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QUINTA PARTE

LA CAL A PARTIR DE LA REFORMA DE PABLO VI DE 1969 A 1988 186 187

La decisión de Pablo VI de inserir la Pontificia Comisión para América Latina en la Sagrada Congregación para los Obispos marca un nuevo momento en la historia de este organismo de la Curia Romana. El ambiente de renovación y de aggiornamento que inspiró el Concilio Vaticano II se dejó sentir en la Curia Romana en la reforma que Pablo VI sancionó con la publicación de la Constitución Apostólica Regimini Ecclesiae Universae, lo que provocó la creación de nuevos organismos, la desaparición de algunos y la reestructuración de otros. Con respecto a la CAL el Santo Padre dispuso que asumiera una nueva configuración en correspondencia con las cambiantes circunstancias de la Iglesia y de la sociedad en América Latina y en Europa. El Episcopado latinoamericano era cada vez más organizado y tomaba mayor conciencia de su misión y de su protagonismo en la renovación del catolicismo en el Continente, lo que exigía una presencia más activa en los organismos centrales de la Santa Sede que se ocupaban de la Iglesia en Latinoamérica. Así, pues, la nueva etapa de la historia de la CAL revela una reestructuración de la Comisión misma y de su Consejo General con mayor presencia del Episcopado de América Latina. Se evidencia, igualmente, una relevante presencia del CELAM y de los Obispos latinoamericanos en el estudio y búsqueda de soluciones de los problemas pastorales y doctrinales que se presentaban a la acción evangelizadora de la Iglesia. Es, en definitiva, un período en el cual los esfuerzos de la Iglesia en favor de la renovación católica del Continente comienzan a dar sus frutos. Sin embargo, como en toda obra grande, a los antiguos problemas se añadieron nuevas dificultades de tipo pastoral y doctrinal a los que la Santa Sede procuró dar oportunas soluciones.

Capitulo XVI

Nueva configuración de la CAL y del COGECAL

Una vez que fue inserida en la Congregación para los Obispos, la CAL asumió nueva estructura y nueva funcionalidad, como lo 188 indicaba ya la carta del Cardenal Secretario de Estado al Cardenal Antonio Samoré. El Cardenal , Prefecto de la Sagrada Congregación para los Obispos, volvió a ser Presidente de la CAL y como primer acto de su segundo mandato solicitó instrucciones al Cardenal Secretario de Estado sobre la nueva configuración y funcionalidad de esta Pontificia Comisión. El Cardenal Amleto Cicognani, Secretario de Estado, envió al Cardenal Confalonieri las instrucciones debidamente aprobadas por el Papa asegurando que por cuanto concernía al nombramiento de los Consultores de la citada Comisión, la Secretaría de Estado proveería a enviar las respectivas cartas de nombramiento, apenas fuera posible.

1. Nuevas normas de la CAL

El 16 de abril de 1969, con ocasión de la celebración de la quinta sesión del COGECAL, el Cardenal Confalonieri solicitó al Secretario de Estado instrucciones sobre la nueva configuración de la CAL. El Cardenal Secretario de Estado envió las instrucciones, debidamente aprobadas por el Papa, con nota del 19 de junio del mismo año.221 Así, pues, la tarde del 20 de junio, el Cardenal Carlo Confalonieri pudo presentar a la plenaria del COGECAL las instrucciones y dialogar sobre la nueva configuración de la CAL y del COGECAL. El 23 de junio de 1969, el Cardenal Antonio Samoré comunicó al Cardenal Confalonieri el deseo expresado por Mons. Averlar Brandão Vilela, durante la quinta sesión del COGECAL, que la Pontificia Comisión tuviera entre sus miembros algún latinoamericano, conforme al espíritu y a la praxis que se seguía en otros organismos de la Curia Romana, según la cual en los organismos centrales personas originarias del lugar, “representen las áreas a las cuales el organismo se interesa o se refiere”.222 Con la misma intención, el COGECAL escribió al Santo Padre una carta fechada el mismo día 23 de junio de 1969. En la mencionada carta el COGECAL solicitaba:

221 Cfr. Carta del Cardenal Villot, Secretario de Estado, al Cardenal Confalonieri, Prefecto de la Congregación para los Obispos. Vaticano, 19 de junio de 1969. En: Arch.PCAL, IA, vol. 39, Nuova CAL III, Norme. 222 Cfr. Carta del Cardenal Antonio Samoré al Cardenal Carlo Confalonieri. Roma, 23 de junio de 1969. En: Arch.PCAL, vol. 39, Nuova CAL III, Norme. 189

Que un cardenal latinoamericano forme parte de la CAL, como consejero, junto a los Cardenales Samoré y Baggio. Que un obispo del CELAM figure entre los Miembros de la CAL Que un eclesiástico muy buen conocedor de América Latina o latinoamericano, sea puesto al frente de la Secretaría de la CAL.223 El 28 de junio 1969 el Cardenal Confalonieri escribió al Secretario de Estado, en respuesta a la nota del 19 de junio, sometiendo a la aprobación pontificia las novedades surgidas en el diálogo con los miembros del COGECAL y solicitando que “una vez conocida la augusta disposición [...] sea transmitido a esta Congregación el texto definitivo de las Normas”.224 El 18 de agosto, la Secretaría de Estado envió a la Congregación para los Obispos el texto definitivo de las “Normas”.225 El Cardenal Villot comunicó, igualmente, que Pablo VI había designado al Cardenal Pablo Muñoz Vega, Arzobispo de Quito, como tercer Cardenal Consejero de la CAL. El texto disponía: I. Naturaleza y composición. 1. La Pontificia Comisión para América Latina (CAL) queda incluida en la Sagrada Congregación para los Obispos, de la cual viene a ser un Órgano específico para coordinar las relaciones entre la Santa Sede y el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). 2. El Presidente de la CAL será el Cardenal Prefecto de la Sagrada Congregación para los Obispos. Consejeros de la CAL serán los Señores Cardenales Antonio Samoré, y Pablo Muñoz Vega.226 3. Formarán parte de la CAL en calidad de Miembros: El Secretario del Consejo de los Asuntos públicos de la Iglesia,

223 Carta del COGECAL a S.S. Pablo VI. Roma, 23 de junio de 1969. En: Arch.PCAL, IA, vol. 39, Nuova CAL III, Norme. 224 Cfr. Carta del Cardenal Carlo Confalonieri, Prefecto de la Congregación para los Obispos, al Cardenal Jan Villot, Secretario de Estado. 28 de junio de 1969. En: Arch.PCAL, IA, vol. 39, Nuova CAL III, Norme. 225 Cfr. Carta de Mons. Giovanni Benelli, Sustituto de la Secretaría de Estado, al Cardenal Carlo Confalonieri, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Vaticano, 18 de agosto de 1969. En: Arch.PCAL, IA, vol. 39, Nuova CAL III, Norme. 226 El proyecto enviado por la Secretaría de Estado en el numeral 2 decía: “El Presidente de la CAL será el Emmo. Cardenal Prefecto de la Sagrada Congregación para los Obispos”. Durante las discusiones se sugirió que se añadiera “Él se servirá del valioso consejo de los Cardenales Antonio Samoré y Sebastiano Baggio”. Por solicitud del Episcopado Latinoamericano se añadió entre los Consejeros “un Cardenal Latinoamericano”. Cfr. Arch.PCAL, IA, vol. 39, Nuova CAL III, Norme. 190

El Secretario de la Sagrada Congregación para los Obispos, El Secretario de la Sagrada Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Un obispo propuesto por el CELAM.227 4. Formarán parte de la CAL en calidad de Consultores:228 El Sustituto de la Secretaría de Estado de Su Santidad, El Secretario de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, El Secretario de la Sagrada Congregación para la Disciplina de los Sacramentos, El Secretario de la Sagrada Congregación para el Clero, El Secretario de la Sagrada Congregación para los Religiosos y los Institutos Seculares, El Secretario de la Sagrada Congregación para la Educación Católica, El Presidente de la Pontificia Comisión para las Comunicaciones Sociales, El Vice-Presidente de la Pontifica Comisión “Justitia et Pax”, El Vice-Presidente del “Consilium de Laicis”, Tres obispos de América Latina.229 5. El trabajo de secretaría de la CAL será desempeñado por un sacerdote nombrado por la Santa Sede, además por un oficial y por un escritor, si fuese menester. 6. En cuanto al Consejo General de la CAL (COGECAL), sus mismos miembros serán invitados a expresar su parecer sobre la conveniencia de que la estrcutura y la función del COGECAL permanezcan como estan, según los Estatutos en vigor. II. Finalidad y actividad. 1. Mientras se deja al CELAM la iniciativa y la responsabilidad que, en fuerza de sus Estatutos, le competen para coordinar en un nivel superior las actividades de las Conferencias Episcopales Nacionales, la CAL

227 El proyecto original no consideraba la presencia de un Obispo latinoamericano. El primer obispo en prestar esta obra fue Mons. Eduardo Pironio, Secretario General del CELAM. 228 El proyecto original enumeraba entre los Consultores a los Cardenales Antonio Samoré y Sebastiano Baggio. Ya en los diálogos durante la quinta sesión del COGECAL se consideró oportuno que los dos mencionados Cardenales fueran Consejeros del Cardenal Presidente. Tampoco estaba en el proyecto original la presencia de los tres obispos latinoamericanos, que fueron introducidos después que el COGECAL hizo explícita solicitud. 229 Los tres primeros obispos latinoamericanos nombrados para este oficio fueron: Mons. Vicente Faustino Zaspe, Arzobispo de Santa Fe (Argentina); Rubén Isaza Restrepo, Coadjutor con derecho a sucesión y Administrador Apostólico de Cartagena (Colombia); y Román Arrieta Villalobos, Obispo de Tilarán (Costa Rica). 191

desarrollará su propia actividad conforme a las necesidades y solicitudes que le serán notificadas por el mismo CELAM o que serán advertidas por graves circunstancias que se presenten. 2. La finalidad principal de la CAL será, por tanto, estar servicialmente enterada de las actividades del CELAM y de los Organismos Episcopales Nacionales de ayuda a la Iglesia en América Latina. Por consiguiente el Secretario General del CELAM oportunamente informará la CAL: Sobre la labor llevada a cabo por el CELAM tanto en lo pastoral como en la parte organizativa; Sobre las iniciativas de alguna importancia que, directa o indirectamente, interesen a la Iglesia en el Continente Latinoamericano. Así mismo, los respectivos Secretariados de los Organismos Episcopales Nacionales de ayuda suministrarán informes a la CAL sobre la colaboración proporcionada en personal y en medios económicos a la Iglesia en América Latina; De parte de Europa: COPAL (Bélgica); CEFAL (Francia); CEIAL (Italia); CECADE-OCSHA (España); ADVENIAT y MISEREOR (Alemania); “AIDE A L’EGLISE EN DETRESSE” del R. P. Van Straaten; La Pontificia Obra de la Santa Infancia, etc; De parte de América del Norte: N.C.C.B. – LAB (USA) y OCCAL (Canadá) 3. Con espíritu de servicio para las Conferencias Episcopales y para cada uno de los Ordinarios, la CAL no dejará de prestar su colaboración en la regular tramitación de sus asuntos en la Curia Romana o con los Organismos Episcopales mencionados en el número precedente. 4. La CAL continuará encargándose de la distribución, según los criterios establecidos y que bien conocen el CELAM, las Conferencias Episcopales Nacionales Latinoamericanas y todos los Ordinarios, del millón de dólares que el Santo Padre ha autorizado para el trienio 1969-1972. 5. Las finalidades indicadas podrán lograrse normalmente mediante reuniones de la CAL de modo semejante al procedimiento de otras Comisiones Pontificas.230 El 27 de septiembre se publicaron los nuevos nombramientos: El Cardenal Carlo Confalonieri fue nombrado oficialmente Presidente de la CAL; los Cardenales Antonio Samoré, Sebastiano Baggio y Pablo Muñoz Vega, fueron nombrados Consejeros; Miembros fueron

230 Normas de la CAL, aprobadas por Paolo VI, y consignadas por la Secretaría de Estado el 18 de agosto de 1969. En: Notiziario della Pontificia Commissione per l’America Latina, numero 12, ottobre 1970, f. 10. 192 nombrados, a tenor de las normas, , Ernesto Civardi, ; y Consultores Giovanni Benelli, Paolo Philippe, Giuseppe Schrôffer, Martino O’Connor, Alberto Castelli, Giuseppe Caloria, Edoardo Heston. El 21 de octubre de 1969 se publicó el nombramiento de Mons. Eduardo Pironio como representante por América Latina. El 22 de abril de 1970 se nombraron los consultores latinoamericanos, nombramiento que recayó en: Vicente Faustino Zaspe, Arzobispo de Santa Fe (Argentina); Rubén Isaza Restrepo, Coadjutor con derecho a sucesión y Administrador Apostólico de Cartagena; y Román Arrieta Villalobos, Obispo de Tilarán (Ecuador). Ya organizada en su nueva etapa la CAL celebró la primera reunión (45ª de la serie), a la que asistieron, además de los Consejeros, Miembros y Consultores, Mons. Michele Buro y el Padre Francisco Jiménez sj, de la Secretaría de la CAL. El argumento central fue la presentación de las normas aprobadas por el Santo Padre y lo relativo a la preparación de la XII reunión del CELAM, donde serían estudiados los nuevos estatutos y reglamento del Consejo Episcopal Latinoamericano.

2. Nueva estructuración del COGECAL

Como se había previsto al momento de discutir las nuevas normas de la CAL, la discusión sobre las nuevas normas del COGECAL se dejó como argumento de la quinta reunión del Consejo General de la CAL. El COGECAL, reunido durante los días 18 al 21 de 1969, por falta de tiempo, no trató el argumento y se dejó el encargo a la CAL de preparar un texto teniendo en cuenta la experiencia de los últimos años y de las propuestas eventualmente presentadas. En cumplimiento de esta tarea, el 25 de julio de 1969 el Cardenal Carlo Confalonieri envió a la Presidencia del CELAM, a los Presidentes y Secretarios Generales de los Organismos Episcopales nacionales de ayuda, al Presidente de la Unión Internacional de Superiores Generales y al Presidente de la Unión Internacional de Superioras Generales un ejemplar de los Estatutos del COGECAL hasta entonces en vigor, en el cual figuraban cancelados algunos parágrafos o palabras que se sugería se debían omitir y subrayadas algunas modificaciones introducidas. Cada uno de los destinatarios quedaba invitado a notificar sugerencias y propuestas con el fin de mejorar el 193 funcionamiento del COGECAL y lograr con mayor eficacia los fines propios de este Organismo.231 El 17 de enero de 1970, después de haber recibido las sugerencias e indicaciones solicitadas, el Cardenal Confalonieri escribió nuevamente a los interesados enviando el nuevo texto de los Estatutos del COGECAL con la solicitud de revisarlo y de hacer llegar nuevas eventuales aclaraciones o modificaciones.232 El texto enviado el 17 de enero y las respectivas observaciones que hicieron llegar a la CAL fue objeto de la 46a reunión de la CAL celebrada el 19 de junio de 1970, donde se redactó un último texto unánimemente aceptado por todos los miembros de la Comisión y presentado el 20 del mismo mes al Santo Padre que lo aprobó.233 El texto definitivo dispone: I. Naturaleza y Finalidad. 1. El Consejo General de la Pontificia Comisión para América Latina (COGECAL) ha sido instituido por el Santo Padre Pablo VI el 30 de noviembre de 1963 con la intención de dar mayor relieve al interés de la Catolicidad por el Continente Latinoamericano. 2. Es un Organismo que integra la CAL con representantes del CELAM, de los Organismos Episcopales Nacionales “pro América Latina”, de las Federaciones Internacionales y de la Confederación Latinoamericana de las Familias Religiosas, en orden a una eficiente colaboración apostólica que favorezca la Iglesia en y para América Latina. 3. Su principal finalidad es el estudio en conjunto de temas y problemas de especial interés común, con miras a formular adecuadas soluciones y promover una conveniente coordinación en las actividades e iniciativas. II. Composición. 4. Miembros del Consejo General son: a) Los Componentes de la Pontificia Comisión para la América Latina; b) la Presidencia del CELAM c) Los Presidentes de los Organismos Episcopales Nacionales “pro América Latina” de Europa, Estados Unidos y Canadá;

231 Cfr. Carta del Cardenal Carlo Confalonieri del 25 de julio de 1969. En: Arch.PCAL, II, vol. 21, Norme 1970, COGECAL: Norme Statutarie (1970). 232 Cfr. Carta del Cardenal Carlo Confalonieri del 17 de enero de 1970. En: Arch.PCAL, II, vol. 21, Norme 1970, COGECAL: Norme Statutarie (1970). 233 Cfr. Adunanza de la CAL: richiesta di approvazione del Santo Padre al testo delle Norme e Regolamento del COGECAL. Ex audientia Ssmi. Diei 20 junii 1970. En: Arch.PCAL, II, vol. 21, Norme 1970, COGECAL: Norme Statutarie (1970). 194

d) Los Presidentes de las Uniones de Superiores y Superioras Generales, así como el Presidente de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR). III. Presidencia y sus funciones. 5. Presidente del Consejo General es, por derecho, el Presidente de la misma Pontificia Comisión para la América Latina, que cuenta con un Vice-Presidente en el desempeño de sus funciones. 6. El Vice-Presidente es elegido por el Consejo: la primera vez al comenzar la sesión, las veces siguientes al finalizarla, pudiendo ser indefinidamente reelegido. 7. El Presidente del Consejo General cuida de que las sesiones se preparen debidamente, señala el día para su celebración, las preside y, en nombre del Consejo, juntamente con el Vice-Presidente y el Moderador, firma las Actas y Documentos aprobados por el mismo. IV. Comité de estudio. 8. Los Directores de los Secretariados de los Organismos Episcopales Nacionales “pro América Latina” así como los Secretarios de las Uniones Internacionales y de la Confederación Latinoamericana de las Familias Religiosas constituyen el Comité de estudio del COGECAL y participan por tanto en sus sesiones. 9. El Presidente del Consejo General, con el parecer del Vice-Presidente, tiene la facultad de recurrir a los servicios de otras personas, que pueden por lo tanto ser invitadas a participar en la sesión y tratar determinados argumentos. V. Sesiones del Consejo. 10. El Consejo General se reúne: a) Según lo requieran eventuales necesidades advertidas por uno u otro de los Organismos integrantes (cfr. Art. 2) o en atención a concretas indicaciones de alguno de sus miembros (cfr. Art. 4); b) En la sede que cada vez para ello se determine; c) Durante el tiempo que los asuntos a tratar lo exijan. 11. Todos y sólo los que forman parte del Consejo General (cfr. art. 4) participan con facultad de voto en las sesiones. 12. Si alguno de los Miembros del Consejo se ve impedido para participar en las sesiones, puede designar, previniendo de ello al Presidente del Consejo, un suplente, el cual solamente tendrá derecho a voto si posee expresa delegación para ello. 13. la Agenda de cada sesión: 195

a) Se determina teniendo en cuenta el posible desarrollo de los temas a tratar; b) Será preparada por la Secretaría de la CAL y por los Secretarios del Comité de Estudio del Consejo, que de común acuerdo y en estrecho contacto con el Secretariado General del CELAM procederán tanto a la selección de la necesaria documentación previa como a levantar el Acta de las reuniones de la sesión; c) Se enviará a los interesados dos meses antes de la celebración de la sesión con toda la oportuna documentación. 14. Los Miembros del Consejo, aun después de conocer la Agenda de la sesión, tiene facultad para proponer, también en el curso de la misma, otros temas al Presidente, quien, juntamente con el Consejo, no descuidará prestarles debida atención. 15. En la primera reunión se procederá a la elección del Moderador, siendo suficiente para ello la mayoría relativa. 16. Funciones del Moderador son: a) Determinar el desarrollo de los trabajos: b) Dirigir las discusiones; c) Proponer a la Asamblea las conclusiones que resultaren; d) Firmar, a tenor del artículo 7, las Actas y Documentos aprobados por el Consejo. 17. En la sesión del Consejo General quedan aprobadas aquellas conclusiones que obtengan la mayoría de votos, a saber: la mitad más uno. 18. Las Actas de las reuniones se enviarán a todos los Miembros del COGECAL.234

