Escrito por Tom Cantor Presidente, Fundador y Director Ejecutivo Scantibodies Laboratory, Inc. Scantibodies Clinical Laboratory, Inc. Scantibodies Biologics, Inc. Israel Restoration Ministries Light & Life Foundation Creation & Earth History Museum Friendship with God Radio Ministry

Preguntas Frecuentes 1. ¿Respaldan las Escrituras Hebreas la tri-unidad de Dios? 2. ¿Es el Mesías judío Dios como hombre? 3. ¿Es el Señor Jesucristo Dios? 4. ¿Es posible que un hombre pueda ver a Dios el Hijo? 5. ¿Cómo puede ser identificado el Mesías judío? 6. ¿Las Escrituras Hebreas sostienen el nacimiento virginal? 7. ¿Tienen todos los hombres una naturaleza pecaminosa? 8. ¿Hay un mediador entre Dios y los hombres? 9. ¿Cuál es la diferencia entre un gentil y un cristiano? 10. ¿Cuál es la diferencia entre Israel y la Iglesia? 11. ¿Quién es un judío? 12. ¿Es posible ser judío y cristiano a la misma vez? 13. ¿Por qué los rabinos no enseñan al pueblo judío sobre Jesús el Mesías? 14. ¿Por qué algunos judíos dudan de la existencia de Dios? 15. ¿Las Escrituras Hebreas enseñan del cielo y el infierno? 16. ¿Cuál es el plan de Dios de salvación para el pueblo judío? 17. ¿Es el bautismo un ritual judío? 18. ¿Vale la pena para un judío recibir al Señor Jesucristo? 19. ¿Cuál es el propósito de Dios para el pueblo judío?

1 20. ¿Qué paz trajo el Mesías judío a la tierra? 21. ¿Van los judíos automáticamente al cielo? 22. ¿Dónde estaba Dios durante el desastre Nazi? 23. ¿Puede el hombre escribir y pronunciar el nombre de Dios? 24. ¿Se encuentra el nombre de Jesucristo en las Escrituras Hebreas? 25. ¿Puede alguien entender las Escrituras sin saber Hebreo? 26. ¿Se necesita a Dios para entender las verdades de las Escrituras? 27. ¿Fue dada una ley oral a los rabinos aparte de la ley escrita de Moisés? 28. ¿Quiénes realmente mataron a Jesús? 29. ¿No son los cristianos responsables de perseguir al pueblo judío? 30. ¿Cesa una persona judía de ser judía al seguir al Señor Jesucristo? 31. ¿Por qué las Biblias en inglés traducen algunas profecías de manera diferente que el Hebreo? 32. ¿Quien es el Siervo? 33. ¿Es cierto que Dios utiliza números para envira mensajes secretos (numerología) como enseña el Kabalah y otros escritos místicos Judíos? 34. ¿Que significa la Salvación o tener vida eterna?

2 Introducción Esta sección le demostrará cómo las Escrituras Hebreas prueban que un Mesías judío sería tanto Dios como hombre y que vendría a redimir a Su pueblo. Para entender lo que las Escrituras enseñan, debemos hacer a un lado los prejuicios en contra de la persona del Señor Jesucristo y escudriñarlas con una mente abierta y un espíritu dispuesto a aprender, dejando que Dios nos ilumine y enseñe a través de Su Palabra. “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino” (Sal. 119:105). La meta del estudio bíblico es de identificar al Mesías judío y entender cómo ser salvo del juicio del pecado. El apóstol Pablo afirmó a Timoteo: “Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Ti. 3:15-17) Pablo declaró que las Escrituras eran capaces de hacer a Timoteo sabio para la salvación. Las Escrituras griegas, sin embargo, en ese tiempo aún no estaban completas, así que el único medio disponible que Timoteo tenía para aprender de la salvación eran las Escrituras Hebreas. Los hombres en el camino a Emaús En el camino a Emaús, dos hombres conversaban con el Mesías judío después que resucitó de los muertos. Después que le informaron de los eventos que ocurrieron en los días anteriores, el Señor Jesús les expuso todo acerca del Mesías sin usar las Escrituras griegas ya que todavía no habían sido escritas. Él les dijo: 3 “¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.” (Lc. 24:25-27). Usando únicamente las Escrituras Hebreas, Jesús aún era capaz de enseñar a los hombres de sí mismo. Los hombres se decían el uno al otro: “Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?” (Lc. 24:32). Hablando a los judíos “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;” (Jn. 5:39). El Señor Jesús debió haberse referido a las Escrituras Hebreas, por causa de que no existía ni una sola página escrita en griego. El registro del eunuco etíope “Respondiendo el eunuco dijo a Felipe: Te ruego que me digas ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? (Hch. 8:34) El eunuco etíope compró una copia de libro de Isaías mientras estaba en Jerusalén, que leía camino a casa. Después de leer Isaías 53, estaba confundido acerca del sujeto del pasaje. Dios cruzó el viaje del eunuco con el de Felipe, y cuando Felipe supo de la confusión del eunuco, le ayudó a entender, demostrándole su conocimiento de la Escritura. “Entonces Felipe, abriendo su boca y comenzando desde esta Escritura, le anunció el evangelio de Jesús” (Hch. 8:35). 4 Los creyentes en el Señor Jesucristo que viven aferrados a las Escrituras ven al Señor Jesucristo en toda las Escrituras y siempre están listos para responder preguntas. Felipe, sin sorpresa ni preocupación por la pregunta del eunuco, fue capaz de explicar que Jesús fue el Mesías profetizado en libro de Isaías. Él apreció la oportunidad de compartir a Jesucristo con un ser humano espiritualmente perdido. Sin usar las Escrituras griegas, él predicó de Jesús como el Salvador de la humanidad. Esta sección está designada exactamente para ese propósito. Usando únicamente las Escrituras Hebreas, las siguientes páginas, contestarán las preguntas comúnmente hechas por personas judías, de manera que los cristianos estén listos para dar respuesta a cualquiera que les pregunte si Jesús es realmente Dios y el Mesías judío. 1. ¿Respaldan las Escrituras Hebreas la tri-unidad de Dios? La mentalidad común del judío es que mientras ellos tienen la creencia en un sólo Dios (monoteísmo), los cristianos creen en tres Dioses conocidos como la Trinidad – el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. La palabra Elohim enseña que Dios no es sólo una persona. La Biblia es la revelación para el hombre realizada por Dios sobre Él mismo y las primeras tres palabras que aparecen en la Biblia hebrea son Barashith Bara Elohim. La palabra Elohim es la forma plural de la palabra hebrea Eloah, significando “Dios” o literalmente “Dioses”. Lo tanto, cuando es usado en la Biblia, es mejor pensar en la palabra Elohim como la palabra Deidad. En la gramática el sujeto y el verbo deben ser similares en número (en otras palabras, singular o plural). En Gén. 1:1, sin embargo, el sujeto Elohim, es plural y el verbo, bara, que significa “creó,” es singular. Esto introduce el hecho de que hay múltiples personas en la Deidad – Padre, Hijo y el Espíritu Santo – pero esas tres personas son uno obrando en perfecta unidad. 5 “Y el Espíritu de Dios [Elohim] se movía sobre la faz de las aguas” (Gén. 1:2) Aquí se nos presenta la persona del Espíritu de Dios, uno de los miembros del Elohim de la Deidad. “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza;” (Gen. 1:26) Aquí somos informados cómo Dios (Elohim) haría al hombre, en vez de referirse a Él mismo como una persona, usa palabras en el plural tales como “nosotros” y “nuestra.” La palabra plural para Dios (Elohim) con los pronombres personales de “nosotros” y “nuestra,” los nombres singulares de “imagen” y “semejanza,” y el verbo singular “hacer” enfatiza que Dios es tres personas obrando en unidad. “Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre.” (Gén. 3:22) Después de la caída del hombre, Dios tenía que sacar a Adán y Eva del Jardín de Edén. Dios uso la palabra “nosotros” para hablar de Él mismo y revelando que la Deidad se compone de más de una persona. “Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua,” (Gén. 11:7). En la historia de la Torre de Babel, cuando el hombre intentó llegar al cielo y hacer para sí mismo un nombre, Dios los dispersó al confundir su lenguaje. Note el pronombre que es usado para Dios. “Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” (Is. 6:8) Aquí está otro ejemplo de cómo Dios se refiere a Él mismo como “nosotros”. El rey David escribió en los Salmos de las diferentes identidades de la Trinidad. “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.” (Sal. 110:1) Dios el Padre hablando con Dios el Hijo. Aquí David habló de dos personas de la Trinidad. 6 “Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían.” (Sal. 2:12) El rey David escribió que el Hijo es Dios y en Su ira castigará a los pecadores, pero como el Fiel Redentor, Él es digno de confianza para salvarnos de las consecuencias eternas del pecado. “Mi mano fundó también la tierra, y mi mano derecha midió los cielos con el palmo; al llamarlos yo, comparecieron juntamente. Juntaos todos vosotros, y oíd. ¿Quién hay entre ellos que anuncie estas cosas? Aquel a quien Jehová amó ejecutará su voluntad en Babilonia, y su brazo estará sobre los caldeos. Yo, yo hablé, y le llamé y le traje; por tanto, será prosperado su camino. Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu. al Hijo.” (Is. 48:13-16) El profeta Isaías escribió de las tres Personas en la Trinidad. Quien habla en este pasaje es Dios el Hijo, que se convirtió en el Mesías (“el enviado”) cuando Dios el Padre y Dios el Espíritu Santo lo enviaron del cielo a la tierra. Isaías 48:17 continúa diciendo que este “Enviado” (El Santo de Israel) era nuestro Redentor: “Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel:” (énfasis añadido). Las palabras hebreas echad y yachid “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.” (Dt. 6:4) Esta es la oración judía más famosa, el Shema. Recuerdo cuando era niño, oía cantar a mi padre: “Shema, Yisrael, Adonai, Elohenu, Adonai, Echad.” Me decían que el Dios del universo era un sólo Dios y no tres como lo dicen los cristianos. Pero, aquí el hebreo enseña otra vez que Dios es tres personas en uno. La palabra Elohenu es la forma posesiva de Elohim, significa literalmente “nuestros Dioses.” En hebreo hay dos palabras para la palabra “uno,” yachid y echad. Yachid se refiere a uno como único, mientras que echad significa una unidad compuesta. La diferencia se

7 puede ver por su uso en las Escrituras. “Y fue la tarde y la mañana un día.” (Gén. 1:5) La primera vez que aparece la palabra echad que aparece en la Biblia es en Gén. 1:5: Dos partes, tarde y mañana componen un (echad) día. “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” (Gén. 2:24) Otro uso para la palabra echad: dos personas, el hombre y la mujer, serían una (echad) carne. Una aclaración de esta palabra echad es la palabra “unidad.” Usando esta palabra, Dt. 6:4 se leería así, “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová es una unidad.” “Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, (yachid) Isaac, a quien amas,” (Gén. 22:2) Yachid es claramente visto cuando Dios le dice a Abraham que sacrifique a su hijo. Abraham y su esposa, Sara, tenían sólo un hijo, Isaac. En el Shema, por usar las palabras Elohenu y echad, Dios nos enseña que Él es una Trinidad obrando en perfecta unidad. A pesar de que el agua es una de las sustancias más simples en la tierra, es una muy buena representación de la Trinidad. Existe en tres estados: sólido, líquido y gas. Cada una es agua, pero en tres diferentes formas. No hay forma de saber de Dios aparte de lo que Él nos revela por medio de Su Palabra. Una y otra vez, la Biblia apunta a la pluralidad de la persona de Dios. Sólo una conclusión puede ser trazada por medio de los factores y observaciones bíblicas anteriores: que Elohim es un Dios pero en tres personas. Estas personas son Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo. Cada uno está de acuerdo en términos de carácter, propósito y pureza. La tri- unidad (o trinidad) es un término judío ya que es revelado en las Escrituras Judías. 8 El mayor descubrimiento que cualquier persona podría hacer en su vida es descubrir que Dios el Hijo es el Mesías Judío, el Señor Jesucristo. Esto fue expresado por el rey Salomón quien escribió, “¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?” (Pr. 30:4) y por David, el rey de Israel, que escribió “Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían.” (Salmos 2:12) 2. ¿Es el Mesías judío Dios como hombre? La mentalidad común del judío es que el Mesías nunca podría ser Dios, porque ningún hombre podría jamás ser Dios. Sin embargo, la Biblia no enseña que el hombre se convirtió en Dios. Al contrario, enseña que Dios se convirtió en un hombre. “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.” (Mi. 5:2). Miqueas profetizó que el Mesías judío iba a nacer en Belén. Sin embargo, la existencia del Mesías no iba a iniciar en su nacimiento, porque Él no tiene principio. El existe “desde la eternidad”. La eternidad es un atributo que sólo pertenece a Dios. Para que el Mesías poseyera eternidad implicaría incuestionablemente que Él es Dios. La profecía se cumplió cuando el eterno, divino Jesús nació en Belén. “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” (Is. 9:6) El profeta Isaías también habló del Mesías. En este versículo, una promesa fue dada a Israel de un niño y cuya descripción era incomparable con cualquier otro niño

