Polis Revista Latinoamericana

53 | 2019 Resistencias y emociones en contextos represivos

Édition électronique URL : http://journals.openedition.org/polis/17345 ISSN : 0718-6568

Éditeur Centro de Investigación Sociedad y Politicas Públicas (CISPO)

Édition imprimée Date de publication : 31 mai 2019 ISSN : 0717-6554

Référence électronique Polis, 53 | 2019, « Resistencias y emociones en contextos represivos » [En ligne], mis en ligne le 31 mai 2019, consulté le 08 mars 2020. URL : http://journals.openedition.org/polis/17345

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Desde los años noventa del siglo pasado el campo de estudio de los movimientos sociales se ha enriquecido gracias a la incorporación de la dimensión emocional como factor explicativo de las luchas y las protestas sociales. Las emociones han sido incorporadas al estudio de la protesta para analizar distintas etapas y procesos que caracterizan los movimientos sociales. Como sugiere la mayoría de los trabajos que incorporan las emociones al estudio de la protesta se han centrado en los procesos de carácter micro-político, especialmente en el rol de las emociones en la movilización (mobilizing emotions) y en cómo los movimientos sociales transforman y gestionan los sentimientos de sus miembros.

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SOMMAIRE

Editorial: Resistencias y emociones del activismo en contextos represivos, autoritarios o violentos. Una introducción. Alice Poma, Juan Pablo Paredes et Tommaso Gravante

Lente de Aproximación

Campesinos, emociones y tentativas de resistencia armada a la dictadura empresarial- militar de Brasil Fabricio Teló

Los programas sociales como mecanismos de “represión desapercibida” en Argentina (2007-2019). Un análisis desde las políticas de las sensibilidades Adrián Scribano et Angélica De Sena

“Nuestra única venganza es ser felices”: emociones, sentimientos y militancias de H.I.J.O.S. en Espacios de memoria Carolina Sofía Tavano

Cacerolazo: emociones y memoria en el movimiento estudiantil 2011 Nicolás Ortiz Ruiz

Acciones de participación social, identidad y emociones de estudiantes chilenos de una universidad privada Loreto Villagrán Valenzuela, Carlos Reyes Valenzuela et Annia Wlodarczyk

Resultados de Investigación

Continuidades y rupturas: La política de salud sexual y reproductiva chilena en cuatro gobiernos Javiera Cubillos Almendra

Programas de transferência condicionada de renda na ótica dos direitos sociais: uma opção para o combate das vulnerabilidades brasileiras Ismael de Córdova et Ismael Gonçalves Alves

Redefiniendo la sostenibilidad desde una perspectiva situada:desafíos de museos comunitarios del sur de Laura Fúquene Giraldo, Gustavo Blanco Wells et Karin Weil G.

Participación ciudadana en Políticas Públicas de Energía: reflexiones para un Chile energéticamente sustentable Beatriz Hernández P. et Claudio Huepe Minoletti

Injerencias en los procesos espaciales en ciudades brasileñas dinamizadas por el agronegocio: el caso de Primavera do Leste Lívia Maschio Fioravanti

Modelación y simulación basada en agentes en ciencias sociales: una aproximación al estado del arte Álvaro Vélez Torres

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Familia, género y sexualidad en las teleseries chilenas contemporáneas. Afinidades con la teoría sociológica y los estudios realizados en el país Francisco Vidal Velis

Comentarios y reseñas de libros

Problemas Públicos. Controversias y aportes contemporáneos. Juan Carlos Guerrero B.; Alicia Márquez M.; Gabriel Nardacchione y Sebastían Pereyra, coord.Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, CDMX, 2018. 604. Juan Pablo Paredes P.

For a Left Populism, Chantal Mouffe, New York, Estados Unidos, 2018, 98 p. Claudio Riveros Ferrada

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Editorial: Resistencias y emociones del activismo en contextos represivos, autoritarios o violentos. Una introducción.

Alice Poma, Juan Pablo Paredes y Tommaso Gravante

Las emociones como arena de la lucha política

1 Desde los años noventa del siglo pasado el campo de estudio de los movimientos sociales se ha enriquecido gracias a la incorporación de la dimensión emocional como factor explicativo de las luchas y las protestas sociales (véase Poma y Gravante 2017a, para un estado del arte actualizado en español). Las emociones han sido incorporadas al estudio de la protesta para analizar distintas etapas y procesos que caracterizan los movimientos sociales. Como sugiere Flam (2005) la mayoría de los trabajos que incorporan las emociones al estudio de la protesta se han centrado en los procesos de carácter micro-político, especialmente en el rol de las emociones en la movilización (mobilizing emotions) y en cómo los movimientos sociales transforman y gestionan los sentimientos de sus miembros. En cuanto al papel de las emociones en la motivación a la acción, ya mucha literatura ha confirmado que las emociones cuentan con una gran capacidad explicativa tanto a nivel individual como colectivo. A nivel individual las emociones motivan el activismo y permiten entender por qué los individuos deciden involucrarse en la acción, incluso cuando los costes de la movilización puedan superar sus beneficios, mientras que a nivel colectivo crearían el ambiente favorable para el desarrollo de la movilización. Por otro lado, a lo largo de estas décadas, la incorporación de la dimensión emocional ha permitido ayudar a explicar el origen, el desarrollo y el éxito o no, de un movimiento social, pero también ha permitido comprender las tensiones, divisiones y problemas internos de los grupos, lo que pasa cuando los movimientos terminan; participando de manera relevante en los procesos vinculados al desarrollo de estas experiencias, en la emergencia o fortalecimiento de la

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identidad colectiva, la construcción de un marco de injusticia, la construcción de una amenaza común y del shock moral, así como los impactos de la protesta en su dimensión cultural y biográfica.

2 El principal enfoque basal sobre las emociones de todas estas múltiples investigaciones ha sido que las emociones son constructos culturales y sociales. Un enfoque que tiene su origen en la propuesta teórica de la sociológica estadounidense Arlie Hochschild (1979, 1983) que desde finales de los años setenta desarrolla estudios empíricos con estudiantes y trabajadores para analizar el trabajo emocional que estas personas hacen en su vida cotidiana y su lugar de trabajo, demostrando que en cada cultura existen reglas del sentir que los seres humanos seguimos para encajar en la sociedad. A diferencia de la psicología que considera las emociones cómo estados internos individuales y biológicos, actuando sobre el individuo para la resolución de problemas, Hochschild, por un lado, considera a las emociones como una construcción sociocultural y por lo tanto cambiante en función del contexto social y de la temporalidad histórica, superando de esta forma la visión organicista y universal de las emociones. Por otro lado, la misma autora considera al individuo como un ser consciente y activo con respecto a sus emociones, es decir, a diferencia de Freud, para Hochschild las personas son conscientes de sus propias emociones. En tanto, a diferencia de Goffman, las personas no solamente son capaces de hacer un actuación superficial -superficial acting- manifestando de esta manera las emociones más oportunas y acordes con la situación, más bien pueden hacer una interpretación profunda de sus propios sentimientos -deep acting- evocando, manejando o canalizando una determinada emoción para adecuarse o desafiar las reglas del sentir de su propia sociedad. De esta forma la propuesta de Hochschild va a vincular las situaciones sociales y la macroestructura, por un lado, y la personalidad por el otro. De lo anterior se sigue que las personas se vuelven sujetos activos con respecto a sus emociones, pueden pensar sobre lo que sienten o utilizar determinadas emociones para evocar otras. 3 El legado de Arlie Hochschild (1975, 1979, 1983) mostró que la evocación de determinadas emociones y las reglas del sentir pueden convertirse en “objetos de la lucha política” (Hochschild, 2008, p. 149), y tal como señalamos anteriormente, su aporte fue recuperado después de dos décadas por los estudiosos de los movimientos sociales, cuya principal aportación analítica y metodológica ha sido la de considerar y definir a las emociones como variables explicativas de la acción colectiva contenciosa y de sus múltiples procesos, al punto que hoy es difícil entregar explicaciones de procesos contenciosos sin considerar seriamente el papel de las emociones en ellos.

Emociones y activismo de alto riesgo

4 De lo anterior, superando la visión universal y organicista, se desprende que las emociones son parte de la cultura, de los contextos sociohistóricos y de la biografía de las personas (Jasper, 1997). Por lo tanto, en diferentes contextos socioculturales se pueden obtener resultados distintos a pesar de la misma pregunta de investigación o a pesar de considerar una misma emoción como variable explicativa. Por ejemplo, el miedo a la represión puede paralizar como unir a los miembros de un colectivo (Poma y Gravante, 2017b y 2018a), y otras emociones como la impotencia, la desesperanza, el agobio, la frustración, pueden llevar al abandono de la lucha cuando se acompañan con

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la resignación, aunque también pueden ser sobrellevadas por los activistas y no claudicar en su lucha.

5 Entre otros aspectos, el análisis de la dimensión emocional se ha mostrado útil en el análisis de movimientos o de activismo de alto riesgo (McAdam 1986, Goodwin y Pfaff, 2001), es decir, experiencias que se desarrollan en contextos de alta represión y violencia, por ejemplo conflictos armados, regímenes políticos autoritarios o totalitarios, en los cuales los activistas y participantes involucrados en resistencias, protestas y movimientos sociales, viven y enfrentan situaciones de inseguridad y amenazas en sus actividades políticas cotidianas. En estos contextos, otras teorías de los movimientos sociales como la movilización de los recursos o de las oportunidades políticas, basadas en la acción racional y aplicadas en su mayoría en contextos democráticos liberales, no han logrado explicar dinámicas referidas al porqué los activistas seguían enfrentando y oponiéndose a situaciones de injusticia, a pesar del miedo a la alta represión; o cómo podían los grupos y colectivos evitar el agotamiento y los costes de la movilización; o cuáles fueron los beneficios de la movilización en contextos represivos sin posibilidad de apertura política. 6 Sin duda, los distintos grados de represión que pueden caracterizar el activismo de alto riesgo, como la desaparición forzada de activistas, el asesinato de luchadores sociales, las amenazas de muerte, el acoso, la violencia física y psicológica por parte de policías, ejércitos, grupos criminales y grupos opositores, entre otros, tienen un fuerte impacto en las actividades políticas de los colectivos y grupos sociales, al punto que deben ser manejadas por los miembros de estos grupos. Sin embargo, las emociones que emergen en tales situaciones influyen siempre de forma distinta y no mecánica. 7 Una de las primeras investigaciones que utilizó este enfoque en un contexto represivo fue la investigación de Helena Flam en 1998. La socióloga de las emociones polaca hace un esfuerzo de macrosociología relacionando como determinadas emociones, como por ejemplo el miedo, han permitido la estabilidad en un largo periodo de tiempo del sistema soviético en dos países como Polonia y Alemania del Este antes de 1989. Con más de ochenta entrevistas biográficas y treinta entrevistas en profundidad, Flam analiza el recorrido de militantes del partido comunista y de disidentes de los dos países (más un tercer grupo de personas no involucradas políticamente como grupo de contraste), comprobando como el miedo cambia radicalmente en función del contexto histórico. Por ejemplo, en la era post-Stalin, las personas ya no tenían miedo por sus vidas ni de sufrir de tortura como antes, más bien, tenían miedo por sus oportunidades de vidas, reflejando de esta forma el nuevo rol del partido comunista capaz de controlar y normar las oportunidades de vida de la población. La forma en que se manejaba tal ansiedad con respecto a las oportunidades de vida, para si y sus familiares, fue un factor determinante y se diferenciaba entre los miembros del partido comunista y los disidentes, así como entre los grupos a los cuales cada uno pertenecía y a su contraparte al otro lado de la frontera. Como en otros contextos altamente autoritarios, el manejo emocional de determinadas emociones- por ejemplo, la canalización del miedo en esperanza, de la tristeza en alegría o el manejo de la ansiedad-, resultó central para la vida cotidiana de las personas, la sobrevivencia de los grupos y el desarrollo de sus actividades normales. Quedándonos en la misma región política, años más tarde Colin Barker (2001) analizó la emergencia del sindicato no gubernamental polaco Solidarność en 1980 y mostró cómo determinadas emociones como la hermandad, la alegría, el orgullo y los procesos de manejo emocional del miedo y de la ansiedad,

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permitieron al naciente sindicado polaco fortalecerse y hacer frente al clima de represión que caracterizaba a Polonia en aquella época. Emociones como la hermandad, la confianza, la lealtad, el compartir que actuaban por una causa justa y que la victoria era inevitable, entre otras, permite construir relaciones sociales íntimas que fortalecen los movimientos en contextos de altos riesgos. Como destacan Goodwin y Pfaff (2001), comparando el movimiento para los derechos civiles en EE.UU entre los 50s y los 60s y el movimiento para los derechos civiles o movimiento cívico en la Alemania del Este en , estas estructuras, redes informales y vínculos afectivos han sido importantes porque han animado los activista en superar las adversidades. 8 Una de las preguntas centrales en el estudio de los movimientos sociales -¿porqué la gente se moviliza?- adquiere particular relevancia en contextos de alto riesgo, de guerrillas armadas o de guerra, donde la violencia política y represiva es común. Si Helena Flam indicó cómo el manejo emocional de determinadas emociones resulta clave en el desarrollo de las actividades de los grupos políticos (pro-régimen o disidentes), otras investigaciones hacen hincapié en cómo y porqué las personas se involucran en organizaciones clandestinas armadas o siguen apoyando grupos armados a pesar de poner en riesgo su propia vida. Los fuertes sentimientos de solidaridad, lealtad y hermandad representan elementos claves en la participación de jóvenes en los grupos guerrilleros, como las FARC en Colombia (Bolivar, 2006; Otero, 2006), además de los beneficios emocionales como la admiración y respeto, el hacerse respetar y la dotación de sentido. Como señaló Donatella della Porta (1998), aquellos que ingresan en los grupos armados suelen romper con sus antiguos lazos sociales como la familia y los amigos, pues el componente emocional permite una segunda socialización –casi tan fuerte como la primaria-, capaz de dar significado a su proceso de radicalización. 9 Otro concepto que el enfoque de las emociones proporciona para comprender a los movimientos sociales es el de beneficios emocionales (Whittier, 2011). Algunas emociones, como el orgullo y la dignidad que las personas sienten al participar en cientos movimientos, o al actuar según sus principios, como que “haciendo la cosa justa”, así como con la esperanza que la situación pueda cambiar, entre otras, se pueden convertir en beneficios emocionales de la participación en las organizaciones clandestinas armadas. Además, representan un elemento crucial para comprender el involucramiento de gente normal y corriente, como los campesinos, en apoyar a estas organizaciones. Elisabeth Wood (2003), desde la dimensión emocional, explica porqué en El Salvador a lo largo de la guerra civil, una parte del campesinado apoyó la insurgencia del Frente Farabumdo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Los campesinos, aunque no participaron en la guerrilla, apoyaron la organización guerrillera a través de comida y otras necesidades logísticas. Para la autora una de las motivaciones de este apoyo, a pesar de los riesgos que esto presuponía, se encuentra en los beneficios morales y afectivos que los campesinos recibían a través de su participación, aun cuando era evidente la derrota del FMLN. A través de su apoyo al FMLN, los campesinos desarrollaban un sentimiento de orgullo y dignidad que se contraponía a las emociones, como la rabia o el ultraje, experimentadas al haber sido explotados. De este modo el ultraje y el orgullo, junto con las otras razones convencionales como el acceso a las tierras libre, impulsaron la participación de los campesinos en la insurgencia a pesar de los altos riesgos e incertidumbre. 10 Si las emociones morales (véase Jasper 2018, para la categorización completa) representan un elemento central para la comprensión del activismo de alto riesgo, han

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sido identificadas también otra tipología de emociones como los estados de ánimos, entre los que se encuentran la resignación o la desesperación, que pueden llevar a lo que Jasper (2018, p.85) llama el nothing-left-to-lose effect. Ese proceso explica cómo los sujetos al sentir que no tienen nada que perder, pueden sobrellevar el miedo o hacerlo desaparecer, para dejar su lugar a la rabia, la venganza, el orgullo o la dignidad. Uno de los más famosos movimientos que emerge desde un desesperado dolor y un fuerte ultraje moral es el movimiento de las Madres de Plaza de Mayo en Buenos Aires en 1976, en plena dictadura militar argentina. La desesperación junto a la frustración del silencio por parte de las autoridades argentinas, entre otros aspectos, desencadenó el efecto descripto por Jasper, permitiendo la emergencia del movimiento (y la continuidad por más de treinta años) de madres que habían perdido sus hijos y que probablemente se involucraban por primera vez en una actividad política. El nothing- left-to-lose effect, adquiere suma relevancia en sistemas dictatoriales como el caso de Argentina y en situaciones de alto control social, como es el caso de las cárceles especiales donde el único control que queda al prisionero es el manejo de su propio cuerpo y por lo tanto su única forma de protesta puede ser la huelga de hambre llevada hasta las extremas consecuencias, o en situaciones de guerra y ocupaciones militares como es el caso de Palestina. Robert Bryam y Bader Araj (2006) en sus investigaciones encuentran que la mayoría de los suicidas bombas palestinos (entre 2000 y 2005) eran motivados más por un deseo de venganza y represalia, que una motivación estratégica y política (aunque ella se haga presente). Haber perdido a miembros de su familia, sus amigos o algunos de sus seres queridos, como el sufrir las continuas humillaciones por parte de los israelitas o sentir que ni el honor queda, convierte la venganza no solamente es un objetivo necesario, sino en la única alternativa posible, ya que no queda nada por lo que vivir. 11 El manejo emocional que se hace al canalizar o mitigar emociones como la rabia en otro tipo de emoción (Poma y Gravante, 2018b) resulta central en contextos autoritarios para evitar una mayor represión, el agotamiento del grupo o la impotencia frente a un contendiente más fuerte y violento. En otros casos, los activistas hacen un uso estratégico del trabajo emocional para evocar emociones como la rabia o la culpa. En su investigación sobre el movimiento abolicionista en EE.U., Benjamin Lamb-Books (2016) analiza el uso estratégico de determinadas emociones por parte de los activistas del norte de Estados Unidos que promovían la abolición de la esclavitud racial. En las reuniones públicas, la problematización de la esclavitud racial se realizaba intentando contagiar la audiencia con sentimientos como la rabia y el ultraje, juntos con la amenaza y con estados de ánimos como el optimismo. Es interesante ver como cada grupo abolicionista trabajaba sobre emociones distintas: por ejemplo, los miembros de la Iglesia Evangélica involucrados en el movimiento abolicionista trabajaron más en construir un marco emocional en el cual la esclavitud se enmarcaba como un pecado nacional, una corrupción del poder, los sentidos de culpa, complicidad y ultraje moral. De la misma manera el historiador Zeldin (1979), hace hincapié en la importancia de la rabia en la política francesa desde la Francia revolucionario de 1848 hasta la Segunda Guerra Mundial. La rabia se convierte en estos casos en un indicador de haber sufrido una injusticia, así como las comunidades zapatistas rebeldes en México que reivindican una digna rabia para todas las injusticias sufridas en las poblaciones indígenas a lo largo de los siglos (Poma y Gravante, 2019, p. i-iii). 12 Por último, hay que considerar que también en el activismo de alto riesgo las manifestaciones de determinadas emociones se vinculan al evidente contexto

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represivo, por un lado, pero por el otro siguen vinculadas a las reglas del sentir dominantes. Por ejemplo, en grupos religiosos la rabia resulta una emoción que es necesario reprimir o por lo menos no manifestar públicamente. Sin embargo, es interesante ver cómo en determinados contextos que emergen de conflictos sociales violentos como las guerras se pueden introducir nuevas reglas del sentir o cambiar de significado a determinadas emociones. Por ejemplo, la investigación de Venessa Pouvarac (2004) en la ex-Yugoslavia, en particular en Bosnia, muestra como el nuevo paradigma de seguridad internacional centrado en la seguridad ofrecida por las Naciones Unidas, introdujo un acercamiento terapéutico Anglo-Americano a los conflictos violentos cuyo objetivo fue despolitizar la rabia. Como muestra la autora, el resultado de este programa fue un incremento del sentido de frustración y alienación de la población local hacia los procesos políticos. 13 A nivel empírico los resultados de las investigaciones presentadas en estas páginas demuestran cómo las emociones que se generan en experiencias de activismo de alto riesgo y de represión política se convierten en un factor clave para comprender procesos que las teorías basadas en la elección racional no logran explicar. Como muestran distintos casos, emociones como el miedo a la represión, la tortura o a perder la vida, representan una constante en determinados contextos sociales. Aunque estas emociones pueden movilizar, también pueden desmovilizar, puesto que es el manejo y la interpretación de lo que los sujetos sienten lo que permite entender su comportamiento, practica y acciones. Conjuntamente con las demás actividades políticas y organizativas, el trabajo reflexivo, individual y colectivo sobre las emociones es clave para que las personas no se desgasten y las luchas no acaben. Manejar el miedo, la impotencia, la soledad, entre otras, es la única manera para determinados grupos para desarrollar sus actividades. 14 A nivel teórico es necesario todavía un esfuerzo para poder sistematizar la relación que hay entre las emociones sentidas individualmente, la interrelación que ocurren entre ellas y las modalidades de mutación o transformación que experimentan en función de aristas tan relevantes como el contexto represivo, la percepción de la amenaza o del riesgo, el sentimiento de ultraje, entre otros. El nothing-left-to-lose effect propuesto por Jasper, nos permite comprender el pasaje desde un estado de ánimo profundo a una emoción moral en contextos adversos, siendo un primer paso en este camino. 15 El número 53 de Polis, intenta ser un aporte a la discusión y reflexión a escala regional sobre la relación entre procesos de movilización social y los registros emocionales implicados en ellos. Al poner el foco de atención en el papel que juegan las emociones en el activismo en contextos de riesgo, ya sea por situaciones de violencia política, de represión o autoritarismo, tratamos de dar un segundo paso, ahora a escala de las ciencias sociales en América Latina, como complemento del paso anterior y con el horizonte de avanzar en la consolidación de un área de estudios de los procesos emocionales al interior de la movilización social y el activismo.

Presentación del Dossier

16 La sección lente de aproximación abre con el artículo de Fabricio Teló, titulado “Campesinos, emociones y tentativas de resistencia armada a la dictadura empresarial- militar de Brasil.” El autor analiza la relación entre militantes de organizaciones armadas y campesinos en un contexto altamente represivo y de violencia estatal en

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plena dictadura militar brasileña. En base a un estudio de caso en el Estado de Rio de Janeiro, a partir del uso de historias de vida y la aplicación de entrevistas a sobrevivientes del periodo, el texto plantea cómo las emociones han interferido en los procesos de participación, desconexión y no participación de los campesinos en los intentos de formar grupos guerrilleros rurales. El escrito reconoce que las emociones son una importante herramienta analítica para comprender mejor las acciones colectivas y los compromisos de los actores implicados en situaciones de represión y violencia política.

17 A continuación, el artículo “Los programas sociales como mecanismos de “represión desapercibida” en Argentina (2007-2019). Un análisis desde las políticas de las sensibilidades”, escrito por Adrián Scribano y Angélica de Sena, problematiza la llamada politización de la sociedad argentina y la ampliación del campo de los derechos sociales, a partir del reconocimiento de su lado oscuro. La otra cara del proceso de politización argentino post2001, es un llamado de atención sobre los procesos de represión, silenciamiento y vulneración de derechos que le han acompañado. En base al análisis de datos primarios y secundarios, de naturaleza mixta, Scribano y de Sena muestran lo que podría parecer una cara amable de la represión, pero que viene a cuestionar profundamente la forma en que la definimos, al problematizar la relación entre políticas sociales y emocionalidades/sensibilidades en la politización y su contracara. El texto concluye que la “represión desapercibida” ha transformado a la represión física en un mecanismo reservado para momentos y actores muy específicos en la Argentina del presente. 18 De la represión explícita en el texto de Teló a la represión desapercibida de Scribano y de Sena, pasamos a procesos en los que el trabajo emocional de los actores colectivos implica un escenario de subversión emocional. El artículo de Carolina Tavano, intitulado “Nuestra única venganza es ser felices”: emociones, sentimientos y militancias de HIJOS en Espacios de memoria”, desde una perspectiva sociocultural y en base a un trabajo cualitativo narrativo, analiza los sentidos, emociones y sentimientos que se construyen entre los militantes de la agrupación H.I.J.O.S., a partir de la participación en el Espacio de memoria ExESMA, tanto en una dimensión endógena hacia la agrupación y sus integrantes, como también en relación a las autoridades del Gobierno Nacional, en un marco temporal de 12 años (2003-2015). Mediante el análisis de esta experiencia se dará cuenta de cómo sentimientos como la injusticia o la impunidad y emociones de rabia y dolor son procesados colectivamente a partir de la organización colectiva y transformados, desafiando las” reglas del sentir” sobre diferentes situaciones de represión compartidas, experimentados por miembros de la organización. 19 En un registro temporal diferente, Nicolás Ortiz R., a partir de la represión vivenciada en las jornadas de protesta estudiantiles en Chile, durante el año 2011, el artículo “Cacerolazo: emociones y memoria en el movimiento estudiantil 2011”, analiza, a través de los relatos de 4 activistas, la masiva y espectacular lucha estudiantil de ese año desde el fenómeno del Cacerolazo y su relación con un trabajo sobre la memoria reciente. El artículo reflexiona respecto a la capacidad de enmarcar que tuvo la movilización con éste tipo de actuación, al utilizarlo como un ejercicio de irrupción de la memoria de la lucha civil contra la dictadura chilena. Por lo anterior, el cacerolazo se presenta como una forma de trabajo emocional que logra canalizar los sentimientos de temor e impotencia que surgen a partir de la violenta represión de la policía contra los

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activistas, permitiendo mantener la intensidad de la movilización en base a un estado emocional compartido. Por otro lado, el marco emocional del Cacerolazo logra resonar no sólo en activistas, sino que también en la población en general, quienes participan colectivamente en el ritual de protesta. El artículo termina exponiendo la relevancia que tiene la memoria en contextos contenciosos y su potencial para canalizar emociones y significados durante estos procesos. 20 Cierra la sección, en una suerte de contrapunto de los trabajos anteriores al no enfatizar al dimensión represiva ni autoritaria, el artículo “Acciones de participación social, identidad y emociones de estudiantes chilenos de una universidad privada Chile” de Villagrán et alt. El artículo a partir de una larga data de movilizaciones relacionadas con el acceso a la educación en la última década en Chile, que ha privilegiado el estudio de la educación pública y sus alumnos, pone su atención en el caso de universidades privadas. El trabajo analiza la relación entre las variables de emociones, identidades (colectivas y políticas) como las modalidades de participación en estudiantes de una universidad privada. En el estudio participaron 224 estudiantes de la carrera Psicología de una universidad privada chilena, con edades entre 19 y 33 años. A partir de los distintos resultados originados por el cruce de las variables emocionales en la identidad y la participación, el artículo discuten las implicaciones de estos hallazgos y de las posibilidades y limitaciones que se presentan para los estudiantes universitarios de involucrarse y participar en el Movimiento Estudiantil desde una universidad privada. 21 El número se complementa con los textos de la sección Resultados de Investigación y las reseñas.

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AUTORES

ALICE POMA

Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, México Email: [email protected]

JUAN PABLO PAREDES

Universidad de los Lagos, Santiago, Chile. Email: [email protected]

TOMMASO GRAVANTE

Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, México Email: [email protected]

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Lente de Aproximación

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Campesinos, emociones y tentativas de resistencia armada a la dictadura empresarial-militar de Brasil Peasants, emotions and attempts of armed resistance to the business-military dictatorship in Brazil Camponeses, emoções e tentativas de resistência armada à ditadura empresarial-militar no Brasil

Fabricio Teló

NOTA DEL EDITOR

Recibido: 30.01.2019 Aceptado: 30.05.2019

El artículo es parte de la tesis de doctorado del autor, que cuenta con recursos de Capes y Faperj para la realización de los trabajos de campo. Una versión preliminar de este artículo fue presentada en la sesión Resistencias y Emociones en Contextos Represivos, del Comité de Investigación 48 (Movimientos Sociales, Acciones Colectivas y Cambio Social) del XIX Congreso Mundial de Sociología, realizado en Toronto, Canadá, en julio de 2018. La discusión del artículo fue coordinada por Alice Poma y Tommaso Gravante, a quienes el autor agradece por los valiosos comentarios. Registro mi agradecimiento también a Leonilde Medeiros y a Mohamed Zakzouk por las sugerencias, y a Luna Gámez, por la revisión gramatical.

1 DOI: http://dx.doi.org/10.32735/S0718-6568/2019-N53-1382

Introducción

2 Entre 1964 y 1985, Brasil vivió un período de dictadura marcado por la represión de los movimientos sociales y la clase trabajadora. Como señala Dreifuss (1981), uno de los temas centrales del debate público en los años previos al golpe fue la cuestión agraria

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(concentración de la tierra y conflictos para acceder a ella). Varias organizaciones campesinas exigieron una distribución más equitativa de la tierra y, en consecuencia, los grandes terratenientes contribuyeron a las negociaciones políticas dedicadas a derrocar al presidente João Goulart. En el campo, como resultado de la dictadura, miles de familias fueron expulsadas violentamente de las tierras que ocupaban. Varias haciendas, que fueron desapropiadas en años anteriores para la reforma agraria, fueron devueltas a sus antiguos dueños. Muchos líderes fueron arrestados, asesinados u obligados a huir. En este contexto, el miedo estaba muy extendido en la vida de las personas, especialmente en grupos subalternos. A pesar de esto, se llevaron a cabo varias iniciativas de resistencia, desde el sindicalismo hasta la lucha armada.

3 Dada la influencia de las revoluciones del siglo XX -donde las áreas rurales eran sitios estratégicos para el enfrentamiento armado, especialmente en China (1949) y Cuba (1959)- los líderes de la mayoría de las organizaciones brasileñas de izquierda establecieron como estrategia política que el campo debería ser el espacio para iniciar su intento de revolución. Por lo tanto, aunque la lucha armada contra la dictadura en Brasil tuvo lugar principalmente en áreas urbanas (Ridenti, 2010), la mayoría de las organizaciones consideraron que las áreas rurales eran sitios más adecuados para gestar una revolución. Para este fin, los militantes necesitaban establecer conexiones con los campesinos y movilizarlos a participar en las luchas políticas de sus organizaciones, la mayoría armadas. 4 Partiendo de este contexto, el objetivo de este artículo es analizar el impacto de las emociones en esas relaciones entre militantes de organizaciones guerrilleras y campesinos sin experiencia previa en la lucha armada1. Esta pregunta está parcialmente inspirada por Wolf (1984), quien desarrolló un estudio similar con respecto a México, Rusia, China, Argelia, Cuba y Vietnam. Sus preguntas fueron: ¿Quién es, entonces, el que habla al campesino y qué es lo que comunican, lo que mueve al campesino a la acción política violenta? Los campesinos albergan un profundo sentido de injusticia, pero a este sentido de injusticia se le debe dar forma y expresión en la organización antes de que pueda activarse en la escena política; y es obvio que no todos los agitadores calificados encontrarán una audiencia de bienvenida en los círculos de las aldeas tradicionalmente sospechosas, especialmente cuando provienen de la ciudad. ¿Qué circunstancias y qué grupos de personas resultarán propicias para el establecimiento de tal comunicación? (Wolf, 1984, p.13). 5 Con foco más específico en el rol de las emociones en esos procesos, Wood (2001) realizó estudio semejante con respecto a la participación campesina en la lucha armada en El Salvador y analizó cómo los beneficios emocionales (por ejemplo, la alegría y el orgullo) consecuencia de la implicación en la lucha eran muchas veces más importantes que ciertos beneficios materiales, como el acceso a la tierra o más derechos. La lucha en sí misma era fuente de dignidad y respecto. Las cuestiones desarrolladas por Della Porta (1995; 1998), Jasper (1998), Goodwin y Pfaff (2001), Wood (2001), Bohamón (2006), Quirós (2010) y Flam (2015) sobre la influencia de la dimensión emocional en las dinámicas de protesta también nortearon la elaboración de este artículo.

6 La tentativa más importante y más conocida de desarrollar una guerrilla rural en Brasil fue la realizada por el Partido Comunista de Brasil (PCdoB) en la región de Araguaia, situada entre varios estados de la Amazonia brasileña. Otras organizaciones también intentaron formar sus propias guerrillas, pero no se han estudiado tan extensamente como la de Araguaia. Este artículo llama la atención sobre un intento iniciado por el

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Comando de Liberación Nacional (Colina) en el municipio de Cachoeiras de Macacu (en el estado de Río de Janeiro) y concluido por la Vanguardia Revolucionaria Armada Palmares (VAR-Palmares) en los municipios de Imperatriz (en el estado de Maranhão), e Itaguatins (en el estado de Tocantins), ambos en el norte de Brasil. La razón para elegir el caso Colina/VAR-Palmares se debe a que una investigación anterior sobre violaciones de derechos humanos sufridas por campesinos en el estado de Río de Janeiro mostró que este hecho político aún no era bien conocido, incluso por investigadores locales. 7 Dado que los recuerdos de los sobrevivientes son la evidencia principal con la que tenemos que trabajar, la metodología de la historia oral fue fundamental para el desarrollo de la investigación. Se desarrollaron entrevistas y conversaciones informales con actores sociales involucrados en el caso Colina/VAR-Palmares y otras con campesinos que decidieron no involucrarse. Desafortunadamente, entre los campesinos que participaron en los entrenamientos de guerrilla, solo uno sigue vivo y fue entrevistado tres veces. Además de él, también fueron entrevistadas tres de sus viudas. 8 La investigación enfrentó tres dificultades principales: 1) la mayoría de los campesinos que participaron en los intentos revolucionarios ya han fallecido; 2) los testimonios de los militantes arrestados se dieron bajo tortura, por lo que es necesario tener especial cuidado al analizar la información que contienen; 3) los que siguen vivos evitan compartir todos los detalles de sus historias, por temor al castigo por su participación en las organizaciones armadas, especialmente después de 2018, con la elección de un presidente que defiende el legado de la dictadura2.

Campesinos y militantes de la lucha armada: el caso Colina – Var/Palmares

9 Colina era una organización formada por militantes que habían dejado una anterior, llamada Polop (Organización Revolucionaria Marxista-Leninista - Política Operaria, o Organização Revolucionária Marxista-Leninista - Política Operária, en portugués). La razón principal de esta disidencia fue que Polop había estado en algún lugar entre la lucha de masas (una estrategia no centrada en las armas, sino en los intentos de cambiar los marcos políticos de la población) y la preparación de la lucha armada. Los disidentes defendieron la concentración de la segunda manera, el foquismo3, una estrategia revolucionaria teorizada por Debray (1967) basada en la Revolución Cubana. Creían que estaban dadas las condiciones necesarias para desencadenar la lucha armada y que el carácter de la guerrilla debía ser rural4 (Sales, 2005).

10 Por esta razón, intentaron formar un grupo guerrillero en Nova Ribeira, una pequeña localidad del municipio de Cachoeiras de Macacu, cerca de la región metropolitana de Río de Janeiro. La razón para elegir esta ubicación es que antes del golpe de estado de 1964, los campesinos de esa región se movilizaron ampliamente en las luchas por la tierra y, por lo tanto, se les consideraba más propicios a volver a participar en iniciativas colectivas para provocar un cambio social. El grupo se formó sobre la base de un vínculo de amistad entre los dos líderes principales del proceso: un cura (Alexandre) y una trabajadora social (Maria), que habían se conocido previamente en Pernambuco, donde estudiaron juntos. 11 Maria comenzó una relación con un agrónomo (José) que compartía apartamento con militantes que ya estaban participando de Colina. Como resultado, ella se unió a la

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organización e invitó también a Alexandre, de forma que fue posible establecer un vínculo entre Colina y los campesinos de Nova Ribeira, puesto que Alexandre tenía una relación cercana con ellos. El cura y varios militantes de Colina iniciaron sus actividades a fines de 1968 con un grupo de unos 20 campesinos. Las principales actividades fueron clases para enseñar a los campesinos a leer y escribir, misas (rituales católicos) y discusiones sobre el derecho a la tierra, un problema común en ese momento. 12 En mayo de 1969, el Ejército -que pretendía arrestar a uno de los campesinos que habían liderado las movilizaciones anteriores del 64- entró en el área donde vivían los campesinos de Nova Ribeira. Como consecuencia, el resto de los integrantes del grupo huyeron. La mayoría de ellos se desconectaron del proyecto guerrillero en ese momento, pero tres familias decidieron continuar. Se escondieron durante unos meses en una ciudad cercana a Cachoeiras de Macacu, antes de que la organización los llevara a Imperatriz, una ciudad en el sur de Maranhão (un estado en la región norte de Brasil). En esto momento, la organización Colina se había unido con otra organización (La Vanguardia Popular Revolucionaria – VPR) y, como resultado, crearon la Vanguardia Armada Revolucionaria Palmares (VAR-Palmares) (Gorender, 1987). En esta región, llamada de Bico do Papagaio, la organización tenía otros militantes en ciudades cercanas que también ejercían un trabajo de aproximación a los campesinos. Después de estar en esta región durante aproximadamente un año, el Ejército los reprimió nuevamente, los arrestó a casi todos y acabó con el proyecto de formar un grupo guerrillero. 13 Con el fin de contribuir con el debate sobre la conexión entre las emociones y la protesta, este artículo desarrolla las siguientes ideas: 1) las emociones recíprocas, especialmente el vínculo entre la amistad y el reclutamiento de los campesinos; 2) el placer de formar parte de la organización; 3) el resentimiento por haber perdido a un miembro de la familia; 4) el efecto del miedo a convertirse en una víctima de la represión y las emociones morales.

Las emociones recíprocas

14 Hacerse amigos y queridos de los campesinos ha sido el principal objetivo de los militantes que buscaban movilizarlos en la lucha revolucionaria. Para tanto, una estrategia de las organizaciones armadas era estimular la creación de emociones recíprocas (Jasper, 1998) de afecto y lealtad. Flam (2015) argumenta que, aunque los investigadores a menudo sostienen que la solidaridad, la amistad, la camaradería o los lazos familiares mantienen los movimientos sociales, todavía falta un esfuerzo mayor en el sentido de contextualizar y de explorar las correlaciones emocionales de estos conceptos. Para la autora, es necesario, profundizar la sustancia de estas relaciones, “señalando las condiciones bajo las cuales emergen, prosperan y se ven amenazadas” (Ibid, p. 269). Es lo que nos propusimos a hacer a partir de algunos ejemplos.

15 Antonio era un campesino del Estado de Rio Grande do Norte que había migrado a la municipalidad de Cachoeiras de Macacu, en el Estado de Rio de Janeiro, porque había oído hablar que allá había tierras disponibles. Su formación cultural estaba marcada por una religiosidad católica muy fuerte, lo que favoreció la aproximación con el cura Alexandre, quien relató cómo los dos empezaron su relación de amistad: en el día de Santa Ana, la patrona de la parroquia donde vivían, Antonio fue a la iglesia a bautizar a

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un niño, ya que era costumbre de los campesinos aprovechar la fecha para hacer este ritual. Como la familia de Antonio llegó tarde, Alexandre ya estaba cansado y estaba haciendo el bautismo de manera relajada. Cuando Antonio notó que el sacerdote no estaba conduciendo el ritual adecuadamente, hizo un comentario crítico. El cura quedó impresionado por el comentario, que lo estimuló a dirigir la celebración adecuadamente a partir de aquel momento. Se dio cuenta de que el campesino era valiente y crítico y, por lo tanto, una persona interesante con la que entablar amistad: “si este hombre es lo suficientemente valiente como para desafiar al cura [una autoridad, en general, en el campo brasileño], este hombre es bueno”, pensó Alexandre, que empezó a frecuentar seguidamente la casa de Antonio y a hacerse amigo también de los hijos, yernos, nueras y vecinos del campesino (Alexandre, entrevista en el 5 de mayo de 2015, Rio de Janeiro/RJ). 16 La proximidad fue creciendo y el cura empezó a dedicar dos días por semana de su tiempo para trabajar con los agricultores en los cultivos. De la relación de amistad surgió la idea de comenzaren un emprendimiento juntos e iniciaron la construcción de una casa para producir harina. Aunque no se concluyese la construcción, la iniciativa sedimentó aún más la relación de apoyo mutuo entre el sacerdote y la familia de Antonio. Además de eso, decidieron también construir una capilla para la comunidad y la hicieron colectivamente. Roberta, hija de Antonio, relata que su padre estaba muy animado con la propuesta: plantó árboles ornamentales alrededor del templo y ofreció la madera necesaria para el altar, una de las partes centrales de la iglesia (Roberta, entrevista en el 18 de septiembre de 2015, Cachoeiras de Macacu/RJ). 17 Alexandre también conquisto el respecto de los campesinos a través de la mediación de problemas de regularización de tierras que gran parte de ellos tenían. Como se trataba de un área de asentamiento creado en gobiernos anteriores al de los militares, el instituto de reforma agraria creado por la dictadura planeaba expulsar a los campesinos que no tenían la documentación regularizada. Cuando Alexandre identificó este problema, contactó al obispo y al alcalde de la municipalidad para encontrar una solución para el caso. Los campesinos interpretaron este acto como una expresión de la consideración del cura hacia ellos y comenzaron a aceptar más fácilmente las invitaciones de Alexandre para involucrarse en sus actividades (Alexandre, testimonio manuscrito, firmado en 10/11/1971, en el DOPS/GB, Acción Penal 01/72, BNM_057, p. 881). 18 Tales emociones recíprocas constituyeron la base a partir de la cual se creó el grupo de entrenamiento de guerrilla en la comunidad. Antonio y sus familiares ayudaron a Alexandre a reclutar otros campesinos de la localidad. Cuando la invitación venía del cura, con el apoyo de un igual (un vecino), los convidados se sentían más estimulados o abiertos para participar en las actividades de formación política promovidas por Alexandre, María, José y otros militantes de Colina (Alexandre, entrevista en el 5 de mayo de 2015, Rio de Janeiro/RJ). 19 Otro ejemplo que ilustra el papel de la reciprocidad de afectos en el reclutamiento es João, un campesino de la municipalidad de Itaguatins, en el Estado de Tocantins, región del Bico do Papagaio. Él relató que comenzó a participar del grupo de entrenamiento guerrillero gracias a la amistad que tenía con uno de los miembros de la organización (Paulo) que, a mediados de 1969, había ido a vivir en la región con el objetivo de movilizar a los campesinos a la formación del grupo guerrillero. Siguiendo la influencia de Giap (1971)5, que aconsejaba a las organizaciones a conquistar “la confianza y el

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afecto” de la población, los militantes procuraban colocarse siempre al servicio de los campesinos ayudándolos lo máximo posible. Paulo solía visitar a personas enfermas, les proporcionaba medicamentos, les ayudaba con el transporte y donaba recursos a los necesitados, especialmente alimentos (João, entrevistas en el 5 de marzo de 2016 y 26 de noviembre de 2018, Itaguatins /TO). 20 Por causa de estas actitudes de Paulo, João le encontró como una buena persona, y por lo tanto confiable y de quien nadie esperaría algo malo. Empezó a convivir más con Paulo y se tornó más abierto a oír lo que el militante le hablaba. Así que discordó de la acusación hecha por los militares de que la organización practicaba el terrorismo y se tornó un fiel seguidor del grupo. La relación de amistad entre los dos se fortaleció después que Paulo llevó a la hija de João al hospital cuando estaba enferma. El campesino cree que, si no fuera por el militante, su hija probablemente no estaría viva, ya que él no tendría condiciones de llevarla. Además de la relación de amistad, que se fortaleció después de este momento, se creó entre los dos una relación de reciprocidad en la que el campesino sentía la necesidad de retribuir al militante por haberle salvado la vida a su hija (João, entrevistas en el 5 y 6 de marzo de 2016, Itaguatins/TO). 21 Esta relación se construyó en una región de reciente ocupación con una población mayoritariamente inmigrante, lo que facilitó la inserción de los militantes, que fueron aceptados fácilmente como nuevos habitantes entre otros recién llegados. Fue una elección estratégica de la organización6. Paulo habría tenido muchas más dificultades para crear una relación de confianza con João y con el resto si hubiera ido para una región de ocupación más antigua. Las condiciones sociales de los campesinos eran de extrema precariedad. La imposibilidad de João de llevar a su hija al hospital es un ejemplo de las dificultades por las que pasaban. La única opción de la población local era colocar al enferme en una especie de hamaca y transportarlo a pie, pero la ciudad estaba a días de caminata y el viaje era peligroso. 22 Estos lazos de amistad son analizados por Jasper (1998) como emociones recíprocas dado el cambio de afectos en ellos presentes y la “extremadamente importante confianza que los miembros empiezan a tener unos por los otros” (Ibid, p. 187). Para el autor, esos cambios son una fuente importante de identificación con el movimiento. En su obra, el autor enfatiza la reciprocidad creada entre los militantes una vez ya comprometidos con la causa. No obstante, en los casos relatados en este artículo, las emociones recíprocas fueron el elemento central desde el momento de decisión de adhesión al grupo. 23 Della Porta (1998) también analiza las emociones cuando trata de las motivaciones individuales de las personas que se implicaron en organizaciones clandestinas en Italia y Alemania en la segunda mitad del siglo XX. De acuerdo con la autora, si ya en los movimientos sociales en general los vínculos afectivos son un importante elemento de movilización y compromiso, en el contexto de las organizaciones clandestinas, como es el caso de Colina y VAR-Palmares, esos vínculos ganan una relevancia aún mayor, ya que los lazos fuertes entre las personas son el principal mecanismo por medio del cual las organizaciones pueden promover la adhesión de nuevos miembros y ampliar su tamaño. Bahamón (2006, p. 180) identificó motivaciones semejantes cuando estudió el ingreso de jóvenes en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC): “la solidaridad, la lealtad y la camaradería son emociones que constituyen por sí mismas motivos preponderantes para participar en el grupo armado o para permanecer en él”.

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24 Sin embargo, ni siempre las tentativas de creación de vínculos afectivos tuvieron éxito. De hecho, en el caso aquí analizado, la mayor parte de estos intentos fracasaron. Claudio, vecino de João, es un ejemplo. De acuerdo con su relato, cuando Paulo llegó a la comunidad, Claudio desconfió de las intenciones del recién llegado, ya que percibió que Paulo era alguien distinto: “Me extrañó porque la gente percibe cuando alguien es inteligente y sabio. ¿Qué hace este hombre aquí entre personas débiles y sin sabiduría?” Este recelo provocó dudas en Claudio acerca de Paulo e impidió que se crease una relación de confianza entre los dos. Como resultado, Claudio no se involucró con el grupo (Claudio, entrevista en el 19 de noviembre de 2018, Itaguatins/TO). 25 Según Della Porta (1998), la condición de ilegalidad de estas organizaciones impone la necesidad de un secretismo que se basa en relaciones de complicidad que necesitan sostenerse en una profunda confianza entre los sujetos involucrados. Paulo nunca habló de la estrategia guerrillera a Claudio y solo empezó a hablar de la idea de la lucha armada a João después de que ya habían construido esta relación de confianza resultante de su amistad. Sin eso, Paulo estaría poniendo su seguridad y la de sus compañeros en peligro. 26 Para la autora, el grado de intensidad de esos lazos interfiere también en el nivel de importancia que los individuos dan a la política en sus vidas: cuanto más denso el vínculo de amistad entre los militantes de las organizaciones clandestinas, más valor ganan las actividades políticas. Dicho de otra forma, las relaciones de amistad dentro de un movimiento favorecen la transición de posiciones moderadas a posiciones más radicales. Fue lo que ocurrió con los campesinos del caso que nos ocupa. Personas que hasta entonces venían actuando políticamente por la vía de la ocupación de tierras o de recogidas de firmas, asumieron la vía armada. 27 Desde una perspectiva filosófica, Ortega (2000)7 también analiza los vínculos entre amistad, política y emociones. Para él, hacer amigos es una forma de producir nuevas formas de subjetividad y acción, y por lo tanto, una manera de reinventar la política. Al comparar conexiones entre individuos que existen en las familias y el vínculo entre amigos, el autor argumenta que este último brinda a la persona la posibilidad de tener contacto, no solo dentro de un espacio privado (el entorno familiar), sino también en la esfera pública, lo que es fundamental para desarrollar actividades políticas. La amistad, por lo tanto, puede ser un ejercicio de la política8 y, en ese sentido, la simple apertura que João le dio a Paulo para que fuera su amigo podría ser vista como un proceso mediante el cual, al ponerse en contacto con un desconocido, ambos ejercitaron su libertad e hicieron política.

El placer del involucramiento

28 Como los militantes llegaban en las comunidades con más recursos9, tenían más facilidad para ponerse al servicio de los campesinos y ayudarlos en estos momentos de dificultad, como muestra el capítulo anterior. En una entrevista con un antiguo residente de la comunidad de Nova Ribeira, preguntamos qué motivó a los campesinos a unirse a la invitación para formar parte del grupo. Él respondió: “Les dieron una nueva bicicleta, una nueva escopeta, un nuevo rifle...” (antiguo residente, entrevista en el 18 de noviembre de 2014, Cachoeiras de Macacu/RJ). Una visión economicista y utilitarista del proceso tomaría esas informaciones para interpretar la participación política de los campesinos en las organizaciones armadas como una búsqueda de la

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satisfacción de sus intereses o necesidades. El enfoque utilizado aquí, sin embargo, trata de superar las dicotomías entre intereses y desintereses; razón y emoción.

29 Jasper, Godwin y Poletta (2001) sostienen que la superación de esa dicotomía es importante para mejor comprender la influencia de las emociones en la vida social. Según los autores, las emociones son un aspecto de todas las acciones y relaciones sociales; “acompañan tanto los actos racionales como los irracionales, tanto las experiencias positivas como las negativas” (2001, p. 9). 30 Como señala Quirós (2009), la literatura sobre los movimientos sociales está marcada por una oposición entre la economía y la política, así como entre el economicismo y el moralismo. Al emprender una etnografía sobre los movimientos laborales en Argentina, la investigadora mostró que la búsqueda de donaciones por sí sola (el interés económico) no era suficiente para explicar por qué los trabajadores se involucraron con una organización. Hubo varias interacciones personales, emociones y preocupaciones morales que también jugaron un papel central en los procesos. Para sostener su argumentación, la autora propone una interpretación del clásico “Ensayo sobre el don” (Mauss, 2003) que destaca el hecho de que la obligatoriedad y el interese del retribuir no anulan la voluntariedad y el desinterese del acto. No es posible afirmar, por lo tanto, que la adhesión de João, Antonio y de los demás campesinos a la organización fue una simple retribución interesada en lo que los militantes les donaban o a partir de las ayudas que les prestaban; tampoco fue un compromiso puramente ideológico. Las propias categorías empleadas no dan cuenta de la complexidad de los procesos. Una sociología de las emociones puede contribuir para avanzar en este aspecto. 31 El concepto de “placer de la protesta” (Jasper, 1998), por ejemplo, permite observar como las personas se involucran, se mantienen involucradas o mismo fortalecen su compromiso político en función del placer que sienten al tomar parte en las actividades de la organización en la que participan. Los placeres de la protesta están vinculados también a las emociones colectivas, especialmente las recíprocas, analizadas anteriormente: “los más obvios son los placeres de estar con las personas que nos gustan, de muchas maneras” (Ibid, p. 188). No fueron solo las donaciones de bicicletas y armas lo que movilizó a los campesinos de Nova Ribeira para entrar en el grupo liderado por el sacerdote. El entusiasmo con la construcción de la casa de harina, la alegría de ver la capilla lista y el respecto creado por la actuación de Alexandre a favor de los vulnerables alimentó un intercambio intenso de afectos entre ellos y el cura y servían como estímulo a la participación en las actividades por él promovidas. 32 Quirós (2010) utilizó una idea semejante mediante el concepto de “placer de hacer” (sentirse bien mientras se hace algo), de Florence Weber, como una dimensión fundamental para superar las dicotomías anteriormente citadas y comprender mejor el proceso de compromiso político. Sentirse bien en medio de las personas con las que se trata y sentirse feliz por hacer algo en beneficio del colectivo fueron elementos que Quirós identificó como esenciales para que los trabajadores se involucrasen en las protestas y que aparecieron también durante las conversaciones informales con João, cuando hablaba con nostalgia sobre su amistad con Paulo, destacando los buenos y felices momentos que tuvieron juntos, especialmente en las visitas, almuerzos y cazas. 33 De manera similar, Wood (2001) identifica el placer como un sentimiento fundamental para los campesinos que participaron en las luchas de guerrillas en El Salvador durante la década de 1980: “debido a que el acceso a la tierra no dependía de la participación, sostengo que el placer de la agencia (o “beneficios emocionales”) fue cada vez más la

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motivación principal de los participantes (para mantenerse comprometidos en la lucha)” (Ibid, p. 272). Logros como el acceso a la tierra y la creación de cooperativas fueron percibidos como fuentes de orgullo por los campesinos salvadoreños. En el caso de Colina/Var-Palmares, según las conversaciones con los entrevistados, los “beneficios emocionales”, como el “placer de la agencia”, también constituyeron un factor motivador para la adhesión a la organización. Sin embargo, de manera distinta del caso salvadoreño, para los campesinos del caso analizado en este artículo, los beneficios se basaron más en la camaradería y la fidelidad, que en el orgullo por algún logro, ya que el movimiento fue reprimido poco tiempo después de la creación del grupo.

El resentimiento por perder un familiar

34 Antonio tenía un hijo (Afonso) que también estaba involucrado en el grupo de entrenamiento militar en Nova Ribeira. En mayo de 1969, cuando el Ejército se adentró en el territorio donde el grupo vivía, hubo tiroteos y Afonso murió. Esto provocó en Antonio una profunda ira contra el Ejército, lo que constituyó una motivación para que él profundizara su compromiso con la organización y pusiera aún más energía en actividades dirigidas a acabar con el gobierno responsable por el asesinato de su hijo. José, marido de María, militante de Colina, relató: “Pedro estaba tan conmovido por este hecho que quería matar al hombre [militar] acusado de ser el asesino” (José, entrevista en el 13 de enero de 2015, São Paulo/SP).

35 De hecho, como lo señalaron Jasper y Godwin (2006, p. 630), “cuando se considera que la represión es extremadamente injusta, es más probable que la indignación amplíe la protesta, pero tiene que superar el miedo para hacerlo”. Y cuando la represión apunta a un miembro de la familia, la indignación tiende a ser aún más fuerte. Pedro ya estaba involucrado en los entrenamientos de guerrilla y, según Alexandre, era considerado un hombre intrépido, lo que facilitó este proceso de profundizar en su compromiso con el proyecto de la guerrilla. Della Porta (1995), en su investigación sobre las organizaciones clandestinas de Alemania e Italia, también identificó la represión policial como un elemento promotor de rabia e indignación, lo que fortaleció las ganas de los militantes de luchar contra el gobierno y como una justificativa para el uso de la violencia política. 36 Sin embargo, después de ser arrestado en 1971 en Imperatriz/MA, este sentimiento contribuyó a que Antonio se desvinculase de la organización. Mientras estaban en la cárcel, los militares solían decirle que Alexandre era el culpado de la muerte de su hijo, por invitarlos a participar en los entrenamientos de guerrilleros. El ex sacerdote dijo: “Lograron catequizar a Antonio diciendo que yo le llevé por el mal camino Los militares le decían: ‘estabas bien... El sacerdote fue quién te llevó por el camino equivocado. Te ha engañado’ […]. Y Antonio terminó odiándome” (Alexandre, entrevista en el 5 de mayo de 2015, Rio de Janeiro/RJ). 37 Ese relato parece mostrar que un nuevo objeto de ira fue agregado después de la prisión: Antonio no estaba solo molesto con el Ejército, sino también contra su entonces compañero Alexandre. Este ejemplo apunta a que, en algunas situaciones, ciertas emociones pueden estimular un compromiso más profundo por algún tiempo, pero pueden cambiar dependiendo de los hechos que van ocurriendo a lo largo del tiempo y pueden generar diferentes impactos en las posturas políticas del individuo.

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El miedo y las emociones morales

38 El temor a convertirse en un objetivo de represión como resultado del compromiso político interfiere tanto en las decisiones de involucrarse en la organización como de permanecer comprometido o renunciar. Roberta, hija de Antonio y viuda de Francisco (otro campesino que se involucró en el grupo), habló sobre la actuación de su esposo: “Francisco era un hombre que no tenía miedo de nada”, lo que sugiere que el coraje era una condición para convertirse en un militante de la lucha armada (Roberta, entrevista en el 18 de septiembre de 2014, Cachoeiras de Macacu/RJ). Por otro lado, un vecino que no se involucró en la iniciativa afirmó: “No tuve nada que ver con esto [el entrenamiento de la guerrilla]. Tú sabes cómo es. Tenemos miedo” (antiguo residente, entrevista en el 18 de noviembre de 2014, Cachoeiras de Macacu/RJ).

39 João también temía morir o ser arrestado, pero siguió comprometido porque, según él, “el entusiasmo y la esperanza eran mayores que el miedo” y tenía esperanza de que la revolución acontecería, que iría “entrar en el juego y ganar”. Además de eso, el hecho de que tenía práctica con el uso de escopetas, porque solía cazar en el bosque, le permitía sentirse más empoderado y fortalecer su esperanza de vencer: “en este punto (el manejo de las armas) yo era más avanzado. (…). Yo no pensaba que iba morir o ir al cárcel” (João, entrevista en el 20 de noviembre de 2018, Itaguatins/TO). Inspirados especialmente en la Revolución Cubana, los militantes compartían de tal esperanza. Creían que la lucha armada era como “una chispa en la pradera seca”: bastaba encender y, así como el fuego, se propagaría fácilmente10. 40 El miedo también fue central para el alejamiento de aquellos que ya estaban comprometidos. En Itaguatins/TO, Lucas (primo de João) comenzó a participar en las actividades de la organización, pero luego que conoció la estrategia de la guerrilla, se dio cuenta de los riesgos que enfrentaría como guerrillero y decidió renunciar. “Asistió a dos o tres reuniones, se asustó y renunció” (João, entrevista en el 6 de marzo de 2016, Itaguatins/TO). Al analizar cuatro décadas después el compromiso de su familia en el grupo, Roberta demuestra cierto arrepentimiento por no haber hecho una lectura de la realidad como hizo el primo de João: “nosotros no entendíamos la gravedad de la situación. Yo tenía 16 años de edad. Si fuera hoy, yo no dejaría que mi familia se involucrase” (Roberta, entrevista en el 18 de septiembre de 2014, Cachoeiras de Macacu/RJ). 41 Roberta también declaró que, antes de ser arrestado, Francisco ya mostraba señales de que, a pesar de su coraje, estaba pensando en abandonar la organización, dado el riesgo cada vez más inminente de ser atrapado: "[él] estaba viendo el fracaso de la organización, muchas personas cayendo: algunos presos, otros muertos. ‘Estoy poniendo en riesgo la vida de mi gente. Ya perdí a mi cuñado. Mi cuñada se volvió loca. No sé qué hacer. No quiero continuar más’” (Roberta, entrevista en el 11 de septiembre de 2015, Cachoeiras de Macacu/RJ). Este es un buen ejemplo de la conjugación entre razón y emoción. Francisco estaba sintiendo la emoción de estar en riesgo y, al mismo tiempo, estaba usando su razón para percibir que debería abandonar la organización para salvar su vida y la de su familia. 42 Además, si se considera el testimonio escrito por Alexandre al ejército, el miedo parece haber sido un aspecto que los militantes tomaban en cuenta para definir qué tipo de acciones emprenderían. Según lo que escribió, el grupo estaba planeando robar un banco y una fábrica, pero no lo hizo, debido al “temor de emprender este tipo de

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actividad” y porque “sus creencias cristianas no se lo permitieron” (Alexandre, testimonio escrito firmado el 10 de noviembre de 1971 en DOPS/GB, Acción Penal 01/72, BNM_057, p. 883). Dado el hecho de que esta información se proporcionó bajo tortura, es difícil de afirmar que las razones por las que no llevaron a cabo este plan fueron realmente las señaladas por el cura en su testimonio. En cualquier caso, aunque puede haber otras razones, esta fue la explicación elegida en ese momento para describir la situación, lo que significa que el miedo estaba de alguna manera presente en su práctica militante. El miedo, por lo tanto, como lo señala Barbalet (1998), no siempre es perjudicial para los movimientos sociales. A veces es una fuente de discernimiento para definir mejor las estrategias de acción sin poner en riesgo la vida del militante, o si no fuera el caso, fue una justificación para la utilización de una determinada narrativa en el momento de la tortura. 43 Es por eso que Godwin y Pfaff (2001) enfatizan la importancia de hablar sobre la gestión (en lugar de la eliminación) del miedo en los procesos de acción colectiva, especialmente en situaciones de alto riesgo. El desafío, entonces, es encontrar mecanismos adecuados de estímulo para garantizar el compromiso colectivo con la causa y, al mismo tiempo, asegurarse de que este compromiso se realice de manera adecuada. Además, tanto el individuo como el colectivo deben propiciar una gestión del miedo, basándose en las interacciones entre los miembros. La estrategia de Paulo de invitar a los campesinos a cazar puede ser leída, por tanto, como uno de esos “mecanismos de motivación” (encouragement en el texto original) que citan los autores para manejar el miedo, puesto que en los momentos de caza, la persona va desarrollando la práctica del uso de las armas, la vivencia en la selva y, lo más importante, se familiariza con un ambiente similar al de una guerrilla. 44 En su análisis de la participación política de los campesinos salvadoreños, Wood (2001) proporciona un ejemplo de gestión del miedo exitosa. Según ella, el sentimiento de orgullo por los logros alcanzados por los campesinos en su lucha les facilitó perder el miedo a la represión. La acción colectiva en sí misma contribuyó a la gestión del miedo en ese caso. La experiencia de Colina y VAR-Palmares, por su vez, no pudo contar con este elemento ya que no hubo tiempo de alcanzar logros que podrían servir como fuente de orgullo para los campesinos. 45 El tema del miedo está conectado a lo que Jasper and Godwin (2006) llaman de emociones morales (vergüenza u orgullo, por ejemplo), que se basan en la comprensión de lo que es correcto o incorrecto, loable o condenable: “nosotros seguimos las reglas de la moral porque tenemos miedo de las consecuencias de su subversión, o las seguimos porque nos sentimos bien haciendo lo que es correcto” (Ibid, p. 629). La mención de Alexandre a sus creencias cristianas como algo que le estimuló a no llevar a cabo el asalto que estaba siendo planeado es un ejemplo de emoción moral con interferencia en la actividad política. 46 Otro ejemplo es la reacción de los vecinos de Antonio en una conversación sobre el caso aquí tratado. Cuando se les preguntó si había muchas personas que participaban en las reuniones promovidas por el cura, la reacción demostró una preocupación con una posible incriminación por haber tenido algún tipo de contacto con el grupo: “¡No! Nosotros no participábamos. Tenía un amigo que participaba, pero salió” (vecinos, entrevista en el 11 de febrero de 2015, Cachoeiras de Macacu/RJ). En un contexto en el cual el anticomunismo era la perspectiva hegemónica, aún más tratándose de un gobierno represivo, la identidad de comunista era fácilmente asociada a lo moralmente

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condenable. Una dimensión del miedo implícita en esta reacción se comprende por el hecho de que muchos vecinos, aunque no involucrados en el grupo, acabaron siendo detenidos, quedándose en la cárcel por varios días, lo que impone el temor de que más gente pueda tener problemas con la justicia aún hoy. Otra dimensión es la preocupación con la preservación del honor. Si el comunismo es visto como inmoral, una eventual participación en un grupo de entrenamiento de guerrilla podría ser motivo para vergüenza o deshonra. 47 Roberta, por su vez, construyó su narrativa basada en la idea de que “ser un revolucionario” era algo moralmente aceptable. Al preguntarle sobre la participación de Francisco en una ocupación de tierra en 196311, ella negó enfáticamente que su fallecido marido tuviera participado “en aquel completo desorden”. Cuando fue informada de que los documentos policiales incluían el nombre de Francisco en la lista de los participantes, Roberta reaccionó: “¡Mentira! ¡Mentira! ¡Mi marido era un revolucionario, no un vagabundo!” (Roberta, entrevista en el 18 de septiembre de 2015, Cachoeiras de Macacu/RJ). Esta frase expresa partes de la moralidad de Roberta: por un lado se percibe una visión acerca de la referida ocupación de tierra como incorrecta y, por lo tanto, fuente de vergüenza, y por otro, un entendimiento de las actividades “revolucionarias” como fuentes de honradez y orgullo.

Conclusiones

48 Basado en un caso específico, este documento buscó comprender las relaciones entre los militantes de las organizaciones de lucha armada y los campesinos en Brasil. El caso Colina/VAR-Palmares no se considera uno de los intentos más importantes, como los emprendidos por PCdoB en la Región Araguaia y el Movimiento Revolucionario 8 de marzo (MR-8) en Bahía, por ejemplo. Sin embargo, estudiar también otras tentativas menores es importante para comprender mejor cuán fragmentada estaba la resistencia contra la dictadura y la militancia socialista en Brasil en ese momento. Además, la profundización de un caso brinda la posibilidad de identificar los desafíos cotidianos que enfrentan los militantes y las estrategias delineadas por ellos para enfrentarlos. Aunque no es posible generalizar, las características identificadas en este caso nos permiten al menos tener una idea de cómo fue un intento de crear un grupo guerrillero.

49 La mayor limitación de este artículo es el hecho de que la mayoría de los campesinos que se involucraron en el proceso han fallecido. Como resultado, el análisis se basa principalmente en la perspectiva de las personas que vivieron con ellos, como las viudas o los militantes urbanos, lo que se convierte en un desafío cuando el propósito es analizar la dimensión afectiva y el compromiso político. A pesar de este obstáculo, todavía fue posible identificar algunas emociones que estimularon la participación de los campesinos: emociones recíprocas y morales, placer de la participación, esperanza, miedo y resentimiento. 50 Diversos actores estimularon estas emociones. Los militantes promovieron las tres primeras emociones citadas anteriormente; mientras que el Ejército fue el principal responsable por suscitar el miedo y el resentimiento. Por lo tanto, a pesar de que en la mayoría de los casos los líderes de las organizaciones son aquellos que buscan manejar las pasiones de los seguidores, a veces el propio enemigo emprende ciertas iniciativas que generan emociones que favorecerán la participación en el ámbito político.

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51 El caso que nos ocupa es una ilustración de una circunstancia específica en la que las partes involucradas tienen diferentes antecedentes socioeconómicos: militantes de clase media urbana por un lado y campesinos subalternos por el otro. Intercambiar afecto y construir confianza entre las relaciones interpersonales fue uno de los principales desafíos para quienes intentaron formar los grupos guerrilleros. Además, superar el miedo y lidiar con los sentimientos causados ​​por la pérdida de miembros de la familia debido a la represión también fue una tarea frecuente en este proceso. 52 La participación comprometida en las organizaciones de lucha armada no se explica solamente a partir de las emociones. Otros elementos relevantes son el deseo de poseer una tierra, de tener libertad política, sentir reconocimiento o, incluso, la proximidad con la violencia cotidiana y la desigualdad social en general. Sin embargo, el foco en las emociones permite deshacerse de las limitaciones de las tradicionales dicotomías (economía y política; interese y desinterese; entre otras) y comprender las acciones colectivas desde una perspectiva más compleja.

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NOTAS

1. No es la intención de este trabajo discutir la legitimidad de tales organizaciones, tampoco si hayan tenido éxito o hayan fracasado, si hayan sido victoriosas o hayan sido derrotadas, si hayan provocado transformaciones positivas o negativas, sino comprender tales procesos desde un punto de vista sociológico: qué cuestiones se pueden traer a la discusión a partir del caso analizado y cómo ellas pueden ayudar a construir nuevas perspectivas de análisis para el tema de la lucha armada, la resistencia a regímenes autoritarios y la participación política del campesinado en Brasil. 2. Por este motivo, no serán presentados los nombres ni de los militantes, ni de los campesinos a fin de preservarles de eventuales riesgos. En su lugar, serán utilizados nombres ficticios.

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3. Foquismo era un término utilizado por las izquierdas para referirse a los movimientos que creían posible hacer una revolución socialista a partir de la guerra de guerrillas y sin la participación de un partido comunista dirigente. El presupuesto era que, después de iniciadas las guerrillas, las masas acabaran adhiriendo y llegarían al poder, tal como ocurrió en Cuba. Conforme teorizó Debray (1967), una de las principales características del foquismo era su aversión al burocratismo de los partidos comunistas, que separaban la actuación política de la actuación militar, designando diferentes liderazgos para cada frente de acción. La propuesta foquista defendía que hubiera un único liderazgo, que congregase la dirección política con la militar. 4. Según Gorender (1987), el principal hecho relacionado con esta organización fue, en Río de Janeiro, el intento de asesinato de Gary Prado, un capitán boliviano que arrestó a Che Guevara y fue acusado de matar al líder cubano. Prado estuvo en Brasil para un curso en la Escuela de Estado Mayor del Ejército. La idea era que su muerte honraría al movimiento revolucionario en toda América Latina. Sin embargo, el hombre que recibió los tiros no fue el militar boliviano, sino un comandante alemán, y el intento fracasó. Como se mostrará a lo largo del trabajo, perder a una persona que representó cosas importantes puede ser una fuente de emociones que estimula ciertas acciones políticas. 5. En esta publicación, el general Giap, brazo derecho del líder vietnamita Ho Chi Minh, ambos muy leídos por militantes de la izquierda armada brasileña, describe algunas estrategias adoptadas por el Partido Comunista Indochino (en 1959, el nombre cambió a Partido de los Trabajadores de Vietnam) junto a la población campesina. Su principal énfasis es la importancia del partido construir una buena relación con el pueblo. Tal preocupación se expresa en uno de los nueve juramentos que los soldados estaban obligados a hacer para poder componer el ejército: “En los contactos con el pueblo, ajustarse a tres recomendaciones: respetar al pueblo, ayudar al pueblo y defender al pueblo” (Giap, 1971, p. 65). 6. Además de la VAR-Palmares, otras organizaciones armadas también escogieron la región del Bico do Papagaio para reclutar campesinos porque la consideraban estratégica para la guerra de guerrillas. 7. El autor basa su reflexión en las ideas de Hannah Arendt, Michel Foucault y Jacques Derrida. 8. De hecho, Aristóteles ya dijo que la amistad era la principal virtud de la política y una condición para el bienestar de la ciudad, ya que el intercambio de ideas por medio del discurso unificaría a los ciudadanos y resolvería los conflictos. 9. Las organizaciones armadas en Brasil a menudo se sostenían con recursos expropiados de bancos y algunas tiendas en las ciudades. 10. Aminzade y McAdam (2001) apuntan para lo que llaman de “movilización de la esperanza” (mobilization of hope en el texto original), asociada a la movilización de la rabia, como una de las maneras utilizadas por los movimientos sociales para el trabajo de reclutamiento de nuevos adeptos o para mantener los ya involucrados. Romanos (2011) confirmó esta teoría en el caso de los libertarios anarquistas durante el régimen represivo de Franco en España, donde la esperanza de vitoria constituyó una emoción central para la movilización y el fortalecimiento del compromiso de los militantes. 11. Se refiere a la hacienda São José da Boa Morte, área de tierras que hacía la divisa con la localidad de Nova Ribeira, donde vivían Antonio, Francisco, Roberta y los demás familiares. Esta hacienda ya había sido ocupada dos veces: en 1961 y en 1963, porque el propietario hubiera sido acusado de acaparamiento de tierras. Como resultado de la ocupación de 1963, el presidente João Goulart firmó, en enero de 1964, un decreto para expropiar la propiedad con el fin de establecer un nuevo asentamiento para los sin tierra. Sin embargo, los militares, que derrocaron al gobierno de Goulart en marzo de 64, revocaron el decreto y expulsaron a todos los campesinos que ocupaban la granja. Ver más en Silva (1994) y Teló y Braga (2015).

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RESÚMENES

El propósito de este trabajo es analizar la relación entre militantes de organizaciones armadas y campesinos durante la dictadura militar en Brasil (1964-1985). La atención se centra en cómo las emociones han interferido en los procesos de participación, desconexión y no participación de los campesinos en los intentos de formar grupos guerrilleros rurales, ya que las emociones son una importante forma de comprender mejor las acciones colectivas y la violencia política. El caso específico analizado en este artículo es el esfuerzo iniciado por el Comando de Liberación Nacional (Colina) en el campo del estado de Río de Janeiro y finalizado por la Vanguardia Revolucionaria Armada Palmares (VAR-Palmares) en la región fronteriza entre Maranhão y Tocantins. El estudio utiliza la historia oral como su metodología principal y se basa en entrevistas con sobrevivientes de ese período. El análisis también fue completado con archivos de la policía política.

The purpose of this paper is to analyze the relationship between militants of armed organizations and peasants during the military dictatorship in Brazil (1964-1985). The focus is on how emotions have interfered with peasants' processes of participation, disconnection and non- participation in attempts to form rural guerrilla groups, as emotions are an important way to better understand collective actions and political violence. The specific case analyzed in this article is the effort initiated by the National Liberation Command (Colina) in the countryside of the state of Rio de Janeiro and finalized by the Vanguardia Revolucionaria Armada Palmares (VAR-Palmares) in the border region between Maranhão and Tocantins. The study uses oral history as its main methodology and is based on interviews with survivors of that period. The analysis was also completed with files from the political police.

O objetivo deste artigo é analisar a relação entre militantes de organizações armadas e camponeses durante a ditadura militar no Brasil (1964-1985). O foco é sobre como as emoções interferiram nos processos de engajamento, desengajamento e não-engajamento dos camponeses em tentativas de formar grupos guerrilheiros rurais, uma vez que as emoções são uma forma importante para compreender melhor a ação coletiva e da violência política. O caso específico discutido no artigo é a tentativa iniciada pelo Comando de Libertação Nacional (Colina) na área do Rio de Janeiro e continuado pela Vanguarda Armada Revolucionária Palmares (VAR-Palmares) na região de fronteira entre Maranhão e Tocantins. O estudo utiliza a história oral como sua principal metodologia, baseada em entrevistas com sobreviventes daquele período. A análise também foi informada por arquivos da polícia política.

ÍNDICE

Keywords: Peasants, armed struggle, repression, emotions, sociology Palabras claves: Campesinos; lucha armada; represión; emociones; sociología Palavras-chave: Camponeses; luta armada; repressão; emoções; sociologia

AUTOR

FABRICIO TELÓ

Universidad Federal Rural de Rio de Janeiro, Rio de Janeiro, Brasil

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Email: [email protected]

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Los programas sociales como mecanismos de “represión desapercibida” en Argentina (2007-2019). Un análisis desde las políticas de las sensibilidades Social programs as mechanisms of "unnoticed repression" in Argentina (2007-2019). An Analysis from the sensitivity Policies Programas sociais como mecanismos de "repressão despercebida" na Argentina (2007-2019). Uma análise desde as políticas das sensibilidades

Adrián Scribano y Angélica De Sena

NOTA DEL EDITOR

Recibido: 27.02.2019 Aceptado: 30.05.2019

1 DOI: http://dx.doi.org/10.32735/S0718-6568/2019-N53-1383

Introducción

2 Al menos en los últimos 16 años se ha extendido la idea de que en Argentina ha crecido la politización, la participación social y política, se ha democratizado el aparato represivo y se ha experimentado una ampliación de derechos. La contracara de dicha “representación”, es justamente la negación de aquellos atributos, reclamando atención sobre los procesos de represión, silenciamiento y vulneración de derechos.

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3 Luego de mostrar la casi inexistente participación política y social en la Argentina de los últimos 16 años, el presente artículo se interroga sobre cuáles son las emociones asociadas a dicho fenómeno. 4 En el marco del desarrollo de las democracias por consumo y las formas de explotación asistida, se ha profundizado la falta de implicación de los sujetos en los partidos políticos y en las protestas sociales (Scribano, 2017, 2018). Si bien es posible constatar la existencia de “grandes movilizaciones” multipartidarias, multisectoriales e interseccionales (géneros, razas, edades), a la hora de formar parte de una institución o colectivo las personas performan una in-acción: el no participar. 5 En el mismo sentido, desde el año 2001 han existido ciclos de protestas y represiones estatales e institucionalizadas. El vehículo de gestión conflictual que se ha priorizado son las políticas sociales y, con ellas, se ha construido una particular política de la sensibilidad que a) reemplaza las formas de violencia corporal como único medio de represión y b) limita la protesta social a la demanda de más programas sociales bajo la estrategia narrativa de pedir mayor “sensibilidad” por parte del gobierno. 6 En el marco de lo reseñado, este trabajo busca a) constatar la no participación y no politización como prácticas sociales extendidas, b) sintetizar la masividad de las políticas sociales como una vía para construir sociabilidades y c) discutir, desde la mirada de los sujetos, las emociones que constituyen las políticas de las sensibilidades asociadas a esos dos procesos. 7 Donde protesta o participación hubo, plan social queda. La “represión desapercibida” que implica la dependencia, el individualismo y el consumo autocentrado hacen de la represión física un mecanismo reservado para momentos y actores muy específicos, más allá que sea o no importante en su número. 8 El presente artículo se inscribe en trabajos anteriores donde hemos evidenciado el cruce entre una sociología de los cuerpos/emociones (Scribano, 2018, 2017a) y una sociología de las políticas sociales (De Sena, 2017, 2016, 2014, 2011) que parten del diagnóstico que en las últimas décadas estamos viviendo la consolidación de sociedades normalizadas en el disfrute inmediato a través del consumo. 9 Nuestra intención es hacer evidente cómo se conectan los procesos de estructuración social, las modificaciones en la economía política de la moral y las políticas de las sensibilidades. Las políticas de las sensibilidades son comprendidas como el conjunto de prácticas sociales cognitivo-afectivas tendientes a la producción, gestión y reproducción de horizontes de acción, disposición y cognición. Dichos horizontes refieren: i) la organización de la vida cotidiana (día-a-día, vigilia/sueño, comida/ abstinencia, etc.); ii) las informaciones para ordenar preferencias y valores (adecuado/ inadecuado; aceptable/inaceptable; soportable/insoportable); y iii) los parámetros para la gestión del tiempo/espacio (desplazamiento/emplazamiento; murallas/puentes; infraestructura para la valorización del disfrute). 10 En lo que sigue proponemos que la baja participación y la masificación de los programas sociales han devenido en un paisaje de gestión de las emociones a través de políticas de las sensibilidades que hacen cuerpo/emoción las represiones desapercibidas.

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Participación política, emociones y acciones colectivas

11 En los procesos de expansión a escala global de la actual economía política de la moral el desprestigio de la política y la consolidación de sociedades normalizadas en el disfrute inmediato a través del consumo está asociada al miedo, al hartazgo y a la resignación que produce la consolidación de una democracia por consumo y una explotación asistida (Scribano, 2018). En este marco, conectar participación, emociones, acciones colectivas y represión demanda, al menos, un conjunto de aproximaciones y aclaraciones previas que permitan conectar sensibilidades y prácticas individuales y colectivas.

12 Si nos acercamos a la idea de participación a través de los diccionarios nos encontramos con una expresión resbaladiza. Lincoln, en el “Diccionario Conciso de Políticas y Relaciones Internacionales”, afirma respecto de la participación política: “El nivel general de participación en una sociedad es la medida en que las personas en su conjunto están activas en la política: el número de personas activas multiplicado por la cantidad de su acción, para decirlo aritméticamente. Pero la cuestión de qué es participar en la política es enormemente compleja y, en última instancia, ambigua” (Lincoln, 2018, p.536). 13 Desde otra perspectiva Nelson (2001) sostiene que la participación política se orienta a influir en las decisiones gubernamentales. Otro de los posibles sentidos de la participación lo encarna la inclusión en los diversos contextos de deliberación ciudadana donde la práctica aludida le da concreción (Thompson and Komporozos- Athanasiou 2015; Montana 2017; Fraser, 2016).

14 En este trabajo, analizaremos la participación como involucramiento de los sujetos en prácticas colectivas por ellos reconocidas, y utilizaremos datos primarios y secundarios, cuantitativos y cualitativos, provenientes de nuestras investigaciones en Argentina. 15 Existe sobrada evidencia, proveniente de investigación empírica así como de desarrollos teóricos, que muestra las profundas conexiones entre las emociones y las acciones colectivas. En tal sentido, puede señalarse un conjunto de trabajos que indican las diversas conexiones entre política y emociones. Una perspectiva es la que ofrecen Hutchison y Bleiker (2014) y Linklater (2014) en el plano del mundo de las relaciones internacionales; otra es la modalidad que Boler (2015) encuentra para conectar política feminista, educación digital y emociones. También es posible encontrar investigaciones que relacionan la vida académica, el contexto neoliberal y las emociones (Askins y Blazek, 2017), o los estudios sobre el lugar de las mujeres en la política en el contexto de emociones e identidades colectivas (Hamilton, 2010). 16 En conexión con los objetivos de este trabajo, existen numerosos estudios que articulan emociones y represión(es). Como sostiene Romanos (2011) en su trabajo sobre el activismo anarquista durante el Franquismo: “Diversos trabajos han señalado cómo en contextos altamente represivos el surgimiento y la continuidad del activismo no se entienden sin la intervención de fuertes elementos subjetivos, afectivos y emocionales.” (Romanos, 2011, p.87) En esta misma línea, se destacan trabajos que conectan contextos represivos, emociones e identidades, como el de Einwohner (2006) sobre la resistencia en el gueto de Varsovia, o aquellos que articulan técnicas represivas, emociones y políticas de las sensibilidades (Scribano, 2010a).

