Berceo 156 191-212 Logroño 2009

DON JUAN BAZO DE MOREDA (1614-1654), SARGENTO MAYOR DE LOS DE FLANDES Y PERPETUO DE LOGROÑO, PINTADO POR FRANCISCO DE ZURBARÁN*

ISMAEL GUTIÉRREZ PASTOR**

RESUMEN La identificación del retrato de don Juan Bazo de Moreda (Logroño, 1614-Diksmuide, Bélgica, 1654), militar en los tercios de Flandes en plena guerra de los Treinta Años, regidor perpetuo de la ciudad de Logroño y ca- ballero de Santiago, permite acercarnos a la biografía de un personaje que, descendiendo de familia de comerciantes con posición económica, pero sin hidalguía reconocida, ganó fama luchando en las guerras de Flandes y gobernando las plazas española tras la paz de Westfalia. Nombrado caba- llero de Santiago en 1653, sus méritos sirvieron a sus descendientes para iniciar un proceso de ennoblecimiento, parte del cual fue la pintura póstu- ma de un retrato como militar y caballero, retrato cuyo estilo coincide con el de Francisco de Zurbarán. Palabras clave: retrato, pintura, barroco, Tercios de Flandes, regidor per- petuo, Bazo de Moreda, Zurbarán.

By identifiying Don Juan Bazo de Moreda though his portrait (Logroño, 1614 – Diksmuide, Belgium, 1654) soldier in the Spanish Army during de ward of Flandres wat, perpetual commander of the city of Logroño and cav- alier of the Ordre of Santiago, allows us to approach the biography of a character, who coming from a merchants family with a health economic sit- uation, but without nobility, reached success and recognition fighting in the thirty years wars, and governing dome spanish towns after de Westfalia Peace Treaty. Appointed as a Cavalier of the Ordre of Santiago in 1653, his merits allowed his descendants to start an ennoblement process. On step of it was this posthummous portrait as military man and a cavalier, This por- trait style coincides with de one of Zurbarán. Key words: portrait, painting, baroque, Tercios de Flandres, perpetual commander, Bazo de Moreda, Zurbarán.

* Registrado el 28 de mayo de 2008. Aprobado el 3 de febrero de 2009. ** Departamento de Historia y Teoría del Arte. Universidad Autónoma de Madrid.

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1. IDENTIFICACIÓN DEL PERSONAJE

La cartela que luce este retrato (Madrid, colección particular)1 en el ángulo inferior izquierdo a modo de losa de bordes biselados permite iden- tificar al personaje como don Juan Bazo de Moreda (Logroño, 1614-Diks- muide, Bélgica, 1654). Dice: “DON IVO BAZO DE MOREDA D(E)L / ABITO D(E) SANTIAGO, NATURAL I REGIDOR PERPETVO QVE FVE D(E) LA / CIUD(A)DDELOGROÑO, CAPITAN DE INFAN-/ TERIA ESPA- ÑOLA EN LOS ESTAD(O)SD(E) FLAN-/D(E)S, SARGENTO MAYOR D(E)L VIE.. / I GOBERNAD(O)RD(E)LMISMOTERCIO. / GOBERNA-/DOR DE VD(O)NARDA. MURIO GOBER- NA.../ DE DEXISMVNDA, EN DICHOS ESTADOS. DE EDAD DE 38 AÑOS. 1654. / ANO 1654”. Está representado de cuerpo entero sobre un fondo claro de color ocre verdoso en el que se marca levemente la línea de separación entre el suelo y el muro (Figura 1). Viste indumentaria militar con casaca negra de man- gas acuchilladas y amplio cuello blanco, calzón rojo ribeteado de encajes negros, medias blancas con vuelta amarilla y grandes botas con espuelas doradas que aportan un cierto carácter nobiliario. Sobre el pecho cuelga una discreta venera de caballero de la Orden de Santiago y tercia un taha- lí de cuero del que cuelga la espada. Mientras sujeta el sombrero con la mano izquierda, descansa la derecha en un bastón de mando2. Su rostro de facciones alargadas y elegantes, con amplio mostacho y cabello suelto cayendo sobre los hombros, representa bien los treinta y nueve cumplidos que tenía al morir en 1654 según se deduce de la cartela. Así como la figu- ra aparece perfectamente recortada en su contorno oscuro sobre el fondo claro, el modelado de la mano y del rostro se caracterizan por el enérgico claroscuro de una intensa luz lateral que apenas proyecta una leve sombra sobre el suelo (Figuras 2 y 3). En razón del hábito de caballero de Santiago que le fue concedido el 3 de marzo de 1653 luce la venera santiaguista con la cruz roja, lo cual per- mite establecer una fecha post quem para datar el retrato a partir de ese momento, sobre todo si se tiene en cuenta que no parece que la distinción haya sido añadida posteriormente.

1. Óleo sobre lienzo, 199 x 102 cm. Un avance de este artículo ha sido publicado en el catálogo de la exposición Saavedra Fajardo. Soñar la paz, soñar Europa. Murcia. Centro de Arte Palacio Almudí. Sala de Exposiciones CAM. 28 abril – 27 julio 2008, p. 270, nº 59. 2. Sobre esta insignia de mando del sargento mayor, se señala que debía ser de unos tres pies de largo —unos 84 cm— que era el espacio que un soldado ocupaba en filas, lo que le permitía organizar las formaciones de la compañía. Véase la obra de Julio ALBI DE LA CUESTA. De Pavía a Rocroi. Los Tercios de Infantería española en los siglos XVI y XVII. Madrid, 1999, p. 55. No sé si puede identificarse con la “porra” con la que el sargento mayor ordenaba y dirigía los movimientos y evoluciones del tercio. Hincada en el suelo, con ella se señalaba igualmente el puesto de mando cuando se hacia una parada prolongada, alre- dedor del mismo se establecía la guardia y quedaban depositadas la bandera y los cauda- les. Mandar a la porra equivale a arrestar a alguien: ¡vete a la porra! o ¡ir a la porra!

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Figura 1. Francisco de Zurbarán. Retrato de Juan Bazo de Moreda. Hacia 1654- 1660. Madrid, col. particular.

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Figura 2. Francisco de Zurbarán. Retrato de Juan Bazo de Moreda: detalle de la mano. Hacia 1654-1660. Madrid, col. particular.

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Figura 3. Francisco de Zurbarán. Retrato de Juan Bazo de Moreda: detalle de la cabeza. Hacia 1654-1660. Madrid, col. particular.

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La cartela también está perfectamente integrada en la pintura y no pare- ce obedecer a una incorporación posterior. Su texto está redactado en pasa- do, lo que permitió incluir algunos datos básicos sobre don Juan Bazo de Moreda en lo relativo a su origen, cargos honoríficos, carrera militar, últi- mos destinos en Flandes y año de su fallecimiento en 1654. Está equivoca- da al atribuirle treinta y ocho años de edad, cuando en realidad estaba cerca de los cuarenta, puesto que fue bautizado el 24 de septiembre de 1614 en la en la parroquia de Santiago de Logroño3. Es un elemento de peso que, analizado en el contexto de los datos históricos conocidos sobre Bazo de Moreda, permite tomar en consideración la posibilidad de que se trate de una efigie póstuma del personaje, un retrato inventado o hecho a través de algún dibujo o miniatura. En el ángulo superior izquierdo luce el escudo de armas de su apellido4, cuartelado sobre cruz de Santiago: 1º y 2º de gules con torre de oro; 3º y 4º de azur con luna menguante y siete estrellas de plata, separados por un cabrio de gules con ciprés y dos leones rampantes a los lados; y bordura de plata con ocho veneras de oro5. El mismo escudo luce sobre el dintel del actual número 24 de la calle de los Portales de Logroño, antigua calle de la Erventia (Figuras 4 y 5), sobre la cual en 1644 se fundó el mayorazgo de los Bazo.

