FIESTAS DE AGUA Y FUEGO EN Cazarla

FIESTAS DE AGUA Y FUEGO EN Cazarla

FIESTAS DE AGUA Y FUEGO EN CAZaRLA Isabel Marra HUERTAS VICIANA LAMINA 1 : Procesión de San Isicio, Cazorla. (Fo tógrafo: Pedro GÓmez .l 24 la siguiente enumeración de este los críos pequeños de las " q uebra­ t ipo de prácticas en Cazorla es deu ­ cías" o hern ias aún hoy se practica dora de la publicación al respecto la conocida práctica del paso. A un (Mart ínez Montesinos, 1965-66). y lado y a otro de una za rza ab ierta por puede distribuirse en varios apartados. la mitad long itud inalmente, se co lo­ Ritos ácueos .s-No era el fuego, can los of iciantes, una muje r llamada sino el agua aquel elemento que pre­ María y un hombre llamado Juan sid ía la fiesta nocturna, y empleamos que, mientras suenan las doce campa­ el pasado porque en gran medida se nadas, pasan al n iño de una a otro han perdido. entre el tallo abierto repitiendo este la gente se aprovisionaba de cu­ diálogo: "J : Tómalo, María . M: Dá­ bos de agua que , desde la calle, por­ melo, Juan. J: Ouebrao te lo doy. tales o balcones volcaban sobre el M: Sano me lo has de da r." Te rm ina­ primer desprevenido; los principales da la ceremonia, alumb rada po r un autores se contaban entre la moce ­ farol cuando no hay lun a, se liga el dad, y solían ser las muchachas las tallo con vendas y barro, y se le riega 1. INTRODUCCION que acechaban tras las balconadas, durante algunos días; si rebrota , es extendiéndose estas "batallas de señal de que el n iño sanará. Prácticamente todas las culturas y agua" a los pilares de las fuentes p ú- . Ritos para hacerse rico.-Para ello concepciones religiosas han atribuido blicas que con profusión existen en basta con soñar t res veces consecuti­ al agua y al fuego un papel primor ­ las calles cazorleñas . vas el paradero del tesoro, y d irigir­ dial, en calidad de elementos pr ima­ , Justo a la med ianoche, momento se allí a la medianoche vertiendo un rios universales, e indispensables re­ en que se iniciaban estos rituales, puchero de agua sob re la t ierra. cursos de la subsistencia humana. No ninguna muchacha descuidaba lavarse Ritas de encantamiento. - los ni­ en vano , constituyen dos de los fenó ­ la cara con el "agua clara" de las ños tern tan qu e durante esta noc he menos más representativos de nues ­ fuentes, o recog ida en cualquier reci­ les sorprendieran aún despierto s las tro folklore, como es el caso de cier­ piente, medio seguro de acentuar su campanadas de las doce, po rque era tas festividades giennenses, en las que belleza y la tersura de su tez . entonces cuando la " T ragantía" en­ cobran un destacado protagonismo. Ritos adivinatorios.- En su mayo­ tonaba su fatíd ica canci ón : El presente trabajo tiene por cen­ ría eran de carácter íntimo y femeni­ tro ambas manifestac iones dentro del no, mediante los que las "mocicas" in­ " Yo soy la Tragantía, ciclo festivo de Cazorla, a partir de tentaban indagar acerca de su futu­ hija del Rev mo ro; la bibliografía ex istente y la recogida ro marido. el que me oiga cantar, directa de datos, cuya pequeña apo r­ Un alguacil , algo requemado, era no verá la luz del d ía tación se reúne en el apartado de los colocado bajo la cantera, y si hab ía ni la noche de San Juan." ritos de fuego, sobre el que , en reali­ florecido al manecer, la muchacha dad , ha recaído el mayor peso del es­ se casaría a lo largo del año. O una los chicos plasm aban su imagen tud io. vaina de haba de siete granos, bajo la en una calabaza vinatera, a la qu e se la noche de San Juan enmarca, almohada, contribuía a soñar con el le practicaban orificios pa ra simu lar por un lado, los rituales acuáticos, al hombre esperado, e incluso , si se colo­ su rost ro, cubiertos con papel rojo , t iempo que las hogueras o " lumina­ caban varias, y algunas de ellas pela­ y se encajaba al extremo de un palo rias" jalonan en distintas fechas el ca­ das y otras a medio pelar, desvelaban donde se hab ía fijado un a vela en ­ lendario, junto a otra expresión ígnea su situación económica, holgada en cendida. Y así la sacab an po r las ca­ llena de originalidad y atractivo, co­ el caso de sacar una vaina sin pelar, lles esa noc he. mo son las "caracoladas" de San lsi­ hasta la más apurada por una pelada Rito de vegetación,-Por últ imo , cio; todas ellas irán precedidas de un del todo. esta velada era también p ropicia para breve contexto provincial O bien, a