AYMARAS DE entre la tradición y el cambio cultural

Gerardo Fernández Juárez

AYMARAS DE BOLIVIA entre la tradición y el cambio cultural

Número monográfico 67-68

2002 AYMARAS DE BOLIVIA Entre la tradición y el cambio cultural Gerardo Fernández

Colección: Hombre y Ambiente Nº 67-68 Número monográfico

1ra. Edición: Ediciones Abya-Yala 2002 Av. 12 de Octubre 14-30 y Wilson Casilla 17-12-719 Telfs.: 2 562633 / 2 506-267 Fax: 2 506255 / 2 506267 E-mail: [email protected] www.abyayala.org Quito-Ecuador

ISBN: 9978-22-195-9

Autoedición: Ediciones Abya-Yala Quito-Ecuador

Impresión: Producciones digitales Abya-Yala Quito-Ecuador

Impreso en Quito-Ecuador, enero del 2002 INDICE

Kuna Yala...... 7

Tristes tópicos ...... 9

1. El ciclo vital...... 15 2. El ciclo productivo ...... 53 3. La salud y la enfermedad ...... 101 3.1 Los especialistas locales...... 101 3.2 Las enfermedades ...... 104 3.3 Las “sombras” ...... 114 3.4 La Trinidad...... 118 4. La muerte...... 123 4.1 Todos Santos...... 131 4.1.1 Todos Santos en Tuqi Ajllata Alta...... 136 5. Los nuevos escenarios ...... 159 5.1 Entre dos mundos ...... 171 6. Epílogo: Los kharisiris y el Estado boliviano ...... 179 Bibliografía...... 209 Glosario ...... 219

KUNA YALA

Que un libro sobre tradición y cambio ña para hacer comprensible la unidad po- en el altiplano aymara contenga una refe- lítica y el sistema de representación políti- rencia al mundo Kuna de los indios pana- ca existente en Kuna Yala. Los alumnos se meños y colombianos resulta, cuando me- mostraban perplejos, aquella primera me- nos, paradógico, máxime si nos atenemos dia hora dedicada a explicar el origen mí- a las pretensiones “parcelarias” de la An- tico de la nación Kuna con la sucesión de tropología Social y a los modelos de fron- mundos configurados y destruidos otor- tera de la etnografía territorial al uso. Sin gando un sentido cultural al cambio y la embargo, fue la visita de un líder Kuna, a dinámica del desplazamiento y el cuidado la Facultad de Humanidades de Toledo, lo de la tierra, que no es sino la “madre tie- que me dispuso a volver sobre algunas vie- rra”,fue contemplado desde la perspectiva jas anotaciones y artículos dispersos con la de nuestros alumnos, como un tremendo intención de ofrecer una información ge- “lío”.El esfuerzo de Jesús, el líder kuna que neral sobre las formas tradicionales de vi- nos visitó, por hacernos comprender du- da en una región concreta del altiplano rante la mayor parte del tiempo de su in- aymara de Bolivia y sus reacciones a los tervención las categorías más representati- modelos de cambio cultural procedentes vas y relevantes de Kuna Yala chocaron unos del propio Estado boliviano y otros, con nuestro radical escepticismo. ¿Pero no por el contrario, gestados en las entrañas venía a pedir dinero? ¿Qué lío es ese de los de las propias comunidades altiplánicas. ocho mundos, las relaciones incestuosas En febrero de 2001 visitó la facultad entre hermanos, el origen de la luna, la de Humanidades de Toledo un líder indí- dualidad masculino-femenino de sus dei- gena de la nación Kuna de Panamá1 y en dades de origen, la vigencia de la estructu- su intento por explicarnos a todos lo que ra doméstica y su repercusión en la vida es Kuna Yala, el mundo Kuna preguntó a política y ceremonial de los kuna? Tan só- los alumnos “¿acá funciona la tradición lo una vez que Jesús explicó, a su modo, oral?”. Inmediatamente comenzó a expli- ese de categorías que justifican la car el origen mítico de la nación kuna, su forma kuna de entender el mundo, se desplazamiento desde el Golfo de Urabá, adentró en las problemáticas y conflictos en tierras colombianas hacia el actual económicos, políticos y sociales que dan asentamiento en la vertiente atlántica pa- forma a la vida entre los kuna y sus tensio- nameña. Continuó su exposición hablan- nes frente a los modelos de aculturación do sobre la incidencia del modelo de fami- que sufren, motivados, entre otras cir- lia, el parentesco, la importancia de los cu- cunstancias por el turismo indiscrimina- ñados y de la estructura familiar y hogare- do. Después de trazar un cuadro dramáti- 8 Gerardo Fernández co, pero real, sobre el efecto de la guerrilla Todavía existen sociedades humanas y los paramilitares colombianos en la ma- que ajustan sus dinámicas cotidianas se- sacre de personas y su desalojo forzado gún categorías de pensamiento y actua- hacia regiones fronterizas de Kuna Yala; de ción que no son las empleadas por los ex- reflexionar sobre el efecto del narcotráfico pertos de la macroeconomía y los profetas y su impacto en el reparto de la riqueza de la Aldea Global, esa entelequia genera- (escuelas, hospitales) entre los deshereda- dora paradójicamente de tal disparidad de dos, nos espetó “sólo lo que es entendido aldeas como las que han dado lugar a los como lucha por la tierra, nuestra madre, postreros enfrentamientos sangrientos del merece nuestra atención”; nada de grandes siglo XX (Comelles y Perdiguero 2000: frases y conceptos al uso entre los especia- 23). Por ello me pareció oportuno mos- listas del desarrollo. Lo peor de todo, se trar los rasgos de otro tipo de sociedad, de marchó sin pedirnos un sólo euro para su esas que los Estados modernos atribuyen causa, ni repartir folletos. una tendencia casi “natural” al conserva- ¿No será algo semejante a un modelo durismo y la tradición, simplemente por de colonización conceptual e ideológica su notable significación étnica en la cons- sin equivalentes en las poblaciones indíge- trucción de sus identidades. Las páginas nas lo que pretendemos realizar desde los que siguen están dedicadas a las socieda- foros de desarrollo? Las políticas de nece- des aymaras en su pugna por adentrarse sidades impuestas desde el mundo occi- en los dominios de la modernidad, pero dental no siempre son acogidas con la es- con estrategias culturales diferentes a las perada atención e interés por los supues- directrices que marca, como en el caso ku- tos beneficiarios de nuestras grandes con- na, el Estado en el que localizan su exis- cepciones para el desarrollo. Parece que tencia. La vida, la producción, la enferme- incluso en Naciones Unidas se han dado dad y la muerte, configuran pautas de cuenta de que los economistas y tecnócra- comportamiento que resultan absoluta- tas han fracasado en sus intentos por esta- blecer un reparto más equitativo de la ri- mente imprescindibles para entender el queza. mundo cambiante en el que residimos. TRISTES TÓPICOS

No; no se trata de la célebre obra del pios maestros improvisaban una sencilla maestro estructuralista, tan sólo de un ch´allita4 para favorecer el viaje, cuando se breve retorno biográfico de corte intro- me ocurrió reproducir el estribillo de ductorio al origen de este libro. No sé por aquella canción “Altiplano tierra aymara; qué oscura circunstancia, cuando era ado- tierra desnuda que no da flor...”; de inme- lescente se me quedó grabado el estribillo diato, Elías Condori, profesor aymara de de una canción que interpretaba un grupo Radio San Gabriel, me miró con una inu- de música andina (música andina para sitada fijeza “eso es mentira ”, me espetó a europeos) argentino que entonces rezu- la cara. En breve pude constatar las razo- maba popularidad en Europa: “Altiplano nes de Elías Condori al apreciar la explo- tierra aymara; tierra desnuda que no da sión de colores que el altiplano adopta con flor....”; aquella imagen de pampas desola- el crecimiento de los cultivos y sus diver- das recorridas por el viento, de indios so- sas floraciones entre los meses de febrero y litarios y suspicaces plenos de lamentos, mayo. llamas y sikuris2, estampas utilizadas, a Los tópicos fueron cayendo uno por modo de postales, por el lugar común de uno al paso que los pobladores de las co- lo exótico con abundante mercado en el munidades de Tuqi Ajllata Alta (Provincia mundo occidental, hizo mella en mis en- Omasuyo del Departamento de ), soñaciones estudiantiles a la vez que pro- Sutalaya (Provincia Omasuyo del Depar- vocaba no poco desasosiego en los preám- tamento de la Paz), Kajiata (Provincia bulos de mi primera estancia sobre el te- Omasuyo del Departamento de La Paz) y rreno; aquella insistencia en lo inhóspito Qurpa (Provincia Ingavi del Departamen- del altiplano con sus gentes subsumidas to de La Paz), así como los emigrantes ay- en la soledad y en la inconmensurable maras de las barriadas de “Villa Dolores” y tristeza no era sino un estéril caleidosco- “Alto Villa Victoria” en la ciudad de El Al- pio de imágenes que pretendía reforzar los to de La Paz, iban mostrándome poco a iconos comerciales de las sociedades andi- poco la realidad contrastada frente a los nas, con sus ponchos multicolores, sus estereotipos comercial y políticamente di- instrumentos autóctonos y su pasado pre- rigidos que afectan a las poblaciones ay- colombino. maras, tópicos que acrecientan el paterna- Fue en una apachita3 camino de Co- lismo del Estado sobre sus “pobres indie- chabamba con algunos maestros del área citos”. educativa de radio San Gabriel, mirando Basta con acercarse a una de las asam- la llanura invernal desde la altura de la bleas ordinarias o extraordinarias, kawil- apachita, al tiempo que el chófer y los pro- tus (cabildo) que las comunidades ayma- 10 Gerardo Fernández ras celebran periódicamente para darse mático extremo por encima de los 4.000 cuenta de la trascendencia que los intere- metros de altura. En cierta ocasión visitó ses colectivos tienen en su canon de sub- la comunidad de Tuqi Ajllata Alta una le- sistencia por encima de los individuales y gación diplomática que iba a conceder la imposibilidad de “soledad” alguna en la una ayuda económica importante para la vida altiplánica. Las decisiones individua- escuela seccional. Uno de los visitantes, hi- les tienen que ser reconocidas y sanciona- jo de un miembro importante de la lega- das mayoritariamente por el grupo para ción, con residencia en Londres, venía en- ser aceptadas. Nadie puede actuar en as- fundado en las chompas multicolores con pectos que afecten a toda la comunidad de motivos andinos que hacen las delicias de manera personal, sin contar con el parecer los turistas con la intención de “mimeti- del grupo. Por otro lado, parece mentira zarse” culturalmente en la comunidad, que en sectores paupérrimos del altiplano donde pretendía alojarse por espacio de las personas puedan afrontar los costes varios días. Lo más llamativo era su pichi- necesarios de la vida cotidiana merced a qa, una lustrosa coleta que adornaba su otro vinculo colectivo fundamental como cabellos. Indudablemente la estética de son los sistemas comunitarios de ayuda ya aquel visitante encajaba mejor con el rol sea en bienes y servicios o fuerza de traba- de un indio londinense que con uno del jo (ayni). Los aymaras saben concitar el altiplano. Enseguida corrió un rumor por compromiso social del grupo familiar de la comunidad: “¡jirartu warmimaxa puri- su parentela cuando lo precisan. Paradóji- niwa! ” (¡Gerardo, tu mujer ha llegado!) camente, resulta mucho más fácil encon- trarse sólo en las grandes ciudades que en *** las sacrosantas “soledades” que la literatu- ra exótica aplica al altiplano. El exotismo dura poco en contacto Lo de la tristeza del indio con su sem- con la realidad, sobre todo cuando golpea piterna flauta es algo que choca violenta- con brutalidad los derechos básicos de los mente con la realidad cotidiana. He sufri- seres humanos; infancia, salud, educación, do en no pocas ocasiones el lacerante sen- todas ellas promesas incumplidas en paí- tido del humor en la convivencia diaria ses que pugnan por la aplicación de polí- con las gentes del altiplano ya sea por mis ticas de desarrollo sostenible, inevitable- gafas (pusi nayrani - “cuatro ojos”) por mi mente conscientes de la necesidad de barba (jach´a sunkani “el de la gran bar- planteamientos de corte intercultural. ba”), por mi calidad de extranjero wiraqu- Bolivia es el destino de las siguientes cha (caballero), exactamente el mismo páginas, en concreto, una parte minúscula trato que ofrecen al cerdo, por su aspecto de esa ingente área cultural como es el al- sonrosado y hediondo); el sentido del hu- tiplano aymara, compartido en la actuali- mor es clave para sobrellevar una vida con dad, más allá de las promesas boliviaria- dificultades evidentes en un entorno cli- nas, por Bolivia, Perú y el Norte de , Aymaras de Bolivia 11 junto con los espacios habilitados por los munidades rurales no deben ocultar la propios emigrantes aymaras en el Norte realidad compleja que se abre a las socie- de Argentina y en populosas ciudades co- dades aymaras en el dominio urbano don- mo Buenos Aires. La antropología es el ca- de se ofrecen otras posibilidades económi- mino que propongo, donde el testimonio cas al tiempo que sirven de estímulo en la y el dato etnográfico pretenden combinar- adquisición de pautas de comportamiento se con justicia para aproximar al lector novedosas. tanto a la peculiar idiosincrasia de los po- La enorme confusión respecto a las bladores aymaras, como al propio antro- formas de vida cotidiana y sus usos que en pólogo de campo, con sus dudas, recelos y relación a la sociedades indígenas ameri- contradicciones. Decía no hace mucho canas existe, no sólo en la propia Bolivia David Acebey (1992: 9) en su monografía por parte de los no indígenas y el grupo sobre los avá-guaraní de Bolivia que “de dirigente criollo, sino muy especialmente Antropología sólo sé que se escribe sin H”; en Europa, ahora que los escaparates uni- su compromiso era no tanto con la acade- versales de los proyectos de desarrollo y el mia antropológica, sino con las gentes que amparo institucional de la ONU con la habían tenido a bien aceptar su presencia promulgación del Decenio Internacional inquisitiva. La antropología no puede de los Derechos de los Pueblos Indígenas conformarse con resaltar el documental hacen volver la vista sobre las poblaciones etnográfico de forma exclusiva sin atender indias de América, así como el reconoci- miento cada vez más extenso sobre el pa- las necesidades e intereses de aquellos que trimonio cultural de las poblaciones indí- son observados bajo su prisma analítico. genas y el respeto que merecen sus especi- “Así tienes que informar cómo vivimos”,me ficidades identitarias e intelectuales, quizá indicaron en varias ocasiones los comune- sea el momento de acercarnos, no sólo ros aymaras de la pequeña localidad de con curiosidad, (inherente a cualquier Tuqi Ajllata Alta, (provincia Omasuyos del aproximación antropológica) sino con el departamento de La Paz) a quienes debo, apropiado interés y reconocimiento a las por su generosidad para conmigo, el resul- formas de vida cotidiana y expectativas de tado de las siguientes páginas. Eso es lo cambio presentes en un ejemplo concreto, que pretendo, documentar cómo es la vi- como el de una pequeña comunidad ay- da y la muerte en este pequeño rincón del mara. Expectativas de cambio, por su- altiplano aymara, junto con las informa- puesto; todas las culturas vivas cambian, ciones complementarias procedentes en se encuentran en permanente acomodo parte de la comunidad de Qurpa (Provin- modificando parte de sus estructuras y cia Ingavi del Departamento de La Paz) y hábitos económicos, políticos, culturales. de varias familias aymaras residentes en la Ni siquiera los antropólogos más recalci- ciudad de de La Paz. Las ocupacio- trantes apuestan por la configuración de nes agropecuarias tradicionales de las co- “museos humanos”; sí defendemos enca- 12 Gerardo Fernández recidamente que las políticas de cambio des culturales en sus formas no deben me- sean consensuadas con los supuestos be- nospreciar la coincidencia real que en el neficiarios de dichas estrategias de desa- fondo compartimos los seres humanos rrollo. “Queremos que nos ayuden, no que enfrentados todos a los requerimientos nos lleven en brazos” le indicaban, no hace que la vida y la muerte nos imponen. Así, mucho a Fernández de Henestrosa (1999- reforzando nuestra percepción como seres 11) director del Equipo de Salud Altiplano humanos, resultará mucho más sencilla y de La Paz. Las poblaciones aymaras quie- justa la comunicación y convivencia entre ren subirse al carro de la modernidad, pe- nuestros semejantes. ro no a cualquier precio. El hecho de que anhelen vivir en mejores condiciones eco- *** nómicas y con un mayor reconocimiento político y social no implica que tengan Bolivia es una nación multicultural; que asimilarse o integrarse de forma pasi- cerca de cuarenta grupos lingüísticos con- va a las directrices del Estado boliviano, viven en su seno entre las tierras de altura perdiendo sus idiosincrasias étnicas y lin- encorsetadas por las cordilleras andinas güísticas; de hecho nunca lo han aceptado (Real u Oriental y Occidental), el chaco y de forma voluntaria (Albó y Barnadas las tierras bajas tropicales con una mayo- 1985; Albó 1979; Choque y Ticona 1996; ría notable de población indígena (Albó Ticona y Albó 1997). Es por eso que cada 1995b); este libro trata sobre los usos y vez se hace más patente la necesidad de costumbres que respecto a la vida cotidia- impulsar políticas de acción intercultural na, la producción, la salud, la muerte y las que, a ejemplo de lo que ya se ha consti- innovaciones culturales observan las so- tuido en el dominio educativo, favorezcan ciedades aymara de un sector localizado una comunicación más equilibrada entre del altiplano, cerca del Lago Titicaca. La el Estado y las poblaciones indígenas de población aymaro hablante se estima Bolivia en ámbitos diversos de la cultura aproximadamente en dos millones como pueden ser la salud, la política o los (1.500.000 en Bolivia; 400.000 en Perú; medios de comunicación (Albó 1999; Fer- 35.000 en el Norte de Chile y otros 15.000 nández 1999). en ciudades argentinas), constituyendo Iguales, pero diferentes, es el título de una de las más importantes del mundo in- uno de los últimos libros del antropólogo dígena latinoamericano. El dominio so- boliviano Xavier Albó (1999) reflejando la ciocultural aymara abarca, por tanto, una diversidad cultural existente en Bolivia y importante extensión, no sólo en el espa- la necesidad de impulsar estrategias inter- cio, sino igualmente en el tiempo, desde la culturales que favorezcan la convivencia y configuración de los señoríos aymaras la relación simétrica entre sociedades con preincaicos, hasta las dominaciones inca, lenguas y tradiciones culturales diferentes. española y republicana con impactos defi- El contraste que provocan las especificida- nidos en la estructura política, económica, Aymaras de Bolivia 13 social y cultural de las sociedades ayma- bre y la tradición con una importante car- ras.5 ga de reafirmación identitaria frente a los La documentación etnográfica que no aymaras, eso no significa, en modo al- voy a presentar procede de varias familias guno, que las expectativas de la moderni- aymaras residentes unas en el campo, cer- dad no interesen a las sociedades andinas ca del lago Titicaca, otras en las barriadas y a las poblaciones aymaras en particular. populares de las ciudades de La Paz y El El supuesto “inmovilismo” conservador Alto constituyendo parte del colectivo de de las poblaciones aymaras, es empleado “residentes” urbanos. La documentación continuamente por los representantes del etnográfica de campo viene acompañada Estado y los dirigentes de proyectos de de- de la literatura especializada al uso que sarrollo, ante cualquier fracaso en sus po- pretende enriquecer y contrastar los pro- líticas de gestión, como la causa fehacien- pios datos de campo. El libro se estructu- te de los hechos que permitan exculpar sus ra en seis capítulos; los dos primeros, de- propias responsabilidades. El sexto y últi- dicados a los ciclos vital y productivo6, mo capítulo trata sobre la tradición de los con una referencia importante al dominio kharisiri y de qué forma afecta dicha insti- ceremonial en que se enmarcan las res- tución a las relaciones que el Estado trata ponsabilidades, derechos y obligaciones de configurar en relación a las poblaciones que las poblaciones aymara establecen con aymaras. respecto a la vida en comunidad y sus fór- Quiero agradecer a las autoridades mulas de endoculturación y socializacion comunitarias y bases de Tuqi Ajllata Alta de los individuos; el tercero trata sobre las su generosa acogida, en especial a las fami- crisis provocadas por la enfermedad, la ta- lias de Pedro Chura Cayllanti, Carmelo xonomía de enfermedades y las prácticas Condori Calsina, Luis Ticuna, Pascual curativas vigentes entre los aymara; el Mamani, Bernabé Chura, Cruz Caillanti, y cuarto se refiere a la muerte, tal y como es otras muchas que resultaría extenso indi- definida en el altiplano a través de los di- car a la vez que delicado en caso de omitir ferentes capítulos de respuesta que las co- alguna por olvido. En Qurpa a las familia munidades aymaras establecen ante el he- de Cleo Alaru y Macario Vargas; en el Alto cho de la muerte y su repercusión ceremo- de La Paz a las familias de Severino Vila, nial en la festividad de Todos Santos. El Modesto Capcha, Germán Mamani, Gre- quinto versa sobre los nuevos escenarios gorio Mamani, Victoria Mamani, Gabriel que las sociedades aymaras tratan de Mamani y otras varias. En la Paz, con es- abordar ante el reto de la modernidad. Si pecial reconocimiento, a Marta Warachi, bien, la conservación de los hábitos coti- Leonor Saíco y Olga Flores. dianos en la vida altiplánica y los discur- Debo un agradecimiento especial a sos ceremoniales sobre las terapias curati- Xavier Albó, con quien me une algo más vas y sobre la muerte muestran ciertas que una pasión irrenunciable por el mun- manifestaciones amparadas en la costum- do aymara, a José Fernández de Henestro- 14 Gerardo Fernández sa (PPH) y sus impagables desvelos por la F.P.I, (convocatoria de 1987. CICYT) eje- salud en el seno del Equipo de Salud Alti- cutada entre los años 1988 y 1991 en el plano; a Erwin Torrico y Ximena Odrio- Departamento de Antropología y Etnolo- zola por sus reparadores calores de fami- gía de América de la Facultad de Geogra- lia, junto a Ineke Dibbits y Javier Medina. fía e Historia de la Universidad Complu- A Henrique Urbano por su vital confianza tense de Madrid; la segunda una beca de en mis titubeantes inicios académicos. A F.P.U en el extranjero (DGICYT) gracias a mis amigos y colegas Javier García Bresó la colaboración interinstitucional estable- (UCLM) Lola González Guardiola cida con motivo del proyecto entre el De- (UCLM), Luisa Abad González (UCLM) y partamento de Antropología de España y Juan Antonio Flores Martos (UCLM). América, Instituto de Filología del Conse- Igualmente quiero agradecer la formación jo Superior de Investigaciones Científicas recibida a mis maestros y amigos Manuel (CSIC) de Madrid y el Centro de Investi- Gutiérrez Estévez (UCM), Carlos Cara- gación y Promoción del Campesinado vantes García (UCM) y Rafael Díaz Made- (CIPCA) de La Paz en Bolivia, durante los ruelo (UCM), tres formas distintas de en- años 1995 y 1996. En este sentido quiero tender la Antropología Social y sus alcan- agradecer la confianza depositada en el ces. A la Embajada de Bolivia en Madrid y proyecto y la amistad de Carmen Ortiz y especialmente a su consejera cultural Mª Antonio Cea investigadores del mentado Teresa Rivera de Stahlie por el apoyo pres- departamento del CSIC. A mis compañe- tado en los avances de la investigación y su ros de la Facultad de Humanidades de To- interés en la publicación final del trabajo. ledo y en especial a los miembros del Se- Por supuesto al equipo decanal de la Fa- minario de Identidad, Cultura y Religiosi- cultad de Humanidades de Toledo, al di- dad Popular (SICRE) con quienes me une, rector del Departamento de Filosofía y al además de una amistad creciente, la ilu- equipo rectoral de la Universidad de Cas- sión de investigaciones futuras. tilla- La Mancha quienes tramitaron con A Pablo, Carlota y Esther sin cuyo es- diligencia y sin ningún tipo de traba los tímulo y apoyo permanentes nada hubie- permisos que la realización del trabajo de ra conseguido. campo deparaba. La investigación ha sido resultado de la financiación de dos becas de investigación, la primera una beca de Toledo, marzo de 2001 I EL CICLO VITAL

Tuqi Ajllata Alta es una pequeña co- boliviana, tomando el desvío de la carrete- munidad aymara de agricultores en las ra La Paz - Santiago de hacia desa- proximidades del Lago Titicaca, en su ori- guadero, en dirección a Jesús de Machaqa; lla boliviana. Diferentes variedades de pa- igualmente puede accederse desde la po- pa (wila imilla, janq`u imilla, ch`iyara blación de de la que depende ad- imilla) junto a otras especies de tubércu- ministrativamente. Los qurpeños coinci- los de altura como la oca (aphilla) e isañu, den básicamente con los ajllateños en sus gramíneas como la (jupha) y el ce- posibilidades de subsistencia salvo en lo real representado por la cebada, constitu- que respecta a la abundancia de ganado, yen los principales referentes de produc- principalmente recuas de llamas que son ción agrícola de sus tierras de cultivo. La inexistentes en Ajllata7. En Qurpa tiene elaboración de ch´uñu, papa deshidrata- mayor vigencia que en Ajllata el sistema da, junto a otros tratamientos por exposi- tradicional de cargos (tata mallku, mama ción a la helada o por inmersión garanti- t´alla), mientras en Ajllata es el modelo de zan la no putrefacción de los tubérculos sindicato agrario el que concentra las po- de altura (tunta, kaya, umakaya) o de la sibilidades de organización política y ad- carne (charki, chaluna) (Mamani 1988: ministrativa de la comunidad, al tiempo 75-131; Fernández 1995a: 110). Las esca- que los “mandones” o portadores de las sas cabezas de ganado vacuno (al menos varas, dependen del corregidor. Qurpa para poder ajustar una yunta) y ovino, posee un complejo hospitalario en manos junto al asno, el chancho (khuchi) y los co- del Equipo de Salud Altiplano fundado nejos de indias (wank`u) que se reprodu- por la Compañía de Jesús y que ejerce su cen prolíficamente al amparo de las des- labor sanitaria merced a la financiación pensas y el calor del fogón (qhiri awichu) externa. Destaca la presencia de varias en las cocinas, configuran los principales granjas experimentales del Centro de In- soportes económicos de los ajllateños. La vestigación y Promoción del Campesina- comunidad está incluida en el Cantón de do (CIPCA) así como centros de forma- Ajllata Grande perteneciendo a la provin- ción y promoción de desarrollo campesi- cia Omasuyos y localizándose a unos vein- no como el CETHA y el Centro Avelino te kilómetros de la capital provincial, Siñani que ofrecen, junto al núcleo educa- y a unos 120 km de La Paz. tivo, una importante oferta formativa y de Qurpa, por su parte, pertenece a la Pro- dinámica social. vincia Ingavi del Departamento de La Paz, Las familias aymaras, residentes en El a un centenar de kilómetros de la capital Alto de La Paz, cuyos testimonios comple- 16 Gerardo Fernández

1. Descanso en la chacra. Kajiata

2. Primeros juegos. Sotalaya Aymaras de Bolivia 17 mentan los datos procedentes de las co- por parte de los ajllateños y donde es po- munidades rurales, proceden, así mismo, sible percibir todos los impactos del con- de la comunidades de Sutalaya, kajiyata, sumo occidental (UNITAS 1988; Sandoval Murukullu sobre el Lago Titicaca; residen y Sostres 1989). en las barriadas populares de Villa Dolores La vida en el altiplano aymara depen- Alto, San Bartolomé y Faro Murillo. El Al- de de múltiples factores; la perfecta con- to es actualmente una de las ciudades más junción entre los determinantes climáti- grandes y pobladas de Bolivia que excede cos y atmosféricos junto con la actividad en mucho el medio millón de personas. El del ser humano posibilita que las chacras Alto ha crecido de una forma abigarrada y de cultivo, las recuas de ganado y, por su- sin planificación inicial por la gran canti- puesto, las unidades domésticas se pue- dad de familias, procedentes en su mayo- blen de retoños. Sin embargo, la floración ría del altiplano lacustre, que en época de de la vida, no depende tan sólo del queha- sequía emigraron a la ciudad buscando cer humano sino de la estrecha colabora- mejores posibilidades económicas, ha ser- ción de un conjunto de seres que ejercen vido igualmente de reacomodo para parte diferentes niveles de tutela sobre la vida al- de los mineros relocalizados y en sus ex- tiplánica. La , los achachilas,el tensas pampas encuentran espacio, em- kunturmamani, los rayos y calvarios, los presas, cuarteles, industrias y zonas resi- ñanqhas y saxras y las antiguas chullpas, denciales además del aeropuerto interna- recrean un paisaje dotado de memoria cional. Los residentes de El Alto viven de histórica y de significación social en el que la “pega”, el trabajo eventual que encuen- la producción de vida se ajusta a unas es- tran contratándose como albañiles en la trictas normas ceremoniales. “La tierra no construcción, el comercio, actividad fun- da así no más” le indicaban al profesor damental de la economía sumergida y que Hans Van den Berg (1988) los comuneros da cabida a numerosas familias alteñas. aymaras con los que estuvo realizando sus Los nexos con las comunidades de origen, investigaciones sobre rituales agrícolas; como veremos, continúan funcionando para que la tierra produzca es necesario entre los emigrantes aymaras. Las mujeres establecer los modelos de reciprocidad pe- encuentran acceso al dominio laboral en culiares que las sociedades andinas reali- los mercados, el comercio y el servicio do- zan para con los seres que les protegen; es méstico, principalmente, además de orga- necesario ofrecer a la tierra una ofrenda nizarse en diferentes tipos de asociaciones compleja, una mesa, la víspera del prime- (González 2000). El Alto tiene su autono- ro de agosto. Sólo estableciendo el vínculo mía municipal respecto a La Paz y posee preciso a través de la ofrenda es como ca- conflictos peculiares en función de su pro- be esperar que las tierras de cultivo florez- pia configuración urbana; en cualquier can. No hace mucho tiempo, los comune- caso, es el espacio urbano más apetecido ros de Ajllata se lamentaban en mi presen- 18 Gerardo Fernández cia por la magra cosecha del año “porque mación semeja a una mujer soportando no damos así mesas, las chacras no produ- una wawa8 en su awayu9; se atribuye a es- cen”; resultaba curioso comprobar cómo ta piedra la facultad de propiciar la fertili- atribuían la escasa producción del año al dad de los qurpeños y según manifiestan, abandono parcial de las costumbres tradi- tras los conflictos políticos existentes en la cionales; su relación causa efecto, otorga- zona10, la población varonil disminuyó de ba mayor relieve a la práctica ceremonial forma amenazante y la gente se acercaba a frente a las jóvenes generaciones en el es- esta piedra, verdadera illa humana, con la fuerzo periódico por cuidar la vida (Kessel intención de fomentar la fertilidad de la 1992b; Kessel (coord.) 2000; Kessel y Con- población. dori 1992; Kessel y Cutipa 1998). El factor La sangre del varón y la sangre de la determinante de la producción de las cha- mujer se juntan en el seno de la mujer pa- cras de cultivo es el trato ceremonial que ra dar lugar a una nueva vida; el poder y el los comuneros otorgan a la ispälla mama, calor de uno y otro propiciará el que el re- “madre ispälla” principio generador de la toño sea niño o niña así como el carácter vida agrícola, así como lo son las illas para del mismo. la reproducción del ganado. Ispälla mama Las sociedades aymaras utilizan el re- vela por el correcto trato con que los seres curso ceremonial para significar aspectos humanos deben tratar a los productos; diversos de su cultura. A medida que los agradecer con generosidad la cosecha por niños y niñas aymara van creciendo e in- más rala que sea, no violentar las semente- corporándose al conjunto inexorable de ras, agradecer con la correspondiente hu- obligaciones comunitarias, desarrollan un mildad y resignación, no botar los pro- conocimiento minucioso del entorno físi- ductos ni pisarlos o abandonarlos en la co y ceremonial en el que se desenvuelve; chacra, de no ser así, la ispälla se irá a la un entorno vivo, poblado por seres ham- chacra de cultivo de otra unidad domésti- brientos, en el que el éxito, la productivi- ca dejando a sus propietarios en la más es- dad agrícola y su propia salud dependerá tricta miseria. Las illas, talismanes de pie- del grado óptimo en que sistematice sus dra que se entierran en los corrales para relaciones con ellos. El intercambio de do- reproducir el ganado, especialmente en la nes alimenticios es una fórmula frecuente fiesta de San Juan (Fernández 1994: 85- para acompañar cualquier tipo de solici- 106), procuran la prolífica reproducción tud, a la vez que, en el contexto festivo, su- de la cabaña campesina, como veremos pone un parámetro sustancial en el reco- posteriormente. nocimiento y prestigio del oferente. Por Los seres humanos y su fecundidad, otra parte, los seres tutelares aymaras son dependen igualmente de concepciones agasajados con determinadas substancias parejas. En el cerro Orqorani de Qurpa que configuran su comida. El ágape ritual existe una piedra cuya caprichosa confor- de estos seres se produce en momentos Aymaras de Bolivia 19

3. Mama y wawa. Sotalaya

4. Tres generaciones. Murukullu 20 Gerardo Fernández muy concretos del ciclo productivo en los concepción aymara al respecto (Portugal que se pretende garantizar el cuidado y la 1987: 357; Cotari et al 1978: 412). Al ha- fecundidad de los campos. El período pro- blar los aymaras en español utilizan de ductivo está siendo dirigido ritualmente modo común el término “enferma” para en el orden deseado a través de las distin- calificar a una mujer embarazada. tas “pagancias” ceremoniales que se efec- Los peligros del embarazo se intensifi- túan en los períodos críticos del desarrollo can a partir del sexto mes, de tal forma de los cultivos (agosto, Candelaria, Pente- que el marido comienza a estar más pen- costés) a los diversos seres tutelares quie- diente de su mujer, secundándola en sus nes participan igualmente como testigos quehaceres y tareas más pesadas en espe- de excepción en el proceso de maduración cial con el cuidado de los ganados. Mien- del individuo. tras dura el embarazo, la mujer comparte la misma comida de toda la familia, sin *** ningún tipo de restricción. La mujer em- barazada masca hojas de coca para evitar Hilaria Mamani jadea cansina al car- los dolores abdominales y caer enferma12. gar un pesado q`ipi (fardo) de avena para Cuando el parto está próximo llaman el ganado. Estrella, la inquieta vaca fami- a la usuyri, la partera, para que ayude a la liar muge sin descanso reclamando su madre durante el alumbramiento. Además parte en el festín. Mientras Hilaria recorre de la comadrona, el marido y la suegra con parsimonia los metros que le separan suelen estar presentes, colaborando en el del animal, la abuela Julia, incansable tra- proceso; no se permite a los niños perma- bajadora, sale disparada desde el fondo de necer en el lugar del parto, generalmente la cocina para ayudarle con la carga. Una la cocina, ni a hombre alguno distinto del ligera regañina es suficiente para reclamar esposo13. Si el parto se complica, por la a su hija política por su “descuido” en las inadecuada posición del niño en el vientre atenciones que merece dado su avanzado de la madre u otra circunstancia, primero estado de gestación. A pesar de ello, Hila- se sacude a la parturienta suavemente ria continúa cumpliendo en forma diaria acostada en un awayu multicolor, levan- sus obligaciones de madre y mujer ayma- tándola unos centímetros del suelo, con la ra que sólo suspenderá temporalmente intención de “acomodar” correctamente al ante la inminencia del alumbramiento11. bebé; si esto no da resultado se acude a un Embarazo y parto, forman parte de un pe- yatiri, para que preste sus conocimientos ríodo crítico que sufre la futura madre, y en beneficio del niño14. que viene dado por su estado “enfermi- El yatiri (“el que sabe”, especialista ri- zo”.Usut warmi (mujer embarazada) y tual) diagnosticará en la hoja de coca el usuchasiña (enfermarse, dar a luz) son tér- motivo de la complicación, recomendan- minos específicos relacionados con usu, do en su caso lo más pertinente (Allen-Al- enfermedad que matizan perfectamente la bó 1972: 67; Portugal 1987: 358). Igual- Aymaras de Bolivia 21 mente se acostumbra favorecer el parto trada del hogar con un cuchillo para de- mediante masajes intensos con una poma- fender a la madre y al nuevo retoño de los da a base de grasa de vaca negra mezclado espíritus maléficos que pugnan por robar- con hierbas molidas (Carter-Mamani lo (Tschopik 1963: 549; Ochoa 1976f: 4). 1982: 142). Si el parto continúa resultando Una vez consumado el nacimiento, las comprometido, se procura acelerar utili- atenciones para con el niño y la madre, se zando otros recursos simbólicos; para ello multiplican; el niño recién nacido perte- se inquiere a la parturienta, sobre posibles nece al achachila por tanto, al mundo na- descuidos que haya tenido durante el pe- tural “sagrado” que envuelve a la comuni- ríodo prenatal; en concreto el descuido dad y que pugna por llevárselo lejos de más importante se refiere al hecho de ha- ella18. ber tejido o hilado durante los últimos El interés del achachila por el recién meses de embarazo15. En el caso de que nacido justifica los cuidados rituales que así haya ocurrido recogen cualquier pren- se tienen presentes, como el preparado de da tejida y comienzan a deshilacharla o ofrendas e incluso la protección del lugar bien hilan en sentido inverso para liberar donde reposan madre e hijo mediante la el cordón umbilical del niño que podría demarcación del cuarto con cruces de flo- haberse enredado con los hilos del tejido o res, y el consumo de mates para evitar el bien podría estar “torcido” como el propio resfrío de la madre (Albó 1991a: 283; hilado16. De una forma u otra se consigue Ochoa 1976f: 4). El propio Ochoa, maes- liberar el cordón umbilical, solventando el tro aymara, describe la costumbre antigua problema. de ofrecer invocaciones y peticiones tras el Puede que la dificultad del parto, se nacimiento, en primer lugar, al achachila, deba a una maldición, por parte de algún incluyendo sahumerios de copal y sacrifi- pariente desaprensivo que motivado por cios diversos de animales en los que parti- la envidia dificulte el alumbramiento; en cipaba toda la familia, desde el patio del estos casos se prepara ch`iqa ch`ankha, hogar (Ochoa 1976f: 5). La protección del (hilado preparado “hacia la izquierda”), niño se propicia con la colocación de una de lana negra de llama que arrancan a pe- bolsa o amuleto alrededor de la nuez (Ba- dazos con una oración, por encima del rre 1948: 119). En Tiahuanaco, Albó cuerpo de la parturienta y luego lo llevan (1971-4: 1275) constata la costumbre de a la brasa juntamente con el copal para sa- golpear la parte trasera de la casa en el humar17. Todos los procedimientos pre- momento de producirse el parto, por par- tenden facilitar el alumbramiento del niño te de uno de los asistentes, así como el dar al resolver simbólicamente los problemas sal al recién nacido, circunstancia que le derivados de la complicación del parto convierte en “cristiano”19. Heyduk (1971: (Carter-Mamani 1982: 142,143). 237) constata la pertinencia de la sal, sólo En el momento del parto se sahúma la en los casos en los que el niño nazca habitación con incienso y se protege la en- muerto o fallezca antes de ser bautizado. 22 Gerardo Fernández

5. Sonrisas. Tuqui Ajllata Alta

6. Jila, sullka; el mayor y el menor. El Alto. Faro Murillo Aymaras de Bolivia 23

El cordón umbilical se corta con cerámica dez para que los efectos nocivos de su pre- o una piedra punzante, evitando el em- sencia se eviten. De cualquier forma, la pleo de metales por las consecuencias per- placenta produce gran temor por la cir- niciosas que este acto puede acarrear al ca- cunstancia de que ha estado en “contacto” rácter del retoño. En caso de que la expul- con la madre y el recién nacido y, por tan- sión de la placenta se retrase, una vez cor- to, puede ser utilizada para canalizar tan- tado el cordón umbilical se amarra a la to lo bueno, como lo malo hacia ambos pierna de la madre o se ata con un cordel (Solc 1969: 159)20. El tratamiento apro- y se sujeta fuértemente con el dedo para piado de la placenta incide en el carácter evitar que retorne al seno materno (Por- del niño así como en el desarrollo de unas tugal 1987: 360; Carter-Mamani 1982: aptitudes favorables, socialmente recono- 144; Allen-Albó 1972: 67). El tratamiento cidas (Paredes 1978: 157). de la placenta merece atención especial La placenta es utilizada como medici- entre los aymaras. La placenta es un órga- na para prevenir determinados males en la no que produce sentimientos diversos; madre provocados por el wayra (aire), da- compite con el jisk`a jaqi (niño, hombre do el estado de debilidad en el que se en- pequeño), con el que ha estado en contac- cuentra tras el alumbramiento. La placen- to hasta el momento del alumbramiento. ta se utiliza como medio de protección Mientras el niño es objeto de todo tipo de simbólica en algunos casos; según me co- atenciones, la placenta, su hermano menta Daniel Caillante, existe la creencia “monstruoso”, es extraída del seno mater- de que fragmentos de placenta pueden ser no sólo para ser descartada, por eso debe utilizados para protegerse de ciertos per- tratarse con cierta consideración antes de sonajes que deambulan solitarios en busca ser eliminada y evitar de esta forma su en- de grasa humana, los temibles kharisiris o fado y la posibilidad de que el niño o la lik´ichiris de los que hablaremos en el úl- propia madre, con quien ha estado en timo capítulo21. contacto durante todo el embarazo, pue- Una vez consumado el nacimiento y dan enfermar (Davidson 1983: 70). La eliminada la placenta los cuidados se cen- placenta se lava con cuidado para favore- tran en recuperar a la madre, de forma cer el aspecto externo del niño, se adorna gradual, a las actividades que le son pro- con flores e incluso se adereza y poco des- pias dentro de la familia y el ámbito co- pués es quemada o enterrada en el patio munitario. Para ello, el esposo debe ofre- del hogar (Albó 1991a: 283; Izko 1985: cer a su mujer un abundante plato de cal- 85). Este aderezo ritual de la placenta co- do preparado con cabeza de cordero, per- mo si se tratase de comida presenta una maneciendo en reposo, tras el primer par- semejanza importante con la ofrendas to, por un espacio de tiempo que puede apropiadas a la Madre Tierra, pachamama alcanzar incluso las tres semanas. La ma- (Portugal 1987: 360; Barre 1948: 119). En dre es confinada en la casa y su dieta res- otras ocasiones se debe eliminar con rapi- trictiva prescinde de condimentos como la 24 Gerardo Fernández sal o el ají, si bien, es agasajada con platos ser enterrado cerca del cerro o achachila especiales y alimentos “cálidos”22. El de- de la comunidad al que pertenece; si no se fecto de condimentación en la comida quiere que el hecho transcienda y sea de contrasta con un exceso en la calidad y conocimiento público24, se entierra en los cantidad consumida por la madre. Come linderos de la comunidad vecina, para que cuatro veces al día a base de cordero, pan, recaiga sobre ella el daño resultante de es- arroz y fruta. Otras restricciones que pre- ta acción, socialmente punible (Albó senta la madre durante el período de post- 1971-4: 660). parto incluyen la prohibición de todo El niño acompaña a todas partes a su contacto con el agua durante cierto tiem- madre que lo carga con habilidad y destre- po así como evitar que permanezca sola. za sobre su espalda envuelto en un awayu Después del período de reposo, se lavan de colores, hasta el año y medio de edad, las mantas y otros objetos empleados du- aproximadamente, así la madre va incor- rante el alumbramiento, se sahúma la casa porando al niño a la comunidad con la y las ropas de la madre. La propia madre ayuda imprescindible de la hija mayor que se lava con agua de romero para cicatrizar se encarga de él cuando la atención de la y cerrar su poros; de esta forma culmina madre resulta imposible (Liberman et al, un proceso crítico en el que la madre ha 1989: 85). Bertonio (1984,II: 323), recoge estado expuesta a toda clase de peligros una antigua tradición, sucullu, consistente por su excesiva “apertura” y debilidad en la presentación de los niños nacidos (Portugal 1987: 360). durante el año ante la comunidad en la En la comunidad de Compi, junto al plaza, al comienzo de la cosecha, donde se lago Titicaca, existe la costumbre de feste- les ungía la cara con sangre de vicuña. Los jar el nuevo nacimiento, el día del aseo de niños eran ungidos por sus tíos paternos y la madre, mediante una comida familiar las niñas por sus tías paternas. De esta for- especial que es completada con un juego ma los chicos eran presentados ante la co- nocturno practicado por los niños de la munidad vestidos con un tipo de chal ca- casa (Buechler-Buechler 1971: 22). Si la racterístico en función del sexo corres- madre respeta rigurosamente las restric- pondiente que cada uno tenía. ciones que debe guardar tras el parto, no tendrá mayores complicaciones en irse in- *** corporando paulatinamente a sus queha- ceres habituales. Con una fluctuación importante en el Los nacimientos de gemelos, ispa23 en tiempo, entre los seis meses y los dos años aymara, son tenidos por mal agüero, y de edad, se efectúa la ceremonia del pri- normalmente se desatiende el cuidado de mer corte de pelo, rutucha, entre los ay- uno de ellos que muere con facilidad (Al- maras. Los padrinos del corte son elegidos bó 1971-4: 657). En el caso de que el niño entre la parentela a la que pertenece la nazca muerto, o muera sin bautizar, debe criatura o bien entre otras personas de Aymaras de Bolivia 25

7. Pasión musical. El Alto. Faro Murillo

8. Pasión musical. El Alto. Faro Murillo 26 Gerardo Fernández prestigio dentro de la comunidad25. Hasta Comienza el grupo de los padrinos, a el momento de la rutucha, el pelo del niño los que corresponde el lado derecho de la no ha sido objeto de cuidado alguno, mos- cabeza del niño. Se nombra un secretario trando un aspecto enmarañado con nu- que debe apuntar con cuidado las contri- merosos nudos de inmundicia, qhulu,que buciones de cada participante. Cada corte lejos de producir reparos en los padres, de cabello se acompaña con la donación son valorados por éstos y alabados con de una suma de dinero que el secretario cierto orgullo26 (Ochoa & Sayritupa recoge sobre el tari. Los pelos se disponen 1976:2). Cualquier momento es bueno pa- sobre el plato con mucho celo para evitar ra efectuar la ceremonia, solo se precisa que pueda extraviarse alguno, a la vez que que los padres y los padrinos se pongan de el donante besa los productos contenidos acuerdo, si bien parece que se acostumbra en el plato (Allen-Albó 1972: 68; Buechler hacerlo en la semana de carnaval. El día 1980: 108). Los padres agasajan a cada acordado, los padrinos y sus acompañan- uno de los participantes, una vez que éstos tes se presentan en la casa de los padres del han hecho su contribución, con tres tra- niño para llevar a cabo la ceremonia. Son gos de alcohol que deben ser consumidos agasajados por los padres con alcohol y con rapidez. Una vez que han cumplido coca, haciéndoles pasar a una habitación los padrinos y sus acompañantes le toca el especialmente acondicionada para la visi- turno al grupo de los padres que para no ta. El rito comienza con las acostumbradas sufrir la humillación de verse superados libaciones para los seres ancestrales; es en generosidad por los padrinos tratarán preciso tomar trago y mascar hojas de co- de superar la cifra obtenida por ellos. Les ca en cantidades importantes para entrar corresponde el lado izquierdo de la cabeza con coraje27 en el “monte” enmarañado del niño. El secretario anota escrupulosa- del cabello del ahijado28. mente cada donación mientras que son El niño se acomoda en un lugar ro- los padrinos ahora los que agasajan con deado por símbolos de abundancia y se tres convites rápidos de alcohol a cada coloca un plato sobre un pequeño tejido, contribuyente de la parte de los padres. Fi- tari, empleado para llevar hojas de coca nalmente el secretario recuenta el total (Albó 1991a: 286). El plato contiene dones conseguido por los dos grupos festejándo- alimenticios y un poco de sal. Se estable- se al vencedor. Entrega la suma recaudada cen dos grupos claramente definidos, el a los padres que lo emplearán en comprar grupo de los padrinos y el correspondien- algún animalito para el niño, su primera te de los padres que van a competir en ge- propiedad, ingresando de esta forma en el nerosidad durante la ceremonia. El padre mundo de obligaciones y responsabilida- del niño toma trago con su compadre, el des característico de los adultos. padrino de su hijo; la madre bebe con su Con la rutucha se produce el tránsito comadre, la madrina de la criatura. Final- de una infancia despreocupada a una ni- mente se deciden a iniciar la ceremonia. ñez exigente en la que el niño aprende con Aymaras de Bolivia 27 rapidez las dificultades y sacrificios pro- ra por espacio de varios años, mientras pios de los quehaceres familiares y las nor- que la rutucha se efectúa generalmente a mas de comportamiento comunitarias lo largo del primer año de edad del reto- (Albó 1991a: 286). Los pelos recogidos en ño. En realidad el bautizo se efectúa cuan- la ceremonia se guardan celosamente en do existen padrinos capaces de aceptar la un tari anudado y escondido entre las vi- responsabilidad del rito. Los padres acos- gas del techo (Cárter-Mamani 1982: 149); tumbran a rogar con hojas de coca y alco- también se pueden quemar, pero de nin- hol a los que han elegido como aspirantes guna manera se expondrán a una posible para convencerlos y conseguir que acep- pérdida por tratarse de algo potencial- ten. En el caso del primer hijo, sus padri- mente peligroso29. El intercambio de ali- nos suelen coincidir con aquellos que apa- mentos y convites sucesivos de coca y tra- drinaron el matrimonio de los padres. Los go entre el grupo que acompaña a los pa- padrinos, denominados en aymara ichu dres y el correspondiente de los padrinos, tata, ichu mama (el señor, señora que lle- establece un principio de mediación en la va en brazos) y también suti tata, suti ma- oposición que inicialmente presentan am- ma (señor de nombre, señora de nombre) bos grupos; esta oposición está funda- son celosamente buscados por los padres mentada en la prioridad del grupo de los por cuanto existe la creencia de que algo padrinos sobre el de los padres, a lo largo del carácter y la suerte de los padrinos se de todo el proceso (Buechler 1980: 116). reflejará en sus ahijados (Albó-Mamani Resulta frecuente que los padrinos se ade- 1980: 312); por ello, suele intentarse la lanten a sus compadres y con motivo de aceptación de personas de reconocimien- una visita “informal” aprovechen para to y prestigio dentro de la comunidad. En cortar el pelo al niño y así reducir los cos- algunas partes se prohíbe a la madre car- tes de la ceremonia. nal participar en la ceremonia religiosa del Una vez satisfecha la rutucha puede bautismo (Monast 1972: 178), circunstan- afrontarse el bautizo de la criatura; todo cia que refuerza el papel específico de los dependerá de los ahorros de la familia y de padrinos, encargados del entierro de su la posibilidad de contar con un buen pa- ahijado en caso de fallecimiento, así como drino que quiera implicarse en las obliga- de asumir la completa responsabilidad del ciones para con su ahijado o ahijada de niño si éste quedase huérfano (Car- bautismo. De nuevo los sistemas de reci- ter-Mamani 1982: 148). Los padrinos asu- procidad colectiva y el prestigio de la ins- men los costos de la inscripción parro- titución del compadrazgo hacen posible el quial del bautizo, comprándole ropa apro- ejercicio de la ceremonia; con frecuencia piada para la ceremonia; por su parte, los el padrino de rutucha se convierte, a su padres del niño agasajan a los padrinos vez, en padrino de bautismo. La institu- tras el bautizo, en la residencia familiar, ción bautismal puede retrasarse sin demo- con un copioso ágape de comida especial 28 Gerardo Fernández

9. Rutucha de Marisol. Qurpa

10. Rutucha de Marisol. Qurpa. Padrinos y compadres Aymaras de Bolivia 29 en el que no puede faltar coca y trago en ca) con hojas de coca para que los varones abundancia. De esta forma, los aymaras se sirvan a su gusto con llujt`a30 e incluso consiguen un nombre ante Dios que evita algún caramelo. Los padres del niño aga- las graves consecuencias derivadas de un sajan al padrino con cerveza que distribu- fallecimiento sin bautizo, muru wawa,(ni- yen entre los presentes. Los escasos invita- ño moro). La criatura es introducida, a dos que van llegando para participar en la través del bautizo, en el mundo social, a la fiesta aportan bebidas que reciben los pa- vez que se le aleja de las garras del achachi- dres y padrinos y cuya cantidad es anota- la y del resto de seres ancestrales. La difi- da escrupulosamente por algún encargado cultad, ostensible en algunas partes del al- de la familia de los padres, con quienes tiplano, de localizar un sacerdote, justifica traban una obligación de reciprocidad o la actuación de los familiares que en caso ayni31. Después de la comida y con la agi- de emergencia imitan al cura ofreciendo al tación propia del baile, buena parte de los niño un poco de sal (Albó 1991a: 285). participantes están ebrios, especialmente La ceremonia religiosa no es el aspec- los padrinos y sus nuevos compadres (los to de mayor resalte en el festejo del bauti- padres carnales del niño). El festejo conti- zo; una vez que se ha conseguido la bendi- núa hasta la mañana siguiente en la más ción del sacerdote y que éste ha dado estricta intimidad familiar. nombre al pequeño, los padres y padrinos desertan del templo en los abarrotados *** bautismos colectivos que efectúan la ma- Wilmer está llorando. No es una no- yor parte de las parroquias de La Paz. Las vedad excepcional, sin embargo, su acos- parroquias preferidas por los campesinos tumbrado sollozo entrecortado ha venido son aquellas que más facilidades otorgan precedido, en esta ocasión, por un afilado en la tramitación de papeles, así como en la relajación de las obligaciones doctrina- grito de dolor. Me asomo alarmado al pa- les previas (cursos, catequesis). tio de su casa; el niño yace sobre los esca- La celebración más importante del loncitos de la cocina, mientras Julia, su bautismo se efectúa en la casa de los pa- abuela le recrimina “¡jayra achachi!” (vie- dres del niño. Los familiares y amigos más jo flojo). Hilaria le había sonado por su próximos esperan que llegue la comitiva persistente negativa a llevar las ovejas a para recibirles con “mixtura” (papelillos pastar al cerro. Sus hermanas Sofía y Néli- blancos o de colores) que colocan sobre la da estaban preparadas con sus q`ipis y cabeza de padres y padrinos. Las mujeres awayus para llevar al campo el refrigerio de la casa han preparado una comida es- frío con el que tendrían que engañar al es- pecial con arroz y carne de cordero, si tómago hasta la tarde. Wilmer se levantó bien, antes de ser servida se colocan sobre llevándose una mano a la parte dolorida la mesa diversos tari (tejido rectangular de su rostro, tomó un tarisito repleto de pequeño para el porte de las hojas de co- ch`uñu (patatas deshidratadas), mote de 30 Gerardo Fernández maíz (maíz desgranado y cocido) y tosta- 1011). El juego y la competición van con- do de q`ala siwara (cebada sin cáscara, solidando la personalidad del niño y lo tostada) para unirse al grupo de expedi- habitúan a los vínculos de reciprocidad e cionarios. Pegó una patada a la puertecita intercambio, así como en la toma de deci- de latón del corral donde esperaban an- siones que son principios fundamentales siosas las ovejas que salieron precipitada- en la sociedad de los mayores (Ochoa mente en busca de un pasto cada vez más 1974b: 4-9). ralo y escaso en el riguroso invierno alti- La transformación progresiva del ni- plánico. Con gesto de fastidio, su diminu- ño o de la niña viene marcada por una ter- ta, pero robusta figura, desapareció por la minología estricta en su propia denomi- escalinata que señala el camino de la mon- nación. A partir de los cinco años, se dis- taña, no sin antes dedicar una significativa tingue entre yuqalla (niño) e imilla (niña); mirada a sus hermanos más pequeños aje- cuando son adolescentes, k`axu wayna, nos al drama que estaba padeciendo. k`axu tawaqu y, a partir de los 18 años, Los niños y niñas aymaras, una vez wayna para el varón y tawaqu para la jo- vencita. Las exigencias y responsabilidades que se ven inmersos en las obligaciones fa- familiares son sucesivamente mayores a miliares y aprenden las normas de com- medida que el chico crece; es frecuente portamiento estipuladas por la comuni- mostrar el desagrado paterno en relación dad, se incorporan paulatinamente a un con algún asunto del hijo reprimiéndole proceso de madurez que irá culminando por su inapropiado proceder “¿acaso eres por etapas. Este período de observación y wawa (niño lactante)?”. A través del ma- adiestramiento incluye un conocimiento trimonio, el proceso de formación culmi- del mundo complejo que rodea a sus acti- na, adquiriendo los contrayentes la cate- vidades en el campo y en el propio hogar, goría de jaqi; término que de forma gené- a la vez que se inicia en la comprensión de rica significa: gente (Cotari et al 1978: los principios religiosos que lo fundamen- 123). Solamente el jaqi se encuentra en tan. plenitud de sus derechos y obligaciones El proceso de transformación era se- dentro de la sociedad aymara. ñalado entre los varones con la adquisi- En cierta ocasión, al llegar la “movili- ción del primer pantalón, costumbre hoy dad” (autobús de línea) al pueblo de prácticamente perdida que Albó recoge en Achacachi (capital de la provincia Omasu- algunos sectores del altiplano: “A los siete yos del Departamento de La Paz), dos jó- años de edad, el padre enseña a su hijo a venes con el pelo rapado descendieron del utilizar la honda y le da un palo para cazar transporte, para ser inmediatamente aga- sapos. Hasta ese momento el niño acostum- sajados con “mixtura”, trago y música por bra a vestir una simple faldilla que, a partir varias enfervorizadas personas. Por un de entonces, es sustituida por el pantalón en momento pensé que podía tratarse de las la víspera de Jueves Santo” (Albó 1971-4: figuras del equipo de fútbol local, pero en- Aymaras de Bolivia 31

11. Rutucha de Marisol. Qurpa Los cabellos y la abundancia

12. Conversación en las pampas de Qurpa 32 Gerardo Fernández seguida fui corregido por otro de los via- *** jeros. Al parecer se trataba de dos licencia- dos del servicio militar que eran festejados La culminación de la madurez se con- por sus familiares. sigue a través de la institución matrimo- El cumplimiento del servicio militar nial. A partir de ese momento, los hom- es una condición frecuentemente necesa- bres y mujeres aymaras son reconocidos ria para acceder al matrimonio. Los pa- como jaqi (persona) y participa por dere- dres de la novia recelan con frecuencia de cho propio en la vida comunitaria, tenien- un yerno que no haya cumplido con el do acceso a los canales de prestigio y reco- servicio de armas, por cuanto esta expe- nocimiento que la comunidad posee a tra- riencia supone el traslado del joven y su vés del sistema de cargos; por otra parte, probable contacto con otras expectativas su nueva condición, le permitirá incorpo- ajenas a la vida comunitaria. El servicio rarse a la urdimbre de relaciones que el militar marca el comienzo de la transición parentesco ceremonial posibilita. La al estado de adulto y le otorga al joven su abundancia y calidad de los vínculos que categoría de ciudadano (Buechler 1980: defina con sus compadres va a incidir pro- 110). Después de la recepción, en la que porcionalmente en su grado de integra- participan los padres del recién llegado, ción a la vida comunitaria. Al mismo sus amigos más próximos y algún padrino tiempo, la propia comunidad valora en al- nombrado al uso para ayudar en los gastos ta estima a la persona implicada con fre- que implica el agasajo de alcohol y la con- cuencia en la trama del compadrazgo, cir- tratación de los músicos, la comitiva se di- cunstancia que incrementa su prestigio a rige a la comunidad para continuar con el la vez que facilita una colaboración recí- festejo32. Se coloca una bandera boliviana en la casa del licenciado donde se repro- proca imprescindible en el desarrollo de ducen los convites de alcohol a todos sus faenas agrícolas y responsabilidades aquellos que vienen a saludar y participar colectivas. del festejo. Las autoridades comunitarias El matrimonio aymara está configu- también participan en la recepción. Algu- rado por una serie de momentos que defi- nos parientes y amigos próximos del nue- nen con perfección el grado de implican- vo ciudadano le cuelgan panes y frutas del cia que los contrayentes adquieren en el cuello y le prenden dinero. En la casa del proceso. Por tanto, no puede hablarse de joven se hace una comida colectiva con los un único momento ritual, como sucede en alimentos preparados por sus padres y los Occidente, sino de varias etapas que van que traen los acompañantes. En el caso de consolidando la nueva situación de los es- que existan varios licenciados de la comu- posos dentro de sus respectivas familias, nidad que retornen en el mismo día, los así como en relación con el entorno más acompañantes se reparten para saludarles amplio de la comunidad (Carter 1980: a todos (Buechler 1980: 111). 420). Aymaras de Bolivia 33

El conocimiento y trato de los jóvenes confundido, por ello cabe suponer que aymaras suele producirse en el campo, en existía un sistema estereotipado y que la los meses de enero y febrero, al amparo de nuevas coplas inventadas en el momento, un pastoreo intensivo. Los encuentros se para entretener, se adaptaban perfecta- efectúan en la más absoluta clandestini- mente al ritmo y métrica pertinentes. Du- dad ya que, si bien, existe cierta permisivi- rante el festejo se alternan varias ruedas de dad implícita en los contactos de los jóve- baile con la pugna constante entre chicos nes, son reprimidos con dureza por parte y chicas dandose la réplica a través de las de los padres. coplas y diversos juegos que encauzan el Uno de los festejos más esperados en- papel característico de varones y mujeres tre los jóvenes en el período que va desde en la sociedad aymara (Carter 1980: Todos Santos a Pascua, es la celebración de 372-389). la qhachwa que todavía pervive, con difi- El período de celebración de la qhach- cultades, en algunas comunidades del alti- wa coincide con la llegada de las lluvias y plano33. La qhachwa consiste en una serie el crecimiento de los cultivos, aspecto que de bailes y coplas efectuados por los gru- señala cierta vinculación con el momento pos de chicos y chicas solteros, en réplica de mayor fertilidad del altiplano y que ha- constante, que dura hasta el amanecer. Un ce de la qhachwa un canto esencial a la vi- encargado encendía una hoguera la noche da (Berg 1989b: 64). indicada; en alguna pampa alejada de las Una vez que los jóvenes se conocen y casas de la comunidad. Como la voz de la pretenden concretar su relación, máxime celebración de la qhachwa había sido con- si ella estuviera embarazada, se produce la venientemente extendida entre la juven- irpaqa. La irpaqa es un rapto consentido tud, no tardaban en aparecer grupos de que hace el varón de la joven, llevándola a jóvenes con música de pinkillu (flauta de su casa paterna con sumo cuidado y secre- caña), en ocasiones disfrazados, ocultando to; literalmente, “se la lleva”. su identidad para evitar que se les adjudi- El joven esconde a su amada en algu- cara alguna de las numerosas coplas que se na parte hasta la hora de la cena en que al- iban configurando; en especial si su prefe- guna de sus hermanas, conocedora del rencia por alguna chica era de conoci- problema, se lo comenta a su madre miento público. Un poco más tarde llega- quien, a su vez, se lo hace saber a su mari- ban las chicas solteras, en grupos, o bien do. El padre suele reaccionar encolerizado acompañadas por algún miembro de la fa- golpeando con un látigo o chicote; a su hi- milia; se invitaba del mismo modo a algu- jo y preguntando a la joven el motivo de na autoridad y también a personas casadas su presencia en la casa. A partir de este que velaban el aconsejado desarrollo de la momento comienza una dura pugna entre qhachwa, evitando posibles abusos. El or- los padres del varón y los de la joven por den de las coplas era estricto y no debía ser concretar la unión de la pareja. Se tiene 34 Gerardo Fernández

13. Bachiller en Santiago de Huata

14. Ciudadano Miguel. Tuqi Ajllata Alta Aymaras de Bolivia 35 muy presente la conveniencia económica parte de los padres de la chica, quienes les de la unión, circunstancia que facilitará o interrogan sobre sus aptitudes en relación complicará el proceso de forma notable. con la vida en común que van a iniciar Es preciso avisar a los padres de la joven (Albó 1971-4: 0192). Terminado el inte- esa misma noche, quienes reaccionan con rrogatorio y expresadas las dificultades sorpresa y profunda indignación. Los pa- inherentes al matrimonio que esperan a dres del varón acuden a casa de los padres la nueva pareja, se hace la comida, a cuyo de la mujer con abundancia de hojas de término, acompañados de música de ban- coca y alcohol para pedir disculpas y em- da, los familiares del novio se “llevan” a la pezar a tratar del próximo enlace de la pa- mujer a su casa ante las frecuentes protes- reja. Por humilde que sea la familia de la tas de los miembros de su familia que chica, no aceptará en primera instancia, pierden a uno de sus elementos producti- reaccionando con desprecio ante el com- vos. Una vez efectuada la solicitud de la portamiento de su hija. La visita puede re- joven y superada la arenga de los padres petirse tres veces, al cabo de las cuales se de la novia, resulta poco probable que la llega a cierto entendimiento. Se fija una pareja se separe. fecha para la solicitud formal del enlace, Después de un período variable de sart`a, en aymara. Para entonces, los pa- convivencia, en el que los padres del novio dres del novio preparan bebida y comida escrutan con detalle las cualidades de la especial con la que agasajar a los padres de pareja, se efectúa el matrimonio (Ochoa la novia y a cada uno de los miembros de 1975g: 13-14). Para ello es imprescindible su familia extensa. Con frecuencia contra- contactar primero con las personas perti- tan una comparsa de músicos para cele- nentes con las que se quiere establecer el brar la ocasión y “traerse” definitivamente vínculo de compadrazgo. Siempre se teme a la futura novia. las visitas imprevistas de madrugada, en El gasto que tiene que afrontar la fa- parte por la probabilidad de que se trate milia del novio resulta considerable para de algún ruego o solicitud de padrinazgo. complacer a los padres de la joven. La co- Es una estrategia frecuente “sorprender” al mida es un capítulo esencial que debe ser candidato adormecido para que su posible satisfecho en la forma adecuada. resistencia sea doblegada con hojas de co- El día señalado, los padres del novio y ca y tragos de alcohol. sus acompañantes se presentan por la no- Los aymaras de la cuenca lacustre del che “de improviso”, cuando la familia de Titicaca acostumbran a celebrar en primer la novia está acostada. Piden perdón por lugar el matrimonio civil y, cuando los re- su intromisión, efectúan una libación en cursos económicos alcanzan, el religioso, las esquinas de la habitación y comparten considerado de mayor prestigio y superior coca y sucesivos tragos de alcohol. La pa- importancia (Ochoa 1975g: 22). El matri- reja es sometida a un duro examen por monio civil se efectúa en el Registro Civil 36 Gerardo Fernández del núcleo urbano más próximo, donde el autoridades locales y cantonales participa- encargado establece la alianza de la pareja ban en el desarrollo del enlace, en la co- intercambiando por tres veces las arras munidad, la familia del novio y las diver- entre los novios, colocándoles las alianzas sas colaboraciones que había conseguido y amarrando a la pareja con una cadena. establecer mediante ayni, preparaban con Es conveniente ofrecer un par de botellas cuidado todo lo necesario para que el fes- de cerveza antes y después del enlace al tejo resultase correcto. encargado para evitar cualquier tipo de La mujer de Andrés había efectuado la problema en la tramitación burocrática de noche anterior algunas visitas para conse- los papeles y certificados pertinentes. guir ayuda en relación con la preparación Si la pareja espera celebrar en breve su de alimentos, tarea que precisa mucho matrimonio religioso no hay celebración tiempo y la habilidad suficiente como pa- ni festejo por su enlace jurídico salvo el in- ra conseguir un reconocimiento general. tercambio obligado de trago entre los no- El propio Andrés y varios de sus hijos con- vios y padrinos. Por el contrario, si no se certaron ayni con otros familiares y ami- espera a corto plazo el enlace religioso, se gos para montar la “enramada” y asegu- festeja a la pareja en la forma conveniente, rarse una provisión abundante de alcohol. si bien, levantará cierto recelo una unión La “enramada” es una construcción que no ha sido sancionada en la forma que provisional hecha de alargadas varas de la colectividad considera más apropiada. eucalipto y un toldo por cubierta que con- Andrés Gutiérrez estaba renegado por forma un espacio interno rectangular en la unión proyectada de su hijo con una donde se recibe y agasaja a los novios, pa- muchacha desconocida procedente de una drinos y autoridades comunitarias. Cons- minúscula comunidad de la lejana pro- tituye la primera residencia de los novios vincia de Pacajes. Ni siquiera conocía a los (Ochoa 1975g: 26). Las dos varas que van padres de la novia que, por supuesto, no a configurar la entrada del habitáculo se iban a desplazarse para acompañar a la hi- decoran por completo con hojas frescas de ja en su enlace matrimonial. A pesar de su eucalipto y flores de kantuta (cantua buxi- resistencia, la ceremonia civil se llevó a ca- folia), variedad de flor del altiplano de vi- bo en el Registro Civil de Ajllata, núcleo vos colores. Cada una de las varas se rema- cantonal al que pertenece Tuqi Ajllata Al- ta con un trapo que hace las veces de ban- ta, la comunidad de Andrés, de la provin- dera, mejor si son de colores, aunque las cia Omasuyos del Departamento de La empleadas en esta ocasión eran blancas34. Paz. Mientras los novios, los padrinos (en Las dos varas tienen que colocarse de pie y este caso sólo un jach`a parinu que es el asegurarse con firmeza al suelo, al mismo principal sostén económico de la ceremo- tiempo; deben lucirse a la vista en forma nia), los acompañantes de los padres del conjunta, de otro modo, se considera mal novio, los acompañantes del padrino y las augurio en la vida de la pareja. Mostrar Aymaras de Bolivia 37 sólo una vara decorada de pie es ch`ulla, y saluda con un plañidero “winus tiyas ta- algo incompleto por faltarle su par35.En ta” (buenos días), marcando la dirección el interior de la enramada en la pared pos- del saludo con su mano derecha a cada terior conformada por el toldo se coloca uno de los presentes que contestan verbal- un awayu con múltiples listas de colores mente (al percatarse Mario de mi presen- combinados en cuyo centro se fija con hi- cia se acercó a darme la mano; a pesar de lo un crucifijo de eucalipto36. Un par de mis esfuerzos continúo gozando de una mesas y listones soportados con adobes a posición privilegiada). Deposita su tari de modo de bancos constituyen el austero coca abierto junto a los demás y hace una mobiliario interior. Terminado el monta- invitación colectiva para que se sirva el je, los familiares y amigos que han colabo- que guste. En su rostro se aprecia el apuro rado en la construcción de la enramada de quien no se siente seguro o habituado a descansan a la vez que comparten sus taris ejercer de protagonista. En esta ocasión de coca. tiene que cumplir con la obligación de “¡Mario, kuka apanim!” (trae coca), atender a los que han colaborado en la reclaman entre mofas y sonrisas. La figura construcción de la “enramada” para la bo- encorvada de Mario, q`ipiri 37 ocasional da de su hermano. En realidad, él era el en los mercados de La Paz, se aproxima re- encargado de arreglárselas para tenerlo to- soplando por la ladera. Mario es siempre do a punto y se había retrasado en la con- motivo de burla entre los comuneros que secución de los materiales precisos. Dos abusan descaradamente de su condición espesos surcos de sudor recorren su rostro mísera y humilde. Su parcela es, con dife- al tiempo que extrae del bolsillo raído de rencia, la más pequeña de la comunidad, su chaqueta una botella de alcohol con el tiene que mendigar agua entre aquellos que invitar y agradecer la contribución de que disponen de alguna vertiente y las todos. malas lenguas dicen que alimenta a sus hi- La “enramada” está lista para recibir a jos sólo con papas cocidas38; jamás ha los novios, autoridades y padrinos; mien- cumplido ningún cargo de responsabili- tras tanto, la preparación de la comida dad en la comunidad y raras veces consi- concita toda la atención de la familia dis- gue consolidar lazos de intercambio me- tribuida en varios frentes para trocear una diante ayni; últimamente no acude a las oveja desollada y puesta a secar durante reuniones obligatorias ni a los trabajos co- varios días (chaluna), pelar papas, atender munales porque se ha cansado de ser mo- el punto de las sopas... etc. tivo permanente de chanza y burla. Sentir- Los novios, una vez efectuada la cere- se sólo en la comunidad es una situación monia civil y festejados junto con los pa- compleja, difícil de sobrellevar con cal- drinos por las autoridades y acompañan- ma39. tes, son convidados por el padrino a un al- Cuando finalmente Mario llega a la muerzo en el propio núcleo urbano, antes altura de la “enramada”,detiene su carrera de dirigirse a la comunidad. Almuerzo que 38 Gerardo Fernández

