecto que pedia que el nombre de la moneda nacional fuera Francisco Morazán (1792-1842). Morazán, decia uno de los padres de la patria, era " el sImbolo de la independencia y la libertad' Sin duda que muchos observadores creyeron que Morazán ganaria aün otro tItuLo en el panteón patrio. Todos los diputados sabian que desde fines del siglo XIX este hondu- reño, que fue, entre otras cosas, el ültimo Presidente de la Repiib1ica

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Federal de Centroamerica y que tambien sucumbio fusilado defen- M1W1 - diendola, se proyectaba como el maximo procer del pals. En el transcurso del debate un futuro miembro de la Sociedad de Geo- graf ía e Historia de Honduras, diputado Jesus Aguilar Paz, liamaba a que ampliara la moción "en el sentido de que se fijen dos nombres para la moneda, siendo el otro Lempira. En el debate un diputa- do fue más allá pues mientras confesaba su admiración "a Morazán como el genio de la guerra en Centroamérica y como sImbolo de la Unión' lo calificó como un general que "encontró la Union hecha y desgraciadamente para él, se rompió en sus manos' 84 Por otra parte Lempira, "fue guerrero contra el extranjero invasor de nuestra tierra, es decir, aquel indIgena defendIa nuestra autonomía' y por lo tanto, la moneda nacional debIa llevar solo el nombre de Lempira. Al final, Lempira recibió 21 votos y Morazán 15, y así el cacique Len- ca se transformaba en más que un héroe trágico representante de la "raza" indIgena que conquistaron los españoles. De esa manera, más de diez años después de la oficializaciOn del Lempira trágico dentro del Himno Nacional, el aguerrido cacique asumía otra indumentaria oficial, la de defensor de la autonomIa territorial. En cierta manera ello era de esperarse puesto que varios eventos que tuvieron trascendencia durante los primeros años de la década de 1920 se prestaban para construir y enfatizar este otro Lempira. En Honduras una cruenta guerra civil que se desatO en los primeros me- ses de 1924 incluyó, para mediados de Marzo, la intervención militar de los marines norteamericanos en Tegucigalpa -quienes ya habIan participado en otras intervenciones. Esta intervención fue rechaza- da por casi toda la intelectualidad hondureña, en particular porque parecIa que vislumbraba una mayor presencia militar, quizás seme- jante a las que existIan ya en el Caribe isleño y, más cerca aUn, la que se vislumbraba en Nicaragua. A pesar del énfasis que los diputados le dieron a Lempira como de- fensor de la autonomIa nacional, por lo menos dos diputados desta- caron el otro aspecto de la nueva oficialización de Lempira: es decir, el Lempira "representativo del arrojo de nuestra raza' "Es en estos momentos en que debemos tener vivo el sentimiento de la libertad y de la autonomIa nacional. Lempira es el nombre que representa en nuestra patria, la rebeldIa de la raza' 85

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EL ENCLAVE BANANERO IJPP Y LA NUEVA CONFIGURACION ETNORACIAL -

En enero de 1926, meses antes que los diputados se reunieran para debatir el nombre de la moneda nacional, unos trabajadores emplea- dos de las multinacionales en la costa forte distribuyeron una hoja suelta encabezada por: "El grito del pueblo!" A las Compañias del Norte de Honduras'; donde los trabajadores instaban a sus compañe- ros, "hijos de Lempira" a sublevarse contra los yanquis y negros y asI defender la tierra de Colon. 86 De esta manera introducimos el otro aspecto que a nuestro juicio ex- plica la oficialización del Lempira en 1926: el historial etno-racial del enclave bananero, particularmente el esfuerzo por restarLe impor- tancia a la presencia afrodescendiente en la Costa Norte, en general, y en especial, su presencia como trabajadores de las empresas banane- ras De hecho, la misma sesiOn abrió sus deliberaciones reconociendo la critica que se daba en Tela a la principal empresa bananera de la region porque daba "preferencia a los negros' 87 Los censos de las décadas 1920 y 1930 reconoclan que un poco más del 10% de la población de la costa forte era considerada por el Esta- do como "negra' Esta población incluIa a los descendientes de los africanos mezclados con indIgenas, trasladados de la isla de San Vi- cente desde fines del siglo XVIII, y a los negros "ingleses" importados a las plantaciones bananeras, particularmente por la United Fruit Co. Es más, el 95% de la población negra del pals residla en la Costa Nor- te. De hecho, es muy probable que gran parte de los trabajos de las bananeras los realizaran afro-hondureños y los nuevos inmigrantes afrodescendientes. Esta situación existia previo al debate en tomb a la creación de la moneda nacionaL y sirvió no soLo para dividir los esfuerzos de los trabajadores por mejorar sus condiciones de trabajo, sino también para promover el nacionalismo de tipo etno-racial. Asi se descartaba el Legado afro-hondureño colonial como una parte integra de la nacionalidad oficial, proceso que en realidad comenzó en los 1850, especialmente en el gobierno del primer presidente mu- lato que tuviera Honduras, General Francisco Ferrara. Ya para fines de la segunda mitad del sigLo XX importantes inte- lectuales hondureños promovieron la legisLacion en contra de la in- migración negra.88 Es más, ya para principios de la segunda déca- da, lideres de las primeras organizaciones obreras buscaban que el Congreso Nacional decretara la deportación de los obreros negros, especialmente los negros anti1IanosY

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En fin, en 1929 el gobierno liberal de la época decretO una ley de in- migración que impedIa la inmigración de, entre otros grupos, los negrosY° En 1934 se reformó la ley de 1929 y los reglamentos obli- gaban a las municipalidades a Ilevar "libros de extranjerIa' donde se registraba no solo los nombres de los inmigrantes sino también el tipo de cabello, la forma de la nariz y el tamaño de la boca. No debe sorprendernos que este procedimiento se ilevara a cabo en el mis- mo pueblo donde, en 1926, se originO la correspondencia enviada al Congreso que castigaba a la subsidiaria de la United Fruit Co., por dar "preferencia a los negros'

Moneda Lempira.

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LA COSTA DE MOSQUITOS Y LA CONSTRUCCION DEL ESTADO DE NICARAGUA -

JULIET HOOKER

Después de la independencia, la region conocida como la Costa de Mosquitos, y hoy como Costa Atlántica, planteaba un problema de legitimidad para el Estado nicaragüense, ya que para el momento de la separación de España en 1821, los costeños no se consideraban parte de él. Desde el momento de su fundación, el Estado nicaragüense mostró hacia la Costa de Mosquitos y hacia sus habitantes una actitud am- bivalente; en primer lugar, la region era reclamada como parte del cuerpo nacional, lo que significaba que, en cierto sentido, la elite del nuevo Estado consideraba a los misquitos como "compatriotas inevi- tables" a los que vela como a seres de otra raza "cuyas salvajes prácti- cas' su "obcecada pretension" de autogobierno y su "falta de lealtad" hacia la nueva nación "amenazaban" la existencia misma del Estado nicaragüense. Los discursos nacionales no solo establecen los lImites entre naciona- les y extranjeros, sino que también pueden servir para justificar el ac- ceso privilegiado de algunas personas al poder politico y la exclusion de otros.... Uno de los principios básicos de la ideologia nacionalista es que todos los miembros de la nación comparten, en pie de igual- dad, un vInculo comün que los identifica y los diferencia de otros. Adn asI, los movimientos nacionalistas pueden depender del apoyo de las clases bajas sin que necesariamente deseen dotar a dichas cia- ses de todos los derechos politicos. Este fue el caso en America Cen- tral, donde los no europeos conformaban la mayorIa de la población y uno de los acicates iniciaies de los movimientos independentistas era el temor a un levantamiento de los esclavos y los indios. El Acta de la independencia de la Federación de America Central, de 1821, explica abiertamente que los criollos declararon la independen- cia con el fin de preservar su dominación económica, polItica y social. "Siendo la independencia del gobierno español el deseo general del pueblo de Guatemala... el señor Jefe Politico debe declararla con el fin de prevenir las consecuencias... en caso de que estafuera procla- mada por el pueblo mismo"9' ... la Costa de Mosquitos continuaba despertando el temor a un estado negro independiente en el perIodo de pos-independencia. La Costa de Mosquitos fue reciamada como parte de su territorio, pri- mero por la Federación de Centroamericana, y luego por el Estado de Nicaragua (después de la disolución de la Federación en 1838) bajo el

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concepto de derechos heredados de España, pero el area nunca habia estado bajo control efectivo de España. Durante el perIodo colonial, los colonos espanoles residIan principalmente en la costa pacIfica de lo que más tarde serIa Nicaragua y después de La independencia el gobierno continuó residiendo ahI. Al mismo tiempo, la region cen- tral fue pobLada principalmente por grupos indIgenas organizados en sus propias comunidades con pocos espanoles o mestizos, y la Costa de Mosquitos se hallaba bajo control británico. Los británicos estu- vieron presentes ahi desde 1588 cuando varios piratas estabLecieron relaciones con los habitantes de la region. Con el fin de promover sus intereses imperiales en contra de Espafla, los británicos forjaron una alianza con el grupo indIgena más gran- de de la region, los misquitos o mosquitos, quienes se resistlan a los intentos españoles por penetrar en el area y colonizarla.92 En 1687, un jefe mosquito fue coronado en Jamaica como monarca del "Reino Mosquito" y Gran Bretaña declarO al reino bajo un protectorado bri- tánico.93 En el transcurso de los siglos XVII y XVIII, la Corona Espa- ñoLa trató periódicamente de establecer control sobre la costa, pero no fue sino hasta 1783 con el Tratado de Versalles, que Gran Bretaña reconoció formalmente los derechos coLoniales de España y la aban- donó, pero España no fue capaz de Ilenar el vacIo de poder, sumado a La resistencia que opusieron los mosquitos y otros grupos indIgenas. La region, entonces, continuó disfrutando de una relativa autonomla con respecto a la administración colonial española. Aprovechando La invasion napoleónica de España en 1808, los británicos regresaron a la Costa de Mosquitos y, en 1843, reestablecieron oficialmente el protectorado sobre el Reino Mosquito. Entre 1821 y 1857, Nicaragua como el resto de Centro America, estu- vo envuelta en continuas guerras interestatales y civiles. El resultado fue una economla en ruinas y un estado débil e ineficiente. El estado no podia imponer orden, recolectar impuestos, mejorar las condicio- nes de vida de los ciudadanos ni consolidar internacionalmente sus derechos. Sacando ventaja del caos nicaragüense, los británicos trataron de ase- gurarse, el control del puerto de San Juan del Norte, acceso atlántico de un posible canal interoceánico a través de Nicaragua. En 1841, las fuerzas británicas intentaron tomar el puerto, pero fracasaron. Nue- vamente en 1848, Gran Bretaña anunció que dentro de los lImites del Reino Mosquito estaba incLuido el puerto de San Juan del Norte y las fuerzas nicaragüenses que guardaban el puerto fueron derrotadas por La marina británica. La disputa sobre la region no quedo finalmente resuelta sino hasta 1860.

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Es en el contexto de esta disputa con los británicos cuando la clase do- gn minante de Nicaragua afina ciertas concepciones sobre la identidad nacional, donde ellos eran "nación' Cuando, por ejemplo, Nicaragua protestó por lo que veIa como una usurpación británica de su tern- torio, otras naciones europeas se negaron a intervenir argumentando que "las naciones europeas no pueden, sin degradarse ellas mismas, negociar con esos pequenos gobiernos mosquitos"95 Las elites nica- ragüenses se sintieron desmayar al saber que los estados europeos no las reconocIan como parte de una nación "civilizada" y, peor aün, al escuchar que su estado era equiparado al Reino Mosquito que era te- nido por salvaje, y que no era "más que un reino de indios gobernado por negros' El deseo de hacer figurar a Nicaragua entre las naciones "civilizadas' en contraste en el "salvaje" Reino Mosquito, es un tema constante en la correspondencia y en las proclamas del gobierno nicaragüense de la época. Por ejemplo, en 1847 se argumentaba que la toma de San Juan del Norte por parte de Gran Bretaña servirIa "de modelo para las hordas salvajes de cualquier pals que, bajo la protección de una gran potencia, se considere con el mismo derecho para constituirse en na- ci6n' 96 Esto estimularla a tales "hordas salvajes" para que creyéndose en el mismo nivel que los "Estados civilizados" pongan lImites a la civilización y establezcan el desorden y la anarquIa universal. 'r Los dirigentes nicaragüenses no alcanzaban a comprender cómo era que el gobierno británico habla aceptado como Estado a una "horda salvaje que carece de todos los pnincipios constitutivos de una socie- dad soberana' al tiempo que rehusaba hacer lo mismo con su más "civilizada" nación. Si bien en la actualidad es generalmente aceptado que la raza es una construcción social, en el siglo XIX estaba muy extendida la creencia en la existencia de "razas": grupos humanos distinguibles, caracteri- zados por diferencias flsicas permanentes y heredadas, de los cuales solo algunos tenlan las capacidades necesarias para ser "civilizados." Esta clase de pensamiento racista que les asignaba diferentes caracte- rIsticas a las diferentes "razas" no blancas, tales como indios y negros, desempeñó un importante papel en la vision del Reino Mosquito como "salvaje" e "inferior:' Durante aquel periodo, la Costa de Mosquitos estaba habitada tanto por indios como por negros. El grupo indigena predominante era el de los mosquitos o misquitos, pero el Reino de Mosquitos, y más tarde la Reserva de Mosquitos creada después de 1860, era gober- nado por un consejo asesor del Rey mosquito, un Consejo de Estado compuesto por europeos y creoles pero no por misquitos. Los creoles constituyen el principal grupo de origen africano de la region y no

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se les debe confundir con los criollos, descendientes de españoles, nacidos en America. Los creoles son los descendientes de esciavos fugitivos y de esciavos que los británicos ilevaron a la Costa de Mos- quitos durante el siglo XVI. Hablaban un lenguaje inglés creolizado y tenlan una cultura hIbrida. Algunos de ellos eran negros libres, due- nos ellos de tierras y también de esciavos. Durante los siglos XVII y XVIII, los creoles se volvieron poco a poco dorninantes. Las representaciones que los funcionarios nicaragüenses hacIan del Reino de los mosquitos corno "salvaje" e "inferior" se nutria de dos con) untos de estereotipos racistas: los que se aplicaban a los negros y los que se aplicaban a los indios. Por ejemplo, el retrato del Rey mos- quito Robert Charles Frederick incorporaba casi todos los elementos asociados con la imagen estereotipada del zambo.98 Se decIa de él que era "famoso por su ignorancia, por la profunda pasión con que adoraba el ron jarnaicano y por la generosa largueza con que regalaba o cedia tierras que le habian hecho creer que poseia' ConcluIa que tal "personaje fantástico" no podia ser tornado en serio. 11 Las autoridades de Nicaragua usaban de manera sistemática los este- reotipos racistas con el fin de representar a los habitantes del Reino mosquito corno incapaces de autogobernarse. Se decIa de ellos que padecIan todos los vicios que se asociaban con los afrodescendien- tes, tales como la embriaguez, la baja moral y la indolencia. HabIan sido reducidos "a un estado de estupor moral y de embrutecirniento" gracias al licor con el que los británicos "estimulaban el vicio de la embriaguez' y mostraban costumbres sexuales ligeras. De la hija ma- yor del rey Robert Charles Frederick se decIa, por ejemplo, que habIa "manifestado una mayor preferencia por lo extranjeros, con quienes acostumbraba compartir sus favores en detrirnento de su marido"10 Los dirigentes nicaragüenses les presentaban corno victirnas de en- gaño por parte de los británicos. Pero las relaciones entre el pueblo de la Costa de Mosquitos y sus aliados británicos eran mucho más complejas que lo que los funcionarios nicaragüenses podlan recono- cer. En realidad, los británicos no tenian la certeza de poder contar con la lealtad incondicional de los misquitos. Estos ültimos no solo no eran enganados ni explotados por los británicos, sino tampoco completamente subordinados. Por el contrario, se puede argumentar que los habitantes de la Costa escogieron la alianza con los británicos con el fin de preservar su independencia frente a Espafla y más tarde frente a Nicaragua. Por otra parte, las rivalidades entre creoles y mis- quitos dentro del reino podrIan haber llevado a algunos a convertirse en aliados de los nicaragüenses. Fue el caso en 1847, de la princesa Agnes Ann Frederick (tIa del rey) que firmó con representantes nica- ragüenses un tratado en el que reconocIa la soberanIa de Nicaragua

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe Nuestra heincia Afrocaribeâa sobre la Costa de Mosquitos y declaraba que los mosquitos se consi- deraban, asI mismos, nicaragüenses. Por otra parte, los dirigentes nicaragüenses presentaban a los creoles como "extranjeros" e inferiores y, por lo tanto, incapaces de manejar los asuntos de la Reserva. Los ilarnaban "negros de Jamaica' implican- do con ello que eran "extranjeros" los que hablan tornado el control del Reino y más adelante, de la Reserva. Es asI como Carlos Lacayo, el Comisionado de la Reserva nombrado por el gobierno de Nicaragua, argurnentaba que "el autogobierno concedido a los indios moscos fue eliminado y suplantado por el regimen tribal de una oligarquIa ne- gra''°' Segün Lacayo, los indios misquitos no podlan argumentar que su auto-gobierno habIa sido violado con la reincorporación porque "ellos son, en este caso, los culpables, pues ellos mismos han renun- ciado a sus derechos al permitir que los suplante una colonia inva- sora de negros' 02 Entonces, por un lado los creoles eran presentados como extranjeros sin ningn derecho a participar poilticarnente en Nicaragua. Por otro, los indios misquitos "al perrnitir que fueran go- bernados por negros, fueron presentados como no aptos para la ciudadanIa y no mereclan el derecho de autogobernarse' Un gobierno de negros violaba las jerarquIas raciales segün las cuales los indios tenIan un rango superior al de los negros y en la que ni los indios ni los negros podIan ser iguales a los blancos. No solo eso, sino que, segün las autoridades nicaragüenses, los negros no eran aptos para gobernarse ni para gobernar a otros. Lacayo argurnentaba que lo que existla en la Costa de Mosquitos antes de la reincorporación era "una oligarquIa negra, cuya carencia de una ética polItica y ad- ministrativa y el vicio del que provenIan, podrIan explicar, aun si no existieran otras causas, la miseria que sus miembros habIan sido obli- gados a sufrir:' 103 En sIntesis, este es el argurnento: el mero hecho de que hubiera un poder creole en la Reserva, justificaba la supresión del autogobierno, ya que, por ser de una raza "inferior' los afrodescen- dientes no tenIan el derecho ni la capacidad de gobernarse, ni mucho menos de gobernar a otros. Los habitantes del Reino Mosquito, después liarnada la Reserva, de- safiaron los argumentos que presentaban a la region como "salvaje" y a Nicaragua como "civilizada' En 1877, el jefe del reino, William Henry Clarence, envió a los británicos una carta en la que enumera- ba las razones por las cuales "los indios mosquitos no desean entrar en una conexión rnás cercana con Nicaragua' El jefe descalificaba la afirrnación de que Nicaragua era"civilizada" haciendo referencia al caos del perIodo de anarquIa. Al respecto escribió: "La Reserva ha mantenido, durante el perIodo mencionado, un Gobierno pacIfico, mientras que en Nicaragua continOan las revoluciones, las guerras y

