Diccionario Biográfico De España (1808-1833) De Los Orígenes Del Liberalismo a La Reacción Absolutista
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Diccionario biográfico de España (1808-1833) De los orígenes del liberalismo a la reacción absolutista Diccionario biográfico de España (1808-1833) De los orígenes del liberalismo a la reacción absolutista Alberto Gil Novales Diccionario biográfico de España (1808-1833). De los orígenes del liberalismo a la reacción absolutista Tomo I - A/F Ilustración de cubierta: Francisco de Goya, El dos de mayo de 1808 o La lucha de los mamelucos, 1814. Madrid, Museo del Prado Dirección editorial: Luis Miguel García Mora Edición de textos: Miriam López Díaz Marta Ruiz Jiménez © Alberto Gil Novales, 2010 © De esta edición: Fundación MAPFRE - Instituto de Cultura, 2010 Paseo de Recoletos, 23 28004 Madrid www.fundacionmapfre.com ISBN: 978-84-9844-208-3 (Obra completa) ISBN: 978-84-9844-234-2 (Tomo I) ISBN: 978-84-9844-235-9 (Tomo II) ISBN: 978-84-9844-236-6 (Tomo III) Depósito Legal: M-33.997-2010 Diseño y maquetación: Cyan, Proyectos Editoriales, S.A. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de los titulares, salvo excepción prevista en la ley. FUNDACIÓN MAPFRE FUNDACIÓN MAPFRE INSTITUTO DE CULTURA PRESIDENTE DEL PATRONATO PRESIDENTE José Manuel Martínez Martínez Alberto Manzano Martos PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DIRECTIVA DIRECTOR GENERAL Filomeno Mira Candel Pablo Jiménez Burillo DIRECTOR DIRECTOR GENERAL ADJUNTO José Luis Catalinas Calleja Daniel Restrepo Manrique CONSEJO ASESOR DE CULTURA PRESIDENTE Alberto Manzano Martos VOCALES Manuel Alcántara Gonzalo Anes y Álvarez de Castrillón Venancio Blanco Martín José Luis Borau Francisco Calvo Serraller Eugenio Carmona Mato Estrella de Diego Otero Juan Fernández-Layos Rubio Julián Grau Santos Pablo Jiménez Burillo Carlos Malamud Rikles Antonio Mingote Barrachina Leandro Navarro Ungría Daniel Restrepo Manrique (Secretario no vocal) MIEMBROS DE HONOR Matías Díaz Padrón Luis García Berlanga Marcial Loncán Alonso Antonio López García Esta obra es el resultado de más de treinta y cinco años de investigación del historiador Alberto Gil Novales sobre uno de los períodos más apasionantes de la historia de España: los orígenes de la Edad Contemporánea. Su ámbito cronológico de referencia, el reinado de Fernando VII, constituye un período de extraor- dinaria importancia en el que se produjeron hechos históricos como la Guerra de la Independencia, las Constituciones de Cádiz y Bayona, la independencia americana y el Trienio Liberal, y en el que aún quedan muchos aspectos por investigar. Esta obra, en la que aparecen más de 25.000 biografías, tiene la gran virtud de incluir no sólo los grandes nombres, sino también otros menos conocidos, gra- cias a la paciente y exhaustiva labor de investigación en todo tipo de fuentes llevada a cabo por su autor, cuyo resultado ha sido un diccionario llamado a ser referencia en los estudios futuros sobre el tema. En nombre del Instituto de Cultura de FUNDACIÓN MAPFRE, quiero expresar nuestra satisfac- ción por haber contribuido a la publicación de esta obra de singular importancia, que testimonia nues- tro interés por el conocimiento de la Historia como elemento fundamental de nuestra cultura. ALBERTO MANZANO MARTOS Presidente del Instituto de Cultura de FUNDACIÓN MAPFRE 9 A Jorge y Alberto Nofuentes Gil, promesa de futuro Introducción Culmino, con el presente Diccionario, una tarea comenzada con la publicación de una «Prosopogra- fía» en mi libro Las sociedades patrióticas, Madrid, 1975, obra individual. Continuada con el Diccio- nario biográfico del Trienio liberal, Madrid, 1991, dirigido y en parte redactado por mí, pero en el que conté con una importante colaboración de otros investigadores. Derivaciones del mismo, puestos al día, pero en camino hacia el presente Diccionario, pues ya se amplía el espacio temporal a los años 1808-1833, fueron los titulados Diccionario biográfico español 1808-1833 (personajes extreme- ños), Mérida, 1998, y Diccionario biográfico aragonés 1808-1833, Huesca, 2005. En todos estos años seguí trabajando, como sigo en la actualidad, apurando los últimos instantes antes de la edición definitiva. Vano intento sería el de querer poner fronteras a este Diccionario. Soy consciente de que aun- que se trabajasen cien años con intensidad, siempre saldría algún dato nuevo. Las únicas fronteras que admite son las temporales, las marcadas por las fechas inicial y final de nuestra empresa, 1808 y 1833. Nadie, nacido y muerto antes de 1808 o después de 1833, figurará en ella, aunque como nues- tra preocupación es histórica, y la Historia es un continuum, muchos entrarán de rondón, aludidos por su influjo o rechazo en el período fernandino, o por sus continuadores después. Esto equivale a señalar la importancia de la cita, pero nada más, aun siendo bastante. Otro límite es espacial, o si se quiere nacional, es decir, dentro de ese marco temporal nos