LA REVISTA UNIÓN MÉDICA (MORATA DE JIL­ OCA, 1915) Y EL MÉDICO DE MONREAL DEL CAMPO ­FEDERICO ­RIVELLES IBÁÑEZ (SEGORBE, 1866)

José María de Jaime Lorén

LA REVISTA UNIÓN MÉDICA (MORATA DE JIL­ OCA, 1915) Y EL MÉDICO DE MONREAL DEL CAMPO ­FEDERICO ­RIVELLES IBÁÑEZ (SEGORBE, 1866)

José María de Jaime Lorén

Calamocha, 2016 © José María de Jaime Lorén

Edita: Centro de Estudios del Cl. Castellana, 39 44200 Calamocha (Teruel) Tfn. 978 730 645 www.xiloca.com / [email protected] Diseño y maquetación: Zully Pozo Ara

I.S.B.N.: 978-84-942588-9-3

Depósito Legal: TE 159-2016 José María de Jaime Lorén

INTRODUCCIÓN

La primera noticia que tuvimos de la revista médica titulada la Unión médica, es una noticia que nos proporcionó Vicente Martínez Tejero con la publicidad de los libros publicados por el médico de Monreal del Campo (Teruel) y natural de Segorbe (Castellón), Federico Rivelles Ibá- ñez. Prácticamente no había nada más, pues todo lo que tenía eran las cubiertas de uno de los números de la revista, ni siquiera se trataba de un ejemplar más o menos completo.

Fue suficiente, porque en la portada se indicaba claramente que el lugar de edición era la pequeña localidad de (). La rareza de encontrarnos con una revista científica editada ya en 1915 en un pueblo de la vega del Jiloca, nos animó a conocerla. El pro- blema vino luego con la dificultad para localizar ejemplares. Apenas era citada en los estudios sobre revistas médicas españolas, y tampoco se hallaban números de la misma en las principales hemerotecas consultadas.

Más suerte tuvimos en las pesquisas que hicimos en los fondos las principales bibliotecas españolas, pues en la Biblioteca Nacional de España (BNE) conservaban una colección de 24 números correspondiente al año 1915, el primero de existencia de esta publicación periódica. Trabajado sobre esta exigua muestra trataremos de conocerla y de darla a conocer.

Precisamente entre los principales colaboradores de la primera etapa de Unión médica figu- raba el citado Federico Rivelles, autor sobre el que ya nos habíamos ocupado con anterioridad, dada la circunstancia de ser natural de Segorbe y de ejercer en Monreal del Campo. La circuns- tancia de haber podido acceder a varias de sus obras nos permitió estudiarlas en su momento, de ahí que le dediquemos en esta ocasión una atención especial entre los redactores del periódi- co. Sobre todo nos ocuparemos de los de sus obras recientemente localizadas: Villaporcina, no- vela de costumbres antihigiénicas y El Practicante moderno, que comentaremos detenidamente.

Universidad CEU Cardenal Herrera (Valencia), 2016

5 La revista Unión médica

Iglesia de Morata de Jiloca (Zaragoza)

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OBJETIVOS

Lo mismo que hemos hecho con otros estudios nuestros sobre periodismo científico del pasado, el principal objetivo de nuestra investigación ha consistido en conocer las inquietudes científicas y profesionales de los sanitarios que usaron las páginas de Unión médica para dar cauce a sus inquietudes sociales e intelectuales.

Se trata de ver los temas sanitarios que más llamaban la atención entonces o las cuestiones profesionales que más preocupaban, pero también mostrar el nivel científico y la problemática social que había entonces en el mundo rural aragonés y español.

En este sentido queremos destacar desde aquí la importancia de los contenidos de los ane- xos, especialmente el primero en el que dejamos la cita bibliográfica de la totalidad de artículos, notas y pequeñas noticias aparecidas en la revista, ordenadas alfabéticamente por autores y a veces glosadas cuando su escueto enunciado resulta oscuro o podía inducir a error. Pensamos que sólo este trabajo de inventariar y de citar a todos los autores y artículos ha merecido el esfuerzo realizado, al ofrecer un listado de nombres que nos permite fácilmente localizar sus colaboraciones, así como ver los temas que más interesan en cada momento. También recoge- mos cuando así se indica en el texto, la procedencia de muchos artículos que se toman de otras revistas médico-farmacéuticas, lo que puede ser indicativo de posibles influencias, grupos de colaboración o de los “colegios invisibles” formados por los autores que están vinculados entre sí a través de los trabajos que firman juntos con el autor más productivo.

Estrechamente vinculada a la Unión Médica Nacional (en adelante UMN) del distrito de Ara- gón, en el anexo 2 dejamos la relación de los médicos titulares adscritos a esta sociedad y por lo tanto suscriptores de Unión médica, lo que nos permite conocer un poco la distribución geográ- fica de los médicos aragoneses y de provincias limítrofes más sensibles al fenómeno asociativo y profesional.

Asimismo figura entre nuestros objetivos conocer lo mejor posible a los principales redac- tores y colaboradores de Unión médica, para lo que hemos confeccionado las biografías corres- pondientes.

Como ya se ha dicho, especial atención hemos dedicado a uno de los colaboradores más interesantes de la primera etapa del periódico, el médico de Monreal del Campo natural de Segorbe Federico Rivelles Ibáñez, autor además de dos libros que analizamos detenidamente.

6 7 La revista Unión médica

METODOLOGÍA

Después de haber realizado con anterioridad un buen número de estudios sobre di- versas revistas científicas españolas, hemos podido desarrollar ya una metodología que a nosotros nos ha resultado muy práctica para conocer y analizar las colecciones investiga- das. Podemos decir que en el caso de Unión médica hemos aplicado un método de estudio bastante parecido al de trabajos anteriores nuestros que, básicamente, puede resumirse de esta forma:

1. Anotación de la totalidad de artículos, noticias o pequeñas notas publicadas en las pági- nas de Unión médica 2. Lectura, análisis detenido y clasificación de las mismas 3. Selección de aquellas noticias o apuntes más curiosos o que mejor describen la situación de la sanidad y de la ciencia en general en la época. Premeditadamente utilizamos el término “describe”, por cuanto queremos destacar que describir no cabe considerarlo en el tono peyorativo que hoy suelen aplicarle algunos, en el sentido de simple relación de hechos o de cosas. Muy al contrario entendemos que descripción implica fundamen- talmente estudio, análisis y selección de los temas o noticias verdaderamente relevantes e informativas 4. Presentación y valoración de los resultados 5. Análisis cuantitativo y estadístico de los principales temas objeto de estudio en Unión médica 6. Análisis de las fuentes informativas más influyentes en el pensamiento médico-sanitario de los redactores y colaboradores 7. Aproximación biográfica a los autores más prolíficos deUnión médica, con especial aten- ción a Federico Rivelles Ibáñez 8. Estudio detenido de la “novela de costumbres antihigiénicas” titulada Villaporcina, no- vela de costumbres antihigiénicas, así como de El Practicante moderno, ambas de este último autor citado

Debemos señalar que en la contabilidad de las colaboraciones, damos el mismo valor nu- mérico a un artículo extenso que a una pequeña noticia o nota de la sección oficial de Noti- cias. Nos hubiera sido más cómodo trabajar exclusivamente con los grandes textos, pero si dejáramos de registrar la gran cantidad de notas breves publicadas, sin duda perderíamos una parte muy valiosa de los contenidos de la revista. Hemos preferido situar en el mismo plano de importancia contable contenidos tan dispares en dimensión para no perder ningu- no, para no dejar de registrar noticia alguna por pequeña que fuese. Para compensar este sobrevaloración cuantitativa de las notas breves, en aquellos artículos cuya extensión hace que deban publicarse en varias entregas, que por cierto son muy pocos, hemos contabilizado cada entrega como artículo diferente. Es cierto que con este contaje se aumenta el número de colaboraciones, pero de esta forma conseguimos no perder ninguna, y también obtener una cierta homogeneidad temática.

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Señalar asimismo que, aunque hoy pueden consultarse muchas revistas sanitarias antiguas en internet, lo que puede aparentemente restar importancia a nuestra investigación, conviene recordar que quedan muchísimas más inaccesibles todavía, por su oscura localización, por su breve duración, por su rareza. Es lo que precisamente sucede con Unión médica. En cualquier caso y mientras tanto, este tipo de estudios que realizamos permite conocer sus contenidos de forma bastante exhaustiva.

Página publicitaria de Unión médica

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MATERIALES

La base de nuestro estudio, ya se ha dicho, está constituida por la colección deUnión médica conservada en la BNE. En dicha biblioteca aparecen los números siguientes con la fecha de su edición y el número de sus páginas, sin incluir nunca las cubiertas:

- 1915, 15 de enero. Año 1, número 1, (páginas 1-12) - 1915, 30 de enero. Año 1, número 2, (páginas 13-24) - 1915, 15 de febrero. Año 1, número 3, (páginas 25-36) - 1915, 28 de febrero. Año 1, número 4, (páginas 37-48) - 1915, 15 de marzo. Año 1, número 5, (páginas 49-60) - 1915, 30 de marzo. Año 1, número 6, (páginas 61-72) - 1915, 15 de abril. Año 1, número 7, (páginas 73-84) - 1915, 30 de abril. Año 1, número 8, (páginas 85-96) - 1915, 15 de mayo. Año 1, número 9, (páginas 97-106) - 1915, 30 de mayo. Año 1, número 10, (páginas 107-114) - 1915, 15 de junio. Año 1, número 11, (páginas 115-122) - 1915, 30 de junio. Año 1, número 12, (páginas 123-138) - 1915, 15 de julio. Año 1, número 13, (páginas 139-148) - 1915, 30 de julio. Año 1, número 14, (páginas 149-156 + 2) - 1915, 15 de agosto. Año 1, número 15, (páginas 157-166) - 1915, 30 de agosto. Año 1, número 16, (páginas 167-178) - 1915, 15 de septiembre. Año 1, número 17, (páginas 179-190) - 1915, 30 de septiembre. Año 1, número 18, (páginas 191-200) - 1915, 15 de octubre. Año 1, número 19, (páginas 201-210) - 1915, 30 de octubre. Año 1, número 20, (páginas 211-220) - 1915, 15 de noviembre. Año 1, número 21, (páginas 221-232) - 1915, 30 de noviembre. Año 1, número 22, (páginas 233-240) - 1915, 15 de diciembre. Año 1, número 23, (páginas 241-250) - 1915, 30 de diciembre. Año 1, número 24, (páginas 251-262)

Cuando José Boullón pasó como médico titular a Burbáguena, lugar de origen de su esposa por entonces ya fallecida, Unión médica se editará en esta localidad turolense y se imprimirá en la ciudad de Teruel, al menos a juzgar por los frecuentes desplazamientos de su director a la ciudad de los Amantes que tenemos documentados al menos en 1926. Cuando finalmente Boullón marche definitivamente a residir a Madrid, será en esta capital donde se edite la revista aunque se imprima en Cuenca. Así hasta el cierre definitivo de la revista en 1922.

Se estudian también dos obras del médico de Monreal del Campo Federico Rivelles Ibáñez, colaborador asiduo en la primera etapa de Unión médica, ambas de difícil localización.

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RESULTADOS

5.1. LA UNIÓN MÉDICA

Antecedentes

El nacimiento de la revista de Morata de Jiloca vino precedido de la constitución de la Asam- blea regional de médicos titulares de Zaragoza a propuesta de los del partido de , que se integrará en la UMN constituyendo la que se conocerá como Quinta región. Sobre el nacimiento de la sociedad se publicó este interesante Manifiesto en la prensa médica española, donde aparecen los nombres de los firmantes que impulsaban el proyecto:

“Nuestros queridos compañeros los titulares del partido de Calatayud, organizadores de la Asamblea regional de Zaragoza por la Unión Médica Nacional, han publicado un manifiesto dan- do cuenta del feliz resultado de sus iniciativas e insertando las siguientes conclusiones, que fueron aprobadas en dicha Asamblea:

1ª. Declara constituida la Unión Médica Nacional a base de la Asociación de médicos titu- lares y la Federación Nacional de Sanidad Civil, considerando que el que no esté con la Unión está contra ella. 2ª. Rogar a todos los compañeros de España que procedan con urgencia a la constitución de organismos únicos en los partidos a base de federados y asociados. 3ª. Que los doctores Moliner, Albiñana y Almarza suscriban una circular dirigida a todos los titulares de España recomendando el cumplimiento de los acuerdos. 4ª Telegrafiar al jefe del Gobierno, ministro de la Gobernación y conde de Romanones y fir- mantes de la Proposición de ley sobre el pago por el Estado, solicitando su valioso apoyo para el triunfo de la misma. 5ª. Recomendar a la clase médica que se adhiera y concurra en gran número y con entu- siasmo al segundo Congreso de Sanidad civil que ha de celebrarse en Madrid el próximo otoño.

Firman el manifiesto:

José Boullón, Morata de Jiloca; José Franco, Belmonte; Jacinto Madroñero, Mores; Felipe Guiu, ; Félix Marzal, ; Manuel de Frutos, ; Constantino Ri- ves, ; Tomás Iribarren, Sabiñán; Luis Díaz, ; Braulio San Amós, Brea; Al- berto Carbás, ; Miguel Martínez, ; Joaquín Gallardo, ; Ángel Liarte, Mesones; Eugenio Martínez, Arándiga; Fernando Lafuente, Munébrega; Ricardo García, ; Cri- santo Gil, Calatayud; Waldo Ferrer, ídem; José Torner, ídem; Casiano Ruiz, ídem; Ramón López, ídem; Florencio Llanas, ídem. España médica felicita entusiásticamente a los queridos compañeros de Calatayud que, prescindiendo de banderías y personales conveniencias, han sabido poner los primeros jalones

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Cubierta anterior de Unión médica

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de la Unión médica, en la cual está, como hemos venido sosteniendo siempre, la única arma segura para vencer”1.

Características de laUnión médica

Pasamos ahora a analizar el contenido de los números que conocemos de esta publicación periódica aragonesa que lleva por título Unión médica, y por subtítulo Revista profesional.- Ór- gano defensor de la clase.

Los 24 números consultados están encuadernados en un único volumen, con unas dimen- siones de 14’5 x 20’5 cm. Por cubiertas exteriores lleva las del número 1 pues se han retirado en todos los restantes (excepto en el del número 24 y último de 1915), lo que nos impide conocer la publicidad que sale en las portadas externas de cada número.

Según aparece consignado en la cubierta, el director-administrador y redactor es José Bou- llón Cavezudo, el lugar de edición Morata de Jiloca, pequeña localidad zaragozana situada a orillas del río Jiloca a medio camino entre las ciudades de y Calatayud. Colaboran tam- bién Pedro Arilla, Jacinto Madroñero y Tomás Tobajas, como jefe y secretarios de redacción respectivamente, además de los redactores Eduardo Calleja, Alejandro Baries, Rogelio Martín Blesa, Amado Millaruelo, Jesús Remón, Domingo Foz Falgás y Ángel Mateo. Ninguno de estos redactores dejará su firma en los números de Unión médica de 1915.

Como hemos indicado, la única cubierta interior que conocemos es la del número 24, que repite los datos conocidos de la exterior, pero con la inclusión de un Sumario de los contenidos del ejemplar.

A mediados de mayo de 1915, Unión médica habla de cierta enfermedad que padece su director José Boullón. Mientras duró su recuperación se encargará de todo lo referente a la revista su redactor Jacinto Madroñero, médico titular de Morés. En el número siguiente, el 10, parece que iba por buen camino la recuperación de su salud, “puesto que cedieron los síntomas alarmantes de su enfermedad, desapareciendo la gravedad de su pronóstico”. Por fin a partir del número 12 reanudaba Boullón plenamente su actividad al frente de la dirección y administra- ción del periódico.

Se publicaba los días 15 y 30 de cada mes, la suscripción anual era de 2 pesetas, mientras que los números sueltos costaban 50 céntimos. La cubierta interior era muy similar a la exterior, aunque podía cambiar el anuncio publicitario y la inclusión de un Sumario con los contenidos básicos de la revista. Editaba la revista la Tipografía La Académica de Zaragoza, que tenía sus talleres en la calle Arco Cinegio, número 3.

Desde Alcampel, en el cuarto número el médico Esteban Arjó invitaba a sus colegas de la provincia de Huesca a sumarse a la iniciativa de los de Zaragoza, inscribiéndose en la UMN

1 ANÓNIMO (1914): [Constitución de la Asamblea de Zaragoza de UMN].España médica, 20 de octubre, 16

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y suscribiendo su periódico. Lo que viene a confirmar que desde sus inicios es una sociedad y una publicación frundada por los médicos titulares del distrito de Calatayud y eminente- mente zaragozana.

Tras los dos primeros meses de vida del periódico, los editores se muestran optimistas al con- siderar que “cuenta con el apoyo decidido de la clase abonando todos la modesta suscripción que se ha señalado […] y con los ingresos indirectos que por anuncios u otros procedimientos pueden recaudarse, se promete liquidar a fin de año con un superávit relativamente importante, cuya cantidad, previo el voto unánime de la Asamblea, podía ser el cimiento de un Montepío […] que viniera a reparar necesidades, por todos sentidas, en los momentos de desgracia, por fallecimiento o inutilidad de algún compañero”2.

Cuando en el número 12 se haga balance económico del primer trimestre de vida de la revista, veremos que se registran 31 suscripciones y que el ingreso por anuncios era de 496’20 pesetas. Los gastos de impresión de los primeros seis números fue de 626’40 pesetas, a los que había que añadir otras 126’05 por gastos de administración, portes de ferrocarril, etc. Todo ello daba un saldo deudor de 194’25 pesetas. El déficit del segundo trimestre fue de 216’90 pesetas. En el tercero hay 49 nuevos suscriptores que, con los ingresos por publicidad, dejan finalmente un saldo negativo de 113’80 pesetas.

Objetivos de Unión médica

El segundo artículo que aparece en la revista va dedicado a explicar el origen, programa y ob- jetivos con que nace. Cuenta que el germen de esta publicación nace en el seno de los médicos del distrito de Calatayud que la expusieron en la Asamblea regional de Zaragoza que ellos mismo habían organizado, bajo el lema de “Unión, paz y olvido de los errores pasados”. Allí recibieron el encargo de redactar un nuevo Reglamento y de organizar una nueva asociación médica que se ajustase a la primera de las conclusiones aprobadas en la Asamblea:

“La unión de todas las divisiones, bajo el título de ‘Unión Médica Nacional’, ha de ser regida por los más humildes, de aquellos que tocan muy de cerca las necesidades de la clase y allá en sus pueblos agotan sus energías en dignificar su acción social y profesional; con dirección no mayor de cuatro años e imposibilitando a los que la ocupen para ser reelegidos en doble espacio de tiempo”3.

Aprobado por aclamación el Reglamento en el siguiente Congreso de Sanidad Civil, donde la representación de “la región aragonesa era la más numerosa en tal acto y mejor disciplinada para el bien común y general de la clase”, se organizaron los distritos nombrando sus Juntas con los médicos que deseaban integrarse en la UMN. Ello a pesar de algunos desdenes que hubo hacia los titulares de los partidos más humildes, y que no quedó suficientemente claro que la labor reivindicadora de la profesión debía abordarse desde todos los partidos políticos

2 BOULLÓN, J.; TOBAJAS, T. (1915): Unión Médica Nacional. Acta de la Junta provincial de Zaragoza. Unión médica, 4, 44 3 REDACCIÓN, LA (1915): Nuestro programa. Unión médica, 1, 2

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Aunque la España médica de Madrid y las Hojas médicas de Zaragoza, se brindaron desin- teresadamente a publicar los escritos que la UMN estimase necesarios, los titulares médicos aragoneses prefirieron fundar una nueva revista con el objeto de

“[…] continuar la campaña defensora de nuestros ideales en mejores condiciones que hasta hoy, con el fin de conseguir que todos nuestros compañeros, que por su talla científica o política influyen en el orden y marcha de las cosas y que su opinión –honrada y leal- es atendida en la sociedad con agrado, se unan a nosotros para predicar en todo momento y en cualquier oca- sión la necesidad en que está España de emancipar del caciquismo municipal los servicios de Beneficencia y Sanidad, emancipación que como recompensa daría a la Humanidad aumento en la salud pública y notable disminución del número de enfermos infecto-contagiosos, consi- guiéndose rebajar considerablemente el coeficiente de mortalidad que hoy existe en nuestra desgraciada patria”4.

Prometen publicar trimestralmente las cuentas de la publicación e ingresar el posible supe- rávit resultante en los fondos de la UMN de la región aragonesa, para fundar una mutualidad de resistencia de ayuda a las necesidades más acuciantes.

En el último número de 1915, cumplido un año de existencia de Unión médica, la Redacción hace balance del panorama profesional y de la actuación realizada en ese tiempo por la revista y por los médicos rurales aragoneses. A su juicio, el saldo del año es desolador:

“De él nada bueno podemos señalar; nuestra reivindicación, a pesar de habernos sido seriamente ofrecida, si no se aleja más cada día, tampoco se acerca; la organización que tanto ansiamos todos tampoco se consiguió ni se camina hacia ella. Por tanto, nada bueno se puede apuntar a su favor y sí mucho malo: aumento de las divisiones y de los egoísmos, indiferencia y apatía abundantes para estudiar con fe y constancia las diversas actuaciones, y abstención absoluta para poner remedio al maremágnum de incongruencias y de ambi- ciones existentes”5.

En este contexto destacan los médicos aragoneses agrupados en la Quinta región de la UMN con la Unión médica como órgano de expresión. Frente a los repetidos desprecios del Gobierno liberal a los titulares que ejercían en los pueblos a merced de caciques y de políticos de bajos vuelos, la clase comenzaba a “organizarse de una manera consciente, disciplinada, tenaz, fuerte y duradera que le permita defenderse y hacer ver a los demás que los buenos, los que a nada aspiran, los que nada esperan de unos y otros deben unirse, para todos juntos acabar con tanto moho y cieno que nos corroe, que nos arrebata nuestra dignidad y nuestra independencia de hombres cultos y conscientes, sujetándonos siempre a su marcha, a su gusto, a su comodidad, y la mayoría de las veces a su conveniencia”.

4 REDACCIÓN, LA (1915): Nuestro programa. Unión médica, 1, 3 5 REDACCIÓN, LA (1915): Resumen del año. Unión médica, 24, 251

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Secciones fijas

La revista se estructura en torno a una serie de secciones que con mayor o menor continui- dad se mantendrán durante este primer año de vida. Vamos verlas:

- Noticias.- Generalmente son recortes de la prensa con comentarios al respecto - Tribuna libre: comienza en el número 7 con asuntos prácticos de índole profesional - Publicaciones recibidas o Bibliografía.- Enumeración de las que llegan a la redacción - Vacantes de médico titular.- Indica las condiciones económicas y profesionales de las plazas que quedan vacantes - Vacantes de farmacéutico.- Asimismo se informa de las condiciones para optar a las pla- zas que quedan libres - Vacantes de practicantes de cirugía.- Con expresión del sueldo y otros gajes de las plazas que quedan libres - Correspondencia administrativa.- Comunicaciones breves de la redacción con los lecto- res o suscriptores

Con el tiempo la revista se estructurará en dos partes. Una formada por tres o cuatro artícu- los de fondo más o menos largos, de producción propia o tomados de otras revistas médicas, y luego la sección de Noticias (siempre abundantes), información interna de la Junta provincial de Zaragoza de UMN, la relación de plazas de titulares vacantes y la de Correspondencia.

Pasado el medio año de vida de Unión médica, bajo el seudónimo de Sinapismo el médico de Monreal del Campo Federico Rivelles, que dice apenas conocer a José Boullón, considera que su periódico es el “más barato del mundo, aunque no el mejor”. Con su ironía habitual se burla de su baratura, y se pregunta: “hay quién dé otro igual en tamaño, papel, impresión, abundante lectu- ra, etc., etc., por dos pesetas al año veinticuatro números?” Y todavía promete dedicar el dinero sobrante a la UMN para ayudar a compañeros en apuros. Por eso se cuestiona también lo que ganarán los editores de los periódicos profesionales que cuestan 10 y 15 pesetas por suscripción. “No me extraña que muchos vivan en Madrid y gasten carruaje”, e invita a Boullón a marchar juntos a la capital con el periódico y cobrar allí las suscripciones a tres duros, se enriquecen y se olvidan de los problemas de las titulares de pueblo. Pero, entre bromas y veras, hace una auto- crítica muy seria y da unas cuantas recomendaciones interesantes para modernizar la revista:

“Sólo que hay que mejorar el periódico. Eso de hablar siempre de que los rurales están mal, que hay que dignificar la clase, que los gobiernos están sordos a nuestras quejas y que hace falta unión y compañerismo, son demasiada monserga. No hay variación, es la monoto- nía que cansa […] y acaban los lectores por aburrirse y tirar el periódico a mala parte. Había que traducir algo, copiar periódicos y libros extranjeros, buscar la nota sensacional hablando sobre tratamientos raros, operaciones atrevidas practicadas en lejanas tierras, como fórmulas para la inmortalidad y el injerto de miembros enteros; cosas que interesan para la práctica del buen médico y mejor cirujano”6.

6 SINAPISMO (1915): Mostaza. Unión médica, 14, 152-153

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En el último número de 1915 se incluye el Índice de las materias contenidas en el año agru- pados en las secciones:

- Profesional - Unión Médica Nacional - Revista profesional. Unión médica - Necrologías - Suscripciones - Libros - Publicaciones - Noticias - Vacantes - Correspondencia administrativa

Asimismo se da cuenta de la publicación en 1915 del grabado del Dr. Moliner, y de estos dos folletines a modo de separatas de la revista:

1. Recopilación de disposiciones legales vigentes de interés para los médicos titulares 2. Caja de resistencia y socorros

Referencias a otras publicaciones periódicas

Ya hemos comentado que con relativa frecuencia los artículos publicados en Unión médica eran reproducidos por otras revistas profesionales, sobre todo los relativos a las iniciativas que tomaba la sección aranesa de UMN. Lejos de molestar esta actitud, José Boullón daba cuenta de esta circunstancia en las páginas de su revista con satisfacción, lo que nos permite conocer las cabeceras que tenían mayor afinidad ideológica con la de Morata de Jiloca.

En todo el año 1915 aparecen 52 citas de 32 periódicos distintos. Cuatro de ellos son extran- jeros (Gaceta de Londres, Gazzeta degli Ospedali, Monitor belga de medicina, Presse Médicale) y los 28 restantes son españoles. El más citado con diferencia es la Gaceta de Madrid que aparece en 12 ocasiones, lógico si tenemos en cuenta la riqueza del apartado de Legislación y lo atentos que estaban los redactores a las convocatorias de oposiciones, cambios legislativos, etc. que se publicaban allí.

La relación completa de las publicaciones periódicas citadas en las páginas de Unión médica el primer año de existencia puede verse en el anexo 4.

Suscripciones

Estrechamente vinculada con la UMN, la mayor parte de sus suscriptores serán los propios socios de la institución. De todas formas, a lo largo de los números en la sección de Corres- pondencia administrativa aparecen los nombres de nuevos suscriptores que recogeremos en el anexo2 con su lugar de residencia.

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Según datos que se aportan en el número 4, vemos que a finales de febrero de 1915 la UMN contaba con apenas 200 asociados que habían abonado la cuota provisional de 5 pesetas. En el mismo número se inicia la lista de médicos aragoneses inscritos, de los cuales sólo unos pocos ejercían en la zona del Jiloca y áreas adyacentes. Estos eran por orden alfabético e indicación del lugar donde ejercía cada uno:

- Boullón Cavezudo, José. Morata de Jiloca - Boullón Cavezudo, Manuel A. Calamocha - Conde Nestar, Ricardo. Langa [del Castillo] - Elipe Cañas, Francisco. Daroca - Esteban Garatachea, Miguel. - García Díaz, Ricardo. Maluenda - Luis García, Santiago. Herrera [de los Navarros] - Madroñero Pascual, Jacinto. Morés - Marta Lorente, Emiliano. Morés - Martín Monmeneu, Daniel. Used - Martínez Arteaga, Tomás. Aguilón - Moreno Vicente, Antonio. Codo - Moros Casanova, Fernando. Cariñena - Navarro Pablo, Eusebio. Daroca - Navarro Zanuy, Isidro. Cariñena - Pascual y Pascual, Alejandro. Aguarón - Quílez Madre, Joaquín. Alcaine - Torner Martínez, Primo. - Romero Martínez, Buenaventura. - Sáinz Izquierdo, Eduardo. Cariñena - Sáinz Izquierdo, Luis. - Sanz López, Enrique. - Urdáiz Bueno, Vicente.

En el número final de agosto la revista advertía la remisión del importe de la suscripción a los im- pagados, lo que muestra que pese a su baratura algunos no estaban al corriente del pago de la cuota.

A lo largo de los números aparece al final en la sección de Correspondencia una serie de nombres que, generalmente, coincide con suscripciones a la revista. Con todos ellos y con los anteriores hemos compuesto la relación de lo que consideramos suscriptores del primer año de Unión médica, que puede verse en el anexo 2. Ordenados por provincias de mayor a menor número, resulta el cuadro siguiente:

- Zaragoza: 135 - Teruel: 34 - Huesca: 27 - Soria: 14 - Logroño: 5

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- Cáceres: 4 - Madrid: 3 - Navarra: 3 - Ciudad Real: 2 - León: 2 - Alicante: 1 - Castellón: 1 - Lérida: 1 - Lugo: 1 - Palencia: 1 - Segovia: 1 - Sevilla: 1

Son en total 236 suscripciones, todas ellas de villas y pueblos de la ruralía hispana, mayorita- riamente aragoneses (83’05 %). Destacan sobre todo los profesores de la provincia de Zaragoza, en la que nace la UNM Quinta región y la revista (57’20 % del total). Bastante más lejos quedan Teruel (14’40 %) y Huesca (11’44 %). Fuera de Aragón la provincia más participativa es con dife- rencia la de Soria (5’93 %).

Zaragoza 1 Teruel 2 Huesca 3 Soria 4 Resto de España 5

Gráfica 1: Distribución por provincias de las suscripciones de Unión médica (1915): Zaragoza (1), Teruel (2), Huesca (3), Soria (4) y resto de España (5).

Publicidad

Como se ha dicho antes, al eliminar en la encuadernación de la colección consultada las cubiertas exteriores donde iba el grueso de la publicidad, nos quedamos sin conocer buena parte de la misma. En cualquier caso esta es la relación conocida de los anunciantes de 1915 por orden alfabético:

- Aguas clorurado, sódicas, sulfurosas, magnesianas. Paracuellos de Jiloca - Anemiol Górriz. Enérgico y poderoso reconstituyente. Doctor Górriz Castellano. Méndez Núñez, 6. Zaragoza

18 19 La revista Unión médica

- Banco Aragonés de Seguros y Crédito. Zaragoza - Baños primitivos o de la Virgen en de Aragón. Propietario Miguel Ibáñez - Bazar ortopédico de E. Jaime. Zaragoza, Coso, 42 - Carne líquida del Dr. Valdés García, de Montevideo. Alimento tónico reconstituyente - Ciaticarina, Neurotónico, Pulmol García Suárez. Farmacia J. García Suárez. Madrid - Comprimidos laxantes de A. Gámir. [Valencia] - El Practicante moderno. Elementos de patología y terapéutica general. Síntomas y tra- tamiento de las enfermedades agudas de medicina y cirugía, con formulario de urgencia para cada una de ellas, de Federico Rivelles. Monreal del Campo (Teruel) - Fisiodinol. Elixir tónico reconstituyente. También en Hoja suelta que va con el número 9 - Forcetol. Tónico. Reconstituyente. A. Ambroa. Caris, 80. Barcelona. Con el dibujo de un frasco - Gran balneario de Jaraba - Hammond. Máquina de escribir. Ramiro García Suárez. Madrid - Hemocristalina Zuluoga. Farmacia Jesús Mª Zuloaga. Zaragoza - Hotel Oriente. Zaragoza - Jarabe antiferino de Sánchez Ocaña. Farmacia de M. Guíu Cortés (antes de Sánchez Oca- ña). Madrid - Jarabe Famel. Catarro, bronquitis, enfisema, asma - La Académica. Para trabajos tipográficos. Cinegio, 3. Zaragoza - Manual de higiene escolar, de Federico Rivelles - Nesfarina. Alimento completo fosfatado de fácil digestión y gusto agradabilísimo. Com- pañía industrial Nesfarina. Zaragoza - Neurotónico inyectable García Suárez - Núcleo-Ferrol Montero. Tónico potencial reconstituyente. Farmacia moderna de Mon- tero. Cuenca - Papeles Yhomar. Simples o con sulfato de hordenina. Cultivo desecado, en polvo, de bacilos lácticos - Ramón Esteve Dalmases. Fábrica de licores finos. Calatayud - Píldoras Pin. A base de protooxalato ferroso, cuasina y genciana lútea. Farmacia Mariano Pin. Zaragoza - Rived y Chóliz. Grandes almacenes de droguería medicinal. Zaragoza - Tónico Rojas. Farmacia Vda. Blas Sánchez de Rojas. Zaragoza (Arrabal) - Tratado de patología y terapéutica especiales de las enfermedades interna para estu- diantes y médicos, de Adolfo Strümpel. Barcelona - Unión médica. Tarifas de anuncios. Morata de Jiloca

Pese a carecer, como se ha dicho, de las cubiertas exteriores de casi todos los números de la revista del año 1915, vemos que no faltaban anuncios en las únicas que conocemos. Y es que, efectivamente, el importe que se cobraba por insertar la publicidad era bastante módico. Estas eran las tarifas para los 24 números del año:

- Cubiertas: o 1ª página: mitad inferior (420 pts.) o 4ª página: entera (420 pts.), media (228 pts.)

20 21 José María de Jaime Lorén

o 2ª página: entera (360 pts.), media (204 pts.) o 3ª página: entera (300 pts.), media (180 pts.) - Interiores: o 1ª página: mitad inferior (216 pts.) - Sucesivas: o Página: 24 inserciones (240 pts.), 12 (150 pts.), 1 (15 pts.) o Media página: 24 inserciones (144 pts.), 12 (84 pts.), 1 (9 pts.) o Cuarto de página: 24 inserciones (90 pts.), 12 (42 pts.), 1 (6 pts.) o Octavo de página: 24 inserciones (60 pts.), 12 (42 pts.), 1 (4 pts.)