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los rumores de guerras, la destrucciOn de la propiedad, etc' Segün Clarence, el pueblo de la region habIa adquirido, para entonces, una identidad muy diferente a la de Nicaragua. La "religion, costumbres, maneras y leyes de Nicaragua no son, en manera alguna, compati- bles" con las del pueblo de la Costa. '° La disputa sobre la Costa de Mosquitos desempeñó un papel central en la conformación de los discursos oficiales sobre la identidad ni- caragüense. La idea de Nicaragua como una nación "civilizada" que emergIa de la comparación con el "salvaje" Reino de los Mosquitos, se basaba en representaciones racistas sobre los creoles y los misqui- tos, las mismas que más tarde servirIan para justificar las prácticas de colonización interna aplicadas por el Estado nicaragüense después de finalizado el perlodo de anarqula que siguió a la independencia. Al perIodo de anarquIa posindependencia, siguió en Nicaragua una era de orden (1857-1893) dominada por los conservadores, quienes se dedicaron a la construcción del Estado. Durante ese perlodo de relativa paz, el crecimiento económico alimentado por la promoción de las exportaciones agrIcolas condujo a la prosperidad general y a la creación de nuevas instituciones estatales. La formación y el desa- rrollo del Estado nicaragüense reflejaban la creencia conservadora de que un Estado fuerte y ordenado solo podia alcanzarse si se afirmaba el control de La elite criolla y de sus descendientes, y si el Estado era capaz de extender sus alcances y controlar las regiones periféricas del pals. Por lo que introdujeron reformas constitucionales que fortale- cieron el poder ejecutivo, restringieron el acceso a la ciudadania por medio de nuevas exigencias sobre La posesión de bienes para tener derecho a votar y a aspirar a puestos püblicos y crearon regimenes "especiales" para administrar las regiones "salvajes" del pals. El Esta- do, argumentaban ellos, deberia

"tener el cuidado de no prostituir y profanar un tItulo tan hermoso [el de ciudadano], una cualidad tan noble, conce- diéndolo incondicionalmente, sin tomar en cuenta mérito, virtud y propiedad. La igualdad social no consiste en con- vertir a todos en ciudadano, ni en garantizarles a todos los mismos derechos, status e inmunidades. Dane los mismos derechos al hombre bueno y malo, at perezoso y revoltoso tanto como at industrioso y pacfico, signfica destruir esa igualdad, es crear elementos de anarquIa" '°

Para los conservadores, la ciudadanla y los derechos individuales eran el privilegio de quienes poselan "virtud, mérito y propiedades' Igualmente, el Estado no deberla garantizar demasiados derechos a

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe Nuestra herencia - Afrocaribeà quienes carecieran de propiedades, virtud y mérito. La repüblica que ellos soñaban era un estado de dos rangos, en el que a los grupos étni- - cos subalternos se les concedIan derechos proporcionales a su "fivel de civilización' La heterogeneidad racial del pals, argumentaba Fruto Chamorro, Director Supremo y, más tarde, Presidente de Nicaragua, requerIa que hubiera desigualdad polltica:

"la igualdad absoluta entre una raza y otra, que se ha tra- tado de establecer, trabaja en detrimento del bien püblico. La raza indIgena, más subdesarrollada en todo que la otra, posee hábitos, preocupaciones y costumbres tan anticuados que solo el tiempo y la civilización pueden modficarIos; eli- minarlos sübitamente podrIa dar lugar a disturbios, cho- ques y conflictos, y por esa razón la prudencia sugiere la creación de instituciones especiales para el regimen de los indios, adecuadas a sus costumbres y a su carácter"06

La exclusiOn de los grupos subalternos de La participación polltica quedó consagrada en la Constitución de 1858 mediante calificacio- nes morales y de requerimientos de propiedad para el ejercicio de la ciudadanla. Los criterios morales para conceder la ciudadanla eran refiejo de la creencia conservadora de que habla una reLación entre propiedad y virtud. Los discursos acerca de La incapacidad de los afrodescendientes y los indios para el ejercicio de La ciudadania fueron utilizados para justifi- car las prácticas internas de colonización usadas por el Estado nica- ragüense a finales del sigLo XIX y a principios del siglo XX. La "civi- lización" de Los negros y los indlgenas, asI como de las regiones que ellos habitaban, fueron elementos fundamentales de los esfuerzos por construir el Estado. 107 Este imperativo "civilizador" de la construc- ción del Estado y de la nación de las elites nicaragüenses se manifesto más claramente en el empuje por "reincorporar" y "nicaragüizar" la Costa de Mosquitos y desmanteLar las comunidades indigenas en las regiones central y pacIfica del pals. La disputa sobre la Costa de Mosquitos se resolvió en 1860 con el Tratado de Managua, en el que Gran Bretaña reconocia las preten- siones de Nicaragua sobre el territorio y se creaba la "Reserva Mos- quito': Segün el tratado, Los indios mosquitos tendrian "el derecho a gobernarse y a gobernar a todas las personas residentes de dicho distrito, de acuerdo con sus propias costumbres y en conformidad con las reglas que en el momento propicio pueden adoptar por ellos mismo,sempre que no sean incompatibles con los derechos sobera- nos de la Repüblica de Nicaragua':

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En 1894, el Estado de Nicaragua procedió a la re-incorporación de la Costa de Mosquitos por la fuerza. Y en la "Convención de los Mos- quitos" de 1894 se salvaguardan el derecho de los indios misquitos a elegir sus propias autoridades, eximirse del pago de impuestos y del servicio militar, y contar con autonomIa económica, ya que todos los impuestos producidos en la region deberian ser invertidos en ella. El Tratado Harrison-Altamirano de 1905 entre Nicaragua y Gran Breta- ña, reiteraba que el gobierno de Nicaragua deberIa eximir a los indios y a los creoles nacidos antes de 1894 del pago de impuestos y del servicio militar durante un perlodo de cincuenta años y, como lo esti- pulaba la Convención, permitirles disfrutar de autonomIa económica y continuar viviendo de acuerdo con sus propias costumbres y en sus propias aldeas, en tanto no contravinieran las leyes del pals o la moral p(iblica. En la práctica, el Estado nicaragüense nunca honró los limitados dere- chos de autogobierno que la Convención de 1894y el Tratado de 1905 les habian asignado. Por el contrario, el gobierno central siguió una politica de asimilación cuya meta consistla en "nacionalizar" la Costa de Mosquitos y sus habitantes. Las gobernaciones y otros puestos locales fueron ocupados por funcionarios foráneos, nombrados por Managua y enviados desde allá, igual que los senadores y diputados quienes eran designados directamente por el gobierno central. Las reacciones de los costehos ante esta situación fueron ejemplificadas por la pregunta que el doctor George Hodgson (creole) le hizo a su amigo Luis Mena Solórzano:

De qué se trata... con el gobierno de Managua, que se olvi- da de la Costa, y cuando nos recuerda es solo para hacernos sufrir? La ültima vez, con una simple orden ministerial nos quitaron las rentas municipales de la Aduana de Bluefields, violando asl un decreto del Congreso. Ellos no le causarlan esa clase de daño a ninguna otra de las municipalidades del pals; mds aán, eso es algo ofensivo y humillante. Nunca nombran a un nativo como gobernador ni en ninguno de los puestos menores... No podemos elegir a nuestros propios senadores y diputados, porque nos los imponen desde Ma- nagua y, en la mayorla de los casos, ni siquiera residen en nuestra region. Nosotros no podemos elegir a nuestro propio Alcalde... El Departamento de Zelaya no es una colonia de Nicaragua en el Atldntico: es una parte integral del tern- torio nacional, y nosotros, el pueblo de la Costa, tenemiis derechos sagrados e inalienables que estamos obligos a

demandar y proteger."°9

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Los costeños fueron, entonces, forzados a ser parte de Nicaragua sin que pudieran contar con los derechos politicos que usualmente co- rresponden a ese estatus: eran nacionales, pero no ciudadanos. Esto fue posibLe porque las constituciones de 1893y 1905 definieron como una atribución exciusiva del Poder Ejecutivo el "estabLecimiento del regimen especial con el que serán temporalmente gobernadas aque- has regiones deshabitadas y aquellas habitadas por indios inciviliza- dos' El discurso de civilización y salvajismo fue utilizado para justifi- car la privación a los costeños de su ciudadanIa poLitica. En 1925, en un informe sobre la costa atlántica que habIa sido encar- gado por el Presidente de la RepübLica, se indicaba que soLo los des- cendientes de los conquistadores espanoles eran aptos para gobernar en Nicaragua. El autor del informe, Frutos Ruiz y Ruiz, sostenIa que los costeños no eran Lo suficientemente avanzados como para gober- narse a sj mismos:

En la Costa, el elemento nativo proviene de una diversi- dad de razas indias incivilizadas, con lenguajes aborIgenes y, más aán, ahI se encuentra un importante componente anglofono, importado, de origen africano. Estas tribus he- terogéneas, tan faltas de cultura y tan numerosas, lejos de poseer la capacidad y los medios necesarios para gobernar la Costa, más bien necesitan que los pueblos civilizados de Nicaragua vengan a sus tierras, se mezclen con ellos, mejo- ren su raza e impongan la civilización y el lenguaje nicara- güenses......

El reporte de Ruiz abogaba por la creación de escuelas en las que so- lamente se enseñara el español y en las cuales no se permitiera el uso de otros idiomas, porque la unidad del lenguaje era fundamental para la unidad nacional. Para los nicaragüenses nacionalistas como Ruiz, la educación en español era necesaria porque atraerIa a los "creoles" al "amor por la nación nicaragüense' lo cual ayudaria a "nacionalizarlos' Solo cuando fueran totalmente nacionaLes podrIan ser ciudadanos. Las demandas costeñas por el autogobierno y su insistencia en con- servar sus culturas e identidades negras e indIgenas fueron vistas como una amenaza por los nacionalistas de la elite. La re- incorpo- ración, por ejemplo, que posteriormente fue vista como un triunfo militar y dipLomático, y uno de los momentos más importantes del nacionalismo nicaragüense, fue vista por los creóles como el derro- camiento. Mientras los nacionalistas nicaragüenses la vieron como la reintegra- cion al cuerpo nacional de una porción temporalmente perdida, los

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creóles se resistieron a las poilticas hispanizantes y "rehusaron en- viar a sus niños a las escuelas en español establecidas por el gobierno. Por generaciones enseñaron a sus hijos en el hogar o los enviaron a pequenas escuelas privadas mantenidas por los miembros más edu- cados de la comunidad Las actitudes de los costeños hacia Nica- ragua no permanecieron estáticas, sino que cambiaron con el tiempo. De acuerdo con Edmund T. Gordon, en el perlodo inmediatamente posterior al "derrocamiento' especialmente entre 1930 y 1960, ocu- rrió un cambio en la acción polItica de los creoles, que osciló entre un incipiente nacionalismo asociado al Reino de los Mosquitos (más tarde la Reserva) hasta una actitud más acomodaticia en relación con Nicaragua. En 1925 plantearon en una carta al Presidente de la Repñblica que la "reconciliación" y la "verdadera nacionalización de la Costa atlántica' tan ardientemente deseada por los nacionalistas nicaraguenses, se darlan ünicamente cuando el Estado central cesara de tratar a la re- gión como "una provincia conquistada y desafecta, que necesita ser gobernada con mano de hierro y forzada a pagar tributo:' En un caso de racismo a la inversa, los creoles rechazaron la ecuación de "civilización igual a herencia española' argumentando que ellos eran más civilizados que otros nicaragüenses gracias a su herencia británica. En un memorial presentado al Congreso en 1933, el Se- nador Horacio Hodgson invoco la superioridad anglo-sajona para enfrentarse al punto de vista de que la Costa Atlántica era "incivili- zada' "Cuando el gobierno de Nicaragua vino a esta region no nos encontró esclavizados' escribió, sino como "un pueblo civilizado; con un buen sistema de educación basado en la metodologIa de la raza ang10-sajona' Las contradicciones engendradas por el enfoque de colonización in- terna adoptado por las elites nicaragüenses en relación con la Cos- ta atlántica y la exclusion polItica de los costeños significaban que, como Lo expresó uno de ellos, "Nicaragua tenla que quedarse satisfe- cha con la reincorporación fIsica de la Reserva, dejando que las cir- Cunstancias y el paso del tiempo se encarguen de la difIcil misión, to- davIa no cumplida, de lograr la reincorporación espiritual de la Costa Atlántica, o para ponerLo en otros términos, la "nicaraguización" de la Mosquitia' La misión colonizadora y civilizadora que Las elites nicaragüenses de fines del siglo XIX y principios del siglo XX se autoprescribieron con respecto a Las regiones habitadas por pueblos de origen africano o indIgena, indeleblemente "dieron forma al carácter y la naturaleza del Estado nacional nicaragüense' El resultado final ha sido que, como lo argumenta Dora Maria Téllez,

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"La construcción del estado nacional nicaragüense no deno- ta, desde su inicio, Ia inclusion hornogenea y sirnultánea de todos los habitantes y todas las regiones del territorio, sino, rnás bien, un doble proceso de inclusiOn y exclusiOn de dfe- rentes clases sociales [regiones y], cornunidades espec(ficas o grupos étnicos. Los excluidos en cada etapa han tenido poco o ningün acceso a los derechos básicos derivados de Ia pertenencia a Ia corn unidad más amplia que es el Estado nactonat"112.

La region miskita se extiende entre Enduras y Nicaragua. AquI areas aproximadas.

Homkarae and Nicaragua: La Mosquitla and the Mlsldto Coast

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NICARAGUA I'

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Las representaciones sobre la Costa Atlántica en general, y de los creoles y los misquitos en particular, que emergieron durante el pe- rIodo de posindependencia en Nicaragua, constituyen un legado de racismo difIcil de superar. La asociaciOn, por ejemplo, de la Costa Atlántica con la negritud se sigue utilizando hoy en dIa para argu- mentar que los costeños no tienen derecho al auto-gobierno porque ellos no pueden gobernar sobre los mestizos o son incapaces de auto- gobernarse efectivamente. De acuerdo con la imaginerla polItica de las elites nicaragüense de los siglos XIX y XX, la nación solo podrIa "desarrollarse," moverse hacia adelante en la historia, si el Estado te- nIa éxito en la civilización y el mejoramiento de los negros y los indios y, habiendo triunfado, marcar el rumbo histórico de todos. La ironIa es que esos proyectos Ilamados "civilizadores" fueron im- puestos en nombre de una comunidad poiltica nacional que, desde la perspectiva de los grupos étnicos subalternos, tiene todavia que ser construida.

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LOS AFROANTILLANOS EN PANAMA

GERARDO MALONEY

Es comün dividir a la población afropanameña en dos grandes con- juntos: los afro-coloniales y los afro-antillanos. El primer grupo co- rresponde a la población negra y afromestiza del pals, que ilegaron al pals desde el mismo perIodo colonial, y en consecuencia hoy sus des- cendientes tienen apellidos latinos y hablan espanol. El segundo gru- po, el de los Afroantillanos, están conformados por varias generacio- nes de negros que Ilegaron al Istmo de Panama, en diferentes épocas históricas, fundamentalmente desde las islas del Caribe Anglosajón, como mano de obra. El primer contingente de afroantillanos vino a! Istmo para las obras del ferrocarril, el segundo para las obras del Ca- nal Frances, y el tercero conformado por los abuelos y padres de las generaciones actuales de afroantillanos, vino para la construcción del Canal actual. Los trabajadores que con su energia hicieron posible la via, sintieron en came propia desde el inicio de las actividades de construcción, en 1904, los rigores de la explotación y el peso opresivo de la segregación y la discriminación. Estos trabajadores fueron obligados a las faenas más dificiles y peligrosas, a pagos inferiores, a viviendas separadas, a educación y servicios propios de ciudadanos considerados de infe- rior calidad. Estos pasajes difIciles que conforman la experiencia del trabajador del area canalera no fueron aceptados incondicionalmente por todos los obreros. Hubo desde un principio obreros que enten- dieron muy bien las razones de su explotación y se erigieron en ilde- res que iniciaron una ofensiva seria y decidida, y que a base de lucha y sacrificios lograron mejoras y conquistas para estos trabajadores y sus descendientes.

LA INMIGRACION ANTILLANA La construcción del Canal de Panama por los Estados Unidos fue posi- ble por la obtención de algunas condiciones básicas para el capital. En primer lugar mediatiza por la fuerza a la nación panamena a! garan- tizar la separación en 1903 de Panama de Colombia, y con ello facilita el surgimiento de una clase dominante que, a través del control del Estado, pudo constituirse en su agente local. En segundo lugar, esta- blece en Panama su ejército para garantizar el control sobre la via. En tercer lugar se apropia de los puertos más importantes de la ruta de tránsito y establece un sistema comercial y tributario propio. Se apro- pia igualmente de las tierras a lo largo del Canal (5 millas a cada lado), de las islas estratégicas y las zonas de defensa militar. Sin embargo,

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se ye obligado a importar la fuerza de trabajo. Aprovechando las ex- periencias anteriores (en 1850 la construcción del Ferrocarril y 1880 las obras del Canal Frances), la companIa norteamericana envió a sus reclutadores a las principales islas del Caribe a reclutar trabajadores para las obras de la construcción del Canal. A diferencia de lo que habIa ocurrido durante la construcción del Fe- rrocarril, cuando liegaron de Jamaica, 45.000 jamaicanos, entre 1850 y 1855, para las obras de construcción y a diferencia de lo que ocurrió entre 1880 y 1889 cuando nuevamente de Jamaica emigraron 84.000 para los trabajos del proyecto del Canal Frances, en la construcción del Canal los principales obreros reclutados fueron barbadienses. De los 45,107 obreros empleados durante este intervalo de tiempo, ci 44.1% vino de Barbados. 12.3% de Martinica 4.6% de Guadalupe 3.7% de Trinidad.

LA ISLA DE BARBADOS Fundada en 1625 habIa alcanzado para 1643, una población de 37,000 ingleses compuesta por grandes cultivadores, con tierras con- cedidas por Inglaterra, y de un grupo elevado de siervos blancos, con- tratados en Inglaterra, para trabajar con sus patronos, por lo general por 4 años. Estos siervos reciblan una parcela y, terminado sus con- tratos, se convertIan en pequeños productores independientes. Con la introducción del cultivo de la caña, la situación en la isla cambió significativamente ya que el desarrolio de la industria azu- carera requerIa grandes extensiones de tierras y abundante mano de obra barata. Los holandeses se encargaron de proporcionar mano de obra esciavizada a los grandes plantadores a cambio de azücar, me- diante un sistema de créditos a largo plazo. En cambio, el productor independiente, con sus pequenas parcelas y escaso capital, era empu- jado fuera de la competencia. Esto dio lugar a la consolidación de La plantación, que se tradu- jo en un proceso de despoblamiento de La isla, ya que los pequeños propietarios se vieron obligados a emigrar a otras islas y regiones. La población esciavizada aumentó considerabiemente. Despues de decretada la abolición de la esciavitud, no se dio una transformación del sistema de tenencia de La tierra por lo que los afro- descendientes, ahora libres, no tuvieron otro camino que emigrar o trabajar por un jornal con los plantadores de azücar. La crisis del azücar a fines del Siglo XIX, y la devastación de algu- nas islas por fenómenos naturales, aceleró la decision de migrar a Panama para las obras transIstmicas en busca de soluciones para sus graves condiciones sociales.

