“Noticias del movimiento de independencia en la Provincia de , 1811”

Perla Isabel Yolotzin Yañez Hernandez

INTRODUCCIÓN

Dentro de la historia colonial, los territorios del norte han sido objeto de estudio tanto por investigadores nacionales como extranjeros. Basta sólo con revisar los trabajos historiográficos en torno a esta zona. Sin embargo, un marcado número de fuentes nos refieren a la parte noroeste colonial, en contraste con las pocas obras sobre el noreste. En relación con este último cuatro provincias conformaban este marco geopolítico novohispano: Nuevo León, , Texas y el Nuevo

Santander (esta última una de las menos estudiadas). Una de estas provincias,

Texas, representaba uno de los límites fronterizos tanto geográfica como políticamente ante las incursiones de los extranjeros. De Texas se encuentran innumerables artículos y publicaciones pero que sólo abarcan rasgos generales del periodo colonial y ampliamente del siglo decimonónico como parte de la relación entre México y Estados Unidos.

Es así que, a partir de la independencia norteamericana, encontramos estudios en torno a la relación de Estados Unidos primeramente con el gobierno novohispano y después con el México independiente. Es por ello que, vinculado a esta relación, el movimiento de independencia en el norte cobra una gran importancia. Por tanto, el propósito de esta exposición es hacer una reconstrucción de los acontecimientos del movimiento de independencia en la provincia de Texas, no sólo a partir de lo ya estudiado y escrito en torno a esta región sino de aquellos documentos que hace no muy poco tiempo se encontraron en el acervo del Indiferente Virreinal del Archivo General de la Nación.

LA COLONIZACIÓN DE TEXAS

Las primeras exploraciones del norte de México comenzaron desde el siglo XVI.

Por el lado del noreste, en 1578 el avance español había llegado hasta y hacia 1680 se fundaría el Nuevo Reino de León y de Coahuila. Debido a que las mejores tierras quedaron en manos de unos cuantos propietarios acaudalados, muchos criadores buscaron nuevas tierras en los vados fértiles del río Grande del

Norte o Bravo.

En el caso de la provincia de Texas, la cual fue poblada a partir de la zona de Coahuila, tras los esfuerzos franceses por ocupar esa provincia. Las expediciones españolas fructificaron a principios del siglo XVIII, tras la fundación de de Béjar en 1715, reforzada después por la apertura de misiones como Nuestra Señora del Pilar y Nuestra Señora de Loreta.

El norte de Nueva España representó un reto a las autoridades reales para consolidar su posición frente a los extranjeros. Sin embargo, este proceso no sólo fue largo sin costoso y difícil al enfrentarse a un territorio inhóspito, una población india que ponía resistencia y al establecimiento estable de un sistema político y económico eficiente. Algunos poblados se consolidaron ya entrado el siglo XVIII, esto debido en parte por la llegada a la corona de los monarcas Borbones quienes, influidos por las ideas ilustradas, comenzaron a incorporar nuevos elementos administrativos y culturales en sus territorios. Es por ello, que muchos de los virreyes de Nueva España (como Bucareli y Revillagigedo) impulsaron las expediciones hacia el norte.

TEXAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX

¿Qué sucedía en Texas a finales del siglo XVIII y principios del XIX? En el último tercio del siglo XVIII hubo varios reajustes en la organización política, militar, eclesiástica y hacendaria, entre ellas la creación del gobierno y comandancia general de la Provincias Internas. Tras la creación de las Intendencias, en la de

San Luis Potosí, se incluyeron la provincia de la misma designación y las de

Coahuila, Nuevo León, Nuevo Santander y Texas. La administración política de estos territorios era deficiente y comenzaba a existir un malestar, principalmente en Texas debido a su lejanía con el centro del virreinato. La mayoría de sus habitantes participaba en actividades de comercio ilícito y contrabando con extranjeros.

