FIESTAS DE AGUA Y FUEGO EN CAZaRLA

Isabel Marra HUERTAS VICIANA

LAMINA 1 : Procesión de San Isicio, . (Fo tógrafo: Pedro GÓmez .l

24 la siguiente enumeración de este los críos pequeños de las " q uebra­ t ipo de prácticas en Cazorla es deu ­ cías" o hern ias aún hoy se practica dora de la publicación al respecto la conocida práctica del paso. A un (Mart ínez Montesinos, 1965-66). y lado y a otro de una za rza ab ierta por puede distribuirse en varios apartados. la mitad long itud inalmente, se co lo­ Ritos ácueos .s-No era el fuego, can los of iciantes, una muje r llamada sino el agua aquel elemento que pre­ María y un hombre llamado Juan sid ía la fiesta nocturna, y empleamos que, mientras suenan las doce campa­ el pasado porque en gran medida se nadas, pasan al n iño de una a otro han perdido. entre el tallo abierto repitiendo este la gente se aprovisionaba de cu­ diálogo: "J : Tómalo, María . M: Dá­ bos de agua que , desde la calle, por­ melo, Juan. J: Ouebrao te lo doy. tales o balcones volcaban sobre el M: Sano me lo has de da r." Te rm ina­ primer desprevenido; los principales da la ceremonia, alumb rada po r un autores se contaban entre la moce ­ farol cuando no hay lun a, se liga el dad, y solían ser las muchachas las tallo con vendas y barro, y se le riega 1. INTRODUCCION que acechaban tras las balconadas, durante algunos días; si rebrota , es extendiéndose estas "batallas de señal de que el n iño sanará. Prácticamente todas las culturas y agua" a los pilares de las fuentes p ú- . Ritos para hacerse rico.-Para ello concepciones religiosas han atribuido blicas que con profusión existen en basta con soñar t res veces consecuti­ al agua y al fuego un papel primor ­ las calles cazorleñas . vas el paradero del tesoro, y d irigir­ dial, en calidad de elementos pr ima­ , Justo a la med ianoche, momento se allí a la medianoche vertiendo un rios universales, e indispensables re­ en que se iniciaban estos rituales, puchero de agua sob re la t ierra. cursos de la subsistencia humana. No ninguna muchacha descuidaba lavarse Ritas de encantamiento. - los ni­ en vano , constituyen dos de los fenó ­ la cara con el "agua clara" de las ños tern tan qu e durante esta noc he menos más representativos de nues ­ fuentes, o recog ida en cualquier reci­ les sorprendieran aún despierto s las tro folklore, como es el caso de cier­ piente, medio seguro de acentuar su campanadas de las doce, po rque era tas festividades giennenses, en las que belleza y la tersura de su tez . entonces cuando la " T ragantía" en­ cobran un destacado protagonismo. Ritos adivinatorios.- En su mayo­ tonaba su fatíd ica canci ón : El presente trabajo tiene por cen­ ría eran de carácter íntimo y femeni­ tro ambas manifestac iones dentro del no, mediante los que las "mocicas" in­ " Yo soy la Tragantía, ciclo festivo de Cazorla, a partir de tentaban indagar acerca de su futu­ hija del Rev mo ro; la bibliografía ex istente y la recogida ro marido. el que me oiga cantar, directa de datos, cuya pequeña apo r­ Un alguacil , algo requemado, era no verá la luz del d ía tación se reúne en el apartado de los colocado bajo la cantera, y si hab ía ni la noche de San Juan." ritos de fuego, sobre el que , en reali­ florecido al manecer, la muchacha dad , ha recaído el mayor peso del es­ se casaría a lo largo del año. O una los chicos plasm aban su imagen tud io. vaina de haba de siete granos, bajo la en una calabaza vinatera, a la qu e se la noche de San Juan enmarca, almohada, contribuía a soñar con el le practicaban orificios pa ra simu lar por un lado, los rituales acuáticos, al hombre esperado, e incluso , si se colo­ su rost ro, cubiertos con papel rojo , t iempo que las hogueras o " lumina­ caban varias, y algunas de ellas pela­ y se encajaba al extremo de un palo rias" jalonan en distintas fechas el ca­ das y otras a medio pelar, desvelaban donde se hab ía fijado un a vela en ­ lendario, junto a otra expresión ígnea su situación económica, holgada en cendida. Y así la sacab an po r las ca­ llena de originalidad y atractivo, co­ el caso de sacar una vaina sin pelar, lles esa noc he. mo son las "caracoladas" de San lsi­ hasta la más apurada por una pelada Rito de vegetación,-Por últ imo , cio; todas ellas irán precedidas de un del todo. esta velada era también p ropicia para breve contexto provincial O bien, a oscuras y desvestida en el galat eo . los novios acostumbraban su dormitorio, encend ía dos velas, a poner ramos de flo res en las rejas que sostenía una en cada mano y se de sus novias , conocidas como "en­ 11. RITOS DE AGUA. colocaba frente al espejo, asegurando ramás" . su casamiento el hecho de que viera 11.1. NOCHE DE SAN JUAN EN en él la cara del diablo. También CAZaRLA. desvestida, en el cuarto de amasar, 11.2 . DATOS