EL ESTADO Y LA IZQUIERDA POLÍTICA EN EL La recuperación de la “matriz institucional”

Carlos A. Gadea Universidade do Vale do Rio dos Sinos (Unisinos), São Leopoldo – RS, Brasil. E-mail: [email protected].

DOI: http//dx.doi.org/10.17666/339606/2018.

Introducción ticular y de un accionar institucional que sobrepasa los partidos y, no en pocas ocasiones, hasta el mis- Es necesario observar las características históri- mo sistema político. Todo parece indicar, tal cual cas y las prácticas concretas de la actuación política lo mencionaba Leis (2006), que nos estaríamos en- de un país para poder comprender el sentido y sig- frentando a una cultura política caracterizada por nificado de lo que se puede definir como “izquierda procesos cíclicos de “recuperación” y “alejamiento” política”. Existe un “repertorio cultural” que deno- de la matriz peronista, de una forma institucional y ta comportamientos, posicionamientos y prácticas de un comportamiento político y social que supone particulares que parecen definir las características la integración de las grandes masas a la participación de la cultura política de un país. Por ejemplo, quien política desde un compendio un tanto “clientelista” quiera comprender la reciente política y y claramente subordinado al aparato estatal y a los aquello que se ha denominado como propio de un destinos gubernamentales del momento (Escude, proceso político de “izquierda” (el “kirchnerismo”), 2004). no puede dejar de observar lo que ha sido el in- Otro ejemplo, tal vez más complejo, puede ser flujo del “peronismo” (devenido en “justicialismo”) el propio fenómeno del “lulismo” en Brasil (Gadea, como matriz fundadora de una cultura política par- 2013). Este ha sido motivo de análisis por parte de muchos investigadores, en la medida que pareció “acercarse” a la matriz “populista” originada bajo las 1 Artigo recebido em 21/04/2016 presidencias de Getulio Vargas, o “alejarse” debi- Aprovado em 29/06/2017 do a una gestión política definida como novedosa RBCS Vol. 33 n° 96 /2018: e339606 2 REVISTA BRASILEIRA DE CIÊNCIAS SOCIAIS - VOL. 33 N° 96 y particular. De hecho, la pregunta que muchos (los más viejos partidos del continente, el Partido se han planteado es si los mandatos del presidente Colorado y el Partido Blanco o Partido Nacional), Luiz Inácio Lula da Silva se pueden entender como descontentos con los posicionamientos adoptados propios de un “neo-populismo” con ciertas facetas por sus dirigencias partidarias durante los años de de “desarrollismo social” o, por el contrario, como 1960. Este conglomerado de sectores políticos y inherentes de una práctica política que ha innova- sociales daría forma a una fuerza política que, pos- do en el campo político tradicional. Ciertamen- teriormente a la represión y proscripción política te, las dos interpretaciones tienen alguna validez sufrida durante el régimen cívico-militar (1973- empírica, pero lo fundamental es entender que el 1985), gobernaría el país desde el año 2005 hasta “lulismo”, en todo caso, no podría haber emergi- la actualidad. do y tomado forma electoral si no hubiese existido Una de las más importantes características de un “repertorio cultural” y una cultura política en este nuevo sector político indica que, aparentemen- el país que internalizó la posibilidad de legitimar, te, habría actuado como un eficiente actor político políticamente, un conductor carismático y un líder en la historia reciente del país, al permitir una re- de masas. tomada de la “matriz institucional” y de la “cultura Estas miradas, sin duda, se corresponden con democrática” diseñada a comienzos del siglo XX una perspectiva epistemológica sobre el proceder bajo el proceso político denominado “batllismo”: político en la región que prefiere estar atenta a lo etapa histórica conocida por la gestión de gobierno que las historias políticas de los países parecen dejar de las dos presidencias de José Batlle y Ordoñez,2 evidente: que más allá de anticipar ciertas “nove- perteneciente al tradicional Partido Colorado. Por dades” en la práctica de una determinada forma “matriz institucional” se comprende, aquí, la ma- de ejercer el poder desde la “izquierda”, lo que se terialización de las reglas del juego político, histó- percibe son más “continuidades”, la recuperación ricamente elaboradas, que diseñan un principio de de matrices políticas que han sido fundacionales y legitimación institucional y consenso social acerca relacionadas a la cultura política de cada región o de los medios por los cuales se deben conseguir país. El caso de la izquierda política (Frente Am- las metas políticas y el acceso al poder, así como las plio) en Uruguay no escapa a esta constatación. propias funciones y competencias de cada actor po- Quien se proponga analizar las características actu- lítico involucrado en la gestión del poder y la vida ales de su proceder político, de su discurso y de su social en general. La historia política y social uru- concepción sobre el Estado no se sorprenderá con guaya demostraría como su “matriz institucional” actitudes y posicionamientos que no parecen alejar- estaría íntimamente relacionada, por ejemplo, a un se de una matriz política e histórica diseñada en los “relato tradicional (que) presenta el orden político comienzos del siglo XX. Es sobre lo que hablare- como una derivación o extensión del Estado y al or- mos a continuación. den social como una creación desde el Estado […]” El Frente Amplio, como fuerza política, fue (Rico, 2005, p. 31). La preeminencia de sus com- quien dio rostro electoral a un conglomerado de ponentes institucionales (con el Estado como figura sectores políticos de izquierda que obtuvieron im- central) describiría una matriz política que habría portante protagonismo durante los convulsionados construido a la propia sociedad moderna uruguaya años de 1960 en Uruguay. Se funda el 5 de febrero a través de la permanencia de ciertas reglas de juego de 1971, de la mano de integrantes de partidos po- político invariablemente reconocidas por todos. Se líticos históricamente de izquierda del país, como trató, sin duda, de un modelo de organización de el Partido Comunista y el Partido Socialista, así la realidad social que concentró un enorme prota- como por integrantes de movimientos políticos de gonismo a la variable política o institucional, a un izquierda diversos y algunos sectores vinculados a poder estatal cuya narrativa legitimadora supuso su los sindicatos de trabajadores. También se origina asimilación al propio orden político democrático por motivación de algunos líderes políticos disi- del país. Como bien diría Rico (2005), la “centra- dentes de los denominados “partidos tradicionales” lidad del Estado” caracterizaría la sociedad política EL ESTADO Y LA IZQUIERDA POLÍTICA EN EL URUGUAY 3 del Uruguay: sería el Estado quien daría origen y cas coloniales; en su capital , como organizaría el orden social, quedando asimilado en “puerto natural” (diferente del puerto de Buenos la evolución de la modernización del mismo orden Aires); en la inmigración europea, concomitante estatal, conformándose una relación de asociación a la escasa población “nativa” indígena, en el me- o mutua identidad. Es a comienzos del siglo XX, nor peso del conservadorismo de la religión y de bajo el “batllismo” y el Partido Colorado, que esta la Iglesia en la vida política y social, y en el “mito” matriz tomaría forma, conjuntamente a importan- de la revolución popular liderada por José Artigas tes cambios sociales y de su cultura política; matriz en los inicios de las luchas contra España, Portu- que estaría, eventualmente, siendo disputada desde gal, Brasil y Buenos Aires. Como bien argumenta diversos actores y sectores políticos en la actualidad. Rico (Idem), estos atributos de la “excepcionalidad” En tal sentido, lo que se presenta a continuación constituyeron un “continuum histórico” de las insti- tiene por objetivo analizar en qué medida se puede tuciones políticas, donde todo fenómeno emergen- considerar que el actual Frente Amplio, la izquierda te de la sociedad se incorporaría por “agregación” política uruguaya, con su accionar y práctica ins- o “ampliación” a la matriz original, sin, necesaria- titucional, representa, de hecho, la continuación mente, modificarla o cuestionarla. de la agenda política y de gestión de gobierno, en Pero esta característica del Uruguay se alimenta, contextos históricos diferentes, del otrora Partido sin duda, de la histórica distribución de un capital Colorado; no necesariamente habiendo contribui- cultural y social consolidado en modelos moderni- do a elaborar, en profundidad, una nueva cultura zadores (económicos y políticos) y racionalizadores política en el país. Así, ¿sería el Frente Amplio la (sociales y culturales) supuestamente “exitosos”. continuación del “batllismo” y del Partido Colora- Un Estado que “protegería” a sus ciudadanos y una do en el siglo XXI? ¿Le cabría al Frente Amplio el consecuente “sacralización de las instituciones” (y papel de