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Fueron estas circunstancias, similares en la mayorIa de las islas del Caribe, las que obligaron a los inmigrantes antillanos a aceptar un contrato de trabajo, que significaba un salario de diez centavos la hora, casa y comida gratis, bajo un sistema de segregación racial. Sin pensar mucho en los riesgos implIcitos en las selvas panamenas, ni en el peligro de la dinamita, los derrumbes y las excavaciones, y sin seguridad de poder retornar a sus lugares de origen, los antillanos ilegaron a Panama por miles. Solamente el gobierno de Jamaica, basado en la experiencia del Canal Frances, donde muchos jamaicanos permanecieron a la deriva des- pués de la quiebra de la companIa y la paralización de los trabajos, exigla a los reclutadores de la CompañIa Norteamericana del Canal, un fondo de repatriación, para garantizar que sus nacionales pudie- sen retornar una vez concluida la obra. El Fondo de repatriación era de 300 dólares, depositados al Tesoro Nacional.

TESTIMON LOS: Austin Harrigan un viejo trabajador de la Zona llegó el 9 de octubre de 1905 a la ciudad Terminal de Colon en el barco Orinoco después de 13 dIas de duro viaje, en compania de miles de trabajadores. A su ilegada, casi muerto de hambre:

vimos —dice Harrigan - unas bolsas de azácar rnorena y como moscas les calmos encima. Era un domingo yfuimos lievados a campo abierto, donde nos dieron un catre y asig- nado un alojamiento después nos juntaron yfuimos ileva- dos al comedor, donde recibimos nuestra primera comida. Yofui asignado a trabajar como carpintero, reparando las barracas de madera donde eran alojados los trabajadores "Durante esos dIas IlovIa torrencialmente y regularmente nos obligaban a trabajar bajo la Iluvia para poder cumplir con las 8 horas de trabajo "En realidad nuestra situación era una especie de semi-es-- clavitud, y no habla a quien recurrir. Tenlamos que aceptar nuestra situación porque si no corriamos el peligro de per- derlo todo "En la mayorIa de los casos, la comida estaba malprepara- da, casi cruda, y muchos nos vimos obligados a resolver de manera propia nuestra alimentación "La ropa representaba otro problema ya que no habia ni Ia- vanderlas, ni mujeres. Tenlamos que hacerlo nosotros mis- mos. Tenlamos que bañarnos, lavar nuestras ropas y beber el agua del mismo rio. Agua que también utilizábamos para

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cocinar Los caballos y elganado, todos usábamos la misma agua'' "Tuvimos que confron tar el problema de la malaria. Con medicos y enfermeras poco entrenadas, muchos obreros murieron desde temprano. Otros se volvIan sordos por el uso excesivo de la quinina que era lo que nos daban de be- her en caso de enfermedad. Tan to fue el problema que al quedar sordos, los obreros entonces dejaban de escuchar el ruido y silbido del tren, y terminaron muertos arrollados en la via. Hablan muchos que le tenian tanto temor a esos doctores que, al enfermarse preferian ocultarse y buscar sus propios remedios A veces eran descubiertos, golpeados salvajemen- te, e incluso Ilevados a prisión, ya que la regla era estar en el trabajo o en el hospital. No habia lugar para la vagan- cia, nadie podria ser sorprendido deambulando en horas de trabajo, después de las 9 de la noche, no podia existir ninguna vela encendida en los campamentos de trabajo

Recogido por Lancelof S. Lewis. 'The West Indian in Panama 1850 -1914. University Press (1980)

RACISMO Y SEGREGACION Los antillanos se vieron obligados a realizar los trabajos más difIciles. Los derrumbes, las explosiones de dinamita cobraron, junto con la fiebre amarilla y la malaria, muchas vidas de los trabajadores anti- Ilanos. El reporte anual del Departamento de Sanidad de la Compa- ñIa del Canal indica que, para 1913 habIan muerto 11,943 empleados blancos en relación con 44,711 obreros negros. La crItica realidad del trabajador antillano estaba legitimada por el sistema de segregación racial, conocido como el Gold Roll y Silver Roll, Patron Oro y Patron Plata, segün el cual, se mantenIa separados a Los negros de los blancos en materia laboral, servicios, salarios, ocupación, vivienda y educación. En el Patron Oro estaban incluidos los norteamericanos y europeos blancos. RecibIan sus salarios en oro, aunque tuviesen ocupaciones similares que el trabajador negro. TenIan separadas sus comunida- des, viviendas, restaurantes, hospitales, y almacenes. Y ann en algu- nos servicios, como el correo, habla una fila para blancos y una fila para negros. Las fuentes de agua eran unas para blancos y otras para afrodescendientes. A diferencia de los blancos, Los obreros negros pertenecientes al pa- trón plata reciblan sus pagos en monedas de plata.

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Existió más de un norteamericano que sostenIa que los obreros prefe- rIan el pago en monedas de plata porque eran monedas más grandes! El obrero antillano tenIa sus escuelas, viviendas, comisariatos, vago- nes de tren, transporte, diferentes siempre, y de menor calidad. A pesar de que la mayorIa de los antillanos no estaba de acuerdo con este sistema, la situaciOn en las islas de origen, la existencia de un contrato y la esperanza de reunir algün dinero para regresar y poder mejorar su condición, o el tener que reunir dinero para enviar a sus familias en las islas de origen les impuso la aceptaciOn de estas graves condiciones. En 1914, cuando se inauguró la via, muchos obreros retornaron a su lugar de origen, con el transporte pagado por la compañia. Otros fueron nuevamente absorbidos como mano de obra por empresas en Centro y Suramérica, como fue el caso de Madeira y Mamore Rai- iway (de capital norteamericano) en Brasil, la United Fruit Company en Costa Rica, Honduras, Guatemala y la region panamena de Bocas del Toro. Fue el caso también para los trabajos del ferrocarril Quito- Guayaquil. Pero una proporción significativa permaneció en Panama, en las ciu- dades de Panama y Colon como empleados de la Zona del Canal en las labores de servicios y mantenimiento del Canal y las bases mili- tares. SerIan principalmente estos antillanos que permanecieron en Pana- ma los que habrIan de realizar una lucha sistemática en contra de la explotación y segregación en la Zona, como resultado de un descon- tento acumulado en toda la experiencia vivida. La población afroantillana, que permaneciO en Panama, no fue in- cLuida durante muchos años en la ilamada vida nacional. Eran con- siderados como extranjeros, ajenos a la identidad cultural del pals y obviamente discriminados. Sin embargo, los antillanos se ubicaron en barrios populares donde establecieron sus propias escuelas, igle- sias, organizaciones benéficas y culturaLes, creando una realidad pro- pia. De la misma forma las primeras generaciones vieron surgir figu- ras destacadas que Lograron beneficiar con su labor aL propio pals en la medicina, el comerciO, el periodismo, la enfermerla, el deporte, la miisica, la educación, el arte, la polItica y la religion, entre otras areas de la vida nacional. A pesar de los aportes significativos de los afroantillanos a la vida nacional, el rechazo por parte de la sociedad panameña fue tan Se- vero, que se cristaLizó en la Constitución de 1941, que definió a los antillanos, junto con los indostanos y los chinos entre las "Razas de Inmigracion Prohibida' Las dificultades enfrentadas por los antilla- nos estimularon las migraciones esta vez a los Estados Unidos, en

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donde hoy conforman una importante Colonia de Panameños Resi- dentes en Estados Unidos, principalmente Brooklyn, NY, California, Miami y Washington que nunca dejaron de mantener vInculos con sus familiares en el pals, ingresando a la economla de Panama sumas importantes de dinero a través de las "remesas" a sus familias. A partir de 1968, cuando el General Omar Torrijos asumió el poder del Estado, los afroantillanos, al igual que con el resto de la sociedad panameña, empezaron a experimentar cambios significativos. Se in- crementó la participación poiltica y la transformación de la ciudad de Panama impactó la composición étnica de los barrios populares tradicionalmente afroantillanos. La lucha del pals por la recupera- ción del Canal tuvo efectos ambivalentes entre los afroantillanos: un sector acompaña el proceso de negociación, siendo elemento de apoyo en los mismos Estados Unidos, y otro sector ye amenazado su fuente tradicional de empleo y progreso que siempre significo la "Zona del Canal": Esta doble realidad estimuló el surgimiento entre las nuevas generaciones de movimientos cIvicos y culturales en con- tra de la discriminación racial en la sociedad panamena. En el año "Escuela en una finca de la UFCo en la division de Pana- 2000 el Canal de Panama regresó a manos panameñas, cerrando un ma, zona Bocas del Toro, Ca. ciclo histórico de la vida del antillano en el pals, y colocando a las 1927:' United Fruit Company actuales generaciones más directamente de frente a su condición de Photograph Collection, box 76B, #315. Baker Library His- afroantillano dentro de la sociedad panamena. torical Collections. Harvard Desde ese perlodo hasta nuestros dias, las acciones de los afroan- Business School. tillanos por la justicia social y la igualdad, han sido permanentes y más organizadas, lo que hci incididn en la cnnniiis- ______ta de nuevos espacios en -- - la vida del pals, y lo que ha ido otorgando a los afroantillanos, mayores - - - - - fundamentos y capaci- dades para la lucha de su justa causa generacional. Fr:

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PRISIONEROS DE ENCLAVE 0 FORJADORES DE UNA PRECOZ MODERNIDAD? LOS AFRO-ANTILLANOS Y EL ATLANTICO EN LA HISTORIA CENTROAMERICA

LOWELL GUDMUNDSON

Por varias décadas la historia de Centroamérica, escrita por los cen- troamericanos o los extranjeros, ha conceptualizado a la época del banano (ca. 1880-1940) y a sus creadores como ocupantes de espa- cios de "enclave," palabra de origen frances inventada para describir situaciones neo-coloniales, en donde una parte del territorio perte- neciente a un Estado es dominado por agentes económicos y politicos de otro Estado; el concepto nació en la Europa de pos-guerra para dar cuenta de situaciones poscoloniales en Africa y Asia, pero luego su popularidad entre hispanos y angloparlantes, para caracterizar a las relaciones asimétricas entre Estados Unidos y Latinoamérica, superó con creces a la que gozaba entre sus proponentes francoparlantes.'13 El modelo de enclave pronto corrió el riesgo de convertirse en sinó- nimo de las denuncias antiimperialistas. Peor todavIa, tal enfoque asignaba, prácticamente, el poder de decision a unos cuantos agentes foráneos, ciudadanos del poder imperial, en este caso los inversio- nistas, concesionarios, administradores y técnicos norteamericanos. Por otra parte, la inmensa mayorIa, los afro-antillanos en Panama y Costa Rica y una heterogénea población cosmopolita en Nicaragua, Honduras y Guatemala, figuraba como vIctimas, al igual que los Es- tados locales. Asi, no solo no existIa, ni antes ni después del enclave, una historia local digna de contar; los que con sus manos y valores construyeron el clásico universo del banano, tampoco fueron sus ar- quitectos o herederos. Para esta vision antiimperialista, al igual que en "La hojarasca" de Garcia Márquez, el viento se lo llevó todo, de- jando solo escombros. Gracias a nuevas tendencias surgidas desde las más diversas disci- plinas, pero sobre todo desde la critica filosófico-literaria reciente, ahora entendemos que los enclaves y las situaciones neo-coloniales no son nada nuevos. Se nos ha aclarado que la "modernidad" fue ex- perimentada de muchas maneras diferentes en el mundo en el ñltimo siglo y medio, y que en los ma! liamados "sitios periféricos" también se dio el fenómeno. En vez de seguir lamentando su indefensión o atraso resulta mejor enfatizar en el papel activo de las poblaciones atlánticas - y entre ellas, las afro-antillanas en particular - en forjar una precoz modernidad centroamericana, pronto imitada de mil ma- neras en el resto del Istmo.

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La precoz modernidad centroamericana, radicada en su region at- lántica, nos ayuda a comprender La enorme determinación histOrica ejercida por sus poblaciones inmigrantes y emigrantes, y dentro de este mundo en movimiento, los afro-antillanos ocuparon una posi-

ción central no solo en Centroamérica sino mucho más allá.'14 Cuatro ejemplos servirán para argumentar que el enfoque de la pre- coz modernidad del Atlántico centroamericano revela más fielmente la experiencia histórica de sus pueblos, que el modelo alienante del enclave impuesto desde afuera. Entre los rasgos de toda sociedad "moderna" - sin hablar de sus herederas pos-modernas - podemos señalar los siguientes:

La libertad de movimiento como práctica cotidiana y valor social, dentro de marcos nacionales o fuera de ellos, segün la época en cuestión.

El desarrollo de actividades económicas multinacionales y mono- pólicas de gran escala, con la consecuente inclusion voluntaria o huida de ellas por parte de la población; un ejemplo es el famo- so de la manufactura automoviLIstica estadounidense, conocida como el "fordismo'

El invento de nuevas formas del consumo, junto con los medios sociales para convencer al sujeto moderno de que son necesida- des y no solo alternativas ütiles.

La creación de nuevas formas culturales, tanto nacionales como transnacionales, a La vez que éstas redefinIan a las categorIas so- ciales, étnico o raciales, polIticas, etc.

Me quedo o me voy? La pregunta no serla fácilmente comprensible para los habitantes de sociedades pre-modernas, pero silo era la experiencia cotidiana para las poblaciones de los llamados enclaves de las costas centroamericanas. Fueron ellas las primeras en contar con transporte naviero y ferroviario modernos, y la efectiva posibi- lidad de movilizarse rápida y cómodamente entre sitios alternos de trabajo asalariado. Incluso, segUn los estudios de Murillo para Costa Rica, los obreros ferroviarios se transformaron en punta de lanza de la misma modernidad. El requisito de la alfabetización para esta aristocracia del trabajo tenIa una conexión directa también con los nuevos patrones de consumo, comenzando con la lectura habitual de los periódicos y luego con su nueva industria de la "publicidad" impresa.

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Honduras y Costa Rica son los dos casos más claros, con su cultura material obrera, tanto consumista como instrumental/laboral, tralda desde el exterior hasta en los artIculos más mundanos. Y cuando los mismos trabajadores venIan de las Antillas, lejos del mito este- reotipado de su "vasallaje" frente al UFCO, Putnam ha demostrado que pagaron su propio pasaje, al "Caribe Occidental" como ellos lo conceptualizaban. Una vez instalados, se movilizaron entre todos los puertos y el interior de los palses del Atlántico centroamericano, y luego hasta Cuba y Nueva York, otra vez sin ser controlados directa- mente por algdn Estado o empresa. En otra sugerente expresión de Putnam, "la compañIa con que se quedaron" fueron ellos mismos y no la UFCO y sus secuelas empresariales.115 Henry Ford nunca invirtió en la industria bananera, aun- que si trató de levantar toda una ciudad en la Amazonia, denominada Fordlandia, y dedicada a la producción de caucho. Fue un fracaso total y absoluto, pero sus admira- dores más fieles en la industria bananera centroamerica- na, si lograron "vencer a la selva" a su manera. Instalaron una version tropical de su sistema moderno del trabajo, convirtiendo vastas plantaciones en una especie de "fa- brica en el campo" nunca antes vista, solo unos cuantos años después de que Ford revolucionó a Detroit y al mun- do entero con su lInea de ensamblaje automovilIstica. El reconocimiento de estos antecedentes del mundo ba- nanero proviene de una combinación de nuevos enfo- ques. Pero lo decisivo proviene del rincón menos espe- rado: la historia ambiental y ecologica, que ha revolu- cionado nuestra vision de ese mundo de finales del siglo XIX, cuando se levantó la primera industria bananera de ) exportación. En Costa Rica, por ejemplo, el centro de la UFCO fueron los antillanos, los ünicos que conocIan cómo cultivar al banano. Con base en conocimientos an- cestrales heredados de sus antepasados africanos y can- beños, levantaron toda una industria vendiendo fruta a los agentes de la UFCO, desde pequeñas plantaciones sembradas en los escombros de la selva tropical que ellos mismos habIan arrasado y tumbado al construir la primera lInea ferroviaria."6 No fue sino hasta el comienzo de su gigantesco proyecto de drenaje y construcción de sistemas de riego en los cauces de los rIos, primero en Costa Rica después de la Primera Guerra mundial, y unos años más tar- de en Honduras, que la UFCO logro convertir a sus operarios en piezas reemplazables, sin los conocimientos especializados de los producto- res antillanos originales. Al igual que con otros obreros sometidos a

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procesos de "desentrenamiento" para bajar costos y reducir a rutinarios los procesos productivos, eso Si Slfl el atractivo fordista de altos salarios en industrias monopólicas o de Punta tecnológica, los antillanos de- cidieron abandonar el cultivo del banano para la exportación y hasta los paIses productores en sí, y migrar hacia Panama, Trinidad, Cuba y Estados Unidos. De su retiro del sector hemos tenido noticia por décadas. Las causas de éste siempre se entendIan la movilidad social ascendente, basada en su alfabetización desproporcionada y dominio del inglés (Bour- gois), o el atractivo salarial de otros sitios de emigración (Harpelle, Chomsky y otros). Pero ,un fordismo centroamericano? ZAcaso p0- drIa ser tan o más moderna una mera provincia istmeña, la periferia de otra periferia, que los centros de cultura y industria mundiaLes? La transformación de los patrones de consumo de masas fue un pro- ceso inherente a la modernidad, pero con variaciones tanto locales como mundiales. El surgimiento del comercio del banano en Estados Unidos fue posible solo gracias al integrado sistema ferroviario nacio- nal existente después de los 1880. El mercadeo del banano en Estados Unidos comenzó dentro de un sistema de mayoreo, vendiendo a las tradicionales pulperlas y fruterIas dominadas por inmigrantes, sobre todo italianos; luego con la UFCO multinacional se asoció con el sur- gimiento de otro fenómeno inaudito: las cadenas de supermercados. Si bien es cierto que Centroamérica no conoció a los supermercados hasta mucho más tarde, el atLántico bananero 51 tuvo su propio mega- supermercado: las ciudades costeras de Estados Unidos y de Inglate- rra, abasteclan de cuanto artIculo de consumo y de trabajo requerla su población. Esta población leIa periódicos en distintos idiomas, a veces en edi- ciones bilingues espanol-ingles y se daba cuenta de nuevos productos y estilos mucho antes de sus conciudadanos populares del interior. Incluso es difIcil de imaginar terreno más fértil para el crecimiento del movimiento sindical que esta población altamente alfabetizada y accesible como pocas para los ideólogos del liberalismo nacionalista de izquierda y del socialismo, tan dados a la comunicación textual escrita y periodIstica durante la mayor parte del siglo 20. El "consu- mo de ideas" en masa fue otra de las novedades en donde el atlántico bananero fue pionero. Sallan los bananos en las navieras de las compañIas, pero entraban en las mismas el jazz y swing, asI como las áltimas modas en un sin nümero de otros campos del consumo y entretenimiento. Incluso, se puede decir que el banano y sus usos son inseparables de las relacio- nes interamericanas culturales, y no solo económicas, y del mismo

sentido de "bienestar" desde la infancia de los norteamericanos,11

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Pocos de éstos recordarlan la polItica del Buen Vecino de Roosevelt por sus declaraciones al respecto, pero muchos si confundirIan a la actriz portuguesa, Carmen Miranda, disfrazada de icónica brasileña- latinoamericana con dicha polItica, gracias a su actuación en la pelI- cula musical hollywoodense del mismo nombre, donde los bananos y las fresas interpretaron una danza que las autoridades brasilenas censuraron como "indecente:' Las estrategias de mercadeo de la UFCO dieron en el blanco primero con La creación de la adorable caricatura dibujada de "Miss Chiquita" y su campaña para convencer a las madres y amas de casa norteamericanas que esta fruta indispensable protegia la salud de sus pequeños. En sus peores momentos financie- ros y politicos, en La década de 1950, profundizaron aün más en esta dirección, al firmar acuerdos para ofrecer una lInea de "colado para bebés" con la compañIa Gerber, ase- gurando sus ganancias por otra generación mediante el acceso no solo a los jóvenes escolares sino a sus hermani- tos menores en la cuna. AsI que, mientras la region cen- troamericana se definia para los arquitectos de la Alianza para el Progreso en los 1960 como entre las regiones más atrasadas y pobres del hemisferio, silenciosamente su re- gión atlántica habia jugado un papel central en redeflnir la dieta popular norteamericana desde el primer bocado so- lido hasta la vejez más avanzada. Y dado que pocas amas de casa centroamericanas considerarIan al banano como apropiado para los recién nacidos, diga lo que diga Gerber o Miss Chiquita, el poder de ese senal indudable de La modernidad, la nueva industria de la publicidad, queda patente en el ejemplo. Finalmente, hace apenas una generación entramos en un mundo en donde ningün Estado quiere ser menos multi- o pluricultural que su vecino. Este reconocimiento generalizado de la realidad posmoderna del transnacionalismo, con todas sus complejidades y contradiccio- nes, fue anticipado hace un siglo por el conocimiento de las pobla- ciones bananeras centroamericanas. De sus experiencias, desafIos y soluciones mucho podrIamos aprender en nuestro mundo de hoy, si no fuese por nuestra arrogante insistencia en descubrir el agua tibia. La primerisima lección serIa que las categorIas étnicas, raciales y na- cionales que tomamos muy a menudo como objetivas e inmutables, son eminentemente históricas y hasta reinventadas por cada genera- ción, con base en nuevos contextos y conflictos. La ilegada de los afro-antillanos a Centroamérica obligó a sus nuevos vecinos a volver a trazar lineas divisorias de color y de ciudadanIa adonde antes parecIan hasta obvias en su transparencia. Pero este