INTERPRETATIVOS. y con las manos a la espalda, cernía la festividad de San Juan Bautis­ har ina que sobre la artesa dibujaba Dentro del cap itu lo siempre abier­ ta, el 24 de jun io, encierra una de las bien la inicial del nombre del mucha­ to de la interpretación, y tomando principales celebraciones cristianas, cho, o algún utensilio propio de su como base las teorizacione s de reco­ que absorbió toda una serie de ritos ofic io, o cualquier otro indic io que nocidos autores, es bien conocido paganos de origen remoto. Sus ce re­ ayudara a esclarecer un tanto la in­ el carác ter de iniciación o cambio es­ moniales, además de los propios del cógn ita. tacional que enc ierra la fest ividad de culto al Santo Precursor, responden El agua interv iene en otros dos San Juan. la ce lebrac ión crist iana a creencias referidas al fuego, al agua más. No ya un espejo, sino la misma un ificó, . bajo una nueva simbología, y a la vegetación, con un sentido má­ superficie del agua contenida en una una serie de rituales precr istianos gico, profiláctico o te rapéutico, así pa langana reflejaría el rostro del mu­ prop ios de fiestas solsticiales, qu e como otras de t ipo fantást ico o de chacho, igualmente en el cuarto a responden a una concepc ión pal in­ encantamiento, que se extienden en oscuras, y las formas adoptadas por genésica de la vida. Según ésta, el gran parte del folklore europeo. Ta­ un huevo al ser cascado sobre un reci­ un iverso está sometido a un eterno les creencias adquieren, entre la me­ p iente lleno de agua revelaban los ritmo cíclico, durante el cual las dianoche y el amanecer su más pro ­ datos más variados sobre el porvenir. fue rzas de las que dependen se van funda significación; es entonces cuan­ Por último, al rayar el sol, se ase­ agostando para volver a recuperar do la bendición del santo recae sobre guraba que aquél cuya sombra no su vigor tras su regeneración. las aguas y las plantas, confiriéndoles, tuv iera cabeza moriría en el trans­ El tránsito de uno a otro ciclo su­ según el sentir popular, una gama de curso del año. ponra su celebración pe riód ica, mar­ virtualidades de las que carecen el Ritos de curación.-Para sanar a cada por el mov imiento de los astros, resto del año .

25 I o los solsticios, que cerraban un a bién, en opinión de d iversos autores, y era la oca sión de tomar ponche y estación al tiempo que inauguraban del sentido prop io de una vieja fiesta garbanzos " tostaos", otra, de l mismo modo que las etapas solsticial de origen mftico . Se que maba, como es natural, lo de las faena s campesinas. Estas fies· primero que se hallaba en los campos tas solsticiales simbolizab an la regre­ capaz de prender bien, y esto era la sión de la naturaleza, desgas tada, 111. RITOS DE FUEGO. leña de o livo, o mejor, los ramones al abismo precósm ico, para resurg ir que result aban de la poda, como en con la repet ición ritu al de la cosmo­ 111.1. MARCO PROVINCIAL. las piras de , también gon ía. encendidas a las pue rtas de las casas. De est a for ma, las ceremonias in­ Los siguientes datos no pretenden En algunas loca lidades, en de rredor c1ufan el fuego y el agua , como dos ser más que una primera aproxima ­ de l fuego, se an imaba la estancia con de las potencias que mantenían la ción , aunando la información biblio­ cantes y bailes, como en Arjona o vida un iversal (Mircea Eliade, 1972). gráfica e inédita que hemos logrado . Dentro de este ma rco , puede como reunir. Preferimos citar aque llas pr i­ Hemos recogido la t ím ida pervi­ prenderse mejor la simbo logía qu e meras en un pr incip io, para aligerar vencia de las "Iumb res" de esta fe­ encierra el eleme nto agua en la no­ el texto (González, 1936; Med ina, cha en Vilches, pe ro, como es genera­ che de San Juan. 1978-81 ; Ortega, 1977; Rod rfguez, lizado, las normas para la protección La co stumbre de arrojar cubeta­ 1982; Sánchez, 1981 ; Var ios, 1956). de l asfalto concentraron las antiguas zo s d e agua por las ventanas en esta Las celebraciones ígneas recog idas lumbres a las puertas de las casas, noc he t iene numerosos paralelos den­ son las siguientes: de los pro pietarios de an imales sobre tro de la penfnsula, tal es el caso de todo, a una únic a y más grande en Lesaca, en Navarra, o las "veladas" El "nochebueno". -No falta en la plaz a. Los chiquillos so n los en­ de Sevilla, protagonizadas por mu ­ las ch imeneas de cualquier hogar de cargados de recoger el ramón de la chachas (Caro Baroja, 1979b), que se la capital el leño de l nochebueno, oliva desde varios dra s antes y, en reflejan tambié n en el Carnaval (Caro que caldea esta noche tan entrañable torno al fuego , d isfrutan cantando, Baroja, 1979a). Pero es ante todo en y fam iliar. Suele ser de madera de jugando al corro, o saltando sobre las el lavado de la ca ra, con prop iedades o livo o enc ina, y puede llegar a du rar ascuas, mientras sus pad res toman el embellecedoras y curativas, donde se toda la noche. También se le denomi­ acostumbrado bacalao que, inserto delata una profunda significación . na arrimador y trashoguero, y pro­ en un palo , se pasa por las llamas, o Como hemos recordado más arr i­ porciona el ambiente idóneo para la las inevitables patatas asadas. Los ba, el agua es el símbolo cosmogó­ cena de Navidad . rest os de la quema sirven co mo in­ nico po r excelenc ia, la un idad indio Hogu era de San Silvestre.