Por otro lado, tras la pérdida de la Luisiana, cedida a los franceses que a su vez fue vendida a los Estados Unidos, así como la autorización de las autoridades a los extranjeros en el territorio, representaría después una amenaza para el gobierno. El comandante general de las Provincias Internas, Nemesio Salcedo, trató de restringir la migración de los extranjeros y nombró como gobernador interino de Texas a Cordero y Bustamante, y prohibió la entrada de colonos procedentes de la Luisana. Este sentir del comandante general siguió latente cerca de tres años (desde 1808 a 1811), quien escribía al virrey Venegas sobre la urgencia de salvaguardar la frontera de la provincia de Texas. En 1809, el comandante había recibido noticias de una posible invasión norteamericana en las Floridas por lo que solicitó tropas para formar una barrera a lo largo de la frontera y el traslado urgente de ingenieros y artillería para San Antonio de Béjar, así como la presencia de dragones militares, batallones de infantería y artillería ligera para el Nuevo Reino de León y la colonia Nuevo Santander, junto con el envío de pilotos para el reconocimiento de las costas de Texas. Sin embargo, esta petición no fructificó ya que en abril de 1811, Nemesio Salcedo nuevamente escribe al virrey reiterándole el contenido del oficio que le envió en ese año y de otros, principalmente uno de Luis de Onís, ministro en Filadelfia, sobre Napoleón quien tras enterarse de los acontecimientos en Nueva España, envió a tres sujetos para

“revolucionar las posesiones españolas”, al igual que otro oficio de Diego Murphy, vicecónsul en Nueva Orleans, sobre la posesión de Baton Rouge por parte de

Estados Unidos tras la proclama de su presidente y el sitio del Fuerte de Movila por el coronel Kemper.

TEXAS Y EL MOVIMIENTO DE INDEPENDENCIA

En 1810, el coronel Cordero y Bustamante estaría al frente del gobierno en

Coahuila, mientras que el teniente coronel Manuel de Salcedo en Texas con el apoyo de tropas auxiliares a las órdenes de Simón de Herrera y Leyva. Como sucedió en todos los territorios españoles, llegaría la convocatoria de la junta central de Sevilla para el nombramiento de diputados. El ayuntamiento de Saltillo nombraría a Miguel Ramos Arizpe y por parte de la provincia de Texas, eligieron a

Manuel de Salcedo como su representante. Pero, tras las noticias que llegaron a finales de septiembre de 1810 sobre los insurgentes, Cordero decidió enviar tropas auxiliares al coronel Félix María Calleja. En Texas, el gobernador Manuel de Salcedo y Simón de Herrera, dieron la orden para movilizar tropas de San

Antonio de Béjar hacia el para detener el avance insurgente en el

Nuevo Santander. Tras la traición del teniente Antonio Saenz, los realistas saquearon su casa y detuvieron a otros sospechosos, al igual que se dispusieron partidas para la frontera de Bahía y Laredo. Sin embargo, el 22 de enero de 1811, el capitán de milicias Juan Bautista Casas, junto con las tropas auxiliares del

Nuevo Reino de León y de la colonia Nuevo Santander, apresó al gobernador de

Texas junto con varios capitanes y tenientes y algunos europeos residentes en

Béjar y el gobierno quedó bajo la jurisdicción de Mariano Ximénez, capitán general en Saltillo. La Junta de Gobierno insurgente ordenó poner presos a los peninsulares que se encontraban en la provincia y confiscar sus bienes.