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proceso no solo afectó a los afro-antillanos; también fueron implica- I -1-A0 dos grupos tan disImiles como ladinos, indIgenas y "negros" en Gua- temala, nicaragüenses y guanacastecos en Costa Rica, salvadorenos, Garifunas y Bay Islanders en Honduras, y cuanto "blanco" centro- americano pretendiera cruzar la cerca que protegIa a las nuevas "zo- nas blancas" de la UFCO. En un mundo tan desprovisto de afrodescendientes, como la Costa Rica de fines de siglo XIX, Putnam ha encontrado que todo censo na- cional arrojaba una cantidad de negros y mulatos igual al nümero de angloparlantes. Los supuestos subyacentes a esta idIlica transparen- cia racial se revelaron cuando un policla local informaba haber en- contrado un cadaver en via püblica y su imposibilidad de determinar su etnia. Aunque el deceso parecla de color oscuro, como ya no ha- blaba, era imposible estar seguro; podrIa haber sido ser de cualquier etnia, dado que las categorIas implIcitas en toda definición local, eran cultura e idioma, y no fenotipo."8 Los nuevos "negros" de Honduras y Guatemala fueron los antillanos y unos cuantos norteamericanos de color, atraldos más por la cons- trucción ferroviaria que por la industria bananera. AllI también las lineas de color y de pertenencia se volvieron a trazar por senderos nuevos. En Guatemala el odio y racismo contra estos "indeseables" cayó también sobre los hombros de las mujeres nativas, ladinas o in- dIgenas, que convivIan con ellos, a quienes impusieron multas paga- deras en trabajo forzoso, como cocineras y domésticas para las fuer- zas policiales locales. 119 En Honduras los jamaiquinos fueron los que sufrieron las campañas de deportación de los 1930, mientras que los GarIfuna y los Bay Islanders de Roatán pueden haber compartido el color pero no la cultura o estatus de extranjero. Tuvieron que tragar grandes dosis de sus propios prejuicios, pero los mestizos hondure- nos anti-negros presentaron a los salvadoreños, igualmente foráneos, como candidatos a conciudadanos gracias al color compartido, mien- tras que los jamaiquinos encontraron no solo a los GarIfuna y Bay Islanders, sino a los mestizos, mucho más atractivos para contraer matrimonio, y asI salvar su situación migratoria.'2° La creación de nuevas areas de exclusion, las "zonas blancas," por par- te de la UFCO y sus competidores, tuvo importantes consecuencias para Centroamérica mucho más allá de las zonas bananeras. Al vol- ver a trazar otra vez, aunque implIcitamente, una lInea divisoria entre las elites mulatas y mestizas y sus contrapartes más "españolas' se amenazó con echar por tierra toda una labor centenaria de politicos republicanos que prometIan la igualdad ciudadana entre las elites. No poca importancia tuvo este tema para explicar la inmensa popula- ridad de los mensajes antiimperialistas entre las poblaciones urbanas

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe Nuestra herencia - Afrocs4ea 1.- de clase media alta y sus lIderes entre la elite. Para algunos el tema puede haber sido el temor ante a! "oscurecimiento" de la población con la liegada de los migrantes antillanos, pero para muchos más el problema real era la indignante probabilidad de que ellos mismos ya no pudieran entrar en las zonas blancas de su propio pals. Esta nueva ola de restricciones para los migrantes en todas las Amé- ricas, que culminó en la década de 1930, tuvo grandes consecuencias para Centroamérica. Sin embargo, tuvo aün mayores repercusio- nes en los destinos más recientes de la diaspora antillana, lugares como Cuba y Nueva York. Al ser atrapados, por primera vez, tras las barreras migratorias erigidas, las comunidades antillanas se die- ron a la tarea de asentarse y proteger a los suyos, tal como lo hablan hecho ya hacia mucho en Panama y Costa Rica. El extraordinario énfasis en la educación formal y la superación de los adolescentes - antes candidatos para la emigración laboral - hizo que otros palses sintieran su impacto. Si en 1929 más del cuarto de la población de Harlem en Nueva York habla nacido en el "Gran Caribe," no pocos de éstos serlan descendientes de afro-antillanos centroamericanos. 121 Esta compLeja y fascinante historia centroamericana es invaluable, no solo para comprender su propia experiencia con la modernidad, sino también para ayudar a otros a repensar la suya. Lo ünico que falta es la voluntad de ver y colocar los hechos en su debido lugar.

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe Vzu slra heirnela I/rocaribc•iia

FERROCARRIL Y BANANO EN CENTROAMERICA

ELIZET PAYNE IGLESIAS

Tradicionalmente, se relaciona la economia bananera con el origen del fe- rrocarril en Centroamérica. No obstante, este comenzó a ser construido como soporte de la economIa trans-Istmica, y tenia como objetivo acortar las distancias entre el mar Caribe y el océano PacIfico. Para las elites nacio- nales el Icamino de hierroI llego a constituir el sImbolo del progreso y de la modernización. El primer ferrocarril se construyó en el istmo de Panama en 1855, y tuvo como objetivos el transporte de personas y productos hacia las costas de California y el Pacifico suramericano. Posteriormente, a ralz del proyec- to de conectar el Caribe de Honduras con el golfo de Fonseca, se gestó la construcción del ferrocarril interoceánico entre Puerto Caballos —hoy Puerto Cortés— en la década de 1850, pero el proyecto no prosperó. Des- pues se inicio la construcción de Puerto Cortés a Potrerillos en la década de 1870, creándose el Ferrocarril Nacional de Honduras. También en Nicaragua surgió la idea de un ferrocarril que procuraria el tránsito interoceánico entre el puerto de San Juan del Norte con el istmo de Rivas, pero también fracasó, hasta que en 1870 se comenzó a construir una pequena ruta entre Corinto y Chinandega. Después se abrieron otras rutas hacia la capital y otras ciudades importantes de ese pals. Con ex- cepción de Panama, los proyectos de Honduras y Nicaragua con objetivos inter-oceánicos no prosperaron aunque fueron el origen de deudas o em- préstitos con bancos extranjeros. El ferrocarril sirvió para el transporte de otros productos como el café y el banano, colaborando en la consolidación de estas dos formas de economIa que se implantaron en Centroamérica en la segunda mitad del siglo XIX. Estos productos se cultivaban en regiones climáticamente diferentes; el café por ejemplo, se producla exitosamente en el interior de Costa Rica, El Salvador y Guatemala, en tanto el banano era propio de las zonas costeras de Honduras y Costa Rica. La economia cafetalera de Costa Rica fue la más temprana del istmo. Esta se desarrolló hacia la década de 1840, no obstante, enfrentó serios proble- mas de transporte que encarecian y retrasaban la entrega de este producto en los mercados internacionales, particularmente el inglés, ya que tenlan que dirigirse al lejano Chile y pasar por el Cabo de Hornos hacia el Atlán- tico, realidad que le sumaba miles de millas y muchos meses de navega- ción. AsI, en Costa Rica la construcción del ferrocarril fue estimulada por el auge de la economla cafetalera localizada en el interior del pals; el Estado

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y la oligarquIa cafetalera hablan procurado durante décadas, una conexión más corta, y por ende más rápida, con las economIas del mercado interna- cional, pero para lograrlo tuvieron que pasar tres décadas. De manera que, la máquina de hierro vino a resolver el problema que con anterioridad existla con el transporte en las viejas y lentas carretas de bue- yes o las recuas de mulas, que cargaban los productos tradicionales como cacao, maIz, frijoles, entre otros. También vino a abaratar los costos de los fletes y a agiizar la comercialización, lo que abrió la posibilidad de habili- tar puertos de importancia en ambos océanos, como Limón en Costa Rica y Puerto Cortés en Honduras, ambos localizados en el mar Caribe. A su vez, en el PacIfico existlan los puertos de origen colonial de Puntarenas, El Realejo y Acajutla. Mientras,en Guatemala se habilitó el de San José y en El Salvador, el puerto de La Libertad para las exportaciones del café salvado- reño. En sIntesis, tanto en el PacIfico como en el Caribe, el ferrocarril fue la base fundamental para unir importantes regiones económicas con los puertos, y a éstos, con los mercados internacionales. En el sentido inverso, las exportaciones de café no solo generaron una ma- yor cantidad de circulante en el istmo, sino que comenzaron a darse cam- bios importantes en los patrones de consumo, particularmente de las elites nacionales, lo que devino en mayores demandas de productos extranjeros de lujo como comida de origen europeo, licores, muebles, ropa, calzado, maquinaria, bicicletas y más adelante, automóviles. Los libros, catalogos, periódicos y revistas, contri- buyeron a fortalecer la cultura europea y más ade- lante, la estadounidense, especialmente entre las elites. Por su parte, la economla del banano, propia de las regiones costeras también exigió del transporte de la fruta en forma rápida. Esto se debIa a la gran ex- tension de las plantaciones bananeras, el cuidadoso tratamiento que se debIa efectuar a los racimos y la poca durabilidad de la fruta, que requerIa de un transporte masivo y barato. Las empresas banane- ras comenzaron a construir las primeras ilneas de ferrocarril en la década de 1880 y, a pesar de que en un principio existieron productores independientes de origen local, las empresas extranjeras, apoyadas en el capital foráneo, ilegaron a controlar a los primeros. No solo construyeron las lIneas del ferrocarril sino que finan- ciaron toda la infraestructura relacionada con este sistema de transporte: puentes de hierro, estaciones de pasajeros, locomotoras, vagones y tam- bién puertos y muelles. A pesar de la procedencia del capital invertido en la construcción de los ferrocarriles en Centroamérica, éstos fueron sin lugar a dudas, sImbolos

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe iVuestra herencia - - - ocaribeña - -

y herramientas del progreso en el perlodo liberal. En efecto, puesto que Centroamérica carecla de un sistema financiero capaz de invertir dinero en obras tan costosas, la ünica salida de las elites nacionales y de los Es- tados centroamericanos fue someterse a préstamos cuyas caracterIsticas eran los elevados intereses. AsI surgieron los contratos con las companIas bananeras que no solo transportaban el banano sino el café. En Costa Rica se firmó el Contrato Soto-Keith en 1884 entre el empresario ferrocarrilero Minor Keith y el Estado que al final perdió el control de las compañIas fe- rrocarrileras que poco después comenzaron a invertir en banano. En Costa Rica se estableció la United Fruit Company y en Honduras, después de un rápido proceso de concentración, de unas 20 companIas de capital ex- tranjero, quedaron finalmente la Tela Railroad Company —subsidiaria de la United - y la Standard Fruit Company. Los Estados les dieron en concesión - por 99 años- gran cantidad de tie- rras en torno a las vIas férreas, y les permitió el uso de sus aguas y made- ras; quedando los Estados a la voluntad de las companIas. Estas también habilitaron sus propios puertos y muelles, como Limón en Costa Rica y Tela, La Ceiba, además de Puerto Cortés y Trujillo en Honduras. En Gua- temala se abrió Puerto Barrios en la bahIa de Amatique. Liegaron también a controlar el transporte y la comercialización hacia el exterior mediante las navieras y mantuvieron bajo su dominio los precios en los mercados internacionales. La flota de la United Fruit Company fue conocida como la IGran Flota BlancaI. Y poselan los servicios de comunicación telefónica y de cable, y hasta crearon el primer banco de Honduras, el Banco Atlántida, en 1913, con capital de la Standard Fruit Company. Si bien es cierto, las companIas ferrocarrileras y bananeras limitaban el poder de los Estados nacionales, ,qué relación tuvieron con las elites eco- nómicas y polIticas? En el caso de Costa Rica, Minor Keith se casó con Cristina Castro Fernández, hija del ex presidente de Costa Rica José Maria Castro Madriz e invirtió en el comercio, minerIa de oro y producción de café. En el caso de Honduras, los fuertes nexos de las elites con el capital bananero quedaron plasmados en la intervención en la polItica apoyando a los candidatos que les eran afines. Pero también, los ferrocarriles y el cultivo del banano fueron la fuente de migraciones que nutrieron étnica y culturalmente las regiones en donde se establecieron. En particular, la inmigración jamaiquina fue la más numero- sa, aunque no se debe olvidar la afluencia de sübditos ingleses provenientes de Belice, Gran Caimán, y otras pequenas islas y cayos del Caribe occi- dental. E incluso de Palestina, India y China. AsI como mestizos y mulatos provenientes del interior del istmo. Las inmigraciones diversificaron y crearon nuevas formas de relaciones sociales y de sentido de pertenencia. Sumando idiomas y religiones y mes- tizajes a la identidad nacional y regional centroamericana.

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe Nuestraherencia Afrocarjb.

AFROANTILLANOS EN EL SALVADOR?

CARIA3S LOUCEL.

Es lo que parece evidenciar esta fotograf ía...

"Estación intermedia, linea Santa Ana" en Libro Azul de El Salvador. San Salvador: Latin American Publicity Bureau, 1916. Pag.92. Cortesla del Mu- seo Nacional de Antropologia, El Salvador.

Y esta...

"Group of Salvadorians of the superior working class" Percy Martin , Salvador of the XXth century. New York: Lorigmans Green & Co. Lon- don: Edward Arnold 1911, págs. 314-315.

La ausencia de afrodescendientes en El Salvador es un mito que ha sido mantenido a través del tiempo sin bases sólidas; y muy por el contrario, la presencia africana en La historia salvadoreña consti- tuye un hecho patente y abundantemente documentado. La idea de La ausencia de afrodescendientes se estableció en la mentalidad de la sociedad a principios del siglo XIX con la creación de la Nación- Estado, cuando se exaltó al mestizo de ancestro indIgena y europeo, excluyéndose la ascendencia y participación del negro en la construc- ción social multiétnica.

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LOS MOVIMIENTOS SOCIALES AFROCARIBEIOS SUS ORIGENES

DIANA SENIOR

Los primeros levantamientos de trabajadores en la zona Caribe de Costa Rica fueron protagonizados por afrocaribeños, en particular por trabajadores ferroviarios: el primero ocurrió el 5 de diciembre de 1879, un segundo paro laboral se dio en abril de 1887 y, finalmente, otro motIn se suscitó en marzo de 1890. Hacia 1910, dos mit personas fundaban la Union de Artesanos y Tra- bajadores, expresión de una compleja vida social de iglesias, perió- dicos, sociedades mutualistas y logias, todas fuera del control de la

Companla bananera, que proveyeron una fuerte red institucional.122 La primera demanda de la Union a la CompañIa fue el 16 de julio de 1910, cuando pidió a la UFCo. la declaración del 10 de agosto, como el "DIa de la Emancipación Jamaiquina" un dIa en el cual no se debIa de trabajar. El "DIa de la Emancipación' un dIa festivo en Jamaica, tenia una gran importancia simbólica, no solamente porque afirmaba la diferencia de estatus entre esciavos y trabajadores libres, sino porque también afirmaba una identidad jamaiquina o afrocaribeña al cele- brar un dIa de fiesta no reconocido por la UFCo., ni por el gobierno de Costa Rica. En ese mismo año otro acontecimiento conmocionarIa la vida de la provincia. Liegaba a Puerto Limón el vapor Herte que segün su de- claración a las autoridades portuarias cargaba 670 "bultos de mer- caderla": negros numerados de 1 a 670 con destino a la UFCo. "Era un secreto a voces entre los jamaiquinos residentes y empleados por la CompañIa en la region, que el arribo del numeroso contingente de fuerza de trabajo, no era más que una nueva maniobra de la Frutera en su afán de reducir los salarios. Todos los trabajadores procedlan de Saint Kitts y Nevis' Sin embargo, dIas después de su arribo aL pals, este grupo de trabajadores protagonizarian una de las huelgas más publicitadas. A partir del 22 de noviembre de 1910 y por espacio de 10 dIas, los trabajadores protestaron contra la UFCo. por el trato y condiciones en las que se les habla distribuido en las plantaciones. Como era de esperarse, el movimiento de protesta fue violentamen- te reprimido y sus ilderes encarceLados por órdenes del Gobernador, entre éstos se encontraban los afro-jamaiquinos Arthur Gutzmore y Daniel Briscoe, muestra de las alianzas de clase por encima del origen de los trabajadores afrocaribeños. 123 Muchos decidieron irse, los que se quedaron se unieron a otros y formaron una base permanente de la fuerza laboral en todas las Divisiones de la Compañia.