15. Kasarasiña, matrimonio en Tuqi Ajllata Alta

16. Matrimonio en El Alto Aymaras de Bolivia 39 es precedido por un incesante flujo de in- descubren los varones al tiempo que se vitaciones a tomar trago. desplaza la hilera al son del tema musical. A las cuatro de la tarde la comunidad Una vez que entra toda la comitiva en el espera la inminente llegada de los novios y terreno donde está enclavada la “enrama- su comitiva. La “enramada” luce espléndi- da”, el grupo deja de bailar, circunstancia da con sus dos banderas coronando la en- que es aprovechada por todos los presen- trada del recinto. Al margen del terreno, tes para festejar a los novios, padrinos y en las proximidades de la residencia de autoridades. Los varones hacen fila a un Andrés, los numerosos potes de cocina lado con “mixtura” y alcohol para festejar muestran unos hervores suculentos que al novio, padrino y autoridades comunita- indican que el punto de cocción apropia- rias41; al lado de los varones, las mujeres do está próximo. Un grupo de músicos festejan a la novia, madrina y a las mujeres procedentes del pueblo de Santiago de de las autoridades, igualmente colocando Huata llegan hasta la casa de Andrés, el mixtura de papelillos blancos sobre sus padre del novio, con sus instrumentos de cabezas y convidándoles a un trago de al- viento amarrados a la espalda. Son convi- cohol. Los novios, padrinos, así como las dados a alcohol por parte de los hermanos autoridades y sus mujeres, son invitados a y amigos del novio que han permanecido pasar y acomodarse en el interior de la en- en la comunidad y después de un corto ramada.42 descanso, especialmente agradecido por el A la derecha de la “enramada” (consi- músico del bombo, comienzan a interpre- derando la derecha como si estuviéramos tar algunas piezas musicales. dentro del recinto en la posición central La comitiva se presenta poco después ocupada por los novios y mirando hacia la por encima del collado y sobre la direc- entrada) se sitúan los varones que acom- ción que marca la salida del sol40, bailan- pañan al padrino (que han participado en do al son de otra banda de música, más los gastos que el padrino precisa para aga- numerosa que la primera, financiada por sajar a los novios en este primer día de ce- el padrino, que propicia el baile de todos lebración), mientras que sus mujeres ocu- los acompañantes. Hombres y mujeres pan una zona central en el terreno donde bailan amarrados del brazo (hombre a la se localiza la “enramada”.El resto de varo- derecha, mujer a su izquierda) que siguen nes de la comunidad que acompañan a los la trama dibujada por las autoridades si- novios y padrinos en este primer día per- tuadas en cabeza. Las autoridades hacen manecen al margen, ocupando un sector varios requiebros volviendo sobre sus pa- distante de la “enramada” y del grupo de sos en sentido contrario a las agujas del re- varones del padrino. Por su parte, las mu- loj que repercute en el culebreo de toda la jeres de la comunidad que han venido a formación. Al llegar a la altura de la enra- participar y festejar el enlace se sitúan en mada, los bailarines, saludan por partes, se la periferia del terreno. 40 Gerardo Fernández

Una vez que los novios ocupan la po- Modesto Capcha, respecto a la comu- sición central en el interior de la “enrama- nidad de Sotalaya, me indicó que la cos- da” con las autoridades a su izquierda y los tumbre es festejar durante tres días, de los padrinos a su derecha, el grupo de varones cuales, el primero es para los novios, el se- de la comunidad se aproximan a la “enra- gundo para los padrinos y el tercero se de- mada” por su centro, para formar fila en el dica a la ch`alla de los regalos; distribu- festejo de los novios. Cada uno convida a ción que coincide con lo manifestado por una copa de alcohol a los novios, autori- Carter para la comunidad de Irpa Chico dades y padrinos y, posteriormente, al (Carter 1980: 398-404). Como vemos, las grupo de varones que acompañan al pa- variantes que presentan los festejos y cere- drino. Las mujeres hacen lo propio respec- monias aymaras son importantes incluso to al grupo de mujeres del padrino; luego entre comunidades próximas: “Distinto los varones del padrino y sus mujeres de- siempre; cada comunidad tiene su costum- vuelven la cortesía a los hombres y muje- bre”(Pedro Chura). res de la comunidad que participan en el Los padrinos fueron festejados con festejo. Este tipo de invitación será muy varias cargas de naranjas, plátanos, dos frecuente a lo largo de la jornada. ovejas desolladas, mazorcas de maíz, hue- El grupo de varones que celebramos vos, algunos quesos, grandes cantidades aparte de los del grupo del padrino, inter- de tubérculos deshidratados y pan; ali- cambiamos alcohol y coca alrededor de mentos en calidad y cantidad considera- los taris extendidos en un pequeño sector dos de lujo, poco habituales, en su mayo- del terreno. A mi lado, Benedicto Condori ría, en la dieta cotidiana. Todo ello coloca- rehusaba repetidas veces las invitaciones do a los pies del padrino como convite y de alcohol: “gracias tío, va a disculpar”43. agasajo efectuado por los novios a través Benedicto es “hermano” evangélico y no de sus familiares y las colaboraciones con- tiene la obligación moral de tomar alco- seguidas mediante ayni. hol, circunstancia que no es extensiva al Las bandas musicales rivalizan por ta- resto, por lo que poco antes de servirse la parse entre sí. A medida que las horas comida la mayor parte de los festejantes transcurrían y los tragos de alcohol iban nos encontramos bastante eufóricos44. sucediéndose, la conjunción y afinado de La comida a base de un primer plato los instrumentos resultaba cada vez más de sopa caliente y un segundo de asado de difícil. cordero con arroz y ají picante fue distri- El grado de confusión y ebriedad iba buida entre los novios, autoridades, padri- creciendo entre las formaciones de baila- nos y sus acompañantes, que eran los úni- rines que festejaban junto a los novios y cos que tenían derecho a ser agasajados en autoridades dando sucesivas vueltas por el el día “del padrino” por parte de los novios terreno amarrados de la mano46. Poco a y sus familiares45. poco las personas que sólo habían querido Aymaras de Bolivia 41 participar en el festejo y saludo de los no- Mediada la tarde, tiene lugar un cu- vios sin estar implicadas mediante ayni u rioso mercado con prendas que han sido otro tipo de obligaciones con el padrino donadas a los novios el día anterior. Cada desaparecen del lugar emprendiendo la uno de los dueños de las prendas se acer- vuelta a casa con las primeras sombras del can a la “tienda” para recuperarla, no sin ocaso. antes regatear su precio con el “tendero”, Las autoridades, los padrinos y sus algún familiar del novio. La suma conse- acompañantes continúan festejando toda guida es entregada a los recién casados co- la noche hasta que los novios, siempre vi- mo regalo que permita tapar los primeros gilados de cerca por sus padrinos que les gastos de la pareja. siguen a todas partes, son acostados por No siempre se efectúa el matrimonio éstos47. Los cobres de la banda fueron en- en la comunidad. Modesto Capcha eligió mudeciendo en forma sucesiva; el músico otra fórmula más “prestigiosa” y apropia- del bombo mostraba una empecinada re- da en su condición de “residente”48. Deci- sistencia a ser vencido por el cansancio dió prescindir de la celebración campesi- hasta que en madrugada, por fin, se na en su comunidad originaria para redu- calló. cir los importantes gastos que le iba a su- El segundo día es “para los novios”; en poner. Tras contraer matrimonio en la esta ocasión son los novios los agasajados ciudad de La Paz, salvando la incomodi- por el padrino que corre con todos los dad de los cursos de preparación, celebró gastos. La comunidad ya no acompaña, su enlace en un local de Villa Dolores en El por lo que es una celebración más recogi- Alto, muy cerca del lugar donde Modesto da entre los novios, sus familiares y los pa- recibe a los clientes para leerles las hojas drinos con todo su grupo de apoyo, ade- de coca. El local disponía de música y el más de las autoridades, que deben perma- servicio completo de cubertería. Consi- necer y proseguir el festejo. La música guió diversos padrinos con los que hacer continuó con intensidad destacando la frente a los gastos de alquiler del local, del presencia de un grupo de pinkillus que in- servicio de camareros, del equipo de mú- terpretó temas propios de carnaval (way- sica e incluso de la propia torta nupcial. ru) durante todo el día. Los invitados al llegar al local hacían ex- Al compás de las constantes invitacio- plosionar una retahíla de petardos; la mú- nes de alcohol que producen un perma- sica se detiene y los padrinos, principal nente estado de ebriedad en los partici- (jach`a) y secundario (jisk`a), con sus res- pantes que restan, se hace un almuerzo fi- pectivas madrinas, flanqueando a los no- nanciado por los padrinos. Las autorida- vios, tienen la obligación de salir a recibir des preguntan a los recién casados sobre al recién llegado. El nuevo invitado saluda su primera noche. Les hacen bromas sobre a los novios y padrinos echándoles “mix- quien ha salido a orinar y cuántas veces. tura” blanca por la cabeza, a la vez que 42 Gerardo Fernández ofrece su regalo. El regalo se entrega sin mejanza a lo que ocurre en las comunida- abrir a un familiar del novio que está en- des rurales, la parafernalia citadina apenas cargado de llevar perfecta cuenta de los sobrevivió a la media docena de vasos de aportes de los festejantes; para ello, apun- cerveza. ta en un cuaderno el nombre de la perso- El matrimonio aymara incluye un lar- na y su aporte, bien se trate de regalos o de go proceso que va marcando diferentes alguna canasta de cervezas. Una vez apun- grados de compromiso entre los contra- tada la contribución, los novios ofrecen a yentes, sus respectivas familias y la propia los nuevos acompañantes una bandeja de comunidad. Una vez concretado el enlace, tragos que deben tomar sin pestañear con se entrega a la nueva pareja la herencia y presteza y rapidez. Una vez servidos, los dote de la novia así como los útiles de la- padrinos y novios invitan a los recién lle- branza del novio, los animales respectivos gados a incorporarse a la fiesta con el res- de cada grupo familiar y las semillas em- to de celebrantes en el interior del local. pleadas en la primera siembra del terreno Los encargados de ambientar el feste- que corresponde al matrimonio. Sin em- jo con música dedican la primera pieza a bargo, un matrimonio sin casa propia ja- los novios que deben abrir el baile con un más será considerado maduro y capaz de vals. Modesto se ruboriza al escuchar por constituir un núcleo familiar indepen- primera vez en su vida el ritmo de aquella diente. Una vez que el matrimonio reside desconocida melodía: “baile usted no más”, por un tiempo en la casa de los padres del me suplica avergonzado, ofreciéndome el novio, construyen su propio hogar situado brazo de su mujer. Los acompañantes y en las proximidades de las tierras de culti- amigos quieren que baile la pareja a toda vo, pero dentro del sector que correspon- costa por lo que Modesto, tras un suspiro de a su propia parentela49. de resignación, tomó del brazo a Victoria, La construcción de una casa posibilita su mujer, y como si de un wayñu (baile vi- nuevos contactos mediante ayni con indi- vaz andino) se tratase, acomodó sus pasos viduos de la comunidad, así como dentro a la cadencia de aquella “extraña” melodía. del grupo familiar del interesado. Un almuerzo a base de asado de cor- Los padres y hermanos del varón son dero, arroz y ají encebollado, la torta con los encargados de concertar las ayudas ne- regalos incluidos y aquella colección de te- cesarias para la construcción de la casa, mas musicales criollos enlatados consti- además de aportar parte de los materiales tuían la esencia de un formalismo “citadi- que la obra requiere, especialmente la ma- no” en la celebración matrimonial de los dera y calamina del techo50. Para concertar emigrantes residentes en la ciudad. Sin los aynis, los familiares del interesado visi- embargo, la calidad de la comida y abun- tan a distintos miembros de la comunidad dancia de trago fueron los componentes con los que comparten coca y alcohol. La más resaltados en el éxito del festejo; a se- aceptación del trago y el akulli (mascar co- Aymaras de Bolivia 43 ca) pausado de hojas de coca constituyen que definen la planta rectangular de la ca- la base de un sólido acuerdo.51 sa, primero con alcohol y luego con cerve- El día fijado para el inicio de la cons- za. El destinatario de las libaciones era trucción, los familiares del convocante de kunturmamani, (cóndor-halcón) el espíri- los aynis y éste mismo, se preocupan de tu tutelar de la casa, cuyo formato orgáni- recibir a cada uno de los colaboradores co descriptivo es la propia construcción. ofreciéndoles un buen puñado de hojas de La casa “sabe” al detalle cómo viven y vivi- coca que son recibidas con gratitud y res- rán los novios (Ochoa 1976a: 8; Arnold et peto en el dobladillo de la chaqueta o en el al 1992). Al lado de los tari de coca ex- propio lluch´u (gorro andino con oreje- puestos para que los varones se sirvan a su ras); nunca se debe recibir la coca en la gusto (las mujeres comen y akullican sepa- mano, “como pobre”, ya que no es ningún radas del grupo de los varones) y una vez tipo de limosna. Del mismo modo, a me- que Gregorio, el padre de Germán, hizo dida que la obra avanza, los familiares un ruego encarecido dando su licencia pa- provocan numerosos descansos para com- ra que así se hiciera, se colocan dos plati- partir coca y trago con los trabajadores. tos (chuwa) sobre los que se vierte parte El primer día de trabajo se dedica a la del alcohol que cada uno de los partici- consolidación de los cimientos de la casa. pantes va a servirse, así como algunos pu- Los cimientos reciben un tratamiento ri- ñados de hojas de coca procedentes de los tual importante que, con ciertas variantes, distintos taris. Estos platos tienen que ser se repite en el ámbito aymara. En septiem- enterrados o vertidos por el dueño de la bre de 1988 participé en la construcción casa en sus esquinas y en el centro de la de la casa de Germán Mamani en la co- planta trazada por sus cimientos. munidad de Kajiata. Germán vive en La Carmelo Condori, ch´amakani obser- Paz con su padre Gregorio, excepcional vador, movió disconforme su cabeza yatiri de la zona de Villa Dolores en El Al- cuando el encargado de la obra de su her- to de La Paz. Germán tenía que cumplir mano echó sal sobre las esquinas de los ci- aquel año su obligación de “alcalde cam- mientos52. Hay que echar sal a los cimien- po” (kamana) encargado de la protección tos “para dar nombre a kunturmamani”, de los terrenos de cultivo y, en especial, de pero el albañil había confundido el orden alejar el granizo del entorno comunitario apropiado del señalado de las esquinas en en caso de que se presentara (Carter-Ma- su precipitación por continuar adelante mani 1982: 255-258), por lo que le urgía con la obra. contar con su propia casa en la comuni- Mientras dura la construcción, gene- dad. El primer día de trabajo se consolida- ralmente tres días, los familiares del “alfé- ron los cimientos de la construcción y du- rez” convocante del ayni, agasajan espe- rante el almuerzo se efectuó una ch`alla cialmente en los almuerzos a los colabora- colectiva en las cuatro esquinas o ángulos dores con algunos platos exquisitos dentro 44 Gerardo Fernández de la dieta cotidiana campesina53. Selec- La relación entre kunturmamani y la ciona parte de su mejor ch`uñu y papas familia tiene que ser renovada cada año frescas, aderezadas con queso y jallpa way- durante el martes de ch`alla en los carna- k`a, ají molido con un poco de cebolla pi- vales. Por ello se invita a trago e incluso se cada. Ofrece bebida de lujo, como es la cer- prepara alguna pequeña mesa. Si no se veza y los refrescos. El segundo día se le- convida a kunturmamani, éste, enojado vantan las paredes con los adobes y se dis- hambriento y habituado periódicamente a pone parte del entramado del techo para su comida, puede devorar a sus inquilinos asegurar la cubierta. El tercer día es el pro- provocando la caída de la construcción. El pio de la techada que es festejada por todos agrietamiento de las esquinas del recinto los participantes, los familiares del alférez e constituye el peor síntoma posible en rela- incluso, en algunas partes, motivo de fiesta ción con la estabilidad de la casa. colectiva en la que participan las autorida- Mientras se culmina la cubierta del te- des y bases de la comunidad. En el caso de cho, claveteando la calamina sobre el en- Germán, durante el almuerzo que prece- tramado de madera con los clavos que dió a las labores de conformación de la es- fueron rociados con alcohol durante el al- tructura del techo, se intensificaron las muerzo, los trabajadores interrumpen con ch`allas de alcohol y cerveza a la construc- frecuencia su actividad para tomar trago a ción, a la vez que se derramaba parte del instancia de los familiares54. alcohol sobre otros dos pequeños platos de El ritmo de la actividad exige una barro y sobre la bolsa que contenía los cla- constante interrupción para compartir vos que iban a ser utilizados para asegurar trago y coca mientras se repiten las invita- el armazón del techo. La techada exige un ciones a kunturmamani. Una vez conclui- coraje especial; las paredes de la casa sin te- da la construcción y techada la casa, kun- char se muestran amenazadoras como las turmamani adquiere una existencia con- fauces de una boca abierta, lakaya, (Pala- creta cuya protección se busca mediante cios 1982: 38). Los hombres incrementan ofrendas periódicas (Abercrombie 1986: los descansos y los convites de alcohol for- 142); la pareja, por su parte, adquiere un taleciendo su ánimo para tapar la lakaya,y grado superior de reconocimiento comu- culminar sin percance alguno la techada. nitario al poseer su propia casa y prescin- De esta forma, el vínculo ritual que une al dir del amparo paterno. Por la tarde se inquilino con su kunturmamani se produ- efectúa una cena en común entre todos los ce desde el momento en que éste constitu- que han participado en su construcción, ye apenas un embrión al que, dado su sus familiares y parientes; no faltan los hambre incipiente, se debe convidar para compadres de matrimonio de la pareja, así que proteja a sus inquilinos y no les devo- como las autoridades comunitarias y bue- re (Arnold et al 1992: 50). na parte de las bases (miembros del Sindi- cato Agrario de la comunidad), en repre- Aymaras de Bolivia 45 sentación de la comunidad, que vienen a llares decorados con panes, frutas y dine- “acompañar” el desarrollo final de la em- ro, donados por sus familiares y amigos presa55. Se extienden grandes frazadas so- participantes, en gratitud por el gasto bre el suelo, encima inkuñas (tejido em- efectuado durante la construcción y como pleado para transportar comida) cargadas deseo de fecundidad y de abundancia en de ch`uñu y tubérculos deshidratados, así la vida que la pareja iba a desarrollar en su como papa cocida, con los que se acompa- nuevo domicilio. En su mano derecha ña el consumo de un reconfortante caldo Germán portaba una damajuana repleta de cordero con arroz. El caldo es servido de alcohol con el que convidó a todos los por parte de las mujeres de la familia de varones. Al compás de la música y de los Germán en reducidas chuwas (cuencos) tragos, el festejo se prolongó hasta el día de barro cocido. Primero se sirve a las au- siguiente, en el interior de la nueva casa. toridades que ocupan una posición cen- No hace mucho se acostumbraba a colgar tral respecto al grupo de varones alinea- al dueño del techo, mientras los familiares dos en torno a las frazadas dispuestas de y colaboradores le sacudían divertidos con forma paralela a la fachada de la casa. Jus- las wiska (sogas caseras) empleadas para to enfrente de la puerta de la casa se dispo- amarrar la paja del techo.También existe nen las autoridades; a su lado, el resto de la tradición de jugar con huesos (tabas) de varones que son servidos a continuación. un animal (llama a ser posible) que es sa- Las mujeres forman otro grupo aparte y crificado, con cuya sangre se asperjan las reciben su comida en último lugar. Los esquinas y paredes de la casa; el dinero re- alimentos fríos que hayan sobrado (papas caudado queda para el propietario del ho- y tubérculos) son alzados y guardados por gar (Ochoa 1976ch: 16). todos los participantes que deben acercar- En la ciudad la celebración del techa- se a las inkuñas para recoger sobre su cha- do de una casa es algo sustancialmente queta (no es cortés con las manos) la can- privado. Participa la familia del interesa- tidad de alimentos que precisen. Nada de- do, el “maestro” (albañil encargado de la be sobrar56; todo tiene que ser consumido obra) y algún que otro vecino invitado de para no afrentar al alférez (Germán) y su forma exprofesa que participa aportando familia, ni ofender la generosidad mostra- frecuentemente cerveza para la ch`alla. da en la cena en relación con la abundan- Los momentos de cierta atención ritual cia de dones alimenticios puestos a dispo- incluyen, igual que en el campo, la elabo- sición de la comunidad. ración de los cimientos señalados en sus Después de la comida, Germán salió ángulos con sal e incluso con el entierro del interior de la casa (decorada con ser- de algún feto de llama para kunturmama- pentinas y plásticos de colores) luciendo ni y el techado de la casa. una enorme chistera de cartón, con pape- Severino Vila es un joven kallawaya lillos de colores alrededor de la visera y co- que vive en el sector de Alto Villa Victoria 46 Gerardo Fernández en El Alto de La Paz, a una altura superior la cerveza se consume se traen nuevos a los 4.000 metros57. La inminencia de las aportes que se ofrecen al dueño de la casa, lluvias de Diciembre han apurado los tra- quien los recibe con gratitud y se encarga bajos de ampliación de su hogar, para así de invitar a todos). El frío de la tarde nos disponer de un cuartito en que recibir a obliga a buscar refugio; para ello se acon- las visitas. Sus hermanos, también curan- dicionan unos bancos provisionales en el deros, son los que le han secundado en los interior de la nueva habitación y no en la trabajos de la techada, igual que su padre sala, mejor dotada, donde la pareja hace su Juan Vila, alto responsable de la Sociedad vida. Hay que socializar el nuevo espacio Boliviana de Medicina Tradicional (SO- conquistado a la naturaleza (el maligno) y BOMETRA). Una vez concluida la techa- que va a ser utilizado por la familia en el da, Juan Vila recoge ichu (paja brava) de desempeño de su vida cotidiana. Después las laderas del cerro que desciende hacia la que la familia convida a los acompañantes autopista que conecta El Alto con la ciu- con el mate de la tarde, aguantan todos dad de La Paz para quemarlo en el interior hasta el anochecer con tragos de “té con de la casa en forma de cruz, sobre el cen- té”, mezcla de alcohol con infusión de té u tro del espacio interno del recinto, con la otro tipo de mate, servido muy caliente. intención de “hacer salir al saxra (malig- Los padres de Severino, que viven en el no)”. El recinto de la nueva habitación se sector de Munaipata de El Alto, son los impregna completamente de humo. Para primeros en retirarse, lo que provoca cier- conseguir que abandone el espacio inter- to resentimiento por parte de Severino no del habitáculo todo tipo de espíritu (Severino ya es un firme competidor de su maligno, se lanza una serie de petardos a padre como curandero en la ciudad de La su interior que explosionan con gran reso- Paz). Detrás de ellos se despide el resto de nancia provocando el regocijo de la gente festejantes, devolviendo al lugar su tran- menuda, quienes, una vez detenidas las quilidad habitual. La familia se acuesta y al explosiones, se lanzan a por los restos de día siguiente cada cual se reincorpora a los cohetillos para hacerlos explotar. sus actividades cotidianas. Mientras se prepara el almuerzo, los parti- El ciclo iniciado mediante la irpaqa se cipantes comienzan la ch`alla de cerveza puede considerar concluido una vez que la del edificio; para ello cada uno de los que familia dispone de su propio hogar. De es- son servidos, se descubre y se dirige al in- ta forma la paulatina socialización de la terior de la habitación para libar por or- nueva pareja, el entramado de vínculos y den cada una de sus cuatro esquinas al relaciones simbólicas expresadas durante kunturmamani. el proceso en repetidas ocasiones (sart`a, Una vez servido el almuerzo a base de elección de padrinos, ceremonia de matri- thimpu (plato criollo de cordero asado monio, entrega de las semillas, construc- con arroz, papa y salsa picante), se conti- ción de la casa...) y la domesticación cul- núa tomando toda la tarde (a medida que tural del habitáculo donde la familia resi- Aymaras de Bolivia 47 de, constituyen las bases imprescindibles condiciones de gastar con generosidad para el desarrollo de una correcta vida en (aunque haya que vender todas las pose- comunidad. La mayor parte de las fases siones familiares) otorga al responsable por las que atraviesa una pareja en el pro- un prestigio considerable. En tercer lugar, ceso de adaptación y madurez que exige el aceptar compromisos de padrinazgo está matrimonio viene canalizado por mo- muy bien considerado en la comunidad, mentos en los que resulta imprescindible por su eficacia en trenzar vínculos solida- efectuar un intercambio de dones me- rios imprescindibles entre sus miembros. diante el agasajo de comida. Comida y be- Por otro lado, una persona con abundan- bida constituyen vehículos de excepcional tes obligaciones de padrinazgo posee un importancia en la definición del entrama- estatus superior que le sitúa en el punto de do de relaciones que se urden en la comu- mira de los candidatos. nidad así como respecto a los vínculos El sistema jerárquico de obligaciones pertinentes que hay que establecer con los que todo varón adulto espera cumplir con seres tutelares aymaras. la comunidad se basa en una escala gra- dual de poder que le prepara en el desem- *** peño de cargos que implican sucesiva- mente una autoridad superior. Una vez que el matrimonio otorga a Después de la Reforma Agraria efec- los contrayentes los derechos y obligacio- tuada tras el triunfo del Movimiento Na- nes propias de los jaqi, la familia puede cionalista Revolucionario (MNR) en iniciar, especialmente a través del varón, si 1952, el sistema tradicional de autoridad bien de forma consensuada con su mujer, basado en la figura del jilaqata fue susti- el camino en el servicio a la comunidad. tuido, en parte, por el Sindicato Agrario y De su correcto desempeño depende su su sistema corporativo. La mayor o menor prestigio y la posibilidad de ser requerido aceptación del Sindicato Agrario en las co- para otros cargos de mayor importancia. munidades aymaras depende del grado de El orgullo de haber desempeñado bien la implicación de las mismas con las anti- labor encomendada es el premio mejor guas haciendas; las comunidades origina- que se puede conseguir en una sociedad rias y ayllus tradicionales han tenido siem- que permite escasas concesiones al prota- pre más apego al sistema tradicional de gonismo individual. cargos que al que emana del Sindicato Los servicios prestados a la comuni- Agrario, mientras que aquellas comunida- dad presentan una triple vertiente, por un des asimiladas a las haciendas aceptaron lado, el cumplimiento con los cargos habi- de grado y con gran efusión el sistema de tuales que durante un año deben ejercer cargos que, inspirado en el sindicato, re- en forma sucesiva los varones adultos de la presentaba por fin los intereses colectivos comunidad58. Por otra parte, ser cabecilla (Ticona, Rojas, Albó 1995: 54). Dicho sis- en una fiesta y demostrar que se está en tema consta de una serie de cargos res- 48 Gerardo Fernández ponsables que actúan en forma integrada tos cívicos que se desarrollen durante el considerándose su ejecución como un ca- curso en relación con la disciplina escolar, mino, thakhi, que marca la pauta de socia- agasajo a las autoridades educacionales lización de los individuos dentro de la co- del Cantón en caso de visita a la escuela munidad en el desempeño de los cargos seccional... etc. de representación que configurarán su Secretario de Actas: Toma nota y le- prestigio como jaqi, “persona” (Ticona, vanta acta de cada reunión del sindicato, Albó 1997: 65-86). sea de carácter ordinario o extraordinario, En tierras de Jesús de Machaqa se con- lleva el control de asistencia a las reunio- sideran tres los caminos a efectuar por una nes y apunta las sanciones correspondien- autoridad: jisk´a thakhi, camino corto, tay- tes (cada vez más complicado de hacer pi thakhi, camino mediano, jach´a thakhi, efectivas). Toda reunión comienza con la camino grande, que van canalizando las lectura del acta anterior por parte del se- diferentes funciones desde “alcalde cam- cretario de actas. po”,antiguo kamana; el de mallku o jilaqa- Secretario de Hacienda: Se ocupa de ta (secretario general), que son los más los aspectos económicos del sindicato; onerosos, hasta los máximos cargos de particularmente de la polémica recolec- “justicia” o apoderado de los títulos comu- nales (Ticona, Rojas, Albó, 1995: 83-84). ción de la cuota sindical destinada a com- En Tuqi Ajllata Alta, por el contrario, batir los granizos y de los aportes comuni- están presentes el conjunto de autoridades tarios ante cualquier tipo de imprevisto del Sindicato Agrario complementadas económico al que haya que hacer frente. por los “mandones”o mallkus tradiciona- Secretario de Justicia: Interviene en los les que dependen del corregidor. Los car- problemas relacionados con el orden co- gos del sindicato son: munitario, procurando eliminar tensiones Secretario de Deportes: Cargo de in- y disidencias y dictando el pago de las corporación reciente en el esquema carac- multas precisas cuando hubiera responsa- terístico del sindicato. Se ocupa general- bilidad59. mente del equipo de fútbol de la comuni- Secretario de Relación: Acompaña en dad; procura conseguir los padrinos nece- todo momento al Secretario General; le sarios para que no falte material deportivo sustituye cuando aquel se encuentra au- y concierta junto con el maestro de la co- sente, en las reuniones comunitarias y en munidad (si lo hubiera) desplazamientos los ampliados cantonales (momento en el y visitas a otras comunidades vecinas. que se reúnen los secretarios generales de Alcalde escolar: Encargado de los cada una de las comunidades dependien- asuntos de la escuela. Inscripción de tes del núcleo cantonal con las autorida- alumnos, recepción del profesor, festejo des del propio Cantón. Generalmente pa- del profesor, participación en todos los ac- ra tratar de algún asunto de emergencia que incumbe a todas las comunidades). Aymaras de Bolivia 49

Secretario General: Es autoridad máxi- milias dolientes en el funeral acompañan- ma dentro de la estructura del sindicato. do hasta el entierro del difunto con coca, Convoca todas las reuniones comunitarias cigarro y trago; participa en los enlaces en las que introduce el orden del día y ac- matrimoniales celebrados en la comuni- túa como moderador. Representa a la co- dad así como en los festejos familiares que munidad en los ampliados cantonales y tengan cierta relevancia comunitaria, te- departamentales. Tiene la obligación de chado de casa, retorno de un licenciado estar presente en todas las celebraciones y del servicio militar... etc. Representa, jun- trabajos comunitarios. Está siempre en to a las autoridades del sindicato, a la co- boca de los comuneros por lo que debe ser munidad en los ampliados cantonales y ejemplo de entrega, sacrificio y prudencia departamentales. Su presencia se aprecia en el desempeño de sus funciones60.To- con facilidad por el chicote que tiene colo- das las autoridades del sindicato portan cado sobre la línea de los hombros y por la sus símbolos de identificación en las reu- vara de madera tropical con cabezal e in- niones cantonales, especialmente el látigo crustaciones de plata que sostiene verti- o chicote cruzado sobre el pecho. Por en- calmente en su mano derecha61. cima de la autoridad del Secretario Gene- Aquellas personas que han cumplido ral, como extensión de la presencia comu- con las obligaciones de los cargos comuni- nitaria en el núcleo cantonal, existe la fi- tarios (incluyendo; Secretario General y gura del “subcentral”, pero que desempe- “mandón”) se consideran “pasados” y go- ñada por alguien que ya ha cumplido con zan de la mayor consideración y respeto todos los cargos de la comunidad (pasa- entre sus vecinos. do) no tiene tanta implicación en la vida El sistema de elección de los cargos comunitaria como el Secretario General. comunitarios combina varias fórmulas; en Finalmente se puede detentar el cargo de primer lugar, la rotación entre los adultos Registro Civil y Corregidor en el núcleo más capaces, de tal forma que cada año cantonal del que dependa la comunidad, uno toma el relevo de la autoridad salien- si bien, se tratan de cargos esencialmente te, agasajada con los correspondientes do- políticos y por tanto objeto de interés y nes de abundancia, el primero de enero, promoción personales. tomando posesión posteriormente la nue- Al margen del sindicato se conservan va autoridad. Las personas conflictivas o en algunas comunidades del altiplano los incapaces reconocidos no entran en la dis- “mandones” que desempeñan las labores tribución de cargos de autoridad. Otra características del antiguo jilaqata.El fórmula que se puede encontrar en algu- “mandón”, denominado en otros sectores nas ocasiones es la destreza del “más vivo” mallku, es una autoridad consuetudinaria. que aprovecha la retórica sindical para Está presente en los acontecimientos ínti- justificar sus deseos de prórroga, aunque mos de la vida comunitaria: visita a las fa- la comunidad siempre tiene la última pa- 50 Gerardo Fernández labra al respecto. Finalmente, la comuni- les por su contacto con la ciudad, por lo dad puede estimar recomendable, como que estrictamente tampoco puede hablar- forma de educación en el ejercicio de la se de un compadrazgo “horizontal” mo- autoridad, el elegir de entre todos los po- délico62. sibles al más “fregado”,es decir, a la perso- La elección correcta de un buen pa- na que más dificultades provoca o al me- drino es esencial en la comunidad aymara. nos solidario de la asamblea, para que La gente criolla de La Paz, profesionales li- “aprenda” lo que significa ser autoridad y berales y de la administración, se encrespa necesitar de la colaboración de todos (Ti- con las frecuentes solicitudes de que son cona, Rojas, Albó 1995: 92-93) objeto por sus empleados y obreros El prestigio y el poder se alcanzan (cuanto más humilde resulta el empleo también por otros medios. Una persona mayor es la proporción de gente de extrac- madura (jaqi) esgrime con orgullo el nú- ción campesina) para que les apadrinen mero de ahijados y compadres que posee, un hijo. El problema radica en que una vez siendo éste un indicador preciso del esta- consumada la unión y cimentado el nexo tus personal que tiene en su comunidad. ritual entre compadre, padrino y ahijado, La sociedad aymara procura aprovechar los compadres “molestan mucho” a los pa- cualquier circunstancia para el nexo, la drinos para solicitarles cualquier cosa. Lo trabazón y el ampliado de la trama social cierto es que un padrino, desde la perspec- de sus miembros. tiva aymara, no puede contentarse con la Los momentos más codiciados en la financiación de una ceremonia, por gra- elección de padrinos, como he presentado vosa que haya resultado, sino que debe ser en las páginas anteriores, son el bautismo, testigo puntual de la vida de su ahijado y, la rutucha y el matrimonio. El lazo que por tanto, debe atender cualquier proble- une a padrinos, ahijados y compadres ma que se le presente a su protegido. Esta constituye un entramado económico efi- circunstancia hace del padrino una figura caz que posibilita cierto margen de seguri- de relieve y garantía para el núcleo fami- dad en la familia. El ahijado goza de la liar del ahijado. En el campo, los vínculos comprensión de su padrino para hacer ca- del parentesco ceremonial facilitan los ay- ra a cualquier tipo de eventualidad; por su nis de trabajo así como los económicos en parte, el padrino dispone de sus compa- que incurren tanto ahijados, compadres dres y ahijados para sus obligaciones más como padrinos. onerosas (pasar fiesta, cumplir cargos... La posibilidad de gastar en abundan- etc). En el altiplano lacustre del Titicaca cia en beneficio del realce festivo de un no es frecuente que se produzcan relacio- acontecimiento concreto en que participa nes de parentesco ceremonial entre cam- la comunidad, a veces compitiendo inclu- pesino y , como se atestigua en so con otras comunidades, supone alcan- otras partes. Sin embargo, buena parte de zar la máxima consideración, así como los elegidos disponen de recursos especia- Aymaras de Bolivia 51 confirmar la madurez de la persona y su daba y la mayor parte del ch`uñu (impres- categorización como adulto responsable cindible para superar la hambruna de las (Leonard 1966: 66). Nada ofende tanto el malas cosechas, en especial por la sequía orgullo y amor propio de un aymara co- persistente del altiplano en los últimos mo insinuarle que no sabe pasar fiesta. años); para el agasajo de los invitados tu- Aquellos adultos que han cumplido con vo que desollar tres corderos (cantidad los cargos de autoridad comunitarios, pe- usualmente destinada para el consumo fa- ro que no han pasado fiesta el día del san- miliar durante todo el año) y comprar ali- to levantan murmuraciones y suele ser mentos de lujo (pan, fruta, arroz). Un de- motivo de gresca en cuanto el alcohol en- sastre económico que él, como profesor torpece la mente. rural poseedor de una pequeña nómina, Pedro Mamani, maestro rural de ex- podía afrontar, en parte, para pagar a me- periencia contrastada en el ejercicio de su dias con el otro cabecilla, la contratación profesión durante más de 10 años en dis- de una famosa comparsa orureña cuyo tintas localidades del altiplano, tropieza coste alcanzaba los 1.500 dólares, sin con- constantemente con la misma piedra una tar con la comida y bebida que a ellos iba vez que su sensatez se disuelve en alcohol. a destinarse. El sistema de ayni salvó a Pe- Nadie se aventuraba a ser cabecilla de la dro, parcialmente, de una catástrofe ma- fiesta de Santa Rosa, a finales de agosto. yor. Sus compadres, ahijados, familiares y Pedro había cumplido ya una vez, luego amigos colaboraron con más de 60 canas- estaba disculpado; pero un arrebato de or- tas de cerveza (cada canasta de 12 bote- gullo etílico le perdió, aceptando volver a llas),por lo que la parcela imprescindible “pasar” fiesta. Aquella noche todos los co- del trago estaba perfectamente cubierta. muneros le celebraron con alegría dado La comida tampoco escaseó merced a las que, por un momento, se pensó que aquel colaboraciones familiares. Así pudo man- año no habría fiesta por ausencia de “pa- tener el tipo durante la celebración que re- sante”. Pedro tardó tres días, después de sultó un éxito completo, aparte de las exi- aquella soberana borrachera, en percatar- gencias de la comparsa por cobrar un tan- se de lo sucedido; el llanto amargo de su to por ciento superior de lo estipulado en mujer Hilaria y la regañina de su madre le principio y que hizo que Pedro entregase pusieron en guardia. Efectivamente no lo su bien más querido, una máquina de co- había soñado; había aceptado ser cabecilla ser de su padre y un antiguo aparato de ra- en la fiesta de Santa Rosa junto a otro co- dio como señal de su voluntad por cum- munero de la parcialidad de abajo. No po- plir con la parte económica restante. Al fi- día volverse atrás. Inmediatamente llega- nalizar la fiesta, una lista de más de cua- ron las penurias, solicitó un crédito en un renta obligaciones por ayni aseguraban su banco de La Paz a cambio de su nómina endeudamiento económico por un espa- mensual; vendió la única vaca que le que- cio de tiempo prolongado... pero había 52 Gerardo Fernández pasado fiesta de forma correcta, con gasto El éxito de la celebración y la correc- generoso de bienes alimenticios y consu- ción en el desempeño del cargo de cabeci- mo abundante de cerveza. Su orgullo le lla; conlleva siempre una atención especial había llevado a esta situación ruinosa des- en el apartado de gastos en comida y bebi- de la perspectiva económica, pero muy da cuya calidad y cantidad definen un pa- gratificante para el prestigio y autoridad réntesis estricto en la dieta ordinaria ay- de un adulto aymara. mara. II EL CICLO PRODUCTIVO

Las actividades agrícolas y ganaderas dos, les niega las cosechas y les “agarra” el demandan una atención prioritaria en las espíritu para devorarlo con parsimonia; comunidades aymaras. Es imposible com- su apetito ha sido satisfecho durante mu- prender los caracteres específicos de la cho tiempo y no existe hambre más inso- historia de las sociedades aymaras, sus lo- portable que el de un estómago acostum- gros culturales y el perfil fundamental de brado al hartazgo; Pachamama no sopor- sus obligaciones religiosas sin analizar la ta el silencio de la ingratitud. trascendencia que tiene la tierra (Llanque Los vientos de cambio que soplan por 1986: 17; Paredes 1976: 109-110). La his- todo el altiplano han producido una pro- toria de las sociedades aymara es la sucesi- funda escisión entre pachamama y sus hi- va narración de la conquista y defensa de jos: “Pachamama es vieja, sorda pues”, c o - sus territorios (Albó-Barnadas 1985: menta con rabia Modesto Capcha, contra- 256-250; Montes 1986: 333; Albó 1979; riado por la indiferencia de la tierra ante la Bastien 1979: 101-131). Pero hay más, pa- prolongada sequía que afecta a los culti- ra las sociedades aymara, así como en el vos; “antes no sabía ser así”, indica Daniel caso de otros grupos étnicos andinos, la Caillante, en relación con la escasa renta- tierra es la madre a la que ruegan para que bilidad de las sayañas cultivadas63.Los multiplique generosa las sementeras: “¡ abuelos hacían grandes pagancias a la tie- Pachamama nanakaw wawanakamapxta!” rra, pero los jóvenes están olvidando la (“Pachamama somos tus hijos”). La tierra costumbre y la tierra responde contraria- no produce sólo con los recursos técnicos; da reduciendo periódicamente la produc- “no da así no más” (Berg 1989b), como in- tividad de las cosechas64. dicábamos al principio de este libro, resul- Los momentos de mayor atención ta imprescindible establecer con ella unos simbólica son los que marcan el tránsito lazos de atención afectiva que deben ser entre los períodos de crecimiento de los renovados cada año. La tierra otorga sus cultivos. En agosto, la tierra se prepara ri- bendiciones y llena las sementeras de pro- tualmente mediante el pago de mesas para ductos que constituyen la base alimenticia garantizar el éxito productivo del nuevo de las gentes del altiplano, pero reclama a ciclo que se inicia con las faenas de la cambio con insistencia los dones que de- siembra de septiembre. En noviembre, ben cumplimentarle al menos una vez al coincidiendo con el festejo de Todos San- año; su propio alimento. Cuando la tierra tos, las lluvias tienen que hacer acto de hambrea se revuelve contra sus protegi- presencia, para que en febrero se observe 54 Gerardo Fernández florecer los campos de cultivo y se haga su ciclo agrícola, permitiendo un cierto efectiva la cosecha de la papa temprana. El acomodo entre las festividades españolas y color se adueña paulatinamente de la gre- las andinas que posibilita un proceso de da roja altiplánica. Se festeja a pachamama combinación patente entre las dos tradi- en Candelaria con una pagancia que cons- ciones religiosas (Hickman 1975: 84; Berg tituye el anticipo de los alegres carnavales, 1989b: 154). Por otra parte, la vinculación inmersos en plena época de lluvias. Las es- existente entre el ciclo productivo y el ri- pigas amarillean durante los meses de tual responde a una estructura que traba marzo y abril coincidiendo con la Semana sólidamente ambos períodos en relación Santa para, después de la fiesta de la Cruz, con el propio ciclo climatológico (Berg el tres de mayo, comenzar la temporada de 1987a: 71; Berg 1987b: 176-181). cosecha que se prolonga hasta Espíritu y Veamos el proceso productivo desde Pentecostés. En “Espiritu” se acostumbra a su inicio y el ensamblaje perfecto que los efectuar la pagancia en agradecimiento momentos de atención ritual y festiva pre- por los productos recogidos durante la co- sentan en su desarrollo. secha en los almacenes y silos familiares. El color desaparece una vez más de la pla- *** nicie tornando el gris y los matices pardos característicos del paisaje de lomas de la El mes de agosto marca el tránsito del puna. El lago adquiere tonalidades nuevas: invierno a la primavera, de la inactividad violáceo, rosado, blanco... casi albino. La agrícola a la renovación del ciclo produc- aparición del qutu en las gélidas madruga- tivo a través de la inminente siembra de das de invierno indica que las heladas es- septiembre. Como ha expresado con tán a punto de llegar65. acierto Hans Van Den Berg (1985: 13), Es tiempo de preparar ch`uñu en las agosto define el paso de la muerte a la vi- pampas donde el jach`u (pasto) humede- da; los restos inertes de la cosecha son vol- cido favorece el proceso de endurecimien- teados con las yuntas que aprovechan las to de las papas, previamente selecciona- nevadas y ligeras lluvias del momento pa- das, por acción de la helada. El 24 de ju- ra roturar una tierra reblandecida (Berg nio, fiesta de San Juan, se celebra a los ani- 1987b: 177). La roturación de los terrenos males del grupo familiar para que sean que se efectúa en agosto suele comple- fértiles y procreen en abundancia (Ochoa mentar, en los sectores donde la abundan- 1975e: 18; 1976a: 14). El período que cia de tierras posibilita el barbecho, a la transcurre entre mayo y agosto es el más primera roturación efectuada a finales de prolífico en festejos religiosos relaciona- febrero-marzo, coincidiendo con el fin de dos con los patrones de los diferentes nú- la época de lluvias cuya actividad viene cleos cantonales. enmarcada por sencillos ritos propiciato- El ciclo festivo anual entre los aymara rios, libaciones sobre los animales y que- se halla en estrecha correspondencia con ma de ofrendas (Barre 1948: 184; Ochoa Aymaras de Bolivia 55

1976a: 8). Todo se acondiciona, tecnológi- (Berg 1989b: 51; Newpower 1988: 18; ca y simbólicamente para la inminente re- Martínez, 1976: 281-282, Fernández cepción de las semillas. Agosto señala pro- 1997a). En la provincia Omasuyos desta- piamente el verdadero inicio del año nue- can los cerros Pachjiri y Jipi, cuyas cum- vo aymara (Albó 1991a: 293). bres presentan formas rocosas caprichosas Mis frecuentes salidas nocturnas para que constituyen altares de importante sig- visitar a Carmelo Condori, uno de los nificación ceremonial. Se pide al achachila ch´amakani de la comunidad de Tuqi Aj- protección y recomendación para todos llata, preocupaban a la abuela Julia, quien los miembros de la familia y se le ofrece me advertía cada noche: “kharisiriraki” una mesa a cambio de su apoyo durante el (cuidado con el kharisiri)66. En este perío- desarrollo completo del ciclo producti- do el “ventarrón” se adueña del altiplano. vo67. Los espíritus parecen inquietos y la ame- En la madrugada del primero de agos- naza del kharisiri es constante. No se reco- to, según cuentan los campesinos ayma- mienda caminar sólo. ras, es posible percibir brillantes destellos Es el mes propicio para entregar el pa- que resaltan sobre la oscuridad en las go a pachamama, su comida en forma de cumbres de los cerros; es “oro vivo”,el que mesa (ofrenda). La tierra tiene sed, ham- pretenda conseguirlo tiene que acercarse brea, “está abierta” y recibe con facilidad; al lugar con mucha fe y rogarle al demo- está “viva” (Marzal 1991: 212). Por eso, an- nio para que no desaparezca (Bernand tes de entregarle la semilla es preciso ofre- 1986: 158-171). De otro modo, al excavar cerle una mesa para que se sacie y una vez el lugar sólo encontrarán sapos. El demo- satisfecha procure una cosecha abundante nio es el dueño del oro, los minerales y el y un bienestar aceptable para toda la fami- dinero; agosto es el período favorable para lia. No hay que demorar mucho en ofrecer conseguir su beneplácito. Los mineros ha- a la tierra su pago; si es posible hay que ha- cen grandes pagos al “tío”68 en los socavo- cerlo durante los primeros días del mes, al nes para que la veta del mineral produzca amanecer del primero de agosto, que es y no se esconda (Nash 1985: 127; Escóbar cuando su apetito es mayor. Si retrasamos 1986: 68-71; Salazar-Soler 1987: 200; Platt el ofrecimiento, la pachamama, habrá sido 1988: 31-35; Aguilar 1996: 7-40; Fernán- satisfecha por los madrugadores y no dez 2000a: 25-31). Le ofrecen mesas espe- atenderá con igual interés las reclamacio- ciales69, acompañadas de fetos de auqué- nes que se le puedan hacer. “Está harta y nidos, principalmente llama (qarwa su- no recibe bien el plato”,me indica Carmelo llu), resultando frecuente un sacrificio de Condori. sangre, wilancha, de una llama engalanada Agosto es también un momento apro- con todo tipo de guirnaldas y cintas de co- piado para acudir a los cerros sagrados de lores. Otras veces, es la propia llama viva la mayor consideración entre los aymara que se carga sobre una vagoneta, con to- 56 Gerardo Fernández dos lo adornos y mesas; es ofrecida por los la sociedad paceña, parecen diluirse en mineros participantes con libaciones de agosto gracias a pachamama. Los especia- alcohol y se le prende fuego al tiempo que listas transitan durante este tiempo de es empujada la vagoneta hacia el interior igual forma por los barrios de lujo carac- de la mina para que se sirva el “tío” como terísticos de las élites minoritarias que de- atestigua haberlo presenciado, Pedro Chu- tentan el poder, así como por los humildes ra. Benedicto Condori, minero en las leja- sectores marginales en los que se hacinan nas tierras de Consata, me comentó que los emigrantes (Fernández 1997a: 116- ellos acostumbran efectuar el pago al soca- 136). vón en las primeras o últimas fechas de Las mesas urbanas que se ofrecen en agosto. Hay que reunir todo aquello que el agosto contienen una base prioritaria de “maestro”(especialista ritual) considere carácter comercial. Los negocios son obje- oportuno, unos hacen con llama blanca, to del agasajo a la “pacha” igual que los ve- otros con llama negra, “cada maestro tiene hículos, las tiendas y fundamentalmente el su táctica”.La llama se introduce viva en el dinero73. Da la sensación de que el nexo socavón engalanada con cintas de colores, productivo que determina las atenciones mixtura, varias mesas preparadas y se ch`a- con pachamama, en el campo, ha sido re- lla con alcohol antes de ser enterrada viva. cobrado por los campesinos residentes en Aquella noche hay que pasarla tomando la ciudad para la consecución de “plata” entre todos los mineros hasta embriagarse. (dinero), imprescindible en el consumo y Agosto es celebrado con especial hol- circulación de bienes en el ámbito urbano gura en la ciudad. Residentes de extracción (Harris 1987: 73-78). campesina, cholos70 urbanos y los q`ara71, acostumbran ofrecer sus mesas durante to- *** do el mes ante el regocijo exultante de las vendedoras de remedios. La ciudad de La Una vez preparada ritualmente la tie- Paz, sus zonas marginales y El Alto parecen rra mediante el pago efectuado en agosto estallar en un arrebato místico. La histeria a la pachamama, el campesino observa los se apodera de los especialistas que trabajan indicios pertinentes que indican el ade- en dedicación exclusiva sin dar abasto. lanto o el atraso de las lluvias en el desa- Apenas han terminado con un cliente rrollo del año, para actuar en consecuen- cuando tienen que acudir en el extremo cia adelantando o retrasando las labores opuesto de la ciudad para satisfacer a otro, propias de la siembra (Gallegos 1980: 135- si se encuentra su dirección entre la mara- 141; Ochoa 1975ch:10). ña de anotaciones que cubre por completo El período completo de la siembra se la agenda del “maestro”72. inicia en el mes de septiembre u octubre y Las estrictas barreras sociales y étnicas culmina, si las primeras lluvias se retrasan, que construyen el entramado cotidiano de en el mes de diciembre, intercalando de Aymaras de Bolivia 57

17. Paseo por el cerro Chijrilla. Sotalaya. Al fondo el lago Titicaca

18. Qhiri awichu. Sotalaya En la cocina de Victoria 58 Gerardo Fernández forma sucesiva los distintos productos en decoran sus sombreros con flores brillan- los sectores más convenientes para su pro- tes: “Las flores simbolizan un reto a la tierra ducción (Hatch y Mamani 1983: 99). y a la semilla” (Hatch y Mamani 1983: La siembra de la papa es la que conci- 100). Durante la siembra hay ocasiones en ta una mayor atención simbólica. No hace que la papa habla a través de alguno de los mucho tiempo, la siembra se efectuaba de participantes ebrio tras las frecuentes liba- forma colectiva participando toda la co- ciones de la ch`alla. La papa recrimina el munidad (Ochoa 1976d: 9; Kelly 1979: tratamiento de que ha sido objeto por 17). La papa ocupa un lugar de privilegio parte de la familia: “así me han botado; al en la consideración que los aymaras hacen perro me han botado” y certifica que ha de de sus alimentos. Una cosecha pobre de marcharse con otra familia que le trate papas condena a la familia al hambre du- mejor. La familia afectada llora desconso- rante el resto del año, por cuanto, los tu- ladamente y ruega a mama ispälla que se bérculos constituyen el principal reservo- quede con ellos75. En algunas comunida- rio alimenticio en el altiplano a través de des, las familias solicitan del yatiri que las distintas técnicas tradicionales de con- efectúe el “despacho” (ofrenda, mesa) a la servación de que son objeto, garantizando pachamama. El “maestro” ch`alla a la tie- la subsistencia en época de penuria. “Sin rra, al tiempo que ofrece ciertas oraciones, ch`uñu, tristes no más andamos”(Pedro “Pachamama, Santa Tierra Virgen, recíbelo Chura). y bébelo, y envíanos el sustento para que no- El día de la siembra, la familia entera sotros, tus hijos, no suframos el hambre. acude al terreno, por la mañana tempra- Achachila de Qhapía,de ,de Anua- no, después de tomar su sopita de saxra nuni recíbanlo y beban, protéjanos de las se- ura, cargados con los aperos propios de la quías, heladas y granizos” (Llanque 1990: yunta y las herramientas empleadas para 147). deshacer los terrones de tierra que se pro- El maestro continúa la ch`alla, toman ducen al paso del arado74. Si el terreno entre los presentes y concluye quemando que se va a sembrar está lejos de la casa se la ofrenda en el lugar indicado. lleva la comida fría apropiada para no Llanque (1974: 28) describe la prácti- perder tiempo. El jefe de familia, antes de ca de una tradición predictiva denomina- efectuar el primer surco, hace una libación da piwi, en relación con el éxito o fracaso de alcohol solicitando permiso a la pacha- de la cosecha, que se efectúa con las papas mama. Los adultos participan en la ch`alla destinadas para la siembra. Se toma un y se ofrecen algunas hojas de coca que se manojo de semillas que se separan dos a entierran en el surco. La yunta se acos- tumbra decorar con un awayu colorido y dos. Si el número de semillas sobrantes es billetes prendidos así como banderas mul- impar la cosecha será buena y, por el con- ticolores en el yugo (Mamani 1988: 113). trario, rala en caso de que el monto resul- Los adultos participantes en la siembra tante sea par. Aymaras de Bolivia 59

En Sotalaya (Provincia Omasuyos del que la yunta pase de nuevo junto al surco Departamento de La Paz), la siembra ya recién abierto para taparlo de nuevo, la no se celebra como antes. La presencia del pequeña María cubre con habilidad toda colegio adventista ha tenido una inciden- la semilla con abono de vaca finamente cia notable en el abandono de las costum- desmenuzado. La eficacia del grupo en sus bres de los abuelos, tildadas en la actuali- cometidos particulares efectuados con su- dad como meras supersticiones. Modesto ma destreza hizo que la chacra de cultivo me comenta que antes se pagaba a la tierra (yapu) se concluyera rápido. Por mi parte, con una mesa en el centro de la chacra procuré molestar lo menos posible colo- donde se colocaba una cruz de flores (la cándome en el grupo de los desterronado- cruz, símbolo de fertilidad, como muestra res ya que ni siquiera podía colaborar con González 1986: 40-48); en las esquinas María en el servicio del abono. Todos mis que demarcan los límites del terreno se intentos entorpecían el engranaje perfecto hacían varios nudos de ichu (paja brava del equipo, provocando sonrisas de con- del altiplano) para evitar que mama ispä- miseración y un retraso considerable en la lla se fuera. Por supuesto, se acostumbra- efectividad del grupo. Aquella noche Mo- ba a ch`allar y ofrecer hojas de coca en el desto preparó una mesa para mama ispälla momento en que se iniciaba el primer sur- ofrecida en el centro de la chacra con rapi- co, pero “las gentes ya no interesan”, me co- dez e intranquilidad, dada la incompren- menta. sión creciente de sus vecinos y las suspica- Modesto es un especialista en el ma- cias que, al parecer, produce este tipo de nejo de la yunta, los bueyes reconocen ca- costumbres76. da matiz de su voz actuando en conse- cuencia. “Suka, suka...¡carajo!” repite in- *** cansable al tiempo que hunde con maes- tría la reja del arado. Delante de los bue- El desarrollo y crecimiento paulatino yes, Victoria, su mujer, les orienta en la di- de los cultivos coincide con las primeras rección de trabajo apropiada con un tenue celebraciones de la qhachwa entre los jóve- bisbiseo “suri, suri, suririri..” marcando nes adolescentes, cuyas reuniones periódi- con un palo los distintos giros que los cas se extienden desde Todos Santos hasta bueyes deben efectuar al cambiar de direc- el inicio de la Cuaresma. También es el ción en el desarrollo del surco, “wilta,wil- momento propicio para la celebración de ta” (vuelta). Detrás de la yunta, Petrona tinku, encuentro violento entre parcialida- deposita las papas utilizadas como semilla des de una misma comunidad o entre ay- que, no hace mucho, eran objeto de aten- llus77 distintos en los que el derrama- ciones y ch`alla colectiva antes de ser si- miento de sangre augura cosechas genero- tuadas en el surco (Ochoa 1976d: 1-17). sas (Berg 1989b: 64-65; Molinie 1988: Detrás de Petrona, Irene coloca un minús- 49-70, Platt 1996). Los esfuerzos humanos culo grano de abono mineral y antes de 60 Gerardo Fernández destinados a fraguar un desarrollo correc- en que se encuentran los cultivos (Monast to del ciclo productivo se intensifican en el 1972: 200-202; Ochoa - Sayritupa 1975: campo ritual a finales de noviembre me- 1-12). Kessel (1989: 35) recoge la costum- diante sacrificio de mesas y wilanchas efec- bre entre los pastores aymaras de efectuar tuadas en las cumbres de los cerros y en las diminutas figuras de greda que represen- sementeras (Apaza 1987: 61-67). Los ce- tan a los ganados. En la comunidad de rros pugnan entre sí por hacerse con las Qurpa se elabora un belén configurado masas nubosas; del resultado de la con- por los asistentes a la misa del gallo en la pequeña iglesia parroquial del pueblo; los tienda dependerá la abundancia o escasez devotos configuran animalitos de barro de lluvias en el año; quizá por esta cir- (llamas, ovejas, vacas) que aluden igual- cunstancia Gregorio Mamani increpaba mente al deseo de fertilidad en las respec- con fuerza al (montaña majes- tivas cabañas ganaderas. tuosa identificada con La Paz) “todo agua A finales de enero, si la lluvia no se ha tiene”, señalando el cinturón de nubes que presentado en la cantidad precisa, la co- con cierta frecuencia ciñen su cumbre. munidad adopta otras medidas para tratar En diciembre, coincidiendo con las de evitar una catástrofe irreparable. La fiestas de Navidad, Albó (1971-4: 0460, costumbre de propiciar la lluvia en los An- 0037) reseña la realización de ciertos ayu- des es antigua y persistente como mues- nos y sacrificios en los cerros y la renova- tran los documentos coloniales (Arriaga ción de los cargos comunitarios para Año 1621/1968: 249). Nuevo, donde las autoridades salientes El año 1989 se cumplió sin que las llu- son festejadas con símbolos de abundan- vias llegaran en cantidad suficiente como cia (sombreros de pan y productos varios para garantizar una mínima cosecha en colgados del cuello) por el año de cumpli- casi todo el altiplano. Enero de 1990 tras- miento que han culminado; un Año Nue- curría igualmente seco, razón por la cual vo, de corte administrativo que no se ciñe la comunidad de Tuqi Ajllata Alta decidió a la relación estrecha entre el ciclo anual y efectuar un rito colectivo de perdón para el productivo, cuyo nexo resulta de impor- propiciar las lluvias. Se pensaba que el tancia apreciable en la consideración ay- motivo fundamental de la renuencia de las mara del tiempo (Berg 1987b: 166-171; lluvias era algún problema o rencilla exis- Ticuna -Albó 1997: 65-86). De hecho, la tente en la comunidad. Las autoridades, Navidad en relación con el nacimiento de padres de familia y común de las bases se el Salvador tiene una escasa consideración dieron cita en el cerro Sampakachi, en tor- entre los aymaras que parecen ajustarse a no a su “calvario” o “cabezal” (altar), re- la imagen del niño como semilla fecunda, presentado por una piedra donde se acos- donador de productos y ganados apropia- tumbra ofrecer mesas y diversidad de da para plasmar la situación de incerti- ofrendas78. Allí, según el comentario de dumbre propia de la fase de crecimiento Pedro Chura, la comunidad tiene que re- Aymaras de Bolivia 61

19. Telar de suelo. Tuqi Ajllata Alta Hilaria tejiendo una frazada

20. Telar de suelo. Qurpa Leandra tejiendo una ch’uspa 62 Gerardo Fernández zar, al tiempo que de rodillas efectúa va- traídos del cerro, rociando los huecos por rias vueltas en torno al cabezal del cerro los que afloran los manantiales de la co- (hombres, mujeres y niños).Todo termina munidad y las tierras de cultivo. De esta con una colectiva solicitud de perdón ca- forma las lluvias terminaban por llegar a paz de restaurar la armonía comunitaria los resecos campos de cultivo79. perdida, cuyo logro favorece el equilibrio El hermano menor de Hilaria, Mario productivo (Ochoa 1975d: 1-24). Mamani, es partidario de exponer ranas y Otra costumbre antigua que hace sapos al sol para que con sus gritos el agua tiempo no se practica en la comunidad era de las nubes se derrame (Tschopik 1968: efectuar un matrimonio entre las aguas de 315; Llanque, 1974: 26). El Lago Titicaca, lluvia del cerro Jipi y los manantiales pro- al que Carmelo denomina en sus oracio- pios de los que se sirve Tuqi Ajllata Alta nes jilanku, también era objeto de solicitu- (Arriaga 1621/1968: 249). Los “maestros” des en relación con el aporte de aguas. Ha- decidían a través de la hoja de coca quien ce tiempo un “maestrito” de Ajllata acos- tenía que acercarse al cerro Jipi para traer tumbraba colocar mesas rituales en una un poco de agua de lluvia, jallu uma (Berg balsa de totora que empujaba hacia el cen- 1989b: 74). La persona elegida por las ho- tro del lago para quemar y hundir allí mis- jas de coca era aquella que mejor iba a ser mo la ofrenda (La Barre 1948: 182; Núñez recibida por el cerro y además tenía que 1985: 4-9). distinguir con claridad el agua de lluvia de aquel otro propio de la helada, juypi uma, *** o del terrible agua de granizo, chhijchhi uma. Cualquier confusión resultaría per- La atención y cuidado simbólico del judicial para la comunidad, por cuanto en crecimiento de los productos incluye tam- lugar de las lluvias sería la helada o el gra- bién su protección. La helada y, especial- nizo el que visitase las sementeras (Albó mente el granizo, son los peligros más fre- 1971-4: 2695). Una vez conseguido el agua cuentes que amenazan la germinación de de lluvia, el encargado volvía con rapidez los campos. Para evitar el granizo; Carme- a la comunidad. Los “maestros” rituales se lo Condori elabora una ofrenda ritual reunían en una casa establecida igualmen- múltiple desde el cerro Sampakachi que te por la hoja de coca, encerrándose du- domina la comunidad de Tuqi Ajllata Al- rante un tiempo indeterminado en que se ta. Antes, la ceremonia era financiada por dedicaban por completo a la oración, el la comunidad y participaban varios pijchu (mascar) de coca y la ch`alla con al- “maestros”. Las autoridades tradicionales, cohol. No debían ser molestados por na- “mandones”, convocaban a los “maestros” die, se les llevaba diariamente la comida y (al parecer existían más de media docena) no salían de la casa más que para hacer sus y compraban grandes cantidades de llam- necesidades. Llegado el momento, los p`u y dulce mesas (Ochoa 1975a: 3); una “maestros” sacaban los cántaros de agua vez consultada la hoja de coca se averigua- Aymaras de Bolivia 63 ba los comuneros que debían ir, por pare- ofreciendo una mesa ritual, su plato predi- jas, a cada uno de los cerros principales lecto, a cada uno de los cerros que definen que delimitan la comunidad. Se establecía el límite constitutivo del horizonte efec- a través de la coca que dos personas de- tuando una “vuelta” completa en sentido bían acudir a cada cumbre para efectuar contrario a las agujas del reloj, única for- allí la pagancia; la hoja de coca revelaba ma capaz de asegurar que el granizo “no aquellas dos personas que mejor iban a ser penetre” y les perjudique a todos81. Con- recibidas por el achachila de cada uno de solida una trama de protección gracias al los cerros. De esta forma dos iban al cerro pago que efectúa a cada uno de los cerros Sampakachi, dos a Qhapiqi, otros dos a del entorno comunitario, así como a Jilan- K`ajupi, Jank`u Tulani y Punpuntía en el ku, el Lago Titicaca. El sentido estipulado extremo marginal del territorio comuni- en el que Carmelo efectúa el “pago” a los tario. Otros dos elegidos eran enviados en cerros es siempre “por la derecha” , en sen- bote al centro del lago Titicaca para efec- tido contrario a las agujas del reloj (senti- tuar en ese punto el pago de protección do levógiro) para que la clausura del hori- contra el granizo; si no se efectuaba el pa- zonte comunitario sea efectiva y herméti- go en alguno de los puntos pertinentes ca, “tenemos que amurallar así entonces, existía el peligro de que el granizo se las ¡círculos de muralla! totalmente se unifican ingeniara para pasar precisamente por allí. (amarran) y hacen tranca (barrera). Si se La costumbre se ha perdido; en la actuali- ha equivocado ¡ya, nos pasan! Si no está dad los comuneros tratan de amedrentar bien amurallado, la gente puede entrar a la nube de granizo mediante cohetes de cualquier partecita”. De esta forma garan- pólvora con la intención de asustarle y ha- tiza la conformación de una pared de con- cerle huir hacia las comunidades vecinas. tención simbólica por la que el granizo no Recoger las cuotas pertinentes para com- puede pasar. Sin embargo, a veces, el gra- prar los cohetes en el mercado de Achaca- nizo se presenta a pesar de las precaucio- chi (capital de la provincia Omasuyos) re- nes tomadas. En ese caso se considera que sulta cada vez más difícil. Los escasos es deseo de Dios y debe ser aceptado con evangélicos de la comunidad (cuatro indi- resignación. viduos) se niegan a participar en la contri- Aquel oscuro atardecer de enero de bución80; sólo están dispuestos a rezar pa- 1989, en que el granizo visitó Tuqi Ajllata ra evitar que el granizo llegue, pero no a Alta, toda la comunidad fue sacudida por pagar ningún tipo de remedio capaz de al- un febril deseo de combate: “!Chhijchhi terar la decisión divina. Esta negativa pro- purini!” (¡el granizo llega!) gritaba descon- duce un efecto en cadena en el resto de co- solado Edgacho, hijo mayor de Pedro muneros cada vez más reacios a efectuar Chura. Estaba a mi lado, observando el gastos de eficacia dudosa. Carmelo, sin corral de las ovejas cuando un ligero cam- embargo, continúa con la costumbre, bio en la dirección del viento le hizo ob- 64 Gerardo Fernández