2. FAMILIA Y MEDIO SOCIAL

Hasta el momento, los datos que se conocen sobre la vida de don Juan Bazo de Moreda proceden en su mayor parte de la cartela que incluye el retrato y de las informaciones contenidas en su expediente para la conce- sión del hábito de caballero de Santiago, iniciado a finales de 1652 y con- cedido en marzo de 16536, así como del expediente de su nieto, don Se- bastián Andrés de Bazo Ayala, para el mismo hábito militar, iniciado en agosto de 1665 y aprobado en febrero de 16667. Don Juan Bazo de Moreda perteneció a una familia establecida en Logroño a comienzos del siglo XVII que, desde su originaria condición de

3. Archivo Histórico Nacional. Madrid. Órdenes Militares (en adelante AHN. Madrid. OO. MM.), Santiago, expediente 922, fol. 55: copia de la fe de bautismo en la parroquia de Santiago de Logroño, según el Libro de Bautizados, 1597-1616, fol. 162. 4. El apellido, que en los documentos del siglo XVII se escribe tanto Bazo (con ze- ta), como Baço (con cedilla), deriva probablemente del vascuence “basso”, que signifi- ca bosque. Es uno de los apellidos presentes en Sevilla con motivo de la reconquista y el asentamiento de Fernando III. 5. Los cuarteles de este escudo parecen estar inspirados en los de los solares rioja- nos de Valdosera y Tejada, cuartelado con cruz de San Juan que tiene en el 1º dos torres; en el 2º dos lunas con trece estrellas; en el 3º un león rampante; y en el 4º un tejo con osa encadenada, además de bordura de veneras y cruces de Santiago. 6. AHN. Madrid. OO. MM., Santiago, expediente 922. 7. Ibidem, OO. MM., Santiago, expediente 921.

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Figura 4. Casa de los Bazo de Moreda, calle de Portales, núm. 24. Logroño.

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Figura 5. Escudo de armas de don Juan Bazo de Moreda en la casa núm. 24 de la calle de los Portales, de Logroño.

arrieros y mercaderes se enriqueció y comenzó a ascender socialmente, introduciéndose en los oficios municipales de la ciudad de Logroño8. Al parecer, la familia era originaria de Rabanera, donde se fija el lugar de nacimiento de Sebastián Bazo (Sebastián I), pero en la segunda mitad del siglo XVI Andrés Bazo, bisabuelo de don Juan, con el motivo de contraer matrimonio con Ana Blázquez, se trasladó y pasó a residir en Diustes (Las Yustes en los documentos antiguos), jurisdicción eclesiástica del obispado

8. Francisco Marcos BURGOS ESTEBAN, Los lazos del poder. Obligaciones y paren- tesco en una elite local castellana en los siglos XVI y XVII. Valladolid, Universidad de Va- lladolid, 1994, p. 224: árbol genealógico de la familia Bazo.

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de Calahorra y civil de la villa de Yanguas. Aquí nació su hijo Sebastián Bazo Blázquez (Sebastián II) que contrajo matrimonio con Catalina Sáenz del Arenal, viviendo en la villa unos pocos años de casado, antes de tras- ladarse a vivir en Logroño. De su unión nació Sebastián Bazo Sáenz del Arenal (Sebastián III) (Diustes, c. 1570/1575-Logroño, 1644), que aún sol- tero se trasladó a vivir a Logroño hacia 1604, donde contrajo un primer matrimonio con una mujer no mencionada en su propio testamento, pero del que nació su hijo Sebastián, que sería fraile de la Orden de la Merced. De su segundo matrimonio con doña María de Moreda, natural de Nava- rrete y perteneciente a la hidalguía local, nacieron Juan, el futuro militar, y Catalina, que fue monja en el convento logroñés de San Agustín9. Sebastián Bazo III fue el verdadero factor de la fortuna económica de la familia. En Logroño se le identifica claramente en 1616 como mercader al por mayor10. Aunque algunos sectores ciudadanos especialmente enemigos recor- daban que pertenecía a las clases sociales más bajas, su enriquecimiento eco- nómico le proporcionaba el reconocimiento de ser “honbre principal y rrico, de muchas casas” y le permitió ser el primer miembro de la familia en deten- tar cargos municipales, como los de procurador mayor del estado de hombres buenos en 1630 y de regidor perpetuo en 1635. Su aspiración a transformar su estatus ciudadano se había puesto de manifiesto al unir mediante matri- monio su fortuna económica con la hidalguía de doña María de Moreda. En las averiguaciones para la concesión de hábitos de Santiago a don Juan Bazo de Moreda y a su nieto don Sebastián Andrés de Bazo Ayala siempre se puso de manifiesto la hidalguía reconocida y respetada de los Bazo en la villa de Rabanera, mientras que en la ciudad de Logroño pri- mero no fue tenida en cuenta por desconocimiento y novedad en el ave- cindamiento, luego fue pasada por alto por los méritos propios contraídos por su hijo don Juan Bazo de Moreda y, finalmente, en las pruebas de caba- llería de su nieto don Sebastián Andrés fue duramente cuestionada. Convencido de su condición de hidalgo o consciente de la necesidad de labrarse un pasado como base de una promoción social futura de sus descendientes, resulta curioso comprobar como miembros de distintas generaciones de la familia ocuparon cargos representativos del estado de hijosdalgos en Rabanera, cuando en realidad residían en Logroño, porque “aunque no an bibido ni rresidido en esta ua. an tenido la bezindad en ella y an gozado de las esenziones de hijodalgo, sin haber pagado ningún pecho

9. AHN. Madrid. OO. MM., Santiago, expediente 921: contiene el árbol genealógi- co de siete generaciones de la familia desde mediados del siglo XVI hasta 1665, con los costados de los Moreda, con los que emparentó Sebastián III, y de los Ayala, los Rincón y los Fernández de Navarrete, con los que emparentó Diego Felipe Bazo, hijo de don Juan. Véase también BURGOS ESTEBAN, op. cit., , 1994, p. 224. 10. Ibidem, 1994, p. 63: contrato entre Sebastián Bazo y Juan Vallejo y su mujer para que abrieran una tienda para comerciar en exclusiva con “yerro, herrage, clavo, pescado y açeites, çera y azúcar”.

