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ISSN: 2529-9808

Mujeres y trabajo Núm. 10 Revista deHistorialaFIM Mujeres ytrabajo Núm. 10,2 o semestrede2020 Nuestra Historia

Revista de Historia de la FIM

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Nuestra Historia: Revista de Historia de la FIM

ISSN: 2529-9808 • Edita: Fundación de Investigaciones Marxistas • Equipo coordinador: Manuel Bueno Lluch, Francisco Erice Sebares, José Gómez Alén y Julián Sanz Hoya • Consejo de Redacción: Irene Abad Buil, Eduardo Abad García, Juan Andrade Blanco, Manuel Bueno Lluch, Sergio Cañas Díez, Francisco Erice Sebares, Cristian Ferrer González, Sergio Gálvez Biesca, Juan Carlos García-Funes, Luz García Heras, José Luis Gasch Tomás, David Ginard i Féron, José Gómez Alén, Patricia González-Posada Delgado, Fernando Hernández Sánchez, Gustavo Hernández Sánchez, José Hinojosa Durán, Mélanie Ibáñez Domingo, José Luis Mar- tín Ramos, José Emilio Pérez Martínez, Guillem Puig Vallverdú, Víctor Santidrián Arias, Julián Sanz Hoya, Javier Tébar Hurtado, Julián Vadillo Muñoz, Santiago Vega Sombría • Diseño de portada: Francisco Gálvez • Diseño del interior y maquetación: Manuel Bueno Lluch • Imagen de portada: Trabajadoras en la fábrica de Hytasa, Sevilla, finales de la década de 1970 (Foto: MACA, fuente: Archivo Histórico de CCOO de Andalucía) • Envío de colabo- raciones: [email protected] • Administración: c/ Olimpo 35, 28043, . Tfno: 913004969. Correo-e: [email protected] • DL: M-3046-2017. Nuestra Historia

Revista de Historia de la FIM

Número 10

Segundo semestre de 2020 Índice

Editorial Número 10 Consejo de Redacción de Nuestra Historia 7 Nota editorial sobre archivos y políticas públicas de memoria Consejo de Redacción de Nuestra Historia 13

Dossier: Mujeres y trabajo Presentación Pilar Díaz Sánchez 17

Mujeres y trabajo en la Edad Moderna. Una perspectiva desde la acumulación originaria Victoria López Barahona 25

La «cuestión agraria», una «cuestión de género», Trabajo, imágenes y representaciones de las mujeres del campo en la España del siglo XX Teresa María Ortega López 49

Sobre el trabajo y las trabajadoras: algunas reflexiones Teresa Torns 71

La primera generación de las trabajadoras en maquiladoras de Ciudad Juárez: aprendiendo a trabajar y protestar (1965-1979) Cirila Quintero Ramírez 85

El trabajo de las mujeres en la Industria Fabril: la confección-textil en España Pilar Díaz Sánchez 105

Estudios El mito de la URSS. Los intelectuales y el PCE durante la II República Manuel Guerrero Boldó 127

Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808 Índice

Autora Invitada

Anticomunismo: ya es hora de diagnosticar y contratacar Agnieszka Mrozik 147

Nuestros Documentos

Introducción Mario Amorós 155

Lo más revolucionario es luchar por el éxito del Gobierno Popular Luis Corvalán 161

Lecturas

Europa en la Edad Media. Una nueva interpretación, de Chris Wickham Daniel Justo Sánchez 173 Los imperios ibéricos y la globalización de Europa (siglos XV a XVII), de Bartolomé Yun Casalilla José Luis Gasch Tomás 177

Últimas noticias sobre izquierdas, clases y naciones Xavier Domènech Sampere 182 Memoria histórica y comunismo Kristen Ghodsee 189 «Un Estado hecho por y para la guerra» Fernando Hernández Sánchez 192

¿Quién era Pablo Correa y Zafrilla? Unai Belaustegi 196 La historia vaciada. Minorías olvidadas del siglo XX, de Francesc Tur Balaguer Sergio Cañas Díez 199 Los otros camaradas. El PCE en los orígenes del franquismo (1939-1945), de Carlos Fernández Rodríguez Santiago Vega Sombría 205

Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808 Índice

Memoria Entrevista a Isabel Amil Miguel Ángel Peña Muñoz 209

Testimonio de lucha Víctor Díaz-Cardiel González 215

Testimonio de lucha Matilde Muñoz Montero 221

Rosa Estruch Espinós: alcaldesa comunista de Vilallonga durante la Guerra Civil Vicenta Verdugo Martí 227

Autores (Dossier y Debates) 235

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Número 10

Consejo de Redacción de Nuestra Historia

Presentamos el número 10 de Nuestra Historia, con la satisfacción que un núme- ro redondo como este supone, en tanto que muestra de la consolidación de esta inicia- tiva. Hace cinco años ya que desde la Sec- ción de Historia de la Fundación de Inves- tigaciones Marxistas decidimos lanzarnos a la elaboración de una revista de historia de carácter semestral, bastante al margen de las convenciones academicistas y producti- vistas al uso. Pretendíamos entonces, y seguimos pre- tendiendo, ofrecer un medio de contenidos rigurosos y científicos, pero con una fuerte vocación de difusión, de divulgación y de contribución a los debates públicos y a la formación de una ciudadanía crítica. Una revista de historia comprometida con el co- nocimiento cabal del pasado y con la cons- trucción del presente y del futuro, siendo conscientes de que ambos aspectos son en realidad desligables. Comprometida con la búsqueda de herramientas de análisis para mentalmente con el trabajo desinteresado comprender de forma global las socieda- de un amplio y abierto equipo, así como de des humanas, así como con la atención todas las personas que han querido aportar a las experiencias y las luchas de las cla- su tiempo y esfuerzo colaborando en nues- ses y los estratos populares, de las gentes tras páginas, a sabiendas de que no se trata desheredadas, oprimidas y explotadas a lo del tipo de mérito valorado por la academia largo de la historia, con el pensamiento crí- ni por los pesos al por mayor de las agencias tico y emancipador. Sin duda, una apuesta evaluadoras. ambiciosa, compatible con la modestia del Con esa modestia, pero también con mu- empeño de quienes sacamos adelante la cha satisfacción, podemos celebrar que pese revista con pocos medios, contando funda- a lo limitado de nuestros medios hayamos

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conseguido consolidar esta cabecera, llegar también hemos incluido atención a otros cada vez a más personas, ampliar nuestros debates presentes relativos a la Historia temas y perspectivas, y recientemente sal- Medieval, Moderna y Contemporánea de tar a las redes sociales [1]. Todo ello con una España, o a la memoria histórica en la Eu- revista que incluye tanto dosieres y estu- ropa del Este. Memoria se ha ocupado fun- dios de carácter científico, como secciones damentalmente del rescate del recuerdo y de documentos y clásicos relacionados con la historia de la militancia antifranquista la tradición marxista y emancipadora, en- y de la represión ejercida por la dictadura, trevistas a influyentes maestros y maestras sin descuidar la atención a las políticas pú- de la historiografía, una extensa atención a blicas de memoria o a cuestiones como los los nuevos libros y los encuentros de his- bebés robados. toria, así como una sección dedicada a la Como se puede ver, hemos procura- memoria histórica. Hemos contado con la do ampliar las temáticas abordadas, en un colaboración de una gran cantidad de his- inicio centradas sobre todo en el corto si- toriadores e historiadoras de nuestro país, glo XX, como decía «nuestro» Hobsbawm, sin que sea posible dejar de mencionar la y continuaremos esforzándonos por am- de nuestro querido Josep Fontana; pero pliar la pluralidad cronológica y temática de también de buen número de especialistas nuestros contenidos. Al fin y al cabo —como procedentes de tierras iberoamericanas, decíamos en nuestra Presentación— lo que estadounidenses y europeas (a todos ellos pretendemos no es más que —siguiendo el y a todas ellas, nuestro agradecimiento). Y, pedagógico consejo de «nuestro» Gramsci sin duda, el atender a tantas cuestiones ha a su hijo Delio— analizar a «cuantos más conllevado muchas dificultades y quebrade- hombres sea posible», a la totalidad de los ros de cabeza, pero nos ha dado la satisfac- seres humanos «en tanto se unen entre ellos ción de poder acercar numerosos aspectos en sociedad, y trabajan y luchan y mejoran». a quienes nos leen, con la alegría de recibir Pensar la sociedad, pensar la historia, si- con frecuencia su felicitación y apoyo. gue constituyendo una necesidad en estos Desde la salida del número 1 en 2016, tiempos de crisis en que se impone pensar con un dossier dedicado a la primavera en otro modo de organizar la vida colectiva. del Frente Popular, hemos dedicado esta sección a temas como el XX Congreso del ***** PCUS y el inicio de la desestalinización, las luchas por la reconquista de las libertades Las batallas por la memoria vienen cons- y la democracia en España, la Revolución tituyendo desde un inicio, como puede ver- Rusa y sus efectos, la relación de Marx con se, uno de los focos destacados de nuestro la Historia, las revoluciones alemanas de interés. La necesidad de atender esta cues- 1918-1923, o los mitos políticos y sociales tión es indudable, a la vista de la situación de la Historia Medieval hispana. A lo largo que estamos viviendo en los últimos tiem- de nuestras diferentes secciones han abun- pos, con el relanzamiento de interpretacio- dado en especial los trabajos y los textos so- nes históricas procedentes del franquismo, bre historia del marxismo, del movimiento de los fascismos y del reaccionarismo de comunista y del movimiento obrero, pero la guerra fría, apenas remozadas, paralelo al auge de las extremas derechas a lo largo 1.– A través de nuestras cuentas de twitter @NHRevHisFIM y de facebook: https://www.facebook.com/Nuestra-Histo- de toda Europa y América, y más allá. Bas- ria-Revista-de-Historia-de-la-FIM-116299196903249 te citar hechos de tanta gravedad como la

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resolución del Parlamento Europeo equipa- públicos, dada la devaluación de la voz de rando fascismo y comunismo, en lo que no los especialistas en la actual esfera mediáti- es sino el resultado de la larga ofensiva cul- ca de nuestro país y el potencial de la difu- tural reaccionaria por igualar nazifascismo sión continuada en radios, periódicos, tele- y antifascismo, al tiempo que por omitir el visiones y redes sociales de las propagandas alcance del compromiso de las elites capi- y falsedades (las fake news, que no son sino talistas y las fuerzas conservadoras con los los bulos de siempre) reiteradas por el po- fascismos [2]. tente aparato mediático —y social, no lo ol- Más recientemente, hemos tenido que videmos— de la derecha y la ultraderecha, soportar el atropello perpetrado por el que —pese a ocasionales roces— caminan Ayuntamiento de Madrid, a propuesta de la estrechamente unidas de la mano. formación neofranquista Vox, con el grave La dimensión del fenómeno revisionis- respaldo de fuerzas presuntamente repre- ta a nivel internacional es tal que parece sentantes de una derecha democrática, para cuando menos necesario pasar a la ofensiva derribar las estatuas de Francisco Largo Ca- desde las aulas y los departamentos de His- ballero e Indalecio Prieto, una bárbara deci- toria, pero sobre todo en la presencia en los sión defendida con el recurso a una confusa medios de comunicación, a través de una mezcolanza de falsedades e interpretacio- tarea didáctica que confronte, al mismo nes interesadas, indefendibles en términos tiempo, este fenómeno y responda a su vez históricos, y aderezadas de resentimiento a cada una de sus iniciativas. En este sen- contra la memoria obrera, antifascista y tido, Nuestra Historia, al igual que asumió democrática que representaban los home- y difundió el comunicado de Transform! najes a estos líderes de la clase trabajadora Europe, seguirá abriendo sus páginas a esta y ministros de la democracia republicana. batalla en defensa de la memoria democrá- Frente a ello, muchos de los componentes tica y antifascista. del consejo de redacción de Nuestra His- Las batallas por la Historia y por una me- toria, hemos apoyado la refutación que un moria democrática, en todo caso, no pue- amplísimo y plural conjunto de historia- den dejar de lado la necesidad de políticas dores e historiadoras ha hecho, en forma públicas que apoyen una investigación ri- de detallado y fundamentado Informe, a la gurosa y un acceso conveniente a los archi- decisión del ayuntamiento madrileño [3]. Sin vos. En ese sentido, no podemos menos que embargo, somos conscientes de que eso no exponer nuestra posición ante los proyec- tiene demasiada influencia en los debates tos legislativos sobre memoria democrática y la política de archivos del Gobierno de Es- 2.– Frente a esta resolución publicamos en el nº 8 el manifiesto de Transform! Europe «Respeto a la Memoria paña, atendiendo a sus avances pero cons- Histórica en Europa»: https://revistanuestrahistoria.files. tatando también sus importantes debes y wordpress.com/2020/02/nh8_pp11-12_transform.pdf. errores. A ello dedicamos la nota editorial 3.– El Informe en https://conversacionsobrehistoria. que sigue a esta presentación. info/2020/10/06/sobre-largo-caballero-prieto-y-vox-un- informetecnico/?fbclid=IwAR2aTFgt6ZgMXtulskZJ3K3G MfX6_5DDziLxPZaHKVHqEmaREOld8vATMYk. Nuestros ***** compañeros de redacción Sergio Gálvez, Fernando Her- nández y Julián Vadillo también publicaron al respecto un El número 10 de la revista tiene su eje artículo: https://blogs.publico.es/dominiopublico/34605/ en el dossier dedicado a Mujeres y Trabajo, la-estrategia-del-escorpion-al-respecto-de-la-proposi- cion-de-vox-sobre-francisco-largo-caballero-e-indalecio- coordinado por Pilar Díaz, que incluye una prieto/. introducción y cinco estudios relaciona-

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dos con un amplio conjunto de cuestiones que matiza el optimismo dominante sobre relacionadas con el trabajo de las mujeres el avance de las mujeres y de la igualdad. desde finales de la Edad Moderna hasta el Siguen dos estudios más centrados en siglo XXI. La introducción de Díaz incide la experiencia de colectivos específicos de en el doble interés de los textos, por cuan- mujeres trabajadoras. Cirila Quintero se to no solo exponen diversos análisis de las ocupa de las trabajadoras de la maquila en experiencias de trabajo de las mujeres en la frontera norte de México, presentando diferentes ámbitos temporales y territo- una investigación basada en testimonios de riales (aunque, en especial, de las mujeres vida recogidos a través de la metodología españolas y mexicanas), sino que incluyen de la historia oral, lo cual permite un vívi- una importante reflexión historiográfica do acercamiento a las experiencias vividas y conceptual, algo que es constatable asi- y a la gran precariedad de las condiciones mismo en la propia introducción. Se trata laborales. Finalmente, Pilar Díaz analiza el de un dossier, por tanto, que cruza las pers- trabajo de las mujeres en la industria espa- pectivas de análisis de clase y de género, ñola, en especial en el sector de la confec- algo que se revela imprescindible para la ción y el textil, mostrando cómo el modelo historiografía —y, desde luego, para cual- fordista de producción se aplica a la mano quier perspectiva emancipadora—, no solo de obra femenina para obtener el mayor en este tema, sino en cualquier análisis de beneficio de su trabajo. la realidad social. El apartado Estudios presenta el trabajo Siguiendo un orden cronológico, el pri- de Manuel Guerrero Boldó sobre la acogida mer estudio presentado es el de Victoria de la revolución soviética entre los inte- López Barahona sobre «Mujeres y trabajo lectuales españoles. A continuación, con- en la Edad Moderna: una perspectiva desde tamos con la aportación de nuestra Autora la acumulación originaria», centrado en el Invitada, la historiadora polaca Agnieszka análisis del tránsito del feudalismo al capi- Mrozik, con un artículo en el que analiza talismo, en que se incide en la presión por los mecanismos en los que se sustenta el confinar a las mujeres en el espacio domés- discurso anticomunista, muy extendido en tico, al tiempo que la reflexión sobre el con- Polonia y Europa central y cada vez más cepto marxiano de acumulación originaria presente en países como el nuestro, y en muestra su utilidad para entender la exclu- el que propone tres ámbitos desde el que sión de las mujeres del espacio laboral. A combatirlo. continuación, el artículo de Teresa Ortega En el 50º aniversario del triunfo elec- está dedicado a «La ‘cuestión agraria’, una toral de la Unidad Popular en Chile hemos ‘cuestión de género’. Trabajo, imágenes y querido dedicar Nuestros Documentos a representaciones de las mujeres del cam- aquella victoria que dio paso a un tiempo po en la España del siglo XX», analizando de cambio y esperanza, salvajemente abor- el papel de las campesinas, algo muy ne- tado por el golpe militar tres años después. cesario por cuanto la historiografía apenas Para ello, rescatamos un texto de Luis Cor- ha mostrado atención al trabajo y las fun- valán, quien fue secretario general del Par- ciones de las mujeres en el campo. Por su tido Comunista de Chile durante tres déca- parte, Teresa Torns presenta un conjunto das, uno de los principales promotores de de reflexiones sobre el trabajo y las trabaja- la UP que llevó a la presidencia a Salvador doras, a partir de los estudios de la sociolo- Allende y puso en marcha, así, el intento de gía del trabajo, con una perspectiva crítica construir de manera pacífica y democrática

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el socialismo. Se trata de un informe al Ple- y la posguerra, pues han desaparecido las no del Comité Central del PCCh de finales ejecuciones masivas, pero los presos polí- de 1970, con el elocuente título de «Lo más ticos todavía se cuentan por miles. En 1959 revolucionario es luchar por el éxito del se concentraban en prisiones centrales de Gobierno Popular», con una introducción cumplimiento de penas, preferentemente de Mario Amorós, reconocido especialista Alcalá de Henares para las mujeres y Bur- en la historia de la experiencia chilena. gos para los hombres. A partir de los años El apartado de Lecturas presenta un con- sesenta, se produjo el auge de un renovado junto de novedades historiográficas de gran movimiento obrero, a través de las comi- interés y de variada temática. Comienza siones obreras, y la principal fuerza opo- con el análisis de dos obras de notable ca- sitora —el PCE— progresivamente se su- lado interpretativo, la dedicada por Chris maron otras como el Frente de Liberación Wickham a la Europa de la Edad Media (re- Popular o el PCE (ml) y su brazo armado señada por Daniel Justo Sánchez) y el libro el FRAP. Todo ello generó una fuerte res- de Bartolomé Yun Casalilla sobre los im- puesta represiva de la dictadura, que trató perios ibéricos y la globalización europea de disimularse sustituyendo los consejos (por José Luis Gasch). Los debates interpre- de guerra por el nuevo Tribunal de Orden tativos, con una estrecha conexión entre la Público, formado por jueves civiles. Las pe- historia y el presente, están asimismo pre- nas eran menores que las dictadas por los sentes en las obras sobre la izquierda y la consejos de guerra, pero continuaban las cuestión nacional de Diego Díaz, Vega Ro- condenas por actividades políticas y sin- dríguez y el volumen colectivo coordina- dicales habituales en las democracias y los do por Aureli Martí, reseñadas por Xavier Estados de derecho. Mudaron los métodos Domènech —cuyo reciente trabajo sobre el pero se mantenían los presos políticos, las tema también dará que hablar. La sección torturas y las arbitrariedades, además del incluye asimismo recensiones sobre los incumplimiento de las propias leyes fran- trabajos dedicados por Eduardo Higueras quistas relativas a los indultos, la libertad al republicano federal —y primer traductor condicional y las redenciones de penas por de El Capital al castellano— Pablo Correa el trabajo. Se puede apuntar la cifra mí- (a cargo de Unai Belaustegi), por Carlos nima de 8.068 presos y 875 presas políti- Arenas a la historia del ejército español cas, solo con los juzgados por el TOP entre (Fernando Hernández), por Francesc Tur 1963 y 1976 [4]. A ellos se deben añadir los Balaguer a las minorías olvidadas del siglo centenares de condenados por consejos de XX (Sergio Cañas) y por Carlos Fernández guerra por delitos de rebelión, asesinato o a la historia del PCE en los primeros años terrorismo, como los acusados en el Pro- de la dictadura franquista (Santiago Vega). ceso de Burgos, Puig Antich o los últimos Finalmente, Kristen Ghodsee nos presen- fusilados en 1975. ta el libro Historical Memory of Central and Para acercarnos a la realidad de las ex- East European Communism, coordinado por periencias de lucha y de cárcel de aquellos Agnieszka Mrozik. años ofrecernos en este número los testi- En esta ocasión la sección de Memoria monios y las vivencias de lucha y de cárcel se centra en la lucha antifranquista de los de tres protagonistas de distintos ámbitos años sesenta y setenta. Un periodo his-

tórico en el que la represión ya no es tan 4.– Juan José del Águila, El TOP. La represión de la libertad intensa ni extensa como durante la guerra (1963-1977), , Planeta, 2001.

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geográficos y diversas organizaciones: Isa- do la trayectoria de una de las figuras más bel Amil (del PCE de Granada, entrevistada destacadas del comunismo y del compro- por Miguel Ángel Peña), Víctor Díaz Cardiel miso antifascista valenciano, Rosa Estruch. (del PCE de Madrid) y Matilde Muñoz (del Esperamos que estos contenidos sean de PCE [m-l] de Madrid). Asimismo, incluimos vuestro interés y podáis leerlos con salud. un artículo de Vicenta Verdugo sintetizan-

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Consejo de Redacción de Nuestra Historia

El pasado día 15 de septiembre de 2020 ción de víctimas de la represión como en el Consejo de Ministros aprobó el Ante- la lucha por las libertades [1]. Es importante proyecto de Ley de Memoria Democrática. hacer constar que el anteproyecto intenta Desde estas páginas, siempre hemos defen- superar uno de los déficits más evidentes dido nuestro compromiso con las políticas de la anterior ley, responsabilizando al Es- públicas de memoria democráticas, basadas tado de la labor de búsqueda de personas en los principios de verdad, justicia, repara- desaparecidas y de la elaboración de un ción y garantías de no repetición. En este mapa de fosas; asimismo, se establecen los sentido, desde Nuestra Historia queremos procesos y protocolos para el levantamien- contribuir al debate sobre este anteproyec- to de fosas y restos humanos y se anuncia to y, más en general, aprovechar para plan- la creación de un banco nacional de ADN tear una reflexión sobre las políticas de me- que permitirá la identificación de víctimas. moria y de archivos, en particular, que está En relación al espacio público aparecen desarrollando el actual gobierno. también otros elementos positivos: se es- El citado anteproyecto presenta, desde tablece el procedimiento de retirada o de luego, una serie de avances interesantes eliminación de los elementos contrarios a con respecto a la anterior ley sobre el tema, la memoria democrática, se definen los lu- la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, más co- gares de memoria y se prevé su protección nocida como «de memoria histórica». Así, y se anuncia la resignificación del conjun- por ejemplo, cabe dar la bienvenida a la to de Cuelgamuros. En el ámbito social se anunciada elaboración de un censo nacio- reconoce al movimiento memorialista y se nal de las víctimas de la dictadura franquis- crea un Consejo de Memoria Democrática, ta y a la definición de diferentes tipologías como organismo de participación y un re- de víctimas —si bien faltan algunas que ha- gistro de asociaciones memorialistas. brían de estar, pues no se incluyen especí- Sin embargo, reconociendo la existencia ficamente las víctimas de las torturas y los de tales avances, no podemos menos que malos tratos policiales, ni de las depuracio- nes y purgas laborales—. También se decla- 1.– Un aspecto que puede comprobarse en diferentes artí- culos de Nuestra Historia: p. ej. en Claudia Cabrero Blanco, ran ilegítimos los tribunales especializados «El Movimiento Democrático de Mujeres y las comunistas: en la represión y se establece la nulidad de de la resistencia antifranquista a la movilización feminis- todas las condenas por razones políticas e ta», nº 3: https://revistanuestrahistoria.files.wordpress. ideológicas. Se introduce una perspectiva com/2017/07/nh3_ccabrero.pdf o en los dedicados en el apartado de Memoria a Lina Molina (nº 3), Francisca de género, reconociendo a las mujeres su Bosch (nº 5), Carmen Garrido (nº 6), Encarnación Fuyola importancia específica tanto en su condi- (nº 7) y a Rosa Estruch en el presente número.

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expresar nuestra posición crítica ante los en «consideración los criterios en defensa debes y los errores de la política desarrolla- de los derechos humanos elaborados por la da por el Gobierno en este ámbito. Hemos UNESCO y el Consejo Internacional de los de manifestar nuestra decepción y nuestra Archivos». Parece, igualmente, que no se prevención tanto por las carencias del an- conocen los documentos claves publicados teproyecto de Ley de Memoria Democráti- por el Consejo de Derechos Humanos de ca, como por lo que hace a la futura revisión Naciones Unidas en relación a los Derechos de la Ley de Secretos Oficiales, así como al Humanos y los archivos [3], o por el Conse- hecho de que en la agenda política no apa- jo Internacional de Archivos. El preámbulo rezca ni esté prevista una Ley General de también omite los principales problemas Archivos ni ningún proyecto similar de hoy existentes con respecto a los archivos, ordenación de la legislación para el acce- los Derechos Humanos y la lucha contra la so, consulta y reproducción del Patrimonio impunidad: los problemas de identifica- Documental y la Información Pública. Tra- ción, clasificación, organización, ordena- taremos de explicarlo brevemente. ción, descripción, preservación y acceso de Ni siquiera sorprende ya el continuado un sinfín de fondos documentales reparti- como sistemático maltrato de los archivos dos por multitud de edificios públicos (en en España. En esta última década lo vi- especial militares), a saber: sin ningún tipo mos con el RD 1708/2011 o la propia Ley de tratamiento archivístico y con riesgos 19/2013, junto con la propia Ley Orgánica serios de perderse por mala conservación. 3/2018, mientras que la prometida reforma A lo que se suman los problemas de acce- de la Ley 16/1985 se eterniza en el tiempo. sibilidad relacionados con las condiciones A las partidas congeladas dedicadas a Ar- de uso, el acceso, los horarios, la no auto- chivos Estatales —desde hace lustros ape- rización de cámaras propias, el precio de nas suman el 0,01% de los PGE, a pesar de reproducción, así como el tiempo de espera que gestionan unos de los mayores patri- en la obtención de las copias en buena par- monios documentales a nivel mundial— se te de los centros en los cuales se encuentra ha sumado además que en la OPE del año custodiada la documentación fundamental 2020 se contemplan cero plazas de nuevo para el estudio de los crímenes del régimen ingreso al Cuerpo de Archiveros del Estado franquista. De la misma forma, no se abor- en sus diferentes escalas [2]. da el tema central tanto para las víctimas Todo lo anterior se ha visto reconfirmado y sus descendientes como los movimientos con la reciente aprobación del anteproyec- sociales por la memoria o los investigado- to de Ley de Memoria Democrática. Un tex- res/usuarios: la problemática legislación to que apenas cambia nada en el caso de los sobre el acceso, repleta de normativas con- artículos dedicados a los archivos (art. 27 y tradictorias entre sí. 28, principalmente). En este aspecto, pese a Con respecto al artículo 27, su redacción afirmarse con solemnidad en el Preámbu- evidencia el desconocimiento del funciona- lo, es falso que el anteproyecto haya tenido miento del Sistema Español de Archivos de la Administración General del Estado y del 2.– Tal y como desde CCOO se denunció en una dura papel que desempeña, a pesar de sus limi- nota de prensa a finales de octubre: https://sae.fsc. tados recursos y su capacidad real de actua- ccoo.es/noticia:522173--CCOO_sumamente_preocu- pada_por_la_Oferta_de_Empleo_Publico_de_personal_ 3.– «Conjunto de principios actualizados para la protec- funcionario_2020_&opc_id=fa6f3a6416ab16c2d965c339 ción y la promoción de los derechos humanos mediante 62fc5552. la lucha contra la impunidad» (E/CN.4/2005/102/Add.1).

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ción, la Subdirección General de Archivos culo 22 en la Ley 52/2007 —al igual que su- Estatales dependiente de la Dirección Ge- cede con el Capítulo IV del RD 1708/2011— neral de Bellas Artes del Ministerio de Cul- el mismo apenas se ha empleado por su tura y Deporte [4]. Todavía más: la obsesión falta de concreción y su propia debilidad con el Centro Documental de la Memoria jurídica: mientras que sí se ha garantizado Histórica (art. 28) también demuestra un a las víctimas pleno acceso, este acceso se escaso conocimiento del actual estado de sigue —y se seguirá negando— al resto de las fuentes documentales sobre la «Guerra usuarios en base a la anterior normativa. Civil y la Dictadura», que basta verificar en Por tanto, ningún avance se puede consta- el «Censo-Guía de los Archivos de España e tar en el Derecho a la Verdad. Y, con todo, se Iberoamérica» [5]. En este sentido, sería más vuelve a ofrecer el mismo articulado. eficiente la creación de un segundo Archi- Creemos que el actual anteproyecto ha- vo General de la Administración o la vuelta bría podido ser una excelente oportunidad al proyecto de la construcción de un nuevo para poner el primer peldaño de una nece- Archivo Histórico Nacional en las antiguas saria Ley General de Archivos, que unificara oficinas y almacén de Galerías Preciados toda la legislación y promoviera una mayor (San Fernando de Henares) en términos de seguridad para todos los usuarios de los ar- nuevos depósitos documentales, que sí po- chivos y, a su vez, proporcionara pautas de drían a ayudar a reestablecer el bloqueado interpretación para los archiveros y demás ciclo de vida de toda la documentación de funcionarios públicos encargados. Además, la Administración General del Estado. debe subrayarse que, dado que estamos Mucho más grave es lo que ha sucedido ante crímenes de lesa humanidad, el Estado con el artículo 28. El anteproyecto de Ley es debería aportar las «pruebas de carga» a las prácticamente un copia y pega el artículo víctimas, tal y como puede comprobarse en 22 de la Ley 52/2007 en sus dos primeros los documentos de la UNESCO, Consejo In- puntos. ¿Qué nos dice esto? Primero, se ternacional de Archivos o en los del propio evidencia la nula voluntad política de avan- Consejo de Derechos Humanos de Naciones zar en este aspecto clave, como se recono- Unidas. Sin embargo, se desconocen todas ció incluso por la Asamblea General de Na- de las recomendaciones de estas entidades. ciones Unidas [6]. Segundo, el anteproyecto Más allá de estos dos artículos ha habido no se mueve de los estrechos límites con- un conjunto de decepciones y sorpresas de servadores y restrictivos que han caracte- diferente grosor. Por ejemplo, el «Título IV. rizado la legislación sobre acceso desde la Régimen Sancionador» (artículos 60-66) no transición española. No es posible avanzar dedica ni una sola palabra a medidas a ga- en el acceso, en términos prácticos y rea- rantizar la preservación y la conservación les, sin intentar armonizar esta legislación del Patrimonio Documental. Otro ejemplo: de acceso «patrimonial» con la Ley Orgáni- quizás la mayor novedad ha sido la intro- ca 3/2018 de Protección de Datos. Tercero, ducción a última hora de una disposición después de trece años de aprobarse el artí- adicional sobre la preservación y la custo- dia de los archivos de los presidentes de los 4.– Véase Cap. III del RD 1708/2011. gobiernos constitucionales. Se trata de una 5.– http://censoarchivos.mcu.es/CensoGuia/portada.htm. inclusión con calzador, que ignora la am- 6.– En la Resolución 68/165, que insta a los Estados a es- plia normativa legal vigente al respecto [7], tablecer «una política archivística nacional que garantice la preservación y protección de todos los archivos que guarden relación con los derechos humanos». 7.– Entre otras normas, los artículos 49.2 y 54.2 de la Ley

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que omite el problema real de la continua- Para que esas desclasificaciones puedan ser da impunidad con la que han manejado la automáticas, es preciso que la documenta- documentación pública los ex-presidentes ción esté bien identificada y descrita desde y demás altos cargos, y que ignora al pro- que se produce; es decir, para que esta ley pio Sistema Archivos de la Administración pueda ser eficaz, es preciso que haya archi- General del Estado. Supone, de hecho y de vos con archiveros y dotación suficientes. derecho, una amenaza real de cara a fractu- Tales serían las vías necesarias para fina- rar el principio de procedencia, además de lizar con esta tradición española según la generar un confuso modelo de gestión dual. cual lo que se clasifica, clasificado queda Por último, con respecto a la «nueva» para toda la vida. Ley de Secretos Oficiales, se plantea la Esperemos que estos déficits, errores y modificación de la ley franquista en vigor problemas puedan irse corrigiendo, mati- sobre el tema en el plazo de un año, pero zando o paliando tanto durante el debate con una absoluta indefinición [8]. Pensamos parlamentario de la ley que se está trami- que la futura Ley de Secretos Oficiales debe tando, como a través de las políticas futu- entrar en el fondo de la cuestión: que las ras. Por ello, desde estas mismas páginas propias restricciones amparadas en la ley animamos a los profesionales de los archi- de 1968 sobre secretos oficiales dejen de ser vos, sus asociaciones, al movimiento social de aplicación respecto a la documentación por la memoria pero, de forma concreta, a relacionada con las violaciones de derechos los historiadores y sus asociaciones, a mo- humanos y los crímenes de lesa humanidad vilizarse y pronunciarse para intentar re- cometidos durante la Dictadura Franquista vertir estos aspectos aquí brevemente de- y la Transición [9]. En términos legislativos, lineados. archivísticos y de investigación histórica lo Desde el Consejo de Redacción de Nues- realmente útil e inteligente sería un siste- tra Historia tenemos claro que no podemos ma práctico de desclasificación automática permitirnos una nueva oportunidad perdi- en base al tipo de «marca» y al periodo des- da. Mucho nos jugamos de cara a poner en de el fin del cierre del expediente, sumado a marcha, de una vez, políticas públicas se- un sistema de control sobre el material que rias y rigurosas relativas a la memoria de- se clasifica para evitar su uso discrecional. mocrática y a los archivos.

16/1985, el RD 1708/2011 y los correspondientes en el Código Penal. 8.– En la Disposición Final 6ª, titulada el «Acceso a la in- formación pública de los archivos de la Administración General del Estado», se señala que en el «plazo de un año a partir de la entrada en vigor de la presente ley, se promoverá la modificación de la Ley 9/1968 de 5 de abril, sobre Secretos Oficiales, con el objetivo de garantizar el derecho de acceso a la información pública de todos los archivos pertenecientes a la Administración General del Estado referidos a la Guerra Civil y la Dictadura». 9.– Más que nada, porque no afectan a la documentación con marcas de calificación (secreto, reservado, etc.) ante- riores a la promulgación de la LSO68, que, como toda nor- ma, no es de aplicación retroactiva.

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Presentación

Pilar Díaz Sánchez Universidad Autónoma de Madrid

Los artículos que componen este dossier, que tiene el genérico título de «Mujeres y trabajo», se sitúan en la contemporaneidad, partiendo del análisis de la situación labo- ral de las mujeres desde fines de la Edad Moderna y del estudio del papel de las mu- jeres en los gremios, hasta la consolidación del capitalismo. Y aunque pretende tener una visión internacional, tiene como base las experiencias de las mujeres españolas y mejicanas. Por lo tanto, quedan fuera de este estudio la historia del trabajo y las mu- jeres de otros espacios y periodos históricos. Los textos que aquí se presentan parti- cipan de un doble interés: en primer lugar, parten de una reconceptualización de ca- Trabajadoras en la fábrica de Hytasa, Sevilla, tegorías de estudio, en las que la herencia finales de la década de 1970 (Foto: MACA, marxista está muy presente, y por otro lado, fuente: Archivo HIstórico de CCOO-A) realizan un ejercicio de reflexión, a modo imagen del homo faber ha tenido una repre- de balance de sus propias investigaciones, sentación masculina. El hombre que «hace para situarnos ante una nueva perspectiva o fabrica instrumentos» y que dará lugar de futuro. Más que novedosos estudios de al homo sapiens, «el hombre que piensa». caso, lo que aquí se muestra es la revisión Habrá que esperar al siglo XX para que, so- crítica del tema que nos ocupa. bre todo, gracias a los estudios impulsados Comenzaremos afirmando que la prin- por los movimientos feministas, se llegue cipal caracterización del ser humano, tras a cuestionar primero y denunciar después, la emancipación de su antecesor del reino que el término homo se desdobla en sexos y animal, fue la de homo sapiens u homo faber. que ambos comparten la misma acción. De ambas categorías analíticas, a pesar de Desde finales del siglo XIX aparece re- entender que el genérico homo comprende flejado en distintos trabajos el interés por ambos sexos, se ha desplazado a las muje- la participación social de las mujeres y des- res a un segundo plano. Durante siglos la de una perspectiva marxista se debe, sobre

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todo, a Federico Engels y su libro El origen trabajo doméstico, trabajo reproductivo y de la familia, la propiedad privada y el Esta- trabajo familiar. Se planteó entonces que do (1884), aunque en algún texto redacta- existe un «trabajo» que es realizado por la do por él mismo y Carlos Marx en 1846 se mitad de la población, que está invisibiliza- encuentra esta frase: «La primera división do y obviado en los análisis políticos, y sin del trabajo es la que se hizo entre el hom- embargo es socialmente necesario. A partir bre y la mujer para la procreación de hijos». de aquí se evidenció la necesidad de repen- Sin embargo, es necesario señalar, a partir sar una nueva metodología, la ampliación de ese punto de partida, el escaso interés de nuevas fuentes de estudio, dejando de que la historiografía marxista ha dedica- priorizar las archivísticas más convencio- do al tema de las mujeres y el feminismo. nales emanadas de los centros de poder de Todavía en el siglo XX, la definición que donde las mujeres estaban excluidas [2]. La Marc Bloch proponía sobre la historia era historia del trabajo y los trabajadores de- el de una ciencia que «estudia la obra de los bía entonces abordarse desde la economía, hombres en el tiempo», de alguna manera desde los estudios de las relaciones de los se movía en el ambiguo sentido más res- sexos y desde la vida privada, si es que se trictivo del término «hombre». quería estudiar una historia social que in- Para el marxismo el tema del feminismo cluyera en «trabajadores» al cincuenta por no fue prioritario. El hecho de que al frente ciento de la población: las mujeres. Tam- de este movimiento se situaran las muje- bién repensar los conceptos de trabajo, ac- res de la burguesía, provocó un rechazo que tividad laboral o empleo, cuando hablamos desactivó el interés que merecía. Ni siquie- de las mujeres como agentes sociales. ra se cuestionó un aspecto tan determinan- En sentido inverso, el feminismo ha te y tan extendido como era la separación enriquecido la perspectiva marxista. Si el en esferas —a esfera doméstica y la esfe- marxismo aportó la necesidad de estudiar e ra pública— cuando se trataba de explicar investigar la «producción social» con el con- los fundamentos de la economía familiar. cepto clave de «relaciones de producción» Como dice Anne Showstack Sasson: y el clásico concepto de «modo de produc- ción», el feminismo del último tercio del si- «Hasta ahora el trabajo se organizaba si- glo XX e inicios del siglo XXI ha ampliado guiendo una lógica que no tiene en cuenta la perspectiva añadiendo la «reproducción las necesidades individuales. Los sindica- social» como clave del proceso de produc- tos siempre han aceptado que debíamos ción. En la década de los setenta Kate Mi- cambiar nuestras vidas para adaptarnos al llet puso el acento en el patriarcado como puesto de trabajo o no entrar a competir nodo central del sistema social, señalando por determinados puestos. El desafío que que es una constante arraigada en todas plantea el feminismo es que el trabajo se las formas políticas y económico-sociales, amolde a las necesidades humanas y no la lo que Amelia Valcárcel llama «invariante gente al trabajo» [1]. antropológica» sin la cual no se entienden Los movimientos feministas desde 1968 las relaciones de clases [3]. Silvia Federici lo ampliaron la perspectiva con una nue- va forma de entender la actividad laboral: 2.– En este sentido la utilización de las fuentes literarias y de las fuentes orales, para el caso de la contemporanei- dad, han sido determinantes para conocer la experiencia 1.– Entrevista a Anne Showstack Sassoon, Nuestra Historia, de las mujeres en los procesos sociales. nº 5 (2018), p. 111. 3.– Kate Millet, Política sexual, Barcelona, Cátedra, 2017.

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subrayaría posteriormente al explicar cómo del trabajo de las mujeres desde una pers- «las mujeres han sido las productoras y re- pectiva marxista, tal y como se había rea- productoras de la mercancía capitalista más lizado en el caso de los trabajadores, sobre esencial: la fuerza de trabajo» [4]. todo a raíz de la aparición en 1963 del libro Las relaciones de género son relaciones de E.P. Thompson, The Making of the English de producción: la profundización de la di- Working Class [6]. visión dentro de la sociedad no conduce a Cuando se despertó el interés por los es- más tiempo para desarrollar nuestras ca- tudios de las trabajadoras, la historia social pacidades humanas sino para aumentar los comenzaba a estar en retirada y el impulso beneficios. Esto lleva a analizar la política lo tomaron sobre todo las mujeres que se familiar y demográfica que requiere desen- movían en la órbita del feminismo de Se- trañar y desmontar todo lo que se conside- gunda Ola, que coincidía, a su vez, con el ra natural, según los sexos, en moralidad, auge de los estudios postestructuralistas, ideología y estructuras patriarcales. Para la la postmodernidad y los giros lingüísticos historiografía marxista esto supuso un reto y culturales. al proponer inscribir el feminismo en el El esfuerzo del feminismo a favor del re- meollo del marxismo, en el concepto mar- conocimiento de los derechos de las muje- xista de relaciones de producción [5]. res es quizás la mayor contribución de este El feminismo socialista ha tratado las movimiento al fortalecimiento de la demo- distintas formas en que se ha organizado cracia. Según Geoff Eley el impulso demo- cualitativamente la división sexual del tra- cratizador que la izquierda ha favorecido bajo y ha realizado interesantes aportacio- en los dos últimos siglos no se debe tanto nes sobre los cambios históricos que con- a la labor de los partidos políticos y los sin- denaron a las mujeres a la subordinación y dicatos, sino a los movimientos sociales y a la ocultación. Así, en la década de 1970 y al feminismo [7]. Esto solo debería servir de 1980 se publicaron numerosos trabajos que reflexión para justipreciar el papel históri- por un lado zarandearon el marxismo clási- co de las mujeres. co y, por otro, lo enriquecieron. No se trata tampoco de llevar a cabo La caída del socialismo «realmente exis- un juicio contrafáctico y defender la utili- tente» frenó, si es que había llegado a po- dad de la acción política de las mujeres y nerse alguna vez a una gran velocidad, la la posibilidad de reconducir el movimiento posibilidad de seguir estudiando el tema obrero, sino de señalar que el análisis de la historia del trabajo y las trabajadoras apor-

También señalar a Shulamith Firestone en su libro Dialéc- ta un nuevo punto de vista capaz de dar una tica del Sexo, Madrid, Kairós, 1973. visión más completa de procesos históricos 4.– Silvia Federici, Caliban y la bruja: mujeres, cuerpo y que hasta ahora han obviado la participa- acumulación originaria, Madrid, Traficantes de Sueños, ción de las mujeres. 2004, p. 13. Federici habla de una «nueva economía Por otro lado, cuando las mujeres se in- feminista» criticando la lógica de la acumulación del capital, señalando cómo la acumulación capitalista se corporaron masivamente al trabajo fabril, basa en la explotación del trabajo de hombres y mujeres, —en los sectores primarios agricultura y apropiándose de los cuerpos de las mujeres, de su potencial reproductivo, fortaleciendo el control por parte 6.– Posteriormente el trabajo de Gareth Stedman Jones, del Estado y ejerciendo un doble orden patriarcal. Lenguajes de clase. Estudios sobre la clase obrera inglesa, 5.– Véase Heidi Hartmann, Un matrimonio mal avenido: Madrid, Siglo XXI, 1989. hacia una unión más progresiva entre marxismo y feminismo, 7.– Geoff Eley en Un mundo que ganar. La historia de la Zona Abierta, 24 (1980), pp. 85-113. izquierda en Europa, 1850-2000, Barcelona, Crítica, 2003.

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ganadería, han estado siempre— lo hicieron mo marxista de Althusser. participando de una cultura obrera afín a la Estudiar el tema de la historia de las tra- que se dio a fines del siglo XIX; una cultura bajadoras parte del análisis de la realidad de participación colectiva, reivindicativa de material de las mujeres, sus condiciones los valores de la educación y la cultura, de de vida, sus formas de asociarse y, por últi- cohesión social, en la línea que Eley descri- mo, su praxis colectiva. De esta manera se be para la izquierda europea de 1850 hasta pretende refrendar la idea de que lo social la Primera Guerra Mundial. no es un producto de los individuos, sino Sería interesante plantear el sujeto, que, por el contrario, los individuos son un el motor de las luchas obreras, teniendo producto social. El siguiente argumento, como protagonista también a las mujeres. extraído de un estudio sobre la Filosofía de Si bien la historiografía tradicional recono- la praxis, se debe aplicar al estudio de caso ce un gran peso a la human agency, en los específico de las mujeres estudios que tienen que ver con la acción de las mujeres, ese personalismo, que da «La individualidad —desde el punto de vis- tanta relevancia al papel del individuo, se ta histórico-social— no es un punto de par- ve más diluido, teniendo el colectivo for- tida; es algo que el hombre ha conquistado mado por mujeres mucho más peso que la —y ha enriquecido— en un proceso históri- individualidad. Este es un factor de diferen- co-social. La individualidad y las formas de ciación importante que obliga a revisar los relacionarse los individuos se hallan condi- movimientos reivindicativos: acciones co- cionadas histórica y socialmente. El modo lectivas, huelgas o cualquier tipo de acción como producen o se insertan en el proceso sindical, desde una nueva perspectiva. Es de producción, su vinculación con los órga- difícil encontrar singularidades femeninas nos de poder, su modo de amar y de enfren- en estos contextos, es más, con frecuencia, tarse a la muerte, sus gustos y preferencias, se evitan, apostando por una acción colec- se hallan condicionados socialmente. En el tiva en la que no caben personalismos. Si individuo se anudan toda una serie de rela- bien hay mujeres con nombre propio, que ciones sociales» [8]. son las que ejercen de vanguardia, éstas han quedado en el olvido. Muchos de los estudios realizados a par- La historiografía liberal ha puesto el tir de los años ochenta sobre el tema de las foco siempre en el peso de la acción indi- trabajadoras, han caído en el olvido del su- vidual a la hora de explicar procesos histó- jeto colectivo de clase trabajadora, dando ricos. La subjetividad, el individualismo, la más énfasis en la relación sexo/género, re- identidad, han expresado en buena medida huyendo el concepto general —universal—, los cambios sociales, dentro de un deter- de la clase obrera para caer con frecuencia minismo subjetivista muy valorado por las en esencialismos excluyentes. corrientes postmodernistas. Obviando un determinismo teleológico, En cualquier caso, la recuperación del parece llegado el momento de plantear una papel social de las mujeres en la historia de historia del trabajo donde las mujeres jue- la clase obrera no ha pasado por la moda de guen el papel que les corresponde en la so- recuperar las individualidades después de ciedad, numérica y cualitativamente, y con la «muerte del hombre», es decir del indi-

viduo de los años setenta del siglo XX, tal 8.– Adolfo Sánchez Vázquez Filosofía de la praxis, Méjico, como lo señala Foucault y el estructuralis- Siglo XXI, p. 209

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herramientas científicas sólidas. de reivindicativo y revolucionario pudiera A pesar de todo algunos trabajos que tener el primitivo feminismo [9]. Como dice han tratado el tema que nos ocupa se han Francisco Erice: centrado en estudios de caso y han incurri- do con frecuencia en dar el mayor peso a «El posmodernismo puede ser considerado las experiencias vividas, a los sentimientos objetivamente reaccionario al menos en su que esas experiencias han generado, anali- sentido anticientífico y antirracionalista, zando unas aspiraciones vivenciales sui ge- por más que en él se apoyen sectores de neris, dentro de los grupos de trabajo (clase movimientos sociales como el feminismo obrera). Lo que denunciamos aquí es una o que abogue por el multiculturalismo; al práctica investigadora que huye del empi- eliminar la posibilidad de un análisis co- rismo racional, para acomodarse en análi- herente de la realidad, impide cualquier sis de prácticas vivenciales que no tienen crítica sensata y una acción práctica eficaz salida política, ya que no existe ésta sino es basada en ella» [10]. en la confluencia de interés de hombres y mujeres con una visión generalista. Sin me- De ahí el interés por retomar los estu- noscabo de que haya aspectos particulares, dios de trabajo de las mujeres recuperando específicamente femeninos de interés his- categorías de análisis de mayor recorrido. tórico, hasta ahora nada tratados, incluso Volver a usar el concepto de clase como un chocantes con los convencionales temas constructo variable y heterogéneo, capaz académicos, como puedan ser los relativos de subsumir nuevos elementos entre los a la maternidad, siempre y cuando no se que el sexo y la raza juegan un papel de- pierda ese objetivo de la historia total que terminante. Definida más por sus experien- defendían los seguidores de la Escuela de cias, afinidades, aspiraciones que, por un Annales. modelo estático y fosilizado, como pueda El primer feminismo, que se entendía ser la idea de clase del marxismo ortodoxo. como el movimiento emancipador con Una categoría analítica que evite la subje- perspectiva internacional y planteamien- tividad y la diferencia y busque la generali- tos universales, ha sido capaz de cohe- dad objetiva. Como dice Eagleton la «clase sionar las reivindicaciones y derechos de como categoría social abarcadora» [11]. la mitad de la población, al margen de las De la herencia marxista, huyendo de es- disputas políticas de partidos y sindicatos cleróticos y anticuados postulados, se de- de izquierda más preocupados por copar el bería recuperar el armazón de un sistema papel hegemónico en la escena política que interpretativo con el que abordar la historia por reunir en un único movimiento las as- piraciones de las mujeres. Aunque, si bien 9.– French Theory, es el término que se utiliza para refe- es cierto que, con la denominada Segunda rirse a los pensadores posestructuralistas franceses: Fou- cault, Derrida, Deleuze, Lacan, Kristeva, Baudrillard, Lucy Ola, el feminismo comenzó a dividir sus Irigaray… y la cristalización de sus teorías en movimientos fuerzas entre las distintas corrientes que como el biopoder, el ecofeminismo, la deconstrucción, etc. concebían el movimiento de forma diver- Ver François Cusset, French Theory. Foucault, Derrida, Deleu- sa, en cualquier caso, algo más cohesiona- ze & Cia. Y las mutaciones de la vida intelectual en Estados Unidos, Barcelona, Melusina,2005. do que los partidos pilotados por varones. 10.– Francisco Erice, En defensa de la razón. Contribución a Y claro está, antes de que la French Theory, la crítica del posmodernismo, Madrid, Siglo XXI, 2020, p. 266. —el postmodernismo— diluyera como un 11.– Terry Eagleton, Walter Benjamin o Hacia una crítica re- azucarillo en un vaso de agua todo lo que volucionaria, Madrid, Cátedra, 1998, p. 229

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del trabajo de las mujeres con esa finalidad La familia como nódulo de interpretativa de largo alcance. Recuperar construcción social una epistemología historiográfica, que - re coja lo que de novedoso y útil ha surgido a Desde la perspectiva del siglo XXI y con partir de la década de los ochenta del siglo ánimo de retomar el estudio de las mujeres pasado, pero sin olvidar la base real, ma- y el trabajo, debemos comenzar por el prin- terial, de las sociedades objeto de estudio. cipio y plantear la disyuntiva mujer/fami- En este sentido abrirse al análisis de las lia, precisamente en un momento en que la relaciones económicas y analizar como se institución familiar, tal y como se ha veni- engarzan en ellas los grupos sociales, en do entendiendo desde la industrialización, este caso las mujeres, formando parte de la está en revisión. clase trabajadora, examinando cómo se ha Y en esta misma línea se debe abordar ejercido control sobre ellas, sus formas de el tema relativo a la maternidad. Algo que resistencia y sus aspiraciones. tradicionalmente ha quedado aparcado a Por otro lado, novedosos trabajos, algu- pesar de que estaba en el origen de la for- nos provenientes de la sociología, se de- mulación del marxismo, en concreto en el cantan por reutilizar el término clase con libro de F. Engels, El origen de la familia, la un nuevo sentido. El concepto de clase es propiedad y el Estado. Engels fue capaz de también una construcción cultural. A partir ver con mayor claridad el papel de las mu- del siglo XX la clase obrera no se focaliza en jeres en las sociedades industriales: el obrero industrial cualificado, en claro de- clive, sino en lo que le da sentido medular, «La familia individual moderna se funda que no es más que la relación de subordi- en la esclavitud doméstica franca o más o nación en un espacio de relaciones marca- menos disimulada de la mujer, y la sociedad das por la desigualdad, tanto en la riqueza moderna es una masa cuyas moléculas son como en su acceso al poder, la consecuente las familias individuales. Hoy, en la mayoría gestación de una conciencia crítica y sus de los casos, el hombre tiene que ganar los estrategias de impugnación del sistema. medios de vida, que alimentar a la familia, Y en esta concepción nueva de las clases por lo menos en las clases populares; y esto sociales, las mujeres deben tener, ahora sí, le da una posición preponderante que no un papel determinante. Y en esta línea el necesita ser privilegiada de un modo espe- trabajo de Selina Todd y su estudio del pue- cial por la ley. El hombre es en la familia blo (mejor que la traducción de «gente») el burgués; la mujer representa en ella al puede ser una novedosa forma de «escu- proletariado» [13] . char» a la clase obrera. Su trabajo, que re- coge testimonios de vida de trabajadoras y Pero el autor no le dedicó todo el inte- trabajadores ingleses, contribuye a enten- rés que nos hubiera gustado al tema. En der de forma novedosa una sociedad como este texto de alguna manera se evidencia la inglesa en la que la clase obrera no gira el fuerte vínculo interpretativo del papel en torno al modelo masculinizado de traba- social de las mujeres, dentro de la unidad jador fabril [12]. familiar. De hecho, la sensibilización de la situación laboral de las mujeres tenía como

13.– El origen de la Familia, la propiedad privada y el Estado, 12.– Selina Todd El pueblo. Auge y declive de la clase obrera p. 32, Disponible en: https://www.marxists.org/espanol/ (1910-2010), Madrid, Akal 2018. m-e/1880s/origen/el_origen_de_la_familia.pdf.

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principal objetivo velar por la descendencia social de las mujeres trabajadoras. Sería ne- y la situación familiar, si se quería asegurar cesario plantear soluciones que vayan más la reposición de la fuerza de trabajo. allá de la conciliación familiar y el reparto Esa doble marginación que han sufrido de tareas. Los cambios en el modelo de ma- históricamente las mujeres, primero en el ternidad sobrevenidos en la última década papel histórico subsidiario que el código del siglo XX no han ido acompañados de un napoleónico refrendó para las mujeres en nuevo modelo de paternidad, siendo esta la la organización familiar y, por otro lado, la causa fundamental de la implementación minusvaloración del trabajo femenino a lo de nuevos modelos en esa división sexual largo de los siglos, refuerza las dificultades del trabajo. para conseguir mejoras. El desigual acceso Las cargas familiares han endurecido el a la educación o a la formación laboral, el peso de las tareas y cuidados, la materni- sometimiento patriarcal y el menor reco- dad y crianza de la prole han limitado la li- nocimiento de derechos políticos han difi- bertad de las mujeres. Los prejuicios sobre cultado enormemente las reivindicaciones la vocación natural de las mismas que se de las mujeres. Y reforzando todo este en- subliman con la maternidad como princi- tramado debe señalarse «la construcción» pal objetivo, han restringido los referentes social de las mujeres, su identificación con ideológicos y culturales en los que apoyar- la naturaleza, en contraposición a la cultu- se. Todos estos elementos son necesarios ra, patrimonio de varones [14]. como punto de partida para abordar, desde El trabajo extradoméstico de las muje- nuevas perspectivas, el tema de las mujeres res ha sido siempre imperceptible, silen- trabajadoras. cioso socialmente, sin llegar a conseguir la Con independencia de la adscripción naturalización que sí ha tenido el trabajo metodológica y de la opción teórica en la del varón. Se ha visto siempre como algo que se sustente, se deben seguir basando en accidental y suplementario. Las mujeres la centralidad del trabajo, en menor medida han trabajado fuera de casa por diversos en el empleo. motivos: las solteras o viudas por necesida- Así mismo los estudios sobre trabajo des perentorias, al carecer de alguien que de las mujeres siguen necesitando inves- le ayudara al sustento; las casadas porque tigar las estrategias de movilización, los el salario del marido, el «ganador del pan» paradigmas organizativos y articulación de responsable de mantener la familia, es in- reivindicaciones económicas, y por ende suficiente. Estas consideraciones son- an políticas. Todo esto, como se puede com- teriores a los intereses empresariales que prender, excede con mucho el marco del es- aprovecha la menor cualificación de las tudio de la «representación», tan habitual mujeres para abaratar el salario. en los estudios postmodernos y principal A lo largo de los siglos se constata que la preocupación de los trabajos publicados en división sexual del trabajo sigue presente, las últimas décadas. determinando en gran medida la posición El feminismo debe seguir siendo el mo- vimiento igualitario, humanista y emanci- 14.– Resulta de gran interés analizar la construcción de la pador que se interesa por los desposeídos a identidad del trabajador «ganador del pan», para ello ver la cola de la cadena laboral. Un instrumento el trabajo de Jesús de Felipe «Masculinidad y movimiento que sirve para analizar y entender la partici- obrero español: las identidades masculinas obreras y el trabajo femenino, 1830-1870» Historia, Trabajo y Sociedad, pación política de las mujeres en la historia. nº 8, 2017, pp. 65-85.

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***** jo y las trabajadoras: algunas reflexiones» hace un balance de su dilatada experiencia En este dossier se presentan una serie en estudios de sociología del trabajo, con de estudios que quieren abordar temas que especial atención al tema de las mujeres. Se sirvan de balance y perspectivas de nuevas aborda desde la libertad de la autora en una vías investigación. situación extraacadémica en la que prima Se inicia con el artículo de Victoria Ló- la larga experiencia y la solidez investiga- pez Barahona, «Mujeres y trabajo en la dora. Muestra el desanclaje de formalismos Edad Moderna: una perspectiva desde la y propone líneas de investigación aban- acumulación originaria», que analiza el donadas o poco apreciadas en los últimos tránsito del feudalismo al capitalismo. In- años para matizar el reconocido «optimis- teresa constatar la pervivencia del interés mo» acerca de la presencia de las mujeres en confinar a las mujeres al espacio domés- en el mercado de trabajo y su «avance» ha- tico, privándoles de su participación en el cia la igualdad en paridad con los varones. público y que este argumento va acompa- Se apoya en su propia investigación y vuel- ñado de la necesidad de que las mujeres es- ve sobre ella para darnos una visión que tén recogidas. El interés en que las mujeres matiza o contradice aseveraciones conven- trabajen en el hogar es pues una constante cionales que permanece inalterable hasta el siglo El texto de Cirila Quintero, profeso- XXI. La aportación de López Barahona re- ra mejicana experta en la maquila, realiza side en mostrar la utilidad del concepto de un estudio en el que pone de manifiesto acumulación originaria, un interesante en- la intemporalidad de las precarias condi- foque que contribuye a entender mejor la ciones laborales de las fábricas ocupadas no presencia de las mujeres en el espacio por mano de obra femenina. Sus investi- laboral. gaciones se basan en testimonios de vida a Teresa Ortega, en su aportación «La través de la metodología oral y su estudio «cuestión agraria, ‘una cuestión de géne- tiene la calidez de las experiencias vividas. ro’. Trabajo, imágenes y representaciones El trabajo con estas fuentes le permite rea- de las mujeres del campo en la España del lizar la historia de la maquila en la frontera siglo XX», analiza el papel de las mujeres de México dando a su estudio un carácter agricultoras y en el medio rural, denun- universal que comparte similitudes con el ciando la falta de interés por las mujeres pasado, por ejemplo, en la España de déca- en este sector, que ni la historiografía, ni das pasadas y con el presente de distintos siquiera el feminismo militante le ha dedi- continentes donde la mano de obra feme- cado al tema el interés que se merece. La nina realiza similares trabajos. situación de las mujeres en el medio rural Pilar Díaz Sánchez analiza el trabajo de ha tenido, a su juicio, un punto de inflexión las mujeres en la industria fabril española, en la Transición democrática y el interés de con especial referencia al sector de la con- su investigación radica en estudiar el cami- fección-textil. Estudia el modelo fordista de no recorrido desde ese momento y las pers- producción y lo acomoda a la mano de obra pectivas para el siglo presente. femenina para demostrar como este siste- El texto de Teresa Torns, «Sobre el traba- ma saca el mayor provecho de las mujeres.

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Women and Work in the Early Modern Age. A perspective from the primitive accumulation

Victoria López Barahona Universidad Autónoma de Madrid

Resumen

Este estudio enfoca el trabajo de las mujeres durante la transición del feudalismo al capitalismo desde el marco teórico de la acumulación originaria de capital. El análisis se centra en la España interior, donde dicha transición fue más lenta que en otras regiones ibéricas y europeas. A través del análisis de las relaciones laborales que vincularon a las mujeres en el ámbito urbano precapitalista y la manufactura rural dispersa, destacamos cómo las condiciones precapitalistas que dieron forma al trabajo de las mujeres facilitaron la formación de una fuerza laboral femenina abundante y barata a las industrias del primer capitalismo.

Palabras clave: Trabajo, mujeres, acumulación originaria, España, Edad Moderna.

Abstract

This study focuses on the work of women in the transition from feudalism to capitalism us- ing the theoretical framework of the primitive capital accumulation. The analysis concentrates on inland , where the said transition lagged behind other Iberian and European regions. By examining the labour relations that involved women in both the urban pre-capitalist sphere and the disperse rural manufactures, the study highlights how the pre-capitalist conditions that shaped women’s work paved the way to the formation of an abundant, cheap female labour force for early industrial capitalism.

Keywords: work, women, primitive accumulation, Spain, early modern era.

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Introducción remuneración inferior a la masculina; y 3) una capacidad de trabajo femenina pro- Los siglos XVI a XVIII corresponden gresivamente despojada de cualificación en el marco europeo a lo que denomina- formal y escorada hacia un estrecho arco mos Edad Moderna. Karl Marx caracterizó ocupacional. este período como «la era capitalista», no La hipótesis que sostenemos es que es- porque el modo de producción capitalista tas condiciones previas favorecieron que fuese el predominante, sino porque éste el trabajo de las mujeres adquiriera un ca- se fue abriendo paso lentamente por los rácter dual: «útil», orientado a la reproduc- resquicios del modo de producción feudo- ción de la capacidad de trabajo en el mar- corporativo, en un proceso histórico que el co doméstico, y «productivo», destinado a mismo Marx denominó «acumulación ori- la producción de valor dentro y fuera del ginaria». marco doméstico. Esta dualidad no debe En este artículo analizaremos el trabajo entenderse como oposición o dicotomía, desempeñado por las mujeres desde esta sino como relación dialéctica que sirvió de perspectiva, entendiendo por «trabajo» la apoyo a las estrategias del capital, y halló producción de bienes y servicios destinados legitimación en una ideología del trabajo al sostenimiento de la vida, ya sea en forma femenino plasmada en los escritos de mo- de valores de uso o de valores de cambio. ralistas y economistas políticos. Enmarcamos este estudio en la España in- El estudio que presentamos se ha apoya- terior, donde la transición al capitalismo do en la bibliografía a la que se hará refe- fue más prolongada que en otras regiones rencia en las notas, y en una investigación españolas y europeas, pero tomando éstas previa basada en fuentes primarias de ca- como contexto y referencia comparativa. rácter administrativo, judicial y notarial, Según lo definió Marx, la acumulación concretamente, las custodiadas en los ar- originaria es el «proceso histórico de esci- chivos Histórico Nacional, General de Si- sión entre productor y medios de produc- mancas y Protocolos de Madrid. ción»; presupone «una acumulación que La exposición se divide en seis partes. no es el ‘resultado’ del modo de producción Las tres primeras son de contextualiza- capitalista, sino su ‘punto de partida’». Es ción y en ellas se aborda el debate teórico decir, que la producción capitalista parte de sobre el trabajo de las mujeres, su enfoque «la preexistencia de masas de capital [y de desde los primeros escritos de la Economía fuerza de trabajo] relativamente grandes en Política, y los rasgos generales de la econo- manos de los productores de mercancías» [1]. mía y la sociedad en los siglos modernos. Con respecto al trabajo de las mujeres, Las otras tres partes se dedican a analizar podemos identificar algunas condiciones el trabajo femenino en las relaciones labo- previas que el capital originario se encon- rales precapitalistas, el papel del Estado en tró ya establecidas y le sirvieron de soporte el proceso de acumulación originaria y el para su posterior desarrollo. Destacamos trabajo de las mujeres en las manufacturas entre ellas: 1) la familia patriarcal, con una rurales desde la perspectiva de la teoría de división jerarquizada del trabajo por sexo la proto-industrialización. y edad; 2) una mano de obra femenina de En las conclusiones trataremos de sinte- tizar los hallazgos más importantes. El obje- 1.– Karl Marx, El Capital. Crítica de la Economía Política, edi- ción de Pedro Scaron, Madrid, Siglo XXI, 1983, libro I, pp. tivo de este estudio es aportar algunas claves 891-93. que permitan avanzar en el perfecciona-

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Joachim Beuckelaer, Mercado, 1564, óleo sobre tabla (Fuente: Museo del Prado). miento de las herramientas del materialismo lación producción-reproducción. Se abrió, histórico para el análisis del estatus laboral con ello el llamado «debate del trabajo do- femenino, tanto en el período de transición méstico», en el que se discutía si era una al capitalismo como en la actualidad. actividad productiva indispensable para la vida social o si también era directamente El debate teórico en torno al trabajo de productiva para el capital. las mujeres Inicialmente, estudios como los de Mar- garet Benston y Mariarosa Dalla Costa pro- Desde distintas disciplinas sociales, los pusieron entender ese trabajo como «tra- años finales de la década de los sesenta bajo productivo». Argumentaban que, sin hasta la primera mitad de los ochenta del el trabajo doméstico, los trabajadores no pasado siglo fueron un período fructífero podían reproducirse; y, sin trabajadores, en investigación sobre el trabajo de las mu- no podía reproducirse el capital. Había dos jeres y su opresión específica, a la cabeza cuestiones que resolver: por un lado, si el del cual estuvo la corriente llamada «femi- trabajo doméstico generaba plusvalía; por nismo socialista». Bajo el enfoque teórico otro lado, si constituía o no un modo de de la concepción materialista de la historia producción en sí, diferente del capitalista [2]. desarrollado por Marx, se indagó en el ca- rácter del trabajo realizado por las mujeres 2.– Margaret Benston, «The Political Economy of Women’s Liberation», Monthly Review, 21:4 (1969), pp. 13-27; Maria- dentro del hogar y su relación con el modo rosa Dalla Costa, El poder de las mujeres y la subversión de de producción capitalista; es decir: la re- la comunidad, México/Madrid, Siglo XXI, 1975.

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Siguiendo estos argumentos, otras autoras minismo socialista [5]. El enfoque del siste- marxistas, como Lise Vogel, concluyeron ma dual fue criticado porque no terminaba que el trabajo doméstico produce valores de explicar satisfactoriamente la inter- de uso, no valores de cambio; por tanto, no conexión entre patriarcado y capitalismo. genera directamente plusvalía. En cuanto a Iris Young propuso como alternativa el de- si constituye un modo de producción, Clau- sarrollo de un marco teórico que estudiara de Meillassoux, desde la antropología, sos- las relaciones sociales de una formación tuvo que, más que un modo de producción histórica particular como un sistema único en sí, las relaciones domésticas son la base que situara en su centro la división sexual orgánica en la que se apoyan todos los mo- del trabajo [6]. dos de producción históricos [3]. Estas propuestas llegaron, no obstante, Estos debates abrieron nuevas perspec- en un momento poco propicio. La ofensiva tivas en la historiografía marxista sobre neoliberal y su ideología, el posmodernis- el trabajo de las mujeres. Publicaciones mo, imponían el rechazo a los «grandes re- como the Journal of Social History e History latos» y su sustitución por una especie de Workshop Journal fueron espacios de aco- culto a lo particular. El creciente influjo del gida para las historiadoras feministas. Los pensamiento posmoderno en los círculos conceptos clásicos de clase, modo de pro- feministas académicos de las décadas de ducción, valores de uso, valor, producción y los ochenta y noventa acabó por implantar reproducción se unieron a otros de más re- en ellos el postulado post-estructuralista ciente creación como la división sexual del de que la realidad la construye el lengua- trabajo, el patriarcado y las esferas pública je. Esta nueva orientación, llamada «giro y privada, que aportaron el marco concep- lingüístico», invitaba a «rupturas» con el tual de un enfoque social y feminista a la marxismo y cualquier otra teoría social que historia del trabajo [4]. abordase la problemática de la subordina- A finales de los años setenta, aunque ción desde una perspectiva materialista. sin abandonar plenamente el marxismo, En el campo de la historia, el giro lingüís- autoras como Maxine Molyneux y Hei- tico abogaba por el abandono de la noción di Hartmann pusieron en duda la capaci- de causalidad social o realidad objetiva en dad de este marco teórico para explicar la favor del discurso, las identidades y las re- opresión de las mujeres y vieron necesario presentaciones [7]. complementarla con la teoría del patriar- cado. Esto dio lugar a un enfoque dual, la 5.– Maxine Molyneux, «Beyond the Domestic Labour De- relación patriarcado-capitalismo, que a ni- bate», New Left Review, 116:3 (1979), pp. 3-27; Heidi Hart- vel político tuvo implicaciones en la sepa- mann, «The Unhappy Marriage of Marxism and Feminism: ración de espacios de lucha, traduciéndose Towards a More Progressive Union», Capital and Class, 8:1 en socialismo y feminismo más que en fe- (1979), pp. 1-33. 6.– Iris Young, «Beyond the Unhappy Marriage: A Critique of the Dual Systems Theory», en L. Sargent (edit), Women and Revolution, Montreal, Black Rose Books. 3.– Lise Vogel, Marxism and the Oppression of Women: To- 7.– Veánse las exposiciones sobre el tema de Sayla Benha- ward a Unitary Theory, New Brunswick/New Jersey, Rutgers bid, «Desde las políticas de identidad al feminismo social: University Press, 1983; Claude Meillassoux, Mujeres, grane- un alegato para los noventa», en E. Beltrán y C. Suárez ros y capitales, Madrid, Siglo XXI, 1975. (eds), Las ciudadanas y lo político, Madrid, Instituto Univer- 4.– Como reconoció Catherine Hall en White, Male and sitario de Estudios de la Mujer UAM, 1996; y Celia Amorós, Middle Class. Explorations in Feminism and History, Oxford, Tiempo de Feminismo. Sobre feminismo, proyecto ilustrado y Polity Press/Blackwell, 1992, p. 10. postmodernidad Madrid, Cátedra, 1997.

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Algunas estudiosas marxistas abraza- en la cabeza del padre de la Crítica de la ron el nuevo paradigma (el adjetivo «post- Economía Política, Karl Marx. marxista» dado a estas conversiones es, a La escasa atención que el sabio de Tré- nuestro juicio, mucho menos adecuado veris presta en su obra a la reproducción que el de «ex-marxista»). La referida Iris de la fuerza de trabajo, a la producción de Young adoptó el postulado post-estructu- valores de uso o a la división sexual del tra- ralista y Joan W. Scott, en un archicitado bajo, le ha valido entrar, junto con Smith, artículo, proponía la categoría «género» — Ricardo y otros economistas liberales, en la que ya existía en el acervo conceptual del nómina de lo que cierta historiografía fe- feminismo socialista— como herramienta minista (o más concretamente «del géne- analítica central en los estudios históricos ro») califica como análisis «androcéntricos» sobre las mujeres. El nuevo enfoque ya no o directamente «misóginos». Por ejemplo, preguntaría qué experimentaron e hicie- persiste la idea de que Marx, como otros ron las mujeres en tal o cual período histó- economistas políticos, consideraba el tra- rico y lugar, sino cómo y por qué procesos bajo del hogar como improductivo [10]. Esta el género ayudó a construir significados e es una falsa interpretación, dado que no es identidades femeninas y masculinas. De Marx quien, aplicando una valoración mo- ahí que pronto se relegase a las «mujeres» ral de aprobación o desaprobación, califica como objeto de análisis en favor del «gé- dicho trabajo de improductivo; lo que Marx nero», y se ofreciese la «historia del géne- señala es que es «improductivo» para el ca- ro» como alternativa a la «historia de las pital. No obstante, estos lugares comunes mujeres» [8]. son frecuentes en quienes o no han leído No obstante, hubo algunas notables ex- la obra de Marx —por lo que sería poco éti- cepciones, entre ellas las que, dentro del co juzgarla— o la han leído con predisposi- marxismo, optaron por una perspectiva ción a tergiversarla. Un destacado ejemplo de la «reproducción social», cuyo punto de de este último grupo es la escritora italiana partida es la producción y reproducción de Silvia Federici. la fuerza de trabajo a nivel cotidiano, más En una de sus obras más difundidas, que la división sexual del trabajo, aunque, Federici reprocha a Marx que analizara la en nuestra opinión, no dejan de ser dos as- acumulación originaria de capital desde el pectos estrechamente relacionados [9]. Pero punto de vista del proletariado asalariado la poderosa ola subvencionada del posmo- masculino y que su análisis fuese incapaz dernismo no sólo ahogó cualquier desa- de concebir el trabajo productor de valor rrollo de los estudios marxistas, sino que de otra forma que no fuese la producción estos fueron objeto de furibundos ataques de mercancías. Ya hay algunos autores que han demostrado la arbitrariedad e inexacti- 8.– Joan W. Scott, «El género: una categoría útil para el tud de estas afirmaciones, por lo que no nos análisis histórico», en J. S. Amelang y M. Nash (eds), Historia detendremos en ello [11]. Pero es evidente y Género: las mujeres en la Europa Moderna y Contemporá- nea, Valencia, Edicions Alfons el Magnànim, 1990, pp. 23- 56 (edición original en inglés de 1986). A algunas autoras 10.– Lo hallamos en obras tan recientes como R. Sarti, A. no les pasó desapercibido el potencial de despolitización Bellavitis y M. Martini (eds), What is Work? Gender at the del feminismo que traía el enfoque del «género»; por Crossroads of Home, Family and Business from the Early ejemplo Joan Hoff, «Gender as a postmodern category of Modern Era to the Present, N. York/Oxford, Bergham Books, paralysis», Women’s History Review, 3:2 (1994), pp. 149-168. 2018. 9.– La pionera de este enfoque fue la citada Lise Vogel en 11.– Véanse Guillem Murcia López, «De la quema de bru- Marxism and the Oppression of Women. jas al trabajo productivo: una crítica al enfoque de Sil-

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que Federici pasa por alto que, en el marco mente la reproducción de la fuerza de tra- teórico empleado por Marx, es la produc- bajo, pero en El Capital ofrece algunas cla- ción de mercancías —por parte de hombres, ves explicativas. En primer lugar, deja claro mujeres y niños, como queda explícito en que producción y reproducción no se pue- varios pasajes de su obra— la única fuen- den entender como términos dicotómicos te de valor (para el capital). Esto no quiere u opuestos, como ciertas interpretaciones decir que Marx no reconociera que hay nu- sostienen, sino en relación dialéctica: merosos artículos o servicios que son útiles a las personas, como pone de manifiesto en «considerado desde el punto de vista de el concepto clave de valor de uso. una interdependencia continua y del flujo Federici acusa a Marx de no haber pues- constante de su renovación, todo proceso to en el centro de su análisis los aspectos social de producción es al propio tiempo que a ella le interesan: los valores de uso, ‘proceso de reproducción’» [13]. la reproducción de la fuerza de trabajo, la esclavitud doméstica de las mujeres. Esto En segundo lugar, en referencia al valor solamente se entiende, como señala Ig- de la fuerza de trabajo, Marx señala que «al nazio Aiestaran, «porque Federici quiere igual que el de toda otra mercancía, se de- presentar un muñeco de paja, intentando termina por el tiempo de trabajo necesario reducir a Marx a una caricatura. Una vez para la producción, y por tanto también convertido en caricatura, viene el siguiente la reproducción, de este artículo especí- paso, reprochar a Marx que su teoría es an- fico […] el valor de la fuerza de trabajo es drocéntrica». Y se entiende también, por- el valor de los medios de subsistencia ne- que todo lo que sea echar por tierra a Marx cesarios para la conservación del poseedor y el marxismo —más si es por alguien que de aquél». Pero, además, sabe que esta no se reivindica de esa tradición— es siempre es una ecuación matemática: «Las necesi- bienvenido en los foros y publicaciones dades naturales mismas [...] difieren según de orientación posmoderna que editan las las peculiaridades climáticas y las demás obras de Federici [12]. condiciones naturales de un país. [...] Por Sobre la relación producción-repro- oposición a las demás mercancías, pues, la ducción, la división sexual del trabajo y el determinación del valor de la fuerza laboral trabajo doméstico se ha estudiado, como encierra un elemento histórico y moral». Y arriba señalábamos, y se sigue estudiando más adelante añade: «La reproducción de dentro del marxismo sin necesidad de con- la fuerza de trabajo […] constituye en rea- vertir a Marx en un sparring. El marxismo lidad un factor de la reproducción del capi- no es un catálogo de esquemas rígidos, sino tal mismo. ‘Acumulación del capital es, por una teoría viva en desarrollo. Es verdad que tanto, aumento del proletariado’» [14]. la obra de Marx sólo integra imperfecta- Los medios de subsistencia y necesida- des para mantener la vida no aparecen en

via Federici», Viento Sur, 2017, [http://vientosur.info/spip. el mercado, pero son necesarios para que php?article12971]; Ignazio Aiestaran, «Karl Marx y El Ca- la fuerza de trabajo cumpla su función pital frente a las soflamas sin valor de Silvia Federici», económica. Los trabajos que esto implica Rebelión, 20/06/2018; y Guilles Dauvé, «Federici contra no se pagan en el mercado capitalista, no Marx», [https://ddt21.noblogs.org, 2015]. 12.– Su obra más destacada, Silvia Federici, Calibán y la Bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria, Madrid, Tra- 13.– Karl Marx, El Capital, Libro I, p. 695. ficantes de Sueños, 2010. 14.– Énfasis nuestro. Ibid., pp. 207-08 y 761.

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se producen de forma capitalista, sino que La respuesta a cómo se produce y repro- el mercado capitalista los presupone (has- duce esa mercancía especial, la fuerza de ta que deja de hacerlo porque le conviene trabajo, es que ésta no se produce de forma mercantilizarlos). Ahí está contenido, como capitalista, sino en la familia trabajadora, indica Aistaran, el conflicto entre capital y que a su vez se organiza sobre la base de vida, que, según Federici, está ausente en la la diferencia de edad y sexo. Esta es una de obra de Marx. Es más, en la Ideología Ale- las condiciones previas que el capitalismo mana, describe cómo era la división del tra- encuentra ya establecidas durante la etapa bajo doméstico fuera del mercado: «Con la de acumulación originaria y que más tarde división del trabajo, que lleva implícitas to- fortalecerá. La peculiaridad del trabajo do- das estas contradicciones y que descansa, a méstico radica en que produce valores de su vez, sobre la división natural del trabajo uso y no de cambio. Por tanto, 1) no está en el seno de la familia [...] se da, al mismo regido por la ley del valor, aunque sólo po- tiempo, la distribución, y concretamente, demos entenderlo en directa relación con la distribución desigual, tanto cuantitativa esta ley; y 2) es trabajo improductivo para como cualitativamente, del trabajo de sus el capital —como lo son otros que sí son productos; es decir, la propiedad, cuyo pri- remunerados—, porque no extrae plusva- mer germen, cuya forma inicial se contiene lía directamente de él, aunque le es indis- ya en la familia, donde la mujer y los hijos pensable para obtener su mercancía esen- son esclavos del marido» [15]. cial. No obstante, debemos tener en cuenta Marx yerra, en efecto, en considerar la di- que la reproducción de la fuerza de trabajo visión del trabajo dentro de la familia como puede realizarse por otras vías. No siempre una división «natural» y no social. Pero la tuvo lugar en las unidades domésticas, sino cuestión es ¿Cómo se produce y reprodu- a menudo también, en la época que anali- ce esa mercancía especial que es la fuerza zamos, en establecimientos estatales o pri- de trabajo? Marx sabía que aquí había todo vados como fueron los orfanatos y hospi- un tema, pero no lo llega a analizar. Y ello cios [17]. quizás por varias razones. Una es su entu- siasmo ante la perspectiva de que la familia El trabajo de las mujeres según el ideal trabajadora estaba siendo destruida y, por de la Economía Política tanto, liberada de la forma patriarcal hacia estructuras más progresistas. Esta visión, En los primeros escritos de los econo- que el desarrollo posterior matizó, surge mistas políticos hallamos ya claramente tanto en La Ideología Alemana como en el definida una frontera ideológica que dejaba Manifiesto Comunista. Una segunda razón es fuera del mapa de la economía toda produc- que su interés principal se orienta a desve- ción que no fuese mercantilizable. Al mismo lar cómo el capital se reproduce. Y podemos tiempo aparece plenamente asentada la idea añadir una tercera, que a menudo se olvida: del rol del varón como «ganador del pan». que El Capital es una obra inconclusa [16]. Adam Smith consideraba que el salario de éste iba dirigido a la «subsistencia familiar», 15.– Karl Marx y Friedrich Engels, La ideología alemana, Madrid, Akal, 2014, pp. 26-27. 17.– Luis Enrique Alonso, «Sobre el estatuto teórico del 16.– No sabemos si esta parte habría entrado en el pro- trabajo doméstico en la economía política marxista», yectado «Libro del asalariado». Véase Roman Rosdolsky, Actas de las I Jornadas de Investigación Interdisciplinaria, Génesis y estructura del Capital de Marx, México/B. Aires, Nuevas Perspectivas sobre la mujer, Madrid, Seminario de Siglo XXI, 1978, pp. 86-90. Estudios de la UAM, 1982, pp. 191-200.

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mientras que el de las mujeres era un coste A pesar de estas circunstancias, que se- de reproducción estrictamente individual [18]. guramente no escaparon a la atención de Es posible que Smith contemplara el sa- Smith, este consideraba el trabajo remune- lario de las trabajadoras como coste de re- rado de las mujeres como algo subsidiario. producción individual debido a que el pre- Esto preparaba el terreno para incluso des- cio de su fuerza laboral era, por lo general, plazarlo del campo semántico del «trabajo» más bajo y, por tanto, incapaz de cubrir las hacia el de la simple «ayuda», aunque esta necesidades básicas de una sola persona. O idea tardó en calar hasta la base social [20]. quizás lo que quiso decir es que las mujeres La concepción del trabajo remunerado no debían ser las principales sustentadoras de las mujeres como ayuda está contenida de sus familias. La realidad de su tiempo, en la obra del estadista español Pedro Ro- sin embargo, demuestra no sólo la parti- dríguez de Campomanes, buen conocedor cipación de un porcentaje significativo de de la obra de Smith. En sus tratados aconse- mujeres en el mercado de trabajo —para el ja que a las mujeres pobres se las emplease Madrid del último tercio del XVIII lo hemos en actividades que pudieran ejercerse en el calculado en el 37%—, sino también mu- medio doméstico, para que no desatendie- chos ejemplos de que sus ingresos consti- sen su función reproductiva. Mercantilista, tuían el principal soporte de sus familias. Y pero influido también por la fisiocracia, el esto por varios motivos: político asturiano en su Discurso sobre la En primer lugar, el número de viudas Industria Popular propone la integración de con cargas familiares fue siempre superior la manufactura y la agricultura en el medio al de viudos, aunque eran las pobres entre rural; pero lo que en realidad subyace en su los pobres y la mayoría se veían obligadas programa reformista es un reordenamiento a ingresar a sus hijos en el hospicio. En se- del mundo del trabajo que pasaba por crear gundo lugar, había una cantidad significati- un contingente laboral, libre del control va de casadas con marido ausente, fenóme- gremial, barato y abundante, para emplear- no poco conocido, sobre las cuales recaía la lo en las industrias textiles, especialmente. carga del mantenimiento de los menores. La mano de obra femenina e infantil de las En tercer lugar, no era escaso el número de numerosas familias pauperizadas compo- varones tullidos, físicamente imposibilita- nía la cantera de este ejército laboral [21]. dos para ciertos trabajos, debido a la eleva- El abaratamiento de esta fuerza de tra- da incidencia de peleas con armas blancas y bajo exigía devaluar simbólicamente sus accidentes laborales, lo que entre los casa- actividades, lo que Campomanes realiza dos hacía del ingreso de la esposa algo fun- creando la subcategoría de «industria po- damental. Estas pautas son generalizables pular». Bajo esta nueva denominación se a todas las ciudades europeas [19]. entendían los «oficios fáciles», que, según el estadista asturiano, ni siquiera merecían 18.– Maribel Mayordomo Rico, «Precursores: del trabajo el nombre de oficio porque «se ejercen por de las mujeres y la Economía Política», VII Jornadas de Eco- nomía Crítica, Albacete, Universidad de Castilla-La Mancha, 2000, pp. 1-25. La relación entre el trabajo doméstico y la 20.– Un interesante análisis histórico de la metáfora «tra- economía política la exploró Maurice Dobb, Teorías del va- bajo es ayuda», en Susana Narotzky, Trabajar en familia. lor y de la distribución desde Adam Smith. Ideología y teoría Mujeres, hogares y talleres, Valencia, Alfons el Magnànim, económica, Buenos Aires, Siglo XXI, 1975. 1988. 19.– Victoria López Barahona, Las trabajadoras en la socie- 21.– Conde de Campomanes, El fomento de la industria po- dad madrileña del siglo XVIII, Madrid, ACCI/Libros del Taller pular y la educación popular de los artesanos, Oviedo, Grupo del Historia, 2016, p. 42. Editorial Asturiano, 1991 (edición original de 1775).

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pura imitación, y sin aprendizaje o exa- Todas estas prohibiciones trataban de men formal». Justamente, los que «ejercen encarrilar a las jóvenes de familias pobres las mujeres en muchas partes» y los más hacia la servidumbre doméstica, ya que de convenientes «para destinar huérfanos y este modo podían estar «recogidas» y bajo pobres de solemnidad». El argumento que tutela, mientras ahorraban para su dote y atraviesa todo su influyente discurso es el aprendían los trabajos que desempeñarían siguiente: las mujeres que no se ocupaban una vez casadas. En este nuevo estado, si el «útilmente» eran una carga, «aunque ne- marido era uno de los miles de jornaleros cesaria», para sus maridos y para el Estado. de la ciudad y el campo, una de las mejores Pero éste les brindaba la oportunidad de ser oportunidades de engrosar el presupuesto útiles «sin salir de sus labores caseras», em- familiar era, tras un parto, emplearse de pleándose en las «fábricas populares», que nodrizas para una familia noble o acomo- eran las más apropiadas a «las fuerzas y de- dada, que tenían por costumbre confiar la coro de su sexo». De este modo, podían ocu- lactancia y cuidado de recién nacidos a las parse «honestamente» en hilar, tejer enca- mujeres de las clases subalternas hasta la jes, cintas, medias... y «ayudar» con ello al edad de dos años. Las remuneraciones de sustento de sus respectivas familias [22]. las nodrizas, a excepción de las que se em- Mantener las actividades lucrativas de pleaban en la Inclusa, eran superiores a las las mujeres de clase trabajadora en el ámbi- que percibían las criadas, aunque se trataba to doméstico no fue una preocupación ex- de un ingreso circunstancial [24]. clusiva de los gobiernos ilustrados del siglo A partir del siglo XVIII, al balbuciente XVIII, sino un fenómeno característico de capitalismo le interesaba aprovechar el po- toda la Edad Moderna europea. En ciuda- tencial de mano de obra barata e intensi- des capitales como Madrid, desde la segun- va que representaban las mujeres, niños y da mitad del XVI encontramos normativas pobres de ambos sexos para las industrias. orientadas a impedirles el ejercicio de ofi- Pero al mismo tiempo las clases dominan- cios que requerían su presencia en la ca- tes sabían que el trabajo doméstico de las lle o de cara al público. Cierto es que estas mujeres de las clases subalternas, es decir, normas no tuvieron mucho éxito, pues no su capacidad reproductiva, era la principal lograron erradicar la venta ambulante de fuente de mano de obra disponible para su comida y manufacturas que realizaban mu- explotación. De ahí su preocupación por jeres de todas las edades, aunque con ries- mantenerlas en la esfera del hogar, donde go de ser penalizadas y en cualquier caso podían asimismo explotar su propio trabajo estigmatizadas como «vagamundas», «mal- en las manufacturas dispersas, de base do- tentretenidas» y «ociosas». A las viudas que méstica, que proliferaron en los siglos mo- regentaban tabernas se les prohibió viajar dernos, como veremos más adelante. a los lugares donde compraban el vino, te- niendo que nombrar un sustituto. En 1610, Spain in the Eighteenth and Nineteenth Centuries», Con- una Real Orden prohibía asimismo a las tinuity and Change, 12 (1997), pp. 341-71. La misma per- solteras menores de 40 años emplearse en secución de la venta ambulante femenina la hallamos en los puestos de los mercados de abastos [23]. Inglaterra, como muestra Beberly Lemire, Dress, Culture and Commerce: The English Clothing Trade Before de Fac- 22.– Ibid., pp. 234 y 237. tory, 1660-1800, Basingstoke, Macmillan, 1997. 23.– V. López Barahona, Las trabajadoras, pp. 92-93. Véase 24.– Carmen Sarasúa, Criados, nodrizas y amos. El servicio también Carmen Sarasúa, «The Role of the State in Shap- doméstico en la formación del mercado de trabajo madrileño, ing Women’s and Men’s Entrance into the Labour Market: 1758-1868, Madrid, Siglo XXI, 1994.