ocupamos sólo de españoles. Y de aque- llos extranjeros que en ese tiempo, o en parte de él, vivieron en España, o influyeron directamente sobre ella; militares, por ejemplo, de las dos invasiones que sufrió el país en ese período, 1808 y 1823, tanto de los que nos atacaron, como de los que acudieron a la defensa. Como no escribimos un tra- tado doctrinal no nos ocuparemos de la Revolución Francesa, del habeas corpus o del pensamiento de Kant, pero sí acaso del eco o influjo de estos y otros sucesos, conceptos y pensadores en los es- pañoles de entonces. Como muchos personajes, actuantes en el período indicado, han nacido antes de 1808 o han muer- to después de 1833, y sus vidas se toman en la totalidad, no en una sección de ellas, esto implica que el radio de acción va mucho más allá de las fechas indicadas: hunde sus raíces en la centuria diecioches- ca y se prolonga en algún caso hasta los años setenta del siglo XIX. Entre los grandes acontecimientos mundiales de la época circunscrita por las fechas 1808-1833, hay uno, el de la independencia de la América española, que desde mi punto particular de hoy, plantea pro- blemas muy específicos. En puridad, la independencia de América, la Guerra de la Independencia 11 Introducción española y el surgimiento del liberalismo en las fechas-símbolo de 1812 y 1820 forman parte de un solo movimiento, el de la desaparición del viejo imperio español, con las fórmulas creadoras que en uno y otro hemisferio tratan de sustituirlo. Y con la excepción, como se sabe, de Cuba y Filipinas hasta 1898. Este movimiento, a su vez, forma parte de otro más amplio, el de la aparición del mundo contemporá- neo, a través del triple impulso de la Revolución Francesa, la Revolución Industrial inglesa y la irrup- ción de la filosofía clásica alemana. Desechada, por imposible, la aparición en nuestro Diccionario de los grandes actores de esa tríada, ¿deben figurar, por lo menos, todos los participantes en el colosal mo- vimiento americano? Quizás, en teoría, habría que decir que sí, todos tienen derecho. Pero habida cuen- ta de los límites físicos, inevitables, de esta obra, hemos optado por un criterio intermedio: figurarán los que estuvieron en España en los años de la Guerra de la Independencia, como José de San Martín o fray Servando Teresa de Mier, o los que se integraron después, aunque fuese a título provisional, en el libe- ralismo peninsular, como Antonio Nariño, pero no otros, aunque merezcan todo nuestro respeto y ho- menaje. Tentado estuve de hacer una excepción, indicando que lo era, con Simón Bolívar, por ejemplo, fundamental siempre para América. Pero el nombre de Bolívar evoca un torrente, aun sin necesidad de acudir a los poderosos versos de Neruda, y con él habrían entrado otras grandes figuras, que no estu- vieron físicamente en España, pero influyeron decisivamente en ella, como en el resto de la humanidad, los grandes creadores de la Ilustración francesa, italiana, británica, y española también. En nuestro texto figura Jovellanos, pero no Feijoo, por razones obvias. Tampoco entran los franceses, portugueses, ita- lianos, griegos y rusos, que dieron dimensión europea a nuestra revolución de 1820, a no ser, como en todos los casos, que hayan intervenido directamente en España. De otra manera el torrente se habría hecho océano, y el cambio climático se habría materializado ya en nuestro Diccionario. A pesar de es- tas razones, probablemente muchos no estarán de acuerdo. Me duele tanto como a ellos, y asumo to- talmente la responsabilidad. Dicho esto, me interesa plantear otra cuestión. Podemos hablar de héroes, de protagonistas, de grandes personajes, pero en realidad, respetando la individualidad de cada uno y sin querer plantear inoportunamente el problema de los individuos singulares en la Historia —estamos ya muy lejos de Carlyle—, la verdad hoy indiscutida es que la Historia la hacen todos los habitantes de un país o de una región, tanto si los consideramos masa como colectividad, aunque en ocasiones no sean conscientes de su propio protagonismo. Es verdad, pero no hay que salirse nunca del sentido común. Habrá habido mu- chos actores sin nombre, que por ello mismo no pueden figurar en nuestra obra. Los demógrafos calcu- lan cuántos habitantes poblaban los diferentes espacios de la Tierra en las épocas históricas. Tema de- cisivo, pero no es el nuestro. De ese magma primigenio la historiografía va sacando y coloreando a unos pocos, que llegan así a figurar en nombre del conjunto. Cervantes fue un gran escritor, pero si no hu- biese habido nadie que se ocupase de él, de su significación histórica y literaria, tendríamos de su figu- ra acaso una imagen borrosa e irrelevante, si teníamos alguna. La historiografía, obra humana en defi- nitiva, ha hecho el milagro, y lo está haciendo todos los días y a todas horas. Continuamente los investigadores nos están revelando los datos, hasta entonces desconocidos, de nuestro pretérito. La Historia, sin la historiografía, no existe.