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de pechero y los an nonbrado en los oficios de el estado de hijosdalgo”11, según declaración de uno de los testigos examinados en Rabanera. Sin embargo, la primera ocasión en la que Sebastián III accedió a car- gos del concejo de Logroño lo hizo por el estado de los hombres buenos y labradores12. Esta situación ciertamente rara de mantener dos avecinda- mientos13 y de ser considerados en distintas escalas sociales según los luga- res de residencia queda patente en dos casos protagonizados por Sebastián Bazo III. Mientras que en 1630 protestó su nombramiento de procurador mayor por el estado de los hombres buenos de Logroño por considerarse hijodalgo, en 1633 se negó a pagar los seis ducados de un repartimiento de soldados que correspondía al estado de los hijosdalgos en el que había sido incluido14. Respecto a la elección de 1630, la visión del caso es muy distin- ta en las averiguaciones mucho más rigurosas del expediente de su nieto don Sebastián Andrés en 1665, donde se hallan los traslados de las actas municipales y documentos notariales, de modo que se puede precisar que, habiendo sido elegido en el mes de enero, no juró el empleo hasta el 23 de marzo de 1630, pero a continuación pasó a hacer los nombramientos de regidores de campo que le correspondían y más tarde protestó el nombra- miento, y, según parece, todo en el entendimiento de las instancias ciuda- danas de que había sido perjudicado15. En 1666 la delación de un informante anónimo, entregada a los investi- gadores del Consejo de Órdenes por mano de un “toreador de Tudela de Navarra”, hacía resaltar ciertas falsedades en las declaraciones de algunos tes- tigos en las pruebas de hábito de don Sebastián Andrés de Bazo Ayala y pun- tualizaba que los Bazo nunca tuvieron en Logroño “calificación de nobleza” y que Sebastián III vivió en la calle de la Losada “en la casa que vivía la viuda de Sebastián Sáenz como uno de los vecinos del común y no como ydalgo”16.

11. Ibidem, fol. 136. 12. AHN. Madrid. OO. MM., Santiago, expediente 922, fols. 10vº y 160-160vº. 13. Respecto a las averiguaciones hechas en Diustes y Rabanera se dice en algún momento que todos los miembros de la familia Bazo faltaron del origen, pero conser- varon la vecindad. 14. Ibidem, fols. 10vº y 163. En el expediente de su hijo se dice que sirvió el oficio porque se le apremió con prisión y gastos de hacienda, y por estar “viejo y enfermo”, aunque lo protestó por considerarse hidalgo y le perjudicaba. Respecto a la elección de 1630, la visión del caso es muy distinta en las averiguaciones mucho más rigurosas del expediente de su nieto, donde se hallan los traslados de las actas municipales y docu- mentos notariales: es cierto que habiendo sido elegido en el mes de enero, no lo juró hasta el 23 de marzo de 1630, pero a continuación pasó a hacer los nombramientos de regidores de campo que por su empleo le correspondían y más tarde protestó el nom- bramiento, y, según parece, entendiendo la ciudad que le había perjudicado (AHN. Madrid. OO. MM., Santiago, expediente 921, fol. 35 y ss). 15. AHN. Madrid. OO. MM., Santiago, expediente 921, fol. 35 y ss. 16. Ibidem, fol. 58. El delator fue identificado como don José de Espinosa, a quien Diego Felipe Bazo calificaba como su enemigo (Ibidem, fol. 60).

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Parece evidente que Sebastián III planificó estratégicamente la promo- ción social de su hijo don Juan Bazo, lo mismo que hizo su nieto don Diego Felipe para su propio hijo. Una declaración de Pedro de las Heras contra la nobleza de los Bazo la deja en evidencia, afirmando la condición de pechero de Sebastián III, quien: “fue hombre tan hordinario en sus principios que en esta çiudad hejerçió muchos años el ser arriero y tratar y comerciar con la requa, llebando cargas, así comunes, como de vezinos desta çiudad, en cuio exercicio y en el de entrar moneda del Reino de Nauarra... se yço tan poderoso y rico que después de aber dejado el trato de traer y llebar cargas fue mercader y cambiador en todos tra- tos y contratos. Con que abiendo juntado mucha suma de dinero llegó a conse- guir en esta çiudad el ofiçio de procurador mayor por el estado de los pecheros, cosa mui grande en sus vajos principios. Y considerando que tenía un hijo en Flandes, maestre de campo, que se llamó don Juan Baço, procuró que en la sie- rra, en tierra de S. Pedro de Yanguas le diesen oficios de hijodalgo para yntro- ducir con eso la pretensión de un ábito que obtubo de S. Tiago. Mas só(lo) la piedad con que se atiende en la diposiçion de un tan gran soldado, como lo fue don Juan Baço, abuelo del pretendiente pudo ocasionar que los testigos oculta- sen la berdad, honrrandole en su deposición. Y aunque le consiguió, no por eso çesó la voz común que lo clamaba públicamente diciendo que el padre Mo (maestro) Baço, su hermano, relixioso de la Merced, por cuia qta corrió la dis- posición de las pruebas dio a los caualleros informadores çien doblones de a ocho de guantes a cada uno. Y desta voz lo pueden disponer todos los testigos desta çiudad y de la villa de Nauarrete y su comarca, con que se berifica mali- ciosamente la hexesiba graçia que yçieron los caballeros informadores. Y que conocieron a Sebastián Baço ser procurador mayor de los pecheros abrá muchos testigos que lo conoçieron y vieron. Y quando en esta çiudad no quie- ran deponer la verdad por el temor del poder del pretendiente, que es Regidor Perpetuo, abrá muchos que lo digan en su comarca y aldeas, como en Lardero, Alberite y Billamediana, lugares circunvecinos y de la jurisdiçión de Logroño, ya quienes no se les puede ocultar por ser el único ofiçio que ai en distinción de estados. Y quando quiera suponer le açeptó con sus protestas y forçado, no puede ser cierto por ser un oficio muy pretendido de todos y en que necesitó de larga pretensión suia. Y si se allare tener algún ofiçio de hidalgo el dicho Sebastián Baço es supuesto y falso. Y para comprobazión y ebidencia desta ver- dad, es notorio que se an hecho muchas juntas entre su familia para si se le pon- dría don Diego, padre deste niño que pretende, y siendo de hedad de veinte y dos años poco mas o menos, y que la merced se hizo a el no se a (a)trevido a pedir informantes para si, antes bien, a esperado tener un hijo en quien traspasar la gra- çia para con un grado más abajo ocultar la varonía que le asiste de pecheros”17.

3. DON JUAN BAZO DE MOREDA: DE LOGROÑO A FLANDES

Lejos de Logroño, más que participar activamente en la estrategia de nobleza trazada por su padre, don Juan Bazo de Moreda se vio implicado en ella, no sólo porque fue admitido como vecino de Rabanera y nombra-

17. Ibidem, s.f. El declarante había tenido algún pleito de dinero con don Diego Bazo, razón por la cual se tuvo que incorporar en la escritura correspondientes el testa- mento de don Juan Bazo de Moreda.

