La Identidad Viajera En La Fotografia Contemporánea Latinoamericana: Una Deconstrucción De Su Construcción
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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS DEPARTAMENTO DE TEORIAS E HISTORIAS LA IDENTIDAD VIAJERA EN LA FOTOGRAFIA CONTEMPORÁNEA LATINOAMERICANA: UNA DECONSTRUCCIÓN DE SU CONSTRUCCIÓN TESIS PRESENTADA PARA OBTENER EL GRADO DE DOCTOR EN HISTORIA DE ARTE Y CULTURA VISUAL POR PATRICIA CISNEROS HERNÁNDEZ BAJO LA DIRECCIÓN DEL DOCTOR LUIS FERNÁNDEZ COLORADO MADRID, 2013 0 Índice 1. Introducción 4 2. Primera parte. La fotografía en América Latina 19 3. Primer capítulo. Antecedentes de la neurosis de la identidad: la idea de patria, nación y nacionalismo, y la fotografía desde el exotismo y el primitivismo 20 4. Exotismo y primitivismo en la fotografía mexicana 31 5. Carl Sofus Lumholtz 45 6. Winfield Scott 54 7. Luis Marquez Romay 63 8. Segundo capitulo. El comunismo indigenista, la Revolución mexicana y el esencialismo nacionalista como escenarios de la práctica fotográfica desde el compromiso social, el culto a la tradición y los esencialismos nacionalistas 73 9. La Revolución mexicana y los orígenes de los Partidos Comunistas Latinoamericanos 80 10. Una estética fotográfica nacionalista 86 11. Paul Strand 102 12. Gabriel Figueroa 111 13. Segunda parte. La fotografía desde América Latina 134 14. Tercer capítulo. Las ideas antiimperialistas, el triunfo de la Revolución Cubana, y la práctica fotográfica desde el compromiso social 135 15. El imperialismo norteamericano 136 16. Ernesto “Che” Guevara y el triunfo de la Revolución cubana 143 17. La ideología del guerrillero-mesías se propaga 150 18. La fotografía cubana 158 19. El acto fotográfico se renueva 161 20. Alberto Gutiérrez Díaz “Korda” 177 21. Rigoberto Romero Cardona 189 22. Los Coloquios Latinoamericanos de Fotografía, un sitio para reflexionar y teorizar la fotografía 197 23. Capítulo cuatro. La teoría y la práctica fotográfica desde el contexto personal, geográfico o social 216 24. La teoría y crítica fotográfica desde América Latina 218 25. La fotografía desde América Latina 233 26. Vik Muniz 233 27. Oscar Muñoz 243 28. Marta María Pérez Bravo 250 29. Regina José Galindo 259 30. Marcos López 264 1 31. La vuelta al origen del viaje: México 274 32. Francisco Mata Rosas 276 33. Gerardo Suter 283 34. Conclusiones 294 35. Referencias bibliográficas 311 2 La identidad viajera en la fotografía contemporánea Latinoamericana. Una de-construcción de su construcción. 3 La cuestión es hacer el arte contemporáneo también desde nuestros valores, sensibilidades e intereses. La deseurocentralización en el arte no consiste en volver a la pureza, sino en asumir la ‘impureza’ postcolonial para liberarnos diciendo nuestra palabra propia desde ella. Gerardo Mosquera. Introducción En la primera década del siglo XXI las preguntas sobre qué es Latinoamérica y qué la caracteriza o define, no solo continúan formulándose, sino que se propone una visión novedosa que involucra cada vez más, a teóricos y analistas de la cultura, historiadores de arte, curadores y críticos, con perspectivas construidas desde Latinoamérica y a partir de las circunstancias particulares de la región. Aunque esto no siempre fue así, por el contrario, a inicios del siglo XX, esta diversidad de perspectivas simplemente no existía, las preguntas sobre la identidad latinoamericana se formulaban en el ámbito cerrado de la filosofía y acaso de la antropología, pero nunca o casi nunca desde la historia o desde la sociología. Si Néstor García Canclini se cuestiona acerca de la existencia de América Latina, es porque se la puede ‘ver’ muy poco, o lo que ‘vemos’ a través de los discursos y las imágenes no parece ser suficiente y no responde a las necesidades ‘identitarias’ de los tiempos presentes. Es de suponer que a Canclini no parecen satisfacerle sus propias indagaciones o tampoco tiene una respuesta, al menos no una respuesta completa o convincente. Lo que significa que mientras no se responda, dichas interrogantes seguirán teniendo vigencia. Cuando se discute sobre qué es lo latinoamericano, la tendencia generalizada se enfoca en las raíces indígenas, pues encuentran en ellas la reserva crítica y utópica de una sociedad en constante rebeldía, y con antecedentes cosmogónicos bastante sólidos como para fundar una pertenencia; sin embargo, de acuerdo con la idea de Canclini al referirse a este principio, advierte: “Soy un poco escéptico del otro lado de la antropología que es a veces la idealización de lo indígena como recurso puro, cuando en realidad los propios indígenas están reubicándose en América Latina” (citado por Mancini: 2004, p.1). Desde sus orígenes, lo que posteriormente llamaríamos Latinoamérica puede verse como una constelación de naciones. Lenguas distintas e intereses encontrados pero instituciones políticas semejantes, parecida organización social y cosmogonías similares. Un mundo que hace pensar en las polis griegas o en las repúblicas italianas del Renacimiento: la homogeneidad cultural junto a las intensas y feroces rivalidades, pero a diferencia de los romanos u otros grupos expansionistas, estos pueblos lucharon básicamente entre sí por el control político y económico, más no por expandir un dominio absoluto sobre los otros pueblos. 