9 que naciere jamás. El sería llamado Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre Eterno, Príncipe de paz. Obviamente este pasaje es una profecía del Mesías. Dios el Hijo puede ser referido como “Admirable” o “Eterno,” pero ¿por qué fue llamado el Padre? Cada persona en la Deidad es tan única (echad) con las otras que el Mesías dijo respecto de sí mismo, “el que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn. 14:9). Aunque Elohim es tres, El todavía es uno. Por ejemplo, cada persona está compuesta por tres partes: cuerpo, alma y espíritu. ¡Nunca una persona le pregunta a otra si es su cuerpo, espíritu o alma la que está hablando, todos son uno! “He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.” (Jer. 23:5-6) Un tercer profeta judío que predijo acerca del Mesías, fue Jeremías. Este futuro descendiente de David fue descrito como la “Rama de Justicia” Su nombre sería llamado “JEHOVÁ JUSTICIA NUESTRA.” Sal. 53:3 Dice que “no hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno.” ¿Quién, entonces, es el israelita Justo, el descendiente de David, el Único que es llamado Señor y Dios? ¿Quién es el Único que es un Rey, un Juez y que sería el Salvador de los judíos? No puede ser otro que el Mesías, el Señor Jesucristo. Todas estas Escrituras nos enseñan claramente que el Mesías es Dios el Hijo (o el Hijo de Dios). Como la segunda persona en la Deidad, el Mesías es digno de nuestra adoración. 3. ¿Es el Señor Jesucristo Dios? El hecho que el Señor Jesucristo es Dios es la doctrina

10 más importante de toda la Biblia. Esto es porque (como veremos) el que una persona muera o no en sus pecados (vaya al infierno) es determinado en si esa persona cree o no que el Señor Jesucristo es Dios. En mi caso, como suele ocurrir con muchos otros judíos, el aceptar al Señor Jesucristo como Dios fue sumamente difícil, haciéndole algo decisivo para ser salvo de mis pecados. La Biblia enseña que nadie puede ser salvo a menos que reciban al Señor Jesucristo tanto como Salvador de pecados como Señor o Dios Todopoderoso. Esta doctrina de que el Señor Jesucristo es Dios es el secreto obvio en la Biblia. Para aquellos que quieren conocer el hecho de que el Señor Jesucristo es Dios está claramente revelado en la Biblia. Pero, para aquellos que no quieren conocer esta verdad, permanece como un secreto. Las Escrituras del Antiguo Testamento claramente afirman que el Señor Jesucristo es Dios: (1) “Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón.” (Gén. 4:1) Después de la caída del hombre registrada en Génesis 3, Dios les prometió que su Redentor, quien destruiría a Satanás, sería de la semilla de Eva. Esta promesa fue registrada en Génesis 3:15, “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” Lo que no está registrado, pero que de todas formas Eva entendió claramente, es que su Redentor (o Mesías) no sería solamente de su semilla o totalmente hombre, pero que Él sería totalmente Dios. Las traducciones en español no traducen correctamente el hebreo de lo que Eva dijo en Génesis 4:1. Lo que Eva dijo en hebreo en la última parte del versículo fue “kanete ish et yehova”. La palabra hebrea “et” identifica el 11 objeto del verbo. Por consiguiente, Eva dijo que ella había adquirido a Jehová o a Dios. Siguiendo la promesa del Mesías y con el nacimiento de su primer hijo, Caín, Eva proclamó que ella había adquirido a un varón, aún Dios. Eva sabía que el Mesías sería totalmente Dios y a pesar que Caín no fue el Mesías, ella erróneamente proclamó que ella había adquirido al hombre Dios. Eva sabía que el Mesías o el Señor Jesucristo sería Dios. Como se mencionó anteriormente, (2) Miqueas dijo que el Mesías nacería en Belén, pero que sería eterno o “sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.” “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.” (Miqueas 5:2) Sólo Dios es eterno, por ende, el hombre Mesías o el Señor Jesucristo es Dios. (3) El profeta Isaías le dijo al pueblo judío que el Mesías sería un niño, sería dado como un Hijo y que Su nombre sería Dios Fuerte o El Gabor o el Dios Todopoderoso “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” (Is. 9:6) Sólo Dios tiene el título de Dios Todopoderoso, por ello, el hombre Mesías o el Señor Jesucristo es Dios. (4) Jeremías dijo que el Mesías sería del linaje de David y que sería un rey justo que salvaría al pueblo judío. “He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este 12 será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.” (Jer. 23:5-6) Jeremías dijo que el Mesías sería llamado Jehová, justicia nuestra. Sólo Dios tiene el título de Dios, por ello, el hombre Mesías o el Señor Jesucristo es Dios. Las Escrituras del Nuevo Testamento claramente afirman que el Señor Jesucristo es Dios: (5) El libro de Juan comienza como el libro de Génesis con las palabras, “En el principio” declarando que en el principio era el Verbo y que el Verbo era Dios. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” (Jn. 1:1) Catorce versículos después dice que el Verbo o el Señor Jesucristo se hizo hombre “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” (Jn. 1:14) Al llamar al Señor Jesucristo el Verbo que era Dios el Nuevo Testamento afirma que el Señor Jesucristo es Dios. (6) El Señor Jesucristo fue llamado el Verbo y el Verbo creó el mundo. “En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.” (Jn. 1:10) Dios creó el mundo. “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” (Gén. 1:1) Al declarar que el Señor Jesucristo hizo el mundo, el Nuevo Testamento afirma que el Señor Jesucristo es Dios. (7) Sólo Dios creó todo según los dos primeros capítulos de la Biblia (Génesis 1-2). “El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos,

13 sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.” (Col 1:13-16) Al declarar que el Señor Jesucristo hizo todas las cosas en el cielo y en la tierra, la Biblia afirma que el Señor Jesucristo es Dios. (8) El ángel que anunció el nacimiento del Señor Jesucristo dijo en Mt 1:23, “He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.” El ángel dijo que el Señor Jesucristo sería Dios con el hombre. Por ello, la Biblia afirmó que el Señor Jesucristo es Dios. (9) Una persona llamó al Señor Jesucristo “bueno”. “Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.” (Mt 19:16- 17) El Señor Jesucristo le dijo a esta persona que sólo hay uno que es “bueno” y ese es Dios. Como el Señor Jesucristo no negó que Él fuera bueno y que sólo Dios fuera bueno, el Señor Jesucristo afirmó que Él era Dios. (10) En el juicio final para decidir quién será permitido entrar al cielo, el Señor Jesucristo dijo que el Él decidiría quién entraría al cielo “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” (Mateo 7:21-22) En el juicio final sólo Dios es llamado Señor. El hecho que el Señor Jesucristo dijo que ellos lo llamarían, “Señor, Señor” demuestra que el Señor Jesucristo afirmó que Él era Dios.

14 (11) Un leproso se acercó al Señor Jesucristo queriendo ser sanado. “Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.” (Mt 8:2-3) Ese leproso llamó al Señor Jesucristo “Señor” y lo adoró. “Señor” es un título para Dios y adoración sólo debe ser dada a Dios como el dijo en Mt 4:10. “Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.” El hecho que el Señor Jesucristo permitió que el leproso lo llamara Señor y que lo adorara, muestra que el Señor Jesucristo afirmó que Él era Dios. (12) Una mujer gentil cananita fue al Señor Jesucristo porque su hija estaba siendo atormentada por un demonio. Esta mujer lo adoró y le llamó Señor. “Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!” (Mt. 15:25) El hecho que el Señor Jesucristo permitió que la mujer cananita lo llamara Señor y lo adorara muestra que el Señor Jesucristo afirmó que Él era Dios. (13) El Señor Jesucristo sanó a un ciego y luego se identificó ante el ciego como el Hijo de Dios. “Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él? Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es. Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró.” (Jn. 9:35- 38) Después que el Señor Jesucristo dijo que Él era el Hijo de Dios o Dios el Hijo, el hombre ciego lo adoró. Que el Señor Jesucristo afirmara ser Dios el Hijo y aceptara adoración del hombre a quien le había dado la vista muestra que el Señor Jesucristo es Dios. (14) La única persona que sería adorada por todos los ángeles de Dios sería Dios mismo. “Porque ¿a cuál de los

15 ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo? Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios.” (He 1:5-6) Cuando la Biblia dice que todos los ángeles de Dios adoraron al Señor Jesucristo está declarando que Él es Dios. (15) Amigos de un hombre paralítico lo llevaron al Señor Jesucristo. Cuando el Señor Jesucristo vio la fe de esos amigos, le perdonó los pecados al hombre paralítico. “Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.” (Mr. 2:5-11) Sólo Dios puede perdonar pecados. Al perdonar los pecados de este hombre paralítico, el Señor Jesucristo estaba afirmando que Él era Dios. (16) Los discípulos del Señor Jesucristo fueron acusados de trabajar en el día de reposo a lo que el Señor Jesucristo respondió “porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo.” (Mt. 12:8) Dios instituyó el día de reposo y sólo Dios es más grande que el día de reposo. Cuando el Señor Jesucristo dijo que Él era más grande que el día de reposo, el Señor Jesucristo estaba afirmando que Él era Dios. (17) El Señor Jesucristo le dijo a sus enemigos que Él era igual o uno con Dios el Padre. “Yo y el Padre uno 16 somos. Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.” (Jn. 10:30-33) Al decirle al Señor Jesucristo, Sus enemigos entendieron claramente que el Señor Jesucristo estaba declarando ser Dios. Que el Señor Jesucristo no corrigiera a Sus enemigos muestra que el Señor Jesucristo afirmaba ser Dios. (18) El Señor Jesucristo dijo sobre el Mesías que el rey David lo llamó a Él (al Mesías) Señor. “diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. El les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?” (Mt. 22:42-44) Cuando el rey soberano David se refirió al Mesías como Señor él lo estaba llamando Dios. Cuando el Señor Jesucristo declaró que Él era el Señor de David, el Señor Jesucristo afirmó que Él era Dios. (19) El Señor Jesucristo declaró que Él existió antes que Abraham “Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy. Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue.” (Jn. 8:57-59) Sólo Dios ha existido por la eternidad. Dios le dijo a Moisés en la zarza que ardía en fuego que Su nombre era “YO SOY.” “Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.” (Ex 3:13-14) Al declara que Él

17 había existido eternamente y tomar el nombre “YO SOY,” el Señor Jesucristo afirmó que Él era Dios. (20) El gran “YO SOY” es el título para Dios quien le apareció a Moisés en la zarza que ardía en fuego. El Señor Jesucristo dijo que si una persona no cree que Él es el “YO SOY” que moriría en sus pecados e iría al infierno “Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.” (Jn. 8:24) Al declarar que nadie puede ser perdonado de sus pecados e ir al cielo a menos que cree que Él es el YO SOY, el Señor Jesucristo afirmó que Él era Dios. (21) Cuando los líderes judíos entregaron al Señor Jesucristo al gobernador romano Pilato, ellos declararon porqué quería que el Señor Jesucristo muriera. “Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él. Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios.” (Jn. 19:6-7) Cuando esos líderes acusaron al Señor Jesucristo de ser el Hijo de Dios o Dios el Hijo, ellos entendieron claramente que el Señor Jesucristo afirmaba ser Dios. (22) Cuando el apóstol Tomás se convenció que el Señor Jesucristo había resucitado, Tomás proclamó algo que el Señor Jesucristo aceptó y no corrigió. “Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.” (Jn. 20:28- 29) Tomás llamó al Señor Jesucristo su Señor y su Dios y el Señor Jesucristo aceptó ese título. Que el Señor Jesucristo aceptara el título de Dios muestra que el Señor Jesucristo afirmaba ser Dios

18 (23) Cuando la Biblia llama a Jesús el Señor Jesús significa que Dios Jesús y la Biblia están declarando que confesar a Jesús como Dios es necesario para ser salvo de los pecados e ir al cielo. “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” (Ro 10:9) Al llamar al Señor Jesucristo Señor, la Biblia afirma que el Señor Jesucristo es Dios. (24) Para que todos se arrodillen ante una persona y lo llamen Señor esa persona debe ser Dios. “para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” (Fil 2:10-11) Cuando la Biblia declara que cada rodilla se doblara ante el Señor Jesucristo y cada lengua confesará que Él es Señor, la Biblia afirma que el Señor Jesucristo es Dios. (25) Cuando los profetas escribieron la Biblia ellos hablaron siendo controlados por el Santo Espíritu de Dios. Pedro escribió sobre el Espíritu de Dios controlando a los profetas. “escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.” (1 Pe 1:11) Cuando Pedro llamó al Espíritu de Dios, el Espíritu de Cristo, él estaba declarando que el Señor Jesucristo es Dios. (26) La Biblia dice en 1 Timoteo que Dios se hizo hombre. “E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria.” (1 Ti 3:16) Cuando la Biblia dice que Dios se manifestó en la carne, está declarando que el Señor Jesucristo es Dios. La Biblia identifica al Creador como el Verbo y dice que 19 el Verbo, el Señor Jesucristo, fue hecho carne. Solo Dios es el Creador. Por lo tanto, la Biblia identifica al Señor Jesucristo como Dios. En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho (Juan 1:1-3). Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo (Juan 1:14-15). (27) Si una persona es igual a Dios y en la forma de Dios entonces esa persona es Dios, “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;” (Fil 2:5-7) Cuando la Biblia declara que el Señor Jesucristo es igual a Dios y en la forma de Dios, está declarando que el Señor Jesucristo es Dios (28) Si cada persona es juzgada por el Señor Jesucristo y Dios es el juez sobre todos, entonces el Señor Jesucristo es Dios. “Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.” (Ro 14:10-12). Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió (Juan 5:22-23). Cuando la Biblia describe al Señor Jesucristo como juzgando a cada hombre cuando cada hombre dará cuenta de sí mismo a Dios entonces la Biblia está afirmando que el Señor Jesucristo es Dios.

