¡Ayer Como Ahora!
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
-EN EL- . ¡AYER COMO AHORA! ¡19iJI "ZAPATISTAS J, 1912. · HISTORIA -DE- [L BANOAL SMO -EN EL- E~T~DO DE M~HELO~. ¡Ayer como Ahora! -------•..-+-~--- - ¡ J 860! n9 J 1! II Plateados!" "z·apatlstas. 1" 1912. - -TIP. GUADALUPAN~. MICIESES 1.- - PUEdLA. ". LOS TEMERARIOS ~ , -0- lOS HEROES DE l~ DEliNCUENCIA! ~3 i'é'i; ¡.;~~ ~ E-: i'¡. ~ i-:e-:¡.. i-:i-~ íF-:E-:fc ¡';i-i-: ¡.;~e.: t.E'éc é-:E-'¡" i-:e:., i'E,e-: ~"-E-: :-s:-!"!~~ ~ ~ ~ Historia completa y detal Jada de los "Plateados" del Estado de ;. : Morelos, desde su origen en 18úD. Sus hechos beróicos y su DO" ; ~ bleza de bandidos. Vida y hazañas del valiente Jefe de éllos: Sa~ ! ~t lomé Placencia. = ~ ~ ~· ~"33~,,~¡:,e.:¡;"~~~4)~ '-t~ .-3~~;.¡~~~:-t"J:!~;.t~"t':-!~:-j~~"!~'!~~~ .-3~~(¡;1¿ C~U~~S DE ~UE SE EXTERMINAR~N MUTUAMENH ()bra interesante, de actualidad; escritél con datos verídi• ( 'OS de uu testigo oCll1ar de lnuchos de aquellos episodios; superviviente de aquella época, quien conoci6 personalmen te á todos los fanl0sos jefes de "los Plateados," y que fné uno de sus perseguidores, - ~ -_. _ - - ~ -............ ~ . -- -- t)unsMera~iones so~re el vanllalisDlo actnal .~ ¡CINCUENTA AÑOS DESPUES! ~ ASUNTOS DE ESTA OBRITA. -- ---JOC--- Prólogo.-¡Ayer ronzo ahora! Capitulo l-El debut de un bandIdo. Capítulo II UlI raj>toporcuellta agrna. Capitulo ¡!I --Los iml"lador. s de I'Lulg) Vampa." Capítulo 1 V --B~l/ld¡dos y Sdlt"ros Capitulo V. ---uLosPlateadJ:/' como AuxiHar,,'s en la gurrra con Fra71úa. Capítulo VI. -- ~'Los Plateados" matan czen soldados impe r¡"alúta. ~· . Capitulo VII - Un adulterio qu:: divide á IiLos Plateados" en H C/Jarros" y o Catrillcs." . Capítulo VIII.-- Entra en call1jaFia Don RaJáel Sánrhez, de M apaxtlán. Capítulo IX. - Mapaxtlá17, pueblo frqueño, que se hace gran de)' /urrte, dr:felldú!Jldose de los ba1l11aos. Capítulo X -Mueren los toniblesiifes de "Los Plateados."Su ( xtinúóll. Capítulo XI.-Epora actual de balldalú;mo, Ó cincuenta a170s después, i(( mparaclones! y modo de exterminarlo. ~~/'- OBRA ESCRITA POR LAMBERTO POPO CA y PALACIOS. -v?./?~ ;; -~ ...".sr '-Ji _ . ~ ®.._ .) "' ''~'' -'' . Consecuencias del licenciamiento de las fuerzas auxiliares liberales, en 1861. ¡Ayer, como ahora! (V~~~c~~ ~1~;r¿Po]to;'~~),Q,i~ ~~""~. il1jN los comienzos del año de IR6r ocnpó ~ ~ : . _ ~ ___ ~ ,1 e! S:ñor Ptesidel~te .D. Benito, J lIárez la ~ ~~~~~~~1 CapItal de la Repubhca, despues de la ba- j( ~~I~J talla de Cal?ulal?an en la que fu~ derro (j, ~ . tado el Gral. l\J¡ramon por las fUf'rzas hberales .ffi fronterizas al l1lando del .General Don Jesús (0 González Ortega. D na de las disposiciones del nuevo gobierno fué el li cencialniento de las fuerzas auxiliares de los Estados que habían cooperado al triunfo de la Constitución; pero no con los l11ira111ientos y atenciones con que actualnlellte se han li cenciado á las fuerzas que ayudaron al triunfo del Sr. ]M a dero; nó. Aquellos valientes no recibieron cuarenta pesos cada uno en CalTI bio de una carabina vieja, ni los despidie ron ofreciéndoles pr0111eSaS ilusorias. N o había nlillones en las reservas del tesoro nacional