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do regidor del estado de hijosdalgos en 1636, cuando en realidad residía recientemente casado en Logroño, sino también por el modo en el que su familia, valiéndose de su condición de militar afamado, compró voluntades y acalló voces en las averiguaciones sobre la concesión de hábito. La carre- ra militar le guió por otros caminos y le mantuvo alejado de La Rioja, lo cual no fue impedimento para que en Rabanera y en Logroño le nombra- ran para ocupar cargos honoríficos municipales. Cuando contaba unos trece o catorce años, su hijo Diego Felipe Bazo Rincón también aparece como vecino de Rabanera. Don Juan Bazo de Moreda nació en Logroño en 1614 y fue bautizado en la parroquia de Santiago el día 24 de septiembre. Hijo del segundo ma- trimonio de Sebastián Bazo con doña María de Moreda, fue destinado a la carrera militar que desarrolló por lo que se sabe en Flandes. Con poco más de veinte años, en 1635 contrajo matrimonio con doña Catalina del Rin- cón18, pues su único hijo, Diego Felipe, fue bautizado en la citada parro- quia el 12 de mayo de 163619. En 1635 había sido admitido como vecino de Rabanera y al año siguiente fue elegido regidor perpetuo del estado de hijosdalgos de la villa, repitiendo igual nombramiento en 1641, 1647 y 1652, y los de procurador general (1644, 1648), ordinario (1649) y alcal- de de la hermandad de hijosdalgos (1650). En el nombramiento de 1641 se le identifica como “capitán de infantería española” y en los de 1648, 1649 y 1652 como “sargento mayor en Flandes”20, lo que implica que alcanzó di- chos grados con cierta antelación respecto a las edades recomendadas por las ordenanzas militares21. En 1653 fue nombrado alcalde de la hermandad del estado de hijosdalgos y regidor perpetuo de Logroño22. Situado desde comienzos de 1638 en Flandes, la convivencia familiar de don Juan Bazo de Moreda tras el matrimonio fue breve a consecuencia de la separación que suponía el destino en los tercios. Los nombramientos municipales en los años señalados no implican que Bazo de Moreda sir- viera los oficios estando físicamente en Rabanera o en Logroño. Por el con- trario, su carácter honorífico le permitía residir lejos de ambas, donde se encontrara su destino como capitán de infantería. Todo lo que se sabe por fuentes históricas militares, por el expediente de caballería, las declaracio-

18. Hija de Gil del Rincón y de Catalina González, bautizada en Logroño el 12 de julio de 1610. AHN. Madrid. OO. MM., Santiago, expediente 921, fol. 72vº. 19. AHN. Madrid. OO. MM., Santiago, expediente 921, fol. 72. 20. AHN. Madrid. OO. MM., Santiago, expediente 922, f. 151, 151vº y 152: Averi- guación de los cargos detentados en Rabanera por cinco generaciones de los Bazo, desde 1581 a 1653 (fols. 150-152vº). 21. ALBI DE LA CUESTA, op. cit., 1999, pp. 20 y 52 respectivamente, indica que el grado de capitán se alcanzaba a hacia los treinta años o poco más y el de sargento mayor hacia los cuarenta, cuando Bazo de Moreda los detentó como mínimo a los veintisiete y treinta y cuatro años respectivamente. 22. BURGOS ESTEBAN, op. cit., 1994, p. 224: Árboles genealógicos de los Bazo.

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nes de los testigos —a veces algo genéricas— y el propio testamento de Bazo de Moreda sugieren que inició su carrera militar23 antes de 1637-1638, en que ya estaba en Flandes como capitán de una de las compañías del ter- cio 24, participando activamente en las últimas fases de la Guerra de Flandes (1621-1648), que finalizaría con el tratado de Münster (1648), y otras guerras colindantes como las de los Treinta Años o la hispano fran- cesa (1635-1659). Después de redactar testamento el 3 de enero de 1654 falleció en la ciudad de Diksmuide, en la provincia de Flandes Occidental. Así, en la genealogía presentada el 14 de noviembre de 1652 para el inicio de sus pruebas de caballero se hace constar tras la relación de méri- tos que era “residente en dichos estados (de Flandes)”24. Anteriormente, en el testamento conjunto de sus padres, fechado en Logroño el 22 de febre- ro de 1644, el capitán aparece claramente situado en Flandes: “a donde a muchos años está siruiendo de capitán de inffantería de Su Maxd, y es cabo (borroso) de muchas campañas, y siruiendo de theniente de xeneral del conde de Sástago con grande aprouazión de Su Alteza el Exmo. Cardenal Don Fernando Arçobispo de Toledo hasta que murió...”25. En las averiguaciones hechas en Logroño en 1653 para establecer la legitimidad, limpieza de sangre e hidalguía del capitán Bazo de Moreda los declarantes sólo señalan que conocen al “pretendiente” que aspiraba al hábito. Todos eran de más edad que él y es de suponer que dicho conoci- miento fuera anterior a su ausencia de Logroño, salvo que hubiera regre- sado a la ciudad en algún momento no documentado. Por el contrario, en las pruebas de su nieto don Sebastián Andrés de Bazo Ayala hechas en la misma ciudad en 1665, uno de los declarantes más cualificados fue el don Martín de Garaondo y Luyando26, militar de carrera semejante a la de Bazo de Moreda, regidor perpetuo de Logroño y vecino desde hacía diez y seis años, declaró que: “aunque no conoció de vista al abuelo paterno de dicho pretendiente porque estaba sirviendo a Su Mgd. en Flandes, tiene del muy individuales noticias por- que fue soldado de mucha reputación, y sargento mayor en Flandes y save que se llamó D. Juo Baço, que cassó con Doña Catalina del Rincón, abuela paterna del pretendiente, que conoçe muy vien este declarante porque oy vive...”.

23. ALBI DE LA CUESTA, op. cit, 1999, p. 32, señala que, de acuerdo a las orde- nanzas reflejadas en la “conducta” o autorización escrita para la leva de tropas, la bús- queda de soldados útiles para el ejército excluía a viejos, mancos, frailes, clérigos y “mozos de menos de veinte años”, aunque al parecer se incumplía con frecuencia. 24. AHN. Madrid. OO. MM., Santiago, expediente 922, fols. 1 y 8. 25. AHN. Madrid. OO. MM., Santiago, expediente 921, instrumento 4, fol. 13vº. Es el testamento de Sebastián de Bazo y de doña María de Moreda en el que fundan un mayorazgo para su hijo Juan de Bazo, incluido en el expediente de pruebas para el hábi- to de Santiago de don Sebastián Andrés de Bazo Ayala, nieto de don Juan Bazo de Moreda, que incluye el testamento de sus bisabuelos y también el de su abuelo. 26. Natural de Orduña (Vizcaya), teniente de Maestre de Campo General y caballe- ro de Santiago.