20 (29) La Biblia dice que los hijos de Israel tentaron a Cristo (al Señor Jesucristo) en el desierto. Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes (1 Corintios 10:9). Este pasaje se refiere a los eventos de Números 21:6 cuando los Judíos salieron de Egipto y estuvieron en el desierto provocando Dios a la ira. Con el hecho de llamar a Dios, Cristo, la Biblia está diciendo que el Señor Jesucristo es el Dios de Israel que saco al pueblo Judío de Egipto. Estas 29 referencias no son una lista exhaustiva de todas las ocasione en que la Biblia afirma que el Señor Jesucristo es Dios. Estos versículos explican como el Señor Jesucristo es Dios. Él es Jehová y Adonai en la Biblia. Fue Él quien creó, quien es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, quien le dio su nombre a Israel, quien rescató al pueblo judío de Egipto, y quien habitó en el tabernáculo en el desierto por 40 años y quien vino como hombre para ser el sacrificio que salvaría al hombre de sus pecados. Cuando Moisés dijo en Números 23:19, “Dios no es hombre, para que mienta…” él estaba afirmando que Dios no es un mentiroso como los hombres. Él no estaba diciendo que Dios no se convirtió en un hombre, él estaba diciendo que Dios no se convirtió en un hombre que miente. Fue el único hombre libre del pecado. David, el Rey de Israel, dijo en Salmos 116:11 “Todo hombre es mentiroso.” Pero el Señor Jesucristo fue el único hombre que no mintió por que él vivió sin pecado. Cuando Dios sí se convirtió en un hombre, Isaías escribió en Isaías 53:9, “…ni hubo engaño en su boca.” Eso significa que Dios sí se convirtió en el único hombre que no mintió. En las Escrituras Hebreas existe 25 pasajes que dice “entonces sabrán que yo soy el Señor” quiere decir que entonces sabrán que el Dios de Israel, el Dios Todopoderoso, es el Señor Jesucristo.

21 4. ¿Es posible que un hombre pueda ver a Dios el Hijo? Para algunos, la idea que Jesús es Dios es contradictoria, por causa de que las Escrituras enseñan que ningún hombre puede ver a Dios y sobrevivir tal experiencia. En Éxodo 33:20, Dios nos dice que, “porque no me verá hombre, y vivirá.” A pesar de que, al inicio del capítulo, una conversación entre Moisés y Dios dice que hablaron cara a cara, “como habla cualquiera a su compañero.” (Éxodo 33:11). ¿Cómo puede decir la Biblia, en una parte que ningún hombre puede ver a Dios y vivir, y en otra parte dice que Moisés hablo con Dios cara a cara? El Señor Jesucristo (Dios el Hijo) explica la respuesta cuando dijo, “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” (Juan 1:18). Ningún hombre ha visto jamás a Dios el Padre. Sin embargo, hombres han visto a Dios el Hijo aún antes de que Jesús naciera como hombre. Dios el Hijo es revelador de Dios al hombre y cuando los hombres vieron al Hijo, estaban viendo a Dios el Padre a través del Hijo. Abraham vio a Dios el Hijo. “Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él;” (Gén. 18:1-2). Cuando Abraham vio estos tres hombres, el corrió a ellos, y pidió lavarles los pies y les ofreció alimentos antes que continuaran su camino. La Biblia dice en Génesis 18:22, “Y se apartaron de allí los varones, y fueron hacia Sodoma; pero Abraham estaba aún delante de Jehová.” La palabra hebrea para “delante” es paneem (literalmente caras) y quiere decir que Abraham se puso delante de Jehová cara a cara. “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.” (Jn. 8:56) Abraham negoció cara a cara con Dios el Hijo, el Señor Jesucristo.

22 Jacob vio a Dios el Hijo En Génesis 32, Jacob luchó toda la noche con un hombre a quien al fin pudo vencer. Jacob no permitió que el hombre se fuera, hasta que el hombre lo bendijo. Este hombre bendijo a Jacob y le dio el nombre de Israel. ¿Quién fue este hombre? “Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.” (Gén. 32:29-30) Jacob quería saber el nombre del hombre, mas este no se lo reveló. Jacob, sin embargo, se dio cuenta que ese hombre era Dios, y para conmemorar ese lugar, le llamo Peniel, o el rostro de Dios. La Persona quien nombró a Jacob Israel fue Dios el Hijo, Jacob vio su rostro y vivió para contarlo. Moisés vio a Dios el Hijo Durante el tiempo de su aventura en el desierto, Dios le dijo a Moisés que le hiciera un santuario para que Él morara en medio de su pueblo. Después que ese Santuario movible, o Tabernáculo, fue edificado, Moisés entró y habló con Dios. “Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero.” (Ex. 33:11) Manoa vio a Dios el Hijo Manoa y su esposa fueron avisados por Dios que les nacería Sansón, en Jueces 13:22, “Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto.” Sabemos que ellos no murieron, entonces ¿a quién vio Manoa y llamó Dios? Manoa vio a Dios el Hijo. El ver a Dios el Hijo es judío. Estos casos del pueblo judío viendo a Dios el Hijo eran prefiguras. Hace dos mil años atrás, Dios el Hijo vino y fue visto por muchos como el Mesías judío. Una persona no puede conocer a Dios a

23 menos que su Hijo se lo revele a esa persona. En el Mesías judío, conocemos a Dios. Es por eso que el Mesías judío es llamado Emmanuel en Isaías 7:14 (“He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”) Emmanuel literalmente quiere decir “nuestra unión con Dios,” representando la conversación del hombre con Dios. Amos vio a Dios el Hijo En la visión profética final de Amos acerca del juicio venidero, el vio la destrucción del templo idolatra en Betel donde estaba la vaca dorada que aparto al pueblo Judío de Dios. Amos vio al Señor, el Hijo de Dios, de pie junto al altar, “Vi al Señor que estaba sobre el altar, y dijo: Derriba el capitel, y estremézcanse las puertas, y hazlos pedazos sobre la cabeza de todos; y al postrero de ellos mataré a espada; no habrá de ellos quien huya, ni quien escape (Amos 9:1).” Hombres vieron a Dios, pero ¿a quién vieron realmente? Cuando Dios habló con Moisés Él dijo que ningún hombre puede ver la cara de Dios y vivir. Éxodo 33:20, “Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.” El Señor Jesucristo dijo que ningún hombre ha visto a Dios. Juan 1:18, “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” El apóstol Pablo dijo que ningún hombre ha visto a Dios. 1 Timoteo 6:15-16, “la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.” Pero, Éxodo 24:9-10 dice, “Y subieron Moisés y Aarón, 24 Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y vieron al Dios de Israel;” Moisés, Aarón, Nadab, Abiú y setenta ancianos de Israel vieron al Dios de Israel. 1 de Reyes 22:19 dice lo siguiente, “Entonces él dijo: Oye, pues, palabra de Jehová: Yo vi a Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba junto a él, a su derecha y a su izquierda.” Este fue Micaías, el profeta judío, que dijo que vio al Señor en Isaías 6:1, “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.” El profeta Isaías vio a Dios. Si tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento dicen que ningún hombre ha visto a Dios, ¿cómo pudieron Moisés, Micaías e Isaías y todos estos otros ver a Dios? ¿Cómo pudo ser esto? Cuando las Escrituras dicen que ningún hombre ha visto a Dios se están refiriendo a Dios el Padre o Dios Espíritu Santo. Pero, cuando se dice que Moisés, Abraham, Isaías y todos los otros vieron a Dios es Dios el Hijo a quien vieron.

5. ¿Cómo puede ser identificado el Mesías judío? Dios quiere que el Mesías sea claramente identificado, por consiguiente, le dio las Escrituras al hombre, las cuales proveen descripciones de cómo reconocer al Mesías.

El nacimiento del Mesías sería en Belén “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.” (Mi. 5:2). “Cuando Jesús nació en Belén de Judea” (Mt. 2:1) El nacimiento de Jesús en Belén lo identifica a Él como el Mesías. El Mesías iba a nacer de una joven que sería una virgen.

25 “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel” (Is. 7:14). La palabra hebrea para virgen es Almah. Se usa siete veces en las Escrituras hebreas, en cada una se refiere a una virgen (ver pregunta cinco). “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.” (Mt. 1:18). Jesús nació de una virgen llamada María. Su nacimiento virginal lo identifica a Él como el Mesías. El Mesías entraría triunfante a Jerusalén montado en un asno. “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.” (Zac. 9:9).La profecía de Zacarías se cumplió cuando Jesús entró a Jerusalén la semana antes de ser crucificado, montado en un pollino. “y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima. Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!” (Mt. 21:7-9). Por Su entrada triunfal a Jerusalén en un pollino, el pueblo judío puede reconocer al Señor Jesucristo como el Mesías. El Mesías sería despreciado y rechazado por la mayoría de su propio pueblo. “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.” (Is. 53:3). Isaías escribió de cómo sería 26 recibido el Mesías. Juan el apóstol judío dijo que “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.” (Jn. 1:11) Porque Jesús fue despreciado y rechazado como fue profetizado, Él puede ser reconocido como el Mesías. ¿Que persona Judía ha sido más despreciado y rechazado en la historia como lo fue el Señor Jesucristo? El Mesías sería abrazado por los gentiles como su Luz y Salvador. “dice: Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra. Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las naciones, al siervo de los tiranos: Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió.”( Isaías 49:6-7) Isaías escribió sobre cómo el Mesías, a pesar de ser despreciado por el pueblo judío, sería abrazado por el mundo gentil como su Luz y Salvador. ¿Qué persona judía ha sido más famosa y más abrazada por miles de millones en el mundo gentil a través de la historia que el Señor Jesucristo? El Mesías sanaría al ciego, al sordo, al mudo y al cojo. “Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.” (Is. 35:5-6). Nuevamente, Isaías escribió de los milagros sanadores que el Mesías llevaría a cabo. “Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos 27 son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio” (Lc. 7:22). Por sus milagros, el pueblo judío puede reconocer que Jesús es el Mesías. El Mesías sufriría y moriría llevando en Él los pecados del pueblo judío (y del mundo). “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. …Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.”(Is. 53:4-6, 8). El Señor Jesucristo habló de Su muerte como un sacrificio voluntario por los pecados; Isaías predijo el sufrimiento y la carga del Mesías. “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.” (Jn. 10:17-18) “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” (Mt. 20:28). Por su sufrimiento y muerte, Jesús puede ser reconocido como el Mesías. El Mesías iba a morir siendo clavadas sus manos y pies a una cruz. “Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies.” (Sal. 22:16) El rey David escribió de la muerte del Mesías en una cruz en el Salmo 22, que describe en detalle la muerte por 28 crucifixión. Este pasaje en el hebreo se refiere a lionés cerca de sus pies y manos descrito cientos de años antes de nacer Jesus. 70 rabís tradujeron del hebreo al griego (el Septuaginta) describiendo la crucifixión y el pasaje, “Horadaron mis manos y mis pies.” “Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.” (Lc. 23:33). Jesús puede ser reconocido como el Mesías por el cumplimiento de la profecía que Él sería crucificado. El Mesías sería levantado de los muertos. “Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción.” (Sal. 16:10) Otra vez, David escribe que el Santo (el Mesías) sería levantado de la corrupción de la muerte. “Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.” (Mt. 28:5-6) Mateo registra que un ángel explicó porque el cuerpo de Jesús no se encontraba en la tumba. Por la resurrección de Jesús, el pueblo judío puede reconocerle como el Mesías. Estas son sólo ocho de trescientas predicciones en las Escrituras de cómo el Mesías podría ser reconocido cuando Él viniera. (Para una lista más detallada de estas profecías, ver la sección de Profecías y su Cumplimento) El Señor Jesucristo cumplió todas estas predicciones, y por lo tanto, puede ser reconocido como el Mesías judío. 6. ¿Las Escrituras Hebreas sostienen el nacimiento virginal? ¿Cómo puede una virgen concebir y dar a luz un hijo? Las Escrituras Hebreas declaran, “Por tanto, el Señor mismo os 29 dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.” (Is. 7:14). La señal que el Señor prometió para identificar el Mesías sería, una virgen dando a luz un Hijo. Esta profecía fue dada cientos de años antes de su venida. El nombre del Hijo de la virgen sería Emanuel, quiere decir “Dios con nosotros;” literalmente “nuestra unidad con Dios.” El Mesías, Jesucristo, es la conversación de Dios con el hombre. La palabra hebrea usada para virgen es Alma. Generalmente cuando es utilizada en las Escrituras Hebreas, se está refiriendo a una virgen (Génesis 24:43; Éxodo 2:8, Salmos 68:25; Proverbios 30:19, Cantar de los Cantare 1:3, 6:8). En este versículo había un cumplimiento primario, más inmediato de esta profecía y uno más distante haciendo referencia al Mesías. El cumplimiento más inmediato era el nacimiento del hijo de Isaías en Isaías 8:3, pero él no fue referido como Emanuel. Por ello, para acomodar tanto el cumplimiento inmediato como el futuro la palabra Alma fue usada. La palabra hebrea alterna, petulah, es usada usualmente para hacer referencia a una virgen. Pero, hay una ocasión en Joel 1:8 donde petulah es usada y a pesar de que en inglés es traducida a virgen, está claramente refiriéndose a una viuda. Trescientos años antes que el Señor Jesucristo naciera, setenta judíos académicos claramente entendieron que el Mesías nacería de una virgen, por consiguiente, cuando tradujeron las Escrituras hebreas a la Septuaginta griega ellos tradujeron Alma en Isaías 7:14 a parthenos, la palabra griega para virgen. La historia de Israel está llena de milagros realizados por Dios para el beneficio de ellos. Fue un milagro que Abraham a la edad de 100 años y Sara de 90 años tuvieran un hijo. (Génesis. 18:10-11). Ambos, Sara y Abraham, se rieron cuando Dios les dijo que tendrían un hijo en su 30 edad avanzada, pero Dios respondió, “¿Hay para Dios alguna cosa difícil?” (Gén. 18:14). Y para que nunca se olvidaran que se rieron de esta promesa milagrosa, Dios les dijo que nombraran a su hijo Isaac, la palabra hebrea para reír. El problema con el hombre es que piensa que Dios es limitado como él es. Moisés batalló al dudar de la capacidad de Dios para hacerlo hablar ante Faraón. Dios tuvo que retar a Moisés para que recordara quién es Él: “Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?” (Ex. 4:11). Todas las plagas en Egipto, incluyendo la separación del Mar Rojo, eran milagros poderosos. Si alguien puede aceptar el primer versículo en la Biblia, que Dios creó el universo de la nada, entonces no es problema creer que una virgen puede concebir. Sí, las Escrituras Hebreas apoyan el milagro del nacimiento virginal. Nada es imposible para Dios. El profeta Jeremías dijo, “He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?” (Jer. 32:27). 7. ¿Tienen todos los hombres una naturaleza pecaminosa? Es muy común para las personas pensar que no son pecadores, diciendo, “no soy asesino o adúltero como otras personas”. Moisés dice que la madre y el padre de toda la humanidad (Adán y Eva) pecaron el día que comieron del fruto prohibido. Al hacerlo trajeron muerte a la tierra. Las Escrituras dicen, “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.” (Gén. 3:6). Por un acto de desobediencia, el pecado y la muerte pasaron a toda la humanidad. El juicio del diluvio “la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era 31 de continuo solamente el mal.” (Gén. 6:5) Aquí está el estado pecaminoso de toda la humanidad antes que el gran diluvio fuese descrito. El sistema de sacrificio “Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.” (Lv. 17:11) Este pasaje del tercer libro de la Tora, trata con el estado pecaminoso del hombre y el plan de Dios para salvación. Hasta que yo llegué a una fe salvadora en el Mesías, Jesucristo, me sentía separado de Dios y no podía decir que era un amigo cercano. En ese día en septiembre, 1970, cuando recibí a Jesús como mi Salvador personal, pude decir (como puedo ahora) que es un amigo mío cercano. El profeta Isaías explica porqué el hombre está separado de Dios. “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.” (Is. 59:1-2). La razón que el hombre está separado de Dios es por causa de su pecado. El problema no es que un Dios santo no pueda salvar a un hombre pecador; sino que, el hombre pecador ha amado más su pecado que a Dios. Si él persiste escogiendo su pecado antes que a Dios, entonces su pecado resultará en separación eterna de Dios en el infierno. El Rey David escribió acerca de la condición pecaminosa del hombre “Dice el necio en su corazón: No hay Dios. se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien. Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido, que buscara a