21. Reunión en Tuqi Ajllata Alta

22. Autoridades bajo el “altar patrio” Tuqi Ajllata Alta Aymaras de Bolivia 65 servar en el cielo un oscuro nubarrón que ria, su mujer, que queme algunos tallos se desplazaba hacia nosotros. Tras aquel frescos de q`uwa (planta herbácea del alti- grito enrabietado, se introdujo en la coci- plano empleada como condimento en la na para avisar a sus padres. Pedro Chura cocina82) para que el abundante humo se asomó presto en el umbral del cuarto y que produce aleje al ingrato visitante; un rápido vistazo a la nube sirvió para afortunadamente no tardó la nube en pa- confirmar el diagnóstico de su hijo. sar golpeando con mayor fiereza a las co- El granizo golpeaba los techos de cala- munidades ribereñas. mina, produciendo un sonido característi- La visita del granizo suele suceder en- co. Pedro gritó con toda su fuerza “¡Pasa, tre los meses de enero y marzo, cuando el pasa, pasaaaa achilaaa!”. Las cabezas de crecimiento de los cultivos está muy avan- los niños se asomaron a la puerta de la co- zado e incluso posteriormente en pleno cina para gritar junto con la abuela Julia tiempo de cosecha. El “alcalde campo” o “¡Pasaaa achilaaa!”. Los fogonazos de los kamana tiene que velar para que nada per- cohetes lanzados desde los extremos mar- judique a los cultivos respondiendo él ginales de la comunidad iban señalando el mismo de sus fracasos; tiene que ser el pri- camino por el que se desplazaba la nube mero en reaccionar ante el peligro que el en un intento desesperado por alejarla. granizo supone mediante oraciones, ch`a- “Pasaaa janq`u Punchun achila” (“¡pasa llas e incluso amenazas, lanzando piedras abuelo de poncho blanco!”). Los gritos se contra la nube con su q`urawa (honda) y sucedían por todo el espacio comunitario. derritiendo bolas de granizo para contra- Cuando la familia Chura descansaba un rrestar su poder (Berg 1989b: 77; Car- rato de vociferar, se apreciaban los ecos de ter-Mamani 1982: 255-257). En el altipla- idénticos gritos en todos los grupos de pa- no peruano, Llanque (1990: 150) reseña la rentela: Los Condori, los Caillante, los Gu- costumbre de ofrecer una misa en la pa- tiérrez... etc. Todo la comunidad hervía en rroquia o bien ofrecer una dulce misa gritos y lamentos por alejar el granizo e (ofrenda) a los achachilas, para evitar el impedir el robo de este anciano flojo que granizo, en diciembre o bien en enero; el gusta de las sementeras ajenas (Ochoa “alcalde campo”(kamana) y el Consejo de 1975a: 1-2). Se le recrimina su elección Vigilancia se encargan de recoger el apor- equivocada, gritándole que se vaya a San- te necesario para sufragar el gasto. tiago de Huata (cantón rival del de Ajllata Cuando es la helada quien está ame- al que pertenece la comunidad, ambos en nazando los cultivos, se tienen que tomar la Provincia Omasuyo de Departamento medidas igualmente drásticas. Carter y de La Paz) cuyas sementeras son mejores. Mamani (1982: 103) recogen en su exce- Como el mal no puede ser eliminado se lente monografía sobre la comunidad de pretende, al menos, desviarlo hacia las co- Irpa Chico (prov. Ingavi; dpto. La Paz) lo munidades vecinas. Pedro indica a Hila- que el kamana, responsable de la protec- 66 Gerardo Fernández ción de las tierras de cultivo, debe hacer cer las solicitudes de ch`alla que se presen- cuando la helada acecha, “...se pasaría toda tan durante el día. Los expertos en rezos y la noche cerca del altar, manteniendo un ofrecimientos de braseros de incienso se fuego grande con bastante humo, haciendo multiplican; pasan el braserito por encima sonar su pututu, ondeando ramas de pal- del objeto a la vez que lo rocían con alco- mera bendecidas por el cura, haciendo hol. Cuando las manecillas del reloj están ofrendas de incienso y de alcohol y gritán- por marcar las doce en punto, los rezaga- doles a los espíritus de la helada que se ale- dos corren a ch`allar sus miniaturas en la jen de Irpa Chico y lleven su maldición a las iglesia de San Francisco o en la catedral, en comunidades vecinas”. La comunidad aler- la plaza Murillo. tada por el pututu del kamana, encendería El protagonista auténtico de la fiesta hogueras en el patio de las casas al tiempo de es un ser de aspecto bonachón que los niños gritarían desesperados para regordete y risueño cargado de toda clase que la helada se alejase definitivamente. de objetos y bienes en miniatura. Su nom- bre es Iqiqu, divinidad de la suerte y la *** abundancia (Berg 1985: 68; Fernández 1998d: 147-166). Su figura ha sido relacio- El 24 de Enero se festeja en la ciudad nada con personajes aduncos de especial de La Paz la fiesta de alasita, término que significación cultural en Tiahuanaco traducido significa “cómprame”. En alasi- (Ponce 1969) y que en ciertas tradiciones tas, los paceños (también se celebra en orales muestra un marcado contenido otros sectores de Bolivia y en el altiplano mesiánico (Ochoa 1988: 493; 1976b: 7). peruano) compran todo tipo de objetos Esta muestra festiva, especialmente en miniatura, con la creencia de que tras la importante en La Paz y núcleos urbanos bendición que se efectúa en la iglesia a las próximos, presenta otro perfil distinto en doce del mediodía, se hará alguna vez rea- las comunidades rurales. En Tuqi Ajllata lidad dicho deseo. Las miniaturas más co- Alta, los niños pequeños se aglutinan ante rrientes son autos, camiones, ropa, casas las miniaturas de animales preparados y... dólares. La ch`alla de los objetos me- con k`ispiña83. Compran una vaquita o nudos se efectúa con la intención de con- una llamita por 10 centavos con la que seguir los reales algún día. juegan a los ganados hasta que se hartan y Es impresionante el aspecto que se la comen. muestra la plaza San Francisco y sus calles Iqiqu y su abundancia de dones pre- aledañas repletas de puestecitos de minia- senta un trasfondo productivo en conso- turas bendecidas mediante ch`allas febri- nancia con la etapa del ciclo agrícola en les de alcohol. Ni quá decir tiene que los que se celebra; el risueño jorobado parece “maestros” kallawaya que habitualmente ser testigo principal del crecimiento de los esperan en la calle Sagárnaga la llegada de productos cuyo florecimiento pronostica algún cliente, no dan abasto para compla- el éxito de la cosecha. Aymaras de Bolivia 67

23. Secretario General. Tuqi Ajllata Alta

24. Awichu. Tuqi Ajllata Alta 68 Gerardo Fernández

*** que ir con florsito, con florsito de kantuta y margarita en el centro del surco parado no En Candelaria (dos de febrero), las más (en el medio de la chacra). Donde ese tierras de cultivo se engalanan de colores; crusito pones hay que quemar con bosta de la floración de los productos empieza a ser vaca, de burro... hay que quemar siempre. evidente. La víspera se acostumbra efec- Después con tarisito hay que llamar. Con tuar una pagancia a la tierra. El preparado tari se llama !Que venga ispälla, mo a los productos, se ofrece en el centro que no vaya a otras partes, que venga ispä- de la sayaña principal de la familia, sobre lla¡. Después pasando, siempre hay que ha- el terreno que para entonces se muestre cer salir y ahora, a las esquinas (de la cha- más vistoso. La ofrenda se coloca en un cra) siempre hay que hacer amarrar pasti- resto cerámico que contiene algunos frag- tos.¡Ispälla mama no vas a ir dónde, aquí mentos de waka phuru, bosta de vaca, can- vas a estar quedando! Con vinito siempre dentes. De esta forma, humeando, se deja (se ch`alla) no alcohol. Así es ispälla”. la ofrenda hasta que se consume por com- pleto. Es una costumbre muy extendida *** por las comunidades ribereñas del lago y en otros sectores del altiplano (Berg Después de Candelaria todo está dis- 1989b: 81; Albó 1971-4: 738; Mamani puesto para el retorno esperado del ancia- 1988: 100; Carter-Mamani 1982: 103). no carnaval (Ochoa 1975b: 1; Albó 1974: Modesto Capcha de la comunidad de So- 208), emparentado con los achachilas, en talaya (prov.Omasuyo dpto.La Paz) co- cuya celebración culmina el proceso de menta sobre la costumbre que se acos- maduración de los productos que antece- tumbraba efectuar la víspera de la fiesta, de al inicio de la cosecha, a pesar de que “Candelaria es dos de febrero ¿no?. Nosotros algunos productos como la papa tempra- en campo costumbre sabe haber. Ponemos na, sembrada a primeros de septiembre, en dos de febrero, antes de la víspera, pasa- están a punto de ser recogidos. mos nosotros las ispällas. Una ispälla papa, Los comuneros de Tuqi Ajllata Alta otras ispällas son oca, papaliza, habas, trigo, acostumbraban efectuar una caminata al arbeja. Todos son ispällas. Preparamos una santuario de la Virgen de Copacabana pa- llamita (feto) con untito de llama, después ra hacer escuchar una misa a los produc- dulsecitos más... después wira q`uwa y vini- tos seleccionados del primer escarbe de to más, eso no más, así un amarradito con los terrenos. Para ello iba un representan- lanas de color café y blanco también. Cada te de cada parentela originaria y los yatiris 84 chacra. Ponemos también un poquito de ra- de la comunidad .Los productos escu- mos o paja cualquiera... crusito (en forma chaban misa en Copacabana, en lo posible de cruz) con flor de ramos. Ese crusito tiene se procuraba la bendición del párroco del Aymaras de Bolivia 69

Santuario y se emprendía el regreso. Al lle- Elena sonreía complacida. La estructura gar, los peregrinos eran recibidos con mú- de juncos de totora que configura la cu- sica, alcohol y abundante comida. bierta de la cocina, ennegrecida y enjuta Carnaval es, sin duda, la festividad por años incontables de servicios culina- más importante relacionada con el ciclo rios, parecía rejuvenecer ante el llamativo productivo del altiplano. Es la fiesta del colorido que había adquirido su superficie color, el agua y la fertilidad esperada, que habitualmente mohína. anticipan en conjunto el júbilo de una co- Una vez cumplido el mediodía de car- secha generosa. naval resultaba muy peligroso pasear por La fiesta de carnaval se celebra a fina- los campos. Bandas de chiquillos enfervo- les de febrero y su localización en el calen- rizados perseguían a sus víctimas con cu- dario depende de la ubicación en el mis- bos y globos de agua para darles el corres- mo de la Semana Santa. A finales de febre- pondiente chapuzón. Desde el callejón ro las lluvias caídas y el proceso de madu- que delimita el sector doméstico de los ración de los productos definen el espec- Chura, caían innumerables proyectiles tro cromático que se apodera de lomas, la- (bombas de agua configuradas con glo- deras y pampas. El altiplano está en flor y bos) al interior del patio que eran repeli- las flores constituyen el preámbulo ade- dos con maestría por Edgar, Wilmer y las cuado de una buena cosecha (Berg 1989a: rápidas avanzadillas efectuadas por Sofía 174). contra los asaltantes, barreño en mano. El La víspera de carnaval, a las doce del agua corre abundante por toda la comuni- mediodía, Nélida y Sofía recogieron albo- dad, al tiempo que el color se adueña de su rozadas flores amarillas de mostaza que superficie. crecen en abundancia en los campos de El Miércoles de Ceniza, por la maña- cebada, para lanzarlas alegremente sobre na, la abuela Julia Caillante extrajo en una la cubierta del techo de la cocina (Berg lata cierta cantidad de rescoldos proce- 1989b: 85; Kessel 1992a). La pequeña Ele- dentes del qhiri, fogón de la cocina. Se na trataba de hacer lo mismo, pero su di- acercó a una de las chacras de papa próxi- minuta estatura apenas le permitía rozar mas a la casa, la que mejor aspecto lucía, siquiera el extremo inferior de la cubierta para rociarla con la “ceniza” del fogón co- en sus lanzamientos; las flores volvían una mo si del mejor abono se tratase. Poco y otra vez a tierra provocando una cre- después abrió un paquetito de serpentinas ciente crispación en su rostro. Sofía, aten- que había comprado en el mercado de ta, como siempre, al quehacer de su her- Achacachi y lanzó varios rollos de colores mana menor recogía suavemente las flores diversos, en diferentes sectores de su su- del suelo para volverlas a lanzar con ener- perficie, doblando las serpentinas sobre gía a lo más alto de la vertiente. Esta vez las plantas floridas de la papa, para que el quedaron adheridas con firmeza al techo y viento no las llevara lejos a otros terrenos 70 Gerardo Fernández

25. Descanso en la construcción de la casa. Kajiata

26. Techando el kunturmamani. Kajiata Aymaras de Bolivia 71 ajenos (Hickman 1975: 112-113; Hatch parar su alcoholsito mezclado con el agua 1983: 325). Un poco de “mixtura” a base resultante de la cocción de hojas de coca. de papelillos de colores mezclados con al- La mezcla le garantiza siempre un éxito gún alfeñique dulce, que Julia depositó al seguro en este tipo de competencias. El azar sobre el terreno, fue suficiente para padrino acepta los dones alimenticios que concluir el festejo a las tierras de cultivo. su ahijado le ofrece, (ch`uñu, papa, frutas, En otros sectores del altiplano se acostum- pan, alguna oveja desollada y cerveza) y bra celebrar a la tierra, en la visita a los suele hacerle algún tipo de regalo como cultivos de carnaval, con música y un juego de frazadas para el catre o algo en las que se “hace bailar” a los primeros parecido. escarbes de papa, recogidos al efecto (Berg La celebración más importante que se 1989b: 86; Ochoa 1975b: 9-10). desarrolla en Tuqi Ajllata Alta con motivo Aquella mañana de carnaval me sor- de carnaval es el baile. El baile de carnaval prendió escuchar música de pinkillu y ca- se efectúa el viernes y sábado contiguos a ja que se iba aproximando por el camino la fecha de la fiesta. Cada día precisa de que une el centro comunitario con el sec- dos cabecillas responsables del gasto que tor más elevado de Markispata. Una pe- debe efectuarse para pagar a los músicos y queña comitiva se acercaba encabezada agasajar a las autoridades y jefes de familia por un par de músicos tocando pinkillu y con trago y coca. un tercero que redoblaba la caja. Detrás de Por la mañana, los músicos proceden- ellos un varón luciendo sin duda su mejor tes del núcleo cantonal de Ajllata, fueron traje, con una damajuana de alcohol en la recibidos y convidados a coca y alcohol mano, se tambaleaba por el camino; de- por las autoridades y cabecillas. Interpre- trás de él, varias mujeres portando una se- tan una diana de atención con sus musi- rie de bultos a la espalda con sus polleras ñus, instrumentos de caña de diferentes relucientes y las trenzas del pelo brillantes, tamaños, para dirigirse inmediatamente perfectamente arregladas. El varón que se en procesión tocando hacia la cancha de- tambaleaba por el camino era un vecino portiva de la comunidad donde se realiza- de la comunidad de Kukani Ajllata que iba rá el baile. Uno de los cabecillas preside la a visitar a Julián Apaza, su compadre de comitiva alzando una bandera blanca que matrimonio. será colocada en la cancha como reclamo En la semana de carnaval los ahijados del inicio de la fiesta para todos los comu- visitan a sus padrinos de matrimonio neros. En la cancha los músicos vuelven a acompañados de música y una cierta can- ser agasajados con alcohol y hojas de coca tidad de dones alimenticios, además del y se les ofrece un pequeño almuerzo, tras insustituible alcohol (Berg 1989b: 87). Se lo cual son despedidos hasta la tarde. establece una competencia extrema entre Aquel año (febrero 1990), la comuni- padrino y ahijado para ver quién se marea dad de Tuqi Ajllata Alta iba a celebrar en primero85. Pedro Chura acostumbra pre- solitario el carnaval. Tuqi Ajllata era, hace 72 Gerardo Fernández unos pocos años, una única comunidad de papas). Mientras mascamos hojas de con su correspondiente parcialidad de coca de los tari extendidos, alrededor de “arriba” y su parcialidad de “abajo”86.El los cuales nos acomodamos los varones incremento demográfico y la escasez de (las mujeres se diseminaron a su gusto por tierras de cultivo iban produciendo innu- los márgenes de la cancha acompañadas merables incidentes hasta que se decidió de sus hijos menores), los músicos se iban la separación completa de las mitades co- aproximando por el camino al son de la mo entidades comunitarias autónomas musiñada. Son recibidos por el Secretario con núcleos escolares propios y sindicatos General, autoridades comunitarias y cabe- agrícolas independientes. El fuerte faccio- cillas, quienes les convidan a un trago de nalismo que reproducen ambas comuni- alcohol. Al compás de la música, la cancha dades ya les ha llevado a enfrentamientos, se va animando por la presencia de las fa- por lo que Tuqi Ajllata Alta decidió no ir a milias que vienen ataviadas con sus mejo- bailar a la plaza de “Baja” para evitar pro- res ropas. Sobre la cancha forman los bai- blemas con sus pobladores. Cuando Tuqi larines en dos filas. Una hilera está consti- Ajllata era una sola comunidad, los carna- tuida por varones que portan dos awayu vales se celebraban conjuntamente, de tal multicolores cruzados sobre el pecho y en forma que el viernes la gente de “Baja” su- su mano derecha una damajuana de alco- bía a bailar a la cancha de “Alta” quienes hol. A la izquierda de los varones otra hi- devolvían la visita al día siguiente, en el lera, esta vez de mujeres vestidas con sus núcleo escolar de la parcialidad de “Baja” mejores mantas y polleras. La música es para bailar y cumplimentar a sus cabeci- muy repetitiva, prácticamente se interpre- llas. ta de forma prolongada un mismo tema Llegamos a la cancha sobre las dos de que acompañan los bailarines con sus mo- la tarde. Los varones, cabecillas y autori- vimientos. La fila de mujeres serpentea al dades organizaron el cabildo (reunión) en lado de la de los varones. Cada bailarín de- uno de los márgenes de la cancha próximo be seguir los pasos del que le precede por a las estructuras ruinosas de lo que era an- lo que cualquier bucle producido en la ca- tigua escuela cantonal. Bernabé Chura, becera de la fila se reproduce a lo largo de por entonces Secretario General, salió a ella. De vez en cuando, los dos grupos recibirnos con un trago de alcohol, tras él (hombres y mujeres) se intercalan confi- los cabecillas del viernes, resto de autori- gurando un sólo conjunto de baile. Los dades y varones en general que colocaron danzantes apenas se rozan; lo esencial serpentinas alrededor de nuestros cuellos consiste en reproducir el paso y la direc- y “mixtura”,restos de flores y dulces sobre ción del bailarín que a uno le precede. Los nuestras cabezas (al momento recordé las hombres gesticulan mucho moviendo su atenciones rituales que Julia de forma tan torso de un lado a otro y provocando laboriosa había efectuado en el sembradío quiebros de dirección en el desarrollo del Aymaras de Bolivia 73

27. Día del Maestro. Tuqi Ajllata Alta

28. Día del maestro. Tuqi Ajllata Alta Concurso de peinado 74 Gerardo Fernández baile. El conjunto serpentea por la super- para que su música se escuche con nitidez. ficie de la cancha y sus evoluciones son se- La comunidad, “en bloque”, acompaña el guidas con gran interés por el resto de recorrido de sus autoridades por todo el asistentes. espacio contenido en la cancha y en las Las autoridades y cabecillas permane- tierras de labor (cerro y pampas), para cen mascando coca y convidándose a tra- concluir con el retorno de las autoridades go, un tanto al margen del desarrollo del al punto de reunión marcado por los tari baile. Cuando los músicos descansan, los de coca extendidos que han sido guarda- bailarines aprovechan para dirigirse a sus dos por varios varones que no han partici- autoridades y reiniciar las invitaciones pado en la danza87. Al llegar al punto de pertinentes. Los músicos también son in- reunión, los hombres que han permaneci- vitados a tomar alcohol y, si el “cariño” del do en el cabildo festejan a la fila de autori- cabecilla quiere resaltar su contribución dades y cabecillas con vítores y trago; este personal a la fiesta, les agasajará con cerve- recorrido completo, en sentido contrario za. Cuando los músicos vuelven a tocar a las agujas del reloj, que las autoridades sus instrumentos los bailarines se reincor- efectúan por el espacio comunitario poran a la ; unos y otros muestran acompañados por la práctica totalidad de una euforia creciente en el desempeño de la comunidad, se repite en tres ocasiones. sus cometidos específicos. Al lado de los danzantes existe otro Las autoridades comunitarias sacan a grupo de baile que evoluciona de forma bailar a los cabecillas de la fiesta trenzan- similar, al compás de la danza, pero que do una fila entre todos ellos (autoridades tiene un mayor margen de flexibilidad. De y cabecillas) al tiempo que son jaleados hecho, algunos bailan, otros juegan entre por el resto de bailarines. Las autoridades sí; la mayoría molesta a los niños que gus- vociferan gritos de favor para la comuni- tan de hacerles bromas y lanzarles bombas dad que son coreados por los demás. La fi- de agua. Son los “pepinos”.El pepino es un la de autoridades se desplaza, agarrados de personaje vinculado a los carnavales pace- la mano, sepenteando por la cancha y por ños. Tiene un disfraz semejante al de un sus linderos, introduciéndose en los már- arlequín con una máscara inexpresiva que genes de las tierras de cultivo aledañas e le cubre el rostro; lleva una ch`uspa reple- incluso ascendiendo por las laderas de un ta de dulces y golosinas para tentar a los cerro próximo, sin perder el compás, entre niños y una vara (su chorizo) con la que gritos de júbilo. Los danzantes siguen el les sacude88. Los niños increpan a los pe- mismo camino marcado por la fila de au- pinos para que arrojen los dulces de la toridades. Los músicos interpretan la me- ch`uspa, al tiempo que son sometidos a un lodía a la vez que se desplazan aproximán- intenso bombardeo con globos de agua. dose, lo más que pueden, a las evoluciones Los pepinos hacen intención de perseguir de las autoridades y del resto de bailarines a los agresores para sacudirles. Tampoco Aymaras de Bolivia 75 se entiende muy bien lo que dicen porque música, fueron cortados por Bernabé mudan la voz y hablan en falsete. Chura, Secretario General, quien empezó Al anochecer la comunidad se recoge a llamar la atención de todos, solicitando a hacia la escuela, situada en el centro físico la banda que interrumpiera la melodía. de la población. El camino hasta la canchi- Sobre la misa qala se encontraban dis- ta de la escuela parece interminable, algu- puestos los tari de coca extendidos de los nos, profundamente ebrios, tratan de se- comunarios y algunas botellas de alcohol guir el ritmo, ya no tan marcado ni unáni- apoyadas sobre la piedra, pero en las es- me de la música con gran dificultad. En la quinas de la mesa se habían colocado cua- cancha la música, el trago y la coca conti- tro botellas de alcohol (una en cada esqui- núan intercalándose hasta que las mujeres na respectiva) con un tari anudado en la convencen a sus maridos de que es el mo- boca de cada botella89. Se hizo un silencio mento de retirarse. Se agradece a los mú- denso, expectante que contrastaba en ex- sicos que emprenden el camino de vuelta ceso con la algarabía que hasta entonces se al núcleo cantonal y también a los cabeci- había adueñado del lugar. Los rostros eli- llas que han cumplido perfectamente con minaron las sonrisas, endureciéndose una su cometido. vez más. El motivo era muy simple; había Al día siguiente el proceso se repite de que proceder a la elección de los cabecillas forma idéntica con la excepción de que los para el año próximo. Aquellos que acepta- cabecillas del día anterior han sido susti- ran la responsabilidad del cargo debían re- tuidos por los propios a los que compete coger la botella. Ningún voluntario. Ber- la responsabilidad del agasajo y música en nabé multiplicaba sus ruegos, pero nadie la segunda jornada del baile. No voy a en- parecía estar dispuesto a aceptarlo. “Cari- trar en detalles respecto al desarrollo de la ño no más tiene que ser”. No se puede for- fiesta en esta jornada postrera, por cuanto zar a nadie a ser cabecilla, pero aún así se sus características básicas coinciden con lo trata de convencer, especialmente a los jó- expuesto anteriormente; sin embargo, sí venes, para que acepten su responsabili- quiero resaltar un detalle en relación con dad. Los jóvenes y los “residentes” tratan el final. Nos encontrábamos, como el día de excusarse ante cualquier tipo de obliga- anterior, en el reducido espacio central de ción comunitaria amparándose en sus la escuela; la comunidad regresaba, al am- obligaciones y trabajos en la ciudad90. paro de la noche, desde la cancha donde se Los comuneros aducen que ellos había efectuado el baile, situada en los siempre tienen que pasar fiesta y que ni los márgenes del territorio comunal, al pe- jóvenes ni los “residentes” quieren com- queño espacio central de la escuela. prometerse en su ejecución. Cruz Caillan- Las invitaciones de alcohol, coca, los te, harto de escuchar excusas y muy achis- gritos de júbilo y los bailes indiscrimina- pado por el alcohol, se abalanzó sobre una dos de los participantes, al compás de la de las botellas gritando un”¡carajo!” desde 76 Gerardo Fernández

29. Día del maestro. Tuqi Ajllata Alta

30. Día del amestro. Tuqi Ajllata Q’usillu Aymaras de Bolivia 77 lo más profundo de sus entrañas. La ban- En Tuqi Ajllata Alta, el carnaval es una da de músicos interpretó una diana para fiesta estructurada en torno a la fecundi- festejar la decisión del nuevo cabecilla en- dad de los campos. El colorido de las ca- tre los vítores y aplausos de toda la comu- sas, la visita y festejo de las tierras de cul- nidad. tivo, los juegos de agua y el desarrollo pro- El aymara Ochoa (1975b: 11-12) re- pio del baile alientan la productividad fleja para la zona de Chucuito, en el alti- agrícola. plano peruano, la costumbre de la despe- El proceso de crecimiento de los pro- dida o kacharpaya del carnaval consisten- ductos todavía aprovecha las aguas que te en el despacho a una figura disfrazada puedan presentarse en este momento92; de anata (término aymara para referirse al más adelante, las lluvias son consideradas carnaval cuyo campo semántico gira en estériles y perjudiciales, por cuanto, los torno al “juego”), el propio carnaval, que cultivos no pueden aprovecharlas y perju- es agasajado por los comuneros y despedi- dican las labores de cosecha, pudriendo el do después en los márgenes de la comuni- grano. dad. El anata, carnaval, se aleja cargado El color y el agua presentes en la se- con la serpentina utilizada en adornar la mana de carnavales se combinan en el bai- carpa, donde se le había recibido, para que le para realzar metafóricamente el deseo las penas se vayan con él. Por su parte, Oli- de fecundidad de los campos. Los hom- via Harris (1983: 143), en su estudio efec- bres bailan con dos awayu cruzados sobre tuado entre los laymi del Norte de Potosí, el pecho, “por estética”,que presentan una reseña la despedida del carnaval mediante gran combinación cromática. Hombres y la expulsión de los diablos, al parecer vin- mujeres se intercalan en el desarrollo de la culados con los difuntos, y su permanen- danza y acompañan el recorrido de las au- cia entre los vivos mientras dura la época toridades por los márgenes de las tierras de lluvias y el proceso de madurez de los cultivadas en las pampas y en el cerro. La productos. expresión de fecundidad que los seres hu- El tránsito de un ciclo productivo manos establecen en la danza, intercalán- marcado por el crecimiento de los cultivos dose entre sí, a lo largo del espacio comu- y la necesidad de lluvia, a otro en el que el nitario, es utilizada para expresar la fertili- agua ya no se precisa tanto, viene definido dad esperada de las tierras de cultivo (Pe- por la despedida del carnaval y el perti- dro Chura me comentó, en cierta ocasión, nente cambio de instrumentos musicales. que no hace mucho tiempo los grupos de El pinkillu se utiliza desde Todos Santos baile se arrojaban hasta carnaval, porque, como hemos visto mutuamente flores, dulces y serpentinas al anteriormente, atrae la lluvia, mientras intercalarse en la danza de carnaval). En que, a partir de carnaval, es más apropia- carnaval, la chacras de cultivo “vuelven a do utilizar tarka o entre los laymi, charan- nacer” (Ochoa 1975b: 2). La propia músi- go.91 ca de moseñada, según los estudios de los 78 Gerardo Fernández hermanos D`Harcourt (1959: 56-57), ins- do un sacrificio de sangre (llama blanca u pirados en las recopilaciones de Louis Gi- oveja) junto a otros componentes rituales rault, aluden a la utilización de este tipo de que eran ofrecidos a las ispällas, los espíri- música en relación con antiguos bailes de tus de los productos encargados de su re- fertilidad dedicados a pachamama.Por to- producción. En la actualidad la costumbre do ello, carnaval es, sin duda, una fiesta de se ha perdido, señala Ochoa con cierto to- trasfondo agrícola marcado, como corres- no lacónico, si bien, en algunos sectores ponde a su ubicación temporal dentro del constata el ofrecimiento de elementos ri- ciclo productivo de pre-cosecha. tuales característicos de las mesas y sacrifi- cios de animales. *** El festejo más relevante de la cosecha tiene lugar la víspera de Pentecostés, co- La recolección de los productos de nocida como “espiritu” (día del Espíritu cultivo en el altiplano abarca un período Santo) entre los aymaras. Para entonces la amplio que puede variar, en parte, en rela- cosecha tiene que estar recogida y los pro- ción con la anticipación o el retraso que ductos almacenados. hayan mostrado las lluvias. Desde finales Hilaria se encargó de preparar la pa- de marzo hasta los últimos días de mayo gancia destinada para la tierra, los produc- los comuneros se hayllan inmersos en las tos y kunturmamani, ya que éste iba a pro- labores de la cosecha. En Tuqi Ajllata Alta teger en su interior el almacenaje de la co- no he observado ningún tipo de celebra- secha. Hilaria amasó un conjunto de ele- ción específica en el momento de la reco- mentos rituales que constituyen la comida lección de los productos. La suerte de los específica de los seres a los que va destina- cultivos está echada y, por tanto, no se re- da la ofrenda. Colocó los pequeños bultos quiere ningún tipo de festejo especial. Al- emparejados para cumplimentar a cada gunas personas ch`allan con alcohol el te- producto y a la casa donde se encontraban rreno antes de comenzar a cosechar y se almacenados. El trigo y la cebada se esta- comparte hojas de coca con los ayni que ban terminando de secar en los montones haya contratado, si bien las tierras de cul- preparados dentro de la sayaña; Hilaria tivo, en esta parte de Omasuyos, son más dividió la ofrenda en dos partes; en primer bien escasas y la propia familia suele dar lugar se dirigió al interior de la habitación cuenta de la cosecha sin mayores proble- donde descansaba la papa almacenada. mas. Allí ofreció parte de la pagancia para kun- Ochoa (1976c: 9; 1979b: 6-7) apunta turmamani y el espíritu productor de la varias costumbres practicadas por los ay- papa. El humo tenía que ser abundante y maras peruanos en el sector altiplánico de recorrer cada resquicio de la construcción Chucuito en el momento de la cosecha; para que kunturmamani recibiera bien su antiguamente la comunidad en conjunto comida. Hilaria depositó la ofrenda en el celebraba el inicio de la cosecha ofrecien- centro de la habitación y nos alejamos con Aymaras de Bolivia 79

31. Selección de semilla de papa. Sotalaya

32. Siembra de papa. Sotalaya 80 Gerardo Fernández rapidez, para que kunturmamani se sirvie- fuerza protectora especial para evitar que ra su comida sin recelo alguno, hacia la sa- los productos vayan a otra parte”. yaña en la que se encontraban los cereales La cosecha es el momento apropiado cosechados para completar su desecación para festejar a los productos especiales y posterior trilla. En el centro del terreno que por su apariencia se salen de lo co- Hilaria depositó algunos fragmentos de mún (papas extremadamente grandes, waka phuru, bosta de vaca reseca, sobre los ocas de figuras caprichosas...etc). Estos que colocó el resto de la pagancia dedica- productos se considera que son reproduc- da a los espíritus de los productos presen- tores y sirven como guía de los demás, de tes en la sayaña, fundamentalmente cerea- esta forma, se celebran y se evita que se les, habas y parte de alverja. La ofrenda se alejen94 (Ochoa 1976c: 13, 14). Tschopik rocía con un poco de alcohol y se deja que (1968: 273,318) que efectuó su estudio en se vaya consumiendo por completo. Lo la localidad de Chucuito (Puno, Perú) que menos me esperaba era que la pagan- constata la costumbre de hacer bailar a los cia fuera a volar por los aires media hora productos “perfectos” alrededor de la casa más tarde por una irreverente patada de la y en los campos de cultivo como si en la pequeña Elena ensimismada en sus juegos infantiles, completamente ajena a lo que fiesta de la cosecha las papas efectivamen- había ocurrido93. te bailaran. Domingo Llanque (1990: El almacenaje de los productos es 125-137), también en el sector de Chucui- también motivo de atenciones rituales en to, refleja la celebración de acción de gra- Tuqi Ajllata Alta. Varias de las familias de cias por la cosecha en un proceso que se la comunidad tienen mesas antiguas que inicia la víspera de Pentecostés y que cul- guardan junto a los productos y están de- mina el domingo de Pentecostés a través dicadas a las ispällas conteniendo algunos de la celebración de la mamata, responsa- ch`uñu, saquitos de confites diminutos re- ble de la producción de la papa. Todo el presentando cargas de quinoa y figuras de proceso ritual está centrado en resaltar la animales moldeadas con sebos (Girault importancia de la papa y su necesaria pre- 1988: 442-443). El inconveniente radica sencia en la vida campesina. Aparecen en que buena parte de estas mesas antiguas otros productos resultantes de las prime- han sido “olvidadas” por sus beneficiarios ras cosechas junto a las papas más grandes que no cumplen con la obligación de ha- y de formas caprichosas que han sido pre- cerles libaciones de alcohol de vez en viamente seleccionadas. La ceremonia cuando, por lo que se han convertido, en efectuada por un yatiri o un miembro de algunos casos, en preparados peligrosos la familia que conozca las fases constituti- que hacen enfermar a sus ingratos prote- vas del ritual está destinada a agasajar al gidos. Berg (1989b: 93) señala la introduc- espíritu de la papa como acción de gracias ción de algunas piedrecillas entre los pro- para que su presencia se garantice para el ductos, “que se considera que poseen una año venidero. Aymaras de Bolivia 81

Coincidiendo con el desarrollo de la problemas que suscitaban los robos de cosecha se presentan los días de Semana productos han terminado por eliminar la Santa. En Tuqi Ajllata Alta, algunas fami- tradición de la que tan sólo permanece un lias suben a la cima del cerro Qhapiqi con leve recuerdo. Otra costumbre, ya perdida, un “maestro” para ofrecer una mesa a los era la realización el Viernes Santo de una achachilas solicitando perdón y una buena procesión colectiva, efectuada desde el producción en los campos de cultivo. El centro comunitario en el que hoy se alza la incienso es la especie ceremonial que se escuela hacia la cancha de fútbol, en los lí- utiliza en Semana Santa para realizar las mites de la circunscripción de Tuqi Ajllata recomendaciones con los braseros ritua- Alta. La comitiva era encabezada por una les; es el ingrediente predilecto de la “glo- persona que llevaba una cruz conformada ria”95 por su fragancia y pureza; la reco- con ramos y flores y que era objeto de bro- mendación de incienso para la “gloria”, ma por los más jóvenes que le arrojaban también denominado “saludo” consiste en espinos a su paso. Monast (1972: 196) co- preparar cierto número de bultos o pa- menta la frecuencia de flagelos y sacrifi- quetes que contienen incienso molido que cios en la zona de Turco (prov. Carangas, se quema en pequeñas porciones sobre un dpto. Oruro) en la celebración de Semana brasero encendido con rescoldos de car- Santa, así como la obligatoriedad de cele- bón. Cada paquete se emplea en pedir an- brar las diferentes procesiones por parte te la “gloria” por los intereses de la perso- de los pasantes encargados; el Domingo na que representa y su familia. Las reco- de Ramos se celebra la procesión de san mendaciones de incienso en los cerros pa- Ramón o “tata Ramos”96. ra la “gloria” se efectúan preferentemente Ochoa (1975c: 1-9) constata la fre- en la madrugada de Jueves Santo, si bien, cuencia de ayunos, rezos comunitarios y pueden extenderse hasta el mediodía del solicitudes de perdón a lo largo de Sema- Viernes Santo, pero en ningún caso des- na Santa como modelo de solidaridad con pués de las doce del mediodía ya que la el sufrimiento de Jesucristo. Un jilaqata se muerte de Cristo hace que las ofrendas pasea en la noche de Viernes Santo por- pierdan su eficacia (Fernández 1996b). El tando una llave con la que se espera sea ca- día de Jueves Santo, los difuntos, las almas, paz de abrir las puertas del infierno y sal- pueden visitar a los vivos porque la Gloria (el cielo) está abierta y las almas tienen var a Jesucristo. El sábado de madrugada permiso. La noche de Viernes Santo los jó- el mayordomo de la iglesia hace sonar la venes acostumbraban robar ciertos pro- campanilla en señal de que Cristo ha resu- ductos de las chacras, no en el sentido que citado, lo que provoca una algarabía gene- expone Ochoa (1975c: 6) de “rescatar” a ral, al tiempo que los acompañantes se Jesucristo muerto, sino, precisamente por- cambian de ropa dejando el luto y vistien- que ésta circunstancia, según me indica do ropas multicolores; se baila y se toma Ignacio Caillante, les eximía de culpa. Los trago en abundancia. 82 Gerardo Fernández

33. Siembra de papa. Sotalaya

34. Recogiendo abono para la siembra. Sotalaya Aymaras de Bolivia 83

Curt Cadorette (1975: 9-13) conside- Los tubérculos desecados constituyen el ra que la Semana Santa aymara está refle- principal reservorio alimenticio del ámbi- jando la pugna entre el bien y el mal “en- to rural aymara. Carter y Mamani (1982: tre los arquetipos del caos y del orden” 104-105) señalan la costumbre entre los vinculados a la tradición agrícola aymara irpachiqueños de iniciar las labores de y a su ciclo productivo; el orden perdido preparación del ch`uñu con el ofrecimien- con la muerte de Jesucristo trata de ser re- to de un sacrificio de sangre, en concreto cuperado simbólicamente a través de los una llama cuya sangre es asperjada a mo- ayunos, los robos y el rescate. do de libación sobre el ch`uñuwiri, el lu- gar donde se elabora y cuida el ch`uñu98. *** La fiesta de San Juan, el 24 de junio, se presenta con las labores de trilla avanza- A finales de mayo, la presencia de la das y los tubérculos secos almacenados. La constelación qutu, (las pléyades), en las fiesta de San Juan constituye, en Tuqi Aj- frías madrugadas altiplánicas confirma el llata Alta, el único hito simbólico de aten- arribo de la temporada de heladas, juyphi ción específica a la reproducción de los pacha (tiempo de helada). ganados. Bien es cierto que la actividad Los meses de junio y julio los campe- ganadera no resulta especialmente prolífi- sinos alternan las obligaciones de la trilla, ca ni en la Península de Huata ni en la co- golpeando las espigas resecas con la jaw- munidades cercanas a la capital provincial q`aña97, con los procedimientos pertinen- de Omasuyos, Achacachi, que descuellan tes para desecar tubérculos (Mamani mucho más por su actividad agrícola. 1988: 124). El número de animales de que dispo- Las papas elegidas para hacer ch`uñu, nen los campesinos de Tuqi Ajllata Alta las más pequeñas y las grandes, pero gol- por familia y año se reduce a una docena peadas, se extienden sobre una pampa que de ovejas, una o dos vacas utilizadas para tenga algo de pasto, durante la noche. La formar yunta, algunos chanchos, un burro helada vuelve la papa dura como una pie- y tres o cuatro gallinas, además de los in- dra. Durante el día la papa está expuesta al contables wank`u, conejillos de indias, sol; la papa se abre y pierde el agua. Para que crian en el interior de la cocina. Las agudizar mucho más el proceso de deseca- vacas y toros son los animales de mayor ción se pisa la papa y se vuelve a someter a prestigio, por cuanto participan en las la- la helada. Al cabo de tres días, el ch`uñu bores más penosas del ciclo productivo está hecho. Se pela y se guarda para ser como el arado y la siembra de los campos consumido en el momento apropiado. En y constituyen la herramienta de trabajo esta temporada se come chayru con fre- más apreciada. El burro es utilizado como cuencia (sopa picante a base de ch`uñu, animal de carga, si bien suelen “pedirse papa cocida y maíz cocido especialmente) prestado” los que no disponen de él a al- utilizando qhach`u ch`uñu, ch`uñu fresco. gún miembro de la familia que lo tenga, 84 Gerardo Fernández para evitarse los gastos resultantes de su están aludiendo de forma implícita a esta manutención. De hecho, para distancias circunstancia. cortas es el hombre el que lleva pesadas La víspera de San Juan, a partir de las cargas sobre sus espaldas utilizando su seis de la tarde, Nélida, Sofía y Wilmer se propio q`ipi. El resto de animales son bie- introdujeron alborozados en el corralito nes de consumo empleados en la alimen- de las ovejas para colocarles a cada una su tación de la familia, merced a una progra- ch`ikulla o marca individual (Ayala 1988: mación y dosificación estrictas. La carne 41). La ch`ikulla, señalado del ganado, es un bien de consumo muy escaso, lo que consiste en colocar sobre el lomo de cada justifica el laborioso empeño de las ma- oveja un vellón de lana de colores bien co- dres de familia porque, por ejemplo, el sido para que no se desprenda, con la cuerpo desollado de una oveja dure lo más creencia de que el ganado señalado será posible. Las porciones están rigurosamen- prolífico y se multiplicará. La vaca tampo- te ceñidas al tamaño del producto para co se libró de ser marcada, luciendo sobre que, en lo posible, su consumo alcance pa- su negro lomo el velloncito de lanas de co- ra toda la familia99.El excedente de wan- lores. Posteriormente, una vez que el sol se k`u, muy prolíficos por la imperturbable hubo recogido, los niños consultaron a su tendencia a la cópula por parte del macho madre y a la abuela Julia si podían irse a (denominado kututu, como onomatopeya quemar pasto. Tras el consentimiento, los del infernal gorjeo que produce) se ven- mayores desaparecieron agrupándose en den en los mercadillos campesinos. Los pequeñas bandas que recorrían las laderas huevos suelen ser para consumo propio, si de la comunidad quemando espinos y bien, en los casos en los que algunas fami- parte de la paja sobrante de la cosecha en lias disponen de varias gallinas ponedoras, los campos de labor (Fernández 1997a). venden los huevos que exceden su propio La abuela Julia e Hilaria se dirigieron a la consumo a los comuneros, o bien, en la fe- sayaña principal en la que habían sembra- ria de Achacachi todos los domingos. do papa y comenzaron a hacer cinco mon- El día de San Juan coincide aproxima- tones de paja seca, especialmente de q`ala damente con el solsticio de invierno, fecha siwara mezclada con restos secos de alver- recogida en fuentes antiguas y modernas ja. En el centro de la chacra alinearon los como la propicia para el inicio del año ay- cinco montones; el primero, más grande, mara100. En Tuqi Ajllata Alta varios co- “wakatakiwa” (“es para la vaca”), el segun- muneros me confirmaron esta circunstan- do “iwijatakiwa” (“es para la oveja”), el ter- cia en relación con el año nuevo, si bien, cero “khuchitakiwa” (“es para el cerdo”),el dando por sentado que se trataba de una cuarto “wank`utakiwa” (es para el conejo) consideración antigua. Sin embargo, algu- y el quinto “wallpatakiwa”, (es para la ga- nas de las costumbres que se efectúan con llina). Hilaria comenzó a quemar los motivo de la fiesta de San Juan creo que montones efectuados con los restos costo- Aymaras de Bolivia 85

35. Cosecha de papa. Kajiata

36. Cosecha de papa. Kajiata 86 Gerardo Fernández sos de la cosecha, mientras la abuela iba a cada uno de los montones para que no se recoger más para evitar que el fuego se consuman. Algunos retazos de ropa ex- consumiera rápido. Pedro Chura observa- traordinariamente vieja e inservible son ba a mi lado. Al quemar los restos de la co- colocados en el fuego102. Al rato se pre- secha ofrecidos para cada una de las espe- sentan los compadres de matrimonio de cies se estaba dando su comida a las illa, Pedro e Hilaria con una botella de trago los espíritus encargados de la reproduc- para compartir. Se agradece el calor que ción de los ganados101. Al quemar en la emana de las hogueras; poco a poco se van chacra los retazos de la cosecha se solicita extinguiendo, permaneciendo encendida que no falte el pasto, quemado por los ni- la primera, más grande, la correspondien- ños en el cerro, ni el grano, para los ani- te a la illa de las vacas, en cuyo entorno males; también se solicita la prolífica re- nos acomodamos por espacio de una ho- producción de las distintas especies. Cada ra; los padrinos se retiraron cuando el tra- uno de los montones es ch`allado con al- go se acabó. cohol solicitando una rápida proliferación Una vez más los aymaras utilizan la de los ganados. La abuela Julia, que mues- lógica del don para estimular en forma tra una predilección por el cuidado de los simbólica la productividad de sus labores animales, dándoles de comer y preocu- anuales, en un momento en que la tierra pándose todos los días por su estado, se muestra desnuda, fría, aletargada por la ch`alla alcohol con enorme recogimiento helada. El fuego pretende devolver a la tie- y concentración, quitándose el sombrero y rra, en una de las noches más frías del año, asperjando unas cuantas gotas sobre cada su cálida fertilidad, su calor de “madre”; uno de los montones. una madre fría es necesariamente estéril, Hilaria se entretiene especialmente en improductiva (Berg 1987a: 75). Los nudos el primero, el montón más grande, el pro- en los tallos resecos de la q`ala siwara pro- pio para las illa de la vaca; la familia sólo ducen estallidos violentos que semejan ex- dispone de una vaca y siempre tiene que plosiones de petardos. Pedro Chura ha estar prestándose para poder completar la traído de Achacachi unos petardos y ben- yunta; su anhelo más grande es contar con galas que sus hijos encienden de inmedia- yunta propia como antes de que su mari- to. Toda la comunidad semeja una tea in- do Pedro aceptase ser cabecilla en la fiesta candescente103. Las distintas familias fes- de Santa Rosa y tuvieran que vender las tejan en sus sayañas particulares, mientras vacas para pagar el festejo. Finalmente los cerros próximos dibujan diminutas ch`alla Pedro, solicitando que los animales cintas de luz que recorren sus laderas, proliferen en superior cantidad. Compar- acompañadas por el eco de las risas de los timos el alcohol fijando la vista en los des- muchachos, las explosiones de los petar- tellos que proceden al otro frente del lago dos y los pastos encendidos, que impregna en la ribera del pueblo de . Ju- el ambiente. Los restos de la cosecha son lia repone de vez en cuando la paja seca en eliminados junto a la ropa vieja como úl- Aymaras de Bolivia 87 timo residuo del ciclo anterior y vaticinio que aguarda al próximo ciclo productivo, de renovación ante el período productivo una vez que la cosecha, la elaboración del que está a punto de iniciarse. ch`uñu y la trilla se encuentran práctica- El día de San Juan el decorado cambia mente concluidas y la comunidad espera por completo. El fuego protagonista de la las primeras lluvias que reblandezcan el víspera es sustituido por el agua. Los jóve- terreno para iniciar una nueva roturación. nes saludan a los adultos con un remojón Para ver si la suerte va a acompañar du- en la nuca diciendo “tiwu machaq jaqita- rante el año se utiliza una varilla de plomo wa” (“tío eres hombre nuevo”). que se coloca sobre una sartén calentada al La comunidad tenía un importante fuego del qhiri (fogón campesino). El plo- compromiso deportivo en el núcleo can- mo tiene que “brotar”,“levantar” para que tonal de Ajllata. Era la primera vez que el la suerte sea propicia104. Otro método trofeo de fútbol de San Juan iba a tener ca- consiste en introducir clara de huevo en rácter internacional; el equipo de “Rayo un vaso de cerveza; si la espuma de la cer- Tuqi Ajllata Alta” había fichado a un ar- veza “levanta” y hace por escapar del vaso quero del exterior (yo) por lo que se espe- es señal de buena suerte, si permanece pla- raba el encuentro con cierto interés. El ca- na el año será malo. El tercer método con- mino entre Tuqi Ajllata Alta y Ajllata no siste en introducir tres papas en un balde, suele exceder de los 20 minutos, pero en la primera sin pelar, la segunda a medio aquella ocasión demoramos más de 45 pa- pelar y la tercera pelada; el padre de fami- ra llegar al campo de fútbol por la canti- lia tiene que introducir su mano derecha dad de bandas de chiquillos diseminadas a en el balde, con los ojos cerrados y retirar lo largo del camino lanzando barreños de una de las tres papas. Si saca la papa sin agua a todo el que pasara por sus inmedia- pelar, el año será bueno, si retira la papa a ciones. La primera vez que nos topamos medio pelar, el año será regular y malo si con un grupo de jóvenes y chiquillos pro- retira la papa pelada. vistos de recipientes con agua, Pedro ofre- Carmelo Condori, para asegurar me- ció su nuca para ser “bautizado” como jor la productividad de sus ganados, ofre- “hombre nuevo” según la costumbre, sin ce una mesa a las illa en el centro de su co- embargo recibió tal inmisericorde chapu- rral. Esta costumbre que él realiza cada zón que decidimos prescindir de la tradi- año, no tiene repercusión en la comuni- ción y pusimos pies en polvorosa, al tiem- dad y puede estar ligada a su específico po que a nuestro lado un joven levantaba modo de proceder basado en el especiali- la pollera a una cholita que escapaba ate- zado conocimiento que posee en relación rrorizada, para mojarle sin piedad su man- con este tipo de cosas. qancha (ropa interior a modo de enagua). El fuego y el agua, de naturaleza anta- La festividad de San Juan constituye el gónica, muestran en la festividad aymara momento apropiado para leer la suerte de San Juan un carácter complementario; 88 Gerardo Fernández

37. Cosecha de papa. Kajiata

38. Trilla de los productos. Tuqi Ajllata. Golpeando la jawq’aña Aymaras de Bolivia 89 ambos presentan una alianza solidaria en lado y manutención exige un gasto supe- la reproducción de las especies a través de rior al simple alquiler del traje de los gru- la fertilidad de la tierra, canalizada por la pos autóctonos formados por los propios excelencia deseada de los pastos. El fuego comuneros para festejar fiestas relaciona- y el agua trabajan de forma conjunta en la das en forma estrecha con la vida comuni- dinamización de la existencia campesina. taria sin el componente religioso del san- El fuego calienta la tierra a la vez que po- to105. En el sector del núcleo cantonal de sibilita mediante el holocausto de los res- Ajllata se celebra la Fiesta de la Cruz, el tos de la cosecha la proliferación de los tres de mayo, como inicio oficial de la co- pastos y las especies. Este proceso metafó- secha, en la comunidad de Cunphuri Aj- rico se complementa con los juegos de llata; Pentecostés, en Ajaría Chico; San Pe- agua que se desarrollan por toda la comu- dro, en la capital provincial Achacachi el nidad y aluden al reinicio de un nuevo ci- 29 de junio; Santiago, en el cantón rival de clo productivo en cuanto las primeras llu- Santiago de Huata, el 25 de Julio y Santa vias faciliten la tarea onerosa de remover Rosa de Lima en Tuqi Ajllata a finales de una tierra endurecida por la helada in- agosto. vernal. Las ocasiones específicas en que las comunidades aymaras festejan están vin- *** culadas con momentos concretos del ciclo productivo, enmarcado en unas fechas Culminado el ciclo productivo hay precisas, (Todos Santos, Carnaval, Ispiri- más tiempo para dedicarlo a fiestas de tu...), así como en relación con circuns- corte religioso vinculadas a un patrono es- tancias propias del ciclo vital campesino y pecífico. Los festejos de este tipo se acu- de la misma existencia comunitaria; por mulan en este corto respiro laboral, en el otra parte, el festejo afecta igualmente a que las actividades frenéticas de la cose- las celebraciones dedicadas a los santos cha, elaboración de ch`uñu y trilla co- patronos. En estas ocasiones, la comida, la mienzan a remitir. Cada año cumple con bebida, la música y la danza adquieren la obligación de “pasar fiesta” uno o bien una relevancia importante como agluti- varios cabecillas, también denominados nantes sociales e indicadores fidedignos “pasantes”, responsables del gasto que el del grado de corrección con el que se cele- desarrollo de la fiesta va a exigir. El cabe- bra el festejo106. Las fiestas más relevantes cilla se encarga de la bebida y comida per- en la comunidad de Tuqi Ajllata Alta, al tinentes y especialmente de la música, pa- margen de las relacionadas estrictamente ra lo que se contratan grupos de compar- con la productividad de los cultivos, son sas de fuera de la comunidad que bailan las de la patrona Santa Rosa de Lima, a fi- llamerada, morenada, o tuntuna; nales de agosto, la recepción del maestro se trata de comparsas de bailes más rela- escolar en la escuela seccional, el relevo de cionados con núcleos urbanos cuyo tras- los cargos comunitarios, el primero de 90 Gerardo Fernández enero y la fiesta del núcleo educativo de resto de varones presentes para que se sir- Ajllata Grande el 15 de abril, amén de la van de su tari “taqpachaw tatanaka akull- institucionalizada “fiesta del indio” a prin- t`asipxañani” (“todos mascaremos”); pue- cipios de agosto. Así como la festividad de de acompañar su invitación con un pa- Santa Rosa revierte principalmente en el quete de cigarrillos que abre y extiende so- prestigio particular del “pasante”,su fami- bre su tari. La conversación se va engar- lia y sus respectivos aynis implicados, en el zando entre los presentes sobre la escuela caso de la recepción del maestro, y en la y las diversas cuestiones administrativas fiesta del núcleo educativo de Ajllata que hay que hacer saber al maestro. Una Grande, es la propia comunidad la que buena conversación precisa necesaria- pone en juego su prestigio. mente de hojas de coca, algo de trago La recepción efectuada al nuevo (aportado en esta ocasión por las autori- maestro de la comunidad en Tuqi Ajllata dades escolares) y sobre todo....tiempo; el Alta en abril de 1990, supuso el aporte y sobresalto, la precipitación, el pragmatis- contribución de todos los comuneros en mo occidental de “ir al grano” no tiene el ágape de bienvenida y especialmente sentido entre los aymaras. El propio hilo aportaron las autoridades escolares para de la conversación es el que hace llegar a la agasajar en la forma correcta con cerveza y trama del asunto. El nuevo maestro no alimentos al petulante maestro107, quien tardó en aparecer; fue agasajado con alco- pocas fechas después fue cesado por deja- hol y coca por cada una de las autoridades ción en sus funciones. Muy distinta fue la de la comunidad, así como por todos los incorporación posterior de una maestra presentes, quienes le saludaron derraman- natural de la comunidad vecina de Kukani do mixtura por su cabeza como señal de Ajllata, incorporándose plenamente en las bienvenida. actividades comunitarias y desempeñan- Le sacaron una silla de la escuela para do con encomiable dignidad su labor. Vea- que se acomodara en frente de la mesa qa- mos las características de la recepción al la y se integrara de esta forma al círculo de maestro. varones que estaban compartiendo la co- Apenas terminado el almuerzo, los va- ca, tomando alcohol y fumando cigarri- rones de la comunidad se reunieron en la llos, pero rompiendo el valor igualitario plaza de la escuela colocando sus taris de del círculo en favor del poder atribuido al hojas de coca sobre dos piedras planas que maestro, el único que gozaba de asiento; la hacen las veces de mesa (mesa qala), invi- banda de sikuris (zampoñas, instrumentos tando a los asistentes a retirar coca de sus de viento construidos con cañas huecas de taris respectivos para mascar en común. diferentes tamaños) conformada por veci- Siempre que un nuevo comunero se une a nos de la propia comunidad, interpretaba la reunión, saluda a los asistentes, extiende con brío una canción de bienvenida que su tari de hojas de coca sobre la mesa qala sirve de referencia a toda la comunidad de e invita a las autoridades comunitarias y al la llegada del maestro. Las diferentes auto- Aymaras de Bolivia 91

39. San Juan. Tuqi Ajllata Alta. Marca del ganado

40. Carnavales. Tuqi Ajllata Alta 92 Gerardo Fernández ridades unidas de la mano danzan alrede- la primera carga. Una vez colocadas las in- dor de la plaza de la escuela para conti- kuñas, las madres de cada núcleo familiar nuar por fuera del recinto recorriendo un con hijos en la escuela, se levantaron para trecho por los campos de cultivo para vol- efectuar pequeños aportes de tubérculos y ver “por la derecha” (en sentido contrario mazorcas sobre el conjunto de alimentos a las agujas del reloj) al punto de partida, que habían colocado las autoridades. Las entre los vítores de los comuneros y de los mujeres del alcalde escolar, así como de los propios danzantes. El baile se repitió tres diferentes cargos comunitarios se acerca- veces y por el mismo trayecto. ron al profesor para servirle un plato de Alrededor de la plaza, sentadas junto sopa; el maestro recibe con su mano el al muro del recinto escolar, estaban las plato y agradece como es preceptivo ha- mujeres con sus wawitas y awayus multi- cerlo siempre que se ofrece comida. El res- colores. Al llegar a la plaza saludan desde to de mujeres de la comunidad le cumpli- lejos con una tenue voz al grupo de varo- mentaron de igual modo, por lo que pron- nes y a las mujeres que ya se han acomo- to el maestro dispuso de una veintena de dado junto a la pared. ¿De dónde habían platos en torno al pupitre que ocupaba108. salido?. No me percaté de su presencia Siempre el mismo gesto, agradeciendo al hasta que la plaza se llenó en su perímetro coger el plato con su mano; no se puede de sombreros en forma de hongo, mantos rechazar ninguno, ni argumentar que ya multicolores y polleras voluminosas. es suficiente o que uno no puede más, hay El círculo de varones se trasladó a la que aceptar la comida y agradecerla con fachada principal de la escuela para dar corrección. inicio al convite. El profesor se sentó con Los platos del maestro, sopas diversas comodidad en un pupitre; todo el períme- condimentadas según el parecer de cada tro del recinto escolar estaba ocupado por una de las mujeres, presentaban ostensi- los festejantes, los varones al lado del bles fragmentos de carne de oveja flotan- maestro acomodados sobre maderos y las do en el caldo. Se estaba ofreciendo parte mujeres al frente, sentadas en el suelo, con del menú de mayor consideración en la los niños al lado y varios bultos en derre- comida ordinaria campesina, la sopa de dor. El alcalde escolar extiende sobre el carne. Las autoridades ofrecieron una cu- centro de la plaza una gran inkuña conte- chara al maestro para que se sirviera, niendo papa cocida, ch`uñu, apilla (oca), mientras que el resto tomaba la sopa a kaya, uma kaya, jawas muti, tunqu muti sorbos recogiendo los ingredientes sólidos (mote de habas y de maíz) y algunas ma- directamente con las manos. El maestro zorcas de maíz. La mujer del alcalde esco- dio buena cuenta de unos cuantos platos lar y las del resto de autoridades comuni- antes de considerar que ya no podía más, tarias ofrecieron otras tantas inkuñas jun- convidando a su vez a las autoridades con to a la anterior conteniendo cantidades los platos sobrantes y a quien considerase parecidas de productos idénticos a los de oportuno. Los convidados por el profesor Aymaras de Bolivia 93 agradecen igualmente la comida al reci- inkuñas para el maestro, en primer lugar, birla y, una vez consumida, devuelven el antes de que nadie se acercara al montón, plato al maestro con la gratitud que preci- añadiendo unos cuantos huevos y varios sa la deferencia de que han sido objeto. quesos frescos, alimentos muy apreciados Cada cual puede acercarse a su gusto al en el campo. A medida que la noche iba montón de tubérculos apiñados en el cen- llegando, las mujeres se retiraron con los tro de la plaza para recoger un puñado de niños pequeños a las casas, mientras que alimentos con los que acompañar la inges- en el interior de la escuela los varones tión de la sopa. continúan festejando con cerveza y alco- Cuando la comida terminó todos los hol hasta la madrugada. comensales agradecieron los alimentos En este caso que he descrito, la aten- consumidos, “¡yuspagarapxam tatanaka; ción docente del maestro es recompensa- yuspagarapxam mamanaka! (lit: Dios pa- da desde su mismo inicio con comida. El gará, señores; dios pagará señoras” Forma ayni establecido por el ofrecimiento y aga- de agradecimiento estipulado). El períme- sajo de dones alimenticios ha de ser “de- tro del recinto escolar presentaba un aco- vuelto” por la atención y la implicación pio tumultuoso de gemidos de compla- del maestro en la vida comunitaria, con- cencia por la comida y de manos alzadas virtiéndose en una autoridad representati- que dirigían el sentido y la dirección del va. La forma que adopta en estos casos la reconocimiento. Después, los comensales comida festiva es prácticamente idéntica a se acercaron al conjunto de tubérculos la comida campesina ordinaria, excepto que habían sobrado sobre las inkuñas,de- en la abundancia, diversidad y en la selec- positadas en el centro de la placita para re- ción de los dones. Se ofrece la comida ha- tirar para sí cierta cantidad del sobrante. bitual (sopas y tubérculos) en cantidad Todos debíamos participar recogiendo abundante, así como detalles de cierta ca- con ambas manos algo de los dones que lidad en el orden jerárquico de los alimen- generosamente se habían depositado para tos campesinos, como la sopa de carne, los el consumo de la comunidad como bien- huevos y los quesos que se reservan para el venida del maestro; era el final del ban- maestro, todo ello con el complemento quete, la ausencia de sobras confirmaba el apropiado de alcohol y cerveza. No pode- éxito del festejo así como el “cariño” con mos olvidar el papel introductorio de la que la comida había sido aceptada109. Me coca, el trago y el cigarro, por cuanto, la hinqué de rodillas y abracé una parte de comida posee una localización concreta las sobras antes de que mis propios prejui- en el desarrollo del programa global al que cios sobre las necesidades ajenas me hicie- se ciñe la fiesta. ran ser descortés con la amabilidad y el sa- El tipo de comida y su cantidad perti- crificio que el festejo había implicado. nente dependen en última instancia de la El alcalde escolar se había encargado calidad del propio festejo que se vaya a ce- de retirar una cantidad importante de las lebrar. 94 Gerardo Fernández

La fiesta del núcleo escolar en el cen- que festejan, por separado, las diferentes tro cantonal de Ajllata Grande (Provincia comunidades suelen recibir la visita de al- Omasuyo del Departamento de La Paz) es, guna autoridad cantonal. Suele efectuarse sin duda, uno de los festejos más impor- un programa ajustado entre la dirección tantes que cada 15 de abril reúne a las dis- del núcleo escolar, el cuadro de profesores tintas comunidades que integran el can- y los alumnos, incluyendo el canto del tón: Jisk`a Ajaria (Ajaría Chico), Kurilaya himno nacional, el informe del director Ajllata, Kukani Ajllata, Kunphuri Ajllata, del centro, interpretaciones musicales por Tuqi Ajllata Alta, Zona Centro, Ayllata Aj- parte del alumnado y alguna composición llata. Todas las comunidades participan en poética, no faltando la declamación dra- la fiesta, enviando varios grupos de baile al mática dml mesiánico retorno de Tupaq núcleo escolar del Cantón. Las autorida- Katari111. Tras el programa, las diferentes des sindicales, los subcentrales y el Corre- comparsas musicales, con sus respectivos gidor, junto a los diversos “mandones”, danzantes, renuevan las interpretaciones portadores de las varas de cada comuni- musicales y los bailes en un mosaico com- dad, reciben a los de baile en el plejo de imágenes y figuras; todos los gru- patio del colegio enfundados en sus pon- pos interpretan al tiempo sus respectivas cho wayruru (el término hace referencia a melodías junto con los movimientos de las listas rojas y negras que lo adornan en sus danzantes, al tiempo que unos y otros semejanza a la combinación de colores del son jaleados por los comuneros de cada wayruru, una semilla presente en la ofren- una de las parcialidades del cantón. La in- das rituales) y mostrando sus insignias de terpretación musical y las danzas al uníso- poder (la vara en la mano y el chicote a la no provocan un estallido de tonalidades y espalda); después de la recepción y de la colores en movimiento que acreditan el danza conjunta que se establece en los éxito de las comparsas más numerosas. campos de deportes del recinto escolar en- Una vez que los músicos y el grupo de tre mukululus, inka, laqita, chunchus, waka baile alcanzan el lugar elegido para efec- tukhuris y qarwanis, todos ellos grupos de tuar la celebración (después de pasar por danza autóctonos de variopinta coreogra- delante de las autoridades cantonales), la fía multicolor que compiten por “taparse” música se detiene. Los comuneros agrade- unos a otros mostrando mejores maneras cen y vitorean a los danzantes y músicos y mayor número de danzantes, cada co- por el esfuerzo que han efectuado a favor munidad festeja por separado en algún del reconocimiento y prestigio de la co- sector de la plaza del pueblo, en los már- munidad dentro del Cantón (“¡Hartos genes del campo de fútbol o hacia las pro- danzantes habían sido!; ¡gringo más habían pias tierras de cultivo que ya han sido co- traído!”). Se consolida un círculo formado sechadas, diseminándose por la pobla- por los varones de la comunidad que han ción110. Cada uno de los núcleos en los participado en el grupo de danza y músi- Aymaras de Bolivia 95

41. Comparsa inka practicando. Tuqi Ajllata Alta

42. Comparsa inka. Tuqi Ajllata Alta 96 Gerardo Fernández ca, así como por aquellos otros que no han dentro de los límites del grupo comunita- podido participar. Las invitaciones perso- rio perfilado por las mujeres y los niños nales de alcohol se suceden sin interrup- más pequeños. Las inkuñas contienen ma- ción; en realidad, los numerosos descan- zorcas de maíz cocido, papa cocida, ch`u- sos efectuados durante el baile, antes de ñu de la mejor calidad, habas, uma kaya y pasar por delante de las autoridades can- un plato con jallpa wayk`a (salsa de ají) tonales han sido convenientemente apro- con fragmentos de queso en su interior. La vechados por los acompañantes de cada inkuña del grupo de autoridades presenta comunidad para fortificar a músicos y idénticos ingredientes. danzantes con series prolongadas de tra- Los cabecillas invitan a todos a servir- go. Es fácil presumir el estado de ebriedad se los alimentos. La papa cocida es el man- y euforia que sacude nuestros cuerpos. jar de mayor preferencia frente al ch`uñu o Las autoridades sindicales, junto a los los tubérculos deshidratados, desapare- “pasantes” responsables del agasajo comu- ciendo con rapidez. Los niños pequeños se nitario, configuran un círculo apartado lanzan con avidez sobre la papa llevándo- del de los varones compartiendo alcohol y se alguna reprimenda por parte de los pa- coca. Reciben a las autoridades cantonales dres de familia. Las mujeres permanecen quienes agradecen la presencia numerosa al margen del festín, se han aprovisionado de la comunidad en el festejo al tiempo de algo de refrigerio frío de casa y com- que son convidados a trago y hojas de parten con los pequeños las capturas que coca. éstos efectúan. Las mujeres y los niños pequeños se Una vez más los pasantes aparecen sientan en el margen externo que delimita con otras inkuñas de apariencia pesada el conjunto del grupo comunitario. Visto cuyo contenido depositan sobre el ch`uñu desde un altozano cada comunidad parece sobrante de las primeras; esta vez se trata un conjunto “cerrado” amurallado por la de marraquetas de pan y plátanos. Los ni- posición que adoptan sus componentes. ños no están dispuestos a esperar el per- Cada año corresponde a dos pasantes miso de los cabecillas y se las arreglan pa- o cabecillas correr con los gastos de la ce- ra hacerse con un plátano y, al menos, un lebración en lo que respecta al agasajo co- panecillo para su familia. A pesar de la re- munitario de la merienda que se efectúa primenda a los chicos, el “ataque” de los en Ajllata. Julio Ticuna e Ignacio Caillanti, muchachos desencadena una avalancha lo tienen todo dispuesto; extienden varias incontenible por parte de los adultos pre- inkuñas alargadas en el centro del círculo via apurada licencia de los cabecillas y au- de varones y otra más pequeña donde se toridades. Los adultos también hacen aco- encuentran las autoridades sindicales. pio de algunos plátanos y panecillos para En esta ocasión, los cargos y alguna las mujeres y familiares que permanecen autoridad cantonal comen aparte, si bien, al margen. Con asombrosa rapidez pláta- Aymaras de Bolivia 97 nos y panecillos desaparecen de la inkuña director del núcleo escolar y los “mando- descubriendo de nuevo la oscura y rugosa nes”, portadores de las varas. Las diferen- aspereza del ch`uñu. tes comparsas que representan a cada co- Después de los panecillos y los pláta- munidad del Cantón están formadas ex- nos, terminada propiamente la ingestión clusivamente por varones que marchan al de alimentos, los encargados distribuyen compás de la música en pos de los estan- entre las autoridades y participantes en el dartes de cada comunidad, acompañados baile una botella de refresco por cabeza, por la célebre wiphala112. Constituye una con derecho a consumirla en su totalidad; celebración que pretende la exaltación ét- como sobraron botellas se distribuyeron nica de la diversidad cultural de Bolivia si por completo entre las familias presentes. bien en manos de los partidos políticos y “Harto han debido gastar” comenta com- sus intereses particulares. placido Pedro Chura. Concluida la comi- Conocemos las penurias económicas da se agradece a los festejantes y a todos de Pedro Chura por cumplir como pasan- los presentes a la vez que los alimentos so- te principal en la fiesta de Santa Rosa de brantes se ponen a disposición de los co- Lima a finales de agosto en Tuqi Ajllata. mensales. Alzamos una pequeña cantidad En esa ocasión Pedro tuvo que desollar al y el resto es recogido con urgencia por los menos dos ovejas para preparar el asadito cabecillas en las mismas inkuñas en que se con el que cumplimentó a los danzantes ofrecieron. Los cabecillas han sabido cum- contratados en Oruro, gastando buena plir con corrección y su prestigio dentro parte de su ch`uñu y papa de temporada. de la comunidad ha salido robustecido. Adquirió unos cuantos kilos de arroz para Las invitaciones a compartir el alcohol se preparar un thimpu, plato criollo de arroz, suceden hasta el crepúsculo dificultando carne de cordero y papa cocida bañada en en gran medida el regreso por la escasa vi- salsa de ají característico de las pensiones sibilidad y la frecuencia de los múltiples populares de La Paz. Consiguió reunir más tropezones. de 60 cajas de cerveza (cada caja contiene El día del indio que se celebra en todo una docena de botellas de litro), gracias a Bolivia a principio de agosto, poco antes los diversos aynis que tenía concertados. del festejo de la fiestas patrias del 6 de El “pasante” o “cabecilla”, responsable agosto, suponen en Ajllata Grande la par- del festejo, es quien tiene que asegurar la ticipación de todas las comunidades del provisión necesaria de bienes de consumo Cantón en una gran entrada musical don- durante la fiesta sabiendo que el éxito de de las comparsas interpretan marchas con la celebración depende, en gran medida, sikuris en derredor de la plaza de Ajllata, del acertado acopio de alimentos y bebi- desfilando con aire marcial por delante de das que efectúe. Para ello el pasante (pue- la tribuna de autoridades donde se colo- den ser varios) implicado tiene necesaria- can el corregidor, los cargos políticos, el mente que gastar, con frecuencia por enci- 98 Gerardo Fernández

43. Comparsa mukululu. Tuqi Ajllata Alta

44. Comparsa waka tuquri. Tuqi Ajllata Alta Aymaras de Bolivia 99 ma de sus posibilidades económicas, pro- los canales más autorizados para adquirir vocando un endeudamiento que arrastra prestigio y reconocimiento ante la colecti- en forma lastrada toda su familia durante vidad haciendo patente el grado de madu- tiempo indeterminado. No hay insulto rez que el individuo ha adquirido y esta- que peor encaje un aymara que decirle, bleciendo de esta forma un ayni perma- generalmente de borracho, “¿acaso no sa- nente con la comunidad, por cuanto al bes pasar fiesta?”. año próximo otro cabecilla tendrá que El sacrificio oneroso de “pasar fiesta” ocupar su puesto. Música, danza, comida encuentra una compensación esencial en y bebida constituyen las claves más autori- el ámbito campesino por cuanto es uno de zadas de la celebración.

