E L D I B U J A
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EL DIBUJAZO CENTRO DE EXPOSICIONES DEL PALACIO MUNICIPAL Sonano 1375 — Montevideo - Uruguay i U H { g if ’ AL D \ Biblioteca )| m Ê S F s Esta exposición ha sido posible g ra cias al aporte invalorable del mar chand uruguayo Enrique Gómez radi cado actualmente en Madrid quien fue el impulsor de toda la brillante genera ción que integra lo que hemos denomi nado “El Dibujazo". Gran parte de los dibujos que con forman esta muestra son de su pro piedad. EL D I B U J A Z O CENTRO DE EXPOSICIONES DEL PALACIO MUNICIPAL Soriano 1375 Montevideo - Uruguay MUSEO DE ARTE CONTEMPORANEO COMISION DE HONOR Embajador Martín Aguirre - Presidente Dr. Daniel Rodríguez Larreta Embajador Aureliano Aguirre Dr. Washington Beltrán Carlos Eugenio Scheck - Vice Presidente DIRECTOR GENERAL Arq. Eduardo Scheck DIRECTORIO EJECUTIVO Dr. Daniel Scheck - Director Ejecutivo María Luisa Torrens de Martín - Directora Artística Claudia Vidal Scheck de Marques - Sub Directora DIRECTOR DEL DEPARTAMENTO DE ARTE: José Lupinacci DISEÑO GRAFICO: Aldo Podestá DIRECCION DE MONTAJE: Arq. César Barañano FOTOGRAFIA: Nelson Avdalov y Julio Brusoni SECRETARIA: Graciela Amaro de Nunes José Luis Casas Anamaría Quesada de Irazoqui Con el Auspicio de la Intendencia Municipal de Montevideo Departamento de Cultura Si algún elemento característico y definitorio en el terreno de las artes plásticas, confirió fisonomía particular a la actividad artística durante 1972, fue la proliferación de Dibujantes de alto nivel estético y técnico. Como es común a todo proceso complejo, a todo cambio de lenguaje expresivo, en el estallido del Dibujo pueden marcarse etapas. Hay precursores, un período preparatorio y una culminación. Ya la "generación del 60", con Hermenegildo Sábat a la cabeza y Nelson Ramos y Gamarra, da un vuelco en cuanto a la prioridad que los plásticos asignan en su hacer creador al Dibujo. De por sí resulta muy significativo que en el despuntar de una década que marca, simultáneamente el inicio de una "nueva época", aparezca coronada por una figura como Sábat, excepcional caricaturista sin parangón en el ámbito americano. Si aceptamos la tesis de "períodos calientes en la historia", podemos afirmar que la presencia de estos talentos es indicativa de lo que vendrá. A partir de ese foco irradiante se irán desprendiendo como ondas distribuidas en círculos concéntricos, las sucesivas promociones de dibujantes que han de alcanzar su máxima expansión en el presente año. El empuje siguiente tiene lugar en el segundo lustro del decenio de 1960. En ese lapso emergen figuras aisladas. Una de ellos es Eugenio Darnet, personalidad no suficientemente valorada aun, ni por la crítica ni por los galeristas: se anticipa con su serie de Monstruos a una visión tremendista de la realidad que llegará a constituirse en denominador común de un vasto sector de la brillante pléyade de dibujantes que le seguirán. Algún otro artista como Jorge Páez también se indinará al Dibujo con sentido humorístico esta vez y como forma fundamental de expresión. Lleva a cabo una vasta muestra de Dibujos en el Subte Municipal. Dichos artistas aparecen no obstante como fenómenos aislados sin llegar a configurar un verdadero movimiento generacional. Es a partir de la década del 7 0 que una personalidad desbordante, vigorosa y original, Eduardo Fornasari, ingresa al escenario de la plástica y actúa como un catalizador, al congregar en su torno un conglomerado de dibujantes de mayor o menor enjundia. Cabe señalar que en ese período de tiempo el medio artístico padece algunas sangrías notorias. Se produce una emigración importante, un miembro de la generación del 60 que llega a tener fuerte impacto, Luis Camnitzer, emigra a Estados Unidos y el ascendiente sobre sus contemporáneos se diluye. Algo similar ocurre .con Gamarra; Sábat se traslada a Buenos Aires donde se consagra definitivamente. Sorprende a esta altura la opulencia de talentos. Aquella diáspora no llega a lesionar empero el curso normal de desarrollo del Dibujo signado por la gloria. En tales condiciones Fornasari es el foco ¡montador y desata tras de sí un río de dibujantes en su mayoría autodidactas, que por el caudal y el elevado nivel llega a ser un fenómeno sin precedentes en la historia del arte nacional. La mejor manera de individualizar un hecho es nominarlo. Hemos llamado a tal fenómeno peculiarísimo. El Dibujazo. Con ello no realizamos ningún descubrimiento de un perfil oculto del medio artístico local, pues la multiplicación de los Dibujantes es algo reconocido por quienes frecuentan los medios artísticos. Pero entendemos que al definirlo y personalizarlo contribuimos a su esclarecimiento. Se presenta el Dibujazo con una postura de ruptura con las generaciones precedentes, actitud no programática, aunque