recuperar esa “matriz institucional” histó- de sus valores coadyuvantes) acabarían por conver- rica del país? tirse en los dos pilares más notables de esa cultura presumiblemente moderna. Orgullosos de tal reco- nocimiento, los uruguayos, históricamente, tende- El contexto rían, así, a dar solución a sus “desajustes” políticos y sociales coyunturales a partir de la eventual ope- Al observar la trayectoria política y social de un racionalización de sus instituciones, aportando, de país como Uruguay es habitual buscarse explicacio- esta manera, otras características verdaderamente nes para su supuesta eficiente institucionalización significativas para su cultura política: un acentuado política en la existencia de una cultura democrática conservadorismo y un excesivo ideario de seguri- ampliamente internalizada por su población. El re- dad, certeza y confianza en las instituciones (Rama, lato de la “excepcionalidad” política (Rico, 2005, p. 1987). En la actualidad, esta dinámica institucional 177) en el contexto regional, asociado a una serie y la confianza que la acompaña parecen sobrevi- de episodios históricos y sociales, así como a ele- vir, aunque con ciertos reparos. La etapa histórica mentos de la naturaleza (su geografía, fertilidad del y política iniciada con la denominada “apertura suelo, clima templado), ha sido constitutivo de una democrática” del año 1985 puede ser vista como semántica cultural que pudo, a través de las gene- portadora de una serie de señales que cuestionaron raciones, introducirse en los uruguayos como rasgo algunos de los postulados histórico-instituciona- de la identidad nacional y la propia idea sobre la de- les clásicos. Posteriormente, una crisis económica mocracia en el país. Esa “excepcionalidad”, cuida- profunda (como la vivida durante los años 2002 y dosamente transmitida desde finales del siglo XIX 2003) y un paulatino y progresivo deterioro de las en las escuelas y colegios del país, descansa en una condiciones de vida material y cultural condujeron diversidad de elementos políticos y sociales, en los al Uruguay a una disyuntiva institucional y política caprichos de la naturaleza y en la propia historia: compleja, así como a un inevitable revisionismo de por ejemplo, en el carácter “fronterizo” desde épo- su exagerada autoestima legitimada en la creencia 4 REVISTA BRASILEIRA DE CIÊNCIAS SOCIAIS - VOL. 33 N° 96 de ser una sociedad democrática, tolerante frente a rock nacional. No obstante, si el movimiento polí- la diferencia y presuntamente igualitaria. tico era un hecho incuestionable, este presentó una Con la apertura democrática, en la mitad de reconfiguración que acabó por reafirmar las estruc- los años de 1980, la tradición política y la estabili- turas políticas tradicionales, las estructuras partida- dad institucional no pudieron ocultar ciertos pro- rias y los alineamientos políticos del período ante- blemas que, con el pasar del tiempo, acabaron tra- rior a la dictadura cívico-militar. Aquellas señales duciéndose en un estado de ánimo de desencanto que, fundamentalmente, desde el ámbito cultural, cada vez más visible, principalmente entre los más indicaban una eventual transgresión política, sim- jóvenes. Por ejemplo, vale recordar cómo, en el am- plemente eran ignoradas o excluidas, combatidas biente democrático de aquellos años (1985-1989), desde escenarios institucionales y formales de la varios movimientos sociales y culturales (de dere- vida política. En algunas situaciones, estas señales chos humanos, juveniles, de asociaciones de barrio, culturales adquirían nuevas formas, de cierta ma- comunitarios, ambientalistas, entre otros) ganaron nera reformuladas dentro de una fuerza política en expresividad, manteniendo cierta autonomía frente crecimiento, y hasta aquél momento, también críti- al sistema político; aunque la falta de imaginación ca de la histórica institucionalidad política del país: y una percepción de la práctica política restricta a el Frente Amplio, la izquierda política uruguaya. los canales institucionales más clásicos de expresión Sustentado en el mito de una historia política esta- hayan resultado en su desaparición o, en algunos ble, el sistema político uruguayo demostraría, una casos, en su “absorción” por parte de sectores y vez más, que parte de un principio de regulación y de partidos políticos de izquierda (Perelli y Rial, orden normativo que solamente atribuye derechos 1986). Esa tendencia acabó por determinar uno de representativos y de expresión a aquellos represen- los problemas iniciales con el proceso de democra- tantes electos a través de elecciones políticas nacio- tización política: aquel que se refiere a la incapaci- nales. De este modo, todos los intereses sociales dad (y a los intereses prácticos) de un sistema polí- surgidos eran definidos como grupos de presión tico que no encontró otra vía de expresión a no ser “clientelizables” y eventualmente deslegitimados, la de buscar una reacomodación de la nueva situa- excepto que se sometiesen a la “mediación” del par- ción social, surgida en el ambiente cultural y políti- tido político o del Estado (Rico, 2005). co de redemocratización, dentro de la normatividad Se puede comprender que la denominada e institucionalidad política pre-existente; en lugar “apertura democrática” en el Uruguay da sus últi- de intentar generar una nueva normatividad para mos pasos en el año 1989, con el plebiscito convo- la nueva situación real de poder social (Krischke cado para dejar sin efecto la “ley de Caducidad de y Gadea, 2000). la pretensión punitiva del Estado” (ley que permitía Realizando un ejercicio de memoria, se perci- amnistiar a militares y policías vinculados a actos de be que una de las señales más agudas de esto está violación a los derechos humanos durante el perío- representada en la campaña de represión policial do del gobierno cívico-militar, entre 1973 y 1985). ejecutada durante el primer gobierno de la redemo- Como ya se sabe, el denominado “voto amarillo” cratización política, del presidente Julio María San- (por el color de las papeletas, y a favor de la ley) guinetti (1985-1989), del Partido Colorado, que, triunfaría sobre el “voto verde” (apoyado por la in- a través de “razzias”, detenciones indiscriminadas y tensa militancia de muchos jóvenes que, no necesa- un discurso de supuesto combate al consumo de riamente, estaban vinculados a algún sector político drogas, consiguió generar, entre la población más partidario de izquierda), ocasionando un complejo joven, un creciente descontentamiento con las ca- proceso de saturación de los debates políticos gene- racterísticas políticas y culturales que el país parecía rados en torno a las características generales de la ir asumiendo (Bayce, 1989). Si el clima político “democracia reemergente”. La efervescencia social indicaba “apertura” y una agitada participación so- generada por la movilización a favor del “voto ver- cial, en el ámbito cultural el clima no parecía ser de” iba a dar lugar, paulatinamente, al vaciamiento semejante, a pesar del “agite juvenil” en torno al del debate político y a cierta apatía frente a la parti- EL ESTADO Y LA IZQUIERDA POLÍTICA EN EL URUGUAY 5 cipación social en temas políticos generales. Fuerzas Desarrollo. De apariencia más pragmática y con sindicales algo cansadas y debilitadas, a pesar del alguna experiencia adquirida con la administración crecimiento del nivel de conflictividad social, una política de la Intendencia de Montevideo, propu- izquierda política anestesiada (pensando, inclusive, so políticas de integración económica del pequeño en el impacto simbólico con la caída del Muro de país en el contexto regional y global, incentivan- Berlín) y muchos jóvenes militantes ingresaron en do, por ejemplo, el desarrollo y profundización del un nuevo clima social y cultural. Por los años de . Era perceptible constatar una evolución 1990, una creciente indiferencia política y la crisis programática e ideológica, caracterizada por el claro de la militancia tradicional de izquierda se mani- abandono de una retórica y plataforma discursiva festaron como síntomas claros de ese nuevo am- relacionada al desarrollismo, el antiimperialismo y biente socio-cultural. No obstante, un “alivio” para críticas directas a la “oligarquía local”, para pasar éstos vino con el triunfo electoral del Frente Am- a adquirir una visión “progresista” y de típico re- plio en Montevideo. Tabaré Vásquez, un médico formismo gradual (Yaffé, 2005). De cierta manera, oriundo del Partido Socialista, es electo Intendente la alianza con nuevos sectores políticos, sumado a la de Montevideo, dando inicio a la primera admi- experiencia política de dos décadas de actuación, nistración política del sector de izquierda del país terminaría en un proceso de “tradicionalización” (1990-1995). Posteriormente, en 2004, sería electo del partido, suponiendo la moderación del “centro para la presidencia de la República, para luego, en político” y la identificación de gran parte del elec- 2009, la