III LA SALUD Y LA ENFERMEDAD

Otro de los ámbitos donde mejor se función de los diferentes matices conside- plasma la fortaleza de los patrones cultu- rados (Tschopik 1968: 179; La Barre 1948: rales aymaras es en las pautas de compor- 217-227; Huanca 1990: 27-36; Jordá tamiento relacionadas con la salud y la en- 1981). Marzal (1988) ha efectuado una fermedad. Las sociedades aymaras, al igual síntesis efectiva en el entorno serrano cuz- que el resto de poblaciones amerindias, queño, considerando el solapamiento de poseen una larga experiencia de enfrenta- competencias existente entre ciertos espe- miento con las crisis ocasionadas por la cialistas. Veamos de forma concisa quienes enfermedad y han desarrollado diferentes son los “maestros” de mayor prestigio en estrategias terapéuticas, un conocimiento el tratamiento de la enfermedad en los do- exhaustivo de farmacopea local y modelos minios aymaras. curativos de carácter ceremonial. Yatiri significa “el que sabe”. Lee con Los especialistas en el tratamiento de destreza la suerte de la hoja de coca como las enfermedades locales del altiplano cu- elemento de consulta a través del cual ya naturaleza, etiología y tratamiento res- aventura los diagnósticos precisos en la ponden a una sintomatología de marcado clarificación de los asuntos más diversos. carácter cultural (síndromes culturales), Habituado al trato con sus clientes otorga son el yatiri (“sabio” o “maestro”) y el un formato narrativo a la consulta de la ch’amakani (“dueño de la oscuridad”) que coca, coherente y muy preciso, que se va comparten ciertas áreas de conocimiento adaptando a la información aportada por y competencias en salud con otro curan- el interesado. El yatiri es un especialista dero de reconocido prestigio pertenecien- seleccionado por el rayo quien le “golpea” te a otro grupo lingüístico: el kallawaya. hasta tres veces, para devolverlo posterior- Restringido en la actualidad a la ciudad de mente a la vida (Ochoa 1974a: 1-6; Huan- La Paz, hace décadas no era extraño con- ca 1990: 56-57). A partir de este momen- templar su figura por las comunidades al- to, el elegido puede adentrarse, previa so- tiplánicas. licitud de permiso que es pertinente con- 3.1. Los especialistas locales cretar en alguno de los “calvarios” y altares de los cerros de mayor significación cere- En el altiplano aymara existen diver- monial de su comunidad, en los secretos sos especialistas rituales cuya clasificación de la coca y en la configuración de las ha supuesto con frecuencia una compleja ofrendas complejas (mesas) que le serán labor intelectual para los estudiosos en revelados en sueños, tras una profunda y 102 Gerardo Fernández costosa meditación en la que tendrá que debe saber responder con corrección (Fer- poner a prueba su propia capacidad de ra- nández 1995a: 216). Otros yatiris encaran ciocinio (Fernández 1995b: 389-420; el compromiso de su profesión tras supe- 1996a: 49-74; Véricourt 1999). rar de forma excepcional una dolencia Una vez elegido por el rayo, el aspi- prolongada cuya génesis se atribuye a un rante pedirá permiso junto a otro “maes- castigo ejemplar de los seres tutelares del tro”113 ya consagrado quien le iniciará en altiplano; algunos aprenden a curar, expe- la lectura de coca para recomendarle pos- rimentando consigo mismos el tratamien- teriormente reflexión y predisposición pa- to de su mal. ra captar cualquier tipo de información En la actualidad el número de yatiris revelada por la Pachamama, los achachilas que se afilian a ciertos sindicatos urbanos y aphällas, a través de los sueños. Sólo de de “residentes” ha ido en aumento, atraí- esta forma conseguirá un especialista te- dos por la demanda de que son objeto, ner éxito, porque depende de su buen cri- constituyendo una especialización profe- terio y de la información revelada para sional que permite, tras una dedicación ejercer bien su profesión. Los yatiris os- exclusiva, ciertos ingresos. Los yatiris más tentan marcas sobre su cuerpo que con- carismáticos y veteranos de sectores como servan como testimonio de su elección so- “Sagrado Corazón” en la Ceja de El Alto brenatural y que muestran con orgullo a de La Paz o de “Faro Murillo” en las inme- los clientes escépticos. Existen indicios, en diaciones de Villa Dolores, no dudan en el mismo momento del nacimiento, que traer de sus comunidades de origen a fa- sugieren la vocación específica del retoño miliares, compadres y conocidos con lige- como posible yatiri. Los que nacen de pie ros conocimientos, rudimentarios, de lec- (kayuni o kayulla) y los gemelos (ispa) go- tura de la hoja de coca, e incluso les ins- zan de esta consideración particular que truyen con rapidez a su llegada para que, luego debe ser refrendada por el rayo con el tiempo, puedan conseguir su propia (Carter y Mamani 1982: 294). En ocasio- cartera de clientes. Esta circunstancia con- nes, basta que el rayo se haya manifestado lleva tensiones frecuentes entre los miem- en algún antecesor directo de la familia bros del sindicato quienes tratan de evitar para considerar que el nuevo aspirante la proliferación indiscriminada de “maes- “tiene rayo”. tros” y propicia, igualmente, las dudas y En otras ocasiones, la selección del sospechas de los pacientes, al tratar con candidato se fundamenta en un sueño “farsantes” y falsos yatiris. prodigioso, a través del cual, diversos san- El yatiri, una vez elegido o sancionado tos y “caballeros” revelan los secretos del por el rayo y consumada su iniciación no oficio al nuevo especialista, formulando puede desvincularse del compromiso ad- múltiples preguntas que el aspirante, a quirido, debiendo ejercer sus funciones medida que madura en su conocimiento, donde sea oportuno y a toda persona que Aymaras de Bolivia 103 se lo solicite (Huanca 1990: 69). El “maes- afecta al enfermo, el tratamiento a seguir, tro” participa de la vida comunitaria co- los seres y personajes implicados, el tipo mo un campesino más, pero su presencia de ofrenda que mejor se adapta al proble- se deja notar; es un consejero muy solici- ma, así como el lugar donde la mesa tiene tado, cumplidor de sus obligaciones res- que ser entregada para que sea recibida pecto a los cargos que toda persona ma- con mayor gusto y resulte, en consecuen- dura (jaqi) debe efectuar al servicio de la cia, más eficaz. El buen yatiri, a pesar de la comunidad. Introduce las oraciones y sencillez y compostura a que le obliga el ch’allas (libaciones rituales) en las reunio- sagrado camino en el que se ha iniciado, nes o consejos cuando el cariz del asunto no duda, en momentos de mayor franque- tratado así lo aconseja. Maneja con soltu- za, en constatar la calidad de su saber por ra los conflictos frecuentes en el ámbito el gran número de clientes que le buscan y campesino así como los producidos en el “molestan”. dominio de los “residentes” urbanos, por El ch’amakani es el “dueño de la oscu- cuanto, él mismo participa como “resi- ridad”. Lo referido en el caso del yatiri dente” de las obligaciones adaptativas que puede considerarse válido para este nuevo la ciudad impone. especialista, cuyo carácter específico resul- El yatiri conoce la naturaleza de las ta de su capacidad para comunicarse y ha- enfermedades que dañan y afligen a los blar con los seres tutelares aprovechando aymaras; la consulta médica convencional la oscuridad, las sombras y la noche. Es un es descartada, habitualmente, por su inefi- eficaz intermediario entre los seres sagra- cacia e incompetencia en atender la propia dos aymaras y la gente; el problema con- conceptualización aymara de la dolencia. sultado por los pacientes es dramatizado y Su terapia se basa en el diagnóstico esta- escenificado en una conversación que el blecido tras la consulta a la hoja de coca; “maestro” interpreta y desarrolla en la os- posteriormente actúa sobre la afección curidad. Convoca a los seres que lo apo- utilizando sus conocimientos como médi- yan (aphällas) y modera un diálogo entre co “naturista” conocedor de hierbas y em- ellos y los afectados para establecer las plastos (circunstancia que se da entre la causas del mal que les aqueja, así como la gran mayoría de los campesinos) y, en los identidad de los responsables114. casos precisos, prepara una ofrenda com- Las personas y seres tutelares que han pleja (mesa, misa) con la que seducir a los contribuido en la formulación del daño, seres tutelares implicados en la aflicción son convocados por el “maestro”, quien sufrida por su paciente. tiene acceso y poder sobre los ajayu La hoja de coca indica al “maestro”, (“sombra” principal), de los implicados y una vez intercambiada la información sospechosos; son reunidos por el poder de pertinente con el paciente, el tipo de do- los aphällas quienes los hacen llegar “co- lencia, enfermedad o carencia aflictiva que mo viento”. Los “sospechosos” muestran 104 Gerardo Fernández sus razones y revelan hasta qué punto es- do la posibilidad de que el origen de esta tán implicados en la aflicción del doliente; práctica terapéutica itinerante pudiera lo- si sus argumentos no resultan lo suficien- calizarse de forma cronológica en pleno temente convincentes son castigados con siglo XIX. Pese a todo, los propios kalla- rudeza por el aphälla principal o asinta- wayas de la ciudad de La Paz esgrimen ac- run (de “asentado”). El ch’amakani da voz, tualmente una variable de autoridad co- en la oscuridad, a cada uno de los perso- mo médicos antiguos relacionados con la najes convocados que intervienen en la se- propia figura del inka (Vulpiani 1993). En sión. Una vez que el aphälla principal ha este modelo “mítico” puede influir la rele- manifestado su criterio, indicando la na- vancia de la imagen aportada por el cro- turaleza del problema, el tipo de ofrenda nista Guamán Poma donde aparecen los por realizar, el lugar de la entrega y los es- kallawayas como portadores de las andas tipendios del especialista (al que denomi- incaicas en tiempo de paz (Guaman Poma na “muchacho”), se despide de todos los 1987: 334-335). Los kallawayas poseen un presentes. vasto conocimiento de especies naturales, Al encender la luz, se observa cómo el flora, fauna, substancias orgánicas y mine- tari de coca (tejido ceremonial donde se rales que emplean como remedios en el depositan las hojas de coca) del ch’amaka- tratamiento de las enfermedades locales ni está revuelto, señal de que los aphällas (Girault 1987). Conocen igualmente dife- se han servido su coquita; lo mismo suce- rentes prácticas rituales vinculadas con de con el vino y el alcohol que aparece tratamientos terapéuticos específicos; son desparramado sobre los utensilios del consumados especialistas en la lectura de “maestro”. la suerte de coca, los naipes y la elabora- El ch’amakani impone un respeto ri- ción de ofrendas complejas e identifican la guroso, pertenece a la jerarquía más eleva- etiología de ciertas enfermedades relacio- da de los especialistas rituales aymaras y nadas con la pérdida del “alma” (Bastien goza de cierta ambigüedad en su desem- 1986; 1996; Rösing 1990-1996; Fernández peño, por cuanto conoce “ambos cami- 1998a; 2001). nos”, el camino “blanco” y el camino “ne- 3.2. Las enfermedades gro”, lo que le emparenta con el layqa, el brujo o especialista aymara del daño. La clasificación taxonómica de las en- Los médicos “naturistas” kallawayas, fermedades, desde la perspectiva aymara, ejercían, no hace mucho, una práctica mé- depende en gran medida del diagnóstico dica de carácter itinerante por el altiplano predictivo que el “maestro” efectúe en un y otros remotos confines. Según Saignes primer momento. El “maestro” tiene que (1983: 369,372), se justificaba como res- discernir si se trata de una enfermedad “de puesta específica en un contexto coyuntu- la gente” o si es para miriku (médico), tuk- ral de crisis ecológica relevante, plantean- tura (doctor) o para “transfusión” (Alba Aymaras de Bolivia 105

1989: 22). Es el especialista el que distin- “maestro” entabla una meticulosa conver- gue el tipo de dolencia de que se trata en sación con el paciente y sus familiares so- función de la sintomatología de la dolen- bre todos aquellos aspectos que unos y cia y atendiendo al testimonio del pacien- otros consideren de relevancia respecto al te así como, principalmente, a lo que él caso. Los derroteros de la conversación no mismo “ve” a través de los diferentes re- consisten tan sólo en las apreciaciones es- cursos predictivos. Con todo ello efectúa trictamente médicas, sino también socia- un primer diagnóstico y propone la tera- les y religiosas, incluyendo una escrupulo- pia que mejor se ajusta a los caracteres de sa descripción sobre los asuntos cotidia- dicha aflicción. Este primer deslinde de la nos, aparentemente sin importancia e in- enfermedad, escindida entre enfermedad cidencia directa en el caso, que convergie- “de la gente”,o enfermedad “del doctor” o ron en la dolencia. La realidad que el indi- médico, ya nos adelanta parte del enfren- viduo vive a diario influye, de forma apre- tamiento, no siempre excluyente, entre las ciable, sobre su propia situación médica; dos medicinas: la medicina autóctona y la la enfermedad parece grabada en los suce- “occidental”.El “maestro” precisa urgente- sos que forman parte de la biografía coti- mente “ver” la etiología de la enfermedad, diana del paciente. Es preciso p’ijchar117 es decir, cual es su causa y su origen expli- coca abundantemente con su correspon- cativo para formular, con los datos recogi- diente llujt’a118, y fumar exhalando humo dos, un primer diagnóstico. Estas circuns- a grandes bocanadas discutiendo los tér- tancias dependen de la “suerte” del pa- minos pertinentes en los que la dolencia ciente y por tanto, es preciso interpretarla se enmarca, a criterio del “maestro”.Algu- a partir de los indicios que presenta su nos “maestros” consideran conveniente caso. tomar pusi tunka o puritu, alcohol de cua- Las técnicas empleadas por los yatiris renta grados, y ch’allar119 a la Pachama- y otros especialistas del altiplano se funda- ma, la “Madre Tierra”,a quien siempre hay mentan en el análisis concienzudo de dis- que tener en cuenta durante los convites tintas prácticas predictivas. El procedi- ceremoniales; resulta conveniente no pre- miento más usual y fiable consiste en la cipitarse en exceso y cumplir con los re- lectura de hojas de coca -“la coca, mejor quisitos que marca la cortesía aymara de- habla”- frente a otros métodos posibles. dicando el tiempo preciso para cada con- Para ello, el “maestro” selecciona las mejo- sulta y utilizando el formato ceremonial res hojas de que dispone, frescas y jugosas, pertinente. “vivas”115 para que indiquen con certeza; Elegidas las hojas de coca e informado tiene que pedir permiso o licencia para el “maestro” sobre lo relacionado con el empezar la consulta116. Durante la fase de caso, se efectúa la consulta. Cada “maes- selección de las hojas de coca, en número tro” posee su propio tari ceremonial para variable según criterio del especialista, el leer o “ver” en coca120. Hay que leer la 106 Gerardo Fernández

“suerte” del paciente, es decir, analizar las realiza. La presencia de “trancas”123 que causas que han intervenido en la defini- cortan el “camino” sugerido por el espe- ción del daño y contrastar su carácter, na- cialista; la calidad y el valor iconográfico turaleza y calidad para esgrimir, a conti- de las hojas que se depositan sobre el con- nuación, la terapia más recomendable. junto de referencia (Ossio 1989: 284-291); Una vez introducidas las hojas de co- la disposición de las hojas sobre el haz ver- ca, previamente seleccionadas, en el tari doso o el envés blancuzco124; la composi- junto a su nayracha121, el yatiri dobla el ción figurativa que se produce entre el tari en cruz, lo presenta, formulando una conjunto de referencia y las hojas que se plegaria en solicitud de licencia o permiso han superpuesto en el desarrollo de la para leer la coca, y lo bendice con su ma- consulta; la respuesta de la hoja a los inte- no derecha trazando tres cruces sobre el rrogantes expresamente formulados por el tejido122. Desdobla el tari y antes de abrir- especialista, constituyen, todos ellos, as- lo por completo presiona sobre la superfi- pectos relevantes de la “batería de datos” cie del tejido reclamando a la hoja que in- que el yatiri recoge durante la sesión. dique la “suerte”. Una vez desdoblado Todos estos datos, refrendados en completamente, el yatiri evalúa la disposi- nuevas consultas que se realizan a conti- ción de las hojas, sus amontonamientos, nuación para corroborar o desmentir las los diversos “caminos” trazados en el tari, apreciaciones de la primera, consolidan la situación respecto a la nayracha y los un diagnóstico preciso, según la aprecia- crucifijos (si los hubiere), etc. Luego, la ción del “maestro”, que es formulado en consulta se formula de forma más inquisi- términos narrativos de gran coherencia, tiva pasando a un estamento de mayor de forma que, en no pocas ocasiones, el agudeza e interpretación visual. Para ello paciente o sus familiares se adelantan al se eligen algunas de las hojas del tari en re- diagnóstico aventurado por el propio es- presentación de conceptos y personas im- pecialista. El paciente encuentra razones plicadas en el caso, escenificando un cua- lógicas para argumentar de forma razona- dro compositivo de referencia con todos ble su enfermedad en los acontecimientos los protagonistas (Carter y Mamani 1986: que ha vivido, en su propia biografía, una 409-426). Sobre este conjunto representa- vez contemplada a la luz de las escenas de- tivo en el que se incluyen personas, lugares finidas en los trazos que conforman las y diversos personajes tutelares cuya inci- hojas de coca. dencia en el caso se considera probable, el Existen otros procedimientos predic- yatiri arroja suavemente, con su mano de- tivos empleados por los yatiri aymaras, si recha, un conjunto de hojas recogidas del bien, ninguno de ellos se considera tan fia- propio tari que van señalando, al deposi- ble como la hoja de coca. Uno de los más tarse sobre el grupo subyacente, las pautas conocidos, cuyas referencias encontramos indicativas del análisis que el especialista en los textos coloniales así como en los in- Aymaras de Bolivia 107 formes etnográficos contemporáneos, es cas coloniales (Guamán Poma [1615] el uso de wank’u o “conejo de indias” em- 1987: 270) y relatos alusivos a la extirpa- pleado para realizar “limpias” ceremonia- ción de idolatrías (Albornoz [1570] 1990: les en los enfermos (Frisancho 1988: 147), este “maestro” destaca sobre los de- 59)125. El especialista disecciona el animal más por el poder que le confiere el ejerci- una vez efectuada la “limpia”; dicho ani- cio de la palabra, es decir, su facultad de mal se ha impregnado de la enfermedad hablar con los aphällas y demás seres tute- sufrida por el paciente, al pasarle por toda lares aymaras que pueblan el espectro eco- su superficie corporal. La dolencia se loca- lógico altiplánico (Fernández 1997b)128. liza en alguna de las vísceras del cuerpo Por si fuera poco convoca al ajayu de los del animal sacrificado. La observación enemigos y “sospechosos” de haber em- concienzuda de dichas vísceras esclarecerá pleado “malas artes” contra su paciente, la causa del mal que sufre el doliente. infiriéndoles severos castigos. De esta for- El naipe es utilizado como recurso ma, en una sesión desarrollada en plena predictivo por parte de algunos “maes- oscuridad, el ch’amakani conversa, ame- tros” ceremoniales, particularmente en la naza y castiga, exhorta y reconcilia a los ciudad, aunque produce ciertas reticen- implicados en el caso expuesto por el pa- cias126. El caso del orín fermentado resul- ciente; incorpora las voces de personajes ta ilustrativo del valor otorgado por las so- distintos, como si efectivamente estuvie- ciedades aymaras a la observación meticu- ran en la sala (a través de la convocatoria losa. El orín podrido (una semana al me- realizada a sus ajayu), de tal manera que la nos) del doliente es utilizado por el “maes- actuación que realiza sobre los ajayu re- tro” para diagnosticar la causa de su aflic- percute sobre las personas propietarias de ción. Para ello se utiliza millu (sulfato de los mismos. De esta forma, conversando aluminio), alumbre, que se mezcla con el con los afectados y con los posibles cau- orín ligeramente tibio del paciente lo que santes del mal, se aclaran los hechos y el da lugar a una reacción química que se ch’amakani establece el diagnóstico perti- manifiesta por la producción abundante nente y la terapia que mejor se adecua a la de espuma (Girault 1987: 533). El análisis casuística concreta de la dolencia. de las figuras representadas en la espuma Una vez conocido el origen de la en- y demás partículas suspendidas en el orín fermedad, se estipula su categorización ta- establecen las claves interpretativas del ca- xonómica, la competencia o incompeten- so. Si el orín no “levanta” su espuma, tex- cia del “maestro” para sanar, así como el tualmente si no “brota”127, es considerado calendario terapéutico preciso que debe augurio nefasto para el paciente. fijarse para la resolución exitosa del da- El especialista ritual aymara de mayor ño129. prestigio es el ch’amakani. Como los anti- La concepción aymara de la enferme- guos “hechiceros” recogidos en las cróni- dad responde a diferentes criterios tipoló- 108 Gerardo Fernández gicos. Como ya he reseñado, en caso de no resulte competente. Se acusa a los fragante incompetencia del “maestro” en “maestros” urbanos que trabajan en los la resolución del problema, en tanto en enclaves alteños de buscar simplemente su cuanto, la propia hoja de coca aconseje el beneficio -“por plata no más hacen”- olvi- tratamiento terapéutico del médico, se re- dándose del mencionado principio deon- currirá, en la medida de lo posible y siem- tológico que considera su oficio y conoci- pre que las posibilidades económicas lo mientos más apropiados para la realiza- permitan, al doctor. En la ciudad de La ción de un servicio que para el ejercicio de Paz, donde la presencia de postas y centros una profesión remunerada. De hecho, al- de atención sanitaria resultan más fre- gunos “maestros” cobran una vez sanado cuentes, la medicina tradicional y la occi- el paciente y no antes. dental suelen complementarse en el trata- Las enfermedades “de la gente” pue- miento de las dolencias, a pesar de las re- den responder a una etiología dispar. Re- ticencias y respetos que el médico produ- sultan frecuentes los comentarios relativos ce. El paciente prueba ambas fórmulas sin a “resfríos” ocasionados por un cambio excluir ninguna posibilidad130. La aten- brusco en la temperatura corporal. La en- ción del mercado terapéutico urbano fermedad, en este caso se debe a una alte- cuenta igualmente con la observancia y ración del equilibrio térmico del cuerpo, respeto ocasional de las élites paceñas res- producido por la exposición al ambiente pecto a las técnicas médicas tradicionales del altiplano o bien por la ingestión de ali- indígenas y populares hispanas, debatién- mentos de caracteres opuestos, “cálidos” o dose entre la aceptación y el desprecio ma- “frescos” (Ortega 1980: 115-139). Los ay- nifiesto (Fernández 2001). maras no alternan comida y bebida du- En el dominio rural, sin embargo,re- rante el almuerzo, separando temporal- sulta extraño que el yatiri no pueda hacer mente las comidas principales del día y nada, a no ser que considere que el enfer- procurando no enfrentar alimentos de di- mo se encuentra en situación de extrema ferente carácter o interrumpir la digestión gravedad. Es probable que el “maestro” (cálida) con alguna bebida “fresca”131. En que efectuó la consulta de la hoja de coca estos casos, la terapia acostumbrada con- estime oportuna la intervención de otro siste en hacer ingerir al paciente un prepa- especialista, más “capo” (experto) que él rado que permita restablecer el equilibrio en la atención de un tipo determinado de térmico original. Si el paciente presenta dolencia. La hoja de coca indica quien va a “temperatura” (fiebre) se procede a reba- efectuar mejor el trabajo -“no es para mí; jar la fiebre con un emplasto o cataplasma vaya no más”- y el “maestro”,de acuerdo al refrescante; es preciso evitar los baños concepto fundamental de servicio que completos, especialmente cuando el en- marca su “camino”, tiene que renunciar al fermo es de corta edad. Si la manifestación tratamiento de clientes en cuya curación externa de la dolencia consiste en escalo- Aymaras de Bolivia 109 fríos y destemplanza general del cuerpo, se algo de incienso y alcohol por si alguna abriga al enfermo y se prepara algún “ma- entidad nocturna lo retiene. Toca la cam- tesito” (infusión) caliente. Así pues, en es- pana y con la ropa del niño, que hace girar te caso, si bien el procedimiento terapéuti- con su mano derecha en todas las direc- co pretende reintegrar el orden térmico ciones del espacio describiendo círculos corporal perdido, causa de la enfermedad, en sentido contrario a las agujas del reloj, el sistema de alimentación preventivo lo llama al ajayu del paciente: “Jutam, jutam, que considera es precisamente no originar jutam, jutamay ajayu!” (¡Venga, venga, ese desfase calórico seleccionando alimen- venga, venga no más, espíritu!). Deposita tos de carácter térmico semejante y evi- la ropa y el dulce sobre el suelo, apartán- tando la alternancia de bebida e ingestión dose unos metros y observando cualquier de alimentos, durante las comidas. Una indicio entre las sombras nocturnas134. vez concluida la comida se calma la sed. Dice el “maestro” que a los pocos minutos Las personas enferman frecuente- una sombra o algún insecto se deposita mente por “accidente”. Los niños, que sobre la ropa del afectado, síntoma indu- acostumbran ser curiosos, se acercan a lu- dable de que el ajayu ha vuelto seducido gares132 poco recomendables como ce- por la ropita y el dulce. El yatiri recoge to- menterios, “calvarios” y chullpas (restos do con rapidez del suelo trazando con el arqueológicos y tumbas antiguas), dota- dedo índice de la mano derecha una cruz dos de una significación y “vitalidad” sin- en el lugar y besando la tierra alzada, en gulares, “asustándose” y perdiendo, como señal respetuosa de licencia, que se llevará consecuencia su ajayu133. Puede suceder consigo. Finalmente retorna a la casa por que algo les origine una fuerte impresión, otro camino diferente por donde vino. Ya una caída o algún suceso imprevisto que en la habitación donde reposa el enfermo les haga “asustarse”.A partir de ahí el niño se le ajusta la ropa colocando el dulce a la se muestra inquieto, los ojos enrojecidos, cabecera del catresito. Hay que volver a huidizos, mostrando unas penetrantes llamar al ajayu y santiguar al niño con la ojeras; no concilia el sueño y pierde al señal de la cruz aplicándole sobre la frente apetito. Se ha “asustado” y como conse- sal y tierra que se alzó del lugar donde per- cuencia de la impresión recibida, su ajayu dió su ajayu como consecuencia del sus- se perdió. Para sanarlo, el “maestro” o al- to135. Algunos padres emplean el crucifijo guno de los familiares, acuesta al enfermo de un rosario para llamar el ajayu de sus en su catre, lo arropa bien y, mientras hijos, depositándolo sobre la cabeza del duerme, recrimina a su ajayu, a su animu, afectado, al tiempo que le santiguan con a su kuraji, que vuelva. Para ello, se acerca un poco de sal mezclada con saliva y tierra al lugar donde ocurrió el suceso con parte del lugar136. de las ropas del afectado y algún dulce o Los jóvenes y adultos pueden ser sor- fruta de sus preferencias, especialmente si prendidos por diferentes personajes que se trata de pacientes de corta edad. Ofrece “raspan” el cuerpo de los viajeros solita- 110 Gerardo Fernández rios, particularmente por la noche o en lu- popularmente. La “maldición” parece más gares poco transitados, capturando su aja- propia de los núcleos urbanos donde las yu. Es el caso de los “malignos” saxras, diferencias económicas y sociales se dispa- ñanqhas, antawalla o del propio kharisiri, ran. Así es el parecer del “maestro” Modes- ese peculiar “sacamantecas” presente en el to Capcha en relación con los frecuentes espacio andino. La terapia recomendada casos de “maldición” que él atiende, rela- en estas ocasiones tiene que ver con los cionados con problemas de infidelidad modelos de reciprocidad que pactan los conyugal y reclamaciones económicas jaqi aymara137. Este tipo de personajes fundamentadas en la “envidia”. “En campo “atacan”, agreden a los humanos... se los todos somos pobres pues”. El control eco- “comen”.El “maestro” conceptualiza su te- nómico y social resulta mucho más férreo rapia como una labor de “defensa” del do- en el dominio rural que en la miscelánea liente y fundamenta su estrategia en tér- urbana. La transgresión física o moral minos de reciprocidad culinaria. efectuada en la ciudad como causa origi- Algunas enfermedades tienen como naria de la “maldición” presenta, en el do- fundamento las tensiones sociales, caso minio rural, una contraparte “mística” en del “reniego”. El “renegar” debido a una la que son los seres malignos que habitan disputa áspera con algún familiar o vecino las alturas del altiplano los que agreden, produce algo semejante a la jaqueca trata- roban, engañan y hacen enfermar a las da simplemente con cura de sueño y la personas, desafiando las normas sociales consiguiente reconciliación. “Abuenarse” que rigen la vida comunitaria. En estas si- es un imperativo moral que la comunidad tuaciones se busca al especialista en la exige a sus miembros ante cualquier even- producción del daño: El layqa. El layqa es tual conflicto que se haya desatado. Los el “brujo” aymara (Berg 1985: 109); el es- enfrentamientos y desórdenes familiares o pecialista en la creación de “daño”. Si bien intracomunitarios repercuten en la pro- nadie afirma explícitamente ser layqa,el ducción, en la salud y en el habitualmente rumor y los comentarios sí suelen señalar disciplinado orden cosmológico que diri- ciertas actitudes indeseables de algunos ge la vida campesina. Los ritos de perdón “maestros”. La mayoría de los “maestros” en relación con catástrofes ecológicas (se- sabe “devolver” el daño que sufre un pa- quía, heladas, granizo) resaltan la urdim- ciente a quien lo originó con la intención bre e interconexión existente entre los pa- de que a él llegue la “maldición” y le haga trones morales, la vida social, la salud y el enfermar gravemente, sin que dicho pro- ciclo productivo (Overgaard 1976: ceder ocasione la menor censura. Se con- 243-250; Ochoa 1975b: 1-9). sidera lógico “devolver” el daño a quien lo Las tensiones sociales pueden canali- produjo y que sobre él caigan las penas e zarse igualmente mediante prácticas de infortunios de su proceder. La sintomato- hechicería o “maldición” como se conoce logía de la maldición radica en la desgana, Aymaras de Bolivia 111 pérdida de apetito, enfrentamientos cons- paciente, que se abandonan en los cami- tantes en el seno de la familia -“mujer y nos con la intención que la enfermedad se hombre como perro y ”- y en la mani- vaya con los viajeros que levantan la comi- festación persistente de “mala suerte” en da “contaminada”. En este sentido resulta todas las iniciativas que emprende el afec- interesante la apreciación de ciertos yatiris tado. Para sanar de la maldición es preciso quienes consideran que sólo pueden utili- devolver la pena, llaki, que padece el do- zarse productos “vivos”, es decir, que con- liente a su origen; es decir a la persona tengan fluidos capaces de identificarse en causante del daño, al “enemigo”. su naturaleza con los tejidos orgánicos del El mal se devuelve mediante un pro- paciente. La fruta se emplea con mucha ceso simbólico que tiene por objeto la lim- frecuencia así como el huevo, sin embar- pia ritual del paciente, alejando de su en- go, el pan, al ser “seco”,consideran que no torno, la pena, la desgracia, la suciedad y sirve para canalizar la limpia ritual de la contaminación que el daño produce (Rö- enfermedad. sing 1990: 191-294). Para ello es preciso Los caracteres que se atribuyen a los efectuar un baño ceremonial con el resul- seres tutelares aymaras presentan una am- tado de la decocción de una ch’iyara mesa bigüedad generalizada. Su actitud ante los o ch’aphi mesa138. El paciente se moja las humanos depende, en gran medida, del diferentes partes del cuerpo con el líquido capricho (Monast 1972: 629). No existen resultante del preparado, indicando que la principios maniqueos y excluyentes en su maldición “se vuelva” (kutira). Otro pro- perfil caracteriológico. Son buenos y ma- cedimiento frecuente de limpia ritual con- los en razón de las circunstancias, como siste en la ruptura violenta de kaytu (hilo) las personas, actuando aparentemente a su negro y blanco trenzado en sentido con- albedrío, aunque presentan caracteres trario a las agujas del reloj,“a la izquierda”, propios que adornan la personalidad dis- en sentido inverso al de su empleo habi- tintiva de cada uno de ellos, en parte debi- tual dentro del arte textil; se denomina do a lo que son sus predilecciones culina- ch’iqa ch’ankha. Una vez que el hilo ha pa- rias. sado por la cabeza del paciente se quiebra Ciertas patologías infectocontagiosas a la altura de su cuello con fuertes tirones que presentan sarpullidos cromáticos so- que fundamentan la “limpia” y devolución bre la piel y picos febriles importantes (es- del mal. carlatina, sarampión...) se consideran “vi- La “maldición” se entiende igualmen- sitas” a las que hay que atender (Aguiló te como objeto de intercambio culinario a 1985: 123). Es preciso adecentar la sala partir del ofrecimiento de una ch’iyara con unas flores a la cabecera del enfermo mesa que es entregada a los seres respon- con la intención de que la “visita”,compla- sables de las desgracias humanas. Se utili- cida con el trato dispensado, se vaya pron- zan alimentos, en las limpias rituales del to sin dañar a nadie. 112 Gerardo Fernández

Un concepto importante relativo al cuenta en los convites ceremoniales, resul- origen de las enfermedades responde al tan muy peligrosos; su hambre no ha sido modelo del incumplimiento ético. Saltarse saciada convenientemente, lo que justifica las obligaciones morales comprometidas que hagan enfermar a cualquiera que se con el espacio ecológico altiplánico, con acerque por sus inmediaciones.“Agarra” al los lugares “fuertes”, los achachilas, la Pa- desprevenido, devorando su ajayu.Por chamama, los chullpa awichus o los calva- eso, algunos “maestros” incluyen en su le- rios de “gloria”139 comprometen la salud tanía ceremonial un recuerdo a los lugares de las personas así como la disciplinada “olvidados” o no recordados: “Amtata, jan sucesión de fenómenos metereológicos en amtata; Olvidado, te lo estamos pagando aras a una producción exitosa. Las faltas con esta mesita”. cometidas en las obligaciones recíprocas Las posibilidades de hacer enfermar al existentes entre las personas y sus seres tu- entorno comunitario mediante una aflic- telares se saldan con alteraciones catastró- ción generalizada se produce igualmente ficas en el ciclo productivo, incidencia mediante acciones inconvenientes en el irregular de las lluvias, pobres cosechas, seno de la comunidad y de la familia, un sequía, heladas, granizadas140, y afectan qhincha (adúltero) trae mach’a, hambru- igualmente a las posesiones de las perso- nas para la colectividad (comentario per- nas, su ganado, el hogar o la salud de las sonal de Xavier Albó). Por otro lado, co- familias. Estas atenciones necesarias que nocidas son las consecuencias de los abor- los aymaras sostienen con un medio eco- tos clandestinos. El granizo visita la comu- lógico “vivo” se fundamentan en la obliga- nidad de la familia infractora golpeando ción de asistir, alimentar y tener en cuenta sus sementeras. Los abortos que se produ- en los momentos precisos del año a los se- cen deben ser enterrados junto al achachi- res tutelares (Albó 1991a; Kessel, (Coord) la y compensados, por la vida que no van 2000). A su vez, en justa reciprocidad, a disfrutar, con los abalorios en miniatura ellos cuidan de la producción de tierras y característicos de su sexo. De no ser así el ganados alimentando a las personas (Kes- granizo arrebatará los productos de la co- sel 1992a: 46-48; Kessel y Condori 1992: munidad provocando hambrunas feroces. 19). La vida en el altiplano depende de la Las reacciones colectivas ante situaciones eficacia del pacto establecido entre unos y ecológicas catastróficas incluyen reitera- otros que construyen sus relaciones de- das ceremonias de perdón efectuadas en- pendientes mediante aynis culinarios. Si el tre todas las familias que integran la co- ayni no se renueva de forma periódica, el munidad, habitualmente sobre la cumbre compromiso queda roto y surgen los re- del cerro achachila más representativo clamos de los lugares de poder, de los seres (Ochoa 1975b). La enfermedad no es un tutelares “olvidados” y hambrientos. Los acontecimiento individual ni en su sinto- lugares “olvidados” que no se tienen en matología, ni en su tratamiento produ- Aymaras de Bolivia 113 ciéndose situaciones de aflicción colectiva, “Para los que han enfermado son estos como la resaltada, que demanda la acción platos (las mesas); para estos son un cam- terapéutica coordinada de toda la colecti- bio; como podemos hacer cambiar un ro- vidad. pa, podemos hacer cambiar, así es pues es- Las ofrendas “pagadas” a las ispällas y to pa que nos desampare, pa que nos de- guardadas en el troje del hogar campesi- fienda pa que nos saca nuestros espiritus a nosotros que nos está afectando; para eso no, para que no falten los productos agrí- es pues esto. ‘Ahora, aquí tienes plato [se colas durante el año, testimonian un pac- refiere al comensal sagrado implicado en to ceremonial y un compromiso recíproco la enfermedad], en tu consensamento, sír- que es preciso renovar cada cierto tiem- vase usted’. Entonces, ‘al Pedro, no tienes po141. Si los inquilinos se olvidan de la que atacármelo’, entonces ‘con este puro obligación de ch’allar periódicamente a la [alcohol] me recibes’, entonces, ‘¡servite ofrenda de las ispällas, conservada en el ya!, con alcohol, servite...’ La mesa hemos hogar, ésta procurará saciar su apetito cas- entregado ahorita van a estar quemándo- tigando a la familia con alguna dolencia. se, comiendo ¿no? En ese rato hay que lla- 42 Los seres tutelares que no han sido ali- mar pues al espiritu1 . Ahora ahisito tie- mentados ritualmente por las familias nes que fijarte, recoges con su ropita... ¡ca- “devoran” a los infractores, produciéndo- balito se llega! Recoges la ropa, atrás ya no tienes que mirar, a la casa tienes que llegar les enfermedades y diversas desdichas. La con el espiritu, cuerpo humano, para estar enfermedad, derivada del incumplimiento sanito siempre.” de dicha obligación moral, se resuelve me- diante una “agresión” o “ataque” al infrac- (Carmelo Condori; Prov. Omasuyos). tor quien enferma como consecuencia del *** mismo. Para evitar que hombres y mujeres Las afecciones que producen un desa- sean objeto del apetito desbocado de los sosiego creciente en el enfermo y sus fami- personajes que pueblan el altiplano y liares con implicaciones de gravedad ex- aprovechando la circunstancia de que ponencial al paso del tiempo, son aquellas “ellos saben comer igual que nosotros” que tienen que ver con los acontecimien- (Phaxsi 1988: 12), según comentario habi- tos sufridos por las “sombras” de los seres tual de los campesinos aymaras, es preciso humanos. El extravío de las “sombras”, la alimentarles de acuerdo a sus preferencias necesidad de ser reintegradas al enfermo culinarias. Hay que calmar su apetito y re- para su curación eficaz, el desconocimien- novar los lazos mediante el ofrecimiento to que presenta el médico convencional de los “platos” preferidos por ellos; hay sobre esta etiología concreta, junto con la que preparar mesas, sus comidas predilec- frecuencia y variedad de ocasiones en que tas: se asocian crisis de salud asociadas a las 114 Gerardo Fernández kimsa ch’iwi (las tres “sombras”), constitu- o bien bajo la forma de animales silvestres yen aspectos lo suficientemente complejos o meteoros, agarran una parte sustancial, y relevantes como para justificar un trata- representativa del ser humano, se llevan su miento preferente en su presentación y ch’iwi, su “sombra” o, al menos, una de las análisis formal. tres “sombras” (kimsa ch’iwi) que forman parte de las personas. 3.3 Las “sombras” Tales “sombras” comparten el común denominador de poder ser identificadas, “Saxras se llaman esos ‘maliños’ (malig- no sin cierta ambigüedad, como “almas”, nos), saxra, ñanqha, diablo, “maliño”, al- gunos dicen Satanás. De saxra agarran aunque este último término, prestado del pues los ajayus, sus animus, su ispiritu castellano desde antiguo, tanto en que- siempre. Eso no más es, pero cuando los chua como en aymara es más utilizado pa- saxras entran los cuerpos, aquí, el cora- ra referirse a los difuntos, que siguen inte- zón, el corazón entra... ¡ya! ¡Todas partes ractuando con los vivientes (Albó 1997: le entra, le entra!” (Manuel Coa, La Paz). 337-338; Fernández 1998c). Una de las consecuencias inmediatas Uno de los juegos habituales entre los que se derivan de la pérdida de la “som- pastores benjamines del altiplano aymara, bra” es un malestar progresivo que puede en los momentos de tregua frente a las implicar un estado de convalecencia grave acechanzas del zorro (qamaqi, tiwula) para el afectado. Es preciso acudir a la ma- consiste en perseguirse por los cerros y yor brevedad posible a un maestro cere- pampas hasta darse alcance, momento en monial, un “sabio” o yatiri con la inten- el que el capturador grita al efectuar la ción de restituir la “sombra” extraviada presa: “¡Katjata!” (¡cogido!). cuanto antes. El tiempo que el afectado Los seres tutelares del altiplano ayma- demore en el rescate de su “sombra” in- ra, las montañas (achachilas), la “Madre fluirá en el empeoramiento paulatino de Tierra” (Pachamama), los malignos perso- su situación general. najes de la noche y de las profundidades Este tipo de proceso patológico rela- (saxras, ñanqhas)143, los de la “gloria” (ra- cionado con la pérdida de una de las yos y calvarios) y los antiguos (chullpas), “sombras” es achacado a una serie innu- juegan a semejante práctica con los seres merable de problemas de salud en el alti- humanos, los “agarran” desde adentro, plano aymara. La trascendencia de este su- sorprendiéndoles en los caminos durante ceso tiene una dimensión patológica rese- los acostumbrados viajes a pie por que- ñable en el peligro que implica esa situa- bradas y collados, puede ser en las propias ción y la relativa frecuencia de su inciden- chacras de cultivo o en las inmediaciones cia. Las afecciones relacionadas con el del hogar; les “agarran” y se los llevan con- cuerpo, accidentes, torceduras, hemorra- sigo. Sin embargo estos seres que adoptan gias, dolores y fiebres, no son considera- figuras diferenciadas, bien sea como “aire”, das propiamente “enfermedades” y, en Aymaras de Bolivia 115 cualquier caso, de “segundo orden”. Las nocida como ajayu, término antiguo reco- enfermedades que implican una amenaza gido por Bertonio ([1612] 1984, II: 108) real y una pronta preocupación por el es- que lo define como la “sombra” de todas tado general del enfermo tienen que ver las cosas. El ajayu es la sombra principal, con los acontecimientos sufridos por las su pérdida implica la muerte irreparable “sombras” en relación con el talante de la del doliente. Las otras “sombras” reciben extraviada, en su caso, así como del perso- denominaciones prestadas del castellano: naje que la retiene contra su voluntad con La segunda “sombra” es el “ánimo” o ani- la intención de devorarla. Ni que decir tie- mu, de carácter secundario frente a la pri- ne que este tipo de argumentación etioló- mera. Su pérdida puede ser corregida gica no encuentra eco en los escasos servi- puesto que existe un plazo de tiempo per- cios sanitarios formales existentes en el al- tinente en que el animu se presta a ser res- tiplano, por lo que el médico convencio- tituido al doliente para su cura eficaz; sin nal es considerado incompetente en el tra- embargo si no se toman las medidas opor- tamiento de estas afecciones144. tunas, a tiempo, la pérdida del animu pue- La consecuencia más importante que de provocar una grave dolencia en el pa- la pérdida de una de las “sombras” deriva ciente, al demorar su atención, circuns- en el afectado es una enfermedad denomi- tancia que facilita el que el animu se en- nada katja o katjata, expresión que alude cuentre lejos y que haya sido devorado en al fenómeno sufrido por el doliente quien un porcentaje que hace inviable su retor- ha sido “agarrado” sufriendo como conse- no. La tercera de las “sombras” recibe la cuencia la sustracción de su “sombra”. La denominación de “coraje” (kuraji) y su denominación completa de la dolencia pérdida resulta tan sólo un episodio sin identifica al agente productor de la enfer- importancia, puesto que tiende a reincor- medad y guarda relación con la etiología porarse sin mayores problemas a la disci- específica que presenta: Pachamaman kat- plina corporativa de las “sombras”145. jata, agarrado de la tierra; rayun katjata, Los kimsa ch’iwi, presentan una carac- agarrado del rayo; tiyun katjata, agarrado terización morfológica peculiar; constitu- por el “tío” (el diablo)... etc. yen “dobles” de la persona a la que perte- Una de las tres “sombras” del doliente necen. Su conformación se puede apreciar se encuentra en poder de dichos persona- en las tenues variaciones de luz que se ob- jes cuyas intenciones declaradas son rete- servan en la sombra de los seres huma- nerla el tiempo preciso para devorarla e nos146. Estas “sombras” arrebatadas cons- infringir, de esta forma, una severa afec- tituyen la principal amenaza a la salud en ción en el enfermo que puede culminar el altiplano aymara. Los problemas deri- con su muerte. Cada una de estas tres vados del cuerpo y el dominio de acción “sombras” recibe una denominación espe- de los médicos es considerado de “segun- cífica: La primera y más importante es co- da clase”, prácticamente veniales, sin la 116 Gerardo Fernández consideración social de amenaza y peligro nosticó una varicela y no se ocupó más del que las enfermedades relacionadas con las asunto. Sin embargo Marta, la mujer de “sombras” poseen. Jacinto, no se conformó con dicho diag- Las prácticas terapéuticas orientadas a nóstico y tratamiento convencionales. En la recuperación de las almas o “sombras” la mañana, antes de incorporarse al traba- incluyen, por una parte, una llamada de jo, se acercó a ver a su tío Macario, cono- retorno hacia el paciente que la perdió, cido yatiri de la región. La lectura de hojas circunstancia que se produce en el “susto”, de coca estableció un diagnóstico sustan- o bien, la elaboración de un plato de co- cialmente diferente al del médico conven- mida, tan suculento para el personaje que cional. Jacinto se había asustado; era pre- retiene a la “sombra” con la intención de ciso llamar de vuelta a la “sombra” que ha- devorarla, que le merezca la pena ceder su bía perdido en el viaje a La Paz. Por otra celosa tutela147, a cambio de tamaño parte, a resueltas de la estancia de Jacinto manjar. en la institución hospitalaria, el yatiri Ma- Jacinto es un joven del altiplano de Je- cario consideraba que había sido atacado sús de Machaqa (provincia Ingavi). Su por el kharisiri, circunstancia que explica- mujer trabaja como auxiliar sanitario. ba su malestar, cansancio y debilidad ge- Ambos participaron en el traslado de una neralizados. Esa misma noche acudimos a mujer parturienta a la ciudad de La Paz. El la posta sanitaria para llamar el animu de caso era particularmente desesperado Jacinto, aprovechando que el equipo mé- puesto que en su vientre ya no se registra- dico “convencional” se encontraba en La ba latido fetal alguno; la criatura había Paz. muerto y la situación de la madre empeo- Macario tras una nueva lectura com- raba por momentos. Aquel viaje por el al- pleta de coca, elaboró una ofrenda com- tiplano de Machaqa y Guaqui hacia la ciu- pleja, destinada a diferentes seres tutelares dad fue particularmente accidentado, del altiplano, especialmente a todos aque- atropellaron un perro negro en el camino llos relacionados con los caminos: acha- por las prisas en llegar y finalmente todo chilas (cerros de la Cordillera Real y otros fue en vano, puesto que la mujer falleció de carácter local), Pachamama, ch’uwa poco después de ingresada en una institu- achachilas (manantes de agua), chullpa ción hospitalaria de la ciudad. Jacinto awichas y wara waras (estrellas). La elabo- quedó impresionado del suceso. A las po- ración de la ofrenda exige considerar a to- cas semanas un sarpullido persistente dos los comensales pertinentes, realizando erupcionó por todo su cuerpo producién- un círculo en sentido contrario a las agu- dole un malestar generalizado, pérdida de jas del reloj y considerando una vuelta apetito y fiebre. El médico de la posta, un completa al horizonte. Esta vuelta co- facultativo de La Paz, escasamente inte- mienza por el Este, el cerro Illimani, y cul- grado en las costumbres indígenas, diag- mina con los cerros principales del Occi- Aymaras de Bolivia 117 dente a partir del cerro Sajama. El círculo nocturno es considerado pésimo augurio. tiene que ser trazado correctamente y de- Deposita todo el conjunto sobre el suelo. be ser hermético, “cerrado”, para resultar Tras efectuar una ch’alla (libación) de al- eficaz. Ningún comensal que no haya sido cohol para los achachilas y la Pachamama, expresamente invitado puede presentarse otra de vino para las wara waras (estre- al agasajo que Macario efectúa al elaborar llas), otra de alcohol rebajado con agua la ofrenda. para los ch’uwa achachilas y otra postrera Este movimiento de clausura es co- de alcohol para las chullpa awichas,hace rriente en el dominio ritual aymara. El sonar la campana reclamando el retorno conjunto ceremonial de invitados consti- del animu.“Jacinto, Jacinto, Jacinton ani- tuye un círculo cerrado, como debe serlo mupa jutam, jutam, jutamay” (“Jacinto, el horizonte ante las amenazas del granizo Jacinto, ánimo de Jacinto, regresa, regresa, que pretende romper la salvaguarda ritual regresa no más”). Deposita la campana efectuada por la comunidad, como debe sobre el resto de objetos que ha colocado serlo el propio dominio comunitario y el sobre un saco blancuzco en el suelo. El cla- cuerpo humano a inspiración del ejemplo vel y el Pan de San Nicolás dentro del llu- perdurable de la piedra (Fernández 1995a: ch’u y sobre el gorro de orejeras, el espejo 280). El cuerpo humano ha de permane- y la campana. Nos retiramos un buen tre- cer inviolado, cerrado y protegido; así es cho en silencio. Macario de rato en rato se diseñado con los ingredientes de la mesa acerca para inspeccionar el conjunto. El si- que conforman un objeto clausurado, co- lencio nocturno ha acompañado favora- mo corresponde a la disposición de los blemente nustra operación. De repente re- convidados al banquete ritual de la ofren- coge todos los abalorios y entra en la habi- da148. tación de la posta donde se encuentra Ja- Una vez elaborada la ofrenda, Maca- cinto. Despierta al somnoliento enfermo y rio se la entrega al adormilado Jacinto pa- tocando la campana sobre su cabeza le co- ra que la retenga contra su pecho. A la me- loca el lluch’u repitiendo su nombre “¡Ja- dianoche se dispone a “llamar su animu”. cinto, Jacinto!”. Con el nombre de Jacinto Para ello solicita de Jacinto alguna de sus le ata un trozo de kaytu, hilo trenzado de ropas, concretamente el lluch’u, caracte- lana de oveja, sobre el cuello. Le muestra rístico gorro de orejeras del altiplano. el pequeño espejo obligando a Jacinto a Dentro del lluch’u, Macario introduce un que se vea y reclamando al animu que se pan de San Nicolás149 y unos claveles reconozca. Finalmente, prepara una infu- blancos. Sobre la superficie del gorro, una sión, un mate, al que acompaña el pan de campana y un espejo. Con todo el conjun- San Nicolás pulverizado y las flores de cla- to sale al exterior de la posta. Es noche ce- vel. Jacinto bebe por completo el prepara- rrada, hacemos lo imposible por no atraer do hasta que no queda nada, solo entonces la atención de los perros, cuyo ladrido puede reposar su cabeza de nuevo en el 118 Gerardo Fernández catre. Pocos minutos después, Macario le ficar a su propietario. Debe avivar su oído ofrece para que tome una pócima especí- y acudir a los llamados efectuados de viva fica que su mujer ha preparado contra el voz y mediante los toques de campana pa- mal del kharisiri, eso sí, con absoluta dis- ra alcanzar el lugar donde el yatiri le con- creción; es decir, sin que Jacinto sepa cual voca. Debe mirarse y reconocerse en el es- ha sido la causa de su enfermedad. Si des- pejo, disfrutar de la fragancia de los clave- cubriera que ha sido atacado por el khari- les, degustar el sabor del pan de San Nico- siri empeoraría hasta fallecer. Con las últi- lás y familiarizarse con el tacto de la ropa mas recomendaciones a la mujer de Jacin- de su propietario150. Posteriormente tiene to, insistiendo encarecidamente que no que reconocerse a sí mismo en el doliente. coma ningún alimento “fresco”, especial- Para ello el “maestro”, le coloca el lluch’u mente carne, nos retiramos de la posta, sobre la cabeza, le obliga a mirarse en el bien entrada la madrugada con un frío gé- pequeño espejo; le amarra un hilo trenza- lido que nos sacude los huesos. El camino do sobre el cuello con su nombre; le hace de regreso a la casa de Macario resulta tor- ingerir las flores y el pan de San Nicolás. tuoso por la oscuridad cerrada de la no- Es decir, todos los sentidos (olfato, gusto, che; al fondo los ladridos de los perros de tacto, oído y vista) son consultados para las estancias vecinas en aproximación in- confirmar la afinidad existente entre la quietante y recortándose contra las luces “sombra” perdida y su dueño. El valor de nuestra linterna sombras amenazantes sensible de la “sombra” y su corporeidad que Macario no duda en relacionar con el es definida empleando la referencia del propio kharisiri. único modelo que se ajusta como un La estrategia de restitución del alma o guante a sus propias características: su “sombra” perdida en el caso de Jacinto im- “doble”,es decir, el propio enfermo. plica dos operaciones complejas de gran 151 relevancia sensitiva. Por un lado la confor- 3.4. La Trinidad mación de un banquete ritual con los in- “Así hablamos nosotros de espiritu, de gredientes de la ofrenda que ponen a ajayu... ¡más primero es de ajayu, de ani- prueba el atractivo culinario de los co- mu, también de kuraji. Como decimos mensales implicados en la restitución de la ahora este... estamos rezando de Dios... “sombra”,quienes deben renunciar a la tu- Dios Awki (Dios Padre), Dios Yuqa (Dios tela improcedente que están ejerciendo Hijo), Dios Espíritu Santo, igual no más es sobre ella, y “desampararla”,para que pue- tres. Igual que Dios tres también, una per- da reincorporarse de nuevo al enfermo. sona solo. Igual nosotros tenemos tres” Por otro lado, un conjunto de estrategias (Sebastián Ticona. Jesús de Machaqa). que pretenden, igualmente de una forma sensitiva encaminar el retorno de la “som- La diferente jerarquización respecto a bra” sobre el paciente. Para ello, la “som- las “almas” encuentra su fundamento a bra” debe reconocerse a sí misma e identi- imagen y semejanza del Dios católico, se- Aymaras de Bolivia 119 gún la interpretación de Sebastián. Al lleva la muerte del infortunado, mientras igual que Dios, que es “pura alma”,es uno que las otras dos, animu y kuraji, son sus- sólo, pero son tres personas diferentes, los ceptibles de ser recuperadas por el yatiri o jaqi, las “personas” aymara, poseen, como el ch´amakani si actúa con diligencia y él, tres entidades diferentes, tres “som- premura. El “maestro” ritual debe interve- bras” que constituyen una sóla unidad nir antes de que la “sombra” correspon- personal152. Entre las personas de Dios y diente sea devorada por el ser que ejerce las almas o “sombras” humanas existe una una tutela inapropiada sobre dicha som- correspondencia explícita. La “sombra” bra. Una vez que la “sombra” ha sido defe- principal, el ajayu, está vinculada con el cada por el agresor, nada puede hacerse por restituirle su “sombra” al enfermo que Padre; es de color negro intenso que pode- no puede esperar si no la muerte. Sólo la mos apreciar en el espectro luminoso in- acertada intervención del yatiri o el ch´a- terno de la sombra. La segunda, el animu, makani antes de la completa ingestión de relacionada con el Hijo, posee un color la sombra y su posterior excreción puede menos opaco que el ajayu sobre el cual se contribuir a la recuperación del enfer- superpone ocupando un espacio interme- mo154. dio. La tercera es el kuraji ligada al Espíri- Los seres implicados en la enferme- tu Santo, ocupa la posición más externa de dad, a quienes el “maestro” ruega encare- la sombra humana, en esa triple capa cidamente que “desamparen” la “sombra” apreciable por sutiles destellos luminosos. cautiva, pueden ser: los achachilas, dueños En el caso del kuraji añade a su localiza- del ganado, el agua de lluvia y los anima- ción más superficial y exterior, un tono les silvestres; la Pachamama dueña de la claro y una tendencia habitual al extravío, fertilidad y fecundidad de los terrenos; los con motivo de cualquier acontecimiento rayos y “calvarios”, responsables de la ger- inesperado, especialmente entre los niños minación de la vida, tanto de los ganados y niñas pequeños que se “asustan”153. (illa) como de los cultivos (ispälla); los La autoridad y prestancia del ajayu chullpas, representantes de otros tiempos, frente al animu y kuraji equivale a la que de la época oscura cuyas ciudades apare- representa el Padre, frente al Hijo y al Es- cen en diferentes localizaciones con “en- piritu Santo. Los elementos de la Santísi- canto” y los saxras y anchanchus, dueños ma Trinidad y los de las “sombras” se en- de los minerales y el “oro vivo”. cuentran respectivamente integrados en La tensión respecto a la problemática relación a la tutela que ejercen sobre cada que sugiere el control efectivo de las “som- uno de ellos en función de su autoridad. bras” humanas enfermas por parte de los La pérdida de los más fuertes, como son el seres del altiplano, queda sentenciada en Padre y el ajayu, repercute en la inconsis- los procedimientos de cura, en los cuales tencia física, tutorial y moral del resto. La es preciso arrebatarles las “sombras” cap- pérdida del ajayu, el alma principal, con- turadas o negociar en términos culinarios 120 Gerardo Fernández ofreciendo una mesa, para restituir las inapropiada por parte de los personajes “sombras” extraviadas al enfermo. El po- tradicionales del altiplano, hasta el punto der del Padre en especial, pero también del de saciar su deseo de posesión devorando Hijo y del Espíritu Santo queda confirma- la “sombra” del enfermo y provocando do con los procedimientos de rescate de una paradójica contradicción respecto a las “sombras”: tocando campana, como los acontecimientos y períodos grabados hace el “tata cura”; rezando y ofreciendo a en las “almas” de los humanos, la muerte tomar en infusión un trozo de galleta (pan es la consecuencia irreparable155. de San Nicolás) que es blanco y tiene for- El ajayu, “sombra” principal, es reflejo ma aparente de hostia; colocando sobre el del tiempo indómito de los gentiles, el doliente un crucifijo decorado con nume- ch´amak pacha, la “época oscura”, negra, rosas cuentas de collar en colores degrada- sin luz. Su pérdida equivale al deterioro de dos (k’isas) o bien, como es frecuente ha- la memoria histórica y es mortal. El ani- cer en diferentes sectores, especialmente mu, testigo del mundo cultural ya quieto, con el susto de los niños pequeños, escu- callado y sumiso bajo la evangelización, es piendo sobre la frente de la criatura un una “sombra” secundaria y su pérdida so- poco de saliva con sal y tierra del lugar lo resulta mortal cuando el afectado no re- donde se asustó. Las formas del rescate de suelve con prontitud su extravío. La sub- las “sombras” recuerdan a los elementos sistencia de las personas sin el refuerzo del de poder empleados por el tata cura, el sa- animu, la sombra del Dios-Hijo y su testa- cerdote. Las almas de los jaqi aymaras ya mento moral de la dominación evangélica, son “cristianas”,el ajayu, el kuraji y el ani- resulta mortal entre los insensatos que no mu adquieren las formas que emanan del se aperciben a tiempo de su ausencia y re- Dios católico en su triple personalidad, levancia articuladora en esa k’isa cromáti- como Padre, Hijo y Espíritu Santo. ca existente entre el negro central del aja- La enfermedad, la aflicción y el dolor yu y el tono claro, transparente del kuraji. reflejan el proceso de dominación y con- Finalmente el kuraji, sombra más ex- quista de los amerindios en los . terna y transparente, es el reflejo del mun- Conflicto que es planteado en cada trata- do contemporáneo, la luz, trivial y sin im- miento terapéutico donde la posesión y portancia, cuyo extravío habitual a través tutela de las “sombras” entran en juego. La del “susto” puede reintegrarse sin compli- consecuencia final resulta, en cualquier caciones. El reflejo más novedoso de la caso idéntica: el paciente sana si su alma “sombra”, como corresponde al testimo- de “cristiano” es devuelta por los persona- nio del último período en el cual palpita la jes poderosos del altiplano, muere si, por mezcolanza y la marginación política y so- el contrario, es retenida por aquellos. cial de los grupos amerindios en los An- Cuando el deseo de poseer ese rasgo de lo des, son los “caballeros” y los “gringos”; antiguo, contenido en el ajayu de los seres ellos son los últimos en llegar al mundo; humanos, triunfa posibilitando una tutela ellos son los representantes del kuraji y del Aymaras de Bolivia 121

Espíritu Santo y, en cualquier caso, los transiciones de colores en los tejidos ay- más consentidos de la creación. Ahora es maras como recoge Cereceda (1988: 283- su tiempo, su hora, “…ya estamos aca- 348). La persona es el objeto de la medici- bando”. na aymara, es decir el individuo en pleni- Las “sombras” humanas conservan el tud de sus facultades físicas, sociales, cul- testimonio documental del pasado y el turales y en consonancia con la memoria presente en los Andes. La “sombra” más histórica del grupo y con la capacidad de antigua, el ajayu, es la más apetecida por relación que la comunidad exige. No es el los seres tutelares aymaras, los detentado- objeto de la medicina aymara el órgano res del poder ceremonial y de las costum- dañado o el paciente, pasivo, aislado de su bres ancestrales del pasado, aunque su po- entorno cultural, como proponen las ins- sesión signifique la muerte del paciente. tituciones hospitalarias al uso, de ahí la Devorar el ajayu, nutrirse de aquella épo- enorme dificultad para aceptar las normas ca indómita, antigua y “pagana”, exige el de internamiento en hospitales así como pago más preciado: la vida humana. Los la consulta habitual que el paciente realiza aymaras integran en su condición de “per- entre sus familiares e incluso a las autori- sona” el pasado y el presente articulados dades comunitarias, antes de aceptar un merced a los tenues destellos degradados traslado a una institución hospitalaria, de las k’isas que conforman la urdimbre de por mucho que apremie el equipo médico sus “sombras”.Tan sólo el pasado es viable sanitario157. El tratamiento de las “som- a su mirada; el futuro permanece inexora- bras” concentran la conceptualización ay- blemente oculto, a sus espaldas, y sólo a mara de lo que son enfermedades graves, través de las técnicas predictivas y los au- por todo el trasfondo físico, social y cultu- gurios pueden obtenerse informaciones ral que suponen, circunstancia que expli- sobre su verdadera entidad y talante156. ca por si sólo la demanda de un “verdade- La consecuencia de esta distribución ro” especialista en su tratamiento, frente a de “dobles” que conforman el concepto de las formas biomédicas insuficientes del persona (jaqi) en el altiplano aymara, po- tratamiento, por parte del médico conven- see una expresión estética que recuerda las cional.

