Asturias Siglo Xxi
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ASTURIAS SIGLO XXI RIBADESELLA El reto de la calidad territorial La viva transformación de los caracteres tradicionales abre el reto de compatibilizar el necesario crecimiento con la calidad territorial Ribadesella ha conseguido hacerse un hueco entre los destinos turísticos nacionales. El fuerte atractivo del paisaje y la creciente especialización turística definen a este territorio, como a toda la costa oriental. El Sella y su ría dividen en dos a un concejo volcado hacia una costa acantilada pero que tiene también magníficas playas, como las de Vega y la urbana de Santa Marina. Hacia el este, el acantilado solo permite algunas pequeñas playas, como Arra y, en el límite con Llanes, la pequeña y hermosa ría del Aguamía. Los relieves del Mofrechu (897m.), un mirador magnífico, se abren en arco sobre Santianes, con ese paisaje de mar y montaña tan propio de los concejos del oriente. Al oeste, las sierras entre el Sella y el mar conforman un original paisaje que se divisa desde el mirador del Fitu, con cimas como El Cabalgadoriu, La Genosa o La Peruyalina. Frente a otros concejos costeros del oeste, Ribadesella manifiesta evidentes signos de vitalidad. En la última década ha crecido la actividad y el empleo. El saldo migratorio es positivo, aunque no alcanza a llenar el hueco que deja la débil natalidad. La población no crece pero al menos no desciende de forma notoria, situándose en el nivel de los 6.200 habitantes. La villa pierde población, pero esto no implica un estancamiento, si no que sus áreas de expansión se localizan fuera, sobre todo en la parroquia de San Esteban de Lleces. Si la villa ha ido bajando su población hasta los 3.100 habitantes, la de Lleces ha aumentado hasta los 1.100, en la expansión urbana hacia el oeste del arenal de Santa Marina, en el valle del río San Pedro. Crecen también buena parte de los núcleos rurales del entorno de la villa (San Pedro, Sebreñu, Ardines, Santianes) y de la rasa al este de la ría (Collera, Camangu, Meluerda, Cuerres). Incluso han vuelto al crecimiento algunos pueblos más alejados, como Llinares, Tezangos o Cueves. Aunque todas las parroquias perdieron población, salvo Lleces, hoy cinco han cambiado el rumbo y aumentan sus habitantes: Llinares, Moru, Collera y Santianes, además de Lleces. Uciu está en una situación de equilibrio. Continúan el declive, moderado, Berbes y Xuncu. También la villa, que constituye uno de los cuatro centros urbanos del oriente, junto a Cangas de Onís, Arriondas y Llanes. El notable impulso turístico reciente, que parte de la base del veraneo tradicional, ha transformado la actividad económica y ha impulsado el proceso de diversificación de actividades y el crecimiento del empleo. El resultado de este proceso es que el 65% de éste se ocupa hoy en actividades del sector terciario. Son 1.400 de un total de 2.200 activos, destacando los sectores de la hostelería y el comercio, con más de 350 cada uno. El turismo ha tenido una positiva difusión a buena parte de los núcleos rurales principales. Ribadesella es hoy uno de los concejos de mayor concentración de actividad turística, en relación a su población y territorio. 32 hoteles, otras tantas casas de aldea, 12 apartamentos, 3 albergues y 3 campings dan fe del crecimiento de la actividad, con una capacidad de acogida de más de 3.000 personas. Ha tenido un fuerte impulso la oferta de segunda residencia, con la controvertida expansión urbanística de la villa, que busca la proximidad, cada vez menor, de la playa. La recuperación del patrimonio edificado en los núcleos rurales ha permitido el crecimiento de una docena de pueblos de los 37 existentes, fenómeno que tiende a extenderse al conjunto de ellos. La ganadería, la pesca y la actividad forestal cuentan con un apreciable tradición en el concejo, hoy disminuida, que ocupa a 175 activos. La ganadería ha visto descender el número de explotaciones, las cabezas de vacuno y la producción láctea. Solo quedan 27 explotaciones lecheras frente a más de 150 cárnicas. El fortísimo ajuste y redimensionamiento de la producción lechera deja como salida, frente al habitual abandono, la ganadería de carne, aún en concejos costeros de tradicional especialización lechera. La industria mantiene 200 empleos, de los que 56 corresponden a la minería, con una presencia en aumento de industrias vinculadas a la construcción. Hay que potenciar el sector industrial para mantener la diversidad económica, evitando una excesiva especialización y dependencia del sector terciario-turístico. Para ello el concejo necesita suelo empresarial equipado. Se dispone de suelo y posición estratégica en la red de carreteras, además del infrautilizado ferrocarril, que debería incluir ya a Ribadesella en la red de cercanías, hoy detenida en Infiesto, modernizar su trazado y potenciar los usos turísticos en temporada. Ribadesella es un territorio con recursos para el crecimiento. El paisaje no acepta cualquier tipo de uso y por ello el papel a jugar por la ordenación del territorio es vital, evitando procesos de degradación que resten valor. El reto está en la calidad territorial. Es primordial actuar sobre la oferta de vivienda protegida y el desarrollo urbano vinculado a la villa, que permita el crecimiento y la continuidad de la villa como residencia habitual, evitando el efecto expulsión de los altos precios actuales. La mejora de la accesibilidad propiciada por la autovía abre un potencial importante para la oferta de primera residencia y para que continúe la atracción de población. El oriente de Asturias ha sido pionero en el proceso de transformación de los concejos rurales hacia la diversificación de actividades, la recuperación patrimonial y el desarrollo terciario y turístico. La mejora se ha centrado en los concejos de mayor dimensión, los que tienen una villa de referencia urbana, como Ribadesella. Este proceso ha apoyado la puesta en valor de los recursos existentes en el territorio y la capacidad de atraer actividad a partir de flujos externos, atraídos por la calidad del paisaje y la oferta turística. Hay que replantearse la expansión urbana y ponerla en estrecha relación con la villa y el poblamiento existente, para que den valor a lo que ya existe, evitando la urbanización segregada, que acota y empobrece el territorio sin crear actividad a cambio. Ribadesella tiene que apostar por el crecimiento ordenado, la diversidad de actividades y la calidad ambiental, paisajística y turística, y evitar procesos de degradación propios de las áreas turísticas masivas y envejecidas. .