continuidad del Frente Amplio en el go- torado como la opción política más alineada a la bierno nacional materializarse con el triunfo elec- “matriz institucional” histórica del país. Lo que, in- toral de José “Pepe” Mujica. Desde el año 2015 el clusive, se debe resaltar, es que la propia indiferen- Frente Amplio gobierna el país, luego de una nueva cia política creciente en gran parte de la población, asunción a la presidencia de la República del médi- y el deseo coadyuvante por reducir la rigidez de la co socialista Tabaré Vázquez. burocracia y la institucionalidad históricamente consolidada serían factores que, entre otros, permi- tieron ese crecimiento rápido de la izquierda po- La cuestión lítica uruguaya, una identificación, por gran parte de la ciudadanía, como alternativa política posible Es cierto que la izquierda política uruguaya, sim- ante el descrédito de los partidos políticos tradicio- bolizada en el Frente Amplio, se transformó, a finales nales (Colorado y Blanco) y sus gestiones de go- de los años de 1990, en la fuerza política mayoritaria bierno durante los años de 1980 y 1990. No fue, en el país. Nuevos sectores políticos y sociales ter- necesariamente, el desarrollo de una “conciencia minaron aglutinando fuerzas para la conformación política”, de la militancia en crecimiento y la po- de una propuesta electoral ecléctica que, hasta el litización de los jóvenes lo que estaría sustentando año 2005, se resumió en el denominado Encuentro el crecimiento electoral de su fuerza. Aquellos que, Progresista – Frente Amplio – Nueva Mayoría. Sería desde una visión política de izquierda creyeron en esta propuesta que llevaría al primer presidente de esto, parecieron ver con una mirada vieja los nue- izquierda del país, Tabaré Vásquez, al gobierno na- vos contextos políticos y sociales del país. No ha cional, para luego de 2005 fundirse, finalmente, en sido, de hecho, la capacidad de convocatoria a la la estructura política del Frente Amplio. participación política en torno a la militancia tradi- Fue simple percibir que aquella propuesta cional de la izquierda uruguaya lo que determinó el electoral de fines de los años de 1990 era bastan- crecimiento potencial del electorado de izquierda. te diferente de aquella que se observaba años atrás, Por eso, este fenómeno debe ser observado como abandonando viejos clichés y comportamientos formando parte de ese clima de “desencanto” de políticos de enfrentamiento directo a las “agencias fines de los años de 1990 y comienzos del 2000, del capitalismo mundial”, como el Fondo Mone- desafío novedoso que iba a tener que lidiar la lógica tario Internacional y el Banco Interamericano de político-institucional del país. 6 REVISTA BRASILEIRA DE CIÊNCIAS SOCIAIS - VOL. 33 N° 96

Observando la evolución concreta del voto del comportamiento político y electoral del país: el his- Frente Amplio en el año de su fundación, en 1971, tórico Partido Colorado obtendría el peor resultado se constata que obtuvo el 18% de la preferencia de su larga historia, apenas alcanzando el 10% de electoral, creciendo para 21% en las elecciones de los votos. La crisis electoral del Partido Colorado 1984, en el contexto de la apertura democrática. se iba a tornar sintomática de sus cíclicos devaneos En el año 1994, obtendría el 29% de los votos, ex- programáticos y ausencia de liderazgo legítimo a los perimentando en 1999 un vertiginoso crecimiento, ojos de su tradicional elector. Por eso, tan impor- al obtener el 39% de las preferencias de la ciudada- tante cuanto el triunfo del Frente Amplio ha sido nía. No obstante, ese alto porcentaje no le permitió la crisis política vivida por el Partido Colorado. acceder al Poder Ejecutivo, ya que por reglas electo- Muchos, incluso, se preguntarían si, de hecho, ha rales del país, en posterior balotaje, perdería frente sido la migración de votantes del Partido Colorado a la unión electoral de los dos partidos tradicionales hacia el Frente Amplio una explicación fuerte acer- del país. Estas nuevas reglas electorales habían sido ca del triunfo electoral de la izquierda en el país. introducidas por la reforma constitucional del año Ciertamente, una respuesta afirmativa no permiti- 1996, reforma que establecía la posibilidad de cele- ría explicar la totalidad de este complejo fenómeno, brarse una “segunda vuelta” o balotaje entre los dos pero podría darnos una idea del cambio importante candidatos más votados, si ninguno de ellos había en el comportamiento electoral de los uruguayos. llegado a una mayoría absoluta. Así, en aquel 1999, Si, en todo caso, es posible sustentar esta te- se impondría una alianza política entre los dos par- sis, resulta interesante recordar, entonces, que la tidos políticos tradicionales que terminaría retar- supuesta migración de votantes del Partido Colo- dando la llegada al gobierno nacional del creciente rado hacia el Frente Amplio fue, primeramente de Frente Amplio. No hay dudas de que esta reforma carácter eminentemente urbano, y que podría ya pretendía, en su momento, contener el avance de rastrearse en las mismas elecciones del año 1971, las fuerzas políticas de la izquierda uruguaya, tal momento de la propia fundación de la fuerza po- cual interpretación que muchos realizaron. Aquella lítica de izquierda. Si se toma como ejemplo el alianza bipartidista se había originado como reac- circuito electoral del departamento de Canelones, ción inmediata a sufrirse un cambio sustancial en tradicional bastión electoral del Partido Colora- el esquema bipartidista histórico del país, y más si do, se puede observar que, en aquella elección de se considera que aquel Frente Amplio no era, por 1971, este sector político tradicional había obteni- aquellos años todavía, el que posteriormente se de- do el 43,4% de votos, mientras el Frente Amplio jaría visualizar: más moderado ideológicamente, y el 11,3%, y los otros partidos (principalmente el menos alejado de las reglas del juego electoral del Partido Blanco o Nacional) el 45%. Si a este dato país. No obstante, resulta igualmente importante se lo contrasta con los resultados electorales de destacar, que esta misma reforma constitucional del las elecciones anteriores, del año 1966, se puede año 1996 tendría la curiosa virtud de generar una constatar que el Partido Colorado había obtenido nueva forma de bipartidismo, tal cual se iría a per- el 51,2% de los votos, las fuerzas de izquierda de cibir en las próximas contiendas electorales y, por aquel momento (Frente Izquierda de Liberación – qué no, hasta una propia transformación del com- nombre con el que participó el Partido Comunista, portamiento electoral de los uruguayos, tendientes Partido Demócrata Cristiano y Partido Socialista) a polarizarse, en consecuencia, en torno a dos nue- apenas habían alcanzado el 4,8%, mientras las otras vos ejes políticos. fuerzas políticas (considerando, principalmente, el Así, sería en la elección próxima, en el año Partido Blanco o Nacional) el 44%. De esta for- 2004, cuando el Frente Amplio triunfaría, en pri- ma, mientras los considerados “otros partidos” se mer turno, las elecciones nacionales, con el 50,45% mantuvieron prácticamente inalterables en su por- de los votos. Ciertamente, se trata de un significa- centaje de preferencias electorales, el Partido Colo- tivo triunfo político de la izquierda, pero que fun- rado había perdido casi el 8% de los votos de 1966 damentalmente indicaría un cambio crucial en el a 1971, que, es posible deducir, claramente irían a EL ESTADO Y LA IZQUIERDA POLÍTICA EN EL URUGUAY 7 sumarse a la nueva fuerza política de izquierda, el XX, fue portador de una actuación política que no Frente Amplio. De la misma manera, si se observan únicamente amplió derechos sociales a la ciudada- los resultados electorales de aquel fatídico evento nía, sino que, también, dio cuerpo a una estructu- electoral para el Partido Colorado del año 2004, es ra estatal que luego se consideraría de vanguardia posible, asimismo, sustentar, de manera más mati- para su época, iniciando políticas de fuerte sentido zada ahora, la tesis de la migración de votos hacia socialdemócrata (Nahúm, 1998).4 En grandes lí- el Frente Amplio. En aquellas elecciones, y conside- neas, el Partido Colorado encarnaba los intereses rando el mismo circuito electoral del departamento de la amplia ciudadanía uruguaya, diseñando una de Canelones, el Partido Colorado había obtenido estructura social en cuya base se situaba una am- un magro 9% de los votos, el Frente Amplio el plia clase media de funcionarios, empleados de 54,7% y los otros partidos (nuevamente conside- comercio, obreros de fábricas y profesionales; y es, rando como principal el Partido Blanco o Nacio- justamente, con estas características que la “matriz nal) el 36,3%. Si a estos datos los contrastamos con institucional” fue tomando forma. los de las elecciones inmediatamente anteriores, las No obstante, se trató de una “matriz” que no del año 1999, se observa que el Partido Colorado gozó, en todo momento, de