para derrocharlas; había ne cesidades; y el gobierno, que juzgaba que los soldados au xiliares habían cumplido con su deber defendiendo la ley se lilnitó á dar una orden general: dando las gracias á todos aquellos patriotas que voluntarialTIellte se afiliaron en la de- -6·- fensa de los prin: ipios liberales y quienes podían volver á sus hogares y dedicarse á sus trabajos habituale.:;, que tenían antes de la guerra. La recompensa era dura, pero necesaria para las circuns tancias ecoról11icas por las q '.l e atravezaba el pa.Ís. Aquellos que habían sido trabajadores de las haciendas del E stado de Morelos,-3er. Distrito de México entonces- 110 se conformaron con vol ver á sus primitivas ocupaciones; se habían acostu111brado á la vida agitada del guerrillero, ha· bían cobr::tdo amor á las buenas annas, al buen caballo y á los latrocinios rev01 ncionarios y en consecuencia. nluchos de ellos quedaron en arIllas con sus respectivos jefes á la ca beza, dedicándose al bandidaje. Lo mismo ha pa5ado ahora con los llamados Zapatistas en el 1nismo Estado de lVIorelos, sin e 111 bargo de que el Gobier no les dió dinero por que se pusieran en paz, y fué á supli cárselos el nüsmo Sr. Madero. Aquellos, habían sido trabajadores honrados antes de ser revolucionarios, t11ientras que la mayor parte de los Zapatis tas, son criminales excarcelados, exentos de todo sentimien· to noble, de bandIdos védientes. Aquellos, respetaban alta- 111ente á sus Jefes; habla garantías, relativamente, en Inedio de aquel caos; bastaba un pequeño servicio hecho á cual· qniera de aquellos bandid;ls, para que los jefes diesen un salvo conduc~o al benefactor y ordenara á todos los cabeci llas el respeto á su persona é intereses. Aquellos, robaban, plagiaban y mataban cuando lo exijía su defensa personal; los zapatistas ó bandidos de ahora, no respetan á jefe nin guno; asesinan sin piedad á gente indefensa; roban y destru .. yen 10 que 110 se pueden llevar~ y 10 que es peor, incendian y vuelan con dinan1ita las habitaciones de pacíficos ciudada nos. Si aquellos fueron leones, estos son chacales; si aque- --- 7 --- 110s fueron bandidos estos S011 cafres salvajes, y la vergiien za para M éxico en pleno siglo XX. Sin enl bargo de que aquellos tenían llluchos jefes, pues eran 11luchas las gavillas de ellos y se llegaban á reunir hasta mil honlbres, todos respetaban y temían al famoso y temerario Salomé Placencia, quien C01TIO guerrillero, y en la tonla de Cuautla el 8 de Junio de I~60, á las 5 p 111., por las fuerzas l1berales fué el primeri I Cjl e con un grupo de quince de los suyos, asaltó las trincheras de la calle real, so bre los disparos lÍ e 1a arti11ería )' entre Ul1a nube de fuego .Y balas que los quería contener. Se tomó la ciudad en esa hora. Las caballerías 10 arrollaron todo. perecieron los je fes reaccionarios que la defendían; salvándose solamente el Coronel D. Francisco Léln ll-'" á "uña de caballo," con unos pocos de los suyos y gracias á la confusión y á su valor te merario t:lnlbién. Después de Salomé Placencia, que era el más audaz, el más noble y el lnás orrojad"', seguían en segundo orden otros muchos, COll10 José "Nlondragól1; Felipe el Zarco y Severo su hermano, Epifanio Portillo, Silvestre Rojas, Pablo Rodrí• guez, Juan Pliego (a) HJ oyaipa," Pantaleón Cerezo, Epita cio Vivas, Juan Perna (a) "El Chintete," etc. Por la Sie rra Fría, nlerodeaban Francisco Villa, Ignacio Rodríguez (a) ~¡El ~losco" y otros más; pero todos sin excepción, temían y res!!etaban con10 jefe supremo á Salomé ~lacellcia. 