Pléyade revista de humanidades y ciencias sociales número 22 | julio-diciembre 2018 online issn 0719-3696 / issn 0718-655x

Introducción

Alejandra Castillo Feminismos en América Latina. Introducción in Latin America. Introduction

Artículos

Sayak Valencia El Transfeminismo no es un Generismo Is not a Genderism valeria flores Febriles alquimias del cuerpo. Una poética excrementicia Febrile Alchemy of the Body. An Excremental Poetics

María Belén Rosales Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos Cyber-Activism: Feminist Praxis and Political Visibility in #NiUnaMenos

Marina Alvarado Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones / Ilusiones Natalia Fischetti Southern Feminisms. Allusions / Elusions / Illusions

Panchiba F. Barrientos Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista Sex, Gender, and Women: Tensions and Disruptions from the

Márgara Millán La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista The Eclosion of ’s Subject and the Critique of Capitalist Modernity

Entrevista

Verónica Schild Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir Luna Follegati Montenegro del movimiento feminista en la actualidad Contingency, Democracy, and Neoliberalism: Reflections and Tensions from the Today

Reseñas

Valentina Stutzin Judith Butler, Zeynep Gambetti y Leticia Sabsay, eds.Vulnerability in Resistance. Lieta Vivaldi Durham NC: Duke University Press, 2016. 352 pp. ISBN 9780822362906

Nicolás Ried Judith Butler. Notes Toward a Performative Theory of Assembly. Cambridge MA: Harvard University Press, 2015. 248 pp. ISBN 9780674967755

Acerca de la revista

Información básica

Pléyade. Revista de Humanidades y Ciencias Sociales es una revista arbitrada de carácter internacional dedicada a las ciencias sociales y a las humanidades, fundada el año 2008. Es una publicación que incentiva la discusión intelectual y académica de los fenómenos políticos, considerando temas ligados a la ciencia política, a la sociología, a la filosofía y a los estudios culturales. Pléyade se dirige a un público científico internacional y recibe colaboraciones bajo la modalidad de artículo, reseña, entrevista e intervenciones, escritas en español o inglés. La revista es publicada en versiones impresa y electrónica, patrocinada por el International Institute for Philosophy and Social Studies. La abreviatura de su título es Pléyade, que debe ser usado en bibliografías, notas al pie de página, leyendas y referencias bibliográficas.

Frecuencia de publicación

Pléyade es publicada en julio (semestre enero-junio) y enero (semestre julio- diciembre) Indizada en

Los artículos publicados en Pléyade. Revista de Humanidades y Ciencias Sociales son indizados o resumidos por: • Scientific Electronic Library Online – SCIELO • Hispanic American Periodicals Index - HAPI • Sistema de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal - LATINDEX Catálogo • Servicio de Alertas Informativas y de Acceso a los Contenidos de la Literatura Científica Hispana – DIALNET • Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades, México – CLASE • Plataforma Open Access de Revistas Científicas Electrónicas Españolas y Latinoamericanas - E-REVISTAS • Índice de Revistas Científicas del Centro de Información Tecnológica de Chile - Actualidad Iberoamericana • Bibliografía Latinoamericana en Revistas de Información Científica y Social- BIBLIAT • Red Iberoamericana de Innovación y Conocimiento Científico - REDIB • Asociación Latinoamericana de Revistas Académicas de Humanidades y Ciencias Sociales - LATINOAMERICANA

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La revista es publicada por un equipo editorial independiente sin fines de lucro, en Chile. A menos que sea establecido, todos los contenidos de la edición electrónica son distribuidos bajo la licencia “Creative Commons Attribution-Noncommercial”. La revista rechaza cualquier interés comercial en el trabajo que publica. La revista se compromete a apoyar el máximo acceso al trabajo académico sin comprometer la calidad o la libertad académica. De acuerdo con esto, todo el contenido de cada número es accesible de forma universal y permanente sin suscripción o barreras de pago. Los autores conservan los derechos de autor sobre su trabajo publicado en la revista. Pléyade no podrá publicar cualquier artículo en traducciones, antologías, etcétera, sin el consentimiento explícito del autor. Los autores le otorgan a la revista una licencia perpetua, pero no exclusiva, para publicar la versión del registro de sus artículos. Después de la publicación, los autores son libres de compartir sus artículos o volver a publicarlos en otro lugar, siempre y cuando la publicación original en Pléyade se cite explícitamente. Patrocinadores

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[email protected] [email protected] Cuerpo Editorial Director responsable Nicolás Del Valle Orellana.

Equipo editorial Nicolás Del Valle Orellana – Editor en jefe Felipe Lagos Rojas – Editor general Andrea Furnaro Lobos – Coordinadora editorial Alex Barril Saldivia – Coeditor Rebeca Errázuriz Cruz – Coeditora Ronald Bahamondes Álvarez – Asistente editorial Damián Gálvez Gonzalez– Asistente editorial Natalia López Rico– Asistente editorial José Miguel Muñoz – Asistente editorial

Comité editorial Dr. Ulrich Beck † Ludwig-Maximilians-Universitat München (Múnich, Alemania) Dra. Rossana Castiglioni. Universidad Diego Portales (Santiago, Chile) Dr. Daniel Chernilo. Loughborough University (Leicestershire, Reino Unido) Dr. Marc Crépon. École Normale Supérieure (París, Francia) Dr. Roberto Esposito. Istituto Italiano di Scienze Umane (Nápoles, Italia) Dr. Ignacio Farías. Technische Universität München (Múnich, Alemania) Dr. Andreas Feldmann. University of Illinois (Chicago, Estados Unidos) Dra. Nancy Fraser. New School for Social Research (Nueva York, Estados Unidos) Dra. Simona Forti. Università Piemonte Orientale (Piamonte, Italia) Dra. Cristina Lafont. Northwestern University (Chicago, Estados Unidos) Dr. Thomas Lemke. Johann Wolfgang Goethe-Universität (Fráncfort del Meno, Alemania) Dr. Luis Lobo-Guerrero. University of Groningen (Groningen, Países Bajos) Dr. José Antonio Lucero. University of Washington (Seattle, Estados Unidos) Dr. Michael Marder. Universidad del País Vasco (Vitoria, España) Dr. Aldo Mascareño. Universidad Adolfo Ibáñez (Santiago, Chile) Dr. Alexandre Ratner. Universidade Estadual Paulista (Sao Paulo, Brasil) Dr. Ricardo Salas. Universidad Católica de Temuco (Temuco, Chile) Dr. Friedhelm Schmidt-Welle. Ibero-Amerikanisches Institut (Berlín, Alemania) Dr. Vicente Serrano Marín. Universidad Austral de Chile (Valdivia, Chile) Dr. Steve J. Stern. University of Wisconsin-Madison (Madison, Estados Unidos) Dr. Sergio Toro. Universidad de Concepción (Concepción, Chile) Dr. Alberto Toscano. Goldsmiths, University of London (Londres, Reino Unido) Dr. Gianni Vattimo. Università degli Studi di Torino (Turín, Italia) Dra. Jessica White. Western Sydney University (Sídney, Australia)

Comité asesor Dr. Gonzalo Bustamante. Universidad Adolfo Ibáñez (Santiago, Chile) Dr. Isaac Caro. Universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile) Dr. Carlos Durán. Universidad de los Lagos (Santiago, Chile) Dr. Ricardo Espinoza. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (Viña del Mar, Chile) Dr. Joaquín Fermandois. Pontificia Universidad Católica de Chile (Santiago, Chile) MPhil. Arturo Fontaine. Universidad Diego Portales (Santiago, Chile) Dr. Oscar Godoy. Centro de Estudios Públicos (Santiago, Chile) Dr. Pedro Güell. Universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile) Dr. Alfredo Joignant. Universidad Diego Portales (Santiago, Chile) Dra. Vanessa Lemm. Flinders University (Adelaida, Australia) Dr. Fabián Ludueña. Univesidad de Buenos Aires (Buenos Aires, Argentina) Dr. Juan Pablo Luna. Pontificia Universidad Católica de Chile (Santiago, Chile) Dr. Eduardo Molina. Universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile) Dr. Luis Oro Tapia. Universidad Central de Chile (Santiago, Chile) Dr. Eduardo Ortiz. Instituto de Estudios Avanzados (Santiago, Chile) Dr. Ernesto Ottone. Universidad Diego Portales (Santiago, Chile) Lic. Pablo Oyarzún. Universidad de Chile (Santiago, Chile) Dr. Fabián Pressacco. Universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile) Dr. Pablo Salvat. Universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile) Lic. Willy Thayer. Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (Santiago, Chile) Dr. Miguel Vatter. Flinders University (Adelaida, Australia)

Producción editorial Alonso Fuentes Castillo. Diseño y Diagramación About the Journal

Basic Information

Pléyade. Journal of Humanities and Social Sciences is an international peer reviewed journal dedicated to the Humanities and Social Sciences funded the year 2008. This publication encourages intellectual and academic discussion of political phenomena, from a variety of disciplinary and interdisciplinary perspectives including political science, sociology, philosophy, and . Pléyade is aimed at an international scientific audience and receives contributions such as articles, book reviews, interviews and interventions, written in Spanish or English. The journal is published in print and electronic versions, supported by the International Institute for Philosophy and Social Studies. Its abbreviated title is Pléyade, and it should be used in bibliographies, footnotes, references and bibliographic strips.

Publication Frequency

Pléyade is published in July (semester January-June) and January (semester July- December).

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Editorial Team Nicolás Del Valle Orellana – Editor in Chief Felipe Lagos Rojas – General Editor Andrea Furnaro Lobos – Editorial Coordinator Alex Barril Saldivia – Co-editor Rebeca Errázuriz Cruz- Co-editor Ronald Bahamondes Álvarez – Editorial Assistant Damián Gálvez Gonzalez– Editorial Assistant Natalia López Rico – Editorial Assistant José Miguel Muñoz – Editorial Assistant

Editorial Board Dr. Ulrich Beck † Ludwig-Maximilians-Universitat München (München, Germany) Dra. Rossana Castiglioni. Universidad Diego Portales (Santiago, Chile) Dr. Daniel Chernilo. Loughborough University (Leicestershire, United Kingdom) Dr. Marc Crépon. École Normale Supérieure (Paris, France) Dr. Roberto Esposito. Istituto Italiano di Scienze Umane (Naples, Italy) Dr. Ignacio Farías. Technische Universität München (München, Germany) Dr. Andreas Feldmann. University of Illinois (Chicago, United States) Dra. Nancy Fraser. New School for Social Research (New York, United States) Dra. Simona Forti. Università Piemonte Orientale (Piamonte, Italy) Dra. Cristina Lafont. Northwestern University (Chicago, United States) Dr. Thomas Lemke. Johann Wolfgang Goethe-Universität (Frankfurt am Main, Germany) Dr. Luis Lobo-Guerrero. University of Groningen (Groningen, Netherlands) Dr. José Antonio Lucero. University of Washington (Seattle, United States) Dr. Michael Marder. Universidad del País Vasco (Vitoria, Spain) Dr. Aldo Mascareño. Universidad Adolfo Ibáñez (Santiago, Chile) Dr. Alexandre Ratner. Universidade Estadual Paulista (Sao Paulo, Brazil) Dr. Ricardo Salas. Universidad Católica de Temuco (Temuco, Chile) Dr. Friedhelm Schmidt-Welle. Ibero-Amerikanisches Institut (Berlin, Germany) Dr. Vicente Serrano Marín. Universidad Austral de Chile (Valdivia, Chile) Dr. Steve J. Stern. University of Wisconsin-Madison (Madison, United States) Dr. Sergio Toro. Universidad de Concepción (Concepcion, Chile) Dr. Alberto Toscano. Goldsmiths, University of London (London, United Kingdom) Dr. Gianni Vattimo. Università degli Studi di Torino (Torino, Italy) Dra. Jessica White. Western Sydney University (Sydney, Australia)

Advisory Committee Dr. Gonzalo Bustamante. Universidad Adolfo Ibáñez (Santiago, Chile) Dr. Isaac Caro. Universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile) Dr. Carlos Durán. Universidad de los Lagos (Santiago, Chile) Dr. Ricardo Espinoza. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (Viña del Mar, Chile) Dr. Joaquín Fermandois. Pontificia Universidad Católica de Chile (Santiago, Chile) MPhil. Arturo Fontaine. Universidad Diego Portales (Santiago, Chile) Dr. Oscar Godoy. Centro de Estudios Públicos (Santiago, Chile) Dr. Pedro Güell. Universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile) Dr. Alfredo Joignant. Universidad Diego Portales (Santiago, Chile) Dra. Vanessa Lemm. Flinders University (Adelaide, Australia) Dr. Fabián Ludueña. Univesidad de Buenos Aires (Buenos Aires, Argentina) Dr. Juan Pablo Luna. Pontificia Universidad Católica de Chile (Santiago, Chile) Dr. Eduardo Molina. Universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile) Dr. Luis Oro Tapia. Universidad Central de Chile (Santiago, Chile) Dr. Eduardo Ortiz. Instituto de Estudios Avanzados (Santiago, Chile) Dr. Ernesto Ottone. Universidad Diego Portales (Santiago, Chile) Lic. Pablo Oyarzún. Universidad de Chile (Santiago, Chile) Dr. Fabián Pressacco. Universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile) Dr. Pablo Salvat. Universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile) Lic. Willy Thayer. Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (Santiago, Chile) Dr. Miguel Vatter. Flinders University (Adelaide, Australia)

Publishing Production Alonso Fuentes Castillo - Layout Editor Sobre esta revista

Informações básicas

A Pléyade. Revista de Humanidades e Ciências Sociais é uma revista internacional arbitrada dedicada às ciências sociais e humanas, fundada em 2008. É uma publicação que incentiva a discussão intelectual e acadêmica dos fenômenos políticos, considerando temas relacionados com a ciência política, a sociologia, a filosofia e os estudos culturais. A Pléyade dirige-se a um público científico internacional e recebe colaborações sob a forma de artigo, revisão, entrevista e intervenções, escritas em espanhol ou inglês. A revista é publicada em versões impressas e eletrônicas e é patrocinada pelo International Institute for Philosophy and Social Studies. A abreviatura do seu título é Pléyade, devendo ser usada em bibliografias, notas de rodapé, legendas e referências bibliográficas.

Frequência de publicação

A Pléyade é publicada em julho (semestre janeiro-junho) e janeiro (semestre julho-dezembro).

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Os artigos publicados em Pléyade. Revista de Humanidades e Ciências Sociais são indexados ou resumidos por: • Scientific Electronic Library Online – SCIELO • Hispanic American Periodicals Index - HAPI • Sistema de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal - LATINDEX Catálogo • Servicio de Alertas Informativas y de Acceso a los Contenidos de la Literatura Científica Hispana – DIALNET • Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades, México – CLASE • Plataforma Open Access de Revistas Científicas Electrónicas Españolas y Latinoamericanas - E-REVISTAS • Índice de Revistas Científicas del Centro de Información Tecnológica de Chile - Actualidad Iberoamericana • Bibliografía Latinoamericana en Revistas de Información Científica y Social- BIBLIAT • Red Iberoamericana de Innovación y Conocimiento Científico - REDIB • Asociación Latinoamericana de Revistas Académicas de Humanidades y Ciencias Sociales - LATINOAMERICANA

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Diretor responsável Nicolás Del Valle Orellana

Equipe editorial Nicolás Del Valle Orellana – Editor Chefe Felipe Lagos Rojas – Editor Geral Andrea Furnaro Lobos – Coordenador Editorial Alex Barril Saldivia – Coeditor Rebeca Errázuriz Cruz- Coeditor Ronald Bahamondes Álvarez – Assistente editorial Damián Gálvez Gonzalez – Assistente editorial Natalia López Rico – Assistente editorial José Miguel Muñoz – Assistente editorial

Comitê editorial Dr. Ulrich Beck † Ludwig-Maximilians-Universitat München (München, Germany) Dra. Rossana Castiglioni. Universidad Diego Portales (Santiago, Chile) Dr. Daniel Chernilo. Loughborough University (Leicestershire, United Kingdom) Dr. Marc Crépon. École Normale Supérieure (Paris, France) Dr. Roberto Esposito. Istituto Italiano di Scienze Umane (Naples, Italy) Dr. Ignacio Farías. Technische Universität München (München, Germany) Dr. Andreas Feldmann. University of Illinois (Chicago, United States) Dra. Nancy Fraser. New School for Social Research (New York, United States) Dra. Simona Forti. Università Piemonte Orientale (Piamonte, Italy) Dra. Cristina Lafont. Northwestern University (Chicago, United States) Dr. Thomas Lemke. Johann Wolfgang Goethe-Universität (Frankfurt am Main, Germany) Dr. Luis Lobo-Guerrero. University of Groningen (Groningen, Netherlands) Dr. José Antonio Lucero. University of Washington (Seattle, United States) Dr. Michael Marder. Universidad del País Vasco (Vitoria, Spain) Dr. Aldo Mascareño. Universidad Adolfo Ibáñez (Santiago, Chile) Dr. Alexandre Ratner. Universidade Estadual Paulista (Sao Paulo, Brazil) Dr. Ricardo Salas. Universidad Católica de Temuco (Temuco, Chile) Dr. Friedhelm Schmidt-Welle. Ibero-Amerikanisches Institut (Berlin, Germany) Dr. Vicente Serrano Marín. Universidad Austral de Chile (Valdivia, Chile) Dr. Steve J. Stern. University of Wisconsin-Madison (Madison, United States) Dr. Sergio Toro. Universidad de Concepción (Concepcion, Chile) Dr. Alberto Toscano. Goldsmiths, University of London (London, United Kingdom) Dr. Gianni Vattimo. Università degli Studi di Torino (Torino, Italy) Dra. Jessica White. Western Sydney University (Sydney, Australia)