La sorpresa que ante la insurrección texana se llevaron las autoridades coloniales, tanto las del norte de la Nueva España como el propio virrey, fue mayúscula, entre otras cosas porque abría a los insurgentes novohispanos una posibilidad muy real de ponerse en contacto con los angloamericanos y su gobierno, así como de recibir su ayuda. 1

A pesar de dicho golpe, los realistas buscaron la forma de organizar la contrainsurgencia. El virrey Venegas enviaría una expedición de cerca de 500 hombres comandados por el brigadier Joaquín de Arredondo rumbo al presidio de la Bahía del Espíritu Santo para impedir el paso de los insurgentes hacia Estados

Unidos, junto con su nombramiento como comandante general de las provincias internas. Por otro lado, Mariano Jiménez estaba convencido de la importancia del apoyo estadounidense, por lo que informó a Hidalgo y Allende sobre el avance de los norteamericanos hacia Béjar y la posibilidad de entrevistarse con un

1 Virginia Guedea, ” Autonomía e independencia en la provincia de Texas. La junta de gobierno de San Antonio de Béjar, 1813”, en La independencia de México y el proceso autonomista novohispano. 1808-1824, UNAM-Instituto Mora, México, 2001, pág. 141 insurgente, por lo que Allende delegó dicho encuentro a Ignacio Aldama y como suplente a fray Juan Salazar, quienes llevaron consigo dinero y barras de plata para el desempeño de su comisión. Sin embargo, el 1 de marzo de 1811, el subdiácono Juan Manuel Zambrano, Ignacio Pérez, José Antonio Saucedo,

Erasmo Seguir, Juan Martín Beramendi, Francisco Ruiz, el teniente Miguel

Muzquis, Luis Galán, José María Zambrano, José Angel Navarro, Gavino Delgado y otros vecinos procuraron atraer a su causa a las tropas y artillería que apoyaba a los insurgentes, instalaron una Junta de Gobierno en la que quedó al frente de

ésta Juan Manuel Zambrano, los demás como vocales y como secretario Antonio

Saucedo. Una vez instalada la junta, mandaron cerca de 400 hombres a apresar a

Casas, Aldama y fray Juan Salazar, incautando su equipaje y las 33 y media cargas de plata en barra y texos que llevaban a los Estados Unidos. La Junta de

Gobierno envió una comisión con el comandante general de las provincias internas, Nemesio Salcedo, para que enviara auxilios. Esta comisión, integrada por los capitanes José Muñoz y José Luis Galán cuando llegaron a se unieron a las fuerzas de Ignacio Elizondo y pusieron preso al gobernador insurgente Pedro de Aranda, para establecer como gobernador interino a Simón de Herrera.

Pero el 21 de marzo de 1811, los cabecillas de la insurgencia: Hidalgo,

Allende y los otros jefes insurgentes, cayeron en manos de Ignacio Elizondo, con el apoyo de Manuel de Salcedo, gobernador de Texas, en Acatita de Baján

(Coahuila). Sería Simón de Herrera quien notificaría al comandante general

Nemesio Salcedo sobre la captura de los principales caudillos insurgentes el 28 de marzo de 1811.

A pesar del éxito que obtuvieron los realistas en los territorios del norte, la paz en la región estaría muy lejos de alcanzarse pues su gobernador interino,

Simón de Herrera, enfrentaría el problema de invasiones de aventureros en la región. Posteriormente Manuel de Salcedo tomaría nuevamente la gubernatura de

Texas y le informó a Simón de Herrera sobre la disolución del campamento insurgente en Agua Nueva y la aprehensión del coronel Antonio Cordero, además de las amenazas de los insurgentes en Coahuila, por lo que pide a Simón de

Herrera estar al mando de tropas en esta provincia. Para ello, nombró como ayudantes mayores a Isidro de la Garza en el cuerpo del Nuevo León y a Gregorio

Amador en la colonia de Santander, esto debido a que se habían descubierto a

“traidores” como el teniente Escamilla y el teniente Saenz. Una vez controlado el lugar, Herrera se dirigió a San Fernando de Béjar, desde donde le escribiría en octubre de 1811 a Félix Calleja sobre contratiempos sufridos en Coahuila por los ataques de los insurgentes al mando de Elizondo, la desorganización de las tropas en Texas, la amenaza de la presencia de los angloamericanos y los constantes ataques de los indios, suplicándole que hiciera lo posible por sacarlo de ahí para poder reunirse con su familia.