4 Rasgos evidentemente distintos, si se comparan por ejemplo con los comienzos de otras civilizaciones, hacen de mesoamericana una región única, irrepetible. Por principio, aparece miles de años después que el Viejo Mundo, y su historia constituye un persistente viaje entre comenzar y caer, reiniciar y volver a caer, de ahí que no sea fácilmente identificable una línea evolutiva en el desarrollo de sus instituciones, costumbres y técnicas de producción. Esto se explica debido a la falta de influencia exterior que contribuyera a impulsar o alterar este proceso, como sucedió con otras culturas, como la europea o la asiática, mismas que tuvieron contacto con pueblos civilizaciones comerciantes y civilizaciones guerreras, que vagaban de un lugar a otro. De este modo se puede entender el desarrollo de los pueblos mesoamericanos, un eterno retorno, o como un caminar en círculo. En este discontinuo movimiento es difícil precisar los rasgos constitutivos que dan forma a la región por lo que el YO latinoamericano: Proviene de una heterogénesis. De ahí que la identidad sea una obsesión de la cultura y la política en el continente, al extremo del aburrimiento. El latinoamericano ha tenido siempre que preguntarse quién es, simplemente porque le resulta difícil saberlo [...] El latinoamericano sufre a menudo un complejo de la encrucijada que lo conduce a afirmarse mediante relatos ontologizadores. O proclama que es tan europeo, indio o africano como cualquiera—o aun más—, o se acompleja por no serlo del todo. Cree pertenecer a una nueva raza de vocación universalista, o se siente víctima de un caos o escindido entre mundos paralelos. Su complejidad lo confunde o lo embriaga. Además América Latina ha sido el espacio de todas las esperanzas y de todos los fracasos. (Mosquera: 2010, p.90) Esta constante necesidad de preguntarse sobre el ser ontológico tiene varias explicaciones, una de ellas es histórica, y tiene que ver con su hado como región que ha crecido y desarrollado aislada, no solo por su geografía sino por su ‘inexistencia’ para el resto del mundo. Esto la define como una zona cuyas sociedades han transitado y transformado en una profunda soledad. A este respecto, Octavio Paz asegura que ha sido debido a este aislamiento y a la poca interrelación con otras civilizaciones, que los pueblos mesoamericanos tuvieron poco desarrollo técnico e instrumental. Aunque, atinadamente aclara también que: “Una civilización no se mide únicamente por su tecnología sino por su pensamiento, su arte, sus instituciones políticas, sus logros morales” (2003, p. 32). Resulta entonces que esta aparente desventaja queda superada cuando se descube su originalidad, al crecer sola, es única, diferente, huérfana. Es adolescente y vulnerable. En esta investigación se asume como necesidad legítima la búsqueda del reconocimiento como latinoamericanos, el preguntar quiénes somos se asemeja a la actitud de un adolescente inseguro de lo que es, y que indaga en la multiplicidad de rostros su etnogénesis, tanto en los procesos de acriollamiento e hibridación, como en 5 los grupos indígenas no integrados. Mosquera asegura que es una reacción natural y comprensible ante la presión por construir identidades de resistencia frente a Europa y Estados Unidos, y de cara a las totalizaciones generalizadas, que han coexistido con la fragmentación impuesta por los nacionalismos (Cfr., p. 124). Se plantea que en un algún momento y debido a las circunstancias socio-históricas de dependencia y colonización en los países latinoamericanos, fue pertinente preguntarse por la identidad y las características propias. Dadas las específicas circunstancias de América Latina, el haber sido una colonia cuando aún era muy joven, ocasionó que la cultura en general y las artes plásticas en particular, jugase un papel de ‘rebote’. Es decir, que algunas tendencias hegemónicas provenientes de Europa y los Estados Unidos hayan sido adoptadas por artistas locales, quienes les han incorporado su inventiva individual y de este modo, les devuelven, reinventadas. Se ha querido ver en esta situación, una actitud meramente ‘copista’, cuando en realidad representa una compleja multiplicidad de procesos de resignificación, transformación y sincretismo que responden a la acusación de ser simplemente copiones y derivativos. ¿Y quién señala que copiar sea un delito o que no pueda ser el inicio de un proceso creativo? Mosquera explica