IV LA MUERTE

A finales del mes de Julio de 1991 Ig- enteré de la noticia: Rosa Calisaya había nacio Caillanti vino a buscarme al ampa- muerto aquella noche con el estómago in- ro de las sombras pertrechado con su pon- flamado, víctima del kharisiri. cho color “nogal” para que pasáramos A las once de la mañana fuimos a casa juntos a recoger a Carmelo Condori y em- de los dolientes para darles el pésame. La prendiéramos los tres el largo camino ha- fallecida vivía en la casa de su padre con cia el cerro Pachjiri, “el repartidor” o “par- un hermano. Al entrar en el domicilio ya tido”158. Una piedra en el techo de la cala- había varios acompañantes acomodados mina era la señal convenida de que Igna- sobre unos bancos habilitados en el terre- cio me estaba esperando. Salté del catre y no más próximo al domicilio. Al entrar, la me acerqué a la sombra que se recortaba a difunta estaba colocada sobre su catre al duras penas sobre el camino. Era Ignacio, fondo de la habitación, en uno de sus su cojera persistente le obligaba a adoptar márgenes, con dos velas encendidas a cada un perfil característico. Nos saludamos y lado del rostro (Albó 1971-74: 1598; emprendimos la pendiente del camino Buechler 1980: 129). Rezamos una breve que pasaba junto a la casa de Carmelo. El oración y nos incorporamos al grupo de frío puso alas en nuestros pies, por lo que varones que habían llegado antes que no- alcanzamos con rapidez el collado próxi- sotros, no sin antes comentar en tono pla- mo donde vive Carmelo. De pronto, una ñidero “que se reciba la oración”. Saluda- sombra surgió de un recodo del camino y mos a los dolientes (vestidos con poncho se detuvo desafiante a media ladera de negro) y al resto de varones que estaban donde nos encontrábamos. Pensé que era en el duelo sentados alrededor de los taris un perro vulgar y corriente y así se lo hice de coca extendidos. Los que se van incor- saber a Ignacio. “¡No!, kharisiri debe ser”, porando al duelo depositan su tari abierto me contestó él al tiempo que lanzaba una junto a los demás a la vez que invitan a to- piedra en dirección de la sombra159.Le dos a participar de su coca y son igual- imité, pero aquella masa informe no se in- mente convidados para que se alcen la co- mutó con nuestras amenazas; cuando do- ca que gusten expuesta en el resto de taris. blamos el tramo final del collado, desapa- Es signo de cortesía servirse coca del tari reció, provocando la confirmación del del que se haya incorporado en último lu- diagnóstico de Ignacio: “Kharisiri siempre gar como respuesta a su ofrecimiento. había sido”. De regreso a casa, al amanecer Las mujeres comenzaron a llegar so- (decidimos suspender la caminata), me bre las dos de la tarde vistiendo mantas, 124 Gerardo Fernández awayus y sombreros de color negro; se cada una aportaba algo de sopa, condi- sentaron al lado de la construcción donde mentada con ají, que había cocinado para estaba recostada la difunta, bastante al los miembros de su familia participantes margen de los varones. Las mujeres deja- en el duelo. Terminado el almuerzo, había ron a sus wawas en casa; prácticamente que proceder al lavado de la difunta. Al ningún infante se acercó a curiosear du- tratarse de una mujer joven y soltera, de- rante el sepelio. La presencia del difunto bía cumplir con el requisito alguna mujer puede hacer enfermar gravemente a los casada, viuda o varón casado o viudo de la niños por la debilidad de su espíritu (Pa- comunidad emparentado con la difunta. redes 1976: 160; Aguiló 1985: 16). En esta ocasión ante la renuencia general, Por su parte, los hombres intercam- se instó a Eduardo Condori (evangélico) a biaban tragos de alcohol costeado por los que cumpliera con la costumbre161. familiares de los deudos, amigos y autori- Una vez lavada la difunta y vertido el dades comunitarias que, de cuando en contenido del baño en un cruce de cami- cuando, formaban fila para convidar a to- nos, se colocó a la fallecida en el interior dos los acompañantes del duelo. Los hom- del ataúd cubierta con el sudario. Los va- bres constituyeron rápidamente un grupo rones situaron recias cuerdas por debajo de trabajo para preparar el ataúd con las del féretro y entre cuatro voluntarios, que maderas sueltas que habían aportado los tiraban con fuerza de los extremos de ca- familiares (Palacios 1984: 52). Justino Ma- da cuerda amarrados con firmeza sobre mani se encargó de hacer el sudario co- los hombros, comenzaron a desplazar el siendo dos sacos deshilachados, de los uti- cajón hacia el lugar decidido para su en- lizados para transportar cargas, que consi- tierro definitivo162. guió enlucir posteriormente con una cruz Los dolientes querían enterrar a la di- de papel oscuro cosida sobre su superficie. funta en una de las laderas de la montaña El pesar relativo de los participantes en el donde estaban parte de los terrenos fami- duelo contrastaba tremendamente con la liares. El difunto enterrado en las tierras algarabía, las risas y los chistes ruidosos de labor sigue velando por la familia, del grupo que estaba construyendo el siempre que ésta le recuerde, al menos en ataúd. Cualquier comentario era motivo Todos Santos, los tres primeros años con- de chanza. Nadie de los dolientes se sintió secutivos al de su defunción. En el mo- ofendido por este proceder, más bien mento en que los varones alzaron en vilo agradecían constantemente con alcohol la el ataúd con las cuerdas como si lo porta- “molestia” que se estaban tomando160. ran en andas, las mujeres comenzaron a Una vez preparado el ataúd, se sirvió gritar con angustia y desesperación163. un almuerzo colectivo. Las mujeres habían Fue el único detalle de dolor que se hizo colaborado con la familia de los dolientes patente por parte de la comunidad. En en la preparación del almuerzo. Además, contraste con las mujeres plañideras, los Aymaras de Bolivia 125 varones que portaban a duras penas el fé- de la fosa y se tapó con suma rapidez, pro- retro por la pendiente del cerro intensifi- digando de nuevo los comentarios y actos caban sus burlas jocosas. Aprovechaban jocosos; los hombres jugueteaban con la las partes llanas del improvisado camino pala para ver quién era más diestro y rápi- para, como si de una carrera se tratase, pa- do en su manejo. Se tapó la tumba y se co- sar el relevo a otro equipo de cuatro indi- locó una cruz hecha con palos de eucalip- viduos y así de forma sucesiva (Jordá to. La tumba fue marcada, delimitándose 1981: 185;). De esta manera “jugando” con claridad mediante piedras en su perí- transportaron el cuerpo de la difunta, has- metro y superficie. Rosa !por fin! descan- ta su última morada164. saba. Walter Mamani de la parcialidad de En una esquinita del terreno, en la abajo pero vinculado con la parte alta por parte del lindero que delimita las posesio- terrenos, conocedor de todo tipo de ora- nes familiares del resto, se cavó la fosa. Los ciones, se quitó el sombrero, rezó breve- hombres se dividieron en dos grupos; por mente y despidió para siempre a Rosa. una parte, unos cuantos se dedicaron a la Los que habían participado en la exca- pesada tarea de excavar la tumba sin más vación de la fosa se sirvieron una última herramientas que un pico y una pala. El copa de alcohol, libando algunas gotas so- otro grupo, junto a los dolientes, procura- bre la tumba para retirarse después hacia ba reconfortarles con trago y coca. Uno de la casa del padre de la difunta, donde se los familiares de los dolientes entregó una había efectuado el almuerzo en la tarde. botella de alcohol al grupo de excavadores Los hombres formaron un círculo en tor- que prodigaban los descansos en la faena no a los dolientes que sollozaban inconso- para convidarse entre sí. Las invitaciones lables, profundamente ebrios como la ma- entre los dos grupos se cruzaron con fre- yor parte de los que les acompañaban. Las cuencia, participando incluso las mujeres autoridades introdujeron una oración co- que, siempre a una distancia prudente del lectiva efectuada por todos los varones grupo de varones, se acercaban a los do- descubiertos y agachándose sobre la tie- lientes y a los trabajadores para ofrecerles rra, marcaron una cruz en el suelo con el un trago de alcohol. Mientras se acondi- índice de la mano derecha, levantando un cionaba la tumba, un grupo de mujeres de poco de tierra hasta la altura de la boca la familia de la difunta se encargaron de para besarla. A continuación todos extra- introducir su ajuar en el ataúd. Una bote- jeron la coca mascada para renovar el aku- lla con aceite, unas naranjas, sus platos, lli con coca fresca y las autoridades abra- ollas, cubiertos y su ropa preferida. Todo zaron a los dolientes y a todos los hombres para el camino y para que pudiera utili- que habían acompañado el duelo descri- zarlo en su nueva vida (Llanque 1990: 109; biendo, en torno a los tari de coca situados Bastien 1978: 171-187). en el centro, un círculo completo en senti- Una vez colocado convenientemente do contrario a las agujas del reloj. Una vez el ajuar, el ataúd se deslizó hacia el fondo que las autoridades habían saludado a los 126 Gerardo Fernández

45. Todos Santos. Tuqi Ajllata Alta. Preparando la masa para el pan

46. Todos Santos. Tuqi Ajllata Alta. Limpiando la ceniza de los panes recién horneados Aymaras de Bolivia 127 dolientes, el resto de acompañantes del durante tres años consecutivos, si se quie- duelo efectuaron, por orden, idéntico mo- re evitar cualquier reclamación por parte vimiento, saludando a los dolientes y al del difunto. resto de varones. Finalmente dieron por El alma no abandona el entorno fami- terminado el duelo. Algunos, los más alle- liar tras la muerte166. Los familiares deben gados y las autoridades comunitarias, per- cumplir de forma estricta las obligaciones manecieron junto a la familia tomando; la impuestas por el luto, las mujeres no de- mayoría se recogió con rapidez en sus ca- ben cocinar, ni caminar solas fuera de la sas antes de que la noche, camuflaje per- casa hasta cumplir con la purificación que fecto del kharisiri, volviera a propiciar una se efectúa a los ocho días del fallecimiento nueva víctima. (Buechler 1980: 13). La despedida del di- La muerte es considerada, entre los funto se va concretando cada vez más, aymaras, como un descanso relativo. desde la misa de ocho días, a la de los seis “Descansó” es el término frecuente con meses y el cumplimiento estipulado en que se refieren a la muerte de una persona Todos Santos por tres veces consecutivas. en relación con su cuerpo; el espíritu del Se cree que el alma consigue, con el apoyo difunto denominado “alma” tendrá que familiar mostrado mediante las sucesivas afrontar en su nueva vida trabajos no misas y ofrendas alimenticias, alejarse de exentos de sufrimiento. La expectativa de los vivos y alcanzar el espacio habitado una existencia difícil después de la muerte por las almas. De esta forma, el carácter no es motivo de desesperación. La muerte peligroso del difunto se domestica cultu- es asumida con naturalidad, sin excesivo ralmente a través de las diferentes ceremo- dramatismo aparentemente: “Bien está vi- nias que se le ofrecen. Tras la muerte, efec- vir, bien está morir” me indicaba un com- tuada la ceremonia de los ocho días, el di- padre alteño. El juego, la sonrisa y las bro- funto emprende un agotador camino por mas expresadas ritualmente canalizan, do- sendas espinosas debiendo atravesar una mestican y racionalizan la sorpresa inevi- gran masa de agua (lago, río Jordán) ayu- table que produce la pérdida inesperada dado por un perro negro (Harris 1983: de un ser querido (Carter-Mamani 1982: 146; Monast 1972: 35; Albó 1971-4: 0310; 330-369). Llanque 1990: 109; Valderrama-Escalante Una vez que una persona muere, se 1980: 259). Necesita los alimentos y el multiplican los rituales encargados de eli- ajuar que sus familiares le han proporcio- minar la contaminación producida por la nado durante el sepelio para superar las muerte, (de hecho se considera que el di- dificultades del viaje. No todas las almas funto produce un hálito nauseabundo), son bien recibidas al llegar167; su salvación en la casa de la familia doliente así como o condenación final está ligada, una vez de alejar de ella la pena resultante165. La más, al azar de la suerte (Ochoa 1975: 1; persona muerta se convierte en “alma” y Monast 1972: 37). Igual que en el mundo debe ser agasajada el día de Todos Santos de los vivos el premio o el castigo que re- 128 Gerardo Fernández ciben las almas no se ajusta tanto a los mé- ma quien satisfecho procurará por el be- ritos contraídos como al capricho de su neficio de su familia. El difunto es convo- suerte. Los condicionantes que marcan la cado en Todos Santos mediante comida, vida aymara, parecen secundar también su su comida preferida, así como fruta y pa- existencia después de la muerte, haciendo nes de figuras caprichosas. Las almas su- de ésta nuevo motivo de sufrimiento. Las fren y padecen si sus familias no les procu- almas que no son recibidas penan como ran los abastos que precisan, al menos, du- condenados por cerros y quebradas moles- rante Todos Santos. tando a los vivos, mientras que el resto su- A pesar de los esfuerzos repetidos por fre lo indecible trabajando en lugares incó- alejar a las almas del entorno de los vivos, modos donde soportan hacinamiento y las tumbas y enterramientos son lugares malos tratos, como tendremos ocasión de propicios para que las almas se presenten comprobar más adelante. a los incautos que pasan solos de noche La ceremonia de ocho días posibilita por sus inmediaciones. Las almas, cuentan la limpieza de los dolientes. Los parientes los campesinos, celebran bailes en los ce- bilaterales, lavan sus ropas, al tiempo que menterios situados en los márgenes de la los dolientes se cambian. Se acostumbra comunidad apartados del entorno de los rogar a alguna viuda de la familia, prefe- vivos169. Son extremadamente capricho- rentemente, para que se encargue de la co- sos pudiendo arrebatar el ajayu (parte del lada, volteando el agua sucia en algún cru- alma humana) a las personas que caminan 168 ce de caminos . En otras partes del lago de noche por sus dominios170. Les encan- Titicaca, se utiliza la ropa del difunto en su ta hacer trastadas como sonar por la espal- lugar, colocada como si de una reproduc- da a la gente con sus chicotes (los varones ción del fallecido se tratase, de la misma son enterrados con un chicote en las ma- forma que cuando se efectuó el velorio; se nos) o montarse encima de los burros re- le ofrece un conjunto de miniaturas que pletos de carga hasta que cansados se tum- representan las herramientas propias de la ban en el suelo sin que su dueño consiga actividad que desempeñaba en vida junto ponerlos de nuevo en pie. a determinados objetos rituales que son quemados para que el alma pueda recibir- *** los (Ochoa 1976e: 11).Una vez concluida la ceremonia de los ocho días el alma del Ignacio Caillante perdió a su hijo me- difunto ha partido y no molesta a su fami- nor víctima de la escarlatina. Aquella wa- lia. Después de la misa de aniversario que wita de apenas dos años de edad con el pe- se efectúa al año de su muerte (también se lo completamente enmarañado no había hace una misa de recordatorio a los seis podido superar el proceso infeccioso de la meses del fallecimiento) y los agasajos por enfermedad a pesar de los repetidos inten- tres años consecutivos en Todos Santos, se tos de su padre por recuperarle con sus ha cumplido escrupulosamente con el al- conocimientos tradicionales. Ignacio Aymaras de Bolivia 129 achaca su muerte a un descuido personal preparada con ceniza de quinoa, fragmen- ya que para bajarle la temperatura le bañó to una pequeña porción y acompaño a la con agua fría lo que, considera, desenca- coca con la piedra, succionando de cuan- denó su muerte. Esa misma noche Pedro do en cuando el conjunto que apoyo sobre Chura me acompañó hasta su casa para el lado derecho de mi carrillo. hacerle partícipe nuestro pésame. Apenas surge en nuestra conversación El niño había fallecido sin ser bautiza- la muerte del niño. Si exceptuamos algu- do por lo que no se celebró el duelo pro- nas breves referencias sobre el motivo de pio de un angelito, sino que se enterró en la muerte, que sirven para iniciar la con- las proximidades del cerro Qhapiqi, lejos versación, el tema no vuelve a concitar del hogar familiar y en la más completa nuestra preocupación prioritaria, salvo en intimidad. La criatura había vuelto al seno las acostumbradas ch`allas de alcohol, en del achachila. Una vez enterrado el cuerpo que se pide no tanto por el niño fallecido había que despedir definitivamente a la como por el alejamiento de la pena que criatura y con él, eliminar la pena que arrastra la familia. afectaba a toda la familia. Llegamos a la A las nueve de la noche, los familiares casa de noche. Al entrar en el cuartito, a la recogen los objetos del altar y se dirigen derecha de la puerta, la señora de Ignacio hacia una quebrada próxima por la que sentada sobre una frazada negra velaba un discurre un magro riachuelo, efectuando pequeño altar constituido por naranjas, libaciones con alcohol durante el trayecto pan, una botella de refresco sin tapón y un completo para protegerse del daño de los manojo de flores amarradas, objetos si- malignos seres que pueblan las sombras tuados sobre una tari listado y alrededor así como de la propia presencia del espíri- de una vela encendida; sin duda el conjun- tu del niño muerto. Al llegar al río, inten- to de dones más apetecidos por el peque- sifican las ch`allas, se pasan los familiares ño en vida, su universo más representati- las frutas y panes por todo su cuerpo y en- vo eran aquellos alimentos y la anhelada tregan los alimentos a Carmelo quien los botella de “papaya” (nombre genérico de rocía con alcohol y los arroja a la quebra- refresco, sin considerar sabor ni marca). da para que la pena se aleje de la familia Después de ofrecer una oración por el pe- como el agua del río se pierde en la distan- queño y con el deseo expreso de que sea cia (Rösing 1990, 1991). Posteriormente bien recibida, saludamos a la señora de Ig- todos los que han acompañado en la lim- nacio y nos unimos a Ignacio y Carmelo pia se sacuden con violencia la ropa y re- Condori quienes están compartiendo co- gresan a la casa por otro camino distinto. ca. Colocamos el tari abierto junto a los Al llegar a la casa saludan a los que se en- suyos y les invitamos a compartir nuestra cuentran en el interior. Se arroja el bolo de coca. Ellos por su parte nos ofrecen la su- coca mascado y se hace una oración colec- ya. Carmelo me pasa una piedra de llujt`a tiva para que la pena se aleje definitiva- 130 Gerardo Fernández

47. Todos Santos. Kukani Ajllata Apxata de machaqani

48. Todos Santos. Kukani Ajllata. Apxata de machaqani (detalle) Aymaras de Bolivia 131 mente de la familia; después hay que aga- asado como a él le gustaba; su llajuita, sus charse para hacer una cruz con el dedo ín- t`ant`a wawas y lo que no podía faltar: su dice de la mano derecha sobre el suelo y chichita. El vendrá en la forma de un ani- besar alguna porción de tierra alzada al malito o de una mosca que se posará en marcar la señal. Finalmente se renueva la los alimentos; o en forma de la brisa suave coca y se vuelve a ofrecer trago entre los del viento, eso lo sabremos pronto. Para ello pusimos ceniza en el umbral de la ca- presentes. La despedida había concluido. sa; para que se noten sus huellas.” (Con- Nadie volvió a comentar el asunto aquella dori 1989) noche. La muerte parece suponer un mero “Echanles muy disimuladamente chicha descanso momentáneo en el altiplano ay- en las sepultura para que beban y muy al mara. Ni siquiera los niños que fallecen descubierto ponen, cuando les hacen las bautizados (angelitos) se libran de obliga- honras, comidas cocidas y asadas sobre la ciones especiales como regar y cuidar las sepultura para que coman, y así está pro- hibido en los todos Santos no pongan na- plantas de Jesús en el cielo (Ochoa 1975d: da de esto en las sepulturas”.Pablo José de 13). La vida de ultratumba adopta en la Arriaga (1621/1968: 216) conciencia de la gente un formato similar al de la vida cotidiana. Por esta circuns- Los primeros días de Noviembre, las tancia los difuntos necesitan de sus ajuares labores de la siembra están, normalmente, y herramientas, así como del cuidado ali- muy avanzadas. Las lluvias tienen que ha- menticio por parte de sus familiares como cer acto de presencia para que los sembra- sucedía en la Colonia (Arriaga 1968: 216). díos no se sequen. Coincidiendo con este Por otra parte el cuidado y el recuerdo de momento específico del ciclo agrícola, tie- los difuntos favorece la consecución de so- ne lugar una de las fiestas más importan- licitudes al “más allá”, así como la abun- tes del calendario ceremonial aymara: To- dancia de las cosechas. De esta forma los dos Santos, la celebración a los difuntos. vivos concretan con sus muertos un En estos días las almas visitan a sus fami- acuerdo básico de intercambio que se es- liares vivos que deben preparar un con- tablece principalmente a través del recuer- junto de dones alimenticios (destacando do y el agasajo alimenticio de Todos San- los preferidos por el difunto, junto a otros tos estableciendo un continuismo esencial más estereotipados) con los que aliviar la en sus relaciones de las que mutuamente fatiga del alma y asegurar su provisión dependen (Cadorette 1975: 16). hasta el año próximo. 4.1 Todos Santos Las almas parecen sufrir un proceso de tránsito en su paulatino alejamiento “Estoy segura de que tu padre vendrá hiji- parcial de los vivos a través de la celebra- to. Las ofrendas que le hemos preparado ción de Todos Santos que debe efectuarse serán de su agrado. Le puse un conejito por tres años consecutivos tras el deceso. 132 Gerardo Fernández

El agasajo que se efectúa al difunto en ca- escaleras...etc. Además de los panes, es im- da una de estas tres ocasiones consecuti- prescindible reunir dulces, fruta variada, vas tiene un nombre específico; el primer caña de azúcar y preparar platos cocina- año, machaq alma apxata, “lo amontonado dos. para el alma nueva”; el segundo año se co- El primero de noviembre, la familia noce com taypi alma apxata, “lo amonto- dispone todos los bienes alimenticios so- nado para el alma que se encuentra en el bre un tejido utilizado como mantel con- medio”, y la tercera celebración, tukut al- figurando la ofrenda o apxata (Santos ma apxata, “lo amontonado para el alma 1988: 34), denominada “tumba”171 en que ha terminado”, es decir, para el alma ciertos sectores (Berg 1989a: 160). Se colo- con quien se han cumplido las obligacio- ca en la habitación principal del hogar nes estipuladas durante los tres años per- donde se va a festejar al difunto. El alma tinentes (Berg 1989a: 156-157). del difunto llega a la mesa sobre las doce Las almas viejas, nayra alma, son tam- del mediodía. Cualquier indicio es busca- bién objeto de festejo y recuerdo, si bien, do como aseveración de su presencia, una en menor proporción y calidad que las al- mosca que se aproxime a la comida, algún mas nuevas o aquellas otras “en tránsito” tipo de sonido o “aire” en el interior de la hacia el tercer año de cumplimiento; sus habitación (Ochoa 1976e: 15). El alma se familiares no tienen una obligación estric- hace presente en el banquete, visita a su ta de agasajarla, por cuanto se supone que familia y se provee de los dones que nece- cumplieron con este deber en las tres oca- sita172. siones pertinentes y, por tanto, la suerte Una vez que el alma ha llegado, los fa- del alma ya no depende de sus atenciones miliares encienden las velas que colocaron (Albó 1971-4: 0022). sobre la mesa de las ofrendas y le dan la La preparación de la fiesta de Todos bienvenida invitándole para que se sirva. Santos se efectúa con la debida anticipa- “Todos formulan sus oraciones, a menudo ción realizándose las compras pertinentes siguiendo las indicaciones de los dueños de durante el mes de octubre, período vincu- la casa” (Berg 1989a: 161). Al mediar la lado con los difuntos, quizá por su aridez tarde se hacen presentes algunos familia- extrema (Berg 1987b: 174). res y gente de la comunidad para partici- Las familias que “tienen alma”con la par en el festejo del alma. A cambio de sus que cumplir en Todos Santos preparan, oraciones se les entrega alguna figura de con anterioridad suficiente, todo aquello pan, frutas o un plato cocinado, aparte del que precisan para la visita del difunto. Se acostumbrado trago de alcohol, dones que amasan y hornean cantidades importantes intensifican las relaciones propias del teji- de pan que muestran formas característi- do social comunitario (Buechler 1980: cas, t`ant`a achachis, (viejitos de pan), 80). Así mismo participan diferentes ban- t`ant`a wawas (niños de pan), caballitos, das de músicos tocando pinkillu, cuyo to- Aymaras de Bolivia 133 no agudo se considera capaz de propiciar pio alma, imprescindible para el sustento la lluvia, que son agasajados de igual for- de los vínculos que precisan mantener en- ma a cambio de sus interpretaciones (Ha- tre sí. Una vez que está todo dispuesto, rris 1983: 144). puede acercarse al grupo familiar, situado Esa noche se efectúa el velorio del di- a los pies de la tumba, cualquier persona funto amenizado mediante una serie de que quiera dedicar una oración al difunto. juegos de azar que proveen parte del gasto A cambio de su oración se le entrega un que los familiares más próximos al difun- alimento. Los músicos interpretan varios to, deben efectuar en el agasajo de alcohol temas en cada uno de los grupos familia- a todos los participantes en el velorio res, recibiendo trago y alimentos a cam- (Berg 1989a: 163). Monast reseña en el bio. Es de destacar la abundancia de niños pueblito de Corque (Carangas, Oruro) la y ancianos como resiris (especialistas en costumbre de efectuar el velorio en el in- rezos) en los cementerios, cuyo interés bá- terior de la iglesia, entre ch`alla de alcohol sico consiste en conseguir un buen mon- y akulli de coca (Monast 1972: 30-31). tante de alimentos. Los alimentos preferi- El dos de noviembre, fecha de difun- dos a cambio de los rezos son dulces, pa- tos, la celebración se traslada al cemente- nes y frutas, existiendo cierta jerarquía en rio. Sobre la tumba del alma que se está re- la retribución alimenticia que depende de cordando, se colocan los bienes sobrantes la calidad de la oración así como del esta- el día anterior así como la estructura de tus del oferente (Rösing 1988b: 54-55). cañas de azúcar que adopta una disposi- Gregorio Mamani Tallakawa lucía un ción arqueada como si de una cúpula se esplendoroso q`ipi repleto de alimentos tratase semejante a la propia “enramada” que mostraba con orgullo. Su especialidad empleada en el matrimonio (Berg 1989a: como resiri (rezador de plegarias) había 161). De la trabazón de cañas cuelgan par- sido generosamente recompensada en el te de los panes y las frutas. Se aprecia a cementerio de Tarapacá de El Alto de La simple vista una diferencia importante Paz. Su hijo Germán le miraba con envi- entre las familias que “tienen alma” de dia, enrabietado por el fracaso de sus pla- aquellas que cumplieron ya con las obliga- nes. Modesto no había llegado del campo ciones del festejo. Las almas parecen com- con la wankara () por lo que no petir en prestigio por mostrar la tumba podían presentarse en el cementerio con mejor engalanada (Yáñez 1988: 26). sólo dos pinkillu. La gente no sólo no les El “cariño” (abundancia de dones) daría nada sino que se reirían de ellos. Les mostrado por los familiares, que debe ser acompañé a Tarapacá, por si encontraban mayor el primer año para ir paulatina- algún compañero que pudiera completar- mente disminuyendo, les procura cierto les el grupo. La decisión no fue muy acer- reconocimiento por parte de los vecinos tada ya que mientras pasábamos por el así como la satisfacción completa del pro- ensortijado cúmulo de tumbas engalana- 134 Gerardo Fernández

49. Gregorio tocando el muquni. Todos Santos. Faro Murillo

50. Comparsa de maquni. Kukani Ajllata Aymaras de Bolivia 135 das con sus cañas, panes, frutas y tragos, la procas establecidas entre vivos y muertos. gente sorprendida por la presencia de un Bastien (1978b: 186) considera la mofa de extranjero me iba requiriendo para que las t`ant`a wawa como una necesidad de rezase al alma, ya que mi presencia allí no equilibrio en el propio desarrollo del fes- se justificaba a no ser que fuera “padresito” tejo de Todos Santos a caballo entre el la- (sacerdote) y por tanto experto en oracio- mento y la sonrisa (la presencia de wawas nes. Poco a poco mi capacho se fue col- efectuadas con alimentos, en relación con mando de frutas y dulces que no había la fecundidad productiva está señalada modo de rechazar así como invitaciones a por Albó (1974: 175) en la fiesta de la Cruz participar en la kacharpaya (despedida del de mayo, en el santuario de Santa Vera alma). Al salir del cementerio repartí los Cruz Tatita, próximo a . alimentos con mis compañeros disgusta- Los muertos, para los aymara, tienen dos por el fracaso de sus planes y el éxito una implicación fundamental en la exis- espontáneo de mi recién descubierta “vo- tencia de los vivos. La sequedad de los cación”. muertos y la de la tierra donde se ha colo- Mediada la tarde del dos de noviem- cado la semilla, parecen consolidar un bre se recogen los bienes que han sobrado destino común indicado hace tiempo por y la familia les consume lejos del cemente- Guamán Poma: rio (Yáñez 1988: 26). Nada tiene que so- brar de los dones ofrecidos a las almas por NOVIENBRE cuanto se considera que las penas del alma Aita Marcai Quilla (mes de llevar difuntos): regresan a la casa con las sobras de comi- Que en este mes ay gran falta de agua del cielo da y permanecen con la familia (Valda como de las asecyas. Se secan de tanto calor y sol 1973: 147; Ochoa 1975h: 3). Por la noche que ay y ancí se llama este mes chacra carpay los familiares del difunto bailan y se em- (mes de regar las sementeras), uanay quilla borrachan para despedir el alma del di- (mes de escasez de agua).En este mes los Yngas funto, alman tispacho, hasta el próximo mandua hazer prociciones y penetencias en todo el año, entre juegos y mofas diversas (Berg reino deziendo: 1989a: 169). Una vez despedida el alma se efectúa Aya uya uacaylle. Con caras de muerto, llorosos. el bautizo de las t`ant`a wawa. Se buscan Aya uya puypuylle. Caras de muerto, tiernos. padrinos y entre risas se da nombre a la Lutu puchac uamrayqui. Tus niños de pecho. wawa convenientemente arropada en Uacalla sumquim. Te imploran. awayu de colores, como si estuviera viva Yaco unoloayquita Envíanos tu agua, (Yáñez 1988: 27; Santos 1988: 43; Berg tu lluvia 1989: 58). Una vez bautizada y muerta la cacharimouay a nosotros tus wawa, los padrinos dan de comer varios pobrecitos. trozos a los supuestos padres y viceversa uacacchallayquiman. culminando el proceso de atenciones recí- Capac apo Diosruna Dios señor poderoso, 136 Gerardo Fernández camac. creador del hombre. producción de sus beneficiarios con la de- Hanac pachapi tiac. Que vives en lo alto. seada aparición de las lluvias. Uacchayquita cauriuay Míranos a tus pobres. Si bien este planteamiento que rela- ciona a los difuntos con la semilla y los Deste manera llorando, pedían agua del cielo.” (Guamán Poma/1613/1987: 1236-1237) cultivos resulta sugerente y contrastado en la documentación etnográfica sobre las Los muertos “tiernos y llorosos”, eran poblaciones andinas, poco nos indica so- reverenciados para atraer las lluvias que bre las propias características expresivas necesitaban los campos de cultivo. de los elementos presentes en la festividad En la actualidad, la fiesta de Todos de Todos Santos, es por ello que me deten- Santos, entre los aymaras, también está go con mayor intensidad en los rasgos et- impregnada de este matiz propiciatorio. nográficos de la fiesta tal y como pude ob- No olvidemos que la siembra se efectuó en servarlos en Tuqi Ajllata Alta durante los septiembre u octubre y que, las chacras de años 1995 y 1996. cultivo necesitan con urgencia agua para que la semilla no se seque en su interior. 4.1.1 Todos Santos en Tuqi Ajllata Alta Oporto y Fernández (1981: 18-19) re- A finales de Octubre se escucha en las cogen ciertos cantares en Todos Santos laderas y quebradas del Cantón de Ajllata que aluden a la siembra y el florecimiento Grande, con las luces del ocaso, una músi- de los cultivos. Harris (1983: 142-144) co- ca de ritmo vibrante no pensada para el menta la relación existente entre el pinki- llu y la atracción de las lluvias, así como la regocijo de los seres humanos, sino de las costumbre entre los laymi del Norte de “almas”. Los jóvenes ensayan temas musi- Potosí de colocar flores en el techo de la cales con unos instrumentos peculiares casa para recibir al difunto173.Berg denominados muquni, término derivado (1989a: 155-175), relaciona igualmente de muqu, “codo” y “petiso” (De Lucca Todos Santos con el ciclo de producción 1987: 113), puesto que su peculiaridad ca- agrícola. racterística es su tamaño más reducido Los cementerios en Todos Santos pre- que los wayrus o pinkillu de carnaval y la sentan un aspecto impresionante repleto presencia en el instrumento de una irre- de colores que contrasta con el abandono gularidad, nudo o codo, que contrasta con habitual en que se encuentran (Rösing el carácter liso y rectilíneo del wayru (Gu- 1988b: 53). El color es utilizado en el ám- tiérrez 1995: 71). bito aymara como expresión de fertilidad, Las comparsas de muquni que co- en alusión metafórica a las flores. Las al- mienzan a escucharse por las diferentes mas de Todos Santos contribuyen al orden estancias y comunidades de Ajllata (Tuqi lógico del ciclo productivo con el agua. El Ajllata, Qurilaya, Chixilaya, Kunphuri Aj- alma recoge sus dones alimenticios y utili- llata, Kukani Ajllata.... etc), las noches que tarios de la apxata y a cambio favorece la preceden a la celebración de Todos Santos, Aymaras de Bolivia 137 anticipan la llegada de las “almas”, es de- La fiesta de Todos Santos en Tuqi Aj- cir,la visita de los difuntos a casa de sus fa- llata presenta una serie de planos que se miliares, trayendo consigo el agua que los van implicando hasta tejer por completo campos precisan para los cultivos. Para una urdimbre compleja, de gran especta- Todos Santos tiene que llover y así lo espe- cularidad y potencialidad sensible. Los pa- ran fervientemente los campesinos ayma- nes, los altares (apxatas) dispuestos para la ras del altiplano. Este aspecto vinculante visita de las almas y la música, canalizan el entre los difuntos, el agua de lluvia y la sentido más expresivo del agasajo que se producción agrícola ya ha sido analizado efectúa a los difuntos. Sin perder la pers- por diferentes autores (Berg 1989: pectiva general es necesario describir es- 155-175; Oporto & Fernández 1981: crupulosamente cada uno de los hechos, 18-19; Harris 1983: 142-144), algunos ins- para mejor articular el sentido que el aga- pirados en la información etnográfica sajo a los difuntos adquiere en este sector aportada por Guamán Poma (1987: del altiplano aymara. 1236-1237) y no merece la pena insistir La última semana de Octubre, las fa- más en ello. No pretendo profundizar en milias procuran hornear el pan que consi- esta explicación de corte “funcionalista” deren va a hacer falta para la fiesta. Hay sobre la relación entre Todos Santos, los que procurarse la harina suficiente y la le- difuntos, el agua y los cultivos en los An- ña necesaria para que el horneo resulte sa- des. Esta interpretación, aún siendo suge- tisfactorio. rente, deja sin cubrir otra serie de aspectos El pan, objeto preciado y golosina in- que exigen una observación conjunta de habitual en los hogares de Ajllata, consti- las celebraciones que tienen lugar en Todos tuye el objeto deseado más ferviente du- Santos para tratar de comprender mejor rante la víspera de Todos Santos, especial- cual es su sentido en el altiplano aymara. mente en el caso de los machaqani (el que Ya no se celebra Todos Santos de igual tiene “nuevo”) o junt`uni (el que tiene “ca- forma en los diferentes sectores que cons- lor”), aquellas familias que han tenido al- tituyen el altiplano. Las variaciones son gún fallecido a lo largo del año, existiendo importantes como reflejan las diferentes el compromiso, sancionado por la colecti- formas ceremoniales que adoptan entre sí vidad, de festejar al difunto con especiales comunidades vecinas: “cada comunidad muestras de “cariño” durante los tres años tiene su costumbre”. Por eso voy a ceñirme consecutivos al deceso (Berg 1989a). Se a la forma de plasmar la festividad de To- trata de un “alma nueva” y debe ser agasa- dos Santos en Ajllata, circunstancia que jada con especial dedicación por sus fami- pude contrastar en dos ocasiones conse- liares durante los tres años siguientes a su cutivas, durante los años 1995 y 1996 y cu- muerte. Los familiares y “compadres” se yos datos etnográficos constituyen la co- las arreglarán para cumplir con esta obli- lumna vertebral del presente capítulo. gación contraída con el difunto, todos 138 Gerardo Fernández aportarán en la medida de sus posibilida- rendimiento. Algunos vecinos que no dis- des, así como en relación con los compro- ponen de horno, ni de algún familiar que misos que tuvieran adquiridos con la fa- les pueda prestar un tiempo el suyo para milia doliente o con el propio difunto. cocer el pan, llevan la harina para cocer su No puede faltar harina de trigo para pan a los hornos de Achacachi, la capital hornear el pan, ni las figuras t`ant`a acha- provincial. chis y t`ant`a wawas para decorar la apxa- Antes de iniciar la elaboración del pan ta, cañas dulces procedentes de los yungas resulta imprescindible preparar el horno para elaborar el altar, así como frutas, convenientemente. Hay que procurar que maíz, coca, cigarrillos y “trago” en abun- el horno caliente bien y se encuentre en las dancia. Todos estos bienes son aportados mejores condiciones para efectuar un tra- por los familiares y compadres del “alma”. bajo adecuado y satisfactorio. En primer Indudablemente, los machaqanis o lugar los familiares que se reúnen ante el junt`unis poseen un compromiso especial horno mascan hojas de coca, comparten con ese “alma nueva” a quien deben agasa- trago y cigarrillo, ch`allando alcohol, por jar de forma onerosa y espectacular du- orden, en honor del urnu awicha (abuela rante el período de tres años consecutivos; del horno). Cada uno de los presentes tie- el resto de familias que no tienen “alma ne que atender ceremonialmente al horno, nueva”, preparan igualmente apxatas mu- dedicándole unas hojas de coca y una liba- cho más modestas y hornean pan, en me- ción de alcohol, asperjando tanto sobre su nor cantidad, con el que convidar a los superficie como en la boca del horno. Sin probables visitantes que aparezcan duran- esta atención de cortesía hacia el urnu te los días de celebración a los difuntos. awicha no es posible garantizar un pan de El primer protagonista que aparece calidad. Hay que limpiar completamente concentrando el interés, el esfuerzo y el el interior del horno de posibles restos de capital de los ajllateños la vísperas de To- cenizales anteriores. dos Santos, es el pan (t`ant`a). Durante el La madera seca de eucalipto, su hoja y año, el pan es un bien de lujo y escaso con- corteza, así como arbustos secos de t`ula, sumo en Ajllata. Los desayunos se realizan constituyen el combustible habitual para con una harina de q`ala siwara, denomi- el horno. Previamente los familiares han nada pitu o aku,acompañada de una infu- tenido que preparar y secar la leña con la sión. El pan apenas se consume; no deja suficiente antelación. El día anterior al que de ser objeto de atención por parte de los comienza propiamente la horneada, tiene pequeños del hogar cuando el padre re- que mantenerse el horno con calor y gene- gresa de la ciudad con algo de dinero. En rando las primeras brasas. cualquier caso no es un producto que se Entre el 29 y el 31 de octubre las fami- consuma habitualmente. La última sema- lias se dedican a preparar el pan, algunos na de octubre los diferentes hornos de ba- demoran hasta la madrugada del mismo rro de Ajllata se encuentran a su máximo primero de noviembre. Hay que tener en Aymaras de Bolivia 139

51. Lectura de hojas de coca.. El Alto. Faro Murillo

52. Mesa. . Ofrenda ritual al cerro Uchumachi 140 Gerardo Fernández cuenta que visitan las comunidades gentes los sacos donde permanecerán hasta la procedentes de otros sectores que han te- fiesta. Las mujeres no se acercan al urnu nido que desplazarse muchos kilómetros awicha, son los varones los que introdu- para poder estar con sus respectivos ma- cen y extraen los panes de su interior. Una chaqanis en Todos Santos y que se ven vez concluido el horneado, los titulares del apurados para elaborar su propio pan. pan que ha sido cocido regalan cierta can- Al amanecer, comienzan a disponer la tidad a todos aquellos presentes que han masa de harina, agua, levadura y sal bien colaborado en su elaboración. mezclado, para comenzar a elaborar pe- Las figuras t`ant`a achachis y t`ant`a queños bollos aplastados que se disponen wawas (literalmente “abuelos” y “bebés” sobre maderas hasta el momento de ser de pan), junto con otras imágenes que re- introducidos en el interior del horno. presentan bailarines, escaleras y caballos, El pan es de dos calidades. Por una se elaboran al final del horneo. El domin- parte destaca el “triguillo”, pan elaborado go anterior se compran rostros de escayo- con trigo autóctono de Ajllata, de aspecto la pintada con los que decorar a los t`an- amarillento que endurece y negrea con ra- t`a achachis y t`ant`a wawas. Por otra par- pidez; por otro lado está el “chileno”, pan te también se compran figuras ya elabora- de aspecto blancuzco y endeble, suave, que das en los puestos de venta que llenan por se reviene con idéntica prontitud174. Se al- completo la plaza de Achacachi la víspera terna la cocción del “triguillo”, aprove- de la fiesta. El cuerpo de los t`ant`a wawas chando los momentos de máximo calor y y t`ant`a achachis que se elaboran en casa temperatura del horno, con el “chileno”, muestra una decoración a base de esca- cuando la temperatura del interior decre- mas175. ce. Al “triguillo” le cuesta cocerse, precisa Las figuras de pan adquieren un relie- de mayor temperatura que el “chileno” ve dualista, son precisamente los t`ant`a quien fácilmente levanta. achachis y los t`ant`a wawas los que cen- La sucesión de “triguillo” y “chileno” tran, frente a las otras figuras, la atención va canalizando las horas largas que preci- de los dolientes y de los visitantes de los sa la penosa cocción de los panes. Rápida- altares (apxatas), así como la curiosidad e mente se forman diferentes equipos de interés de los niños durante la fiesta de To- ayuda y asistencia. Una persona vigila el dos Santos. fuego del horno, introduce y retira los pa- La definición de los t`ant`a achachis y nes; la mayor parte de las mujeres y niños t`ant`a wawas, resulta en ocasiones equí- se encuentran amasando los bollos. Otro voca, sumamente ambigua. En primer lu- varón está pendiente de la retirada de los gar, los bebés de pan, t`ant`a wawas, panes para meterlos en canastas, y final- muestran rostros barbados e incluso mar- mente varias mujeres se encargan de lim- cadas arrugas, motivos que en principio piar de cenizas los bollos y repartirlos en no parecen resultar los más propicios para adornar el semblante de las “wawas” (be- Aymaras de Bolivia 141 bés). Este tipo de rostros enfundados en Otras figuras de pan que completan la un cuerpo que semeja los arropes de los escenografía son las figuras de caballos y niños y niñas lactantes entre wak`as y llamas, de las que se dice utilizarán las al- awayus176, contrastan con otros induda- mas para llevarse su carga de oraciones, blemente infantiles, de aspecto rollizo, con escaleras que son empleadas por las almas los mofletes coloreados. Curiosamente, para “descender” sobre el altar (apxata) de los rostros “adultos” de las wawas, están sus familiares y otros personajes como los tocados con un colorido ch`ullu, mientras k`usillus, figuras de baile enmascaradas que los sonrosados rostros infantiles, que que realizan bromas y monerías (en reali- parecen extraídos de la iconografía angeli- dad representan monos), zancadillean a cal eclesiástica, muestran cabellos rubios los otros bailarines y mudan la voz ha- descubiertos. Estas diferencias significati- blando en falsete. vas entre t`ant`a wawas serán analizadas Una vez preparado el pan y sus figu- más tarde. Baste de momento confirmar la ras, es necesario montar la apxata, el altar ambigüedad que suponen con la denomi- sobre el cual se sitúan todos los dones con nación que alguno de los compradores los que agasajar a las almas en su visita empleaba al referirse a estos productos en (Santos 1988: 34). Tiene que estar dis- el mercado de Achacachi: “achachiwawa” puesta y sus velas encendidas justo el me- (bebé anciano). diodía del primero de noviembre, mo- Por su parte los t`ant`a achachis, pre- mento en que las almas llegan de su largo sentan otra diferenciación. Por un lado, viaje y necesitan recuperarse con los dones las figuras de pan cuyo perfil no encaja colocados sobre el altar. con los rebozos de las wawas lactantes re- El soporte de la apxata son las cañas ciben la denominación de t`ant`a achachis dulces que procedentes de los valles yun- (abuelos de pan). Esta denominación se gueños se adquieren en la feria de Achaca- aplica a figuras elaboradas con pan negro chi. Cualquier apxata que se precie debe y rostros idealizados, así como a los que disponer de, al menos, dos cañas como representan bailarines de la morenada, los marco apropiado del altar. La apxata es el achachis morenos177. lugar de las almas, concretamente el lugar Las figuras de t`ant`a achachis y t`an- donde las almas se reúnen, puesto que no t`a wawas se elaboran en la casa y se les solamente hay que pedir por las almas de coloca la máscara de escayola pintada que los difuntos del hogar sino por todas, in- les otorga su verdadera identidad. Los ma- cluso por las “olvidadas”, aquellas que ya chaqanis presentan múltiples t`ant`a wa- ni siquiera sus propios familiares recuer- was sobre la apxata y algunos t`ant`a dan. Las almas se reúnen en la apxata, lle- achachis cuyas dimensiones superan el gan a partir del mediodía del primero de metro de altura. noviembre, por eso todo tiene que estar dispuesto en ese preciso instante. 142 Gerardo Fernández

Al amanecer del primero de noviem- da en círculo sobre la base de la apxata. bre, en el caso de los machaqanis, los fami- Parece una reunión de figuras de pan so- liares y compadres van aportando el con- bre el tapete negro repleto de comida y junto de objetos, dones y bienes que con- dones como las hojas de coca y el trago. figurarán la apxata178. En primer lugar se Algunas figuras de pan se amarran sobre elige la estancia donde va a colocarse el al- las cañas. Se colocan frutas y guirnaldas tar. Suele ser la habitación principal de la dulces. Otras figuras de pan de menor ta- casa, la que tenga mejores posibilidades de maño que los grandes achachis y wawas, se dar cobijo a mayor número de gente. En cosen y anudan a la cañas. Cebollas en nú- otras ocasiones se elegirá la propia habita- mero variable se amarran junto a la base ción del difunto, esto dependiendo del de los conjuntos de cañas que configuran número de acompañantes y de las dimen- el altar. La apxata se corona con una es- siones de la apxata179. quela conteniendo una fotografía del di- Las cañas se amarran de tres en tres o funto cuya alma se ha de festejar durante de cuatro en cuatro, recogiendo las hojas los próximos tres años. superiores y afirmándolas al tablón o me- A las doce del mediodía del primero sa que sirve de base. Sobre la mesa se colo- de noviembre, la apxata tiene que estar ca un phullu o manto negro y se dispone montada, convenientemente decorada y todo lo necesario para la visita de las al- lista para las diferentes visitas que van a mas. Se van a colocar muestras de dones producirse durante los próximos dos días. alimenticios semejantes a los empleados Es preciso llamar a alguien que no sea de la en las reuniones y asambleas festivas co- casa, para que encienda una vela, dispues- munitarias. Alrededor de la mesa de la ap- ta a la cabecera del altar, y rece en primer xata, sobre el manto negro, se dispone en lugar en nombre del difunto. Es costumbre círculo, ch`uñu, papas cocidas, jawas muti, bautizar a los t`ant`a wawas y t`ant`a mazorcas de maíz cocidas. En el centro un achachis, una vez encendidas las velas180.A tari con hojas de coca, cigarros y botellas partir de este momento, se dice que las al- de aguardiente y cerveza. mas llegan a la apxata, circunstancia que Después se colocan las escaleras de algunas familias festejan con un fuerte di- pan sobre la pared que limita la mesa o ta- namitazo181. Esto no es del agrado de to- blón de base y que constituirá el panel de dos los comuneros ya que algunos justifi- exhibición de la apxata. Sobre dicha pared can que tamaña bienvenida puede asustar se colocan las diferentes figuras de pan, a las almas y ocasionar su regreso al lugar t`ant`a wawas y t`ant`a achachis, en una donde se encuentran confinadas. disposición dinámica puesto que parecen Una vez dada la bienvenida a las al- descender por las propias escaleras de pan mas, el agasajo a los acompañantes de los hacia la apxata. Las figuras de pan se colo- dolientes y sus compadres comienza y du- can de pie alrededor de la comida reparti- rará hasta la kachapaya o despedida de las Aymaras de Bolivia 143

53. Familia Chura. Tuqi Ajllata Alta

54. Familia Caillanti. Tuqi Ajllata Alta 144 Gerardo Fernández

“almas” después de Todos Santos, como es La apxata constituye un objeto funda- costumbre hacerlo en Ajllata. Los familia- mental de estatus para el difunto y su fa- res del difunto otorgan panes y alimentos milia (Yáñez 1988: 26). Se comenta entre a los acompañantes a cambio de oraciones los acompañantes y los visitantes ocasio- a favor del “alma” (Buechler 1980: 8; Rö- nales la abundancia y el costo de la apxata sing 1988: 54-55). Cada don representa preparada. No tiene que faltar pan, fruta y una plegaria. Resulta imprescindible pro- “trago” para agasajar a los muqunis, tam- veerse de una bolsa donde incluir los ali- poco comida para los familiares así como mentos que la familia entrega a los acom- la imprescindible cerveza. La apxata es un pañantes. Una vez terminada la oración escaparate que permanece inalterable has- hay que indicarlo al “anfitrión” de la casa ta la kacharpaya en que se deshace por “urasiyuna katuspan” (“que se reciba la completo, repartiendo y troceando inclu- oración”), “katuspasipxamay” (“que se re- so las cañas que la soportan. ciban no más”), contesta a su vez el fami- Las familias que no tienen alma, es de- liar del difunto quien ha convidado a to- cir que no son machaqanis, también se dos los presentes con los alimentos preci- reúnen a festejar a sus difuntos aunque no sos. Inmediatamente el agasajo a los tengan el grado de obligación y compro- acompañantes y familiares del “alma” co- miso que los machaqanis o junt`unis. Ela- mienza por parte de los más allegados del boran igualmente sus apxatas, si bien de dimensiones y calidades sustancialmente difunto. Comidas preparadas en cantidad menores que las de aquellos. incompatible con las posibilidades de di- Con las primeras luces del ocaso, gestión de los invitados se suceden. En cuando el sol declina en el horizonte,se ocasiones hay que verter el contenido del entremezclan sonidos en principio indife- plato en el interior de la bolsa ya que re- renciados que van aproximándose entre sulta imposible comerlo todo y no se pue- un batiburrillo de percusiones e instru- de ofender a ninguno de los anfitriones. mentos de viento. Es la primera comparsa La bebida, cerveza, pero muy especial- de muquni que permanece en el patio de mente “trago” elaborado con aguardiente la casa del machaqani esperando a que le de caña, comienza a circular entre los in- concedan permiso para entrar al interior vitados. Los familiares del alma están per- del recinto donde los dolientes festejan a manentemente atentos para servir a todos su alma. los acompañantes de forma periódica. Na- El representante de la comparsa se da de lo que forma parte de la apxata se acerca al recinto donde están los familia- toca antes de su desmonte, el día de la ka- res del difunto y pide permiso “Tiyu, lisin- charpaya de las almas. Los dolientes y siyamanpiw; almataki arunt`añani” (“con acompañantes lucen ropas negras de su permiso; para el alma conversaremos”) y acuerdo al estricto luto que los familiares entran todos los instrumentistas interpre- deben guardar por el difunto. tando un tema con muquni y wankara. Aymaras de Bolivia 145

La comparsa de muquni está consti- tragos de alcohol182. Una vez que los mu- tuida por un número variable de instru- quni se despiden y salen del recinto, no re- mentistas de viento y uno o dos percusio- sulta nada extraño que otra comparsa se nistas de wankara, ese tambor de mano encuentre tocando en el exterior de la ca- característico de diferentes sectores de los sa, reiniciándose un proceso que durará Andes. La percusión marca los compases a toda la noche del primero de noviembre y desarrollar por los instrumentistas. Una que culminará al mediodía del dos de no- vez que los intérpretes están dentro del re- viembre en que los muqunis se retiran a cinto se sitúan frente a la apxata y piden los cementerios para continuar interpre- de nuevo permiso para rezar una oración. tando o se vuelven a sus casas para des- Solicitan el nombre de las personas a las cansar hasta el amanecer del día tres de que los dolientes desean tener presentes noviembre, día de kachapaya o despedida en su oraciones. Inmediatamente inter- de difuntos en que renuevan las visitas de pretan el primer tema musical mientras las apxatas de los diferentes machaqanis los familiares del difunto empiezan a re- en todo el Cantón, hasta la despedida de partir panes, uno a cada intérprete, y un las almas. trago de alcohol particularmente fuerte. El número de comparsas musicales La intención y el deseo de los dolientes es que pude contar en Todos Santos, en los emborrachar a los muqunis con rapidez, años 1995 y 1996 en el Cantón de Ajllata, puesto que los muqunis se dicen “almana- superó la docena en cada ocasión, siendo kan wawanakapaxa”, “los hijos de las al- mayoritario el número de muqunis aun- mas”,sus fieles servidores. Los más jóvenes que también constaté la presencia de algu- han desarrollado varias estrategias para nas comparsas de tarka. evitar emborracharse con demasiada La relación entre las comparsas musi- prontitud; para ello llevan anudados pa- cales es tensa; con frecuencia chocan entre ñuelos y chalinas bajo el cuello con la in- sí peleando con rudeza, a medida que el tención de escurrir el trago con disimulo trasiego de alcohol se hace más patente. sobre la toalla en cuanto el familiar que le De hecho cada comparsa lleva “policias”, invitó se de la vuelta. Sin embargo el tru- miembros del grupo que portan el chicote co ya es bastante conocido y el joven que de autoridad cruzado sobre la espalda, pa- sea descubierto tendrá que beber doble ra intervenir si se produce el enfrenta- cantidad. Este aspecto refleja el poder y el miento con otro grupo. La intención de prestigio que los muqunis adquieren du- estos enfrentamientos consiste en elimi- rante el desarrollo de la fiesta, agasajados nar al grupo rival, para lo cual no hay me- de forma constante por todos los macha- jor forma de hacerlo que perforando la qanis del Cantón. membrana de sus wankaras con un seco La comparsa interpreta tres piezas an- golpe de muquni; para evitar esta circuns- te la apxata, recibiendo un pan y sendos tancia los músicos percusionistas tienen la 146 Gerardo Fernández obligación, ante el menor enfrentamiento, la noche caminan de casa en casa rezando de no entrar en la pelea y proteger la wan- a las almas de los machaqanis y del resto kara si es preciso alejándose del tumulto. de vecinos donde intuyan que hay apxata. La rivalidad musical, el enfrentamiento y De esta manera atesoran cierta cantidad la eliminación de los grupos rivales tiene de panes y figuras de k`ispiña que luego su “premio” ante la posibilidad de atender repartirán entre sus hermanos más peque- un menor número de comparsas a los ma- ños. No resulta extraño encontrarse a es- chaqanis de todo el Cantón, cuya localiza- tos muchachos de corta edad dormidos en ción en las distintas comunidades que lo las lomas y recodos de los caminos, fatiga- integran conocen al detalle. dos por la noche transcurrida en vigilia. La noche del primero de noviembre, El dos de noviembre, amanece con las la familia de los dolientes amanece junto a comparsas de muqunis recorriendo los ca- la apxata considerablemente ebrios pues- minos y las lomas que integran las comu- to que han estado tomando y recibiendo a nidades del Cantón, hasta las doce del me- las agupaciones musicales toda la noche. diodía; a partir de entonces los familiares Quien decide acompañar a una familia de y dolientes se toman un respiro y también machaqanis en Todos Santos debe hacerlo las comparsas musicales que aprovechan durante el proceso completo, es decir, para descansar unas horas. Toque Ajllata aguantando hasta la despedida de difun- Alta no cuenta con cementerio, no existe tos. Levantan comentarios adversos aque- la costumbre documentada en otros luga- llos que habiendo acompañado a los do- res de trasladar la celebración de Todos lientes un tiempo se escabullen luego al Santos al cementerio, sobre las tumbas de anochecer. En los intermedios de mayor los difuntos (Bastien 1996; Rösing 1988). tranquilidad los dolientes y acompañantes Se aprecian algunas apxatas sobre los pe- se ruegan respectivamente convidándose queños cementerios comunales, pero no trago, alcohol y coca, repartiendo panes y es lo usual en esta pequeña localidad del figuras de k`ispiña en solicitud de oracio- altiplano. nes para sus almas. Los familiares continúan tomando y Los muqunis no son los únicos visi- pidiendo por las almas durante la tarde tantes de los machaqanis durante la noche. noche del dos de noviembre hasta que se Tras los muqunis suelen aventurarse pe- reanudan la visitas de los muqunis, a par- queñas cuadrillas de niños resiris (oran- tir de la media noche del día de difuntos. tes) que a cambio de alguna plegaria, de De nuevo las wankaras y los aires de mu- las aprendidas en la escuela, consiguen su quni ocupan los caminos visitando a los pequeño botín de panes y figuras de k`is- vecinos comunitarios que tienen “alma”. piña. Siguen en la noche a los muqunis de Toda la noche se repiten las visitas de las sus respectivas comunidades a una pru- comparsas de músicos y de los pequeños dente distancia y durante buena parte de resiris hasta el mediodía del tres de no- Aymaras de Bolivia 147 viembre. Las lomas y los caminos que con el difunto en función del gasto que unen las diferentes comunidades son ocu- han efectuado. A cambio tendrán que de- padas por las agrupaciones musicales que dicar varias oraciones al difunto. Las cañas van tocando sus melodías al tiempo que se trocean y reparten de igual forma ya caminan aproximándose a la casa de la que son dulces y constituyen una exquisi- nueva visita. Los movimientos, los temas y ta golosina, especialmente entre los más las formas estereotipadas del saludo, la so- pequeños. Comienzan a escucharse pode- licitud de permiso y el convite de panes, fi- rosas detonaciones de dinamita por las guras de k`ispiña y trago a cambio de ora- distintas estancias y comunidades que ciones y piezas musicales que agraden a las conforman el Cantón, es la forma estipu- almas, se repiten en cada visita. De nuevo lada de despedir a las almas hasta al año se produce el consumo desmedido de tra- que viene. De repente, por la tarde, los go y el deseo, por parte de los dolientes, de machaqanis de las diferentes comunidades vencer toda resistencia a la ebriedad de los junto con sus familiares cambian las ropas músicos. de luto por ropa nueva, de fiesta, los aires El talante de la fiesta continúa hasta el de muquni son trastocados en wayru de mediodía del tres de noviembre, día de ka- carnaval y música vibrante de tarkas.El charpaya o despedida de los difuntos. En baile y el gozo por la despedida de las al- ese instante, la música enmudece. Los do- mas durará toda la noche una vez más lientes se disponen a desmontar las apxa- amaneciendo los festejantes completa- tas183. En primer lugar, hay que pedir per- mente ebrios. miso a las almas, de las que se dice que re- Una vez deshecha la apxata los niños tornan con sus caballos y llamas cargadas juegan con las t`ant`a wawas y t`ant`a de oraciones a Puliyanu, el lugar en el que achachis, de tal forma que las imágenes se encuentran encerradas; es preciso que que han sido objeto de veneración y repre- la persona no perteneciente a la casa que sentación tangible de la presencia de las encendió la vela, que ha permanecido almas durante la fiesta de Todos Santos, ininterrumpidamente viva durante todo una vez consumada la despedida, han la celebración, la apague. A partir de este “perdido” su poder ceremonial. Son obje- instante todos los objetos y dones alimen- to de tratamiento profano,las niñas más ticios dispuestos en la apxata se reparten pequeñas cargan las t`ant`a wawas,como entre los acompañantes que han perma- si fueran humanas, exactamente igual co- necido con la familia durante los tres días, mo acostumbran hacer sus madres con los o bien, entre los que casualmente se en- hijos pequeños; las cargan como si efecti- cuentren en su casa en ese momento. Las vamente estuvieran vivas, desmarcándolas figuras de pan, especialmente los achachis del ámbito de los difuntos, al que hasta de un metro de altura se entregarán a los entonces pertenecían. En algunos sectores familiares más queridos y comprometidos del altiplano se constata el bautizo y ma- 148 Gerardo Fernández

55. Familia Condori. Tuqi Ajllata Alta

56. Jóvenes de Ajllata. Entre la tradición y el cambio Aymaras de Bolivia 149 trimonio de estas figuras de pan tratadas del altiplano los días de mercado. Ni la como criaturas vivas y envueltas en awa- textura, ni el sabor de estos panes “de di- yus de colores que acaban siendo devora- funto”,coinciden con los panes elaborados das por sus pequeños mentores una vez para el consumo humano; es pan de To- aburridos del juego (Yáñez 1988: 27). dos Santos y las almas son en definitiva Esta es la descripción sumaria de los sus destinatarios pertinentes. En sentido hechos que acontecen durante la festivi- literal no se ajustan a las características dad de Todos Santos en el Cantón de Aj- formales que son propias del pan elabora- llata. Es necesario volver sobre los motivos do para el consumo humano. Tanto por de mayor relieve en la ejecución de la fies- exceso (duro en un caso, revenido en el ta para acentuar el análisis de los mismos otro), como por su defecto (poco hecho, y su inserción en el contexto general de la crudo en su interior), estos “panes” poseen fiesta. al menos características peculiares que de- bemos contextualizar en relación con la *** festividad en que se producen. Los panes de difunto se adecuan al contexto peculiar Destaca por la intensidad y el frenesí que la festividad de Todos Santos propicia con que centra la atención de los humanos en relación con el agasajo de las almas. la víspera de Todos Santos, el horneo del Curiosamente, las gentes de Ajllata no pan (t`ant`a). Un pan dual y discontinuo. vuelven a hornear pan hasta carnaval, si Por un lado el conocido como “triguillo” bien no de forma masiva, tan sólo algunas autóctono, que se cuece con dificultad, só- familias184. lo con la máxima temperatura del horno y Las figuras de pan conocidas como que difícilmente se termina de hacer por t`ant`a wawas y t`ant`a achachis presen- dentro; aparece dorado por fuera,pero ha- tan una ambigüedad estilística e iconográ- bitualmente crudo por dentro, consume fica reflejada en esa curiosa terminología mucha leña y se endurece con enorme ra- “achachiwawa” que escuché de un bachi- pidez. Es un pan que se caracteriza por su ller de la zona al adquirir una t`ant`a wa- tono oscuro y su dureza extrema a los po- wa pero de rostro adusto y arrugado. cos días de cocción. Por su parte, el pan Las t`ant`a wawas y los t`ant`a acha- conocido como “chileno” es un pan blan- chis son colocados sobre la apxata, a mo- co que levanta con facilidad y se reviene al do de retablo, descendiendo por las escale- poco tiempo de cocido adquiriendo una ras de pan hacia la comida dispuesta a su textura gomosa. En realidad tanto el “tri- alrededor. Son las imágenes de pan quie- guillo”, autóctono, como el “chileno” pro- nes descienden sobre el lugar de las almas; cedente de la harina comprada en Achaca- los que se colocan alrededor del banquete chi, distan mucho de la popular “marra- preparado para las almas. Las imágenes queta”, el conocido pan de batalla que barbadas y con arrugas de algunos “bebés puede encontrase en las ferias campesinas de pan” justifican el carácter del machaqa- 150 Gerardo Fernández ni. El “alma nueva” se caracteriza por dis- entre los danzantes se aprecia por las frutar de su “primer año” de festejo y en constantes bromas (algunas pesadas) que ese sentido, wawa, es decir, “bebé”,a pesar ejercen sobre los grupos rivales. El k`usillo de su rostro adulto que aparece resaltando va siempre enmascarado en su caracterís- en la masa que representa las ropas y rebo- tico atuendo y nunca habla como las per- zos infantiles. Este principio dualista esta- sonas si no que muda la voz y se expresa blecido entre bebés y ancianos llama po- en falsete. derosamente la atención. El principio y el Los panes reflejan, tanto en su confi- fin de la existencia, la infancia y la senec- guración como en su iconografía, una do- tud parecen secundar la recepción y bien- cumentación implícita sobre el dominio venida de las almas (bebés y abuelos). Es- de las almas y su talante. El ámbito de los tas figuras de pan, bebés y ancianos, repre- difuntos viene marcado por las contrapo- sentan a las propias almas (Spedding siciones entre la naturaleza del pan hor- 1996a: 100-101). Por otro lado, junto a es- neado (“triguillo” y “chileno”) y las imáge- tos bebés y abuelos de pan, algunos, como nes configuradas. Pan de los muertos e hemos visto, imbricados en un híbrido de imágenes ambiguas, suficientemente ale- cierta indiferenciación, existen otras figu- jadas de la explícita realidad humana co- ras resaltables; además de las escaleras que mo para constituir una simple alegoría de permiten el descenso de las figuras de pan nuestro mundo. sobre el altar y lugar de reunión de las al- mas (apxata), podemos apreciar la pre- *** sencia de dos figuras de baile contrapues- tas, por un lado los achachis morenos, en- La apxata es definida en algunas etno- cubiertos en su máscara de baile, por otra grafías consultadas como “tumba” o casa los k`usillus, danzantes “monos” que ac- del muerto186. Una vez más apreciamos túan como elementos desarticuladores de cómo las realidades y objetos de los seres las comparsas de baile, mudan la voz y humanos adquieren en el contexto de los gastan bromas entre los integrantes de di- difuntos un talante efímero característico. chas agrupaciones, interrumpiendo sus De nuevo las almas muestran con la apxa- evoluciones y pasos185. Si el achachi more- ta una nueva alegoría reflejo pertinente de no se caracteriza por el prestigio el poder su dominio, con respecto al ámbito de los jerárquico y la disciplina del baile de los “vivos”. morenos, profundamente relacionado con La apxata es un “lugar”, el lugar de los grupos de “residentes” urbanos, los asamblea y reunión de las almas, a seme- k`usillos son figuras que aparecen acom- janza de lo que sucede en las reuniones y pañando algunas comparsas autóctonas asambleas comunitarias protagonizadas características del altiplano aymara como por los vivos. En torno a los dones culina- las denominadas mukululu y qarwani;re- rios, comida y bebida, junto a los cigarri- sultan figuras marginales cuya presencia llos y las hojas de coca, las almas se reúnen Aymaras de Bolivia 151 como acostumbran hacerlo los seres hu- función de las apreciaciones de algunos de manos. Alrededor de la comida fría o “me- los dolientes que la relacionan con los ar- rienda”, las almas reposan de su largo via- cos de la iglesias. La forma que muestran je y conversan entre sí. Por otro lado, es el las cañas agrupadas y dobladas entre si, se- lugar donde van a recibir las visitas de mejan portadas y arquerías187 de donde aquellos que están en condiciones de “ha- penden, a modo de retablo, las imágenes blar” con ellas, unos a través de la música, de las t`ant`a wawas y t`ant`a achachis como son los muquni, los otros, los reciris junto al resto de guirnaldas, frutas y dones merced a la plegaria. Música y oración son de la abundancia188. las dos únicas formas pertinentes para La apxata constituye una muestra de conversar con las almas frente al valor de abundancia. El conjunto de dones expues- la palabra humana como vínculo articula- to durante toda la celebración de Todos torio de contacto entre los vivos. Las al- Santos refleja el estatus y prestigio tanto mas no “hablan” de forma literal; cuando del machaqani como de su alma, así como se muestran en el dominio de los seres hu- el grado de cumplimiento de sus familia- manos, mudan la voz como acostumbra res y “compadres”. El compromiso satisfe- hacerlo el k`usillu. cho por los machaqanis con respecto al al- La apxata posee una peculiaridad es- ma será reconocido por todos los visitan- pecial como lugar “límite”.Está configura- tes de la apxata, quienes apreciarán el va- da arquitectónicamente por los tallos aé- lor y el sacrificio (enmascarado en el po- reos de la cañas tropicales y los bulbos pular término de “cariño”), efectuado por subterráneos de las cebollas que se atan a los familiares del difunto. sus pies. La reunión de las almas efectuada El altar completo, incluidas las cañas en torno a la comida seca que se ha distri- que constituyen su soporte, es comestible buido sobre el tapete negro en cuyo centro y será devorado por los vivos el día de ka- se colocan hojas de coca, trago y cigarri- charpaya, una vez que los dones alimenti- llos, adquiere una configuración espacial cios han sido convenientemente transfor- limitada entre el dominio aéreo y el subte- mados en oraciones para el alma nueva y rráneo. El contexto espacial donde las al- el resto de almas “olvidadas”. Con la ka- mas se reúnen y reciben el agasajo de los charpaya, los objetos de la apxata retornan vivos es reproducido en la misma arqui- a su condición profana originaria de esta tectura del altar, definiendo un lugar espe- forma pueden ser objeto de deseo culina- cífico. El dominio de los difuntos y las al- rio y lúdico por parte de los vivos. Una vez mas está marcado por los límites, como despachadas las almas, los seres humanos corresponde al contexto sagrado de su ce- comen los productos de la apxata e inclu- lebración y festejo. so, los más pequeños de forma previa a su La apxata posee otra relación arqui- consumo, pueden jugar con ellos como tectónica que merece la pena anotar en sucede con las t`ant`a wawas. 152 Gerardo Fernández

Los útiles empleados en la elabora- *** ción de la apxata poseen cierta valoración utilitaria. Dicen los ajllateños que las ca- El rasgo característico de las compar- ñas, son el bastón de las almas y que las ce- sas musicales de Todos Santos en Ajllata es bollas constituyen su cantimplora. Estas el instrumento protagonista de las mis- dos apreciaciones tienen que ver con el ta- mas, es decir el muquni. Este instrumento lante viajero o peregrino de las almas189. pequeño y “chueco” es propio de la festivi- Las cañas empleadas en la elaboración de dad de Todos Santos y se interpreta en di- la apxata muestran una cierta ambigüe- ferentes comunidades aymaras próximas dad puesto que parecen caña de azúcar, de al Lago Titicaca. Los ajllateños sólo lo em- uso y consumo humano, pero no lo son, plean en esta festividad y en algunas misas pese a su dulce sabor. de año para los difuntos. No tiene sentido Así pues, la apxata define el lugar de tocar muquni en ninguna otra ocasión a lo reunión de las almas; un lugar límite co- largo del año; el tiempo de los muertos viene precisamente marcado por su pre- mo corresponde al contexto ceremonial sencia. específico de los difuntos. Por otro lado, el A nadie se le ocurriría tocar el instru- altar contiene un conjunto de dones de la mento fuera de la fecha que le correspon- abundancia que los vivos tan sólo obser- de190. van, puesto que se exhiben para deleite de Los jóvenes incorporan algunos temas las almas. Una vez despachados los difun- de moda en las comparsas de muquni. Lo tos, la apxata retoma su condición de ob- importante, parece ser, más que la melo- jeto profano siendo devorada por los vi- día interpretada, el hecho de hacerlo con vos, perdiendo todas las figuras y produc- el muquni, es decir,su presencia en el feste- tos que la integran el talante ceremonial jo a los difuntos. Ya he señalado cómo los que poseyeron durante el desarrollo de la muquni “hablan” con las almas a través de fiesta. La comida dispuesta para los difun- su música; vienen a festejar a las almas y a tos es recuperada por los dolientes, una conversar con ellas a través del muquni. vez que aquellos han sido conveniente- Este instrumento presenta un nudo, una mente despachados. Los vivos aprovechan falla o “giba” que le otorga precisamente la comida que ya degustaron en su mo- su notoriedad. En esa “imperfección” o mento los difuntos en el plano ritual que rugosidad, muqu en aymara, estriba su les correspondía. Los vivos deben hacer pertinencia en relación con el dominio ce- desaparecer todos los dones ofertados a remonial de las almas. Esa pequeña rugo- cambio de oraciones. Nada puede sobrar sidad, frente al rectilíneo e impóluto way- de la apxata; junto con las almas deben ru (pinquillo de carnaval), le otorga su consumirse y despacharse todos los pro- competencia en el tratamiento y festejo a ductos que les fueron encomendados. los difuntos. Aymaras de Bolivia 153

57. La Paz desde El Alto. Faro Murillo

58. Nevado Illampu sobre lago Titicaca 154 Gerardo Fernández

El muquni parece un pinkillu “nor- Los campesinos hablan de la “nostal- mal” de los habituales en las diferentes gia” que el instrumento produce. La rugo- comparsas de baile, pero no lo es precisa- sidad del instrumento puede influir en el mente por su nudo o arruga distintiva al resultado de la insuflación del aire dando que los aymara otorgan peculiares virtu- lugar a una sonoridad disonante, “sucia” des en relación con el timbre del instru- por la fricción provocada por el aire al ali- mento y su competencia en el festejo mu- mentar el instrumento191. sical de los difuntos. Las “gibas” e imperfecciones adquie- *** ren una dimensión ritual importante en el Cuentan los campesinos aymaras del altiplano. En tierras de Castilla tocar la chepa de un giboso es síntoma inequívoco Lago que las almas, objeto de agasajo y de buena suerte. En los Andes existen refe- atenciones en Todos Santos, vienen de un rencias etnográficas sobre el empleo de sitio alejado que se encuentra situado ha- enanos y gibosos en el contexto incaico se- cia el poniente. En ese indeterminado lu- gún reflejan ciertas escenas descritas por gar, que no coincide en apariencia con el Guamán Poma (1987: 129,215). Ponce cielo católico, realizan un trabajo sin des- (1969) relaciona a las figurillas aduncas canso; así lo documenta de forma expresi- presentes en el dominio ceremonial tia- va Modesto Capcha, yatiri originario de la huanacota con la popular figura del Iqiqu, comunidad lacustre de Sotalaya (Provin- personaje asociado con la abundancia es- cia Omasuyos): “Almas pirqiyan (tabican) pecialmente en contextos urbanos como una turi (torre) con adobe. Ya están por te- La Paz y la fiesta de las alasitas. Los gibosos char.... ¡ya se había caído la turi! No hay ca- y chepudos son objeto de cierta veneración so de parar. Cuando techen Juicio Final va a social en el altiplano puesto que se les con- ser siempre; debe ser por el Perú o más lejos sidera aptos para ejercer como yatiris, ¿Cómo será?”. maestros rituales, reflejando su “nudo”, Para Carmelo Condori, ch`amakani chepa o giba, la selección de que han sido de la zona de Ajllata, las almas proceden objeto por parte del rayo. Los pequeños y de un lugar poco concreto localizado chepudos, caso del muquni, del iqiqu o de igualmente hacia el poniente. En ese lugar, los tocados por el rayo, atestiguan en su las almas realizan un trabajo a destajo y deformidad la selección ceremonial de que gozan de penosas condiciones de existen- han sido objeto. El muquni en su aspecto cia. Diríase que se encuentran en situación físico y en su contexto de interpretación, de “trabajos forzados “ exculpando sus pe- muestra una especial competencia en su cados hasta el Juicio Final. Ese sitio inde- relación con el dominio de los muertos. terminado se llama Puliyanu192 y ha sido Pero si su apariencia es propia del do- visitado por Carmelo en uno de sus sue- minio de difuntos, lo mismo sucede con ños de iniciación (Fernández 1995b). Car- su sonoridad. melo Condori, junto a un tata cura o “pa- Aymaras de Bolivia 155 dresito” que le sirve de guía en el sueño se trando rostros adultos y arrugados enfun- adentra en Puliyanu y descubre las condi- dados en mantos infantiles de recién naci- ciones en que se encuentran hacinadas las dos. Los difuntos “nacen” de esta forma a almas, como si fueran celdas con capata- su condición de “alma” y de machaq alma ces que cuidan de ellas mientras trabajan (alma nueva) en la apxata. Los achachis el adobe. Las almas son parecidas a los se- muestran el poder y la jerarquía en el bai- res humanos, pero con dos características le de la morenada, mientras que los k`usi- peculiares; por un lado tienen un tamaño llus, personajes enfundados en máscaras y reducido, “media cintura no más”; por desarticuladores de los grupos de danza otro poseen una tez blanca, algo cenicien- rivales, se encuentran en el “margen” de ta y un rostro anómalo, muy semejante las comparsas autóctonas mostrando su entre sí e irreconocible con respecto a la competencia en las bromas y chanzas ha- identidad individual que cada uno de ellos bituales. La apxata es el lugar donde las al- conservaba cuando estaban vivos. La mas se reúnen, como los vivos, en torno a muerte iguala la identidad y condición de dones de abundancia, comida, bebida, ci- las almas: Pequeñas, blancas e indetermi- garrillo y hojas de coca, pero sólo consu- nadas aunque, eso sí cautivas. men la “esencia” de los productos allí dis- En su cautiverio realizan un trabajo tribuidos. El altar es un lugar límite indi- que, semejante al que corresponde a los ferenciado, como lo es el propio Puliyanu, seres humanos no lo es, puesto que se tra- entre el dominio aéreo y el subterráneo. A ta de una actividad sin rendimiento algu- su vez adquiere una disposición arqueada no. Cuando están a apunto de techar la to- de aparente inspiración en las portadas y rre,como nos cuenta Modesto, se cae y tie- retablos de las iglesias. Finalmente, los nen que volver a empezar... toda la eterni- muqunis, las comparsas de músicos que dad. agasajan de forma itinerante a las almas de Este aspecto de la labor de los difun- los difuntos habidos en todas las comuni- tos, semejante al trabajo que realizan las dades del Cantón, invierten el horario ha- personas, pero peculiar por su aparente bitual de visita, empezando en el ocaso, (la inutilidad, guarda relación con otras cues- dirección marcada por el poniente), hacia tiones que hemos tenido ocasión de ob- donde se localiza el lugar de las almas y servar durante el desarrollo de la fiesta. aprovechando la noche para efectuar las Comenzábamos viendo la existencia visitas, circunstancia impensable en otros de un pan de difuntos (el “trigueño” y el contextos cotidianos donde las visitas “chileno”) de apariencia normal, pero con nocturnas no sólo están prohibidas, a no cualidades distintivas al pan de consumo ser que la coyuntura específica del caso lo humano. Unas figuras de pan, pequeñas y justifique, sino que son reprobadas y con- de ambigua definición, puesto que invier- sideradas de mal agüero. El propio instru- ten el sentido de la vida humana, mos- mento contextualiza en el tiempo la aper- 156 Gerardo Fernández