Comitê Consultivo Dr. Gonzalo Bustamante. Universidad Adolfo Ibáñez (Santiago, Chile) Dr. Isaac Caro. Universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile) Dr. Carlos Durán. Universidad de los Lagos (Santiago, Chile) Dr. Ricardo Espinoza. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (Viña del Mar, Chile) Dr. Joaquín Fermandois. Pontificia Universidad Católica de Chile (Santiago, Chile) MPhil. Arturo Fontaine. Universidad Diego Portales (Santiago, Chile) Dr. Oscar Godoy. Centro de Estudios Públicos (Santiago, Chile) Dr. Pedro Güell. Universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile) Dr. Alfredo Joignant. Universidad Diego Portales (Santiago, Chile) Dra. Vanessa Lemm. Flinders University (Adelaide, Australia) Dr. Fabián Ludueña. Univesidad de Buenos Aires (Buenos Aires, Argentina) Dr. Juan Pablo Luna. Pontificia Universidad Católica de Chile (Santiago, Chile) Dr. Eduardo Molina. Universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile) Dr. Luis Oro Tapia. Universidad Central de Chile (Santiago, Chile) Dr. Eduardo Ortiz. Instituto de Estudios Avanzados (Santiago, Chile) Dr. Ernesto Ottone. Universidad Diego Portales (Santiago, Chile) Lic. Pablo Oyarzún. Universidad de Chile (Santiago, Chile) Dr. Fabián Pressacco. Universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile) Dr. Pablo Salvat. Universidad Alberto Hurtado (Santiago, Chile) Lic. Willy Thayer. Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (Santiago, Chile) Dr. Miguel Vatter. Flinders University (Adelaide, Australia)

Produção editorial Alonso Fuentes Castillo - Design e Layout

Pléyade 22

Índice

Nota editorial 19 Editorial Note Nicolás del Valle Orellana

Artículos

Feminismos en América Latina. Introducción 21 Feminisms in Latin America. Introduction Alejandra Castillo

El transfeminismo no es un generismo 27 Transfeminism Is not a Genderism Sayak Valencia

Febriles alquimias del cuerpo. Una poética excrementicia 45 Febrile Alchemy of the Body. An Excremental Poetics valeria flores

Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en 63 #NiUnaMenos Cyber-Activism: Feminist Praxis and Political Visibility in #NiUnaMenos María Belén Rosales

Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones / Ilusiones 87 Southern Feminisms. Allusions / Elusions / Illusions Marina Alvarado y Natalia Fischetti

Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la 107 filosofía feminista Sex, Gender, and Women: Tensions and Disruptions from the Feminist Philosophy Panchiba F. Barrientos

La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la 131 modernidad capitalista The Eclosion of Feminism’s Subject and the Critique of Capitalist Modernity Márgara Millán Entrevista

Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y 157 tensiones a partir del movimiento feminista en la actualidad Contingency, Democracy, and Neoliberalism: Reflections and Tensions from the Feminist Movement Today Verónica Schild y Luna Follegati Montenegro

Reseñas Judith Butler, Zeynep Gambetti y Leticia Sabsay, eds. 181 Vulnerability in Resistance. Durham NC: Duke University Press, 2016. 352 pp. ISBN 9780822362906 Valentina Stutzin y Lieta Vivaldi

Judith Butler. Notes Toward a Performative Theory of 187 Assembly. Cambridge MA: Harvard University Press, 2015. 248 pp. ISBN 9780674967755 Nicolás Ried Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online ISSN 0719-3696 ISSN 0718-655X / pp. 19-20. Nota editorial

La publicación que presentamos el día de hoy corresponde al vigesimosegundo número de Pléyade, y se enmarca en el año de su aniversario. La coordinación temática estuvo a cargo de Alejandra Castillo, profesora de filosofía de la Universidad Metropolitana de las Ciencias de la Educación de Chile, quien elaboró los lineamientos generales de este número, dotando de densidad teórica a sus orientaciones y ofreciendo la aproximación introductoria a este volumen, contribuyendo así a quienes deseen aproximarse al pensamiento feminista contemporáneo. El carácter internacional de la revista se constata con la publicación de seis artículos, una entrevista y dos reseñas de libros provenientes de Argentina, Chile, México y Reino Unido. El proceso editorial también fue resultado de un trabajo colaborativo entre Alemania, Chile y Estados Unidos. Igualmente, es una gran alegría comunicar que con este número no solo celebramos nuestro décimo aniversario, sino además anunciamos la incorporación de Pléyade al índice SciELO (Scientific Electronic Library Online), uno de los catálogos de revistas científicas más importantes de América Latina y el Caribe. Este logro aparece como resultado de los múltiples esfuerzos del equipo editorial por abrir el debate desde el pensamiento crítico a nivel regional en Humanidades y Ciencias Sociales, y se ve también confirmado con el fortalecimiento del equipo, gracias a la participación de tres nuevos profesionales en nuestra publicación: Damián Gálvez de la Universidad Libre de Berlín, Natalia López de la Universidad de Chile y José Miguel Muñoz de la Universidad Católica del Norte, profesionales de las ciencias sociales que nutrirán el mejoramiento del proceso editorial y de internacionalización de Pléyade con su experiencia y conocimiento. Finalmente, contrario al manual de estilo de nuestra revista, pero en consonancia con la temática general de este volumen, hemos considerado el lenguaje inclusivo en el proceso editorial, con el objetivo de ejercer la menor violencia posible sobre los textos y constatar la apuesta política del feminismo en los escritos publicados. Aspiramos a que este número, que reflexiona sobre los nombres del feminismo como una teoría del género en disputa, contribuya a la discusión política y teórica de nuestro presente. Esperamos que investigadores, docentes, estudiantes y lectores en general, puedan disfrutar de este trabajo.

Nicolás del Valle Orellana Director y editor en jefe Pléyade, Revista de Humanidades y Ciencias Sociales Online ISSN 0719-3696 / ISSN 0718-655X Concepción, Chile

19

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online ISSN 0719-3696 ISSN 0718-655X / pp. 21-24. Feminismos en América Latina. Introducción

Alejandra Castillo1 Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación

Quizás uno de los modos más habituales de definir el feminismo en América Latina sea como política de mujeres. Y no es extraño que así sea. Es en nombre de las políticas de mujeres como en la primera mitad del siglo XX lograron ser visibles para las democracias latinoamericanas en tanto ciudadanas de derecho propio. Es desde los feminismos de la identidad como se ha logrado introducir lo femenino en la trama jurídica bajo la figura de los derechos humanos de las mujeres, por ejemplo. Y es desde estos feminismos de mujeres con los que con éxito se ha logrado describir la política de la representación parlamentaria en el “dos” que las políticas de la presencia suponen. ¿Por qué, entonces, habría que cuestionar a estos feminismos que se proyectan desde las políticas de mujeres? ¿Acaso no demuestran a cada paso su eficiencia? ¿No han logrado hacer de lo público un lugar que también se dice con nombres de mujer? Es cierto, sin embargo, que hay un desacuerdo entre las mujeres y las políticas de la presencia. De algún modo, las políticas de la acción afirmativa, para poner en práctica su conocida eficiencia, deben presuponer una definición de mujer lo suficientemente transversal y transparente como para ser útil en el juego de la política. No es nuevo indicar que esta definición es la mujer-madre todo cuidado y protección, definición que vuelve transparentes a las mujeres, idénticas a sí mismas, proyectando en el espacio de la política un a priori que las define, una y otra vez, aferradas a un cuerpo reproductivo. Condición para las políticas de la afirmación de las mujeres que sin embargo oscurece historias, cuerpos, sexualidades, políticas y, por paradójico que sea, también las identidades. Las mujeres son idénticas. Su historia es la de la emancipación de los derechos, cuya genealogía comienza a tramarse desde los primeros embates de Mary Wollstonecraft contra el orden revolucionario masculino con el que se daba inicio a la modernidad política; con las primeras peticiones de las sufragistas inglesas por el derecho a voto; para luego dar cabida a los feminismos de la primera y segunda ola. Las mujeres son idénticas, idéntica es su historia. Sus cuerpos son maternos, blancos. Su identidad se anuda en los derechos y la ciudadanía. Las mujeres son idénticas, y su clase es la clase del privilegio ilustrado. Esa es nuestra historia, y debemos contar con ella. Pero también es urgente empezar a (des)contar de ella, para dar cabida a otras genealogías, cuerpos y políticas del feminismo.

1 Profesora titular del Departamento de Filosofía, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (Santiago, Chile). Correo electrónico: [email protected].

21 Feminismos en América Latina. Introducción

O, tal vez, necesitamos preguntarnos por el tiempo del feminismo: ¿Cuál es ese tiempo? ¿Es sólo uno? ¿Hay más historias en la historia del feminismo? Sin duda las hay. Para empezar, habría que decir que este tiempo de ningún modo es el de las historias nacionales. El tiempo del feminismo rehúye la línea recta. La rectitud de la cronología devora los días y las horas de las vidas de las mujeres. El tiempo del feminismo es otro. Es uno que se enuncia en presente. No es el tiempo del monumento. Es un tiempo cuya insistencia está puesta aquí y ahora, porque es aquí y ahora en que se vive en una vida injusta. Es desde un hoy en el que vemos vulnerados nuestros derechos, en el que no somos parte del orden de lo visible. Entonces es urgente afirmar otro tiempo que, en la insistencia del presente, busca hacer visibles gestos, experiencias, dolores y cuerpos. La medida de este tiempo feminista no es la progresión de la línea recta sino que la inclinación y la retrospección. Salir de sí –de lo que nos sujeta, de lo que nos hace “idénticas”– para ir tras lo indicios de esas historias y prácticas que han hecho posibles otros cuerpos. Otras historias, por ejemplo, que no se narran en la “emancipación”. Otras historias que se narran en la genealogía de la liberación y cuyas referencias nos llevan a nombres como los de Sojourner Truth y a su potente pregunta, ¿acaso no soy una mujer? Historias de esclavitud y liberación que darán posibilidad a mediados del siglo XX a los feminismos de Angela Davis y bell hooks. Feminismos de la liberación que volverán explícita la complicación de las mujeres con la política, complicación que no solo se resuelve con la adopción del orden ilustrado en miras de la incorporación y el reconocimiento. Esta complicación de las mujeres y la política –que es también una complicación con los feminismos de la emancipación– pondrá en escena otros cuerpos: mujeres negras, chicanas, latinas. Otras historias como aquellas que son compiladas en Esta puente mi espalda. Voces de mujeres tercermundistas en Estados Unidos editado por Cherrie Moraga y Ana Castillo en el año 1988. Un libro-monstruo que transita de este lado y del otro de la frontera, entendida ésta ya sea como territorio, sexualidad, escritura y lenguas. Un libro como metonimia del cuerpo; un libro como una puente, una espalda que soporta, que lleva el peso de prácticas y saberes de las mujeres de color. En este punto, es necesario indicar que el colectivo de identificación “mujeres de color” no es una política de identidad que proporcione una vuelta al verdadero ser de las mujeres latinoamericanas. Distinto a aquello, el colectivo de identificación “mujeres de color” da cabida a las prácticas y políticas de mujeres chicanas, asiáticas, afrodescendientes, indígenas y latinas. Mujeres de color, entonces, como un colectivo de (des)identificación que permite pensar las políticas de las mujeres cuestionando el rasgo identitario que les es propio. Quizás al modo que lo insinuaba Gloria Anzaldúa cuando, alejándose del “dos” de lo masculino/femenino se declaraba “una persona queer, soy dos en un único cuerpo, tanto hombre como mujer. Soy la

22 Alejandra Castillo encarnación de los hieros gamos: la unión de contrarios en un mismo ser”2. O tal vez como lo sostenía Chela Sandoval al aventurar metodologías de las oprimidas conceptualmente cercanas a los feminismos cyborg. En este sentido, Sandoval afirma: “Las tecnologías que componen las metodologías de las oprimidas generan formas de agencia y conciencia que pueden crear modos efectivos de resistencia bajo las condiciones culturales de la postmodernidad, y pueden considerarse constituyentes de una “cyborg” de resistencia”3. Tiempos del feminismo que en la (des)identificación propician otras historias que no hacen sino interrumpir el sentido común compartido. Feminismos que se instauran en tanto zona fronteriza, intermedia, trabajando interpretativamente sobre la pesada herencia y legado del pensamiento occidental y sobre su incesante reelaboración o traducción. Feminismos como el de Nelly Richard, quien complica la vinculación lineal y directa entre mujeres y feminismo. Esta complicación hace que el feminismo de Nelly Richard no deje de advertir sobre el carácter doble de la escritura que por un lado ordena, pero por otro permite su alteración. La letra como dispositivo de poder que “fija” y “norma”, estableciendo los posibles e imposibles de un cuerpo. Es, por tanto, también siempre un dispositivo visual. ¿Qué ocurre si este cuerpo es sexuado? ¿Tiene alguna relevancia preguntarlo? Preguntas sencillas, es cierto, pero de un poder de desestabilización y diseminación insospechados4. En la ligazón entre letra y cuerpo y, por sobre todo, en la sospecha en lo que esa ligación mienta, es donde se comienza a configurar una nueva escena para el feminismo en América Latina a partir de los años ochenta del siglo pasado. Una escena feminista que no solo busca insistir en los mecanismos clásicos para la transformación de los órdenes de opresión y dominio, sino que reconoce el dispositivo de control que la letra y la imagen despliegan. Hay diversos feminismos, otras historias del feminismo, es cierto. A pesar de las diversas formas que ha ido adoptando el feminismo en América Latina, éstas no dejan de evocar, sin embargo, un malestar con los modos con los que se dice lo humano, el sujeto y sus derechos. Aun hoy, a ya años de la declaración de los derechos del hombre, la igualdad y la libertad, vemos como lo que pretendía ser la promesa con la que iniciaba la política moderna no termina por cumplirse. Es por ello que el feminismo no puede ser otra cosa que una salida de marco. Este desmarque nos hace, inevitablemente, poner en suspenso el relato de lo humano; ¿qué parte nos toca de él? El feminismo es un movimiento, una inclinación. La

2 Gloria Anzaldúa, “Movimientos de rebeldía y las culturas que traicionan”, en Otras inapropiables: feminismo desde las fronteras, bell hooks et al. (Madrid: Traficantes de sueños editores, 2004), 76. 3 Chela Sandoval, “Nuevas ciencias. Feminismos cyborg y metodología de los oprimidos”, en Ibíd., 85. 4 Nelly Richard, “¿Tiene sexo la escritura?”, en Masculino/femenino. Prácticas de la diferencia y cultura democrática (Santiago de Chile: Francisco Zegers editor, 1993), 36.

23 Feminismos en América Latina. Introducción inclinación feminista es, entonces, una salida de sí, un movimiento de letras, palabras, imágenes, cuerpos que nos sacan del eje vertical de la historia –de su sujeto–, volviendo inestable lo que dábamos por seguro.

Referencias bibliográficas

Anzaldúa, Gloria. “Movimientos de rebeldía y las culturas que traicionan”. En Otras inapropiables: feminismos desde las fronteras, bell hooks et al., 71-80. Madrid: Traficantes de sueños editores, 2004. Richard, Nelly. “¿Tiene sexo la escritura?”. Masculino/femenino: prácticas de la diferencia y cultura democrática. Santiago de Chile: Francisco Zegers editor, 1993. Sandoval, Chela. “Nuevas ciencias. Feminismos cyborg y metodología de los oprimidos”. En Otras inapropiables: feminismos desde las fronteras, bell hooks et al., 81-106. Madrid: Traficantes de sueños editores, 2004.

Alejandra Castillo. Profesora titular del Departamento de Filosofía de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (Santiago, Chile). Doctora en Filosofía. Directora de la Revista de Cultura Papel Máquina. Es autora de Disensos Feministas (2016); Imagen, cuerpo (2015); Ars disyecta. Figuras para una corpo-política (2014); El desorden de la democracia. Partidos políticos de mujeres en Chile (2014); Nudos feministas. Política, filosofía, democracia (2011); Democracia, políticas de la presencia y paridad (2011); Julieta Kirkwood. Políticas del nombre propio (2007), La república masculina y la promesa igualitaria (2005). Editora de Martina Barros, Prólogo a la Esclavitud de la Mujer (2009); y coeditora de Arte, archivo y tecnología (2012); Re-escrituras de José Martí (2008) y Nación, Estado y cultura en América Latina (2003). Correo electrónico: alejandrabcastillov@ gmail.com.

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Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online ISSN 0719-3696 ISSN 0718-655X / pp. 27-43. El transfeminismo no es un generismo

Sayak Valencia1 Colegio de la Frontera Norte

Recibido: 19 de junio de 2018 Aceptado: 27 de junio de 2018

Resumen

En el presente trabajo se revisa y discute cómo los transfeminismos son movimientos en red que, ante la emergencia de violencia necropolítica contra las cis y trans-mujeres y lxs sujetxs feminizados, consideran los estados de tránsito de género, de migración, de mestizaje, de vulnerabilidad, de raza y de clase como transversales para hacer alianzas emancipatorias ante la violencia cis-hetero-patriarcal y racista. Así, los movimientos transfeministas surgen con el fin de abrir espacios y campos discursivos a todas aquellas prácticas y sujetos que quedan fuera o se deslindan enérgicamente de la reconversión neoliberal de los aparatos críticos de los feminismos, reconversión que hoy conocemos como políticas de género biologicistas o políticas de cis-mujeres. Por este motivo, el transfeminismo tiene como principal objetivo repolitizar y des-esencializar a los movimientos feministas g-locales, en contraofensiva al discurso gubernamental y de las ONGs que capturan y estandarizan el lenguaje de los feminismos y lo usan como estrategia de desactivación política de los movimientos feministas, reduciéndolos a una crítica ortopédica que es reapropiada por los circuitos del mercado y el estado neoliberal.

Palabras clave

Transfeminismos, Necropolítica, Trans-exclusionismo, Neoliberalismo, Cuirdadanía.

1 Profesora adjunta del Departamento de Estudios Culturales del Colegio de la Frontera Norte, centro de investigación CONACYT (Ciudad de México, México). También conocida como Margarita Valencia Triana. Correos electrónicos: [email protected] , sayak.valencia@gmail. com.

27 El transfeminismo no es un generismo

Transfeminism Is not a Genderism

Abstract

The present work discusses how transfeminisms are network movements that, once faced with the emergence of necropolitical violence against feminized subjects, they display a consideration of the transit states of gender, migration, cross-cultural contexts, vulnerability, race and class as transversal spaces to build emancipatory alliances against cis-hetero-patriarchal and racist violence. Thus, transfeminists movements rise to open spaces and discursive fields for all those practices and subjects either left out or emphatically demarcate themselves outside the neoliberal reconversion of feminism’s critical apparatus – a reconversion that is currently known as biological policies or cis-women policies. For this reason, transfeminism’s main objective is the repolitization and de-essentialization of g-local feminist movements. This, in opposition to government’s and NGO’s discourses that capture and standardize feminist languages in order to use this them as a strategy of deactivation of feminist movements, reducing them to an orthopedic critique that is in turn re-appropriated by market’s and state’s neoliberal circuits.