Capítulo XVII

Actividad de la CAL

En contraste con la conspicua composición de la CAL (3 Cardenales Consejeros, 4 Miembros y 12 Consultores) y del más amplio Consejo General que la integraba (Presidencia del CELAM, Presidentes de los Organismos Episcopales de ayuda, Presidentes de los Superiores Generales de los religiosos y de la CLAR), su orgánico era modesto:

234 Normas del COGECAL, aprobadas por el Santo Padre Pablo VI el 20 de junio de 1970. En: Notiziario della Pontificia Commissione per l’America Latina, numero 12, Ottobre 1970, f. 11. 196 además del Cardenal Presidente contaba apenas con dos colaboradores, Mons. Michele Buro y el sacerdote jesuita Francisco Jiménez. A pesar de esta escasez de personal la Comisión se esforzó por llevar adelante su trabajo administrativo que no era poco ni fácil: examen y evacuación de las numerosas peticiones de ayuda que le llegaban de América Latina; asignación y distribución de las cuotas previstas del Fondo-CAL para las Conferencias Episcopales y el CELAM; relación, mes por mes, de su propio parecer sobre las solicitudes de ayuda dirigidas desde América Latina a Misereor; intervención ante los organismos de ayuda para satisfacer las solicitudes de personal y de fondos que le llegaban directamente; participación en reuniones de estudio, entre otras actividades. Además de las actividades indicadas en las normas de 1969, la CAL quiso privilegiar también una dimensión específicamente pastoral, siguiendo con especial interés los problemas pastorales y doctrinales más graves del Continente. En cuanto al examen y a los esfuerzos por solucionar dichos problemas la CAL no podía sino secundar con modestia la obra de los Dicasterios de la Curia Romana competentes, cuales la Congregación para los Obispos, el Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia, la Congregación para la Evangelización de los Pueblos en todo lo relacionado con los territorios de misión, la Congregación para la Doctrina de la Fe, la Congregación para la Educación Católica, el Pontificio Consejo para los Laicos, las Pontificias Comisiones Iustitia et Pax y para las Comunicaciones Sociales, y ocasionalmente otras.

1. Un renovado espíritu de servicio

El Cardenal Carlo Confalonieri, desde el momento mismo en que volvió a ser Presidente de la CAL, manifestó al CELAM y a todos los Organismos de ayuda a la Iglesia en América Latina el modo como la Comisión entendía prestar sus servicios a la Iglesia, ajustándose a las nuevas circunstancias y a la reciente reorganización. El envío del texto de las Normas de la CAL al CELAM, a los Organismos de ayuda, a los Presidentes de las Conferencias Episcopales y a los Presidentes de las Comisiones Episcopales de las Conferencias Episcopales de Europa y de Norteamérica le dio la 197 ocasión de manifestar a todos los interesados el nuevo espíritu que animaba a cuantos trabajaban en la Pontificia Comisión para América Latina.235 En la carta con la que acompañó el envío del mencionado texto, el Cardenal Confalonieri precisaba cómo la CAL deseaba relacionarse con cada uno de estos organismos.

1.1 Con el CELAM

En la carta dirigida a Mons. Avelar Brandao Vilela, Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano, escribía: Esta Comisión, llamada en particular a seguir las múltiples actividades del CELAM, está segura de ser periódicamente tenida al corriente, de modo que sea en grado de prestar - a la ocurrencia – toda la obra solicitada para el mayor progreso de la Iglesia en el amado Continente.236 1.2 Con el Secretariado General del CELAM

En la carta enviada a Mons. Eduardo Pironio, Secretario General, manifestaba: Llamada a seguir la actividad del CELAM, la CAL está segura que será oportunamente informada por Vuestra Excelencia, por escrito o de persona – con ocasión de sus visitas a Roma -, sobre el próvido trabajo en el cual el CELAM, por medio de sus “Servicios” y de sus “Departamentos” e “Institutos” está celosamente comprometido y sobre las iniciativas que interesan a la Iglesia en América Latina. La CAL, de parte suya, renueva el ofrecimiento de su constante completa disponibilidad a servicio del CELAM, para la feliz coordinación con todos los otros Dicasterios y Oficinas de la Curia Romana de cuyo servicio, por competencia o especial interés de los problemas en examen, llegara a tener necesidad.

1.3 Con los Organismos Episcopales

A los Presidentes de los Organismos Episcopales Nacionales de ayuda, en personal y en medios económicos, escribió: La CAL, a tenor de las Normas, será bien interesada y gustará conocer, de tiempo en tiempo, las actividades y la obra de ayuda que viene

235 Cfr. Arch.PCAL, IA, vol. 39, Nuova Cal III, Norme. 236 Cfr. Carta del Cardenal Carlo Confalonieri, Presidente de la CAL, a Mons. Abelar Brandao Vilela, Presidente del CELAM. Roma, 10 de octubre de 1969. En: Arch. PCAL, IA, vol. 39, Nuova CAL III, Norme, Invio di detto testo alla Presdiencia del CELAM. Con copia para el Vice-Presidente y el Secretario General. 198

celosamente desarrollando ese benemérito Organismo, en favor de la Iglesia en América Latina.237 1.4 Con las Conferencias Episcopales

A los Presidentes de las Conferencias Episcopales Nacionales de América Latina, el Cardenal Confalonieri escribía: Me complazco en renovar al Episcopado de esa Nación, por medio del autorizado conducto de Vuestra Excelencia, el ofrecimiento de los servicios que, cuando fuese menester, esta Comisión podrá útilmente proporcionar. La CAL, por su parte, agradecerá recibir todas las indicaciones y sugerencias para mejor cumplir su propia finalidad y actividad, con espíritu de humilde y filial colaboración a la apostólica y paternal solicitud del Santo Padre por la Iglesia en América Latina.238 1.5 Con los Representantes Pontificios

La CAL, en su deseo de servir mejor la causa de la Iglesia en América Latina solicitó a los Delegados y Nuncios Apostólicos en los países de América Latina, su obra de cooperación. A ellos el Cardenal Confalonieri escribió manifestando: La CAL tiene interés en conocer todas las noticias e informaciones sobre los trabajos de las Conferencias Episcopales en esa Nación y sobre la actividad de los Ordinarios, que pueden referirse a la puesta en práctica de las indicaciones pastorales del CELAM y de los respectivos Departamentos, de modo que se pueda tener una visión actualizada y completa.239

237 Cfr. Carta del Cardenal Carlo Confalonieri, Presidente de la CAL, a los Presidentes de los Organismos Episcopales de ayuda pro América Latina. Roma, 15 de octubre de 1969. En: Arch.PCAL, IA, vol. 39, Norme, Invio di detto testo ai Presidenti degli Organismi Episcopali di aiuto pro A.L. 238 Cfr. Carta del Cardenal Carlo Confalonieri, Presidente de la CAL, a los Presidentes de las Conferencias Episcopales Nacionales. Roma, 15 de Octubre de 1969. En: Arch.PCAL, IA, vol. 39, Nuova CAL III, Norme, Invio di detto testo ai Presidenti delle Conferenze Episcopali Nazionali di A.L. 239 Cfr. Carta del Cardenal Carlo Confalonieri, Presidente de la CAL, a los Representantes Pontificios en América Latina. Roma, 15 de octubre de 1969. En: Arch.PCAL, IA, vol. 39, Nuova CAL, Norme, Invio di detto testo ai Rappresentanti Pontifici in A.L. 199

2. La actividad de la CAL a tenor de las “Normas” de 1969.

El texto de las “Normas” aprobadas en 1969 imponían a la CAL tres tareas específicas: 1) el seguimiento a las actividades del CELAM y de los Organismos Episcopales Nacionales de ayuda a la Iglesia en América Latina, que es la finalidad principal; 2) prestar su colaboración a las Conferencias Episcopales en la regular tramitación de sus asuntos en la Curia Romana o con los Organismos de ayuda; y 3) la distribución Fondo-CAL.

2.1 El seguimiento de las actividades del CELAM y de los Organismos de ayuda

El texto de las normas no sólo establecía cuál era la tarea principal de la CAL, sino que indicaba también el modo como CAL llevaría a cabo su misión. 2.1.1 El seguimiento de las actividades del CELAM Debiendo seguir las actividades del CELAM, las normas disponían: Por consiguiente el Secretario General del CELAM oportunamente informará la CAL: Sobre la labor llevada a cabo por el CELAM tanto en lo pastoral como en la parte organizativa; Sobre las iniciativas de alguna importancia que, directa o indirectamente, interesen a la Iglesia en el Continente Latinoamericano. De los informes y relaciones de Mons. Buro, especialmente las destinadas al volumen anual Actividad de la Santa Sede, se puede constatar que la CAL desplegó una intensa actividad en favor de América Latina. Con el CELAM la relación fue constante y cordial, sobre todo, subraya Mons. Buro, durante el tiempo que Mons. Alfonso López Trujillo fue Secretario General (1972-1979) y Presidente (1979-1983). El CELAM envió regularmente los documentos de sus reuniones plenarias, regionales y de coordinación. Igualmente, en forma periódica hizo llegar las relaciones sobre la actividad de cada uno de los Departamentos e informó de persona a través de su Presidencia. Las ocasiones en las que el Presidente o el Secretario General estuvieron en Roma constituyeron momentos de “fructuosos 200 intercambios de ideas sobre los problemas y cuestiones de América Latina”.240 2.1.2 El seguimiento de las actividades de los Organismos de ayuda Las normas de 1969 disponían en este campo: Así mismo, los respectivos Secretariados de los Organismos Episcopales Nacionales de ayuda, suministrarán informes a la CAL sobre la colaboración proporcionada en personal y en medios económicos a la Iglesia en América Latina; De parte de Europa: COPAL (Bélgica); CEFAL (Francia); CEIAL (Italia); CECADE-OCSHA (España); ADVENIAT y MISEREOR (Alemania); “AIDE A L’EGLISE EN DETRESSE” del R. P. Van Straaten; La Pontificia Obra de la Santa Infancia, etc; De parte de América del Norte: N.C.C.B. – LAB (USA) y CECAL (Canadá) a) Canadá. Comisión Episcopal de Misiones- sección América Latina Mantuvo informada la CAL sobre la actividad realizada en favor de la Iglesia en Latinoamérica y sobre los proyectos pastorales apoyados por los Obispos canadienses en la región. b) Estados Unidos. Secretariado para Latino-América-NCCB Infirmó regularmente sobre el personal enviado en América Latina y sobre las ayudas concedidas a la Iglesia en ese Continente. c) Francia. Comité Episcopal Francés para América Latina Informó constantemente la CAL sobre sus actividades en favor de la Iglesia en Latinoamerica. d) Italia. Centro Eclesial Italiano para América Latina (CEIAL) El CEIAL Envió regularmente la relación de las actividades anuales para la sensibilización sobre los problemas eclesiales en América Latina, la preparación del personal destinado a esos países y la asistencia al personal in loco y del que regresaba a Italia. La Comisión cuidó siempre de hacer llegar oportunamente al CEIAL las solicitudes que le llegaban desde América Latina, sobre todo en cuanto al envío de sacerdotes y, especialmente de 1970 en adelante, siguió con

240 Pontificia Commissione per l'America Latina. Attività 1975. En Arc. PCAL, I-A, vol. 49/1, Adunanze CAL (54-57); Relazione in adunanza dei Capi Dicastero; Attività della Santa Sede (1976-1981). Texto preparado por Mons. Michele Buro el 22 de noviembre de 1975. 201 atención los cursos de preparación y actualización que se impartían en el CEIAL a los futuros misioneros en América Latina, favoreciendo la presencia de expertos latinoamericanos propuestos por el CELAM. La CAL mantuvo también relaciones con el Movimiento Laici/Ceial y en particular con su presidente Dr. Armando Oberti, por la responsabilidad que tenía en relación con la actividad del ASAL (Associazione per gli Studi e la documentazione dei problemi socio- religiosi dell’America Latina). e) España. Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias- Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA) Envió regularmente la relación de las actividades anuales y el fascículo con todos los datos de los sacerdotes enviados a América Latina. La Cal, igualmente, se hizo siempre presente con un mensaje y una oferta económica en el “Día de Hispanoamérica”. También la “Campaña contra el hambre en el mundo” (desde 1978 Manos Unidas), ha mantenido informada la CAL sobre las ayudas concedidas en el curso de cada año a obras e iniciativas eclesiales en América Latina. f) Acción Adveniat y Misereor Los dirigentes de estas dos instituciones transmitieron regularmente cada año la información sobre las ayudas dadas a América Latina. Misereor en particular mandó siempre la lista de las solicitudes que le llegaban desde Latinoamérica con la intención de recibir la opinión de la CAL sobre los proyectos más importantes o urgentes. En 1981 la CAL se unió a las celebraciones por los 20 años de Adveniat. Para la ocasión se convocaron todos los Presidentes de las Conferencias Episcopales de América Latina con el fin de evaluar los resultados obtenidos por Adveniat en sus primeros 20 años. EL Cardenal Presidente, en la carta de invitación solicitó a todos los Presidentes de Conferencias una relación sobre la actividad de Adveniat en el propio país y las exigencias que se prospectaban hacia el futuro. Adecuadamente preparada por la Conferencia Episcopal de Ecuador, la reunión se celebró en Betania del Colegio, no distante de Quito. Este encuentro permitió pasar en reseña las muchas obras e iniciativas realizadas con la generosa solidaridad de los católicos 202 alemanes y presentar indicaciones concretas para atender las necesidades emergentes en América Latina.241 g) Ayuda a la Iglesia que sufre (Kirche in Not) Mantuvo frecuentemente informada la CAL sobre las ayudas destinadas a proyectos en América Latina. Los organismos europeos de ayuda en personal mantuvieron reuniones anuales a los que participó la CAL en la persona del Presidente o de Mons. Buro. En estas reuniones cada organismo presentaba una relación sobre la actividad desarrollada o en curso. A la luz de las mencionadas relaciones se discutía sobre los problemas pastorales de América Latina (las Comunidades Eclesiales de Base, en 1975; la religiosidad popular, en 1976; la evangelización y la situación política en América Latina, en 1977; aspectos y finalidad de la Conferencia de Puebla, 1978, para citar sólo algunos). Cuando fue necesario, para evitar abusos e inconvenientes, la CAL recordó a los dirigentes de los Organismos de ayuda las conclusiones de la tercera sesión del COGECAL, sobre el curso que debían seguir las solicitudes de ayuda provenientes de América Latina, subrayando la directa responsabilidad del CELAM, de las Conferencias Episcopales y de la respectiva autoridad eclesiástica, según fueran solicitudes de carácter continental, nacional, regional o diocesano.

2.2 LA CAL al servicio de las Conferencias Episcopales

Las Normas disponían a la CAL con relación a las Conferencias Episcopales Nacionales de América Latina: Con espíritu de servicio para las Conferencias Episcopales y para cada uno de los Ordinarios, la CAL no dejará de prestar su colaboración en la regular tramitación de sus asuntos en la Curia Romana o con los Organismos Episcopales mencionados en el número precedente. Esta tarea fue igualmente realizada con dedicación. Es interesante la correspondencia de la CAL con miembros de algunas Conferencias Episcopales sobre el papel del CELAM en relación con el estudio de los problemas latinoamericanos y su adecuada solución. Además, la CAL envió con regularidad al inicio de cada año la cuota del Fondo-

241 Pontificia Commissione per l'America Latina. Attività 1981. En: Arch. PCAL, I-A, vol. 49/1, Adunanze CAL (54-57); Relazioni in Adunanze dei Capi Dicastero; Attività della CAL (1976-1981). 203

CAL, asignada a cada Conferencia Episcopal. Recibió también las actas de las reuniones plenarias o de los comités permanentes de las Conferencias Episcopales, sometiéndolas al estudio de la Congregación para los Obispos y, en los casos requeridos, enviándolas a las otras Congregaciones de la Curia Romana. La CAL se interesó igualmente en dar curso a las peticiones que las Conferencias Episcopales le hicieron llegar sobre argumentos de tipo pastoral.

2.3 El Fondo-CAL

La tercera finalidad que la “Normas” de 1969 dieron a la CAL fue la de distribuir el llamado “Fondo-CAL”. En este sentido la CAL observó siempre cuanto establecido en las normas mencionadas: La CAL continuará encargándose de la distribución, según los criterios establecidos y que bien conocen el CELAM, las Conferencias Episcopales Nacionales Latinoamericanas y todos los Ordinarios, del millón de dólares que el Santo Padre ha autorizado para el trienio 1969-1972. La abundante documentación conservada en el archivo de la Pontificia Comisión para América Latina bajo el título “Ejercicio Financiero”, evidencia la atención con la que la CAL cumplió esta disposición.