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Más tarde, cuando la producción indus- terizan esta edad es la criminalización de trial se mudó a las fábricas, las clases do- esa «inmigración de la miseria», a la que no minantes siguieron empeñadas en señalar le quedaba más recurso que el vagabundeo, a las mujeres que su principal cometido la mendicidad, el hurto y otros pequeños era el cuidado de sus familias. Así, a finales delitos, y a la que había que disciplinar me- del siglo XIX, vemos cómo los economistas diante lo que Marx denominó «legislación políticos mantenían una postura ambigua sanguinaria» [26]. respecto a la presencia de las mujeres en el La división social del trabajo, que ya se mercado de trabajo. Marshall, en sus Princi- daba en su forma básica entre el campo y la pios de Economía (1890), dice: «Los salarios ciudad, conocía durante la etapa moderna de las mujeres están subiendo rápidamen- una mayor especialización, con la distin- te en relación con el de los hombres. Esto ción entre trabajo intelectual y trabajo ma- constituye un gran beneficio en cuanto nual, este último considerado vil (antítesis tiende a desarrollar sus facultades, pero es de nobleza); entre artes liberales y oficios un perjuicio en cuanto las induce a olvidar mecánicos, así como entre hombres y mu- el deber que tienen de formar un verdadero jeres. Otra distinción concomitante se daba hogar y de invertir sus esfuerzos en el capital entre trabajador cualificado y no cualifi- personal que representa el carácter y las ap- cado, que dejaba en esta última categoría titudes de sus hijos» [25]. incluso a personas de cualificación proba- da de facto —aunque no de iure—, como era Economía y sociedad en los siglos el caso de muchas mujeres artesanas. En modernos cuanto a la división técnica del trabajo, era muy escasa, presente sólo, aunque de ma- En la Europa de la Edad Moderna, la eco- nera rudimentaria, en las fábricas promo- nomía estaba dominada por el sector pri- vidas por el Estado, las llamadas en Francia mario. El excedente agrario se lo apropiaba «manufacturas reunidas». la clase señorial compuesta por la nobleza, En la amplia base social no privilegia- la Iglesia —estamentos privilegiados— y da se hallaban los productores directos de una burguesía de los negocios y el gran co- bienes y servicios. En las ciudades podemos mercio, que era propietaria de tierras. La clasificar a este sector en dos categorías reproducción de la fuerza de trabajo des- básicas: 1- Una «clase media laboral», di- cansaba enteramente en la propia pobla- ferente de la profesional o liberal (aboga- ción trabajadora. Sólo los gremios de oficio dos, médicos, funcionarios...), formada por contaban con cofradías que prestaban ayu- trabajadores autónomos, propietarios de da a los miembros en situación de necesi- medios de producción de carácter indus- dad. Y el Estado había construido una red trial y comercial, que se servían del trabajo de hospitales y hospicios en donde alojar familiar y contrataban trabajadores exter- y mantener a parte de los campesinos em- nos (generalmente no más de 3). Era el caso pobrecidos que acudían a las ciudades en de la mayoría de maestros artesanos y de oleadas cada vez más numerosas, a medida comerciantes minoristas. 2- Una «clase de que se les despojaba de sus medios de sub- trabajadores pobres» (labouring poor en In- sistencia. Uno de los fenómenos que carac- glaterra), despojada de medios de produc- ción y subsistencia, que integraba la masa 25.– Énfasis nuestro. José M. Rodríguez Rodríguez, La dis- criminación salarial de la mujer en España, tesis doctoral inédita, Universidad Autónoma de Madrid, 1990, p. 11. 26.– K. Marx, El Capital, libro I, p. 918.

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de jornaleros, asalariados, destajistas, «mo- lugar en talleres de tamaño reducido, don- zos» de todo tipo (de cuerda, carros, mu- de las operaciones de transformación y la las, compra…), autónomos precarios como transmisión de las habilidades técnicas se revendedores/as, lavanderas, arrieros y un regían por unos usos y costumbres que lla- largo etcétera, que engrosaba la llamada mamos «estructura de oficio», en la cual se «economía de la improvisación» [27]. daba una jerarquía de tres grados: apren- Además, dentro de esta clase de traba- dizaje, oficialía y maestría. Cuando esta jadores pobres —y en cierta medida de la estructura adquiría forma jurídica, a través clase media laboral— cabe distinguir a los de la redacción de ordenanzas y la sanción trabajadores libres (en el sentido jurídico gubernamental, se transformaba en gremio del término) de los no libres. No hay que o corporación, una más de las que compo- olvidar que en la Europa del siglo XVIII to- nían la sociedad feudo-corporativa de estos davía había esclavos, que eran empleados siglos. No obstante, no todos los oficios se en el servicio doméstico de las grandes ca- agremiaron, aunque mantuvieron la es- sas o en las minas. Junto a ellos, los traba- tructura referida [29]. jadores forzados componían las cadenas de Oficio y familia eran aspectos insepara- reos para las obras públicas, los arsenales bles. Lo que en los siglos modernos se en- y las minas, así como los recluidos en los tendía por familia no era tanto lo referido hospicios (workhouses en Inglaterra, rasp- a vínculos de consanguinidad como al con- huis y spin-huis en Holanda, maison de for- junto de personas que un cabeza de fami- ce en Bélgica, zuchthäusen en Alemania...), lia mantenía en su casa, que podía incluir a los que se ocupaba en las manufacturas a personas no relacionadas por parentesco instaladas en estos establecimientos. Era el (criados, aprendices, acogidos...). De ahí tiempo de la fusión de cárcel y fábrica [28]. que encontremos más idóneo el término Por encima de este abultado y complejo «unidad doméstica», por el cual entende- mundo del trabajo despuntaba en la indus- mos una unidad económica cooperativa, tria una clase de empresarios —provenien- que tenía por finalidad la satisfacción de tes del artesanado, el gran comercio o in- las necesidades físicas y emocionales de cluso el alto funcionariado— que empleaba sus miembros y se caracterizaba por ciertas a un considerable número de trabajadores desigualdades de poder entre generaciones concentrados en grandes establecimientos, y sexos [30]. La unidad doméstica —casa— es- como las fábricas privilegiadas, o bien dis- taba ligada a la explotación de unos recur- persos en sus domicilios. sos propios, que, en el medio urbano, solían No obstante, la organización social del ser industriales y/o comerciales. El pequeño trabajo aún predominante era el sistema taller artesano aunaba producción y ven- gremial. La mayor parte de la producción ta, por lo que en España la palabra común y distribución de bienes de consumo tenía que utilizaban los propios artesanos para

27.– Concepto acuñado por Olwen H. Hufton, The Poor of 29.– Fernando Díez, Viles y mecánicos. Trabajo y sociedad Eighteenth-Century , 1750-1789, Oxford, Clarendon en la Valencia preindustrial, Valencia, Alfons el Magnànim, Press, 1974. 1990. 28.– José Miguel López García, La esclavitud a finales del 30.– Adoptamos la definición de Tine de Moor y Jan Luiten Antiguo Régimen, Madrid, Alianza Editorial, 2020; Darío Van Zanden, «Girlpower: the European marriage pattern Melossi y Massimo Pavarini, Cárcel y Fábrica. Los orígenes (EMP) and labour markets in the North Sea region in the del sistema penintenciario (siglos XVI-XIX), Madrid, Siglo late medieval and early modern period», The Economic XXI, 1987. . History Review, 63:1 (2010), pp. 1-33.

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referirse a su lugar de trabajo era «tienda» ceptualizado como «trabajo recíproco» [32]. (como lo era shop en el mundo británico). Por el canal extradoméstico, el maestro Además de económico, la unidad domés- contrataba a uno o más oficiales y, sobre tica era un ámbito político donde la máxi- todo en los oficios textiles, a alguna mujer, ma autoridad recaía en el varón, cabeza de generalmente esposa de otro maestro u ofi- familia, o en su defecto en la mujer. En el cial, a quien se pagaba por pieza producida mundo artesanal, la unidad casa-oficio- (destajo). Cuando en las fuentes primarias gremio estaba representada por la figura nos encontramos con apelativos como «la del pater familias, que, además de este títu- carpintera», «la pintora», «la sillera»... no es lo, ostentaba el de maestro o individuo del sólo en alusión a su estado de casadas con gremio en su caso. Y era a través de él como alguien de esos oficios, sino también a que el resto de miembros de la unidad domésti- ella pasaba a desempeñarlos bajo la auto- ca adquirían una identidad colectiva, que, ridad marital —o paterna—, lo cual era fa- para los parientes, quedaba ligada a los de- cilitado por la tendencia a los matrimonios rechos de acceso a los recursos productivos entre miembros de un mismo oficio u otros (local, herramientas, conocimientos, mate- relacionados. Las esposas, hijas y viudas de rias primas...). Cuando la unidad domésti- maestros constituían un bien productivo ca carecía de esos recursos, sus integrantes en sí, cuyo trabajo se consideraba parte de quedaban sujetos al trabajo por cuenta aje- sus obligaciones domésticas. na, que podían desempeñar dentro o fuera Había, por tanto, dos tipos de trabaja- del ámbito doméstico. Eran esos peones, dores que se incorporaban a la producción jornaleros, destajistas, ajenos a las corpora- del taller: los remunerados, que podían ser ciones, que, como señala Marx, «contienen miembros o no de la unidad doméstica, y un elemento para la formación del trabajo los no remunerados o «recíprocos», que in- asalariado propiamente dicho» [31]. variablemente lo eran. Entre estos últimos se distinguen los «productores domésticos Trabajo femenino y relaciones consanguíneos» (esposa, hijos u otro pa- laborales precapitalistas riente del maestro) y los «sirvientes do- mésticos», que solían estar agregados a la En las unidades domésticas de los maes- unidad doméstica (criados no asalariados, tros artesanos, todos los miembros parti- niños o adultos acogidos) [33]. La diferencia cipaban en la elaboración de los produc- es que los primeros tenían derechos sobre tos del oficio. Generalmente, el maestro el patrimonio de la unidad doméstica. Pero obtenía la mano de obra por dos canales: ambos grupos participaban en el proceso uno intradoméstico y otro extradoméstico. de producción o en tareas auxiliares nece- Por el primero entraban la esposa, los hi- jos si los había, los criados o criadas y los 32.– Concepto incluido en el modelo de las relaciones aprendices. Criados y aprendices solían laborales realizado por el International Institute of Social History en el proyecto Global Collaboratory on the History of recibir una remuneración, no así la esposa Labour Relations. Es cierto que «reciprocidad» oscurece las (el «ama»). Esta estaba sujeta a un tipo di- relaciones jerárquicas que organizaban la actividad do- ferente de relación laboral que se ha con- méstica y las tensiones que podían surgir entre sus miem- bros. Pero lo adoptamos a falta de una mejor alternativa. 33.– Aparte de la adopción de huérfanos parientes, el pro- 31.– Karl Marx, Elementos Fundamentales para la Crítica de hijamiento de niños de las Inclusas era muy corriente en- la Economía Política (Grundisse), Madrid, Siglo XXI, 1971, tre las familias trabajadoras con ciertos recursos, así como tomo 1, p. 475. el acogimiento de viudas destituidas.

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sarias al mismo, aunque su trabajo se sub- negaron a las viudas de maestros cualquier sumía en las relaciones domésticas y por control sobre la herencia de la maestría. ello no se consideraba una relación laboral. En Frankfurt, el número de gremios con Muy probablemente, en la práctica, no ha- representación femenina se redujo consi- bía una delimitación clara entre el trabajo derablemente. En Leiden, las maestras del para el oficio (trabajo recíproco), y el- tra gremio de tejedores de lienzo desaparecie- bajo doméstico (productor de valores de ron. En España, las maestras de este oficio uso); pero es pertinente diferenciarlos por- son visibles en el siglo XVI, pero en épocas que aquel se aplicaba a la producción de las posteriores se desvanecen, al igual que esas mercancías de las que derivaba el ingreso artesanas del entorno rural que llegaban a de la unidad doméstica. Madrid a obtener sus cartas de maestría [35]. El caso de los aprendices es ambiva- Este proceso de desalojo femenino de la lente. Lo más frecuente era que recibieran organización gremial, detectable desde la una retribución en especie y/o monetaria Baja Edad Media, manifiesta ritmos distin- del maestro, aparte de la manutención, a tos según el lugar y el tipo de actividad. En la conclusión del aprendizaje; aunque ha- general, los gremios mercantiles mantuvie- bía casos de padres o tutores que pagaban ron una mayor apertura a la participación al maestro por la enseñanza. En cualquier femenina, tendieron a ser mixtos, aunque caso, el aprendiz pasaba a vivir en casa de la parte femenina se mantuvo reducida y éste durante el tiempo de adiestramien- raramente accedía a los cargos gremiales. to [34]. ¿Había también aprendizas? Formal- Por contra, en el sector industrial, la evo- mente, no. En el siglo XVIII los gremios lución de los gremios europeos, en general, —con la aquiescencia de las autoridades apunta hacia una situación menos ventajo- políticas— habían cortado a las mujeres el sa para las mujeres. Incluso en las ciudades acceso a la maestría, que sólo pasaba por el más industriales de Flandes y Alemania, el aprendizaje gremial y el consiguiente tiem- aprendizaje femenino estuvo en el punto po de oficialía. de mira. En Venecia y Florencia persistie- La mayor parte de los estudios históri- ron las maestras en gremios tanto mixtos cos sobre el trabajo de las mujeres durante como sólo femeninos a mediados del XVII, las edades media y moderna coinciden en sobre todo en el textil. Sin embargo, en señalar que, a partir del siglo XV —inclu- Lyon, a mediados del XVI, las ordenanzas so antes en algunos lugares—, los gremios del arte de la seda restringían el acceso a las mixtos (compuestos por hombres y muje- mujeres, al igual que los gremios de la lana res) fueron disminuyendo. No obstante, la de Venecia en el siglo XVII y todos los de las situación de las mujeres en ellos no era de ciudades sicilianas y españolas [36]. igualdad, ya que siempre fueron minoría, en raras ocasiones ejercieron los cargos 35.– James Farr, Artisans in Europe, 1300-1914, Cambrid- corporativos, y en algunos casos su trabajo ge, Cambridge University Press, 2000; Martha C. Howell, Women, Production and Patriarchy in Late Medieval Cities, estaba sujeto a la supervisión de un varón. Chicago, University of Chicago Press, 1986; Victoria López En Gante, Ypres y Brujas, tras la revolución Barahona, «Mujeres y marco gremial en Madrid durante la gremial de 1302, las corporaciones depura- Edad Moderna: la política sexual del privilegio», en À. Solà ron a las mujeres de sus puestos e incluso (ed.), Artesanos, gremios y género en el sur de Europa (siglos XVI-XIX), Barcelona, Icaria, pp. 127-149. 34.– Maarten Prak y Patrick Wallis (eds), Apprenticeship 36.– Christopher. F. Black, Early Modern Italy. A Social His- in Early Modern Europe, Cambridge, Cambridge University tory, Londres, Routledge, 2001; Daryl M. Hafter, Women at Press, 2019. work in preindustrial France, University Park, Pennsylvania

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En Toledo, ciudad con una floreciente Aparte de las primeras fases de la pro- industria sedera, se conservan algunos con- ducción textil, la confección y acabado de tratos de aprendizaje de niñas para el tejido las prendas fue el otro renglón de especia- de tafetanes y tocas, suscritos en la primera lización femenina observable en todas las mitad del siglo XVI. Pero, a partir de 1554, regiones europeas. Ello es evidente incluso las ordenanzas del arte de la seda sólo per- en las pocas ciudades donde, desde la Edad mitían el trabajo de aquellas tejedoras que Media, se estimuló la agremiación de lo que hubiesen aprendido el oficio «por vivir con eran ya oficios femeninos, como en París, algunos maestros o ser criadas»; pero se les Ruán y Colonia. En el XVIII se crearon más impedía enseñar «a otras ningunas» [37]. gremios femeninos también en Nantes [39]. Paralelamente, el tránsito a la Edad Mo- En realidad, la formación de gremios sólo derna manifiesta una tendencia a concen- de mujeres fue un fenómeno prácticamen- trar a las mujeres en un arco más restringi- te exclusivo de las ciudades francesas, de- do de ocupaciones asociadas a las distintas bido a la política favorable a la agremiación fases del proceso de producción textil, que femenina que había impulsado el ministro prácticamente se redujeron a la preparación Colbert, que, sin embargo, no adoptó la mo- de las fibras, el cardado, el urdido y, sobre narquía hispana. Pero ello vino a consolidar todo, la hilatura. Esto se aprecia también la división sexual que se estaba operando en las ciudades pañeras de Castilla, como en el trabajo textil, así como a reforzar los Palencia, Cuenca y Segovia. El fuero de estereotipos de género al dar carta de na- Cuenca de finales del siglo XII menciona en turaleza femenina a determinadas labores, igualdad de condiciones a tejedores y teje- como la hilatura, la costura, el bordado, doras; de hecho, el empleo de mano de obra el encaje y algunos tejidos de seda. Fue la femenina para tejer era dominante en el si- época en la que se acuñó el tópico de «la- glo XIII; pero posteriormente desaparece, bores propias de su sexo», como vimos al de modo que, en el siglo XVI, sólo constan referirnos a la obra de Campomanes. hilanderas y urdidoras. En esta recompo- Los gremios se organizaron a imagen de sición de la división del trabajo no parece la familia. En toda Europa, los maestros de- que el sistema gremial tuviera un papel de- fendieron los derechos adquiridos sobre el terminante, ya que se dio igualmente allí oficio, especialmente la propiedad del arte, donde los gremios eran inexistentes, como como derechos patriarcales. Y lo mismo hi- en el caso de la pañería segoviana, y tuvo cieron los oficiales, a quienes la mano de continuidad en las manufacturas y fábricas obra femenina planteaba seria competen- reales del XVIII [38].

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cia. Aunque aquéllos no eran miembros no podemos descartar que los pocos con- formales de los gremios (organización de tratos de aprendizas localizados para el maestros), tenían las ordenanzas como re- siglo XVII fuesen en realidad la punta del ferencia, se sentían dueños de su destreza y iceberg; pero, entre 1.760 de estas escri- llegaron a formar asociaciones propias (co- turas, sólo 24 corresponden a niñas, todas fradías, compannonages...), en las que las en oficios textiles y contratando con maes- mujeres estaban vetadas [40]. tros, no maestras. En el siglo XVIII son to- La exclusión de las mujeres de los gre- davía más escasas. Las pocas que emergen mios no significó que dejaran de ejercer los lo hacen bajo otro sistema de aprendizaje oficios. Tanto las esposas e hijas de maes- distinto, esta vez controlado por el Estado, tros, como las que no tenían estos vínculos, sobre el que volveremos en otro aparta- trabajaron para maestros y mercaderes- do [42]. fabricantes como destajistas, asalariadas o El papel de las mujeres en la organiza- subcontratistas, e incluso algunas llegaron ción gremial quedó totalmente subsumido a ser artesanas independientes y empresa- en la relación de subordinación que, en el rias, como ocurrió en la imprenta barcelo- ámbito doméstico, las vinculaba al maes- nesa, o en la confección en Madrid, donde la tro-cabeza de familia. Dicho de otro modo, prohibición de mujeres en el gremio de sas- las mujeres dejaron de ser —aunque lo hu- tres no fue óbice para que crecieran como biesen sido sólo precariamente— aprendi- modistas y bateras [41]. Sin embargo, los obs- zas, oficiales y maestras, para convertirse táculos puestos a las mujeres para alcanzar en hijas, esposas y viudas de maestros —y la maestría, es decir, el grado formal supre- oficiales. Las artesanas no eran propieta- mo de cualificación que capacitaba para rias del arte, cualidad que se convirtió en abrir taller y tomar aprendices, constituye un privilegio masculino, sino transmiso- en sí un elemento definidor de la división ras de unos medios de producción. De ahí sexual del trabajo que en el XVIII adquiere que viudas y huérfanas de maestros, cuyas tonos más intensos. dotes a menudo incluían la casa-taller, En Madrid, durante el siglo XVII, las se convirtieran en un preciado bien en el ordenanzas de oficios que las mujeres lle- mercado matrimonial del artesanado. Lo vaban ejerciendo durante mucho tiempo, vemos también en Barcelona así como en como la confección, la pasamanería y di- otras regiones europeas y sectores ocupa- versos tejidos, prohibían a los maestros to- cionales [43]. mar aprendizas. Dado que la formalización ¿Qué destino tenían las mujeres artesa- ante escribano de los aprendizajes no era nas? Su encuadramiento en los escalafo- obligatoria —bastaba el acuerdo verbal—, nes más bajos de la jerarquía laboral con remuneraciones inferiores a sus colegas 40.– Juan Carlos Zofío, Gremios y artesanos en Madrid, 1550- varones. Al excluirlas de la maestría formal 1650. La sociedad del trabajo en una ciudad cortesana prein- se las lanzaba al sector informal, donde, si dustrial, Madrid, CSIC, 2005; José A. Nieto, «Asociación y conflicto laboral en el Madrid del siglo XVIII», en V. López y José A. Nieto (eds), El trabajo en la encrucijada. Artesanos 42.– Victoria López Barahona y José A. Nieto Sánchez, «Ap- urbanos en la Europa de la Edad Moderna, Madrid, Libros de prenticeship in Early Modern Madrid», en M. Prak y P. Wal- la Catarata, 1996, pp. 248-287. lis (eds), Apprenticeship in Early Modern Europe, pp. 44-77. 41.– Àngels Solà, «Impressores i llibreteres a la Barcelona 43.– Marta Vicente, «Mujeres artesanas en la Barcelona dels segles XVIII i XIX», Recerques. Història/Economia/Cul- moderna», en VV.AA., Las mujeres en el Antiguo Régimen. tura, 56 (2008), pp. 631-650; Victoria López Barahona, Las Imagen y realidad (ss.XVI-XVIII), Barcelona, Icaria, 1994, pp. trabajadoras, pp. 219-224. 59-90.

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contaban con recursos productivos, podían Estas reales fábricas eran en realidad tomar aprendizas y prosperar, siempre con «manufacturas reunidas», una serie de ta- el riesgo de ser molestadas por el gremio. lleres centralizados en un solo edificio, cada uno dedicado a una fase del proceso El papel del Estado en el proceso de de producción y dirigidos por un maestro a acumulación originaria cuyo cargo se hallaban aprendices, oficia- les y mozos. En la fábrica de Guadalajara, Dice Marx en El Capital: «El ‘sistema este personal se completaba con mujeres proteccionista’ era un ‘medio artificial’ de dedicadas al desmotado de la lana, el en- fabricar fabricantes, de expropiar traba- canillado, la urdimbre y el despinzado de jadores independientes, de capitalizar los las telas. Esta centralización productiva se medios de producción y de subsistencia combinaba con la dispersión de la fase de nacionales, de abreviar por la violencia la la hilatura, ocupación mayoritariamente transición entre el modo de producción femenina, que era, con diferencia, la más antiguo y el moderno […] En el continente exigente en mano de obra, como veremos europeo, siguiendo el método de Colbert, más adelante [45]. el proceso se había simplificado considera- A partir de mediados del XVIII, los go- blemente. Aquí, parte del ‘capital originario biernos borbónicos reforzaron la política del industrial’ fluía directamente del erario de subvenciones (llamadas franquicias) a público» [44]. los agentes empresariales, mientras se es- Estas frases extractan toda una política forzaban por disolver el marco gremial tra- secular de intervención del Estado en la dicional, que todavía dominaba gran parte economía, para facilitar la promoción de del mundo de la producción de mercancías. industrias que aumentaran la riqueza na- No obstante, la libertad de industria y co- cional explotando al máximo el factor tra- mercio que pretendían favorecer las fran- bajo. El ministro francés Colbert, en efec- quicias acabó convirtiéndose en un nuevo to, inspiró en parte el modelo que siguió privilegio [46]. En la figura del fabricante con- en España la dinastía borbónica una vez se currieron no pocos artesanos extranjeros hizo con la corona tras la cruenta Guerra de (flamencos, franceses, ingleses, italianos, Sucesión (1700-15). Primero fue la erección irlandeses) y catalanes, cuyo vínculo con la de Reales Fábricas. La más importante se administración les capacitaba para poner fundó en 1719 en la ciudad de Guadalajara el escudo de armas reales en las puertas de para la producción de paños de alta calidad. sus establecimientos. El Estado absolutista Paralelamente, a través de la Real Junta promovió igualmente la creación, a partir de Comercio (fundada en 1679) o directa- de 1775, de las Reales Sociedades Econó- mente de las arcas reales, se subvencionó micas de Amigos del País, instituciones que a agentes empresariales. El navarro Juan reunían a los notables de las ciudades con el de Goyeneche —prestamista de Felipe V en fin de implicarles en el fomento industrial. la guerra— creó toda una ciudad industrial No obstante, la expansión y diversifica- del ramo textil en el lugar que pasaría a llamarse Nuevo Baztán (Madrid). Después 45.– Victoria López Barahona, «El trabajo de las mujeres vendrían otras similares que llamaremos en la Real Fábrica de Guadalajara durante el siglo XVIII», Historia Social, 96 (2020), pp. 97-112. «fábricas privilegiadas». 46.– José A. Nieto Sánchez, Artesanos y mercaderes. Una his- toria social y económica de Madrid, Madrid, Fundamentos, 44.– K. Marx, El Capital, libro I, p. 946. 2000, pp. 291 y 360-364.

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ción de las industrias nacionales requería se concebían como caridad del pobre [48]. de una abundante fuerza laboral al menor El Estado ponía a disposición de las fá- precio posible. El Estado la buscó en toda bricas privilegiadas la fuerza de trabajo fe- esa extensa masa de mano de obra «libre» menina e infantil pauperizada a través de que el sistema gremial no había incorpo- esta red de «escuelas», así como la de las rado —al menos directamente—, trabajaba reclusas de los hospicios y correccionales, por un jornal y a menudo se veía abocada como el de San Fernando, en cuyas fábricas a la mendicidad y otras prácticas asociadas se las orillaba igualmente hacia la hilatura, a la pobreza. El Estado absolutista estaba la costura y los encajes. Aunque concebidos dispuesto a disciplinarla a través de varios como centros asistenciales, en realidad, canales institucionales. Por un lado, los hospicios y escuelas-taller, de las que tam- hospicios (workhouses) se convirtieron en bién había en régimen de internado, eran manufacturas con el fin de hacer de los po- espacios destinados a doblegar la voluntad bres internos e internas una «fuerza útil», de las mujeres pobres y convertirlas en una según los postulados del primer mercanti- fuerza a la vez productiva y sometida. El lismo. El mismo Marx recuerda que toda- trabajo como parte del régimen disciplina- vía Adam Smith usaba ocasionalmente la rio compartía una semántica contradictoria palabra «workhouse» como equivalente de de bendición y castigo divinos. La contra- «manufactura» [47]. dicción se solventaba con la clasificación Por otro lado, el Estado liberalizó el tra- de los pobres en virtuosos y viciosos, ver- bajo de mujeres y niñas en los oficios consi- daderos y falsos. Los primeros, recogidos en derados «propios de su sexo». La Real Orden los hospicios por voluntad propia o ajena, de 1779 permitía su aprendizaje, pero no se veían asistidos con una instrucción labo- en el marco gremial que se pretendía abo- ral, de la que debían estar agradecidos; los lir, sino en unos establecimientos llamados segundos eran justamente castigados con «escuelas», que eran, en realidad, talleres la fatiga del trabajo [49]. textiles. Madrid, que como sede de la Corte era el modelo para otras ciudades, fue donde Hilando capital: el trabajo de las primero se experimentaron estos estable- mujeres en la manufactura rural cimientos que llamaremos escuelas-taller. dispersa La Sociedad Económica Matritense creó las «escuelas patrióticas» y las Juntas de Cari- La manufactura rural ha sido el centro dad, que se fundaron en cada barrio de la ca- de uno de los debates más importantes pital a raíz del motín popular contra el mi- sobre la transición del feudalismo al capi- nistro Esquilache (1766), abrió las «escuelas talismo, conocido como teoría de la pro- gratuitas». Estas iban dirigidas a las niñas de to-industrialización. El término lo acuñó las familias pobres, donde se les enseñaba Franklin Mendels y tomó forma en la obra catecismo, modales y las «labores propias de conjunta de Peter Kriedte, Hans Medick y su sexo», es decir, los oficios de la aguja, el torno de hilar y el pequeño telar. Sus pro- ductos se comercializaban, pero las remu- 48.– V. López Barahona, Las trabajadoras, pp. 241-284. neraciones de las niñas eran simbólicas, en 49.– En realidad, en España, a diferencia de Inglaterra u forma de limosna, ya que las escuelas-taller Holanda, la productividad en estos encierros correcciona- les fue escasa. Véase Victoria López Barahona, El cepo y el torno. La reclusión femenina en el Madrid del siglo XVIII, 47.– K. Marx, El Capital, v. I, p. 816 (nota en las eds. 3ª y 4ª). Madrid, Fundamentos, 2009, esp. 195-221.

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Jürgen Schlumbohm [50]. La proto-industria- más importante para nuestro tema, es que lización se entiende como una nueva forma los estudios de la proto-industrialización de producción industrial para mercados no han sacado a la luz el papel central que des- locales, realizada en las unidades domésti- empeñó el trabajo de las mujeres en este cas rurales en combinación con las tareas proceso, especialmente en las manufactu- agrarias, que requería de mayor inversión ras textiles. En Europa, el empleo femenino de capital y cambios en la organización de en la producción dispersa de los siglos XVII la producción respecto a las actividades ar- y XVIII no supuso ninguna novedad, pero tesanas tradicionales, precisamente por su la rápida expansión de estas industrias y su orientación a mercados extra-locales [51]. dependencia de mano de obra de bajo cos- Muchos estudios empíricos sobre diver- te implicó mayores proporciones de trabajo sas zonas europeas han demostrado que no de mujeres y niños. Hay que tener en cuen- hubo una relación directa entre la expan- ta, como apuntó Marx, que en esta etapa el sión de la manufactura rural dispersa y el elemento variable del capital prepondera- posterior desarrollo de la industria fabril. ba considerablemente sobre su elemento Es por ello que la teoría de la proto-indus- constante [53]. trialización no ha tenido buena prensa en Aquí nos centraremos en Castilla la las últimas cuatro décadas. Sin embargo, Nueva, donde, a diferencia de Cataluña, la el concepto persiste. Rechazarlo porque manufactura proto-industrial no desem- no todas las aŕeas proto-industriales des- bocó en industrialización, pero fue más embocaron en industrialización es, como importante de lo que se ha asumido hasta sostiene Julie Marfany, adoptar una visión épocas recientes [54]. En el campo castellano demasiado estrecha del marco original de- del XVIII, aún perduraba la producción do- lineado por Kriedte, Medick y Schlumbohm, méstica de autoconsumo. Eugenio Larruga, que sólo pretendía ser un «punto de parti- archivero de la Junta de Comercio, señala da». Y es también pasar por alto los casos que: «En la Mancha, raro es el pueblo en en los que la proto-industria sí prefiguró la que no se hallen vecinos particulares que posterior industrialización, como ocurrió no echen paños bastos para el surtimiento en Cataluña [52]. de sus casas» [55]. No obstante, la necesidad En las manufacturas proto-industriales de ingresos monetarios y la pérdida paula- encontramos una combinación de estruc- tina de medios de subsistencia empujó a las turas capitalistas y no capitalistas que per- unidades domésticas a derivar el grueso de miten reflexionar sobre las alternativas sus producciones al mercado. históricas a la producción en masa. Pero, lo En Castilla la Nueva destacaban varias zonas de manufactura especializadas en la 50.– Franklin Mendels, «Proto-Industrization: The First pañería (lana) y otras fibras textiles como Stage of the Industrialization Process», Journal of Economic el lino, el cáñamo y el esparto, buena parte History, 32 (1972), pp. 241-61; Peter Kriedte, Hans Medick y Jürgen Schlumbohm, Industrialización antes de la Industria- de las cuales se comercializaban en merca- lización, Barcelona, Crítica, 1986. 51.– Definición de Sheilagh C. Ogilvie y Markus Cerman 53.– K. Marx, El Capital, libro I, p. 923. «The Theories of Proto-Industrialization», en idem (eds), 54.– Véase Carmen Sarasúa, «Women’s Work and structu- European Proto-Industrialization, Cambridge, Cambridge ral change: occupational structure in eighteenth-century University Press, pp. 1-11. Spain», Economic History Review, 72:2 (2019), pp. 481-509. 52.– Julie Marfany, Land, Proto-Industry and Population in 55.– Eugenio Larruga, Memorias políticas y económicas so- Catalonia, c. 1680-1829. An alternative transition to capita- bre los frutos, comercio, fábricas y minas de España, Madrid, lism?, Frarham (Surrey), Ashgate, 1988. Imprenta de Antonio Espinosa, tomo XVII, 1792, p. 292

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dos extra-locales. Estas «nebulosas indus- parcial o totalmente su independencia, al triales» se localizaban en las comarcas de la quedar dependientes de los encargos del Sisla, la Sagra, la Mancha Baja, la Mesa de Verleger. Este sistema organizativo se dio Ocaña, el Campo de Calatrava, la Alcarria sobre todo en la hilatura de lana y el en- y el área meridional de la actual provincia caje, dos manufacturas que en toda Europa de Madrid. empleaban mano de obra femenina en su Como en otros lugares del continente, práctica totalidad [57]. la base mayoritaria de estas fábricas texti- La preponderancia de uno u otro siste- les la componían las unidades domésticas ma no sólo dependía del ramo textil (lana, campesinas, que generalmente las compa- seda, lino, algodón...), sino también de las ginaban con el trabajo del campo u otras fases del proceso de producción. En la pa- dedicaciones en el sector terciario (arrie- ñería castellana, se daba un tipo de Kauf- ría, comercio). La producción se organi- system más desarrollado que se combina- zaba a través de dos sistemas básicos: el ba con Verlagssystem. Por ejemplo, en los Kaufsystem y el Verlagssystem. El primero pueblos toledanos de Sonseca, Ajofrín y comprendía a las unidades domésticas que Novés, los cabezas de familia eran maes- manufacturaban y comerciaban por sí mis- tros tejedores organizados en gremio. Sus mas, con materias primas propias o —más esposas participaban en la producción y a menudo en Castilla— tomadas al fiado de eran las encargadas de contratar mano de un proveedor, que, en el caso de las pañe- obra auxiliar. Ellos no se trasladaban a fe- rías, era un comerciante de lana. Este tipo rias y mercados, sino que vendían su pro- simple de Kaufsystem es lo que también ducto final directamente a un comerciante. se conoce como «small clothier». Normal- Sin embargo, la cantidad de hilo necesaria mente eran las mujeres las que producían, para mantener los telares activos no podía mientras los varones se encargaban de la suplirla la propia unidad doméstica, por lo comercialización. Era el caso, por ejemplo, que ésta organizaba redes de Verlagssystem de la villa de Herencia (Ciudad Real). Aquí en el propio vecindario y otros del contor- las mujeres elaboraban telillas, paños y ce- no. Los 30 maestros de Novés, por ejemplo, ñidores, que sus maridos trasportaban a los actuaban como Verleger en 22 localidades mercados, a veces bastante alejados, tra- dando trabajo a unas 1.700 personas, la yendo de vuelta otros artículos necesarios mayoría hilanderas. Sus paños abastecían al consumo doméstico [56]. los mercados de Andalucía, Extremadura, El otro sistema referido, el Verlagssystem Galicia y las dos Castillas [58]. (en inglés, putting out) consistía en que un En Castilla la Nueva, una minoría de es- agente mercantil (Verleger) repartía la ma- tos «fabricantes sin fábrica» eran pequeños teria prima a las unidades domésticas para propietarios de tierras y una mayoría pegu- que se la devolvieran procesada —a veces jaleros (arrendatarios), jornaleros, arrieros con plazos fijos— y posteriormente proce- y buhoneros. Hay que tener en cuenta que, der a su comercialización. El Verleger paga- en esta región, especialmente en Toledo y ba a la familia un precio por pieza produ- Ciudad Real, predominaba la propiedad la- cida, es decir: el trabajo era a destajo. En el Verlagssystem, los productores perdían 57.– Maxine Berg, La era de las manufacturas, 1700-1820, Barcelona, Crítica, 1987, esp. pp. 151-166. 56.– José A. Nieto Sánchez, La Protoindustrialización en 58.– José A. Nieto Sánchez, «Nebulosas industriales y ca- Castilla, 1350-1850, tesis doctoral inédita, Universidad Au- pital mercantil urbano. Castilla la Nueva y Madrid, 1750- tónoma de Madrid, 1999, pp. 425-26. 1850», Sociología del Trabajo, 39 (2000), pp. 85-108.

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tifundista, con un porcentaje de jornaleros ción de la hilatura lo que en Inglaterra ace- en torno al 67 por ciento [59]. Se trataba de leró la «revolución industrial». Allí, a partir unidades domésticas con escasos recursos, de 1770 los primeros modelos de la jenny de sometidas a una fuerte carga impositiva, Hargreaves se introdujeron en la industria que se veían afectadas por la dificultad de pañera dispersa [63]. acceder a la materia prima, la lana, en can- Fue asimismo la fase de hilatura donde tidad suficiente y a precio asequible. No era las relaciones de Verlagssystem se genera- sólo que esta materia se exportase en gran- lizaron desde épocas tempranas. Para las des cantidades, sino sobre todo que estaba mujeres rurales era su oficio doméstico ar- en manos de comerciantes y acaparadores quetípico, lo que explica en parte que fuese de los que los productores se veían obliga- el peor remunerado de todos los que com- dos a depender. El problema afectaba a to- ponían el proceso de producción textil. Y das las pañerías rurales de la región [60]. esto fue así en toda Europa. No quiere decir Lo que Marx describía para la Inglaterra que no hubiera mujeres urdidoras, tejedoras de su tiempo, estaba esbozado ya en la se- o tintoreras, pero el grueso de la mano de gunda mitad del XVIII: «Anteriormente la obra femenina y parte de la infantil fue pro- familia campesina producía y elaboraba los gresivamente concentrada en la hilatura, medios de subsistencia y materias primas como explicamos en un apartado anterior. que consumía luego, en su mayor parte, ella También hicimos referencia a cómo el misma. Esas materias primas y medios de Kaufsystem pañero de Castilla la Nueva or- subsistencia actualmente se han converti- ganizaba redes de Verlagssystem para sur- do en ‘mercancías’; el gran arrendatario tirse de hilo, redes que a nivel comunita- las vende, y encuentra su mercado en las rio organizaban las propias mujeres [64]. ‘manufacturas’» [61]. Las fábricas privilegiadas, cuya producción La industria textil tenía un auténtico de mayor escala exigía el concurso de mu- cuello de botella en la fase de hilatura. En chas más hilanderas, contaban con agentes la pañería, surtir un solo telar requería del mercantiles o maestros artesanos a quienes trabajo de un mínimo de 6 y un máximo de subcontrataban el trabajo del hilado, ac- 20 hilanderas, dependiendo del tipo y an- tuando como Verleger con las hilanderas. cho de la tela. En el siglo XVIII esta manu- En Castilla la Nueva, aparte de la Real Fá- factura se realizaba todavía con la tradicio- brica de Guadalajara, con sus sucursales de nal rueca o el torno de hilar —y no en todas San Fernando y Brihuega, había otras pri- las épocas del año—, lo que determinaba vilegiadas que producían distintos tipos de una productividad muy baja que sólo se textiles en Nuevo Baztán, Vicálvaro, Mora- compensaba con la extensión de la fuerza ta de Tajuña, Talavera de la Reina, Cuenca laboral [62]. Fue precisamente la mecaniza- y Almagro.

59.– Alberto Marcos Martín, España en los siglos XVI, XVII y European Social Science History Conference (ESSHC), Belfast, XVIII. Economía y sociedad, Barcelona, Crítica, 2000, p. 621. 2018, inétido; y V. López Barahona, «El trabajo de las mu- 60.– E. Larruga, Memorias, tomo XVII, p. 264; tomo II, pp. jeres en la Real Fábrica de Guadalajara», esp. pp. 103-107. 300-305; y Archivo General de Simancas (en adelante 63.– Maxine Berg, «Women’s Work, mechanisation and the AGS), Consejo Supremo de Hacienda, leg. 359, exp. 12. early phases of industrialisation in Egland», en P. Joyce 61.– K. Marx, El Capital, libro I, p. 935 (en 3ª y 4ª ediciones). (ed.) The Historical Meaning of Work, Cambridge, 1989, pp. 62.– Sobre la productividad de las hilanderas de lana, Vic- 64-100. toria López Barahona y Carmen Sarasúa, «Wool Hand Spin- 64.– AGS, Consejo Supremo de Hacienda, Junta de Comer- ners’ Wages in Eighteenth-Centruy Inland Spain», Congreso cio y Moneda, leg. 359, exp. 22.

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Diego Velázquez, Las hilanderas, 1655-1660, óleo sobre lienzo (Fuente: Museo del Prado).

Todas estas fábricas eran islas de produc- encarretadoras, urdidoras y bataneros. En ción concentrada y fuerte capitalización en el capítulo de la hilatura, empleó a más de un océano de manufactura doméstica dis- 300 hilanderas de la propia localidad. En persa y descapitalizada, que no gozó de los 1806 tenía instalados 30 tornos de hilar en estímulos estatales salvo ocasionalmente Nuevo Baztán, 24 en Corpa y 10 en Pezuela de forma temporal. No era sólo la materia de las Torres. A ello sumaba 112 hilanderas prima lo que estaba en disputa entre los a la rueca en Quintanar de la Orden, 120 en productores domésticos y las grandes fá- Villamayor de Santiago y otro número in- bricas, sino también las hilanderas [65]. determinado al cargo de varios «maestros» Una de las referidas fábricas privile- que actuaban como Verleger en otros pue- giadas era la de paños y sargas que dirigía blos, a quienes la fábrica les compraba el Gregorio García en Nuevo Baztán (Madrid). estambre ya hilado [66]. Sólo en capital fijo, entre 1796 y 1803, Gar- Pero, sin duda, el mayor demandante de cía invirtió la cantidad de 27.698 reales, y mano de obra hilandera era el complejo de el valor de las materias primas que alma- Guadalajara. Este gigante fabril se suminis- cenaba ascendía a 75.872. En 1796, con los traba de hilo por varias vías. Había, en pri- auspicios de la Junta de Comerio, puso a un mer lugar, multitud de hilanderas domésti- maestro al frente de 16 telares; contrató cas que tomaban la lana ya preparada de la peinadores, apartadores de lana, tejedores, fábrica y la devolvían hilada, cobrando un

65.– Esa mayor inversión de capital como una de las ca- racterísticas de las manufacturas proto-industriales no se 66.– AGS, Consejo Supremo de Hacienda, Junta de Comer- dio, por lo general, en las de Castilla la Nueva. cio y Moneda, legs. 387, exp. 49, y leg. 359, exp. 29.

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precio por libra. En segundo lugar, Verleger la segunda mitad del XVIII, llegó a haber y Verlegerinnen (mujeres) tomaban lana al 190 escuelas de hilazas repartidas en las fiado de la fábrica y la repartían entre otro actuales provincias de Madrid, Guadalaja- número de hilanderas domésticas; mien- ra, Toledo, Cuenca, Ciudad Real y parte de tras otros y otras ponían su propia lana y Soria. En ellas trabajaban más de 18.000 cobraban de la fábrica un precio más alto. hilanderas [68]. No obstante, la cifra real de Capítulo aparte merecen, en tercer lu- estas operarias habría que multiplicarla al gar, las llamadas «escuelas de hilazas». A menos por cuatro, ya que habría que sumar diferencia de las escuelas-taller a las que las hilanderas domésticas arriba referidas, nos referimos en el apartado anterior, en que hacían sus entregas directamente a la estas las jóvenes ya no aprendían catecis- fábrica, y las muchas más que trabajaban mo y modales junto a las labores textiles: para los Verleger y las Verlegerinnen, que en las escuelas de hilazas se producía hilo no aparecen en las fuentes porque son la en unas condiciones que recuerdan mu- parte sumergida del iceberg de la hilatura. cho a las sweatshops inglesas. Eran explo- Pero, si añadimos a las hilanderas de las taderos de mano de obra infantil y juvenil manufacturas dispersas y las otras fábricas dirigidos por «maestros» empleados de la privilegiadas, la cifra se incrementa consi- fábrica, aunque estos solían delegar en sus derablemente. esposas o hijas la dirección del trabajo. Es- Las hilanderas eran los operarios tex- tos maestros, además, organizaban redes tiles peor pagados, a pesar de que su pro- de Verlagssystem entre las mujeres locales ducción era determinante en la calidad de y de pueblos circundantes. los paños. Incluso los trabajos de prepara- Concebidas como medida caritativa, ción de la materia prima se pagaban mejor, para ocupar a la población «ociosa» del como, por ejemplo, el cardado, que en esta campo, el reclutamiento para las escuelas época era un oficio masculino. En Castilla de hilazas tenía un marcado carácter po- la Nueva, podía considerarse afortunada la lítico. El Estado delegaba en agentes loca- hilandera que ganara un real diario durante les la «recogida» de pobres para este fin. los meses que ejercía esta actividad, mien- Aunque había padres que enviaban a sus tras que cualquier trabajador no cualifica- hijas voluntariamente, en general, se tra- do ingresaba de 3 a 4 reales. Sin embargo, taba de un trabajo forzado similar al de los estos ínfimos ingresos eran indispensables hospicios. Ello justificaba que las remune- a la economía doméstica. En la industria raciones fuesen exiguas, si las había, y se algodonera de Cataluña, la retribución por considerasen «limosna». Sin embargo, la el cardado y el hilado del algodón eran dos disciplina era dura, el horario de mañana y a tres veces superiores a los de la lana, para tarde y el trabajo extenuante, por lo que las ambos sexos. Pero aquí también los manu- deserciones eran frecuentes [67]. factureros sacaban el grueso de sus ganan- Prácticamente toda la región de Cas- cias potenciales de la hilatura que hacían tilla la Nueva se convirtió en el hinter- las mujeres de todas las edades [69]. land hilandero de la fábrica alcarreña. En En general, las hilanderas eran en toda Europa una «masa desorganizada de tra- 67.– Victoria López Barahona, «Pobreza, trabajo y control social: las hilanderas de las Reales Fábricas de Guadala- jara», en S. Castillo y P. Oliver (coords), Las figuras del des- 68.– AGS, Secretaría y Superintendencia de Hacienda, leg. orden. Heterodoxos, proscritos y marginados, Madrid, Siglo 780/2. XXI/Asociación de Historia Social, 2006 (anexo en CD). 69.– J. Marfany, Land, proto-industry, pp. 138-39.

46 Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 25-48 Mujeres y trabajo en la Edad Moderna. Una perspectiva... Victoria López Barahona

bajo sobreexplotado» como lo definió -Ju su centro en la villa de Almagro, sede de lia Mann, que compaginaban su industria una de las ferias más importantes de Cas- con los trabajos domésticos [70]. Aunque las tilla la Nueva. Ocupaba a la mayor parte de mujeres eran la parte más numerosa de las las mujeres de la propia villa y 25 pobla- manufacturas proto-industriales, la inten- ciones más de la comarca [71]. En Almagro, a sidad del trabajo de una mujer con hijos pe- mediados del XVIII, el 79 por ciento de las queños no podía ser muy alta. Las fuentes empleadas en la industria textil eran enca- para Castilla la Nueva lo corroboran. Era jeras, y en Valenzuela, el 93 por ciento [72]. el número disponible de estas operarias Tanto los tratantes locales como otros lo que hacía de la manufactura doméstica agentes foráneos más privilegiados contro- algo muy lucrativo para los mercaderes- laban el trabajo de las encajeras. fabricantes. En 1766, llegaba a Almagro, subvencio- Similar a la hilatura en cuanto a produc- nada por la Junta de Comercio, la encaje- ción dispersa y baja productividad fue la ra de origen flamenco, Rita Lambert, para industria del encaje. Este era un ornamen- abrir una escuela-fábrica de encajes que to muy demandado por las clases acomo- llegó a tener 400 encajeras. Pero esta ini- dadas, porque llevar encajes era signo de ciativa tuvo poco recorrido. En 1785, un distinción social y los más finos llegaron a agente más potente, la compañía madrile- alcanzar precios muy altos en el mercado. ña de los Mercaderes de la Puerta del Sol, Castilla la Nueva destacó en esta manu- se introducía en la comarca generando una factura, de la que ya Cervantes hace refe- red de Verlagssystem que llegó a controlar rencia en El Quijote. En el siglo XVIII, era hasta 2.000 encajeras sólo en Almagro, que la comarca del Campo de Calatrava la más ascendían a 3.730 en el área circundante. importante en la producción de este artí- Estos comerciantes importaban el hilo de culo, que se realizaba con hilo de lino, seda Haarlem libre de impuestos. Hacia finales y más tarde también de algodón. La herra- del siglo XVIII, el relevo de esta compañía mienta de la encajera eran las agujas o, más comercial lo tomaron los hermanos Juan comúnmente, los bolillos. Bautista y Félix Torres, procedentes de El encaje también se organizaba a través Mataró, otra importante zona encajera en del Kaufsystem y el Verlagssystem. Durante Cataluña. En 1850 estos fabricantes daban toda la Edad Moderna fue una industria do- trabajo a 8.000 encajeras en toda la región. méstica, las productoras trabajaban en sus Combinaban una fábrica central con escue- casas, aunque con buen clima a menudo se las-taller y unidades domésticas dispersas concentraban en grupos en las calles. En la en régimen de Verlagssystem. mayoría de los casos, no eran trabajadoras Aunque las fuentes no son explícitas, independientes, dado que la materia prima, se sabe que las encajeras eran, junto a las el hilo, y los patrones, se los proporcionaba hilanderas, las trabajadoras textiles peor un Verleger, quien encargaba determinados remuneradas. De su producción sólo se lu- tipos y cantidades y pagaba por vara pro- craban los Verleger, que incluso la exporta- ducida. El encaje manchego se comercia- lizaba en mercados extra-regionales y en 71.– Mariano García Ruipérez, «La industria textil en Cas- Ultramar. tilla-La Mancha durante el siglo XVIII», I Congreso de His- toria de Castilla-La Mancha, tomo VIII, Talavera, 1988, pp. En el siglo XVIII, esta industria tenía 351-397/ 391. 72.– C. Sarasúa, «Women’s Work and structural change», 70.– M. Berg, La era de las manufacturas, p. 156. pp. 489 y 495.

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ban a América. Sabemos que, a mediados La etapa de la acumulación originaria del XVIII, en Argamasilla de Calatrava, las favoreció dos procesos: por un lado, el re- encajeras ganaban unos 4 maravedíes dia- forzamiento de la división sexual del tra- rios [73]. Es decir, habrían necesitado traba- bajo mediante, por un lado, el estrecha- jar unos 8 días para ingresar un solo real. miento del arco ocupacional femenino, Pero a menudo ni siquiera se les pagaba en reducido al textil y, dentro de él a ciertas moneda, sino en especie, como indica Eu- fases (iniciales y finales) y a empleos —que genio Larruga [74]. aquí no hemos explorado— que no eran Algunas encajeras tomaban aprendizas sino una extensión del trabajo del hogar en sus casas donde organizaban pequeñas (lavandería, hostelería, lactancia mercena- escuelas (las lace school inglesas), lo cual ria, servicio doméstico...); y, por otro lado, no les sacaba de la pobreza. La misma pau- la descualificación de su mano de obra in- ta y el pago en especie observa Marx en la dustrial al verse privadas de la maestría. Inglaterra de su tiempo: Estos procesos favorecieron su permanen- cia en las categorías laborales inferiores y «La industria de los ‘encajes de bolillos’ el mantenimiento a la baja de sus niveles está establecida principalmente en dos salariales, lo que facilitó, especialmente en distritos agrícolas ingleses […] Se repiten las manufacturas rurales, mayor extracción aquí las condiciones descritas en el caso de plusvalor. del ‘lace finishing’ [puntas de encaje]. Sólo A todo ello contribuyó la consideración que las ‘mistresses houses’ ceden el lugar a de su trabajo remunerado como algo sub- las llamadas ‘lace schools’ regentadas por sidiario y las ocupaciones a las que se vie- mujeres pobres en sus chozas […] El sala- ron abocadas como «propias de su sexo». rio, ya miserable de por sí […] se ve mucho La «feminización» de estas actividades, sin más reducido aún, con respecto a su impor- duda, tuvo por objetivo abaratar aún más te nominal a causa del ‘truck system’ [pago su mano de obra. La prueba de la eficacia de con bonos], dominante de manera general estas estrategias es que, en los siglos XIX y en los distritos puntilleros» [75]. XX, hallamos en las ciudades un auténtico ejército de costureras, modistas, bordado- Conclusiones ras, sombrereras... junto al compuesto por las criadas domésticas, niñeras, nodrizas y El carácter dual del trabajo de las mujeres otros trabajos de cuidados, así como las que de las clases subalternas —como productor permanecieron en los negocios familiares, de valores de uso en la esfera doméstica y tanto del sector comercial como de peque- como productor de mercancías— fue una ños talleres. Esta estructura ocupacional y condición previa que el balbuciente capi- de relaciones laborales hunde sus raíces en talismo utilizó para extraer el máximo ren- la etapa histórica que hemos analizado. dimiento de la mano de obra femenina al tiempo que procuraba mantenerla dentro del hogar, para garantizar la reproducción de la fuerza de trabajo familiar.

73.– Ibid., pp. 374-75. 74.– E. Larruga, Memorias, tomo XVII, p. 301. 75.– K. Marx, El Capital, libro I, pp. 567-572.

48 Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 25-48 La «cuestión agraria», una «cuestión de género». Trabajo, imágenes y representaciones de las mujeres del campo en la España del siglo XX

The «agrarian question», a «gender question ». Work, images and representations of rural women in 20th century Spain

Teresa María Ortega López Universidad de Granada

Resumen

En los últimos años las mujeres del mundo rural parecen haber roto definitivamente su silencio y han alzado la voz en defensa de la igualdad. Su protesta y su organización adquieren una mayor notoriedad si se piensan desde una perspectiva histórica. Con el ánimo de seguir centrando las discusiones y el debate sobre la crisis agraria en Europa a finales del siglo XIX, este artículo parte de la hipótesis siguiente: que de la mano de la tan reclamada modernización de la agricultura y de las transformaciones políticas y convulsio- nes sociales acontecidas en la España rural de aquellos años, el factor «género» fue con- siderado un elemento más, y decisivo, para la superación de la crisis agraria finisecular.

Palabras clave: mujeres rurales, agricultura, sociedad rural, Estado, crisis agraria fini- secular.

Abstract

In recent years, rural women seem to have definitively broken their silence and raised their voices in defence of equality. Their protest and organization become more visible if seen from a historical perspective. In order to continue focusing the discussions and debate on the agrarian crisis in Europe at the end of the 19th century, this article starts from the following hypothesis. That hand in hand with the much demanded modernisation of agriculture and the political trans- formations and social upheavals that took place in rural Spain in those years, the «gender» factor was considered a crucial element in overcoming the agrarian crisis at the end of the century

Keywords: rural women, agriculture, rural society, the State, end of the century agrarian crisis

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Introducción Esta realidad, que entraña además la fal- ta de reconocimiento social hacia la activi- Han pasado ya veinte años desde que dad realizada por estas mujeres, proviene comenzara el siglo XXI y podemos decir, de la permanencia de las relaciones de gé- sin riesgo a equivocarnos, que las mujeres nero y por tanto de la tradicional división rurales desempeñan muchos roles sociales sexual del trabajo según la cual, el rol re- y económicos tanto dentro como fuera del productivo que asegura los procesos de vida hogar, pero su contribución sigue sin reci- corresponde exclusivamente a las mujeres y bir el debido reconocimiento. Este «hoy» se desarrolla en el ámbito privado —invisi- deriva de un proceloso y complejo proceso ble— como consecuencia natural de las ca- de construcción de identidades genéricas racterísticas atribuibles a su sexo; mientras (femeninas y masculinas) que ha tenido en que el rol productivo es desempeñado por los dos últimos siglos un desigual impacto los hombres en la esfera de lo público —visi- social y económico para hombres y para ble— para asegurar el sustento y manuten- mujeres. Hasta el punto de que en la actua- ción de la familia. La consecuencia de esta lidad, en las sociedades modernas y capi- diferente asignación de roles ha sido la tar- talistas, aún muchas mujeres, por la única día incorporación de las mujeres al mundo razón de su sexo, siguen siendo excluidas del trabajo y su consideración, en muchos de los diversos programas de formación y casos, como fuerza de trabajo secundaria [3]. desarrollo rural que suelen involucrar a los En los últimos años, especialmente en hombres, ofreciéndoles a cambio progra- momentos de aguda crisis económica y so- mas relacionados con la economía domés- cial, las mujeres del mundo rural y ocupadas tica y el trabajo reproductivo, es decir, las en la agricultura parecen haber roto defini- mujeres rurales siguen siendo recluidas en tivamente el silencio y han alzado su voz actividades destinadas a garantizar la sos- en defensa de la igualdad. Su protesta y su tenibilidad de la vida de las personas que organización responden, en España, a una integran la familia en el ámbito doméstico particular coyuntura histórica, iniciada tras sin ningún tipo de remuneración y como el regreso de la Democracia a nuestro país, parte de su mandato de género. De tal ma- y su protagonismo se enmarca en otros pro- nera que la mayoría de estas mujeres a día cesos internacionales acerca de la reivindi- de hoy no sólo siguen actuando en la invisi- cación de esa igualdad entre hombres y mu- bilidad como trabajadoras de múltiples ta- jeres. No obstante, no ha sido hasta fechas reas no remuneradas en las explotaciones más reciente que estas mujeres han logrado agrícolas familiares que copan buena parte abrir un amplio debate social y específico de su tiempo [1], sino que cuando se moder- sobre «la cuestión de las mujeres del cam- niza y tecnifica el trabajo que vienen reali- po». Un debate crítico con la «agenda» de los zando «desde siempre» pierden el control gobiernos y crítico también con la «agenda» tanto de la gestión como de los beneficios biente, Medio rural. Trabajando en femenino, Madrid, Mi- [2] económicos . nisterio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, 2013. [https://www.mapa.gob.es/es/desarrollo-rural/te- 1.– La cuestión de las largas jornadas laborales no remu- mas/igualdad_genero_y_des_sostenible/MR%20trabajan- neradas de las mujeres rurales comenzó a recibir atención do%20en%20femenino_digital_tcm30-131214.pdf]. sistemática a mediados de los años noventa. Puede con- 3.– Aunque centrado en América Latina, véase el intere- sultarse al respecto el capítulo 4 del Human Development sante informe elaborado por Marcela Ballara y Soledad Report 1995, New York, Oxford University Press, 1995. Parada, El empleo de las mujeres rurales. Lo que dicen las 2.– Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Am- cifras, FAO, CEPAL, Naciones Unidas, 2009.

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del feminismo militante pues, ni una ni otra derechos, deberes y garantías de la libertad agenda, ha conseguido acabar con la discri- personal que se incluyeron en la Constitu- minación y la invisibilidad que sufren estas ción de 1978. Su expresión quedó fijado en mujeres en el desempeño de las actividades el artículo 14 de la Constitución Españo- que realizan en la agricultura [4]. Un deba- la que estableció que la población es igual te del que conviene decir que ha tenido un ante la ley, «sin que pueda prevalecer discri- efecto de gran calado en la medida que de él minación alguna por razón de nacimiento, se han derivado en los últimos treinta años, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra aunque intensificadas a partir del año 2000, condición o circunstancia personal o so- políticas públicas que tienen que ver con la cial». Por su parte, el artículo 9.2 señala que igualdad de oportunidades y la creación de es a los poderes públicos a quienes corres- espacios sostenibles. Pero veamos cuál ha ponde «promover las condiciones para que sido el recorrido de estos logros que no es- la libertad y la igualdad [de las personas] y tán exentos de controversias [5]. de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que im- Dinámicas recientes. El giro de género pidan o dificulten su plenitud y facilitar la de la política actual en el medio rural participación [de toda la ciudadanía] en la vida política, económica, cultural y social». El clamor del movimiento feminista que Desde su entrada en vigor el 29 de di- exigía que las mujeres pudieran «salir» de ciembre de 1978, los distintos gobiernos sus roles tradicionales para ocupar un espa- han ido elaborando medidas para promo- cio público que continuaba siendo regido en ver la igualdad entre varones y mujeres y clave masculina culminó en la España de la combatir la discriminación de género. Sin Transición con el reconocimiento de la ciu- embargo, el cambio y la inclusión legal de dadanía política femenina y la igualdad de las mujeres en los ámbitos públicos, no sig- nificó una modificación inmediata de las

4.– Desde hace un par de décadas es frecuente encontrar ideas y mandatos culturales subyacentes en en los medios de comunicación noticias referidas a ese las relaciones de género tradicionales. Se debate. Véase por ejemplo el artículo de opinión publica- puede decir que las mujeres siguieron con- do por Ángeles Caballero en El Confidencial titulado: «Las servando su lugar «sagrado» dentro del ho- mujeres del campo: la trinchera olvidada por el feminis- [6] mo militante» (13 de diciembre de 2018). [https://blogs. gar . Los grupos feministas reformistas, los elconfidencial.com/espana/ideas-ligeras/2018-12-13/ radicales de militancia única, las secciones mujeres-medio-rural_1704966/]. O más recientemente especificas de la mujer en los partidos po- el de Eduardo Bayona publicado en Público: «La mujer, líticos, continuaron trabajando y exigiendo el pilar invisible que sostiene el mundo rural» (12 de febrero de 2020) [https://www.publico.es/economia/mu- superar las condiciones legales y estructu- jer-pilar-invisible-sostiene-mundo-rural.html]. También rales para ser ciudadanas y superar discri- puede consultarse el artículo en RTVE de Irene Fedriani, minaciones legales y sociales [7]. «El éxodo de las mujeres pone en peligro el futuro de la España rural» (4 de marzo de 2020) [https://www.rtve.es/ 6.– Esta idea, y convicción, estaba presente en formacio- noticias/20200304/mujeres-rurales-se-reivindican-espa- nes de centro y de centro derecha de la España de la Tran- na-vaciada/2005126.shtml]. sición Política e, incluso, de la democracia. Véase la tesis 5.– Las reflexiones críticas sobre las políticas públicas de doctoral de Nuria Félez Castañé, «Discurso de género e desarrollo rural no han faltado. Una de ellas es la realiza- implementación de políticas de género en los partidos da por Rosario Sampedro: «Conciliación de la vida familiar políticos de la derecha española durante la transición y y laboral en el medio rural: género, trabajo invisible e ‘idi- hasta 1989 en perspectiva comparada», Universidad de lio rural’» (Foro- Comunicación- Grupo de Trabajo Conci- Granada, 2018. liación) [http://www.tt.mtas.es/promociona]. 7.– Ver, entre otros: Mary Nash, «Experiencia y aprendiza-

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La prevalencia de esta realidad dio paso, foque de género y favorecer la igualdad en- a comienzos del siglo XXI, a la elaboración tre varones y mujeres en el medio rural [9]. por parte del gobierno socialista de una Por otro lado, hasta la aprobación de la legislación de mayor alcance que preten- Ley 45/2007, para el Desarrollo Sosteni- día acabar con las contradicciones —entre ble del Medio Rural, España no contó con discursos y prácticas— que aún estaban una política específica de desarrollo rural, presentes en la democracia española y, de cubriendo esta carencia con la aplicación forma más patente, en el mundo rural [8]. de los reglamentos comunitarios. De este La ley Orgánica 3/2007, para la Igualdad modo, se comenzó a elaborar una política Efectiva de Mujeres y Hombres, constituyó propia adaptada a las necesidades y con- el marco normativo español para promover diciones económicas, sociales y medioam- el principio de igualdad de trato y oportu- bientales de cada territorio, incluyendo nidades entre mujeres y hombres, y com- todo tipo de acciones y medidas de desa- batir la desigualdad de género en el Estado rrollo rural sostenible, tanto de origen na- español. Con carácter horizontal, la Ley cional como comunitario. Orgánica 3/2007 se refiere a la totalidad La definición de esta política rural tiene de las políticas públicas en España, tanto como referentes comunitarios la Estrategia estatales como autonómicas y locales, es- de Lisboa (2000) en relación al empleo y tableciendo además líneas de actuación la competitividad, y la Declaración de Go- específicas en los ámbitos educativo, sa- temburgo (2001) en cuanto al desarrollo nitario, artístico y cultural, en la sociedad sostenible. El objetivo principal que persi- de la información, la vivienda, el deporte, gue la Ley 45/2007 es el mantenimiento de la cultural, la ordenación territorial o la la población rural a través de la mejora de cooperación internacional al desarrollo. Y su situación socioeconómica y el acceso a también, y por vez primera, en el desarro- unos servicios públicos de calidad, ponien- llo rural. do especial énfasis en la incorporación de En efecto, su artículo 30 hace referen- los y las jóvenes rurales al mercado labo- cia al principio de igualdad en la política ral, fomentando la igualdad de género y la de desarrollo rural, donde se establecen di- participación de las mujeres en todos los versas medidas para transversalizar el en- ámbitos de la vida del medio rural. Su artí- culo 8 establece que todas las medidas con- je: la formación histórica de los feminismos en España», tenidas en el Programa de Desarrollo Rural Historia Social, 20, (1994), pp. 151-172; Vicenta Verdugo, Sostenible, —instrumento principal a tra- «Desmontando el patriarcado: prácticas políticas y lemas vés del cual tanto Administración General del movimiento feminista español en la transición de- mocrática», Feminismo/s, 16, (2010), pp. 259-279; Carmen del Estado como las Comunidades Autóno- Martínez, Purificación Gutiérrez y Pilar González (Eds.), El mas desarrollarán la citada ley—, deberán Movimiento Feminista en España en los años 70, Madrid, Cá- respetar el principio de igualdad de trato y tedra, 2009; María Ángeles Larumbe, Las que dijeron que oportunidades entre mujeres y varones. Del no. Palabra y acción del feminismo en la Transición, Zara- goza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2004; Mercedes mismo modo, se contempla la posibilidad Augustín, Feminismo: identidad personal y lucha colectiva. de establecer medidas de acción positiva a (Análisis del movimiento feminista español en los años 1975 favor de las mujeres rurales, encaminadas a a 1985), Granada, Universidad de Granada, 2003. superar y evitar situaciones de discrimina- 8.– Teresa María Ortega López, «Democratizando la demo- ción de hecho por razón de sexo. cracia. Estrategias de género de las trabajadoras agrícolas españolas (1977-1990)», Historia agraria: Revista de agri- cultura e historia rural, 61 (2013), pp. 181-209. 9.– Artículo 30. Desarrollo rural.

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Trabajadoras en una fábrica de aceitunas de la provincia de Sevilla, sin fecha (fuente: Archivo Histórico de CCOO de Andalucía).

Estas medidas de carácter legislativo, no A lo largo de este tiempo, el desarrollo son sino una consecuencia de la reivindica- del asociacionismo rural femenino, al per- ción mantenida durante años por las mu- mitir a estas mujeres organizarse en torno a jeres rurales. Reivindicaciones expuestas a intereses comunes, ocupar espacios públi- través de asociaciones —en su mayoría pro- cos y desplegar estrategias de acción colec- pias e independientes— de mujeres rurales, tiva, se ha mostrado como un instrumen- y reivindicaciones que han sido el origen to básico para la participación ciudadana de investigaciones académicas abordadas y el cambio social en la esfera pública [11], desde distintos ámbitos y áreas de conoci- donde todavía persisten también grandes miento y metodologías que han contribui- desequilibrios, al tiempo que ha permitido do a visualizar la desigualdad entre hom- contribuir al empoderamiento de las pro- bres y mujeres existente en el medio rural, pias mujeres [12]. así como la función vital que las mujeres Los principales obstáculos o dificultades tenían (y tienen) en la agricultura y en el identificados como propios sobre la situa- desarrollo rural de los pueblos [10]. ción de las mujeres en el medio rural, sus

11.– S. Murillo y R. Rodríguez, Ciudadanía activa. Asociacio- 10.– Teresa María Ortega, «La ‘otra’ Transición política a la nismo de mujeres, Madrid, Consejo de Mujeres de la Comu- democracia. Nuevos enfoques teóricos, metodológicos e nidad de Madrid, 2003. interpretativos para el estudio de la movilización social», 12.– T. del Valle, «Asociacionismo y redes de mujeres. ¿Es- en Mary Nash y Gemma Torres (eds.), Feminismos en la pacios puente para el cambio?», en Anuario de Hojas de Transición, Madrid, Ministerio de Cultura, 2009, pp. 13-52. Warmi, 12, 2001, pp. 131-151, p. 146.

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condiciones de vida y su posición social, las trabajos realizados en el interior de la ex- representaciones y estereotipos que pesan plotación agraria. sobre ellas, son temas que han sido abor- La adopción de los principios rectores dados por las numerosas asociaciones y del Primer Programa de Acción 1982-1985 federaciones rurales femeninas que, desde (aprobado en 1975) y del Segundo Plan de la segunda mitad de los ochenta, y espe- Acción 1986-1990 (en vigor desde diciem- cialmente a partir de los noventa del siglo bre de 1986), abrió la puerta al desarrollo pasado, se extendieron por toda la geogra- de una política específica dirigida a las mu- fía española. El impulso de este asociacio- jeres agricultoras. Desde entonces, las ins- nismo se vio favorecido por dos hechos que tituciones españolas (Ministerio y Conse- conviene no olvidar. De un lado, la creación jerías de Agricultura, Servicio de Extensión del Instituto de la Mujer (1983) que supuso Agraria, sindicatos) aprobaron una serie de la articulación de una red de Centros de In- iniciativas acordes con las denuncias que formación de la Mujer en todo el territorio hemos expuesto con anterioridad. nacional, así como el establecimiento de Ante el nuevo contexto histórico que Planes de Igualdad de Oportunidades de las brindaba la democracia, las asociaciones fe- Mujeres —encaminados a eliminar las di- meninas rurales [14] —ya sean las de carácter ferencias por razones de sexo y a favorecer más reivindicativo como las destinadas a la que las mujeres no fueran discriminadas en prestación de servicios— se han convertido, la sociedad—, y de un sistema de apoyo téc- a decir por sus propias representantes, en nico y presupuestario para el desarrollo de «agentes de cambio» eficaces para la trans- sus actividades. Y de otro lado, el ingreso formación de las relaciones desigualitarias de España en la Unión Europea (1986), lo de género más allá del ámbito estrictamente que contribuyó al establecimiento del en- laboral haciendo ver que la igualdad era un tramado institucional de género, pues se asunto de justicia social y, por tanto, muje- le exigió al país la adopción de la norma- res y hombres eran responsables y, mujeres tiva comunitaria en materia de igualdad y hombres iban a resultar beneficiados [15]. de oportunidades, al tiempo que España Convertirse en portavoz ante los diferentes comenzaba a beneficiarse de financiación foros —nacionales e internacionales— de para estos temas [13]. La vinculación de las diferentes problemáticas que rodean nuestro país a la política social comunitaria a las mujeres que habitan y trabajan en el fue decisiva para que el Estado español co- campo, así como la aplicación efectiva de la menzara a reconocer muchas de las recla- legislación en pos de la igualdad aprobada maciones y reivindicaciones hechas por las en fechas más o menos recientes, han sido mujeres del medio rural desde 1977. España tuvo que adaptarse al marco normativo y 14.– En la página web del Ministerio de Agricultura, Pes- a los programas de acción que habían ido ca y Alimentación puede encontrarse los enlaces de estas desarrollando los países miembros y que asociaciones: https://www.mapa.gob.es/es/desarrollo- rural/temas/igualdad_genero_y_des_sostenible/enlaces/ tenían como objetivo, de un lado, el reco- 15.– Así se refería a ellas la presidenta nacional de la Aso- nocimiento a las agricultoras de un estatus ciación de Familias y Mujeres del Medio Rural (AFAMMER) y profesional propio, y de otro, garantizar la también presidenta de la Comisión de Igualdad del Con- igualdad de los cónyuges implicados en los greso de los Diputados, Carmen Quintanilla, http://www. afammer.es/noticias/noticias-eventos/189-quintanilla- 13.– S. Puñal, «Origen y evolución de las asociaciones de destaca-el-papel-primordial-de-las-asociaciones-de- mujeres», en Anuario de Hojas de Warmi, 12, 2001, pp. 113- mujeres-como-agentes-de-cambio-y-portavoces-de-los- 129. ciudadanos.html.

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las tareas prioritarias efectuadas por es- Estas organizaciones han supuesto así, tas asociaciones desde su constitución. En un importante impulso a cambios socia- palabras de Teresa López, presidenta de la les, al favorecer «nuevas estructuras de Federación de Asociaciones de Mujeres Ru- oportunidades» [18]. Veamos algunas de ellas. rales (FADEMUR): Trillando los mandatos del orden «Las organizaciones de mujeres rurales han patriarcal en el campo. Las permitido que las mujeres tengan un lugar asociaciones de mujeres rurales de reunión, de conocimiento mutuo, de in- tercambio de experiencias y saberes. Han La Asociación de Familias y Mujeres del supuesto un instrumento de interlocución Medio Rural (AFAMMER) nació en 1982 con las distintas Administraciones Públi- como organización pionera en España con cas: nos visibilizamos, denunciamos las un claro y primer objetivo: que las muje- situaciones de discriminación que vivimos, res rurales dejasen de ser invisibles y que reclamamos soluciones y, sobre todo, plan- su voz se escuchara en todos los foros na- teamos soluciones» [16]. cionales e internacionales para alcanzar el reto de la igualdad real de oportunida- Aún cuando la mayoría de estas asocia- des [19]. Con parecida intención, en septiem- ciones presenta un carácter cultural y de bre de 1991 un nutrido grupo de mujeres apoyo social, con predominio de las «mu- se reunió en Ciudad Real ante la necesidad jeres amas de casa», todas ellas han contri- de constituir una asociación que trabajara buido, no obstante, a visibilizar la agencia en la defensa de los derechos e intereses de de las mujeres y, sobre todo, las pone en la mujer rural española. Surgió entonces la contacto con otros ámbitos de participa- Federación de Mujeres y Familias del Ámbito ción dentro de la comunidad, de forma que Rural (AMFAR) que sentó las bases sobre la muchas de estas asociaciones funcionan igualdad de oportunidades para las muje- como «puentes para la igualdad», pues per- res rurales, el reconocimiento de su trabajo miten a las mujeres salir de los espacios doméstico y profesional, la participación de y de los roles que le ha conferido una es- la mujer rural en las actividades socioeco- tructura social fundamentada en valores nómicas y productivas, el incremento de patriarcales. Su participación en las aso- su presencia en la toma de decisiones en ciaciones y movimientos y luchas sociales la vida social, económica, laboral, políti- implica también un proceso de elaboración ca y cultural, el refuerzo de su formación interno: las mujeres modifican su percep- profesional y cultural, el apoyo al carácter ción acerca de sí mismas. Allí donde fue- emprendedor y empresarial de las mujeres ron «mujeres» constituidas como actores rurales, la incorporación de la mujer rural sociopolíticos invisibles, penetran en la

esfera de lo público y, por consiguiente, se Aires, CLACSO, pp. 357-417, p. 390. [17] tornan «visibles» . 18.– Eduardo Moyano y Fernando Garrido Fernández, «La sociedad rural en Andalucía», en Eduardo Moyano y Ma- 16.– Revista de Desarrollo Rural, 35, marzo, 2007, p. 6. nuel Pérez Yruela (coords.), La sociedad andaluza 2000, Cór- 17.– Karina Bidaseca, «Negadas a la existencia y condena- doba, IESA-CSIC, 2001, pp. 259-287, p. 259. das a la desaparición. Un estudio acerca de las luchas de 19.– AFAMMER cuenta en la actualidad con unas 180.000 las mujeres rurales en Argentina y Brasil desde la pers- socias y tiene presencia en la práctica totalidad de las Co- pectiva de género», en Norma Giarracca y B. Levy, Ruralida- munidades Autónomas, http://www.afammer.es/que-es- des latinoamericanas. Identidades y luchas sociales, Buenos afammer.html.

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a todos los procesos del desarrollo rural espacios de acción tradicionalmente mas- sostenible, y la defensa de políticas socia- culinos. Las cooperativas agrarias no esca- les que garantizasen la conciliación de la pan a la tendencia de incluir integrantes vida familiar, personal y profesional [20]. La femeninas: Confederación de Mujeres del Mundo Rural, CERES, se fundó el 30 de enero de 1997 con «La actividad económica-empresarial de las la finalidad de aportar soluciones a los pro- cooperativas debe dotarse de elementos de blemas del medio rural, en general, y espe- competitividad para sobrevivir y crecer en cíficamente, a los que afectan a las mujeres un entorno económico cambiante. Apos- rurales, limitando su desarrollo personal, tar por fomentar la diversidad de género profesional, familiar y social [21]. de la empresa es un signo de anticipación, La mencionada FADEMUR, que nació en modernidad en la cultura empresarial, así 2004 ligada a la Unión de Pequeños Pro- como un factor de rentabilidad. Considerar pietarios (UPA), ha aunado y reforzado el el tema de género desde unas perspectivas esfuerzo de las asociaciones de mujeres ru- de mejora de la competitividad empresarial rales que la constituyen. Desde su constitu- en el sector agroalimentario constituye una ción ha pretendido superar las dificultades nueva forma de plantear un proyecto diri- que las mujeres encuentran en el medio gido a las mujeres rurales» [23]. rural para acabar con la dependencia y la discriminación, tanto en el ámbito sociola- El caso más paradigmático lo constituye boral —condiciones de empleo, seguridad, el Sindicato Labrego Galego-Comisións La- cobertura social— como en la participación bregas (SLG-CC.LL.). Constituido en 1977, social e institucional que sufren las muje- ha venido contando desde 1989 con dos res rurales. Mediante la denuncia de situa- mujeres al frente de la secretaría general: ciones de discriminación y desigualdad, ha Lidia Senra Rodríguez y Carmen Freire. La contribuido a mejorar su formación y su Coordinadora de Organizaciones de Agri- capacitación, y ha reivindicado el recono- cultores y Ganaderos (COAG), primera or- cimiento del papel que las mujeres ha des- ganización profesional agraria de ámbito empeñado en la estabilidad y el desarrollo estatal constituida en España también en del mundo rural. Asimismo, sus integran- 1977, eligió en 2017 por primera vez a una tes han trabajado para que desaparezca la mujer, Adela Bernabéu, para que presidiera triple discriminación en la que tradicio- la organización local de Yecla (Murcia) [24]. nalmente han vivido las mujeres rurales, al Si bien la institucionalización de la par- ejercer una actividad económica sometida ticipación de las mujeres en las corporacio- a grandes incertidumbres, en un entorno muy masculinizado y en un medio con poco 23.– Palabras pronunciadas por Fernando Marcen Bosque, apoyo social para la realización de las ta- Presidente de Cooperativas Agro-alimentarias de Espa- reas familiares [22]. ña, en la publicación «La participación de las mujeres en las cooperativas agrarias», Proyecto Integra 2011 [http:// La inclusión de la perspectiva de género www.prodetur.es/prodetur/AlfrescoFileTransferServlet?a aportada por la reciente legislación y por ction=download&ref=8076511d-9d1d-4134-bef1-ff6e- estas asociaciones de mujeres ha calado en 897db3bf]. 24.– Ángel Alonso: «La primera mujer al frente del movimiento agrario», La Verdad (08/10/2017). [https:// 20.– http://mujerrural.com/quienessomos.asp. www.laverdad.es/murcia/yecla/primera-mujer-frente- 21.– http://www.ceres.org.es/quienessomos.php. 20171008001615-ntvo.html?ref=https:%2F%2Fwww. 22.– http://www.fademur.es/_contenido/quees.php. google.es%2F].

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nes agrarias es relativamente reciente [25], en los informes de diagnóstico elaborados estas «nuevas» prácticas de participación por instancias públicas [29]. Algo en lo que y de dirigencia corporativa sacan de foco también han insistido las investigaciones la vigencia de la invisibilidad y silencio de académicas. Las investigaciones etnológi- otros grupos de mujeres del campo, y se- cas y los análisis antropológicos, así como ñalan diferencias en la construcción de las las aportaciones derivadas de la ingeniería identidades y de acceso a la reflexión acer- agronómica, la sociología rural y la geogra- ca de su condición de género. A pesar del fía regional [30], han contribuido a revelar la paso del tiempo y de las modificaciones en en la agricultura y el medio rural», Cap. 3 de La agricultu- ciertas prácticas vinculadas a la división ra del futuro: un compromiso de todos, Madrid, Ministerio genérica del trabajo, la continuidad de los de Agricultura, Pesca y Alimentación [www.libroblancoa- mandatos de la «ideología patriarcal» se gricultura.com]; y Roser Majoral y Dolores Sanchez Agui- expresa en la reproducción de estructu- lera, Las mujeres en el sector agrario y en el medio rural, Libro Blanco de la Agricultura y el Desarrollo Rural, 2002, ras de poder, que continúan situando a las [http://www.cesmuamfar.com/pdf/Libro_Blanco_de_la_ mujeres rurales y agrarias de España como Agricultura_y_el_Desarrollo_Rural._Las_Mujeres_en_el_ subordinadas a los varones, inclusive en sector_agrario_y_en_el_medio_rural_español.pdf]. relación a la herencia de la Tierra [26]. Esta 29.– Diagnóstico de la desigualdad de género en el medio ideología es reproducida tanto por mujeres rural. Dirección General de Desarrollo Sostenible en el Medio Rural. Madrid, Ministerio de Medio ambiente y medio rural como por hombres en el discurso y la prác- y marino, 2011 [https://www.mapa.gob.es/es/desarrollo- tica cotidianos y, como sostiene Bourdieu, rural/temas/igualdad_genero_y_des_sostenible/DIAG- produce su propia confirmación en la prác- NÓSTICO%20COMPLETO%20BAJA_tcm30-101391.pdf]. tica [27]. Al mismo tiempo, su naturalización 30.– Trabajos, clásicos algunos de ellos, al respecto son los construye un orden social que se ve como siguiente: Luis A. Camarero (coord.): El trabajo desvelado. Trayectorias ocupacionales de las mujeres rurales en Espa- inevitable y más allá del alcance del cam- ña, Madrid, Instituto de la Mujer, Ministerio de Trabajo y bio. Tal circunstancia no hace sino consta- Asuntos Sociales, 2006; Gemma Cànoves, «La actividad de tar que debido a que la ideología de género la mujer en la explotación agraria familiar: una primera dominante es muy persistente, los cambios aproximación en las comarcas de Osona y del Gironès», Documents d›analisi geográfica, 14, 1989, pp. 73-88; sociales y económicos no han dado lugar a Gemma Cànoves, María Dolors García Ramón y Montserrat alteraciones importantes en las formas en Solsona, «Mujeres agricultoras, esposas agricultoras: un que las identidades y las relaciones socia- trabajo invisible en las explotaciones familiares», Revista les se asignan al género. Así se constata de Estudios Agrosociales, 147, 1989, pp. 45-70; Juan Manuel García Bartolomé et al., Mujeres rurales en España. Análi- [28] en los censos agropecuarios recientes y sis crítico de la producción documental (1990-2002), Madrid, MAPYA, 2002; Manuel García Ferrando, Mujer y sociedad 25.– Algunas cooperativas agrarias han sido noticia re- rural: un análisis sociológico sobre trabajo e ideología, Ma- cientemente por ser pioneras en la aplicación de un plan drid, Cuadernos para el Diálogo, 1977; María Dolors Gar- de igualdad: «Una cooperativa agraria de Marchena, pio- cía Ramón, «Actividad agraria y género en España: una nera en la implantación de un plan de igualdad», ABC. aproximación a partir del censo agrario de 1982», Docu- Sevilla (11/10/2019). [https://sevilla.abc.es/provincia/se- ments d’analisi geográfica, 14, 1989, pp. 89-114; Lourdes vi-cooperativa-agraria-marchena-pionera-implantacion- Méndez, ‘Cousas de mulleres’. Campesinas, poder y vida plan-igualdad-201910101726_noticia.html]. cotidiana (Lugo 1940-1980), Barcelona, Anthropos, 1988; Benjamín García Sanz, La mujer rural ante el reto de la 26.– Véase Dennis K. Mumby, Communication and Power modernización de la sociedad rural, Madrid, Ministerio de in Organizations: Discourse, Ideology and Domination, Nor- Trabajo y Asuntos Sociales, Instituto de la Mujer, 2004; wood (NJ), Alex Publishing Corp., 1988. Rosario Sampedro Gallego, Género y ruralidad. Las mujeres 27.– Pierre Bourdieu, The Logic of Practice, Cambridge, Pol- ante el reto de la desagrarización, Madrid, Ministerio de Tra- ity Press, 1990. bajo y Asuntos Sociales, Instituto de la Mujer, 1996; Jesús 28.– Véase al respecto el Libro Blanco de la Agricultura y el Vicente-Mazariegos y otros, Situación socioprofesional de Desarrollo Rural (2003): «El papel de la juventud y la mujer la mujer en la agricultura. II. La mujer en las estadísticas

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construcción de la desigualdad entre hom- do desde el orden simbólico a los espacios, bres y mujeres, las diversas situaciones en funciones y trabajos «femeninos» y «mas- que se encuentran las mujeres del ámbi- culinos» para comprender la construcción to rural en las distintas regiones del país, de roles, identidades y representaciones otorgándoles visibilidad y protagonismo sociales que subyacieron u orientaron las en la gestión de las actividades producti- prácticas de las mujeres entre 1890 y 1936, vas. Lo mismo podemos decir de la historia tiempo en el cual la crisis agraria finise- agraria. En fechas relativamente próximas, cular y las transformaciones económicas, el género y lo femenino se han revitalizado políticas, y tecnológicas derivadas de ella entre las prioridades y preocupaciones de —y dirigidas en buena parte por el Estado a esta disciplina [31]. través del Ministerio de Agricultura creado Todos estos acontecimientos —la or- en 1900 [32]— reconfiguraron los discursos ganización, la politización, la vigencia de referidos al mundo rural y sus pobladores. estereotipos, representaciones e identi- Desde mi punto de vista, se ha descuidado dades que perpetúan la invisibilidad y la la relación entre el significado simbólico y subordinación de las mujeres del campo en las relaciones materiales desiguales en las España— adquieren mayor notoriedad si familias campesinas. Sin embargo, lo sim- se piensan desde una perspectiva históri- bólico y lo real no pertenecen a un mundo ca y se analiza con unos soportes teóricos separado y son en parte constitutivos uno adecuados. Esta investigación que propon- del otro, el significado en sí mismo está en go pretende analizar la construcción de la parte constituido «por los espacios de re- desigualdad entre hombres y mujeres del presentación en los que está articulado» [33]. mundo rural a partir del discurso de femi- En este proyecto de investigación se argu- nidad-domesticidad que se configuró a fi- menta que analizar las representaciones nales del siglo XIX. Un discurso que, como simbólicas de género en el discurso coti- trataré de demostrar, estuvo perfectamente diano es necesario para comprender cómo orquestado por las «voces autorizadas mas- se mantienen las relaciones desiguales de culinas» (políticos, analistas sociales, pe- género en las familias campesinas. dagogos, ingenieros agrónomos) que desde Descubrir el alcance de esos roles, iden- instancias públicas, corporativas y priva- tidades y representaciones, y comprender das, confinó a las mujeres en la casa y les que significado tuvieron y cómo funciona- atribuyó la única identidad de madres, es- ron nos ayudarán a entender cómo aquellas posas y colaboradoras del varón. Para ello, «voces autorizadas» buscaron la manera y teniendo en cuenta los aportes teóricos de mantener y reforzar, en un momento de que comentaré más adelante, el proyecto agitación, transformación y reconversión emprende una revisión de los significados de la agricultura y del mundo rural, el or- asociados a la vida rural y al lugar asigna- den social y patriarcal y prolongarlo a lo

oficiales, Madrid, MAPA, 1991. 32.– Véase el capítulo de Juan Pan-Montojo, «El Ministerio 31.– Un balance de estas investigaciones académicas lo de Agricultura entre 1900 y 1931», en Ricardo Robledo encontramos en Ana Cabana Iglesia, “En femenino plural. (coord.), Historia del Ministerio de Agricultura 1900-2008. La perspectiva de género en la historia rural”, en David Política agraria y pesquera de España, Madrid, Ministerio de Soto Fernández y José Miguel Lana Berasain (eds.), Del Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, 2011, pp. 23-80. pasado al futuro como problema. La historia agraria contem- 33.– Michael Keith y Steve Pile, «Introduction part 2: the poránea española en el siglo XXI, Zaragoza, Prensas de la place of politics», id., (eds.), Place and the Politics of Identity, Universidad de Zaragoza, SEHA, 2018, pp. 189-208. Londres, Routledge, 1993, p. 23.