Keywords

Transfeminism, Necropolitics, TERF, Neoliberalism, Queer Communities.

28 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43 Sayak Valencia

Estábamos en ese tiempo en que cualquier acontecimiento cotidiano era precedido por la muerte. Estábamos en ese tiempo en que las victorias se obtenían según la cantidad de (…) asesinados. Angélica Liddell

El movimiento feminista debe ser un movimiento de sobrevivientes. Un movimiento con un futuro. Cherríe Moraga

Presencio con gran preocupación que las cifras de feminicidio y transfeminicidio en Latinoamérica y el mundo no hacen más que aumentar. A la fecha, en México cada cuatro horas es asesinada una niña, una joven o mujer adulta. A las mujeres se nos mata con saña, con lujo de violencia. Algunas de las causas de muerte que describen los medios de información y los informes internacionales son: “mutilación, asfixia, ahogamiento, ahorcamiento o bien degolladas, quemadas, apuñaladas o por impactos de bala”2. A las mujeres se nos mata, se nos viola, se nos exhibe y se nos borra del mundo con rabia, con odio patriarcal o de fratrias, con alevosía social y ventaja jurídica3. A las mujeres trans y de género diverso no sólo se les mata como mujeres, con una saña sexual desbordante, sino que se les mata también socialmente por desobedecer el mandato biologicista de resignarse a vivir en un cuerpo cuyo género ha sido asignado médicamente y con el cual no se identifican, con lo cual se les borra del mapa conceptual de lo posible y de lo enunciable. En lo que va del año el Observatorio de Personas Trans Asesinadas ha reportado “325 casos de homicidios de personas trans y género-diversas”4. Inicio este texto con este recordatorio de cifras y de muertas para hablar del estado de emergencia y del contexto necropolítico y necro-administrativo en el que las mujeres trans, las mujeres cisgénero y otros devenires minoritarios tenemos que sobrevivir. Recuerdo la muerte porque, desafortunadamente, parece ser el lazo

2 Marcos Muedano, “Imparable, el crimen contra las mujeres; cifras del Inegi”, Excélsior, 22 de octubre 2017, consultado el 15 de noviembre de 2017: http://www.excelsior.com.mx/ nacional/2017/10/22/1196308. 3 Esto lo argumento a partir de la criminalización constante a la que son sometidas las mujeres afectadas por la violencia sexual. Un ejemplo de aquello es el juicio efectuado en España durante noviembre de 2017, en el cual se violentó múltiples veces a la víctima de un juicio por la violación sexual a manos de cinco individuos que pertenecían a un grupo que se autonombraba La Manada. El juicio ha desatado muchas críticas por parte de organizaciones feministas y derechos humanos, ya que los fiscales y magistrados que han llevado el caso decidieron no considerar como evidencia el video donde se mostraba literalmente la violación colectiva hacia la mujer, ejecutada por los imputados y en el cual sus rostros se mostraban y eran reconocibles. 4 Proyecto Transrespeto Versus Transfobia en el mundo, “Día de la memoria trans 2017”, Transrespect, 14 de noviembre de 2017. Consultado el 15 de noviembre de 2017, disponible en http://transrespect.org/es/tmm-update-trans-day-remembrance-2017/.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43 29 El transfeminismo no es un generismo común para los cuerpos disidentes. Menciono la muerte como centro persistente de la organización y propagación de la modernidad-colonialidad occidental, la muerte como una especie de tecnología civilizatoria que persiste hasta nuestros días y conecta el contexto actual con la intermitencia colonial. Más aún, la muerte como dispositivo dinamizador de la necropolítica y el expolio continuado en nuestros territorios y cuerpos. Así, la violencia y la muerte aparecen como elementos comunes de la colonialidad del género5, cuya consecuencia radical es justamente la eliminación de poblaciones potencialmente indóciles, poblaciones cuyas intersecciones desmontan el dimorfismo sexual y desnaturalizan las opresiones. Como afirma María Lugones, “la raza no es más mítica ni más ficticia que el género, ambas son ficciones poderosas”6. En este contexto es urgente hacer alianzas entre los movimientos feministas, pues estamos en la era donde los actos políticos parecen tener sentido solo de manera post-mortem, donde el reclamo feminista central es no ser asesinadas, como lo muestran los movimientos transnacionales que se representan en redes sociales virtuales con los hashtags #NiUnaMenos y #VivasNosQueremos, y donde las herramientas y discursos de nuestras luchas son expropiados por la cara amable de las democracias fascísticas7 a través de la mercantilización cosmética de nuestras demandas políticas. En este espacio social de convergencia entre mercados y protestas, la necropolítica se expande como exterior constitutivo8 que nos cerca y nos quiere inertes y segregadxs. Digo la palabra muerte y tiemblo, tiemblo en un país lleno de muertxs y desaparecidxs. Digo la palabra muerte y entonces aparece la palabra feminismos como uno de los bastiones que aún tienen sentido para pensar en políticas de la vida y de la sostenibilidad de la misma frente a este cis-tema binario, heteropatriarcal y necro-neoliberal9. Sin embargo, decir la palabra feminismos no es un acto sencillo, decir feminismos es hablar de múltiples corrientes, perspectivas históricas,

5 María Lugones, “Colonialidad y género”, Tabula Rasa (2008): 75-101. 6 Ibíd., 94. 7 Este concepto está inspirado en un cruce de lecturas entre lo que Zillah Eisenstein denomina como “democracias fascistas” (ver “La administración Bush utiliza mujeres para hacer la guerra”, Feministas Tramando (2012), consultado en julio de 2017, disponible en https://feministastramando.wordpress.com/2012/10/24/entrevista-con-zillah-eisenstein-la- administraci-n/) y lo capitalístico propuesto por Félix Guattari y Suley Rolnik enMicropolítica . Cartografías del deseo (Madrid: Traficantes de Sueños, 2006). En este sentido, por democracias facísticas entendemos un régimen de gobierno neoliberal en el cual se puede identificar la ideología fascista y sus técnicas de destrucción y violencia, encubiertas a través de formas de percepción estetizadas que iconizan la violencia y la rentabilizan, presentándola como inocua y cosmética. 8 Judith Butler, “Fundamentos contingentes: el feminismo la cuestión del posmodernismo”, La Ventana 13 (2001): 7-41. 9 Con necro-neoliberalismo me refiero al uso de técnicas necropolíticas aplicadas por el régimen capitalista neoliberal para generar capital económico, político o social, a través de la violencia y la muerte.

30 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43 Sayak Valencia estrategias situadas, localizaciones, experiencias encarnadas y visiones del mundo a nivel político y personal que no pueden asirse ni estandarizarse en una versión definitiva. Quizá en esa dificultad para estandarizarse radica la supervivencia de los movimientos feministas. La dificultad para nombrar de manera definitiva a los feminismos es, a todas luces, su potencia: el hecho que no tengan un sólo nombre, y sí múltiples apellidos, activa sus estrategias y los vuelve un movimiento reticular, lleno de procesos y acciones situadas estratégicamente. No obstante, pareciera que los apellidos del feminismo que se están popularizando entre las poblaciones jóvenes, y de manera transnacional, son el feminismo neoliberal y el feminismo radical trans- exclusionista. Es justamente en estos puntos donde el presente texto hará énfasis, desde la perspectiva transfeminista.

Decirse (trans)feminista

El enfoque de este trabajo parte de la perspectiva transfeminista, entendida como herramienta epistemológica que no se reduce a la incorporación del discurso transgénero al feminismo, ni se propone como una superación de los feminismos. Antes bien, se trata de una red que considera los estados de tránsito de género, de migración, de mestizaje, de vulnerabilidad, de raza y de clase, para articularlos como herederos de la memoria histórica de los movimientos sociales de insurrección. Esto, con el fin de abrir espacios y campos discursivos a todas aquellas prácticas y sujetos de la contemporaneidad y de los devenires minoritarios que no son considerados de manera directa por el feminismo hetero-blanco-biologiscista e institucional, es decir, aquellos sujetos que quedan fuera o se deslindan enérgicamente de la reconversión neoliberal de los aparatos críticos de los feminismos, eso que hoy conocemos como políticas de género o “políticas de mujeres”. Políticas públicas del expolio, que neoliberalizan y reducen la lucha política de los feminismos a “los temas y directrices de un feminismo eminentemente mujeril, pragmático y reformista, convertido en presa de la maquinaria estatal y su lenguaje técnico-administrativo”10. Ante este escenario, el transfeminismo tiene como principal objetivo repolitizar y desesencializar a los movimientos feministas glocales, en contraofensiva al discurso gubernamental y de las ONGs que usan como estrategia de desactivación política la captura y estandarización del lenguaje de los feminismos, reduciéndolo a una suerte de crítica ortopédica que es reapropiada por los circuitos del mercado y del Estado como gestor de las coreografías sociales del género a través del . El purplewashing es una técnica de apropiación en la cual se usan los argumentos del feminismo ilustrado para hacer lecturas simplistas, denigrantes o moralizantes

10 valeria flores, Tropismos de la disidencia (Santiago de Chile: Editorial Palinodia, 2017), 36.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43 31 El transfeminismo no es un generismo de ciertas prácticas de reapropiación corporal realizadas por mujeres racializadas o de clase baja. Brigitte Vasallo, autora del término, lo define como:

El proceso de instrumentalización de las luchas feministas con la finalidad de legitimar políticas de exclusión contra poblaciones minorizadas, habitualmente de corte racista. La paradoja es que estas poblaciones minorizadas también incluyen mujeres. Es un término que hago derivar del pinkwashing, ampliamente desarrollado por Jasbir Puar o Dean Spade, y que señala la instrumentalización bélica de los derechos de las poblaciones lesbianas, gays, trans y bisexuales (LGTBI), al tiempo que genera una identidad nacionalista en torno al (supuesto) respeto a esos derechos11.

Ahora bien, el transfeminismo tiene sentido en un contexto donde el capitalismo no dejó de ser un sistema económico, pero se diversificó hasta instaurarse como una construcción cultural biointegrada12, en la cual el manejo del régimen biopolítico y psicopolítico13 se vuelve fundamental para la neoliberalización del mundo contemporáneo. Esta neoliberalización, que también alcanzó al feminismo, trabaja con la producción de “desmovilización de los escenarios de lucha”14. Para el neoliberalismo actual la producción de subjetividad capitalística15 es tan rentable como los hidrocarburos, y en él la violencia exacerbada contra las poblaciones civiles (especialmente entre aquellas que detentan intersecciones que contravienen los mandatos de binarismo sexual, racial, de género, clase o diversidad funcional) se vuelve también una herramienta de control económico, social, cultural y político a partir del ejercicio deliberado de la masacre en los contextos ensurecidos del norte global y en los sures geopolíticos. Por ello resulta urgente situarnos, desde los distintos feminismos, como un frente común, pues como lo enunció en los años ochenta, “sin comunidad no hay liberación”; más aún, sin comunidad sólo hay un “armisticio temporal entre el individuo y su opresión”16. A este respecto, es necesario retomar el proyecto de crear un bien común, que tenga en cuenta que “comunidad no significa el despojo de

11 Víctor Lenore. “Del pornoburka al purplewashing, los trucos más sucios contra el feminismo”, entrevista a Brigitte Vasallo, El Confidencial, 3 de abril 2016, consultado el 17 de julio 2017, disponible en https://www.elconfidencial.com/cultura/2016-04-03/del-pornoburka- al-purplewashing-los-trucos-mas-sucios-contra-el-feminismo_1170764/. 12 Sayak Valencia, Capitalismo Gore (Barcelona: Editorial Melusina, 2010), 50. 13 Sayak Valencia y Katia Sepúlveda, “Del fascinante fascismo a la fascinante violencia. Psico/ bio/necro/ política y mercado gore”, Mitologías hoy 14 (2016): 75-91. 14 Alejandra Castillo, Disensos feministas (Santiago de Chile: Editorial Palinodia, 2016), 89. 15 Guattari y Rolnik, Micropolítica. 16 Audre Lorde, “Las herramientas del amo nunca desarmarán la casa del amo”, en Esta puente mi espalda. Voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos, ed. Cherrie Moraga y Ana Castillo (San Francisco: Ism Press, 1988), 91.

32 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43 Sayak Valencia nuestras diferencias, ni el pretexto patético de que las diferencias no existen”17. Por el contrario, la creación de un bien común se basa en una actitud de autocrítica y de redefinición donde se pongan sobre la mesa los diversos temas que han preocupado a los primeros feminismos (igualdad de derechos y acceso a la ciudadanía), pero también a los nuevos feminismos (sexismo cotidiano, feminicidio, acoso y violencia en redes, violencia multimodal) y transfeminismos (desestigmatización del trabajo sexual, despatologización de los cuerpos trans, ampliación del sujeto político del feminismo, interseccionalidad, colonialidad, violencia sistémica, extractivismo, buen vivir, etc.), que se adscriben al contexto específico de nuestras realidades contemporáneas. El llamado desde los transfeminismos es a realizar una autocrítica que no dejará fuera, como sujetos del feminismo, a aquellxs “que están fuera del círculo de la definición social de la mujer aceptable; esxs entre nosotrxs que son pobres, que son lesbianas que son negrxs, que son mayores”18, que son de comunidades originarias, que son trans, que no participan del canon estético occidental, que tienen diversidad funcional, que son refugiadxs, migrantxs, indocumentadxs, precarixs, que hablan en lenguas, y que justamente por sus intersecciones subjetivantes y desubjetivantes, participan de las consecuencias físicas, psicológicas y mediales traídas por la creciente globalización de la violencia explícita, sangrienta, morbosa, es decir, de la violencia gore que tiene efectos reales sobre los cuerpos, generalmente feminizados. El transfeminismo, más que mero gesto disidente o adopción de cierta estética y prostética vinculada con las performances del género, apela a la construcción de un frente común social y político que dé cuenta de las violencias que instauran y naturalizan artificialmente una “estrategia narrativa deliberadamente fracturada”19, que atañe a todos los campos discursivos y que se puede identificar, con especial ahínco, en la forma que tienen los medios de presentar la violencia machista. El transfeminismo como frente político se posiciona en “la defensa de las prácticas y las vivencias anti-normativas y anti-asimilacionistas”20. En este sentido, como transfeminista no propongo que las categorías para evidenciar nuestras distintas intersecciones y su relación con la violencia sean válidas e idénticas en todos los contextos y para todos los feminismos. Entiendo que la violencia como herramienta de enriquecimiento puede identificarse de forma creciente en distintos espacios geopolíticamente lejanos y que sus consecuencias recaen reiteradamente sobre los cuerpos y sujetos feminizados. Identificar esto puede mostrar las rutas de las cartografías políticas del necro-liberalismo, puesto

17 Ibídem. 18 Ibídem. 19 Virginia Villaplana y Berta Sichel, Cárcel de amor. Relatos culturales en torno a la violencia de género (Madrid: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 2005), 269. 20 flores, Tropismos, 37.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43 33 El transfeminismo no es un generismo que se entreteje con la creación de una subjetividad y una agencia determinadas por las fuerzas de control y de producción del capitalismo. Desde los transfeminismos apelamos también a la complejización del sujeto político de los feminismos, pues no es nuestro deseo reducir a los sujetos de nuestras luchas. Por el contrario, las mujeres como sujeto político de los feminismos exceden el esencialismo biológico que se pregona desde el feminismo trans-exclusionista. Las mujeres como sujeto político de los feminismos son un enclave discursivo para entender críticamente que la diferenciación y naturalización artificial de la desigualdad que apela al cuerpo sexuado binariamente forma parte de un proyecto de expolio que inicia con el arrebatamiento de la propiedad común a las poblaciones campesinas europeas, el feminicidio intensivo conocido como “caza de brujas”, la colonización de América en el siglo XV (y su colonialidad del género anclada a la colonialidad del poder, de ser y del saber) para cristalizarse entre los siglos XVII y XIX a través de un proceso necropolítico que se disfraza de biopolítica para gobernar los cuerpos libres tanto en América como en Europa, Asia y África, e inventar ficciones políticas de género, raza y sexualidad confrontadas para evitar alianzas posibles entre las multitudes vulnerables. Hago este breve recuento histórico para recordarnos que las mujeres, junto a todxs aquellxs sujetxs entendidxs como subalternxs o disidentes de las categorías heteropatriarcales y cis-sexuales, hemos vivido en la violencia explícita a través de la historia21. La violencia en sus distintas versiones (física, simbólica, económica, psicológica, mediática) ha sido usada contra nosotrxs como una suerte de pedagogía de la subalternización aplicada a los cuerpos racializados, pobres, feminizados o de género no binario. Estas violencias acumuladas se han vuelto parte de nuestra cotidianidad, de nuestra educación, y han tenido distintos objetivos dependiendo del contexto histórico, geopolítico y económico dentro del cual se ejercen. La violencia como elemento medular en la construcción del discurso22 presupone que las condiciones de vulnerabilidad y dañabilidad son inherentes al destino manifiesto23 de las mujeres, algo así como un privilegio inverso, un estigma que nos introduce en la ruleta rusa de las alimañas bárbaras. Por eso, somos nosotrxs quienes buscamos trazar una respuesta al abuso encarnizado ejercido por el

21 Ejemplos de esta violencia recalcitrante es la “caza de brujas” en Europa y la construcción colonial de las mujeres como género minoritario y cuerpo común y subalterno al servicio de dos amos: los varones de sus familias y los colonizadores. 22 Villaplana y Sichel, Cárcel de amor, 270. 23 Hago aquí un paralelismo entre la política expansionista de los Estados Unidos, vinculada a la conquista del territorio por voluntad divina-patriarcal, y la ocupación/ opresión/destrucción del cuerpo de las mujeres y de sus acciones, como un territorio conquistado que pertenece al patriarcado.