3. La preocupación específicamente pastoral de la CAL

La CAL siguió con atención los problemas pastorales y doctrinales más significativos que marcaron la vida de la Iglesia en América latina. Entre estos podemos señalar:

3.1 El movimiento “cristianos por el socialismo”

La CAL tomó en consideración el estudio de este problema pastoral y doctrinal, durante sus reuniones, principalmente desde 1974. Efectivamente, ya en la 51ª reunión de la CAL (4 de noviembre de 1974) el problema de los movimientos políticos de sacerdotes en América latina estuvo en el orden del día, pero en esa reunión fue tratado junto al problema de la teología de la liberación y por esto poco profundizado. 204

Será la siguiente reunión a ofrecer un panoráma más amplio del problema. La 52ª reunión de la CAL (5 de noviembre de 1975), tuvo como punto central en el orden del día el estudio del tema: “Movimientos sacerdotales politicos en América Latina: situación, peligros, propuestas de remedios”. Se estudió el documento del Encuentro Internacional de Cristianos por el Socialismo celebrado del 6-13 de abril de 1975 y se presentó la relación de Mons. Alfonso López Trujillo, Secretario General del CELAM. Mons. López Trujillo presentó el tema advirtiendo: Existen distintas tendencias. Hay movimientos de tendencias de izquierdas (más o menos definidas y radicalizadas) y los hay también de derecha, con parecidas características operativas. Hay, pues, una recíproca alimentación que no conduce a nada positivo y desgarra la comunidad cristiana. Las divergencias políticas penetran en el interior de la Iglesia y se tornan en causa de rupturas y tensiones. Me referiré específicamente a una de las tendencias que hoy cobra mayor fuerza e importancia: Cristianos para el socialismo.242 Después de presentar la situación de los movimientos existentes en América Latina, se detiene a analizar los riesgos que estos movimientos generan a nivel doctrinal y pastoral. Doctrinalmente. Todas las tentaciones y fallas de una de las corrientes de la Teología de la Liberación han desembocado en forma coherente y lógica en las tesis de Cristianos para el socialismo. El contenido es el mismo y los más importantes de sus autores son líderes de este movimiento. Resumiendo, son estos algunos de sus peligros: -El cristianismo queda subsumido y devorado por el primado de la política, tomado en clave clasista, según la inspiración del análisis marxista, con su dimensión esencial de lucha de clases. -Existe una secularización de la fe: va perdiendo su identidad. Como apunta el P. Congar, puede haber una amenaza contra la salud del estado de fe (UN Peuple Messianique, Ed. Du Cerf, 1975, p. 185). Hay una relectura radical de la Eclesiología. Se rechaza sistemáticamente el pasado de la Iglesia y se la acusa de aliada de los poderosos, pieza del sistema capitalista. Sus críticas son corrosivas. La Iglesia ha sido, en buena parte, una ideología (en el sentido marxista el concepto). Debe pasar de antirrevolucionaria a revolucionaria, si quiere tener alguna aceptación. Su verdadera unidad será la unidad proletaria. A partir del cambio de enfoque

242 Relación de Mons. Alfonso López Trujillio durante la 52a Reunión de la CAL. Roma, 5 de Noviembre de 1975. En: Arch.PCAL, I-A, vol. 49, LII Adunanza (5.XI.1975) Movimenti Sacerdotali politici in A.L. 205 del misterio eclesial se reorienta toda su misión de evangelización, la cual ha de llevar al compromiso revolucionario (socialismo marxista). Es típico al respecto el libro del P. Hugo Assman “Opresión-Liberación” y el reciente de Fernando Belo “Una lettura politica del Vangelo”, síntesis divulgativa de su libro “Lecture Matérialiste de L’Evangile de Marc”. -Practicamente todos los tratados teológicos y la impostación de las labores catequéticas quedan penetradas de estas orientaciones. La hermenéutica del Reino de Dios, concentrado a la transformación de las estructuras capitalistas, el viraje de la Cristología: Cristo políticamente comprometido, revolucionario. La escatología queda confinada a la historia, etc. Se puede decir que se va cayendo en una interpretación marxista del cristianismo. Hay una aceptación poco crítica del análisis marxista, cimentada en estas argumentaciones: a) Separabilidad de niveles en el análisis marxista: su nivel científico (racionalidad científica) y su filosofía (metafísica). Mientras el grupo PAX (Polonia) rechaza la filosofía marxista, y ninguno se atrevería a llamarse “cristiano-marxista” (sin entrar a analizar otras ambigüedades), esta tentación se va dando en algunos teóricos integrantes o cercanos a cristianos para el socialismo. En el documento de Lima se dice que los problemas metafísicos SE VAN ACLARANDO. Y hoy se argumenta corrientemente con el “cristianismo” de Roger Garaudy en “Parole D’Homme”, sin examinar lo que realmente representan sus tesis, muy lejanas del contenido e identidad cristianas. b) señalan el análisis marxista como el ‘único instrumento válido de lectura de la sociedad y de la historia y el único resorte capaz de transformar el mundo y superar la alienación. c) con la utopía de la sociedad sin clases reprochan la coexistencia de clases en la Iglesia y censuran una llamada a la reconciliación que no pase por la lucha de clases. d) la revolución es el verdadero “locus” fidei. Sólo encuentra la fe su auténtico sentido en la revolución. Es el terreno propicio de revitalización de la fe. Allí la virtud transformadora del Evangelio es capaz de superar los prejuicios burgueses. Pastoralmente. La experiencia nos ha mostrado suficientemente la tragedia que en la Iglesia han provocado estas tendencias. Numerosas vocaciones de sacerdotes, religiosos y religiosas, se han deshecho. Mentalizadas en estas líneas luego han chocado contra la realidad, o no han encontrado canales operativos (político-eclesiales), y han abandonado su vocación y, en casos, la misma fe. Con la penetración ideológica tan intensa a que son sometidos, corren la misma suerte que muchos jóvenes: terminan por mirar todo en forma tan distinta que nutren un curioso desprecio a la Iglesia. 206

El fenómeno se registra sobre todo hoy entre los religiosos. La literatura es abundante. De la legítima “opción por los pobres” se pasa a la “opción por el proletariado” y de ésta al socialismo marxista. Hecho el tránsito, el resto se puede prever. La confusión se manifiesta con enorme gravedad. Y más cuando el prestigio de algunos teólogos o la presencia o simpatía de algunos Obispos les parece como un nítido respaldo. Sería exagerado decir que está en curso una especie de herejía social? La palabra no gusta, pero no hay rasgos sinceramente de que algo muy similar está aconteciendo? Unido a un diálogo indispensable, ante un reto tan global, no se puede obrar aisladamente o descoordinadamente y no se puede llegar tarde. El tiempo empeorará los problemas y muchos cristianos confundidos y perplejos habrán desgarrado muchas comunidades cristianas y sucumbido ellos mismos.243 La exposición del Secretario General del CELAM, Mons. Alfonso López Trujillo, terminaba con la propuesta de posibles remedios para afrontar el problema en sus amplias dimensiones: Una acción coordinada tendría que situarse en dos planos: Doctrinal. Es necesario estudiar lo que teológicamente está en juego, con toda seriedad. La sesión que tendrá el año próximo la Comisión Teológica Pontificia, sobre Teología de la Liberación, será útil. Sin embargo, irán un poco rezagados sobre lo que HOY importa, a saber la síntesis de Cristianos por el socialismo. Es muy escasa la información que tienen. Es urgente la difusión de orientaciones clarificadoras, estudios, etc. sobre esta materia. Se requiere, tarde o temprano, la voz autorizada de la Santa Sede, con toda claridad. El tiempo agravará las cosas e impedirá oportunas intervenciones. Aquí la principal tarea es la de la INFORMACIÖN. Esta información debe llegar prudente y confidencialmente a todos los Episcopados. Subsiste la dificultad de la orientación de algunos. Pastoral. Ocupa el primer puesto la acción con los sacerdotes, religiosos y religiosas. ¿Qué podría hacerse? Desde el CELAM activaremos una serie de cursos con los Vicarios de Pastoral y con los responsables de la Pastoral Social. Se animará este trabajo en los Episcopados. Hay suficiente material en las conclusiones de los Sínodos para orientar a los Obispos. Pero hace falta más... Aspecto social. Se requiere todo un esfuerzo de profundización de la Doctrina Social de la Iglesia. Es sistemáticamente desacreditada por estos

243 Relación de Mons. Alfonso López Trujillio durante la 52a Reunión de la CAL. Roma, 5 de Noviembre de 1975. En: Arch.PCAL, I-A, vol. 49, LII Adunanza (5.XI.1975) Movimenti Sacerdotali politici in A.L. 207

grupos. Se requiere también su ACTUALIZACIÓN Y APLICACIÓN ENTRE NOSOTROS. Se evitarán reacciones de gentes generosas. Una adecuada acción por la justicia, una firme y evangélica presencia en favor de los pobres, un testimonio en pro de los Derechos Humanos, es indispensable. Se trabaja bastante sobre el particular. En una orientación definida, con gente de plena confianza, mucho podría ayudar Justicia y Paz, ante todo en la profundización en el Magisterio Social. El Secretariado para los No-Creyentes, que tiene a su cargo aspectos del diálogo también con los marxistas, estudios e investigaciones sobre la materia, puede dar valiosas colaboraciones. El problema es URGENTE. No se le puede tratar aisladamente. Se necesita una seria coordinación. No podría pensarse en un pequeño Comité que reflexionara prontamente y ofreciera sus conclusiones y eventuales recomendaciones, a quienes tienen en sus manos la alta responsabilidad pastoral y la capacidad de decisión? Esto podría ser útil a la Santa Sede y a los Episcopados.244 A la relación de Mons. López Trujillo siguió el diálogo entre los Consejeros y Miembros presentes. Todos los que intervinieron estuvieron de acuerdo en la necesidad de un documento clarificador emanado por la Santa Sede. La intervención de Mons. Benelli, sintetiza bien la conclusión del diálogo: Mons. Benelli: subraya la necesidad de una aclaración por parte del Magisterio eclesiástico a todos los niveles. Revela que por efecto de escritos, declaraciones, tomas de posición ambiguas o favorables a la “opción socialista” asumidas, en los últimos años, por teólogos, sacerdotes e incluso obispos, se ha difundido en las Iglesias particulares un clima de incertidumbre y de inseguridad. Algunos obispos, a pesar de ver claramente la necesidad de hablar no lo hacen por el temosr de ser criticados o incluso descalificados. Es por esto que es urgente una palabra clara y precisa de parte de la Santa Sede. Palabra que debería partir de una reflexión de fondo sobre el análisis marxista para llegar a la afirmación, en modo inequivocable, de la incompatibilidad no sólo teórica sino también práctica entre cristianismo y marxismo en todas sus formas.245 Las conclusiones de los debates, sometidas al Santo Padre, llevaron a la constitución de una comisión especial (compuesta por los

244 Relación de Mons. Alfonso López Trujillio durante la 52a Reunión de la CAL. Roma, 5 de Noviembre de 1975. En: Arch.PCAL, I-A, vol. 49, LII Adunanza (5.XI.1975) Movimenti Sacerdotali politici in A.L. 245 Cfr. Verbale della LII Adunanza. En: Arch.PCAL, I-A, vol. 49, LII Adunanza (5.XI.1975) Movimenti Sacerdotali politici in A.L. 208

Cardenales Secretario de Estado, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Prefecto de la Congregación para los Obispos, el Sustituto de la Secretaría de Estado, el Secretario del Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia y Mons. Pironio), encargada de estudiar el problema y proponer las medidas más eficacez para su solución. El trabajo de la comisión motivó el encargo que a fines de junio Pablo VI dió a la Congregación para la Doctrina de la Fe en el sentido de preparar un documento doctrinal sobre las tendencias, los equívocos y las desviaciones que se manifestaban en la Iglesia en este sector, sobre todo en relación con el análisis y la praxis marxista y su pretendida compatibilidad con la doctrina cristiana. El trabajo emprendido en 1975 en la reunión de la CAL concluirá con las dos instrucciones de la Congregación para la doctrina de la fe de 1984 y 1986: Libertatis nuntius y Libertatis conscientia.

3.2 Teología de la liberación

La CAL abordó en repetidas ocasiones el estudio de este tema. Las reuniones que siguieron a la celebración de Medellín reflejan el influjo siempre creciente de esta corriente de pensamiento en la vida de la Iglesia y la preocupación de los Episcopados. En América Latina, algunos sacerdotes venidos de Europa, a la vista de situaciones dramáticas de injusticia y de opresión, emprendieron una reflexión teológico-pastoral para iluminar desde la fe cristina el papel de la Iglesia ante las realidades de injusticia y opresión. La teología de la liberación fue la expresión más importante de una serie de estudios e investigaciones sobre la “teología de las realidades terrenas” nacidas del deseo de poner en acto el mandato conciliar consignado en el número cuatro de la Gaudium et Spes: “compete a la Iglesia escrutar a fondo los signos de los tiempos”. Esfuerzo que con frecuencia no estuvo ajeno a contaminaciones de matriz ni católica ni cristiana. Se llegó así a una errada interpretación de la Gaudium et Spes y de la encíclica Populorum Progressio, fundamentalmente, que condujo a la lectura del mensaje evangélico de liberación en clave revolucionaria, que provocó graves problemas a la Iglesia latinoamericana. Las palabras de Pablo VI en Bogotá durante el Congreso Eucarístico y en la inauguración de la Conferencia General del Episcopado no fueron suficientes para corregir las desviaciones. Tampoco el documento de 209

Medellín logró apaciguar los ánimos; en él el tema de la liberación aparece con frecuencia, entendido en el mismo sentido con el que aparecerá en la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntandi, del Papa Pablo VI. En la Evangelii Nuntiandi, Pablo VI expuso con claridad qué se entiende por evangelizar, cuál es el contenido de la evangelización qué medios deben emplearse para evangelizar, quiénes son los destinatarios de la evangelización, quienes son sus agentes qué espíritu debe presidirla246 En marzo de 1974 el Secretariado para los no Creyentes celebró una reunión plenaria sobre las relaciones entre cristianismo y marxismo y sobre la evangelización en el mundo contemporáneo, con especial atención al ateismo y la secularización. El documento conclusivo fue publicado por el CELAM, en su Boletín n. 97 de agosto de 1975. En 1976 la Comisión Teológica Internacional dió a conocer un documento titulado “Promoción humana y salvación cristiana”, presentado por Mons. Karl Lehmann. El documento considera la importancia que ha alcanzado, en la reflexión teológica, el problema de la relación entre promoción humana y salvación cristiana. La CAL siguió con atención este grave problema doctrinal. En primer lugar, ante la confusión y las graves equivocaciones que se crearon en la exposición o en la aplicación de la teología de las realidades temporales, la CAL animó al CELAM a hacerse presente, no sólo con estudios personales (como los de monseñor Pironio y monseñor López Trujillo), sino con una iniciativa conjunta. Fruto de esto fue la reunión de obispos y expertos en Bogotá sobre el tema “Liberación”, cuyas actas fueron después publicadas en el libro “Liberación: diálogos en el CELAM” en 1974; después se publicó “Conflicto social y compromiso cristiano en América Latina”, como fruto de la reunión celebrada en Lima en septiembre de 1975. Desde 1974 las reuniones de la CAL tendrán al orden del día la teología de la liberación, como uno de los graves problemas eclesiales de América Latina. El influjo del análisis marxista, la eclesiología subyacente, el influjo en las Comunidades Eclesiales de Base, la reducción del cristianismo a un movimiento inmanente, la interpretación de la persona y de la misión de Jesucristo como

246 SARANYANA Josep-Ignasi Cien años de teología latinoamericana (1899-1901), 130. 210 liberador político y revolucionario, la división entre Iglesia popular e Iglesia jerárquica, fueron entre otros los puntos que constituyeron tema de estudio de las reuniones de la CAL. Hasta la reunión de 1984, se encuentra al orden del día la teología de la liberación. Este tema va íntimamente unido al problema de los movimientos políticos de sacerdotes en América Latina, cuyo estudio suscitó llevó a la promulgación de los documentos Libertatis nuntius y Libertatis conscientia.

3.3 La ideología de la seguridad nacional

Por la conexión que tiene con la praxis de la liberación y por la incidencia en la vida práctica de la Iglesia, la CAL se interesó también de este argumento. Principalmente el P. Comblin, la presentaba como una nueva teoría del estado y de la sociedad que se separaba de la doctrina social de la Iglesia y que representaba una amenaza para la misma Iglesia en cuanto al ejercicio de su libertad. El tema había sido ya tema de las reuniones del CELAM en 1975 y 1976. El 27 de octubre de 1975, Mons. López Trujillo en la relación que presentó durante la 53ª reunión de la CAL tocó ya el tema que se presentaba como fuertemente unido al tema de la defensa de los derechos humanos. Para 1975 el tema era de gran actualidad, pues, con excepción de tres países, en América Latina predominaban gobiernos militares que se confesaban católicos. La doctrina de la seguridad nacional representaba una seria amenaza a los derechos humanos y en este campo surgían los conflictos de la Iglesia con los Estados. ¿Cuál debe ser el comportamiento de las Conferencias Episcopales? Así, el tema de la seguridad nacional aparecía como un problema con concretas incidencias pastorales por la actitud y la responsabilidad que la Iglesia debía asumir, en la fidelidad al ejercicio de su misión. Esto hacía que la ideología de la seguridad nacional mereciera una adecuada profundización. La CAL seguía y animaba estos esfuerzos del CELAM e igualmente se interesaba en el estudio de los documentos relacionados con la materia.247

247 Relación de Mons. Alfonso López Trujillo durante la 53a Reunión de la CAL. En: Arch.PCAL, I-A, vol. 49, LIII Adunanza (27.X. 76), Problemi ecclesiali di maggiore attualità in A.L. 211

3.4 La pastoral de los medios de comunicación social

La CAL, junto con la Pontificia Comisión para las Comunicaciones Sociales, promovió y organizó un encuentro sobre la pastoral de las comunicaciones sociales en América Latina con la participación del Secretario General del CELAM, Mons. Alfonso López Trujillo, que presentó e ilustró algunas sugerencias para la presencia de la Iglesia en este campo; participó también el Presidente del Departamento de Comunicaciones del CELAM, Mons. Darío Castrillón Hoyos, que en una documentada ponencia presentó los aspectos más importantes de las comunicaciones sociales en América Latina. El encuentro realizado en el Vaticano el 14 y 15 de marzo de 1977, presidido por el Cardenal Sebastiano Baggio, contó con al presencia del Sustituto de la Secretaría de Estado, Mons. Giovanni Benelli, los responsables de la Prensa y Radio Vaticana, de la Civiltà Cattolica y los representantes de Adveniat y Misereor. En el encuentro fueron aprobadas algunas recomendaciones que enfatizaban la importancia de responder adecuadamente al grave y delicado problema de los medios de comunicación social en América Latina; se reconoció como el uso de los medios de comunicación se hacía indispensable para que la Iglesia fuera cada vez más presente y activa en el anuncio del evangelio en el Continente.

3.5 Las relaciones entre los Ordinarios locales y los religiosos en América Latina

Los religiosos en América Latina han tenido un papel sobresaliente en la historia de la Iglesia, como lo reconoció ya la Iª Conferencia del Episcopado Latinoamericano. Sin embago, justamente a partir de Río de Janeiro comenzaron a vivirse algunas situaciones difíciles en las relaciones entre obispos y religiosos; esto coincide con el fortalecimiento de las instituciones que fueron surgiendo para organizar y potenciar las fuerzas católicas del Continente, especialmente CELAM y CLAR. Apareció en algunos momentos la tentación de poner al mismo nivel el organismo episcopal y el religioso, con el consiguiente riesgo de romper la unidad de la Iglesia y de desconocer el primado de la autoridad episcopal. El tema que venía siendo tratado por el CELAM 212 con el apoyo de la CAL y por la Congregación para los Religiosos, comenzó a tomar mayor fuerza a partir de 1970. Algunos miembros de la CLAR, abrazaron la línea extrema de la teología de la liberación y comenzaron a asumir actitudes de desconocimiento de la autoridad episcopal. El más grave, seguramente, fue la aparición de un magisterio paralelo. La CLAR, comenzó a publicar documentos y a tener encuentros con los fieles sin que antecediera el diálogo y la aprobación de los obispos. La CAL siguió con atención este delicado problema. En la relación del Cardenal Baggio en la reunión de la CAL del 4 de diciembre de 1974, dedicada a los problemas eclesiales en América Latina, aparece indicado el problema de las iniciativas de la CLAR. El Cardenal Baggio mencionó como hecho significativo que la CLAR, a pesar de carta que se le envió al Presidente el 3 de julio de 1974 en la que se le advirtió sobre la poca oportunidad de publicar el documento “Dimensión política de la vida religiosa – Perspectivas Latino Americanas”, publicó poco después el citado documento en la revista CHRISTUS año 39, No. 465 de agosto de 1974. El mismo Cardenal Baggio subrayó, además, que algunas Conferencias nacionales de Religiosos tendían a reclamar una independencia de las Conferencias Episcopales que revelaban una dificultad en las relaciones entre los Ordinarios locales y los religiosos.248 Como conclusión de esta reunión de la CAL se acordó crear una comisión CELAM-CLAR para evitar errores doctrinales. El mismo problema fue después tema de estudio de la Congregación para los Obispos y de la Congregación para los Religiosos e Institutos Seculares. En 1975 las dos Congregaciones citadas celebraron una plenaria mixta en la que analizaron los puntos centrales del problema: qué puesto ocupan los religiosos en la Iglesia universal y local; qué esperan los Obispos de los Religiosos; qué esperan los Religiosos de los Obispos; medios concretos para asegurar una ordenada y fecunda cooperación entre Obispos y Religiosos a nivel internacional, continental y nacional; medios concretos para asegurar una ordenada y fecunda cooperación entre Obispos y Religiosos a nivel diocesano y regional.