Si la publicidad se insertaba en papel de color intercalada en el texto el precio subía un 50 %, las noticias, anuncios, líneas y columnas costaban 0’70 pts. por cada inserción. La remisión de prospectos con los números costaba 25 pts.

En el número 19 se fija una nota en la que se recomendaba a los lectores de Unión mé- dica, prescribir preferentemente en las consultas los medicamentos anunciados en sus pági- nas “por estar su resultado probado en la práctica profesional y garantizada la pureza de su composición”.

5.2. ÁREAS TEMÁTICAS ABORDADAS EN LOS TEXTOS PUBLICADOS EN UNIÓN MÉDICA

Dentro de las dificultades que plantea toda clasificación temática, hemos agrupado en dife- rentes secciones los artículos, noticias o notas que aparecen en la revista, que corresponden, básicamente, a las diferentes especialidades médicas, profesiones sanitarias y otros apartados que hemos considerado importantes.

Higiene y sanidad

En el número 8, el inspector provincial de Sanidad Román García hace un interesante análisis de la importancia de las estadísticas demográficas y sanitarias, con vistas a conocer el estado de la higiene en un territorio y para poner el remedio más conveniente. Añade la necesidad de utilizar una misma terminología a la hora de indicar en cada caso las causas de defunción, para de esta forma unificar las estadísticas y poder compararlas.

Señala los 14 grupos generales de enfermedades aprobados por la Comisión internacio- nal celebrada en París en agosto de 1900, y los 179 tipos de enfermedades distintas con un cuadro de sinónimos y de enfermedades relacionadas de cada una, todo bajo la denomina- ción de Nomenclatura internacional abreviada. Sin embargo, la falta de unificación de crite- rios y la aparición cada día de nuevas dolencias dificultaba continuamente la elaboración de estadísticas claras, de ahí que al final presentara a modo de resumen 5 consideraciones sobre higiene y estadística7.

7 GARCÍA DURÁN, R. (1915): Estadísticas demográfico-sanitarias. Su importancia. Sus defectos. Su remedio. Unión médica, 8, 85-86

20 21 La revista Unión médica

El propio Boullón añadirá a continuación algunos comentarios a este artículo, reclamando la importancia de rellenar con cuidado los certificados de defunción, pues a menudo se achacan a “lesiones orgánicas del corazón” numerosas enfermedades infecciosas que al final presentan complicaciones cardíacas. Cierto que a veces son las propias autoridades de los pueblos, alcal- des o meros caciques, los que presionan para que no se cite tal o cual enfermedad infecciosa en los certificados médicos. Por todo ello reclama de los inspectores de Sanidad la exigencia en el primer caso, y el apoyo real en el segundo.

De la revista valenciana Cultura e higiene se reproducía en el número 8 un interesante y sencillo “Decálogo higiénico”.

Medicina interna

Las obras del Sanatorio antituberculoso de Guadarrama estaban ya muy adelantadas en abril de 1915, y se esperaba su inauguración con motivo del próximo Congreso de la Tuberculosis. La reina y los infantes estaban apoyando económicamente el proyecto.

Epidemiología

Ante la alegría con la que a veces se cerraban las escuelas públicas por parte de los inspec- tores municipales de sanidad (generalmente los mismos médicos titulares), se recordaba en una de las noticias del número 19 “que la clausura temporal de las escuelas públicas y particulares, por motivos sanitarios, deberá acordarse solamente a título de medida excepcional y previo dictamen razonado y conforme de las Juntas locales de Sanidad y de Instrucción pública o de primera enseñanza”. En el mismo número se recordaba también que para declarar las epidemias del segundo grupo (número 2 del artículo 152 de la Instrucción General de Sanidad), “bastará el informe del Inspector municipal y de la Junta municipal de Sanidad, con comunicación al Inspec- tor provincial”. Éste a su vez comunicará, cuando no se dé ya ningún caso de la enfermedad, la declaración oficial del fin de la epidemia. De todas formas, “Desde la denuncia de los primeros casos hasta la confirmación y declaración oficial de la epidemia, los inspectores y los alcaldes adoptarán las medidas convenientes, dando cuenta diaria de ellas y del curso de la enfermedad al Inspector provincial”.

El 26 de julio remitía la Inspección provincial de Sanidad de Teruel una circular a los inspec- tores municipales de Sanidad de la provincia, recordando las enfermedades infectocontagiosas de obligatoria declaración, para realizar las pertinentes prácticas de desinfección y estadística8.

Cirugía

De la revista Presse medicale se tomaba en abril de 1915 la noticia de un nuevo método de desinfección quirúrgica para toda clase de traumatismos, a base de yodo-bencina según el mé- todo ideado por Guido Cremonese que ya se estaba ensayando en la guerra europea.

8 FERRET, G. (1915): [Circular de la Inspección provincial de Sanidad de Teruel a los inspectores municipales de Sanidad sobre enfermeda- des infecto-contagiosas]. Unión médica, 20, 219-220

22 23 José María de Jaime Lorén

Pagina publicitaria con anuncios de establecimientos sanitarios aragoneses

22 23 La revista Unión médica

Página publicitaria con anuncio de un específico farmacéutico aragonés

24 25 José María de Jaime Lorén

Medicina legal

Entre las noticias que se dan en el número 8 figura el R.D. que reorganizaba el Cuerpo de Mé- dicos forenses, quienes en adelante se encargarán también de las prisiones preventivas. Unos números más tarde se convocaban ya oposiciones para cubrir las nuevas vacantes.

En el último número de junio de 1915, Eduardo Calleja escribe desde Huesca a José Boullón haciendo balance de las últimas disposiciones oficiales y de proyectos sobre los médicos titula- res en estos pesimistas términos:

“Si examinamos nuestra actual situación después de doce años de continuo batallar, nos encontramos con el siguiente balance: Una Instrucción de Sanidad que necesitó ser rehabilitada y que no nos produce beneficio alguno; un Montepío disuelto; un concurso médico-escolar que, poco a poco, se va extinguiendo, y una Ley de Epidemias que, contra toda lógica, fue engendrada después del nacimiento de la que debía ser su hermana menor la Ley de Epìzootias. Más que abandono, es burla sangrienta la que ha recibido la Higiene y la clase médica de aquellos que estaban obligados a respetarlas y a atenderlas”9.

Desde Beceite el médico titular Justo Laguna se congratulaba en el número primero de julio, pues el Gobierno por fin había consignado un nuevo sueldo a los médicos forenses y tomado las medidas coactivas pertinentes para quienes no cumpliesen lo ordenado. Mientras tanto, los titulares de partido cuando cumplía órdenes judiciales no tenían compensación económica algu- na. Por todo ello solicitaba que, a imagen de lo legislado para el Cuerpo de médicos forenses, se hiciese lo propio con los titulares de partido incrementando su sueldo y asegurando su cobranza.

El director del Instituto ortopédico-quirúrgico madrileño J. Campos, consideraba una autén- tica burla el último decreto sobre el recién constituido Cuerpo de médicos forenses españoles. Las palabras que utiliza son fuertes: “Cuando el agua nos llega al cuello, cuando la vergüenza quema el rostro de nuestros políticos, nos lanzan una piltrafa en forma de oferta o de decreto, para que nos entretengamos y callemos.- Se nos trata como a niños imbéciles, que con el jugue- te o la bagatela se les calla y entretiene”10.

Según la citada disposición oficial, “cuando haya consignación en los presupuestos se cobra- rán los sueldos, siendo el cuanto antes cobrar preciso y razonable, y cuando alcancemos con- signación”. Pues “el Estado no paga, sino que serán los presupuestos carcelarios los que harán la consignación y el pago”. Todo, entiende el autor, una serie de subterfugios legales que no garantizan en absoluto el cobro de los haberes de los médicos forenses. Rechaza asimismo que para acceder a las plazas de Madrid y Barcelona, deban hacer otra oposición, cuando ya habían realizado una para ingresar en el Cuerpo.

El forense de Fonsagrada (Lugo), en el primer número de noviembre se quejaba de este mis- mo decreto, no tanto por lo exiguo del sueldo, que también, sino por el temario tan amplio de la

9 CALLEJA, E. (1915): Carta abierta. Unión médica, 12, 123 10 CAMPOS, J. (1915): Los forenses burlados. Unión médica, 19, 206

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oposición, o por no tener en cuenta a los interinos que durante años han ejercido gratuitamente la labor. En cualquier caso, consideraba imprescindible mejorar la condición social de la forensía, mejora que debía empezar por los propios médicos y extenderse a todo el estamento judicial de jueces, fiscales, abogados, etc.

En el número siguiente, este mismo doctor narra su propia experiencia en un juicio oral por la muerte de una persona, y cómo la opinión técnica de un anciano médico se ponía a la altura de dos interesados labriegos de limitadas luces intelectuales. Todo con la consiguiente merma del prestigio médico.

Legislación

Sin ser un tema que salga con frecuencia en las páginas de Unión médica, de vez en cuando hay referencias a la Ley de Epidemias y otras. Por ejemplo, en el número 3 llega desde Huesca un artículo que aborda el concurso anunciado por la Dirección General de primera enseñanza sobre las Inspecciones médicas escolares. Buena idea pero condenada al fracaso, en opinión del articulista, pues lo deseable hubiera sido un adecuado desarrollo del excelente R. Decreto de 1904 que aprobó definitivamente la Instrucción General de Sanidad. Y no sólo las inspecciones escolares, sino también las de trabajo, sanidad pecuaria y de campo. De hecho bastaba con que se cumplieran con seriedad las disposiciones que entonces se aprobaron, en lugar de crear nue- vas figuras profesionales al respecto. Así comenta que:

“A pesar de estar expresamente designados por la ley los funcionarios que debían desempe- ñar en todos los municipios de España el servicio de inspección médico-escolar, no se entendió así en el Ministerio de Instrucción pública, puesto que en vez de requerir la ayuda del Cuerpo de Inspectores municipales de Sanidad, previamente organizado por personal idóneo, haciéndoles, si se quería, alguna de las concesiones que persiguen en sus justas reivindicaciones, se pretendió crear un nuevo Cuerpo de Inspectores escolares, abriéndose en 20 de octubre de 1913, por sólo el plazo de treinta días una recluta voluntaria; a cuya extraña convocatoria, que debieran haber dejado desierta, acudieron unos 6.000 concursantes, en su mayoría médicos rurales, atraídos por la esperanza de mejorar algún tanto su precaria situación. Pero no pudo consumarse la paradoja de especializar una función antes de consolidarla y robustecerla, como se hizo con otras inspecciones, por la enorme carga que suponía para el Estado la dotación de unos 12.000 inspectores, habiendo quedado embarrancado el concurso, a pesar de las muchas impaciencias que su anuncio suscitó, por cuya circunstancia siguen incumplidas las disposiciones legales refe- rentes al Servicio médico escolar”11.

Al final, en las grandes capitales se crearon 50 puestos de inspectores escolares bajo la deno- minación de Catedráticos de Fisiología de las Escuelas Normales, pero quedó desierta la atención escolar del resto de pueblos y ciudades menores. Bercial estima que para tal función nadie me- jor que los médicos titulares que, como inspectores municipales, dándoles las “condiciones de estabilidad e independencia necesarias para poder desempeñar dignamente su cometido […],

11 BERCIAL (1915): Inspecciones de sanidad escolar. Unión médica, 3, 27-28

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con muy escasos sacrificios pecuniarios” permitirían disponer de un adecuado Cuerpo médico escolar. Sobre este asunto volverá Luis Fatás en el número 14 para opinar sobre el Decreto de la Inspección médico-escolar.

En enero de 1915 el ministro de la Gobernación José Sánchez Guerra publicada en la Gaceta de Madrid el Reglamento de pensiones destinado a los facultativos inutilizados o imposibilitados para ejercer, así como a sus viudas y huérfanos, con motivo de los servicios extraordinarios pres- tados en época de epidemias. Al efecto la UMN ofrecía su ayuda para gestionar las solicitudes. En números posteriores varios colaboradores darán su opinión sobre esta ley. Pero las cosas iban bas- tante despacio, pues en la Junta provincial de la sociedad del 9 de febrero alguno llega a proponer mostrar “temperamentos radicales, aunque los reconoce incompatibles con nuestra defectuosa organización”. Al final se acuerda que acuda a Madrid “una numerosa Comisión de Médicos de la región aragonesa”, para que se agilicen los trámites y para que entre cuanto antes la ley en vigor.

Sobre la tributación de las preceptivas patentes que los médicos en ejercicio debían abonar todos los años, trata desde José Martínez en el número 7 para quejarse de la forma de abonarlas en los pueblos y de la picaresca que solía acompañarlas. Al efecto se desplazaban los recaudadores de contribuciones a las localidades, y desde el ayuntamiento el “voz pública” comunicaba que hasta allí debían acudir los interesados para el pago del impuesto. Unas pocas semanas después, en el número 10, desde el médico libre Tomás Farrer contaba su propia experiencia en el pago con recargos de la misma patente, y las dificultades que ponía la administración para abonarlo en tiempo y forma.

En el número 23 se resume brevemente en la sección de Noticias la proposición de ley pre- sentada por el médico y senador Baldomero González Álvarez en representación de Real Acade- mia de Medicina, sobre matrimonios y sobre la salubridad que debía exigirse a los cónyuges. Se incluyen los comentarios que mereció la propuesta a R. Castro de Jara que publicó en El Liberal

Ética y deontología

Interesada la redacción del periódico por conocer bien la forma de pensar de sus lectores y suscriptores, en el último número de junio envió, junto al ejemplar correspondiente, un cuestio- nario con una serie de preguntas sobre el ejercicio profesional en los pueblos, la consideración social de los médicos rurales, formas de dignificarla, etc. En septiembre el director-administra- dor analiza las respuestas que masivamente enviaron 187 médicos rurales aragoneses y 29 de otras provincias, con sus nombres y apellidos, especialmente en lo que hacía referencia a la ne- cesidad o no de que los médicos de partido abordasen su propio futuro al margen por completo del resto de la clase. Con estas palabras lo explica:

“[…] aunque en total se encuentran cinco que abogan por la no separación y cuatro en blanco, veo todos los demás contestes en la idea de una separación absoluta de actuación, y desde la del compañero Torres Alonso (de Villatoro, Ávila) que pide que en nuestros asuntos no intervenga quien no ostente la calidad de titular, a la del Sr. Ibáñez Rivas (de Navaleno, Soria), en que acepta circunstancialmente la ayuda de los encumbrados, su consejo y su adhesión,

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todos ven con agrado tal separación, considerándola de indiscutible necesidad para llegar a una organización que si bien, como dice el Sr. Hurtado, perderá autoridad y acaso fuerza inicial, ganará en perseverancia, que es la virtud que conduce a la victoria. Leo y hago reflexiones sobre la contestación que a una pregunta del cuestionario da un com- pañero titular que vive en la política y que más de una vez fue diputado provincial: ‘Los políticos subordinan todo al mandato de su partido’”12.

Nos llama la atención esta unánime desconfianza hacia la clase política, que incluye a los propios colegas instalados en el poder, y que llega al extremo de necesitar prescindir absoluta- mente de su concurso para tener plena libertad a la hora de abordar los grandes problemas de los médicos rurales. Y, nos preguntamos nosotros: ¿no es este un problema que también se da hoy en la medicina y en la sociedad en general? Transcurridos más de cien años de este análisis, ¿no resulta de plena actualidad esta desconfianza hacia la política y hacia los políticos?

En la “Mostaza” del último número de septiembre, recuerda Sinapismo algunos de los atropellos, vejaciones e ingratitudes que solían padecer los médicos rurales, con la contemporización corres- pondiente de las autoridades. Por ejemplo los expedientes de inutilidad a médicos ancianos, a veces cuando previamente habían superado otro de destitución; obligar a médicos enfermos a levantarse del lecho del dolor para visitar a sus pacientes, para luego tratar de destituirlos fundados en que su estado de salud impedía cumplir sus compromisos profesionales; el cacique que le impide visitar tal o cual pueblo que le había negado los votos en las últimas elecciones, amenazándole con no renovarle el contrato; o la falta de ética del colega que tomaba posesión de un partido del que había sido injustamente separado su propietario por no plegarse a las exigencias del cacique. Estas y otras situaciones, no eran raras en el ejercicio profesional de aquellos médicos de pueblo en pleno siglo XX.

Nada más conocerse la agresión que realizó Alfredo Alegre, médico de El Pobo de Dueñas (Gua- dalajara), que disparó repetidas veces hiriendo de gravedad al alcalde del pueblo (que acabará fa- lleciendo al infectarse las heridas), por no abonarle el dinero que le adeudaba que dejaba en grave necesidad a toda su familia. Esteban Arjó proponía conseguir entre los médicos zaragozanos 30 donativos de 5 pesetas mensuales para las necesidades de la esposa y su numerosa prole. Con la entereza que caracterizaban sus escritos, remata el suyo de esta forma: “¡Ah! Si me dejáis sólo, lo sentiré por Alegre y por vosotros; yo estoy acostumbrado a estos desencantos.- Las adhesiones a mí, pero pronto, sin pensarlo nada, pues hay casos que sólo el tener que meditarlos sonrojan el cutis”13.

Sobre la situación de la esposa e hijos de Alfredo Alegre, se trató en la reunión de los médi- cos del partido de Calamocha del 11 de octubre siguiente. Federico Rivelles, titular de Monreal del Campo, villa próxima a El Pobo, solicitó de sus compañeros ayuda económica inmediata, recaudándose al efecto 45 pesetas que se sumaron a las 182 recogidas en octubre y 67 en no- viembre por Esteban Arjó. De todas formas resultaba significativo que mientras la primera men- sualidad la suscribieron 36 profesores, la segunda quedó reducida a 13, aunque por entonces se realizaba simultáneamente otra suscripción por Eduardo Villafría, extitular de que también pasaba entonces importantes apuros.

12 BOULLÓN CAVEZUDO, J. (1915): Nuestros derroteros. II. Unión médica, 17, 180 13 ARJÓ, E. (1915): Hagamos algo. Unión médica, 18, 198

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Por carta que le envía uno de los hijos del médico procesado de El Pobo, Emilio Alegre, Sina- pismo (Federico Rivelles) da noticia en el número 22 de la muerte de su madre Rafaela Bonet por una oclusión intestinal el pasado día 12. Los hijos están alojados en la casa de un vigilante de la cárcel de Molina de Aragón, y desde allí agradecen todas las ayudas que les proporcionaba la clase médica. La revista considera a estos niños como unas víctimas más de la injusticia social que llevó al padre a empuñar un arma contra el cacique.

Impresionado por este artículo de Sinapismo, desde Navaleno escribía a la revista V. José Ibáñez proponiendo un plan para sufragar las necesidades de la familia. Básicamente se trataba de conseguir la adhesión de 200 colegas dispuestos a abonar 10 pesetas anuales, adelantando el pago de los primeros años para crear un fondo económico del que pudieran vivir sus hijos.

A cerca de este grave suceso, recientemente se ha publicado un interesante estudio que mues- tra que Alfredo Alegre había nacido en Vall de Uxó (Castellón) y era oriundo de Bello (Teruel)14.

Muy negativa es la visión que deja de la ética profesional de los médicos rurales Sinapismo en la “Mostaza” del 30 de octubre, sobre todo cuando en una misma localidad ejerce más de un médico. La competencia que suele establecerse no se ve ni en “los zapateros de viejo y los ofi- cios más humildes; se baja el precio de las visitas o de las igualas, se prodiga la asistencia hasta convertirnos en enfermeros, atendemos las observaciones de las familias y hasta sus mayores exigencias”. Pero más grave es atacar en el colega su “reputación profesional de una manera cruda y mordaz, criticando en público los diagnósticos y tratamientos y hasta denunciado los honorarios devengados”. Denuncia asimismo “el derroche de inoportuna elocuencia” que se suele dar en las juntas de médicos, “no se sabe si para justificar honorarios o para adquirir fama de entendido a los ojos de la familia. Asombra en ocasiones, el oír los adornos y filigranas que se ponen a un diagnóstico y al tratamiento visto y ordenado, y réplica tras réplica”15. Todo lo cual daba a los pacientes una imagen mercantilista muy poco edificante de la profesión.

En el último número de 1915, se da la noticia del fallo negativo del Juzgado de Valdemoro recibido por un médico de pretendió cobrar por atender a un herido grave a solicitud del capataz de cierta empresa. En el fallo se indica “que si moralmente puede tener razón el médico, no la tiene en el jurídico”.

Farmacia

Con el objeto de fomentar la industria farmacéutica española, en el número 8 se reproduce un artículo deLa Patria donde se recomiendan los sueros, inyectables y material quirúrgico pre- parado por la farmacia madrileña de García Suárez, con gran pulcritud e higiene. En su laborato- rio se elaboran también específicos muy acreditados como “Neurotónico”, “Pulmón” (preparado a base de ¡heroína! y bromoformo), “Ciaticarina”, “Anticatarral”, “Piperacina”, agua oxigenada, aceite de ricino, etc. En el número 14 incluirá la revista publicidad encartada de estos productos.

14 FRESQUET FEBRER, J.L. (2015): Caciquismo y profesión médica. El caso de Alfredo Alegre, 1915-1924. Medicina e Historia, 5ª época, 4, 16 p. Publicaciones Médicas Uriach, Barcelona, p. 4-21 15 SINAPISMO (1915): Mostaza. Invidia medicorum pessima. Unión médica, 20, 215-217

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Portada interior del primer número de la revista

30 31 José María de Jaime Lorén

Debido a que la Primera guerra mundial se hallaba entonces en pleno apogeo, Inglaterra e Irlanda prohibieron la exportación de numerosos “productos químicos, drogas, preparaciones medicinales y farmacéuticas, que casi puede decirse que se establece la prohibición absoluta de importar estas sustancias en España”, y ello a pesar de nuestra neutralidad y de cierto alinea- miento político. De todas formas, “El alcanfor, el bismuto y sus sales, el yodo y sus preparados y compuestos, sales y preparados de mercurio, nuez vómica y sus alcaloides y preparados, no se prohíben exportar para España”16.

La guerra acabó con las existencias alemanas de alcanfor y motivó una serie de ensayos para tratar de fabricarlo de forma sintética, tal como se informaba en el número 15 de la revista, si bien los isómeros ópticos ensayados hasta entonces tenían mayor toxicidad sobre el sistema nervioso central.

Congresos y certámenes

Cuando José Boullón hace repaso del camino recorrido por los médicos rurales zaragozanos, recuerda la Asamblea celebrada en Zaragoza en septiembre de 1914 donde se acordó que la asociación “fuese dirigida por los humildes de la clase […] Acuerdo del que se derivaba que des- de aquel momento nos uniríamos y nos dirigiríamos nosotros mismos”, hasta hacer “desapare- cer la oligarquía existente”. Destaca la labor desarrollada hasta entonces por Braulio San Amós, médico de Brea de Aragón, y por el Dr. Hurtado, así como las dificultades que planteaba la falta de tradición asociativa, pero sobre todo la excesiva confianza en las promesas de los “políticos y mangoneadores, que atienden siempre más a su medro personal que a las conveniencias gene- rales de una clase y aun de la sociedad”. Continuó el movimiento reivindicativo en el II Congreso de Sanidad civil, donde se dejó sentir la benéfica influencia del fallecido Dr. Moliner. Llegó por fin la esperada Ley de Epidemias al Congreso de Diputados, pero “la maldita influencia que la psico- logía especial de la vida de Madrid ejerce en el ánimo de quien no tiene por norte el engaño y la mentira, ejercieron sugestión tal sobre los titulares, que los radicalismos que en sus conciencias anidaban como único punto de salvación vinieron a tierra”, y con ellos las esperanzas de ver aprobada esta ley17.

Enseñanza

En el número 23 se da noticia de las 15 conclusiones establecidas tras la reunión de la Asam- blea de todas las universidades españolas, que deben sentar las bases de una honda transfor- mación de la vida académica superior.

Bibliografía

Ya en el número 2, la revista ofrece a editoriales y autores la posibilidad de remitir uno o dos ejemplares de sus libros a la redacción para anunciarlos simplemente en dos números en el primer caso, o para emitir un juicio crítico en el segundo.

16 ANÓNIMO (1915): Mercancías cuya exportación prohíbe Inglaterra. Unión médica, 14, 154 17 BOULLÓN CAVEZUDO, J. (1915): Nuestros derroteros. Unión médica, 16, 167

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Al final del número 4 aparece ya una relación de 12 periódicos médicos españoles que se ofrecen en intercambio. A partir del 8, dentro del apartado de Publicaciones recibidas se reco- gerán las que sucesivamente llegan a la redacción del periódico.

En el primer número de agosto, el médico de Cantalejo (Segovia) Martín Hurtado ofrecía la posibilidad de figurar en su Agenda médica mutualista para 1915-16 y suscribirla por una peseta, utilizando el dinero para socorrer viudas y huérfanos de médicos. Diversos médicos ara- goneses de la UMN aparecen ya como suscriptores, entre ellos los redactores y principales co- laboradores de Unión médica.

Especial cobertura informativa se hace de la obra del colaborador de la revista Federico Ri- velles Ibáñez titulada El practicante moderno. Tras repasar los capítulos más importantes, en el número 23 se comenta a continuación: “Ha condensado el autor en 320 páginas un verdadero tratado de Medicina y Cirugía de urgencia con formulario razonado para cada una de ellas, que se hace imprescindible a nuestros practicantes”. También para “los médicos es un verdadero prontuario que nos recuerda en un momento dado lo que debemos hacer con nuestros enfer- mos agudos”. Se vendía en la redacción de Unión médica al precio de 3 pesetas.

Ejercicio profesional

Ya en el primer artículo del número inaugural, el célebre catedrático de la Facultad de Medi- cina de Zaragoza Ricardo Royo Villanova, hace balance de sus 20 años de docencia y lamenta las generaciones de médicos salidos en ese tiempo de las aulas que luego han tenido que ejercer la medicina en medio del caciquismo rural, que priva “no sólo de lo más necesario para la vida, sino de aquella paz del espíritu indispensable a toda labor útil en la sociedad […] para que el ruralismo de peor estofa les ponga al borde de la delincuencia, les embote el sentimiento y les tuerza el juicio”.

Como durante el año de vida de Unión médica está en plena vigencia la Primera guerra mun- dial, desde los países en conflicto hay demanda de sanitarios para ejercer en pueblos y ciudades de Bélgica. Así se apreciaba en el número 3 que cita un anuncio aparecido en el Monitor Belga solicitando médicos y otros facultativos.

En la sección de Vacantes de la revista, se publican en cada número las plazas de médicos o de farmacéuticos titulares que quedan vacantes en cada momento con las condiciones co- rrespondientes. De las comarcas del Jiloca y limítrofes salen las siguientes, con indicación entre paréntesis del número de la revista donde se ofrece la plaza: Paracuellos del Jiloca (1, médico), Morata de Jalón (3, farmacéutico), (6, médico), Torrecilla del Rebollar (15, médico), Ba- rrachina (16, médico), Paracuellos de Jiloca (17, médico), Olves (18 y 24, médico), Morata de Jiloca (18, farmacéutico), Atea (20, médico) y (24, médico).

Para que nos hagamos una idea de los honorarios que se cobraban, la titular de médico de Torrecilla del Rebollar se ofrecía por 100 pesetas más 2.400 por la iguala de los “vecinos pudientes”. Otra referencia, a finales de julio de 1915 se solicitaba sustituto para ejercer la

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medicina en un pueblo de mil habitantes durante dos meses, por lo que recibiría unos emolu- mentos de 250 pesetas al mes.

Sobre la actitud combativa y asociacionista de los médicos titulares aragoneses, para Boullón no hay duda que se debe a que en Aragón imperaba “el caciquismo de una manera brutal”18. En este sentido, es muy significativo el artículo que firma el médico oscense Esteban Arjó bajo el título de “Dejadnos pasar”, frase que repite una vez y otra demandando la necesaria libertad para el ejercicio digno de la profesión. No estaba la cosa para bromas, según vemos en estos párrafos con que arranca su incendiario artículo:

“Que nuestra marcha es la de sedientos de lucha y de gloria; la que se acompaña con voces de guerra; la que en ímpetus de juventud va en pos de un ideal; la que triunfa y redime; la que lleva como norte el ensueño y la ambición de gloria en el martirio o en triunfo. ¡Dejadnos pasar! Dejadnos pasar y descubríos reverentes ante la sublime grandeza de los que nutren nuestra brava legión de luchadores irredentos. Somos nosotros, la horda desheredada que sueña en un futuro bienestar que nos eleve a la condición humana. Somos nosotros, los médicos rurales, que estamos bajo el ímpetu del cacique en villana su- misión y en perpetua, silenciosa rebeldía”19.

Las cosas pintaban muy mal para los médicos titulares en muchas partes de España, como se aprecia por la huelga que planteaban los del distrito de Cartagena (Murcia) a los que se les adeudaba a mitad de mayo de 1915 19 mensualidades. Sus colegas del partido de solicitaban a la Junta provincial de Zaragoza de UMN la adhesión de la institución a esta iniciativa. Así se hizo inmediatamente.

En agosto siguiente desde las páginas del Boletín de la Asociación de médicos titulares Eloy Dasi agradecía las adhesiones recibidas de toda España, mencionando específicamente a la Jun- ta Médico-titular de Ejea de los Caballeros, a la Junta de la provincia de Zaragoza de la UMN y a Emiliano Marta médico de Miedes de Aragón. Pasa a continuación a narrar las gestiones

realizadas ante las autoridades locales, las promesas y buenas palabras recibidas, así como los “escrúpulos monjiles” y “humanitaristas” de muchos colegas de Cartagena. Por todo ello:

“[…] y ante la perspectiva de que algunos de los que nos habían manifestado sus escrú- pulos no firmaran la circular adhiriéndose a la huelga, preferimos aceptar el ofrecimiento y quedarnos con la duda de si algunos compañeros firmarían o no la adhesión, antes que sufrir el desencanto de no poder seguir adelante por falta de adhesiones, pero aceptamos el ofre- cimiento a condición de cumplirse lo ofrecido, pues de lo contrario, continuaríamos nuestras gestiones de huelga”20.

18 BOULLÓN CAVEZUDO, J. (1915): Por única vez. Unión médica, 5, 50 19 ARJÓ, E. (1915): Dejadnos pasar. Unión médica, 5, 51 20 DASI, E. (1915): Lo de Cartagena. Unión médica, 15, 159-160

32 33 La revista Unión médica

Desde Albalate de Cinca se queja un médico en el número 8 por la competencia desleal que ejercía en una localidad del partido un colega mayor que visita libremente a los enfermos sin consultar con el titular o que extendía certificados sin deber hacerlo. Todo bajo la protección de su padre político, que era el mayor propietario y la máxima autoridad real de la localidad.

Con ironía, Federico Rivelles bajo el seudónimo de Sinapismo a finales de julio hace un canto bucólico de las grandes ventajas que tiene el médico que ejerce como titular en los pueblos, la generosidad de los aldeanos, la puntualidad en los pagos del alcalde o cacique de turno, la comodidad de los desplazamientos en mula para visitar las masías más alejadas y, sobre todo, las grandes diversiones y espectáculos que disfrutaban. Volverá sobre esta misma cuestión con parecida sorna más adelante. En el mismo número, el médico titular de Paracuellos de la Ribera estimulaba a sus colegas a “dar la cara, hacer bulto, meter ruido, exponer ideas, decir claramen- te lo que se piensa y quiere”, si verdaderamente se quiere mejorar la situación de la profesión médica en los pueblos.

Con el humor que caracterizan sus escritos, del más negro en este caso, Federico Rivelles, alias Sinapismo, muestra a las claras las dos modalidades de cobranza de los honorarios médicos en los pueblos, el de iguala y el de contrato cerrado. En ambos casos se trata de “Alquilar los trabajos de un profesional, por una cantidad y por un espacio determinado de tiempo”, cosa que sólo sucede, dice, con las criadas y con los cocheros.

En el contrato de iguala el médico se compromete a prestar servicio facultativo a toda una familia durante un año, por una cantidad que suele ser tan mezquina que en muchos casos es inferior por individuo a lo que percibe el veterinario por una caballería. Se paga al finalizar el plazo, a veces con problemas. Mientras tanto, sin ningún desembolso previo, la familia llama al médico a cualquier hora del día o de la noche, y si al recibir el aviso se halla ausente o no acude inmediatamente, “se arma ruido y hay que buscar a otro compañero con urgencia”. Y eso cuan- tas veces se demande por la familia. Mientras que si pagasen una módica cantidad por visita, estas se reducirían drásticamente.

Peor suele resultar al médico el contrato cerrado, que es cuando acuerda prestar sus ser- vicios a todo el pueblo por cierta cantidad, tras el correspondiente regateo y las condiciones leoninas que a menudo se le exigen y que se plasman en un contrato por escrito que redacta el secretario. Hay ­engaño ya en los mismos anuncios de prensa que, a modo de cebo para el profesor, prometen condiciones higiénicas, vida barata, buenas comunicaciones e, incluso, casa, leña y hasta paja gratis. Lo que se olvidan anunciar son las grandes exigencias que piden a cambio.

Si estas modalidades de contratos son tan justas y equitativas como pregonan los vecinos, “¿por qué no se extienden a las demás profesiones, industrias y oficios?”, se pregunta Sina- pismo amostazado21.

21 SINAPISMO (1915): Mostaza. Unión médica, 18, 196-197

34 35 José María de Jaime Lorén

Desde Paracuellos de la Ribera, su titular cuenta el caso sangrante que le sucedió a Eduardo Villafría Igea, anciano médico de Torralba de Ribota, que debía beber las hieles del desagradecimiento. “Hasta ahora le permitió su enfermedad llevar el pan a sus hijos, pero hoy … ¡desgraciada clase! Hoy es cuando le dicen: ‘hemos pensado destituirle, de manera que en el término de tres días presente usted la dimisión, pues que, si no, le formaremos expediente …’ Expediente por encontrarse enfermo, y deber arrastrarse por las calles para llevar el pan a su hogar!”. Visto el agradecimiento de los pueblos, el autor propone la inscripción mayoritaria de los médicos en la Caja de resistencia, para no verse en la dramática situación del médico de Torralba, que amargamente se lamentaba así:

“Pasé toda mi vida trabajando y derrochando a manos llenas el amor, alivio y consuelo a mis semejantes; el trabajo no dio más que para llenar las necesidades de mi casa, y hoy que no puedo trabajar me veo escarnecido por todos aquellos que recibieron de mí todo cuanto tenía; si vosotros mis compañeros, mis hermanos, no oís mis súplicas, moriré de hambre”22.