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Entre el ir y venir de los migrantes afro-caribeños se encontraba Marcus Garvey quien vivió en Limón airededor de la década de 1910 y trabajó para la CompañIa como time-keeper. Poco después regre- so a Jamaica donde fundó en 1914 la Asociación Universal para el Mejoramiento del Negro (UNIA sus siglas en ingles) y que aglutino a la población negra de varios continentes. Su experiencia en la costa centroamericana habrIa impactado su percepción de los principales problemas que enfrentaba la población afrodescendiente. El capItulo de la UNIA en Limón fue fundado en 1919. Este movimiento estuvo presente prácticamente a lo largo de todo el espacio de la diaspora afrodescendiente a principios del siglo XX, pero fue particularmente fuerte en la costa Caribe de Centroamérica. De acuerdo con Bourgois, la meta de la organización y sus reivindica- ciones centrales, se enmarcaron estrictamente en términos raciales: la promoción de la dignidad negra y su unidad a través del mundo. 124 En este sentido afirma que "la aguda opresión de clase/etnicidad" que pesaba sobre los trabajadores bananeros afrocaribeños en las dé- cadas de 1910 y 1920, los hizo particuLarmente susceptibles al men- saje de Marcus Garvey, ya que éste les ofreció la oportunidad de una "metamorfosis espirituaL" Su mensaje les transformó de "peones des- preciados" en dignos lIderes de una "raza noble e igual" a aquella de sus opresores "blancos' Logrando mediante la UNIA inspirarlos con esperanza y dignidad. Los archivos de la UFCo., muestran que la gerencia vio al movimiento de Marcus Garvey como un grave peligro para sus operaciones bana- neras en America Latina, por Lo que organizaró una campaña en su contra. La sola idea de que hubiera unidad de acción entre los traba- jadores, promovida tan elocuentemente por los lIderes de dicho mo- vimiento, se tornó profundamente amenazante para la transnacional, aunado al hecho que el mensaje de la UNIA contradecIa la estructura ideológica que legitimaba la explotación de la mano de obra negra. Y aunque en su trabajo proselitista la UNIA no mencionaba especI- ficamente la organización laboral, los trabajadores bananeros (sin el conocimiento de las oficinas centrales de la Asociación en Harlem, Nueva York) le asignaron espontáneamente un "papel sindicalista' 25 Por otra parte, el gobierno costarricense estuvo bastante inquieto sobre el impacto del "Garveyismo" en la costa caribeña, ya que con- sideraba a cualquier organización afrocaribeña como abiertamente polItica, y si contaba con conexiones internacionales, como una ame- naza. AsI que junto con la UFCo. se sentIan amenazados. 12(, Por ejemplo, en la huelga del distrito de Sixaola de 1918-1919, el men- saje de la UNIA jugó un papeL importante en la movilización militan- te de los trabajadores. Ante esto, las autoridades "..,de un momento a

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe iVuestra herencia 4Lçocaribeña

otro empezaron a reforzar estrictamente las regulaciones de inmigra- ción que hasta ese momento hablan sido obviadas en el distrito.." 127• Sin embargo, la ignición de esta huelga fue las reivindicaciones labo- rales, especialmente lo atinente a un salario justo, demandas que se extendieron a través de la frontera hacia el lado panameno de manera recurrente en los siguientes dos años, provocando toda una estrate- gia por parte de la gerencia de la UFCo. y del gobierno de los Estados Unidos. Pero pese a que las autoridades temieron sobremanera sus implicacio- nes polIticas y tomaron medidas para desarticular el movimiento, la verda- erc ovtb' dera función de la UNIA fue mucho

I más de Indole social que de orientación obrera. AFRICA THE LAND OF HOPE AND PROMISE AsI en 1929, la UNIA estimó contar FOR NEGRO PEOPLES OF THE WORLD, con más de 1.000 miembros en Costa WILL NEGROES ALLOW THE WHITES TO TAKE AFRICA? Rica. Representantes "de las distintas sociedades fraternales y religiosas, asI como de los distintos grupos de asocia- ciones" asistieron a sus convenciones, y la UNIA colaboró en aque- lbs esfuerzos caritativos al lado de las iglesias y logias. Aunque los capItulos locales de la UNIA podIan funcionar abiertamente en todas partes, el gobierno costarricense y la UFCo. continuaron mantenién- dose suspicaces acerca de Garvey y su movimiento en la provincia de Limón. 128 De esta forma, todas las organizaciones que proporcionaron una in- fraestructura para la vida social afrocaribeña en Limón jugaron una especie de papel dual. Por un lado, proveyeron una conformación so- cial que podrIa servir para convertirles en "mej ores" y más estables trabajadores, mientras que el aspecto de la "ayuda mutualista" ayu- daba a la comunidad a ser autosuficiente y a evitar los extremos de las dificultades propias de su existencia, las cuales a su vez podrIan empujarlos hacia una postura de rebelión. 129 Sin embargo y paradójicamente "la pasividad negra emergió como un estereotipo racista entre los mestizos" del Istmo y de Limón en par- ticular, sobre todo por la "prontitud" conque se resoLvIan las disputas laborales que iban brotando, muchas veces a favor de la CompañIa y en detrimento de los trabajadores mismos.'3° Pero esta actitud fue más bien el resultado de una estrategia de los afrocaribeños para Li- diar y contrarrestar los efectos posteriores a una huelga o movimien- to de protesta laboral de lo que tenlan experiencia. Y tiene que ver con diferencias en cuanto a las agendas polIticas de afrocaribeños y de mestizos, asI como a la vinculación diferenciada que los primeros

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe iVuestra herencia Afro car tenlan con respecto a los segundos, frente a los gobiernos y a la pro- pia CompañIa, at ser inmigrantes y no ciudadanos. Las fuentes primarias refutan el mito del comportamiento pasivo de los afrocaribeños a finales del siglo XIX y principios del XX, dejando at descubierto una gran cantidad de huelgas violentas, de disturbios labo- rales e intentos de organizar sindicatos en las décadas de 1910 y 1920. En medio de la agitación laboral (1909-1913 y 1919-1921) y para apa- ciguar sus efectos, la UFCo. importaba trabajadores para que fun- gieran como rompehuelgas y los registraba ilegalmente como bienes o mercanclas ante los funcionarios locales de las aduanas. Bourgois señala que la correspondencia interna de la UFCo. en la década de los veinte pone en evidencia que en el momento en que el descontento laboral entre los inmigrantes afrocaribeños estaba en su punto más á!gido, "miles de trabajadores fueron transferidos de un pals a otro con el fin de saturar los mercados de trabajo locales, reducir los sa- larios y debilitar los movimientos sindicales. Dichas transferencias masivas de mano de obra implicaron complejos cambios de gentes de diferentes nacionalidades y etnias' 131 Pero a pesar de que los inmigrantes afrocaribenos constitulan poten- ciales aliados en la causa obrera, los trabajadores y los activistas Va- liecentralinos establecieron poco contacto con ellos. Tal vez en parte por la distancia geográfica y las diferencias lingulsticas. Y puesto que la concientización de los tra- bajadores afrocaribenos estuvo tan Intimamente atada a su propia historia, trabajo y experiencia co- munitaria, no serIa sorprendente que trabajadores e intelectuales del Valle Central tuvieran un gran problema para "engancharlos" en sus luchas. Tal vez en parte por su situación civil como extranje- ros en Costa Rica. En su momento, abogaron at Pre- sidente Jiménez usando su propio lenguaj e del "anti-imperialismo ii- beral' Pero la derrota en la huelga de 1910, asi como la deportación y defección de muchos de sus 11- deres, hizo a los afrocaribenos ser conscientes de manera dolorosa de su condición social en Costa Rica'32. Este tipo de pérdidas y el recono- cimiento por parte de un segmento afrocaribeños de no tener aliados

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe Nuestra herencia 44ocqjibeiia -. - .

en los altos puestos de toma de decisiones, jugaron un papel signifi- cativo en su relativo distanciamiento social de las próximas décadas, y explica la moderación en sus posicionamientos politicos con el fin de velar y proteger sus intereses individuales y colectivos. La intricada red religiosa, mutualista, de fraternidades, logias y socie- dades benéficas dio a los afrocaribeños un fuerte marco institucional para la protesta, la organización y las uniones obreras. Su "sentido de orgullo" derivó no solo de su fihiación británica, sino de una "nueva conciencia" sembrada entre la población negra de la diaspora gracias a la organización social y al impulso de la UNIA. Ambos serIan el sustrato del futuro desarrollo sindical.

Sobre el tema ver: Diana Senior, Ciudadanla afrocostarricense, el gran escena- rio comprendido entre 1927y 1963. San José: UNED-UCR, 2011.

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe - Nuestraherencia - - Afrocarthe4

LA LITERATURA DE LA ETNIA NEGRA 01 EN CENTRO AMERICA

QçJINCE DUNCAN

En la "literatura sobre negros" o literatura negra, podemos distinguir seis corrientes: literatura oral "West Indian" o afrocaribena; la lite- ratura del exilio; la de denuncia y protesta; la afrorealista y la multi- céntrica.

1. LITERATURA ORAL WEST INDIAN' La literatura oral afrocaribeña es parte de una rica tradición que tiene su genesis en el Africa Occidental. Trata de transmitir los grandes mi- tos originarios, sobre la creación del mundo, la diferenciación sexual, el inicio de la civilización, y los grandes postulados éticos fundacio- nales y funcionales de los pueblos. En el Caribe, la literatura original abandona algunos de los mitos on- ginarios (pues han sido sustituidos por la vision cristiana), pero privi- legia la idea de la astucia, como recurso supremo para la sobreviven- cia de la población esclavizada. Luego, una vez superada la esclavitud, los cuentos giran hacia posiciones moralistas. Entre estos cuentos, los más destacados son los de Breda Nancy, (Anan- si 0 Hermano Araña). Anansi es en Africa una segunda persona de la Deidad (Anansi Kokoruru), el gran tejedor del universo. Es una especie de "angel caIdo' pero en el Caribe se vuelve abiertamente un personaje tramposo que, no obstante, personifica al débil (una araña) triunfando casi siempre sobre enemigos muy poderosos (el tigre), a quienes vence no por la fuerza sino por la astucia. Es simbólico de la saga del esciavi- zado frente a su opresor, y por tanto, su reivindicación sicológica.

21ITERATURA DEL EXILIO. Se trata de una colección de prosa y poesla escrita por los jamaicanos inmigrantes y que fueron publicados en su mayorIa en los periódicos locales en ingles. Los dos ejemplos más acabados de esta corriente son Alderman Jo- hnson y Dolores Joseph, ambos afrocaribeños. Johnson es un inmi- grante jamaicano que vivió en Limón, Costa Rica. Joseph es un "pa- na-tico' vale decir, combinación de panameño y tico (costarricense), integrante de la comunidad inmigrante que para entonces tenIa dos o tres generaciones de estar en la zona. Es interesante la gran valoración de lo propio que se aprecia en estos escritos. Los primeros escritos de Johnson están cargados de "Nostal- gia' poema del cual presentamos algunos fragmentos:

Cátedra de Estudios de África y el Caribe Nuestra herencIa

Magia es el nombre de mi tierra

amado tul, monte en lontananza Cada pliegue, cadafuente... Cada dIa mi dolor aumenta Yes mayor mi agonla Quiero regresar (•••)13;

Sin embargo, muy pronto en ci mismo Johnson, y con mayor propie- dad en los textos de Dolores Joseph, la literatura del exilio evoluciona hacia la crItica social. Dolores Johnson, fue ci ganador de la competencia literaria Cuentos y relatos tradicionales afro-Limonenses, patrocinado por el Ministerio de Cultura en 1982, con su libro Tres Relatos del Caribe Costarricense. Contiene 3 cuentos: "Limón a! Desnudo" que recoge giros linguIsti- cos del ingles creole limonense y caribeño. "Nancy Stories" que con- tinüa la tradición oral con la recopilación de los cuentos del Herma- no Araña y "Adina" que trasluce relaciones complejas de la economIa de plantación, enredos amorosos, relaciones cotidianas complejas, como cuando cita y critica a la novela Isaura, (1988), protesta por las condiciones de vida de la pobiación afrodescendiente, denuncia de la burocracia por su "no hay, venga después, no hay más citas"34 Si Alderman Johnson comenzó cantando su nostalgia de una patria le- jana, Joseph nos da una vision de la transición por las plantaciones.

PEPJODO CONTEMPORANEO Después de las dos grandes guerras del Siglo XX y en ci contexto de la revolución de los derechos civiles en Estados Unidos, las indepen- dencias de las naciones caribeñas y las luchas contra el Apartheid en Sur Africa, surgieron en el contexto centroamericano una serie de movimientos de reivindicación que reclamaban ciudadanlas, y trataban de estimular ci empoderamiento de las comunidades mar- ginadas. En ese perlodo se eligieron los primeros diputados y repre- sentantes ante los gobiernos locales, y surgieron los primeros pro- fesionales negros. Los afrocentroamericanos comenzaron a sentirse parte del movimiento negro internacional y a participar en eventos internacionales que tenIan que ver con su cultura y la lucha contra la exclusion y la invisibilización, sea en el terreno secular o religioso. Y surgió la Organización Negra Centroamericana (ONECA), que se convirtió con ci tiempo en el moviniiento afro internacional de mayor consistencia en el Continente. Los afrocentroamericanos han librado y libran a partir de cntonces, una lucha frontal contra las ideas racistas heredadas del perlodo colonial,

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe Nuestra hereii cia Afro caribeña acentuadas y ampliadas durante la construcción de los Estados nacio- nales y perpetuadas hasta el presente como mecanismos de exclusion, invisibilización, estigmatización y marginación regional. En este perlodo se han identificado tres corrientes literarias escritas por afrodescendientes: la de denuncia y protesta; la afrorealista y Ia multicéntrica.

3. LITERATURA DE DENUNCIAY PROTESTA. La literatura de denuncia y protesta tiene en la costarricense Delia Mac Donald una notable expresión. En realidad To que ella hace es actualizar el exilio, ya no como nostalgia de un pasado perdido, sino como reclamo de su espacio. Delia enfrenta aT lector a una nueva realidad: la del afrodescendiente urbano, que lucha por afincarse y funcionar en la capital, con un "derecho de Have ganado por los que abrieron la trocha y construyeron el ferrocarril" y por un "derecho de piso ganado por los que han marcado huella con sus aportes' Ilustra- tivo es su poema sobre su nuevo barrio:

LA LLUVIA ES UNA PIEL, 1999. "Nosotros Ilegamos a San José cargados de ceremonias y silencios y nosfuimos a vivir a un barrio. Mi barrio se llama Mexico, (...) Mi casa está en el centro. Es la casa de los "morenos de raza dicen los vecinos, a la salida de calle 16';'

Y luego, a su encuentro con la escuela: "A los seis años me encontró la escuela, una galera aullante, blanca y azul, azul y gris, escaleras y mosaicos. Mi maestra es una azucarera —redonda y blanca— vestida siempre de verde yflorecitas rojas sobre las orejas

Como acota Dorothy Mosby, una estudiosa de la literatura afrocos- tarricense "Delia Mc Donald (1965) es sin duda ( ... ) una mujer ne- gra con un conocimiento claro y definido de quién es y qué es lo

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe Vuestra herencia

Afrocaribeila __ .L...... L_

que se ha propuesto hacer: escribir (...) comprometido (...)con su propio diseño de palabra"

4. CORRIENTE AEROREALISTA. El término afrorealismo se ha acuñado para caracterizar a una co- rriente literaria afrohispana, que se aparta del "main streem" latino- americano. Estos autores se apartan de los mitos y sImbolos tradicio- nales de occidente. No se adscriben al realismo mágico que, a pesar de su arraigo en lo latinoamericano, sigue aün con una vision predo- minantemente eurocentrista.136 Sin habérselo propuesto de manera explIcita, el afrocubano Nicolás Guillén (1902-1989), fue el fundador de esta aunque sin nombrarla, al publicar sus Motivos del Son en la Cuba de los años 20 del siglo ante- rior. A partir de él, el ritmo y la terminologIa africanos, dejaron de ser elementos decorativos de La literatura latinoamericana, encontrando su real sentido en y para la comunidad afrodescendiente. Es una rup- tura "epistemologica" con el esquema clásico eurocéntrico. Es canto en diversidad, plural y al mismo tiempo mestizaje cultural propia de nuestros pueblos. Hay al menos seis caracterIsticas que distinguen a! afrorealismo:

- Un esfuerzo por restituir la voz de la comunidad afrodes- cendiente.

- La reivindicación de la memoria simbólica africana.

- La reestructuración de La memoria histórica de la africani- dad en diaspora.

- La reafirmación del concepto de comunidad ancestral.

- La adopciOn de una perspectiva intracéntrica.

- La büsqueda y proclamación de su identidad.

El afán de restituir la voz de la comunidad afrodescendiente es mani- fiesta en uno de los poemas fundacionales de Nicolás Guillen, cuando introdujo expresiones como "Mayombe bombe mayombe" y "sense- mayá' Constituyen una verdadera revolución linguIstica y poética en las literaturas hispánicas. No son juegos de sonidos, como han creIdo algunos,sensemaya es la culebra ritual. Este verdadero acto de subversion poética va a ser asumido por sus Se- guidores centroamericanos. No se evoca al Aleph, ni a Vulcano. Los

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cuentos no son sobre hadas madrinas No son los lobos los que ponen en peligro a los niños. No hay intento alguno de moldear el alma Bar- bara a imagen de Paris como pedIa el poeta Ventura Garcia Calderón suspirando sobre Paris. Antes bien, encontramos al Samanfo (Duncan) y al Ebeyiye (Wilson). Samanfo se refiere ala comunidad ancestral inte- grada por los antepasados, los vivientes y los non-natos. Ebeyiye es un grito entusiasta que prefigura la esperanza en un futuro137. La reestructuración de la memoria histórica de la africanidad en diás- pora se despoja de romanticismos. Se aleja del idealismo estético de la corriente conocida como "negritud" y centra su vision en la inves- tigación crItica. Asimismo, estos autores afrorealistas reivindican la totalidad de la conciencia negra en su doble dimension geografica e histórica. Su "comunidad" no es una nación, ni una tribu. Es la comunidad uni- versal, de origen africano, entendido en términos históricos y abarca toda la historia y geograf ía de Africa. La perspectiva de estos autores es intracéntrica —hacen literatura desde adentro, con la vision de la comunidad misma. Son crIticos, pero no endofóbicos. Ejemplo brillante es el poema XI de La costarri- cense Shirley Campbell, Rotundamente Negra" cuando la voz poética increpa a Carlos que está empezando a entender: "Tengo un amigo que dice/ que no hay leyes/que repriman La vida/ (...) (Quiero que recuerdes!ante todo/ que mi piel/es distinta a La tuya/quiero que no olvides!que mi historia!tiene manchas grandes/. Reconoce pues que el mundo se ye diferente desde adentro y se atreve a afirmar:

"Que el tiempo es desigual/que laspieles tienen matices/y que ci amanecer/pinta distinto/desde estos ojos

Finalmente, estos autores buscan y proclaman su identidad. Ejemplo es el panameno Cubena, quien protesta y se autoafirma airado:

"Que desgracia, Ashanti soy y me dicen Carios" y escoge como nombre literario "Cubena' que en la tradición Ashan- ti, significa varón nacido el dia martes. La voz poética del panameno Gerardo Maloney en Juega Vivo recla- ma al negro Bryan como lIder:

"porque encarna nuestra hi stori a/ con las trampas, los enganos/ la astucia y La maiicia/ que se aplican por icc- ciones / en ci transcurso de esta vida

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Y en la novela Un Mensaje de Rosa del costarricense Duncan sur- gen de la memoria histórica y se materializan de manera ficcional, Benkos Biojo (1603) el constructor en suelo colombiano del primer territorio Libre de America; vueLve a la vida Yanga (1608) construyen- do sin esciavitud en Mexico un territorio autónomo; y reconstruye su gesta, Zumbi de Los Palmares (1713) que Levanta y sostiene por más de cuarenta años el primer Estado independiente del Continente americano.

5. CORRIENTE MUITICENTRICA. El poeta Wingston Gonzalez es el modelo entre los autores clasifica- bles como multicéntricos' Es garIfuna, nacido en Livingston, Guate- mala. El texto "Los magos del crepUsculo (y blues otra vez)" es su pri- mer libro y fue ganador de los Juegos Florales de Tejuela en el 2004. Sus referentes son multiples. Por ejemplo, el poema "Volverá San Vi- cente a Nosotros' puede perfectamente clasificarse como literatura del exilio por el contenido nostalgico relacionado con la Madre Patria (Isla San Vicente); hay una marcada preferencia por lo local y por lo cotidiano. Desde el punto de vista de sus recursos mIticos muestra gran afinidad por la literatura eurocéntrica latinoamericana. Evoca al dios griego Apolo que "toca a la puerta de mi cementerio' Y "los raquIticos moli- nos" se rompen "donde Cronos espera' No obstante, Gonzalez recla- ma "el blues/el mambo/la zamba/la salsa/ (...)la punta/la conga': sin liegar a posiciones afrorealistas propiamente dichas.

