Isabel De La Trinidad Y La Nueva Evangelización
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Isabel de la Trinidad y la nueva evangelización LUCIO DEL BURGO (Miami) Repetidas veces, Juan Pablo II ha señalado en sus discur sos la necesidad de la Nueva Evangelización. N o se trata de una idea feliz o de un producto de la sociedad de consumo, sino de una nueva conciencia en todas las iglesias. En nuestro trabajo señalaremos las líneas de esta Nueva Evangelización y las aportaciones de Isabel de la Trinidad. Esta mística francesa de finales del siglo XIX y principios del xx tiene algo que decir al evangelizador de nuestros días. 1. LA NUEVA EVANGELIZACIÓN En primer lugar vamos a señalar en qué consiste esta nueva evangelización para que después podamos ver las aportaciones de Isabel Catez. La Iglesia de nuestros días no puede sentirse satisfecha de sus logros y descubrimientos sino que tiene que estar a la escucha de la experiencia de la comunidad de los Santos, para confrontar y revisar sus caminos. 1. H Que broten las fuentes secas de la fe ': Con estas pa labras de Juan Pablo II se expresa lo que quiere ser esta nueva realidad eclesial. N o se trata de una pastoral para conservar la fe sino de un nuevo anuncio del Evangelio que revitalice las raíces más profundas del cristianismo. La Iglesia no está en REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 51 (1992) 137-154 138 LUCIO DEL BURGO este mundo para conservar unas doctrinas de la antigüedad y para predicar unas leyes morales de una sociedad conserva dora, sino para anunciar a un Cristo vivo, a un Dios que es Amor, y mediante la adhesión a su persona, crear un mundo nuevo. "La transmisión viviente de la fe es hoy día una de las tareas esenciales de la Iglesia. No se trata solamente de preservar una fe no falsificada sino también de transmitirla de tal suerte que los corazones se abracen a la Buena Nueva y que los hombres se percaten de que su vida recibe de ella fuerza y claridad para una alianza viva con Dios y también para el servicio de su prójimo y para dar a la sociedad una fisonomía cristiana" l. 2. Una Iglesia convertida. Sólo una Iglesia consolidada en su fe y que vive de la fe puede cumplir eficazmente su misión. Esto plantea serios interrogantes a la evangelización, la pastoral y la catequesis. No se trata de transmitir unas doctrinas sino la presencia de una persona viva, y en este campo tiene un lugar irreemplazable el testigo. La comunidad de creyentes está necesitada de gentes que contagien una nueva vida, que hayan visto y oído y por eso dan testimonio. Si la doctrina del Evangelio no provoca nuevas adhesiones es por que no tenemos una Iglesia de testigos. Si el Concilio Vatica no II se ha quedado al principio de su andadura es porque no se ha encarnado en personas reales. De aquí el papel impres cindible del Espíritu Santo en esta Nueva Evangelización. El es el que convierte el corazón del evangelizador y del que re cibe la buena noticia del Evangelio. "Toda forma de predicación de la fe es siempre esencial mente una obra del Espíritu Santo. El que toma esto en serio cuidará de que su corazón permanezca suficientemente abierto al espíritu de Dios, a una intimidad permanente con la santa escritura en la fe de la Iglesia, de la misma manera que a esta abnegación que ayuda al catequista y al mensa jero de la fe a no proclamarse a sí mismo, sino a Jesucristo. I JUAN PABLO 11, A la Conferencia Episcopal de Austria, en "La Nueva _ Evangelización", Santo Domingo, Publicaciones CEVREST, 1988, pp. 16- 17. ISABEL DE LA TRINIDAD 139 El, por su parte, debe hacerse transparente, en sus palabras yen sus obras, al más Grande que actúa mediante el testi monio de su fe" 2. El gran problema de la Iglesia es que hemos hecho evan gelizadores de poca calidad. Hemos tomado agentes de pasto ral que no han vivido en compañía de Jesús como los primeros discípulos. Hemos echado mano de catequistas que enseñaban unas doctrinas sin que antes estuvieran convertidos al Dios vivo. El resultado es que la gente aprendía un catecismo pero no descubría a una Persona viva. Así pues, la comunidad cristiana necesita con urgencia convertirse para ser misionera. 