248 CARDENAL SEBASTIANO BAGGIO, Problemas eclesiales en América Latina en cuanto a la educación católica y a la vida religiosa. Relación presentada en la 52ª Reunión de la PCAL, Roma, 4 de diciembre de 1974. En: Arch. PCAL, I.A, vol. 49, LIII Adunanza 27.X.76, Movimenti sacerdotali politici in A.L. 213

En la 59ª reunión de la CAL (11 de enero de 1983), el Presidente del CELAM presentó la situación de los diálogos CELAM - CLAR: En lo referente a la CLAR hay razones para no dar mucho espacio al optimismo mientras no se incorpore en sus Estatutos y sobre todo en su espíritu una orientación doctrinal adecuada. Cuánto bien puede hacer una institución como ésta con una clara delimitación de sus campos de competencia, (todavía confusos), sobre todo frente a la unidad pastoral confiada a los Obispos y que es, sin duda, la cuestión central. Algunas de sus publicaciones, aun después de su última asamblea, dejan qué desear – y hay formas de comunión real que sería del caso exigir con la Santa Sede y los Obispos. Cada vez más, a Dios gracias, se afirma la inmensa mayoría de los religiosos, que quieren serlo de verdad. Se hubiera deseado obtener más fruto real de las Reuniones de junio de 1980 sobre América Central. Son los datos que tenemos de los episcopados y que aparecerán sin duda en el estudio sobre la vida de la Iglesia, punto eje en nuestras deliberaciones de la próxima asamblea.249 Efectivamente en la XIX asamblea del CELAM el problema fue de nuevo planteado. Como fruto de sus deliberaciones el CELAM escribió al Papa, el 8 de marzo de 1983, pidiendo la constitución de una comisión cardenalicia para estudiar el problema. El 17 de mayo el Cardenal Agostino Casaroli, Prefecto del Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia, escribió al Cardenal Baggio comunicándole la disposición pontificia de crear una comisión interdicasterial para estudiar el problema de las relaciones entre Obispos y Religiosos en América Latina. Dicha comisión estaba conformada por los Prefecto de las Congregaciones para los Obispos, para los Religiosos e Institutos seculares, para la Doctrina de la Fe, para la Educación Católica, para la Evangelización de los Pueblos, para el Clero. El Papa disponía que el Cardenal Baggio, en cuanto Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la CAL, fuera el relator durante la reunión de dicha comisión, citada para el 6 de julio del mismo año. La ponencia del Cardenal Sebastiano Baggio es interesante en cuanto a la síntesis que hace del problema:

249 MONSEÑOR ALFONSO LÓPEZ TRUJILLO, Problemas de mayor importancia en América Latina en vísperas de la asamblea del CELAM. Relación prsentada en la 59ª reunión de la PCAL. 11 de enero de 1983. En: Arch. PCAL. IA, vol. 49/1, Adunanze CAL (54-57), Attività della CAL (1976-1981). 214

En los años que siguieron al Concilio Vaticano II, la relación Obispos- Religiosos se fue haciendo cada vez más intensa y vital y, quizá por esto, más problemática. No han faltado, sin embargo, oportunas clarificaciones sea en las Conferencias Generales del Episcopado de Medellín y de Puebla, sea en las directivas de la Santa Sede y particularmente en el clásico documento “Mutuae Relationes”, publicado en común por las Sagradas Congregaciones para los Religiosos e Institutos seculares y para los Obispos el 14 de mayo de 1978, y de los organismos de unión en él preconizados. Tampoco se olvidan los numerosos encuentros mixtos que se han celebrado, en sede local o regional, entre los cuales el que se tuvo en Roma en junio de 1981 entre exponentes del Secretariado del Episcopado Centroamericano (SEDAC), del CELAM y Superiores Generales religiosos de América Central. Sin embargo, subsisten todavía dudas y conflictos. De parte de los obispos se denuncia y se lamenta la actividad contraproducente de algunos centros, órganos, grupos o iniciativas que que tiene por responsables a Religiosos, que se estarían asumiendo un rol pastoral autónomo y exorbitante, entrando en el terreno que de iure divino pertenece al magisterio auténtico de la Jerarquía y a la exclusiva responsabilidad pastoral de los Obispos, casi legitimando una contraposición dialéctica entre el carisma profético que sería propio de los religiosos y el gobierno que quedaría a los Obispos. Como tales centros operativos disponen de amplio acceso a los medios de comunicación social, que no raramente son de su propiedad, las publicaciones, las declaraciones, los comunicados, las actividades que patrocinan terminan por tener un amplio influjo con frecuencia determinante en la vida pastoral de la Iglesia en América Latina, con peligro para la unidad del magisterio e del ministerio eclesiástico. Es evidente el problema que tal contraste crea a la organización y a la realización de la deseada pastoral de conjunto.250 Un elemento importante en el camino de la unidad y de la comunión entre el Episcopado y los Religiosos en Latinoamérica lo constituían los estatutos de la CLAR, que estaba revisando para su aprobación la Congregación para los Religiosos e Institutos seculares. A ellos se refirió también el Cardenal Baggio: Un punto muy esperado por diversos episcopados latinoamericanos para una sustancial mejoría de las relaciones con los religiosos lo constituye la revisión de los estatutos de la CLAR. En la octava asamblea general de éste organismo ha sido aprobado un proyecto de nuevas normas, examinado por la competente Sagrada Congregación, la que a su vez lo ha sometido a varios otros dicasterios de la Santa Sede.

250 Cfr. Relación de Mons. Sebastiano Baggio durante la Reunión Interdicasterial del 6 de junio de 1983. En: Arch.PCAL, I-A, CAL, vol. 49bis, Reunión Interdicasterial de 1983. 215

También este problema fue propuesto a nuestra consideración por el Sumo Pontífice, el cual ha acogido la solicitud que le ha dirigido en este sentido la presidencia del CELAM en su asamblea general de Port-au-Prince en marzo pasado. La Pontificia Comisión para América Latina en vista del voto que se le pidió la Sagrada Congregación para los Religiosos e Institutos seculares sobre los nuevos estatutos de la CLAR, se dirigió a alguno de sus miembros y consultores más calificados, de los cuales recibió indicaciones de principio y otras de detalle sobre cada uno de los artículos. Estas últimas han sido oportunamente presentadas al dicasterio competente, mientras las primeras constituyen materia para la presente reunión. En efecto, se ha observado que la misma existencia de la CLAR no encontraría una justificación teológica y jurídica ni en cuanto dispone el Decreto Conciliar “Perfectae Caritatis” (n. 23), ni en lo que dice el can. 708 del nuevo CIC; Ni podría invocar en su favor el principio de signo e instrumento de colegialidad como en el caso del Consejo Episcopal Latinoamericano; Que no aparece claro en el art. 1 que define su naturaleza si esa sea una Confederación de Religiosos o de Conferencias Nacionales de Religiosos o de Conferencias Nacionales de Superiores Mayores de Religiosos distinciones de no poca importancia; Que no se ve a qué título esa asuma el deber pastoral de promover y animar el conjunto de la vida religiosa en América Latina (Art. 2,1).251 La Congregación para los Religiosos e Institutos seculares siguió estudiando el tema y el 8 de diciembre de 1984 aprobó los nuevos estatutos de la CLAR252. Sin embargo, los problemas no terminaron aquí. Vendrían después las dificultades suscitadas por la publicación del proyecto “Palabra - Vida” por parte de los religiosos que provocó un nuevo estudio por parte del CELAM y de la CAL.

3.6 Reunión de los Obispos y de los Superiores Religiosos de Centro América

El propósito de una reunión especial para estudiar los problemas pastorales y para buscar los medios más adecuados para intensificar el diálogo y la colaboración en beneficio de la evangelización y de la

251 Cfr. Relación de Mons. Sebastiano Baggio durante la Reunión Interdicasterial del 6 de junio de 1983. En: Arch.PCAL, I-A, CAL, vol. 49bis, Reunión Interdicasterial de 1983. 252 Cfr. CONGREGACIÓN PARA LOS RELIGIOSOS E INSTITUTOS SECULARES, Decreto aprobando los nuevos estatutos, Roma, 8 de diciembre de 1984. En: Arch. PCAL, CAL, I-.A, vol. 49bis, Richiesta ai RRPP informazione su rapporto vescovi-religiosi. 216 promoción humana integral en Centro América y Panamá fue presentado por el CELAM en el curso de la novena sesión del COGECAL (1980), y unánimemente aprobada. La convocación del encuentro fue enviada el 10 de abril con carta firmada por los Prefectos de la Congregación para los Obispos y de la Congregación para los Religiosos e Institutos seculares dirigida a los Presidentes de las Conferencias Episcopales de los países de la región y a los Superiores Generales de los Jesuitas, Franciscanos Menores, Salesianos, Dominicos y Maristas y a los respectivos Provinciales en Centroamérica. El programa preveía una minuciosa información sobre la situación general para individuar posibilidades y perspectivas de una más real y efectiva comunión y participación. La reunión tuvo lugar en el Vaticano los días 8-11 de junio y permitió una serie de recomendaciones sobre las relaciones entre la Conferencias Episcopales y las Conferencias de Religiosos, entre Obispos y Superiores Religiosos; sobre la formación del clero religioso y del laicado católico; sobre la opción preferencial por los pobres; sobre las universidades católicas; las vocaciones; y el análisis de la realidad. La reunión emanó un documento final de recomendaciones o conclusiones prácticas para mejorar las mutuas relaciones entre Obispos y Religiosos. Con carta del 28 de octubre el documento final fue enviado a cada uno de los participantes y a los Representantes Pontificios en América Central y Panamá, a los Obispos y a los Provinciales Religiosos de la región a través del Presidente del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC) y por medio della Unión de Superiores Generales y de la Unión Internacional de Superioras Generales a los Superiores y Superioras Generales cuyas familias religiosas están presentes en la región.

Capítulo XVIII

Actividad del COGECAL

La CAL animó igualmente la actividad del COGECAL, convocándolo en seis ocasiones a sesiones generales. Fueron sesiones de estudio dedicadas, como ya en el período precedente, al análisis de 217 temas de particular importancia y de común interés para todos los miembros del Consejo General.

1. Sexta sesión. 27 – 29 de septiembre de 1971253

Del 27 al 29 de septiembre de 1971 se celebró la VI sesión del Consejo General de la Pontificia Comisión para América Latina, bajo la presidencia del Cardenal Carlo Confalonieri, con la asistencia de los Cardenales y Obispos miembros del mismo y con algunos expertos e invitados especiales. El tema principal de esta sexta sesión fue “la atención pastoral de los estudiantes latinoamericanos en el exterior”. Después de haber tratado el tema central, el COGECAL volvió a retomar la discusión de la sesión precedente relativa al “envío de personal apostólico a América Latina”, considerando los aspectos y problemas especiales. El tema central fue desarrollado en cuatro ponencias: 1) Mons. Ramón Pastor Bogarín Argaña, Obispo de San Juan Bautista de las Misiones (Paraguay) y Presidente del Departamento de Laicos del CELAM, presentó un “Informe sobre el punto de vista latinoamericano del problema”; 2) Mons. Humberto S. Madeiros, Arzobispo de Boston y Presidente del Comité de Obispos norteamericanos para América Latina, presentó “Los aspectos pastorales de la atención a los estudiantes latinoamericanos en Estados Unidos y Canadá”; 3) Mons. Josef E. Marie de Smedt, Obispo de Bruges y Representante del Episcopado belga en el COGECAL, presentó los “aspectos pastorales de la atención a estudiantes latinoamericanos en Europa”; y 4) Mons. Franz Hengsbach, Obispo de Essen y Presidente de Adveniat, presentó las “Necesidades económicas de la atención de los estudiantes latinoamericanos en Europa y Norteamérica”. La atención pastoral de los estudiantes latinoamericanos preocupaba la CAL desde su primeros días de existencia, pues se constataba que ellos de regreso a sus países podían ejercer una influencia decisiva en el proceso de transformación de América Latina. El COGECAL,

253 Sobre la sexta reunión del COGECAL cfr: Arch.PCAL, II, vol. 22: VI sessione COGECAL. Preliminari; vol. 23: VI sessione COGECAL. Preparazione I; vol. 24: VI sessione COGECAL. Preparazione II; vol. 25: VI sessione COGECAL. Convocazione; vol. 26: VI sessione. Celebrazione 1971; vol. 27: VI sessione. documenti/Verbali; vol. 28: VI sessione. Studio Conclusioni; vol. 29: VI sessione. Invio Documento finale. 218 acogiendo esta preocupación, consideró importante que a través de las Comisiones Episcopales pro América Latina y de los Organismos de ayuda, se promoviera una cuidadosa atención pastoral de la juventud latinoamericana que estudiaba en América del Norte y en Europa. Sugirió además la constitución del Servicio Estudiantes Latinoamericanos en Norte América (SELA) y del Servicio Europeo de Universitarios Latinoamericanos (SEUL). El día 29 Mons. Eduardo Pironio, Secretario General del CELAM, en reunión plenaria hizo una “Exposición sobre los aspectos y problemas especiales del envío de personal apostólico a América Latina”. El envío de personal apostólico comenzaba a suscitar algunas dificultades ya desde 1969, cuando muchos se preguntaban sobre su validez. Mons. Pironio vuelve a preguntar si ésta ayuda es válida y bajo cuáles condiciones, esto porque se constataban al menos tres problemas: a) Las Iglesias que envían (o los Organismos de ayuda). Ellas mismas van padeciendo aceleradamente la disminución de vocaciones sacerdotales y religiosas. Ya no encuentran tan fácil disponibilidad en los posibles candidatos. Entonces se cuestiona el sentido mismo de la ayuda. Surge la pregunta: seguimos enviando? No estamos favoreciendo la inactividad de la Iglesia Latinoamericana? Por qué América Latina no se autoabastece de ministros propios? b) El mismo personal enviado. Crece la sensación de inutilidad, de frustración, de fracaso. Se contagia la desilusión, se propaga el desencanto y el pesimismo. Se van quemando generosas aspiraciones apostólicas. Se va teniendo la impresión de que América Latina no necesita gente. Cual es aquí nuestra tarea nueva? No estamos haciendo aquí lo mismo que hubiéramos hecho en Europa, Estados Unidos o Canadá? El problema se plantea agudamente: para qué tarea específica hemos sido destinados aquí? c) La propia Iglesia Latinoamericana. Va descubriendo su fisonomía propia y su vocación original. Entiende que el personal apostólico que llega debe inscribirse esencialmente en esa línea. No tiene otro sentido su ayuda. Pero entonces se pregunta: ¿Es posible una inserción tan honda en la realidad latinoamericana y en el dinamismo propio de su Iglesia? ¿No hay el riesgo de paralizar su creatividad o hacer morir la riqueza de su cultura? ¿No estamos enterrando - por inconciencia o por miedo – nuestros talentos, perdiendo de vista la vocación irremplazable de nuestra Iglesia?254

254 Documento final de la sexta sesión. En: CELAM, Colaboración intereclesial. Documentos del COGECAL, 85-86 219

Mons. Pironio desarrolló su ponencia estructurándola en tres puntos: fisonomía propia de la Iglesia Latinoamericana (una Iglesia pascual); sentido teológico de la ayuda; algunos aspectos especiales. De gran importancia son los problemas concretos que la ayuda a América Latina produce y que Mons. Eduardo Pironio subraya claramente: a) El primer problema es no haber entendido todavía el sentido profundo de la ayuda. Tanto de una parte como de otra. Llamar simplemente personal apostólico o enviarlo sin saber fundamentalmente para qué. Sin haber hecho un esfuerzo serio por comprender a América Latina o descubrir la vocación de su Iglesia. No se viene a suplir sino a crear. [...] b) Otro problema es la falta de una verdadera pastoral de conjunto en las Iglesias locales que reciben. Surge enseguida la sensación de improvisación lamentable, de vacío, de cansancio inútil, de desubicación. No se debe enviar un sacerdote (o una religiosa o un laico) si no se sabe específicamente para qué. Tampoco se lo debe llamar si el presbiterio no está preparado para asumirlo e integrarlo. [...] c) Otro problema es la motivación exclusivamente social (y política) del ministerio sacerdotal y de la actividad apostólica en América Latina. Hay un conocimiento superficial de América Latina - y de la vocación original de su Iglesia-que genera un problema muy grave entre el personal apostólico que llega generosamente de afuera: una visión exclusivamente socioeconómica de la misión de la Iglesia, una exagerada urgencia de determinado compromiso político y una fácil apertura a la revolución y a la violencia. [...] La mayoría de las tensiones, en el interior de la Iglesia Latinoamericana, proviene de un desajuste en la sensibilidad frente a los problemas sociales y a los reclamos urgentes de la justicia. El problema sacerdotal está intrínsecamente relacionado entre nosotros con las aspiraciones legítimas de los hombres a su liberación. Una perfecta integración del personal apostólico en la vida de nuestros pueblos exige una participación evangélica en el dolor de los pobres y en sus justos reclamos. Pero sucede que no siempre es fácil precisar hasta dónde llegan las esenciales exigencias interiores del evangelio y señalar los límites entre lo verdaderamente religioso y lo puramente político. No siempre es claro percibir el sentido concreto de la liberación cristiana. De allí que surjan con frecuencia conflictos y peligros (evadirse cómodamente de lo temporal o convertirse en puro líder social). [...] d) Otro problema es el de la adaptación. No es simplemente un problema de aprendizaje de lenguas o asimilación de culturas. Por consiguiente 220

tampoco es simplemente problema de tiempo y de estudio. Fundamentalmente es problema de pobreza y conversión. Hay que venir a América Latina con ánimo de aprender y recibir. Con espiritualidad de cambio y de despojo; de sencillez en la donación, de austeridad y hambre de justicia. [...] Es toda una formación teológica - estructurada en ambientes muy distintos del contexto religioso latinoamericano - la que impide con frecuencia una integración más honda del personal apostólico en la Iglesia de América Latina. La que impide fundamentalmente descubrir el verdadero rostro de nuestra Iglesia. [...] e) Finalmente señalamos un problema que no es exclusivo del personal que viene de afuera, pero que él lo siente más aguda y dolorosamente: es la sensación de soledad. No sólo física (América Latina es el Continente de las tierras extendidas y las distancias inmensas), sino sobretodo espiritual.255