Volverá San Vicente a nosotros del poemario Los magos del creptisculo (y blues otra vez).

I.Agiiribudubi Yurumein woun Volverá San Vicente a nosotros

leibuguba ligibugie barana sobte el mar habrb de cammax am WachaWanlbel laLt Wahabu y can lab manos lo jaLuemos hacia nttrus la guiribuduba v1va subusti flu lo zie wagiribuduba lun Yurumeirt volv"mos a San Vjcnatc WahanLarubel aun barana sobrevolwemos ci mar czntm, Iklan lanaga aba dunuru girth dan sobre la espada de un ave ilamada tielupo

wagiribuduba volvcrcireia hi wageira a nuetra tierra

ket tagudu dana como el agua se incendia laguduba wagudis asihabrán de incendianie rrnestros pies

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A pesar de que la producción intelectual ha sido invisibilizada en cada uno de nuestros palses existen numerosos artIculos y libros publicados fuera de nuestras fronteras como en Francia, Alemania, Estados Unidos, 1-lolanda y Cuba y otros paIses del Caribe. Muchos de ellos son resultado de tesis de maestria y doctorales en universidades importantes, y algunos han dado material para escribir libros fuera de Ia region.

Algunas obras sobre el tema: Beleño, JoaquIn. Gamboa Road Gang. Panama, 1959. Bernard, Eulalia. Ciénaga. San José: Asesores Editoriales, 2001. Bernard, Eulalia. Ritmohéroe. San José: Editorial Costa Rica, 1982 Campbell Barr, Shirley. Rotundamente Negra. San José: Arado, s/f. Chang, Guiselle. Coordinadora. Cuentos tradicionales afrolimonenses. San José, Editorial Costa Rica, 2006. Cruz Molina, Yolanda. Indianidad y Negritud en el Repertorio Americano. Costa Rica: EUNA, 1999. Dervés Valdés, Eduardo. Del Ariel de Rodó a la CEPAL (1900-1950). Buenos Aires: Editorial Biblos, 2000. Duncan, Quince. "Vision panorámica de la narrativa costarricense: una lec- tura histórico-social. En, Revista Iberoamericana, NOms. 138-139, New York: Enero-Junio, 1987. Pp. 79-94. Duncan, Quince. Contra el Silencio. San José: Euned, 2001. Duncan, Quince. El negro en la literatura costarricense. San José, Editorial Costa Rica: 1975. Duncan, Quince. Julián Gonzalez, Guillermo Jimenez y Mayela Mora. Histo- na crItica de la narrativa costarricense. San José: Editorial Costa Rica, 1995. Duncan, Quince. Un Mensaje de Rosa. San José: EUNED, 2007. Gordon, Donald K. Lo Jamaicano y lo Universal en la obra del costarricense Quince Duncan. San José, Editorial Costa Rica, 1989. Jackson, Richard. Black Writers in Latin America. New Mexico: University Press, 1976. Jackson, Richard. The Black Image in Latin American Literature. New Mexi- co: University Press, 1979. Leal de Noguera, Maria. Cuentos Viejos. an José: Editorial Costa Rica, 1989. Martin-Ogonsula, Dellita. The Eve/Hagar Paradigm in the Fiction of Quince Duncan. Columbia: University of Misouri Press, 2004. Mosby, Dorothy. Place, Language and Identity in Afro Costa Rican Literature. Missouri: University Press, 2003. Origin. Washington: Three Continental Press, 1984. Wilson, Carlos Guillermo. (Cubena). Cuentos del Negro Cubena. Guatemala: LandIvar, 1977.

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LA EXPRESION MUSICAL 144 Y LA HERENCIA AFRICANA

MANUEL MON ESTEE

En los primeros años de la década de 1870 ilegaron a Costa Rica tra- bajadores de Jamaica, Belice, Curazao, Barbados, Honduras, Trinidad y otros puntos del Caribe a la provincia de Limón, en el litoral Caribe costarricense,para construir la ilnea del ferrocarril que facilitarla la exportación del café producido en el interior del pals, a los centros comerciales de Europa y Estados Unidos. Estos trabajadores trajeron consigo sus costumbres y expresiones musicales. El mento jamaicano, el calypso, o su antecesor kaiso o karisode Trini- dad, los cantos religiosos, el baile de cuadrilla y el uso de instrumen- tos de origen africano y afrocaribeño son solo algunos ejemplos de la rica y variada expresión cultural que Ilegó con aquellos inmigrantes.

EL CALYPSO LIMONENSE Dentro de esta paleta de expresiones musicales se destacan los cantos denominados "calipsos' cuya pertinencia y popularidad, desde por los menos la década de 1940, han marcado el paisaje de la provincia y han generado un repertorio propio que refleja la vida y la historia del pueblo afrolimonense. En la provincia de Limón, decir calypso es probablemente referirse a un estilo musical que contiene insumos importantes del mento, del son cubano, del original calypso trinitario y, después de los años ochenta, del reggae y de la salsa. Toda esta fusion musical ilamada calypso limonense guarda, desde el punto de vista filosófico y ético, un paralelismo importante con la fi- gura del calypsonian trinitario como hacedor de canciones, at que la sociedad afrolimonense, le agrega otros elementos éticos, ideoLogicos y Lingulsticos, Jo que to ha convertido en una expresión musical de carácter étnico. En Limón, estos cantos populares han sido cultivados por autores o calypsonians, cuyo papel social de "reportero' "editorialista' "mensa- jero" o crItico social, se ha modificado con el tiempo y ha tornado flue- vos matices, en virtud de las transformaciones sociales, y como res- puesta a los fenómenos económicos y culturales emergentes. Muchos de los temas tratados en las canciones revelan situaciones, incidentes o historias relacionadas con la cultura limonense y su pobLación. El mercado global, la tecnologla y la cultura de masas, por ejem- plo, no han pasado inadvertidos para el calypsonian; aunque en una

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escala moderada, discos de calypso limonense circulan por el mundo, en publicaciones hechas por empresas estadounidenses y europeas como Lyrichord y Verve/Folkways. La müsica de los calypsonians ii- monenses ha sido objeto del interés de estudiosos de la cultura en Estados Unidos y Europa y sus compositores ha sido tema de artI- cubs periodIsticos, programas de television y videos. Sus canciones figuran en los repertorios de algunos grupos musicales de la capital San José o han sido incluidas como ejemplos de müsica costarricense en enciclopedias de multimedia. Sin embargo, hacia el interior del pals, sigue siendo poco difundido y, consecuentemente, poco conoci- do por la población general. El calypso limonense es producto de un proceso evolutivo que se ex- tiende hasta el sigbo XXI a partir de insumos tan importantes como el mento, müsica de origen jamaiquino ejecutada en las areas rurales, con instrumentos actisticos y que normalmente cantaba sobre ternas relacionados con la vida cotidiana de la isla. En su desarrollo pueden observarse nuevas temáticas, sonoridades y la adopción de nuevos instrumentos. Lo que pudo haber sido originalmente men to se transformó y, aunque guarda mucho de su forma original, adoptó la filosof ía del calypso trinitario, género que desarrolló un perfil más urbano y ligado a la in- dustria cultural desde las primeras décadas del siglo XX. Esta fusion de géneros musicales caribeños se desarrollan dentro del marco de la sociedad afrolimonense, que agrega otros elementos éticos, ideologi- cos y lingulsticos. Todo esto constituye el actual calypso limonense, el cual no solo fun- ciona como elemento identitario de un sector de la pobbación afroli- monense, sino que se ha transformado en una expresión musical de carácter étnico. El calypso entonces, representa, una forma de müsica étnica,

"Lina mtsica deviene étnicamente significativa no tan solo por su proceso de gestación, sino también por el con texto... es decir, por la situacionalidad. El mejor ejemplo lo tenemos en los usos musicales de los emigra- dos. En su necesidad de construirse espacios simbólicos propios dentro de la nueva sociedad receptora, las mz- sicas que se han Ilevado consigo en el equipaje pueden adquirir significaciones adicionales."

Lo anterior significa que el calypso no es un canto estático, unidi- mensional, unIvoco y monosemántico, sino lleno de distintas signifi- caciones socio-culturales de su trayectoria histórica en virtud de las

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migraciones afrocaribeñas a Costa Rica y los procesos de inserción de esa población a los ámbitos laborales, sociales y culturales.

LOS INSTRUMENTOS CANONOQUIJONGO: Para el calypso limonense, el intercambio y Instrumento conformado por una caja adaptación de instrumentos musicales se de madera o una tina de lata, de la que se ata una cuerda que es tensada observa en ejemplos como el bajo de cajón o por un palo de madera, manipulado a quijongo, el ukelele o cuatro y el banjo, po- discreción por el müsico ejecutante. siblemente tomados de la tradición musical La textura del sonido y la pericia de Nueva Orleans y en el caso del cuatro, de del ejecutante logran recrear de la miisica venezolana. Anteriormente, se usó manera aproximada el sonido de un un tipo de bajo Ilamado marimbola, similar contrabajo. a la marImbula cubana (caja de rumba en Ja- EL CUATRO V EL UKELELE: maica), el cual posiblemente hacIa las veces Son pequenas guitarras de cuatro cuerdas muy usadas del bajo antes de la integración del quijongo. en el calypso limonense. El cuatro ubica su origen en Lelé, un limonense de 58 años, dice que la müsica veriezolana y el ukelele de origen hawaiano en los años sesenta en Limón, "se tocaba el es hoy parte de la tradición musical de Estados banjo, el ukelele, el quijongo con tina de lata, Unidos. tumbas, maracas y claves 7139 EL BANJO: Ferguson recuerda algunos conjuntos musi- Es una guitarra cuya caja ir""""''""" cales de los años cuarenta en Limón: "Yankee de resonancia Band era un conjunto que a ml me gustaba, es un tambor, su origen tocaban rumba, pasillo, cuadrilla y calypso se remonta a la tradición también aunque no le Ilamaban calypso, como de la mCisica negra del sur de los Estados "launchturnover, launchturnover, everybodybal, Unidos. launchturnover..."un poco como rumba Es posible que Ferguson se refiera a que aun- LA MARIMBOLA 0 MARIMBULA: que la canción normalmente se tocaba como es una caja de madera sobre calypso, la orquesta la interpretaba con un la que se sienta el ejecutante arreglo aL estilo de la müsica cubana en boga, para pulsar una especie de teclas de metal que afinadas en donde la rumba era uno de los estilos más logran cumplir la funciOn del empleados y que de alguna manera identifi- bajo en un conj unto musical. caba las sonoridades cubanas. Su origen se remonta a la familia de instrumentos africanos de las kalimbas o LAS INFLUENCIAS MUSICALES mbiras. Y LAS TEMATICAS DEL CALYPSO EN LIMON El calypso limonense ha sido influenciado por otras formas musicales como el mentó de origen jamaicano, el son cubano,el viejo calypso de Panama y el original calypso de Trinidad, con los que ha coexistido hasta el dIa de hoyy, después de los años ochenta, del reggae y de la salsa.

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Pero es posible afirmar que to que se conoce como calypso limonense es, básicamente y desde el punto de vista puramente musical, el men- to de Jamaica que ha sufrido influencias y variantes conceptuales y temáticas y que de alguna manera ha adquirido con el tiempo el perfil filosófico y ético del calypso trinitario. A partir de esos dos importan- tes componentes, se ha generado un canto propio de la comunidad Fe de erratas: afrocostarricense que es el actual calypso limonense, el cual tiene sus caracterIsticas propias y su pertinencia social e histórica. En la página 108 en la Los müsicos limonenses no grababan discos hasta la década de 1980 columna del margen y aün hoy dIa las grabaciones son pocas y poco accesibles. Su müsica izquierdo, ci instrumento se transmitIa de forma oral y no sufrió cambios tecnológicos impor- que aparece al lado del banjo es realmente una tantes. Como una especie de müsica folclórica, el calypso limonense, marimbola. Y el que se en su esencia, ha permanecido estable y cercano a sus insumos mu- ubica abajo es un cuatro sicales originales, mento de Jamaica y viejo calypso de Panama y de puertorriqueflo y no una Trinidad. marImbula. Las temáticas de las canciones del calypso limonense son multiples y variadas, como mi.iltiple y variada es la historia de la cultura afro- limonense. Entre los temas abordados se encuentran el carnaval y la malaria, por ejemplo. El carnaval como espacio social donde irónicamente se "olvidan" las diferencias sociales por un rato es abordado por este calypso de Fer- guson, en donde Willie que es pobre y no tiene para comer ni para vestirse, se olvida y se imbuye en la turba del carnaval para disfrutar.

"One shirt Willie and he mother —in- law May- May, see them pushing through the crowd on Carnival Day, nothing to eat and nothing to wear, but the carnival, they are bound to be there,.

El siguiente calypso de Papa Tun introduce una variante at ser can- tado en español. La norma de las primeras generaciones de calyp- soniansera siempre cantar en su lengua materna el ingles caribeño. Papa Tun intenta establecer comunicación con los no angloparlantes por medio de este canto que trata sobre la malaria y el mosquito que la transmite, un asunto que afectaba a todos los trabaj adores de la zona sin distinciones étnicas.

Zancudo, zancudo no me pica más Deja ml en paz, no quiero morir Zancudo, zancudo no me pica más No quiero malaria, no me pica rnás.

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El calypsonian Ferguson cuenta que se cantaba improvisando los versos pero usando una misma melodla básica en la que se apoyaban ambos contendores. A veces en esas sesiones de improvisación no solo eran dos los que se enfrentaban sino varios los que rotaban para cantar. Como la historia oral, el calypso limonense ofrece información sobre acontecimientos históricos ocurridos en su entorno. Dicha informa- ción no pretende precisar fechas o explicaciones sobre lo ocurrido, la precision no es un objetivo, sin embargo, a través de textos se reconocen incidentes, fenómenos, hechos o situaciones vividas por la comunidad que por la manera en que se plantean pueden reforzar el imaginario colectivo con respecto a la historia de la comunidad limonense.

PATRONES RITMICOS Un patron rItmico que se repite con gran frecuencia en el calypso limonense es el siguiente:

El mismo fun- ciona como una Clave especie de cla- Calypso I ye de calypso al estilo de las famosas claves caribeñas de rumba y de son. Sirve como guIa o espina dorsal de la base rItmica y los instrumentos pueden guiarse de manera explIcita o implIcita por este patron. La dave de calypso y, en general, muchos de estos patrones rItmicos en el Caribe, tienen estrecha relación con la figura del cinquillo, en- tendido como distintas combinaciones de cinco notas que aportan segün el caso, distintas sensaciones rItmicas dentro del espectro de la sIncopa caribeña.

COMOY PORQUE SE HACE? Segán los testimonios de algunos calysonians limonenses, el proceso creativo que lleva al calypso es bastante espontáneo y es el resultado de experiencias de vida cotidiana que estimulan la creación y la nece- sidad de contar o transmitir esas experiencias de una manera sencilla y fresca. Walter Ferguson nos cuenta la historia de su canción Cabin in the Wata:

"Bato era un buen amigo mb. Era un gran beisbolista, un gran outfielder (jardinero),pero era un poco proble- mático; vivIa en la playa donde Ilaman El Jaguar. Su

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abuela era una viejita muy amable y lo queria mu- cho. Pero Bato sefue de ahI y se vino acá a la playa y vivIa en un pequeño rancho pero la gente de Parques Nacionales, una señora que era la directora le dijo que no podia vivir ahIporque ese era un parque nacional. Entonces se consiguió unos troncos y dijo, si no puedo vivir en la tierra podré vivir en el mar, él amaba el mar porque era un gran buzo. El construyó sobre los troncos, sobre el agua. Entonces mis amigos venIan y me conta- ban: ' Viste lo que Bato construyó?" Yyo due: "ah, una casa sobre el agua" A cabin in thewata! Y asI salió la can ción."

Cyril Silvan dice que su célebre canción "Lobsterman" se cantaba du- rante el carnaval acompaflando las comparsas:

"ImagInese la langosta, vino la cosecha de langosta y yo agarraba mucha langosta, entonces yo due a mis corn- pañeros:" Vamos a hacer una canción de la langosta... Fire in the land with the lobster band.., ese era el coro. Pero luego sigue que como yo ganaba mucha plata con la langosta, una señora se interesa en mIporque soy un hombre con plata un "moneyman Todo gira airededor del tema de la langosta y del mar..

Y Cyril continña con otro ejemplo de cómo nace un calypso:

"Habia otro señor amigo mio que se Ilamaba Mista Mitchell, él hacIa pan y vendIafrescos, ale ygingerfres- co, él era amigo de mi mama y cuando nosotros lie- gábamos a cantar ahi, él hacia pan que usted puede corner sin nada y sabIa rico . . .y yo voy: 'Mista Mitchell hace el mejor pan hon Pruébalo es el mejor en Limón, Ysi querés sabo rear el vacilón, Prueba de Mista Mitchell su pan bon"

Y cómo nació la canción Babylon? Walter Ferguson nos cuenta:

'..yo llegue a Limón y cruzaba por donde ilarnan Los Baños, era másfácil que dar toda la vuelta para ir al hospital. Yo cruzaba por ahI desde niño y nunca habia tenido problemas. Pero esa vez, yo vi un muchacho en

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un rincón que me apuntaba con el dedo, yo no sabla que querla, luego salió y se me acercó y me dijo:" Que estás haciendo aquI?" Yyo no entendla porque estaba acostumbrado apasarpor ahIdesde niño. Pero él insis- Walter Ferguson tIa, qué haces aqui?Que hacés aquI? Sos un Babylon. AsI le dicen a la policia. Sos un ba- bylon, un espla! Claro, yo estoy yen- diendo mis drogas aqul y usted va a denunciarme... Yo le dije que solo estaba cruzando, pero él me ame- nazó con su pistola y me dijo que me iba a ma tar. Faltaba solo unos me- tros para Ilegar a Ia calle pero a mi mepareclan como cien metros por el miedo que tenIa. Yo le explique que yo no era babylon, que solo querla Ilegar al hospital y mefui caminan- do y él seguIa amenazando. Cuando volvI a mi casa mefui directo a mi guitarra, me senté y comencé a can- tar " whatyoudoinghere, youbab- ylon? YasIsalió Ia canción..."

Una version ampliada de este texto puede encontrarse en el libro: En dave Afro- Caribe. Expresiones musicales de Ia población afrodescendiente de Ia costa Caribe de Centroamérica, Repüblica Dominicana y Haiti. San José: Agencia espanola de Cooperación Internacional para el Desarrollo AECID, 2010.

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"Requiem a mi primo jamaiquino"

EULALIA BERNARD

Loprotegio Ia muerte contra tanta infamia Yel misterio de su suerte. Sin saber por qué, Nunca el Himno Nacional, llego a cantar con Ia mano en lafrente. Su sudorgermino Un pedacito de esa tierra inhóspita yfertil del trópico, que no será nunca tierra patria pues cedularse jamás pudo mi primo Jamaiquino. Rodeos y más rodeos tuvo de blancos papeles de blancas manos para decir simplemente:

('Soy negro del campo, del Valle La Estrella. Soy una estrella negra en elfiamante blanco, azul y rojo de nuestra bandera

Ritmohéroe. 2a, Ed., 1996 Editorial Costa Rica.