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17 Asimismo, es necesario reparar en los numerosos trabajos sobre protestas, movimientos sociales, acciones colectivas y emociones en Latinoamérica entre los cuales, solo como ejemplo, se pueden mencionar los siguientes: Fernández Poncela, 2013; García-Martínez, Guzmán-Sala, y Marín-Sandoval, 2016; Colin, 2016; Poma, 2014; Poma y Gravante, 2015a, 2015b, 2016, 2017; Lisdero, 2012, 2017a, 2017b; Vergara, 2018; Cervio y Vergara, 2017 y Cervio, 2015. 18 En el contexto de la discusión clásica sobre los “nuevos movimientos sociales”, es posible encontrar otras articulaciones e indicaciones con respecto a las relaciones entre emociones y acciones colectivas. En principio, a comienzos de la década de 1980 en Europa, las mencionadas conexiones implican la búsqueda de formas alternativas de participación y decisión política para resolver los problemas más cercanos a la intimidad de las personas, en relación con la crisis de representatividad de las instituciones de las democracias occidentales (Melucci, 1989). En esta escuela de pensamiento se ubican las teorías de Alberto Melucci sobre la “identidad colectiva”, que entiende los movimientos sociales como construcciones sociales. Para Melucci, los significados se construyen dentro de los grupos que participan en el movimiento y, en este sentido, la formación de una identidad colectiva es el tema central (Rebughini y Scribano, 2018) 19 En el mismo contexto de discusión McAdam (1998) trabaja principalmente con la noción de “liberación cognitiva”; Gamson (1990) la conexión entre “paquetes ideológicos” y medios de comunicación social. 20 Las investigaciones teórico-empíricas que movilizan los estudios sobre la acción colectiva y los movimientos sociales, junto con los estudios sobre la sensibilidad y las emociones, parten de una premisa fundamental: ambos aspectos están en interrelación y correspondencia permanente, aunque a menudo se investigan por caminos paralelos y diferenciados. 21 Desde algunas perspectivas, las emociones consideradas “positivas” –como los sentimientos de amor, lealtad, orgullo, entusiasmo, etc. – o las “negativas” –tales como el odio, el miedo, la ira, la tristeza, la vergüenza, etc.– están condicionadas culturalmente. Es decir, las sociedades establecen sus propias normas de regulación de las emociones según el marco “moral-ideológico” en el que se forman, lo que establece su desarrollo particular en diferentes coyunturas o en las formas que adoptan públicamente. Ahora bien, estos marcos se establecen en función de las interacciones que los mismos individuos construyen; fuente de las relaciones afectivas que, a su vez, permiten la generación de nuevos marcos sociales y cognitivos. En otras palabras, “la emoción solo puede manifestarse incrustada en vínculos de sociabilidad, ya que es el conocimiento de estos vínculos y de estas relaciones lo que proporciona la posibilidad misma de esa emoción” (Daich et al. 2007, p. 77). 22 Se identifican también esfuerzos por esbozar una periodización de cómo las políticas de las sensibilidades y las características fundamentales de las acciones colectivas están interrelacionadas en Latinoamérica, al menos en la segunda parte del siglo XX. En este sentido, Scribano (2017) propone la siguiente síntesis: la década de los 70 está marcada por la violencia como lenguaje y práctica del sentir, en la que los límites de los derechos humanos fueron reducidos y destruidos. Los años 80, después de la Guerra de Malvinas y el "retorno" de la democracia, se formaron entre la expectativa de “lo nuevo” y el miedo a “lo viejo”. La década de los 90 se construyó sobre las contradicciones entre “todos por sí mismos” y la eliminación de los vínculos colectivos tradicionales. La

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década de 2000 dio forma a las sensibilidades de crisis, fantasmas, fantasías y renuncias. Por su parte, la última década estuvo impregnada de una fuerte reestructuración de las sensibilidades que giran en torno al consumo compensatorio, la transformación de los movimientos sociales en ONG (Organizaciones No Gubernamentales) y la búsqueda, por parte del Estado y del sector privado, de vender y facilitar el disfrute inmediato. En este marco, el autor sostiene que los años de la década de 2000 se caracterizan por las “sensibilidades melancólicas” (sabemos que algo se ha perdido pero no sabemos qué). En una forma elíptica, la pérdida, la desorientación, la falta, la desestructuración y la movilización se convirtieron en componentes de los cimientos de una sociedad resignada, pero “permanentemente” en movimiento. En el contexto de la politización de los derechos económicos y de género, crecieron la incertidumbre y la precariedad. Finalmente, en los últimos siete años surgieron las “sensibilidades normalizadas” en la forma de la elaboración de una religión neocolonial y la expansión del disfrute inmediato a través del consumo. 23 En el marco de lo presentado, en el próximo apartado intentaremos reconstruir la situación actual de las conexiones posibles entre disminución de la participación, masividad de los programas sociales y políticas de las sensibilidades.

Elisión conflictual y retraimiento

24 En esta sección presentamos información disponible sobre no participación en Argentina en general, primero, y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y La Matanza, después. La intensión de lo que sigue es que se observe la consistencia de información provenientes de distintas fuentes, territorios y años.

Participación en Argentina

25 A pesar de que existe información regional (Latinbarómetro, 2013) y nacional (De Sena, 2014) respecto de las transformaciones y el descenso de la participación política, en los últimos años existe una mirada ingenua/cómplice que se inscribe claramente en la construcción de las fantasías sociales. En Argentina, desde hace más de una década, la participación social y política ha descendido a niveles muy bajos. Los partidos políticos, las asociaciones de vecinos y el resto del entramado socio-participativo –pensado en el diseño de una sociedad democrática para servir como vehículos de conexión entre la sociedad civil, el Estado y el gobierno– vive una situación de deterioro. Las consecuencias básicas de este proceso son: disminución de la implicación en actividades colectivas institucionales, aislamiento y retraimiento.

26 Si se analizan datos de fuentes diversas, y a través de los años, se descubre el siguiente escenario y panorama. 27 En el año 2007, el Observatorio de la Deuda Social publicó un documento titulado “Confianza pública y participación ciudadana en la Argentina post-devaluación” donde expresa: “La mejora que ha registrado la confianza ciudadana en las principales instituciones del sistema político no pareció ir acompañada por un comportamiento similar respecto de la participación cívica, que pese al ligero incremento observado en las actividades asociativas, mostró una baja en términos generales. Efectivamente, la participación en actividades asociativas (sindicales, gremiales y político-

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partidarias) arrojó un leve aumento entre junio de 2004 y junio de 2006, aunque manteniéndose en niveles muy bajos (5%). En cuanto a la diferenciación por estrato, se observó una mayor participación en estas actividades por parte de las personas pertenecientes a sectores sociales medios, especialmente medios altos. Es significativo el hecho de que el 93% de los entrevistados en ambos momentos de medición permaneció sin participar en estas actividades, siendo los cambios brutos en consecuencia muy poco frecuentes. La participación en organizaciones vecinales también se mantuvo en niveles bajos (3%), pero sin registrar cambios estadísticamente significativos en relación a junio de 2004. A diferencia de la participación en actividades asociativas, la participación en esta clase de actividades es más frecuente en los estratos bajos” (Lépore y Moreno 2007, p. 6). 28 Por su lado, el Barómetro de las Américas, desde otra perspectiva, en el año 2012 informa: “En primer lugar, es evidente que los argentinos muestran un nivel comparativamente bajo de participación comunitaria. Como se aprecia en el gráfico (lado izquierdo), Argentina apenas obtiene 14,2 puntos en nuestra escala. Este valor se ubica 12 puntos por debajo del promedio regional y representa casi 10 puntos menos que el promedio registrado para Brasil, el país del Cono Sur de América Latina que obtiene el puntaje más alto” (Lodola y Seligson 2013, p.50). 29 La misma fuente continúa afirmando: “Pasando ahora al análisis más detallado de la participación de los argentinos en diferentes organizaciones sociales y políticas, (…) primeramente se vincula con organizaciones religiosas [22.3%], seguida por asociaciones de padres de familia [15.1%], grupos deportivos [14.5%], comités o juntas de mejoras [5%], partidos políticos [4.6%], grupos de mujeres [3.7%] y, por último, asociaciones de profesionales [3%]. Vale la pena señalar que, en promedio, la asistencia a reuniones de organizaciones religiosas casi quintuplica la asistencia a reuniones de partidos o movimientos políticos” (Lodola y Seligson, 2013, p. 51). 30 En otro sentido, pero con números también coincidentes, el informe Latinbarómetro (más allá de su mirada optimista) es muy claro respecto a marcar las distancias entre el decir y el hacer: “La participación política convencional, sin embargo tiene menos adherentes que la gente que habla de política. El firmar una petición, asistir a manifestaciones o trabajar para un partido son actividades que cerca del 90% de la población no hace” (Latinbarómetro 2013, p. 40 énfasis nuestro).

31 Estas primeras tres fuentes nos llaman la atención sobre la no participación y sobre la diferencia entre “hablar sobre política” y “hacer en política”; cuestión que nos remite a la ya enunciada creación de fantasías en un régimen democrático y a su posible vinculación con la “represión desapercibida” que ello implica. 32 Participación en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

33 A continuación, se presentan/sistematizan las lecturas de frecuencias de respuestas obtenidas en la “Encuesta sobre el estado de las sensibilidades en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, diseñada por el Grupo de Estudios sobre Sociología de la Emociones y los Cuerpos del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires (UBA). El instrumento fue aplicado en forma domiciliaria en los años 2010, 20121 y 2014 a una muestra intencional de 150 adultos en cada año. 34 Nuestra intención aquí es “enfatizar”, utilizando una “política de estilo” descriptiva y detallada, la fuerte conexión de las respuestas consignadas con nuestro diagnóstico de normalización. 35 Ante la pregunta:

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En los últimos doce meses, ¿ha participado en una manifestación o protesta pública?

2010 2012 2014

SI 35,2% 36,2% 26,6%

No 64,8% 63,8% 73,4%

Fuente: Elaboración propia.

36 En otra de las preguntas se indagó respecto de las situaciones que llevarían al sujeto a participar en acciones de protesta. A continuación se muestran las respuestas obtenidas ante la posibilidad de que cierren el colegio de su hijo, en la que se observó una tendencia similar entre los años 2010 y 2012, pero con diferencias en el 2104. 2010: “sin dudas saldría” a protestar un 51,4% de los encuestados, “quizás saldría” un 34,5% y “no saldría nunca” un 11,3%. 2012: “sin dudas saldría” un 51,7%, “quizás saldría” un 37,6% y “no saldría nunca” un 10,1%. 2014: “sin dudas saldría” un 51,3%, “quizás saldría” un 26,6% y “no saldría nunca” un 19,5%. 37 Este último porcentaje aumentó respecto a los años anteriores en tanto el segundo disminuyo.

38 La siguiente situación planteada: Si lo echan del trabajo: 2010: un 45,8% de los encuestados “sin dudas saldría”, el 34,5% “quizás saldría” y el 18,3% “no saldría nunca”. 2012: el 44,3% “quizás saldría”, el 36,2% “sin dudas saldría” y el 18,1% “no saldría nunca”. 2014: el 44,2% “quizás saldría”, el 32,5% “sin dudas saldría” y el 21,4% “no saldría nunca”. 39 A continuación: Si los militares quieren tomar el poder: 2010: los encuestados indicaron que “sin dudas saldría” el 73,2%, “quizás saldría” el 14,8% y “no saldría nunca” el 10,6%. 2012: “sin dudas saldría” un 73,2%, “quizás saldría” un 14,1% y “no saldría nunca” un 12,1%. 2014: el 23,4% “sin dudas saldría”, el 59,1% “quizás saldría”, y el 14,9% “no saldría nunca”. 40 En este caso, en el año 2014 se observa un cambio de tendencia en las tres opciones, aunque resulta relevante indicar que la opción “sin duda saldría” baja del 73,2% al 23,4%, aumentando el “quizás saldría”.

41 Otra posibilidad: Si unos ladrones mataran a un vecino: 2010: “sin dudas saldría” un 37,3%, “quizás saldría” un 46,5% de los encuestados, y “no saldría nunca” un 14,1%. 2012: “sin dudas saldría” un 50,3%, “quizás saldría” un 37,6% y “no saldría nunca” un 12,1%.

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2014: “sin dudas saldría” un 37,0%, “quizás saldría” un 49,4% y “no saldría nunca” un 12,3%. 42 Para apoyar una medida del Gobierno: 2010: “sin dudas saldría” un 14,1%, “quizás saldría” un 42,3% y “no saldría nunca” un 41,5%. 2012: “sin dudas saldría” un 16,1%, “quizás saldría” un 37,6% “no saldría nunca” un 44,3%. 2014: “sin dudas saldría” un 13,6, “quizás saldría” un 38,3% y “no saldría nunca” un 45,5%. En este caso hay una diferencia notable respecto de los puntos anteriores, dado que baja notablemente el porcentaje para la opción “sin duda saldría” y aumenta el “no saldría nunca” en las tres ondas de la encuesta. 43 Frente al escenario si el encuestado o un miembro de su familia fuera objeto de un hecho de violencia indican: 2010 “sin dudas saldría” el 50%, “quizás saldría” el 33,1% y “no saldría nunca” el 14,1%. 2012: “sin dudas saldría” el 57%, “quizás saldría” el 30,9%) y “no saldría nunca” el 12,1%. 2014: “sin dudas saldría” el 51,9%, “quizás saldría” el 40,3% y “no saldría nunca” 7,1%, esta última opción baja a partir del 2010. 44 Para apoyar la ley de legalización del aborto, los encuestados responden en 2010: “sin dudas saldría” el 50%, “quizás saldría” el 27,5% y “no saldría nunca” el 20,4%. 2012: “sin dudas saldría” el 34,9%, “quizás saldría” el 35,6%, y “no saldría nunca” el 26,8%. 2014, “sin dudas saldría” el 30,5%, “quizás saldría” el 29,9% y “no saldría nunca” el 35,7% de los encuestados. 45 En este caso es notaria la baja del porcentaje de respuestas para la opción “sin dudas saldría” y el aumento en la opción “no saldría nunca”; ello más aun si se considera que durante el año 2018 se produjo una fuerte movilización de la población en relación con esta temática.

46 Respecto a la opción por los precios de las cosas: 2010: “sin dudas saldría” el 13,4%., “quizás saldría” el 34,5% y “no saldría nunca” el 46,5%. 2012: “sin dudas saldría” el 16,8%, “quizás saldría” el 47,7% y “no saldría nunca” el 35,6%. 2014: “sin dudas saldría” el 14,3%, “quizás saldría” el 33,8% y “no saldría nunca” el 50%. 47 Respecto a por una televisión gratuita para todos, las respuestas fueron: 2010: “sin dudas saldría” el 16,2%, “quizás saldría” un 25,4% y “no saldría nunca” un 55,6% de los encuestados. 2012: “sin dudas saldría” el 8,7%, “quizás saldría” el 16,8% y “no saldría nunca” el 73,2%. 2014: “sin dudas saldría” el 9,1%,“quizás saldría” el 22,1% y “no saldría nunca” el 67,5%, 48 Es menester considerar el bajo porcentaje que acumuló la opción “sin dudas saldría” respecto al resto de las situaciones arriba consideradas.

49 Para apoyar el fin de la minería a cielo abierto: 2010: “sin dudas saldría” el 39,4%, “quizás saldría” el 32,4% y “no saldría nunca” el 21,8%.

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2012; “sin dudas saldría” el 40,9%, “quizás saldría” el 34,9% y “no saldría nunca” el 21,5%. 2014: “sin dudas saldría” el 22,7%, “quizás saldría” el 40,9% y “no saldría nunca” el 31,8%. 50 Ante el cierre de una empresa los encuestados respondieron: 2010: “sin dudas saldría” el 12%, “quizás saldría” el 35,2% y “no saldría nunca” el 47,2%. 2012: “sin dudas saldría” el 14,8%, “quizás saldría” el 43,0% y “no saldría nunca” el 39,6%. 2014: “sin dudas saldría” el 12,3%, “quizás saldría” el 35,1% y “no saldría nunca” un 50%. 51 Más allá del estilo seleccionado, no es difícil advertir que existe un marcado proceso de retraimiento y desplazamiento autocentrado de las prácticas de los sujetos y sus sensibilidades. En tal sentido, los datos anteriores permiten asumir que los encuestados:

52 a) No participan; y si lo hacen no es con frecuencia.

53 b) Cuando están dispuestos a “salir”, se repite el esquema de “proximidad a la problemática” como clave de la propensión a involucrarse “sólo con lo que me afecta”. 54 Estas dos sencillas conclusiones interpretativas sobre el análisis consignado nos hacen pensar, aún más, que nuestro diagnóstico sobre la normalización en el disfrute a través del consumo es adecuado.

La (no) participación en La Matanza

55 Durante el segundo semestre del 2018 se realizó una encuesta domiciliaria a personas de 18 años y más, semiestructurada con una muestra probabilística de hogares censales, consistente en la selección de 51 radios mediante el método tríetapico y PPS (Proportional to Population Size) en todo el partido de La Matanza (Buenos Aires), obteniéndose 822 casos2. En dicho cuestionario se realizaron una serie de preguntas referidas a la participación de los encuestados en distintas instituciones barriales: sociedades de fomento, centro vecinal, partidos políticos, organizaciones barriales o territoriales, delegaciones municipales, parroquias o iglesias, comedores comunitarios, sindicatos u otras3.

56 La primera información que emerge es la baja o nula participación en todas las instituciones mencionadas, tal como se observa en la Tabla 1. La mayor afluencia participativa se registra en parroquias/ iglesias, las cuales acumulan el 10,9% de las respuestas, mientras que el resto oscila entre el 1,6% y el 0,1%.

Tabla 1.

Participación en instituciones del barrio. Personas de 18 años y más que residen en La Matanza (2018). En porcentajes

Institución del barrio en la que participa Si No Total

100 Actualmente participa de sociedad de fomento de su barrio 1,6 98,4 (819)

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100 Actualmente participa del centro vecinal de su barrio 0,5 99,5 (819)

100 Actualmente participa de partidos políticos en su barrio 0,7 99,3 (820)

100 Actualmente participa de organizaciones barriales/territoriales en su barrio 1,0 99,0 (820)

100 Actualmente participa de delegaciones municipales en su barrio 0,5 99,5 (820)

100 Actualmente participa de Parroquia/Iglesia en su barrio 10,9 89,1 (819)

100 Actualmente participa del comedor comunitario en su barrio 1,3 98,7 (820)

100 Actualmente participa del sindicato en su barrio 0,1 99,9 (820)

Fuente: Elaboración propia.

57 A continuación, se analiza la frecuencia de dichas participaciones, en tanto es por demás importante observar los valores absolutos (entre paréntesis), los cuales ofrecen evidencia sobre la limitadísima participación y su frecuencia. Reiteramos que la mayor participación se registra en las iglesias o parroquias; del total de casos, el 71,1% lo hace una vez por semana. Otro dato relevante a considerar es que sólo el 0,7% (6 casos) participa en partidos políticos en el barrio; un caso lo hace con una frecuencia semanal y 5 alguna vez al mes. En la Tabla 2 puede observarse cómo a la baja participación se agrega la baja intensidad que reviste la misma.

Tabla 2.

Frecuencia de la participación en instituciones del barrio, en porcentaje sobre el total de la población. Personas de 18 años y más que residen en La Matanza (2018). En porcentajes

Una vez por Alguna vez al Alguna vez al Institución del barrio en la que participa semana mes año

Actualmente participa de sociedad de fomento de su 1,1 0,4 0,1 barrio (9) (3) (1)

Actualmente participa del centro vecinal de su 0,4 ------barrio (3)

Actualmente participa de partidos políticos en su 0,1 0,6 --- barrio (1) (5)

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Actualmente participa de organizaciones barriales/ 0,4 0,5

territoriales en su barrio (3) (4)

Actualmente participa de delegaciones municipales 0,5

en su barrio (4)

Actualmente participa de Parroquia/Iglesia en su 7,8 2,6 0,6 barrio (64) (21) (5)

Actualmente participa del comedor comunitario en 0,6 0,5 ----- su barrio (5) (4)

0,1 Actualmente participa del sindicato en su barrio ------(1)

Fuente: Elaboración propia.

58 No obstante, el escaso número de personas que participan se ha analizado en relación a algunas variables, a efectos de comprender mejor quiénes son. Respecto al género, entre las 13 personas que dicen participar en sociedades de fomento del barrio, 8 son varones y 5 mujeres. Este número se repite al observar la relación entre dicha participación y quién aporta mayores ingresos al hogar: entre las personas que participan en sociedades de fomento del barrio, 8 son los mayores aportantes de ingresos al hogar. Esta relación es inversa entre quienes participan en partidos políticos: sobre un total de 6, sólo uno es el que aporta los mayores ingresos mensuales al hogar. En el caso de la participación en iglesias/parroquias el 25,8% (23) son varones y el 74,2% (64) mujeres, y el 57% (51) de éstos son el mayor aportante de ingresos al hogar mensualmente. Otra información interesante para destacar es respecto a la participación en comedores comunitarios del barrio: 2 son varones y 9 mujeres.

59 El partido de La Matanza puede dividirse en tres cordones geográficos4 relacionados con su cercanía a la ciudad de Buenos Aires y el acceso a los servicios públicos. En la Tabla 3 mostramos la participación según el cordón de residencia de los encuestados y encuestadas. No obstante el escaso número de casos, una primera lectura deja en claro que es mayor la participación en el primer cordón en todas las categorías, aunque destacándose en iglesias y parroquias.

Tabla 3.

Participación en instituciones del barrio según cordón de residencia de personas de 18 años y más en La Matanza (2018). En absolutos

1º 2º 3º Institución del barrio en la que participa Cordón Cordón Cordón

Actualmente participa de sociedad de fomento de su barrio 4 4 2

Actualmente participa del centro vecinal de su barrio 4 -- --

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Actualmente participa de partidos políticos en su barrio 3 2 1

Actualmente participa de organizaciones barriales/ 6 -- 2 territoriales en su barrio

Actualmente participa de delegaciones municipales en su 2 1 1 barrio

Actualmente participa de Parroquia/Iglesia en su barrio 46 28 10

Actualmente participa del comedor comunitario en su barrio 7 1 2

Actualmente participa del sindicato en su barrio 1 -- --

57,5% 28,4% 14,1% 100% Total (73) (36) (18) (127)

Fuente: Elaboración propia.

60 Los datos convergen: la participación no es una actividad de la vida cotidiana de los argentinos. En forma crítica, pensemos algunas preguntas para nuestros datos y propias interpretaciones:

61 ¿Lo que sucede es que la gente tiene miedo de contestar si hace tal o cual actividad y por eso los números no son representativos? Esto sería la aceptación de que la política provoca miedo y, por lo tanto, complejiza y empeora el panorama. 62 ¿Qué sucedió con la “sensación” de politización que se vivió? La respuesta es que territorialmente (“en las bases”) no se comprueba dicha politización y abona nuestra interpretación sobre las fantasías sociales vividas en los últimos años. 63 ¿La gente puede pensar que su participación política se da en otro orden territorial o de “agregación” política? Lo que nos llevaría a preguntarnos en relación a 2 sobre la existencia y profundidad del trabajo barrial y territorial de los partidos políticos y movimientos sociales. 64 Por otro lado, hay que ensayar, también, otra interpretación ante una simple pregunta ¿Qué significa esta no participación? Implica, al menos, una valoración negativa de la política conduciendo a una aparente paradoja: consolidación de la democracia con narrativas “militantes” sin participación política. La vivencia del compromiso y la participación, debe seguir siendo un tópico para discutir lo que es cierto, es que si se conecta con el fuerte carácter “desmovilizador” de la masificación de las políticas sociales el escenario que se compone no es muy alentador.

Ampliación de planes, décadas recibiendo planes y construyendo sensibilidades

65 En la actualidad, fuentes informales indican que más de 21.000.000 de argentinos reciben dinero del Estado. Esta cifra se obtendría si se suman el empleo público nacional, provincial, municipal y el entero sistema de seguridad social y programas

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sociales. Más allá de la posibilidad de discutir estos datos, si se toman datos oficiales, sólo pensando en el empleo público, se encuentra el siguiente escenario:

Figura 1.

Distribución del empleo público según nivel jurisdiccional. Diciembre de 2016

Fuente: MTESS 2017, p. 6.

66 Más allá de las variaciones posibles de este número, y en virtud de que el dato que se dispone es que los argentinos somos 40 millones, el hecho que alrededor de la mitad del país reciba dinero estatal habla a las claras del enorme y reticular mecanismo de construcción de sociabilidad, vivencialidad y sensibilidad.

67 Ahora bien, como se puede apreciar en el Gráfico 1, los datos oficiales son de una envergadura muy importante. Si se repara en que, más allá de los montos específicos, en 2014 había dieciséis millones de personas incluidas en el sistema que, por definición, es para “ayudar”, “palear”, “manejar” la pérdida de autonomía de los sujetos ante la pobreza, la discapacidad, el envejecimiento, etc., las experiencias de vida que ello implica y las políticas de las sensibilidades a ellas asociadas claramente tendrán que ver con los conflictos que dichas pérdidas implican.

Gráfico 1.

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Destinatarios de las políticas de transferencias monetarias por programa, 2005-2014.

Fuente: Lombardía y Rodríguez, 2015.

68 En la actualidad, la información del Observatorio Social de la Deuda Social (Tabla 4) consigna el siguiente estado en la recepción masiva de programas sociales:

Tabla 4.

Hogares y población con programas sociales de transferencia de ingresos. Serie Bicentenario (2010-2016) y Agenda para la Equidad (2017-2018)

Fuente: Observatorio de la Deuda Social Argentina, 2018, p.39.

69 En el Informe del Observatorio se sostiene: “Poco más de 3 de cada 10 hogares en la Argentina percibe algún tipo de programa social, manteniéndose la proporción relativamente estable desde 2014. La cobertura alcanza a casi el 40% de la población urbana. El alcance de esta cobertura ha tenido un incremento casi sistemático desde 2010, habiéndose estancado durante los último tres años.” (Observatorio de la Deuda Social Argentina 2019, p. 24). 70 Empleo público y masividad en los programas sociales son dos vectores que: a) “contienen” a una gran cantidad de personas, b) permiten “gestionar” el conflicto y c) retraen a las personas al ámbito privado y de “manejo” del “plan”.

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71 En otros escritos hemos destacado algunos atributos de las intervenciones del Estado sobre poblaciones vulnerables implementadas en las últimas décadas en Argentina. Ellos son la masividad, es decir, la mayor cantidad de programas y sujetos receptores de los mismos (De Sena, 2011); la cobertura de por vida, en donde en cada etapa de vida (desde el embarazo hasta la vejez) existe un subsidio para el sujeto pobre; la intergeneracionalidad, es decir, recibir una ayuda en forma de subsidio de por vida, de madres a hijas/os y nietos/as (De Sena, 2017). Otro elemento, refiere a la ocupabilidad. Los múltiples formatos de programas de atención a las situaciones de pobreza cuentan siempre con una contraprestación, condicionalidad5, una “tarea” o “actividad” que debe realizar la persona que lo recibe. Por un lado, esto puede deberse a la necesidad de "tranquilizar" a los sectores medios y altos no receptores de dichos programas, que son contribuyentes y por tanto de modo solidario permiten una erogación por parte del Estado. Pero también nos interrogamos respecto a estas múltiples facetas de “hacer algo” (De Sena, 2016). A continuación, presentamos algunos pasajes de entrevistas en los que se observan los elementos descriptos, en tanto componentes de un sensibilidad aplanada: “Entrevista A: Acá en el barrio todos tenemos un plan, nos tiran esto para dejarnos tranquilos (Mujer, 44 años, Lanús, 2010). Entrevista B: Sí, tienen, muchas amigas (Refiere al Ciudadanía Porteña CP). Y así, vecinas también... (Mujer, 38 años, Ciudad Autónoma de Buenos Aires CABA, 2015). Entrevista C: El plan Barrio. Yo soy la tercera camada… (Mujer, 25 años, José C. Paz, 2010). Entrevista D: .. entonce bueno viste ahora ... mi mamá me quiere hacer ahora…[que cobre el plan] a mí viste por el tema del bebé (Mujer embarazada, 16 años, San Isidro, 2010). Entrevista E: Sí, Ciudadanía la tengo por mi mamá porque vivimos en la misma casa, y yo tengo Estudiar es Trabajar. (...) a mí me dijeron que me inscriba por el hecho que mi mamá cobraba el Ciudadanía, y como yo ya iba a cumplir los 18 años y estaba estudiando dijeron que me anote y vine y me anoté. (Mujer 18 años, una hija, percibe Estudiar es Trabajar y su mamá el CP, CABA, 2015). Entrevista F: Esto lo tengo desde hace ya, te digo la verdad, tengo, desde el principio, ya hace 16 años.Bastante,lo vengo siguiendo desde que daban papeles, después daban así, no me acuerdo como se llamaba, pero te venía el monto, 10 pesos, 20 pesos. Después cambiaron a la tarjeta.Y desde entonces tengo hasta ahora ya hace 16 años, porque mi hijo más chico era bebé y ahora va a cumplir 17 en julio. [Refiere al CP] (Mujer, 42 años, CABA, 2015). Entrevista G: Yo me acuerdo del Caja PAN… Mi mamá la iba a buscar(…) Entonces bueno, fui, me anoté, digo, bueno, una ayuda. (…) cuando empezó el programa, es como que salí, y la verdad me sentí re bien, porque conecté con muchas mujeres, que por ahí habían pasado muchas cosas… Yo pasé violencia de género con una pareja, habían pasado cosas en común, y hablar, y compartir momentos, te saca un poco… y bueno, así que… es como que volver a sentirme útil fue. El programa me sirvió para eso.” (Mujer, 37 años, Ellas Hacen, La Matanza, 2017). 72 Con el aumento de la pobreza a partir de los años 90, se incrementa la cantidad de programas y de personas receptoras de los mismos. Dichos programas estuvieron y están vinculados con el trabajo, la asistencia alimentaria, de servicios de salud, a los que se sumaron subsidios en dinero en efectivo tanto para la compra de alimentos como por la realización de actividades laborales y/o comunitarias. Una información relevante es considerar que a partir del año 2012 se inaugura una política de créditos, primero, para jubilados y pensionados y, desde el año 2017, se amplían a receptores de la Asignación Universal por Hijo (AUH), de Pensiones no Contributivas (PNC) y de la Pensión

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Universal para el Adulto Mayor (PUAM) . La gestión de los distintos programas se realiza desde diferentes ministerios: Trabajo, Salud, Desarrollo social y, a partir del año 2009, se incorpora el ANSES6 .

73 El plan aplana (Scribano y De Sena, 2018). Es una modalidad de crear y gestionar sensibilidades. Es un mecanismo intergeneracional de reproducción de posiciones y condiciones pero, fundamentalmente, una manera de sentirse en el mundo.

A modo de conclusión

74 Sin participación y aplanados (atrapados en una red de planes) los sectores más pobres de la Argentina viven en una situación cotidiana de represión sistemática de su autonomía, anclados en los fantasmas estructurales y “colgados” en las contingentes fantasías.

75 En otros lugares hemos explorado los planes de securitización, represión y militarización de la policía en la vida cotidiana, asociadas a la racialización y la segregación (Scribano y Seveso Zanin, 2012); la creciente y estructural violencia contra la mujer en tanto piso de fondo y también en tanto síntoma de muchas otras violencias (De Sena y Scribano, 2013) y puesto en evidencia a los desalojos como mecanismo de persecución y silenciamiento a lo largo de todo el país (Scribano y De Sena, 2016). Siendo estos modestos ejemplos autoreferenciales solo una pequeña muestra de la situación de la “represión-en- democracia”. 76 Fenómenos a los cuales se deben sumar la persecución y represión a los movimientos y organizaciones sociales en contra de la minería a cielo abierto (Machado Aráoz, 2009; Misoczky y Böhm, 2013), la judicialización y muerte de niños, adultos y dirigentes de los pueblos originarios (Agosto, 2013; Gómez Mederos, 2015) y el acoso de los colectivos en lucha contra el monocultivo, el uso del glifosato y las semillas transgénicas. 77 En este contexto resulta interesante retomar lo sostenido al inicio del presente artículo: donde protesta y participación hubo, plan social queda. La baja participación institucional y social junto a la percepción de programas sociales traman un estado de “represión desapercibida” que implica la dependencia (viven del Estado), el individualismo (deben gestionar su plan) y el consumo autocentrado (sólo tienen espacio para pensar en los niños y en ellas). Juntos, estos tres componentes hacen de la represión física un mecanismo reservado para momentos y actores muy específicos, más allá que sea o no importante en su número. Esta es la gran paradoja de las grandes manifestaciones que, con cierta cadencia e iteratividad, llevan a las calles a cientos de miles de personas. Terminado el episodio, en el día a día la política de las sensibilidades se arma alrededor de la no participación y la gestión de los planes. En una democracia por consumo los recursos los provee el Estado para garantizar la paz social y el margen de ganancia de las empresas. 78 Es muy difícil que millones de personas que “reciben un cheque del Estado” intenten hacer entrar en crisis a quien le provee de dinero y provocar el cambio social; es muy difícil que en un Estado donde los sujetos participan recibiendo y comprando se comprometan con las instituciones sociales y políticas. 79 Desde otra perspectiva, es interesante reparar en la diferencia entre narrativas épicas instaladas en el “hablar sobre política” y el “hacer en política” caracterizado por la no

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participación. En este contexto se inscribe una política de la sensibilidad que contiene, gestiona y privatiza el conflicto. 80 Ahora bien, al lado, en el mismo territorio, en la misma zanja que inunda y ensucia, en la desazón y el descreimiento, miles de cientos de miles de madres, padres, hijos, hijas, familiares y amigos todos los días performan prácticas intersticiales en base al amor filial (Scribano, 2010b, 2017) donde el otro y los otros se configuran como meta fundamental de la vida desmintiendo el régimen de verdad que impone la sociedad normalizada en el disfrute inmediato a través del consumo. Millones de personas día-a- día se “juegan” por los otros y son estas prácticas intersticiales las que quiebran la desatención y el aislamiento.

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NOTAS

1. Los resultados correspondientes a las ediciones 2010 y 2012 de este estudio pueden consultarse en Scribano et al, 2015. 2. Refiere a “Principales rasgos de la ‘cuestión social’ al comienzo del siglo XXI. La Matanza 2017-2018”. Proyecto de investigación PROINCE código PIDC 55 B 206. Secretaría de Ciencia y Tecnología y Departamento de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Matanza. Directora: Angélica De Sena. Docentes investigadores: Gómez, Joel; Ibarra, José; Lazarte, Ma. Belén; Panetta, Romina y Val, María Alejandra. Becaria: Bareiro Gardenal, Florencia. 3. Es menester considerar que si bien el cuestionario admitía la posibilidad de otra institución en la que se participara, en la totalidad de los casos no se registraron otras opciones. 4. La extensión del partido de La Matanza hace que pueda subdividirse en tres cordones dentro del Gran Buenos Aires, cada uno de ellos con características socio-demográficas y económicas diferentes. El primer cordón se ubica desde la zona limítrofe a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hasta la Av. Monseñor R. Bufano donde comienza el segundo. Éste se extiende hasta la Av. Federico P. Russo, donde inicia el tercer cordón, el cual se extiende hasta su límite con Marcos Paz y Cañuelas. Según información recogida en La Matanza Informa, en el primer cordón el 6,5% de personas son pobres, en el segundo el 23,8% y en el tercero el 37%. Según “Objetivos del milenio en el Municipio de La Matanza. Desarrollo metodológico y estado de situación 2009”, Jefatura de Gabinete Municipio de La Matanza. Programa de Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD). Disponible en https://www.cepal.org/MDG/noticias/paginas/5/44335/ Objetivos_del_milenio_en_La_Matanza.pdf. Consultado el 29 de enero 2019. 5. No desconocemos la distinción de los conceptos que en este escrito no se desarrollan dado los objetivos del mismo.

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6. Administración Nacional de la Seguridad Social. Véase: https://www.argentina.gob.ar/anses

RESÚMENES

Al menos en los últimos 16 años se ha extendido la idea de que en Argentina ha crecido la politización, la participación social y política, se ha democratizado el aparato represivo y se ha experimentado una ampliación de derechos. La contracara de dicha “representación” es, justamente, la negación de aquellos atributos, reclamando atención sobre los procesos de represión, silenciamiento y vulneración de derechos. En base al análisis de datos primarios y secundarios, cuantitativos y cualitativos, este trabajo busca constatar la no participación y no politización como prácticas sociales extendidas, sintetizar la masividad de las políticas sociales como una vía para construir sociabilidades y discutir, desde la mirada de los sujetos, las emociones que constituyen las políticas de las sensibilidades asociadas a esos dos procesos. Concluimos que la “represión desapercibida” que implica la dependencia, el individualismo y el consumo autocentrado hacen de la represión física un mecanismo reservado para momentos y actores muy específicos, más allá que sea o no importante en su número.

At least in the last 16 years the idea has spread that in Argentina politicization, social and political participation has grown, the repressive apparatus has been democratized and there has been an expansion of rights. The other side of this "representation" is, precisely, the negation of those attributes, demanding attention on the processes of repression, silencing and violation of rights. Based on the analysis of primary and secondary, quantitative and qualitative data, this work seeks to verify non-participation and non-politicization as extended social practices, to synthesize the massiveness of social policies as a way to construct sociabilities and to discuss, from the perspective of the subjects, the emotions that constitute the policies of the sensitivities associated with these two processes. We conclude that the "unnoticed repression" implied by dependence, individualism and self-centered consumption make physical repression a mechanism reserved for very specific moments and actors, regardless of whether or not it is important in its number.

Pelo menos nos últimos 16 anos, cresceu a ideia de que na Argentina a politização, a participação social e política cresceram, o aparato repressivo foi democratizado e sem tem experimentado uma expansão dos direitos. O outro lado da dita "representação" é justamente a negação desses atributos, demandando atenção nos processos de repressão, silenciamento e violação de direitos. Com base na análise de dados primários e secundários, quantitativos e qualitativos, este trabalho busca verificar a não-participação e não-politização como práticas sociais estendidas, sintetizar a massividade das políticas sociais como uma forma de construir sociabilidades e discutir, dos olhos dos sujeitos, as emoções que constituem as políticas das sensibilidades associadas a esses dois processos. Concluímos que a “repressão despercebida” que implica a dependência, o individualismo e o consumo autocentrado fazem da repressão física um mecanismo reservado para momentos e atores muito específicos, independentemente de ser importante ou não quantitativamente.

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ÍNDICE

Keywords: Participation; social program; emotions; sensitivities; sociology Palabras claves: Participación; programa social; emociones; sensibilidades; sociología

AUTORES

ADRIÁN SCRIBANO

CONICET, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina. Email:[email protected]

ANGÉLICA DE SENA

Universidad de La Matanza, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina. Email [email protected]

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“Nuestra única venganza es ser felices”: emociones, sentimientos y militancias de H.I.J.O.S. en Espacios de memoria “Our only revenge is to be happy”: emotions, feelings and the H.I.J.O.S. militancy in Spaces of memory “Nossa única vingança é ser feliz”: emoções, sentimentos e militâncias de H.I.J.O.S. nos Espaços de memoria

Carolina Sofía Tavano

NOTA DEL EDITOR

Recibido: 02.03.2019 Aceptado: 30.05.2019

1 DOI: http://dx.doi.org/10.32735/S0718-6568/2019-N53-1384

Introducción

“No cometimos ni un solo acto de venganza a lo largo de nuestra historia. Nuestra lucha es colectiva y política. Decimos: “nuestra mejor venganza es ser felices” y así construimos nuestra organización (…) proponiendo siempre la celebración de la participación política, renovando la militancia por la Justicia.” (H.I.J.O.S., 2011)

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2 Transformar el dolor y la rabia en felicidad, desafiando a quienes postulan que la movilización de familiares y víctimas del terrorismo de Estado está motivada por la búsqueda de “venganza” (H.I.J.O.S., 2012), se ha convertido en los últimos años en uno de los lemas de la agrupación formada por hijas e hijos de las víctimas del terrorismo de Estado en Argentina: “Hijas e hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio” (H.I.J.O.S.), representante de una de las más recientes generaciones1 incorporadas al movimiento de derechos humanos (MDH)2.

3 A partir del año 2000, el proceso de “recuperación”3 de sitios que habían funcionado como centros clandestinos de detención (CCD) durante la última dictadura militar (1976-1983) para dar lugar a la creación de “Espacios de memoria”4 pasó a ocupar un lugar central en la agenda del MDH, abriendo nuevos canales de diálogo con diferentes actores estatales, lo cual condujo a una progresiva redefinición del vínculo con lo estatal; proceso que se aceleraría con el cambio de ciclo político inaugurado en el año 2003, luego de que Néstor Kirchner asumiera la Presidencia de la Nación. 4 Con el objetivo de profundizar el conocimiento acerca de estas experiencias de recuperación de sitios y de articulación con el Estado, el presente trabajo propone una aproximación sociológica a la comprensión de los sentidos, sentimientos y emociones5 que se produjeron entre las/os militantes de H.I.J.O.S. a partir de su participación en espacios de memoria durante los años de gobiernos nacionales kirchneristas6 (2003-2015) y sus transformaciones, indagando cómo esta dimensión de la participación pudo haber incidido, a su vez, en la organización del colectivo, su actividad política en general y sus interpretaciones sobre el Estado y las autoridades del gobierno nacional. 5 En este sentido, nos preguntamos cómo los sentimientos de injusticia, impunidad y dolor que impregnaron los discursos de H.I.J.O.S. y los testimonios de sus integrantes en sus primeros años de activismo se transformaron, dando lugar a emociones de “resistencia” (Whittier, 2001), como pueden ser la alegría, la esperanza y el orgullo. 6 Puntualmente, se analizará el caso de la “recuperación” del ex CCD que funcionó en los edificios de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA7) que daría lugar a la creación del “Espacio para la Memoria y para la promoción y defensa de los Derechos Humanos (Ex ESMA)”, desde la perspectiva de militantes de la agrupación H. I.J.O.S. Capital (las/ os “hijxs” de aquí en adelante), enfocándonos en sus discursos y testimonios en relación con algunos eventos claves de la historia del Espacio (el acto donde se anuncia su “recuperación” en el año 2004; la apertura de la “Casa de la Militancia” –sede de H.I.J.O.S. Capital- en 2011; los conflictos en torno a los “asados” en 2012 y 2013) 7 Proponemos abordar esta problemática en torno a dos ejes que no han sido indagados en profundidad en los estudios previos sobre H.I.J.O.S.: por un lado, analizando la participación en espacios de memoria como una dimensión constituyente de su militancia; y por otro, el papel que juegan las emociones en la transformación de sus interpretaciones acerca del Estado en general y el gobierno nacional y las autoridades, en particular. 8 Se parte de un enfoque teórico de la acción colectiva que prioriza el análisis de la vinculación entre política y emociones/sentimientos (Jasper, 2013), entendiéndolos no solo como experiencias individuales/psicológicas sino también como resultado de construcciones socioculturales (Hochschild, 1979; 1983), por lo que a lo largo del artículo se pretenderá analizar la dimensión colectiva de las emociones que se entrelazan con las prácticas y discursos de los actores, considerando el análisis de esta

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dimensión no solo como complementaria para el estudio de movimientos sociales, sino también asumiendo que permite explicar una parte constituyente de los mismos y la continuidad de su activismo (Poma y Gravante, 2015). 9 A diferencia de algunas lecturas que interpretan a la vinculación entre el MDH y el Estado o los gobiernos en términos clientelares, motivada por pura conveniencia política/económica o como una “cooptación” (Svampa, 2018) y específicamente a H.I.J.O.S. (Di Marco, 2012; Gasulla, 2012) reduciendo en algunos casos la acción política a una simple estrategia calculada de “maximización de recursos” o, en otros casos, considerando a los actores como sujetos pasivos frente a la estructura estatal (Alonso, 2009), intentaremos demostrar que es posible comprender esta vinculación de una forma más compleja, observando cómo se ponen en juego diferentes elementos objetivos y subjetivos que no siempre responden a una estrategia lineal y calculada, pero que suponen un rol activo de quienes llevan adelante estos emprendimientos. 10 En línea con las teorías que enmarcan este trabajo, el abordaje metodológico es cualitativo, otorgándole un lugar privilegiado a la perspectiva de los actores, aunque también se consultarán diversas fuentes para reponer miradas externas y elementos contextuales. Por un lado, se analizarán testimonios de militantes de H.I.J.O.S. Capital que participaron bajo diferentes modalidades en el Espacio ExESMA (en la discusión de los proyectos de creación, en espacios de gestión más o menos institucionalizados, en el desarrollo de actividades militantes y/o laborales en el marco de este espacio) y que son al mismo tiempo familiares directas/os de las víctimas8; testimonios obtenidos de entrevistas realizadas en el marco de esta investigación (que se citarán indistintamente como “Militante de H.I.J.O.S.”, en tanto la identificación de los entrevistados no resulta relevante para los objetivos de este trabajo) y otros, de fuentes secundarias, referenciadas en el apartado de Bibliografía (que se citarán como Militante de H.I.J.O.S., 2013 y 2015). Por otra parte, se complementará con el análisis de documentos públicos de la organización, archivo periodístico y revisión bibliográfica de antecedentes sobre la temática estudiada.

La articulación entre política y emociones para pensar el vínculo entre acción colectiva y Estado

11 Durante las últimas dos décadas, la sociología estadounidense y europea ha recuperado el análisis de los sentimientos y emociones como dimensión de análisis fundamental para comprender el surgimiento, sostenimiento y desarticulación de la acción colectiva y los movimientos sociales. Esta línea teórica que articula política y emociones tiene como uno de sus antecedentes principales los trabajos de Ana Hochschild (1979, 1983), quien destacó la importancia de las emociones para el abordaje complejo de problemas sociales de diversa índole, analizando cómo la codificación y expresión (o supresión) de emociones se encuentra sujeta a determinadas “reglas del sentir”, que pueden ser manejadas/trabajadas de forma individual o colectiva.

12 Estos aportes fueron luego trasladados al campo de la política, recuperándose desde finales de los noventa, por los teóricos de la acción colectiva (Della Porta, 1995; Goodwin, Jasper y Polletta, 2001; Adams, 2003; Jasper, 2012; 2013) para pensar la protesta y los movimientos sociales, discutiendo principalmente con los enfoques

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“racionalistas” que explicaban la acción colectiva como acciones meramente instrumentales, calculadas, motivadas por la búsqueda de retribuciones (Olson, 1965). 13 Desde una perspectiva con pretensión de síntesis entre los análisis más estructurales y aquellos que, por el contrario, se centraban en la capacidad cognitiva/racional de los individuos que participaban en la acción colectiva, McAdam, McCarthy y Zald propusieron recuperar la noción de “procesos enmarcadores” (Gamson y Meyer, 1996) para reponer la instancia mediadora entre oportunidad política, organización y acción, es decir, la organización de: “los significados compartidos y conceptos por medio de los cuales la gente tiende a definir su situación” (1996, p. 26). Desde esta perspectiva, los significados compartidos y los esquemas de percepción e interpretación (que, a su vez, están mediados por las emociones –Flam, 2005-) constituyen un factor igualmente constitutivo para habilitar la existencia de movimientos sociales y el desarrollo de la acción colectiva. 14 A su vez, existen investigaciones que han mostrado la utilidad de estas teorías para pensar la relación entre los movimientos sociales y el Estado, el gobierno y sus autoridades (Della porta, 1995; Whittier, 2001; Flam, 2005; Romanos, 2011; 2014). Nos interesa destacar, en particular, el trabajo de Flam (2005), quien construye una agenda de investigación en la temática enfocándose en estudios que muestran cómo determinadas emociones se encuentran en la base de las acciones de los movimientos sociales, quienes desafían las “reglas del sentir” dominantes cuando, por ejemplo, siembran la desconfianza hacia el Estado, se reapropian de la capacidad de sentir enojo (emoción legitimada para los grupos dominantes) o ponen en marcha procesos de desafecto y transferencia de lealtades a partir de cierta “liberación emocional”. Al remarcar sobre todo los procesos de de-construcción o re-direccionamiento de emociones por parte de los movimientos (siendo algunas de estas las que sedimentan las estructuras sociales y las relaciones de dominación), la autora destaca cómo las emociones ponen en relación los procesos macro-políticos con los micro-políticos. 15 En cuanto a los estudios de caso, la investigación de Whittier (2001) acerca del movimiento contra el abuso sexual infantil en Estados Unidos, nos resulta un aporte significativo a la hora de pensar cómo se manifiestan las emociones en los discursos de las organizaciones sociales y sus integrantes de acuerdo con los diferentes contextos (al interior del movimiento, en contextos públicos y/o teniendo al Estado como principal interlocutor), las cuales están sujetas a diferentes tipos de manejo emocional para lograr cierta adecuación. Whittier muestra también cómo los contextos se articulan, al señalar que “las dinámicas y discusiones internas del movimiento, es decir, los procesos emocionales interpretativos colectivos, moldean tanto la reconstrucción de las emociones dentro de los escenarios del movimiento como su presentación pública” (2001, p. 249 –traducción propia-). 16 Por último, consideramos productiva la distinción que hace la autora entre emociones de trauma y las de resistencia; recuperadas, a su vez, en el trabajo de Poma y Gravante (2019) para analizar cómo las emociones se articulan en torno a (y construyen interpretativamente) determinados acontecimientos, definidos en clave de “trauma cultural”. Otro antecedentes importante constituyen la investigaciones de Romanos sobre el anarquismo durante el franquismo español, dando cuenta de cómo los factores emocionales, identitarios y los marcos estratégicos permitieron sostener el activismo en contextos represivos, a la vez que fomentaron que se intensifique la movilización a raíz de la configuración de “energías emocionales” positivas, de esperanza, que

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favorecieron la interpretación de determinados procesos políticos en clave de oportunidades durante los últimos años del franquismo (2011), realizando, a su vez, un análisis longitudinal de las prácticas emocionales y su evocación, aprehendiendo sus variaciones a partir del trabajo emocional (2014). 17 Este abordaje ha comenzado a ser adoptado sobre todo durante la última década, para pensar las experiencias latinoamericanas, en particular los casos de protesta y movimientos sociales en contextos represivos, destacándose la investigación de Wood (2001) para el caso del activismo campesino en El Salvador, donde analizó la importancia de los “beneficios emocionales” de la participación para sostener el activismo. Bayard de Volo (2006) también analizó este aspecto, a partir del caso de una organización de madres de víctimas en Nicaragua, observando la articulación entre emociones, identidad colectiva y género. Adams (2003) observando un caso activistas mujeres en Chile, se centró en analizar cómo las emociones pueden sostener el movimiento en contextos represivos y cómo se transforman ante la disolución del mismo. 18 Sobre el activismo de alto riesgo en Colombia, aportan valiosas reflexiones los trabajos de Bolivar (2006), quien se focalizó en el análisis de los “discursos emocionales” en intersección con los lenguajes políticos y de Otero Bahamón (2006), quien exploró las motivaciones individuales y las emociones que surgen a partir de las relaciones sociales en organizaciones armadas, explicando los motivos de ingreso y permanencia en las mismas. Por último, son antecedentes fundamentales los trabajos de Poma y Gravante (2015, 2018a, 2018b, 2019), quienes a partir del estudio de diversos casos de activismo político en México, han actualizado y profundizado varias de las aristas de análisis que comprenden al enfoque teórico presentado, enfatizando la importancia del trabajo emocional como práctica política. 19 Si bien para el análisis de las experiencias locales (en Argentina) existen algunos trabajos que han abordado la vinculación entre movimientos sociales y Estado desde la sociología política, se encuentran muy pocos trabajos que hayan optado por este enfoque teórico, dejando el análisis de la articulación entre política y emociones en un segundo plano. En relación con el caso que nos ocupa específicamente, existen algunas excepciones, como son las investigaciones de Jelin (2003; 2007;2017) y Andriotti Romanin (2012; 2014; 2015), que han incorporado esta dimensión de análisis a la hora de problematizar la vinculación entre organizaciones de familiares o “afectados directos” del MDH y el Estado; mientras que Jelin analizó el fenómeno del “familismo” a raíz de la importancia que cobraron las organizaciones de familiares en el espacio público, logrando legitimarse como actores políticos a partir de su vínculo familiar mediante la evocación de factores emocionales y afectivos (2007); Andriotti Romanin (2012, 2014) exploró la creciente articulación política entre una de las organizaciones de madres y el Estado, a partir de su afinidad ideológica y la construcción discursiva de un lazo afectivo con las autoridades. 20 Desde una perspectiva antropológica, también cabe destacar los estudios sobre el activismo de organizaciones de “víctimas”: Vecchioli (2001, 2005) analizó a partir del caso del MDH la construcción de la categoría de “víctima” y la legitimidad política a partir de su relación con el Estado, mientras que Zenobi (2014) exploró diferentes prácticas de trabajo emocional entre las organizaciones de familiares de las víctimas de Cromañón, reponiendo también los vínculos que se fueron estableciendo con diferentes actores y agencias estatales.

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21 Aunque en las investigaciones sobre el caso de H.I.J.O.S. la dimensión emocional y afectiva ocupó un lugar central, en particular entre los trabajos que se han focalizado en el estudio de la identidad colectiva de las/os hijxs (Bonaldi, 2006; Cueto Rúa, 2010a; 2010b), no se ha indagado en cómo las emociones producidas y/o manejadas colectivamente pudieron incidir en sus maneras de interpretar y vincularse con el Estado a lo largo de su trayectoria; constituyendo uno de los ejes centrales del presente trabajo, con el que se espera poder contribuir a los debates de este incipiente campo de estudios en Argentina.

La “recuperación de la ex ESMA: emociones encontradas

De la impunidad a la desconfianza

22 Desde su surgimiento a mediados de la década de 1990, la agrupación H.I.J.O.S. cobró gran protagonismo en la escena política local, incorporándose a la lucha histórica del MDH por las demandas de memoria, verdad y justicia en relación con los crímenes cometidos durante la última dictadura militar en Argentina (1976-1983), pero también destacándose junto con otras organizaciones sociales y políticas que ocuparon las calles con movilizaciones y protestas durante aquellos años, articulando sus diversas demandas en el marco de las luchas contra las políticas neoliberales en la Argentina. (Bonaldi, 2006; Jelin, 2007). En sintonía con el resto del MDH, en el comienzo de la agrupación el Estado se constituyó como el principal interlocutor, estructurando su acción política en torno a las demandas centrales de “Juicio y Castigo” a los responsables de los crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado (Alonso, 2016; Cueto Rua, 2016a).

23 Más allá del marco compartido por la mayoría de las organizaciones del MDH en su forma de concebir y relacionarse con el Estado durante este período, las distintas organizaciones presentaron divergencias políticas y estratégicas, de modo que la gran mayoría de las iniciativas y proyectos que emprendieron colectivamente no estuvieron exentos de controversias y debates a la hora de su diseño y ejecución (Jelin, 2017). En este sentido, qué hacer con los sitios que habían funcionado como CCD no fue la excepción, constituyendo uno de los grandes temas a discutir entre las organizaciones del MDH (Vezzetti, 2009; Jelin, 2017; Guglielmucci, 2011; Da Silva Catela, 2014; Messina, 2016; Feld, 2017). 24 A pesar de la existencia de algunas resistencias que en un principio generaba en las/os hijxs involucrarse en los proyectos sobre sitios de memoria y entablar, al mismo tiempo, un diálogo con el “Estado”, a medida que los emprendimientos se fueron multiplicando, en algunos casos por inquietudes personales y luego por decisiones colectivas, comenzaron a tomar protagonismo en los diferentes espacios (más o menos institucionalizados) para pensar las características de los proyectos, gestionar su funcionamiento y darles “contenido”. (Guglielmucci, 2011; Messina, 2015; Cueto Rúa, 2016b) 25 Estos debates se vieron acelerados a partir del caso de la exESMA. El 24 de marzo de 2004 (fecha en que se conmemora el golpe de Estado que daba inicio en 1976 a la dictadura cívico-militar más violenta de la historia argentina), el presidente Néstor Kirchner, a menos de un año de haber iniciado su mandato, encabezó un acto oficial

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con motivo de la firma del convenio conjunto con el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) para la creación de un Museo de la Memoria y para la Promoción y defensa de los Derechos Humanos en ese mismo espacio. Este acto inauguró el proceso conducente a la creación del Ente público “Espacio para la Memoria y para la promoción y defensa de Derechos Humanos” en la ExESMA, constituyendo una de las políticas públicas de memoria de mayor visibilidad durante el período que el kirchnerismo estuvo al frente del Poder Ejecutivo Nacional (P.E.N.). Su importancia radica no sólo en la reconversión de aquel lugar emblemático (ícono del terrorismo de Estado en la Argentina) en un espacio que pasaba a proponerse “como un ámbito de homenaje a las víctimas y de condena a los crímenes de lesa humanidad cometidos durante el terrorismo de Estado” y “de referencia nacional e internacional de políticas públicas de memoria, de promoción de valores democráticos y de defensa de los derechos humanos”9, sino también en la creación de nuevos programas, instituciones y organismos estatales específicos, la relocalización de otros ya existentes en ese predio y la consecuente inversión presupuestaria que conllevó su creación y mantenimiento. 26 Las acciones que tuvieron lugar ese 24 de marzo configuraron un hecho político clave, reconocido por muchos de los integrantes de las organizaciones que conforman el MDH como un momento fundante de la nueva relación que se comenzaría a configurar con el Estado. Algunas/os hijxs recordarán este acto como el momento donde el Estado le “entregó” la ESMA a los familiares, inaugurando un proceso de transformación en la relación con el Gobierno, que llevaría algunos años y numerosos debates internos y repercusiones al interior de la agrupación. Una clara expresión de este momento de “quiebre” se desprende del testimonio de un hijx, que recuerda su participación en aquel acto y relata la vacilación entre entrar o no al predio junto con otras organizaciones de familiares: “El día que Néstor nos entrega la ESMA (a nosotros y al pueblo argentino), nosotros no queríamos entrar al lugar. (…) Habíamos decidido no entrar y todos los organismos habían decidido no entrar, por lo que significaba. (…) Ese día nosotros tuvimos una reunión hasta muy tarde y terminamos decidiendo que queríamos hablar. Ese día dimos un discurso muy duro… que no era contra Néstor, era contra el Estado; queríamos escupir un montón de cosas que teníamos para decir (…). Y después, decidimos entrar. (…) Fue un día histórico.” (Militante de H.I.J.O.S., 2018) 27 Esa “desconfianza” originaria hacia la gestión de Kirchner (fundada en gran parte en la histórica relación del MDH con el Estado y las sucesivas gestiones, construida sobre un marco interpretativo de impunidad –Andriotti Romanin, 2012) se ve plasmada en el documento leído por H.I.J.O.S.10 en aquel acto oficial (que se realizó fuera del predio), a través del cual se enumeraron una serie de demandas hacia el Estado, al mismo tiempo que se definía el motivo de su presencia en la ex ESMA: “Porque nosotros hoy, acá, hemos venido a hacer lo mismo de siempre. Hemos venido a luchar contra la impunidad, contra el olvido, contra el silencio. No hemos venido a la entrega de un predio, aunque la entrega de este predio nos da más fuerza para seguir, como nos dio fuerza la nulidad de las leyes de impunidad en el congreso. No hemos venido a recibir ningún reconocimiento. Porque reconocer nuestra lucha, la de las Madres, la de las Abuelas, la de los Familiares, la de los Ex detenidos no es otra cosa que meter presos a los culpables, recuperar la identidad de todos los jóvenes apropiados durante la dictadura, que nos entreguen toda la verdad sobre nuestros seres queridos y que el proyecto de país por el que luchaban nuestros padres y nuestras madres se convierta en realidad.” (H.I.J.O.S., 2004)

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28 El documento leído hacía énfasis en lo insuficiente de esta medida, que formaba parte de una de las tantas demandas que se planteaban desde las organizaciones de familiares. Al mismo tiempo, en este fragmento del discurso podemos identificar varios elementos que constituyen los puntos básicos de H.I.J.O.S. y que permiten comprender parte de los motivos de su lucha: por un lado, la presentación de su activismo en el marco de la lucha contra la “impunidad”, asociado al sentimiento de injusticia que provocaron principalmente las políticas del alfonsinismo y menemismo entendidas como negacionistas (como las Leyes de Obediencia debida y Punto Final o los indultos a los jefes de las juntas militares11). En segundo lugar, la referencia a sus “seres queridos”, las víctimas de la represión estatal, a quienes se señala como el motivo central de su lucha, evocándolos con un lenguaje afectivo que sugiere los sentimientos de amor y orgullo por sus “luchas” en la base de sus motivaciones políticas (aspecto que desarrollaremos más adelante).

29 Uno de los hijxs, recuerda el posicionamiento de la organización ante estos primeros “gestos” políticos del gobierno y su propia intervención en una reunión con el por entonces Presidente Kirchner, al poco tiempo del acto en la exESMA: “Nosotros habíamos estado totalmente enfrentados al Estado, más que nada por el marco de impunidad, entre otras cosas… Néstor nos convoca, al principio con muchas dudas, con mucha desconfianza (…) y mis palabras en ese acto son de agradecimiento, porque habían entregado la ESMA, habían entregado el “Olimpo”… pero dije: bueno, hay 460 centros clandestinos declarados… ahora vamos por “Campo de Mayo”. Entonces tenía que ver con eso: -gracias, pero vamos por todo. No fue una definición de acompañamiento al gobierno…” (Militante de H.I.J.O.S., 2018) 30 En síntesis, en estas primeras aproximaciones de la organización con el nuevo gobierno, se evidenciaba la intención de marcar una distancia y una diferencia, comenzando a abandonar la interpretación del proceso político en clave de “impunidad” para dar lugar a un período organizado en torno al sentimiento de “desconfianza”, que se traduciría en la continuidad de ciertas acciones propias del repertorio de H.I.J.O.S. (las participación en protestas contra algunas de las medidas del gobierno, la organización de “escraches” a represores ante la ausencia todavía de juicios contra crímenes de lesa humanidad) y la demanda de profundización de algunas de las políticas públicas de memoria que comenzaban a desarrollarse.

Entre el dolor y el orgullo

31 Otro de los factores que motivó cierta vacilación entre las organizaciones a la hora de resolver qué hacer ante aquel acto oficial de conmemoración (entrar o no entrar al predio, dar un discurso o no darlo) se vincula con las diferentes emociones que el propio sitio movilizaba en los familiares, amiga/os, compañeros/as de militancia de las víctimas o los propios sobrevivientes. En particular, para quienes tenían conocimiento de que sus seres queridos habían estado secuestrados en la ESMA, el ingreso al predio representaba un desafío, implicando enfrentarse nuevamente con la idea de la muerte y los tormentos que tuvieron lugar mientras funcionaba allí el CCD, actualizando en cierta medida el dolor provocado por la pérdida de familiares, amigos, compañeros y la violencia que debieron atravesar durante el terrorismo de Estado.

32 Sin embargo, para otros (sobre todo para muchas/os “hijxs”) entrar al predio implicaba un acto de homenaje, una demostración de “orgullo” por quiénes fueron sus familiares

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y, a la vez, una forma de conectarse con ellos (“estar donde ellos estuvieron”), disputando ese espacio a quienes se identificaba como los responsables de las desapariciones y asesinatos (en tanto que aún funcionaban algunas instituciones de la Armada en el lugar). Estas emociones encontradas, se traducían en diferentes posturas acerca de qué acción tomar frente al acto, a nivel individual pero también entre las organizaciones, que debían lidiar con la heterogeneidad de posturas individuales y resolver una dirección política lo más consensuada posible. 33 Estos debates también se dieron al interior de H.I.J.O.S., quienes tuvieron una serie de reuniones e intercambios previos al acto intentando alcanzar una postura consensuada sobre su participación o no en el mismo, donde se pusieron en común interpretaciones políticas sobre lo que implicaba participar del acto o no hacerlo, como también lo que las/os diferentes hijxs sentían con respecto a ingresar al predio. Así lo recuerda uno de los militantes que participó en las discusiones previas al acto: “No había un consenso político, de por qué ir al acto… sino que, para mí, primaron más algunas cuestiones personales; por ejemplo, mi caso, yo decía: -miren, ahí estuvo mi viejo, yo quiero ir, si van a abrir las puertas, tengo que entrar-. Entonces … algunos compañeros que no estaban dispuestos a ir, que les parecía que… era un error político, por decirlo de alguna manera, terminaron diciendo: -bueno, pero no, pará, si para vos es importante que vayamos, tenemos que estar.” (Militante de H.I.J.O.S., 2018) 34 Por no alcanzar un acuerdo común al respecto, se resolvió que cada militante decidiría si entraba o no; sin embargo, el día del acto los acontecimientos llevaron a que quienes aún no estaban convencidos terminaran entrando, “llevados” por la energía del colectivo. Algunos entrevistados, relatan que la importancia de los vínculos terminó de “empujar” a quienes originalmente habían decidido no entrar, a hacerlo, ya sea por acompañar a otras/os compañeras/os de H.I.J.O.S. que consideraban importante estar ahí, como a las “madres” y “abuelas” que también terminaron entrando, considerando en algunos casos que tenían el “deber” de acompañarlas y contenerlas, sobreponiéndose a sus propias resistencias.

Lo reparatorio

35 En el discurso leído en aquel acto, la/os hijxs analizan la la “entrega del predio” como una conquista que les da “más fuerza para seguir”, en conjunto con otras políticas recientemente concretadas, como la nulidad de las “leyes de impunidad”.

36 Este efecto de las políticas en clave de incentivo y motivación para la lucha (que, por ese entonces, no implicaba una retribución material sino simbólica y política), se asocian con otro sentimiento que atraviesa a las políticas de memoria en general y es la intención “reparatoria” que subyace a las mismas. Aunque formalmente las políticas reparatorias comprenden “distintas decisiones y acciones tomadas por regímenes políticos para contrarrestar las consecuencias de los crímenes cometidos por regímenes políticos que los antecedieron” (Elster en Andriotti Romanin, 2015:138), el carácter efectivamente “reparatorio” a nivel subjetivo, emocional, en sus destinatarios ha sido y sigue siendo objeto de debates entre los actores. Si bien excede los objetivos de este trabajo la presentación de todos los posicionamientos e interpretaciones sobre este tema, nos interesa mostrar que gran parte de las/os “hijxs” recupera esta política en términos de “reparación”: no solo por sus implicancias a nivel personal (una interpretación que está presente en todas las entrevistas realizadas) sino

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fundamentalmente en clave de reparación histórica y reconocimiento político, en el marco de una política integral de derechos humanos impulsada desde los gobiernos kirchneristas que darían cuenta de un respaldo y acompañamiento por parte del Estado. “La política reparatoria es una forma de reconocimiento de terrorismo de Estado. Porque el Estado al reparar, está reconociendo que cometió un delito. (…) Las políticas reparatorias son necesarias, pero no basta con eso… en los noventa, si bien se impulsaron (…) la realidad es que también vienen de la mano de un manto de impunidad: o sea, es decir: “bueno, te pago, callate la boca, ya está, ya está todo”. Entonces, no. Es: te pago, hacemos el juicio, recuperamos los sitios, recuperamos a nuestros hermanos, los cuerpos…o sea, esa es la política integral de derechos humanos que comienza con Néstor Kirchner y con Cristina.” (Militante de H.I.J.O.S., 2018) 37 Es decir, para que la política sea verdaderamente “reparatoria” no alcanzaría con políticas aisladas y puntuales, orientadas a destinatarios individuales (como han sido las leyes de reparación económica12), sino que deberían darse en el marco de una política integral tendiente a reparar a la sociedad en su conjunto, que manifiesten un compromiso con su causa a largo plazo.

38 A pesar de la importancia histórica que tendría este acto para las/os “hijxs” (sobre todo reconocida en retrospectiva), los marcos interpretativos sobre el Estado y el gobierno de turno en aquellos primeros años de la gestión de Kirchner se irían transformando muy lentamente, abriendo un período de transición al interior de H.I.J.O.S., marcado por numerosos debates internos, cambios en su conformación y funcionamiento, hasta alcanzar un consenso sobre cómo caracterizar al Gobierno Nacional y definir su propio posicionamiento político. “Fue un momento fundacional en el cambio de nuestra relación con el Estado, pero aún así tardamos más en entrar en confianza. H.I.J.O.S. es una agrupación que decide todo por método asambleario, horizontal y hay algunos compañeros que estaban más decididos y otros no tanto. Entonces, se esperaron los tiempos (…) De no estar apoyando a ningún gobierno, se llega a apoyar un gobierno, incluso pidiendo que se lo vote, entonces eso es un cambio que se dio con el tiempo. (…) éramos más anárquicos, no habíamos pensado en esa relación.” (Militante de H.I.J.O.S., 2018)

“Donde hubo muerte, hoy hay vida”: la ocupación de la exESMA como resistencia al terror

Un espacio de esperanza y alegría

39 El 27 de junio de 2011, con una amplia convocatoria de organizaciones sociales, sindicatos, agrupaciones y partidos políticos, organizaciones de derechos humanos y representantes de diferentes áreas de gobierno, H.I.J.O.S. inauguraba su “Casa de la Militancia” en el Espacio ExESMA: el pabellón delta, que les había sido asignado por la Ley Nacional 26.415 en el año 2007, había permanecido desde la recuperación efectiva del predio utilizado con diferentes fines (como sede del Ente Público, espacio para actividades culturales, actos de diferentes organismos estatales, entre otros) en parte por la indefinición de H.I.J.O.S. acerca de qué hacer con ese edificio.

40 Como mostrábamos en el apartado anterior, los espacios que funcionaron como CCD generaban sentimientos contrapuestos entre los militantes de H.I.J.O.S., en relación con

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su intervención y presencia en los mismos. Sin embargo, a partir del avance de diversos proyectos de espacios de memoria a lo largo del país y, en particular, el que se estaba desarrollando en la ex ESMA, comenzó a ponerse en juego una resignificación de los espacios, al concebirlos como espacios de promoción y defensa de los derechos humanos, donde al mismo tiempo se promovía la memoria sobre lo ocurrido durante la última dictadura militar, pero no solo como un recordatorio del terror y de aquello que no debería ocurrir “nunca más”, sino también de las luchas y las militancias de la generación de los setenta. Una hijx, recuerda en relación con esto las incomodidades que generaba el espacio en un primer momento y cómo sus percepciones se fueron transformando: “Es algo tan inmenso la recuperación de la ESMA que lo fui entendiendo y dimensionando a lo largo del tiempo. (…) Ese día, vivimos un momento muy emotivo e inconmensurable. Lo fuerte de entrar a lo que había sido el campo de concentración más grande de la Argentina, era muy impresionante. Y a lo largo del tiempo fuimos cambiando la percepción en relación a ese espacio. Cuando nos citan para decir que teníamos un edificio nos preguntamos si lo queríamos, o no lo queríamos, y para qué lo queríamos. Nos preguntábamos: ¿Fue todo un campo de concentración, o sólo fue el Casino de Oficiales? Fueron un montón de preguntas que uno se iba haciendo, y que se iban contestando con la práctica.” (Militante de H.I.J.O.S., 2013) 41 A medida que el Espacio ExESMA cobraba vitalidad, las/os “hijxs” comenzaron a involucrarse en diversas actividades y funciones vinculadas a la gestión del Espacio, como también en el diseño y organización de diferentes proyectos que comenzarían a desarrollarse en el predio. De acuerdo con la interpretación de uno de los entrevistados, los diferentes compromisos laborales y de gestión política que algunas/ os “hijxs” comenzaron a tomar en las diferentes áreas que funcionaban en el Espacio ExESMA13 propiciaron un proceso espiralado de compromiso que a la vez los llevó a tomar conciencia del lugar que tenían en el Espacio ExESMA como organización, motivando la planificación de su “Casa de la Militancia”. “Cuando estamos ahí, cuando nos toca co-dirigir eso, es que quizás asumimos otro rol en el lugar y empezamos a pensar un proyecto (…). Ahí empezamos a pensar y hacernos cargo de que teníamos la ESMA, que había que gestionarla, que nosotros éramos parte de la gestión y encima de todo, teníamos un edificio. Entonces ahí empieza a cambiar todo un poco (…) porque muchos compañeros trabajaban en dependencias del Estado que empiezan a mudarse a la ESMA. Entonces empieza a cambiar un poco la cabeza de todos. Una cosa es verlo de afuera, otra cosa es transitarlo todos los días… y ahí es que empezamos realmente a pensar en el proyecto de la Casa de la Militancia.” (Militante de H.I.J.O.S., 2018) 42 Cuando el entrevistado dice: “empieza a cambiar un poco la cabeza de todos”, da cuenta de transformaciones que exceden lo racional, lo estratégico en términos políticos: cambia la manera de mirar y de sentir también. El “Estado” dejaba paulatinamente de ser un “enemigo”, el “estado genocida” y garante de “impunidad”, pasando a sentirlo como algo propio, como un aliado, un espacio donde tenían una función de “co- dirección”. Esto implica en muchos de ellos una redefinición que moviliza sentimientos arraigados y los habilitaría a comenzar a pensar su propio lugar en el Espacio ExESMA. “Este fue un lugar de dolor, de tristeza y de muerte. Ahora, con este acto, estamos inaugurando la Casa de la Militancia, para que este sea un espacio de esperanza, construcción, vida y futuro. (…) Queremos que este lugar sea de todos, queremos llenarlo de política, debate, que se honre permanentemente a LA MILITANCIA, al compromiso, a la solidaridad, al sacrificio, a la alegría y a la organización.” (H.I.J.O.S., 2011)

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43 A través de este discurso, H.I.J.O.S. inauguraba su sede en la Espacio ExESMA, que no era solo una sede de la agrupación, sino más bien un lugar abierto a la militancia toda, como una manera de “honrar” a quienes se sacrificaron en el pasado, pasando a ser un espacio de “esperanza” y “alegría”. La transformación de los sentidos y emociones orientados al propio Espacio, que recuperando los términos de Whitthier (2001) pueden diferenciarse entre emociones del trauma (asociadas al dolor, la tristeza que se vinculan con los acontecimientos del terrorismo de Estado), para luego dar lugar a las emociones de resistencia (como esperanza y alegría), como resultado de un manejo colectivo de las emociones, puede pensarse a partir de al menos dos estrategias: una interna, que expresaría el trabajo del colectivo por dejar atrás las emociones del trauma, para favorecer y estimular la participación de las/os hijxs, sostener la organización evitando asociar el lugar donde algunas/os trabajan, militan y realizan actividades cotidianamente con emociones negativas.

44 Y en segundo lugar, una estrategia orientada a actores externos (como pueden ser otras organizaciones del MDH y diferentes actores políticos y sociales) ante quienes podrían sentir la obligación de justificarse y defenderse, frente a acusaciones que se condensan en: por un lado, la imputación de sentimientos “revanchistas” y la búsqueda de “venganza” como principal motivación de su acción política. En este sentido, las/os hijxs recurren en sus discursos a la evocación de emociones “positivas” (como el amor, la alegría, la solidaridad) para definir su militancia, contrarios al odio que se supone deberían sentir: “Le demostramos al mundo que después de tanto horror, de tanta tristeza, tortura y muerte, todo eso se puede transformar en vida. Este Espacio muestra que todos apostamos a la vida, nunca a la muerte y esa apuesta la hacemos con alegría.” (Militante de H.I.J.O.S., 2015) 45 Y por otro, las acusaciones recibidas en torno a la utilización del Espacio para actividades que fueron catalogadas como inadecuadas o incluso ofensivas. Un ejemplo de esto, constituyen una serie de acusaciones públicas y críticas orientadas a H.I.J.O.S. que llegaron a los medios masivos de comunicación entre finales del año 2012 y 2013 (Etchenique, 2013; Infobae, 2013; Rio Negro, 2013), a raíz de la realización de una comida de fin de año en la “Casa de la Militancia” y luego un “asado” (considerado particularmente como ofensivo y de mal gusto, por asociarse con uno de los métodos de tortura utilizado por los represores en el proceso dictatorial). Ante estos hechos, varias/os hijxs salieron públicamente a defender su posición sobre el conjunto de actividades que se estaban desarrollando en la ExESMA, haciendo explícita la resignificación del lugar: “Desde H.I.J.O.S estamos convencido que hay que hacer asados en la ESMA, y hay que llenarlo de vida al predio, que hay que vivir sin culpa, y que la alegría hace a la militancia, hace al amor al prójimo. Es un debate con los ex Detenidos y con las Madres. A la vez, es un debate que nos encuentra a todos en un lugar diferente, desde el lugar que nos ha tocado vivir a cada uno. Y esos debates están presentes, y seguirán presentes una década más, por lo menos.” (Militante de H.I.J.O.S., 2015)

Lealtades afectivas

46 Siguiendo con el análisis del documento leído durante la inauguración de la “Casa de la Militancia”, otro de los elementos que se destaca es la apelación a un “nosotros” que pretende, con su evocación, delimitar una comunidad, fundada en la militancia como

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identificación común e invitando a formar parte del espacio a quienes compartan el mismo sentimiento de “justicia”. “Queremos darles la bienvenida a esta Casa, que partir de este momento es NUESTRA, y cuando decimos “nuestra” nos referimos a que es de todos, de cada organización que emprenda una lucha justa, de cada compañero y compañera que abrace la militancia.” (H.I.J.O.S., 2011) 47 Este sentimiento de “justicia” se vincula directamente con la interpretación del ciclo político inaugurado por el gobierno de Néstor Kirchner como un proceso donde las demandas del MDH fueron finalmente escuchadas, donde las/os “hijxs” pudieron ser parte de ese proceso, pudiendo avanzar “de la resistencia a la victoria”: “… vemos el proceso político que se abrió el 25 de mayo de 2003. Ahí estamos los H.I.J.O.S. construyendo en lugares como éste sitios para la memoria, para la memoria viva, que construye un futuro mejor. Nosotros cantábamos “los que cayeron son nuestra memoria, de la resistencia a la victoria”. Ahora es el tiempo, compañeros y compañeras, ahora es el tiempo de construir la victoria. Esta casa, este lugar, tiene nuestro compromiso irrenunciable de ser llenado de vida, militancia y política.” (H.I.J.O.S., 2011) 48 En sintonía con esta interpretación del proceso político, es que podemos encontrar numerosas alusiones a Néstor Kirchner a lo largo del discurso de inauguración, mencionado como aquél que dio inicio al ciclo de desarticulación de la “impunidad” en mayo del 2003; como un “militante” y un “compañero”: “Ahí está el legado de ese gran militante que fue Néstor Kirchner, ese compañero que fue Presidente y que con sus convicciones militantes abrió un proceso político lleno de esperanza, que no debe detenerse.” (H.I.J.O.S., 2011) 49 También, un “compañero” que es capaz de sentir y de emocionarse como las/os “hijxs”, de compartir una causa y comprometerse con lo mismo: “Nuestra organización, por su ubicación geográfica en ese día, fue testigo de la cara de emoción de Néstor cuando abrió las puertas de este lugar. Era la de un militante haciendo Justicia, la de un militante que como presidente no dejaba sus convicciones atrás.” (H.I.J.O.S., 2011) 50 Tal como plantea Bolivar (2006) los “discursos emocionales”14permiten delimitar espacios y también distancias, cercanías y lejanías. La “emoción” que recuperan las/os “hijxs”, reflejaría un sentir compartido ante ese evento político, reforzando la idea de un vínculo con Kirchner que permite entender por qué forman parte del mismo espacio político, donde la afinidad ideológica y política va a la par de una afinidad emocional. En este sentido, se puede rastraer también en los diferentes discursos cómo se va configurando una “lealtad afectiva15” (Jasper, 2013) hacia los dirigentes del kirchnerismo.

51 En este discurso del año 2011, se recuperan varios elementos presentes en una carta abierta publicada unos meses antes (en octubre del 2010) por un conjunto de hijas/os (firmada por militantes y no militantes de H.I.J.O.S.), luego del repentino fallecimiento de Néstor Kirchner, donde expresaban su dolor a la vez que realizaban una suerte de balance político del ciclo iniciado con su gobierno en mayo del 2003: “A partir de la asunción de Néstor Kirchner, nuestra historia individual y la historia colectiva de nuestra Patria comenzaron a cambiar. Vimos cómo aquello que considerábamos imposible empezaba a ser real. Festejamos la anulación de las leyes de impunidad. Participamos de la reapertura de los ex CCD y su transformación en Espacios de la Memoria para nuestro pueblo. (…) Pero –por sobre todas las cosas– participamos y estamos orgullosos de este proceso de transformación del Estado

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que desde aquel 25 de mayo de 2003 tiene como unos de sus objetivos principales la construcción de un país justo, libre, soberano y emancipador, tal como lo soñaron nuestros viejos.” (HIJXS, 2010) 52 Aquí también, en el reconocimiento del exPresidente, se entremezclan valoraciones políticas y emotivas, movilizando sentimientos de “orgullo”, agradecimiento, llegando incluso a equiparar la figura de Kirchner con la de un integrante más de su familia, un “padre” o un “tío”: “Nosotros lo sentimos parte viva de esta familia. Se nos va un padre para muchos de los que no lo tuvimos, se nos fue un tío para otros tantos. Pero, por sobre todo, se nos fue uno de los más brillantes dirigentes políticos que tuvo nuestro país en la historia.” (HIJXS, 2010) 53 Así como en el fragmento anterior las/os “hijxs” dan cuenta de un proceso político que iba en línea con los “soñaron –sus- viejos”, en este último resurge el componente familístico, evidenciando una importante carga sentimental asociada a su lectura política. Esta figura también se reitera en las entrevistas, utilizando la metáfora del parentesco para expresar una sensación de “orfandad” compartida por las/os “hijxs” ante la muerte de Kirchner y la necesidad “humana y política” que sintieron en ese contexto de expresar públicamente su apoyo a Cristina Fernández de Kirchner (su “madre”, viuda) ante un posible debilitamiento en la gobernabilidad como consecuencia del fallecimiento del líder del partido gobernante: “Hoy la compañera Cristina necesita de todos y cada uno de nosotros, necesita que seamos cada vez más. Este proceso político que conduce nuestra Presidenta se sustenta y profundiza yendo para adelante. Este tiempo requiere que cada vez seamos más los comprometidos.” (H.I.J.O.S., 2011)

Consideraciones finales

54 A lo largo de este trabajo nos hemos aproximado a los sentidos, sentimientos y emociones que preceden, se producen y re-elaboran entre las/os militantes de H.I.J.O.S. Capital a partir de la participación en un espacio de memoria, manifestados en sus discursos.

55 A la par que la participación y el compromiso de las/os “hijxs” con el Espacio ExESMA se fue incrementando, fueron configurándose procesos de resignificación del lugar, apropiándose del mismo y convirtiéndolo en un espacio donde inscribir su militancia. Este proceso se evidencia, a su vez, en el la transformación de las emociones de “trauma” que primaban frente a los sitios que habían funcionado como CCD, a emociones de “resistencia”, lo cual fue posible - al mismo tiempo que habilitó – una serie de transformaciones al interior de la organización, en sus posicionamientos políticos y particularmente, en su vinculación con el Estado. En este sentido, coincidimos con Bayard De Volo al considerar que “La acción colectiva es generada y genera emociones, emociones como causa y resultado de la participación. Sin embargo, en lugar de dos procesos separados, se alimentan mutuamente” (2006:471 – traducción propia). 56 De acuerdo con los discursos analizados, es posible identificar una evocación recurrente a las emociones; en línea con lo planteado por Bolívar (2006), la evocación de determinadas emociones aparenta ser una estrategia discursiva y política utilizada por los actores, a diferencia de otros casos estudiados, donde los colectivos implementan estrategias de trabajo emocional orientadas más bien a suprimir la manifestación de

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emociones, intentando de esta manera transmitir “racionalidad”, comprendido como un atributo de mayor validez en determinados contextos políticos (Whittier, 2001, Poma y Gravante, 2018a). 57 Por último, recuperando la pregunta sobre la vinculación entre las/os hijxs y el Estado, a diferencia de la mayoría de los casos que han ocupado a las/os investigadores de la protesta en los últimos años, donde se muestra que las emociones de los activistas y movimientos que surgen entre/a partir del vínculo con el Estado suelen ser emociones de “subversivas”, tendientes a socavar la legitimidad de las estructuras y/o grupos de poder, desafiando en este sentido también las “reglas del sentir” dominantes (Flam, 2005; Poma y Gravante, 2018a, 2019), en nuestro caso, la orientación fue contraria. Las/ os hijxs a lo largo del período estudiado, fueron transformando sus emociones dirigidas a ciertos dirigentes políticos y el Estado, avanzando en la consolidación de una “lealtad afectiva” hacia los presidentes kirchneristas, al mismo tiempo que comenzaba a crearse una identificación con lo estatal, del cual pasaron a sentirse parte. 58 En el caso de las/os “hijxs”, como se puede ver con otras organizaciones de “afectados directos” por la represión estatal en Argentina, la vinculación con el Estado a lo largo de los últimos ciclos políticos hasta diciembre del 2015 revela un efecto paradojal, constituyéndose en un primer momento como el responsable de los sentimientos de dolor, injusticia e impunidad que motivan la organización política, pasando a ser ,en esta última etapa, el garante de la “victoria” de esa lucha del MDH que se enlaza con la de la militancia revolucionaria de los sesenta y setenta, permitiendo por ejemplo, transformar los lugares donde se ejerció la violencia estatal en espacios de “memoria viva”, “celebración” y “esperanza”. 59 La reflexión propuesta en este trabajo comprende una aproximación a la temática, que deja abiertos numerosos interrogantes y dimensiones a explorar, que no pudieron abordarse en este artículo pero esperamos profundizar a futuro, entre ellos: explorar qué formas de trabajo emocional se configuran entre las organizaciones del MDH, qué similitudes y diferencias presentan entre ellas; qué sentidos y emociones se producen y ponen en juego en su relación con el Estado y las autoridades a través de los distintis ciclos políticos; como también, profundizar el análisis de la dimensiones emocional para comprender la permanencia de la organización H.I.J.O.S. a través de los años, teniendo en cuenta sus fracturas, afiliaciones y desafiliaciones de integrantes, entre otros.