59. Ocaso en el Titicaca. Tuqi Ajllata Alta

60. El sol poniente. Ruta de los difuntos Tuqi Ajllata Alta Aymaras de Bolivia 157 tura del dominio de las almas y su presen- en la festividad de Todos Santos aluden al cia entre los vivos, puesto que no se inter- trato ceremonial que los vivos otorgan a preta en ninguna otra circunstancia. Por los muertos. No les tratan como muertos, otra parte, atesora en su misma configura- puesto que las almas comen, gozan de la ción, pequeño, como las almas y marcado música y de la fiesta, visitándose entre sí; por la rugosidad que le caracteriza, el po- sin embargo tampoco son tratados como der de diferenciación respecto a los instru- los vivos. En realidad parece que los vivos mentos “humanos”; su naturaleza y talan- tratan a los muertos como si estuvieran te hacen del muquni un instrumento he- vivos, pero marcando muy bien los límites cho a la medida de los difuntos. Los mu- espaciales y temporales en que esto ocurre qunis poseen sus propias enseñas de po- y es eficaz193. der, también las almas visitan con sus em- Por otro lado existe una considera- blemas, en este caso los chicotes o latigui- ción, “escalar” permanente a lo largo de la llos de tres sogas (kimsa charani), que por- festividad de Todos Santos. Los objetos de tan las autoridades consuetudinarias los muertos están hechos a inspiración (mandones, mallkus,) y las autoridades humana, pero a escala pequeña, como son sindicales (Secretario General). Los varo- las propias almas, o bien, como en el caso nes son enterrados junto con su chicote, del pan, adquiriendo peculiares caracte- emblema de autoridad y cumplimiento rísticas que lo alejan del dominio humano con los deberes colectivos, y son portados y lo aproximan al ámbito de los difuntos. igualmente por las almas. Estos aspectos tienen sentido y validez Recordemos la presencia de los pe- mientras la presencia de los difuntos entre queños resiris caminando durante la no- los vivos resulta patente. En esta situación, che tras los muquni. Es bastante raro ob- las comparsas de muqunis, considerados servar en las comunidades aymaras a la las wawas de las almas, que vienen a con- gente caminar de noche, suele evitarse en versar a través de la música, otro matiz lo posible. Más raro es desde luego con- pertinente de diferenciación respecto al templar a los más pequeños hacerlo du- uso de la palabra como fuente de comuni- rante toda la noche, recogiendo dones cu- cación humana, ebrios y en pleno éxtasis linarios a cambio de panes. Este cambio musical, refleja la presencia de los difuntos en el período de actividad humana, visitas en las visitas de las almas a lo largo de to- nocturnas e infantes en vigilia también re- do el espacio ceremonial que constituye el fleja el modelo peculiar de inversión que dominio comunitario. El Cantón se pue- respecto a lo cotidiano supone el hecho bla de “almas” que se visitan a través de las excepcional de la visita de los difuntos du- comparsas musicales; las comunidades re- rante la fiesta. cuerdan a sus difuntos más recientes y Todas estas consideraciones que for- “conversan” con ellos como gustan hacer- man parte del entramado ritual presente lo los vivos, con comida, bebida, conversa- 158 Gerardo Fernández ciones y música, pero adecuando estos do- por los vivos. Las figuras de pan, intoca- nes y formas de cortesía, al dominio de los bles durante la fiesta, ya despojadas de su difuntos. poder, hacen las delicias de los más peque- Los muertos de la comunidad, en rea- ños como muñecos improvisados hasta lidad, se visitan entre sí para festejarse a sí que son finalmente comidos. Las t`ant`a mismos en Todos Santos. Parientes, fami- wawas, una vez despachadas las almas, son liares, compadres y amigos se reúnen y vi- cargadas por la niñas pequeñas (imillas) a sitan a los machaqanis ya sea compartien- imitación de lo que hacen sus madres co- do comida y trago o bien formando parte mo criaturas vivas, ya no figuras de expo- como intérpretes de las bandas de muqu- sición inerte, sino como si efectivamente nis; la realidad ebria de Todos Santos (do- fueran criaturas humanas. Los muqunis se lientes, acompañantes, muqunis y almas) guardan hasta el año que viene trocando justifica los modelos de inversión que se sus aires por los festivos del wayru y la tar- producen respecto a la realidad “humana” ka indicadores sonoros de la despedida de mientras las almas están en Ajllata. Con los difuntos y del retorno a la existencia motivo del dinamitazo que el día de ka- humana en todo el Cantón de Ajllata así charpaya anuncia la despedida de las al- como en el resto de poblaciones altipláni- mas, el dominio de los seres humanos cas. Los difuntos han comido de los vivos vuelve a imponerse sobre el dominio de en sus respectivas apxatas cargando en sus los difuntos. Por eso hay que despedirlos recuas de llamas las oraciones y solicitudes con urgencia y sin pena, no vayan a demo- de sus familiares; tras su partida son los rarse en la partida. Una vez “despachados”, vivos los que se comen a los propios di- el altar de la apxata tan celosamente guar- funtos (las figuras de pan) y hacen desapa- dado y exhibido durante la fiesta, es arran- recer las muestras formales que acredita- cado de sus soportes, repartidos los obje- ban la presencia de las almas en el altipla- tos de su interior y finalmente devorado no aymara. V LOS NUEVOS ESCENARIOS

Las sociedades andinas cambian, co- sulta factible; así lo plasman incluso a tra- mo el resto de poblaciones vivas del mun- vés de las danzas festivas (Mendoza 1997: do; cambian en sus manifestaciones cultu- 243-256). rales adaptándose a las nuevas situaciones La danza de los inkas que con tanto que tienen que afrontar en los inicios del gusto reproducen los comuneros de Tuqi nuevo milenio194. Lo del mesianismo195 Ajllata Alta en la fiesta del núcleo escolar resulta sugestivo en la mitología y en las de Ajllata Grande, incorpora a todos los sofisticadas consideraciones utópicas al actores de la Conquista; por un lado, los uso, pero parece que no tanto en la reali- incas, configurados por un ejército de dad que diseñan las poblaciones andinas ñustas (princesas) que protegen al inca de de forma cotidiana. Nadie como ellas co- las arremetidas del grupo rival constituido nocen el sentido de la historia y la posi- por un conjunto de figuras introducidas ción que ocupan en sus respectivos Esta- en los Andes tras la conquista, como los dos. Que algo ha cambiado sustancial- negritos, los soldados coloniales, no fal- mente en el mundo aymara resulta obvio tando ingenieros que anotan en su libreta tras la figura de un vicepresidente aymara toda suerte de datos, o los doctorsitos; in- como fue Víctor Hugo Cárdenas durante cas y conquistadores pelean en la danza el gobierno de Gonzalo Sánchez de Loza- hasta que el inca es muerto, como no po- da (MNR), después del reconocimiento día ser de otra manera, a pesar de los que- constitucional de Bolivia como República haceres terapéuticos de los kallawayas que pluricultural y multilingüe, tras la oficiali- danzan en derredor con sus paraguas ex- zación administrativa de una subsecreta- tendidos. Tras la batalla del baile, unos y ría de Género, Etnias y Generaciones (du- otros amarrados del brazo, incas, ingenie- rante el gobierno de Sánchez de Lozada) ros, soldados coloniales, negritos.... cie- que finalmente ha cristalizado en un Vice- rran la representación en un animado ministerio de Asuntos Indígenas y Pueblos wayñu que sirve de fuga y reconciliación a Originarios en el gobierno de Hugo Bán- toda la comparsa. No cabe mejor alegoría zer (ADN). de la historia y mejor reclamo a la convi- Las modificaciones de hábitos y nor- vencia en la pluralidad. Las sociedades ay- mas de conducta afectan a los más diver- maras, es cierto que conservan ciertas ca- sos capítulos de la vida aymara tratando tegorías y pautas de comportamiento ins- de adaptar o conciliar lo nuevo con los va- piradas en la tradición, como hemos visto lores de corte más tradicional cuando re- a lo largo de las páginas precedentes, lo 160 Gerardo Fernández cual no significa que vivan de espaldas al La cocina conserva el qhiri, fogón campe- futuro196 por cuanto las poblaciones ay- sino, en torno al cual se acumulan los ma- maras desean beneficiarse del reparto de teriales que se emplean para atizar el fue- la riqueza que promete el Estado moder- go del fogón. En este cometido resalta la no, aunque no a cualquier precio. utilidad de las boñigas resecas de vaca, wa- Las sociedades aymaras, por más que ka phuru, de asno, o las defecaciones de las se les achaque un impenitente conserva- ovejas, iwij thaxa; igualmente se emplean durismo por parte de la sociedad criolla hojas secas de eucalipto que prenden fácil- dominante, son poblaciones en perma- mente y dan calor, al igual que la t´ula199, nente cambio tratando de adaptarse de la especie herbácea del altiplano200. La vi- mejor forma posible a los designios de los vienda incluye otro ambiente para alma- tiempos. Los cambios han afectado a su cenar los productos a manera de troje; las propio estilo residencial, sus hábitos dieté- estancias se disponen en derredor confi- ticos, la moda, la religión, la salud, son es- gurando un patio, en cuyo centro, en la feras donde se registra la tensión genera- comunidad de Qurpa, se efectúan las cional entre la costumbre y los nuevos ofrendas rituales. Las viviendas aymaras conceptos que provenientes de la ciudad actuales contemplan la presencia de ven- se integran en la vida campesina, con me- tanas que favorecen la iluminación inter- jor o peor aceptación, de la mano de los na y la ventilación de la estancia residen- jóvenes y los “residentes”. cial; el resto de salas carecen de ventanas o Hace unas décadas, la casa aymara era aparecen reducidas a la mínima expresión; un rectángulo de adobe techado con toto- de esta forma el interior aparece más cáli- ra197 en la zona del lago, sin ventanas ni do en invierno y fresco en verano. El celo salidas de humo con varios camastros de higiénico del Estado y la proliferación de adobe donde se recostaba la familia y un proyectos de saneamiento de aguas e hi- fogón de barro, qhiri, en una esquina. Ac- giene ha dado lugar a la construcción sis- tualmente, junto con el modelo de vivien- temática de letrinas, pozos ciegos y dife- da tradicional, se encuentran otros tipos rentes formas de evacuación de excremen- de casas como en Tuqi Ajllata y Qurpa, tos a cierta distancia de las unidades resi- con estancias separadas, una considerada denciales aunque dentro del espacio de la como residencia de la familia donde se en- unidad doméstica; pese a todo, dada la cuentran los objetos de propiedad de la importancia de la vida desarrollada en el casa y los camastros de los miembros de la campo y que la vida familiar doméstica se unidad doméstica, otra, la cocina, donde reduce fundamentalmente a dormir y co- se han practicado diferentes innovaciones cinar, las necesidades excretora se compli- en proyectos de desarrollo regional relati- mentan habitualmente en el campo, que- vos al tipo de fogón campesino, la altura dando las letrinas para uso ocasional201. de su ubicación y la salida de humos198. Otra modificación significativa es la que Aymaras de Bolivia 161 se ha producido en el techo de la casa no se ha logrado merced a los programas campesina, prácticamente desde la revolu- radiofónicos. La radio ha tenido y tiene ción de 1952. Los materiales tradicionales, una importancia excepcional no sólo en la totora, trigo... etc. han sido sustituidos por información meticulosa, en lengua ayma- planchas de una aleación de aluminio de- ra, en las poblaciones del altiplano, sino nominadas “calamina” que han tenido igualmente en la introducción de nuevas una extraordinaria aceptación entre la po- pautas de comportamiento, por lo que se blación aymara rural y urbana. Las te- refiere al dominio educativo y sanitario. chumbres de totora en las comunidades La radio cumple una misión importantísi- ribereñas del Lago Titicaca tienen que ma en ajustar la organización de la vida cambiarse cada doce años aproximada- social y política de las comunidades a tra- mente, sin embargo la totora es más cálida vés de los informativos, los avisos locales, en verano y fresca en invierno que la cala- los episodios de vida social como las de- mina y mucho más barata. La calamina funciones, y por supuesto en los modelos por su parte apenas cumple su misión ais- de construcción de la identidad étnica ay- lante si no se coloca el alambre tejido del mara, a través no sólo del uso habitual de sobretecho, es mucho más cara y resulta la lengua sino la transmisión de la cultura fría en invierno y cálida en verano. Todo que se ejerce a través de los cuentos y na- parece indicar que amén de las justifica- rraciones que con tanto éxito concitan el ciones económicas de la totora empleada interés de los más pequeños202 . en la alimentación del ganado, la calamina Cabe suponer, en las comunidades ha penetrado en las familias aymaras rura- dotadas de luz eléctrica, la incidencia en el les como elemento de distinción social y cambio cultural que puede tener la televi- prestigio, como he indicado anteriormen- sión. La importancia del mercado televisi- te, modificando el aspecto físico externo vo en lengua aymara ya ha sido resaltado y de las comunidades aymaras. puesto en evidencia por el interés de Ra- La luz eléctrica es un lujo y un privile- dio San Gabriel, una de las principales ins- gio presente en la actualidad en pocas co- tituciones radiofónicas en lengua aymara munidades del altiplano. Indudablemente de Bolivia. Habrá que evaluar, con el tiem- incide en el alargamiento de la vida fami- po, el impacto que la televisión produce liar que de otra forma ajusta sus activida- en los dominios rurales de Bolivia al com- des al ciclo solar. La inexistencia de luz pás de la electrificación del campo. Ya es eléctrica obliga al empleo de velas y me- apreciable entre los “residentes” de el Alto cheros de querosene para iluminar la vi- de la Paz e incluso he tenido oportunidad vienda por la noche momentos antes de de ver alguna rústica antena emplazada en acostarse la familia, una vez efectuada la las casas dotadas de electricidad de Tuqi puesta de sol. El alargamiento de la vida Ajllata. La electrificación de las barriadas familiar en las tardes y noches del altipla- alteñas entre los emigrantes aymaras va 162 Gerardo Fernández terminando con los mecheros de querose- propia identidad étnica colocándose o re- ne y con las peligrosas lámparas de bu- tirando de su cabeza el clásico lluch´u de tano. orejeras; “indio van a decir”, me comenta- El acceso al agua potable es otro de los ba Modesto Capcha al tiempo que se qui- condicionantes importantes en el asenta- taba el lluch´u de su cabeza, en el volquete miento de la unidad residencial, normal- polvoriento de un camión donde viajába- mente cerca de algún manante o manan- mos desde su comunidad de origen en So- tial. En Tuqi Ajllata Alta, las diferentes talaya a la ciudad de La Paz, a la altura de unidades de parentela han trabajado de Wiñay Jawira, la populosa barriada de Río forma colectiva, con extrema dureza, para Seco a la entrada del Alto de La Paz. Al re- poder canalizar el agua procedente de al- tirar su lluch´u colocándose la caracterís- gún manantial que nace en las tierras de tica gorra de baseball norteameriana, co- alguno de los familiares, canalizándolas mo por arte de magia Modesto trocaba su con tubo de plástico PVC, por espacio de identidad indígena en la ambigua defini- varios kilómetros hasta acceder, al menos, ción de “residente”.Por contra cuando de- a un grifo en el patio de la casa familiar de jábamos la ciudad en dirección a su co- cada uno de los miembros implicados en munidad aledaña al Lago Titicaca practi- el trabajo. El acceso fácil y directo al agua caba el movimiento contrario, calzando su potable incide en la comodidad de los tra- identidad aymara con los destellos multi- bajos domésticos, la limpieza y aseo per- colores de su lluch´u y poncho wayruru. sonal, la cocina y el cuidado de los anima- De una forma tan simple Modesto modi- les. De todas formas el agua es un bien ge- fica sus patrones de identidad como ay- neralmente escaso en el altiplano por lo mara en el campo, como “residente” en la que se emplea para beber, cocinar y cuidar ciudad sacando provecho del conocimien- a los animales, luego, muy en segundo pla- to minucioso de lo que ambos medios le no, vendría la higiene personal. Las fami- permiten. Las mujeres aymaras, por su lias que no disponen de agua potable cer- parte, emplean un código no verbal de ca tratan por todos los medios de organi- gran expresividad en lo que afecta a su zarse para conseguir canalizar algún ma- vestuario. La mujer aymara campesina y nante siendo esta circunstancia una de las su contraparte urbana, la célebre “cholita”, que mayor empeño supone por cambiar la emplean la habitual vestimenta que le ca- situación doméstica en las comunidades racteriza: sombrero de hongo, peinado en aymaras, con mucha más demanda que, dos trenzas simétricas pronunciadas y por ejemplo, la disposición de energía alargadas con postizos de lana, manta a la eléctrica. espalda, awayu como principal tejido em- Los cambios afectan igualmente a los pleado en el transporte de las criaturas aditamentos del vestuario aymara. El va- lactantes o como porta objetos en general, rón sabe conjugar la construcción de su falda con volantes, voluminosa, conocida Aymaras de Bolivia 163 como pollera y calzado, wisk´u, hecho de Los jóvenes de Tuqi Ajllata Alta, así goma procedente de los neumáticos dese- como los de Qurpa, tienen acceso a los chados de los autos. La mujer que quiere centros educativos, si bien el grado de de- demostrar un alejamiento notable respec- serción en los estudios es importante, par- to a lo indio se hace “de vestido”, abando- ticularmente entre las mujeres por las exi- nando la pollera y cortándose el pelo. Las gencias que padecen en el entorno fami- mujeres en la comunidad de Tuqi Ajllata liar. Disponer de una escuela seccional, Alta no tienen acceso a los cargos públi- por pequeña que sea, especialmente para cos, tan sólo acompañan a su marido poder atender las necesidades educativas cuando este ejerce como jilaqata; solo las de los primeros grados que eviten a los mujeres viudas o en ausencia del marido más pequeños caminar grandes distancias tienen derecho a pronunciarse en público para ir al núcleo escolar más próximo, en las asambleas de la comunidad203.Sin constituye un auténtico reto en las comu- embargo en la ciudad de la Paz y en el Al- nidades aymaras. Habilitar una escuela to, las mujeres aymaras toman un notable seccional redunda en el prestigio y reco- protagonismo directivo y productivo en nocimiento de toda la comunidad. Nor- los mercados y en la gestión y obtención malmente la edificación de la escuela se de alimentos a cambio de trabajo dinami- hace entre todos con las aportaciones de zando la vida de las barriadas alteñas materiales y mano de obra de todos los (González 2000). En este sentido el movi- padres de familia. Tras la solemne inaugu- miento reivindicativo de mujeres resulta ración, una vez concluido el edificio, en la mucho más eficaz y organizado en las ciu- que participan las comunidades vecinas dades que en las pequeñas comunidades con grupos de música y danza y con la dispersas del altiplano. La pollera ha pasa- presencia habitual de algún líder político do a ser reivindicada como elemento de de la zona que a modo de padrino coope- identidad de la cholita paceña y reclamada ra con la donación de pupitres, los padres su presencia tanto en el hemiciclo del se- de familia solicitan los items de profesora- nado como en las aulas universitarias o en do que precisen para su escuela. Los con- las escuelas, por parte de Lidia katari mu- tenidos de aprendizaje en la escuela, de- jer del ex vice-presidente aymara Víctor pende lógicamente de los cursos que se Hugo Cárdenas. Otros elementos utiliza- imparten, pero han sufrido cierta modifi- dos por las mujeres aymaras para marcar cación tras la reforma educativa impulsa- cierto distanciamiento campesino o bien da por el gobierno de Sánchez de Lozada. para justificar un estatus a través de un có- Por fin se reconoce el valor de las lenguas digo no verbal son los aretes y las incrus- indígenas y el derecho a la educación ini- taciones dentales, el empleo del delantal o cial en la lengua materna (Albó 1995b). Se la abundancia de polleras superpuestas en pretende que los contenidos sean asimila- los días de fiesta. dos por los alumnos y que en los primeros 164 Gerardo Fernández cursos exista una implicación directa con parates de la aldea global que, enmarcados la vida que los niños y niñas aymaras vi- en el consumo, aparecen en las ciudades ven en el campo de forma cotidiana. bolivianas. En el caso de Tuqi Ajllata los jóvenes Si las escuelas son consideradas im- pueden continuar sus estudios en el ma- portantes por los padres de familia para gisterio rural ya que tienen muy cerca la que la formación de sus hijos les abra di- normal rural de Santiago de Wata204 ferentes ámbitos de realización profesio- (Prov. Omasuyos del Departamento de La nal en la vida distintos a los avatares del Paz) menudean los contactos con la ciu- sector agrícola, conocido por todos, con- dad y no es extraño que se contraten en seguir una red de caminos de calidad que los yungas como braceros en la cosecha de unan a la comunidad con las principales la hoja de coca o en las campañas de reco- vías de comunicación del Estado constitu- gida de fruta para conseguir dinero; igual- ye una quimera al alcance de pocas comu- mente acceden a trabajos en el dominio de nidades. Tuqi Ajllata Alta no tuvo tanta la construcción como peones albañiles; las suerte como Qurpa que recibió una gene- mujeres suelen incorporarse a la ciudad a rosa ayuda de un gobierno autonómico través del servicio doméstico. Los jóvenes español206. Los comuneros de Tuqi Ajllata constituyen el principal embrión de cam- Alta se organizaron para que mediante el bio en las comunidades aymaras, atentos sistema de “faena”, a golpe de pico y pala, como están en sus actividades deportivas carretilla y gruesos troncos de eucalipto, y laborales a los hábitos de consumo de la durante varias jornadas en las que todos ciudad donde “hasta para hacer baño se los miembros debían colaborar (mujeres y necesita plata”205. No es extraño que un niños tirando de pico y carretilla, en au- padre, de familia campesina, se emplee co- sencia del padre), junto con los de la co- mo q´ipiri (cargador) ocasional en los munidad de Kukani Ajllata, por donde pa- mercados de La Paz, para reunir la plata saba el camino, consiguieron que, final- necesaria con la que comprar a sus hijos mente, durante unas semanas llegara un ropa, incluso deportiva, según los cánones camión los domingos para trasladar a los de moda al uso. Quizá el fenómeno de comuneros hasta el mercado de Achacachi mayor impacto en la modificación de las distante unos veinte kilómetros de la co- pautas de conducta entre los jóvenes ay- munidad207. Tata Manuchu es un viejito maras comunitarios sea el cumplimiento de Tuqi Ajllata Alta que miraba extasiado del servicio militar. En el marco de la vida al camión cada domingo, comentaba que cuartelera se discrimina de forma notable podía morir tranquilo ya que un carro ha- lo “indio” en favor de la cultura urbana bía llegado a la comunidad y él había sido castellanizada; la lejanía de las redes fami- testigo. Las tediosas caravanas de llamas o liares y comunitarias hacen muy vulnera- mulos que demoraban varias semanas en bles a los jóvenes aymaras hacia los esca- recorrer el camino entre el altiplano y los Aymaras de Bolivia 165 yungas o los valles de Larecaja, en busca gos comunitarios constituye otro ejemplo de cítricos y hojas de coca a cambio de los importante de los cambios que sufren al- productos del altiplano, han perdido su gunas comunidades aymaras. Los líderes razón de ser en este contexto con la im- de la comunidad comentan “para sufrir es plantación de las ferias y mercados cam- ser autoridad”211 debido a los gravámenes pesinos y la eficacia del “carro” (camión) que implican en tiempo y dinero. Las co- como sistema de transporte de personas y munidades más tradicionalistas siguen mercancías. Los cuidados de los caminos y viendo en el sistema de cargos comunita- la presencia de “movilidades” (autos) que rios el máximo exponente del servicio a la conectan a las pequeñas comunidades al- comunidad a cambio del reconocimiento tiplánicas con las principales ciudades bo- público y prestigio que implica, pero no livianas y la vorágine de ideas que fluyen todos están de acuerdo, las pugnas exis- en ellas, constituye el principal argumento tentes entre los más jóvenes y sus mayores, de contraste entre las jóvenes generacio- así como entre los comuneros que viven nes y los abuelos. en la comunidad y aquellos que han orga- Las oportunidades laborales que se nizado su existencia en la ciudad con otros ofrecen a los jóvenes aymaras no se limi- intereses que defender, provoca no pocas tan a las actividades agrícolas y ganaderas. pugnas y enfrentamientos que salen a la Tras el servicio militar no pocos encuen- palestra de forma incontenible en cuanto tran “pega”, (trabajo), en las cuadrillas de menudea el trago; en aquellas comunida- albañiles de la construcción en la ciudad o des próximas a la ciudad de La Paz o a los ingresan en las academias para formarse nudos de comunicaciones en las que los como policías208, otros prefieren contra- jóvenes tienen un contacto más fácil y fre- tarse como ayudantes de transportistas cuente con el mundo urbano, los cargos y para ir accediendo poco a poco al empleo responsabilidades, al repartirse entre las de chófer; los jornales que produce la co- diferentes unidades de parentela que con- secha de coca y frutales de los yungas, co- forman la comunidad, terminan por tocar mo he indicado, suelen ser aprovechados a los de siempre. Las celebraciones festivas para hacer dinero, si las obligaciones de como carnaval o la fiesta del santo patrón los cultivos en el altiplano lo permiten. No que aglutina a todos los vecinos y pobla- falta quienes prueban fortuna en las tie- dores del Cantón suele ser el marco propi- rras de colonización de El Beni o Santa cio para que surjan los enfrentamientos, Cruz de la Sierra209 e incluso, los más au- azuzados en parte por la actitud de algu- daces, prueban fortuna en el contrabando nos residentes urbanos que tratan de mos- e incluso “pisando coca”210 trar, aunque sea ficticia, la bonanza eco- Las dificultades que se producen, en nómica adquirida entre sus conciudada- algunas comunidades, para aceptar la res- nos. La comunidad ejerce cierta presión ponsabilidad del ejercicio anual de los car- para igualar estatus y posibilidades econó- 166 Gerardo Fernández micas impulsando a los mejor colocados a tos característicos de los yungas. La mone- aceptar los cargos públicos de autoridad o tarización de los mercados obliga a la con- bien a ser “preste” de la fiesta del patrono secución de “plata”,dinero, para conseguir local; los residentes urbanos aymaras no productos hoy irremplazables en la dieta siempre coinciden en atribuir prestigio campesina caso del azúcar y las pastas de social al gasto desmedido que supone el sémola de trigo que se han apropiado de ejercicio de los cargos comunitarios o el las características sopas del altiplano. La de pasante de la fiesta; bien es cierto que sal es otro de los productos que tradicio- depende de los intereses concretos que nalmente se obtenía de los salares sureños tengan que defender en su comunidad de a través de caravanas que recorrían el alti- origen. Si disponen de abundantes chacras plano con su preciado tributo; en la actua- de cultivo, tendrán que ingeniárselas para lidad se comercializa yodada, para comba- cumplir con sus obligaciones laborales en tir el mal del bocio, pero se debe adquirir la ciudad y con sus obligaciones comuna- con dinero. A los nuevos productos ali- les en el campo de forma complementaria. menticios se les otorga un efecto nocivo No resulta extraño que los “residentes” ay- sobre la salud, en especial aquellos que maras urbanos contacten con algún fami- proceden de la donación alimentaria212. liar para que les trabaje la chacra o repre- Es comentario común atribuir a la ali- sente sus intereses ante la comunidad en mentación tradicional la longevidad de su ausencia. Pese a todo, el sistema de car- los ancianos, así como a la escasa entidad gos rotativos ejercidos en la comunidad, de los alimentos actuales, la baja esperan- constituyen el principal sostén organizati- za media de vida en el altiplano que, efec- vo en defensa de los intereses públicos de tivamente, apenas llega a los 50 años en la las comunidades aymaras. actualidad. Se dice que los nuevos alimen- Los cambios dietéticos y alimenticios tos (azúcar, pastas de sémola de trigo, dul- tienen por un lado un claro ejemplo en el ces, pan, refrescos) acostumbran el cuerpo proceso de monetarización de los merca- y lo hacen enfermar, frente a los productos dos. Sigue vigente el “trueque” como siste- secos tradicionales (Fernández 1998b: ma de intercambio de productos alimenti- 262-263); algo semejante sucede con los cios en cantidades acordadas como equi- fármacos industriales de los que se co- valentes. Su práctica entre campesinos de menta que hacen que el cuerpo de los en- los yungas y del altiplano se continúa efec- fermos, especialmente en el caso de los ni- tuando, si bien no tanto como hace unas ños, se acostumbre a ellos y no responda a décadas dada la profusión de mercados en las terapias de la medicina aymara. Por las ferias campesinas. La papa del altipla- otro lado, los productos alimenticios más no, junto con los quesos “puros” y los pes- valorados, (huevos, queso, oveja, chancho, cados secos del lago, ispi, son cambiados pescado del lago -pejerey-) que se consu- por maíz, naranjas, limas y otros produc- men de cuando en cuando, se utilizan co- Aymaras de Bolivia 167 mo reserva para conseguir dinero, ven- de la comunidades lacustres, un efecto vi- diéndolos en las ocasiones pertinentes y sible a simple vista como es el aspecto mi- no son considerados como condicionan- núsculo de algunas de las chacras de culti- tes en sí mismo de salud, salvo por los es- vo. El abandono de la aynuqa se debe, por pecialistas médicos locales. Las propuestas otra parte, a la escasez de personas con las de algunos “especialistas” en desarrollo que poder organizar la jornada; el impac- potenciando el cambio de dieta y la intro- to de la emigración en años de sequía per- ducción de otros productos agrícolas bajo sistente en la zona del Lago Titicaca du- la modalidad de invernadero, son recogi- rante los años ochenta ha dado lugar a un das con excepticismo; tan sólo si el resul- importante despoblamiento de las comu- tado comprobable en la chacra del coope- nidades y a un auge generalizado del fenó- rante o en su invernadero es positivo cabe meno del “residente” en las barriadas po- la posibilidad de introducir algún cambio pulares de El Alto y La Paz. moderado en los sistemas de cultivo. En La salud es otro capítulo importante las pampas de Qurpa y Jesús de Machaqa en las dinámicas de cambio que viven las no es extraño ver, de vez en cuando, trac- sociedades aymaras del altiplano. Las cri- tores que agilizan las penosas tareas del sis que provoca la enfermedad, junto a las roturado de los terrenos, si bien constitu- derivadas del ciclo productivo (sequías, ye una marcada excepción frente a la efi- heladas) son quizá las que hacen a las per- cacia de la yunta de bueyes. Los ingenieros sonas correr menos riesgos y refugiarse en agrónomos no recomiendan el uso del la costumbre. Tal vez sea la salud, junto arado de vertedera en el altiplano por la con la religión, los dominios deudores de escasa profundidad del estrato fértil de la las conceptualizaciones que podemos de- tierra. Frente a este modelo modernista finir con mayor autoridad como tradicio- del empleo del tractor, los propios técni- nales. La variable ceremonial en la con- cos están reconociendo la importancia y ceptualización de la enfermedad en el alti- eficacia del sistema de cultivo en forma de plano refuerza este sentido; de todas for- camellones que garantiza una férrea pro- mas no todos los pacientes rechazan la tección frente a la helada y una conserva- medicina formal, si bien es considerada de ción básica de la humedad en el surco. “última instancia”, cuando la medicina ay- El abandono de la aynuqa, sistema co- mara ha satisfecho por completo el trata- munal de explotación, en las comunidades miento; los hospitales rurales son los luga- ribereñas del Lago Titicaca, se debe a la es- res “donde la gente va a morir”, así las co- casez de tierra y a su mala calidad, ya que sas, difícilmente puede ejercerse un pro- afecta a las laderas de mayor pendiente de grama de atención sanitaria continuado, si los cerros; el sistema de herencia obliga re- bien existen honrosas excepciones (Fer- partir las tierras de cultivo entre los hijos e nández de Henestrosa 1999). La inexisten- hijas al casarse, lo que produce, en el caso cia de estrategias intercultutrales en mate- 168 Gerardo Fernández ria de medicina y salud dificulta enorme- nas postas sanitarias cobran un precio mente la aceptación de la medicina occi- simbólico por los fármacos y el tratamien- dental en el altiplano aymara. Son diversas tos a sus pacientes. La búsqueda de la sa- las variables socioculturales que debemos lud, lo que se denomina itinerario de sa- tener en cuenta para analizar este proble- lud por parte del paciente, muestra hasta ma (Fernández 1999); la mejora en la rela- qué punto las categorías de corte más tra- ción médico y paciente ambos pertene- dicional se relacionan y complementan cientes, con frecuencia, a entornos cultu- cuando es preciso sin contradicción apa- rales distintos, ha de ser el eje sobre el que rente con la terapéutica occidental, espe- debe canalizarse el futuro del diálogo in- cialmente en los espacios donde estas rela- tercultural en salud en Bolivia. ciones resultan más fluidas y posibles co- De todas formas, no es infrecuente mo en el caso de la ciudad de La Paz (Fer- encontrar tensiones o desacuerdos en tor- nández 2001). no a las crisis de salud en el altiplano ay- El dominio de la religión se halla mara. Se producen varias modalidades de igualmente sometido a ciertas modifica- exclusión y complementariedad entre la ciones, innovaciones y readaptaciones que medicina aymara y la medicina occiden- no hacen sino reflejar la vitalidad del fe- tal, incluso entre los miembros de una nómeno religioso en las sociedades ayma- misma familia; recuerdo algunos casos ras. El ciclo agrícola y la salud marcan de ante problemas de salud infantiles con ac- una forma determinante las principales cesos febriles en Tuqi Ajllata Alta en los formas que adquieren los rituales en el al- que la mujer no dudaba en acercarse a la tiplano aymara tal y como hemos podido casa del yatiri o del ch´amakani para pedir observar en los capítulos precedentes de ayuda mientras el padre de familia mos- este libro. Los pobladores aymaras tam- traba su desconfianza en las prácticas mé- bién sufren las dinámicas de relación am- dicas locales reclamando llevar al niño al bivalente respecto a las formas ceremonia- centro de salud más próximo para poner- les de corte tradicional, encontrando si- le una inyección. Las estrategias médicas tuaciones aparentemente contradictorias, occidentales también están cargadas de pero en el fondo complementarias. Un cierto poder, sobre todo en aquellas do- maestro rural aparentemente descreído lencias que se identifican con el saber del sobre los poderes de los seres tutelares del médico. Las inyecciones, por ejemplo, son altiplano, no duda en llevar al yatiri o al buscadas por los campesinos como reme- ch´amakani a sus hijos ante los problemas dio “poderoso”,mucho más si el precio de de salud que suelen presentarse de forma la inyección es elevado. Los fármacos bue- periódica, al tiempo que acude a un fami- nos tienen que ser caros, como he dicho, liar suyo yatiri ciego para que le aconseje se duda ostensiblemente de la eficacia de ciertas decisiones o le lea en la hoja de co- los fármacos que se regalan, por ello algu- ca cómo van a resultar los proyectos que Aymaras de Bolivia 169 tiene en mente. En otras ocasiones el des- mo es el caso de dulces a la manera de bi- creimiento llega al desafío de los seres tu- lletes de dólares con la inscripción “one telares e incluso a orinarse en los lugares hundred dollars” (Fernández 1997a: 211), estimados como sagrados en la comuni- otros que reproducen títulos universita- dad (calvarios), sin temor a la represalia rios, casas, coches; es decir todo lo que su- en forma de enfermedades. Las nuevas si- pone la necesidad, ambición y prestigio tuaciones que se viven en el dominio reli- del entorno urbano. Las modificaciones gioso aymara hay que contextualizarlas en ceremoniales propias de los entornos ur- el marco intergeneracional adecuado, banos afectan igualmente a las salmodias y donde los jóvenes no siempre correspon- plegarias que acompañan a las ofrendas den con las formas rituales que cumplen rituales214 (Albó 1997). sus padres y abuelos213. Sin embargo ante En las comunidades aymaras resultan situaciones críticas, caso de la sequía que muy importantes las dinámicas de cambio durante unos años castigó a las comuni- religioso que se observan en aquellos que dades del Lago Titicaca y ante la escasez de abrazan, por diferentes causas, el credo de las cosechas de entonces, los jóvenes ase- alguno de los nuevos movimientos reli- guraban que iban a recuperar la costum- giosos de origen protestante cada vez con bre del pago de ofrendas rituales a la pa- mayor presencia en las comunidades rura- chamama. les (adventistas, pentecostales, evangéli- La situación rural-urbano en el domi- cos... etc); en este amplio espectro pode- nio religioso aymara bien merece un bre- mos considerar igualmente a los catequis- ve comentario. Las ofrendas rituales (me- tas católicos (Riviere 1997; Ströbele Gre- sas) que ofrecen los residentes en el entor- gor 1989; Wachtel 1990). Los evangélicos, no urbano de las ciudades de La Paz o El cuando resultan declaradamente minori- Alto reproducen de forma eficaz las cir- tarios en el orden comunitario, son obser- cunstancias de la vida “citadina”, aplican- vados con recelo y suspicacia. Se les atri- do la lógica ceremonial del dominio cam- buye una doble moral, se cree que se refu- pesino, a la ciudad; de tal forma que la gian en sus creencias para excusar las obli- búsqueda de empleo y dinero, el acceso a gaciones comunitarias, no afrontar los una clientela abundante por parte de los gastos como autoridades, ni las onerosas comerciantes, la salud, la suerte, los estu- obligaciones festivas. Desde la perspectiva dios, adquieren formato ceremonial en las de la ética protestante el individualismo ofrendas complejas urbanas. Parece como priva sobre la comunidad que es el criterio si los propios seres tutelares aymaras se básico de subsistencia del sistema político hubieran adaptado en sus funciones a los aymara. De todas formas los evangélicos caracteres y deseos de los aymara residen- aymaras minoritarios no dudan en utili- tes. Resulta curioso observar la introduc- zar las artes tradicionales cuando precisan ción de nuevos elementos en las mesas, co- ayuda, como el concierto de aynis, si bien 170 Gerardo Fernández evitan el consumo de alcohol y los más re- en la fortaleza incaica de Sacsahuamán en calcitrantes excusan mascar hojas de coca el Cuzco, al margen de las celebraciones en público. Las comunidades aymaras les comunitarias215, junto a la necesidad de otorgan papeles bien definidos en el es- definir otros escenarios de construcción pectro ritual; como no creen en las tradi- de las identidades, como en el caso de la ciones ceremoniales no es infrecuente que burguesía cuzqueña y sus prácticas inka- se acuda a un evangélico para que elimine nistas. preparados rituales dañinos o para el Quizá uno de los objetos iconográfi- amortajamiento de difuntos, ya que no es- cos relacionados con el entorno cholo y peran consecuencias fatales ni por la des- mestizo de La Paz que mejor aúna los de- trucción de objetos rituales, ni por el efec- seos de los paceños cada 24 de enero sea to de contaminación por contacto con el Iqiqu, el diosecillo de la abundancia a difunto. Carmelo Condori se ríe de las ad- quien los folkloristas paceños (Paredes moniciones conminativas de los evangéli- 1982), otorgan una gran representatividad cos; especialmente en lo que respecta al ceremonial en el dominio aymara, cir- inminente Juicio Final que predican algu- cunstancia que en ningún caso he podido no de estos grupos sectarios, Carmelo constatar fuera de los contextos urbanos sonríe convencido de que tal fenómeno no (Fernández 1998d). La figura del Iqiqu puede estar cerca “a ver si no, de cómo iban porta a sus espaldas una mezcla de objetos a seguir construyendo en la Paz; a ver, con indígenas (instrumentos musicales, ali- lo que saben costar esos edificios”. También mentos, calzado), junto con otros de corte merece la pena considerar la utilización moderno (televisores, computadoras, co- política de los yatiris y de las manifestacio- ches, dólares, pasaportes... etc), los pace- nes rituales que profesan, caso de las q´u- ños le piden al Iqiqu que convierta en rea- wachas y la quema de incienso, en mítines lidad sus ilusiones de miniatura que se políticos, inauguración de proyectos.... bendicen en la Plaza de San Francisco du- etc. Por otra parte, la utilización ceremo- rante el mediodía del día 24 de enero. nial de antiguas ruinas tiwanacotas, como Un aspecto que merece especial aten- las existentes en las proximidades de Jesús ción en las formas que adquieren las ma- de Machaqa, parecen relacionadas con las nifestaciones de culto aymaras es la fasci- reivindicaciones indianistas de celebrar la nación que en las sociedades andinas ejer- llegada del año nuevo aymara durante el cen las piedras. Piedras de todo tamaño y solsticio de invierno en las ruinas de Tiwa- condición están asociadas a la memoria naku, secundados por la presencia de yati- histórica del grupo (Guchte 1984) y conti- ris que dirigen sus plegarias hacia la salida núan evocando nuevos escenarios ritua- del sol. Indudablemente este tipo de prác- les. Los últimos días del mes de agosto de tica ceremonial se aproxima a los delirios 1995, los noticiarios radiofónicos de Ra- turísticos de la festividad del Inti Raymi dio Achacachi y Radio San Gabriel, en len- gua aymara, informaron a las comunida- Aymaras de Bolivia 171 des aymaras de la provincia boliviana de formaciones; los periodistas del canal po- Omasuyos (departamento de la Paz), so- licial hablaban de “crimen” y “asesinato”, bre un acontecimiento “inaudito”; en la sin embargo las expresiones empleadas cumbre del cerro Pachjiri, muy cerca de la por los propios aymaras al referirse al he- localidad de Ajlla, se había cometido un cho eran waxt´a (“regalo, ofenda”), wilan- asesinato en la persona de una niña, una cha (sacrificio de sangre) y pagancia pastora, originaria del pueblo de (ofrenda) lo que establece una importante a quien, supuestamente unos individuos diferenciación de sentido entre el dominio habían degollado y quemado su cuerpo, criollo urbano y el ámbito rural indígena después de asperjar su sangre sobre el altar sobre el mismo acontecimiento “crimi- de los ispa awichus (“abuelos gemelos”) nal”. del cerro216. Las noticias confusas que si- El problema, desde la perspectiva ay- guieron a las primeras informaciones in- mara, radicaba en el talante de la ofrenda troducían particulares interpretaciones sacrificada al cerro: una wilancha (sacrifi- sobre el acontecimiento por parte de los cio de sangre) humana. De tal forma que, propios campesinos aymaras. Para unos, una vez que el cerro había probado sangre los responsables del acto criminal eran humana no iba a contentarse con las obla- empresarios mineros de Oruro, otros im- ciones rituales acostumbradas217. plicaban a dueños de flotas de transporte, otros apuntaban a la codicia de extranje- 5.1. Entre dos mundos ros que, coincidiendo con el contexto ri- tual característico del mes de agosto, ha- Las sociedades aymaras se encuen- bían ofrecido una wilancha, “sacrificio de tran, como señalan Albó, Greaves y San- sangre”,humana con la intención de hacer doval (1983) “cabalgando entre dos mun- propicios sus respectivos negocios, com- dos”, entre el dominio rural más tradicio- prando los servicios de un layqa (brujo) nal y el urbano de corte aperturista, si bien orureño, como maestro de ceremonias. El no es extraño la reproducción de modelos cuartel militar de Chua había apresado a y mentalidades campesinas en el seno de los responsables y acordonado la zona, las barriadas de residentes (Sandoval, Al- efectuaban un registro de todas aquellas bó, Greaves 1978; Albó, Greaves, Sandoval personas que subían y descendían del ce- 1987). La tendencia al cambio cultural y a rro durante las prácticas ceremoniales de las formas de consumo características de agosto y finalmente, según el testimonio los entornos urbanos que defienden no de varios testigos, explosionaron el altar pocos residentes, profesionales del magis- de los ispa awichus con dinamita, para evi- terio o los pioneros de la vanguardia sin- tar que sucesos semejantes pudieran repe- dical campesina en las comunidades, se tirse. Según supe luego, se incluyó un re- complementa no ya con la pervivencia de portaje en un canal policial paceño espe- las relaciones campo-ciudad que resultan cializado en todo tipo de truculentas in- habituales incluso entre los detractores de 172 Gerardo Fernández las formas de vida comunitarias, sino en la GF ¿Con qué pagaban a la piedra? propia capacidad de aunar en la misma 220 persona el peso complementario de la tra- Con mesa, con dulce, con sullu lo pa- dición junto a los nuevos valores asocia- gaban de este, de llama, entonces eso lo paga- dos a actividades económicas ajenas a las ban entonces, desde hoy... hasta ahorita ya no agropecuarias y con pautas de residencia muere desde ese día dice que la gente ya vive, lejos de la propia estructura comunitaria. ya no desaparece mucha gente dice ya. Es el caso de Hilario, en la comunidad GF ¿En qué lugar estamos? ¿Cómo se llama todo de Qurpa. Es colonizador en las tierras este lugar? orientales de San Borja; en cierta ocasión me llevó de paseo al cerro Orqorani, en Este lugar es Orqorani, en otro nombre le cuyas proximidades se encuentra su resi- dicen Orqo qala; en otro nombre le dicen tam- dencia paterna; la capacidad de Hilario, bién qalamarka. Entonces ese es el nombre de habituado al comercio y a los negocios del este cerrito, este lugar. Después vamos a ir transporte de mercancías, para interpretar viendo otros lugares más como Arku punku, la historia local y las normas éticas de qala punku, qala wintana. Vamos a ir a visitar. comportamiento de la comunidad a través del variopinto paisaje de piedras, unas con GF ¿Este lugar es poderoso siempre no ve? tradición ceremonial en la comunidad y otras por descubrir su “poder”,nos ilustra Poderoso, pero recién están descubriendo. sobre la capacidad de expresión de las ca- Todavía la gente no está tan experta en este lu- tegorías de corte tradicional en nuevos es- gar. Si descubren creo que mejor que Copaca- cenarios que se adaptan a las mentalidades bana221 un día va a ser... populares del altiplano aymara. Veamos el Aquí hemos visto un animal que es pare- testimonio de Hilario. cido a un rinoceronte ¿no? Entonces aquí es, El relato: qala marka (ciudad de pie- otra forma es que existe un horno. Entonces dra). este tiene un significado, entonces alguien quiere ser panadero, entonces tiene que venir a GF “¿Cómo se llama esta roca?” pagar a esta piedra para tener mejores panes. Ese es su método de esta piedrita, significado. Esta se llama kasarat qala. Entonces cuan- do había antes en los tiempos remotos, los Más allá tenemos otra... barco. Aquel lado va- abuelos dicen que en esta comunidad de Qur- mos a identificar de qala punku. pa morían varias personas. Y porque morían y Este agujerito tiene un significado de qala necesitaban gente para... una guerra había an- wintana. Entonces es piedra de viento... ¿no? tes, una guerra con entre comunidades218.Pa- Entonces cuando siempre van a sacar la ra eso necesitaban gentes y una enfermedad cabeza de aquí entonces te va a soplar el vien- también atacaban a los hombres. Y para eso lo to al otro lado ¿no? Entonces puedes hacer tenían esta piedra. Lo pagaban a esta piedra fuego compadre. A veces este lo pagan como si “pa” que “haiga” más gente219. quieren tapar el viento, entonces un estilo de Aymaras de Bolivia 173 ch`alla lo hacen, entonces para que no “haiga” ces también aquí al frente tenemos otro cerro mucho ventarrón, para que no sople a la nube es Paqoqawa, nombre legítimo, es original ese ¿no? Entonces este significado tiene esta pie- nombre Paqoqawa. Aquí siempre vienen a pe- dra. dirse para lluvia. Hacen un ‘rogamento’,‘roga- mento’ a la lluvia. El siguiente es Isk`a Paqoqa- GF Me has dicho que todas estas piedras son co- wa y más arriba es Achachiqala. Más al ladito mo escrituras ¿no ve? es Alljata y más arriba viene kallija, más pode- roso y también depende de este cerrito que es Es como escrituras si, tiene como escritu- Achachiqala, depende de este cerrito la comu- ras, signos..., sí, eso es. Aquí se pueden descu- nidad que vive hoy día224; entonces ese es el brir muchas piedras de diferentes signos que poder de la comunidad Qorpa, el Achachiqala, tiene cada uno significado ¿no? Eso todavía no no es el Paqoqawa, entonces de ese Achachiqa- se descubre. la el Qorpa. Si pagan bueno este, entonces co- GF ¿Los abuelos venían aquí también? mo sus nietos es Qurpa. Cada comunidad tie- ne sus cerros. Del Paqoqawa es como jilliri Si los abuelos antiguos ya esos muy bien mallku, sullka mallku así están organizados es- sabían de esto. Por eso también antes casi no tos cerros los tres hermanos. conocían la sequía, todo buen año tenían, pe- ro este tiempo ya se están olvidando ya total- GF ¿Por dónde hay que empezar siempre con to- mente222. das las ch`allas cuando hacemos waxt´as o ha- cemos ch´allitas, tiene orden ¿no ve? GF ¿Dónde estamos ahora? Tiene orden, estas ch`allas, estos empie- Ahora estamos en qala punku. Entonces zan....como están organizados como dirigen- este es puerta del viento, también ¿no? Cuan- tes son estos cerros. Sus jilakatas, sus sindica- do el viento sopla, igual tiene. Hay como un tos, sus haciendas....todo ¡completo tienen! dicho o mejor decir un refrán “cuando todo Pero cada año, creo que en estas fechas (agos- tiene su puerta y su ventana... ¿no?” Entonces to) cambian225. Ahora este año no se sabe de ese es su significado de este. Cuando el vien- quien, de dónde, de dónde, quien está en el to... es como una gente; entonces, cuando tie- poder, pero normalmente comienza la ch`alla ne su necesidad sale el viento por su puerta, por el Illimani siempre, Illimani, , ese es su significado de esta piedra. Chachakomani, todo eso, Jallawaya, se da vuel- GF ¿Cómo son los nombres de estos cerritos? ta, después viene allá Charapurani después viene el Chupikiña, jallawaya, después otro De estos cerros Titipaqa, al frente. ¿Por más allá hay otro cerro Kisirpini, ¡toda vuelta! qué le dicen a este Titipaqa? Aquí en este cerri- Después Chupikiña, Sajama. Después puedes to existe titi223. Por eso le dicen Titipaqa y, al entrar ¡donde sea! más otros cerros que vie- mismo tiempo tien su paqa también ¿no? Es nen. Primera vuelta completita, después te ‘en- una ave como gavilán, ese es Titipaqa. Enton- trás’ a otros lugares donde sea. 174 Gerardo Fernández

GF ¿Pero esta primera vuelta... son los mallkus GF Algunas veces me has dicho que aparece... principales? ¿como gringo?

Esos son, primera vuelta los maranis226. Si, si, si aparece, donde es más podero- No hay que olvidar ninguno. Si olvidas y pa- so228. Aparece como gringo, te saluda, todo lo sas.... ¡ya! Entonces puede dar efecto alguna que sea, pero se va tranquilo no más. Él viste maldad la suerte, chacreamos. como un cualquier gringo, no más. Viene, le Este es como un camino, es una avenida; visita... entonces se desaparece él como invisi- este es un camino de los achachilas. Este un ble no más, chaqataw. tiempo se lo ha destrozado dice, entonces se ha Esta es la puerta del templo229. Este tiene quejado dice. Me lo han destrozado mi cami- una historia. En tiempos remotos, los abuelos no” dice. “¿Por dónde voy a subir?” Se ha que- cuentan de que donde yo vivía, donde mi casa, jado un día. Entonces este es una avenida por era una parcela de una persona que era más ri- donde va al Palacio donde es lugar importan- ca. Y esa persona se llamaba Anuampa. Y ese te227, ahí suben y bajan dice, pero cuando, tenía dice que bastante ganado, como llamas, puede ser en un invisible sería una noche co- ¡por miles!, alpacas y tenía bastante ganado y mo si estuvieran bajando varias movilidades tenía un criado. Ese criado se encargaba de cuidar todo ese ganado, dice. Pero él, creo que trepando por esta avenida. Así puro achachilas se atenía a los achachilas230 y ese achachila es no más. Entonces... ¡no hay nada! No, no ca- una persona cualquiera, pero de temer ¿no? mina la gente, sólo los achachilas. También Pero un día él se olvidó de dar su sacrificio a puedes caminar, pero de día puede que cami- los achachilas, el Anuampa. ¿Qué ha pasado? nes, de noche puede pasar cualquier efecto a El Anuampa, una noche ha caido en manos de uno. Entonces no se camina de noche ese sec- los achachilas. De aquí dicen que bajaron esos tor. vestidos de oro ¡morenos!231 montados en ca- ballo, de oro pero eran esos (Los caballos de GF ¿Como son pues los achachilas? oro, los jinetes de oro, es decir, portando sus Los achachilas son invisibles. Puedes ver, trajes dorados ¿“el oro vivo” del anchancho?). puedes escuchar, ruidos no más, voces nada A media noche justo estaba durmiendo el más. Entonces no puedes ver a achachila como Anuampa. Se lo llevaron al Anuampa y se lo un gente. han traído aquí dicen, pero su criado ha veni- do, ha seguido de atrás, y lo han dejado por ahí GF ¿Pero en sueños se puede ver? abajo y esta puerta estaba una buena, ¡buen ciudad!, dice que se abría un tiempo, se habría En sueños puedes ver, pero eso si puedes y de oro ahí adentro232. Pero al criado lo han ver invisiblemente como en imagen no más, botado ahí, lo han dejado ahí no más, al como un ch`iwi. Como una sombra no más, sí Anuampa lo han metido aquí adentro y se ha ese es achachila. quedado hasta hoy día, para siempre, está ce- Aymaras de Bolivia 175 rrado ahí adentro y sus ganados se han muer- Este lugar se llama Tixi punku. Aquí hay to y se han desaparecido así no más. El criado una cueva. Es una cueva de piedra, pero una que se ha quedado con ganado, el criado ¡así partecita no más entra, adentro, se entra, es no más esos ganados!233 que había... llamas... grande. Si, entonces cuando hay reclutas del se murieron todos. Ahí se desapareció su his- cuartel entonces antes los abuelos se escapa- ban, dice ahí. Se escondían, no querían ir fácil- toria de ese hombre. Ese significado tiene este mente al cuartel, tenían miedo, por eso se lla- templo. Este es natural. Este tiene un, como un ma tixi punku, puerta tejida236. “encanto”, “encanto” tiene, si. A su hora tiene encanto, se abre la puerta dice, y en su hora GF ¿Hay anchanchu237 ahí? también dice que unos perros, varios perros dice que suenan aquí en este puerta. Si, enton- Ahí adentro no hay anchanchu, más arri- 238 ces en su tiempo, en su hora se abre esta puer- ba hay, con el tawaqu ; era un pastor el tawa- qu, era una cholita entonces le ha encontrado ta; cualquier momento se puede abrir dice, no como un viento de remolino dice que ha he- sabemos, se puede abrirse y a la vez este es po- cho desaparecer, pero ese pastora se ha vuelto deroso. Si te pides alguna cosita entonces co- loca. Entonces según le han entrevistado a la 234 mo una virgen entonces, te pides no más, enferma, dice que unas personas le llamaban a entonces, tranquilo no más, consigues no más. él, pero ese lugar era una linda ciudad de oro, si pero no le querían soltar, le decían que “nos GF ¿Aquí venían los abuelos a hacer pagar? casaremos”,pero no le querían soltar a la chica Venían, venían, pero ahora está olvidado y se ha muerto siempre. Si le soltaban vivía este “templo”.Ya se han olvidado. hasta hoy día y nos contaba, pero para su fin ha contado eso. Anuampa es nombre originario, antiguo. 235 Tiempo de los incas, ¡antes todavía! Ya se GF ¿Quienes eran? ¿Gringos también? han olvidado, ya no se recuerdan este, pero un día nosotros venimos a pagar a este lugar, pa- Gringos también una ciudad, de oro pero. rece que la suerte... ¡ha ido bien no más! De Este le dice katari qala. Hasta el momento este aquí, ha ido bien, hemos pagado aquí... bien está conservado hasta ahora de la comunidad. ha ido, resulta. Con mesa hemos pagado, en- Entonces si alguien viene a joder, a fregar a es- tonces con el tiempo va a mejorar. Los abuelos ta piedra, entonces siempre esa persona tiene habían visto puerta abierta y de ahí adentro que estar enferma o alguna cosa tiene que su- han visto perros ladrando y ruidos no más, pe- ceder a esa persona. Entonces aquí no se abu- ro han escuchado. sa, se conserva harto, se respeta esta piedra. Entonces este se la paga para que les traiga la GF ¿Los morenos que acompañan a Anuampa plata, para eso todo le hacen la waxt`acha239. son morenos de danza? GF ¿Con qué le pagan? Sí, morenos de baile, danza. No son gente negra, pero son gringos, pero vestidos de mo- Con la mesita, con untito lo curan, así renos. ¿no? Entonces, para eso sirve esta katari. Si ese 176 Gerardo Fernández significado tiene y aquisito mismo tiene otro llueva ‘pa’ que de buena cosecha, para eso pa- cabeza de gente, este también tiene, para hay gan. Entonces, de aquí mismo lo llevan la que ch`allarse dicen para que dé memoria a ch`uwa para hacer un buen pago. Como una una persona ¿no? ‘pa’ que tenga más capaci- mesa lo hacen, una preparación en una bote- dad. Pero los que saben se ch`allan a esta, los llita.hay ese pocito, lo llevan agua de ahí, con que no saben no ch`allan a esta piedra, enton- dulce, con... ¡bien preparadito eso!, ¿no? En- ces esa cabecita es como… cabeza de piedra tonces eso, según eso lo hacen ‘rogación’ a la entonces ese significado tiene de memoria. lluvia, hacer llover; de ahí.... ¡buenas cosechas! Aquí vienen (katari qala) pagan cada año, pagan aquí, la comunidad pagan, los mall- GF ¿Dónde llevan el agua de las ch`uwas? kus240 pagan, encargados más, más que todo los mallkus, los “maestros”, jallu pacha van a De aquí lo llevan a otro lugar lo trasladan venir, tiempo de lluvia, enero, febrero. Si, esa a otro lugar que se hace, desde allá, una pam- 241 temporada pagan aquí, con los “maestros”, sa- pa . En esta pampa está, se llama muxsa vi- lla Purum phuch`u se llama; entonces ahí lo grado es esto, año por año. llevan, de ahí lo traen también aquí. Entonces Ahora estamos en Puma chinuña que es... un intercambio lo hacen, intercambio de ¿Por qué le dicen puma chinuña? Es que antes aguas, entonces, cuando lo hacen así parece había un puma, entonces existía puma en la que resultado da. realidad. Este lugar era dice peligroso vivir por estos sectores. Si alguien caminaba, entonces, GF ¿Eso acompañan con mesas, dulces q`u- desaparecía la persona. Puma comía siempre wa…? gente. “Puma andino” con ese nombre mismo también la han fundado una banda “pumas Si, acompañan con mesas. Hay encarga- andinos” aquí hay conjunto con ese nombre. dos que cargan eso, encargados de la mesa, le Una banda de músicos y este puma chinuña dicen “campo”242. es, en aymara le dicen puman chinuñ ch`uwa, Entonces ese “campo” es el que se encarga ch`uwa es agua, ¿no? Lluvia, entonces aquí se de llevar todas esas cosas. El “maestro” solo di- viene a pagar para pedir lluvia. Se hace waxt`a- rige, “así haz, así haz” nada más que dirige. cha, esto se encargan los dirigentes, los mall- Ellos hacen atizar, lo que sea, lo hacen ch`allar. kus, jilaqatas. Esos pagan para ch`uwa, para Entonces aquí estaba amarrado en esta piedra que llueva, entonces de aquí a unos dos meses ‘la’ puma, lo han amarrado y se ha muerto, en- ya va a venir aquí a pagar. tonces, en tiempos remotos ¿no? Entonces es- te es esa piedra que existe, aquí lo amarraron, GF ¿Van primero a la serpiente, luego aquí? lo ahorcaron al puma. Por eso le dicen puma chinqatata, “puma amarrado”. Si ese significa- Si, si, aquí más y a este cerro más Paqoqa- do tiene este lugar y puma ch`uwa también. wa. Entonces de ahí, toda esa misión cumplen Entonces enseguida vamos a ir a visitar a ch`u- cuando es tiempo de lluvia, entonces ‘pa’ que wa, donde sale el agua. Aymaras de Bolivia 177

GF ¿A ver compadre, explícame lo de las autoridades vidia, dos maneja, ese los dos maneja. Enton- cuando van pues a pagar el agua. Cada “maes- ces, el illa es uno no más, illa e ispälla uno no tro” ritual es una especialidad, son cuatro espe- más. Más que todo achachila es uno no más, cialidades? después granizo ya ese encarga dos, maldición. Ispälla e illa uno no más, un “maestro” no más Hay maestros que se encargan del acha- maneja eso y awichu uno. Ese awichu ya se en- chila ese es el primer “maestro”, segundo carga del viento thäya awichu le dicen, thäya “maestro” se encarga de ispälla el que es encar- awichu, wayra awichu le dicen a ese. El que gado de la cosecha, ese tercero es encargado viene, un remolino ese de ese se encarga a ese- del awichu y la cuarto es encargado de la gra- le dan misa, le pagan, le ch`allan, entonces ‘pa’ nizada. Ese granizada ya se encarga de la mal- que no se lo lleve la nube. dición más, de la envidia más que todo, ese tie- ne que limpiar como con la escoba. Entonces GF ¿Quien se encarga de los rayos? ese, los cuatro maestros, el que tiene que diri- gir de su puesto cada uno y los “campos” tam- De los rayos el mismo awichu, porque al bién igual están nombrados de cada zona243 rayo le dicen el mismo le dicen, el mismo están nombrados uno. Entonces, para los cua- maestro se encarga de los rayos, granizo, todo, tro maestros igual tiene que atender. De cada todo, viento más. maestro tiene que llevar su cargamento, su equipaje, lo que para achachila, lo que tiene GF ¿Pero se paga diferente al rayo que a la awi- que disponerse. Entonces ese, lo que carga el cha? campo. Ese al lugar dirigido, al lugar indicado Si, si, se paga diferente, pero el “maestro En ese sentido están organizados los “maes- awichu” ya se encarga de todo ese sectorcito. tros” como presidente, su vicepresidente, su secretario de hacienda... ¡igual también no! Achachila, también se encarga, de todo su sec- torcito también. Es como sector, como grupo, GF ¿Tienen sus cargos también? grupo, grupo, eso es.

Sí, tienen sus cargos GF ¿Su papá... qué especialidad tiene?

GF ¿Cuantos maestros hay? Es de Ispälla, de Ispälla es, para el ganado, para los cultivos, si, para la cosecha. Illa tam- Legalmente en la comunidad están aten- bién hace aquí tienen que venir a pagar si, a to- 244 diendo, cuatro maestros . Más ya no hay. Si do esto tiene que venir a pagar245. es que muere, entonces ya, otro releva. Este es una costumbre de los comunarios GF ¿Para illa, hay quien se encarga o no? que existen en el lugar, este se llama kasarat qala. Entonces aquí hay que ch`allarle para si ¿Sí, para illa tambiém. Para achachilas, pa- alguien quiere buscar su pareja, así mismo pa- ra illa, para ispälla, awicha y granizo. Cinco, ra vivir también lo mejor ¿no? Y chachawar- pero uno maneja dos ya. El granizo y este, en- mi246 puede vivir mejor hasta el último, en- 178 Gerardo Fernández tonces este significado tiene y este es bastante El testimonio de Hilario relativo a las estimado del comunario, todos se vienen a piedras de Orqorani nos muestra hasta ch`allar aquí entonces al año, una sola vez, se qué punto las relaciones ciudad-campo si- ch`allan aquí, al año en enero también. Enton- guen mostrando ámbitos de satisfacción ces, así ch`allan entonces ese significado tiene no sólo en lo que respecta a las obligacio- esta piedrita. El hombre está al lado derecho y nes comunitarias o las cuestiones econó- la mujer está al lado de izquierda. Si, ahí siem- micas ejemplificadas en las chacras de cul- pre le pagan entonces para ¡bien! Dice para tivo y su empleo, sino en el dominio de las que un chacha warmi que esté caminando mentalidades y la visión del mundo. Las bueno, sin novedad. Si, lo alcanzan para que se piedras de Orqorani, según interpretación ch`alle, para que esté viviendo. Ahora lo vamos de Hilario recogen parcelas de informa- a ch´allar también al kasarat qala, para que no- ción etnográfica que implican a la esfera sotros también estemos bien, también ¿no? social y ceremonial de las comunidades Ese es wak`a qala wak`a qala como un sig- aymaras, circunstancia aparentemente nificado, como un “apu”, apu es una cosa que alejada de los intereses concretos de un es que tiene poder y sabiduría ¿no? Entonces colonizador dedicado al transporte de como un rey entonces depende de este ¿no? La mercancías. comunidad. Lo waxt´an, por eso está con sus botellitas, todo, sí. VI EPÍLOGO Los kharisiris y el Estado boliviano

Cuentan los pobladores del altiplano Esta imagen clásica del kharisiri en el que en las noches de agosto un personaje altiplano aymara a pesar de su pervivencia solitario recorre los caminos en busca de actual, adquiere nuevas formulaciones en grasa y sangre humanas, es el temible kha- relación con los nuevos tiempos. El khari- risiri 247. Los más ancianos asocian la figu- siri en la actualidad busca tanto la grasa, ra del kharisiri a la de clérigos y sacerdotes como la sangre humanas para elaborar que recorrían antaño el altiplano reco- medicamentos, tipos sanguíneos que co- giendo la grasa de sus víctimas para elabo- locan a los enfermos en los hospitales a rar objetos del culto católico: velas, cam- muy buen precio, grasas y aceites lubri- panas, santos óleos, hostias... etc. Conse- cantes para los autos e ingenios mineros... guían adormecer a sus víctimas en la dis- etc. Junto con el sacerdote, los funciona- tancia mediante oraciones invertidas en rios del Estado, representantes de ONGs, series de tres y cenizas elaboradas con res- turistas y gringos en general, así como los tos humanos, ya fuera de difuntos o del propios comuneros que abandonan las cordón umbilical de partos recientes. Una pautas culturales del grupo y los estudian- vez el efecto de las oraciones, aderezadas tes, aparecen emparentados con el viejo con toques de campanas y la mezcla ence- sacerdote como posibles kharisiris. Antes nizada de los restos humanos hacían su era posible distinguir a los kharisiris por- efecto provocando el sueño de su víctima, que su aspecto no era como el de la gente el sacerdote aprovechaba para extraerle el del campo, ahora sin embargo ya no hay sebo del costado sin que el afectado nota- cómo fiarse y recomiendan no dormirse ra nada. Una vez efectuada la opera- nunca ni cuando se desplazan en los aba- ción248 el kharisiri se retiraba en busca de rrotados colectivos que comunican las co- una nueva víctima, mientras el pobre ca- munidades aymaras cercanas al Lago Titi- minante se despertaba del sueño sin apre- caca con la ciudad de La Paz. El kharisiri ciar nada raro, pero a los dos o tres días puede estar a nuestro lado y aprovechar el pierde el apetito, el sueño, las ganas de vi- sopor del viaje para clavarnos su jeringa y vir, esperando, recostado en su catre, la sacarnos la sangre. muerte. Una vez la muerte se ha produci- Si antaño era el poder de la iglesia co- do aparece sobre la piel de la víctima la ci- lonial el que producía y reglamentaba catriz que certifica el abuso del que ha si- unas relaciones asimétricas entre dicha do objeto por parte del kharisiri. institución y “la indiada” que han pervivi- 180 Gerardo Fernández do hasta nuestros días en el temor que ins- Ley de Capitalización. Las tres normas su- piran los curas y sacerdotes bajo la advo- pusieron una formalización de cambios cación del kharisiri249 hoy son otros los administrativos y jurídicos que afectaron ámbitos en los que se aplica nuestro per- a las comunidades aymaras en diferente sonaje embelesado en los artilugios del forma, dando lugar a no poca confusión. mundo capitalista y su consumo o los in- El reconocimiento de las lenguas nativas tereses supuestamente espúreos de las ins- locales en la educación formal, la decisiva tituciones sanitarias del altiplano. intervención de los municipios y ayunta- La violencia propiciada por Sendero mientos para la concesión de ayudas a los Luminoso en los años ochenta y las masa- proyectos de desarrollo y las formas de ad- cres resultantes de los enfrentamientos judicación de las empresas más rentables con el ejército han sido explicadas, cuando del Estado a los nuevos socios privados no justificadas por los lugareños quechuas provocaron no pocos sofocos en las co- del sector de Ayacucho, por la presencia y munidades rurales del altiplano, cuyo ám- actuación del ñaqaq o del phistaku 250; lo bito de aplicación se entendía poco menos mismo respecto a la virulencia de las ofen- que como una expropiación de terrenos sivas senderistas en Lima que dieron lugar de cultivo y totorales de pesca, sin olvidar a una variante del fenómeno, como fueron el enfrentamiento político por el acceso a los “sacaojos”, provocando una verdadera los municipios y el apoyo a los proyectos histeria en las barriadas más populares de de desarrollo o los traumas derivados de la Lima (Ansión edit. 1989). En las alturas farragosa terminología administrativa que bolivianas de Potosí, noticias aparecidas convertía de golpe y porrazo a las comuni- en periódicos y noticieros de radio sensa- dades en OTB (Organizaciones Territoria- cionalistas sobre supuestos avistamientos les de Base). En la actualidad, todavía co- de ovnis, dieron lugar a histeria no menos lean las decisiones del INRA y el temor de significativa entre los pobladores andinos los campesinos a tener que pagar impues- de la zona quienes vinculaban la noticia tos al Estado por sus posesiones agrícolas. con el kharisiri, realizando patrullas de au- La delicada situación de un bien patrimo- todefensa para protegerse de la nefasta in- nial indígena como es la hoja de coca con fluencia del personaje (Aguiló, S/F). la política de erradicación de cocales im- El gobierno de Sánchez de Lozada del pulsada por las distintas administraciones Movimiento Nacionalista Revolucionario norteamericanas en aras a la permanente (MNR) impulsó en la anterior legislatura amenaza de descertificación de Bolivia co- presidencial boliviana tres leyes funda- mo país preferente en la canalización de la mentales sobre las que gravitó buena par- ayuda internacional, que ha dado lugar a te de la tensión política y social de la legis- la militarización de extensas zonas de los latura, a saber: La Ley de Participación Po- yungas y sobre todo del Chapare en Co- pular, la Ley de Reforma Educativa y la chabamba y del parque Isiboro -Sécure, Aymaras de Bolivia 181 zona de ampliación de las actividades del económica, sin consultar previamente a narcotráfico; la política alimentaria y de las colectividades interesadas, que afecten donación de alimentos a cambio de traba- la vida cotidiana de las comunidades, pue- jo (González 2000), las variables de géne- de dar lugar a la presencia del temible per- ro y la constancia política de Bolivia como sonaje. Los kharisiris parecen de esta for- República multicultural, contenido que ma señuelos del cambio sociocultural en refleja la propia Constitución boliviana, el altiplano, al igual que en otros sectores con el reconocimiento periódico al impul- de los Andes252. Cualquier tipo de cir- so necesario de pautas de desarrollo inter- cunstancia que el ámbito comunitario de cultural en el dominio educativo, de la sa- decisión no pueda satisfacer y controlar, lud, en la información periodística... etc, viéndose a su vez afectado negativamente que mejoren de forma sustancial la convi- por ella, da con el kharisiri sobre el escena- vencia interna de los bolivianos superan- rio social. El kharisiri es el portador de las do situaciones anquilosadas de extrema innovaciones no concertadas (curas, mé- injusticia social (Albó 1999), constituyen dicos, ongs, estudiantes... etc), responsable retos importantes para la convivencia dia- de las mismas cosechando la sangre de los ria de los bolivianos. comuneros a cambio de las nuevas pro- Los kharisiris menudean en sus apari- puestas. El kharisiri “abre” el cuerpo físico ciones, al abrigo de toda esta situación crí- y social de los grupos aymaras del altipla- tica de tremenda confusión conceptual y no promoviendo cambios generalmente económica, haciendo su agosto, en lo que no deseados por la comunidad, cambios a vidas humanas se refiere, tanto en la lo- pensados desde instancias ajenas a la es- calidad de Achacachi, cabecera municipal, tructura comunitaria253. como en su entorno251, dando sentido al En España y en la tradición europea, caos informativo y sobre todo de carácter el “sacamantecas” tiene como objetivo comprensivo a los cambios que impulsa el fundamental a los niños pequeños, a los Estado boliviano. que se amedrenta con su figura para que Así las cosas, parece que cuando se to- se comporten según la norma establecida; man decisiones, lejos del entorno comuni- en este sentido, el “sacamantecas” es un tario aymara y de sus órganos colegiados aliado de la estructura familiar para cana- que regulan la vida colectiva, que pueden lizar la pauta de comportamiento adecua- alterar o modificar la vida de los propios da en los más pequeños; podríamos consi- pobladores aymaras, al margen de su pro- derarlo, junto a otros personajes afines, pia capacidad de control y decisión, el re- como un vehículo de endoculturación. En torno de los kharisiris y su violenta irrup- el altiplano, sin embargo, la amenaza del ción en las vidas de la gente parece un he- kharisiri se extiende a toda la sociedad y cho consumado. Las innovaciones pro- son los adultos, no los niños, su objetivo puestas en época de crisis social y penuria principal; de hecho las wawas lactantes no 182 Gerardo Fernández tienen todavía la calidad de sebo que el dades rurales; lo prohibido, fundamental- kharisiri anhela, no están suficientemente mente el crédito absoluto al individualis- “hechos” por lo que no resulta contradic- mo y a la falta de reciprocidad para con su torio que les desprecie como posibles víc- grupo de referencia. Pero además, el kha- timas254. Frente a la tendencia al conser- risiri compromete al propio concepto de vadurismo del “sacamantecas” español persona, al aparecer la grasa humana y la contrasta el valor “progresista” del kharisi- sangre entre sus objetivos de cuestación ri aymara portador de los cambios que el forzada, elementos de gran significación Estado y otras instituciones ajenas al do- ritual en la tradición de las poblaciones minio aymara pretenden imponer sin su andinas. El concepto de persona alude a la consentimiento255. Mientras el “sacaman- propia historia social y a la memoria co- tecas” ayuda a la comunidad familiar a lectiva que las poblaciones andinas repro- mantenerse en las pautas tradicionales, ducen en su entorno, tanto físico como por eso persigue a los niños que no se comunitario. Las acechanzas del kharisiri comportan según las reglas, el kharisiri ay- no sólo ponen en peligro el cuerpo físico, mara introduce y modifica dichas pautas a sino la estabilidad colectiva, los valores través de los nuevos mecanismos que el fundamentales ligados a la reciprocidad cambio cultural ofrece, por eso persigue a en los dominios rurales y por tanto, la for- los adultos, los mantenedores de la cos- ma de “ser” y de “estar” en el mundo, cla- tumbre y de la memoria social, los futuros ra referencia al impacto de la moderni- formadores de niños. El kharisiri no victi- dad257 y el efecto del cambio cultural que ma a las wawas porque les necesita encare- las poblaciones andinas continúan pade- cidamente en el proyecto de cambio gesta- ciendo de forma asimétrica e incontrolada do por el Estado quien los forma en las es- en los albores del siglo XXI. cuelas seccionales presentes en el altipla- Mientras los “sacamantecas” españo- no; así cobra sentido el parecer del yatiri les hace tiempo que permanecen encorse- Macario Vargas achacando a los estudian- tados en el dominio de la imaginación, los tes su talante como modernos kharisiris cuentos y las consejas de abuelos, como que chupan junto a la grasa y la sangre de remedio extremo con el que atemorizar a los cuerpos la memoria social y las pautas los niños, sus “colegas” andinos caminan de comportamiento que dan sentido a la por el campo, portafolio en mano por los estructura comunitaria local256. despachos de abogados, las oficinas dedi- En España el “sacamantecas” es co- cadas al desarrollo, las consultas de las rrector aliado de los padres, mientras que postas sanitarias y hospitales o las escue- en los Andes del Sur, en los dominios ru- las, atendiendo como buenos funcionarios rales, es aliado del Estado, encarnando los las necesidades estatales de sangre india y valores más traumáticos y los que peor provocando el más pavoroso de los horro- plantean la supervivencia de las comuni- res en el corazón del mundo aymara. Aymaras de Bolivia 183