34 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43 Sayak Valencia capitalismo gore24 contemporáneo que se permea al amplio espectro de los cuerpos, los cuales no se reducen a las rígidas jerarquías de lo femenino y lo masculino. La radicalidad de la violencia nos sitúa en el filo, en la transmutación de una época que exige que revisemos nuestros conceptos clásicos, que sacudamos las teorías y las actualicemos, pues al igual que Barbara Cameron en mi caso “no estoy interesada en sumarme a una sociedad que usa el análisis, la investigación y la experimentación para concretizar su visión de los destinos crueles. Una sociedad arrogante que tiende lazos hacia la opresión y la destrucción”25. Y, sobre todo, no estoy interesada en reproducir la violencia y la exclusión a otros cuerpos a través de argumentos separatistas que participan de un argumentación plana y simplista que apela a la biología como forma de certificación y validación de las diferencias, y en esta apelación se topa con su propio límite pues utiliza argumentos bien conocidos por el patriarcado para excluir a las mujeres. Los argumentos cis-sexistas no se diferencian de los argumentos racistas, pues en ambos casos se parte de la esencialización y legitimación de ciertos cuerpos, blancos en el primer caso y cis- género en el segundo, para elidir y justificar la supremacía de un sujeto sobre otros. La disputa por la representación que enarbola una identidad por encima de otras resulta poco realista, pues lo encarnizado del capitalismo gore no deja más salidas que la creación de nuevos sujetos políticos para el feminismo, es decir, “un devenir mujer entendido como ruptura con el modo de funcionamiento de la sociedad actual”26, que logre tejer alianzas con otros devenires minoritarios y que proponga respuestas a “un modo falocrático de producción de la subjetividad –modo de producción que tiene en la acumulación de capital su único principio de organización”27, y en el cual se anclan el capitalismo sangriento y la masculinidad como piedras angulares de la racionalidad política, sexual, racial y económica de occidente, desplegada en su geopolítica y extendida, a través del entronque patriarcal28, en los territorios excoloniales. Más específicamente, el movimiento transfeminista busca evidenciar que la masculinidad (como ficción política viva) es un dispositivo de implementación y conservación de un proyecto de modernidad/colonialidad y nación que en su transformación está ligado al surgimiento y actualización de la economía capitalista. Así, la masculinidad como ficción política (y no como cuerpo engenerizado y singular) es un fenómeno social emparentado con el trabajo remunerado, la violencia

24 Valencia, Capitalismo Gore. 25 Bárbara Cameron, “Para los que no son bastardos de los peregrinos”, en Esta puente, mi espalda, 38. 26 Guattari y Rolnik, Micropolítica, 100. 27 Ibídem. 28 Julieta Paredes, Hilando fino desde el feminismo comunitario (Ciudad de México: Cooperativa El Rebozo, Zapateándole, Lente Flotante, En cortito que´s pa´largo y AliFem AC, 2013).

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43 35 El transfeminismo no es un generismo y la opresión como formas de dar continuidad a los proyectos de hegemonía social y económica, imbricando el régimen necropolítico con el biopolítico a través del modelo de democracia iluminista y “nación heterosexual”29. Por tanto, pensarse feminista y profesar un posicionamiento trans-exclusionista es hacer pactos con el Estado necro-patriarcal, proxeneta y feminicida que reapropia nuestras luchas por medio del separatismo y la destrucción del bien común. Por otro lado, en un contexto de necropolítica intensiva contra los cuerpos feminizados, la demanda de protección para las mujeres (biomujeres) realizada por el lobby político del feminismo institucional hacia el Estado resulta un contrasentido, puesto que la muerte de las mujeres cis-, trans- y de lxs no binarixs renta a favor de los capitales de control que el mismo estado gestiona. Demandar protección y dialogar con el soberano sin cuestionar a la masculinidad como proyecto necropolítico que sostiene el expolio generalizado en el que se basa el Estado contemporáneo no es feminismo sino su retraducción neoliberal a políticas de género que representan los intereses mayoritariamente de mujeres cisgénero, heterosexuales, blancas, de clase media o alta, educadas, que reproducen y desean adscribirse a la racionalidad sexual de occidente.

El feminismo no es un generismo

Desde los transfeminismos nos preguntamos si el generismo esencialista que habla sólo para y por mujeres que no quieren resultar “agresivas” y asumen lo “molestas” que pueden llegar a ser para los hombres (poniéndose del lado de las relaciones de poder y pidiendo que los “castigos” para las mujeres heterosexuales, blancas y de clase media del primer mundo, o de las clases acomodadas del tercero, no sean tan ejemplares), no es una forma de administrar nuestras energías y mantenernos ocupadxs en un dialogo que, en lugar de ampliar el sujeto político de los feminismos, lo reducen y recortan obtusamente. Este devenir generista de una parte del movimiento feminista es el resultado de la captura del lenguaje de la crítica y su intento de institucionalizar el lenguaje de la protesta. El generismo es un movimiento reformista que se esfuerza en “disminuir la ignorancia masculina, y educar a los hombres sobre nuestra existencia y nuestras necesidades. Esta es una trampa vieja y primordial de todos los opresores para mantener a los oprimidos ocupados con los intereses del amo”30. El generismo como movimiento neoliberal se interesa por mostrar las consecuencias de la violencia patriarcal o de fratrias, pero no muestra la raíz del problema, es decir, no prescinde

29 Ochy Curiel, La nación heterosexual. Análisis del discurso jurídico y el régimen heterosexual desde la antropología de la dominación (Bogotá: Editorial Brecha Lésbica/En la Frontera, 2013). 30 Lorde, “Las herramientas del amo”, 92.

36 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43 Sayak Valencia de la idea de poder y reproduce el programa pragmático y racional de occidente, obviando que es precisamente esa razón instrumental la que funda el problema de la dominación y la violencia del cis-tema heterocéntrico, patriarcal y colonial.

El generismo institucional y la oficialización el lenguaje de la protesta

En la actualidad, en las potencias mundiales el feminismo como movimiento social sufre una suerte de crítica que lo considera caduco y ahistórico, incluso para los movimientos sociales más progresistas, mientras que se defiende la creación de grupos de disidencia y resistencia contra el sistema. Este es el resultado de la desagregación política del lenguaje de los feminismos, resultado también del saqueo intensivo al cual han sido sometidos los diversos feminismos. Y resulta un contrasentido el que la sociedad demande igualdad de acceso a la justicia social, pero elimine de sus vocabularios la palabra feminismo, pues justamente a través de la reivindicación interseccional de las opresiones es que los feminismos han logrado articular un lenguaje situado para la protesta y han complejizado, junto con los movimientos antirracistas, proletarios, antiespecistas y prodiversidad funcional, el léxico de la insubordinación. Es de una hipocresía absoluta que el generismo busque eliminar de sus mapas conceptuales al feminismo; es también muy ejemplificador del estado actual de las cosas, en que la sociedad y ciertos grupos críticos “denuncian con virulencia las injusticias sociales y raciales, pero se muestre comprensiva e indulgente cuando se trata de la dominación machista”31. Es decir, esta negación constante a nombrarse feminista choca con los usos sociales dados a las gramáticas feministas y de la disidencia sexual que inundan muchos de los discursos de la cultura pop contemporánea, y que ocultan las raíces feministas y de protesta de las cuales surgieron muchas prácticas culturales que se articularon al interior de la imaginación política de los feminismos. Como enuncia Virginie Despentes, “son muchos los que pretenden explicar que el combate feminista es secundario, como si fuera un deporte de ricos sin pertinencia ni urgencia. Hace falta ser idiota, o asquerosamente deshonesto, para pensar que una forma de opresión es insoportable y que la otra está llena de poesía”32. El transfeminismo es importante en este mundo de destrucción de lo común y de la sostenibilidad de la vida –y en este caso las diferencias entre el primer y el tercer mundo son mínimas– donde las mujeres que pueblan ambos mundos “ganan efectivamente menos que los hombres, ocupan puestos subalternos, [y] encuentran

31 Virginie Despentes, Teoría King Kong (Barcelona: Editorial Melusina, 2007), 24. 32 Ibíd., 24.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43 37 El transfeminismo no es un generismo normal que las menosprecien cuando emprenden algo”33. Y donde “el capitalismo es una religión igualitaria, puesto que nos somete a todos y nos lleva a todos a sentirnos atrapados, como lo están todas las mujeres”34. El sistema capitalista es la muestra de la quiebra del sistema de trabajo, de la radicalización obscena del liberalismo, del devenir gore del sistema económico, y también la forma visible aún persistente y ampliamente aceptada donde se articulan la opresión machista, el expolio, la muerte y la violencia contra los que históricamente han sido considerados minoritarios. Ahora bien, el discurso y la práctica transfeminista están emparentados con la disidencia sexual y lo cuir, pero no se reducen a un discurso estético y prostético a un discurso estético y prostético, sino que entre sus objetivos está configurarse como proyecto político y ético que se vincula de manera interseccional con la interdependencia que posibilita la sostenibilidad de la vida. Tomo el término sostenibilidad de la vida desde la economía feminista. Dicha conceptualización se refiere a poner en el centro de la discusión los trabajos que están sosteniendo la vida: los trabajos de reproducción, de cuidados, el trabajo doméstico, el trabajo sexual, los cuales son fundamentales para el desarrollo de las relaciones sociales y económicas, ya que son el soporte para que la estructura capitalista pueda generar plusvalía, aunque el sistema económico imperante los invisibilice. Dentro de la economía feminista, la sostenibilidad de la vida se conecta, según las reflexiones de Amaia Pérez Orozco, con la crítica a tres elementos fundamentales para el sistema:

1. Desplazar a los mercados como el eje analítico y de intervención política, es decir, que el centro de atención dejen de ser los flujos monetarios y la creación de valor de cambio y pasen a ser los procesos de sostenibilidad de la vida.

2. Situar al género como una variable clave que atraviesa el sistema socioeconómico, es decir, no es un elemento adicional, sino que las relaciones de género y desigualdad son un eje estructural del sistema, el capitalismo es un capitalismo heteropatriarcal.

3. El tercer elemento es no creer en la objetividad como neutralidad valorativa: creer que todo conocimiento del mundo está relacionado con una determinada posición política, explicitar tu posicionamiento y crear

33 Ibíd., 17. 34 Ibíd., 26.

38 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43 Sayak Valencia

conocimiento con una clara vocación de transformar el sistema35.

En este sentido, el análisis feminista de la economía que coloca estos tres elementos en el centro de la discusión busca articular un espacio de agenciamiento donde los sujetos agentes no sean sólo las mujeres, sino que el esfuerzo por sostener la vida sume a distintas trayectorias, corporalidades y sexualidades al proyecto común de construir una vida vivible, fuera de los paradigmas de la economía y la política tradicionales. El movimiento transfeminista, recupera este objetivo común de sostenibilidad de la vida para complejizar las relaciones entre los géneros y desesencializar al sujeto del feminismo, para que éste no sean sólo las mujeres cis, blancas y heterosexuales. Cabe puntualizar que los movimientos transfeministas están integrados por multitudes contradictorias36, que direccionan sus fuerzas a objetivos comunes que no son ni serán equivalentes en todos los casos y que varían y se reconfiguran en relación a sus geopolíticas, pero que tendrán en común el no suscribir, no encarnar y no reproducir las promesas del Estado-nación moderno, es decir, hacer de nuestra excedencia una práctica política de disidencias. Al igual que otros movimientos sociales el transfeminismo es un movimiento disidente; sin embargo, éste se funda en la convicción de articular diálogos con otros movimientos de transformación social más que circunscribirse o dialogar con el Estado. Uno de los objetivos del transfeminismo o los transfeminismos es mostrar transversalmente la necesidad de articular críticas profundas a las nociones de identidad y a la reproducción sistemática y “naturalizada” de distintas discriminaciones sobre los cuerpos por razón de género, etnia, clase, preferencia sexual o diversidad funcional, a fin de que las distintas luchas de disidencia puedan deconstruir integralmente las ficciones políticas de la modernidad y el Estado- nación, basadas en la segmentación racista, sexista, etarista, clasista, homófoba y capacitista. El objetivo fundamental del transfeminismo es disidir desde la raíz y construir una nueva subjetividad colectiva que haga frente a la subjetividad capitalística contemporánea, pues como apunta Rossana Reguillo: “La disidencia exige necesariamente una forma de desubjetivación, un arrancarse de sí, para construir una nueva subjetividad. Resistencia, seducción, imaginación, advenimiento del otro para configurar un espacio distinto-aparte en el que otra subjetividad se hace posible”37. Así, desde los transfeminismos ya no queremos ser ciudadanxs-

35 Amaia Pérez Orozco, “¿Qué es la economía feminista?”, Mujerícolas. Personas que Habitan un Cuerpo de Mujer, 22 de octubre de 2015, consultado en agosto de 2017, disponible en http:// mujericolas.blogspot.com/2015/10/que-es-la-economia-feminista.html. 36 Paolo Virno, Gramática de la multitud (Madrid: Traficantes de Sueños, 2003). 37 Rosanna Reguillo, “Disidencia: frente al desorden de las cajas abiertas – México, breve y precario mapa de lo imposible”, E-misférica 10, no. 2, (2013), consultado en enero de 2018,

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43 39 El transfeminismo no es un generismo consumidorxs sino transitar por otros circuitos, donde las agendas de los distintos feminismos como proyectos políticos y devenires minoritarios nos hagan poner en común prácticas de disidencia, supervivencia, cuidado e interdependencia.

Despatriarcalizar, decolonizar, desneoliberalizar para construir en conjunto nuestras vidas

El heteropatriarcado capitalista y gore brinda pocas oportunidades de vivir, de ser consideradx ciudadanx políticx, y cuando lo hace es como prebenda para aquellxs que estén en concordancia con las epistemologías visuales binarias, es decir, que representen el lado poderoso de las diferencias sexuales, raciales y de género. En consecuencia, desde la perspectiva transfeminista la respuesta a esta precarización vivida por las multitudes contradictorias es una invitación a apostar en conjunto por la creación de un común basado en la desobediencia de género y de consumo, y en la refundación de solidaridades entre clases-etnias-razas-géneros-(dis)capacidades. Una desobediencia de las multitudes que funde una comunidad glocal, en la cual existan las alianzas estratégicas. En el contexto mexicano, los movimientos transfeministas tienen la responsabilidad política de desnecropolitizar nuestro contexto cotidiano, para lo cual es necesaria una crítica radical a las estructuras de la violencia, a la misoginia y a la homofobia como categorías fundantes de la masculinidad y la feminidad machista en nuestro país. Para desnecropolitizarnos es necesario hacer un trabajo colectivo de despatriarcalización y decolonización, y también un trabajo intensivo de desneoliberalización38 en el cual compartamos otras prácticas y perspectivas que ya se llevan a cabo en distintos rincones del planeta, las que apuestan por la sostenibilidad de la vida sin profesar discursos regresivos y sectarios, que basan sus luchas en identidades segmentadas o en la esencialización biológica o geopolítica de ciertos sujetos por encima de otros. Los transfeminismos son entonces parte de una marea de movimientos políticos y sociales que nos comunican que los feminismos exceden tanto a la izquierda tradicional como a las voces de mujeres que se dedican a la gestión y administración institucional del género. El transfeminismo no busca un diálogo con el soberano, ni participar de los aparatos de verificación de verdad basados en el binarismo femenino-masculino, hetero/homosexual, blanco/no blanco, sino que está articulado en redes de cuerpos insurrectos y a-ciudadanxs que ya no reproducen de manera sumisa el proyecto neoliberal y heteropatriarcal disfrazado de proyecto

disponible en http://hemisphericinstitute.org/hemi/es/e-misferica-102/reguillo. 38 En este sentido nos inspiramos en lo propuesto por las teóricas-artivistas de las naciones originarias bolivianas: María Galindo, Julieta Paredes, Silvia Rivera Cusicanqui.

40 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43 Sayak Valencia nacional, y en cambio constituyen un nosotrxs cuidadano, es decir, una alianza posible para la cuir-dadanía39.

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39 Propongo un entrecruce de significados y trayectorias entre las palabras cuir (desviación fonética españolizada y con inflexión decolonial de los movimientos queer) y ciudadanía (entendida desde la economía feminista como una política de cuidados y de sostenibilidad de la vida).

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 27-43 41 El transfeminismo no es un generismo

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Sayak Valencia. Profesora adjunta en el Departamento de Estudios Culturales del Colegio de la Frontera Norte, centro de investigación CONACYT (Ciudad de México, México). También conocida como Margarita Valencia Triana. Doctora en Filosofía, Teoría y Crítica Feminista, con Mención Europea, por la Universidad Complutense de Madrid. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel 1. Poeta, ensayista y exhibicionista performática. Ha dictado conferencias y seminarios sobre capitalismo gore, transfeminismos, feminismo chicano, feminismo poscolonial, arte y teoría queer en diversas universidades de Europa y América. Entre sus obras recientes se incluyen: Gore Capitalism (Cambridge MA: Semiotext(e)/ MIT), Capitalismo Gore (Madrid: Paidós, 2016, y Barcelona: Melusina, 2010), Adrift´s Book (Badajoz: Aristas Martínez, 2012), El reverso exacto del texto (Madrid: Centaurea Nigra Ediciones, 2007), Jueves Fausto (Tijuana: Ediciones de la Esquina/Anortecer,

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2004), así como diversos artículos académicos, ensayos y poemas en revistas de España, Alemania, Francia, Polonia, México, Argentina, los Estados Unidos y Colombia. Correo electrónico: [email protected].

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Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online ISSN 0719-3696 ISSN 0718-655X / pp. 45-60. Febriles alquimias del cuerpo. Una poética excrementicia

valeria flores1

Recibido: 19 de junio de 2018 Aceptado: 27 de junio de 2018

Resumen

Los nombres del feminismo son actos de xenoglosia que diseminan otros regímenes de habla y escritura, susceptibles de desajustar los formatos regularmente conocidos, legibles y legítimos. Son actos alquímicos que inventan modos de existencia, lenguas extrañas, formas de hacer (micro)política, con los residuos de la máquina semiótica heteropatriarcal que gobierna las palabras y las vidas, y también con los desechos de la institucionalización y normalización del feminismo. Nombres como micro-creaciones de ficciones que montan nuevas conexiones de intensidades, diseminan significados inéditos de la resistencia sexo-política desde el sur, con sus marcas inesperadas, sus texturas ásperas, sus tonos extravagantes. En estas errancias por los nombres, hurgando en los remanentes de la hipervisibilidad, el cuerpo se torna plataforma sensible y política de subversión feminista y, desde cinco febriles alquimias del cuerpo como técnicas del saber corporal, habilidades políticas, constelaciones afectivas y micropotencias eróticas del hacer feminista, se compone un feminismo excrementicio.

Palabras clave

Cuerpo, Residuo, Alquimia, Lenguaje.

1 Escritora y activista de la disidencia sexual lesbiana, feminista prosexo (Neuquén, Argentina). Correo electrónico: [email protected].