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Notas de página

Brian L. Moore y Michele A. Johnson (eds.), Squalid Kingston 1890-1 920: How the Poor Lived, Moved and Had Their Being. Mona: Social History Pro- ject, University of the West Indies, 2000, pág. 2-4. 2 Knight, "Migration and the American Experience,' pág. 12; ver también Dawn Marshall, "The History of Caribbean Migration: The Case of the West Indies," Caribbean Review, Volume XI, No. 1 (Winter 1982), págs. 6-9; Bonham C. Richardson, Panama Money in Barbados, 1900-1920, Knoxville: University of Tennessee Press, 1985; Michael L. Conniff, BlackLaboron a White Canal: Panama, 1904-1981, Pittsburgh: University of Pittsburgh Press, 1985; Trevor Purcell, Banana Fallout: Class, Color, and Culture Among West Indians in Costa Rica, Los Angeles: Center for Afro-American Studies, 1993; Franklin W. Knight, "Jamaican Migrants and the Cuban Sugar Industry, 1900-1934" en Manuel Moreno Fraginals, Frank Moya Pons, and Stanley Engerman, eds. Between Slavery and Free Labor: The Spanish-Speaking Caribbean in the Ni- neteenth Century, Baltimore, Johns Hopkins University Press, 1985. 3 Jorge Giovannetti, "Black British Caribbean Migrants in Cuba: Resistance, Opposition, and Strategic Identity in the Early Twentieth Century,' Regional Footprints, 103. 4 Olive Senior, "The Origins of 'Colon Man': Jamaican Emigration to Panama in the Nineteenth Century:' Regional Footprints, págs. 58-59 y 60-62. 5 Velma Newton, "Making a Difference: The Jamaican Contribution to the Construction of the Panama Canal:' en Regional Footprints, pág. 69. 6 Carmen Murillo Chaverri, "The Railroad and Afro-Caribbean Migration to Costa Rica, 1872-1890:' Regional Footprints, pág. 232. 7 Idem pág. 8. 8 Malcolm J. Proudfoot, Population Movements in the Caribbean (Port-of- Spain, Trinidad: Caribbean Commission Central Secretariat, 1950), 77-80, 101. 9 "Se va a prohibir que las mujeres costarricenses se casen con negros, asiáti- cos o también con degenerados. Cada aspirante al matrimonio deberá ex- hibir un certificado de buena salud' La Prensa Libre, 17 junio 1915, pág. 2, citado en Soili liris Buska "Marimba Por Ti Me Muero': Region and Nation in Costa Rica, 1824-1939" (tesis doctoral, Indiana University, 2005), 179. 10 Panama, Ley 61 de 11 de marzo de 1904 y Ley 31 de 1917, en "Indice crono- logico de las leyes de la Asamblea Nacional 1904-1956, confeccionado por el personal de la biblioteca y archivos, bajo la dirección de Gavino Sierra Gutiérrez, Secretario General de la Asamblea Nacional" (Panama, s.f.). 11 Jan Suter, "Pernicious Aliens' and the Mestizo Nation: Ethnicity and the Sha- ping of Collective Identities in El Salvador before the Second World War," Immigrants & Minorities 20, no. 2 (2001): 26-57; Harry Laughlin, "The Co- dification and Analysis of the Immigration-Control Law of Each of the Seve- ral Countries of Pan America, as expressed by their National Constitutions, Statute Laws, International Treaties, and Administrative Regulations, as of January 1, 1936" (mimeo, Eugenics Record Office, Carnegie Institution of Washington, October 1936), 61. 12 Ronald Soto Quirós, "InmigraciOn e identidad nacional: Los 'otros' reafir- man el 'nosotros" (Tesis de Licenciatura, Escuela de Historia, Universidad de Costa Rica, 1998), 217-2 1, 232-34; Lara Putnam, "Ideologia Racial, Práctica Social y Estado Liberal en Costa Rica:' Revista de Historia (San Jose, Costa

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Rica) no. 39 (enero-)unio 1999), 147-49; ANCR, Serie Gobernación 8101 (telegramas del 6 al 10 de setiembre de 1924). 13 DarIo Euraque, "The Banana Enclave, Nationalism, and Mestizaje in Hondu- ras, 1910s- 1930s," in Identity and Struggle at the Margins of the Nation-State: The Laboring Peoples of Central America and the Hispanic Caribbean, ed. Aviva Chomsky and Aldo Lauria-Santiago (Durham: Duke University Press, 1998), 152 etpassim; Honduras. Laws, etc., Leyde inmigración (Tegucigalpa: Tipograf ía nacional, 1929), 7-9. 14 Raymond Allan Davis, "West Indian Workers on the Panama Canal: A Split Labor Market Interpretation" (Ph.D. diss., Stanford University, 1981), 141-42; Velrna Newton, The Silver Men: West Indian Labour Migration to Panama, 1850-1914 (Mona, Jamaica: Institute for Social and Economic Research, 1984), 162-63; Mi- chael Conniff, Black Labor on a White Canal: Panama, 1904-1981 (Pittsburgh: University of Pittsburgh Press, 1985), 65-66, 80-84,98-106, 127-30. La desnacio- nalización retroactiva fue revertida en 1945, pero persistIan las exclusiones en cuanto al empleo y al acceso a la educación pi.iblica. Véase George W. Wester- man, Los inmigrantes antillanos en Panama (Panama: n.p., 1980), 95- 101. 15 Guatemala, Decreto Ni.Imero 1735 de la Asamblea Legislativa de la Repü- blica de Guatemala del 30 de mayo de 1931, artIculo 2; Guatemala, "Ley de Extranjeria," Decreto no. 1781 de marzo 23 de 1936, artIculo 9, citado en Zo- rraquin Becu, El problema del extranjero en la legislacion latino-americana reciente (Buenos Aires: Editorial Guillermo Kraft, 1943), 55-56. 16 "Salvador Passes Law Barring All Coloured Immigration' Panama Star and Herald, 4 mayo 1925, pág. 1. (Reproducción de una noticia de Associated Press.) Cf. El Salvador, Leyy reglamento de migración (San Salvador: Imprenta Nacional, 1933), 18 17 Sidney A. Young, "Sid Says: Within the Law:' Panama American, West In- dian Section, 27 october, 1926. 18 Ver Ira de Augustine Reid, The Negro Immigrant (New York: Columbia Uni- versity Press, 1939), estadisticas pág. 235, discusión págs. 31-35, y también Putnam, Lara. "Unspoken Exclusions: Race, Nation, and Empire in the Im- migration Restrictions of the 1920s in North America and the Greater Ca- ribbean:' In Leon Fink et al., eds., Workers Across the Americas: The Trans- national Turn in Labor History. Oxford University Press, 2011 19 Nancy Leys Stepan, "The Hour of Eugenics' Race, Gender, and Nation in La- tin America (Ithaca, NY: Cornell University Press, 1991), 174-182; Armando Garcia Gonzalez and Raquel Alvarez Peláez, En Busca de la Raza Perfecta: Eugenesia e Higiene en Cuba (1898-1 958) (Madrid: CSIC, 1999), 150-229. 20 Actas de la Primera Conferencia Panamericana de Eugenesia y Homicultura de las Repáblicas Americanas, celebrada en la Habana, Cuba, desde el 21 hasta el 23 de diciembre de 1927 (Habana, 1928), 179 y 185, 34-35, 55, 224. 21 Actas, 34, 36-37; 205-206, 208. 22 Robert F. Foerster, "The Racial Problems involved in Immigration from Latin America and the West Indies to the United States en Hearings of the Com- mittee on Immigration and Naturalization, House of Representatives, March 3, 1925 (Washington: G.P.O., 1925), 329. 23 Foerster, "Racial Problems:' 334. 24 Foerster, "Racial Problems:' 335. El informe - y la reacción al rnismo - hizo noticia en el Caribe: véase "International Row Threatens Over Report:' (Kingston) Daily Gleaner, 27 agosto 1925, pág. 13. 25 Actas, 67-68.

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe - .tVuestra herencia .Lifroc4fibeña — 26 Actas, 69-70,72. 27 Frank Dikötter, "Race Culture: Recent Perspectives on the History of Euge- nics," American Historical Review 103, no. 2 (1998): 467, 468. 28 Ver por ejemplo Laureano Vallenilla Lanz, "Disgregacion e Integracion,' en Vallenilla Lanz y Nikita Harwich Vallenilla, Cesarismo democrdtico y otros textos [1930] (Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1991), 325-333. Vid. Aviva Chomsky, "West Indian Workers in Costa Rican Radical and Nationalist Ideology: 1900-1950:' The Americas 51, no. 1(1994): 11-40; Aviva Choms- ky, "'Barbados or Canada?' Race, Immigration, and Nation in Early-Twen- tieth-Century Cuba:' The Hispanic American Historical Review 80, no. 3. (2000): 415-62; Miguel Tinker Salas, "Relaciones de poder y raza en los cam- P05 petroleros venezolanos, 1920-1940:' Asuntos (Caracas, CIED) 5, no. 10 (2001): 94-95; Alejandro de la Fuente,A NationforAll: Race, Inequality, and Politics in Twentieth-Century Cuba (Chapel Hill: University of North Caroli- na Press, 2001), 46-50. 29 Olmedo Alfaro, "El peligro antillano en la America Central (La Defensa de la Raza)' citado textualmente en Westerman, Inmigrantes antillanos, 96-97. 30 Carta de Frank Cox (Consul Británico en Costa Rica) a la Legacion Británica en Panama, 19 abril 1934. Great Britain, Public Record Office, CO 318/413/1: Immigration of British West Indians into Central America. 31 Extracto de Informe Confidencial (Extract of Confidential Dispatch) No 87 de Sir J. Crosby a Sir John Simon. Panama, 9 abril 1934. Great Britain, Pu- blic Record Office, CO 318/413/1: Immigration of British West Indians into Central America. 32 "No blacks for the Interior:' (Limón) Searchlight, 22 febrero 1930. 33 Sobre la inexistencia de cualquier prohibición legal, véase Carlos Meléndez Chaverri y Quince Duncan, El Negro en Costa Rica, 81 ed. (San José, Costa Rica: Editorial Costa Rica, 1981), 87-89; Charles Koch, "Ethnicity and Live- lihoods: A Social Geography of Cost Rica's Atlantic Coast" (tesis doctoral, University of Kansas, 1975). Para mayor confusion, el censo costarricense de 1950 dana crédito a la administración de turno por haber "derogado la ley discriminatoria"—inexistente—que "desde el siglo pasado... prohibió a la gente de color de radicarse" al oeste de Turrialba. Costa Rica, Dirección Ge- neral de EstadIstica y Censos, Censo de Población de Costa Rica. 22 de mayo de 1950 (San José: sin editorial, 1953), 81. 34 Testimonios de miembros del p6blico en el Seminario "Culturas Populares y PolIticas Püblicas en Mexico y Centroamérica (siglos XIX y XX),' Museo Histórico Cultural Juan Santamarla, Alajuela, Costa Rica, 20-22 setiembre 2000 y "The socio-economic and cultural impact of West Indian Migration to Costa Rica:' Latin American-Caribbean Centre, University of the West Indies, Mona Campus, Jamaica, 4-5 julio 2002. 35 El contrato bananero de 1934 firmado entre el gobierno costarricense y la United Fruit Company si prohibiO que ésta emplease obreros "de color" en sus nuevas plantaciones en el PacIfico, pero no estableció restricción formal alguna sobre el movimiento de afro-caribenos al PacIfico o su empleo en las plantaciones particulares alli. Lara Putnam, The Company They Kept: Migrants and the Politics of Gender in Caribbean Costa Rica, 1870-1960 (University of North Carolina Press, 2002), 73-75; Ronald Harpelle, "Racism and Nationa- lism in the Creation of Costa Rica's Pacific Coast Banana Enclave:' Americas 56, no. 3 (2000): 29-51.

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36 Costa Rica, Coiección de leycs y decretos, Decreto no. 4 del 26 de abril de 1942. Esta ley se mantendrIa en pie hasta 1960, cuando fueron removidos de La legislacion costarricense todos los lImites migratorios basados en La raza: Colección de Leyes y Decretos. Ley n° 2694 del 26 de noviembre de 1960. 37 Véase, por ejemplo, Diana Senior Angulo, "La incorporación social en Costa Rica de la población afrocostarricense durante el siglo XX, 1927-1963" (te- sis de maestrIa, Universidad de Costa Rica, 2007); Moji Anderson, "Cahuita Gone, Cahuita Gone': Struggles Over Place on the Caribbean Coast of Costa Rica" (tesis doctoral, University of Cambridge, 2002); Westerman, Los inmi- grantes antillanos; Annette Insanally, Mark Clifford, and Sean Sheriff, eds., Regional Footprints: The Travels and Travails of Early Caribbean Migrants (Latin American- Caribbean Centre, University of the West Indies, Kingston, Jamaica, 2006). 38 Coelho, R. Los Caribes Negros de Honduras. Honduras: Guaymuras, 1995: 32, 36; Taylor, D. The Black Caribs of British Honduras. New York: Viking Fund Publications in Anthropology No 17, 1951: 18. 39 Distingue otro grupo en cuestión los galibi de tierra continental efectiva- mente emparentados con los referidos (Breton, Pére Raymond (1665). Die- tionnaire Caraibe-François. G. Bouquet, Auxerre, Francia, 4() Coelho, 1995:36. 41 Coelho, 1995:41. 42 Young, William (1971). An Account oft/ic Black Charaibs in the island of St. Vincent. Frank Cass, Londres (primera publicación en 1795:96). 43 Gonzalez, Nancie L. "Nuevas evidencias sobre el origen de los caribes-ne- gros, con consideraciones sobre el significado de tradición' en Mesoa;nérica, 7 (12), 1986: 331-356: 334). 44 Gonzalez, 1986:335-336. 45 El término "caribe" continuó aplicándose a su arribo. Se trataba de un térmi- no para descalificar al equipararlo con canIbal. 46 La Gaceta, 17.05.1797. 47 Gonzalez, Nancie L. (1988). Sojourners of the Caribbean. Ethnogenesis and Ethnohi story of the Garifuna. University of Illinois Press. Urbana and Chica- go: 58). 48 Palacio, Joseph 0. (editor). (2005). "The multifaceted Garifuna: juggling cul- tural spaces in the 21st century" y "Reconstructing Garifuna oral history-te- chniques and methods in the history of a Caribean people' en The Garifuna a nation across borders. Essays in Social Anthropology. Cubola, , pp. 43-63. 49 Payne Iglesias, Elizet (2007). Elpuerto de Truxillo. Un viaje a su melancólico abandono. Editorial Guaymuras: Honduras, 191-193. 50 A lo largo de La costa ocupada solo dos toponimias de origen arawak he loca- lizado: Orinoco y La Guaira, en La BahIa de Amatique. 51 Palacio, Joseph 0. (2005) The multfaceted Garifuna: juggling cultural spaces in the 21st century. The Garifuna a Nation across borders. Essays in Social Anthropology. Joseph Palacios Editor. Cubula. Belize: 113. 52 Segün el National Garifuna Conciul promedian unos 500,000 residentes en el extranjero. 53 Cuando no pasan más de un dia se denornina, chugii mientras que los diigti alcanzan hasta tres dIas.

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54 Entrevista, Margarita Martinez (1924 - ) y otros ancianos, San Juan, Tela (Junio 25, 1997). 55 Victor Virgilio Lopez Garcia, La BahIa del Puerto del So! y la Masacre de los Garifunas de San Juan (Tegucigalpa: Editorial Guaymuras, 1994), pp. 25-26 y Elvir (2000), pp. 58-75. 56 Entrevista, Eva Bertot Escobar de Mazier (1931- ), La Ceiba (Agosto 11, 1999). Doña Bertot Escobar de Mazier ha sido muy conocida entre la comu- nidad Garifuna de La Ceiba desde los 1950s y 1960s. 57 Jorge Alberto. Las imdgenes de los negros garifunas en la literatura hon- durena y extranjera (Tegucigalpa: SCAD, 2007). 58 Frank Ellis, Las Transnacionales del Banano en Centroamérica (San José: EDUCA, 1983), p. 408. 59 Entrevistas con Padilla Rush, Bardales y Rossi en Marvin Barahona, Corn- pilador, El Silencio QuedoAtrás: Testimonios de la Huelga Bananera de 1954 (Tegucigalpa: Editorial Guaymuras, 1994). 60 Agapito Robleda Castro, 40 Años Después: La Verdad de la Huelga de 1954 y de la Formación del SITRATERCO (Tegucigalpa: Ediciones del SEDAL, 1995), p. 192. 61 Centeno Garcia (1997), p. 84. 62 Correspondencia, Asesores para ci Desarrollo (ASEPADE)-OFRANEH, 1978-1989, Archivo- Biblioteca, ASEPADE, Tegucigalpa. 63 Alba Alonzo de Quesada, Hacia una PolItica Cultural de Honduras (Paris: UNESCO, 1977). 64 "MinorIas Etnicas," SECTANTE, Revista del Ministerio de Cultura, Ano 1, No. 4 (Julio- Agosto 1976): 28-3 1. 65 Entrevista, Armando Crisanto Meléndez (1945- ), Negro Garifuna, Te- gucigalpa, Depto. de Francisco Morazán (30 de enero, 2001). 66 Gonzalez, Nancie L. Peregrinos del Caribe, etnogenesis y etnohistoria de los garifunas (Tegucigalpa: Editorial Guyamuras, 2007), y Mark Ander- son, Black and Indigenous: Garifuna Activism and Consumer Culture in Honduras (Minneapolis: University of Minnesota Press, 2009). 67 Véase a Manuel Chaves Borjas "La Cuestión Etnica en Honduras': Panorama y Perspectivas,Comp.Leticia Salomón (Tegucigalpa:CEDOI-1, 1991)pp 201- 242 y Ramón D. Rivas. Pueblos IndIgenas y GarIfunas de Honduras (Teguci- galpa, Editorial Guayrnaras 1994). 68 Mario Ardón MejIa. Investigacion de la Cultura Contemporánea de la Re- gión de Copan Ruinas. Documento Informe, Instituto Hondureño de Antro- pologia e Historia, 1984. Agradecemos al colega Ardón haber compartido con nosotros este importantIsimo documento. 69 Rodolfo Pastor Fasquelle'Estremecimientos del Arte Maya'Galatea: Revista de Creación y Cultura, Tegucigalpa, No.3 (Noviembre 1999):3 70 "Las Recomendaciones de Comisión Ad Hoc de alto nivel son sabias' Diario Tiempo, San Pedro Sula, 2 de Junio 1995. 71 AntologIa de las Fiestas Escolares Hondurenas, editado por Profesora Alma Nubia Briceño de Ziniga y Prof. Hernán Ztiniga Reyes (Tegucigalpa: Quino- nes Industrial, 1993) p 122 72 Olga Joya. "Crónica de las Crónicas: La Conquista de la Provincia de Hon- duras (SXVII)' Paraninfo, Tegucigalpa, Revista del Instituto de Ciencias del Hombre, "Rafael Heliodoro Valle' Año 1, No 2 (Dic. 1992)p 143 cita 34. Del documento sobre Lempira se dieron amplios debates en diversos foros en Tegucigalpa. Ver: "Lempira: Cuasi-Final de un Controversia' 18 Consejo,