Intrusismo profesional

Aparte de algunos casos de disputas entre titulares de localidades limítrofes por la atención de vecinos comunes, o de competencias entre profesores que ejercen en una misma localidad, que podemos incluir en el terreno de la ética profesional, el caso más flagrante de intrusismo sanitario surge en la localidad navarra de Ilarregui. Allí ejercía con toda libertad cierta curandera que, tras ser denunciada a la autoridad por tratar una fractura grave con herida a base de un emplasto de cerato, vino y huevos, que fue seguida de una septicemia y de muerte, el jurado popular la absolvió de toda culpa ante el escándalo de toda la clase médica española23.

Con la ironía que caracterizan sus escritos, Sinapismo, es decir Federico Rivelles, felicita como “colega” a la curandera de Ilarregui, por haber presentado al tribunal que la juzgaba “quinien- tas sesenta y nueve curaciones testimoniadas!”, entre las que bien pueden incluirse gente “de carrera y hasta de médicos; lo raro es que esa estadística no tenga también ministros”. Ante el argumento de su abogado de que no todos “tienen dos mil pesetas para someterse a una opera- ción difícil en una clínica de un doctor afamado”, propone al Gobierno la supresión absoluta del servicio benéfico-sanitario de pobres, y que subvencione “a los curanderos, que seguramente lo harán mejor que los médicos”. Y prosigue, “En este asunto los únicos que merecen censura son los médicos navarros, que la han molestado a usted haciéndola sentar en el banquillo de los acusados sin miramiento al sexo y categoría social”. Al efecto, sigue con la broma, ha encargado insertar un anuncio en los periódicos que diga: “Curandero de toda clase de males, lo mismo de personas que de animales, que para el caso es igual”24.

Asociacionismo profesional: Unión Médica Nacional

Dado que uno de los objetivos de la revista era el de fomentar el asociacionismo profesio- nal y el de limar poco a poco los diferentes puntos de vista de los médicos, no es de extrañar

22 MARZÓL, F. (1915): A los médicos. Unión médica, 22, 238 23 ANÓNIMO (1915): [Absolución de la curandera de Ilarregui]. Unión médica, 21, 231 24 SINAPISMO (1915): Mostaza. Carta abierta para la señora curandera de Ilarregui (Navarra). Unión médica, 23, 243-244

34 35 La revista Unión médica

Cubierta exterior de la revista con publicidad de uno de los libros de Federico Rivelles

36 37 José María de Jaime Lorén

la presencia de bastantes colaboraciones sobre estos asuntos, especialmente las relativas a la UMN de la que, en cierto modo, la revista era su órgano de expresión en el distrito aragonés. Por eso con frecuencia encontraremos actas de reuniones de su comisión organizadora, o Avi- sos de la Junta provincial de Zaragoza.

Candente entonces el asunto de la colegiación obligatoria para todo el personal sanitario, la Unión médica, a través del presidente del Colegio de Médicos de Zaragoza, Vicente Lafuer- za, toma partido a favor de la integración de todos los médicos en los respectivos colegios provinciales, como conveniente a la clase y a los intereses sanitarios de la nación. Así argu- mentaba su posición:

“En ellos [los colegios de médicos] convivimos los individuos de la misma profesión, y dada la facilidad de la comunicación de ideas por la índole de la vida corporativa, entre las corrientes de afecto que afianzan la unión de los comprofesionales, es más fácil encontrar el apoyo primero para toda la aspiración legítima. Sólo pasando la vista por nuestros estatutos y reglamentos podrá apreciarse los beneficios grandes que se pueden alcanzar por medio de la Colegiación, ya que aquellos nos autorizan a deliberar, estudiar y formular peticiones acerca de todo cuanto se considere de utilidad en nues- tro radio de acción y sea de efectos saludables. De esta suerte, al laborar por el mejoramiento de la clase, grupo importante de la intelectualidad nacional, lo haremos también a favor de los intereses generales sanitarios […] Es más; los Colegios médicos son muchos. Ellos pueden ponerse en relación frecuente, cam- biar sus notas y sus acuerdos cuando éstos sean de interés general médico, y llegada la unanimi- dad en cualquier asunto, entonces ya no será el pensar y sentir de la clase médica de una región, sino el pensar y sentir de toda la clase médica”25.

De nuevo volverá sobre este mismo tema en el número 9 el presidente de los médicos zara- gozanos, con un artículo bajo el elocuente título de “Colegiación forzosa”, que en realidad es un escrito oficial que dirige al ministro de la Gobernación con la petición que resume en el encabe- zamiento. Desde la redacción de la revista se matizarán algunas afirmaciones del presidente del Colegio de Médicos de Zaragoza, rebajando las cifras que presenta en apoyo de sus opiniones, como por ejemplo cuando habla del entusiasmo colegiador en la capital que alcanza al 90 % de los profesores, cosa que, reconoce, no sucede en los pueblos. La Unión médica, sin embargo, considera que este amor e interés asociativo en realidad no llega al 20 %. Es más, los médicos que se colegian lo hacen “sin fe, sin entusiasmo, sin esperanzas de que por ese camino se consi- ga su reivindicación”. Y remacha con rotundidad:

“De día en día la clase médico-rural, en vez de sentir deseos de aproximarse a los Cole- gios, anhela vivamente separarse más y más de ellos. Origina esto los vicios grandes de que adolecen esas entidades en la actualidad; no esperan de ellos ni tienen fe en los resultados fecundos que toda agrupación debe dar a la sociedad; ven que los Colegios quedan redu- cidos a ser ­instrumentos de unos pocos que se miran entre sí con hostilidad, formando un

25 LAFUERZA ERRO, V. (1915): La Unión Médica por Colegiación. Unión médica, 2, 25-26

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grupo ­heterogéneo con opuestas voluntades y con intereses encontrados y antagónicos […] Modifíquese su condición, corríjanse sus reglamentos de los muchos vicios de que adolecen, suprímanse jerarquías y olvídense egoísmos y pasiones, para que la clase médico-rural pueda esperar de ellos algo útil y fecundo en beneficios en su convivencia entre compañeros y en sus relaciones sociales”26.

En la sesión de la Junta provincial de UMN celebrada el 9 de febrero en Zaragoza, se acordó participar con 100 pesetas en la suscripción iniciada en Valencia para erigir un monumento al Dr. Moliner, en agradecimiento a sus desvelos a favor de la clase.

En la cuarta entrega de la revista se da cuenta del fuerte encontronazo que tuvo la represen- tación aragonesa de la UMN, con lo que despectivamente llaman “personalidades médico-políti- cas” de Madrid. En nombre de éstas el Dr. Albiñana se quejaba en las páginas de La Sanidad civil de “los caprichos y veleidades de alguno que se titula defensor de la clase”, en clara alusión a la revista de Morata. Desde donde le contestan conveniente y extensamente, centrándose en tres puntos concretos de la polémica de los que entresacamos estos párrafos:

“Lo que hubo, Sr. Albiñana, en Madrid, fue un trabajo penoso para hacerle comprender que no podía copar la mayoría de los puestos en la mesa; lo que hubo en Madrid fue una leal tran- sigencia por los individuos que, llamados por el malogrado Dr. Moliner, acudieron presurosos poniéndose a sus órdenes para tratar de convencerle debía ceder en sus pretensiones […]; lo que hubo en Madrid fue el acto de que los humildes hiciesen ver al potentado la diferencia que existe entre los que gimen por buscar la independencia y honorabilidad y el que nada de esto sufre, pero que de ella se aprovecha”27.

Mucho más duro en sus críticas a Albiñana es el médico oscense Estaban Arjó en la carta abierta que le dirige por: “la campaña emprendida por V. hacia unos cuantos colegas aragoneses que, al estar entre caciques, por ser pobres, por ser molestos y por no aguantar impertinencias de impostores de la clase, se ven combatidos por quien ni puede, ni debe, ni sabe lo que es la vi- sita rural, lo que es el cacique …” A pesar de su condición de médico, abogado, académico, autor de una Filosofía médica y de un popular fármaco (“Biotónico”), o tal vez precisamente por todo ello, sabe también “que no ha sido médico rural, que no ha pasado nuestros sinsabores, nues- tras molestias, que no sabe V. lo que es el cacicato rural, que no satisface nuestras aspiraciones y que nadie le ha autorizado para que sea nuestro defensor”. Y le advierte “que nuestros zarpazos desesperados van hacia los Judas, hacia los vividores, hacia quienes quieren medrar a costa de la impotente, castrada y descarriada clase que integran este humilde proletariado médico”.

En el número del 15 de agosto saldrá a modo de separata o folletín de 14 páginas, el Acta de la Asamblea regional celebrada en Zaragoza el 27 de julio de 1915. Comienza con la relación de asistentes, sigue la Memoria de actividades que leyó el secretario, el balance económico que presentó el tesorero, para entrar a continuación de lleno en los debates propios de la Asamblea.

26 ANÓNIMO (1915): [Comentarios al artículo “Colegiación forzosa” de Vicente Lafuerza]. Unión médica, 9, 98 27 BOULLÓN CAVEZUDO, J.; ARILLA, P.; MADROÑERO, J.; TOBAJAS, T. (1915): Por la Unión e intereses de la clase. Unión médica, 4, 39

38 39 José María de Jaime Lorén

El 29 de agosto recibirá Boullón una carta certificada del Dr. Albiñana con el escrito titulado “Rectificación necesaria”. Se trata de un texto ofensivo e injurioso para el director y para Unión médica. No obstante considerarla digna de una querella, deseoso de no enturbiar más las relacio- nes entre los médicos titulares, reproduce algunos párrafos de la misma a modo de satisfacción.

La revista a su vez contraataca, y censura a Albiñana que en los últimos cinco años que ha controlado la UMN su aportación ha sido nula para mejorar la situación de los médicos de pue- blo. Mientras tanto, desde las páginas de su revista La Sanidad civil, con sus presuntos 5.000 sus- criptores, ha impulsado la venta de su “Biotónico” que le ha permitido obtener pingües benefi- cios. Por todo ello lo considera un disidente de la clase que en absoluto puede representarla28.

Unión médica narra en su número 5 el desarrollo de las sesiones del Comité ejecutivo de la UMN celebradas en Madrid a finales de febrero. La crónica casi seguro fue redactada por José Boullón, quien participó en las reuniones representando a la Junta provincial de Zaragoza. Al tomar la palabra expresó sin pelos en la lengua:

“Que la clase, cansada ya de fracasos, sin resultado alguno, aspiraba a nuevos y diferentes caminos que seguir, y éste era el pensamiento de la casi totalidad de los que ejercen en Aragón; que si la Comisión permanente, y en especial los hombres públicos que a ella pertenecen se ha- llaban dispuestos a laborar por la clase y a organizar la ‘Unión’, tal como pedíamos y con el Regla- mento aprobado señala, darían por bien recibidos los sinsabores y disgustos, puesto que habían sido motivo de satisfacción a la clase, en aquello que reclamaba la organización y recaudación de abajo a arriba e intervención en todos los asuntos. También expresó que, antes de terminar, debía hacer constar que no podía calificarse de molesta la conducta de la Comisión aragonesa, puesto que no debían trocarse en desconsideraciones, ni la reclamación de un derecho, ni la presentación de objeciones29”.

Tercia asimismo sobre esta cuestión Félix Marzol, “como aragonés y amigo de la verdad por muy fuerte que sea […] por muy amarga que resulte”. Alude a cierto artículo que publicó el médico de Calamocha Manuel Ros en la revista La Sanidad civil, con motivo de “la fiesta de solidaridad profesional con la que los compañeros de Calamocha obsequiaron al llorado Dr. Moliner –a la que asistió también el Sr. Boullón-”. Aprovecha el artículo el Dr. Albiñana para conceder la iniciativa del asociacionismo médico en Aragón a los titulares del distrito de Calamocha en detrimento de los de Calatayud, “siendo así que el Sr. Ros, al hablar del Sr. Boullón, dice: ‘después de su triunfo alcanzado en aquella Asamblea de Zaragoza’, con lo cual demuestran los compañeros de Calamocha no querer la gloria que el Sr. Albiñana les conce- de”. Pone por testigo a Braulio San, precisamente el “autor de la ideíca”:

“En Brea, donde actualmente ejerce la profesión, nos dio a conocer a tres compañe- ros la idea, y su desarrollo y gloria corresponde, al Sr. Boullón en primer lugar, y a todos los compañeros de este distrito de Calatayud, después […] Y para final, Sr. Albiñana, yo le agradecería dijese usted, con la sinceridad que en esta tierra empleamos en todas nuestras

28 ARJÓ, E. (1915): Carta abierta al Dr. Albiñana. Unión médica, 6, 61 29 ANÓNIMO (1915): Notas de las sesiones del Comité Ejecutivo celebradas en Madrid los días 27 y 28 de febrero.Unión médica, 5, 54-55

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cosas, si verdaderamente cree que fueron los del distrito de Calamocha los que echaron los cimientos o fuimos los de este apartado rincón del distrito de Calatayud”30.

En el “hermoso artículo” citado de Ros enLa Sanidad civil, sin duda labora éste por la unión de la clase, si bien denota a la vez cierto cansancio, por lo que le recuerda la carta que remi- tió junto a Navarro, como presidente y secretario respectivamente de los médicos titulares del distrito de Calamocha, “en la que se mostraba muy conforme y amigo entusiasta del Sr. Boullón, cosa que hoy dice no lo están ni él, ni la mayoría del partido de Calamocha”. Por otra parte, opinaba como Ros en lo de plantear una huelga judicial pues los políticos no atendían sus demandas.

Con algo más de perspectiva histórica, P.A., ¿Pedro Arilla?, recordaba los logros conseguidos, el primero en 1902 a raíz de la celebración de la Asamblea de titulares en Madrid, que se tradujo en la promulgación de la vigente Instrucción de Sanidad, “con la que hemos avanzado muchí- simo, aun cuando descontentos de profesión digan que no; la segunda, nacida de la Asamblea aragonesa y Congreso de Sanidad civil, es la promesa solemne por prestigiosas personalidades políticas de aprobar la ley de epidemias”. De lograrse finalmente, quedaba “reformar el igua- latorio, y con él crearnos un medio de vivir independiente de las titulares, esto es, de nuestra clientela particular”31.

Desde J. Fernández Oliva culpa de la mala situación de los médicos titulares a los propios profesores, a su falta de “espíritu de asociación, alma, vida y sostén de todo movimiento social”. Y prosigue en su crítica considerando que:

“El cuerpo médico ni tiene conciencia de su fuerza, ni tiene ideales y ni siquiera orientación fija. Falto de ellos, muévese a impulso de cualquier estímulo, pero sus movimientos inconscien- tes y desordenados, como los de un epiléptico, carecen de finalidad práctica […] A los médicos, cuando nos asociamos, no nos mueve el interés común ni el afán de obtener la reivindicación de nuestros derechos, aunque así pomposamente lo pregonemos a los cuatro vientos; nos mueve tan sólo el egoísmo e ingresamos en la Asociación por cumplir, cuando no por asegurar nuestra actual situación, en muchos casos viciosa, e ingresamos con el deseo de conseguir a escape y corriendo sin dispendios y sin el menor esfuerzo. Y si pasa algún tiempo sin conseguir nuestro propósito o se nos exige para realizarlo algún esfuerzo o el más pequeño sacrificio, desertamos al momento”32.

En la segunda entrega de este mismo artículo que salió en el número 9, Fernández remarca que “La emancipación de los médicos rurales ha de ser obra exclusiva de ellos mismos”. Nada deben esperar de los políticos, “sus enemigos naturales puesto que su fuerza estriba en el ca- ciquismo que a nosotros nos ahoga”, como demuestra además el hecho sangrante “que siendo la clase médica la que mayor número de representantes tiene en las Cámaras, son contadas las veces en que se les ve tomar su defensa […] Y es natural que así sea […] Fueron como políticos, no como médicos, y como lo que son tienen que conducirse”.

30 MARZOL, F. (1915): Por la verdad de la unión. Unión médica, 6, 62 31 P.A. (1915): Unión y constancia. Unión médica, 6, 66-67 32 FERNÁNDEZ OLIVA, J. (1915): Mi opinión. Unión médica, 7, 73

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Por fin en el tercer artículo de la serie que sale en el número siguiente, evalúa las posibles ventajas que supone el proyecto de Ley de Epidemias, por el que prácticamente los médicos ti- tulares se convierten en funcionarios del Estado, con la consiguiente inmovilidad y remunerados con el correspondiente sueldo. Con sus ventajas y sus inconvenientes.

En el número 7 Félix Marzol considera que la causa de la falta de unidad de la clase hay que buscarla en el aislamiento en que viven los titulares, muchos de ellos en pequeños pueblos de difícil acceso. Por eso, para los aragoneses la solución está en vertebrarse a través de la revista Unión médica. En las páginas siguientes el verbo encendido de Esteban Arjó habla abiertamente de la cobardía de la clase, “en la cual la mayoría está compuesta de eunucos, degenerados o am- biciosos”. No puede explicarse cómo “unos obreros intelectuales estén al arbitrio, al capricho, bajo el yugo de un cacique cualquier, analfabetos en su mayoría”. Puesto que la solución no ven- drá desde fuera, no encuentra otra salida que “la huelga regulada y organizada debidamente”.

Desde Cantalejo (Segovia), Martín Hurtado se dirigía a Estaban Arjó para adherirse plena- mente a sus ideas y a las que José Boullón consignaba en Unión médica, sobre la necesidad de que los más humildes de la clase médica, los que ejercen en los pequeños pueblos, fueran quienes precisamente debían dirigir el movimiento emancipador de la misma. Parafraseando a Jorge Pitillas estimaba que:

“Los médicos del plano social superior, los de la mesa dorada, no sienten nuestros problemas; no los conocen acaso en toda la crudeza insoportable […] no han escuchado nunca los ayes de las víctimas de los caciques cerriles; que no se han sentido ninguna noche a dos pasos de las alam- bradas del Código penal, porque el propio instinto de conservación se hubiese sublevado ante los ultrajes de algún beduino, se acomodan fácilmente a las soluciones de vaselina o de lisol, que no resuelven más problemas que el aplauso pasajero de una galería imbécil de lacayos”33.

Lo mismo que otros muchos, piensa que la emancipación del médico de partido debe ser obra exclusivamente suya, y añade de su cosecha con lenguaje revolucionario la necesidad de constituir un “sindicato homogéneo de las virilidades de los de abajo y orientado en sentido francamente radical.- Y no se crea que esto es cuestión secundaria en la sindicación del obreris- mo médico; por no haberles dado importancia, toda la importancia que realmente tienen a los problemas de la composición y la dirección de nuestras asociaciones, han resultado impotentes por su heterogeneidad y del todo baldías por heterodoxia directora”.

Bien poco tiempo transcurrió para ver confirmadas estas aseveraciones del sector más com- bativo de los médicos rurales. Cuando la revista informa de las sesiones del Comité ejecutivo central de la UMN celebradas en Madrid a mediados de mayo, y en las que José Boullón pre- sentó un Manifiesto con los acuerdos de los titulares aragoneses, los representantes de Madrid, entre los que se contaban los afamados doctores Cortezo y Pulido, rechazaban el párrafo en el “que casi sin ambigüedad deja entreverse la palabra huelga; creen poder hacer igual manifesta- ción en nombre de los Sres. Cortejarena, Bejarano y Martín Salazar, quienes no suscribirán ese

33 MARTÍN HURTADO, D. (1915): La campaña aragonesa. Unión médica, 11, 115

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trabajo si en él se indican amenazas de ir a la huelga”. A ello responde Fernández Oliva, médico de Uncastillo, que “a su entender, el citado documento sólo admite una enmienda, y es que en lugar de tanto eufemismo que en él aparece, se exprese terminantemente: y si no se os concede lo que más que para bien de la clase se pide para el bien de la humanidad, se os conducirá a la huelga o a lo que necesario sea para su más pronta consecución”34.

Como vemos se enfrentaban dos posiciones diametralmente opuestas. De una parte lo que podemos llamar médicos de ciudad bien relacionados con los círculos políticos y del poder, y de otra los médicos rurales que ejercían expuestos a los caciques y a los poderes de los peque- ños pueblos. Por eso, prosigue Boullón, “A partir de este instante la discusión se hace tenaz, marcándose dos tendencias: una favorable al manifiesto […] la otra, adversa a su contenido en lo que respecta a la huelga”. Esta última pretende conseguir poco a poco los objetivos. La otra considera, en palabras de Boullón, “muy larga para la clase la espera”, y prefiere “ir de frente a la batalla que se necesite dar”. Cuatro días nada menos duraron los debates en torno al Manifiesto propuesto por los titulares aragoneses, que por fin, un tanto descafeinado, se aprobará. Final- mente “Se le ruega al Sr. Boullón permanezca en la corte un día más, para que en la visita que ha de hacerse al ministro de Gracia y Justicia pueda hacer la exposición de las peticiones que la clase desea de ese centro”.

Sobre el citado Manifiesto expusieron su acuerdo en sendas cartas la Junta del distrito de Ejea de los Caballeros, y Manuel Ros presidente de la de Calamocha. En cuanto al contenido del Manifiesto finalmente aprobado en Madrid, Boullón no se hace ilusiones, antes bien se muestra claramente defraudado:

“Después de larga discusión y previa ponencia del Sr. Pulido, fue aprobado con modificacio- nes tales, que alteran grandemente su fondo, dejando entrever que en los momentos supremos no tendremos jefes que nos dirijan –porque a esto no se han comprometido- haciendo abortar el acto por falta de dirección, causando un desengaño más y evitando al Gobierno el compromiso de conceder aquello que de buen grado tampoco se avenía a dar”35.

La respuesta que dieron los médicos titulares aragoneses la vemos unos números después a través del artículo de Jesús Fernández, en el que se informa de la reunión que mantuvieron el 27 de julio, donde entre los 27 asistentes no hubo “ni oradores ni discursos”. Y prosigue:

“Allí no hubo más que sencillas proposiciones y opiniones escuetamente expuestas. Y así fue posible realizar el milagro de, en muy pocas horas, dejar aprobadas después de bien discu- tidas, proposiciones tan importantes como las relativas a la Colegiación obligatoria, creación de la Caja de resistencia y declaración de nuestro indiscutible derecho a gobernarnos por nosotros mismos […] Desde el momento en que quedó aprobada dicha proposición, la 5ª Región quedó virtualmente desligada de los compromisos que la sujetaban a la organización centralista que hasta entonces tenía la Unión Médica Nacional […] Según quedó allí sentado,

34 [BOULLÓN CAVEZUDO, J.] (1915): Comité ejecutivo central [de UMN]. Extracto de las sesiones celebradas en los días 15, 16, 17 y 18 del presente mes. Unión médica, 12, 124 35 [BOULLÓN CAVEZUDO, J.] (1915): Manifiesto [de la Junta de Aragón de la UMN].Unión médica, 12, 131

42 43 José María de Jaime Lorén

los médicos de la 5ª Región queremos la autonomía simplemente, por creerla superior a la centralización, y la creemos superior sencillamente porque los organismos centrales, viviendo como necesariamente han de vivir alejados de nosotros, no pueden en manera alguna cono- cer tan bien como nosotros la génesis y desarrollo de los múltiples problemas que afectan a la clase, y porque las soluciones que les den tienen que ser necesaria y fatalmente deficientes, sino contrarias. Por la misma razón, queremos ser dirigidos por nosotros mismos, y si pretendemos prescin- dir de la dirección de los políticos es por estar plenamente convencidos de que quien se halle afiliado a un partido no podrá estar siempre a nuestro lado, y puesto a elegir caerá fatalmente del lado de la política”36.

En representación del partido de Calamocha acudió a la Asamblea Ángel Mateo Gil, médico de Fuentes Claras.

Bajo el significativo título de “Verdades amargas”, vuelve Boullón en el número 13 al tema de la necesidad de hacer un recuento de los titulares que están dispuestos a enfrentarse con los poderes para hacer valer sus derechos. La situación de los titulares se agrava por momentos. En el mismo ejemplar se habla del caso de Liria (Valencia), donde su alcalde, Miguel Pérez Gómez, que es a la vez médico, Subdelegado de Medicina y presidente de la Asociación de médicos titulares del distrito, adeuda a los colegas que allí ejercen importantes cantidades de dinero, a Manuel Escrig más de 4.000 pesetas, a Víctor Domingo más de 3.000, a Francisco 500 y al farmacéutico más de 4.500. Además del último trimestre de 1914 y todo lo que va de 1915. De nada habían valido los esfuerzos del gobernador civil para que se saldaran estas deudas, que tanto suponían en la economía de los profesores.

En el número del 30 de octubre siguiente se da cuenta de la solución de los impagos de Liria, merced a los buenos oficios del presidente del Colegio de médicos de Valencia, Sr. Pastor, del Gobernador civil y de la buena actitud mostrada por el alcalde y médico de Liria Sr. Pérez, con el titular de la ciudad Sr. Domingo y el resto de médicos.

Pesimista se muestra en el número 16 José Franco Ruiz de Azagra, titular de Belmonte de Calatayud, que con anterioridad ya había militado en las asociaciones Médico-farmacéutica, de Médicos titulares y ahora en la UMN. Después de más de 20 años de participar en este tipo de agrupaciones profesionales, atribuye su fracaso a las luchas intestinas y a los atropellos entre sus miembros, en una palabra a la desunión de la que se aprovechan los caciques. Tampoco confía mucho en la Ley de Epidemias, sin embargo entiende que la beneficencia debe depender económicamente del municipio o de la provincia, mientras la sanidad debe serlo del Estado. Cuenta que después de 37 años de médico titular nunca ha cobrado con retraso, pues siempre ha dejado muy claro que estaba dispuesto a dimitir en el momento que el municipio dejara de cumplir sus obligaciones contractuales. Tampoco ve grave problema con la movilidad laboral por los derechos recientemente adquiridos, sin embargo el problema cree que radica en los sueldos tan bajos que cobraban como titulares (750 pesetas y a veces menos). Por ello considera que,

36 FERNÁNDEZ OLIVA, J. (1915): Orientaciones previas. Unión médica, 15, 157-158

42 43 La revista Unión médica

además de incrementar como mínimo las dotaciones a las 1.000 pesetas, se deben delimitar bien sus obligaciones y derechos con relación a la inspección escolar, de lavaderos, fuentes, cementerios, etc. Resueltas estas cuestiones básicas, las asociaciones profesionales podrán en- tender de pensiones para la vejez, de cajas de ahorro o de resistencia, de mutualidades, etc.37

En el mismo número 16 se aborda el problema antes citado de la inspección escolar, hasta entonces responsabilidad de la buena voluntad del médico titular. Consciente de la importancia de la misma, a imagen de los países adelantados de Europa propone Luis Valero que dependa del Estado, y que sea él quien legisle para la adecuada atención de la higiene en las escuelas, que dependerá de inspectores médicos y de los titulares de cada localidad. Eso sí, adecuadamente compensados económicamente por esta responsabilidad.

Desde Monreal del Campo donde ejercía, escribe Sinapismo en la “Mostaza” del número 17 que ya estaba bien de lamentaciones jeremíacas. La situación de los médicos de pueblo era mala, pero nada se adelantaba con quejarse en letras de molde, más importante era formar agrupacio- nes fuertes para enfrentarse al poder local de los caciques. Cuenta la anécdota de cierta comisión que fue a tratar con un importante político que, con toda sinceridad, les confesó: “Procuren uste- des nutrirse de su propia savia; los Gobiernos damos en proporción de la fuerza que representa el que pide”, y añadía de su propia cosecha: “que no se atiende al que tiene razón, sino al fuerte”.

“No nos comprenden”, así enunciaba su artículo Jesús Fernández en el que se lamentaba que cuantas campañas realizaban para animar a los médicos titulares a defender son energía sus intereses, aparte de una minoría que siempre estaba dispuesta a ello, la mayoría de la clase permanecía siempre a la espera de acontecimientos sin decidirse a protagonizarlos. Ni la crea- ción de un Cuerpo de Sanidad civil, ni la organización de los Colegios de médicos, como algunos proponían, iba a servir de nada.

En la relación de médicos titulares de la provincia de Zaragoza inscritos en UMN según infor- me oficial del 1 de enero de 1915, encontramos por distritos médicos los siguientes socios: 12 en Calatayud, 7 en , 15 en Ejea de los Caballeros, 12 en Zaragoza capital, 8 en Cariñena y 14 en Sos del Rey Católico, que abonaban cada uno una cuota de 1’25 pesetas. Se confirma la baja presencia en la institución de los médicos de la capital, y la mayoritaria presencia de los médicos de los pueblos.

Para la defensa de los intereses de los médicos de la provincia de Zaragoza de UMN, se anun- cia el 15 de julio la contratación del abogado Julián Echevarría y del procurador José Giménez Gil.

Los representantes de la UMN del distrito de Daroca solían celebrar las reuniones en los sa- lones del Ayuntamiento de esta ciudad, y la de Huesca en los de la Inspección provincial de Sani- dad. El 26 de julio se reunieron en Muniesa los médicos del partido de Montalbán para constituir la Junta directiva del distrito integrada en la UMN, y el 11 de octubre lo hicieron en Calamocha los de este partido judicial cuya Acta reproducimos en el anexo 3.

37 FRANCO RUIZ DE AZAGRA, J. (1915): Nuestros derroteros. Unión médica, 16, 168-171

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Por alguna de las actas vemos que la Junta provincial de Zaragoza de la UMN tenía una vida bastante activa, a sus sesiones acudían desde sus respectivos pueblos de origen bastantes aso- ciados, y el nivel de los debates era notable con intervención en los mismos de todos los asis- tentes. También que, en general, los temas abordados eran casi exclusivamente profesionales. Las reuniones solían celebrarse en el Ateneo o Casino Mercantil de la zaragozana calle Cuatro de Agosto.

Bajo la presidencia de José Boullón Cavezudo se celebró en los salones del Ateneo de Zara- goza la Asamblea regional extraordinaria de la 5ª región, los días 13 y 14 de octubre de 1915, donde se congregó una amplia representación de médicos aragoneses y de provincias limítrofes.

A partir del número 19 aparece un apartado dedicado a correspondencia de UMN, donde se responden cartas o se atienden reclamaciones de los médicos siguientes:

- Castillón, Ramiro. Puebla de Castro (H) - Domingo Paz, Ramón. Judes (Soria) - Pérez Bofill, José. Graus (H) - Sánchez Ruiz, Nicolás. Acered (Z)

Asociacionismo profesional: Caja de resistencia y de socorros

La previsión social para los médicos se trata de vez en cuando en la revista, especialmente tras la muerte de los facultativos más modestos que dejaban viuda y una prole numerosa. Es entonces cuando surgen voces reclamando la protección y la mutualidad, como la forma más adecuada para resolver estos problemas.

En efecto, uno de los grandes peligros que acechaba al médico de pueblo era caer enfermo. Durante los primeros días de la dolencia no faltaban médicos de lugares vecinos que atendían a sus pacientes de forma gratuita, pero esta situación no podía prolongarse mucho tiempo. Si la enfermedad se alargaba, ni los compañeros ni los propios pacientes podían aguantar la situación. Por eso, desde Paracuellos de la Ribera Félix Marzol proponía la creación en las comarcas de Cajas de resistencia o de enfermedad para estos casos.

Como una faceta más de la actividad asociativa de la UMN para la Quinta región sanitaria, y como una forma de luchar contra las “indiferencias, apatías, disidencias y defecciones” tan fre- cuentes en la clase, José Boullón recomendaba la creación de una Caja de resistencia y de socorros que paliara los casos de enfermedad o de muerte de los médicos asociados. Proponía que se nu- triera con unos ingresos directos (cuota de entrada y cuota anual pagadera por meses), y otros in- directos procedentes de certificaciones no oficiales, descuentos en casas editoriales, donativos de entidades o de particulares, etc. Con todo ello debía crearse una masa dineraria de la que saldría:

- Capital de préstamo o anticipos - Capital de socorro - Capital de resistencia

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Portada interior del último número de 1915 con publicidad de una de las obras de Federico Rivelles

46 47 José María de Jaime Lorén

La forma de distribuir y de utilizar estos capitales se analizaría para realizarlo de la forma más conveniente38.

En la Asamblea regional de médicos titulares celebrada el 27 de julio se constituyó una co- misión para estudiar y redactar el Reglamento para crear una Caja de resistencia y mutualidad para los médicos de la Quinta región, que estaba formada por Jesús Fernández Oliva (Uncastillo), Guillermo José Gil (La Almunia), Esteban Arjó (Alcampel) y Román Espinosa (Híjar).

Por fin en el número 17 la Comisión encargada de la Quinta región de la UMN, presen- taba los Estatutos de la Caja de resistencia y socorros, con un capítulo único compuesto por 9 artículos, y el Reglamento que estaba dispuesto en los seis capítulos siguientes más un Artículo adicional:

1. De los socios. Artículos 1 al 8 2. Del capital. Artículos 9 al 17 3. Auxilios. Socorros, Préstamos. Artículos 18 al 39 4. De las huelgas. Artículos 40 y 41 5. Del Consejo de administración. Artículos 42 al 52 6. De las Asambleas. Artículos 53 al 59

Dicha comisión estaba integrada por los doctores Fernández Oliva, Arjó, Gil y Espinosa. Tras la exposición pública del Reglamento y de los Estatutos, los interesados en realizar alguna obser- vación tenían de plazo hasta el siguiente 10 de octubre. Pasada esta fecha los mismos comisio- nados presentaron su Dictamen a una Asamblea general extraordinaria de la Quinta región de la UMN, dividido en estos apartados:

- Unificación de las dos instituciones - Caja de resistencia - Fondo de socorros

En la sesión del 13 de octubre de 1915 de la Asamblea regional de UMN celebrada en Za- ragoza, se procedió a la lectura y discusión del Dictamen, Estatutos y Reglamento de la Caja de resistencia y de socorros de la UMN, que fueron aprobados por unanimidad. Entre otros muchos asuntos, se acordó que la sede estuviera en Zaragoza mientras su desarrollo no obligue a trasla- darla a Madrid, y que el ingreso en los fondos de resistencia y de socorro fuese voluntario. En la sesión de la tarde del día 14, fue aprobado y aclamado por unanimidad el siguiente Consejo de administración de la Caja:

- Presidente: José Boullón Cavezudo, titular de Morata de Jiloca - Secretario: Jesús Fernández Oliva, titular de Uncastillo - Contador: Román Espinosa, titular de Híjar - Tesorero: Esteban Arjó, titular de Alcampel

38 BOULLÓN CAVEZUDO, J. (1915): Caja de resistencia y de socorros. Unión médica, 14, 149

46 47 La revista Unión médica

- Vocal 1º: Cayetano Melguizo, titular de Logroño - Vocal 21: Cándido Vitoria, médico libre de Ágreda (Soria)

En el primer número de noviembre, los miembros de esta misma Junta invitaban a todos los asociados a integrarse en la citada Caja de resistencia y de socorros, especialmente a los más humildes como población más vulnerable a los vaivenes de la fortuna, a “los procedimientos del hampa caciquil”, al poco apoyo del Estado y a las nuevas necesidades de la vida.