45 Febrile Alchemy of the Body. An Excremental Poetics

Abstract

The names of feminism are acts of xenoglossia that disseminate other speech and writing regimes susceptible to mismatch the regularly known, legible and legitimate formats. They are alchemical acts that invent modes of existence, strange languages, ways of doing (micro) politics, with the waste of the heteropatriarchal semiotic machine that governs words and lives and with the detritus of the institutionalization and normalization of feminism. Names like micro-creations of fictions that assemble new connections of intensities, disseminate unpublished meanings of the sex-political resistance from the south, with their unexpected marks, their harsh textures, their extravagant tones. In these errancias by the names, delving into the remnants of hypervisibility, the body becomes sensitive and political platform of feminist subversion and from five febrile alchemies of the body as techniques of corporal knowledge, political skills, affective constellations and erotic micropowers of feminist doing, an excremental feminism is composed.

Keywords

Body, Residue, Alchemy, Language. valeria flores

Introducción

Cimarrón, tortillero, sombras, cuir, under, quimérico, FeSinPat (feminismo sin patronas)2, gogo, irónico, lúdico, poético, molecular, prosexo, disidente, sudaka; figuraciones múltiples de los feminismos que me fueron haciendo, atravesando y transformando. Figuraciones locales y minoritarias, de diferentes momentos y escrituras en mi proceso de politización sexual, pero que retenían ideas fuerza antagonistas para desplegar una inventiva táctica de proliferación en zonas residuales de las prácticas y discursos feministas hegemónicos. Figuraciones móviles que entretejieron una imaginación política radical, con deseo de astucia y voluntad impertinente para abrigar las contradicciones, enfrentamientos y diálogos escenificados o latentes que movilizan la viva construcción del pensamiento feminista. Entonces, cuando digo feminista no digo mujer, ni lesbiana, ni género, digo acto de potencia creativa de los cuerpos para deshacer y rehacer las normas que nos gobiernan. Así, una multiplicidad de registros estéticos, políticos y de nombres viene a traccionar los feminismos como impulso contestatario de un pensar vivo y ardiente; por lo menos, de los feminismos con y contra los que me hice y deshice. Me identifico con corrientes minoritarias de los feminismos, que no centran su atención exclusivamente en las demandas al Estado, que construyen políticas del deseo, de otros modos de vida, de otros cuerpos, de otros afectos. Me interesan más los márgenes de los feminismos que sus centralizaciones operativas bajo pragmáticas naturalistas de las palabras. Un feminismo que asume la modalidad de una red molecular de encarnaciones subjetivas, corporales y deseantes, que me estimuló a encender y comprender su potencia como praxis vital cuyo horizonte inmediato es cambiar la propia vida, cambiar los propios relatos de vida. En especial, me seduce y erotiza un feminismo capaz de hablar en lenguas3 y de reírse de sí mismo. En estas errancias por los nombres, el cuerpo se torna plataforma sensible y política de subversión feminista. Mi cuerpo que arde en palabras de rabia y placer, que se extasía con la des-sujeción de los modos de nombrar, que empuja contra sí los rostros del silenciamiento ancestral, que se retuerce en la imposibilidad de la lengua colonial aprendida, que llora con el exterminio sistemático de nuestras historias y memorias, que agoniza en cada gesto de desprecio hacia nuestro saber de sur de

2 Acrónimo irónico de las trolas del desierto –lesbianas pendencieras, la otra voz deslenguada de fugitivas del desierto– lesbianas feministas (grupo de intervención artístico-política de Neuquén entre 2004 y 2008), que retoma y retuerce hacia el feminismo el sentido de la sigla FaSinPat (Fábrica Sin Patrones) que identificara a la exfábrica de cerámicos Zanón, recuperada por lxs obrerxs en la ciudad de Neuquén en el año 2002, y que fue un emblema de luchas populares. 3 Gloria Anzaldúa, “Hablar en lenguas Una carta a escritoras tercermundistas”, en Esta puente, mi espalda. Voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos, ed. Ch. Moraga y A. Castillo (San Francisco: Ism Press, 1988), 220.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 45-60 47 Febriles alquimias del cuerpo. Una poética excrementicia tortillera de chonga de provincia que se deprime cuando advierte que la maquinaria capitalista racista neoliberal también se apropia de y explota nuestras herramientas. Cuando digo feminismo algo me pasa en el cuerpo, me tiembla la respiración, se convulsiona mi saliva, babeo de fascinación y hasta tartamudeo como umbral de una lengua por venir. Lejos de la imagen hegemónica de los puños en alto, las tetas libres y las consignas fulminantes que lubrican históricamente el imaginario estético de la resistencia feminista, en este momento me interesa pensar otras imágenes como prácticas que también sean habitables y reconocibles como formas de acción poética e imaginación política. Mi práctica feminista no se dice sola, se habla en otros lenguajes también: tortillera, masculina, prosexo, maestra, antiespecista, sudaca, proletaria. Y también se contra-dice blanca, entre miedos y decepciones, como forma de reconocimiento de mis privilegios raciales y de un combate incesante contra sus efectos de blanqueamiento de mi propia subjetividad y mi propia lengua. Una práctica feminista performativa que mantiene ciertas problematizaciones abiertas como forma de rehusar el dogmatismo, en la que se reconocen identificaciones variables, discontinuas y permeables como un ejercicio estratégico de desborde de los límites, como una práctica que continuamente se interroga a sí misma y nunca deja de preguntarse por su relación con la pauta dominante, trazando una experiencia poética insistente que desestabilice la semiótica del poder heterocapitalista, patriarcal y racista4. Como feminista me interesan los residuos de los feminismos, aquello que se descarta como pensamiento inteligible, una práctica, un gesto, una palabra, un conflicto, un silencio, un afecto, una identidad, una pregunta, un silencio, un hacer, una voz, un color, una imagen. Ese detritus que va escupiendo los discursos que se erigen como más combativos, o los que tienen la capacidad y los medios simbólicos y económicos para instaurarse como legítimos y hegemónicos. En los restos de esas experiencias sexopolíticas que se fundan como radicales hay una incógnita por desplegar, un margen por escuchar, que se deslizan entre su propio límite y singularidad. Una de las tantas preguntas residuales que me inquietan y que buscan establecer conexiones entre formas de subjetivación neoliberal y modos de acción política feminista, consiste en indagar cuáles son las sobras de las políticas del éxito individual y la espectacularización del nombre propio que gobiernan una gran parte del activismo feminista de la disidencia sexual, mediante la gestión empresarial de la imagen y la rentabilidad de nuestra representación bajo lógicas naturalizadas de competencia. Una pregunta que puede (re)sonar a moral, a diagnóstico anestésico, a asunto secundario. Pero la repetición compulsiva de gestos y escenas decretan una trama capilar de sentidos que interpela de manera urgente cómo somos gobernadxs

4 valeria flores,interruqciones. Ensayos de poética activista. Escritura, política, pedagogía (Neuquén: La Mondonga dark, 2013), 25.

48 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 45-60 valeria flores por el capitalismo cognitivo. Porque, ¿acaso preguntarnos por los modos de hacer, feminista y decolonialmente, no ha sido una apertura a deslumbrar otras posibilidades de vida? Este es apenas un despunte de mi actual deambular interrogativo, un andar hurgando en los remanentes de la hipervisibilidad y los desperdicios anacrónicos con una curiosidad perversa y polimorfa, porque hemos aprendido que lo que se destierra a los márgenes está con frecuencia justo en el centro del pensamiento mismo5. En los desechos de cada disciplina, de cada práctica, de cada género, resuenan los efectos de la descomposición y recomposición de coyunturas y campos de acción, alimentando una fertilidad insospechada para la disidencia, para el placer de perturbar cualquier orden establecido, sea político, económico, cultural, epistémico e incluso psíquico. Una fascinación por las opacidades, los fragmentos y las entrelíneas, las cuales trabajan contra un pensar regulado por el precepto de unidad, clasificación, calculabilidad y rendimiento. La producción de conocimiento como práctica situada e implicada es una línea vertebral de mi activismo como lesbiana feminista cuir. Práctica pedagógica, acción política, experiencia estética, artes de la escritura, componen una efervescente y erizada conectividad de gestualidades que pulsan y tensionan un modo de producción y de creación que desborda los límites institucionales. Una producción minoritaria de saber disidente que apuesta a la revolución a escala local y con minúscula, como colaboración con el archivo de microrrevoluciones cotidianas, ahí donde no hay difusión mediática ni flashes de esplendor, donde sólo nosotrxs sabemos que algo está sucediendo. Una práctica política como feminista que insiste en secretar textos como escenas de pensamiento, como contextos vitales y experienciales, heridos con nombres, afectados por ausencias, pulsionados por un soplo de vida, como ademán convulsivo y alborotador de tradiciones, costumbres y legitimidades. Quisiera compartir cinco febriles alquimias del cuerpo como técnicas del saber corporal, habilidades políticas, constelaciones afectivas y micropotencias eróticas del hacer feminista, que se fueron armando en localizaciones ásperas y conflictivas. Alquimias donde el cuerpo, el pensamiento, la sensibilidad, la experimentación, la escritura, el tiempo, la invención, el arrojo y la tristeza, ocasionan en su combustión una inflexión enunciativa antiestatal, un juego lingüístico comunitario, una práctica encarnada en singular. Las palabras son un recurso de la vitalidad de los cuerpos y nombrar es una potencia subjetivante al alcance de nuestras manos y de nuestras lenguas.

5 , La política cultural de las emociones (Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México, Programa Universitario de Estudios de Género, 2015), 25.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 45-60 49 Febriles alquimias del cuerpo. Una poética excrementicia

Tortillera: la identidad como política de conocimiento

Tortillera nombra una historia negada, una memoria olvidada, una decisión díscola, una ficción epistemológica, un susurro glosolálico en las inmediaciones del poder heterosexual. Tortillera es un modo de saber acerca de la propia vida que se construye con y contra las tradiciones del pensamiento feminista, en una lengua intempestiva y bífida6 que busca la revuelta de la lengua erecta y viril, transparente y comunicable, dominante y mortífera:

Lesbiana es un movimiento a veces decisivo, a veces sutil, a veces confuso, que se siente en el respirar del texto, un respirar envainado por la irritación, la fatiga, la lascivia y la rabia que entrama el cuerpo de la letra con el cuerpo de la vida en una operación crítica y deseante. Lesbiana es la visceralidad de un nombre que con su modulación incisiva mapea otros itinerarios posibles en el ordenamiento sexual de los cuerpos, abre los pasajes clausurados en las instituciones sociales del género, palpa las voces sepultadas en los regímenes del decir, escucha los deseos sumergidos en el currículum del gozo, y pone a jugar y a discutir la legalidad colonial de los conceptos desde los que se mira, se siente, se toca e interpreta el mundo y sus leyes que lo organizan taxonómicamente7.

Una poética del éxtasis tortillero se hace con los modos en que (des)organizamos la vida, el lenguaje, el cuerpo, la escritura, el activismo, el amor, el sexo, la ciudad, el coger. Es hacer hablar tortillera en una lengua extraña, capaz de desbaratar el tejido celular de nuestra propia subjetividad, intersectando el proceso de politización de la identidad sexual con un proceso de poetización de la identidad política. Tortillera es una política de conocimiento que se hace en la carne, un modo de (des)hacer el mundo de los cuerpos y los nombres, de allí que la escritura lesbiana sea un contingente y larvario espacio epistémico para vislumbrar otras formas de sensibilidad política, afectiva, lingüística, sexual, cultural8. Tortillera, una modulación de la lesbiana wittigniana desde el sur, de las lesbianas que no somos mujeres en tierra arrasada por el extractivismo, la represión policial, las políticas neoliberales, el terrorismo empresarial, las desapariciones forzadas, los femicidios y los crímenes de odio hacia tortas, travas, maricas y trans. Tortillera

6 valeria flores, “La lengua bífida de la lesbiana”. Escritos Heréticos, abril de 2004. Consultado en noviembre de 2018, disponible en http://escritoshereticos.blogspot.com.ar/2009/04/la- lengua-bifida-de-la-lesbiana.html?q=lengua+b%C3%ADfida. 7 valeria flores,La intimidad del procedimiento. Escritura, lesbiana, sur como prácticas de sí (La Plata: Pixel editora, Serie Popova, 2017), 10. 8 Ibíd., 14.

50 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 45-60 valeria flores es la astucia punzante de Higui9, que sigue haciendo su trabajo perturbador y cortante en la institucionalización de las identidades sexogenéricas y en la sociedad heteronormativa en general. Tortillera es un trabajo sobre las construcciones discursivas que incluye los silencios producidos por toda identidad, señalando los fallos de la representación y sus intentos de sustancialización. Tortillera es una política de la imposibilidad de hacer de la identidad una experiencia comunitaria inequívoca, así la vértebra que otorga consistencia a un “nosotras” se asume como una interrogación política desbordada e inacabada. Insisto, tortillera. Soy crítica de las políticas de identidad, pero no rehúso el uso de esos términos para nombrar nuestras experiencias biográficas y políticas porque le otorgan existencia, aunque siempre son identidades rebasadas por la complejidad y variabilidad de nuestras vidas. No decir es una forma de sobrevivir en contextos hostiles, pero no decir también es una prerrogativa que sostiene la inmunidad e impunidad de la heteronormatividad institucionalizada. Insisto, tortillera, por el exterminio10 que no cesa11.

Escribir contra sí misma12

Con los feminismos aprendí la importancia del lenguaje, del trabajo sobre, con y contra las palabras como tarea política, una tarea del cuerpo y en el cuerpo. Los textos que escribimos constituyen nuestros procesos de conocer y dar a conocer, por lo cual el modo como escribimos tiene que ver con nuestras elecciones teóricas, intuiciones políticas y atmósferas afectivas. Me empeño y desgarro en una escritura

9 Analía Eva Dejesús, conocida como “Higui” por su destreza como arquera de fútbol, se defendió de un brutal ataque de una patota que intentó una violación correctiva. Vivía en la ciudad de Bella Vista, en el partido bonaerense de San Miguel (provincia de Buenos Aires, Argentina), y hacía tiempo era hostigada por esos hombres debido a su identidad sexual. Al momento del ataque, se defendió e hirió mortalmente de un “puntazo” a uno de los atacantes, por lo cual fue detenida y estuvo presa desde octubre del 2016. Actualmente, después de una intensa agitación del activismo lésbico exigiendo su liberación y absolución, se encuentra en libertad condicional. 10 Nicole Saavedra Bahamondes tenía 23 años, era lesbiana y vivía en la localidad de El Melón, en la comuna de Nogales (Chile). Estudiaba prevención de riesgos en un centro de formación técnica de Quillota. La vieron por última vez el 18 de junio de 2016 y apareció asesinada una semana después, con signos de torturas y maniatada, en un sector rural del embalse Los Aromos. Amigxs, familiares y activistas aun exigen justicia. 11 Ver la intervención visual “No hay primavera sin brote de rabia” con la activista Fernanda Guaglianone para la 7a Primavera Lésbicat, Lesbianas Travéficas Móstricas del Placer, La Plata, 2015. Consultado en noviembre de 2018, disponible en https://fernandaguaglianone. wordpress.com/2016/02/28/no-hay-primavera-sin-brote-de-rabia/. 12 valeria flores, “Escribir contra sí misma: una micro-tecnología de subjetivación política”, en Aproximaciones críticas a las prácticas teórico-políticas del feminismo latinoamericano, coord. Yuderkys Espinosa Miñoso (Buenos Aires: En la frontera, 2010), 211.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 45-60 51 Febriles alquimias del cuerpo. Una poética excrementicia orgánica13 que me abisma en cada texto al límite de mis posibilidades corporales, lingüísticas, raciales, sexuales, y de la imaginación feminista. Escribir contra sí misma es el impulso vital de un pensamiento que ejerce la insolencia y la ironía contra sí mismo, una modalidad para trazar líneas de desplazamiento y de fuga de lo ya constituido, la emergencia de una fluidez que se vuelve contra el yo establecido, contra un orden de la subjetividad modulada por las disciplinas del cuerpo y los discursos normativos. No es una práctica de inversión o negatividad cuya finalidad se cierra sobre sí misma, sino que impulsa la invención de nuevas posibilidades de vida. Las palabras son archivos políticos de normas y resistencias, que albergan cuerpos y deseos, identidades y prácticas, o más aún, que los expulsan, destierran o aniquilan. De modo que las palabras operan como catálogos de posibilidades de existencia, como nos recuerda Donna Haraway14. Cada palabra siempre es un corte en una vida, entonces la pregunta por el lenguaje es por los modos de vida (im)posibles. En la disputa por las palabras resuena un conflicto sexual, racial, de género, corporal, y también de clase. Desconfiscar la palabra como artefacto de la burguesía blanca o de la academia heterosexual es atentar contra la desigualdad institucionalizada y socavar su poder de nombrar y silenciar. Tal como dice Lucha Venegas:

[E]l lenguaje y la escritura como zonas de luchas hacen de la toma de la palabra una revuelta política que trans-agrede el orden pre-establecido que se arroga la autoridad de distribuir las voces correctas en cuerpos apropiados en identidades correspondientes/esperables15.

Asimismo, las tecnologías colonizadoras que exigen el blanqueamiento de las lenguas las obligan a pasar por los estándares racistas de la “claridad del lenguaje”, descartando y desechando las lenguas que teorizan las opacidades, contradicciones, zonas difusas y heridas, con reverberaciones, modulaciones e invenciones de

13 Anzaldúa, “Hablar en lenguas”, 226. 14 Donna Haraway, Testigo_Modesto@Segundo_Milenio. HombreHembra©_Conoce_Oncoratón®. Feminismo y tecnociencia (Barcelona: Editorial UOC, 2004). 15 Lucha Venegas, “Revueltas escriturales: El lenguaje y la escritura como zonas de luchas”, Desmontar la lengua del mandato. Criar la lengua del desacato. Diálogo trans-fronterizo con valeria flores entre Jorge Díaz Fuentes y Tomás Henríquez Murgas” (Fanzine), Santiago de Chile, 2014. Consultado en noviembre de 2018, disponible en https://disidenciasexualcuds. wordpress.com/2014/12/17/revueltas-escriturales-el-lenguaje-y-la-escritura-como-zonas-de- luchas/.