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NOTAS

1. Se parte de una noción de generación que se distancia de la idea de “cohorte” definida en términos biológicos/etarios, entendiéndola como una categoría relacional y producida sociohistóricamente, la cual reúne a un conjunto de sujetos que han compartido un momento histórico de socialización, a la vez que ponen en juego criterios de identificación comunes (Vommaro, 2015). Así como el conjunto de militantes que conforma esta generación del MDH no se agota en aquellos que poseen una filiación directa con las víctimas, tampoco existe una restricción en términos etarios, participandomayormente militantes nacidos en las décadas de 1970 y principios de 1980, pero conteniendo una amplia heterogeneidad etaria. 2. El “movimiento de derechos humanos” es una categoría nativa utilizada por los actores que lo conforman (y luego adoptada por la sociedad política), que refiere a un conjunto heterogéneo de organizaciones y activistas que llevan adelante acciones públicas y demandas hacia el Estado por el reconocimiento de las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la última dictadura militar. El mismo se conforma por dos grandes grupos de organizaciones: por un lado, los “afectados” directamente por la represión (organizaciones de familiares, madres, abuelas, ex detenidos y desaparecidos e hijos) y por otro lado, los “no afectados” (entre las principales organizaciones: CELS, APDH, LADH, SERPAJ, MEDH y MJDH). (Jelin, 2017) 3. El término “recuperación” para hacer referencia al proceso de desalojo del predio donde funcionó el Ex CCT- ESMA y la creación de un espacio para la memoria corresponde a una categoría utilizada por las organizaciones de derechos humanos y luego tomada por el Estado, empleándose en discursos oficiales y en la folletería oficial de la SDH durante las gestiones kirchneristas. Para ver más sobre los usos y sentidos de la categoría, ver Croccia et al. (2008), Feld (2011) y D’Ottavio (2016). 4. De acuerdo a la Ley Nacional Nº 26.691 (2011) se declaran Sitios de Memoria del Terrorismo de Estado “a los lugares que funcionaron como CCD, tortura y exterminio o donde sucedieron hechos emblemáticos del accionar de la represión ilegal desarrollada durante el terrorismo de Estado ejercido en el país hasta el 10 de diciembre de 1983”. Por otra parte, los Espacios para la Memoria son dependencias que pertenecían a las fuerzas armadas y de seguridad, tanto federales como provinciales, que fueron desafectados de su uso militar o policial y destinados a la trasmisión de la memoria, la educación y la promoción de los derechos humanos (Said, 2015). A pesar de esta distinción, en algunos casos la folletería oficial de la SDH menciona a este conjunto de lugares como “Espacios para la memoria” de forma genérica, conteniendo sus diferentes modalidades. 5. Siguiendo a Hochschild (1979) se utilizará indistintamente la noción de sentimientos y emociones, aludiendo con ello a manifestaciones del cuerpo (bodily cooperations) ante determinados objetos, imágenes, pensamientos, de las cuales el individuo es consciente, pero que son ante todo productos socioculturales, que responden a determinadas “reglas del sentir”, las cuales a su vez pueden ser manejadas por los individuos. 6. Entendemos por gobiernos kirchneristas a los gobiernos nacionales presididos por Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015). 7. El predio ubicado en la Avenida Libertador al 8100, en el barrio de Núñez de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Argentina) comprendido por 17 hectáreas, desde el año 1924 alojó diversas instituciones educativas de la Armada, luego de que el Concejo Deliberante de la ciudad cediera los terrenos al Ministerio de Marina. Durante la última dictadura cívico-militar argentina (1976-1983) ese espacio funcionó como uno de los principales CCD, tortura y exterminio del país. (Said, 2015) 8. A pesar de que la agrupación H.I.J.O.S. en Capital Federal tiene una política de “población abierta” (es decir, pueden participar tanto familiares directos de las víctimas como cualquier otra persona con afinidad política) para este trabajo se tomará el testimonio de quienes poseen un

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vínculo familiar directo con las víctimas, ya que explorar la importancia que puede tener ese lazo de parentesco en la actividad militante constituye uno de los objetivos de análisis. 9. Fuente: Página web del Espacio ExESMA: http://www.espaciomemoria.gov.ar/espaciohoy.php Consultado 11-04-2018. 10. El documento fue leído por dos integrantes de H.I.J.O.S. La Plata, nacidos en la ESMA, (María Isabel Prigione y Emiliano Hueravillo) pero acordado por todas las regionales que conformaban la Red Nacional, de acuerdo al testimonio de los entrevistados. 11. La Ley de Punto Final (nº 23.492 del año 1986) establecía la caducidad de la acción penal contra los imputados como autores responsables de los delitos asociados a la instauración de formas violentas de acción política hasta el 10 de octubre de 1983 (fecha en que finalizaba la dictadura militar argentina). Su ley complementaria, la de "Obediencia Debida" (nº 23.521 del año 1987) establecía que no serían punibles los delitos cometidos durante la dictadura militar por miembros de las Fuerzas Armadas con grado inferior a coronel, basándose en la presunción de que los subordinados se limitan a obedecer órdenes de sus superiores. Mientras que estas dos leyes fueron sancionadas durante la presidencia de Raúl Alfonsín, los llamados "Indultos" fueron un conjunto de decretos sancionados por el entonces presidente de la Nación Carlos Menem, entre los años 1989 y 1990, que dictaban la extinción de responsabilidad penal a civiles y militares que habían sido condenados por crímenes cometidos durante la dictadura militar (incluyendo numerosos casos de militares que no habían sido alcanzados por las leyes anteriores de Obediencia debida y Punto Final). Las leyes de obediencia debida y punto final fueron anuladas en el año 2003 y declaradas inconstitucionales en el año 2005, lo mismo que los indultos, en el año 2006. 12. Sobre las leyes reparatorias de contenido económico y la interpretación de algunas/os “hijxs”, ver Goyochea, Pérez y Surraco (2011). 13. De acuerdo a los testimonios y la consulta de fuentes periodísticas, militantes de H.I.J.O.S. han ocupado diversos puestos de trabajo y gestión en el Espacio ExESMA: en el equipo de Guías, el ANM, programas del Ministerio de Educación, el ECuNHi en la SDH, cumpliendo funciones también en el órgano ejecutivo del Ente como representantes tanto del P.E.N. como del Directorio. 14. La noción de “discursos emocionales” parte de una noción del discurso comprendida como producción verbal y también práctica social, que pretende producir sentido y generar un efecto determinado. Lo “emocional” se manifiesta tanto en el contenido del discurso, a partir de la utilización de palabras que referencien sentimientos, recursos retóricos, como también los efectos de clasificación de situaciones y acciones. (Bolivar, 2006) 15. Se entiende por “lealtad afectiva” a los sentimientos relativamente estables, que pueden ser positivos o negativos, en relación a otros o sobre objetos, como el amor, la confianza, el respeto o sus opuestos. (Jasper, 2013). Aunque Jasper recupera mayormente esta acepción cuando se refiere a los compromisos afectivos entre los miembros de un colectivo y su rechazo hacia un objeto o figura externa, en este caso se toma en su sentido más vinculado al tipo de orientación emocional que generan los “liderazgos carismáticos” en términos de Weber.

RESÚMENES

El presente trabajo se inserta en los debates acerca del lugar que ocupan las emociones y sentimientos en la constitución y permanencia de la acción colectiva, entendiéndolos como

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resultado de construcciones socioculturales, cuyo abordaje permite comprender de manera más compleja diversos fenómenos sociopolíticos. El objetivo es analizar los sentidos, emociones y sentimientos que se construyen entre los militantes de la agrupación H.I.J.O.S. a partir de la participación en el Espacio de memoria ExESMA, en relación con el propio espacio, la agrupación y sus integrantes, como también hacia las autoridades del Gobierno Nacional entre los años 2003 y 2015. Desde una metodología cualitativa, se priorizará la perspectiva de los actores a partir de testimonios recuperados de fuentes primarias y secundarias. Mediante el análisis de esta experiencia se dará cuenta de cómo sentimientos como la injusticia, la impunidad y el dolor son procesados y transformados colectivamente a partir de la organización, a la par que se redefine su vinculación con el Estado.

The present work is inserted in the debates about the place that the emotions and feelings take in the constitution and lastingness of the collective action, understanding them as result of sociocultural constructions, whose approach allows to understand in a more complex way diverse sociopolitical phenomena.The objective is to analyze the senses, emotions and feelings that are constructed between the militants of the group H.I.J.O.S. from the participation in the Memory Space ExESMA, in relation with the own space, the group and its members, as also towards the authorities of the National Government between 2003 and 2015. From a qualitative methodology, the perspective of the actors will be prioritized from testimonies recovered from primary and secondary sources. Through the analysis of this experience, it will become clear how feelings such as injustice, impunity and pain are collectively processed and transformed from the organization, while at the same time redefining its link with the State.

O trabalho apresentado é localizado entre os debates sobre o lugar que têm as emoções, e sentimentos na constituição e permanência da ação coletiva, entendendo-os como resultado de construções socioculturais, cuja abordagem permite compreender de uma maneira complexa diversos fenômenos sócio-políticos. O objetivo é analisar os sentidos, emoções e sentimentos que são construídos entre os militantes do agrupamento H.I.J.O.S. desde a participação no Espaço da Memória ExESMA, em relação ao próprio espaço, ao agrupamento e seus membros, bem como às autoridades do Governo Nacional, entre 2003 e 2015. Baseado em uma metodologia qualitativa, vai se priorizar a perspectiva dos atores partindo de depoimentos recuperados de fontes primárias e secundárias. Através da análise desta experiência, vai se dar conta de como os sentimentos como a injustiça. a impunidade e a dor, são coletivamente processados e transformados desde a organização, enquanto a sua ligação ao Estado é redefinida.

ÍNDICE

Keywords: Children of disappeared people; ESMA; places of memory; state; kirchnerism; sociology of emotions Palabras claves: Hijos de desaparecidos; ESMA; sitios de memoria; estado; kirchnerismo; sociología de las emociones

AUTOR

CAROLINA SOFÍA TAVANO

Universidad Nacional de Mar del Plata/CONICET, Mar del Plata,Argentina

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Email:[email protected]

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Cacerolazo: emociones y memoria en el movimiento estudiantil 2011 Cacerolazo: emotions and memory in the 2011 student movement Panelaço: emoções e memorias do movimento estudantil de 2011

Nicolás Ortiz Ruiz

Mis agradecimientos a los/as revisores y a Elisa Niño por sus excelentes correcciones y comentarios los cuales enriquecieron enormemente este trabajo. También se agradece el apoyo y financiamiento del Fondecyt Postdoctorado “Culturas políticas contestatarias en el movimiento estudiantil universitario (2012-2017). Narrativas de un proceso en curso” (Nº3170504) a cargo del Dr. Juan Pablo Paredes. Santiago, Chile.

1 DOI: http://dx.doi.org/10.32735/S0718-6568/2019-N53-1385

Introducción

“mirando atrás y adelante podemos caminar en el presente futuro” (Aforismo Aymara) 2 El presente artículo busca entender el rol que cumple la memoria colectiva en los procesos de manejo emocional en protestas. A través de las historias de vida de cuatro activistas involucrados en la jornada de protesta del 4 de agosto de 2011, el análisis demostrará cómo las experiencias de violencia policial hacen emerger la memoria de la Dictadura la cual es exitosamente canalizada y reinterpretada en el Cacerolazo permitiendo la emergencia de una narrativa de resistencia que resuena no sólo en los/ as activistas, sino que en público en general. Esta evidencia permite llevar a cabo una revisión respecto del rol que juega la memoria y las emociones en los procesos de movilización social. Antes de llevar a cabo el análisis, se presentará un breve resumen respecto de las movilizaciones estudiantiles 2011 y el Cacerolazo del 4 de agosto.

3 El movimiento estudiantil del 2011 es hasta la fecha la movilización más grande desde el fin de la Dictadura (Mayol y Azócar, 2011). El alcance e impacto de esta movilización

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en términos políticos y sociales es todavía difícil de determinar, pero su continuidad a través del tiempo y el proceso de institucionalización en el cual se encuentra actualmente dan cuenta de un fenómeno histórico de relevancia. 4 Respecto a los orígenes del movimiento ya se ha escrito de manera profusa (Figueroa, 2013; Fleet y Guzmán-Concha, 2016; Garretón et al., 2011; Jara Ibarra, 2014; Paredes, 2018; Reyes y Vallejo, 2013). Como señalan Paredes, Ortiz y Araya (2018), hay cuatro grandes perspectivas al respecto: por un lado se encuentran aquellas que presagiaron en este ciclo de protesta el derrumbe del modelo (Mayol, 2013) o el advenimiento de un momento pre-revolucionario (Salazar, 2012). Para otros, el 2011 marca el retorno de la Sociedad, la cual vuelve a habitar el espacio político poniendo en jaque la política del consenso de la Transición (Ruiz Encina, 2013). Bajo perspectivas más conservadoras, el 2011 fue el punto culmine de una acumulación de malestar producto del proceso de modernización del país, lo cual implicaría hacer una revisión del devenir de este proceso de modernización sin llevar a virajes revolucionarios (Tironi, 2011). 5 El cacerolazo del 4 de agosto fue sin lugar a dudas uno de los eventos de mayor significación en el ciclo de protesta 2011. En aquel día, la dirigencia estudiantil llama a dos protestas: una en la mañana convocada por la Asamblea Coordinadora de Estudiante de Secundarios (ACES), y otra en la tarde convocada por la Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECH). A cinco meses del inicio de las movilizaciones, las relaciones entre gobierno y los/as estudiantes se encontraban fuertemente tensionadas, sin puntos de acuerdo entre ambas partes (Figueroa, 2013; Reyes y Vallejo, 2013). Esto lleva a que ambas manifestaciones no sean autorizadas por la autoridad, bajo la excusa de impedir otra jornada de violencia (Candia, 2011). Desafiando la prohibición de la autoridad, las dirigencias de tanto ACES como CONFECH deciden proseguir con las movilizaciones. 6 En aquel día, el centro de la ciudad amanece lleno de Fuerzas Especiales de Carabineros, los cuales reprimen cualquier tipo de intento de protesta, provocando violentos enfrentamientos con los/as estudiantes (Fauré & Miranda, 2016). Después de una larga jornada de protestas, la dirigencia estudiantil decide llamar a un ‘Cacerolazo’ en protesta por la extrema violencia de la policía contra los/as estudiantes.

Emociones, memoria y movimientos sociales

7 En los últimos años, los estudios en movimientos sociales han incorporado de manera creciente los temas de memoria y emociones. Como organizaciones que articulan la acción política de manera externa a las organizaciones políticas tradicionales (partidos, sindicatos, etc.), los movimientos sociales apelan no sólo a la racionalidad de los sujetos/as, sino que también a sus emociones. En este sentido la memoria es crucial, en tanto constituye una conexión entre la acción política y las vivencias de los/as sujetos (Eyerman, 2005; Jasper, 2011).

8 Recientemente las emociones se han vuelto un aspecto relevante no sólo para la investigación en movimientos sociales, sino también para las ciencias sociales en general. Esto ha sido caracterizado como el “giro afectivo” (Gregg y Seigworth, 2010), donde las emociones son consideradas como un aspecto central para entender tanto el comportamiento individual como el funcionamiento social. Como lo señala Sayer (2011), hasta algunos años las ciencias sociales tendían a descartar las emociones como aspectos más bien relativos a psicología con escasa influencia en los procesos sociales.

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Sin embargo, en los últimos veinte años esta tendencia se ha revertido, dando paso a un importante cuerpo de investigación que se centra en las emociones y su rol para explicar distintos procesos sociales. 9 Según Sayer, los individuos mantienen una relación de “preocupación respecto al mundo” (concern about the world), lo que significa que las decisiones que una persona toma no son simplemente basados en pensamiento racional, sino que involucran también aspectos emocionales que juegan un rol fundamental en su implementación. Las emociones son importantes para comprender los eventos de protesta, las resistencias y los movimientos sociales, como escribieron Goodwin, Jasper y Polletta, sociólogos estadounidenses, “es difícil pensar en actividades y relaciones que sean más abiertamente emocionales que las asociadas con la protesta política y la resistencia” (2000, p. 78). 10 Desde los años noventa, la investigación en protestas y emociones ha ido cobrando relevancia como campo de investigación en movimientos sociales. Estas investigaciones se han concentrado principalmente en demostrar la relevancia que tienen las emociones para explicar distintas fases de la movilización, desde su emergencia, consolidación, permanencia o declive. Además, también ayudan a explicar la formación de la identidad colectiva, el trabajo emocional en la protesta y la relevancia de las emociones para con las autoridades y el Estado (Poma & Gravante, 2017). 11 Dentro de los conceptos de mayor relevancia para esta literatura se encuentra el de trabajo emocional (emotion work). Este concepto desarrollado por Hochschild (1979) profundiza en las capacidades de los/as protestantes para gestionar sus propias emociones en el contexto de movilización. Bajo una perspectiva culturalista, Hochshild señala que los individuos no son víctimas de sus emociones, sino que son capaces de controlarlas, hasta incluso cambiarlas o generarlas de manera consciente. Esta habilidad es crucial para el entendimiento del rol que cumplen las emociones en los movimientos sociales, en tanto permiten entender la manera en que éstos son capaces de afectar las emociones no sólo de activistas, sino que de la población en general. Ahora bien, la perspectiva de Hochschild tiende a concentrarse en los aspectos conscientes del manejo emocional, dejando de lado los aspectos relacionados con el inconsciente. 12 Siguiendo una perspectiva culturalista, la literatura en movimientos sociales ha desarrollado una batería de conceptos que son útiles a la hora de investigar el rol que juegan las emociones en las protestas. Un concepto clave es el de canalización emocional (emotional channeling) (Groves, 1997), éste se refiere a la capacidad de moldear una emoción en otra más adecuada con las necesidades del movimiento. Gould (2009) da cuenta de esta estrategia en su investigación del movimiento “ACT UP”, un grupo de activistas homosexuales combatiendo la epidemia del SIDA en EE.UU. En su investigación, Gould muestra cómo estos/as activistas canalizan su duelo por la muerte de miembros de su organización en rabia contra la falta de políticas del gobierno para hacer frente a la enfermedad, sentimiento que sería clave para la potencia de la movilización. Un elemento clave en este proceso son los ritos de vigilia desde los cuales los/as activistas evitaban caer en la desesperanza. Otro concepto clave es el de enmarcación emocional (emotional framing) (Schrock, Holden, & Reid, 2004). Este concepto surge de la literatura de enmarcación (Benford & Snow, 2000; Chihu Amparán, 2017; Snow, Rochford, Worden, & Benford, 1986) para dar cuenta de la capacidad de los movimientos de generar resonancia emocional, es decir, cómo las organizaciones de

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movimientos sociales (OMS) son capaces de resonar con las experiencias de activistas y posibles simpatizantes a través de los mensajes de sus líderes. Reguillo (2017) se refiere a algo similar con su concepto de “zonas de intensidad”, pero a diferencia de la literatura de enmarcación, este concepto destaca la habilidad que tienen los movimientos para interpretar las necesidades y sentir de no sólo los/as activistas, sino que de la población en general. 13 Ahora bien, es importante destacar que estas emociones no se dan en un vacío, sino que operan en un contexto social que las precede y determina. En este sentido, el concepto de emociones compartidas (shared emotions) (Jasper, 1997; Poma & Gravante, 2016) destaca el rol que cumplen los sentimientos previos a la participación en movimientos sociales. Estos sentimientos se pueden transformar en emociones recíprocas (reciprocal emotions) a medida que una persona participe en un proceso de movilización, donde la cultura organizacional fortalece estos sentimientos, volviéndose fuentes significativas de su identidad. Finalmente, otro concepto relevante es el de oportunidades emocionales (emotional opportunities). Nacido de la escuela de procesos políticos (political process), este concepto se concentra en las condiciones de posibilidad de los movimientos sociales en distintos contextos. De acuerdo a esta teoría, las OMS llevan consigo ciertas expectativas emocionales, permitiendo e incluso premiando ciertas emociones, mientras que al mismo tiempo castigando otras. Estas expectativas se enfrentan con el contexto emocional en el cual se desarrollan, el cual determina la posibilidades de impacto del movimiento (Whittier, 2001). 14 Un segundo cuerpo de literatura que este trabajo considera es el de memoria y movimientos sociales. Al igual que la literatura en emociones, la literatura en memoria ha cobrado relevancia en los últimos años principalmente gracias al “interés generalizado en la construcción social de identidades y en las dimensiones simbólicas de la acción social, aspectos clásicos de la literatura en movimientos sociales en las últimas dos décadas” (Zamponi, 2018, p. 18). En efecto, la investigación en movimientos sociales se ha concentrado en el desarrollo de identidades colectivas, este concepto se refiere a la capacidad que tienen las OMS de construir y desarrollar formas de identificación que comprometan a los/as sujeto con la movilización (Gamson, 1992). Un elemento central para esta perspectiva es el de memoria colectiva. Este concepto se define como el desarrollo de un set de marcos sociales a partir de vivencias comunes de un grupo específico (Halbwachs, 1992; Jelin, 2002). Estos marcos sociales son partes fundamentales de la subjetividad de los/as individuos, en tanto determinan la manera como cierto grupo interpreta el pasado y sus consecuencias en el presente y el futuro. El concepto de memoria colectiva resalta el carácter contencioso de la memoria, donde distintos grupos sociales tienden a construir perspectivas distintas respecto al pasado de acuerdo a sus vivencias comunes. Estas perspectivas se despliegan en un campo de luchas, donde el lugar en la jerarquía social y política que ocupan distintos grupos determinan la relevancia que estas distintas narrativas tienen para el resto de la sociedad (Kubal y Becerra, 2014; Ricoeur, 1999; Zamponi, 2018).

Metodología

15 La presente investigación se enmarca en los métodos cualitativos de investigación, buscando entender la construcción de significados que los activistas hacen de su propia experiencia (Bryman, 2012). Ahora bien, estos significados son analizados desde una

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perspectiva narrativa-psicosocial. Esta perspectiva considera a los/as entrevistados como sujetos animados por motivaciones conscientes e inconscientes las cuales se manifiestan en el curso de la entrevista. En este sentido, la investigación considera ambos elementos como relevantes para el análisis, para lo cual se pone atención a la relación que se establece entre entrevistador y el/la entrevistado/a (Holloway y Jefferson, 2000).

16 En este sentido la interpretación que se haga respecto de las entrevistas considerará no sólo lo literal que expresen los/as entrevistados/as, sino que también otros aspectos que se dejan entender en el transcurso de ella. Para estos efectos, se mantuvo una atención particularmente específica a la relación que se desarrolló con los/as entrevistados/as de manera de captar este tipo de información. 17 Las entrevistas consideraron una técnica narrativa de historia de vida, donde los activistas son consultados no por un período en específico, sino que por su vida en detalle, desde sus orígenes familiares hasta su participación en las protestas de 2011. Sin embargo, el análisis no considera la totalidad de las trayectorias de los/as activistas, sino que sólo algunos aspectos relevantes y se concentra en sus vivencias relativas a las manifestaciones del 4 de agosto 20111. Como técnica de entrevista, las historias de vida centran el análisis de eventos sociales en narrativas individuales, entendiendo que desde éstas es posible desentrañar los significados que animan estos procesos (Plummer, 2001). Por otro lado, las historias de vida otorgan una mirada diacrónica de estos procesos, entendiéndolos como construcciones históricas que involucran a un número indeterminado de vivencias e interpretaciones particulares. A diferencia de las entrevistas tradicionales, las historias de vida se concentran en cómo los individuos cambian y se desarrollan a lo largo del tiempo, y cuáles son los elementos que explican estos cambios. Finalmente, esta perspectiva se concentra en las interacciones entre vida privada y pública, entendiendo la relación múltiple que se dan entre ambas esferas (della Porta, 1992, 2014). 18 El análisis de las entrevistas considera una perspectiva narrativa, donde las historias son analizadas no respecto a su veracidad, sino que a las emociones y significados que éstas presentan. Esto debido a las relaciones que establecen las historias se escenifican en un contexto relacional entre quien las cuenta y quien las recibe, por lo cual es necesario tener en cuenta el contenido de esta relación de manera de tener una perspectiva más completa de las significaciones que son transmitidas en la entrevista (Davis, 2002). 19 El terreno se llevó entre septiembre 2014 y enero 2015 en Santiago de Chile. Las entrevistas consideraron un mínimo de dos y un máximo de tres sesiones por activista. Para la selección de los casos, se implementó una estrategia de muestreo no probabilístico conocido como “bola de nieve” (Bryman, 2012). Este método no busca ser estadísticamente representativo en tanto el principal foco de la investigación no es su representatividad estadística, sino que los casos sean ricos en términos de información (della Porta, 2014; Plummer, 2001). Debido a esto se consideró un muestreo de caso crítico (Plummer, 2001), donde sólo se incluyeron activistas que cumplieran los siguientes requisitos: tener un rol activo en la movilización (el/la activista debía haber participado en una ocupación de su universidad por más de una semana), además de haber participado en los eventos del 4 de agosto. Por otro lado, se excluyeron a dirigentes de federaciones de estudiantes, considerando sólo a activistas regulares, esto se hizo de para evitar el riesgo de obtener relatos altamente estructurados por

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presiones sociales característicos de estos liderazgos (della Porta, 2014; Tilly, 2002). Teniendo estos criterios en consideración esta investigación considera cuatro relatos: una mujer y tres hombres. Si bien el tamaño muestral puede considerarse como pequeño, está dentro de los parámetros definidos por della Porta (2014) como aceptables para una investigación (un mínimo de dos entrevistas). De todas maneras, las entrevistas se complementaron y contrastaron con relatos autobiográficos incluidos en el libro: “4 de agosto: testimonios de una revuelta popular” (Fauré & Miranda, 2016) de manera de otorgar validez a los hallazgos. 20 Cumpliendo con el compromiso de confidencialidad, los nombres de los/as activistas fueron reemplazados por pseudónimos.

Cacerolazo: Violencia, Emociones y Memoria

21 Durante el ciclo de protesta 2011, la memoria de la dictadura militar (1973-1990) emergió en distintos momentos, enmarcando la lucha por la educación pública en el contexto de las luchas históricas del país (Frei, 2017). Este fenómeno tenía una doble explicación: por una parte, una estrategia de parte de la dirigencia para atraer apoyo para la movilización, pero principalmente como una consecuencia no esperada de eventos que hicieron emerger la memoria de éste período. En el caso del 4 de agosto, la memoria de la dictadura irrumpió en el imaginario social producto de las experiencias de violencia de aquel día. Esta memoria fue articulada y contextualizada por el movimiento estudiantil a través del repertorio del Cacerolazo.

22 El Cacerolazo es un repertorio de contestación relativamente común en América Latina, especialmente en Chile y Argentina donde personas salen a la calle con sus ollas y cacerolas para golpearlas en protesta. En Chile los cacerolazos se inician – irónicamente - como protesta contra el gobierno de Salvador Allende, donde los sectores de derecha – principalmente mujeres - salen a las calles para manifestarse por la escasez de productos. Posteriormente, en Dictadura se llevaron a cabo una serie Cacerolazos para protestar contra la violencia policial en el contexto de las jornadas de protesta de los años ochenta (Collier y F. Sater, 2004; Stern, 2009). 23 Ahora bien, de acuerdo a los relatos de uno de los dirigentes, el Cacerolazo de 2011 surge principalmente como una reacción para evitar una connotación negativa a las manifestaciones que se ejecutaron ese día: “En televisión, la única imagen positiva de lo que iba de jornada era la de un grupo de apoderados que sacó ollas y cucharas para protestar por la detención de sus hijos. Ellos inspiraron el “cacerolazo” al que convocamos para esa noche. La cuenta de twitter de Camila (Vallejos, presidenta FECH ese año), con más de cien mil seguidores fue el amplificador perfecto. No pudimos reagruparnos para marchar, pero sí para cacerolear con éxito” (Figueroa, 2013, p. 142). 24 Sin embargo, este repertorio tuvo un efecto significativamente más profundo que éste. El cacerolazo enmarco emocionalmente las vivencias de violencia de ese día, ligando la lucha contra la dictadura cívico-militar con la lucha por la educación pública y desnudando las contradicciones de la democracia transicional. Esta respuesta da cuenta de un proceso doble: por un lado, el trabajo emocional de los líderes para canalizar las emociones de este día, pero también el carácter inmanente de la memoria colectiva de la Dictadura y su relevancia para las luchas del ciclo de politización en Chile (PNUD, 2015). En esta sección se presentarán y analizarán las vivencias de cuatro activistas,

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quienes fueron parte de los hechos de aquel día desde distintas experiencias y trasfondos.

25 David es un estudiante de sociología de la Universidad de Chile y activista de un colectivo universitario intensamente involucrado en las movilizaciones de ese año. David proviene de una familia de escasos recursos de Graneros, una comuna rural en la sexta región del país. Tanto su padre como madre no tienen mayores convicciones políticas, su mayor participación ocurrió en la campaña del plebiscito para derrocar a Pinochet (1988), donde participaron como haciendo campaña para el “No”, pero desde aquella elección no tuvieron mayor interés en la política. Desde un comienzo David se involucra de manera directa en las movilizaciones de ese año. Para el 4 de agosto, David había pernoctado en la ocupación de la Casa central de la Universidad de Chile, en el centro de la ciudad, a poca distancia de Plaza Italia, lugar donde se había convocado a ambas marchas. 26 En la mañana, él y un grupo de sus compañeros/as intentan caminar hacia la convocatoria, pero son reprimidos por carabineros. “Al final (…) no pudiste avanzar más allá porque… te tiraron lacrimógena, te tiraron agua, estábamos todos terrible de replegados, todos con una rabia… no sé si es como una rabia como… como sistémica que le dicen, sino que como una rabia de como “puta la wea po, no puede ser de que no poday caminar por donde queray tranqui (tranquilo), o si queris protestar, protestay, que estará pasando” (David). 27 Esta rabia es significativa en términos políticos. Como Nussbaum (2016) señala, la rabia tiene un fuerte componente político, en tanto es un sentimiento que identifica y enmarca la ocurrencia de una injusticia y genera motivación para referirla. En el caso de David, esta rabia se expresa ante el sentimiento de impotencia frente a la imposibilidad de ejercer su derecho de protesta y la utilización de violencia extrema por parte de carabineros. Sin embargo, a lo largo que el día avanzaba y a violencia de la policía se mantenía, estos sentimientos se fueron transformando para despertar referencias al pasado no tan reciente del país.

28 Después de soportar la violencia en la calle, David y sus compañeros/as deciden replegarse a la Casa central de Universidad de Chile, buscando refugio en al interior de sus muros. Sin embargo, según señala David, carabineros rompe la puerta para entrar en la sede para golpear y llevarse detenidos a estudiantes que estaban dentro. A continuación, David comparte sus sensaciones de aquel momento “Sentía dos cosas: una, hay que hacer una wea (algo), porque es demasiado la repre [represión], como está toda la gente, lo segundo cuando entraron los pacos. (…) cuando entraron con el zorrillo [carro lanza gases] chocando por la puerta que está por Arturo Pratt, entonces estabay sintiendo, oye, son capaces de todo… Yo no había tenido la sensación de que estos weones eran capaces de hacer todo porque no había salido a una marcha, porque claro, antes había marchado, te habían hecho callampa [golpeado excesivamente] en los Héroes [estación de metro], te habían tirado de todo, habiay quedado todo enronchado pero filo [no importa], uno entiende que obvio, que si queris protestar vay a tener respuesta de quien quiere defenderse también, pero eso creo que me supero en términos de comprender de que no cachaba de que eran capaces de ir y de romper el portón de la Chile si era necesario” (David). 29 Uno de los aspectos más relevantes de la cita de David es lo que queda entrelíneas. La expresión “son capaces de todo” es significativa en lo que deja entrever. David, como activista del movimiento estaba acostumbrado a la represión de carabineros, sin embargo, la magnitud de la violencia de ese día y el hecho de que entraran a su lugar de

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refugio hace irrumpir un sentimiento de vulnerabilidad que no había sentido anteriormente.

30 Estos sentimientos no eran exclusivos de David, sino que representaban a gran parte de los/as activistas que participaban de las movilizaciones. Como lo muestra el relato de Carlos Ruiz Díaz, activista que participó de los eventos de aquel día en Casa central y cuyo relato es recogido por Fauré y Miranda (2016). En su relato, describe su reacción luego de ver a uno de sus compañeros recibir una bomba lacrimógena en la cara: “se activó mi instinto de supervivencia, pero todo esto sucedió en un instante en el que puse en duda mi permanencia en la posición de hombre manguera. Corrí entonces, para ver cómo estaba el compañero del bombazo en el rostro, y me dio pena, rabia e impotencia, ver que la mitad de su cara presentaba desfiguramiento y sangraba” (Carlo Ruiz Díaz en Fauré y Miranda 2016). 31 Estos sentimiento de vulnerabilidad, rabia e importancia despiertan la memoria colectiva de la Dictadura, donde la actividad de protestar llevaba consigo altos niveles de riesgo, donde habían grandes posibilidades de perder la vida (Salazar, 2006). Esta sensación no era exclusiva de los/as protestantes, sino que era compartida por sus familias, quienes seguían por televisión los eventos de aquel día. Como señala David: En paralelo te hablan tus tíos, tus primos, la prensa que no tienen nada mucho que ver con esto, que fue como un shock fuerte que parece la dictadura esta huevada (…) que fue muy sorprendente, o sea eso fue lo que me pasó a mí, no sé si lo conversamos. (David). 32 Como señala David, las experiencias de violencia y su escenificación en las noticias tuvieron un efecto mnemónico en la población, despertando la memoria colectiva de la dictadura. Wilde et al. (1998) identifican estos momentos como irrupciones de memoria, donde ciertos eventos en el presente logran despertar los recuerdos del período dictatorial, permeando el silencio que mantiene la sociedad chilena respecto a la violencia del pasado (Moulián, 1997; Richard, 1998). Por un lado, la irrupción de la memoria de la Dictadura se constituyó en una oportunidad emocional (Whittier, 2001) para el movimiento estudiantil, en tanto permitió canalizar (Gould, 2009; Jasper, 1997) las emociones desmovilizadoras de miedo y frustración en emociones movilizadoras como la rabia y la indignación. Por otro lado, la memoria colectiva de la Dictadura permitió la emergencia de sentimientos recíprocos (Jasper, 1997; Poma & Gravante, 2016) entre no sólo activistas, sino que también en parte importante de la población. “llego a la casa y mis compañeros, mis amigos que vivía con ellos, aunque no estuvieran en nada ellos cachaban que yo estaba bien metido en todas estas cosas, así que llegamos, prendimos la tele pa’ cachar qué estaba pasando, cachamos que llamaron a un cacerolazo, y ¡se escuchaba el cacerolazo po weon! Así que les dije: ya vamos weon! Sabis que, no les he pedido nada en este tiempo cabros [compañeros de departamento], así que vamos a cacerolear. Así que fuimos, y bajamos a la esquina nomas, así que empezamos a cacerolear, ya un rato nomas, 10-15 minutos, caceloreamos en el balcón… y ahí uno se pasa rollo de películas también po… entonces qué me pasó ese día. Empecé a poner caleta de weas por Facebook, por twitter, y nada te sentiay orgulloso porque el 4 de agosto era tendencia mundial de la wea… estábamos todos compartiendo lo emocionante que fue, fue súper emocionante. Cómo terminó ese día fue súper brígido, mis papás me llamaron y me dijeron: ‘somos los únicos acá en Graneros que estamos caceroleando, ¿cómo estay?’, siempre terrible de preocupados (…) pero fue cuático, si el 4 de Agosto marcó la organización estudiantil más importante que ha habido en estos últimos años” (David).

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33 De acuerdo al testimonio de David, el Cacerolazo logró canalizar los sentimientos de temor e impotencia producto de la violencia policial en rabia e indignación, re- articulando de esta manera la potencialidad movilizadora de la protesta. Por otro lado, el Cacerolazo fue capaz de resonar (Schrock et al., 2004) no sólo en los/as estudiantes movilizados, sino que también a simpatizantes que no tenían el interés y/o las posibilidades de participar en otras formas de protesta. De esta forma, tanto los compañeros de departamento de David como sus padres participaron en la manifestación, generando una comunión entre la movilización estudiantil y la población en general.

34 El carácter disruptivo de la memoria de la Dictadura es relevante en tanto da cuenta de una memoria colectiva viva, pero dormida, que se manifiesta a partir de ciertos eventos que la hacen aparecer, en este caso la violencia policial. El cacerolazo de aquel día fue parte de los repertorios contenciosos de carácter mnemónico que emergieron ese día como queda de manifiesto en el relato de Pablo Cárcamo Aravena, activista de la Universidad de Chile que trabajó como operador de radio en aquel día cuyo relato forma parte de del libro “4 de Agosto: Testimonios de una Revuelta Popular”. En cierto momento ocurre lo más lindo que he visto en mi vida y que difícilmente volveré a ver: ponemos la famosa canción ‘El Pueblo Unido’ y se siente como un estadio de fútbol cantando un himno que trasciende fronteras. Era realmente emocionante escuchar “El pueblo, unido, jamás será vencido” con sus respectivas pausas entremedio. Era más emocionante aun, porque emergió espontáneamente, y sin invitación de quienes nos movilizábamos y, sobre todo, porque venía acompañado de al menos unos 300 trabajadores y adultos puños en alto que echaron a dos guanacos y tres zorrillos de la Alameda entre Arturo Prat y San Diego. (Fauré & Miranda, 2016, p. 68) 35 Nuevamente, la experiencia de violencia del 4 de agosto hace emerger la memoria no sólo de la Dictadura, sino que de la narrativa de la resistencia. La canción “El Pueblo Unido” del grupo Inti-Illimani hace referencia tanto al gobierno de Allende, sino que también a la lucha contra la Dictadura. En este sentido, la reacción que tiene esta canción en estudiantes y trabajadores, grafica la comunión que sería la característica más relevante de aquella jornada.

36 Guillermo es un activista de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Al igual que David, Guillermo proviene de fuera de la capital, específicamente de Osorno, en la X Región de Los Lagos. Su familia es de clase media, escasamente politizada, pero con simpatía para con la derecha. En aquel día, Guillermo participó en las manifestaciones de la mañana, donde vivió similares experiencias a las que David hace referencia. Para Guillermo, el 4 de agosto fue: “Clímax, fue bien heavy, desde mi punto de vista porque… yo salí a la calle ese día, y por otra circunstancia viajé a Osorno también en la noche, pero yo ese día en el centro, mezclado con la lluvia y todo, era como ver Santiago en los años 80's, como en plena dictadura, la ciudad entera pasada a lacrimógena, la gente en la noche tocando las cacerolas, porque esa noche yo tomé el bus, y ese día como en la noche, justo coincide con el llamado que hace la Vallejos en ese momento, para los cacerolazos, entonces va saliendo el bus y veo un montón de gente como con cacerolas como que me dio como escalofríos, fue bien heavy, y pongo ese día como el clímax de todo (…) entonces fue como bien marcador ese día porque hubo mucha represión... entonces fue como cuando, no sé, como la crisis de la democracia”. (Guillermo).

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37 Esta inflexión de memoria viene acompañada de un segundo significante: la crisis de la democracia. Desde el referéndum de 1988, la democracia en Chile se ha configurado en una estrecha relación con la Dictadura, tanto en relación con las herencias que ésta dejó en el marco institucional (Garretón et al., 2011), como en el imaginario social que permite la distinción entre ambos períodos. Si bien la violencia policial ha formado parte fundamental de la transición chilena desde sus inicios (Jiménez y Rates, 2015; Salazar, 2006), es en la Dictadura donde la violencia política era una experiencia cotidiana para gran parte de la población. Cuando Guillermo hace referencia a la crisis de la democracia, se refiere justamente a esta experiencia de represión extrema que hace cuestionar las bases mínimas de la diferencia dictadura/democracia.

38 Javiera es otra activista involucrada en las movilizaciones de ese año. A diferencia de Guillermo y David, Javiera viene de una familia de clase media acomodada relacionada con la cúpula del Movimiento Izquierdista Revolucionario (MIR), uno de los partidos que formó parte de tanto el gobierno de Allende como de la resistencia a Pinochet. Su padre fue víctima de torturas y uno de sus tíos es parte de los miles de detenidos desaparecidos. Como para muchos hijos/as de víctimas del régimen, su historia familiar es un elemento fundamental de identidad la identidad de Javiera (Jara, 2016). 39 Javiera entra a una universidad privada el 2011 y desde el primer día empieza a participar en la política universitaria a través de la elaboración de los estatutos para la formación de un centro de estudiantes de su carrera para posteriormente plegarse a las movilizaciones nacionales. El 4 de agosto, Javiera intenta participar en las protestas, pero al igual que los otros activistas se encuentra con la represión de las fuerzas policiales. “Yo me junté con amigos de la U pero no como universidad, sino que como amigos, nos juntamos 5 o 6 personas en Plaza Italia… ahí habremos caminado dos cuadras, mojados enteros por los guanacos (carro lanza aguas), no, mal, como pelea intensa ahí. (…) habremos estado desde las 10 (am) hasta las 3 de la tarde dando vueltas. Después nos fuimos a la casa de un amigo que vivía en Católica, en el departamento nos fuimos todos para allá, como que descansamos un rato, descansamos, de eso salimos de nuevo en la tarde, de ahí nos fuimos a Plaza Italia, y ahí estuvimos muy poco rato porque también fue muy violento. Me acuerdo que estábamos muy cansados, y habremos estado de 7 (pm) a 9 (pm)… y ahí yo me fui a Plaza Ñuñoa porque mi Papá me llamó y de ahí partieron los cacerolazos en todas partes, entonces me acuerdo de haber estado llegando a mi casa y mi Papá me dice: ‘estoy con tu hermana chica y mi pareja así que vente para acá’. Y yo no entendía mucho, nunca había estado en el contexto de cacerolazos ni nada, así que bueno, fui a ver. Y bueno ahí estuvimos como desde las 10:30 (pm) hasta las 1:30 (am) con todos los vecinos en Plaza Ñuñoa como caceroleando, y como que justamente ahí empezaba a llegar la gente que venía de la marcha también, como que para mí, ahí terminó ese día de movilización” (Javiera). 40 Al igual que los casos anteriores, Javiera encuentra en los cacerolazos una manera de canalizar su frustración, pero también como la expresión de comunión entre los activistas movilizados y la población en general. El cacerolazo resonó emocionalmente con personas que si bien tenía simpatía por la causa de los/as estudiantes, no necesariamente participaba de manera activa en protestas. De esta forma, fue posible establecer un espacio de intensidad que sería clave en el impacto que tuvo esta movilización en la sociedad chilena. “fue súper linda, de verdad (el cacerolazo)… porque era la lucha más allá no solamente de la violencia colectiva, no solamente de los estudiantes. Sino que también ver a la sociedad en su conjunto… apoyando las luchas que tú antes sentías

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muy propia. Como que al principio yo sentía que la lucha de los estudiantes, era de los estudiantes y que por eso nosotros estábamos en la calle, los primeros meses, y después fue como no, después fue bacán ver a toda la sociedad (…). De ir a Plaza Ñuñoa con mi hermana chica que en ese momento tendría 8, 9 años entonces iba mi hermano grande que claro, él no participaba mucho de las marchas de nada, pero iba a Plaza Ñuñoa, iba con mi Papá, iba con vecinos que eran unas abuelitas que iban con las ollas. Entonces claro, era, era muy lindo ver eso, y era como esperanzador como ver: oh, estamos todos en la misma” (Javiera). 41 Para Javiera, el cacerolazo abrió la posibilidad de compartir con su militancia política con su familia, con su padre, víctima de violencia de Estado, con su hermano que no participaba de manera activa en política y de su hermana de tan sólo 9 años. De esta forma, el cacerolazo posibilitó la escenificación de un rito familiar donde el activismo político es compartido inter-generacionalmente, generando una ligazón tanto racional como emocional con las prácticas de protesta. En este sentido, la resonancia de este repertorio generó emociones recíprocas (Jasper, 1997; Poma & Gravante, 2016) entre distintas generaciones, cultivando la simpatía de la población en general. Al igual que las vigilias que Gould (2009) describe en el movimiento “Act Up”, el Cacerolazo logró canalizar las emociones de impotencia producto de la violencia policial en esperanza, un aspecto fundamental para entender la potencia del movimiento a futuro.

42 Lautaro es otro activista involucrado en el movimiento estudiantil de ese año, al igual que Javiera Lautaro proviene de una familia clase media intelectual con un pasado ligado a la lucha contra la Dictadura, en específico, su padre formó parte de la resistencia clandestina contra Pinochet. Al igual que Javiera, esta historia es parte importante de su identidad y su entendimiento del activismo. 43 A diferencia de los casos anteriores, Lautaro tiene experiencia de activismo previo a su ingreso a la universidad. Durante sus años de colegio, Lautaro forma parte de un colectivo de acción directa el cual se focalizaba a enfrentamientos con carabineros durante las protestas como forma de auto-defensa. Una vez que ingresa a la universidad, Lautaro abandona este tipo de prácticas para participar en la asamblea de su carrera como representante generacional. El 4 de agosto, Lautaro participa de la segunda manifestación y se enfrenta a situaciones similares a las relatadas por los otros activistas. “cuando se da en la noche nos juntamos en Parque Bustamante y lo primero que hacemos es salir, y… estaba la cagada, habían guanacos [carro lanza agua], zorrillos [autos lanza gases], pacos a caballo [policía montada], pinponeandote [moviéndote de un lugar a otro] constantemente; de hecho, me acuerdo haber estado por lo menos 3 horas corriendo de… ida y vuelta, y lo más significativo siempre era volver a la Moneda, intentar volver, volver, entonces fue importante porque uno siempre era como… era una movilización que era consciente de lo que estaba haciendo, había que volver a la Alameda porque era el espacio que se nos había enrejado y quitado con la acción policial” (Lautaro). 44 Como en el caso de David, Lautaro experimenta el sentimiento de rabia e impotencia frente a la prohibición a manifestarse. Pero, en el caso de Lautaro, esta impotencia lo lleva a volver a sus prácticas de acción callejera enfrentándose con carabineros. Como lo señala en la cita, el principal foco de interés era volver al palacio presidencial: la Moneda, y nuevamente ocupar la calle principal de la capital: la Alameda.

45 La relevancia que ambos lugares tienen para la movilización social descansa principalmente en su carácter mnemónico. En la memoria colectiva del país de parte importante del país, este palacio todavía está relacionado con la muerte de Salvador

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Allende y el subsecuente bombardeo del palacio en el día del golpe de Estado de 1973. En este sentido, la necesidad de volver insistir de manera constante en regresar al palacio era una manera de reclamar el contenido histórico de este edificio. Esto es lo que Pierre Nora identifica como lieux de mémoire (2008): espacios físicos que guardan contenido histórico. Ciertos eventos tienen el efecto de cargar de contenido mnemónico a lugares, llenándolos de sentido que traspasa su materialidad física, adquiriendo una existencia sociocultural que los identifica. Sin embargo, el sentido de estos lugares no es unívoco, sino que se despliega en un campo de lucha de significados de acuerdo a las vivencias de tanto los individuos como de sus grupos de pertenencia. El palacio de La Moneda es sin lugar a dudas uno de los edificios con mayor contenido mnemónico en el país, en especial en referencia a la historia reciente desde el golpe militar de 1973 a la fecha. En este sentido, la reacción de Lautaro y sus camaradas responde a la necesidad de reclamar y proteger la memoria colectiva de lucha contra la Dictadura. 46 Después de varias horas de enfrentamientos con la policía, Lautaro y sus camaradas deciden retornar a sus casas. Si bien no logran el objetivo de marchar por la Alameda, Lautaro da cuenta de un sentimiento de satisfacción respecto a las acciones del día, especialmente ligado a la participación de la población en el Cacerolazo. “Entonces como que el 4 de agosto como que se cristaliza eso, como que se evidencia entre todas las personas que participaron ahí… Y me acuerdo de haber llegado, y (…) seguir intentando [llegar a La Moneda], hasta que ya era ilógico porque ya… se hacía tarde, y caminamos como con tres compañeros creo, hasta Matta con Bustamante, y ahí doblamos y dijimos como: “¿Vámonos caminando?” (…) y esa experiencia de caminar, caminar seguros, saber de que no eran las 4 de la mañana donde estabay caminando borracho en la noche intentando llegar a tu casa, igual con temor porque te puede pasar algo porque te pueden cogotear [robar], sino que estay caminando a las 9 de la noche (…) pero que te sentíay seguro porque en todas partes veíay una barricada, compañeros que estaban protestando, que habían trabajadores, que habían señores de edad, además cuando nosotros empezamos a volvernos a Santa Ana, empieza el caceroleo… entonces eso fue significativo” (Lautaro). 47 Nuevamente el Cacerolazo se muestra como un rito que consuma la comunión entre la población y la movilización, siguiendo a Reguillo (2017) el Cacerolazo es un espacio de intensidad donde se alinean las subjetividades de la calle con las del movimiento. En efecto, la resonancia emocional de esta protesta y el apoyo que suscita en la ciudadanía en general logra canalizar los sentimientos de frustración provocados por la violencia policial de aquel día. En este sentido, resulta interesante la manera como el rito del Cacerolazo, en el entramado de sus significaciones mnemónicas, se constituyó como una respuesta a las oportunidades emocionales que emergieron a partir de la irrupción de la memoria de la Dictadura. Como dispositivo fue capaz de reinterpretar las emociones desmovilizadoras como el miedo y la impotencia, en emociones de orgullo y seguridad.

Conclusiones

48 El presente artículo se centró en los procesos emocionales involucrados en el 4 de agosto de 2011, una de las jornadas de protesta de mayor relevancia en el movimiento estudiantil de ese año en Chile. A través de los relatos de cuatro activistas involucrados

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se analizan sus procesos emocionales tanto en las protestas como en el subsecuente Cacerolazo.

49 Considerando el concepto de trabajo emocional, esta investigación resalta el rol que la memoria colectiva juega en contextos de transición política. En estos contextos, la memoria es un elemento contencioso pero inmanente, que se mantiene reprimido hasta que emerge en ocasiones especiales. En el caso del 4 de agosto, el grado de violencia de la represión policial hace irrumpir la memoria de la dictadura, despertando sentimientos de vulnerabilidad, miedo e impotencia. De manera de evitar la sensación de fracaso en las movilizaciones de aquel día, los líderes estudiantiles de llamar a un Cacerolazo convocando a participar a la ciudadanía en la causa estudiantil. El contenido mnemónico del Cacerolazo y su carácter ritual canaliza las emociones de miedo, resonando no sólo en los activistas, sino que en la población en general, quienes participan del repertorio en masa. 50 Teniendo en consideración estos aspectos, resulta relevante cuestionarse respecto a las condiciones de posibilidad de la memoria y su habilidad para resonar con distintos actores y contextos. En otras palabras, cuáles son los elementos que proveen de resonancia a ciertas memorias. De esta forma, futuras investigaciones pueden concentrar su atención en comparar repertorios de protesta con contenidos mnemónicos de manera de entender los elementos, características y condiciones que permiten a algunos resonar de forma efectiva frente a otros que no.

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NOTES

1. Para un análisis más completo se recomienda revisar la tesis de doctorado: “ Activism in Transition: generations and political subjectivation in the Chilean postdictatorship movement”(Ortiz Ruiz, 2018)

ABSTRACTS

The article reviews the experiences of four activists involved in the August 4 protests in the context of the student movement of the same year. Through their stories it is possible to see the bursting of memory of the dictatorship, the product of the emotions of anger and powerlessness in the face of the extreme police violence of that day. These emotions are expressed and framed through the repertoire of the cacerolazo, which contextualizes the struggle for public education with the struggle against the dictatorship in Chile.

El artículo revisa las experiencias de cuatro activistas involucrados/as en las protestas del 4 de agosto en el contexto del movimiento estudiantil del mismo año. A través de sus relatos es

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posible ver la irrupción de memoria de la dictadura, producto de las emociones de rabia e impotencia ante la extrema violencia policial de aquel día. Estas emociones son expresadas y enmarcadas a través del repertorio del cacerolazo, el cual contextualiza la lucha por la educación pública con la lucha contra la dictadura.

Este ensaio revela as experiências de quatro estudantes envolvidos nas mobilizações do 4 de agosto de 2011 no contexto do movimento estudantil desse mesmo ano. A través desses relatos é possível notar a irrupção da memória da ditadura, trazida pela raiva e frustração perante a extrema violência policial daquele dia. Estas emoções são expressadas a traves do repertorio do "panelaço" que, com sucesso, contextualiza a luta pela educação pública com a luta contra a ditadura no Chile.

INDEX

Keywords: Cacerolazo; emotions; memory; student movement; sociology Palabras claves: Cacerolazo; emociones; memoria; movimiento estudiantil; sociología Palavras-chave: Panelaço; emoções; memorias; movimento estudantil; sociologia

AUTHOR

NICOLÁS ORTIZ RUIZ

Universidad de Los Lagos, Santiago, Chile. Email: [email protected]

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Acciones de participación social, identidad y emociones de estudiantes chilenos de una universidad privada Actions of social participation, identity and emotions of Chilean students of a private university Ações de participação social, identidade e emoções de estudantes chilenos de uma universidade privada

Loreto Villagrán Valenzuela, Carlos Reyes Valenzuela y Annia Wlodarczyk

NOTA DEL EDITOR

Recibido: 01.03.2019 Aceptado: 30.05.2019

1 DOI: http://dx.doi.org/10.32735/S0718-6568/2019-N53-1386

Introducción

2 En Chile, los movimientos sociales (MS) han formado parte de toda su historia (Salazar, 2012). En especial, la lucha por la educación tiene data ya desde comienzos del siglo XX cuando miembros de las federaciones de estudiantes universitarios se involucran en los procesos de reforma del sistema universitario (Silva, Kronmüller, Cruz, y Riffo, 2016). Los ciclos más recientes de movilizaciones tienen sus antecedentes en el año 2006 con la denominada “revolución pingüina” conformada por estudiantes de educación secundaria, quienes organizados por la llamada Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES) solicitan, entre otras demandas, la gratuidad del pase escolar y de la Prueba de Selección Universitaria (PSU), y la derogación de la Ley Orgánica

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Constitucional de Enseñanza (L.O.C.E.). La L.O.C.E. creada en dictadura, plantea requisitos mínimos para la creación de instituciones educacionales sin velar por la calidad de la educación entregada y fomenta la búsqueda de los “mejores” estudiantes, es decir, instaura la competencia entre las instituciones educacionales para obtener mejores subsidios del Estado (Monje, 2019).

3 Más adelante, durante los años 2011 y 2012 se conforman nuevas movilizaciones estudiantiles masivas compuestas por estudiantes secundarios y universitarios, en busca de una “educación pública gratuita y de calidad”. Estas movilizaciones plantearon un cuestionamiento del modelo económico y social imperante en la educación en Chile, que durante las últimas décadas se ha caracterizado por un menoscabo de lo público a partir de la privatización de servicios como la salud o el sistema de pensiones, lo que bajo una lógica de mercado también convierte a la educación en un bien de consumo despojándola de su carácter de derecho social (Marambio, Gil de Montes y Valencia, 2015, Labbé, 2013). Este escenario planteado por el ME chileno conforma un ejemplo de un movimiento social (MS) en la cual interaccionan variables individuales y sociales que intentan explicar la participación de los estudiantes, lo cual ha sido objeto de estudio de dos disciplinas estrechamente vinculadas como la Sociología y Psicología Social (Ovejero, 2003). Aunque las demandas del ME fueron acogidas por el programa del segundo gobierno de Michel Bachelet (2014-2018) que buscaba fortalecer el sistema público y devolverle a la educación su estatus de derecho, el ME ha seguido activo persistiendo en la lucha por la calidad y equidad (Parker, 2017) sumándose distintos actores sociales, tales como docentes y estudiantes de universidades privadas que han mostrado distintos grados y formas de participación en estos procesos. 4 En el presente estudio adoptamos la perspectiva de la Psicología social, disciplina que presenta una tradición en la explicación del comportamiento colectivo y la participación social, y entiende al ser humano como un agente de cambio histórico que debe ser estudiado en contexto (Morales, 2007). El aporte de esta disciplina al estudio de las movilizaciones radica en que analiza la interacción entre procesos individuales y procesos sociales, considerando los aspectos cognitivos, afectivos, motivacionales y relacionales en estos contextos (Klandermans y Van Stekelenburg, 2007). De acuerdo con esta disciplina, se pretende analizar las relaciones entre las identidades colectivas y las emociones, con el fin de analizar su rol en el desarrollo y participación de los MS. Aun cuando las teorías de corte más racional o cognitivo como la teoría de movilización de recursos (Johnston, 2003) esbozan que las emociones entorpecen el pensamiento racional, en las últimas décadas se ha resaltado su relevancia como motivadoras a la acción (Izard, 2007) y su aparición en contextos políticos (Alguacil, 2007; Bravo, 2010). Asimismo, se ha referido que constituyen un antecedente de los MS (Jaspers, 2006; 2012), relacionándose con la identidad de los individuos en contextos políticos (González, Manzi y Noor, 2013) y de movilización (Javaloy, 2003; Páez, Javaloy, Wlodarczyk, Espelt y Rimé, 2013).

Movimientos sociales y participación social: una perspectiva psicosocial

5 El surgimiento de un MS corresponde a un proceso o fenómeno situado resultado de los conflictos que ocurren en una determinada época histórica. Touraine (2006) señala que

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los factores más relevantes en el surgimiento de los movimientos sociales se basan en tres principios: identidad, entendido como el sentimiento de pertenencia al movimiento; oposición o la especificación del adversario contra el que lucha el movimiento; y totalidad, entendido como la definición de los objetivos a imponer.

6 Klandermans (2013) define la participación en los MS como un fenómeno multidimensional que se pueden expresar de diversas maneras, siendo fundamental para su análisis la consideración del tiempo y esfuerzo que las personas invierten en estas acciones. Para este autor, la participación puede obedecer a una razón instrumental, esto es, la participación por la búsqueda de cambio de circunstancias individuales, un espacio para expresar sentimientos, o una determinada posición respecto a un tema. Otra razón sería la identitaria donde el sujeto busca actuar como miembro de su grupo y en la cual la identificación con un grupo favorece la acción. Por ende, la mayoría de los estudios recientes sobre la acción colectiva tienen como objetivo integrar distintos enfoques teóricos tradicionales e incluir múltiples predictores de la participación política (e.g. Drury y Reicher, 2009; Gamson, 1992; Stürmer y Simon, 2004; Turner, 1987; Van Zomeren, Postmes, y Spears, 2008).

Procesos identitarios vinculados a la participación

7 Un MS o acción colectiva surge de la indignación moral que provoca una injusticia percibida por un endogrupo sobre el cual un “adversario” (endogrupo) actúa de manera ilegítima. Este importante hecho, es suficiente para generar una identificación compartida entre quienes vivencian la situación de injusticia (Paez et al., 2013). De acuerdo al Modelo Elaborado de la Identidad Social (ESIM) de Drury y Reicher, la identidad a conformar entre los miembros de un grupo y el contexto representan momentos interdependientes en un único proceso histórico, de tal modo que “la identidad constituye contexto y viceversa” (Drury y Reicher, 2009, p. 712). Asimismo, en un contexto de protesta, se generan dos representaciones antagónicas entre un grupo movilizado y otro externo (e.g., la policía) en la cual las acciones de uno u otro estarán determinadas por tales representaciones. Finalmente, el reposicionamiento que realiza el grupo externo sobre el grupo movilizado fomenta en éste último un nuevo sentido de identidad y formas de acción

8 En el presente estudio se adopta la perspectiva de la teoría de la identidad social (Tajfel y Turner, 1986) que se centra en el supuesto de que los individuos se perciben como parte del grupo más que como individuos independientes. De este modo, disminuyen su identidad personal y refuerzan la social. En este sentido, si el grupo se ve involucrado en un conflicto social se activa la identidad social, hasta tal punto que los miembros del movimiento se convierten en representantes de la sociedad y movimiento, más que personas únicas. Tajfel y Turner (1986) definen la IS como “aquella parte del autoconcepto del individuo que se deriva del conocimiento de su pertenencia a un grupo (o grupos) social junto con el significado emocional y valorativo asociado a dicha pertenencia” (p. 292). 9 La vinculación a un MS les brindaría a sus participantes un sentido de pertenencia e identidad grupal (Javaloy, 1993), aun cuando no haya un consenso entre sus integrantes acerca de ideologías, creencias, intereses u objetivos para reunirse. En este sentido, más que el acuerdo específico, se requiere que una percepción compartida respecto a la

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oposición frente a una situación dominante, lo cual proporcionaría la base para la consolidación de la identidad colectiva (Fominaya, 2010). 10 Según Melucci (1995) la Identidad Colectiva (IC) presenta las siguientes características: a) contiene definiciones cognitivas acerca de términos, significados y campos de acción a través de un lenguaje compartido, rituales y prácticas culturales; b) se compone de una red de relaciones activas entre actores en interacción, negociación y toma de decisiones, con unos canales y tecnologías de comunicación compartidos; y c) constituye una cierta inversión emocional que les da a los actores la capacidad de sentirse parte de una unidad común. Por otro lado, la identidad social politizada (IP) se refiere a una forma de IC que subyace a la disposición de los miembros del grupo a participar en una lucha de poder en términos sociales más amplios. Simon y Klandermans (2001) desarrollan el concepto de Identidad Colectiva Politizada (ICP) para identificar al proceso subyacente a la reacción en los miembros de un determinado grupo de participar de la acción cuando éstos son conscientes de una lucha de poder en medio de un contexto social más amplio en donde esta se suscita. Esta lucha es generalmente una transformación gradual de la relación del grupo con su entorno social. Según un meta-análisis de estudios sobre la acción colectiva realizado por Van Zomeren y Spears (2008) la IP fue el predictor más importante de la acción colectiva (registrándose tamaños de efecto más grandes que para las variables de injusticia, identidad y eficacia, las cuales predecían la acción colectiva de manera casi similar y con un tamaño de efecto moderado). 11 En cuanto a evidencias empíricas vinculadas a estos conceptos se ha encontrado una relación entre la ICP y el apoyo a protestas políticas en grupos étnicos (Wohl, King y Taylor, 2014). Otros autores han señalado que la politización es una fase más hacia la polarización y por consiguiente la radicalización del grupo, esto también resulta de interés para la acción colectiva debido a que, a mayor politización y polarización del grupo, mayor probabilidad de que se emprendan acciones colectivas radicales dirigidas a los opositores y la opinión pública para que tomen asuntos en sus demandas (Van Stekelenburg, 2014). Sin embargo, la evidencia no es definitiva, por ejemplo, se ha comprobado que la ICP puede predecir la acción política pacifista siempre que la angustia colectiva sea baja (Whol et al., 2014). Esto último, demuestra la importancia que tiene estudiar conjuntamente las emociones colectivas en al ámbito de la IC y la ICP.

Emociones vinculadas a los MS

12 El estudio psicosocial de las emociones las describe como respuestas desencadenadas frente a evaluaciones cognitivas del medio ambiente en el cual los individuos se desenvuelven (Morales, 2007), por lo que se consideran como construcciones sociales vinculadas a la sociedad y cultura donde se manifiestan (Belli y Iñiguez, 2008), y que pueden ser experimentadas de manera colectiva (Jaspers, 2006). Tras un largo periodo de haber ignorado o negado la importancia de las emociones, los actuales modelos explicativos de la acción colectiva incorporan emociones grupales (Stürmer y Simon, 2009; Thomas, McGarty, y Mavor, 2009; Van Stekelenburg, Klandermans, y Van Dijk, 2011; Van Zomeren, Spears, Fisher, y Leach, 2004; Van Zomeren, Leach, y Spears, 2012), particularmente la ira o indignación, como caminos distintos, pero complementarios a la acción colectiva (e.g. Mackie, Devos, y Smith, 2000; Smith y Mackie, 2008; Thomas, McGarty, y Mavor, 2009). Aminzade y McAdam (2002) argumentan que los procesos

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emocionales presentan una gran capacidad explicativa de los diversos MS. Si bien las emociones no representan el único factor que desencadena un MS, sin éstas no se generan. Jasper (2012) enfatiza que las emociones alientan a los individuos a la acción política y que cuando un individuo participa en un MS, está expuesto a nuevos procesos sociales que le ayudan a formar y moldear sus emociones. La propuesta de Jasper sobre la relevancia de la experiencia emocional en el contexto de los MS es compartida por variados autores (Johnston, 2003; Stürmer y Simon, 2009; Van Stekelenburg, Klandermans y Van Dijk, 2011), al identificarse que las emociones son socialmente funcionales y surgen de la experiencia de categorización social con un determinado grupo (Smith, Mackie 2019). Complementario a lo anterior, las evaluaciones y significados que los sujetos den a su situación respecto al contexto u otros grupos, determina el tipo o nivel de emoción que predomine en cada grupo (Sabucedo y Vilas, 2014).

13 En relación al tipo de emociones que impulsa a un MS, autores tales como Le Bon's (1986) o Gamson (1992) plantearon que en los MS las emociones se limitaban a las negativas y principalmente a la ira, que proporcionaba la fuerza necesaria para las demandas colectivas. Sin embargo, tal movilización no está guiada únicamente por emociones negativas, sino que las emociones en general posibilitan la capacidad de evaluar la condición actual y futura de los individuos y, particularmente, los deseos de cambiarla. Además, se plantea la presencia de distintas emociones al considerar factores tales como los valores, liderazgos, narrativas, las propias instituciones, grupos con los que la movilización se desarrolla y las propias experiencias ocurridas en el proceso (Jarimowisc y Bar-tal, 2006). Coincidente con esto Becker, Taush y Wagner (2011) determinan que en el transcurso de un MS se generan emociones negativas y positivas en el individuo, asociadas a las relaciones con el endo y exogrupo. En relación al endogrupo, los individuos perciben más cohesión, sentido de pertenencia y esperanza, por el contrario, en relación al exogrupo experimentan emociones tales como ira o un sentimiento de injusticia. 14 Por ende, resulta sorprendente que tan pocos estudios han examinado directamente el papel de las emociones de valencia positiva. Aunque algunos estudios recientes señalan la importancia de considerar las emociones positivas en la explicación de las dinámicas grupales, gran parte de la literatura de acción colectiva no hace suficientemente hincapié en su potencial para motivar la participación en la protesta. Al respecto, Sabucedo y Vilas (2014) encuentran en grupos reivindicativos que si bien, generalmente se muestran airados por las injusticias del exogrupo, intra-grupalmente desarrollan condiciones que les permitan mantenerse deseosos de un futuro mejor para ellos. 15 Una de las emociones positivas que recientemente ha suscitado mayor interés es la esperanza (Braithwaite, 2004; Courville y Piper, 2004; McGeer, 2004). La esperanza es una emoción motivadora que es capaz de alimentar la resistencia y la protesta. Desde esta perspectiva la esperanza podría ser vista como un puente entre los marcos de acción colectiva y la acción real (Foster-Fishman, Cantillon, Pierce, y Van Egeren, 2007; Aminzade y McAdam, 2001, Frijda, 1988, Lazarus, 1991). El estudio de Wlodarczyk, Basabe, Páez y Zumeta (2017) exploró el rol de la esperanza y la ira como motores de la participación en acción colectiva, confirmando el papel crucial de la esperanza en movilizar a los individuos. Además, Wlodarczyk et al. (2017) constataron que la influencia de las emociones negativas se realiza fundamentalmente a través de las emociones positivas (véase también Greenaway, Cichocka, van Veelen, Likki, y

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Branscombe, 2014; Páez, Javaloy, Wlodarczyk, Espelt, y Rimé, 2013; Sabucedo y Vilas, 2014; Smith y Leiserowitz, 2014). 16 Conjuntamente, se ha demostrado que tanto las emociones negativas, como las positivas juegan un rol importante en las dinámicas de protesta, y que es necesario distinguir entre las emociones que motivan a involucrarse en la acción colectiva y aquellas que están asociadas a un compromiso continuado (Cristancho, Gómez, y Wlodarczyk, 2014). Los resultados de los estudios anteriormente mencionados sugieren que la incorporación de las emociones al estudio de los MS, requiere un análisis de un espectro amplio de ellas tanto positivas como negativas para permitir un análisis exhaustivo del fenómeno de la acción política y abordar los cambios individuales dentro de un contexto cambiante.

Sobre el presente estudio

17 El presente estudio explora el ME chileno desde la perspectiva de la Psicología Social, relacionando acciones de participación vinculadas al ME con las emociones experimentadas ante la situación de la educación en Chile y la identidad de los estudiantes de una universidad privada. . En específico, la pregunta de investigación es: ¿Cómo una mayor presencia de emociones positivas y negativas se relaciona con la participación social de estudiantes universitarios chilenos de una universidad privada? A partir de lo antes expuesto, los objetivos específicos de este estudio son: primero, describir las frecuencias de las acciones de participación; segundo, explorar la relación entre las emociones, la IC e IP y las acciones de participación; tercero, analiza el rol mediador de las emociones en la relación entre la IC e IP y las acciones de participación. Se hipotetiza que quienes desplieguen acciones de participación lo harán sobre la base de emociones negativas como la ira o positivas como la esperanza. Como emociones negativas mediadoras se considerarían la ira, impotencia o la vergüenza (Páez et al., 2013) o emociones positivas como la esperanza (Páez et al., 2013; Sabucedo y Vilas, 2014).Además, las acciones de participación serán mayores en quienes se identifiquen más (IP) con las luchas de sus contextos sociales. Finalmente se espera que la relación entre sentirse identificado con las luchas sociales (IP) y el despliegue de acciones (PS) que estén en consonancia, este mediada tanto por emociones de valencia negativa como positiva. El planteamiento de tales variables independientes con la participación social resulta inédita, ya que habitualmente las variables explicativas se centran en la injusticia y eficacia (Páez et al., 2013; Valentino et al., 2009; Wlodarczyk et al., 2017) o incluso emociones propiamente tal (Sabucedo y Vilas, 2014).

Metodología

Muestra y procedimiento

18 El muestreo fue por conveniencia, participando 224 estudiantes de pregrado de la carrera de Psicología de una universidad privada de la región del Biobío, correspondiendo a 94 hombres (41.96%) y 126 mujeres (56,25%) (rango de edad 19 a 33 años, M= 22.00; DS=2.11). Con el fin de reclutar participantes para el presente estudio, en primer lugar, se contactó a los docentes pertenecientes a la universidad, con el fin de proponerles participación en el estudio y solicitar la posibilidad de aplicar el

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cuestionario en horario de clases. Un equipo de encuestadores previamente capacitados, invitó a los estudiantes a contestar el cuestionario, asimismo explicando que su participación era totalmente voluntaria. Los estudiantes que accedieron a participar firmaron el consentimiento informado y procedieron a contestar el cuestionario en formato papel.

Instrumentos

19 Acciones de participación en MS (basada en www.protestsurvey.eu; véase también Tausch, Becker, Spears, Christ, Saab, Singh, y Siddiqui 2011; y Van Zomeren et al., 2008). Se utilizó una versión de 6 ítems en formato tipo Likert, en el cual se solicitaba indicar con qué frecuencia se realizaron acciones de participación durante el último año (búsqueda de información en medios masivos de comunicación, el conversar con conocidos o familiares sobre el ME, la participación en foros o debates relacionados, compartir en redes sociales información al respecto, participación en manifestaciones, entre otras). El formato de respuesta frecuencias va de 1 (nunca) y 5 (más de 20 veces). La consistencia interna de la escala fue de 0.88.

20 Escalas de Identidad Colectiva y Politizada (basada en Van Zomeren, Spears, Fisher, y Leach, 2004; para mayor información acerca de las propiedades psicométricas de las escalas véase también Van Zomeren et al., 2008; Van Zomeren, Leach y Spears, 2010). Para medir la identificación grupal de los participantes se midió: en primer lugar, una dimensión de Identidad Colectiva o grupal vinculada a ser estudiante a través de tres ítems: “Ser estudiante refleja una parte importante de ti”, “Te identificas con los otros estudiantes” y “Sientes que tienes mucho en común con los otros estudiantes”; y una segunda dimensión de Identidad Politizada, de identificación con los protestantes a través de 3 ítems: “Te identificas con los estudiantes que participan en el movimiento estudiantil”, “Sientes que tienes un vínculo con los estudiantes que se manifiestan” y “Te ves a ti mismo como parte del movimiento estudiantil”. El formato de todos los ítems fue de tipo Likert con un formato de respuesta de 7 puntos donde 1 corresponde a Nada y 7 a Mucho. La consistencia interna para la IC fue de 0.84, y de 0.93 para IP. 21 Escala de reacción emocional extendida (basada en Echebarría y Páez, 1989). El instrumento fue utilizado en varios estudios en diferentes contextos culturales siempre demostrado una buena fiabilidad y validez (véase Greenaway, Cichocka, Van Veelen, Likki, y Branscombe, 2014; Smith y Leiserowitz, 2014). La escala está compuesta por 11 ítems mediante los cuales se evaluó el grado en que los participantes experimentaron varios estados emocionales (ira, indignación, preocupación, ansiedad, vergüenza, miedo, impotencia, esperanza, culpa, sorpresa, optimismo) al pensar en la situación actual de la educación en Chile. El tipo de respuesta sigue un formato de escala Likert en la cual se les pidió que califican de 1 (nada) al 7 (mucho) si sentían diferentes emociones. Un ejemplo de los ítems que se tomarán en cuenta son la. La consistencia interna de la escala fue 0.78. Para el impacto emocional negativo esta fue 0.75 y para el positivo, 0.83.

Análisis de los Datos

22 En primer lugar, calculamos frecuencias, el promedio y desviación estándar de todas las variables analizadas y estimamos las diferencias con t de Student. Con el fin de reflejar

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las relaciones entre las variables se calcularon correlaciones r de Pearson. Además, se analizaron las correlaciones entre las distintas variables del estudio, mediante el coeficiente de correlación de Pearson. Por último, con el objetivo de contrastar las hipótesis de mediación, es decir, para evaluar en qué medida las emociones desempeñan un rol mediador con respecto a la IC e IP y las acciones de participación se utilizó el macro PROCESS de SPSS (Hayes, 2017). Todos los análisis estadísticos fueron realizados con el programa SPSS 21.0v. Se estableció la significancia estadística en un valor p ≤ 0.05.

Resultados

Frecuencias de acciones de participación en ME.

23 Entre las acciones relacionadas con participación en ME, las que fueron reportados con mayor frecuencia por los estudiantes de la universidad privada fueron: conversaciones sobre ME con amigos y familia (M = 3.11 DS= 1.22, con un 5.6% que no lo ha hecho) y búsqueda de información sobre el ME en medios de comunicación tradicionales (M = 2.56, DS= 1.25, con el 21.5% que no lo ha realizado), seguido por: compartir en facebook u otra red social alguna noticia del ME (M = 1.87, DS= 1.15, con un 49.5% que no lo ha hecho), asistir a manifestaciones vinculadas con el ME (M = 1,77, DS= 1.05, con un 53.7% que no lo ha realizado), participar en un debate, foro que trate temas relacionados con el ME (M = 1.72, DS= 1.03, con un 56.5% que no lo ha realizado) y participar en los paros convocados por el ME (M = 1.55, DS= .93, con un 64% que no lo ha llevado a cabo). En lo que se refiere a asimetría y curtosis, las acciones de participación social descritas son indicativas de una asimetría con sesgo positivo (con valores entre .23 y 2.07) y de curtosis leptocúrtica (con valores entre 1.41 y 4.27).

24 Respecto a diferencias por variables socio-demográficas, se encontraron diferencias significativas en las acciones de participación social en ME por sexo t(208) = 2,31, p = .

022, con Mhombre = 13.55 y Mmujer = 11.85, lo que confirma los hallazgos en otros estudios que informa de mayores acciones de participación social en hombres que mujeres. No se encuentran diferencias significativas en acciones de participación social en ME por edad. 25 Relaciones entre tipo de emociones y variables en estudio

26 En la Tabla 1, se observan las relaciones entre distintas expresiones emocionales con IC, IP y las acciones de participación social en el ME. A nivel general, se confirma que emociones de valencia positiva y negativa impulsan las acciones de participación social en ME, relación que también se establece con la IP. Aunque la relación es significativa en todos los tipos de expresión emocional, en ambos casos, es mayor con las emociones del tipo negativas-activas y emociones morales. Asimismo, es llamativa que la variable de IC presenta una alta significación fundamentalmente con las emociones positivas y las emociones negativas-activas.

Tabla 1

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Correlaciones entre distintos tipos de emociones y variables en estudio

Tipos de emociones IC IP PS

Ira1 .193** .445** .437**

Indignación1 .144* .409** .431**

Impotencia2 .192** .409** .345**

Sorpresa2 .187** .287** .328**

Miedo2 .067 .338** .299**

Preocupación2 .259** .453** .426**

Verguenza3 .157* .338** .379**

Culpa3 .022 .194** .200**

Esperanza4 .227** .305** .238**

Optimismo4 .207** .241** .176*

Nota: *p < .05, ** p < .01 IC= identidad colectiva; IP= identidad política; PS= participación social 1. Emociones negativas activas; 2 Emociones negativas pasivas; 3 Emociones morales; 4. Emociones positivas

27 Una correlación adicional entre las acciones de participación social en ME y los dos tipos de identidades descritos en este estudio, revela diferencias significativas, pero con variación, puesto que las acciones de participación social en ME se asocia positivamente con IP (r = .65, p < .001) e IC (r = .27, p < .001). Esto plantea que los universitarios perciben una IC como estudiantes que demandan cambios, pero aquellos que se sienten más parte del ME, se sienten removidos desde una postura política.

Análisis de mediación

28 Se realizaron dos tipos de análisis de mediación: primero, para identificar qué emociones eran un factor mediador entre la IC y acciones de participación social (ver Figura 1). Se realizaron dos tipos de análisis de mediación: primero, para identificar de qué modo las emociones negativas como la indignación, impotencia o vergüenza o las emociones positivas como la esperanza eran un factor mediador entre la IC y acciones de participación social. Los resultados se presentan en la Figura 1, que identifican tanto a la esperanza, vergüenza e impotencia como variables intervinientes en la relación entre la IC y las acciones de participación social, descartándose la indignación. Se encontró que, en primer lugar, la IC se asoció positivamente con las acciones de participación social (B = .37, t(211) = 4.12, p = .0001). Asimismo, se halló que la IC se relacionó positivamente con la emoción de esperanza (B = .11, t(211) = 3.67, p = .0003), con la emoción de vergüenza (B = .08, t(211) = 2.31, p = .02) y con la emoción de impotencia (B = .10, t(211) = 3.10, p = .002). Conjuntamente, la emoción de esperanza se

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relacionó positivamente con las acciones de participación social (B = .46, t(211) = 2.46, p = .01), así como la vergüenza con acciones de participación social (B = .64, t(211) = 3.53, p = .0005) y la impotencia con acciones de participación social (B = .44, t(211) = 2.40, p = . 01). A partir de la mediación de las variables intervinientes, el efecto directo de la IC con las acciones de participación social siguió siendo significativa (B= .21, t(211) = 2.50, p = .01), aunque conforma un modelo de regresión parcial. Las variables incluidas en este modelo explican el 22% de la varianza

Figura 1

Modelo de mediación parcial entre la identidad colectiva y las acciones de participación social en ME, a través de las emociones de esperanza, vergüenza e impotencia

29 En segundo lugar, se realizó igualmente un modelo de mediación para identificar qué emociones intervienen entre la IP y las acciones de participación social en ME. En la Figura 2 se muestra que la IP presenta una relación significativa con las acciones de participación social (B =.64, t(210) = 12.68, p = .000. Luego, la IP se relacionó significativamente con la emoción de vergüenza (B = .12, t(210) = 5.25, p = .000). Esta última variable se establece como mediadora de las acciones de participación social (B = .474, t(210) = 3.18, p = .001). Conjuntamente, los resultados indicaron que el efecto directo de la IP con las acciones de participación social siguió siendo significativa (B = . 58, t(210) = 11.08, p = .000), lo que sugiere una mediación parcial. Estas variables explican el 45% de la varianza del modelo de las acciones de participación social. Estos resultados identifican a la vergüenza como la emoción que media entre ambos tipos de identidad y las acciones de participación social.

Figura 2

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Modelo de mediación parcial entre la identidad politizada y las acciones de participación social en ME, a través de la Vergüenza

Discusión y conclusiones

30 El estudio describe las acciones de participación política en el ME de estudiantes de una universidad privada, temática que resulta inédita en el actual panorama de las investigaciones de movimientos sociales y del ME en particular. Los hallazgos confirman que la participación de hombres es mayor que en las mujeres, tal como lo han planteado otros estudios en otros contextos de movilización social (Páez et al., 2013), lo que revela que posiblemente los hombres presentan condiciones que facilitan su participación o como explican Cicognani, Pirini, Keyes, Joshanloo, Rostami, y Nosratabadi (2008) estas diferencias podrían reflejar aún la existencia de expectativas tradicionales de los roles de género, donde los hombres tradicionalmente se han visto más “activos” con respecto a la participación social o sus acciones en el contexto de los MS han tenido mayor visibilidad. En específico en relación al contexto universitario privado, los estudiantes se orientan a acciones de participación política que implican menor esfuerzo (i.e., tales como conversar con familia y amigos del ME o la búsqueda de información del movimiento en medios de comunicación tradicionales), en comparación a otras acciones que requieren mayor esfuerzo (i.e., postear información en redes sociales o participar en foros) o asumir una posición política afín al ME (i.e., participar u organizar un paro).

