Etiqueta Y Reconocimiento. El Orden Ceremonial En Una Comunidad P'urhépecha
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
EL COLEGIO DE MICHOACAN CENTRO DE ESTUDIOS ANTROPOLÓGICOS ETIQUETA Y RECONOCIMIENTO. EL ORDEN CEREMONIAL EN UNA COMUNIDAD P’URHÉPECHA TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE MAESTRO EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL PRESENTA EL LICENCIADO MARIO TIMOTEO PADILLA PINEDA Zamora, Michoacán Septiembre 1998 INDICE pág. PROLOGO 5 INTRODUCCION: Ocumicho: aproximación etnográfica 13 PRIMERA PARTE: El culto y el ciclo anual de fiestas 50 Capítulo 1. La institución y el culto 52 La institución 54 El culto 58 Las obligaciones generales de los cargos 58 La recepción del cargo 58 El culto cotidiano 60 Participación en ceremonias comunitarias 60 La fiesta 60 La separación del cargo 60 La estructura general de las fiestas 60 Sobre la utilización del término “fiesta” 61 Capítulo 2. El ciclo anual de fiestas 63 Sobre el inicio del ciclo anual 63 Las fiestas del ciclo anual 65 Descripción 66 Fiesta de la Virgen de la Candelaria 66 Martes de Carnaval 80 Cuaresma 91 Miércoles de ceniza 91 Colecta del diezmo 92 Via Crucis 92 Kermesses 93 Colecta de la Semana Santa 93 La Palma 94 Domingo de Ramos 96 Semana Santa 97 Rosarios en honor de la Virgen María 101 Semaneros 102 Jueves de Corpus 105 2 pág. Fiesta Patronal. San Pedro y San Pablo 112 Cristo Milagroso 121 Octava 125 Día de muertos 125 Trsitrsiki Warakua, baile de la flor 126 Virgen de la Inmaculada Concepción 129 Nochebuena y Navidad 138 San Miguel y San Esteban 143 Año Nuevo 143 San Sebastián 144 Capítulo 3. Resumen y conclusiones 146 El ciclo ceremonial en su conjunto 146 El ciclo ceremonial, las condiciones climáticas y el ciclo del maíz 146 El ciclo ceremonial y sus significados 150 El ciclo ceremonial y la institución de los cargos religiosos 152 Sobre las instituciones que participan en el ciclo anual 154 Participación en el ciclo anual y costo de los cargos 155 Participación 156 Costo 157 La evaluación comunitaria 162 Sobre la definición de la fiesta 165 El orden ceremonial 166 SEGUNDA PARTE: El orden ceremonial 168 Introducción 170 Capítulo 4. El sentido general de tomar un cargo 173 Capítulo 5. El proceso de constitución del individuo en carguero 191 Solicitud del cargo 191 Asignación 192 Publicación 193 Investidura y recepción de la imagen 193 Capítulo 6. El culto y la fiesta de San Pedro y San Pablo 198 3 pág. Capítulo 7. El ascenso por la jerarquía ceremonial 245 El cargo de mayordomo 247 La Virgen de la Inmaculada Concepción, el lurixio y sus cargueros 249 El proceso de selección de los cargueros de la Virgen 252 Observaciones complementarias al proceso de selección de los cargueros 257 El lurixio y la casa, sus cargueros y el grupo doméstico 258 El Cabildo 270 Conclusiones 273 Capítulo 8. Sistema de cargos, prestigio y cambio de estatus 275 George M. Foster: Limitación de lo Bueno y hombre ideal 277 Frank Cancian: Legitimación de las diferencias económicas por el prestigio 282 Brian Hayden y Rob Garget: El punto de vista explotativo 285 Conclusiones preliminares 292 La noción nativa de prestigio 293 El proceso de cambio de estatus. Crítica a Víctor Tumer 296 BIBLIOGRAFIA 304 4 PROLOGO PROLOGO En este trabajo presento los resultados de una investigación etnográfica sobre la institución de los cargos religiosos en la comunidad p’urhépecha de San Pedro Ocumicho, en el estado de Michoacán. La investigación comenzó en junio de 1992, aunque tuve contacto con la cultura p’urhé mes y medio atrás, cuando iniciaba en Cherán, en las instalaciones del Instituto Nacional Indigenista, una investigación sobre medicina tradicional. Por razones intrínsecas a la investigación pensé en continuar mi trabajo en un pueblo más pequeño, más integrado comunitariamente y más conservador. Luego de un recorrido superficial por la zona decidí trasladarme a San Pedro Ocumicho, conservando el mismo tema de estudio. Sin embargo, un mes más tarde, hacia el final de mi primera temporada de trabajo de campo, asistí a la fiesta patronal de la comunidad, y la misma atrajo de tal manera mi curiosidad que cambió radicalmente el rumbo de la investigación. En particular, me llamó la atención el papel que desempeñaban en ella un grupo de ancianos, llamados “cabildos”, así como las muestras de respeto y consideración de que eran objeto durante las ceremonias que integran la fiesta. Al inquirir entre ellos el porqué de su importancia y del trato que recibían, me respondieron, haciendo gala de la etiqueta y de la reserva de los p’urhépecha, que ellos ignoraban por qué, pero la gente gustaba de invitarlos y no podían rehusarse. Por el contrario, cuando preguntaba al común de la gente me respondían que los cabildos, puesto que habían dado, les tocaba ahora cosechar, y que eran “señores de respeto” Intuitivamente llamé “prestigio” al valor ceremonial así reconocido, siguiendo, sin conocerla, una tradición en los estudios sobre los sistemas de cargos religiosos, y decidí que dicho valor y las conductas mediante las que se expresaba y reconocía serían el objeto de mi estudio. 