- Fuera mejorable cisco para los braseros, o feren ciada de la que nacen todas las del c írculo hogareño, en med io de la para que los ch icos persigan a las form as, y a la que vuelven po r regre­ plaza de la iglesia, los vecinos de Hue ­ muchachas y les manchen la cara sión, de sintegrándose en ella. Del sa celebran a San Silvest re en la vís­ con las manos tiznadas de carbón. mismo modo , cualqu ier mal queda pera con el encendido de los llarna­ La lista de loca lidades podría absorbido y d isgregado, lo que co n­ dos " castillos de l santo" , a base de ampliarse a Villadompardo, donde, fiere al agua un car áct er ter apéu tico tea de pino, rodeados po r la mocedad además de aquellas de las bar riadas, y rejuvene cedor. qu e can ta y ba ila; sobre las últimas se levanta una común, de los Herma ­ En Cazo rla hay buenos ejemplos brasas extend idas, se inician las pu ­ nos Mayo res de l santo, donde se que ­ de aguas med icinales, como son la jas de saltos. ma gran cantidad de leña de olivo . fuente de La Glorieta y los pozos de Hogueras de San Antón. - Quizá Mencionemos también , ciertas casas pa rticulares para todo sean éstas las más representativas de Meng íba r, y San­ tipo de male s de estómago, o la fuen­ la prov incia , todo sea po rque se t ra­ to Tomé. te de La Pedriza pa ra el mal de riñón. ta de una de las fechas más entraña­ Sin embargo, son las " lumbres" El marco anterior exp lica asirnis­ blemente celebradas por los giennen­ de San Antón, en Jaén cap ital, las mo el sentido regenerati vo de las ses. Sin embargo, el patrón de los más conocidas. En la noc he de la vís­ práct icas de inmersión. Merece seña ­ an imales domésticos también observa pera, las laderas de las montañas cir­ larse el rito de sumersión de una la gradual desaparición de sus fes­ cundantes y los caseríos en los que imagen de San Isidro en otra locali­ tejos, ante el empuje ,de la ind ustria­ se criaran animales domésticos, se ta ­ dad giennense, Santo Tomé, dentro Iización y la consiguiente disminu­ chon aban de hoguera s, co n el fin de de las aguas de l río , pa ra ped ir la ción de los an imales como instrumen­ implorar por la salud de éstos y po­ necesaria lluvia sobre los campos, tos de traba jo . tenciar su productividad . Las lurn­ como en otros tantos lugares de la San Antonio Abad es festej ado en bres de l interior de la ciudad , una vez pen ínsula con figuras de la Virgen o Jaén, como en gran pa rte de la pe­ que las calles recibieran el pavimento la Sa nta Cruz . Estos ceremoniales n ínsula, con las trpicas subastas o re­ de asfalto , fueron emplazadas de és­ repiten aquellos otros realizados con partos de las of rendas al santo, la tas a solares baldfos . Son trad ício­ las repre sentacion es de las ant iguas bendición de lo s an imales, y la rifa nalmente los ch iqu illos qu ienes, unos d iosas de la fecundidad y de la agri­ de l " marranico de San Antó n", ceba­ d fas antes, recorren las calles y cam­ cu ltura, como Cibe les o Af rod ita do por todos lc s vecinosde rlas hoqua­ pos para recoger los trastos inúti les de Pafos ; las fuerzas agostadas de la ras también suelen fo rmar pa rte de y las brazadas de ramón de ol ivo, d ivinidad se reintegraban así, asegu­ los actos. que se quemaban junto con petardos rando una buena cosecha. Algún autor giennense le ha cali­ y co hetes. Remate usual de la pira En cuan to al poder oracu lar del ficado como santo "roseter o o ca la­ eran los muñecos grotescos, y la mo­ agua, ya era co nside rado en la Anti­ bacero" , po r la usua l costumbre, cedad, sobre todo, era la que se reu­ güedad. Los o rácu los se situaban dentro de la prov incia, de aprovisio­ n ía en torn o al fuego, cantando y próximos a fuentes de agua, y algu­ narse de buenas fuentes de "roset as" ba ilando el " mele nchón", prop io de nos sacerdotes bebfan de una fuente de ma íz o de calabaza asad a d urante estos d fas hasta el Carnava l, o bien en sagrad a antes de profetizar, como en estas noches invernales co mo ser' a el interior de los pat ios , donde toma­ Claros , o Co lo fón. el caso , sólo por cita r un ejemp.o, ban las habituales " rosetas" y mosto. El resto de los ritu ales no ácueos de , mient ras Los albadoneros tenían a San An ­ merecerían una mayor atención, que en las ca lles luc fan las fogatas. En la tón po r patrono, y le dedicaban una desde aqu f no podemos prestar, pero, villa de Sab iote, las hog ueras ard ían lumbre eno rme en una de las plazas en último té rmi no, pa rt icip an tamo asim ismo a las pue rtas de las casas, principales, coronándola con el rnoni-