Pablo Iglesias y los médicos rurales aragoneses

Con excusa de conocer la opinión sobre la Caja de resistencia y de socorros creada por la Junta provincial de Zaragoza de la UMN, uno de sus ponentes, Jesús Fernández, se dirigió a di- versas instituciones. Entre las contestaciones recibidas se encontraba la de Pablo Iglesias Posse, fundador del Partido Socialista Obrero Español y de la Unión General de Trabajadores, entonces diputado a Cortes. Veamos el resumen de su carta con algunos comentarios que añade el mé- dico aragonés:

“Empieza su carta el Sr. Iglesias expresando su idea contraria a nuestros propósitos de huel- ga. ¿Razones? Se las calla, y puesto que las calla, hay que suponerlas. Y de suponer es que dicho señor, que tan bien conoce la vida de los humildes, y que dio en el Ateneo aquella célebre con- ferencia sobre el ‘Socialismo de levita’, no ignore los sufrimientos y vejaciones que los médicos de partido padecemos. Tampoco es verosímil que al igual que a otros elementos timoratos, asuste al Sr. Iglesias una huelga de médicos, y no es verosímil, porque en sus predicaciones ha puesto por encima de todo otro interés el de la redención de los explotados, y ha provocado y sostenido huelgas que, seguramente contra su voluntad, han producido trastornos tan graves o más que los que la nuestra pudiera provocar. No es de suponer, pues, funde en esto su opinión contraria a nuestra idea, y así parece con- firmarlo el párrafo de su carta en que dice: ‘quizás algún día puedan ustedes hacer practicables sus propósitos de la actualidad’; siendo por lo tanto, lo más probable que, o bien no nos crea suficientemente preparados para la huelga, o estima que falta ambiente para ella. Y a fe que si así es, no va desencaminado ciertamente. Para mí, lo más importante de la epístola del Sr. Iglesias no es, con serlo mucho, la opinión que le merezcan nuestros propósitos, sino el ofrecimiento claro, preciso y terminante que en nombre del partido y como diputado del mismo hace al final de su escrito de ‘reclamar del Poder público contra los atropellos que políticos y caciques cometan, y de defender siempre aquellas aspiraciones nuestras que con sus principios tengan comunidad’. Ofrecimiento este muy digno de tenerse en cuenta, pues suscita de nuevo la cuestión planteada por el com- pañero Hurtado, al iniciar en La Medicina rural su campaña radical sobre la conveniencia de federarnos con los obreros”39.

39 FERNÁNDEZ OLIVA, J. (1915): Reflexiones. Unión médica, 19, 203

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Para Fernández al médico rural aragonés se le ofrecen dos posibilidades. Una, aceptar la invitación de Pablo Iglesias para defender en las Cortes su posición a través de los diputados socialistas. Otra, federarse médicos con obreros, a pesar de las diferencias entre ambos grupos, para de común acuerdo obtener más fácilmente sus reivindicaciones. Conoce la repugnancia de la clase médica por esta última opción, “Nos creemos señores, aunque estemos hambrientos, y como tales miramos como inferiores a quienes en realidad somos iguales”. Y eso que, “como ellos, o más quizás, somos inicuamente sojuzgados y explotados, no por uno, sino por los mu- chos amos de que dependemos (autoridades, caciques, sociedades de beneficencia, juntas que componen los partidos cerrados, etc.)”

Prosigue este médico destinado en Uncastillo, lamentando la falta de libertad que encuen- tran en sus lugares de residencia, pues “Se fiscaliza torpemente nuestra conducta moral y re- ligiosa y se proscriben y condenan las políticas que profesamos, si son, no ya opuestas sino distintas a las del pueblo en que ejercemos, impidiéndonos hasta el exteriorizarlas, so pena de extrañamiento.- Somos, en fin, de igual o peor condición que los obreros manuales; y bien lo conoce el vulgo, que nos designa en muchos pueblos con el sarcástico epíteto de ‘jornaleros de levita’”. Por todo ello es de la opinión firme de federarse directamente con los obreros en cuanto se constituya la Caja de resistencia.

Finalizado el artículo, cuenta Jesús Fernández la recepción de una nueva carta de la Casa del Pueblo de Madrid, en parecidos términos a la de Pablo Iglesias. Como vemos, el titular de Uncastillo tenía entonces una estrecha vinculación al Partido Socialista.

Aspectos humanísticos

No son muy frecuentes los artículos de corte humanístico en el primer año de vida deUnión médica. En el número inaugural aparece la necrológica de Manuel Lozano López, médico natural de Zaragoza que tras ejercer tres años en Langa, desde 1881 pasó a hacerlo a la ciudad de Daroca donde permaneció hasta su muerte. En los 33 años de estancia darocense desempeñó los cargos de titular, forense, médico de la prisión preventiva y Subdelegado de medicina del distrito. En 1885 fue propuesto por el Ayuntamiento para la Cruz de epidemias, recibiendo de la Diputación Provincial el Diploma especial por los servicios prestados durante la epidemia colérica de dicho año. Miembro del Cuerpo de médicos titulares, participó activamente en las actividades de la UMN desde su partido darocense.

Aunque no cabe considerarla una necrológica, destaca el tratamiento que la revista concede tras su muerte al catedrático de Fisiología de la Universidad de Valencia Francisco Moliner y Nicolás en el número 2, destacando sobre todo su apoyo a las reivindicaciones de los médicos rurales que ejercían en los partidos más pobres. Acompañan a un bello retrato suyo la nota editorial y los artículos que le dedican desde Monreal del Campo el médico segorbino Federico Rivelles, antiguo discípulo suyo, y Ángel Mateo. En números posteriores saldrán las listas con los nombres de los médicos que donaban 5 pesetas para levantar en Valencia un monumento en memoria del Dr. Moliner. En la provincia de Teruel se encargará de recoger los donativos Ángel Mateo, médico de Fuentes Claras.

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Análisis de las preferencias temáticas

Aunque conocemos otros artículos publicados en Unión médica posteriores a la colec- ción de la BNE de 1915, no los incluimos ni en la relación de artículos del anexo ni los con- tabilizamos en este análisis temático que preferimos centrar en el primer año de vida de la publicación.

Repasando pues los 309 artículos, noticias y notas que en total aparecen en los 24 números de Unión médica que salieron a lo largo de 1915, vemos que nada menos que 189 son anónimos. Todos los hemos clasificado por temas, dentro de la dificultad que a veces se plantea a hora de colocar en un u otro apartado determinados artículos, en cualquier caso al final han quedado distribuidos en las siguientes secciones:

1. Higiene y sanidad: 10 2. Medicina interna: 6 3. Epidemiología: 5 4. Cirugía: 7 5. Medicina legal: 6 6. Ética y deontología: 5 7. Farmacia: 9 8. Enseñanza: 7 9. Bibliografía: 19 10. Certámenes, sociedades científicas: 13 11. Legislación y jurisprudencia: 18 12. Ejercicio profesional: 74 13. Intrusismo profesional: 5 14. Asociacionismo profesional (Unión Médica Nacional): 67 15. Asociacionismo profesional (Caja de resistencia y de socorros): 17 16. Necrológicas y temas humanísticos: 26 17. Asuntos del periódico: 15

Descontando las 15 noticias y artículos relativos a temas internos de la revista, quedan 294 que agrupadas por bloques temáticos ofrecen esta distribución:

1. Temas más o menos científicos (secciones 1 a 10): 87 (29’59 %) 2. Temas humanísticos (sección 16, en su mayor parte breves necrológicas): 26 (8’84 %) 3. Temas profesionales y asociacionistas (secciones 11 a 15): 181 (61’56 %)

Como se desprende de esta sencilla tabla, Unión médica, al menos en su primer año de vida, fue una revista que prestaba sobre todo atención a las cuestiones profesionales, dejando las puramente científicas en un segundo plano. En este sentido hay cierto artículo de Sinapismo que señala la necesidad perentoria de reforzar los contenidos puramente científicos de cara a mejorar la publicación.

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Tabla 2: Distribución de los 309 artículos y noticias aparecidos en Unión médica en 1915, según se trate de temas científicos (azul), profesionales (rojo), humanísticos (verdes) o del propio periódico (morado).

Los médicos titulares aragoneses y Unión médica después de 1915

Aunque sólo hemos dispuesto para nuestro estudio de los ejemplares de Unión médica conservados en la BNE, en la prensa general hemos hallado algunas noticias de la actividad de la revista en años posteriores. Hemos visto que se fundó por José Boullón en Morata de Jiloca en 1915, pero no fue este el único lugar de edición, pues cuando su director pase a ejercer como médico titular a Burbáguena se editará allí un tiempo aunque se imprimirá en Teruel. Todavía se publicara un tiempo en Madrid (aunque impresa en Cuenca) hasta su des- aparición definitiva en 1923.

Sobre la actividad de los médicos titulares aragoneses de la UMN en los años anteriores y posteriores a 1915, hay algunas noticias sueltas en la prensa médica y en la generalista que va- mos a ver a continuación por orden cronológico.

La primera noticia que encontramos es un artículo que aparece en la primera página del pe- riódico turolense El Mercantil, firmado por José Boullón en Morata de Jiloca el 17 de agosto de 1914, que es un modelo de carta que los médicos deben dirigir a los subdelegados de Medicina de su distrito para notificar la necesidad de constituir una asociación profesional en el mismo con vistas a mejor defender sus derechos profesionales40. En este mismo periódico, un año des- pués se publicaba asimismo en la primera página la convocatoria para la Asamblea de médicos titulares aragoneses a celebrar en Zaragoza tras las fiestas del Pilar. Como firmantes figuran José Boullón y Tomás Tobajas, presidente y secretario de la UMN para la zona aragonesa, y lo hacen en Morata de Jiloca el 14 de septiembre41.

40 BOULLÓN CAVEZUDO, J. (1914): Federación de médicos del distrito de Calatayud. Presidencia. El Mercantil, año 12, 2.693, 18 de agosto, 1 41 BOULLÓN CAVEZUDO, J.; TOBAJAS, T. (1915): Asambleas de médicos titulares. El Mercantil, año 13, 3.042, 1 de octubre, 1

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Importante era el enfrentamiento que se daba en 1917 entre el Boletín médico, órgano de los titulares españoles, que dirigía Almarza, médico de Haro que residía al efecto en Madrid, y los médicos titulares más combativos que se agrupaban bajo cabeceras como la Unión médica de José Boullón en Morata de Jiloca, o la Andalucía médica que en Sevilla sacaba Jesús Centeno. Así se aprecia en cierto escrito que dirige a El Defensor de Granada el médico Velázquez de Cas- tro con motivo de la Asamblea médica regional celebrada en esta última ciudad por la UMN, en la que se alaban los trabajos realizados por los médicos rurales aragoneses42.

Unos meses después se convocaba la Gran Asamblea de la Federación Médico-Farmacéutica a celebrar en Córdoba, prometiendo la asistencia de “todos los médicos de España que están consagrados actualmente a la honrosa e ingrata misión de unir a la clase, entre los que figuran el entusiasta e incansable Presidente de la Asociación Aragonesa y Director de la Revista profe- sional Unión médica, D. José Boullón”43.

No era raro el intercambio de artículos entre las revistas médicas de la época, como ocurre con el artículo “La colegiación obligatoria” publicado primero enel Ideal médico y luego en Unión médica, donde José Boullón añade en otra colaboración su propia opinión, ratificando su negativa a la obligatoriedad de la colegiación médica44.

En el mismo número de este periódico se comentan los resultados de la Asamblea “casi se- creta”, que reunió del 18 al 20 de mayo “un buen número de médicos de las distintas regiones españolas, invitados por los colegas de Aragón”. Tras aceptar las conclusiones de la propues- ta aragonesa, acordaron de forma también unánime la “Declaración de la Sanidad función del Estado, considerando a los médicos titulares como Inspectores de Sanidad de sus respectivos distritos y encargándose el Estado del pago de sus dotaciones, siendo el sueldo mínimo de mil pesetas”. Encabezaba la relación de firmantes José Boullón45.

El Ideal médico es un periódico que dirigía el psiquiatra cordobés de ideas avanzadas Manuel Ruiz Maya, quien precisamente en un artículo publicado en 1917 en Unión médica indica que es el director de aquella publicación, así como su identificación con las teorías de Lawinkel46. Había efectivamente una buena sintonía entre ambos periódicos médicos, a juzgar por los intercambios de artículos entre ambos. Así en la de Morata de Jiloca se glosaba cierta opinión sobre el pleito de los médicos de Villaviciosa de Córdoba, en un artículo que luego reproducía el colega47.

El proyecto de Caja de resistencia y de socorros de la UMN Quinta región debió cuajar, pues un año después la prensa profesional se hacía eco de la recepción de los Estatutos y del

42 VELÁZQUEZ DE CASTRO (1917): Ecos de la Asamblea. Boletín de la Revista Ibero-Americana de ciencias médicas, 24, abril, 277-278 43 ANÓNIMO (1917): Asociación médica regional. El Defensor de Córdoba, año 19, nº 5.460, 17 de agosto, 1; RUIZ MAYA (1917): Gran Asamblea. Boletín de la Revista Ibero-Americana de ciencias médicas, 29, septiembre, 368 44 BOULLÓN CAVEZUDO, J. (1918): [Inconvenientes de la colegiación obligatoria]. Unión médica. En ANÓNIMO (1918): Más … Ideal mé- dico, año 2, 11, 30 de mayo, 117-119 45 ANÓNIMO (1918): Una asamblea. Ideal médico, año 2, 11, 30 de mayo, 122-123 46 RUIZ GARCÍA, C. (2007): Análisis documental de la revista Ideal médico (1917-1931). Contenido sobre enfermedad mental y Ruiz Maya. Ámbitos, 17, 55 47 ANÓNIMO (1920): [Sobre el pleito de los médicos de Villaviciosa de Córdoba] Unión médica. En ANÓNIMO (1920): [Sobre el mismo motivo citado]. Ideal médico, año 4, 39, 30 de septiembre, 199-200

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­Reglamento, recomendando a sus lectores el ingreso en la misma, remitiendo para ello a su presidente José Boullón en Morata de Jiloca48.

En 1918 la prensa política se hizo eco también de las actividades desarrolladas porJosé Boullón al frente de Unión médica y de la Quinta región de la UMN, que reunía a los médicos titulares de Aragón, Navarra, Logroño y Soria, sobre todo sus campañas en defensa de la salud pública y de la práctica profesional49.

La actitud de los médicos aragoneses se fue radicalizando paulatinamente, así a comienzos de 1919 José Boullón, a la sazón presidente del Comité ejecutivo de la UMN Quinta región, mandaba a la prensa un Manifiesto con las conclusiones de la Asamblea celebrada en Zaragoza. Entre ellas figuraba la de “proclamar la función sanitaria como deber y obligación del Estado”, y para conseguirlo los médicos aragoneses estaban dispuestos incluso a ir a la huelga50.

En la revista Información médica sacarán completo el manifiesto, con las conclusiones apro- badas en la Asamblea de UMN Quinta región celebrada en Zaragoza del 16 y 17 de diciembre de 1918, junto con los modelos de documentos que debían cumplimentar los médicos que se adhirieran a las mismas. Veamos de forma sintética cuales eran estas conclusiones51:

1. Nombramiento del nuevo Comité Ejecutivo de la Quinta región: Presidente D. José Bou- llón (Zaragoza); Vicepresidente D. Emilio Tello (Teruel); Tesorero D. Jacinto Madroñero (Zaragoza); Secretario D. Tomás Tobajas (Zaragoza); Vicesecretario D. Bienvenido Calvo (Logroño); Vocales D. Fernando Aparicio (Guadalajara), D. Enrique de Mingo (Soria), D. Evaristo Pérez Luquín (Navarra), D. Santiago Sanz (Guadalajara), D. José Arribas (Huesca) y D. Constantino Palomar (Navarra) 2. Declaración de la Sanidad como función del Estado 3. Independencia de la Sanidad de los demás órganos gubernamentales 4. Creación del cuerpo de Sanidad civil a base de los actuales inspectores provinciales, subdelegados y titulares 5. Pensiones por retiro, inutilización y muerte 6. Separación de la función sanitaria de la forense 7. Pensión a viudas, huérfanos e inutilizados por la última epidemia 8. Celebración de una Asamblea general en Madrid para conseguir las anteriores ­propuestas­ 9. Coordinación entre los comités central y regionales para la Asamblea general 10. Ingreso en la Unión General de Trabajadores, “sin que ello obligue a ideas, compromisos, etc., políticos de ningún género, y sí tan sólo a un fiel cumplimiento de las funciones sanitarias” 11. Recordar adecuadamente la memoria de los “mártires de la pasada epidemia”

48 ANÓNIMO (1918): [Reglamento y Estatutos de la Caja de resistencia y socorros de UMN Quinta región]. Boletín de la Revista Ibe- ro-Americana de ciencias médicas, 14, junio, 95 49 ANÓNIMO (1918): Los médicos titulares. Nuestras campañas. La Acción, 9 de julio, 2; ANÓNIMO (1918): Los médicos de la Quinta región. La Correspondencia de España, 9 de julio, 2 50 ANÓNIMO (1919): Notas informativas. Medicina y médicos. Unión Médica Nacional. La Correspondencia de España, 23 de enero, 3 51 BOULLÓN, J.; TELLO, E.; MADROÑERO, J.; CALVO, B.; APARICIO, F.; MINGO, E. DE; PALOMAR, C.; SANZ MAXMELLA, S.; PÉREZ LUQUÍN, E.; ARRIBAS, J.; TOBAJAS, T. (1919): Remitido [Manifiesto de UMN Quinta región].La Información médica, año 3, 49-50, 30 de enero, 395-398

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12. Que la dirección de la próxima Asamblea general recaiga en la UMN Quinta región 13. Que se considere a la Junta de Gobierno y Patronato del Cuerpo de titulares como Junta del colegio Oficial de Médicos, dejando libertad para pertenecer a los colegios oficiales 14. Derogación de la Real Orden para que la Junta de Gobierno y Patronato del Cuerpo de médicos titulares recuperen las funciones de información

Vemos aquí también la evidente inclinación que se aprecia en la directiva de los titulares aragoneses hacia el Partido Socialista y a su sindicato la Unión General de Trabajadores.

Unos meses después, la sección aragonesa de UMN convocaba a sus asociados a la Asamblea general a celebrar en Madrid el 6 de marzo en los salones del Ateneo, al efecto habían conse- guido de las compañías de ferrocarriles un descuento del 50 % en los desplazamientos, para lo que debían remitir a José Boullón y a Tomás Tobajas, médicos de Morata de Jiloca y de María de Huerva, la correspondiente solicitud a fin de que les fueran remitidas las tarjetas de identidad. Comentaba el suelto publicado en la prensa:

“Hasta nosotros llegan noticias de que, cansados ya de sufrir vejaciones y atropellos, y viendo la apatía de los gobernantes en asuntos sanitarios, estos modestos funcionarios, están dispuestos a adoptar temperamentos enérgicos y radicales, sosteniendo la conminación hecha a los Poderes públicos en las condiciones de la última reunión de Directivas de Colegios de Médicos”52.

Natural de Santiago de Compostela, José Boullón dedicó el número de Unión médica del 15 de abril de 1920 en homenaje al catedrático de la Facultad de Medicina de Santiago de Compos- tela Miguel Casares Gil, para lo que logró las colaboraciones de Rodríguez Carracido, Antonio de Gregorio Rocasolano, Pinillo, Borobio Díaz, Mut, Blanco Rivero, Novo Campelo, a las que añadió un artículo con su propia firma que aparece reproducido enEl Eco de Santiago53. Un año después Casares Gil publicaría en Unión médica un largo artículo de 7 páginas titulado “Palogramas de bloqueo atricoventricular completo”54.

El prestigio de la revista y de su director poco a poco se fue incrementando, y así encon- tramos en la misma firmas tan importantes como la de Gregorio Marañón, que en noviembre de 1923 enviaba una carta abierta a José Boullón criticando la situación sanitaria española y al Directorio militar de Primo de Rivera, mostrando su pesimismo sobre lo que cabía esperar al res- pecto del régimen militar55. La carta fue publicada por Unión médica y se encuentra en el Centro de Investigaciones Biológicas, con el resto del legado de Gregorio Marañón56.

52 ANÓNIMO (1919): Notas informativas. Medicina y médicos. Los médicos titulares.La Correspondencia de España, año 70, nº 22.298, 2 de marzo, 3; ANÓNIMO (1919): Los médicos titulares.El Figaro, año 2, 199, 2 de marzo, 3; ANÓNIMO (1919): [Médicos titulares].Heraldo de Madrid, 2 de marzo, 3 53 BOULLÓN CAVEZUDO, J. (1920): Homenaje a Gil Casares. Unión médica, 15 de abril. En El Eco de Santiago, año 25, nº 10.101, 27 de abril, 1 54 REGO LIJÓ, I. (2015): Dr. Miguel Casares Gil (1871-1931). Obra médica y doctrina tisiológica, 47. Tesis doctoral, Universidad de La Coruña 55 MARAÑÓN, G. (1923): Carta abierta. Unión médica, t. 2 año 9, 274, 7 de noviembre, 271-273 56 LÓPEZ VEGA, A. (2011): La cuestión sociosanitaria en la obra de Marañon en el contexto de la lucha contra las enfermedades infeccio- sas. Asclepio, 63 (2), 501-502

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5.3. AUTORES MÁS PROLÍFICOS

Dejando al margen los 189 artículos y noticias anónimas, encontramos un total de 70 autores diferentes, de los cuales hay uno sólo extranjero, el italiano Guido Cremonesse. No es raro que encontremos bastantes firmados por más de una persona, aunque gene- ralmente no se trata de artículos sino de memorias o informes de las sociedades médicas, sobre todo de UMN y de los diferentes partidos de la Quinta región que tenían su sede en Zaragoza, de los cuales Unión médica era su portavoz. Concretamente encontramos esta distribución del grado de colaboración en los artículos, en función del número de firmantes de los mismos:

- Dos autores: 22 artículos o noticias - Tres autores: 1 artículo o noticia - Cuatro autores: 5 artículos o noticias - Seis autores: 1 artículo o noticia

A cerca de los autores con mayor número de colaboraciones, encontramos la siguiente rela- ción por orden decreciente:

- Boullón Cavezudo, José: 32 colaboraciones - Madroñero Pascual, Jacinto: 11 - Rivelles Ibáñez, Federico: 10 colaboraciones (9 bajo el seudónimo Sinapismo) - Fernández Oliva, Jesús M.: 9 colaboraciones - Tobajas Campo, Tomás: 9 colaboraciones - Arjó Pérez, Esteban: 7 colaboraciones - Marzol Cuartero, Félix V.: 5 colaboraciones

Como vemos aparece claramente destacado el director de Unión médica, José Boullón, si bien su firma aparece bastantes veces al pie de informes económicos de la propia revista o de la UMN, como dirigente de la Quinta región. Y ello sin contar los artículos anónimos que, casi con toda seguridad, redactaba el propio Boullon. Lo mismo sucede con Jacinto Madroñero y Tomás Tobajas, secretario y tesoreros de la institución. De los mismos trazaremos a continuación una breve semblanza biográfica, más extensa en el caso de José Bullòn por su condición de director y editor. Así mismo dedicamos una especial atención a Federico Rivelles, del que nos hemos ocu- pado con anterioridad en otros trabajos nuestros, dada su condición de ser natural de la ciudad de Segorbe y ejercer en la villa de Monreal del Campo.

José Boullón Cavezudo

Pocas noticias hemos podido allegar sobre el director y editor de Unión médica, en cuya re- vista publicó 32 colaboraciones en 1915 (sin contar los textos anónimo que casi seguro redactó personalmente), apenas que nació en Santiago de Compostela y que en su Universidad realizó los estudios de Medicina. Independientemente de las notas autobiográficas que consigna en la misma revista, sabemos que José Boullón Cavezudo al menos desde 1911 hasta 1916, formaba

54 55 La revista Unión médica

Páginas publicitarias de Unión médica

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parte del equipo de médicos del Servicio sanitario del Ferrocarril Central de Aragón en la locali- dad de Morata de Jiloca57.

Como director de Unión médica y como representante de los médicos zaragozanos, tuvo un fuerte enfrentamiento dialéctico con el Dr. Albiñana, director a su vez de La Sanidad civil. Del mismo anotamos algunos rasgos de su personalidad rotunda y templada, como se desprende de estos párrafos:

“Empiezo por manifestar me alegro en el alma deje en paz a mis tres dignos compañeros, y dedique sus enojos y coletazos exclusivamente para mí, ¡soy suficientemente dueño de mis nervios para que, al hacerle el honor de leer sus –desahogos- lo haga con calma y les dedique el desprecio y desdén que ellos se merecen! Omite en el escrito que el alegato –como él le llama- le fue entregado en su propia mano para su publicación, amparándonos en el derecho que la Ley de Imprenta otorga. Como esta entrega se hizo, no a la distancia de 400 kilómetros, sino vis a vis al salir de la sesión y hora de la una de la tarde, y como hasta las 19’45 no habíamos de tomar el tren, comprenderá que, aun no siendo bravo, no tuviese reparo alguno de entregarle por mi mano y con el tiempo suficiente, para que de su lectura conociese el desprecio que hacemos (y yo en especial) de sus palabras desleales y torpes”58.

En el mismo artículo informa que por entonces contaba con un único hijo varón de 34 me- ses, y que se hallaba muy tranquilo residiendo en Morata de Jiloca antes de embarcarse en la asociación y en la revista médica que dirigía. Y eso que, como indicaba en el número siguiente, debía andarse con mucho cuidado en las ausencias del pueblo “por tener clavados los ojos del cacique en sus movimientos”.

Cierto que por necesidades relativas a su responsabilidad como directivo de la Junta pro- vincial de Zaragoza de la UMN y director de la revista, José Boullón Cavezudo debía desplazarse de vez en cuando a reuniones en Zaragoza, Madrid o a las que se celebraban en las cabeceras de comarca más próximas a Morata de Jiloca, como Daroca, Calatayud, Cariñena, Calamocha o Montalbán.

Durante el mes de mayo de 1915, Boullón se vio aquejado de una grave dolencia que lo man- tuvo alejado de las tareas editoriales de su periódico, así como de toda actividad profesional. Al reanudar su contacto con los lectores, explicaba de esta forma sus padecimientos y cómo lo ayudaron sus compañeros en las visitas a sus propios enfermos:

“Restablecido ya de mi enfermedad, y al reanudar mis trabajos, debo hacer constar mi in- tensa gratitud a cuantos compañeros se interesaron por mi salud. Debo hacer, sin embargo, especial mención de los señores Arilla, Tobajas y Madroñero, quienes no descansaron resol- viendo infinidad de asuntos en mi nombre, visitándome y procurándome con su incesante labor el descanso preciso durante mi penoso padecimiento, singularmente los dos últimos; de los

57 ANÓNIMO (1911): Servicio sanitario. Anuario de ferrocarriles españoles, 138 58 BOULLÓN CAVEZUDO, J. (1915): Por única vez. Unión médica, 5, 49

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Sres. Navarro (E. y M.) y Marzol por sus atentos servicios, animándome y confortándome con sus consejos y remedios en sus visitas cotidianas, y de los Sres. Torner y García sustituyéndome en las obligaciones de mi profesión con su acostumbrado desinterés, especialmente el primero que, distanciado por asuntos de forma más que de fondo, acudió presuroso en mi ayuda al enterarse de mi enfermedad”59.

Pero no sólo encontramos la firma de José Boullón en Unión médica, independientemente de los artículos de la revista que reproducían otras, figura asimismo su nombre en periódicos profesionales como Regeneración médica, donde en 1916 dejaba el artículo “La campaña ara- gonesa”60. Tampoco era rara su presencia en asambleas y reuniones médicas de carácter profe- sional o científico, como en la Asamblea Médica regional valenciana que se celebró en Valencia en 191861.

La constante labor en defensa de la medicina rural y la difusión alcanzada por las páginas de Unión médica, permitió a Boullón alternar con figuras de la talla de Santiago Ramón y Cajal. Así, cuando la revista de Morata de Jiloca dedicó el número del 7 de enero de 1919 al catedrático zaragozano Antonio Gregorio Rocasolano, solicitó del anciano Premio Nobel una colaboración para la misma, con elegancia declinó la atención por medio de la carta siguiente que fue publi- cada en sus páginas:

“Sr. D. José Boullón Cavezudo, Director de Unión médica. Morata de Jiloca. Estimado compañero: soy un admirador ferviente de nuestro sabio químico: Rocasolano, cuyos trabajos sigo con verdadero entusiasmo. Pero desgraciadamente el estado de mi salud me impide escribir; y aun en leer tengo que poner tasa, para evitar congestiones y desvaneci- mientos. Así que con gran sentimiento –aparte de mi incompetencia en asuntos de bioquímica-, me veo obligado a renunciar a colaborar en su homenaje, que en otra ocasión hubiera hallado en mí la más entusiasta acogida y el concurso más ferviente. Sabe que le estima de veras su compañero y amigo. S.R. Cajal”62.

Merece destacarse esta colaboración de Santiago Ramón y Cajal enUnión médica, lo mismo que las de Gregorio Marañón Moya, Rodríguez Carracido, Gregorio Rocasolano, Ricardo Royo Villanova, Pinillo, Borobio Díaz, Mut, Blanco Rivero o Novo Campelo.

En marzo de 1919 ingresaba como miembro numerario en el Instituto de Medicina Social63. Asimismo, la intensa labor desarrollada en defensa de la clase de médicos titulares por José

59 BOULLÓN CAVEZUDO, J. (1915): Manifiesto y visitas a los Sres. Ministros. Unión médica, 12, 128 60 ANÓNIMO (1916): Regeneración médica. El Salmantino, año 2, 8, 19 de diciembre, 3 61 ANÓNIMO (1918): Asamblea Médica regional valenciana. Novena lista de los señores asambleístas adheridos. Las Provincias, año 53, 15.964, 10 de marzo, 1 62 RAMÓN Y CAJAL, S. (1919): Carta. Unión médica, 7 de enero. En CEBOLLADA GRACIA, J.L. (1990): La sección de Químicas de Zaragoza en las primeras décadas del siglo. Estudios sobre Julio Rey Pastor (1888-1962), 334. Logroño, Instituto de Estudios Riojanos 63 ANÓNIMO (1919): [Noticias médicas]. La Correspondencia de España, año 70, 22.468, 20 de marzo, 6

58 59 José María de Jaime Lorén

Boullón, fue reconocida a finales de 1919 por sus colegas al ser nombrado vocal suplente en la Comisión permanente del Real Consejo de Sanidad, en las elecciones celebradas para renovar la Junta de Gobierno y el Patronato del Cuerpo de médicos titulares64.

En lo personal, la prensa profesional recogía la muerte en Morata de Jiloca el 22 de enero de 1922 de la esposa de José Boullón, Felisa Rubio Lucia. Por sus apellidos parece ser oriunda de la localidad turolense de Burbáguena65, lo que en cierto modo se confirma al comprobar que una de sus hijas, Concepción Boullón Rubio, nació en esta misma localidad ribereña del río Jiloca el 23 de enero de 1906. Carmelita de la Caridad y prima hermana de Mariano Navarro Rubio (ministro de Hacienda de uno de los gobiernos de Francisco Franco), en 1991, cuando contaba 70 años, experimentó una milagrosa curación por mediación del fundador del Opus Dei y futuro santo Josemaría Escrivá de Balaguer66.

Sabemos que también ejerció Bullón como médico titular de Burbáguena (Teruel), a juzgar por la apelación de sentencia dictada por el Juzgado municipal de esta localidad a su demanda contra Bernabé Galve Navarro, en la que le reclamaba cierta cantidad de dinero. El fallo negativo lo recurrió en el Juzgado de primera instancia e instrucción de Calamocha en 192467. Dos años después volvía a pleitear en Burbáguena, ahora contra el acuerdo de su Ayuntamiento que lo había destituido del puesto de médico titular el 14 de octubre de 1925. Considerando injustifi- cada la destitución, Bullón recurrió frente al Tribunal Contencioso-administrativo teniendo lugar la vista el 14 de noviembre del año siguiente68.

Durante su estancia en Burbáguena Unión médica debió imprimirse en la ciudad de Teruel, pues el diario Teruel en su apartado de llegadas y salidas de la capital, registra en 1926 numero- sas idas y venidas de José Boullón entre Burbáguena y Teruel.

Por motivos que ignoramos, en 1929 marchó a Madrid ingresando en su Colegio Oficial de Médicos en la sesión del 20 de marzo69. Un año después participaba en la expedición organi- zada por la Colonia Gallega de Madrid que marchó en tren a Santiago de Compostela con 800 excursionistas y veraneantes. Eran los directores de la misma “el doctor santiagués José Boullón Cavezudo y el arquitecto coruñés D. Ricardo García Puig”70.

Miembro activo del Lar Gallego de Madrid, José Boullón pronto se integró en su Patronato benéfico siendo designado en 1930 ponente para redactar el anteproyecto del mismo71. Cuan- do en 1931 se remodele la Junta directiva de esta sociedad gallega, Boullón será nombrado

64 ANÓNIMO (1919): [Noticias médicas]. El Orzán, año 2, 596, 23 de diciembre, 1; ANÓNIMO (1920): Notas informativas. Medicina y médicos. Patronato de médicos titulares. La Correspondencia de España, 10 de julio, 7 65 ANÓNIMO (1922): [Noticia de la muerte de Felisa Rubio Lucia, esposa de José Boullón]. España médica, año 12, nº 394, 1 de febrero, 14; ANÓNIMO (1922): Pésame. La Farmacia Española, año 54, 4, 15 de febrero, 57 66 ANÓNIMO (1991): El venerable siervo de Dios Josemaría Escrivá de Balaguer. Fundador del Opus Dei. Hoja informativa, núm. 14. Madrid, 20 p. 67 Archivo Histórico Provincial de Teruel. Apelaciones de sentencias. ES/AHPTE-JUD/000826/0002 68 ANÓNIMO (1926): Audiencia. Teruel, año 3, 437, 3 de mayo, 4 69 ANÓNIMO (1929): Colegio Oficial de Médicos de la provincia de Madrid.ABC, 23 de marzo, 21; ANÓNIMO (1929): Colegio de Médicos de Madrid. Junta directiva. España médica, 15 de abril, 31 70 ANÓNIMO (1919): Noticiario. Tren especial. El Día de Palencia, época 2, año 40, 12.754, 6 de agosto, 9 71 ANÓNIMO (1930): Quinta de Lar Gallego. La Libertad, 31 de diciembre, 10

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tesorero de la Junta de su Mutualidad Benéfica72, pasando a presidirla al año siguiente73. Por entonces también en la Bolsa de socorros de la Asociación de inválidos del trabajo alcanzará el puesto de vicepresidente74.