3. Escucha de la Palabra. Para que esta evangelización sea nueva es necesario que el discípulo esté a la escucha del Maestro en su Palabra. Todos, pastores y fieles, han de adqui rir un conocimiento actualizado de la fe. Los evangelizadores han de poseer una formación religiosa adaptada a sus capaci dades para que puedan dar respuesta a los interrogantes de los hombres de nuestros días. "Los grupos y asociaciones han de mostrar particular interés en una mayor profundización de la vida cristiana, en un conocimiento más hondo de la fe católica, así como una participación más frecuente y activa en la vida litúrgica de la Iglesia. Por su parte, los diversos movimientos de apos tolado, los grupos de reflexión y oración, las comunidades de base y asociaciones eclesiales han dado y continuarán dando, con la gracia de Dios, frutos que manifiesten la vitalidad propia de la Iglesia. A todos deseo recordarles que deben ser destinatarios especiales de la evangelización y al mismo tiempo evangelizadores" 3. Se pasaron los tiempos en los que era suficiente la cateque sis inicial. Con esta formación religiosa el cristiano tenía para toda su vida. Los mismos pastores han descubierto que los conocimientos del seminario son una iniciación y que es im prescindible la formación permanente para permanecer abier- 2 JUAN PABLO II, ibidem. Cf. V ARIOS, Evangelización, kerigma y evange lizadores, Santo Domingo, CEVREST, 1988, pp. 3-4. 3 J UAN PABLO II, op. cit., p. 8. 140 LUCIO DEL BURGO tos al futuro y a los signos de los tiempos. Toda la Iglesia es convocada para escuchar la Palabra salvadora que transforma el corazón y da el talante de discípulo. 4. Nuevo impulso apostólico. Todos los bautizados se hacen protagonistas de la difusión del mensaje de Cristo. La misión de anunciar el evangelio no es patrimonio exclusivo de los clérigos sino de todo discípulo de Jesús. Esta realidad se ha puesto de relieve a partir del Vaticano II y más reciente mente en el documento de Juan Pablo II sobre los laicos. De esta Exhortación se ha dicho que "está escrita con pasión misionera. Ante un mundo aquejado de indiferencia religiosa y ávido de respuestas, un tiempo en que coexisten el vapuleo y la exaltación de la persona humana, desquiciado por la conflictividad y ansioso de paz, el texto postsinodal quiere sacudir la tentación de ociosidad y poner allaicado en marcha. 'Id también vosotros a mi viña.' Hay un buen tajo evangeliza dor. El documento es una llamada a poner manos a la obra" 4. 5. Opción preferencial por los pobres. Es una categoría muy sentida en la Iglesia de hoy. La mayoría de los documen tos postconciliares hacen referencia a esta realidad como cri terio de autenticidad evangélica. Esta sensibilidad por el mun do de los pobres es un valor tradicional en la espiritualidad. Siempre ha habido personas y grupos que han dedicado sus obras a esta tarea. La novedad, en el momento actual, radica en la globalidad de esta experiencia. Hoy todos los estratos de la comunidad eclesial vibran ante esta realidad. Lo que en el pasado era patrimonio de grupos minoritarios hoyes herencia de todos los creyentes. Y es que "en el cristianismo los pobres y deshumanizados de la tierra no son sólo una realidad social, o un problema que llama a la compasión y justicia humanas: en el cristianismo, el pobre es una categoría religiosa; es decir, tiene que ver con Dios. El amor y servicio al pobre es amar y servir a Dios; la injusticia y la falta de misericordia con el pobre es una ofensa a Dios"5. Si en toda la Iglesia se ha hecho presente el clamor de los 4 Los seglares cristianos, en "Ecclesia", nn. 2410-2411 (1989),5. 5 S. GALILEA, El Camino de la Espiritualidad, Bogotá, Paulinas, 1982, p. 171. ISABEL DE LA TRINIDAD 141 pobres, con mayor intensidad ha resonado en la Iglesia lati noamericana. Puebla ha sido la conciencia más lúcida de un continente cristiano que experimenta la voz de los deshereda dos de este mundo con palabra que interpela a todas las igle SiaS. "Comprobamos, pues, como el más devastador y humi llante flagelo, la situación de inhumana pobreza en que viven millones de latinoamericanos expresada, por ejemplo, en mortalidad infantil, falta de vivienda adecuada, proble mas de salud, salarios de hambre, desempleo y subempleo, desnutrición, inestabilidad laboral, migraciones masivas, for zadas y desamparadas, etc." (p. 29). La irrupción de los pobres en la experiencia religiosa es un kairós, un momento de Dios que empuja a una nueva com prensión de la Palabra y de la historia de salvación. "Cuando la mediación de los pobres desaparece, la fe y la teología se convierten en la más peligrosa de las ideologías, en la droga más estimulante para todos los satisfechos y poderosos de este mundo, que buscan en la religión la confirmación de su cami no de iniquidad. Los pobres constituyen, por el contrario, la clave hermenéutica, hoy más que nunca necesaria, para impe dir que la teología pierda su sabor evangélico. Los pobres son la sal de la teología cristiana" 6. No sólo de la teología sino también de la experiencia religiosa. Los pobres nos hacen entrar en una nueva espiritualidad. Ellos nos evangelizan y nos hacen descubrir con más brío lo genuino del Evangelio.