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largo del tiempo. Del mismo modo, conocer bres y mujeres y la búsqueda de soluciones la(s) respuesta(s) que las propias mujeres eficientes y eficaces. Esta idea de un cono- del mundo rural dieron al nuevo posiciona- cimiento aplicado, lejos de una historia na- miento que les confirió el discurso de femi- rrativa o literaria y de la concepción aprio- nidad y domesticidad, también está entre rística que considera a la Historia un saber los intereses de este proyecto de investiga- humanístico que contribuye a fortalecer la ción. Tal circunstancia desvelará, frente a identidad de un país o de un colectivo so- las visiones tradicionales mostradas por la cial o simplemente a ensanchar su cultura, literatura feminista, la agencia de las cam- nunca a solucionar problemas concretos, pesinas para renegociar, e incluso desafiar, aboca necesariamente a la rotura de la par- en el seno de sus familias y comunidades celación del conocimiento y a la transdisci- agrarias, las identidades con las que fueron plinariedad. conceptuadas. La investigación que propongo sobre las mujeres rurales y del campo pretende ser Mirar al pasado para explicar un un ejemplo de esa «historia práctica y clí- problema presente en el mundo rural. nica» construida a partir del enfoque y la La Historia como instrumento práctico metodología que ofrece la Historia de las y clínico Mujeres y del Género. Una historia de la que conviene señalar dos aspectos impor- ¿Por qué mirar al pasado para explicar tantes. Primero, que la historia de las mu- un problema presente? Parto del convenci- jeres y del género, desde los años setenta miento, al igual que otros historiadores han del siglo pasado, ha conceptualizado las hecho ya [34], de que el conocimiento histó- relaciones entre género y sexo, proporcio- rico, que no es sino un saber especializado nando a los historiadores, sociólogos o fi- que pone su acento en la dimensión tiem- lósofos herramientas para entender las re- po, en los procesos productivos y por tanto laciones sociales entre hombres y mujeres. en el cambio, pude cooperar eficazmente Rompiendo con el determinismo biológico con diferentes disciplinas en la búsqueda defendido por las visiones esencialistas y de soluciones inmediatas a los problemas abogando por la tesis de una construcción actuales. En este caso, el de la desigualdad social de lo femenino y de lo masculino, de mujeres y hombres en el mundo rural y se han podido analizar las relaciones so- en la actividad agrícola y ganadera. Parece ciales entre los sexos en clave de relación claro que esta desigualdad no puede tener de poder y de dominación. Como bien se un diagnóstico preciso, y por tanto solucio- sabe, se ha establecido una clara distinción nes adecuadas, si no se analiza con la nece- entre el término sexo que remite a la dife- saria perspectiva temporal. Las relaciones rencia biológica entre mujeres (hembras) y entre hombres y mujeres no puede enten- hombres (varones) y el término género, tal derse al margen de su evolución histórica. como lo definió la historiadora norteameri- Su reconstrucción resulta una herramienta cana Joan W. Scott en tanto que «elemento utilísima para diagnosticar correctamente constitutivo de las relaciones sociales ba- las «patologías» de la igualdad entre hom- sadas en las diferencias que distinguen los sexos, y como forma primaria de las rela- 34.– Manuel González de Molina y Gloria Guzmán, Tras los ciones significantes de poder» [35]. Aunque pasos de la insustentabilidad. Agricultura y medio ambiente en perspectiva histórica (S. XVII-XX), Barcelona, Icaria, 2006, pp. 9-10. 35.– Joan W. Scott, «Genre: une catégorie utile d’analyse his-

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sabemos que estas definiciones sobre el cífica ese pasado y ese fenómeno concreto sexo y el género han sido enriquecidas por desde la perspectiva de la historia de las nuevos aportes desde los años 1990 [36], me mujeres y del género. Una perspectiva que interesa aquí incidir en la intersección del sigue siendo poco explorada al día de hoy, concepto de género y el mundo rural par- como ha sido advertido en varias ocasio- tiendo del postulado de que los trabajos del nes [38], para analizar la forma en la que los campo —todos los que implica la actividad Estados afrontaron las nuevas exigencias, agraria— fueron generizados. Y en segundo de un lado, competitivas y productivas de lugar conviene destacar que la perspectiva la agricultura, y, de otro lado, sociales de un que ofrece la historia de las mujeres y del mundo rural más conflictivo y politizado. género, no renuncia al diálogo con otras Este artículo se propone ofrecer un apun- disciplinas y propuestas teóricas (se debe te sobre la construcción en ese momento de recurrir a las aportaciones ofrecidas al res- reconversión agraria de mecanismos de sub- pecto por la sociología rural feminista y el alternidad para las mujeres del rural. Unos ecofeminismo) ni al cruce entre aspectos mecanismos que perduraron en el tiempo estructurales, postestructurales y coyuntu- llegando hasta nuestro presente. rales, macros y micros, económicos y socia- La salida a la crisis agraria finisecular se les, políticos, culturales y discursivos. Todo vinculó con una nueva lógica de organiza- ello para ofrecer las diversas dimensiones ción del trabajo, cuyo mejor exponente fue en las que se sustenta el problema de las la quiebra del modelo productivo agrícola relaciones entre mujeres y hombres en el desplegado en el país desde fines del siglo medio rural y en la práctica agrícola. Cono- XVIII, y tuvo su expresión en el mundo ru- cer, a partir del diálogo transdisciplinar, el ral en la introducción de tecnologías para enraizamiento y la manera en la que se ha construido la desigualdad puede contribuir económica que para los Estados tuvo la crisis agraria fini- a crear un espacio rural y una agricultura secular, el periodo del cambio de siglo XIX al XX ha dado lugar a varias investigaciones en las que la metodología y más sostenibles. teoría del género, así como el papel de las mujeres cam- pesinas, están muy presentes: Karen Sayer, Women of the Fields: Representations of Rural Women in the Nineteenth La crisis agraria finisecular y la «era Century, Manchester, 1995; Melissa Walker, All we knew del género en el mundo rural» was to farm. Rural women in the Upcountry South, 1919- 1941, John Hopkins University Press, 2000; Nicola Verdon, Con el ánimo de seguir centrando las dis- Rural Women Workers in Nineteenth-Century England. Gen- cusiones y el debate sobre la crisis agraria der, Work and Wages, Boydell&Brewer, 2002; Linda Reeder, en Europa a finales del siglo XIX, y avanzar Widows in White: Migration and the Transformation of Ru- ral Italian Women, Sicily, 1880-1920, Toronto, University of y profundizar en el conocimiento de nues- Toronto Press, 2003; Elizabeth B. Jones, Gender and Rural tro pasado histórico, en la línea de lo que Modernity. Farm Women and Politics of Labour in Germany, ya han hecho otras investigaciones euro- 1871-1933. Surrey, Ashgate Publishing, 2009; Nicola Ver- peas [37], propongo abordar de manera espe- don, «The Modern Countrywoman’: Farm Women, Domes- ticity and Social Change in Interwar Britain», History work- shop journal: HWJ, 70, 2010, pp. 87-107. torique», Les cahiers du Grif, 37-38, 1988, pp. 125-153, p. 141. 38.– Esta carencia inspiró el libro: Teresa María Ortega Ló- 36.– Véase Thomas Laqueur, Making sex. Body and Gender pez (ed.): Jornaleras, campesinas y agricultoras. La historia from the Greeks to Freud, Cambridge, 2000; Judith Butler, agraria desde una perspectiva de género, Zaragoza, Prensas Mecanismos psíquicos del poder. Teorías sobre la sujeción, Universitarias de Zaragoza, 2015, y el dossier coordinado Madrid, Cátedra, 2001; Susan Stryker, The transgender por Teresa María Ortega y Ana Cabana en la revista Arenal, Studies Reader, Nueva York, 2006. «Campesinas: desigualdades de género y economías invi- 37.– Precisamente la importancia y repercusión social y sibles en el siglo XX», Arenal, nº 1, vol. 25 (2018).

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la intensificación de la actividad agraria, la tanto, frente al modelo tradicional, basado ampliación del área cultivable mediante la en un gran aporte de mano de obra, regido creación de regadíos y el inicio del sistema por el ciclo natural de los cultivos y apoyado agroalimentario industrializado. El para- en una energía manual y natural, comenzó digma de la modernización se convirtió en a incentivarse el monocultivo y un agraris- el más significativo y deseado para diseñar mo de mercado centrado en la utilización políticas agrarias altamente productivistas, intensiva del capital y en la especialización encaminadas a aumentar la oferta alimen- productiva. La ciudad se convirtió así en el taria [39]. Se iniciaron los cambios. Cambios destino final de la emigración de familias planificados, en muchos casos, desde la mis- campesinas empobrecidas sin posibilidad de ma administración. En España, a imitación ocupación. Las bases de despoblamiento ru- de los programas de desarrollo que se es- ral y del envejecimiento de amplías zonas de taban implementando en Europa [40], fueron la España rural quedaban así trazadas, y con impulsados por la labor de tecnólogos, bu- ellas la senda de la desagrarización, como el rócratas, economistas y agrónomos [41]. Por nuevo elemento que definiría, unas décadas más tarde, a la nueva sociedad rural. 39.– Durante el primer tercio del siglo XX, la alimentación En este proceso de cambio y de transfor- de los españoles estuvo «acoplada» a la producción na- cional y la oferta siguió por tanto las vicisitudes del sector mación que desmontó las bases sobre las agrario. De esta forma, aumentaron las disponibilidades que se habían construido la economía y las per cápita de aceite de oliva, patatas, azúcar, hortalizas, formas de vida campesina tradicionales, y pescado, productos lácteos y, de forma más moderada, en el que la propiedad agrícola pasó a estar de carne. Véase: Manuel González de Molina, David Soto, Eduardo Aguilera y Juan Infante, «El crecimiento agra- gestionada con una lógica capitalista, pues rio en España y cambios en la oferta alimentaria, 1900- a pesar del tamaño reducido de muchas ex- 1933», Historia Social, 80 (2014), pp. 157-183, pp. 167-168. plotaciones y del empleo de fuerza de tra- 40.– Es muy interesante el caso de Italia y la política re- bajo doméstica, todas ellas se integraron formista seguida tras la unificación de 1861. Aunque el rápidamente en las estructuras de mercado, libro analiza la reforma agraria de 1950, la perspectiva histórica que realiza evidencia la raíces y debates previos el impacto de género fue evidente. En este de tal medida. Véase: Simone Misiani y Cristóbal Gómez sentido formulo mi hipótesis de la manera Benito (eds.), Construyendo la nación. Reforma agraria y mo- siguiente: que de la mano de la tan reclama- dernización rural en la Italia del siglo XX, Zaragoza, Prensas da modernización de la agricultura y de las Universitarias de Zaragoza, 2017. transformaciones políticas y convulsiones 41.– Todos estos debates quedan muy bien reflejados en los capítulos elaborados por Pan-Montojo y Robledo del sociales acontecidas en la España rural de libro: Ricardo Robledo (coord.), Historia del Ministerio de aquellos años, el factor «género» fue consi- Agricultura, 1900-2008 política agraria y pesquera de Es- derado un elemento más y decisivo para la paña, Madrid, Ministerio de Medio Ambiente y Medio Ru- superación de la crisis agraria finisecular. En ral y Marino, 2011. Concretamente los capítulo son: Juan Pan-Montojo, «El Ministerio de Agricultura entre 1900 y las estrategias articuladas por el Estado para 1931», pp. 23-80 y Ricardo Robledo, «La Segunda Repúbli- la recuperación y la regeneración del cam- ca (1931-1939): de la Ley Agraria a la Guerra Civil», pp. 81- po, el sistema de género constituyó el marco 144. También puede consultarse el trabajo de Juan Pan- idóneo para producir un discurso de domes- Montojo, Apostolado, profesión y tecnología. Una historia de los ingenieros agrónomos en España, Madrid, Asociación ticidad, feminidad y masculinidad que justi- Nacional de Ingenieros Agrónomos, 2005. El franquis- ficara la división sexual del trabajo (siguien- mo siguió estos planes creando el Servicio de Extensión do lo que estaba ocurriendo en el ámbito Agraria dentro del Ministerio de Agricultura Gómez Beni- industrial y urbano) [42] y con él resolver un to. Véase Cristóbal Gómez Benito, Políticos, burócratas y ex- pertos. Un estudio de la política agraria y la sociología rural en España. Madrid, Siglo XXI, 1996. 42.– Mary Nash, Mujer, familia y trabajo en España (1875-

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problema social que iba en aumento y cuyo El sistema de género desplegado desde origen se encontraba, no tanto en la propia finales del siglo XIX se mostraba como una crisis como en la evolución seguida por la solución a este problema social. Las mujeres agricultura a lo largo del siglo XIX. Como ha quedaban al margen del mercado de traba- explicado González de Molina para el caso jo [46] y se las recluiría en los trabajos domés- de Andalucía [43], la crisis agraria de fin de si- ticos y de cuidado que no contabilizaban en glo no tuvo su origen sólo en la afluencia al ninguna estadística oficial. La estacional y mercado peninsular de cereales provenien- relativamente escasa demanda de trabajo tes de ultramar a precios más bajos que los jornalero, en un mercado de trabajo orienta- nacionales, tal y como ha solido plantear la do tanto por la parte de la demanda (propie- historiografía económica, sino que tuvo cau- tarios) como de la oferta (cabeza de hogar sas más profundas y estructurales, causadas jornaleros) por la figura del padre de familia, por el agotamiento del modelo extensivo de «ganapán», fue monopolizada por los hom- crecimiento agrario practicado hasta enton- bres [47]. La minusvaloración monetaria del ces [44]. El campesinado vio deteriorarse sus jornal femenino trasluce que este era con- condiciones de subsistencia a fines de siglo cebido por propietarios y jornaleros como XIX. Un deterioro que hizo que reaparecie- una contribución complementaria y ex- ra el espectro del hambre y del desempleo traordinaria al presupuesto de las familias. y estimulara la protesta. Esta se expresó Así lo indica el informe de la Junta Local de de maneras diversas: desde la resistencia o Reformas Sociales en 1902 para el municipio conflictividad cotidiana, a los tradicionales granadino de Montefrío: «Y que en las épo- motines ante la carestía de las subsisten- cas de recolección de cereales y aceitunas, cias, pasando por las movilizaciones anti- tienen ocupación las mujeres de los brace- fiscales, los desórdenes contra la autoridad, ros de campo y los hijos y las hijas pequeños la reclamación de los bienes comunales y de los mismos, con lo cual tiene aquellos un la defensa de los usos colectivos, la cerrada ingreso extraordinario, que puede calcularse oposición al no menos tradicional sistema en la mitad de un jornal ordinario» [48]. del reclutamiento de quintas, etc. Dentro de dio Ambiente y Medio Rural y Marino, 2009. este panorama plural hubo también huelgas 46.– Al menos en teoría porque en la práctica, la reali- [45] agrarias organizadas . dad era muy diferente. Investigaciones realizadas a escala local sugieren un peso mucho mayor de las mujeres en 1936), Barcelona, Anthropos, 1983. los trabajos agrícolas. Inmaculada Villa Bermejo, Trans- 43.– Lo que se señala a continuación proviene de su ca- formaciones en el metabolismo agrario y su impacto socio- pítulo: Manuel González de Molina, «Problema agrario y ecológico: Montefrío, 1750-1920. Tesis doctoral. Sevilla, luchas campesinas en Andalucía en tiempos de la primera Universidad Pablo de Olavide, 2017; Inés Marco Lafuente, posguerra mundial», en Salvador Cruz (coord.), El Trienio Dialogues between Nature, Class and Gender: revisiting so- Bolchevique. La influencia de la Revolución rusa en Andalu- cioécological reproduction from past organic advanced to cía, Sevilla, Centro de Estudios Andaluces, 2018, pp. 103- industrial agricultures (Sentmenat, Catalonia, 1860-1990). 128. Tesis doctoral. Barcelona, Universidad de Barcelona, 2017. 44.– Manuel González de Molina, «Crecimiento agrario 47.– Sobre la precariedad social generada en el mundo y sostenibilidad de la agricultura española de los siglos rural europeo por la estacionalidad del trabajo agrícola XVIII y XIX», en Ricardo Robledo, (ed.), Ramón Garrabou. y sus consecuencias sobre el trabajo de las mujeres rura- Sombras del progreso. Las huellas de la historia agraria, Bar- les, obsérvese la reflexión de Cristina Borderías y Manuela celona, Crítica, 2010, pp. 321-337. Martini: «En las fronteras de la precariedad. Trabajo fe- 45.– Francisco Acosta Ramírez, Salvador Cruz Artacho, y menino y estrategias de subsistencia (XVIII-XXI)», Historia Manuel González de Molina, Socialismo y democracia en el Social, 96 (2020), pp. 63-78. campo (1880-1930). Los orígenes de la Federación Nacional 48.– Cuestionario de la Junta Local de Reformas Sociales de de los Trabajadores de la Tierra. Madrid, Ministerio de Me- la villa de Montefrío, 1902. Archivo Histórico de Montefrío

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Los arquetipos de feminidad y masculini- que Chambers [52] caracterizó como «una dad marcaron entonces la trayectoria de la forma de artificialización de la naturaleza vida de las campesinas y su cometido social [...] cuya forma hegemónica de producción en sus comunidades rurales. Incluso se pue- agraria se encuentra fuertemente capitali- de argumentar que desde entonces, y a lo zada, con prevalencia de inputs ajenos al largo del siglo XX, han sido un instrumento reacomodo, reciclaje de la energía, mate- decisivo en la permisividad de las desigual- riales utilizados en los procesos biológicos, dades de género y la subalternidad femenina. y (que) pretende uniformizar el medio am- En definitiva, lo que quiero dejar planteado biente local para estabilizar la producción, es que la modernización y la capitalización controlando al máximo el riesgo, eliminan- de la agricultura metieron a las mujeres en do la biodiversidad local para obtener un casa. Y que el nuevo mundo rural y agrario, máximo homogéneo de producción». gestado tras la crisis agraria finisecular, fue Teniendo en cuenta esta caracterización un «terreno fértil de género» construido de de la modernización agraria, se puede indi- forma paralela al discurso y planes de la mo- car que a comienzos del siglo XX comenza- dernización de la agricultura. ron a apreciarse en España los signos de lo Pero veamos con un poco más de aten- que hoy caracteriza —a decir por Eduardo ción en qué consistió aquella moderniza- Sevilla y Manuel González de Molina— a ción. Siguiendo el hilo argumental apunta- una agricultura poco, o nada, eficiente y do por varios autores, que han demostrado sustentable, depredadora de la naturaleza y que en España a lo largo del siglo XIX, y más creadora de desigualdades [53]. Comenzaron profundamente a comienzos del siglo XX y entonces a perfilarse diversos y heterogé- posteriores décadas, se produjeron impor- neos espacios regionales especializados en tantes transformaciones en el medio ru- distintos tipos de cultivo de acuerdo a las ral [49], la modernización agraria se ha solido condiciones globales (nacionales e inter- caracterizar por varios procesos paralelos nacionales) de la demanda y resultantes que transformaron las formas de manejo asimismo de múltiples acciones e intere- existentes anteriormente: el productivismo ses individuales y colectivos. El proceso de basado en la intensificación, concentración modernización agraria empezó a respon- y especialización de las producciones [50]; der a una lógica ajena a los intereses de las la cientifización, como subordinación del poblaciones y comunidades rurales. Desde proceso productivo y del conocimiento el punto de vista económico y social, e in- tradicional campesino a los dictados de cluso ecológico, tal circunstancia tuvo un la ciencia y la investigación oficiales [51]; y gran impacto. Pero también, y aquí reside la industrialización de la actividad agraria, la novedad de este proyecto, el proceso de modernización agraria también tuvo impli-

(AHM). 52.– Robert Chambers, Arnold Pacy y Lori Ann Thrupp, 49.– José Manuel Naredo, La evolución de la agricultura en Farmers first. Farmer innovation and agricultural research, España (1940-2000). VI Edición. Granada, Universidad de Londres, Intermediate Technology Publications, 1989. Granada, 2004. 53.– Sobre el proceso de insustentabilidad que ha gene- 50.– Brian W. Ilbery, «From agricultural productivism to rado la agricultura industrial véase: Manuel González de post-productivism», en id. (ed.), The geography of rural Molina y Eduardo Sevilla Guzmán, «Ecología, Campesina- change, Harlow, Longman, 1998. do e historia: Para una reinterpretación del desarrollo del capitalismo en la agricultura», en Eduardo Sevilla Guzmán 51.– Eduardo Sevilla Guzman y Manuel Gonzalez de Mo- y Manuel González de Molina (eds.), Ecología, campesinado lina (eds.), Ecología, campesinado e historia, Madrid, La Pi- e historia, Madrid, La Piqueta, 1993, pp. 23-130. queta, 1993.

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caciones desde el punto de vista de género. feridas, ante el inicio del nuevo paradigma El éxodo rural, el empobrecimiento de las de cambio técnico, a la reducción de activos familias campesinas y la conflictividad que agrarios, la mecanización de algunas faenas sacudieron a las comunidades rurales des- del trabajo agrícola (nuevos aperos y usos de finales del siglo XIX hicieron que pronto de artefactos de vapor), de nuevas formas se acuñara la expresión «cuestión agraria». de fertilización que redundasen en incre- Frente a la «cuestión agraria» o el «proble- mentos de la producción y la productividad. ma agrario», como empezó a ser conocida Se perfiló de todo ello un nuevo papel del la «fase agrícola del problema social», se Estado con políticas activas (aunque más apostaron por ensayar varias estrategias esbozadas que desarrolladas) [56] orientadas para evitar el éxodo rural-urbano y para pa- a la adaptación a un nuevo modelo produc- cificar el campo. Muchas veces se ha aludi- tivo capitalista y dirigidas a favorecer incre- do a la puesta en marcha de un «paquete» mentos de productividad que permitieran reformista, regenerador y paternalista [54], hacer frente a la competencia ultramarina, en forma de una política agraria integral o racionalizar la producción de acuerdo con reforma agraria técnica [55], que implicaba las oportunidades del mercado y favorecer elementos distintos aunque interrelaciona- la especialización. El Estado, en una versión dos: la consolidación de la pequeña explo- inédita, quería dirigir y controlar la produc- tación y cuestionamiento del latifundio por ción para garantizar, en palabras del primer ser éste identificado con el problema social ministro de agricultura, Rafael Gasset, el generado por los campesinos sin tierra y «progreso productivo agrícola» [57], englo- proletarizados; la atención a la moviliza- bando aspectos tales como la colonización ción y la conflictividad social causadas por de tierras baldías, el asociacionismo agra- la lucha por la tierra que estaba propiciando rio, la política hidráulica, la reorganización brotes de tintes revolucionarios; la articu- de los pósitos, la reglamentación de la emi- lación social del mundo rural como socie- gración exterior o la lucha contra la usura. dad civil moderna en torno a sindicatos y Este intervencionismo estatal, que fue más cooperativas agrarias; la creciente integra- allá de las políticas arancelarias y que se ción política del mundo rural por parte del entendió, como hemos advertido, como una Estado y el sistema de partidos, sobre todo, reforma agraria técnica, fue la opción elegi- tras la implantación del sufragio universal da para promover la innovación, competen- masculino en 1890; la colaboración con las cia técnica y el desarrollo productivo de la nuevas elites rurales (económicas y políti- agricultura en el marco del capitalismo [58]. cas); y las transformaciones productivas re- 56.– Juan Pan-Montojo, «El Ministerio de Agricultura en- 54.– Una visión más completa de la «ideología paternalis- tre 1900 y 1931», en Ricardo Robledo (coord.), Historia del ta» orientada a evitar la confrontación social y desarrolla- Ministerio de Agricultura, 1900-2008 política agraria y pes- da por la burguesía agraria puede comprobarse en María quera de España, Madrid, Ministerio de Medio Ambiente y Teresa Pérez Picazo, José Miguel Martínez Carrión y Miguel Medio Rural y Marino, 2011, pp. 23-80, p. 25. Ángel Pérez de Perceval, «Estructura de la explotación y 57.– Gregoria Villanueva Larraya, «Apuntes para una bio- cambio agrario en los regadíos murcianos, 1820-1920», grafía política de Rafael Gasset, un liberal regeneracionis- en IV Reunión del Seminario de Historia Agraria (SEHA), To- ta», Espacio, Tiempo y Forma, Serie V, t. 3, Historia Contem- rremolinos (Málaga), 3-5 de octubre de 1991. poránea (1990), pp. 159-171,. 55.– Juan Pan-Montojo, «De la agronomía a la ingeniería 58.– Lourenzo Fernández Prieto, «La política agraria del Es- agronómica: la reforma de la agricultura y la sociedad ru- tado español contemporáneo hasta 1936. Del propietario ral españolas, 1855-1931», Áreas, Revista Internacional de innovador al fomento de la innovación en la pequeña ex- Ciencias Sociales, 26 (2007), pp. 75-93, p. 86. plotación», Historia contemporánea, 17 (1998), pp. 237-286.

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No debe omitirse, sin embargo, la intención hizo a través del Ministerio de Agricultura política que subyacía en este intervencio- que se constituyó en el organismo principal nismo gubernamental. Estas nuevas orien- del Estado que tuvo bajo su responsabilidad taciones hay que enmarcarlas dentro de una implementar políticas que contribuyeran a alternativa conservadora a los problemas hacer frente a los «males de la agricultura», que suscitaba el desarrollo del capitalismo siendo los más preocupantes la conflicti- en la agricultura [59]. Debe entenderse en- vidad social (con agitaciones anarquistas y tonces la reforma agraria técnica como un socialistas al alza) y el éxodo rural-urbano. instrumento del Estado liberal que tenía La vinculación entre esta función estatal como fin aliviar tensiones sociales e impe- y las familias rurales se convirtió, entonces, dir salidas más radicales y menos acordes en un elemento central de la relación entre con los intereses de las clases dirigentes [60], el Estado y las mujeres del mundo agrario temerosas de la difusión del socialismo. ya que ellas fueron consideradas piezas La investigación agronómica y los in- fundamentales en el proceso de mantener genieros agrónomos, convertidos en voces la cohesión de las familias, su eficaz asen- autorizadas del agro, adquirieron un papel tamiento en el campo y su bienestar. Las esencial desde entonces. Las estrategias publicaciones dirigidas a los habitantes del productivas y la especialización y la rees- agro (hombres y mujeres) fueron parte de tructuración provocada por la competencia estas estrategias de formación de una «con- ultramarina, requerían del concurso de la ciencia agraria» [61] que junto con el fomento innovación. Y en España, al igual que buena del arraigo a la tierra, el aumento y diver- parte de la Europa Occidental, a través de sificación de la producción y la educación aquellas políticas activas la investigación rural marcaron algunos de los objetivos de agrícola se convirtió en competencia pú- los ministros y funcionarios del Ministerio blica. El Estado desarrolló a lo largo de los de Agricultura en sus tres primeras décadas treinta primeros años del siglo XX, si bien de existencia. Y lo mismo podemos decir de el proceso se había iniciado en las décadas otras publicaciones independientes (prensa finales del siglo XIX, un entramado institu- y revistas de carácter local, provincial, na- cional para facilitar la innovación y ponerla cional) preocupadas también por la situa- al servicio del conjunto de los agricultores ción del mundo rural que se orientaron a la (fueran grandes, medianos, pequeños pro- divulgación de contenidos vinculados a las pietarios o arrendatarios consolidados). Y lo explotaciones agropecuarias y las industrias asociadas a dichas producciones. 59.– Ricardo Robledo, «Política y reforma agraria: de la En unas y en otras publicaciones, en for- Restauración a la II República (1868/1874-1939)», en Án- gel García Sanz y Jesús Sanz Fernández (coords.), Reformas ma de «programa pedagógico», las muje- y políticas agrarias en la historia de España: (de la Ilustra- res del mundo rural fueron entendidas en ción al primer franquismo), Madrid, Ministerio de Agricultu- términos de arraigo familiar y como factor ra, Alimentación y Medio Ambiente, Centro de Publicacio- primordial del aumento de la productividad nes Agrarias, Pesqueras y Alimentarias, 1996, pp. 247-349. desde principios del siglo XX. De manera 60.– Tal como la define Eduard Malefakis, «Análisis de la Reforma Agraria durante la Segunda República», Agricul- que, en todas las publicaciones reseñadas en tura y Sociedad, 7 (1978), pp. 35-38. Y retomando su pro- puesta Francisco J. Monclús y José Luis Oyón, «De la colo- 61.– Sigo aquí la aportación que Alejandra de Arce hizo nización interior a la colonización integral (1900-1936). para el caso Argentino en su artículo: «En el hogar campe- Génesis y destino de una reforma agraria técnica», en sino esta la grandeza de la economía nacional. Trabajo e Historia Agraria de la España Contemporánea, vol. 3 (1986), identidades de genero en el agro argentino (1930-1943)», pp. 347-380. Secuencia, 81 (2011), 131-157.

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los cuadros del final, se vinculó siempre a las como «trabajadoras», sino como «ayuda» y mujeres con el trabajo doméstico, incluyen- «colaboración» do en el mismo, las labores de la pequeña A partir de estas expresiones se constru- producción para el abastecimiento familiar, yeron para las mujeres diferentes identida- típicamente «feminizadas» en la división se- des que reproducían los estereotipos de gé- xual de los papeles en el campo. Las publi- nero: los varones-proveedores económicos caciones incluían asimismo artículos sobre y las mujeres dependientes económicas de la higiene y el cuidado de los niños y niñas, y los esposos y padres. preparaciones de remedios caseros para ali- viar enfermedades leves en el medio rural. Conclusiones El público en general, pero específicamen- te el femenino, era el destinatario de estas La crisis agraria finisecular redefinió las noticias y de aquellas otras en las que se posiciones de poder de la clase política di- ofrecían recetas e indicaciones para el man- rigente y las relaciones entre el Estado y la tenimiento de la huerta, las aves de corral y sociedad en España. Fue entonces cuando el apicultura. Y es que, para los trabajos que se Estado se tornó interventor en la economía realizaban en las inmediaciones del hogar mientras intentaba componer el equilibrio (avicultura casera, cunicultura, apicultura, social en el mundo rural, deteriorado por las sericicultura, como también para el cuida- consecuencias en las que se había desarro- do de la huerta familiar y otras industrias llado la agricultura a lo largo del siglo XIX. caseras) se apelaba a las mujeres, «amas de Unas consecuencias que se vieron acrecen- casa», «campesinas», convirtiendo estas la- tadas tras la eclosión de la crisis finisecular. bores en parte de sus obligaciones genéricas Las múltiples instituciones surgidas en este y significándolas como inherentes al trabajo periodo, especialmente a comienzos del si- doméstico. glo XX, y en concreto, el Ministerio de Agri- Al trabajo doméstico se le sumaban «mi- cultura, no pretendieron modificar sustan- croemprendimientos» productivos, que por cialmente las estructuras agrarias del país. ser realizados en las cercanías de los hoga- De modo que la ofensiva reformista de 1906- res —y por los miembros femeninos de es- 1908 que se materializo en varias leyes para tos— eran comprendidos como «deberes», promover la colonización de tierras baldías, pero rara vez como trabajo. Era el caso del el asociacionismo agrario, la política hidráu- cultivo de las plantas y flores para la reco- lica, la reorganización de los pósitos, la re- lección y purificación de sus semillas, el glamentación de la emigración exterior o la comercio de plantas pequeñas, legumbres, lucha contra la usura, seguramente porque flores de estación, etc. Estas pequeñas in- al pánico tradicional de las clases dirigen- dustrias eran «propias de las mujeres», pero tes se añadió la preocupación suscitada por no eran consideradas como trabajo produc- la intensificación del éxodo rural (la - «des tivo. Lo mismo ocurría con la participación bandada», que diría Julio Senador) y varios de las mujeres en las diversas fases de la episodios de expropiación campesina por producción agrícola. Las labores de la ven- no poder hacer frente a los aumentos de la dimia, el cultivo de lúpulo, la olivicultura, renta [62], se mostró inútil. El lenguaje del na- las faenas en los tabacales y los yerbatales, la zafra azucarera y la cosecha del algodón, 62.– Ricardo Robledo Hernández: «La doble cara del capi- talismo agrario (1850-1930)», en Manuel Redero San Ro- todas ellas mostraban gran participación mán y María Dolores de la Calle Velasco (coords.), Castilla y femenina, pero nunca se aludían a ellas León en la historia contemporánea, Salamanca, Universidad

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Trabajadoras agrícolas recogiendo fresas, 1978 (Foto: José Julio Ruiz Benavides, fuente: Archivo Histórico de CCOO de Andalucía). cionalismo, que resonara en muchos grupos «[...] la escuela [...] debe despertar en ellas de la elite, se trasladó al mercado, junto con el gusto por las cosas domésticas, preser- la apelación al énfasis sobre la diversifica- varlas de aficiones y caprichos superiores ción de la producción. Entre estos discursos a su condición y dotarlas de habilidades y y la notoriedad que adquirió el éxodo rural- conocimientos útiles y de un espíritu de urbano, la prédica ruralista de los sectores previsión e iniciativa que contribuya mu- dirigentes contempló en el arraigo de las cho a su felicidad y a la de los suyos. Y así familias al campo una solución a los «ma- las muchachas deben aprender a hacer la lestares» de la modernización agraria, para compra, a barrer el suelo, a fregar los retre- lo cual se reclamó la acción y la educación tes, a preparar un licor y un plato de dulce; de las mujeres rurales. Una concepción que a cuidar a un enfermo, a conocer la higie- atravesó los discursos públicos y privados se- ne doméstica a evitar las adulteraciones y, ñalaba a las mujeres, desde temprana edad, finalmente, a conseguir, para cuando sean como receptoras de una necesaria instruc- mujeres, que no todo sea aplicación y buen ción y educación doméstica dentro y fuera deseo, sino también conocimiento, acierto, del hogar, aseverando que era indispensable trabajo inteligente y fructuoso […] En el para mejorar las condiciones de vida de las campo, la mujer gobierna la casa, prepara familias campesinas. La educación diseñada la ropa y la comida y cría a sus hijos como para las niñas que asistían a la escuela rural la mujer de la ciudad, pero además desem- debía estar destinada a convertirlas en per- peña funciones importantísimas de que se fectas amas de casa y madres de familia: halla libre ésta. Ella cuida de los animales de corral y frecuentemente de las bestias de labor; hace cultivar o cultiva ella misma el jardín y la huerta inmediatos a la casa; es de Salamanca, 2008, pp. 289-312, p. 305. ella la que lleva a cabo casi todas las com-

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pras y aún casi todas las ventas, y es siem- de velar por el bienestar de sus familias. Pero pre una activa colaboradora del hombre del para ello sólo se las invistió de una única campo en todos sus trabajos y en todas sus identidad posible (la de esposa, ama de casa empresas» [63]. y madre) y se las retiró oficialmente de la es- fera productiva más cualificada y mejor re- En última instancia lo que pretendía munerada [64], a pesar del notable incremento aquel «paquete reformista» era el auspicio de los aportes en trabajo (con dobles y tri- del bienestar de los hogares rurales por lo ples jornadas) que proporcionaron. Estas re- que la atención también se focalizaba so- presentaciones sobre la división sexual del bre las mujeres. Sin ser muchas veces men- trabajo rural y las identidades de género que cionadas explícitamente, ellas también a partir de aquella se construyeron, subsis- pasaron a formar parte de aquella reforma tirán en el tiempo y se acentuaron con más agraria técnica. De ella se derivó un discur- fuerza durante la dictadura franquista [65]. so de domesticidad que consumó en ese La «era del género en el mundo rural» periodo la división sexual del trabajo y el inaugurada a finales del siglo XIX tiene, en confinamientos de las mujeres al ámbito de consecuencia, una larga sombra. Hoy toda- la esfera reproductiva y su consideración de vía es visible la invisibilidad que proyecta «ayuda» y «colaboradora» del varón cuando sobre las mujeres [66]. Unas mujeres que con atravesaba el umbral de la esfera producti- tesón, dedicación y esfuerzo han sido las ba- va. La «era del género en el mundo rural» ses ocultas del progreso de la España rural quedó inaugura con todo tipo de aspavien- contemporánea. tos a fines del novecientos. Los proyectos y acciones dirigidos hacia las mujeres rurales, provenientes de un Mi- nisterio de Agricultura ocupado fundamen- 64.– Con relación a los jornales según edad y sexo, es bien talmente por hombres, fueron instrumentos conocida la escasa retribución salarial de la mujer y de los para hacer frente a los «males de la agricul- niños, aún cuando los rendimientos de su trabajo se equi- tura» (conflictividad y éxodo). Aquellos re- pararan a veces a los del varón adulto. Sobre el trabajo de forzaron y justificaron el papel subordinado las mujeres y su papel en las economías familiares, ver En- riqueta Camps y Pilar Perez-Fuentes (eds.), Las economías de las campesinas. Las mujeres quedaron familiares desde una perspectiva histórica, monográfico del supeditadas a la consecución de los objeti- Boletín de la Asociación de Demografía Histórica, XII, 2-3 vos de fijación al territorio, estabilidad so- (1994); Pilar Perez-Fuentes, «El trabajo de las mujeres en cial y desarrollo y aumento de la producción la España de los siglos XIX y XX. Consideraciones meto- dológicas», Arenal, 2 (1995), pp. 219-245; David Reher y agraria. Las voces autorizadas indicaron «a Enriqueta Camps, «Las economías familiares dentro de un que debían dedicarse», otorgándoles una contexto histórico comparado», Revista Española de Inves- «amplia» visibilidad en los espacios domés- tigaciones Sociológicas, 55 (1991), pp. 65-91; Ángel Pascual ticos y otra visibilidad más «controlada» en Martínez, «Salarios agrarios y conflictividad socio-laboral en la comarca del Altiplano Yecla-Jumilla de la región los extradomésticos. de Murcia entre 1897-1933», Áreas Revista de Ciencias Así pues, la «cuestión agraria» fue tam- Sociales, 15 (1993), pp. 155-170. bién una «cuestión de género». Las mujeres 65.– Sara Ramos Zamora, «Tradición y modernidad. Espa- del campo recibieron el mandato patriarcal cios de poder de las mujeres en el mundo rural durante el franquismo», Innovación educativa, 26 (2016), pp. 101-112. 63.– Félix Martí Alpera, Las escuelas rurales, Gerona, Dal- 66.– Teresa María Ortega López, «Democratizando la de- máu Carles y Cª . Editores / Ministerio de Fomento. Direc- mocracia. Estrategias de género de las trabajadoras agrí- ción General de Agricultura, Industria y Comercio, 1911, colas españolas (1977-1990)», Historia agraria: Revista de pp. 81 y 85. agricultura e historia rural, 61 (2013), pp. 181-209.

68 Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 49-70 La «cuestión agraria», una «cuestión de género». Trabajo... Teresa María Ortega López

Prensa Agraria Española: 1875-1936*

Carácter de la publicación Título y vigencia de la publicación

Semanario Oficial y Mercantil de la Gaceta Agrícola del Oficial Ministerio de Fomento (1876-1883)

Oficial Hojas Divulgadoras Boletín Agrícola. Revista Popular de Agricultura, Industria Ingenieros Agrónomos y Comercio (1881-1897) Gaceta de Agricultura. Viticultura, Horticultura, Econo- Ingenieros Agrónomos mía, Rural, Legislación, Industria y Comercio (1885-1887) España Agrícola (1895-1916). (A partir de marzo de 1897 se publico con el subtitulo «Órgano defensor de la cla- Peritos agrícolas se agricultora». Al año siguiente, el subtitulo cambio a: «Órgano de la Asociación de Peritos Agrícolas. Defensor de la Clase Agricultora») La Gaceta Rural. Revista de los Campos por una Sociedad Asoc. de agricultores y ganaderos de Labradores (1876-1880) Boletín de la Asociación General de Agricultores de España Asoc. de agricultores y ganaderos (1881-1935) Asoc. de agricultores y ganaderos La Liga Agraria (1888-) La España Agrícola. Órgano defensor de la clase agricultora Soc. de crédito y de agricultores (1895-1916) Soc. de crédito y de agricultores El Progreso Agrícola y Pecuario (1895-1936)

Interés comercial La Reforma Agrícola (1882-1890)

Algunos ejemplos de prensa local y provincial, boletines, revistas (1900-1936)

Blanco y El Papa-Moscas: periódico satírico

Acción católica de la mujer El Previsor. Revista mensual de economía practica Boletín de la Institución Libre de El pueblo manchego. Diario de información Enseñanza Boletín Oficial de la Cámara Agrícola de la El pueblo. Semanario social y agrario Provincia de Guadalajara

* Véase la Tesis Doctoral de Yanet Acosta Meneses, La información agraria en España: desde sus orígenes hasta la agenda 2000, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2008.

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Boletín Oficial de la Provincia de Soria Extremadura. Diario regional de Acción Católica Boletín Oficial del Obispado de Osma Gaceta del sur: diario católico de información Diario de Burgos: de avisos y noticias Ideal Agrario

Diario de Córdoba de comercio, industria, La Cataluña. Revista semanal administración, noticias y avisos El avisador numantino La Cruz. Diario católico

El Castellano La Esfera

El defensor de Córdoba. Diario La España moderna católico El Defensor de Granada: diario La ilustración artística. Periódico semanal de político independiente literatura, artes y ciencias El Eco de Navarra (antes de Pamplona). La publicidad: diario de avisos noticias y Periódico liberal y defensor de los telegramas. Eco fiel de la opinión y verdadero intereses de la misma defensor de los intereses morales y materiales de Granada y su provincia

El Henares. Semanario católico La regeneración. Revista quincenal de independiente acción católica El magisterio salmantino Periódico La Tierra. Órgano de la Federación de Sindi- profesional de Primera Enseñanza catos Catolico-Agrarios de Córdoba

70 Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 49-70 Sobre el trabajo y las trabajadoras: algunas reflexiones

On work and women workers: some considerations

Teresa Torns Centre d’Estudis Sociològics sobre la Vida Quotidiana i el Treball (QUIT)-UAB

Resumen

El escrito trata de esbozar algunas reflexiones en torno al trabajo de las mujeres. En concreto, se exploran las razones que han producido la difuminación de este tema. Se describe la intervención de tres factores como posible origen de tal difuminación: los estu- dios del mercado de trabajo femenino, la división sexual del trabajo y el trabajo doméstico y de cuidados. Los estudios mostrados como ejemplo se centran en España y, en su ma- yoría, pertenecen al ámbito de la Sociología. No se pretende exhaustividad alguna y los escritos de la autora son citados como refuerzo de los argumentos aducidos, sin cualquier otro ánimo.

Palabras clave: trabajo de las mujeres, mercado de trabajo femenino, división sexual del trabajo, trabajo doméstico y de cuidados.

Abstract

The paper tries to outline some reflections on women’s work. Specifically, it explores the reasons that have produced the blurring of this issue. Three factors are described as the possible origin of this blurring: the studies of the female labour market, the sexual division of labour and the do- mestic and care work. The studies shown as examples are focused on Spain and, for the most part, belong to the field of Sociology. Without claiming to be exhaustive or any further intentions, the author’s writings are cited as reinforcement of the arguments put forward.

Keywords: women’s work, female labour market, sexual division of labour, domestic and care work.

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A modo de introducción relacionada con el título de este texto, por qué la mayor relevancia alcanzada por las En las sociedades del bienestar contem- cuestiones de género parece ir acompaña- poráneas, donde las mujeres han alcanzado da, en estos últimos años, por una cierta mayores cotas de igualdad de oportunida- difuminación del interés hacia los temas des en relación a los hombres se suele afir- relacionados con el trabajo de las mujeres. mar, en clave optimista, que esa igualdad ha O, más específicamente, por qué buena par- sido el cambio más notable de los que han te de las tareas que llevan a cabo una gran acaecido durante el siglo XX. Especialistas mayoría de mujeres en su vida cotidiana y medios de comunicación señalan el au- siguen sin ser consideradas como trabajo. mento de la presencia de las mujeres en el Una negación que afecta tanto a los estu- mercado de trabajo como el rasgo más evi- dios de especialistas en el tema del trabajo dente de la existencia e importancia de ese como en cuestiones de género; incluye a cambio. Asimismo, a día de hoy, ese tono la opinión pública mayoritaria, y continua optimista irrumpe en la vida pública, si se atrapando a las propias mujeres que reali- atiende a los mensajes que emiten las deno- zan dichas tareas, sin recibir pago alguno. minadas redes sociales. Un optimismo que A mi parecer, tal negación provoca, en- incluso se mantiene, si se está al corriente tre otras cuestiones, una paradoja un tan- de los debates mediáticos o académicos, en to sorprendente. En primer lugar, porque torno a lo que se ha dado en nombrar como la mayoría de mujeres, en esas sociedades cuestiones de género. Todo ello provoca del bienestar, solo son consideradas como que los avances logrados en el territorio de trabajadoras si tienen un empleo. Y las que esa igualdad sean contemplados, por una no lo tienen, si no lo buscan de manera ac- amplia mayoría de opinión como algo in- tiva, continuan siendo consideradas inacti- cuestionable. Y que las posibles críticas que vas o no trabajadoras. Una situación que no tal consideración pueda merecer aparezcan suele reflejarse en su vida diaria, ocupada como poco pertinentes o fuera de lugar. Sin total o parcialmente por esas otras tareas, embargo, no parece demasiado aventurado no contempladas como trabajo. La paradoja plantear, en ese mismo escenario, algunos asimismo continúa si se tiene en cuenta la interrogantes que, de uno u otro modo, mo- historia que remite a la temática relaciona- deren o cuestionen ese optimismo. Sin que da con el trabajo de las mujeres. Pues, sin ello suponga negar la existencia y la impor- necesidad de remontarse a tiempos muy re- tancia de los logros alcanzados. Ni aceptar, motos, ese otro trabajo sí fue reconocido y sin más, los arbitrios dictados por lo actual- reivindicado por algunas pioneras que tra- mente considerado como políticamente co- taron de explicar hace ya más de cuarenta rrecto. años, porqué a las mujeres les iba peor que En concreto, el interés que mueve este a los hombres, en términos de género [1]. Si escrito es plantear algunos interrogantes bien, esa paradoja solo se completa, si se que ayuden a la reflexión, desde la mirada recuerda que el principal argumento adu- de una sociológa del trabajo que tiene inte- cido para explicar el mencionado cambio rés por esbozar un breve balance. Los inte- rrogantes se orientan a dilucidar el porqué 1.– Lourdes Benería, «Reproducción, producción y división el camino hacia la igualdad entre mujeres y sexual del trabajo». Mientras tanto, 6 (1981), pp. 47-84 fue el primer texto en castellano donde se mostraba la inci- hombres se desarrolla de manera tan lenta. dencia de la división sexual del trabajo en la actividad O si se prefiere una pregunta más acotada y laboral femenina.

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protagonizado por las mujeres en el siglo no a la denominada perspectiva de género XX está basado en el trabajo. En concreto, como paraguas teórico para desarrollar di- en el aumento de la presencia femenina en chos estudios. Esa misma institucionaliza- el mercado laboral. ción fue, sin embargo, la que hizo emerger La respuesta a los interrogantes que otros inconvenientes. Aquellos que provie- subyacen en esa paradoja no resulta ni sen- nen de una jerarquía móvil del saber, no cilla ni consensuada. De entrada, uno de los siempre visible. Pues esa gradación que ya principales inconvenientes, probablemen- afectó a aquellos primeros estudios, con- te, sea ignorar que la capacidad de nombrar tinúa presente en los relacionados con las la realidad solo la tienen quienes susten- cuestiones de género. Estableciendo una tan el poder del conocimiento. Afirmación sinonimia entre mujer y género, vigente a que nos recuerda el personaje de Humpty día de hoy, tras múltiples y diversas con- Dumpty: troversias, todavía abiertas, que presentan un rasgo común. Aquel que remite al pre- «Cuando yo uso una palabra —insistió dominio de las aproximaciones identitarias Humpty Dumpty con un tono de voz más tanto en el ámbito del saber como en el de bien desdeñoso— quiere decir lo que yo los discursos públicos sobre el trabajo de quiero que diga…, ni más ni menos. las mujeres y los movimientos a favor de la — La cuestión —insistió Alicia— es si se igualdad. Una perspectiva que, sin duda, va puede hacer que las palabras signifiquen en detrimento de los análisis y las propues- tantas cosas diferentes. tas relacionadas con las condiciones mate- — La cuestión —zanjó Humpty Dumpty— riales de existencia en ese ámbito. es saber quién es el que manda…, eso es En cualquier caso, sea cúal sea la plausi- todo» [2]. bilidad de tales inconvenientes, la reflexión obliga a aventurar algunas respuestas, en Premisa que, en este caso, conduce a una torno al objetivo aquí planteado. Las pri- sencilla comprobación: solo el trabajo regu- meras respuestas parecen negar que esa lado por el mercado es considerado trabajo, difuminación exista, ya que van ligadas a según los análisis y estudios de quienes es- los innegables y numerosos logros alcan- tán legitimados para conocer o crear opi- zados por los análisis del mercado laboral nión sobre esa realidad. Algo que, a su vez, femenino. Una temática absolutamente pone en evidencia el escaso éxito consegui- hegemónica entre las especialistas en el do por las rupturas conceptuales en torno trabajo de las mujeres, que son sensibles a al concepto de trabajo [3]. Una propuesta que la denominada perspectiva de género. Esa contó con el impulso logrado por la insti- hegemonía es el desencadenante de un se- tucionalización académica de los anterior- gundo bloque de respuestas. El que nace de mente conocidos como estudios sobre la las dificultades por encontrar explicaciones mujer. Y creó un amplio consenso en tor- consensuadas en torno al porqué persisten las desigualdades laborales que afectan a 2.– Lewis Carroll, Alicia a través del espejo, Córdoba (Argen- las mujeres en ese mercado. Una persisten- tina), Ediciones del Sur, 2004, pp. 88. cia que subsiste, a pesar del gran volumen 3.– El ejemplo más exitoso y relevante de tales rupturas de estudios y datos obtenidos y de las polí- en nuestro país fue la excelente compilación efectuada ticas que ha sido posible llevar a cabo. Pero por Cristina Carrasco, Cristina Borderías y Carme Alemany, Las mujeres y el trabajo. Rupturas conceptuales, Madrid / que tiende a olvidar otras razones explica- Barcelona, Icària / FUHEM, 1994. tivas que sí señalaron algunas pioneras ya

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citadas, como Lourdes Benería: la existen- de trabajo pagado y no pagado que muje- cia de la división sexual del trabajo como res y hombres llevaban a cabo en el mundo. raíz principal de esas desigualdades. Y, en Tal medición, que contabilizaba el uso del consecuencia, la existencia de ese otro tra- tiempo empleado en ambos tipos de traba- bajo desarrollado por las mujeres en su vida jo, dio un resultado sorprendente. Ya que, cotidiana: el trabajo doméstico [4]. contra lo que establece el conocimiento es- pecializado y suele ser opinión mayoritaria, ¿El trabajo de las mujeres importa? las mujeres trabajan más que los hombres. Es por lo tanto imprescindible precisar a La pregunta que encabeza este apartado qué mujeres hace referencia ese cambio y puede parecer de una obviedad innecesaria. definir qué se entiende por trabajo. Y la respuesta afirmartiva aparece como la única viable, tanto si surge desde el cono- La hegemonía del mercado de trabajo cimiento especializado como si se imagina cúal sería el resultado de una consulta a la Así pues, el tema del mercado de trabajo opinión pública. No obstante, esa afirma- es el que emerge, en primer término, como ción también admite algunas sospechas. En fuera de cualquier sospecha. Por lo que, en concreto, aquellas que afectan a los temas ese caso, se puede afirmar que el trabajo de enunciados con anterioridad: el mercado las mujeres no solo importa sino que la ci- de trabajo, la división sexual del trabajo y tada difuminación no ha tenido lugar. Tal el trabajo doméstico. Y las que matizan el afirmación queda, además, validada por los argumento según el cual, la incorporación estudios de numerosas especialistas que, de las mujeres al mercado de trabajo ha desde hace más de cuarenta años, analizan sido el motor del principal cambio del siglo con gran detalle el aumento de la presencia XX. Ya que las mujeres, en España, siempre de las mujeres en ese mercado. En el caso han trabajado, como han puesto de mani- español el primer análisis sobre el tema fue fiesto algunos estudios sobre la temprana el de Mª Ángeles Durán [6]. Y la creación del presencia de las mujeres en las fábricas Instituto de la Mujer en 1983 hizo posible del textil en Catalunya [5]. Y hacen evidente que, por primera vez, los análisis llevados las investigaciones de historiadoras como a cabo por especialistas que trabajaban en Cristina Borderías, Carmen Sarasúa, Pilar esa institución, como Mª Angeles Sallé o Pérez Fuentes o Pilar Díaz, coordinadora de Matilde Vázquez, combinasen el saber con este número. Al igual que sucede en el res- la gestión de las primeras actuaciones polí- to del mundo, tal como dejó establecido la ticas a favor del empleo de las mujeres. En IV Conferencia Mundial sobre la Mujer de esa misma línea, a partir de mediados de la la ONU, celebrada en Pekin en 1995, don- década de los años ochenta del siglo XX, la de se midió, por primera vez, el volumen creación de los institutos de la mujer en las Comunidades Autónomas dio lugar a in- 4.– El debate entre feminismo y el marxismo permitió poner nombre al trabajo doméstico y supuso la reactiva- formes sobre cada una de las Autonomías, ción del movimiento feminista, doppo 68. Es Heidi Hart- destacando las aportaciones de Mª Luisa mann, «Un matrimonio mal avenido: hacia una unión más Moltó en Valencia y Lina Gálvez en Andalu- progresiva entre marxismo y feminismo». Zona Abierta, 24, cía. También en aquella primera época, en (1980) pp. 85-113, una de las principales referentes. 5.– Teresa Torns y Pilar Carrasquer, «Entorn dels conceptes de dona i treball» en VVAA, Visió de Catalunya, Barcelona, 6.– Mª Ángeles Durán, El trabajo de la mujer en España. Un Diputació de Barcelona, 1987. estudio sociológico, Madrid, Tecnos, 1972.

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Detalle de cartel de CCOO convocando a la manifestación de un 1º de Mayo de la década de 1980 (Fuente: Archivo HIstórico de CCOO de Andalucía).

CCOO se llevaron a cabo diversos informes, que queda fuera de estas líneas. impulsados desde la Secretaría de la Mujer Estos estudios han conseguido, además, del sindicato. Diagnósticos similares fue- superar y refinar la ceguera de género de ron realizados por la UGT y otros organis- los análisis convencionales del mercado de mos, como el Consejo Económico y Social trabajo. A pesar de que no todos compar- (CES) que inició sus informes en 1994, re- ten la denominada perspectiva de género. petidos en 2003, 2011 y 2016. Y, a partir de Y que, más de uno, se limitan a utilizar el comienzos de siglo XXI, los análisis sobre género como una variable que muestra las la actividad laboral de las mujeres en Espa- diferencias entre el empleo masculino y el ña, en particular el empleo, y las especifida- femenino. Pero sea cual sea su orientación des que comporta, han adquirido una cierta teórica, los datos aportados ponen de ma- pauta de normalidad. La enumeración ex- nifiesto, sin lugar a dudas, que ha habido un haustiva de esos análisis es un cometido fuerte aumento de la presencia femenina

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en el mercado de trabajo formal, en Espa- jos de desaparecer, a pesar del enorme cam- ña. Debe precisarse que en ninguno de esos bio que las mujeres jóvenes han interioriza- análisis y estudios se menciona la mayori- do, al situar su proyecto laboral en el centro taria presencia femenina en la denominada de su proyecto de vida. Carácter estructural economía informal o sumergida. Una pre- que también preside las desigualdades de sencia que también cuenta con una larga género que soportan, todavía, las mujeres tradición en nuestro país. en el mercado de trabajo, en las sociedades Esos estudios muestran asimismo cómo, del bienestar. Un escenario donde también en la sociedad española, esa mayor presen- se hace evidente la exstencia de una segre- cia femenina en el mercado laboral ocurrió gación ocupacional horizontal y vertical, de manera más tardía porque hubo que es- de la que el «techo de cristal» asoma como perar a la desaparición de la dictadura de lema mediático de mayor éxito. Se olvida Franco. Según indican los datos de la En- que ese lema suele hacer referencia a las cuesta de Población Activa (EPA), ese au- empleadas mejor situadas en la jerarquía mento no sucedió hasta después de 1985, laboral. Y no destacando, suficientemente, cuando las mujeres casadas, impulsoras de que la mayoría de asalariadas siguen atra- ese cambio, dejaron de abandonar el mer- padas en un «suelo pegajoso». Situaciones cado de trabajo, tras el cambio de estado ambas que suelen contarse sin especificar civil. Eso fue así, porque esa fecha era la que ambos lemas remiten a una misma tra- consecuencia del gran aumento de alumnas ma: aquella que muestra cómo ese aumen- universitarias, acaecido 10 años antes. Un to de la presencia femenina en el mercado hecho favorable a la interpretación de que de trabajo lleva aparejado el refuerzo de las ese cambio fue protagonizado, mayorita- desigualdades y el incremento de las discri- riamente, por las hijas de las clases medias. minaciones laborales indirectas. Un incre- Aunque también otros estudios, sin remi- mento donde, últimamente, brilla mediáti- tirse a la perspectiva de género, señalaron camente el indicador de la brecha salarial, factores que paliaban el optimismo ímplí- en particular cuando se está cerca del 8 de cito en ese cambio. Las ofrecidas desde la marzo [8]. Y que no acostumbra a recordar economía, por el equipo del precozmente que esa brecha solo es expresión numérica desaparecido Luis Toharia y sus colegas In- de una discriminación laboral indirecta (la maculada Cebrián y Gloria Mayoral, son las discriminación salarial) que coexiste jun- más relevantes. to a otra discriminación del mismo tipo: el Los análisis que sí se acogían a la pers- acoso sexual. Una cuestión esta última, de pectiva de género recordaban cómo tal au- mucho menor impacto mediático, a pesar mento supuso la aparición de un desempleo de las consecuencias devastadoras que con- femenino de carácter estructural, que nun- lleva. Y que, en los últimos tiempos, acos- ca ha desaparecido. Un carácter estructural tumbra a aparecer subsumida en el cajón de que puede probablemente explicarse por la sastre que conforma las desgraciadamente gran tolerancia social que subyace bajo el múltiples caras de la violencia contra las paro femenino [7]. Y que está igualmente le- mujeres. En cualquier caso, el indicador de la bre- 7.– Teresa Torns, «Paro y tolerancia social de la exclusión: el caso de España» en Margaret Maruani, Chantal Rogerat 8.– Véase Mª Ángeles Sallé y Laura Molpeceres. La bre- y Teresa Torns (dirs.), Las nuevas fronteras de la desigualdad. cha salarial: Realidades y desafíos, Madrid, Ministerio de Hombres y mujeres en el mercado de trabajo, Barcelona, Ica- Igualdad, 2010, como uno de los primeros análisis más ria, 2000, pp. 311-326. interesantes.

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cha salarial ha logrado concitar un gran in- desigualdad la etnia, protagonizada por las terés en nuestro país. Así lo refleja el últi- mujeres migrantes, tal como vienen rese- mo «Acuerdo por la igualdad efectiva entre ñando estudiosas de las mujeres migrantes mujeres y hombres para su desarrollo en el como Sonia Parella, Laura Oso, Raquel Mar- Trabajo» suscrito, el pasado 30 de julio de tínez Buján y Carmen Gregorio, entre otras. 2020, entre el Ministerio de Trabajo y el Mi- Y la edad, donde las jóvenes se llevan siem- nisterio de Igualdad y los sindicatos CCOO pre la peor parte. Esa misma homogenei- y UGT. Un acuerdo que remite, según puede dad no siempre delimita, de manera efec- leerse en sus prolegómenos, a mecanismos tiva, las actuaciones específicas necesarias y procedimientos concretos para lograr que para combatir la precariedad laboral que ha los registros retributivos, las auditorías y ido atrapando a esas mujeres. Un escenario los planes de igualdad sean instrumentos donde la precariedad laboral se ha ido con- eficaces para la igualdad real. Y cuyas bue- virtendo en la norma social del empleo fe- nas intenciones, probablemente tropiecen menino. Ya que ellas son las protagonistas con similares inconvenientes a los ya de- mayoritarias de los contratos temporales y tectados, desde los comienzos, por anterio- a tiempo parcial, las que soportan los sec- res políticas y actuaciones a favor del em- tores con bajos salarios y las que padecen lo pleo de las mujeres. En concreto, el hecho peor del empleo, en la ya citada economía de que el esfuerzo por llevar más mujeres sumergida. Situaciones que las crisis, tanto al mercado de trabajo no cuestiona la seg- la sufrida, a partir de 2007 como la que, en mentación y desigualdades preexistentes la actualidad está provocando la Covid-19, en ese mercado. Ni es capaz de arbitrar no hacen más que reforzar [11]. otras políticas y actuaciones que muevan Según Margaret Maruani, estamos ante las presencias masculinas hacia las tareas la persistencia de unas desigualdades de domésticas y de cuidados. Por no hablar de género que atraviesan el mercado de traba- la necesidad de reforzar o idear otras políti- jo femenino, que, lejos de desaparecer, se cas de bienestar que sean capaces de paliar transforman. Ella las tildó, hace ya más de los destrozos sufridos por la incidencia de veinte años, de impertinentes, al hacer evi- las crisis en el modelo social europeo [9]. dente cómo no hay una pendiente que se Por otra parte, parece claro que otro de incline hacia la igualdad entre hombres y los inconvenientes con los que esa falta de mujeres [12]. Una impertinencia que se deri- igualdad real entre hombres y mujeres tro- va, en parte, de la ya citada tolerancia social pieza tiene que ver con la tendencia a ho- ante las ausencias femeninas del mercado mogeneizar una realidad laboral femenina de trabajo. Pero también de aquellas voces que, por el contrario, es plural y compleja. que todo lo fían a la voluntad de elección Por ejemplo, esa homogeneidad no siempre individual de las mujeres. Como sucede en tiene en cuenta la creciente polarización 178-202. que se da entre las propias mujeres con 11.– Lina Gálvez y Paula Rodríguez, La desigualdad de gé- [10] empleo . Siendo los nuevos ejes de esa nero en las crisis económicas, Barcelona, ICPS - Materials CiP, Informes nº 7, 2013; Amaia Otaegui, El deterioro laboral 9.– Francesca Bettio y Silvia Sansonetti (eds.), Visions for de las mujeres como efecto de la crisis, Madrid, Fundación Gender Equality, Luxembourg, Comisión Europea- ENEGE, 1º de mayo, 2014. 2015. 12.– Margaret Maruani, «Introducción» en Margaret Ma- 10.– Teresa Torns y Carolina Recio, «Desigualdades de gé- ruani, Chantal Rogerat y Teresa Torns (dirs), Las nuevas nero en el mercado de trabajo entre la continuidad y la fronteras de la desigualdad. Hombres y mujeres en el merca- transformación», Revista de Economía Crítica, 14, (2012), pp. do de trabajo, Barcelona, Icaria, 2000, pp. 15-23.

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los análisis realizados por Catherine Hakim otro trabajo no pagado que llevan a cabo las y la controversia que suscitaron, a comien- mujeres: el trabajo doméstico, tal como fue zos de los 90. O, en aquellos que, posterior- denominado, en un comienzo. Esa oculta- mente, el triunfo del individualismo meto- ción o menosprecio se extiende, asimismo, dológico ha consolidado, en el ámbito de la a la incidencia que tales cuestiones tienen Economía y la Sociología. Unas propuestas en el mercado de trabajo. Y contribuyen a y orientaciones, de los que los estudios que la difuminación del trabajo de las mujeres, ensalzan la identidad femenina tampoco no reconociendo, además, la totalidad del están tan alejados. Y que, en cualquier caso, trabajo que ellas realizan. Una realidad en contribuyen a que las desigualdades de gé- la que existen, probablemente, otros fac- nero persistan como un rasgo estructural tores externos que también favorecen esa en el mercado de trabajo, en particular y las difuminación, como la fuerza que el sindi- sociedades del bienestar, en general. Terri- calismo tiene en el país, el modelo familiar torio donde, a pesar de los logros consegui- predominante, o incluso las políticas de dos, no parece haberse encontrado el cami- bienestar que el Estado mantiene. Pero que, no apropiado hacia la desaparición de esas dada su amplitud, escapan al objetivo que desigualdades. Y tras más de tres décadas se desea destacar en este escrito. de políticas a favor del empleo de las mu- En cuanto a la división sexual del traba- jeres, como indican algunos de los balances jo se sabe, tal como quedó establecido por europeos efectuados [13]. algunas de las pioneras citadas, que es el fruto de atribuir y organizar las diferencias La persistencia de la división sexual del biológicas de tipo sexual en actividades trabajo humanas diferenciadas. Una división que atraviesa, como una constante, todas las Esa insatisfacción es, sin embargo, una culturas humanas de las que se tiene noti- posible puerta de acceso a la clarificación cia. Y que perdura, con múltiples matices y de las sospechas planteadas, en apartados variaciones, en las sociedades del bienes- anteriores. Dado que tal como se ha co- tar. Un territorio donde se convierte en pro- mentado, la posible difuminación del tra- blemática al jerarquizar y prestigiar el tra- bajo de las mujeres reside, de algún modo, bajo de producción (de bienes y servicios), en el tipo de estudios que se elaboran so- así como los escenarios y sujetos, en su bre el tema. Estudios que consideran el mayoría masculinos, que lo llevan a cabo. mercado de trabajo femenino, y más espe- Mientras devalúa u oculta el trabajo de re- cíficamente el empleo femenino, como el producción (mantener y cuidar de la vida único enfoque posible a tomar en cuenta. de las personas en el núcleo familiar), así Tal punto de vista supone que no suelen como los escenarios y sujetos, femeninos ser considerados otros factores externos a en su casi totalidad, que lo hacen posible. ese mercado u otras acepciones del con- En la actualidad, esa división se mantiene, cepto de trabajo. En concreto, se trata de la por encima de cualquier otra razón, gracias ya citada división sexual del trabajo y del a las mentalidades que la amparan y la con- sideran algo natural o irrelevante. Realidad 13.– Mark Smith y Paola Villa, «Policy in the Time of Crisis: que la convierte en un escollo insalvable, Employment Policy and Gender Equality in Europe,» en tal como ponen de manifiesto los estudios Maria Karamessini y Jill Rubery (eds.), Women and Auster- ity: The Economic Crisis and the Future for Gender Equality, llevados a cabo por el equipo de Rosemary Oxon, Routledge, 2013. Crompton donde se analiza la aceptación

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Trabajdoras en una fábrica de Rochdale, Lancashire, 1911 (Foto: Grenville Collins/Mary Evans Fuente: History Today). o rechazo del empleo de las mujeres casa- sexual del trabajo [15]. Ya que ese lema, que das en tres países de la UE. Se detecta que ha tenido una irregular fortuna académi- la división sexual del trabajo se convierte ca y mediática, reconoce la existencia de en un escollo insalvable de las políticas de ese otro trabajo, la importancia del tiempo igualdad en el ámbito laboral. Un escollo vivido en femenino y el escenario impres- que encuentra sus raíces en el fuerte peso cindible para comprender la relación entre simbólico que mantiene el modelo familiar ese tiempo y ese trabajo: la vida cotidiana popularizado bajo el lema “hombre cabeza de las mujeres con empleo, en las socieda- de familia/mujer ama de casa [14]. Pero que des del bienestar. Esa doble presencia pone mantiene una notoria vigencia en el imagi- el acento en las tensiones que provoca la nario colectivo, a pesar de que la materiali- asunción de todo el trabajo que las muje- dad efectiva de tal binomio apenas exista y res han de llevar a cabo cotidianamente y presente un escaso futuro. el tiempo que necesitan para hacerlo com- Abordar el tema desde la denominada patible. Una realidad que cuando es consi- doble presencia puede ayudar, igualmen- derada carga global o total de trabajo y me- te, a clarificar la persistencia de la división dida por las estadísticas de usos del tiempo logra alcanzar grandes aciertos y concitar

14.– Rosemary Crompton, Michaela Brockmann y Clare 15.– Laura Balbo, «La doppia presenza». Inchiesta, 32 Lyonette, «Attitudes, women’s employment and the do- (1978), pp 3-6 [traducción castellana en Cristina Carrasco, mestic division of labour: A cross-national analysis in Cristina Borderías y Carme Alemany, Las mujeres y el two waves», Work Employment & Society, 19/22, (2005), pp. trabajo. Rupturas conceptuales, Madrid-Barcelona, Icària- 213-233. FUHEM, 1994].

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mejores consensos. Esas mediciones no se consolidaron como una realidad cua- han conseguido reflejar, de manera adecua- si indiscutible. Y que, por el contrario, los da, las dificultades y tensiones que la doble permisos de paternidad aunque en España presencia comporta para las mujeres en su despegaron, gracias a la ley de igualdad de vida cotidiana. Pues la medición diacrónica 2007 y mucho han mejorado, continúan del tiempo que evidencian esas encuestas tropezando con más de una dificultad. no es capaz de captar el malestar que gene- Así lo reflejan los inconvenientes que ra la relación temporal sincrónica que con- encuentran las propuestas elaboradas, en lleva la doble presencia. Un inconveniente nuestro país, por ejemplo, por la platafor- que en ningún caso desmerece el resulta- ma PPIINA. Una entidad que lleva haciendo do constatado por dichas mediciones: las un buen seguimiento tanto del tema, como mujeres continúan atrapadas por el tiem- de la legislación correspondiente. Y que, po en su vida cotidiana y asumen una ma- además, recoge el ejemplo de las políticas yor carga total de trabajo cotidiana que los islandesas como pauta del posible camino a hombres. Dicho de otro modo, la división recorrer. Ya que esas actuaciones toman en sexual del trabajo persiste e incide en la cuenta que son las criaturas quienes tienen disponibilidad laboral de las mujeres. Algo el derecho a ser atendidos por padre y ma- que la, hoy en día, famosa conciliación de la dre, conjuntamente, al igual que también vida familiar y laboral tampoco es capaz de ocurre en otros países escandinavos. Mien- solucionar, como señalan las visiones más tras que, en España, se continuan cuestio- críticas en torno a esta cuestión [16]. nando los permisos laborales y reducciones Según esa perspectiva, las políticas de horarias correspondientes, siempre que no conciliación así planteadas, lejos de ser una sea la madre quien se acoja a esas medidas. solución a la persistencia de esa división Y los servicios SAD y las diversas posibili- sexual del trabajo, son una muestra evi- dades que encierran, difícilmente suelen dente de la visión hegemónica que rodea al ser pensados como una herramienta para la trabajo de las mujeres. Ya que la concilia- conciliación, tal como se observa, en las de- ción surgió en el escenario del mundo la- mandas que la COVID-19 está produciendo, boral, como una de de las estrategias para en nuestros días. Ausencia que convierte a aumentar el empleo en la UE, a finales del la conciliación en un buen indicador de la siglo XX. El objetivo fue la promoción del persistencia de la división sexual del trabajo. empleo femenino, en particular el de las Como se recordará, en nuestro país, los mujeres madre que, en Europa, siempre servicios SAD han sido desarrollados, tan presentan bajas tasas de actividad laboral. solo, tras la puesta en marcha de la mal de- Las medidas para impulsar la conciliación nominada «ley de dependencia» (LAPAD fueron el fomento de los permisos labora- 2006). Y cuando existen como servicios pú- les de maternidad y paternidad y el desa- blicos, son insuficientes y escasos y muy ca- rrollo de los servicios de atención a la vida ros, cuando son privados. Una situación que diaria (SAD). Sin embargo, los resultados empeora, tras la crisis de 2007 y la actual, conseguidos hasta la fecha nos permiten desatendiendo las necesidades de atención observar que, en España al igual que en el cotidiana de la ciudadanía y reforzando la resto de la UE, los permisos de maternidad precariedad de las personas ocupadas en el sector. En concreto, mujeres, en su mayo- 16.– Teresa Torns, «De la imposible conciliación a los permanentes malos arreglos», Cuadernos de Relaciones ría inmigradas, que desarrollan su activi- Laborales, 23/1 (2005), pp. 15-33. dad en la denominada economía sumergida

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y en unas condiciones laborales, alejadas mujeres que no tienen empleo «no traba- del trabajo decente y demasiado cercanas jan». También es cierto que ese otro trabajo a la esclavitud. Además, estos servicios son no gozó de un acuerdo mayoritario, entre contemplados por quienes diseñan políti- las especialistas y mujeres interesadas en cas y, por la sociedad en su conjunto, como las cuestiones de género. Desacuerdo que un recurso útil para cuidar únicamente de se ha reflejado en las diversas maneras de las personas catalogadas como dependien- nombrarlo (trabajo doméstico, familiar, re- tes. Es decir, para cuidar de personas frági- productivo, de reproducción, entre otros les, por enfermedad crónica, discapacidad calificativos), según el marco teórico uti- o envejecimiento. Y, demasiadas veces, son lizado para ampararlo, a lo largo de estos pensados desde una lógica exclusivamente más de cuarenta años. Y en un interés más asistencial. Una característica que los aleja declarativo o cercano a grandes perspecti- de lo que debieran ser unos servicios que vas teóricas que en unos análisis porme- atienden unos derechos básicos de ciuda- norizados sobre la realidad femenina de la danía, particularmente necesarios en las que forma parte, salvo algunas excepcio- momentos polares del ciclo de vida. Ya que nes. Es de nuevo Mª Ángeles Durán pionera los SAD son pieza clave para lograr la orga- en mostrar evidencias empíricas sobre ese nización social de los cuidados cotidianos, otro trabajo [18]. Así como, los numerosos incluidos los de larga duración. Una reivin- análisis que han originado las estadísticas dicación repetidamente reiterada, en estas del uso del tiempo. Mediciones que sobre- dos últimas décadas, por quienes señalan valoran la descripción empírica de ese otro la necesidad de replantear las políticas de trabajo, a través del detalle de quién hace bienestar en nuestras sociedades [17]. qué y durante cuánto tiempo. Unas des- cripciones en las que el estudio dirigido Todas las mujeres son trabajadoras por Carlos Prieto aparece como una de las excepciones recientes más interesantes. Al La afirmación que encabeza este aparta- analizar las presencias y ausencias de todo do ofrece pocas o niguna duda. Una certeza el trabajo que hombres y mujeres llevan a que proviene del saber establecido que fijó cabo cotidianamente, en nuestro país, to- la existencia de ese otro trabajo que llevan mando en cuenta las diferencias de clase a cabo la mayoría de las mujeres en la vida social y generación [19]. cotidiana, tengan o no empleo. Así como de Sin embargo, ha sido la irrupción del las estadísticas que han ayudado a hacerlo tema de los cuidados en ese escenario la visible, principalmente a través de la medi- que parece destinada a dar un vuelco a esa ción del uso social del tiempo. Sin embar- situación. Pues si bien el tono declarativo go, ese otro trabajo nunca entró a formar continúa siendo superior a las evidencias parte del conocimiento de los especialistas empíricas, son cada vez más numerosas en el mundo del trabajo, donde el trabajo las especialistas y estudiosas del tema. Y, solo es sinónimo de empleo. Ni en la opi- lo más relevante, las mujeres que revindi- nión mayoritaria de la sociedad, donde las 18.– Mª Ángeles Durán, La jornada interminable, Barcelona, 17.– Teresa Torns, «La reorganización social del cuidado», Icaria, 1987; Mª Ángeles Durán (dir). De puertas adentro, Ponencia en el Congreso Internacional Feminismo 4.0: lec- Madrid, Instituto de la Mujer, 1988. turas sociales y políticas de la nueva ola del feminismo, cele- 19.– Carlos Prieto (dir.), Trabajo, cuidados, tiempo libre y re- brado en Tolosa, el 14-15 febrero 2019, organizado por la laciones de género en la sociedad española, Madrid, Cinca, Diputación Foral de Guipúzcoa. 2015.

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can esos cuidados como parte nuclear de comporta el no tomar en cuenta otros tra- su identidad. Cambio de nomenclatura que, bajos previamente existentes. Así como la probablemente y de manera paradójica, ocultación de las contribuciones femeninas más influye en la difuminación del trabajo a ese proceso, bien porque se ignora o me- de las mujeres. Ya que si bien los cuidados nosprecia las aportaciones femeninas a de- existen, el cambio de nombre tiende a evitar terminadas industrias. Tal como ocurrió con o a excluir la idea de que son trabajo. Pues el textil, a comienzos de la industrialización no solo suponen un cambio de nombre sino o sucede ahora con la industria agroalimen- una manera distinta de nombrar y analizar taria, por solo citar un par de ejemplos. Bien la realidad. O lo que quizás viene a ser lo porque tal ocultación también es producto mismo, esa distinta aproximación refuer- de la sobrevaloración de la tradición de los za la visión de que unas personas trabajan sectores industriales masculinos, mitifica- (tienen empleo) y otras cuidan (de maridos, dos en torno a la figura del obrero fordista- hijos, nietos, enfermos crónicos, etc.). Se- taylorista, cabeza de familia. paración que ampara sutilmente la diferen- A ello debe añadirse que esa entroniza- ciación de géneros e incluso éticas y lógicas ción del trabajo industrial llevó aparejada distintas de afrontar las tareas y asumir las la exclusión y el no reconocimiento del tra- actitudes correspondientes. Y que se postu- bajo de las mujeres asalariadas que lleva- la y defiende, a pesar de la coincidencia de ban a cabo tareas domésticas y de los ahora contenidos, escenarios y sujetos que pueda denominados cuidados: criadas, sirvientas, haber entre el primigenio trabajo domésti- planchadoras, convertidas ahora en em- co y los ahora denominados cuidados. Un pleadas del hogar, asistentas, limpiadoras, escenario que refleja el texto de Cristina cuidadoras u otros oficios femeninos tra- Carrasco, Cristina Borderías, Teresa Torns dicionales como modistas, corseteras, zur- donde, además de un extenso prólogo, se cidoras, peluqueras, etc. Desconsideración recogen los debates teóricos sobre el traba- que también alcanza, en la actualidad, a los jo de cuidados, desde la Economía, la Histo- empleos que conforman el cajón de sastre ria y la Sociología [20]. de servicios a las personas, no prestigia- Ese sutil rechazo a que los cuidados dos, de las que las denominadas kellys son, sean considerados trabajo puede rastrear- a día de hoy, un ejemplo de relativo éxito se, igualmente, en la tradición histórica que mediático y realidad precaria. Una realidad hizo posible el concepto de trabajo. Y en el que, de igual manera, está implícita en las creciente malestar femenino ante la acepta- enormes dificultades que encuentran, to- ción de unas tareas domésticas que les son davía, aquellas mujeres que tratan de de- atribuidas, como si la división sexual del sarrollar su actividad laboral en sectores trabajo fuese algo natural. En el primer caso, tradicionalmente masculinos [21]. Y que se las historiadoras han puesto de manifiesto hace extensiva a los sectores catalogados, cómo el concepto de trabajo se construye en interesadamente, como portadores de in- torno a la industrialización de las sociedades novación: el recurrente caso de las TIC, la contemporáneas. Un proceso que, además prestigiada inteligencia artificial o la deno- de la separación de los espacios de trabajo, minada economía de plataformas.

20.– Cristina Carrasco, Cristina Borderías y Teresa Torns 21.– Empar Aguado y Esmeralda Ballesteros, (coords.), Se- (eds), El trabajo de cuidados. Historia, teoría y políticas, (2ª gregación ocupacional. Participación y reconocimiento de ed. ampliada), Madrid, Los libros de la catarata / FUHEM mujeres empleadas en trabajos de dominación masculina, Ecosocial, 2019. València, Tirant Humanidades, 2018.

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Ese mismo rechazo a que los cuidados que solo aceptan los cuidados, simpre que sean considerados trabajo está relacionado procedan de la maternidad. Mientras que con el citado malestar femenino que pro- es asumido con gran resignación por par- voca la realización de las tareas domésti- te de las mujeres de clase obrera, incluso co-familiares. Malestar del que Geneviève cuando aparecen los cuidados de sus an- Fraisse destaca, como punto de interés, el cestros, sin que puedan contar con ayuda referente simbólico que une esas tareas alguna. Esos mismos datos hacen evidente, al mundo de la servidumbre [22]. Desde su sin embargo, que las mujeres, al contrario punto de vista, ese rechazo contiene una que los hombres, siempre se sienten obli- paradoja, que no siempre se quiere acep- gadas moralmente a llevar a cabo ese otro tar, a pesar de que las luchas feministas y trabajo. Un trabajo de cuidados que ya sean el conocimiento académico de las pione- queridos o sobrevenidos, va a estar siempre ras hicieron visible el trabajo doméstico. Y presente a lo largo de todo su ciclo de vida, aunque, a día de hoy, caben pocas dudas de con distinta intensidad y fecuencia. Si bien que se trata de un trabajo imprescindible la clase social y la generación va a marcar para obtener y proporcionar bienestar coti- y profundizar sus diferencias y desigualda- diano, el imaginario servil que lo acompaña des. Y que, lo quieran o no, lo sientan o no, lo convierte en un trabajo que nadie quie- las convierte o va a convertirlas en trabaja- re hacer. O lo que viene a ser lo mismo, en doras. un trabajo que se percibe como solo bue- no para sirvientes, propio, por lo tanto de Nota final mujeres inmigradas, que se ven obligadas a soportar la enorme subordinación social y Por último, solo cabe añadir que la fi- económica que lo preside. nalidad de estas breves reflexiones ha sido El resto de mujeres reivindica los cui- confiar en la bondad que contiene cualquier dados, siempre que se limiten a los que la aporte al conocimiento racional sobre el maternidad genera y rechazan el trabajo tema del trabajo de las mujeres. Aporte que doméstico. Tal afirmación, lejos de ser in- no desea alimentar controversia alguna, fundada, deriva de los resultados obtenidos sino reforzar un objetivo específico: contri- en el estudio, ya citado, sobre la relación buir a que buena parte del trabajo que lle- el tiempo y el trabajo, dirigido por Carlos van a cabo las mujeres en su vida cotidiana Prieto. Los resultados del estudio en torno deje de ser invisible. Ya que ese otro tra- al tema muestran que el rechazo al traba- bajo resulta imprescindible, dado su papel jo doméstico aparece como una constante, de principal aporte al bienestar cotidiano entre la mayoría de mujeres [23]. Es particu- de las personas, en particular y de la socie- larmente notorio entre las mujeres jóvenes dad en general. Y va a resultar fundamen- tal para lograr la redistribución de la carga 22.– Geneviève Fraisse, «Servidumbre, empleos de servicio total de trabajo entre hombres y mujeres, y democracia» en Margaret Maruani, Chantal Rogerat y Teresa Torns (dirs.), Las nuevas fronteras de la desigualdad. clases sociales, etnias y generaciones. Un Hombres y mujeres en el mercado de trabajo, Barcelona, objetivo que debe alcanzarse pues susten- Icaria, 2000, pp. 227-232. ta la raíz de las desigualdades sociales de 23.– Pilar Carrasquer, Teresa Torns y Anna Grau, «El trabajo clase, género, etnia y generación y ampara de cuidados entre el trabajo profesional y el tiempo de los imaginarios colectivos que las presiden. libre disposición personal» en Carlos Prieto (dir), Trabajo, cuidados, tiempo libre y relaciones de género en la sociedad Una meta de muy difícil consecución pero española, Madrid, Cinca, 2015, pp 109-135. no imposible.

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A modo de ejemplo de algunas posibi- nes piensan y tienen el poder de diseñar las lidades viables, se debe exigir, de manera propuestas para la reconstrucción econó- urgente, la creación y ampliación de unos mica, tras la crisis actual. Porque, una vez servicios públicos, que aseguren ese bien- más, la economía productiva se orienta, estar cotidiano a toda la población, a lo lar- ahora, hacia la digitalización y la econo- go de todo su ciclo de vida. En particular, mía verde. Y, según parece, no contempla el en los momentos polares de ese ciclo (en el sector de los cuidados, ni la revisión de las momento de la llegada y de la despedida de políticas de bienestar, orientadas a atender la vida) y cuando la cronicidad de las enfer- el bienestar cotidiano, como aportadores medades congénitas o sobrevenidas afecta de empleo y de redistribución de la riqueza. la propia vida cotidiana y la de las personas Asimismo, tampoco estará de más repensar convivientes. Ya que esos servicios, lejos de o idear otras soluciones comunitarias que ser solo una cuestión de mujeres, siempre contemplen la revisión de la centralidad han sido una carencia que ellas han solven- del trabajo, tomando en consideración el tado, en las sociedades del bienestar. Y los trabajo de cuidados y disminuyendo la he- datos demográficos muestran que eso no va gemonía que actualmente tiene el trabajo a poder seguir siguiendo así, pues no va a solo visto como empleo. Para alcanzar ta- haber suficientes mujeres cuidadoras en el les objetivos, es preciso no olvidar, además, núcleo familiar. que nunca hay que partir de cero y que el En este sentido, los planteamientos de proceso es largo. Y, lo más importante, que quienes reivindican la posibilidad de los requiere acciones colectivas y persisten- cuidados como fuente de riqueza económi- tes, donde las mujeres, o un gran número ca resultan de enorme interés [24]. Y convie- de ellas, tienen mucho saber y experiencia nen ser escuchados, entre otros, por quie acumulados. En eso estamos.

24.– Mª Ángeles Durán, La riqueza invisible del cuidado. In- novaciones necesarias en el análisis económico y sociológico, Valencia, Universitat de València, 2018.

84 Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 71-84 La primera generación de las trabajadoras en maquiladoras de Ciudad Juárez: aprendiendo a trabajar y protestar (1965-1979)

The first generation of Women Workers on Maquiladoras of Ciudad Juarez: learning to work and protest, 1965-1979

Cirila Quintero Ramírez El Colegio de la Frontera Norte - Sede Matamoros

Resumen

Este artículo recupera la experiencia de la primera generación de trabajadoras de la industria maquiladora en Ciudad Juárez, en el período de 1965 a 1979, con el propósito no solo de enten- der su trabajo y condiciones laborales en la línea de producción, sino conocer como este trabajo la concientizo acerca del significado del trabajo en esta industria, y como esto cambió su per- cepción hacia la actividad laboral que desempeñaba, los salarios que recibía, así como el tipo de relaciones que establecía con sus compañeras y compañeros de trabajo y sus supervisores, pero sobre todo como esto afectó a sus actividades familiares. La experiencia laboral de estas mujeres no solo les permitió aprender a trabajar sino a cuestionar sus condiciones laborales, responsabilidades familiares y sus relaciones afectivas con los hombres. El artículo, también, enfatiza como los empresarios y promotores de la maquila, a pesar de contratar hombres desde el inicio, construyeron socialmente el trabajo de la maquila como un empleo femenino.

Palabras clave: Trabajadoras, maquila, historia, Ciudad Juárez.

Abstract

This article retrieves the experiences of the first generation of female workers in the export assembly plants, namely maquiladoras, in Ciudad Juarez, between 1965 and 1979. The analysis seeks to examine how labour conditions shaped these women´s subjectivities and understanding of their work, their re- lationship with their co-workers and managers, and overall, their roles at work, at home and in society. Then, on the production line, the women workers learn how to work but also to challenge their working conditions, to question their role in the household and their emotional relationships with men. The article also emphasizes how the managers and promoters of maquiladoras, in spite of hiring men from the very beginning, socially constructed the work at the maquila as a woman’s job.

Keywords: women workers, maquila, history, Ciudad Juárez.

Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 85-104 85 Dossier: Mujeres y trabajo

En 1978, Hartmann [1] escribió un artícu- turación industrial y la flexibilidad laboral lo acerca de cómo el marxismo y el género que se estaba registrando en las industrias eran dos conceptos poco asociados. La prin- mexicanas, y su impacto en las mujeres; cipal crítica era que el marxismo oscurece después de hora de platicar del proceso pro- las diferenciaciones entre sexos, dada la ductivo, de los estándares de producción, de predilección de lo económico, por lo que es la forma de organizarse para producir con importante revisar otras perspectivas para calidad, una trabajadora, cansada de mi in- encontrar estas diferenciaciones. La crítica terrogatorio, me pregunto: «¿oiga por qué más que a la teoría tiene que ser extendida no me pregunta de otra cosa? yo soy más a varias analistas feministas, que nos for- que mis manos». La pregunta fue una verda- mamos en la escuela marxista, que nos ha dera sacudida como analista, efectivamente, costado trabajo salir de ese corset teórico, en aras de seguir una perspectiva teórica, pues hemos seguido estudiando a las mu- olvidamos la complejidad de la vida laboral, jeres desde una perspectiva economicista especialmente de las mujeres. El siguiente y desde un enfoque masculino, al querer estudio que realicé dio origen a un libro ti- evaluar el trabajo realizado por ellas, con tulado: Soy más que mis manos. Los diferentes categorías como salarios, sindicatos, huel- mundos de la mujer en la maquila [2]. En donde gas, etc., enfatizando la explotación de que intenté abordar la complejidad de la vida de son objeto las trabajadoras, es decir, desde las trabajadoras a partir de distintos espa- una posición de victimización. Un análisis cios en donde se mueve: la ciudad, la fábri- desde otra perspectiva más social, sin olvi- ca, el sindicato, el hogar y dediqué el último dar la estructura de dominación capitalista rubro al mundo de sus sueños, sus miedos, y patriarcal, y subordinación, en la que se sus expectativas. desenvuelve las mujeres, parece necesario. Esta experiencia de investigación mues- Las características espaciales y temporales tra que las teorías no son las responsables y la forma que hombres y mujeres interac- de su cortedad explicativa sino que lo somos túan en estas dimensiones también resul- los y las analistas que pretendemos seguir tan muy pertinente. utilizando las categorías generadas en otros tiempos para entender realidades actuales, Introducción en lugar de usarlas como marcos de razo- namiento para entender la complejidad de Dentro de estas miradas, la histórica pa- un fenómeno actual. Partir de las condicio- recería representar una fuente inspiradora nes materiales, como expreso Marx, sigue para obtener nuevos enfoques de los fenó- siendo muy relevante, sin embargo, para menos. El acercamiento a la realidad para la comprensión de las problemáticas de formular o revisar nuestros análisis y crear las mujeres, no basta concentrarse sólo en conceptos resulta central, antes de encerrar la producción, de cómo son explotadas las la complejidad social y laboral de la mujer mujeres, sino cómo la producción interactúa en conceptos preestablecidos. En el año de con las características sociodemográficas, 2003, en una entrevista a una trabajadora, como las concientiza y como se rebelan no por quien escribe, para entender la reestruc- sólo ante esta industria sino contra sus mis- mos condicionantes sociales. 1.– Heidi Hartmann, «The Unhappy marriage of Marxism and Feminism: toward a more progressive union» en Lydia 2.– Publicado por la Fundación Friedrich Ebert y el Sindi- Sargent, Women and Revolution, Boston, South End Press, cato de Jornaleros y Obreros Industriales (SJOIIM) en 2006 1981, pp. 1-41- [http://library.fes.de/pdf-files/bueros/mexiko/50438.pdf]

86 Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 85-104 La primera generación de las trabajadoras en maquiladoras de Ciudad.... Cirila Quintero Ramírez

Trabajadoras de una maquila. México, década de 1970 (Fuente: Archivo General del Estado de Veracruz).

Este trabajo se basa en los testimonios de La metodología utilizada mujeres trabajadoras de la maquila en la pri- mera década y media de existencia, fechada El texto está basado en diez entrevis- entre 1965 y 1979, en Ciudad Juárez, cuna tas en profundidad realizada a diez muje- de la industria maquiladora, con la finali- res que trabajaron entre los años de 1965 y dad de recuperar su perspectiva del trabajo 1979 [3], en Ciudad Juárez, la ciudad maqui- realizado, pero también de sus cambios fa- ladora con más importancia histórica. Las miliares y su participación en movimientos entrevistas fueron realizadas entre 2015 y laborales. El estudio parte de la instalación 2018, pretenden rescatar las percepciones de estas empresas, llamadas maquiladoras y de las mujeres más allá de la línea de pro- caracterizadas por ensamblaje de productos ducción y conocer como impactaron en su parciales o terminados, en un país en desa- concientización, en su forma de lucha y la rrollo, como México, mediante el pago de articulación con su vida diaria. La entrevis- bajos salarios, y cuyos productos están en- ta en profundidad, es una prima cercana de focados al mercado internacional, en donde la historia oral, y la historia de vida, porque la mano de obra inicial fue femenina. A par- a partir de preguntas detonadoras, la tra- tir de este contexto, la exposición recupera bajadora reconstruye su vida, en el período la acción femenina a través de su inserción estudiado, pero los entrecruzan con otros en el empleo maquilador, y las transforma- eventos de su vida y del contexto espacial ciones laborales y sociales que experimen- y temporal en que vivían en ese momento. taron en sus vidas. Mediante estos testi- monios se trata de deconstruir la idea de la 3.– El estudio tiene como fuente principal los testimo- mujer como trabajadora dócil, subordinada nios de mujeres, a partir de entrevistas a profundidad, que laboraron en la industria maquiladora de Ciudad Juárez y carente de acción en esta industria. entre 1965 y 1989, en total se realizaron 10 entrevistas entre junio de 2015 y mayo de 2017.