*** ción, proponiendo innovaciones arriesga- das, la única forma de subsistir radica en Cierta “moraleja” parece desprenderse vencer el ataque foráneo cerrando filas so- de este asunto de los kharisiri. La morale- bre la unidad física y social de la comuni- ja que emana de la amenaza del kharisiri dad. Son los propios comuneros los que en las sociedades aymaras del altiplano es tienen el derecho de manejar y decidir so- que resulta contraproducente y peligroso bre su propio futuro, son ellos los que de- alejarse de la “madre”, (tal y como reco- ben decidir sobre su cuerpo físico y social mendaban en su tiempo los “sacamante- y sobre su mañana en el tipo de relaciones cas” hispanos), de la tierra, de la memoria que precisan establecer con el Estado boli- colectiva, de los usos tradicionales que tan viano. La amenaza de los kharisiris ejem- buen resultado han dado a los campesinos plifica la dificultad existente hoy en el en- aymaras, quizá no para prosperar indivi- tramado correcto de dichas relaciones, di- dualmente según las pautas occidentales, ficultades inscritas en la propia biografía pero sí para defender sus intereses comu- histórica del Estado boliviano; si los ay- nes. La enfermedad del kharisiri se cura en maras y otros grupos andinos no dudan la discreción del hogar, practicando la má- en descalificar a los representantes institu- xima cerrazón del cuerpo familiar sobre la cionales del Estado como kharisiris,a su víctima, ocultándole incluso al propio en- vez, los representantes del poder criollo fermo la causa de su enfermedad258;el señalan a los grupos indios del altiplano mejor talismán para evitar los ataques como “bárbaros” y “salvajes”, a sus espe- constituye la carne de ombligo, vínculo cialistas rituales como “brujos” y al colec- entre el hijo y la madre, es decir entre el tivo indio como “caníbales”259. En defini- hijo y la memoria histórica del grupo con tiva, unos y otros considerados respectiva- sus pautas y normas de comportamiento. mente como depredadores y amenaza pa- La dolencia del kharisiri no se cura en el ra una propuesta social de convivencia le- hospital, el médico nada sabe del kharisiri jos todavía, a pesar de los esfuerzos reali- (al menos terapéuticamente) no otorgán- zados, de configurar el marco intercultu- dole credibilidad alguna, el mal del khari- ral propicio que de cabida a los legítimos siri se cura en la intimidad de la casa, igual intereses de todos los bolivianos. que los problemas comunitarios se resuel- La candente cuestión del kharisiri no ven, al margen de las directrices del Esta- hace sino reforzar la consideración final do, en los cabildos y asambleas comunita- de la variable étnica y las relaciones inter- rias donde cada comunero expone públi- culturales en Bolivia. Por fin, los grupos camente su parecer hasta alcanzar consen- autóctonos encuentran mejores cauces so; cuando las instituciones estatales y sus para expresarse y representarse a sí mis- adláteres pretenden entrar en el cuerpo mos sin necesidad de intermediarios. La social aymara, como el kharisiri penetra lucha de las poblaciones indígenas de Bo- en la vena del comunero dormido, a trai- livia (y América Latina) incluye modelos 184 Gerardo Fernández de reproducción y construcción de sus en Bolivia por la editorial HISBOL (Fernández respectivas identidades, donde el compo- 1995). El capítulo sobre salud forma parte del libro editado por OPS/OMS y CIPCA (Fernández 1999); nente cultural, lingüístico, las peculiarida- así mismo, el capítulo relativo a la muerte apareció des productivas y sistemas de vida así co- publicado en la obra colectiva coordinada por J.V. mo las denominaciones colectivas, han Kessel (1999). He enriquecido aquellas versiones con nuevos datos y bibliografía actualizada. constituido aspectos importantes de las 7 Las llamas se emplean como trofeos en los torneos de reivindicaciones indígenas. Siempre nom- fútbol cantonales que organizan los ajllateños. brados por los “otros”, de forma despecti- 8 Bebé va como “indios” en tiempos de la Colonia 9 Tejido de gran expresión cromática que emplean las mujeres aymaras anudado bajo el cuello; se emplea y la República; “campesinos” tras la revo- para transportar a los niños y niñas lactantes. Igual- lución de 1952 y finalmente, tras el reco- mente sirve para trasportar pequeñas cargas, nocimiento político de la diversidad cul- 10 Ver el testimonio de Hilario sobre las piedras del ce- tural boliviana, significados como ayma- rro Orqorani de Qurpa 11 Además de mis propios materiales de campo, en la ras, miembros de las Naciones Originarias descripción que sigue sobre las prácticas relativas al de Bolivia en igualdad de derechos con el embarazo y al parto, así como a los caracteres especí- resto de poblaciones acogidas a la carta ficos en el desarrollo del individuo a través del ciclo magna boliviana260. Cabe esperar que una vital, he integrado principalmente los informes pro- cedentes de, Allen-Albó (1972), Carter-Mamani situación de mayor equilibrio en el reco- (1982), Portugal (1987), varios artículos de Ochoa nocimiento de la pluralidad cultural de (1974b; 1975h), La Barre (1948), Tschopik Bolivia y el impacto de las estrategias de (1963;1968), Albó (1991a), su fichero inédito Albó, desarrollo intercultural en esferas diversas (1971-74), Buechler (1980) y Berg (1989a;1989b) junto a otras referencias convenientemente indicadas de la vida social boliviana ayuden a mejo- en el texto. rar la convivencia y el sentido de solidari- 12 La hoja de coca se emplea como elemento de protec- dad entre todos los bolivianos. ción en múltiples ocasiones rituales. La coca da fuer- za para resistir la enfermedad y la embarazada incre- Notas menta así su resistencia. Por otro lado, la coca tam- bién “da valor”,lo que es especialmente necesario pa- ra las personas tímidas. La coca ejerce una profilaxis 1 La nación kuna ocupa el archipiélago de San Blas en simbólica sobre quien la consume en momentos es- la Costa Atlántica panameña extendiéndose hacia pecíficos como en el caso del embarazo Colombia. Sobre el mundo kuna puede consultarse 13 En la cocina se encuentra el fogón (qhiri) campesino, el estudio de caso en la comunidad colombiana de realizado con barro, que recibe con frecuencia la de- Caimán Viejo (Calvo 1990). 2 Instrumento musical de viento de la familia de las nominación de qhiri awichu. Es el foco principal del flautas de pan andinas “calor” familiar y el barro cuarteado que conforma su 3 Paso entre montañas estructura semeja las arrugas de un ser antiguo. El ca- 4 Libación ritual lor, su protagonismo en múltiples actividades de la 5 No puedo entretenerme en el apasionante relato so- vida familiar así como la evidencia de sus arrugas, le bre los orígenes de los señoríos aymaras y sus elabo- hacen merecedor del calificativo de awichu (abuela) y raciones políticas y económicas. Ver, entre otros, como tal participa del parto (Bouysse-Cassagne 1987; Murra 1988: 51-74). 14 El awayu es una prenda textil, rectangular, combina- 6 Estos dos capítulos formaron parte de mi investiga- da con múltiples colores que emplean las mujeres pa- ción de tesis doctoral, realizada en el año 1992 y edi- ra llevar a sus hijos cargados a la espalda. También lo tada recientemente por la Universidad Complutense emplean para transportar todo tipo de productos y (Fernández 2000d), que fue publicada íntegramente objetos. Aymaras de Bolivia 185

15 El hilado, en tanto en cuanto no produce “trama” ni la llegada de los españoles (Bastien 1986: 18-22). Las tejido es una actividad pertinente para la expresión referencias “cálidas” y “frescas” que son tan frecuen- metafórica del incesto, que tampoco origina tejido tas en la taxonomía indígena de enfermedades (no social, en el lenguaje mítico andino (Gutiérrez Esté- sólo en los Andes) no implican tan sólo cualidades vez 1988: 316). térmicas, de hecho, en ocasiones no tienen nada que 16 George Foster muestra la relativa frecuencia de ver con la temperatura en sí, empleándose dichos tér- creencias relacionadas con la asociación existente en- minos como metáfora de diferente sentido en refe- tre el tejido, el hilado y complicaciones en el desarro- rencia al valor “templado”,equilibrado, del estado de llo del parto en América Latina e igualmente, por lo salud (Gutiérrez 2000: 9). que respecta a los cuidados del cordón umbilical, en 23 El término aymara ispa hace referencia al nacimien- España (Foster 1962: 197 y 206). to simultáneo de criaturas del mismo vientre mater- 17 El ch`iqa ch`ankha es “hilo de lana torcido a la iz- no; es aplicable, en concreto, a los gemelos. Los ispas quierda”,por tanto, en sentido contrario, inverso a la son elegidos por el rayo quien les concede virtudes dirección culturalmente apropiada para la elabora- especiales para la lectura de coca y el desempeño co- ción del tejido. Aparece relacionado con ceremonias mo hábiles curanderos. Ispa está vinculado con la específicas de “limpieza” y alejamiento de maldicio- multiplicación de los productos, y a su vez, con el po- nes (Rösing 1991:38-41; Izko 1985:85). der de escisión del rayo. Ispälla es el personaje encar- 18 El achachila es el espíritu del cerro que ejerce su tute- gado de la reproducción de las especies cultivadas; su la y protección sobre la comunidad. poder radica en su capacidad germinativa (Albó 19 La sal es un elemento responsable de la articulación 1991a: 292). de las viandas de la comida, que se utiliza de forma 24 En los casos en que se produce algún aborto o mue- metafórica para escindir el ámbito de la naturaleza re algún niño sin bautizar es preciso enterrar el cuer- del específico de la cultura entre los aymaras (Albó po en los dominios del achachila, pero acompañado 1991a: 285). de todo un ajuar en miniatura. Si el feto o la criatura 20 Ejemplo clásico del pensamiento mágico atribuido a era un varoncito es preciso fabricarle su yuntita y to- la eficacia de contacto (J.G Frazer 1890/1995) das las herramientas que precisa para desempeñar su 21 Las consideraciones aymaras sobre la placenta traen labor. Si la criatura era mujercita, igualmente hay que de cabeza a los equipos sanitarios que trabajan en la alistarle su qhiri (fogoncito), sus ollitas, ropita... etc. zona sin la sensibilidad intercultural pertinente. Su De no hacerlo así, la comunidad sufrirá incesantes lógica intranquilidad por erradicar cuanto antes la granizadas, según me comentan Pedro Chura y Mo- infección, les lleva a destruir la placenta sin esperar a desto Capcha. Cuando la situación supone un serio las recomendaciones que los propios implicados en engorro para la madre, quien trata de ocultar el suce- el parto estiman conveniente; esta circunstancia ori- so, el feto es enterrado en los lindes de la comunidad gina no pocos rechazos a los equipos médicos de asis- vecina, para que sobre ésta recaiga la desgracia y no tencia convencional del altiplano (Fernández 1999). sobre su propia comunidad. 22 Dentro de la concepción aymara de la enfermedad 25 Es importante tener acierto para con los padrinos de está también presente el sistema de equilibrio térmi- rutucha (suelen coincidir con los de bautismo) preci- co, cálido/frío, de tal forma que una enfermedad de samente por el valor económico otorgado al cabello origen cálido debe ser contrarrestada por un medica- y al ritual en si; los padrinos de rutucha tendrán que mento fresco para equilibrar el desequilibrio térmico velar por los intereses del ahijado y a la vez se les del cuerpo (Albó 1971-4: 320; Heyduk 1971: 243; achaca cierta trasmisión de carácter sobre el apadri- Ortega 1980: 115-139). Por el contrario, las enferme- nado; recuerdo escuchar en barriadas populares de dades de naturaleza fría deben ser tratadas con medi- La Paz, como la calle Buenos Aires, el lamento de una camentos cálidos. La reminiscencia hipocrática en cholita achacando su fracaso económico a la “mala relación con la teoría de los humores que algunos es- mano” de su padrino de rutucha pecialistas han señalado respecto a su presencia en 26 El cabello es objeto de reconocimiento y prestigio en los Andes ha sido criticada por otros estudiosos, es- diferentes grupos étnicos americanos constituyendo pecialmente vinculados a los médicos naturistas ka- incluso un parámetro de construcción de la identi- llawayas, quienes sostienen que el concepto estaba, al dad étnica frente a otros grupos indígenas o a los menos parcialmente, presente en los Andes antes de propios blancos. En los Andes, tras el corte ritual, las 186 Gerardo Fernández

mujeres dejan crecer su pelo de una forma especta- (Temple 1986: 13-15). Sobre reciprocidad e inter- cular incluso alargándolo con postizos de lana. Sólo cambio en los Andes ver (Alberti-Mayer 1974); sobre las mujeres aculturadas que se pasan al “vestido”, el ayni y los diversos sistemas de ayuda recíproca en abandonando la popular e india “pollera” en las ba- la localidad cuzqueña de Chinchero ver (Esteva 1972: rriadas urbanas, utilizan el corte de pelo para distan- 309-407). ciarse de las mujeres indígenas. El cronista Diego de 32 La posibilidad de acceder al mercado laboral de los Ocaña recoge en su texto de principios del siglo XVII núcleos urbanos ha complicado, en exceso, la vida sobre los indios del Cuzco: aymara. Los modelos de consumo imperantes en la “El cabello traen largo, por la parte de delante hasta la ciudad tratan de ser adscritos al sistema tradicional frente y por detrás hasta que cubre todo el pescuezo, co- de parentesco mediante los “padrinazgos” más sor- mo las coletas de los de Castilla- La Vieja. Toda la hon- prendentes: Padrino de camisetas del equipo de fút- ra del indio son los cabellos, de suerte que cuando suce- bol; padrino de estandarte; padrino de contador eléc- de por algún delito cortárselos, como por ladrón o por trico de la escuela; padrino de torta nupcial... etc. En otro delito semejante, es más vergüenza para ellos que estos casos suele ofrecerse el padrinazgo a una perso- darles doscientos azotes, y así, al indio que merece na que económicamente descuelle sobre el resto. muerte se los dan y le trasquilan; y es de tanta deshon- 33 La fiesta de la qhachwa se encuentra en franco retro- ra aquello para él que no se atreven a aparecer delante ceso en determinados sectores del altiplano. Los pa- de otros indios sin cabellos”. (Diego de Ocaña 1987 dres de familia de Tuqi Ajllata Alta consideran que /1605: 220). “los tiempos han cambiado”. Ellos disfrutaron de la 27 La hoja de coca y el trago, además de ser pretendidos qhachwa con el consentimiento expreso de sus pa- por los seres sobrenaturales aymaras, fortifican el dres, repitiendo el encuentro en múltiples ocasiones, ánimo del campesino y lo protegen siempre que pre- pero “ya no hay cómo confiar en los jóvenes” y no per- cisa hacer alguna solicitud especial. El consumo de miten este tipo de festejos ante el temor de que algu- alcohol y coca es requisito indispensable en la con- na joven quede embarazada. versación campesina y lo mismo ocurre respecto a la 34 Las banderas de colores que se colocan en la enrama- plegaria, la conversación con los seres tutelares. da aluden a la condición de “ciudadano” por parte 28 El cabello es estimado como objeto de valor produc- del novio contrayente al haber cumplido el servicio tivo en asociación taxonómica a las chacras y los te- militar, frente a las blancas de quien todavía no ha jados de los hogares campesinos; así lo refleja Julián cumplido (Buechler 1980: 110). A pesar de esta apre- López García (1998: 89-112) en un reciente trabajo. ciación de Buechler, creo que la presencia de bande- 29 Los pelos, las uñas y los excrementos humanos son ras blancas coronando la enramada puede estar rela- materia frecuente de hechicería en los Andes (Millo- cionado con el deseo de fertilidad atribuido a la pa- nes 1983: 65). reja así como constituir la expresión cromática de la 30 Llujt`a: “Lejía”.“Producto seco y duro hecho mayor- regeneración fecunda que está sufriendo la nueva pa- mente en el altiplano de la ceniza del tallo de quinoa” reja (Girault 1988: 147; Carter-Mamani 1982:222; (Cotari et al, 1978: 213). Acompaña siempre a las ho- Berg 1985:207; Gow-Gow 1975:152-155). jas de coca en el proceso de masticación, producien- 35 El término yanantin alude entre los Macha del Norte do cierta anestesia en lengua y carrillo por la escisión de Potosí a una articulación básica entre objetos que de los alcaloides de la coca en contacto con la saliva. por naturaleza deben ser “pares”,por ejemplo, las ma- Pijchar (mascar) coca sin llujt`a es considerado desa- nos, los ojos... etc. Este concepto señala una simetría brido y poco cortés su ofrecimiento. especular entre los elementos yanantin como modelo 31 El ayni es un sistema de colaboración recíproca de de unión perfecta. El término ch`ulla, se opone a ya- corte simétrico, muy utilizado en el altiplano. El tipo nantin y hace referencia a lo que es incompleto por de prestación es con frecuencia laboral y debe ser de- faltarle su par. La estabilidad de la “enramada” está vuelto en idénticos términos por parte de la persona propiciada por el carácter parejo de los soportes deco- beneficiaria. Actualmente se denomina así mismo rados (aportados por los parientes de la familia del ayni al tipo de ayudas basadas en la donación de bie- novio y los de la novia) que deben ser alzados,al mis- nes que se producen en contextos festivos y ceremo- mo tiempo. La unión entre hombre y mujer debería niales, con la particularidad de que el don recibido ser tan perfecta como la simetría especular de su “en- debe ser devuelto con un apreciable incremento ramada” (Platt 1980: 164; Harris 1985: 18). Aymaras de Bolivia 187

36 El awayu es utilizado habitualmente como recurso la ciudad, “como perro ha pasado”, sin saludar. Esta decorativo. Los awayu mejor combinados se utilizan regla, que es habitual en el seno de las comunidades con frecuencia en la decoración de los arcos y altares aymaras, apenas se practica en la ciudad, ni tan si- que se constituyen en las ocasiones festivas de mayor quiera en los núcleos urbanos rurales altiplánicos co- relieve. mo Achacachi, Ancoraimes, Huarina o Santiago de 37 El q`ipiri es el “cargador”, figura protagonista de los Huata, por mencionar sólo aquellos más representa- mercados y ferias. Lleva sobre sus espaldas pesados tivos de la provincia Omasuyos. fardos que transporta a distancias considerables, as- 44 Los movimientos protestantes de variada idiosincra- cendiendo pendientes pronunciadas a cambio de sia tienen presencia importante en los núcleos urba- unos centavos. Constituye uno de los trabajos habi- nos del altiplano. La ciudad de La Paz presenta un tuales para los campesinos recién llegados a la ciu- abanico considerable de iglesias y sectas de credos di- dad, así como para aquellos que sólo pretenden obte- ferentes. En el ámbito rural el éxito de las sectas pro- ner algo de plata en unas semanas para reincorporar- testantes es más bien relativo, a excepción de aquellas se luego a su comunidad. En los mercados de La Paz, localidades donde su presencia está ligada al funcio- el q`ipiri es amonestado por los taxistas que ven en él namiento de colegios (los adventistas especialmen- a un incansable competidor. te). En las pequeñas comunidades, la situación es dis- 38 Indudablemente el tipo de comida que habitualmen- tinta. Los escasos “hermanos” evangélicos sostienen te consume una familia es un referente eficaz en una dura pugna con las creencias y costumbres co- constatar el prestigio social y la posición que ocupan munitarias. Su renuencia a participar en los festejos en la colectividad colectivos, el rechazo sistemático al alcohol y a la co- 39 Esta situación real dista mucho de la idílica imagen ca, les sitúa en el punto de mira de los comentarios de la sociedad igualitaria aymara y sus parabienes so- más ácidos. Una vez, un fuerte ventarrón levantó el ciales; de hecho en las comunidades encontramos techo de calamina de un comunero evangélico gol- fuertes tensiones y faccionalismos que enfrentan a fa- peando de tal forma la chapa de las hojas que resul- milias entre si, grupos de parentela, e incluso comu- taron inservibles por las numerosas abolladuras que nidades vecinas (Albó 1985). presentaban. La comunidad consideró el fenómeno 40 Como muestra Urton (1981:37-65) el Este define una como un castigo divino por la doble moral atribuida de las direcciones rituales más importantes entre los a estas personas. La gente tiene por seguro que este pueblos andinos. comunero toma alcohol cuando acude a su trabajo 41 Es deber de las autoridades comunitarias estar pre- en las minas de oro y debe relacionarse con otras mu- sentes en las celebraciones que afectan a la comuni- jeres. Algunos son acusados de hacerse evangélicos dad. En el caso de los matrimonios participan por para no cumplir con la comunidad y disculparse de deseo expreso de los novios y autoridades locales los los gastos que afectan al consumo de alcohol y prin- “mandones”, portadores de las varas propias del nú- cipalmente en relación con las medidas extremas que cleo cantonal la comunidad adopta cuando los cultivos están ame- 42 Parece ser que hay una dirección apropiada para la nazados por el granizo. En relación con los caracteres entrada y salida de los novios y acompañantes en la básicos de los grupos evangélicos en la ciudad de La “enramada”; al menos en la comunidad de Compi, Paz (Ströbele-Gregor 1989); para las comunidades los novios y acompañantes del padrino entran por la aymaras del altiplano ver el trabajo de Gilles Riviere izquierda (el lado de la novia) y abandonan el recin- (1997: 81-103) y para el caso de los uru-chipaya, el de to por la derecha (el lado del novio) (Buechler 1980: Wachtel (1990). Sobre los nuevos movimientos reli- 120). giosos merece la pena resaltar la aproximación antro- 43 “Tío” es el saludo estipulado que debe hacer toda pológica que Joan Prat (1997) hace del fenómeno en persona al cruzarse, a corta distancia, con un adulto España. varón de edad superior, (“tía” en el caso de ser una 45 La correspondencia existente entre los días de cele- mujer), sea de la propia comunidad o de otras comu- bración y el agasajo a los padrinos o a los novios pre- nidades ajenas. A los niños se les adiestra en la escue- senta importantes variaciones. Si en Toque Ajllata Al- la rural para que saluden sin vergüenza alguna al cru- ta la celebración del matrimonio dura dos días, de los zarse con sus mayores. Este constituye uno de los ras- cuales, el primero es para el padrino y el segundo pa- gos que más irrita a los campesinos sobre la gente de ra los novios, Buechler notifica exactamente lo con- 188 Gerardo Fernández

trario respecto a su estudio en la comunidad de una y otra vez en las ventajas de la paja y la totora res- Compi (Buechler 1980: 120-124). pecto a la calamina, cuyo uso exige un costo econó- 46 Se acostumbra festejar a los padrinos y autoridades mico superior y conserva mucho peor el calor si la acompañantes, con la ejecución de tres vueltas alre- casa no cuenta con el aislante del “vaciado” hecho dedor de la zona en la que se celebra la fiesta e inclu- con alambre tejido relleno de paja y cubierto con ye- so por los linderos comunitarios como homenaje y so. La paja es más cálida, no precisa vaciado y por si reconocimiento. Esta costumbre se realiza siempre fuera poco es mucho más económica. El problema que exista algún personaje central en el desempeño radica en la necesaria renovación de la paja o totora, de la celebración: pasante, cabecilla, alférez, cargos... por término medio cada doce años. El componente etc. social, el prestigio y el reconocimiento parecen jugar 47 Los padrinos son los nuevos padres de los novios. a favor de la implantación de la calamina a pesar de Deben velar por sus ahijados a lo largo del primer día sus ostensibles desventajas. Una casa cuya residencia del festejo para “destetarlos” luego (Albó 1971-4: principal esté cubierta con paja habla por sí misma, 1592). desde la perspectiva aymara, de la miseria y dejadez 48 El término “residente” se aplica a las personas de ori- de sus inquilinos. gen rural que se han instalado en la ciudad (Albó 51 La trama social aymara no puede comprenderse sin 1980: 506). dar a la hoja de coca y el trago de alcohol la impor- 49 La comunidad de Tuqi Ajllata Alta está configurada tancia que merece. Coca y alcohol están siempre pre- por doce “personas” originarias. El término “perso- sentes en las discusiones comunitarias, así como en na” hace referencia al conjunto de familiares que apa- las celebraciones festivas trenzando los vínculos per- recen vinculados por el apellido paterno y que se tinentes entre los comuneros que comparten entre sí agrupan en torno a las tierras o sayañas de la paren- estos dones. Rechazar el trago o no aceptar el pijchu tela. La norma de residencia, habitualmente virilocal de coca, significa de forma automática quedarse “al hace que las mujeres, al contraer matrimonio, salgan margen” de lo que acontece en la comunidad. El ofre- del grupo patrilineal al que pertenecen para incorpo- cimiento de coca y alcohol forma parte de las normas rarse al grupo familiar de su marido. Si bien existen básicas de cortesía aymaras cuando se precisa algún ciertos vínculos matrilineales que han sugerido algu- tipo de ayuda o, simplemente “hablar bien” es decir nas consideraciones sobre la pertinencia de la filia- de forma extensa, sobre un asunto concreto; al mis- ción bilateral en los Andes (Lambert 1980: 11-55), lo mo tiempo, la utilización de hojas de coca como re- cierto es que,entre los aymaras, el parentesco está medio de diversas dolencias señala su pertinente em- bastante “castellanizado”. Albó ha recogido tres ca- pleo en la farmacopea tradicional. Por lo tanto, el uso racteres básicos en relación con el parentesco aymara de la coca, va más allá de su consideración antifati- que incluye la separación de las líneas respectivas de gante o como posible alternativa dietética en socieda- los cónyuges, la prevalencia de la línea del varón en la des de escaso consumo proteínico (Carter (comp.) que se ve subsumida su esposa y cierto énfasis en las 1983; Carter-Mamani 1986; Boldó i Climent 1986; categoría relativas de edad (Albó-Mamani 1980: Ossio 1989; Spedding 1994). Sobre la relevancia so- 294). El apellido paterno es el que permite la ubica- cial y ritual del trago en las sociedades andinas (Saig- ción de los comuneros dentro de una “persona” u nes (comp.) 1993) otra (Los Caillante, los Chura, los Gutiérrez, los Pill- 52 Ch`amakani significa en aymara, “dueño de la oscu- co, los Apaza... etc). Junto a estos grupos de parente- ridad”. Este especialista ritual se caracteriza por su la originarios, existen otros no originarios, incorpo- capacidad para contactar con los seres sobrenatura- rados a la comunidad por motivos diversos, que son les, convocando a su presencia el espíritu de personas observados con cierto menosprecio. implicadas en los casos expuestos por sus clientes. 50 El sistema de cubiertas de la techumbre del hogar Las sesiones en las que el ch`amakani actúa se deno- mediante hojas de aluminio laminado, denominadas minan ch`amaka, oscuridad, por cuanto se desarro- “calaminas”que se clavan afirmándose al entramado llan siempre de noche y en una intimidad estricta. de maderas que constituyen el armazón del techo, Cuando los seres tutelares, con los que el especialista han sustituido en parte a la tradicional cubierta de efectúa sus consultas, van a llegar, las luces de la ha- paja y totora (en las comunidades próximas al lago bitación se apagan por completo y deben permane- Titicaca). Los campesinos no hacen más que insistir cer así hasta que los propios seres se despidan. Aymaras de Bolivia 189

53 El término “alférez” hace referencia al responsable del preparada previendo la situación, introduciendo las festejo; el beneficiario de los diversos ayni contrata- sobras restantes en la bolsa y guardándola consigo. dos que debe agasajar con generosidad a todos los co- Aquel detalle, nos libró de los comentarios negativos laboradores y acompañantes. que en cambio ha levantado la reciente visita de una 54 Algunos estudiosos constatan la pertinencia del ofre- legación diplomática en Tuqi Ajllata Alta por su ne- cimiento de animales sacrificados en la cimentación gativa a tomar alcohol,hacer sobrar la comida y no del hogar, así como la existencia de cierta rivalidad “acompañar” en el baile que la comunidad había pre- entre las parentelas del novio y de la novia en el mo- parado. mento de techar la nueva casa (Ochoa 1976ch: 9; 57 Kallawaya. Médico naturista especializado en el co- Carter 1980: 41; Buechler 1980: 126). nocimiento de hierbas, de carácter itinerante que 55 “Acompañar” en los festejos conlleva un matiz parti- procede de las provincias Muñecas y Bautista Saave- cipante esencial. Estar junto a los celebrantes “acom- dra en el Norte del Departamento de La Paz. pañándoles” significa compartir la celebración de 58 Las mujeres representan a sus maridos cuando están una forma activa, implicándose estrechamente con la ausentes o en circunstancias de viudedad; en Tuqi Aj- eficacia que se espera de la ceremonia en beneficio de llata no tienen fácil acceso a esta escala de poder y los anfitriones, de la pareja o de la propia comuni- prestigio detentada por los varones. Las mujeres de- dad, en función del asunto que se trate. fienden su derecho a participar en las reuniones co- 56 La comida es un bien escaso en el altiplano. Su utili- munitarias, pero no desempeñan por sí mismas car- zación como elemento responsable de la adecuada go alguno, de momento. La presencia o ausencia de urdimbre comunitaria es fundamental. Ofrecer y los sistemas tradicionales de cargo tiene que ver con aceptar comida forma parte del código de cortesía la propia relación histórica de las comunidades con más observado entre los campesinos. Entregar dones las antiguas haciendas. En algunas localidades ayma- alimenticios “con cariño” exige consumirlos por ras como en Qurpa y Achacachi se han revitalizado completo por parte del receptor, así como agradecer los sistemas de representación mixtas de autoridad a todos los presentes el ofrecimiento efectuado. Tan (tata mallku y mama t´alla) otorgando a la mujer importante es saber dar como recibir. Está muy mal una responsabilidad y cargo comunitario reconocido considerado entre los aymaras hacer sobrar algo del (Ticona - Albó 1997: 63-86). En relación con el re- alimento que se ha ofrecido. Buena parte de las so- ciente proceso de revitalización de las autoridades bras se ponen a disposición de la comunidad (en las originarias en Achacachi (Aruquipa 1996: 59-67). celebraciones colectivas) para que cada cual dispon- 59 Juan Chura y su hermano Gregorio llegaron a las ma- ga de lo que desee. En cierta ocasión acompañé a una nos por el supuesto derecho de pertenencia de un ro- comitiva de Radio San Gabriel a una comunidad, Ta- busto eucalipto. Cada uno insistía en que lo había nimpata, situada a los pies mismos del nevado Illi- cuidado de pequeño y que, por tanto, le pertenecía. mani. Se iba a efectuar la entrega de unos libros para El Secretario general y el Justicia les recriminaron pa- el centro de atención de adultos que se estaba tratan- ra “abuenarse” y encontrar, de esta forma, una solu- do de estimular. La comunidad nos agasajó con un ción al problema. La respuesta conveniente para am- plato criollo, sajta de pollo, preparado poco después bos fue donar el tronco del eucalipto a la escuela y re- de nuestra llegada. La cocción de aquel pollo, pese a partirse las ramas. Llegado el acuerdo, ninguno de los las atenciones de los comuneros, dejaba bastante que dos hermanos tuvo inconveniente en disculparse. In- desear por lo que los “extranjeros” nos fuimos poco a tercambiaron hojas de coca y alcohol; de rodillas se poco rindiendo en el empeño de meterle el diente. excusaron uno al otro pidiéndose respectivamente Pasamos nuestro plato al joven profesor aymara que perdón,así como también a las autoridades comuni- nos acompañaba, así como a Víctor Huallpara, por tarias. Después de los abrazos de disculpa compartie- aquel entonces uno de los chóferes más diestros y ex- ron un trago de alcohol con las manos entrelazadas perimentados de la institución radiofónica. Poco a efectuando uno de los acostumbrados ritos de per- poco, ambos fueron dando buena cuenta de las di- dón imprescindibles en la consecución de la armonía versas porciones de comida, hasta que saciados, tu- y el éxito comunitario (Ochoa 1975d: 1-24). vieron que rendirse sin haber terminado por comple- 60 El Secretario General tiene que ser ejemplo de mode- to con los platos. Antes de que nos levantáramos, ración comunitaria. En todo momento debe saber Víctor extrajo una bolsa de su chaqueta, que llevaba controlarse por más contradictorias o adversas que 190 Gerardo Fernández

resulten las opiniones que se viertan en el desarrollo constelación de las pléyades (Mamani 1988: 95). Su de las reuniones colectivas. Aunque los criterios ex- presencia en las madrugadas invernales del altiplano, puestos disten mucho respecto al suyo propio jamás anuncia a finales de mayo la proximidad de las hela- debe exasperarse. Un Secretario General que pierda das y por tanto, el inicio del tiempo de ch`uñu los estribos incrementando la tensión y la disputa (Ochoa 1975d: 11). agria,en lugar de apaciguar los ánimos y cumplir con 66 El kharisiri amenaza los núcleos campesinos espe- su papel de “moderador”, será objeto de duras críti- cialmente durante el mes de agosto (Mendoza cas por parte de sus mayores: “Vos eres autoridad, tie- 1978:54). Resulta sorprendente que sea este persona- nes que controlarte pues”. je, relacionado en el Perú con el surgimiento de pe- 61 La vara que porta el “mandón” es objeto de numero- ríodos de agitación campesina (Ansión, 1989), el que sas atenciones. Siempre debe estar vertical,nunca merodee las comunidades, justo en uno de los perío- tendida. Cuando el mandón llega a una casa,después dos de máxima expresión religiosa. El temor que pro- de aceptar la frazada sobre la que se sienta, clava ver- duce la apropiación de la grasa campesina probable- ticalmente la vara y las primeras ch`allas de alcohol mente alude al empeño aymara permanente por de- por parte de los presentes antes de la discusión del fender su propia identidad de las acechanzas externas asunto van siempre destinadas a la vara, en concreto (Molinie: 1991;79-92 Riviere 1991: 23-40; Fernández sobre el extremo punzante clavado en la tierra. Res- 1996b: 205-229; 2000: 281-324; Abercrombie 1998: pecto a los bastones de mando y su simbolismo (Ras- 404-407). nake 1989: 189-205). 67 Los primeros días de agosto, las cumbres de los prin- 62 El compadrazgo vertical es el que se produce entre cipales cerros sagrados y las apachita (puntos sagra- dos personas de estatus diferentes. En los núcleos ur- dos que marcan generalmente la inflexión geográfica banos, los “residentes” aymaras procuran establecer entre altiplano y valle) son visitadas por numerosos vínculos con cholos urbanos y criollos con la inten- peregrinos para efectuar las ofrendas pertinentes a ción de obtener ciertas garantía económicas. En el los achachilas del lugar. ámbito rural, las relaciones de compadrazgo se esta- 68 El “tío” de la mina es el diablo, dueño del mineral y blecen entre individuos de la propia comunidad por principal beneficiario de las ofrendas sacrificadas al lo que predomina el vínculo “horizontal”.Si bien, ca- socavón durante el mes de agosto (Nash 1985: 124; be reconocer que los padrinos más deseados son Schramm 1987: 63-110). aquellos que poseen mejores expectativas económi- 69 Los mineros gozan de muy buena prensa entre las cas por el ejercicio de sus profesiones en el ámbito vendedoras de mesas y remedios; son ellos los que se urbano (maestros, policías, chofercitos, comercian- llevan siempre mesas “especiales”,“por docenas” para tes... etc). hacer pagar bien al socavón. Las mesas especiales son 63 Las tierras de cultivo presentan diferentes denomina- más grandes que las normales, con mayor volumen y ciones; sayaña es el terreno de cultivo situado en las número de figuras dulces y,en consecuencia,mucho proximidades del hogar y cuya explotación es básica- más caras. Una “pagancia” que implique un gasto su- mente de carácter privado, particular (Mamani 1988: perior, se cree que ha de resultar más beneficiosa y 80). También recibe la denominación de jach`uja eficaz que otra de condición más modesta. (Ayala 1988: 100). En las zonas donde la tierra no es- 70 “Cholo” es el término de cierto matiz despreciativo casea y es posible el barbecho existe la aynuqa, siste- con el que se denomina a los aymaras nacidos en La ma de explotación basado en la rotación periódica de Paz, así como a aquellas personas de extracción cam- cultivos diferentes. pesina que a través de una mejora económica osten- 64 En las riberas del Lago Titicaca prácticamente sólo sible, aparecen más vinculados con los centros de po- existe la sayaña como fórmula de extensión agrícola der urbanos que con la comunidad (Albó 1980: productiva; cada vez, la sayaña presenta dimensiones 492-493). menores por su permanente fragmentación como 71 Q`ara es un vocablo despectivo que utiliza el campe- consecuencia de los enlaces matrimoniales, dando sino para referirse a los blancos y . Literal- lugar a cosechas que sólo cubren, en parte, las nece- mente significa “pelado” (en la creencia de que nada sidades básicas de supervivencia de lo que posee lo ha ganado con esfuerzo) y se utili- 65 El qutu, término que en aymara significa “montón” za por oposición categórica al concepto jaqi, “perso- (Ayala 1988: 160; De Lucca 1987: 137), identifica a la na”.El término se aplica igualmente a aquellas perso- Aymaras de Bolivia 191

nas de extracción aymara que residentes en la ciudad blo en relación con los altares que de, forma frecuen- olvidan sus obligaciones comunitarias (Albó 1980: te, dominan las cumbres de los cerros de mayor sig- 484; 1987: 6). nificación religiosa, así como las apachitas de los ca- 72 La orografía de la ciudad de La Paz está configurada minos. Su directa relación con los lugares de culto por más de un centenar de quebradas que confluyen tradicional se debe, sin duda, a la labor emprendida en un cañón central. El tránsito entre las distintas por los extirpadores de idolatrías durante la Colonia vertientes resulta complicado por el grado importan- quienes colocaron cruces en los puntos donde la reli- te de desnivel que presentan entre sí (Albó et al 1981: giosidad popular se manifestaba con más fuerza: 83). “El que fuere llevará la memoria de las huacas y de 73 Siempre que un chofercito consigue un vehículo nue- los malquis, que también se han de traer, con las cir- vo debe festejarlo con la c`halla correspondiente en la cunstancias y señas que más pudiere. Ha de llevar or- creencia de que, cumpliendo con la ch`alla nada ma- den de derribar los adoratorios y machais y que se lo sucederá al auto y la inversión efectuada con su pongan en los lugares donde estaban las principales compra resultará de esta manera productiva. Las apa- huacas, cruces grandes.” (Arriaga 1621/1968: 254). chita que aparecen en las proximidades de los colla- 79 Esta práctica continúa presente en diversos sectores dos y carreteras por las que habitualmente transitan del altiplano; se realiza cuando resulta pertinente en los conductores son los sitios preferidos para efectuar la comunidad de Qurpa; así me lo indicó el yatiri la ch`alla. En el momento de la ch`alla, el dueño en- Macario Vargas Barroso. galana el automóvil con guirnaldas, serpentinas de 80 Los campesinos evangélicos se refugian en sus apa- colores, banderas... etc, lanzando cohetillos y despa- rentes convicciones religiosas para disculparse de rramando cerveza sobre el auto. Es frecuente contar buena parte de las contribuciones comunitarias, se- con un yatiri quien acompañará la ch`alla con una gún el sentir del resto de comuneros. mesa a los caminos para que nada malo acontezca. La 81 El método utilizado actualmente en Tuqi Ajllata Alta ceremonia culmina con una comida colectiva entre para ahuyentar el granizo de sus sementeras, consis- todos los participantes quienes degustan la carne del te en el lanzamiento de cohetes distribuidos entre animal sacrificado, ofreciendo la sangre y el corazón distintos comuneros que, en caso de amenaza, dispa- a la apachita. Cada primero de agosto, la ch`alla del ran los cohetes desde los puntos y cerros que definen auto tiene que repetirse para que todo transcurra en los márgenes territoriales de la comunidad con la in- la forma deseada durante el nuevo ciclo. tención de desviar la nube. La contribución colectiva 74 El término saxra ura se refiere a la sopa que se toma para recaudar fondos en la compra de los cohetes a primera hora de la mañana y que precede al inicio choca con la renuencia de los protestantes quienes de las actividades propias de la familia. señalan que ellos ya contribuyen “rezando” para ale- 75 Ispälla mama es el personaje encargado de la repro- jar la nube. ducción de los productos agrícolas, en especial de la 82 Satureja boliviana (Girault 1987: 371). papa. 83 La k`ispiña es una especie de galleta preparada con 76 Los especialistas que son sorprendidos ofreciendo harina de quinoa cocida al vapor (Ayala 1988: 125 “pagos” de noche son tildados de “brujos” ,especial- 84 Participaba en la peregrinación, un miembro de cada mente en sectores de influencia protestante, así como grupo de parentela originaria (persona), doce en to- en las zonas urbanas marginales. En el ámbito rural tal. Los “agregados” a la comunidad no participan. se ve con cierta naturalidad que los “maestros” cu- 85 Los usos sociales y ceremoniales que el consumo de randeros trabajen de noche, sin embargo prefieren alcohol propicia en las sociedades andinas es objeto evitar susceptibilidades. del estudio específico coordinado por Thierry Saig- 77 El término ayllu hace referencia a las antiguas demar- nes (1993). Emborracharse con rapidez en la celebra- caciones territoriales, productivas y de parentesco ción festiva aymara o quechua es síntoma de gratitud existentes en los Andes antes de la llegada de los es- y requisito imprescindible para una buena integra- pañoles. Respecto a la evolución de los ayllu aymaras ción social. Por el contrario, el consumo excesivo de y su conversión en las comunidades actuales (Car- alcohol sin venir a cuento y en soledad resulta ina- ter-Albó, 1988:451-491; Ticona-Albó 1997). propiado y censurable en las sociedades andinas. 78 El término “calvario” se aplica al lugar sagrado en 86 La presencia de “partes” en la distribución de las co- donde el rayo ha caído. También se emplea este voca- munidades aymaras estructuradas en torno a una 192 Gerardo Fernández

oposición complementaria alto/bajo resulta muy fre- do. Algo comentó a su hijo Pedro Chura, quien me cuente en todo el espacio andino. indicó, entre sonrisas, que para hacer “solear” tenía 87 Es una descortesía improcedente abandonar los tari que tocar . En las poblaciones aymaras y, en de coca sin que nadie los vigile; se dice que los pro- general, en el marco de las sociedades andinas, los te- pios ñanqhas y saxras del altiplano aprovechan para mas musicales se emplean como marcadores tempo- servirse la coca y distorsionar el sentido de la reunión rales muy eficaces; las propias de tiempos de o de la actividad que la comunidad ejecute; la hoja de secas y sus instrumentos, no se emplean en tiempo de coca ayuda a expresar las palabras y la ideas que la co- lluvia y viceversa; instrumentos característicos de munidad entiende más apropiadas para sus intereses, carnaval, no aparecen para Todos Santos... etc (Fer- por esta circunstancia no se deben abandonar a su nández 1998c; Romero 1993; Langevin 1992). suerte los tari de los que depende el buen entendi- 92 No estoy de acuerdo con Berg (1989b: 90) en su afir- miento de la comunidad. mación de que para carnavales no se precisa la lluvia. 88 Se asemejan, en gran medida, a las características bo- El campo todavía puede aprovechar el agua de fina- targas alcarreñas presentes en diferentes partes de les de febrero y mediados de marzo, que es frecuen- Castilla coincidiendo con el ciclo festivo de invierno temente esperado con inquietud para paliar, de algu- y las mascaradas de carnaval españolas (Caro 1965a; na forma, la sequía rigurosa que acosa en los últimos 1965b; González 1985). años al altiplano. 89 La misa qala (piedra de mesa) es una piedra plana 93 Pedro Chura comenta frecuentemente, en relación al que se utiliza como mesa sobre la que se colocan los cambio cultural que observa entre las nuevas genera- tari de coca y el trago de las celebraciones festivas. En ciones, los cuidados diversos que su padre le reco- torno a la misa qala se discuten todas las cuestiones mendaba tener en su infancia cuando iba a pastorear comunitarias, se masca coca, se ch`alla alcohol y se las ovejas en relación a diversos lugares “malignos” reza, siendo testigo principal de lo que acontece en la próximos a los lugares de pasto habituales. En espe- vida comunitaria. La misa qala es el centro de las reu- cial un “calvario”, donde el rayo había configurado niones y configura ella misma, por su situación habi- una profunda grieta, que ahora los niños utilizan pa- tual, el centro físico y simbólico de la comunidad. ra esconderse e incluso orinar, si la necesidad apre- 90 En Tuqi Ajllata Alta, los “residentes”,emigrantes cam- mia, sin que nada suceda. pesinos que trabajan en la ciudad, suelen eludir con 94 Los productos de las tierras de cultivo adquieren una frecuencia responsabilidades, cargos y gastos comu- gran relevancia ceremonial; los principios germina- nitarios por su vinculación profesional con la ciudad dores y los productos de aspecto sorprendente son y la imposibilidad consecuente de permanecer en el objeto de agasajos ceremoniales a la vez que de cán- campo períodos de tiempo prolongados. Los jóvenes ticos específicos (Arnold et al 1992: 109-173). que comienzan a introducirse en el entramado social 95 El término “gloria”, luriya, en aymara, presenta un campesino, tras contraer matrimonio, son igualmen- importante valor polisémico en el altiplano. Por una te renuentes en asumir cargos de relevancia comuni- lado se refiere al cielo, alax pacha, como lugar más o taria. El servicio militar y los trabajos ocasionales, menos indeterminado; igualmente se utiliza como si tanto en La Paz como en los valles, les ha puesto en fuera un personaje sagrado (la gloria) que comparte contacto con una realidad que contrasta profunda- tanto las ofrendas destinadas a los santos y a las vír- mente con la vida habitual campesina y la relevancia genes, como las que agasajan a los rayos en los calva- que en este medio se otorga al prestigio y al recono- rios, por ser “de la parte de gloria”. cimiento colectivos. 96 En Turco se efectúan habitualmente crucifixiones 91 Algunos ratos de ocio, en la comunidad los aprove- reales acompañadas de profundas muestras de aflic- chaba para perfeccionar mis conocimientos en el ción. Domingo Alcalde, comunicación personal. manejo de la “zampoña”, aerófono boliviano consti- 97 La trilla se efectúa con una herramienta denominada tuido por tubos de caña hueca de longitud variable; jawq`aña, cuyo significado literal es “golpear con pa- cierta ocasión, en plena época de cosecha, la abuela los, garrote” (De Lucca 1987: 71) y que, por exten- Julia Caillante me amonestó desde la cocina para que sión, se utiliza para nombrar a la herramienta. Se tra- dejara de tocar ya que las nubes amenazaban lluvia. ta de una madera extremadamente dura procedente Efectivamente, al poco rato llovió con gran intensi- de los yungas que presenta una forma arqueada, a dad, mientras Julia no dejaba de mirarme con enfa- modo de codo, con el que se golpea al cereal previa- Aymaras de Bolivia 193

mente amontonado para separar el grano de la espi- do con ispälla (ispa-illa) como Albó (1991a: 292) se- ga. Suele participar toda la familia en la trilla, gol- ñala, y por tanto, con la germinación de los produc- peando a un ritmo constante. tos agrícolas. Presenta una relación, así mismo, con el 98 La frecuencia de robos en este período del año obliga rayo illapu que ejerce un efecto multiplicador sobre a vigilar el ch`uñu y los otros productos que se están los seres. Curiosamente dos de los cerros más impor- elaborando. Los niños y niñas de cada familia acos- tantes de la Cordillera Real parecen tener una rela- tumbran cuidar los productos mientras pastorean el ción estricta con el término illa. Por un lado, Illima- ganado e incluso alguna noche duermen en las pro- ni es requerido como protector y multiplicador del ximidades de la pampa donde se extendieron los tu- ganado por parte de Carmelo Condori, quien resalta bérculos. Junto a las papas extendidas para la elabo- la existencia de un toro de oro en un lago próximo a ración del ch`uñu, se coloca la apilla (oca) seleccio- la cumbre del nevado que hace perder a los codicio- nada para elaborar kaya (ch`uñu de oca). Cuando la sos gringos que en vano tratan de alcanzarlo; a su vez, papa permanece durante cerca de treinta días sumer- Illampu, es considerado en las oraciones de Carmelo gida en agua y sometida a la helada se obtiene la tun- por poseer grandes cantidades de oro y plata. ta. De la oca, por idéntico procedimiento, se logra 102 La ropa vieja constituye un “don” de importancia uma kaya (kaya de agua). destacable por la renuencia que existe en el altiplano 99 El desollado de una oveja, en el caso de la familia de a deshacerse de cualquier objeto que pueda ser útil. Pedro Chura con nueve bocas que alimentar, dura Por ello considero que la ofrenda de ropa vieja está aproximadamente un mes. Los trozos de la chaluna vinculada al proceso de “renovación” que implica la (nombre con que se conoce el cuerpo desollado de la festividad de San Juan, coincidiendo casi con el sols- oveja, secado al sol) se utilizan para dar sabor a la so- ticio de invierno (21/junio) y la asunción del año pa y es el padre de familia el que termina limpiando nuevo aymara. el pedazo. Otras familias de menor número de 103 La ciudad de La Paz desaparece literalmente de la ho- miembros hacen durar el desollado más tiempo. De yada la mañana de San Juan por la humareda resul- la oveja se consume prácticamente todo. A lo largo tante de las múltiples hogueras encendidas durante la del año, se carnea oveja dos veces, especialmente en el noche. Esta neblina de humo acompaña a los pace- invierno (mayo-julio) que es cuando la carne seca ños varios días después hasta que los vientos del alti- mejor y la oveja ha disfrutado de los mejores pastos plano consiguen disiparla. Esta situación ha obligado después de las lluvias. El padre de familia come, lógi- a la Municipalidad de La Paz a prohibir las hogueras camente, más cantidad que el resto, pero además, tie- por los perjuicios resultantes de la neblina los días ne derecho a los mejores bocados. Los niños, apenas subsiguientes a la festividad. prueban la carne. 104 El símil biológico de la vida y los productos agrícolas 100 Recientemente se ha tratado de revitalizar la festivi- que crecen y brotan es frecuente en diferentes méto- dad del año nuevo aymara el día del solsticio de in- dos aymaras de diagnosis. vierno (21-junio). Para ello determinadas organiza- 105 La festividad del Cristo del Gran Poder efectuada a fi- ciones indianistas tratan de dar cierto realce escénico nales de mayo constituye la principal manifestación al acontecimiento en la ciudad arqueológica de Tia- folklórica de La Paz. Más de cien comparsas de baile huanaco. En junio de 1991 se hizo un llamamiento participan en la “entrada” o desfile inaugural,proce- desde Radio San Gabriel que convocaba a los “maes- dentes de distintos sectores del altiplano, junto a tros” y yatiris de la provincia Omasuyos en la cumbre otras conformadas por grupos de “residentes”,gre- del cerro Pachjiri, con la intención de recibir conjun- mios laborales... etc. Es la fiesta en la que participan tamente al año nuevo. En realidad, los aymara pare- de forma protagónica los elementos diversos de una cen disponer de tres fechas relacionadas con la llega- subcultura aymara-urbana que expresa la “recon- da del año nuevo; el año nuevo “productivo”, de im- quista” ritual de la ciudad (Albó 1980: 505). Sobre las portante trasfondo ritual que coincide con el prime- particularidades de la fiesta de Gran Poder (Al- ro de agosto, el año nuevo “administrativo”,con el re- bó-Preiswerk 1986). Existe un contraste importante levo consiguiente de “cargos” colectivos, el primero entre las celebraciones relacionadas con el santo pa- de enero y el año nuevo ceremonial, el 21 de junio. trón y las fiestas de estricto interés comunitario. En el 101 El término illa, referido como el personaje o princi- Cantón de Ajllata, las comunidades que celebran fies- pio capaz de hacer proliferar al ganado, está vincula- ta el día de su patrono cuentan con comparsas de 194 Gerardo Fernández

baile procedentes del exterior (generalmente de ca en el reconocimiento de la diversidad cultural de Achacachi, pero pueden proceder de La Paz o, como Bolivia a través de las políticas educativas de corte in- vimos para Tuqi Ajllata, de Oruro). Las comparsas tercultural bilingüe con nuevos efectos sobre la dig- habituales bailan “morenada”,“diablada” o “tuntuna” nificación y reconocimiento de las lenguas y culturas que son bailes apropiados para la forma en que los indígenas de Bolivia (Albó 1995a; 1999). “residentes” festejan en los núcleos urbanos, cuya 108 Siempre hay que aceptar la comida agradecido, aun- contratación implica siempre un gasto considerable que no se pueda más;basta con recibir el plato en la que revierte, en última instancia, en el propio presti- mano,”tocandolo” para que el donante no se sienta gio del “pasante”. Se contrata frecuentemente una ofendido. Cierta ocasión me vi en idéntico caso al chichería que suele ser foco permanente de enfrenta- que he narrado del maestro, trataba de ser cortés in- mientos. Las celebraciones estrictamente comunita- dicando que ya era suficiente, pero las diferentes fa- rias (fiesta del núcleo escolar, visitas del exterior, do- milias querían convidarme a un platito por la ayuda naciones, día de la madre, día del maestro) cuentan conseguida para la escuela. Fernando Chura se acer- con el aporte comunitario del grupo de sikuris (mú- có a mí para recomendarme: “recibe no más con tu sicos de zampoña) y demás comparsas autóctonas mano”; ese gesto resultó suficiente para no ser des- integradas por los propios comuneros: inka, lakita, cortés con nadie. qarwani, qina qina, waka waka, chunchus (D`ar- 109 Aceptar “con cariño” algún don o responsabilidad court-D`arcourt, 1959). comunitaria implica un desprendimiento completo, 106 La comida colectiva conforma un aspecto más del va- sin aparente lucro, ni egoísmo por parte del receptor. lor de la fiesta como lubricante social considerado Ese cariño no está exento de “sabiduría”; la buena vo- por los estudios clásicos sobre el fenómeno religioso luntad en el uso y desempeño de cualquier actividad de Berger (1981) y Durkheim 1982). El sentido de la comunitaria tiene que estar siempre impregnada del fiesta como dinamizador de la trama social capaz de uso apropiado, correcto, “sabio” con que debe efec- articular voluntades y pasiones encontradas precisa, tuarse para que resulte “con cariño”. Taqi chuymanpi- entre los aymaras, de la proporción correcta entre wa es una expresión frecuente en el ofertorio de las dones alimenticios y bebida sin los cuales, la urdim- mesas aymaras. Su traducción literal “con todo cora- bre festiva no resultará apropiada (Buechler 1980). zón”, no alude sólo al afecto, sino también al plano de 107 “Hay que aceptar siempre, su costumbre es pues”,me “conocimiento”, por cuanto es el corazón el órgano comentaba un tanto ebrio después del habitual aga- relacionado con el entendimiento, la prudencia y la sajo de bienvenida el nuevo y flamante profesor ves- sabiduría entre los aymaras. tido según la costumbre urbana que no era suficien- 110 Las comunidades del cantón se reúnen en torno a la te para ocultar su inevitable extracción aymara. La marka o pueblo de Ajllata, en concreto alrededor de formación que reciben los estudiantes de magisterio la plaza; cada una de ellas sabe a la perfección el lu- en las normales campesinas se caracteriza por su des- gar que le corresponde ocupar; este tipo de disposi- precio de los valores tradicionales campesinos, su ción territorial en torno a la plaza de la marka ayma- empeño en “domesticar” y “civilizar” a través del uso del castellano, empleando una férrea disciplina de ra es frecuente en diferentes sectores del altiplano, corte militar (desfiles, voces de mando..., actos pa- tanto en lo que respecta al espacio territorial que es trióticos) que les hace sentirse, cuando ejercen su preciso ocupar en los momentos festivos, como in- profesión, “ajenos” al propio entorno cultural en el cluso en el reparto del espacio funerario en los ce- que están adscritos (Kessel 1980: 327,332-348). Por menterios (Riviere 1982; Acosta 1999: 117). otra parte, el profesor ocupa un rango elevado en la 111 Líder aymara que capitaneó una de las rebeliones in- escala de reconocimiento campesino. La escuela es dígenas más importantes en 1780 (Albó y Barnadas uno de los elementos que vigorizan la existencia co- 1985: 89-123). munitaria; poseer una escuela seccional propia es 112 Wiphala. Bandera aymara, caracterizada por una motivo de orgullo y distinción comunitaria. La im- combinación escalonada de colores en cuadrados portancia otorgada a la reforma educativa por parte cromáticos que se ha constituido en emblema de la del Gobierno de Sánchez de Lozada (MNR) en la an- Asamblea de Nacionalidades integrada por los pue- terior legislatura, así como en el actual de Hugo Bán- blos originarios de Bolivia (Ticona, Rojas, Albó 1995; zer Suárez (UDP) han impulsado una nueva dinámi- Cuadros 1991). Aymaras de Bolivia 195

113 El término “maestro” es utilizado de forma coloquial aspirante a “maestro” que ha sacado el consiguiente con referencia al yatiri. “permiso” puede iniciar su formación “académica”, 114 El término aphälla, referido a las sesiones oscuras una vez contrastada la selección “mística” previa de (ch’amakas) es sinónimo de achachila, si bien con que ha sido objeto. El “pedir permiso” antes de efec- cierto matiz peculiar, como lo recoge De Lucca tuar cualquier actividad pública (hablar en la asam- (1987: 27): “espíritu maligno”, en el sentido no de la blea, por ejemplo) es una muestra de educación y valoración que realiza este autor como entidad be- respeto muy valorada por los aymara. nigna o maligna sino por la naturaleza “espiritual” 117 P’ijchar o akullikar coca es un acto social de gran re- del aphälla, que se presenta como “aire” en las con- levancia en los Andes. Jamás se da coca para p’ijchar sultas. El aspecto que merece resaltarse ahora es el a los niños porque no entienden la significación so- hecho que estas entidades o espíritus son los apoyos cial del acto que desarrollan los adultos (Wagner básicos que el ch’amakani posee para desarrollar su 1976: 194). Es preciso mascar coca en diversas oca- labor y que son varios. Cada uno tiene su propio ca- siones de la vida campesina, pero especialmente en rácter y lo demuestra por el talante de su habla y con- las asambleas comunitarias para concertar acuerdos versación tanto con el “muchacho”, (el ch’amakani), conjuntos que implican al colectivo completo. Ni qué como con los pacientes. Ina Rösing (1990) habla del decir tiene que tanto la hoja de coca como el alcohol ankari, el viento, como mediador, igualmente “aire”, de caña, constituyen objeto deseado de reciprocidad entre los oferentes y comensales rituales en la esfera en las celebraciones festivas y actividades comunita- kallawaya. rias. En el ámbito terapéutico, la coca posibilita “ha- 115 Las hojas de coca tienen que ser brillantes y jugosas; blar” bien. Facilita la comunicación entre los partici- han de estar “vivas”, para indicar con acierto. Gene- pantes y el “maestro”, ayuda a “pensar” en las causas ralmente el cliente es el que dispone de la coca y los del mal y es uno de los artículos principales emplea- “maestros”,antes de leer la suerte, exhortan que éstas dos en la terapia, por cuanto los seres tutelares gus- sean buenas. Es responsabilidad del “maestro” el re- tan igualmente del p’ijchu de coca y para “hablar” con novar las hojas del tari una vez que se resecan. Las ellos se guardan los mismos requisitos formales que hojas secas se tienen que p’ijchar (mascar) porque ya se siguen entre los adultos aymaras (Berg 1989: 33). no sirven para leer la suerte. El cuidado de la hoja es 118 Llujt’a: Producto seco y duro elaborado principal- una de las responsabilidades permanentes que el mente con las cenizas resultantes de la combustión “maestro” debe tener presente de forma constante. de tallos de quinua (Cotari et al. 1978: 213). Carmelo Condori, célebre ch’amakani de la provincia 119 La ch’alla consiste en una libación ceremonial en fa- Omasuyos considera que la hoja y su cuidado le ha vor de los seres tutelares que se efectúa en múltiples sido entregada en custodia, casi como si de una espo- ocasiones ya sea utilizando alcohol, vino o cerveza. sa se tratase, por el cerro Uchumachi (situado cerca Abercrombie (1986: 168-170) recoge una ch’alla de la población de Coroico, Prov. Nor. Yungas), quien multitudinaria en la que son convidados cerca de se- le puede reclamar cualquier tipo de incorrección o senta seres protectores en K’ulta (Oruro). Pusi tunka descuido cometidos con su “hija”, la hoja de coca significa literalmente “cuarenta” (grados); puritu vie- (Fernández 1995a: 217). ne del castellano “puro”. 116 Antes de iniciar cualquier consulta a la hoja, el 120 El tari de los yatiri puede ser de herencia familiar, en “maestro” tiene que pedir licencia o permiso de los los casos en que los nietos hereden los saberes de pa- santos, los achachilas, la Pachamama y demás seres dres o abuelos; en cualquier caso es importante que tutelares del altiplano. Uno de los requisitos princi- cada “maestro” trabaje siempre con su propio tari, lo pales para que un candidato a “maestro” pueda ini- cuide y potencie su capacidad llevándolo a los san- ciar su “camino” en el conocimiento y ejercicio de lo tuarios, cerros y apachitas (collados montañosos) de que será su profesión, consiste en “sacarse licencia”, mayor veneración popular. en los “cabezales” (altares) y “calvarios” de los cerros 121 La nayracha es “su ojo de la coca”. Es la moneda que de mayor significación sagrada, en compañía de otro constituye el precio por la consulta. Si la nayracha es “maestro” de prestigio. De esta forma, “pagando” al pequeña, la coca indica con dificultad o puede acon- achachila, recibe su licencia, protección y adiestra- sejar de forma errónea. Esta circunstancia es maneja- miento, a través de la interpretación de los sueños da por el “maestro” para convencer a los pacientes de que se le van a presentar a partir de entonces. Sólo el la necesidad de un pago correcto por sus servicios. 196 Gerardo Fernández