32 Dios. Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” (Sal 14:1- 3). David explicó que el hombre no busca a Dios por causa de la corrupción en su corazón. “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.” (Sal. 51:5) Isaías, el profeta, registró la proclamación de Dios sobre el pecaminosidad de Israel “Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento. ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás.” (Is. 1:2-4). Con términos como “pecaminoso,” “cargado de maldad,” “generación de malignos” y “depravados,” es claro que Dios ve todos los hombres junto con el pueblo de Israel como pecadores. (Esta es la razón que el pueblo de Israel no puede ser el “siervo justo” descrito en Isaías 53:11 como algunos Rabís ensenan). “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.” (Is. 64:6) Isaías aborda el tema de si el hombre era capaz de anular su estado pecaminoso con sus propias buenas obras de justicia, dejando claro una vez para siempre la imposibilidad para cualquier hombre de ganarse por sí mismo el Cielo. “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.” (Is. 53:6) La razón que gente va al Infierno es porque lo hicieron a su manera (como en 33 la frase de la canción de Frank Sinatra “I did it my way”). El tema del canto en el infierno es: “Lo hice a mí manera,” pero el tema del canto en el cielo es: “Lo hice a la manera de Dios.” La dedicación del Templo Cuando el rey Salomón hizo la dedicación del templo en Jerusalén dijo, “porque no hay hombre que no peque” (1 R. 8:46). Moisés, el rey David, el rey Salomón y los profetas judíos dicen que todos los hombres son pecadores y tienen una gran necesidad que Dios nos salvara. 8. ¿Hay un mediador entre Dios y los hombres? Otra creencia común es que mientras los gentiles necesitan un mediador, los judíos no, porque ellos van directamente a Dios, pero esto no es el caso.

Una historia de mediadores La historia de Israel revela que ellos han tenido mediadores. El primer mediador entre Dios y el pueblo judío fue Moisés. En el Monte Sinaí, donde recibieron la Tora de Dios, los israelitas tenían temor de hablar directamente con Dios y le pidieron a Moisés que hablara por ellos. “Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos.” (Ex 20:19). “Y trató de destruirlos, De no haberse interpuesto Moisés su escogido delante de él, a fin de apartar su indignación para que no los destruyese.” (Sal.106:23) Cuando Israel había provocado a Dios a ira, el rey David escribió acerca de Moisés como el mediador. Cuando Israel provocó a Dios a ira, el rey David escribió sobre Moisés como el mediador de ellos

34 Todo el sacerdocio levítico/Kohanim consistía en el sacerdote actuando como un mediador entre los israelitas y Dios. Todos los hombres, incluyendo el pueblo judío, están en necesidad de un mediador entre Dios y ellos mismos. 9. ¿Cuál es la diferencia entre un gentil y un cristiano? Mientras crecía me enseñaron que sólo existían dos categorías de personas en el mundo, los judíos y no judíos. Los no judíos eran cristianos o musulmanes. El grupo más relevante eran los judíos y cristianos porque estas personas son las que más han interactuado con el pueblo. Cada vez que íbamos a cenar al barrio chino, me preguntaba en que categoría entraban los budistas e hindúes. Me imaginaba que de alguna forma eran parte del “montón,” un término que teníamos para la gente con la cual no teníamos contacto alguno, los musulmanes. Me enseñaron que todos los gentiles, o Goyim, quienes no eran musulmanes eran todos cristianos - aún los nazis. No tenía un entendimiento real en cuanto a qué significaba el término Cristiano, aparte de no-judío; yo pensaba que todos estos términos eran simplemente un asunto de nacimiento. Sin embargo, en 1970, cuando estaba considerando convertirme en un seguidor del Señor Jesucristo, me pregunté si ser cristiano era un asunto de nacimiento o decisión – si una persona puede ser un gentil sin ser cristiano. En ese momento, yo estaba trabajando como técnico en una empresa, y regularmente almorzaba con tres hombres no judíos que también eran técnicos químicos. Y me preguntaba si ellos eran cristianos. Aún pensé que no tenía que creer en el Señor Jesucristo. Decidí hacer un experimento diseñado para averiguar si eran cristianos. Un día, mientras estaban hablando acerca de sus esposas y amantes, les dije: “Yo creo que ustedes necesitan a Jesucristo.” Inmediatamente, me separaron del grupo. Aprendí que a pesar de que eran gentiles, ciertamente no 35 eran cristianos. Después me di cuenta que un cristiano es alguien que sigue a Jesucristo. Por lo tanto, ser cristiano es un asunto de elección, y no de nacimiento. “Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo).” (Jn. 1:41) El libro de Juan en el Nuevo Testamento explica el significado de la palabra Cristo. Ya que es la palabra griega para Mesías, un cristiano es lo mismo que un “Mesías-iano”. En Israel, los judíos creyentes en el Mesías son llamados Meshkim o Mesías-ianos. Un cristiano es una persona que voluntariamente ha escogido seguir a Jesús el Mesías. 10. ¿Cuál es la diferencia entre Israel y la Iglesia? Israel tiene dos significados en la Biblia como se puede ver en Romanos 9:6-8 “No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes,” y existe una diferencia entre la descendencia de Abraham (todos los judíos o judíos externamente) y los hijos de Abraham (el pueblo judío que cree en el Señor Jesucristo), como se puede ver en Juan 8:37-39, “Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros. Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre. Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais”. En la Biblia, “Israel” se refiere principalmente al pueblo judío, tanto los que creen en el Señor Jesucristo, como los que no creen en Él. Ellos son llamados descendientes de Abraham. Pero, como se puede observar en Romanos 9:6- 8, y en Juan 8:36-38 existe otro significado bíblico para el 36 término “Israel” el cual es los hijos de Abraham o aquellos que creen el Señor Jesucristo. Cuando un gentil o un judío se convierte en un creyente en el Señor Jesucristo esa persona, ya sea judía o gentil, se convierte en un judío interno. Ro. 2:28-29, “Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios”. Todos, ya sea un judío (externamente) o un gentil, necesitan convertirse en un judío internamente a través de la fe en el Señor Jesucristo. La conversión en un judío interno ocurre cuando una persona nace de nuevo. El Señor Jesucristo le dijo a un líder judío (externamente), llamado Nicodemo, que necesitaba nacer de nuevo. Juan 3:1-3, “Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Juan 3:10, “Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?” El término iglesia significa los llamados. La Iglesia está compuesta de judíos externos y gentiles quienes se han transformado en judíos internos y han respondido al llamado de Dios y son llamados para convertirse en el cuerpo de Cristo. Colosenses 1:24, “Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia;”

37 La Iglesia es el cuerpo universal, global de todos los creyentes en el Señor Jesucristo quienes son encontrados en muchas denominaciones y el Señor Jesucristo prometió edificar a Su Iglesia. Note en el siguiente versículo como Él no dijo iglesias, como en muchas iglesias, sino en una sola Iglesia global. Mateo 16:18, “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Solamente hay una iglesia conformada por los judíos externos y los gentiles que se han convertido en judíos internos. Juan 10:16, “También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”. La Iglesia es la novia de Cristo. Apocalipsis 21:9, “Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero”. Efesios 5:25-27, “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”. Todos los judíos internos, ya sea judíos externos o gentiles externos, forman la Iglesia y son salvos. La Iglesia son las ramas conectadas a la vid descrita en Juan 15 y en Romanos 11. El Señor Jesucristo es la vid. Juan 15: 5-6, “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no 38 permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden”. Romanos 11:17, “Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo,” Romanos 11:20, “Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme”. Romanos 11:23, “Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar”. Romanos 11:24, “Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?” La Iglesia existió durante los días de Moisés como la “Congregación en el Desierto.” Hechos 7:38, “Este es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida que darnos;” La Iglesia comenzó cuando las primeras personas, Adán y Eva, fueron salvas. Y la Iglesia será completa cuando la última persona sea salva. Personas siempre han sido salvas y añadidas a la iglesia en la misma manera, ya sea en los tiempos del Antiguo Testamento o en los del Nuevo Testamento, la cual consiste en creer en Dios y lo que Él les dijo que necesitaban hacer para ser salvos. Génesis 15:6, “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia”. 39 Romanos 4:3, “Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia”. 11. ¿Quién es un judío? Se ha dicho que donde hay dos judíos, hay tres opiniones. Esto es verdad especialmente cuando hacen la pregunta, ¿quién es un judío? Las respuestas surgen desde el nacimiento (tales como un Bris o circuncisión), la identificación con judíos que alcanzaron gran éxito, hasta la adherencia a diferentes niveles de ortodoxia. No es raro que los judíos ortodoxos acusen a otros de no ser un judío a menos que ciertas celebraciones en particular se guarden, como descansar los sábados. Los judíos ortodoxos más estrictos intentan guardar muchas leyes, ritos y ceremonias. Desde mi niñez, yo sabía que yo era un judío. Sin embargo, aparte de mi nacimiento, no podía explicar porqué yo era judío, más que por el hecho que parecía judío, me reía de los chistes judíos, me identificaba con otros judíos y de vez en cuando comía comida judía. Antes de estudiar las Escrituras, yo no sabía de dónde venía el término judío, pero después, aprendí realmente que significaba ser judío. En el libro de Génesis, Adán pecó y emprendió un camino hacia el juicio de la eternidad del infierno, incurriendo para él y para su posteridad una naturaleza pecaminosa. Sin embargo, en Gén. 3:15, Dios prometió a Adán un redentor que iba a nacer como hombre, quien rescataría a la humanidad del pecado y el juicio que se merecía. Desde entonces, la gente que siguió a Dios buscó ansiosamente al redentor humano que rescataría al hombre. La gran pregunta era, “¿Por medio de qué linaje vendrá el Redentor?” Dios dijo que el Redentor vendría por medio de Abraham, Isaac, Jacob, y Judá. En Gén. 49:8- 12, Jacob dijo que todos los judíos alabarían, adorarían y se postrarían ante el Mesías (conocido como Silo, o estrella