26 gote, cuya cabeza estaba formada por nía de su nombre, que sube por el cados por parejas y paralelamente, una ca labaza vacía, y piñas roseteras valle del Cerezuelo hasta el tajo de la en una especie de torreta. Sin embar­ o mistos de crujía hacían de extremi­ Peña de los Halco nes, dejando a sus go, con posterioridad a la guerra ci­ dades, que al prenderse detonaban; pies la superficie alomada de la cam­ vil, las luminarias invernales hablan la música y los cohetes an imaban la piña . sustituido las teas po r todo tipo de quema. Hoy, son de destacar las Sus pr imeros restos humanos re­ trastos viejos y "ro maniza", o ra­ lumbres del Barrio de las Alcantari­ t roceden a la época ibér ica y romana, mos de olivo, en un amontonamiento llas, que procura mantener la tradi­ al que se superponen los árabes, hasta info rme . ción. la llegada de las huestes cr istianas qu e En torno al fuego , aquéllos que La costumbre de levantar fogatas la conquistaron en el s. XIII, consti­ verdaderamente disfrutaban eran los en San An tó n enlaza la Pascua de tuyéndose entonces como Adelanta­ chiquillos, que jugaban a la rueda y Navidad y Reyes co n la Candelaria miento; la fe religiosa de estos con­ detonaban el "trueno". Una de las y San Bias, como es el caso de Alcau­ quistadores quedó plasmada en la distracciones preferidas era la extrac­ dete y La Caro lina, respectivamente, multitud de templos y conventos, y, ción de las brasas que, una vez colo­ pero de las que no podemos más que ante todo, ermitas campesinas extra­ cadas sobre piedras humedecidas con mencionar. muros, que fueron levantándose en la saliva, se aplastaban con un mazo de Hogueras patr o nales. -Fuera de ciudad. Su economía, agríco la y fo ­ oliva o carrasca, produciendo una las fechas invernales, las celebracio­ restal, se basa en . el aceite de oliva ruidosa explosión. Los mozos, por su nes igneas parecen vincularse no ya y en la riqueza de sus bosques. parte, gustaban de saltar la hogu era a dias señalados y generalizados en la A través de un recorrido por su en un alarde de valor. provincia sino a variadas fiestas pa ­ calendario festivo, nos iremos dete­ Cada familia traia de sus hogares tronales, si exceptuamos los días niendo en aquellas celebraciones de buenas provisiones de "tortillas" de de la Cruz y de San Juan. interés para el presente trabajo; de harina frita, que se tomaban moja­ Tal sucede en , el últ imo cualqu ier modo, cada una de las fies­ das en chocolate, y algún vinillo , que domingo de febrero, d ía de su pa­ tas mencionadas merecería un estu­ ayudaban a pasar la velada . Propio trón, el Santísimo Señor del Mármol, d io exclusivo, que muy a nuestro pe ­ de estos d ías eran las reun iones, en o el 25 de ma rzo, en Peal de Becerro, sar no puede ser abordado aqu r. el interio r de las casa s, en torno a la en honor de su patrona Nuestra Se­ Preferimos citar la bibliografia de fuente de " f lo res" o palomitas de ñora de la Encarnació n. En la plaza base también en un p rincip io, sin con­ maíz, con salo con azúcar, que ame ­ de la iglesia, y sólo all i, se montan los tar con los diversos programas de nizaban las tertulias. "castillos de tea" o "luminarias", festej os y las crónicas de su revista Mientras que en la calle se consu­ a cuya quema acude la banda de mú ­ anual, "Anuario del Adelantamien­ mían las lum inarias, alguna mujer sica local; y los mozos no dejan de to", desde 1952 (Almansa, 1984-85; llenaba sus braseros con varias pale­ saltar sobre las últimas ascuas. Marín, 1984·85; Mart inez , 19561. tadas de ascuas, bien recubiertas de Es de señalar la festividad patro­ El "nochebuena". - También en ceniza pa ra prolongar su calor. nal de Albá nchez de Ubeda, el cuarto Caza rla, este grueso tronco de olivo ~ Al d ía siguiente, tras la celebra­ d ía de mayo, conmemoración de San sigue caldeando los hogares y cortijos ción de los actos litúr gicos, la imagen Francisco de Paula, en cuya víspera du rante la noche del Nac imiento, ta l del santo era devu elta a su ermita, tiene lugar el rezo del rosario, fo rma­ y como vimos en la cap ital. en donde se efectuaba la subasta, da por hombres que portan hachones Las "luminarias" invernales. -Al por parte de los miembros de la Her­ encendidos, acompañado en su reco­ anochecer de la víspera de San An­ mandad, de las ofrendas al santo, y se rrido por hogueras, encendidas