52 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 45-60 valeria flores palabras y lenguajes que se entrecruzan para de-formar la claridad como única posibilidad legítima y posibilitar lenguas oscuras16. Escribir contra sí misma es un experimento performativo, siempre abierto al tropiezo y el equívoco, una experiencia de la extrañeza que se hace en un continuo atravesar fronteras, la desidentificación de un grupo, una familia, un yo, una casa, de un feminismo mantenido unido gracias a las exclusiones. Como dice la poeta Marina Tsvetáyeva, “en contra… esa es mi divisa”17. La escritura contra sí se entalla en una modalidad del cuestionamiento persistente de los modos en que somos gobernadas, y aspira a dejar de obedecer, a desbordar las clasificaciones, a practicar el arte de la inservidumbre voluntaria, la indocilidad reflexiva. La escritura que (des)aprende a operar con lo transitorio, lo mutante, y también con lo local y lo particular quiebra el presente vivo mediante un modo ex-cursivo, porque se sale del curso y del surco de la normalidad, remitiendo a la oscilación que marea y disloca, al cuestionamiento de la idea de propiedad, explorando un ámbito oscilante de impropiedad y desapropiación, abriendo un porvenir monstruoso. Escribir contra sí misma es la experiencia de un desgarramiento, que provoca fugas, retenciones, resonancias, precipitaciones y larvas en la piel del texto. Derivas de la perplejidad y provisoriedad del pensamiento. Por eso me interesan los feminismos en la medida que constituyan una apertura de posibilidades para cambiar la propia vida. Y esto significa poner el cuerpo no bajo la exaltación de un deber ser como premisa, sino para inaugurar la pasión por la invención, sin ventrílocua ni representante alguna. Autogestión de la propia subjetividad en condiciones de complicidad teórica, afinidad estética, vinculación afectiva y tomas de posición en el presente político y cultural. La escritura feminista opera como técnica de extrañamiento, abriendo huecos, heridas, lapsus, fallas en la historia biográfica, social, cultural y política que acopian las palabras que hablamos y que nos hablan, revelando que en esa materialidad del lenguaje nuestros cuerpos han sido sistemáticamente objeto de inferiorización, borramiento, silenciamiento y aniquilamiento. Sin embargo, los regímenes escriturales revelan proyectos económicos. En el capitalismo cognitivo la escritura está regulada por criterios de funcionalidad, calculabilidad y manipulabilidad, para su conversión y rentabilidad económica y cultural. El aplanamiento de las experiencias bajo un registro semiótico estándar y un formato textual convencional legaliza esta uniformidad de las hablas, como una suerte de modulación soporífera del lenguaje. Escribir contra sí misma es una paciente y creativa labor de dar forma singular a nuestra impaciencia por la libertad, que trabaja sobre los límites de nuestra inteligibilidad y nuestras obediencias. Implica ingresar al territorio del sonambulismo

16 Ibídem. 17 Hugo Savino, Salto de mata (Buenos Aires: Editorial Letranómada, 2010).

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 45-60 53 Febriles alquimias del cuerpo. Una poética excrementicia como tarea de desprendimiento subjetivo y desgarro de los vocabularios operativos de la opresión sexual y de género, y de la lógica instrumental de la racionalidad occidental. Practicar un noctambulismo estratégico para evitar ser sofocada por los imperativos diurnos de la claridad, la transparencia, la comunicabilidad, lo medible. El gesto escritural como una suerte de creación de palimpsestos textuales disidentes que, en sus entrelíneas, pliegues y estrías, alojan los excesos, los restos, los apéndices y las ilegitimidades sexuales en huida y emanación.

La disidencia sexual como insistencia capilar

Situada en una polifonía de voces sudacas, disidencia sexual significa para mí un modo de interpretación, de acción política y de intervención crítica, que está en permanente análisis y conflicto con cómo se constituyen y actúan las políticas sexuales en relación a las políticas económicas, culturales, sociales, educativas. La disidencia sexual busca discernir cómo opera lo sexual en el cruce de todos estos campos para activar disensos, interrupciones, disonancias que alteren los procesos de normalización sexo-genérica. La disidencia sexual no necesariamente se articula alrededor de una identidad, sino de la crítica a las normas sexuales, formulando preguntas convulsivas que desbordan los libretos sociales, prendadas por los huecos de las leyes, discursos y prácticas donde quedan alojadas las sombras de lo residual y lo desintegrado, lo inconexo y lo vagabundo, lo divergente y lo refractario, que expresan malestar y desencaje, paradojas e incertidumbres. La disidencia sexual es una óptica y un tacto que se empeña en esa sensación de incomodidad frente a los axiomas que nos van aprisionando en formas de pensar inequívocas, excluyentes y universales como la positividad, la productividad, la política de redención de la afirmación, el progreso, las narrativas del éxito, las retóricas de la esperanza y el imperialismo de la felicidad, todas ellas conformando una economía afectiva heteronormativa. Como crítica radical de los dispositivos de normalización que construyen identidades, al mismo tiempo que proscriben ciertas posiciones de sujeto y subjetividades que devienen abyectos, la disidencia sexual no puede estar segura de sí misma. Su tarea crítica es tan capilar que la llevamos en la sangre de nuestros pensamientos, en la afección de nuestra semiótica perceptiva, porque como procedimiento estético y político la disidencia sexual no sólo intenta deconstruir los discursos de las identidades LGTTTB sino también interrogar las condiciones que debemos cumplir para devenir inteligibles como humanos, formulando la pertinaz pregunta sobre la configuración del horizonte de lo representable. Para que disidencia sexual vaya junto con lesbiana, marica, trans, bisexual, hay que

54 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 45-60 valeria flores hacer estallar la interpretación ontológica de las identidades y provocar un acto de proximidad sensible, de complicidad en el rechazo y la tentativa. La disidencia sexual no es un conjunto de contenidos para aplicar, sino una multitud de dinámicas metodológicas carroñeras porque trabaja con los desechos disciplinares y se nutre de saberes y experiencias que no están autorizadas ni consolidadas, sino más bien abiertas a las errancias crítico-creativas de sus inestables y desvariados imaginarios sexuales. Aunque últimamente la disidencia sexual circula y se usa como equivalente de movimiento LGTTTBIQ, una sinonimia que termina por despolitizar y neutralizar sus efectos más disruptivos en términos de operaciones epistemológicas, políticas, poéticas, esta operación no es algo que esté dada de antemano, ni un sujeto, ni una identidad, ni una pertenencia orgánica, ni un programa compacto. Es un hacer (des)conectivo que nos implica en la vida diaria, un modus operandi abierto y problematizador del funcionamiento de otros modos imprevisibles de existencia.

Activación poética y erótica de la pedagogía

Habito maestra como una posición encarnada de alguien que tiene una formación pedagógica dispuesta a ejercitarse en las vicisitudes de una problematización política y una activación poética que insiste en introducir una diferencia en una cadena de automatismos, en hacer tajos, desnaturalizar, des-sedimentar, disolver, sacudir la modorra de las percepciones domesticadas de los procesos educativos. En mi hacer como maestra y pensadora, como intelectual proletaria, obrera precaria del pensamiento cotidiano, la práctica pedagógica se fue armando como una cartografía inestable y provisoria de interferencias de las normas sexuales, la lengua escolar, la jerarquía de saber, el cuerpo docente, las condiciones de trabajo, las culturas institucionales, las morales imperantes. Una práctica de enseñanza que se hacía en un desaprendizaje de las formas heterosexualizadas del pensar, mirar, sentir e interrogar. La activación poética y erótica de la pedagogía es un ensayo de urgencia para montar un tono de la práctica educativa, para habitar los umbrales del pensamiento y construir ficciones políticas como una potente maniobra de subversión epistémica y política. Como un encarnizado trabajo de despojamiento de los clichés, de los nombres cristalizados y agotados que nada nuevo tienen para decir de los acontecimientos educativos, busca dislocar las imágenes habituales y sedentarias del hacer educativo, desde una sensibilidad que trastoca los contornos del parcelamiento de la vida. Una pulsión imaginaria e inventiva de ficciones fallidas, equívocas, erráticas y disruptivas de los procesos escriturales de normalización de los procesos educativos, tan perversa como impredecible que trastorne los modos de hacer(nos) en la praxis educativa.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 45-60 55 Febriles alquimias del cuerpo. Una poética excrementicia

La experimentación pedagógica y erótica como modo de producción corporal de(s)colonial intenta desbaratar las formas pedagógicas ortodoxas, descolonizar cierta disposición corporal, practicar el diálogo desde las diferencias e historias ajenas y nutrirnos de dinámicas colectivas. Al perturbar y descomponer los protocolos de enseñanza de la normalidad, se convierte en un mecanismo de subjetivación política. No se trata de ilustrar con la palabra a sujetos silenciados por la norma heterosexual, sino de rumiar nuestra propia implicación en las políticas y poéticas del pensar y sentir, observando por qué algunos sujetos sólo ocupan el lugar de la ignorancia. De modo que entender el deseo de ignorancia como performativo permite comprender la producción del rechazo (o el no deseo) de admitir la propia implicación en aquello que está siendo estudiado o analizado18. Trayectos de pensamiento que articulan cuerpo-saber-poder-afectos, des-sujetándose de las poderosas burocracias y tecnocracias del sentido que borran todo intervalo crítico- reflexivo con sus procedimientos de higiene textual y sexual. Una maestra feminista está dispuesta a desorganizar sus propios (no) saberes para activar una experiencia, una ocasión, un devenir, una palabra, un tacto, como parte de una poética de la emancipación abierta a la dispersión de un gesto mínimo de variación en la dimensión estética y política del orden sexopolítico educativo. Si Donna Haraway proponía “haga parientes, no bebés”19, en el mismo sentido político de desfamiliarización de los dispositivos de pensamiento y las figuraciones tecnocientíficas, podemos decir “hacer saberes, no escuela”.

Hacer teoría en la propia carne

Mi relación con la escritura y el pensamiento feminista se fue armando en los circuitos autogestionados del saber disidente, sometidos a un estatuto de marginalidad institucional. Hacer teoría en la propia carne es un modo crítico de producir pensamiento tensando los límites institucionales y desajustando los criterios académicos de legalidad discursiva. Una tentativa de autonomía que, lejos de un “exterior” mistificado, diseña una sorprendente zona de diálogos e interpelaciones en la que diversas configuraciones teórico-intelectuales hacen entrar en juego los saberes irregulares y no legitimados. La práctica de la autonomía que sostengo remite a procesos de autoinstitución colectiva siempre inacabados, cuyas prácticas desbordan los dispositivos de captura

18 Susanne Luhmann, “¿Cuirizar/Cuestionar la pedagogía? o, La pedagogía es una cosa bastante cuir”, en Pedagogías Transgresoras II, trad.: Gabriela Adelstein, (Santo Tomé: Bocavulvaria Ediciones, 2018). 19 Donna Haraway, “Antropoceno, Capitaloceno, Plantacionoceno, Chthuluceno: Generando relaciones de parentesco”, Revista Latinoamericana de Estudios Críticos Animales 3 no. 1 (2006): 20. Traducido por Alexandra Navarro y María Marta Andreatta.

56 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 45-60 valeria flores de los sistemas de mediación institucional. Tales rebasamientos se producen al precio de una mutación constante: cambios de nombres y desplazamientos de posición que obligan a reinventar cada vez las estrategias de afirmación y conflicto tras ocasionales retiradas tácticas hacia la recomposición, la desaparición o la latencia. Este proceso contradictorio, conflictivo y continuo de autoinstitución y autoinvención de las prácticas es decisivo en la producción política y estética feminista y de la disidencia sexual. Tramar teoría desde una economía de los saberes fugados, del desorden de estos deslengües, de estos decires indomables e indisciplinados, rebeldes al tutelaje del portavoz autorizado y en los márgenes de las sistematizaciones y del formalismo técnico del saber universitario, pone en juego una tensa práctica de los bordes. Un pensar que se hace en la propia praxis escritural, atenta a la potencia de nombrar y al agotamiento de los modos de enunciar. Ejercitarse en lo que Teresa de Lauretis llamó ficción teórica20, una práctica de escritura experimental en la forma, crítica y poética, autobiográfica y filosófica, que atraviesa los límites impuestos porlos géneros. En el desbaratamiento del cuerpo omnipresente de la teoría, los marcamientos de las identidades sexuales y genéricas se conjugan con las marcas visibles de las filiaciones académicas, infectando el territorio donde la posición autoinvisibilizada del sujeto es parte del protocolo para el estatuto del conocimiento lícito, con sus requisitos de pureza epistemológica y distanciamiento identitario. La escritura como una tecnología encarnada hace del propio cuerpo un escenario escritural de la disidencia, no como espacio de verificación de una verdad personal, sino como práctica somática que contra-produce montajes teóricos para convulsionar los mataderos epistémicos que gobiernan la institucionalidad del saber andro-logo-heterocéntrico.

Un feminismo excrementicio

Los nombres del feminismo son actos alquímicos que inventan modos de existencia, lenguas extrañas, formas de hacer (micro)política, con los residuos de la máquina semiótica heteropatriarcal que gobierna las palabras y las vidas, y con los desechos de la institucionalización y normalización del feminismo. Los nombres del feminismo son actos de xenoglosia que diseminan otros regímenes de habla y escritura, susceptibles de desajustar los formatos regularmente conocidos, legibles y legítimos. Un signo de des-educarnos de la promesa de consenso e igualdad, que apuesta por decires no reconocibles culturalmente,

20 Teresa de Lauretis, Diferencias. Etapas de un camino a través del feminismo (Madrid: horas y Horas, 2000), 93.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 45-60 57 Febriles alquimias del cuerpo. Una poética excrementicia impresentables académicamente por no cumplir con los protocolos de transmisión del saber autorizados por la verdad disciplinaria de la ciencia occidental. Nombres como micro-creaciones de ficciones que montan nuevas conexiones de intensidades, diseminan significados inéditos de la resistencia sexo-política desde el sur, con sus marcas inesperadas, sus texturas ásperas, sus tonos extravagantes. Pócimas experimentales que se ocupan más de operar que de definir, del gesto clandestino más que de la visibilidad. Escribir el residuo como una constelación deseante de palabras al ritmo oblicuo y azaroso de la incógnita creativa, sin supeditarse obedientemente a una moral, que interroguen el presente y abran problematizaciones y ficciones que están o quedan por completo fuera de la escena de la reflexión político-literaria. Subvertir el alfabeto del poder que gobierna nuestros cuerpos desde una poética excrementicia que hace de las ruinas de la institucionalidad y normalización del movimiento, una podredumbre nutricia21 es un apremiante acto de violencia de aprender a zurcir la sangre con la fauna, el pliegue con lo indómito, el límite con la herida22. ¿Qué imagino cuando me llamo feminista? Latencia imperfecta y alquímica de una revolución larvada en la punta política de la lengua y en las vísceras epistemológicas y poéticas del cuerpo por escribir contra un saber que extermina y domestica.

Referencias bibliográficas

Ahmed, Sara. La política cultural de las emociones. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México, Programa Universitario de Estudios de Género, 2015. Anzaldúa, Gloria. “Hablar en lenguas Una carta a escritoras tercermundistas”. En Esta puente, mi espalda. Voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos, editado por Cherríe Moraga y Ana Castillo, 219-228. San Francisco: Ism Press, 1988. Badiou, Alain. El siglo. Buenos Aires: Editorial Manantial, 2014. De Lauretis, Teresa. Diferencias. Etapas de un camino a través del feminismo (Madrid: Editorial horas y Horas, 2000). flores, valeria. “La lengua bífida de la lesbiana”. Escritos Heréticos, abril de 2004. Consultado en noviembre de 2018, disponible en http:// escritoshereticos.blogspot.com.ar/2009/04/la-lengua-bifida-de-la-lesbiana. html?q=lengua+b%C3%ADfida.

21 Alan Badiou, El siglo (Buenos Aires: Editorial Manantial, 2014), 67. 22 flores, interruqciones, 102.

58 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 45-60 valeria flores

______. “Escribir contra sí misma: una micro-tecnología de subjetivación política”. En Aproximaciones críticas a las prácticas teórico-políticas del feminismo latinoamericano, coordinado por Yuderkys Espinosa Miñoso, 211-230. Buenos Aires: En la frontera, 2010. ______. interruqciones. Ensayos de poética activista. Escritura, política, pedagogía. Neuquén: La Mondonga dark, 2013. ______. La intimidad del procedimiento. Escritura, lesbiana, sur como prácticas de sí. La Plata: Pixel editora, Serie Popova, 2017. Guaglianone, Fernanda. “No hay primavera sin brote de rabia”. 7a Primavera Lésbicat, Lesbianas Travéficas Móstricas del Placer, La Plata, 2015. Consultado en noviembre de 2018, disponible en https://fernandaguaglianone.wordpress. com/2016/02/28/no-hay-primavera-sin-brote-de-rabia/. Haraway, Donna. “Antropoceno, Capitaloceno, Plantacionoceno, Chthuluceno: Generando relaciones de parentesco”. Revista Latinoamericana de Estudios Críticos Animales 3, no. 1 (2016): 15-26. Traducido por Alexandra Navarro y María Marta Andreatta. ______. Testigo_Modesto@Segundo_Milenio. HombreHembra© _Conoce_Oncoratón®. Feminismo y tecnociencia (Barcelona: Editorial UOC, 2004). Luhmann, Susanne. “¿Cuirizar/Cuestionar la pedagogía? o, La pedagogía es una cosa bastante cuir”. En Pedagogías Transgresoras II, traducido por Gabriela Adelstein (Santo Tomé: Bocavulvaria Ediciones, 2018). Savino, Hugo. Salto de mata. Buenos Aires: Editorial Letranómada, 2010. Venegas, Lucha. “Revueltas escriturales: El lenguaje y la escritura como zonas de luchas”. Desmontar la lengua del mandato. Criar la lengua del desacato. Diálogo trans-fronterizo con valeria flores entre Jorge Díaz Fuentes y Tomás Henríquez Murgas. (Fanzine). Santiago de Chile, 2014. Consultado en noviembre de 2018, disponible en https://disidenciasexualcuds.wordpress.com/2014/12/17/ revueltas-escriturales-el-lenguaje-y-la-escritura-como-zonas-de-luchas/. valeria flores. Escritora y activista de la disidencia sexual lesbiana, feminista prosexo (Neuquén, Argentina). Profesora en Educación Primaria. Se dedica a la escritura ensayística-poética y a la realización de talleres y performances como modos de intervención estético-política-pedagógica. Actualmente desarrolla proyectos de formación docente eventuales para la Universidad Nacional de La Plata. Ha coordinado recientemente el Taller “Eróticas escriturales: experiencias sensibles para la disidencia pedagógica”, en el marco del Seminario PEI OBERT “Aprender a imaginarse. Sobre Pedagogías y emancipación”, en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (2017); el Taller de escritura “¿Quién es mi cuerpo en

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 45-60 59 Febriles alquimias del cuerpo. Una poética excrementicia la escritura?”, con La Rara Troupe, Departamento de Educación y Acción Cultural del Museo de Arte Contemporáneo de León, España (2018); el Taller “no hay cuerpo sin escritura”. Imaginación educativa, prácticas de escritura y ESI, para profesorxs de las escuelas secundarias dependientes de la Universidad Nacional de La Plata (2018). Entre sus publicaciones se encuentran: Deslenguada. Desbordes de una proletaria del lenguaje (Buenos Aires: Editorial Ají de Pollo, 2010); Chonguitas. Masculinidades de niñas, junto a fabi tron (Neuquén: Editorial La Mondonga dark, 2013); Interruqciones. Ensayos de poética activista (Neuquén: Editorial La Mondonga dark, 2013); El sótano de San Telmo. Una barricada proletaria para el deseo lésbico en los ‘70 (Buenos Aires: Editorial Madreselva, 2015); La intimidad del procedimiento. Escritura, lesbiana, sur como prácticas de sí (La Plata: Editorial Popova, 2017); Tropismos de la disidencia (Santiago de Chile: Editorial Palinodia, 2017); F(r)icciones pedagógicas. Escrituras, sexualidades y educación, comp. con Agustina Peláez (La Plata: EDULP, 2017); El derecho al gemido. Notas para pensar la ESI desde una posición prosexo (Buenos Aires: Revista Mora, 2018). Correo electrónico: [email protected].