2. Séptima sesión. 2 -4 de octubre de 1973256

Fue la primera sesión del COGECAL presidida por el Cardenal Sebastiano Baggio, Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Tuvo como sede la ciudad de Madrid. En la sesión inaugural estuvo presente el Arzobispo de Madrid, Cardenal Vicente Enrique y Tarancón y el Nuncio Apostólico en España, Mons. . El tema central de esta sesión fue: “La responsabilidad eclesial frente al problema de la sustentación económica del clero adscrito a la pastoral diocesana en América Latina”. El tema fue profundizado con las ponencias de Mons. Eduardo Pironio, Presidente del CELAM, que presentó una “reflexión teológico-pastoral sobre la responsabilidad eclesial en la sustentación del clero”; Mons. Franz Hengsbach, Obispo de Essen y Presidente de Adveniat, reflexionó sobre la realidad latinoamericana, el arraigo teológico-jurídico de la obligación

255 Documento final de la sexta sesión. En: CELAM, Colaboración intereclesial. Documentos del COGECAL, 91-92 256 Sobre la séptima sesión del COGECAL cfr: Arch.PCAL. II, vol. 31, VII sessione. Preparazione I; vol. 32, VII sessione. Preparazione II; vol. 33, VII sessione. Preparazione III; vol. 34, VII sessione. Convocazione I; vol. 35, VII sessione. Convocazione II; vol. 35, VII sessione. Convocazione II; vol. 36, VII sessione. Celebrazione I; vol. 37, VII sessione. Celebrazione II. 221 del sostenimiento económico del clero, el desarrollo histórico, los diversos sistemas de sostenimiento y la participación de Adveniat; Mons. Ramón Arrieta Villalobos, Obispo de Tilarán y Presidente del Departamento de Ministerios-Vocaciones del CELAM, presentó la tercera ponencia sobre la problemática de la remuneración del clero en América Latina, modos de sustentación vigentes y su respectiva evaluación, proyecto de Caracas: su génesis y grandes líneas; los organismos del COGECAL y el plan Caracas. El tema de la sustentación del clero diocesano era un argumento que venía ocupando la atención de los Obispos y de la Santa Sede. Respondiendo al mandato del Concilio Vaticano II (PO, 20), este tema había sido tratado en la reunión plenaria de la Sagrada Congregación para el Clero (7 de marzo de 1973) y en la reunión convocada por el Departamento de Vocaciones y Ministerios del CELAM (Caracas, 25- 31 de agosto de 1973). Dentro de ese proceso de profundización y de estudio se situó la reflexión del COGECAL, que quiso así ofrecer a las Conferencias Episcopales de América Latina su contribución a la solución de esta dificultad. El COGECAL, teniendo presente la realidad latinoamericana comprobaba: la enorme variedad de situaciones en las cuales la Iglesia se desarrolla en América Latina hace difícil el conocimiento exacto de la situación económica de los sacerdotes; se comprueba la existencia de grandes diferencias entre unas naciones y otras, entre diócesis y aun entre parroquias de una misma circunscripción; está muy extendido, en todas partes, el sistema de aranceles, pero su defectuosa aplicación genera dificultades para ejercer el ministerio en campos no remunerados y es una continua tentación para fomentar exageradamente la práctica cultual; en el caso de sacerdotes ancianos o enfermos, el problema de la adecuada sustentación es particularmente difícil; los intentos por solucionar este problema han encontrado siempre obstáculos, recaudar dinero a través de una contribución que no sea el estipendio por un sacramento resultaba particularmente difícil. Ante la situación de dificultad de muchos sacerdotes y agentes de pastoral en América Latina, el COGECAL invitó a los Obispos diocesanos a promover la conciencia de los fieles para que, iluminados por la fe, contribuyeran al sostenimiento económico de los sacerdotes; igualmente invitó a la creación de fondos comunes y al 222 incremento de la solidaridad entre las parroquias de una misma diócesis y entre las diócesis. Ante los graves problemas de América Latina, el sostenimiento de los sacerdotes aparecía como algo fundamental, pues sólo en la medida en que fueran puestos en condiciones para desarrollar bien su ministerio, la vida de la Iglesia experimentaría la bondad de su acción. Además, era importante no desamparar a los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos misioneros en medio de las graves condiciones pastorales y doctrinales del Continente.

3. Octava sesión. 20 – 22 de octubre de 1975257

El Consejo General de la Pontificia Comisión para América Latina celebró en Roma los días 20 al 22 de octubre de 1975, su octava sesión dedicada a estudiar el tema “Matrimonio y familia en América Latina”. Se presentaron tres relaciones en torno a las cuales se desarrolló el dialógo: “Enseñanza de la Iglesia sobre la familia y la mujer y conclusiones de los Congresos de Bucarest y de Ciudad de México”, “Situación de la pastoral familiar en América Latina” y “Prospectivas de la pastoral familiar en la pastoral de conjunto en América Latina”. Las conclusiones de la sesión fueron recogidas en un documento final y enviadas a las Conferencias Episcopales de América Latina, como punto de referencia para elaborar un plan de acción en el delicado sector de la pastoral familiar. En concreto se manifestó el deseo de que se creara en seno al CELAM una sección específica para la familia que contribuya a favorecer, animar, inspirar y coordinar a nivel continental las inicitivas y actividades manteniendo, además, estrecho contacto con los movimientos apostólicos que ya trabajaban en América Latina. El documento final hace en su numeral tres algunas recomendaciones pastorales de importancia capital para la Iglesia y la sociedad en América Latina: 1) dar especial valor a los cursos de preparación al matrimonio que, ayuden a los futuros esposos a descubrir la grandeza de su vocación, aseguren una auténtica

257 Sobre la octava sesión del COGECAL cfr. Arch.PCAL, II (COGECAL), VII sessione di studio: la pastoral familiar en América Latina (20-22 Ottobre 1975), 1. Preparazione; 2. Celebrazione; 3. Studio ed esame delle conclusioni o del documento finale; II (COGECAL), VIII sessione di studio, parte seconda. 1. Invio documento finale; 2. Spese; 3. Documenti vari sulla famiglia, la donna e il matrimonio; 4. Pubblicazione dei documenti finali delle prime otto sessioni. 223 espiritualidad matrimonial y hagan serena, responsable y lúcidamente opción de tanta importancia; 2) que se organicen cursos especializados sobre este tema para sacerdotes, de modo que puedan acompañar mejor las familias; 3) deben vigorizarse los movimientos especializados de apostolado familiar; 4) es necesario acentuar el esfuerzo de una profundización doctrinal, que tenga como criterio fundamental la Palabra de Dios; 5) dar atención especial a las familias “incompletas”; 6) interesar a los responsables del poder público para que se establezcan legislaciones sobre la familia que tutelen el hogar, fomenten la unidad y protejan las familias más pobres; 7) crearse centros de animación de la pastoral familiar, institutos de investigación sobre los diversos aspectos de la pastoral familiar; 8) aprovechar el servicio de las comunidades educativas católicas, para que cooperen en el apostolado de la formación de sus alumnos en orden a la responsabilidad con respecto a la familia; 9) en un plan global de pastoral familiar debe otorgarse la importancia que merecen los medios de comunicación social, empeñando en esto a quienes tienen responsabilidad o influencia en estos sectores; 10) el CELAM se preocupará por hacer efectiva la creación de una sección especial para la familia, que contribuya a fomentar, animar, inspirar y coordinar, a nivel continental, las distintas actividades en conexión con el Comité Pontificio para la Familia; 11) en la misma línea las Conferencias Episcopales erigirán una sección u oficina que atienda y siga los problemas de la familia.258

4. Novena sesión. 27- 29 de noviembre de 1980259

La novena sesión del COGECAL se celebró en Roma en la sede del Secretariado para la Unidad de los Cristianos, bajo la presidencia del Cardenal Sebastiano Baggio. La reunión tuvo como eje central la relación del Dr. Armando Oberti, sobre “El papel de la Iglesia en la preparación, envío y asistencia de los voluntarios laicos a América Latina”.

258 COGECAL, Octava sesión. Documento final,III, (libro 125-126). 259 Sobre la novena sesión del COGECAL cfr. Arch.PCAL, II (COGECAL), IX sessione (27-29.XI.1980), Preparazione, convocazione, invio documento Dr. Oberti sul papel de la Iglesia en la preparación de los laicos para América Latina; II COGECAL, IX sessione, Celebrazione, relazione CAL e CELAM, informes organismi di aiuto. Documento CELAM per il Centroamerica. (Sugenrencias europeas). Attuazione conclusioni. Messaggio agli organismi. Nuove norme pianificazione e coordinamento aiuti. 224

Se trató en esta sesión de corregir las desviaciones doctrinales que el movimiento de voluntarios laicos para América Latina, dirigido por el Dr. Oberti, estaba asumiendo, sobre todo en las publicaciones de ASAL. Comentando el informe del Dr. Oberti, Mons. Alfonso López Trujillo consideró que en él se ha avanzado sobre lo que en algunas publicaciones anteriores se decía; ahora se manifestaba mayor atención por la realidad de la Iglesia en América Latina, donde el voluntario debe inserirse con sentido eclesial. En las anteriores publicaciones, subraya Mons. López Trujillo, se utilizaba todo el elenco ideológico del P. Freire, teñido de una dialéctica marxista. Los conceptos de dominación-liberación tan usados antes ahora se presentaban más clarificados. Mons. Cabral Duarte, intervino, para expresar también sus reparos a lo que en las publicaciones de ASAL se dice sobre la “tarea revolucionaria personalista”, que se atribuye a los voluntarios para América Latina. Comentado el informe del Dr. Oberti sobre los voluntarios laicos, la sesión se dedicó a la lectura de los informes. Mons. Michele Buro leyó el informe de la CAL que fue comentado por el Cardenal Sebastiano Baggio; Mons. Quarracino, Presidente del CELAM, leyó el informe del CELAM; Mons. Sthele presentó el informe sobre la Koordinatios- sthele Fidei Donum y Mons. Schwarz el de Misereor. Por Bélgica el P. Van Schoote leyó el informe del COPAL; el P. Ortuño presentó el informe de la OCSHA; el P. Merel informó sobre la Comisión Episcopal Francia-América Latina (CEFAL); Mons. Laurin, de Canadá, informó sobre la Comisión Episcopal de Misiones y de sus actividades en favor de América Latina; Mons. Murphy leyó su informe sobre la actividad del Episcopado irlandés en favor de América Latina; Mons. Arzube presentó el informe sobre los misioneros laicos enviados a Africa, Asia y América Latina, cuya preparación se hace durante tres años una vez por semana. Informó igualmente sobre la sociedad de Santiago Apóstol, originaria de Bostón, que continuaba enviando sacerdotes. Por último informó sobre la colecta pro América Latina, que se hacía una vez al año y que recogía de uno a dos millones de dólares; Mons. Zwartkruis, informó sobre la actividad pro América Latina del Episcopado holandés; el P. Berlanda informó sobre la actividad del CEIAL; Mons. Salinas y el P. Looser informaron sobre las actividades del Episcopado suizo, señalando las dificultades para mantener la ayuda en personal, pues las vocaciones disminuían; la Señorita Willemsen, 225 por la ausencia del P. Van Straaten, expuso lo relativo a la obra “Ayuda a la Iglesia que sufre”. Sobre la CLAR informó el P. Perdia. El COGECAl concluyó su novena reunión aprobando una moción del CELAM solicitando una reunión especial para tratar el tema de la Iglesia en América Central y buscar formas operativas para una acción conjunta de apoyo como expresión de solidaridad en momentos trascendentales.

5. Décima sesión. 22 – 24 de septiembre de 1983260

El COGECAL celebró su décima sesión en la ciudad de Roma los días 22 al 24 de septiembre de 1983. Tema de reflexión de ésta sesión fue “La conveniencia de relanzar a nuestras Iglesias a la cooperación misionera. Abrir causes para una mejor coordinación a todos los niveles”. Punto de partida de esta reflexión lo constituyó la abundante corriente teológica que va desde la encíclica Fidei Donum hasta la instrucción de la Congregación para el Clero Postquam Apostoli. La sesión tuvo así en el orden del día dos momentos bien precisos: 1) La comunión entre las Iglesias. La actualidad de los estudios teológicos pastorales sobre el tema; y 2) Información sobre la situación actual de los intercambios entre las Iglesias de America Latina con las de Norte América y Europa y sobre las perspectivas para el futuro. Este segundo punto se trató bajo dos aspectos: 1) La Iglesia en América Latina cinco años después de Puebla: a) situación actual de los más importantes problemas planteados en Puebla. Cómo emplear adecuadamente la cooperación del exterior para hacer frente a esos problemas; b) la cooperación misionera de las Iglesias latinoamericanas entre sí y hacia el exterior; 2) La cooperación misionera de las Iglesias de Europa, Estados Unidos y Canadá hacia América Latina. Información sobre la situación actual. Problemas que se plantean.

260 Sobre la décima sesión del COGECAL cfr. Arch.PCAL, II COGECAL, X sessione; II COGECAL, X sessione, preparazione e celebrazione. 226

6. Décima primera sesión. 28 – 30 de abril de 1987261

Dos fueron los temas propuestos a la deliberación de la asamblea: 1) La información como fuente de comunicación y de comunión; y 2) La coordinación de proyectos para la preparación del V Centenario de la evangelización de América Latina. La asamblea tuvo como eje conductor las ponencias de Mons. Darío Castrillón Hoyos y de Mons. Emil Stehle. En cuanto al primer tema, el COGECAL venía ya desde hacía algunos años lamentando la ausencia de una correcta información a nivel eclesial. Las noticias sobre la Iglesia, sobre todo de América Latina, llegaban tarde y distorsionadas, además, la noticia de interés eclesial era insuficiente. Esto hacia urgente la realización de un trabajo conjunto para resolver este problema que afectaba la actividad evangelizadora de la Iglesia. La insuficiencia no era solamente cuantitativa sino también cualitativa, a causa de la distorsión y parcialización que con frecuencia sufren las noticias. La insuficiencia se manifestaba también en la carencia de personal profesional calificado y de medios de comunicación social accesibles a la Iglesia, capaces de presentar la noticia de interés eclesial de manera que fuera realmente actual, ágil y veraz. El COGECAL estableció algunos criterios para hacer que la noticia eclesial pudiera llegar a todos sin ser distorsionada: 1. Para conseguir que las noticias sobre la vida eclesial en América Latina tengan un carácter apropiado, es de mucha importancia que los hechos de la vida de la Iglesia se presenten como una noticia ágil y atractiva, que a la vez resalte la imagen evangélica de la Iglesia. 2. A la hora de transmitir cualquier noticia eclesial, se ha de tener especialmente en cuenta la sensibilidad de cada país.

261 Sobre la décimaprimera sesión del COGECAL cfr. Arch.PCAL, II COGECAL, XI sessione, preparazione I, Invio “Cuestionario” e risposte da: CRLAM - CLAR e U.I.S, Comm. Communicazioni Sociali, Consultore BOLIVIA, UNDA/AL- BELGIO -FRANCIA - TALIA - OLANDA - SPAGNA - STATI UNITI; II COGECAL, XI sessione, preparazione II, Miseror e Kirche in Not, ponenza Castrillón Stehle, redazione “sintesi” delle risposte ricevute; II COGECAL, XI sessione, Preparazione III. Celebrazione, Studio delle conclusioni. Invio ai participanti. Ai Presidenti Conf. Episcop. Ai Segretari Organismi per aggiornamento lista. Notizie al Segr. Gen. CELAM e a Mons. Garrigós. Comunicazione al Card. López, al Direttore di Liaisons LA, al Directtore di ACI-PRENSA. 227

3. En la selección de las noticias, dentro de la gran abundancia de las mismas, se han de transmitir preferentemente las que más fortalezcan la comunión. 4. La Iglesia tiene la gran responsabilidad de evangelizar el mundo de los medios de comunicación social, entablando un diálogo sincero y lleno de interés con los representantes de esos medios. 5. Es de suma importancia que la Iglesia conozca y utilice las nuevas tecnologías en el campo de la comunicación social. 6. La noticia que se transmita no debe restringirse estrictamente al campo de lo eclesial, sino que debe extenderse al acontecer social y cultural, en la medida en que afecta a la vida de la Iglesia. 7. Además de una información inmediata, se solicita al CELAM que busque los medios para ofrecer a los organismos episcopales europeos y de América del Norte una información que esclarezca el trasfondo del acontecer eclesial en América Latina. 8. Se ha de buscar la posibilidad de acompañar la noticia con la imagen visual. 9. No se puede pretender llegar directamente con la información a la gran masa; así pues ha de dirigirse a las personas e instituciones europeas y norteamericanas, las cuales asumirán la responsabilidad de difundirla adecuadamente. El COGECAL apoyó también la iniciativa de crear una red de organismos y medios de información y de intercambio de noticias entre ellos. Los países y organismos representados en el Consejo General fueron invitados a crear medios de información sobre las realidades de interés eclesial de América Latina. Al CELAM se le confió la tarea de animar las Conferencias Episcopales del Continente para que crearan una oficina de prensa que divulgara, por los canales ordinarios de información, las noticias de interés eclesial. Estas oficinas de prensa deberían informar con competencia profesional y rapidez, solicitando las ayudas técnicas y económicas necesarias. En cuanto a los proyectos para la celebración del V Centenario, que estaban todavía en una fase inicial, el COGECAL confío a la CAL la tarea de invitar a los Episcopados de América Latina, Estados Unidos, Canadá, España y Portugal y de otras naciones en algún modo interesadas, para un encuentro de intercambio de ideas con miras a una evaluación y a una coordinación de los actos preparatorios de la celebración de este acontecimiento. 228

La décima primera sesión del COGECAL fue también la última sesión de este Organismo. En junio de 1988 el Motu Proprio Decessores Nostri de Juan Pablo II unificó la CAL y el COGECAL en un único Organismo: la Pontificia Comisión para América Latina.

Capítulo XIX

Tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano262

1. Preparación

En las reuniones del CELAM fue tomando fuerza la idea de consultar a las Conferencias Episcopales sobre la posibilidad de proponer al Santo Padre Pablo VI la convocación de una nueva Conferencia general del Episcopado latinoamericano, a los 10 años de la II Conferencia general de Medellín. Hechas las correspondientes consultas, el 26 de abril de 1976, el CELAM presentó al Papa Pablo VI la propuesta de realizar la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, sugiriendo como tema la evangelización y la catequésis, como ocasión para asimilar los contenidos de la Evangelii nuntiandi y para estudiar su concreta aplicación en la realidad latinoamericana. El Cardenal Sebastiano Baggio, en su relación sobre la CAL durante la reunión interdicasterial del 15 de junio de 1976, comunicó a los Cardenales de la Curia Romana: Es apenas reciente la solicitud presentada al Santo Padre por el Presidente del CELAM, Cardenal Aloisio Lorscheider, para la convocación de una III Conferencia general de los obispos latinoamericanos. La idea ha sido bien acogida por la Presidencia y los representantes de los departamentos del CELAM en la reunión celebrada en Bogotá el 25 de febrero pasado: por la gran utilidad y conveniencia de examinar las transformaciones que han tenido lugar desde la Conferencia de Medellín (1968).