Pese al alejamiento de tierras aragonesas no perdió del todo contacto con las mismas, así en agosto de 1934 marchaba a Zaragoza a tomar los baños en el Balneario de Jaraba75.

La última noticia que tenemos de José Boullón es de enero de 1936, en una nota de socie- dad que da cuenta de la reunión de la Mutualidad benéfica gallega Quinta Salud celebrada en el número 2 de la madrileña calle Trujillo. En la misma tuvo lugar la constitución de la nueva Junta directiva en la que el antiguo médico de Morata de Jiloca fue designado Director gerente de la sociedad76.

Jacinto Madroñero Pascual

Médico titular en el distrito de Calatayud, en el primer año de vida de Unión médica dejo su firma en 11 colaboraciones, todas ellas como tesorero de la UMN Quinta región. Por lo demás sabemos que nació en Villafranca (Navarra) y que estudió en la Escuela Normal Superior de Ma- gisterio de Zaragoza, donde al menos aparece matriculado en el curso 1887-88.

Junto al nombre de José Boullón Cavezudo figura el de Jacinto Madroñero en el “Manifiesto de los titulares del partido de Calatayud, organizadores de la Asamblea regional de Zaragoza, a sus compañeros de España”77.

Jesús M. Fernández Oliva

Médico titular de Uncastillo (Zaragoza), dejó en 1915 en la revista 9 interesantes artículos que muestran una actitud combativa en defensa de los derechos de los médicos titulares, de- nunciando en sus escritos la falta de libertad que existía en el mundo rural a la hora de mani- festar su ideología política, que parecía entonces un tanto inclinada hacia el Partido Socialista Obrero Español y a su sindicato Unión General de los trabajadores, al menos a juzgar por la correspondencia que mantuvo con su fundador Pablo Iglesias.

De todas formas, por una carta que enviaba el 28 de junio de 1931 desde Uncastillo al po- lítico republicano Ángel Ossorio Gallardo, reconoce que “Aunque no figuro en ninguna agru- pación política, en cuanto supe se presentaba por el distrito aspirando a representarle en las próximas Cortes hice propósito de votarle como lo he realizado hoy, adjudicándole además

72 ANÓNIMO (1931): Noticias generales [Nueva Junta del Lar Gallego]. El Imparcial, año 71, 22.05710 de marzo, 4 73 ANÓNIMO (1932): [Noticias].El Progreso, año 25, 11.425, 17 de diciembre, 2 74 ANÓNIMO (1931): [Noticias].La Libertad, año 13, 3.424, 11 de marzo. 75 ANÓNIMO (1934): [Noticias].Galicia en Madrid, 32, agosto, 18 76 ANÓNIMO (1936): Centros y sociedades. La Mutualidad benéfica gallega. El Sol, 14 de enero, 4; ANÓNIMO (1936): [Noticias de la colonia gallega]. La Libertad, 16 de enero, 2 77 BOULLÓN, J.; FRANCO, J.; MADROÑERO, J. et at (1914): Manifiesto de los titulares del partido de Calatayud, organizadores de la Asam- blea regional de Zaragoza, a sus compañeros de España. El Monitor sanitario, 389-392

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los cinco votos (entre parientes y amigos) con que cuento, pues no olvido que siempre que le he necesitado le he encontrado”78.

Miembro del Sindicato de Iniciativas y Propaganda de Aragón, era el delegado de la institu- ción en Uncastillo, tal como recogía el boletín Aragón de marzo de 1931.

Tomás Tobajas Campo

Médico titular de María de Huerva (Zaragoza), firmó durante el primero años de vida de Unión médica 9 colaboraciones, generalmente en calidad de secretario de UMN Quinta región.

En lo biográfico sabemos que durante el curso 1896-97 figuró matriculado en el taller de Fo- tografía en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza79. También que desde 1906 hasta 1915 era médico de sección en la estación de María de Huerva del Ferrocarril de Cariñena a Zaragoza. En el Primer Congreso de Sanidad municipal a celebrar en Madrid en mayo 1927, figuraba Tomás Tobajas en la Comisión Económica80.

Ante las reiteradas peticiones de los médicos rurales para regularizar la llamada iguala mé- dica, por R.O. del Ministerio de Gobernación de 1930 el Gobierno instó la formación de una comisión que estudiara el problema, en representación de los titulares aragoneses figuró en la misma Tomás Tobajas Campo, médico de María de Huerva81. En 1928 ingresaba en el Sindicato de iniciativa y propaganda de Aragón82, y se integraba en la nueva Junta directiva del Colegio Oficial de Médicos de Zaragoza83.

El corresponsal en Madrid de Medicina aragonesa que asistió a la Asamblea de Inspectores municipales de Sanidad celebrada en esa capital, comentaba que la mesa interina fue presidida por el médico zaragozano Tomás Tobajas, presidente de la sección de Zaragoza, “como premio a su labor seria y sostenida en defensa de sus compañeros […] Tobajas leyó unas cuartillas de salu- do y congratulábase del éxito y labor eficaz de la Asamblea”84. En el mismo número de la revista, el transcribir el acta de la Junta provincial de Zaragoza de la Asociación nacional del inspectores municipales de Sanidad celebrada en esta ciudad el 4 de diciembre de 1930, se indicaba que fue dirigida por su presidente Tomás Tobajas Campo.

La última noticia que tenemos es precisamente el grave accidente que sufrió en la tarde del 26 de abril de 1934, cuando se hallaba en el andén de la estación de María de Huerva cayó sobre las vías y fue atropellado por el tren que entonces circulaba seccionándole el ­brazo

78 ZAMBRANA MORAL, P. (2010): El político y jurista madrileño Ángel Ossorio y Gallardo (1873-1946) y Aragón a través de su corres- pondencia de los años 20 y 30 del pasado siglo XX. Contribuciones a las ciencias sociales, abril. Eumed.net. http://www.eumed.net/rev/ cccss/08/pzm.htm#36. Consulta: 25 de febrero de 2016 79 BUENO PETISME, M.B. (2010): La Escuela de Arte de Zaragoza. La evolución de su programa docente y la situación de la enseñanza oficial del grabado y las artes gráficas, 193. Zaragoza, Prensas universitarias 80 ANÓNIMO (1927): Primer Congreso de Sanidad municipal. A los inspectores municipales de Sanidad. España médica, 1 de febrero, 2 81 ANÓNIMO (1930): La iguala médica. La Vanguardia, 9 de noviembre, 29 82 ANÓNIMO (1928): Nuevos socios. Aragón, año 4, 38, noviembre, s.p. 83 ANÓNIMO (1928): España médica en provincias. Zaragoza. España médica, 1 de julio, 24 84 CODERQUE AMORÓS, L. (1930): Desde Madrid. Notas de actualidad médica. Medicina aragonesa, año 1, 3, diciembre, 21-22, 35

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izquierdo y dejándolo gravemente herido. El anónimo cronista destaca que “La noticia ha causado honda impresión entre la clase médica de Zaragoza, porque el doctor Tobajas era uno de los más destacados paladines de la obra de previsión nacional y muy entusiasta de las cuestiones de su clase”85.

Esteban Arjó Pérez

Médico titular de Alcampel (Huesca), en el primero año de la revista dejó su firma en 7 artícu- los, generalmente de corte combativo en defensa de la clase médica. Pronto puso de manifiesto Esteban Arjó su carácter progresista, pues ya cuando en mayo de 1908 el director del diario republicano El País fue encarcelado, entre los telegramas de adhesión figuraba el suyo86. Un año después y en el mismo diario aparece una nueva adhesión de Esteban Arjó desde Alcampel, en esta ocasión a favor del gran mitin del Partido Radical celebrado en Madrid el 21 de noviembre87.

Sabemos también que Esteban Arjó Pérez sufrió una brutal agresión en la tarde del 27 de mayo de 1917 en Alcampel donde ejercía, precisamente dos días después que su esposa diese a luz su tercer hijo. El relato que hace de los hechos el médico de Binéfar Jesús Rivera es esca- lofriante, por la violencia verbal y física ejercida sobre Arjó, que culminó con una cuchillada que lo dejó gravemente herido pero que pudo costarle la vida de no intervenir las personas que lo acompañaban. Sobre él comentaba su compañero:

“D. Esteban Arjó (lleva quince años en la localidad), cuyo nombre veneramos sus compañe- ros de distrito, y cuya Presidencia reiteradamente ostenta, fue siempre modelo de compañeros, tan modelo que a pesar de su sueldo exiguo, como el de todos los titulares, acudía siempre pre- suroso a engrosar con las mayores sumas los donativos a médicos, viudas y huérfanos. Predicó siempre con hechos la emancipación del médico rural, y como si un triste sino le hubiera de llevar un día a esta situación, deseaba y sentía vivamente la unión de todos los médicos españo- les, para dar la batalla a los analfabetos y caciques, que hacen odiosa la vida del médico rural”88.

De este penoso incidente se hizo eco toda la prensa profesional y política durante varios días, saliendo la noticia en El Monitor sanitario, La Correspondencia de España, El Imparcial, España médica, etc.

Preocupado siempre por el asociacionismo profesional, a pesar de residir en Alcampel lejos de la capital, en 1907 era vocal 3º del Colegio de Médicos de Huesca y en 1917 formaba parte de nuevo de la directiva de la misma institución89. Por sus ideas avanzadas murió fusilado en Alcampel durante la guerra civil española.

85 ANÓNIMO (1934): En la estación de María de Huerva es alcanzado por un tren el doctor Tobajas que se encuentra en grave estado. ABC, 27 de abril, 41 86 ANÓNIMO (1908): La prisión de Castrovido. El País, año 22, 7.598, 15 de mayo, 1 87 ANÓNIMO (1908): Los Radicales. El mitin de hoy. El País, año 23, 8.123, 21 de noviembre, 1 88 RIVERA, J. (1917): Noticias. Médico agredido. Boletín de la Revista Ibero-Americana de ciencias médicas, año 3, 27, julio, 338-339 89 GONZÁLEZ REBOLLO, A.M. (1997): Los colegios médicos en España (1893-1917), 194, 378, 394. Tesis doctoral. Facultad de Medicina, Universidad de Valladolid

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Félix V. Marzol Cuartero

Médico titular de Paracuellos de la Ribera publicó en el año inaugural de la revista 5 artículos, en los que defiende la necesaria unión de la clase para combatir el caciquismo rural y la permi- sividad con el mismo de las autoridades y de los políticos.

En 1927 lo encontramos como jefe político de Unión Patriótica en la localidad navarra de Villafranca, celebrando con un banquete el 13 de septiembre el aniversario del acceso al poder del Directorio que comandaba el general Miguel Primo de Rivera90.

Manuel Ros

Aunque apenas publicó en Unión médica un par de artículos en 1915, traemos aquí su memoria por el indudable prestigió que gozó en Calamocha, donde ejercía como médico titular, y también como presidente de la agrupación de médicos del distrito y su represen- tante en la UMN.

5.4. FEDERICO RIVELLES IBÁÑEZ

Notas biográficas

Federico Rivelles Ibáñez nació en Segorbe (Castellón) en 1866, y ejerció casi toda su vida profesional en Monreal de Campo (Teruel), donde publicó varias obras médicas de carácter di- vulgativo. Sobre una de ellas ya nos ocupamos con anterioridad91, se trata de Por no vacunarse. Narración de higiene para niños, obra premiada en el VI concurso de la “Biblioteca Pro Infantia” (1917) e impresa en Madrid en 1918en forma de libro y por fascículos en la revista La Escuela moderna92. La prensa de la época daba cuenta que el premio había sido convocado por el Con- sejo superior de protección de la infancia y represión de la mendicidad, y a nuestro personaje le correspondió un Diploma de mérito por el trabajo citado93.

En aquel trabajo dábamos además unos pocos datos biográficos que extraíamos del expe- diente académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia, donde realizó su carrera. En esta ocasión disponemos de alguna información nueva procedente, sobre todo, de su nieto Rafael Prats Rivelles, periodista que amablemente nos ha proporcionado también una copia de la novela corta de tema sanitario, que nos sirve de base para esta nueva aproximación al médico segorbino que ejerció durante tantos años en Monreal del Campo. Desde aquí nuestro agradecimiento.

90 ANÓNIMO (1927): La Unión Patriótica en Villafranca de Navarra. La Nación, 19 de septiembre, 8 91 JAIME LORÉN, J.M. DE (2007): La divulgación médica en la lucha antivariolosa: Federico Rivelles (Segorbe, 1866).Estudis Castellonencs, 10, 77-86. Castellón de la Plana, Diputación Provincial 92 RIVELLES E IBÁÑEZ, F. (1918): Por no vacunarse. Narración de higiene para niños. La Escuela moderna, 1 de julio, 47-61 93 ANÓNIMO (1917): Protección a la infancia. Concesión de premios. Heraldo de Madrid, 24 de julio, 2. ANÓNIMO (1917): Concesión de premios. Protección a la infancia. ABC, 25 de julio, 16; ANÓNIMO (1917): Protección a la infancia. Concesión de premios. Boletín oficial de Zamora, 90, 27 de julio, 1-2; ANÓNIMO (1917): Premios al mérito. Gaceta de instrucción pública y Bellas Artes, 1 de agosto, 494

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Portada de una de las obras de Federico Rivelles

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Nuevas noticias sobre Federico Rivelles

Precisamente fue la publicación de aquella primera aproximación nuestra a la figura de Rive- lles, lo que motivó que su nieto Rafael Prats Rivelles se pusiese en contacto con nosotros. Rea- lizamos a continuación varias visitas a su casa de L’Eliana (Valencia), donde nos contó algunos recuerdos de su abuelo materno que le habían llegado a través de su madre y puso a nuestra disposición una copia de Villaporcina. Con todos estos materiales, más algunos otros que hemos allegado en nuestras pesquisas, vamos a confeccionar esta segunda entrega sobre el médico segorbino que ejerció tanto tiempo en Monreal del Campo.

Cuenta Rafael que su abuelo fue discípulo de Santiago Ramón y Cajal cuando el futuro pre- mio Nobel de Medicina era catedrático de Anatomía descriptiva en la Universidad de Valencia, lo cual, efectivamente, puede confirmarse al ver que coinciden los años de estancia de Cajal con los estudios de Rivelles en la Facultad de Medicina valenciana.

Recuerda también que Federico Rivelles Ibáñez tuvo seis hijos: tres varones y tres muje- res. El mayor era Federico que nació y vivió en Monreal del Campo, donde también nacieron sus tres hijos. Le siguieron por este orden Amparo (se casó en Alustante con Aurelio Jiménez, ganadero de Orihuela del Tremedal), José, otro cuyo nombre ignoraba, Dolores (su madre, que nació en Ojos Negros) y por último Carmen que permanecerá soltera. En función del naci- miento de algunos hijos, parece que también ejerció como médico en Ojos Negros y en Alus- tante, localidad de Guadalajara próxima a la provincia de Teruel. Nos cuenta que su abuelo era hombre de ideas políticas conservadoras, formaba parte del somatén y estaba muy vinculado ideológicamente con el ministro y diputado a Cortes valenciano Juan Navarro Reverter. Esta afición política, asegura Rafael, fue causa de importantes desembolsos económicos que lo llevarán a la ruina.

De sus amistades recuerda a cierto sacerdote de Castelnovo de nombre Federico, como él, que era profesor de francés en un colegio femenino de Madrid. Y alguna relación tuvo nuestro médico con esta localidad castellonense, por cuanto allí murió y allí está enterrado. En una visita que hicimos a este cementerio localizamos enseguida la sencilla lápida que recuerda que Fede- rico Rivelles Ibáñez murió el 24 de noviembre de 1921 a los 55 años.

En el boletín de Juventud panadera que dirigía nuestro informante Rafael Prats, encontra- mos además esta jugosa anécdota que escuchó de su madre sobre el carácter de su abuelo:

“La filla del metge me dijo, en una ocasión, que mi abuelo era un paladín de la higiene y, en otra, que no se podía entrar en su despacho, tan lleno de humo como estaba. Es más: según pa- rece, al entrar en la habitación de un paciente, encender el cigarrillo es lo primero que hacía ... por razones de higiene. No sé cuántas vidas salvaría, pero es seguro que alguna acortaría, como la suya por ejemplo, pues murió bastante joven. Yo no lo llegué a conocer”94.

94 PRATS RIVELLES, R. (2004): Desde L’Eliana. Juventud panadera, 452, septiembre, 63-64

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Hay un detalle que muestra el carácter generoso y altruista de Federico Rivelles. Lo encon- tramos en una serie de noticias que aparecen en Flores y abejas, periódico de Guadalajara, que informa de la iniciativa de nuestro médico segorbino para recabar fondos en ayuda de los hijos huérfanos de un compañero. Así se daba la noticia:

“Los hijos del médico de El Pobo.- El médico de Monreal del Campo D. Federico Rivelles, ha iniciado una suscripción en la Unión Médica, de la provincia de Zaragoza, para remediar la triste y mísera situación de los hijos del infortunado médico Sr. Alegre, cuyos niños perdieron a su madre, fallecida hace pocos días como ya saben nuestros lectores. También el director de Flores y abejas, Sr. Cordavías, de Guadalajara, se ha interesado por estos pobres huerfanitos”95.

En el mismo periódico se informa de la recepción de la novela corta Villaporcina, en la que el autor “tiende a vulgarizar los conocimientos de higiene y está escrita en forma tan amena, que se lee con verdadero gusto hasta el final”96.

Por su parte, Rivelles regalará al periódico de Guadalajara 85 ejemplares de su obra Villapor- cina, “en la que su autor refleja fielmente el calvario que en su lucha contra la incultura tienen que sufrir muchos médicos”, para que el importe de su venta (a 1 peseta cada libro) sirva de ayuda a los huérfanos del médico Sr. Alegre. La revista lo comentaba en estos términos: “Re- comendamos esa obra a todos los médicos de esta provincia y a las personas aficionadas a las buenas lecturas, pues a más de que el libro está muy bien escrito, harán una verdadera obra de caridad adquiriéndolo”97. Lo de que “está muy bien escrito”, como veremos más adelante, no es ninguna exageración.

Sobre su vida profesional apenas hemos podido espigar unas pocas noticias como esta que presentamos a continuación, relativa a la organización del Colegio Oficial de Médicos de la pro- vincia de Teruel, de cuya Junta era contador nuestro personaje en 1917. Dice así la noticia:

“Ayer y previa convocatoria tuvo lugar la reunión de los Sres. Médicos de esta provincia, para reorganizar el Colegio Médico, de nueva creación mandado por R.O., siendo elegidos en vota- ción y por unanimidad, los siguientes señores para los cargos que se citan:

- Presidente: Miguel Ibáñez - Vocal 1º: Eduardo Gimeno - Vocal 2º: Sebastián Casinos - Vocal 3º: Ángel Domínguez - Vocal 4º: Domingo Foz - Vocal 5º: Juan Urdalpal - Tesorero: Rogelio Martín

95 ANÓNIMO (1916): Los hijos del médico de El Pobo. Flores y abejas, 1.113, 16 de enero, 3 96 ANÓNIMO (1916): Los hijos del médico de El Pobo. Flores y abejas, 1.116, 6 de febrero, 6; ANÓNIMO (1916): Por los hijos del Sr. Alegre. Flores y abejas, año 23, 1.128, 2 97 ANÓNIMO (1916): Por los hijos del Sr. Alegre. Flores y abejas, 1.124, 2 de abril, 4

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- Contador: Federico Rivelles - Secretario: Alfredo Adán

Al acto asistieron la mayoría de los Sres. Médicos, habiéndose recibido adhesiones de los que por atenciones especiales de su profesión veíanse privados de poder asistir”98.

En el Anuario de ferrocarriles españoles de los años 1912 a 1917 figura Federico Rivelles como médico del Servicio sanitario en la estación de Monreal del Campo. Otros médicos del mismo servicio eran entonces Franco Ricard (Segorbe), Agustín Ferrer (Jérica), Mariano Navarro (Luco de Jiloca), Manuel Lozano (Daroca) y José Boullón (Morata de Jiloca)99.

Participó también Rivelles en la Asamblea Médica regional valenciana en marzo de 1918, junto a su amigo y colega José Boullón Cavezudo de Morata de Jiloca100.

Otros escritos

Además de los textos divulgativos de higiene, Rafael Prats estima que también debió ser importante la labor periodística de su abuelo en las revistas profesionales de la época, si bien nosotros no hemos encontrado estos artículos. Sin embargo, consideramos que una pesquisa a fondo en las revistas médicas y políticas de la época nos permitirá conocer mejor esta faceta.

Como ya se ha dicho al comienzo, precisamente por la publicidad insertada en Unión médica tuvimos noticia de Federico Rivelles y de sus obras, entre las que destacan elManual de inspección médico-escolar, con prólogo del catedrático zaragozano Patricio Borobio101. También El Practicante moderno. Síntomas y tratamientos de las enfermedades agudas (Barcelona, Domingo Clarasó, 1916, 320 p., 16 cm. Bibl. Nacional, sig. 2/88356), obra considerada en el prospecto “utilísima a los Practicantes que ejercen al lado del Médico e indispensable a los de los anejos, a quienes los titulares deben recomendarla”. Según la publicidad que aparece en la contraportada, esta última obra se ocupaba de los “Síntomas y tratamientos de las enfermedades agudas de Medicina y Cirugía, con formulario de urgencia para cada una de ellas. Ambos textos se vendían en casa del autor en Monreal de Campo o en la del director de Unión médica de Morata de Jiloca a 1 y 3 pesetas respectivamente.

En esta misma página anunciaría Rivelles la próxima publicación de Las pasiones. Estudio médico-social, con prólogo del médico y rector de la Universidad de Zaragoza Ricardo Royo Villanova, “Está en prensa y aparecerá en breve”. Ignoramos si llegó a ver la luz esta obra, el caso es que se ofrecía ya a 2 pesetas cada ejemplar.

98 ANÓNIMO (1917): [Constitución de la Junta del Colegio de Médicos de Teruel]. Diario Turolense, 998, 19 de julio, 2 99 ANÓNIMO (1912): Servicio sanitario. Anuario de ferrocarriles españoles, 138 100 ANÓNIMO (1918): Asamblea Médica regional valenciana. Novena lista de los señores asambleístas adheridos e inscritos. Diario de Valencia, 2.498, 8 de marzo, 3 101 ANÓNIMO (1916): [Acuse del recibo de la obra Manual de inspección médico-escolar, de Federico Rivelles]. Boletín del Colegio de médicos de la provincia de Álava, 15 de febrero.

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Villaporcina: novela corta

El título completo de la obra esVillaporcina. Novela corta de costumbres antihigiénicas, que se publicó en 1916 en la imprenta que Domingo Clarasó tenía en el número 17 de la barcelonesa calle Villarroel, y está dedicado a José Boullón Cabezudo, director de Unión médica. El ejemplar consultado lo ofrece el autor de su puño y letra a una de sus tías, en Monreal del Campo el 10 de febrero de 1916.

Las 109 páginas en 8º del libro se reparten en 16 capítulos y un prólogo “Al lector”, en el que el propio Rivelles explica lo que pretende con la obra: “Higienizar los pueblos”. Sabe que higiene es sinónimo de “vida, salud y riqueza”, y también lo difícil que es implantarla en el mundo rural. Por eso trata de ofrecer un texto novelado y ameno que sea atractivo a sus potenciales lectores. Centra la trama en un pequeño pueblo, entre otras cosas para desvanecer dos errores muy extendidos: primero, que la vida en los mismos es saludable, y segundo que allí se respeten las opiniones de los profesionales de la salud. Desde el mismo prólogo denuncia la ignorancia del campesino y su desprecio a las más elementales normas de salubridad pública102. No es una imagen buena la que traslada Rivelles de la idiosincrasia de los pueblos aragoneses, pues en uno de ellos sitúa la trama.

El argumento es bien sencillo. Trata de un joven nacido en un pequeño pueblo de Aragón, Villaporcina, quien, animado por el maestro, el boticario y el sacerdote, marcha a estudiar a Madrid donde alcanza la licenciatura en Medicina y, más tarde, se hace un notable especialista en análisis clínicos y en bacteriología. Al cabo de los años retorna al lugar de sus orígenes, donde es recibido como una de sus glorias. Tras saludar a la familia, amigos y profesores sanitarios, estos denuncian la inutilidad de sus esfuerzos para hacer más saludables las costumbres de sus paisanos. Quiere el protagonista aprovechar el ascendiente de su reconocido prestigio, para ayudarles en la tarea de mejorar la sanidad del pueblo y de sus moradores. Organiza una serie de conferencias con proyección de modernas diapositivas, pero todo es inútil. Al final, retorna a Madrid triste y preocupado por el futuro de su propio pueblo y de su propia familia, pero se lleva con él a un sobrino de agudas entendederas para que, al menos él, estudie y se eduque en otro entorno más culto. Confirmando las peores expectativas, al finalizar la novela se desarrollará en el pueblo un brote colérico por no seguir las recomendaciones de los médicos.

Una de las virtudes que tiene esta pequeña novela, es la brillante descripción que hace de la vida de los pueblos aragoneses y españoles en general, en los comienzos del siglo XX. Pero también de las penas y dificultades que padecían los profesores de la sanidad rural. Para analizar adecuadamen- te estas y otras situaciones noveladas, vamos a presentarlas de forma organizada por apartados.

La vida en un pueblo de Aragón

Cuando Rivelles nos describe Villaporcina parece estar pensando en cualquiera de los pue- blos turolenses de la ribera del Jiloca. ¿Monreal del Campo tal vez?, pues tenía entonces esta villa el poblado anejo de Villacadima de idéntica sonoridad, o porque en esta villa residió casi

102 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Villaporcina. Novela corta de costumbres antihigiénicas, 8

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siempre. Es posible, aunque en este caso hubiera hablado del juego del guiñote en lugar de citar otros juegos de baraja de origen valenciano. También que esta villa tenía en la época en que se desarrollan los sucesos sobre 2.600 habitantes, lo que supone una población más grande que lo que indica para Villaporcina. Vamos ver con sus propias palabras la descripción que deja de este pueblo figurado:

“Villaporcina, tiene sobre unos mil habitantes, situada a la orilla de un río, cercano al ferro- carril, caserío antiguo, calles formando muchas zetas, tierras de labor, unas de regadío y otras de secano, ninguna fábrica, jardín público ni glorieta, etc., etc.; ¿para qué describirlo?; un pueblo como todos o la mayoría de los villorrios de España […] Sus vecinos, los que no sirven para el trabajo, toman el sol, y los útiles son tan cuidadosos de sus campos como despreocupados de la higiene individual y pública; las calles se limpian cuan- do llueve, dejando barro para un mes; las gallinas y los cerdos van sueltos por ellas; los perros ladran a todos y muerden al que les viene en gana […] Las diversiones públicas quedan reducidas al baile de los mozos en la plaza, al son de la gui- tarra, que rasguean siempre la misma jota con los menos bemoles y sostenidos posibles, y a las reuniones de los casados en la taberna jugando a la brisca o al truque, donde entre envite y flor engullen sendos vasos de vino. Las verdaderamente extraordinarias son con motivo de las fiestas del Santo Patrono, a quien obsequian con gaita y tamboril, capeas con algún herido y vino; eso sí, con mucho vino y aguardiente. ¡Cuidado lo que entonces se divierten! ¡Como que hay veces que tiene que ir el juez de instrucción del partido para enterarse de lo que allí ha ocurrido! […] Ahora, eso sí, lo mismo que se va al rosario cuando toca la queda, se jura todo el día y hasta se apalea ferozmente una caballería ensuciándose la boca en todo lo de tejas arriba, sin que nadie lo impida ni a nadie moleste”103.

Pésima es la opinión que deja Rivelles del carácter de los lugareños y, pensamos, que en esto respira por su propia herida, según su experiencia personal. Y dice: “Estas gentes aparentan una sencillez que no sienten y que tienen la hipocresía de encubrir con la más refinada malicia; son ignorantes y egoístas; mientras se les deja hacer lo que les da la gana, se callan; pero en cuanto se les amonesta o se les castiga, se revuelven como serpientes”104.

Cuando el pueblo entero de Villaporcina dé abiertamente la espalda a las conferencias higié- nicas que impartía su ilustre paisano llegado de Madrid, éste reconocerá con tristeza su fracaso reconociendo que, sin embargo, “acuden como moscas a los barracones de feria y a los títeres callejeros. Les gusta divertirse a su manera en todo lo que no sea educarse; y es que en su infan- cia no han paladeado el néctar de la instrucción, porque no han asistido a la escuela”. Esperaba de ellos cierta docilidad para atender “el consejo de la ciencia y el mandato de la autoridad. Veo que no hacen ni lo uno ni lo otro; practican una indiferencia y una resistencia pasivas que es el mayor obstáculo al progreso”105.

103 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 14-15 104 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 39 105 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 96

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Portada de una de las obras de Federico Rivelles

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Sobre el mal trato que los pueblos dispensaban entonces a los profesores sanitarios, sin distinción de especialidades, no hay ninguna novedad con lo que veíamos treinta años atrás en nuestro estudio de la revista turolense de ciencias médicas La Asociación.

Enseñanza rural

En el mundo rural hispano, para apreciar si un niño reunía suficientes cualidades para dedicarse al estudio, la opinión del maestro y la del sacerdote eran decisivas a la hora de determinar su futuro. Por eso, además de la preceptiva asistencia a la escuela, no era raro que el alumno aprendiera con el párroco “algo de latín.- Llenándose la cabeza de declinaciones y conjugaciones”106. Sobre la im- portancia del latín en la formación académica, argumentaba el protagonista de la novela que debía seguir cultivándose esta lengua siempre, pues “toda la nomenclatura científica de las ciencias natu- rales es latina; con esta lengua se entienden todos los sabios en el mundo; si una planta o un animal nuevo se descubre, se le pone el nombre latino, y ya saben todos que así se llamará siempre”107.

Consideraba Rivelles que en el origen de los males que entonces asolaban al mundo rural, se encontraba el desprecio que sentían por la enseñanza y por la educación. Por eso “ningún muchacho de Villaporcina sabe la k. […] ni la saben los muchachos, ni los viejos, ni los del medio; si escriben ellos el sobre de alguna carta, se necesita una junta de empleados de correos para saber a dónde va dirigida”108. Critica el desprecio de estas sociedades rurales por sus buenos maestros: “Ni aun a la escuela, Juan, ni aun a la escuela quieren ir estos cernícalos; y luego dicen que el maestro no les quiere enseñar […] prefieren ir los muchachos a apedrear perros que ir a la escuela […] son libertinos, no tienen temor, se desuellan unos a otros con la usura …!109

La conocida sentencia de que “La misión educadora del maestro tiene mucho de sacerdocio”, constituye para Rivelles la base de la necesaria regeneración de los pueblos, de cuyo atraso y de sus supersticiones culpa también al descuido secular en que ha permanecido en España la enseñanza. “Hace muchos años que los gobiernos no se habían ocupado de la instrucción, y ahora que se ocupan, encuentran la natural resistencia en el medio; aquel descuido trae estas consecuencias”110. Y sentencia que a la ignorancia se le vence con la ciencia y la perseverancia.

Menciona en cierto pasaje la existencia de una Escuela de adultos en el pueblo donde se daban conferencias sobre agricultura o higiene, pero ante el desinterés de los vecinos acabaron por cerrarla. Por eso, consciente del deber moral que tiene contraído con su pueblo, el célebre médico que protagoniza la novela, decide “principiar en Villaporcina una campaña de regenera- ción […] Creo necesario darles en el Ayuntamiento unas sencillas conferencias sobre asuntos de Higiene, valiéndome de un aparato de proyecciones, para que lo que no les entre por los ojos de la inteligencia, lo vean con los de la cara.- Es un sistema pedagógico moderno que está dando excelentes resultados en otros países”111.

106 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 9 107 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 29-30 108 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 16-17 109 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 30-31 110 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 50 111 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 76

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Sin embargo, tanto el sacerdote como maestro y el médico titular muestran su escepticismo ante la idea, y culpan sobre todo a la ignorancia de la gente: “Todo nace de que no quieren ir a la escuela los primeros años; se hacen hombres hechos y derechos y la mayoría no saben la j; el que sabe pintar su nombre en un papel con letras como garbanzos se tiene por un Séneca.- Los tres o cuatro caciquillos que mangonean el pueblo, son de los que padecen el orgullo de los conocimientos a medias, y así va la administración”112.

Es esta la primera referencia abierta que hace a los caciques de los pueblos, personas más o menos adineradas pero influyentes, que nunca mostraron el menor interés en fomentar la asistencia a la escuela, entre otras cosas para tener siempre a su disposición abundante mano de obra barata y escasamente cualificada. Como señala Rivelles, conscientes de sus limitaciones intelectuales, los caciques nunca favorecieron la posibilidad de que sus paisanos pudieran mejo- rar su condición social aprovechando el estudio.

Medicina rural

Un pueblo de un millar de habitantes como el de nuestra novela, tiene de todo: médico, far- macéutico, veterinario, maestro y cura. El médico solía ser víctima de críticas por razonar “que el agua lleva ‘microbios’ y cosas de esas que hay en el estiércol, que es malo tener el burro dentro de casa, beber aguardiente aunque sea el de las botellas finas; que se ‘apegan’ las enfermedades y qué sé yo cuantas cosas más; que si le hicieran caso ya se habrían muerto todos de miedo. Él sí que es un ‘tío delicao’, que en cuanto tiene un enfermo una ‘miaja’ calentura ‘deseguida pide agua pa lavase’”113.