a las tón, el 17 de enero, y San Sebastián, rifaba el "marranico de San Antón". puertas de las casas de los cornisa­ tres d ras después, asf como de la Can­ Las lum ina rias de San Antón, rios de la cofrad ía. delaria y San Bias, el 2 y 3 de feb re­ como todos los actos en su ho nor , Hogueras de la Cruz. - Tenemos ro , los barrios y plazas de Cazo rla er an entendidas en si mismas como noticias de dos localidades con foga­ se encendían con las " lu m inarias" , plegar ias po r la salud de lo s anima les tas levantadas du rante tal celebración. nombre con que eran conocidas po r domésticos , de l mismo modo q ue las En Alcalá la Real, el 3 de mayo, se el pueblo. Todas ellas p resentaban las lum inar ias de San Bias adquiría un erigen ante las distintas cruces de los mismas caracterfsticas, de modo qu e sentido de protección contra los ma­ barrios, y también en la aldea de Sa­ la referencia a las luminarias de San les de garganta, en especial del temi­ ba riego, de pendiente de , Antón, darán buena cuenta de las do "garrotillo", que pod ía ser fatal, aún hoy lucen el primero de mayo demás. en calidad de reconocido abogado los llamados " fuegos de la Cruz de La tarde de la víspera tenia lugar contra estas enfermedades. Mayo", que se reducen a una única la recog ida de la imagen del santo de Las "hoguera s romeras". - La ro­ hoguera en la plaza, con ramón de su erm ita a la iglesia parroquial de meria de la Virgen de la Cabeza es olivo. San José, precedida por una ruidosa una de las fiestas más qu eridas po r A la luz de los datos con los que escolta en la que los niños hac ían los cazorleños, que tie ne po r escena­ contamos, destacan, en suma, y con sonar todo tipo de cencerros. rio el espléndido paraje natural en gran diferencia, las hogueras de San A la caída de la noche, se encen­ donde se enclava su erm ita, la Peña Antón, si bien hay ausencias, en dían las luminarias, bien a las puertas de los Halcones. La tradición rernon­ cuanto a información, bastante signi­ de los hogares ganaderos y labrado­ ta la aparición de la imagen al s. XV 11 . ficativas, como es el caso de San res, b ien en las encrucijadas y plazas, La fiesta viene precedida por la " en­ Juan, del que sólo podemos mencio­ sin faltar aquella otra, más grande, trada de los bo rregos", el penúltimo nar la población de Santo Tomé, en la placeta de la ermita de l santo, domingo de abr il, inmediantame nte que exigen, para una conveniente dentro de la población . Hoy , de és­ anterior al domingo propio de la interp ret ación, un estudio más ex­ tas , como del resto de las hogueras f iesta. haustivo. invernales, sólo queda un t ímido re­ Esto s borregos, ofrendados a la cuerdo en algún jardín particular. Virgen , des filan po r el interior de la Todas las luminarias, tanto las villa adornados con lazos de colores, 111.2. F IESTAS DE FUEGO EN invernales como en las siguientes y son subastados a lo largo de la se­ CAZO R LA fechas que veremos a continuación, mana con destino a la población in­ ten ían en común la quema de un aro fantil. La villa de Cazarla es un he rmoso mazón de teones de pino resinoso, La víspera de l domingo de la Vir­ rincón serrano, enclavado en la serra- tra ídos de la sierra, que eran colo- gen , son encendidas las lum ina rias,

27 también conocidas como " hogueras ciones cercanas. Una vez limp ios y cia vigilante de algún fam iliar de romeras" , en torno al santuario, y secos, se les introducen, uno a uno, ésta. únicamente allí, en sit ios ya determi­ las " torcías" o mechas de algodón La "Vocación". - La fest ividad nados, en una alineación perfecta­ retorcido, previamente empapados en del Santísimo Cristo del Consuelo mente visible desde la ciudad (fig. 1l. cualquier aceite. es igualmente una de las más entra­ La quema se alimenta de teas y ro­ Estas hebras deben ser quemadas ñables para el pueblo de Caza rla, y maniza. ligeramente por la punta, para que motivo de unión entre todos los ve­ Junto a las hogueras só lo perma­ en el encendido final prendan todas cinos. La org anización compete a la nece el encargado de mantenerlas du ­ al m ismo t iempo y rápid amente al Real Cofrad ra de l Santfsirno Cristo rante las dos o tres horas largas que pr ime r paso de la llama. Los caraco­ del Co nsuelo, cuya obra, en fomento sue le du rar su combustión. En torno les se sujetan entonces a las paredes de la act ividad religiosa, abarca tamo al santuario sue len permanecer, m ien­ con un poco de brea. Po r otra parte, bién la asistencia soc ial y la conserva­ tras tanto, algunos miembros de la nada impide que puedan ser reuti­ ción del templo de 'lS an Franc isco. Hermandad y si acaso algún curioso, lizados. Sus miembros, vecinos de la loca lidad si b ien alejados de las hogueras. Las caracoladas se