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Por lo tanto, este es un estudio cualitativo, las empresas extranjeras obtenían, parti- en donde los testimonios de las mujeres, a cularmente norteamericanas, al importar y través de sus percepciones, resultan cen- exportar sus insumos y productos sin pago trales, para comprender no sólo que signi- de impuestos, pero sobre todo por los bajos ficó trabajar en la maquila, sino como esto salarios que pagaba en comparación a los afectó y cambio sus percepciones en torno pagados en su país de origen. La discusión al trabajo y a sus relaciones de pareja y fa- de la sujeción de la economía mexicana fue miliares. ampliamente abordada por los autores de La exposición se complementa con la la época. Menos tratado ha sido el papel revisión de estudios realizados sobre estas que los empresarios locales desempeñaron mujeres en el período [4], en donde se enfati- en la adopción de la maquiladora, y los de- zó la explotación de que eran objeto en esta bates que estos mantuvieron con el gobier- industria; así como estadísticas de la épo- no federal. ca, que permiten entender el contexto eco- La historia oral de los participantes en nómico y social en el que se tuvieron que la implementación del proyecto maquila- desenvolver estas primeras trabajadoras de dor muestra una negociación que involucró la maquila, y que las llevo a confrontar el el debate entre distintos actores, especial- ambiente productivo y social en que se des- mente funcionarios federales y empresa- envolvieron. rios locales. El primer debate fue en torno al tipo de industria que se buscaba para la La maquila: nueva fase capitalista y su frontera, que principalmente había tenido alianza con el empresario local una vocación de servicios y comercio diri- gido a turistas y consumidores de Estados Los primeros textos generados sobre el Unidos. Por un lado, se encontraba la de es- análisis de la maquila coinciden en visua- timular industrias (con contenido nacional) lizarla como parte de una internacionali- vinculadas a la exportación, y por otro, las zación del capital, al salir de países desa- maquiladoras, industrias de capital extran- rrollados, como Estados Unidos, a países jero, que se instalarían en la frontera norte. subdesarrollados, como México, en busca En el debate, se apreciaban dos posiciones: de mano de obra barata [5], mediante la des- unos que consideran que empresas (como localización del proceso productivo, man- las maquiladoras) sólo estaban interesadas teniendo las de actividades de alta califica- en la mano de obra barata y condenaban a ción en países desarrollados y los de trabajo México a ser mero ensamblador. Cuando lo intensivo en países subdesarrollados [6]. En que se debería hacer sería: «producir artícu- dicho modelo era evidente las ventajas de los que sustituyeran importaciones, no pro- ductos terminados sino de materias primas 4.– Particularmente se revisaron los estudios de Jorge Ca- y partes». Esta posición era defendida por rrillo y Alberto Hernández, Mujeres fronterizas en la indus- tria maquiladora, México, CEFNOMEX; Norma Iglesias, La la Secretaría de Hacienda y Crédito Público flor más ella de la maquiladora, México, CEFNOMEX, 1985 (SHCP), dirigida por Antonio Ortiz Mena. y Sandra Arenal, Sangre joven. Las maquiladora por dentro, La otra perspectiva consideraba que las México, Nuestro tiempo, 1986 maquiladoras crearían empleos suficientes 5.– Mario Arriola Woog, «El programa mexicano de maqui- para la frontera. Un aspecto central dado ladoras: una respuesta a las necesidades de la industria nor- teamericana», Tesis de relaciones internacionales, Colegio el desempleo que existía en la frontera. La de México, México, 1978. maquila solo era el inicio de un proceso de 6.– J. Carrillo y A. Hernández Mujeres fronterizas. . , p. 216 industrialización, de acuerdo sus defenso-

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res, dado que iniciarían con el ensamblaje de muchas de las plantas automotrices, en de componentes para luego estimular ac- las que se requieren de cierto ensamble, esa tividades industriales más complejas. Esta era la diferencia». Sin embargo, los funcio- posición era sostenida por la Secretaría de narios de SHCP argumentaban que era muy Industria y Comercio (SIC), representada difícil que vinieran ese tipo de industrias a por Octaviano Campos. Al final se impuso la frontera, y que los que llegarían serían la segunda perspectiva. Las primeras in- del tipo de Panamá. dustrias, como lo había enunciado la SHCP, El tiempo les dio la razón a la SHCP, al fueron meramente ensambladoras. Para menos en la primera etapa, las primera so- atraer las primeras inversiones, ser realiza- licitudes para trabajar bajo la modalidad de ron una serie de promociones y exhibicio- maquiladoras provinieron del tipo Panamá: nes por Estados Unidos. En las que se bus- primero fue una procesadora de mariscos caba atraer industrias más estables y con en Matamoros y luego una selectora de cu- más tecnología [7]. pones de Ciudad Juárez [8]. Estas primeras Para algunos, el problema entre ambas plantas se instalaron en casas hechas, solas, posturas residía en que industrias como las posteriormente surgirían los Parques In- maquiladoras, le impediría cobrar determi- dustriales. Otro tipo de industrias arribaría nados impuestos a la SHCP. Sin embargo, años después como resultado de promocio- para los funcionarios de la época, la dis- nes empresariales en la Unión americana, cusión iba más allá, se trataba del tipo del más parecida a lo que deseaban los funcio- trabajo que se quería impulsar en México: narios de la SIC. La primera inversión sería «era muy arriesgado proponer o aceptar ga- la de RCA en Ciudad Juárez. lerones, una mesas inmensas y poner a la Sin embargo, para los funcionarios de la gente ahí a estar armando, aprovechar se- SHCP, estas plantas sólo eran una solución gún nosotros, la habilidad de la mano de transitoria al desempleo de la región y dis- obra para pegar, despegar, hilar, soldar… taba mucho de ser una industria base para fuimos algunos funcionarios …a ver como la industrialización de la frontera, con una se estaba organizando la maquila (en Pana- fuerte participación de capital nacional que má) …llegamos verdaderamente alarmados, produjera para la exportación, como se pre- con toda honestidad, porque sí, las formas tendía. Así pues, la SHCP no sólo crítico la de organización del trabajo eran verdade- instalación de plantas ensambladoras sino ramente primitivas, al menos las que vimos que rechazo de entrada las llamadas Twin nosotros…». Plants, o Plantas Gemelas, de acuerdo a su Por su parte, los funcionarios de la SIC consideración, en este proyecto «el proce- quienes habían visitado plantas asiáticas en so más sofisticado, más técnico, era del otro Japón y Corea expresaban que este modelo lado, y el proceso más primitivo, menos so- parecía ser más prometedor industrialmen- fisticado, era de este lado». te dado: «las grandes empresas electróni- A pesar de esta oposición, la industria cas eran las que ensamblaban los aparatos, maquiladora se estableció, en la vertien- soldaban milimétricamente, pensaban en te de creadora de empleos, como lo había trabajos también muy interesantes, como el previsto la SIC, la decisión fue comunicada por el presidente Gustavo Díaz Ordaz. en 7.– Samuel Schmidt, En busca de la decisión: la industria una gira por Chihuahua. Los empresarios maquiladora en Ciudad Juárez, México, Universidad Autóno- ma de Ciudad Juárez/University of Texas El Paso, Colección Sin Frontera, 1998, pp. 90. 8.– S. Schmidt, En busca de la decisión, pp. 88.

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juarenses habían costeado un estudio para Las primeras maquiladoras que llegaron mostrar las bondades del programa. Este a la ciudad fueron maquilas pequeñas de estudio recomendaba establecer un progra- costura [13], que se instalaban en cualquier ma de promoción industrial para interesar parte, atraídas en buena parte por la princi- a manufactureros norteamericanos para pal ventaja de Ciudad Juárez: el bajo costo instalarse en Ciudad Juárez. El tipo de in- salarial. Además de su mano obra, que los dustrias —decía el estudio— que había que primeros inversionistas constataron que se atraer eran manufacturas que realizaban podía entrenar, era muy efectiva y produc- operaciones que exigían una gran cantidad tiva. Posteriormente, llegaron las primeras de mano de obra, y que laboraban produc- grandes maquiladoras. Una de las primeras tos sujetos al pago de derechos reducidos maquiladoras en llegar a Ciudad Juárez fue para importación [9]. El apoyo del empresa- Acapulco Fashion, una fábrica textil que riado local resulto fundamental para abrirle venía de Nueva York. Luego llegó Nielsen, las puertas al capital trasnacional. A.C., una procesadora de cupones [14], más tarde llegaría R.C.A, y luego General Elec- Ciudad Juárez: cuna de la industria tric (GE). En la atracción, el apoyo guber- maquiladora [10] namental estatal y local para atraer a las empresas resulto fundamental, mediante El estudio financiado por los empresa- distintas concesiones fiscales, así como en rios juarenses recomendaba obviamente a la construcción de parques industriales. Ciudad Juárez como el lugar ideal para la A pesar del apoyo empresarial y guber- instalación de maquiladoras, dada su mano namental, la maquila pronto demostró de obra barata, la cercanía geográfica con el ser una fuente de empleos poco confiable, Paso, Texas, las posibilidades para crear un debido a su alta dependencia de los movi- Parque industrial y la instalación de crear mientos económicos de las empresas, de plantas gemelas. Aunque también enunció que eran filiales. Los momentos de crisis en algunas desventajas en Ciudad Juárez como sus países de origen, como fue la crisis en la corrupción de sus autoridades, la buro- Estados Unidos, se convirtieron en período cracia en la importación y exportación y la de despidos masivos de trabajadores en es- escasa oferta de mano de obra especializada tas empresas. La fragilidad laboral fue una y semi-especializada [11]. Las ventajas se im- de sus características principales. Las ma- pusieron sobre las desventajas y la maquila quiladoras inauguraron prácticas laborales llegó a Juárez [12].

ría a la maquila, así como el incremento de la violencia en 9.– S. Schmidt, En busca de la decisión, pp. 332 contra de las mujeres que desembocaría en los feminici- 10.– Ciudad Juárez, pertenece al Estado de Chihuahua, dios. Ciudad Juárez representa las dos caras de la moneda está ubicada en la frontera de Estados Unidos y limita con un capitalismo exitoso con una degradación social y fe- El Paso, Texas. Tiene una posición geográfica estratégica menina acentuada. para enlazarse tanto con ciudades mexicanas como nor- 13.– Se cuenta que la primera maquiladora en Juárez fue teamericanas. una maquila de puertas de madera, toda la puerta era 11.– S. Schmidt, En busca de la decisión, .pp. 336-337. construida con pino mexicano, pero se importaba las cha- 12.– La consideración de Ciudad Juárez resulta central pas de Filipinas, para luego exportarse a El Paso, Texas, no solo por ser pionera en la inversión maquiladora, sino Véase S. Schmidt, En busca de la decisión, p. 155. porque a través de los años se convertiría en la ciudad ma- 14.– Los funcionarios de la época cuentan que esta planta quiladora por excelencia, dado el número de empleados no les dio tanto problema con la aduana, dado que im- creados, aunque, la ciudad también es un ejemplo de la portaban puro papel, eso no creaba ninguna sospecha al precariedad laboral y marginación social que acompaña- aduanal.

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Gráfica 1: Empresas y empleos en Ciudad Juárez, 1966-1989

Fuente: INEGI. Estadística de la industria maquiladora de exportación 1974-1980. México, 1981: 2; INEGI, Estadística de la Industria Maquiladora de Exportación. 1979-1989, México, 1991: 6; INEGI, Estadística de la Industria Maquiladora de Exportación, 1995: 5; INEGI, Estadística de la Industria Maquiladora de Exportación 1994-1999, 2000

poco conocidas en el ámbito manufacturero El repunte de la actividad maquiladora mexicano, como fue el cierre de la noche a se dio en 1976, debido a nuevas concesio- la mañana, sin previo aviso a las autorida- nes a las maquiladoras, entre las que estuvo des, y sin indemnización de los trabajado- «la eliminación de fianzas, la apertura del res. Los críticos de la maquila acuñaron el mercado a productos electrónicos, terrenos término fábricas golondrinas para denomi- gratuitos en el Valle de Juárez, mayor faci- nar a estas empresas que emprendían el lidad para contratar a técnicos extranjeros, vuelo no solo por problemas económicos exención del pago de tarjeta de salud a los sino también laborales. La instalación de trabajadores, agilización de los trámites bu- ensambladoras en otros países, sobre todo rocráticos para instalarse (o reinstalarse). en el este, en los años cincuenta y sesenta, Sin embargo, el estímulo principal que reci- inauguró también la movilidad de empresas bieron las maquiladoras fue la devaluación sin problema alguno a través de los países y del peso mexicano en 1976, lo que represen- de los continentes [15]. to un crecimiento importante la gráfica si- guiente muestra el crecimiento de empresas y de empleos de la maquila en Ciudad Juárez 15.– Jefferson Cowie, Capital Moves. RCA´s Seventy-Year Quest En este primer periodo, la mayor parte de for Cheap Labor, The New Press, New York, 1999, pp. 280. empresas asentadas en ciudad Juárez adop-

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taron el modelo de plantas gemelas, a pesar mayoría de hombres. Las principales acti- del escepticismo que había manifestado vidades eran los servicios y el comercio, y algunos funcionarios desempeño un papel un grupo importante de trabajadores que central. Las principales plantas, dedicadas a vivían en Ciudad Juárez y trabajaban en El la electrónica y textil, tenían alguna contra- Paso, denominados tarjetas verdes. La otra parte en Estados Unidos, ya fuese para ter- parte eran migrantes que intentaban cruzar minación de productos o para almacenaje [16]. la frontera. El apoyo que el gobierno local continuó En su inicio, la maquila fue conside- prestando a la industria maquiladora in- rada como una alternativa para subsanar crementó su importancia. El crecimiento el problema de desempleo que había sido de parques industriales fue espectacular. propiciado por el término del Programa Para 1980, Ciudad Juárez ya contaba con Bracero [19] y la continua migración que ha- tres grandes parques industriales y dos me- bía estado llegando a la Ciudad, desde los dianos [17]; para 1988, la ciudad contaba con años cuarenta. De 1940 a 1970, Juárez ha- 15 parques industriales, más de 300 plantas bía incrementado su población de 48,881 a y 120,000 empleos [18]. A finales de los años 276,995 habitantes [20]. setenta, Ciudad Juárez se había consolida- Varios estudios han asociado el aumento do como la principal ciudad maquiladora. de la migración a Ciudad Juárez con el es- Mientras la industria parecía progresar, tablecimiento de la maquila. Sin embargo, la parte laboral confrontaba fuertes pro- no es así. Lo que originó la migración a Ciu- blemas, producidos por su vulnerabilidad dad Juárez fue la potencialidad de trabajar industrial. La gráfica 1 muestra los altiba- en Estados Unidos, en los años cuarenta. jos que ha esta industria experimento en La apertura de contrataciones para trabajar cuanto a empleos el gran problema residía en la maquiladora atrajo a los trabajadores, en que detrás de cada caída, se encontraron principalmente mujeres de la región. Ellas cientos de trabajadoras y trabajadores que eran hijas, hermanas o esposas de los pri- perdían su empleo. meros migrantes que llegaron a Juárez. Por ejemplo, uno de los primeros estudios en la Las mujeres: fuerza laboral inicial de la maquila juarense mostraba que el 24% de maquila juarense mujeres trabajando en la maquila eran hijas de migrantes [21]. El mercado laboral de Juárez al arribo de La maquila despertó un mercado labo- la maquiladora estaba integrado por una ral novedoso: el femenino. Para Marx, es- tas mujeres formarían parte de ejército de 16.– Algunas de la plantas que tenían instalaciones en El reserva laboral, sin embargo, en el ingreso Paso y Juárez eran Centralab Electronics, General Electric a la maquila de mujeres se registraba una Corporation, General Instruments, en la rama electrónica y El Paso Apparel, y Zenith Shirt Company en el ramo textil, Alicia Castellanos, Ciudad Juárez. La Vida Fronteriza, Edito- 19.– Programa migratorio entre México y Estados Unidos rial Nuevo Tiempo, 1981, pp. 140-141 firmado en 1942, para el envío de trabajadores agrícolas a 17.– Dalia Barrera Bassols, Condiciones de trabajo en las los campos de cultivo de Estados Unidos. El programa fue maquiladoras de Ciudad Juárez, México, El punto de vista finalizado en 1964. obrero, INAH-Serie Antropología Social, 1990, pp.17. 20.– Oscar J Martínez, Ciudad Juárez: El auge de una ciudad 18.– Martín González, Breve historia de Ciudad Juárez y su fronteriza a partir de 1848, México, Fondo de Cultura Eco- región, México, University New Mexico State / El Colegio nómica, 1982, pp.213. de la Frontera Norte / Universidad Autónoma de Ciudad 21.– Alicia Castellanos, Ciudad Juárez. La Vida Fronteriza, Juárez/ Ediciones y Gráficos EON, 2002, pp. 202. Editorial Nuevo Tiempo, 1981, pp. 182.

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mezcla entre requerimientos productivos que ganaba dinero porque anteriormen- de las empresas y decisiones personales te yo trabajaba en casa y me pagaban muy de las mismas mujeres. Las explicaciones poco y pus uno quiere ganar más, necesita el empresariales, de la época, en torno a la dinero entonces si me gustaba, de primero preferencia por la contratación de mujeres que yo entre se me hacía como que me daba iba desde su idoneidad para el trabajo ma- vergüenza que me pagaran ese dinero porque quilado hasta sus características físicas: la se me hacía que lo que hacía yo no era para fina musculatura que ésta posee: los dedos que pagaran eso…, claro [fue al principio]… delicados, el alto nivel de destreza, la pa- después hasta se me hacía poquito» (Ofelia, ciencia y el gusto por repetición convierten trabajadora juarense, período 1965-1979). a las mujeres en empleadas idóneas para las maquiladoras [22]. Un empresario expresó lo La inexperiencia laboral y las condicio- siguiente: «La razón por la cual preferimos nes tan desventajosas que habían tenido a la mujeres es que son más pacientes y me- en empleos anteriores, donde no tenían nos difíciles que los hombres, las mujeres horarios fijos, les pagaban poco y sin segu- no se cansan de realizar la misma operación ridad social, hacían que las mujeres viesen durante novecientas veces al día», como sus al trabajo maquilador como una fuente la- habilidades para realizar este tipo de trabajo boral bastante buena, aunque después su hasta algunas ideas absurdas sobre sus ca- experiencia les haría cambiar de opinión. racterísticas fisiológicas que les permitían Las trabajadoras también visualizaban la estar mucho tiempo sentadas. En opinión maquila como un empleo que les permitía de algunos estudiosos: «los gerentes pre- nuevos aprendizajes: ferían a las mujeres por la naturaleza com- plicada, tediosa e intensa de trabajo de las «[...] cuando entré..., yo no sabía coser, yo ensambladoras… [además]…elogiaban a las nunca había agarrado una máquina. Nomás mujeres mexicanas por su habilidad, adap- que entraba uno ahí [la maquila] y había tación, paciencia, alegría y obediencia» [23]. una línea de producción que se le llamaba La elección de mujeres no descanso solo la escuelita, ahí entraban las nuevas que no en la empresa, sino también en la decisión sabían coser, había una supervisora…, que de las mujeres de trabajar en esta industria. enseñaba a uno. Le decían a uno: ‘va a tener Contrario al estereotipo de que la maquila un mes para aprender, si en ese mes usted fue el primer empleo de las mujeres, los tes- no aprender pues lo sentimos mucho’ [pero timonios recopilados muestran que algunas no la contratamos]…, ahí te enseñaban a de ellas ya tenían experiencia laboral, e in- enhebrar las agujas, como ponerla..., como cluso que la maquila representaba un avan- darle a la máquina, despacio, primera todo ce en su situación laboral, en cuanto a sala- y así yo estuve un mes», (Ofelia, trabajadora rio y condiciones laborales: juarense, 1965-1979).

«[…] me gusta mucho el trabajo [de la ma- Los requisitos eran pocos: acta de naci- quila], me gustaba lo que hacíamos, el trato miento, estudios ‘los que se tuvieran’ y ex- porque si tratan a uno bien…, me gustaba periencia, sí la tenía. ‘Yo no la tenía y aquí en Icamex, me estrene’. La abundancia de 22.– María Patricia Fernández Kelley, «Maquiladoras, desa- rrollo e inversión transnacional», Revista A, UAM Azcapot- trabajos en estas nacientes plantas, hacían zalco, Vol. IV, 1, (1983), pp. 153-175. que ‘le dieran a uno luego, luego el trabajo’. 23.– Oscar J Martínez, Ciudad Juárez..., pp.180 . Otras trabajadoras, visualizaron a la maqui-

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la como una oportunidad para laborar en cuenta de procesos productivos heterogé- la Ciudad Juárez en lugar de cruzarse a El neos, es decir, no existió un solo tipo de Paso: maquila; su producción y condiciones la- borales, dependieron de la posición de su «Pues [en ese momento] se necesitaba mu- empresa matriz en el esquema internacio- cho empleo y la gente en lugar de irse a tra- nal. Las actividades realizadas fueron desde bajar a El Paso, pues digamos…, tuvimos la tareas fáciles como checar pantallas, o bien oportunidad de encontrar trabajo aquí en la checar fases últimas de procesos producti- misma ciudad o ir en camiones [a las em- vos a través de microscopios potentes, has- presas], porque había camiones a toda hora, ta soldar partes microscópicas en tablillitas [para donde estaban las empresas]» (María, para aparatos electrónicos. La descripción trabajadora juarense, período 1965-1979) de las actividades que realizaban las traba- jadoras muestra más que ausencia de una Algunas entrevistadas mencionan que, calificación, la elaboración de sofisticados aunque tenían pasaporte, y la posibilidad procesos, para las cuales no siempre reci- de irse a El Paso, prefirieron emplearse en bían capacitación alguna, además de que la maquila, «porque aquí se me hacían bien, debían contar con una gran capacidad para porque aunque fuera poquito, pues tenía mi reestructurar sus actividades: seguro social y si tenía algunas prestacio- nes», (Elvira, trabajadora juarense, período «[…] nos llamaban a junta y nos decían…, 1965-1979). Es decir, en un primer momen- cambió el modelo de trabajo…, teníamos to la maquila se convirtió en un empleo que revisar ese modelo…, nos enseñaban mejor remunerado y con mejores prestacio- como tenía que ir el trabajo…, nos daban nes que otros empleos locales, y de ahí su una hoja y en esa venían otras cosas, pero preferencia por las mujeres. El descontento es todo y…, tenías que buscar [entender] lo laboral surgiría con los empleos generaliza- que es el trabajo…y ahí estás checando esa dos por las crisis, y por las condiciones la- hoja…, aparte de eso…, [cuando] cambiaban borales que pronto mostraron que no eran de producto, otra vez [nos llamaban] a jun- tan mejores como se había pensado en un tas [y nos decían] que cambiaba el produc- inicio. to…» (María, trabajadora juarense, 1965- 1979) La heterogeneidad productiva de la maquila y el uso pragmático de las Las supervisoras desempeñan un papel mujeres trabajadoras central, ellas transmitían estos conoci- mientos a las otras trabajadoras, y les daba Las entrevistas con mujeres del primer un manual con las distintas instrucciones, período de la maquila aportan también cada una debía tener un manual, para estar otros datos interesantes. Dos de las carac- checando los pasos. A pesar de los cambios terísticas más mencionadas en los estudios continuos, las trabajadoras se enfrentaban sobre las trabajadoras de la maquila en años continuamente al reto del aprendizaje de sesenta y setenta fueron la producción in- nuevas formas o modificaciones en su tra- tensiva, y poco calificada, de partes peque- bajo: ñas de productos textiles y electrónicas y el empleo solo de mujeres. Sin embargo, los «[…] en ese momento [de nuevas enseñan- relatos de las primeras trabajadoras dan zas] se me hacía bastante difícil pero ya

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después que agarre práctica [fue más fácil], ta, por la exigencia de estándares laborales después que fui aprendiendo todos los tru- para ser certificados, a nivel internacional, cos, mmm…, [me di cuenta que] estaba bien sin embargo, algunas de las trabajadoras fácil, estaba feliz trabajando ahí» (María entrevistas mencionan que los requeri- trabajadora juarense, 1965-1979) mientos para la limpieza en los espacios la- borales existían desde los años setenta: Los trucos en el aprendizaje del proceso productivo muestran la forma de razona- «[…] cuando llegaba a mi espacio de traba- miento que utilizaban las trabajadoras para jo, nos teníamos que poner una bata blan- interiorizar nuevas actividades con rapidez. ca, guantes blancos y a preparar nuestro Ellas buscaban encontrar diferencias con lugar de trabajo, porque era material deli- su actividad anterior que facilitará la reali- cado [el que manejábamos]…, [yo] checaba zación de las nuevas tareas, los manuales, un muestreo y revisaba lo que estaban ha- los instructivos resultaron centrales en esta ciendo y se lo enviaba a la operadora otra materia: vez para que ella continuará y no tenía que detenerse hasta que terminaban su trabajo, «[cuando te enseñaban] al principio te de- aparte de mí, el producto era checado en cían ve bien esta letrita pero ya después te control de calidad, y el producto iba checa- familiarizas con el trabajo, ya después di- do en un 100%» (María, trabajadora juaren- ces está mal, va aprendiendo uno sobre la se, 1965-1979). marcha…, [después] ya no nada más era de que vamos a cambiar, era de que haber que El otro elemento que arrojaron las en- letra y digamos [esta letra] es diferente, [lo trevistas con las trabajadoras fue el empleo demás] ya era lo mismo que revisábamos, de hombres en la maquiladora. En sus na- nada más que en otro modelo…, [lo difícil rraciones se percibe una división sexual del era] en lo que me aprendía las palabras que trabajo, y una articulación general en la ela- venían en inglés y ya las memorizábamos, boración del producto. Una trabajadora, em- ya después se me hacía bien fácil» (María, pleada en una planta textil que cosía chama- trabajadora juarense, 1965-1979) rras, pantalones y chalecos menciona:

La idea de un trabajo repetitivo y monó- «[…] primero los muchachos hacían los cor- tono, sin necesidad de calificación, es cues- tes…. luego…, mandaban el material para tionada ante estas descripciones, las muje- todas las máquinas, a cada quien, a hacer res de la época se enfrentaban y resolvían una operación, se iba pasando de persona los cambios continuos de una maquiladora a persona, cada quien tenía una operación que se regían por indicaciones en el proce- hasta que salía ya planchadito y colgado [en so productivo en otro idioma y en aparatos su gancho]» (Elvira, trabajadora, juarense, sofisticados y de alta precisión, lo que sin 1965-1979). duda las distanciaba de un trabajo descali- ficado. Los hombres sólo estaban en el corte La mayor parte de investigaciones tam- porque otras actividades eran difíciles para bién han hecho énfasis en lo rudimentario ellos y también costoso para la empresa: y precario de los espacios laborales, en los inicios maquiladores, que estos mejorarían «[...] los hombres entraron y le pusieron ha- hasta finales de los ochenta, y los noven- cer paca [de ropa] cada vez más gruesas…

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[no aguantaron] si acaso durarían 4 o 5 me- «[los empresarios] dicen que las mujeres ses…se iban solos porque se les hacía muy faltamos más, por ejemplo, dicen que las difícil el día, sentados, [y la revisión de su mujeres que tienen niños faltan mucho, que trabajo] que les quedo mal aquí, y se lo de- porque se les enferma un niño, que porque volvían… es que [había] quien iba revisando se les enferma ahora el otro, que porque no cada línea… entonces [a los hombres] les tuvo donde dejarlo, que no vino la abuelita regresaban muchas cosas y se les juntaba [a cuidarlo], que esto que lo otro…[enton- mucho material que les regresaban y no, no ces] faltan mucho y luego se embarazan le convino a la empresa» (Ofelia, trabajado- y son 3 meses los que no vienen y empie- ra juarense, 1965-1979). zan a faltar [luego] porque se les enferma el niño…, [aunque seas trabajadora] ellos El testimonio muestra no la idoneidad quieren una persona que este todos los días del trabajo textil para las mujeres sino la ca- porque la necesitan ahí, si usted falta, ya pacidad de producción de las mujeres para tienen que poner a otra en la línea, y, ya eso la industria textil, pues con poco tiempo de le hace un desastre a ellos…» (Ofelia, traba- enseñanza lograban un aprendizaje rápido jadora juarense, 1965-1979). no de una fase sino de todas las activida- des y capaz de adaptarse a los cambios pro- A pesar de esta desventaja, la contrata- ductivos sin problemas, además de producir ción de mujeres resultaba más atractiva con calidad: para los empresarios, y de ahí su predo- minio en este período inicial. Las mujeres «[…] no me dieron un curso de entrena- auto-reconocen porque los empresarios las miento, antes no daban eso, antes la ponían contrataban: a coser en un trapito hasta que le agarraba la onda a la máquina entonces ya le empe- «[nosotros] dábamos más rendimiento que zaban a darle a uno materiales de a poquito el hombre…la mujer era más entregada al primero, ya después entre más sepas más te trabajo [además] la mujer no se desvela, no dan... al principio se me hizo difícil ya des- llega tarde a su trabajo…por lo regular va a pués ya no porque fui agarrando práctica su trabajo y cumple… somos más ordenadas pero al inicio se me hacía un poquito difí- o más disciplinadas… [ahora bien] no hay cil porque son prendas muy delicadas, o sea que menospreciar al hombre porque hay de querían todo a la perfección, o sea querían todo» (María, trabajadora juarense, periodo cantidad y también calidad…» (Elvira, tra- 1965-1979). bajadora juarense, 1965-1979). El cambio hacia la contratación de hom- Esta capacidad de adaptación y aprendi- bres en los años posteriores, desde la pers- zaje laboral, en industrias marcadas por la pectiva de las trabajadoras, se debe a que el calidad y fineza de sus productos, parecen trabajo en la maquila se hizo más pesado, ser uno de los factores valorados por los o aparecieron nuevos sectores, y por eso se empresarios, más allá de sus condiciones de contrataron hombres, como fue el caso de juventud y status migratorio de las muje- la industria automotriz: res. Sin embargo, a la par de estas ventajas productivas, el empresario también se con- «[…] siempre ha habido arneses, pero dicen frontó a la principal desventaja de emplear que en [los] arneses, siempre tienen sus ma- mujeres jóvenes: nos todas descarapeladas, maltratada, ese

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trabajo si se me hace muy duro para la mujer, «[los hombres] si llegaban [a la línea], en no se me hace muy bueno para una mujer, ese una ocasión, se pusieron 2 líneas de hom- se me hace para los hombres, pero sin em- bres, pero no les gusto [a los empresarios] bargo, la mujer se va a donde le den trabajo, la forma en la que hacían el trabajo porque aunque sea pesado, duro, aunque le duelan decían que eran muy bruscos, muy toscos… sus manos...» (Elvira, trabajadora juarense, para esas prendas que hacia [la empresa]…, periodo 1965-1979) o sea los hombres son muy toscos, hay como salga, y las mujeres no, siempre uno bus- Para estas mujeres, la maquila no distin- ca que quede bien bonito entonces no duro guía por sexo, sino fue el tipo productivo lo las dos líneas que pusieron de hombres…» que marcó la diferencia entre emplear mu- (Ofelia, trabajadora juarense, 1965-1979). jeres o hombres: La distinción entre actividades para «[...] pues [en la maquila] hay [trabajo] para hombres y mujeres, marca un reconoci- mujeres y hay para hombres, hay de las dos miento básico de la división sexual del tra- formas, yo pienso… que es parejo porque bajo. El cuál no está asociado por las rela- hay muchas cosas que pueden hacer los ciones de poder, sino por las razones entre hombre más bien que tienen que hacer los las que se entremezclan las capacidades hombres cosas pesadas, por ejemplo, ahí en productivas de los géneros y la referencia la fábrica los hombres eran los mecánicos, social a los estereotipos entre las caracte- una mujer quiso ser mecánica y entro a es- rísticas laborales y sociales que existen en- tudiar pero no la hacía no arreglaba bien tre ambos géneros. las máquinas…, están [bien] pesadas las Ciudad Juárez también es un ejemplo de máquinas y los mecánicos tienen que arre- cómo se fue defeminizando la maquila, la glar todas, no nada más unas y otras no, y apertura de nuevos sectores más calificados más bien [a] ella…, porque era mujer no le con mayor capacidad técnica, la aparición iban a dejar las más facilitas, ¿verdad?. Ahí de otros sectores, como las autopartes, pero se juntaban las máquinas que estaban des- sobre todo la sobreabundancia de empleos compuestas y cada mecánico iba agarrando en la maquila, hizo que la maquila se con- la que le iba tocando o sea iba por orden virtiera en una fuente laboral local no sólo no que yo agarro ésta que es la más fácil... atractiva para las mujeres sino también entonces ella pues muchas veces no podía» para los hombres. La idealidad de la maqui- (Ofelia, trabajadora juarense, 1965-1974) la para las mujeres ha sido cuestionada por la experiencia juarense. La gráfica 2 mues- El testimonio también puede sugerir una tra como a partir de los setenta, la partici- prueba laboral masculina a las mujeres que pación de trabajadores hombres cada vez tomaban la decisión de incursionar en acti- fue mayor vidades masculinas. Por el contrario, cuando La gráfica muestra que la maquila solo en un hombre entraba en la línea de producción, su primera etapa hasta el año de 1982, tuvo en estos primeros momentos, y la abando- una mayoría femenina. La modernización y naba era visualizado cómo una decisión de la apertura comercial, iniciada en 1983, con ellos por no sentirse a gusto en este trabajo, el ingreso de México al GATT, muestra un aunque también se apuntan argumentos que crecimiento más constante de los hombres, mostraban la incapacidad laboral masculina para finales de los noventa, el porcentaje se para este trabajo considerado sencillo: igualaría en el 50%. A pesar de esta defemi-

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Gráfica 2: Empleo en la maquiladora de Ciudad Juárez por género (1973-1989)

Fuente: INEGI. Estadística de la industria maquiladora de exportación 1974-1980. México, 1981: 2; INEGI, Estadística de la Industria Maquiladora de Exportación. 1979-1989, México, 1991: 6; INEGI, Estadística de la Industria Maquiladora de Exportación, 1995: 5; INEGI, Estadística de la Industria Maquiladora de Exportación 1994-1999, 2000.

nización subsiste la idea de ver a la maquila que ingresaron a la maquila [24]. En otras pa- como una industria de mujeres, y se sigue labras, la mujer fue utilizada como un fac- presentando como un trabajo descalificado tor para desvalorizar la actividad producti- y mal pagado. Un análisis más fino, basado va de estas empresas. en los testimonios, en torno al empleo de estas mujeres apunta que ellas fueron utili- La toma de conciencia en las obreras de zadas para descalificar una actividad que en la maquila otros espacios era calificada, esto fue una condición necesaria para justificar el pago Lo intensivo de las jornadas y la juventud de un salario mínimo, más que profesional, de las primeras trabajadoras de la maquila factores como la capacidad de aprendizaje y adaptación que mostraban las mujeres 24.– Una explicación más amplia puede ser encontrada ante los cambios productivos no fueron va- en Cirila Quintero Ramírez, «Female work in Mexican ma- lorados y si prolongados hacia los hombres quiladoras. Naturally unskilled work or creating unskilled work for women workers?», comunicación presentada en el «XIV International Economy History Congress», Helsinki, agosto de 2006,.

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han sido asociadas a la poca concientización le decía… yo no me voy a quedar…, porque de las trabajadoras de la explotación de que donde vivo está bien lejos… ¿Quién me va eran objeto. Los relatos de las trabajadoras a llevar a la hora que salga?, y se enojaba, y cuestionan esta idea. Para visualizar esta a veces [por no estar discutiendo] nos que- concientización hay que salirse del espa- dábamos de 5 a 7…, y cuando había mucho cio productivo y analizar las características trabajo nos quedábamos toda la semana, e, laborales de la maquila: primero en cuanto íbamos el sábado y el domingo hasta medio al salario recibido, las estrategias empresa- día y el sábado completo porque había mu- riales para alargar el salario y las relaciones cho trabajo...» (Ofelia, trabajadora juarense, laborales de confrontación al interior de las 1965-1979). plantas. aspectos conducirían a la protesta de estas primeras trabajadoras. Estos facto- El testimonio muestra una sujeción del res conducirían a la concientización y con- tiempo de las trabajadoras a las empresas, y frontación de las mujeres a estas empresas espacio nulo para la negociación con los su- en el primer gran período de la maquila. pervisores. Los supervisores, y los gerentes, En cuanto a la extensión de la jornada. desempeñaron desde el inicio de la maquila Por ley, las trabajadoras tenían que laborar un papel de controlador y defensor de las in- 8 horas al día, sin embargo, la alta deman- versiones al interior de la empresa, y con un da de producción requería que constante- maltrato continuo hacia las trabajadoras. mente las trabajadoras se quedaran horas extras. El quedarse era una opción, sin em- «[la supervisora] tenía que tener… mucho bargo, las trabajadoras relatan que era una carácter y mucha energía…, el supervisor imposición y a veces hasta condición para siempre era muy gritón y a mí no me gus- que no las despidieran. En palabras de ellas: taba eso…, a unas las hacía llorar porque entregan las cosas mal hechas…, la per- «Había veces que nos tocaba [quedarnos]… sona era enérgica…, regañaba muy fuerte y si no cumplíamos el tiempo extra pues [por todo]…, si no le gustaba como estaba como había cierta represalia, entonces [sa- quedando el trabajo si no se apuraban, si líamos y] llegábamos al centro [de Juárez] iban al baño, si tardaban un poquito más y ya no conseguíamos [transporte] para re- pues y las estaba regañando…, [decía] que gresar [a la casa]… porque el transporte que la ida al baño era rápido que no quería que la empresa nos pagaba, nada más le pedía se entretuviera uno porque no quería que que fuera a tal hora [y] éste era de la planta se atrasaran las demás o que se adelantaran al centro y ya del centro…nosotros nos lo en el trabajo» (Elvira, trabajadora juarense, arreglábamos [para llegar a nuestra casa]» período 1965-1979). (Auxilia, trabajadora juarense, período 1965-1979). Cómo el testimonio relata la producción estaba por encima de todo. El cumplimien- No solo se trataba de una imposición to de los estándares laborales se convirtió sino que incluso la trabajadora tenía que en el aspecto más evidente de como estos asumir los costos de su traslado y reajustar actores fabriles se convirtieron en verdade- sus actividades: ros guardianes del capital a nivel planta.

«[la supervisora decía] se tienen que quedar «[...].me disgustaba que nos dieran tanta ca- va a haber tiempo extra…, yo muchas veces rrilla que nos apuraran tanto en el trabajo…

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no nos trataban mal sino que apenas esta- a mí me pasaron a tablillas [de nuevo] [aho- ba uno terminado un bulto cuando ya veías ra] nos pusieron en una parte donde tenía- otro paquetote así…, [era] muy presionado, mos que sacarlas del horno y revisarlas con si me daban poquito incentivo pero no tan- lupa, las revisaba y las ponía [en un conte- to como daban [con] la carrilla…, yo si me nedor], y las que venían mal, las sacaba, ahí cansaba mucho de la espalda, la cintura…, me pusieron y ahí estuve hasta que me salí» porque la costura era muy pesada para mí (Ofelia, trabajadora juarense, 1965-1979). pero pues como en aquel entonces era en lo que tenía más práctica…, yo nunca trabajé En la maquila, a diferencia de otras ac- en otra cosa que no era la costura..., si había tividades laborales, el esfuerzo, la disposi- [maquila] electrónica, pero no muchos, pero ción, el aprendizaje no eran valorados. La yo como siempre mi ramo era la costura, maquila usaba y desechaba a las trabaja- pues siempre trabaje en la costura» (Elvira, doras según sus necesidades. Las empresas trabajadora juarense, período 1965-1979). amparadas por la protección gubernamen- tal y empresarial, podía hacerlo sin ningu- A pesar de que las electrónicas parecían na sanción. Ante la situación que enfrenta- ofrecer mejores condiciones laborales. Los ban algunas decidieron renunciar a seguir testimonios muestran las fuertes exigen- aguantado estas condiciones laborales: cias para asumir los cambios productivos sin cuestionamiento: «[…] yo me salí [de la empresa], yo renuncié y…me decían las supervisoras ‘no hombre «[en una línea yo ensamblaba y otro solda- no renuncies, ¿para qué renuncias? No te ba…[pero] al cabo de 6 meses decía el su- van a dar nada, porque tú estás renuncian- pervisor: ‘ya no va haber ensambladores… do’…, y yo decía no pues ni modo, que no todos van a ensamblar y soldar’…yo le dije: me den nada, yo ya no quiero venir, yo ya ‘yo no sé soldar’, ¿no? [me contesto]…, estaba cansada de las doce horas…, estaba ‘pero aquí aprendes, es fácil, usted ha visto bien fastidiada con el calorón y no, yo ya no como está soldando su compañero, lo que él quería venir…., entonces renuncie, salimos hace es lo mismo que va hacer usted’…, yo de vacaciones en diciembre, ya en enero le digo..., ‘no mejor me salgo…, porque no fui a renunciar…, me dieron 3500 pesos… veo bien…, como para verle el puntito exac- por 20 años de trabajo…, pero porque yo tamente’ y él me dijo…, ‘usted puede…, yo renuncie…» (Ofelia, trabajadora juarense, la he visto trabajar, sé que si puede…le voy 1965-1979). a dar un mes para que aprenda’…, y apren- dí… rapidísimo… nos pedían 200 tablillas Sin embargo, hubo otras obreras que por hora..., [empecé] con 150 al día [porque empezaron a cuestionar estas condicio- estaba aprendiendo]… [finalmente] alcancé nes, al interior de la planta, dado que se a hacer las 200 [por hora] y estábamos bien dieron cuenta de la diferencia entre lo que haciendo 200 [por hora]…, hasta cuando se se les pagaba y lo que costaba la prenda acabó ese trabajo, quitaron las líneas, co- que producían: rrieron a toda la gente, a mí no me corrie- ron…, me mandaron al almacén…, hasta «[…] primero hasta me daba pena que me que quitaron el almacén [por problemas en- pagaran [lo que me pagaban] pero ya des- tre los dueños]…, corrieron a todos que es- pués cuando yo sabía lo que costaba cada taban con el socio [que tenían problema]…, prenda [que producíamos] pues si me hacía

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poco [lo que me pagaban], decía yo pues cal inicial, realizado por las supervisoras de deberían de pagar un poco más, por qué las líneas, quienes anteriormente habían es mucho lo que ellos ganan por un brasier sido obreras, y los conflictos a los que se tu- que hacemos, nos pagaban la semana y eso vieron que enfrentar: que los bultos eran de 24 piezas, y [uno] no hacía un bulto ¡yo hacía 150 bultos al día!» «[el sindicato lo inició] la supervisora mía (Ofelia, trabajadora juarense, 1965-1979). [y otras] 3 supervisoras empezaron…, pri- mero nos anduvieron diciendo a cada una y Así pues, después del deslumbramiento luego pues las que estuvimos de acuerdo..., inicial de las trabajadoras por el trabajo de ya nos pasaron una hoja para que la firmá- maquila, en comparación de otros empleos ramos, pero a escondidas, que no se dieran locales, se daban cuenta de los bajos salarios cuenta los señores [dueños]…, el caso es que recibían, del escaso reconocimiento de que la mayoría firmamos, entonces cuando su trabajo y de los malos tratos de superviso- se dieron cuenta…, de lo que estaba pasan- res, es decir, se daba su concientización, por do en la planta…nos empezaron a llamar… lo que iniciaron las primeras oleadas de pro- una por una a la oficina, ya nos pregunta- testa en la maquila, los cuáles coincidieron ba: ‘¿qué está pasando en su línea? Nos es- con las grandes crisis económica de Estados tamos dando cuenta que están queriendo Unidos, primero entre 1973 y 1976, y luego meter un sindicato’…, [después] a todas las entre 1983-1986. El propósito fue conformar supervisoras que teníamos… las corrieron… sindicatos que las representaran. Las prime- pero volvieron a entrar cuando se inició el ras en movilizarse fueron las textiles: sindicato, o sea las corrieron a ellas [pero] ellas se fueron ya con todas las firmas que «[…] cuando yo entré [a la maquila] no había traían..., entonces [fueron] al sindicato y cafetería, ni nada, ni batas, ni nada, cuando [regresaron] con el sindicato [entraron] a entraba uno le daban sus tijeras, su lápiz y la oficina con los señores [entonces] nos tus telas, y ya si te las robabas o algo pues hablaron a todas y ya el gerente nos dijo: las tenías que pagar entonces se tenían que que cada una dijera si estaba conforme con cuidar…, ya después a los 12 años de estar que metieran al sindicato o si estaban con- ahí metimos al sindicato porque…nada más forme con la empresa, que la empresa iba a nos pagaban medio sueldo, no teníamos ca- mejorar mucho sino metíamos al sindicato, fetería, no teníamos batas…si descansába- que no teníamos que meter a otra persona mos un día festivo…, otro día teníamos que que sacara dinero de ahí, ese dinero que le pagar una hora…, que era hora de la comida iban a estar dando [al sindicato] pues mejor del otro día…entonces pues empezábamos nos lo daban a nosotros en beneficios, pero a estar inconformes y…, la supervisora de pues no, a nosotros ya nos habían propues- mi línea nos dijo: ¿cómo ven?..., andamos to muchas cosas, eso que les vamos a dar viendo, si queremos meter el sindicato, es atas, que les vamos a poner esto y nada, no que con el sindicato nos van a dar batas, hacían nada, entonces no, pues dijimos que nos van a da todo lo que necesitamos, lá- queríamos sindicato» (Ofelia, trabajadora piz, desarmador…nos van a tener que poner juarense, período 1965-1979). cafetería…» (Ofelia, trabajadora juarense, período 1965-1979). Ofelia recuerda que con el ingreso del sindicato las condiciones laborales mejora- El testimonio muestra un trabajo sindi- ron, se les puso cafetería y se les daba útiles

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de trabajo que ya no tenían que pagar por- presa, todas las trabajadoras y los señores se que se desgastase, podían ir al seguro social, sentaron y el sindicato [también]…, luego sin que les descontasen, pero que el proceso uno por uno firmaba si estaba con la empre- no fue fácil y para tener sindicato debieron sa…, o con el sindicato..muchos se echaron de mantener una huelga de 24 días, previo para atrás al término de los días decían: no, a que se les preguntase si se afiliaban o no. pues mis hijos, yo necesito el trabajo…, ya La trabajadora comenta los comentarios en cuando pasamos todos, ya el señor del sin- contra y desfavorecedores que existieron dicato se paró y dijo: ‘pues hemos ganado ante su movimiento y sobre todo las adver- entonces…, la empresa, les va a tener que tencias que recibieron por desafiar a la em- pagar todo el tiempo que estuvimos afuera, presa, y los consejos que recibieron: ustedes van a venir hasta el lunes [era miér- coles] para que ustedes descansen esos días, «[cuando estábamos en huelga] fuimos al y el lunes que ustedes entren a trabajar, les [canal] 44 a pedir ayuda…ahora sí que como tienen que pagar las semanas que estuvi- le hacíamos…entonces nos dijo Arnoldo... mos afuera, con sus bonos y todo…, lo que ¿cómo se les ocurre ponerse así con los se- necesiten… nosotros [el sindicato] vamos a ñores?, ¿Cómo creen ustedes [que] van a ga- tener una oficina aquí en la empresas y lo narle a la empresa? Ustedes no pueden ga- que se necesite ahí vamos a estar… el señor nar a una empresa, ustedes van a perder sus y el gerente [estaban] bien tristes..., sentían años que tienen ahí, van a perder su trabajo que los habían traicionado… pero si no nos y no van a poder conseguir en otra fábrica ayudaban a nada..» (Ofelia, trabajadora jua- porque ya van a estar tachados…entonces rense, período 1965-1979). yo les aconsejo que…cuando hagan el re- cuento final... ustedes pueden poner que Los días posteriores al surgimiento del están con la empresa y se quedan ahí con sindicato, estuvieron marcados por el enojo su trabajo no pierden nada…pero nosotros de los patrones hacia ellas, y el hostigamien- no quisimos [desistir de la huelga]», (Ofelia, to hacia las supervisoras, las cuáles fueron trabajadora juarense, período 1965-1979). reinstaladas, aunque terminaron renuncian- do. A partir de entonces, las supervisoras ya Sin embargo, también existieron apoyos no fueron obreras sino de confianza, es decir sobre todo que vinieron de otros sectores cercana a la empresa. También el rumor del trabajadores: cierre de la empresa fue constante, pero Ofe- lia recuerda que ella se salió 10 años después «[…] mientras estuvimos afuera [de la plan- y la planta seguía. La descripción anterior ta] a nosotros no nos faltaba comida, no nos muestra como las primeras luchas de la ma- faltaba nada, porque todos los que estaban quila salieron desde dentro desde sus pro- en el sindicato de otras empresas, Coca Cola, pias trabajadoras, con la alianza de mujeres Pan Bimbo…, nos llevaban comida, nos lle- que pudieron colocarse en puestos de con- vaba una hielera y nos daban sodas, salchi- trol de la producción, y desde ahí impulsan la chón, pan, todo para que hiciéramos lonche, protesta. Mientras en la parte laboral, estas en la noche iban los luchadores a quedarse primeras mujeres experimentaron avances, ahí para cuidarnos porque éramos puras hubo otras actividades asignadas en el siste- mujeres…, y se quedaban ahí por si algo pa- ma patriarcal de la que no pudieron despren- saba en la noche, duramos 24 días, a los 24 derse y las que aprendieron a compaginar. días hicieron el conteo final afuera de la em-

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Entre la aceptación de los roles sociales Sin embargo, en otras trabajadoras ha- y el desafío patriarcal bía una concientización de la inequidad que existen entre los trabajadores hombres y las La mayor parte de publicaciones de la trabajadoras mujeres: época se concentraron en la explotación de que eran objeto las mujeres, resaltaron su «[…] las mujeres casi siempre tienen…pro- juventud, pero poco abordaron sus proble- blemas..aparte llegan cansadas, llegan con máticas sociales, particularmente de las mu- sueño, tienen que cuidar a los hijos que jeres que empezaron una relación afectiva o tienen, [hay] que llevarlos al hospital…, bien se embarazaron en este primer período. esos problemas eran distintos entre muje- Al igual que en las relaciones productivas, res y hombres…, [también] teníamos que ir en sus relaciones afectivas también se mos- a pagar algún recibo que no se podía pagar traba una ambigüedad. Si bien las trabajado- en la tarde y pues…las mujeres éramos las ras expresan su gusto por el trabajo, las ex- que [más] salíamos por permiso, los hom- periencias laborales que lograron, guardan bres casi no…, todo el tiempo le dejan a uno sentimientos de enojo y frustración hacia todo la responsabilidad…, [no hay ayuda de estas plantas, sobre todo en cuanto al tiem- ellos]…por llegaba [de trabajar] y mi marido po que no pudieron estar con sus hijos: el puro descansar, él quería estar acostado, descansando y yo era la que tenía que llegar «[...] lo que no me gustaba [de trabajar en a hacer todo» (Elvira, trabajadora juarense, la maquila] era que tenía que dejar a mis hi- 1965-1979). jos encargados un ratito, antes que llegara mi esposo para que los cuidará, eso no me En las relaciones afectivas, las primeras gustaba, dejarlos solos para irme a trabajar, obreras juarenses fueron más confrontati- no solos sino que los encargaba que me los vas, mientras asumían sus roles como ma- cuidaran…mientras mi esposo llegaba...» dres, en materia emocional era diferente. Las (María, trabajadora juarense, 1965-1979) mujeres de la época recuerdan la ruptura de matrimonios, los cambios de pareja tanto de Pese a que el no cuidado de los hijos se mujeres como hombres, que se registraron desprendía de los compromisos laborales, es en las maquiladoras que trabajaron, enfati- común que las mujeres se consideraran cul- zando que la existencia de tantas mujeres pables de este descuido. Así pues, contrasta propiciaba el involucramiento de los hom- la actuación combativa y aguerrida por de- bres de la empresa con otras compañeras, en rechos en las fábricas con la conformidad otras ocasiones fueron ellas las que propi- con que asumieron sus responsabilidades ciaron estas relaciones. Las mujeres más tra- familiares, e incluso la sujeción al marido: dicionalistas criticaban estas actitudes:

«[después de mi trabajo] llegaba [a mi casa] «[…] lo que se veía mucho era que [en ese a cuidar niños, limpiar mi casa, aparte de tiempo]…, se deshicieron muchos matrimo- venir cansada del trabajo, pues [era] llegar nios, en lo que yo estuve ahí…los mecáni- a mi casa a limpiar porque mi esposo decía cos…, eran casados…, y ahí empezaron a an- que aunque trabajaba fuera tenía que hacer dar con las muchachas que estaban ahí, casi el quehacer de la casa, [que el trabajo] no era todos se divorciaron o se dejaron y se jun- inconveniente» (María, trabajadoras juaren- taron con las [muchachas] de ahí…, porque se, 1965-1979). los viernes también se iban a bailar, se iban

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a tomar, y ya de ahí se iban a donde querían zación de las mujeres trabajadoras en esta las mujeres, [a veces] iban a buscarlos ahí industria. Sin embargo, acercarse a este pro- hasta la empresa…, [el comportamiento de ceso, desde las percepciones de las mujeres los hombres] era parejo porque hasta los se- permite reconstruir una historia en donde la ñores [administrativos] se consiguieron una agencia de las mujeres estuvo presente, al operadora de ahí de la empresa…, algunos…, decidir trabajar o renunciar a este trabajo; como el contador dejó a la esposa y a los también muestra sus reflexiones en torno al hijos por ella y se juntó con ella.., esa mu- trabajo que realizaban, las ventajs y las in- chas estaba bien bonita y pues [él] un señor justicias que experimentaban. también buscando…, todos [eran iguales]…, La mirada más allá de la línea permite nomas el gerente fue el único que yo vi con observar la interacción de mujeres y hom- fulana…, cuando yo me salí ya todos estaban bres que se dieron desde los orígenes de la dejados y juntados con otras viejas…, porqué maquila. La división sexual que existió al como había tanta mujer...» (Ofelia, trabaja- interior de estas plantas, y el uso pragmá- dora juarense, período 1965-1979). tico que de la figura de la mujer realizaron los gerentes de la época para desvalorizar Desde una perspectiva conservadora, la el trabajo realizado en estas plantas a pesar actitud de estas mujeres era bastante criti- de minuciosidad y precisión que necesita- cable, desde una perspectiva feminista, su ba. De la misma manera da cuenta de las comportamiento podría interpretarse como alianzas que los actores locales estable- un avance, al cuestionar el dominio mascu- cieron con el capital. Los empresarios para lino y la sujeción a un esposo, y la capaci- atraer mediante concesiones e incentivos a dad de decidir con quien relacionarse senti- las empresas, y los gerentes y supervisores mentalmente, en virtud de tener un ingreso para mantener controladas y subordinadas monetario, es decir, no estar sujeta a la de- a las trabajadoras. pendencia económica de un hombre. En ese A pesar de todo el dominio y control que sentido, las primeras mujeres de la maquila, experimentaban las trabajadoras encontra- no solo confrontaron a sus empresas sino la ron los intersticios, como dice Marx, para opresión masculina. rebelarse en contra de la dominación y los malos tratos. Más aún no solo cuestionaron Consideraciones finales a sus opresores fabriles sino también a un sistema social y patriarcal que las había in- Este artículo ha recuperado la experien- serto en un mercado laboral sin descargar- cia productiva de la primera generación de le de sus obligaciones familiares y pretendía mujeres de la maquila mexicana desde una mantenerlas bajo el dominio masculino. Es- perspectiva analítica más amplia. En donde tas trabajadoras se rebelaron y establecieron el proceso productivo es importante, pero relaciones afectivas que cuestionaban el nú- no suficiente. Centrarse en él, conduce a re- cleo de la familia nuclear impulsada por el petir una historia de explotación y victimi- capitalismo.

104 Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 85-104 El trabajo de las mujeres en la industria fabril: la confección-textil en España

Women’s work in the manufacturing industry: the garment-textile industry in Spain

Pilar Díaz Sánchez Universidad Autónoma de Madrid

Resumen

El presente artículo se centra en el estudio de las trabajadoras de la industria, en gene- ral, pero se detiene en aquella actividad en la que las mujeres han tenido mayor presencia a lo largo de toda la historia: la textil. Se analiza la especificidad de su trabajo y se detiene en el sistema de producción fordista que alcanza el periodo de mayor ocupación en Es- paña en la década de los sesenta y setenta del siglo XX. Se profundiza en el estudio de la huelga de Induyco, un conflicto emblemático para toda todo el sector. La crisis del textil y la vuelta al trabajo sumergido supone el cierre de un ciclo que acaba con el sistema de producción fabril.

Palabras clave: Trabajadoras fabriles, franquismo, resistencia, huelgas, economía sumergida.

Abstract

This article focuses on the study of women workers in the industry, in general, but stops at that activity in which women have had a greater presence throughout history: textiles. It analyzes the specificity of their work, and stops at the Fordist production system that reached the period of greatest occupation in Spain in the sixties and seventies of the 20th century. The study of the In- duyco strike, an emblematic conflict for the entire sector, is also examined. The crisis in the textile industry and the return to submerged labour means the closing of a cycle that puts an end to the industrial production system.

Keywords: factory workers, francoism, resistance, strikes, underground economy.

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Un varón, padre de familia, ganador del y, por último, se estudiará la huelga de las pan, es el modelo representativo de una trabajadoras de Induyco en Madrid, al obje- clase social y sujeto del movimiento obrero to de destacar la particularidad de los con- reivindicativo de los siglos XIX y XX. So- flictos protagonizados por mujeres. bre él han girado los estudios de historia y Nos centraremos en las décadas de los sociología. Un paradigma en el que cuesta años sesenta y setenta del siglo XX, para trabajo encontrar a las trabajadoras que estudiar la especificidad del trabajofordista compartían trabajo en las fábricas y la adecuación de las trabajadoras a este Las referencias a las mujeres han sido sistema ligado a la Organización Científi- siempre tangenciales y secundarias en la ca del Trabajo. Sin obviar que desde prin- mayor parte de las monografías sobre estos cipios del siglo XX las mujeres trabajaron temas. Su ocultación en las fuentes de es- en las fábricas de distintas actividades que tudio no ha merecido un cuestionamiento comenzaron a implantarse en todo el país. de éstas, aunque algunas veces el silencio haya sido clamoroso y hubiera requerido de Balance y límites del estudio de las un análisis que explicara esa ausencia. trabajadoras En la Transición democrática se desper- tó el interés por el tema del trabajo de las Desde las últimas décadas del siglo XX mujeres y se llevaron a cabo interesantes se han realizado un número considerable estudios desde distintas disciplinas, sobre de trabajos desde un punto de vista históri- todo desde la sociología y la historia. A co y sociológico, además de meritorios es- partir la década de los noventa este interés tudios monográficos sobre la realidad con- fue decayendo y los trabajos académicos se creta de algunos sectores fabriles, como las orientaron hacia otras corrientes en las que cigarreras, conserveras o lavanderas [1]. Los la historia social no parecía encontrar de- masiados seguidores. Muchas fábricas, en- 1.– Entre los trabajos publicados sobre el tema hay que tre ellas las de la confección-textil, cerra- citar: Cristina Borderías (ed.), Género y políticas de trabajo en la España contemporánea (1836-1936), Barcelona, Ica- ron sus puertas a consecuencia de la crisis ria, 2007. Para un periodo anterior el de Juanjo Romero, del sector, por lo que la experiencia de estas La construcción de la cultura de oficio durante la indus- trabajadoras perdió visibilidad y su historia trialización, Barcelona 1814-1860, Barcelona, Icaria 2005; fue careciendo de interés. Mª Dolores Ramos y Mª Teresa Vera, (eds.), El trabajo de las mujeres. Pasado y presente. Málaga, Diputación, Nos proponemos en estas páginas anali- 1997; Carmen Sarasúa y Lina Gálvez (eds.), ¿Privilegios o zar el papel de las trabajadoras en el sector eficiencia? Mujeres y hombres en los mercados de trabajo, fabril, con especial atención al caso espa- Alicante, UA, 2003; Mary Nash, Trabajadoras: un siglo de ñol, pegadas a la realidad de las fábricas y trabajo femenino en Cataluña (1900-1921), Barcelona, Generalitat de Catalunya, 2010; Teresa Torns, «El trabajo resaltando la participación de las mujeres de las mujeres: balance y perspectivas desde la sociología desde una realidad tangible. Se realizará un del Trabajo» en Balance y perspectivas de los estudios de balance sobre los temas tratados desde las las mujeres y del Género, Madrid, Ministerio de Trabajo- décadas precedentes y los escasos estudios Instituto de la Mujer, 2003, pp. 210-220. Sobre ocupaciones específicas de trabajadoras hay que citar a Lina Gálvez, actuales, señalando sus carencias y logros. Compañía Arrendataria de Tabacos, 1887-1945. Cambio Se analizará la carrera laboral de las mujeres tecnológico y empleo femenino, Madrid, LID, 2000; Paloma desde su incorporación a las fábricas hasta Candela, Cigarreras madrileñas: trabajo y vida (1888-1927), su expulsión. Su adecuación al sistema, el Madrid, Tecnos, 1997; Teresa Mª Ortega (ed.), Jornaleras, campesinas y agricultoras. La historia agraria desde una rendimiento que las empresas sacaban de perspectiva de género, Zaragoza, PUZ, 2015; Pilar Pérez su trabajo, las diferencias con los varones Fuentes, Vivir y morir en las minas. Estrategias familiares

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primeros han aportado importantes avan- mar la situación de subsidiariedad en el que ces en la conceptualización de las catego- la sociedad las postergaba, provocando una rías de estudio y los segundos han conse- realidad doblemente inferior como punto insertar en los manuales de historia de partida. Por otro lado, en el periodo en el la realidad del trabajo de las mujeres. Por que se generaliza este nuevo sistema, gros- otro lado, durante todos estos años se han so modo tras la Segunda Guerra Mundial, se rescatado experiencias de mujeres a través sigue incidiendo en la doble esfera laboral de testimonios biográficos y fuentes orales. de las mujeres: por una parte, el trabajo no Así mismo se ha hecho un gran esfuerzo productivo, —el trabajo doméstico— y por para que se reconozca el papel de las muje- otro el trabajo productivo en la fábrica. res en las organizaciones sindicales. Su me- En la medida que avanza la racionaliza- nor peso demográfico, en comparación con ción industrial, el empleo de mujeres en las la ocupación masculina en las fábricas, no fábricas se fue acrecentando a la par que la es excusa para justificar su olvido y escaso mano de obra procedente de la emigración. reconocimiento. Las mujeres entraban a trabajar como Si bien las mujeres han realizado activi- mano de obra no cualificada o sin reconoci- dades laborales en todos los sectores y en miento de cualificación. Mano de obra muy todas las épocas, la presencia se hace más barata. Según señala el clásico estudio de notoria en las fábricas tras la Revolución Coriat, El taller y el cronómetro, la cualifica- Industrial dentro de un sistema de organi- ción laboral no se reconocía, aunque sí se zación de trabajo en el que la mano de obra aprovechaban las habilidades de los traba- perdió el oficio y se ocupó en tareas repe- jos domésticos, por ejemplo, en la industria titivas y mecánicas: el taylorismo o fordis- electrónica en la que se primaba a las jóve- mo [2]. Un estudio más detallado que rehúya nes que tenían conocimientos de costura, el modelo exclusivo de los varones y con- ya que el trabajo con cristales de gran pre- temple la especificidad del trabajo de las cisión exigía una labor minuciosa y preci- mujeres nos permite observar diferencias sa para el que las mujeres, acostumbradas notables en las que se constata la inferior a coser y bordar, estaban especialmente situación de las trabajadoras en este sector adiestradas. También la industria siderúr- laboral. gica dio trabajo a las mujeres que, sin reco- En primer lugar, la ocupación masiva de nocerles su capacitación, se aprovechaban las mujeres en las fábricas se produjo, al de su destreza manual [3]. igual que en el caso de los varones, tras la Desde su incorporación a las fábricas la pérdida de cualificación de la mano de obra, situación laboral de las mujeres siempre pero en el caso de las mujeres hay que su- fue inferior a la de los varones. La falta de empatía y solidaridad entre ambos sexos y relaciones de género en la primera industrialización fue notable. Eran vistas como competido- vizcaína:1873-1913, Bilbao, UPV,1993. ras desleales, dispuestas a hacer concesio- 2.– Benjamín Coriat, El taller y el cronómetro. Ensayo so- nes en el trabajo que perjudicara la hege- bre el taylorismo, el fordismo y la producción en masa, Ma- drid, siglo XXI, 1998. El punto de partida del autor es: «El propósito del scientific managment: acabar con el oficio 3.– Ha estudiado el trabajo de las fábricas siderúrgicas para acabar con el control obrero de los tiempos de pro- Julio A. Fernández en «El peonaje femenino en la industria ducción», pág. 23. En su exhaustivo estudio sobre el tema de material eléctrico y electrónico durante el franquismo», apenas dedica un espacio para el trabajo de las mujeres Sociología del Trabajo, nº 47 (2002-2003). En general la en este medio y si se hace referencia a las mismas, es conceptualización del trabajo femenino ha merecido un siempre junto a los niños y de forma muy superficial. meritorio interés desde la sociología.

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monía laboral de los varones. Las mujeres este caso las mujeres, resulta de enorme no solo ocupaban los peores puestos en la interés escuchar las voces de las trabaja- cadena productiva, sin posibilidad de pro- doras y recurrir a sus testimonios de vida. gresión en los de mayor cualificación, sino Con estas nuevas fuentes contrastaremos que estaban exentas de cualquier beneficio los conocimientos adquiridos y podremos que los varones podían disfrutar. Eran be- repensar lo que hasta ahora se ha dado por neficiarias del Estado de Bienestar, pero por inalterable [7]. vía familiar, no por ellas mismas. Lo cierto es que la imagen de clase obre- En cualquier estudio que analice el tra- ra, desde el siglo XIX hasta nuestros días bajo fabril se observa que el reparto de ta- sigue siendo una estructura basada en el reas y la segregación de puestos y funciones obrero cualificado y padre de familia. Si el de trabajo en las fábricas, viene marcado periodo de estudio es una dictadura, a los por la diferenciación por sexos [4]. Las tareas obreros sindicados se les suma la imagen más repetitivas y mecánicas, menos cualifi- del resistente, como un revolucionario con cadas, eran las que realizaban las mujeres. atributos de héroe y capacidades de resis- Sin embargo, las que realizaban los varones tencia y valor. Sin embargo, cuando pensa- estaban más y mejor cualificadas, a menu- mos que las sociedades están formadas por do sin una razonable justificación [5]. hombres y mujeres, y que éstas tienen un Esto debería servir para matizar el con- papel, no irrelevante, en las transformacio- cepto de clase obrera, no como una entele- nes y cambios sociales la visión puede ver- quia homogénea, sino de una manera dis- se alterada. La participación laboral de las tinta a como se ha venido haciendo hasta mujeres en el sector fabril fue determinan- ahora. Según ha señalado Selina Todd hay te en múltiples aspectos, de alguna manera que abandonar el tono hagiográfico y mo- contribuyeron a resignificar la imagen del nolítico de clase obrera masculinizada y trabajo en las fábricas [8]. Ellas contribuye- entenderla como una construcción social ron a modificar la idea de las relaciones fa- que se adapta a los tiempos [6]. Resulta difí- miliares, las relaciones de pareja, el papel cil entender que la historia del movimiento de la maternidad, el de resiliencia, la ima- obrero haya obviado de forma tan flagrante gen social y cultural del trabajo y un sinfín a las mujeres trabajadoras y cómo la idea de de aspectos de tal forma que podemos decir «clase social» ha sido tan sesgada en este que, en la segunda mitad del siglo XX en los sentido. Para entender mejor estos cambios países industrializados, los cambios socia- y para tener en cuenta nuevos sujetos, en 7.– Sobre el uso de las fuentes orales, con la necesaria metodología, véase Pilar Díaz Sánchez «Las fuentes orales 4.– Ver Heide Hartmann, «Capitalismo, patriarcado y se- y la construcción de relatos biográficos: mujeres trabaja- gregación por sexos» en Cristina Borderías, Cristina Ca- doras en la dictadura franquista» Miren Llona (Coord./ed.), rrasco y Carmen Alemany (comps.), Las mujeres y el trabajo: Entreverse. Teoría y metodología práctica de las fuentes ora- rupturas conceptuales. Barcelona, Icaria, 1994 les, Bilbao, Servicio de Publicaciones de la Universidad del 5.– Una prueba de esta desigualdad entre varones y mu- País Vasco, 2012. jeres en el sistema fordista, lo tenemos en el programa 8.– Según los Censos de Población (INE) en España para el five dolars day, cuando en 1914 Ford propuso la subida periodo 1940-1970 el censo de población laboral feme- salarial para incentivar el consumo, un salario al día de 5 nina se duplicó, pasando de un 8% en 1940 a un 19% en dólares muy superior al que se daba hasta ese momento, 1970, estas cifras según la Encuesta de Población Activa se les negó a las mujeres alegando «que esperaban que (EPA) se eleva al 24,4% (las EPAS recogen el trabajo even- las mujeres se casaran» tual femenino en agricultura y los Censos no). Con eso y 6.– Selina Todd, El pueblo. Auge y declive de la clase obrera, todo está por debajo de las cifras europeas que se sitúan 1910-2010, Madrid, Akal. 2018. en torno al 35 %.

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les fueron las más transcendentales de toda reprodujo el mismo fenómeno que prota- la historia en lo que atañe a las relaciones gonizaron los varones al inicio de la indus- entre hombres y mujeres. trialización. Las trabajadoras, al igual que A lo largo de la década de los sesenta del ellos, se reconocían formando un colectivo siglo XX el sector industrial español creció cohesionado, participaban de una cultura por encima de la media europea. Se impuso de trabajo compartida en una identidad de el sistema taylorista de trabajo y al inicio de clase que no se había producido hasta este 1970 la proporción de mujeres en el sector momento, acostumbradas a realizar sus secundario pasó del 27% al 31,2%, según actividades laborales en el espacio domés- censos de INE. tico, sumergido o ilegal. Se da la paradoja Más del 80% de los puestos de trabajo de que, en las últimas décadas del siglo XX, de las mujeres se concentró en unas pocas cuando se admite que la clase obrera fue actividades, mientras que en el caso de los perdiendo fuerza debido a la segmentación varones su ocupación está más diversifi- del mundo laboral, algo que para muchos cada. Las principales ramas de ocupación es la causa del fin de ésta, las trabajadoras femenina entre 1963-74 fueron, el calzado fabriles estaban en el reverso de ese pro- (41,9), el textil (24,7%) y la alimentación ceso. Las mujeres tenían un trabajo reco- (15%) [9]. nocido, formaban parte de una profesión La incorporación de las mujeres al tra- y habían adquirido un compromiso ético bajo del sector secundario en las fábricas con el trabajo. Las mujeres llegaron tarde

Tabla: Población ocupada por ramas de actividad en 1973

Ramas de actividad Varones Mujeres Distrib. Distrib. % mujeres % varones ocupac. ocupac. ocupadas ocupados femenina masculina Alimentación 306,555 108,429 15.43 25.67 26.12 73.87 Textil 131708 174,159 24.78 11.03 56.93 43.06 Calzado y cuero 134,590 295,047 41.99 11.27 68.67 31.33 Madera y corcho 259,311 22,404 3.19 21.71 7.95 92.05 Papel 37,551 11,743 1.67 3.14 23.82 76.18 Imprenta y editoriales 88,102 21,554 3.07 7.38 19.65 80.34

Caucho y químico 147,982 31,590 4.5 12.39 17.59 82.41 Fab. petróleo 88,472 37,758 5.37 7.41 29.91 70.09

Fuente: EPA

9.– Rafael Domínguez Martín y Nuria Sánchez, «Los diferenciales salariales por género en España duran- a ese reconocimiento, casi cuando el traba- te el desarrollismo» https://www.researchgate.net/ jo fabril comenzó a entrar en crisis. Quizás publication/272586523_Los_diferenciales_salariales_ esto tenga que ver con que los trabajadores por_genero_en_Espana_durante_el_desarrollismo_fran- quista_Salary_Differences_Because_of_Gender_during_ bredwinner en esos años, estaban disfrutan- the_Unimpeded_Development_of_the_Franco_Years. do de un aumento en su nivel de vida y un

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acceso a recursos ligados al Estado de Bien- ritaria al trabajo asalariado en las fábricas, estar que las mujeres solo compartían tan- fraguan una identidad femenina reforzada gencialmente. Recuérdese que según la Ley por la conciencia de clase. Se sienten for- de Contrato de Trabajo y la de 22 de julio de mando parte de un colectivo más amplio 1961 las mujeres casadas en España necesi- que el de la fábrica. Buscan puntos de en- taban de la autorización marital para poder cuentro en otros espacios geográficos -na trabajar. Hasta la Ley de 2 de mayo de 1975 cionales o fuera del país. Los problemas no se suprime esa autorización y hasta los de las mujeres en distintos sectores fabri- años ochenta del siglo XX el sueldo que las les son los mismos en Asturias, Cataluña, trabajadoras solteras percibían era entre- Marruecos e Iberoamérica, y las mujeres gado en su totalidad a su padre o madre, y toman conciencia de una situación que va en el caso de las casadas, a los esposos que más allá de lo local, asumiendo además una eran los que administraban la economía fa- doble lucha, la obrera y la feminista. miliar. Esta visión bipolar no es más que el re- El salario a destajo un asunto flejo de una realidad escindida en dinámi- de mujeres cas sexo-género, que ha propiciado una visión hegemónica del varón, olvidando o Los salarios que percibían las mujeres en menospreciando la realidad laboral de las actividades fabriles, casi de forma general, mujeres. Hay formas distintas de vivir el se basaban en una remuneración por rendi- trabajo y esto dificulta el entendimiento miento, es decir por obra realizada y en un entre ambos sexos. Los testimonios recogi- tiempo determinado. Conviene señalar que dos de las trabajadoras fabriles en los años los salarios de las mujeres en la industria, setenta, reconocen que sentían poco apoyo desde el inicio de la industrialización has- de los trabajadores varones de sus fábricas ta el final de la OCT ha sido notablemente y que en su gran mayoría fueron éstos los inferior para las mujeres [11]. La ordenación aliados de la patronal en las fábricas y fue- del trabajo suele tener una segregación ra de ella [10]. Lo mismo se puede decir de la muy evidente por sexos. Las mujeres son la relación con los sindicatos, tanto en la épo- «manualidad» y los varones detentaban los ca de la dictadura como en la Transición. cargos de mandos intermedios y las tareas Las trabajadoras no se sintieron suficien- de mayor cualificación. La remuneración temente apoyadas y esto, lejos de debilitar podía ser a salario según horario, más un el movimiento, daba una mayor cohesión al incentivo por obra, es decir destajo, que en grupo. el caso de las mujeres siempre era el más En efecto, en los años setenta los estu- extendido. En España los oficios que más dios llevados a cabo con investigaciones de emplean a mujeres en el siglo XX mantie- campo sobre la experiencia de las mujeres nen grandes diferencias salariares, como en el trabajo industrial presentan una reali- ya se ha dicho, en relación con los percibi- dad muy diferente para hombres y mujeres. dos por los varones, siendo una constante Éstas, las que han accedido de forma mayo- en cualquier periodo de nuestra historia o

10.– Se puede ver en la entrevista que Eliseo Bayo hizo a 11.– Ver Carmen Sarasúa, «Industrialización y reorgani- una trabajadora de Firestone en su libro Trabajos duros de zación del poder económico entre hombres y mujeres» mujer, Barcelona Plaza y Janés, 1970 y recogido por Arant- en Ana I. Cerrada y Cristina Segura, Las mujeres y el poder. za Ancizar, Voces femeninas desde la fábrica: las trabajado- Representaciones y prácticas de vida, Madrid, Al-Mudayna y ras de Edesa 1941-1985, Ayuntamiento de Basauri, 2008. AEIHM, 2000, 161-181 pp.

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Trabajadoras en la fábrica de Hytasa, en Sevilla, a finales de la década de 1970 (Foto: MACA, fuente: Archivo Histórico de CCOO de Andalucía).

régimen político. Por ejemplo, las distin- diciembre de 1931 se consiguió un aumen- tas fábricas de cerillas españolas desde los to salarial gracias a la concesión de 500.000 inicios del siglo XX, que ocupaban mayo- pts. para remodelación del sector, sin em- ritariamente a mujeres, pagaban a jornal y bargo, no se modificaron las diferencias sa- a destajo. En febrero de 1931 la Federación lariales. Las mujeres siguieron percibiendo de cerilleros y cerilleras de Carabanchel, un salario inferior al de los varones. Madrid, la acción sindical había consegui- Con ello queremos señalar la constante do un sueldo de 7,5 pts. para los hombres y histórica de la desigualdad salarial y el nulo cinco para las mujeres con similares dife- interés por acometer políticas de cambio rencias entre todas las categorías [12]. Con el que revertieran la situación en cualquier advenimiento de la Segunda República, en época. Las mujeres han cobrado siempre menos y han sido el ejército de reserva del 12.– La Aurora, marzo de 1931. Éste era el órgano de pren- capital en todo momento. sa de las Cerilleras y cerilleros de España. Las fábricas Con la «Ley de 56/1961, de 22 de julio, de cerillas estaban en Alcoy, Oviedo, Palma de Mallorca, sobre derechos políticos profesionales y de Alcalá de Henares y Carabanchel Bajo (Madrid), Alfaro (Rioja), Arechavaleta, Hernani y Fuenterrabía (Guipúzcoa), trabajo de la mujer», se suprimieron teó- Barcelona y otros lugares. También ver Díaz Sánchez, Pi- ricamente las diferencias salariales entre lar, (2013), «Las cerilleras de Carabanchel: organización hombres y mujeres, pero al no fijarse cri- y resistencia», VII Congreso de la AHS, Mundo del trabajo terios firmes para implementarlos, se daba y asociacionismo en España. Collegia, gremios, mutuas, sin- dicato, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2013 libertad al empresario para establecer las (Publicación en CDr). remuneraciones salariales en cada empre-

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sa; por lo tanto, esta medida quedó sólo en miento de las jóvenes trabajadoras que te- la letra de la Ley y la situación de discri- nía que ver, no tanto con la calidad del tra- minación siguió casi inalterable. Fue preci- bajo o la rapidez en la ejecución, sino con el samente ésta una de las causas por las que reforzamiento de una actitud sumisa y con- las mujeres empezaron a movilizarse para formista, alejada de cualquier atisbo de ini- exigir la igualdad. A partir de este momen- ciativa personal o mínimamente reivindi- to fueron las trabajadoras las que comen- cativo. Cuando había que ajustar el salario, zaron a denunciar los flagrantes casos de en algunas fábricas textiles, les examinaba discriminación salarial. Comenzó siendo un tribunal compuesto por los mandos y una iniciativa individual, ya que no conse- capataces que juzgaban, por ejemplo, asun- guían apoyo sindical, ni de los sindicatos tos tan dispares como las veces que se le- franquistas, ni de los incipientes sindica- vantaba del puesto de trabajo, acudía a los tos clandestinos que comenzaron a cobrar servicios o hablaba con las compañeras. Se fuerza a partir de estos años sesenta [13]. trataba de conformar y premiar un modelo El caso de la fábrica Firestone en Vizcaya de mujer obediente y manejable [15]. es significativo. Cuando tres enlaces sindi- Por otro lado, sabemos que hay otras cales pusieron un recurso ante Magistratu- formas de remuneración salarial, en la lí- ra de Trabajo por la diferencia salarial per- nea de las directrices emanadas del Estado cibida por la misma tarea, ganaron el juicio, del Bienestar tendentes a buscar un mayor pero la empresa no volvió a contratar ya a compromiso de la mano de obra. Es el caso ninguna mujer, demostrando con ello que de las políticas paternalistas, que, en el caso el interés en contratar a mujeres estaba li- de España, se producen en la segunda mitad gado a los bajos salarios, si no, se prescin- del siglo XX, aunque su implantación se ini- día de ellas [14]. ciara a principios de siglo, y están íntima- La peculiaridad del salario por rendi- mente ligadas a la ideología nacionalcatóli- miento percibido por las mujeres pone de ca del franquismo. En el caso de las fábricas relieve el carácter disciplinario que tiene con mayoría de mano de obra femenina, esta modalidad. Se trataba de premiar con estas políticas no se implementaron nunca, un aumento salarial el buen comporta- o lo hicieron en menor medida; solo aque- llas en que participaban de forma más equi-

13.– Los archivos aportan valiosa información sobre de- librada varones y mujeres, se llevó a cabo, nuncias de la discriminación salarial desde los sindicatos como en el caso del sector del metal [16]. franquistas. Se puede comprobar en una carta escrita en El carácter eventual del trabajo de las 1969, por la Regidora de la Secretaría Técnica Femenina mujeres estaba detrás de este escaso inte- de Córdoba, con el visto bueno del Delegado Provincial de Córdoba de la Delegación Nacional de Sindicatos, a la Camarada/Secretaria del Departamento de Trabajo de la 15.– Las referencias al trabajo de las mujeres en la con- Mujer en el que se denuncia que en el Convenio Colectivo fección textil han sido estudiadas en Pilar Díaz Sánchez, El Interprovincial de la Industria Metalográfica y de Cons- trabajo de las mujeres en el textil madrileño. Racionalización trucción de Envases Metálicos existe una discriminación industrial y experiencias de género (1959-1986), Málaga, salarial, puesto que se paga 122,09 pesetas a los hombres Servicio de Publicaciones de la Universidad de Málaga, por jornal frente a las 109,86 pesetas que se pagan a las 2001. Se pretende ahora volver sobre lo escrito hace casi mujeres. Ver en http://www.juntadeandalucia.es/cultura/ una década tratando de utilizar una nueva visión a partir, archivos/web_es/contenido?id=9f67c223-21e3-11e8- sobre todo, del avance de los estudios feministas y cerrar 9467-000ae4865a5f&idActivo=&idContArch=25d639f7- el capítulo del trabajo en las fábricas. e8a4-11dd-ac81-00e000a6f9bf&idArchivo=f15cb0e8- 16.– José Babiano ha estudiado el tema en su libro Pa- 58a3-11dd-b44b-31450f5b9dd5 ternalismo industrial e industria fabril (1838-1958), Madrid, 14.– Arantza Ancizar, opus cit. p. 64. CES, 1998..

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rés [17]. El paternalismo empleado con las jóvenes que al estar ocupadas se les aleja- trabajadoras tiene más un carácter discipli- ba de cualquier tentación poco honorable. nante, que compensatorio. La relación de Esta idea del trabajo como «ocupación», los empleadores y mandos intermedios con en oposición a la inactividad, amiga de la las trabajadoras era siempre un reflejo de la indigencia y la pereza, determinaba que actitud protectora y controladora del padre muchas madres de familia al llegar las hijas de familia. a la adolescencia, con apenas 14 años, les Por todo ello queda claro que toda la orga- buscaran un trabajo sin más incentivo que nización del trabajo que afectaba en especial el aprendizaje del oficio, o sencillamente el a las mujeres se iba conformando en unos que estuvieran ocupadas esperando a tener parámetros de control y minusvaloración de alguna oportunidad para conseguir un sa- la actividad laboral de las trabajadoras. lario que, por otra parte, era imprescindi- Conviene entonces pararse a reflexio- ble para el sostenimiento de la economía nar las razones que llevaban a las jóvenes familiar. Son muchas las chicas que con- a buscar trabajo, dando por sentado que el fiesan comenzar a trabajar sin percibir sa- motivo principal era la necesidad de apoyar lario. Esta falta de reconocimiento del tra- económicamente a la unidad familiar. bajo femenino contribuye a cimentar esa devaluación que condiciona la percepción De «estar recogida» a la ocupación de la en las jóvenes. Es cierto que los aprendices, fábrica chicos y chicas, también trabajaban apenas por la manutención, con el sólo incentivo Resulta interesante resaltar como, desde de aprender el oficio, pero ya en los años el principio, la carrera laboral de las muje- sesenta esta práctica, heredera de la orga- res sigue un camino divergente con el de los nización gremial, se pierde para los chicos, varones. El hecho de que un chico comien- mientras que se mantiene en los mismos ce a trabajar con un empleo, más o menos, términos para las jóvenes. estable, supone la incorporación a la vida Por otro lado, la participación de las ma- adulta, su libertad y su identidad personal. dres en la búsqueda de trabajo para las hi- En las familias obreras o campesinas, las jas, o por lo menos el apoyo al trabajo de madres eran las encargadas de buscar tra- éstas, es un reflejo de la ordenación familiar bajo para las hijas. Tradicionalmente cuan- que divide el papel de los cónyuges en dos do se necesitaba incrementar el salario fa- planos: el padre de familia es el mediador miliar las jóvenes, apenas entrando en la de la institución hacia el exterior y la madre adolescencia, se destinaban al servicio do- la que dispone la organización de la familia méstico. Se buscaban dos objetivos: un tra- hacia el interior. La madre es pues la que bajo temporal, hasta que encontrara novio decide quien debe estudiar para promocio- para casarse y lo más importante, «tenerlas nar y conseguir mejor capacitación laboral, recogidas». La ociosidad, «madre de todos que suele se el hijo o los hijos varones y qué los vicios», podía pervertir el carácter de las hija trabaja fuera y quien se queda en la casa ayudando en los trabajos domésticos y 17.– Hay que señalar que, en algunas empresas, sobre crianza de los hijos menores. todo conserveras, en donde trabajan gran número de mu- Otro de los motivos que lleva a las ma- jeres, se dotaron de escuelas donde podían estudiar los dres a buscar una ocupación laboral a las hijos de las empleadas y de este modo facilitar la tarea de escolarización que casi siempre recaía en las madres. Ver hijas es evitarles el recurso al servicio do- Luisa Muñoz Abeledo, opus cit. méstico, que comenzaba a estar mal visto

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y peor valorado. Cualquier trabajo se con- En resumen, podemos afirmar que las ca- sideraba mejor que «servir», produciéndose racterísticas comunes del trabajo fabril de así una trasmutación semántica de inte- las mujeres son: la discontinuidad, la segre- rés cultural: las mujeres pasan de «servir», gación ocupacional (no ocupan puestos re- —«ser chicas de servir»— a «trabajar», es levantes) y la eventualidad. A esto hay que decir tener una actividad laboral reconoci- añadir un mayor peso del salario a destajo. da socialmente. La entrada en las fábricas dio a las jóve- De este modo en los años sesenta del nes una mayor consideración personal que siglo XX las jóvenes de clases bajas inicia- contribuirá a determinar un compromiso ban una carrera laboral polivalente y ver- laboral nuevo hasta ese momento, produ- sátil. Podrían pasar del servicio doméstico ciéndose una doble toma de conciencia, la al trabajo de temporeras en las campañas laboral de pertenencia a la clase y la perso- agrícolas, tanto de España como de Francia, nal, de asunción de posturas feministas. al trabajo en el sector turístico o al trabajo La toma de conciencia feminista de las fabril. Esta trayectoria se compartía sin dis- trabajadoras fabriles no es un punto de par- tinción de sexos, pero siempre mantenien- tida, sino una consecuencia al comprobar el do una desigualdad salarial. desvalimiento que sufrían en el seno de las Las mujeres han tenido una especial organizaciones sindicales, pilotadas mayo- capacidad de adaptación, una intersecto- ritariamente por varones que en este mo- rialidad más amplia que los trabajadores mento estaban más en lo que Sewell llama varones y una pluriactividad que les hace «el paso del capitalismo fordista a la «acu- alternar con mayor frecuencia, actividades mulación flexible» [19]. legales con ilegales. Conviene recordar que Para estudiar con mayor detenimiento el trapicheo o el pequeño contrabando han este tema, vamos a concretar nuestro es- sido tradicionalmente oficios de mujeres. En tudio, aunque haremos referencia a otros la actualidad el oficio de «mulas» en Marrue- similares, al trabajo en la confección tex- cos, lo realizan, en su gran mayoría, mujeres. til, que ocupa un mayor número de mano Las diferencias de contratación entre de obra femenina en las fábricas dentro y hombres y mujeres se presentan en todos los fuera de España. sectores industriales. En la industria conser- vera gallega, estudiada por Muñoz Abeledo Las trabajadoras del textil en España: se confirma, una vez más, la segmentación Del motín a la huelga en la fábrica por sexo del mercado de trabajo. Mientras los varones tienen un contrato formal, —es- Ya se ha dicho que el textil ha sido la ac- crito—, que les asegura la permanencia en tividad laboral que más mujeres ha ocupa- el trabajo, las trabajadoras conserveras ca- do de forma abrumadora. Las mujeres han recen de contrato, son eventuales y están sometidas al ritmo de trabajo que demanda 19.– Sewell encuadra las nuevas tendencias emergen- la producción y el mercado. Esto permanece tes en el paso del capitalismo fordista a la denominada «acumulación flexible»; en W. H. Sewell, «Como se for- inalterable en todo el periodo de estudio de man las clases: reflexiones críticas en torno a la teoría la actividad conservera analizado por esta de E.P. Thompson sobre la formación de la clase obrera» autora, es decir un siglo, de 1870 a 1970 [18]. en Historia Social nº 18, pags. 77 a 100, ideas recogidas en Francisco Erice, En defensa de la razón. Contribución a 18.– Luisa Muñoz Abeledo Género, trabajo y niveles de vida la crítica del posmodernismo. Contribución a la crítica del en la industria conservera de Galicia, (1870-1970) Barcelona, posmodernismo (Posición en Kindle776-777). Siglo XXI de Icaria, 2010, p.122. España Editores, S.A. Edición de Kindle.