Con una excelente preparación académica, después de dos años de ejercicio en Villaporcina el joven médico titular veía que “ya se cansaban de él porque mandaba a los enfermos cosas raras, como abrir las ventanas en invierno, meterlos al baño con las fiebres y hasta jeringarlos cuando cualquiera tenía anemia aunque fuera por la calle; además no sangraba nunca y se le ‘iban’ bastantes enfermos. Era soltero y esto daba cierta vergüenza a las zagalas y a las recién casadas para descubrirle ciertos males, dándose el caso de morirse alguna antes de consentir en ‘descubrirle ciertas enfermedades’”114. Todo ello tenía como consecuencia lógica el desánimo profesional del galeno: “Procuro tratar a mis enfermos con toda la ciencia posible, pero o no me entienden o no quieren entenderme, y esto me aburre y me entristece”115.

Por todo ello, no era nada de raro el trasiego continuo de médicos y de otros facultativos en los pueblos. Cuando el médico empezaba a comprender la topografía del país y las enfer- medades reinantes, se le despedía sin contemplaciones y se contrataba a otro. Ninguno les parecía nunca bien, todos tenían siempre muchos defectos y de esta desconfianza se benefi- ciaban los curanderos.

112 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 77 113 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 16 114 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 33 115 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 34

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Luego estaba el papel tan importante que jugaban los caciques de los pueblo, a cuyos capri- chos debían plegarse los facultativos. Desde el puesto de alcalde o concejal, al que accedían con abundancia de votos gracias a su popularidad o a los favores que les debían los más pobres, en el pueblo se hacía siempre su voluntad. Por eso, “cuando viene un facultativo, [el cacique] va a visitarlo, le habla mal de todos, le aconseja que no se fíe de nadie más que de él, y como no se deje barajar, le vuelve la espalda y a desacreditarlo. Se mete en casa de los enfermos, pregunta qué les ha mandado y qué les ha dicho, lo fiscaliza todo, y acaba por aconsejarles que no se fíen del médico y que llamen a Bartolo el curandero”. Alguno de estos caciques criticaba que “todo es recetar ‘ninas’ y ‘ninas’, y yo, que leo muchas recetas de las que hace en casa de los enfermos, nunca puedo sacar en limpio lo que pide a la botica”116.

Decidido el famoso bacteriólogo madrileño del cuento a impartir en su pueblo una serie de conferencias para mejorar los conocimientos sanitarios de sus paisanos, en la primera tratará de “Las poblaciones rurales, lo que debieran ser y lo que son”. Comienza diferenciando la sabiduría que tiene que ver con las necesidades espirituales de la persona, y la que sirve para proporcio- nar mayores comodidades a la vida e incluso prolongarla. Esta última constituye las llamadas ciencias positivas o prácticas, entre las que se encuentra la Higiene, que desde la antigüedad ha gozado de gran estima en todas las civilizaciones.

Al tratar de Higiene pública pondera las ventajas de los pueblos frente a las grandes ciuda- des. Pero es necesario también urbanizarlos con calles espaciosas y rectas, bien pavimentadas, con alcantarillado, árboles y jardines. Las casas serán amplias e higiénicamente construidas. “Si a ello añadís una alimentación sana, trabajo moderado y costumbres morigeradas, viviréis mu- chos años libres de enfermedades”. Lanza a continuación una tremenda filípica contra la escasa sanidad de las casas y de las costumbres de sus propios paisanos:

“Pero desgraciadamente sucede en muchos pueblos, como en este, todo lo contrario; pa- recen un montón de casas apiñadas alrededor de una torre, con calles estrechas y tortuosas, entendido que donde no entra el sol, entra el médico; sin aceras ni pavimento que haga el sue- lo impermeable, sin facilitar corrientes de aguas de lluvia, etc., etc. Vuestras casas son nichos para enterraros en vida, cuando tan barato tenéis el terreno y los materiales de construcción, con unas ventanas o balcones donde apenas podéis asomar vuestras cabezas, y distribuidas en forma que los dormitorios donde pasáis ocho o nueve horas diarias no tienen luz, ventilación y menos capacidad de aire para estar una sola. Debía dictarse una medida severa para desterrar esas alcobas, donde pueden enfermar los sanos y no curarse los enfermos […] si a esto se añade el que hemos visto algunas en pisos bajos, de suyo insalubres para vivienda […] Las cocinas al lado del fregadero, y sobre todo los retretes, la mala costumbre de los pozos negros, que ni se limpian nunca ni se desinfectan con frecuencia, etc., etc., son las principales causas de la insalubridad de vuestras habitaciones. Una costumbre detestable es la que tenéis de construir los establos y pocilgas dentro mis- mo de las casas, donde se van acumulando estiércoles de los que se desprende una atmósfera infesta que respiráis constantemente. Además, esa convivencia con los animales os pone en

116 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 45, 42

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constante peligro de que se os contagien las enfermedades que ellos padecen y que son muy transmisibles al hombre, entre las cuales, llamadas epizootias, las hay verdaderamente graves. Respecto a policía urbana no hay para qué decir que ni siquiera se conoce; cada vecino tira a la calle todo lo que en su casa le estorba, convirtiendo la vía pública en un sumidero común, cuando con simplemente un carro de limpieza pública que diariamente diera vuelta recogiendo por las mañanas toda la inmundicia para llevarla lejos, quitaríais muchos peligros. Igualmente puede decirse de los estercoleros, que parece como si ex profeso rodearan todo el pueblo para que no venga aire de ninguna parte que deje de pasar por alguno de ellos, lo cual hace que arrastre sus gérmenes de fermentación. Así no es posible que respiréis aire puro ni que el pueblo pueda considerarse como sano. Asusta pensar el número de microbios que hay en estas atmósferas impuras, que podrían seguramente contarse por millones”117.

Termina con una cita del médico francés Mr. Miquel referida al Hospitaux Montsouris de París, y la proyección de imágenes de los gérmenes patógenos responsables de las principales enfermedades infecciosas.

La numerosa asistencia a esta primera conferencia salió sin duda ofendida en su amor pro- pio, pues a la siguiente que había programada sobre “La alimentación y el trabajo del obrero agrícola”, la concurrencia fue ya mucho menor. En la misma trató el médico ilustrado sobre la salubridad de los trabajos campesinos, que tonifican todos los músculos en medio de ambientes con aires puros y soleados (el sol, añade, es un poderoso oxidante de las impurezas orgánicas). Sobre la alimentación reconoce su escasez “por el insignificante jornal que gana el bracero, lo cual era, a su entender, una injusticia social”, destacando especialmente la peligrosa “costumbre de comer los animales sacrificados, enfermos y hasta los muertos, origen de muchos botulismos y no pocas infecciones graves”118.

Naturalmente, ya no tuvo lugar la tercera conferencia pues a la misma no acudió ya prácticamente ningún vecino de Villaporcina. A modo de resumen el célebre bacteriólogo estimaba pensando en sus paisanos, “que los pueblos abandonados en su moralidad, su instrucción e higiene, están llamados a desaparecer. El que se oponga al progreso, será arrollado por él”119.

Pese a los treinta años transcurridos desde la revista turolense La Asociación a la novela corta Villaporcina, el desafecto de los pueblos rurales hacia los profesores sanitarios sigue ple- namente vigente. El desprecio hacia lo que se ignora parece formar parte del alma popular. Tampoco en esto advertimos grandes cambios.

117 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 91-94 118 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 95 119 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 101

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Enfermedades

Una buena descripción de las enfermedades más prevalentes de la época, la encontramos en la visita que giran a los pacientes de Villaporcina el médico titular acompañado del célebre bacteriólogo que vuelve de nuevo a su pueblo natal. Vamos a ver cómo hacen el diagnóstico en función de los ­síntomas que observan, su pronóstico y el tratamiento que consideraban debía aplicarse, y que, por la ignorancia de los pacientes, casi nunca se ejecutaba:

- ‘Grippe’ cardiopulmonar: Los dos médicos toman el pulso, miran la fiebre, examinan los esputos y auscultan el pecho del enfermo. Coinciden en el diagnóstico, en el agente causal (infección por el bacilo de Pfeiffer) y en el tratamiento a seguir: ventilar y airear la habitación o sacar al paciente a una habitación soleada y administrar algunas inyeccio- nes coloidales. Los familiares, sin embargo, prefieren aplicarle el tratamiento empírico tradicional de mantenerlo en cama con abundante ropa y botellas de agua caliente para que el enfermo sude. Es decir, la vieja idea de la medicina hipocrática que busca “cocer el humor”, expulsar el “humor pecante” a través de la sudoración. Todavía se aprecia mejor esta querencia hacia la escuela médica de Cos al proponer la sangría como el re- medio más adecuado para sanar al enfermo, y que “de ninguna manera consentían que lo jeringara [le administrara inyecciones]”120 - Metroperitonitis puerperal: Paciente puérpara que parió seis días antes asistida por la parteadora del pueblo. Al agravarse el proceso avisan al titular al cuarto día, cuando “ya el olor fétido denunciaba a la legua la infección loquial. Los escalofríos erráticos, la fiebre, la hinchazón del vientre y hasta algo de diarrea, no dejaban duda del diagnósti- co, y que ante la gravedad del caso no había minuto que perder. Sabiendo la malísima costumbre que tienen de no limpiar a la parturienta y hacerla permanecer en la cama con el ‘lecho’, como llaman a toda la sangre y amnios, dispuse, entre otras cosas, que la cambiaran de cama y hacerle unos lavados antisépticos de la matriz. Ni la han limpiado ni han consentido que se le hicieran los lavados; porque, dicen, que el frío y el agua es mortal para las parteras”. Cuando los médicos pasan a ver a la enferma, los olores nau- seabundos, los vómitos, el enfriamiento de las extremidades y el hipo, anuncian el triste desenlace que esperan121 - Fiebre tifoidea: Aceptado que se trata de una infección típica del bacilo de Eberth, el titu- lar propone tratarla con irrigaciones intestinales y antisépticos por vía oral y, para bajar la fiebre, antipiréticos y baños templados. Sin embargo estos últimos son rechazados de plano por la familia y solamente han dejado que se aplique al enfermo compresas frías, por eso temen los médicos que “si la hipertermia determina algún ataque de asistolia, como la digital no haga algún milagro, estamos perdidos”122

En el capítulo final, cuando ya ha regresado a Madrid el bacteriólogo de Villaporcina y el buen médico titular está a punto de dejar el partido para el día de San Miguel, “porque su ene- migo, el concejal tan hablador, había hecho una campaña que lo malquistó con todo el pueblo y

120 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 70-72 121 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 72-73 122 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 73-74

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tuvo que dimitir la titular”, aparece en la localidad un enfermo que acaba de llegar de Marsella donde poco tiempo atrás se había declarado el cólera. Esta circunstancia y los trastornos gástri- cos que padecía, obligaron al galeno a advertir al alcalde de la sospecha de un caso colérico y de la necesidad de tomar medidas rápidas de aislamiento, pues “es muy difícil hacer el diagnóstico clínico diferencial entre el cólera nostros y el cólera morbo; yo creo, dada la procedencia del enfermo y los síntomas que presenta, que toda precaución está justificada. Aislemos el caso lo primero, reúna usted la Junta de Sanidad con carácter urgente para esta tarde, a la que aun podré asistir, pues hasta la mañana no me marcharé”123.

Y así lo hizo el alcalde, ordenando el aislamiento inmediato del enfermo y de los que lo asistían, ante las quejas que inmediatamente levantaron los parientes. Por su parte la Junta de Sanidad convocada, culpó precisamente al propio médico que abandonaba la titular por ‘de- jarles el cólera’. Como era preceptivo, el buen médico antes de partir envió sendos oficios por correo al Inspector provincial de Sanidad y al Subdelegado del partido participándoles el caso y la responsabilidad que adquiría el alcalde. Al día siguiente se personaron ambos en Villapor- cina y comprobaron, efectivamente, que aparentemente era un caso de cólera del que falleció el paciente esa misma tarde. “Se hizo la autopsia del cadáver, y las lesiones coincidían con las anatomopatológicas del cólera morbo; sólo faltaba el análisis bacteriológico que confirmara el diagnóstico, para lo cual se recogieron las heces fecales de los intestinos y se mandaron al Labo- ratorio Central”, donde se confirmó la presencia del bacilo vírgula de Koch y, por lo tanto, que se trataba del cólera morbo asiático. “Una comisión numerosa de individuos de Sanidad, provista de material sanitario, se trasladó a Villaporcina; pero ya era tarde para evitar que se contagiaran muchos vecinos. El germen se desarrollaba allí […] produciendo muchas invasiones y no pocas defunciones”124.

Comparando las enfermedades más prevalentes de la provincia de Teruel a fines del siglo XIX, según las páginas de La Asociación, con las que se citan en Villaporcina, encontramos que tanto las fiebres tifoideas como las infecciones puerperales estaban muy extendidas en esas etapas. La cita en la novela de la gripe es novedad, pues no se olvide que la terrible epidemia de gripe española que hubo en España y en gran parte de Europa se produjo el año 1914 (dos antes de la publicación de la novela). La referencia final a los casos de cólera nos parece un tanto exagerada a la altura de 1916, pues las grandes epidemias se había producido en los años finales del siglo XIX, y aunque hubo algunos casos años más tarde nunca alcanzaron la gravedad de la denunciada en las páginas de La Asociación.

Higiene pública

A pesar del pésimo estado higiénico que según nuestro médico novelista padecían los pue- blos aragoneses en las primeras décadas del siglo XX, no faltaron reglamentaciones oficiales ni los consejos de expertos para cambiar la situación. Todo para higienizar los lugares, siguiendo las recomendaciones de los sanitarios que recordaban que “la limpieza es salud”.

123 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 107 124 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 108-109

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También las autoridades municipales cooperaban, a veces amenazando en sus bandos con sanciones a quienes incumplieran las normas mínimas de higiene. Por ejemplo, obligar a que cada vecino limpiara la frontera de su fachada, la prohibición de arrojar inmundicias a la vía pública o de tener animales pastando en la misma. Normas, como vemos, básicas de la sanidad municipal, pero era muy difícil vencer la costumbre y la mala fe de muchas personas que se revolvían violentas contra las sanciones y contra quienes las imponían. De nada servían los esfuerzos de los médicos rurales, pues “Primero se mata un hombre que se quita una costumbre, pero los pueblos ignoran que hay costumbres que matan, no uno, sino muchos hombres al año, y que en nuestro país no es donde menos se puede comprobar este aserto con la cifra de mortalidad que acusamos”125.

Varias escenas las sitúa el autor en el cementerio del lugar para criticar el descuido y la su- ciedad de su conservación, pues los pueblos “cuanto más ilustrados, tienen más cuidado de sus cementerios”126.Aprovecha asimismo para censurar las supersticiones y las creencias populares de almas en pena asociadas a los muertos y a los camposantos. En esto, tampoco se habían pro- ducido grandes cambios en los pueblos de Teruel en lo que se llevaba de siglo XX.

Higiene escolar

En calidad de inspector de higiene escolar, el médico titular invita a su ilustre colega de Ma- drid a realizar la con él la preceptiva visita mensual a la escuela de Villaporcina, donde el maestro se esfuerza por fomentar la educación física y hábitos saludables de sus discípulos. Aprovecha para proponerle que pronuncie una conferencia, precisamente, sobre una de las enfermedades más peligrosas de la época: la tuberculosis. En la misma cita los trabajos del ilustre tisiólogo José Verdes Montenegro y Páramo (nacido el mismo año que Federico Rivelles con quien estudió la carrera de Medicina en Valencia)127. Con un lenguaje sencillo de fácil comprensión para los alum- nos, desgrana la lección hablando de los microbios y de las numerosas enfermedades infeccio- sas que pueden producir, la necesidad de los ambientes saludables y de la buena alimentación.

La tuberculosis o tisis fue una de las enfermedades que causó mayor mortalidad en la socie- dad durante siglos, lo mismo en el mundo rural que en el urbano, en los años de La Asociación como en los de Villaporcina.

125 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 22 126 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 57 127 José Verdes Montenegro y Páramo nació en Valencia el 5 de septiembre de 1866. Doctor en Medicina y Cirugía (1892). Se especializó en enfermedades del pulmón, concretamente en el campo de la tuberculosis, cuya propagación estaba en auge en esos tiempos. Trabajó en el Laboratorio Central de Medicina Legal y en el Laboratorio Municipal de Madrid. En 1901 fundó el primer dispensario en España an- tituberculoso, en la Policlínica Cervera, de carácter privado, convertido en público en 1908 con el nombre de Dispensario María Cristina. Contribuyó a la creación de la “Fiesta de la Flor”, en la que se obtenían cada año cuantiosos fondos para luchar contra la tuberculosis; con los que fundó el primer Sanatorio Popular de Húmera (Madrid) del que fue su primer director. En 1919 creó en el Dispensario Reina Cristina, la Escuela Española de Tisiología, en colaboración con otros distinguidos especialistas. A él se debió la promoción y desarrollo de los Sanatorios Antituberculosos de las Peñuelas, que desempeñaron un gran papel en la prevención y tratamiento de la enfermedad. En 1933 fue Director General de Sanidad. Publicó abundantes libros, destacando Tratamiento de la tuberculosis por los productos baci- lares y La tuberculosis pulmonar y su tratamiento. En el Tratado Marañón y Hernando, escribió el magnífico capítulo de “Tuberculosis pulmonar”. También tradujo varias obras del francés y del alemán, y colaboró asiduamente en acreditadas revistas médicas españolas. Miembro de la Real Academia Nacional de Medicina. Fuente: Académicos numerarios del Instituto de España (1938-2004), Instituto de España, Madrid, 2005

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Monreal del Campo poco después del paso por la villa del médico segorbino Federico Rivelles

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Intrusismo profesional

Junto a la nómina oficial de profesores sanitarios, en los pueblos nunca falta la presencia de “algún tornahuesos y algún afamado curandero para cuando uno se rompe media crisma o está dañado de mal de ojo, y hasta por si el facultativo no entiende la enfermedad de algún vecino o de alguna caballería, que para el caso es lo mismo”128. Por supuesto, en el caso de médicos jóvenes o solteros rara vez eran llamados para asistir en los partos, y tenían que remediarse las mujeres preñadas con la asistencia de parteadoras que compatibilizaban a menudo este oficio con el de fregonas.

Bartolo, el curandero oficial de Villaporcina que no sabe leer ni escribir, recibe las visitas de los enfermos más ignorantes, achacando la causa de las enfermedades a fenómenos sobrenatu- rales y a brujería. Y no le va mal la vida, pues frecuenta más que ningún otro vecino la taberna del pueblo.

Largo y tendido se extendía ya La Asociación a finales del siglo XIX con el problema de los curanderos de los pueblos. Pasados treinta años, como vemos, las cosas seguían poco más o menos igual.

Ejercicio profesional de la farmacia

También hay interesantes referencias a los trabajos de los mancebos de las boticas de los pueblos. Recuerda su dedicación primera “a picar linaza, envolver papeles y hacer píldoras”, teniendo mucho cuidado de no estropear ni malgastar los medicamentos129. Claro que, nada tenían que ver esas pequeñas farmacias rurales con las de Madrid: “¡No era nada la diferencia de lujo y arsenal de cacharros, pesos, retortas y matraces comparada con la de su pueblo!” Al principio, como simples mozos de almacén y laboratorio, vestían viejas blusas y se encargaban básicamente de “fregar cacharros y coleccionar paquetes en la estantería”. Superada esta etapa profesional, aprendiendo modales y empezando a conocer las drogas más importantes, como por ejemplo distinguir entre la digitalina amorfa y la cristalizada, pasaban ya al despacho de medicamentos en el mostrador y a recibir un modesto sueldo130.

Ejercicio profesional del analista clínico

Terminada la licenciatura en Medicina que venía a costar no menos de siete años, tras dos o tres años más de estudio se alcanzaba la borla de doctor y se opositaba a plaza de médico de laboratorio, disponiendo ya del correspondiente microscopio para la realización de los análisis biológicos. De esta forma los bacteriólogos españoles iniciaban en las primeras décadas del siglo XX la aplicación de la seroterapia y la vacunación.

128 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 16 129 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 9-10 130 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 10-11

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Ideología regeneracionista y conservadora

Ya desde el mismo objetivo que se plantea el autor en su obra, se aprecia claramente una mentalidad regeneracionista que trata de buscar remedio al problema de la educación sanitaria en el mundo rural. Por eso no es extraño que cite a Joaquín Costa en un par de ocasiones, como por ejemplo cuando recuerda:

“Es el mal general de todas las poblaciones rurales de España: que no atienden al sacerdote, al mé- dico ni al maestro, y así no hay regeneración posible. Ellos son como son, nosotros lo que debemos ser; no he visto ninguno de estos tres elementos que integran principalmente la educación social que dejen de cumplir con su deber; lo que sucede es que la masa donde la levadura de nuestra incesante labor ha de fermentar, no está en condiciones; mal podemos cumplir con el consejo que nos legó Costa de defender la nación con el libro en la mano, cuando más de la mitad de los españoles no saben leer”131.

Junto a estos pensamientos socialmente avanzados, apreciamos también en Federico Rive- lles la importancia que concede al orden establecido, a la necesaria obediencia a las leyes y a los gobernantes sabios. En este sentido resulta bastante ilustrativo de su pensamiento cierto diálogo entre el médico protagonista y su hermano, entonces alcalde de Villaporcina que ha fra- casado en sus intentos para que el pueblo adopte medidas imprescindibles de higiene pública. Habla el médico famoso y le contesta el alcalde:

“A la autoridad, fuera de la clase que fuere, no se le oponen reparos a sus órdenes; se la obedece sin discutirla. Así debía ser, pero sucede al revés, das una orden y se principia por discutirla y se acaba por no obedecerla. Al menos es lo que sucede en Villaporcina, y si no ya ves lo que ocurrió cuando quise tomar las primeras medidas de higiene que tú me recomendabas en tu carta. Porque son unos malos ciudadanos. El principio de autoridad se basa en las elecciones, don- de cada elector debe votar al que cree que pueda desempeñar mejor el cargo por su ilustración y por su honradez. Así debiera también ser, pero no es; he visto muchas veces ganar las elecciones al que más dinero ha repartido o al que ha convidado a más vasos de vino en la taberna. Por eso resulta lo que resulta; que la autoridad no se respeta, y el imperio del desorden suele ser la forma de gobierno; los primeros falseadores de la ley son los que luego han de representarla; los de abajo no obedecen a los de arriba, porque todos están contami- nados del mal de origen”132.

Vuelve de nuevo el autor sobre el tema del caciquismo y de la ignorancia de los pueblos, en este diá- logo en el que se ponen claramente de manifiesto los intentos de los gobiernos por fomentar la instruc- ción pública y las dificultades que encuentran para ello. Así se expresan estos ilustrados interlocutores:

“Yo siempre he dicho que la instrucción debe ser obligatoria, si el Gobierno quiere conseguir buenos ciudadanos que respeten las leyes.

131 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 35 132 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 55

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Precisamente en ese sentido trabajan todos los ministros de Instrucción pública, haciendo el censo escolar, castigando a los padres cuyos hijos no asistan a clase, etc., etc., don Juan. Pero no pasan de ser letra muerta esas disposiciones –replicó el cura; -Hay que hacerlas cumplir a la fuerza, como el servicio militar obligatorio, porque tan bueno es lo uno como lo otro. Si a esta gente se les dejara hacer lo que quisieran en la cuestión de quin- tas, como se les deja en la cuestión de la enseñanza, ninguno iría soldado. ¡Buenos son ellos para defender voluntariamente la Patria! Da vergüenza la cifra de analfabetos que tiene España, y a este tenor va nuestro retraso en todo; los que nada saben opinan que están a su misma altura los demás. Todo eso es verdad, señor cura –añadió el doctor, - y nadie negará lo que dijo Costa, que la despensa de una nación está en la escuela, y hasta se podía añadir que la moralidad y la higiene”133.

Notamos asimismo una cierta querencia favorable al creacionismo, sin que ello suponga una oposición clara a las teorías evolucionistas (término que se menciona de pasada). Aprovecha una excursión al campo con su sobrino para extasiarse en la contemplación de las bellezas naturales:

“Respirando el aire ozonizado de la montaña […] La Naturaleza, con su salvaje belleza, agolpaba a su imaginación, tan dada a profundos pensamientos, ideas de lo mucho que había leído sobre la constitución del universo y la armonía de sus fuerzas; al mismo tiempo pensaba lo necesaria que es la educación en el hombre para saber apreciar tanta grandiosidad […] para comprender cómo en la obra sabia de Dios nada se pierde ni se destruye, sino que todo cambia y se metamorfosea […] Nosotros, aunque la obra más perfecta de la Creación, no somos más que un átomo, una parte insignificante de la materia cósmica animada por una fuerza que es la vida; ésta pasa, después de su evolución, y en esa transformación incesante de la materia y de la fuerza el hombre se desgasta, se destruye, muere; pero es para dar nueva vida a otros seres que renuevan la existencia”134.

Proyección social: publicismo y vulgarización sanitaria

Lo mismo que veíamos en Por no vacunarse, narración redactada por Rivelles en forma de cuento infantil y dirigida sobre todo a los niños, Villaporcina es un texto en absoluto asequible a estas mentalidades. Al contrario, pensamos que por el léxico empleado, las elaboradas cons- trucciones gramaticales del texto, la misma extensión del mismo, el pequeño tipo de letra de la edición, la total ausencia grabados o ilustraciones, por no hablar de las eruditas digresiones técnicas o del mismo argumento en el que nunca aparecen niños, el relato difícilmente puede resultar atractivo ni siquiera inteligible para éstos. Lo cual no quiere decir que la obra no sea efi- caz desde el punto de vista divulgativo. En absoluto. Ocurre es que el principal aprovechamiento intelectual lo van a obtener los adultos.

Refuerza esta idea el generoso empleo de refranes, dichos y voces netamente populares ara- gonesas, con las que el autor parece querer acercarse a la mentalidad de sus posibles lectores del mundo rural. Lo mismo que el recurso frecuente a los diálogos, amenos y graciosos muchas

133 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 77-78 134 RIVELLES IBÁÑEZ, F. (1916): Op. cit., 63-65

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veces, como forma expresiva que se plantea a menudo entre los protagonistas. Todo ello, pen- samos, indica también la intención vulgarizadora de la narración.

Desde el plano puramente técnico el relato es impecable. La descripción de las enfermeda- des, sus síntomas, elementos de diagnóstico, pronóstico y tratamientos se atiene perfectamente a los cánones científicos de la medicina del momento.

En cuanto a la consideración social del médico, a diferencia de lo que expone Rivelles en Por no vacunarse, en Villaporcina apreciamos perfectamente las fuertes tensiones que se pro- ducían entre los pueblos y los médicos. En efecto, por lo que conocemos de los estudios que anteriormente hemos dedicado a la situación profesional de los sanitarios rurales en la España de fines del siglo XIX y comienzos del XX135, pensamos que el contexto médico-administrativo que se dibuja en Por no vacunarse es bastante idílico e irreal. Sin embargo en Villaporcina se aprecian mejor los problemas profesionales de la sanidad rural española, pues en las primeras décadas del siglo XX existía una plétora de profesionales de la salud en toda España que daba ocasión a que malvivieran en los más pequeños pueblos varios médicos, cirujanos, boticarios o veterinarios, sometidos todos a una fuerte competencia en tarifas e igualas, que solían aprove- char alcaldes, gobernadores o los mismos caciques del lugar para efectuar frecuentes ajustes a la baja, con reglamentaciones y exigencias draconianas que por ejemplo les impedía salir de la localidad sin permiso expreso de la autoridad, o bien perder o ganar la titularidad en función de los frecuentes vaivenes ideológicos, pues no era raro que los políticos locales buscasen el apoyo intelectual de los sanitarios, cuya opinión solía al final pesar en la opinión de la gente.

Lo mismo que vimos también en el cuento Por no vacunarse, la novela corta Villaporcina se lee de un tirón por la sencillez de su redacción y por su amenidad. De hecho la consideramos un buen exponente de la actividad publicista de los médicos de pueblo de cara a mejorar la edu- cación sanitaria de sus convecinos. Conviene resaltar esta circunstancia, pues con demasiada frecuencia se desconocen los méritos de estos sanitarios rurales eclipsados a menudo por el resplandor, a veces dudoso, que despiden los grandes profesores universitarios.

Asimismo la edición es sencilla pero de gran belleza tipográfica. La total ausencia de erratas, la discreción de los encabezamientos y arranque de capítulos, la homogeneidad del tipo de letra usado en todo el texto, con algún toque en cursiva o nota explicativa a pie de página, dan una imagen de limpieza y de elegancia editorial que llama la también la atención.

Conclusión final

Tal como señala el título de la publicación de Federico Rivelles, Villaporcina (significativo nombre del pueblo de Aragón donde se desarrolla la trama), indica ya el pésimo concepto que el autor tiene formado de la sanidad rural. Como asimismo es mala la imagen que muestra del carácter íntimo de los moradores de estos lugares, ignorantes y esclavos de los caciques que dominan estas sociedades.

135 JAIME GÓMEZ, J. DE; JAIME LORÉN, J.M. DE (1987): Op. cit. 15 p.

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Igualmente se muestra pesimista a corto plazo con las posibilidades de promoción intelec- tual de sus gentes. Pensamos que esta visión tan negativa del mundo rural aragonés, ciertamen- te exagerada, es consecuencia, seguramente de la propia frustración profesional de Rivelles o de su mala experiencia personal como médico en estos pueblos.

De todas formas, si comparamos la imagen de la sanidad rural turolense en las dos primeras décadas del siglo XX, con la que conocemos a través de las páginas de la citada revista La Asocia- ción, en las décadas finales de la centuria precedente, apreciamos lo poco que habían cambiado las cosas en ese tiempo en los pueblos de Teruel.

El practicante moderno

Bajo el título completo de El Practicante moderno. Elementos de patología y terapéutica ge- neral, síntomas y tratamiento de las enfermedades agudas de medicina y cirugía, con formulario de urgencia para cada una de ellas, Federico Rivelles, entonces médico titular de Monreal del Campo, editaba este libro en 1916 en la imprenta de Domingo Clarasó, situada en el número 17 de la calle Villarroel de Barcelona. El ejemplar que conocemos se halla en la Biblioteca Nacional, sig- natura 2/88356, está dedicado a El Monitor sanitario con la firma del autor el 20 de enero de 1916.

Se trata de un texto grueso de 320 páginas que se vendía en la época a 3 pesetas, dirigido sobre todo a los practicantes, muchos de los cuales ejercían entonces a bastantes kilómetros del médico más cercano. A menudo debían éstos prestar los primeros auxilios a enfermos graves o que precisaban atención urgente, momentos en los que no hay tiempo que perder y cuando de su acierto en el diagnóstico y pericia en el empleo de los primeros socorros, dependía la salva- ción del enfermo. El texto se estructuraba en los siguientes apartados:

- A los practicantes - Primera parte: Nociones generales o Patología, terapéutica y clínica.- Medicina y Cirugía.- Causas de las enfermedades.- Síntomas.- Medios de exploración.- Interrogatorio y examen del enfermo.- Diagnósti- co.- Pronóstico.- Tratamiento.- Medicación, dosis y toma o Microbios y enfermedades.- Asepsia y antisepsia o Higiene del enfermo.- Aislamiento.- Desinfección o Inyecciones hipodérmicas de medicamentos.- Inyecciones de sueros.- Lavado de la sangre.- Suero de Hayem.- Indicaciones y contraindicaciones o Prácticas frecuentes.- Baños.- Lavado de la vagina y de la matriz.- Enemas.- Lavado del intestino.- Lavado del estómago.- Vaporizaciones.- Masaje.- Análisis de orinas o Socorros de urgencia.- Respiración artificial.- Cohibición de hemorragias.- Primera cura.- Traslado de heridos.- Botiquín.- Instrumental - Segunda parte: Enfermedades en general (ordenadas alfabéticamente, con indicación de sus características y de los tratamientos) - Índice general - Índice de las enfermedades agudas según los aparatos, órganos y tejidos que interesen

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Tal como se indica ya desde el título, se trata de una obra dirigida a la clase de practicantes, está redactada con un lenguaje sencillo, fácil de entender, en el que con un criterio bastante práctico se dan las nociones básicas para resolver los principales problemas sanitarios que pue- den plantearse en el trabajo normal en ausencia del médico titular. Es una especie de manual para practicantes que debió ser de gran utilidad.

Federico Rivelles Ibáñez en Unión médica

Hasta el número 23 no supimos que el colaborador que firmaba sus artículos bajo el sobre- nombre de Sinapismo corresponde al médico de Monreal del Campo Federico Rivelles Ibáñez. Y ello gracias a una breve referencia que hace de su novela Villaporcina en nota a pie de página. Dice así: “Villaporcina es el título de una novela corta de costumbres antihigiénicas que por una peseta podrán ustedes comprar muy pronto. Preparen la peseta que las cuartillas ya están en la imprenta y sujeten los nervios cuando caiga el librito en sus manos”136.