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Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online ISSN 0719-3696 ISSN 0718-655X / pp. 63-85. Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos

María Belén Rosales1 Universidad Nacional de La Plata

Recibido: 16 de marzo de 2018 Aceptado: 18 de mayo de 2018

Resumen

El presente artículo se orienta a indagar el contexto de emergencia del fenómeno #NiUnaMenos en Argentina e identificar los actores sociales, políticos y mediáticos, las condiciones estructurales en que se desarrolla la movilización social, y los marcos simbólicos de referencia en el proceso de construcción de subjetividades colectivas. Asimismo, se analizan las disputas de sentido en torno a significantes tales como “cuerpos”, “mujeres” o “vidas” como fronteras de sentidos constitutivas del proceso de construcción de subjetividades colectivas en la búsqueda de visibilidad política. En este marco se propone abordar las variadas formas de agencia desplegadas en las convocatorias de la campaña a partir de la apropiación de redes sociales, con centralidad en la función expresiva de formas colectivas de visibilidad en la esfera pública online/offline.

Palabras clave

TICs, Praxis, Feminismo, Subjetividad, Visibilidad.

1 Doctoranda en el Laboratorio de Comunicación y Género de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional de La Plata (Buenos Aires, Argentina). Correo electrónico: [email protected].

63 Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos

Cyber-Activism: Feminist Praxis and Political Visibility in #NiUnaMenos

Abstract

This article aims to investigate the context of emergence of the phenomenon #NiUnaMenos in Argentina and thus identify the social, political, and media actors, the structural conditions in which social mobilization takes place, and the symbolic frames of reference for the construction process of collective subjectivities. Likewise, it analyzes the disputes of meanings around signifiers such as “bodies”, “women” or “lives”, as borders of the constitutive senses of the process of construction of collective subjectivities in the search for political visibility. This framework is used to propose that addressing the various forms of agency deployed in the campaign’s calls from the appropriation of social networks, centrally the expressive or significant function of collective forms of visibility in the online/offline public sphere.

Keywords

TICs, Praxis, Feminism, Subjectivity, Visibility.

64 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 63-85 María Belén Rosales

Introducción

La convocatoria masiva de #NiUnaMenos en la ciudad de Buenos Aires en 2015, como hito en la historia de las resistencias del feminismo en Argentina y el repertorio de movilizaciones ulteriores entendidas aquí como sus derivas2, adquieren centralidad para preguntarnos por los renovados desafíos a los que se enfrentan las formas de organización colectivas del feminismo frente a los nuevos modos de comunicación y formas de asociación que traen aparejadas las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs). Las diversas formas de agencia desplegadas en las convocatorias de las campañas #NiUnaMenos durante los años 2015 y 2016, que tomamos como recorte temporal, dan cuenta de la apropiación activa de redes sociales y la función expresiva de formas colectivas de visibilidad política, mediadas por herramientas digitales, en la disputa pública por el sentido en torno a significantes tales como “mujeres” o “vidas”. Estas formas de lo visible nos plantean algunas interrogantes: ¿cómo se vinculan las instancias públicas y privadas en estas materialidades significantes? ¿Constituyen estas materialidades nuevas modalidades figurativas de resistencia? A partir de estas preguntas, se propone identificar los actores sociales, políticos y mediáticos y los marcos simbólicos de referencia en el proceso de construcción de subjetividades colectivas. Estos son algunos de los ejes de análisis que se desprenden del proyecto de tesis doctoral “Cibercultura y praxis feminista: narrativas visuales en torno a los cuerpos de las mujeres en #NiUnaMenos. Una mirada desde la etnografía virtual de Facebook, Argentina (2015-2016)”3, de cuyos avances daremos cuenta a continuación. Destacamos que, si bien los activismos feministas en Argentina han desarrollado a lo largo de cada momento histórico medios alternativos en clave contrahegemónica, existe en la actualidad una fusión cotidiana con las redes sociales que son parte constitutiva de la praxis política en la era de la conectividad digital. Lo que las nuevas generaciones feministas han logrado en los contextos digitales es la posibilidad de compartir de forma amplificada e instantánea estrategias, contenidos, imágenes y

2 Entendemos como derivas de #NiUnaMenos (2015) las masivas convocatorias públicas y marchas feministas como el Encuentro Nacional de Mujeres de Mar del Plata en octubre de 2015, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer el 25 de noviembre del mismo año, y la segunda edición de #NiUnaMenos del 3 de junio de 2016, el Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer el 28 de Mayo de 2016, la marcha nacional “Libertad para Belén” del 3 de agosto de ese año, el “Miércoles negro” del 19 de octubre, el 25 de noviembre, el Encuentros Nacional de Mujeres Rosario en 2016, el “Tetazo,” la marcha convocada en diversos puntos del país el lunes 6 de febrero de 2017 y el 8 M en el marco del Día Internacional de la Mujer realizado el 8 de marzo de 2017 que fue convocada en 57 países, entre otras marchas que confluyeron con posterioridad. 3 Esto, en el marco del doctorado en Comunicación de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social, con el financiamiento de una beca otorgada por la Universidad Nacional de La Plata (Buenos Aires, Argentina).

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 63-85 65 Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos diálogos de experiencias interconectadas. Es decir, una dimensión de la actuación política radicalmente distinta de las que han sido desarrolladas hasta ahora. En la actualidad, la cultura colaborativa del compartir, detrás de los principales medios de la red, es una de las prácticas principales del activismo social, en la interrelación de las movilizaciones sociales y las tecnologías digitales. Sin embargo, eludiendo el proceso de construcción histórica de la movilización social en su contexto específico no se pueden atender aspectos de un fenómeno tan reciente para las formas organizativas del feminismo. En este sentido, ponemos en crisis la idea de que las nuevas tecnologías son, por sí mismas, democratizadoras o liberadoras. Esto supone que brindan igualdad de oportunidades al eliminar la mediación impuesta por los sistemas tradicionales de medios de comunicación y una noción de impermeabilidad a las operatorias de la hegemonía patriarcal-capitalista. Por otra parte, esta perspectiva recae en, al menos, dos reduccionismos que necesariamente debemos desarticular: primero, da por sentado que la apropiación social para el agenciamiento es universal, y segundo, valida la ficción de igualdad y transparencia de las redes sociales y los discursos digitales en general.

Tramas históricas de la emergencia del colectivo #NiUnaMenos

#NiUnaMenos, en su vasta polisemia, podría definirse en primer lugar como un colectivo nutrido mayoritariamente por activistas feministas, comunicadoras y artistas de Buenos Aires, quienes en 2015 lanzaron la convocatoria a una concentración para manifestarse contra los feminicidios, primero a través de un hashtag en Twitter articulador de subjetividades políticas4 (#NiUnaMenos), y, luego por medio de una página oficial de Facebook creada bajo dicha consigna. Creemos pertinente desmarcarnos de aquellas perspectivas que enfatizan en los efectos de los usos tecnológicos y explican el fenómeno como consecuencia lineal de la viralización de un hashtag5 a través de las redes sociales, sin atender la densidad e historicidad de las resistencias y estrategias de un feminismo histórico, que como memoria residual y subrepticia de las luchas políticas por la emancipación sexo- genérica, posibilitaron la emergencia de #NiUnaMenos en el presente contexto de creciente conectividad digital. Al calor de una multiplicidad de voces, el 3 de junio de 2015 se consolidó la multitudinaria marcha #NiUnaMenos en Buenos Aires,

4 Rossana Reguillo, Zoe Peregrina, Alex Ramírez y Signa_Lab/ITESO, “#WomensMarch: redes y calles. La búsqueda del futuro”, Tercera vía (2017): 2. 5 Un hashtag es una cadena de caracteres formada por una o varias palabras concatenadas y precedidas por un numeral. Se usa en redes sociales como Twitter, Facebook o Instagram para señalar el tema sobre el que gira cierta conversación.

66 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 63-85 María Belén Rosales con las variadas expresiones regionales de un movimiento social y político que tuvo como hitos fundacionales las tres décadas de Encuentros Nacionales de Mujeres, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto legal, seguro y gratuito, la experiencia de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y sus hijas que como jóvenes mujeres revolucionarias resistieron a la dictadura militar. También la marcha fue heredera de los movimientos por la disidencia y la diversidad sexual, las mujeres que se organizaron en sindicatos y asambleas piqueteras en la crisis política y económica en 2001, las formas de resistencia de mujeres migrantes, indígenas y afrodescendientes y de la densa urdimbre de luchas por la ampliación de derechos sexuales en el país. En Argentina, desde principios del siglo XX y durante varios lustros de luchas y resistencias (fundamentalmente en las décadas del 60 y hasta mediados de los 70, para desarrollarse con mayor énfasis en los 80), los feminismos agrietaron el suelo del sentido común patriarcal, logrando alterar el régimen de lo visible, lo enunciable y denunciable, a partir del encuentro entre activismo, movimiento, arte, pensamiento, lenguaje y política. En este sentido, se vuelve indispensable recuperar y reponer las condiciones de posibilidad de la emergencia de #NiUnaMenos, en tanto fenómeno polifónico en el que se expresan saberes, creencias y prácticas de impugnación a significados sedimentados. El activismo feminista en #NiUnaMenos interpeló a la ciudadanía mediante discursos e imágenes, apelando a la urgencia de transformar valores y costumbres, desde una pedagogía feminista que interpeló a la sensibilidad y a la insatisfacción ética desde una capacidad articulatoria centrada en la comunicación instantánea, rizomática e hipermediática a través de las redes sociales. #NiUnaMenos, como colectivo, logró reunir a un conjunto de voluntades feministas y articular bajo un lema en común, un movimiento social amplio y heterogénero. El esfuerzo de este activismo recupera la historia de mujeres organizadas en el país, a la vez que es contemporáneo de un movimiento de mujeres renovado, con la incorporación de tendencias de activismo digital en el mundo y sostenido a su vez por una base popular, transversal, federal, regional e internacional. Este activismo ejerció las medidas de presión y concienciación social necesarias para promover, por ejemplo, la redacción de la Ley integral de violencia sancionada en 2009, entre otras conquistas de derechos, que confluyeron, en la configuración en un colectivo en red. Como referencia a las coordenadas históricas del feminismo que confluyen en la emergencia #NiUnaMenos, tomamos los años 80 cuando se produce el retorno democrático en el país que, en el caso del movimiento de mujeres, conlleva una transformación en relación a las formas del ejercicio de su ciudadanía, su profesionalización, articulación y trasnacionalización de estrategias y objetivos. Los grupos feministas en Argentina, a partir de los ochenta, comienzan a utilizar el lenguaje de los derechos humanos; de este modo, en los Encuentros Nacionales de Mujeres (ENM) proliferan consignas como “soberanía en mi país y en

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 63-85 67 Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos mi cuerpo” o “democracia en el país y en las casas”, ubicando al cuerpo femenino como campo de batalla, bastidor de mensajes, espacios de interlocución y de expresividad de experiencias de subalternidad así como de formas corporeizadas de resistencia y visibilidad pública. Como antecedente, en 1979 se firma la Convención por la Eliminación de toda Forma de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), y se desarrollan los Encuentros Feministas Latinoamericanos y del Caribe a partir de 1981 y los Encuentros Nacionales de Mujeres en Argentina desde 1986. Desde aquel año iniciático, los ENM fueron el lugar “propio” de los feminismos en el país, conquistado tras un largo proceso histórico de construcción y lucha colectiva en espacio de resistencia y agenciamientos diversos, con el retorno de la democracia tras los años siniestros del terrorismo de Estado. Los ENM representan instancias emblemáticas donde se pone de manifiesto la dimensión política del orden cotidiano de la vida de las mujeres, es decir, se remueven los cimientos subjetivos e intersubjetivos del heteropatriarcado en tanto régimen político de vida, a partir de los relatos de experiencias de las mujeres. En los talleres de los ENM, todas las experiencias son escuchadas, compartidas, visibilizadas; se ponen en juego el valor de las emociones, las afectividades, el saber cómo tramitar el dolor, el miedo y la violencia, cómo construir redes de contención y afecto y gestionar formas de acción. Estos saberes compartidos aluden a lo que Raymond Williams denominó “estructuras de sentimiento”6, para designar la clara conciencia de un pasado común en términos de opresión-dominación, y que han resultado ser fundamentales en la construcción de la identidad política de los feminismos en Argentina. En mayor o menor grado, las mujeres que participan en los Encuentros acceden a la conciencia de ese pasado común y de la importancia de la solidaridad, de la toma de la palabra, y las reflexiones colectivas en relación a la subalternidad (por ejemplo, ante la prohibición, la mortificación moral y la penalización del ejercicio de la autonomía corporal, entre otras dimensiones de la desigualdad y las violencias experimentadas en la vida cotidiana). El feminismo en Argentina, más que un movimiento, puede definirse como un espacio discursivo, un espacio de participación política que lleva implícito por un lado la diferencia, y por el otro la confrontación y la fragmentación como forma de interacción y construcción de subjetividad colectiva. En este punto, creemos necesario distinguir, a partir de los aportes de Martín Retamozo, las nociones de subjetividad e identidad:

[L]a subjetividad colectiva [es] un proceso para dar sentido, mientras que la identidad la consideramos una instancia diferente producto de experiencias históricas, sedimentaciones de sentidos y en el cual no puede desconocerse la mirada de la alteridad en esa conformación del nosotros. De este modo la subjetividad opera como una instancia mucho más móvil, calidoscópica, que

6 Raymond Williams, Marxismo y literatura (Barcelona: Ediciones Península, 1988).

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si bien logra producir puntos de sutura frente a acontecimientos y detiene el desplazamiento y usa (e interpela) a las identidades, permanece en un nivel más fluido7.

La convocatoria: cuerpos en las calles y visibilidad hipermediática

En #NiUnaMenos 2015 se pudo ver, a través de la cobertura de medios nacionales tradicionales la concentración multitudinaria en Buenos Aires y a miles de personas capturadas desde drones portando sus teléfonos celulares y smartphones a modo de extensión “digital” del cuerpo, tomando fotos, subiéndolas a las redes y enviando mensajes de Whatsapp. La comunicación en tiempo real desde cualquier punto del país implicó un salto en la comprensión del tiempo y del espacio, de manera que las identidades y las funciones sociales que estaban estrechamente relacionadas con el lugar físico pasaron a redefinirse. #NiUnaMenos constituyó una forma de organización política alternativa a la de los partidos tradicionales, proponiéndose ensayar nuevos modos de acciones concertadas de forma consensuada y horizontal, no jerárquica, sin verticalismos, no presentistas ni meritocráticas, una forma de organización mediatizada por redes sociales. El entorno digital fue, así, el espacio que abrió la posibilidad de repensar horizontes de imaginación social y política. La multitudinaria concentración en #NiUnaMenos 2015 se expresó como un duelo público, con inesperadas repercusiones internacionales, para pedir, en un grito colectivo, el despertar de la conciencia social y la intervención estatal ante el recrudecimiento de las violencias patriarcales, cuya expresión más cruenta son los feminicidios registrados en todos aquellos puntos y localidades del país en los que la marcha se volvió rizoma. La convocatoria a #NiUnaMenos comenzó la primera semana de mayo de 2015, tras la repercusión mediática del feminicidio de Chiara Páez, una joven embarazada de 14 años asesinada a golpes y enterrada por su novio en Rufino, provincia de Santa Fe. El petitorio en que las integrantes del colectivo #NiUnaMenos trabajaron concertadamente fue leído por un grupo de artistas y transmitido en vivo en numerosos canales de la televisión de aire, a modo de cadena nacional. El texto de la convocatoria 2015 se realizó a través del Google Drive, un programa gratuito para crear documentos en línea con la posibilidad de colaborar en grupo. Este

7 Martín Retamozo, “Orden social, subjetividad y acción colectiva. Notas para el estudio de los movimientos sociales”, Athenea Digital. Revista de Pensamiento e Investigación Social 16 (2009): 112.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 63-85 69 Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos programa se funda en la idea de distribución de tareas colectivas no excluyentes, una herramienta que facilitó formas cooperativas de producción comunicativa:

[P]or un lado la red digital permite el intercambio de contenidos entre miles de sujetos rompiendo con el modelo uno-a-muchos que caracterizaba al broadcasting; por otro, la estandarización y abaratamiento de la tecnología ha puesto en las manos de millones de usuarios instrumentos sencillos y fáciles de usar para la creación y manipulación textual.8

En la cuenta oficial de Facebook #NiUnaMenos, creada tres meses antes del feminicidio de Chiara9, el colectivo administrador de la cuenta y organizador del evento político invitó a la comunidad a concentrarse bajo la consigna, tanto en la Plaza del Congreso de la Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como en todas las plazas centrales del país. En este marco, se comenzaron a producir y a circular en internet las gráficas de la convocatoria, y se difundieron los lugares de concentración a través de esta plataforma, con el fin de brindar información logística y generar adhesiones de toda la ciudadanía durante la gesta que duró tres semanas durante el mes de mayo de 2015. La combinación de celulares y redes sociales funcionó no sólo por la instantaneidad para compartir mensajes en tiempo real sino también por la mayor horizontalidad en los canales de comunicación para organizarse en coordenadas espaciotemporales compartidas. A partir de la utilización de un logo color magenta con la consigna #NiUnaMenos, las activistas fueron marcando en Google Maps, un servidor de aplicaciones de mapas en Internet, cada ciudad y pueblo del país desde donde se iba a desarrollar el acto el 3 de junio de 2015. Tal como plantea Silvia Lago Martínez, una característica de estos movimientos es la organización en torno a nodos conectados en red a través de las herramientas de Internet, donde cada punto de articulación de la red es uno de ellos y allí se crean las posibilidades concretas de acción e influencia territorial10. #NiUnaMenos congregó alrededor de doscientas mil personas en la ciudad de Buenos Aires, y se multiplicó en más de 120 puntos del país:

8 Carlos Scolari, Hipermediaciones. Elementos para una Teoría de la Comunicación Digital Interactiva (Barcelona: Editorial Gedisa, 2008): 193. 9 La primera acción que se llamó Ni Una Menos fue la convocatoria vía Facebook a una maratón de lectura organizada a fines de marzo de 2015 por un grupo de activistas feministas, artistas y escritoras, en la Plaza Spivacow de Buenos Aires, junto a los familiares de víctimas de feminicidios como el padre de Wanda Taddei y la mamá de Lola Chomnalez. 10 Silvia Lago Martínez, “Internet y cultura digital: la intervención política y militante”, Nómadas 28 (2008):.