31 En este estudio, tales acciones de participación política son contrastadas a partir de la percepción de IC, identidad política y emociones de los estudiantes universitarios. Los procesos de identidad fomentan mayor identificación con los MS y aquí se confirma que la existencia de una IC de sentirse estudiante universitario en Chile, independientemente del tipo de institución universitaria, junto con una identidad política de adherirse mediante acciones políticas a un ME. En este punto, en relación con las acciones de participación política, resultaría de mayor influencia cuando los estudiantes de una universidad presenten una ideología o se sienten afines a los objetivos políticos que plantea el movimiento. Al respecto, los resultados muestran que los últimos estudiantes que manifiesta una alta identificación con el ME conforman un grupo menos frecuente en la universidad privada, pero a la vez son quienes realizan acciones de participación política de mayor esfuerzo o que se orientan a un fin político. 32 Sobre la base de las teorías de la Psicología Social en relación al papel de las emociones en la participación social, predijimos que la ira o la esperanza intervienen en la relación entre la IC y las acciones de participación social, en una relación de variables

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independiente y dependiente que no ha sido explorada anteriormente en otras investigaciones. Esta predicción se confirma parcialmente, en el sentido que las emociones de vergüenza y la esperanza tienen una alta incidencia en acciones de participación social (Páez et al., 2013; Wlodarczyk et al., 2017). No obstante, no se confirma la emoción de la ira que se identifica igualmente en ambos estudios y en un estudio longitudinal en estudiantes (Tausch y Becker, 2013). En este sentido, se plantea que la impotencia que sí se observa como variable moderadora en el presente estudio, responde a una emoción que posiblemente se encuentre más asociada a una emoción intergrupal de mayor durabilidad que la rabia (véase Rodriguez-Hernández, Juárez- Lugo y Ponce de León, 2012). Esto pone de manifiesto que tales emociones, aparentemente contradictorias, dependen del contexto universitario que presentan los estudiantes para participar. Al contrastar estos resultados con los hallazgos de Triani (2009) que muestran que la vergüenza en combinación con la ira o la indignación moral serían un antecedente para un compromiso más activo con los MS, se podría entender que las emociones que manifiestan los estudiantes de la universidad privada se relacionen con acciones de participación de “menor” implicación. La aparición de la esperanza como mediador también deja la puerta abierta para hipotetizar que quizás esta combinación de valencia de emociones pueda ser antecedente de la implicación de los estudiantes de universidades privadas en las movilizaciones más recientes. 33 Por otro lado, en relación a la IP y las acciones de participación social planteada, únicamente la vergüenza aparece como variable mediadora. Esto requiere una posible explicación: de acuerdo a Hansberg (1996) sentir vergüenza, implica creencias sobre el propio status y de un observador. Primero, de sí mismo, un sujeto se siente en desventaja de lo que debería ser y, segundo, en este sujeto subyace la idea de que es visto de manera inadecuada por un observador. La vergüenza, además, constituye una emoción moral que surge cuando están en juego los valores, ideales y exigencias morales de cómo ser y vivir para tal sujeto (Hansberg, 1996). Esto, extendiéndolo a un contexto de ME, plantearía que un estudiante presenta una noción de desventaja que lo pone en similares condiciones con otros (IP) aspecto que es elicitado mediante la vergüenza. Asimismo, mediante la vergüenza, los estudiantes se orientan a proteger su dignidad, lo que posibilitaria, por tanto, las acciones de participación social por un cambio. 34 Otra fundamentación que podría abordar los resultados encontrados aquí es a través del mencionado modelo ESIM (Drury y Reicher, 2009) y se podria sintetizar del siguiente modo: el sentido de la posición social (identidad social) de los estudiantes se va modificando y acrecentando en la medida en que, al actuar sobre su identidad en acciones del ME, son reposicionados como efecto de las consideraciones y reacciones de autoridades o actores institucionales. Tales actores tenderían a criticar las acciones de los estudiantes lo que retroalimentaría a que éstos últimos se orienten a un nuevo sentido de identidad y a nuevas formas de participación social. 35 En este punto, cabe referir respecto al acceso y al perfil de los estudiantes de la universidad privada estudiada: el ingreso se ha diversificado en estos últimos años, lo que posibilita una mayor incorporación de estudiantes, puesto que disponen de sistemas de becas y ayudas económicas que la propia universidad establece o a través de los beneficios que proporciona el Estado chileno (e.g., becas del Ministerio de Educación o Crédito con Garantía del Estado). Respecto a las características de los estudiantes, provienen de estratos socioeconómicos bajos, que provienen de un sistema

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de educación secundaria en Chile en el cual persiste la segmentación social y educativa (Baeza, 2006). Esto fomenta que los estudiantes secundarios se proyecten casi exclusivamente a través de la educación universitaria y, para quienes provienen de una educación previa municipal, les condicione la elección de sus estudios (Puga, Atria, Fernández y Araneda, 2017). Esto, sumado a una escasa o nula experiencia previa en organización o participación social en el periodo secundario (DiarioUChile, 2018), podría explicar que haya una menor orientación a identificar necesidades como colectivo para abordar los problemas que puedan aquejar a estudiantes universitarios en un contexto privado. 36 Asimismo, la educación universitaria privada en Chile ha sido fuertemente asociada a un modelo neoliberal que cuestiona su calidad (para una mayor discusión, véase Espinoza, 2017). Un aspecto a analizar aquí se refiere a las condiciones que definen las propias universidades privadas en la participación social de los estudiantes. Un primer planteamiento podría asociar que la organización de los estudiantes en universidades privadas no está del todo estructurada como la de universidades públicas, que presenta décadas de experiencia en federaciones y que, paulatinamente, los estudiantes de universidades privadas están generando cambios. En este sentido, se observa la necesidad de que los estudiantes cuenten con la información necesaria para generar los espacios de organización, que fomente una acción política y participativa en estos contextos. Por el contrario, se ha señalado que los estudiantes universitarios reciben presiones cuando deciden movilizarse (DiarioUChile, 2018) fomentando que una mayoría de éstos no participe. Incluso, se ha producido que algunos planteles de estudiantes hayan sido afectados con sumarios en los cuales se castiga tal participación, lo que redunda en que los contextos universitarios privados se plantean acciones contrarias a la participación y organización estudiantil. Este contexto descrito resulta clave para entender los hallazgos del presente estudio y plantea diversos desafíos respecto a cómo comprender y fomentar una cultura de participación social de los estudiantes en universidades privadas. 37 De allí que la diversidad de emociones que se relacionan con las acciones de participación social de los estudiantes universitarios responderán a cómo están percibiendo el contexto contexto y las respuestas de las autoridades de la universidad privada: en algunos, la emoción de la esperanza representa una oportunidad de participar en movilizaciones que le resultan inédita. De otro lado, la impotencia constituye una emoción negativa pasiva asociado a un estado de indefensión; en estudiantes que perciben tal indefensión en el contexto universitario les promueve a identificarse colectivamente con los estudiantes y los impulsa a realizar acciones afines al ME. En tanto la vergüenza, como emoción moral, representa aquel estado de sensibilidad ante los problemas sociales y el impulso activo a desarrollar acciones sociales y, fundamentalmente, políticas. Esto último sugiere que los estudiantes que sienten más vergüenza son los más orientados a desarrollar las acciones de movilización, independientemente de las limitaciones que plantea el contexto universitario privado.

Limitaciones y futuros estudios

38 Dado que el presente estudio analiza las acciones de participación política en ME en estudiantes de una universidad privada, hubiese sido de interés comparar con una

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muestra de estudiantes de universidad pública, de tal modo de evidenciar las posibles diferencias que facilitarían u obstaculizarían tales acciones en un tipo y otro de universidad. Asimismo, el estudio se centra únicamente en estudiantes de la carrera de Psicología, no incorporando otras carreras que posiblemente presenten repertorios diversos de acciones de participación política. Tal como se ha señalado con anterioridad, las posibilidades de iniciar y mantener acciones de participación política tiene relación a los contextos institucionales que fomenten o restrinjan tales acciones. Por otro lado, el estudio identifica acciones de participación en un momento particular, las cuales requieren ser exploradas en el tiempo, de tal modo que se reconozcan aquellas acciones que se mantienen a lo largo de la vida universitaria o aquellas que son más transitorias.

39 Futuros estudios requieren continuar explorando cómo ocurre la participación política de estudiantes en universidades privadas, en específico, describir qué contenidos están formando parte de sus demandas o, por ejemplo, resaltar las acciones de organización y/o resistencia de los estudiantes frente a las condiciones institucionales. Esto plantea un campo de investigación menos conocido que es necesario frente a la necesidad de explorarlos distintos escenarios que plantea las reformas educativas en el contexto universitario en Chile. Complementariamente, dado que también han ocupado una posición en las movilizaciones, resulta de interés explorar las percepciones de los docentes, poniendo en evidencia justamente la dinámica establecida con los estudiantes que están participando de la ME y qué elementos sobresalen en tal dinámica. Por último, cabría explorar si los jóvenes estudiantes adquieren un empoderamiento que perdure más allá de estas acciones colectivas en este periodo (Drury y Reacher, 2005), de tal forma si motiva una participación en futuras acciones colectivas.

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RESÚMENES

Chile presenta una larga data de movilizaciones relacionadas con el acceso a la educación, adquiriendo en la última década gran notoriedad el Movimiento Estudiantil (ME) que ha vinculado a estudiantes del sistema público o de universidades pertenecientes el Consejo de Rectores en quienes se han focalizado principalmente las investigaciones. El objetivo principal de este estudio fue analizar la relación entre la identidad colectiva (IC), identidad politizada (IP), emociones (E) y acciones de participación social (PS) en estudiantes de una universidad privada. En el estudio participaron 224 estudiantes de la carrera Psicología de una universidad privada chilena, con edades entre 19 y 33 años. Los resultados identifican mayores acciones de PS en hombres, con alta influencia de las emociones positivas y negativas en activar tales acciones. Por otro lado, en estudiantes que perciben una IC, las emociones de esperanza, vergüenza e impotencia median las acciones de PS y en los estudiantes con una alta IP, solo la emoción de la vergüenza media la participación. Se discuten las implicaciones de estos hallazgos y de las posibilidades y limitaciones que se presentan para los estudiantes universitarios participar en el ME desde una universidad privada.

Chile has a long history of mobilizations related to access to education, and in the last decade the Movimiento Estudiantil (ME) has acquired great notoriety, linking students from the public system or from universities belonging to the Consejo de Rectores (Council of Rectors) on whom research has focused mainly. The main objective of this study was to analyze the relationship between collective identity (IC), politicized identity (IP), emotions (E) and social participation actions (PS) in students of a private university. The study included 224 students from the Psychology degree program at a private Chilean university, aged between 19 and 33. The results identify greater PS actions in men, with high influence of positive and negative emotions in activating such actions. On the other hand, in students who perceive an IC, the emotions of hope, shame and helplessness mediate the actions of PS and in students with a high IP, only the emotion of shame mediates participation. The implications of these findings and the possibilities and limitations presented for university students to participate in the ME from a private university are discussed.

Chile tem uma longa história de mobilizações para exigir o acesso à educação, adquirindo na última década grande notoriedade o Movimento Estudantil (ME), que há ligado a alunos da rede pública ou de universidades do Conselho de Reitores em quem têm-se focado principalmente as pesquisas. O principal objetivo deste estudo foi analisar a relação entre a identidade corporativa (IC), identidade politizada (IP), emoções (E) e ações de participação social (PS) em estudantes de uma universidade privada. No estudo participaram 224 estudantes do curso de Psicologia de uma universidade privada chilena, com idade entre 19 e 33 anos. Os resultados identificam maiores ações de PS em homens, com alta influência de emoções positivas e negativas na ativação de tais ações. Por outro lado, em estudantes que recebem um IC, as emoções de esperança, vergonha e impotência medeiam as ações de PS e nos estudantes com uma alta IP, somente a emoção de

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vergonha medeiam a participação. Finalmente discutem-se as implicações desses achados e as possibilidades e limitações que se apresentam para os estudantes universitários para participar no ME desde uma universidade privada.

ÍNDICE

Keywords: Student movement; participation; emotions; collective identity; politicized identity; sociology Palabras claves: Movimiento estudiantil; participación; emociones; identidad colectiva; identidad politizada; sociología Palavras-chave: Movimento estudantil; participação; emoções; identidade coletiva; identidade politizada; sociologia

AUTORES

LORETO VILLAGRÁN VALENZUELA

Universidad de Concepción, Concepción, Chile Email: [email protected]

CARLOS REYES VALENZUELA

Universidad Andina Simón Bolívar, Quito, Ecuador Email: [email protected]

ANNIA WLODARCZYK

Universidad Católica del Norte, Antofagasta, Chile Email :[email protected]

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Resultados de Investigación

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Continuidades y rupturas: La política de salud sexual y reproductiva chilena en cuatro gobiernos Continuities and breaks: The Chilean sexual and reproductive health policy in four governments Continuidades e rupturas: A política de saúde sexual e reprodutiva chilena em quatro governos

Javiera Cubillos Almendra

NOTA DEL EDITOR

Recibido: 02.04.2018 Aceptado: 27.06.2019

Beca Programa de Formación de Capital Humano Avanzado. Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Chile). CONICYT BCH/Doctorado Extranjero/2012–72130025.

1 DOI: http://dx.doi.org/10.32735/S0718-6568/2019-N53-1387

Introducción

2 El presente artículo analiza la trayectoria de la política de salud sexual y reproductiva en Chile1, a partir de los cuatro gobiernos presentes en el periodo 2000-2018, que comprende los periodos presidenciales de Ricardo Lagos Escobar (2000-2006), Michelle Bachelet Jeria (2006-2010), Sebastián Piñera Echeñique (2010-2014), y el segundo mandato de Michelle Bachelet (2014-2018). La hipótesis que motiva el análisis plantea que no ha existido voluntad política suficiente por parte de los gobiernos para abordar

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integral y coherentemente el ámbito de la sexualidad, en concordancia con los Derechos Sexuales y Reproductivos (DDSSRR) y una perspectiva de género2.

3 No obstante, se identifican diferentes énfasis, acciones y también similitudes en los cuatro mandatos, que permiten acercarse en mayor o menor medida a las orientaciones proporcionadas por organismos internacionales y a las demandas del movimiento feminista, de mujeres y de la diversidad sexual, quienes han sido los principales precursores de modificaciones a las acciones y las normativas gubernamentales. En este contexto, el análisis busca identificar los principales obstaculizadores y facilitadores para este cometido, los que debiesen tenerse en cuenta al momento de retomarse el debate sobre la garantía de los DDSSRR y el rol que le compete al Estado en esto. 4 Los antecedentes de la política analizada se remontan a los años 30, cuando el Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena (MEMCH) manifiesta la urgencia de contar con métodos anticonceptivos y una regulación que permita evitar abortos clandestinos y sus graves consecuencias (Pieper-Mooney, 2008). Como respuesta, el Estado modificó el Código Sanitario (1931) que incluyó la interrupción del embarazo por razones terapéuticas. Luego, en 1952, cuando se unifica el sistema sanitario a través del Sistema Nacional de Salud, la salud materno-infantil se posiciona como prioridad dada las altas tasas de mortalidad materna. Es en el gobierno de Eduardo Frei Montalva (1964-1970) cuando se crea la primera política de planificación familiar (1967), al amparo del Ministerio de Salud (MINSAL), y el primer programa de educación sexual – Programa de vida familiar y educación sexual—, que estuvo a cargo del Ministerio de Educación (MINEDUC) (Olavarría, 2005). Tales intervenciones gubernamentales – aunque fueron promovidas por organismos internacionales desde interpretaciones higienistas y neomalthusianas sobre desarrollo— inauguraron una nueva fase en el campo político de la sexualidad y, a pesar de provocar reacciones contrarias desde sectores conservadores, en general, fueron iniciativas bien recibida (Bonan, 2004; Labarca, 2008; Zárate y González, 2015). 5 Durante el breve gobierno de Salvador Allende (1971-1973) se mantuvo la línea definida por la política de Frei Montalva, con énfasis en la salud pública. Dichas acciones, no obstante, fueron interrumpidas por la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet (1973-1990), donde además de desmontarse los programas de planificación familiar, reformarse el sistema sanitario (1979) y promoverse una política pro-natalista, se penaliza el aborto en toda circunstancia (1989). 6 En la transición a la democracia, a partir de las presiones desde la sociedad civil y organismos internacionales, el Estado ha manifestado interés por avanzar en la garantía de derechos a toda la ciudadanía, incluido los DDSSRR, y cumplir con los acuerdos establecidos por el Derecho Internacional. Bajo tales lineamientos, Chile ha experimentado ciertas mejoras. Sin embargo, el proceso hacia la definición de una política al respecto no ha estado exento de obstáculos y polémicas. Los principales frenos para avanzar en nuevas garantías en el ámbito de la sexualidad responden a una historia marcada por la dictadura cívico-militar (1973-1989), periodo en el que el Estado asumió un rol subsidiario, se promovió una política pro-natalista y se favoreció la influencia de actores conservadores en las decisiones de Estado3. A partir de tales antecedentes, Chile actualmente no cuenta con un marco legislativo que aborde la especificidad de la salud sexual y reproductiva. Han existido iniciativas estatales, pero no existe un cuerpo legal coherente que siente las bases jurídico institucionales para la formulación e implementación de políticas públicas que garanticen los DDSSRR

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(Hurtado, et al., 2004; Observatorio Equidad de Género en Salud, 2009; ICMER, 2010; Dides y Fernández, 2016). 7 Muchas veces las iniciativas gubernamentales en el ámbito de la sexualidad y la reproducción han quedado a la voluntad política del momento, dando origen a una política inestable y que no siempre garantiza el ejercicio de los DDSSRR plasmados en los acuerdos firmados y ratificados por Chile (p.ej. El Cairo, 1994; Beijing, 1995). Por tales motivos, interesa analizar la –que podríamos llamar—política de salud sexual y reproductiva en Chile, a partir de las iniciativas impulsada, desarrolladas y frenadas en los últimos cuatro gobiernos (2000-2018). Este ejercicio analítico es interesante considerando los vaivenes de la política en cuestión y la relativamente reciente aprobación de la Ley N°21.030/2017, que regula la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales: peligro para la vida de la mujer, inviabilidad fetal de carácter letal y embarazo producto de una violación. Si bien dicha ley representa un avance en la materia, fue una iniciativa largamente discutida, no exenta de polémicas y ante la cual el actual Presidente, Sebastián Piñera (2018-2022), y su bancada se han opuesto y manifestado abiertamente sus intenciones modificarla. 8 La intención del artículo es comparar los marcos de interpretación4 que han orientado el accionar del Estado en cada periodo presidencial y dilucidar énfasis, similitudes y discontinuidades, destacando la contribución de cada mandato en la garantía de los DDSSRR desde una perspectiva de género. El análisis expuesto se nutre de un proceso metodológico que contempló la reconstrucción del proceso de la política (policy tracing) entre los años 2000 y 2018, del análisis a documentos políticos de interés –a través de un critical frame analysis— y la aplicación de entrevistas a 39 actores gubernamentales y de la sociedad civil5 (Autor/a, 2014; 2019). Además, se integra información adicional a partir de una revisión documental complementaria (sitios web, periódicos, proyectos de ley, etc.), a modo de profundizar, ampliar y precisar la información proporcionada por las personas entrevistadas. 9 Con el propósito de exponer las continuidades y las rupturas entre los cuatro gobiernos en el ámbito de la salud sexual y reproductiva, el artículo se ha dividido en tres apartados. El primero describe las prioridades de cada gobierno en el ámbito de política abordado, destacando sus principales iniciativas. El segundo apartado da cuenta de algunas continuidades detectadas en los cuatro mandatos presidenciales. Y, finalmente, la tercera sección concluye retomando las principales ideas abordadas.

Énfasis y prioridades en cada gobierno

10 Los cuatro gobiernos, entre el 2000 y el 2018, han presentado matices respecto de su discurso sobre la sexualidad y la inclusión de la sociedad civil en dicho ámbito de política pública. Con la intención de mostrar sus diferentes énfasis, a continuación se trabajan cuatro secciones que ahondan en las prioridades exhibidas por cada mandato presidencial: Ricardo Lagos (2000-2006), Michelle Bachelet (2006-2010), Sebastián Piñera (2010-2014) y el segundo periodo de Michelle Bachelet (2014-2018).

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Ricardo Lagos (2000-2006): la importancia de la participación ciudadana

11 El gobierno de Ricardo Lagos (Partido Por la Democracia - PPD6) estuvo centrado en consolidar la Reforma Sanitaria y un sistema público de protección social. El propósito fue modificar las lógicas impuestas por el régimen militar y sentar las bases de una política de acceso universal sobre criterios de equidad. La Reforma de Salud apuntó a resolver las desigualdades en el ámbito sanitario y fomentar la participación ciudadana, a partir de la institucionalización de mecanismos para ello. Aunque se promovió la equidad, la Reforma Sanitaria no incorporó una perspectiva de género, y la sexualidad y la reproducción no fueron prioridad7 (Eguiguren, et al., 2009; Matamala, et al., 2011).

12 Las iniciativas generadas en estos campos, que pueden distinguirse como avances – aunque no libres de polémicas—, fueron las Normas sobre esterilización voluntaria (2000), la Ley sobre VIH/Sida (2001); la inclusión de la anticoncepción de emergencia (AE) en la oferta del sistema de salud público (2001), la prevención y el apoyo al embarazo adolescente, las Normas para la atención a víctimas de violencia sexual (2004), que incluye la AE para las mujeres que han sufrido una violación, y la continuidad de la Mesa Interministerial de Prevención del Embarazo Adolescente8. Dichas acciones exhibieron una representación de la sexualidad vinculada a un enfoque sanitario –aunque matizado con una perspectiva de derechos humanos y de género—, que se centró principalmente en la regulación de la fertilidad en grupos poblacionales reconocidos como vulnerables (p.ej. jóvenes y mujeres de escasos recursos) (Autor/a, 2019). 13 Entre las acciones que impulsaron el diálogo entre el Estado y la sociedad civil en el proceso de la política, adquiere relevancia la conformación de la Mesa de Trabajo en Sexualidad (2002), donde ciertos organismos académicos y ONGs tuvieron oportunidad de discutir y opinar sobre algunas iniciativas, por ejemplo, las Normas para la atención de víctimas de violencia sexual (Fríes, et al., 2007)9. Sin embargo, las principales demandas de la sociedad civil fueron desatendidas. Aunque Ricardo Lagos hizo referencia públicamente a la posibilidad de legislar sobre aborto terapéutico, este debate no logró profundidad ni hubo propuestas explícitas en su gobierno10. Asimismo, el proyecto de Ley Marco sobre Derechos Sexuales y Reproductivo (2000), generado por organizaciones de la sociedad civil, no fue discutido en este periodo (Boletín N°2608-11). 14 Una iniciativa interesante fue la política de salud y pueblos originarios (MINSAL, 2005/2006), que buscó ser generada y gestionada con la participación activa de las comunidades indígenas y distintos actores interesados en la temática (expertas/os, implementadores de política y organizaciones sociales). Aunque la formulación de la política no integró explícitamente la sexualidad ni una perspectiva de género, a partir de la demanda en algunas regiones del país (I y IX región) se logra incluir la pertinencia cultural al ámbito de la salud reproductiva (p.ej. parto humanizado), a través del Programa de Salud de la Mujer (MINSAL, 1997) y –posteriormente— el Programa Chile Crece Contigo (2009)11. 15 En lo que respecta a educación sexual, el gobierno de Lagos inició un proceso importante para promover una política nacional, desde una propuesta pedagógica basada en el enfoque derechos humanos, que reconoce la formación en sexualidad como un derecho, sobre criterios de igualdad y no discriminación. No obstante, el Plan

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de Educación en Afectividad y Sexualidad (MINEDUC, 2005) no fue bien recibido por los sectores ligados a la iglesia católica y no implicó el desarrollo de medidas concretas, lo que redujo sus posibilidades de impacto12. El énfasis de este gobierno siguió principalmente la línea de la regulación de la fertilidad en la población adolescente, que intentó modificar las dinámicas tradicionales de la atención en salud, al posicionar a las personas como sujeto de derecho. Sin embargo, este discurso no permeó otros temas vinculados a la sexualidad (p.ej. el debate sobre aborto o el reconocimiento de la sexualidad en otros colectivos). 16 De este modo, el gobierno de Ricardo Lagos, aunque intentó avanzar en la incorporación de un discurso de derechos humanos en la política pública y motivar mecanismos de diálogo entre Estado y sociedad civil, no integra las demandas y propuestas ligadas a la garantía de los DDSSRR, especialmente el proyecto de ley Marco sobre DDSSRR. Asimismo, la representación social de la sexualidad estuvo más cercana a un enfoque sanitario –que representa la sexualidad ligada principalmente a la reproducción—, que a un accionar del Estado interesado en garantizar los DDSSRR desde una perspectiva integral. Finalmente, cabe destacar las señales que da este gobierno para integrar a nuevos sujetos al espectro de la política, como los pueblos originarios (MINSAL, 2005/2006) y las diversidades sexuales (MINEDUC, 2005).

Michelle Bachelet (2006-2010): énfasis en la igualdad de género

17 El primer mandato de Michelle Bachelet (Partido Socialista - PS) siguió la línea trazada por Ricardo Lagos en la inclusión de un enfoque de derechos en las políticas públicas y en el fortalecimiento de la participación ciudadana. No obstante, el énfasis de este gobierno estuvo en la introducción de mecanismos para la transversalización de la perspectiva de género en la gestión del Estado, propósito que estuvo presente en el gobierno anterior –siendo Bachelet Ministra13—, pero que en este periodo toma mayor protagonismo, avanzándose en la aplicación de medidas técnicas concretas (p.ej. Consejos de Género14 y compromisos en cada ministerio, y la Agenda de Género). Esta intención presidencial fue alentada, además, por parte del movimiento feminista y de mujeres que se implicó en su campaña y su posterior mandato.

18 Durante el gobierno de Lagos, se habló explícitamente sobre garantías universales en salud y es en el gobierno de Bachelet donde toma fuerza la proclama por DDSSRR, que es una demanda del movimiento feminista y de mujeres desde los años 90. Este gobierno mostró sensibilidad ante el tema y generó ciertos avances, desde una lógica de derechos e igualdad de género (MINSAL, 2007). Sin embargo, en opinión de algunas entrevistadas15, no se abordaron asuntos claves, como el aborto16 y el proyecto de ley Marco sobre DDSSRR, que se ingresa nuevamente al Parlamento el 2008 (Boletín N°5933-11). La Presidenta se comprometió a acelerar el proceso del proyecto de ley en el Parlamento, pero finalmente desistió de hacerlo17. 19 Como el gobierno de Lagos, el primer mandato de Bachelet no propone una política coherente y con un foco claro en el ámbito de la sexualidad y la reproducción, sino más bien iniciativas aisladas enfocadas especialmente en la regulación de la fertilidad de sectores poblacionales reconocidos como vulnerables (especialmente mujeres y jóvenes). Sin embargo, pueden reconocerse ciertos hitos, como las Normas Nacionales de Regulación de la Fertilidad (MINSAL, 2007), que integran explícitamente un enfoque de género, son enunciados desde una lógica de DDSSRR y buscan responder a las

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demandas de la sociedad civil. Entre otras cosas, dichas Normas plantean la provisión gratuita y universal de la AE a mujeres mayores de 14 años, lo que generó una polémica dado el rechazo que tuvo desde los sectores conservadores. Frente a ello, el Ejecutivo presentó en calidad de suma urgencia un proyecto de ley (2009) que deriva en la Ley N°20.418/2010, que Fija Normas sobre Información, Orientación y Prestaciones en Materia de Regulación de la Fertilidad. 20 Para algunas entrevistadas18 no se observan mayores diferencias entre los gobiernos de Lagos y Bachelet, pues ninguno mostró real interés por abordar estos asuntos ni por incorporar las propuestas emanadas desde la sociedad civil19. No obstante, poco antes de dejar la presidencia, Michelle Bachelet dio algunas señales, principalmente a partir del Plan de Igualdad de Oportunidades 2010-2020, que plantea el abordaje de los DDSSRR y la despenalización del aborto terapéutico. Esta intención fue retomada en su segundo mandato. 21 Respecto a la educación sexual, este gobierno continuó con el Plan Nacional elaborado en el periodo anterior (MINEDUC, 2005). Se buscó incorporar una perspectiva de género y promover la corresponsabilidad en la educación sexual, a partir de la Secretaría Técnica de Educación en Sexualidad, Afectividad y Género20 (MINEDUC). Sin embargo – de acuerdo a información proporcionada por profesionales del ministerio y del Programa de Aprendizaje, Sexualidad y Afectividad, de la Universidad de Chile—, dicha Secretaría pareció ser más una declaración de intenciones que una instancia potenciada técnicamente. La implementación del Plan Nacional sólo contempló los programas de Aprendizaje, Sexualidad y Afectividad (PASA) y de Planificación de Educación en Sexualidad y Afectividad. (PLANESA), que apuntaron a la capacitación docente y tuvieron una cobertura acotada. 22 Por otro lado, este gobierno impulsó el Consejo de Salud de Género (2007) y el Consejo de Jóvenes y Adolescentes (2010), donde se abordaron temas de interés para las organizaciones participantes (p.ej. actualización del Programa de Salud Adolescente y revisión de las Normas de Regulación de la Fertilidad, respectivamente)21. No obstante, de acuerdo a lo manifestado por las personas entrevistadas que participaron de ambas instancias, en los Consejos se trataron temas puntuales y que venían predefinidos desde el gobierno. Las propuestas y demandas desde la sociedad civil no fueron incluidas en la agenda pública. Entre tales iniciativas se encuentran el manual pedagógico sobre educación sexual difundido por el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (MOVILH, 2009/2010), la Ley Marco sobre DDSSRR (Boletín N°5933-11) y la despenalización del aborto22. 23 Al igual que el gobierno de Lagos, el primer mandato de Michelle Bachelet propone una representación de la sexualidad principalmente desde un discurso sanitario, que vincula la sexualidad a la fertilidad y apunta a su regulación en poblaciones asumidas como vulnerables (mujeres y adolescentes). A pesar que se manifestó públicamente la intención de integrar un discurso de derechos humanos y una perspectiva de género en las iniciativas impulsadas, costó (y ha costado) superar las lógicas biosanitarias para pensar en los DDSSRR de manera integral23. No obstante, se reconoce el esfuerzo técnico por transversalizar la perspectiva de género en la gestión del Estado, lo que permitió avances en materia de salud sexual y reproductiva. Por otro lado, si bien se potenciaron los Consejo Consultivo de Salud, siguieron postergándose demandas y propuestas claves desde la sociedad civil. Finalmente, al igual que el gobierno de Lagos, el primer mandato de Michelle Bachelet promovió iniciativas que buscaron integrar

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nuevos beneficiarios al espectro de la política, por ejemplo, al posicionar con mayor énfasis la corresponsabilidad en materia de anticoncepción (MINSAL, 2007).

Sebastián Piñera (2010-2014): el fomento de la maternidad

24 El gobierno de Sebastián Piñera (Partido Renovación Nacional - RN24) implicó un cambio en las iniciativas estatales llevadas hasta el momento. Gran parte de las propuestas de los dos mandatos anteriores fueron interrumpidas o pierden prioridad. Por ejemplo, el programa de salud y pueblos indígena (MINSAL, 2005/2006), los Consejos Consultivos en Salud y la Ley N°20.418/201025. Si se observa cierta continuidad entre los gobiernos de Lagos y Bachelet, este periodo presidencial representa una ruptura significativa con el trabajo desarrollado hasta entonces26.

25 El énfasis del gobierno de Piñera estuvo en el fomento de la familia y la maternidad, lo que limitó la inclusión de una perspectiva de género y la representación de un sujeto de derecho en la política. Evidencia de esto, es que se redujo la distribución de preservativos en la población juvenil27 y se desarrollaron programas de fomento a la maternidad (p.ej. Programa de Apoyo a la Maternidad, Programa piloto de fertilidad asistida, 2011). Aunque la arquitectura formal de las políticas de igualdad de género – generada en gobiernos anteriores— se mantuvo, los discursos más conservadores sobre el rol de la mujer en la sociedad permearon las políticas del Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM) y otros organismos públicos (Valdés, 2013). 26 La Ley N°20.418/2010, que fija las normas sobre información, orientación y prestaciones en materia de regulación de la fertilidad, en este gobierno no fue trabajada íntegramente. Se generó un reglamento desde el MINSAL (Decreto N°48/2013), pero no uno desde MINEDUC sobre la formación en sexualidad en establecimientos de educación secundaria (Dides y Fernández, 2016). En cambio, se propusieron siete programas (2011) que –de acuerdo a profesionales MINEDUC— ignoraron el Plan vigente (MINEDUC, 2005). El enfoque de derechos humanos –y con ello el principio de no discriminación e igualdad de género— pierde fuerza, mientras se profundiza en el principio de libertad de enseñanza y el rol subsidiario del Estado. Bajo un argumento de pluralismo, se propusieron programas que no siguieron los planteamientos de la política nacional e instalaron un marcado discurso conservador (Palma, Reyes y Moreno, 2013). De hecho, algunos programas transgredían derechos y garantías definidas en el marco del Plan, al patologizar la homosexualidad (p.ej. Programa Aprendiendo a Querer, Universidad Católica de la Santísima Concepción). 27 Los mecanismos de diálogo entre Estado y sociedad civil en el gobierno de Piñera fueron más bien nominales. Algunas profesionales de servicios público relacionados a la política estudiada (INJUV, MINEDUC, MINSAL y SERNAM) comentan que durante este gobierno la participación ciudadana decayó, pues se le dio escaso énfasis. Existieron mesas de diálogo, pero no siempre tuvieron continuidad ni lograron incidencia en la formulación de la política. Los Consejos Consultivos en Salud, por ejemplo, siguieron funcionando, pero perdieron importancia en relación a los gobiernos anteriores. Además, los programas de educación sexual propuestos fueron definidos por el gabinete del MINEDUC y ni los profesionales de dicho ministerio tuvieron injerencia28. 28 Los esfuerzos de los gobiernos anteriores por avanzar en términos de participación ciudadana fueron frenados en este periodo presidencial, al promoverse escasamente los espacios de diálogo existentes y al no considerar a las organizaciones de la sociedad

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civil en la formulación de propuestas. Además, la representación de la sexualidad se vincula a un discurso conservador –ligado a la promoción de los valores de la vida y la familia—, en desmedro de un discurso de derechos humanos (Autor/a, 2019). Finalmente, este gobierno refuerza la focalización de la política en mujeres heterosexuales en edad fértil –representadas necesariamente como madres—, lo que plantea una ruptura con la intención de los gobiernos anteriores por diversificar e integrar a nuevos usuarios a los beneficios de la política.

Michelle Bachelet 2.0 (2014-2018): los derechos sexuales y reproductivos

29 El segundo gobierno de Michelle Bachelet manifiesta explícitamente la necesidad de seguir avanzado en el campo de la igualdad de género y los DDSSRR. Por ejemplo, se creó el Área del buen vivir de la sexualidad en SERNAM y el programa del mismo nombre29, se presentó (2015) y aprobó (2017) el proyecto de ley sobre interrupción del embarazo en tres causales (Ley N°20.030/2017)30, se actualizaron las Normas Nacionales de Regulación de la Fertilidad (MINSAL, 2018a) y publica la primera Política Nacional de Salud Sexual y Reproductiva (MINSAL, 2018b). A esto se suma la creación del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género (2016). Estas iniciativas implican necesariamente un cambio de lógicas respecto del gobierno anterior. Se reconoce como un hito que, desde el Ejecutivo, se haya expresado la voluntad de legislar sobre DDSSRR y de incorporar profesionales, vinculadas al movimiento feminista, a la administración estatal31 (p.ej. la Ministra y la Subsecretaria de SERNAM, y la encargada de la Unidad de Género en MINSAL)32. Al respecto, una entrevistada vinculada al Instituto Chileno de Medicina Reproductiva (ICMER) plantea: “Es histórico, porque nunca un Presidente ha propuesto legislar sobre el tema. Todos han dicho que no van a legislar y lo han declarado en sus campañas presidenciales y durante todos sus gobiernos, y lo repiten sus ministros”.

30 En contraste, otras entrevistadas33 se mostraron más escépticas por lo visto el mandato anterior de Michelle Bachelet, o porque se evidenció –durante su primer gobierno— que las demandas de la sociedad civil siguieron siendo postergadas. Por ejemplo, se descartó discutir sobre el Proyecto de Ley Marco sobre DDSSRR. Aunque es destacable la promulgación de la Ley N°21.030/2017 –sobre interrupción voluntaria del embarazo en tres causales—, que responde, si bien parcialmente, a una demanda histórica del movimiento feminista y de mujeres. 31 El segundo gobierno de Michelle Bachelet planteó fomentar las instancias de diálogo entre el Estado y la sociedad civil (p.ej. Consejos Consultivos en Salud y mecanismos definidos por la Ley N°20.500/2011) e integrar a diversos actores en la formulación de una política sobre DDSSRR. La propuesta se dirigió a ampliar el foco de la política, no sólo centrada en mujeres en edad fértil, sino en otros sectores usualmente ignorados en el ámbito de la salud sexual y reproductiva (mujeres adultas mayores y hombres adolescentes), desde una lógica de derechos humanos y ciclo vital (p.ej. Programa el Buen Vivir de la Sexualidad y la Reproducción, 2014)34. Asimismo, se plantea explícitamente una intención de representar la sexualidad desde un discurso de derechos humanos y una perspectiva de género, al hablar abiertamente de DDSSRR e impulsar iniciativas no sólo vinculadas a la reproducción. Aunque sigue existiendo un fuerte énfasis sanitario, dicha mirada parece ceder espacio ante un discurso de derechos, al intentar promover iniciativas que respeten las decisiones particulares de

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las personas. Asimismo, se observa un interés por fortalecer los mecanismos de participación ciudadana existentes, a la vez que se propician otros. Finalmente, este gobierno intentó integrar nuevos beneficiarios al ámbito de la política y no centrarse sólo en mujeres en edad fértil. Esto representa un cambio significativo –respecto a los gobiernos anteriores— en el abordaje de la sexualidad.

Percepción de continuidades

32 Como se ha revisado anteriormente, existen diferencias de énfasis en cada uno de los últimos cuatro gobiernos en materia de sexualidad. No obstante, es posible visualizar ciertas continuidades. Hay quienes consideran que son muchas más las similitudes que las diferencias entre periodos presidenciales, donde ha primado la figura de un Estado ausente y temeroso de abordar la sexualidad en el espacio público. A continuación se ahonda en las semejanzas más relevantes exhibidas entre los años 2000 y 2018, de acuerdo a la opinión de las personas entrevistadas y el material revisado. El apartado se divide en tres secciones que identifican tres elementos de continuidad entre los gobiernos, a saber: la escasa voluntad política y la oposición desde sectores conservadores; la percepción de avances y retrocesos; y la existencia de trabas a nivel institucional y constitucional.

La escasa voluntad política y la oposición de actores conservadores

33 En opinión de las personas entrevistadas, mayoritariamente pertenecientes a organizaciones de la sociedad civil35, una de las principales similitudes entre los cuatro gobiernos se refiere a la escasa voluntad política de abordar la sexualidad como un asunto público, dadas por las resistencias desde sectores conservadores. La sexualidad y la reproducción, hasta el momento, han sido abordadas principalmente desde un discurso sanitario, que ha tendido a ceder a las presiones desde los sectores conservadores (iglesias cristianas, partidos conservadores36 y organizaciones “pro- vida”). En ninguno de los cuatro gobiernos se visualizaría una intención concreta de generar una política coherente, con directrices claras, que contemple los diversos elementos que implica pensar la sexualidad de modo integral y reconozca la autonomía de las personas. El gobierno más próximo a esto fue el segundo mandato de Michelle Bachelet.

34 La sexualidad es sindicada como un asunto que genera bastantes rencillas y reticencias políticas, por lo que nunca ha sido prioridad gubernamental ni se han emprendido mayores esfuerzos por formular una política integral, intersectorial y con la participación de los diversos sectores de interés. Con ello, se evade el tema de fondo y sólo se generan iniciativas reactivas y/o parciales ante contingencias o polémicas específicas (p.ej. niñas abusadas sexualmente y embarazadas producto de ello o las polémicas en establecimientos educacionales). Estas acciones, además, no tratan la sexualidad en sentido positivo y no garantizan la autonomía de las personas. 35 Han existido reacomodos en la política a nivel nacional (p.ej. las Normas Nacionales de Regulación de la Fertilidad, la Ley sobre interrupción del embarazo en tres casuales, la distribución de la AE y algunos programas de educación sexual), pero no la formulación de una política coherente que garantice el ejercicio autónomo de la sexualidad, en concordancia con los DDSSRR y los acuerdos firmados y ratificados por el Estado

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chileno. Pareciera que sólo se han generado iniciativas con el fin de dejar tranquila a la opinión pública, donde además los sectores conservadores suelen tener amplia influencia, por lo que no se han propuesto medidas satisfactorias ni robustas. Prueba de esto es la educación sexual, existe un Plan Nacional (MINEDUC, 2005), la Ley N°20.418/2010 proclama su obligatoriedad en la educación secundaria, se han desarrollado manuales (guías, orientaciones) y se han implementado algunos programas, pero estas acciones son insuficientes para instalar una política nacional que se precie de tal. No se han desarrollado evaluaciones, la cobertura no ha sido satisfactoria y los establecimientos educativos gozan de la autonomía para definir qué recomendaciones de MINEDUC tomar y cuáles desatender37. No existe una propuesta de Estado clara, exigible ni garantizable. Son las crisis o polémicas concretas las que detonan el debate público y en varias oportunidades ni eso es suficiente para producir cambios significativos38. 36 Una posible explicación de la escasa voluntad exhibida por los cuatro gobiernos alude a los costos políticos asociados de tratar la sexualidad como tema público (Shepard, 2000; Pecheny y de la Dehesa, 2011). Los gobiernos serían reticentes a tratar abiertamente estas materias desde una lógica más progresista, por los posibles conflictos que esto pueda generar al interior de las coaliciones políticas (p.ej. la Nueva Mayoría39) y con los sectores conservadores. Lo que, además, podría repercutir en el porcentaje de aprobación por parte de la opinión pública y/o actores políticos influyentes. Un ejemplo de esto fue la polémica sobre el aborto y la renuncia de la ex Ministra de Salud, Helia Molina (2014). Molina manifestó –en una entrevista a un periódico nacional40—, que una política restrictiva como la chilena genera que quienes tienen los recursos económicos puedan acceder al sistema de salud privado para interrumpir sus embarazos. Estas declaraciones fueron ampliamente criticadas por los sectores conservadores y derivaron en la renuncia de la entonces ministra. 37 Los costos políticos perpetúan la marginalidad de quienes defiendes los DDSSRR y permiten tener tras bambalinas los desacuerdos entre actores (Shepard, 2000, p. 137). Por estas razones, los gobiernos se han cuidado de no activar fricciones en el debate y moverse con extrema cautela respecto de las iniciativas que emprenden y/o las declaraciones públicas que realizan. El movimiento feminista y las organizaciones de la sociedad civil han contribuido a hacer frente a estos costos políticos, prestando apoyo a quienes se manifiestan a favor de estas demandas y visibilizando el doble discurso (Shepard, 2000) que da origen a políticas públicas restrictivas. Además, las organizaciones feministas y de mujeres han buscado generar presiones constantes para ampliar la discusión y visibilizar las demandas y necesidades de la población, más allá de una política de consensos entre actores gubernamentales. Sin embargo, estas intenciones no siempre calan en el debate público ni las decisiones gubernamentales, y las iniciativas siguen una lenta trayectoria hasta diluirse en el tiempo. 38 La percepción de avances y retrocesos

39 Ligado a la escasa voluntad política de los gobiernos y la influencia de sectores conservadores, se encuentra la percepción generalizada de que en el ámbito de la sexualidad se observan avances lentos (o “avances-retrocesos”)41. Esto ocurriría dado que, al momento de reportarse algunos avances, prontamente viene aparejado un retroceso; o se trata de un avance débil. Ejemplo de ello son las Normas Nacionales de Regulación de la Fertilidad, que permite, entre otras cosas, la distribución de la AE en el sistema de salud público (incluidas mujeres de menos de 14 años). No obstante, esta

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medida fue ampliamente cuestionada y frenada por sectores conservadores (p.ej. no distribuida en municipios de gobiernos opositores/conservadores), lo que relativiza este avance. Algo similar ha pasado con la Ley N°20.418/2010, que representa una mejora en materia legislativa respecto al acceso a información sobre regulación de la fertilidad y a educación sexual, pero el proceso para validar un reglamento desde el MINEDUC ha sido lento. Existe la ley, pero no se crean oportunamente mecanismos que permitan su aplicación. 40 El debate sobre la sexualidad parece estancado. Se movería en lo mismo: los sectores conservadores continúan teniendo un rol preponderante y los gobiernos no quieren (re)activar polémicas. Esto ha llevado a proponer iniciativas “matizadas”, que no satisfacen del todo a ninguno de los grupos de interés y permiten la aplicación acomodadiza de la política. Por verbigracia podría mencionarse la timidez política que ha caracterizado a los gobiernos frente a la educación sexual y el aborto. En ninguno de estos dos asuntos los gobiernos se han mostrado abiertamente contrarios a los planteamientos de sectores conservadores, sino más bien han buscado acomodar su discurso con el propósito de satisfacer las demandas de diversos actores, aun cuando son discordantes. 41 En educación sexual se ha generado un Plan Nacional desde lógicas de derechos humanos, no discriminación e igualdad, y a la vez se ha respetado la libertad de enseñanza y un rol subsidiario del Estado. Este planteamiento “matizado” produce contradicciones que aún no han sido resueltas y limita que los programas, en su aplicación, definan mínimos exigibles que respeten los principios proclamados por la política42. En relación al aborto, no es hasta el segundo gobierno de Michelle Bachelet donde el Ejecutivo se muestra a favor de despenalizarlo por razones terapéuticas, a partir de la insistencia desde organizaciones de la sociedad civil. Empero, este asunto se trató con cautela, con el fin de no despertar fricciones políticas43. 42 Otro aspecto que influye en esta percepción de “avances-retrocesos” es la escasa continuidad entre los gobiernos, donde se observan iniciativas más bien intermitentes – en términos de presupuesto, profesionales y énfasis— y donde cuatro años parecen ser pocos para consolidar ciertas iniciativas44. Ejemplo de esto es el Programa de Salud Adolescente (MINSAL, 2012) que, de acuerdo lo que comenta una profesional SERNAM, ha tenido altos y bajos. En ocasiones se le ha dado prioridad y presupuesto pertinente, y otras se ha subordinado a la política dirigida a las mujeres (MINSAL, 1997). 43 Algo similar ha sucedido con el Programa de Salud y Pueblos Indígenas (MINSAL, 2005/2006) y los Consejos Consultivos en Salud, los que durante el gobierno de Piñera no tuvieron prioridad45. Ejemplos similares pueden hallarse en el ámbito de la educación sexual, donde a pesar de existir un Plan Nacional no ha habido continuidad en los programas y no se observan avances sustantivos desde el gobierno de Ricardo Lagos46. Frente a esto, queda la sensación de que no existe una voluntad genuina de avanzar en la garantía de DDSSRR. Por otro lado, pueden hallarse obstáculos más difíciles de sortear, que aluden a los establecidos a nivel constitucional, que imponen una forma de hacer política pública que no permite transformaciones sustantivas. En la siguiente sección se aborda este aspecto.

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Trabas a nivel constitucional: la necesidad de reformar la Constitución

44 El modo de formular políticas públicas en los cuatro gobiernos no se ha modificado, lo que en parte concierne a las restricciones que establece la actual Constitución (1980)47. La Constitución –que promueve un modelo neoliberal, autoritario y ultraconservador— fue elaborada de modo que el arco de acción política, independiente de quien gobierne, no permite modificar la competencia electoral bipactista instalada por la dictadura militar (Garretón y Garretón, 2010).

45 La Constitución de 1980 consagró la exclusión política a través del sistema binominal a nivel parlamentario, que impone límites a la democracia electoral, dadas sus restricciones fácticas y normativas (Siavelis, 2004; Altman, 2004; Rubano, 2007). Asimismo, “la dimensión ciudadana de la democracia se enfrenta a problemas de derechos civiles específicos de las minorías, desigualdades socioeconómicas, participación electoral y ausencia de instituciones de participación” (Garretón y Garretón, 2010, p.146). Al ser la única Constitución en el mundo adoptada en una dictadura que continúa vigente en un régimen democrático, no existe consenso respecto de su legitimidad ni si representa la voluntad de la sociedad chilena (Garretón y Garretón, 2010). Frente a esto es amplia la demanda por un cambio constitucional, ya no sólo a partir de reformas que modifiquen fracciones de ésta, sino una nueva Constitución que emane de una Asamblea Nacional Constituyente (AC)48. 46 Entre las/os entrevistadas/os49 se reconoce que uno de los principales problemas, para que la legislación sobre salud sexual y reproductiva en Chile progrese, fue el sistema binominal a nivel parlamentario propuesta por la Constitución de 1980. El sistema binominal –actualmente modificado por la Ley N°20.840/2015— aplicaba la lógica de mayoría relativa que instauró un sistema bipartidista en las elecciones legislativas. Esto aseguraba la participación del bloque conservador en el Parlamento, que anterior a la Constitución de 1980 se presentaba como minoritario, generando su sobre representación (Siavelis, 2004). Fue en el Parlamento donde se encontraron las mayores trabas para, por ejemplo, despenalizar la interrupción voluntaria del embarazo –uno de los temas más polémicos en materia de salud sexual y reproductiva en Chile– o instalar una Ley que garantice y proteja los DDSSRR. 47 El caso específico de la despenalización del aborto (no sólo en tres causales) es más complejo, ya que requiere de un quórum parlamentario de dos terceras partes de las/os diputadas/os y las/os senadoras/es en ejercicio (Art. 127), dado que la Carta Fundamental protege la vida del que está por nacer (Art. 19). El alto quórum parlamentario para el desarrollo de este tipo de modificaciones legislativas y el sistema binominal (vigente hasta mayo 2015) han sido reconocidas –por las personas entrevistadas— como unas de las principales razones por las que se apela a una reforma constitucional para avanzar en materia de DDSSRR. En este sentido, la Ley N°20.840/2015, que sustituye el sistema binominal por uno de carácter proporcional (Método D’Hondt) en la conformación del Congreso Nacional, podría ser un eventual avance para legislar sobre DDSSRR. No obstante, sigue siendo pertinente una reforma constitucional (Corporación Humanas, 2016). Al respecto, una integrante de Corporación Humanas expresa: “en Chile las instituciones y el marco normativo fundamental –que es la Constitución política— está en cuestión y una nueva Constitución para ser legítima,

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necesariamente, tiene que incorporar los avances en Derechos Humanos que se dan a nivel internacional. Esto implica que los derechos sexuales y reproductivos tienen que ser parte de este pacto constitucional nuevo al que Chile va a arribar y eso es necesario para tener garantía de que estos derechos efectivamente se puedan cumplir.” 48 Adicionalmente, es la misma Constitución la que limitaría una democracia plena, donde la ciudadanía tenga una incidencia real en el cómo se hace política a nivel nacional y cómo se formulan las políticas públicas. Como manifestó el Senador Alejandro Navarro (Partido Movimiento Amplio Social, MAS50), en la una de las sesiones del Senado donde se discutió la posibilidad de legislar sobre aborto terapéutico: “Me gustaría que sobre estos asuntos tuviésemos la posibilidad de realizar un plebiscito vinculante, en el cual se pudiera consultar a la ciudadanía sobre un problema en que están implícitos la fe, la moral, el laicismo, la convicción, porque es un tema país. Pero Chile no tiene ese tipo de consulta. La Constitución no brinda la herramienta para poder preguntar a los ciudadanos (Senado de la República de Chile, 2012,p. 121).” 49 Una de las grandes limitaciones para la formulación de políticas públicas inclusivas y con participación de los diferentes sectores y actores políticos estaría dada por una Constitución que no propicia un contexto político favorable para generar modificaciones en la legislación51. La actual Constitución suscitaría lógicas autoritarias e impositivas, lo que limita el concebir políticas que permitan la emergencia de diversos proyectos ético-políticos, que cuenten con la participación e injerencia de diversos actores y grupos de opinión, y consideren las realidades de sujetos diversos y su autonomía.

50 En opinión de algunas/os entrevistadas/os52, la sociedad chilena estaría preparada para realizar cambios sustantivos en la Constitución y en el modo de hacer política. Actualmente, hay mayor apertura para entablar ciertos temas en el ámbito público (sexualidad, diversidad sexual, aborto, etc.), y existe mayor consciencia sobre derechos y la capacidad de decidir. La sociedad en Chile estaría experimentando un cambio cultural que le lleva a demandar más del Estado, no sólo políticas paternalistas, sino políticas que reconozcan la pluralidad social existente (distintos sistemas de valores, estilos de vida y modos de vivir la sexualidad) y que conciban agentes críticos, no meros receptores de las políticas públicas. Hay personas y grupos que están dispuestos a posicionar la sexualidad como asunto público, vinculado a la ciudadanía, la autonomía y la autodeterminación, donde el Estado más que un actor que debe regular la sexualidad en base a un ideal normativo (ya sea moral o sanitario), debe permitir la emergencia de diversos proyectos ético-políticos, apoyando y garantizando las decisiones particulares.

Conclusiones

51 En el presente artículo se ha hecho un breve análisis sobre la trayectoria de la política de salud sexual y reproductiva en Chile, a partir de los cuatro gobiernos presentes en el periodo 2000-2018. En primera instancia, se ha reparado en los énfasis de cada mandato presidencial. Las prioridades del gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006) estuvieron en la inclusión de un discurso de derechos humanos en las políticas públicas – especialmente en el ámbito de la salud y la protección social—, y en el establecimiento de mecanismos de diálogo entre Estado y sociedad civil. No obstante, la sexualidad no fue prioritaria, aunque se observan avances, principalmente, desde una lógica sanitaria,

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que se enfoca en la regulación de la fertilidad, la prevención del embarazo adolescente y problemas sanitarios asociados a la reproducción.

52 El primer gobierno de Michelle Bachelet (2006-2010) continuó el trabajo de Ricardo Lagos sobre la inclusión del enfoque de derechos humanos y el afianzamiento de espacios de diálogo entre Estado y sociedad civil, enfatizando en la introducción de una perspectiva de género en la administración del Estado. La salud sexual y reproductiva adquiere mayor importancia y se visualizan mejoras que buscan favorecer la igualdad de género y la corresponsabilidad en la regulación de la fertilidad. Estas iniciativas, aunque también tuvieron un marcado énfasis sanitario, intentaron ser trabajadas desde una lógica de derechos y equidad de género. Así, tanto el gobierno de Lagos como el primer gobierno de Bachelet se muestran proclives a avanzar en términos de participación ciudadana y derechos humanos. 53 El gobierno de Sebastián Piñera (2010-2014) representó un cambio importante respeto de los mandatos presidenciales anteriores en materia de salud sexual y reproductiva, igualdad de género y participación social. Las intenciones políticas de este gobierno buscaron promover un discurso conservador, que reforzó la figura de la “mujer-madre” y restó importancia a los mecanismos de diálogo iniciados por los gobiernos anteriores. 54 El segundo mandato de Michelle Bachelet, por su parte, se mostró más proclive a debatir y emprender acciones en torno a los DDSSRR y la igualdad de género. Hay una intención expresa por avanzar en estas materias desde una lógica de derechos, igualdad y no discriminación. En términos comparativos, este gobierno es el que se ha mostrado más proactivo en el ámbito de política estudiado, buscando profundizar las estructuras de igualdad de género, integrar a profesionales y activistas feministas a la administración del Estado, introducir a su programa algunas de las demandas del movimiento feminista y fortalecer el diálogo entre el Estado y la sociedad civil. 55 Si bien se corrobora en cierta medida la hipótesis planteada –respecto que no ha existido voluntad política suficiente por parte de los gobiernos entre 2000 y 2018 para abordar integralmente el ámbito de la sexualidad, en concordancia con los DDSSRR y una perspectiva de género—, cabe considerar que los dos gobiernos de Bachelet abren ventanas de oportunidad política (Kingdon, 1984) para este cometido, aunque no pueda afirmarse que se ha avanzado de modo enteramente satisfactorio. Aún hay demandas desde los movimientos sociales que han quedado al margen en la agenda pública y sobre los que cabría seguir avanzando. 56 Las dificultades para proponer una política a la luz de los DDSSRR, no sólo estarían determinadas por la voluntad política de cada gobierno, sino también por obstáculos dados por la institucionalidad del Estado y la actual Constitución (1980). En este sentido, las similitudes de los cuatro gobiernos darían cuenta de las principales restricciones para concretar una política que garantice los DDSSRR y que responda a las demandas de pluralismo generadas desde la sociedad civil. Entre estas dificultades se observan principalmente dos: i) una escasa voluntad política desde los gobiernos frente a las presiones generadas desde sectores conservadores, lo que han limitado el posicionamiento de la sexualidad como tema de interés público y ha dado pie a avances parciales; y ii) una Constitución Política, herencia de la dictadura cívico-militar, que ha impedido generar cambios sustantivos en el cómo se formulan y gestionan las políticas públicas a nivel nacional.

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57 Entre los principales obstáculos impuesto por la Constitución vigente pueden identificarse las limitaciones que esta misma impone para modificarla, las dinámicas jerárquicas de interlocución entre el Estado y la sociedad civil que propone y la no garantía de los DDSSRR de manera explícita. A pesar de las modificaciones introducidas desde los años 90, la toma de decisiones sobre las políticas públicas aún parece un espacio burocrático impenetrable que no necesariamente facilita ni valora el diálogo político entre diversos actores. La participación de la sociedad civil parece ser representada más bien como una intención accesoria, que no implica un cambio sustantivo en el modo de formular y gestionar las políticas públicas. El Estado y la sociedad civil, así, difícilmente entran en sintonía y coordinación colaborativa, lo que restringe la incorporación de diferentes sistemas de valores, demandas y necesidades, a la vez que no reconoce el ejercicio de autonomía de los y las ciudadanas, ni se garantizan sus DDSSRR.

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NOTAS

1. Se entiende por política de salud sexual y reproductiva todas aquellas acciones (e inacciones) gubernamentales que abordan el campo de la sexualidad y la reproducción. Para el análisis se han priorizado la educación sexual y la regulación de la fertilidad por ser ámbitos polémicos en Chile. 2. Esta perspectiva reconoce y es crítica del sistema sexo/género, que otorga significados, valores, normas, prácticas sociales a los sujetos en base a su diferencia sexual anátomo - fisiológica. Dicho sistema ha dado sentido a las relaciones sociales que han (re)producido y naturalizado los roles sociales asumidos para hombres y mujeres, la supremacía masculina sobre las mujeres (y “lo femenino”) y la heterosexualidad (Rubin, 1975, 1984; Barbieri, 1993).

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3. Desde los sectores conservadores se han opuesto, por ejemplo, a incluir programas de educación sexual en el currículum escolar, garantizar la distribución universal de la anticoncepción de emergencia (AE), y despenalizar la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales (Jacobs, 2004; Dides, 2004; Dides, et al., 2007; Guzmán y Seibert, 2010; Dides, et al., 2013; Dides y Fernández, 2016). 4. Para mayor información sobre los marcos de interpretación presentes en el debate sobre la salud sexual y reproductiva en Chile, véase Autor/a, 2019. 5. Se entrevistaron 14 profesionales de organizaciones gubernamentales, 8 representantes de organismos académicos y 17 representantes de organizaciones sociales y ONGs –entre los meses de junio y octubre 2014—, quienes se han interesado en el debate sobre la salud sexual y reproductiva en Chile. 6. Partido político de centro-izquierda. 7. Frente al interés del gobierno de Lagos, desde la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el movimiento feminista se inicia un trabajo con la Universidad de Chile y el Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM) que derivó en una propuesta sobre la inclusión de la perspectiva de género en la Reforma de Salud. No obstante, el gobierno de Lagos no incluyó las recomendaciones. A partir de esta iniciativa, el 2003 se crea el Observatorio de Equidad en Salud (Región Metropolitana) y el Observatorio Regional en Salud según Género y Pueblo Mapuche (ORSGPM, IX Región). Entrevista integrante de la Articulación Feminista por la Libertad de Decidir (AFLD) y ex profesional del Ministerio de Salud (MINSAL). 8. Esta mesa implementa el Programa Nacional del mismo nombre y busca instalar el tema como política pública en materia de salud sexual y reproductiva para la población juvenil y adolescente, desde un enfoque intersectorial, convocando a los Ministerios de Salud y Educación, el Instituto Nacional de la Juventud (INJUV) y el SERNAM. Cabe mencionar que –de acuerdo a las profesionales de MINSAL, INJUV y SERNAM entrevistadas— el trabajo intersectorial no siempre ha sido posible. 9. Entrevistas profesionales Instituto Chileno de Medicina Reproductiva (ICMER) y MINSAL. 10. Entrevista representante AFLD y ex profesional MINSAL. 11. Entrevista profesional Oficina de Salud y Pueblos Indígenas en MINSAL. 12. Entrevistas representantes Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (MOVILH) y profesionales Programa de Aprendizaje en Sexualidad, Afectividad y Género (PASA), Universidad de Chile. 13. Algunas personas entrevistadas reconocen la importancia de la figura de Michelle Bachelet, como Ministra de Salud del gobierno de Lagos, en la incorporación de una perspectiva de género en las iniciativas sanitarias. 14. Esta propuesta fue generada desde el movimiento feminista y acogida por la Presidenta Bachelet. Cada ministerio contó con una persona a cargo de la inclusión de la perspectiva de género en la gestión ministerial. Aunque esta iniciativa no siempre contó con el presupuesto suficiente. Entrevista integrante AFLD y ex profesional MINSAL. 15. Entrevistas representantes ICMER, Corporación Humanas, Colectiva La Huacha Feminista y AFLD. 16. En 2009, el gobierno de Chile rechaza las recomendaciones del Examen Periódico del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas sobre el tema. 17. Entrevista integrante AFLD y ex profesional MINSAL. 18. Entrevistas representantes Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral del Adolescente (CEMERA), Línea Aborto Libre (LAL), Colectivo Universitario de Disidencia Sexual (CUDS), La Huacha Feminista, Católicas por el Derecho a Decidir (CDD-Chile). 19. Algunas profesionales y activistas feministas que contribuyeron al trabajo de este gobierno manifestaron descontento, plasmado en el libro Y votamos por ella. Michelle Bachelet: miradas feministas (Burotto y Torres, 2010).

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20. Esta iniciativa se desprende del proceso impulsado por Lagos (2004-2005). 21. Entrevistas representantes Corporación Humana, MINEDUC y MINSAL. 22. Entrevistas miembros ICMER, Corporación Humanas, La Huacha Feminista, AFLD y MOVILH. 23. Entrevistas representantes de ICMER, MINSAL, Corporación Humana, ORSGPM y AFLD. 24. Partido político de derecha. 25. Entrevistas profesionales MINSAL, MINEDUC y SERNAM. 26. Entrevistas representantes INJUV, MINEDUC, Corporación Humana y SERNAM. 27. Entrevistas profesionales INJUV. 28. Entrevistas profesionales MINEDUC. 29. Entrevista profesional SERNAM, encargada del Área y el Programa a nivel nacional. 30. Esto también implicó la publicación de la Norma técnica sobre acompañamiento integral a las mujeres que se encuentran en alguna de las tres causales que estipula la Ley N°21.030 (2018). 31. Esto ya había ocurrido en su primer gobierno, pero en el segundo mandato se expresa con mayor énfasis. 32. Entrevistas representantes ICMER, MINSAL y CDD-Chile. 33. Entrevistas integrantes LAL, CUDS, La Huacha Feminista y AFLD. 34. Entrevista profesional SERNAM. 35. Entrevistas representantes MINEDUC, CEMERA, MOVILH, Corporación Humanas, LAL, CUDS, La Huacha Feminista, Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI), CDD-Chile, AFLD y PASA. 36. Partidos con orientación política de derecha: Democracia Cristiana (DC), Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN). 37. Entrevista a profesionales MINEDUC y profesionales PASA. 38. Entrevista profesionales PASA. 39. Coalición política de la ex Presidenta Bachelet, donde el partido Demócrata Cristiano ha mostrado una importante influencia. 40. De Améstica, Catalina (2014, 30 diciembre) “Ministra Molina: ‘En todas las clínicas cuicas, muchas familias conservadoras han hecho abortar a sus hijas’”, La Segunda. Recuperado de: http://www.lasegunda.com/Noticias/Nacional/2014/12/984214/ministra-molina-en-todas-las- clinicas-cuicas-muchas-familias-conservadoras-han-hecho-abortar-a-sus-hijas (24-04-2019). 41. Entrevistas a activista feminista aymara y representantes CEMERA, MINSAL, CONADI y CDD- Chile. 42. Entrevistas representantes MOVILH y PASA. 43. Entrevista representante AFLD y ex profesional MINSAL. 44. Entrevista profesional CEMERA. 45. Entrevistas representantes MINSAL y Corporación Humanas. 46. Entrevistas representantes MINEDUC, MOVILH y PASA. 47. Entrevistas: activista feminista aymara y representantes INJUV, Red de Mujeres Mapuche (Santiago), Colectivo Palos de Ciego, Corporación Humanas y Círculo Emancipador de Mujeres y Niñas con Discapacidad (CIMUNIDIS). 48. A fines de la primera década del año 2000, se levanta un movimiento ciudadano que demanda la derogación de la actual Constitución. El propósito fue impulsar la conformación de una Asamblea Constituyente que permita la participación democrática en la redacción de una nueva constitución. 49. Entrevistas representantes INJUV, MINSAL y CDD-Chile. 50. Partido político de izquierda. 51. Cabe mencionar que la propuesta de la ex Presidenta Michelle Bachelet sobre formular una nueva Constitución (2015) aún no se ha concretado. 52. Entrevistas representantes ICMER, MOVILH, Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), LAL, CUDS y SERNAM.

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RESÚMENES

Chile fue el primer país latinoamericano en abordar la sexualidad como asunto público (1967), a partir de la instalación de programas internacionales de planificación familiar. Desde entonces, la política pública sobre salud sexual y reproductiva ha seguido una trayectoria fluctuante pudiendo identificarse diferentes énfasis y marcos de interpretación: vinculados al control demográfico, la religión católica, a la salud pública y, más recientemente, a los derechos humanos. Si bien el itinerario de esta política es más extenso, el presente artículo propone un análisis comparativo –a partir de la revisión de documentos políticos y entrevista a actores clave — sobre las iniciativas emprendidas por los últimos cuatro gobiernos (2000-2018), integrando una perspectiva de género. El propósito es identificar énfasis, continuidades y rupturas, en cada mandato presidencial, en la garantía de los derechos sexuales y reproductivos.

Chile was the first Latin American country to address sexuality as a public issue (1967), following the installation of international family planning programs. Since then, public policy on sexual and reproductive health has followed a fluctuating trajectory, and different emphases and frameworks of interpretation can be identified: linked to demographic control, Catholic religion, public health and, more recently, human rights. Although the itinerary of this policy is more extensive, this article proposes a comparative analysis -from the review of political documents and interviews with key actors- on the initiatives undertaken by the last four governments (2000-2018), integrating a gender perspective. The purpose is to identify emphasis, continuities and ruptures, in each presidential term, in the guarantee of sexual and reproductive rights.

O Chile foi o primeiro país latino-americano a abordar a sexualidade como uma questão pública em 1967, após a instalação de programas internacionais de planejamento familiar. Desde então, a política pública sobre saúde sexual e reprodutiva seguiu uma trajetória flutuante, e podem ser identificados diferentes ênfases e quadros de interpretação: ligados ao controle demográfico, à religião católica, à saúde pública e, mais recentemente, aos direitos humanos. Embora o itinerário desta política seja mais extenso, este artigo propõe uma análise comparativa –da revisão de documentos políticos e entrevistas com atores chave- sobre as iniciativas empreendidas pelos últimos quatro governos (2000-2018), integrando uma abordagem de gênero. O objetivo é identificar a ênfase, continuidades e rupturas, em cada mandato presidencial, na garantia de direitos sexuais e reprodutivos.

ÍNDICE

Keywords: Public policy; sexuality; gender approach; sexual and reproductive rights; politic science Palabras claves: Políticas públicas; sexualidad; perspectiva de género; derechos sexuales y reproductivos; ciencia política Palavras-chave: Política pública; sexualidade; perspectiva de género; direitos sexuais e reprodutivos; ciência política

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AUTOR

JAVIERA CUBILLOS ALMENDRA

Universidad Católica del Maule. Talca, Chile. Email: [email protected]

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Programas de transferência condicionada de renda na ótica dos direitos sociais: uma opção para o combate das vulnerabilidades brasileiras Programas de transferencia condicionada de renta en la óptica de los derechos sociales: una opción para el combate de las vulnerabilidades brasileñas Programs of conditional transfer of income through the lens of social rights: an option to combat of Brazilian vulnerabilities

Ismael de Córdova e Ismael Gonçalves Alves

NOTA DO EDITOR

Recibido: 10.08.2018 Aceptado: 27.06.2019

1 DOI: http://dx.doi.org/10.32735/S0718-6568/2019-N53-1388

Introdução

2 Os Programas de Transferência de Renda (PTRs) são considerados uma forma de proteção social na qual o Estado transfere recursos monetários para os indivíduos que se enquadrem nos critérios estabelecidos, buscando atenuar os impactos da pobreza e das vulnerabilidades em suas vidas (Cecchini, Leiva, Madariaga & Trucco, 2009). No Brasil os PTRs foram incluídos na Política Nacional de Assistência Social por meio da Proteção Social Básica e da Proteção Social Especial como uma possibilidade de atenuar

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as desigualdades sociais geradas pelo sistema capitalista, que em nosso país precarizou os elementos de cidadania e dificultou a distribuição igualitária de renda.

3 Nesse sentido, os PTRs são uma fórmula primária encontrada pelo governo com a finalidade de “administrar a pobreza para que ela não atinja graus insuportáveis” (Euzébios Filho, 2016, p. 258). Da mesma forma, os PTRs são elementos da política social que em curto prazo contribuem de sobremaneira para atenuação da pobreza. Assim, cabe ao governo nacional universalizar sua distribuição e constantemente aportar recursos financeiros para que eles se tornem um meio eficaz de superação da pobreza, contribuindo efetivamente para a emancipação econômica e garantindo assim o acesso incondicional aos direitos de cidadania (Caetano 2008). 4 Apesar de importantes elementos de emancipação, os programas de transferência de renda podem fomentar dependência política aos beneficiários, que erroneamente percebem o recurso como resultado de um Estado benfeitor e não como um direito de cidadania (Euzébios Filho, 2016). Assim, para que os PTRs contribuam efetivamente no processo de fortalecimento da cidadania, é preciso combater seu mau uso político, entendendo-os como uma importante estratégia pública que visa incluir e facilitar o acesso de grande número de pessoas vulnerabilizadas aos bens sociais. Por ser um tema tão relevante, neste artigo abordamos aspectos formais do Programa Bolsa Família – nossa principal política de transferência de renda –, apresentando sua legislação regulatória, formas de repasses do governo federal ao programa, sua interação entre os diversos agentes públicos e seu processo de fiscalização e controle por meio do CadÚnico.

A distribuição de renda como uma via regional de erradicação dos impactos da pobreza

5 Nas duas últimas décadas, “os programas de combate à pobreza tornaram-se substitutos da política de proteção social em grande número de países latinos americanos” (Cobo, 2012, p. 19). Argumentos favoráveis consideram que tais programas estão conseguindo impactar positivamente nos processos de distribuição de renda dos países em vias de desenvolvimento, pois eles alcançam de forma positiva “as famílias mais desfavorecidas, justamente aquelas que não integravam os sistemas contributivos meritocráticos, que sempre prevaleceram no continente, sistemas esses, caracteristicamente de baixa cobertura, limitados em escopo e pouco uniformes” (Ibid, p. 6).

6 Estes programas obtiveram bons resultados se relacionados com os objetivos propostos, inclusive quando comparados com outras experiências internacionais, pois “apresentam custo compatível com a capacidade orçamentária [...] sem, aparentemente, ter efeitos negativos sobre os incentivos para o trabalho e a contribuição previdenciária” (Medeiros, Britto & Soares 2007, p. 5). 7 De maneira geral, os programas de transferência de renda têm por finalidade realizar a redistribuição de benefícios financeiros à população em situação de vulnerabilidade, acometidas diretamente pelos efeitos negativos da globalização e do capitalismo nos mundos do trabalho, que causaram excessivo “desemprego e precarização das ocupações dos trabalhadores menos qualificados” (Cobo 2012, p. 30). Portanto, o trabalhador com menor qualificação tem grandes possibilidades de estar fora do

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mercado de trabalho ou com renda insuficiente para garantir condições mínimas de vida. 8 Esta situação ocasiona dificuldades financeiras e, como consequência, a pobreza, prescindindo assim da proteção do Estado por meio dos programas de transferência de renda, que possibilitam que as famílias e indivíduos não necessitem do mercado de trabalho para terem suas necessidades básicas atendidas. Nesse sentido, entendemos os PTRs como elementos constituintes e asseguradores das políticas sociais que na tradição democrática ocidental, e especialmente no Brasil, a partir da Constituição de 1988, compreendem o acesso irrestrito a educação, saúde, alimentação, trabalho, moradia, transporte, lazer, segurança, previdência social, proteção à maternidade e à infância e assistência aos desamparados. Dessa forma, como salienta Alexandre de Morais: Direitos sociais são direitos fundamentais do homem, caracterizando-se como verdadeiras liberdades positivas, de observância obrigatória em um Estado Social de Direito, tendo por finalidade a melhoria de condições de vida aos hipossuficientes, visando à concretização da igualdade social, e são consagrados como fundamentos do Estado democrático, pelo art. 1º, IV, da Constituição Federal (Morais, 2018, p. 302). 9 É importante destacar que a ideia dos programas de transferência de renda mínima não é algo exclusivo da cultura política brasileira. Historicamente, a tentativa de distribuir entre os mais pobres os mínimos necessários para garantir a manutenção da vida aparece em várias sociedades a partir do século XVIII, momento no qual o mundo passava por uma remodelação do modo de produção que afetava diretamente a vida das camadas populares. Na Inglaterra existiram vários formatos dos programas que de certa forma aproximavam-se do que entendemos como transferência de renda.

10 Ou seja, organizaram-se diversas formas de “benefícios às crianças, de auxílio a famílias com crianças dependentes, de suporte de renda aos idosos, aos inválidos, aos que ganham pouco, de seguro desemprego, de renda mínima de inserção ou de complexos sistemas de seguridade social” (Petrini & Dias 2013, p. 53). A partir destas experiências ao longo dos séculos XIX e XX surgiram diversos debates acerca do formato desses tipos de programa. Entretanto, foi somente nos anos de 1980, com a iminência da implantação de políticas públicas no continente europeu, como estratégia para o enfrentamento do desemprego em massa, reflexo da crise do petróleo na década de 1970 e das políticas neoliberais da década posterior, que esse tipo de política se tornou o centro do debate político em distintos países (Ibid, 2013).Diante desse contexto de ressurgimento da pobreza em larga escala, os programas de transferência de renda foram repensados por estudiosos, políticos e movimentos sociais, que em 1986, durante a Primeira Conferência Internacional sobre a Renda Básica, estruturaram o Basic Income European Network (BIEN). O BIEN articulou estudiosos de diferentes áreas com o intuito de fomentar discussões, modelos e formas de implementação de uma renda mínima em caráter universal, calcada no reconhecimento do direito à cidadania (Petrini & Dias, 2013). A partir desse contexto, as discussões expandiram-se para países como, por exemplo, México, Brasil, Argentina, Chile, Uruguai e Costa Rica, que sofreram violentamente os efeitos da reorganização neoliberal de suas economias, que, por sua vez, impactavam diretamente no aumento da pobreza entre as populações consideradas vulneráveis (Silva & Lima 2010). 11 No Brasil, uma das primeiras experiências de programas de transferência de renda foi a proposta elaborada pelo ex-senador Eduardo Suplicy, que defendia a ideia de garantir a

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todos os cidadãos brasileiros uma renda mínima capaz de suprir necessidades básicas. Assim, em 1990, Eduardo Suplicy encaminhou ao Senado Federal o Projeto de Lei nº 80 de 1991, que instituiria no país o Programa de Garantia de Renda Mínima (PGRM), que tinha por finalidade beneficiar indivíduos maiores de 25 anos com rendimentos brutos mensais inferiores a CR$ 45.000,00 (quarenta e cinco mil cruzeiros), que na época correspondia a 2,5 vezes o salário mínimo. 12 Assim, no dia 16 de dezembro de 1991 o Senado Federal aprovou o Projeto de Lei, segundo o qual toda a pessoa de 25 anos ou mais passaria a ter direito de receber um complemento econômico capaz de garantir sua sobrevivência. O projeto previa ainda a expansão gradual do PGRM, buscando com isso ampliar a população atendida para além das pessoas em situação de vulnerabilidade, abarcando assim uma importante parcela da população nacional dependente do mercado e da venda de sua força de trabalho. Ao se conceder uma renda mínina para a população, a ideia proposta por Eduardo Suplicy aproximava-se do processo de garantir acesso às necessidades básicas da população sem a necessidade de estarem vinculadas ao mercado de trabalho, pois ao contrário impactaria na dependência que os sujeitos têm do mercado para saciar as suas necessidades essenciais. 13 Dessa forma, a proposta aventada por Eduardo Suplicy consistia em duas possibilidades de redistribuir a renda entre a população pobre, “uma focalizada na população em situação de pobreza e de extrema pobreza, na qual o benefício seria destinado à família, e a outra de caráter universalista e destinada ao cidadão individualmente” (Petrini & Dias 2013, p. 56). Entretanto, o PGRM de Suplicy, aprovado em abril de 1991 pelo Senado Federal e encaminhado à Câmara dos Deputados, instância em que recebeu pareceres favoráveis, acabou sendo arquivado em 08 de janeiro de 2007 por decisão da própria Câmara (Suplicy & Buarque 1997; Câmara dos Deputados 2007). 14 Portanto, nos anos de 1990, momento permeado pelas mudanças constucionais e por uma grande campanha de combate à fome, houve uma intensificação na discussão política nacional sobre os programas de transferência de renda, inserindo na agenda pública nacional a discussão inicial sobre este tipo de redistribuição (Jesus, 2007). A inclusão de tal debate na ordem política deveu-se ao paulatino processo de pauperização da população brasileira resultante das políticas neoliberais que favoreciam a concentração de renda em detrimento de um vasto contingente de pessoas que viviam em situação de vulnerabilidade social. Assim, acompanhando este debate progressista, em diversas cidades do país multiplicaram-se iniciativas que visavam instituir uma política de renda mínima a seus cidadãos, das quais podemos citar experiências em cidades como Campinas (SP), Ribeirão Preto (SP), Santos (SP) e Brasília (DF). 15 Já em âmbito nacional, foi durante o governo do presidente Fernando Henrique Cardoso, entre os anos de 1999-2003, que iniciou-se a articulação de programas de transferência de renda em nível federal, buscando suprir as necessidades básicas de populações que historicamente estavam vulnerabilizadas (Petrini & Dias 2013). Nessa esteira, o então Presidente, por meio da L criou o Programa Nacional de Renda Mínima, vinculada à educação, nomeado de “Bolsa Escola”. 16 Buscando fortalecer as iniciativas que até então estavam sob a alçada dos municípios, o Programa Bolsa Escola seria “[...] o instrumento de participação financeira da União em programas municipais de garantia de renda mínima associados a ações socioeducativas, sem prejuízo da diversidade dos programas municipais” (Brasil 2001, p.1). O Programa

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Bolsa Escola tinha como principal objetivo criar mecanismos sociais que visassem ao rompimento com o círculo de reprodução intergeracional da pobreza, que historicamente foi responsável pela perpetuação de vulnerabilidades entre as camadas populares. 17 Encabeçado pelo Ministério da Educação, esta política pública estava voltada às famílias em situação de pobreza ou de extrema pobreza e possuía como objetivo principal estimular a frequência escolar das crianças na faixa etária de sete a 15 anos. Para receber o valor mensal de R$ 15,00 (quinze reais) por criança, chegando ao máximo de 03 crianças por unidade familiar, os pais ou responsáveis deveriam matricular e zelar pela frequência escolar de seus filhos e filhas. Diretamente ligado à educação, o Bolsa Escola buscava promover o acesso à educação às populações mais pobres, entendendo que a política social para além de suprir necessidades imediatas também cumpria o papel de fomentar o acesso à educação de forma universalizante. 18 Paralelamente a esta iniciativa, no ano de 2001, por meio do Ministério da Saúde (MS), foi publicada a Medida Provisória nº 2.206-1, de 06 de setembro de 2001, que criou o Programa Nacional de Renda Mínima, nomeado de Bolsa-Alimentação (Brasil 2001). O referido programa focava em ações que visavam reduzir as deficiências nutricionais da população pueril e consequentemente os altos índices de mortalidade infantil entre as famílias que tinham renda per capita de até ½ (meio) salário mínimo. 19 O público-alvo deste programa era constituido prioritariamente por gestantes, nutrizes ou crianças de até 06 (seis) anos; os valores e critérios eram os mesmos do Programa Bolsa Escola, acrescido do atendimento especializado em Saúde da Família (Petrini & Dias 2013; Brasil 2001). Seguindo o caminho das políticas de transferência da renda, no ano seguinte entrou em vigor o Programa Auxílio-Gás, lançado em 2002 pelo Ministério de Minas e Energias, por meio do Decreto nº 4.102, de 24 de janeiro de 2002, que regulamentou a Medida Provisória no 18, de 28 de dezembro de 2001. 20 Assim, a referida política instituiu-se como uma ação compensatória às famílias mais pobres, que naquele momento sentiam diretamente os impactos da decisão governamental de acabar o subsídio ao gás de cozinha. Frente aos problemas ocasionados pelo fim do subisidio ao gás, o governo federal repassava o valor de R$ 15,00 (quinze reais) a cada dois meses a famílias que tinham renda per capita de até ½ (meio) salário mínimo. 21 Como políticas compensatórias entende-se aquelas medidas destinadas a equilibrar ou minimizar os danos causados às populações mais vulneráveis durante situações de crise. Em outras palavras, significa que o Estado disponibiliza, por meio das políticas sociais, ações assistenciais para as famílias que não possuam condições de prover as suas necessidades básicas, garantindo uma vida adequada segundo padrões estabelecidos na sociedade da qual é pertencente. 22 O auxílio-gás, por exemplo, foi uma amostra de que o Estado, ao não conseguir controlar o mercado, beneficia as famílias mais pobres na aquisição desse artigo ou de um bem de consumo. Para os analistas das políticas sociais, as políticas compensatórias, de certa forma, representam a ineficiência do Estado em garantir equidade entre todos os cidadãos, necessitando intervir diretamente nas relações entre os indivíduos e o mercado, na tentativa de garantir elementos mínimos de dignidade (Rissato, Martins & Almeida 2011; Sartori & Garcia 2012).