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sido quienes han mantenido la producción domingo, si es preciso, una identificación de la industria textil en Cataluña desde absoluta de los trabajadores con la empresa principios del siglo XX y no de forma «com- y con el modelo de comportamiento que la plementaria», como a veces se ha venido dirección espera de los empleados, una dis- argumentando. En el siguiente informa se ponibilidad plena y entusiasta a cualquier pude observar su enorme peso: requerimiento de colaboración más allá de lo estipulado o convenido, la aceptación «[en el sector textil]… existen ocupadas en con agrado y espíritu de servicio de cual- las solas industrias de hilados y tejidos de quier necesaria prolongación de jornada, algodón unas 10.000 mujeres… hay en los y una permanente disposición de renun- talleres de preparación unas 4.000 mujeres cia a favor de los superiores intereses del por cada 120 hombres y en la sección de teji- establecimiento» [21]. dos 6.000 mujeres por cada 120 hombres» [20]. Este punto de partida va a ser el que de- En España la confección-textil dio tra- termine las condiciones de trabajo, los sa- bajo a un gran número de mujeres a par- larios y la respuesta de las mujeres [22]. tir de los años sesenta del siglo XX, justo La fábrica de Induyco en Cáceres, en cuando tiene lugar el fenómeno de la emi- funcionamiento desde los años setenta, dio gración a las grandes ciudades y las fami- trabajo a un gran número de muchachas que lias colocan a sus hijas en las recién creadas encontraron en ella el medio de conseguir fábricas del ramo. Tal es el caso de Induyco una actividad laboral visible y reconocida, (El Corte Inglés), Copelia (Galerías Precia- más allá de la actividad en el sector servi- dos), Cortefiel, Rok y un sinfín de pequeños cios, el rural y el doméstico. Para la capital y medianos talleres en Madrid. Fuera de la extremeña fue un hito que sirvió de incen- capital estaba la fábrica IKE en Gijón, otra tivo para todas las mujeres de la región. La en Redondela o Valencia, entre otros mu- actividad reivindicativa que acompañó a la chos lugares. Estas fábricas se mantuvieron lucha por las mejoras laborales allí fue aún con gran pujanza hasta finales de los seten- más difícil, si cabe, que en otras ciudades ta, iniciándose en 1981 el Plan de Recon- que como Madrid o Barcelona tenían una versión textil que culminaría en 1986. mayor tradición industrial y por lo tanto no El trabajo en la Confección en España es resultaba tan chocante que las mujeres tra- el nicho laboral donde recalan las jóvenes bajaran en fábricas. No solo su actividad era y los métodos de trabajo aplicados en este socialmente mal vista, sino que como dice sector, van a ser de una gran rentabilidad. María Palomo, delegada sindical de esta Como señala Javier Cuartas: empresa en los años setenta:

«Uno y otro (Pepín’ Fernández en «Galerías 21.– Javier Cuartas, Biografía del Corte Inglés, Madrid, 1ed. Preciados» y Ramón Areces en el «Corte Límite, 2ª edición, 1991, pág. 235. 22.– Para todo lo relativo a las fábricas de confección- Inglés») imponen una disciplina de hierro, textil madrileño en estos años resulta de especial inte- una exigencia de abnegación y entrega en el rés los fondos de los comités de empresa de las fábricas trabajo que no encontrará límites ni aún en «Rok», «Puente», H.D.LEE, que se encuentran en el Archivo Fundación Primero de Mayo de Madrid. Así mismo en el 20.– Elias de Molins, La mujer obrera en la ciudad y en el Archivo de la Memoria Histórica de Salamanca se encuen- campo, Barcelona, Imprenta Barcelona, 1913, p.21, recogi- tran depositadas entrevistas recogidas con la metodolo- do de Mary Nash, Trabajadoras: un siglo de trabajo en Cata- gía oral de diferentes proyectos, que han servido de base luña.. opus cit, p. 19. para este estudio.

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«Nos metimos allí personas muy jóvenes, presentaron a las elecciones de 1966 donde sin ninguna experiencia, con un sistema de fueron elegidas una minoría. En las de 1975 trato a los trabajadores en aquel momento de los 516 enlaces, en la rama confección- un poco duro. No estábamos acostumbra- textil, 257 fueron mujeres [24]. dos a un trabajo cronometrado y tenías que A partir de 1975 fueron años de recons- cumplir los objetivos, poco reales, que te trucción de la acción sindical española, un marcaban» [23]. proceso en el que las trabajadoras estuvie- ron ausentes porque no les dieron la opor- A pesar de todo en este sector las movi- tunidad de participar. Cuando se legaliza- lizaciones para conseguir mejoras laborales ron las centrales sindicales mayoritarias, fueron muy numerosas. Sorprende estudiar CC.OO y UGT, en los congresos fundacio- cómo se llevaron a cabo, en qué condicio- nales la presencia femenina fue muy esca- nes, con qué asesoramiento y con qué apo- sa. En el Congreso fundacional de CC.OO en yo. el año 1978, de 42 miembros solo 3 fueron La participación de las mujeres en con- mujeres, en el de UGT de 24 solo se eligie- flictos laborales se ha venido calificando, ron a 4. Fue a partir de ese momento cuan- en la mayoría de los casos, de «motín» has- do las trabajadoras comenzaron a marcar ta bien entrado el siglo XX. Las huelgas de distancia con los sindicatos. las mujeres a lo largo del siglo pasado, has- Una trabajadora del textil, representante ta la Transición, siguen teniendo esa con- sindical y negociadora del último convenio sideración, es decir de un «tumulto desor- nacional afirma. denado e incoherente», que usa la violencia contra la autoridad, marcado por la espon- «[...] el textil iba por libre… porque se nos taneidad y la falta de objetivos concretos. hacía poco caso., yo creo que porque éra- Es esta la imagen que la sociedad tiene de mos mujeres dentro del sindicato, decían los conflictos laborales de las mujeres. Si que las mujeres participaran, sí [...] pero examinamos los ocurridos en las primeras éramos cuatro monas con relación a la pan- décadas del siglo XX, las movilizaciones de da de tíos que había allí… que eran muy las mujeres estaban dirigidas por varones machistas, todos los de la construcción, sindicados que son los que se encargaban metal… ¡Joder! Lo suyo era lo más impor- de tutelar la protesta. Desde luego había tante y nosotras, el textil, estaba abando- mujeres decididas que plantaban cara a sus nado…» (Purificación) [25]. superiores, pero la representación solían tenerla los hombres. A partir de este momento las trabajado- A partir de los años sesenta las trabaja- ras comenzaron a organizarse por su cuen- doras fabriles reconocieron que, además de ta sin demasiado apoyo sindical. efectuar «plantes» y acciones individuales Examinando sus reivindicaciones com- debían participar en las elecciones sindi- probamos como sus demandas van más allá cales que proponía el Sindicato Vertical de las estrictamente laborales que podían franquista y siguiendo la consigna de «en- compartir con sus compañeros de empresa. trismo» del Partido Comunista de España (PCE); de este modo las trabajadoras se 24.– AGA Sección Sindicatos, TOP 34/41 recogido en Pilar Díaz Sánchez, opus cit, p.218. 23.– Entrevista reproducida en Hoy (3 de mayo de 2020) 25.– Entrevista realizada por Pilar Díaz Sánchez a Purifica- [https://www.hoy.es/caceres/induyco-adios-icono- ción, sindicalista, miembro de CC.OO. Localización: Archi- 20200503001203-ntvo.html] vo Histórico de la UCM, fondo SFO de la UCM.

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Una de las primeras reclamaciones que decidido por ellas. En estos puntos se con- las trabajadoras exigían era «que se las trate fluía con las demandas sindicales de los como se merecen», una expresión que usan trabajadores. con frecuencia en los pasquines y que su- A continuación, se analizará un conflicto pone un rechazo del paternalismo que es- que pueda servir de modelo y ayudar a re- taba siempre detrás de cualquier conside- construir la conflictividad obrera protago- ración laboral. Hay detrás de esta demanda nizada por las trabajadoras en este periodo. una reclamación al reconocimiento de su profesionalidad, que iba unida a la ética la- La huelga de Induyco: modelo de boral y al compromiso con el trabajo. resistencia y lucha Las trabajadoras más concienciadas te- nían un problema a la hora de buscar la La fábrica de Induyco, tenía su sede en unidad de acción con las compañeras, de- la zona sur de Madrid y las movilizaciones bían luchar contra el entorno que ejercía un que se llevaron a cabo en ella, marcaron de enorme control sobre ellas: forma indeleble a las trabajadoras que vi- vieron la Transición y fueron un referente «[...] porque además éramos mujeres y es de resistencia. que, ya sabes… cuando había problemas en Fue un conflicto muy duro, muy largo las fábricas tenían que consultar, si no ha- que comprometió a casi 800 trabajadoras. bía novio o marido, pues los padres…» (En- Los sindicatos, primero ilegales y luego ya trevista a Isabel) [26]. legalizados, no se interesaron especialmen- te por el tema y esto fue, en buena parte, el Las primeras demandas de las trabajado- motivo de su fracaso [27]. ras fabriles estaban estrechamente relacio- En Induyco, fábrica filial de El Corte In- nadas con las Reglamentaciones de Traba- glés como se ha dicho, los ritmos de trabajo, jo. La ausencia de interlocutores sindicales como en la mayoría de las fábricas de con- y la fuerza de la patronal, permitía que se fección, eran muy duros, el paternalismo de incumplieran de forma sistemática. Las la dirección y la falta de representatividad condiciones de trabajo en las fábricas de real de las trabajadoras, ya que el Jurado de confección-textil eran deplorables sin ajus- Empresa no tenía ninguna garantía, lleva- tarse a las ordenanzas de salud e higiene en ron a las trabajadoras a lanzarse a las pri- el trabajo. Se denunciaban, pero el empre- meras movilizaciones, primero pequeñas sario prefería pagar la multa, que acometer escaramuzas, y ya de mayor consideración reformas que sin duda eran más onerosas. en marzo de 1970. Criticaban las estrate- Examinando las tablas reivindicativas gias que el sistema de OCT utilizaba para de las huelgas de este sector, se observa sacar mayor rendimiento de la producción. que las principales reivindicaciones eran la desigualdad de salarios y el tiempo de tra- 27.– Industrias y confecciones, Induyco, fue una empresa bajo que superaba la jornada laboral. Las creada por César Rodríguez en 1949, con la finalidad de suministrar la confección a las tiendas de El Corte Inglés. trabajadoras rechazaban las horas extras Se creó entonces una gran empresa que ha seguido siem- que con frecuencia eran algo impuesto, no pre en manos del grupo familiar, más adelante bajo la presidencia del sobrino Ramón Areces. La fábrica matriz 26.– Entrevista realizada por Pilar Díaz Sánchez a Isabel, estaba en Madrid en la calle Tomás Bretón y ocupaba a un sindicalista, miembro de la secretaria de la Mujer de CC. noventa por ciento de muchachas jóvenes, entraban con OO. Localización: Archivo Histórico de la UCM, fondo SFO menos de 16 años como aprendizas y trabajaban con un de la UCM. sistema de pago por rendimiento y destajo.

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Las prácticas que denunciaban se concre- siempre en categorías inferiores y por lo taban en una serie de puntos que conviene tanto con peores salarios [28]. analizar con detenimiento. Otro de los puntos que reivindicaban las Rechazaban la rebaja de los precios de mujeres de Induyco en esos años son las las operaciones, obligando a las chicas a estrategias para fijar los precios. Denuncia- realizar aquellas que tenían menor remu- ban que para cada tarea se escogían a las neración. Esta estrategia del empresario mujeres más hábiles para así exigir el mis- para optimizar beneficios era algo gene- mo rendimiento a todas. ral en todos los sectores. Señalaban que Así mismo, reclamaban mejoras en las no había un criterio de cualificación claro condiciones de trabajo para las menores de para dar menor incentivo a determinadas edad a las que se les pedía un cumplimiento tareas. Por ejemplo, la plancha en muchas de tareas muy superior a sus posibilidades, de las fábricas textiles era una actividad por lo que para poder cumplir, se debían que estaba mejor cualificada y con mayor quedar fuera de horario a terminar la tarea. remuneración. Esta tarea la hacían mayo- La Ley de Contrato de Trabajo de 1944 ritariamente los varones. La Ley de Dere- establece la mayoría de edad laboral para chos políticos, profesionales y de trabajo de ambos sexos a los 18 años y a los menores la Mujer, de 22 de julio de 1962 rechazaba de 14 en determinados supuestos, así como que el sexo sea causa de diferencias sala- la prohibición de los menores de 16 en tra- riares, pero la tutela de la mujer por par- bajos considerados insalubres. En el sector te de la familia y el Estado refuerza la idea textil-confección la mayoría de las trabaja- de la diferente «naturaleza de la mujer» y doras entraban de aprendizas y la edad era la necesidad de preservarla para que pueda otro de los condicionantes que desfavore- cumplir con su misión principal que es el cía sus condiciones de trabajo y permitía cuidado del hogar y de la prole. De ahí que mayores abusos por parte de la empresa. el empresario interprete esa «protección» También denunciaban que los controla- adjudicando a las mujeres aquellas tareas dores y mandos intermedios encargados de que más entienda que van en ese sentido. elaborar las tablas de producción, prove- Se asume el derecho al trabajo de la mujer, nían de otros sectores, no del textil. Un sec- pero siempre concibiendo el trabajo como tor del que no entendían, ni tenían interés ayuda o complemento a la economía fami- en conocer, por lo que desconocían el grado liar. En esta misma línea, dicha Ley regula de dificultad de las tareas y despreciaban la las posibilidades de continuar con el traba- habilidad que requerían determinadas ope- jo una vez que la mujer contraiga matrimo- raciones. nio, dando la opción a una baja voluntaria Estas cuestiones fueron recogidas en las con incentivo («dote»). El Decreto no impi- «Hojas informativas», panfletos elaborados de que la mujer vuelva al trabajo, una vez a ciclostil y repartidas a partir de marzo de cumplida esa baja incentivada voluntaria, 1970 de forma clandestina entre las trabaja- pero la misma empresa u otra nueva que la doras [29]. Resulta ilustrativo, como tanto el contrate, puede obviar la cualificación ad- quirida y situarla en categorías inferiores, 28.– Conviene recordar que en 1972 se reformó el artículo incluso en aprendizaje, y de este modo tra- 321 del Código Civil que subordinaba al padre las mujeres menores de 25 años y se modificó la mayoría de edad de tar de compensar el «coste» de la materni- hombres y mujeres a los 21 años. La tutela jurídica mas- dad y sus «restricciones». Estas situaciones culina de la mujer no desaparece hasta 1975. provocaron que las mujeres permanecieran 29.– Estas «Hojas informativas», panfletos y documenta-

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título de la hoja, como en los textos escritos El trabajo a destajo y el incentivo anual predominara la referencia a «los trabajado- que de forma discrecional proporcionaba la res» en masculino, a pesar de estar dirigi- empresa, —conocido con la denominación do a las mujeres en un noventa por ciento. de «la piedra»— ,era el medio disciplina- El encabezamiento de los escritos suele ir rio al que se les sometía cada año. Lo que precedido de un: «compañeros». Las tra- realmente se valoraba era la disponibili- bajadoras se mimetizan en el vocabulario dad y la sumisión de la trabajadora. Si ésta y las formas de lucha en los primeros mo- daba muestras de impaciencia o rebeldía y mentos de las movilizaciones. A partir del demostrada en pequeños gestos su liber- año siguiente, en 1971, ya fue cambiando tad, era señalada y se utilizaba como argu- el lenguaje y las referencias en femenino se mento para una subida de sueldo mínima o fueron generalizando. nula. Esta diferencia de salario establecida Este dato confirma la idea de la impor- a partir de este incentivo era un instrumen- tancia del lenguaje y las representaciones to utilizado para romper la cohesión de las simbólicas y como afloran de forma incons- trabajadoras. Las que veían su salario incre- ciente denominaciones que remiten a una mentado no apoyarían las reivindicaciones mayor carga valorativa en detrimento de de ningún tipo. Sin embargo, el interés de otras. Es precisamente a lo largo de esos las trabajadoras era mantener a toda costa años y esas experiencias de lucha, cuando la unidad del grupo y por lo tanto la denun- se dio el salto al reconocimiento de la es- cia de este sistema de incentivo salarial fue pecificidad de las mujeres y cuando se co- rechazado y denunciado por los medios que menzó a asumir el papel protagonista para tenían a su alcance. las mismas [30]. Por otro lado, el cambio en el puesto Otra de las exigencias que de forma recu- de trabajo a las chicas que se mostraban rrente está presente en estas hojas clandes- más reacias a admitir comportamientos tinas, formando parte de fundamentación abusivos era el recurso más utilizado para de sus reivindicaciones, es la reclamación penalizarlas. Las tareas más duras y peor de «dignidad» y «justicia para las trabaja- remuneradas eran para las díscolas, como doras». Las mujeres se lamentaban que, por indicaban en las «Hojas informativas» de encima de todo, fueran tratadas de forma estos años. despectiva y no se valorara su trabajo, ni se En este conflicto, como en otros, se ob- tuviera en cuenta su consideración perso- serva con mayor claridad la disposición nal. Los malos tratos, de palabra y obra, la a prescindir de individualismos. Hay una forma de dirigirse a las mismas, —con fre- clara diferencia de estrategia en relación cuencia se referían a ellas como «niñas»— con los protagonizados por los varones en eran rechazados de forma generalizada. otros sectores. Si la reconstrucción de los procesos huelguísticos en estos años tiene ción elaborada por las trabajadoras fue recogido por las siempre un nombre propio derivado de un mismas en un dossier titulado «1975-2007. Historia de CC.OO en Induyco» y ha sido proporcionado a la autora marcado liderazgo sintetizado en un indi- de estas páginas. La Fundación Primero de Mayo tiene viduo, esto no se produce en el caso de los también en su archivo documentación precisa sobre estos conflictos que estamos analizando. El lema temas. fue siempre «o todas o ninguna» y «que na- 30.– Para los temas del lenguaje y las representaciones die destaque», «todas iguales». Lemas que simbólicas nos remitimos a Benedict Anderson, Comuni- dades imaginarias, México, Fondo de Cultura económica con frecuencia aparecen escritos en los ,1993 panfletos y que los medios de comunica-

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ción reproducían en sus crónicas. Incluso dida con despidos por parte de la patronal. se recriminaba a las mujeres que llevaban Tras la muerte de Franco y ya con el con- una pegatina de una organización determi- venio colectivo en la mano, las reivindica- nada y se las conminaba a retirarla. La idea ciones fueron cogiendo cada vez más fuer- era mostrar que era un conflicto de traba- za. El movimiento obrero entre diciembre jadoras, sin tutela y sin directrices fuera de 1975 y marzo de 1976 conoció, sobre todo la fábrica. en Madrid, unos niveles de conflictividad La situación conflictiva, los plantes, las muy elevados. Solo en la capital secunda- exigencias de asamblea y las huelgas se ron las huelgas, en prácticamente todos los mantuvieron entre los años 1972 a 1982, sectores fabriles, alrededor de 400.000 per- con un alto grado de enfrentamiento con sonas [31]. En este ambiente fue cuando en la empresa. Se fundamentaban en una de- julio de 1976 estalló en Induyco el conflic- nuncia al no cumplimiento de la normativa to que tuvo una gran repercusión en todo del Régimen Interno; así en la medida en el país. Se alargó hasta el siguiente pico que subían los ritmos de trabajos, las tra- huelguístico del año 1977 y no finalizó to- bajadoras reclamaban poder examinar las talmente hasta 1994. Fue el conflicto más tablas de cronometraje. Se partía de rei- largo y traumático de la clase trabajadora vindicaciones meramente laborales que se en la Transición, de ahí que sorprenda el respetaban en la mayoría de las fábricas de escaso eco y apoyo que recibió por parte trabajadores varones. de los sindicatos, una vez legalizados y el Hay que decir, sin embargo, que, a lo nulo eco en los relatos sobre el periodo [32]. largo de estos años, las trabajadoras de In- En realidad, fue la lucha de David contra duyco no dejaron de sumar apoyos a sus Goliat, las trabajadoras más precarias con- compañeros de otros sectores laborales, tra la empresa más pujante y solvente de la demostrando un alto grado de solidaridad. economía española: El Corte Inglés. En las «Hojas Informativas» son frecuentes A pesar de que C.C. O.O. fue el sindicato los llamamientos a la unidad de clase. Algo del que recibieron mayor apoyo, lo cierto es que contrastaba con el desconocimiento y que durante este conflicto las trabajadoras falta de apoyo de sus compañeros. procuraron no vincularse a ninguna orga- A principios de 1973 ya se habían crea- nización. De hecho, los sindicatos más a do las Comisiones Obreras de Induyco y se la izquierda del PCE eran mayoritarios en pasó de las «Hojas informativas» a otro tipo ésta, u otras fábricas del textil. Se puede de pasquín algo más elaborado con el títu- decir que estaban representadas la mayoría lo de «Prensa de Trabajadores de Induyco» de las organizaciones sindicales de extrema (sic) que quería ser el órgano de difusión de izquierda. Por otro lado, existía la consigna las trabajadoras a las que se les invitaba a de que no se identificara la lucha con nin- colaborar. El proceso 1001 instruido a distintos di- 31.– Ver Álvaro Soto Carmona Transición y cambio político rigentes de las ilegales Comisiones Obreras en España, Madrid, Alianza,2005. detenidos en 1972 y juzgados en noviembre 32.– Los estudios sobre conflictividad laboral en el fran- quismo recogen que la huelga de «Laminación de Bandas de 1973, cohesionó de forma extraordinaria en Frío» de Vizcaya fue la más larga de la dictadura ya el movimiento obrero en toda España y en que se mantuvo a lo largo de seis meses de 1966 a 1967. las fábricas de Induyco tuvieron un gran se- Mientras se olvida el conflicto de Induyco al que apenas guimiento. Las trabajadoras se implicaron se hace referencia. de tal forma que su denuncia fue respon-

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Manifestación de trabajadoras y trabajadores del textil, Sevilla, ca. 1978 (Foto: Manuel Sanvicente, fuente: Archivo Histórico de CCOO de Andalucía)

guna organización concreta. Las decisiones menores y en nuevos espacios más aislados se tomaban en asamblea. de las grandes ciudades. Todo este proceso se llevó a cabo mientras se procedía a unas «En Induyco la gente que parecía más lu- subidas salariales muy exiguas, tanto que chadora en aquellas épocas, eran todas a la no permitía acercarse a la subida del coste extrema izquierda del PCE, la gente del PCE de la vida, que en esos años era en torno al era más gente mayor, y luego éramos unas 17 por ciento, mientras que la subida que cuantas chavalitas que éramos de las Ju- se les proponía era del 11,5 por ciento, es ventudes del PCE, porque todas las demás decir, unas 350 Pts. a la semana. estaban en Bandera Roja, ORT. PT» [33]. En junio de 1976 las protestas por dis- conformidad con la empresa se saldaron La situación que denunciaban las traba- con cuatro despedidos, tres trabajadoras y jadoras tenía que ver con el contexto por el un trabajador, provocando una nueva mo- que atravesaba el sector. A partir de 1975 vilización de la plantilla y la consiguiente el textil-confección entró en grave crisis en huelga. Se denunciaba la pasividad del Ju- toda España y en consecuencia trataron de rado de Empresa y la connivencia con la pa- paliar los malos resultados con la descen- tronal. Los insultos de las trabajadoras a es- tralización del trabajo hacia otras fábricas tos «representantes sindicales» fueron muy broncos, tal y como recoge la prensa escan- 33.– Entrevista a Pilar Durán Cabezas sindicalista. Locali- dalizada por el comportamiento «agresivo» zación: Archivo Histórico de la UCM, fondo SFO de la UCM.

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de las trabajadoras [34]. tró una gran solidez. La empresa cedió en Ahora a las peticiones laborales se su- todos los puntos: subida de sueldo, come- maba la reivindicación innegociable de la dores…, pero no quiso readmitir a los des- readmisión de los despedidos, a las que se pedidos. Cuando la Magistratura de Trabajo les acusaba, para justificar la pérdida del declaró procedentes los despidos en febre- empleo, de «fallos profesionales», algo que ro de 1977, la situación lejos de mejorar se las trabajadoras no estaban dispuestas a fue alargando. admitir de ningún modo. Para ellas la acu- La decisión que tomó la llamada «Comi- sación de mala praxis era algo inadmisible sión de los cinco» encargada de negociar, en que atentaba contra su ética del trabajo. contra incluso del criterio del Partido Co- Otra de las demandas que formaban par- munista, fue que, si no admitían a todos los te de la tabla reivindicativa en este momen- despedidos, no desconvocaban la huelga. to era la exigencia de un espacio para co- La empresa llegó a proponer la readmisión medores, donde poder tomar los alimentos de dos de ellos, pero la exigencia era sal- que se llevaban, pero también porque ne- var a los cinco. La independencia de criterio cesitaban un sitio donde se pudieran reunir se mantuvo por encima de los intereses de y compartir unos minutos de intercambio sindicatos y partidos, demostrando con ello de experiencias. Hasta ahora las mujeres que este duro conflicto fue pilotado desde comían en el mismo lugar de trabajo, en- el principio y hasta el final por las propias cima de la máquina, por lo que a menudo trabajadoras manteniendo la consigna de se producía algún percance, por ejemplo, se «o todas o ninguna». El Corte Inglés tomó manchaba la labor, obligando a las trabaja- la decisión de no ceder, cerrar las fábricas y doras a pagar los desperfectos ocasionados. esperar el «desgaste» de la lucha. La situación fue complicándose cuando la Se produjo entonces una reacción que Comisión formada para tratar directamente sin duda no esperaba la empresa. Las tra- con la dirección, formada por tres varones bajadoras soportaron la presión y se man- y dos mujeres, fueron despedidos [35]. Enton- tuvieron firmes durante casi dos décadas, ces se produjeron concentraciones de más algo inusual en la historia de la conflictivi- de 300 personas, la gran mayoría mujeres dad obrera en España. jóvenes, a la puerta de la fábrica que eran El conflicto de las trabajadoras -de In disueltas por la policía. duyco estuvo presente en las calles; con Cerca de 7.000 trabajadoras, secundaron manifestaciones diarias, concentraciones la huelga. La prensa de la época recogió con en la puerta de la fábrica, asambleas en profusión de datos estos hechos ya que la las iglesias y reuniones a la puerta de los imagen de las calles próximas a la fábrica, grandes almacenes de El Corte Inglés en la en un barrio muy transitado de la capital, calle Preciados de Madrid, para boicotear hacía muy visible la presencia de mujeres. e impedir que la gente entrara a comprar, La Comisión formada por trabajadores todo ello con una gran repercusión que los y trabajadoras de Induyco para negociar medios se veían en la obligación de recoger. con la empresa se mantuvo firme y demos- Tras 16 días de lock out la empresa abrió sus puertas. Poco a poco fueron recuperan- 34.– Ver Informaciones, 27-8-1976, ABC, 28-8-1976, Pueblo do su ritmo los talleres más grandes y ad- 27-8-1976. mitiendo a los trabajadores que aceptaban 35.– La «Comisión de los cinco» estaba formada por María José Gallego, Vicenta Zapata, Andrés Fernández, Antonio reincorporarse. Ahora la presión venía por Córdoba y Andrés Criado. parte de las familias de las trabajadoras que

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obligaba a las chicas a entrar en los talle- la ciudad [39]. En estos talleres debían per- res, a veces los propios padres llevaban a manecer al pie de las máquinas, sin darles las más jóvenes por la fuerza para que en- trabajo, o haciendo y deshaciendo la labor. traran, pero estas se negaron a entrar. Un En una situación de gran tensión, con una testimonio de un trabajador informa: táctica de desgaste psicológico que provo- caba estallidos violentos y situaciones muy «… los primeros que entran a trabajar son conflictivas. Se confinaba en estos talleres a los hombres, bueno que no salen […] las aquellas mujeres que habían destacado por mujeres fueron las que se resistieron hasta su carácter reivindicativo, pero también al el final. personal que, por uno u otro motivo, inte- [...] en la fábrica se quedaron trabajando resaba a la empresa retirar de las fábricas 300 o 400 personas, ésos eran hombres, más grandes. Allí se reunía a los mandos las chicas estaban fuera…… a las chicas las más ineptos, o que habían generado proble- obligaban a entrar los padres y los novios mas de tipo laboral. Eran talleres de castigo y se metían por una puerta y se salían por en los que si había trabajo, era mínimo, por otra cuando se iban…» [36]. lo que las trabajadoras cobraban el sueldo base, una cantidad exigua que no permitía En la entrada se encontraba el Jurado de mantener un nivel de vida aceptable, de ahí Empresa, que las trabajadoras no recono- que los primeros que se marcharan fueran cían, acompañado de los mandos interme- los varones con cargas familiares. La em- dios. El día el 2 de marzo de 1977, la policía presa movía al personal de un taller a otro efectuó varias cargas para disolver a los y y así se mantuvo desde 1977 hasta 1984. La las concentradas que querían impedir la despreocupación de los sindicatos por este entrada al trabajo en la puerta de la fábri- tema dejó inertes a las mujeres. Ni la lle- ca matriz, la de la calle Tomás Bretón. La gada del PSOE al poder repercutió lo más prensa recogió treinta heridos debido a la mínimo en esta situación. acción policial, en su mayoría mujeres, dos Durante todo el conflicto las decisiones de ellas requirieron hospitalización [37]. se tomaban, como ya se ha dicho, en asam- Poco a poco una gran parte de trabajado- bleas y aunque la central sindical más nutri- ras y trabajadores se fueron incorporando a da era CC.OO, hubo un acuerdo en que nin- la fábrica. Según explicaba la prensa unas gún sindicato se significara especialmente. 400 trabajadoras se dieron cita en el edifi- Precisamente este hecho, era argumentado cio de Correos, en la céntrica Plaza de Cibe- por los responsables de la empresa encar- les, para enviar de forma conjunta su car- gados de negociar, que denunciaban que no ta de readmisión, «siempre si se admitía a tenían un interlocutor claro, mientras que las represaliadas» [38]. Sin embargo, cerca de los trabajadores remitían a la Comisión de 500 trabajadoras, —en la gran mayoría eran los cinco, como únicos representantes. La mujeres—, fueron aisladas y confinadas en empresa apostaba por el «agotamiento» talleres más pequeños dispersos por toda de los huelguistas, como recogía un titular

36.– Entrevista a Agustín, trabajador de Induyco, afilia- 39.– Al taller de la calle Rufino González fueron enviadas do a CC.OO. Entrevista realizada por Pilar Díaz Sánchez, 300 trabajadoras y a la de la calle Aravaca 150. Según depositada en el Archivo de la UCM, fondo SFO de la UCM. recoge la carta de conciliación dirigida por la letrada Cris- 37.– Diario 16 (3 de marzo de 1977). tina Almeida a la Dirección Provincial Mediación, Arbitraje 38.– Ver Diario 16 (1 de marzo de 1977). y Conciliación el 27 de junio de 1986.

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de prensa del momento [40]. Las presiones y dos los avances conseguidos hasta ahora amenazas a los trabajadores llegaron tam- quedaron en suspenso. bién desde un llamado «Comando guerrille- La deslocalización industrial ocurrió en ro anticomunista» que en febrero de 1977 todos los sectores, pero fundamentalmente envió unas cartas amenazando de muerte a aquel que contaba con mano de obra «más varios componentes de la Comisión encar- prescindible», el que ocupan mujeres, en gada de negociar [41]. general la confección textil o el de apa- A partir de 1981 cada vez fueron que- rar (coser piezas de calzado para unirlas). dando menos trabajadores en los talleres, Cuando se cerraron las fábricas, hubo me- en 1985 quedaban solo 48 personas, en su nos trabajo, los sueldos bajaron y aparecie- gran mayoría mujeres. ron talleres clandestinos en los que las mu- La huelga se había perdido pero la titá- jeres cosían, prendas de vestir o zapatos, nica lucha de estas mujeres ha permaneci- sin seguros, garantías y espacios laborales do en la memoria de los trabajadores y tra- saludables. Se dio paso ahora a otra fase de bajadoras de este periodo. posproducción fordista, un nuevo modelo De todo ello se concluye que la alta con- productivo, que sustituye al anterior en el flictividad que las mujeres mostraron a lo que domina el trabajo flexible, con las con- largo de estos años contribuyó de forma siguientes condiciones laborales, también notable a la presión social del periodo has- «flexibles». Por flexible se entiende inesta- ta que, con la llegada del PSOE al poder en ble, no consolidado y sobre todo lo que ma- 1982, la paz social y el consenso se impuso, yor trascendencia puede tener, se pierde la dejando que el conflicto se «pudriera». cohesión de grupo, el trabajo se individua- liza y se pierde la sociabilidad grupal. Al- La vuelta a casa: el trabajo sumergido gunos autores hablan del «fin del trabajo», de la confección textil cuando lo que hay es una transformación del modelo generalizado tras la Revolución De 1975 a 1981 comenzó el largo perio- Industrial que afecta de forma mayoritaria do de reconversión industrial que afectó a a los sectores sociales más vulnerables, las todos los sectores industriales, entre ellos mujeres y los inmigrantes [42]. al textil. Se cerraron fábricas grandes y co- La flexibilidad lleva implícito también el menzaron un proceso de transformación sistema just-in-time: se produce lo que se de la producción en talleres más pequeños necesita en el momento, con contrato por lejos de las grandes urbes. Las mujeres pa- cuenta propia, lo que impide toda planifi- saron a ser mano de obra prescindible, sin cación y distribución de horarios y sistemas embargo, la crisis económica las obligó de trabajo. Ya no existe la «jornada laboral». a mantenerse en el empleo y se buscaron Las tareas son a tiempo parcial y el trabajo formas nuevas de conseguir salario. El des- consolida la eventualidad. empleo afectó más a las mujeres que a los Estos cambios se producen a nivel glo- hombres. El trabajo sumergido, a veces en 42.– Jeremy Rifkin, El fin del trabajo. El declive de la fuerza el propio domicilio se impuso, si es que ha- del trabajo global y el nacimiento de la era posmercado. Nue- bía desaparecido del todo alguna vez. To- vas tecnologías contra puestos de trabajo: el nacimiento de una nueva era, Madrid, Paidós, 2004, plantea el fin del tra- bajo tal y como lo conocemos hasta ahora debido, sobre 40.– «La dirección de Induyco confía en ‘el agotamiento’ de todo, al auge de la tecnificación y propone una reducción los huelguistas», El País (19 de febrero de 1977) de jornada laboral y una individualización del trabajo. Ha- 41.– Pueblo (25 de febrero de 1977). bla de «réquiem por la clase trabajadora».

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bal, en todos los países y circunstancias, las experiencias de sus protagonistas. Sólo transformando el modelo de trabajo basa- así se explican las desigualdades sociales, do en la cualificación de las tareas, incenti- no solo entre clases, sino entre hombres y vo a los salarios y desarrollo de las técnicas mujeres. Estas diferencias son una cons- productivas, para volver a una producción tante que permanecen inalterables, tanto «cuasi artesanal», con una pérdida total de en el mundo Occidental, como en el Tercer lo conseguido a través de la consolidación Mundo. del Estado de Bienestar El espacio laboral es un espacio de poder, Si bien el fin del modelo fordista ha ocu- por lo tanto, analizar el papel que las traba- rrido en todos los sectores afectando toda jadoras han ocupado en este medio permite la población hay que señalar que las tra- conocer cómo su falta de representatividad bajadoras fueron las primeras en sentirlo y en las organizaciones sindicales impidió parece que serán las que más van a sufrir que las mujeres pudieran contribuir en la las consecuencias. recuperación de la organización política en El trabajo flexible, en el caso de las mu- los años de la Transición, claves para en- jeres, supone un enorme retroceso para las tender el devenir histórico en las siguientes trabajadoras, pero un gran alivio para las décadas. Y señal también de su infrarrepre- empresas por cuanto se ahorra en cargas sentación en decisiones políticas. sociales. El autoempleo deriva en una ma- Existen suficientes estudios, tanto ge- yor dependencia del mercado, además de nerales como de caso, para conocer la si- los inalterables problemas de conciliación. tuación de las mujeres trabajadoras, por lo Un mercado dual fuertemente segregado y menos en la contemporaneidad, que deter- segmentado socialmente. minarían una presencia más notable en los Por otro lado, el trabajo a domicilio, el estudios académicos. Falta también reali- trabajo eventual o flexible supone la des- zar un balance compensatorio de las des- profesionalización. En el caso de las traba- viaciones en los resultados de estos estu- jadoras pierden su identidad, su reconoci- dios, realizados sin tener en cuenta el peso miento social. de las trabajadoras. Este proceso de deslocalización de la El telar, la rueca o la confección textil producción textil ha seguido un itinerario son las actividades que en mayor medida que comenzó en los años setenta del siglo han realizado las mujeres desde épocas XX en zonas sin tradición industrial del prehistóricas. Han sido los oficios que los propio país, pero a partir de los años no- gremios reconocían como femeninos, es- venta se produce una externalización del tán en la base de la industrialización y en trabajo más allá de las fronteras nacionales el periodo post-fordista son el empleo que buscando mercados en países subdesarro- sustituye a la organización fabril. La per- llados a través de una subcontratación de manencia de esta labor y su protagonismo proveedores en todo el mundo. femenino se debe, sin duda, a la alta ren- tabilidad y a la optimización de beneficios, Conclusiones pero a costa siempre de un nivel menor de salario y beneficios sociales [43]. Para estudiar la situación laboral de las mujeres en un determinado periodo, es de- 43.– Remitimos al fondo documental de las trabajadoras del textil depositado en Archivo de Fuentes Orales que cir, sus condiciones materiales, sus necesi- se puede consultar en el Archivo de la Memoria Histórica dades y aspiraciones, es necesario estudiar de Salamanca y en el de la Universidad Complutense de

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La respuesta de las trabajadoras en la de- alguna variable en relación con el modelo fensa de sus condiciones laborales fue una masculino generalizado. Fue una huelga lucha que realizaron sin el suficiente recono- que duró 17 años porque lo que se pedía en cimiento, no solo de las organizaciones sin- última instancia no era tanto esa tabla rei- dicales, sino de los partidos políticos ni del vindicativa que exigía mejora de salarios y pujante feminismo de los años setenta, que, condiciones laborales se luchaba por algo aunque fue el más sensible a esta situación, más que tenía que ver con el reconocimien- no encontró el modo de que determinados to al trabajo de las mujeres, su considera- temas laborales se incluyeran en la agenda ción como profesionales, su independencia política de los partidos democráticos. de la familia, su orgullo de clase. «Valentía» Como se ha visto en estas páginas los era término que sus compañeros de fábrica conflictos más duros se realizaron al mar- utilizaban con mayor frecuencia para refe- gen de los sindicatos, decantándose las tra- rirse al comportamiento de las huelguistas, bajadoras de mayor conciencia social, hacia no sólo por su capacidad de enfrentarse a posiciones maximalista y partidos de extre- la policía igual que los hombres, sino por la ma izquierda. capacidad de resistir las presiones sociales Falta evaluar el peso que las moviliza- y familiares. ciones sociales de las mujeres tuvieron en El textil es la actividad que cierra el ciclo los cambios políticos. Estudiar sus actitu- del trabajo fabril. Los trabajos a domicilio, des, recursos y discursos en los conflictos los talleres domésticos o la deslocalización laborales, nos ilustraría sobre la forma de del trabajo inaugura un nuevo periodo que entender las actitudes de resistencia. De parece imponerse de la mano de la globali- ahí que el análisis de la huelga de Induyco zación y el desarrollo tecnológico. En esto ofrezca una visión de la conflictividad con las mujeres siguen siendo pioneras.

Madrid, localizado en la Facultad de Derecho de la UCM.

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El mito de la URSS. Los intelectuales y el PCE durante la II República

The myth of the USSR. Spanish intellectuals and the Communist Party during the Second Republic

Manuel Guerrero Boldó Universidad Complutense de Madrid

Resumen

Este artículo tiene como objeto de estudio el impacto causado por la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) en un sector de la intelectualidad española durante la II República y su posterior repercusión en el PCE (Partido Comunista de España). El texto se propone así indagar en la problemática URSS-PCE-intelectual. A través de esta se locali- zarán y analizarán también las contradicciones inherentes a la misma, partiendo del débil corpus teórico exportado por la IC (Internacional Comunista) a sus secciones nacionales europeas —que tanto condicionó el desarrollo del PCE en la II República—, como otro ob- jetivo fundamental del presente artículo, ambos interrelacionados.

Palabras clave: URSS, PCE, IC, II República, intelectual.

Abstract

This article aims to study the impact caused by the USSR (Union of Soviet Socialist Republics) on a sector of the Spanish intelligentsia during the Second Republic and its subsequent impact on the PCE (Communist Party of Spain). The text thus intends to investigate the intellectual problem USSR-PCE. The contradictions inherent to it will also be located and analyzed, starting from the weak theoretical corpus exported by the CI (Communist International) to its European national sections —which so conditioned the development of the PCE in the Second Republic— as another fundamental objective of this article, both interrelated.

Keywords: USSR, PCE, CI, Second Republic, intellectual.

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«Después de mi estancia en la Unión So- fenómeno muy común y global en los años viética, vuelvo con la mayor fe en el triun- treinta, tanto entre intelectuales como otros fo completo y definitivo. Y no sólo defini- sectores de la sociedad que de un modo u tivo sino inquebrantable. Después de todo otro terminaban realizando el soñado viaje. lo que aquí he visto, no hay razón para que A partir de dichos protagonistas se puede un intelectual esté indeciso. En la trinche- ejemplificar la problemática URSS-PCE- ra hay un uniforme y un fusil más. Al llegar intelectual. A través de esta se localizarán aquí era un intelectual. Hoy es un soldado y analizarán también las contradicciones y del frente de lucha y de la edificación socia- el débil corpus teórico exportado por la IC lista el que os deja». a sus secciones nacionales europeas —que R. J. Sender, Una carta de Ramón J. Sender (4 tanto condicionó el desarrollo del PCE en de julio de 1933) [1]. la II República—, como otro objetivo fun- damental del presente artículo, ambos inte- Este artículo tiene como objeto de estu- rrelacionados. dio el impacto causado por la URSS (Unión La interpretación que hace Annie Krie- de Repúblicas Socialistas Soviéticas) en un gel de la relación del Partido con este tipo sector de la intelectualidad española duran- de militantes resulta de gran utilidad para te la II República y su posterior repercusión plantear la citada problemática: en el PCE (Partido Comunista de España). El texto se propone así indagar cómo se produ- «La línea de interpretación ortodoxa del cían los procesos de acercamiento al PCE, la marxismo […] asume la tarea de funda- fragilidad de los mismos, y la trascendencia mentar teóricamente el derecho del Parti- de este sector para la Internacional Comu- do, como ‘intelectual colectivo’, a decir lo nista (IC). Para analizar este fenómeno, nos que es verdad; a decirlo y a promulgarlo. acercaremos a figuras como Rafael Alberti De aquí estas tensiones perpetuamente re- o Ramón J. Sender fundamentalmente, pese currentes en las relaciones del PC con los a que podríamos rescatar a otros como Ma- intelectuales. Para éstos es algo totalmen- nuel Chaves Nogales, Margarita Nelken, Cé- te incomprensible el que un Partido, por el sar Vallejo, Eugenia Lefevre, etc., ya que la solo hecho de considerarse la prefiguración fascinación por la URSS y los testimonios de de la sociedad futura, pretenda ser la fuen- los viajes a la Patria del Socialismo [2] son un te de la ciencia, un partido-ciencia. De aquí también la originalidad del intelectual co- 1.– Ramón J. Sender, «A los camaradas de la Unión In- munista y el reto que se lanza a sí mismo, ternacional de Escritores Revolucionarios», Octubre, 4-5 pues no sólo es un hombre que ‘honra’ a su (1933), p. 6. partido, un militante que aporta su contri- 2.– Para profundizar en el fenómeno, véase: Josep Pich Mitjana, David Martínez Fiol, Adreu Navarra Ordoño y Jo- bución a la vida política de su organización; sep Puigsech Farrás (eds.), Viajeros en el país de los sóviets, el intelectual comunista es […] una persona Barcelona, Edicions Bellaterra, 2019; Michael David-Fox, que, en lo más íntimo de su ser, es capaz de Showcasing the Great Experiment. Cultural Diplomacy and una compleja experiencia, en la que la afi- Western Visitors to the Soviet Union, 1921-1941, New York, Oxford University Press, 2012; Katerina Clark, Moscow, the liación al Partido marca el principio de un Fourth Rome: Stalinism, Cosmopolitanism, and the Evolution largo y aleatorio proceso al final del cual, of Soviet Culture, 1931-1941, Cambridge, Harvard Univer- sity Press, 2011; Ludmila Stern, Western intellectuals and Yale University Press, 1988; Paul Hollander, Political Pil- the Soviet Union, 1920-1940: From Red Square to the Left grims: Travels of Western Intellectuals to the Soviet Union, Bank, London, Routledge, 2007; David Caute, The Fellow- China and Cuba, 1928-1978, New York, Oxford University Travellers: Intellectual Friends of Communism, New Haven, Press, 1981.

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‘situado en posiciones de la clase obrera’ En esta década, los viajes a la URSS y la como reza la fórmula clásica, debe aparecer popularidad del mito habían crecido exage- un ‘intelectual de nuevo tipo’» [3]. radamente y Miguel de Unamuno arremetía con dureza el 21 de abril de 1923 en la re- El concepto «intelectual colectivo», se- vista España contra la sovietización de una ñalado por Annie Kriegel y de inspiración izquierda que para entonces ya, según el es- gramsciana, es la base de la problemática critor y filósofo vasco, se había convertido a URSS-PCE-intelectual. Una interpretación una suerte de anticreencia dogmática: tan rígida, autoritaria y cerrada del papel del intelectual unida a la conceptualización de «¿Y aquí? Aquí, en España, el ídolo de los la IC de la verdad como una verdad revelada ateólogos comunistas es la misma Rusia desde la experiencia soviética, contribuirá, convertida en entidad mística. Hay ateólo- como se verá, al desencuentro con intelec- go comunista de los nuestros que se ha ido tuales que podrían haber defendido la causa a Rusia sin saber ruso ¿qué sin saber ruso? comunista y al aislamiento político del PCE sin saber, a lo sumo, más que el español de en la primera mitad de los años treinta. los libros de avulgaramiento sociológico y habiendo traído de allí unas estadísticas, las Introducción que le dieron, que puede uno procurarse sin salir de España, viene dogmatizando y que- Los orígenes de la fascinación por la URSS riendo enterrar a un Cristo que no conoce hay que buscarlos en el contexto político y mejor que a Rusia, es decir, que no conoce. social que se vivía en los años veinte. «Den- Hay algo que nos causa pavor y es la acti- tro de ese marco español de intensidad social tud sociológica —llamémosla así— de esos y cultural, de profundo arcaísmo y tremen- pobres ateólogos para quienes no parecen das desigualdades, la experiencia soviéti- existir ni el momento que pasa ni la flor que ca constituyó un hilo conductor de nuevas se aja después de haber perfumado a la bri- lealtades y preocupaciones» [4]. La Unión So- sa, de esos de la novela roja y la música roja viética significó un ejemplo tangible de que y la pintura roja y no sabemos si el paisaje y la situación social podía revertirse, evocaba el celaje rojos, de esos que al ir a ver un dra- una igualdad, una justicia social anhelada ma, v. gr. preguntan si es de tendencia roja, por amplios sectores de la sociedad. De este de esos que parecen creer que tratar de con- modo, la Revolución rusa no era un acon- solarle al hombre de haber nacido es hacer tecimiento histórico producido en un país traición a la humanidad. ¡Pobre gente!» [6]. bajo unas condiciones políticas determina- das, sino que alcanzó la condición de mito y En los años treinta, el auge del fascismo, era inherente a su experiencia la sustancia también se mostró como un factor funda- de la victoria final del proletariado [5]. mental que propició el aumento del pres- tigio de la URSS frente al descrédito de las 3.– Annie Kriegel, Los comunistas franceses, Madrid, Edito- democracias occidentales. Era muy pode- rial Villalar, 1978, pp. 140-141. rosa la influencia de la URSS como modelo 4.– Rafael Cruz, El Partido Comunista de España en la II Re- de construcción del socialismo en un mo- pública. Madrid, Alianza Editorial, 1987, p. 90. mento histórico de auge de los movimien- 5.– Rafael Cruz, «¡Luzbel vuelve al mundo!, las imágenes de la Rusia soviética y la acción colectiva en España», en Cultura y movilización en la España contemporánea, Madrid, 6.– Miguel de Unamuno, «Ateología», España, 366 (1923), Alianza Universidad, 1997, p.276. pp.1-2.

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tos fascistas en Europa y la incapacidad de taban sumamente útiles para oponerlos a los partidos socialistas de hacerles frente [7]. otros sistemas y prácticas políticas como el Este elemento, en uno de los sectores donde fascismo [10]. tuvo mayor repercusión fue en la juventud, El que la Unión Soviética fuera un ejem- que buscaba un ejemplo consistente en la plo recurrente para la inspiración de la iz- lucha contra el fascismo, una interpretación quierda, en un principio podría resultar radical frente a este nuevo movimiento de positivo para el PCE, que era el partido co- masas. munista nacional fundamentado en la ex- No hay que olvidar que en el año 1935, la periencia soviética. Pero, precisamente, esa Komintern fijó la creación de frentes popu- amplia acogida que tuvo la URSS en diver- lares como alianzas electorales para frenar sos sectores de la izquierda dificultó enor- el avance del fascismo. Muchos intelectua- memente la labor del PCE de apropiarse de les, organizaciones sindicales y partidos de la imagen de la URSS. Pese al apoyo expreso centroizquierda y socialistas se sumaron a de la IC y de la URSS y los intentos propa- la propuesta ante la amenaza que ya repre- gandísticos del PCE de asociarse a la ima- sentaba el nazismo. Además, en esta década, gen de la construcción soviética, «el PCE la rusofilia estaba muy extendida, se trata- infravaloró su dependencia respecto a esos ba de una auténtica fiebre que se propaga- factores, no recogió todos los frutos de tal ba en la prensa, cines, teatros y editoriales, situación y hasta la guerra civil no logró to- aunque sin la presencia de los agentes de la talmente sus objetivos» [11]. IC no se puede explicar la existencia de un En este punto es preciso aclarar dos an- gran número de editoriales y periódicos y tecedentes históricos que marcaron la tra- algunas revistas ligadas al movimiento in- yectoria del PCE durante la II República. En telectual antifascista español [8]. primer lugar, el Partido Comunista, desde La influencia de la Unión Soviética tam- finales de 1932, había iniciado una nueva bién resultó fundamental «hasta el punto de política. Combinó una política defensiva, acabar jugando entre 1933 y 1936 un papel enfocada principalmente contra la repre- de referencia esencial en torno a la cual se sión y el recorte de los derechos democrá- articulan las posiciones de unificación -or ticos, con otra de corte ofensivo, para lograr gánica y de expectativas revolucionarias» [9], la consecución del gobierno obrero y cam- tanto de la izquierda socialista como de pesino. Esto se enmarca en la lucha contra el los comunistas. Esto se ha de tener muy en gobierno republicano-socialista y formaba cuenta —y lo veremos más adelante— ya parte de la política de «clase contra clase». que aunque los métodos soviéticos no fue- La IC, extrapolando la experiencia soviéti- ran compartidos por algunos sectores polí- ca a la realidad española, veía posibilidades ticos del socialismo, por ejemplo, sí resul- de iniciar un proceso revolucionario, y los esfuerzos políticos, por lo tanto, debían ser

7.– Sandra Souto Kustrín, «La atracción de las Juventudes dirigidos a hacer fracasar la experiencia re- Socialistas por el PCE en el contexto europeo de los años publicana e instaurar la dictadura del pro- treinta», en Manuel Bueno, José Hinojosa y Carmen Garcia letariado. Esto tuvo como consecuencia el (eds.), Historia del PCE, I Congreso 1920-1977, Madrid, FIM, aislamiento político del PCE. 2007, vol. I, p. 114. 8.– Federico Suárez, Intelectuales antifascistas, Madrid, Rialp, 2002. 9.– Antonio Elorza y Marta Bizcarrondo, Queridos camara- 10.– R. Cruz, El Partido Comunista, p. 90. das, Barcelona, Editorial Planeta, 1999, p. 79. 11.– Ibíd., p. 93.

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La táctica de frente único por la base, La idea era conquistar la mayoría en las alianza entre obreros de base de distintos Alianzas Obreras como los bolcheviques lo sindicatos y partidos, siempre bajo la direc- lograron en los soviets. En cualquier caso, el ción del PCE, no se vio alterada. En 1933, intento de trasladar la experiencia soviéti- tras la llegada de Hitler al poder, la IC con- ca de la primera y segunda década del siglo tinuó con su política izquierdista y sectaria XX a la realidad española de los años treinta y el ascenso del fascismo se atribuía a la continuó hasta iniciada la Guerra Civil. Sta- traición de los socialfascistas [12]. La situación lin escribía en estos términos a Largo Caba- no cambió hasta la adopción de la táctica llero en diciembre de 1936: del Frente Popular por parte de la IC tras el VII Congreso celebrado en julio-agosto de «[...] creemos que nuestra experiencia, sobre 1935, que supuso un punto de inflexión en todo la experiencia de nuestra guerra civil, la trayectoria del PCE. Ya en la primavera de aplicada de conformidad con las condicio- este mismo año, los llamamientos del PCE a nes particulares de la lucha revoluciona- otras formaciones de izquierda comenzaron ria española, puede tener para España una a ser escuchados; los objetivos de la nueva cierta importancia. Partiendo de allí, hemos táctica fueron anunciados por José Díaz el 2 consentido, en vista de vuestras reiteradas de junio de 1935, y han sido calificados como demandas, que nos han sido transmitidas la primera aparición eficaz del PCE en la es- oportunamente por el camarada Rosen- cena política de las izquierdas españolas [13]. berg, en enviar un número de nuestros ca- Aún en 1934, las Alianzas Obreras, para maradas militares para ponerles a vuestra los comunistas, habían de plantearse como disposición» [16]. una proyección de los soviets en el contex- to español [14]. No debían ser hegemonizadas Los partidos comunistas fueron impul- por el PSOE, sino que tenían que constituir- sados por el Partido Comunista de Rusia, se como órganos de poder de nuevo tipo en gran medida, a partir de la escisión de para que los obreros, campesinos y soldados distintos grupos socialistas europeos y en pudieran engendrar su propia versión de la algunos casos anarquistas o republicanos dualidad de poder rusa. La Revolución rusa, liberales. Dichos actores serán quienes lle- señalaba José Díaz a este respecto, «no es varán a cabo la creación de la mayor parte un caso especial, sino que, en todos los paí- de los partidos comunistas a nivel europeo, ses donde hay oprimidos y opresores, don- un contexto en el que actuaban en el marco de hay clases explotadas y explotadoras, los de la competencia política. mismos procedimientos del Partido Bolche- Aunque al formar parte de la IC estos vique pueden ser utilizados con los mismos partidos parecían continuar la tradición éxitos» [15]. internacionalista de las organizaciones obreras, su dependencia política del Esta- 12.– Joan Estruch, Historia del PCE (1) (1920-1939), Barcelo- do soviético y las alianzas en sus respecti- na, El viejo topo, 1978, p. 80. vos países ha llevado a extender la creencia 13.– Daniel Kowalsky, La Unión Soviética y la Guerra Civil de «que se convirtieron en meras sucursa- española, Barcelona, Crítica, 2004, p.22; E.H. Carr, Twilight of les europeas del PCUS [Partido Comunista the Comintern, Nueva York, Pantheon, 1982, p. 317. 14.– Fernando Hernández Sánchez, Guerra o Revolución. El Comunista. Discurso resumen del camarada José Díaz», Partido Comunista de España en la guerra civil, Barcelona, Mundo Obrero, 46 (14 de septiembre de 1934) Editorial Crítica, 2010, p. 61. 16.– «Carta de Stalin a Largo Caballero», 21 de diciembre 15.– «Las deliberaciones del Comité Central del Partido de 1936, Documentos PCE, caja 2/23, AHPCE.

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de la Unión Soviética, aunque no adquirió encaminadas a mantener a Largo Caballero esta denominación hasta 1952], a la vez que como jefe de gobierno, desde Madrid se re- aspirantes a representar las identidades chazaron las mismas, hasta el punto de que nacionales» [17]. Sin embargo, los numerosos Vicente Uribe y Jesús Hernández reclama- debates desarrollados en el Secretariado del ron la salida de Largo Caballero del Minis- Comité Ejecutivo de la IC (CEIC) en los que terio de Guerra [20]. participaban representantes nacionales, En segundo lugar, resulta necesario aña- nos hablan «no de una rígida comunicación dir que los antecedentes históricos dentro unidireccional, sino de un modelo relacio- del seno de la socialdemocracia de la II In- nal más complejo y sofisticado que el sim- ternacional son de capital importancia para ple mandato de órdenes jerárquicas durante comprender mejor el origen, y, en gran me- la primera mitad de los años treinta» [18]. dida, la naturaleza de la formación de los La relación entre las secciones naciona- partidos comunistas. Aunque, como se ha les y Moscú estuvo también marcada, ade- señalado, surgen en su mayoría de escisio- más de por las decisiones colegiadas, por la nes de los partidos socialistas impulsadas discusión de directrices y las tensiones pro- en parte por representantes de la IC, y al ca- pias entre los intentos de homogeneización lor de la Revolución de Octubre de 1917; las de los partidos comunistas y las culturas po- dinámicas internas del socialismo europeo, líticas locales. Cabe recordar aquí el ejem- y la confrontación previa entre las tenden- plo de diversidad de pareceres que entre la cias de la II Internacional son de gran tras- primavera de 1930 y los primeros meses de cendencia para interpretar correctamente 1931 se dio entre los dirigentes del PCE y estos hechos fundacionales. la IC. Varias delegaciones de funcionarios Una de las claves se halla en la postura de la IC se presentaron en España para ase- adoptada por Lenin en la reunión de los gurar el cumplimiento de las instrucciones socialistas revolucionarios en la localidad dadas por esta, que instaban a los dirigentes suiza de Zimmerwald (septiembre de 1915). del PCE a realizar los esfuerzos que fueran En el contexto de la I Guerra Mundial, en necesarios para frustrar la experiencia re- esta reunión se lanzaron duras críticas a los publicana e imponer una dictadura el prole- denominados socialpatriotas y se insistió tariado. Los líderes del PCE no acataron las constantemente en el carácter imperialista órdenes como se esperaba, y en octubre de de la guerra desde la facción partidaria de 1932 la directiva del PCE fue convocada a los postulados de Lenin. Esta no era mayo- Moscú, condenada y expulsada de la IC [19]. ría, pero se propuso ya la creación de una Otro episodio en esta línea discrepante nueva Internacional, considerando a la II lo hallamos en la primavera de 1937. Suce- como obsoleta, debido a que Lenin y sus dió durante la crisis del gobierno caballeris- partidarios interpretaban que ya no servía ta. Pese a que las directrices de la IC iban a los intereses del socialismo sino a los del propio capitalismo; lo que acabaría entron- 17.– Rafael Cruz, «Del partido recién llegado al partido de cando con la interpretación de clase contra todos. El PCE, 1920-1939», en Historia del PCE, I Congreso clase en los años treinta exportada por la IC. 1920-1977 (vol.), FIM, 2007, p. 143. La cursiva es mía. La postura de Lenin tenía sus raíces en la 18.– José Carlos Rueda Laffond, «Fábricas de comunistas: realidad rusa, desgarrada por los conflictos escuelas de partido y estrategias orgánicas en los años treinta», Historia y política, 40 (2018), pp. 263-297, esp. pp. 20.– José Carlos Rueda Laffond, Memoria roja. Una historia 270-271. cultural de la memoria comunista en España, 1931-1977, Va- 19.– D. Kowalsky, La Unión Soviética, p.20. lencia, PUV, 2018, pp. 46-47.

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de clase agudizados por la guerra imperia- terpretado como una traición al marxismo- lista, tremendamente impopular entre las leninismo [24]. Esto condicionó enormemen- masas rusas. Lenin, que ligaba en todo mo- te al PCE, pero la relación entre este y su mento el avance de la Revolución rusa con el matriz rusa, como hemos dicho, no estaba avance de la revolución en el contexto béli- exenta de discusiones y contradicciones. co europeo, creyó que era necesario aprove- Este proceder sectario, materializado en char la crisis el sistema capitalista en guerra la política de clase contra clase, con un mar- para transformarla en el inicio de la revolu- cado acento ruso, y de un precario nivel teó- ción mundial [21]. La voluntad del líder bol- rico, se asentó e incrementó paralelamente chevique de romper con la II Internacional al ascenso de Stalin. Una hegemonía rusa y crear una nueva sobre bases revoluciona- que Lenin entendió como meramente co- rias procedía de su cotidiana experiencia de yuntural y que este criticó en el IV Congre- enfrentamiento con los representantes de so de la Internacional, por «ser rusa hasta la la línea socialdemócrata en Rusia, los men- médula», y afirmando al mismo tiempo que cheviques [22]. Estas reflexiones surgidas de la «no hemos comprendido cómo se debe lle- experiencia concreta fueron una parte fun- var la experiencia rusa a los extranjeros» [25]. damental del éxito de la Revolución rusa y, Esta reflexión no caló, y afectó en el devenir a su vez, supusieron muchos de los fracasos del PCE en los años de la II República, in- posteriores de la Komintern, por intentar ex- cluida su relación con la intelectualidad. portar la experiencia rusa al resto del mundo El acercamiento de intelectuales de iz- en contextos disímiles y anacrónicos. quierda al PCE, teniendo como referencia Nos hallamos ante un Partido Mundial a la URSS, estuvo motivado por grandes con un centro y un mando único —Moscú— dosis de idealización, de una abstracción a cuyas decisiones aspiraban a ser vinculantes partir de la cual se simpatizaba desde am- para todos sus afiliados [23]. Las interpreta- plios sectores de la izquierda con el País de ciones de las situaciones políticas dadas en los Soviets. Tanto para la militancia con un los diferentes países en los que se estable- trayecto sin fisuras como para los que su- cían los partidos comunistas, así como las frieron un posterior desencanto, que des- estrategias a seguir para exportar la revolu- embocó en algunos casos en un «visceral ción, además de ser erradas casi en su to- alejamiento de las posturas comunistas y talidad por intentar hacer de la experiencia de una experiencia personal sembrada de rusa algo universal, tenían que ser seguidas incomodidades» [26]. Sin embargo, parece si es que los partidos comunistas pertene- existir un elemento común en los libros de cientes a las III Internacional querían seguir viajes de intelectuales de distinta proce- perteneciendo a la misma. Esto no era una dencia ideológica, y es la percepción de la cuestión nimia, dada la legitimidad, pres- forja de un hombre nuevo. Manuel Chaves tigio, apoyo logístico y económico que les Nogales, aunque desde una posición más aportaba esta organización. De otro modo, crítica, también comentaba que: además, optarían por lo que hubiera sido in-

21.– Obras de Lenin de referencia que abordan esta pro- 24.– Véase: Eric Hobsbawm, Historia del marxismo, tomo I, blemática: Vladimir Lenin, La bancarrota de la II Internacio- Vol. 7, Barcelona, Bruguera, 1983; Milos Hajek, Historia de nal y El imperialismo, fase superior del capitalismo, Moscú, la III Internacional, Barcelona, Editorial Crítica, 1984. Editorial Progreso, 1976. 25.– J. Estruch, Historia del PCE, p.12. 22.– J. Estruch, Historia del PCE, p. 7. 26.– Jesús Vives Mairal, Ramón J. Sender, Madrid, Páginas 23.– R. Cruz, El Partido Comunista, p. 21. de Espuma, 2002, p. 264.

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«Después de haber recorrido Rusia y de ha- tendrá que acabar viniendo al socialista; un ber buscado afanosamente cuanto en pro o Estado débil y un proletariado ávido de po- en contra de la revolución se ha escrito, yo der, consciente de su misión histórica y con me atrevo a creer que la postura del hombre una capacidad revolucionaria como ningún auténticamente civilizado no es la de ser otro en el mundo, fuera de Rusia, curado, comunista o anticomunista, sino la de estar también como ningún otro, de las ilusiones atento al desenvolvimiento de los hechos, de la democracia en régimen capitalista» [29]. pesando y sopesando las responsabilidades de cada uno de los factores que han inter- Un escritor, un intelectual que no perte- venido en la terrible experiencia que se está necía al PCE, compartía el análisis exporta- haciendo en la carne viva de un pueblo de do por la IC para el caso español [30]. El ori- ciento cuarenta millones de habitantes, sin gen de esta conformidad se encuentra en desechar la posibilidad del alumbramiento una idealización de la Revolución de Octu- de una nueva humanidad» [27]. bre que se cree exportable a todos los rin- cones del planeta. Esta tendencia a extra- Por su parte, Antonio Machado seña- polar la realidad soviética a la española es laba que «a nadie debe extrañar que Rusia una de las características compartidas por haya pretendido utilizar el marxismo en su muchos de los afines a la URSS y, a su vez, mayor pureza, al ensayar la nueva forma de como veremos, una de las causas del fracaso convivencia humana de comunión cordial y político del PCE en los años treinta; que se fraterna, para enfrentarse a todos los pro- chocó una y otra vez con un contexto socio- blemas de índole económica que necesaria- político que difería en mucho al de la Rusia mente habían de salirle al paso» [28]. El entu- de principios de siglo [31]. Por todo ello, como siasmo existente entonces en España hacia hemos señalado, hasta ya entrada la Guerra la URSS y el respeto que se profesaba a la Civil, el PCE fue incapaz de capitalizar ese IC se encontraban muy extendidos entre la entusiasmo hacia la URSS, que era manifes- comunidad de intelectuales de izquierdas, tado por personalidades de diversa filiación independientemente de su adscripción po- política. lítica. Se puede percibir también en las in-

terpretaciones de la realidad política que 29.– A. Elorza y M. Bizcarrondo, Queridos Camaradas, pp. hacían intelectuales como el escritor socia- 79-80. lista (caballerista), Luis Araquistáin, cerca- 30.– Jules Humbert-Droz, De Lenine a staline. Dix ans au ser- na ya la Guerra Civil: vice de l’Internationale Communiste, Neuchatel, Éditions de la Baconnière, 1971. 31.– Para una mayor profundización en la Revolución «En España se dan condiciones históricas Rusa: Juan Andrade y Fernando Hernández Sánchez (Eds.), en extremo análogas a las de Rusia a fines 1917. La revolución Rusa cien años después, Madrid, Akal, del siglo XIX y principios del XX: un capita- 2017; José María Faraldo Jarillo, La Revolución Rusa: His- lismo ya en su fase financiera, sin una alta toria y memoria, Madrid, Alianza Editorial, 2017; Julián Ca- sanova, La venganza de los siervos, Barcelona, Editorial Crí- burguesía directora eficaz y con una pe- tica, 2017; Neil Faulkner, La Revolución rusa. Una historia queña burguesía sin partidos políticos, que del pueblo, Barcelona, Pasado & Presente, 2017; E. H. Carr, La Revolución Rusa, de Lenin a Stalin (1917-1929), Madrid, 27.– Manuel Chaves Nogales, La vuelta a Europa en avión. Alianza Editorial, 2009; Orlando Figes, La Revolución rusa Un pequeño burgués en la Rusia roja, Madrid, Libros del As- 1891-1924: la tragedia de un pueblo, Barcelona, Edhasa, teroide, 2012, p. 248. 2006; Sheila Fitzpatrick, La Revolución Rusa, Buenos Aires, 28.– Antonio Machado, «Sobre la Rusia actual», 1937, Fuer- Siglo XXI, 2005; Richard Pipes, La Revolución rusa, Madrid, zas de la cultura, caja 127, carp 5, AHPCE (Énfasis del autor).. Debate, 1992.

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En un momento histórico en el que el que despertaba el experimento soviético, avance del fascismo era cada vez más evi- fue compartido por personajes procedentes dente, el ejemplo de la URSS entre socia- de muchas partes del mundo. Hay ejemplos listas, no hablemos ya en el sector juvenil, ilustres de ello como Nikos Kazantzakis, fue habitual. Pero lo cierto es que la imagen Henri Barbusse, Joseph Roth o John Reed. que estaba exportando la URSS al exterior Madrid-Moscú está considerado por la también ayudaba, con el éxito económico crítica como un libro de viaje en el que es de los planes quinquenales y la colectivi- evidente el apoyo a la Revolución de Octu- zación forzosa, y bajo un liderazgo político bre. Las alabanzas al Partido de la URSS son finalmente estabilizado en torno a la figura constantes, aunque existe un «ocasional de Stalin [32]. La crisis que estaba viviendo el pero afilado sentido crítico que apuntaba capitalismo, un contexto de crisis económi- suficientes reticencias como para no pensar ca mundial favoreció, sin duda, la atracción que el escritor pudiera acomodarse con ple- hacia una Unión Soviética que transmitía na satisfacción en los parámetros políticos una solidez que parecía dar la razón a Stalin y estratégicos del comunismo» [35]. Encontra- y su teoría del socialismo en un solo país [33]. mos en Sender un apoyo conceptual a la obra que se estaba llevando a cabo en la URSS, La relación de Ramón J. Sender y Rafael pero las reticencias hacia algunos métodos Alberti con la URSS y el PCE o prácticas del PCE se tornaron evidentes, ya que no terminaba de aceptarlos, y en gran Entre los intelectuales cercanos al comu- medida los achacaba también a la IC. nismo del momento encontramos el ejemplo En Madrid-Moscú escribe lo siguiente: «yo de Sender, que marchó a Moscú para asistir he estado casi siempre en la Unión Soviética a la olimpiada del arte revolucionario, al fi- en una posición de crítica, sobre todo con nal de la primavera de 1933, y permaneció los primeros miembros del partido que yo allí un mes, invitado por la Unión Interna- suponía tenían alguna responsabilidad» [36]. cional de Escritores Revolucionarios [34]. Sin embargo, un informe del delegado de la El caso de Sender se puede apreciar me- IC, Victorio Codovilla, resulta esclarecedor: diante su libro Madrid-Moscú, pero eviden- «manifestaba [Sender] una serie de reservas temente hay más ejemplos destacables, respecto de la línea política de nuestro Par- como César Vallejo, María Teresa León y tido y de la IC. No así del Partido de la URSS, Alberti, también políticos socialistas como sobre el cual no hacía más que alabanzas» [37]. Zugazagoitia, Álvarez del Vayo o Rodolfo Codovilla, desde su llegada a España en Llopis. Este peregrinaje realizado por inte- 1932 fue una correa de transmisión de la IC lectuales, políticos y personajes de toda ín- eficacísima para tratar de imponer las di- dole que les dirigía a la Unión Soviética, para rectrices de Moscú, hasta el punto que era después dejar constancia escrita de ello, no considerado el «auténtico jefe» del PCE [38]. fue un fenómeno ni mucho menos reduci- La URSS operaba como la mitificación de do a España. La curiosidad, el entusiasmo 35.– J. Vives Mairal, Ramón, p. 264. 32.– A. Elorza y M. Bizcarrondo, Queridos Camaradas, p. 80. 36.– Ramón J. Sender, Madrid-Moscú: notas de viaje (1933- 33.– Para conocer las interpretaciones de Stalin sobre la 1934), Madrid, Pueyo, 1934, p. 221. obra de Lenin y el marxismo: Iósif Stalin, Los fundamen- 37.– J. Vives Mairal, Ramón, p. 266. tos del leninismo, Pekín, ediciones en lenguas extranjeras, 38.– Tim Rees, International Communism and the Commu- 1972. nist International, 1919-43, Manchester, Manchester Uni- 34.– R. Cruz, El Partido Comunista, p. 92. versity Press, 1998, p. 146.

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un mundo más justo para muchos intelec- punto de vista de la organización interior tuales de izquierda, en algunos casos esto del Partido. No puedo olvidar, sin embargo provocó una ceguera que anulaba toda ca- que si el Partido con esos medios puede di- pacidad crítica aunque los intelectuales pro- rigir una revolución —eso no lo dudo—, no cedieran de distintas filiaciones políticas al es tan fácil que pueda hacerla. […] estimo PCE. Existía también un grupo más definido que el Partido de la Revolución necesita ideológicamente en el que se encontraban cierta flexibilidad y libertad de movimien- intelectuales que asumían la interpretación tos. […] el gobierno obrero y campesino de estalinista de la construcción del socialis- la URSS tiene forzosamente, como todo po- mo, de forma completamente consciente y der establecido, una posición conservadora. racional. En este grupo podríamos incluir a Conservadora, en este caso, de la revolu- Rafael Alberti. Sender se encontraba en un ción. Esa posición y la visión de los proble- tercer grupo de intelectuales pertenecien- mas que va con ella se irradia sobre todas tes a la izquierda, que pese a su fascinación las organizaciones similares en el mundo. inicial por la URSS y la Revolución de Octu- ¿No hay motivos para pensar que en algún bre, le acompañaba un sentido crítico que momento no se ajuste a la realidad revo- le alejó del estalinismo por convicción y de lucionaria española, por ejemplo, donde la la idealización exacerbada. No es intención posición tiene que ser activa y combatiente, del autor caer en una acotación rígida, sim- ajustada a una línea capitalista y burguesa plista por definición, pero grosso modo se que tiene sus entrantes y salientes propios, puede asumir una organización similar para sus sinuosas características?» [40]. facilitar la labor explicativa. Sender era uno de los intelectuales es- Por su parte, Alberti y María Teresa León pañoles más estimado por los soviéticos viajaron a la URSS en diciembre de 1932, debido a la temática de sus novelas, ya que financiados por la Junta de Ampliación de se le podría considerar un novelista social. Estudios en su previo paso por Berlín, y una Se establecieron medidas cautelares ligadas vez en Moscú recibieron la invitación del a las sospechas que despertaba en el PCE, MORP (Unión Internacional de Escritores ya que «aunque vuelve transformado en Revolucionarios en castellano) para que- un soldado de la revolución, modera su en- darse dos meses como huéspedes oficiales. tusiasmo porque la política comunista y la Alberti no escatimó elogios hacia una rea- forma de control del partido no le gustan lidad mostrada gracias a «la hospitalidad de para España» [39]. En las páginas de Mundo su anfitrión institucional, el MORP, y a la Obrero, Sender había hecho públicas estas gentileza de su acompañante, el traductor dudas hacia el PCE en febrero de 1933: Teodoro Kelyn, [y] no puede sino ponderar la excelencia de un sistema en el que hay «Adoctrinalmente estoy con vosotros. Aho- trabajo para todos hasta para los poetas» [41]. ra bien: tengo algunas dudas en cuanto a la Alberti se convirtió, al regresar, en el repre- táctica. Si no las tuviera hubiera pedido el sentante del MORP «tan cargado de entu- ingreso en el Partido. Yo sé que una orga- siasmo como con deseos de ejercer de res- nización como la vuestra necesita de una ponsable de la organización soviética en ortodoxia firme y sin vacilaciones. […] Todo

esto me parece natural y lógico desde el 40.– Ramón J. Sender, «Una carta del camarada Sender», Mundo Obrero, 69 (7 de febrero de 1933), p. 2. 39.–J. Vives Mairal, Ramón, p. 266. 41.– A. Elorza y M. Bizcarrondo, Queridos Camaradas, p. 196.

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M. Teresa León y R. Alberti durante su visita a la URSS en 1934 (Fuente: Fundación Rafael Alberti).

España» [42]. El caso de Alberti dista en mu- «Llegué aquí, cho del de Sender. Alberti se muestra como volví un comunista convencido de la justeza de la y vi cadáveres sentados, línea política de la IC, un firme partidario de cobardes en las mesas del café y del dinero, trasladar la realidad soviética a España. No cuerpos podridos en las sillas, compartía las reticencias metodológicas de amigos preparados a recibir de balde el Sender. sueldo de la muerte de otros. A finales de diciembre de 1932, se había constituido en Madrid la Unión de Escrito- Vine aquí res Proletarios y Revolucionarios, y en el y os escupo. proyecto participaron Isidoro Acevedo, De Pedro de Répide, Joaquín Arderius y Felipe Otro mundo he ganado». Fernández Armesto. Cuando regresaron, Al- berti y María Teresa León, se reunieron con Alberti acusa y desprecia a los que no ellos el 13 de marzo, y la respuesta a estos comparten su entusiasmo en una clara de- acontecimientos aportan una prueba evi- mostración del discurso clase contra clase. dente de la militancia sin fisuras de Alberti, Sin embargo, este discurso tan virulento y que dirigió a aquellos el poema Al volver a sectario no contribuyó al proselitismo que, empezar: paradójicamente, deseaban en Moscú desde

42.– Id.

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estas posiciones políticas [43]. El poeta no encontraba fisuras en su Las referencias del poeta gaditano a la interpretación, en su conceptualización, URSS en sus publicaciones son constantes, mientras que Codovilla organizó una en- y en ellas se hace explícita su proyección trevista con Sender a la que también asistió hacia el contexto español: Vicente Uribe, miembro del buró político del PCE [46], con el fin corregir las desviacio- «[…] Los relojes del Kremlin os saludan can- nes de Sender y atraerle hacia el partido. La tando la Internacional, entrevista es previa a la redacción final de las radios de la URSS os envían los hurras Madrid-Moscú, y seguramente este episodio del Ejército Rojo, influyó en la misma. Se ha especulado mu- de Madrid a Lisboa una estrella se agranda cho acerca de la relación que mantuvo Sen- cubriendo todo el cielo der con el PCE, y en el prólogo de Los cinco y silba el primer tren que no conoce las libros de Ariadna, este señala que: fronteras antiguas. ¡Arriba camaradas! «Desde el primer día hasta el último de ¡Viva la Unión de las Repúblicas Socialistas nuestra corta relación les expuse todas mis Íberas!» [44]. discrepancias. No conseguimos resolverlas y me alejé lo mismo que me había acercado. Alberti y María Teresa León habían pa- Eso de que estuve en el Partido y me echa- sado por Berlín, como se ha señalado con ron son cuentas de vieja ad majorem Vozdi anterioridad, para llegar a Moscú, a finales gloriam. Si fuera verdad, lo diría, porque de 1932. Las experiencias vividas en allí, es hace muchos años que eso no constituye seguro que influyeron en el duro juicio que para nadie un motivo de vergüenza, sino emitió hacia intelectuales no comprometi- todo lo contrario» [47]. dos con la causa comunista y a la interpre- tación que hacían estos de la lucha antifas- Los viajes a la URSS tenían la misión de cista. En sus memorias, Alberti nos cuenta: convencer, y en Sender tuvo el efecto de acercar aún más su abstracción a la realidad. «Allí [en Berlín] conocí a Erwin Piscator, En concreto, lo que no hizo fue trasladar su gran director de escena, a Bertolt Brecht, idealización de la URSS al caso español, sino ambos muy jóvenes aún, a Ernest Toller, […] que paradójicamente se reafirmó en sus du- y a muchos más artistas, escritores e inte- das respecto a la realidad del comunismo en lectuales que el nazismo arrojó de Alema- España. La idea contrastaba con la prácti- nia, en donde ya, en aquel final de 1932 no ca, la práctica de los partidos comunistas, se podía vivir. Un tremendo clima de vio- y esto creyó comprobarlo en España con el lencia la sacudía en todas direcciones. El PCE y los dislates teóricos de la IC. Pese a hambre y la desocupación andaban por las que las alabanzas a la URSS y al Partido Bol- calles, cruzadas de las escuadras nazis, que chevique eran constantes, observó métodos pateaban las aceras, salpicando de agua de y rasgos (como el sectarismo, el pretendido los charcos a los aterrados transeúntes» [45]. autoritarismo y el profundo desprecio en su relación con otros grupos políticos de iz- 43.– A. Elorza y M. Bizcarrondo, Queridos Camaradas, p. 197. 44.– Rafael Alberti, «Mitin», 1933, Fuerzas de la cultura, caja 127, carpeta 2, AHPCE. 46.– J. Vives Mairal, Ramón, p. 266. 45.– Rafael Alberti, La arboleda perdida (segunda parte), 47.– Ramón J. Sender, <> a Los cinco libros de memorias, Barcelona, Seix Barral, 1987, pp. 19-20. Ariadna, Barcelona, Destino, 1977, p. VII.

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quierda, etc.) que no le gustaron del PCE y, dominio de la lealtad, y la lealtad al Partido por ende, de la IC, como ya había advertido Comunista en los años treinta solía con- Codovilla. fundirse con honestidad. Además, Alberti, Sender fue director de La Lucha, órgano ideológicamente se encontraba mucho más comunista para el frente único, a principios cerca de la línea de interpretación del co- de 1934, pero con él nos encontramos ante munismo y de la realidad española defendi- una interpretación diferente de la realidad da por la IC. soviética y de la praxis comunista. Pese a su entusiasmo mostrado hacia la URSS en El mito de la URSS y la lucha del PCE Madrid-Moscú, como se ha comentado con por salir del aislamiento anterioridad, se reveló crítico con la praxis que intentaba exportar la IC y que el PCE El intento de proselitismo era una cons- trataba de aplicar en el contexto español. tante de la estrategia comunista que se in- Las alabanzas al Partido Comunista de Ru- tentaba combinar con el sectarismo deman- sia responden a una idealización del bol- dado por la IC en un momento (hasta 1935) chevismo procedente de la Revolución de en el que la política de clase contra clase es- Octubre, no a un estalinismo ideológico por taba asentada. En las normas que publicaba convicción. la organización Amigos de la Unión Sovié- Esto se pudo deber a diversos factores tica para el envío de una delegación obrera culturales y políticos propios del protago- al País de los Soviets, se señalaba que «en nista entre los que se podría encontrar su cuanto a la filiación política, deberán prefe- poso anarquista, influencias teórico-po- rirse los obreros que por razones ideológi- líticas que influyeron en que la filtración cas, abriguen todavía dudas o recelos contra fuera diferente a la de otros intelectuales. la obra que se está realizando en la URSS, Rafael Cruz rescata la esencia de esta pro- principalmente los anarquistas» [49]. Los via- blemática: jes a la Unión Soviética, por lo tanto, no estaban reservados a una elite intelectual, «Las pretensiones de objetividad no existen sino que significaban un premio para los desde el momento en que [Sender] descri- militantes y dirigentes del partido que de- be un mundo ideal, sin contradicciones, seaban ser designados y ratificados por un donde toda la miseria que se encontraba sindicato o una fábrica. Se buscaba atraer estaba al margen del Estado proletario; la así a los obreros más escépticos mediante libertad y la marginación se llevaban de la su estancia en la Unión Soviética. Esto po- mano. Además, particularmente en un par día posibilitar la conversión de anarquis- de temas, [Sender] estaba convencido de tas, socialistas y sin partido al comunismo lo que se le había dicho, pero sólo podía y, además, los testimonios de los delegados imaginárselo» [48]. obreros servían para influir en el lugar de trabajo, en el sindicato, etc., y a los lectores Esta reflexión bien puede servir para de la prensa obrera [50]. ambos protagonistas en su idealización de Se encuentran en la prensa comunista la URSS. Sin embargo, las contradicciones de la época, con relativa facilidad, testimo- en Alberti con el PCE no se producen por- 49.– «Los Amigos de la URSS. Normas para el envío de una que probablemente no pertenecen en él al delegación obrera a la Unión Soviética», Euskadi Roja, 53 (24 de marzo de 1934), p.3. 48.– R. Cruz, El Partido Comunista, p. 92. 50.– R. Cruz, El Partido Comunista, pp. 94-95.

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nios de los protagonistas de estas delega- te en la lucha ideológica del momento en la ciones obreras que viajaban a la URSS. En que se incluían multitud de equivalencias estos se destacan valoraciones como que para definir la realidad española. «allí no hay crisis de trabajo; faltan brazos Juan Piqueras, de cara a posicionar la vi- en todas las industrias. El obrero, por ser sión o el concepto de arte defendido por la obrero, sabe que tiene derecho a la vida y revista Octubre también se apoyaba en la que vive bien, cada vez mejor, sabiendo ade- URSS, y destacaba que existía una verdad más que le espera una vejez sin miseria ni incontrovertible: preocupaciones» [51]. Estas declaraciones las realizaba un obrero tipógrafo que antes de «El arte, en Rusia, nace bajo el signo de un ir a la URSS se definía como un «apolítico régimen proletario, mientras que en el res- rabioso» y a su vuelta comentaba que su to del mundo es controlado por un régimen política era «¡amigo de Rusia!». Estos rela- capitalista. El arte burgués es protegido y tos funcionaban muy bien de cara a propa- amparado en los Estados capitalistas, mien- gar y a dar veracidad al mito soviético, más tras que el arte proletario es tachado de ile- allá de las dudas que pudieran despejar en gal y perseguido como enemigo del régimen obreros concretos. La labor propagandística vigente» [54]. encontraba aquí un soporte aparentemente empírico que podía resultar muy eficaz al Los comunistas españoles eran conscien- introducirse con total naturalidad en la co- tes del poder propagandístico de la industria tidianeidad del obrero. cinematográfica y el importante papel que Otro aspecto fundamental de la función jugaba en la disputa ideológica dentro del ejercida por la URSS era la producción de terreno cultural. Por ello, la prensa comu- identidades ideológicas y políticas. «Se de- nista se hacía eco de los logros de la indus- finían las identidades de los seguidores y tria cinematográfica en la URSS ofreciendo, oponentes —rojos, bolcheviques, comunis- eso sí, cifras absolutamente disparatadas tas y sus contrarios—; se caracterizaba lo del número de espectadores que consumían justo e injusto —asociando la injusticia a la las producciones fílmicas soviéticas: situación social en Rusia o identificándola, por el contrario, con el capitalismo deste- «el número de cinematógrafos ha aumen- rrado de Rusia»- [52]. La Unión Soviética fun- tado durante el curso de estos últimos años. cionaba como ejemplo de lo bueno y lo malo, Se han contado en el mes de enero de 1933 y un gran elenco de las formaciones políti- 29.169, mientras que en 1928 su número cas de la II República, tanto de izquierdas no pasaba de 10.000. Un desenvolvimiento como de derechas, utilizaban a la Unión So- extremadamente rápido, digno de señalar- viética para legitimar o deslegitimar tal o se, es el que ha tomado la cinematografía cual opción u opinión política, dado que de en las localidades rurales. […] El número de cómo se determinase el significado de Ru- espectadores ha aumentado en la misma sia, se podía definir también a España [53]. La proporción. En 1928 asistían 240 millones URSS se convirtió en un significante flotan- de personas a las sesiones cinematográficas de la URSS entera; en 1933 la cifra ascien-

51.– «Impresiones de un tipógrafo en el País de los de a más de 932.500 millones de personas. soviets», La Lucha, 6 (15 enero de 1934), p. 2. 52.– R. Cruz, «¡Luzbel, p. 281. 54.– Juan Piqueras, «Kuhle Wampe y el cine proletario», 53.– Ibíd., p. 295. Octubre, 1 (1933), p. 20.

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En las localidades rurales, sobre todo, se servirles de medio de educación» [58]. Algu- ha cuadruplicado el número de espectado- nos de los programas emitidos para el mes res, mientras que en las ciudades solo se ha de enero de 1933 se titulaban «Las cárceles doblado» [55]. en la URSS», «Los obreros metalúrgicos en la URSS» o «velada consagrada a la memoria Los efectos del primer Plan Quinquenal de Lenin». El PCE, con sus medios, trataba eran elogiados y exagerados pero se recogía de capitalizar así el entusiasmo existente también información de interés que invita- hacia a la URSS, a la par que fortalecía la ba a pensar en un avance de la industria es- instrucción ideológica entre sus militantes. tatalizada en todas sus vertientes, incluida Por su parte, intelectuales como Alberti, la cinematográfica. Se destacaba que «si las en su afán por influir en la opinión públi- fábricas de películas iniciaban su produc- ca, asumían la versión que daba la IC de la ción con una dotación de equipos cinema- situación político-social de España en 1933 tográficos extranjeros, hoy día, contándose de inminente revolución [59]. En sus poemas por centenares en toda la Unión Soviética, se enfatiza la polarización, y para ello tam- poseen aparatos tomavistas» [56]. bién utiliza el ejemplo de la URSS. El dualis- El PCE, además de promocionar en la mo es claro: prensa los avances socioeconómicos y cul- turales de la URSS, tenía que competir con «Toda España arde. / Sevilla está en llamas. los escasos medios que poseía en la batalla / Grita Extremadura / cruzada de balas. / En ideológica y cultural, y para ello utilizaban Asturias, huelgas / de minas y fábricas. / el gran capital simbólico que le aportaba la ¡Cantad compañeros! / De norte a sur pasa / URSS, haciendo uso del mismo también en un temblor de olas / revolucionarias. las sesiones de cineclubs proletarios. En es- Los niños de Extremadura / van descalzos. tos se exhibían proyecciones soviéticas y se [Sin embargo en la URSS] la risa de los ni- recitaban poesías alusivas a la lucha de cla- ños / se desprende en trineos por las cuestas ses y a la Unión Soviética [57], creando así un heladas» [60]. contexto propicio para el proselitismo. La radio era otro ámbito con un gran potencial Las figuras de Sender y Alberti, -contra para la difusión cultural soviética y Mundo puestas, son de gran utilidad para compren- Obrero animaba a sus lectores a sintonizar Radio Central de los Sindicatos de la URSS. 58.– «¡Amigos de la URSS y de la cultura en general!», Esta emisora ofrecía sus contenidos en es- Mundo Obrero, 29 (2 de enero de 1933), p. 4. pañol y francés, para dar a conocer a sus 59.– Para un seguimiento de las diferentes políticas im- oyentes «los éxitos alcanzados en la URSS puestas por la IC en España: Serge Wolikow, L’Internazionale comunista. Il sogno infranto del partito mondiale della rivo- en todos los aspectos de la vida político luzione (1919-1943), Roma, Carocci, 2016; Antonio Elorza cultural y económica, y que a la par puede y Marta Bizcarrondo, Queridos camaradas, Barcelona, Edi- torial Planeta, 1999; Tim Rees, International Communism and the Communist International, 1919-43, Manchester, Manchester University Press, 1998; Rafael Cruz, El Parti- 55.– «El cinema es un arma potente de la revolución do Comunista de España en la II República. Madrid, Alianza cultural en la URSS», La lucha, 3 (11 de enero de 1934), Editorial, 1987; Víctor Alba, El Partido Comunista en España, p. 3. Barcelona, Editorial Planeta, 1979. 56.– «El primer tomavistas cinematográfico soviético», La 60.– Rafael Alberti, «Salutación al Ejército Rojo», 1933, lucha, 6 (15 de enero de 1934), p.3. Fuerzas de la cultura, caja 127, carpeta 2, AHPCE. 57.– «Una sesión de Cine-Club proletario», La lucha, 9 (18 de enero de 1934), p. 2.