colocan sobre y algún Hermano Honotíflco, man ­ Du rante el d ía siguiente, los romeo fachadas, rejas y pretiles siguiendo las tienen la simbólica cuota anual de ros inician la sub ida desde horas tem ­ pr incipales líneas arquitectónicas, y cuarenta reales. La Asamblea Ext ra­ p ranas, llevando en sus provisiones el forman senc illas figuras geométricas, ordinaria, el 15 de mayo, renueva la t lpico "hornazo", rosco de ace ite , como cruces o bandas paralelas, u Junta Directiva, compuesta por el co n un o o dos huevos cocidos , y otras, menos simp les, como una figu­ Hermano Mayor, antiguo Mayoral, adamas de repostería en fo rma de ra alegór ica de l santo, en la que pue­ así como de l Secretario , el Tesorero . pajarit as, lombrices, trenzados y den d ist ingu irse la mitra, la cabeza y doce Voca les. otros. So n tradicionales también las y la túnica, o la escr itura de un viva La imagen venerada es un lienzo to rt illas de habas, y, como bebida, la al santo. Inc luso se recur re a la ayuda conservado en el templo de San Fran­ " cuerva de los romeros", a base de de un soporte de madera, en el que cisco, que sust ituye a aquel otro vino blanco, azúcar y frutas, obse . se ha elaborado una cruz o una es­ destruido durante la guerra civil, qu iada a los romeros por los hermanos. trella a propósito para la ocasión y datado en el s. XVII. Tras los Santos Tras los actos litúrgicos, siguen el que con un pegote de yeso se hinca Of icios, es sacada en procesión el d ra aperitivo y la comida, hasta la ca rda en el lugar deseado; asim ismo se ro­ 17 de septiembre, momento cumbre de la ta rde, cuando se inicia la p ro­ dea con los ca racoles el marco de un de su conmemoración. Durante el cesión de bajada, que transporta la cuadro religioso . trayecto, los devotos cuelgan d inero imagen de la Virgen a la parroquia, El Ayuntamiento, organ izador de prendido con un alfiler a las c intas a donde llega y a anochec ido, acom ­ estos festejos, viene otorgando una que penden del ma rco , justo en el pañada de la banda de mús ica, carn­ serie de premios para aquellas caraco­ momento en que pasa bajo sus venta­ panadas y cohetes. ladas más lucidas; son condiciones nas, en cumplimiento de una prome­ La imagen permanece en la igle­ indispensables que sólo se ut ilicen sa o agradec imiento, asf como exvo­ sia par roquial hasta el pr imer domin­ efectivamente caracoles, y que la tos de cera , que son aho ra colocados go de junio, cuando es devuelta a la composición completa luzca cuando en una bandeja para este propósito ermita . el santo pase. Además, sólo pueden (fig. 2l. La fiesta es orga nizada y financia­ participa r aque llas casas cuyas facha­ Las calles reciben la comitiva en­ da por la Herma nd ad de la Virgen de das se vean de sde la erm ita . galanadas con mantones y mantos la Cabeza , que tiene también a su De este modo, una vez que los bordados, y la mayoría de las facha­ • ca rgo la conservació n del santuario. co hetes y las campanadas anuncian das recién blanqueadas. Con la llega­ Las " caracoladas".- La fest ividad la salida del santo de la erm ita, acorn­ da de la imagen a la plaza de Santa de San 1sicio es otra fecha señalada pañado de la Corporación municipal Marra, se d isparan los acostumbrados en el calendario festivo de Cazarla. bajo maza, es necesario prestar fuegos pirotécnicos. Su santuar io se enclava en las proxi­ atención desde las casas a la proximi· Sin embargo, los festejos han te­ midades de " La Ped riza", donde dad de la comitiva puesto que las nido su inicio dtas at rás. El d ía 14, cuenta la trad ición que este varón ca raco ladas no pe rmanecen mucho t iene lugar la " entrada del trigo " , apostól ico, po rtador de la fe crist ia­ tiempo encendidas. últimamente conocida como la "en­ na, fue lapidado. La lápida conme­ Es significati vo que algún vecino trada de las limosnas de la campiña y mo rativa de su ed ificación seña la la recuerde de su infancia que se co lo­ sierra", of rendas al Santísimo Cristo , fech a de 1613, aunque se tiene caran candiles y teas en las ventanas originalmente en espec ie, b ien tr igo consta ncia de que ya desde 1535, en vez de caracoles, asf como lurni­ o aceite. por un voto de los do s Cabildos, se narias en las puertas de las casas, en Es aquí donde debemos detener­ celeb raba una procesión al lugar del esta m isma noche. nos un tanto. A princip ios del pre ­ ma rt irio cierto domingo de mayo; el Los actos del día siguiente consis­ sente siglo, tal ceremonia inclu ía m ismo voto incluyó la concesión de l ten en la función religiosa y en la también la ofrenda o entrada de la patronazgo a San lsicio. procesión de subida, tras la que tea, o madera de pino salgareño para La fiesta se inicia con la p roces ión lo s romeros se instalan en las pro­ la quema de hogueras de la víspera de id a, del santu ario a la parroquia, ximidades de l Santuario. El Avu n­ de l Señor. de la imagen de l santo, portadora de l y las habas tiernas . Una costumbre No obstante, en un principio primer ramo de ce rezas de la tempo­ propia de esta ce leb ración era el const itu ían rito s diferentes, no sólo rada y un manojo de espigas verdes " cartucho", que los mozos sntreqa­ por la materia de la ofrenda, sino por de la campiña [lám. 1). ya b ien ca rda ban a sus novias como inicio de las una serie de requ isitos en cuanto a la la tarde . relacio nes formales, y que consist ía composición del desfile, como la ex i­ Duran te esta p roces ión de bajada, en una bo lsa llena de co nfituras, genc ia de que la transportaran burros t iene lugar la " caracolada". que, me­ como alfajores de nuez y miel, o pe ludos en vez de mulas castellanas, d iante can dilejas de ca raco les ilumina " arrop fas" , de azúcar quemada y al­ prop ias de la entrada del trigo. La no­ y adorna las fachadas de las casas . mendra, o avellana . S i la muchacha che de la víspera suponía la ilumina­ Los caraco les pre feridos pa ra ello no hubiese asist ido a la procesión, ción de la Peña de los Halcones me­ son los de las huertas , de mayor ta­ el mozo se lo ofrecía po r la gatera d iante mu lt itud de hogueras, que re­ maño que los encontrados en la sie­ de su puerta , ún ico med io de cornu­ cibían el nombre de " la vocac ión " . rra , o bien son adquiridos de pobla- nicac ión entre ambos sin la presen- Actualmente han sido sust ituidas por

28 fuegos art ificiales, quemados en la bre ro, pro longándose en ocasiones de la fiesta. sin fecha fija y en est re­ plaza de Santa María , conocidos co­ hasta el día de la Cruz de mayo. cha relación con aquéllas. mo "la noc he de los fuegos" . Dentro de este grupo se engloba. A. mod o de breve conclusión, po ­ Los actos propi amente religiosos rían las lumin arias invernales descri­ d emos resaltar que los ritos de fuego se ven continuados. al dí a siguiente tas en la la provincia de Jaén, cuyo de Jaén presentan una serie de rasgos del Día del Seño r. con una fer ia de ciclo se iniciaría. a la luz de los datos y práct icas muy extendidas en este ganad o y maqu inaria agrícola. de los que disponemos, con la quema t ipo de celebracio nes. como son el de l "nochebueno". Comparable con factor de coh esión socia l, su sent ido el "tizón de Navidad" navarro. o el de man ifesta ción jubilosa y de vene­ 111.3. DATOS INTERPRETATIVOS "tronco Olentzero" vasco, supondría ración. e incluso lust ral, sin olvidar viejos recuerdos del culto al fuego sao los acostumbrados saltos sob re las Las siguientes líneas son tan sólo grado domést ico. simbolizado po r piras o los bailes de circunvalación; una mera aproximación en el tema los dioses Lares. también pod ríamos resaltar la exalt a­ siempre escur rid izo de la búsqueda En cuanto a las hogue ras de San ción del ruido. co n la frecuente qu e­ de significados. Antón y de San Bias. la teoría solar ma de coh etes o petardos en la ho­ La importancia esencial del fuego parece menos consistente, o si acaso. guera , o el mazazo sobre los teon es, en la vida del hombre parte de la luz men os expl ícita, frente al sentido posible influencia de las fiestas de y el calor que éste le pro po rciona. La lust ral. en el que se entrecru zarían la costa mediterránea pen insular. Del dificultad de su obtención le llevó a el arcaico carácte r purificador del m ismo modo. suelen situa rse en la adoptar el recurso de mantener en fuego en sí y la fama curativa de los víspera de las festividades, como rito un lugar determ inado un fuego per o dos santos. de inicio y con vocato ria. para los qu e manentemente encendido . bien en Junto a este conjunto de fogatas llegan a elegir emp lazam ientos privi­ los templos o en el interio r de las del invierno habría que añad ir aqueo legiados dentro o en torno de las po­ casas, esto es. de l " hogar" . com o su­ lIas propias del solst icio de verano, blaciones. Por últ imo. y al igual qu e ced ía entre las familias griegas o ro­ como ante s men cionamos. que se tantos otros festejo s populares, sufre manas, por ejemplo. De este modo, prolongan. como el resto de este un rápido proceso de desaparición . llegaría a adqu irir un sentido sacro . tipo de fiestas . en la época pr lrnave­ Agradecemos a: do n José Albu­ plasmado en rituales de ofrendas de ral, y concretamente. en el mes de sac, don Rufino Almansa, don Pa­ alimentos o imprecaciones, que han mayo. Las llamadas fiestas de la vida, tricio Almirón , do n Juan Luis Ama­ tenido una sorprendente continua­ o pr imaverales , exa ltan los valores del do ro don Tomás Chillón , don Diego ción en algún ámb ito pen insular , sol y del agua. en med