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BoletIn Literario, Editorial Universitaria, 2 No. 5, (Ene-Feb 1988 )y "Cob- quio Acerca de Lempira", 18 Conejo, BoletIn Literario, Editorial Universita- na, Año 2, No. 12 (Octubre de 1988) 73 No fue sino hasta 1906 que la instrucción histórica fue requisito dentro de las escuelas primarias. Martin Alvarado. La Historia de Honduras (Mexico: Ins- tituto Panamericano de GeografIa e Historia, 1951), p 5. Desde su apanición en 1976, la Revista Sectante del Ministerio de Cultura registró esta vision de Lempira en diferentes géneros, desde poemas hasta guiones para trans- misiones radiofónicas. El propio Ministro de Cultura a comienzos de Los 1980 registró una version nacional de Lempira. Ver a Victor Cáceres Lara. Lempira: Defensor de la Autonomia Nacional(Tegucigalpa, SECTUR;1983) 74 José Manuel Velasquez. Forjadores de Honduras (Tegucigalpa: Imprenta Calderón, 1970)pl2l. 75 Cabe enfatizar que los indigenas hondureños que reclamaban a Lempira como héroe suyo cultivan otra version del papel que desempenó este caci- que en su historia. Ver a Jorge E Travieso. "La Conquista como simbolo en la Literatura oral Lenca' Paraninfo, Tegucigalpa, Revista del Instituto Ciencias del Hombre "Rafael Heliodoro Valle' Ano 1 No. 2 (Dic 1992), 53. p 76 En 1994 Los diputados hondurenos buscaba erigir, un "Monumento a La Na- cionalidad" representado por la figura de bronce de Lempira porque este fue "el valiente primer defensor de nuestra soberanIa simbolo inconfundible de nuestra raza....Citado por E. Luis Muñoz. "La Realidad Social y La Educación en Honduras' BoletIn No. 74, Centno de Documentación de Honduras (Abril 1995); 15. Agradecemos al Prof. Muñoz habernos senalado esta fuente. 77 Oficio No. 324. Presentación Centeno, Secnetanio de InstrucciOn Püblica en "Lempira, Nuestro Cacique Legendanio, Inmontalizado en el Lienzo"- Re- vista del Archivo y Bibliotecas Nacionales de Honduras, Tomo VII, No. VI (Noviembre, 1928):161-162 78 Actas, BoletIn del Congneso Nacional LegisLativo. Tegucigalpa, Senie 1, No. 44(3 de junio de 1926), 676 p 79 Acta de la Sesión Extraondinaria celebnada por La Sociedad de GeognafIa e Historia de Honduras pana emitir opinion sobne el cuadro representativo de Lempira" Revista del Archivo y Biblioteca Nacionales de Honduras, Tomo VII, No. VI (Noviembre 30, 1928):162-165 80 Ibid. Menece senalanse que en 1915 Esteban Guardiola era el Secnetanio de Instrucción Pblica que firmemente apoyaba las excursiones patrióticas en busca del sepulcro de Lempira. J. Vicente Caceres'Ligero relato de la excur- sión de la Escuela Normal de Varones de Occidente' Revista del Archivo y Biblioteca Nacionales de Honduras, Tomo VII, No VI(Noviembre 30, 1928): p 204. Guardiola también impulso proyectos para "civilizar las tribus sel- váticas de la RepUblica' José Reina Valenzuela. Esteban Guardiola: Ensayo Biografico. Segunda Edición (Tegucigalpa: Editorial Universitania:1994)p 72 81 El poema de Cisneros se encuentna en Honduras Literania, Tomo I, Ed. Ro- mulo E. Dunón, 2da. edición (Tegucigalpa: Ministenio de Educación, 1957) pp. 129-136 Rómubo Durón, uno de Los más prominentes histoniadores del sigbo XX en Honduras, fue ferviente admirador de Lempira. Su hijo, Jorge Fidel Du- non otro importante histoniador, secundaba a su padre en ese sentido'Rodnigo Ruiz, Conquistador de Honduras': 18 Conejo, BoletIn Literario, Editorial Uni- versitania, Ano 2, No 6 (Marzo-Abril 1988), p3. Ahora bien Jorge Fidel Durón no perdió de vista la posibilidad de instrumentalizar las "razas indIgenas" pana propósitos de neclutamiento militar durante la Dictadura del General CarIas.

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. Abordamos el tema cuando tratamos a Federico Lunardi, la mayanización y a! antropologo Jean Vallard en el segundo capItulo de este libro. 82 Dirección General de Estadistica Resumen del Censo General de la Pobla- ción... de 1930 (Tegucigalpa: Tipograf ía Nacional, 1932) 83 Censo de población de 1930 del Archivo Municipal de Yamaranguila, Intibu- cá 84 Ibid, p 675. 85 Actas. BoletIn del Congreso Nacional Legislativo. Tegucigalpa serie 1, No 44 (Junio, 1926), p. 677. 86 "El Grito del Pueblo!!"A las CompanIas del Norte de Honduras!!' Parte de un despacho de Ernest E. Evans para el Secretario de Estado (25/1/1926), Archi- vo Nacional, Records del Departamento de Estado. Grupo 59, 815:00/3931 87 Actas. BoletIn del Congreso Nacional Legislativo. Tegucigalpa, Serie I, No 44 (3 de junio, 1926) p. 675. 88 Entre otros, ver: Paulino Valladares.'Leyes sobre la 1nmigraci6n' Foro Hon- dureno Vols. 1-2 (Sept, 1916): 4-6 y 46-47, y Froylán Turcios. "Inmigrantes innecesarios' El Nuevo Tiempo (7 de junio, 1916) 89 Despacho 274, Franklin E. Morales. Ministro de U.S. en Tegucigalpa, para el Secretario de Estado (5/2/23). Archivo Nacional, Washington, Records del Departamento de Estado, Grupo 59, 815,55/1, y Mario Posas. Luchas del Movimientos Obrero Hondureño (San José, EDUCA, 1981) p 85. 90 La ley fue consultada en el Archivo Nacional, Washington, Records del De- partamento de Estado, Grupo 59, 815.55/978-999. 91 "Acta de la independencia [15 de setiembre de 18211;' recogida en Antonio Esgueva Gómez, ed., Las Constituciones PolIticas y sus reformas en la Histo- na de Nicaragua, Vol. 1 (Managua: Editorial El Parlamento, 1994), p. 144. 92 La forma contemporánea es "Miskitu," pero con el fin de evitar usos anacró- nicos, empleo el término "Mosquito" que aparece en los documentos oficia- les del siglo XIX. 93 Entre los especialistas hay un gran debate en relación con la autenticidad de la monarquIa de los Mosquitos. Ver Mary Helms, "Of Kings and Con- texts: Ethnohistorical Interpretations of Miskito Political Structure and Function;' American Ethnologist, 13, no. 3 (1986): 506-523; Volker Wunde- rich, Eleanor von Oertzen, and Lioba Rossbach, eds., The Nicaraguan Mos- quitia in HistoricalDocuments, 1844-1927(Berlin, Dietrich Reimer Verlag, 1990); y Philip Dennis & Michael Olien, "Kingship Among the Miskitu," American Ethnologist, 11, no. 4 (1984): 718-737. 94 En 1850, Estados Unidos y Gran Bretaña firmaron el Tratado Clayton-Bulwer, que establecia el principio de auto-gobierno para los indios mosquitos, y ga- rantizaba que ninguna de las dos potencias tratarIa de ocupar territorio cen- troamericano con el fin de controlar la ruta del canal. Sin embargo, el Con- greso nicaragüense rechazó éste y otros tratados posteriores porque en ellos Ia Costa de los Mosquitos era reconocida como una entidad separada de Ni- caragua, lo cual no era aceptado por Nicaragua. Los nicaragüenses tampo- co reconoclan el derecho de las potencias extranjeras a decidir lo que, para ellos, era un asunto interno. La disputa fue finalmente resuelta en 1860 con el Tratado de Managua entre Nicaragua y Gran Bretana, el cual reconoció la soberanIa nicaragüense sobre la region, pero también creó la Reserva de los Mosquitos, cuyos habitantes disfrutarian del derecho al auto-gobierno.

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95 Citado en José Dolores Gámez, Historia de Nicaragua desde los tiempos pre- 140 históricos hasta 1860, en sus relaciones con España, Mexico y Centro Amen- ca, 2nd ed. (Madrid: Gobierno de Nicaragua, 1955), p. 425. 96 "Director Supremo del Estado de Nicaragua, a los habitantes' en Correspon- dence Respecting the Mosquito Territory, 1847-1848, Vol. 2, P. 98. 97 Carta de Sebastian Salinas (Secretario del Gobierno de Nicaragua) a Frede- rick Chatfield, fechada el 14 de octubre de 1847, in Correspondence Respec- ting the Mosquito Territory, 1847-1848, vol. 2, p. 70. 98 Sambo era la figura estereotipada, definida en parte por su manera de yes- tir y por sus caracterIsticas faciales. Algunas veces se representaba corn- pletamente desnudo, excepto por un taparrabos sostenido con un enor- me imperdible, con grandes y rojos labios y ojos grandes y blancos. Sin embargo, la vestimenta más corriente era, si no el traje de plantación, el vestido de la clase alta urbana, con sombrero de copa y frac. La figura del sambo se originó aparentemente en las mentes de los europeos durante sus primeras interacciones con los africanos en los siglos XV y XVI, y maduró en el perIodo inicial del comercio de esclavos. Hacia el siglo XVII ya era parte del repertorio cultural de todas las clases sociales en Estados Unidos, y también era conocida en la America espanola, donde es posible que se haya originado el nombre. Durante el siglo XVI, la palabra "zambo" era usada en espanol para designar a una persona con las piernas encorvadas o patiestevadas. Es posible, entonces, que los espanoles y los portugueses, duenos y comerciantes de esciavizados, utilizaran esa palabra para burlarse de los africanos, y los ingleses hayan traducido sambo como "zambo' Ver Joseph Boskin, Sambo: The Rise and Demise of an American Jester (New York: Oxford University Press, 1986), pp. 7, 9, 38, 43-44. 99 Carta de Sebastian Salinas a Chatfield, fechada el 14 de octubre de 1847, en Correspondence Respecting the Mosquito Territory, 1847-1848, vol. 2, p.70. 100 Gámez, Historia de la Costa de Mosquitos, p. 78 y p. 212. 101 Carta de Carlos Lacayo a F. H. Bingham, Consul británico en Bluefields, fe- chada el 16 de febrero de 1894. Recolectada en Pedro J. Cuadra Chamo- rro, La Reincorporación de la Mosquitia: estudio de interpretación histórica (Granada: Tipograf ía El Centro-Americano, 1944), p. 38. 102 Carta de Carlos Lacayo a F. H. Bingham, Consul británico en Bluefields, fe- chada el 3 de marzo de 1894. Recolectada en Cuadra Chamorro, La Rein- corporación, p. 176. 103 Ibid., pp. 19 1-192. 104 Carta del Jefe Mosquito, William Henry Clarence, a! Earl of Derby, 6 de diciembre de 1877, en Correspondence Respecting the Mosquito Territory, 1860-1879, vol. 3, p. 25. 105 Memorial a! Gobierno de su Majestad Británica, por William Henry Claren- ce, Jefe de los Mosquitos," 4 de abril de 1879, pp. 382-383. 106 "Mensaje a la Asamblea Constituyente," in Correspondence Respecting the Mosquito Territory, 1848-1849, vol. 2, p. 383. 107 Dora Maria Téllez, ;Muera la gobierna!: Colonización en Matagalpa v Jinotega, 1820-1890 (Managua: URACCAN, 1999), p. 295. 108 "Tratado de Managua:' recogido en Eduardo Pérez-Valle, Expediente de cam- pos azules: Historia de Bluejields en sus documentos (Managua, s.p., 1978), pp. 116-120. 109 Luis Mena Solórzano, Apuntes de un soldado: los arquitectos de la victoria Liberal (Sevilla: ECESA, 1970), P. 235.

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110 Esgueva, Constituciones PolIticas, pp. 112-113. 111 Hugo Sujo Wilson, Oral History of Bluefields/Historia oral de Bluefields (Ma- nagua: CIDCA-UCA, 1998), p. 33. 112 Téllez,Muera la gobierna, p.36. 113 lrOnicamente, los inventores del concepto to vieron como una forma par- ticular de comprender precisamente esta desigual forma no sincrónica de experimentar la modernidad, una modernidad dependiente, distorsionante y hasta opresiva, emanada de los centros económicos, ya no como el "desa- rrollo desigual" del capitalismo entre palses, at estilo leninista o trotskista, sino dentro de los palses periféricos o neo-coloniales. Como tat, el concepto sirvió de guIa para una serie de excelentes investigaciones crIticas sobre las zonas bananeras centroamericanas que recogieron las perspectivas antiim- perialistas de la generación de Kepner y Soothill (Charles David Kepner y Jay Henry Soothill, The Banana Empire. New York: Vanguard, 1936; Kepner, So- cial Aspects of the Banana Industry. New York: Columbia University Press, 1936) mientras avanzaron en la comprensión de las estructuras heredadas de esa experiencia. 114 Ver Andrews, Afro-Latin America, 1800-2000. (Oxford: Oxford University Press, 2004) la más ambiciosa historia de Afro-Latinoamérica moderna exis- tente. 115 The Company They Kept: Migrants and the Politics of Gender in Caribbean Costa Rica, 1870-1 960 (Chapel Hill: University of North Carolina Press, 2002); utitiza el doble entendre sobre "la companIa con que se quedaron" y la expresión más cotidiana y coloquial en ingles "con quien se asocia," (volun- tariamente; o sea, su cIrculo de amistades). 116 Los estudios de Raynolds, Slocum y Grossman en Banana Wars: Power, Pro- duction, and History in the Americas (Editores Mark Moberg y Steve Striffler. Durham, NC: Duke University Press, 2003) demuestran cómo hasta la ac- tualidad las fincas bananeras de los productores antillanos, dentro de la zona del euro (las islas del Caribe básicamente), son dramáticamente más peque- ñas y familiares que en la zona del dólar dominada por los transnacionales estadounidenses. Ver también Peter Chapman, Bananas: How the United Fruit Company Shaped the World (New York: Canongate, 2009). 117 Entre las más accesibles y reveladoras obras sobre el tema ver Soluri sobre Miss Chiquita en Banana Wars y el filme didáctico realizado por Ronald Harpelle y Kelly Saxberg, Banana Split (Shebandowan Films, 2002). La mis- ma UFCO produjo varios filmes, a veces presentados como documentales desinteresados y otras veces más transparentemente de autopromoción, des- de los 1920 hasta los 1960. Revelan todo tipo de argumento, sean politico- militares o de creación de demanda nueva entre la población norteamerica- na, para influir en las actitudes y comportamiento de sus espectadores. 118 Putnam, Lara. The Company They Kept; "IdeologIa racial, práctica social y estado liberal en Costa Rica: Revista de Historia, No. 39 (1999), 139-86. 119 Trefzger Douglas W. Trefzger, "Making West Indians Unwelcome: Race, Gender, and the National Question in Guatemala's Banana Belt, 1914-1920," Ponencia at Latin American Studies Association, Washington, D.C., 2001; Frederick Douglass Opie, Black Labor Migration in Caribbean Guatemala, 1882-1 923 (Gainesville, FL: University of Florida Press, 2009). 120 Chambers, The Strugglefor Race and Nation.

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121 Véase el ensayo de Putnam en este mismo fascIculo y "Foráneos, al fin,' en Gudmundson y Wolfe eds. La negritud en Centroamérica: entre raza y ralces. San José: Editorial UNED, 2011 122 Heraldo del Atlántico, lOde marzo de 1913. 123 Hernández, "Los inmigrantes de Saint Kitts: 1910, un capItulo en Ia historia de los conflictos bananeros costarricenses' En: Revista de Historia, N" 23, 1991. pp. 197,198-204. 124 Bourgois, Banano, etnia y lucha social en Centroamérica. San José, Costa Rica: DEl, 1994. P. 150. 125 Bourgois, op. cit., pp. 150, 151-152. 126 Chomsky, West Indian Workers and the United Fruit Company in Costa Rica, 1870-1 940. Banton Rouge: Louisiana State University Press, 1996. P. 204. 127 Bourgois, op cit. P. 144 y 153. 128 The Searchlight, 25 de enero, 15 de agosto y 27 de septiembre de 1930. 129 Chomsky, op.cit. P. 206. 130 Bourgois, op cit.p 95. 131 Bourgois, op cit pp. 96, 97. De la Cruz de Lemos, Vladimir. "El primero de mayo de 1913. Antecedentes históricos y celebración del 1 de mayo celebra- do en Costa Rica' Ponencia presentada ante el Congreso de Ia Asociación Mundial de Centros de Estudios HistOricos y Sociales del Movimiento Obrero (AMCEHSMO), Mexico, 15 al 19 de octubre de 1979. P. 42. 132 Chomsky, op cit P. 218. Y "West Indian Workers in Costa Rican Radical and Nationalist Ideology 1900-1950' En: The America, Vol. 51, No 1, 1994, pp. 11- 40. 133 Traducción libre de Quince Duncan. 134 Véase Gordon, Donald, "Expressions of Costa Rican Black Experience, The Short Stories of Dolores Joseph and the Poetry of Shirley Campbell': Afro Hispanic Review, Sep. 1991. pp. 2 1-26. 135 Dorothy Mosby. Tesis doctoral en literatura del Caribe. 136 Quince Duncan, Un Señor de Chocolate, 1996 137 http://www.denison.edu/collaborations/istmo/n05/articulos/panameno. html Online 23/01/2007 14:49. Este término es usado por el panameno Cu- bena. 138 Josep MartI I Perez, "Mi'isica y Etnicidad: una introducción ala problemática. Revista de I 'Alguer,5, Barcelona, 1994 p.2. 139 Entrevista con Aifredo Barahona Romero "Lelé' 58 años soldador/pescador, nov. 2000. 140 Entrevista con Walter Ferguson en Cahuita, dic. 2000.

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Cátedra de Estudios de África y el Caribe Durante ci periodo colonial miliones de africanos fueron sacados de sus comunidades y enviados a America, incluida Centroamérica. Muchos de ellos se levantaron contra ci sistema esciavista arma- dos con Ia fuerza de su certeza de hombres y mujeres libres y con su cuitura, fuera del alcance de los propietarios, solo interesados en sus cuerpos. Elios procedian de diversos origenes, pueblos, religiones y culturas. Su mezcla con indigenas y europeos produjo el dinamismo cultural que caracteriza a nuestro continente.

Sin embargo esta riqueza contrasta con Ia ausencia de informaciôn en Ia historia oficial. Ni los textos escolares, ni los espacios pUbli- cos de Ia memoria -nombres de calles, estatuas, heroes etc.- hacen mención de este episodlo de nuestra Historia. Pero este silencio no es inocuo. Todo lo contrario. Los vacios de información sobre el pasado fueron sustituidos por un conjunto de valoraciones donde ci racismo y los estereotipos encontraron un espacio para germinar y crecer. V si como indicaba el Premio Nobel Elie Wiesel: "el verdugo mata dos veces, Ia segunda vez ... con el silencio," Es este silencio -- HistOrico, cientifico y moral - sobre Ia tragedia de Ia trata de personas esciavizadas, uno de los mayores retos.

Esta obra contiene páginas de un libro que pocas veces se ha abierto y sin pretender ser exhaustiva sigue con rigor académico un camino para recuperar ci pasado y entender ci presente.

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