pleno apoyo y adhesión había obtenido 33,3% de las preferencias electora- política, como se podría suponer al recordarse los les, el Frente Amplio el 39,3% y los otros parti- propios conflictos iniciales de la identidad política dos el 27,4%. Es decir, que de una elección a la del país entre las “divisas” a comienzos del siglo XX. otra, el Partido Colorado había perdido 24,3% de En realidad, descontentos emergieron cuando, fun- votos, muchos de los cuales migraron a los “otros damentalmente, crisis económicas representaron un partidos”, un 9%, mientras el 15% lo había hecho verdadero cuestionamiento hacia ella. Así fue lo que hacia el Frente Amplio. Ciertamente, la perdida de sucedió inmediatamente después del gobierno de los votos “colorados” no fueron, exclusivamente, ,5 del Partido Colorado, cuando a sumar a los votos del Frente Amplio, aunque si en las elecciones nacionales de noviembre del año es posible suponer que una interesante mayoría si lo 1958 el Partido Blanco o Nacional obtendría su pri- habían hecho. Estos resultados en el circuito de Ca- mer triunfo electoral. La fragmentación interna del nelones son sintomáticos de los cambios electora- Partido Colorado, la crisis económica de mediados les en el resto del país, inclusive considerando que de los años de 1950 y la erosión de la imagen po- este circuito electoral había sido históricamente un lítica del presidente Batlle contribuyeron para que, fuerte reducto del Partido Colorado,3 así como en por primera vez, “los blancos” comandaran el Poder los principales centros urbanos del país. Ejecutivo. Este triunfo, inclusive, vino acompaña- De esta forma, y más allá de estas reflexiones do de una reforma constitucional, en el año 1952, en torno al comportamiento electoral, es posible que instituiría una forma colegiada en el gobierno realizar una consideración que puede parecer a con- nacional, suponiéndose la participación en el Poder tramano de lo que supuestamente sería observable Ejecutivo de aquellos candidatos más votados por y esperado de la izquierda política (y de la cultura cada partido: el Consejo Nacional de Gobierno. política en general), al no pretender ocultarse un Por esto, tanto el triunfo del Partido Blanco como aspecto estructural del proceso político e histórico la propia reforma constitucional representaron un del pequeño país. Así, en las condiciones políticas claro gesto por introducir algunas modificaciones actuales, es posible suponer que esa izquierda po- en la estructura política e institucional del país, al lítica terminó materializando, en gran medida, la pretender sustituir la figura política del presidente continuidad político-institucional de una forma de la República por un Colegiado. Receloso de un de actuar y de definir las tareas del Estado tal cual presidente con amplios poderes, desde muchos sec- había sido realizada por el Partido Colorado en su tores del Partido Blanco veían con desconfianza un momento de mayor influencia en el país (1905- Ejecutivo unipersonal. 1929). El Partido Colorado, bajo las presidencias El gobierno del Partido Blanco (1959-1967) de José Batlle y Ordoñez, a comienzos del siglo estaría marcado, en lo político, por serias fracturas 8 REVISTA BRASILEIRA DE CIÊNCIAS SOCIAIS - VOL. 33 N° 96 internas (al igual que el propio Partido Colorado), la República, luego después de los dos gobiernos con tendencias políticas más conservadoras, de un del Partido Blanco. Con Pacheco Areco se iba a lado, liberales, por el otro, y por el surgimiento de dar continuidad (inclusive de manera más intensa) algunas voces más acordes con reformas económicas a un proceso de “desmantelamiento” de la cultura y sociales más alineadas a las preocupaciones de las política instaurada desde José Batlle y Ordoñez, y amplias capas medias de la población. Durante sus ya en crisis desde los años de 1940 (Bayce, 1989, dos mandatos, llevó adelante políticas de liberali- p. 21), que tendría su fatal desenlace con la dic- zación económica, de eliminación de subsidios a la tadura cívico-militar de los años de 1970 y 1980. producción agrícola, de devaluación de la moneda, Con Pacheco Areco se había comenzado a perfilar, de reducción de los impuestos a las importaciones, de forma clara, una retórica política autoritaria y protagonizando un fuerte alineamiento con el Fon- autocrática, que afirmará la decadencia de un accio- do Monetario Internacional en lo referente a su po- nar partidario característico del Partido Colorado. lítica económica. Una simple observación parecería Se puede decir que el Partido Colorado, a partir sugerir que terminó tomando medidas que fueron de este momento, asumiría una identidad política a contracorriente de lo inmediatamente realizado “conservadora” y menos condescendiente con las por el antecesor, Luis Batlle Berres, con la intenci- necesidades de las grandes masas de la población ón de reactivar la economía y salir de la recesión. trabajadora. Pacheco Areco había desarrollado una El propio sistema político colegiado fue objeto de política que dejaba al desnudo el liberal “batllismo” críticas, por carecer de la efectividad necesaria en histórico, generando descontentos al interior de la la toma de decisiones rápidas y concretas. Por esto, fuerza política. Así, el electorado considerado más en 1966, muchos sectores políticos, acompañados “progresista” del Partido Colorado se sentiría huér- por el propio deseo de la población en general, pre- fano de un espacio político que dialogaba con una sentarían proyectos de reforma constitucional, dan- vida política y con códigos de comportamiento ciu- do así retorno al sistema político unipersonal (un dadano enraizados electoralmente. Para muchos, el presidente), y retornando, de esta manera, a una “aura socialdemócrata” característica fue aparente- práctica política electoral que estaba ampliamente mente abandonada en los años de 1960, ocupando internalizada por la ciudadanía. espacios que oscilaban entre sindicatos de trabaja- Es probable que este interregno del Partido dores, movimientos políticos de una izquierda to- Blanco o Nacional en el gobierno pueda considerar- davía tímida cuantitativamente y, de cierta manera, se una suerte de cuestionamiento al “aurea socialde- entre algunos movimientos sociales y políticos que, mócrata” del país, ayudado por la crisis económica inclusive, apelaron a la lucha armada para “tomar el de mitad de los años de 1950 y el desgaste y frag- poder” a fines de los años de 1960 e inicios de los mentación al interior de los dos partidos tradicio- años de 1970. nales. No obstante, si, de cierta manera, la “matriz De acuerdo con este razonamiento, cuando se institucional” y política parecería protagonizar una escucha que la izquierda política actual debe tomar primera crisis política con este proceso histórico vi- medidas que busquen reducir las desigualdades sa- vido durante los años de 1960, es oportuno aclarar lariales, dar acceso a determinados derechos socia- que no, necesariamente, representaría la materiali- les y se discute sobre la necesidad de una amplia zación de su crisis social, es decir, de su cuestiona- reforma del aparato estatal, parecería estar asisti- miento en la propia cultura política del país, en las éndose a un “continuum” histórico-temporal que adhesiones políticas y el comportamiento electoral. transfiguraría al otrora Partido Colorado (y su “ba- Inclusive porque habrían otras situaciones en que tllismo” político constitutivo) en el actual Frente esa “aurea” sería igualmente puesta a prueba con Amplio, una especie de retorno a ciertas prácticas otros momentos históricos. Además de la presen- que se aproximan a aquellas que formaron par- cia “blanca”, se puede mencionar, justamente, la te del “batllismo” de comienzos de siglo XX y del que se vislumbraría con la asunción del colorado “neo-batllismo” de los años de 1950. Evidentemen- en 1967 a la presidencia de te, no son, únicamente, los discursos o iniciativas EL ESTADO Y LA IZQUIERDA POLÍTICA EN EL URUGUAY 9 políticas concretas que permiten decir que, en cier- interés que cuestionasen “visiones de mundo”, del to sentido, el Frente Amplio es la continuación del Estado y de los intereses corporativos, como sí se Partido Colorado en evidentes situaciones histó- habían manifestado en otras regiones del continen- ricas distintas. Es, también, el lugar que él pasó a te. Por eso, los intereses que dividían la ciudadanía asumir en el repertorio electoral y político del país, amenazaban el gobierno, y no al Estado (Idem, p. tomando como propio un espacio discursivo que 13). Esto conduce a considerar que, en Uruguay, habría sido patrimonio del tradicional Partido Co- es a partir del Estado que se construyó una institu- lorado y una forma de definir el Estado en absoluto cionalización política (respeto al marco legal), una distante de la centralidad atribuida históricamente. modernización social (por ejemplo, en la expansi- Es de esta manera que se torna posible observar que ón de una escuela pública laica y