6 Seis meses más tarde inicié una segunda temporada de campo que se prolongó hasta junio del siguiente año y que fue continuada por visitas breves hasta diciembre de 1994. La observación durante una estadía más prolongada, en períodos festivos y no festivos, me permitió ubicar a la institución de los cargos religiosos y al tipo de prestigio que deriva de ella con mayor precisión y en relación con el resto de la vida comunitaria. Si un observador permanece en la comunidad durante un lapso de tiempo más o menos extenso, podrá constatar que durante la fiesta se pone como en relieve una estructura jerárquica la cual, empero, tiende a desdibujarse en los períodos no festivos. Los cabildos son sin duda autoridades de la comunidad, pero esto es cierto sobre todo y particularmente en el ámbito ceremonial. Si bien puede presumirse que en el pasado esta jerarquía desempeñó también funciones de gobierno, hoy ya no sucede así. El campo de su acción se ha limitado al culto, el cual encuentra en las fiestas sus momentos cumbres. Estas observaciones me llevaron a considerar al sistema de cargos religiosos como una institución que, si bien en el pasado pudo haber sido el eje de la vida comunitaria, hoy estaba en franca competencia con otras y había debido limitarse a un sólo aspecto de la vida de la comunidad: el religioso ceremonial. En este ámbito de la vida comunitaria, el fenómeno que los etnógrafos mesoamericanistas han llamado “prestigio” juega un papel fundamental. Con dicho término se designa generalmente el estatus ceremonial que resulta de la participación en el sistema de cargos religiosos y que se expresa en las muestras de deferencia y en la consideración que el resto de la comunidad tiene hacia los ocupantes de los cargos. Pero, visto así, el término castellano “prestigio” -y sus equivalentes en las lenguas que B. Whorf llamó “europeas estándar”- no coincide exactamente con el fenómeno descrito. Esta fue probablemente la situación que llevó a Frank Candan a considerar a la categoría de prestigio como esquiva y difícil de definir en su estudio sobre la institución en la comunidad maya de Zinacantan. He intentado resolver este problema recurriendo a un análisis de las nociones mediante las cuales los habitantes del 7 pueblo comprenden este fenómeno e informan su conducta. Asimismo, dado que el culto, y en particular la fiesta, es el contexto específico de estas conductas y de las categorías correspondientes, he debido realizar una descripción más o menos detallada del culto y su ciclo anual, haciendo algunos rodeos ya porque así lo requirió el desarrollo del tema o bien para discutir las tesis de otros autores. Me he esforzado a lo largo del texto por distinguir los hechos de las interpretaciones (en la medida en que esto es posible) porque tengo la certeza de que los registros etnográficos de hoy serán una fuente de los estudios históricos que puedan hacerse en el futuro. En cambio es problemático querer conocer el pasado indirectamente a través de la observación etnográfica. Estudios recientes sobre el sistema de cargos en esta y en otras regiones han llamado la atención sobre los peligros que arrastra la tentativa de proyectar en el pasado las conclusiones etnográficas.1 He procurado no hacer este tipo de proyecciones. Sin embargo, en las ocasiones en que cedí a la tentación de hacer alguna afirmación sobre el posible pasado de la institución en el pueblo me esforcé por que tales afirmaciones no contravinieran los estudios históricos. En general, las afirmaciones que de este tipo hago se reducen a la suposición de que en el pasado el Cabildo tuvo, además de la autoridad religiosa que aún conserva, autoridad política; que hubo cierta relación entre los cargos civiles y los cargos religiosos y, por tanto, entre el orden político y el orden religioso de la comunidad. Empero, cualquier afirmación sobre el pasado de la institución a lo largo del trabajo está basado en inferencias y en fuentes secundarias; y si bien cuenta con cierto grado de probabilidad, requieren aún de constatación histórica. Mi investigación no ha llegado a esta parte histórica, limitándose casi exclusivamente al presente etnográfico, aunque, sin duda, la comprensión del presente necesita del conocimiento del pasado. Esta decisión no se basa, pues, en una pretendida 1 John K. Chance y William B. Taylor. “Cofradías y cargos: una perspectiva histórica de ia jerarquía cívico-religiosa mesoamericana”. Antropología. Suplemento del Boletín Oficial del INAH. Nueva época. Núm. 14. Mayo-Junio de 1987. Robert Wasserstrom. Clase y sociedad en el centro de Chiapas. México, Fondo de Cultura Económica, 1989. 8 autosuficiencia de la investigación etnográfica, aunque confía en que este tipo de investigación puede ser por sí misma una fuente de conocimiento sociológico.