La Bisagra Politicas Sociales En Acción
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Políticas Sociales en Acción LA BISAGRA Memoria | Verdad Justicia | Organización Social Dra. Alicia M. Kirchner Publicación de distribución gratuita. Prohibida su venta o toda forma de comercialización y autorización de la reproducción. Hecho el depósito que indica la ley 11.723 ISBN Septiembre de 2007 Aportes y Estructuración del Trabajo Alfredo Carazo José Luis Di Lorenzo Elvio Al o Macchia María Cecilia Velázquez Diseño Ileana S. Ruiz Díaz María Cecilia Marcos Corrección Lucas Serna Sebastián Buiras Javier Pérez Archivo Fernando Muriel Pr esident e de l a Nación Dr. Néstor Kirchner Vicepr esident e de l a Nación Dn. Daniel Scioli Minist er io de Desar r ollo Social de l a Nación Au M D S Dra. Alicia Margarita Kirchner Jf Gb – U M Lic. Raquel Tiramonti S Pí S y D Hum Lic. Daniel Fernando Arroyo S G y Au Iu Dr. Aldo Marcone o S Cmu S Dr. Fernando Gray S C CPN Carlos Daniel Castagneto S N Nñz, A y Fm Lic. Paola Vessvessian Consejo Nacional de Coordinación de Pol¤ticas Sociales P Dra. Alicia Margarita Kirchner M Ju y Dh Hum Dr. Alberto Iribarne M Eu, C y Tgí Lic. Daniel Filmus M Su y M Amb Dr. Ginés González García M D S Dra. Alicia Margarita Kirchner M Emí y Pu Lic. Luis Miguel Peirano M T7b, Em y Sgu S Dr. Carlos Tomada M P F, Iv Púb y Sv Arq. Julio De Vido S N Nñz, A y Fm Lic. Paola Vessvessian S Euv CPN. Carlos Castagneto C Té(3.(& Dra. Matilde Morales Este trabajo está dedicado a todo el personal del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, por su dedicación y por haber aceptado el desafío de construir juntos para la gente una nueva manera de hacer políticas. Cuando digo a todo el personal incluyo a los secretarios de Estado, subsecretarios, presidentes de los entes y Comisiones descentralizadas. A los directores, coordinadores, jefes de departamentos, a los profesionales técnicos, administrativos y personal de servicios generales, donde hemos cosechado muchos amigos en este aprendizaje compartido. A todos, muchas gracias. A Kh P P E utw vz ij jxyj ywfgfot Cu m h g M D S )* N, *1 í ué )*1 umb b m )* 8*7.48 (43R.(948 . L m *7&3 )* ub y hbí *85&(.4 5&7& 1& b m 8* 1* 8u )&7 u Gb qu .3.(.& u g. N ábm (43 148 m y hbu 100 í )* , *89& uy h. L 57*8.43*8 )* 1&8 gz )* u, myí )* v zbm vá, 34 mí u &1 u )* qu 348 ím h, má qu fu gím 547 u . U g m fu, muh v m *3 *1 */*7(.(.4 )* u b, m v 547 1& y g myí )* 148 g hbí m b m bu . Tuvm qu 543*7 *3 ug 94)& fz qu 348 b D, 8um & 3u mm m y b 94)4 u b. Hbí qu )&7 u & 1 ug y vz u égm. S *3 *1 ug )* 1&8 )*(.8.43*8 mb )*/&7 )* 1&)4 1&8 u. O ábm 1& , m 1 hm, vvím 5&7& á. “Elegir es siempre una oportunidad y esta fue la oportunidad de trabajar para reconstruir nuestro país”*. Muchos expertos hablan de pobreza y lo hacen como aquel sacerdote y escriba en la Parábola del Buen Samaritano, como un fenómeno externo y en tercera persona. Los que tenemos la responsabilidad de conducir las políticas sociales debemos ser capaces de aprender y asumir la experiencia vital y cotidiana de los que menos tienen para que concretamente, seamos capaces de hacer. Cuando el 25 de Mayo del año 2003 iniciamos la gestión de gobierno y se nos con ó el área de Desarrollo Social, aceptamos también el desafío de construir políticas sociales a partir del país que la crisis nos dejaba. Llegamos a un Ministerio rodeado de gente demandando soluciones. Este no fue un Gobierno que inició su mandato amparándose en las “h b”, aunque sea bueno explicarlas, no para solazarnos en lo hecho porque hasta resultaría mezquino, sino para plantarse desde la verdad que implica el reconocimiento * Alicia Kirchner. 7 | Políticas sociales en Acción | L B de la compleja realidad social. En ese momento, la impotencia se presentaba como respuesta ante el desafío expuesto por cientos de integrantes de organizaciones sociales exigentes de un cambio. Acudimos al diálogo pero en el terreno de esas realidades. Antes que recibir a dirigentes en los despachos o ciales fuimos a recorrer los territorios más vulnerables del país buscando la construcción de un espacio inclusivo de ciudadanía, que permitiera fortalecer los derechos humanos sociales, políticos, económicos y culturales con equidad territorial. Nuestro desafío era empezar a darle al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación una institucionalidad operativa. Las instituciones deben servir no sólo para resolver problemas coyunturales sino también para ayudar a construir una ciudadanía diferente, comprometida en la solución de los problemas comunes. Las políticas sociales planteadas se constituyeron y constituyen así en un factor clave. Buscamos que sean éticas y justas, porque no existe oportunidad más importante que la de poder participar y comprometerse. Una comunidad1 activa