11 u cho había de valer este hombre entre tanto desalmado, en tre bandidos tan terribles, para tenlerlo y respetarlo! El bandidaje imperó, pues, en el Estado de Morelos, (ex tendiendo sus depredaciones á los Estados de Veracruz, de Puebla y de Guerrero), después del 1icenciamiento de las fuerzas auxiliares liberales, en 1861. "eremos en el curso de esta obrita todo aquello de qne -8- eran capaces esos h0111 bres terrib1es. Sus costulnbres, sus hazañas, sus mnores y sus venganzas. CAPITULO ,. El Debut de un bandido. CA plaza de Yautepec ha sido siempre de importancia mercantil en el Estado de l\·lore1os. Concurren á ella de to dos los contornos y haciendas a verificar sus cOlnpras y ven tas, y vienen también, hasta de lllUy lejos, á realizar sus nler can cías y proveerse de Cllanto les es necesario. U na tarde de Marzo de 1859 cinco cOll1erciantes ganade ros del ~ur, habían realizado á buen precio una gran parti da de reses procedentes de Iguala, y se regresaban ('onten tos á su nlnlbo, agenos de todo peligro de robo en el ('ami- 110, pues todavía 110 se a1teraban por cOlnpleto laseguridad y garantías de los viajeros. Llevaban nuestros calninantes tres mil pesos, prooucto de la venta de su ganado; l11ontá ban regulares caballos, y por precauc:ón, ihan perfectamen te bien arnlados siguiendo el ('anlino que conduce á Tlalti zapan y que pasa por Xochimall('as, Ticulnan y Barreto. Acababan de pasar una barranquilla, y al llegar á una pe queña meseta del terreno, vieron á su derecha á un hOll1bre á caballo, que á distancia de doscientos metros; corría por la falda del cerro poniente, ~ntre los breñales, y paralelamen te al calnino que llevaban nuestros conlerciantes, como si tra· tase de ganarles dist&ncia, sobre el misnlo derrotero que se'· guían. N o les llamó la atención aquel ginete, que tenía todo el aspecto de un ranchero ó vaquero de las haciendas cercanas; -9 -- tanto más, cuanto que aquel honlbre llevaba una reata en la lnano, como el que persigue una res en el campo ~on in tenciónd~ darle alcance y lazarla. · Llevaba, · sin elnbarg~ úna especie de escopeta colgada á la espalda, cuyo detalle, hizo que uno de los viajeros dijera:- Ese amigo, :vaqu~ro, ha de ser muy afecto á los conejos, pues no larga la escope~ ta ni para lazar á los toros. ~- Quien sabe si sea un mañoso, que va á dar el soplo de que vamos aquí con dinerito,-replicó otro,-Y nl'as lejOs nos salgan, pues toda la gente de este rumbo, son ladro'nes. ¡Qué! == agregó un tercero,-con desprecio, 'neccsitaban juntarse unos diez por 10 menos; ~amos bien montados' y ar nlados, y es difícil que tan cerca de y'" autepec, nos salieran. Otro de los comerciantes, añadió:~ Sobre todo, el dinero lo hemos recibido en la noche, y dentro de casa, nadie nos ha visto en la calle con él, para despertarles la codicia.