obligatoria) y una el sistema político y la institucionalidad del libre democratización liberal (derechos y libertades polí- juego democrático consigue retornar a sus fuentes: ticas) con relativo éxito, únicamente cuestionadas a una estructura político-partidaria que da conti- después de los años de 1960 (con el Movimiento de nuidad a un “ser nacional” que encontró abrigo en Liberación Nacional, ,6 y posteriormen- la fuerza política de izquierda actual, en el ecléctico te con la dictadura cívico-militar). Frente Amplio. Así, la bipolaridad política conti- Junto a una gestión política que otorgaba una nuaría vigente: desplazado a un tercer lugar dentro amplia diversidad de derechos políticos, sociales y de las preferencias electorales en las elecciones de económicos a la población, bajo la premisa de que 2004 y de 2009, el Partido Colorado parecía insis- para el desarrollo de una sociedad el Estado debe tir, todavía, en la búsqueda de su identidad políti- controlar los aspectos centrales de la economía (tor- ca perdida, identidad que fue encontrada, en gran nándose una entidad cuya función principal sería medida, por aquellos que supieron captar el capi- la redistribución de la riqueza), lo que se conoce, tal político y social histórico del país: la dirigencia históricamente, como “batllismo”, tendió a ela- frenteamplista. borar un discurso de construcción de “consensos políticos” y, así, inhibir los conflictos internos del Partido Colorado. De la misma forma, a reducir las Las experiencias asperezas con el Partido Blanco, de fuerte arraigo en el medio rural del país. Colorados y Blancos (o Como bien sustenta Bayce (1989), la conso- “nacionalistas”, como también se los llamó) se inte- lidación de una primera cultura política formal y grarían al discurso “institucionalista” del presidente moderna en Uruguay es contemporánea a una afir- Batlle y Ordoñez, que enfatizaría la “paz social”, el mación tardía del Estado, en sincronía con una mo- respeto a los derechos individuales y, en especial, dernización social obtenida por una dirección esta- la sumisión de la ciudadanía a la “Ley”.7 Es desde tal “desde arriba”, con retórica liberal y expansión este momento que, justamente, se puede despren- democrática. Durante la gestión del presidente José der la serie de “mitos” característicos del “imagi- Batlle y Ordoñez quedaría evidente que el país go- nario político” uruguayo hasta los años de 1970. zaba de ciertas ventajas comparativas con relación En tal sentido, Perelli y Rial (1986, p. 22) afirma- a otros países de la región, principalmente cuando rían, de manera interesante, que serían cuatro los se comprende que entre los uruguayos no existía el que se pueden mencionar con mayor destaque. En antagonismo que dividiría a la ciudadanía y que, primer lugar, el “mito de la medianía” o de la “es- eventualmente, podría amenazar el Estado. En todo tabilidad social”. Como ya dicho anteriormente, a caso, las luchas entre grupos políticos y las deman- comienzos de siglo XX se había creado un Estado das disidentes eran relativas a la “coparticipación en “asistencial” y protector de los sectores subalternos la gestión gubernamental”, a las garantías frente al de la sociedad, favoreciendo la creación de capas fraude electoral, o contra los abusos de corrupci- medias, y de valores culturales que les son propios. ón en la administración pública. En el país no se La estabilidad social alcanzada sería muy alta, fa- habían construido, todavía, partidos o grupos de voreciendo el predominio de la visión política de 10 REVISTA BRASILEIRA DE CIÊNCIAS SOCIAIS - VOL. 33 N° 96 los sectores medios de la sociedad, en detrimento Estos cuatro “mitos” confluirían en la enor- de las capas subalternas, a las que muchas veces se me importancia dada al Estado como organizador asistiría con desconfianza. Hubo, entonces, una y gestor de la vida colectiva del país. Al mismo aceptación implícita del marco de acción socio-po- tiempo, en considerar de gran importancia la clá- lítico legitimado y vigente, y cuyos sectores altos sica noción de “sociedad amortiguadora” (Real de de la sociedad conseguían verlo como funcional a Azua, 1984), “tipo ideal” que denota, en el caso de sus intereses prácticos. En segundo lugar, aparece Uruguay, la preexistencia de un capital social que el “mito de la diferenciación” cultural. En este sen- estaría permitiendo que los eventuales conflictos tido, la “identidad uruguaya” era comprendida sociales emergentes no pudiesen llegar a “explo- como “especial” en el contorno de los países de la tar” debido a compromisos o acuerdos que a priori región. Política, cultural y “étnicamente” diferen- se han instituido por el conjunto de la sociedad. ciado del resto de los países latino-americanos, el “Amortiguando” las demandas o energías políticas país asumiría su pretendida “superioridad” por lo más “radicales”, la “idea de sociedad” prevalecería avanzado de su legislación, por la homogeneidad en la operacionalidad de los “mitos” arraigados en de su población (con prevalencia de los “blancos” las prácticas políticas y sociales cotidianas. sobre los indígenas) y por la integración social adquirida (la “asimilación” de los migrantes eu- Así, a una “sociedad amortiguadora” que “ra- ropeos fue de notoria importancia). El uruguayo cionaliza las diferencias” y evita los “catastro- se vería “europeizado”, más allá de estar lejos de fismos”, “extremismos” o “revoluciones” le Europa y de sus guerras e inestabilidad política, y corresponde un sistema político estructura- de América Latina, cuyos países no podían ofre- do por “agregación de intereses”, basado en cer la misma asistencia y protección a sus ciuda- “equilibrios mutuos”, “favores clientelísticos”, danos. El tercero es el “mito del consenso”, el de la “juridización de las relaciones sociales” o el la “ley impersonal” que se impone (Idem, p. 23). “adelantamiento de la legislación social”. Así, Se trata de un imaginario político que se nutre del los rasgos de una “sociedad de iguales” e “hi- “mito de la democracia”, del “mito del orden”, co- perintegrada” serán causa y consecuencia, a la adyuvante a la sustentación del estado de derecho y vez, de las formas de movilidad social de tipo del respeto a las reglas. La democracia era tomada “meritocrática” y/o “migrante”. O, la sociedad como “regla de juego” político; no obstante, sin la “construida desde el Estado” tendrá su corre- inevitable capacidad de excluir el clientelismo y el lato político en el Estado “de compromiso” apadrinamiento político en instancias importantes (Rico, 2005, p. 185). de la vida social del país. El cuarto sería el “mito del país culturoso” (Idem, p. 24). Por esto, la tesis de la “sociedad amortigua- dora” de Real de Azua (1984) sobre Uruguay se Cuando se puso en marcha el estado asisten- sustenta en la histórica importancia atribuida a la cial, uno de los objetivos fundamentales fue cultura política propia de los sectores medios de lograr que la masa subalterna tuviese, en pri- la población. Esto queda evidente, como afirman mer término, acceso a una total alfabetización, Perelli y Rial (1986, p. 39), cuando se percibe que que sus capas medias fueran suficientemente la supuesta “acción anticipatoria” de las demandas educadas como para distinguir a este país pre- sociales por parte del Estado no únicamente apun- cisamente por ese hecho: por el alto grado de taron a crear la sensación de “plenitud” y confor- su cultura, mediocre, pero suficientemente ni- midad por parte de la ciudadanía, sino también a veladora e igualadora. Era ésta una forma “eco- afirmar valores propios de los sectores medios, os- nómica” de hacer aumentar el auto-respeto de cilantes entre la “utopía” y el “conservadurismo”. esas clases medias, de afirmar sus valores, y tra- Ciertamente, acentuar los valores de “clase media”, tar que éstos permearan al conjunto de la so- que permearían al conjunto de la sociedad, signifi- ciedad (Idem, p. 24). có diluir eventuales conflictos de clase o de grupos, EL ESTADO Y LA IZQUIERDA POLÍTICA EN EL URUGUAY 11 tensiones sociales diversas y críticas procedentes de das como antagonismos construidos al interior de la esfera cultural, materializando en la figura del Es- los partidos políticos tradicionales del país. Even- tado un papel central en la protección de la socie- tuales posicionamientos “progresistas” y conserva- dad. Aquí radica, en gran medida, el principal ges- dores” se manifestarían en el Partido Colorado y en to favorable para el establecimiento de un proyecto el Partido Blanco, generándose una verdadera crisis “anticipatorio” de país, de “estilo consensual” en el del “imaginario batllista” político y social. De esta relacionamiento político, que conduciría, en de- manera, una evidente deslegitimación del Estado y, finitiva, a una fuerte “batllistización” de la propia obviamente, del gobierno, y una “clientelización” sociedad uruguaya (Idem, p. 40). Lo que ejempli- política cada vez más recurrente (los denominados fica esta cuestión es que, no únicamente