262 Signo de la importante participación de la CAL en la preparación y celebración de la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano son los 40 volúmenes del Archivo de la Pontificia Comisión para América Latina, que van desde el anuncio en Puerto Rico en 1976 hasta la publicación de las Conclusiones por parte del CELAM. Cfr. Arch.PCAL, III CG, Puebla, vol. 1- 40. 229

Hoy, a distancia de tiempo, se ve mejor la importancia de una tal Conferencia. La misma Conferencia de Medellín ha estimulado mucho la vitalidad de la Iglesia en América Latina, la creatividad pastoral más intensa y constante bajo el impulso de los obispos, la mayor sensibilización y acción ante las situaciones más angustiosas del pueblo y el admirable esfuerzo misionero como fraterna solidaridad con las regiones más necesitadas, aunque si no han faltado motivos de cierta preocupación por la indebida instrumentalización y las falsas interpretaciones derivadas de las conclusiones de aquella asamblea: riesgo de perder el genuino sentido de la evangelización, misión propia de la Iglesia; sesgada interpretación de la doctrina social de la Iglesia; escasa reflexión teológica sobre los errores modernos y un insuficiente apoyo de la religiosidad popular. [...] Por tanto, ante la celebración durante este decenio de los Sínodos de los Obispos, los cuales han dado soluciones a los problemas eclesiales aún pendientes y orientaciones pastorales; considerando el significativo número de nuevos obispos nombrados en América Latina (casi un tercio de todo aquel Episcopado); y con la intención de aclarar los puntos que aún pueden preocupar y comprometer el genuino y auténtico crecimiento de la Iglesia, se advierte la necesidad de un más vasto y representativo encuentro episcopal a nivel continental.263 En la 53ª reunión de la CAL (27 de octubre de 1976) se consideró el argumento de la posibilidad de dicha III Conferencia General. En esta reunión Mons. Alfonso López Trujillo, Secretario General del CELAM, recordó que “el CELAM ha ya hecho la solicitud al Santo Padre. Lo creemos de suma urgencia e importancia. El tema propuesto es la evangelización”. Pablo VI sugirió, visto el tema “evangelización y catequésis”, que la petición de la convocación, aceptada en línea de principio, fuera presentada una vez pasado el Sínodo sobre la catequesis, programado para octubre de 1977. Como la intención del CELAM era celebrar los 10 años de la Conferencia de Medellín, la III Conferencia se debía celebrar en 1978, por eso si se dejaba la convocatoria y la preparación de ésta para después de octubre de 1977 el tiempo sería poco y la preparación podía resultar insuficiente. Así, la conclusión a la que se llegó fue pedir al Papa la aprobación y convocación de la Conferencia lo más pronto posible, de modo que se pudiera preparar convenientemente.

263 Relación presentada por el Cardenal Sebastiano Baggio durante la reunión de Cardenales Prefectos de Dicasterio, junio de 1976. En: Arch. PCAL, I-A, vol. 49, LIII Adunanza (27.X.76), Propositi per una terza Conferenza Generale. 230

El Cardenal Baggio, en la audiencia del 30 de octubre de 1976, presentó al Santo Padre la intención del Episcopado latinoamericano y los deseos de que se dignara conceder la aprobación para que se pudiera comenzar a preparar adecuadamente y con tiempo.264 Pablo VI se quedó con la copia de la relación que le había presentado el Cardenal Baggio y prometió esperar el acta de la reunión de la CAL para tomar una decisión. El 13 de noviembre el Cardenal Baggio presentó al Papa el acta de la 53ª reunión de la CAL. En esta ocasión, el Cardenal subrayó nuevamente el tema de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano: El CELAM nutre el propósito de poderla celebrar al cumplirse el decenio de la Conferencia General de Medellín, es decir en 1978. Ante este proyecto los Eminentísimos Consejeros Bertoli y Pironio han hecho presente la urgencia del visto bueno de Vuestra Santidad para dar inicio con suficiente anticipación a una preparación adecuada. La correspondiente solicitud del Presidente del CELAM a Vuestra Santidad del 26 de abril de este año, ha sido objeto de correspondencia entre la CAL y el Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia, cuyo Cardenal Prefecto, con fecha del mes de julio de este año ponía de presente la oportunidad de que la solicitud presentada por el Cardenal Lorscheider, previa aprobación de la Asamblea plenaria del CELAM, no fuera presentada a la Santa Sede antes de la celebración del próximo sínodo. [...] Pregunto a Vuestra Santidad si, con ocasión de mi presencia en la XVI asamblea ordinaria del CELAM en Puerto Rico (30 Nov-5 Dic 1976), puedo comunicar en forma oral vuestra augusta probación al proyecto de la tercera Conferencia General e invitar el CELAM para que inicie la preparación teniendo sucesivamente informada la Santa Sede por medio de la CAL especialmente sobre el orden del día, la exacta y completa determinación de las ponencias, la propuesta de los relatores, la sede y los participantes en vista de la convocación oficial por parte de la Santa Sede.265

264 Cfr. Foglio per l’udienza concessa dal Papa al Cardinale Sebastiano Baggio. 30 ottobre 1976. En: Arch. PCAL, I-A, vol. 49, LIII Adunanza (27.X.76), Propositi di una Terza Conferenza Generale. 265 Cfr. Foglio per l’udienza concessa dal Papa al Cardinale Sebastiano Baggio. 30 ottobre 1976. En: Arch. PCAL, I-A, vol. 49, LIII Adunanza (27.X.76), Propositi di una Terza Conferenza Generale. 231

En nota manuscrita sobre el mismo texto presentado a Pablo VI durante esta audiencia, el Cardenal Baggio escribió: Me autoriza a hablar en Puerto Rico a los responsables del CELAM en el sentido propuesto. Sería preferible que la próxima III Conferencia General no sea en Medellín. El Santo Padre mandará la documentación al Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia.266 Con la positiva acogida del Papa, que fue transmitida por el Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, el CELAM procedió a estudiar el posible tema para presentar a la consideración del Papa. Progresivamente el Episcopado, que había vivido con tanto entusiasmo el Sínodo sobre la evangelización del año 1974, con su correspondiente exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi se orientó de modo que fuera la evangelización el tema central, para que la Iglesia asumiera a fondo esta misión prioritaria y esencial. . La III Conferencia fue preparada por el CELAM, como convenido en sus estatutos. La CAL, por su parte, dedicó sus esfuerzos del año 1977 a colaborar en la preparación de la mencionada Conferencia General manteniendo para tal fin correspondencia con los Dicasterios de la Curia Romana interesados directamente en el tema, especialmente con el Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia. El 25 de marzo de 1977 Pablo VI aprobó el tema de la Conferencia: “La Evangelización en el presente y en el futuro de América Latina” y sucesivamente se dio a conocer la sede y la fecha de la Conferencia, ésta sería celebrada en la ciudad de Puebla de los Ángeles (México) del 12 al 28 de octubre de 1978.267 El 27 de junio de 1977 la CAL transmitió a todos los Dicasterios de la Curia Romana representados en su orgánico una relación panorámica y detallada del estado de la preparación de la Conferencia, obra de Mons. Alfonso López Trujillo, Secretario General del CELAM.268 Los Dicasterios hicieron llegar a la CAL sus sugerencias y

266 Cfr. Foglio per l’udienza concessa dal Papa al Cardinale Sebastiano Baggio. 30 ottobre 1976. En: Arch. PCAL, I-A, vol. 49, LIII Adunanza (27.X.76), Propositi di una Terza Conferenza Generale. 267 Cfr. Arch.PCAL, III CG, vol. 2-1, Sede. 268 Relación presentada por Mons. Alfonso López Trujillo sobre la preparación de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Roma, 18 de junio de 1977. En: Arch. PCAL, vol. 49, LIII Adunanza (27.X.76), Propositi per una Terza Conferenza Generale; Arch.PCAL, III CG, vol. 1, l'annunzio in Puerto Rico nel dicembre 1976 e fasi iniziali. 232 observaciones sobre la Conferencia y sobre algunos temas que deberían ser tenidos en cuenta para ser discutidos en esa. La Comisión se apresuró a hacer llegar dichas observaciones y sugerencias al CELAM, para que fueran tenidas en cuenta a la hora de preparar el primer proyecto del documento de estudio, el cual debía ser enviado a la Santa Sede y a todas las Conferencias Episcopales nacionales de América Latina, para recibir ulteriores sugerencias en vista de la redacción del documento definitivo destinado a todos los participantes a la Conferencia. El 12 de diciembre de 1977 Pablo VI convocó oficialmente la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, decisión que fue comunicada por el Cardenal Jean-Marie Villot, Prefecto del Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia al Cardenal Sebastiano Baggio, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. La carta, que lleva la fecha del 12 de diciembre 1977, además de comunicar la voluntad de Pablo VI de convocar la Conferencia, nombra los Presidentes de la Conferencia, dispone quienes son los miembros de derecho e indica las disposiciones para la elección de los invitados y para la elección de los relatores, indica también la necesidad de un “reglamento interno” y la necesidad que el CELAM haga llegar a la Santa Sede todo el material utilizado en la preparación de la Conferencia. En la carta se lee: Como es bien conocido por Vuestra Eminencia Reverendísima, el Santo Padre, acogiendo el deseo expresado por el CELAM y teniendo en cuenta el bien de la Iglesia en los países de América Latina, ha decidido convocar la III Conferencia general del Episcopado latinoamericano, de celebrarse en la ciudad de Puebla (México) del 12 al 28 de octubre 1978. La Conferencia tendrá como tema: “La Evangelización en el presente y en el futuro de América Latina”. 269

269 Carta del Cardenal Prefecto del Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia, Jean- Maire Villot al Cardenal Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, Sebastiano Baggio. Vaticano, 12 de diciembre de 1977. En: Arch. PCAL, 3CG, vol. 2-1, Presidenza e Segretario Generale, Convocazione . La carta prosigue: “Por venerado encargo de Su Santidad, tengo ahora el honor de comunicar a Vuestra Eminencia las siguientes augustas directrices que V. E. en el modo que considere más oportuno, hará conocer a quien de deber. I. El Santo Padre designa para presidir, en Su nombre, la III Conferencia general Vuestra Eminencia, en su calidad de Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, el Eminentísimo Cardenal Juan Landázuri Ricketts, O.F.M., Arzobispo de Lima y el Eminentísimo Cardenal Aloisio Lorscheider, Arzobispo de Fortaleza y Presidente del CELAM. II. Vuestra Eminencia, en la recordada cualidad de Presidente de la CAL, deseará seguir y favorecer, de acuerdo sobre todo con los Dicasterios de la Curia Romana particularmente 233

En la audiencia del 14 de enero de 1978 el Cardenal Baggio expuso al Papa: En cuanto a la Presidencia de la Conferencia (para la que Vuestra Santidad se ha dignado designar los Eminentísimos Cardenales Juan Landázuri interesados, la preparación de la Conferencia de Puebla que en la parte organizativa y técnica estará al cuidado del Consejo Episcopal Latinoamericano. III. Corresponderá a Vuestra Eminencia hacer llegar “de mandato Summi Pontificis”, la formal invitación a cuantos de derecho deberán participar a la Conferencia general, es decir: 1) A los Presidentes de las Conferencias Episcopales de América Latina, a los cuales notificará, además, que las respectivas Conferencias tienen facultad de elegir los propios representantes a la Conferencia de Puebla, según el siguiente criterio proporcional: un obispo cada cinco; para las Conferencias que cuentan con más de cien miembros - en práctica para el Brasil- un obispo cada cinco por los primeros cien y uno cada diez después de cien. 2) A los Présules miembros de la Presidencia y a los Obispos Presidentes de los órganos directivos del CELAM Su Santidad se reserva el designar eventualmente otros miembros de “nomina Pontificia”. IV. Vuestra Eminencia deseará hacer presente a la Presidencia del CELAM que puede proponer nombres de personalidades eclesiásticas – particularmente representantes del clero diocesano y de los religiosos – y laicas, que fuesen consideradas idóneas, por su específica competencia en la materia de tratar o por peculiares méritos en relación con la Iglesia en América Latina, para asistir y para dar una útil contribución a la Conferencia General de Puebla. Todavía sería oportuno que su número fuese limitado, para dejar bien en evidencia que se trata de una Conferencia del Episcopado. Por cuanto tiene que ver con la posibilidad de conceder el derecho de voto a miembros no-obispos, no se vería nada en contrario – como de resto se hizo con ocasión de la II Conferencia – en concederlo a algún sacerdote y a algún religioso que sea revestido del carácter sacerdotal, quedando claro que su número deberá ser muy reducido. V. No se ve dificultad en que sean invitados a la Conferencia de Puebla: 1) todos los componentes de la Pontificia Comisión para América Latina; 2) los Presidentes de los Organismos Episcopales nacionales de ayuda a la Iglesia en América Latina; 3) Los Presidentes y los Secretarios generales de las Conferencias episcopales de los Estados Unidos de América y de Canadá; 4) Los Presidentes y los Secretarios generales del Symposium de los obispos de Europa, de Asia y de Africa. 5) Los Representantes Pontificios en América Latina, cuya participación en los trabajos de la Conferencia será luego oportunamente concordada con la Secretaría de Estado; 6) en cualidad de Observadores podrán ser invitados Representantes de las Confesiones Cristianas operantes en el Continente latinoamericano, bajo propuesta del CELAM y de acuerdo con el Secretariado para la Unión de los Cristianos. VI. Vuestra Eminencia queda encargado de invitar a su tiempo la Presidencia del CELAM para que concuerde con las Conferencias Episcopales la elección de los obispos a los cuales confiar el estudio y la exposición de los varios puntos en los cuales se articulará el desarrollo del tema. El nombre de los Presules escogidos deberá ser notificado a la Santa Sede para recibir la definitiva aprobación. VII. El material de base, incluido el que con carácter provisional será enviado a las Conferencias Episcopales para una mejor comprensión del tema y una mayor profundización de sus aspectos, será regularmente enviado a la CAL, que cuidará de enviarlo a otros Dicasterios de la Curia Romana, en el caso que debiera verse la conveniencia o utilidad. VIII. Será también útil pensar desde ya a la redacción de un “Reglamento interno” para el funcionamiento de la Conferencia General de concordarse con la Santa Sede, cuya primera escritura podría ser confiada a los órganos competentes del CELAM”. 234

Ricketts, Aloisio Lorscheider y a mi) sumisamente someto a Vuestra Consideración la oportunidad de sustituir al Cardenal Landázuri: considerando sus condiciones de salud, su cualidad de Vice-Presidente del CELAM del cual el Cardenal Lorscheider es Presidente, la condición de religiosos de los dos y que pertenecen a la misma Orden OFM. Me permito proponer el nombramiento de Monseñor Ernesto Corripio Ahumada, Arzobispo de Ciudad de México: por las dotes del Prelado y como reconocimiento a la nación que hospitará la Conferencia general (que como se prevee se inaugurará con una concelebración a los pies de la Virgen de Guadalupe.270 El Santo Padre, debido al estado de salud del Cardenal Landázuri, aprobó la propuesta del Cardenal Baggio y designó tercer presidente de la Conferencia a Mons. Ernesto Corripio Ahimada. Los nombramientos se completaron con la designación del Secretario General del CELAM, Mons. Alfonso López Trujillo, como Secretario General de la III Conferencia General del Episcopado. Conocida la convocación oficial el CELAM intensificó sus trabajos de preparación de la Conferencia y elaboró el Documento Base, teniendo en cuenta las sugerencias de los Episcopados. El 11 de enero de 1978 la CAL celebró su 54ª reunión dedicada al estudio de dicho Documento, que había sido enviado a todos los miembros de la Comisión el 2 de diciembre de 1977 con la clara indicación de leerlo, estudiarlo y hacer llegar por escrito las eventuales observaciones. La reunión, a la que tomaron parte todos los consultores, consejeros y miembros de la CAL, aprobó de manera general el Documento, dando algunas indicaciones para la redacción definitiva del Documento de Trabajo. Estas fueran enviadas al Secretario General del CELAM el 25 de abril siguiente.271 El 12 de enero de 1978, la CAL comunicó al Presidente del CELAM las indicaciones sobre los participantes a la Conferencia, sea los de derecho (Presidentes de las Conferencias Episcopales nacionales de América Latina, Presidencia, Secretario General y Presidentes de los organismos directivos del CELAM) como los invitados, y se le dieron las instrucciones para la elección de un determinado número de personalidades eclesiásticas del clero diocesano y religioso y de laicos

270 Foglio per l’Udiencia. Concessa dal Papa al Cardinale Sebastiano Baggio. Ex audientia Summi Pontificis, diei 14 Januarii 1978. En: Arch. PCAL, 3CG, Vol. 2-1, Presidenza e Segretario Generale. 271 Cfr. Verbale della LIV Adunanza della CAL. En: Arch.PCAL, I-A, vol. 49/1, Adunanze CAL (54-57). 235 de América Latina para ser propuestos a la Santa Sede. El mismo día se notificó a los Presidentes de las Conferencias Episcopales nacionales los criterios que las mismas deberían seguir para la elección de sus delegados a Puebla. En su progresivo y ordenado trabajo, la CAL participó la invitación a los presidentes de los Organismos Episcopales nacionales de ayuda a la Iglesia en América Latina existentes en Europa (Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Irlanda, Holanda, España, Suiza) y Norteamérica (Canadá y Estados Unidos); a los Presidentes y Secretarios de las Conferencias Episcopales de Canadá y de los Estados Unidos y a los Presidentes del Symposium de los Obispos de Europa, de Asia y de África; a la Presidencia y Secretariado General de la CLAR. A los Presidentes de las Conferencias Episcopales de América Latina se les indicaron los criterios que deberían seguir las respectivas confederaciones de religiosos para la presentación de los candidatos para el nombramiento de 16 representantes. Fueron invitados los Representantes Pontificios en Brasil, México, Argentina, Colombia y Cuba, y algunos otros Obispos. Se notificó la invitación a exponentes latinoamericanos con cargos directivos en los Dicasterios de la Curia Romana y a personalidades particularmente vinculadas a América Latina y a un grupo de Superiores y Superioras Generales, vista la colaboración que los religiosos prestan en la tarea de la Iglesia en América Latina. La CAL comunicó también la invitación a algunos Observadores no católicos, representantes de las Iglesias Ortodoxa, Anglicana, Luterana y Metodista y al Secretario del Congreso Hebraico Latinoamericano. Una vez obtenida la aprobación del Santo Padre para los sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos y expertos presentados por las Conferencias Episcopales y por el CELAM, la CAL lo notificó al Secretario General del CELAM con el encargo de hacerla conocer a los interesados.272 El 20 de marzo el Presidente y el Secretario General del CELAM se reunieron en Roma con el Presidente de la CAL para tratar en detalle lo relativo a la Conferencia: se comenzaron a delinear el programa

272 Cfr. Arch.PCAL, III CG, vol. 2-2, Invitati speciali: latinoamericani in Curia; Superiori e Madri Generali; Rappresentanti degli Organismi di aiuto; Prelati di nomina pontificia; lista invitati. 236 general, las celebraciones litúrgicas y las normas reglamentarias. El 25 y 26 de mayo se reunieron los tres Presidentes designados, el Secretario General y los Cardenales consejeros de la CAL, para estudiar el reglamento. Todos ellos fueron luego recibidos por el Santo Padre en audiencia, en el curso de la cual el Pontífice renovó todo su interés por la III Conferencia General. Para la redacción del Documento de Trabajo, en particular, el Cardenal Presidente de la CAL participó en los días 1-7 de agosto en la reunión de los dirigentes del CELAM en Bogotá. En el curso de esa reunión se procedió al examen definitivo del reglamento, que fue después sometido a la aprobación del Papa Juan Pablo I. Pues mientras avanzaba la preparación de la Conferencia murió el Papa Pablo VI, el 6 de agosto de 1978. El 26 del mismo mes fue elegido Juan Pablo I que confirmó la convocación y la fecha de la Conferencia, pero murió el 28 de septiembre. Muerto Juan Pablo I se celebró en Roma una reunión con la participación del Presidente y del Primer Vice-Presidente del CELAM para estudiar las decisiones que se deberían someter a la Congregación de Cardenales “Sede Vacante” y después al nuevo Papa. La primera Congregación del Colegio Cardenalicio optó por suspender por el momento la celebración de la Conferencia, que Juan Pablo II ratificó el 4 de noviembre y transfirió a los días 27 de enero a 12 de febrero de 1979, confirmando la Presidencia y el Secretario General. El último encuentro de los Presidentes y del Secretario General de la Conferencia de Puebla se tuvo en Roma los días 18 y 19 de diciembre, dedicado a una exposición sobre las normas, el programa general y las celebraciones litúrgicas, vista la nueva fecha fijada por el Santo Padre Juan Pablo II.273 El 20 del mismo mes la CAL celebró su 55ª reunión en la que Mons. Alfonso López Trujillo, Secretario General del CELAM, presentó, a la plenaria de la CAL, las normas, el programa general y la dinámica de trabajo de la Conferencia. La CAL mantuvo correspondencia permanente con el Consejo para los Asuntos públicos de la Iglesia para informarlo sobre las varias fases preparatorias de la Conferencia y el Cardenal Presidente en las reuniones semanales informó periódicamente al Santo Padre sobre la actuación de las directivas que había dado, sobre el ritmo de los trabajos y sobre la repercusión que estaba teniendo el evento en la

273 Cfr. Arch.PCAL, III CG, vol. 2-2, Reglamento, celebraciones litúrgicas, dinámica. 237 prensa internacional, con especial referencia a la acción de los grupos de disenso. De este modo se llegó a la celebración de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, solemnemente inaugurada por el Papa Juan Pablo II el 27 de enero de 1979 con la Misa celebrada en el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe.

