Tosca Alla Scala
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Mundoclasico.com martes, 18 de febrero de 2020 ITALIA Un clásico de la lírica: Tosca alla Scala FERNANDO PEREGRÍN GUTIÉRREZ Una de las óperas con mayor importancia en la historia del Hernandez como Teatro alla Scala es sin duda Tosca. Desde su estreno en Tosca este teatro, el 17 de marzo de 1900 hasta junio de 2015, © 2020 by Brescia se ha programado en 30 temporadas, con un total de 234 e Amisano funciones. Los más grandes intérpretes -excepción hecha Milán, jueves, 2 de enero de de Maria Callas- de Tosca, Cavaradosi y Scarpia han 2020. Teatro alla subido al escenario de la Sala Piermarini. Al frente de la Scala. Tosca de Giacomo orquesta, han estado los mejores maestros especialistas Puccini. Davide Livermore, director de puccinianos. También la escena ha corrido a cargo de los escena. Gio Forma, escenógrafo. Gianluca más reconocidos registas y escenógrafos. Como ejemplos Falaschi, vestuario. Saioa Hernández (Tosca), Francesco Meli (Cavaradossi), más señalados podemos citar a las sopranos Hariclea Luca Salsi (Barón Scarpia), Alfonso Darclée -la que primera Tosca de la historia-, Claudia Antoniozzi (Sacristán), Carlo Cigni (Cesare Angelotti), Carlo Bosi (Spoletta), Giulio Muzio -la Callas avant la lettre-, Maria Caniglia, Zinka Mastrototaro (Sciarrone), Ernesto Milanova, Renata Tebaldi -la que más veces ha cantado Panariello (Carcelero) y Gianluigi Sartori ese papel en La Scala-, Raina Kabaivanska, Eva Marton y (pastor). Coro di Voci Bianche dell’Accademia Teatro alla Scala. Coro y Grace Bumbry como Tosca; Giuseppe Borgatti, Aureliano Orquesta del Teatro alla Scala. Riccardo Pertile, Beniamino Gigli, Ferrucio Tagliavini, Giuseppe Di Chailly, director Stefano, Plácido Domingo y Luciano Pavarotti, como Cavaradosi; Pascuale Amato, Mariano Stabile, Carlo Galeffi, Giuseppe Taddei, Tito Gobbi, Ettore Bastianini, Piero Cappuccilli, Ruggero Raimondi, Bryn Terfel y Carlo Guelfi como Barone Scarpia. La lista de grandes maestros concertadores y directores de orquesta la encabeza Arturo Toscanin. Le siguen Antonino Votto, Victor de Sabata, Francesco Molinari Pradelli, Gianandrea Gavazzeni, Seiji Ozawa y Riccardo Muti. Entre los registas de la segunda mitad del siglo XX destacan Mario Frigerio, Margherita Wallmann, Piero Faggioni y Luca Ronconi. Y de los escenógrafos hay que poner muy por encima de todos a Nicola Benois, cuya escenografía para esa ópera—que estuvo 30 años en el repertorio—es una leyenda de la historia moderna de La Scala; Margherita Palli y Richard Peduzzi. Sirva esta breve introducción histórica para poner en suerte mi juicio de la nueva producción de Tosca con la que se inauguró, con toda pompa y gran repercusión mediática, la temporada en curso, cuya valoración crítica se puede resumir aseverando que ha resultado ser una digna hermana menor de los grandes montajes y las musicalmente gloriosas funciones que son ya leyenda moderna del Teatro alla Scala. El enfoque del regista Davide Livermore entra dentro de lo que podemos denominar la ortodoxia que ha fijado la tradición interpretativa. Tosca es una ópera que admite pocos caprichos por parte del director de escena y de su escenógrafo. La urdimbre de la trama, de un realismo apenas ornamentado aquí y allí, se sustenta en unas pocas pero sólidas, sencillas y rectilíneas, sin apenas meandros, hebras: el fondo político y religioso, la dictadura de la obscena coyunda policíaco-clerical, la revuelta política, el ardiente erotismo y la exaltación de las artes pictóricas e interpretativas. Lo que no es óbice para que Puccini, Giacosa e Illica no sustentaran la dramaturgia en clichés, sino en personajes de carne y hueso. Empezando por Tosca, una heroína trágica con fe religiosa casi infantil, con sentimientos a flor de piel de amor apasionado y celoso, combinados con esa ternura de las piccole donne innamorate de Puccini. Cavaradosi, por su lado, es un artista sensible, un apasionado amante a la vez que un convencido activista volteriano de la revuelta en curso. Y el Barón Scarpia lleva en sus venas la intolerancia sádica, el poder sin control mezclados con una beatería hipócrita. Livermore respeta todos estos aspectos, aunque quizá su dirección de actores sea un tanto epidérmica. Lástima que en el final del segundo acto omitiera la acción de Tosca de poner dos candelabros, una a cada lado del cadáver de Scarpia y que ésta no tomara religiosamente el crucifijo que encuentra en el aposento y lo pusiera reverentemente en el pecho de su víctima, Saioa Hernández y Luca Salsi en 'Tosca' de Giacomo Puccini. Director un gesto propio de la fe simplona de la de escena, Riccardo Chailly. Davide Livermore, director de escena. protagonista que quiere mostrar así su Milán, Teatro alla Scala, enero de 2019. © 2020 by Brescia e Amisano / arrepentimiento, y acciones que en ninguna Teatro alla Scala. manera son irrelevantes y trasnochadas. Su mejor momento sin duda fue la escenificación del 'Te Deum', verdaderamente espectacular y grandioso. Todo: escena, vestuarios, efectos luminotécnicos -debidos a Antonio Castro-, solistas, coro y orquesta contribuyeron con desbordada intensidad y virtuosismo a hacer de esa escena, que encaja perfecta y necesariamente en el trasfondo religioso de este melodrama, algo que difícilmente se nos olvidará a los espectadores que pudimos contemplara y disfrutarla. Los decorados requeridos por Livermore a su escenógrafo Giò Forma son de un naturalismo esquemático que cambian con rapidez y acierto para adaptarse a la ambientación que requieren las distintas escenas. En general son de una notable belleza en su forma y detalles, y ejecutados primorosamente por los artesanos del incomparable Atelier Ansaldo (destaca, entre otros, una logradísima Capilla Attavanti). Otra de las ventajas con la que ha contado el equipo escénico es la maquinaria escénica de La Scala, posiblemente la mejor del mundo, y de la cual han hecho muy acertado uso de casi todos sus recursos técnicos. Empero, no me convenció la forma en que se escenificó el tercer acto, ni por su ubicación -ese final pide casi a gritos que se escenifique en la terraza del Castillo de Sant’Angelo- ni por la ejecución de Cavaradossi y menos aún por el suicido de Tosca. Podrá argüirse a este respecto que al finalizar la ópera con Tosca suspendida, tras su muerte, en mitad del escenario e iluminada como una 'Te Deum' del primer acto de 'Tosca' de Giacomo Puccini. Director de Madonna, concuerda con la devoción escena, Riccardo Chailly. Davide Livermore, director de escena. Milán, mariana que refleja en escena el canto y la Teatro alla Scala, enero de 2019. © 2020 by Brescia e Amisano / acción de esta diva trágica: (con dulce Teatro alla Scala. reproche) “OhI Innanzi alla Madona / No, Mario mio”, uno de los mejores momentos de ternura de Saioa Hernández. Mas tengo para mí que sobró esa estatua de una Tosca levitando relucientemente en medio del escenario. El vestuario, que suele ser la pista que da el director de escena para que los espectadores sitúen el tiempo y el lugar que ha elegido para su allestimento scenico, es ecléctico en la época, y tiene mezcla de varias de ellas. Puede colegirse de la mayoría de los vestidos y uniformes que la acción se desarrolla a principios del siglo XX, cien años después de lo que indica la partitura. En general está bien diseñado por Gianluca Falashi, y estupendamente confeccionado, aunque el segundo vestido que porta Tosca, bicolor, no me pareció del buen gusto propio de la sastrería teatral italiana. Como anécdota, que no va más allá, es la primera vez que veo en un escenario a un Scarpia con tirantes claramente evidentes. Estaba prevista la actuación de la soprano madrileña Saioa Hernández a partir del 2 de diciembre. Mas la Tosca del estreno, Anna Netrebko, canceló sus últimas dos funciones contratadas, por lo que Saioa Hernández tuvo que adelantar su debut en La Scala como Tosca. Asistí, pues, a la tercera representación protagonizada por la gran soprano lírica española. Su triunfo fue espectacular, mas a mi entender, no tanto como hubiese sido con el entendido, entusiasta y clásico público del Teatro alla Scala en décadas anteriores. Hoy día, con la facilidad de la compra de entradas online desde cualquier punto del mundo, no existe ya ese más o menos homogéneo público, que tenía una especie de idiosincrasia de grupo operístico por antonomasia (si bien ese apelativo siempre ha sido más, y sigue siendo, propiedad de los espectadores del Regio de Parma y su mítico loggione). Tosca es un papel que se ajusta como un guante a una mano a las características vocales y actorales de Hernández, una lírica plena que puede interpretar sin problemas papeles de soprano spinto. Su registro, además de extraordinariamente homogéneo, es muy equilibrado en ambos extremos, agudo y grave. Más que por la belleza de su voz, que la tiene, su canto se distingue por la inteligencia con que maneja su instrumento vocal, con depuradísima técnica y gran inteligencia, así como por la gran paleta de colores vocales que exhibió magníficamente en una memorable 'Visi d’arte'. Su línea de canto en Tosca es totalmente adecuada a Puccini y de una italianità propia de una cantante que lleva el melodrama italiano en las venas. Agudos argénteos y con gran riqueza de armónicos y graves cantados -que no parlados o “eructados” sin fuerza alguna-,con una rotundidad y fiato que son muy difíciles de oír en otras intérpretes de este rol, posiblemente una de las cumbres del melodrama italiano. Ha captado perfectamente la psicología de este Saioa Hernández en 'Tosca' de Giacomo Puccini. Director de escena, personaje y colorea con la voz y su enorme Riccardo Chailly. Davide Livermore, director de escena. Milán, Teatro riqueza de matices toda la gama de alla Scala, enero de 2019. © 2020 by Brescia e Amisano / Teatro alla emociones y sentimientos de esta heroína Scala. trágica. Es lo suficientemente dramática en los momentos requeridos, aunque no la tigresa que han sido otras grandes intérpretes de Tosca, que no es necesario.