se debe “Clubes Políticos”, histórica base de acción parti- comprender el proceso histórico constitutivo de la daria, desempeñaron un papel central en esto) die- sociedad política del país como inherente de la esfe- ron el tono de los nuevos tiempos de la democracia ra política e institucional, lugares claves de los des- uruguaya en los años de 1960. Sin embargo, lo más tinos colectivos en materia de los derechos y de la destacado iba a manifestarse en la correlación his- consolidación de la ciudadanía. Por “batllistización” tóricamente construida entre la esfera institucional de la sociedad se debe entender la “internalización” de y la cotidianeidad de la población: la aparente “des- una narrativa político-cultural que acepta el “pater- batllistización del Estado” tendría como correlato nalismo” estatal (considerándolo como antecesor la permanencia del “batllismo” en el imaginario de la existencia de la propia -y eventual- sociedad social de los uruguayos; narrativa que concentra- civil), y de una “sensibilidad tolerante”, laicista y ría, eficientemente, los “mitos” estructuradores del de fuerte perfil universalista, contenidos culturales moderno Estado y su ciudadanía “diferenciada”. que funcionarían como “imaginario colectivo” en Por tal razón, “entre la “desbatllistización” del Es- la ciudadanía. No obstante, con las crisis de pros- tado y el batllismo mental de la ciudadanía, aca- peridad económica en los años de 1950 (en la me- bó por configurar (se), a lo largo del proceso, una dida que la matriz productiva del país, sustentada disonancia cognitiva fuertemente isotópica. Con la en la exportación de materias primas originadas de aparición del Estado como alteridad se instauran la explotación ganadera, no estaba adecuada a la otras alteridades” (Perelli e Rial, 1986, p. 42), una competitividad del mercado internacional después crucial fractura de aquél excesivo ideario de segu- de la Segunda Guerra Mundial), el Estado protago- ridad, certeza y confianza en las instituciones, así nizaría una insuficiencia creciente en la capacidad como el surgimiento de reacciones sociales y polí- de satisfacer las demandas de la sociedad. Como ticas de características diversas. En este contexto, la resultado, las demandas parecieron “corporativizar emigración por motivos económicos fue una pri- la sociedad”, generándose una necesidad ciudadana mera respuesta visible: en una década, el país ha- de competir por la escases de los favores políticos. bía perdido 10% de su población, y casi el 20% Así, a la “descorporativización de la sociedad civil de la población económicamente activa. Por otro intentada por Batlle y Ordoñez por medio de una lado, el radicalismo político se hizo presente sin politización de lo privado sucede una recorporati- contenciones institucionales posibles: en las movi- vización de la sociedad civil y una privatización de lizaciones de gremios y sindicatos de trabajadores y lo político” (Bayce; 1988, p. 21), conduciendo al de estudiantes, en la lucha armada de los “Tupama- Estado a perder fuerza y autonomía con relación ros” y, simultáneamente, en la presencia de grupos a la sociedad: en contraposición, el Estado incre- políticos de “extrema derecha”. Al final de los años mentaría su “clientelismo” bajo otras características, de 1960 se diseñaba un país “desbatllistizado” ins- talvez hasta más perversas, que culminarían desle- titucionalmente, pero con la sobrevivencia de redes gitimando su papel de “protector” de la población. de sociabilidades cotidianas que actuaban a partir Como consecuencia, ciertas transformaciones del imaginario “batllista”. Consecuentemente, ¿se- en el sistema político comienzan a manifestarse. Las ría la efervescencia política de estos años un gesto simples diferencias políticas comienzan a ser trata- por “recuperar” el proyecto político históricamente 12 REVISTA BRASILEIRA DE CIÊNCIAS SOCIAIS - VOL. 33 N° 96 constitutivo del país, centrado en la figura del Esta- dríguez Fabregat y , sin olvidar quien do, garantía del ejercicio de la ciudadanía y, funda- ocuparía la presidencia del nuevo sector político de mentalmente, marco de referencia para el desarrollo izquierda: el General Líber Seregni. personal en la esfera privada de los ciudadanos? Sin embargo, el “frenteamplismo”, surgido de ¿Cómo la izquierda política se posicionaría, desde la amalgama de diferentes sectores políticos, no se su formación, ante este fenómeno político y cultu- consolidaría más allá de los horizontes políticos his- ral del país? tóricos del país. No fueron los preceptos históricos del Partido Comunista, del Partido Socialista, o de otros diferentes actores políticos oriundos de otras Los orígenes estructuras ideológicas de izquierda, los que darían sustento político a la acción y a la gestión de go- Para Demasi (2006), el Frente Amplio, en tan- bierno en los momentos que el Frente Amplio tuvo to sector político nuevo en el contexto de los años que asumir ese papel. Sin duda, muy importante de 1970, no podría haberse originado si no hubiese habría sido la militancia política oriunda de esas conseguido captar el sector “batllista” del Partido estructuras partidarias, como, por ejemplo, del pro- Colorado, así como al sector más “progresista” del pio Movimiento de Participación Popular (MMP) Partido Blanco. Esto se debía, en gran medida, por- liderado por el expresidente José “Pepe” Mujica en que a finales de los años de 1960 se iba a producir los años de 1990 y 2000. Es evidente que la as- una novedosa “adhesión emocional” del electora- censión de a la presidencia en el año do a los sectores políticos, a diferencia de la clásica 2010 tuvo como antecedente la inserción de una “tradición partidaria” y la “adhesión racional” a un agenda política particular bajo la labor militante de programa político. Por esto, para muchos “colora- algunos sectores de la izquierda política y del Frente dos”, iba a ser posible invocar figuras políticas del Amplio. Pero, una cosa es propia de las narrativas pasado y transfigurarlas, sin resquemores, en posi- políticas que la izquierda construyó para sí en el cionamientos políticos de “izquierda”, superando, interior del Frente Amplio y otra, muy diferente, así, algún tipo de barrera partidaria infranqueable. sería la manera de actuar en el Poder Ejecutivo del Se tornaría posible invocar a José Batlle y Ordoñez país. El “frenteamplismo” se habría encontrado, y, por ejemplo, estar fuera del Partido Colorado. continuamente, en la disyuntiva de “comprender- Un factor importante en este movimiento del se” en escenarios complejos de la realidad institu- electorado, y de algunos líderes del “batllismo” en cional: como propio de la retórica de izquierda, el Partido Colorado, se relacionó al posicionamiento o como inherente a justificar medidas de acción político asumido durante la presidencia del tambi- político-administrativas que podrían herir sensi- én “colorado” Jorge Pacheco Areco. Al haber desar- bilidades en su interior. Pero el “frenteamplismo” rollado una política entendida como “antibatllista”, subsistiría: para algunos, por ejemplo, en la estética Pacheco Areco terminó permitiendo un “voto críti- (y la ética) y discurso de “Pepe” Mujica; mientras co” entre los electores de su Partido, un electorado tanto, en la práctica, parece materializarse, cabal- menos dependiente del Partido y de sus candidatos, mente, en las características de como conducir un produciéndose, también, algo inevitable: sectores gobierno y pensar la gestión del Estado sin grandes “batllistas” terminarían abandonando el Partido Co- innovaciones. lorado, llevando consigo un capital electoral cuali- Consiguientemente, resulta poco convincente tativamente activo (no obstante, numéricamente de deducir que el Frente Amplio deba su crecimien- poca expresión). Así, los dirigentes políticos “colo- to electoral a su “apertura al centro” político, re- rados” , Renán Rodríguez y Hugo duciendo eventuales temores de la población de lo Batalla, por ejemplo, fundarían la “Lista 99” dentro que sería un gobierno de izquierda. El argumento del Partido Colorado para posteriormente, en 1971, de la supuesta moderación discursiva que el Frente formar parte de la fundación del Frente Amplio jun- Amplio habría asumido, abandonando las implica- to con otros integrantes del Partido: Enrique Ro- ciones de lo que sería una identidad de izquierda, EL ESTADO Y LA IZQUIERDA POLÍTICA EN EL URUGUAY 13 no resulta convincente cuando a este sector político es propio de un ejercicio analítico también agota- se lo intenta comprender e insertar en la historia do, inicialmente porque parte de un esquema de política del país. Lo que se afirma aquí es que no es representación política que no cuestiona, mínima- posible constatarse ninguna contradicción evidente mente, el binomio derecha-izquierda. ¿Cuál sería, entre un Frente Amplio anterior a los años 2000 concretamente, el “proyecto” político que se agotó? con el que se vislumbra en el presente, en la medida En todo caso, ¿no se habría