40 de Judá), que Él derrotaría los enemigos de los judíos, y que vendría antes de que Israel perdiera su soberanía como nación. A fin de identificarse con la venida del Mesías a través de Judá, una persona hebrea fue nombrada un judío o más claramente, un Judá. Este es un asunto de elección, no de nacimiento, y es la razón por la que Moisés escribió acerca de otra circuncisión del corazón: “Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz.”(Dt. 10:16) Por esta razón Pablo también escribió que ser un verdadero judío era algo del corazón, opuesto a algo externo y de la carne. “Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.” (Ro. 2:28-29) Por lo tanto, ser judío (o, literalmente, un Judá) por elección es identificarse con el Mesías de la tribu de Judá, el Señor Jesucristo. 12. ¿Es posible ser judío y cristiano a la misma vez? Yo vengo de un largo linaje de rabinos y Cantors, judíos ortodoxos. Sin embargo, cuando tenía 19 años de edad, descubrí que Jesucristo era el Mesías quien había muerto por mis pecados y resucitó también de los muertos. En aquel entonces, me humillé ante Él y confesé que yo era pecador y por ello, merecía una eternidad en el infierno. Le pedí que perdonara mis pecados y le dije que abría la puerta de mi corazón de par en par y que le pedía que viniera a ser mi Salvador y Señor. Inmediatamente después de esa oración, la culpabilidad y sensación de inmundicia que llevaba conmigo por tanto tiempo, se fue, para nunca regresar. Esa decisión me hizo un cristiano. De acuerdo a la Biblia, a diferencia de haber nacido judío, nadie nace cristiano. Llegar a ser cristiano no es un asunto de nacimiento o linaje sino una elección personal. Esto se 41 hace claro en Jn. 1:12-13, “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” No fue el unirme a alguna iglesia en particular lo que me hizo un cristiano, más bien, fue el principio de una relación con Jesús el Mesías lo que me hizo un cristiano. Esa decisión no cambió mi afecto por mi herencia judía. Al contrario, profundizó mi afecto, porque Dios confió al pueblo judío el escribir y guardar la Santas Escrituras de Dios, y escogió venir al mundo como un hombre judío. A través de las Escrituras he descubierto que hay dos partes de ser judío, externa e interna. Externa, nací de padres judíos, circuncidado al octavo día como Dios le ordenó a Abraham: “Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje.” (Gén. 17:12). Las Escrituras también hablan de una circuncisión interna que se hace por una elección – la circuncisión del corazón. Moisés escribió de esta circuncisión interna en Dt. 10:16, “Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz.” Yo hice esta decisión cuando me deshice de las armas de mi guerra personal contra Dios. Con esa circuncisión interna del corazón me convertí en un judío interno, un cristiano que ha recibido a Cristo como su Salvador personal. No todos son judíos externos (nacidos de padres judíos). Es más importante convertirse en un judío interno. “Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios. (Ro. 2:28-29). Es posible ser ambos, judío (judío externo) y cristiano (judío interno).

42 13. ¿Por qué los rabinos no enseñan al pueblo judío sobre Jesús el Mesías? La mayoría de los rabinos judíos no creen en el Señor Jesucristo como el Mesías judío. Cuando era niño, me prohibieron mencionar los nombres Jesús o Cristo, porque había una predisposición en contra de cualquier consideración de quién era Jesús. Porque existía un prejuicio para cualquier consideración de quien era Jesús. Durante los 1800-1900s, el prejuicio era un verdadero problema en el sur de los Estados Unidos. Algunas personas no se consideraban seres humanos si el color de su piel era negro. Prejuicio quiere decir “el rechazo a la consideración.” Al principio de su libro, el profeta Isaías dijo que Dios era el objeto de un prejuicio que rehusaba considerar quién Él es. “Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento. ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. (Is. 1:2-4). Gracias a Dios por las Escrituras, que enseñan que Jesús, de quien se habla de ser rechazado y afrentado por los rabinos, eventualmente va a ser adorado, aceptado y obedecido por ellos. Yo trabajo en el campo de la bioquímica clínica, y en el 1998, mi equipo y yo descubrimos una nueva hormona paratiroidea. Por los próximos diez años hemos trabajado para ver esta hormona aceptada. El proceso siguió un curso típico que se puede comparar con la opinión de los rabinos sobre Jesús. Al principio hay una etapa de rechazo, luego sigue negar la idea y, finalmente, aceptación. El estado actual de rechazo de los rabinos del Señor Jesucristo es sólo temporal y eventualmente cambiará.

43 14. ¿Por qué algunos judíos dudan de la existencia de Dios? Acerca del ateísmo, el rey David escribió: “Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien.” (Sal. 14:1). De acuerdo a las Escrituras, en la raíz del ateísmo hay inmoralidad y corrupción. Sin embargo, no saber si hay un Dios no es ateísmo, sino ignorancia. Antes de recibir al Señor Jesucristo, me sentía muy lejos de Dios, y después que leí lo que Dios dijo por medio del profeta Isaías, entendí que estaba separado de Dios. “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.” (Is. 59:1-2). El problema claramente no es con Dios, pero con el hombre. Sin embargo, Dios resolvió este problema cuando Él se convirtió en el cordero de la Pascua y murió por los pecados de la humanidad. Ahora, cualquiera que rinda su vida a Dios, y le pida al Señor Jesucristo que sea su Salvador personal y pida que la sangre de Jesús sea colocada en la puerta de su corazón, Dios le perdonará sus pecados y removerá la separación de en medio de ellos. Joel, el profeta judío, escribió: “Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo;” (Jl. 2:32). 15. ¿Las Escrituras Hebreas enseñan del cielo y el infierno? Cielo “Y cuando acabó Jacob de dar mandamientos a sus hijos, encogió sus pies en la cama, y expiró, y fue reunido con sus padres.” (Gén. 49:33). Jacob estaba sentado en la orilla de su cama con sus pies en el piso mientras bendecía a cada uno de sus hijos. Cuando terminó, Jacob subió sus pies a la cama, dio su último respiro y se reunió con los suyos. Todos estos eventos fueron registrados mientras ocurrían uno tras otro. Después de expirar, Jacob fue

44 llevado inmediatamente a la presencia de su abuelo Abraham y su padre Isaac. El rey David dijo: “Y en la casa de Jehová moraré por largos días.” (Sal. 23:6). La casa del Señor es el cielo. “Yo voy a él, mas él no volverá a mí.” (2 S. 12:23). Cuando el bebé de David se enfermó y murió, David dijo que un día él iría al cielo para estar con su hijo. El día antes que el Rey Saúl fuera asesinado en la batalla, el profeta Samuel, quien ya había muerto, hablo con él: “y mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos;” (1 S. 28:19). “Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios;” (Job 19:25-26). El libro más viejo en las Escrituras Hebreas es el libro de Job. Job sabía que a pesar de su cuerpo débil, viviría para siempre en el cielo. Infierno “El Seol abajo se espantó de ti; despertó muertos que en tu venida saliesen a recibirte, hizo levantar de sus sillas a todos los príncipes de la tierra, a todos los reyes de las naciones. Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también te debilitaste como nosotros, y llegaste a ser como nosotros? Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.” (Is. 14:9, 10, 15). El profeta Isaías escribió una descripción del rey orgulloso de Babilonia y declaró que el infierno es un lugar para el juicio eterno de Dios. Las Escrituras Hebreas afirman que ambos, el cielo y el infierno, reamente existen. 16. ¿Cuál es el plan de Dios de salvación para el pueblo judío? Dios tiene una palabra para describir cual es el problema con nosotros – pecado. Nuestro ancestro, Adán, pecó cuando desobedeció a Dios al comer del árbol del

45 conocimiento del bien y del mal. Por ese acto, Adán hizo que cada uno de sus descendientes (incluyendo a usted y a mí) naciera con la enfermedad espiritual de una naturaleza pecaminosa. Las Escrituras enseñan claramente que todos los hombres son pecadores. “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino;” (Is. 53:6) “Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido, que buscara a Dios. Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” (Sal. 14:2-3) “…pues no hay hombre que no peque,…” (2 Cr. 6:36) Porque Dios es Santo, Él debe juzgar el pecado. Por lo tanto, la vida de cada hombre está destinada a ir al infierno, el lugar que Dios ha escogido para el juicio eterno por el pecado. “el alma que pecare, esa morirá.” (Ez. 18:4) Dios no ve una escala personal de las buenas obras por un lado y las malas obras por otro. Y aún si existiera una escala, Isaías describe la forma en que Dios ve nuestras buenas obras: “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia;” (Is. 64:6). Ningún hombre puede ser salvo si rehúsa reconocer su inmundicia. Dios es misericordioso y no quiere que ninguno perezca en el infierno, es por eso que ha provisto un camino de salvación. Después que el hombre pecó, Dios prometió que enviaría un Redentor a la tierra que salvaría al hombre de sus pecados. “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” (Gén. 3:15). Este Redentor del hombre es el Mesías que quiere decir “el ungido” o “uno enviado con una comisión de cumplir una obra específica.” Isaías explica que el Mesías era el Dios Poderoso y Padre Eterno, sin embargo, Él iba a nacer como un niño en la tierra. “Porque un niño nos 46 es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” (Is. 9:6). Alrededor de quinientos años antes que naciera el Mesías, Isaías escribió que el Mesías iba a salvar al hombre de sus pecados: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.” (Is. 53:5-6). Dios el Hijo se convirtió en hombre para ser el Cordero perfecto de la Pascua. Perdón de pecados, salvación del infierno, y un futuro hogar en el cielo ahora se ofrecen como un regalo gratuito. La oferta de Dios deja a cada persona judía con la decisión que determina su destino: recibir el regalo gratuito y ser perdonado, evitando el infierno y reservando un hogar en el cielo, o rechazar el regalo, eligiendo morir en pecado y ser arrojado al infierno para siempre. No hay “términos medios”. Uno simplemente recibe o rechaza este regalo. Es necesario recibir el regalo de Dios y arrepentirse o dar la espalda al pecado. El Rey Salomón escribió en Pr. 28:13, “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.” Recibir al Mesías Judío (Jesucristo) es rendirse a su misericordia e inclinarse ante Él como Dios. Moisés, cuando salió de Egipto dejando todo atrás, instruyó a cada familia israelita a matar un cordero y poner su sangre en los postes de su puerta. Recibir al Señor Jesucristo es literalmente hacerlo un Cordero de la Pascua personal. Cuando Él entra en la vida de cualquier persona, se convierte en el salvador, Cordero de Pascua y Dios de esa persona. “Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado,” (Is. 53:10) “Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo;” (Jl. 2:32)

47 ¿Usted invocaría el nombre del Mesías Judío, el Señor Jesucristo y lo recibiría ahora? La oración que oré al Mesías en Septiembre, 1970, fue sencilla, “Señor Jesucristo, yo sé que soy pecador, y odio mi pecado. Yo creo que tú viniste a la tierra como un hombre, moriste en la cruz por mis pecados, y después de tres días, resucitaste de los muertos. Te abro la puerta de mi corazón. Por favor ven a mí y sálvame de mis pecados, sé mi Salvador y Dios. En el nombre de Jesús.” Después de terminar esa oración, nací por segunda vez y ya no estaba separado de Dios. 17. ¿Es el bautismo un ritual judío? El bautismo es equivalente al Mikveh judío, o baño ceremonial. El Mikveh esencialmente simboliza un cambio, y fue usado para la limpieza ceremonial. Afuera del Templo de Jerusalén había un gran número de Mikvehs para los fieles, que se utilizaban para limpiarse antes de entrar en el Templo. Limpiarse es básicamente un cambio de pasado impuro a un futuro de pureza. Además, el Mikve fue utilizado para indicar que una persona se estaba convirtiendo en un seguidor oficial de un maestro. En este caso, el seguidor haría una declaración pública, de todo corazón, de acuerdo con las doctrinas de su maestro, al igual que los seguidores del Mesías, eran bautizados de acuerdo con sus enseñanzas. El bautismo proclama la identificación de sus seguidores con Jesús en su muerte, sepultura y resurrección por ellos. Simboliza Su muerte y sepultura mediante la sumersión en el agua, y su resurrección al emerger. El Mikveh externo era una declaración pública de fidelidad a un maestro. Se deduce, entonces, que el bautismo es una declaración pública de fidelidad al Mesías judío, Jesucristo. En mi caso, recibí al Señor Jesucristo como mi Salvador personal, en septiembre de 1970, pero transcurrieron varios