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A la hora de avalar los méritos de Sebastián Andrés de Bazo Ayala con los “actos positivos de nobleza” de sus antepasados, además de la hidalguía notoria de sangre, que le sería cuestionada, sólo pudo aducir los de su abue- lo como caballero de Santiago y regidor perpetuo de Logroño por el estado de hijosdalgos para 1653, señalando que “si no se hallaren... con más actos distintibos de los que ay en esta ciudad, es la razón que el dicho abuelo paterno toda su vida vivió en Flandes como lleva dicho”27. Es decir, que sien- do don Martín de Garaondo vecino de Logroño desde aproximadamente 1650 no había coincidido con Bazo de Moreda, aunque sí conocía a su viu- da, que aún vivía. No cabe duda de que don Martín de Garaondo conocía a la familia Bazo y quizá se sentía apegada a ella por coincidencia en las ocupaciones militares, hasta el extremo de que, según el delator anónimo (don José de Espinosa) que en 1666 manchaba el origen de los Bazo, fue don Martín de Garaondo quien nombró a Bazo de Moreda alcalde de la her- mandad de hijosdalgos de Logroño por ser “gran amigo suio”28. A propósito de la búsqueda del testamento de Bazo de Moreda para aportarlo en las pruebas de caballería de su nieto don Sebastián Andrés de Bazo Ayala, su propio hijo declaró que no sabía mucho de tales papeles porque los había guardado su padre que había muerto en Flandes, “donde asistió lo más de su vida siruiendo a Su Majestad, cuio testamento cauia en una quartilla de papel”29. Este testamento escueto y breve de don Juan Bazo de Moreda, testa- mento “de soldado” como se dice en algún momento30, está fechado el 3 de enero de 1654 en la villa de “Diquismude” o Diksmuide. La muerte le alcan- zó siendo caballero de Santiago y Sargento Mayor en el tercio del Maestre de Campo don Francisco de Deza (o de Saa), entregado a los deberes de la milicia en el gobierno de las defensas de Diksmuide, con menos heroísmo militar que resignación a causa de los achaques de gota por los cuales esta- ba postrado en cama. Dispuso un entierro en el convento franciscano de la villa, sin pompa, pero envuelto en el hábito santiaguista, y mandó decir en él 250 misas, otras 1.400 en la iglesia mayor y 2.000 en Brujas, éstas a cargo de clérigos virtuosos y pobres. En un acto final, quizá a medio camino entre la entrega a las armas y el formulismo militar, negaba a su hijo y único here- dero el “derecho a pedir los alcances a Su Majestad de lo que se le debiera por los libros del tiempo que le e serbido... porque se daba por pagado”31. La muerte de don Juan Bazo de Moreda en Diksmuide a punto de cum- plir los cuarenta años truncó en parte las expectativas de Sebastián Bazo Sáenz de Arenal y de doña María de Moreda, sus padres, que por su testa-

27. AHN. Madrid. OO. MM., Santiago, expediente 921, fols. 7vº-8vº. 28. Ibidem, expediente 921, fol. 58vº. 29. Ibidem, expediente 921, fol. 34. 30. Ibidem, expediente 921, fol. 61. 31. Ibidem, expediente 921, instrumento 4: testamento de don Juan de Bazo y Moreda.

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mento conjunto del 3 de septiembre de 1644 habían fundado un mayoraz- go que valía 12.000 ducados, pensando que lo heredara y transmitiera su hijo don Juan Bazo de Moreda32. Por este testamento sabemos que tenía un hermano mayor, fray Sebastián Bazo, fraile, predicador general y comen- dador del convento de la Merced de Cuenca, nacido de un matrimonio an- terior de su padre y de una madre que no es citada. Y una hermana, doña Catalina de Bazo y Moreda, monja en el convento de San Agustín de Lo- groño33. A ambos dejaba arregladas sus legítimas. Bazo de Moreda poseyó el mayorazgo de sus padres durante unos diez años (1644-1654), años importantes en los que se puso fin a la guerra de los Treinta Años y en los que se iniciaron las informaciones para la obten- ción de hábito de Santiago. No sólo no consta que Bazo de Moreda regre- sara a Logroño, sino que es probable que sus asuntos logroñeses quedaran en manos de su mujer doña Catalina del Rincón y de su hijo Diego Felipe, como al parecer quedaron en manos de su hermano fray Sebastián Bazo la disposición de las pruebas y los sobornos a los informadores34. Pero nadie en Logroño, ni siquiera el delator anónimo (don José de Espinosa), cuestionaba de los indudables méritos de Bazo de Moreda en Flan- des, cerca del conde de Fuentes, del Infante Cardenal y, seguramente en las fases finales de la guerra de los Treinta Años, estimándolo “tan gran solda- do... que por su valor y serviçios mereció dignamente el auito que se puso”35. Antes bien, las críticas iban contra quienes se aprovechaban de esos méritos en beneficio propio, especialmente contra su hijo, que nunca aspiró a vestir

32. Con licencia del rey Felipe IV, fechada en Madrid el 8 de noviembre de 1641 (AHN. Madrid, OO. MM., Santiago, expediente 921: instrumento 4: Testamento de Se- bastián Bazo... fol. 5vº. Uno de los bienes sobre los que se fundó dicho mayorazgo fue la casa principal de la calle de las Erventia de Logroño, hoy Portales, nº 24, y las casas adjun- tas que iban cerrando la manzana hacia la calle de las Carnicerías (plaza de Francisco Martínez Zaporta y calle de las Carnicerías). Se conserva este gran edificio principal, adjun- to a otros dos edificios menores: el nº 26, ocupado por la famosa pastelería de La mari- posa de Oro, y el nº 28. Parece que no hay duda de que se trata de las casas de Sebastián Bazo y de su mujer María de Moreda, puesto que la principal lleva el escudo de armas de bazo de Moreda con cruz de Santiago, que podría referirse a don Sebastián Andrés de Bazo, nieto de don Juan Bazo de Moreda y, como él, caballero de Santiago. La casa des- taca más por su tamaño que por su estilo, sin ceder por ello en importancia. Es un edifi- cio de fachada desornamentada, construido con cuerpo bajo de sillería y tres alturas en ladrillo, con cinco balcones por planta, todos ellos con rejería de forja de distintas épocas, lo que revelaría refacciones a lo largo de los siglos. La parte más antigua es sin duda la planta baja, con el portada adintelada y escudo encima, y el piso primero, cuyos balcones de forja ofrecen las tipologías más antiguas y ricas, con balaustres de cogollos, en un modesto estilo logroñés que recuerda el de Sebastián de Medina. Los pisos restantes pre- sentan balconajes con balaustres en pera de la segunda mitad del siglo XVIII. La casa ha quedado desvirtuada en una reciente restauración de hacia 1995-2000. 33. Ibidem, expediente 921, instrumento 4: testamento de Sebastián Bazo y de doña María de Moreda, fols. 15-15vº y 10-10vº respectivamente. 34. Véase nota 15. 35. AHN. Madrid, OO. MM., Santiago, expediente 921, fol. 59.

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ningún hábito, aunque fue testigo del proceso del de su padre e intervino activamente en el de su hijo, un niño cuando se inició su expediente en 1665. Diego Felipe Moreda Rincón también se inició en la carrera militar, aun- que la debió dejar pronto. Por propia declaración de junio de 1665, en la que dice tener veintisiete años cuando en realidad tenía veintinueve, sabe- mos que “desde que tubo fuerças para manejar las armas fue a seruir a Su Majestad en la frontera de Badaxoz y que luego se cassó en la villa de Nauarrete a donde uiuió cinco años y que ha otros dos que asiste en esta çiudad (de Logroño)”36. Es decir, que antes de 1658 y con menos de vein- tidós años ya estaba alistado en el ejército, quizá para emular la fama de su padre difunto. El escenario era el de la guerra de independencia de Portu- gal (1640-1668) en la que Badajoz había sido objeto de varios ataques desde 1657. Hacia 1658 contrajo matrimonio en Navarrete con doña Catali- na de Ayala, miembro de familia hidalga, del cual nació Sebastián Andrés de Bazo Ayala, quien obtuvo hábito de Santiago en 1666 cuando contaba unos siete u ocho años37 y fue también regidor perpetuo de Logroño en 1683. Sin embargo, no sabemos que Diego Felipe pretendiera ningún hábi- to, aunque siguiendo la tradición familiar a los trece años ya había sido propuesto en puestos de hidalguía de Rabanera38.