tratado, simplemente, que no se habría manifestado, de manera verdadera- de una serie de visiones políticas que fueron “atri- mente clara, un posicionamiento político que de- buidas” como propias de una izquierda política? notase conducir una transformación de la matriz Ciertamente, el punto de partida de las reflexiones económica (liberalismo), política (el “estadocentris- aquí presentes se dirigen en otra dirección, trascen- mo”) y social (la “batllistización”). Se trató, en todo diendo el a priori que estaría definiendo una fuerza caso, de una fuerza política que “asume las mejores política de izquierda desde sus narrativas y clichés tradiciones uruguayas para construir un Uruguay de los últimos treinta años. Por eso, Zabalza solo mejor”;8 un espacio político del electorado que pa- había conseguido observar una parte del asunto, reció resignificar los “imaginarios nacionales” y su al no haber constatado que el Frente Amplio, en cultura democrática. En definitiva, el relativo éxito definitiva, haya sido quien habría tomado para sí político y el incuestionable éxito electoral del Fren- aquel espacio político y electoral que daría cuerpo a te Amplio se presentan proporcionales a la apro- la “matriz institucional” del país. ximación al imaginario político nacional sobre el sentido atribuido al ejercicio de la ciudadanía: a la recuperación política de la “matriz institucional”. El desenlace Contribuyendo con esta línea de argumen- tación, recientemente el exintegrante del Movi- En las elecciones del año 2014, el Partido Co- miento “Tupamaros”, Jorge Zabalza, en entrevista lorado, liderado por , sufriría un de radio,9 manifestó que los gobiernos del Frente nuevo revés político. A pesar de los intentos, en los Amplio habrían contribuido con el aumento de los últimos años, de renovación del viejo Partido Colo- lucros económicos de los bancos y de los produc- rado, la candidatura de Bordaberry apenas pasaría tores rurales, sentenciando que el proyecto político el 12% de las preferencias electorales. Esto eviden- que condujo el Frente Amplio al gobierno estaría ció, no únicamente, una crisis electoral concreta, agotado. Afirmó, inclusive, que en la última elec- sino también una crisis al interior de un partido que ción, el triunfo del Frente Amplio no se había co- no conseguía articularse política y electoralmen- rrespondido por el voto de los ciudadanos por un te desde la elección nacional de 2004. La tarea de proyecto, por un programa de gobierno, y sí para Bordaberry de “hacer retornar” el voto “colorado” y evitar el avance de los otros candidatos de la opo- “batllista” al Partido, no pareció surtir efecto. Muy sición: (Partido Blanco) y Pedro por lo contrario, terminaron abriéndose nuevas, y Bordaberry (Partido Colorado). También afirmó visibles, fracturas: por ejemplo, con la resistencia al que el Frente Amplio viviría, en la actualidad, cier- predominio de Bordaberry en el Partido por parte tas contradicciones políticas internas, como las que de viejos líderes, como Tabaré Viera y José Amorin evidenciaron las discusiones en torno al Acuerdo Batlle; con la deserción de un joven diputado que de Comercio en Servicios con los Estados Unidos había sido un fuerte aliado en el comienzo de su (Tisa). No obstante, es importante destacar, que candidatura, Fernando Amaro, y con el alejamiento dichas afirmaciones no pueden trascender una lec- del conocido político Ope Pasquet de sus filas polí- tura interpretativa del Frente Amplio que se vuelve ticas. Con esto, se diseñaba un movimiento interno necesaria abandonar. Atribuirle al Frente Amplio, a de inflexión política significativo, en la búsqueda priori, una identificación política con una visión e por tornar posible un renacimiento de la “tradición ideología de izquierda, esperándose, de esta forma, batllista”. Se ha comprendido, evidentemente, que determinadas posiciones en la gestión de gobierno, el Partido Colorado debería transitar hacia una 14 REVISTA BRASILEIRA DE CIÊNCIAS SOCIAIS - VOL. 33 N° 96 recuperación de una identidad política pedida (o no estatales, los límites de la politización y el abandonada), diagnosticándose que habría sido el conflicto social. Así sucedió en los años sesen- Frente Amplio quien estaría ocupando “su” espacio ta y setenta del siglo pasado, camino al auto- electoral, sus bases sociales, que alguna vez fueron ritarismo; y así sucedió, luego, a la salida de “coloradas” y “batllistas”. Así, parece evidente que el la dictadura, hacia fines de los años ochenta y fracaso “colorado” es el resultado del desplazamien- principio de los noventa […] (Idem, p. 177). to hacia el Frente Amplio del “aura socialdemócra- ta” histórico del Uruguay; aunque no únicamente Conflictos sociales diversos no faltaron duran- esto: el Frente Amplio no simplemente desplazó al te estos últimos años en Uruguay. Los gremios de Partido Colorado de su lugar tradicional en el eje la educación, entre otros sindicatos del país, por izquierda-derecha, sino también que lo vació de ejemplo, se han movilizado y demostrado descon- sus bases sociales clásicas, de las preferencias de la tentos en varias situaciones políticas vividas en el población urbana, de aquellos menos favorecidos país. Más allá de una evaluación sobre la pertinen- de las periferias, de todos aquellos que permanen- cia o no de estas iniciativas y críticas originadas al temente hacen referencia a la vocación por justicia desempeño del gobierno del Frente Amplio, inte- social en el protagonismo del Estado. resa observar como la actuación de la izquierda po- Con el ciclo político de gobiernos del Frente lítica en el Ejecutivo Nacional actuó alineándose a Amplio desde 2005 pareció instalarse un dilema la tarea por redireccionar, disciplinadamente, a la analítico significativo, y que tiene en el centro de sociedad que se moviliza contra las reglas del juego las preocupaciones al Partido Colorado y al propio que históricamente pautaron el comportamiento Frente Amplio. Qué sector político y electoral ocu- en los conflictos y demandas sociales. Reglas que pa aquel espacio que estaría materializando la “ma- no únicamente evidencian la legitimidad de un triz institucional” del país se convierte en el punto orden democrático estrictamente representacional de partida para comprender el presente y destino por parte de “políticos profesionales”, sino también político de Uruguay. Por el momento, todo indica cómo, para la ciudadanía uruguaya, todavía pervive que es el Frente Amplio quien encarna la narrativa la idea de que todo conflicto emergente se inter- constitutiva de un “ser nacional” coadyuvante a una pretaría como siendo “contra el Estado”, en lugar narrativa sobre el Estado que aún se presenta legíti- de adjudicarle una crítica directa al gobierno. Esto ma frente a las miradas de la ciudadanía uruguaya. evidencia la internalización que tuvo la “batllistiza- Se trata, ciertamente, de un dilema que se vincula ción” en la cotidianeidad. Para ser más claros: todo con aquella sentencia de que la construcción de conflicto social que se dirigiría contra determinada la sociedad se dio desde el Estado, y las formas posición o acción del gobierno sería, en realidad, de inclusión social vistas “desde arriba”. Como afir- comprendido como sintomático de un cuestiona- ma Rico (2005, p. 176), el paradigma estadocén- miento al Estado, históricamente “construido por trico es una forma de institucionalizar la sociedad todos”, a una crítica visceral de la “autoridad de lo y sus sujetos a partir de las narrativas del Estado, de estatal-instituido”, como diría Rico (Idem). Y esto construir discursivamente el sentido social a través el Frente Amplio inmediatamente lo digirió y asi- de la capacidad de limitar la autonomía social en miló a su forma de gestión de gobierno. Por eso, los marcos de la autoridad de lo estatal-instituido. resulta poco importante, bajo esta “matriz”, quien Rico continuaría diciendo que: ocuparía, coyunturalmente, el espacio político del gobierno. Importa sí, si el interés es observar me- Tal “estatalización” de lo social, lejos de ser un didas políticas concretas, matices sobre formas de mero posicionamiento teórico, incidirá direc- conducción política sobre temas puntuales. Fun- tamente en los procesos políticos reales, a la damental es comprender que toda acción guberna- hora de determinar y limitar, por el Estado y mental, incluso las menos legítimas a los ojos de la la clase gobernante, los márgenes de la protesta ciudadanía, como, por ejemplo, cuando las fuerzas social, la capacidad instituyente de los sujetos policiales son accionadas para reprimir conflictos EL ESTADO Y LA IZQUIERDA POLÍTICA EN EL URUGUAY 15 sociales que estarían “fuera de control”, adquiere su dio sin antes haberse producido conflictos políticos legitimidad al encarnar la defensa de un Estado de y armados considerables. Se destaca el levantamien- Derecho que se sustenta en el viejo imaginario “ba- to armado liderado por Aparicio Saravia (del Partido tllista”: en un Estado que ha sustituido la ausencia Blanco o Nacional) en el año 1904, a un año de la de una “nación fundacional” y, fundamentalmente, asunción a la presidencia de José Batlle y Ordoñez. en un “ideal de democracia” que se define a partir 8 Parte del discurso del líder y fundador del Frente Am- de la articulación de los espacios políticos y socia- plio, General Líber Seregni, el 26 de marzo de 1971. les con el Estado, y no en base a su eventual auto- Ver “El Pueblo unido”, Portal montevideo.com.uy. Disponible en http://www.montevideo.com.uy/auc. nomía. Así, la “matriz institucional” uruguaya, el aspx?11365, acceso en 20 ago. 2015). Estado y la sociedad de funden en un mismo con- tenido político, aquel que nació con José Batlle y 9 Zabalza, Jorge: “El proyecto que llevó al Frente Am- plio al gobierno se agotó”, Radio El Espectador, 10 Ordoñez, con el Partido Colorado en el siglo XX. sept. 2015. Disponible en http://www.espectador. Tal vez, entonces, ya sea el momento de compren- com/politica/322992/zabalza-el-proyecto-que-llevo- der que ese contenido político ha adquirido su for- -al-frente-amplio-al-gobierno-se-agoto, acceso en 21 ma actual en una nueva fuerza política, el Frente ago. 2015. Amplio, la “izquierda a la uruguaya” del Partido Colorado. BIBLIOGRAFÍA