48 meses antes de bautizarme. Durante los meses intermedios, mi padre judío trató de convencerme de negar al Señor Jesucristo, mientras que continuamente me preguntaba si yo había sido bautizado. En ese momento, yo no entendía por qué no dejaba de preguntar acerca de mi bautismo, preguntándome si él sabía algo que yo desconocía. Después que le dije que había sido bautizado, mi padre nunca intentó convencerme de negar al Señor Jesucristo. Era evidente que él veía el bautismo como mi declaración pública de que no había vuelta atrás. 18. ¿Vale la pena para un judío recibir al Señor Jesucristo? El costo que implica para una persona judía el recibir al Señor Jesucristo puede ser grande. En algunos casos, la familia del nuevo creyente siente que cualquier acción que hagan a sus seres queridos felices está bien, pero en casos más severos, como el mío, la familia deshereda a su miembro “irracional”. Por lo general, esto suena peor de lo que realmente ocurre. Me faltaba la comprensión y me ofendí con mi familia por su rechazo. Fue mi esposa gentil que expresó su amor por la familia judía a la que se había unido, demostrando que ella no quería ser alejada de esa familia. Con los persistentes actos de amor y preocupación, mi esposa reconstruyó el puente de la comunión. Mi padre me dijo después, que era mi esposa, no yo, que reconcilió a la familia. A veces, sin embargo, incluso con grandes acciones, la reconciliación no se produce, y la separación se siente fuertemente cuando una persona es parte de una familia judía unida, rodeado de una comunidad judía, casada con un esposo judío, o trabajando en una empresa judía. Entonces, la pregunta más relevante es, “¿Vale la pena para un judío pagar el precio para convertirse en un seguidor del Señor Jesucristo, cuando significa la separación y el rechazo?” En estos casos de gran angustia, es importante mirar hacia atrás en las Escrituras para guiarnos. El primer hebreo, Abraham, pagó un precio para seguir a Dios. 49 “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.” (Gn. 12:1-4) Algunos judíos excusan su rechazo del Mesías, afirmando su cultura. Nacieron, fueron criados, y planean morir como pueblo judío. En el pasaje anterior, es evidente que Abraham tenía setenta y cinco años cuando Dios lo llamó a salir de su país, dejar su gente y su familia. A cambio, Dios prometió a Abraham que cuidaría de él y lo usaría para hacer grandes cosas. Ser un seguidor de Abraham es poner a Dios antes del país, el pueblo, y la familia. El relato dice que “Y se fue Abram, como Jehová le dijo;”. La respuesta a la pregunta de si vale la pena o no convertirse en un seguidor del Señor Jesucristo es fácil. ¡Dios vale la pena! Dios vale el precio y ha prometido una gran herencia a los que le ponen en primer lugar. El profeta judío Isaías escribió: “Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera.” (Is. 64:4). Por Dios y su herencia, vale la pena pagar cualquier precio y seguirle completamente. 19. ¿Cuál es el propósito de Dios para el pueblo judío? Ciertamente Dios ha conservado al pueblo judío. Nunca ha existido un pueblo tan perseguido y que aún sobreviva. Dios hizo promesas al primer hebreo, Abraham. Estas promesas están registradas en las Escrituras. “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y 50 engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.” (Gn. 12:1-4) Dios prometió a Abraham que su descendencia sería una bendición para todas las familias de la tierra. Estas familias tienen un problema común - el pecado personal que los separa de Dios y los condena al infierno. Su mayor necesidad es ser salvos de sus pecados, ser rescatados del infierno que merecen, y ser otorgados un hogar inmerecido en el cielo. Esta necesidad iba a ser suplida a través de los descendientes de Abraham. Dios dio Su Libro al mundo a través del pueblo judío. Gente de todo el mundo lee la Biblia judía (cada página en la Biblia fue escrita por un judío). La Biblia dice que Dios el Padre dio a su Hijo para ser el Salvador del mundo. Cuando vino a la tierra, el Hijo de Dios nació como un judío. Las familias de la tierra pueden seguir el plan bíblico de Dios para salvación, confesando sus pecados a Dios, renunciando al pecado, y luego invocando el nombre del Mesías para salvación. Cuando Dios suplió la mayor necesidad del mundo, ofreciéndoles la salvación, el regalo vino a través del pueblo judío. Durante su ministerio terrenal, el Mesías judío se encontró con una mujer gentil samaritana cerca de un pozo, y su conversación fue monumental. No era solamente una conversación entre el Mesías y una mujer gentil, sino una conversación entre el mundo judío y el mundo gentil. En esa conversación, Jesús le dijo a la mujer, “Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.” (Jn. 4:22). En esta declaración, Jesús dijo que los gentiles que no lo habían recibido, no sabían lo que adoraban. Los gentiles que no han recibido al Mesías (el 51 Señor Jesucristo), se encuentran en un estado de oscuridad, sin la seguridad de ir al cielo cuando mueran. En contraste, los judíos por decisión (los que han recibido a Jesucristo como Salvador, incluyendo a los gentiles que siguen el Mesías Judío) saben lo que ellos adoran, y tienen 100% de seguridad de un hogar en el cielo. La salvación del mundo fluye de Dios a través de los judíos que han recibido al Señor Jesucristo como su Salvador personal. No es raro que los judíos tengan una crisis de propósito en sus vidas personales. Mi padre solía decirme que yo sería feliz y estaría satisfecho si me convertía en un médico, pero eso nunca pareció ser suficiente. Creo que es porque Dios creó a los judíos para ser profetas de Su mensaje de salvación. Dios ha dotado a los judíos con todas las habilidades naturales para ser mensajeros eficaces. El problema es que la mayoría de los judíos han rechazado al Señor Jesucristo, dejándolos como mensajeros sin mensaje, predicadores sin un sermón, y profetas sin autoridad. Esas habilidades naturales de comunicación y persuasión han sido utilizadas por el pueblo judío, pero sólo para gananciales terrenales y temporales, tales como: negocios, ciencia, y logros humanistas en la tierra. Cuando los judíos se convierten en seguidores del Señor Jesús y se entregan a cumplir el propósito de Dios para sus vidas, entonces pueden experimentar la verdadera satisfacción profesional. 20. ¿Qué paz trajo el Mesías judío, a la tierra? Isaías nos reveló que uno de los nombres del Mesías es Príncipe de Paz (Is. 9:6). Dos venidas del Mesías fueron predichas en las Escrituras, acompañadas por dos tipos de paz para la tierra. La primera paz, individualmente entre el hombre y Dios, fue traída en la primera venida. Cuando el hombre pecó, le declaró la guerra a Dios y toda la humanidad se separó de Él. El pecado exigió juicio antes de que pudiera ser la reconciliación y la paz entre Dios y 52 el hombre. El juicio del pecado tomó lugar en el Monte Calvario, cuando el Mesías tomó sobre sí los pecados del mundo. “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros… por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.” (Is. 53:5-6, 11). Cuando el Mesías tomó todos los pecados sobre sí mismo y fue juzgado por ellos, el hombre fue libre para recibir la expiación y la paz con Dios. El Rey David describió lo que sucedió en la cruz. “La misericordia y la verdad se encontraron; La justicia y la paz se besaron.” (Sal. 85:10) Fue en la cruz que la misericordia de Dios y la verdad de nuestro pecado se encontraron, fue en la cruz donde la justicia de Dios (y nuestra falta de ella) y la paz con Dios fueron capaces de besarse. Allí, en la cruz, donde se mostró satisfecha la justicia de Dios, la misericordia y la paz de Dios que tan desesperadamente se necesitaba fluyó al mundo. Cuando el Mesías venga por segunda vez, Él traerá paz externa al mundo. Con su primera venida, Él trajo la paz al corazón. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;” (Ro. 5:1) 21. ¿Van los judíos automáticamente al cielo? Escribiéndole a su propio pueblo judío, el profeta Daniel explicó que los muertos están en dos categorías, los que van al cielo y los que van a un lugar de condenación eterna o el infierno, “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.” (Daniel 12:2) Cada persona, incluyendo cada persona judía, ha pecado y es por ello un pecador. “Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido, que buscara a Dios.

53 Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” (Salmos 14:2-3) Toda persona nace como pecadora, y hablando de sí mismo, el rey David dijo, “He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre.” (Salmo 51:5) Isaías describió a los pecadores como ovejas. “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.” (Isaías 53:6) Basta cometer un sólo pecado para que una persona sea pecadora, mereciendo la ira eterna de Dios en el infierno. Sin la intervención de Dios, cada persona, incluyendo cada persona judía, será juzgada por la eternidad en el infierno. Al hombre, le parece correcto pensar que de alguna forma él puede tener victoria sobre sus pecados haciendo buenas obras, o Mitzvaot, pero Isaías hizo muy claro que las buenas obras realizadas para vencer los pecados son desagradables ante los ojos de Dios. “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.” (Isaías 64:6) Es por ello que Dios intervino por el hombre. Isaías 53 explica cómo Dios se convirtió en un hombre, el único hombre perfecto, para morir por los pecados del hombre. Ese sacrificio perfecto, el Mesías muriendo en la cruz por nuestros pecados, es ofrecido a cada persona individualmente. Isaías 53:10 ofrece ese sacrificio con las palabras, “Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado...” Isaías 1:18-20 explica qué ocurrirá si ese sacrificio es aceptado (cielo) y qué ocurrirá si ese sacrificio es rechazado (infierno). “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.” 54 Los judíos no entran automáticamente al cielo. Los únicos judíos que van al cielo son los que aceptan el regalo de salvación que nos da el Señor. El tomar del don de Dios de la Salvación es semejante a la puesta de la sangre de la Pascua sobre el lintel de la puerta de su corazón y ser exento de la segunda muerte del infierno o que la muerta pase sobre usted. Pon su fe y confianza en el conocimiento salvador del Señor Jesucristo y lo que hizo por usted, y ver en la luz que eres un pecador, un transgresor, que necesita la salvación y ser restaurado. Esto es el entendimiento espiritual y la aplicación de la fe spiritual al lintel de tu corazón, y esto es lo que necesitas para ir al cielo. Buenas obras (Mitzvaot) o cumpliendo con la ley (el Torah) o manteniendo las tradiciones no son efectivas y no son necesarias para ir al Cielo. “sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado (Gálatas 2:16).” 22. ¿Dónde estaba Dios durante el desastre Nazi? Los enemigos del pueblo judío siempre han querido exterminarlos. Sólo hay una razón por la cual la nación judía no ha sido destruida. El profeta Malaquías repite la promesa de Dios, “Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.” (Malaquías 3:6) Dios no cambia su carácter o su mente. Moisés explicó que Dios ha puesto su amor a Israel por decisión propia. “No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de