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23 No entanto, é importante salientar que mesmo com a inserção das famílias pobres na agenda pública os programas anteriormente citados não visavam à emancipação dos grupos familiares, distribuindo equanimemente elementos mínimos de cidadania relacionados a trabalho, educação, saúde, cultura, lazer, entre outros. Focalizadas, as ditas políticas sociais tinham como escopo central amenizar os problemas sociais decorrentes da pobreza e de um modelo de sociedade que excluía paulatinamente o acesso das famílias pobres aos bens socioculturais e de consumo. 24 Estas ações, por parte do Estado, foram importantes mecanismos de combate à fome e à subnutrição, porém os valores dos benefícios ofertados pouco auxiliavam as famílias em sua emancipação social, pois ainda que garantissem um valor mensal mínimo o acesso universalizado aos aparatos de Bem-Estar não se concretizou. Cabe salientar que nesse período, marcado pelo neoliberalismo, o que se tinha era a diminuição das ações do Estado e o aumento da presença do mercado, na vida das famílias e dos indíviduos, como o único meio de supressão das necessidades básicas. No próximo item analisamos as readequações das políticas sociais de redistribuição de renda instituídas no início dos anos 2000 e sua reconfiguração no Programa Bolsa Família, apontando para os limites e possibilidades desta política nacional de combate à probreza.

Programa Bolsa Família: características e condicionalidades

25 Seguindo a tendência focalizada de distribuição de renda, em outubro de 2003, por meio da Medida Provisória nº 132, posteriormente convertida em Lei nº 10.836/2004, criou-se o Programa Bolsa Família (PBF). Com o objetivo de unificar todos os programas governamentais de transferências condicionadas de renda existentes, o referido programa rompeu com a lógica contributiva de proteção social, instituindo uma renda mínima que poderia ser gasta conforme a necessidade familiar. O PBF é um Programa de Transferência de Renda (PTR) Federal destinado prioritariamente à população que vive em situação de pobreza e extrema pobreza, devendo executar-se de forma nacional, mediante cumprimento de condicionalidades.

26 O objetivo principal desse programa é viabilizar as condições mínimas para que esses indivíduos consigam superar as situações de vulnerabilidade, reduzindo os riscos sociais e garantindo o direito constitucional à alimentação, à saúde e à educação. Isso significa que, no Brasil, a proteção social contributiva formulada a partir década de 20 já não era mais hegemônica, pois a partir de 2004 se instituiu uma política de promoção social focalizada e com aspirações universalistas, buscando se consolidar como um programa de renda mínima a todos os cidadãos que dela precisassem (Paiva et al 2013; Castro & Oliveira 2014). 27 Entretanto, é importante salientar que o PBF ainda não pode ser entendido legalmente como um direito – como previa a proposta de Lei elaborada por Eduardo Suplicy –, pois sua concessão fica anualmente condicionada ao orçamento da União, obrigando aos órgãos competentes reverem constantemente seus beneficiários, ora aumentando o número de benefícios, ora diminuindo, adequando-se ao artigo 6º da Lei nº 10.836 de 2004 que diz: “O Poder Executivo deverá compatibilizar a quantidade de beneficiários e de benefícios financeiros específicos do Programa Bolsa Família com as dotações Orçamentárias existentes”. Diante dessas limitações, podemos inferir que políticas de

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Assistência Social no país, que teoricamente deveriam ser um direito constitucional de todos os indivíduos, acabam por se instituir de forma limitada e com várias ressalvas, criando um ambiente de instabilidade e incertezas entre a populção atendida. 28 Quanto ao financiamento, o PBF está vinculado às dotações orçamentárias existentes, que são definidas pelo Poder Executivo, responsável por estabelecer a transferência de recursos para cada ente federado. Assim, no ano de 2015 no Brasil foram investidos 1,5% do PIB em Assistência Social, 2,7% em educação e cultura e 2,1% em saúde (Brasil, 2016a). Isso ocorre porque a saúde e a educação têm fixação de valor mínimo a ser investido anualmente, obrigatoriedade que não existe no financiamento das políticas de assistência. 29 De acordo com a legislação vigente, a distribuição dos recursos financeiros ao PBF podem ser disseminados entre dois grupos de famílias. O primeiro grupo é composto por famílias com renda per capita de até R$ 85,00 e o segundo é formado por composições familiares que possuem renda per capita entre R$ 85,01 e R$ 170,00. Para as famílias do primeiro grupo destina-se o Benefício Básico, que prevê a transferência de R$ 85,00 a serem depositados mensalmente em uma conta bancária vinculada à Caixa Econômica Federal (CEF). 30 Para tanto, a instituição bancária segue o disposto no parágrafo 11, do Art. 2º da Lei nº 10.836, de 9 de janeiro de 2004, com redação dada pela Lei nº 12.722, de 3 de outubro de 2012, que prevê a realização do pagamento dos benefícios mensalmente, por meio de cartão magnético, com as devidas identificações previstas na lei (Brasil, 2004; Brasil, 2012). Às famílias com renda entre R$ 85,01 e R$ 170,00 é vedado o acesso ao Benefício Básico, cabendo apenas receber os Benefícios Variáveis tais como: Variável de 0 a 15 anos, Variável à Gestante, Variável Nutriz, Variável Jovem e o Benefício para Superação da Extrema Pobreza, que podem variar de R$ 41,00 até R$ 301,00. 31 Articulado por meio da Proteção Social Básica e da Proteção Social Especial, atualmente, o PBF beneficia mais de 13,9 milhões de famílias em todo Brasil (CEF, 2018), que em compensação devem zelar pela manutenção das condicionalidades do Programa. No que tange às condicionalidades, de maneira geral, estas são entendidas como as contrapartidas a serem respeitadas e cumpridas pelos beneficiários de programas sociais. 32 São acordos pré-estabelecidos entre as partes (governo/beneficiado), tendo o primeiro a obrigação de ofertar os serviços especificados e o segundo sendo obrigado a usufruir desses serviços quando for o caso. Em boa parte das vezes, as condicionalidades são vistas como cobranças por parte dos beneficiados pelo programa, entretanto, pode-se afirmar que há um “reforço ao exercício de direitos básicos nas áreas de saúde e educação por meio dos cumprimentos das condicionalidades” (Monteiro & Silva 2009, p. 6). 33 Essas condicionalidades estão especificadas no Art. 3º da Lei nº 10.836, de 09 de janeiro de 2004, que são o cumprimento de acompanhamento pré-natal para as gestantes; acompanhamento nutricional; acompanhamento de saúde nas unidades básicas e frequência escolar de 85%, no mínimo, para crianças e adolescentes de seis a 15 anos e de 75% para jovens de 16 e 17 anos, que recebem o Benefício Variável Jovem (BVJ) (Brasil 2004). Ao fomentar tais medidas, o Estado promove o acesso a parte dos direitos sociais previstos na Constituição, ao mesmo tempo em que é pressionado pelas famílias

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beneficiárias do PBF a expandir serviços de saúde e educação, para que estas possam cumprir as condicionalidades. 34 Assim, analisando dados dos indivíduos acompanhados que foram disponibilizados pela Secretaria de Avaliação e Gestão da Informação (SAGI) entre os anos de 2016 e 2017, podemos verificar que por volta de 95% dos beneficiários da Variável de zero a 15 anos estavam com a frequência escolar acima da exigida. Estes números, que podemos considerar positivos, também foram verificados na Variável Jovem, na qual cerca 92% de seus beneficiários frequentavam regularmente as instituições de ensino. No setor da saúde, os números também podem ser considerados positivos, haja vista que as gestantes com pré-natal em dia somavam cerca de 99%, enquanto as crianças com vacinação em dia representavam 98% dos indivíduos acompanhados. 35 Quando ocorre o descumprimento das condicionalidades, ou seja, quando a família beneficiada deixa de atender os critérios estabelecidos pelo PBF pode ocorrer advertência, bloqueio, suspensão e até mesmo o cancelamento do benefício. O descumprimento das condicionalidades acarreta em algumas ações por parte da gestão do Programa, que podem ir de uma advertência até mesmo a suspensão da família. As notificações se dão por meio de comunicados (cartas, avisos em extratos bancários) emitidas pelo Ministério do Desenvolvimento Social. 36 Entre uma notificação e outra é considerado o período de seis meses para haver a progressão. Por exemplo, se no período de seis meses a mesma família tornou a descumprir alguma das condicionalidades, a notificação evoluirá da advertência para o bloqueio. Isso significa que a família não poderá ter o benefício cancelado sem antes ter sido advertida da irregularidade, tampouco sem passar pelas etapas de bloqueio e suspensão, garantindo assim que a família tenha a oportunidade de se inteirar da irregularidade e conseguir se adequar às exigências estabelecidas em lei e assim permanecer assistida pelo programa. Após o cancelamento, ainda restará à família entrar com recurso junto à Secretaria de Assistência Social do município para apresentar as possíveis justificativas até o último dia útil do mês seguinte ao cancelamento (MDS, 2015a). 37 Nesta perspectiva, as condicionalidades são importantes elementos reguladores e fiscalizadores das políticas sociais, no entanto não há consenso com relação a sua efetividade. O MDS entende as condicionalidades como um compromisso assumido entre o Estado e as famílias beneficiadas, além de permitir o monitoramento dos indicadores para melhor entender as limitações da população quanto ao acesso às políticas básicas de saúde e educação (MDS, 2015b). Ainda sobre a efetividade das condicionalidades, diversas pesquisas debruçaram-se sobre o tema, a fim de mensurar a existência de resultados positivos e, desse modo, verificar se o investimento na fiscalização do cumprimento dessas condicionalidades era válido. 38 Ao término de um destes estudos, Fraga, Pauli e Vieira (2015) constataram que, apesar do controle não ser tão rigoroso, houve redução na taxa de analfabetismo; de trabalho infantil e aumento da renda per capita das famílias beneficiadas. Já para Bueno (2009), a cobrança de certas condicionalidades é uma incoerência por parte do Estado, pois ele mesmo não garante o acesso irrestrito e de qualidade nos sistemas de ensino e saúde, implicando assim punições aos beneficiários das políticas públicas. 39 A esta problemática a autora ainda acrescenta que o acesso à proteção social, sáude e educação são direitos constitucionais de cidadania que devem ser universalizados pelo Estado e não entendidos como uma contrapartida individual por um benefício

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adquirido. Portanto, se existe a necessidade de o Estado forçar a frequência escolar e a participação em programas de saúde de crianças e adolescentes, é porque em algum outro ponto o governo falhou na formulação e acesso de suas políticas públicas. 40 Assim como a questão orçamentária e o cumprimento das condicionalidades, outro grande desafio do Programa Bolsa Família é a intersetoriedade, que vem sendo reorganizada por meio da aproximação de diferentes entre as esferas de poder que se conectam pelo uso Cadastro Único para Programa Sociais (CadÚnico).

O cadastro único para programa sociais e suas interações com o Programa Bolsa Família

41 O Cadastro Único para Programa Sociais (CadÚnico) é um instrumento de monitoração e acompanhamento coordenado pelo Ministério do Desenvolvimento Social (MDS). Sua instituição se deu com a finalidade de agrupar e controlar todos os programas assistenciais do país, visando acompanhar famílias e/ou indivíduos que participam de programas assistenciais, de modo a não ocorrer a sobreposição na participação dos programas. Criado pelo Decreto nº 3.877, de 24 de julho de 2001, no governo do presidente Fernando Henrique Cardoso, o CadÚnico foi considerado um elemento essencial para a articulação e controle das políticas de transferência de renda.

42 Através dele tornou-se possível realizar um completo mapeamento de toda a população em situação de vulnerabilidade, acompanhada por políticas sociais promovidas pelo poder público. Além disso, é possível por meio dos dados obtidos junto a este sistema realizar o planejamento de ações voltadas para a população vulnerável e, dessa forma, manter um equilíbrio socioeconômico sem que haja sobreposição dos recursos públicos. 43 Atualmente, o CadÚnico é regulamentado pelo Decreto nº 6.135, de 26 de junho de 2007, instituído durante o governo do ex-presidente Luís Inácio Lula da Silva, que alterou significativamente suas funcionalidades, aumentando sua complexidade. A partir do ano de sua remodelação o Cadastro passou a organizar diversos programas regulares e/ ou emergenciais voltados à população infanto-juvenil e às famílias em situação de vulnerabilidade. Dessa forma, todos os programas sociais articulados e financiados pelas diferentes esferas da administração pública devem ser organizados pelo sistema, para que haja maior articulação entre as políticas sociais em todo o país, evitando assim a sobreposição de ações. 44 Visando ao aprimoramento das análises e recolhimento das informações, o MDS designou a CEF como a principal operadora do CadÚnico no que tange ao Bolsa Família. Isso significa que a CEF é a responsável por analisar as informações levantadas pelos municípios e identificar por meio do cálculo de renda per capita, estabelecida pela Secretaria Nacional de Renda e Cidadania (SENARC), quais famílias atendem aos critérios para serem incluídas como beneficiárias no programa. Também é de responsabilidade da CEF a definição do valor a ser recebido por cada família, levando em consideração variados fatores como, por exemplo, o número de pessoas da família, a idade de cada um e situações de mulheres gestantes ou lactantes. 45 Outro fator decisivo para esse cálculo é a renda mensal per capita, “que é soma da renda de todas as pessoas da família que têm algum tipo de ganho, dividida pelo número de pessoas da família” (MDS 2015c: 1). Dessa forma, por exemplo, mesmo as famílias que tenham o mesmo número de pessoas, com idades muito próximas e que moram na

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mesma localidade, podem ter benefícios muito diferentes por causa da diferença de renda. Apesar de ser a principal base de recolhimento e sistematização das famílias alvo das políticas sociais como a política do PBF, o CadÚnico não é de uso exclusivo do Bolsa Família, sua função vai além, assessorando e fornecendo informações a outras esferas do governo, como os programas de Assistência Social locais e estaduais. 46 O registro no CadÚnico de todas as pessoas que participam dos programas de Assistência Social no Brasil passou a ser uma exigência em 2003, tornando-o “[...] o principal instrumento do Estado brasileiro para a seleção e a inclusão de famílias de baixa renda em programas federais, sendo usado obrigatoriamente para a concessão dos benefícios do Programa Bolsa Família” (MDS 2015b: 1). Isso significa que todas as pessoas que recebem o PBF estão cadastradas no CadÚnico, mas nem todas as famílias que estão inseridas no CadÚnico têm o direito de receber o PBF. 47 Com a finalidade de aprofundar nosso debate sobre o Programa Bolsa Família, entendendo aspectos de seu funcionamento, apresentaremos os dados mais recentes do programa, que por sua vez demonstram a abrangência e a importância que esta política social aporta para a diminuição das vulnerabilidades sociais. Os números apresentados dizem respeito aos anos de 2016 a 2017, ou seja, está diretamente relacionado à última Presidência da República, que abarca os governos da ex-presidenta Dilma Vana Roussef e do ex-presidente Michel Miguel Elias Temer Lulia. 48 Realizou-se uma pesquisa no sistema de monitoramento com indicadores de programas, ações e serviços do MDS conhecido como Matriz de Informação Social (MI Social), na qual é possível acessar dados relacionados às políticas de Assistência Social do país. Dentre esses dados, buscou-se os indicadores relacionados ao CadÚnico e PBF no Brasil, região Centro-Oeste, Nordeste, Norte, Sudeste e Sul, com o intuito de mensurar o número de famílias e pessoas individualmente cadastradas no sistema.

Tabela .

Total de famílias e total de pessoas cadastradas no CadÚnico

Total de famílias cadastradas no Total de pessoas cadastradas no Indicadores CadÚnico CadÚnico

Local/ 2016 2017 Diferença 2016 2017 Diferença Região

Brasil 26.957.954 26.946.898 -11.056 79.867.673 76.539.470 -3.328.203

Centro-Oeste 1.944.757 1.856.975 -87.782 5.539.438 5.075.261 -464.177

Nordeste 11.337.536 11.296.277 -41.259 33.243.220 31.843.076 -1.400.144

Norte 2.792.232 2.894.478 102.246 9.204.030 9.143.736 -60.294

Sudeste 8.175.878 8.321.950 146.072 24.048.572 23.268.379 -780.193

Sul 2.707.551 2.577.218 -130.333 7.832.413 7.209.018 -623.395

Fonte: Adaptado pelo autor – MDS-SAGI (2018)

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49 Na tabela acima apresentada, podemos observar uma diminuição de 11.056 famílias cadastradas no CadÚnico no ano de 2017, quando comparado com o ano de 2016. Acompanhando o movimento de redução, no ano de 2017 o número de pessoas cadastradas diminuiu em cerca de 3.328.203 (três milhões, trezentos e vinte e oito mil, duzentos e três) pessoas cadastradas no sistema. A queda nos registros ocorreu principalmente em três das cinco regiões do Brasil: na Região Centro-Oeste ocorreu uma redução de 4,51% do total de famílias cadastradas; na Região Nordeste registrou-se uma redução de 0,36% do total de famílias cadastradas.

50 No contexto de enxugamento da política social, a região Sul foi a que apresentou a maior redução entre as três que registram queda nos cadastros, perfazendo um total de 4,81% inscrições a menos. Este percentual representa 130.333 famílias a menos, que em números absolutos correspondem a 623.395 indivíduos que deixaram a plataforma do Cadastro Único, e por consequência estão afastadas das medidas protetivas das políticas sociais. 51 Portanto, ainda que sejam dados relativamente recentes e que de certa forma não passaram pelo crivo dos analistas das políticas sociais, aventamos que a possibilidade para a diminuição do número de famílias cadastradas pode estar relacionada com o agravamento da crise política e econômica nacional, que impulsionou a administração pública a racionalizar os recursos financeiros do Estado destinados à Assistência Social. Essa crise que abalou o país nos últimos anos reduziu a renda das famílias mais pobres e consequentemente aumentou seu nível de pauperização. 52 Ao cruzarmos os dados com o nível de emprego identificamos que o número de desocupados, no ano de 2017, aumentou 0,73% em relação a 2016, de acordo com o Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística (IBGE 2018). Dessa forma, ao cruzarmos este dado com os números do CadÚnico, percebemos que a proteção à população vulnerável diminuiu ao invés de aumentar. Esta situação demonstra a falta de ação estatal no contexto de perda de emprego ou outras vulnerabilidades, pois nesse momento, de acordo com os analistas das políticas sociais, o Estado deveria alargar a proteção social aumentando o número de cidadãos sobre a égide de seus mecanismos protetivos. 53 Nesse panorama, o Estado de Bem-Estar deveria ser um importante elemento para o cumprimento dos direitos dos cidadãos, resguardando sua dignidade por meio da segurança social e de padrões mínimos de qualidade de vida. Teoricamente, no Estado de Bem-Estar, as políticas sociais fomentariam a desnecessidade das famílias e indivíduos terem que acessar o mercado de trabalho para terem suas necessidades básicas garantidas, pois o Estado tomaria para si a responsabilidade de manter o equilíbrio econômico-social, invertendo a dependência que os sujeitos em situação de vulnerabilidade e risco social têm de suas famílias e/ou do mercado. Isso em tese, pois na prática o que se observou foi a diminuição das famílias e das pessoas cadastradas com possibilidade de acessar os programas de proteção social, o que impactará futuramente na própria concessão de benefícios do PBF. 54 Com relação ao PBF, diferentemente do que aconteceu com o CadÚnico houve um incremento do número de famílias cadastradas em todo o país, com destaque para as regiões Nordeste, Norte e Sudeste, e uma diminuição nos estados do Sul e Centro-Oeste. Em números absolutos percebe-se que houve um aumento de 259.033 famílias

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beneficiadas pela Assistência Social representada pelo PBF, conforme podemos perceber na Tabela 2 abaixo.

Tabela

Total de famílias beneficiadas pelo PBF no Brasil

Local/Região Famílias beneficiadas em 2016 Famílias beneficiadas em 2017

Brasil 13.569.576 13.828.609

Centro-Oeste 689.062 675.272

Nordeste 6.808.782 6.999.929

Norte 1.685.137 1.725.874

Sudeste 3.513.971 3.573.974

Sul 872.624 853.560

Fonte: Adaptado pelo autor – MDS-SAGI (2018)

55 Mesmo que tenha ocorrido um aumento nos benefícios do PBF, se comparado com o número de famílias cadastradas no CadÚnico percebemos que 49% das famílias que procuraram a Assistência Social e foram inseridas no Cadastro não foram contempladas pela política do Bolsa Família. Em uma situação de crise econômica na qual cada vez mais famílias vulnerabilizadas buscam o auxílio do Estado, as medidas protetivas deveriam ser maiores e mais abrangentes, pois esta instituição deveria subsidiar condições para que as famílias não fossem afetadas pelas crises econômicas, ampliando se leque de cobertura e abrangendo um número cada vez maior de beneficiários.

56 Ugá (1989) afirma que, historicamente, o Brasil e os demais países da América Latina, em períodos de crise econômica, optaram sempre por diminuir os atributos do Estado de Bem-Estar em favor da política macroeconômica. Ou seja, quando a economia não vai bem, os governos desses países tendem a reduzir os recursos voltados para a promoção do Estado de Bem-Estar, que no caso brasileiro demonstra a inconstitucionalidade/ilegalidade por parte do governo no que se refere a sua obrigação de agente protetor. 57 A partir da crise econômica e institucional que culminou em 2016 com a posse de Michel Temer como presidente do país deu-se início a um grande movimento no sentido de promover ações emergenciais de controle à crise e também de polêmicas reformas administrativo-políticas. Dentre elas citamos a Proposta de Emenda à Constituição (PEC) nº 241-A de 2016 na Câmara dos Deputados, que “altera o Ato das Disposições Constitucionais Transitórias, para instituir o Novo Regime Fiscal” (Brasil 2016b: 1). Já no Senado Federal, a PEC foi identificada pelo nº 55 de 2016, que “altera a Constituição Federal, para estabelecer regras e princípios com o objetivo de retomar o crescimento econômico com redução das desigualdades sociais e regionais e dá outras providências” (Ibid).

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58 A PEC representa a política econômica nacional para as próximas duas décadas, que independente de governo estabelece o controle dos gastos federais, reduzindo a participação do Estado nas políticas públicas, fazendo jus ao nome de PEC do Teto dos Gastos Públicos. Vale lembrar que os principais gastos federais são com o pagamento de juros da dívida externa, com a saúde, educação, previdência social e Assistência Social e, destas, apenas a Assistência Social não dispõe de recursos mínimos assegurados por lei como as demais despesas. 59 Contudo, independente da situação econômica seria dever do Estado promover as políticas sociais e, ao contrário do que se espera de um efetivo Estado de Bem-Estar, os dados do CadÚnico indicam que houve um aumento de indivíduos que de alguma forma buscaram o auxílio estatal, o que por sua vez não se refletiu no aumento expressivo de famílias beneficiadas pelo PBF, que no mesmo período pouco ampliou sua capacidade protetiva. O Estado, enquanto promotor e articulador das políticas sociais, conforme estabelecido na Constituição Federal (Brasil 1988) e na Lei Orgânica da Assistência Social (Brasil 1993), deveria garantir o atendimento das necessidades básicas de todos os indivíduos que precisassem da Assistência Social. 60 Com a redução dos gastos públicos os programas sociais de Assistência Social foram alvo de “remodelações” e “readequações” das quais o PBF como maior política de transferência de renda do país não escapou. Do ponto de vista de Helal e Neves (2010), em se tratando de custo/benefício, o PBF é o mais eficiente programa de transferência de renda da América Latina, pois mais que um PTR é o direito à proteção social, constitucionalmente conquistado, e navegar em direção contrária seria caminhar na contramão dos princípios básicos legais a que os indivíduos têm direito. 61 Frente à situação de crise e a diminuição do trabalho formal no país que precarizou a vida de muitas famílias, nos chama a atenção o incipiente aumento nos valores aportados pelo Estado em todo o território nacional referente à manutenção do PBF. No ano de 2016 foram destinados ao programa cerca de R$ 28.506.185.141,00 e no período de 2017 o aporte financeiro foi de R$ 29.046.112.934,00, ocasionando um pequeno aumento na ordem de R$ 539.927.793,00, conforme a Tabela 3.

Tabela .

Valor total repassado ao Programa Bolsa Família

Local/Região Valor total repassado em 2016 Valor total repassado em 2017

Brasil 28.506.185.141,00 29.046.112.934,00

Centro-Oeste 1.319.095.355,00 1.274.684.356,00

Nordeste 14.825.628.086,00 15.228.079.559,00

Norte 4.003.656.876,00 4.173.347.266,00

Sudeste 6.693.659.416,00 6.812.594.452,00

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Sul 1.664.145.408,00 1.577.902.024,00

Fonte: Adaptado pelo autor – MDS-SAGI (2018)

62 Nesta tabela percebeu-se que durante o ano de 2017, comparado ao ano anterior, o valor destinado ao pagamento das famílias beneficiárias do PBF teve um leve incremento. Cabe ainda ressaltar que este incremento do orçamento não está somente relacionado ao aumento de número de famílias beneficiadas pelo programa, mas também à correção dos valores pagos pelo programa a cada família, que anualmente é atualizado com base no salário mínimo, como prevê a legislação. Ao nos debruçarmos sobre os dados percebemos que a média paga para cada família em 2016 ficou em torno de R$ 161,26, enquanto em 2017 a média foi de R$ 179,51. Ou seja, o incremento do aporte estatal a esta política social aumentou, mas sua capacidade protetiva ainda é baixa, considerando que 49% das famílias cadastradas ainda não recebem o auxílio.

63 Pode-se dizer que as políticas de Assistência Social proporcionam à população pobre o reconhecimento de seus direitos sociais, além de ser reconhecida como parte importante da sociedade e, portanto, merecedora de atenção assistencial. Os programas sociais causam reações imediatas e de longo prazo na vida dessas pessoas, pois permitem a esses sujeitos a possibilidade de alterar a sua realidade sociocultural, fornecendo elementos básicos de qualidade de vida. 64 Este paulatino esvaziamento da política pública de Assistência Social verificou-se também nos três Estados do Sul. Partindo para uma análise regional do número de cadastrados no CadÚnico, percebeu-se uma redução de 130.333 famílias no ano de 2017 quando comparado com 2016. Essa redução se deu na seguinte proporção: 0,22% no estado do Paraná (PR), 8,19% no Rio Grande do Sul (RS) e 9,24% no estado de Santa Catarina (SC).

Tabela .

Total de famílias e total de pessoas cadastradas no CadÚnico na região sul

Total de famílias cadastradas no Total de pessoas cadastradas no Indicadores CadÚnico CadÚnico

Local/ 2016 2017 Diferença 2016 2017 Diferença Região

Sul 2.707.551 2.577.218 -130.333 7.832.413 7.209.018 -623.395

PR 1.204.909 1.202.206 -2.703 3.547.576 340.2438 -145.138

SC 435.653 395.391 -40.262 1.295.929 1.143.007 -152.922

RS 1.066.989 979.621 -87.368 2.988.908 2.663.573 -325.335

Fonte: Adaptado pelo autor – MDS-SAGI (2018)

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65 O Sul está entre as regiões com menor percentual de número de famílias/pessoas cadastradas no CadÚnico, representando 10,04% do total de famílias inscritas no ano de 2016 e 9,81% em 2017. A proporção do número de pessoas inscritas não é muito diferente quanto comparado ao total nacional, 9,81% em 2016 e 9,42% em 2017. De acordo com as informações obtidas, a população do Paraná corresponde a 38,14% da população total da região Sul e esse estado possui 44,50% do total de famílias cadastradas na região; já no estado do Rio Grande do Sul o percentual da população é de 39,05% e o número de famílias inseridas no cadastro corresponde a 39,41%, enquanto o estado de Santa Catarina detém 22,82% do total da população sulista e 16,09% do total de famílias inscritas no Cadastro Único.

66 Esse movimento de retração nos cadastros do CadÚnico também se observou no Estado de Santa Catarina, que no ano de 2016 possuía 435.653 famílias cadastradas, passando para um total de 395.391 em 2017, perfazendo um montante de 40.262 famílias excluídas do sistema, que em números absolutos significa que 152.922 pessoas foram retiradas do Sistema Único de Assistência Social. Ao realizarmos a leitura das tabelas ficou evidente que o PBF também diminuiu sua eficácia protetiva, enxugando o orçamento e diminuindo o número de pessoas atendidas, conforme Tabela 5 abaixo:

Tabela .

Total de famílias beneficiadas pelo PBF e valor total repassado na região sul

Total de famílias Total de famílias Valor total Local/ Valor total beneficiadas pelo beneficiadas pelo repassado em Região repassado em 2016 PBF em 2016 PBF em 2017 2017

Sul 872.624 853.560 1.664.145.408,00 1.577.902.024

PR 370.796 369.533 680.975.221,00 654.542.533,00

SC 122.594 119.702 236.043.849,00 228.290.118,00

RS 379.234 364.325 747.126.338,00 695.069.373,00

Fonte: Adaptado pelo autor – MDS-SAGI (2018)

67 O total de famílias beneficiadas pelo PBF no Estado de Santa Catarina em 2016 foi de 122.594, enquanto que no ano de 2017 esse número passou para 119.702. Desse modo, podemos aferir que houve uma redução de 2.892 famílias beneficiadas no período de um ano nesse Estado. No que tange aos valores repassados pela União para o Estado de Santa Catarina, conforme os dados apresentados na Tabela 5, no ano de 2017 ocorreu uma redução de R$ 7.753.731,00 em comparação ao ano de 2016.

68 Os números apresentados nas tabelas revelam que em um período no qual houve o aumento da taxa de desemprego os benefícios não foram proporcionalmente ofertados às famílias para garantia de acesso às necessidades básicas. De acordo com o IBGE (2018), a média anual da taxa de desocupação no Brasil foi de 11,26% em 2016 e de 12,0% em 2017, registrando um aumento de 0,73% na taxa de desocupados no país. Baseado nesses dados se pode dizer que a tendência da população é a de buscar pela proteção

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dos programas sociais. No entanto, o Estado diminuiu o número de famílias beneficiadas, dificultando a independência dos indivíduos do mercado e do trabalho assalariado, considerado elemento central na solidificação dos Estados de Bem-Estar. 69 Em uma análise mais ampliada, considerando todos os dados apresentados até agora, é possível perceber que o Estado brasileiro não cumpre com o seu dever de assistir os indivíduos no momento em que eles mais precisam de assistência, conforme prevê a legislação. Esse cenário requer medidas de reavaliação do controle social para que se consiga identificar onde está o hiato que possibilita esse descumprimento da norma por parte do governo. 70 Essas falhas identificadas individualmente ofuscam a relevância do Programa Bolsa Família e seu impacto no todo das políticas sociais. Essas ações instituídas como políticas de direito ainda engatinham e, desse modo, estão em fase de construção. Além disso, estas se instituíram pela forte pressão social, e provavelmente necessitarão de constante pressão popular para que se mantenham, pois a Assistência Social mesmo sendo estabelecida como um dever de Estado não possui previsão orçamentária garantida. 71 Considerando que em momentos de crise econômica, como a vivenciada pelo Brasil nos últimos anos, a tendência é de aumentar o número de famílias dependentes desses benefícios em razão da perda dos postos de trabalho formal, as políticas sociais como o PBF deveriam amortizar os efeitos negativos da crise sobre a vida dos indivíduos, cumprindo sua função social. No entanto, o que se percebeu pelos dados é que houve um paulatino crescimento da taxa de desemprego, enquanto no número de famílias beneficiárias do PBF houve pouca progressão, demonstrando um claro descompasso entre a política pública e a realidade. 72 O estudo intitulado Desemprego, pobreza e transferência de renda, que objetivou analisar os programas de transferência de renda como estratégia de desenvolvimento na agenda da América Latina e a utilização destes no enfrentamento da pobreza na perspectiva neodesenvolvimentista, concluiu que os Programas de Transferência de Renda “são caracterizados como medida paliativa e de cunho emergencial e focalista [...]” (Gomes, Moura, Mélo & Cruz 2012, p. 1). Isto é, não há um orçamento mínimo fixo previsto para a Assistência Social, como por exemplo as áreas da educação e da saúde, podendo ocorrer variações negativas. 73 Em se tratando de altos índices de desemprego em escala global, os Programas de Transferência de Renda têm sido considerados como uma das soluções viáveis para o enfrentamento da pobreza (Yazbek, 2007). Teoricamente os Programas de Transferência de Renda são considerados como importantes elementos para o Estado de Bem-Estar. Mas o governo brasileiro parece não entender desse modo, pois além de permitir que a alocação orçamentária do PBF dependa de outras áreas, como saúde e educação, ainda reduz os recursos financeiros destinados ao programa justamente quando o país vivencia uma das suas maiores crises econômicas. O princípio do Estado de Bem-Estar é dar garantias mínimas aos indivíduos para que esses possam viver com dignidade, no entanto o governo não pode viabilizar esse direito sem contar com orçamento fixo, sem as garantias legais de sua efetividade.

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Conclusão

74 Após observar os objetivos da PNAS e seus desenhos atuais, podemos ressaltar que a política é focada no enfrentamento da pobreza e mediante seus objetivos elege a família como centro nas suas ações. Dentro da PNAS, o Programa de Transferência de Renda é considerado como uma das mais importantes políticas de promoção e proteção social. Verificou-se que a Assistência Social do Brasil no pós-1988 implementou-se de forma desordenada, com ações pontuais e não planejadas. Essa desordem ficou muito clara nos anos 2000, com a implantação de variadas modalidades de benefícios (Bolsa Escola, Bolsa Alimentação, Auxílio-Gás, entre outros), mas sem um instrumento eficaz de controle.

75 Quanto ao Programa Bolsa Família, os resultados apontaram que esta política é atualmente uma das mais importantes ferramentas de assistência social brasileira no combate à fome e à miséria. No entanto, não se deve pensar no PBF como uma medida que por si só seja capaz de acabar problemática social do país, pois sua manutenção como política de governo é muito instável, ficando intimamente atrelada a vontade de cada novo governante que assume e que o entende ou não como prioridade. Considerando os dados apresentados até agora, foi possível perceber que o Estado brasileiro não estava cumprindo com o seu dever de assistir os indivíduos no momento em que eles mais precisam de assistência, conforme prevê a legislação. 76 Esse cenário requer medidas de reavaliação do controle social para que se consiga identificar onde está o hiato que possibilita esse descumprimento da norma por parte do governo. Essas falhas identificadas individualmente ofuscam a relevância do Programa Bolsa Família e seu impacto no todo das políticas sociais. Essas políticas instituídas como políticas de direito ainda engatinham e, desse modo, estão em fase de construção. 77 Por fim, salientamos a necessidade de novos estudos que avancem no tempo, abarcando o período completo do presidente Michel Miguel Elias Temer Lulia e do recém-eleito presidente Jair Messias Bolsonaro, ambos governos ancorados em um perfil mais conservador e que em suas plataformas políticas propuseram uma revisão do referido programa como um elemento central de seus governos.

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RESUMOS

Neste trabalho analisamos a política nacional de assistência social e o Programa bolsa família, em sua interação com as diferentes esferas da administração pública e da sociedade, no intuito de identificar seus possíveis impactos positivos na diminuição da pobreza. Para compreender melhor as políticas públicas de assistência social, fundamentamos este trabalho na perspectiva dos direitos sociais, entendidos como elementos inerentes a democracias e com capacidade emancipatória e de reforço da cidadania. Já em sua abordagem, esta investigação apoia-se no estudo quali-quantitativo. Qualitativa por buscar conhecer aspectos e funcionamentos das políticas de assistência social do país e quantitativa por investigar o processo de distribuição destes serviços entre os anos de 2016 e 2017 no Brasil. Nossas conclusões permitem identificar como certas políticas públicas, apesar de importantes, são suscetíveis a tomadas de decisões governamentais que podem significar a sua desmobilização, comprometendo os esforços no combate às vulnerabilidades sociais.

En este trabajo analizaremos la política nacional de asistencia social y el Programa bolsa familia, en su interacción con las diferentes esferas de la administración pública y de la sociedad, con el fin de identificar sus posibles impactos positivos en la disminución de la pobreza. Para comprender mejor las políticas públicas de asistencia social, fundamentamos este trabajo en la perspectiva de los derechos sociales, entendidos como elementos inherentes a democracias y con capacidad emancipadora y de refuerzo de la ciudadanía. Ya en su abordaje, esta investigación se apoya en el estudio cuali-cuantitativo. Cualitativa, puesto que busca conocer aspectos y funcionamientos de las políticas de Asistencia Social del país y, cuantitativa, por investigar el proceso de distribución de estos servicios entre los años 2016 y 2017 en Brasil. Nuestras conclusiones permiten identificar cómo ciertas políticas públicas, a pesar de ser importantes, son susceptibles a tomas de decisiones gubernamentales que pueden significar su desmovilización, comprometiendo los esfuerzos en el combate a las vulnerabilidades sociales.

In this paper we will analyze the National Social Assistance Policy and the Bolsa Familia Program, in their interaction with the different spheres of public administration and society, in order to identify their possible positive impacts on poverty reduction. In order to better understand public social assistance policies, we base this work on the perspective of social rights, understood as elements inherent to democracies and with the capacity to emancipate and reinforce citizenship. In its approach, this research is based on qualitative-quantitative study. Qualitative, since it seeks to know aspects and functioning of the country's Social Assistance policies and, quantitative, for investigating the process of distribution of these services between 2016 and

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2017 in Brazil. Our conclusions allow us to identify how certain public policies, in spite of being important, are susceptible to governmental decisions that could mean their demobilization, compromising efforts to combat social vulnerabilities.

ÍNDICE

Keywords: Bolsa familia; national policy on social assistance; transfer of income; social welfare; politic science Palabras claves: Bolsa familia; política nacional de asistencia social; transferencia de renta; bienestar social; ciencia política Palavras-chave: Bolsa família; política nacional de assistência social; transferência de renda; bem-estar social, ciência política

AUTORES

ISMAEL DE CÓRDOVA

Universidade do Extremo Sul Catarinense (UNESC), Criciúma, Santa Catarina, Brasil. Email: [email protected]

ISMAEL GONÇALVES ALVES

Universidade do Extremo Sul Catarinense (UNESC), Criciúma, Santa Catarina, Brasil. Email: [email protected]

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Redefiniendo la sostenibilidad desde una perspectiva situada:desafíos de museos comunitarios del sur de Chile Challenges of community museums in southern Chile: Redefining sustainability from a situated perspective Desafios dos museus comunitários no sul do Chile: redefinindo a sustentabilidade a partir de uma perspectiva situada.

Laura Fúquene Giraldo, Gustavo Blanco Wells y Karin Weil G.

NOTA DEL EDITOR

Recibido: 10.08.2018 Aceptado: 20.05.2019

Este artículo es resultado del Proyecto EU LAC MUSEUSM Nº 693669 que ha recibido fondos del Programa de Investigación e Innovación H2020 de la Comunidad Europea. Además se adscribe al Núcleo Milenio Energía y Sociedad, Valdivia, Chile.

1 DOI: http://dx.doi.org/10.32735/S0718-6568/2019-N53-1389

Introducción

2 El rol de los museos en el mundo estuvo unido por mucho tiempo estrictamente a la preservación de la memoria y visión de mundo de las clases aristocráticas (Chagas, 2008), pero en la medida en que las sociedades se fueron transformando, los museos encontraron nuevos desafíos en cuanto a su relación con el entorno humano y ecológico en el que se insertaban (DeCarli, 2003). Ello ha implicado adaptarse y transitar desde una museología tradicional, caracterizada por su importante rol ideológico en la

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construcción y consolidación de estados naciones, en donde los museos fueron pensados para legitimar estructuras y culturas coloniales en el imaginario colectivo, y avanzar hacia una nueva museología que se caracteriza por cuestionar su rol social y se reconoce a sí misma como una institución al servicio de la sociedad y su desarrollo, pasando por un proceso de democratización, re-significación y apropiación cultural (Chagas, 2008). A este fenómeno se le conoce como Nueva Museología, y se conforma a partir de dos corrientes principales: los ecomuseos y los museos integrales, de los cuales revisaremos sus fundamentos más adelante.

3 La Nueva Museología está asociada principalmente a la influencia del pensamiento ecologista y los movimientos reformistas democratizadores de las décadas de los 60’s y 70’s a nivel global y, a dos aspectos en el nivel nacional: la necesidad de mayor descentralización interna, lo que desembocó en la creación de museos regionales (Mostny, 1975); y la crítica sostenida sobre la ausencia de vínculos efectivos con la comunidad, a pesar de la temprana definición acuñada en los estatutos de ICOM el año 1947 y luego perfeccionada y ratificada en 1974 (Marsal, 2012). 4 La investigación realizada estudia la trama de relaciones que existe entre los museos, las comunidades y los territorios, para analizar cuál es el rol del museo en la actualidad y si este encuentra consonancia con la propuesta de la Nueva Museología, buscando comprender en sus aciertos y limitaciones, si han logrado ser sostenible y de qué forma. 5 El objeto de estudio es la Red de Museos y Centros Culturales de la región de los Ríos, Chile. Esta es una organización no formal que articula y reúne diversos espacios de casi todas las comunas de la región, y que desde el año 2012 proponen de manera colaborativa y organizada acciones que permitan fortalecer y difundir la historia y memoria local. Cada una de las instituciones que participa de esta Red tiene como objetivo ofrecer un espacio de contención a las comunidades donde están insertas, buscando de diversas formas poner en valor la historia y memoria local. En la actualidad hay más de 20 espacios a lo largo y ancho de la región, constituidos por museos de pequeña y mediana escala, centros culturales, bibliotecas y corporaciones universitarias, públicas, privadas y comunitarias1. 6 El siguiente artículo se centra en tres de los denominados museos de pequeña escala o comunitarios: el Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume, el Museo Despierta Hermano de Malalhue y el Museo Escolar Hugo Gunckel, de la Aguada, Corral. Estos casos son de interés debido a su valor social, su historia de conformación, diversidad de territorios (cordillera, pre cordillera y costa), tipo de institución que representan y enfoque de sus acciones en las comunidades, político-social, cultural y ambiental respectivamente. 7 Para elaborar una discusión sobre la sostenibilidad y cómo el museo aporta a esta en el desarrollo de las comunidades, es necesaria una contextualización preliminar sobre los conceptos de museo integral y desarrollo sostenible, los cuales componen el marco del horizonte hacia donde están transitando los museos y los enfoques del desarrollo. Ambos son conceptos en proceso de cuestionamiento y construcción permanente.

La Nueva Museología en un periodo de transición

8 En medio de la crisis multidimensional que se vivía en la época de los años 60, quienes estaban a cargo de museos cuestionaron su labor, pues consideraban que en una realidad cada vez más globalizada, las exigencias de participación social y la diversidad

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cultural requerían de un rol más activo de los museos (Dos Santos, 2012), estableciéndose así una corriente teórico-metodológica que se originó en dos reuniones principales (DeCarli, 2003). La primera en el año 1971 en la IX Conferencia Internacional del Consejo Internacional de Museos (ICOM) en Grenoble, Francia, en donde, según Mathilde Bellaigue citada en Laumonier (1993, p.34), nace el concepto de Ecomuseos: “Tiene como objetivo una comunidad y su desarrollo; esa comunidad está conformada como grupo social heterogéneo, pero unido por las tradiciones, las necesidades, las solidaridades. El ecomuseo no hará de esa comunidad un ‘objeto’ de estudio, sino el ‘sujeto’ de un proceso de autodesarrollo, reconociéndole en primer lugar una cultura, saberes propios, al igual que su derecho a la palabra y a manifestarse como interlocutor válido” 9 La segunda reunión, la Mesa Redonda de Santiago que tuvo lugar en mayo de 1972 convocada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y organizada por ICOM en Santiago de Chile, donde se abordó la relación de los museos y el desarrollo cultural local y rural de manera interdisciplinar. Uno de los principales resultados fue la definición de un Museo Integral citada en Laumonier, (1993, p. 34) “El museo es una institución al servicio de la sociedad, de la cual es parte inalienable y tiene en su esencia misma los elementos que le permiten participar en la formación de la conciencia de las comunidades a las cuales sirven y a través de esta conciencia puede contribuir a llevar a la acción a dichas comunidades, proyectando su actividad en el ámbito histórico que debe rematar en la problemática actual; es decir anudando el pasado con el presente y comprometiéndose con los cambios estructurales imperantes y provocando otros dentro de la realidad nacional respectiva” 10 De esta forma se observa como ante el mismo cuestionamiento surgieron dos propuestas relacionadas: desde la perspectiva europea con los ecomuseos, preocupados por el museo como una herramienta para el auto-desarrollo vinculado a su entorno natural, y desde la perspectiva latinoamericana con los museos integrados, preocupados por un rol más político y agente, íntimamente ligado al presente y futuro de la comunidad (DeCarli 2003; Bize, et. al. 2017).

11 A partir de los encuentros mencionados, se habla de una Nueva Museología, la cual amplía sus horizontes e incluye en su discurso nuevos conceptos, planteando la posibilidad de considerar no un edificio sino un territorio, no una colección sino un patrimonio regional, y no un público sino una comunidad regional participativa (Lacouture, 1994 en DeCarli, 2004). Los principios y declaraciones resultado de la Mesa Redonda de Santiago en 1972, promovieron, principalmente en Europa y Asia, el movimiento de los ecomuseos, y en América Latina, especialmente México, Brasil y más recientemente en Costa Rica, la incorporación de la noción de función social entendida como la necesidad de integrar al museo en el proceso y en la dinámica del desarrollo local (Revista Museo, 2012). A continuación, se hace una revisión sobre el origen de la sostenibilidad en el desarrollo y su implicancia en los museos.

Origen de las dimensiones de sostenibilidad en el ámbito del desarrollo

12 El concepto de sostenibilidad nace en la década de los 70’s en un contexto histórico de preocupación por la crisis ambiental provocada por el sistema económico industrial. Diferentes movimientos ecologistas, ambientalistas y conservacionistas emergieron en

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la época con posiciones muy diferentes, y que años después, no como resultado de la disolución de diferencias, sino como un proceso de homogenización (Pierri, 2005), convergen en la propuesta del Desarrollo Sostenible mediante el Informe Brundtland, Nuestro Futuro Común en el año 1987 presentado por la ONU.

13 Para los países industrializados las soluciones se encauzaron bajo la perspectiva de la modernización ecológica (Spaargaren y Mol, 1992), que sugiere que los problemas ambientales se pueden resolver con arreglos institucionales de gestión ambiental y mejoras tecnológicas que pueden prevenir la contaminación o mitigar el daño ambiental (Hajer, 1995). Los países no industrializados reaccionaron de manera reticente a esta versión del desarrollo sustentable. Su mayor preocupación era la pobreza, malnutrición y enfermedades, donde el “no crecimiento” era inaceptable. En consecuencia, en el Informe Founex (Suiza) de 1971, se recogen las preocupaciones económicas y ambientales de los países pobres y se acepta que la expresión “medio ambiente” también incluya aspectos sociales, sin embargo, no se cuestionan en profundidad las causas de la pobreza. Por otra parte, la Fundación de Bariloche (1972), presenta la propuesta latinoamericana donde si se ponen en discusión las bases económicas y políticas del orden actual y proponen alternativas en pos de una sociedad diferente, este modelo tuvo gran impacto en su época y llamó la atención de organismos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la UNESCO (Pierri, 2005). 14 En los documentos e informes acumulados en las sucesivas Cumbres Mundiales sobre el Desarrollo Sostenible, comenzando por Estocolmo en 1972, pasando por la de Rio de Janeiro en 1992, hasta la de Johannesburgo en 2002, la dimensión central claramente es la económica, después la ambiental no como fin en sí misma sino como medio para el crecimiento, y de forma más relegada, la social (Boyer et al, 2016). La dimensión cultural a pesar de haberse mencionado con anterioridad, sólo es considerada como el cuarto pilar para el desarrollo sostenible, a partir del año 2015 en la VII Cumbre de Las Américas celebrada en Panamá. 15 Con el fin de esclarecer la operatividad de lo que representa la sostenibilidad, tanto en el ámbito museal como en el contexto del desarrollo, se identifican cuatro dimensiones genéricas; social, cultural, ambiental y económica. Esta segmentación si bien se propone como una forma metodológica para facilitar las acciones y análisis a realizar, es una mirada reduccionista que invisibiliza la complejidad de los sistemas de relaciones biológicas, de producción, de información y de poder que las soportan, y que dependen principalmente de las condiciones socio-materiales de cada contexto. 16 Tras esta breve revisión sobre la transformación de los museos y el origen de las dimensiones de sostenibilidad en el desarrollo, identificamos que, en el contexto nacional, no existen antecedentes sistematizados de la implementación de prácticas o categorías de sostenibilidad. De ahí la importancia de realizar este trabajo en museos que se acercan a la definición del museo integral. Por otra parte, en el ámbito internacional, la sostenibilidad no era un tema de discusión claro y central en los museos, y cuando se consideraba en países como Estados Unidos y Canadá, se le vinculaba a la sostenibilidad financiera o a la gestión ambiental interna en aspectos como eficiencia energética, gestión de residuos, embalaje, entre otras (Sutton, 2015). En menor medida se encuentran algunos casos que incluyen aspectos más relacionados con la función social del museo, como son México, Brasil, Costa Rica (DeCarli, 2004) y Suecia (David, 2011).

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17 Sin embargo, actualmente, organizaciones internacionales como ICOM e Ibermuseos, están promoviendo la implementación de categorías de sostenibilidad tradicionales alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, pero a su vez integrando, en el primer caso, tres deberes morales: satisfacer las necesidades humanas, velar por la justicia social y respetar los límites medioambientales (ICOM, 2018). En el segundo caso, Ibermuseos integra una mirada más transdisciplinaria y crítica en la que problematiza estas mismas dimensiones (Pérez, 2016). 18 Pasamos a dar cuenta de los desafíos que enfrenta el sector museal al integrarse a sus comunidades de forma sostenible.

Metodología

19 Este artículo es resultado de una investigación social cualitativa, desarrollada por un equipo interdisciplinario con un enfoque interpretativo. El trabajo de levantamiento de información, sistematización y análisis se organizó en cuatro etapas. En la primera, con el propósito de acotar el universo de estudio de 26 museos, se desarrolló una matriz de ponderación que corresponde al desglose de las funciones museológicas que propone la definición oficial de museos ICOM2 (Tabla 1). Para su interpretación se utilizó como base el glosario del Comité Internacional para la Museología (ICOFOM, 2010) y se eligieron 4 criterios mínimos (*) a cumplir para ser parte del estudio. La matriz se generó mediante la revisión y análisis de información secundaria sobre la Red de Museos y las instituciones que la componen (base de datos, fichas técnicas existentes y revisión bibliográfica).

Tabla 1.

Componentes de la matriz de ponderación

Fuente: Elaboración propia.

20 La segunda etapa, constituyó el trabajo de campo y caracterización de las instituciones museales, a partir de las dimensiones de sostenibilidad. Para esta etapa se diseñó un instrumento de levantamiento de datos y su aplicación se realizó a través de entrevistas semi-estructuradas principalmente a los encargados(as) de los museos y centros culturales de la red previamente definidos, en los meses de mayo y junio del 2017.

21 La tercera etapa, fue la sistematización de los resultados en tres dimensiones principales: territorio, patrimonio y comunidad, partiendo de la propuesta de la Nueva Museología pero sin utilizar categorías cerradas, lo cual permitió elaborar un diagnóstico de la red y la situación actual de las entidades que la conforman. 22 La cuarta y última etapa, consistió en la selección y análisis de los tres casos de estudio a través de los cuales se problematiza la sostenibilidad, al operacionalizar en preguntas explícitas de un cuestionario, el cruce entre las categorías territorio, patrimonio y comunidad, y las funciones museológicas: institución y gestión, conservación, investigación y conocimiento local, interpretación y mediación, función social. Los

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criterios para la selección de los museos a analizar en profundidad, además de relevar su valor social en cada uno de sus contextos, atienden a la necesidad de reflejar las gradientes de realidad en los ámbitos ambiental, social, cultural y económico que enfrentan, de modo situado, estas instituciones. La información de los museos y sus características se sintetiza en la Tabla 2 y se ubican geográficamente en la Figura 1.

Tabla 2

Síntesis de los casos de estudio

Fuente: Elaboración propia

Figura 1.

Mapa de Chile y ubicación de casos de estudio

Fuente: elaboración propia.

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Resultados

Dimensiones generales

23 Para exponer la realidad de los tres casos de estudio, se presenta a continuación cada uno de ellos haciendo una breve reseña de la institución y su descripción a partir de tres dimensiones generales: Territorio, Patrimonio y Comunidad, las cuales alinean las dimensiones propuestas por la Nueva Museología y por el Desarrollo Sostenible (ver Figura 5).

24 Centro Cultural Museo y Memoria Neltume (CCMMN)

25 Como institución funciona bajo la figura legal de Centro Cultural, constituido por el Directorio de la Agrupación Cultural Funcional registrada en la comuna de Panguipulli y su inmueble fue recientemente declarado Monumento Histórico. Respecto a la gestión financiera, los recursos para su operación y actividades se obtienen a partir de tres fuentes: Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile, El Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y un porcentaje mínimo por concepto de corte de entrada (1.000 CLP y aporte voluntario). Respecto a la gestión administrativa, cabe destacar que existe una estructura mixta e intergeneracional conformada por un comité directivo a cargo de las áreas de administración, archivo, museografía, biblioteca comunitaria, extensión y comunicaciones, además de contar con socios(as) locales y honorarios (fuera de Neltume).

Figura 2.

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CCMMN 2018 - Exterior del museo e información general

Fuente: Fotografía propia.

26 Territorio: La localidad de Neltume es predominantemente rural y se emplaza en el sector cordillerano en la comuna de Panguipulli (ver emplazamiento regional en Figura 1). Se trata de una localidad cuya población reciente se fue conformando en torno a labores forestales iniciadas en la década del 30. Posee una población de 2.125 habitantes según el censo del 2002 realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). El territorio de Neltume tiene una larga historia especialmente entre el siglo XX y XXI, asociada a procesos de industrialización, luchas sociales, terrorismo de estado y privatización, que han generado conflictos políticos, económicos y sociales, manifestados en la precarización del trabajo, lo que hace parte de su relato y además afecta de forma directa e indirecta el rol del museo.

27 Patrimonio: El museo cuenta con un conjunto de colecciones muy diversas, conformadas a partir de objetos personales, entre otros, que fueron donados por la comunidad. El relato presenta un recorrido histórico del territorio cordillerano, iniciado por un breve relato sobre los Mapuche, población originaria del sur de Chile y Argentina; le sigue el proceso de industrialización del territorio para la explotación del bosque nativo; los procesos de sindicalización y organización política; la conformación y experiencia del Complejo Forestal y Maderero Panguipulli (COFOMAP); el golpe de Estado y violaciones a los derechos humanos en dictadura (1973-1990); hasta su vinculación con las luchas actuales por el agua y la reivindicación de las tierras por los pueblos originarios. 28 Comunidad: Este museo establece algunas relaciones estatales, pero principalmente comunitarias, vinculando organizaciones de diversos tipos y temáticas, lo que le brinda una amplia red de apoyo logístico para la generación de contenidos y programación pertinente y de actualidad. La comunidad se hace partícipe principalmente en las

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diversas actividades que allí se realizan, más que en la gestión misma. Hay una importante participación de los sobrevivientes de la guerrilla y antiguos trabajadores que ya no viven en la localidad. Esta institución además de ser museo, es centro cultural y biblioteca, diversificando así sus actividades y espacios, logrando fortalecer a través de la educación el lazo con la comunidad. En dos ocasiones (año 2013 y 2018) han sido víctimas de robo y ataques incendiarios, frente a los cuales la comunidad ha manifestado su apoyo al museo y rechazo a tales episodios.

Museo Despierta Hermano, Malalhue (MDH)

29 Como museo funcionan al alero de la Agrupación Cultural Malahue Siembra, espacio que alberga la radio y biblioteca comunitaria. El edificio es propiedad del Servicio de Vivienda y Urbanismo de Chile (Serviu). El conjunto de colecciones y soportes para su exhibición, han sido facilitados por la comunidad y son responsabilidad de la fundadora del museo, ya que aún no han constituido una personería jurídica. En relación a la gestión financiera, el museo no obtiene recursos económicos de ninguna entidad, sólo cuenta con el aporte voluntario de los visitantes, siendo mínimo. Por otro lado, la municipalidad designa media jornada laboral de una educadora intercultural, para dedicarla al museo como guía. Respecto a la gestión administrativa, La fundadora junto a la educadora, equipo del museo, mantienen buena comunicación y la toma de decisiones se hace de manera horizontal.

30 Figura 3.

31 MDH 2017 - Interior del museo e información general

Fuente: fotografía propia.

32 Territorio: La localidad de Malalhue antiguamente llamada Eulafque (dos Ríos), es una localidad rural de la comuna de Lanco emplazada en un amplio valle entre cursos de

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agua, bosques nativos, plantaciones agrícolas y predomina la población mapuche (ver emplazamiento regional en Figura 1). Para esta localidad se estima una población cercana a 3.150 habitantes, según datos de la I. Municipalidad de Lanco.

33 Patrimonio: El museo cuenta con colecciones arqueológicas, históricas, etnográficas y filatélicas. Cada una de estas colecciones se compone por distintos tipos de objetos donde destacan piezas cerámicas, textiles y artefactos propios de la historia moderna del pueblo de Malalhue, donadas por las comunidades locales. Éste nace y se caracteriza por preservar el conocimiento de la cultura mapuche y, según declara su fundadora, en oposición a la educación formal escolar que busca la homogeneidad cultural a nivel nacional. 34 Comunidad: El museo establece principalmente relaciones con la comunidad indígena del territorio, pues como lo expresan sus encargadas, este museo se caracteriza por haber surgido de la comunidad y por tener el registro de cada objeto con la historia de a quién perteneció y cómo llegó hasta allí. Desde los orígenes del museo y hasta la fecha, ha sido fundamental contar con el apoyo, reconocimiento y soporte de las autoridades ancestrales mapuche. La comunidad escolar y local ha concebido la colección y contenidos del museo, pero no hay participación explícita de ésta y las autoridades comunales en su gestión.

Museo Escolar Hugo Gunckel, La Aguada (MEHG)

35 El museo se encuentra emplazado en el edificio de la Escuela Rural de La Aguada, dependiente de la Ilustre Municipalidad de Corral, ubicada en una zona de riesgo por remociones en masa, y es considerada un área de protección por el estero que la colinda. Respecto a la gestión administrativa, actualmente es desarrollada por un ex alumno y profesor, quien está a cargo del espacio y sus colecciones, sin embargo las decisiones dependen de la Directora de la Escuela y a través del Departamento de Educación Municipal (DAEM) se obtienen los recursos para las actividades.

Figura 4.

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MEHG 2017 - Interior del museo e información general

Fuente: fotografía propia.

36 Territorio: La Aguada pertenece a la comuna de Corral en la desembocadura del río Valdivia. La comuna tiene una superficie de 766,7 km2 y una población de 5.463 personas (ver emplazamiento regional en Figura 1). El sector de La Aguada se conforma con una población mucho menor a partir de la llegada de la empresa siderúrgica “Los Altos Hornos” en el año 1906, lo que provoca el arribo de mano de obra calificada, personas y familias, quienes se instalaron en ese territorio. Desde entonces a la fecha, la localidad ha sufrido grandes transformaciones y migraciones sujetas principalmente al desarrollo de actividades productivas. En la actualidad los habitantes del lugar, se dedican principalmente a la pesca artesanal y a trabajos de temporada. Si bien esta zona es considerada urbana, presenta características propias de la ruralidad dada su condición de segregación social y territorial del resto de la comuna (Basso et al., 2010).

37 Patrimonio: El museo exhibe colecciones que aluden a la biodiversidad de la costa de Corral. Entre ellas hay colecciones y muestras geológicas, así como muestras biológicas, osteológica, faunística, paleontológica e históricas. El origen del museo y las colecciones se remonta al año 1973, obtenidas por el profesor Miguel Hernández en salidas a terreno de reconocimiento del territorio y donaciones hechas por pescadores de la zona. La principal característica es el rescate del patrimonio natural como un recurso pedagógico. Exponen sus colecciones en vitrinas con sus fichas informativas respectivas y realizan acciones de taxidermia y conservación preventiva, también cuentan con el apoyo de una profesional en museología que dirige el taller de museología científica. 38 Comunidad: El museo establece principalmente relaciones comunitarias. Por medio de los niños se transmiten conocimientos a los padres, quienes también participan en las actividades y talleres que se realizan en el museo. Se manifiesta una estrecha relación con la comunidad expresada en hechos como que los ex alumnos, frecuentemente

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regresan al museo y envían donaciones como minerales y piedras . La creciente demanda del público está motivando el acceso al museo de manera independiente a la escuela, para abrir el espacio de manera permanente a todo público.

Dimensiones sinérgicas

39 Dada la complejidad de las relaciones que se manifiestan y observando que una división analítica exclusivamente centrada en las dimensiones generales de la sostenibilidad museológica (Patrimonio, Territorio y Comunidad) puede ser restringida, se amplía la discusión a partir de dimensiones sinérgicas y sus características en cada caso. Estas dimensiones resultan en la intersección de dos o más de las dimensiones generales y visibiliza las acciones que allí tienen lugar. Esta propuesta analítica se representa esquemáticamente en la Figura 2.

Figura 5.

Esquema de propuesta dimensiones analíticas de la sostenibilidad

Fuente: elaboración propia.

40 Esta propuesta de análisis es consonante con las teorías de la Sinergia Humana (Mallman, et. al., 1978) y el Desarrollo a Escala Humana (Max-Neef, et. al., 1986), las cuales surgen en la búsqueda de un desarrollo que, además de atender las necesidades de subsistencia, atiende las necesidades del ser.

Reciprocidad: Sinergia comunidad – territorio

41 La reciprocidad representa, en este caso, un modo de sinergia a través de la forma en la que la comunidad se relaciona con su entorno: cómo lo entiende, qué representa la naturaleza para sí y como esto se estimula, potencia y/o visibiliza en el museo al ser un espacio que se inserta en el territorio. A continuación, se analiza esta relación para cada uno de los museos del estudio.

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42 CCMMN: El proceso de conformación de la comunidad de Neltume obedece principalmente a factores productivos, ya que el habitar de este territorio ha sido a partir de la explotación de recursos naturales; la tierra, la madera y el agua, por lo tanto, el rol de la naturaleza en este caso, es el de recurso económico y de sustento, que ha configurado los sistemas sociales y culturales, como también los discursos y luchas que allí han tenido lugar. En relación a esta dimensión discursiva, su encargada lo describe de la siguiente forma: “Neltume es un museo que se caracteriza por escribir lo que la gente ha dicho, tal y como lo dicen, como lo piensan y como lo sienten, nosotros no ponemos las palabras desde otro ámbito más ilustrado, sino que solamente como la gente lo habla y lo siente, se transmite (Actor local del museo, Neltume, mayo 2017”. 43 MDH: El territorio de Malalhue se desarrolló en el siglo XX, en torno a la estación del tren e históricamente ha estado conformado principalmente por comunidades indígenas mapuche, quienes tienen un fuerte vínculo de inter-dependencia con la naturaleza, por tanto, la forma en que se representan y coexisten es atávica a su cosmovisión en el más amplio de los sentidos. Esta cosmovisión se incorpora en un país con el cual tiene grandes tensiones, ya que funciona bajo dinámicas que homogenizan el conocimiento y entendimiento del entorno como un recurso a ser explotado. Dicha situación es la causa por la cual nace este museo, pues a partir de las tensiones expresadas en aulas y grupos escolares, se hicieron actividades para poner en valor la diversidad intercultural del territorio.

44 MEHG: La relación que establece la comunidad de La Aguada con la naturaleza es dicotómica, en cuanto por una parte es productiva y por otra, obedece a la necesidad de conservación y restauración del hábitat, el cual fue deteriorado por la instalación de los altos hornos siderúrgicos y otros procesos industriales de principios del siglo XX. Para la comunidad escolar, la relación es académica y se caracteriza por la investigación y reflexión en cuanto al impacto antrópico sobre el paisaje, relevando los conocimientos científicos y tradicionales de la flora y fauna local con fines de preservación. Lo interesante en este caso, es reconocer el incentivo a la relación de la cosmovisión mapuche con el paradigma occidental y racional de la comunidad académica, para profundizar en la relación de interdependencia con la naturaleza y promover el bienestar ambiental y humano, que conforman el territorio y la comunidad en general. 45 En lo expuesto sobre la relación de reciprocidad entre la comunidad y el territorio, se puede identificar en el caso de Neltume, que la relación es centrada en el ser humano el cual tiene poder sobre la naturaleza, para su explotación como recurso y sustento. En el caso de la Aguada, la relación también parte del ser humano, pero contrario al caso anterior, el enfoque se centra en la necesidad de relevar la importancia de la naturaleza en la vida humana. Sin embargo, en el transcurso del tiempo, gracias a las demandas sociales en la actualización de las identidades y los procesos de hibridación de diferentes formas del ser (Leff, 2000), ambos casos están transitando hacia el entendimiento de la interdependencia, la creación de conciencia y la realización de acciones frente al inminente deterioro del ambiente. Por otra parte, en el caso de Malalhue, donde no existe una división entre ser humano y naturaleza, pues se es parte de ella, y desde esta forma sistémica de entenderla, se conciben la cultura y significación de los objetos que la representan, fomentando la complementariedad y las prácticas de cooperación inter-étnicas para el entendimiento integrado de los recursos naturales.

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Colaboración: Sinergia comunidad – patrimonio

46 Esta sinergia representa la forma en que las personas de la comunidad han traducido el entendimiento de su entorno, pudiendo determinar los objetos o elementos del mismo, que son relevantes de conservar y su respectivo argumento. Esta es quizás la dimensión más compleja y que genera más tensiones en el ejercicio museal, debido a que los procesos de interpretación y mediación, siempre van a representar a una parte limitada de la comunidad.

47 CCMMN: El guion museográfico en este caso se construye a partir de los relatos de memoria e historia oral. Son estas las que contextualizan y ponen en valor los objetos que componen la colección en exhibición, relevándose a partir de su valor simbólico en cuanto constituyen la evidencia material de los testimonios de vida de las personas de la comunidad, y no por la excepcionalidad de su fabricación, materiales, estética o valor económico. La necesidad de exponer a partir de elementos de interpretación es siempre un riesgo. La memoria, a diferencia de los hechos históricos, expone las vivencias subjetivas en conflicto, generando, muchas veces, encuentros y desencuentros entres quiénes las rememoran. 48 MDH: De manera similar al CCMMN los contenidos y relatos del museo, se han construido a partir de la memoria e historia oral y los objetos significativos, que la comunidad ha relevado y contribuido para la conformación del museo. Se han realizado cabildos3 del agua, la madera y los árboles, en los cuales las personas de la comunidad conversan y reconstruyen una secuencia histórica de la transformación del paisaje que hoy ya no existe, memorias que quedan escritas y a disposición de la comunidad. “(…) así es como se sustenta este museo, nosotros no vamos escarbando, ni comprando, ni pidiendo, las cosas llegan solas” (Actor local del museo, Malalhue, mayo 2017). Como lo exponen los actores relevantes en la constitución y actual gestión del museo, la mayoría de las colecciones fueron donadas debido a la confianza entre el museo y la comunidad, en su interés por preservar sus memorias, característica principal de este museo. 49 MEHG: En este caso, la construcción museográfica surge desde lo práctico y experiencial, por medio de salidas a terreno de los estudiantes, se interactúa con pescadores artesanales y buzos, entre otros, relacionando el conocimiento originario con el conocimiento científico. A través del taller de taxidermia y museología con un enfoque transdisciplinario y holístico, la experiencia práctica es la forma de conocer las especies y el ecosistema en el que se insertan, destacando su valor endémico y generando conciencia sobre el impacto del ser humano en la naturaleza. En este caso, las colecciones son vida en sí mismas, se trata de la interacción con especies naturales en el presente y a partir de ahí, comprender el pasado y las causas que le generaron posibles transformaciones. 50 De acuerdo a nuestra propuesta analítica la relación entre la comunidad y el patrimonio, se identifica que la colaboración es fundamental para la gestión y significación del patrimonio natural y cultural de los territorios, pues a través de las historias familiares se generan vínculos de cercanía e identidad entre el museo y la comunidad, dos cosas esenciales para su sostenibilidad (DeCarli, 2004). Sin embargo, también se identifica una tensión implícita en las relaciones, los contenidos y su misma

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proyección, así como su inestabilidad al depender principalmente del compromiso de sus fundadores.

Pertinencia: Sinergia patrimonio – territorio

51 Esta sinergia representa la vigencia de lo que se pone en valor en el museo y su agencia en la realidad actual del territorio, con determinados fines políticos, ambientales, educativos y/o de preservación.

52 CCMMN: El museo, aunque no inicia actividades concretas que determinen una postura crítica frente a conflictos actuales en el territorio, sí participa cuando lo convocan como colaborador. Por ejemplo, en el caso de la muerte de la activista Macarena Valdés y el Movimiento por las Aguas y los Territorios (MAT), ambos en contra de mega proyectos industriales y eléctricos, el museo facilitó su espacio para el encuentro, la discusión y difusión de la situación, lo que le permitió acercarse a la comunidad y participar activamente, a pesar de tener algunos socios del museo detractores de su participación por miedo a represalias. 53 MDH: Frente a plantaciones forestales que han intentado ocupar territorios sagrados, el museo ha apoyado las iniciativas de las comunidades para resistirse. En los cabildos que convoca, los cuales generan conciencia sobre la importancia del cuidado y el sentido de pertenencia por el territorio, el museo no genera acciones que vinculen activamente el conocimiento histórico con situaciones actuales, lo que representa una pérdida de interés en la comunidad local y joven, de acuerdo a lo mencionado en entrevistas realizadas a personas locales. 54 MEHG: El museo a través de su enfoque ecosistémico y de la puesta en valor del patrimonio natural, analiza y da cuenta de los impactos ambientales de la industria y los procesos políticos y económicos del entorno, creando conciencia y pensamiento crítico frente a estas situaciones, como lo expone el profesor encargado: “En una ocasión hubo un derrame de aceite en la pesquera, que afectó todo el litoral de la bahía, ahí, por ejemplo, salimos a terreno, hicimos muestreos y lo ligamos con la clase de ciencias naturales (…) este cuestionamiento desde nosotros, pasando por los niños, hace que llegue hasta las casas” (Actor local del museo, La Aguada, marzo 2018). 55 A través de su metodología se hace del aprendizaje, una experiencia viva y del museo un recurso didáctico, que posteriormente trasciende a denuncias públicas, exponiendo los resultados de investigaciones en Juntas vecinales y reuniones de Padres, e incluso articulándose con investigaciones universitarias.

56 Finalmente, la pertinencia como sinergia, está más asociada con la propuesta de Museo Integrado, en cuanto a exponer las diversas posturas o realidades de conflicto en el contexto local, donde la educación juega un rol fundamental respecto a cuál historia tienen acceso las nuevas generaciones. Así mismo, mientras más conexiones les permita establecer, entre el presente y el pasado, más posibilidades de proyectarse en el futuro podrá tener. Enmarcado en este contexto, los museos constituyendo espacios de convergencia y diálogo de saberes (Quijano, 2000), generando conciencia crítica de su realidad y empoderamiento para resistirse a modelos globalizados. 57 A partir de los resultados y su análisis, se da cuenta de la génesis de cada museo y las diferentes formas de su devenir en el tiempo, relevando qué cosas han caracterizado su

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sostenibilidad hasta ahora y qué cosas le dificultan su proyección en el futuro, lo que permite identificar algunas correlaciones respecto al desarrollo y la sostenibilidad.

Discusión: hacia una definición situada de la sostenibilidad

58 La discusión del artículo se elabora entorno a la definición y los aprendizajes de la sostenibilidad situada, y las brechas y oportunidades que se pueden identificar en ella. Destacando que en las relaciones socio-naturales se encuentran valores que propician la sostenibilidad, pero que, a su vez, están insertas en un sistema económico que actualmente continúa teniendo gran influencia y determinación en las realidades, razón por la cual la dimensión cultural es clave para la creación de nuevas alternativas al desarrollo.

59 Aun cuando la sostenibilidad, en su dimensión discursiva, es cada vez más asimilada por la racionalidad económica, de manera empírica sus dimensiones se están arraigando en el ámbito local a través de nuevas racionalidades ambientales (Leff, 2000), las cuales tienen una suerte de sincretismo, pues no surgen del acuerdo, sino de la coexistencia en el proceso de enfrentar las dificultades. Así, el proceso de adaptación y asimilación de las situaciones actuales, encuentran en el museo, un espacio para la regeneración de nuevos significados, valores y acciones culturales, en relación con la naturaleza y apropiación social de la ciencia y la tecnología. 60 De esta forma vemos la contribución de las relaciones que existen entre las diferentes dimensiones de la sostenibilidad enraizada y situada, al estudio fragmentado que plantea la sostenibilidad “genérica”. Al analizar cada caso museal, por medio de dimensiones genéricas y dimensiones sinérgicas, se puede observar que la segmentación tiende a objetualizar aspectos que tratan de sujetos, cuyas relaciones no tienen límites claramente definidos, por el contrario, son entidades vivas y orgánicas que se transforman de manera recíproca. 61 Así, las dimensiones genéricas como aquellas que describen lo que existe, y las dimensiones sinérgicas como expresión endógena de las acciones locales (Max-Neef, 2004), plantean una correlación que desafía al sistema dominante que es incapaz de asignar valores sin reducirlos a valores económicos, en el que los seres humanos son consumidores o capital y la naturaleza son recursos explotables. Como contrapunto podemos comprender estos fenómenos desde una mirada relacional, enfocada en los procesos y las dimensiones integradas (Boyer et. al., 2016), lo que nos revelaría el repertorio amplio de acciones que permiten hacer frente a problemas cotidianos que constituyen el tejido básico de la vida. Esto es la noción de “trabajo significativo” según el autor Ezio Manzini (2015) quien releva el valor y poder de la colaboración, como una condición necesaria para “conseguir que suceda algo” y para que la gente pueda desempeñar un papel activo en la construcción del futuro. 62 Por lo tanto, la pequeña escala y la interconexión que caracteriza estos museos, les permite arraigarse en un lugar de manera más profunda. Al mismo tiempo, al estar tan interconectados, son entidades abiertas que dejan de estar aisladas y se convierten en parte de las prácticas culturales, que en un mediano plazo pueden regenerar el tejido social-ambiental local, y en un plazo mas extendido, desarrollar estrategias que empoderen y favorezcan la resiliencia de las comunidades, frente a las amenazas y

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problemas externos. Sin embargo, esta interconexión y construcción dinámica de sentidos compartidos, pueden proponerse como factores o condiciones de riesgo en el contexto y ser problematizada en las dimensiones de sostenibilidad situada. 63 De acuerdo a las características identificadas, este tipo de museos se pueden proyectar como museos vivos, integrados y sostenibles, en cuanto más estrecha su relación con las comunidades, que no son abstractas ni retóricas, sino un entramado de seres humanos y no humanos en ambientes concretos. Personas y objetos son mutuamente constituidos, y en esa interacción, se generan otros procesos sociales creativos que dan forma al sitio social en que tiene lugar la vida con una carga histórica, en la que el valor es atribuido al objeto, por los significados que contiene y su capacidad para evocarlos. El Museo Integrado, se convierte en ese sitio social, transformando, su rol tradicional a través de su función social y así “en la formación de la conciencia de las comunidades […] puede contribuir a llevar a la acción a dichas comunidades” de manera regeneradora, “proyectando su actividad en el ámbito histórico que debe rematar en la problemática actual” (Dos Santos, 2012). 64 Dificultades y oportunidades en la sostenibilidad situada

65 En la investigación llevada a cabo en estos museos, las personas a cargo que fueron entrevistadas, manifestaron que la insostenibilidad de sus espacios se debía principalmente a sus limitaciones económicas y al bajo o débil respaldo institucional especialmente de los gobiernos locales, pero a su vez resaltaron el valor de la autonomía del museo para la toma de decisiones. Al analizar los resultados se pudo observar que ser autónomo institucionalmente o depender del Estado, no garantiza la sostenibilidad de los museos, pero si lo hace la capacidad de gestión con la que cuenten. 66 Por ejemplo, el museo de Malalhue tiene completa autonomía, pero no cuenta con la capacidad instalada para gestionar ni ejecutar recursos. El museo escolar de la Aguada, esta al alero de una institución gubernamental con personal capacitado y dispuesto a gestionar, pero los intereses de la institución y su burocracia tienen otras prioridades que no le permiten aprovechar su potencial. 67 El caso del museo en Neltume, por otra parte, cuenta con una combinación de autonomía y capacidad de gestión, en una red de apoyo que vincula entidades gubernamentales, comunitarias y equipos profesionales, que han facilitado la obtención de recursos para su funcionamiento y el desarrollo de mecanismos de participación para la comunidad en diferentes niveles (usuario, colaborador, creador de colecciones) y grupos generacionales, contribuyendo al empoderamiento y desarrollo de la comunidad, con acciones pertinentes a las situaciones locales. Sin embargo, dicho proceso de articulación, también representa grandes retos y conflictos en la selección de las partes que participan, debido a la sensibilidad y complejidad política que representa este museo, y también los sentimientos y las experiencias traumáticas que esto despierta en los actores y familias involucradas. 68 Lo expuesto demuestra en primer lugar, cómo la posibilidad de proyectar la sostenibilidad de los museos de pequeña escala, se encuentra extremadamente vinculada a las motivaciones de cada encargada(o), siendo este líder del proceso, en función del territorio, las necesidades y capacidades de la comunidad, lo que a su vez lo hace frágil. Por una parte y por otra, implica democratizar el acceso al patrimonio natural y redistribuir, a escala local, la carga ecológica (Quiroga, 2012). Así mismo, al potenciar mayores niveles de participación y autonomía en la toma de decisiones, a través de relaciones que le permitan a la comunidad garantizar su sustento económico

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y ambiental, podríamos estar en presencia de formas de gobernanza y autonomía relacional (Ulloa, 2011), que desplazan la tradicional centralidad de la dimensión económica y contrarrestan la dependencia de un único encargado del museo. 69 En segundo lugar, se observa que la dimensión económica se propone como una propiedad emergente en la gestión de las dimensiones genéricas y sinérgicas, entendiéndola como el resultado de la administración de lo que se tiene para satisfacer sus necesidades. Lo que nos permite identificar una correlación inversa, entre el sistema económico actual y la propuesta de sostenibilidad situada. Cuanto más se incentiva una economía basada en la competencia, la hegemonía y la fragmentación entre la humanidad y la vida, se actúa en detrimento de la comunidad, la diversidad cultural y natural. Por el contrario, si se incentiva el reconocimiento de valores locales, dichos mecanismos destructores perderán fuerza y emergerán nuevos paradigmas alternativos, relacionales y creativos, para enfrentar tantas realidades como valores existan. 70 Lo anterior se encuentra en las experiencias estudiadas, tal como se expuso en las sinergias de reciprocidad, colaboración y pertinencia, está emergiendo nuevamente una cultura ecológica, muy rica en cuanto a su complejidad y diversidad, en modelos holísticos de percepción y uso de los recursos, confrontando la degradación ambiental y social, a partir, de la reinterpretación y utilización de prácticas ancestrales, caracterizadas por su complementariedad entre espacios físicos y ciclos naturales, como ordenamiento ecológico de procesos productivos y simbólicos (Leff, 2000), mismas prácticas que se vuelven parte del patrimonio natural y cultural, donde la naturaleza es tanto recurso económico como patrimonial. 71 Desde esta perspectiva, se puede diseñar una visión de sostenibilidad local, integradora y alcanzable, donde los procesos de enraizamiento e interpretación de conceptos racionalizados e institucionalizados, se reconfiguran práctica y simbólicamente por medio de mecanismos culturales propios. Así, se podría concebir el museo como una herramienta política para las comunidades en la defensa de su patrimonio y territorio (Varine, 2012). 72 Como ya lo decía Ehrenfeld, (2008), citado por Escobar, “la clave de la sustentabilidad radica en las verdades prácticas que cada uno de nosotros descubre en la vida cotidiana y que contribuyen a las actividades colectivas de nuestra cultura” (en Escobar 2016, p. 142). Por lo cual, el museo se convierte en un espacio potencial generador y visibilizador de relaciones de poder, destacando su potencial creativo para autodefinir la sostenibilidad, y no, para implementar un deber ser impuesto, “lo que equivale a decir que la cultura es a la vez socialmente determinada y determinante, a la vez estructurada y estructurante” (Bassand, 1981, en Giménez 1996). 73 Finalmente, se destaca la potencialidad de una sostenibilidad que reconozca la cultura como un pilar fundamental, donde como lo describe Davis (2011) "la diversidad de la vida en todas sus manifestaciones, biológicas, culturales y lingüísticas, están interrelacionadas (y probablemente evolucionan conjuntamente) dentro de un complejo sistema de adaptación socio ecológica". Con esto se hace referencia, además, a que cada museo es un caso único al igual que su contexto, por lo tanto, no se busca teorizar las diversas realidades para verificarlas en lo empírico, por el contrario, se busca un proceso de construcción y validación entre museo y comunidad, en donde se resguardan valores, más que verdades (Goodman en DeCarli, 2004).

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Conclusiones

74 Se caracterizó a través de dimensiones generales y dimensiones sinérgicas, tres de los museos comunitarios o de pequeña escala de la Región de los Ríos, lo que nos permitió identificar las condiciones sociales, culturales, ambientales y económicas de sus contextos, y a partir de éstas, profundizar el estudio centrado en las relaciones socio- naturales, para así comprender y relevar aspectos cualitativos de aquello que propicia la sostenibilidad.

75 A través del análisis de las dimensiones generales, se identifica que las dificultades en la proyección de los museos, se relaciona en primera instancia con aspectos materiales y su precariedad en las diferentes áreas de trabajo. Sin embargo, a través del análisis de las dimensiones sinérgicas, se identifican valores no materiales que emergen en la ausencia de los primeros, así como conflictos de los que el museo es parte, enfrenta y/o es testigo. Por lo tanto el reto fundamental frente a la sostenibilidad, es cómo se propicia la conexión de los museos con los habitantes de las comunidades, y la agencia de éste frente a las problemáticas del territorio al que pertenecen. Sin embargo, en un espectro más amplio, el reto también está en la forma como estas relaciones se legitiman y visibilizan, frente a las visiones instrumentalizadas de la sostenibilidad. 76 El delinear valores como la reciprocidad, la colaboración y la pertinencia, acentúa el potencial creativo que tienen estos museos para indagar en el proceso histórico de creación, mediación y condicionamiento de la materialidad en determinados territorios y comunidades, para el planteamiento de teorías críticas de su realidad, a través de propuestas participativas de transformación hacía modelos sostenibles y situados, convirtiéndose en un mecanismo de resistencia, de generación de conciencia y construcción frente a la globalización y sus implicancias en los distintos niveles, partiendo esencialmente de la cultura. 77 La evidencia presentada nos permite concluir que la sostenibilidad situada, se refiere a cualidades de los sistemas vivos, y que los museos estudiados dentro del enfoque de la nueva museología, representan la heterogeneidad, los principios y prácticas que dilucidaban las recomendaciones de los museos integrales. Por lo tanto, hablamos de una función social que se ha desarrollado de manera empírica, sin embargo, perfectible, no en el sentido de llegar a un deber ser, sino, en el sentido de reconocer que por destacables que sean las experiencias, su dependencia de seres sociales también ilustra la fragilidad de los mismos.