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der la relación especial que existía desde el relevancia que trascendiera la propia cele- PCE con este sector tan particular de mili- bración de los mítines [62]. No consiguieron tantes, como eran los intelectuales. Estos los comunistas, aumentar considerable- podían aportar prestigio al Partido, pero el mente su influencia entre la intelectuali- propio prestigio social de los intelectuales dad, ni que su propaganda cuajase mejor podía resultar dañino para la imagen del en la sociedad de masas. Pese a la creación, Partido si estos no eran atraídos o se dis- también, de la revista Octubre en 1933 por tanciaban del mismo. Si intelectuales con iniciativa de Rafael Alberti, el efecto de la influencia en la izquierda criticaban al Par- propaganda no fue el deseado, y la influen- tido, este podía ver afectada negativamente cia entre la intelectualidad no creció. su ya reducida influencia social. No era con- En 1934, el censo de colaboradores se- veniente tener a intelectuales de peso en la guía siendo muy escaso: Arderius, María izquierda en una posición tibia hacia el PCE, Teresa León, Arconada, Sender, Prados, Se- era necesario el proselitismo, era necesaria rrano Plaja y Cernuda [63]. La labor de capta- una lealtad sin fisuras, y la URSS funciona- ción, el proselitismo, resultó en este ámbito ba como un elemento mitificador altamente también una decepción, que reflejaba la in- atractivo entre la intelectualidad y el con- capacidad de las políticas de IC para influir junto de la clase trabajadora. de forma determinante en la sociedad espa- La IC, sin embargo, contribuyó de forma ñola hasta Octubre de 1934. definitiva en el aislamiento de sus seccio- La represión desarrollada tras los suce- nes nacionales occidentales, y el sector de sos de Octubre acosó a los militantes de la la intelectualidad, por su notoriedad, por agrupación de escritores revolucionarios, la riqueza de sus discrepancias, nos ofrece que contaba con unos 200 miembros y fue a pequeña escala la naturaleza del enroca- un golpe muy severo a secciones muy acti- miento estalinista, de su constante aleja- vas, como la de cine, que había editado la miento de amplios sectores sociales en su revista Nuestro Cinema [64]. Tras la represión, intento de exportar políticamente la expe- el movimiento de solidaridad sí aumentó la riencia soviética. influencia de los intelectuales integrados A comienzos de abril en 1933, el PCE, en el Frente Popular, traduciéndose en un apoyado por destacados intelectuales y po- incremento del número de simpatizantes líticos comunistas, convocó una asamblea e intelectuales que se sumaban a la causa para constituir el Frente Antifascista, con antifascista, pero Rafael Alberti continuó una composición casi exclusivamente co- siendo la referencia, el símbolo de la mili- munista, organismo que tuvo como objetivo tancia intelectual. Sin embargo, el Partido, la atracción orgánica de intelectuales próxi- que contaba cerca del periodo de elecciones mos al PCE, como fue el caso de Sender, en 1931 con 7.810 miembros según las esta- que se encontraba cada vez más cerca de la dísticas oficiales [65] (infladas, ya que presu- política unitaria del partido [61]. Algunos de miblemente no pasaría de unos cientos de los notorios firmantes de la asamblea para inscritos a inicios de los treinta), se encon- convocar el Frente Antifascista fueron: José 62.– Id. Antonio Balbontín, el propio Sender, Wen- 63.– A. Elorza y M. Bizcarrondo, Queridos Camaradas, p. 201. ceslao Roces, Pasionaria o Francisco Galán 64.– A. Elorza y M. Bizcarrondo, Queridos Camaradas, p. 208. pero el Frente Antifascista no alcanzó una 65.– «Situación de la organización del Partido Comunista de España», abril de 1931, Documentos PCE, carpeta 12, 61.– R. Cruz, El Partido Comunista, p. 167. AHPCE.

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traba con que solo un 1% de los militantes Conclusión de las principales regiones correspondía a elementos no obreros. Se destacaba la ci- El discurso y la estrategia del PCE en la II fra mayor de intelectuales de la ciudad de República estuvieron impregnados del len- Madrid, que alcanzaría un 5% -y el hecho de guaje y la estrategia del Partido Bolchevi- que pese a que el Partido hubiera sido lega- que en la Revolución rusa. La IC y los líderes lizado, la base del mismo continuaba siendo se encargaban de ello por convicción políti- ilegal en el ámbito laboral—, y nada parece ca pero el elemento simbólico, aún situán- indicar que la composición social del Parti- dose en un error estratégico, no carecía de do variara demasiado a lo largo del periodo potencial propagandístico también entre la republicano. La interpretación que hizo el intelectualidad. En vísperas del movimiento PCE de la recién proclamada II República, huelguístico revolucionario de 1934, el PCE siempre con la URSS en el horizonte, no publicaba el programa del futuro gobier- dejó demasiado margen para ampliar su no obrero y campesino titulándolo como base social en la primera mitad de los años «Programa del Poder Soviético del PC de treinta: España» [67], el referente político al que se pretendía emular se hallaba omnipresente. «¡VIVA LA REPÚBLICA DE LOS CONSEJOS La trayectoria del PCE fue contrapuesta OBREROS, SOLDADOS Y CAMPESINOS! a la del Partido Bolchevique en 1917, como Única república de la clase trabajadora […] lo fueron los contextos sociopolíticos en los la burguesía se reagrupa en los cuadros de que se movieron ambos partidos. El intento una república burguesa y se prepara a lan- de extrapolación de la experiencia soviética zar todas sus fuerzas organizadas en este de la revolución de Octubre a la España de gran bloque de clase contra el proletariado. los años treinta por parte de la IC, sometió […] La clase trabajadora de la ciudad y del al PCE al aislamiento político; su relación campo no puede incurrir en el enorme error con la intelectualidad también se vio enor- de considerar como una república suya, memente condicionada por la estrategia como su propio régimen, aquel en el que se seguida por el Partido. Esta situación bien conservan todos los privilegios económicos merece un somero repaso cuantitativo que y políticos de las clases dominantes; UNA aporta elementos bastante concluyentes REPÚBLICA QUE NO ENTREGUE LA TIE- de la trayectoria del PCE en la primera mi- RRA A LOS CAMPESINOS, QUE NO PONGA tad de los años treinta, un partido que am- EN MANOS DE LA CLASE TRABAJADO- bicionaba ser el intelectual colectivo de la RA LOS MONOPOLIOS, LO BANCOS, LOS clase obrera y campesina acumulando, a su GRANDES CONSORCIOS, NO ES NI PUEDE vez, todo el capital simbólico que ofrecía la SER LA REPÚBLICA DE LOS TRBAJADO- URSS. RES, SINO LA FORMA POLÍTICA QUE DA El PCE comenzó el periodo republicano LA BURGUESÍA A SU DOMINACIÓN PARA con apenas unos cientos de afiliados, en SALVAR SUS PRIVILEGIOS DE CLASE EN 1933 el Partido contaba con alrededor de LA REVOLUCIÓN QUE COMIENZA» [66]. 13.000 militantes, y en marzo de 1936 Mun- do Obrero se hacía eco del comunicado del CC del PCE, en el que se destacaba que se

66.– «¡Viva la República de los Consejos Obreros, Soldados y Campesinos!», abril de 1931, Documentos PCE, carpeta 67.– «Programa del Poder Soviético del PC de España», 20 12, AHPCE. Las mayúsculas pertenecen al original. noviembre de 1934, Documentos PCE, carpeta 15, AHPCE.

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habían superado los 50.000 militantes [68]. burguesía. Conviene recordar aquí la reco- Esta cifra se ha de tener en cuenta, ya que mendación que hacía Stalin a Largo Caba- fue en dicho año cuando el PCE inició un llero en diciembre de 1936: marcado ascenso de afiliados que pudo ha- ber llegado a los 100.000 en julio [69], aunque «Convendría atraer al lado del gobierno a otros autores han matizado estos datos [70]; la pequeña y media burguesía de las ciuda- sin embargo desde que en 1933 se alcan- des o, en todo caso, darles la posibilidad de zaran probablemente los 13000 militantes, adoptar una posición de neutralidad, favo- hasta diciembre de 1935 el Partido dispu- rable al gobierno, protegiéndoles contra las so de un número similar de militantes. El tentativas de confiscación y asegurándoles incremento se produce, por lo tanto, en el en la medida de lo posible la libertad de contexto del advenimiento de la República comercio» [71]. —pese al rechazo de la república burgue- sa— y de las elecciones de febrero de 1936 Además, en este ascenso también inter- y los meses posteriores con la modificación vinieron favorablemente, como es lógico, la de la estrategia unitaria antifascista. Con el legalidad y el aumento de las posibilidades abandono del discurso y la práctica más sec- propagandísticas en contraposición al con- taria y maximalista ligada a la lectura erró- texto de represión política anterior a 1931 nea realizada por el PCE sobre la situación en España. del contexto español posterior a 1931 y sus En cualquier caso, la fluctuación de la posibilidades de un proceso revolucionario. militancia era un problema recurrente en No así por un aumento constante de afilia- los partidos comunistas. El número de efec- dos durante el periodo republicano. tivos variaba de forma constante de un año El crecimiento de la organización comu- para otro o en cuestión de meses. Este fenó- nista se enmarca en una coyuntura política meno ha sido tratado por Kriegel, destacan- que el PCE supo aprovechar con un frente- do en su explicación el factor de la represión populismo pragmático, la apropiación de en las empresas combinado con altas tasas algunas de las señas de identidad del repu- de paro que operaban en los años treinta. blicanismo, la defensa de la legalidad y de la Además, como recoge también dicha auto- participación parlamentaria, así como por ra, las exigencias del Partido respecto a sus su estrategia posterior encaminada a ganar militantes eran tan duras, que los menos la guerra, frenando experimentos colecti- conscientes rehusaban proseguir un tipo de vistas y mejorando así su imagen entre la vida en el que no podían disponer apenas de ratos de ocio [72]. 68.– «Comunicado del Comité Central del Partido Nos encontramos pues, como hemos di- Comunista de España», Mundo Obrero, 76 (31 de marzo cho, ante un PCE que aspiraba a ejercer de de 1936), p. 1. intelectual colectivo de la clase obrera. An- 69.– JC. Rueda Laffond, Memoria roja, p. 65. tonio Gramsci entendía por intelectuales 70.– Rafael Cruz recoge datos que cifran en 83.967 los «no solo aquellas capas comúnmente desig- afiliados en torno a julio de 1936, frente a los 102.000 que destaca Mundo Obrero para el 1 de junio del mismo nadas con esta denominación, sino en ge- año. Gabriel Jackson, por su parte, apunta que en julio de neral toda la masa social que ejerce funcio- 1936 el PCE disponía de entre 20.000 y 30.000 militantes, y hacia enero de 1937 alcanzaría los 200.000. Rafael Cruz, El Partido Comunista…, pp.58-62 y 304; Gabriel Jackson, 71.– «Carta de Stalin a Largo Caballero», 21 de diciembre La República española y la Guerra Civil, Barcelona, Crítica, de 1936, Documentos PCE, caja 2/23, AHPCE. 1999, p.316. 72.– A. Kriegel, Los comunistas, p. 25.

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nes organizativas en sentido lato, tanto en otro cometido de suma importancia para el campo de la producción como en el de la con su grupo social: crear la hegemonía cul- cultura y en el político-administrativo» [73]. tural y política en la que se apoya la clase Gramsci, de este modo, se enfrentaba a la dominante a la que están ligados, para ejer- concepción tradicional de intelectual que cer esta su control sobre la sociedad civil en vulgarmente designaría al literato, al filóso- último término. fo o al artista. El pensador marxista italia- El intelectual que defiende Gramsci es un no consideraba que en la vida moderna «la intelectual unido orgánicamente a la clase educación técnica estrechamente conecta- trabajadora y su organización política. Con- da al trabajo industrial, aun el más primario sideraba que la clase obrera tenía que crear y descalificado, debe formar la base del nue- sus propios intelectuales/dirigentes que pu- vo tipo de intelectual» [74]. diesen contrarrestar la hegemonía cultural El «intelectual orgánico» es uno de de la burguesía. Para ello, a este nuevo tipo los conceptos fundamentales de la obra de intelectual, además de ser conocedor de de Gramsci a este respecto. Este es el que los problemas de la producción, de la téc- «emerge sobre el terreno a exigencias de nica y de la economía, debía acompañar- una función necesaria en el campo de la pro- le una concepción histórico-humanística ducción económica» [75]. El intelectual, por lo de la realidad para poder transformarla [76]. tanto, se definiría por la función y el lugar El proletariado tenía que conseguir atraer que ocupa en el conjunto de las relaciones a las demás clases explotadas a su causa, sociales. La distinción o la separación entre en especial al campesinado, para así poder trabajadores manuales y trabajadores inte- conformar un bloque histórico que consi- lectuales no convencía a Gramsci, dado que guiera convertirse en dominante y hegemó- incluso el trabajo más taylorizado requería nico. Para ello, el papel de este nuevo tipo un mínimo ejercicio intelectual, máxime de intelectual era fundamental en las tesis cuando hablamos de trabajadores que reali- de Gramsci. zan tareas de producción que necesitan una El pensador italiano, ya en en los años mayor cualificación. veinte se mostró muy crítico con la estra- Aunque bajo este prisma, cualquier tra- tegia del Frente Único, dado que considera- bajador, en mayor o menor grado, depen- ba que iba a limitar el impacto político del diendo de la capacidad cerebral exigida en Partito Comunista d’Italia (PCdI), entorpe- su función, podría ser considerado intelec- ciendo el crecimiento de las bases del mis- tual; no todos los trabajadores ejercen la mo en ese enfrentamiento abierto contra función de intelectual según el pensador los socialistas [77]. Desde la formalización del italiano. Nos encontraríamos entonces con Frente Único en 1921, se exigía a los parti- organizadores de la actividad económica de dos comunistas la ruptura de cualquier línea una determinada clase social a la que están política común con los partidos socialistas, ligados orgánicamente. Pero, además, aqué- que eran calificados de «oportunistas»; con llos que realmente ejercerían la función de lo que ello podía implicar para pequeños intelectuales, según Gramsci, desarrollarían partidos comunistas que, en gran medida,

73.– Antonio Gramsci, Cuadernos de la cárcel, vol. 5, México, 76.– A. Gramsci, La formación, p. 27. ERA, 1999, p. 412. 77.– Josep Pich Mitjana, David Martínez Fiol, Adreu Na- 74.– Antonio Gramsci, La formación de los intelectuales, Mé- varra Ordoño y Josep Puigsech Farrás (eds.), Viajeros en el xico D. F, Editorial Grijalbo, 1967, p. 27. país de los sóviets, Barcelona, Edicions Bellaterra, 2019, p. 75.– A. Gramsci, La formación, p. 22. 141.

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habían nacido de escisiones de aquellos. fascismo», implicaba que los partidos socia- El tipo de intelectual que pretendía ser el listas eran un enemigo irreconciliable que PCE, un intelectual orgánico determinado había que eliminar, lo que supuso el aisla- por la función y el lugar que ocupaba en la miento de partidos comunistas como el PCE estructura social, se encontraba en una ten- y el PCdI; dado que desde posiciones tan rí- sión permanente con la intelectualidad. Le- gidas y sectarias era mucho más complicado jos de lograr conformar un bloque histórico conseguir el propósito que señalaba Gram- hegemónico, esta situación fue recurrente sci: lograr seducir al proletariado y al cam- en la mayoría de partidos comunistas en pesinado con propuestas más eficaces que gran medida como una herencia soviética las de las fuerzas burguesas. Apartarles de (que nada tiene que ver con la interpreta- la influencia de estas, que estaban fuerte- ción gramsciana) que se expresaba con una mente enraizadas en las capas intermedias extrema rigidez y desconfianza hacia un existentes entre el proletariado y las elites sector de la sociedad potencialmente con- capitalistas de las sociedades del capitalis- testatario. mo periférico europeo [79]. El análisis de Gramsci partía del para- El esquema estalinista, por su parte, con- digma de la interdependencia del mundo dujo a la realización de continuas exégesis posbélico, en el que hacía una distinción escolásticas del marxismo para condenar entre países capitalistas centrales y perifé- cualquier disenso y eliminar así todo atisbo ricos. Consideraba que el esquema plantea- de pluralidad entre una sección del Partido do por Stalin de los «dos campos», el de los que podía ser especialmente influyente en países imperialistas y el de los que lucha- la sociedad. Esto, unido a la política de cla- ban contra el imperialismo, provocaba que se contra clase y un rechazo a la «república la política soviética no pudiera sacar parti- burguesa» como traslación de la Revolu- do del proceso histórico contradictorio que ción rusa a la realidad española en los años experimentaron las masas trabajadoras en treinta, condujo al aislamiento del PCE del las sociedades de los años veinte y treinta conjunto de la sociedad española, y condi- en clave de unidad [78]. El V Congreso de la cionó enormemente su relación con la inte- IC y la definición de Grigory Zinoviev de la lectualidad del momento hasta la segunda socialdemocracia como «ala izquierda del mitad de la década.

78.– Giuseppe Vacca, Vida y pensamiento de Antonio Gram- sci, Madrid, Akal, 2020, p.55. 79.– Ibíd., pp. 56-57.

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Anticomunismo: ya es hora de diagnosticar y contratacar

Agnieszka Mrozik Academia Polaca de Ciencias

¿Qué áreas/mecanismos de exclusión la historia del anticomunismo. Baste con apoyan los discursos anticomunistas? decir que es larga y sangrienta. Solo en el siglo XX estuvo marcada por: asesina- El anticomunismo es tan antiguo como tos tanto de activistas (Rosa Luxemburg el comunismo, tal vez incluso más antiguo. y Karl Liebknecht fueron asesinados en En el Manifiesto Comunista Marx escribe so- enero de 1919 en Berlín por militantes de bre el «espectro del comunismo», que «re- los Freikorps) como de comunidades en- corre Europa» y contra el que se han unido teras —estos ataques se parecen al geno- «todas las potencias de la vieja Europa»: «el cidio (más de medio millón de activistas Papa y el Zar, Metternich y Guizot, los radi- de izquierda, principalmente comunis- cales franceses y los espías de la policía ale- tas, fueron asesinados en Indonesia entre mana». El partido comunista aún no había 1965-1966 bajo el mando del general de sido creado, el programa no había cristali- derecha Suharto); la prohibición de los zado aún, todavía no había gente que se hu- partidos políticos (el Partido Comunista biera identificado con las ideas del comu- de los Trabajadores de Polonia fue prohi- nismo. Sin embargo, los representantes del bido a principios de 1919; había párrafos viejo mundo feudal y del nuevo mundo ca- en la legislación de la Segunda República pitalista ya habían protestado contra ellas. de Polonia sobre qué actividades comu- Y se opusieron ferozmente, utilizando to- nistas, como los actos de traición, serían das las herramientas disponibles, tanto le- castigadas con pena de prisión, con pér- gales (condenas de prisión, multas) como dida del empleo o con el estigma social (a extra-legales (agresiones a miembros de partir de junio de 1934 la prisión de Bere- organizaciones de izquierda, destrucción e za Kartuska funcionó como un «lugar de incendio de sus locales, ostracismo social). aislamiento» para los activistas conside- No es este el espacio para detenerse en rados peligrosos por el estado, muchos de los cuales eran izquierdistas, sobre todo Agnieszka Mrozik, «Anti-Communism: It´s High Time to comunistas) interrogatorios, juicios, pe- Diagnose and Counteract», pubilcado originalmente en Praktyka Teoretyczna, Vl. 31, 1, 2019. Traducción y notas de nas de cárcel y condenas a muerte (una Antonia Tato Fontaiña persecución de rojos estalló en los Esta-

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dos Unidos en 1917-1920 y 1947-1957; en ahistórico de los conceptos utilizados (no este caso se llamó «McCarthismo» por el importa si hablamos de la URSS de Stalin nombre de quien la inició, el senador Jose- en la década de 1930, de la China maoís- ph McCarthy; uno de los momentos cumbre ta en el período de la Revolución Cultural, de esta campaña fue el asesinato de Ethel y o de la Polonia de Gierek, el «comunismo» Julius Rosenberg en 1953, comprometidos es criminal de todos modos) no sólo sirve con el Partido Comunista de los Estados para denigrar a la República Popular Pola- Unidos y acusados de espiar para la URSS). ca, suprimiendo este período de su historia, Si mencionamos al noruego de extrema de- sino también —o tal vez sobre todo— para recha Andreas Breivik y sus ataques de julio depreciar el marxismo, los programas de de 2011 en Oslo y en la isla de Utoya, en izquierda y toda esperanza y creencia en los que murieron casi 80 personas, la ma- el marxismo y la actividad de la izquierda yoría de ellos miembros de la juventud del como remedio para la explotación capi- Partido Laborista noruego, tenemos que el talista, la desigualdad social, la violencia anticomunismo añade ahora más párrafos fascista sobre una base racista y antisemi- a su sombría historia. ta y la violencia homofóbica y misógina. El Para responder a la pregunta sobre qué paradigma totalitario no sólo equipara el es lo que alimenta el anticomunismo actual fascismo y el socialismo (en Polonia y en —en Polonia y Europa, particularmente en los países del antiguo bloque oriental se le nuestro contexto centroeuropeo— citaré denominaba obstinadamente «comunis- tres fenómenos conectados entre sí. mo», y se le encajaba dentro de la esfera En primer lugar, está la prevalencia de de influencia de la Unión Soviética, lo cual un paradigma totalitario, en el que el nazis- además recalcaba su extranjería), y de he- mo y el comunismo se equiparan como las cho reconoce al segundo como peor, más ideas y sistemas más atroces de la historia siniestro (el Black Book of Communism de humana (porque el comunismo, definido 1997 viene bien aquí, ya que estima el nú- por Marx como una sociedad sin clases con mero de víctimas del «comunismo» en unos medios de producción comunes, nunca se 100 millones; sin embargo, es criticado ha llevado a buen fin en parte alguna del por los investigadores del tema, incluyen- mundo, más adelante entrecomillaré este do al historiador Enzo Traverso en el libro concepto como ejemplo de práctica discur- L›histoire comme champ de bataille (2011) [1]. siva). Es significativo que mientras en el Así, el anticomunismo no sólo deslegitima debate occidental se utiliza el término más a la izquierda, incluidos los comunistas, e preciso «estalinismo» —en 2008, en el 70 infravalora la contribución de la izquierda a aniversario del Pacto Ribbentrop Molotov, la caída del fascismo en 1945, sino que tam- el Parlamento Europeo estableció el 23 de bién contribuye a la rehabilitación de este agosto como el Día Europeo de la Memo- último, como podemos ver en casos recien- ria de las Víctimas del estalinismo y del na- tes en Europa y otros lugares. zismo— casi nadie en Polonia se anda con Diferentes matices del paradigma tota- tales sutilezas: «el comunismo», o simple- litario se pueden encontrar en la investiga- mente la izquierda, se percibe aquí como ción científica (por ejemplo, el libro de Ti- totalitario. Una secuencia homogeneizado- mothy Snyder Bloodlands: Europe Between ra de asociaciones (la izquierda es comu- 1.– Edición en español: Enzo Traverso, La Historia como nismo, el comunismo es el totalitarismo, campo de batalla. Interpretar las violencias del siglo XX. FCE, ergo la izquierda es totalitaria) y el carácter Buenos Aires 2012.

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Tanque soviético en el Museo del Terror, Budapest (Fotografía: Sam Whitfield, fuente: flickr). Hitler and Stalin está profundamente in- gara fue bien descrito por Csilla Kiss en el merso en él (2010), pero también en formas libro Historical Memory of Central and East institucionales de conmemorar a las «vícti- European Communism, 2018, editado por mí mas de dos totalitarismos» (por ejemplo, en y Stanislav Holubec). el Museo del Terror Háza de Budapest, sub- En segundo lugar, está la prevalencia del vencionado en 2002 por el Primer Ministro paradigma nacional, que sitúa a la nación Orbán, solo unas cuantas salas se centran como el centro de la identidad de los es- en la actividad de las Cruces Flechadas tados modernos, los partidos y las organi- (fascistas húngaros), mientras que la gran zaciones políticas, sociales y culturales. En mayoría conmemora el sufrimiento de los los círculos de la derecha, el nacionalismo húngaros bajo el régimen comunista y su como «idea contagiosa» de movilización heroica revolución en 1956). Significativa- contrasta con el internacionalismo «co- mente, en muchos países de Europa Cen- munista», cuya encarnación contemporá- tral y Oriental, el anticomunismo también nea se encuentra en la Unión Europea. Un fue interiorizado por partidos de izquierda papel importante en un nacionalismo así que habían pasado años en un proceso de conceptualizado lo desempeña la figura expulsión pública: arrepintiéndose y dis- del «Żydokomuna» (Judeo-Comunismo), culpándose por los «pecados de sus prede- basado en la creencia de que el «comunis- cesores ideológicos», excluyéndose de su mo» era (y sigue siendo) un instrumento propia historia, y a menudo utilizando un en manos de los judíos, calculado para la argumento totalitario para desacreditar a destrucción de los Estados nación. De ahí sus oponentes en la izquierda (!) de la esce- la tendencia de muchos políticos, activis- na política (el ejemplo de la izquierda hún- tas e investigadores de derecha a rastrear

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judíos entre los comunistas y comunistas El paradigma nacional, sin embargo, entre los judíos, así como la inclinación a toma posesión no sólo de la derecha, sino sopesar los crímenes fascistas en compara- también del centro y de la izquierda. Su ción con los crímenes «comunistas» antise- hegemonía se manifiesta en la reducción mitas (el funcionamiento de la figura de « del horizonte de los actores de la vida so- Żydokomuna» en Polonia fue analizado por cial, cultural y política en los asuntos de Anna Zawadzka en el texto Żydokomuna: A la nación, la incapacidad de ir más allá de Sketch for the Sociological Analysis of Histo- los intereses nacionales escasamente en- rical Sources, 2010). tendidos y de ver que el mundo siempre ha Después de 1989, en Europa Central y sido un sistema de codependencia: capital/ Oriental, el nacionalismo se celebra como explotación/desigualdad, así como trabajo/ una idea liberadora relacionada con el mo- solidaridad/lucha por los intereses de los vimiento independentista: una reacción a la grupos oprimidos. Anteponer los intereses «esclavitud comunista», pero también a un nacionales a un imperativo universal más supuesto intento «comunista» de desnacio- amplio de acción por los derechos huma- nalizar las sociedades locales, desvinculán- nos a la vida, a la dignidad y a la igualdad dolas de las tradiciones culturales locales. puede considerarse como una de las causas En Polonia, este tipo de pensamiento —con de la crisis de la izquierda europea como una ética clave de sufrimiento, sacrificio, formación intelectual y política (como en heroísmo y valentía— tiene una amplia y las primeras décadas del siglo XX, que Eric mesiánica base rusófoba: la Unión Soviéti- Hobsbawm describió en su libro Nación y ca, y de hecho Rusia, es la encarnación del Nacionalismo desde 1780 (1990)). La na- «mal comunista», debilitada en la batalla de ción desplaza a la clase como una categoría Varsovia de 1920 y finalmente derrotada en analítica, pero también como una categoría 1989. Aleida Assmann, investigadora de for- que organiza la conciencia social y la ima- mas de la memoria cultural, señala que en ginación. Pudimos observarlo en Polonia la carrera contemporánea de varias comu- en 2018, totalmente absorta en la celebra- nidades por el título «al mayor sacrificio» y ción del centenario de la independencia. «al mayor héroe», las naciones centroeuro- Círculos izquierdistas, feministas e inclu- peas claramente aspiran a estar en primera so LGBT se unieron a las celebraciones de fila, precisamente por el sufrimiento expe- aniversario, pujando por el patriotismo y el rimentado en el período del «comunismo», amor a la patria, al tiempo que legitimaban pero también por su heroica resistencia a su posición como la única válida: izquier- la «dominación extranjera». Por lo tanto, el dista, feminista, etc. Los eslóganes revolu- anticomunismo es un fuerte impulso para cionarios de hace un siglo —la igualdad de el nacionalismo, como lo demuestran los todas las personas independientemente de ejemplos de las conmemoraciones no sólo la clase, el género, la etnia, la unificación de desde la base sino también públicas de las los proletarios de todos los países en una víctimas del «comunismo» y de los héroes de lucha común contra la alianza del capital, la resistencia anticomunista (por ejemplo, la celebración de los «soldados malditos» pola- aliada del nazismo y caracterizada por el uso continua- cos, la facción Bandera Ucraniana, la Ustas- do de la violencia terrorista. Los chetniks, nacionalistas ha croata y los Chetniks serbios) [2]. serbios, en ocasiones dispuestos a pactar con el Eje du- rante la Segunda Guerra Mundial. Reivindicaban respecti- vamente la formación de un gran estado croata y un gran 2.– La Ustasha croata, organización nacionalista croata, estado serbio.

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el estado-nación y la iglesia— han sido o munismo» como una idea y práctica crimi- bien silenciados o bien recordados solo en nal al tiempo que ridiculizan sus aspectos la medida en que no entraron en conflicto grotescos, del mismo modo que las exten- con la idea suprema de la libertad de la na- sas «historias del comunismo» escritas por ción. En una palabra, estamos diciendo sí los investigadores lo presentan como una a Ignacy Daszyński [3], cuyo monumento fue etapa corta y cerrada en la historia de la hu- inaugurado en Varsovia el 11 de noviembre manidad, no como un pensamiento y visión de 2018 y a la alianza de SLD y Razem y no aún no realizados y, lo que es más impor- a Rosa Luxemburg (por no hablar de Wanda tante, contemporáneos y correspondientes Wasilewska) [4]. a los desafíos del presente: agudizando las El tercero es la museización del comu- desigualdades de clase, la explotación del nismo, basada en la percepción del movi- mundo del trabajo a través del mundo del miento comunista y, más ampliamente, en capital, la violencia racial, étnica, de géne- el marxismo como reliquia de una época ro o sexual, la degradación del medio am- pasada, una exposición museística, no una biente y las restricciones a la circulación de idea viva capaz de apoderarse de las masas personas (permitiendo al mismo tiempo la (este fue un punto del libro recientemente libre circulación de bienes y servicios). Yo publicado, Left-Wing Melancholia: Marxism, atribuyo la «museización del comunismo» History, and Memory [5] (2016) de Enzo Tra- a un fenómeno más amplio, que puede des- verso). Los «museos y parques del comunis- cribirse como la crisis del proyecto de la mo» recién construidos (Praga, Budapest, Ilustración. Se caracteriza por el abandono Druskininkai, Kozlówka) demonizan el «co- del igualitarismo, la emancipación, el pen- samiento racional y la acción colectiva a fa- 3.– Político y periodista polaco (1866-1936), jugó un papel vor de la jerarquía, la diferencia, el irracio- prominente en la restauración de la Primera República nalismo y el individualismo y, sobre todo, Polaca después de la Primera Guerra Mundial y fue Primer Ministro del Gobierno en 1918. Cofundador del Partido por un abandono de la utopía, entendida Social Democrático de Polonia (PPSD), más tarde transfor- como una visión de un futuro mejor, y de mado en el Partido Socialista Polaco. los intentos de realizarla, abandonándola 4.– Wanda Wasilewska (1905-1964), novelista y activista para celebrar la actual democracia de libre política polaca, se refugió en la URSS durante la invasión mercado como «el mejor de todos los mun- alemana. Comunista convencida fundó allí la Unión de Pa- triotas Polacos; su influencia fue decisiva para la creación dos posibles» o para mirar atrás al pasado del Comité Polaco de Liberación Nacional y por lo tanto y buscar un incentivo para actuar en él. La para la formación de la República del Pueblo Polaco. Fue «crisis del proyecto de la Ilustración» en- coronel del Ejército rojo durante la II Guerra mundial y tendida de esta manera también es visible miembro del Soviet Supremo de la USSS. Recibió en tres ocasiones el Premio Stalin de Literatura. Véase, Encyclo- en los círculos de izquierda de Europa cen- pedia.com.women y Agnieszka Mrozik, Communism women tral y oriental: los intelectuales, y a menu- and the spirit of transgression: the case of Wanda Wasilewska, do los políticos y activistas, abandonan el «Teksty Drugie», edición inglesa, nº 1, 2016, pp. 116-143 y diagnóstico crítico de la realidad y el desa- Crossing Boundaries: The Case of Wanda Wasilewska and Po- lish Communism en «Aspasia», 11, 2017. Lewica Razem (Iz- rrollo de una estrategia para cambiarla por quierda Unida), previamente conocida como Razem, es la interminables disputas históricas, nostal- coalición de partidos izquierdistas polacos entre los que gia del pasado y análisis sofisticados, cuya estaba el SLD, Alianza Democrática de Izquierda, que con- sobrecarga conceptual con frecuencia no currieron unidos a las elecciones parlamentarias de 2019. coincide con los problemas y desafíos del 5.– Edición en español: Enzo Traverso, Melancolía de Iz- quierda. Después de las utopías. Galaxia Gutenberg, Barce- mundo moderno. lona 2019.

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¿Cómo luchar con éxito contra el incluyendo Polonia. Los más interesantes anticomunismo? de estos intentos son claramente los inter- disciplinarios: es difícil pensar en el cambio Aunque indudablemente es más segu- de paradigma mientras se mantenga dentro ro diagnosticar la realidad —en este caso, de los límites de una sola disciplina. señalar las causas y analizar las manifes- Segundo, en el ámbito artístico y litera- taciones del anticomunismo— me gustaría rio, es necesario señalar que la literatura, intentar esbozar tres niveles de lucha con- el arte, el cine y los medios de comunica- tra él. En cada uno de estos niveles de ac- ción pueden seguir siendo herramientas de tividad crítica, la deconstrucción de figuras emancipación y que son extremadamen- anticomunistas y las estrategias y prácticas te deseables en este papel (a pesar de los discursivas de acción deben ir acompaña- repetidos diagnósticos sombríos sobre la das del esfuerzo por construir contra-na- crisis de los medios de comunicación y los rrativas. No, sin embargo, para crear mitos lectores). Sin embargo, no debe limitarse o refugiarse en la nostalgia, sino para de- sólo a la constatación de la realidad —ex- rribar el monolito del discurso dominante plotación, desigualdad y resignación gene- y mostrar otras variantes de pensamiento y ral e impotencia debido a estar atrapado en posibilidades de acción. el neoliberalismo y el nacionalismo— sino Primero, en el campo científico, el análi- que debe crear una alternativa. Lo que se sis crítico de los clichés anticomunistas es necesita es literatura, arte y medios de co- fundamental, revelando la lucha de poder y municación, respondiendo a los problemas los intereses que se esconden detrás del re- del mundo, críticos con el mensaje domi- chazo del socialismo como idea y proyecto nante, con un amplio concepto de cambios político. También es crucial una recapitula- sociales, lingüísticos y emocionales. En una ción de la compleja historia del movimiento palabra— lo que se necesita es una nueva revolucionario, recobrando a sus diversos utopía y espero que sea posible realizarla. actores: campesinos, trabajadores, intelli- Este tipo de literatura, arte, cine y medios gentsia progresista, mujeres. La memoria de comunicación, sin embargo, también de los logros y fracasos del movimiento requiere críticos involucrados y teorías au- revolucionario no debe perder de vista el daces, porque, como decía el clásico: «Sin contexto histórico: la situación inicial y los una teoría revolucionaria no puede haber cambios bajo la influencia de factores- ex un movimiento revolucionario». ternos e internos. También debe tener en Tercero, en el ámbito político, precisa- cuenta los flujos de pensamientos, ideas, mos de un buen diagnóstico de la realidad personas y prácticas, la acción dentro de las y de herramientas adecuadas para su cam- fronteras y el cruce de las fronteras de los bio. Vale la pena recordar que el proyecto Estados nación. Sin embargo, la historia no comunista sigue siendo válido, que es una debe ser «un maestro de la vida», «una lec- «idea contagiosa» de movilización, todavía ción para el futuro», sino más bien «la me- por realizar y, lo que es más importante, moria del futuro», como Traverso escribe responde a los apremiantes problemas de en Left-Wing Melancholia: Marxism, History, los tiempos modernos: explotación, degra- and Memory, es decir, la memoria de lo que dación del medio ambiente, auge del nacio- todavía exige su realización. Vale la pena nalismo y todo tipo de fundamentalismos. señalar que este tipo de investigación ya se La crisis mundial de 2008 y el surgimien- lleva a cabo en muchos centros del mundo, to de movimientos sociopolíticos de base

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—principalmente los Podemos españoles en 2016— muestran que la radicalización y el estadounidense Occupy Wall Street, progresiva de las fuerzas reaccionarias re- pero también el ascenso de la Syriza grie- quiere respuestas decisivas, formuladas no ga o el resultado relativamente bueno del aisladamente, sino en amplia cooperación socialista Bernie Sanders en las primarias de las fuerzas progresistas —la izquierda y del Partido Demócrata antes de las elec- la izquierda radical. ¿Estamos preparados ciones presidenciales en Estados Unidos para la próxima Internacional?

Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 147-153 153 Revista de Historia de la FIM Todos los números de Nuestra Historia están disponibles en revistanuestrahistoria.com

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Introducción

Mario Amorós Doctor en Historia por la Universidad de Barcelona

El Partido Comunista de Chile fue el Frente Popular, que el 25 de octubre de 1938 principal aliado del socialista Salvador llevó a La Moneda al radical Pedro Aguirre Allende en el largo camino hasta la pre- Cerda, con el diputado Salvador Allende sidencia de la República en 1970, hace ya como jefe de su campaña en Valparaíso (y cincuenta años. Su apoyo al doctor Allen- ministro de Salubridad entre 1939 y 1942) de desde 1952, cuando respaldó la primera y Pablo Neruda (aún no militante comunis- de sus cuatro candidaturas presidenciales, ta formalmente, puesto que era funciona- la apuesta compartida por la construc- rio del servicio consular) como líder de los ción de un amplio movimiento popular y intelectuales antifascistas. En 1942 y 1946, la hegemonía comunista en la clase obrera el PCCh volvió a respaldar a los candidatos permitieron la conquista del gobierno y el del Partido Radical —ambos vencedores—, comienzo de un singular proceso revolu- Juan Antonio Ríos y Gabriel González Vide- cionario que avanzó durante mil días y solo la, quien por primera vez integró a tres de pudo ser derrotado, a sangre y fuego, por la sus militantes en el gabinete de ministros. Santa Alianza de la burguesía, las Fuerzas Pero a partir de 1947, en el marco ya de la Armadas y el imperialismo. Guerra Fría, este decretó la proscripción le- El 4 de junio de 1912, el obrero tipógrafo gal y la persecución de los comunistas, que Luis Emilio Recabarren fundó en Iquique, fueron encarcelados en campos de concen- en la pampa salitrera, el Partido Obrero So- tración como el de Pisagua, cuyo jefe en cialista (POS), que diez años después, el 2 de las primeras semanas de 1948 fue el capi- enero de 1922, en el Congreso de Rancagua, tán de Ejército Augusto Pinochet [1]. Neruda aceptó las 21 condiciones para integrarse en denunció con furia la traición de González la III Internacional y asumió el nombre de Videla en varios poemas que incorporó a Partido Comunista de Chile. Tras padecer Canto general, cuya primera edición chilena el sectarismo que también debilitó al res- elaboró el PCCh desde la clandestinidad, un to de partidos comunistas desde la segunda proyecto dirigido por Américo Zorrilla en el mitad de los años 20, en su Conferencia de que también participó Luis Corvalán. 1933 planteó por primera vez una estrate- En 1952, aún en la ilegalidad, el Partido gia de alianzas amplias, dos años antes del

VII Congreso de la Komintern. 1.– Amorós, Mario: Pinochet. Biografía militar y política. Edi- En 1936, la izquierda chilena creó su ciones B. Barcelona, 2019, pp. 100-102.

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MIlitantes comunistas durante el Frente Popular, 1941 (Fuente: Archivo online Santiago Nostálgico).

Comunista apoyó la candidatura presiden- que sostenía la posibilidad de avanzar hacia cial del senador Allende, en el marco de el socialismo a través de la vía «no armada» la alianza del Frente del Pueblo, mientras y a partir de la conquista del gobierno por que un amplio sector del entonces dividi- el movimiento popular. do socialismo optó por la opción populista, Aquel mismo año, la reunificación del y victoriosa, del exdictador Carlos Ibáñez Partido Socialista (de ideología marxista, del Campo. En febrero de 1953 empezó a distante de la Unión Soviética y ajeno en- fortalecerse la unidad de la izquierda con tonces a la Internacional Socialista) abrió la creación de la Central Única de Trabaja- las puertas a la creación del Frente de Ac- dores (CUT) y en abril de 1956 el X Congre- ción Popular (FRAP) y consolidó la unidad so del Partido Comunista oficializó la línea comunista-socialista como la viga maestra política del Frente de Liberación Nacional, de la construcción de un poderoso movi-

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miento político, social y cultural, que ya en ña auténticamente revolucionaria, bajo la 1958 estuvo a punto de llevar a Allende a inspiración fiel de nuestra línea de- Fren La Moneda, pues perdió las elecciones por te de Trabajadores» [3]. En cambio, el 17 de tan solo 30.000 votos. Desde entonces y en octubre de 1965, en su informe político al tan solo una década el PCCh se convirtió XIII Congreso del Partido Comunista, su en el primer partido de la izquierda y en el secretario general, Luis Corvalán, aseguró: tercero en un Congreso Nacional bicame- «El 40% de la ciudadanía se pronunció por ral compuesto en 1970 tan solo por 150 di- una solución revolucionaria. El programa putados y 50 senadores: en las elecciones y la orientación definidamente antiimpe- legislativas de 1961 logró el 11,8% de los rialista y antioligárquica de la candidatura votos, en las de 1965, el 12,7% y en las de de Salvador Allende influyeron en las filas 1969, el 15,9%. del propio campo adversario […] El com- En 1964, debido al apoyo electoral de la bate continúa ahora en un plano superior, derecha y de Washington al democratacris- sobre un terreno más abonado para los tiano Eduardo Frei (con una financiación cambios» [4]. multimillonaria y la intervención masiva Asimismo, Allende ya no era el candidato de la CIA), Allende conoció su tercera de- indiscutible de la izquierda para las eleccio- rrota. A pesar de que alcanzó el 38,9% de nes de 1970 y, después de la radicalización los votos, aquella decepción abrió un tiem- del discurso de su partido tras el Congreso po de agrias polémicas en el seno de la iz- de Chillán de 1967, era visto por una parte quierda, con la aparición de una fuerza, el de sus propios compañeros como la perso- Movimiento de Izquierda Revolucionaria nalización de una línea política «socialde- (MIR), que impugnó la estrategia política mócrata» que contradecía la caracterización de la «izquierda tradicional» y —aunque clasista del Frente de Trabajadores. Sin em- fue testimonial hasta 1971— propagó un bargo, cuando en el invierno austral de 1969 discurso insurreccional. los dirigentes socialistas recorrieron el país En el seno del FRAP, las críticas más para pulsar las preferencias de la militancia duras hacia la campaña de Allende proce- respecto a una hipotética candidatura del dieron de su propio partido. En diciembre secretario general, el senador Aniceto Ro- de 1964, el pleno del Comité Central del dríguez o de Allende, la inmensa mayoría Partido Socialista, del que no formaba par- de las bases se decantaron por él. En con- te desde 1955, señaló [2]: «Esos resultados, secuencia, el 26 de agosto de aquel año el camaradas, nos indican que de nada sir- Comité Central del PS le designó su precan- ven las indefiniciones, las vacilaciones, las

duplicidades, las conciliaciones, que más 3.– Desde la fundación del FRAP, en el seno de esta coa- que un paso atrás y dos adelante, signifi- lición —y después en la Unidad Popular— coincidieron can un retroceso en muchos pasos y rei- dos estrategias políticas distintas. Por una parte, el Par- niciar una ruta que deviene en confusión, tido Socialista planteaba la conformación de un frente clasista con un programa de construcción inmediata del desarme ideológico y desaliento para las socialismo (la línea del Frente de Trabajadores). Por otra, grandes masas asalariadas. […] Quizás no- el Partido Comunista postulaba la línea del Frente de sotros mismos pavimentamos el camino de Liberación Nacional, que propugnaba una alianza de la nuestra derrota al no realizar una campa- izquierda marxista con los sectores progresistas de las clases medias para avanzar de manera gradual hacia la 2.– Casanueva Valencia, Fernando y Fernández Canque, transformación socialista de la sociedad. Manuel: El Partido Socialista y la lucha de clases en Chile. 4.– Corvalán, Luis: Camino de victoria. Horizonte. Santiago Quimantú. Santiago de Chile, 1973. pp. 213-217. de Chile, 1971. p. 92.

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didato presidencial, pero con más absten- (las Juventudes Comunistas). El lema de su ciones, catorce, que votos a favor, trece [5]. No VI Congreso (1967), «Transformar la rebel- fue elegido candidato de la izquierda (agru- día juvenil en conciencia revolucionaria», pada desde octubre de 1969 en la Unidad estimuló la inmensa labor de la mayor or- Popular - UP [6]) hasta el 22 de enero de 1970, ganización juvenil política del país, cuya cuando, después de unas negociaciones secretaria general de entonces, Gladys Ma- que se prolongaron durante varios meses, rín, encabezó el PC chileno desde 1993 has- Luis Corvalán anunció en un acto de masas: ta su fallecimiento en marzo de 2005. «Trabajadores de Santiago, pueblo de la ca- En el primer gabinete del presidente pital, queridos camaradas: salió humo blan- Salvador Allende hubo tres ministros co- co. Ya hay candidato: es Salvador Allende» [7]. munistas, todos ellos obreros: Américo Y, como relató en Confieso que he vivido, Pa- Zorrilla dirigió el Ministerio de Hacienda; blo Neruda tomó la palabra para renunciar a José Oyarce, Trabajo y Pascual Barraza, su candidatura (levantada por el PC en sep- Obras Públicas. Además, numerosos comu- tiembre de 1969) y apoyar, por cuarta vez, la nistas ocuparon altos cargos y entre ellos de su «porfiadísimo compañero». podemos destacar, por ejemplo, la labor de El 4 de septiembre de 1970, por primera Daniel Vergara como subsecretario (vice- vez un pueblo eligió en las urnas el camino ministro) de Interior [9]. Desde entonces y del socialismo. Allende venció con el 36,3% hasta el 11 de septiembre de 1973, el Parti- de los votos y dos meses más tarde, des- do Comunista hizo realidad el informe po- pués de obtener el apoyo de los parlamen- lítico que Luis Corvalán rindió al pleno del tarios democratacristianos en la votación Comité Central el 27 de noviembre de 1970: del Congreso Pleno, se convirtió en presi- «Nada hay más revolucionario que luchar dente de la República. El sociólogo Manuel por el éxito del Gobierno Popular» [10]. Castells, quien trabajó en Chile durante el En aquel discurso, solo 23 días des- periodo de la UP, remarcó que aquel hito pués del inicio del mandato presidencial no se hubiera producido «de no haber me- de Allende, el secretario general del PCCh diado una línea sustentada por un aparato destacó las primeras medidas del Gobier- con gran capacidad política. Y este aparato no Popular, como el restablecimiento de y esta línea fueron, sin lugar a dudas, los del las relaciones diplomáticas con Cuba (Fi- Partido Comunista» [8]. Una mención espe- del Castro visitaría Chile doce meses des- cial merece la entusiasta movilización de pués), la disolución del Grupo Móvil de las decenas de miles militantes de la «Jota» Carabineros (responsable de las masacres de obreros en la década anterior), así como 5.– Arrate, Jorge y Rojas, Eduardo: Memoria de la izquierda las iniciativas tempranas en defensa de los chilena. Tomo 1 (1850-1970). Javier Vergara Editor. Santia- salarios y del poder adquisitivo de la cla- go de Chile, 2003. pp. 445-446. se obrera y resaltó el apoyo de la CUT a la 6.– La Unidad Popular fue fundada por los partidos Comu- nista, Socialista, Radical y Socialdemócrata, el Movimien- política económica del Ejecutivo. «El go- to de Acción Popular Unitaria (una escisión del Partido bierno que preside el compañero Salvador Demócrata Cristiano) y la Acción Popular Independiente Allende es ante todo una conquista de la (integrada por los residuos de la fracción progresista del clase obrera. Por su composición social y movimiento que apoyó a Ibáñez en 1952). 7.– Corvalán, Luis: De lo vivido y lo peleado. Memorias. LOM Ediciones. Santiago de Chile, 1997. p. 118. 9.– Amorós, Mario: Allende. La biografía. Ediciones B. Bar- 8.– Castells, Manuel: La lucha de clases en Chile. Siglo XXI. celona, 2013. p. 299. Buenos Aires, 1974. pp. 372-373. 10.– Corvalán (1970), pp. 385-402.

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Luis Corvalán y Gladys Marín, entre otros, durante un Comité Central de las Juventudes Comunistas de Chile, ca. 1970-1973 (Fuente: Biblioteca Nacional de Chile).

su programa ofrece la posibilidad real de la izquierda en torno al gobierno. marchar al socialismo, el cual pondrá fin a Semanas después, en diciembre de 1970, la explotación del hombre por el hombre. Corvalán publicó un artículo («El Gobierno Vale pues la pena que la clase obrera, en Popular») en la Revista Internacional, donde alianza con los campesinos y demás capas explicó estos mismos conceptos. Fue uno de la población trabajadora, se juegue en- de los grandes dirigentes comunistas del si- tera por el éxito de este gobierno». glo XX y encabezó el PCCh hasta 1989. Na- Corvalán subrayó también que las fuer- ció el 14 de septiembre de 1916 en Pelluco, zas contrarrevolucionarias intentarían re- en la provincia austral de Chiloé, aunque su componerse después de su perplejidad evi- infancia transcurrió en la localidad textil de dente ante un escenario que no imaginaban Tomé. Ingresó en las filas de Recabarren en antes de la votación del 4 de septiembre y 1932 y a fines de 1937 fue llamado a Santia- que intentaron evitar a toda costa, llegan- go para trabajar junto con Carlos Contreras do incluso a asesinar al comandante en Labarca, secretario general del partido, y en jefe del Ejército, el general René Schneider, el seno del Comité Central de la Federación quien había señalado públicamente el res- Juvenil Comunista. Escribió en el diario peto de su institución al proceso institucio- Frente Popular y en los años 40 se convirtió nal. Remarcó, además, la importancia de la en director de El Siglo. En 1958 fue elegido Democracia Cristiana en el tablero político secretario general del PCCh y desde 1961 y llamó a estrechar la unidad en las filas de era senador.

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Después del golpe de Estado del 11 de En agosto de 1977, en el primer pleno septiembre de 1973 [11], fue detenido por la del Comité Central del Partido Comunista dictadura y enviado a la austral isla Dawson, de Chile tras el golpe de Estado, en el mo- junto con otros connotados dirigentes de la mento más difícil de la historia de esta or- Unidad Popular. Pasó por otros campos de ganización, que había sido masacrada en concentración, como Ritoque o Tres Ála- 1975 y 1976 por los cuerpos represivos de mos, hasta su canje en diciembre de 1976 en la dictadura fascista, Corvalán expuso un Ginebra por un disidente soviético. Antes, lúcido informe sobre los grandes méritos en las cárceles de Pinochet, tuvo que cono- de la revolución chilena, pero también so- cer la muerte de su hijo Luis Alberto, en el bre los errores de la izquierda y en concreto exilio en Bulgaria en octubre de 1975, pro- del PCCh; singularmente, habló del «vacío ducto de las atroces torturas que sufrió en histórico» del Partido en su relación con las septiembre de 1973 en el Estadio Nacional. Fuerzas Armadas y la concepción del poder.

11.– En mi último trabajo (Entre la araña y la flecha. La tra- ma civil contra la Unidad Popular. Ediciones B-Chile, 2020) examino la declaración pública aprobada por la Comisión Política del Partido Comunista de Chile el 10 de septiem- bre de 1973, publicada al día siguiente en su periódico, El Siglo.

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Luis Corvalán

Queridos camaradas: Nada hay más importante en estos días, nada hay más revolucionario que actuar en función del éxito del Gobierno Popular que encabeza el compañero Salvador Allende, en función del cumplimiento de su progra- ma. El Partido Comunista considera que su deber principal consiste, precisamente, en trabajar junto a los demás partidos de la Unidad Popular, junto al Presidente de la República, dentro y fuera del Gobierno, tras el propósito común de realizar los cambios revolucionarios.

Primeros pasos del programa popular

No hace todavía un mes que se consti- tuyó el nuevo gobierno y ya se puede ver que no se trata de un gobierno más, sino del gobierno popular y revolucionario que necesita la nación para encarar con firmeza la solución de sus problemas primordiales. Por primera vez en la historia del país Luis Corvalán, junto a su familia, en una campaña de apoyo a Allende (Fuente: hay un gabinete integrado por cuatro obre- Biblioteca Nacional de Chile). ros y en el cual están ausentes los persone- ros del imperialismo, de las grandes empre- tiró el representante chileno de la llamada sas y del latifundio, los apellidos elegantes. Comisión de Reunificación de Corea, esta- Sin pedirle permiso a nadie, el nuevo go- bleció relaciones diplomáticas con Nigeria, bierno reanudó las relaciones con Cuba, re- oficializó y amplió las relaciones comercia- les con la República Popular de Corea, votó * Informe al Pleno del Comité Central del Partido Comu- por la incorporación de la República Popu- nista. 26 de noviembre de 1970. Fuente: Luis Corvalán, Ca- mino de la victoria, Santiago de Chile, Partido Comunista lar China a la ONU y puso término a las al- de Chile, 1971., pp. 385-402. zas quincenales del precio del dólar. Tomó,

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pues, una serie de medidas que demuestran miembros de las Fuerzas Armadas se fijará claramente la dignidad e independencia en un monto superior. Se pondrá tope a los con que actúa y actuará frente a los intere- sueldos altos y no se permitirá que ningún ses y presiones del imperialismo. chileno reciba paga en moneda extranjera. Reincorporó a los obreros y empleados Los gobiernos anteriores ponían luz ver- despedidos de El Salvador, de la Empresa de a cualquier petición de alza de precios y Nacional de Minería y de la Línea Aérea Na- tomaban todo reajuste o aumento de remu- cional. Retiró de la Contraloría veintitantos neraciones como un justificativo indiscuti- decretos de alzas de precios que venían del ble de su política alcista. Ahora no se actúa gobierno anterior. Derogó el alza de las ta- ni se actuará así. Se plantea como norma ge- rifas eléctricas. Echó a andar la tarea de dar neral que los reajustes y el mejoramiento de medio litro de leche a cada niño. Acordó la las rentas sean absorbidos por las empresas gratuidad de la atención médica en las pos- o el Estado, según los casos, y tratará por to- tas y policlínicas. Disolvió el Grupo Móvil dos los medios de cortar las alzas de precios. de Carabineros, reforzando en las pobla- El ex Presidente Frei y, del mismo modo, ciones la vigilancia contra los maleantes y sus antecesores, mantuvieron un ejército transformando los guanacos en carros cis- de desocupados cuya sola existencia hace terna para repartir agua donde ésta falta. bajar el precio de la mano de obra. Hoy se Puso en marcha un conjunto de medidas estima que la absorción de la cesantía es de probidad y honestidad administrativas. una de las primeras y más importantes ta- Intervino las industrias Nibsa y Purina a fin reas a cumplir. Se comenzará a resolver este de hacerlas trabajar. En la construcción del dramático problema mediante inversiones subterráneo de Santiago dispuso que pri- adicionales en viviendas y obras públicas y mero se atienda las necesidades de los ba- a través del aumento de la producción in- rrios populares. Resolvió crear el Consejo dustrial como consecuencia del aumento Nacional de Economía con representantes de la demanda. de las organizaciones sindicales y sociales. La política del Gobierno Popular va, Abrió las puertas de los ministerios y de to- pues, dirigida a dar más trabajo y trabajo das las reparticiones públicas a la interven- mejor remunerado, a producir una redistri- ción del pueblo organizado. Inició un nue- bución de rentas en favor de vastos sectores vo estilo de dirección del país, en contacto asalariados, a contener el proceso inflacio- y de acuerdo con las masas. nista, a aumentar el poder de compra de las Para los gobiernos precedentes, el masas, a utilizar plenamente la capacidad reajuste de las remuneraciones fue siempre instalada de la industria. un dolor de cabeza. Ahora no. El reajuste Tal política corresponde por entero a los será transformado en un medio destinado intereses de los trabajadores, a las conve- a hacer justicia social y a elevar la actividad niencias generales del país y a los compro- industrial. misos programáticos de la Unidad Popular. Los sueldos y salarios en general serán Ella sería, sin embargo, un mero intento reajustados en el ciento por ciento del alza antinflacionista, de redistribución de ingre- del costo de la vida. Las rentas más bajas, sos y de recuperación económica, y tendría los salarios y pensiones mínimos, el suel- apenas un carácter reformista, si no pasara do vital y las asignaciones familiares de los más allá, sí fuera toda la política económica obreros, de los campesinos, del personal del Gobierno Popular. Felizmente no es así. civil de la administración pública y de los Esta política es más amplia, más completa y

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Salvador Allende y Luis Corvalán durante un acto en el Estadio Nacional. Santiago, 1972. (Foto: Alvar Herrera, fuente: Biblioteca Virtual Salvador Allende Gossens).

apunta a la reestructuración total de la eco- presencia combativa de las masas. Por esto nomía y al cambio del sistema. Su verdadero saludamos la actitud de la Central Única de alcance, su hondo sentido revolucionario, Trabajadores de resuelto apoyo a la políti- queda de relieve si se tiene en cuenta que ca económica del Gobierno, el acuerdo de en los próximos días se abordarán también las organizaciones juveniles de la Unidad las tareas más grandes, como son la nacio- Popular de movilizar cincuenta mil jóve- nalización del cobre y de la banca, la estati- nes para realizar trabajos voluntarios en la zación de un grupo de industrias monopó- construcción de canchas deportivas, pisci- licas y de importantes rubros del comercio nas, parques, casas y caminos, y la decisión exterior, así como una transformación más de la Federación de Estudiantes de Chile de profunda y acelerada del campo. participar masivamente en las tareas de al- fabetización y reforestación. Participación, responsabilidad y Los intereses de los trabajadores y de batallar permanente del pueblo las masas populares en general ya no de- penden tan sólo ni tanto del éxito de tales La realización de estas tareas vitales, el o cuales luchas reivindicativas, sino de la cumplimiento del programa exige un in- suerte que corra el Gobierno de la Unidad cesante batallar del pueblo, del Gobierno Popular, del cumplimiento de sus objetivos y de las clases populares, caminando en programáticos. una misma dirección, golpeando siempre al Lo fundamental pasa a ser ahora parti- mismo blanco. cipar activamente en las realizaciones del En relación a cada problema, a cada tarea Gobierno. del Gobierno Popular, es indispensable la Una nueva y más alta responsabilidad le

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corresponde a la clase obrera. Por su núme- donde el pueblo vietnamita, con el apoyo ro, por su conciencia política, por el desarro- decidido de la Unión Soviética, de los paí- llo y solidez de sus organizaciones y por ha- ses socialistas y de las fuerzas revoluciona- llarse enclavada en los centros vitales de la rias del orbe entero, rechaza la agresión y economía, puede y debe actuar con una dis- les propina aplastantes derrotas. Y saben ciplina, una actitud de combate y un espíritu que un ataque frontal contra Chile alzaría creador capaz de influir decisivamente sobre al combate a todos los pueblos del hemis- toda la marcha de los acontecimientos. ferio que ya han expresado sus simpatías y El Gobierno que preside el compañero su apoyo a este nuevo gobierno popular y Salvador Allende es ante todo una conquis- revolucionario que ha nacido en América. ta de la clase obrera. Por su composición so- En consecuencia, contamos y contare- cial y su Programa ofrece la posibilidad real mos con la solidaridad internacional de to- de marchar al socialismo, el cual pondrá fin dos los pueblos. Pero somos nosotros, los a la explotación del hombre por el hombre. chilenos, los que en primer término tene- Vale pues la pena que la clase obrera, en mos el deber de afianzar y llevar adelante alianza con los campesinos y demás capas la victoria lograda. Este es el deber princi- de la población trabajadora, se juegue en- pal que tenemos con nuestra patria, con los tera por el éxito de este gobierno. pueblos hermanos de América Latina y con El cumplimiento de este papel exige en la causa progresista de toda la humanidad. algunos casos un cambio de mentalidad y de actitud, el abandono de las posiciones de El enemigo trata de levantar cabeza apoliticismo, de economicismo y de estre- cho gremialismo, la plena toma de concien- El pueblo ha conquistado el gobierno, cia sobre las maravillosas perspectivas que que es una parte del poder político. Necesi- ofrece este momento. ta afianzar esta conquista y avanzar todavía más, lograr que todo el poder político, que América Latina es un mundo en todo el aparato estatal pase a sus manos en ebullición una sociedad pluralista. Se requiere, ade- más, erradicar al imperialismo y a la oligar- La victoria alcanzada por nuestro pueblo quía de los centros del poder económico y se inserta en el cuadro de una nueva situa- poner todo el poder político y el poder eco- ción que se está creando en América Latina, nómico al servicio del progreso nacional, de auge de las fuerzas progresistas, y es una del bienestar de las masas, de la cultura y expresión elocuente de este fenómeno. de una nueva moral. La América Latina no es un mundo con- Esta es una empresa gigantesca que sólo gelado sino en ebullición, y en marcha hacia podrá ser fruto de la lucha de todo el pueblo, un destino mejor. Las puertas de la nueva de la movilización de millones de chilenos. etapa histórica que abrió en el continen- El enemigo no nos dejará expedito el ca- te la revolución cubana no han podido ser mino. Ya se sabe cuánto hizo y trató de ha- cerradas por el imperialismo. Más aún, los cer por impedir primero el triunfo popular imperialistas yanquis no se han encontrado en las urnas y luego la formación de este precisamente en condiciones de intervenir nuevo gobierno. Llegó hasta el asesinato en la forma acostumbrada. Tienen dema- del Comandante en Jefe del Ejército, Gene- siado que hacer en otros rincones de la tie- ral René Schneider. rra, particularmente en el sudeste asiático, Acorralado y repudiado por la mayoría

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Trabajadores chilenos durante una manifestación de apoyo a la Unidad Popular, 1970 (Fuente: Biblioteca Nacional de Chile).

nacional, bajó la guardia en los primeros sin chistar el apoyo momio en las eleccio- días que siguieron a la ratificación por el nes de la FECH. Congreso Pleno del triunfo del compañero Algunos democratacristianos se han Allende. Pero de nuevo levanta cabeza y or- deslizado ya por la pendiente de una abier- ganiza una fuerte resistencia. ta y deleznable oposición. Tal es el caso de Para la Derecha, la existencia de la De- quienes inspiran el diario «La Prensa». mocracia Cristiana ha sido una verdade- Hay otros que, aprovechándose de las ra desgracia. Por momentos la ha querido urgencias habitacionales de mucha gente y aplastar. Ahora la cerca, la quiere envolver del hecho de que el actual gobierno no hace en su red. Ha puesto en práctica un plan ni hará lo que se hizo en Puerto Montt, no dirigido a impedir que apoye algunas me- usa ni usará las balas contra el pueblo, se didas gruesas del Gobierno Popular. Con la han dedicado a organizar la ocupación de derrota de Alessandri perdió su última op- casas y departamentos destinados a profe- ción electoral, perdió su caudillo. Por eso, sores y personales de las Fuerzas Armadas y ahora quiere convertir al ex presidente Frei de la Línea Aérea Nacional. En estas andan- en el jefe de la oposición. zas se ha distinguido el genuino dirigente Estas maniobras reaccionarias han en- de pobladores, habitante de callampilan- contrado algún eco en un sector dirigente dia, el muerto de hambre diputado Jorge de la Democracia Cristiana. De otra manera Lavandera. no se explica que ésta haya terminado por Les ha salido al camino el propio Pre- confabularse con la Derecha en la Comisión sidente de la República, el compañero Mixta de Presupuesto o que haya recibido Allende. Debemos salirles todos. En el seno

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mismo de las poblaciones hay que desen- económicas. Pero hay otros que andan con mascarar sus maniobras. En especial noso- un puñal bajo el poncho. Son los que hoy tros, los comunistas, podemos y debemos ofrecen colaboración en la esperanza de es- actuar de cara a las masas y derrotar políti- capar a las medidas que el Gobierno debe camente a los farsantes. tomar en el plano de la reestructuración económica y que buscan la forma de llevar «El mercurio» se mimetiza a la Unidad Popular por la pendiente de la conciliación. «El Mercurio» hace lo suyo vestido con Maniobran en vano. También este tiro nuevo ropaje. Ha cambiado sus ejecutivos y les saldrá por la culata. su lenguaje. Se mimetiza para tratar de me- ter su cola en el Gobierno. Durante largos Se avecinan grandes combates de clase años combatió ferozmente al compañero Allende. Ahora pretende aparecer como su Los grandes combates sólo ahora co- amigo. En la campaña electoral sostuvo que mienzan. Vendrán nuevos enfrentamientos el triunfo del actual Presidente de la Repú- de clase. La nacionalización del cobre y la blica sería el acabo de mundo, la victoria estatización de toda la banca, para citar sólo de los partidos Comunista y Socialista. Re- dos cosas, se transformarán en una seria lu- cientemente, en su comentario político del cha contra el imperialismo y la oligarquía. día 8, ha tenido la soltura de cuerpo de afir- Estos defenderán con dientes y muelas mar: «Sea como fuere, la opinión pública sus bastardos intereses. Tratan y tratarán no ve en el triunfo del Dr. Allende la buena de sembrar la confusión, la desconfianza, la fortuna de un grupo de partidos sino la vic- intriga, la dispersión de las fuerzas popula- toria de un líder que luchó valientemente res, la corrupción de partidos y dirigentes. para ocupar el cargo que ha conquistado». No habrá carta que no pongan en juego. Un A renglón seguido se va de la lengua y dice: cable de Washington informa que el diario «El carácter mismo de la institución presi- «The National Observer» pronostica el ase- dencial chilena impulsa a quién recibe tan sinato del compañero Allende y, creyendo alta investidura a emanciparse de los inte- ocultar la mano de la Derecha, sostiene tor- reses partidarios estrechos». pemente que será cometido por alguien de Este tiro le fallará al vocero de los clanes. la Izquierda. La subversión reaccionaria y Todo el país recuerda, porque lo escuchó el golpe de Estado están también en la ba- muchas veces, que el compañero Salvador raja de los imperialistas y oligarcas, con lo Allende fue incansable en afirmar que su cual pueden obligar al pueblo a algún tipo victoria no sería la victoria de un nombre, de enfrentamiento armado. Por lo tanto y ni siquiera de un partido, sino el triunfo de en primer término, hay que hacer todo lo la Unidad Popular, el triunfo del pueblo. posible por ponerles camisa de fuerza. Los diversos grupos empresariales han La Constitución Política, los Códigos, la rivalizado entre sí para ofrecerle la cola- organización institucional responden ante boración al Gobierno. Es claro que en esto todo a los intereses de la burguesía. Ello hay que hacer distingos. Hay capitalistas contribuye a que en el Parlamento, en la ju- medianos y pequeños que no tienen moti- dicatura y en los medios de comunicación vos reales para adoptar una actitud distin- de masas, la burguesía y la oligarquía de- ta y que, por tanto, pueden colaborar en el tenten aún fuertes posiciones políticas. En terreno del desarrollo de sus actividades el Congreso Nacional, la Unidad Popular

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sólo tiene la primera mayoría relativa, no la guirá siendo la base de nuestra política mayoría absoluta. Estos son también obstá- unitaria. Pero al mismo tiempo nos entre- culos que debemos tener en cuenta. gamos y nos entregaremos por entero a la Esperamos que la Democracia Cristia- Unidad Popular, a la unidad entre todas las na no pierda la brújula y dé su apoyo a la fuerzas antiimperialistas y antioligárqui- nacionalización del cobre y a otras medi- cas, entre todos los componentes del Go- das que necesitan sanción legislativa y que bierno. Y tratamos y trataremos de atraer coinciden con postulados programáticos de nuevas fuerzas al cauce del pueblo para ese partido. Y confiamos sobre todo en la hacerlo cada día más ancho y caudaloso, movilización del pueblo, de todas las fuer- más fuerte y capaz de sortear los escollos, zas patrióticas que son y serán capaces de derrotar al enemigo y realizar el programa. superar las dificultades. La última Reforma Constitucional le Clima favorable para una acción confiere al Presidente de la República el revolucionaria derecho a convocar un plebiscito para di- solver el Parlamento en caso de conflicto Pese a las dificultades, el momento que entre ambos poderes. En un momento de- se vive es plenamente favorable a la ac- terminado habrá que hacer uso de esa fa- ción transformadora y revolucionaria del cultad y abrir paso a una nueva Constitu- Gobierno Popular. Este representa hoy a la ción y a una nueva institucionalidad, a un inmensa mayoría del país. Nacional e inter- Estado Popular. nacionalmente tiene una gran autoridad. Vastos sectores populares que ayer no es- La unidad es la clave de la victoria tuvieron con la Unidad Popular cierran hoy filas en torno al nuevo gobierno. En la lucha Frente a la resistencia del enemigo, a contra el imperialismo y la oligarquía, por los obstáculos que pone y en general a las el cumplimiento del Programa, es perfecta- magnas tareas de la realización del progra- mente posible plasmar una nueva correla- ma, resuenan con fuerza imperativa las pa- ción de fuerzas, agrupar a una más sólida y labras que el compañero Allende pronunció fuerte mayoría nacional. el día 5 de noviembre en el Estadio Nacio- Aprovechar al máximo las condiciones nal. Dijo en esa oportunidad: favorables y actuar de consiguiente con energía y prontitud es hoy por hoy una «Sostuve y reitero que en la unidad de los cuestión fundamental. Sólo tomando el Partidos que integran este movimiento tan toro por las astas, encarando la solución de nuestro, tan profundamente nacional y los problemas se logrará consolidar las vic- patriótico, está la fortaleza granítica para torias logradas, avanzar más y hacer irre- arrasar con las dificultades artificiales que versible el proceso. quieran imponernos y avanzar en el cami- Sería erróneo minimizar las fuerzas del no, sin desmayo, a fin de hacer posible una enemigo y sus posibilidades de maniobra. vida mejor para todos los chilenos». Pero sería tanto o más erróneo subestimar nuestra propia capacidad, la capacidad del El Partido Comunista recoge este llama- pueblo y de su gobierno para vencer las di- do y lo hace suyo. Hoy, como ayer, la Unidad ficultades y llevar adelante la transforma- Popular es la clave de la victoria. ción de la sociedad. La unidad socialista-comunista es y se- Las empresas imperialistas y los diver-

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sos grupos de la oligarquía sueñan con ver las normas unitarias que rigen las relacio- al Gobierno Popular entreteniéndose con nes entre las fuerzas de izquierda. medidas insubstanciales. Pero este será un El pacto político de Gobierno y de la Uni- sueño y nada más. Somos y seremos capa- dad Popular, documento anexo al Progra- ces de gobernar, de hacer los cambios fun- ma, establece que los partidos y movimien- damentales, de cumplir con el Programa de tos de izquierda, «más allá de septiembre la Unidad Popular. de 1970, proseguirán unidos con la firme La importantísima cuestión de las priori- decisión de enfrentar juntos todas las eta- dades y del ritmo en la realización del Pro- pas indispensables para liberar a Chile del grama, en la toma de las decisiones princi- imperialismo, la explotación y la miseria». pales, debe ser fruto del análisis realista de Y añade: «En definitiva, la Unidad Popular cada momento. Pero esto es, repetimos, un ha surgido como una unión política conse- instante favorable para la acción. cuente y estable, que se irá reforzando cada día al participar en común en los múltiples Es indispensable la disciplina política y combates del pueblo por la solución de sus social problemas y la realización de los cambios revolucionarios». En los pocos días que han transcurrido desde la instalación del gobierno ha pri- Papel de los comités de base de la UP mado -y deberá seguir primando-la acción conjunta, el entendimiento y la solidaridad En relación con esto resalta, en primer entre todas las fuerzas de izquierda. Pero término, la importancia de los comités también han aparecido algunas actitudes de base de la Unidad Popular. Catorce mil caudillistas, resistencias y tentativas de im- ochocientos de estos comités se crearon en posiciones unilaterales que han sido apro- el curso de la campaña presidencial. Acaso vechadas por la reacción. no todos pueden mantenerse en pie. Algu- En un movimiento tan vasto y pluralis- nos de ellos sólo fueron comités electora- ta como es el de la Unidad Popular, puede les. Pero los más no surgieron simplemente darse el caso de que uno u otro de sus mi- al calor de la elección y tienen suficiente litantes tengan una opinión particular y consistencia y una gran labor que desarro- divergente respecto de una que otra de sus llar. En las industrias, servicios, poblacio- decisiones. Pero si éstas han sido tomadas nes y haciendas hay que asegurar el funcio- por todo el Gobierno, por todos los inte- namiento regular de estos comités. En tales grantes de la Unidad Popular no cabe más lugares, la magnitud de los problemas y de que compartirlas o acatarlas. Esta discipli- las tareas que se presentan imponen la ne- na política y social es indispensable para el cesidad del entendimiento cotidiano entre éxito del Gobierno Popular. socialistas, radicales, comunistas y demás A fin de asegurar la acción conjunta de fuerzas de izquierda. todos los partidos y movimientos de la Uni- Los comités de la Unidad Popular fueron dad Popular, tanto en el Gobierno como fue- pieza vital de la victoria del 4 de septiem- ra de él, a fin de garantizar la labor creadora bre. Ahora, en las condiciones del Gobierno y eficiente de este Gobierno, a fin de lograr Popular tienen una responsabilidad muy la más plena identidad que sea posible en- grande que asumir. Donde quiera que estén tre el Gobierno y las masas, se hace necesa- deben considerar, con las organizaciones de rio, indispensable, la aplicación rigurosa de masas y con las autoridades de Gobierno las

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tareas concretas relativas al cumplimiento campesinos, pobladores, dueñas de casa, del Programa en los lugares y niveles co- estudiantes, profesionales, intelectuales, ar- rrespondientes a cada caso. Por lo tanto son tesanos, pequeños y medianos empresarios y serán verdaderos organismos motores de y demás sectores de trabajadores, serán lla- la realización del Programa y órganos a tra- madas a intervenir en el rango que les co- vés de los cuales se exprese la injerencia del rresponda en las decisiones de los órganos pueblo en las tareas de Gobierno. Misión de poder». Se ha empezado a actuar así. propia de los comités de la Unidad Popu- La entrada del pueblo al Gobierno, no lar es también la vigilancia contra las ma- sólo a través de los partidos de izquierda, niobras y planes sediciosos de la reacción y sino también de los representantes de sus el imperialismo. El cumplimiento de estos organizaciones sindicales, gremiales y so- deberes tiene que realizarse sin suplantar ciales, permitirá la más amplia expresión en absoluto a las organizaciones de masas de las urgencias, de las inquietudes y de la ni a las autoridades que tienen sus propias sensibilidad de las masas en el seno del apa- responsabilidades. rato estatal, darle una batida a la inercia y al burocratismo, llevar a la administración Lo decisivo: trabajo pluralista y pública opiniones concretas con vista a la vinculación con las masas solución de los problemas y, al mismo tiem- po, tomar conocimiento directo de las posi- El Gobierno se ha constituido sobre la bilidades y dificultades reales de gobernar. base del pluripartidismo en todos los rangos En las nuevas condiciones, la Unidad de la Administración Estatal. Se ha evitado Popular debe ser, de arriba a abajo, en to- la parcelación política. En cada Ministerio, dos los niveles, más sólida y operativa. Sin en cada repartición pública, en todos los perjuicio de que cada partido mantenga sus niveles de trabajo, están presentes, para ac- propios perfiles y muestre su propia fisono- tuar en forma coordinada, los representan- mía, se hace necesario que todos en con- tes de todas las fuerzas que contribuyeron a junto actúen cada día más cohesionados en su generación. el pensamiento y en la acción. Los comunistas le asignamos una impor- Este es un requisito básico para el éxito tancia capital, decisiva, a esta acción conjun- del Gobierno Popular. ta, a esta labor armónica, que tiende, no sólo a evitar roces intestinos, sino a aprovechar Justeza de nuestra línea política al máximo todas las capacidades y a garanti- zarle al país un administración democrática Camaradas: y eficiente. La vida ha demostrado la justeza de nues- Desde el primer momento, los ministros y tra política. Teníamos razón al propiciar la funcionarios del nuevo régimen están traba- unión de todas las fuerzas de izquierda. Es- jando de acuerdo con las respectivas organi- tábamos en lo cierto al sostener la posibili- zaciones de los trabajadores del Estado y de dad real de conquistar el Gobierno por una los obreros y empleados del sector privado y vía no armada. No fue precisamente equi- se han caracterizado también por su conti- vocado el enfoque que hicimos del «tacna- nua vinculación con las masas. Esto es fun- zo» y de los puntos que calzaba su principal damental. El Programa de la Unidad Popular protagonista. Nuestro constante combate establece que: «Las organizaciones sindi- ideológico contra las posiciones de derecha cales y sociales de los obreros, empleados, y de la ultraizquierda fue elemento sustan-

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cial en la lucha por la unidad del pueblo. entendimiento con los radicales y en favor Nuestra línea política no fue siempre de una lucha armada fuera de foco. También comprendida por algunos sectores. Pero causó daño con los asaltos de bancos y otras lo cierto es que, de no haberse logrado el exhibiciones que la prensa de derecha mag- entendimiento de socialistas y comunistas nificó y usó en contra de toda la Izquierda. con radicales y otras fuerzas de izquierda; Se debe reconocer, ciertamente, que en las de no haberse mantenido una actitud firme semanas anteriores a la elección, el MIR vio contra Viaux, y a no mediar nuestro com- la posibilidad de la victoria electoral y se bate ideológico contra los ultras, no habría abstuvo de continuar por ese camino. Con habido Unidad Popular ni tendríamos hoy posterioridad al 4 de septiembre su actitud un Gobierno Popular. no ha sido clara. Por una parte, dio su apor- Si hablamos de esto no es por fanfarro- te a la denuncia de los planes terroristas de nería ni por subestimar el papel que ju- la ultraderecha y, por otro lado, gente suya garon los demás partidos y hombres de la hizo nuevas provocaciones. Y lo que es tanto Unidad Popular. Una vez más expresamos o más inaceptable ha tenido la pretensión de nuestro reconocimiento a la contribución administrar la victoria. Es curioso, para decir de cada uno de ellos. En definitiva, la vic- lo menos. Fracasó en su línea y sin embargo, toria es el fruto del esfuerzo de todos. Cada se siente con autoridad para dictar rumbos aporte resultó indispensable y decisivo. a toda la Unidad Popular y al Gobierno. La Hablamos, entonces, del rol de nuestro Par- modestia y el sentido de la autocrítica, tan tido sólo para subrayar su responsabilidad propias de los revolucionarios, se ve allí. y la necesidad de fortalecerlo cada día más, No tenemos frente al MIR ni frente a nadie y para señalar el deber de los comunistas de una actitud sectaria. Nuestro deseo sincero seguir sosteniendo con firmeza su probada es que todos los que están por la revolución, línea política, que es ante todo una línea de cualesquiera sean los errores que hayan co- amplia y combativa unidad popular. metido, contribuyan al éxito del Gobierno Popular, a la realización del programa anti- Nuestra postura frente a la imperialista y antioligárquico. Pero al César ultraizquierda lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Si bien a nadie se le puede negar el derecho Queremos decir algunas palabras más a expresarse, no pueden tener la pretensión acerca de la llamada ultraizquierda. de dirigir y orientar quienes precisamen- Reiteramos lo que dijimos en el Pleno te han dado tan contundentes muestras de anterior, en el informe rendido por el com- desatino y desorientación. pañero Millas: «Nosotros, que hemos man- Han entrado a colaborar con el Gobierno tenido la lucha ideológica contra las desvia- algunos periodistas y técnicos de izquierda ciones oportunistas de derecha e izquierda que, sin pertenecer al MIR, se caracteriza- y por nuestros principios, nos atendremos ron ayer por disparar contra la política de objetivamente al comportamiento de cada la Unidad Popular. Nosotros no objetamos cual y, sin perjuicio, juzgaremos de acuerdo esta colaboración, pero sí tenemos dere- a los hechos». cho a exigir que se abandonen las actitu- Hasta ahora, los hechos indican que el des duales y que todos actúen con una sola principal grupo de ultraizquierda, el MIR le cara, sin anticomunismo, en una línea con- hizo daño a la causa popular con sus prédi- secuente con la Unidad Popular. cas en contra de las elecciones, en contra del Más claro, echarle agua.

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Pintada en Italia reclamando la libertad de Luis Corvalán (Fuente: Biblioteca Nacional de Chile).

Sólida moral comunista litantes que ocupan cargos en el Gobierno y que tienen jubilación u otras rentas, re- Nuestro Partido ha entrado a formar nuncien, a beneficio fiscal o de la CUT, de parte del Gobierno de la Unidad Popular. Ha algunos de sus ingresos o de una parte de asumido en él serias responsabilidades. No los mismos, que aquellos que vayan a perci- ha buscado posiciones fáciles. Tres miem- bir remuneraciones relativamente altas se bros de nuestro Comité Central se han he- sometan al mismo sistema que rige para los cho cargo de ministerios difíciles, han ido parlamentarios del Partido y que, sin per- donde las papas queman. Un buen número juicio de estas normas generales, se consi- de otros dirigentes comunistas están des- dere cada caso en particular. empeñando otros tantos puestos de con- fianza del Gobierno. La gran batalla de las elecciones de El Gobierno de la Unidad Popular esta- abril blecerá sueldos máximos en la Administra- ción Pública, un sueldo único, sin pitutos, En abril próximo habrán elecciones mu- para todos los ministros y un uso racional y nicipales. Serán las primeras elecciones justificado de los automóviles fiscales. Fue- que se realizarán bajo el Gobierno Popular. ra de estas normas de probidad, comunes a Somos de opinión que en ellas, además de todo el Gobierno, nosotros, como Partido, los problemas específicamente relaciona- debemos establecer nuestras propias nor- dos con las administraciones comunales, mas compatibles con los hábitos y la moral se pongan de relieve las grandes tareas del de los comunistas. Proponemos que los mi- cambio social.

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Estas elecciones deben convertirse en Nos reunimos en los días del sesquicen- una gran batalla política en favor del Go- tenario del nacimiento de Federico Engels, bierno Popular, en apoyo de las grandes el gran amigo y colaborador de Carlos Marx, tareas programáticas de la Unidad Popular. en la creación de la doctrina del socialismo La lucha por las nacionalizaciones, por la científico. reforma agraria, por las transformaciones Cuando estamos en los albores de una institucionales deben estar en el centro de nueva etapa en la historia social de Chile, nuestra actividad. rendimos homenaje a su memoria. Procla- Se recibe al país con un presupuesto des- mamos con orgullo revolucionario nuestra financiado, con una deuda externa superior condición de marxistas-leninistas y trae- a los dos mil millones de dólares, con una mos el recuerdo de todos los que, desde inflación del 35% anual, con cientos de mi- Lautaro y O›Higgins hasta Recabarren y La- les de desocupados, con un déficit de 500 fertte, dedicaron sus vidas a las luchas por mil viviendas, con perentorias necesidades la libertad de Chile y la felicidad de los ha- en educación y salubridad, con un marca- bitantes de nuestra querida patria. do atraso agropecuario, con equipos indus- triales anticuados. ¡Viva el Gobierno Popular, presidido por Las tareas son grandes. Los obstáculos Salvador Allende! no son pequeños. Pero el país tiene reser- vas espirituales para salir airoso de estas ¡Adelante por el camino de la lucha uni- pruebas de la historia. Lo demostró en es- ficada de las masas para hacer realidad el tos meses en una forma que ha despertado Programa! la admiración del mundo. Y posee recursos materiales capaces de ser aprovechados ¡Viva la Unidad Popular! para forjar el bienestar de su pueblo y la prosperidad de la nación. ¡Viva el Partido Comunista!