55 Faraón rey de Egipto.” (Deuteronomio. 7:7-8) La continuación de Israel como un pueblo tiene todo que ver con Dios y nada que ver con Israel. “Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre: Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente. Así ha dicho Jehová: Si los cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice Jehová.” (Jer. 31:35-37) A lo largo de la Biblia, aún cuando Israel se retiró de la protección y de la confianza en Dios y quedaban expuestos a la voluntad de sus enemigos, Dios escuchaba su clamor y los rescataba. La cantidad que siempre ha sido mencionada de judíos asesinados en el Holocausto es de 6 millones. Pocos saben que 11 millones de judíos vivían en Europa durante ese período. Durante la famosa reunión, Final Solution to the Jewish Question (La solución final para la pregunta judía), en la reunión del 20 de enero de 1942, el plan fue presentado para exterminar no a 6 millones, pero los 11 millones de judíos que residían en Europa. Dios detuvo a los nazis de sus planes, y los destruyó cuando estaban a la mitad de sus planes para acabar con todos los judíos que vivían en Europa. 23. ¿Puede el hombre escribir y pronunciar el nombre de Dios? El texto original hebreo no contiene ningún punto de vocal o lugares donde deben ir las vocales. Más adelante, el texto masorético añadió puntos de las vocales a todas las palabras con excepción de YHWH, el cual es uno de los nombres de Dios, y se convirtió en una tradición de decir simplemente la palabra Adonai, cuando las letras hebreas YHWH aparecían en el texto. El Señor nunca dijo que su nombre no debería ser mencionado o escrito, esta tradición 56 no se basa en las Escrituras. A lo largo de la Biblia, Dios anima al hombre a invocar Su nombre. La práctica de invocar al Señor comenzó con el quinto hombre en la tierra, Enós. “Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová.” (Gn. 4:26). En la gran contienda entre Baal y el Señor, el profeta Elías desafió a los falsos profetas que invocaran el nombre de sus dioses, mientras que Elías invocó el nombre de Jehová. “Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho.” (I R. 18:24) El rey David relató que él invocó el nombre del Señor. “¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo? tomaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre de Jehová.” (Sal. 116:12-13). Luego, volviéndose a la instrucción, el rey David aconsejó a todos a invocar el nombre del Señor también. “Entonces, en aquel día, David comenzó a aclamar a Jehová por mano de Asaf y de sus hermanos: Alabad a Jehová, invocad su nombre, Dad a conocer en los pueblos sus obras.” (1 Cr. 16:7-8). Moisés, Aarón, sacerdotes israelitas, y Samuel todos ellos invocaron el nombre del Señor. “Moisés y Aarón entre sus sacerdotes, Y Samuel entre los que invocaron su nombre; Invocaban a Jehová, y él les respondía.” (Sal. 99:6) El Señor siempre ha querido una íntima relación con el hombre; fue Adán quien se apartó de Dios. El pecado del hombre lo detuvo de su cercanía a Dios. Al llamar a Dios Ha shem o “el Nombre” es una expresión de estar lejos de Él. Los amigos están cerca uno del otro. Moisés y Abraham fueron descritos como amigos de Dios. “Dios nuestro, ¿no echaste tú los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, 57 y la diste a la descendencia de Abraham tu amigo para siempre?” (2 Cr. 20:7). “Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero.” (Ex. 33:11). Un amigo siempre se le llama por su nombre, no sólo “el Nombre.” La relación del nuevo pacto se describe en Jeremías 31:31-34 es una relación de cercanía con Dios, donde el pueblo judío tiene un conocimiento personal de Dios a causa de la salvación y el perdón de los pecados. “Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.” (Jer. 31:34). El cambio fue expresado por el Señor Jesucristo cuando dijo: “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.” (Jn. 15:15). Con la nueva relación de salvación y el perdón de los pecados viene una nueva amistad. Dejar de llamar a Dios Ha shem y empezar a decir Su nombre es muy significativo, porque al hacerlo, la persona está declarando su relación cercana con Dios. Esta amistad se basa en la relación del nuevo pacto de ser salvo del pecado y totalmente perdonado por Dios, quien se convirtió en el sacrificio expiatorio por los pecados. “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” (Jn. 15:13). Para marcar el cambio de perdición a salvación, ahora es judío llamar a Dios por su nombre en lugar de Ha shem. 24. ¿Se encuentra el nombre de Jesucristo en las Escrituras Hebreas? Sabemos que Dios está formado por tres personas que son Abba Elohim (Dios el Padre), Ruach Elohim (Dios el Espíritu) y Ben Elohim (Dios el Hijo). Estas tres personas son Uno o Echad (una unidad compuesta) como está mencionado en el Shama de Deuteronomio 6:4. ¿Podemos 58 ver el nombre de Jesús en las Escrituras Hebreas? ¡Sí! El nombre Jesús en hebreo es Yeshua que significa “salvación”. A continuación hay algunos lugares donde vemos el nombre de Yeshua o Jesús en las Escrituras Hebreas: Jacob, en su lecho de muerte, dijo, “Tu salvación esperé, oh Jehová.” (Génesis 49:18) El rey David dijo, “He deseado tu salvación,” (Salmo 119:174) David dijo que toda su vida él había añorado estar con Dios Yeshua o Jesus. El profeta Isaías dijo que Dios era su Yeshua o Jesús en Isaías 12:2-3: “He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí. Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación.” Claramente podemos ver momentos en que Ben Elohim (el Señor Jesucristo) apareció como un hombre en las Escrituras Hebreas. Por ejemplo, Jesús le apareció a Abraham como un hombre en Génesis 18:1-3, 22 “Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra, y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo... Y se apartaron de allí los varones, y fueron hacia Sodoma; pero Abraham estaba aún delante de Jehová.” Este pasaje bíblico relata que el Señor le apareció a Abraham cuando tres hombres fueron a él con la misión de investigar los pecados de Sodoma y Gomorra. Dos de esos hombres fueron a Sodoma mientras uno de ellos se quedó con Abraham. Ese hombre fue Ben Elohim, el Señor Jesucristo. Abraham le tuvo que preguntar a Dios cuál era Su nombre.

59 En otra ocasión, Ben Elohim se le apareció a Jacob, en Génesis 32:24-30, “Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.” Aquí, se nos dice que un hombre luchó con Jacob toda la noche. Este hombre prevaleció sobre Jacob, y al final le cambió el nombre a Jacob a Israel. Jacob le preguntó al hombre por Su nombre, pero el hombre rehusó dárselo. A pesar de que Jacob no obtuvo el nombre del hombre, Jacob supo que Él era Dios; él llamó el nombre del lugar Peniel (la cara de Dios). Él hizo esto porque él supo que había visto a Dios cara a cara. Nuevamente, Manoa y su esposa, los padres de Sansón, vieron a un hombre que asumieron que era un ángel, pero realmente era Ben Elohim o Dios el Hijo o el Señor Jesucristo, “A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo... Y la mujer vino y se lo contó a su marido, diciendo: Un varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, temible en gran manera; y no le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre... Entonces dijo Manoa al ángel de Jehová: “¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumpla tu palabra te honremos? Y el ángel de Jehová respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre, que es admirable... Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente 60 moriremos, porque a Dios hemos visto.” (Jueces 13:3, 6, 17-18, 22) Cuando el ángel del Señor le apareció a la esposa de Manoa, ella lo describió como, “varón de Dios”. Cuando Manoa vio el ángel, él dijo, “a Dios hemos visto”. Manoa le preguntó al ángel su nombre, tal como Jacob lo había hecho, y la respuesta fue la misma – el nombre era secreto. Ese hombre no era un ángel, sino Dios, Ben Elohim. Sabemos que Dios mantuvo en secreto el nombre de Jesús en las Escrituras Hebreas. El rey Salomón dijo en Proverbios 25:2, “Gloria de Dios es encubrir un asunto...” Dios en Su gloria decidió mantener en secreto el nombre de Su Hijo, revelado únicamente a aquellos que realmente lo querían conocer a Él. David, el rey de Israel, dijo en el Salmo 25:14, “La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto.” Este gran secreto del nombre de Ben Elohim, Dios el Hijo, fue revelada finalmente a María en Mateo 1:21, “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” Mientras el nombre de Jesús fue mantenido en secreto, más adelante fue revelado en las Escrituras griegas como la persona a través del cual el pueblo de Dios sería salvo de sus pecados. Hoy, si una persona quiere ser salva de sus pecados, buscando a Dios de todo corazón, Dios le promete a esa persona que conocerá el nombre de Ben Elohim, como Jeremías lo prometió. “Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.” (Jeremías 29:12-13). Salomón agregó en Proverbios 30:4, “¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?” El hacer este descubrimiento, que el nombre de Dios el Hijo es el Señor Jesucristo, es el descubrimiento más grande que una persona jamás podrá hacer. 61 25. ¿Puede alguien entender las Escrituras sin saber hebreo? Abraham hablaba caldeo o arameo y vivió en un lugar de idolatría llamado Ur de los caldeos. Cuando Dios le habló a Abraham, Él uso el lenguaje de Abraham. Hebreo es un lenguaje cananita; llamado en Isaías 19:18 “la lengua de Canaán”. Hebreo no es más santo que cualquier otro lenguaje. Dios habla al corazón humano – cualquier persona puede invocar a Dios y Dios ha prometido que Él le va a responder, “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” (Jeremías 33:3)

26. ¿Se necesita a Dios para entender las verdades de las Escrituras? La Biblia es el Libro de Dios. Debido al pecado, nuestros ojos están ciegos a Su Palabra, pero Dios puede abrir nuestros ojos a la verdad. El rey David proveyó una guía para entender las verdades de la Escritura en el Salmo 119:18, “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.” Necesitamos invocar al Señor Jesucristo como el Gran Menorah (iluminador) para que nos enseñe Su verdad. “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” (Juan 8:12) 27. ¿Fue dada una ley oral a los rabinos aparte de la ley escrita de Moisés? No existe tal cosa como otra ley oral dada por Dios. El Talmud y el Kabalah fueron comentarios hechos por el hombre y no tienen una autoridad bíblica. Moisés fue cuidadoso de escribir todo lo que Dios le había dicho y lo hizo claro para que no fuese necesario añadir algo más. “Pero Moisés solo se acercará a Jehová; y ellos no se

62 acerquen, ni suba el pueblo con él. Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho. Y Moisés escribió todas las palabras de Jehová, y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel.” (Éxodo 24:2-4) Dios no le dijo Sus palabras al pueblo judío. El pueblo judío no estaba presente cuando Dios le dijo a Moisés Sus palabras. El pueblo judío no fue testigo de Dios dándole a Moisés Sus palabras. Moisés sólo recibió las palabras de Dios. Luego Moisés fue fiel en decir al pueblo judío TODAS las palabras que el Señor le había dicho. Luego Moisés escribió TODAS las palabras que Dios le dijo. El patrón fue que Dios le dijo sólo a Moisés todas Sus palabras, luego Moisés le dijo al pueblo TODAS las palabras de Dios y luego Moisés escribió TODAS las palabras de Dios. No había una ley oral que Moisés sólo le dijo a un grupo selecto de rabinos los cuales misteriosamente las pasaron por miles de años a subsiguientes grupos de rabinos selectos para que la continuaran escribiendo por miles de años. Moisés estaría molesto ante la noción de que él no le dijo al pueblo todas las palabras de Dios y que no escribió todas las palabras de Dios como él afirmó por escrito. “Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás.” (Deuteronomio 12:32) “No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno.” (Deuteronomio 4:2) El Señor advirtió explícitamente al pueblo a no añadir ni remover de Sus Palabras. Cualquier adición a las Palabras de Dios son mandamientos de hombres y no 63 mandamientos de Dios. La ley oral es incorrecta porque la ley oral es una adición a las Palabras de Dios y porque la ley oral son mandamientos de hombres. 28. ¿Quiénes realmente mataron a Jesús? Hay 4 respuestas a esta pregunta y todas son ciertas. 1 – Los romanos mataron al Señor Jesucristo. Los hermanos de José lo trataron de matar cuando lo tiraron en el pozo (Génesis 37:20-21) “Ahora pues, venid, y matémosle y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia lo devoró; y veremos qué será de sus sueños. Cuando Rubén oyó esto, lo libró de sus manos, y dijo: No lo matemos.” En lugar de matar a José, sus hermanos lo vendieron a los madianitas por veinte piezas de plata. Luego los madianitas, vendieron a José a Egipto. En la misma manera, los líderes judíos querían matar al Señor Jesucristo. (Mateo 12:14) “Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra Jesús para destruirle.”

Pero ellos, al igual que los hermanos de José, no lo querían matar a Él ellos mismos así que le pidieron al gobernador romano, Pilato, que lo matara. (Juan 19:6-7) “Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él. Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios.” Pero Pilato no lo quería matar a Él cuando dijo, “ningún delito hallo en él.” Los líderes judíos forzaron a Pilato con el argumento que Pilato no sería leal a César, a menos que lo matara a Él. (Juan 19:12) “Desde entonces procuraba Pilato soltarle; pero los judíos daban voces, diciendo: Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone.” (Juan 19:16) “Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. 64 Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron.” Entonces, fueron los romanos los que mataron a Cristo mediante la forma no judía de ejecución, es decir, crucifixión. 2- El pueblo judío a través de sus líderes mató al Señor Jesucristo.

El pueblo judío mató al Señor Jesucristo al entregarle a los romanos para ser asesinado. Pudieron haber reconocido y aceptado al Mesías, pero su soberbia no permitió que recibieran al Mesías. Esa decisión de negar a Cristo ha tenido una consecuencia de generación a generación sobre el pueblo Judío que continua hasta el día de hoy. (Mateo 27:25) “Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.” (Hechos 3:14-15) “Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.” El pueblo judío reconocerá algún día que ellos mataron a su propio Mesías. (Zacarías 12:10) “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.” 3- Nosotros, como pecadores, matamos al Señor Jesucristo.

Nuestro pecado tiene tanto la consecuencia inmediata de la separación de Dios, como la consecuencia eterna de sufrimiento eterno en el infierno. El hombre necesitaba un sacrificio de sangre proveniente de una víctima perfecta 65 para poder ser salvo de sus pecados. Este requerimiento excluye a todos los hombres, puesto que la humanidad es universalmente pecadora, así que Dios Padre envió a Su Hijo para que entregara Su vida en rescate por el pecado. Fue por nuestros pecados y los pecados del mundo que el Señor Jesucristo fue asesinado. A pesar de que los líderes religiosos persuadieron al pueblo judío a que entregaran a Jesús a los romanos los cuales le crucificaron, la Biblia enseña que fue Dios Padre quien sacrificó a Su Hijo por los pecados del hombre. Fueron nuestros pecados los que lo clavaron a la cruz en Su ejecución. Si no fuéramos pecadores, entonces Dios Padre no hubiera tenido que sacrificar a Su Hijo, el Señor Jesucristo, por nosotros. (I Corintios 5:7b) “porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.” (Apocalipsis 5:9) “y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;” 4 – Dios Padre (o Abba Elohim) mató al Señor Jesucristo.