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NOTAS

1. Más información sobre la Red de Museos en http://www.museosregiondelosrios.cl/index.php 2. Museo: Institución permanente, sin fines de lucro al servicio de la sociedad y su desarrollo, abierto al público, que adquiere, conserva, investiga, comunica y exhibe el patrimonio tangible e intangible de la humanidad y se ambienta con propósito de educación, estudio y recreación. (ICOM, adaptado en Viena 2007) 3. En este contexto los cabildos se refieren a reuniones de discusión frente a un tema o situación, donde participa la comunidad para reflexionar y dejar manifiesto algunas declaraciones o acciones que se podrían llevar a cabo.

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RESÚMENES

A partir de la identificación de dimensiones de sostenibilidad, tanto en los ámbitos museológicos como del desarrollo, se encuentran afinidades epistémicas respecto a lo que representa la sostenibilidad para los museos y las comunidades en un plano más amplio. Se analiza cómo museos de pequeña escala, con aciertos y limitaciones, aportan a la sostenibilidad y desarrollo de la comunidad a la que pertenecen. Mediante la caracterización y análisis de tres casos de estudio en la Región de los Ríos, Chile, se identifican dimensiones sinérgicas que desde lo empírico aportan a la discusión teórica sobre la sostenibilidad y valores relacionales como la colaboración, reciprocidad y pertinencia. Se concluye que la proyección de este tipo de museos, se asienta, primero, en la capacidad de ejercer reflexión crítica, segundo, en la construcción de nuevas racionalidades ambientales y culturales y, tercero, en la aparición de nuevos actores sociales cuyas disposiciones afectivas viabilicen la sostenibilidad situadamente.

From the identification of dimensions of sustainability, both in the museological and in the development fields, epistemic affinities are found regarding what sustainability represents for museums and communities in a wider scope. The article analyzes how small-scale museums, with successes and limitations, contribute to the sustainability and development of the community to which they belong. Through the characterization and analysis of three case studies in the Region of Los Ríos, Chile, synergistic dimensions are identified that from the empirical contribute to the theoretical discussion on sustainability and relational values ​​such as collaboration, reciprocity and relevance. It is concluded that the projection of this type of museums, is based, first, on the ability to exercise critical reflection, second, on the construction of new environmental and cultural rationalities and third, on the emergence of new social actors whose affective disposition, contribute to make sustainability viable in a situated way.

A partir da identificação das dimensões da sustentabilidade, tanto no campo museológico quanto no campo do desenvolvimento, encontram-se afinidades epistêmicas em relação ao que a sustentabilidade representa para os museus e comunidades em um nível mais amplo. Analisa-se como museus de pequena escala, com sucessos e limitações, contribuem para a sustentabilidade e desenvolvimento da comunidade a que pertencem. Através da caracterização e análise de três estudos de caso na Região de Los Ríos, Chile, identificam-se dimensões sinérgicas que contribuem empiricamente para a discussão teórica sobre sustentabilidade e valores relacionais como colaboração, reciprocidade e relevância. Conclui-se que a projeção deste tipo de museus se baseia, primeiramente, na capacidade de exercer a reflexão crítica, segundo, na construção de novas racionalidades ambientais e culturais e, terceiro, no surgimento de novos atores sociais cujas disposições afetivas viabilizem a sustentabilidade localizada.

ÍNDICE

Keywords: New museology;autonomy; relationality; material culture; sustainable development Palabras claves: Nueva museología; autonomía; relacionalidad; cultura material; desarrollo sostenible Palavras-chave: Nova museología; autonomía; relacionalidade; cultura material; desenvolvimento sustentável.

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AUTORES

LAURA FÚQUENE GIRALDO

Universidad Austral de Chile, Valdivia, Chile. Email: [email protected]

GUSTAVO BLANCO WELLS

Universidad Austral de Chile, Valdivia, Chile. Email: [email protected]

KARIN WEIL G.

Universidad Austral de Chile, Valdivia, Chile. Email: [email protected]

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Participación ciudadana en Políticas Públicas de Energía: reflexiones para un Chile energéticamente sustentable Citizen Participation in Public Energy Policies: Reflections for an Energy- Sustainable Chile A participação cívica nas políticas públicas energéticas. Reflexões para um Chile energeticamente sustentável

Beatriz Hernández P. y Claudio Huepe Minoletti

NOTA DEL EDITOR

Recibido: 25.01.2018 Aceptado: 27.06.2019

Agradecemos la colaboración de Bárbara Callejas y Sebastián Estay en la recopilación y proceso de datos y entrevistas para la elaboración de este trabajo de investigación.

1 DOI: http://dx.doi.org/10.32735/S0718-6568/2019-N53-1390

2 El consumo energético se ha convertido en un tema de preocupación importante en los últimos años en Chile, tanto por los costos de la energía, como por los problemas de abastecimiento seguro de las necesidades energética y del impacto de la generación y uso de la energía sobre el medio ambiente. 3 Los estudios sobre política energética en Chile, se han centrado tradicionalmente en el marco normativo y en la institucionalidad, en particular con los cambios derivados de la creación del Ministerio de Energía y de la Agencia chilena de eficiencia energética en el año 2010 (Sierra, 2008). 4 Si bien hay una variedad de estudios sociológicos sobre los conflictos relacionados con proyectos energéticos específicos (sobre todo eléctricos) que han tenido un gran

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impacto mediático por sus efectos ambientales y sociales en el territorio donde se ejecutan, los estudios sobre ciudadanía y energía son relativamente recientes, por lo que no existe una literatura demasiado abundante (Bowen et al., 2012; INDH, 2013; Fuenzalida y Quiroz, 2012; Mc Phee, 2010; Tironi 2011; Valenzuela et al. 2012). 5 En la misma línea de los conflictos energéticos, algunos juristas han estudiado la judicialización de éstos, como resultado de la ausencia de otros mecanismos para resolverlos, ya sean administrativos, por participación ciudadana o por mediación (Couso, 2004; Guiloff, 2011). Por otra parte, Olmedo (2002) argumenta que en Chile, al no haber una norma legal que le dé sentido a la protección del medioambiente consagrada en la constitución, el recurso de protección se constituyó en la principal herramienta de acción judicial en defensa del medioambiente. 6 En cuanto a la escasa literatura específica sobre participación ciudadana y políticas energéticas, ésta se ha enfocado sobre todo en los procesos de evaluación de impacto ambiental de proyectos de generación eléctrica, los cuales no involucran a toda la sociedad civil sino, generalmente, sólo a los actores afectados directamente y a algunas ONG que actúan como medios de información y sensibilización ciudadana. Estos trabajos, apuntan generalmente a situaciones específicas que afectan a una comunidad particular, así como a sus efectos en la movilización social. En general, los autores realizan una crítica a los procesos de participación, pues se involucra a la ciudadanía en la última fase del proyecto (una vez diseñado) y con un tiempo muy escaso de respuesta (Dufey, 2013; Rodríguez et al., 2013). 7 No se ha estudiado los mecanismos de información y sensibilización relacionados con la participación ciudadana más allá de proyectos específicos, que podría abrir el debate al conjunto de necesidades de los ciudadanos, considerando la diversidad territorial, socioeconómica, demográfica, etaria o de intereses y necesidades.1 Tampoco se ha estudiado si efectivamente y por qué medio la opinión ciudadana se transforma efectivamente en un aporte a las políticas públicas. 8 Desde el surgimiento de temas ambientales en los años 60 la participación ciudadana ha estado necesariamente ligada al “descontento verde” que se tradujo en múltiples protestas por decisiones que les afectaban directamente, como por ejemplo el uso del suelo o el desarrollo de energías contaminantes (Lauwers, 1983). Ante los crecientes conflictos locales y la oposición de grupos medioambientalistas algunos gobiernos acordaron nuevas formas de consulta y participación ciudadana en los años 80 bajo el principio de “participación pública efectiva”2 que finalmente se plasmaron en el acuerdo de la Cumbre de Río de 1992 (Principio 10) “El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos los ciudadanos interesados, en el nivel que corresponda. Los Estados deberán facilitar y fomentar la sensibilización y la participación de la población poniendo la información a disposición de todos.3” Así como en la Convención Aarhus de 1998 sobre el acceso a la información, participación pública en procesos de toma de decisiones y el acceso a la justicia en decisiones medioambientales, actualmente firmada por 56 países4. Podemos inferir a partir de estos acuerdos que la falta de participación ciudadana en el proceso de formulación e implementación de políticas públicas desencadena mayores conflictos en las instituciones políticas. 9 Pese a la creciente presencia en la discusión pública del tema energético y medio ambiental en Chile, los ciudadanos no han tenido una participación particularmente activa en las políticas: ni en su diseño ni en su implementación. El proceso de

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planificación participativa para la política energética de largo plazo - Energía 20505, fue considerado el primero en incluir participación ciudadana en el año 2015 con una consulta pública. Sin esta participación, las políticas dependen fundamentalmente de expertos, y, además, muchas acciones que dependen de decisiones individuales se vuelven difíciles de implementar. 10 De lo anterior, surgen varias preguntas respecto al vínculo entre el ciudadano y las políticas energéticas. Por ejemplo: ¿Es posible convertir a los chilenos en partícipes activos respecto a la estrategia de desarrollo energético nacional y por qué mecanismos? ¿Qué mecanismos de información y sensibilización pueden involucrar mejor al ciudadano en el proceso de formulación de políticas públicas en torno a temas energéticos? ¿Cómo puede transformarse la opinión pública en un elemento relevante para las políticas públicas? 11 El presente estudio busca analizar los vínculos entre mecanismos de información y sensibilización, la participación ciudadana y la opinión pública en el proceso de toma de decisiones de las políticas públicas de energía, en particular de eficiencia energética. Se trata de reflexionar sobre el vínculo entre la información ciudadana y las políticas públicas en energía (específicamente en eficiencia energética), apuntando en particular a identificar elementos que puedan mejorar las políticas adecuándolas a la diversidad de contextos, requerimientos y objetivos. 12 Como ejemplo específico del vínculo mencionado, se analizan políticas de eficiencia energética dada su relación con las diversas dimensiones de la política (ambiental, económica y social). La eficiencia energética es vital para reducir el costo económico del consumo de energía y para lograr los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. La agencia internacional de energía estima que del orden del 40% de la reducción de emisiones requerida para alcanzar al 2050 el límite global de alza de temperatura de 2 grados Celsius, vendría potencialmente de la eficiencia energética (AIE, 2015a). Sin embargo, lograr este potencial implica la participación de millones de actores (individuos y organizaciones), de modo que su involucramiento activo es fundamental para que las políticas funcionen adecuadamente. 13 La eficiencia energética se refiere al uso técnicamente eficiente de la energía, es decir a la optimización del consumo energético para producir bienes y servicios. Según la Agencia Internacional de Energía (2015b), algo “es más eficiente energéticamente si entrega más servicios consumiendo la misma cantidad de energía, o los mismos servicios consumiendo menos energía”6. 14 La eficiencia energética impacta sobre los costos reales de empresas y sobre los gastos de los hogares, permite además mejorar procesos y gestión en general además de aportar a la innovación. La eficiencia energética tiene impactos ambientales positivos al reducir el consumo de combustibles, y de ese modo las emisiones, y materiales y además exige generar información relevante y tiene un impacto en la formación ciudadana pues releva la importancia de la energía en la acción cotidiana. Pero también tiene una alta complejidad “técnica” y de implementación asociada (requiere cambios de conducta y estructurales en muchos actores), lo cual lo hace un desafío relevante y complejo a la vez. 15 La metodología que se emplea en esta investigación es cualitativa. Para estudiar los vínculos de la participación ciudadana con las políticas energéticas y con la información y sensibilización, se contrastan los resultados de diversas encuestas de opinión pública y se realizan entrevistas a actores clave de las instituciones públicas

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respecto a la información y sensibilización en materia de energía. Se estudian las estrategias de información y sensibilización ciudadana, los sistemas de información institucionales para analizar sus efectos en la participación ciudadana, así como el aumento del activismo y la preocupación por temas medioambientales y energéticos. 16 Goodin, Moran y Rein (2006), señalan que la opinión pública es uno de los elementos centrales en la formulación de políticas. Diversos autores han estudiado la importancia de las encuestas públicas como medios de expresión y también como estímulo para la participación ciudadana en el debate público (Price, 1994). La opinión pública se considera, por lo tanto, un eje de articulación entre la información y sensibilización y las políticas. 17 En Chile, son pocas las encuestas de opinión pública que incluyen preguntas sobre energía (sustentable) y tampoco existe una continuidad temporal. En consecuencia, este estudio usa a menudo el aspecto ambiental de la opinión y prácticas ciudadanas, porque es un aspecto central que se enfatiza para promover la eficiencia y sobre el cual hay más estudios de opinión. 18 Para llevar adelante este trabajo, en primer lugar, se revisan conceptos y enfoques sobre la participación ciudadana y se ven los posibles vínculos entre información, participación, opinión pública, y políticas. La segunda parte explora las características de la opinión del ciudadano en temas de energía y medio ambiente, apuntando en particular a la coherencia o inconsistencias en la opinión expresada. Dado que no hay mucha información específica sobre opinión pública respecto a eficiencia energética, esta revisión abarca un ámbito un poco más general. 19 Posteriormente, se examinan las estrategias que se han aplicado en materia de información ciudadana su evolución, alcances y limitaciones a partir fundamentalmente de entrevistas realizadas a actores sectoriales. 20 Por último, se concluye reflexionando sobre los mecanismos existentes de información y su potencial para alcanzar el objetivo de una participación efectiva en el diseño e implementación de políticas públicas.

Las escaleras de participación en las políticas públicas

21 Para la OCDE hay que fortalecer las relaciones entre las instituciones públicas y los ciudadanos a través de la participación activa en tres dimensiones: información, consulta y coparticipación. Esto porque ofrecen una mejor base para elaborar políticas públicas de calidad y con procesos de toma de decisiones más eficaces, transparentes y confiables (OCDE, 2006). La participación en diversos países de la OCDE se da desde una etapa inicial del proceso de diseño de las políticas públicas tanto a nivel de información como de consulta, lo que permite un diálogo en el que se pueden formular preguntas y dar respuestas de manera bidireccional.

22 En general, los estudios sobre la participación ciudadana en temas energéticos han identificado a la información y sensibilización ciudadana como un primer paso en de la participación (Montero, 2011). Para ello, se han hecho estudios de caso caracterizando, en primer lugar, a los actores sociales y sus necesidades de información (Rau, 2013). Cabe notar que en la información hay dos tipos de actores involucrados: por un lado, los

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responsables de difundir la información (instituciones públicas de medio ambiente y energía, ONGs, redes sociales) y, por otra, los ciudadanos como receptores. 23 Según Rau et al. (2012), existen etapas claras para conseguir un mayor grado de involucramiento en los procesos, buscando otorgar mayor transparencia a las políticas públicas y sentido de justicia de éstas en los ciudadanos. Para diversos autores, la información es el primer paso en la llamada escalera de participación ciudadana (Arnstein, 1969) que asciende desde menos a más involucramiento. Lo relevante, entonces, para que la información sea incidente sobre las políticas es dar espacio de participación real a los ciudadanos los que requieren como base mecanismos adecuados de información y consulta.

Figura 1.

La Escalera de Participación Ciudadana y sus Dos Tipos de ActoresImage 10008F8400003FB7000017AD8C7D5A360C2AAD45.emf

Fuente: Elaboración propia basada en Rau et al. (2012)

24 En la actualidad hay un mayor consenso entre los gobiernos de países desarrollados de optar por mecanismos de participación no vinculantes pero activos, según sugiere la OCDE. Hay diversas visiones sobre la “escalera” de participación ciudadana (ver figuras 1 y 2), pero en todas ellas la OCDE entiende por participación activa aquella que genera co-participación, es decir en que los ciudadanos “participan en el establecimiento de la agenda, y contribuyen a dar forma al diálogo con la administración pública” (OCDE, 2006, p. 67).

25 Algunos autores critican los mecanismos de consulta que se reducen a una participación “simbólica” (Arnstein, 1969) o de “fachada” (Prieto Martín, 2010). Sus propuestas buscan empoderar al ciudadano con una opinión vinculante en el proceso de toma de decisiones. Sin embargo, ni siquiera los países más avanzados en participación ciudadana (los países nórdicos, por ejemplo) han llegado a ese poder de decisión.

Figura 2.

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Escaleras de Participación Ciudadana

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Fuente: Elaboración propia con datos de Prieto-Martin (2010).

26 Mayor información puede ayudar, pero no redunda automáticamente en una mayor participación ciudadana (activa) en los procesos de políticas, que equivaldría a “subir” a los peldaños superiores de la escalera. Además, muchos gobiernos tienden a generar flujos de información unidireccionales –desde “arriba” hacia “abajo”- sin mecanismos de retroalimentación ni espacio de negociación, por lo que los ciudadanos no tienen realmente ninguna capacidad de influir en el proceso de toma de decisiones, y se quedan en los niveles de catarsis, muy lejos de las formas de participación más exigentes, que corresponden a la co-gestión.

27 La influencia de la información sobre cambios en la participación ciudadana ha sido destacada por varios autores como Castells, quien señala que “la comunicación es el espacio donde se construyen las relaciones de poder, el poder para actuar” (Castells, 2010, p.121). En el caso de Chile además se destaca que, a mayor uso de las redes sociales como Facebook y Twitter, “los usuarios tienen 11 veces más probabilidades de participar en marchas en la calle” (Valenzuela et al, 2012, p. 20). El acceso a la información desde las instituciones internacionales, nacionales, locales, de la sociedad civil y de educación se ha convertido en una condición clave de la construcción de las identidades colectivas (Martín-Barbero, 2000). 28 Como señala Montero, las inquietudes de los ciudadanos no son valores estáticos, sino que registran acusados movimientos de un año a otro, en función, sobre todo, de aquellas parcelas que han marcado la agenda política o se han reflejado con insistencia en los medios de comunicación (Montero, 2011). Castells indica, por su parte, que Lo que está realmente cambiando es que el espacio público está siendo transformado en todas las sociedades. El espacio público es el espacio donde la sociedad delibera, construye sus percepciones y decisiones políticas y entonces, a partir de ahí se crea el sistema de decisión social y político. (Castells, 2010, p.144). 29 Para Montero (2011), la diferencia entre receptores pasivos y activos viene determinada por las situaciones de discriminación tecnológica que limitan el acceso de las clases menos favorecidas a estas nuevas herramientas de comunicación, aunque habría que añadir que la brecha viene también determinada por los niveles de educación, puesto

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que la información debe ser entendida y procesada para generar conocimiento. Adicionalmente, es importante determinar el tipo de información pertinente para cada actor. En el sector energético, la complejidad de los aspectos técnicos relevantes, dificulta la comprensión de varios temas para el ciudadano común, contribuyendo a la falta de información relevante para participar.

30 Mc Phee (2010), citando a Padilla y San Martin (1994) y Claude (1997), señala que “(…) el surgimiento de los conflictos ambientales, o de otra índole, pero que utilizan la retórica ambientalista, se enmarca dentro del contexto de implementación de la economía neoliberal en los distintos países de Latinoamérica, que en el caso chileno ocurre en un escenario de dictadura y post-dictadura (…) de este modelo económico se ha presionado de manera importante los recursos naturales y con ello desencadenado importantes procesos de contaminación y/o degradación ambiental, ante los cuales han surgido respuestas y movilizaciones ciudadanas con el propósito de defender el medioambiente” (Mc Phee, 2010, p. 43). 31 La ausencia de participación ciudadana (activa) en la etapa de desarrollo de proyectos ha favorecido la protesta (reactiva) y los conflictos. Los países que han buscado avanzar en participación ciudadana, han desarrollado metodologías que permiten involucrar a los ciudadanos en el establecimiento de las prioridades de la acción pública a nivel nacional de una manera mucho más activa. Desde el año 2003 tanto la Unión Europea, Canadá y Estados Unidos incluyeron o modificaron legislaciones para incorporar procesos de participación ciudadana7 como las consultas tal y como se establecía en la Convención Aarhus. Algunos países han llegado más lejos y están implementando una coparticipación con estrategias de grupos de trabajo abiertos, paneles de no- especialistas y procesos de diálogo. Por ejemplo en Dinamarca y Noruega se forman Grupos de Discusión en los que 10 o 15 ciudadanos (elegidos de manera aleatoria) interrogan a los expertos sobre las políticas a adoptar y presentan al final públicamente sus conclusiones consensuadas; y los Jurados Ciudadanos en Francia que es un interrogatorio a expertos en forma de Tribunal abierto al público pero sin necesidad de consensuar las conclusiones (OCDE, 2006). De acuerdo a Abaza et al. (2004) esto permite un análisis conjunto y un control sobre el proceso de toma de decisiones y su implementación.

32 El Reino Unido, por ejemplo, desarrolló un plan en el marco de la reforma al Servicio Civil8 para incrementar la participación en la generación de políticas públicas por medio de dos mecanismos: “elaboración abierta de políticas” (open policy-making) y “elaboración disputable de políticas” (contestable policy making) que se consideran claramente distintas al modelo de consulta pública. 33 En Chile desde hace algunos años existen algunos mecanismos para participar en políticas públicas9, en particular en los ámbitos de planes y normas, que son sometidos a consulta además de la participación para proyectos específicos que existe desde la Ley de Bases del Medio Ambiente (1992), en el contexto de los estudios de impacto ambiental. Aunque son mecanismos bastante acotados de consulta (cabrían dentro de la “participación de fachada” en la “escalera de participación” porque se dan una vez propuesta la política), según la encuesta del Ministerio del Medio Ambiente, el 58% de los encuestados considera que en Chile existen espacios para participar en políticas públicas de medio ambiente (Ministerio de Medio Ambiente, 2014). 34 Hasta el gobierno de Michelle Bachelet el Ministerio de Energía no tenía una oficina de información con el argumento de que por su carácter técnico este Ministerio no tenía una relación con la ciudadanía de manera directa y se encontraban con dos barreras (1)

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la complejidad del lenguaje y de la materia a tratar y (2) la escasa cultura de participación que hay en Chile (Zulueta, 2014). Esto “porque los ciudadanos solo se interesaban por el precio de la luz y lo demás era un terreno árido y desconocido, en las mesas de trabajo solo participan expertos, y sabemos que en Chile especialmente en temas de energía la masa crítica es mínima, son muy pocos, con pocas capacidades y considerando el terreno que tiene el Ministerio actualmente los actores son siempre los mismos” (Duffey, 2014). 35 Por otra parte, aunque cada vez se accede más a la información a través de redes sociales y hay mayor conectividad (internet y telefonía móvil), no se ha alterado el carácter vertical en que se ha construido la relación Estado-individuo (Informe de Desarrollo Humano PNUD, 2008).

36 Además, parece que los ciudadanos que buscan información oficial sobre temas de relevancia ambiental (como la eficiencia energética) suelen tener un perfil socioeconómico similar. De acuerdo a los datos aportados por la Oficina ministerial de atención a la ciudadanía de la Subsecretaría de Energía, aunque no existe un registro sistematizado de las consultas se ha observado que la mayoría de las consultas sobre información medioambiental son hechas desde el mundo empresarial y universitario. 37 Lo anterior sugiere una brecha socioeconómica en el uso de las nuevas tecnologías y, por tanto, en el acceso de la información y también una brecha generacional, que obliga a pensar en modalidades de acercamiento a todos los sectores de la población. Esta brecha agrega una capa adicional a la desigualdad: esta no sólo se manifiesta en la exclusión en el acceso a los servicios públicos y privados, sino también en una asimetría en la información que las personas reciben sobre los mismos. Como señala Montero (2011), el conocimiento debe aprenderse siempre por la acción; es decir los ciudadanos requieren información rigurosa y asequible con la que asumir su responsabilidad y poder contribuir al esfuerzo colectivo. 38 Otro aspecto que apuntaría a la mayor participación de la juventud, serían los valores “post materialistas”. Con datos comparados a nivel mundial, el sociólogo Ronald Inglehart (1990) diseñó un conjunto de conceptos e indicadores para analizar los valores y sus transformaciones en sociedades democráticas industrializadas, fundamentalmente para observar los cambios desde una tendencia cultural “materialista” a una “post materialista”, es decir, desde valores centrados en la seguridad física y económica, hacia otros valores que se centran en la libertad y autonomía, la autoexpresión y la calidad de vida. La aparición de estos valores sucede cuando las necesidades materiales de la población están ya aseguradas, por lo que se avanza hacia nuevas preocupaciones inmateriales. 39 Para este autor la propagación de los valores postmaterialistas está empíricamente vinculada a la democratización política10. Desde la perspectiva de la elección racional (Downs, 1957), para poder comprometerse activamente con la política se necesitan recursos, tales como tiempo, dinero y habilidades cognitivas. Por lo tanto, reducir estos costos aumentará la probabilidad de participar en política. Esto también podría reflejar la mayor participación actual de la juventud. 40 Para Valenzuela “la participación motivada por el deber cívico ha sido reemplazada por la participación motivada por metas de autorrealización personal y colectiva” (Valenzuela et al, 2012, p.20). 41 Además,

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“[para los jóvenes] el espacio de referencia no [es] la nación ni el Estado-nación, sino el vínculo más directo entre espacios locales y movilizaciones globales. No aspiran a ver allí cumplidas reivindicaciones materiales (empleo, ingresos) o de poder (cuotas en partidos, representación parlamentaria), sino que se movilizan por causas más genéricas y universalmente compartibles, como la paz mundial, los derechos humanos, la justicia, la defensa del medio ambiente, y otras” (CEPAL y OIJ, 2007, p. 273). 42 En síntesis, hay un vínculo general entre información y participación y políticas, si bien ciertas características (rango etario, situación socioeconómica) son determinantes del carácter del vínculo.

43 A continuación se revisan los antecedentes sobre opinión pública chilena en materia de eficiencia energética (energía y medio ambiente) y sobre los mecanismos de información y sensibilización existentes actualmente.

Opinión Pública en Energía y Medioambiente en Chile

44 Cada vez con mayor frecuencia, se han aplicado encuestas de opinión en Chile para conocer los temas más importantes que deben estar en la agenda pública. El tema energético no ha sido una presencia regular en las principales encuestas, aunque si se considera su relación con los temas ambientales (en particular para la eficiencia energética), hay un poco más de información relevante sobre opinión pública, aunque aún escasa. Por ello, se revisa también la opinión en temas ambientales.

45 Como se ha señalado, estas encuestas son importantes porque no sólo reflejan la opinión ciudadana, sino que también abren la discusión pública, permitiendo conocer las percepciones de los miembros de una comunidad diversa (si bien no empoderan al ciudadano, pues sólo se les consulta). Además, resulta relevante también conocer el perfil de las personas que se interesan más en temas de energía y medio ambiente y cuáles son sus motivaciones. 46 Como indica Price (1994), la opinión pública se trata de juicios colectivos que no se realizan dentro de la esfera del Estado, pero que afectan las decisiones políticas; por tanto, su papel es clave en la formación de un público más activo y participativo en los asuntos públicos. 47 La Encuesta Nacional UDP del año 2007, contiene temas medioambientales, pero no volvió a incluir preguntas de este tipo hasta el año 2014. Las encuestas de IPSOS en abril del 2011, contiene temas sobre energía nuclear e hidroeléctricas; en noviembre 2011 contiene una pregunta sobre HidroAysén y, en abril del 2012, pregunta sobre consumo y gasto agregado por mantener el medioambiente. Por su parte la Encuesta CEP en sus series 2000 y 2010, incluye preguntas sobre la protección al medioambiente, y en su versión septiembre - octubre 2013, además de tener la opción "medioambiente", incluyó la opción "energía" en la pregunta: ¿Cuáles son las tres problemas a los que deberían dedicar el mayor esfuerzo en solucionar el Gobierno?11 48 La Primera Encuesta Nacional de Medio Ambiente (2014), muestra que los estratos socioeconómicos más altos (C1) son más críticos con la poca exigencia en las regulaciones medioambientales y la educación sobre el medio ambiente que se da en el país. Al abordar con los entrevistados su grado de acuerdo o desacuerdo, es relevante mencionar que un 85% de los entrevistados está de acuerdo o muy de acuerdo con que proteger el medio ambiente genera ahorros, pero al mismo tiempo un 51% cree que

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proteger el medio ambiente encarece el costo de vida, pero un aspecto positivo es que se tiene la percepción de que en las escuelas los niños(as) y jóvenes aprenden a cuidar el medio ambiente (60%). Por otra parte un 66% de las personas está muy en desacuerdo o en desacuerdo de que en el país se le da importancia suficiente a la educación ambiental y un 60% no está de acuerdo en que Chile tiene regulaciones exigentes en temas medio ambientales, según detalla el cuadro 1.

Cuadro 1.

Percepción de cuidado medio ambiental por sexo, edad, tramo socioeconómico y zona del país ¿Cuán de acuerdo está usted con las siguientes frases…? Respuesta Muy de Acuerdo-De acuerdo (expresado en %)

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Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Medio Ambiente (2014)12

49 Desde el año 2010 se aprecia que los ciudadanos manifiestan una mayor preocupación tanto por la protección del medio ambiente como por la inseguridad del abastecimiento y los precios de los recursos energéticos (gas y petróleo) en diversas encuestas. La encuesta CEP de ese año, indica que un 45% demandaba una mayor información y educación a la ciudadanía sobre estos temas y un 32% creía que “fuertes multas a las personas que dañen el medio ambiente” son la mejor forma para lograr que las personas y sus familias en Chile protejan el medio ambiente.

50 De acuerdo a la Encuesta de Tren Digital, en el 2009 solo 21,9% asistió a algún evento o manifestación pública sobre el tema e, incluso, sólo el 34,4% se unió a un grupo de protesta en Facebook. Asimismo, en la encuesta del CEP 2010 un 30% estaba dispuesto a hacer sacrificios significativos para proteger el medio ambiente (por ejemplo, pagar más impuestos, mayores precios o bajar su nivel de vida). En los últimos años nos

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encontramos con mayores expresiones de protesta pública en temas ambientales, que se involucran en redes de acción comunitaria y local usando contactos personales y tecnologías interactivas (Valenzuela, 2012; Raynes-Goldie y Walker, 2008). 51 El 71% de los jóvenes declaran informarse periódicamente con las redes sociales y medios de comunicación en línea (periódicos digitales) ya que pueden consultarlo varias veces al día desde cualquier hora y lugar (Tren Digital, 2013). Por lo que el uso de internet como fuente de información podría predecir la participación de ciudadanos en manifestaciones. 52 Un estudio de Aldunate et al. (2011, p.26) recalca que los determinantes estadísticamente significativos para participar en manifestaciones son: la pertenencia a grupos cívicos, el interés en la política, los valores post materiales y el uso de Facebook y de Youtube. Sin embargo, aunque la sensibilización se limita sobre todo a unirse a grupos de protesta en Facebook y ver videos en Youtube. 53 De acuerdo a Illanes el 28,3% de los chilenos ha participado en una marcha y un 30,2% ha participado en foros sobre temas educacionales y energéticos en el 2012 (Illanes, 2013, p.5). Estos datos son superiores a los que presenta la Encuesta Social General de Canadá en el año 2013 para ciudadanos de más de 25 años, en el que poco más del 15% participaba en redes sociales y menos del 10% participaba en una marcha. Este último país garantiza la participación de los ciudadanos en el proceso de toma de decisiones en temas medioambientales desde el año 2003 para resolver institucionalmente los conflictos en este ámbito. 54 El caso de Hidroaysén refleja la importancia de tener mayor transparencia y acceso a la información sobre la opinión pública. En el año 2008 un 54,7% de los ciudadanos estaba a favor de la construcción de la central hidroeléctrica en Aysén mientras que el 2011 la aprobación sólo llegaba al 29,1%; es decir, un 61,1 % desaprobaba el proyecto (el detalle de la evolución de la opinión pública se encuentra en el gráfico 1). Este cambio en la opinión pública coincide con un período de intensa difusión de información sobre el proyecto por grupos detractores de la iniciativa.

Gráfico 1.

Posición a favor o en contra a la construcción de centrales hidroeléctricas en la Región de Aysén13

Fuente: Elaboración propia con datos de IPSOS (2011)

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55 Como se puede observar, los cambios en el activismo en los últimos años se han ido manifestando en las encuestas de opinión pública, teniendo un punto de inflexión clave con el caso emblemático de HidroAysén desde el 2010. Las ONGs y ciudadanos se movilizaron en las redes sociales para fomentar la información y sensibilización creando un fenómeno social de protesta. Los medios de comunicación tradicionales (radio y televisión) también dieron una gran cobertura mediática a las demandas ciudadanas, lo que fomentó una participación creciente14.

56 De acuerdo a las encuestas de la UNAB 2013 y 2014 los más preocupados por el medio ambiente son las clases medias o nivel socioeconómico15 C3, ya que fueron los más críticos con la gestión del gobierno en casos puntuales de impacto medioambiental como los proyectos en Hidroaysén, Castilla, Pascua Lama y Ventanas; siendo los menos críticos el nivel ABC1. Sin embargo, el nivel socioeconómico C3 no parece particularmente dispuesto a pagar más por productos que cuidan el medio ambiente como se aprecia de la encuesta IPSOS 201316 se ve que esto no ha cambiado mucho en los últimos años, ya que la encuesta IPSOS 2013, tampoco muestra de parte de los encuestados un compromiso para asumir grandes costos individuales en la protección del medio ambiente (ver gráfico 2).

Gráfico 2.

Disposición a Pagar por un Producto que Cuida el Medio Ambiente

Fuente: Elaboración propia con datos de IPSOS (2013)17

57 En la encuesta UDP 2014, se observa un avance en la conciencia medioambiental, ya que un 18,6% señala haber apoyado activamente o con dinero causas ambientales y un 53,8% declara que, aunque no lo ha hecho, lo haría en un futuro. Es más, los encuestados también dan prioridad al medio ambiente sobre el crecimiento económico y estarían dispuestos a prohibir proyectos energéticos. Esto es consecuente con el rechazo que han generado ciertos proyectos energéticos y a la falta de protección del gobierno hacia el medio ambiente, cuestionando así el modelo económico imperante (ver gráfico 3).

Gráfico 3.

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Cuestionamientos al crecimiento económico sin consideración ambiental

Fuente: Elaboración propia con datos de Encuesta Nacional UDP 201418

58 Sin embargo, aunque los ciudadanos, en particular los jóvenes, se informan cada vez más y algunos participan en manifestaciones ciudadanas19, estas acciones colectivas no se reflejan necesariamente en acciones individuales para cambiar hábitos de vida.

59 De acuerdo a la encuesta GFK/Adimark, Reciclaje en Chile (2015), el número de chilenos que recicla alcanza solo el 17% como se detalla en el gráfico 4. Sólo una pequeña parte de la población recicla (y hay además una disminución respecto al 29% total en el 2012). Las razones para no reciclar son variadas. Ciertamente, los segmentos que más reciclan (ABC1 23% y C2 20%) son los que más dificultades dicen encontrar para hacerlo (por escasez de lugares). Las otras razones importantes argüidas son la falta de costumbre, la falta de tiempo, la falta de información y la comodidad (Ministerio de Medio Ambiente, 2014). En relación al rango etario, el tramo de 55 a 64 años es el que más recicla (30%) frente a los jóvenes de 15 a 24 años (9%) y de 25 a 34 años (15%). Si los jóvenes no reciclan quizás sea porque sus padres lo hacen por ellos o están desmotivados.

Gráfico 4.

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Reciclaje según grupo socioeconómico (%)

Fuente: Elaboración propia con datos de Adimark (2015)20

60 En la Primera Encuesta Nacional de Medio Ambiente (2014), se elaboró un índice de Conductas Ecológicas, ponderando diversas actitudes y acciones21 para calificar el grado de preocupación que los ciudadanos tienen por el medio ambiente22. A partir de este índice se puede ver ciertos sesgos importantes como los etarios y de nivel socioeconómico. Si bien no es demasiado, la tendencia a tener “conductas ecológicas” aumenta levemente en los sectores de mayores recursos en la población, mientras que, el rango etario más ecológico serían los adultos. Siguiendo con prácticas de cuidado del medio ambiente, también llama la atención las razones para usar la bicicleta según encuesta de la UNAB 2014: solo el 8% reconoce hacerlo para no dañar el medio ambiente; en su mayoría, responden a otros motivos (distraerse (39%) hacer ejercicio (22%), rapidez (15%) y ahorro (12%)).

61 Respecto a la percepción sobre las iniciativas gubernamentales, estas no parecen haber tenido gran impacto desde la percepción de las personas, pues más del 60% la opinión pública señala que el gobierno no dedica esfuerzos suficientes para cuidar el medio ambiente ni para educar en estos temas en los colegios (Ministerio de Medio Ambiente, 2015). En todo caso, las encuestas de opinión pública muestran una desconfianza generalizada en las instituciones (la última encuesta UDP indica que sólo un 13% confía en el gobierno, un 4,1% en el Congreso y un 2,7% en los partidos políticos (UDP, 2015), lo que dificulta la aprobación y satisfacción con las políticas públicas23. 62 Si bien, como se ha mencionado, la información que entregan estas encuestas tiene importantes limitaciones (escasa continuidad y poca información sobre temas energéticos), de todos modos permiten algunas observaciones interesantes. En primer lugar, se refleja una preocupación no muy definida que se focaliza en torno a casos puntuales sobre temas relevantes de impacto ambiental, más que una posición general o permanente. Así, por ejemplo 85% de las personas encuestadas indica que proteger el medio ambiente genera ahorros, pero 51% declara que hacerlo encarece el costo de la vida. Las personas dicen estar interesadas en el medio ambiente, pero no si implica costos significativos. 63 Además, si bien las personas muestran interés en temas ambientales este interés no parece profundo pues aparece más bien en acciones puntuales y no en acciones más sistemáticas como reciclaje. En países desarrollados el porcentaje de personas que recicla es significativamente mayor. Por ejemplo, en Estados Unidos, más de la mitad de las personas declara reciclar 75% o más de lo potencialmente reciclable24.

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64 En materia específica de energía, se observa que las personas reaccionan frente al debate público, como se pudo observar en el caso de Hidroaysén, pese a que se ponía en juego el tema de costos vs medioambiente. No se observa diferencias muy significativa por sector socioeconómico, aunque los estratos más altos parecen más críticos (aunque la crítica es relativamente generalizada) y los más bajos están más satisfechos con la información disponible.

Estrategias institucionales en Chile: el caso de la eficiencia energética

65 En Chile las políticas públicas en temas de eficiencia energética (y más generalmente, sobre sustentabilidad energética), se han centrado principalmente en fortalecer la institucionalidad. Entre estas, se destaca la creación del Ministerio de Energía en el año 2010 con una división de eficiencia energética y la facultad de crear estándares mínimos de eficiencia energética, la de la Agencia chilena de eficiencia energética como institución público-privada en el año 2010, el Plan de acción de eficiencia energética 2020 del año 2012, la Agenda de energía del 2014 y los programas de incentivos a empresas y ciudadanos para mayor eficiencia y fomentar las energías renovables.

66 Como se mencionó, en el período comenzando en 2014 hubo un esfuerzo especial de participación ciudadana en el proceso Energía 2050, a partir de lo cual se elaboró una política y una hoja de ruta. Dentro de ese proceso, la eficiencia energética junto a la educación resultó como uno de los cuatro pilares de la política con el objetivo último de desacoplar el consumo del crecimiento económico. 67 Chong y Dubois (2011) identifican cuatro barreras para lograr la eficiencia energética: pérdida de comodidad al adoptar medidas de eficiencia energética, problemas en los incentivos, falta de información y los costos. Chatterton (2011), por su parte, argumenta que se puede estudiar el uso de la energía desde distintas teorías. Las teorías económicas, por ejemplo, explican las decisiones energéticas de los ciudadanos en función de los incentivos económicos, las teorías psicológicas, por otra parte, señalan que los individuos actúan en respuesta a la información, las teorías sociológicas están orientadas a la forma en que realizamos las “actividades” en que hay consumo energético, mientras que las teorías educacionales argumentan que el uso energético es una habilidad (skill) que se aprende y se desarrolla. 68 Sea cual sea la aproximación que se tome, la información es la base para la acción. La falta de información ciudadana se ha intentado superar con diversas acciones gubernamentales como las campañas de sensibilización25 que buscan generar un cambio de conducta. 69 En efecto, en el año 2005, se creó el Programa País de Eficiencia Energética (PPEE)26 con el propósito fundamental de crear una cultura de eficiencia energética. Las campañas “Ahorra Ahora” y “Únete a la buena energía” se desarrollaron durante la segunda etapa del PPEE, donde Ruchansky et al. (2011) señalan que se buscaba remover las barreras informativas y culturales que impedían desarrollar la eficiencia energética. Estas eran campañas que motivaban la participación ciudadana durante la etapa de implementación de proyectos se sensibilización ciudadana. 70 La campaña “Ahorra Ahora” del 2008 tenía un enfoque económico (monetario) con recomendaciones para disminuir el consumo energético (ahorro). Se estima que tuvo

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un impacto positivo ya que se logró reducir la demanda eléctrica ese año, aunque coincide un período de crisis económica importante por lo que es difícil evaluar su impacto específico. Sin embargo, el impacto no fue sostenible en el tiempo pues, siguiendo a Borregard (2008), no significó una sustitución de fuentes de energía y, por tanto, no fue eficiencia energética, sino sólo ahorro. 71 Por su parte, el mensaje principal de la campaña “Únete a la buena energía” del 2009 era “ahorras dinero, cuidas el medioambiente y generas buena energía en los demás”. Se observa por un lado que la campaña apunta a factores económicos que coinciden (en su efecto final) con valores sociales. Pero, por otro lado, también presenta incentivos valóricos en el eslogan “cuando usas bien la energía algo se enciende en ti”. 72 La fundación Pro-Humana destacó que la campaña buscara una transformación de las personas, por cuidar un recurso que es de todos, abandonando acciones individualistas. La campaña tuvo alto impacto considerando que un 79% de personas que recordaban la campaña indicaron al menos una acción de ahorro energético. Estas acciones eran principalmente apagar luces que no se ocupan, cambiar ampolletas convencionales por eficientes y desenchufar equipos electrónicos sin uso. 73 Un trabajo reciente (2012) del Gabinete del Primer Ministro del Reino Unido, señalaba que una estrategia importante en el cambio de conducta en los individuos frente al tema energético es tratar a la población más como parte de comunidad que como consumidores indicando que “recent research suggests that engaging individuals as members of a community, rather than only as consumers of energy, is an important strategy for changing energy-related behaviours” (Cabinet Office et al, 2012, p.11). 74 En contraste, en Chile se ha optado de manera preponderante por un enfoque económico individual. Por ejemplo, la AChEE no trabaja el concepto de eficiencia energética porque lo considera demasiado técnico, “lo tratan desde el punto de vista del presupuesto, mayor control, mayor seguridad, reducción de gases contaminantes, ser más amigables con el medio ambiente, y también reducir costos”27 es decir, donde hay varios conceptos individuales para diversos grupos. 75 De acuerdo a Natalia Arancibia, de la Agencia Chilena de Eficiencia Energética, los ciudadanos no entienden qué es la Eficiencia Energética, lo ven más como una reducción de un costo de operaciones, lo que es un manejo del presupuesto. La AChEE “es una institución público-privada que tiene que responder a una mirada súper privada de resultados versus una mirada pública que es de construir las bases de conocimiento con el fin de que la gente pueda aceptar, recomendar y participar de estos programas, y esto es súper difícil” (Arancibia). Además, para Arancibia “la eficiencia energética es muy difícil sin una normativa porque es un tema netamente voluntario por lo que es necesaria una política a corto y largo plazo que satisfaga las expectativas inmediatas de la sociedad y las necesidades de desarrollo a largo plazo que busca la agenda pública”. 76 Como señala Anita Aguirre, de la División de eficiencia energética del Ministerio de energía, se observa que el concepto “la buena energía” no se logró instalar en la población donde se percibe de manera difusa28. Por lo demás, se trabajó un concepto de ahorro, no de eficiencia.

77 Esto contrasta con la forma en que se ha generado y presentado información desde organizaciones de la sociedad civil, que han logrado “instalar” temas. Por ejemplo, Patagonia sin Represas es una campaña compuesta por un conjunto de organizaciones nacionales e internacionales, que operan formalmente desde el año 2007. Los resultados

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de esta campaña se sustentaron en la participación ciudadana en la región a través de reuniones, mesas de trabajo y asambleas informativas, con la finalidad de determinar temas relevantes propios de la región. La información no se ejercía de manera unilateral, sino que se esperaba una retroalimentación por parte de los ciudadanos. 78 Como medios de difusión de información utilizaron todos los que estuvieron a su alcance (televisión, radio, diario, etc.), pero destacan el uso de las redes sociales en vista de que eran más rápidas y gratis. Además, se sumaron parlamentarios y ciertos sectores empresariales, por lo que el movimiento tuvo más éxito que las campañas de ONGs medioambientalistas de los años noventa contra mega proyectos forestales e hidroeléctricas como la del alto Bío Bío de Endesa. 79 Para Francisco Urquiza, Coordinador general de la oficina de sustentabilidad de la Pontificia Universidad Católica de Chile, “en Chile no hay nada que califique realmente como una campaña sistemática del gobierno que busque realmente cambiar hábitos. Más bien es a través de la misma ciudadanía organizada y viralmente vía redes sociales que se han ido instalando mensajes y marcando estilos de vida alternativos que comienzan a arraigarse en nuestra sociedad”29. 80 Según él, las organizaciones sociales han tenido una influencia importante en las nuevas actividades con objetivo ambiental como el uso de la bicicleta, el reciclaje, las energías limpias o la protección de la biodiversidad mientras que las campañas que promueven intereses privados generan el riesgo de mensajes contaminados con el consumismo30.

81 El mensaje de la campaña Ahorra Ahora se dirigía a los ciudadanos como “consumidores” de energía, mientras que el mensaje y discurso de Patagonia sin Represas se dirigía a los ciudadanos como “comunidad” tal como lo hizo la campaña “Únete a la buena energía”. Aunque Patagonia sin Represas y Únete a la buena energía hayan apelado a la “comunidad”, no fueron igualmente exitosas en parte porque se trata de problemas de muy distintos y con distintas implicancias. Por lo tanto, la orientación pública o privada de la información no es lo único determinante para los resultados. 82 En concordancia con la nueva Ley de Participación Ciudadana (ley 20.500) del año 2011, como ya se ha señalado, en todos los ministerios se puso en marcha mecanismos de información (relación unidireccional) y consulta (relación bidireccional) entre las instituciones públicas y los ciudadanos. Se han creado los Comités Consultivos Ciudadanos para formar grupos temáticos de discusión con un público más general y se mantienen las comisiones de expertos seleccionados. 83 En el caso del Ministerio de energía se creó la División de participación y diálogo social en el año 2014 con el objetivo de “ciudadanizar la información y el leguaje de la energía en Chile”31. Sin embargo, para Natalia Arancibia, Subdirectora de la AChEE, “el ciudadano no ha visto al Ministerio de Energía como un organismo cercano para dar respuesta, sólo para las organizaciones de expertos (empresas del sector, ONG, etc.)”32 quizás porque hay otros organismos que aparecen más involucrados en la actividad más cotidiana como el Ministerio del medio ambiente o la misma AChEE. 84 Para Marcelo Padilla, de la División de eficiencia energética del ministerio de energía33, esta falta de confianza aparece en algunos talleres ya que “muchas ONG de la sociedad civil como Greenpeace se quejan de que el discurso de eficiencia energética del Ministerio de energía se contradice con la aprobación gubernamental de

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megaproyectos de energía que no cuidan el medio ambiente”. En este contexto, el gran interrogante para el funcionario de este ministerio es cómo poder canalizar las expectativas ciudadanas que se han venido creando con la Agenda de Energía si no hay confianza en el Ministerio de energía34. 85 De todos modos, el Estado chileno ha dado otros pasos para la participación ciudadana. Por ejemplo, un hito fue la creación de una división de participación y diálogo social en el Ministerio de energía. Previamente, el Ministerio “no tenía trato con la ciudadanía de forma directa”35, sino que trabajaba con las empresas generadoras, transmisoras y distribuidoras de energía y se dejaban los temas medioambientales para el Ministerio de Medio Ambiente el cual respondía a las inquietudes ciudadanas. Como explica Javier Zulueta, Jefe de la Unidad de Participación y Diálogo del Ministerio de Energía, se busca “ciudadanizar” el lenguaje de la energía en Chile, ya que los conceptos técnicos son poco comprensibles en la ciudadanía lo que no fomenta la participación36. 86 La nueva Agenda de energía del gobierno ha buscado nuevas formas de participación en la formulación de políticas públicas hasta ahora limitadas a grupos de expertos. La estrategia es más integral, buscando también la formación cívica desde los colegios para “formar una opinión crítica sobre el sector energía y cambiar la cultura de participación”37. En eficiencia energética la AChEE participa en todos los procesos de sensibilización, incluyendo los proyectos de educación primaria38, y también han coordinado con 22 universidades reducir el consumo energético tanto en el campus universitario como en la conducta de la comunidad académica a través de un nuevo diseño de mallas curriculares que incluyan la buena gestión de la energía39. 87 Uno de los mayores impulsos fue “Energía 2050” 40, el proceso participativo estuvo compuesto de tres grupos: Comité consultivo (nivel político), grupos expertos de trabajo (nivel técnico) y finalmente la ciudadanía a través de una plataforma multimedia y talleres regionales (nivel social) pero en la que participan siempre los mismos expertos. 88 Los resultados de participación fueron acotados. Por ejemplo, en la consulta sobre la propuesta de la política energética 2050 se recibieron más de cien consultas y propuestas que fueron contestadas por la administración, aunque no hubo debate, sino más bien respuestas técnicas41. También se puso en marcha cuentas anuales en las que se explica la gestión ministerial de una manera transparente y participativa. Para el Ministerio de energía la primera se realizó en marzo de 2015, pero en rasgos generales la participación ciudadana sigue estando limitada a los funcionarios y expertos del mundo académico y empresarial. 89 Como mencionamos anteriormente, para algunos autores estos mecanismos de consulta se reducen a una participación “simbólica” (Arnstein, 1969) o de “fachada” (Prieto- Martín, 2010). 90 Esta participación “limitada” no es exclusiva del sector energía. En proyectos en general hay una falta de participación. En el sistema de evaluación de impacto ambiental42, los procesos son demasiado técnicos para la comprensión ciudadana, cortos para la recopilación de comentarios y firmas y no son vinculantes (Tironi, 2011; Dufey, 2013). Para estos autores, la participación deber ser temprana (desde la formulación del proyecto), con metodologías deliberativas como foros y mesas y con procesos de votación local, contando con una adecuada información y ayudas para financiar los gastos de participación de los grupos afectados.

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91 Ha habido experiencias de participación ciudadana a través de la evaluación ambiental estratégica43 (EAE) desde el año 2011 (aunque sólo es una exigencia legal desde 2015) para debatir los cambios en políticas, planes y programas públicos en cualquiera de los tres niveles de gobierno, conjuntamente los Ministerios de Energía, Medio Ambiente y Bienes Nacionales. No obstante, aún se reciben críticas respecto de que siempre participan las mismas personas en las mesas y que éstas suelen ser “expertos” y no el “ciudadano afectado”44.

Conclusiones

92 La incorporación de la opinión ciudadana en las definiciones de políticas públicas aparece como una reivindicación importante de los procesos democráticos modernos. Sin embargo, lograr esto de manera real y efectiva no resulta un proceso sencillo y simple, sino como un proceso en continua evolución.

93 Desde el comienzo de las políticas de eficiencia energética se incorporó la información como un aspecto relevante de la política, pero básicamente como forma de generar cambios de hábitos en consumo energético definidos en la política. En esa lógica, se establecieron mecanismos solo unidireccionales de información (desde el Estado hacia el ciudadano) para transmitir una política y no para generar antecedentes relevantes para ésta. Como indica Arnstein (1969) estos intentos de “educar la ciudadanía” para buscar su apoyo son ilusorios y no-participativos, ya que la gente tiene poco influencia y oportunidades para expresarse. 94 El primer esfuerzo formal de recoger información para la política energética fue el proceso Energía 2050, cuyo objetivo expreso era desarrollar una política energética participativa (“un proceso histórico por su forma participativa de construir una política energética de Estado”45). Se crearon mesas de trabajo para recibir información de los ciudadanos. Sin embargo, además de la dificultad que existe para tener una participación amplia por estos medios, el procesamiento de los resultados de las mesas recayó en un Consejo Consultivo, formado por “expertos” y no pasaba directamente al debate político. 95 De ese modo, se reprodujo en buena medida los mecanismos de participación que se han llevado adelante en otros ámbitos (como pensiones, trabajo, infancia y calidad de la educación), recogiendo información de la sociedad civil en un esquema poco claro, para encargar finalmente a un grupo de expertos las recomendaciones que serán sometidas a debate. De ese modo, tampoco se motiva al público general (no experto) a participar masivamente. Además, la complejidad de la participación sugiere que participan aquellos que pueden tener más facilidades para hacerlo y no necesariamente hay una representación adecuada de intereses. 96 Adicionalmente, no se ha puesto énfasis suficiente en una participación ciudadana bien respaldada técnicamente, con el propósito de que los ciudadanos puedan participar más directamente de estos procesos formando una opinión crítica sobre el sector de la energía. Hasta ahora los mecanismos de información se centran sobre todo en información digital, en la creación de información escolar y, en menor medida, en campañas esporádicas con un alto componente técnico, lo que no está pensado como sensibilización para la participación ciudadana a largo plazo sino a una participación coyuntural.

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97 La información entregada no buscó este desarrollo de ciudadanos activos y, de hecho, como se ha señalado, se enfoca en una lógica más mercantil, enfatizando principalmente el beneficio propio de ciertas acciones. No se tiene una lógica ciudadana que lleve a la reflexión sobre los objetivos de eficiencia energética y desarrollo en el largo plazo que pueda involucrar otros valores (en particular los valores postmaterialistas) en políticas globales, sino que busca resultados concretos. 98 Quizás la contrapartida de esto ha sido un cierto populismo en proyectos específicos, sin alterar las grandes políticas. Así, por ejemplo, se puede entender la reacción de las autoridades frente a las protestas en ciertos casos. Son emblemáticos de esta situación lo ocurrido en Barrancones (donde ante protestas masivas en la capital frente a un proyecto termoeléctrico de 2000MW en una zona costera del norte de Chile, el Presidente de la República se comunicó con los altos directivos de la empresa para solicitar modificar la iniciativa, que ya tenías las aprobaciones correspondientes) y lo ocurrido frente al proyecto Hidroaysén (donde finalmente las autoridades Ministeriales decidieron no aprobar el proyecto de centrales hidroeléctricas de casi 3000MW en el extremo sur de Chile, tras una progresiva opinión negativa en las encuestas. 99 En síntesis, la opinión ciudadana no sería tomada en cuenta en lo relevante para políticas, pero podría tener influencia en proyectos específicos. De hecho, para la formulación de políticas públicas, la opinión de los ciudadanos parece ser un antecedente lejano. Las encuestas de opinión sugieren que no hay una sintonía con las políticas públicas ya que éstas no tienen en cuenta los intereses emergentes. Por ejemplo, la opinión de los ciudadanos sobre la preeminencia de la protección del medio ambiente incluso a expensas del crecimiento no parece haber sido tomada en cuenta en absoluto. Desde el sector público, prevalece un enfoque en lo económico (ahorro económico por ejemplo, cuando se trata de eficiencia energética) y el mercado. 100 En parte, el problema puede tener su origen en el carácter algo indefinido de la opinión pública en el tema energético cuando se trata de sustentabilidad, pero es difícil también tener más análisis cuando las encuestas de opinión no tienen continuidad en el tiempo ni la profundidad necesaria. El carácter voluble de la opinión pública podría estar marcando una verdadera indefinición en valores o, sencillamente, una contradicción entre valores y condiciones materiales. Eso también requiere una exploración más profunda. En ese sentido, sería de gran valor tener una encuesta de opinión especializada en temas de energía y sustentabilidad que entregue información regular y comparable. 101 No obstante, lo que hemos señalado respecto a la opinión pública no quedará adecuadamente reflejado sin la presencia de ciudadanos suficientemente activos y preparados como para representar los diversos intereses adecuadamente en las políticas públicas y sin los mecanismos institucionales para generar un diálogo en la ciudadanía respecto a diversas opciones de política. 102 Por ejemplo la AChEE no tiene ni la competencia ni los recursos para hacer consultas ni para evaluar la participación ciudadana. De acuerdo a Arancibia “para que le entregue un presupuesto para participación y entender bien cómo funciona el “no experto” requiere también un cambio de mentalidad y un cambio de lo que se espera de la agencia (Arancibia, 2014). 103 Hasta ahora los expertos de las mesas de trabajo coinciden en que la “Agencia de Eficiencia Energética tiene el peor de los mundos, lo peor de lo privado y lo peor de lo

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público. La energía en tema social finalmente, si uno no lo entiende como un tema social va a quedar en un círculo técnico” (Padilla, 2014). 104 En ese sentido, los cambios institucionales son fundamentales para dar respuesta a una exigencia de sociedad más participativa. Falta mejorar las instituciones de tal manera de generar una participación activa y una cultura de participación con resultados duraderos. La poca claridad del impacto de la participación en las políticas puede afectar la participación misma. Ejemplos en otros países de la OCDE como las conferencias de búsqueda de consenso o los jurados ciudadanos, son opciones relevantes a considerar46. Se trata no sólo de recibir información, consultar o recibir comentarios, sino de generar diálogos que puedan aportar a mejores políticas. 105 Las campañas mostradas en este trabajo relativas a eficiencia energética, revelan que lo que se busca son objetivos puntuales, informar o crear consciencia sobre ciertos temas, para que los ciudadanos “entiendan” algo, pero rara vez se trata de involucrar y entregar información que promueva y facilite una verdadera participación que genere una búsqueda colectiva de eficiencia energética. 106 Es decir, la información debería estar orientada a la sensibilización para cambiar conductas hacia aquellas que parezcan más relevantes para la población y no a la mera entrega de información. Esto sugiere la importancia de usar otras teorías para el diseño de estas políticas, tales como la educacional, sociológica o psicológica mencionadas por Chatterton (2011), y no sólo enfocarse en las teorías económicas de la decisión racional con el propósito de llegar verdaderamente a los ciudadanos. Los incentivos económicos parecen motivar a corto plazo, pero no implican un cambio sustentable. 107 Como indica Annie Dufey (2014), “la participación es un proceso en construcción y el desafío para el Ministerio es crear esa cultura de participación de manera interna, como una herramienta inserta en la toma de decisiones”. Esto permitiría acercar la política pública al ciudadano y generar más confianza en las instituciones, pues la desconfianza mantendrá a las personas alejadas de la participación. 108 En síntesis, los estudios de opinión pública sugieren que hay intereses y visiones distintas presentes en la ciudadanía respecto a la eficiencia energética que la que se revela en las políticas públicas. Por otra parte, no hay manera de verificar cuáles podrían ser ni cómo contrastar diferentes visiones porque no hay mecanismos de participación ciudadana adecuados para ello. Además, las estrategias de información para mejorar la eficiencia energética en los últimos años, no conducen a una participación activa y relevante que incorporen todas las visiones a las decisiones finales en políticas públicas. Los ciudadanos recurren a las protestas en la calle y al debate público en las redes sociales para que haya cambios en las políticas pero no es una participación activa sino una expresión de sus opiniones que no necesariamente tienen eco en el proceso de toma de decisiones políticas. 109 En consecuencia, es difícil que se logre el desarrollo de políticas de eficiencia energética adecuadas a los desafíos actuales en el sector energía, si no hay cambios significativos en todo el proceso de participación.

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NOTAS

1. Los sistemas de información deberían ser capaces de sensibilizar a todos los ciudadanos de una manera incluyente para que la eventual participación sea realmente relevante para las políticas Así, por ejemplo, no se debería enfatizar los foros en las redes sociales en los que los jóvenes aparecen como el público objetivo (Castells, 2009; Valenzuela, 2011). Las redes sociales (vía Internet) constituirían más bien un espacio de “subactivismo” que ayuda a la conformación de identidades y de base para la actividad política o ciudadana, pero en muchos casos no constituyen acción política como tal (Arriagada et al, 2012). 2. De acuerdo al Instituto para la Planificación Efectiva para prevenir y resolver conflictos medioambientales “la información debe estar disponible libremente para todos los participantes” (Institute for Participatory Planning, 1981). En: Edward, C. 2008, p.45.

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3. https://www.un.org/spanish/esa/sustdev/agenda21/riodeclaration.htm 4. https://www.unece.org/env/pp/treatytext.html 5. http://www.energia2050.cl/es/energia-2050/descripcion-del-proceso/ 6. La Agencia Chilena de Eficiencia Energética (www.acee.cl), señala que el “uso eficiente de la energía es reducir la cantidad de energía eléctrica y de combustibles que utilizamos, pero conservando la calidad y el acceso a bienes y servicios. Usualmente dicha reducción en el consumo de energía se asocia a un cambio tecnológico (aunque) puede estar vinculada a una mejor gestión o cambios en los hábitos y actitudes”. La AChEE distingue eficiencia de ahorro, pues “ahorrar energía (…) puede significar reducir o dejar de realizar determinadas actividades, para evitar el consumo de energía”. Como ejemplo, señala lo siguiente: “el ahorro energético se genera cuando apagamos la luz para reducir el consumo de energía. Si, en cambio, reemplazamos la ampolleta incandescente por una eficiente, estamos tomando una medida de eficiencia energética, que nos proporcionará una disminución en el consumo de energía, sin perjuicio a desarrollo de nuestras actividades”. 7. Directive 2003/35/EC de la UE establece la obligatoriedad de la participación ciudadana en en la preparación. modificación o revisión de planes y programas medioambientales y Public Involment Policy de la Agencia norteamericana de Protección Ambiental propone consultas públicas y otras actividades de participación. 8. En la elaboración abierta de Políticas se consideran plataformas web y redes sociales, “crowdsourcing” y laboratorios de política. House of Commons Public Administration Select Committee Public engagement in policy-making Second Report of Session 2013–14 . https://publications.parliament.uk/pa/cm201314/cmselect/cmpubadm/ 75/75.pdf (consultado 22.04.19) 9. La Ley 20500 de 2011, sobre Asociaciones y Participación Ciudadana en la Gestión Pública, marcó un hito al introducir la participación como un derecho. El artículo 69 establece que el “Estado reconoce a las personas el derecho de participar en sus políticas, planes, programas y acciones”. 10. En el caso de Chile, un ejemplo podrían ser las campañas de Patagonia sin Represas en contra de Hidroaysén, ya que los incentivos ciudadanos para participar se enfocaban en términos valóricos y no materiales, de protección al medio ambiente. 11. La falta de consistencia puede también incidir en los niveles de información y por tanto de participación. 12. Encuesta telefónica (metodología CATI), en las capitales regionales (15) de Chile a una muestra de 5.057 personas mayores de 18 años con teléfono fijo o celular, entre octubre y diciembre de 2014. 13. La pregunta fue ¿Está usted a favor o en contra de la construcción de las centrales hidroeléctricas en la Región de Aysén? Encuesta realizada entre 11 de marzo y 3 de abril de 2011, por medio de entrevistas telefónicas 1.024 (entre hombres y mujeres) mayores de 18 años residentes de 24 ciudades con más de 50 mil habitantes de Arica a Punta Arenas. 14. Por ejemplo, el 20 de mayo de 2011 casi 70.000 personas se manifestaron frente a La Moneda (INDH, 2012) 15. De acuerdo a la Asociación de Investigadores de Mercado los grupos socioeconómicos en Chile serían: Clase alta (AB), clases media-alta, emergente y baja (C1-C2-C3), vulnerable (D) y pobre (E). http://www.aimchile.cl/wp-content/uploads/Presentaci%C3%B3n-final-AIM.pdf 16. En general no más del 28% de los encuestados estaría dispuesto a comprar productos ecológicos que sean un 20% más caro (Encuesta UNAB IPSOS 2012). 17. La pregunta fue: ¿cuánto más pagaría por un producto que cuide el medio ambiente? Resultados obtenidos de 804 entrevistas vía web a hombres y mujeres mayores de 18 años residentes de Santiago y regiones entre el 10 y el 29 de enero de 2013.

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18. La pregunta fue: ¿con cuál de estas afirmaciones sobre el medio ambiente y la economía está usted más de acuerdo? Entrevista presencial a 1.302 personas hombres y mujeres mayores de 18 años residentes en 89 comunas del país realizada entre los días 22 de septiembre y 20 de octubre de 2014. 19. Según Valenzuela et al (2012), los movimientos estudiantiles y ambientalistas chilenos no solo usan las protestas como medio de acción. Se han caracterizado por incluir otras formas de acción política directa, tales como firmar peticiones, participar en debates universitarios, enviar cartas a los medios de comunicación y reunirse con autoridades locales y de gobierno. 20. La pregunta fue: ¿usted recicla? Entrevistas cara a cara en hogares a 3.200 personas (hombres y mujeres), mayores de 15 años, de los segmentos ABC1 hasta el D, de todas las capitales regionales, más las ciudades de más de 100 mil habitantes representando un 80% de la población urbana de Chile. 21. Por ejemplo: separar basura, comprar con bolsas de tela, usar baterías recargables, apagar luces. 22. Según Hajek (1993), para medir la conciencia ambiental en Chile se debe revisar las acciones de gobierno, en cuanto a la institucionalidad, a la educación, a los empresarios, a los grupos de acción ecológica y a los medios de prensa para saber cómo éstos han ido reaccionando a los desafíos de la protección del medio ambiente. Si existen cambios significativos con repercusiones notorias se podría hablar de una incipiente conciencia ambiental. 23. Por otra parte, como afirman Chong y Dubois (2011), es probable que la información que proviene del entorno social de los individuos se perciba con mayor credibilidad, por lo que es normal que existan muchas críticas a las acciones (o inacción) del gobierno. 24. https://www.americanchemistry.com/Media/PressReleasesTranscripts/ACC-news-releases/ New-Survey-Half-of-Americans-Say-They-Recycle-75-Percent-or-More-of-Recyclable-Items.html 25. Se entiende por sensibilización el “proceso mediante el cual la población (o incluso una persona) conoce un tema y se apropia de él, siendo consciente de sus características, la problemática que hay detrás y cómo se podría actuar al respecto” (Pardo, 2006:10). 26. Su continuidad actual es la Agencia Chilena de Eficiencia Energética (AChEE). Ruchansky et al. (2011) señalan que una de las aspiraciones de Chile para el año 2005 era formar parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), para lo cual el país se sometió a una evaluación de desempeño de impacto ambiental realizada por la OCDE y CEPAL que llevó, entre otras cosas, a la formación del PPEE. 27. Entrevista a Natalia Arancibia, Subdirectora de la Agencia Chilena de la Eficiencia Energética (AChEE), 11 de noviembre 2014. 28. Entrevista a Anita Aguirre, División de Eficiencia Energética, Ministerio de Energía. 11 de noviembre 2014 29. Entrevista a Francisco Urquiza, Coordinador general de sustentabilidad UC (4 noviembre 2015) http://sustentable.uc.cl/ 30. Ibid. 31. La creación de esta División permite sistematizar, generar, guiar distintos espacios de participación a nivel del Ministerio. El Ministerio por primera vez cuenta con una oficina de información al público por lo que es cada día más cercano a los ciudadanos. 32. Entrevista a Natalia Arancibia subdirectora de AChEE, 11 de noviembre de 2014. 33. Entrevista a Marcelo Padilla, 7 noviembre 2014. 34. La Agenda de la Energía ha sido el primer hito participativo del Ministerio de Energía en el proceso de Energía 2050. http://www.energia2050.cl/programa/index/ 35. Entrevista a Javier Zulueta, Jefe de la Unidad de Participación y Diálogo del Ministerio de Energía, 7 noviembre 2014. 36. Ibid

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37. Entrevista a Annie Dufey. Jefe División de Prospectiva y Política Energética, Ministerio de Energía, 7 de noviembre de 2014. Ver también el portal Educar Chile. http://www.educarchile.cl/ ech/pro/app/home 38. Entre los programas de Educación Ciudadana busca la instauración de la EE en actividades docentes y proyectos educativos desde la educación pre-escolar a la superior. La página web busca promover la participación en la EE de diversos sectores de la sociedad a través de un lenguaje simple, se realizan juegos interactivos, programas de televisión, etc. www.educachee.cl 39. Entrevista a Natalia Arancibia. Subdirectora de la Agencia Chilena de Eficiencia Energética (AChEE) el 11 noviembre 2014. 40. Energía 2050 es un proceso participativo de tipo consultivo para la creación de una política energética de largo plazo con una visión social, política y técnica compartida. El proceso participativo está compuesto de tres grupos: Comité Consultivo (nivel político), Grupos Expertos de Trabajo (nivel técnico) y finalmente la ciudadanía a través de una plataforma multimedia y talleres regionales (nivel social). La información que entrega la plataforma actualmente consiste en avances en el proceso participativo, información sobre Energía 2050, avances de las mesas de trabajo, agenda de energía, calendario de trabajo, entre otros. Por otro lado, los talleres regionales son encuentros regionales que trabajan en mesas temáticas seleccionadas. Actualmente se han realizado en Antofagasta, Puerto Montt, por nombrar algunos. http:// www.energia2050.cl/ 41. La plataforma virtual de Energía 2050 dispone de información relevante del proceso: objetivos, descripción, plazos, insumos, formas de participar y comentarios. En dicha plataforma se dispone de toda la información del trabajo de los GET con la finalidad de que los ciudadanos reaccionen y comenten. La información que entrega la plataforma actualmente consiste en avances en el proceso participativo, información sobre Energía 2050, avances de las mesas de trabajo, agenda de energía, calendario de trabajo, etc. 42. La Evaluación de Impacto Ambiental es obligatoria para la mayor parte de los proyectos energéticos. 43. Entre las características de este instrumento se destaca el hecho de que obliga al promotor de la EAE en curso (por ejemplo, el municipio, un ministerio o un gobierno regional) a interactuar con otros organismos públicos para integrar sus visiones. También contempla la consulta ciudadana. http://portal.mma.gob.cl/evaluacion-ambiental-estrategica/ 44. Entrevista a Dufey y Padilla 2014. 45. http://www.energia2050.cl/programa 46. En las conferencias de búsqueda de consensos, un grupo aleatorio de 10 a 15 ciudadanos no expertos discuten y presentan sus conclusiones consensuadas (se usa frecuentemente en países como Dinamarca o Noruega), mientras que los jurados ciudadanos tienen la forma de un tribunal abierto al público en el que se interroga a los expertos y las conclusiones no tienen que consensuarse, como en el caso francés (OCDE, 2006).

RESÚMENES

Este estudio analiza el estado actual de la relación entre participación ciudadana y formulación de políticas públicas, y la importancia de la opinión pública a la hora de tomar decisiones políticas relativas al medio ambiente y energía en Chile, usando en particular revisión de encuestas de opinión y entrevistas con expertos. Se analiza si los mecanismos de información y

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sensibilización ciudadana existentes en este ámbito corresponden a los que permiten una participación más efectiva de la ciudadanía. En ausencia de mecanismos claros de participación, se evalúa las encuestas de opinión pública para ver si alguno de los elementos relevantes de esta opinión, son considerados en las políticas actuales de eficiencia energética. Luego se revisa si los mecanismos de información y sensibilización en temáticas de eficiencia energética han sido apropiados para los objetivos. Se concluye que se requiere importantes innovaciones institucionales y mejores prácticas para poder aspirar a una política pública con más participación relevante de la ciudadanía.

This study analyzes the current state of the relationship between citizen participation and public policy formulation, and the importance of public opinion in making policy decisions regarding the environment and energy in Chile, using in particular a review of opinion polls and interviews with experts. The study analyzes whether the existing information and public awareness mechanisms in this area correspond to those that allow for more effective citizen participation. In the absence of clear participation mechanisms, public opinion polls are evaluated to see if any of the relevant elements of this opinion are considered in current energy efficiency policies. Afterwards, we review whether the information and awareness-raising mechanisms on energy efficiency issues have been appropriate for the objectives. We conclude that important institutional innovations and best practices are required in order to aspire to a public policy with more relevant citizen participation.

O presente estudo realiza uma análise da situação atual da relação entre participação cidadã e formulação de políticas públicas, e a importância da opinião pública na hora de tomar decisões políticas relativas ao meio ambiente e a energia no Chile, mediante recurso a sondagens de opinião e entrevistas com especialistas. Nele é analisado se os mecanismos de informação e sensibilização cidadã existentes neste âmbito correspondem àqueles que permitem uma participação mais efetiva dos cidadãos. Na ausência de mecanismos claros de participação, avaliam-se as sondagens de opinião pública para comprovar se algum dos elementos relevantes dessas sondagens são considerados nas atuais políticas de eficiência energética. Em seguida, é examinado se os mecanismos de informação e sensibilização sobre questões de eficiência energética sãos os adequados para os seus objetivos. O estudo conclui que são necessárias importantes inovações institucionais e melhores práticas de modo a ter uma política pública com uma participação mais relevante dos cidadãos.

ÍNDICE

Keywords: Citizen participation; public policy; public opinion; energy efficiency; sensibilization; sociology Palabras claves: Participación ciudadana; políticas públicas; opinión pública; eficiencia energética; sensibilización; sociología Palavras-chave: Participação cidadã; políticas públicas; opinião pública; eficiência energética; sensibilização; sociologia

AUTORES

BEATRIZ HERNÁNDEZ P.

Universidad Diego Portales, Santiago, Chile. Email: [email protected]

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CLAUDIO HUEPE MINOLETTI

Universidad Diego Portales, Santiago, Chile. Email: [email protected]

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Injerencias en los procesos espaciales en ciudades brasileñas dinamizadas por el agronegocio: el caso de Primavera do Leste Interferences in spatial processes in brazilian cities driven by agribusiness: the case of Primavera do Leste Ingerências sobre os processos espaciaisnas cidades brasileiras dinamizadas pelo agronegócio: o caso de Primavera do Leste

Lívia Maschio Fioravanti

NOTA DEL EDITOR

Recibido: 02.12.2017 Aceptado: 20.05.2019

Fuente de financiamiento y agradecimiento: La traducción de este artículo se financió con recursos PROEX/CAPES del Programa de Posgrado en Geografía Humana de la Universidad de São Paulo/ Traductora: Nina Jacomini Costa ([email protected]).

1 DOI: http://dx.doi.org/10.32735/S0718-6568/2019-N53-1391

Introducción

2 La ciudad Primavera do Leste, ubicada en el sureste de la provincia de Mato Grosso, Brasil (Figura 1), fue concebida y asentada en las décadas de 1970 y 1980, en el marco del proceso de expansión de la acumulación territorial del capital del centro-sur hacia las regiones centro-oeste y norte de Brasil. La mayoría de las investigaciones sobre estas ciudades cuya urbanización está ligada más estrechamente al “agronegocio”1 – como el caso de Primavera do Leste– se hace desde el punto de vista agrario. Este

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enfoque caracteriza a las ciudades, en gran medida, como apoyo de servicios e infraestructura requeridas por las actividades agrícolas.

Figura 1.

Ubicación de Primavera do Leste en el centro-oeste brasileño y en la provincia de Mato Grosso.

En el mapa a la izquierda, se destaca la provincia de Mato Grosso, en la región centro-oeste de Brasil. En el mapa del centro, Primavera do Leste aparece en relación a los otros municipios de la provincia, con énfasis en la capital, Cuiabá. Por último, el mapa a la derecha muestra los municipios que bordean la ciudad. Fuente: Alcântara, W. y Fioravanti, L., 2018.

3 Nuestra investigación busca revertir la mirada generalmente utilizada en los estudios de las ciudades que emergen como principales productoras del “agronegocio” —y especialmente de soja— en Brasil. Avanzamos en el debate académico acerca de estas ciudades, (re)ubicando el dominio de lo urbano en los procesos de producción del espacio –no en el ámbito agrario o técnico. Relativizamos, por lo tanto, la importancia de la agricultura capitalista en el proceso de ocupación y producción de estas ciudades, admitiendo que el negocio con la propiedad privada de la tierra fue igual o más importante que aquel que se hizo con la soja.

4 El objetivo de este artículo es, desde lo urbano y desde una perspectiva crítica sobre la producción del espacio, dilucidar los fundamentos de las contradicciones espaciales de Primavera do Leste. Para eso, tenemos que considerar que Primavera do Leste nace urbana, desde el inicio de su elaboración y planificación a finales de los 1970, y ya como un gran negocio. 5 El modo por el cual la propiedad fue dominada y fraccionada por los grandes empresarios del centro-sur de Brasil se ha traducido en una creciente concentración de tierras, capital y poder. El fuerte nudo que se ha hecho entre estos tres elementos – detallados en los trabajos del sociólogo brasileño Martins (1994; 2000), y que se presenta como una de las características fundacionales de la sociedad brasileña– nos ayuda a explicar las contradicciones espaciales de Primavera do Leste y a iluminar los actuales conflictos en el uso del espacio, particularmente los que toman en cuenta el espacio de reproducción del capital y los de la reproducción de la vida misma. 6 Con un enfoque metodológico marxista-lefebvriano, mediante una investigación cualitativa basada en instrumentos como la búsqueda bibliográfica y la investigación documental, además de la realización de trabajos de campo y entrevistas semiestructuradas, se profundizará en este artículo el debate sobre las prácticas de injerencia de los “pioneros” todavía ejercidas sobre los procesos de urbanización.

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Respondemos, de esta manera, a la pregunta sobre cual el alcance del control de los “pioneros” en los procesos espaciales de una ciudad brasileña dinamizada por el “agronegocio”, en un proceso que tiene la propiedad privada como fundamento, pero que va mucho más allá, abarcando las múltiples y concretas relaciones de la vida cotidiana.

Por una investigación desde lo urbano

7 Tener lo urbano como el punto de partida y a la producción del espacio como hilo conductor de nuestras investigaciones trae, necesariamente, un nuevo abordaje a la manera por la cual las ciudades han sido producidas en el contexto de la expansión de la frontera del capital. Partimos de la premisa de que el capital, dirigido hacia lo que en la década de 1980 se constituía como frontera en el sureste de Mato Grosso, es esencialmente urbano-industrial. En ese momento, los capitales excedentes del centro- sur brasileño necesitaban expandirse territorialmente, en una búsqueda por nuevas posibilidades de la acumulación.

8 La frontera del capital que se producía en la realidad brasileña a fines del siglo XX era esencialmente urbana, y tenía en la urbanización la condición, el producto y el contenido de su expansión (Santos, 2015). Esta frontera sumamente urbana no sólo precedió a la consolidación de las propiedades destinadas, aunque parcialmente, a las actividades agrarias –considerar el término “frontera agrícola”–, como también se convirtió, como veremos a continuación, en un gran negocio. La mayor parte de las ciudades que nacieron en este contexto, como Primavera do Leste, fueron asentadas desde una lógica racional y emprendedora. Las tierras rodeadas y dominadas en este momento eran las tierras “de negocio”, y no las “de trabajo” o de la “supervivencia”2. Desde el principio, fueron insertadas radicalmente en el mundo de la mercancía, con un propósito bien específico: posibilitar el aumento de la acumulación de capital. Así, el objetivo de la expansión de la frontera del capital para el centro-oeste y Amazonia nunca fue, de hecho, la expansión de la producción agropecuaria (Becker, 1982; Martins, 1997; Oliveira, 1997; Moreno, 2007). 9 Las tierras dominadas en la expansión de la frontera eran, sobre todo, tierras para reserva patrimonial y reserva de valor (Oliveira, 1997, 2007), usadas por los capitalistas principalmente para la especulación y la obtención de incentivos fiscales –que eran abundantes en el régimen militar brasileño y repartidos en los programas de incentivos a la ocupación de la Amazonia Legal3. En ese momento, más allá de la tierra como alternativa para la inversión, los incentivos fiscales y financieros eran lo que atraía a las grandes compañías para la frontera (Becker, 1982). 10 Considerar la frontera que se producía en ese momento como agrícola o de la técnica contribuye, incluso, para ocultar el “carácter rentista” del capitalismo brasileño4. Esencialmente, no había interés en la producción agrícola, sino en la “producción de fincas” (Martins, 1997), que, divididas en lotes, configuraban una estrategia y una rentable “producción de ciudades”. Por lo tanto, la mercancía que atraía a los inversores más importantes en el momento de la expansión de las fronteras de la región centro-oeste, y específicamente en el caso del sureste de Mato Grosso, era la propia tierra, y la posibilidad de implementación de la renta capitalista de tierras. Es fundamental analizar los proyectos agropecuarios establecidos en la frontera del centro-oeste y norte de Brasil teniendo en cuenta el hecho de que la combinación de los

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incentivos fiscales, los terrenos baratos y subsidiados, y el excedente de mano de obra disponible para las empresas que desarrollaban estos proyectos, transformó la urbanización desplazada en el territorio en el negocio mismo (Santos, 2015). 11 Dominar de manera privada extensas porciones de tierra –generalmente a un precio irrisorio y adquirida por medio de incentivos fiscales o de otro mecanismo de estafa y ocupación ilegal (Moreno, 2007)– y fragmentarlas y lotearlas, asentando ciudades, fue, de por sí y por lo menos en los primeros años de ocupación de la frontera, una actividad quizás tan rentable como el propio cultivo, tratamiento y comercialización de soja – cuya producción depende de grandes inversiones de capital para la adquisición de insumos y maquinaria. 12 Los fundamentos y las contradicciones del espacio de producción de estas ciudades, conocidas por el dinamismo de lo agrario, pueden, en este sentido, ser mejor iluminados desde lo urbano. El aumento del precio medio de la hectárea ocurrido en los primeros años de la ocupación de Primavera do Leste llegó a los dos mil por ciento (Oliveira, 1997), dato que nos da la dimensión de que la “invención” y la “producción” de ciudades eran extremadamente rentables a los negocios de la frontera. La producción de estas ciudades y los grandes proyectos de colonización en Mato Grosso permitieron la realización de la renta capitalista de tierras. La colonización era, de esa manera, un “gran negocio económico” (Moreno, 2007, p. 179) y “locus de la producción del capital” (Oliveira, 1997, p. 331). 13 Según la perspectiva crítica que adoptamos sobre la producción del espacio, no conviene nombrar las ciudades hoy vinculadas más intensamente a la agricultura capitalista mecanizada como “ciudades del campo” o “ciudades del agronegocio”5, puesto que pasan a definirse por un rasgo económico hegemónico externo a ellas. “En las zonas donde las tierras se usan para la producción de commodities internacionales a ser exportadas –principalmente carne y grano–, la extensión de las grandes propiedades de monocultivo no puede prescindir de la centralización urbana” (Volochko, 2013, p. 24). Esta centralización urbana cubre, según Volochko (2013), una centralización técnica (por medio de actividades de control y gestión de la producción), política (a través de políticas dirigidas al “agronegocio”) y económica (puesto que están en la ciudad las infraestructuras y servicios). Es necesario destacar que no estamos negando el rasgo agrario de las ciudades, sino relativizándolo a través de un cambio analítico y desviándonos de un abordaje que mira, desde una perspectiva económica, a las ciudades cuya provincia es la más grande productora de soja de Brasil. 14 Es necesario, pues, repensar la manera como se examina la relación entre el campo y la ciudad, o más bien, entre lo agrario y lo urbano. Hay más que una interdependencia – camino de investigación que, incluso, puede incurrir en dicotomías. La centralidad de la investigación no está, por lo tanto, en las siembras de soja y su cadena de producción – ella misma a menudo contemplada de manera fragmentada, entre lo que ocurre antes, adentro y después de la tranquera –, sino en lo urbano y en los elementos que nos permiten aprehender la producción del espacio de Primavera do Leste. 15 Para analizar de manera más detallada la imbricación de lo agrario y lo urbano, se toma en cuenta lo que defiende Lefebvre (2006). Según el autor, habría una tendencia a la urbanización completa de la sociedad según un proceso nombrado por el concepto de sociedad urbana. Esta sociedad nacería, pues, de la industrialización en un proceso que “domina y absorbe la producción agrícola” (Ibid, p. 15). Lefebvre sostiene que la sociedad urbana se presentaría como una sociedad virtual en un proceso cuya

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constitución tiene continuidades y discontinuidades. Es una sociedad “hoy virtual, mañana real” (Lefebvre, 2004, p. 15) y que cambia, en su formación, las relaciones del campo a través de la expansión del tejido urbano. Todavía según el enfoque de Lefebvre (2004, p. 17), este tejido urbano, definido como el “conjunto de las manifestaciones de la predominancia de la ciudad sobre el campo”, “prolifera, se extiende, erosiona los residuos de la vida agraria”. Aunque con remanentes de la racionalidad industrial, y realizándose de manera desigual en el tiempo y en el espacio, la expansión de una forma de vida sumamente urbana es proceso clave para comprender la urbanización completa de la sociedad. 16 Prenunciada y nombrada por Lefebvre, hace casi cinco décadas, la urbanización completa de la sociedad hoy en día está puesta –aunque críticamente. Habría una “urbanización planetaria” (Brenner, 2014), lo que nos lleva a reflexionar sobre los procesos constituyentes de la producción del espacio urbano, abandonando necesariamente las dicotomías entre campo y ciudad, rural y urbano. Frente a una sociedad urbana y nuevos procesos redimensionados de lo urbano, estamos de acuerdo con Brenner sobre la necesidad de una teoría de lo urbano que no esté hecha desde “afuera”, desde un “no-urbano”. 17 La separación entre lo “urbano” y lo “no-urbano” crearía, en este sentido, obstáculos a la comprensión de los procesos de urbanización y de las contradicciones de estas ciudades, en parte vinculadas al “agronegocio”. Además, si por un lado se nota la descentralización de parte del sector productivo de muchas empresas vinculadas al “agronegocio” del centro-sur de Brasil con la instalación de nuevos ramos o sucursales en Mato Grosso y otras provincias (Volochko, 2013), por otro, no hay una línea que separe lo que sería un “capital de lo agrario” y lo que sería un “capital de lo urbano”. El capital, principalmente a partir de los años 2000, pasa a responder a mecanismos que son propios del mercado financiero. Se invierte y reinvierte dónde y cómo sea más conveniente, de modo que hablar en una especificidad de un capital sumamente urbano o agrario oscurecería nuestra investigación. Así, ante una nueva realidad concreta de la imbricación de lo agrario/urbano, campo/ciudad, es oportuno debatir y caminar hacia una nueva teoría que también rompa con dicotomías y considere la extensión del tejido urbano, en un movimiento que revele como el campo mismo es eminentemente urbano.