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Europa en la Edad Media. Una nueva interpretación, de Chris Wickham*

Daniel Justo Sánchez Universidad de Salamanca – GIR ATAEMHIS

Las obras generales sobre la Edad Media europea abundan en las estanterías de las bibliotecas especializadas, ya sea en forma de manuales o de grandes síntesis interpre- tativas. El milenio medieval ha llamado la atención de numerosos escritores, que han intentado hallar sus claves dotados de un bagaje historiográfico previo más o menos completo y con distintas dosis de fortuna. Una parte de estas obras, en especial los manuales, aportan una narración ordenada cronológicamente de los acontecimientos políticos en la que, en el mejor de los casos, integran completas descripciones sobre la mentalidad, la sociedad, la economía y la vida cotidiana de los habitantes del Medie- vo. Por otro lado, en las ocasiones en que esa exposición se completa con una interpreta- ción del periodo, esta suele girar en torno a conceptos como el feudalismo o a las rela- ciones entre señores y siervos, tan funda- mentales en la historiografía medieval tra- dicional como desgastados en los debates sino una reflexión analítica sobre el medie- más actuales. Europa en la Edad Media. Una vo fresca y actualizada. Su autor, Chris Wic- nueva interpretación no es un manual, ni kham, profesor emérito de la Universidad es una réplica de interpretaciones previas, de Oxford, es uno de los medievalistas más reconocidos del mundo, con numerosísi- mos trabajos dedicados a la historia medie- * Reseña de: Chris Wickham, Europa en la Edad Media. Una nueva interpretación, Barcelona, Crítica, 2017, 509 pp. Tra- val de Italia y con una exitosa experiencia ducción efectuada por Tomás Fernández y Beatriz Eguibar previa en la historia comparada de Europa a partir de Medieval Europe, Yale, University Press, 2016. y el entorno del Mediterráneo, consagrada

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con sus dos monumentales obras Una his- jetivo del libro es, por lo tanto, comprender toria nueva de la Alta Edad Media (2007) [1] mejor los procesos de transformación que y El legado de Roma (2013) [2], lecturas im- se desarrollaron a lo largo de los diez siglos prescindibles para toda aquella persona in- medievales, sin una visión teleológica que teresada en los cinco siglos posteriores a la persiga explicar por qué al final del perio- desaparición del poder imperial romano en do se vislumbra la Europa de los estados, el occidente europeo. sin chequeos en el pasado medieval que En manos de un magnífico conocedor ofrezcan al lector del siglo XXI referentes de las estructuras políticas y de las socie- o lecciones morales. Sencillamente trata de dades altomedievales, era imposible que comprender qué factores son los que mejor este trabajo pecara de uno de los males más caracterizan la época medieval y la dotan frecuentes de los que adolecen tantos estu- de interés, y no es una tarea fácil de realizar dios íntegros de la Edad Media: convertir la en apenas quinientas páginas. historia medieval europea en una impreci- El libro de Chris Wickham hace un reco- sa representación de la Baja Edad Media, en rrido por los puntos de inflexión en el mi- la que el papel de la Alta Edad Media queda lenio medieval, los que según el autor dan marginado, cuando no excluido. Al contra- sentido y configuran el periodo. El desplo- rio, la obra combate la típica narración me- me del Imperio romano de Occidente, la dieval en la que la reforma gregoriana del crisis del Imperio romano de Oriente y sus siglo XI salvó a Europa de la degradación dificultades ante el auge del islam en el si- y la oscuridad en que había estado sumi- glo VII, el intento carolingio de organizar da durante prácticamente cinco siglos, al un vasto imperio cimentado en considera- tiempo que el siglo XII y su renacimiento ciones morales, la difusión del cristianismo urbano y cultural la sacarían de la ignoran- por el norte y el este de Europa, la radical cia, el comercio y el artesanado bajomedie- descentralización del poder político occi- val de la pobreza y los estados-nación del dental en el siglo XI, el crecimiento demo- siglo XIII de la debilidad política, hasta que gráfico y económico de los siglos centrales la peste, la guerra y el Cisma de Occidente de la Edad Media, la reconstrucción del po- convirtieran el periodo 1350-1500 en una der político y religioso centralizado en el tragedia continua -crisis si se quiere recu- Occidente de los siglos XII y XIII, la crisis rrir al término más frecuente, aunque no definitiva de Bizancio, la Peste Negra y el por ello deje de ser erróneo-. Por supuesto, desarrollo de las estructuras estatales en todos estos aspectos son analizados por el el siglo XIV, con especial énfasis en la fis- autor, pero, ante todo, tal y como indica en calidad y el surgimiento de un mayor com- la frase con la que arranca su estudio, Chris promiso popular con la esfera pública en- Wickham analiza y explica el cambio. El ob- tre finales del siglo XIV y el siglo XV. Todos ellos son los temas principales de los once 1.– Chris Wickham, Una historia nueva de la Alta Edad Me- capítulos en los que se estructura el libro, a dia: Europa y el mundo mediterráneo, 400-800, Barcelona, Crítica, 2009. La publicación original en inglés, es Fram- los que hay que sumar un amplio apartado ing the Early Middle Ages: Europe and the Mediterranean introductorio y las conclusiones. 400–800, Oxford, Oxford University Press, 2006. Conforme el lector recorra las páginas de 2.– Chris Wickham, El legado de Roma: una historia de Eu- Europa en la Edad Media, podrá comprobar ropa de 400 a 1000, Barcelona, Pasado y Presente, 2013. La que la línea argumentativa fundamental publicación original en inglés es The inheritance of Rome: a history of Europe from 400 to 1000, Londres, Penguin, que sigue la obra combina dos elementos 2009. básicos: la fiscalidad y la estructura políti-

174 Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 173-176 Chris Wickham, Europa en la Edad Media: una nueva interpretación Daniel Justo Sánchez

ca. Tras avisarnos de que en todo el periodo generales y en los planes de estudio sobre medieval la riqueza y el poder político se la Edad Media, pero no lo es menos que aún fundaban en la explotación de la mayoría queda un largo camino hasta desterrar por campesina, el autor nos traslada en diferen- completo la idea de considerarlo una peri- tes ocasiones a lo largo de su obra la idea de feria de la Europa medieval. que la coherencia fiscal se halla muy estre- Al mismo tiempo, conviene señalar que chamente unida a la cohesión política y, en este trabajo también se adentra en los ele- última instancia, en la potencia de los dis- mentos culturales de la Edad Media, desde tintos espacios políticos europeos. En este la cultura religiosa a la popular, llegando sentido, la tesis central de Wickham es que en el último capítulo a una reflexión inte- en el largo recorrido desde la desestructu- resante sobre el desarrollo de la cultura po- ración del sistema fiscal romano en el Oc- lítica y de la esfera pública a lo largo de la cidente europeo a la reinvención de siste- Baja Edad Media. La obra también le servirá mas fiscales en los estados occidentales de al lector aficionado a la biografía para co- finales de la Edad Media existieron diversos nocer brevemente la de algunos personajes momentos de transformación y de rees- destacados de la Europa medieval. Apar- tructuración, con un momento de mayor te de los datos sobre grandes figuras de la descomposición en el siglo XI. Esta discon- política, como reyes y papas, también nos tinuidad en el sistema fiscal no se produjo acerca a la vida de personajes de la cultura, en el Imperio romano de Oriente y será re- como Pedro Abelardo, Dante o Juan Gerson, producida, con diferencias, pero gran efica- para los que proporciona una bibliografía cia, en los estados islámicos desde el mismo básica y muy útil para quien quiera iniciar- momento de las conquistas de los siglos VII- se en su estudio. Además, la inclusión de un VIII. A finales del periodo medieval, las es- índice de nombres permitirá al lector inte- tructuras creadas por estos actores políticos resado en aspectos concretos un ágil mane- eran más imperfectas que las del imperio jo del libro. otomano (un ejemplo del que no tuvieron El método empleado por el autor inglés intención de aprender) o de lo que lo habían es el análisis comparativo de casos de estu- sido en otros estados islámicos medievales dio sabiamente escogidos, tanto en la esca- y el Imperio bizantino. De hecho, otra de las la como en la adecuación a los objetivos de grandes virtudes de esta obra es la integra- cada capítulo. Por esta vía, consigue que su ción de la historia de Bizancio en la narrati- trabajo se convierta en un ejemplo de cómo va sobre la Edad Media europea. Se trata de emplear el estudio de caso de forma correc- una tarea que el autor defiende con el con- ta, subrayando las diferencias y apreciando vencimiento de que ningún estudio serio las raíces comunes, en una labor ante todo de la Edad Media puede omitir el examen comparativa. Así opera Wickham al anali- de lo ocurrido en Bizancio. Para Wickham, zar, entre otros, los distintos proyectos po- este espacio político desarrolló una estra- líticos de los reinos sucesores del Imperio tegia diferente a la de la Europa latina, que romano en Occidente, las diversas formas terminó en una oportunidad desperdiciada, de integración política en el amplio marco cuya comprensión es importante para en- del Imperio carolingio, la importancia que tender por qué la historia del medievo tomó tuvo la conversión al cristianismo en la or- la dirección que conocemos. Es cierto que ganización estructural de los espacios del los estudios de Bizancio están siendo in- norte y el este de Europa, los distintos ca- tegrados de manera creciente en las obras minos que siguió la localización del poder

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en el siglo XI en función del contexto o la ejemplos los tenemos en las ocasiones en reestructuración política en los reinos eu- que Wickham reflexiona sobre la economía ropeos entre los siglos XII y XIII. Las sinté- y las estructuras políticas europeas en rela- ticas explicaciones dedicadas a las distintas ción con las de Asia, en especial las chinas, zonas de Europa bastan para introducir al donde el valle del Yangtsé es señalado como lector en la historia política de cada uno de la región con mayor complejidad económi- esos espacios en diferentes momentos de la ca del mundo en el tiempo que los europeos Edad Media. Estos análisis, en todos los ca- tuvieron a bien llamar Edad Media. Re- sos, sirven como breves síntesis que actua- flexiones lapidarias como estas sirven para lizan la información, aportan bibliografía y que Wickham refuerce sus argumentos y, de permiten comparar distintas realidades. En forma indirecta, apuntale los conocimientos este punto, conviene señalar que el lector en el lector. Por ejemplo, difícilmente nadie especializado encontrará cierta prepon- olvidará la relevancia de procesos como la derancia de la literatura inglesa en la bi- sustitución de las clases dirigentes en la In- bliografía, ya que, si bien integra literatura glaterra de finales del siglo XI (tras la con- internacional, prefiere las síntesis escritas quista normanda iniciada en 1066), después por las escuelas británica y americana, en de ser considerada «posiblemente la mayor detrimento de las realizadas por los espe- sustitución de una clase gobernante conoci- cialistas autóctonos de las distintas zonas da en Europa hasta 1917» (p. 167). estudiadas. No obstante, la bibliografía está En definitiva, es realmente meritorio el muy lejos de ser una recopilación de obras hecho de combinar una lectura precisa de generalistas, pues es una valiosa aporta- las tendencias generales, de los rasgos ca- ción de trabajos más específicos. racterísticos en gran medida compartidos, El resultado es una obra provocativa y su- al tiempo que se es plenamente consciente gerente, que arranca con críticas a las mis- de las diferencias. Se trata de una obra que mas ideas de Europa y Edad Media, es decir, cumple con nota la difícil misión de identi- con un desafío al propio título -o a los ele- ficar lo excepcional y atreverse a calificarlo mentos que ha sido preciso introducir para como tal, al tiempo que lidia con ideas, men- hacerlo comprensible-. A nadie familiariza- talidades y actuaciones más generalizadas, do con los orígenes del término «medieval», sin ánimo de convertirlas en reglas gene- le resultará extraña la idea de que se trató de rales. Queda claro que para el autor, «oscu- una voz negativa desde su origen, posterior y ra», el adjetivo con el que tantas veces se ha externa al periodo etiquetado. Sin embargo, calificado a la Edad Media, tan solo supone puede resultar menos frecuente la reflexión una falta de investigación, un desafío para sobre Europa como una mera península de el investigador. Wickham lo aceptó y reali- la masa continental euroasiática, que pue- zó con éxito un inconmensurable trabajo, de ser interpretada como un vasto espacio combinando su transversal erudición con diferenciado, aunque en ningún caso ho- una crítica profunda de grandes tópicos de mogéneo ni unido. El carácter eurocéntrico la Edad Media, que se aventura en terrenos de una obra dedicada a la historia del con- de conocimiento marginados tradicional- tinente se da por sentado, pero la forma en mente en obras de carácter general. No cabe que el autor aborda su estudio no es la de duda de que estamos ante una obra a la que un europeo que considera su pasado como tendrá que recurrir y regresar toda aquella el gran protagonista de la historia mundial, persona que quiera comprender el cómo y el ni su región el centro de esta. Los mejores porqué de la Edad Media en Europa.

176 Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 173-176 Los imperios ibéricos y la globalización de Europa (siglos XV a XVII), de Bartolomé Yun Casalilla*

José Luis Gasch Tomás Profesor de educación secundaria

En los últimos años algunas de las pu- blicaciones sobre imperios, particularmen- te sobre el imperio español (la Monarquía Hispánica), que encontramos en los estan- tes más visibles de las librerías adolecen de una evidente ausencia de análisis históri- cos; por el contrario, no es extraño encon- trar en ellas estereotipos, apriorismos y re- latos impudorosamente puestos al servicio de discursos nacionalistas. Los imperios ibé- ricos y la globalización de Europa de Barto- lomé Yun Casalilla no es nada de eso, sino que es un libro de historia. El libro de Yun Casalilla se ocupa del auge y caída de los imperios español y portugués entre los si- glos XV y XVII en su más amplio contexto, esto es, teniendo en cuenta las dinámicas y contradicciones sociales, económicas e institucionales de la Monarquía Hispáni- ca y Portugal en el marco de la expansión global marítima y territorial de la época. El resultado, gracias al conocimiento desple- gado y la conversación entablada con otras obras y autores, es una reinterpretación de la historia global ibérica durante la Edad Moderna. ¿Por qué los imperios ibéricos (portu- damente en los albores de la Edad Moder- gués y español) se expandieron tan rápi- na? ¿A qué se debió su decadencia? ¿Cómo participaron en crear las bases de una ex- Reseña de Bartolomé Yun Casalilla, Los imperios ibéricos y la globalización de Europa (siglos XV a XVII), Barcelona: pansiva globalización y cómo esta afectó a Galaxia Gutenberg, 2019, 432 pp sus estructuras económicas y sociales y a

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sus dinámicas políticas? ¿Cuáles fueron las carácter negociado de las instituciones im- particularidades históricas de los imperios periales resultantes y la autonomía de las ibéricos en los siglos XV a XVII? ¿Hasta qué élites coloniales, especialmente en el caso punto las dinámicas históricas de los im- español. Finalmente, en esta primera parte perios portugués y español no fueron ex- de la obra Yun desafía las interpretaciones cepcionales, dado su contexto histórico? de la nueva economía institucional sobre la El libro de Yun Casalilla responde a estas dinámica económica de los imperios ibéri- preguntas, lo que le permite reconstruir cos, pues demuestra que la eficacia de las la historia de ambos imperios desde una instituciones económicas (que son muchas perspectiva comparada (tiene en cuenta más que la garantía de los derechos de pro- otros imperios de la época), atendiendo a piedad) para generar crecimiento económi- datos empíricos y poniendo en el centro del co en la Edad Moderna no dependía de su análisis la interacción entre sus economías similitud con las instituciones del capita- políticas (relaciones socioeconómicas y de lismo moderno, sino con su contexto histó- poder, con especial atención a la capacidad rico (disponibilidad y capacidad para distri- de movilización de recursos fiscales por buir recursos fiscales y militares, situación parte de la Corona) y la globalización, en- del comercio internacional, desarrollo tec- tendiendo esta como crecientes conexiones nológico, distribución de la información y a nivel mundial con consecuencias econó- factores ecológicos, entre otros). micas, sociales, políticas y ecológicas. La segunda parte del libro, que también Se trata de un libro que se adentra en se compone de tres capítulos, revisa y cri- la relación entre globalización e imperios. tica las interpretaciones sobre el supuesto Aunque se centra en el caso de los imperios excepcionalismo histórico de los imperios español y portugués de la Edad Moderna, su ibéricos, haciendo hincapié en cómo las enfoque comparativo y su atención a las di- contradicciones entre globalización y es- mensiones socioeconómica e institucional tructura imperial permitieron a las Coronas permiten extraer conclusiones tanto a his- española y portuguesa, por medio de pro- toriadores e historiadoras como al público cesos diferentes, movilizar recursos para la en general sobre la naturaleza de los impe- guerra con el fin de mantener sus imperios rios a lo largo de la historia. sin poner en marcha una revolución finan- El libro se articula en torno a tres par- ciera. Esta segunda parte comienza con un tes. La primera parte, que consta de tres análisis sobre cómo las tensiones deriva- capítulos, revisa algunas interpretaciones das de la globalización y la incorporación arraigadas en la historiografía, aunque cada de nuevos territorios no desembocó, en los vez más cuestionadas, sobre la naturaleza casos español y portugués, en un Estado económica de los imperios ibéricos. En esta fiscal centralizado, sino en una reformula- parte el autor estudia cómo la convergencia ción del pacto de las élites del imperio con de transformaciones tecnológicas navales sus Coronas que reprodujo instituciones con la necesidad de expansión de las élites anteriores, aunque con cambios. Después, para dar salida a sus conflictos económicos el autor estudia las instituciones formales e institucionales favoreció la expansión (derecho, chancillerías, concejos, notarías, marítima ibérica en los siglos XV y XVI. A gremios de artesanos, consulados, etc.) e continuación, analiza la expansión ibérica informales (en especial las relaciones de y la constitución de los imperios portugués parentesco) en los imperios ibéricos, las y español en Asia y América, así como el cuales eran esencialmente las mismas que

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las de los países de alrededor, en su contex- las muchas fortalezas del libro cabe desta- to cultural. Finalmente, esta parte del libro car la tesis de fondo, que contribuye a cues- se centra en las redes comerciales de los tionar el supuesto excepcionalismo del de- imperios y su imbricación en redes infor- sarrollo histórico de los imperios ibéricos, y males (relaciones de familia y vínculos reli- la manera en que lo hace. giosos), que facilitaron la expansión de los Con respecto a la tesis del libro, es im- imperios ibéricos, así como en explicar la portante recordar que no pretende anali- manera en que en un mundo cada vez más zar el desarrollo histórico de los imperios global y competitivo los imperios ibéricos español y portugués desde la perspectiva tuvieron problemas para mantener los vín- del imperialismo y la industrialización de culos imperiales sin perder terreno frente a los que parten los modelos de crecimiento sus enemigos del norte europeo. económico del siglo XIX. Esto, que podría Finalmente, la tercera parte, con dos parecer una obviedad, no lo es si tenemos capítulos, analiza las dificultades de con- en cuenta que muchas interpretaciones so- trol de los recursos coloniales por las Co- bre el desarrollo del capitalismo industrial ronas lusa y española desde varios puntos en el norte de Europa (y por extensión, del de vista, especialmente la comparación con capitalismo en general) se han asentado otros imperios y la perspectiva de las éli- sobre la base de comparaciones entre el tes imperiales alejadas de Europa. En esta norte y el sur europeos que asumen la difi- parte del libro se analizan las dificultades, cultad de las economías de los imperios del los desequilibrios y la economía política sur de Europa, especialmente la española, resultante en los imperios ibéricos en el para crear condiciones propicias al incre- contexto del creciente enfrentamiento con mento de la productividad y desencadenar los imperios del norte de Europa (con la cambios económicos revolucionarios. Di- consecuente necesidad de movilización de chas interpretaciones se han utilizado no recursos) y del entrelazamiento producido solo para explicar el desarrollo económico durante la unión entre las Coronas hispana del sur europeo en los siglos XVIII, XIX y y portuguesa (1580-1640). Finalmente, la XX, sino también antes. Tiene poco sen- obra se ocupa de las transformaciones ins- tido, por anacrónico, esperar que las eco- titucionales producidas en esa tensión en- nomías e imperios ibéricos desarrollaran tre imperio y globalización durante el siglo economías capitalistas modernas en los si- XVII, que acabó en un reajuste institucio- glos XVI y XVII, entre otras cosas porque nal que permitió a los imperios español y la mayor parte de sus élites no aspiraban a portugués sobrevivir después de las trans- ello ni lo necesitaban. Por el contrario, el formaciones del siglo XVII. El libro termina objetivo de la obra es analizar la economía con un epílogo que cuestiona, utilizando política, instituciones y dinámicas impe- los principales argumentos desarrollados riales de España y Portugal en su contexto en la obra, la imagen de los imperios ibéri- institucional y económico, es decir, en un cos como anomalías históricas. contexto de multiplicidad institucional y Muchos de los argumentos del libro, es- de intereses muy a menudo encontrados pecialmente los puntos referentes a los de- entre la Corona y las élites de lugares en bates historiográficos, pueden encontrarse ocasiones muy alejados del imperio (éli- extendidos en inglés en la obra del mismo tes nobiliarias y agrarias rentistas preocu- autor Iberian World Empires and the Globa- padas por la reproducción y expansión de lization of Europe, 1415–1668 (2019). Entre sus familias, élites comerciales y artesanas

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de ciudades esparcidas por todo el globo y plo, las razones de la expansión ibérica en élites financieras de lugares tan distantes los siglos XV y XVI (localización geográfi- como Alemania o Génova). Este marco es ca, desarrollo tecnológico naval, impulso más adecuado para comprender las trans- religioso, demanda de especias y tensión formaciones económicas e institucionales institucional fuerte derivada de los conflic- de los imperios portugués y español en los tos en el seno de las élites que resultó en siglos XV a XVII y su devenir histórico con instituciones expansivas) eran parecidas, respecto a otros imperios que los modelos como eran similares las características de que toman como referencia las transforma- las redes comerciales e informales transna- ciones económicas de Inglaterra y Holanda cionales de poderosas familias e institucio- en los siglos XVIII y XIX. nes con sede en lugares tan alejados entre El enfoque comparativo utilizado por el sí como Sevilla, Lisboa, Madrid, Ciudad de autor ayuda a reinterpretar las menciona- México, Manila y Goa, entre otras. Esto no das transformaciones. Dicho enfoque no se quiere decir que ambos imperios fueran queda únicamente en la comparación entre iguales ni que respondieran exactamente España y Portugal. La comparación incluye de la misma manera a los problemas. Así, a los imperios francés, inglés y holandés, por ejemplo, el español se articuló en torno además de otros imperios que contribuye- a una monarquía compuesta con una reali- ron a expandir las redes de la globalización dad institucional y fiscal más compleja que durante los siglos XVI y XVII, tales como el el portugués. ruso y el otomano. Las referencias al impe- Todo lo anterior permite al autor desafiar rio otomano resultan especialmente perti- de manera convincente estereotipos sobre nentes, pues fue el gran enemigo de la Mo- el devenir histórico de los imperios ibéri- narquía Hispánica en el Mediterráneo y el cos, algunos de los cuales se han asentado este de Europa, lo cual contribuyó a desen- en las interpretaciones de la nueva econo- cadenar buena parte de las necesidades mi- mía institucional sobre el crecimiento eco- litares (fiscales) de la Corona de los Habs- nómico en la península ibérica durante la burgo, sin las cuales no se pueden entender Edad Moderna. Contribuciones como la de los desequilibrios, negociaciones y reajus- Yun Casalilla, junto con otras aportaciones tes en el imperio y su economía política. La de los últimos años, están demostrando comparación con otros poderes políticos e que algunas de las interpretaciones sobre imperios de su tiempo permite ver a lecto- las dinámicas institucionales y la economía res y lectoras que la historia de España y la política de los imperios ibéricos, incluidas de Portugal de los siglos XV a XVII no son las del mismo premio Nobel Douglas C. excepciones, sino variantes de un mismo North, no se corresponden con la realidad proceso histórico europeo del que Francia, histórica de los mismos. La estructura polí- Inglaterra y Holanda, entre otros, también tica compuesta de la Monarquía Hispánica participan. y la presencia de redes informales a lo largo Igualmente, resulta conveniente es- y ancho de los imperios ibéricos constitu- tudiar los imperios español y portugués yó una fortaleza (para mantener el imperio juntos, puesto que tuvieron problemas si- en pie) y también una debilidad (para man- milares, compartieron retos imperiales pa- tener la primacía en el mundo nuevo mer- recidos e interactuaron constantemente, cantilista y competitivo de la globalización tanto durante el periodo de la Unión de que las propias Coronas portuguesa e his- Coronas como también antes. Por ejem- pana habían impulsado), algo que solo pue-

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de entenderse en el marco de la creciente político e institucional fragmentado de los interacción global de la Edad Moderna. imperios ibéricos determinó la manera en Esta interpretación complejiza y cuestiona que sus Coronas (y las diferentes élites) en- aquella que presenta a los imperios del sur frentaron los retos derivados de la creación de Europa como ineficientes desde el punto de los imperios, su mantenimiento y la ex- de vista del crecimiento económico y el in- pansión de redes comerciales y políticas a cremento de la productividad por no poder lo largo y ancho del globo. La globalización, garantizar marcos institucionales seguros que fue un mecanismo de expansión de los a la inversión y la innovación. El hecho de imperios ibéricos y una vía de solución de que los imperios ibéricos protagonizaran problemas institucionales de sus élites en un crecimiento económico positivo (den- los siglos XV y XVI, se acabó convirtiendo tro de los límites de las economías agrarias en el XVII en una realidad «corrosiva», se- del Antiguo Régimen) en el siglo XVI y que gún el término utilizado por el propio Yun muchas áreas de la península ibérica tu- Casalilla. Esto fue así por las dificultades vieran un crecimiento económico negativo que suponía para las Coronas ibéricas en- en el XVII con instituciones que no cam- frentar de manera óptima problemas tales biaron sustancialmente en el paso de un como que las élites gestionasen de forma siglo a otro, aunque sí se reajustaron, obli- cada vez más autónoma los recursos en los ga a matizar algunos estereotipos en rela- márgenes del imperio, problemas de regu- ción a los imperios del sur de Europa. Este lación interna y de difusión de información hecho, como el traslado de las áreas más y conflictos surgidos en lugares muy aleja- dinámicas de la economía peninsular del dos de los centros de poder de la península centro a zonas costeras y el que en Améri- ibérica. Este contexto acabó debilitando a ca las evidencias empíricas no indiquen la los imperios ibéricos y no les permitió com- existencia de recesión económica durante petir de forma exitosa con los del norte des- la mayor parte del siglo XVII, demuestran de el siglo XVII. Al mismo tiempo, el carác- que el crecimiento no depende solo de las ter polinuclear de los imperios ibéricos y la instituciones sino de su interacción, quizá constante negociación desplegada no siem- especialmente en la Edad Moderna, con los pre en el marco de instituciones formales retos políticos y la disponibilidad de recur- fueron, teniendo en cuenta los conflictos y sos, es decir, con desafíos militares-fiscales. contradicciones entre los intereses de los De esta manera, Los imperios ibéricos y diferentes núcleos de poder y de estos con la globalización de Europa revisa varios tó- la Corona, lo suficientemente eficientes picos sobre la historia ibérica en la Edad para mantener los imperios bajo el para- Moderna. El carácter político e institucio- guas de la misma Corona hasta el siglo XIX. nal fragmentado de Portugal y, sobre todo, Se trata, en definitiva, de un libro que España no era excepcional en los siglos XV nos enseña que la globalización impulsada a XVII, sino que era la norma en una Europa por los imperios ibéricos en los siglos XV y plagada de monarquías compuestas, y eso XVI se acabó convirtiendo en una amenaza es algo que determinó las oportunidades para esos mismos imperios, entre otras co- y los problemas de las Coronas española y sas porque no podían controlarla. Y esto es portuguesa. En otras palabras, el carácter algo que le ha ocurrido y ocurre a todos los imperios de la historia.

Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 177-181 181 Últimas noticias sobre izquierdas, clases y naciones*

Xavier Domènech Sampere Universitat Autonònoma de Barcelona

Hay una relación que se condensa en un presión con la publicación de Conspiration mismo espacio y tiempo, fascinante y poco pour l’Egalité dite de Babeuf (1828), expli- explicada, entre las matrices de dos de las cando los principios de un movimiento que grandes corrientes emancipatorias, que a como reconocía Marx en La Sagrada Fami- veces pueden tomar también un cariz reac- lia formaban la base comunismo moderno. cionario. El lugar es Francia y el tiempo los En este marco, Giuseppe Mazzini y Filippo años treinta del siglo XIX. Allí un joven ge- Buonarroti mantuvieron una colaboración novés, pero ya maestro de la carbonería en estrecha por un poco tiempo, compartían su tierra natal, se encontrará con un viejo organización, redes y aspiraciones de sub- toscano, y el mismo también dirigente car- vertir completamente el mundo donde vi- bonario, último superviviente y transmisor vían. Pero esta historia duró poco, la cola- del comunismo de la Revolución Francesa boración fue marcada por una progresiva de 1789. Si el primero, un republicano y tensión que acabó en ruptura total. demócrata radical, en ese momento ya ha En ese cruce de caminos (donde por cier- formulado claramente lo que se conocerá to encontraremos también ligados a la car- como el principio de las nacionalidades, bonería en Francia a parte de los primeros aquel donde, en sus propias palabras, se republicanos federalistas y comunistas ca- trata de luchar por la «asociación de todos talanes que introducirían los nuevos prin- los hombres que, por lengua, por condicio- cipios en España), para uno, Mazzini, se nes geográficas, y por la parte que les ha trataba, sin rechazar la posible inspiración asignado la Historia, reconocen un mismo socialista, de construir grandes organiza- principio y se proponen, en virtud de un de- ciones revolucionarias transversales que recho común, conseguir un mismo fin»; el minaran la Europa de la Restauración y la segundo, ha conseguido transmitir el lega- Santa Alianza. Principio de donde nacieron do del comunismo después de años de re- sucesivamente la Joven Italia, la Joven Po- lonia, la Joven Germania, la Joven Hungría, * Es reseña de Aurelio Martí Bataller (coord.), Proletarios de la Joven Irlanda, y un largo etcétera más todos los países. Socialismo, clase y nación en Europa y España en un amplio movimiento fraterno que in- (1880 – 1940), Granada, Comares, 2019; Diego Díaz, Disputar cluirá una precaria Joven España y una tar- las banderas. Los comunistas, España y las cuestiones naciona- día Joven Cataluña. Contrariamente, para les (1921 – 1982), Gijón, Trea, 2019 y Vega Rodríguez-Flores, Fer país. Comunismo valenciano y problema nacional (1970 – Buonarroti, que hacía de París su fortaleza 1982), València, Institució Alfons el Magnànim, 2018 inexpugnable frente la influencia de - Ma

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zzini, en las nuevas organizaciones revolu- el mensaje que estaba destinado a Alí, los cionarias se debía enfatizar por encima de marxistas fundamentalmente se compla- todo el principio de la igualdad social. Se cen en pensar que el espíritu de la historia inicia así una compleja relación entre dos o la conciencia humana cometió una tre- movimientos que, en origen compartieron menda tontería. El mensaje que había de organizaciones y aspiraciones, plagada de despertar las conciencias estaba destina- incomprensiones y enfrentamientos, aun- do a las clases, pero debido a un espantoso que también de espacios de simbiosis. Su error postal se entregó a las naciones.» ¿Y importancia, más allá de las historias per- ante ello qué tiene que decir el represen- sonales, se verá de nuevo en 1848 cuando tante más conocido sobre estos temas de la «primavera de los pueblos» fue acompa- la historiografía marxista, Eric Hobsbawm? ñada de la voluntad de ir hacia una demo- En realidad, no parece que mucho, ya que a cracia social. Finalmente los sueños de Ma- pesar de afirmar la influencia de Miroslav zzini y Buonarroti acabaron, prácticamente Hroch en su Naciones y nacionalismo desde por las mismas fechas, en una unificación 1780 (1990), la influencia de Gellner a veces italiana de carácter monárquico, de la que es más constatable en muchos de sus pasa- el republicano genovés quedó apartado, y jes (de hecho, el concepto que hizo famoso en el ahogamiento en sangre y fuego de una a Hobsbawm en este campo, «la invención Comuna de París aislada y dirigida en gran de la tradición», tiene probablemente su parte por los últimos discípulos del toscano, origen en Gellner). En todo caso, establece los blanquistas. Pero sus cenizas siguieron una línea de ataque clara contra todo pen- quemando la historia del siguiente siglo. sador o historiador que pueda ser conside- Escribía Josep Fontana, en un lejano 1983, rado nacionalista ya que, según sus propias que «La historia de las sociedades huma- palabras, «Finalmente, no puedo por menos nas se mueve en un juego de coordenadas que añadir que ningún historiador serio de que tiene dos grandes ejes: el de la lucha de las naciones y el nacionalismo puede ser clases y el de las solidaridades nacionales». un nacionalista político comprometido, ex- Dos ejes no siempre fácilmente encajables, cepto en el mismo sentido en que los que como mínimo en lo teórico. creen en la veracidad literal de las Escritu- Recoge Ferran Archilés, en uno de los li- ras, al mismo tiempo que son incapaces de bros reseñados aquí, una cita de Tom Nairn aportar algo a la teoría evolucionista, no por donde se señala que «La teoría del naciona- ello no pueden aportar algo a la arqueolo- lismo representa el mayor fracaso histórico gía y a la filología semítica. El nacionalismo del marxismo». Algo que no sólo este curti- requiere creer demasiado en lo que es evi- do marxista escocés expresaba con tamaña dente que no es como se pretende.» Tesis crudeza, sino que también recogían, en este que aplicada a otros campos haría imposi- caso con evidente regocijo, teóricos libera- ble que un ecologista analizara los proble- les de la modernización, indisimuladamen- mas ambientales o que un historiador so- te anticomunistas, como Ernest Gellner cialista, como el mismo Hobsbawm, hiciera que, al hablar de la «teoría del camino equi- la historia del socialismo. A veces, aunque vocado» del marxismo, afirmaba, en su obra pueda parecer lo contrario, el ataque no clásica sobre las naciones y el nacionalis- es una buena defensa. Otro marxista, Be- mo, que «Al igual que los extremistas chii- nedict Anderson, hablando de este tipo de tas musulmanes sostienen que el arcángel posiciones en un libro que paradójicamen- Gabriel se equivocó entregando a Mahoma te ha sido utilizado contra lo que él mismo

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criticaba (lo cual indica que probablemente trapuestas y contradictorias [...] También muchos de los que lo utilizan no lo han leí- en pocos países europeos las izquierdas —o do) explica que «Con seguridad, reflejaban al menos una buena parte de ellas— han te- también la mentalidad característica de un nido y tienen una relación tan difícil y con- tipo bien conocido de intelectual europeo tradictoria con su propia identidad nacio- de izquierdas, orgulloso de su conocimien- nal, con la palabra patria y con los símbolos to de las lenguas civilizadas, de su herencia oficiales del Estado». Una problemática, la de la ilustración y de su profunda compren- de la relación entre la clase, las izquierdas sión de los problemas de todos los demás. y los proyectos nacionales, que en el campo En este orgullo se mezclan en proporciones teórico dista de avanzar y menos en unos iguales los ingredientes internacionalistas tiempos donde los críticos de las «trampas y los aristocráticos». de la diversidad» acaban por reducir la cla- Pero más allá de estos problemas teóri- se a una identidad (cosa que nunca fue), cos, que han implicado problemas también primordial si se quiera pero identidad tam- historiográficos, es el mismo Benedict An- bién al fin y al cabo. Pero si ello sucede en derson el que señala en su Comunidades el campo, por llamarlo de alguna manera, Imaginadas que el nacionalismo más que «teórico», en el campo historiográfico los una teoría o una ideología parece ser un avances son constatables. En este sentido, fenómeno social y, en este sentido, inten- entre 2018 y 2019 han aparecido tres libros tar comprenderlo históricamente proba- fundamentales: Proletarios de todos los paí- blemente sea la estrategia más adecuada ses. Socialismo, clase y nación en Europa y de aproximación. O dicho en palabras del España (1880 – 1940), coordinado por Aure- propio Marx «El litigio sobre la realidad o lio Martí Bataller (Comares, 2019), Disputar irrealidad de un pensamiento que se aísla las banderas. Los comunistas, España y las de la práctica, es un problema puramente cuestiones nacionales (1921 – 1982) de Die- escolástico» ya que «Todos los misterios go Díaz (Ediciones Trea, 2019) y Fer país. que descarrían la teoría hacia el misticis- Comunismo valenciano y problema nacional mo, encuentran su solución racional en la (1970 – 1982) de Vega Rodríguez-Flores práctica humana y en la comprensión de (Institució Alfons el Magànim, 2018). esa práctica.» Una práctica que en el caso El primero de estos libros está coordi- de la historia de la relación entre cuestio- nado por Aurelio Martí Bataller, autor así nes nacionales y las izquierdas que se rei- mismo de dos importantes libros sobre el vindican de clase en España, es de las más socialismo y las cuestiones nacionales en complejas de Europa (o como mínimo de la los años treinta como son España socialis- Europa occidental). Y es que, a pesar de que ta. El discurso nacional del PSOE durante la es cierto, cómo señala Aurelio Martí Bata- Segunda República (2017) y Internaciona- ller en el mismo libro que Ferrán Archilés, lisme o nacionalisme? Socialisme i nació als que se ha producido una «marginalidad de territoris de llengua catalana (1931 – 1936) las reflexiones sobre el nacionalismo en la (2018). En este caso, es un libro colectivo tradición marxista»; también lo es, como que reúne a una amplia nómina de especia- afirma Diego Díaz en otro de los libros re- listas europeos (Stefan Berger, Paul Ward, señados aquí, que «Pocas cuestiones como Patrizia Dogliani, Charles Vergnon o Angel esta han suscitado y siguen suscitando en Smith) y españoles (Ferran Archilés, Anto- el seno de las izquierdas de nuestro país de- nio Rivera, Pilar Salomón Chéliz o el mismo bates tan acalorados y posiciones tan con- Aurelio Martí). En este sentido, recuerda

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mucho, por propósito, ambición y cronolo- gía, al libro italiano de 2005 La nazione in rosso. Socialismo, Comunismo e «Questione nazionale» (2005). De hecho, permite, al igual que su homólogo italiano, pero con unos años de ventaja, una actualización so- bre los avances en el estudio de la relación entre socialismo y cuestión nacional a nivel europeo. Estudios donde, mucho más allá de esa aparente falta de relación entre los movimientos de carácter internacionalista y las respectivas naciones, se muestra cla- ramente las múltiples conexiones entre los movimientos socialistas y los respectivos procesos de reforzamiento de los marcos nacionales. Para el socialismo, sobre todo a partir de finales del siglo XIX, el Estado nación deviene así el marco «natural» de la transformación política, reproduciendo retóricas patrióticas que tendrán un pri- mer momento clave en la Primera Guerra Mundial y un espacio de especial intensi- ficación, ya en un segundo momento, con Pero el libro coordinado por Aurelio la emergencia del frentepopulismo de los Martí no se agota en la mirada europea, sino años treinta que no deja de ser una forma que también se centra en el caso español, de nacionalpopulismo. Habría un tercer donde la historiografía, y aquí es de desta- momento de esta relación entre izquierdas car la escuela valenciana representada por y nación, que el libro ya no trata, pero que historiadores como el mismo Aurelio Martí será absolutamente fundamental, aunque y Vega Rodríguez-Flores, ha hecho pasos probablemente ya más en la historia del co- de gigante en los últimos años. Así, como munismo que no en la del socialismo. Este recoge el coordinador de este volumen, si se daría en el marco de las resistencias eu- «desde mediados de la década de 1970 y ropeas al nazifascismo, donde éstas se ca- prácticamente hasta el cambio de siglo, se racterizan a si mismas como movimientos estableció la idea de la oposición obrera a de «liberación nacional», contra la invasión las corrientes nacionalistas [...] Igualmente, «extranjera» fascista, cuando no de recons- buena parte de la historiografía continuó trucción y culminación de sus respectivas adherida a nociones exclusivistas entre cla- naciones, como en el caso italiano donde la se y nación y la dicotomía excluyente entre resistencia venía a realizar el «secondo Ri- internacionalismo obrero e identificación sorgimento». Algo que en España se expe- nacional», esto ha cambiado (o como mí- rimentó con anterioridad, en el marco de la nimo lo ha hecho entre aquellos que están Guerra Civil española, aunque en este caso investigando estas cuestiones), desde la se saldó con una derrota con profundas segunda mitad de la década de los noven- consecuencias en la misma construcción de ta. En este sentido, el libro aborda intensa- la nación española. mente el caso del socialismo español para

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mostrar como la cultura política gestada los distintos fenómenos nacionales que en la II Internacional, y yo añadiría básica- brillan por su ausencia en el caso del socia- mente a partir de la lectura más guesdista lismo español y probablemente por ello se de esta cultura —confundida a menudo con establece una tercera paradoja en su desa- el jacobinismo sin más— se encarnó en el rrollo: su escasa presencia, cuando no des- caso del PSOE en un discurso nacional es- aparición como sucedió durante la Guerra pañol que, en parte recuperaba el nacio- Civil, en el principal escenario de desarro- nalismo liberal del XIX. A esto, además, se llo del proletariado en España durante este añade una visión de este mismo proceso periodo, Cataluña. desde la experiencia vasca, a la que quizás Probablemente en parte esta misma rea- faltaría un contraste con la catalana, ya que lidad ha llevado a que Diego Díaz en su libro el interesante trabajo de Ángel Smith sobre Disputar las banderas. Los comunistas y las Cataluña que recoge el libro se centra más cuestiones nacionales (1921 – 1982) aborde en el caro debate sobre los orígenes de cla- esta misma cuestión —específicamente en se del catalanismo que no en la relación de este caso en el campo comunista y desde este con el socialismo. Quizás sería intere- una perspectiva cronológica más amplia— sante que los diferentes estudios del libro desde la consideración plural de los co- se hubieran extendido un poco en dos posi- munismos hispánicos. Plural en términos bles paradojas de la historia del socialismo nacionales, plural también en términos de español en relación con la cuestión nacio- corrientes ideológicas y partidarias. Así, si nal. La primera de ellas hace referencia a centralmente el hilo de este libro es la pro- su desconexión en relación con la tradición pia historia del PCE, pero con una mirada del republicanismo federal, con fuerte in- atenta en la historia del PSUC como polo fluencia entre la clase obrera y el campesi- irradiador alternativo a nivel hispánico nado, del siglo XIX, y su absorción de una en el tratamiento de la cuestión nacional, tradición nacionalista española claramente también trata de las diversas izquierdas co- regeneracionista (e incluso probablemente munistas (BOC, IC, POUM, MCC, PTE, etc.). krausista), más propia de una parte de las Esta opción permite observar una realidad clases medias que de la propia clase obrera. mucho más rica y plural sobre la cuestión en La segunda, al hecho de que el socialismo un libro que es enormemente exhaustivo, español, representado en este caso por el viaja por las distintas realidades nacionales PSOE, fue el único de los socialismos de la de España y se plantea preguntas que son Europa continental que, enfrentado a un verdaderas cargas de profundidad en la his- contexto de fuertes tensiones nacionales, toria del comunismo español. En este caso, no generó una línea de pensamiento polí- además, se observa como la matriz leninis- tico específico para integrar esta realidad. ta, y la propia influencia de la Internacio- Así, en el caso de Austria-Hungría una si- nal Comunista, tiene un papel fundamental tuación similar dio pie al nacimiento del en la orientación del comunismo hispánico austromarxismo, mientras que el Imperio hacia la integración de las distintas realida- Zarista generó la síntesis final leninista des nacionales en su propia estrategia po- que, yendo mucho más allá de la defensa lítica, a diferencia del caso del PSOE. Tam- del derecho de autodeterminación, integró bién en este caso se producen propuestas a los diversos movimientos nacionales en federales republicanas plurinacionales y la propia estrategia revolucionaria comu- alianzas, contradictorias y cambiantes, en- nista. Análisis y estrategias para integrar tre esta izquierda y las fuerzas nacionalis-

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tas, a la vez que se construye un discurso nacional español creciente durante la Gue- rra Civil y el propio antifranquismo. De he- cho, es interesante observar cómo en reali- dad la estrategia frentepopulista española no fue sólo una traslación de una experien- cia internacional, en parte incentivada por la propia Internacional Comunista a partir de su VII Congreso de 1935, sino un espa- cio de experimentación y creación política a gran escala en varios sentidos, entre los que se cuentan la integración de nación, clase e izquierdas. Así, elementos clave de las resistencias en la Segunda Guerra Mun- dial, como la idea de guerra nacional con- tra la agresión extranjera o el proceso de resistencia y desafío como un proceso de reconstrucción y de creación de una nueva nación, en realidad tendrán su base en el discurso comunista durante la Guerra Civil española donde participarán muchos de los futuros dirigentes comunistas de las resis- tencias posteriores. de las libertades nacionales de las distintas Pero, a pesar de que el libro de Diego naciones presentes en el suelo español, se Díaz no se adentra extensamente en esta rompió por varios lados. Muchos fueron los perspectiva comparada, hay una diferen- que en el paso de la bandera republicana a cia radical entre la experiencia europea y la monárquica decidieron quedarse con la la española: la derrota. Una diferencia con bandera de su propia nación alternativa. profundas consecuencias como se observa Ello dejó al Partido Comunista de Euskadi, en este trabajo cuando aborda la relación pero incluso también al Partido Comunista entre cuestiones nacionales y comunis- de Galicia en otro sentido, inermes ante el mos en la transición. Si en gran parte de hecho de que debían defender un proceso Europa los símbolos nacionales oficiales político que negaba parte de sus propias que ocuparon el espacio público y de las señas de identidad (y no sólo de identi- representaciones colectivas después de la dad, sino también políticas, como fue, por guerra (banderas, canciones, memorias, ejemplo, en el caso de la aceptación de la etc.) fueron los símbolos generados en los monarquía), compitiendo a su vez con op- procesos de relectura de la nación y lo na- ciones nacionalistas que mostraban un ma- cional en la resistencia, una resistencia con yor carácter rupturista en lo nacional y que una fuerte impronta comunista, en el caso hacían de polo de atracción de malestares español ello no fue así. Esto generó un pro- también sociales. El resultado fue la prác- blema profundo para el comunismo hispá- tica desaparición electoral en el proceso nico, donde la tensión creativa y la síntesis de transición en espacios con una fuerte entre la defensa y articulación de un pro- impronta nacional propia, lo cual a su vez yecto nacional español y a la vez la defensa redundaba en un mal resultado en le con-

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se sentía como propia. Finalmente, el trabajo de Vega Rodrí- guez-Flores, autora de una tesis doctoral de la que esperamos su pronta publicación sobre el PSOE y la cuestión nacional en la transición, ilumina la relación entre co- munismo y nación(es) desde un ángulo, el valenciano, que introduce una mayor com- plejidad en las cuestiones tratadas por esta nueva historiografía sobre las izquierdas y los problemas nacionales en España. Su op- ción por un estudio de caso, el del Partido Comunista del País Valenciano, en el tar- dofranquismo y la transición, y sobre todo la elección de enfocar esta problemática no desde España o desde alguna de las con- sideradas nacionalidades históricas, sino desde el País Valenciano, le da a este traba- jo una cualidad especial. Es esta perspecti- va la que le permite afrontar las múltiples encrucijadas y tensiones que debe abordar el comunismo y las izquierdas cuando se junto de España. En el caso del PSUC su- enfrentan a la cuestión nacional y territo- cedió todo lo contrario en la medida que rial en un espacio, el valenciano, donde lo había hecho de la defensa de las libertades nacional da paso a la más indeterminada nacionales catalanas y del catalanismo po- singularidad y la identidad se convierte en pular una sus principales señas de identi- un campo de batalla político y estatal de dad. Con ello bloqueó la posibilidad de que primer orden. Este es un libro clave, donde emergiera una izquierda nacionalista fuer- emergen con toda su crudeza las distintas te durante esos años que pudiera competir recomposiciones nacionales e identitarias con el partido comunista catalán. En este que se ensayan desde el poder y a la vez se camino fue el mismo PSUC el que convirtió realiza con extremada finezza una disección la senyera en su bandera, obviando en sus de la articulación territorial del Estado en la actos públicos la nueva bandera española. transición. Enormemente interesante tam- Pero, más allá de esto, por si no fuera poco, bién en este sentido, al dar cuenta de que, el comunismo español se encontró con el a pesar de los enormes esfuerzos y ener- problema de defender una idea de nación gías dedicadas desde el campo comunista española que, monopolizada por cuaren- a intentar «integrar» la cuestión nacional, ta años de franquismo y sin integrar en la probablemente el debate interrumpido en- nueva realidad elementos simbólicos e his- tre Buonarroti y Mazzini sigue siendo clave tóricos de su propia tradición, difícilmente para esta tradición.

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Kristen Ghodsee Universidad de Pensilvania En el otoño de 2014, visité el museo de la Casa del Terror en Budapest. Al salir, ho- jeé las páginas del libro de visitas, curiosa por saber las reacciones de otros visitantes después de haber visto las exposiciones. Un comentario en particular me llamó la aten- ción porque ocupaba una página entera. Un chileno utilizaba el libro para expresar su profunda gratitud a Augusto Pinochet por salvar a Chile de los supuestos horrores del socialismo con su golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 contra el presidente democráticamente elegido Salvador Allen- de. Los graves crímenes y abusos contra los derechos humanos del general Pinochet, el brutal dictador respaldado por Estados Unidos, aparentemente eran condonados por su inquebrantable anticomunismo. Aunque murió en 2006, Pinochet ha ex- perimentado un resurgimiento reciente entre los componentes de la derecha alter- nativa americana. Memes y camisetas con «Pinochet›s Free Helicopter Tours» o «Free Helicopter Rides» se refieren a los asesina- eran lanzados sobre ríos u océanos [1]. Para tos extrajudiciales de izquierdistas en Ar- los jóvenes de la derecha alternativa esta- gentina y Chile en la década de los setenta, dounidense publicar imágenes o GIFS de cuando los dictadores ordenaban vuelos Pinochet y helicópteros en Twitter, Reddit, desde los cuales sus oponentes políticos y 4chan es su forma preferida de amenazar a aquellos que son percibidos como un pe-

* Reseña de Agnieszka Mrozik y Stanislav Holubec, His- torical Memory of Central and East European Communism, 1.–Justin Caffier, «Get to Know the Memes of the Alt-Right Routledge Studies in Cultural History Series. New York: and Never Miss a Dog-Whistle Again», Vice.com, 25 de Routledge, 2018. 294 pp. Rublicado originalmente en H- enero de 2017, [https: //www.vice. com / en us / article Socialisms, H-Net Reviews, 2018. Traducción de Antonia / ezagwm / get-to-know-thememes-of-the-alt-right-and- Tato Fontaiña never-miss-adog-whistle-again].

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ligro para los «derechos que Dios les dio» [2]. ral muy necesaria del estado de la Izquierda En la batalla global en curso por la memoria Europea (EL), con especial atención a la po- histórica de la Guerra Fría, Pinochet per- lítica de la memoria de los partidos comu- manece como un heroico defensor del ca- nistas en Francia, Italia, España y Grecia. pitalismo, y la continua demonización del En la segunda sección, «Paisajes con- comunismo de Europa del Este del siglo XX memorativos en Europa Central y Orien- contribuye a su beatificación. tal», Alexandra Kuczynska-Zonik, Holubec El volumen, excelentemente editado por y Ekaterina Klimenko discuten el destino Agnieszka Mrozik y Stanislav Holubec, His- de monumentos, espacios de memoria, pla- torical Memory of Central and East European cas, nombres de calles y otros vestigios fí- Communism, es una magnífica contribución sicos del pasado comunista. El capítulo de a la creciente investigación sobre cómo KuczynskaZonik sobre la segunda vida de se está construyendo y reconstruyendo los monumentos y estatuas soviéticas de este pasado en la época posterior a la cri- Vladimir Lenin es una visión general par- sis financiera global y a la Gran Recesión. ticularmente útil de cómo diferentes ex El libro se divide en tres partes. El prime- repúblicas soviéticas han abordado la ma- ro, «Memoria de la izquierda en la Europa terialidad del pasado. Tengo recuerdos vívi- post-socialista», consta de tres magistrales dos de la demolición del mausoleo de Geor- capítulos de Csilla Kiss, Thorsten Holzhau- gi Dimitrov en el centro de Sofía en 1999 ser y Antony Kalashnikov, y Walter Baier, con la oposición de cerca de dos tercios de que examinan el panorama de los partidos la población, un acto que se suponía que re- de izquierda contemporáneos y la forma en presentaba la ruptura definitiva de Bulgaria que han lidiado con el colapso del comu- con su pasado inmediato [3]. Los capítulos de nismo desde 1989. El capítulo de Kiss tra- esta sección central proporcionan valiosos ta del fracaso de la izquierda húngara para antecedentes teóricos sobre por qué se to- crear una narrativa que contrarreste el po- maron diferentes decisiones políticas para der y la creciente influencia de la extrema «descomunizar» el paisaje en toda Europa derecha. Quizás lo más irónico es que Kiss del Este y de cómo el público ha reacciona- muestra cómo Viktor Orban y sus seguido- do ante estas eliminaciones. En particular, res han abrazado la antigua línea del parti- los autores sugieren que el anticomunismo do comunista de que 1956 fue un levanta- oficial es una herramienta retórica para miento burgués de derecha, cooptando así mantener el statu quo. Las élites locales, un hecho histórico clave que podría haber que se beneficiaron de las políticas de res- proporcionado una base de legitimidad a titución, están particularmente interesadas una visión renovada del socialismo demo- en desacreditar la memoria de un sistema crático húngaro. Holzhauser y Kalashnikov que desafía sus derechos a la propiedad pri- investigan la política identitaria del Partido vada de sus abuelos, y los oligarcas apoyan del Socialismo Democrático (PDS) en Ale- proyectos anticomunistas para proteger sus mania y el Partido Comunista de la Federa- fortunas robadas con esfuerzo. Como escri- ción de Rusia (CPRF) en Rusia. Por último, be Kuczynska-Zonik: «visitar monumentos el capítulo de Baier ofrece una visión gene- comunistas en estado ruinoso hoy, recogi- dos como están en museos del comunismo, 2.– La Casa Blanca, «National Day for the Victims of Com- munism,» 7 de noviembre de 2017, [https: //www.white- 3.– «Communist Bastion Finally Crumbles», BBC 2 H-Net house.gov/briefings-statements/national-day-victim- Reviews News, 27 de agosto de 1999, [http://news.bbc. communism /]. co.uk/2/ hi / europe / 431854.stm].

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donde los colocan en contextos irónicos, y las diversas estrategias retóricas de las demonizados o incluso nostálgicos, lleva al que se ha hecho uso y abuso para hacer que visitante a aceptar el orden mundial actual los acontecimientos del pasado tengan una en lugar de cuestionarlo» (pág. 114). función legitimadora de las realidades po- La sección final del libro, «Política- co líticas del presente. Como es el caso con la munista de la memoria antes de 1989», mayoría de los volúmenes editados, el libro hace que el lector retroceda en el tiempo y a veces se siente un poco desarticulado y vuelva a las diversas batallas históricas que le habría venido bien un capítulo final que se han llevado a cabo en Polonia, Rumania, reuniera todos los hilos de los argumentos Checoslovaquia y la URSS. Jakub Szum- contenidos entre las cubiertas del libro. ski explora las dificultades del Partido de Sin embargo, en general, la calidad de la los Trabajadores Unidos de Polonia cuan- investigación es excelente y los capítulos do intentaron producir una historia oficial individuales podrían usarse fácilmente en sobre la imposición de la ley marcial en cursos de pregrado y posgrado en historia, 1980. Monica Ciobanu escribe un capítulo antropología, ciencias políticas o estudios fascinante sobre la política de la memoria de Rusia y de Europa del Este. del primer régimen comunista de Rumanía En su El Dieciocho Brumario de Luis Bona- entre 1945 y 1965. En Checoslovaquia, Da- parte, Karl Marx explicó que la revolución rina Volf hace una lectura detallada de la social no podía «tomar su poesía del pasa- historiografía nacional después de la toma do sino sólo del futuro. No puede comenzar del poder comunista, con una perspicaz consigo misma antes de haber eliminado discusión sobre los roles del pan-eslavismo toda superstición sobre el pasado» [4]. Al y los temores locales del imperialismo oc- armar la edición de este volumen, Mrozik cidental. De particular interés son los dos y Holubec han dado algunos pasos impor- capítulos que tratan de la producción de tantes para comenzar a eliminar la supers- memoria histórica a través de la escritura tición sobre el pasado. Aplaudo su deseo de de memorias. Mrozik ofrece lecturas cuida- desafiar la tesis totalitaria sobre el- socia dosas de las memorias de las mujeres co- lismo de Estado del siglo XX en Europa del munistas polacas posteriores a 1956 en un Este. Este matiz crítico del pasado recien- intento de crear una historia de género de te, realizado por jóvenes académicos de la la izquierda polaca. Oksana Klymenko re- zona, es esencial si queremos tener debates vela el «proyecto de memoria» de la Revo- más abiertos y honestos sobre la relación lución de Octubre en la Unión Soviética y el del pasado comunista con el futuro de la intento de crear una narrativa oficial en la izquierda contemporánea. Al recopilar es- década de 1920, el primer proyecto de este tos reflexivos ensayos y publicar este libro, tipo de los nuevos líderes bolcheviques. Mrozik y Holubec han prestado un gran En conjunto, todos los capítulos dilu- servicio al campo de investigación, a pesar cidan el terreno complejo y siempre cam- de las inevitables ofertas de «paseos gratui- biante de la historia y la memoria pública tos en helicóptero» que se avecinan.

4.– Karl Marx, El dieciocho brumario de Luis Bonaparte, 1852, [disponible en: https://www.marxists.org/ archive / marx / works / 1852 / 18th-brumaire / ch01. html].

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Fernando Hernández Sánchez Universidad Autónoma de Madrid

Hace algunos años —pocos (fue en 2011), si empleamos una cronología objetiva, pero casi una era geológica si aplicamos la lente de la subjetividad, habida cuenta de lo que ha llovido desde entonces— el por enton- ces ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo y Montojo, y su colega de Defensa, María Dolores Cospedal García, pretendie- ron «españolizar» a una infancia y una ju- ventud sumidas, a su juicio, en un marasmo de multiculturalidad y molicie patriótica. Y no se les ocurrió mejor manera de hacerlo que promoviendo «el conocimiento y sen- sibilización de los jóvenes escolares sobre los temas relacionados con la paz, la segu- ridad y la defensa» mediante el Proyecto Conocimiento de la Seguridad y la Defensa Nacional en los centros educativos para la etapa de Educación primaria. Si alguien tie- ne humor suficiente y tiempo que perder, todavía puede descargarse gratis los mate- riales al uso en la web de publicaciones del Ministerio de Defensa [1]. Un somero repaso a las doscientas cua- y que, indudablemente, también hacía mu- renta páginas da que pensar que sus auto- cho que no salían de un cuartel. Cada uni- res hacía mucho que no pisaban un colegio dad didáctica culminaba con un bonito bro- che musical consistente en entonar a paso * Reseña de: Carlos Arenas Posadas, Por el bien de la Patria. rítmico por el patio escolar los respectivos Guerras y ejércitos en la construcción de España, Barcelona: himnos de las distintas armas, destacando Pasado & Presente, 2019. entre tanta viril melodía el pasodoble «Ban- 1.– En el siguiente enlace: https://publicaciones.defensa. gob.es/proyecto-conocimiento-de-la-seguridad-y-la-de- derita» –«Banderita, tú eres roja/ banderita, fensa-en-los-centros-educativos.html tú eres gualda…». Qué lejos estaba el maes-

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tro Alonso, autor de la zarzuela sicalíptica puesto) quienes lo han troquelado de acuer- Las corsarias, de sospechar que la historieta do a sus intereses, imponiendo un concepto de ese fray Canuto cuyos favores sexuales canónico del ser nacional: qué es lo español se rifaban las coristas del Teatro Martín iba y, en consecuencia, cuáles son las caracte- a acabar en el currículum de formación cí- rísticas que ornan al «español de bien» y vica y moral en colegios e institutos… estigmatizan a los malos españoles». Una Para el conservadurismo español del si- tradición binaria sobre la que pivotará, con glo XXI, como se ve, los elementos simbó- desigual fortuna, el constructo «nación es- licos que nutren el imaginario de la nación pañola» que acabe por cristalizar en el si- beben de una tradición para cuya datación glo XIX. Para el pensamiento reaccionario, hay que mover el palito del ordinal romano España se define por su pronta entrega a entre las dos equis. Un «tiempo largo» que la romanidad, la militancia en defensa del el ensayo de Carlos Arenas proyecta aún catolicismo, la epopeya de la reconquista, mucho más atrás a fin de explicar la cons- la unidad bajo los Reyes Católicos, la evan- trucción del Estado a partir del desarrollo gelización de América y la construcción del del ejército y de las guerras en que ambos, Imperio frente a las potencias protestantes, estructura e instrumento, se empeñaron todo ello marcado por el espíritu belicis- durante las siete últimas centurias. ta y misionero del monje/soldado. Para el Arenas recoge una sentencia de Pierre pensamiento liberal-democrático que evo- Vilar que sintetiza y atraviesa su texto: «Es- lucionará hacia el republicanismo, lo que paña es un estado hecho por y para la gue- define a España es el amor por la indepen- rra». En esa genealogía amasada con hierro, dencia ejemplificado en la resistencia de sangre y pólvora se insertan la reconquis- Numancia; la defensa de las libertades po- ta medieval, las hazañas imperiales de los pulares ejercida por concejos y cortes, cuyo Austrias en los siglos XVI y XVII, los con- epítome serían las Comunidades de Casti- flictos hegemónicos de los Borbones en el lla y las Germanías; sus héroes, los popu- XVIII, la guerra de la Independencia entre lares y sus acontecimientos a conmemorar, 1808 y 1814, el ciclo de las guerras carlistas los marcados por los esfuerzos colectivos, (1833-1874), las campañas coloniales en como el 2 de Mayo. América y África (1859-1898-1909-1923), La pugna dialéctica entre uno y otro la guerra de 1936 a 1939 y la actual guerra concepto de nación se decantará en el siglo global contra el terrorismo fundamenta- XIX a favor de la más conservadora, pero lista. Una característica los define: aunque Arenas, en ese análisis de larga duración al algunos de estos acontecimientos ostenten que recurre en su texto, va recorriendo las la apariencia de conflictos exteriores, una etapas que contribuirán a configurar el blo- buena parte de ellos están trufados de los que de las élites extractivas, agavilladas en rasgos de la guerra civil entre territorios, torno a lo que el autor denomina el «estado entre ideologías o entre clases. de las mercedes» —la gratificación a cargo Según el autor, esta construcción del es- de la real hacienda, destinada a fidelizar a tado mediante la guerra ha tenido, histó- una oligarquía no concurrente, sino servi- ricamente, consecuencias indelebles: han cial a la corona—. Un bloque de poder que sido los vencedores, autorrecompensados definirá, desde la Baja Edad Media, una de- con el botín, herederos por generaciones de terminada arquitectura del estado susten- las distintas parcelas del poder (fundiario, tada sobre tres pilares fundamentales: la financiero, social, político y militar, por su- propia monarquía, la Iglesia como fuente

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de legitimación y el ejército como herra- en un ejército de milicias reclutadas cuan- mienta de coerción. do fuera preciso a iniciativa de los poderes En el proceso de homogeneización del locales. Sabemos cuál prevaleció. El triunfo cuerpo político que se desarrolla durante de la opción centralista vino acompañada la edad Moderna, primero en lo social y lo de una continua depuración de militares de cultural —con la expulsión de las minorías orientación progresista —de forma violen- alógenas, judíos y moriscos, y la imposición ta en los periodos de reacción (1823, 1845); coercitiva de una cosmovisión dogmáti- de forma gradual en otros (1860)—, mien- ca belicosamente militante contra el pro- tras que los carlistas pudieron integrarse testantismo—, más tarde en lo territorial conservando sus rangos desde el abrazo de —reducción al modelo administrativo cas- Vergara (1839). Catolicismo y valores cas- tellano con los Decretos de Nueva Planta trenses se erigieron en los mascarones de (1713)—, el ejército, como cita Salinas, «se proa de la construcción nacional desde que hace Estado». El Despotismo ilustrado mar- la burguesía abandonó definitivamente sus ca el inicio de lo que el estudio ya clásico de veleidades revolucionarias. El ejército bajo Manuel Ballbé (Orden público y militarismo la Restauración (1876-1923) desarrolló una en la España Constitucional. 1812-1983. Ma- cultura corporativa en torno a academias, drid: Alianza, 1984) tipificó como militari- casinos y cuarteles que le confería una vi- zación del orden público. El papel otorgado sión distante y distorsionada de la realidad al ejército en la salvaguarda de la paz in- social en un momento de cambio económi- terior, especialmente a partir de la imposi- co y social acelerado. ción del cordón sanitario contra la influen- El trauma de la derrota y la pérdida de cia revolucionaria francesa (1789) situará los vestigios del imperio americano aca- al estamento castrense en una situación de bó por alinear al ejército con las posicio- centralidad en el ámbito de decisión polí- nes políticas reaccionarias. Inane frente al tica, sobre todo cuando, con la guerra de enemigo interior, asumió una posición de Independencia, haya que proceder a la re- gendarme frente a un enemigo interior con construcción del estado con una endémica tres rostros: el de la revolución proletaria, debilidad de las fuerzas políticas llamadas a que amenazaba la propiedad privada; el de realizarlo. El ejército se convertirá, a la sa- los nacionalismos periféricos, que ponían zón, en objeto de deseo como fuerza de in- en peligro la unidad territorial; y el propio tervención para derrocar y erigir gobiernos, sistema político, enconado por la división contribuyendo a nutrir, junto con otras vo- partidista. Las críticas contra la actuación ces del castellano, el nuevo lenguaje políti- castrense se elevaron a la categoría de ofen- co universal de la revolución burguesa: li- sas a la nación. La resistencia a sus méto- beral, guerrilla, espadón, pronunciamiento. dos corrompidos de conscripción —sistema Afirma Arenas que el del siglo XIX es «un de quintas, redención en metálico, compra estado hecho a tiros». Tiros entre legitimis- de un sustituto o pago de cuota para elu- tas y revolucionarios, entre doctrinarios y dir el peligro— se castigó duramente por un doceañistas, entre liberales y demócratas. código de justicia militar extensible, en su Tiros con los que pretende sustanciarse jurisdicción, a los civiles. De centinela de la la pugna entre un concepto de estado im- tranquilidad interior, el ejército pasó a con- puesto desde arriba, con la instauración siderarse la última barrera de contención de un ejército permanente de conscriptos, contra la destrucción de la nación y así lo frente a su alternativa desde abajo, basado hizo valer en dos ocasiones en la primera

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mitad del siglo XX: en 1923 y en 1936. A del cambio. Los gobiernos de la democra- ese autodesignado «pelotón de soldados cia, los de la UCD, primero, y los del PSOE, que salvan la civilización», en expresión después, se propusieron acabar con la ten- de Spengler, ha dedicado otro ensayo Juan tación de los espadones moviendo el punto Carlos Losada: El ogro patriótico. Los milita- de mira del ejército para que apuntara ha- res contra el pueblo en la España del siglo XX. cia el exterior en lugar de hacia adentro. En Barcelona: Pasado & Presente, 2020. los amenes de la Guerra Fría, la incorpora- El ejército surgido de la guerra civil, de ción a la OTAN, la apertura de nuevas opor- nuevo macrocéfalo —arrojando a la basu- tunidades y la posibilidad de confraternizar ra los intentos de reforma y redimensio- e intercambiar experiencias con ejércitos namiento del periodo republicano, con un que habían ganado de verdad guerras inter- peso exagerado del Ejército de Tierra, tra- nacionales y no solo contra su propio pue- ducción de la obsesión por el control del blo obraron ese efecto emoliente. territorio— mantuvo encomendada esa mi- El ensayo de Arenas concluye con es- sión. Los militares se integraron como per- cepticismo. Considera que el estado espa- sonal al servicio del régimen en tres ámbi- ñol ha sido construido mediante la acción tos, además del propio: en la represión (los del martillo pilón del ejército como brazo tribunales militares); en la gestión de ra- ejecutor de los designios de una oligarquía mos civiles de la administración (ingenie- que, esencialmente, se mantiene en el po- ría, obras públicas, abastos) y en el mante- der desde la Edad Moderna. Esa oligarquía nimiento del orden público. A lo largo de su se ha apropiado del concepto de nación y duración casi geológica, en particular desde no ha dudado históricamente en arrojar el Plan de Estabilización de 1959, el fran- de su seno a los conciudadanos que soste- quismo se vio precisado de incorporar otro nían una visión alternativa, menos casti- tipo de personal especializado. No se ges- za y excluyente. La crisis territorial de los tiona lo mismo un cuartel que una sociedad últimos años ha venido a demostrar la in- anónima y los militares cedieron el paso a génita capacidad desestabilizadora de los los tecnócratas, aunque nunca se dejara de choques de nacionalismos, por asimétricos sacar brillo al frontispicio recordatorio del que sean. Como alternativa, Arenas apues- hito fundacional, el 18 de julio. ta porque una sociedad avanzada y plural En el tardofranquismo y durante la tran- sea capaz de dotarse de un patriotismo cí- sición, el ejército pasó a ser algo parecido al vico, inclusivo y plural en forma de tercera espectro del padre de Hamlet: todos sabían y definitiva oportunidad histórica. Quien que estaba allí y, aunque no se manifesta- esto escribe comparte esa confianza, pero ra más que puntualmente —y ¡ay! cuando cree que eso pasa necesariamente porque lo hacía…— su sombra amenazadora se tarden mucho tiempo en volver a los minis- proyectaba sobre los afanes de los pilotos terios los amantes de la zarzuela.

Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 192-195 195 ¿Quién era Pablo Correa y Zafrilla?*

Unai Belaustegi UPV/EHU

Según cuenta Eduardo Higueras, autor de la biografía sobre Pablo Correa y Zafrilla (p. 199), pocos años después de su muerte, el 99% de los lectores de La Ilustración Ibé- rica, desconocían quién fue Correa y Zafri- lla, antiguo director del periódico republi- cano La República. Paradoja o no, la verdad es que el resultado describe perfectamente la realidad del movimiento republicano es- pañol del siglo XIX. Más allá de las cabezas visibles del mo- vimiento demócrata por excelencia, tanto la historiografía como la propia memoria republicana, se olvidaron de todos aque- frilla. Y lo hace, superando uno de los prin- llos protagonistas que hicieron posible una cipales obstáculos con el que nos encontra- cultura política renovadora en la sociedad mos los historiadores, tal y como afirma el española. Esta biografía, escrita por uno de propio autor: la falta de archivos privados los principales referentes del republicanis- y otros documentos pertenecientes al bio- mo de la nueva generación de republicanó- grafiado (como cartas). logos españoles, analiza a uno de aquellos Por suerte, Eduardo Higueras maneja su- protagonistas históricos que sirvieron «de ficiente información para poder construir anclaje» para que la comunidad demócrata la biografía de Pablo Correa y Zafrilla y para fuera una realidad histórica. que dicha biografía sirva como referencia Recordamos que en las conclusiones histórica a la hora de entender la vida y la de la tesis nos planteamos dos cuestiones obra de muchos otros republicanos de la (más metafísicas quizás que otra cosa), que segunda mitad del XIX. Y cuando decimos por entonces nos hubieran gustado dirigir- esto, nos referimos a que Higueras ofrece las al casi centenar de republicanos que ha- la oportunidad de conocer en primera per- bíamos biografiado: «¿eres republicanos?» sona la experiencia de ser republicano en la y «¿por qué / para qué eres republicano?». España de finales del XIX. Esto ha sido po- Eduardo Higueras responde a estas dos sible, sobre todo, gracias al impresionante cuestiones en la biografía de Correa y Za- trabajo que ha realizado el autor y que se ve reflejado en la gran cantidad de fuentes de * Reseña de Eduardo Higueras Castañeda, Pablo Correa y Zafrilla (1842-1888), Cuenca, Almud Ediciones de Castilla primera y segunda mano que ha utilizado la Mancha y UCLM, 2018, 239 pp. para construir una muy completa biografía

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de Pablo Correa y Zafrilla. tra que la prensa fue uno de los elementos Quizás, el punto débil de la biografía más importantes a la hora de organizar la esté, precisamente, en la gran cantidad de cultura política democrática española, más información que maneja el autor. En oca- allá de la labor que realizaron los periódicos siones, este hecho le lleva a hablar sobre te- como altavoces de los ideales republicanos. mas que quizás no deberían de ocupar tan- Segundo. La relación entre el republi- to espacio en la biografía, que ya han sido canismo (federal, pero no exclusivamente) explicados en otras partes. En este sentido, con el socialismo y el movimiento obrero. quizás, la propia estructura que persigue el La biografía, demuestra también que, por libro, organizada cronológicamente, no pa- un lado, el republicanismo jugó un papel rece ser la más adecuada debido a que al- muy importante en los inicios de la orga- gunas cuestiones terminan por repetirse en nización del movimiento obrero en España. diferentes momentos de la vida de Correa y El ejemplo más claro lo ofrece el propio bio- Zafrilla. El caso de la relación del protago- grafiado, que fue el primero en traducir la nista con el socialismo, es el más evidente. obra capital de Carl Marx. Por otro lado, la Por ello, la estructura biográfica que utili- biografía también demuestra que algunos zan varios grupos de investigación, como republicanos se dieron cuenta, muy pron- Biography & Parliament, puede servir a la to, de que sin el apoyo de ese movimiento hora de construir una biografía tan exten- obrero que se estaba constituyendo, su fu- sa y detallada como la de Correa y Zafrilla. turo estaría muy comprometido. Además, También es menester reconocer el esfuerzo tal y como se aprecia en la biografía, estos que realiza el autor para darle a la biografía mismos republicanos también se dieron un tono más divulgativo. cuenta de que la unión entre la familia re- Pero más allá de esta pequeña reflexión publicana con el socialismo era una tarea sobre la técnica biográfica que, no deja de francamente difícil, por no decir, imposible. ser relativa y que seguramente el propio Tercero. El republicanismo no fue exclu- autor ya lo había tenido en cuenta, la reali- sivamente un movimiento ciudadano. Tal dad es que la biografía de Correa y Zafrilla y como demuestra esta biografía, regiones es un estupendo ensayo para entender el y ciudades quizás menos propicios a priori desarrollo del republicanismo y de las co- como Castilla la Mancha o la propia ciudad rrientes demócratas durante el siglo XIX. de Cuenca, también fueron focos importan- Higueras consigue envolver la vida del bio- tes para el desarrollo de culturas políticas grafiado con los principales temas que lo que históricamente se han identificado con rodearon en vida. Además, el autor concilia la ciudad y con entornos más industria- dicha experiencia mientras ofrece respues- lizados. Sin ir más lejos, los tres primeros tas a algunas de las cuestiones historiográ- capítulos del libro son un claro ejemplo de ficas que actualmente estamos debatiendo este desarrollo republicano/demócrata en los académicos que trabajamos en ello. En regiones menos industrializadas. nuestra opinión, éste es la mayor aporta- Cuarto. Que el republicanismo no fue ción que realiza Higueras. Por poner solo única y exclusivamente cosa de unos po- cuatro ejemplos. cos líderes. Es cierto que, tal y como apunta Primero. La importancia de la prensa en Higueras, es difícil conocer quiénes consti- la constitución y el desarrollo del republi- tuyeron la base social del republicanismo, canismo en España. A través de la biografía aunque en ocasiones lo resuelve con sol- de Correa y Zafrilla, Higueras nos demues- vencia mediante las fuentes utilizadas (ahí

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entran las listas de correligionarios o las en la vida del republicano federal (como la relaciones de donativos publicados por la cuestión de género, la economía, su gran prensa). Pero gracias a trabajos como éste, preocupación por la cuestión social…), con- se sigue demostrando que es posible (y ne- vierten a la biografía de Correa y Zafrilla en cesario) construir biografías de esos repu- una obra de referencia para todos aquellos blicanos de segunda fila, la capa intermedia que trabajamos las culturas políticas de la que jugó un papel muy importante entre los segunda mitad del XIX. principales líderes republicanos y la masa En definitiva, en esta biografía cons- republicana. Dicha clase media política, fue truida por Eduardo Higueras, el lector en- la encargada de transmitir los ideales de- contrará testimonios y pruebas de primera mocráticos a una base analfabeta en su ma- mano sobre las relaciones que existieron yoría, y en un contexto histórico en el que entre diferentes culturas políticas, sobre el la democracia brillaba por su ausencia. Las desarrollo de la prensa «tradicional» o de críticas del propio Correa y Zafrilla son el partido en España (con todas las dificulta- claro ejemplo de la necesidad de esta cla- des que vivieron la mayoría de los redacto- se media republicana, insatisfecha con el res), las influencias políticas, ideológicas rumbo que estaba tomando aquel sistema y sociales con las que se surtieron los re- político basado en «privilegios», «corrup- publicanos españoles (desde Hegel y Marx, ción» y «opresión» y que fue un ejemplo hasta Proudhon, pasando por Rousseau o más del parlamentarismo liberal en la Eu- Mazzini) y los ideales que defendieron es- ropa de la segunda mitad del XIX. tos protagonistas históricos, y que han es- Estos cuatro aspectos que se han querido tado a punto de desaparecer de la memoria destacar, más otros muchos que aparecen republicana.

198 Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 196-198 La historia vaciada. Minorías olvidadas del siglo XX, de Francesc Tur Balaguer*

Sergio Cañas Díez Instituto de Estudios Riojanos La obra reúne trece artículos publicados en el portal de internet Ser Histórico. Si bien esta colección de textos ha sido prologada por Dolors Marín, dotando al conjunto de una interesante reflexión historiográfica que permite que los ensayos divulgativos se centren en la exposición y en la narrativa. Que el autor ha sabido plasmar con rigor y sencillez sin restarle un ápice de compleji- dad y con un marcado afán pedagógico. La principal virtud del libro no es tanto descu- brir al historiador temas desconocidos por la historiografía, aunque en algunos puntos lo logra, como acercar al público y a los estu- diantes determinados aspectos poco cono- cidos y muchas veces minusvalorados de la historia de las ideas y la represión política de diversas formas de disidencia o de las minorías sociales, tanto en Europa como en España. Siendo su segundo acierto presentar temas históricos que en buena medida están relacionados con debates y luchas de la his- toria presente, y que invitan a pensar histó- ricamente, parafraseando a Pierre Vilar. Ra- En líneas generales se plantean temá- zón por la que su ágil escritura tiene más de ticas que aluden a la nueva historia social. ensayo ameno que de artículo científico, si Una cuestión que, más allá del indudable in- bien la exposición didáctica es fruto de una terés académico, también quiere despertar cuidada investigación en fuentes bibliográ- entre el público la curiosidad por otro tipo ficas con predominio de las telemáticas. de problemas y conflictos sociopolíticos que tienen difícil encaje en los esquemas * Reseña de: Francesc Tur Balaguer, La historia vaciada. Mino- políticos clásicos heredados en el presente, rías olvidadas del siglo XX, España: Decordel, 2019, 233 pp. . no tienen monumentos en el espacio públi-

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co por cuanto atañen a la minoría y apelan de librepensamiento perseguida por parte a la diferencia y heterodoxia de las grandes del catolicismo intolerante, conservador corrientes de ser y estar en la sociedad, y y mayoritario, y ridiculizada por sectores que en parte han sido silenciadas o minus- cientifistas y materialistas por su naturale- valoradas por las principales corrientes za metafísica. También se persiguió legal- historiográficas, cuando se comparan con mente como una amenaza al régimen de la la atención recibida por temas más estu- Restauración, a medida que penetró en ca- diados sobre la contemporaneidad. Nos re- pas populares cercanas a la idea libertaria, ferimos a problemas que se insertan, mer- por cuanto cuestionaba las desigualdades ced al enfoque microhistórico, con nombre sociales, los dogmas religiosos, el nacio- propio en los grandes capítulos que aluden nalismo y otras formas de injusticias hu- al pasado incómodo y traumático de la his- manas, contactando y reformulando ideas toria pasada pero más o menos reciente de propias del krausismo, de la masonería y las sociedades actuales, como: sexualidad del anarquismo español. y política, el pacifismo y el antifascismo, Otros capítulos plantean las divergen- la violencia sexual como arma de guerra y cias entre la masculinidad y el tratamiento la persecución de la homosexualidad y de de la homosexualidad en las dictaduras de las personas negras por distintos sistemas Primo de Rivera, de Franco y de Mussoli- políticos. Lo que en el fondo es una mirada ni. En el caso español la homosexualidad internacional a problemas sociales trans- no fue penada por la ley hasta 1928 aunque versales en el tiempo estudiado y en el es- sí era un estigma social usado en el debate pacio, lograda por el estudio del caso sin- político para denigrar al oponente. Con la gular insertado en la propia lógica histórica dictadura de 1923, se terminó abruptamen- global del tiempo investigado. Y que en el te en España con un debate sobre la identi- caso de la historia española se materializan dad sexual y la construcción social del gé- en asuntos que todavía hoy son debatidos y nero que desde inicios del siglo XX y sobre sobre los que en muchas ocasiones reina el todo al finalizar la Primera Guerra Mundial, disenso social e ideológico como la prosti- había cruzado Europa y que en sus expo- tución, la represión religiosa o la deserción nentes liberales más progresistas quería militar durante la Segunda República Espa- despenalizar y normalizar las relaciones ñola o la Guerra Civil de 1936. homosexuales. Así como habían surgido Primero se plantea la conjunción entre la nuevos modelos liberales de género, cuya doctrina espiritista con las reivindicaciones imagen y prácticas rompedoras querían sociales de la España de la segunda mitad imponerse como propias de la moderni- del siglo XIX y del primer tercio del siglo dad y cuyas manifestaciones se concreta- XX. Temas como la igualdad de géneros, la ron en el mundo de la cultural y del arte. enseñanza laica, la integración social de la De hecho, según Primo de Rivera, quienes delincuencia, la abolición de la esclavitud, no apoyaban su golpe de Estado no eran la supresión de las fronteras nacionales, el hombres en tanto que representantes de desarme de los ejércitos, la secularización la masculinidad tradicional. Una idea de la de la sociedad, la abolición de la pena de hombría que tuvo transversalidad social, muerte y de la cadena perpetua, y la bús- pues el movimiento obrero también la usó queda de mayores libertades civiles, que el en sus discursos. Lo que en conjunto hizo espiritismo reivindicó y que lo ligaron con que lecturas alternativas de la masculini- las ideas progresistas. Siendo una corriente dad con cualidades tenidas social y tradi-

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cionalmente como femeninas, fueran mi- leyes raciales fascistas, de clara inspiración noritarias, despreciadas y tachadas como nacionalsocialista alemana. Produciendo aburguesadas. Una lectura de la identidad que muchos homosexuales fueran deste- masculina que acompañó a la guerra civil y rrados hasta el final del dominio fascista. se reforzó entonces, llegando a ser motivo Otro capítulo aborda la situación de la de burlas en ambos bandos pero que alcan- población negra en la Alemania de Hitler. zó el paroxismo con el fusilamiento en la Una migración originada en 1920 por la zona rebelde de personajes célebres por su llegada de artistas afroamericanos y emi- condición social y sexual, caso del poeta y grantes de las colonias alemanas en África, dramaturgo Federico García Lorca, posible- asentados durante la República de Weimar mente el epítome de la represión golpista y cuyos hijos eran alemanes. Pero a quienes contra la homosexualidad, y que continuó la dictadura nacionalsocialista les cerce- en el franquismo. nó desde 1933 toda posibilidad de acceder La Italia fascista fue inicialmente un ré- a la plena ciudadanía. Si bien se partía de gimen teóricamente más permisivo con la una intolerancia previa que prohibía los homosexualidad que otros espacios euro- matrimonios mixtos en las colonias y en peos. Legalmente se prefería ignorarla an- los estados dominados por los nazis pro- tes que condenarla para ocultar una reali- hibió contratar músicos . Además, dad social escandalosa en un país católico. también existía una población mulata en Pero el ordenamiento jurídico de 1930 per- la región del Sarre, fruto del matrimonio siguió y condenó la homosexualidad. No en entre soldados coloniales franceses y ale- sí misma, sino por constituir un escándalo manas, lo que era para buena parte de la social, donde se magnificaban los casos de población alemana una doble humillación: pederastia, abusos y violaciones. Su propia eran militares franceses ocupando suelo mención disgustaba a Mussolini que cons- alemán y además eran negros. Por eso el III truyó su régimen fascista en base al mito Reich usó y radicalizó la propaganda racis- de la virilidad, «todos eran machos, acti- ta alemana dirigiéndola hacia sus intereses vos, viriles» y por ende «la homosexualidad ante la toma del poder o la instalación de no existía». Y que consideraba más propio su dictadura. Dándose la paradoja de que a sus ideas atajar esos temas mediante la inicialmente se les toleró, como profesores violencia y al margen de la ley. Así, quienes de idiomas y otros estudios, por ser útiles ocultaban su condición no eran molesta- a sus ideas expansionistas e imperiales. dos, aunque existía la condena social que Además de que su número no era tan alto denigraba a todos los homosexuales como como el de otras minorías. Pero el relativo agentes sexuales pasivos. Dándose casos respeto dado a la población negra también paradójicos, aunque significativos, donde era parte de la propaganda nazi contra un algunos padres de familia eran acusados de país racista como el estadounidense y con- homosexualidad y ellos se defendían como tra su población judía. Como sucedió en sexualmente activos, lo que acreditaba su los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. No prole, y no habían incurrido en el delito obstante, en 1935 el III Reich prohibió el tipificado que era el de mantener sexo ho- matrimonio de alemanes arios con negros, mosexual pasivo. Si bien la persecución a la gitanos o sus descendientes. Y en 1937, tras homosexualidad era latente en la Italia fas- la ocupación militar de Renania, se desa- cista, hubo que esperar a 1938, para que se rrolló una política de esterilización contra incluyese como delito político dentro de las la población negra y mestiza. Igualmente,

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en el contexto de la Segunda Guerra Mun- únicamente, planteamientos políticos o re- dial, los soldados enemigos negros derrota- ligiosos, por cuanto era, y todavía es, fre- dos solían ser fusilados. Con la excepción cuente que personas y grupos con distintos del trato dispensado a los afroamericanos planteamientos ideológicos frente a otro que eran internados, junto a otros soldados tipo de cuestiones coincidan, por distintos negros de las potencias aliadas, en campos motivos, en uno de los tres extremos con de concentración exclusivos para ellos por los que se ha legislado en España acerca de motivos diplomáticos. la prostitución. El quinto capítulo estudia la represión Los capítulos séptimo y octavo vuelven a del clero disidente en la España franquista plantear una lectura de historia comparada. durante la guerra civil. Cuyo trato historio- Esta vez con motivo del abuso sexual feme- gráfico, social y eclesial, ha sido distinto al nino y la violación como herramienta bélica del clero represaliado en la España repu- durante la Guerra Civil de 1936 y la II Gue- blicana. Además del famoso caso de los ca- rra Mundial. Mediante la exposición de dis- torce eclesiásticos vascos fusilados, donde tintos casos que presentan las barbaridades su militancia peneuvista-nacionalista fue y el tratamiento cruel y despiadado al que clave aunque también hubo algún episo- muchas mujeres fueron sometidas por las dio de enemistad personal, y del exilio del tropas franquistas, en mayor medida que obispo Mújica de Vitoria tras negarse a fir- en la zona republicana donde hubo casos mar la Carta Colectiva del Episcopado que de violación de religiosas. Muchas veces a legitimaba a Franco ante el catolicismo in- manos de las tropas africanas que ayudaron ternacional, se encuentran otros casos de a Franco, sobre todo en los casos más ex- eclesiásticos españoles represaliados por tremos, pero donde también se contó con la su vinculación, real o no, con partidos re- colaboración y complicidad de soldados es- publicanos y organizaciones obreristas de pañoles cuando maltrataban públicamente izquierda, o por la vinculación de sus fami- a las mujeres enemigas. Ligado con lo an- liares con algunas organizaciones antifas- terior, encontramos los numerosos casos de cistas, nacionalistas o republicanas. violaciones y asesinatos, normalmente con- Otro de los temas que ligan los debates tra las mujeres y niñas, cometidas por efec- del pasado con el presente en España, son tivos de tropas antifascistas, tanto soviéti- los debates políticos y morales frente a la cos como aliados de varias nacionalidades, prostitución durante la Segunda Repúbli- contra la población alemana. En el caso del ca. Donde confluyeron las tres posiciones abuso español en la zona franquista, ade- centrales y básicas habidas en España: la más de motivos ideológicos se castigaba su prohibición, la regulación y la abolición. proceso de emancipación y empoderamien- La primera estuvo vigente, desde un pris- to durante la Segunda República. En el caso ma legal, desde el siglo XVII hasta 1845. La de la guerra mundial, la moral tradicional segunda se implantó en España desde 1845 de las tropas comunistas y la falta de bur- hasta 1935, cuando se empezaron a dar deles unidos al alto consumo de bebidas al- pasos hacia el abolicionismo. No sin pro- cohólicas por parte de los rusos, el espíritu ducirse, tanto en España como en el resto de venganza con el que se afrontó el final de Europa, grandes debates que invitaban de la derrota nazi, así como la propaganda a la confrontación y a la toma de postura militar aliada que presentaba Europa como por uno de los tres planteamientos. Y don- una suerte de burdel viviente y hacía llama- de muchas veces no servían, o no servían mientos más o menos claros a la erotiza-

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ción de la guerra, terminan de explicar los dro general del movimiento pacifista y de cientos de miles de violaciones cometidas los desertores durante la Guerra Civil de contra mujeres en Alemania, Francia, Italia, 1936 y la Segunda Guerra Mundial. En el Inglaterra, Polonia, Rumanía, Hungría, Yu- caso español el movimiento antimilitarista goslavia y Checoslovaquia. Donde si bien no y pacifista se impulsó por intelectuales re- hay diferencias evidentes, ni cuantitativas publicanos, socialistas y anarquistas, con la ni cualitativas, entre soldados de distintas legislación republicana que incluía la pro- nacionalidades, sí resalta que muchas veces hibición de la guerra como instrumento de fueran condenados en mayor medida sol- política nacional. Y tuvo sus ejemplos más dados extranjeros (como los magrebíes que notorios con la aislada negativa de bom- servían en el Ejército francés) y que la ma- bardear a los revolucionarios asturianos de yor parte de los soldados represaliados por 1934 y varios casos públicos de insumisión su conducta fueran negros en el caso de las en 1935. Frenado con el estallido de la gue- tropas aliadas. Otro dato a tener en cuenta rra civil, el movimiento pacifista se dividió es que mientras que las autoridades milita- entre los que apoyaron la guerra y la mi- res pusieron coto a las violaciones llevadas litarización de las milicias, tesis promovi- a cabo en suelo aliado, no sucedió lo mismo das por el PCE y los partidos republicanos, con lo ocurrido en Alemania, donde solo la y quienes apoyaron la causa antifascista Iglesia católica llevó a cabo un registro de desmilitarizada de las milicias, tomando lo ocurrido. partido por la CNT y el POUM. También Otro tema que incide en la historia de se introduce el tema de la deserción de los la Iglesia española trata sobre la persecu- soldados movilizados en ambos bandos de ción religiosa en la España de Franco desde la guerra civil, tanto por motivos ideológi- 1936 hasta 1945. Donde se impuso termi- cos como materiales y emocionales, cues- nar la obra de secularización iniciada por el tión que preocupó en todos los frentes y orden republicano para privilegiar a la reli- endureció las medidas coercitivas de am- gión católica en detrimento de otras confe- bos bandos. Siendo una realidad general a siones cristianas, así como otras religiones la propia guerra si bien los tiempos fueron como la judía. Especialmente perseguida a distintos en función de su desarrollo y el medida que se fueron tomando elementos bando por el que se luchaba. Una tesitura nazis y fascistas por la alianza con Alema- parecida a la de la Segunda Guerra Mundial, nia e Italia en el contexto de la guerra civil que también dividió el movimiento pacifis- y la Segunda Guerra Mundial. Pero donde ta internacional entre los partidarios de la también se dieron concesiones a credos lucha militar contra las potencias del Eje y como el islámico por la colaboración de quienes prefirieron combatirles mediante tropa musulmana en el bando franquista. otros medios, y donde se sucedieron dece- Dado que mientras los intereses coloniales nas de miles de casos de deserción de todos en el norte de África interesaron a la dic- los ejércitos contendientes. Si bien es sig- tadura, no fue problemático mostrar sim- nificativo en términos numéricos y funcio- patías por la religión musulmana. De igual nales el caso de las deserciones del Ejército forma, también destaca que en los territo- alemán por parte de reclutas de territorios rios coloniales no se desatase, salvo en los no alemanes conquistados por el III Reich, primeros meses de la guerra civil, una per- el caso de los italianos que desertaban a secución contra los judíos. medida que la Italia fascista fue liberada Otras partes del libro presentan un cua- por las tropas aliadas, y el caso de los bata-

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llones rusos que abandonaron el combate catalana, inferimos que por justicia poéti- por la defección de sus mandos frente a la ca. Y donde se demuestra la intención del dictadura de Stalin. bando franquista por reducir la expresión El libro se cierra con dos capítulos que pública no hecha en castellano al ámbito conforman un solo tema de estudio: la re- privado. Y que choca frontalmente con el presión cultural y lingüística dada en Espa- tratamiento dado por el gobierno republi- ña durante la Guerra Civil contra las mani- cano a la pluralidad lingüística, donde, por festaciones públicas y sociales en lenguas ejemplo en el caso vasco, su estatuto reco- como el gallego, el catalán, el mallorquín y gía la cooficialidad de la lengua vasca y cas- el euskera. Y que están escritos en lengua tellana, en una tesitura similar a la actual.