2. Desarrollo de la Conferencia

La III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano se desarrolló en medio de las “complejas situaciones socio-políticas” del Continente; e, igualmente, en medio de la grave crisis religiosa que vivía la Iglesia allí como consecuencia de algunas tendencias de la teología de la liberación, de los movimientos políticos de sacerdotes como “cristianos por el socialismo” y, en definitiva, de la radical y sesgada interpretación de la Gaudium et Spes, de las Conclusiones de Medellín y de la Popolorum Progressio, que llevaban a privilegiar el compromiso político de la Iglesia en detrimento de su misión fundamental de evangelizar.

2.1 Ambiente que rodeó la Conferencia

El Cardenal Alfonso López Trujillo, entonces Secretario General de la Conferencia de Puebla, evocando la celebración de la III Conferencia General, recuerda las tensiones y contrastes que rodearon la preparación y celebración de la Conferencia: Algunos difundieron la idea de que se pretendía dar un paso atrás, sepultando la Conferencia de Medellín. Tal conjetura la lanzaron con especial vigor a ciertos medios de comunicación. Temían, sin duda, una reflexión profunda y una aclaración sobre las mencionadas interpretaciones que hacían de las conclusiones de Medellín, sobre todo de la conclusión sobre la paz y sobre conceptos como la pobreza, a la luz de los criterios que imponía el análisis marxista sobre la conflictualidad de la lucha de clases. Varios países experimentaban la praxis de movimientos, sobre todo de sacerdotes guiados acríticamente por esta ideología, que fue una tormenta: no se puede ocultar el desgarramiento y las laceraciones que causaban, el debilitamiento eclesial, la ausencia de una visión eclesial convergente. No pocas vocaciones, sacerdotales y religiosas, fueron esterilizadas, y la simpatía con la violencia guerrillera condujo a algunos a un tipo de 238

compromiso político que interpelaba dramáticamente algunas comodidades. No faltaba la generosidad y el dolor provocado por evidentes fenómenos de injusticia, pero la bruma se esparcía en el campo teológico y penetraba algunos ambientes como un mito de esperanzas mesiánicas. Se trataba del impacto de una forma reductora de teología de la liberación, sobre la cual la Evangelii Nuntiandi había dado criterios oportunos, que eran objeto de contestación y rechazo por no pocos. A logros innegables, a una dinámica pastoral renovada, se unía una posición ambigua, la creciente desconfianza sobre la doctrina social de la Iglesia, presentada como carente de profundidad y de un "pathos" revolucionario, que era catalogada como concesión a los poderosos. De esto eran bien conscientes los obispos; y las reuniones previas con Episcopados, en las cuatro zonas en que fueron distribuidos, ponían de relieve esta situación eclesial.274 En la homilía que pronunció durante la Misa de inauguración de la Conferencia, Juan Pablo II subrayó la importancia del evento eclesial y aludió a las causas de las tensiones, encuadrando todo en el más amplio espacio de la historia de la Iglesia y de su magisterio. Nos encontramos aquí en esta hora insólita y estupenda de la historia del mundo. Llegamos a este lugar, conscientes de hallarnos en un momento crucial. Con esta reunión de Obispos deseamos entroncar con la precedente Conferencia del Episcopado Latinoamericano que tuvo lugar hace diez años en Medellín, en coincidencia con el Congreso Eucarístico de Bogotá, y a la que participó el Papa Pablo VI, de imborrable memoria. Hemos venido aquí no tanto para volver a examinar, al cabo de 10 años, el mismo problema, cuanto para revisarlo en modo nuevo, en lugar nuevo y en nuevo momento histórico. Queremos tomar como punto de partida lo que se contiene en los documentos y resoluciones de aquella Conferencia. Y queremos a la vez, sobre la base de les experiencias de estos 10 años, del desarrollo del pensamiento y a luz de les experiencias de toda la Iglesia, dar un justo y necesario paso adelante. La Conferencia de Medellín tuvo lugar poco después de la clausura del Vaticano II, el Concilio de nuestro siglo, y ha tenido por objetivo recoger los planteamientos y contenidos esenciales del Concilio, para aplicarlos y hacerlos fuerza orientadora en la situación concreta de la Iglesia Latino- americana. Sin el Concilio no hubiera sido posible la reunión de Medellín, que quiso ser un impulso de renovación pastora!, un nuevo “ espíritu ” de cara al

274 Riflessioni del Cardinale Alfonso López Trujillo a 25 anni dalla III Conferenza Generale dell'Episcopato Latinoamericano a Puebla. Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 2. Aniversario XXV de Puebla realizado en febrero del 2004. 239

futuro, en plena fidelidad eclesial en la interpretación de los signos de los tiempos en América Latina. La intencionalidad evangelizadora era bien clara y queda patente en los 16 temas afrontados, reunidos en torno a tres grandes áreas, mutuamente complementarias promoción humana, evangelización y crecimiento en la fe, Iglesia visible y sus estructuras. Con su opción por el hombre latino-americano visto en su integridad, con su amor preferencial pero no exclusivo por los pobres, con su aliento a una liberación integral de los hombres y de los pueblos, Medellín, la Iglesia allí presente, fue una llamada de esperanza hacia metas más cristianas y más humanas. Pero han pasado 10 años. Y se han hecho interpretaciones, a veces contradictorias, no siempre correctas, no siempre beneficiosas para la Iglesia. Por ello, la Iglesia busca los caminos que le permitan comprender más profundamente y cumplir con mayor empeño la misión recibida de Cristo Jesús.275

2.2 El discurso de S. S. Juan Pablo II

El 28 de enero, el Papa pronunció su discurso ante la Conferencia. Este discurso constiuyó el eje central de los trabajos de los obispos reunidos en Puebla. 2.2.1 Las tres convocaciones de la Conferencia En su discurso Juan Pablo II se refirió, en primer lugar, a la particular historia de la Conferencia: La Conferencia que ahora se abre, convocada por el venerado Pablo VI, confirmada por mi inolvidable predecesor Juan Pablo I y reconfirmada por mí como uno de los primeros actos de mi pontificado, se conecta con aquella, ya lejana, de Río de Janeiro, que tuvo como su fruto más notable el nacimiento del CELAM. Pero se conecta aún más estrechamente con la II Conferencia de Medellín, cuyo décimo aniversario conmemora. En estos diez años, ¡cuánto camino ha hecho la humanidad! y, con la humanidad y a su servicio, ¡cuánto camino ha hecho la Iglesia! Esta III Conferencia no puede desconocer esta realidad. Deberá, pues, tomar como punto de partida las conclusiones de Medellín, con todo lo que tienen de positivo, pero sin ignorar las incorrectas interpretaciones a veces hechas y que exigen sereno discernimiento, oportuna crítica y claras tomas de posición.276

275 JUAN PABLO II, Homilía pronuncia durante la misa de inauguración de la Conferencia de Puebla celebrada en el Santuario de la Virgen de Guadalupe, México, 27 de enero de 1979, n. 4. En: CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, 270. 276 JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla, 28 de enero de 1979. En: CELAM, Conferencias Generales del 240

2.2.2 El tema de la Conferencia El tema fijado por Pablo VI y reconfirmado por Juan Pablo II, fue la evangelización, cuyos fundamentos había trazado en modo claro el Papa Pablo VI con la exhortación apostólica postsinodal Evangelii nuntiandi, a ella se refirió Juan Pablo II: Os servirá de guía en vuestros debates el Documento de Trabajo, preparado con tanto cuidado para que constituya siempre el punto de referencia. Pero tendréis también entre les manos la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi de Pablo VI. Con qué complacidos sentimientos el gran Pontífice aprobó como tema de la Conferencia: “El presente y el futuro de la evangelización en América Latina”! Lo pueden decir los que estuvieron cerca de él en los meses de preparación de la Asamblea. Ellos podrán dar testimonio también de la gratitud con la cual él supo que el telón de fondo de toda la Conferencia sería este texto, en el cual puso toda su alma de Pastor, en el ocaso de su vida. Ahora que él “cerró los ojos a la escena de este mundo” ese Documento se convierte en un testamento espiritual que la Conferencia habrá de escudriñar con amor y diligencia para hacer de él otro punto de referencia obligatoria y ver cómo ponerlo en práctica. Toda la Iglesia os está agradecida por el ejemplo que dais, por lo que hacéis, y que quizás otras Iglesias locales harán a su vez. El discurso de Juan Pablo II refleja perfectamente todo cuanto constituía motivo de preocupación para la Iglesia en América Latina respecto al tema de la evangelización y a la vida de la Iglesia en el Continente. Preocupaciones que el Papa con “ansias de Pastor y afecto de Padre” confío a la Conferencia. 2.2.3 El trípode de Puebla. Juan Pablo II, partiendo de la Evangelii nuntiandi, desarrolló su discurso sobre la triple dimensión de la verdad que los Obispos, en virtud de su misión, están llamados a comunicar: El evangelio que nos ha sido encomendado es también palabra de verdad. Una verdad que nos hace libres y que es la única que procura la paz del corazón: esto es lo que la gente va buscando cuando anunciamos la Buena Nueva. La verdad acerca de Dios, la verdad acerca del hombre y de su misterioso destino, la verdad acerca del mundo... El predicador del

Episcopado Latinoamericano, 247-248. El discurso fue publicado integralmente en: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 4 de febrero de 1979, p. 6. 241

evangelio será aquel que, aun a costa de renuncias y sacrificios, busca siempre la verdad que debe transmitir a los demás.277 a) Verdad sobre Jesucristo Los Obispos deben ser fundamentalmente maestros que comunican la verdad sobre Jesucristo, “esta se encuentra al centro de la evangelización y constituye su contenido esencial: ‘No hay evangelización verdadera mientras no se anuncie el nombre, la vida, les promesas, el Reino, el misterio de Jesús de Nazareth, Hijo de Dios”. “De una sólida cristología, advertía el Papa, tiene que venir la luz sobre tantos temas y cuestiones doctrinales y pastorales que os proponéis examinar en estos días”. Presentar auténticamente la verdad sobre Jesucristo evitaba los riesgos de una lectura sesgada o errónea de la persona de Jesucristo. A este respeto Juan Pablo II decía: Hemos pues de confesar a Cristo ante la historia y ante el mundo con convicción profunda, sentida, vivida, como lo confesó Pedro: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. Esta es la Buena Noticia en un cierto sentido única: la Iglesia vive por ella y para ella, así como saca de ella todo lo que tiene para ofrecer a los hombres, sin distinción alguna de nación, cultura, raza, tiempo, edad o condición. Por eso “desde esa confesión (de Pedro), la historia de la Salvación sagrada y del Pueblo de Dios debía adquirir una nueva dimensión...” Este es el único Evangelio y “aunque nosotros o un ángel del cielo os anunciase otro evangelio distinto... sea anatema!”, como escribía con palabras bien claras el Apóstol. Ahora bien, corren hoy por muchas partes – el fenómeno no es nuevo – “relecturas” del Evangelio, resultado de especulaciones teóricas más bien de auténtica meditación de la palabra de Dios y de un verdadero compromiso evangélico. Ellas causan confusión al apartarse de los criterios centrales de la fe de la Iglesia y se cae en la temeridad de comunicarlas, a manera de catequesis, a les comunidades cristianas. En algunos caves o se silencia la divinidad de Cristo, o se incurre de hecho en formas de interpretación reñidas con la fe de la Iglesia. Cristo sería solamente un “profeta”, un anunciador del Reino y del amor de Dios, pero no el verdadero Hijo de Dios, ni sería por tanto el centro y el objeto del mismo mensaje evangélico.

277 PABLO VI, Evangelii nuntiandi, 78 citado por JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla, 28 de enero de 1979, n. 1,1. En: CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, 249. 242

En otros caves se pretende mostrar a Jesús como comprometido políticamente, como un luchador contra la dominación romana y contra los poderes, e incluso implicado en la lucha de clases. Esta concepción de Cristo como político, revolucionario, como el subversivo de Nazareth, no se compagina con la catequesis de la Iglesia. Confundiendo el pretexto insidioso de los acusadores de Jesús con la actitud de Jesús mismo – bien diferente – se aduce como causa de su muerte el desenlace de un conflicto político y se calla la voluntad de entrega del Señor y aún la conciencia de su misión redentora. Los Evangelios muestran claramente cómo para Jesús era una tentación lo que alterare su misión de Servidor de Yahvé. No acepta la posición de quienes mezclaban las cosas de Dios con actitudes meramente políticas. Rechaza inequívocamente el recurso a la violencia. Abre su mensaje de conversión a todos, sin excluir a los mismos publicanos. La perspectiva de su misión es, mucho más profunda. Consiste en la salvación integral por un amor transformante, pacificador, de perdón y reconciliación. No cabe duda, por otra parte, que todo esto es muy exigente para la actitud del cristiano que quiere servir de verdad a los hermanos más pequeños, a los marginados; en una palabra, a todos los que reflejan en sus vidas el rostro doliente del Señor. Contra tales “relecturas” pues, y contra sus hipótesis, brillantes quizás, pero frágiles e inconsistentes, que de ellas derivan, “la evangelización en el presente y en el futuro de América Latina” no puede cesar de afirmar la fe de la Iglesia: Jesucristo, Verbo e Hijo de Dios, se hace hombre para acercarse el hombre y brindarle, por la fuerza de su misterio, la salvación, gran don de Dios.278 b) Verdad sobre la misión de la Iglesia Los Obispos, maestros de la verdad, están llamados a mostrar con claridad la misión de la Iglesia, han de comunicar la verdad sobre la Iglesia “Objeto del Credo que profesamos y campo imprescindible y fundamental de nuestra fidelidad. E1 Señor la instituyó como comunidad de vida, de caridad, de verdad y como cuerpo, “pléroma” y sacramento de Cristo en quien habita toda la plenitud de la divinidad”.279 Juan Pablo II tenía bien claro que “no hay garantía de una acción evangelizadora seria y vigorosa, sin una eclesiología bien cimentada” y, en aquella hora crucial de la Iglesia en América Latina, era

278 JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla, 28 de enero de 1979, n. 1.2-1.5. En: CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, 250-252. 279 JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla, 28 de enero de 1979, n. 1,6. En: CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, 253. 243 irrevocable la urgencia de recuperar la eclesiología conciliar para devolverle a la Iglesia su naturaleza y misión. Sólo de este modo se podía orientar todo el movimiento teológico y pastoral que desvirtuaba la Iglesia a causa de una eclesiología tantas veces contaminada por el análisis marxista. A propósito de esta problemática el Papa indica: En la amplia documentación, con la que habéis preparado esta Conferencia, particularmente en las aportaciones de numerosas Iglesias, se advierte a veces un cierto malestar respecto de la interpretación misma de la naturaleza y misión de la Iglesia. Se alude por ejemplo a la separación que algunos establecen entre Iglesia y Reino de Dios. Este, vaciado de su contenido total, es entendido en sentido más bien secularista: al Reino no se llegaría por la fe y la pertenencia a la Iglesia, sino por el mero cambio estructural y el compromiso socio-político. Donde hay un cierto tipo de compromiso y de praxis por la justicia, allí estaría ya presente el Reino. Se olvida de este modo que: “la Iglesia... recibe la misión de anunciar el Reino de Cristo y de Dios e instaurarlo en todos los pueblos y constituye en la tierra el germen y el principio de ese Reino”. En una de sus hermosas Catequesis, el Papa Juan Pablo I, hablando de la virtud de la esperanza, advertía: “es un error afirmar que la liberación política, económica y social coincide con la salvación en Jesucristo; que el "Regnum Dei" se identifica con el "Regnum hominis"”. Se genera en algunos una actitud de desconfianza hacia la Iglesia “institucional” u “oficial”, calificada como alienante, a la que se opondría otra Iglesia popular “que nace del pueblo” y se concreta en los pobres. Estas posiciones podrían tener grados diferentes, no siempre fáciles de precisar, de conocidos condicionamientos ideológicos. El Concilio ha hecho presente cuál es la naturaleza y misión de la Iglesia. Y como se contribuye a su unidad profunda y a su permanente construcción por parte de quienes tienen a su cargo los ministerios de la comunidad, y han de contar con la colaboración de todo el Pueblo de Dios. En efecto, “si el evangelio que proclamamos aparece desgarrado, por querellas doctrinales, polarizaciones ideológicas o por condenas recíprocas entre cristianos, al antojo de sus diferentes teorías sobre Cristo y sobre la Iglesia e incluso a causa de distintas concepciones de la sociedad y de les instituciones humanas, cómo pretender que aquellos a los que se dirige nuestra predicación no se muestren perturbados, desorientados, si no escandalizados?”.280