4. LA CARRERA MILITAR DE BAZO DE MOREDA EN FLANDES Las referencias concretas a esta carrera con escasas. Debió iniciarla a comienzos de la década de 1630, cuando contase alrededor de los diecio- cho años. En diciembre de 1637 la Armada de Flandes zarpó del puerto de La Coruña al mando del capitán general don Lope de Hoces39 y del almi- rante don Andrés de Castro, transportando los tercios nuevos (bisoños) reclutados por el maestre de campo don José de Saavedra40, que eran los

36. Ibidem, fol. 34. La alusión a Badajoz y las fechas anteriores a 1658 sitúan a Diego Felipe Bazo en el escenario de la guerra de independencia de Portugal tras la muerte de Joao IV (1640-1656) y la minoría de Alfonso VI, tutelado por la reina-madre Luisa de Guzmán, hija del duque de Medina Sidonia. El principal escenario de la guerra estuvo en Extremadura, donde don Juan José de Austria, hijo bastardo del rey Felipe IV, mandó el ejército de Badajoz. 37. Tenía unos seis o siete años. Genealogía presentada el 15 de abril de 1665. En el Consejo de Órdenes del 11 de febrero de 1666, presidido por el conde de Oropesa, se aprobaron las pruebas de la línea materna y las de la abuela paterna doña Catalina del Rincón, mientras que se discrepó de las de la línea paterna y se remitieron a más jueces, nombrando un nuevo instructor para que hiciera más diligencias. Finalmente se despachó el título de caballero a favor de Sebastián Andrés de Bazo Ayala el 19 de mayo de 1666 (AHN. Madrid. OO. MM. Santiago, expediente 921, fols. 1-2). 38. AHN. Madrid. OO. MM., Santiago, expediente 922, fols. 23-23vº y 152. 39. Robert A. STRADLING. La Armada de Flandes. Política naval española y guerra europea,1568-1668. Madrid, 1992, pp. 144-145. 40. Don José de Saavedra, marqués de Rivas de Saavedra (1641). De su paso por Flandes, se conservan en el Palacio de Viana, en Córdoba, cinco lienzos de sus acciones

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refuerzos reclamados por el Cardenal Infante. Es muy probable que éste fuera el modo como Bazo de Moreda llegó a Flandes, puesto que en 1638 figura al frente de una de las compañías del tercio 24 que mandaba Saavedra. Tras una serie de “reformas” o reorganizaciones de los tercios, la compañía de Bazo de Moreda se agregó en 1638 al tercio de Fuenclara por simple intercambio con la compañía reformada de Marcos de Lima, que había muerto en el sitio de La Chapelle41. Don Juan Bazo de Moreda figu- ra presente en el tercio de Fuenclara42 durante la “muestra” o revista de tropa del 22 de diciembre de 1639, pero no se le encuentra en la de julio de 1644. Su ausencia ha sido interpretada como señal de que quizá alcan- zara el rango de sargento mayor en dicho año43, el mismo que detentaba en 1653 cuando don Francisco de Deza (o de Saa) mandaba el tercio44. El testamento conjunto de sus padres, fechado en 1644, en el que a la vez se funda un mayorazgo familiar, nos da algunos indicios que permiten confirmar por donde andaba o había andado el capitán Bazo de Moreda, pues en él se señala que había servido de teniente de general45 del conde de Sástago con gran aprobación del Infante Cardenal don Fernando de Habsburgo, hasta que murió en Bruselas en 1641. En realidad, el tercio del conde de Sástago y el de Fuenclara eran el mismo: el mandado por don Enrique de Alagón y Pimentel, 1er conde de Fuenclara y 8º conde de Sás-

militares sobre plazas de los Países Bajos, entre ellas Kallo (1638), Saint-Omer, Güeldres (1639) y Hilst (1640), y otra anterior a su llegada a los Países Bajos, la batalla de Nör- dlingen (1634), que han sido atribuidos a Sebastián Vrankx. 41. Véase en la dirección , anotada por Juan L. Sánchez, la Relación del Socorro que envió S. M. desde el puerto de La Coruña a los Estados de Flandes, año de 1637, escrita por un alférez reformado Lorenzo de Cevallos y Arce “del tercio del Vizconde d. José de Saavedra, marqués de Rivas, en la cual van escritas las campañas del año 1638 y 1639, poniendo los sucesos de la frontera de Francia en particular, como testigo de vista, y los demás por mayor, sabiéndolos por per- sonas fidedignas; y la campaña de 1640 escribe con la misma calidad, con los sucesos de la frontera de Holanda, por haberse mudado al Tercio Viejo con su Maestro de Campo; y pide al lector le perdone lo que faltare al lenguaje cortesano, por lo que tiene de verda- dero. En la difícil situación los holandeses habían vuelto a tomar la plaza de Breda y los franceses las de Landreries, La Chapelle y Chateau-Cambresis. 42. El tercio de Fuenclara, que recibe su nombre de don Enrique de Alagón y Pi- mentel, 1er conde de Fuenclara y 8º conde de Sástago, se formó en 1634. Aunque algunos lo creen disuelto en 1636, lo cierto es que consta su participación en 1638 en el asalto a Kallo (Brabante), donde el marqués de Lede intervino con cinco compañías y el propio conde de Fuenclara con otras quince de su tercio, en el que era sargento mayor don Baltasar Mercader. En el asalto murieron más de 1.000 españoles, entre ellos don Matías de Lizarazu, don José de Vergara y don Antonio de Verdeja, y unos 5.000 flamencos. 43. Los nombramientos de Rabanera que a partir de 1648 lo identifican como sar- gento mayor hacen verosímil esta hipótesis (véase nota 20). 44. Véase en la dirección 45. El teniente de general o maestre de campo es el segundo en la cadena de man- do, por debajo del capitán general.