204 Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 199-204 Los otros camaradas. El PCE en los orígenes del franquismo (1939-1945), de Carlos Fernández Rodríguez*

Santiago Vega Sombría IES Diego Velázquez / Universidad Complutense de Madrid

La dictadura franquista es una fuente in- agotable de producción historiográfica. Re- basada ya la simbólica cifra de los cuarenta años de la desaparición del dictador, conti- núan con vigor las investigaciones sobre un periodo cuyas consecuencias se perciben en distintos aspectos de nuestra realidad actual. Los orígenes, los más dramáticos y oscuros, no por más lejanos son menos abordados por los historiadores. La cons- trucción del Nuevo Estado sobre las bases de una brutal represión extensiva e intensi- va ha constituido —y constituye aún— uno de los temas recurrentes. En este ámbito se centra el libro que presentamos. El Par- tido Comunista de España que durante la guerra se había constituido en un baluarte fundamental de la defensa de la legalidad republicana, una vez concluido el conflicto se convertirá en la principal fuerza de opo- sición antifranquista en el interior del país. En este trabajo, Carlos Fernández arroja luz sobre esos años sombríos en los que miles de comunistas arriesgaron la vida, muchos Nos encontramos ante el fruto de un de ellos hasta perderla, en una lucha des- proyecto de más de veinte años de investi- igual contra el régimen franquista. gación que se inició con el estudio sobre la guerrilla urbana establecida en Madrid, en- cuadrada en la Agrupación Guerrillera del * Reseña de Carlos Fernández Rodríguez, Los otros camara- das. El PCE en los orígenes del franquismo (1939-1945), Zara- Centro. Los resultados se plasmaron en la goza, Prensas de la Universidad de Zarazoza, 2020, 1.092 pp. publicación de su primer libro, constituido

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ya en un clásico de la historiografía sobre digitales —y para no incrementar el núme- los orígenes de la lucha del PCE contra el ro de páginas—, a través de un código QR franquismo: Madrid Clandestino, La rees- enlaza con dos imprescindibles anexos. tructuración del PCE, 1939-1945 (2002). So- Un apéndice documental incluye las re- bre esa sólida base, en el marco de su tesis señas biográficas de más de tres mil otros doctoral, amplió el análisis a todo el ámbito camaradas: militantes y simpatizantes. El estatal del PCE, cuyo resultado es este li- otro —onomástico— es muy necesario para bro. El título ya es una declaración de in- identificar a las más de cuatro mil personas tenciones, los otros camaradas no son los que aparecen en la obra. Se trata de uno de protagonistas habituales de los libros ni de los libros necesarios para consulta de in- los medios de comunicación. No se trata de vestigadores y para el público en general la dirigencia —que también aparece refleja- que quiera conocer ese triste periodo de da— sino de la militancia de base, los gran- nuestra historia. Son los años más terribles des olvidados de la historia, incluso la del del franquismo. La Victoria cargada de ven- propio Partido. Retrata fundamentalmente ganza cae sobre los vencidos, con cientos a los militantes anónimos y combatientes, de miles de presos, decenas de miles de fu- forjadores de los diferentes comités loca- silados y centenares de miles de expulsados les, provinciales y regionales del PCE en de su puesto de trabajo y despojados de sus todo el país, durante la primera y más dura bienes. La obra es especialmente revelado- clandestinidad. En definitiva, «centenares ra para los familiares de los protagonistas de pequeñas historias entrelazadas y de re- de esa lucha. Muchas de ellas ignoraban la latos humanizados de una cultura militan- participación de sus parientes en la lucha te clandestina extendida a lo largo de sus antifranquista en las filas del PCE. Cumple vidas». Son la gente de abajo, como retrata así una necesaria labor social y moral de con escrupulosa fidelidad la novela de Jua- memoria democrática. na Doña [1]. Esta es una característica habi- La obra está profusamente fundamenta- tual en las obras de Carlos Fernández. Ad- da, con fondos archivísticos, entre los que quieren una relevancia especial los miles destaca el Archivo Histórico General de la de comunistas clandestinos que se queda- Defensa. La jurisdicción castrense se sus- ron en el país para resistir y luchar contra tanciaba con las sucesivas desarticulacio- el franquismo, incluso antes de terminar nes de las continuas reorganizaciones del la Guerra Civil. Algunos -como Guillermo Partido. El proceso culminaba en los con- Ascanio, Domingo Girón y Eugenio Mesón- sejos de guerra que condenaban a muerte acaban el conflicto en la cárcel, apresados o a treinta años por la simple militancia por las fuerzas del golpista coronel Casado, comunista. Una vez tamizado su marcado serían fusilados por Franco el 3 de julio de sesgo ideológico, esta documentación de la 1939. represión ofrece detallada información de Sin duda alguna, nos encontramos ante las numerosas detenciones y las condenas un gran libro con 1082 páginas, de las que impuestas a cada comunista juzgado. Pero no sobra ninguna. No es habitual en los úl- aún así, caída tras caída, la organización se timos tiempos superar el medio millar. En volvía a levantar. Lo reconocerá ya en los una muestra de la adaptación a los tiempos años sesenta la Policía franquista «el PCE como es sabido no acepta los fracasos, y 1.–Juana Doña, Gente de abajo, Ediciones y Publica- las múltiples desarticulaciones que ha su- ciones A-Z, Madrid, 1992. frido las considera como experiencias para

206 Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 205-208 C. Fernández Rodríguez, Los otros camaradas: El PCE en los orígenes... Santiago Vega Sombría

proseguir la lucha» [2]. El marco cronológico Pero esa lucha y la ayuda solidaria con finaliza al tiempo que la Segunda Guerra el socorro pro-presos, en unas condicio- Mundial y la esperanza de los antifranquis- nes tan adversas, con unas relaciones muy tas de que llegaría la ayuda aliada para aca- complicadas entre la dirección del exterior bar con la dictadura. En el marco histórico y las organizaciones del interior genera del PCE se cierra con la ascensión de Carri- divisiones internas que, en el marco del llo como responsable del Partido en Espa- estalinismo, provocarán expulsiones. De- ña, desde su despacho de París. nuncias de espías y agentes infiltrados eran Carlos Fernández narra la historia de mu- frecuentes en todos los partidos comunis- chos de los cuadros antifranquistas que no tas. Pero, entre una militancia de base muy pudieron exiliarse y asumen tanto el deber disciplinada, pese a todo, predominará la de luchar contra la dictadura como ayudar obediencia casi ciega a los órganos de di- a los presos y a sus familias. Buscaron a los rección. El amor al Partido, el orgullo de camaradas que no habían sido detenidos y su pertenencia y un gran idealismo son se organizaron. Por todo el país cada comité los rasgos habituales para muchas gentes clandestino ayudaba a los presos y combatía que, desde pequeños, vieron y vivieron las la dictadura. En el campo de concentración desigualdades sociales y económicas. Esta de Albatera, Jesús Larrañaga, Enrique Sán- gente de abajo encontró en el Partido la ilu- chez, Ramón Ormazábal, entre otros, pro- sión de un futuro más justo y su realización movieron la primera reorganización de las como proyecto de vida. estructuras del Partido. La seguridad era la No faltan en su obra personajes cono- máxima prioridad en todos los órdenes de la cidos y reconocidos por el Partido como vida militante: comunicaciones, documen- Juana Doña y Matilde Landa. Pero también tos, material propagandístico, desplaza- los no rehabilitados hasta bien entrados los mientos… El peligro era enorme: la deten- años ochenta como Jesús Monzón o Heri- ción, las brutales torturas que podían matar berto Quiñones. Sobre este último cayeron o dejar secuelas para el resto de la vida, la todo tipo de acusaciones de «traidor, agen- cárcel donde el hacinamiento y la mala ali- te británico, hereje, chivato y sectario», mentación será otro escenario de muerte y, a pesar de haber sido ejecutado atado en por último, el consejo de guerra que conde- una silla de ruedas a consecuencia de las naba a la última pena o a treinta años solo bárbaras torturas sufridas ante la Brigada por militar. En una posguerra de hambre y Político Social. La política de Unión Nacio- necesidad, la detención y/o la muerte del nal promovida por Quiñones superaba el afiliado significaba la miseria de la fami- Frente Popular e invitaba a participar a to- lia que no tenía otra fuente de ingresos. El dos quienes se manifestaran contrarios a la riesgo afectaba también a los familiares, España franquista, incluidos monárquicos, que eran castigados como represalia cuan- católicos, derechistas y falangistas descon- do no se lograba la detención del militante. tentos con Franco. Los comités de Unión La obsesión por la seguridad provocaba un Nacional se extendieron por toda la geo- estado de tensión constante y desconfianza, grafía española y la estructura que Quiño- por miedo a las delaciones, a los informes nes confeccionó fue la que mejor funcionó falsos, las infiltraciones o los confidentes. clandestinamente durante aquellos años. Sería continuada y adaptada por Monzón 2.–Archivo Histórico Nacional, Boletín de Información de la con su Junta Suprema de Unión Nacional Comisaría General de Investigación Social, 26/05/1966. (ayudado con la publicación del periódico

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Reconquista de España) que proponía un reivindica —lo que suscribimos muchos do- gobierno de unidad nacional con las fuer- centes— que tales acciones y luchas deben zas democráticas y personas de derechas ser conocidas por las nuevas generaciones. cansadas de Franco. La idea era ambiciosa, Es una exigencia de la memoria democrá- pero no estaba respaldada por las direccio- tica y una deuda del antifranquismo para nes del PCE en el exterior (América, Francia con ellos. De ahí la importancia de resca- y la URSS). La liberación de Francia en el tar del olvido a miles de hombres y mujeres verano de 1944 en la que participaron miles que fueron represaliados por la dictadura y de combatientes republicanos encuadrados olvidados por la Historia y la historiogra- en la Resistencia francesa animó a éstos y fía. Para ese fin, el autor reclama un plan de a Monzón para organizar un movimiento estudios riguroso que explique en los cole- guerrillero en España. Pero el fracaso de la gios e institutos todo lo ocurrido en la Gue- operación Reconquista de España en el Valle rra Civil y en la dictadura franquista, con de Arán fue aprovechado por Carrillo para su letra pequeña: los luchadores anónimos. acabar con el poder de Monzón. En definitiva, que sus nombres no se borren Carlos Fernández denuncia el «preme- de la historia, para ello Carlos Fernández ha ditado silencio institucional» de miles de dado el primer paso, les ha sacado del ano- historias como las recogidas en el libro y nimato, ya están escritos en la Historia.

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Entrevista a Isabel Amil

Miguel Ángel Peña Muñoz Sección de Historia de la FIM / Profesor en el IES Miguel Crespo (Fernán Núñez)

Isabel Amil Castillo nació el día de los trabajadores de 1943 en Córdoba, pertene- ciente a una familia obrera de militancia comunista. Siendo aún adolescente, a prin- cipios de la década de los sesenta, se im- plica en la lucha clandestina del PCE cor- dobés. Esta militancia la llevará hasta las comisarias y las cárceles franquistas. En el cambio de siglo fue la pionera del memorialismo en Córdoba, siendo una de las almas mater de la primera exhumación realizada en Andalucía. En aquellos años era miembro de los Comités Provincial y Central del PCA, formando parte de la Co- misión Permanente del primero. Así mismo era integrante del Consejo Provincial de Iz- quierda Unida. Vecina de uno de los distritos más pobres de España, esta mujer menuda (llamada ca- riñosamente Isabelita) pero de talla titáni- ca en la militancia nos traslada sus viven- cias y reflexiones con una necesaria mirada de género en la lucha antifranquista. Isabel Amil, con vestido de rayas y una niña (su hermana) en brazos, junto a familiares (Fuente: Isabel Amil) [M. Á. Peña] Hace casi tres de años con el nombre «Una vida de lucha» fuiste unas días a varios de los reconocidos se os hizo de las personas homenajeadas en el marco una entrevista radiofónica [1]. En ella, otro de la celebración anual de las Jornadas por la Paz del Distrito Sur de Córdoba. En esos 1.– La entrevista aludida se realizó en Radio Paradigma

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de los homenajeados, el cura Juan Perea, doba y lo trasladarán a ella, y pasó tres años definió a los Amil como una «casta de lu- en prisión allí. Por aquel tiempo le dijeron que chadores». Tu abuelo y tus padres eran ya lo desterrarían a Málaga. Mis padres, antes militantes comunistas ¿verdad? de que se lo llevaran, me llevaron a verlo... años más tarde, cuando yo estaba en prisión [I. Amil] Es bastante fácil sacar la con- fue él a verme y me dijo: «Hola nieta, vengo clusión de una gran familia de comunistas. a devolverte la visita que me hiciste cuando Mi abuelo [2] por parte materna ya era comu- estabas en pañales». nista durante la República. Después, cuando Después se lo llevaron a Málaga desterra- terminó la guerra, lo persiguieron; y en el 41 do y se tiró siete años fuera de su tierra. estrenó la cárcel de Córdoba [3] con un amigo suyo, el médico Don Joaquín Sama [4]. Situándonos en tu trayectoria militan- Antes de esto estuvieron en la prisión del te. Tú entras en el Partido en un contexto Alcázar de los Reyes Cristianos [5], era un zulo complicado para la organización en Cór- que no se podía poner ni de pie, las comidas doba, con grandes «caídas» de militantes. eran malos cocidos con más caldo que nabos. ¿Cómo fue ese momento y qué tareas te- Por aquel tiempo mi madre, Marina Cas- nías encomendadas? tillo Gutiérrez, se vino del pueblo, Villanueva de Córdoba, para poder trabajar y llevarle a Por aquellas fechas (1960-1961) con tan- mi abuelo alguna comida porque si no hubie- tos compañeros presos y los que no huidos de se muerto de hambre en aquella pocilga, lo Córdoba se necesita poner en contacto a los mismo que murieron tantos prisioneros. camaradas de Córdoba y la provincia con el En el año 41 terminarán la cárcel de Cór- responsable del Partido. Mi abuelo sigue en el Comité, y yo les propongo a mi padre [6] y el 10 de febrero de 2018 https://paradigmamedia.org/ a mi abuelo que yo estoy dispuesta para ha- programa-no-20-de-que-tal-como-estamos-10-de-febre- cer comunicación, pues a mí no me conocía ro-de-2018/. Visitado el 5 de septiembre de 2020. La cita nadie. Con mucho trabajo aceptan. A través aludida sobre «los Amil» por parte de Juan Perea encuen- tra en 16’40» del audio. de camaradas de Puente Genil me traslado a 2.– Se trata de Bartolomé Castillo Coleto, natural de Villa- ese pueblo que es dónde está el responsable nueva de Córdoba, principal núcleo comunista de la pro- y entre unos y otros conseguimos poner en vincia en la primera mitad del siglo XX. Bartolomé Casti- marcha nuestra organización en Córdoba y la llo fue uno de los dirigentes la huelga general que hubo provincia. en Córdoba en agosto de 1930 según Francisco Moreno Hómez, La última utopía. Apuntes para la historia del PCE Ahí es el momento de mi primer llama- andaluz, Córdoba, Comité Provincial del PCA ,. 1995, p. 69 miento a comisaría, sólo estuve una noche y 3.– Sobre esta cárcel veáse Rafael Morales Ruiz, «La ‘pri- me soltaron. Esto fue en el año 1961. sión habilitada’ como lugar de la memoria» en Luis Na- ranjo Cordobés, (Coord): Lugares de la Memoria en Córdoba. Cuéntanos esa primera experiencia, en Córdoba, Foro por la Memoria, 2018, pp. 98-117. Esta cár- cel estuvo en funcionamiento hasta 2000, para esa fecha la que te hicieron una especie de careo con había sido rodeada de viviendas. Demolida parcialmente tu padre. en 2006, la parte que sigue en pie es hoy el centro cívico del barrio de Fátima. El careo con mi padre fue curioso. Yo esta- 4.– Se trata de Joaquín Sama Naharro. ba en comisaría para hacerme unas pregun- 5.– Sobre el uso como prisión de este monumento cor- tas. Mi padre fue a llevarme de cenar y enton- dobés veáse Rafael González Requena, «El Alcázar de los Reyes Cristianos, antigua cárcel» en L. Naranjo (Coord): Lugares de la Memoria en Córdoba., pp. 80-97 6.– Bartolomé Amil Sánchez

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ces la policía le dijo a mi padre: «Quédate con Tu trabajabas en la fábrica algodonera ella a ver si a ti te dice algo, porque es muy CEPANSA, supongo que habría consecuen- cabezona y dice que no sabe nada. Puede ser cias laborales. que a ti como padre te diga algo». Ya encon- tramos extraño que nos juntaran. La consecuencia en la CEPANSA fue mi Nos dejaron solos, mi padre me pregunta- despido. La carta de despido la mandaron a ba: «Niña si sabes algo lo dices, pues estos la cárcel. Tuve que pedirle permiso al Director señores se están portando muy bien». «Pero de la cárcel para poder escribirle al Director papá, ¿que quieres que diga?. Pues yo de lo de la fábrica. En mi carta le pedía que pensa- que preguntan no sé nada». Nos tuvieron a ra bien en mi despido pues yo pronto saldría. los dos el tiempo que ellos pensaron que sa- La verdad es que lo tuvo en cuenta y cuan- carían algo en claro. Viendo que no, entraron do salí me incorporé a mi trabajo, hecho que y le dijeron a mi padre: «Sigue cabezona», a agradecí, y lo sigo agradeciendo, seguramen- lo que mi padre respondió: «Seguramente no te este señor será un poco mayor que yo. sabe nada». «Bueno, bueno -dijeron los poli- cías- tú te marchas pero ella se queda». Me Poco tiempo después de salir de prisión, echaron al día siguiente. formas parte de una escuela de formación Esto fue en el 61 como he dicho antes. En el en la República Democrática Alemana. verano del 62 tengo una nueva caída, esta vez con mi padre y más camaradas. Estuve sie- La estancia en la escuela de formación en te meses sin causa. Algunos pasaron a otras la República Democrática Alemana fue de lo cárceles y otros salimos en libertad. Allí cono- mejor que yo he vivido. Aprendí de política, cí la muerte de Julián Grimau. pero también de todas las mejoras que se pueden realizar en un país democrático; vi- A pesar de tu primera experiencia, conti- sitamos fábricas, guarderías, también visita- nuaste con tu militancia política, hasta que mos el campo nazi de Buchenwald; dónde nos un día te vuelven a detener, y esta vez sí, dejó impactados para siempre las cámaras de se te encausa junto a quien sería tu marido gas, cómo trasladaban los cadáveres en ca- y otro camarada. ¿Por qué se produce esta rretillas para tirarlos a las zanjas, los monto- detención? nes de gafas y de zapatos. Con la piel hacían lámparas. Increible cómo los seres humanos Esta detención fue en el año 1965. La poli- podían hacer tantas barbaridades. cía fue a casa de mis padres para hacer un re- Con los niños eran tan crueles que sólo gistro. Francisco vivía con nosotros. Yo tenía el recuerdo te hace llorar. Los llevaban a la- un Mundo Obrero en el cajón de mi costura y varlos en una especie de piletas en el suelo y el nombre de otro compañero [7]. Lo suficiente allí los descuartizaban. Cada miembro servía para detenernos a los tres. para una cosa; de la piel hacían grasa. Era Nos juzgaron y nos pidieron tres años de increíble. Todos tuvieron que padecer mucho cárcel. A ellos los trasladaron a la prisión de antes de morir. Carabanchel y a mi a la de Ventas. Allí cum- En el pasaporte falso tenías que aprender- plimos las condenas, nos aplicaron sólo seis te el nombre porque luego estabas sola ante el meses. La experiencia era cada vez peor. peligro. Yo me pasé la frontera en un autocar por Perpiñán. Te recogen el pasaporte y para devolvértelo te llaman por tu nombre de pa- 7.– Se trata de Alejandro Mesa Luque saporte, tienes que estar atenta. Después en

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Carta de Isabel Amil a su marido, escrita en la cárcel de Alcalá en diciembre de 1972 (Fuente: I. Amil).

Francia vas a casas de camaradas, españoles ¿Cómo era la vida en la cárcel? ¿Cómo exiliados en Francia. Después te recoge una era la relación de las presas políticas entre camarada que va contigo en el tren para Ale- sí y de las presas políticas con las comunes? mania. ¡Pero vas sola! Son experiencias que vas aprendiendo para el trabajo. La vida en la cárcel no era buena. Primero Llegas al colegio con tantos compañeros tenías la familia lejos, sobre todo tus hijos, tu que no sabes si estás despierto o dormido. compañero, tus padres, hermanos. Total un suplicio, pero pensabas: «Estoy aquí porque Sin embargo, tras esta escuela en la RDA quiero un mundo mejor». Entonces reflexio- te vuelven a detener... nabas y los días te parecían más cortos. El trato era vejatorio, pero sabíamos como Tuvimos un contratiempo. Un polizón estu- imponernos a eso y tratar de hacer que las vo con nosotros todo el tiempo así que recogió funcionarias nos respetaran como políticas nombres, pasaportes, de dónde eras, todo. Así que éramos. que cuando volvimos a casa y cada uno está Nosotras respetábamos a las comunes. organizado, entonces empiezan las detencio- Muchas estaban allí por la situación que en- nes. Por eso mi pena y la de otros compañeros tonces había en la sociedad. Ellas tenían su es mayor (cuatro años, dos meses y un día). lugar y nosotras el nuestro. Cumplí la condena en Alcalá de Henares, pero En la prisión coincidimos presas de ETA, pasando por distintas prisiones como Córdo- del Partido Comunista y alguna pro-china. ba, Sevilla, Alcázar de San Juan; pasabas unos Cuando llegué no había muy buenas rela- días, venía el traslado. ¡Hala!, esposada a otra ciones, pero poco a poco empezamos a tener prisión así hasta que llegabas a tu destino. relaciones políticas y llegamos a hacer una

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huelga, sería principios de 1972, por el mal- ciudad. Yo tengo que decir que aquellas mu- trato que recibíamos por parte de las funcio- jeres estaban implicadas en todos los frentes, narias. Estábamos todas unidas. Ya te digo creo que era el frente del Partido más comba- que la huelga la hicimos conjuntamente todas tivo en la clandestinidad, juntas éramos ca- las organizaciones, y nuestras familias pro- paces de comernos el mundo. Estábamos en el testaron con nosotras. Juan XXIII [8], en los colegios; ya os digo, en to- Nos encerraron en el patio. Estaba ne- das parte. Para mí fue una gran experiencia. vando y mientras sacaban todas las cosas de nuestro habitáculo donde tenías váter, lava- En tu vida militante tienes un compañe- bo y cama. Sacaron todas las cosas; colchón, ro en tu marido, Francisco Molinero. Ade- mantas, sábanas, dejaron sólo la cama con el más se da el caso que vuestro matrimonio somier pelado. Y de esa forma nos volvieron a fue de los primeros por lo civil desde la Re- encerrar en las celdas. pública. Supongo, que no sería fácil en ple- Empezó la huelga de hambre que duraría no nacionalcatolicismo. unos quince días, yo me quedé que parecía el espíritu de la golosina. Nos tuvieron que llevar La verdad que no fue fácil el casarnos por al hospital de Carabanchel para recuperarnos. lo civil. Lo bueno era que los dos estábamos Lo conseguido: que sancionasen a la fun- de acuerdo en lograrlo. Teníamos los pape- cionaria. La llevaron con las comunes y le les de mis abuelos que se habían casado por prohibieron que fuera a nuestra galería. lo civil en la República, lo cual nos animaba Tengo que decir que cuando nos encerra- mucho más. ron en el patio, las comunes se portaron con Francisco se pateó todos los juzgados para nosotras muy bien, pues por las ventanas nos que nos casaran, y le decían que él quién era. bajaban termos de café con leche, pues como Él le contestaba que era un español, hijo del ya digo, estaba nevando. pueblo. Por fin nos enteramos que el Papa Todos estos acontecimientos lograron mi- Juan XXIII había sacado una encíclica que nar mi salud, de la que todavía padezco. Una hablaba de todo esto. miocardiopatía reumática que llevo a rastras. Hablamos con nuestro abogado [9] de los procesos y nos dijo que la pediría y que nos La lucha política de la época estaba muy avisaría. Cuando la tuvo, nos llamó y nos dijo: masculinizada. Normalmente el papel de las «Vais a conseguir casaros por lo civil, seréis mujeres estaba condicionado por el hecho los primeros en Córdoba y los terceros a nivel de ser «esposa de militante». ¿Puedes hablar nacional». Nos casamos el 15 de noviembre del papel de las mujeres comunistas de tu de 1967. Desde entonces es una satisfacción entorno y en general en la clandestinidad? ver que ese gran logro de libertad sirva para

El papel de las mujeres de los presos, no 8.– El Círculo Cultural Juan XXIII fue fundado por un grupo sólo estaba condicionado al mero hecho de de cristianos cordobeses al calor de la encíclica Pacem in Terris publicada por dicho Papa. Este colectivo se convirtió ser esposas de presos. Por aquella época ha- en un foco de encuentro del antifranquismo de la ciudad. bía muchos frentes abiertos; la ayuda a los Para más información veáse Francisco Palomar González, presos, las manifestaciones por la amnistía, «Juan XXIII, un espacio para la conquista de la libertad» llevarles algún dinero a las familias de pre- en L. Naranjo (Coord), Lugares de la Memoria en Córdoba, pp. 194-225 sos más necesitadas, hacer octavillas para las 9.– El abogado en cuestión era Joaquín Martínez Bjorman, huelgas que se convocaban en ayuda de los quien era miembro del Círculo Cultural Juan XXIII. Poste- trabajadores, lo mismo del campo que de la riomente fue senador por PSOE entre 1977 a 1996.

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que muchas parejas elijan casarse por lo civil, fue la guerra civil y sus consecuencias [10]. y sea un derecho. También la memoria llevaba incluida la búsqueda de los fusilados, hombres y mujeres. Cuando te conocí, hace ya veinte años En esos momentos soy la presidenta del aproximadamente, tú eras la presidenta Foro por la Memoria. Basándonos en los li- de la Asociación de Ex-Presos Políticos de bros de Moreno y de otros historiadores lan- Córdoba y además responsable de la Secre- zamos un escrito para comunicar que toda taría de la Ex Presos del PCA en Córdoba. persona que tuviese desaparecidos que lla- ¿Por qué se creó la asociación y qué objeti- maran a los teléfonos del Partido. Se formó vos y tareas tenía? una gran comisión entre arqueólogos, histo- riadores, familiares y compañeros llevando a Ya existía la Asociación de Ex-Presos en cabo el descubrimiento de fosas en Santaella, Madrid. En aquel momento los derechos de La Guijarrosa [11] y Belmez. los presos, no sólo en Córdoba, sino en todo el Estuve de presidenta hasta 2010. Me «ju- territorio, estaba degradado, por eso el fun- bilaron» con 67 años. Fui borrada de la pre- cionamiento de las asociaciones en todo el sidencia del Foro por la Memoria y con ello territorio, y también en Córdoba. marchó el equipo de historiadores y arqueó- Estaba el tema de reclamar una indemni- logos. La verdad es que todavía estoy pensan- zación por el tiempo pasado en la cárcel. Un do qué pasó. millón de pesetas por tres años de privación de libertad. Quieres añadir alguna reflexión para En Córdoba nos pusimos a trabajar. El terminar la entrevista... Partido nos ayudó mucho con los medios que tenía y que nos ofreció. El trabajo era poner- Salud y a continuar la lucha. nos en contacto con los ex-presos para relle- nar la documentación y presentarla a la Junta de Andalucía para obtener esa pequeña in- demnización. Tengo que decir que el trabajo fue un éxito y muchos de nuestros compañe- ros, incluida yo y mi marido, la reclamamos 10.– Estamos a hablando de Francisco Moreno Gómez, cada uno por el tiempo de reclusión. historiador cordobés que en la década de los ochenta pu- blicó una trilogía basada en sus investigaciones sobre la Relacionado con esta tarea se creó en República, la Guerra Civil y la posguerra en la provincia. Al 2002 la Secretaria de la Memoria Histórica momento que Isabel se refiere esa era la bibliografía, que desde 2008 se ha visto ampliada por una tetralogía con la del PCA en Córdoba y poco después el Foro información acumulada en las últimas décadas. por la Memoria de Córdoba. ¿Qué recuerdos 11.– Hasta 2019 La Guijarrosa se integraba en el término tienes de aquellos primeros momentos? municipal de Santaella. La exhumación de Santaella-La Guijarrosa fue la primera realizada en Andalucía, realizán- La reflexión que deseo hacer es que cuando dose los trabajos en junio y julio de 2004. Sobre ella se rea- lizaron sendos documentales; el primero, titulado Crónica se forma el Foro por la Memoria en el 2002 se del silencio fue realizado por el propio equipo de histo- llevaba la idea de que se hablara en los cole- riadores del Foro por la Memoria (puede verse en https:// gios lo que significó la guerra civil. Que estu- www.youtube.com/watch?v=d_Yjn2iyLcc&feature=youtu. viera reconocida en los libros de texto de los be), el segundo se trata de El grito del silencio, realiza- do por Jean Ortiz (profesor de la Universidad de Pau) y estudiantes, para eso tenía el profesor Fran- Dominique Gautier. Este documental puede visionarse en cisco Moreno cuatro o cinco libros de lo que https://www.youtube.com/watch?v=55ElGgudneo

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Víctor Díaz-Cardiel González Exdirigente del PCE

Nací en Fuensalida, Toledo, en 1935. El orden franquista fue radicalmente ilegíti- mo. Bajo este orden, desde enero de 1957 a diciembre de 1976 padecí cinco detencio- nes, cuatro procesamientos y pasé 8 años en la cárcel. No tuve apenas estudios hasta llegar a las cárceles de Soria y Segovia don- de saqué el título de Bachiller Superior. Mi padre, militante comunista, después de de- fender la República con las armas, al termi- nar la guerra vuelve al pueblo y es detenido. Condenado a pena de muerte, permaneció en la cárcel hasta 1944. Cuando salió de pri- sión vivíamos en Carabanchel. Con 15 años empecé a trabajar —en enero de 1950— en una empresa de construcción y reparación de material ferroviario, Euskalduna, en la localidad cercana de Villaverde, donde tra- bajaban unos 300 desterrados vascos. Mi primera detención fue en enero de 1957, iban a por mi padre pero nos llevaron a los dos por llamarnos igual. Se cumplió aquello del 2X1. La Brigada Político Social Víctor Díaz-Cardiel, en el centro de la imagen, con Marcelino Camacho y José Sandoval en la (BPS) interceptó una carta que un hermano cárcel de Segovia, 24 de septiembre de 1970 de mi madre —Pedro González Romojaro, (Fuente: Víctor Díaz-Cardiel). cuadro del PCE en Francia— había envia- do a mis padres desde París, donde habían victorianos pregunta usted?, pues hay dos comentado datos acerca de los sucesos de personas padre e hijo con el mismo nom- Hungría del año anterior. La BPS va a de- bre. Contestándola, ¿hay dos?, pues nos tener a mi padre. A mi madre que les ha llevamos a los dos. En esta ocasión estuve abierto la puerta asustada a eso de las 2 de unas cuarenta y pico horas en la Dirección la madrugada y que a la pregunta de uno General de Seguridad (DGS) y a mi padre le de los miembros de la BPS por Victoriano pusieron morado. Díaz-Cardiel le contesta ¿por cuál de los Después de diez años de trabajo, en 1960

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cogí una excedencia de un año, para viajar a unos 500 obreros, «que baje Víctor», la Po- Francia y conocer a la familia de mi madre. licía no se atreve a entrar para detenerme, Estuve trabajando en Londres, un mes, en me sacan los compañeros por otra puerta París otro mes, y después 10 meses traba- y desaparezco. No puedo ir a casa porque jando en el campo. Allí éramos de muchos irían a detenerme, así que inicio mi clan- países, para terminar trabajé en una fábrica destinidad. de piensos. Ganaba cuatro veces más que En un libro sobre el movimiento obre- en España. Mi tío Pedro González estaba ro en Getafe [1], aparece el significado de las orgulloso de presentar a su sobrino obre- huelgas de 1962, se habla de la solidaridad ro y comunista. Conocí a Julián Grimau y con Asturias, de CASA. También del «tren quedé con él y con Luis Antonio Gil al lado obrero» que sale de Atocha hasta llegar a del parque del Retiro cuando ambos volvié- CASA pasando por Villaverde Bajo. La in- ramos a Madrid. En agosto de 1961 volví a formación que corría entre los trabajadores trabajar de nuevo en Euskalduna. fue que en la fábrica Euskalduna, una de las La fábrica era un terreno abonado, por- grandes fábricas del metal de Villaverde, se que había antiguos militantes, aunque ini- había organizado con éxito un paro exitoso cialmente algunos de ellos tenían miedo. el día 22 de mayo de 1962. Fue el paro más Ese mismo mes de agosto fueron detenidos duradero en Madrid, 10 días y 21 despidos. cinco trabajadores por haberse significado Su carácter mismo es importante por lo que durante la guerra civil. Entre ellos, Grego- no es extraño que sea recordada como la rio, jefe de sección que había sido comi- primera huelga del franquismo en Madrid. sario político. Esas detenciones generaron Del 22 de mayo de 1962 al 4 de abril de el apoyo de una quincena de trabajadores. 1965, todo un periodo de actividad políti- En 1962, año del Concilio Vaticano II y del ca, especialmente entre los metalúrgicos Contubernio de Munich, fue además el año madrileños, en el más amplio sentido del que simbólicamente cerró el periodo de los término. Asistíamos a reuniones del movi- pioneros e inauguró definitivamente una miento estudiantil para informar y explicar nueva dinámica del movimiento obrero y la huelga en Euskalduna y la solidaridad de en general de la oposición política. Un nue- otras fábricas. Se pensaba que en Madrid vo movimiento obrero había nacido. A raíz no se hacían huelgas, como por ejemplo en de las huelgas en Asturias planteamos una Asturias. En 1962, en noviembre, fue dete- como solidaridad pero también con reivin- nido en Madrid Julián Grimau después de dicaciones de nuestra fábrica. Salimos de la que saliéramos de una entrevista-reunión Primera Sección, unos 15, con los mandi- en el 5 de la calle Pez Volador con otros dos les y la ropa de trabajo, diciendo «todos al camaradas. Asistí, en enero de 1963 a una comedor», nos subimos a una mesa, expli- reunión de la dirección del PCE, celebrada cando tenemos que ir a la huelga, por esto, en las afueras de París, para ser informados esto y esto, apoyo a los asturianos, paro to- por Horacio Fernández Inguanzo acerca de tal, vienen de la empresa a buscarme a mí, las huelgas de los mineros asturianos. En me suben a las oficinas, donde ha llegado dicha reunión intervine balbuceando por la la BPS y un tal Bañales, del sindicato ver- presencia en la reunión de personajes que tical del Metal. La calle se llena de gente. eran para mí ídolos (Santiago Carrillo, En- La fábrica VERS, también del Metal, cuya 1.– Julio Antonio García Alcalá (dir). Resistencia política entrada principal estaba junto a la lateral y conflictividad social. Getafe 1939/76, Ayuntamiento de de Euskalduna, también para. Es un clamor, Getafe-Universidad Carlos III, 2007.

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Presos políticos en la cárcel de Soria, 22 de julio de 1967. Identificados por Víctor Díaz Cardiel: Arriba, desde la izquierda: Hijo de visita, Jesús Martínez de Velasco, Ramón García Cotarelo, miembro de ETA, Víctor Díaz Cardiel, Luis Antonio Gil López, dos militantes del PCE de Valencia, miembro del FRAP, Pepe del PCE (ml) de León y José Sandoval. Fila del centro, desde la izquierda: José Soriano, concejal de Alicante, Timoteo Ruiz, Paulino García Moya (responsable del PCE ml), “Xirivella” y Juan, del PCE de Valencia, y un andaluz del PCE. Tercera fila: desde la izquierda: Luis del PCE ml, militante del PCE, Alonso (PCE ml) y desconocido (Fuente: Víctor Díaz-Cardiel).

rique Líster,...). En enero de año siguiente nen el inspector jefe: don Juan García Ge- participamos en una reunión de la direc- labert y los inspectores: Francisco Sánchez ción del PCE con militantes del movimien- Campero, Félix Mínguez González, Carlos to obrero, es decir, con representantes y Rico Miranda García, Alfredo Rivas Romero delegaciones de Madrid: Marcelino Cama- y Carlos Evo. Cumpliendo órdenes del ilus- cho y yo, Asturias: Gerardo Iglesias y Ma- trísimo señor comisario jefe de esta brigada nuel García «Otones», País Vasco, Cataluña, de Madrid don Manuel Álvarez Leño. Andalucía, etc. En estos años de durísima Aporrearon fuertemente, diciendo: clandestinidad, sentí el 20 de abril de 1963, «abran la puerta, somos la Policía». No les el fusilamiento de Julián Grimau en Madrid, abrimos, Carmen tuvo una actitud valiente, en Campamento. La repercusión de este vil tranquila incluso. Fuimos a la ventana del asesinato fue sencillamente impresionante comedor que daba a la parte de atrás de la en toda Europa. En estos años se produce vivienda del quinto piso, sin ascensor, don- un crecimiento importante de militantes de vivíamos. Intentamos, calculando las en el Partido y en Comisiones Obreras, la posibilidades de escapar atando unas sába- actividad se multiplica. nas con una cuerda, pero desistimos pues Mi segunda detención fue el 4 de abril de nos pareció peligroso por el trazado que 1965, en Madrid, siendo las cuatro horas y entonces había al fondo del edificio, nos cinco minutos de la madrugada, me detie- pareció arriesgado aunque podía hacerse.

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Encendimos la placa de la cocina que era sillones rajados, yo tirado boca abajo espo- de carbón y quemamos lo que nos pareció sado contra el suelo. más comprometido. Abrimos la ventana de Terminaron el registro y la operación de la cocina que daba a la calle José Barbas- las firmas de los vecinos del quinto derecha tre, 22, al patio común de los tres edificios y de Carmen y yo mismo. Me bajaron, vi- y alertamos dando palmadas y algunas vo- vía en el quinto piso y me iban quitando la ces a los vecinos diciendo que no éramos correa porque a lo mejor me quería colgar, ladrones que nos habíamos escondido en también los cordones de los zapatos por esta casa, sino un trabajador que era acusa- igual motivo, al tiempo que iban dándome do por ser comunista y e iban a detenernos. hostias en la cara, puñetazos en la cabeza y Habían llegado además de la Policía Ar- en el estómago, insultándome de todas las mada, el sereno, los bomberos y por cier- maneras. Tres iban bajándome por delante to uno de ellos llamado Requena, conoci- y tres por detrás. Todo un verdadero ade- do nuestro, pues vivía en el barrio de mis lanto de lo que sería al llegar a la DGS. padres, donde yo mismo había vivido has- Cuando llegué a la de DGS (en la Puerta ta mayo de 1962. Requena informó a mis del Sol) empezó por así decir el verdadero padres del servicio que había prestado esa baile. El comisario Sáiz, un policía fuerte, madrugada. Varios vecinos de los bloques alto, fornido, se enfrentó a mí y me dijo «tú 24 y 20, es decir de los bloques de derecha eres joven, fuerte, ¿por qué no nos pegamos e izquierda de nuestra casa, se asomaron tú y yo?». Después de sacarme cuántas co- por las ventanas a ver qué ocurría. Años sas llevaba en los bolsillos, de cogerme las después me dirían, al coincidir en una cena, huellas y hacerme unas fotografías en una que vaya madrugadita les habíamos dado. silla que parecía la silla de la tortura, me Al cabo de más o menos una hora nos dije- dejaron en una celda del sótano, desde la ron que tenían una orden judicial de regis- cual me subieron por unas escaleras a un tro, que al principio al parecer no tenían. despacho en el que estaban varios policías, Fueron a por el mandamiento, según consta y ellos empezaron el baile. Así que tú, Víc- en la entrada y registro, y a eso de las 4 de la tor, me decía especialmente el policía lla- madrugada al ver que seguíamos sin abrir la mado Sáiz, eres el secretario de Julián Gri- puerta, la partieron a patadas en dos y en- mau y también te crees que no se tiró por traron como elefantes en una cacharrería. esa ventana del despacho que estaba yo Estaban como locos por el espectáculo mismo, que estaba a un lado del despacho. que habíamos dado, fue un verdadero asal- Por un lado y durante un tiempo largo, to, demoliendo, registrando el canasto del me tuvieron con la «botella borracha», en niño, de Víctor Ángel, rajaron su colchón. que te dejan en medio de un grupo de per- Despertaron al niño que empezó a llorar. sonas miembros de la BPS, seis o siete o ¡Qué indigno y qué vergüenza! Aunque más, y todos ellos se acercan a golpearme también te da fuerza para resistir ante la puñetazos, hostias, patadas, golpes en la Policía. Lo mismo hicieron con los sofás del cabeza y otra vez. Toda una técnica represi- comedor, con el colchón de nuestra cama, va en la que terminas perdiendo el sentido, tiraron todo, diciendo que estábamos que- desfalleciendo, subiendo y bajando del des- mando todas las pruebas. Llamaron al sere- pacho a la celda, de abajo a arriba y así todo no y a los vecinos de enfrente como testi- el rato. Otras sesiones consisten en bajar gos. Los seis miembros de la BPS entraron a y subir del despacho a la celda sin tiempo saco, aquello parecía una locura, armarios y siquiera para respirar, en ponerte las espo-

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sas en cuclillas, a fin de que se claven en diciéndome de nuevo, que era un ladrón, a las muñecas y te hagan sufrir un dolor in- lo que respondí, «soy un miembro del PCE y creíble, agudo, nervioso, fuerte, irresisti- por eso quieren detenerme», forcejeamos y ble…. hasta dar aullidos. También te ponen me mandaron al fondo de un portal situado en cuclillas, es decir, ponerte las esposas en esa calle, rápidamente viene un coche, por detrás hasta que éstas te hacen brotar me metieron y me llevaron a la DGS. Me sangre, apalearte como un trapo y vuelta a pusieron un arresto de 60 días. empezar, de arriba para abajo, de abajo para El momento de esa detención es coinci- arriba y cuando llegabas a la celda una voz dente con la campaña para pedir la libertad que te decía, «tonto di lo que sepas y esto se de los camaradas del Proceso 1001. Coinci- acaba por tu bien» y tú dices, «que no ves» dió el juicio con la voladura del presidente que te estás quedando ciego, y por si acaso del Gobierno Carrero Blanco, por lo que de- viene un médico y dice que no es nada. clararon el Estado de Excepción. Con una Las cosas que me dijeron sobre Carmen petición de 5 años —juzgado en el verano y lo que iban a hacer con ella en mi presen- de 1974— fui absuelto por falta de pruebas, cia fueron asimismo horribles, intranscribi- salvo las de ser multirreincidente, o sea, bles. Me tuvieron más de las 72 horas regla- haber estado ya en prisión. Así que me libe- mentarias en la de DGS. Después pasé a las raron el día del juicio, 11 de julio. Salesas, donde estaba el Juzgado de Orden Me ha tocado vivir —durante esos sie- Público, y de allí —tras procesarme con el te años, tres meses y quince días de cárce- 71/1965— a Carabanchel donde ingreso el 9 les— en Carabanchel (en cuatro ocasiones de abril, cinco días después de la detención. por un total de dos años), Calatayud, Soria Después de diez días de «periodo» aislado, y Segovia. He convivido entre otros muchos me pasan a la sexta galería, donde todavía ciudadanos, con procesados y condenados eran pocos los presos políticos (seríamos en el llamado «Proceso de Burgos», en el año más de seiscientos en 1973). Juzgado el 12 1970; con los del «Proceso 1001»; los del ex- de febrero de 1966, fui condenado por aso- pediente del valenciano Timoteo Ruiz, José ciación ilícita y propaganda ilegal a 13 años Sandoval, Jesús Martínez de Velasco, Daniel y 3 meses de prisión, de los que pasé seis. Lacalle, etc.; los compañeros fusilados el Cuando salí, el 23 de julio de 1972, em- veintisiete de septiembre de 1975: J. L. Sán- pecé a trabajar en el despacho de la aboga- chez, Manolo García Sáez, Humberto Baena, da laboralista María Luisa Suárez Roldán y Ángel Otegi y Juan Paredes (Txiki) (miem- volví a la actividad política y sindical. En bros del FRAP y de ETA). Asimismo —y si no poco más de un año llegó mi tercera de- me falla la memoria— también en Caraban- tención, el 11 de diciembre de 1973. Ingre- chel coincidí con compañeros de Getafe tra- sé en prisión el 13, una semana antes de la bajadores de Rodamientos (Ericson), Anto- voladura de Carrero Blanco. La detención nio Gamero, Francisco Colorado y Leandro transcurrió en una soleada mañana madri- que era el portero del equipo del Getafe. Viví leña entre las 12:30 y 13:00 cuando salía de en Carabanchel la voladura de Carrero Blan- mi trabajo. Tres o cuatro personas que es- co y el garrote vil de Puig Antich en 1974. taban apoyadas en un bar frente al portal Una vez condenado, fui trasladado des- del despacho, dejaron precipitadamente los de Carabanchel al penal de Soria pasando vasos en el mostrador y se dirigieron hacia por Calatayud el diecinueve de noviembre mí, que forcé el paso bajando por la calle de 1966. Desde Soria fui trasladado al penal lateral, a esa altura se abalanzaron hacia mí de Segovia en 1969 junto a 24 compañeros,

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como castigo por haber llevado a cabo una porque había habido una operación deno- huelga de hambre para reivindicar el esta- minada «Operación Lucero», por medidas tuto del preso político —que nos negaban preventivas con la enfermedad y posterior una y otra vez—. Duró diez días de las Na- muerte de Franco. Nos excarcelaron el 2 de vidades de 1968. Entre otros participaron diciembre de 1975. Para finalizar mi rela- Marcelino Camacho y José Sandoval. En to, la quinta y última de mis detenciones y las cárceles continuaba la lucha de la ca- procesamientos fue el 22 de diciembre de lle. Conseguimos que no fuera obligatoria 1976. Nos detuvieron en un piso de la calle la misa dominical, aunque teníamos que Padre Jesús Ordóñez nº 14, piso 5 letra C, a escuchar lecturas «morales» seleccionadas seis miembros de la dirección del PCE que por el capellán de la cárcel y leídas por el estábamos allí reunidos. A Santiago Ca- maestro de la prisión. También consegui- rrillo, que había entrado en España pocos mos que entraran periódicos, aunque fue- días antes, le detuvieron en la esquina de ran Arriba y ABC y nos llegaran con recor- la citada calle con López de Hoyos. El su- tes. Incluso nos censuraban sus propias mario 2.693/76 se inicia por «reunión ile- publicaciones. El Centro de Cumplimiento gal». Entramos en prisión el 23 de diciem- de Segovia era el mismo edificio donde las bre y fuimos puestos en libertad el 30. Al presas políticas habían hecho una huelga día siguiente, Nochevieja, el PCE madrileño de hambre en 1949. celebró un montón de fiestas en barrios y El 11 de noviembre de 1975, nos pro- pueblos de la periferia de Madrid. Toda una cesaron por terrorismo, nos encarcelaron fiesta, la democracia estaba más cerca.

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Matilde Muñoz Montero Exdirigente del FRAP Nací en Madrid en 1948, en Chamberí. Mi padre era de Calatayud, había ganado la guerra, tenía el carnet de falangista y era el «jefe de casa»: anotaba regularmen- te todos los movimientos de los vecinos de la comunidad y los entregaba a la policía. Murió cuando yo tenía 4 años y mi herma- no nueve. Fui al colegio de monjas de las dominicas, muy cerca de casa, mientras mi hermano estaba en los agustinos. Pasába- mos todas las vacaciones en el pueblo con los abuelos maternos. Ellos habían perdido la guerra. A mi abuelo se lo llevaron los fas- cistas a «darle el paseo» y le salvó un amigo. Mi abuelo no quería hablar de ello, pero mi abuela me contaba «historias de la guerra» que me encantaba escuchar. La discriminación y maltrato que pade- cía mi madre en su trabajo me indignaba, pero a su vez no entendía por qué mi her- mano tenía unas reglas de comportamiento Matilde Muñoz en la tumba de Karl Marx, tan diferentes de las mías. Y me rebelaba. cementerio de Highgate, Londres, septiembre de 1969 (Fuente: Matilde Muñoz). Así que ya desde muy joven nació mi con- ciencia feminista. de activismo, estudio y conciencia. Y años Fui a la universidad, a estudiar Ciencias de grandes enfrentamientos familiares que Económicas. Empecé en 1966. Enseguida desembocaban en palizas y castigos. Mi me interesé por la política y empecé a co- hermano era muy fascista y pensaba que la laborar con la FUDE, Federación Univer- represión era el método para terminar con sitaria Democrática Española. La política mi rebeldía. No me daban dinero. Trabajaba del PCE y sus alianzas no me gustaba. Y la y estudiaba. FUDE era el grupo más activo y presente en En 1968 me escapé de casa y mi herma- la facultad. Asambleas, manifestaciones, no me denunció a la Brigada Político Social, octavillas, carteles. Teníamos un ciclostil dándoles libros marxistas y agendas. Inten- de manivela escondido en la capilla. Años té casarme pero legalmente no podía sin el

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permiso de mi familia. Empezaron a llamar cárcel fue expulsado de España. a gente. Los compañeros me convencieron Volví a Madrid y me incorporé a la or- para volver. Me presenté en la Comisaria de ganización. Estaba en el activo de la UPM, mi barrio, chica buena y estudiosa, les expli- Unión Popular de Mujeres. Nuestra res- qué los malos tratos que recibía en casa. Y ponsable era Juana Doña. Gran camarada a mi familia decidió enviarme a un convento la que siempre he querido mucho. Impul- de monjas de Calatayud. Allí estuve meses, samos la organización, teníamos muchos en una celda, con únicamente los libros de grupos de mujeres, en barrios y en fábricas. texto. Hacía mucho frio, no me dejaban po- Trabajamos en el barrio de Vallecas para nerme pantalones, solo debajo de la falda. impedir desahucios de chabolas. Las muje- Las monjas no entendían el por qué estaba res del barrio hacían sus octavillas, siempre allí, y poco a poco se fue ablandando la rigi- sencillas y contundentes. Editábamos el dez. Un examen importante convenció a mi periódico Liberación, que escribíamos no- madre de la necesidad de mi vuelta a Madrid. sotras y que reproducíamos con un planí- Aprobé el examen y no volví al convento. grafo o «vietnamita», de noche en casas de Los compañeros de la FUDE me convo- compañeras o de simpatizantes. Hacíamos caban periódicamente para proponerme el encuentros, asambleas, apoyábamos a las ingreso en el PCE (m-l), Partido Comunista mujeres a que definieran sus propias y es- de España (marxista-leninista), pero nun- pecificas reivindicaciones. Un trabajo lleno ca me consideraban apta: era feminista y de satisfacciones que hacíamos con entu- foquista, ambas consideradas deviaciones siasmo y viendo sus frutos. pequeñoburguesas [1]. En el activo teníamos muchas discusio- Me casé con mi novio, antiguo militante nes sobre el enfoque de nuestra organiza- del PCE (m-l). Y al año nos fuimos con una ción. Yo era la feminista del grupo. beca, procurada a través de Enrique Tier- La política frentista del PCE (m-l) llevó no Galván, a Turín, Italia, a un Instituto de a impulsar la creación del FRAP (Frente Estudios Europeos. Estuve participando en Revolucionario Antifascista y Patriota). En un colectivo feminista. En mis viajes entre el 1971 se empezaron a formar los Comi- Turín y Madrid llevaba y traía paquetes del tés pro-FRAP. La Unión Popular de Mujeres Partido. En una de las entregas el compañe- (UPM) era una de las organizaciones que ro que me recibió me preguntó si yo era del integraban el FRAP, que se proclamó en no- Partido y cuando le dije que no y le expli- viembre de 1973 [2]. que por qué, indignado por el sectarismo, En 1973, el activo de la UPM tuvo una me dio la entrada, diciendo que ya hablaría reunión con responsables del Partido de él con los camaradas de Madrid. Después Madrid. El Partido había decidido desmon- supe que ese camarada era del secretariado tar la UPM y organizar a sus militantes bajo y se le conocía como Raúl Marco. Le puse otras siglas: las obreras a la Oposición Sin- en contacto con Riccardo Gualino, antiguo dical Obrera (OSO), las demás según donde militante del PCE (m-l), que fue detenido vivieran o trabajaran [3]. Y las teníamos que en 1965 con un disparo en la boca, tras una convencer nosotras. Fue la reunión más acción de reparto de propaganda, y que, en horrible de mi vida. Traté de frenar lo que cuanto italiano, tras casi cuatro años de 2.– La UPM fue creada por el PCE (m-l) en 1968 [N. E.]. 1.–El foquismo es una estrategia de expansión revolucio- 3.– Creada por el PCE, a finales de la década 1950, con el naria a través de focos o núcleos de combate guerrillero, desarrollo de CCOO en la década siguiente, la OSO pasa a inicialmente rurales, propuesta por el Che Guevara [N. E.] ser controlada por el PCE (m-l).[N. E.].

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consideraba una barbaridad, pero la deci- tiempo lo pasé en los varios despachos y sión estaba tomada y no valían argumen- salas de la Brigada Político Social. Me re- tos. Lloré y me desesperé. cibió Billy el Niño a bofetadas. Sin pregun- En la manifestación del primero de tar nada. Me salía sangre por la boca y la mayo de 1973, convocada por el FRAP en nariz y lo dejó. Trato humillante. Y además Atocha, se produjeron enfrentamientos con llevaba la falda desgarrada por detrás. Pero la Policía y un político-social fue acuchi- eso era lo de menos. Sentirte en manos de llado. Habíamos decidido defendernos de torturadores sin saber lo que pasará. Per- la violencia policial. Sufrimos muchísimas der el sentido del tiempo. Que te nieguen detenciones. La organización del Partido ir al servicio cuando lo necesitas. Que no te estaba en un momento muy difícil. Juana den agua cuando tienes sed. Yo no habla- Doña me encargó hacer de trámite para ba nada. No conocía a nadie. Las cosas que contactar a camaradas que se habían que- llevaba encima, documentos y dinero de las dado desconectados, o que necesitaban do- cuotas, me los había dado un desconocido cumentos para poder salir del país. y los tenía que entregar a otro desconocido Mi marido, que estaba en el FUS, Fondo en otra cita. Me tuvieron de pie, de cara a Unido de Solidaridad, viendo las detencio- la pared, sin poder doblar las piernas por- nes, se fue a Inglaterra. que si lo hacia recibía golpes con una vara. En el verano de 1973 me incorporé al Co- No sé cuántas horas estuve así. Sentí que el mité Regional del Partido. Me ocupaba de policía estaba aún más cansado que yo. Me organización. Pero duramos poco: el uno tumbaron en una tabla y me pusieron co- de septiembre me detienen. En el centro de rrientes eléctricas en los pies y los tobillos. Madrid teníamos una cita. Llegué antes y Un día me dieron un bocadillo y agua. Me tuve la sensación de que estaba todo «to- enseñaron álbumes de fotos pero no conocí mado». Pasé junto a una camarada que ve- a nadie. Vi a un camarada en otro despa- nía a la cita y mientras le susurraba que nos cho que hacía «el pato» de un lado a otro. fuéramos se nos tiraron encima varios po- Lo confundí con otro. licías y nos metieron violentamente en un De la DGS nos llevaron a las Salesas, a taxi. Yo salí corriendo por la otra puerta y declarar ante el juez, que no aceptaba nada me agarraron tirando de la falda que desga- de lo que le dijeras. Y desde allí en un fur- rraron. Vi que otro camarada salía corrien- gón a la cárcel. Me trasladaron con la cama- do al ver la escena. Nos detuvieron a todos. rada que detuvieron junto a mí. Entramos Yo era la única que vivía con mi identidad. en Carabanchel, entonces se llamaba a este Trabajaba en Garza. edificio destinado a mujeres, «el psiquiátri- Nos llevaron a la Puerta del Sol, a la DGS, co». Contentas porque se habían acabado Dirección General de Seguridad. Estuve los los días en la DGS. Recibidas con gran cari- tres días reglamentarios. La celda estaba ño por las compañeras que allí estaban. La en los bajos, era pequeña, sin luz natural, llegada era un alivio. Como no había celdas con una bombilla siempre encendida enci- de aislamiento llegamos directamente a la ma de la puerta metálica con un agujero en nuestra. Ducha, váter, ropa limpia, sabanas el centro a través del cual podía ver un pa- limpias. Comer y descansar. Cariño y soli- sillo obscuro y las puertas de otras celdas. daridad. Tener noticias. Un poyo de cemento y una manta horrible. Allí estuve seis meses hasta que me con- Escuché a mi camarada cantando cancio- cedieron la libertad provisional, negada nes de lucha. Pero allí estuve muy poco. Mi como tres veces. Cuando llegué estuve en

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una celda de ocho camas, con un cristal que Las invitábamos a nuestras actividades. Las ocultaba un váter y un lavabo con un es- ayudábamos a escribir peticiones, a relle- pejo, con una ventana cerrada con listones nar documentos, y a lo que necesitaran. Y de hierro oxidado. Las políticas estábamos ellas nos cortaban el pelo, se ofrecían para juntas con las demás presas, incluso en las hacer lo que sabían; las prostitutas estaban celdas. Con el tiempo, y gracias a las sali- convencidas de que nos tenían que enseñar das, conquisté una celda individual en el muchas cosas sobre el sexo. Tenían razón. segundo piso, pequeña pero con luz natu- Algunas presas no políticas entraron en la ral de una ventana con rejas desde la que comuna. Descubrimos que una estaba ha- se veía la calle. Podía leer en la cama hasta ciendo de chivata, la metimos en una de las que apagaban las luces y tenía un váter y un celdas y la dimos dos bofetadas. Salió al día lavabo para mi sola. siguiente. Y a cuatro de nosotras nos casti- El ambiente era tranquilo y las relacio- garon sin visitas ni paquetes. Nuestros ca- nes buenas. Las políticas éramos todas del maradas de Carabanchel, hombres, no esta- FRAP. Todas, excepto una, estábamos a la ban de acuerdo con nuestro trabajo con las espera de juicio. En el tiempo que estu- llamadas presas comunes, pero nosotras lo ve pasaron presas de otras organizaciones discutimos y seguimos haciéndolo. que, o salían inmediatamente o iban a jui- Recuerdo el patio pequeñísimo por el cio. No recuerdo cuantas éramos, creo que que caminábamos en grupos como leonas unas quince. Teníamos una comuna en la enjauladas y el frío, lavábamos la ropa y que compartíamos comida, golosinas, artí- por la mañana estaba con chorlitos. Cuando culos de droguería, dinero. Había ropa para íbamos a comunicar pasábamos por el patio quien la necesitara. Las familias nos traían de las madres. Era siempre una imagen im- comida para todas. Recuerdo que mi suegra pactante. No nos dejaban hablar con ellas. nos traía un flan grandísimo y buenísimo. Y Allí estaba una enfermera condenada por mis compañeros de trabajo me mandaban hacer abortos. Era una señora maravillosa. cantidad de jamón estupendo. Casi nunca Mi madre se portó fenomenal, iba y ve- comíamos el rancho. nia de los juzgados, tomo cariño a Cristina Podíamos recibir cartas de familiares di- Almeida que era mi abogada. Y la votó en rectos que llegaban abiertas, leídas y cen- las primeras elecciones. suradas con tachones negros. El ABC podía La salida de la cárcel siempre es impac- entrar recortado en ventanitas. Luego pe- tante. Encontré trabajo en un estudio de díamos a las familias que nos dieran las no- urbanismo y alquilé una habitación. Estuve ticias censuradas. un tiempo en cuarentena militante y des- Estábamos muy organizadas y hacíamos pués el Partido me envió a Italia. No estaba actividades de formación, debate, lectura, yo muy de acuerdo, prefería quedarme en trabajo manual y ejercicio físico. Y cantá- el interior. Me proporcionaron una nueva bamos. Cantábamos mucho. Dos camaradas documentación y pasé la frontera en tren tocaban la guitarra. Éramos todas jóvenes. llegando hasta Milán en donde me habían Nuestra relación con las presas no polí- montado una cita. Tuve gran alegría cuando ticas era muy buena. Estaban allí por dro- vi que quien me recibía era Riccardo Guali- gas, por asaltos a mano armada, por robos, no, que había conocido personalmente en dos francesas por banda marsellesa. Hablá- Turín. Se había incorporado al Partido y lle- bamos mucho con ellas, escuchábamos sus vaba la organización en Italia y la Comisión historias y contábamos nuestras razones. de Europa. Y en Milán me estaba también

224 Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 221-226 Testimonio de lucha Matilde Muñoz Montero

esperando mi marido. Nuestro encuentro tola en la cabeza. No sabía lo que pasaba fue nuestra definitiva separación. Tras un hasta que me llamaba la Policía y me hacía periodo en Milán me trasladé a Roma. Era comprarle un billete de avión. Lo veía en el la responsable de la organización en Italia. aeropuerto. Magullado, con el cuerpo mo- Cuando la lucha en España se incremen- rado. Una de las veces estuvo desaparecido tó y agudizó, empezaron a pedir pena de diez días. Una situación alucinante. En 1981 muerte para muchos detenidos. Y tras las fuimos de vacaciones a Italia y Riccardo se acciones armadas del FRAP, con las que yo enfermó. Así que decidimos quedarnos en estaba de acuerdo, los jueces militares pe- Roma. Desmonté la casa y me llevé todo. dían pena de muerte para nuestros cama- Así terminó mi militancia. radas. Once peticiones de pena de muerte. El machismo impregnaba las organi- Nuestra actividad aumentó y decidimos zaciones antifascistas. En el FRAP y en el emprender una gran campaña de apoyo a Partido había muchas mujeres militantes, los presos políticos, a todos los presos po- seguramente tantas como hombres. No líticos. Y en contra de las penas de muerte. sucedía así en los órganos de dirección. Agosto y septiembre de 1975 fueron me- Aunque estábamos orgullosas de que en ses de gran activismo: relaciones con todos, el secretariado del partido, colectivo de mítines por toda Italia, actos en universi- tres personas, estuviera una mujer: Elena dades, manifestaciones, asambleas, reunio- Odena. nes, octavillas, entrevistas, distribución de La vida diaria de las militantes estaba in- información y documentación, presiones al fluenciada por el machismo. El argumento gobierno de Franco y al Vaticano. era que «no podíamos diferenciarnos de los En octubre de 1974 me uní a Riccardo demás», por lo que, por ejemplo, si vivías en Gualino, que ha sido mi compañero y el pa- una comunidad de vecinos en la que la lim- dre de mis dos hijos. Hemos estado juntos pieza de las escaleras se hacía de forma al- hasta su muerte en 2018. ternada entre todos, el camarada se negaba En 1976 volvimos a Madrid. Entramos a fregarlas… Todas teníamos que batallar separados en dos coches con otros dos ca- en casa para compartir las tareas. También maradas. Uno de ellos era Raúl Marco. Se- había homofobia. Se llegó incluso a expul- guíamos siendo clandestinos y viviendo sar a militantes homosexuales. Se seguían con documentación falsa. La organización acríticamente las características sociales de estaba muy golpeada. Fuimos contactando la época. La desarticulación de la UPM fue con la gente y reorganizando. Yo había sido un ejemplo flagrante. amnistiada y recuperé mi identidad. Ric- Mi militancia estuvo muy limitada desde cardo seguía con su orden de expulsión y que me uní a un camarada que organizati- vivíamos clandestinos. vamente era más importante que yo. Esto Mi militancia estaba muy limitada. No me ha dolido siempre y me sigue doliendo. podía participar en acciones. No podía po- Pero siempre he defendido posiciones fe- ner en peligro a Riccardo. Estuve haciendo ministas. Siendo, en la mayoría de los ca- cosas discretas. Iba a la Coordinadora de sos, derrotada. Mujeres, en representación de la UPM, que No he vuelto a militar en ningún parti- en realidad no existía como tal. Pero nues- do. Sigo considerándome una comunista. tra voz y posiciones estaban allí. Una comunista un poco heterodoxa. Sigo Detuvieron tres veces a Riccardo. Una estudiando y analizando mi experiencia de ellas en el metro apuntándole una pis- militante. Los errores. Las causas. He conti-

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nuado siendo activista de movimientos so- macia para alcanzar los objetivos, trabajo ciales y feministas. En Roma, he participa- de grupo. Compaginar una vida privada con do activamente en el comité de vecinos de la actividad militante clandestina. Apren- mi barrio, en las organizaciones de padres dizajes que me han servido en la vida. He en defensa de la escuela pública y por la eli- tenido camaradas a los que he querido mu- minación de la asignatura de religión, en el cho y quiero, y aun hoy encontrarme con ex movimiento por la defensa del agua publi- camaradas, con los que siento lazos fuertes ca y en contra de su privatización (ganamos y emocionantes, es un privilegio. Grande es un referéndum sin el apoyo de partidos po- el cariño y respeto entre nosotros. líticos, aunque sí de sus bases), en la coope- De mi militancia estoy muy orgullosa. ración internacional entre los pueblos, en No me arrepiento de nada. Me considero la creación de grupos de compra solidarios una persona que ha hecho siempre lo que y su red, en actividades antifascistas y anti- consideraba correcto y justo y una entre to- rracistas, en el apoyo a mujeres migrantes, das las que se han colocado, con todos sus en la defensa de los derechos de las muje- riesgos, de la parte justa de la Historia. Sigo res (aborto libre, seguro y gratuito, sanidad formando parte de las invisibles que contri- feminizada). He trabajado en una ONG de buyeron a derrocar al franquismo e hicie- cooperación al desarrollo y en una revista ron posible el cambio de nuestro país. No de movimientos sociales. cambió como queríamos. Las consecuen- He aprendido muchísimo de mi expe- cias las seguimos viviendo. Y sin olvido ni riencia de lucha. He aprendido muchísimo perdón, seguimos a la espera de recuperar de la vida en la clandestinidad. Seriedad, la memoria de los crímenes franquistas y de consecuencia, espíritu colectivo, defensa llegar a obtener para todos verdad, justicia de las ideas, análisis de la situación, diplo- y reparación.

226 Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 221-226 Rosa Estruch Espinós: alcaldesa comunista de Vilallonga durante la Guerra Civil

Vicenta Verdugo Martí Florida Universitaria Introducción

La biografía de Rosa Estruch Espinós, comunista y alcaldesa de Vilallonga (Va- lencia) en la Guerra Civil, nos permite re- cuperar la agencia social y el protagonis- mo histórico de mujeres desconocidas en la narración histórica del antifranquismo. Para la recuperación de su biografía han sido fundamentales las memorias escritas y las fuentes orales dejadas por otras muje- res represaliadas; algunas como María Soto del pueblo de Vilallonga, o como Joaquina Campos camarada de Rosa Estruch a la que conoció en Valencia ya en los años 60. Tam- bién las memorias de represaliadas, como Ángeles Malonda o la guerrillera Remedios Montero, nos hablan de Rosa Estruch. Al igual que Tomasa Cuevas que visitó a Rosa y recogió testimonios sobre ella [1]. Fuentes orales, historias de vida, biografías y me- morias escritas que abren vías de investi- gación sobre las experiencias femeninas, sobre las formas en las que las mujeres se Rosa Estruch en Vilallonga junto a amigos y vecinos, durante su única salida del Sanatorio apropian de sus condiciones de existencia y de la Malvarosa, década de 1960 (Fuente: cómo, a partir de ellas, crean posibilidades Joseph Tarrasó). y estrategias de cambio. El perfil biográfico de Rosa Estruch nos 1.– Ángeles Malonda, Aquello sucedió así, Valencia, PUV, acerca a una experiencia de vida en defensa 2015; Remedios Montero, Historia de Celia. Recuerdos de de la Segunda República. A su compromiso una guerrillera antifascista, Valencia, Rialla Editores, 2004. Tomasa Cuevas, Testimonios de mujeres en las cárceles fran- político y militante comunista y su relación quista, Huesca, Instituto de Estudios Altoaragoneses, 2004. con ámbitos político-organizativos tradi-

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Rosa Estruch Espinós, con sus amigas y camaradas en el Sanatorio de la Malvarrosa (s/f.) (Fuente: Joseph Tarrasó).

cionalmente masculinos como la política ción valenciana de Vilallonga, emigraron municipal. Pero su biografía también nos en busca de trabajo. Años después regresa- acerca a las vivencias de las presas políticas, ron al pueblo con Rosa de muy niña, pero ayudándonos a recuperar otras mujeres re- nuevamente la precariedad económica les publicanas que fueron encarceladas junto a hizo volver a emigrar. En esta ocasión Fran- ella, como Amparo Soto, María Soto, Asun- cia fue el país de destino [2]. En Francia, Rosa ción Pérez. Nombres de mujeres que nos lle- recibió su educación y la influencia de un van a otros nombres hasta ahora desconoci- contexto social de movilizaciones obreras dos. Dándonos la dimensión de la represión, e inestabilidad política. En este ambien- pero también del compromiso político fe- te, adquirió una progresiva concienciación menino en la defensa de la República y la y sensibilización ante los problemas de la resistencia femenina al franquismo. clase trabajadora. En 1934, retornó junto a su familia a España, instalándose en la Rosa Estruch Espinós (1915-1978): población valenciana de Albal hasta 1936, alcaldesa comunista de Villalonga momento en que toda la familia regresó a Vilallonga, donde Rosa se dedicó a alfabeti- Rosa Estruch Espinós, nació en 1915 en 2.– Vicente Ferrer, «Persones, personatges. Rosita Estruch», San Juan de la Frontera (Argentina), lugar Bresca. Fulls d´Informació i Cultura de Vilallonga de la Safor. al que sus padres, procedentes de la pobla- nº 14 (2002), pp. 10-14.

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zar e impartir clases de francés a los niños y reemplazo. Con pocos hombres jóvenes en jóvenes del pueblo. Con el triunfo del Fren- el pueblo y en una situación cada vez más te Popular y en un ambiente de eferves- dañada por la guerra, Rosa fue elegida al- cencia política, Rosa ingresó en el Partido caldesa a los 24 años. El apoyo de los ve- Comunista llegando a ser elegida Secreta- cinos y del mermado equipo consistorial, ría General del PCE de Vilallonga. En este unido a su convicción política, hizo que cargo de responsabilidad política, desarro- aceptase, aunque no sin temor por el grado lló un importante papel en la formación de de responsabilidad que el cargo conllevaba. los muchachos y muchachas del pueblo que Son sus propias palabras las que nos dan el pasaron a ingresar en las filas de las Juven- testimonio: tudes Socialistas Unificadas (JSU) [3]. En una entrevista que le realizaron poco antes de «No me olvidaré nunca del miedo que me su fallecimiento, Rosa Estruch explicaba dio al principio. Temía no estar a la altura. sus motivaciones para ingresar en el PCE: Pero me rodeaba gente tan buena, todos los compañeros eran excelentes. Tenían con- «Yo fui al Partido Comunista porque coin- fianza en mí y yo en ellos. Además socialis- cidía en todo con mi forma de pensar, de tas y comunistas estábamos muy unidos y sentir y de ver las cosas. Lo mismo que me te diré más: en los últimos días llegamos a pasa ahora cuando oigo hablar a Santiago firmar un pacto de unificación socialistas y Carrillo, a Simón Sánchez Montero, a Ca- comunistas» [7]. macho. Dicen las cosas exactamente como yo las pienso. Mi sentir lo veo reflejado en Como ocurrió en otros municipios y ám- sus palabras […] Y un buen día despiertas bitos públicos, con la incorporación de los y te dices, pero bueno ¿cómo he estado yo hombres a los frentes de guerra, las muje- perdiendo el tiempo, habiendo tanto por res pasaron a ocupar los puestos vacantes hacer» [4]. por la ausencia masculina. Esta situación supuso para ellas la adquisición de un pro- Con el comienzo de la Guerra Civil, el tagonismo y una revalorización inusual, alcalde de Vilallonga Ernesto Botella, mi- ya que su presencia activa era crucial en litante del PSOE, se incorporó al ejército, la reorganización de la sociedad en gue- siendo elegido para sustituirle Andrés Ta- rra. Se rompían las restricciones de géne- razona, militante del PCE [5]. En este perío- ro tradicionales con la intervención de las do de mandato de Andrés Tarazona, Rosa mujeres fuera de los confines del hogar, con Estruch fue elegida como concejala del su acceso a espacios políticos tradicional- Ayuntamiento a propuesta del sindicato mente masculinos [8]. En este sentido, Rosa UGT [6]. Pero el desarrollo del contexto béli- Estruch, al aceptar el cargo como alcaldesa, co necesitaba nuevas incorporaciones a fi- iba más allá en su compromiso político y las y Andrés Tarazona tuvo que abandonar pasaba a convertirse en una figura compro- la alcaldía para sumarse a filas en el último metida con la política municipal [9]. María Soto narra cómo se produjo la 3.– Entrevista a María Soto, noviembre 2007. 4.– Adelita del Campo, «Vidas Rotas», Cal Dir, nº 46 (14 febrero 1978), pp. 27-28, p. 28. 7.– A. del Campo, «Vidas rotas», p. 28. 5.– Libro de Actas Ayuntamiento de Vilallonga. Junta Ordi- 8.– Mary Nash, Rojas. Las mujeres republicanas en la Guerra naria, 1 agosto 1937. Civil, Madrid, Ed. Taurus, 1999, p. 126. 6.– Ibid. 9.– Ibid. p. 254.

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elección de Rosa como alcaldesa del pue- en el caso de Rosa Estruch, no planteaba el blo, y de algunas de las responsabilidades a cuestionamiento de la división de espacios las que tuvo que hacer frente: en función del género. Por lo que, si bien la guerra condujo a cambios, al mismo tiempo «En Vilallonga ya no iban quedando hom- se mantuvieron continuidades en las vidas bres, por lo que cuatro o cinco socialistas ya y experiencias femeninas. Seguía prevale- mayores la nombraron a ella alcaldesa en ciendo el tradicional discurso de la domes- una reunión […] Como alcaldesa tuvo que ticidad y un modelo de feminidad funda- hacerles frente a los desertores, aquí venían mentalmente maternal y doméstico [12]. del SIM y tenía que acompañarles y señalar Finalizada la guerra civil, con la ocupa- las casas donde había emboscados» [10]. ción de Valencia por las tropas franquistas en marzo de 1939, Rosa Estruch, fue dete- Esta función la realizaba con la com- nida en esta ciudad al ser delatada por un pañía de algunas de sus camaradas como vecino falangista [13]. Durante su detención, Amparo Soto y Asunción Pérez. Las muje- el interrogatorio al que fue sometida en la res asumían las responsabilidades del des- Comisaría de la calle Sorní, la dejó marcada empeño de un cargo público en el contex- de por vida. to bélico, participando directamente en la Fue encarcelada en la prisión Provincial resistencia antifranquista. Su cargo como de Mujeres de Valencia en mayo de 1939. alcaldesa conllevaba también una serie de En noviembre la trasladaron al Convento obligaciones de carácter militar. Así ocurría de Santa Clara, habilitado como prisión. En cuando había que ir a buscar a los hombres marzo de 1940 se la juzgó en Procedimien- del pueblo que habían desertado. En estos to Sumarísimo de Urgencia, acusada de casos, acudía a sus compañeras y camara- profesar ideas comunistas y de auxilio a la das Amparo Soto y Asunción Pérez para rebelión por lo que fue condenada a quince realizar esta tarea de búsqueda al margen años de prisión [14]. En agosto de 1940 fue de de los agentes de la SIM. De modo que las nuevo trasladada a la Prisión Provincial de mujeres articularon sus propias estrate- Mujeres de Valencia. gias y redes de ayuda, redes de solidaridad Sus camaradas y compañeras Ampa- para desenvolverse en un contexto hostil y ro Soto y Asunción Pérez fueron también fuertemente masculinizado, puesto que se detenidas y encarceladas, en las prisiones trataba de una función que se realizaba de del Convento de Santa Clara y en la Prisión manera puntual, pero en un ámbito clara- Provincial de Mujeres de Valencia. Acusa- mente restringido como era el militar. das de auxilio a la rebelión, de pertenecer al La movilización femenina ensanchó los PCE y a Socorro Rojo Internacional, fueron límites de las esferas pública y privada. De condenadas a 12 años de prisión [15]. hecho, ya no se les negaba a las mujeres el acceso a la esfera pública; pero la definición 12.– Ana Aguado, «Les dones valencianes en la guerra civil de lo que era público estaba todavía delimi- (1936-1939)», en Manuel García (Ed.) Homenatge a Manue- tada según el género [11]. El activismo de las la Ballester, Valencia, Dirección General de la Mujer, 1996, pp., 23-35. mujeres durante la guerra, el compromiso 13.– Entrevista a María Soto, noviembre 2007. político y público que desarrollaron como 14.– Arxiu Regne de València (ARV), Expediente. Peniten- ciario (EP) Rosa Estruch Espinós, causa nº 3.511-V. 10.– Entrevista a María Soto, noviembre 2007. 15.– ARV. EP: Amparo Soto, causa, nº 17.768-V; EP: Asun- 11.– M. Nash, Rojas. Las mujeres republicanas, pp. 252-253. ción Pérez. Causa, nº 1.912-V.

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Cabecera del expediente penitenciario de Rosa Estruch Espinós. Prisión Provincial de Mujeres de Valencia (Fuente: Archivo del Reino de Valencia).

Desde el mismo momento de su ingre- sana y fuerte ha quedado paralítica […] so en la cárcel, el estado físico de Rosa Es- una comisión de entre las reclusas roga- truch fue deteriorándose, ya que a causa mos a la directora que hiciera las gestiones de las torturas a las que la sometieron y pertinentes para que nuestra compañera al tratamiento que le aplicaban, su cuerpo pudiera ingresar en un sanatorio estatal. quedó inmovilizado. Su estancia en prisión Fracasamos y recluida en la enfermería, ha se alternaba con períodos de ingreso en los llegado a quedar imposibilitada total» [17]. sótanos del Hospital Provincial de Valencia habilitados como calabozos, donde la única En marzo de 1941 y febrero de 1942, ante ayuda era la que le prestaban las mujeres la gravedad de su estado físico, tanto Rosa allí también recluidas [16]. como sus padres, presentaron instancias de Tal era su deterioro que una comisión de súplica a las autoridades franquistas, para reclusas pidió a la directora de la prisión, que se le concediera la libertad y que Rosa Natividad Brunete, que hiciera gestiones pudiera fallecer en su domicilio [18]. En ene- para que pudiera ser ingresada en un sana- ro de 1940 se le conmutó la pena de quin- torio. Así lo narra Ángeles Malonda, com- pañera de cárcel: 17.– A. Malonda, Aquello sucedió así, p. 133. 18.– ARV. Instancia, nº 902 de los padres de Rosa Estruch Espinós, dirigida al Auditor de Guerra de la Región Militar «Una muchacha que ingresó en prisión de Valencia, 30 marzo 1941; Instancia, nº 496 de Rosa Es- truch Espinós al Auditor de Guerra de la Región Militar de 16.– A. del Campo, «Vidas rotas», p.27. Valencia, 11 febrero 1942.

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ce años de prisión por la de doce años. En sentó a detenerla, cosa que resultó imposi- mayo de 1942, fue puesta en libertad bajo ble debido a su estado de parálisis. En 1955 prisión atenuada [19]. De regreso a su domi- gracias a la intermediación de su amiga y cilio, no obtuvo la liberación definitiva has- antigua compañera de prisión: Ángeles ta mayo de 1951, teniendo que seguir pa- Malonda, fue ingresada en el Sanatorio de sando los controles y permaneciendo bajo la Malvarrosa de Valencia [23]. vigilancia hasta esa fecha [20]. En 1956 le tomaron declaración en el No obstante, desde su postración, Rosa mismo Sanatorio, la acusaban de haber Estruch siguió con su militancia en la clan- participado en la guerrilla en Utiel. Con se- destinidad, colaborando a comienzos de mejante acusación Rosa respondió: los años cincuenta en la reorganización del PCE en el País Valenciano y teniendo con- «Si la cosa no fuese tan seria, es para mo- tactos con algunos de los guerrilleros de la rirse de risa ¿No ven ustedes como me en- Agrupación Guerrillera de Levante (AGLA). cuentro? Los policías le preguntaron si es- Así lo recuerda en su autobiografía Reme- taban en esas condiciones cuando entró en dios Montero guerrillera del AGLA: la cárcel. ‘No señores. Yo entré en la cárcel por mi propio pie y salí así. Estoy así desde «Allí llegué (a Vilallonga) sin conocer a la cárcel’» [24]. nadie, lo que me dificultaba la idea de for- mar el Partido Comunista: pero con María Ante la insistencia para que comparecie- (Soto) no había nada imposible. Me presen- ra en el tribunal, a pesar de la imposibili- tó a la mejor gente que ella conocía, entre dad de moverse, fue trasladada en camilla ella a una chica llamada Rosa Estruch que a la sala del juicio. La condenaron a cinco estaba en cama sin moverse […] Era muy meses de prisión, acusada de asociación inteligente y valiente y en cama y todo ella ilícita y de realizar reuniones clandestinas. nos ayudó muchísimo…» [21] Nuevamente la internaron en el sanatorio, pero con vigilancia policial. Poco después, También Tomasa Cuevas recuerda el tra- recibió la visita de un médico forense que bajo político de Rosa en la clandestinidad: debía evaluar su estado e informar si podía ser encarcelada, pero tras el informe del fo- «Fue la que le ayudó (a Remedios Montero) rense, en vista de su estado, no volvió a ser a reorganizar. Era la que llamaba a los ca- molestada [25]. maradas, les hablaba y les convencía, y en su Su estancia en el Sanatorio de la Malva- habitación, allí en su cama, paralítica com- rrosa de Valencia donde permaneció hasta pletamente, hacía una labor formidable» [22]. su muerte en 1978, supone una nueva etapa en la vida de esta comunista. Rosa Estruch En 1952, a Rosa Estruch la acusaron de era un referente para las camaradas que ha- querer reorganizar el PCE, la policía se pre- bían militado con ella durante la República y la guerra. Por el Sanatorio de la Malvarro- 19.– ARV. EP: Rosa Estruch Espinós; Instancia nº 6719 Ca- sa pasaron continuamente a visitarla algu- pitanía General de la 3ª Región Militar, Juzgado Militar nº 8, 8 mayo 1942. nas de las emblemáticas militantes republi- 20.–ARV. Certificado de Liberación Definitiva de Rosa -Es truch Espinós, 6 mayo 1951. 23.– A. Malonda, Aquello sucedió así, p. 133. 21.–R. Montero, Historia de Celia, p. 30. 24.– A. del Campo, «Vidas rotas», p. 28. 22.–T. Cuevas, Testimonios de mujeres, p. 641. 25.– Ibid.

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canas y comunistas valencianas, como Pilar Rosa Estruch, a pesar de su deteriorada Soler, las hermanas Paz y Ángeles Azzati, situación física, desarrolló entre las mujeres Ángela Sampere, María Soto, Alejandra So- que la visitaban una red femenina de ayu- ler, Tomasa Cuevas o Ángeles Malonda, que da a las personas represaliadas. Desde su recuerda sus visitas a Rosa: postración en el sanatorio, coordinaba las actuaciones de asistencia hacia otras per- «Un grupo de compañeras la visitábamos a sonas represaliadas que carecían de los más menudo, y nos complacía rodearla de cuan- elementales medios de subsistencia [28]. Una to precisara y, sobre todo, de nuestro cariño red que se inserta dentro de las prácticas y admiración porque jamás decaía su áni- femeninas de cuidado y atención. Prácticas mo, lo que nos servía de gran ejemplo para que son guiadas por la conciencia femenina las que, teniendo salud, nos permitíamos que asigna a las mujeres la responsabilidad días de flaqueza» [26]. de conservar la vida [29]. Las vías de compli- cidad se establecían mediante relaciones de Entre los testimonios recogidos de sus militancia y amistad en las visitas a Rosa. amigas y camaradas destaca el de Joaquina Prácticas de cuidado desarrolladas por Campos, que nos cuenta como las mujeres las mujeres antifranquistas hasta media- del PCE en los años sesenta visitaban a Rosa dos los años setenta que se relacionan con y le prestaban cuidados. Para ellas repre- el concepto de maternidad social y que, en sentaba un ejemplo de la lucha que las mu- la generación de Rosa Estruch, se identificó jeres realizaron en la defensa republicana: con las tareas de las mujeres en la Guerra Civil. En concreto, con las labores realiza- «Íbamos un grupo de mujeres, a ver a una das por Mujeres Antifascistas en Valencia amiga que teníamos ingresada en el Sana- como ciudad de retaguardia. De tal modo torio de la Malvarrosa que, por el hecho de que, esta experiencia histórica femenina haber sido alcalde del Partido Comunista protagonizada por las mujeres republica- en Villalonga, la encerraron, la torturaron nas en la Guerra Civil, dejó su impronta e y la dejaron inválida […] estuvo desde que influencia en las nuevas organizaciones terminó la guerra hasta el 78 que se murió, femeninas que fueron creándose en los llena de operaciones, de humillaciones, la años del tardofranquismo. En concreto en llevaron hasta al juicio en camilla. Íbamos el Movimiento Democrático de Mujeres de muchas amigas, a mí me la presentaron en Valencia (MDM), creado en 1969. De esta el 62 y desde el 62 hasta el 78 que se murió organización fueron fundadoras algunas de no dejé de ir a verla […] Ella estaba muy fas- las camaradas que visitaban a Rosa Estruch tidiada del estómago, lo vengo a decir por y que participaron en la Guerra Civil, en- las mujeres lo que hacíamos [...] Les dije: tre ellas Pilar Soler, una de las fundadoras ¿Porque en vez de venir todas, el mismo en Valencia de Mujeres Antifascistas. Po- día, no nos repartimos y le traemos alguna demos decir que ese aprendizaje histórico cosa guisada de casa? Como estaba tan mal, previo facilitó la capacidad de estas muje- porque yo no sé las operaciones, no se po- día valer» [27]. 28.– Entrevista a Joaquina Campos, junio 2002. 29.– Temma Kaplan, «Luchar por la democracia: formas de organización de las mujeres entre los años cincuenta y los años setenta», en Ana Aguado (ed.), Mujeres, regulación 26.– Á. Malonda, Aquello sucedió así, p. 134. de conflictos y cultura de la paz. Valencia, IUED, 1999, pp. 27.– Entrevista a Joaquina Campos, junio 2002. 89-107.

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Entierro de Rosa Estruch, junio de 1978 (Fuente: Joseph Tarrasó).

res que crearon el MDM para generar for- a veces se dice de la misma quinta. En noso- mas de acción colectiva y respuestas socia- tros puede traducirse que vivimos intensa- les ya en los años del tardofranquismo y la mente períodos de una lucha sin desmayo Transición Democrática [30]. (1936-1939) y después cuando el cielo de Rosa Estruch se convirtió en uno de los España se tornó negro y cayó sobre nues- iconos femeninos de la lucha antifranquis- tras cabezas la larga e interminable noche ta en el País Valenciano. Durante años, las del franquismo, nos encontramos juntas en mujeres del MDM se repartieron las tareas un lugar donde por montones llegaban las de asistencia y apoyo a esta camarada hasta mujeres «vencidas»: la cárcel (…) Rosita era su fallecimiento el 27 de junio de 1978, tras muy acogedora. Tenía todo lo que en una o veintidós años internada en el Sanatorio. un comunista me parece que es importante Pilar Soler antigua camarada y amiga de tener en cuenta en la vida. Cuando se dirigía Rosa Estruch, escribió en su memoria: a su alrededor, tanto al Partido como a las amistades, como al personal del Sanatorio, «Hay vidas que ocupan tales espacios que, a sus palabras eran para convencer y respetar la hora de recordar para contar su vida, re- también a los demás. Hemos perdido algo sulta casi imposible poderlo hacer con todo muy querido. Tardaré en acostumbrarme a lo deseado. Rosita era una de esas vidas. Yo su falta. En mi trabajo del Partido Rosita era la conocía hace muchos años. Éramos lo que algo muy particular» [31].

31.– Archivo personal de Emilia Bolinches, Manuscrito Pi- 30.– M. Nash, Rojas. Las mujeres republicanas, p. 31. lar Soler en Memoria de Rosa Estruch Espinós. s/f.

234 Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808, pp. 227-234 Autores Secciones: Dossier y Estudios

Pilar Díaz Sánchez. Profesora Titular de Historia Contemporánea de la Universidad Au- tónoma de Madrid. Ha centrado sus líneas de investigación en el trabajo de las mujeres, especialmente en la industria textil durante el franquismo, en la literatura como fuente histórica y en el uso de las Fuentes Orales. Ha publicado decenas de artículos y colabora- ciones en obras colectivas y es autora de los libros El trabajo de las mujeres en el textil ma- drileño. Racionalización industrial y experiencias de género (2001); Vida de Antonio y Carme- lita. Militancia jornalera en Andalucía, 1950-2000 (2016); y coordinadora, junto a Cristina Segura Graiño, del número monográfico Arenal. Revista de Historia de las Mujeres «Hadas, princesas, brujas… Las mujeres en los cuentos» (2014).

Manuel Guerrero Boldó. Licenciado en Historia y Máster en Economía Internacional y Desarrollo por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente realiza el doctorado también en la UCM en Historia Contemporánea. Su tesis versa sobre la interpretación y la relación de intelectuales comunistas y determinados hechos históricos trascendentales para el movimiento comunista. También posee el Máster de Formación del Profesorado (URJC) y es profesor de Historia en secundaria. Actualmente ultima el libro Una historia de las democracias populares. Europa del Este desde 1945, junto a José María Faraldo Jarillo.

Victoria López Barahona. Licenciada en Antropología Social y Cultural por la Universi- dad Complutense de Madrid y doctorada en Historia Moderna por la Universidad Autóno- ma de Madrid (2015). Su labor investigadora se ha desarrollado en el ámbito de la historia del trabajo, en particular, del trabajo de las mujeres durante los siglos modernos en el con- texto de Madrid, su Tierra y Castilla la Nueva. Su principal publicación es Las trabajadoras en la sociedad madrileña del siglo XVIII (2016). Sus publicaciones más recientes: «El trabajo de las mujeres en la Real Fábrica de Guadalajara durante el siglo XVIII», Historia Social, 96 (2020) y «Apprenticeship in early modern Madrid», en Prak y Wallis (eds), Apprenticeship in Early Modern Europe (2020).

Teresa María Ortega López. Profesora Titular de Historia Contemporánea en la Univer- sidad de Granada. Sus líneas de investigación las ha centrado en el estudio de las rela- ciones laborales y la conflictividad social durante la dictadura Franquista y la Transición Política a la democracia, así como en el análisis de los orígenes políticos, sociales y cul- turales del régimen del general Franco. Más recientemente se ha ocupado del estudio del mundo rural y de la historia de género. Entre sus publicaciones sobre este tema destacan los libros Jornaleras, campesinas y agricultoras. La historia agraria desde una perspectiva de género, (2015); La España rural. Siglos XIX y XX. (Aspectos políticos, sociales y culturales) (2011); y el monográfico coordinado en la revistaArenal . Revista de Historia de las Mujeres: «Campesinas: desigualdades de género y economías invisibles en el siglo XX» (2018).

Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808 235 Autores

Cirila Quintero Ramírez. Doctora en Sociología por el Colegio de México, Profesora- Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte, Sede Matamoros. Investigadora Nacio- nal, Nivel III, ha escrito libros de autor y decenas de artículos para revistas nacionales e internacionales, así como capítulos de libros sobre sindicatos, maquiladoras, género y migración en el norte de México. Ha sido profesora visitante en universidades de Canadá, Suecia, España y Estados Unidos. Actualmente trabaja en los proyectos: «Trabajo y traba- jadores en la frontera norte. Una visión actualizada de la situación laboral» y «La historia de la maquiladora desde la mirada de sus trabajadoras».

Teresa Torns. Licenciada y doctora en Sociología por la Universidad de Deusto y profeso- ra jubilada de la UAB. Miembro del «Centre d’Estudis Sociològics sobre la Vida Quotidiana i el Treball» (QUIT), del Institut d’Estudis del Treball (IET), del «Seminari d’Estudis de la Dona» (SED) y de l’Institut Interuniversitari de les Dones i el Gènere (IIEDG). Y socia de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT). Su actividad investigadora se centra en las desigualdades de género en el trabajo y la vida cotidiana: el mercado de trabajo, el trabajo doméstico y de cuidados, el tiempo y el bienestar cotidiano, las políticas de tiempo y la conciliación.

236 Nuestra Historia, 10 (2020), ISSN 2529-9808 www.fim.org.es