En el último número de 1915, se pregunta Sinapismo en una de sus Mostazas, “Quién soy yo?” Acaba de recibir la visita del director de Unión médica José Boullón, quien le pide “manda Mostaza para todos los números, porque parece que se lee con gusto y hasta algunos preguntan quién es Sinapismo”. Y aquí hace un breve repaso de su vida que transcribimos a continuación:

“El pasado fue una vida de estudiante como todas: juventud, alegría, diversiones económicas (por falta de dinero) durante ocho meses en la capital, el noveno, que siempre coincidía con mayo, el parto; reclusión perpetua con unos programas a unos libros delante que producían hastío y sueño, pero que no dejaban dormir. Unos exámenes, veraneo de aburrimiento en el pueblo y vuelta a empezar. El presente ya creo que se les ha dicho a ustedes, y si no sépanlo de una vez para siempre, porque me molesta que me hagan repetir las cosas: treinta años de médico de partido que me han partido por el eje. Tengo señora, familia y unos trastos desvencijados por el movimiento de los carros, que conocen las casas de unos cuantos pueblos. Creo que si hablaran saben más geografía que yo. Conozco muchos caciques, a quienes debo el favor de haberme enseñado los placeres de la vida errante; han sido todos muy buenos amigos, según ellos, al principio y luego han resultado muy … (aquí en los puntos suspensivos pongan ustedes lo que quieran). El porvenir negro, muy negro, como un borrón muy grande; imagínense que he volteado todo el tintero en estas cuartillas. Y ahora dirá el lector: pues esa es la historia de todos los médicos de partido, que sabemos por experiencia propia. Sí, la misma, la eterna canción del bohemio, la del fracasado en la vida, la del que se ahoga en el mar sin orillas de la pena …, y como no tengo dónde, ni a quien contarla, os la cuento a vosotros en las columnas de la Unión médica. ¿No ves, querido lector, en el fondo de mis Mostazas una pena honda cubierta con el sarcasmo de la ironía? Es la del cómico que se pinta la cara para hacer reír; ¿pero creéis que él se ríe?”137

136 SINAPISMO (1915): Mostaza. Carta abierta para la señora curandera de Ilarregui (Navarra). Unión médica, 23, 243 137 SINAPISMO (1915): ¿Quién soy yo? Unión médica, 24, 255

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CONCLUSIONES

Repasando artículos, notas y noticias aparecidas en los 24 números primeros deUnión médi- ca, sacamos una serie de conclusiones que pasamos a comentar seguidamente:

1. El atrevimiento y la valentía de estos modestos médicos de pueblo para sacar en pleno siglo XX una revista profesional desde una pequeña localidad de la ribera del Jiloca, ale- jada por muchos kilómetros de distancia de los grandes centros de decisión y de poder 2. El sello particular que imprime a la revista el carácter y la personalidad de su director, José Boullón Cavezudo, alma mater de la misma 3. Tal como se anuncia en la cabecera de la publicación, en la Unión médica priman mucho más los artículos y noticias que se ocupan de las inquietudes asociativas de los médicos del mundo rural, que las puramente científicas 4. También los contenidos que hacen referencia a aspectos relativos al ejercicio profesional tienen amplio eco en las páginas de la revista 5. Se nota que el periódico constituye el órgano de expresión de la Junta provincial de Zara- goza de UMN, pues de los pueblos de la provincia procede la mayor parte de suscriptores 6. También de los pueblos zaragozanos llegan muchas colaboraciones y correspondencia, especialmente importante y combativo fue el núcleo de médicos que ejercía en la co- marca de las Cinco Villas 7. Analizada la mala situación que entonces padecían los médicos rurales, dos causas apa- recen como grandes responsables: la desunión entre los profesores y la excesiva con- fianza en los políticos de turno. En este sentido nos llama la atención lo poco que han cambiado las cosas en los cien años transcurridos desde entonces 8. Destacan por su originalidad y gracejo las colaboraciones del médico de Monreal del Campo Federico Rivelles Ibáñez, autor asimismo de otras obras que analizamos también en nuestra investigación

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Portada de una de las obras de Federico Rivelles

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ANEXOS

Anexo 1. Relación de los artículos publicados en laUnión médica.

Dejamos a continuación la referencia bibliográfica de todos los artículos, notas y noticias publicados en los números de la Unión médica consultados, que obran en la Biblioteca Nacio- nal de España, todos de 1915, el primer año de vida de la revista. Cuando registramos notas o noticias que se encuentran bajo un epígrafe general o cuando no se aprecia con claridad por su enunciado el contenido de la misma, entre corchete dejamos un breve resumen del asunto que trata. También queremos destacar que aunque en la revista aparece casi siempre el nombre y el primer apellido de los autores, siguiendo en esto la tradición anglosajona, nosotros hemos añadido el segundo apellido cuando hemos podido averiguarlo en nuestras pesquisas.

De cada artículo citamos por este orden el nombre del autor, año de publicación (todos 1915), título del artículo, número de la revista y páginas donde aparece. Son los siguientes:

ANÓNIMO (1915): D. Manuel Lozano López. 1, 5 ANÓNIMO (1915): La ley de Epidemias y sus enmiendas. 1, 8-9 ANÓNIMO (1915): El próximo periodo parlamentario. 1, 9 ANÓNIMO (1915): [“Ecos de la clase”, de De Diego]. 1, 9-10. De La Sanidad civil. En Noticias ANÓNIMO (1915): El Dr. Luis Suñé y Molist [Necrológica]. 1, 10. Del Boletín de la Asociación de médicos de Reus. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Comentario del Rey al Claustro de Doctores españoles para que les permite colaborar enseñanza pública]. 1, 9-10. De La Farmacia moderna. En Noticias ANÓNIMO (1915): Vacantes de médico titular. 1, 11-12; 2, 23-24; 3, 35-36; 5, 60; 6, 71; 7, 83-84; 8, 95-96; 9, 105-106; 10, 113-114; 11, 122; 12, 138; 13, 148; 14, 156; 15, 166; 16, 177-178; 17, 190; 18, 199; 19, 209-210; 20, 220; 22, 238-239; 23, 249; 24, 257-258 ANÓNIMO (1915): Vacantes de farmacéutico. 1, 12; 2, 24; 3, 36; 7, 84; 18, 200 ANÓNIMO (1915): Dr. D. Francisco Moliner y Nicolás. 2, cubierta. Retrato ANÓNIMO (1915): Real Academia de Medicina [Premios y donativos de 1914]. 2, 22. De laGace- ta de Madrid, 18 de enero. En Noticias ANÓNIMO (1915): [R.D. estableciendo el servicio especial de reconocimiento de cadáveres y comprobación de defunciones para el Registro civil]. 2, 22. De la Gaceta de Madrid, 6 de enero. En Noticias ANÓNIMO (1915): Oposiciones al Cuerpo de Sanidad veterinaria [para Inspectores de 1ª clase del Cuerpo de Higiene y Sanidad pecuaria]. 2, 22-23. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Oposición a la plaza de médico 3º del Hospital de la OrdenTercera de San Francisco de Asís]. 2, 23. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Nombramiento de Eduardo Pastor Guillén como profesor de Radiología de la Facultad de Medicina de Zaragoza]. 2, 23. En Noticias ANÓNIMO (1915): Correspondencia administrativa. 2, 24; 4, 48; 5, 60; 6, 72; 8, 96; 9, 106; 12, 138; 13, 148; 14, 156; 15, 166; 16, 178; 18, 200; 19, 210; 21, 232; 22, 239; 23, 249; 24, 258

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ANÓNIMO (1915): Aviso importante [La Comisión organizadora se ofrece a gestionar los expe- dientes de la Quinta Región Médica de viudas y huérfanos que se consideren con derecho a pensión según el nuevo Reglamento de epidemias]. 3, 33 ANÓNIMO (1915): Homenaje al Dr. Cortezo [en Madrid]. 3, 33. En Noticias. De El Siglo médico ANÓNIMO (1915): Monumento al Dr. Cortezo [En Villajoyosa]. 3, 33-34. En Noticias. ANÓNIMO (1915): Unión Médica Nacional [contribución de la provincia al monumento del Dr. Moliner a levantar en Valencia]. 3, 34. En Noticias. ANÓNIMO (1915): Contribución sobre utilidades. 3, 34-35. En Noticias. De El Siglo médico ANÓNIMO (1915): Médicos de la Armada. 3, 35. En Noticias. ANÓNIMO (1915): Médicos a Bélgica [también dentistas y farmacéuticos]. 3, 35. En Noticias. Del Monitor Belga ANÓNIMO (1915): Banquete [médico en honor del Dr. Tomás Maestre]. 3, 35. En Noticias ANÓNIMO (1915): Cruz de Beneficencia [al médico Alejandro Domínguez por los servicios pres- tados en la epidemia variolosa cuando era estudiante de Medicina]. 3, 35. En Noticias ANÓNIMO (1915): Gran Cruz de Alfonso XII [al Rector de la Universidad de Barcelona Dr. Corne- llá]. 3, 35. En Noticias ANÓNIMO (1915): Nombramiento [de catedrático de la Facultad de Veterinaria de Santiago a Eduardo Respaldiza y Ugarte, con un sueldo de 3.500 pesetas]. 3, 35. En Noticias ANÓNIMO (1915): Nombramiento [de cirujano del Hospital de San Francisco de Madrid al Dr. García de la Serrana]. 3, 35. En Noticias ANÓNIMO (1915): Dispensario antituberculoso [de Bilbao, dirigido por Francisco Lledó]. 3, 35. En Noticias ANÓNIMO (1915): Unión Médica Nacional. Lista de señores médicos inscritos. 4, 42; 6, 68; 7, 78; 9, 103; 13, 144; 14, 157 ANÓNIMO (1915): Primera lista [de suscriptores a favor del monumento al Dr. Moliner]. 4, 47 ANÓNIMO (1915): Conferencias en el Instituto Rubio [de Madrid sobre el cáncer]. 4, 47. En Noticias ANÓNIMO (1915): Dispensario de Cirugía general en el Instituto Rubio [del que se ha encargado el Dr. Slocker]. 4, 47-48. En Noticias ANÓNIMO (1915): Conferencia [del psiquiatra César Juarros en el Ateneo de Madrid]. 4, 48. En Noticias ANÓNIMO (1915): Ingreso [del Dr. Mollé en la R.A. de Medicina]. 4, 48. En Noticias ANÓNIMO (1915): Médico radiólogo [de la Facultad de Medicina de Valladolid, Francisco Miaja R. Eguren]. 4, 48. En Noticias ANÓNIMO (1915): Oposiciones [de farmacéuticos militares]. 4, 48. En Noticias ANÓNIMO (1915): Muerte sentida [del joven médico gallego Francisco García Méndez por una septicemia profesional]. 4, 48. En Noticias ANÓNIMO (1915): Muerte sensible [de Francisco Villanueva Esteve, secretario de la R.A. de Me- dicina Valenciana a consecuencia de los disparos de un paciente]. 4, 48. En Noticias ANÓNIMO (1915): Revistas clínicas recibidas. 4, 48. En Noticias ANÓNIMO (1915): El pleito de la Asociación Médica de Navarra. 5, 57-59 ANÓNIMO (1915): Descanse en paz [el médico de Juan Andrés Marín Sierra]. 5, 59. En Noticias ANÓNIMO (1915): B.L.M. recibido [del Presidente de la Comisión del Monumento al Dr. Moli- ner]. 5, 59-60. En Noticias

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ANÓNIMO (1915): Sentencia del Tribunal Supremo [que impide a un alcalde separar o destituir un médico titular]. 5, 60. En Noticias ANÓNIMO (1915): Vacantes de practicantes de cirugía. 5, 60; 7, 84 ANÓNIMO (1915): Necrología [madre de Tomás Tobajas]. 6, 70. En Noticias ANÓNIMO (1915): Necrología [familiares de Manuel de Frutos y de Florencio Llanas]. 6, 70. En Noticias ANÓNIMO (1915): Nuevo catedrático [de Anatomía en la Facultad de Medicina de Madrid, Leo- nardo de la Peña]. 6, 70. En Noticias ANÓNIMO (1915): Tribunal para oposiciones [a médico de familia de la Real Casa]. 6, 70. En Noticias ANÓNIMO (1915): Prórroga [del plazo para solicitar participar en las oposiciones a Inspectores de Higiene y Sanidad pecuarias]. 6, 70-71. En Noticias ANÓNIMO (1915): Oposiciones [a Inspectores provinciales de Sanidad presididas por Martín Salazar]. 6, 71. En Noticias ANÓNIMO (1915): Recepción en la Academia de Medicina del Dr. Bravo [Juan Bravo y Coronado, con el discurso sobre “La osteosíntesis en tratamiento de las fracturas de miembros”]. 6, 71. En Noticias ANÓNIMO (1915): Comentarios [a la carta de Ricardo Brieba]. 7, 77 ANÓNIMO (1915): Reunión y trabajos preparatorios [en Zaragoza de la Comisión organizadora de la UMN]. 7, 77 ANÓNIMO (1915): Necrológicas [la madre política del rector y senador R. Royo Villanova]. 7, 82. En Noticias ANÓNIMO (1915): Necrológicas [Enrique Brieba Quílez, médico de Rueda]. 7, 82. En Noticias ANÓNIMO (1915): Concurso de médicos de baños [con las adjudicaciones]. 7, 82-83. En Noticias ANÓNIMO (1915): Enfermos [hija de Augusto Almarza]. 7, 82. En Noticias ANÓNIMO (1915): Enfermos [intervención de dos abcesos perihepáticos a Pedro Arilla por el cirujano Ramón y Cajal]. 7, 83. En Noticias ANÓNIMO (1915): Gracias [al Boletín del Colegio oficial de médicos de la provincia de Tarragona por la reproducción de un artículo de Unión médica]. 7, 83. En Noticias ANÓNIMO (1915): Industrias químicas nacionales. Podríamos prolongar estas líneas con el título “Pro Patria”. 8, 92-93. De La Patria ANÓNIMO (1915): Publicaciones recibidas [Contribución al tratamiento de abscesos y fístulas tuberculosas, de Jacinto Martí]. 8, 93 ANÓNIMO (1915): Publicaciones recibidas [La gimnasia de las actitudes: el corrector anti-defor- mante, de M. Ordinás Roselló]. 8, 93 ANÓNIMO (1915): Nuevos inspectores provinciales de Sanidad. 8, 93. En Noticias ANÓNIMO (1915): Asistencia a la Guardia civil [con servicio médico-farmacéutico gratuito exten- sivo a sus familias]. 8, 93-94. En Noticias. Del Boletín de administración local ANÓNIMO (1915): Gracias [por reproducir en Hojas médicas de Zaragoza un artículo de Unión médica]. 8, 94. En Noticias ANÓNIMO (1915): Enfermos restablecidos [familiares de los doctores Manuel Basurte y Clemen- te Mariscal]. 8, 94. En Noticias ANÓNIMO (1915): Los médicos forenses [R.D. reorganizando el Cuerpo]. 8, 94. En Noticias. De la Gaceta de Madrid

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ANÓNIMO (1915): Sanatorio de Guadarrama [adelantan las obras de este centro antituberculo- so]. 8, 94-95. En Noticias ANÓNIMO (1915): Suspensión [de ciertos exámenes]. 8, 95. En Noticias. De laGaceta de Madrid ANÓNIMO (1915): [Comentarios sobre el artículo “Colegiación forzosa” de Vicente Lafuerza]. 9, 98-99 ANÓNIMO (1915): [Enfermedad de José Boullón]. 9, 104. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Pedro Arilla recupera la salud]. 9, 104. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Reunión de los médicos titulares del distrito de Montalbán en Muniesa]. 9, 104. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Aprobación del Reglamento del Cuerpo de Inspectores médico-escolares]. 9, 104. En Noticias. De la Gaceta de Madrid ANÓNIMO (1915): Publicaciones recibidas [Anuario médico-farmacéutico Curiel, para 1915]. 9, 104 ANÓNIMO (1915): Publicaciones recibidas [Quimioterapia del cáncer, de Luis Figueras]. 9, 104 ANÓNIMO (1915): [Hoja suelta con las propiedades del “Fisiodinol”]. 9, 104 ANÓNIMO (1915): [Sobre la huelga promovida por los médicos titulares de Cartagena]. 10, 108 ANÓNIMO (1915): [Se recupera José Boullón de sus dolencias]. 10, 113. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Por exceso de original se pospone la publicación de algunos trabajos]. 10, 113. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Restablecido completamente José Boullón de sus dolencias]. 11, 121. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Próxima reunión en Madrid de la Junta central de la UMN]. 11, 121. En No- ticias ANÓNIMO (1915): Bibliografía [Agenda médica, de Martín Hurtado para 1915-16]. 11, 121-122 ANÓNIMO (1915): Manifiesto aprobado. 12, 131-132 ANÓNIMO (1915): [Visita a los ministerios de Gobernación, Hacienda y de Gracia y Justicia]. 12, 132-133 ANÓNIMO (1915): Reuniones y trabajos preparatorios. 12, 135 ANÓNIMO (1915): [Cuestionario que acompaña a la revista para ser contestado por los lectores dando su opinión]. 12, 136. En Noticias ANÓNIMO (1915): Situación triste [Fallecimiento en Monforte (Alicante) del médico Luis Grifol que antes ejerció en Calamocha]. 12, 136-137. En Noticias ANÓNIMO (1915): Enfermo [grave el médico de Terrer Felipe Guíu]. 12, 137. En Noticias ANÓNIMO (1915): Gracias [a los periódicos Regeneración médica de Salamanca, Boletín de la Asociación de médicos titulares de Madrid y Boletín del Colegio oficial de médicos de Alican- te, por reproducir artículos de Unión médica]. 12, 137. En Noticias ANÓNIMO (1915): Oposiciones [a la plaza de cirujano del Hospital civil de Pamplona]. 12, 137. En Noticias ANÓNIMO (1915): Oposiciones [a plazas de médicos del Cuerpo de Beneficencia]. 12, 137. En Noticias ANÓNIMO (1915): Nuevos profesores clínicos [del Hospital de San Carlos de Madrid]. 12, 137. En Noticias ANÓNIMO (1915): Farmacéuticos de la Armada [provisión de vacantes]. 12, 137. En Noticias ANÓNIMO (1915): Tribunal de oposiciones [de farmacéutico de la Beneficencia de Madrid]. 12, 137. En Noticias

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ANÓNIMO (1915): Una queja muy justa. Los médicos titulares de Liria. 13, 139-140. De El Mer- cantil valenciano ANÓNIMO (1915): Abogado y procurador. 13, 144 ANÓNIMO (1915): Obituario [del médico de Terrer, Felipe Guiu]. 13, 146. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Contestaciones a la encuesta realizada por el periódico]. 13, 146. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Reunión en Muniesa de los médicos del partido de Montalbán]. 13, 146-147. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Solicitud a los presidentes de Juntas de distrito información de posibles cam- bios de residencia de médicos titulares]. 13, 147. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Convocatoria de Asamblea regional de la UMN]. 13, 146. En Noticias ANÓNIMO (1915): Enfermeras [creación de la profesión y de sus estudios en las facultades de Medicina]. 13, 147. En Noticias. De la Gaceta de Madrid ANÓNIMO (1915): Defunciones [de la madre del médico y diputado liberal Amalio Gimeno Caba- ñas y del médico de Valmojado (Toledo) Juan Bautista Lledó]. 13, 147. En Noticias ANÓNIMO (1915): Premio del Dr. González Álvarez [de la Sociedad de Pediatría]. 13, 147. En Noticias ANÓNIMO (1915): En memoria de D. Cayetano del Toro [en Cádiz]. 14, 154. En Noticias ANÓNIMO (1915): Acto de altruismo [del Dr. Ángel Cañadas en Cercedilla, y de Pérez Placer que enterraron a los muertos de viruela por no querer hacerlo el vecindario]. 14, 154-155. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Se busca sustituto médico en un pueblo]. 14, 155. En Noticias ANÓNIMO (1915): Mercancías cuya exportación prohíbe Inglaterra. 14, 155. En Noticias. De la Gaceta de Madrid que a su vez lo toma de la Gaceta de Londres ANÓNIMO (1915): De capital interés a las clases médica y farmacéutica [la próxima salida de Legislación sanitaria o El libro de las consultas: Guía práctica de los titulares]. 14, 155. En Noticias. De Regeneración médica ANÓNIMO (1915): Asociación española para el progreso de las ciencias [comunicaciones médi- cas al Congreso de Valladolid]. 14, 155. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Prospectos de medicamentos del laboratorio de la farmacia García Suárez de Madrid]. 14, 155. En Noticias ANÓNIMO (1915): Fabricación de alcanfor [sintético en Alemania]. 14, 155-156. En Noticias ANÓNIMO (1915): Vacante [en la Real Academia de Medicina de Zaragoza]. 14, 156. En Noticias ANÓNIMO (1915): Enfermo restablecido [Daniel M. Arbiol, médico de Peñalba]. 14, 156. En No- ticias ANÓNIMO (1915): Escalafón [del Cuerpo de médicos forenses]. 14, 156. En Noticias ANÓNIMO (1915): Oposición [de médico-cirujano del Hospital provincial de Pamplona]. 14, 156. En Noticias ANÓNIMO (1915): Reunión de Montalbán [de los médicos del partido]. 15, 162-163 ANÓNIMO (1915): Agenda médica mutualista. 15, 163 ANÓNIMO (1915): Agenda médica Martín Hurtado y Mutualidad de socorro a viudas y huérfa- nos. Adhesiones en 1º de agosto. 15, 163-165 ANÓNIMO (1915): [Sobre la protección de los gobernadores civiles a los caciques rurales que acosan a los médicos titulares]. 15, 165. En Noticias. De El Eco médico-quirúrgico que cita a El Correo extremeño

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ANÓNIMO (1915): [Por incumplimiento de contrato Juan José Capderá deja la titular médica de ]. 15, 165. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Estudio de un Reglamento para la Caja de resistencia y mutualidad]. 15, 165. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Solicitud para que el Gobernador civil de Teruel compruebe si tiene el título de médico cierta persona que ejerce la medicina en el partido de Montalbán]. 15, 165. En Noticias ANÓNIMO (1915): El Sr. Hurtado, enfermo [médico de Cantalejo, padece una congestión cere- bral]. 15, 165-166. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Próxima a anunciarse la titular médica de (Pina) su titular L. Escude- ro informa que desea renovarla]. 15, 166. En Noticias ANÓNIMO (1915): Libros recibidos [Tomo I de la Biblioteca del veterinario moderno, dirigida por Gordón Ordax]. 16, 175 ANÓNIMO (1915): Libros recibidos [Algunas modalidades de la retención vesical de la orina, de E. Sacanella]. 16, 175 ANÓNIMO (1915): Distrito de Boltaña (Huesca) [Junta directiva de UMN]. 16, 176. En Noticias ANÓNIMO (1915): Plaza que no debe solicitarse [la de Tornos en concordia con Castejón y Be- rrueco (Teruel), en la que desea seguir Fermín García]. 16, 176. En Noticias. DelBoletín oficial de la provincia de Teruel ANÓNIMO (1915): Otra plaza que tampoco se debe solicitar [la de Broto (Huesca) que abandona Pascual del Buey Larraz, por las presiones de los “caciques y mangoneadores”]. 16, 176-177. En Noticias. De Heraldo de Aragón ANÓNIMO (1915): El crimen de Pasarón [por la muerte del médico titular Teodoro González Timón]. 16, 177. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Cambios en el Reglamento de la Asociación Médica Navarra]. 16, 177. En Noticias ANÓNIMO (1915): Una exposición [al ministro de la gobernación solicitando la aprobación de la Ley de Epidemias]. 17, 188-189. En Noticias ANÓNIMO (1915): Rectificación necesaria [Escrito del Dr. Albiñana solicitando una satisfacción de Augusto Almarza y de José Boullón, que estos aceptan por no enturbiar más las cosas]. 17, 188-189. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Sobre los Estatutos y Reglamento de la Caja de resistencia y socorros de la Quinta región de UMN]. 17, 190. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Visita a Teruel de Boullón para tratar con el Gobernador civil de cierto mé- dico del distrito de Montalbán sospechoso de ejercer sin título]. 17, 190. En Noticias. De El Mercantil de Teruel ANÓNIMO (1915): Óbitos [del médico Domingo Foz Falgás, de La Fresneda, y de la madre de Manuel Ros, de Calamocha]. 17, 190. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Asamblea de médicos titulares de la provincia de Logroño convocada por Cayetano Melguizo]. 18, 198-199. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Clemente Mariscal, médico de La Almunia de Doña Godina ha recuperado su salud]. 18, 199. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Vacante una de las plazas de médico titular de Cascante (Navarra) por atro- pello al anciano Dr. Trigo]. 18, 199. En Noticias

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ANÓNIMO (1915): [Fallece en San Fernando (Cádiz) José L. Cellier y Ortega, director de La Medi- cina práctica que deja de publicarse]. 18, 199. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Próxima sesión de la Junta provincial de Zaragoza de UMN]. 18, 199. En Noticias ANÓNIMO (1915): Correspondencia de Unión Médica Nacional. 19, 208 ANÓNIMO (1915): [Recomendación a los lectores de usar los medicamentos recomendados en la publicidad de la revista]. 19, 208 ANÓNIMO (1915): [Recordatorio de la excepcionalidad de la clausura temporal de las escuelas públicas]. 19, 208. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Recordatorio de los trámites a seguir en casos de epidemias]. 19, 208. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Incumplimiento en la provincia de Soria de la clasificación oficial de las pla- zas de titulares y de los emolumentos que les corresponden]. 19, 209. En Noticias ANÓNIMO (1915): Nombramiento de Junta [de los médicos del distrito de Sariñena]. 19, 209. En Noticias ANÓNIMO (1915): Unión Médica Nacional Quinta región. Acta de la Asamblea Regional extraor- dinaria celebrada en Zaragoza los días 13 y 14 de octubre de 1915. 20, 211-215 ANÓNIMO (1915): El caso de Liria, solucionado. 20, 218-219. Del Boletín de la Asociación de médicos titulares, que toma de El Mercantil valenciano ANÓNIMO (1915): [Reunión de la Junta provincial de Zaragoza de UMN el 14 de octubre en el Ateneo]. 20, 219. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Federico Rivelles remite recibo de las 45 pesetas recaudadas en la reunión de titulares del partido de Calamocha para la esposa e hijos de Alfredo Alegre]. 20, 219. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Ayuntamientos de Soria proponen al médico Lucas Abad su ingreso en la Orden civil de Beneficencia]. 20, 220. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Nombramientos del Ministerio de Instrucción pública]. 20, 220. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Rectificación en el partido médico de Aguilón, , y ]. 20, 220. En Noticias ANÓNIMO (1915): Publicaciones recibidas. [Dos informes periciales, de José M. Pardo Baliña]. 20, 220 ANÓNIMO (1915): Publicaciones recibidas. [Tratado de patología y terapéutica especiales de las enfermedades internas (cuadernos 1-5), de Adolfo Strümpel]. 20, 220 ANÓNIMO (1915): [Laringuectomía practicada al Dr. Braulio San Amós en Madrid por Antonio García Tapia]. 21, 231. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Perinorrafia practicada a la hermana de Jacinto Madroñero Pascual]. 21, 231. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Con el ejemplar de la revista se entrega la solicitud de ingreso en la Caja de resistencia y socorros]. 21, 231. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Nueva revista de medicina, farmacia y veterinaria, Extremadura médica]. 21, 231. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Las Inspecciones provinciales de Sanidad remiten a las municipales un folle- to de la Lucha contra el tracoma, con hojas estadísticas]. 21, 231. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Un tribunal popular absuelve en Pamplona a la curandera de Ilarregui, en su defensa el abogado critica la medicina científica]. 21, 231. En Noticias. De laRevista médica navarra

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ANÓNIMO (1915): [Defensa de los médicos titulares que en las Cortes realizó el socialista Barrio- bero]. 21, 232. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Traslado al Campo de Gibraltar en comisión de servicios a Gabriel Ferret Obra- dor, inspector provincial de Sanidad de Teruel]. 22, 238. En Noticias. De la Gaceta de Madrid ANÓNIMO (1915): Suscripción para el compañero Villafría. 23, 244; 24, 256 ANÓNIMO (1915): Bibliografía. Un libro nuevo [El prácticamente moderno, de Federico Rivelles]. 23, 246 ANÓNIMO (1915): Publicaciones y libros recibidos [Venenos, antídotos y contravenenos, de Luis Narbona; Ensayos para contrarrestar la acción tóxica de las inyecciones hipodérmicas, de José M. Narbona]. 23, 246 ANÓNIMO (1915): Publicaciones y libros recibidos [Lugar que la especial índole del ejercicio pro- fesional, misión social y estudios universitarios, señalan al farmacéutico en la organización sanitaria, de Enrique Gelabert Aroca]. 23, 246 ANÓNIMO (1915): Publicaciones y libros recibidos [Tratado de patología y terapéutica especia- les (cuadernos 6 al 15), de Adolfo Strümpel]. 23, 246 ANÓNIMO (1915): [Conclusiones de la Asamblea de universidades españolas]. 23, 246-247. De Noticias ANÓNIMO (1915): Leemos en un periódico político lo siguiente [Fallecimiento del joven médico del Instituto antirrábico Manuel Rodríguez, por contagio de sus gérmenes]. 23, 246-247. De Noticias ANÓNIMO (1915): [El médico y senador Baldomero González Álvarez presenta una proposición de ley sobre matrimonios]. 23, 247-248. De Noticias. Cita de El Liberal ANÓNIMO (1915): [Resultado en Aragón de las oposiciones a Médicos forenses y de prisiones preventivas]. 23, 248. De Noticias ANÓNIMO (1915): [A propuesta del Dr. Verdes Montenegro se crea en Madrid una Asociación destinada al estudio los aparatos respiratorios y circulatorios]. 23, 248. De Noticias ANÓNIMO (1915): [Declaración de Corporación oficial a la Unión Farmacéutica Nacional]. 23, 248. De Noticias ANÓNIMO (1915): [El Boletín de la Asociación de médicos titulares reproduce el Alocución del Consejo de Administración de la Caja de resistencia y socorro de la UMN, Quinta región]. 23, 248. De Noticias ANÓNIMO (1915): [Se empiezan a recibir solicitudes de ingreso en la Caja de resistencia y soco- rro de la UMN Quinta región]. 23, 248. De Noticias ANÓNIMO (1915): Unión Médica Nacional [Cartas de felicitación enviadas a los nuevos cargos políticos y académicos, con la respuesta de éstos]. 24, 256 ANÓNIMO (1915): Unión Médica Nacional [Convocatoria a la primera reunión del Consejo de administración de la Caja de resistencia y de socorros]. 24, 256-257 ANÓNIMO (1915): [Fallecimiento del célebre oculista madrileño Miguel Santa Cruz y Orive]. 24, 257. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Fallecimiento en de la esposa de Felipe García Serrano, médico del balneario de Paracuellos de Jiloca]. 24, 257. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Nuevos cargos de la Sociedad Española de Higiene]. 24, 257. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Enfermedad de Sebastián Recasens, profesor de la Facultad de Medicina de Madrid]. 24, 257. En Noticias

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ANÓNIMO (1915): Copiamos la siguiente noticia de la Revista de medicina y cirugía prácticas [Fallo del juzgado de Valdemoro contra las pretensiones de un médico que quiso cobrar por atender a un herido grave de cierta compañía]. 24, 257. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Fallo del Tribunal Supremo reconociendo los derechos del médico Rodolfo González y Martín en los baños de Montemayor (Cáceres)]. 24, 257. En Noticias ANÓNIMO (1915): [Luis González Bravo es el nuevo director del Instituto Rubio]. 24, 257. En Noticias ANÓNIMO (1915): Índice de las materias contenidas en este año. 24, 259-262 ANTIGÜEDAD, Félix (1915): Triste realidad. 7, 79. Del Eco médico Quirúrgico ARJÓ PÉREZ, Esteban (1915): A los compañeros de la provincia de Huesca. 4, 43. Desde Alcampel (Huesca) ARJÓ PÉREZ, Esteban (1915): Dejadnos pasar. 5, 51-52. Desde Alcampel (Huesca) ARJÓ PÉREZ, Esteban (1915): Carta abierta al Dr. Albiñana. 6, 61-62. Desde Alcampel (Huesca) ARJÓ PÉREZ, Esteban (1915): Hagamos algo. 7, 75-77. Desde Alcampel (Huesca) ARJÓ PÉREZ, Esteban (1915): A los compañeros de Unión [Sobre el ataque de Alfredo Alegre, médico de El Pobo de Dueñas, al alcalde de la localidad]. 18, 198. Desde Alcampel (Huesca) ARJÓ PÉREZ, Esteban (1915): Un toque de atención. 19, 204-205. Desde Alcampel (Huesca) ARJÓ PÉREZ, Esteban (1915): Suscripción para el compañero Alegre. 21, 232; 23, 244. Desde Alcampel (Huesca) ARRIBAS, José; PONZ, Mariano (1915): Unión Médica Nacional. Distrito de Huesca. Sesión del día 21 de enero de 1915. 6, 67. Presidente y secretario respectivamente BERCIAL (1915): Inspecciones de sanidad escolar. 3, 26-29. Desde Huesca BLESA MAGÉN, Martín; NAVARRO MINGOTE, T. (1915): [Carta]. 12, 129. Presidente y secretario de la Junta del distrito de Ejea de los Caballeros BONET, Rafaela (1915): [Recibe de Federico Rivelles por encargo de Esteban Arjó 125 pesetas]. 21, 232. Esposa de Alfredo Alegre, médico encarcelado en Molina de Aragón BOULLÓN CAVEZUDO, José (1915): ¡¡El Redentor!! [Dr. Francisco Moliner y Nicolás]. 2, 13 BOULLÓN CAVEZUDO, José (1915): Por única vez. 5, 49-51. Desde Morata de Jiloca [BOULLÓN CAVEZUDO, José] (1915): Notas de las sesiones del Comité Ejecutivo celebradas en Madrid los días 27 y 28 de febrero. 5, 52-57 BOULLÓN CAVEZUDO, José (1915): [Comentarios al artículo de Román García Durán sobre esta- dísticas sanitarias]. 8, 89-91 [BOULLÓN CAVEZUDO, José] (1915): Comité ejecutivo central [de UMN]. Extracto de las sesiones celebradas en los días 15, 16, 17 y 18 del presente mes. 12, 124-128 BOULLÓN CAVEZUDO, José (1915): Manifiesto y visitas a los Sres. Ministros. 12, 128-130 [BOULLÓN CAVEZUDO, José] (1915): Manifiesto [de la Junta de Aragón de la UMN]. 12, 130-131 BOULLÓN CAVEZUDO, José (1915): Revista profesional. Unión médica. Año I.- 1º trimestre. 12, 135 BOULLÓN CAVEZUDO, José (1915): Verdades amargas. 13, 139 BOULLÓN CAVEZUDO, José (1915): Caja de resistencia y de socorros. 14, 149 BOULLÓN CAVEZUDO, José (1915): Nuestros derroteros. I [Constitución de la UMN y II Congreso de Sanidad Civil]. 16, 167-168 BOULLÓN CAVEZUDO, José (1915): Revista profesional. Unión médica. Año 1. Segundo trimestre [Contabilidad]. 16, 172