oscuras y desvestida en el galat eo . los novios acostumbraban su dormitorio, encend ía dos velas, a poner ramos de flo res en las rejas que sostenía una en cada mano y se de sus novias , conocidas como "en­ 11. RITOS DE AGUA. colocaba frente al espejo, asegurando ramás" . su casamiento el hecho de que viera 11.1. NOCHE DE SAN JUAN EN en él la cara del diablo. También CAZaRLA. desvestida, en el cuarto de amasar, 11.2 . DATOS INTERPRETATIVOS. y con las manos a la espalda, cernía la festividad de San Juan Bautis­ har ina que sobre la artesa dibujaba Dentro del cap itu lo siempre abier­ ta, el 24 de jun io, encierra una de las bien la inicial del nombre del mucha­ to de la interpretación, y tomando principales celebraciones cristianas, cho, o algún utensilio propio de su como base las teorizacione s de reco­ que absorbió toda una serie de ritos ofic io, o cualquier otro indic io que nocidos autores, es bien conocido paganos de origen remoto. Sus ce re­ ayudara a esclarecer un tanto la in­ el carác ter de iniciación o cambio es­ moniales, además de los propios del cógn ita. tacional que enc ierra la fest ividad de culto al Santo Precursor, responden El agua interv iene en otros dos San Juan. la ce lebrac ión crist iana a creencias referidas al fuego, al agua más. No ya un espejo, sino la misma un ificó, . bajo una nueva simbología, y a la vegetación, con un sentido má­ superficie del agua contenida en una una serie de rituales precr istianos gico, profiláctico o te rapéutico, así pa langana reflejaría el rostro del mu­ prop ios de fiestas solsticiales, qu e como otras de t ipo fantást ico o de chacho, igualmente en el cuarto a responden a una concepc ión pal in­ encantamiento, que se extienden en oscuras, y las formas adoptadas por genésica de la vida. Según ésta, el gran parte del folklore europeo. Ta­ un huevo al ser cascado sobre un reci­ un iverso está sometido a un eterno les creencias adquieren, entre la me­ p iente lleno de agua revelaban los ritmo cíclico, durante el cual las dianoche y el amanecer su más pro ­ datos más variados sobre el porvenir. fue rzas de las que dependen se van funda significación; es entonces cuan­ Por último, al rayar el sol, se ase­ agostando para volver a recuperar do la bendición del santo recae sobre guraba que aquél cuya sombra no su vigor tras su regeneración. las aguas y las plantas, confiriéndoles, tuv iera cabeza moriría en el trans­ El tránsito de uno a otro ciclo su­ según el sentir popular, una gama de curso del año. ponra su celebración pe riód ica, mar­ virtualidades de las que carecen el Ritos de curación.-Para sanar a cada por el mov imiento de los astros, resto del año . 25 I o los solsticios, que cerraban un a bién, en opinión de d iversos autores, y era la oca sión de tomar ponche y estación al tiempo que inauguraban del sentido prop io de una vieja fiesta garbanzos " tostaos", otra, de l mismo modo que las etapas solsticial de origen mftico . Se que maba, como es natural, lo de las faena s campesinas. Estas fies· primero que se hallaba en los campos tas solsticiales simbolizab an la regre­ capaz de prender bien, y esto era la sión de la naturaleza, desgas tada, 111. RITOS DE FUEGO. leña de o livo, o mejor, los ramones al abismo precósm ico, para resurg ir que result aban de la poda, como en con la repet ición ritu al de la cosmo­ 111.1. MARCO PROVINCIAL. las piras de Peal de Becerro, también gon ía. encendidas a las pue rtas de las casas. De est a for ma, las ceremonias in­ Los siguientes datos no pretenden En algunas loca lidades, en de rredor c1ufan el fuego y el agua , como dos ser más que una primera aproxima ­ de l fuego, se an imaba la estancia con de las potencias que mantenían la ción , aunando la información biblio­ cantes y bailes, como en Arjona o vida un iversal (Mircea Eliade, 1972). gráfica e inédita que hemos logrado Aldeaquemada. Dentro de este ma rco , puede como reunir. Preferimos citar aque llas pr i­ Hemos recogido la t ím ida pervi­ prenderse mejor la simbo logía qu e meras en un pr incip io, para aligerar vencia de las "Iumb res" de esta fe­ encierra el eleme nto agua en la no­ el texto (González, 1936; Med ina, cha en Vilches, pe ro, como es genera­ che de San Juan. 1978-81 ; Ortega, 1977; Rod rfguez, lizado, las normas para la protección La co stumbre de arrojar cubeta­ 1982; Sánchez, 1981 ; Var ios, 1956).

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