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tago (Valladolid, 1602-Zaragoza, 1651)46, formado en 1634 y aparentemen- te disuelto en 1636, aunque consta su participación en 1638 en el asalto al fuerte de Kallo (Brabante). A la muerte del Infante Cardenal en 1641, el gobierno de Flandes pasó a manos de don Francisco de Melo, marqués de Torrelaguna (1597-1651)47, gobernador de los Paises Bajos (1641-1644), reor- ganizador del ejército de Flandes, vencedor en Honnecourt-Le Chatelet (1642), pero estrepitosamente derrotado de Rocroi (1643), principio del fin que condujo a la Dieta de Ratisbona, al Tratado de Münster (1648) y a la paz de Westfalia (1648). La cartela que lleva el retrato de don Juan Bazo de Moreda, póstuma desde todo punto de vista, insiste en alguno de sus empleos, como el de capitán de infantería, pero incorpora los de sargento mayor del Tercio Vie- jo48 y gobernador de dicho tercio, lo que equivale a decir que se afianzó en las compañías más antiguas de los tercios de Flandes, además de goberna- dor de las plazas fuertes de Oudenaarde (VDONARDA) y de Diksmuide (DEXIS- MVNDA)49, ciudad en la que falleció a principios de 1654 sin haber cumpli- do los cuarenta años. Curtido en las elites del ejército, por deseo propio o por deseo familiar, en 1652 inició las pruebas para ingresar en la orden militar de Santiago. El general reconocimiento de sus méritos hizo que se desarrollaran sin apenas resistencia, dado su origen en una familia de mercaderes, aunque al parecer su hermano fray Sebastián Bazo intervino doblegando con dinero la volun- tad inquisitiva de los examinadores de la Orden. Su hábito fue el punto de partida de una hidalguía que sería seriamente cuestionada dos generaciones más tarde en la figura de su nieto don Sebastián Andrés de Bazo y Moreda.

46. Caballero de Calatrava (1623) y de Montesa (1648), castellano de Amberes y Gobernador de Flandes. Estuvo en las Indias. 47. A. GONZÁLEZ PALENCIA, Nuevas noticias biográficas de don Francisco de Melo, vencedor de Le Chatelet (1597-1651). Madrid, 1944. Catálogo de la exposición El final de la Guerra de Flandes (1621-1648). 350 aniversario de la Paz de Münster. Comisarios José ALCALÁ ZAMORA QUEIPO DE LLANO y Bernardo GARCÍA GARCÍA. Madrid, Fun- dación Carlos de Amberes, 1998, pp. 120-121. 48. En los ejércitos españoles se llama Tercio Viejo a la unidad más antigua de cada nacionalidad. En Flandes se conocía como Tercio Viejo de infantería española o Tercio Viejo de los españoles. 49. Ambas en Bélgica. Oudenaarde, en flamenco, o Audenarde, en francés, está si- tuada junto al río Escalda, al sur de la ciudad de Gante, en la provincia del Flandes Oriental. Dixmuyde, en flamenco, Diksmuide (holandés) o Dixmude (francés) es una de las ciudades conquistadas por el Tercio de Saavedra y está situada al norte de Ypres en la provincia de Flandes Occidental. La ciudad de Diksmuide había sido tomada en 1647, a la vez que las de Armentieres, lens y Landrecies, egún consta en la certificación de servicios del maestre de campo don Juan Caro (c. 1620-1683), cuya vida presenta ciertas concomitancias y escenarios comunes con los de Bazo de Moreda (véase Fernando MARTÍNEZ LAINEZ y José María SÁNCHEZ DE TOCA, Tercios de España. La infantería legendaria. Madrid, 2006, pp. 249-251).

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5. EL RETRATO: UNA IDEA SOBRE EL ENCARGO Y SU AUTOR

Desde este punto de vista, lo más probable es que el retrato de Bazo de Moreda (Madrid, colección particular) se pintara después de su muerte en 1654, quizá varios años después, como recuerdo del antepasado y comien- zo de una galería familiar a través de la cual exhibir el nuevo estatus del linaje con el fin de equipararse a otras familias de mayor tradición y de orí- genes menos cuestionados. La fundación del mayorazgo de los Bazo en 1644, previa autorización del rey Felipe IV, pone de manifiesto el deseo de los padres de don Juan Bazo de Moreda de arropar a la familia con figuras jurídicas propias de las clases nobles e hidalgas, y sugiere la idea de que fuera sus propios herederos y descendientes, bien su viuda doña María del Rincón, bien su hijo Diego Felipe Bazo Rincón, quienes promovieran esta representación en su condición de militar, la única verdaderamente acredi- tada, donde aparece ennoblecido con la venera de Santiago. Por el estilo de la pintura hay que descartar que se trate de obra de algu- no de los pintores locales (logroñeses, vitorianos, burgaleses) que podían estar más a mano para la familia. Fueron pocos los que se dedicaron al retra- to y demostraron en este género de pintura un estilo personal e identifica- ble. Por el modelado firme de la cabeza y de las manos, así como en el dibu- jo de la decoración del tahalí o en el enérgico tenebrismo del rostro, el Retrato de don Juan Bazo de Moreda recuerda especialmente a ciertas obras de Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos, 1598-Madrid, 1664), aunque en la melena suelta se aprecia más blandura de pincel. No conocemos ningún dato que demuestre la relación entre el pintor y sus clientes, de modo que nos movemos en el terreno de las hipótesis. Los servicios de Diego Felipe Bazo en el ejército de la frontera de Badajoz antes de 1658 y la relativa cer- canía de Sevilla en donde residía Francisco de Zurbarán pudieron haber dado lugar al conocimiento entre cliente y pintor. Tampoco debe descartarse la posibilidad de un encuentro en Madrid en la última etapa de la vida de Zurbarán (1658-1664). Parece menos probable que la familia residente en Logroño realizara un encargo a un pintor residente hasta 1658 en Sevilla, dada la distancia entre ambas ciudades, aunque el empleo de agentes inter- mediarios podrían haberlo facilitado y no habría sido el único caso en La Rioja del siglo XVII de un encargo pictórico para el que se confía en artistas de otras latitudes como Burgos, Valladolid, Madrid, Toledo o la misma Roma. En el contexto de la obra de Zurbarán es frecuente hallar efigies y re- presentaciones póstumas de personajes importantes, realizados a través de otras representaciones precedentes. Realmente los retratos de modelo con- temporáneo pintados por Zurbarán son muy escasos50. Nada tiene de extra- ño que hubiera abordado la representación de la efigie de un personaje ya

50. Al margen de la apariencia realista que ofrecen muchas cabezas insertas en sus composiciones religiosas, los retratos que conservamos de Zurbarán son escasos. Entre 1625-1630 se fecha el de Don Andrés Conde de Ribera (Sevilla, Museo de Bellas Artes). De

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fallecido. De hecho, lo hizo en otras ocasiones, de modo que la mayor parte de sus “retratos” no lo son en sentido estricto, sino que mas bien se trata de recreaciones cargadas de verosimilitud de personajes del pasado. Tal es el caso de las imágenes de casi todos los frailes de la Merced pinta- dos después de 1628 para el convento de Sevilla51. También el de las dos versiones del retrato de Fray Diego de Deza, de hacia 1631 (Passadena, Norton Simon Foundation; y Madrid, Museo del Prado)52. Y el de algunas intensas efigies de la serie de los Infantes de Lara, que suelen fecharse ha- cia 1640-1645, como la de Gonzalo Bustos de Lara. En el caso de los muy conocidos lienzos de frailes jerónimos de la sa- cristía del monasterio de Guadalupe, pintados por Zurbarán entre 1638 y 1639, todos representan a personajes del siglo XV en sus facetas más vir- tuosas o en sus aspectos más destacados53. Más que plasmación de unos rasgos físicos de personas que el pintor no pudo conocer, se trata de efi- gies o descripciones morales a las que el pintor supo dotar de aspectos físi- cos individuales, estén o no inspirados en modelos físicos concretos. Y, por supuesto, ninguno de ellos —ni tan siquiera el del obispo fray Gonzalo de Illescas, confesor de Juan II, representado como hombre de estado— es retrato tomado del natural a partir de un modelo vivo. Brown ha conside- rado el ciclo de Guadalupe como un “testimonio y memento” de las glorias del monasterio en el momento de máxima protección regia, en el que cada una de las figuras está dotada de una intencionalidad54. La misma conside- ración puede aplicársele al retrato de don Juan Bazo de Moreda.