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BOULLÓN CAVEZUDO, José (1915): Nuestros derroteros. II [Causas de la crisis de los médicos titulares y comentarios a la encuesta del periódico]. 17, 179-181 BOULLÓN CAVEZUDO, José (1915): Nuestros derroteros. III [Desconfianza ante la labor del Dr. Cortezo en el nuevo Parlamento]. 18, 191-193 BOULLÓN CAVEZUDO, José (1915): Nuestros derroteros. IV [Para vencer la desunión de los médi- cos rurales es precisa la coordinación y la lucha de los más humildes]. 19, 201-202 BOULLÓN CAVEZUDO, José (1915): Nuestros derroteros. V [La regeneración médica debe ir de abajo a arriba, de los humildes a los poderosos]. 21, 222-224 BOULLÓN CAVEZUDO, José (1915): Revista profesional. Unión médica. Año I. Tercer trimestre. 22, 239 BOULLÓN CAVEZUDO, José; ARILLA, Pedro; MADROÑERO PASCUAL, Jacinto; TOBAJAS, Tomás (1915): Acta del Comité provincial [UMN]. 1, 7-8 BOULLÓN CAVEZUDO, José; ARILLA, Pedro; MADROÑERO PASCUAL, Jacinto; TOBAJAS, Tomás (1915): Acta de la Comisión organizadora [UMN]. 1, 6-7. Presidente, vicepresidente, tesorero y secretario, respectivamente, de la Sociedad BOULLÓN CAVEZUDO, José; ARILLA, Pedro; MADROÑERO PASCUAL, Jacinto; TOBAJAS, Tomás (1915): Por la Unión e intereses de la clase. 4, 37-40 BOULLÓN CAVEZUDO, José; FERNÁNDEZ OLIVA, Jesús M.; ARJÓ PÉREZ, Esteban; ESPINOSA, Ro- mán; MELGUIZO, Cayetano; VITORIA, Cándido (1915): Unión Médica Nacional. Caja de resis- tencia y socorros. 21, 221 BOULLÓN CAVEZUDO, José; MADROÑERO PASCUAL Jacinto (1915): Unión Médica Nacional. Mo- vimiento de fondos. Primer trimestre de 1915. 13, 145; 14, 158. Presidente y tesorero BOULLÓN CAVEZUDO, José; MADROÑERO PASCUAL, Jacinto (1915): Unión Médica Nacional. Co- misión organizadora. Movimiento de fondos. Segundo trimestre de 1915. 19, 207. Presiden- te y tesorero BOULLÓN CAVEZUDO, José; MADROÑERO PASCUAL, Jacinto (1915): Unión Médica Nacional. Junta provincial de Zaragoza. Movimiento de fondos. Segundo trimestre de 1915. 16, 174. Presidente y tesorero BOULLÓN CAVEZUDO, José; MADROÑERO PASCUAL, Jacinto (1915): Unión Médica Nacional. Co- misión organizadora. Tercer trimestre de 1915. Movimiento de fondos. 22, 240 BOULLÓN CAVEZUDO, José; MADROÑERO PASCUAL, Jacinto (1915): Unión Médica Nacional. Junta provincial de Zaragoza. Movimiento de fondos. Tercer trimestre de 1915. 23, 245. Pre- sidente y tesorero BOULLÓN CAVEZUDO, José; TOBAJAS, Tomas (1915): Unión Médica Nacional. Convocatoria. 2, 19 BOULLÓN CAVEZUDO, José; TOBAJAS, Tomas (1915): Unión Médica Nacional. Acta de la Junta provincial de Zaragoza. 4, 43-46. Presidente y secretario BOULLÓN CAVEZUDO, José; TOBAJAS, Tomas (1915): Unión Médica Nacional. Quinta región. Convocatoria. 12, 136. Presidente y secretario BOULLÓN CAVEZUDO, José; TOBAJAS, Tomas (1915): Unión Médica Nacional. Quinta región. Convocatoria. 17, 182-183. Presidente y secretario BRIEBA, Ricardo (1915): Una carta [a Clemente Mariscal, de , agradeciendo el pago de los gastos del funeral de su padre que dejó viuda y 9 hijos]. 7, 77. Desde Rueda CALLEJA, Casimiro (1915): Decálogo higiénico. 8, 95. En Noticias. DeCultura e higiene de Valencia

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CALLEJA, Eduardo (1915): Carta abierta. 12, 123-124. Desde Huesca CAMPOS, J. (1915): Los forenses burlados. 19, 205-206. Director del Instituto ortopédico-quirúr- gico madrileño CLAVERO DEL VALLE (1915): Decálogo moral del médico. 12, 137-138. En Noticias. De El Eco médico quirúrgico COMISIÓN, LA (1915): Unión Médica Nacional. Quinta región. Caja de resistencia y socorros. Estatutos. 17, 183-188 CREMONESE, Guido (1915): Un nuevo método de esterilización en cirugía. 8, 95. En Noticias. De Gazzeta degli Ospedali reproducido en Presse Médicale DASI, Eloy (1915): Lo de Cartagena. 15, 158-161. Desde Cartagena. Del Boletín de la Asociación de médicos titulares DÍAZ SANGRADOR, Teodoro; CONDE DE ROMANONES (1915): Extracto general de cuentas desde el 1º de febrero de 1913 y situación del Montepío [de médicos titulares] en 14 de mayo de 1915. 13, 142-143. Tesorero y presidente del Montepío DÍAZ SANGRADOR, Teodoro; CONDE DE ROMANONES (1915): Devoluciones de aportaciones a los señores socios desde 24 de marzo de 1913 a 1º de mayo de 1914 [del Montepío de mé- dicos titulares]. 13, 143. Tesorero y presidente del Montepío FARRER Y LÁZARO, Tomás (1915): Continuemos. 10, 112-113. Desde Villalengua. Médico libre FATÁS, L. (1915): Más enmiendas al Proyecto de ley de epidemias. 14, 40-41. Médico 1º de la Beneficencia municipal de Madrid FATÁS, L. (1915): El Decreto acerca de la Inspección médico-escolar. 14, 150-152. De España médica FERNÁNDEZ OLIVA, Jesús M. (1915): Mi opinión. 7, 73-74. Desde Uncastillo FERNÁNDEZ OLIVA, Jesús M. (1915): Mi opinión. 9, 99-101. Desde Uncastillo FERNÁNDEZ OLIVA, Jesús M. (1915): Mi opinión. 10, 108-111. Desde Uncastillo FERNÁNDEZ OLIVA, Jesús M. (1915): Mi opinión. 11, 118-121. Desde Uncastillo FERNÁNDEZ OLIVA, Jesús M. (1915): Orientaciones previas. 15, 157-158. Desde Uncastillo (Zaragoza) FERNÁNDEZ OLIVA, Jesús M. (1915): Reflexiones [sobre una carta recibida de Pablo Iglesias, fundador del Partido Socialista Obrero Español y de la Unión General de Trabajadores]. 19, 202-204. Desde Uncastillo (Zaragoza) FERNÁNDEZ OLIVA, Jesús M. (1915): No nos comprenden. 22, 233-234. Desde Uncastillo (Zaragoza) FERNÁNDEZ OLIVA, Jesús M. (1915): El triunfo de la idea. 23, 241-242 FERNÁNDEZ OLIVA, Jesús M.; ARJÓ, Esteban; GIL, Guillermo J.; ESPINOSA, Román (1915): Unión Médica Nacional. Quinta región. Caja de resistencia y socorros. Dictamen presentado a la Asamblea general extraordinaria, por la Comisión encargada de la redacción del Reglamento. 18, 193-196 FERRET, G. (1915): [Circular de la Inspección provincial de Sanidad de Teruel a los inspectores municipales de Sanidad sobre enfermedades infecto-contagiosas]. 20, 219-220. En Noticias FRANCO RUIZ DE AZAGRA, José (1915): Siempre lo mismo. 16, 168-171. Desde Belmonte [de Calatayud] GARCÍA DURÁN, Román (1915): Estadísticas demográfico-sanitarias. Su importancia. Sus defec- tos. Su remedio. 8, 85-86. Inspector provincial de Sanidad. De La Clínica castellana GARCÍA FATÁS, Joaquín (1915): La Unión Médica practicada por un compañero. 8, 91-92. Desde Albalate de Cinca GIMENO, Vicente (1915): El Proyecto de ley de Epidemias. 2, 16-19. Entrevista. De España médica

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GRIJALBA (1915): Vacantes. Ministerio de Gracia y Justicia. Subsecretaría [sobre médicos forenses y de prisión preventiva]. 13, 148. Subsecretario. De la Gaceta de Madrid GUIU CORTÉS, Felipe; GARCÍA DÍAZ, Ricardo (1915): Unión Médica Nacional. Distrito de Cala- tayud. Convocatoria. 4, 46. Presidente y secretario. Desde Maluenda IBÁÑEZ, M. (1915): Más vale tarde que nunca. 10, 111-112. Desde Illueca IBÁÑEZ, V. José (2015): Carta abierta [propuesta de crear un fondo económico para sufragar las necesidades de la familia de Alfredo Alegre, médico de El Pobo de Dueñas encarcelado]. 24, 255-256. Desde Navaleno (Soria) IRANZO, Juan E.; GARCÍA BURRIEL, Agustín (1915): Premio del Dr. Gari [convocatoria de la Real Academia de Medicina de Zaragoza]. 6, 70. Presidente y secretario de la Academia JIMÉNEZ, Antonio; DÍAZ SANGRADOR, Teodoro; CONDE DE ROMANONES (1915): Montepío de médicos titulares en liquidación. Resumen general de cuentas desde 14 de noviembre de 1910 y situación del Montepío en 31 de enero de 1913. 13, 141-142. Vicepresidente, tesore- ro y presidente del Montepío LAFUERZA ERRO, Vicente (1915): La Unión Médica por la colegiación. 3, 25. Presidente del Cole- gio de Médicos de Zaragoza LAFUERZA ERRO, Vicente (1915): Colegiación forzosa. 9, 97-98. Presidente del Colegio de Médi- cos de Zaragoza LAGUNA, Justo (1915): A propósito de la creación del Cuerpo médico-forense. 13, 140-141. Des- de Beceite MADROÑERO PASCUAL, Jacinto (1915): Unión Médica Nacional. Distrito de Calatayud. 2º semes- tre de 1913. Movimiento de fondos. 2, 11 MADROÑERO PASCUAL, Jacinto (1915): Unión Médica Nacional. Distrito de Calatayud. Año 1914. Movimiento de fondos. 2, 11 MADROÑERO PASCUAL, Jacinto; BOULLÓN CAVEZUDO, José (1915): Unión Médica Nacional. Co- misión organizadora. 2º semestre de 1914. Movimiento de fondos. 6, 69 MARTÍN HURTADO, Desiderio (1915): La campaña aragonesa. 11, 115-117. Desde Cantalejo (Segovia) MARTÍN SALAZAR, M. (1915): Inspección general de Sanidad interior. Circular. 3, 32-33. Inspec- tor General. De la Gaceta de Madrid, 13 de enero. En Noticias MARTÍN SALAZAR, Manuel (1915): Circular del ministerio de la Gobernación [sobre oposiciones a inspectores provinciales de Sanidad]. 3, 34. En Noticias. DeGaceta de Madrid, 21 de enero MARTÍNEZ, José (1915): Patente de ignominia del 1913. 7, 79-81. Desde Carenas MARZOL CUARTERO, Félix V. (1915): Por la verdad de la unión. 6, 62-65 MARZOL CUARTERO, Félix V. (1915): Sinceridades. 7, 74-75. Desde Paracuellos de la Ribera MARZOL CUARTERO, Félix V. (1915): Una idea. 11, 117-118. Desde Paracuellos de la Ribera MARZOL CUARTERO, Félix V. (1915): Lo que debe hacerse. 14, 153-154. Desde Paracuellos de la Ribera MARZOL CUARTERO, Félix V. (1915): A los médicos. 22, 237-238. Desde Paracuellos de la Ribera MATEO, Ángel (1915): Abnegación y sacrificio [Francisco Moliner y Nicolás]. 2, 15-16 MATEOS GRACIA, J. (1915): Al margen de una Asamblea. 21, 224-225. Desde Angüés (H) NAVARRO, Eusebio; MARTA, Emiliano (1915): Unión Médica Nacional. Distrito de Daroca. Convo- catoria. 5, 59. Presidente interino y secretario. Desde Miedes NAVARRO MINGOTE, T.; BLESA MAGÉN, M. (1915): Sobre una huelga. Los titulares de Cartagena. 10, 107. Secretario y presidente de los médicos del distrito de Ejea de los Caballeros

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OLIVÁN, N. (1915): Mi saludo. 6, 65-66. Desde Barcelona P.A. [¿Pedro Arilla?] (1915): Unión y constancia. 6, 66-67 PARDO BALIÑO, José Manuel (1915): Comentarios al último decreto sobre Médicos forenses. 21, 226-230. Forense de Fonsagrada. De Galicia médica PARDO BALIÑO, José Manuel (1915): De cómo se ejerce en España de perito médico. 22, 235- 237. Forense de Fonsagrada (Lugo) REDACCIÓN, LA (1915): Nuestro programa. 1, 2-5 REDACCIÓN, LA (1915): Resumen del año. 24, 251-254 RIVA, Máximo de la; BACARIZA, Augusto (1915): Concurso [de Educación e higiene, convocado por la Liga de Amigos de Santiago]. 9, 102. Desde Santiago de Compostela. Presidente y se- cretario de la Liga RIVELLES, Federico (1915): El Dr. Moliner y Nicolás. 2, 14-15. Desde Monreal del Campo ROS, Manuel (1915): [Carta]. 12, 129. Desde Calamocha ROS, Manuel; NAVARRO, Mariano (1915): Acta de la sesión celebrada en el distrito judicial de Calamocha (Teruel). 20, 217-218. Desde Calamocha ROYO VILLANOVA, Ricardo (1915): Condimentando el programa. Un granito de amor en el lema. 1, 1 SÁENZ DE QUEJANA, Manuel (1915): Ministerio de Gobernación. Subsecretaría [Convocatoria de oposiciones a plazas de médicos del Cuerpo de Sanidad Exterior]. 16, 175-176. Subsecretario SÁNCHEZ GUERRA, J. (1915): El Reglamento de pensiones. Ministerio de la Gobernación. Real Decreto. 3, 29-32. Ministro. De la Gaceta de Madrid, 13 de enero SINAPISMO [Seudónimo de F. Rivelles] (1915): Mostaza [Ironía de la vida de los médicos rurales]. 14, 152-153 SINAPISMO [Seudónimo de F. Rivelles] (1915): Mostaza [Sobre la visión que en la Corte hay de los médicos rurales]. 14, 161-162 SINAPISMO [Seudónimo de F. Rivelles] (1915): Mostaza [Ironía de la economía del periódico y nuevas ideas]. 16, 172-173 SINAPISMO [Seudónimo de F. Rivelles] (1915): Mostaza [Nuevo análisis de las causas de la pos- tración profesional de los médicos]. 17, 181-182 SINAPISMO [Seudónimo de F. Rivelles] (1915): Mostaza [Sobre las modalidades de contrato con los médicos rurales]. 18, 196-197 SINAPISMO [Seudónimo de F. Rivelles] (1915): Mostaza. Invidia medicorum pessima. 20, 215-217 SINAPISMO [Seudónimo de F. Rivelles] (1915): Mostaza [Muerte de Rafaela Bonet, esposa de Alfredo Alegre que mató al alcalde de El Pobo de Dueñas]. 22, 234-235 SINAPISMO [Seudónimo de F. Rivelles] (1915): Mostaza. Carta abierta para la señora curandera de Ilarregui (Navarra). 23, 242-244 SINAPISMO [Seudónimo de F. Rivelles] (1915): ¿Quién soy yo? 24, 254-255 TOBAJAS CAMPO, Tomás (1915): [Adhesión a la huelga promovida por los médicos titulares de Cartagena]. 10, 107-108. Secretario de la Junta provincial de Zaragoza de la UMN TOBAJAS CAMPO, Tomás; BOULLÓN CAVEZUDO, José (1915): Unión Médica Nacional. Quinta región. Acta de la Asamblea regional celebrada en Zaragoza el día 27 de Julio de 1915. 15, folleto independiente, 14 p. Secretario y Presidente de UMN Quinta región TORNER, Primo (1915): Unión Médica Nacional. Convocatoria [de conciliación de los médicos Enrique Sanz, de Orcajo, y Vicente A. Urdániz de Manchones]. 14, 153. Presidente del distrito médico de Daroca. Desde Fuentes de Jiloca

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Ronda en Monreal del Campo poco después del paso por la villa del médico segorbino Federico Rivelles

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VALERO CARRERAS, Luis (1915): Sobre las inspecciones escolares. 16, 171-172. Del Eco médi- co-quirúrgico de Valladolid VILILLA, Julián; PRADELLS, Ricardo (1915): Unión Médica Nacional. Distrito de Zaragoza. Sesión del día 15 de enero de 1915. 2, 20. Presidente y secretario respectivamente

Anexo 2. Suscriptores cuyos nombres aparecen en la sección de Correspondencia adminis- trativa de Unión médica

Estrechamente vinculada con la UMN, la mayor parte de sus suscriptores serán los propios socios de la institución. En el número 13 figuran los nombres de los inscritos en esta sociedad el 1 de enero de 1915, cuando inicia su publicación la Unión médica, a los que añadiremos los que aparecen a lo largo de los números en la sección de Correspondencia administrativa como nue- vos suscriptores. Esta es la relación alfabética de las 236 suscripciones que tuvo Unión médica en su primer año de vida, con su lugar de residencia cuando lo conocemos:

Abad, Mariano. Paracuellos de Jiloca (Z) Abengoechea, Rafael. Bárboles (Z) Acosta García, Manuel. Puebla de Lillo (León) Adam Errea, Santiago. (Z) Aguilar, Emilio. Camarena (T) Alastuey Solano, Pedro. Farasdués (Z) Albero, José. Ejea de los Caballeros (Z) Alfonso Urdániz, Vicente. Manchones (Z) Almarcegui Salvo, Cristóbal. (Z) Alonso Inisterra, Manuel. Torrecilla de Cameros (Logroño) Alonso Saganta, Mariano. Rueda de Jalón (Z) Alós Isidro, José. Altea (Alicante) Alzola Aguilera, Manuel. Beire (Navarra) Amador Boullón, Manuel. Torrijo del Campo (T) Antigüedad, Félix. Zarza de Granadilla (Cáceres) Arbiol, Daniel M. Peñalba (H) Arbiol Maestro, Mariano. Obón (T) Arjó Pérez, Esteban. Alcampel (H) Arribas Mayner, José. Apiés (H) Augusto Martínez, Gil. Utrilla (Soria) Banzo, Mariano. Torres de Berrellén (Z) Baquero, Germán. (Z) Barrio, Ángel. Caltojar (Soria) Basurte Peralta, D. (Z) Basurte Sánchez, Manuel. Tarazona (Z) Baylín, Carlos. (Z) Bellido Solsona, José R. Perales [de Alfambra] (T) Beret Pena, José. Bellver de Cinca (H) Bernabé Sancho, Miguel. Castejón de Valdejasa (Z)

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Bescós Lanuza, Sixto. Murillo de Gállego (Z) Betrián, Joaquín. Torrente de Cinca (H) Blesa Magén, Martín. Ejea de los Caballeros (Z) Boullón Cavezudo, José. Morata de Jiloca (Z) Boullón Cavezudo, Manuel A. Calamocha Bregande, Juan. Casetas (Z) Broca, Juan. (Z) Bueno Garza, Valero. (Z) Buey Larraz, Pascual del. Broto (H) Burbano (Z) Cabrera, Juan José. Orés (Z) Calvo, Alfredo. Mara (Z) Camón Zaidín, Rosendo. Peralta de la Sal (H) Campadera, Juan José. Villarreal [de Hueva] (Z) Canales, Urbano. Alagón (Z) Capapey, Teodoro. Biscarrués (H) Carilla, Jesús. Peñaflor (Z) Casamayor, Gregorio. (Z) Casbás, Alberto. Illueca (Z) Casinos, Sebastián. Sarrión (T) Castillo, Gerardo G. del. Logroño Castro Millán, José M. Azanuy (H) Cenzano, Emilio. Villalengua (Z) Climent, Francisco. Lechago (T) Conde, Julián. (Z) Conde Nestar, Ricardo. Langa [del Castillo] (Z) Cossials, José. Muniesa (T) Cruz Abenia. Juan. Quinto [de Ebro] (Z) Cubeñas, Ambrosio. Ejea de los Caballeros (Z) Chic Larroya, Antonio. Tamarite de Litera (H) Diago Saldaña, Arsenio. (Z) Díaz (Z) Díez, Francisco. Cañamaque (Soria) Domingo Paz, Ramón. Judes (Soria) Dumas, Francisco. Monzón (H) Edmundo Santolaria, José María. Luna (Z) Elipe Cañas, Francisco. Daroca (Z) Escarate Miguel, Pablo. Malón (Z) Escudero Paul, Adolfo. La Zaida (Z) Espinosa, Román. Híjar (T) Esteban Garatachea, Miguel. Villafeliche (Z) Esteras García, José. La Alameda (Soria) Farrer, Tomás. Villalengua (Z) Fernández, Nicasio. Torrejón de Velasco (M)

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Fernández Oliva, Jesús. Uncastillo (Z) Fernández Ortiz, Zacarías. Malagón (Ciudad Real) Ferrer, Tomás. Estercuel (T) Foz, Amadeo. Lécera (Z) Fraile Cabodevilla, J. José. (Z) Franco, Ramón. Morata de Jalón (Z) Franco Molina, Ramón. Morata de Jiloca (Z) Franco Ruiz de Azagra, José. Belmonte (Z) Frax, Francisco. Huesa del Común (T) Frutos, Manuel de. Sestrica (Z) Fuentes Muriel, Fernando. San Martín de Trebejo (Cáceres) Fuertes, Evaristo L. Sos del Rey Católico (Z) Fuertes Machín, Esteban Jorge. Sos del Rey Católico (Z) Gabete González, Antonio. (Z) Galbán (Z) García, Fermín. Tornos (T) García, Luis (Z) García Díaz, Ricardo. Maluenda (Z) García Fatás, Joaquín. Albalate de Cinca (H) García Torres, Francisco. Sos [del Rey Católico] (Z) Gardeta, Pascual. (Z) Gascón Frau, Marcos. Robres (H) Gil, Guillermo José. La Almunia [de Doña Godina] (Z) Gil Escó, Bienvenido. (Z) Gil García, Rafael. Huesca González, Carlos. Báguena (T) González del Castillo, Francisco. (Z) González Martín, Rodolfo. Pasarón (Cáceres) González Serrano, Eduardo. Colmenar Viejo (Madrid) Gonzalvo Belled, Enrique. (Z) Gregorio López, Juan de. (Z) Guíu Cortés, Felipe. Terrer (Z) Herrero Sancho, Mariano P. Lechago (T) Ibáñez, Miguel. Teruel Ibarri Zamboray, Félix. Matalebreras (Soria) Ilarri (Z) Iribarren (Z) Jara (Z) Jiménez (Z) Jordana Guillomia, Patricio. (Z) Labayeu (Z) Lacalle, Sinforiano. Puebla de Híjar (T) Lacosta, Luis. Belchite (Z) Ladrero, Donato Emiliano. Sos del Rey Católico (Z)

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Lafuente Ucelay, Fernando. Munébrega (Z) Lago Pastor, Víctor. Pino del Río (Palencia) Lamarque Sánchez, Rafael. (Z) Lasala Llanas, Francisco. Ainzón (Z) Liarte Lausín, Ángel. Cutanda (T) Lon Cortés, Nemesio. Santa Eulalia de Gállego (Z) Lon Cortés, Ramiro. Biel (Z) López Monguillón, Patricio. Uncastillo (Z) Lorente Lario, Rafael. Mora de Rubielos (T) Lorón, Félix. La Puebla de Albortón (Z) Lorón, Mariano. Cabañas [de Ebro] (Z) Luis García, Santiago. Herrera [de los Navarros] (Z) Madrazo, Diego. Ejea de los Caballeros (Z) Madroñero, Teodoro. Hervías (Logroño) Madroñero Pascual, Jacinto. Morés (Z) Mañeru Ballarín, José M. Casbás de Huesca (H) Marín (Z) Mariscal, Clemente. Ricla (Z) Marta, Emiliano. Miedes (Z) Marta Lorente, Emiliano. Morés Martín Monmeneu, Daniel. Used (Z) Martín, Timoteo. Blesa (T) Martín Gonzalo, Teodosio. Borobia (Soria) Martín Hurtado, Desiderio. Cantalejo (Segovia) Martín Sáenz de Santa María, Ricardo. (Z) Martínez, C. (Z) Martínez, José. Carenas (T) Martínez Arteaga, Tomás. Aguilón (Z) Martínez Calleja, Ángel. Berdún (H) Martínez Carvajal, Julio. Baraona (Soria) Martínez Llorente, Francisco. Osera (Z) Martínez Pérez, Manuel. Canfranc (H) Martínez Saldaña, Eugenio. Arándiga (Z) Martínez Uclés, Rafael. Écija (Sevilla) Marzo, Félix. Paracuellos de la Ribera (Z) Marzol Cuartero, Félix V. Paracuellos de la Ribera (Z) Mata Arnal, Justo. Villanueva de Gállego (Z) Mateo, Anastasio. Villamediana (Logroño) Mateo Gracia, Pedro J. Angüés (H) Mateo Serrano, Manuel. Crivillén (T) Megía Alfonso, Tomás. San Agustín (Madrid) Miranda, Vicente. Candasnos (H) Moreles, Camilo. (Z)

104 105 José María de Jaime Lorén

Moreno Vicente, Antonio. Codo (Z) Moreno Torres, Eusebio. Ayerbe (H) Morera, Dalmacio. Urrea de Jalón (Z) Moros Casanova, Fernando. Cariñena (Z) Mozos, Aniano de los. Langa de Duero (Soria) Muñoz (Z) Muñoz (Z) Muñoz Remón, Juan A. Burbáguena (T) Murillo López, Mauricio. Fraga (Z) Navarro, Mariano. Luco de Jiloca (T) Navarro, Serafín. Sádaba (Z) Navarro Mingote, Tomás. Biota (Z) Navarro Pablo, Eusebio. Daroca (Z) Navarro Sierra, Faustino. (Z) Navarro Zanuy, Isidro. Cariñena (Z) Nebot Grande, Antonio. Lucena del Cid (Castellón) Noriega, Alfonso. Boltaña (H) Octavio de Toledo, Julio. Alfaro (Logroño) Olivito, Enrique. (Z) Palacios, Miguel. Tamarite de Litera (H) Pardos Baliño, José M. Fonsagrada (Lugo) Pascual Pascual, Alejandro. Aguarón (Z) Peña, Marcos. Alacón (T) Pérez, Arturo. Sádaba (Z) Pérez Lafuente, Agustín. Fuentes de Magaña (Soria) Pérez Placer, Heraclio. Covaleda (Soria) Pierna Tello, Isidro. Gurrea de Gállego (H) Pina, Enrique. Monforte [de Moyuela] (T) Portolés, Vicente R. Calanda (T) Pradels, Ricardo. Juslibol (Z) Puyuelo, Santiago Manuel. Borja (Z) Quilez, Tomás. Alcaine (T) Quílez Madre, Joaquín. Alcaine (T) Quintanilla Polo, Manuel. Fuentecaliente (Ciudad Real) Ratia, Francisco. Taroda (Soria) R. Allo (Navarra) Rivelles Ibáñez, Federico. Monreal del Campo (T) Rivera, Baldomero. (Z) Rivera, Jesús. Binéfar (Huesca) Romero Martínez, Buenaventura. Encinacorba (Z), Zaragoza Romeu, Buenaventura. Granja Escarpe (Lérida) Royo Sola, José. (Z) Rubio (Z)

104 105 La revista Unión médica

Rubio Lucia, Hilario. Falces (Navarra) Sáinz Izquierdo, Eduardo. Cariñena (Z) Sáinz Izquierdo, Luis. Paniza (Z) San Amós, Braulio. Brea de Aragón (Z) Sánchez Cruzat, Pedro. Jaca (H) Sánchez Pastor, Fermín. Zarza de Granadilla (Cáceres) Sánchez Ruiz, Nicolás. Acered (Z) Sancho, Leonardo. Caspe (Z) Santolaria (Z) Sanz Izquierdo, Eduardo. Cariñena (Z) Sanz López, Enrique. Orcajo (Z) Saralegui, Manuel de. Narros (Soria) Sebastián, Félix. Letux (Z) Sentis Melendo, Cayetano. Talveila (Soria) Sesma, Pascual. Molinos (T) Serrano del Buey, Julio. Salvatierra (Z) Suárez González, Enrique. Valdelugueros (León) Tobajas Campo, Tomás. María de Huerva (Z) Torner Martínez, Primo. Fuentes de Jiloca (Z) Trigo, Francisco. Ariza (Z) Ucedo, Ignacio. Utrillas (T) Urdáiz Bueno, Vicente. Manchones Urgel, Mariano. Nuévalos (Z) Usón Bandrés, Benjamín. Urriés (Z) Valero Cólera, Mariano. Plou (T) Valero Mayoral, Mariano. Alcubierre (Huesca) Vallada Claramunda, Joaquín. Velilla de Cinca (H) Velilla, Domingo. (Z) Viamonte Cortés, Antonio. (Z) Vililla Rodrigo, Julián. Villanueva de Gállego (Z) Villafría Igea, Eduardo. Torralba de Ribota (Z) Vives, Ricardo. Uncastillo (Z) Yáñez Urriales, Francisco. Villafranca del Campo (T) Zaera, Salvador. Castellote (T)

Anexo 3. Sesión del 11 de octubre de 1915 del distrito de Calamocha de la UMN

“Acta de la sesión celebrada en el distrito judicial de Calamocha (Teruel).

Señores asistentes: D. José Boullón, Presidente de la Comisión organizadora de la Unión Mé- dica en la quinta región, en calidad de invitado; don Manuel Ros, Presidente del distrito y Titular de Calamocha; D. Ángel Mateo Gil, Tesorero del Comité provincial y Titular de Fuentesclaras; don Carlos González, Vicepresidente del distrito y Titular de Báguena; D. Federico Rivelles, Teso- rero y Titular de Monreal del Campo; D. Mariano Navarro, Secretario y Titular de Luco de Jiloca,

106 107 José María de Jaime Lorén

D. Manuel Amador Boullón, Titular de Torrijo del Campo; D. Mariano P. Herrero, Titular de Le- chago; D. Juan A. Muñoz, Titular de Burbáguena; D. Octavio Hernández, Titular de Navarrete; D. Fermín García, Titular de Tornos, y don Ángel Abad, Titular de Cucalón. Señores adheridos: D. Manuel Martínez, Titular de Bello, y D. Carlos Mateo, Titular de San Martín del Río. En la villa de Calamocha y a once de Octubre de mil novecientos quince, se reunieron –previa convocatoria- los señores arriba expresados. El Sr. Boullón dijo que veía con dolor el estado de tirantez que entre algunos de los asistentes existía, y que acudía gustoso a este acto en la espe- ranza de ver solucionadas tales diferencias. Con nobleza que engrandece a los interesados se estrecharon la mano, dando por terminada tal molestia. Con detenimiento se pasó a estudiar el estado de tirantez entre los vecinos de un pueblo de este distrito y su Médico titular, asistente también a este acto; el Sr. Ros, con gran elocuencia, expuso a la consideración de todos los presentes lo sucedido, así como sus gestiones e interven- ción y las del Sr. González en este asunto; detalló con notable precisión los hechos, por lo que consideraba expuesta y hasta inconveniente la presencia de dicho compañero en ese partido, temiendo que su persistencia y empeño en continuar le originase serios disgustos. Convencido de ello el compañero, accedió y prometió seguir la ruta que en aquel momento se le marcase. Todos aplaudieron su proceder. Acordaron también por unanimidad, en vista del proceder poco caballeroso y menos correc- to entre comprofesores, aislar y no tener ni trato social ni profesional con el que se anunciaba iba a sostener el estado de tirantez enumerado. Se acordó que el Presidente del distrito, siempre que a sus noticias llegase un estado de competencia entre pueblos y titulares, interviniese ayudado por los dos compañeros más inme- diatos, ofreciendo sus buenos oficios a unos y a otros. Todos los presentes ingresaron sus cuotas de Unión Médica Nacional, quinta región, hacien- do unánimes votos por que ésta sea la que nos conduzca a la victoria final. El Sr. Rivelles hizo presente la triste situación por que atravesaba la esposa del compañero Alegre, recaudándose lo siguiente: Sr. Boullón, 5 pesetas; Sr. Ros, 5; Sr. Mateo, 5; Sr. Herrero, 5; Sr. Hernández, 5; Sr. García, 5; Sr. Rivelles, 5; Sr. Boullón (D. Manuel), 2’50; Sr. Muñoz, 5 y Sr. Navarro, 2’50. Total 45 pesetas. No habiendo más asuntos que tratar, se dio por terminado el acto.- VºBº - El Presidente, Manuel Ros.- El Secretario, Mariano Navarro”138.

Anexo 4. Publicaciones periódicas citadas en Unión médica (1915)

La relación completa de las publicaciones periódicas citadas en las páginas de Unión médica el primer año de existencia, es la que sigue ordenada alfabéticamente:

- Boletín de administración local - Boletín de la Asociación de médicos de Reus - Boletín de la Asociación de médicos titulares [de Madrid]: 4

138 ROS, Manuel; NAVARRO, Mariano (1915): Acta de la sesión celebrada en el distrito judicial de Calamocha (Teruel). Unión médica, 20, 217-218

106 107 La revista Unión médica

- Boletín del Colegio oficial de médicos de la provincia de Alicante - Boletín del Colegio oficial de médicos de la provincia de Tarragona - Boletín oficial de la provincia de Teruel - Clínica castellana, La - Correo extremeño, El - Cultura e higiene [de Valencia] - Eco médico-quirúrgico, El [de Valladolid]: 4 - España médica: 2 - Extremadura médica - Farmacia moderna, La - Gaceta de Londres - Gaceta de Madrid: 12 - Galicia médica - Gazzeta degli Ospedali - Heraldo de Aragón - Hojas médicas [de Zaragoza] - El Liberal - Medicina práctica, La [de Cádiz] - Mercantil, El [de Teruel] - Mercantil valenciano, El: 2 - Monitor belga [de Medicina] - Patria, La - Presse Médicale - Regeneración médica [de Salamanca]: 2 - Revista de medicina y cirugía prácticas - Revista médica navarra - Revista navarra de medicina, cirugía y farmacia - Sanidad civil, La - Siglo médico, El: 2

Sepulcro de Federico Rivelles Ibá- ñez en el cementerio de Castelnovo (Castellón).

108 109 José María de Jaime Lorén

BIBLIOGRAFÍA

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108 109 La feria de Monreal del Campo. José María de Jaime Lorén

ÍNDICE

Introducción ...... 5

Objetivos ...... 7

Metodología ...... 8

Materiales ...... 10

Resultado...... 11

La Unión médica ...... 11

Áreas temáticas abordadas en los textos publicados en Unión médica ...... 21

Autores más prolíficos...... 55

Federico Rivelles Ibañez ...... 63

Conclusiones ...... 85

Anexos ...... 87

Bibliografía...... 109

Índice ...... 111

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