La producción de la frontera económica y la urbanización como negocio

18 Primavera do Leste es el resultado de un proyecto previamente elaborado y calculado, que comenzó a finales de 1970 con la expansión de la frontera del capital. En este momento, los capitales centrados en el sureste y sur de Brasil se dirigían hacia el centro-oeste y norte del país, en una expansión de la frontera económica en favor de los grandes grupos empresariales. La expansión de la frontera ocurría por medio de la concentración de tierras y de los más diversos arcaísmos, como el carácter rentista del capitalismo brasileño y la necesidad de mecanismos vinculados específicamente a la producción de capital, basados los dos en prácticas como la servidumbre por deuda y la ocupación ilegal de tierras (Martins, 1994).

19 A partir de la década de 1970 y por medio de diferentes políticas territoriales de ocupación, el régimen militar brasileño comienza a patrocinar de manera más intensa el acceso de los grandes grupos económicos, nacionales e internacionales, a la tierra en

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la Amazonia Legal. Al invertir en la frontera, estos grupos tenían como objetivo primero la exención fiscal, y no el desarrollo de la agricultura o ganadería (Oliveira, 1997). En consecuencia, diferentes proyectos de colonización, públicos y privados, fueron intencionalmente malogrados –comparado a lo previsto oficialmente– y muchos de ellos, incluso ante el discurso del Estado de ocupar la Amazonia Legal, basaban sus acciones en una de las actividades económicas que menos necesitan de mano de obra, la ganadería (Becker, 1982; Martins, 1997; Oliveira, 1997). 20 Becker (1982) destaca que el monopolio de la tierra en las regiones de frontera tenía una especificidad que reducía su carácter de frontera agrícola, una vez que la producción agropecuaria era limitada. Frente a esta producción irrisoria de lo que podría efectivamente haber sido implementado por los empresarios que se hacían propietarios y tenían amplio apoyo estatal, Santos (2015) cuestiona el término “agrícola” usado con respecto a la frontera en este momento: … aunque considerando sus limitaciones, la observación del desarrollo de la ganadería como actividad económica en estas condiciones, solamente fortalece la relatividad, y quizá mismo, la inadecuación del adjetivo “agrícola” cuando empleado en relación a la situación de frontera. La ganadería surgió también como actividad primordial en el proceso de avance dinámico de la frontera, fundamentalmente, porque, por sus bajos coeficientes de capitalización inicial, se consolidó como instrumento de apropiación de largas extensiones de tierra, que servían, simultáneamente, como estrategia de defensa contra la inflación, como fuente de renta asociada a la valoración de las tierras, y como medio para la obtención de incentivos fiscales de cualquier tipo (p. 123). 21 Relativizando los contenidos de la dicha frontera agrícola, Becker (1982) enfatiza que lo que interesaba a las grandes compañías atraídas a las regiones de la frontera en centro- oeste y norte de Brasil no era la producción para el mercado interior y ni tampoco la ganadería o la agricultura. Los intereses estaban dirigidos, efectivamente, a la “apropiación de la tierra, o a disfrutar de los incentivos y financiamientos, para diversificar inversiones, crear reservas de valor y abrir nuevos espacios para la penetración del capital” (Ibid, p. 176). En este contexto, la mayoría de las empresas que dirigían parte de su capital a la frontera tenían su sede en São Paulo, además de capitales urbano-industriales y proyectos desarrollados en la Superintendência para o Desenvolvimento da Amazônia (SUDAM)6.

22 El establecimiento de Primavera do Leste fue resultado precisamente de estos incentivos fiscales del Gobierno para la ocupación de la Amazonia Legal. En 1971, un economista de São Paulo, considerado por los habitantes de Primavera do Leste como uno de los principales “pioneros”7 de la ciudad, creó la compañía Primavera do Oeste, en asociación con empresarios del sector automotriz y de la industria azucarera y alcoholera. El objetivo declarado era desarrollar un proyecto agropecuario fomentado por la SUDAM, sin embargo, como profundizaremos a continuación, los negocios con la tierra se convirtieron en una actividad altamente rentable. 23 Como se puede notar, fue por medio de los “pioneros” que llegaron a la región de Primavera do Leste –grandes empresarios, subvencionados por el Estado– que se amplió la frontera del capital. Se estrechaba la relación entre tierra, poder y capital (Martins, 1994; 2010). Las dinámicas de la propiedad privada de la tierra son fuertemente determinadas por las aproximaciones entre el poder económico y el político. En este contexto, el proceso de ocupación de tierras en Mato Grosso tuvo la particularidad de privilegiar la monopolización de la propiedad privada de la tierra, presentando un

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complejo aparato jurídico y político que abrió espacio a mecanismos de estafa y corrupción, y tuvo como consecuencia la prelación de intereses de los sectores hegemónicos económicos y políticos (Moreno, 2007). 24 Así, como ocurrió tendencialmente en el territorio de Mato Grosso –y en todo Brasil–, el dominio privado de tierras y la ocupación de lo que vendría a ser la ciudad Primavera do Leste conservaron y fortalecieron los privilegios económicos y políticos de oligarquías, permitiendo, siempre con la contribución y el fuerte patrocinio del Estado, que los grandes empresarios fuesen también propietarios y participasen del juego político. 25 El proyecto Ciudad Primavera fue implementado en 1972 a partir de la desmembración de una sola finca, de uno solo dueño, y emprendido con los recursos de la Colonizadora Cosentino, responsable, hasta la emancipación política de la ciudad en 1986, por una serie de inversiones y obras de infraestructura. Primavera do Leste fue idealizada como gran negocio –y como negocio eminentemente urbano. Si por una parte era necesario realizar el proyecto Ciudad Primavera para garantizar la reproducción de los capitales urbano-industriales del centro-sur de Brasil, incluso por medio de los proyectos agrarios previstos para la región, por otra, los negocios de la urbanización se transformarían en algo tan relevante como las propias actividades direccionadas a la comercialización de granos. La dominación privada de grandes propiedades por grupos de empresas –establecidos en el momento de la ocupación de la frontera de Mato Grosso– y la manipulación de la renta de la tierra son la base de las contradicciones del espacio de Primavera do Leste. 26 Todavía hoy, la colonizadora responsable por el loteo de lo que vendría a ser, formalmente, la ciudad de Primavera do Leste tiene en sus manos parte significativa de los inmuebles terrenos en alquiler o venta, controlando la expansión o implementación de loteos –junto con otras pocas constructoras y promotoras inmobiliarias cuyos dueños también son de familias esencialmente “pioneras” en el proceso de ocupación y producción de la frontera.

Ciudad cautiva: la ciudad que tiene dueño

27 Será a través de la comprensión de que la dominación de extensas propiedades se ha hecho por medio de una estrecha relación entre tierra, poder y capital que profundizaremos algunos de los aspectos relacionados a la urbanización oligopolista. Volochko (2015) emplea este término con respecto a las ciudades más fuertemente vinculadas al “agronegocio”, y se refiere a una urbanización controlada, hasta hoy, por familias y grupos que llegaron al inicio de la expansión de la frontera. En la urbanización oligopolista, ocurre un mayor control sobre la propiedad privada, generando un mayor dominio sobre la apertura de loteos, el tamaño de las cuotas y el costo de los lotes e inmuebles. En la Figura 28, vemos claramente que las mismas familias dominan gran parte de las tierras ocupadas y los loteos abiertos en los núcleos urbanos ya consolidados de Primavera do Leste.

Figura 2.

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Urbanización oligopolista en Primavera do Leste, Mato Grosso.

Fuente: Elaborado por el autor

28 Se nota, a partir de la imagen, una fuerte injerencia en la expansión de los loteos y en el planeamiento urbano, llevada a cabo por pocas familias desde el inicio de la ocupación de la ciudad. Los “pioneros” utilizan tácticas diversas para manipular la renta capitalista de tierras y para controlar la valoración del suelo urbano, como la donación de tierras, apertura gradual de nuevos loteos y venta de lotes por precios más baratos de los que suele haber en la ciudad –al principio de la ocupación para estimular la llegada de nuevos habitantes y actualmente en un proceso destinado a la construcción de proyectos que valoran el loteo mismo.

29 La dominación y concentración de tierras en Primavera do Leste ocurrieron mientras las fincas se loteaban para la creación y expansión del área construida de la ciudad. Así, los propios dueños de los latifundios –con finalidad improductiva o destinados a las actividades agrarias– son también dueños de los terrenos en el núcleo urbano o en las áreas a su alrededor. En este marco, el establecimiento de la “tierra cautiva”9 en el curso de la ocupación de Primavera do Leste trajo la producción de lo que nombramos ciudad cautiva. 30 Llena de arcaísmos de las prácticas agrarias brasileñas –entre ellas, la concentración de tierras y la preponderancia de tierras improductivas con finalidad rentista– la ciudad cautiva tiene como consecuencia una lógica excluyente: ni todos pueden tener acceso a la propiedad, lo que, en una sociedad capitalista, tiende a determinar el propio acceso a la ciudad. De la misma manera, la propiedad y la ciudad comienzan a convertirse, como tendencia, en privilegio solamente de las clases de renta de mayor poder adquisitivo. La ciudad cautiva es una ciudad que tiene dueño. En el caso de Primavera do Leste y su proceso de urbanización oligopolista, unos pocos dueños: hombres, blancos y procedentes del centro-sur de Brasil.

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31 La noción de ciudad cautiva también permite discutir la superposición entre los sectores público y privado, una fuerte característica de la sociedad brasileña (Martins, 1994). La ciudad, producida socialmente –en una sociedad capitalista, dominada de manera privada– y que es pública, tiene su aspecto privado subrayado. El trinomio tierra-poder-capital nos explica también el hecho de que muchos “pioneros” de las ciudades más estrechamente vinculadas al “agronegocio” sean hoy alcaldes u ocupen otros puestos públicos, 32 En este sentido, la ciudad cautiva, generada a partir de la concentración en pocas manos de tierras, poder y capital, reproduce los diferentes mecanismos de dominación de cada uno de estos elementos de manera articulada, asegurando que sigan siempre los mismos grupos en el control. La imbricación de las élites económicas con la política queda evidente cuando observamos quienes ocupan los puestos de gestión municipal de estas ciudades dinamizadas, en parte, por el “agronegocio” –cuyos intereses están también estrechamente asegurados en el marco provincial y nacional. En Primavera do Leste, los últimos dos alcaldes –cada uno con por lo menos tres mandatos– siguen la tendencia: uno es hacendado y otro, dueño de una compañía del sector agrícola. 33 En Lucas do Rio Verde, Otaviano Pivetta –accionista mayoritario de una de las más grandes empresas agrícolas del país, Vanguarda Agro– fue considerado el alcalde más rico del país en 2012, según su declaración de bienes ante la Justicia Electoral brasileña. Su hermano, Adriano Pivetta, fue también alcalde de la ciudad vecina, Nova Mutum, donde está ubicada parte de las tierras, justo, de Vanguarda Agro. Otro caso representativo es el de Blairo Maggi –uno de los dueños del Grupo Amaggi, empresa brasileña con fuerte actuación en el agronegocio y, especialmente, en la comercialización de la soja–, que fue gobernador provincial de Mato Grosso por dos mandatos, senador por la provincia de Mato Grosso y, de mayo de 2016 a enero de 2019, Ministro de la Agricultura, Ganadería y Abastecimiento. 34 Todos estos casos implican personas o familias que llegaron mientras se constituía la frontera de Mato Grosso, a partir de la década de 1970, y que hoy en día tienen significativo poder político. En estas ciudades, marcadamente dinamizadas por el “agronegocio”, los “pioneros” están presentes no como abstracciones o personajes de un pasado lejano: ellos son hoy agentes hegemónicos de los procesos de urbanización y producen y reproducen estrategias económicas con repercusiones en la vida práctica. 35 Ellos tienen, por lo tanto, un papel crucial en el mando de las estrategias espaciales –de valorización del espacio urbano–, actuales y futuras. Aparecen en columnas sociales locales, son galardonados como ciudadanos de Mato Grosso o de Primavera, participan de eventos locales –como ferias del “agronegocio” y fiestas– y frecuentan los mismos espacios de socialización que muchos otros habitantes –como asados o pescarías promovidas por grandes compañías, o eventos en el Centro de Tradições Gaúchas (CTG). La gente mira a estos “pioneros” como modelos a seguir, estándares de éxito cuya determinación y esfuerzos parecen poder ser replicados a toda la población –o, por lo menos, a la que, en el discurso y de acuerdo con el sesgo ideológico que exalta el “pionerismo” y la meritocracia, no tiene miedo de trabajar, tiene determinación, sabe emprender y esperar el merecido rendimiento del trabajo arduo. 36 El dominio de los dueños sobre la ciudad va más allá del control de la propiedad, tiene que ver con otras dimensiones. Está en la determinación y elección del trazado de la ciudad, con la imposición de un espacio abstracto y funcional, contribuyendo a la programación, en el tiempo y en el espacio, de las actividades de la vida urbana.

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También cubre aspectos vinculados a la vida cotidiana y que fueron dibujados a lo largo del proceso de ocupación de Primavera do Leste por los propios dueños y por otras familias “pioneras”. La ciudad cautiva es, en este sentido, lo que se valora con respecto a la cultura y a la perspectiva sobre la vida y el trabajo –conectados a la idea de que, en estas ciudades, y para todos, se puede enriquecer solo por el esfuerzo y trabajo. También se manifiesta en el prejuicio –algunas veces oculto, otras explícitamente– con relación a los indígenas o a la gente del noreste del país, y en el habla de los residentes. 37 De acuerdo con lo dicho, en la ciudad cautiva –cuyos procesos constituyentes no están solo en Primavera do Leste, sino posiblemente en otras ciudades establecidas por pocos y con el propósito específico de manejo de la renta de la tierra, mediada o no por lo agrario– el peso de la homogeneidad surge en un nivel más alto. La homogeneidad se impuso desde el inicio de los procesos de producción de la frontera: con incentivos y oportunidades ofrecidos a los empresarios del centro-sur, que se convirtieron en propietarios y pasaron a controlar gran parte de las tierras, en una dinámica que hoy trae profundas y dramáticas consecuencias para aquellos que no tienen acceso a la propiedad. 38 Así, en la ciudad cautiva, la homogeneidad está no solamente en los aspectos relacionados con la propiedad y la tierra-mercancía, sino en un control exagerado de otros procesos que se refieren a la urbanización de Primavera do Leste. Se manifiesta desde la monotonía del trazado urbano y del patrón arquitectónico, elegidos de manera general por los “pioneros” y siguiendo las líneas adoptadas por algunos pocos arquitectos famosos de la ciudad, hasta las decisiones que derivan de las más diferentes instituciones, cuyos representantes hacen parte de las oligarquías económicas y políticas o han sido específicamente designados por los “pioneros”. 39 Es importante remarcar que los procesos que nos permiten describir Primavera do Leste como “ciudad cautiva” son producidos y reproducidos en otras ciudades, en un movimiento en el que el control de clase sobre la propiedad privada es uno de los fundamentos de la urbanización brasileña en general. Según Burgarelli et al. (2016), respecto a la concentración de tierra en la metrópoli São Paulo: El uno por ciento de los dueños de inmuebles de São Paulo concentra el 45% del valor inmobiliario de la ciudad. Son R$ 749 mil millones en casas, departamentos, terrenos y otros bienes de raíces registrados bajo el nombre de 22.4 mil propietarios. (p. 1, traducción nuestra) 40 Si en la metrópoli de São Paulo este control exacerbado sobre la tierra está en manos de 22 mil propietarios, en la producción del espacio de Primavera, además del hecho de la ciudad tener muchísimos menos inmuebles y habitantes que São Paulo, los dueños de la ciudad se pueden contar con los dedos de una mano –lo que crea un monopolio aún más grande en la dinámica de tenencia de tierras, y se aprietan las amarras de la “cautividad” respecto la propiedad y la ciudad. La injerencia en estas ciudades dinamizadas por el “agronegocio” ocurre en una dimensión superior: son pocos los dueños al mando de una cantidad de tierra mucho más grande, en términos proporcionales al núcleo urbano construido o programado para expansión. De este modo, si por una parte los loteos enteramente controlados por estos pocos “pioneros” enriquecidos pueden ser fácilmente comparados, en términos territoriales, con barrios de las metrópolis brasileñas, por otra, representan con frecuencia a la mayor parte del área construida en estas ciudades cuya urbanización está más estrechamente asociada al “agronegocio”.

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41 Además de la compra y venta de fragmentos del espacio urbano, homogeneizado y mercantilizado, hay una hegemonía en los procesos de producción del espacio urbano vinculados a los grandes y rentables negocios urbanos. A diferencia de las metrópolis, donde hay una relativa diversificación de los agentes responsables por el desarrollo inmobiliario, en una ciudad cautiva como Primavera do Leste, los agentes están por lo general reunidos en una sola persona, familia o grupo empresarial: el propietario del terreno, el loteador, el corredor de bienes de raíces, y, teniendo en cuenta la superposición de las oligarquías económicas y políticas, en cierta medida, por el Estado mismo10. En este marco, el poder de unos pocos en decidir sobre el ritmo de la dinámica inmobiliaria –desde la incorporación de lotes a los límites de la ciudad, incluyendo la obtención de renta y la valoración del espacio– se lleva a cabo, por lo tanto, en procesos de magnitud e intensidad más grandes. 42 Es importante subrayar que el establecimiento de Primavera do Leste y de otras ciudades como “cautivas”, además de haber sido posible solamente por la conservación de los privilegios económicos y políticos que históricamente favorecieron a las oligarquías en Brasil, también está relacionado a las prácticas vinculadas a los mecanismos mismos de producción de capital, como la ocupación ilegal de tierras y la servidumbre por deuda. En Primavera do Leste, por ejemplo, según el sitio de georreferenciación del Instituto Nacional de Colonização e Reforma Agrária (INCRA), algunos de los terrenos del núcleo urbano son todavía tierras públicas –aunque se utilizan y comercializan de manera privada. Aparte de eso, con respecto a las prácticas de intercambio de favores y preferencias personales en detrimento de lo público (Martins, 1994), hay al menos tres situaciones investigadas por el Ministerio Público que implican pago de coima por propietarios a concejales, con la intención de acelerar o aprobar el establecimiento de loteos. 43 Se encuentran situaciones similares en las ciudades Lucas do Rio Verde y Sorriso. En Lucas, el propio alcalde parece ser responsable por la apertura de loteos. La empresa Novo Tempo Imobiliário Ltda., de la cual era dueño hasta el inicio de su mandato en 2017, fue creada a partir de un proyecto de loteo de un área de 1,000,000 m². Este lugar, que pasó a inscribirse en el perímetro urbano, era hasta entonces una finca del alcalde. Según datos del sitio de la inmobiliaria Novo Tempo, 544 lotes tienen propósito comercial y residencial, todos con más de 800 m² y dirigidos a la gente de alto poder adquisitivo. Esta inmobiliaria hizo el primer loteo cerrado de la ciudad, con lotes a partir de 899 m² y área total de 203.7 mil m². El alcalde, además de haber sido acusado de utilizar el puesto municipal en provecho propio, también solicitó a la Secretaria de Estado de Infraestrutura e Logística la pavimentación y drenaje en una avenida ubicada exactamente entre sus dos nuevos loteos (Gosch, 2017). 44 En Sorriso, municipio responsable por la mayor parte de la producción de granos del país, la familia considerada “pionera” es actualmente una de las más ricas de la provincia de Mato Grosso. La familia llegó a la región en la década de 1970 y fundó la Colonizadora Feliz, hoy dirige el Grupo Francio –cuyas áreas de actuación incluyen el sector inmobiliario, la comercialización de lotes rurales y urbanos, la ganadería porcina, la extracción y comercialización de madera y también actividades agrícolas. La antigua colonizadora y actual Inmobiliaria Feliz estuvo a cargo del asentamiento y loteo de todo el núcleo urbano inicial de la ciudad. En treinta años, fueron más de seis loteos, con otros cuatro en 2016 y 2017. Uno de ellos tenía la intención (en julio de

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2017), según el material promocional de la inmobiliaria, de ser el más lujoso loteo de Mato Grosso, con 319 lotes, de 525 m² y costo a partir de 600 mil reales. 45 De la misma forma que en Primavera do Leste y Lucas do Rio Verde, se nota en Sorriso la construcción de una ciudad cautiva engendrada a través de la conservación y reproducción de contenido arcaico de producción del capital, así como de las relaciones espaciales colmadas del “poder del retraso”11 que tanto caracteriza a la sociedad brasileña. 46 Miembros de la familia “pionera” de Sorriso fueron acusados, en 2007, de ser responsables de una extracción ilegal de madera en el Parque Indígena do Xingu. También fueron procesados por el Ministério do Trabalho por haber mantenido a sus trabajadores en situaciones análogas a la servidumbre en haciendas del municipio de Vera y de Feliz Natal (Siqueira, 2007; Fanzeres, 2007). Según el reportaje publicado en el periódico Folha de São Paulo, de 20 de marzo de 2007, otra integrante de la familia fue acusada de haber comprado votos en las elecciones municipales de 2004, después de haber ofrecido beneficios personales y la liquidación de las cuotas del inmueble para favorecer a uno de los candidatos al puesto de alcalde de la ciudad. 47 Finalmente, la Colonizadora Feliz –que sigue haciendo loteos de la finca adquirida por la familia en la constitución de la frontera– tenía negocios, por lo menos hasta 2013, que “parecían envueltos en irregularidades como mediciones equivocadas u otras irregularidades en la emisión de la escritura” (Almeida, 2013, p. 31, traducción nuestra). La colonizadora habría adquirido tierras que estaban en disputa. Uno de sus “pioneros” llegó incluso a admitir la existencia de más de 200 invasores en la tierra que daría lugar a la ciudad (Ibid). 48 Estas ciudades que surgen en la narrativa nacional como resultante de una heroica historia de “pionerismo” y trabajo arduo se producen a partir de mecanismos de acumulación de capital vinculados a prácticas de acumulación primitivas –ocupación ilegal de la tierra, extracción de madera, relaciones de trabajo análogas a la servidumbre–, así como de prácticas cruzadas por intercambios de favores –como compra de votos en período electoral y corrupción para la aprobación de loteos. 49 Lo más perverso de la ciudad cautiva se manifiesta en la población expropiada de las condiciones mínimas de supervivencia, y que vive en las periferias o en viviendas precarizadas. La parte más pobre de la población no es considerada bienvenida por los dueños de la ciudad o por aquellos que pasaron a tener la “legitimidad” para vivir y pertenecer a la ciudad por inscribirse en patrones sociales específicos –sobre todo, por ser ricos y blancos. 50 Según Cerutti (2004), las antiguas colonizadoras hoy actúan bajo la forma de promotoras inmobiliarias, constructoras o inmobiliarias, y ejercen un fuerte control sobre “la propiedad y la población, distribuyendo en el espacio los migrantes o expulsando aquellos que los responsables de las empresas de comercialización de la tierra consideran indeseables” (Ibid, p 23, trad. nuestra). Enfatizando las prácticas variadas de monitoreo y control de los más pobres de Primavera do Leste, el autor denuncia haber existido una selección hecha a fines de 1990 –en las palabras del alcalde de la ciudad–, para decidir, entre aquellos con menor renta, quienes podrían vivir en cada barrio. En lugares más distantes del centro de la ciudad, loteos enteros fueron cedidos o vendidos a precios más bajos para la población de menor renta.

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51 El control sobre la población es aún más claro cuando se miran a las personas sin hogar. Generalmente, realizando actividades temporarias y precarias en las haciendas ligadas al “agronegocio”, ellos representan cuerpos cuya permanencia en la ciudad y su visibilidad son frecuentemente negadas por aquellos que tienen legitimidad para habitarla. 52 Se hizo una amplia campaña en los medios locales entre los años 1999 y 2000 para construir la imagen de que las personas sin hogar –peyorativamente llamadas de pés- inchados (pies-hinchados)– eran naturalmente perezosas o violentas. Residentes de la ciudad relataron, incluso, numerosos casos en que se concedieron pasajes a sus ciudades de origen, además del uso de mecanismos de expulsión forzosa, como autobuses o camiones pasando al amanecer a “recoger” los pobres y “llevarlos” a las ciudades vecinas. Además de los medios locales, se usaban también mecanismos como las detenciones por vagancia hasta el año 2000, una práctica ampliamente utilizada en la dictadura militar brasileña para las detenciones sin base jurídica. Por último, y teniendo como objetivo contribuir para una ciudad que desea “firmarse a través de una imagen de limpieza, organización y prosperidad de todos los que componen su espacio” (Cerutti, 2004, p. 31), el refugio municipal –concluido al final de la década de 1990 y administrado por la Iglesia Católica– tuvo un rol importante ejerciendo presión para que las personas sin hogar trabajasen o regresasen a sus ciudades, con el compromiso de no volver en un plazo de seis meses12. 53 Estas prácticas de dominio del espacio buscan asegurar los intereses de la clase de los “pioneros” de la ciudad, junto a los empresarios, el poder público, la policía y la iglesia católica. Como vimos, son muchas las tácticas usadas para mantener intacta la imagen de “ciudad vidriera” del “agronegocio” y donde se supone que prospera la calidad de vida, en un movimiento de injerencia que no sólo implica la propiedad –aunque esté en ella fundamentado–, sino también las prácticas de control sobre quienes pueden permanecer en la ciudad –divididos entre los que pueden elegir donde vivir y los que tienen que pasar por una selección para que se defina el barrio donde se permite su morada– y aquellos que, en última instancia, deben ser expulsados. 54 La pobreza permitida es la que puede permanecer escondida en lugares remotos y controlados. En las ciudades más fuertemente articuladas por el “agronegocio”, “hay una producción controlada y planeada de guetos pobres, generalmente, al borde de la carretera o en los extremos de la ciudad, ligados a una población tolerada mientras sea proveedora de servicios básicos” (Volochko, 2013, p. 33). Las periferias de estas ciudades cuentan con un control y un planeamiento más incisivo de parte del Estado, albergando una “pobreza tolerada” solamente como mano de obra barata, en local y hora determinados –con el uso del espacio y del tiempo controlado y vigilado. Los grandes conjuntos residenciales destinados a la población de menor renta se ubican en estas ciudades, por lo general, al otro lado de las carreteras –en relación al centro–, o detrás de silos o almacenes y, por lo tanto, lejos de la mirada de los otros habitantes. 55 En Primavera do Leste, existen 1.200 casas del Programa Minha Casa Minha Vida (PMCMV)13, ubicadas en dos grandes conjuntos residenciales en las periferias de la ciudad: el conjunto Padre Onesto Costa, en el loteo Primavera III, y el Residencial Gutiérrez, en el loteo Tuiuiú, respectivamente, a 8 km y 6 km del centro, donde no son bien atendidos por infraestructura y servicios urbanos. En Sorriso, se entregó en julio de 2017, a través del mismo programa del gobierno federal, el conjunto residencial Mario Raiter, con 1.271 casas de 46 m², cuya predicción es albergar 5.088 mil personas

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(Ribeiro, 2017). Este conjunto residencial se encuentra en el sureste de la ciudad, en un lugar relativamente lejos del centro –avanzando por la carretera MT242–, después de la concentración de las infraestructuras para uso industrial y almacenamiento y tratamiento del grano. 56 En Lucas do Rio Verde, el más grande conjunto residencial de la ciudad es conocido como Tessele Júnior y tiene cerca de 1.500 casas para los trabajadores del conglomerado BRFoods. Albergando una población estigmatizada por los otros residentes, se encuentra en el extremo noroeste de la ciudad. Como enfatiza Volochko (2013, pp. 27-28), ese es un “proceso claro de segregación socio-espacial de una población empobrecida y migrante, que satisface las necesidades y estrategias de producción de una empresa que tiene un poder enorme en la producción del espacio urbano, cada vez más controlado y segregado/segregador”.

Consideraciones Finales

57 La captura de tierras en la producción de la frontera de Mato Grosso a partir de la década de 1970, tuvo su fundamento en la dominación capitalista de grandes extensiones de tierra para la reserva patrimonial y de valor e hizo posible el control del mercado de la tierra y, por decirlo así, de los procesos de urbanización en pocas manos. En una perspectiva todavía poco estudiada con respecto a las ciudades dinamizadas por el “agronegocio”, buscamos elementos que destacasen el establecimiento de la ciudad de Primavera do Leste como un gran negocio. En consecuencia, se consideró que los negocios con la tierra eran tan relevantes en la producción de la frontera cuanto aquellos con la producción, almacenamiento, tratamiento y comercialización de granos.

58 La dominación capitalista de la propiedad privada, que se inició con el avance de la frontera del capital y la ocupación de Primavera do Leste, trajo profundas consecuencias a la urbanización y a las relaciones concretas de la vida cotidiana. Los dichos “pioneros” movilizaron no sólo un poderoso monopolio sobre la propiedad capitalista de la tierra para la realización de sus estrategias espaciales, sino también llevaron a cabo prácticas y mecanismos de control sobre los diversos aspectos de la vida urbana. En este sentido, la ciudad cautiva está no sólo bajo el dominio –con respecto al espacio y al tiempo– de la dinámica agraria: abarca las relaciones sociales concretas, en un proceso en el cual la injerencia de ese grupo selecto enriquecido en las relaciones espaciales, nos lleva, aunque con discontinuidades, a recordar aquello que los coroneles solían hacer en sus viveros de votos en el siglo XX. Así, exactamente en un marco de creciente mundialización y financiación, es necesario considerar el significativo lugar de las oligarquías y de las élites locales, constituidas históricamente, en estas ciudades – muchas veces, incluso, de manera asociada a los grandes conglomerados internacionales. 59 El control de la tierra, del capital y del poder –regido por pocas manos en el rápido proceso de creación de la frontera de Mato Grosso, cuyos nudos se actualizan todos los días por medio de prácticas nuevas e imbuidas del tan persistente “poder del retraso”– tiene como una de sus consecuencias la dificultad aún más grande de que las personas con renta más baja tengan acceso a vivienda y propiedad; y se constituye como uno de los elementos que nos ayudan a comprender la creciente segregación espacial en las ciudades cautivas del “agronegocio”. Si la desigualdad y la segregación son inherentes a la producción del espacio capitalista, permitiendo reflexionar acerca de lo que tiene en

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común con las ciudades más diversas, este mayor control de la propiedad nos permite abrir caminos para entender lo que estas ciudades tienen de específico con relación a los aspectos más generales de la urbanización brasileña.

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NOTAS

1. 1Comprendemos “agronegocio” como aquello que Oliveira (2007) nombra “agricultura capitalista”, es decir, la agricultura que produce bienes (principalmente, commodities) para ser vendidos mayormente en el mercado mundial y que tiene como objetivo fundamental la acumulación. Usamos este término entre comillas conscientes de que se utiliza con un fuerte sesgo ideológico, exaltándolo como una actividad que podría traer el crecimiento económico y desarrollo social, y que –en el discurso difundido por los medios de comunicación y empresarios– está prácticamente exenta de daños sociales y ambientales. 2. Empleando terminologías de Martins (1997). 3. Forma parte de la Amazonia Legal brasileña las provincias de Acre, Amapá, Amazônia, Mato Grosso, Pará, Rondônia, Roraima y Tocantins, y parte de Maranhão. 4. Sobre el carácter rentista del capitalismo brasileño, véase Martins (2010). 5. 6 Según Elias (2006), las “ciudades del agronegocio” son las diseñadas y producidas principalmente para atender a los intereses y a las demandas de este sector. La expresión fue inspirada en el término empleado por Santos (2008) “ciudad del campo” y designa las ciudades en que hay una hegemonía de las funciones de atención a las demandas del “agronegocio” con relación a las otras actividades de la ciudad. 6. 8 Según Becker (1982), la SUDAM (Superintendência de Desenvolvimento da Amazônia) es un instrumento de política económica y territorial del Gobierno, que tiene el objetivo de desarrollar programas para involucrar la Amazonia en los procesos de reproducción de capital de manera aún más intensa. 7. La idea misma de “pionerismo” debe ser relativizada, porque está cargada de un sesgo ideológico que se refiere a la gente que había llegado en aquel momento como los primeros a ubicarse en el lugar. Considera, de esa manera, la región como un “vacío demográfico” y no toma en cuenta, entre otras, las poblaciones indígenas. Por otra parte, son considerados “pioneros” aquellos que llegaron en el curso de la expansión de la frontera del capital y que, en un discurso local cargado de meritocracia, supieron invertir, enriqueciendo y alcanzando rendimiento, valorado como resultado de su esfuerzo en el trabajo. Es tomando todos estos aspectos en consideración que utilizamos, en este artículo, los términos “pionero” y “pionerismo” entre comillas. 8. 10Este mapa es una aproximación a la realidad, propuesta para que se pueda comprender la urbanización oligopolista de Primavera do Leste, y presenta generalizaciones, una vez que muchos de los lotes ya han sido vendidos a terceros y que una representación exacta puede hacerse únicamente con el dato de registro de cada inmueble de la ciudad. Como procedimientos metodológicos para la elaboración de este mapa, podemos destacar: autorización para la implementación de loteos publicada en documentos oficiales del municipio; entrevista con agentes inmobiliarios; consultas sobre las compañías y sus respectivos socios en sitios web como y . 9. 11La fecha de inicio de la “tierra cautiva” en Brasil se produjo con la Ley de Tierras, de 1850. Por medio de esta ley, el Estado aseveraba la relación entre la tierra y el capital. Para Martins (2010) se garantizaban los intereses de hacendados y de los comerciantes en la inminencia de transformaciones en las condiciones del régimen esclavista, determinando la adquisición de tierras por compra y venta, y legalizando la posesión de los títulos de sesmarias de cualquier dimensión no confirmados. La élite, que acumulaba riqueza con el monopolio del esclavo, pasó a acumular con el monopolio de la tierra. Según Martins (1994, p. 32), la noción de “renta capitalizada” traspuesta al esclavo pasó a la tierra: “la renta capitalizada del esclavo se convertía en renta territorial capitalizada: en un sistema de tierras libres, el trabajo tenía que ser cautivo; en un sistema de trabajo libre, la tierra tenía que ser cautiva” (énfasis agregado).

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10. Según Bonduki y Rolnik (1982), existen cinco agentes responsables por la formación de los loteos periféricos: el propietario de tierras, el que lotea la propiedad, el corredor, los compradores residentes y el Estado. 11. 14El modo por el cual se dio el proceso de formación, conservación y dominio de la propiedad privada de tierras en Brasil, por sujetos y clases sociales específicas, ilumina lo que Martins (1994), nombra “poder del retraso”. Según el autor, la alianza entre la tierra y el capital, ampliamente discutida en sus obras, así como relaciones de corrupción e intercambio de favores, en una superposición total de lo público con lo privado, son elementos fundadores de la sociedad brasileña. 12. Lo que hace los medios locales, el abrigo y la política, como detallado por Cerutti (2004). 13. 16 El Programa Minha Casa Minha Vida (MCMV), implementado el 2009, fue anunciado como teniendo la finalidad de intentar reducir el déficit habitacional brasileño por medio de la construcción de conjuntos de viviendas. Sin embargo, el MCMV, como varios estudios indican – entre ellos, los de Santos (2015)–, está más próximo a un programa de financiamiento para impulsar la economía que a un programa de vivienda. Si el MCMV puede convertirse en un posible camino para el acceso a viviendas –y a la propiedad– para las familias que no lograrían hacerlo de otra manera, también es un mecanismo para la reproducción de los negocios inmobiliarios, principalmente en las periferias de las ciudades, conformando un elemento que conduce a la intensificación del proceso de segregación.

RESÚMENES

Tomando lo urbano como eje de investigación, dilucidamos la producción del espacio de las ciudades cuyos estudios generalmente enfatizan los flujos de aquello que se dice agronegocio, considerándolas como apoyo para la infraestructura y los servicios requeridos por el sector agrario. Partiendo de los procesos que atraviesan la ciudad de Primavera do Leste, ubicada en el centro-oeste de Brasil, defendemos que la concentración de tierra, de poder y de capital es la base de una urbanización brasileña controlada por un pequeño grupo de poseedores del poder económico y político. La injerencia ejercida por los “pioneros” de estas ciudades (que se consideran hoy parte del agronegocio) establecidas en medio a la dicha expansión de la frontera agrícola de la década de 1970, va más allá de la propiedad privada, alcanza las variadas dimensiones de la vida cotidiana y es uno de los elementos que explican la creciente segregación espacial.

Assuming the urban as the guiding perspective of our investigation, we shed light on the production of space in cities whose studies generally emphasize the movements of so-called agribusiness, considered a support for the services and infrastructure required for agriculture. Based on the processes that permeate the city of Primavera do Leste, in the midwest of Brazil, we defend the hypothesis that the concentration of land, power and capital is at the foundation of an urbanization controlled by a small group of people who hold the economic and political power. The interference exercised by the "pioneers" of these cities, characterized today by their agribusiness and established within the so-called expansion of the agricultural frontier starting in the 1970s, goes beyond private property. It reaches a variety of aspects in everyday life and is one of the elements that explains the intensified spatial segregation.

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Tendo no urbano o eixo norteador de nossa investigação, elucidamos a produção do espaço de cidades cujos estudos geralmente enfatizam os fluxos do chamado agronegócio, considerando-as como suporte aos serviços e infraestruturas exigidos pelo agrário. Partindo dos processos que perpassam a cidade de Primavera do Leste, no centro-oeste do Brasil, defendemos que a concentração de terra, de poder e de capital está nos alicerces de uma urbanização brasileira controlada por um pequeno grupo de detentores do poder econômico. A ingerência exercida pelos “pioneiros” dessas cidades hoje consideradas do “agronegócio”, implantadas no bojo da chamada expansão da fronteira agrícola a partir da década de 1970, vai além da propriedade privada. Alcança as mais variadas dimensões da vida cotidiana e é um dos elementos que explica o acirramento da segregação espacial.

ÍNDICE

Keywords: Urban; agribusiness; frontier; land concentration; Primavera do Leste Palabras claves: Urbano; agronegocio; frontera; concentración de tierra; Primavera do Leste Palavras-chave: Urbano; agronegócio; fronteira; concentração fundiária; Primavera do Leste

AUTOR

LÍVIA MASCHIO FIORAVANTI

Universidade de São Paulo (USP), São Paulo, Brasil Instituto Federal de Mato Grosso (IFMT), Mato Grosso, Brasil. Email: [email protected]

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Modelación y simulación basada en agentes en ciencias sociales: una aproximación al estado del arte Modeling and simulation based on agents in social sciences: an approach to the state of the art Modelagem e simulação baseada em agentes em ciências sociais: uma abordagem ao estado da arte

Álvaro Vélez Torres

NOTA DEL EDITOR

Recibido: 24.11.2017 Aceptado: 28.06.2019

1 DOI: http://dx.doi.org/10.32735/S0718-6568/2019-N53-1392

Introducción

2 ¿Cómo existe el orden en un universo regido por el desorden? (Wiener, 1989), ¿Cómo emergen patrones macro sociales a partir de comportamientos micro sociales? (Epstein y Axtell, 1996; Epstein, 2007). La simulación basada en agentes en ciencias sociales ofrece alternativas para hacer frente a estos cuestionamientos. Según Axelrod (1997) la simulación basada en agentes en ciencias sociales es una tercera vía de hacer ciencia. Los componentes básicos de un modelos basado en agentes son un conjunto heterogéneo de agentes, un conjunto de reglas sencillas de decisión y un ambiente en el que interactúan dichos agentes (Epstein, 2007). La modelación y simulación basada en agentes en ciencias sociales es más adecuada para entender procesos esenciales de fenómenos complejos, que para la predicción de fenómenos (Axelrod, 1997).

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3 Antecedentes, a partir del siglo XVII la filosofía mecanicista, entre los fundadores destacan Descartes y Newton, concibió que el mundo funcionaba como una gran máquina, cuyas piezas o componentes interactuaban con base en leyes deterministas (Ivarola, 2015). Por lo que bastaba conocer con precisión las condiciones iniciales de un fenómeno, así como las leyes que lo gobiernan para predecir su comportamiento futuro (Wiener, 1989). De esta manera, con el advenimiento del método de Descartes1 el paradigma dominante de la ciencia2 quedó establecido bajo el paradigma reduccionista. Se dejaron de lado las explicaciones teleológicas de la realidad que entrañaban a la filosofía (Asbhy, 1962), y en su lugar la cuantificación, la medición y la predicción tomaron el lugar central del que hacer científico. Pero es hasta la mitad del siglo XIX que el paradigma reduccionista comenzó a ser fuertemente cuestionado. En letras de Prigogine et al, (1984) “nuestra visión de la naturaleza está experimentando un cambio radical hacia lo múltiple, lo temporal y lo complejo, por largo tiempo una visión mecanicista3 del mundo dominó la Western Science”. 4 La forma de estudiar la realidad dio un cambio tan radical como la revolución copernicana. Primero, la realidad dejó de ser independiente del sujeto observador. En palabras de Kosik (2015) la realidad es concreta; existe. Sin embargo, “ el conjunto de fenómenos que llenan el ambiente cotidiano y la atmósfera común de la vida humana, que con su regularidad, inmediatez y evidencia penetran en la conciencia de los individuos asumiendo un aspecto independiente y natural, formal el mundo de la pseudoconcreción, (…) El pensamiento que destruye la pseudoconcreción para alcanzar lo concreto es un proceso en el curso del cual bajo el mundo de la apariencia se revela el mundo real; tras la apariencia externa del fenómeno se descubre la ley del fenómeno, la esencia, (…) Dicha esencia, sin embargo, no es independiente, sino derivada de un proceso dialectico entre el hombre – la praxis social- y el mundo real (Kosik, 2015, p.13). 5 La realidad está conformada por leyes, sin embargo dichas leyes son derivadas de una relación entre la praxis social y el mundo real. Después, los fenómenos de la realidad empezaron a estudiarse como sistemas complejos, y muchos de ellos mostraban comportamientos caóticos4.

6 Como fue señalado por Warrent (1948) el énfasis del avance científico ha sido el estudio de dos variables a la vez, pero los seres humanos son más propensos a fenómenos en los que intervienen un número demasiado grande de variables, además muchas de estas variables no son cuantitativas, consecuentemente el estudio de los fenómenos, en especial los sociales, implican un conjunto complejo organizado de variables (Warrent, 1948). En este sentido, la probabilidad y la estadística han tratado problemas que podemos llamar complejidad desorganizada (Warrent, 1948). 7 Debido a que se puede calcular la correlación entre variables, pero eso no explica el porqué de tales correlaciones. Por otro lado, el enfoque organicista, auxiliado de la teoría general de sistemas, implica tratar simultáneamente con números considerables de factores que están interaccionando en un todo orgánico, dicho en otras palabras son problemas de una complejidad organizada5 (Warrent, 1948). Sin embargo, el estudio de la complejidad organizada entraña una característica insoslayable. 8 Por un lado, los fenómenos sociales pueden llegar a ser no lineales, impredecibles y evolutivos. Opuesto a lo anterior, los fenómenos pueden presentar patrones de comportamiento. La cibernética ha tratado con estos problemas asumiendo que tanto los seres humanos como las máquinas comparten la peculiaridad de mantener el orden

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para reducir la entropía (Wiener, 1989) en este proceso el ambiente a través del feedback promueve comportamientos adaptativos y evolutivos (Wiener, 1989). Si bien, no se puede evitar el caos, se puede controlar (Asbhy, 1957; Wiener, 1989; Maturana y Varela, 1994), pero ¿los estados de desorden y orden son estados de la realidad descubiertos o inventados?. Para Asbhy (1962) y para Foerster (1996) son inventados, apelan a una visión filosófica constructivista de la realidad. De esta manera, el conocimiento de la realidad es un proceso activo entre el hombre y la realidad (Piaget y García, 1982; Glasersfeld, 1974). Regresando al tema central de éste trabajo. La evidencia de que casi cualquier elemento de nuestro ambiente es hecho por el hombre, o ha sido modificado por él, nos revela que la realidad social es cada vez más artificial6 (Simon, 1996). Las leyes que gobiernan los elementos – símbolos- dependen de nuestra actividad colectiva (Simon, 1996). Entonces ¿Cómo estudiar dichas sociedades artificiales? Una respuesta es imitar la realidad –empírica-, en otras palabras haciendo uso de la simulación (Simon, 1996). La simulación computacional es un enfoque metodológico cuando un fenómeno social no es accesible, debido a las estructuras complejas el observador no puede claramente dibujar lo que está pasando. La simulación se basa en un modelo construido por investigadores que es más observable que el fenómeno de estudio (Nigel y Conte, 1995). En este sentido, las dificultades más abundantes para el estudio de la realidad social han sido la dificultad de llevar a cabo cierto tipo de experimentos controlados, el supuesto clásico del actor racional y la falta de metodologías para sistemas dinámicos en ciencias sociales (Epstein y Axtell, 1996). Es sólo en las década recientes, a partir de 1980, que los avances en la computación han hecho posible la modelación basada en agentes de manera práctica (Epstein y Axtell, 1996). En este enfoque, las estructuras sociales fundamentales y los comportamientos grupales emergen de la interacción de operadores individuales en un ambiente artificial bajo reglas sencillas de decisión – racionalidad limitada- (Epstein y Axtell, 1996). Las sociedades artificiales son vistas como laboratorios, donde crecen ciertas estructuras para descubrir mecanismos locales o micro que son suficientes para generar estructuras macro sociales y comportamientos colectivos de interés (Epstein y Axtell, 1996). A la fecha, uno de los retos de la simulación social basada en agentes es el de la validación empírica de los modelos propuestos, en este sentido las principales propuestas pueden clasificarse en dos enfoques. El primer enfoque, la validación empírica con métodos estadísticos, el segundo enfoque el moldeamiento acompañado que consiste en que los actores involucrados en la construcción del modelo sean los validadores del desempeño. ¿De qué forma la simulación computacional basada en agentes puede ayudar en ciencias sociales a estudiar fenómenos complejos? El supuesto es que la modelación y simulación computacional con agentes permite estudiar mediante sociedades artificiales la emergencia de fenómenos sociales, y establecer vínculos entre los supuestos teóricos y los hechos empíricos. En éste sentido, la validación empírica de un modelo basado en agentes debe incluir a los actores involucrados en el modelo. Estas serán guías para este documento que tiene el objetivo de construir un inicial estado del arte de la simulación basada en agentes en ciencias sociales para identificar los avances relevantes y los problemas aún no resueltos en este campo de investigación incipiente. En la segunda sección se desarrollan las características generales de los modelos basado en agentes, en la tercera sección se hace énfasis en la simulación de modelos basados en agentes, y en la última se estudia el problema de la validación empírica de los modelos basado en agentes.

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Modelos en las ciencias sociales

9 Construir un modelo es una forma de entender el mundo, un modelo es una simplificación menos detallada y menos compleja que la realidad (Nigel y Klaus, 2005). Casi todas las investigaciones en ciencias sociales operan mediante la simplificación de fenómenos, algunas veces dichas representaciones son solamente verbales (Nigel y Terna, 1999). En otros campos, por ejemplo en la economía, las representaciones son mucho más formales y frecuentemente en términos estadísticos o ecuaciones matemáticas (Nigel y Terna, 1999). Pero como señala Nigel y Terna (1999) estas representaciones son más consistentes y generalizables que las descripciones verbales. Sin embargo, los modelos estadísticos y matemáticos tienen algunas desventajas. Primero la gran cantidad de ecuaciones que se requiere para representar un fenómeno real son simplemente muy complicadas para ser analizadas. Esto se debe a que los fenómenos que pretenden ser modelados involucran relaciones no lineales. Así, la ventaja del formalismo matemático se esfuma. Una solución común al problema de la formalización matemática es simplificar los supuestos hasta que las ecuaciones sean tratables y puedan ser resueltas, desafortunadamente esas suposiciones frecuentemente son poco probables y las teorías generadas muy engañosas (Nigel y Terna, 1999). Otra dificultad en las ciencias sociales es llevar a cabo ciertos tipos de experimentos controlados, en particular, probar las hipótesis mediante relacionar el comportamiento individual con el comportamiento macroscópico (Epstein y Axtell, 1996). Finalmente, en las ciencias sociales el uso de la teoría de juegos y la teoría del equilibrio han estado preocupadas por el equilibrio estático, han ignorado esencialmente los tiempos dinámicos, adicionalmente se asume que los individuos son homogéneos y que son racionales; poseen información infinita (Epstein y Axtell, 1996).

Modelos basados en agentes en ciencias sociales

10 Es sólo en las décadas recientes, que los avances en la computación han hecho posible la modelación basada en agentes de manera práctica (Epstein y Axtell, 1996). Los modelos basados en agentes de procesos sociales asumen que las sociedades son sociedades artificiales, en este enfoque las estructuras sociales fundamentales y los comportamientos grupales emergen de la interacción de operadores individuales en un ambiente artificial bajo reglas de decisión sencillas; los agentes tienen racionalidad limitada (Epstein y Axtell, 1996). Las sociedades artificiales son vistas como laboratorios, donde crecen ciertas estructuras para descubrir mecanismos locales o micro que son suficientes para generar estructuras macro sociales y comportamientos colectivos de interés (Epstein y Axtell, 1996).

11 Los modelos computacionales basados en agentes permiten distinguir un enfoque de las ciencias sociales para el cual el término generativo7 es adecuado. Al defender esta terminología el modelado basado en agentes se distingue del enfoque inductivo o deductivo (Epstein, 2007), no es inductivo porque el comportamiento de los agentes es aleatorio, no es deductivo porque la construcción del modelo es de abajo hacia arriba – bottom up-. El modelado computacional basado en agentes es una nueva herramienta para investigación empírica que permite someter a prueba teorías, con enfoques interdisciplinarios (Epstein, 2007). Nosotros aplicamos el término modelos “basado en agentes” para referirnos a las técnicas de modelación computacional para el estudio de

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fenómenos sociales, incluyendo el comercio, la migración, la formación de grupos, la interacción con el ambiente, la transmisión de la cultura, la propagación de enfermedades, y las dinámicas de población (Epstein y Axtell, 1996). Dichos modelos presentan comportamiento evolutivo, y para su estudio se requiere un enfoque trans disciplinar (Epstein y Axtell, 1996). Un modelo basado en agentes es una alternativa al pensamiento clásico donde la evolución de los sistemas se describe usando funciones, ecuaciones y algoritmos (Olaru et al, 2009). El modelo computacional basado en agentes – o sociedad artificial- es un nuevo instrumento científico (Epstein, 2007). Trata principalmente de ¿cómo pueden las interacciones locales descentralizadas de agentes heterogéneos y autónomos generar el surgimiento de regularidades a nivel macro? (Epstein, 2007). Las características de los modelos computacionales basados en agentes para Epstein (2007) son: a. Heterogeneidad; Las poblaciones de los agentes pueden ser diferentes en innumerables formas- genéticamente, culturalmente, relaciones sociales, por preferencias- dichas diferencias pueden cambiar o adaptarse endógenamente en el tiempo. b. Autonomía; No hay un control central sobre el comportamiento en los agentes modelados, o control de arriba hacia abajo- . Por supuesto, pueden haber retroalimentación de estructuras macro a micro estructuras. Además, los agentes están condicionados a normas o instituciones propias del lugar donde nacen. De hecho las estructura macro y micro evolucionan, sin embargo no se específica una autoridad central o controlador central. c. Espacio explícito; todos los eventos ocurren en el espacio específico. d. Interacciones locales; típicamente los agentes interactúan con sus vecinos en un espacio definido. e. Racionalidad limitada; los agentes no tienen información global, los agentes no tienen poder computacional infinito. Por lo que siguen simples reglas.

12 De acuerdo con Epstein y Axtell (1996) los componentes de un modelo basado en agentes son: a. Agentes; los agentes son personas de la sociedad artificial. Cada agente tiene estados y reglas de comportamiento individual. Algunos estados son arreglados por la vida de los agentes mientras otros cambios ocurren en la interacción con otros agentes o con el medio externo. b. El ambiente; la vida en una sociedad artificial se desarrolla en un ambiente de algún tipo. Puede ser un paisaje, o más abstracto como redes. Sin embargo, el ambiente juega un papel fundamental en el modelo porque los agentes reciben señales del ambiente todo el tiempo, y esto modifica su conducta. c. Reglas; hay reglas para cada agente y para el ambiente.

13 De acuerdo a lo anterior, un modelo basado en agentes constituye una sociedad artificial integrada por agentes autónomos, y heterogéneos, que interactúan entre sí y con el ambiente bajo reglas sencillas de decisión (Rodríguez y Pascal, 2015). Además, un modelo basado en agentes es una representación de un sistema original o de referencia que es conceptualizado como un sistema de multi-agentes (Klügl y Bazzan, 2012) donde cada agente evalúa su situación y toma decisiones, además los agentes pueden evolucionar y presentar comportamiento emergente (Bonabeau, 2002). Así, una estructura emergente o comportamiento emergente es generado por interacciones entre entidades locales, a pesar de que dichos comportamientos emergentes sólo son observables a nivel macro (Klügl y Bazzan, 2012). Debido a esto, los modelos basados en agentes encaran la promesa de constituirse en una metodología empíricamente operativa para el estudio de la complejidad social a través del modelado y la simulación

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computacional en el estudio de la organización y la dinámica de sistemas complejos (Rodríguez y Pascal, 2015).

Emergencia y modelos basados en agentes

14 Los modelos basados en agentes son especialmente útiles para estudiar la emergencia de fenómenos (Epstein y Axtell, 1996). En las ciencias de la complejidad, podemos llamar la emergencia como una distribución sesgada, un estado macroscópico o patrón de agregados inducido por la interacción de agentes y su ambiente, debido a que estos patrones emergen de abajo hacia arriba –bottom up-, la emergencia se considera un fenómeno de auto-organización (Epstein y Axtell, 1996). Lo cual es útil para explicar ¿cómo el comportamiento microscópico heterogéneo de comportamientos individuales genera regularidades macroscópicas en la sociedad? (Epstein y Axtell, 1996). Entender como simples reglas locales hacen surgir estructuras colectivas es el objetivo central de las ciencias de la complejidad (Epstein y Axtell, 1996).

Construcción de un modelo basado en agentes en ciencias sociales

15 Nigel y Terna (1999) sugieren que un modelo basado en agentes se puede construir como un sistema de producción, la característica de este enfoque es que incluye mecanismos para recibir información del ambiente, dicha información es almacenada y sirve de insumo para futuras acciones. Un sistema de producción tiene tres componentes: a) un conjunto de reglas, b) una memoria de trabajo y c) un intérprete, dichos modelos basados en agentes son útiles para estudiar fenómenos evolutivos debido a que tienen el potencial de aprender de sus ambientes y de otros agentes, y guardar dicho conocimiento en su memoria de trabajo, sin embargo, las reglas de decisión siempre permanecen inalterables8 (Nigel y Terna 1999). En éste sentido, una de las tareas más relevantes pero difíciles de llevar a cabo en el modelado basado en agentes es decidir cuáles son los aspectos principales de comportamiento e interacción en la sociedad artificial (Ribeiro et al, 2003). Para estudiar esto, se ha usado la noción de estructura social (la colectividad como un todo no es idéntico a la suma de los individuos que la conforman, pero la suma de las relaciones entre los individuos se comporta como un todo) (Ribeiro et al, 2003). Un ejemplo de tal idea fue encontrada en la teoría de pequeños grupos de Jean Piaget, dicha teoría permite el estudio de las estructuras sociales con base en el supuesto de que los sistemas de relaciones sociales son estructuras que permiten el intercambio social (Ribeiro et al, 2003).

Modelación y simulación

16 Al pasar tres siglos después de Newton estamos fuertemente familiarizados con el concepto de ciencia natural relacionada con la física y la biología, una ciencia natural es un cuerpo de conocimiento de alguna clase de cosas, objetos o fenómenos en el mundo (Simon, 1996). La tarea central de la ciencia de la naturaleza es […] mostrar que la complejidad es sólo un máscara para la simplicidad; para encontrar patrones en el caos (Simon, 1996). Sin embargo, hoy día, el mundo en el que vivimos es mucho más hecho por el hombre, o artificial, casi cada elemento de nuestro ambiente muestra evidencia de ser hecho por el hombre (Simon, 1996). El ambiente que nos rodea esta tapizado de

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cadenas de símbolos que nosotros recibimos a través de los ojos y oídos, escritura, lenguaje, y las leyes que gobiernan estas cadenas de símbolos […] dependen de nuestra colectividad artificial (Simon, 1996). En éste sentido debemos de tener cuidado de no igualar lo biológico con lo natural, por ejemplo, un bosque puede ser un fenómeno de la naturaleza; una granja no […] la variedad de especies de las que dependemos para comer, como nuestra comida, nuestro maíz, nuestro ganado son artefactos de nuestro ingenio, más aún un campo arado no es más natural que una calle pavimentada (Simon, 1996). Con estos supuestos es claramente compresible que el estudio de sociedades humanas es una tarea para tratar con sistemas complejos artificiales. De tal manera, a través de un proceso de imitación artificial se pueden comprender fenómenos de sociedades. Generalmente, nosotros nombramos la imitación como “simulación”, tratamos de entender los sistemas imitados a través de la simulación, en este sentido la computadora ha extendido el rango de los sistemas que pueden ser imitados (Simon, 1996). La simulación es una técnica para lograr el entendimiento y la predicción del comportamiento de sistemas, otro enfoque concibe a la simulación como un recurso para generar nuevo conocimiento (Simon, 1996). Pese a sus virtudes, la simulación no es mejor que las suposiciones para construirla, una computadora solo puede hacer lo que ha sido programada para hacer (Simon, 1996). Entonces, bajo qué supuestos una simulación puede ayudar a construir nuevo conocimiento. Primero, cuando conocemos problemas y asumimos para su estudio leyes fundamentales de comportamiento mecánico. Segundo, cuando no conocemos mucho acerca de los problemas, ni de las leyes naturales que gobiernan el comportamiento interno de un sistema (Simon, 1996). Cuanto más estamos dispuestos a abstraer los detalles de un conjunto de fenómenos, más fácil será simular los fenómenos, no es necesario saber toda la estructura interna, sino solo esa parte que es crucial (Simon, 1996).

La simulación basada en agentes

17 Uno de los primeros trabajos en aplicar la simulación basada en agentes fue el trabajo de Thomas Schelling (1971) en su modelo de la segregación espacial (Epstein y Axtell, 1996). La idea central de éste trabajo es explicar cómo emerge la segregación espacial en un vecindario, los supuestos son que hay dos tipos, o grupos, bien definidos de personas, las cuales siguen reglas sencillas para interactuar o no con un miembro de un grupo ajeno, en base a beneficios o coerción, el modelo se basa en el comportamiento individual que tiene un efecto en el comportamiento macro del vecindario, para éste trabajo se usó un ambiente de autómatas celulares (Schelling, 1971). La simulación computacional es un enfoque metodológico alternativo cuando un fenómeno social no es accesible, la simulación se basa en un modelo construido por investigadores que es más observable que el propio modelo del objetivo (Nigel y Conte, 1995). Debido a esto, en simulación social, todas las investigaciones deben ser teóricamente fundamentadas, metodológicamente sofisticadas y creativas, estas cualidades son especialmente necesarias porque el campo de la simulación en ciencias sociales, que tiene apenas 20 años de trayectoria, no hay tradiciones de investigación bien establecidas, y hay una variedad de enfoques en simulación de los que se puede escoger (Nigel y Klaus, 2005). Los científicos sociales pueden construir modelos simples de pequeños aspectos de la realidad y descubrir las consecuencias de sus supuestos teóricos en la sociedad artificial que han construido, un requisito para lograr esto son las teorías formalizadas9 que puedan ser programadas (Nigel y Klaus, 2005). En éste sentido, las matemáticas han sido

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usadas, algunas veces, como medios de formalización en ciencias sociales, pero esto nunca ha llegado a ser ampliamente aceptado (Nigel y Troitzsh, 2005).

Figura 1

Desarrollo del enfoque contemporáneo de la simulación en ciencias sociales

Fuente: (Nigel y Conte, 1995)

18 De 1945 a la fecha se ha pasado de un enfoque que enfatiza el uso de ecuaciones diferenciales, área en gris, al uso de teorías formalizadas, no precisamente de forma matemática, para el estudio de fenómenos sociales mediante la simulación basada en agentes, ver figura 1. Nigel y Conte, (1995) señalan algunas características relevantes del desarrollo de los modelos de simulación en éste período a) en los sistemas dinámicos usando ecuaciones diferenciales no hay comunicación entre agentes, la complejidad de los sistemas es baja y el número de agentes es uno, b) en la micro simulación no hay comunicación entre agentes, la complejidad es alta y el número de agentes es grande, c) en los modelos de teoría de colas no hay comunicación entre agentes, la complejidad es baja y el número de agentes es grande, d) en el uso de autómatas celulares la comunicación entre agentes es permitida, la complejidad es baja y el número de agentes es grande, y c) en los modelos basados en agentes la comunicación de los agentes es válida, la complejidad es alta y el número de agentes es reducido (Nigel y Conte, 1995).

La lógica de la simulación en ciencias sociales

19 Asumimos que existe un fenómeno en el mundo real para investigar, el objetivo de crear un modelo es simplificar éste fenómeno, posteriormente el modelo se simula y se

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espera establecer conclusiones relevantes porque se asume que los modelos son bastante similares (Nigel y Conte, 1995). Sin embargo, en ciencias sociales, el objetivo es siempre dinámico, cambiante en el tiempo e interactúa con su ambiente (Nigel y Conte, 1995). El punto de partida para la simulación es establecer un objetivo, abstraer del mundo real las características relevantes del problema bajo estudio y construir un modelo, además debido a que la simulación computacional trata de establecer relaciones entre el fenómeno real y el fenómeno simulado es indispensable la recopilación de datos – de hechos empíricos- para determinar los parámetros y las condiciones iniciales del modelo (Nigel y Conte, 1995). De esta manera se tienen datos colectados – de hechos empíricos- y datos simulados, ver figura 2.

Figura 2

La lógica de la simulación como método

Fuente: (Nigel y Conte, 1995)

20 El investigador desarrolla un modelo basado en un proceso social, en forma de programa computacional, éste modelo se corre y su comportamiento se mide (Nigel y Conte, 1995). De hecho, el modelo es usado para generar los datos simulados. “Estos datos simulados se pueden comparar con los datos recopilados de la forma habitual, v.gr. observación, para verificar si el modelo genera resultados que son similares a los producidos por los procesos reales que operan en el mundo social (Nigel y Conte, 1995). Al respecto, algunos modeladores estadísticos y de simulación enfatizan el deseo de comprensión y otros enfatizan la necesidad de hacer predicciones, todas las simulaciones tienen de hecho que satisfacer ambos requisitos: un modelo predictivo exitoso contribuirá a la comprensión, al menos hasta cierto punto, mientras que un modelo explicativo siempre será capaz de hacer algunas predicciones, incluso si no son muy precisas. (Nigel y Conte, 1995).

21 Una característica de modelos simulados basados en agentes es que se conciben para la tarea de entender los procesos de forma dinámica, por otro lado los modelos simulados estadísticamente se ocupan de explicar la correlación entre variables en un punto en el tiempo (Nigel y Conte, 1995). Por último, la simulación basada en agentes es parecida a una metodología experimental, “uno puede configurar un modelo de simulación y

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luego ejecutarlo muchas veces, variando las condiciones en las que se ejecuta y explorar los efectos de diferentes parámetros” (Nigel y Conte, 1995).

Fases de la investigación en la simulación basada en agentes

22 Según Nigel y Conte (1995) la investigación en la simulación empieza por identificar un rompecabezas, una cuestión cuya respuesta no es conocida, este puede ser el objetivo de la investigación, posteriormente se hacen observaciones en el mundo real, se adoptan supuestos teóricos y se propone un marco teórico, el siguiente paso es la verificación; en efecto es un paso de "depuración". Desafortunadamente, éste proceso puede ser difícil de llevar a cabo con simulaciones complejas y, en particular, es difícil saber si se han erradicado todos los errores restantes, “la dificultad se ve agravada por el hecho de que la mayoría de las simulaciones de ciencias sociales dependen de procesos pseudoaleatorios […] por lo que se espera que las ejecuciones repetidas produzcan resultados diferentes” (Nigel y Conte, 1995). En seguida, esta la validación que consiste en comparar el desempeño del modelo simulado con las pruebas empíricas. El siguiente paso es el análisis de sensibilidad; a cambios significativos en los parámetros o a las condiciones iniciales. Por último, la publicación de los resultados (Nigel y Conte, 1995).

La emergencia en la simulación social

23 La emergencia, auto organización, es uno de los fenómenos más interesantes, la idea central es que los sistemas de gran complejidad sobreviven y se reproducen gracias a la capacidad de ajuste, espontáneo y gradual, debido a presiones de su ambiente (Nigel y Conte, 1995). En particular, la pregunta de la emergencia10 es central en el campo de la simulación social […] la simulación computacional ha sido aplicada a diferentes procesos dinámicos sociales, o patrones de comportamiento para estudiar bajo qué condiciones esas estrategias o patrones se estabilizan (Nigel y Conte, 1995). Sin embargo, el estudio de la sociedad siempre ha estado plagado de dificultades metodológicas y empíricas por ejemplo: las teorías sociales fallan al no proporcionar modelos específicos, categorías de análisis e instrumentos conceptuales para explorar la sociedad real, como resultado hay una gran brecha entre la investigación empírica y la teoría11 (Nigel y Conte, 1995). Además, la auto-organización en la simulación basada en agentes rompe con la dicotomía de la cooperación y el conflicto para explicar las dinámicas sociales. Según Nigel y Conte (1995) usualmente, la acción social es considerada entre la cooperación y el conflicto (la estructura del dilema del prisionero), sin embargo esta dicotomía es fallida por muchas razones: a. hay muchas formas de cooperación y conflicto; así como muchas formas de altruismo y egoísmo. b. las alternativas no son claras, hay formas en las cuales la cooperación puede generar el conflicto. c. el engaño se puede usar para ayudar y la cooperación para engañar.

24 Algunos trabajos como el de Olaru et al (2009) han empleado el uso de la lógica difusa para el estudio de procesos sociales que no son dicotómicos como la emergencia de redes de innovación. Debido a lo anterior, la idea de emergencia, es central para el campo de la simulación social y parece proporcionar un puente entre diferentes

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disciplinas y sub campos (Nigel y Conte, 1995). Resumiendo, la simulación computacional permite explorar dinámicamente la interacción entre agentes autónomos que siguen reglas sencillas y que interactúan entre ellos y con el ambiente para estudiar los procesos por los cuales emergen patrones y estructuras (Rodríguez y Pascal, 2015). La simulación basada en agentes puede ser definida como un experimento social. (Klügl y Bazzan, 2012). En la simulación basada en agentes el ambiente desempeña un papel clave porque tiene gran influencia en el comportamiento de los agentes (Klügl y Bazzan, 2012). La simulación basada en agentes es más una forma de pensar que una tecnología, la forma de pensar una simulación basada en agentes consiste en la descripción de un sistema desde la perspectiva de sus unidades constituyentes (Bonabeau, 2002). Se recomienda usar simulación basada en agentes cuando el comportamiento de los agentes no es lineal, y cuando el uso de ecuaciones diferenciales no es posible para describir dichos comportamientos (Bonabeau, 2002). La simulación por computadora se convertirá en un nuevo e importante método de construcción y evaluación de teorías en las ciencias sociales (Nigel y Terna, 1999). Al igual que todas las nuevas metodologías, tomará algún tiempo refinar las técnicas y codificarlas para que se necesite un mínimo de prueba y error. En la actualidad, experimentar con simulaciones por computadora sigue siendo un arte que se aprende mejor a través de la práctica y observando de cerca a los más experimentados (Nigel y Terna, 1999).

Validación empírica

25 En las últimas décadas, el uso de los modelos basados en agentes en ciencias sociales ha estado orientado a contrastar datos simulados con datos empíricos, y a la validación de teorías (Liu, 2011). Sin embargo, el uso de modelos basados en agentes en ciencias sociales ha estado dirigido a cuestiones que no requieren rigurosos procesos de validación empírica (Liu, 2011). En general, el termino validación quiere decir una buena correspondencia entre un sistema real y un modelo artificial (Liu, 2011). Un modelo basado en agentes debe ser validado interna y externamente, con la validación interna un investigador puede obtener conclusiones causales, así como la robustez del modelo- no sensibles a condiciones iniciales, por otro lado la validación externa es cuando las simulaciones hechas por un modelo son soportadas por evidencia empírica (Liu, 2011). Por consiguiente ¿Por qué la validación empírica es la base fundamental para aceptar o rechazar un modelo basado en agentes?, ¿Existen otras formas de validación de modelos basados en agentes más allá de la reproducción del comportamiento de hechos- datos empíricos? (Windrum et al, 2007). Debido a que la idea detrás del modelado y la simulación es el uso de un sistema artificial en vez de un sistema del mundo real, la correspondencia entre el primero y el último es fundamental, por lo tanto la llave del éxito (Klügl and Bazzan, 2012). No obstante, probar que un modelo es correcto en general es difícil para los modelos basados en agentes porque los métodos de validación tradicional no siempre son aplicables (Wilensky and Rand, 2007 en Olaru et al, 2009). Las simulaciones de modelos basados en agentes son útiles; la pregunta es entender su utilidad (Olaru et al, 2009).

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Validación empírica de un modelo basado en agentes usando simulación estadística

26 Siguiendo a Windrum et al (2007) para el estudio de un “proceso generador de datos del mundo real en adelante (rwDGP), se asume que el proceso se puede deducir de un conjunto de condiciones iniciales”. Supongamos que el modelador conoce que el sistema real es ergódico12, y que además el rwDGP muestra un comportamiento suficientemente estacionario durante un período de tiempo después de T para (casi) todo los puntos de parámetros y condiciones iniciales (Windrum et al, 2007). Para un conjunto particular de condiciones iniciales, parámetros micro y macro (ejemplo. _,_x₀, y X̲₀ ), asumimos que el rwDGP corre hasta encontrar alguna forma de comportamiento estable (para al menos T > T+1 veces) (Windrum et al, 2007). Ahora, suponemos que estamos interesados en un conjunto de estadísticas S= {s₁, Sᵥ,…} y que pueden ser escritos en la simulación en el modelo simulado, en adelante (mDGP) {xᵼ, t=1,…, T} y que { X̲ᵼ, t=1,…,T}. Para cualquier corrida de datos (m=1,2,…M) la simulación generará un valor para el estadístico sj (debido a la naturaleza estocástica del proceso, cada corrida – y cada valor de sj – debe ser diferente de los demás (Windrum et al, 2007). De esta manera, después de haber producido M independientes corridas, uno ha generado una distribución para sj que contiene M observaciones. Esta distribución puede ser resumida por computadora, por ejemplo su media E(sj), y su varianza V(s j) (Windrum et al, 2007). Sin embrago, es importante recalcar que los momentos M van a depender de las condiciones iniciales que fueron escogidas para _,_x₀,y X̲₀”, ver figura 3.

Figura 3

Procedimiento de validación empírica

Fuente: (Windrum et al, 2007)

27 Dentro de éste proceso, la calibración y la validación son los retos para el diseño de modelos basados en agentes (Ten et al, 2014). El análisis de sensibilidad es una herramienta estadística para analizar el efecto de variaciones e incertidumbre en la entrada y salida de los resultados del modelado (Ten et al, 2014). El análisis de

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sensibilidad puede ser útil para la calibración y validación del modelo, pero debido a que las metodologías disponibles para análisis de sensibilidad no son particularmente adecuadas para modelos no lineales, el análisis de sensibilidad en modelos basados en agentes es poco factible (Ten et al, 2014). Es adecuado pensar en una combinación de métodos para el análisis de sensibilidad que ofrezcan una mejor comprensión de la sensibilidad de los modelos (Ten et al, 2014). En la práctica, sin embargo, muchos modelos basados en agentes tienen una complejidad bastante alta, por lo que resulta ser muy difícil realizar el análisis de sensibilidad, hasta el punto de ser prácticamente imposible (Ten et al, 2014). Por lo que una alternativa es construir modelos basados en agentes de baja complejidad.

28 En este sentido los niveles de rendimiento y análisis de modelos basados en agentes pueden ayudar a tipificar los modelos basados en agentes y con base en ello determinar el tipo de validación necesaria, según Axtell y Epstein (1994) dichos niveles son: a. Nivel cero: El modelo es una caricatura de la realidad. b. Nivel 1: El modelo es cualitativamente consistente con las macro estructuras empíricas. Ejemplo la distribución de los agentes. c. Nivel 2: El modelo produce consistencia cuantitativa con las estructuras empíricas macro. Estimaciones estadísticas. d. Nivel 3. El modelo exhibe consistencia cuantitativa con las estructuras empíricas micro.

29 Sin embargo, algunos investigadores de modelos basados en agentes en economía, comprometidos con el moldeamiento cuantitativo, son críticos a la sugerencia de que una completa validación empírica es posible (Windrum et al, 2007). Ellos sugieren que hay dificultades insuperables para desarrollar una ciencia social empírica al modo de las ciencias naturales (Windrum et al, 2007). Una vía alterna para tratar con el problema de la validación empírica de los modelos basados en agentes en ciencias sociales es el uso de la computadora como un laboratorio artificial en el cual, las relaciones causales – entre variables- puede ser probado para incrementar el conocimiento de una estructura causal subyacente del fenómeno de mundo real bajo estudio (Windrum et al, 2007). En otras palabras, en vez de insistir en la validación empírica buscar en la sociedad artificial el entendimiento de procesos clave en el fenómeno de estudio de la realidad social. Los riesgos de este enfoque, sin embargo, son que se construyen formalizaciones, supuestos de referencia, que no tienen ningún vínculo con la realidad (Edmonds y Moss 2005 en Windrum et al, 2007).

Problemas metodológicos de la validación empírica

30 Como señala (Windrum et al, 2007) los problemas metodológicos centrales de la validación empírica son: 1. Concreción versus simplificación; para tratar con la complejidad del mundo real los científicos (no sólo los economistas) modelan procesos por simplificación y se centran en la relación entre un limitado número de variables. Sin embargo, ¿es posible modelar todos los elementos de un fenómeno de la realidad?, ¿cómo podemos conocer todos los elementos diferentes de dicho fenómeno? Los economistas generalmente están de acuerdo en aislar – concreción- un mecanismo causal, mediante la abstracción de ciertas entidades que pueden tener un impacto en los fenómenos estudiados. 2. Las teorías instrumentalistas; en este enfoque las teorías son entidades para predecir, no intentan ser una descripción del mundo real.

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3. Fuerte versus débil apriorismo: Las teorías son desarrolladas a priori para la colección de datos, y los datos colectados son interpretados usando dichas teorías.

Alternativas para la validación empírica de modelos basados en agentes

31 El punto de partida para el diseño e implementación de un modelo debe ser caracterizado por un balance entre teoría y evidencia (Moss, 2008). Los modelos económicos computacionales son extremos en este sentido, ya que incorporan teoría utilitaria, teoría económica de la producción y distribución, teoría general del equilibrio y teoría de juego. En el extremo opuesto está el modelado acompañado13. En dicho enfoque al inicio los modelos incorporan poca evidencia, no hay teorías adoptadas. Posteriormente los modelos son redefinidos en todo el proceso. Por último se requiere de una validación por un experto (Moss, 2008). La característica del moldeamiento acompañado es que se usa el juego – Rol Played Game-, dicho juego consiste en que los actores involucrados intercambien papeles y evalúen de esta manera el modelo simulado. Este enfoque ha sido usado, principalmente, para la gestión y manejo de recursos naturales y pertenece a la escuela Francesa (Torri, et al, 2005). En muchos casos, el método de analizar datos de un RPG – Rol Played Game- simulado es comparado con expertos, y usando análisis estadístico (Torri, et al, 2005). Otra herramienta para el fin de estandarizar un método para el diseño de modelos basados en agentes es el ODD protocolo para el diseño de modelos basados en agentes, a pesar de haber sido creado para modelos en ecología y manejo de recursos naturales, puede ser usado para el diseño de modelos basados en agentes de sistemas sociales (Polhill et al, 2008), ver tabla 1.

Tabla 1

Protocolo ODD

Visión de conjunto Objetivo

Objetivo Estados de las variables y escalas de análisis

Visión general del proceso y programación: supuestos.

Diseño de conceptos Diseño de conceptos

Detalles Inicialización: valores iniciales de las variables

Entradas

Submodelos

Fuente: (Polhill et al, 2008)

32 Resumidamente, la validación de un modelo basado en agentes depende de los elementos teóricos del modelo simulado (Liu, 2011). En particular, cuando el objetivo de la investigación no es hacer predicciones empíricas, o cuando los datos externos de validación no son disponibles, en este caso los investigadores escogerán cuidadosamente los parámetros de la teoría, y si la teoría no explica algunas

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suposiciones o parámetros, los supuestos deben basarse en hallazgos empíricos (Liu, 2011). “Para ser específico, no está claro para los modeladores qué parámetros se deben usar cuando una teoría proporciona pocas hipótesis para probar, qué tan seguros estamos de que un modelo basado en agentes es leal a una teoría (…) sigue siendo una tarea desafiante para los académicos de los modelos basados en agentes que buscan llevar a cabo la validación empírica” (Liu, 2011). Hasta la fecha no hay un consenso científico de cómo y en qué casos realizar una validación empírica de los modelos basados en agentes.

Resultados y discusiones

33 La simulación basada en agentes es útil para el estudio de sociedades artificiales en donde las interacciones entre agentes locales y su ambiente ocurre bajo reglas sencillas de decisión, lo que provocan que emerjan comportamientos observables a nivel macro (Nigel y Conte, 1995). En los modelos basados en agentes el ambiente interactúa y evoluciona directamente con los agentes, lo que tiene incidencia directa en la emergencia de dichos fenómenos. Sin embargo, si consideramos que los fenómenos de la realidad son inaccesibles para ser representados y modelados de una manera completa, y adicionalmente, hoy día no hay teorías del comportamiento emergente que se salgan del supuesto de la racionalidad y del dilema conflicto-cooperación ¿cómo podemos entonces pensar otra realidad? Si nuestros cuadros de pensamiento están condicionados a estos supuestos. La respuesta no es clara, ni definitiva, ni general, mucho menos estática pero lo que los pioneros en la modelación y simulación basada en agentes aceptan es que los experimentos con sociedades artificiales pueden ayudar a entender procesos fundamentales de fenómenos complejos. Esta es la virtud principal de los modelos basados en agentes que ayudan a estudiar la complejidad social con base en modelos simples. No obstante, como sugieren Axtell y Epstein (1994) “si no podemos entender los sistemas artificiales complejos mejor de lo que entendemos los sistemas reales, entonces como podemos haber hecho progreso” en el entendimiento de los fenómenos sociales (Axtell y Epstein, 1994) lo cual nos lleva al problema de la programación computacional y los programas disponibles, dicho tema no fue abordado en este trabajo pero será recuperado en otra contribución. Sin embargo, el programa Netlogo ha tenido gran impacto por su versatilidad en el estudio de sociedades artificiales, ver por ejemplo Wilensky and Rand (2013).

34 Por otro lado, la validación empírica es el reto principal de la modelación y simulación basada en agentes. Principalmente, porque depende de la postura filosófica, epistemológica y teórica adoptada para el desarrollo del modelo. En las últimas décadas el uso de los modelos basados en agentes en ciencias sociales ha estado orientado a contrastar datos simulados con datos empíricos, y a la validación de teorías (Liu, 2011). Sin embargo, el uso de modelos basados en agentes en ciencias sociales ha estado dirigido a cuestiones que no requieren rigurosos procesos de validación empírica (Liu, 2011). Lo cual no deja fuera la posibilidad de desarrollar enfoques de modelación y simulación que involucren aspectos relevantes de los fenómenos bajo estudio, dichos hallazgos pueden servir de insumo para genera modelos más mecánicos de procesos sociales. En general, la validación de un modelo basado en agentes depende de evaluar cuidadosamente los elementos teóricos del modelo simulado (Liu, 2011), en particular cuando el objetivo de la investigación no es hacer predicciones empíricas, o cuando los

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datos externos de validación no son disponibles (Liu, 2011). En este sentido, el enfoque del modelado acompañado, pese a ser aplicado principalmente para el manejo colectivo de recursos naturales, puede ayudar a validar los resultados de la modelación y simulación a través de un consenso participativo que involucre a los actores principales del modelo.