hacia 1635 es el firmado de Don Alonso Verdugo de Albornoz (1623-1695), 1º conde de Torrepalma (Berlín, Gemäldegalerie), intensamente tenebrista. De fechas más avanzadas es el Retrato de un joven (Toledo, Hospital Tavera, Fundación Casa Ducal de Medinaceli). El de Don Alonso de Salas Parra representado de media figura en el banco del retablo de Nª Sª de los Remedios de Santa María de Zafra (Badajoz) se fecha hacia 1644. Atribuidos, aunque generalmente aceptados como obras de Zurbarán, son los retratos del doctor Don Juan Martínez Serrano (Nueva York, col. particular) y el de un Doctor en derecho por la Universidad de Salamanca (Boston, Isabella Stewart Gardner Museum) (véase Martin S. SORIA. The Paintings of Zurbarán. Complete Edition. New York, 1953, p. 186, nº 214. Paul GUINARD, Zurbarán y los pintores españoles de la vida monástica. Madrid, 1967, p. 489, nº 577. Julián GÁLLEGO y José GUDIOL, Zurbarán, 1598-1664. Biografía y análisis crítico por Julián Gállego. Catálogo de las Obras por José Gudiol. Barcelona, 1976, pp. 93-94, nº 210, fig. 226; y p. 120, nº 533. María Luisa CATURLA, Francisco de Zurbarán. Traductión, adaptation et appareil critique para Odile Delenda. París, Wildenstein Institute, 1994, pp. 211-212), necesitados de una revisión que explique desde su supuesto común ori- gen hasta su dispersión, y por supuesto las diferencias de estilo y de cronología. 51. Con la excepción de fray Hernando de Santiago (Sevilla, 1557-1639), apodado “pico de oro” por sus dotes de predicador, que aún vivía cuando Zurbarán pintó la serie. 52. Fray Diego de Deza, arzobispo de Sevilla (1444-1523), fue el fundador del cole- gio de Santo Tomás de Sevilla, para el que Zurbarán pintó en 1631 el gran lienzo de la Apoteosis de Santo Tomás de Aquino (Sevilla, Museo de Bellas Artes). 53. Jonathan BROWN, “Las pinturas de Zurbarán en la sacristía del monasterio de Guadalupe”, en Imágenes e ideas en la pintura española del siglo XVII. Madrid, 1980, pp. 143-177. 54. Ibidem, pp. 157-158.

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El retrato de Don Juan Bazo de Moreda contiene suficientes rasgos esti- lísticos como para atribuirlo a Francisco de Zurbarán. En él se hallan indi- cios sobrados para su comparación con otros ejemplos de la producción del pintor. En su estudio no hay que perder de vista que se trata del retra- to de un militar, pues algunos detalles de su vestimenta probablemente se explican desde esta óptica específica. La casaca negra rematada por un amplio cuello blanco parece denotar la influencia de Flandes frente la goli- lla española, pero es el tipo de cuello que llevan las figuras de soldados que aparecen en las mismas pinturas de Zurbarán, comenzando por las de los segundos planos de El socorro de Cádiz de la serie del Salón de Reinos del Buen Retiro, pintado en 1634, o la que introduce el milagro en La bata- lla del Sotillo (Nueva York, Metropolitan Museum of Art), pintado entre 1637-1639 para el retablo de la cartuja de Jerez de la Frontera. En la pintu- ra madrileña del siglo XVII contamos con al menos dos ejemplos especta- culares de este tipo de cuello: el primero es el retrato de Don Tiburcio Redín (hacia 1636)55 y el retrato de Un general de artillería, de Francisco Rizi56 (ambas en Madrid, Museo del Prado), por su concepto quizá el retra- to más parecido al de Bazo de Moreda. Por lo que respecta a la contrastada iluminación de la cabeza, que deja en penumbra la mitad del rostro del personaje, este procedimiento que, en el fondo reduce un volumen tridimensional a una silueta plana, se encuen- tra en la Adoración de los Reyes (Grenoble, Musée de Beaux-Arts) o en las figuras del lienzo de Guadalupe que representa a Enrique III imponiendo el birrete al padre Yáñez, obra de 1639, y en otras muchas figuras de com- posiciones, alcanzando su máxima expresión en la cabeza aislada del Cru- cifijo con donante, firmado en 1640 (Madrid, Museo del Prado). Pero es en el lienzo de Gonzalo Bustos de Lara, de hacia 1640-1645 (Madrid, col. Plá- cido Arango), donde encontramos mayores similitudes de tratamiento y razones convincentes para atribuir este retrato a Zurbarán. Con respecto a este lienzo, el retrato de Don Juan Bazo de Moreda presenta la misma defi- nición del espacio como fondo neutro. La iluminación de las cabezas en ambas pinturas combina la luz directa de procedencia lateral con una penumbra suave, de modo que en un caso modela con energía y en otro no llega a ocultar ninguno de los rasgos fundamentales del rostro. La acti- tud de la mano derecha apoyada en el bastón no puede ser más coinci- dente en ambos personajes: sujeta con firmeza el travesaño o el pomo ocul- to y da ocasión para que los empastes y las luces transmitan con exactitud la estructura ósea que subyace sobre la piel gruesa. La mano izquierda de Bazo de Moreda queda en penumbra, pues su cuerpo se interpone y corta

55. Sobre el rechazo de su atribución a fray Juan Rizi, véase mi texto “Obra y esti- lo de la pintura de fray Juan Rizi”, en Fernando MARÍAS y Felipe PEREDA (ed), La Pintura Sabia de Fray Juan Andrés Ricci. Toledo, 2002, p. 140. 56. Alfonso E. PÉREZ SÁNCHEZ. Carreño, Rizi, Herrera y la pintura madrileña de su tiempo (1650-1700). Preparación, estudio preliminar y catálogo por..., catálogo de la exposición del Museo del Prado, Madrid, 1986, pp. 171 y pp. 264-265, nº 97.

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la luz, pero el empaste ligero transmite su forma de un modo muy caracte- rístico en Zurbarán, que puede rastrearse en La rendición de Sevilla de 1634 (Eccleston, duque de Westminster), en La batalla del Sotillo de hacia 1637- 1639 (Nueva York, Metropolitan Museum of Art) o en el lienzo de Enrique III imponiendo el bonete al padre Yáñez de la sacristía del monasterio de Guadalupe, fechado en 1639. También el adorno del tahalí, de infalible ritmo ondulante y empaste grueso para trazar el adorno vegetal, se halla interpre- tado de modo semejante en la cenefa de la capa del lienzo de Gonzalo Bustos de Lara, un pequeño detalle de bordado pictórico que Zurbarán cul- tivó con frecuencia en los ropajes de la Virgen de las Cuevas (Sevilla, Museo de Bellas Artes) y las densas ropas litúrgicas de todo tipo de santos.

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