y un Estado presente, tienen que caminar asociados, sin eludir responsabilidades, como sucedió en el modelo neoliberal, con políticas privatizadas, focalizadas y reduccionistas, que redujeron la política social a un plan enlatado, como pretendían muchos opinólogos y teóricos de la pobreza. Empezamos desde el inicio a construir una política social de derechos y de equidad territorial en el contexto de la política nacional, integrando acciones con los diferentes actores sociales. Le 1 Dícese a la sociedad civil. | 8 P d imos b a esas soluciones coyunturales, provisorias y nos propusimos aprovechar los recursos e integrarlos en una política social construida en cada lugar. Esta es la razón de ser de estas páginas, en las que está resumido el relato testimonial de la política social aplicada en nuestra sociedad constituida por personas con necesidades, propuestas y demandas concretas. Los ejemplos nos llevarían muchas más páginas. Recurrimos sólo a algunos. Estamos convencidos que construimos la base para lograr una mayor incidencia en el cambio estructural. Muchos opinólogos desde la soberbia de los que se sienten superiores, nos reclamaban en 2003 un plan universal por ser, según ellos, nuestra política social minimalista, demasiado artesanal. Así como la crisis 2001-2002, durante el Gobierno de Eduardo Duhalde, trajo el plan de ingresos Jefas y Jefes de Hogar, nos reclamaban a nosotros un plan de ingresos para la post-crisis. Los había atrapado la mirada única. Cuando percibimos que lo que proponíamos no se comprendía en su cabal dimensión, que se minimizaba el contacto directo con la realidad, optamos “ h”, por entender que sólo desde la comunidad se puede producir la transformación y que los que no muestran instancias superadoras poco pueden aportar a la construcción. Sin embargo, debo reconocer que muchos de ellos son en mi opinión destacados comunicadores, que defendieron los derechos humanos individuales a rajatabla, pero no habían entendido -y aún hoy les cuesta hacerlo- que la política de derechos de la Argentina post-crisis debía trasvasarse en lo social, lo colectivo, a partir de construcciones artesanales en cada territorio, con eje en el empleo y la educación. La escala reclamada no se podía dar desde un plano idealizado de algún escritorio. Sólo la prepotencia del trabajo, y el fortalecimiento de los lazos rotos del tejido social articularían la respuesta. Nuestro país aparecía como un conjunto de regiones sueltas en donde el único factor común era la Constitución y la forma de gobierno. 9 | Políticas sociales en Acción | L B Hemos puesto una “bg” frente a las últimas décadas, tuvimos que sortear muchos obstáculos en el camino, aún inconcluso. Este Ministerio, en plena crisis 2001-2002, no funcionaba y siendo un área tan sensible, casi no había trabajadores sociales en la planta de personal, profesionales especialmente preparados para trabajar en la cuestión social, en el nivel macro y micro, a nivel intersectorial e interdisciplinario, con familias, grupos, comunidades e instituciones. Realizan su tarea desde la investigación, la plani cación estratégica y la ejecución de la política social en un hacer colectivo y compartido en el territorio. Recuerdo que en una provincia un funcionario se quejaba, de buena mane- ra claro, que era difícil encontrarme en mi despacho, y risueñamente acotaba que mi gestión parecía adosada a una hoja de ruta del país. Es que no conce- bimos nuestra tarea eludiendo lo territorial, porque hay realidades distintas y las respuestas también tienen que ser diversas. No queremos ser técnicos, profesionales o funcionarios buenos pero híbridos. Nadie opera en el vacío, porque hacerse cargo implica exigencias concretas y no eludir responsabili- dades; queremos ser buenos militantes sociales, ocuparnos de la realidad y eso es lo que hacemos. Tenemos un compromiso social inherente al respeto de los derechos ciudadanos, sin neutralidades valorativas que terminan apor- tando a conductas de politiquería y de clientelismo. Creemos en la persona con derechos, no en la persona cautiva, a la que se ata todavía esa vieja política de la que no participamos, aunque más de una vez nos acusen de ello utilizando la calumnia intencionada. Trabajamos con todos los que piensan como nosotros y los que no, porque para cambiar las miradas es necesario convencer con prácticas justas y solidarias. A los dirigentes que seguían –y algunos siguen- presos de la vieja poli- tiquería, hubo que explicarles que apostábamos a un cambio de paradigma, superando lo asistencial. Un problema de seguridad alimentaria no se re- suelve sólo con tener un comedor sino rescatando capacidades, con la gente, | 10 P y a la inversa, tampoco se resuelve sólo apelando a la promoción cuando hay personas que necesitan respuestas concretas.