Mientras Abraham levantaba su cuchillo para sacrificar a su hijo, Isaac. (Génesis 22:10) “Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.” Dios Padre, mató o sacrificó al Señor Jesucristo para que pudiéramos tener y hacer el alma del Señor Jesucristo nuestra ofrenda por el pecado y ser salvos. (Isaías 53:10) “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y

66 la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.” 29. ¿No son los cristianos responsables de perseguir al pueblo judío? Tanto las Escrituras Hebreas como las griegas, enseñan que el pueblo judío es el pueblo de Dios. Es más, enseñan que Dios ama a Su pueblo aún cuando ellos fueron rebeldes a Él. Por consecuencia, a través de la historia, Dios ha bendecido a aquellos que bendicen al pueblo judío y ha maldecido a aquellos que lo maldicen. Muchos grupos que se han autodenominado cristianos han odiado y perseguido al pueblo judío, incluyendo los inquisidores, los participantes de las Cruzadas y los nazis. Sin embargo, no todos los que se llaman a sí mismos cristianos son realmente cristianos. Un verdadero cristiano es una persona que cree la Biblia y sigue al Señor Jesucristo, quien ama al pueblo judío y no busca hacerles daño. Por tanto, ningún cristiano verdadero sería responsable de perseguir al pueblo judío. 30. ¿Cesa una persona judía de ser judía al seguir al Señor Jesucristo? Existen muchos grupos dentro del pueblo judío, incluyendo a aquellos en el grupo de los reformados, los conservativos, los ortodoxos y los del grupo de la reconstrucción de las sinagogas. Entre los ortodoxos, también existen subgrupos, incluyendo a los hasídicos, chabad, entre otros. Dentro de los ortodoxos más estrictos, no es raro que miembros de un grupo acusen a otros de no ser judíos porque no se adhieren a una práctica en particular. Los miembros de cada grupo por lo general hacen un juramento de seguir a su líder. El Señor Jesucristo fue un judío. Aquellos que escogen al Señor Jesucristo como su líder judío no son menos judíos que aquellos que siguen a otros líderes judíos, a pesar que posean distintas creencias.

67 31. ¿Por qué las biblias en inglés traducen algunas profecías de manera diferente que el hebreo? La profecía en cuestión trata sobre la crucifixión detallada en el Salmo 22:16. Las biblias en inglés traducen este pasaje como “horadaron mis manos y mis pies,” mientras que el hebreo (ari-ye) dice “leones están en mis manos y mis pies.” ¿Es esta una traducción deshonesta del Salmo 22:16? Los textos que tenemos para el Nuevo Testamento están en griego. Cuando el Nuevo Testamento griego tomó citas del Antiguo Testamento, ellos se basaron en la traducción judía-griega oficial del Antiguo Testamento, la Septuaginta. La traducción Septuaginta de las Escrituras Hebreas fue hecha por un grupo de setenta judíos rabinos académicos. Esa traducción rabínica oficial fue completada más de 250 años antes de que el Señor Jesucristo fuese crucificado. Examinando cuidadosamente el Salmo 22:16, los setenta rabinos concluyeron que su significado era “horadaron mis manos y mis pies.” Desafortunadamente, las notas de los traductores que trabajaron en la Biblia King James fueron quemadas en una iglesia en Inglaterra. Si no, hubiese sido interesante leer la discusión de los traductores a medida que notaban las diferencias entre la Septuaginta en hebreo y la que estaba escrita en griego. ¡Qué intervención milagrosa de Dios tomó lugar mientras esos rabinos traducían las Escrituras! El Señor reveló el significado a los rabinos haciendo la traducción oficial del Antiguo Testamento al griego, dirigiéndoles en su trabajo de traducción de manera que la profecía indicara claramente al Señor Jesucristo en Su crucifixión como el Mesías. 32. ¿Quien es el Siervo? Isaías 53:11 en el Hebreo dice:

םיִבַּרָל יִדְּבַע קיִדַּצ קיִדְּצַי וֹתְּעַדְבּ עָבְּשִׂי הֶאְרִי וֹשְׁפַנ לַמֲעֵמ לֹבְּסִי אְוּה םָתֹנֹוֲעַו 68 El asunto que está a la mano y la clave acerca de la interpretación del versículo proviene de la pregunta fundamental - ¿quién es ‘Ebed’ el siervo mencionado en ?( יִדְּבַע) Isaías 53:11 Escrito claramente al final del versículo dice que el siervo llevara las iniquidades de ellos (literalmente – “Y las depravaciones y perversidades o pecados serán llevados por el”) לֹבְּסִי אְוּה םָתֹנֹוֲעַו

¿Quién es el siervo mencionado en Isaías 53 el cual llevara los pecados de muchos? Se describe al siervo como un siervo justo יִדְּבַע קיִדַּצ

Estas dos palabras significa claramente, “siervo justo.” La interpretación literal de estas dos palabras Hebreas es, “siervo justo.” La interpretación del versículo que describe al pueblo de Israel como los que proclamaran el conocimiento de la justicia de Dios no concuerda con la interpretación literal de “siervo justo.” El versículo no dice que el siervo justo proclamara el conocimiento de la justicia de Dios. La pregunta verdadera es – “¿En el pasaje de Isaías 53 se refiere al Mesías o al pueblo de Israel?” La explicación del pasaje en Isaías 53 diciendo que se refiere al pueblo de Israel provino de Rashi. Rashi se aparto de la tr adición del los Rabís del Talmud y negó que el Mesías era el siervo mencionado en Isaías y introdujo el concepto que el pueblo de Israel era el siervo. La interpretación que dice, “Israel enseñara justicia a las naciones” es basado en la interpretación de Rashi que el “siervo justo” se refiere al pueblo de Israel. Rashi fue un

69 Rabí Francés del Talmud que vivió entre los años 1040 y 1105, lo cual vino después de la venida del Señor Jesucristo. Antes de la venida del Señor Jesucristo, Los Rabís del Talmud ensenaban que el pasaje de Isaías 53 hablaba del Mesías el cual fue “herido” llevando nuestros pecados e iniquidades. Lo siguiente viene del texto, Talmud Bavli en Sanedrín 98b, lo cual fue escrito antes de la venida del Señor Jesucristo. Literalmente dice lo siguiente: ¿Cuál es el nombre del Mesías? Su nombre es “herido” como está escrito (la referencia es Isaías 53:4)

(“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por heri- do de Dios y abatido.”) Los Rabís entendieron el pasaje de Isaías 53 se refería al Mesías el cual fue azotado y herido por nuestras angustias y dolores. Pero, Rashi, tenia prejuicios contra del Señor Jesu- cristo (en el Talmud, Rashi declaro que la idea de Jesus siendo el Mesías era “un insulto a Dios.”) Rashi se dio cuenta que si Isaías 53 se refería al Mesías que sufrió por los pecados enton- ces el pasaje se tenía que referir al Señor Jesucristo. Enton- ces para prevenir que otros vieran al Señor Jesucristo como el Mesías en Isaías 53, Rashi se aparto de la interpretación Talmúdica tradicional de Isaías 53 e introdujo el concepto sin fundamento de Israel siendo el siervo justo. La interpretación del término “siervo justo” que pudiera significar al pueblo de Israel siendo el mensajero para distribuir el conocimiento de la justicia de Dios (lo cual se enseña en otras partes de la Biblia, pero no está presente en este pasaje) proviene de la interpretación incorrecta de Rashi acerca del pueblo de Israel en Isaías 53. El pueblo de Israel no se puede describir como “justo” cuando lees Isaías 1, el cual describe a Israel lleno de pecado y no pudiera ser llamado el “siervo justo” de Dios. 70 La descripción de Isaías en Isaías 1 acerca del pueblo de Israel hace imposible que Israel pudiera ser el siervo justo: (Isaías 1:2-23) Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. (3) El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento. (4) !!Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos deprava- dos! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvi- eron atrás. (5) ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. (6) Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. (7) Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños. (8) Y queda la hija de Sion como enramada en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada. (9) Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Go- morra. (10) Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. (11) ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. (12) ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? (13) No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo,[a] el con- vocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. (14) Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. (15) Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos. (16) Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; (17) aprended a hacer el bien; buscad 71 el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. (18) Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. (19) Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; (20) si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho. (21) ¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de justicia, en ella habitó la equidad; pero ahora, los homicidas. (22) Tu plata se ha convertido en escorias, tu vino está mezclado con agua. (23) Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda.

Las frases “contra ti” o “ni llega” es algo que trata la palabra, Lamo. La palabra, Lamo, es una palabra antigua, poética (que no se utiliza mucho en el Hebreo moderno). La pregunta es si Lamo es singular como en el ejemplo que sigue donde Lamo se usa en forma singular cuando se traduce al español: Isaías 44:15 “De él se sirve luego el hombre para quemar, y toma de ellos para calentarse; enciende también el horno, y cuece panes; hace además un dios, y lo adora; fabrica un ídolo, y se arrodilla delante de él.” La última palabra del versículo es Lamo – significa que el idolatra hace UN DIOS (en otras palabra, un ídolo), y lo adora, y fabrica una imagen (una imagen, singular) y se arrodilla DELANTE DE EL (Lamo se refiere a una imagen; aquí en el pasaje Lamo se refiere a un ídolo). Además, los Rabís Judíos tradujeron la Biblia Hebrea al Griego (Septuaginta) la palabra Lamo en Isaías 53:8 en forma singular. En la traducción al Español del Septuaginta dice lo siguiente: “Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién 72 la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.” (Isaías 53:8) 33. ¿Es cierto que Dios utiliza números para envira mensajes secretos (numerología) como enseña el Kabalah y otros escritos místicos Judíos? Dios claramente dijo que no habla en secreto “No hablé en secreto, en un lugar oscuro de la tierra; no dije a la descendencia de Jacob: En vano me buscáis. Yo soy Jehová que hablo justicia, que anuncio rectitud.” (Isaías 45:19) Dios dijo a Moisés que hablara claramente con el pueblo de Dios “Y escribirás muy claramente en las piedras todas las palabras de esta ley.” (Deuteronomio 27:8) Enviando mensajes en secreto usando la numerología no es una manera de hablar con mucha franqueza, y por tanto, Dios no utiliza la numerología. La intención del Señor Jesucristo es de comunicar sus verdades en términos muy claros y él hablaba con “mucha franqueza.” “Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza;” (2 Corintios 3:12) Escondiendo la verdad dentro de un sistema misterioso de números no es una manera de hablar con “mucha franqueza” y por tanto no es de Dios. La palabra que se utiliza, “franqueza” en 2 Corintios 3:12 es la palabra griega, o parresia y significa “hablara claramente” y es la misma palabra que se utiliza en Juan 18:20 dice que hablar la palabra públicamente “Jesús le respondió: Yo públicamente he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos 73 los judíos, y nada he hablado en oculto.”(Juan 18:20) La conclusión es que Dios no utiliza sistemas secretos para ocultar la verdad a través de un sistema misteriosa de números. Esto es superstición y no es de Dios. La numerología es rechazada debido a la revelación de Dios por medio de Sus Escritos (vea los versículos anteriores). 34. ¿Que significa la Salvación o tener vida eterna? “Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre.” (1 Crónicas 28:9) Cuando, David, el Rey de Israel se sentó con su hijo, Salomón, le quiso dar el mejor consejo para su vida. Dentro de la sabiduría que obtuvo en su vida fue de conocer a Dios. David aconsejo a Salomón que se dedicara a conocer a Dios, no solo saber de Dios, pero de conocer a Dios como un amigo. El Rey David dijo lo siguiente en los Salmos, “En ti confiarán los que conocen tu nombre, Por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron.” (Salmos 9:10) En otras palabras deberíamos tener una relación de amigo (compañero) con Dios como lo tuvo Moisés con Dios: “Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero.” (Éxodo 33:11) Abraham fue amigo de Dios “Dios nuestro, ¿no echaste tú los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la descendencia de Abraham tu amigo para siempre?” (2 Crónicas 20:7) ¿Cómo podemos conocer a Dios? ¿Cómo se encuentra a Dios? ¿Cómo podemos ser amigos de Dios? Dios 74 promete que si buscareis a Dios con todo su corazón que lo hallaras: “y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.” (Jeremías 29:13) Solo hay una manera de conocer o de buscar a Dios. Solo hay una manera de ser amigo de Dios y es cuando Dios se revela a la persona. Si alguien quiere conocer a Dios, en- tonces Dios revelara a tal persona que el Señor Jesucristo es Dios.

El Señor Jesucristo dijo: Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. (Mateo 11:27) El Señor Jesucristo es el que revela a Dios, porque El es Dios en la carne. A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer. (John 1:18) El conocer al Señor Jesucristo como amigo es conocer a Dios. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios ver- dadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. (Juan 17:3)

La Vida Eterna es tener una relación con Dios, el Señor Jesucristo. La Vida Eterna o la salvación no se otorga por ser miembro de alguna iglesia o sinagoga o congregación. La Vida Eterna no viene por medio de cumplir alguna tradición o sacramento de bautismo o bar mitzvah o comunión o de obedecer las 613 leyes del Judaísmo. La Vida Eterna viene de conocer personalmente al Señor Jesucristo como un amigo. Había aquellos que creían que deberían ir al Cielo debido a

75 las muchas buenas obras para respaldar su idea falsa, pero estaban equivocados: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. (Mateo 7:21-23) No había algo malo con las buenas obras que hicieron, pero eso no es suficiente para ir al Cielo. Lo necesario para ir al Cielo es de tener un conocimiento de amistad entre amigos con el Señor Jesucristo. Hágase esta pregunta para probar si usted tiene la vida eterna: ¿”Usted está 100% seguro que si el Señor Jesucristo como Dios viera tus ojos y te dice, “Yo te conozco como mi buen amigo?” ¿Usted conoce a Dios como su buen amigo? Si no es así, reconoce que El quiere empezar una relación con usted. Primero, usted necesita confesar su pecado delante de Él y poner tu fe en que El murió por ti en la cruz para remover tus pecados y remover la sentencia sobre ti y quitar la barrera de amistad. Después, si aceptas que El sea tu Dios a quien adoras, sirves, y dependes en El – la mejor relación para tu existencia eterna empieza con una Amistad con Dios.

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