Notas BAYCE, R. (1989), Cultura política uruguaya: des- de Batlle hasta 1988. Montevideo, Fondo de 1 Gobernó Brasil en dos períodos presidenciales: de Cultura Universitaria. 1930 hasta 1945, y de 1951 hasta 1954. DELACOSTE, G. (2015). “Que se detenga”. Bre- 2 José Batlle y Ordoñez fue presidente de Uruguay entre cha, set. Disponible en http://brecha.com.uy/ los años 1903 y 1907, y entre los años 1911 e 1915. que-se-detenga/. 3 Todos los datos citados se obtuvieron del Banco de Da- DEMASI, C. (2006), Blancos y colorados en la crea- tos de Política y Relaciones Internacionales de la Facultad ción del Frente Amplio. Montevideo, Fundación de Ciencias Sociales de la Universidad de la República Oriental del Uruguay – UdelaR. Agradezco la gentileza Vivian Trias. por cederlos al dr. Daniel Chasquetti. ESCUDE, C. (2004), “Hacia una teoría sistémica del ‘Estado Parasitario’: el caso argentino”. Se- 4 La gestión financiera (creación de Bancos), industrial (creación de empresas de energía eléctrica y teléfonos rie de Documentos de Trabajo, n. 277, Universi- en 1912) y comercial del Estado se constituyó en un dad del Cemma, s/l. elemento definitivo de la relación entre la sociedad y el GADEA, C. (2013), “La “izquierda política” en Estado a comienzo del siglo XX. En el ámbito social, América Latina: el “lulismo” en Brasil y la “iz- la “ley del divorcio” es del año 1913, la de “ocho horas quierda” en el Uruguay”. Espacio Abierto, 22: 3. de trabajo” del año 1915 y la que otorga el derecho al KRISCHKE, P. & GADEA, C. A. (2000), “Novos sufragio femenino es de 1932. Entre otras acciones de movimentos sociais no Brasil contemporâneo: gestión de gobierno, ese perfil político e ideológico se debate teórico e comparações históricas”. Ca- conoce, históricamente, como “batllismo”. dernos de Pesquisa Interdisciplinar em Ciências 5 Luis Batlle Berres (sobrino nieto de José Batlle y Or- Humanas, n. 10, Florianópolis, Universidade doñez) gobernó el país entre los años 1947 y 1958, Federal de Santa Catarina. recordándose su gestión en el ejecutivo nacional como LEIS, Héctor Ricardo. (2006), “A odisséia argenti- “neo-batllista”. na”. Política & Sociedade, 5 (9). 6 Se trata del nombre del conocido movimiento políti- NAHUM, B. ([1975] 1998), Historia uruguaya: la co armado de izquierda que actuó en el Uruguay en los años de 1960 e comienzos de los de 1970. época batllista – 1905-1929. Montevideo, Ban- da Oriental. 7 Esta “integración” al discurso institucionalista no se 16 REVISTA BRASILEIRA DE CIÊNCIAS SOCIAIS - VOL. 33 N° 96

PERELLI, C.& RIAL, J. (1986), De mitos y memo- rias políticas: la represión, el miedo y después..., Montevideo, Banda Oriental. RAMA, G. (1987), La democracia en Uruguay: una perspectiva de interpretación. Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano. REAL DE AZUA, C. (1984). Uruguay. ¿Una so- ciedad amortiguadora? Montevideo, Banda Oriental. RICO, Á. (2005), Cómo nos gobierna la clase gober- nante – orden político y obediencia social en la democracia posdictadura: Uruguay 1985-2005. Montevideo, Trilce. SEREGNI, L. (1971), “El pueblo unido: discur- so del general Líber Seregni el 26 de marzo de 1971”. Portal www.montevideo.com.uy. Dis- ponible en http://www.montevideo.com.uy/ auc.aspx?11365. YAFFÉ, J. (2005), Al centro y adentro: la renovación de la izquierda y el triunfo del Frente Amplio en Uruguay. Montevideo, Linardi y Risso. ZABALZA, J. (2015), “El proyecto que llevó al Frente Amplio al gobierno se agotó”. Portal El Espectador, 10 set. Disponible en http://www. espectador.com/politica/322992/zabalza-el- -proyecto-que-llevo-al-frente-amplio-al-go- bierno-se-agoto. RESUMOS / ABSTRACTS / RESUMÉS 17

O ESTADO E A ESQUERDA THE STATE AND THE POLITICAL L’ÉTAT ET LA GAUCHE POLÍTICA NO URUGUAI: A LEFT IN URUGUAY: THE POLITIQUE EN URUGUAY: RECUPERAÇÃO DA “MATRIZ “INSTITUTIONAL MATRIX” LA RÉCUPÉRATION DE LA INSTITUCIONAL” RECOVERY “MATRICE INSTITUTIONNELLE”

Carlos A. Gadea Carlos A. Gadea Carlos A. Gadea

Palavras-chave: Estado; Esquerda políti- Keywords: State; Political left; Institution- Mots-clés: État; Gauche politique; Insti- ca; Institucionalidade; Uruguai ality; Uruguay. tutionnalisme; Uruguay

A esquerda política uruguaia, materializa- The Uruguayan political left, embodied as La gauche uruguayenne, matérialisée da na atual Frente Ampla, tem-se consti- the current Frente Amplio, has created an dans le mouvement Front large, s’est tuído em um espaço político indispensável important political space for the recovery constitué en un espace politique indis- para a recuperação da “matriz institucio- of the country’s historical “institutional pensable au rétablissement de la “matrice nal” histórica do país. Partindo dessa con- matrix”. Based on this consideration, institutionnelle” historique du pays. À sideração, é possível compreender a Frente it is possible to understand it as a po- partir de cette considération, il est pos- como um espaço político que tem dado litical space that has given continuity to sible de la comprendre comme un espace continuidade aos principais esforços de the main efforts regarding the economic politique qui a permis la continuité des modernização econômica e construção modernization and the establishment of principaux efforts de modernisation et do Estado desenvolvidos no país pelo his- the State, developed in the country by the de construction de l’État, mis en place en tórico Partido Colorado desde inicios do historical since the begin- Uruguay par le Parti Colorado depuis le século XX. Esta parece ser a sua contri- ning of the 20th century. This seems to début du XXe siècle. Cela semble être sa buição mais destacada ao processo de re- be its main contribution to the process contribution la plus importante au pro- democratização política do país, logo após of the country’s political redemocratiza- cessus de re-démocratisation politique dos governos cívico-militares nos anos 70 tion, soon after the civic-military govern- du pays, juste après les gouvernements e 80 do século XX. O que aqui se apre- ments from the 1970s and 1980s. What civiques et militaires des années 1970 et senta pretende dar resposta a uma interro- is presented here intends to give an an- 1980. Ce qui se présente ici prétend ré- gação algo tímida entre a atual cidadania swer to a question concerning the current pondre à une interrogation quelque peu uruguaia: pode se entender a atual Frente Uruguayan citizenship: can the current timide que se pose l’actuelle citoyenneté Ampla como sendo o Partido Colorado do Frente Amplio be seen as the Colorado uruguayenne : peut-on considérer l’actuel século XXI? Party of the 21st century? Front large comme étant le Parti Colora- do du XXIe siècle?

EL ESTADO Y LA IZQUIERDA POLÍTICA EN EL URUGUAY: LA RECUPERACIÓN DE LA “MATRIZ INSTITUCIONAL”

Carlos A. Gadea

Palavras-clave: Estado; Izquierda políti- ca; Institucionalidad; Uruguay.

La izquierda política uruguaya, materia- cívico-militares en los años de 1970 y lizada en el actual Frente Amplio, se ha 1980. Lo que aquí se presenta pretende constituido en un espacio político indis- dar respuesta a una interrogante algo tí- pensable para la recuperación de la “ma- mida entre la actual ciudadanía uruguaya: triz institucional” histórica del país. Par- ¿puede entenderse al actual Frente Am- tiendo de esta consideración, es posible plio como siendo el Partido Colorado del comprender el Frente como un espacio siglo XXI? político que ha dado continuidad a los principales esfuerzos de modernización económica y construcción del Estado desarrollados en el país por el histórico Partido Colorado desde inicios del siglo XX. Esta parece ser su más destacada con- tribución al proceso de redemocratización política del país, luego de los gobiernos