no por ello menos resuelta, convincente, eficaz y unánime. Adopta un compromiso con la realidad circundan te, sin caer en lo panfletario, ni en fórmulas hechas. Su potencia emana de que rescata los más altos valores humanos, vuelve a colocar al hombre en el centro de las preocupaciones y asimila todas las conquistas realizadas por los maestros del siglo XX. Por esa veta testimonial se carga de dramatismo, que es fiel reflejo de la crisis por la que atraviesa él hombre de hoy. El blanco y negro dominante se presta a las mil maravillas para traducir el pathos. Con ello se aleja de la cultura del póster que aliena al hombre adormeciéndolo con verdaderos shocks realizados a través de la imagen. Aquí se exige y mantiene la contemplación despierta y conciente del espectador. Hubo efectos concomitantes del Dibujazo: el primero, en ágil y solícita posición detectadora. Losada Artes y Letras crea un Concurso de Dibujo para jóvenes menores de 25 años. La medida basta para descubrir y poner en el tapete a una nueva promoción de dibujantes encabezados por un joven de 18 años, Armesto, y una primera Mención de una niña precoz de catorce, Claudia Anselmo. En la gran corriente juvenil se insertan: Nelson T. Romero (San José 1951, autodidacto), Irene Ferrando, Jorge Satut (de extraordinario interés), Mingo Férreira, Oscar Ferrando, (Montevideo, 1943), Alberto Schunk (Montevideo, 1947), Beatriz Battione, Marta Restuccia, Sara Pérez (la única que se enfrenta al manejo de la Xerox), Washington Ledesma (dibujante y grabador), Ménica Lista, Ariel Severino, (Montevideo 1950), Haroldo González Ruisdael Suárez, Hugo Alies, ahora radicado en Buenos Aires; la formidable Teresa Vila, con Las Veredas de la Patria Chica. La lista no es exhaustiva: hay otros que se han ido al extranjero como Víctor Mesa, por ejemplo. Un rasgo más para tomar en cuenta es que la fuerza de atracción es tal que arrasta consigo a artistas de renombre y recuperamos entonces a creadores de primera línea, como el maestro Manuel Espinóla Gómez, que vienen p poner un sello de oro al Dibujazo con su notable y reciente exhibición en Losada. El "Dibujazo" consiste en la eclosión de un movimiento de jóvenes dibujantes que tiene lugar en las artes plásticas uruguayas entre mediados de la década del sesenta y mediados de la del 70. Irrumpe con algunos precursores a comienzos de los ‘60. Nos correspondió bautizarlo casi en una nota del Suplemento Cultural de los Domingos de "El País", en 1972. La periodización de cualquier "ismo" a movimiento, siempre resulta arbitraria aunque es imprescindible a los efectos de entender y analizar un fenómeno. Como precursores'del "Dibujazo" tenemos a los maestros: Nelson Ramos, el primero que aborda el dibujó dándole igual jerarquía que a la pintura. Hermenegildo Sábat el más grande caricaturista del arte latinoamericano actual. Jorge Páez Vilaró quien adoptó el dibujo como medio expresivo con un empuje y exhuberancia inusual llevándplo a escala mural. Realiza entre otras una gran muestra en el Subte Municipal. Teresa Vila artista que como muchos otros se retrae durante el período de la dictadura y aún no ha salido de su endaustramiento. Se distingue por su Serie: "Las Veredas de la Patria Vieja". Magali Herrera que aporta una óptica diferente incluyéndose dentro del Art Brut. Hemos establecido el comienzo del "Dibujazo" en 1965, instante en que empiezan a multiplicarse los dibujantes. Será en los ‘70 que se afirmará y cobrará auge la tendencia dibujística con un manejo de los lenguajes plurales. Resulta un lugar común afirmar que en un principio fue el dibujo y que los artistas plásticos dibujaron desde la época de las cavernas. Restringiéndonos a nuestro país baste recordar las Historietas de Barradas, los sensibles dibujos de Figari o los de Joaquín Torres García con los que ilustra sus libros. Pero ellos aspiraban hasta por encima de todo ser grandes pintores. La Historia del Arte uruguayo se inicia coh los dibujantes viajeros. Factores muy complejos socio-políticos, económicos y tecnológicos determi narán esta vuelta de tuerca en la historia del arte nacional. Los jóvenes creadores de mediados del ‘60 y ‘70 asumirán la tarea dibujística como tarea prioritaria. LA GENERACION DEL RAPIDOGRAF Un útil fruto de la tecnología, el rapidograf contribuirá sin lugar a dudas a fortalecer el flujo de dibujantes no sólo en Uruguay, sino en el resto del continente. La inmediatez y la facilidad de ejecución que proporciona el rapidograf, en comparación con la pintura que exige un largo aprendizaje previo y dominio del oficio favoreció su difusión. También inciden factores económicos en alto grado aunque las causas no se agotan a llL A ^ / La generación del Dibujazo tiene un carácter contestatario. Manejan códigos nuevos y expresan contenidos ligados al entorne social. Afirma