122 Si bien cada “maestro” realiza su propia parafernalia 128 Los aphällas son los personajes que secundan al ch’a- ritual, como le parece oportuno, sí resulta frecuente makani en sus consultas nocturnas. Se colocan sobre la utilización de recursos ceremoniales que se repiten el hombro y la espalda del “maestro” quien, así carga- por tres veces consecutivas o plegarias y letanías do, jadea ostensiblemente cansado durante el tiempo igualmente construidas en torno a una estructura tri- que dura la sesión. La presencia de aphällas y su rela- partita. Algunos “maestros” recomiendan incluso re- ción, en ciertas partes del altiplano, con “espíritus petir, hasta tres veces el ritual, particularmente en los malignos” -como hemos visto en la nota 2 (De Lucca casos de “maldición” en los que se precisa de “limpie- 1987: 27)- incide en el recelo que el ch’amakani des- zas” y medidas higiénicas de carácter ceremonial. pierta, a pesar de las bromas de los jóvenes que, en Berg (1985: 94) considera que el número “tres” es el ciertas ocasiones tratan de descubrir sus supuestas número simbólico de mayor significación en el do- “argucias” en la oscuridad. La presencia de aphällas minio ceremonial aymara, en relación con sus posi- ha incidido en ciertas denominaciones de los ch’ama- bilidades de eficacia ritual. kanis como japhallanis “poseedores de aphällas” (Jor- 123 “Tranca”,barrera. Indica que el “maestro” debe seguir dá 1981: 179). otro camino abierto en la consulta de la hoja, o bien 129 Si el “maestro” aprecia, durante el análisis previo que los deseos del paciente no pueden alcanzarse efectuado merced a la consulta de la hoja de coca, que porque la conexión entre las hojas del esquema base el caso no es para él, debe hacerlo saber al paciente. está rota; no existe una continuidad favorable debido “Algunas gentes me preguntan ‘¡cúrame pues!’ - ‘A a la presencia de la “tranca”. ver, si hay caso para usted o va a estar yendo para 124 El haz verdoso de la hoja de coca (su rostro) es inter- otro.’ Siempre miro pues en la coca.” (Modesto Cap- pretado como signo positivo, mientras que el envés cha, Alto San Bartolomé. La Paz). Debe encargarse blancuzco (su espalda) es considerado negativo. Sin del caso aquel “maestro” mejor capacitado para re- embargo, algunos “maestros” invierten los términos solverlo. Cada “maestro” tiene una especialidad bien y, los más “capos” (expertos) utilizan los dos lados de definida en cuyo tratamiento demuestra ser más efi- la hoja, “ambos lados”, ejerciendo una labor de coer- caz porque ha sido “llamado” para desempeñar ese ción y evitando las “mañoserías” de la hoja en fun- camino. Dependiendo de la etiología del caso, el ción del tipo de consulta así como de la hora en que “maestro” sabe quién puede resultar más apropiado, se formula. En algunos casos el color es simplemente entre sus “colegas”, para realizar el tratamiento, por- el estilo y la particularidad del “maestro”. que sus mesas son mejor recibidas y sus ruegos mejor 125 El concepto de enfermedad aplicado a la idea de “escuchados” por parte de los personajes implicados mancha o contaminación exige un tratamiento espe- en la dolencia. cífico que trata de higienizar el paciente mediante 130 En La Paz y El Alto conviven diferentes modos de limpias rituales que permiten alejar la “pena” y la atención terapéutica. Los servicios médicos, los sin- maldición. Los procesos de limpia ceremonial resul- dicatos de “maestros”, la medicina “naturista” de los tan frecuentes en los Andes con motivo del despacho kallawayas y las ofertas “milagrosas” de los charlata- de difuntos, la culminación del luto y la devolución nes que con cierta frecuencia montan su espectáculo (kutira o kutt’ayaña) del “daño”. Se emplean diferen- en la Plaza San Francisco en busca de clientes para tes procedimientos rituales como la fragmentación sus productos. El mercado terapéutico urbano cuen- de hilos torcidos “a la izquierda” ch’iqa ch’ankha, el ta igualmente con la atención y el respeto ocasional lavado ritual, el cambio de ropas... etc. de las élites paceñas que se debaten habitualmente 126 La presencia de “figuras” y la riqueza simbólica de la entre la duda y el desprecio, pero que igualmente no baraja española es considerada para la formulación se lo piensan dos veces en busca del preciado “maes- de los casos más insospechados. Su expresión simbó- tro” que le ch’alle su negocio cada primero de agosto. lica y el contenido semántico de los motivos pictóri- 131 El equilibrio “térmico” como valedor de salud y su cos ha sufrido un importante proceso de “andiniza- implicación en dietas y tratamientos terapéuticos pa- ción”: As y tres de bastos (maldición); as de oro (pla- rece inspirado en las teorías hipocráticas de la medi- ta), as de copas (trago, ir de borrachera); indiferen- cina clásica, introducidas en América durante la Co- ciación de género entre reyes, caballos y sotas... etc. lonia (Foster 1980: 123-147); si bien Bastien (1986) 127 Los términos terapéuticos y los biológicos se entrela- considera que los criterios cualitativos de contraste zan mutuamente. reflejados en la medicina andina son de corte prehis- Aymaras de Bolivia 197

pánico. Por otra parte, como ya indiqué en una nota nitario. No es extraño que se emplee sal, como parte precedente, las atribuciones “cálidas” o “frescas” de integrante del ceremonial preciso para hacer retornar los productos terapéuticos así como de las enferme- al ajayu de la naturaleza donde se asustó, al entorno dades que resultan frecuentes en diversos grupos familiar del afectado. amerindios, exceden el planteamiento térmico como 136 Respecto a los animales, existe una importante con- tal, formulando categorías simbólicas y metafóricas troversia sobre si, al igual que las personas, pueden que no siempre reflejan conceptos relacionados con perder también su “sombra” o no. En Ajllata escuché la temperatura (Gutiérrez 2000: 9). en cierta ocasión que pueden asustarse, pero que no 132 Existen en el altiplano ciertos “lugares” y manifesta- tiene sentido llamar su ajayu; sin embargo, los ani- ciones meteorológicas a los que se atribuye la poten- males pueden ser también agarrados por la Tierra, es cialidad de causar enfermedades. Tal es el caso de los decir, quedar katjata, aunque desconozco si es por la cementerios, los “calvarios” o lugares donde se sabe pérdida de una u otra “sombra”, como sucede en el que ha caído el rayo, determinados cerros, las que- caso de las personas. bradas hendidas habitadas por un ser maléfico como 137 El término jaqi,“persona”,alude a la situación de ma- el añchanchu e incluso las afluencias de agua (juturi) durez de los hombres y mujeres aymaras que se ad- o el mismo arcoiris (kürmi) (Bernand 1986: 138; quiere tras el matrimonio y una vez resuelta la inde- Berg 1993: 296; Lira 1985: XXV; Aguiló 1985: 31-38). pendencia física respecto del hogar paterno. Con la 133 El “susto” es una patología constatable en los infor- construcción del nuevo hogar, los contrayentes ad- mes etnográficos contemporáneos de diferentes par- quieren los derechos y responsabilidades legales que tes de América Latina (Rubel 1986: 29-42). Una im- la comunidad otorga y exige a sus miembros. presión fuerte motiva la pérdida del alma o el acceso 138 Ch’ iyara misa, “mesa negra”. Ofrenda ritual destina- a una parcela concreta de las diversas entidades aní- da a los seres maléficos. Ch’aphi mesa, “mesa de espi- micas que conforman el alma humana. De esta forma nos”; conjunto de especies herbáceas queratinosas se produce una dolencia sintomática definida como con las que el doliente se baña para alejar la maldi- “susto”. ción. 134 El ajayu es una de las varias entidades anímicas que 139 Los achachilas son los espíritus de los cerros, dueños integran el alma humana, como ya bien conocemos. del ganado y protectores de la comunidad. Cada co- Se presenta como “doble” del afectado, según el co- munidad posee su propio achachila local cuyo carác- mentario de Pedro Chura, quien sufre cierto temor al ter influye en la personalidad atribuida a la propia llamar al ajayu de alguno de sus hijos. Lo hace a las colectividad (Bernand 1986: 162). El culto a los ce- doce de la noche, en el centro del patio de su hogar y rros en los Andes se encuentra muy extendido y es sin ningún ruido en las inmediaciones. Se vale de un una práctica habitual en las sociedades andinas rosario y sal. Comenta el desasosiego que le produce (Martínez 1983: 85-115). Los achachilas de mayor sentir el ajayu de sus hijos aproximándose como una prestigio y poder son los grandes nevados de la Cor- “sombra”. El concepto de “doble” o sombra, referido dillera Oriental Andina: Illimani, Mururata, Wayna al ajayu, es igualmente conceptualizado por el “maes- Potosí, Illampu, Janq’uma; lo mismo sucede con el tro” Carmelo quien habla textualmente de los kimsa Säjama o el Tata Sabaya en la otra vertiente. Estos ce- ch’iwi, las “tres sombras”,de los dolientes. rros son venerados en las principales ocasiones cere- 135 La sal es responsable de la articulación de las viandas moniales aunque no se divisen desde las comunida- en la comida (Gutiérrez 1988: 298); consolida el éxi- des protagonistas. Los achachilas guardan cierta afi- to civilizatorio y cultural de las artes culinarias fren- nidad ceremonial y culinaria con la Pachamama, te a los platos “salvajes”, inarticulados o sosos. La sal “Madre Tierra” y Kunturmamani, el “hogar” campe- es empleada en el campo ceremonial aymara mar- sino. Ocupan un lugar preponderante en las celebra- cando la separación pertinente entre naturaleza y ciones rituales de Omasuyos. En sectores como el cultura. Los niños se bautizan con sal para hacerlos Norte de Potosí adquieren una relevancia ceremonial cristianos y alejarlos e las garras del achachila a quien superior a la atribuida a la propia Pachamama (Oli- pertenecen desde su nacimiento (Albó 1991a). Los via Harris, comentario personal). La Pachamama, propios cimientos del hogar campesino se bautizan asociada en algunas partes con la Virgen María (wir- con sal para integrar la nueva casa, con su “nombre”, jina), está implicada en las formas características del Kunturmamani (cóndor halcón), al dominio comu- culto popular andino en relación con la fecundidad 198 Gerardo Fernández

de los terrenos de cultivo y la producción agrícola. aproxima en gran medida al talante de los propios se- Kunturmamani es el hogar que “vive” una vez que ha res humanos a los que protegen. sido techado y convenientemente celebrado. Es el 144 Existen diversos niveles de exclusión y complementa- principal testigo de los avatares de la vida familiar. ción entre médicos formales, especialistas rituales y Los chullpas son los “gentiles”; los que habitaban el pacientes. Aparentemente se respira cierto aroma de altiplano antes del diluvio, los herederos del ch’amak ambigüedad y cierta sospecha entre los diferentes es- pacha, el tiempo de la oscuridad. Se identifican con pecialistas en la salud. Ya hay proyectos en marcha los restos arqueológicos y las tumbas precolombinas. que pretenden integrar ambas perspectivas, tal es el Los “calvarios” son los lugares que han sido visitados caso de la sociedad SOBOMETRA (Sociedad Bolivia- por el rayo que procede del cielo, alaxpacha, de la na de Medicina Tradicional) en La Paz o las postas parte de “gloria”. organizadas por CENDA en Cochabamba (Alba et al. 140 La helada, el granizo y la escarcha son tres hermanos 1993). “flojos” que roban las sementeras ajenas (Ochoa 145 La etnografía andina no aporta grandes cosas en re- 1975a: 1-2). Cuando aparece la nube de granizo se le lación con los perfiles iconográficos de la pluralidad trata de amedrentar, en la actualidad con cohetes, si de entidades anímicas que integran el alma humana bien antaño se “pagaban” varias ofrendas para prote- y su carácter, por lo que respecta a esta variedad de ger el sector comunitario, cerrándolo ceremonial- “almas” que en su variable de “sombras” constituyen mente a los avances del granizo, con anterioridad a su la persona. No ocurre así entre los indígenas mesoa- presencia en las inmediaciones del espacio comuni- mericanos, particularmente los de origen maya, cuyo tario. Se les recrimina que “pase” y se vaya a las se- interés por el alma y los acontecimientos que suce- menteras de las comunidades vecinas; se le ruega den a las diferentes almas de la persona ha sido reco- “golpee” allí en tierras de los vecinos o que se vaya a gido en diversos estudios y monografías que acucio- otras partes donde los sembradíos se encuentren más samente describen, incluso en términos iconográfi- nutridos que en la comunidad. cos, el perfil de dichas entidades (Pitarch 1996a; 141 Los personajes responsables de la reproducción de 1996b). Respecto a las sociedades andinas encontra- animales y plantas son las illas e ispällas relacionadas mos escasas alusiones. Algunas referencias de Polia con el poder multiplicador que sobre los seres vivos (1989: 197) en el norte peruano sobre la “sombra”, posee el rayo, illapa (Albó 1991a). aspecto ya recogido por el antiguo vocabulario de 142 La entrega de mesa y el reclamo del espíritu para que Bertonio ([1612] 1984, II: 108). Berg (1985: 13) y “vuelva” son dos técnicas que se combinan habitual- Carter & Mamani (1982: 348) realizan algunas dis- mente para mayor garantía de éxito. Los comensales, quisiciones sobre los ajayu aymaras, pero de carácter atentos al ágape, descuidan la vigilancia del ajayu que muy general. A pesar de las informaciones constantes reclamado por el “maestro” encuentra el camino de sobre la creencia de la pérdida del alma como enfer- vuelta y es reincorporado al paciente. medad en cualquier monografía de estudios andinos, 143 Si bien los términos saxra y ñanqha aluden a entida- poco conocemos sobre esas almas que se “pierden”. des en principio maléficas, también pueden referirse Por otra parte, la denominación de estas “almas” o a diferentes planos de actuación propios de la ambi- “sombras” resulta bastante vaga y poco explícita. Las güedad que encontramos en los seres sobrenaturales denominaciones son coincidentes respecto al ajayu, andinos. Desde esta perspectiva, seres como la Pacha- animu, kuraji o a “espiritu”, en lugar del kuraji; pero mama, los achachilas, los santos, “mamitas” y los ra- las delimitaciones entre una y otra entidad no suelen yos de la “gloria”, en principio benefactores, poseen aparecer demasiado claras. De hecho, la relación en- facetas de actuación “maligna” (saxra) que resultan tre kuraji y animu suele invertirse en diferentes refe- letales para las personas y son causantes de diversas rencias. Así como el ajayu parece concitar, habitual- enfermedades (Pablo Regalsky, comunicación perso- mente, la mayor relevancia de las “sombras”,el resto, nal). De igual forma, personajes como los “tíos” o el tanto el “ánimo” como el “coraje” o el “espiritu”, in- anchanchu de características dañinas resultan, sin vierten sus posiciones de referencia. embargo, tremendamente generosos con los seres 146 Hay que tener en cuenta la importancia de las series humanos si nos atenemos a las reglas de cortesía que de luz en relación con las k’isas o degradaciones cro- nos demandan. Este criterio “caprichoso” de los di- máticas de luz en los textiles y su injerencia en las re- versos seres tutelares que pueblan el altiplano, les presentaciones orgánicas de los tejidos (Cereceda Aymaras de Bolivia 199

1987: 184), así como en ciertos procedimientos cura- 153 Cuenta la familia Vargas de la comunidad de Qurpa tivos chipayas (Bouysse-Cassagne et al. 1987: 209). El (Jesús de Machaqa) que los niños pequeños cuando matiz degradado, la transición de luz y color posee se han “asustado” se palpan el rostro y se cuentan los una característica de mediación entre lo sagrado y lo dedos, en clara alusión a que algo han “perdido”: su profano, lo dañino y lo saludable, potenciando la ar- “sombra”. ticulación de los diferentes elementos que integran 154 En las sesiones oscuras, ch´amaka, en las que inter- un conjunto como sucede en el tejido, en las mesas viene el ch´amakani en el tratamiento terapéutico de rituales, o en las “sombras” humanas. los enfermos no es infrecuente que el “maestro” ritual 147 El sentido tutelar de las “sombras” está reforzado en haga vomitar la “sombra” al personaje causante de la la consideración que hacen algunos yatiris al incluir dolencia (Fernández 1995a: 418). al “angel de la guarda” como una más de las “som- 155 El deseo de protección, amparo y tutela encuentra en bras” de los jaqi aymara. Por otra parte, el ruego que el hecho de la voraz ingestión de la “sombra” huma- se efectúa entre los “maestros” rituales aymaras cuan- na su más desesperado reflejo. Si el “maestro” demo- do se pretende recuperar una de las sombras es que ra en hacer regresar a la “sombra”, no puede sanar al sean “desamparadas”, que se las libere de la protec- enfermo puesto que, en primer lugar, la “sombra” se ción y celo con que se encuentran sujetas por parte encuentra cada vez más lejos y, en segundo lugar, ha de los seres que, reteniéndolas de esta forma inapro- sido devorada, ingerida y digerida. El causante del piada, ocasionan la enfermedad de su propietario. mal ya ha defecado el alma -”ha hecho baño”- y no 148 En relación con las mesas rituales, su configuración y hay como restituir esa “suciedad” ni como hacerla re- características ver Girault (1988); Fernández (1995a; gresar. Mientras está en el estómago de su celoso tu- 1997b); Rösing (1990; 1991; 1992; 1993; 1995a; tor es posible regurgitar el alma, después ya no. En las 1995b); Bastien (1996). ch’amakas rituales, una de las fases de mayor tensión 149 Pequeño objeto parecido a una galleta que posee una consiste en hacer vomitar el alma -“sombra”- del pa- imagen estrellada sobre su superficie en bajo relieve y ciente por quien la ha ingerido. Es necesario obligar- que suele formar parte de las ofrendas complejas. le a regurgitar, puesto que no se complace en hacerlo 150 El ch’amakani, en sus sesiones nocturnas y a oscuras voluntariamente. Los saxras y “malignos” suelen ser (ch’amaka) puede llamar el animu de las personas los que se encuentran en esta tesitura, con más fre- ausentes a través de su ropa, como si fueran sus “pe- cuencia, al ser acusados por los aphällas del ch’ama- los”, es decir algo orgánico que sirve para convocar a kani. la “sombra”. 156 Los modelos de interpretación simbólica deben ajus- 151 Esta interpretación de las “sombras” amparada en el tarse de forma concienzuda a una base etnográfica reflejo de la Trinidad católica, que encontré en las suficientemente amplia y relevante (Urbano 1993). pampas de Machaqa y en la zona lacustre de Ajllata, Las apreciaciones sobre las “sombras” y sus diferentes debe ser evaluada con cuidado. No se puede en nin- tipos resulta tremendamente amplia en el dominio gún caso generalizar de forma indiscriminada ni aymara, heterogénea y poco clara en su definición. aplicar este parecer a todo el heterogéneo dominio Esta interpretación sobre la Trinidad y las sombras aymara, si bien constituye un ejemplo más de los di- humanas muestra tan sólo una variable más de apro- ferentes modelos de conjunción y síntesis de las pré- ximación a este problema donde los aymaras radican dicas católicas con los referentes culturales nativos. buena parte de sus enfermedades por lo que me pa- 152 La Trinidad en el mundo andino presenta formas pe- rece muy oportuno tenerlo en cuenta. Por otra parte, culiares a través del arte colonial; tres personajes no resultan nada extrañas las formas de síntesis y idénticos vestidos de forma diferente o un rostro tri- reinterpretación entre elementos de la tradición ca- ple con facciones afines, perteneciendo a la misma tólica junto a componentes de la tradición andina ay- persona, aparecen en diferentes registros pictóricos mara. Recordemos la asimilación tan frecuente entre coloniales de inspiración europea (Gisbert 1980: Pachamama y Wirjina (Rasnake 1989: 209; Firestone 88-90). En algunos casos con referencia incluso al 1988), la “glorias”,los santos y los rayos, o los “calva- Cristo del Gran Poder, de especial relevancia entre los rios” como lugares sagrados donde el rayo ha caído, aymara urbanos y “residentes” paceños (Albó y Preis- frente al signo de la cruz católica (Gisbert 1994: werk 1986: 10). 299-310; Kuon y Flores 1994: 241). Toda esta suce- 200 Gerardo Fernández

sión de reinterpretaciones ya produjeron serias du- go de las necesidades del difunto, es una carga “mo- das en Monast (1972) sobre el grado de evangeliza- lesta” para la comunidad. El concepto de “contami- ción asumida por los aymara contemporáneos. nación” que implica la idea de la muerte y la posibi- 157 Comentario del Equipo de Salud Altiplano (ESA- lidad real de verse afectado por ella, complican mu- 1995-1996). cho más el asunto. Curiosamente, en estos casos en 158 Pachjiri es un cerro sagrado de gran consideración los que la tradición cultural y las creencias constitu- entre las comunidades aymaras próximas a la pobla- yen una rémora importante que obstaculiza el desa- ción de Achacachi. Consta de varios “cabezales” o al- rrollo apropiado de la ceremonia, resulta muy prácti- tares que son tratados con devoción por parte de los co disponer de algún hermano evangélico que por su peregrinos que les ofrecen los dones específicos de fe y “distanciamiento” respecto de lo que consideran cada altar y que acuden a uno u a otro dependiendo supercherías de la gente, pueda continuar el proceso. del motivo concreto de su solicitud. Los altares de 162 Los cementerios nunca han gozado de especial consi- mayor importancia son el denominado ispa awichu deración entre los andinos. Recordemos la persisten- (dos masas rocosas que semejan formas caprichosas, cia mostrada por éstos en las crónicas coloniales por el de la izquierda parece una mujer (ispa awicha) con desenterrar a los difuntos y llevárselos a los lugares su bulto cargado a la espalda, el de la derecha, un ros- tradicionales de inhumación. tro monstruoso que representa al achachila (isp acha- “...pero el mayor abuso que en esto hay que desente- chila)en cuya boca se depositan parte de las ofrendas; rrar y sacar los muertos de las iglesias y llevarlos a los son dos hermanos, y las ofrendas deben colocarse machais, que son las sepulturas que tienen en los siempre por duplicado), “rayo” (calvario utilizado campos de sus antepasados, y en algunas partes lla- para descargar “penas” ofreciendo incienso y ama- man zamay, que quiere decir sepulcro de descanso, y rrando las desgracias en una piedra vertical comple- al mismo morir llaman zamarcam, requievit. Y pre- tamente cubierta por hilos de colores diversos, “tor- guntados por qué lo hacen, dicen que es cuyaspa, por cidos hacia la izquierda”), ispälla (relacionado con la el amor que les tienen, porque dicen que los muertos productividad agrícola) y “muerte”,(altar donde acu- están en la iglesia con mucha pena, apretados con tie- den los hechiceros para hacer su fechorías; igualmen- rra, y que en el campo, como están al aire y no ente- te en este sector se queman mesas negras para devol- rrados, están con más descanso”.(Arriaga 1621/1968: ver maldiciones) (Newpower 1988: 18; Aruquipa 216) 1997). 163 Respecto a la costumbre de trasladar en andas al di- 159 El kharisiri es un personaje temible que acecha en los funto, está documentada en la crónica de Guamán caminos solitarios para, valiéndose de una serie de Poma (1615/1987: 248,249) y se conserva en diversos recursos malignos (oraciones y cenizas de difuntos), sectores del altiplano. hacer dormir a los incautos que caminan solos de no- 164 Las referencias a los juegos de azar que acompañan el che y extraerles el sebo de su cuerpo (Ochoa 1975f: entierro del difunto, en especial el de las tabas, con- 27; Mendoza 1978: 54-55; Molinié 1991; Riviere tribuyen a la consecución simbólica de bienes que el 1991; Fernández 2000c). Actualmente parece que alma va a precisar en su nueva vida (Carter-Mamani también pretenden la sangre del campesino, se cree 1982: 336). que para preparar medicinas y “transfusiones” (Fer- 165 En ciertos sectores se constata la costumbre de “aho- nández 1999). gar” al difunto con una soga trenzada sobre su cuello 160 Los juegos y las bromas forman parte de la despedi- para evitar el hedor maligno del difunto, así como da que se efectúa al difunto, ayudándole de forma para evitar, igualmente, que su alma salga al exterior simbólica en el agotador viaje que tiene que efectuar (Carter-Mamani 1982: 332; Forbes 1870: 131; Bas- hasta llegar al lugar donde las almas se reúnen (Car- tien 1978: 174; Harris 1983: 138; Tschopik 1968: ter-Mamani 1982: 336, 339; Heyduk 1971: 240). 173). Palacios (1984: 52) recoge el dato de la intro- 161 El lavado del cuerpo de un difunto resulta peligroso. ducción de una moneda de plata, una vez “estrangu- La muerte reciente y la creencia de que el alma per- lado” el difunto, encima de su lengua al tiempo que manece en los alrededores del lugar dificultan en se le amortaja, en la comunidad de Chichillapi (Chu- gran medida la colaboración de los. comuneros, má- cuito, Perú). xime si no se localiza alguna viuda próxima a la fami- 166 Aquellos difuntos que han fallecido de forma violen- lia. Morir sólo, sin parientes que puedan hacerse car- ta, misteriosa y que se aparecen en sueños a algún Aymaras de Bolivia 201

miembro de la familia, pueden ser convocados por el masa se revela principalmente en la habilidad del ch`amakani mediante una sesión de “salvación”, hombre para impresionar e intimidar a los demás.Un siempre y cuando no haya transcurrido mucho tiem- hombre altivo o despótico tiene el qamasa grande y po desde su muerte, para preguntarles la causa de és- fuerte; un hombre tímido es de qamasa débil. Como en ta y el por qué de la persecución de que hace objeto a el caso de las demás almas, el qamasa puede perderse. ese familiar que se sueña con él. En esos casos, cuan- Cuando esto sucede, la persona se deprime y pierde los do el alma convocado por el ch`amakani llega, un ánimos y la confianza en sí misma. La última de las olor nauseabundo impregna el recinto. Junto al alma cinco almas, el coraje, es precisamente el valor, el alma del difunto se manifiesta con el olor la putrefacción que ayuda a las personas a enfrentarse con los que tie- del cuerpo todavía como una unidad vigente, poco nen qamasa grandes y fuertes. El que tiene el coraje después del fallecimiento. bien desarrollado no se asusta fácilmente, casi nunca se 167 El lugar donde las almas se reúnen no resulta nada enferma, ni tiene miedo de caminar sólo de noche. Es concreto. El cielo o alax pacha al que se refieren en audaz y no teme a nadie ni a nada.” La referencia tri- sus oraciones, no parece estar adornado de las carac- partita de las almas humanas (ajayu, animu, kuraji) terísticas que en Occidente se consideran apropiadas. es la más frecuente que he documentado tanto en la Ochoa considera que algunas almas, ni siquiera son provincia Omasuyu como en Ingavi, de donde proce- recibidas constituyendo la masa informe de “conde- den la mayoría de los datos etnográficos que ofrezco. nados” que vagan por cordilleras y volcanes (Ochoa Sobre el concepto de persona y su incidencia en la 1975: 1; Bouysse-Cassagne 1988b: 176-179). conceptualización de la enfermedad ver (Fernández 168 El agua resultante del lavado de las ropas del difunto 2000b: 157-191). se arrojan a un cruce de caminos para evitar que la 171 El conjunto de dones alimenticios dispuestos sobre pena retorne al hogar de los dolientes; sin embargo, una mesa o mantel con que se recibe a las almas en Carter y Mamani (1982: 342) reseñan en Irpa Chico Todos Santos posee denominaciones diversas. Berg la costumbre de verter el agua sobre el techo de la ca- (1989b: 57) se refiere a ella como “tumba” por la es- sa para garantizar la protección del difunto a sus fa- tructura cupular conformada con las cañas de azúcar miliares. que resulta semejante a cierto tipo de tumbas ayma- 169 Los entierros continúan efectuándose preferente- ras construidas con adobe; sin embargo, considero mente en los márgenes de las tierras de labor; sobre más oportuna la apreciación efectuada por el propio los lindes de la sayaña originaria de la parentela a la Berg (1989a: 161) en otro trabajo suyo en el que ha- que pertenece el finado. bla de la relación aparente que existe entre la “carpa” 170 Respecto al concepto que los aymaras tienen del al- de los muertos y la “enramada” construida para reci- ma, es ilustrativo lo dicho por un informante de Car- bir al nuevo matrimonio, una vez efectuado el enla- ter-Mamani (1982: 349-50) en la comunidad de Irpa ce. Las dos formas constructivas de marcado carácter Chico, “... todo hombre tiene cinco almas: el ajayu, el “provisional” se preparan para el festejo y regocijo de ánima, el jayañu, el qamasa y el coraje. El más impor- las respectivas “visitas” (los novios y el alma, según el tante de todos estos es el ajayu, la sombra principal del caso) concentrándose en su interior los dones ali- hombre. Cuando desaloja el cuerpo, la persona se en- menticios propios de cada uno de los festejos. Si la ferma con gravedad y puede llegar a morirse. Dicho fe- “enramada” constituye la primera morada de los no- nómeno puede llegar a producirse a causa del “susto”,y vios tras el enlace, la “tumba” representa lógicamente en consecuencia, la persona se pone inmediatamente la casa del muerto donde es agasajado y festejado por nerviosa y temerosa. Otro síntoma de la pérdida del al- sus familiares. La ofrenda colocada para las almas re- ma es la aparición en el cuerpo de manchas rojas como cibe la denominación habitual de mesa o apxata (ap- si hubiera sido maltratado. El ánima es la sombra pe- xataña: poner encima.De Lucca,1988: 26). La coloca- queña que todo hombre posee. Es posible perderla a es- ción de los dones sobre la mesa tiene su lógica parti- ta también, pero el llamarla nuevamente es relativa- cular, su propio orden y distribución (Bastien 1978: mente fácil. La pérdida del ánima nunca conduce a la 179-180; Santos 1988: 40). muerte porque el cuerpo aún posee su sombra grande o 172 Los componentes utilizados en la configuración de la ajayu. El jayañu es un alma de menos importancia mesa presentan una utilidad específica para el alma, aún. Uno puede perderla también a causa del susto, lo “la escalera le servirá para subir al cielo; la caña es el cual se manifiesta en dolores de cabeza y mareos. El qa- bastón que le servirá de apoyo en su largo viaje; el tu- 202 Gerardo Fernández

quru, flor de la cebolla es el recipiente en el que se lle- consta de una sola unidad residencial y cocina; la que vará agua y también le proporcionará sombra; la co- presenta una unidad residencial y cocina separada y mida de granos, (ají de arvejas, haba, quinoa, trigo, finalmente la construcción de dos pisos con troje o etc.) es la pirwa (almacenamiento) que abastecerá el almacén en el piso inferior y residencia en el supe- próximo año y el pan con la figura de la llama será el rior. La cocina puede ser, según los casos, el sitio ele- medio de transporte que le permitirá trasladar sus gido para montar la apxata, depende de las posibili- alimentos a la otra vida” (Santos 1988: 41). Como ve- dades de espacio que presente. mos, los dones alimenticios que se ofrecen a las almas 180 En otros sectores del altiplano, el bautizo de las t`an- en la mesa o apxata presentan un perfil “utilitario” t`a wawas se efectúa, junto con la mofa de los matri- para la existencia de la propia alma. monios de las mismas, una vez despedidas las almas 173 El empleo de flores en la decoración del techo del ho- en la kachapaya de difuntos (Yáñez 1988: 27; Berg gar campesino (cocina incluida) es una costumbre 1989a: 58; Bastien 1978: 186). frecuente en las comunidades aymaras de la zona la- 181 Cuando se aprecia algún insecto, mosca o pájaro en custre del Titicaca, en vísperas de carnaval. La asocia- las inmediaciones de la apxata se le relaciona con el ción pertinente entre los dos momentos se funda- alma del difunto (Ochoa 1976e: 15). menta en atender las necesidades productivas de for- 182 El pago por las oraciones suele realizarse también ma simbólica. Para Todos Santos, la siembra de los con miniaturas de k`ispiña en forma de llama; de es- productos está finalizando y se necesita imperiosa- ta forma el pan dura más tiempo para completar To- mente la lluvia; en carnaval las chacras florecen como dos Santos sin apuros, puesto que en la casa de un anticipo de las cosechas. En uno y otro caso, las flo- machaqani no puede faltar la contraprestación de res expresan el deseo por la consecución de un ciclo dones alimenticios a cambio de oraciones. La casa es- productivo equilibrado y fructífero. tá expuesta a cualquier tipo de visita, abierta al entor- 174 En la actualidad, la harina para elaborar el pan “chi- no comunitario para recibir durante los tres días que leno” se compra en Achacachi y es de manufactura dure el festejo, todo tipo de personas y plegarias. boliviana, marca “El inca”.A pesar de todo sigue lla- 183 En el espacio urbano paceño los “residentes” aymaras mándose pan “chileno” y su denominación no está trasladan la costumbre rural a los cementerios muni- exenta de cierto atisbo de identidad; el “chileno” de cipales. Sin embargo, existe la posibilidad de ofrecer aspecto blancón y fofo, frente al “triguillo” autócto- un “alma tispachu” (alma despacho), un pago cere- no, duro y resistente. En otra parte he considerado monial de los acostumbrados al resto de seres tutela- esta relación existente entre cuerpo, alimentación e res aymaras. La forma de invitar a las almas en el al- identidades en el altiplano aymara (Fernández ma tispachu, utilizando el formato habitual de los co- 1995c). mensales sagrados, otorga al propio alma el día de su 175 Sugerente motivo, teniendo en cuenta el habitual es- despedida, un rango especial; mientras ha permane- cenario acuático por el que las almas tienen que cru- cido junto a los hombres, el alma ha sido agasajada zar, a lomos de un perro negro generalmente, hasta con sus alimentos preferidos en vida; con los hom- alcanzar su destino (Fernández 1995a: 76; Monast bres ha comido “como los hombres”,ahora que debe 1972: 35; Valderrama & Escalante 1980: 259). volver con los seres tutelares, se le ofrecen las excelen- 176 La wak`a es una faja multicolor que amarra al niño cias de la comida ritual que aquellos apetecen. El al- con firmeza sus ropitas. El awayu, tejido externo de ma tispachu incluye una variada selección de k`intus gran impacto cromático, ultima el envoltorio del ni- de coca con los que invitar a las almas pidiendo por ño y permite su transporte sobre la espalda de la ma- el trabajo, el negocio y la suerte del oferente mientras dre. Esta es la silueta reflejada en el perfil de las t`an- el yatiri sitúa los k`intus sobre un “alfombrado” de t`a wawas. wira q`uwa que ha dispuesto en primer lugar sobre la 177 Sobre los achachis morenos, el valor simbólico de sus ofrenda. Del mismo modo convida a Dios expresan- atuendos y la significación social de la fiesta proce- do idénticos ruegos, a la vez que solicita a las almas sional aymara, ver el reciente artículo de Boero que intercedan por él. Ruega a las almas que pidan a (1993). Dios por la salud, la tranquilidad, el éxito y la suerte 178 Apxataña: “Encimar, poner encima; aumentar una del oferente. El especialista reclama la suerte por in- carga u obligación” (De Lucca 1987: 27). termediación de las almas para su cliente por cuanto 179 La casa campesina en Ajllata es de tres tipos. La que considera que son éstas las que poseen un acceso pri- Aymaras de Bolivia 203

vilegiado a los seres de la “gloria”; esta solicitud se re- el lugar donde se encuentran hacinadas. Finalmente, pite a lo largo de la configuración del plato, así como cada primero de noviembre emprenden de nuevo el en las ch`allas de alcohol previas a su quema y ofre- viaje para visitar a sus familiares aprovechando el cimiento definitivos. En la ofrenda destinada a las al- “permiso” de que gozan en su lugar habitual de con- mas destaca la presencia de “misterios” con imágenes centración. Las almas son consumadas caminantes. de calaveras en bajo relieve. Por otro lado, los pobladores de Carangas dicen que 184 Según algunos documentos etnográficos en carnaval las cañas y el amarro de cebollas en su parte posterior bajo la apariencia de los diablos danzantes retornan semejan una enorme cebolla, lo que puede estar alu- los difuntos (Harris 1983). diendo al lugar acuoso o húmedo que las almas de- 185 Su talante burlón se asemeja de una forma bastante ben cruzar su viaje a Puliyanu (Gilles Riviere, comu- pareja a las informaciones etnográficas que recogí en nicación personal). Ajllata sobre el comportamiento de ciertas “almas” 190 El paso del tiempo está marcado por las temporadas que aparecen fuera del contexto de Todos Santos y musicales pertinentes y el cambio de estaciones (Sch- que pudieran estar relacionadas con la figura del ramm 1993). Es posible identificar algunas caracte- “condenado” (Fourtané 1993: 266-270), de quienes rísticas de género específicas en relación con los ins- se cuenta que dan chicotazos a las personas y se tum- trumentos musicales andinos (Fernández 1997b). ban sobre los burros sin dejarlos avanzar, burlándose 191 Comentario personal. Seminario de Antropología de del dueño, quien no puede imaginar lo que sucede Iberoamérica. Madrid por más que apremie al animal. Los k`usillos (mo- 192 Puliyanu, según De Lucca (1987: 123), es un vocablo nos) empujan y zancadillean a los bailarines de las empleado en las comunidades limítrofes del Lago Ti- agrupaciones ajenas, sobre todo en las grandes fiestas ticaca que hace mención a un viento del poniente. donde convergen varios grupos de música y baile re- 193 “En el trato con los muertos, si los tratamos como si presentativos de diferentes comunidades. Se compor- estuvieran totalmente muertos, eso demostraría una tan en el baile como las almas que permanecen fuera falta de afecto, y no debe hacerse; o si los tratamos del lugar donde debe estar encerradas, en la vida de como si estuvieran totalmente vivos eso denotaría sus convecinos vivos, molestando todo lo posible. una falta de sabiduría, y no debe hacerse. Por este 186 La apxata, casa del muerto, se asemeja a la “enrama- motivo, las vasijas de bambú (usadas en el entierro de da”, la primera casa del nuevo matrimonio donde se los muertos) no son adecuadas al uso real; las de ar- festeja a la pareja, sus familiares y padrinos el día de cilla no pueden usarse para lavar en ellas, las de ma- la boda, por los elementos perentorios con los que se dera no se pueden esculpir; se templan los laúdes, pe- construye. ro sin exactitud; las flautas de pan están acabadas, pe- 187 Idéntica relación se me indicó con los “altares pa- ro no afinadas; allí están las campanas y las piedras trios”, esas construcciones perentorias donde apare- musicales, pero carecen de soporte. Se llaman vasijas cen los próceres de la patria y que se construyen con para el ojo de la fantasía; esto es tratar (a los muer- ramas de eucalipto y pino con ocasión de festejos de tos) como si fueran inteligencias espirituales”. Texto especial relevancia. de Legee en relación con palabras de Confucio que 188 La adopción del retablo como estructura representa- recoge Radcliffe- Brown (1952/1996: 182-183). tiva de imágenes se observa aplicada a las portadas de 194 Así lo refleja Urbano (1997: L) en sus reflexiones en las iglesias en los Andes (Barnes 1993) e incluso en la torno a las relaciones entre tradición y modernidad célebre decoración del coricancha cuzqueño según la en los Andes:“...la tradición tiene su peso en los Andes. reproducción gráfica de Juan de Santa Cruz Pachacu- Negarlo sería cerrar los ojos a la realidad. Sin embargo, ti (Urbano & Sánchez 1992: 132). hay miles de razones para pensar también que la mo- 189 Las referencias a los desplazamientos que realizan las dernidad en su sentido filosófico y estricto ya no es ex- almas, una vez producido el deceso e incluso en vís- traña al mundo andino, vive en nuestro medio y jamás peras de producirse, son muy abundantes. Las almas lo abandonará”. recorren todos los lugares por donde anduvieron en 195 Las formas del mesianismo andino aluden al retorno vida recogiendo sus pelos, uñas y excrementos a la a situaciones políticas anteriores a la conquista espa- vez que se despiden de sus familiares y seres queri- ñola o la implantación de un nuevo orden político y dos. Tras producirse la muerte, las almas cruzan una social protagonizado por héroes culturales que están extensa masa acuosa (lago,río Jordán) para alcanzar recomponiendo su fuerza y vigor perdidos (Ossio 204 Gerardo Fernández

1973). Sin embargo, el pretendido mesianismo de implantación del sistema educativo intercultural bi- ciertas composiciones míticas andinas como las del lingüe. De hecho, ante una consulta generalizada con ciclo de inkarrí y qullarrí ha sido contestado ya en va- los padres del núcleo escolar de Ajllata Grande, los rias ocasiones (Gutiérrez 1984a). jóvenes y padres de familias optaban por una ense- 196 Nayrapacha, el pasado está delante, etimológicamen- ñanza profesional orientada al aprendizaje de un ofi- te hablando; porque existe conciencia de lo vivido, se cio que les permitiera vivir en la zona, pero sin las ca- puede ver, mientras que el futuro, jutirpacha, está de- rencias y precariedad de la agricultura tradicional. trás, no se puede apreciar (De Lucca 1987). 205 Los baños públicos de la plaza Pérez Velasco en La 197 Tutura Scirpus Californicus (Girault 1987.125), junco Paz, permiten orinar y defecar a cambio de unas mo- que crece en el lago Titicaca empleado para fabricar nedas. las antiguas balsas de pescadores del lago, techar las 206 Según me comentó Xavier Albó, la colaboración vino casas y alimentar al ganado. Igualmente se aprovecha de Galicia, no recuerdo si por gestión de la Xunta o el bulbo para alimentación humana. por parte de la municipalidad de Santiago de Com- 198 Así se ha practicado en algunos sectores de Jesús de postela. Machaqa.Testimonio personal de Xavier Albó. 207 Inmediatamente los maestros de Tuqi Ajllata Alta or- 199 T´ula Parastrephia Lepidophylla. (Girault 1987: 484). ganizaron un encuentro de fútbol con una comuni- 200 De cuando en cuando en las comunidades próximas dad del valle de ; los ajllateños alquilaron el ca- a los nudos de comunicaciones se observa alguna que mión para desplazarse hasta el valle, lo que aprove- otra cocina a gas butano. charon varias familias para acompañar al equipo de 201 Recuerdo, no hace mucho tiempo, en la España del fútbol, cargadas con productos del altiplano (quesos, desarrollismo franquista cómo los cuartos de baño se pescados secos y papa) para intercambiarlos por pro- enseñaban, en los pueblos de Castilla, a las visitas, pe- ductos vallunos (cítricos y maíz especialmente). ro nadie de la casa osaba utilizarlos. 208 En el caso concreto de las academias de policía no era 202 Recuerdo el éxito informativo de las series educativas infrecuente el cambio de apellido del candidato para y de promoción al desarrollo de CIPCA y los infanti- alejarse de la pertenencia genealógica indígena. les “cuentos del achachila” en los que se narran histo- 209 El Estado ofrece facilidades de adquisición de tierras rias propias del dominio aymara, algunas muy cono- en las insalubres tierras tropicales con tal de formali- cidas en las comunidades y narradas de abuelos a zar allá la residencia. Esta circunstancia perjudica no- nietos. Sobre el impacto de la radio en comunidades tablemente a los colonizadores de origen aymara da- indígenas de Bolivia (Albó 1981). do el contraste ambiental existente con respecto a sus 203 En otras partes, tal y como indiqué, se está revalori- zando la figura de la pareja de autoridades tata mall- tierras originarias de altura. Los colonizadores y sus ku y mama t´alla, caso de Qurpa y Achacachi. familias hacen siempre referencia a los “zancudos” 204 De hecho, ya es excesivo el número de maestros egre- (mosquitos) de las tierras bajas tropicales y a la inci- sados, en la zona, sin mayores posibilidades de un dencia que en la vida cotidiana tienen las enfermeda- ejercicio laboral digno. A los maestros recién egresa- des. Es frecuente que no se acostumbren al entorno dos que consiguen su primer destino se les desplaza tropical y regresen a su comunidad de origen después lejos de sus comunidades de origen, para irlos trasla- de un tiempo. dando con el tiempo hacia localidades más próximas, 210 Las comunidades que se encuentran en la carretera perjudicando notablemente el ejercicio de su saber La Paz, , y La Paz Tiqina sobre la fron- docente y su propia estabilidad personal y profesio- tera lacustre peruana encuentran en el contrabando nal. El colectivo del magisterio rural aymara está so- de lana y otros productos un complemento económi- metido a fuertes tensiones por las circunstancias de co interesante; lo mismo sucede respecto a los pasos su desempeño laboral y sus escasas retribuciones sa- fronterizos chilenos.“Pisar coca” quiere decir en con- lariales, siendo los cuadros sindicales que les dirigen, tratarse en los centros clandestinos de elaboración de muy beligerantes en sus convocatorias y manifesta- cocaína del Chapare. El primer paso en la elabora- ciones periódicas, que obligan a buena parte del ma- ción de pasta base consiste en el pisado de la hoja, gisterio rural a abandonar periódicamente sus fun- realizado normalmente por la noche a unos 50-70 ciones. La valoración del magisterio rural ha alcanza- dólares la jornada (datos de principios de los años do una mejor posición tras la Reforma Educativa y la 90). Indudablemente este salario resulta inalcanzable Aymaras de Bolivia 205

para el campesinado aymara al margen del contexto constituyen las ofrendas rituales aymaras constituyen indicado. sucedáneos simbólicos de la vida, “... es como decir al 211 Resulta muy oportuna la acepción que Ticuna y Albó “tío” le estamos convidando gentes para que nos ayude” (1997: 67) encuentran en la definición del cargo co- (Fernández 1995a: 405). munal como jucha, “culpa”,“pecado”; no en vano, las 218 Probablemente se refiere a los enfrentamientos entre autoridades comunitarias tiene que correr con los sa- el Cantón de Guaqui y el de Jesús de Machaqa. crificios y gastos que conlleva el cargo en beneficio de 219 En este caso, la roca actúa como illa de los humanos; la comunidad durante todo el ejercicio. en marcado paraleleimso a las illas utilizadas cere- 212 La susceptibilidad hacia lo que se regala posee una monialmente para la reproducción de los ganados, justificación histórica en el altiplano. Se considera especialmente durante la festividad de San Juan, co- que los productos alimenticios que proceden de la mo hemos visto en el capítulo correspondiente. donación son de mala calidad o esconden otros inte- 220 Feto de llama; qarwa sullu. reses como la esterilidad femenina (Lola González. 221 Célebre santuario de la Virgen de Copacabana junto Comunicación personal). En este sentido, los recelos al Lago Titicaca. que producen los alimentos procedentes de la dona- 222 De nuevo apreciamos la relación existente entre el ol- ción internacional, coinciden con los que originan vido de la tradición y las aflicciones humanas en for- determinados fármacos y vacunas. ma de cosechas magras o enfermedades. 213 Pedro Chura me comenta admirado cómo los niños 223 Gato silvestre. y niñas actuales, mientras juegan en sus labores de 224 Se refiere a la comunidad de Qurpa; cada comunidad pastoreo, no dudan en orinarse en los lugares donde tiene su achachila de referencia donde hacen sus ha caído el rayo (calvarios) que tanto pavor le produ- ofrendas. La tutela de cada comunidad pertenece a cían en su infancia y donde su padre le recomendaba un achachila concreto, de tal forma que los comune- tener sumo cuidado. ros de cada comunidad saben dónde tienen que diri- 214 No es extraño encontrar formulaciones en latín que gir sus plegarias, ruegos y preparados ceremoniales. aproximan las formas del poder ritual de los yatiris al Se dice que el talante del achachila que tutela a la co- de los propios sacerdotes, de igual forma que la pre- munidad ejerce una influencia notable sobre el ca- sencia de crucifijos entre los utensilios de los yatiris rácter de los comuneros que habitan dicha pobla- urbanos. Por lo que respecta a las oraciones aymaras ción. Así lo recoge para Ecuador y su tradición de las destaca la introducción de elementos de poder carac- mama huacas entre los quechuas serranos, Bernand terísticos de los entornos urbanos, caso de las entida- (1986). des bancarias, que figuran en las ofrendas rituales y 225 La organización de los cerros, achachilas, es semejan- oraciones urbanas como centros de poder asociados te a los cargos desempañados por los seres humanos al dinero y su producción, en un plano semejante al en la comunidad. Por lo tanto hay que respetar el de los propios achachilas (Fernández 1995a: 296). principio de autoridad al invitarles o agasajarles cere- 215 En el año 1991 radio Achacachi y otras entidades ra- monialmente. diofónicas en aymara recomendaban a los yatiris de 226 Mallku marani es un término que aparece con cierta la zona recibir el Año Nuevo en la cumbre del cerro frecuencia en las libaciones rituales. Literalmente sig- Pachjiri, tal y como he indicado anteriormente nifiaría “la autoridad del año”. Mallku es un vocablo 216 Queda pendiente un trabajo conjunto con Xavier Al- que complementa al propio achachila como autori- bó sobre las particularidades del cerro Pachjiri. El sa- dad. En ciertas regiones aymaras mallku y achachila crificio humano en el altiplano aymara, inhabitual, son términos sinónimos. Mallku marani es el acha- pero no tan infrecuente como podemos pensar (co- chila al que le corresponde la autoridad entre todos mentario personal de Xavier Albó) coincide con la los mallkus y achachilas de ese año. El modelo de res- tradición de los k´uchus, las víctimas alojadas en las ponsabilidad colectiva que posee el sistema de “car- esquinas de edificaciones importantes de los que se gos” temporales de los aymaras se aplica igualmente dice sujetan sobre sus hombros y aguantan la estruc- para definir la autoridad anual de los mallku achachi- tura construida. Así se dice que adquirió consistencia la (Martínez 1983: 92; Alba 1989: 5,6). Sobre el fenó- el puente de Achacachi. meno de los marani, hay que resaltar el reciente estu- 217 La vida humana es la ofrenda preferida de los acha- dio de caso (Kessel y Cutipa 1998). chilas, de hecho, el conjunto de ingredientes que 206 Gerardo Fernández

227 La referencia del palacio del achachila que se encuen- 245 Los yatiri no sólo atienden a los pacientes cuando en- tra, según las narraciones populares, dentro del ce- ferman, o a las personas que se acercan a sus casas pa- rro. ra hacerles alguna consulta; tienen responsabilidades 228 La parafernalia del poder y la iconografía de la auto- comunitarias como los pagos ceremoniales efectua- ridad afecta a la imagen colectiva de los propios dos en torno a la comunidad, para favorecer el ciclo achachilas, representados, bien como ancianos de productivo. poncho y lluch´u blancos, bien entre los más autori- 246 Chachawarmwi; pareja, hombre y mujer. tarios, como gringos. 247 Sobre la figura del kharisiri (Urbano 1988; Morote 229 Se trata de una oquedad en la roca que tiene forma 1988; Ansión (edit.) 1989; Riviere 1991; Molinie de hornacina. 1991; Fernández 2000c). 230 Anuampa, tiene en cuenta a los achachilas y les atien- 248 No en vano se le conoce en algunos sectores del alti- de según la costumbre ceremonial. plano con el término castellano “operador”. 231 Se refiere a los miembros de la comparsa de morena- 249 Así lo recoge Albó (1999: 18) da. Los gringos en esta narración persiguen a 250 Equivalente quechua del kharisiri. Anuampa en sus caballos, vestidos de “moreno”. 251 Las muertes repentinas, sin causa aparente, se acha- 232 Existen múltiples narraciones sobre ciudades de oro, can mayoritariamente al quehacer del kharisiri.La ocultas en el interior de los cerros o sumergidas en presencia latente y la amenaza que dicho personaje los lagos de los Andes (Morote 1988). ocasiona, canaliza las explicaciones más convincentes 233 Los ganados son tomados por los achachilas como en los decesos inesperados. pago en desagravio al olvido ceremonial de Anuam- 252 Nathan Wachtel (1997: 82). pa. Una vez más el incumplimiento de las normas ri- 253 En el asunto de la identidad colectiva aymara y su de- tuales provoca la catástrofe tanto en lo que afecta a la fensa, recordemos que el talismán más eficaz contra producción como al orden social aymara. los desmanes del kharisiri es la “carne de ombligo”, es 234 La “puerta” tiene forma de hornacina como si fuera decir, el conector orgánico con la madre y la memo- el soporte espacial de una imagen religiosa. Por otra ria histórica del grupo, el vínculo primario con la parte observamos la enorme facilidad de Hilario pa- identidad social y las pautas sociales, sus usos y nor- ra integrar en su discurso, sin contradicción aparen- mativas, frente a los abusos y los cambios promovi- te, los referentes populares aymaras y los cristianos, al dos por el kharisiri. Por otro lado, los restos de la bol- igual que sucede en las diferentes formas que adquie- sa amniótica forman parte de los ingredientes em- re el catolicismo popular en España y América Lati- pleados por el kharisiri para hacer dormir a sus vícti- na (Gutiérrez 1984b: 137-174). mas; es decir, la capa orgánica grasa que cubre al feto 235 La referencia a los incas es un marcador temporal y que es rota en el alumbramiento deja al recién na- muy frecuente en las sociedades andinas; se emplea, cido a merced del ambiente externo; así como el cor- más, allá de la correcta adscripción incaica del objeto dón umbilical, une al nacido con la madre y su com- o del hecho que se narra, con el pasado y lo antiguo. ponente social, la bolsa amniótica, una vez “rotas las 236 Por los rastrojos y el ichu que aparece trenzado sobre aguas”,cesa de cumplir su misión protectora para de- la entrada de la gruta. jar al nacido vulnerable frente al medio, lo de afuera, 237 Personaje maligno que suele habitar los farallones y el ámbito donde se mueve a sus anchas el kharisiri; cárcavas montañosas (Fernández 1998d). por otro lado, el niño ha permanecido en posición fe- 238 Tawaqu; muchacha jovencita, casadera. tal, recostado en el interior de la madre en el seno del 239 Waxt´a, regalo, ofrenda ritual saco, como si estuviera dormido, aplicación directa 240 Autoridades. del efecto que el kharisiri pretende producir en sus 241 Cerro masculino, pampa, femenino: característico víctimas. matrimonio de aguas. 254 Así lo recoge Alison Spedding (1996b: 273), para los 242 Cargo comunitario encargado de velar por las se- Yungas de La Paz. Henrique Urbano (1988: XX) reco- menteras. ge en nota la existencia del Niño-Ñaqaq en la iglesia 243 Cada sector de la comunidad de Qurpa. del Arco de Ayacucho en Perú. Imagen de un niño Je- 244 Ni qué decir tiene que se refiere a maestros rituales, sús con un cuchillo en la mano y cuya fiesta se cele- yatiris. bra el día de Todos los Santos. Aymaras de Bolivia 207

255 En este sentido, el kharisiri no está muy lejos de otra de tapial. Hace unas décadas se han introducido figura característica de la ciudad de La Paz y de algu- cambios orientados a modificar este tipo de conduc- nos núcleos urbanos aymaras, muy identificado con ta residencial en favor de la ventilación y la lumino- el “cholo” de cultura mestiza; me refiero a la tradi- sidad de los hogares. Las diferentes unidades familia- ción del mencionado Iqiqu, celebrado en la fiesta de res procuran guardar la máxima discreción respecto las alasitas de La Paz, el 24 de Enero. Ya sabemos que a sus familiares y vecinos. Los niños y niñas que re- se trata de un enano gordo que, representando a un gresan por la tarde de la escuela comen los restos mestizo, porta toda una serie de objetos sobre su es- fríos de la comida, imposible encender el fuego del palda, unos resultan marcadamente indígenas, otros hogar para entibiar un tanto la comida; el uso a des- característicos de las sociedades urbanas criollas y de hora de la cocina queda plasmado en el humo que la modernidad (televisiones, autos, ordenadores… emana de la cocina, circunstancia que deja en evi- etc). En el caso del Iqiqu se trata de objetos deseados dencia pública a la familia frente al resto de la comu- por sus devotos que pretenden prosperar en sus ne- nidad. Este contexto de privacidad y discreción con- gocios con la intermediación del giboso enano; el trasta con el uso público de la palabra en los cabildos kharisiri, sin embargo, no ofrece productos deseados, y asambleas comunitarias. sino que los impone a costa de la propia vida de los 259 Así me lo hizo saber una mujer de la élite boliviana al indios. Sobre Iqiqu, ver Carlos Ponce (1969); Gerar- conocer mi intención de desplazarme a la localidad do Fernández (1998d:147-166). de Achacachi, advirtiéndome del peligro que suponía 256 Se achaca a los jóvenes la pérdida de pautas tradicio- convivir entre esas hordas de caníbales. La historia nales y la dificultad de mantener obligaciones como del sector constituye un vivo ejemplo de lucha y re- los cargos ceremoniales, por su escasa implicación y sistencia comunitaria, lo que les ha valido una propa- responsabilidad. Los jóvenes aymaras de los sectores ganda nefasta entre las clases pudientes paceñas. Ver, próximos a La Paz acuden a la ciudad, después de Albó (1979). Otro análisis sobre la mutua desconsi- realizado el servicio militar, con la intención de en- deración entre médicos y yatiris respectivamente contrar un futuro alternativo a lo que saben les espe- considerados como kharisiris y “brujos” en el domi- ra, junto a su familia, en el dominio rural. nio de la salud, es el realizado por Jaime Zalles (1999: 257 Respecto a la modernidad, como fenómeno que pro- 229-241). cede del espíritu ilustrado y su efecto de reivención 260 La paulatina construcción de las identidades indíge- de la tradición andina, ver los respectivos trabajos in- nas en Bolivia y su repercusión social presenta múl- troductorios de Urbano (1997: VII-L; 1991: X-XXX- tiples ámbitos de discusión (Albó 1980; Albó-Barna- VII). das 1985; Barre 1985; Albó 1991b: 299-345; Albó 258 Las antiguas casas aymaras carecían de vanos y ven- 1995c: 409-438; Caravantes 1992: 411-420; Gutiérrez tanas; tan sólo una puerta y la salida de humos de la (Comp.) 1997; para el caso de los aymaras chilenos cocina reflejaban la máxima cerrazón de la unidad (García 1997). familiar, rodeada en no pocas ocasiones de un muro

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Achachila Protectores genéricos de las socieda- Antawalla Personaje nocturno que habita las des aymaras, identificados especial- proximidades de las fuentes y cursos mente con los grandes cerros neva- de agua, viajando siempre con una dos de la ordillera Oriental. Illimani, fuente de luz en la mano. Se identifi- Mururata, Wayna Potosí, Illampu, así ca con las estrellas fugaces y su apari- como el Sajama, constituyen los ción inesperada produce “susto” y achachilas de mayor importancia y otras complicaciones mayores por su prestigio entre los aymaras del alti- “raspado” en el organismo de la per- plano boliviano; todas las comunida- sona soprendida, quien tendrá que des poseen su propio achachila,de bañarse de forma ritual con agua del menor prestigio que los menciona- lago hervida incluyendo algas, cara- dos, pero de mayor presencia en la coles y tierra de sus orillas. vida comunitaria. Cada lugar tiene Apachita Lugar sagrado; paso o collado entre su respectivo achachila que debe ser codilleras donde el viajero solicita tenido en cuenta en las ch´allas y si- protección y fuerzas para el camino tuaciones ceremoniales que se desa- restante. rrollen en sus dominios. Abuelo; an- Aphalla Personajes consultados por los ch`a- tepasado. makani en sus sesiones nocturnas. Achila Abuelo; apócope afectivo de achachi- Apilla Oca (oxalis tuberosa), tubérculo an- la que contrasta con el despectivo dino. achachi, “viejo”. Apxata Ofrenda. Esta denominación recibe, Ajayu Principal entidad anímica de las tres en algunos sectores, la “mesa” dis- (Ajayu, animu, kuraji) que integran puesta en Todos Santos para recibir la “persona”. el nuevo alma, repleta de dones ali- Akha pacha Este mundo. menticios. Aku Harina de cereales tostados. Pitu. Awayu Tejido rectangular empleado por las Akulliña Mascar coca. La coca destinada para mujeres para cargar sus wawas, así ser mascada, así como la que se está como diversos fardos y pesos. Los mascando recibe la denominación awayus de mayor calidad y riqueza de akulli. cromática, están presentes en las ce- Alasita “Comprame”.Fiesta del Iqiqu, diose- lebraciones comunitarias más im- cillo de la abundancia que se celebra portantes. El awayu negro se emplea cada 24 de enero en la ciudad de La en el luto, así como en el funeral Paz y otros núcleos úrbanos próxi- cuando se acompaña a los dolientes. mos al lago Titicaca. Awicha/awichu Abuela; chullpa. Anchanchu Personaje maligno, lisonjero, hipó- Ayllu “Unidad social que agrupa a familias crita y embaucador que adopta apa- con frecuencia emparentadas en un riencias diversas para engañar a sus territorio continuo o disconti- víctimas. Habita las quebradas oscu- nuo.”Albó(Comp.)1988:387. ras y solitarias. Ayni Modalidad de intercambio de pro- Animu Una de las tres entidades anímicas ductos o bienes de carácter simétri- que constituyen la persona. Se des- co. prende con relativa facilidad del Aynuqa Terreno extenso de cultivo que sigue cuerpo, provocando molestias y en- una pautas comunales de rotación. fermedades. Chacha Varón; hombre casado. 220 Gerardo Fernández

Chaluna Desollado completo de oveja que se para señalarlo y, de esta forma, moti- deseca a la intemperie. var su fecundidad reproductiva. Challuwa Pescado. Ch´iyara misa Mesa negra; ofrenda ritual destinada Chayru Plato típico. a los seres maléficos. Chiji Desgracia, infortunio. Ch´ulla Impar, sin su contraparte natural. Chinu Nudo, cosa pequeña anudada. Se co- Ch´uñu Papa deshidratada por exposición noce por este nombre el tejido em- sucesiva a la helada y al sol. pleado para portar las hojas de coca Ch´uñuwiri Lugar donde se cuida el ch`uñu que emplean los yatiris para su lectu- mientras se está elaborando para evi- ra. Tar i. tar robos. Chhijchhi Granizo. Ch´uqi Crudo; se aplica igualmente a los to- Chiwchi misa Conjunto diverso de miniaturas de nos naturales. plomo que se emplea en las ofrendas Ch´uqi lik`i Grasa “cruda”; selección de grasa de rituales. animales domésticos (oveja, chan- Chukiyawu Nombre aymara de La Paz. cho, gallina, vaca, conejo) que forma Marka parte de las ofrendas destinadas a los Chullpa Gentil; gente antigua que vivía en el chullpas. altiplano “antes del diluvio” y cuyos Ch´uspa Bolsa pequeña donde se lleva la coca. restos se encuentran entre las ruinas Ch´uwa Licor. y tumbas precolombinas. Ichu tata Padrino de Bautismo; persona que Chullpa usu Enfermedad producida por los chull- lleva en brazos. pas. Ichu mama Madrina de Bautismo. Chunchus Danza aymara que representa a los Illa Principio reproductor de los produc- “salvajes” de las tierras selváticas tos y bienes de la familia, localizado orientales. en piedras, amuletos o productos ex- Chuwa Cuenco de barro. cepcionales. Chuyma Corazón; órgano donde radica el Illapu Término antiguo que identifica al sentimiento, la voluntad, así como el rayo. entendimiento razonado. Imilla Niña; desde que abandona la lactan- Chuymani “Con corazón”; persona, mesurada, cia hasta que inicia la pubertad. madura, con conocimiento. Anciano. Inka Danza compuesta por numerosos Ch´alla Libación habitual para los seres tute- bailarines disfrazados de “figuras” lares que se efectúa en múltiples oca- que representan la conquista del im- siones, ya sea con alcohol, vino o cer- perio inca. El enfrentamiento se pro- veza. duce entre dos grupos diferenciados; Ch´amaka Oscuridad; sesión de consulta que por una parte la corte del inca con efectúa el ch`amakani a sus aphallas. sus princesas (ñustas), por otra,todo Ch´amakani Especialista ritual caracterizado por “lo nuevo”, representado por “espa- la facultad de hablar con los seres tu- ñoles”,“negros”,“soldados”,“ingenie- telares aymaras durante sus sesiones ros”...etc. de consulta nocturnas. Inkuña Tejido rectangular empleado para Ch´amak pacha Tiempo oscuro, anterior al diluvio. llevar comida. Ch´api Espino. Iqiqu Diosecillo de la abundancia. Ch´api mesa Conjunto de especies herbáceas que- Irpaqa Fase del proceso matrimonial en la ratinosas con las que el doliente se que la familia del novio se “lleva” a la baña para alejar la maldición, tras la novia de su casa paterna a la casa de “limpia” efectuada por el especialis- sus futuros suegros. ta. Isañu Tropaeolum tuberusus(De Lucca Ch´ikulla Vellón de color que se prende al ga- 1987:57). nado durante la víspera de San Juan Ispa Gemelo. Aymaras de Bolivia 221

Ispälla Ser sobrenatural responsable de la Kantuta Cantua buxifolia y Cantua hibrida; proliferación de los productos agrí- flor silvestre natural de los valles al- colas en la cosecha; está representado tos que se da en los abrigos protecto- por los productos especialmente res del altiplano lacustre, Girault grandes y extraños. (1988: 358,359). Istalla Taleguilla para llevar coca. Katjata “Agarrado”, enfermedad producida Jach´a Grande. por el apresamiento del ajayu de una Jach´a pärinu Padrino principal de matrimonio. persona por parte de un ser o lugar Jach´u Pasto. Coca mascada. maléfico. Jach´uja Terreno de cultivo próximo a la vi- Kaya Oca desecada por exposición sucesi- vienda. Sayaña. va a la helada y el sol. Jallpa wayk´a Salsa de ají. kharisiri Personaje que deambula por los lu- Jallu Lluvia. gares solitarios en busca de sebo y Jampi qhatu Mercado de remedios, talismanes y sangre humana con los que elaborar ofrendas. medicinas. Japhallani Especialista ritual que posee apha- Khaytu Hebra de hilo trenzada “a la derecha”, llas; ch`amakani. para tejer. Jaqi Persona plena, cuyo carácter adquie- Khuchi Cerdo, chancho. re el casado por el desempeño de sus K´intu Conjunto de tres o cinco hojas de co- responsabilidades familiares y comu- ca, seleccionadas entre las mejores, nitarias. que se ofrecen a los seres tutelares. Jawas muti Habas cocidas. K´isa Recurso cromático textil consistente Jawq´aña Herramienta empleada durante la en la degradación sucesiva y transi- trilla para golpear las espigas y se- toria de un color. Muy dulce, fruta menteras. pasa. Jaxu Picante. K´ispiña Galleta preparada con una masa de Jayu Sal. quinoa molida y cal, hervida al va- Jilaqata Autoridad comunitaria. por. Jilanqu Autoridad tradicional en el Norte de K´uchu Angulo, esquina. Potosí.Albó (comp.) 1988:592. Kuka Erithroxylon coca (Gi- Jiwk´i Tostadero. rault,1988:147). Junt`uma “Agua caliente”. Así se denomina a las infusiones que configuran parte del Kunturmamani Personaje encargado de la protección desayuno y el té vespertino. del hogar que se identifica con la Jupha Chenopodium quinoa (De Lucca propia estructura arquitectónica de 1987:79). la casa. Juyphi Helada. Kuraji Entidad anímica responsable del va- Juyphi pacha Invierno. lor de la persona. Kacharpaya Despedida. El domingo siguiente a Kututu Conejo macho. Todos Santos, recibe la denomina- Lakaya Habitación sin techo; boca. ción de domingo de kacharpaya, por Lakita Danza. cuanto las almas son despedidas has- Layqa Brujo, especialista aymara del daño. ta el año próximo. Lik´i Grasa. Kallawaya Médico naturista que procede de la Llaki Pena, desgracia. provincia Bautista Saavedra, en el Llajwa Salsa picante de ají y tomate tritura- Norte del Departamento de La Paz. do. Kamana Alcalde campo, autoridad campesina Llamp´u Grasa de llama extraída de su pecho. encargada de velar por la seguridad Forma parte habitual de las ofrendas de las tierras de cultivo de la comuni- rituales. El término se aplica a lo dad. blando,suave, pulverizado. 222 Gerardo Fernández

Llujt´a Preparado seco y duro que se utiliza Nayra pacha Tiempo antiguo, precedente. para acompañar la coca mientras se Ñanqha Maligno. masca. Está elaborado especialmente Pacha Tiempo, era; lugar. con ceniza de quinoa. Pachamama Madre Tierra. Machaqa alma Alma “nueva” que es celebrada por Pagansia Pago; ofrenda a la tierra. vez primera el año consecutivo a su Panqara Flor. muerte, en Todos Santos. Junt´uni Phasa Arcilla caolinítica, comestible utili- Mallku Autoridad tradicional. zada como salsa que acompaña el Mallku marani Achachila que posee autoridad espe- consumo de papas cocidas, favore- cial, en relación con la lluvia o la he- ciendo la digestión de hidratos de lada, durante el año. carbono. Mama Señora; término respetuoso. Phusaña Cilindro metálico empleado para so- Manq´a Comida. plar sobre el ojo del qhiri, y así avivar Manqha Abajo, parte interior de un objeto. la combustión interna de las bostas Manqhancha Prenda interior que lleva la cholita y maderas resecas de su interior. por dentro de la pollera, especial- Pinkillu Flauta de caña con embocadura de mente los días de fiesta. pico. Mara Año. Piruwa Lugar reservado para el almacena- Marani “El que tiene año”; autoridad, cargo. miento de productos agrícolas. Marka Pueblo. Pitu Harina de cereales tostados y moli- Mesa Ofrenda ritual compleja, configura- dos que se consume directamente. da por diversos ingredientes que Aku. constituyen la comida predilecta del Piqaña Batán tradicional. comensal sagrado para el que va a ser Piwi Vaticinio en relación con el éxito o destinada. fracaso de la cosecha que se basa en Mesa qala Piedra de aspecto circular pulimen- el recuento de la semilla empleada en tada, en torno a la cual se desarrollan la faena de la siembra. las reuniones comunitarias, que sirve Puritu Alcohol. de soporte a los taris de coca com- Pututu Trompeta construida con un cuerno partidos por los comunarios. Consti- de toro que se emplea, en algunas tuye el “centro” de la comunidad. ocasiones, para convocar a la comu- Mukululu Danza interpretada con pinkillus; los nidad. músicos lucen tocados encompeta- P´athati Catre macizo construido con adobes. dos con ricas plumas finamente de- Qachu Hembra. coradas. Qachu ch`uwa Licor suave. Se aplica ritualmente al Muquni Instrumento empleado en la celebra- vino. ción de Todos Santos. Presenta una Qañawa (kañiwa) Chenopodium Pallidicaule rugosidad (muqu) característica. (Girault 1987:173). Muxa mesa Conjunto de caramelos y figurillas Qaquri Onomatopeya que identifica al “cal- azucaradas que entran a formar par- vario”; lugar con rayo. te de cierto tipo de mesas rituales. Qarachi Variedad de pez característico del la- Nayra Ojo; primero, lo que está delante, go Titicaca, así denominado por la que precede. abundancia de escamas que presen- Nayracha “Sillada”; moneda que se precisa pa- ta. Sarna. ra “ver” la coca; es “su ojo de la coca” Qarwa Llama. y sin ella, el “maestro” no se respon- Qarwani Danza. Los bailarines portan una lla- sabiliza de lo que la coca pueda indi- ma disecada o un muñeco con la for- car, por cuanto “no se lee bien”.Cos- ma del animal. En un determinado tituye la paga del especialista por la momento, el animal trata de escapar, consulta efectuada. siendo finalmente “cazado” y su “car- Aymaras de Bolivia 223

ne” repartida entre la comparsa en tivo y pastos para el ganado, si la ex- forma de dulces o pasanqalla (maíz tensión lo permite. tostado). Sikuris Banda de músicos que tocan el , Qarwa sullu Feto de llama, componente habitual instrumento de viento compuesto en las ofrendas rituales de pachama- por tubos huecos de caña, de dife- ma. rente longitud amarrados en dos hi- Qhachwa Danza, fiesta, encuentro nocturno leras diferentes. Cada músico toca entre adolescentes que se efectuaba una de las hileras de tubos, por lo con asiduidad entre Todos Santos y que la interpretación de la melodía Semana Santa. precisa de la perfecta coordinación Qhach´u ch´uñu Ch`uñu tierno; el primero que se ela- de la pareja, quienes se dan alternati- bora. vamente la réplica, intercalando los Qhati Papa cocida. sonidos de cada “amarro” instru- Qhatita Cocido, teñido. mental, para la perfecta definición de Qhiri (qhiri awichu) Fogón campesino. la melodía. Qhüna Batán tradicional. Sirinu Personaje maléfico que habita en las Qina qina Danza aymara. proximidades de las fuentes de agua Qulla Medicina. y cursos fluviales. Los jóvenes dejan Qullakapachu Médico naturista, kallawaya. sus instrumentos musicales en las in- Qulliri Curandero especializado en el cono- mediaciones de los manantiales don- cimiento de hierbas, cataplasmas e de se “sospecha” la existencia del siri- infusiones. nu, por una noche, en la creencia de Qullqi Plata. Qullqi t´ant´a “Pan de plata”; papel brillante, pla- que él mismo los igualará, incorpo- teado que entra a formar parte de di- rando las melodías que los instru- versas ofrendas. mentos habrán de tocar, desde ese Qullu Cerro. preciso instante, con una afinación Quri Oro. perfecta. Quri t´ant´a “Pan de oro”; papel brillante dorado Sullu Feto. utilizado en diversas ofrendas. Suri Ñandú. Q´ara Desnudo, yermo, vacío; se aplica con Suti Nombre. cierto rigor despectivo a los blancos Suti mama Madrina de Bautismo. así como a los que se alejan de las Suti tata Padrino de Bautismo. normas comunitarias. Tari Tejido rectangular pequeño emplea- Q´ipi Fardo. do para llevar las hojas de coca. Los Q´ipiri Cargador. yatiris lo emplean para leer la suerte Q´ullu Huevo podrido, empleado para pro- de la hoja. vocar daño y maldiciones. Tata Señor; término respetuoso. Sapa jaqi Soltero, célibe. Tawaqu Mujer joven “casadera”. Saxra Denominación genérica de los diver- Taypi Centro, punto de encuentro y conci- sos seres maléficos. liación de los opuestos. Saxra ura “Hora dañina”; el descanso que pro- Thaya Frío. picia la primera comida. Thaya wayra Viento gélido. Saxra wayra Viento maléfico, causante de diversas Thimpu Plato típico, semejante a la saxta, pe- enfermedades, especialmente la co- ro con carne de cordero asado. nocida como “aire”. Tinku Encuentro amoroso; enfrentamiento Saxta Plato típico de pollo cocido. ritual entre dos bandos opuestos que Sayaña Porción de terreno; propiedad del configuran, sin embargo, una unidad campesino próxima a la vivienda complementaria. donde sitúa algunos terrenos de cul- Tunqu Maíz. 224 Gerardo Fernández

Tunta Papa deshidratada de color blanco carlata que proviene de una legumi- que se introduce en fardos cerrados nosa tropical identificada por Gi- dentro del agua, y que se somete a la rault,(1988:175) como perteneciente helada nocturna durante varias se- al género Erythrina y que es tratada manas. como “femenina” (qachu wayruru);la T´ant´a Pan. segunda,de color rojo con una mota T´ant´a wawa Figurilla de pan que reproduce una negra perteneciente al género Ormo- criatura lactante, característico de la sia, es considerada como masculino festividad de Todos Santos. (urqu wayruru). Aparecen de forma Ulluku Papaliza. Ullucus tuberosus (De Luc- conjunta en diversas ofrendas ritua- ca 1987:164). les. Urqu Macho; cerro. Los ponchos que emplean los varo- Urqu ch´uwa Licor áspero; alcohol. nes en las comunidades aledañas al Usu Enfermedad. lago Titicaca reciben la denomina- Uywiri “El que cría”.Personaje tutelar encar- ción wayruru por la combinación de gado de la protección del hogar, sus listados rojos y negros verticales, productos y ganados. Se aplica igual- igualmente diferentes tonalidades de mente a ciertos cerros u achachilas rojos verticales Waka waka Danza que alude, en tono jocoso, a Wilancha Sacrificio sangriento de animales, es- las corridas de toros. pecialmente identificado con la in- Waka phuru Bosta seca de vaca empleada para ali- molación de llamas. mentar el fuego del qhiri. Wiraxucha Caballero. Tratamiento formal ante Wak´a Faja femenina. un blanco, criollo o extranjero. Wallaqi Sopa de pescado (qarachi) cocido, Yanantin (Yanani) Término quechua cuyo correspon- bien condimentado con challwa q´u- diente aymara, yanani, se aplica al wa. par de elementos que siempre van Wank´u Cuy, conejo de indias. juntos. Wara Estrella. Yapu Terreno de cultivo. Warmi Mujer, esposa. Yatiri “El que sabe”.Especialista ritual dies- Wawa Criatura lactante. tro en la lectura de hojas de coca y en Wayna Varón joven. la elaboración de ofrendas comple- Wayñu Música y baile caracterizado por su jas. ritmo vivaz, alegre y vibrante. Yuqalla Niño, muchacho varón hasta que al- Wayra Viento. canza la pubertad. Wayruru Pepita tropical, brillante de dos cla- ses; la primera de color rojo puro es-