Otro problema que tuvieron que enfrentar las autoridades texanas fue la ocupación por aventureros de un territorio neutral entre Arroyo Hondo y el río de

Sabinas que estaba en disputa con los Estados Unidos. El conflicto inició siendo aun gobernador Simón de Herrera quien fue informado por el Juez de Paz Juan

Car en Natchitoches la autorización del congreso norteamericano a través de un acta para que los habitantes de este territorio formaran su propio gobierno, a lo que las autoridades novohispanas respondieron que dicha acta sólo podía operar en caso de que se aceptaran las condiciones propuestas por parte de las autoridades novohispanas. Pero, al no ser aceptadas quedaba el título nulo y sin ningún valor. Simón de Herrera buscó que dicho terreno quedara registrado bajo su tutela a través de un plan de cooperación de las tropas, sin embargo el caso quedó en las cortes.

Nuevamente el movimiento insurgente tomaría fuerza tras la incorporación de un colono de Nuevo Santander: José Bernardo Maximiliano Gutiérrez de Lara, quien sería el único insurgente que representaría el movimiento ante el gobierno norteamericano y que contaría con su apoyo. Formaría el Ejército Republicano del

Norte y logró entrar sin resistencia alguna a Nacogdoches, para ocupar después el presidio de La Trinidad y posteriormente Bahía del Espíritu Santo. El comandante de la Décima Brigada de Milicias informaría a Félix Calleja en marzo de 1812 sobre las bajas que sufrieron las tropas auxiliares de la Provincia de Texas al mando de Simón de Herrera.

Para el 1 de abril de 1813, Bernardo Gutiérrez Bustamante, con la ayuda de

Estados Unidos y gente de las provincias internas de oriente, tomarían nuevamente Texas al derrotar las tropas de Simón de Herrera y el gobernador

Manuel Salcedo, quienes fueron degollados junto con otros oficiales. Asímismo, varios aventureros de la alta y baja Luisiana se infiltrarían en el territorio lo que puso en alarma a las autoridades virreinales, por lo que Nemesio Salcedo solicitó al virrey el envío de tropas veteranas y milicianas de Sonora rumbo a Texas y

Coahuila, con la espera de la llegada de Joaquín de Arredondo por la parte oriental como comandante general de las provincias de oriente quien se encontraba en la villa de Aguayo en el Nuevo Santander para después reunirse con las tropas de Ramón Díaz de Bustamante. Por otro lado, se solicitó el apoyo de las tropas de Veracruz para que desde Barra de San Fernando, en la desembocadura del río Grande o en algún punto de la costa, esperaran la llegada de tropas de Europa. También solicitó el apoyo de las tropas en Tampico para que impidieran la comunicación de los insurgentes por la costa y no pudieran recibir ayuda. Sin embargo, la provincia de Texas quedaría en manos de los insurgentes.

CONCLUSIÓN

En los siguientes años de lucha independentista, Texas jugaría un papel importante al nombrar una Junta de Gobierno cuyo modelo sería el norteamericano. La influencia de extranjeros se dejaría ver años más tarde tras su independencia de México y su anexión a los Estados Unidos. Cabe destacar el interés norteamericano por el movimiento de independencia. Tanto los documentos como las interpretaciones de algunos autores, dejan ver la amenaza que representaba a las autoridades virreinales el involucramiento de los Estados

Unidos en el movimiento de independencia. Tanto insurgentes como realistas buscaban granjearse el favor de la nueva nación: unos, para recibir apoyo de armamento y tropas y otros para contrarrestar los intereses de los rebeldes por recibir ayuda. Por otro lado, las dificultades administrativas de la provincia, su lejanía con el centro del virreinato, la amenaza de aventureros en la frontera y las rebeliones de indios, no permitieron que se consolidara el partido realista para conservar la provincia. Por tanto, este tema permite acercarse a nuevas interpretaciones del movimiento de independencia así como a la búsqueda de fuentes documentales que permitan entender más la importancia de la historia de la provincia de Texas.

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FUENTES DOCUMENTALES

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