io de la época Lorite, don Artu ro Rivera. don como es el caso de Galicia (Caro de l esplendor de la vegetación. del Francisco Rodríguez y a todos aque o Baroja, 1979b). m ismo modo que la celebración de Ilos vecinos de Cazo rla su amabl e Las fiesta s de fuego son numero­ San Juan. y valiosa colaboración. sísimas en todo el folkl ore europeo, Con todo. en el caso concreto de y, a op inión de d iversos eruditos. las " hogueras romeras' de Cazo rla plasman ciert as pervivencias de anti­ prima el sentido de rito de inicia­ BIBLlOGRAFIA guos cultos prec ristianos, que poste ­ ción de la fiesta , del mismo modo riormente fueron englobados en la ALMANSA TALLANTE, R.:" La devo ­ que los cohetes de la madrugada si· ción del San to Cristo del Consuelo y veneración cristiana. Estudiosos del guiente, que no con stituyen centros la fam ilia Fern ánd ez de Angula" , en mundo popular han interpretado este de reuni ón de la comunidad. lo que Anuario del Adelantam iento. 1984 -5, grupo de fiestas como pertenecientes tampoco le despoja de su ca rácter Cazarla. págs. 129 ss. CARO BARaJA , J .: El Carnaval. Ed . Tau· a ot ro más amp lio que engloba ría de of renda. rus. Madr id, 1979a . todas aque llas celebraciones de ori­ Al igual que las hogueras. el alurn­ CARO BARaJA. J .: La estación de amor. gen mít ico o religioso ded icadas a brado extraord inario de calles y ed i­ Fiestas populares de Mayo a San Juan. las fuerzas de la naturaleza. con un fic ios es una de las man ifesta ciones Ed . Tauru s, Madr id . 197 9b . GONZALEZ LOPEZ , L.: La jaenera. sentido protector o de adoración. de júbilo más frecuentes en cualquier Sind icato Exportado r del Libro Espa­ El origen de tales atribuciones fest ividad. Por otra parte , las "cara­ ñol. , 1936. puede hallarse en el sentido cfcl ico coladas" de San Isicio han sido ínter­ MAR IN MEDINA. J .:" Calendario de las de l un iverso, al que ya hemos hecho pretadas como un símbolo de bienve­ fiest as po pul are s de Cazarla". en Anua· rio del Adelantamiento. 1984-5, Ca­ referencia en el apartado de l agua; nida y acogimiento contrapuesto al zorla, págs. 179 ss. concretamente. el elemento ígneo y rechazo que el Santo Varón sufrió MARTINEZ MONTESINOS. R.:" Las lu­ su sentido bienhechor para los horn­ de parte de los antecesores paganos minarias de San Antón " , en Guad· bre s y la naturaleza, ha recibido di­ de la villa.Los únicos ejem plos más MARTINEZ ·MONT ESINOS: R-.: " La no ­ versas valoraciones, destacando dos. cercanos y similares que podemos che de San Juan en Caza rla. l. Los ritos", en Anuario del Adelantamiento. Por un lado, la teoría solar. que mencionar son las lamparillas de acei· 1965, Caza rla, págs. 4 1 ss. interpreta las hogueras como magia te colocadas en las ventanas de Yegen , MARTINEZ MONTESINOS, R.: " La no ­ imitativa del sol para potenciar y Granada, a lo largo de l trayecto de l che de San Juan en Caza rla. 11. La T ra­ asegurar su protección. dentro de ganHa", en A nuario del Adelanta· rosar io vespertino, al menos a prlnci­ miento . 1966, Cazorla, págs. 4 1 ss. las celeb raciones coincidentes con los pios de este siglo, aunque ni aquí ni MEDINA SAN ROMAN , C.: Datos iné-­ solsticios. Por otro , las teo rías pur i­ en ningún ot ro caso conocido se ern­ ditos del Museo de Artes y Tradiciones ficadoras. por las que el fuego des­ plearon caracoles para ello . Populares de Madrid. 1978-81 . tru iría todo tipo de males y culpas La fest ividad del Santo Cristo del MIRCEA ELlADE : Tratado de Histor ia de las religiones. Ed . Era, México , de los hombres. Consuelo de Cazorla es un claro tes ­ 1972. Diversos autores han clasificado timon io de fiesta fin de cosecha. que ORTEGA Y SAGRISTA , R.: Escenas y las distintas hogue ras de las fest ivi· suelen presentar diversos rasgos co­ costumbres de Jaén. Inst ituto de Es­ dades pen insulares en dos grandes munes con la fiestas pr imaverales, tudi os Giennenses , 1977 . RODRIGUEZ BECERRA, S.: Gula de bloques. según las teorías de reviví­ entre otros, el encendido de hogue­ fiestas populares de Andalucla. Con­ ficación solar.De un lado, las coinci­ ras. En este caso su denominación serjeda de Cultu ra de la Junta de An· dentes con el sost icio de verano. o no puede ser más explícita, ya que . dalucía, 1982. San Juan. y de otro. aquellas de l en últ imo término. se pretendía la SANCHEZ. M. A.: Guía de fiestas popu­ lares. Ed . Tan ia, Madrid, 1982. solst icio invernal, en un margen convocatoria de todos los carnpesi­ VARIOS: Diccionar io geográfico de Espa· menos preciso . desde la Purísima nos y labradores, tras las faenas de ña. Ed . Prensa Gráfica, Madrid, XII en diciembre hasta San Bias en fe· la reco lección. avisando del inicio vols., 1956.

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