Conclusiones

35 La modelación y simulación de modelos basados en agentes bajo la tradición de Epstein, Axelrod y Axtell son útiles para estudiar fenómenos complejos en ciencias sociales debido a que permiten llevar a cabo experimentos en sociedades artificiales con gran heterogeneidad de agentes autónomos que interactúan entre ellos y su ambiente bajo reglas sencillas de comportamiento. Esto permite estudiar la emergencia de estructuras macro sociales a partir de estudiar comportamientos micro –bottom up-. Por otro lado, la simulación basada en agentes es útil para establecer vínculos entre el desarrollo de teorías y las pruebas empíricas porque se centra en la abstracción de los procesos fundamentales de un fenómeno, y aunque se puede llevar a cabo la predicción de fenómenos no es su objetivo principal. La validación empírica es la cuestión fundamental para el desarrollo de la modelación y simulación usando agentes, en éste sentido el modelado acompañado y lógica difusa son alternativas que deben ser exploradas.

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NOTAS

1. Discurso del Método, Traducción de García, 2010. 2. La ciencia busca un conocimiento ordenado de la naturaleza, el conocimiento se genera entre las relaciones sujeto - objeto, sin embargo su estudio por separado ha establecido una controversia irreconciliable sobre la percepción de la naturaleza, en éste sentido “las principales teorías del conocimiento son el idealismo, el empirismo, el realismo, el positivismo, el pragmatismo y el materialismo” (Cesarman, 1986, p. 5), y cada uno aborda la realidad de diferentes puntos de vista. 3. La filosofía mecanicista tiene sus orígenes en el siglo XVII, y ha permanecido como paradigma dominante hasta los albores del siglo XIX. Entre los fundadores encontramos a Descartes, Galileo, Boyle, Newton [..] la concepción del mundo bajo éste paradigma el mundo funcionaba como una gran máquina, cuyas piezas interactuaban sobre las leyes deterministas (Ivarola, 2015).

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4. Edward Lorenz (1969) mientras trabajaba con modelos atmosféricos en un ordenador, realizaba pruebas rutinarias (...) alimento un modelo construido con la ecuación logística, pero por accidente vario mínimamente las condiciones iniciales del modelo (0,506127 a 0,506) los resultados fueron totalmente diferentes, eran no lineales, aperiódicos (…) por lo que “cualquier sistema físico de comportamiento aperiódico sería impredecible” surgió el caos. Sin embargo, dicho comportamiento caótico presentaba un patrón recurrente organizado alrededor de un atractor (Gleick, 1987). 5. Pero este nuevo enfoque de asumir la ciencia debe de considerar un uso moral de los descubrimientos científicos. Además, implica el uso del poder sabiamente para mejorar las condiciones de vida en lo individual y colectivo. Este uso del poder debe sacrificar los intereses egoístas a corto plazo – personales o nacionales- con el fin de lograr un mejoramiento para todos (Warrent, 1948). 6. Debemos de tener cuidado de no igualar lo biológico con lo natural. Un bosque puede ser un fenómeno de la naturaleza, pero una granja no (Simon, 1996). 7. Generativo versus inductivo y deductivo. Desde un punto de vista epistemológico, la ciencia social generativa, si bien es empírica, no es inductiva. Su relación con lo deductivo es más sutil. Esta conexión es interesante porque hay una tradición intelectual en la cual. […] lo generativo implica deducción, pero no al revés (Epstein, 2007). 8. Esta es una debilidad porque a menudo las reglas de decisión cambian, por ejemplo al ocurrir un evento impredecible. En el mundo real los agentes cambian continuamente sus reglas de decisión, existen las excepciones. 9. El problema de si la actividad humana puede ser interpretada de acuerdo a leyes científicas ha sido muy discutido, en éste sentido, las formalizaciones son proposiciones generales sobre la sociedad que pueden expresarse en diferentes niveles de abstracción usando diverso tipo de variables, así el nivel más bajo es el que se mantiene cerca de los hechos concretos, generalizaciones empíricas (Di Tella, 1992). Se trata de constataciones acerca de regularidades que se observan en las relaciones entre fenómenos, en este nivel no se intenta deducir (Di Tella, 1992). Un nivel superior, o paso siguiente, es la generalización científica que intenta formular leyes, o relaciones entre variables, que deberían tener validez universal, o dentro de límites específicos. Dichas leyes, es mejor llamarlas hipótesis (Di Tella, 1992). 10. 11. Hoy día, los sociólogos insatisfechos con la pobre predicción, y con el poder explicativo de las teorías, se han refugiado en el reclamo de que la realidad social no puede ser descrita científicamente porque es construida a través de las mentes de agentes heterogéneos (Nigel y Conte, 1995). Desprendido de lo anterior, los investigadores sociales tienen el derecho a interpretar sus auto-reportes, y a elaborar sus interpretaciones de la realidad (Nigel y Conte, 1995). Como medio para tratar esta dificultad, los estudios de simulación social basados en agentes brindan la oportunidad de llenar la brecha entre la investigación empírica y el trabajo teórico (Nigel y Conte, 1995). 12. Ergódico: es un proceso estocástico donde se pueden deducir las propiedades estadísticas a partir de una sola muestra del proceso, suficientemente larga y aleatoria. El supuesto es que cualquier colección de muestras aleatorias de un proceso debe representar las propiedades estadísticas promedio de todo el proceso. Teoría ergódica. (2017, 20 de agosto). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 15:52, noviembre 15, 2017 desde https://es.wikipedia.org/w/ index.php?title=Teor%C3%ADa_erg%C3%B3dica&oldid=101245755. 13. No intentan predecir el estado futuro de un sistema. Es más parecido a entender la organización en la cual este se encuentra, para imaginar la organización buscada, para monitorias y representar continuamente los cambios observados en el sistema, para hacer posible sugerir adaptaciones y aprendizaje continuo por la observación de los efectos. b) cada

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tomador de decisiones en un sistema social tiene su propio punto de vista de la realidad del sistema. (Bousquet, 2014).

RESÚMENES

La modelación y la simulación con agentes es una tercera vía de hacer ciencia, y su potencial no radica en la predicción, sino en la comprensión de procesos fundamentales de fenómenos complejos. ¿De qué forma la modelación y simulación computacional basada en agentes puede ayudar en ciencias sociales a estudiar fenómenos complejos? El supuesto es que permite estudiar mediante sociedades artificiales la emergencia de fenómenos, y establecer vínculos entre los supuestos teóricos y los hechos empíricos. Además, los modelos basados en agentes permiten estudiar comportamientos emergentes a nivel macro a partir de estudiar comportamientos micro –bottom up-. Al respecto, este documento tiene el objetivo de construir un inicial estado del arte en este tema. Los retos y problemas pendientes se ubican en la validación empírica, en este sentido la estimación estadística y el modelado acompañado son los principales enfoques.

Modeling and simulation with agents is a third way of doing science, and its potential lies not in prediction, but in the understanding of fundamental processes of complex phenomena. How can agent-based computational modeling and simulation help social sciences study complex phenomena? The assumption is that it allows artificial societies to study the emergence of phenomena, and to establish links between theoretical assumptions and empirical facts. Moreover, agent-based models make it possible to study emerging behaviors at the macro level by studying micro -bottom up- behaviors. In this respect, this document aims to construct an initial state of the art in this topic. The challenges and pending problems are located in the empirical validation, in this sense the statistical estimation and the accompanied modeling are the main approaches.

Modelar e simular com agentes é uma terceira maneira de fazer ciência, e seu potencial não está na previsão, mas na compreensão de processos fundamentais de fenômenos complexos. Como a modelagem e a simulação computacional baseadas em agentes podem ajudar as ciências sociais a estudar fenômenos complexos? O pressuposto é que permite estudar através de sociedades artificiais o surgimento de fenômenos sociais, e estabelecer ligações entre pressupostos teóricos e fatos empíricos. Além disso, modelos baseados em agentes permitem o estudo de comportamentos emergentes em nível macro, a partir de estudos dos comportamentos micro. Consequentemente, este documento visa construir um estado inicial da arte sobre este assunto. Os desafios e problemas pendentes estão localizados na validação empírica, neste sentido, a estimação estatística e a modelagem de acompanhamento são as principais abordagens

ÍNDICE

Keywords: Empirical validation; social simulation; complexity; social sciences Palabras claves: Validación empírica; simulación social; complejidad; ciencias sociales Palavras-chave: Validação empírica; simulação social; complexidade; ciências sociais

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AUTOR

ÁLVARO VÉLEZ TORRES

Universidad Autónoma Chapingo, Texcoco, México. Email: [email protected]

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Familia, género y sexualidad en las teleseries chilenas contemporáneas. Afinidades con la teoría sociológica y los estudios realizados en el país Family, gender and sexuality in contemporary chilean soap operas.Affinities with the sociological theory and the studies carried out in the country Família, gênero e sexualidade nas séries contemporâneas chilenas.Afinidades com a teoria sociológica e os estudos realizados no país

Francisco Vidal Velis

NOTA DEL EDITOR

Recibido: 18.06.2018 Aceptado: 20.05.2019

El autor agradece a los doctores Claudio Ramos Zincke y Jaime Barrientos Delgado de la Universidad Alberto Hurtado por sus valiosos comentarios.

1 DOI: http://dx.doi.org/10.32735/S0718-6568/2019-N53-1393

2 Introducción. Cambios sociales, cambios familiares

3 En esta introducción se analizan y discuten algunos cambios que parece experimentar la familia chilena en las décadas recientes, así como la forma en que ésta se ha visto impactada por otras transformaciones ocurridas en la sociedad, como las devenidas del género y la sexualidad. Para enriquecer el análisis, estos cambios se analizarán considerando los planteamientos de la teoría sociológica contemporánea y los resultados de los estudios realizados en el país. Estos últimos serán tratados someramente en este punto, ya que se profundizarán en el marco teórico, donde, además sus resultados serán contrastados con los obtenidos décadas atrás. Creemos que la incorporación del punto de vista sociológico e investigativo nos permitirá

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comprender de mejor manera la naturaleza y el carácter de las transformaciones que vive la familia en la actualidad. En su parte final, el apartado incluye una fundamentación de las razones por las que optamos por analizar la familia, el género y la sexualidad a partir de su representación televisiva. 4 Uno cambio importante tiene que ver con la conceptualización de familia, ya que, en la actualidad, la discusión se ha complejizado bastante, criticándose incluso la tenencia de hijos/as como elemento diferenciador (del Picó Rubio, 2011), ya que no todas las parejas quieren o pueden tener hijos, como las parejas infértiles o las homoparentales. También está el caso de la maternidad subrogada (Rodríguez y Martínez, 2012) y el de las madres solteras por elección, “aquellas que, de un modo voluntario y consciente, sin formar parte de un núcleo matrimonial o de pareja, han decidido tener hijos en solitario, bien mediante técnicas reproductivas, bien mediante adopciones” (Moncó, Jociles y Rivas, 2011, p. 73). Por otra parte, la importante ola migratoria que vive el país ha puesto el acento en las familias transnacionales, concepto que, para Gonzálvez (2016), debe entenderse a partir del parentesco en su relación con el género. En el caso de nuestro país, las investigaciones muestran que la familia nuclear tradicional se ha venido debilitando desde los años 70, fenómeno que se habría profundizado en las décadas siguientes, donde “esta configuración familiar ha perdido relevancia y peso en relación al conjunto de los núcleos familiares (..), ya no está en el centro de las políticas públicas ni tampoco en la de los actores que tienen la capacidad de decidir sobre ésta” (Olavarría, 2014, p. 491). 5 Por otro lado, muchas personas que se divorcian no lo hacen para quedarse solteras, sino para formar nuevas parejas, formalizadas o no, convirtiéndose en una nueva familia, la que podría tener características distintas de las tradicionales1, las familias reconstituidas2. En general, sabemos poco de estas familias, ya que, en nuestro país, los instrumentos de recolección de información no la incorporan como categoría, subsumiéndola dentro de la familia nuclear, en el entendido que hay padre, madre e hijos, aun cuando no sepamos si todos los hijos fueron engendrados por quienes viven con ellos (Ministerio de Desarrollo Social, 2015, 2017). En contraposición al ideal de permanencia del objeto amoroso del amor romántico, las familias contemporáneas, particularmente las reconstituidas, se ven afectadas por el carácter transitorio de los lazos afectivos que los unen, cambio que ha sido problematizado desde la teoría sociológica. Bauman con su metáfora de la modernidad líquida, donde esta temporalidad se refleja en el concepto de “relaciones de bolsillo”, que “pueden sacarse en caso de necesidad, pero también pueden volver a sepultarse en las profundidades del bolsillo cuando ya no son necesarias” (2007, p. 10).

6 Beck hace lo propio con su idea de “la familia negociada a plazo”3; Giddens (2008) con la del “amor confluente” y Eva Illouz (2009) con la del “amorío”. Así, uno de los cambios más relevantes de la modernidad, tendría que ver con el ámbito de la intimidad: la familia, el género y la sexualidad. Al respecto, Giddens estima que: “ninguno (de los cambios) supera en importancia a los que tienen lugar en nuestra vida privada –en la sexualidad, las relaciones, el matrimonio y la familia. Hay en marcha una revolución mundial sobre cómo nos concebimos a nosotros mismos y cómo formamos lazos y relaciones con los demás” (2003, p. 65). 7 La incorporación de la mujer al mundo laboral ha devenido en cambios en las relaciones entre los géneros, fenómeno que Giddens denomina “relaciones puras”, y que entiende como “una relación de igualdad sexual y emocional que tiene

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connotaciones explosivas respecto de las formas preexistentes de poder entre los diversos pareles sexuales establecidos” (2008, p. 11-12). El autor también apunta al inédito proceso de “negociación sexual” que deben enfrentar las parejas de hoy, que deberán llegar a acuerdos sobre qué hacer y no hacer en la relación sexual, democratizándose el acceso al placer para ambos géneros y poniendo al hombre la tarea de satisfacer sexualmente a su pareja, algo muy distinto a lo que acontecía con anterioridad (Sharim, Silva, Rodó y Rivera, 1996). Así, las familias no sólo habrían cambiado en términos sociodemográficos4, sino también por las transformaciones en las relaciones de género y en las formas de vivenciar la sexualidad que predominan en la sociedad en un momento determinado.

8 En tal sentido, una investigación mostró que, para los/as participantes, “las transformaciones culturales -tendientes a la igualdad y el declive de los referentes tradicionales de género- han impactado en sus relaciones de pareja” (Sharim y Rihm, 2017, p. 7). Por otro lado, las familias se hacen más democráticas y sus relaciones se vuelven más horizontales, en contraposición a la familia industrial, donde la autoridad recaía de manera exclusiva en el padre (Giddens, 2010; Olavarría, 2011). 9 A su vez, las familias deben abordar de modo más directo el tema de la sexualidad con los hijos/as, considerando el adelanto en el inicio sexual y la necesidad de discutir sobre métodos preventivos e infecciones de transmisión sexual. Incluso, algunos padres y madres permiten que sus hijos/as tengan relaciones sexuales dentro de la casa familiar, situación que habría causado escándalo años atrás. Por otro lado, los hijos/as asumen que sus padres tienen vida sexual activa, a diferencia de lo que ocurría en tiempos pretéritos, donde la sexualidad de los padres se mantenía a resguardo de la mirada de los hijos/as. Desde el punto de vista de los hombres, las investigaciones muestran que uno de los principales cambios en la familia es “la consolidación de una relación afectiva más horizontal con los hijos” (Araujo y Martuccelli, 2012, p. 161). En igual sentido, el mayor involucramiento de los hombres en la crianza “se evidencia también en una relación más afectuosa con los hijos” (Saldaña, 2018, p. 197). Así, en las sociedades contemporáneas: “Se ha puesto en jaque la teoría de los roles sexuales y se ha iniciado un proceso de desideologización de las relaciones entre hombres y mujeres, tanto en sus identidades como en las relaciones de género con sus parejas e hijos” (Olavarría, 2001, p. 30). 10 El presente artículo analiza los cambios que ha experimentado la familia, el género y la sexualidad en las décadas recientes, análisis que se realiza a partir de la forma en que éstas son representadas en teleseries chilenas contemporáneas. En particular, se abordarán los tipos de familias que difunden estos programas, la relación que mantienen las parejas entre sí, el trato con los hijos/as y el modo en que se vivencia y “se negocia” la sexualidad. Así, el objeto de estudio son las transformaciones familiares, sexuales y de género, las que son descritas y analizadas a partir de su representación en las teleseries, que, en este caso, vendrían a ser las unidades de análisis. El interés de estudiar esta representación radica en las relaciones de intercambio que se pueden observar entre la familia representada y la familia real, ya que, como fundamentamos en la metodología, sus directores y guionistas crean los personajes tratando que el televidente se vea reflejado en ellos, tratan conscientemente de emular la realidad, efecto que se logra con focus groups, que miden su efecto en la opinión pública y con la contratación de ‘oidores’, personas que van a pubs y bares a escuchar conversaciones ajenas, que podrían ser útiles en la creación de los personajes (Santa Cruz, 2003).

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11 Por otro lado, al incorporar problemáticas sociales controvertidas, como las relaciones familiares o de género, las teleseries ponen en discusión temas sobre los cuales existen distintas posturas en la sociedad, incluso, en ocasiones, anticipando temas, tal como habría hecho, en 2007, Alguien te mira con los femicidios (Vásquez, 2016). Recordemos también el debate por la homosexualidad del personaje de Ariel Mercader en “Machos” (2003), personaje que contrasta con las estereotipadas y caricaturescas representaciones anteriores, como la de Amadeo en “Trampas y caretas” (1992) y de Pierre Lefont en “Marrón glacé” (1993). 12 El siguiente apartado describe los resultados de algunas investigaciones recientes sobre familia, género y sexualidad realizadas en Chile, para, acto seguido, contrastarlos con los obtenidos en estudios de un par de décadas atrás. Esta contraposición no sólo nos permitirá aprecian mejor los cambios producidos en estos ámbitos, sino también como elementos de juicio para analizar la representación que hacen las teleseries.

Marco teórico

13 En los 80 y 90, la familia se definía en función del matrimonio y la tenencia de hijos/as (Morandé, 1994). Sin embargo, con la aprobación de la ley de divorcio, no parecía factible seguir sosteniendo que el matrimonio fuese lo distintivo de la familia, manteniéndose sólo a los hijos como elemento diferenciador (del Picó Rubio, 2011). En la actualidad, la discusión científica parece cuestionar tanto la concepción tradicional de familia como la de parentesco (Konvalinka, 2010; Stone, 2007), estimándose que “ha dejado de estar claro quién o qué constituye una familia. Los límites se hacen borrosos, las definiciones vacilantes; crece la inseguridad” (Beck-Gernsheim, 2003, p. 13). A su vez, Parkin y Stone observan “una tensión entre el parentesco como elección y construcción social y la concepción cultural más antigua del parentesco en tanto enraizado en la reproducción biológica” (2007, p. 547). En un contexto en que las parejas duran cada vez menos tiempo juntas y que la sangre pierde relevancia como elemento definitorio del parentesco, parece sensato flexibilizar los modos de conceptualizar la familia, definiéndola como una: “unión de personas que comparten un proyecto vital de existencia en común, que se quiere duradero, en el que se generan fuertes sentimientos de pertenencia a dicho grupo, existe un compromiso personal entre sus miembros y se establecen intensas relaciones de intimidad, reciprocidad y dependencia” (Rodrigo y Palacios, 1998, p. 33)5. 14 Los estudios de familia reportan una transformación importante en las actitudes de los chilenos/as hacia la familia y en los tipos de familia que predominan en el país. Sobre el primer punto, el estudio de Herrera y Teitelboim (2010) muestra una mayor apertura hacia las formas familiares emergentes y la legitimación de nuevos tipos de relacionamientos entre las personas y con sus hijos/as. El 73,8% de los consultados/as estuvo de acuerdo con que las parejas convivan antes de casarse y el 77,1% piensa que el divorcio es la mejor solución cuando la pareja no puede resolver sus problemas. Se apoya la crianza de madres y padres solteros y, en temas de reproducción, hay un fuerte apoyo a la píldora del día después y a las técnicas de reproducción asistida. Los estudios de la Universidad Católica y Adimark indican que, desde 2006, todas las afirmaciones tradicionales sobre familia han ido perdiendo apoyo entre los ciudadanos/as. El acuerdo con la afirmación “El matrimonio es un compromiso para toda la vida” desciende del 77% al 52% entre 2006 y 2016. Lo mismo ocurre con “Hay

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que pensar en casarse cuando vienen los hijos,” que lo hace del 54% al 31%; mientras que “Seguir juntos por el bien de los hijos, aunque la pareja no se lleve bien”, hace lo propio desde el 29% al 20% en igual período. La única afirmación que incrementa su aprobación es el matrimonio homosexual, que pasa del 32%, en 2006, al 54% diez años después (Universidad Católica y Adimark, 2006; 2016).

15 Los datos del Registro Civil (2016) muestran una disminución progresiva de los matrimonios durante los últimos años, con una estabilización en 2011, y un aumento de los divorcios entre 2005 y 2009, que también se estabiliza a partir de esa fecha. Las cifras de convivencia se triplican en el transcurso de 20 años. En 1990, el 3,7% de los hombres y el 3,5% de las mujeres convivía, mientras que, en 2011, los hombres aumentan al 11,6% y las mujeres al 10,6% (Ministerio de Planificación, 2011). Esta tendencia se hace más marcada en la población joven, donde un 16% de las parejas convive (Instituto Nacional de la Juventud, 2012). Los hogares con jefatura femenina alcanzan la inédita cifra del 42,7% del total (Ministerio de Desarrollo Social, 2017). También hay cambios en el estado civil del jefe/a de hogar de las familias nucleares, ya que, entre 1990 y 2009, los casados disminuyen del 64% al 45,7%; mientras que todas las otras categorías aumentan: las convivencias del 6,1% al 15%; los/as solteros/as desde el 11,9% al 18,2% y la categoría anulado/a, separado/a o divorciado/a lo hace del 11,9% al 18,2% (Ministerio de Planificación, 2009). La proporción entre familias biparentales y monoparentales también sufre alteraciones: “En 1990 el 55,7% de los hogares eran familias nucleares biparentales, y un 8,5% familias nucleares monoparentales. En tanto, en 2015 la proporción de familias nucleares biparentales se redujo a un 44,7% y las familias nucleares monoparentales aumentaron a un 14,5% del total de hogares” (Ministerio de Desarrollo Social, 2015, p. 3). 16 Por otro lado, los estudios sobre sexualidad muestran un adelanto en la edad de iniciación sexual, mayor diversificación en los repertorios sexuales de las personas y, en términos de sexualidad femenina, un aumento del número de parejas sexuales, mayor declaración de acceso al placer y una incipiente separación entre afectividad y sexualidad, que se expresa en encuentros sexuales en contextos de ocasionalidad. Sobre iniciación sexual, un estudio mostró que los hombres de todas las edades se iniciaban más tempranamente que las mujeres, sin evidenciarse un descenso en las cohortes más jóvenes, como si se aprecia en el caso de las mujeres, que sí muestran cambios en sus edades de iniciación (Mella, Oyanedel, Vargas y de Ugarte, 2015). Los estudios realizados sólo con jóvenes concluyen que las edades de iniciación entre hombres y mujeres son muy similares, los primeros se iniciarían a los 16.36 años, mientras que las segundas a los 16.84 (Instituto Nacional de la Juventud, 2015, p. 98). Sobre parejas sexuales en el último año, el mismo estudio arrojó que, en promedio, las personas reportaban 1.99 parejas; 2.06 los hombres y 1.52 mujeres. En población general, el estudio de Adimark (2017) encontró mayores diferencias, con 8.3 parejas en hombres y 3.2 en mujeres (ADIMARK; 2017). Así, las nuevas generaciones parecieran tener un comportamiento sexual distinto al de la población general, incluso considerando al mismo grupo, comparados por tramos de edad6. Este cambio en la vida sexual de la mujer contrasta con estudios anteriores, donde las mujeres de mayor edad reportaban sólo una pareja sexual en la vida, en un 61,2% de los casos y había mayor diferencia en la edad de iniciación respecto de los varones (Ministerio de Salud, 2000; Valdés, Benavente y Gysling, 1999).

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17 En cuanto a repertorio sexual, el estudio en jóvenes indica que el 49% de ellos declaró practicar sexo oral, cuatro puntos más que en la medición del 2012, con una distribución por sexo de 52% para hombres y 46% para mujeres. En 2000, sólo el 36% de las mujeres y el 37% de los hombres realizaba esta práctica (Ministerio de Salud, 2000). Además, el 26% realiza sexo anal, 31% de hombres y 21% de mujeres. No obstante, esta práctica aumenta con la edad, llegando al 35% en el tramo de 25 a 29 años (Instituto Nacional de la Juventud, 2015). En estudios anteriores el sexo anal era una práctica muy poco frecuente (Gysling, Benavente y Olavarría, 1997). En placer sexual también se evidencian transformaciones, ya que “las mujeres presentan el promedio más alto para el grupo más joven”. (Mella, Oyanedel, Vargas y de Ugarte, 2015, p. 293). Comparando encuestas de distintos años, Palma (2006) constata que se prolonga la vida sexual de las mujeres adultas respecto de generaciones anteriores y cambia su discurso sobre sexualidad, incluyendo referencias al placer sexual y a las relaciones en contextos de ocasionalidad. Investigaciones anteriores mostraban que, entre las entrevistadas, “hay varias que tienen una vida sexual insatisfactoria, en la cual no se logra el goce sexual, se logra sólo a veces, o hay un componente de dolor” (Gysling, Benavente y Olavarría, 1997, p. 31). 18 Los estudios de género muestran que, en las generaciones actuales, “aparecen cuestionamientos importantes respecto a qué significa ser hombre y ser mujer en una relación de pareja con otro diferente, en un tiempo en que los referentes tradicionales están en crisis” (Sharim y Rhim, 2017, p. 4). Las mujeres de hoy día parecen buscar espacios personales, más allá de la rutina doméstica, lo que se ha traducido en una mayor diversidad en los arreglos domésticos en las parejas (Saldaña, 2018). Así, aun cuando entre las mujeres persiste una tensión entre maternidad y vida profesional (Lizana, 2008) y una división del trabajo más o menos tradicional en las familias (PNUD, 2010) “se observan algunas rupturas con estas tendencias, con hombres crecientemente integrándose y responsabilizándose por las tareas reproductivas. Este involucramiento incidiría en las configuraciones identitarias masculinas, que están siendo permeadas por las prácticas cotidianas de trabajo doméstico, cuidado y crianza de hijos e hijas, impactando las distintas formas en que se vive la paternidad” (Saldaña, 2018, p. 198-199) 19 En concordancia con ello, un estudio entre adolescentes mostró que, en este grupo, predominaría una “masculinidad semitradicional”, caracterizada por “la mezcla y tensión de aspectos de una masculinidad tradicional arraigada en costumbres machistas, con rasgos de una masculinidad emergente o alternativa, fundada en los principios de respeto y equidad entre hombres y mujeres”. (Matamala y Rodríguez, 2010, p. 77). Lo mismo reporta Valdés en las nuevas generaciones, que relevan aspectos subjetivos, emocionales y comunicativos que no estaban tan presentes en generaciones anteriores. “Las nuevas representaciones sobre la paternidad muestran rupturas intergeneracionales apareciendo atributos vinculados a la cercanía afectiva y la comunicación con los hijos frente al padre autoritario, violento, distante y lejano, pero sostén económico de la familia”. (Valdés, 2009, p. 402).

Metodología

20 Se decidió trabajar con teleseries por varios motivos; por un lado, teníamos un cierto recelo de trabajar con los métodos convencionales de entrevistas o encuestas, ya que,

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en el caso de las primeras, resulta muy difícil, como lo muestran los estudios revisados (Valdés, 2005; Valdés, 2007a, 2007b), trabajar con grupos socioeconómicamente diversos, mientras que, en las encuestas, a veces las personas pueden dar respuestas más políticamente correctas que reales, como las mediciones sobre felicidad, que puntúan sorprendentemente alto (World Happiness Report, 2019) o la escasa declaración de homosexualidad (Ministerio de Desarrollo Social, 2017). Las teleseries, en cambio, presentan características que despiertan el interés sociológico, ya que, según sus mismos guionistas y directores, éstas tratan deliberadamente de que las personas se identifiquen con los personajes, se vean reflejados/as en los protagonistas de la trama, acercando la representación a la cotidianidad del televidente. Según un estudio con telespectadores, la mayor parte de ellos “atribuyó a los personajes rasgos posibles de reconocer en cualquier ‘persona normal, como la gente que uno puede ver en la calle’” (Amigo, Bravo y Osorio, 2014, p. 139). Esta identificación se logra mediante focus groups, donde prueban y definen el argumento y los personajes de la teleserie, incluso su nombre y su banda sonora (Santa Cruz, 2003). De este modo, la realidad ficcionada se nutre de la realidad experienciada, que, una vez en el aire, difunde imágenes y representaciones que pueden tener un efecto performativo en la opinión pública, instalando problemáticas controvertidas como temas de debate público (Vásquez, 2016)7. Siguiendo a autores como Martín Barbero (2002), creemos que existen relaciones de intercambio mutuo entre la familia representada en las teleseries y la familia de la vida cotidiana, por lo que el análisis de la ficción podría entregar interesantes antecedentes para comprender la realidad de las familias.

21 Nos planteamos realizar un estudio interpretativo, que se nutre de los principios metodológicos de la etnografía, la técnica del bricoleur de Levi-Strauss (1994) y la grounded theory (Charmaz y Mitchell, 2001). De la etnografía se tomaron varios de sus principios, dentro de los cuales podemos destacar el “ve y hazlo” de Hammersley y Atkinson8, y la discusión contemporánea sobre la necesidad de que la etnografía se adapte a los nuevos objetos de estudio (Mosquera, 2008), como podría ser, en nuestro caso, las teleseries. Al respecto, Soriano estima que: “la aproximación de los investigadores a nuevos problemas del mundo social les ha obligado a adaptar los procedimientos etnográficos tradicionales. Ha sido el método lo que se ha puesto al servicio de los objetos de estudio y no al revés. Eso, que para algunos se puede ver como un signo de debilidad científico, es una cualidad de la versatilidad metodológica de la etnografía delante de un mundo social cambiante que se resiste a ser observado desde un cientificismo dogmático” (2011, p. 10). 22 Para el muestreo de teleseries construyó un listado con el total de programas entre 2005 y 2015 de las estaciones tradicionalmente las emitían9, el cual se analizó en función de dos criterios: básicos y de argumento. Los criterios básicos tenían que ver con la época representada en la teleserie (que correspondiese al tiempo en que se filmó) y que tuviera cierto nivel de audiencia10. Para los criterios de argumento se recurrió a páginas web de teleseries11, que contenían resúmenes de los argumentos, cuya fiabilidad podríamos discutir, pero, de todos modos, representaban una forma de analizar todas las teleseries según un mismo patrón. Al estudiar los argumentos, priorizamos las teleseries donde la familia apareciera como elemento central y que hubiera presencia de hijos/as. Cada aspecto se puntuó entre 1 y 5 puntos, seleccionándose las teleseries con mayor puntaje (Vidal, 2015). Así, la muestra quedó constituida por 5 teleseries: “Alguien te mira” (2007), “Papi Ricky” (2007), “Dama y

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obrero” (2012), “Socias” (2013) y “Matriarcas” (2015)12. Se visionaron entre los 12 y 15 primeros capítulos de cada teleserie.

23 Las etapas del registro de la información fueron: (i) el visionado general, donde vimos los capítulos completos e hicimos anotaciones generales; (ii) las categorías y el registro sistemático: se adecuaron las categorías originalmente planteadas y se hizo una descripción de las escenas con mayor detalle; (iii) momento descriptivo/individual: se construyó un relato con las redes familiares y de parentesco visionadas en los capítulos, incluyendo referencias al género y a la sexualidad; (iv) momento interpretativo/grupal: se hizo un análisis transversal de los programas visionados en función de las categorías que emergieron de la etapa dos.

Resultados

24 Los tipos de familia mayormente representados en las teleseries fueron las reconstituidas y, en segundo lugar, las monoparentales, en consonancia parcial con los estudios realizados en el país, que, si bien recogen como tipología de familia a la monoparental, no ocurre lo mismo con la reconstituida (Ministerio de Desarrollo Social, 2011, 2015). En “Socias”, su protagonista, Inés Ventura, estuvo casada con Octavio Acuña, del que tiene una hija llamada Valentina; se casa en segundas nupcias con Ricardo Ossandón, que también tiene un hijo de un matrimonio anterior. Monserrat Álvarez se separa de Federico Ibáñez, con quien tiene un hijo de nombre Mateo, e inicia una relación con Cristóbal Pérez, un periodista unos 20 años menor que ella. En consonancia con los nuevos modelos familiares y el cambio en las identidades de género masculinas (Araujo y Martuccelli, 2012; Gómez y Jiménez, 2015), la pareja principal de “Papi Ricky” se encuentra separada, ya que los distanció el embarazo de Catalina, por lo que Alicia es criada por un motoquero padre soltero, sin participación alguna de la madre. Prontamente, Ricky entrará en relación con Colomba Chaparro, previa aprobación de su hija Alicia13, destacándose el cambio en la relación con los hijos y la transformación de una familia, que al principio era nuclear biparental, pasa a monoparental y termina como reconstituida al afianzarse la relación entre Ricky y Colomba. En la misma teleserie, Úrsula Flores se separa de Antonio Noriega, con quien tiene tres hijos, y entra en una relación con Greco Ovalle, un colega de su exmarido bastante menor que ella. En Alguien te mira, Julián García y Matilde Larraín, pese a estar separados, mantienen muy buena relación entre sí, sobre todo en temas de su hijo. Al cabo de un tiempo, Julián entra en una fogosa relación con Eva Zanetti, la policía encargada de resolver los asesinatos en serie que aterrorizan a las mujeres santiaguinas, mientras que Matilde se involucrará con Mauricio Ossa, un periodista que trabaja con Zanetti en el intrincado enigma policiaco. Así, en su representación televisiva, las parejas se ven afectadas por la circunscripción temporal de sus lazos afectivos, fenómeno opuesto al amor romántico, descrito por Bauman, Beck, Giddens e Illouz como hemos señalamos.

25 En “Dama y obrero” se observan principalmente familias monoparentales. A Margarita, madre de Julio Ulloa, el protagonista, no se le conoce pareja, no hay referencias a su existencia. Engracia Hurtado está separada hace mucho de su marido, ya que, en un loco arrebato de celos empujó a la amante de su esposo por las escaleras, provocando la ruptura de la pareja. Antes de involucrarse con Ignacia, Julio tenía una relación con Mireya Ledezma, que vive sola con su padre, quien tampoco tiene pareja. De la

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protagonista de “Matriarcas”, Diana Nazer, sólo sabemos que es viuda y que tiene un hijo que crió en solitario. En la misma teleserie, aparece Matilde Valdés, que correspondería a una madre soltera por elección (Moncó, Jociles y Rivas, 2011), ya que es una mujer virgen, que fue inseminada artificialmente con los espermios del hijo de Diana, producto de lo cual han nacido 6 hijas. “Papi Ricky” aborda el embarazo adolescente a través del personaje de Macarena Garay, que sorprende a toda la familia con un avanzado estado de gravidez, que nadie del grupo familiar había advertido. 26 En “Socias”, presenciamos una radicalización de la discusión sobre familia y parentesco, que ya venía planteando la teoría sociológica (Konvalinka, 2010; Stone, 2007). Allí se muestra a dos maridos expulsados de su casa por motivos de infidelidades reiteradas, que se van a vivir juntos y conversan sobre ver un partido de fútbol el fin de semana. Pablo le comenta a Federico que no podrá ver el partido con él, ya que quedó de verlo con su hija, argumentando que lo hace porque “son familia”. Un desconcertado Federico le pregunta qué son ellos entonces, discusión que culmina con el acuerdo de que verán el partido todos juntos, ya que todos ellos son familia, una gran familia, que estaría compuesta por Federico y Pablo, sus respectivos hijos/as, exesposas y las actuales parejas de sus ex. Así, en concordancia con la menor importancia de las familias nucleares tradicionales en el Chile actual (Olavarría, 2000), las familias representadas en las teleseries se distancian de estos modelos, situación distinta a lo que ocurría en los 80, donde casi el único modelo era la familia nuclear biparental (Vidal, 2015). 27 En términos de relaciones de género, se observa una importante horizontalidad en el trato que tienen las parejas, probablemente porque la mayor parte de las mujeres son profesionales independientes, que tienen una vida que no se circunscribe al ámbito del hogar. Las parejas separadas con hijos en común mantienen una relación muy saludable, que no se observa forzada sino cercana; tienen acordados los horarios de visita y mantienen un alto grado de comunicación respecto de los hijos/as, tal como describen Araujo y Martuccelli (2012) y Sharim y Rihm, (2017). Así ocurre con Inés Ventura y Octavio Acuña en “Socias”; con Julián García y Matilde Larraín en “Alguien te mira”, por nombrar algunos. En temas de sexualidad, casi todos los personajes mantienen relaciones sexuales, incluyendo adolescentes y personas de la tercera edad, en consonancia con los estudios, que muestran un adelanto en la entrada a la sexualidad (González y otros, 2007; Instituto Nacional de la Juventud, 2015) y una prolongación de la actividad sexual en la tercera edad (Herrera, 2003; Palma, 2006). En “Papi Ricky”, la adolescente Pascuala Chaparro tiene sexo casual con un desconocido, Valentín Carrasco, quien, en una inversión de los roles tradicionales de género, le confiesa que era virgen. Reforzando la inversión, Pascuala se molesta con la confesión y le dice que para ella fue sólo sexo, que no quiere saber nada de él, mostrando un cambio en los roles de género poco frecuente en tiempos anteriores (Gysling, Benavente y Olavarría, 1997). También hay relaciones intergeneracionales, como el romance entre Benjamín Morandé y Camila, Woods, hermana de su esposa Tatiana en “Alguien te mira”. La prolongación de la actividad sexual en personas mayores se incorpora en el romance de Julita, madre de un conservador Leonardo Garay, con Segundo Marcos, un empelado del condominio donde transcurre la acción en “Papi Ricky”, lo que agrega un grado importante de tensión en la familia. 28 Las relaciones sexuales muchas veces se distancian de la tradicional escena del amor romántico propia de épocas anteriores (Sharim, Silva, Rodó y Rivera, 1996; Gysling,

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Benavente y Olavarría, 1997), aproximándose a un modelo con evidente predominio del ello, tal como describe Giddens con la sexualidad plástica. En una escena de “Socias”, Dolores Montt y Pablo Ventura están tan excitados que no pueden esperar a llegar a la pieza para sacarse la ropa; caen al suelo mientras se desnudan, pero no por eso dejan de besarse ni tocarse el cuerpo de manera un tanto brusca. En otra ocasión tienen sexo en el baño público, evidenciando una diversificación de los lugares de realización de las prácticas sexuales, donde la excitación se combina con la adrenalina generada por el temor a ser sorprendidos. Lo mismo sucede con Julián García y Eva Zanetti en “Alguien te mira”, que tienen una candente relación sexual en un estacionamiento del restaurant donde fueron a comer. Por otro lado, si bien no se muestra explícitamente, tanto en “Socias” como en “Alguien te mira”, se da a entender que los personajes tienen prácticas sexuales que combinan penetración vaginal, oral y/o anal, situación muy distinta a la retratada en los estudios de fines de los 90, donde muy pocas parejas practicaban sexo anal (Gysling, Benavente y Olavarría, 1996). De este modo, las teleseries recogen los cambios que describen los estudios, como la precoz iniciación sexual, el cambio en la sexualidad femenina y la mantención de la actividad en las personas mayores, así como también la diversificación del repertorio sexual. 29 Además, emerge un tipo de mujer que vive su sexualidad de manera distinta a la tradicional, como Dolores Montt en “Socias”, para quien los hombres sólo sirven para satisfacerse sexualmente. Dolores no tiene problemas en ir sola a una discoteca, conocer un hombre, llevarlo a su departamento y luego despedirlo una vez concluido el encuentro sexual, estableciendo una clara escisión entre sexualidad y afectividad, que sería propia de la modernidad. El comportamiento de Dolores coincide con los estudios de Bernández (2012) y del Consejo Nacional de Televisión (2009), y también con las investigaciones sobre sexualidad, donde las relaciones en contextos de ocasionalidad constituye una de las diferencias entre mujeres de distintas generaciones (Palma, 2006; Instituto Nacional de la Juventud, 2015). Estudios anteriores mostraban que, si bien la virginidad había perdido importancia, no tener sexo con cualquiera y/o haber tenido relaciones sexuales con un solo hombre continuaba siendo importante para las mujeres (Valdés, Benavente y Gysling, 1999) 30 También aparecen las modernas tecnologías de la información, usadas con motivaciones diversas, pero todas ligadas a la familia y la sexualidad. En “Alguien te mira”, Mauricio Ossa graba de manera furtiva sus relaciones sexuales, sin el conocimiento ni la anuencia de sus contrapartes, probablemente para verlas posteriormente en solitario. En “Socias”, Monserrat Álvarez busca pareja en aplicaciones de teléfonos celulares, estilo Tinder, lo que se relaciona con las consideraciones de Da Silva (2006) y de Belli, López, Feliú y Juárez (2009) sobre el impacto de las tecnologías en el ámbito de la sexualidad, que tímidamente se visibilizaban a comienzos de siglo (Hernández, 2002). No obstante, su uso no se limita a la sexualidad, ya que incorpora la reproducción asistida, profundizándose en las eventuales relaciones de parentesco que podrían surgir a partir de su utilización. Tal es el caso de “Matriarcas”, cuya historia versa en torno a Diana Nazer y su hijo Alexis, quien años atrás, de manera reservada, vendió espermios a un banco de semen, los que fueron utilizados para inseminar distintas mujeres. El hecho sale a la luz cuando una actividad familiar es interrumpida intempestivamente por una mujer con una niña del brazo, que asegura es hija de Alexis. Cuando Diana se entera, comienza a buscar a quienes considera “sus nietos/as”, búsqueda que culmina con el descubrimiento de que han nacido 33 bebés de los espermios de su hijo. La teleserie plantea la pregunta de si es

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posible que una abuela pueda considerarse familia con sus nietos, pese a que su hijo (el padre) no tenga ningún interés en ello. Por otro lado, no todas las mujeres les dijeron a sus maridos que habían sido inseminadas, por lo que algunos creen ser los padres biológicos de los hijos/as. Al saberse la verdad, se producen interesantes debates en torno a la paternidad, instalando claramente el mensaje de que padre es el que cría, no el que pone los espermios. Así, la teleserie pone en discusión tanto las concepciones tradicionales de familia como de parentesco, tal como Konvalinka, (2010) y Parkin y Stone (2007) consideran ocurre en las sociedades contemporáneas.

Discusión y conclusiones

31 En términos generales, existe alto grado de coincidencia entre las representaciones de familia, género y sexualidad que difunden las teleseries analizadas con los planteamientos de la teoría sociológica y los resultados de los estudios realizados en el país. La excepción la constituyen las familias reconstituidas, principal familia representada en las teleseries, pero escasamente abordada por las investigaciones nacionales. Esta omisión ha sido advertida por organismos de Naciones Unidas, que señalan que aun cuando, en América Latina, la familia nuclear sigue siendo la prevalente, engloba realidades que pueden ser muy diferentes entre sí (Cerruti y Binstock, 2009). Lo mismo ocurre con las familias homoparentales, que, si bien no aparecieron en las teleseries analizadas, sí han sido tratadas en otras, como “Puertas adentro” (2003), “¿Dónde está Elisa?” (2009), “Separados” (2012) y “No abras la puerta” (2014), que visibiliza los problemas económicos de las parejas lésbicas para acceder a las modernas -y costosas- tecnologías de reproducción asistida. Los estudios tampoco incorporan a la familia homoparental como categoría de familia14.

32 Al invisibilizar las familias reconstituidas y homoparentales, los estudios caen en una forma de no reconocimiento, acto lesivo desde la perspectiva de Honneth (1997), y que también destaca Bourdieu (1996) al referirse a las familias reconstituidas como las familias sin nombre15. De persistir esta omisión, los estudios estarían contribuyendo a difundir sólo una parte de las diversas realidades familiares existentes en el país, lo que vendría a ser una realidad sesgada, distorsionada, incluso ideologizada en el sentido que propone Larraín (2009), ya que desconsidera los cambios que experimentan las familias en Chile, los que se hace necesario develar, pues no resultan del todo evidentes, al menos no desde la perspectiva de los estudios revisados en cuanto a tipologías de familia. Además, alguien podría pensar que se nos está haciendo parecer que somos más conservadores de lo que en realidad somos, situación que ya habría ocurrido en ápocas anteriores en el país (Parrini, 1997, Rajevic, 2000). 33 Por otro lado, el tipo de mujer que difunden las teleseries analizadas se condice con lo que Bernández (2012) ha llamado la mujer fálica y el Consejo Nacional de Televisión (2009) mujer amazona; mujeres independientes que asumen ideales, conductas y actitudes tradicionalmente asociados al hombre. Incluso se llega a cuestionar el mandato de la maternidad, como hace Antonia del Solar en “Socias”, al informarle a su novio que ha decidido priorizar su carrera de modelo por sobre la de ser madre. A su vez, los modelos masculinos se alejan de la tradicional imagen del macho proveedor insensible, mostrando varones interesados en participar activamente en la crianza de los hijos y en mostrarse afectivos con ellos, lo que es refrendado por los estudios nacionales (Olavarría, 2001, Valdés, 2009; Araujo y Martuccelli, 2012 y Saldaña, 2018).

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34 Usando la terminología de Giddens, estaríamos frente a “relaciones puras”, de igualdad sexual y emocional entre sus integrantes. La sexualidad mostrada en la teleserie se corresponde con lo que el mismo autor denomina “sexualidad plástica” y con los resultados de las investigaciones nacionales, que muestran un adelanto en el inicio de la actividad sexual de las mujeres, sobre todo al comparar por tramos de edad, ya que las más jóvenes se inician antes, declaran más parejas sexuales que sus predecesoras y mayor acceso al placer (ADIMARK, 2017; Fernández, et al., 2013). A comienzos del 2000, el tema del placer sexual femenino recién se instalaba en la discusión pública y, en ese momento, parecía circunscrito a ciertos grupos de la población, mujeres de mayor estrato socioeconómico (Vidal, 2002). Así lo muestra un estudio con mujeres de distinto estrato socioeconómico, donde, entre las del alto: “La mayoría ha(bía) superado inhibiciones y ha(bía) logrado una sexualidad satisfactoria y plena. ... Por su parte, entre las entrevistadas de sectores bajos, sólo una mujer manifiesta disfrutar parcialmente de las relaciones sexuales, mientras que todo el resto se encuentra insatisfecha” (Valdés, Benavente y Gysling, 1999, p. 91)16. 35 Los estudios realizados hoy indican que el acceso al placer femenino es un fenómeno mucho más generalizado (Mella, Oyanedel, Vargas y de Ugarte, 2015).

36 Por otro lado, la tendencia a abordar temas controvertidos pareciese ser una característica que ha acompañado a las teleseries desde sus inicios (Santa Cruz, 2003; Camponovo, 2012). Ya en 1982, Puga estimaba que “no podemos concluir que la imagen de familia que transmiten las telenovelas sea ni constructiva, valóricamente hablando, ni actualizada, frente a las características y desafíos que presenta esta institución hoy en nuestra sociedad” (Puga, 1982, p. 67). Desde una perspectiva radicalmente distinta, las investigaciones actuales sostienen que las teleseries “han incorporado de manera persistente y crítica, diversas materias al debate público, como la desigualdad, la diversidad sexual, la violencia intrafamiliar, la situación de los sin casa o de los pueblos originarios, el abuso infantil, entre muchos otros” (Amigo, Bravo y Osorio, p. 2014, p. 136). 37 Empero, los autores no creen que la teleserie produzca el debate social, sino que éste resultaría del contexto social, político y cultural del país, que permite sobrepasar los márgenes de los discursos mediáticos conservadores. Así, no es que la teleserie impulse una perspectiva progresista en el debate social, “sino que se adecua a las nuevas subjetividades que se van produciendo en la sociedad” (Amigo, Bravo y Osorio, p. 2014, p. 143). No obstante, esta consideración podría ser puesta en cuestión a partir del análisis que hace Vásquez (2016) sobre “Alguien te mira”, donde concluye que la teleserie “se valió de su estructura melodramática para exponer un tema contingente que en el año 2007 recién comenzaba a hablarse abiertamente y a ocupar la agenda política: el machismo, la dominación patriarcal y la misoginia con resultado de femicidio” (Vásquez, 2016, p. 448). Lo mismo podemos decir de la teleserie “Matriarcas”, ya que las inseminaciones artificiales y los eventuales lazos familiares o de parentesco que pudiesen surgir de allí no parece ser un tema que la sociedad chilena se encuentre debatiendo acaloradamente, pero que lo instala la teleserie. Tampoco se discute de las parejas lésbicas que carecen de medios económicos para acceder a técnicas de reproducción asistida, ni tampoco de la posibilidad de que dos amigos separados puedan constituir una familia. De este modo, tenemos dudas de si estos programas no pretenden explícitamente promover la discusión sobre temas

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controvertidos, propiciando de alguna manera la producción de cambios en este ámbito.

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NOTAS

1. Por ejemplo, es posible que un/a menor acepte que deba respetar a su padre por el hecho de ser su padre, pero no es tan claro que deba tener la misma actitud con la pareja de la madre, que no es su padre biológico y, en ocasiones, puede que tampoco su padre social. 2. Las familias reconstituidas son aquellas donde “al menos uno de los adultos tiene un hijo de una relación anterior” (Giddens, 2010, p. 394) Rivas sostiene que “son familias formadas por matrimonios o uniones de hecho de separados y divorciados con hijos procedentes de una relación o relaciones anteriores” (Rivas, 2012, p. 30) 3. En las familias negociadas a plazo “las situaciones individuales independizadas entran en una alianza contradictoria con el fin de intercambiar las emociones de una manera reglada y hasta nuevo aviso” (Beck, 2010, p. 124). 4. Para Arriagada (2005), los cambios fundamentales son la disminución del tamaño de la familia y el mayor espaciamiento entre los hijos. 5. Roudinesco, por su parte, plantea que la familia es aquello que “une por un período de extensión relativa a dos individuos en busca de relaciones íntimas o expansión sexual” (2006, p. 20). 6. Al comparar por tramos de edad, quienes tienen más parejas sexuales son quienes tienen entre 15 y 19 años, con 19.5 parejas (Instituto Nacional de la Juventud, 2015, p. 99). 7. En trabajos anteriores hemos desarrollado este argumento sobre la base de cuatro consideraciones: (i) el objetivo explícito de representar la cotidianeidad, (ii) la evolución de los temas de interés público, (iii) la identidad nacional, la modernización y la democracia y (iv) los temas emergentes (Vidal y Donoso, 2015). 8. Después de revisar muchos estudios de teleseries, programas de televisión, incluso comics, no encontramos alguno que orientara para el análisis de la información. En este sentido, los autores fueron esclarecedores, había que hacerlo y ver como quedaba, ya que “toda investigación es una actividad práctica que requiere el ejercicio de un juicio en el contexto; no se trata de seguir simplemente unas reglas metodológicas” (Hammersley y Atkinson, 1994, p. 39). 9. Este artículo es una revisita a mi tesis doctoral (Vidal, 2015), que comparaba teleseries actuales y de los 80, donde el levantamiento de información se realizó en 2013. No obstante, en este artículo, incorporamos una teleserie del 2015, ampliándose el período original, aunque con esta última no se siguió el mismo procedimiento de selección. Como en los 80, ni Chilevisión ni Mega producían teleseries, se mantuvo el criterio de excluirlas del análisis actual. 10. Se obtuvieron los niveles de audiencia disponibles, se sumaron y se dividieron por el número de teleseries, obteniéndose una audiencia promedio, que excluían los programas con baja recepción por parte del público. 11. www.telenovelaschilenas.cl http://teleserieschilenas.blogspot.com, http://fotech.cl/ portal_fotech/teleseries/index.php, http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Telenovelas_de_Chile 12. Pese a que se analizaron sólo esas 5 teleseries, también se incluyen, a modo de ejemplo, referencias a otras no consideradas. 13. Lo mismo ocurre cuando, en Socias, Monserrat Álvarez le pregunta a su hijo su parecer con que se vaya a vivir con ellos Cristóbal. 14. Si bien la encuesta Casen preguntó por la orientación sexual de las personas, no incorporó a las familias homoparentales en las categorías propuestas (Ministerio de Desarrollo Social, 2017) 15. Un análisis de la diversidad sexual a partir de la sociología del reconocimiento se encuentra en Vidal, 2016. 16. Un estudio en el mundo marítimo portuario de 2002 se concluye que “en la visión de las mujeres, lo más importante que el hombre tenga lo que quiere en el plano sexual para que él se sienta bien, en desmedro de lo que las mujeres mismas puedan sentir” (Vidal y Donoso, 2002, p. 28-29).

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RESÚMENES

Los temas de familia, género y sexualidad han sido abordados por distintos autores e investigadores, quienes sostienen la producción de importantes cambios en estos ámbitos. El presente artículo describe las formas familiares, las relaciones de género y la sexualidad que difunden cinco teleseries chilenas, resultados que se discuten a la luz de la teoría sociológica y de los estudios realizados en el país. Se trata de un estudio interpretativo basado en principios de la etnografía, del bricoleur y de la grounded theory. De los resultados llama la atención la importancia que adquieren las familias reconstituidas -escasamente abordadas en los estudios nacionales-, los modelos alternativos de género y la diversidad de relacionamientos sexuales contenidos en estos programas, aspectos que la sociología considera característicos de la sociedad moderna. Se plantea la necesidad de ampliar las categorías sociológicas usadas en los estudios, incorporando nuevos tipos de familia, particularmente las reconstituidas y homoparentales.

The themes of family, gender and sexuality have been addressed by different authors and researchers, who support the production of important changes in these areas. This article describes the family forms, the gender relationships and sexuality that are broadcast by five Chilean soap operas, results that are discussed in light of the sociological theory and the studies carried out in the country. It is an interpretative study based on principles of ethnography, bricoleur and grounded theory. Of the results, attention is drawn to the importance acquired by reconstituted families -subsequently addressed in national studies-, the alternative gender models and the diversity of sexual relationships contained in these programs, aspects that sociology considers characteristic of modern society. There is a need to broaden the sociological categories used in the studies, incorporating new types of families, particularly reconstituted and homoparental ones.

Os temas família, gênero e sexualidade têm sido abordados por diferentes autores e pesquisadores, que apoiam a produção de importantes mudanças nessas áreas. Este artigo descreve formas de família, relações de gênero e sexualidade disseminadas por cinco séries televisivas chilenas, resultados que são discutidos à luz da teoria sociológica e dos estudos realizados no país. Trata-se de um estudo interpretativo baseado nos princípios da etnografia, do bricoleur e da teoria fundamentada. Destes resultados, chama-se a atenção para a importância adquirida pelas famílias reconstituídas - subseqüentemente abordadas em estudos nacionais -, os modelos alternativos de gênero e a diversidade de relações sexuais contidas nesses programas, aspectos que a sociologia considera característica da sociedade moderna. Existe a necessidade de ampliar as categorias sociológicas utilizadas nos estudos, incorporando novos tipos de famílias, particularmente reconstituídas e homoparentais.

ÍNDICE

Keywords: Families; sexual behavior; gender relations; soap operas; sociology Palabras claves: Familias; comportamiento sexual; relaciones de género; teleseries; sociología Palavras-chave: Famílias; comportamento sexual; relações de gênero; séries de TV; sociologia

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AUTOR

FRANCISCO VIDAL VELIS

Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, Santiago, Chile Email: [email protected]

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Comentarios y reseñas de libros

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Problemas Públicos. Controversias y aportes contemporáneos. Juan Carlos Guerrero B.; Alicia Márquez M.; Gabriel Nardacchione y Sebastían Pereyra, coord.Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, CDMX, 2018. 604.

Juan Pablo Paredes P.

1 El estudio de los problemas públicos es una reconocida tradición investigativa en ciencias sociales a escala global, aunque bastante desconocida en América Latina. Desde sus formulaciones primigenias en Estados Unidos, bajo el formato de problemas sociales, ya sea en una clave funcionalista, con Robert Merton a la cabeza, o en clave interaccionista, con Robert Park y Herbert Blumer como puntas de lanza, la aproximación goza de muy buena salud en el país del norte. Es tanto su reconocimiento que cuenta con una asociación (The Society for the Study of Social Problems) y con una revista propia (Social Problems Journal), de reconocido prestigio internacional, conformándose como una de las tradiciones académicas norteamericanas más robustas. A finales de la década del 70 y a inicios de los años 80, el enfoque recibe dos impulsos fundamentales en el contexto norteamericano. Gracias a la obra M. Spektor y J. Kitsuse (1977) la perspectiva complejiza su orientación construccionista derivada de las formulaciones primigenias del interaccionismo simbólico, en base a la deriva natural del problema social. Sin embargo, será la obra de J. Gusfield (1981), quien con la etiqueta de problemas públicos otorga a la corriente una fuerte repercusión internacional.

2 Europa fue un foco fuerte de recepción e innovación de la perspectiva, específicamente en Francia. La fecunda apropiación francesa de la perspectiva permitió la ampliación

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del enfoque, así como sus mutaciones y derivas. Mediante una serie de variantes, contenidas por su parecido de familia en la etiqueta de sociologías pragmatistas, al rescatar el legado de J. Dewey, conformaron una aproximación original y propia, con nombres tan relevantes como Daniel Cefaï, Dany Trom, Louis Quéré, Luc Boltanski, entre sus principales referentes. 3 Sin embargo, contra su contemporánea relevancia internacional, la aproximación ha sido bastante ignorada en las ciencias sociales regionales, tanto en clave de problemas sociales como en el de los problemas públicos. Eclipsada por la influencia de otras tradiciones académicas, exportadas o propias, las producciones desde la perspectiva de los problemas públicos en América Latina no pasan de archipiélagos apenas relacionados entre sí, sin posibilidad alguna de dar la impresión de conjunto, menos de tradición o estilo compartido. Me atrevo a decir que hemos suscrito una verdadera deuda con la investigación de los problemas públicos. 4 “Problemas Públicos. Controversias y aportes contemporáneos”, con sus 14 colaboraciones y las más de 600 páginas que le dan cuerpo, intenta saldar esa deuda con la tradición (plural y diversa) de los problemas públicos. El manuscrito se divide en dos profusas secciones, antecedidos de una pulcra y potente introducción -que debiese ser de lectura obligada en todo curso de introducción y/o fundamentos a la investigación social en general, no solo en la sociológica. 5 La primera parte se orienta a la definición de los problemas públicos como objeto de investigación académica, contiene cuatro trabajos. La característica común a ellos es, en palabras del equipo de coordinación, “reflexionar sobre las maneras en que los problemas públicos se configura” (P.45), es decir, la forma en cómo emergen, se estabilizan y transforman esos objetos llamados problemas públicos. Conforman la primera sección, el trabajo de Daniel Cefaï y Howard Becker en torno al itinerario de trabajo de la sociología de la desviación, que -sin conformar una escuela- entregó un conjunto de recursos de relevancia capital para la configuración del estudio de los problemas públicos. En segundo lugar, la contribución de Sebastián Pereyra sobre la corrupción en Argentina entre fines del siglo pasado e inicios del actual, deja ver el proceso sociopolítico por el cual se configura como un problema público, principalmente vía la inclusión de la idea de estabilización del mismo. Le sigue el trabajo de Juan Carlos Guerrero y Karen Cerón que da cuenta del dificultoso proceso de hacer visible el problema del desplazamiento forzado en Colombia, como efecto de la violencia política experimentada por el país cafetero. Introducen para ello, la figura de alertas como mecanismo para enfrentar el no reconocimiento del Estado del problema. Cierra la primera parte, el texto de Mariana Heredia sobre la inflación en Argentina y su inclusión como problema en el ámbito de la economía política durante los últimos 25 años del siglo XXI. La inflación como problema público le otorgó un estatus central a los economistas en la configuración política de la Argentina neoliberal. 6 La segunda parte intitulada “procesos de publicización y controversias”, se subdivide en dos secciones. La primera de ellas incluye cinco trabajos, que tienen como foco el ejercicio de categorizar, los procesos de categorización y los casos públicos. Abre la sección, la contribución de Alicia Márquez Murrieta con un capítulo que sigue la huella de un problema público ya instalado en la sociedad mexicana, como es la desigualdad de género, con los vaivenes asociados en la asignación de los recursos del erario público. El texto enfatiza en las formas de categorización de la desigualdad de género en relación a la entrega de recursos públicos y los procesos de ajuste y traducción entre

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las categorías y las asignaciones presupuestarias. Le sigue la aportación de Fabio Reis y Marta Fernández cuyo son las demandas de reconocimiento y derechos en Brasil y Argentina, por actores categorizados como migrantes (Argentina) y por quilombolas (Brasil). Mediante la aplicación de políticas de autenticidad, el capítulo muestra cómo se fueron configurando unas políticas del reconocimiento diferenciado a cada caso, que se asociaron a la emergencia de ciertas gramáticas políticas y morales que posibilitaron ciertas actuaciones en la arena pública. Gabriel Nardacchione en su escrito, analiza la forma en que un problema público existente, como es la “cuestión educativa” en Argentina -con especial atención a lo acontecido durante la década de los 90’-, puede ser reconfigurado en su deriva sociohistórica. El análisis del investigador argentino enfatiza en las redefiniciones de este tránsito en el plano ético, político y legal. Por su parte, Paola Díaz vuelve a poner el foco en el proceso de categorización de un problema público al estudiar el caso de los detenidos desaparecidos durante la dictadura chilena. El texto de Díaz muestra cómo se constituyó la categoría de detenido desaparecido a partir del trabajo de denuncia realizado por los familiares y los grupos sociopolíticos ligados a ellos, mediante un ejercicio de politización de la causa mediante la publicización realizada por los familiares de las víctimas y sus organizaciones. El trabajo de Carolina Schillagi, cierra la sección. A partir de la relación entre “acontecimiento”, como lo fue el secuestro y asesinato del hijo de un conocido empresario en Argentina, y la configuración del problema público de la inseguridad social. A partir del trabajo de denuncia del empresario se sigue su camino hacia el debate público y su tratamiento en la arena legislativa, para dar forma al problema de la inseguridad en Argentina. 7 La última sección, cuyo título es “escalas y espacios de acción: de la turbación a lo público”, vincula procesos de problematización a lugares, espacios y escalas de acción pública diferenciada, lo que significa que la actuación pública no debe reducirse al ámbito estatal-nacional, sin considerar otras dimensiones espaciales, las que incluyen los espacios microsociales e incluso personales. El trabajo de Marc Breviglieri y Danny Trom muestra el paso de la turbación (situada y cotidiana) a una experiencia pública en espacios urbanos, especificando que entre ambas dimensiones existe un continuo y no una brecha dicotómica, como por ejemplo privado y público. Para mostrarlo, haciendo gala del arsenal pragmatista, recurrirán a un conjunto de pruebas identificables en el ambiente urbano. Posteriormente, José Manuel Resende se enfoca en la experiencia de vida de individuos seropositivos y las razones por las cuáles no visibilizan públicamente su condición, mostrando diferentes formas de vinculación entre diferentes regímenes de actuación (desde el familiar al público) y por ende, diferentes consecuencias a nivel social e individual. El trabajo etnográfico sostiene el estudio de Pedro José García, al observar diferentes escenarios de vulnerabilidad que tienen como característica común ser espacios urbanos amenazantes. Ya sea Burkina Faso, Caracas o Francia, la turbación urbana en ellas identificable, en base a ciertas dinámicas y relaciones que resaltan su carácter escalar, dejan ver la configuración de escenarios inciertos e incluso peligrosos. Finalmente, el trabajo de Luís López, relaciona las teorías de los movimientos sociales con la noción de públicos del pragmatismo, a partir de la etnografía de tres movilizaciones sociales a inicios del siglo XXI, en la frontera Noreste de México. El aporte de la noción de público a la investigación de los movimientos sociales, vendría dada por la inclusión de la categoría de experiencia y del proceso de experimentación como ejes que permiten prescindir de determinismos racionales, políticos o socioeconómicos para dotar de mayor operatividad a la noción de movimiento social.

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8 Claramente, el libro acá reseñado no es un handbook, pues presenta una complejidad y densidad que desborda cualquier manual de uso, aunque tal densidad le permite responsabilizarse de la deuda antes identificada. Y lo hace al menos en un doble sentido. Por un lado, es un mapa de la producción reciente en América Latina de un conjunto de obras y autores/as que trabajan en la órbita de los problemas públicos. En este mapa aparecen identificados países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Venezuela o vinculaciones interregionales con Europa (Francia, Portugal), para la localizar su aplicación en temas específicos (escándalos, controversias, desapariciones, desplazamientos forzados, inseguridad pública, desigualdad de género, contextos represivos y violentos, el medioambiente urbano o la cuestión ecológica, temas educativos, la corrupción política, entre otros). Al mismo tiempo, como segunda modalidad, el libro es un hito fundante, un gesto inaugural, un movimiento de inscripción en nuestra vida académica regional de una forma distintiva de hacer investigación en ciencias sociales (un estilo). La presentación de una modalidad amplia de observación y de un estilo plural, con su objeto propio, su lenguaje, sus fundamentos, sus recursos analíticos, que abandona la figura del archipiélago para dejar ver un continente: el del estudio de los problemas públicos en la región. 9 Ambos focos permiten sospechar que estamos en presencia de un libro colectivo que se ensambla en una lógica sinérgica que desborda las colaboraciones individuales, sin eclipsarlas. Mapa y continente se fusionan para dar vida a una potencialidad. 10 Por lo anterior, el libro no se limita a un gesto fundante a escala regional ni a la cartografía geográficamente delimitada de un estilo. Parafraseando al filósofo J. Austin, podemos decir que “Problemas Públicos. Controversias y aportes contemporáneos” no solo funda una forma de mirar o guía una forma de lectura, también permite hacer “cosas”. Es un artefacto que genera otros productos, posibilita hacer una diferencia en el modo de indagar sobre el mundo, al concebirse a sí mismo como parte de un proceso de producción de conocimiento que es siempre una modalidad de acción. 11 Desde mi lectura, el libro opera en al menos tres modos distintos. En primer lugar es una caja de herramientas que brinda utensilios tan potentes como “problematización”, “categorización”, “publicización”, “desingularización y generalización”, “estabilización”, “pruebas”, “arenas públicas de controversia”, “la conformación de públicos” relacionados a los problemas, entre otros. Cada uno de estos recursos, permiten iniciar un proceso de indagación en torno a una situación problemática, sus actores/actantes, sus temas, sus matices, sus narraciones y dramatizaciones, su desarrollo, sus continuidades y discontinuidades. En simple, la aproximación posibilita de realización de investigación empírica fundada en categorías analíticas que van más allá del empirismo vacío y la cuantofrenía, hoy muy en boga en ciertas latitudes, aportando las bases de un ejercicio analítico con los pies en materiales empíricos. 12 En segundo lugar, funciona como una brújula en el proceso investigativo. No solo entrega herramientas para hacer la investigación, también permite retomar el sendero cuando se ha perdido el camino e iluminar la pista cuando se nubla vista. Los trabajos de la perspectiva de los problemas públicos se mueven en el registro de la teoría de rango medio más que en la teoría general, por lo que conjuga con mucha maestría, y en dosis bien equilibradas, el polo descriptivo y el polo analítico del continuo del conocimiento social. Tal característica es parte de su fortaleza y permite enfrentar algunos problemas que se presentan en el proceso investigativo, no solo durante el fieldwork sino también durante la interpretación y la generación de conclusiones, e

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incluso durante el proceso mismo de elaboración de una problemática a indagar. Sirvan de ejemplo las referencias a los trabajos de Howard Becker y John Dewey, entre otros consolidados investigadores, contenidos en algunos de los capítulos del libro. 13 Tercero, el libro es una ventana. Ahora parafraseando a Althusser, podemos hacer una lectura no cerrada del texto, abierta a nuevas problemáticas y nuevos horizontes. Los trabajos contenidos en el libro, leídos a manera singular como en su conjunto, desde la introducción hasta el último de los casos, son una fuente inagotable de experiencias, propuestas e ideas que invitan a cada lector(a) a experimentar con él. Una lectura no cerrada, sino abierta en base a cruces, combinaciones, articulaciones novedosas, que posibilitan siempre otras lecturas. Al realizar esa lectura en dialogo de los textos es posible derivar un proceso de fertilización cruzada que facilita la producción de nuevos trabajos posibles de inscribir en “el campo de los problemas públicos” a escala regional (el nuevo continente del que hablamos antes). 14 Por supuesto, “Problemas Públicos…” presenta algunos problemas, como por ejemplo la diferencia de claridad en los trabajos, la multiplicidad de temas abiertos, o la dificultad de comprensión que tienen los diferentes abordajes debido a su propio lenguaje al uso, no apto para neófitos o el desconocimiento de la “tradición” para lectores situados en América Latina. No obstante, comparto completamente el juicio del equipo de coordinación sobre el libro: “Estamos convencidos de que la multiplicidad de objetos, de abordajes y de contextos en los que estas investigaciones se han realizado contribuirá a enriquecer los debates académicos en torno a los procesos de emergencia, configuración, estabilización y reconfiguración de los problemas públicos” (P.51). 15 Y con ello creo se ha comenzado a saldar la deuda, ahora es tiempo que otros/as tomemos la posta.

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AUTOR

JUAN PABLO PAREDES P.

Universidad de Los Lagos, Santiago, Chile. Email: [email protected]

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For a Left Populism, Chantal Mouffe, New York, Estados Unidos, 2018, 98 p.

Claudio Riveros Ferrada

1 El libro de Chantal Mouffe, For a Left Populism, podría considerarse una reflexión de largo aliento, que se enmarca en el trabajo que inició junto a Laclau en Hegemonía y Estrategia Socialista y que luego la autora extendió con sello propio en On the Political (2005) y en The Democratic Paradox (2000). Es por esta razón que el presente libro, no se enfoca –ni se agota- en determinar la naturaleza del populismo, sino que estudia al fenómeno dentro de una perspectiva más amplia, tanto a nivel teórico, pero sobre todo como proyecto político. Se plantea así, que el populismo es una estrategia discursiva que permitirá radicalizar la democracia en tiempos de postpolítica, siendo éste el argumento central que recorre los cuatro capítulos de este breve texto que está escrito en tono de ensayo. Sin duda el hecho que sea un ensayo, hace difícil la presentación secuencial de los capítulos, pues los argumentos se contienen y suceden en torno a bases teóricas sobre las cuales se despliegan sus tesis principales. Por último, habría que destacar que la propuesta de Mouffe tiende a explicar el fenómeno europeo, aunque ello no significa que no se pueda aplicarse a otros continentes y contextos.

2 Es imposible entender la propuesta de Mouffe sin sopesar qué entiende ella por democracia y postpolítica. Respecto a la democracia, habría que señalar, por una parte, que la autora sigue la línea teórica que distingue entre democracia y liberalismo. De hecho, propone que la denominada democracia liberal no es sino un proceso histórico concreto, de la modernidad europea, que permite la convivencia de dos lógicas distintas: una democrática (demos) y otra liberal (politeia). Así, mientras la tradición del liberalismo político propugna el rule of law, la separación de los poderes del Estado y la defensa de la libertad individual, la noción democrática, en cambio, apuntaría a la igualdad y a la soberanía popular (13-14). Por otra, y si bien hay una crítica a la identificación del liberalismo con la democracia, esto no implica que la autora deseche el liberalismo, por cuanto el pluralismo y parte de su institucionalidad son elementos a considerar y consolidar. En este sentido, si bien Mouffe reivindica autores como Carl

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Schmitt, se separa finalmente de él en tanto no considera que la contradicción inacabable entre ambas tradiciones generará la destrucción de una de ellas. Combate así la reducción de la democracia a su componente liberal, la cual se limitaría al aseguramiento de elecciones libres y a la defensa de los D.D.H.H. (17-18). Por el contrario, propone radicalizar la democracia, lo cual contrario a lo que podría imaginarse, no significa una ruptura total (de tipo revolucionaria o refundacional) con la democracia liberal y la posterior creación de un régimen ex nihilo, apuntando más bien a la conservación de la institucionalidad liberal como la división de los poderes del Estado, el multipartidismo, la representación y los derechos civiles. En efecto, la autora hace un llamado a radicalizar los principios ético-políticos del régimen liberal- democrático mediante el discurso populista. Así, entonces, lo que se busca es que los principios de libertad e igualdad no sean removidos, sino que sean realmente implementados en el marco de una democracia pluralista, donde se conciba a la política como un constante proceso de negociación y tensión agonista entre distintas hegemonías. 3 Mouffe busca así, la profundización de lo político, lo cual se construye a partir de la oposición de un ellos y un nosotros, no como enemigos, mas sí como adversarios irreconciliables en tanto depositarios de distintos horizontes normativos. En simple, lo que propone la autora, es que lo político debe entenderse como un juego de inclusión- exclusión entre distintos grupos que propugnan la diferencia (ellos) pero que a la vez logran su identificación (nosotros), aunque claro está, como dos entidades en continua formación y reproducción que no obedecen a procesos constitutivos previos. Por lo mismo, la clausura de este proceso no se puede si no entender como la muerte de lo político, ya que a fin de cuentas, la construcción de fronteras antagónicas que traducen el conflicto y la división existente en una sociedad, son del todo compatibles –y absolutamente necesarias- con los valores democráticos. 4 Ahora bien, lo que habría caracterizado a la política de los últimos cuarenta años es la postpolítica, esto es, un período de tiempo en el que el orden hegemónico no es antagonizado y en el que la política se limita al conjunto de prácticas e instituciones a través de las cuales se expresa el orden, la estabilidad; en suma, donde no hay conflictos normativos que expresen las distintas visiones de los distintas clases o grupos presentes en la sociedad. Así, propone la autora, desde el advenimiento del neoliberalismo, que tuvo como figura prominente a Margaret Tatcher, se habría consolidado una visión de mundo de tipo tecnocrática que, entre otras cosas, impone la regla del mercado (desregulación, privatización y austeridad fiscal), limita el rol del Estado a la protección de los derechos privados y termina reduciendo a la sociedad a un individualismo posesivo (11-12). Este fenómeno –indica- no se habría producido sin la complicidad de los partidos social demócratas, quienes habrían renunciado a la disputa de la hegemonía política, convirtiéndose en partidos que reivindicarían el consenso como mecanismo de la buena política. 5 Sin embargo, advierte Mouffe, la hegemonía neoliberal habría empezado a ser contestada los últimos años, por una parte, por líderes y partidos de derecha reacios a la globalización; y por otra, por movimientos sociales y partidos-movimiento, principalmente en aquellos lugares donde la crisis económica afectó de manera considerable, como fue el caso de España y Grecia. A esta contestación política y el consecuente aumento de antagonismo es lo que Mouffe denomina el “Momento Populista”. Vale decir, sería éste el momento en el que se estaría conformando una

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frontera antagónica mediante una estrategia discursiva en la que se divide el pueblo de los que tienen el poder producto de heterogéneas y numerosas demandas (ambientales, minorías sexuales, étnicas) que no han sido satisfechas por la institucionalidad imperante. Entonces, siguiendo a Laclau (2005), la autora entiende por populismo una estrategia discursiva que construye una frontera política que divide a un nosostros de un ellos, calificándolo además, como un discurso que no tiene una ideología en particular, un contenido (programa) específico, ni tampoco es un régimen político. 6 Así, entonces, en términos gramscianos, Mouffe reconoce en la actualidad un interregno, esto es, un período en el que el proyecto hegemónico neoliberal está siendo desafiado por distintos grupos que están resistiendo las transfromaciones que sacudieron a Europa desde fines de 1970 y que han socavado profundamente al Estado Bienestar. Sin embargo, advierte la autora, los primeros grupos que se opusieron no fueron grupos provenientes de la izquerda (devenida en tercera vía), sino de derecha. Y he aquí un hallazgo fundamental, pues lo que está sosteniendo Mouffe es que la resistencia no solo se ha producido por razones económicas, sino que fundamentalmente por la necesidad de mayor democracia, entendida como reivindicación de la soberanía popular. En este sentido, el momento populista, pues, no es otro que la vuelta de la política después de años de postpolítica y la afirmación de una consciencia democrática que se desliga de todas aquellas corrientes que ven lo político tan solo como un agregado institucional. Así las cosas, Mouffe propone sin atisbo de duda que la política del futuro será de tipo populista y no habrá otra alternativa que optar entre un populismo de derecha de otro de izquierda. Arguye la autora, que ambos se diferenciarían por la composición del nosotros y cómo se define al adversario. Mientras el populismo de derecha entiende el nosotros desde una soberanía nacional ajena de los dictados de organismos internacionales y excluye a todos aquellos que no son los “verdaderos” nacionales, el populismo de izquierda, en cambio, apuesta a recuperar la democracia y extenderla, incluyendo en este proceso a inmigrantes, trabajadores y a la clase media en una cadena de equivalentes en contra de los de arriba. Pero también se diferenciarían porque solo el populismo de izquierda permitiría radicalizar la democracia. ¿Cómo?. Mediante la presencia de un líder que institucionalice las distintas demandas de inclusión, soberanía popular e igualdad no en términos esencialistas de clase, sino en torno a demandas que incluso muchas veces no tienen que ver con un cambio radical del modelo capitalista. En este punto, por cierto, se revela ante el lector el proyecto político de Mouffe: ello, porque la autora dirige sus dardos en contra de la izquierda revolucionaria, que esencializa la clase y que ve al Estado como un mecanismo de explotación burguesa, pero también contra aquella pseudo-izquierda que se hizo de centro y renunció a antagonizar el modelo neoliberal. Lo que propone Mouffe, entonces, es paradójicamente la continuación del proyecto socialista con una estrategia de tipo socialista. Si Hegemonía y Estrategia Socialista fue duramente rechazado por un gran número de autores en el pasado, quedará por ver cómo terminará siendo leída esta propuesta. 7 Quisiera por último detenerme en tres aspectos conceptuales que podrían complementar el debate a futuro: 8 En primer lugar, respecto al momento populista. Si bien Mouffe considera que se está ante una crisis hegemónica (5) a la usanza gramsciana, pareciera ser que, por una parte, sitúa y limita el momento populista solo a tiempos de postpolítica (pese a que reconoce en Tatcher una estrategia populista); y por otro, no identifica crisis hegemónica con

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momento populista. Por más que se acepte que se está en un período de inflexión democrática producto de la crisis neoliberal, el limitar el momento populista a tiempos actuales no permitiría dar cuenta de procesos populistas que se dieron en el pasado y que podrían darse en el futuro. Al mismo tiempo, no queda del todo claro el hecho que una construcción populista que provenga de la derecha, pueda no enfrentarse al neoliberalismo, pues ha sido éste, en palabras de la autora, el que propició la postpolítica. Vale decir, ¿cómo se puede generar una articulación democrática si no se combate precisamente lo que inhibe el proceso democrático?. Frente a estas problemáticas, considero que se debería apuntar, primero, a identificar momento populista con crisis hegemónica; segundo, no limitar dicho momento a un contexto ni espacio geográfico determinado; y tercero, asumir que no toda crisis hegemónica desembocará en un proceso populista, pues este puede derivar en una revolución, un aggiornamiento del régimen o un régimen autoritario (Riveros, 2018). 9 En segundo lugar, y siguiendo en esto a Laclau, Mouffe enfatiza el carácter ontológico de la construcción discursiva populista por sobre cualquier contenido que pudiese tener dicha articulación. De hecho, Mouffe no se equivoca al señalar que el populismo, como construcción discursiva, puede tener significados de derecha como de izquierda. Incluso va más allá en su argumentación, al afirmar que habría que reconocer en los discursos populistas de derecha una demanda democrática, pues “provienen de grupos que perdieron por la globalización neoliberal” (21). Por cierto que en un contexto de ausencia de lo político, toda articulación que demande la soberanía popular será vista como democrática, pero la autora no profundiza cómo demandas excluyentes, pro- neoliberales o que colinden con el filo-fascismo puedan ser democráticas. En estos aspectos, pareciera ser que Mouffe está planteando que ante la ausencia de antagonismo en la política, la población apoyará todos aquellos discursos que avalen una política agonista, sin importar tanto, al menos en una primera instancia, el contenido de dichas políticas, sin embargo, sería difícil distinguir en qué momento discursivo (anterior al régimen, o si se quiere, a su institucionalización) se adquiere una tonalidad de derecha o de izquierda. 10 En tercer lugar, no queda muy claro por qué Mouffe se resiste a catalogar el populismo como un régimen, pese a que exige una sinergia entre movilización e institucionalidad. Para la autora, la institucionalización del discurso populista en, para y por el Estado, es una condición esencial para su triunfo. Sugiere que es ahí donde el líder junto a los ciudadadanos, constituirán un espacio de auténtica soberanía nacional en el que se podrán cumplir las decisiones tomadas por la comunidad. Puede no existir algo como un “programa” populista, pero sí se debería aceptar que la estrategia discursiva populista lleva consigo un proyecto normativo que intentará plasmar en un gobierno. Así entonces, se podría calificar, por ejemplo, a un gobierno como un régimen populista de corte socialista o de tipo autoritario. Con todo, lo que no podría existir es un régimen populista sin una articulación discursiva populista previa. Por último, la ventaja de reconocer la presencia de un régimen, permitiría determinar con mayor claridad si los discursos esgrimidos son de derecha o de izquierda. 11 Con todo, estas observaciones no hacen mella en este excelente ensayo, sobre todo, para un término que se ha convertido muchas veces en un insulto más que un adecuado objeto de análisis. A decir verdad, tanto la noción de “Momento Populista” como de institucionalización de éste constituyen aportes fundamentales para la profundización teórica preconizada por Laclau y que Mouffe continúa con luces propias.

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BIBLIOGRAPHY

Laclau, Ernesto y Chantal Mouffe, Hegemonía y Estrategia Socialista. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica (2010).

Laclau, Ernesto, La razón populista. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica (2005).

Mouffe, Chantal, On the Political. Abingdon: Routledge (2005).

Mouffe, Chantal, The Democratic Paradox. London: Verso (2000).

Riveros, Claudio, El proceso populista: momento, fenómeno, régimen. Raleigh, NC: A Contracorriente, UNC Press (2018).

AUTHOR

CLAUDIO RIVEROS FERRADA

Universidad de Talca, Talca, Chile. Email: [email protected]

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