280 JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla, 28 de enero de 1979, n. 1.8. En: CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, 255-256. 244

c) La verdad sobre el hombre La Iglesia posee en el Evangelio la verdad sobre el hombre, que debe comunicar con transparencia y valor. “La afirmación primordial de esta antropología es la del hombre como imagen de Dios, irreductible a una simple parcela de la naturaleza, o a un elemento anónimo de la ciudad humana”. En el ejercicio de su misión la Iglesia anuncia la vedrad sobre el hombre que brota de la verdad sobre Jesucristo, pues “el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo Encarnado”. Exponer con claridad la antropología que brota del Evangelio elimina los riesgos de reduccionismo al que llevaban las visiones antropológicas subyacentes en los movimientos animados por la ideología marxista y por la teología de la liberación de influjo marxista. Pues, advertía Juan Pablo II, “esta verdad completa sobre el ser humano constituye el fundamento de la enseñanza social de la Iglesia, así como es la base de la verdadera liberación. A la luz de esta verdad, no es el hombre un ser sometido a los procesos económicos o políticos, sino que esos procesos están ordenados al hombre y sometidos a él”.281 De este modo Juan Pablo II plantó el trípode de Puebla: cristología, eclesiología, antropología. Este discurso constituyó la línea guía de los trabajos de la Conferencia. El Cardenal Alfonso López Trujillo, recordando este momento escribe: La claridad, el vigor profético de su contenido fueron un rumbo y una pauta para las sesiones, del todo en coincidencia con la distribución del trabajo por comisiones y con una muy estudiada dinámica de trabajo. Se hizo frecuente entre los obispos hablar de los tres pilares, o "del trípode" que el Santo Padre desarrolló: la verdad sobre Cristo, sobre la Iglesia y sobre el hombre. Esto ponía de relieve lo central de una opción de fe radical y comprometida, en proyección evangelizadora, que debía ser -hay que repetirlo- fundamental. Primero subrayó de qué tipo de Conferencia se trataba: de pastores, no de políticos, sino de personas entregadas al cuidado pastoral de la comunidad. Este criterio central permitiría que el estudio de la realidad, con fenómenos preocupantes, se hiciera a la luz de la fe, con la explícita e inequívoca entrega al Señor y a su Iglesia, la Iglesia de Cristo, con toda la fuerza del genitivo. De esta manera se recordaba la más estrecha unidad entre un enfoque cristológico y eclesiológico, en la base de la concepción del hombre, con una genuina antropología cristiana, lo que arrojaba luz sobre graves ambigüedades y errores presentes. Como

281 JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla, 28 de enero de 1979, n. 1.9. En: CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, 256-257. 245

pastores, era una Conferencia cuya responsabilidad competía a los obispos, convenientemente asesorados, pero no suplantados. Su misión y acción debía ser regida por el Evangelio y no sustituida por una "praxis" ideológica y política, bien diferente de la caridad pastoral; eran responsables de la grey, de la comunidad como tal. El enfoque iba mucho más allá de la discusión sobre la teología de la liberación, aunque la cuestión estuviera bien presente. Si de hecho preocupantes desviaciones habían terminado en una censurable visión eclesiológica, que dio luego cauce a una cristología equívoca, era necesaria la confesión auténtica del Señor, su pleno señorío. Debía estar bien presente el criterio de no distorsionar la verdad de Cristo, para entender la Iglesia como pueblo de Dios, en relación con el reino de Dios, aunque no del todo identificada con él, y no con una Iglesia popular.282 2.2.4 Los Obispos promotores y defensores de la dignidad A partir del “trípode” se entiende el papel de los obispos como "defensores y promotores de la dignidad"; pues en la reflexión sobre las relaciones e implicaciones existentes entre evangelización y promoción humana o liberación es donde se concretiza la reflexión sobre Cristo, sobre la Iglesia y sobre el hombre. Ante la realidad social de América Latina donde la dignidad humana es conculcada de muchas maneras, el Papa subrayaba: Esta dignidad es conculcada, a nivel individual, cuando no son debidamente tenidos en cuenta valores como la libertad, el derecho a profesar la religión, la integridad física y síquica, el derecho a los bienes esenciales, a la vida... Es conculcada, a nivel social y político, cuando el hombre no puede ejercer su derecho de participación o es sujeto a injustas e ilegítimas coerciones, o sometido a torturas físicas o síquicas, etc. No ignoro cuántos problemas se plantean hoy, en esta materia, en América Latina. Como Obispos no podéis desinteresaros de ellos. Sé que os proponéis llevar a cebo una seria reflexión sobre les relaciones e implicaciones existentes entre evangelización y promoción humana o liberación, considerando, en campo tan amplio e importante, lo específico de la presencia de la Iglesia. Aquí es donde encontramos, llevados a la práctica concretamente, los temas que hemos abordado al hablar de la verdad sobre Cristo, sobre la Iglesia y sobre el hombre. Si la Iglesia se hace presente en la defensa o en la promoción de la dignidad del hombre, lo hace en la línea de su misión, que aun siendo de carácter religioso y no social o político, no puede menos de considerar al

282 Riflessioni del Cardinale Alfonso López Trujillo a 25 anni dalla III Conferenza Generale dell'Episcopato Latinoamericano a Puebla. Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 2. Aniversario XXV de Puebla realizado en febrero del 2004. 246

hombre en la integridad de su ser. El Señor delineó en la parábola del Buen Samaritano el modero de atención a todas les necesidades humanas, y declaró que en último término se identificará con los desheredados – enfermos, encarcelados, hambrientos, solitarios – a quienes se haya tendido la mano. La Iglesia ha aprendido en esta y otras páginas del Evangelio que su misión evangelizadora tiene como parte indispensable la acción por la justicia y les tareas de promoción del hombre y que entre evangelización y promoción humana hay lazos muy fuertes de orden antropológico, teológico y de caridad; de manera que “la evangelización no sería completa si no tuviera en cuenta la interpelación recíproca que en el curve de los tiempos se establece entre el Evangelio y la vida concreta personal y social del hombre”. 283 2.2.5 Otros temas del discurso Desde esta perspectiva, Juan Pablo II, toca en su discurso otros temas igualmente candentes en la hora histórica de Puebla: el rechazo a la violencia y a las ideologías para alcanzar la liberación del hombre; la cuestión de la propiedad privada y la doctrina social de la Iglesia; la paz y el desarrollo de los pueblos; derechos humanos. El Papa concluía sus reflexiones sobre estos argumentos expresando: La Iglesia siente el deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos, el deber de ayudar a que se consolide esta liberación; pero siente también el deber correspondiente de proclamar la liberación en su sentido integral, profundo, como lo anunció y realizó Jesús. “Liberación de todo lo que oprime al hombre, pero que es, ante todo, salvación del pecado y del maligno, dentro de la alegría de conocer a Dios y de ser conocido por El”. Liberación hecha de reconciliación y perdón. Liberación que arranca de la realidad de ser hijos de Dios, a quien somos capaces de llamar ¡Abba, Padre!, y por la cual reconocemos en todo hombre a nuestro hermano, capaz de ser transformado en su corazón por la misericordia de Dios. Liberación que nos empuja, con la energía de la caridad, a la comunión, cuya cumbre y plenitud encontramos en el Señor. Liberación como superación de les diversas servidumbres e ídolos que el hombre se forja y como crecimiento del hombre nuevo. Liberación que dentro de la misión propia de la Iglesia no se reduzca a la simple y estrecha dimensión económica, política, social o cultural, que no se sacrifique a les exigencias de una estrategia cualquiera, de una praxis o de un éxito a corto plazo. Para salvaguardar la originalidad de la liberación cristiana a les energías que es capaz de desplegar, es necesario a toda costa, como lo pedía el Papa

283 JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla, 28 de enero de 1979, n. III,1-III,2. En: CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, 259-260. 247

Pablo VI, evitar reduccionismos y ambigüedades: “La Iglesia perdería su significación más profunda. Su mensaje de liberación no tendría ninguna originalidad y se prestaría a ser acaparado y manipulado por los sistemas ideológicos y los partidos políticos”. Hay muchos signos que ayudan a discernir cuándo se trata de una liberación cristiana y cuándo, en cambio, se nutre más bien de ideologías que le sustraen la coherencia con una visión evangélica del hombre, de les cosas, de los acontecimientos. Son signos que derivan ya de los contenidos que anuncian o de les actitudes concretas que asumen los evangelizadores. Es preciso observar, a nivel de contenidos, cuál es la fidelidad a la Palabra de Dios, a la Tradición viva de la Iglesia, a su Magisterio. En cuanto a les actitudes, hay que ponderar cuál es su sentido de comunión con los Obispos, en primer lugar, y con los demás sectores del Pueblo de Dios; cuál es el aporte que se da a la construcción efectiva de la comunidad y cuál la forma de volcar con amor su solicitud hacia los pobres, los enfermos, los desposeídos, los desamparados, los agobiados y cómo descubriendo en ellos la imagen de Jesús “pobre y paciente se esfuerza en remediar sus necesidades y servir en ellos a Cristo”. No nos engañemos: los fieles humildes y sencillos, como por instinto evangélico, captan espontáneamente cuándo se sirve en la Iglesia al Evangelio y cuándo se lo vacía y asfixia con otros intereses.284 El Papa concluyó su discurso indicando tres tareas prioritarias para el futuro de la Iglesia en Latinoamérica: la familia, Las vocaciones sacerdotales y religiosas y la juventud. Se dio así inicio a los trabajos de la Conferencia.

2.3 La metodología de trabajo

La metodología de trabajo que se siguió nos lo revela la misma Presidencia de la Conferencia en la presentación del Documento de Puebla: Dada la amplitud del tema, rico y dinamizador, de la III Conferencia, se hacía necesario establecer prioridades y una adecuada articulación entre los diferentes puntos que han dado lugar a las 21 Comisiones de Trabajo, en torno a Núcleos o grandes unidades con los temas correspondientes. Este sistema de trabajo, complementado por aportes en plenarias y semiplenarias que aseguraban la mayor participación (de Obispos, Presbíteros, Diáconos, Religiosos, Religiosas, Laicos, Miembros invitados y Expertos), fue aprobado por unanimidad al inicio de nuestra Asamblea. El contenido de los Núcleos y los temas no pretende ser un tratado sistemático de teología dogmática o pastoral. Esto ha sido expresamente

284 JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla, 28 de enero de 1979, n. III,6-. En: CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, 263-264. 248

descartado. Se ha buscado considerar aspectos de mayor incidencia en la Evangelización, ubicándonos en una definida perspectiva de pastores.285

2.4 El Documento final286

El 12 de febrero, después de 17 días de reflexión y oración, concluyó la Conferencia. El documento final, aprobado por 179 placet y 1 voto en blanco, está constituido por cinco partes: visión pastoral de la realidad latinoamericana; designio de Dios sobre la realidad de América Latina; la evangelización en la Iglesia de América Latina. Comunión y participación; Iglesia misionera al servicio de la evangelización en América Latina; y, por último, bajo el dinamismo del Espíritu: opciones pastorales. El 23 marzo 1979, día de la conmemoración de santo Toribio di Mogrovejo, el Santo Padre autorizó la publicación del Documento de Puebla. En la carta a los obispos diocesanos de América Latina, con la que comunicaba su autorización a la publicación del documento, Juan Pablo II escribió: Este Documento, fruto de asidua oración, de reflexión profunda y de intenso celo apostólico, ofrece —así os lo propusisteis— un denso conjunto de orientaciones pastorales y doctrinales, sobre cuestiones de suma importancia. Ha de servir, con sus válidos criterios, de luz y estímulo permanente para la evangelización en el presente y el futuro de América Latina. [...] La Iglesia de América Latina ha sido fortalecida en su vigorosa unidad, en su identidad propia, en la voluntad de responder a las necesidades y a los desafíos atentamente considerados a lo largo de vuestra asamblea. Representa, en verdad, un gran paso adelante en la misión esencial de la Iglesia, la de evangelizar. Vuestras experiencias, pautas, preocupaciones y anhelos, en la fidelidad al Señor, a su Iglesia y a la Sede de Pedro, deben convertirse en vida para las comunidades a las que servís.287

285 Presentación del Documento de Puebla. En: CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, 280-282. 286 Cfr. Arch.PCAL, III CG, vol. 3, Celebrazione. Documento finale: revisione; Osservazioni di Mons. Javierre. Cambi sottoposti al Santo Padre. Comunicazione dei medesimi al Presidente del CELAM e al Secretario del Consiglio AA.PP. 287 JUAN PABLO II, Carta a los obispos diocesanos de América Latina, Vaticano, 23 de marzo de 1979. En: Arch.PCAL, III CG, vol. 3, Celebrazione. Lettera di approvazione del Papa. 249

La Pontificia Comisión para América Latina dedicó su 56ª reunión a reflexión sobre el post-Puebla, en la que intervino toda la Presidencia del CELAM. Mons. Alfonso López Trujillo, nuevo Presidente del CELAM dió una idea general de las repercusiones de Puebla en los pocos meses que habían pasado desde la clausura de la Conferencia (12 de febrero de 1979) hasta la fecha de la reunión de la CAL (19 de octubre de 1979) y del esfuerzo que las Conferencias Episcopales nacionales de América Latina estaban haciendo para aplicar las conclusiones de Puebla en la ejecución de sus propios proyectos pastorales.288

Capítulo XX

Breve perfil biográfico de los Presidentes y del Secretario de la CAL

En este período de la CAL (1969-1988) se destacan las figuras de los tres Cardenales Presidentes Carlo Confalonieri, Sebastiano Baggio y , a las que se une la figura de Mons. Michele Buro, verdadero archivo viviente de la CAL, como lo definió el Cardenal Samoré en 1969. Como ya en la segunda parte presentamos la figura del Cardenal Carlo Confalonieri, que presidió la CAL, en su segundo mandato desde 1969 hasta 1973, no lo haremos en este capítulo.

1. Cardenal Sebastiano Baggio

Sebastiano Baggio nació el 16 de mayo de 1913 en Rosà (Italia). El 21 de diciembre de 1935 fue ordenado sacerdote para la diócesis de (Italia). El 30 de junio de 1953 fue elegido Arzobispo titular de Efeso y el 1º de julio Nuncio Apostólico en Chile. Consagrado Obispo el 26 de julio de 1953, por el Cardenal Giovanni Adeodato Piazza. El 12 de marzo de 1959 fue trasladado a la Delegación Apostólica en Canadá y el 26 de mayo de 1964 a la Nunciatura Apostólica en Brasil.

288 Cfr. Verbale della 56a Adunanza. 25.V.1979. En: Arch.PCAL, I-A, vol. 49/1, Adunanze CAL (54-57). 250

Creado Cardenal el 28 de abril de 1969, en el tercer consistorio celebrado por el Santo Padre Pablo VI. El 23 de junio del mismo año fue nombrado Arzobispo de Cagliari (Italia), donde permaneció por casi cuatro años. El 26 de febrero de 1973, Pablo VI lo nombró Prefecto de la Sagrada Congregación para los Obispos y Presidente de la CAL, cargos en los que fue confirmado por Juan Pablo II el 28 de octubre de 1978. El 8 de abril de 1984 fue nombrado Presidente de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano, cargo en el que permaneció hasta el 31 de octubre de 1990, cuando presentó la renuncia. Como Presidente de la Pontifica Comisión para América Latina (del 26 de febrero de 1973 al 8 de abril de 1984), presidió la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano celebrada en Puebla de los Ángeles en 1979. Su experiencia como nuncio en Chile, Canadá y Brasil le permitió hacerse una idea suficiente de la realidad de la Iglesia en América Latina y de la eficaz colaboración de la Iglesia Nortemericana. Como Delegado Apostólico en Canadá participó en la preparación de la reunión de Washington en 1959, donde se echaron las bases de la cooperación eclesial organizada entre las Iglesias de América. Murió el 21 de marzo de 1993.

2. Cardenal Bernardin Gantin

Bernardin Gantin nació en Toffo (), el 18 de mayo de 1922. Cumplió sus estudios de teología y filosofía en el seminario de Ouidah y el 14 de febrero de 1951 fue ordenado sacerdote en Lomé por el Arzobispo de Cotonou, Louis Parisot, del que fue luego uno de los más estrechos colaboradores. A partir de 1953 continuó los estudios en Roma, en la Pontificia Universidad Urbaniana, donde estudio misionología y en la Pontificia Universidad Lateranense, donde se licenció en teología y derecho canónico. El 11 de junio de 1956 fue elegido Obispo Auxiliar de Cotonou y fue consagrado en Roma, en la capilla del Colegio de Propaganda Fide, el 3 de febrero de 1957. Obispo consagrante fue el Cardenal Eugène Tisserant. Cuando el 5 de enero de 1960 Mons. Parisot presentó la renuncia al cargo de Obispo diocesano, Mons. Gantin fue nombrado Arzobispo y 251

Metropolita de Cotonou. Presidente de la Conferencia Episcopal de Benin. Participó en algunas sesiones del Concilio Vaticano II y en la primera Asamblea del Sínodo de los Obispos celebrada en 1967. El 5 de marzo de 1971 fue nombrado Secretario Adjunto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, por lo que dejó el gobierno de su diócesis y regresó a Roma. En 1975 fue nombrado Vice-Presidente de la Pontificia Comisión Iustitia et Pax, del que fue nombrado Presidente el 15 de diciembre de 1976, y, contemporáneamente, fue nombrado Vice-Presidente del Pontificio Consejo Cor Unum, del que fue nombrado Presidente el 4 de septiembre de 1978. El 27 de junio de 1977 fue creado Cardenal por Su Santidad Pablo VI, en el mismo consistorio en el que fue creado Cardenal el Arzobispo de Münich y Freising (Alemania), S.E. Joseph Ratzinger. Participó en los dos cónclaves de 1978. El 8 de abril de 1984 fue nombrado Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, cargos que ejerció hasta el 25 de junio de 1998. El 5 de junio de 1993 fue elegido Decano del Colegio Cardenalicio, responsabilidad a la que renunció el 30 de noviembre del 2002, cuando por razones de salud decidió regresar a su natal Benin.

3. Mons. Michele Buro

Sacerdote originario de la diócesis de Capua. Nació en Casapulla (Caserta, Italia), el 27 de mayo de 1920. Ordenado sacerdote el 18 de diciembre de 1943. Tras estudiar teología, se doctoró en Roma en derecho canónico e ingresó en la Pontificia Academia Eclesiástica. Entró en el servicio diplomático de la Santa Sede el 1º de agosto de 1950 y ocupó sucesivamente los cargos de agregado, auditor y consejero en las Nunciaturas Apostólicas en Colombia y Argentina. En 1955 pasó a trabajar en la Sagrada Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, donde como colaborador de Monseñor Antonio Samoré trabajó en la Pontificia Comisión para América Latina desde su erección. Cuando en 1969 la CAL fue inserida en la Congregación para los Obispos, Mons. Buro dejó su oficina en la Secretaría de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios y pasó a trabajar en la oficina de la CAL, permaneciendo siempre en la nómina de la 252

Secretaría de Estado. El 18 de enero de 1972 fue nombrado encargado de la secretaría de la CAL en calidad de “capo-ufficio”. El 12 de agosto de 1981 fue nombrado Secretario de dicha Comisión. Fue también encargado de la Oficina para las relaciones con el personal de la Santa Sede. Sacerdote de grandes cualidades y mucha bondad, ejerció el ministerio pastoral como director espiritual de los jóvenes del colegio de San José de Roma - Instituto de Merode – encomendado a los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Por sus tareas en la Pontificia Comisión para América Latina, conoció a fondo la situación eclesial en todos los países del Continente, que visitó en diversas ocasiones tomando contacto con obispos y obras apostólicas. Participó en las Conferencias de Medellín y en la de Puebla, así como en la asamblea extraordinaria del 25º aniversario del CELAM celebrada en 1980 en Río de Janeiro con la presencia del Papa.289 Cuando la CAL fue reorganizada y potenciada por el Papa Juan Pablo II en 1988, Mons. Buro continuó colaborando como secretario hasta 1989. Murió el 22 de febrero del 2001.

289 L’Osservatore Romano, edición en español, 23. VIII. 1981.