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Hubo manifestaciones con decenas de miles de asistentes y otras con menos de cien distribuidas en diferentes ciudades capitales y pueblos; en Córdoba capital, 30 mil personas; Rosario, 20 mil; Mendoza, 15 mil; Salta, 10 mil; Neuquén, 10 mil; Catamarca, 5 mil; San Salvador de Jujuy, 5 mil11.

A partir de redes flexibles y descentralizadas, la organización de #NiUnaMenos se constituye en un ejemplo de organización popular en red, con vocación global que incluye lo particular, es decir, que asimilan lo local12. En el caso de #NiUnaMenos, la híperconectividad posiblemente haya contribuido a magnificar sensaciones colectivas que hubieran tardado mucho más en manifestarse en el sistema comunicacional del siglo veinte. La dependencia digital da origen a una lógica nueva en la comunicación, según la cual el poder se construye a través de un vínculo cotidiano y de reciprocidad con la ciudadanía. Las activistas del colectivo #NiUnaMenos, a su vez, usuarixs y consumidoras de redes sociales, aprendieron a emplear las diferentes tecnologías mediáticas y los dispositivos, con diversos fines organizativos, logísticos y tácticos, con el fin de interactuar con actores políticos y mediáticos y de ampliar su convocatoria. Como señala Rossana Reguillo, la visibilidad de los movimientos sociales es “un problema clave para el sostenimiento de identidades, proyectos y conflictos en el ámbito de lo que ha dado en llamarse ‘opinión pública’, la que suele reducirse a la anónima y generalmente inasible percepción ciudadana de los acontecimientos locales, nacionales o internacionales”13. El debate sobre la visibilidad se aúna a las transformaciones en las formas de hacer política, los modos de participación y de construcción de identidades, así “la democracia digital tiende a manifestarse primero en las formas culturales: un sentimiento de comunidad distinto, un sentimiento de participación más intenso, menos dependencia de la sabiduría oficial y mayor confianza en la resolución cooperativa de los problemas”14. La comunicación por redes es asimismo uno de los escenarios donde se teje la compleja trama de estrategias, medios y productos, y donde se dirime la lucha política entre actores, ciudadanos, Estado, medios y mercado. En este sentido, uno de los límites a los que se enfrentan los activismos gestados en y desde las redes sociales son los modelos de negocio y el control y monitoreo de datos privados de consumidores de redes, así como la opacidad en el uso de los datos detrás de empresas como Google.

11 Paula Rodríguez, #NiUnaMenos (Buenos Aires: Editorial Planeta, 2015), 153 12 Carmen Haro Barba y Víctor Sampedro Blanco, “Activismo político en Red: del Movimiento por la Vivienda Digna al 15M”, Teknocultura 8, no. 2 (2011). 13 Rossana Reguillo, “Identidades culturales y espacio público. Un mapa de los silencios”, Diálogos de la Comunicación 59/60 (2000): 76. 14 Henry Jenkins, La cultura de la convergencia de los medios de comunicación, (Barcelona: Paidós, 2008), 209.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 63-85 71 Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos

Es necesario también atender la política de restricción a contenidos feministas en medios como Facebook, donde se censuran imágenes de pechos y torsos desnudos de mujeres, pero no se ejerce ningún límite de restricción a la expresividad de la violencia machista. El ciberespacio acelera, amplifica, ofrece la capacidad de transfigurar, resignificar y profundizar tendencias y estructuras sociales. Al mismo tiempo, ofrece al activismo herramientas de acción política: convocatoria a campañas vía redes sociales, grupos y foros de discusión, newsletters, boletines, correo electrónico, documentos elaborados en línea, portales de colectivos feministas, sitios web de organizaciones y agencias de información con perspectiva de género, etc.

La construcción de subjetividades colectivas

La apropiación de la tecnología digital logró visibilizar las potencialidades del activismo feminista argentino en 2015 para comunicar e interpelar a un público masivo. Una multiplicidad de discursos e imágenes circularon en la cuenta oficial de Facebook #NiUnaMenos Buenos Aires durante los días anteriores y posteriores a la concentración el 3 de junio de 2015, para instalar el debate público en torno a las violencias de género. Esto implicó una serie de desafíos para la construcción de una retórica de alcance amplio, que dé cuenta de un tema que es complejo y multidimensional. Conviene aquí reservar la noción de identificación para aludir al sentimiento de pertenencia o distanciamiento que las personas tienen respecto de una causa, siempre cristalizada en una categoría disponible como #NiUnaMenos15, en la que los sujetos colectivos tienden a reiterar formas de dar sentido que requieren de la reducción de complejidad o la hipergeneralización. La consigna, bajo el riesgo de caer en simplificaciones del sentido común, aglutinaba las afecciones de impotencia ante las complicidades y omisiones de las instituciones sociales frente a los feminicidios, bajo consignas tales como: El gobierno, la justicia y los medios son responsables. Por otra parte, se expresaba la necesidad de instalar el concepto de “sororidad” como expresión de la solidaridad colectiva de la comunidad de mujeres bajo lemas tales como: Si tocan a una, saltamos todas. Consideramos que los procesos de identificación, como el que motorizó la convocatoria, son siempre una definición de los actores sociales en tanto estos son interpelados e interpelan a otros. La primera convocatoria #NiUnaMenos en 2015 convocó a multitudes bajo el significantemujer , sujeto de alocución que está por fuera del enunciado. Esta operación ha dado lugar a múltiples interrogaciones: ¿Están las

15 La propia consigna remite, en analogía, a la acuñada en 1995 por Susana Chávez “Ni una más”, y que hacía referencia a la lucha contra los femicidios en México. La escritora y activista que escribiera el poema “Sangre nuestra” en homenaje a una de las tantas mujeres asesinadas, apareció muerta en 2011. De este modo, a su consigna le siguió en adelante “Ni una mujer menos, ni una muerta más”.

72 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 63-85 María Belén Rosales subjetividades con cuerpos disidentes o feminizados incluídas en esta categoría? o ¿se contemplan las muertes de mujeres por causa de abortos clandestinos? Esta potencia en la interpelación bajo el significante mujer proponía, en principio, ser parte del colectivo movilizado bajo la apelación a la pregunta: ¿Quién podría mirar a otro lado mientras a las mujeres se nos sigue matando? En #NiUnaMenos 2015 no sólo hubo diversidad o heterogeneidad, sino interrogantes por la posibilidad de articulación de la diversidad cultural politizada, enmarcando los colectivos que residieron en su interior. En la segunda edición de 2016 emerge una noción acerca de qué es una “parte” y qué no puede ser enunciado como parte. Los sentidos que se condensan en una frase revictimizante como #NiUnaMenos se confrontan a la necesidad de construir una identidad política colectiva bajo un significante o slogan aglutinante de amplio alcance, en búsqueda de articulación. La estrategia de instalar el tema en la agenda pública desde una retórica mainstream o apta para todo público promovió formas creativas, distanciadas de las retóricas academicistas, en la búsqueda de una impugnación pragmática a los discursos mediáticos misóginos que cristalizan la imagen de las mujeres como “víctimas” en la cobertura de feminicidios. Dado que los enunciados del periodismo de género especializado y de las militancias feministas implican formulaciones político- ideológicas abstractas, que muchas veces resultan crípticas para el alcance masivo, #NiUnaMenos se orientó a visibilizar e instalar de nociones tales como violencia machista16 en lugar de conceptos propios de los ámbitos de producción de saber académicos tales como “heteropatriarcado”.

Marcos de sentido: “mujeres” ante la frontera de la “vida”

Las fronteras de sentidos, construidas como límite entre las múltiples y heterogéneas identificaciones, se plantean no sólo como líneas demarcatorias de pertenencias, sino de discursos como marcos de significados, posiciones en el campo de fuerzas donde la lucha por “el respeto a la vida” o a “vidas que merecen ser vividas” cambia drásticamente de sentido. La reelaboración de significantes y significados en #NiUnaMenos ofrece, por caso, una mirada a las consecuencias que en el plano de las acciones tienen las asignaciones de sentido en la construcción de la subjetividad colectiva. En este sentido, el reclamo por aborto legal fue excluido en 2015 del documento elaborado en la convocatoria porteña; fue en 2016 que se le ingresó para formar

16 La violencia machista es aquella que se ejerce mediante toda acción, u omisión, dentro del marco de una relación desigual de poder y que, de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como privado, afecta la vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, por el hecho de ser o sentirse mujer.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 63-85 73 Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos parte expresa del petitorio oficial. En este sentido, si hay un límite que separa no se trata sólo de significados, sino más bien de regímenes de articulación de significados. Así, en 2016 el reclamo por el respeto a la vida de las mujeres incluye atender a la muerte de mujeres por abortos clandestinos como un tema de justicia social y salud pública. En este marco, una parte decisiva de las tensiones en #NiUnaMenos 2015 sobre la inclusión del aborto en el petitorio se expresaba en la disputa acerca del sentido en torno al derecho a la vida apropiado por sectores vinculados ideológicamente a grupos eclesiásticos conservadores “pro-vida”, a los que los colectivos feministas valoran como “anti-derechos” o “anti-mujeres” en la lucha por despenalizar y descriminalizar la práctica del aborto. Los feminismos concertados en #NiUnaMenos, Vivas Nos Queremos del año 2016 –un acto político potente que invitaba también a restituir la memoria política– impugnó la precarización de la vida y la violencia política. Bajo la gestión presidencial Mauricio Macri, las prácticas represivas de la protesta social fueron el eje vertebral de la politización de la consigna en la segunda edición de la marcha. En el proceso de circulación social de categorías de identificación tales como “mujeres” o “vida” se dirimen disputas de sentidos, enunciaciones que articulan diferentes significantes y que producen diferentes efectividades hegemónicas. A su vez, estos significantes se anudan a algún significado, aunque no necesariamente al mismo. Así, las categorías disponibles no tratan de que el término sea no solo comprensible, sino que también tenga potencial identificatorio. Siguiendo a Ernesto Laclau, entendemos que la unidad del grupo es el resultado de una articulación de demandas; sin embargo, el autor plantea:

Esta articulación no corresponde a una configuración estable y positiva que podría considerarse como una totalidad unificada. Por el contrario, puesto que toda demanda presenta reclamos a un determinado orden establecido, ella está en una relación peculiar con ese orden, que la ubica a la vez dentro y fuera de él. (...) La demanda requiere, sin embargo, algún tipo de totalización si es que se va a cristalizar en algo que sea inscribible como reclamo dentro del ‘sistema’17.

En #NiUnaMenos 2016 fue posible una reelaboración de significados incorporando perspectivas, valoraciones, marcos políticos y éticos situados en los feminismos de corte popular, desde una perspectiva antineoliberal y anticapitalista, consolidando una forma de subjetividad estable (y a su vez dinámica) que refiere a un sentido de pertenencia colectivo: la conformación de un nosotrxs imaginario y la movilización de códigos comunes. En este sentido, la crítica al patriarcado heteronormativo desde los feminismos populares y comunitaristas resisten la dominación masculina

17 Ernesto Laclau, La razón populista (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2011), 9.

74 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 63-85 María Belén Rosales tanto en el orden económico como en el de lo familiar, bajo el mandato que obliga a las mujeres a la reproducción de la población. La disputa de sentidos de #NiUnaMenos entre 2015-2016 supuso un nivel de centralización o sutura semántica, una definición relativamente clara del quiénes somos y qué tema queremos disputar. La identidad colectiva en #NiUnaMenos puede, en este sentido, ser definida como

El producto de una definición de la situación, construida y negociada a través de la conformación de redes sociales, las cuales conectan a los miembros de un grupo o movimiento. Este proceso de definición implica la presencia de esquemas cognitivos, con la acción auto-reflexiva y consciente, con interacciones densas, de intercambios emocionales y afectivos18

En este orden, la acción reflexiva se da en el marco del repertorio de significantes / significados, de acuerdo a las condiciones de producción de los discursos que enmarcaría el campo de juego y los desplazamientos semánticos. Estos espacios de creación de nuevas configuraciones se dan como parte de reacomodamientos subjetivos donde se pueden identificar continuidades y cambios. El significante, “vida” en #NiUnaMenos 2015 como antinomia de las muertes de mujeres por feminicidios adquiere entonces otra dimensión cuando, en 2016, se expresa y se reclama en el documento oficial: “Ni Una Menos por abortos clandestinos”. En la configuración subjetiva no todos los significados tienen el mismo peso para la articulación; en términos de Retamozo, algunos códigos “pueden adquirir primacía y opacar a otros que permanecen subalternizados”19, pero que luego pueden emerger y conformarse en “articulantes” de la red de códigos y por lo tanto también del proceso colectivo de dar sentido, tal como se evidenció en la transición de la marcha del 2015 al 2016. La instauración de ese significado dominante: “vida” o “mujeres”, en tanto constitutivo de una configuración subjetiva particular, no puede concebirse por fuera de los procesos sociohistóricos que involucran a los sujetxs. La historia de esas subjetividades y sus contextos de sentido y acción ofrecen la posibilidad de construir un significado que ancle y amalgame con densidad mayor. Este aspecto es indisociable en la búsqueda de comprensión de los sentidos otorgados a los significantes “vida”, “aparición con vida” o “vivas las queremos”, como un producto de la subjetividad colectiva conformada en el marco de los procesos históricos del país. La consigna “Vivas las queremos” de 2016, en este sentido, repone la interpelación a la “aparición con vida” que remite a la lucha histórica de las Madres

18 Alberto Melucci, “Asumir un compromiso: identidad y movilización en los movimientos sociales”, Zona Abierta 69 (1994): 153. 19 Retamozo, “Orden social, subjetividad y acción colectiva”, 12.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 63-85 75 Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos y Abuelas de Plaza de Mayo y agrupaciones de familiares de desaparecidos por la última dictadura militar, y que es reapropiada por organizaciones feministas en su lucha contra la trata. El conflicto en el orden del sentido emerge en un tránsito que, entre 2015-2016, operó en un escenario partidario polarizado entre proyectos políticos-culturales antagónicos encarnadas por el Kirchnerismo y el Macrismo. Esta contienda quedó cristalizada en la repetición sistemática de la metáfora “la grieta” tanto en programas televisivos y radiales de debate político como en el periodismo gráfico. Este fue un elemento desafiante en la búsqueda de una identificación masiva y aglutinante trans-partidaria y multisectorial como imperativo político, bajo el significante vacío “mujer”. Así, en 2016 esta complejidad se dirimió en la conformación de un frente feminista popular:

El acontecimiento del 3 de junio del año pasado fue también la creación de un espacio de hospitalidad generado por la voluntad política y transversal de cientos de miles de personas que quisieron decir “¡Basta!”. (…) Basta de convertir nuestros cuerpos en cosas. (…) Basta de convertirnos en criminales por querer decidir sobre nuestros cuerpos, por querer elegir si queremos tener hijos, cuántos y con quién. (…) Decimos Ni Una Menos frente a toda avanzada de reacción conservadora más allá del signo político del gobierno. Porque si la represión en los tramos finales del Encuentro Nacional de Mujeres fue realizada bajo el gobierno anterior, el cambio electoral nos desprotegió todavía más. Los observatorios que se habían puesto en práctica dejaron de existir y programas que ya existían como el de Salud Sexual y Reproductiva empezaron a ser desguazados. Los contenidos de la ley de Educación Sexual Integral, ley fundamental por la que pedimos el 3 de junio pasado para prevenir la violencia machista, se están modificando para conformar a los sectores más retrógrados. (…) El ajuste y la inflación golpean directamente sobre nuestra capacidad de decir Basta. (…) El disciplinamiento de la protesta social y el encarcelamiento de dirigentes sociales habla claramente de una revancha misógina y racista que nos golpea a todas. A todxs”20.

20 “El grito en común”, documento oficial colectivo, Ni Una Menos, 2016. Consultado en noviembre de 2018, disponible en https://www.facebook.com/notes/ni-una-menos/el-grito- en-com%C3%BAn/482448465279674/.

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Articulaciones hacia la conformación de un frente político

En la segunda convocatoria #NiUnaMenos 2016, en el contexto de gestión de la Alianza Cambiemos, se profundizó el reclamo por la implementación del plan nacional integral contra las violencias, con presupuesto adecuado y la capacitación del poder judicial con perspectiva de género. Al mismo tiempo, se instaló la demanda por las masivas pérdidas de puestos de trabajo desde la asunción a la presidencia de Mauricio Macri en diciembre de 2015, el desmantelamiento de políticas y programas de Estado de la gestión Kirchnerista (2013-2015) y la ausencia de políticas integrales y efectivas para el abordaje de la violencia de género. En este sentido, la gramática identitaria del colectivo abrió el espacio de enunciación de una retórica antipatriarcal hacia la crítica anticapitalista y antineoliberal. Esta reconfiguración de demandas se explica por la emergencia de nuevos actores históricos en la escena política del 2016, ante el riesgo de la captura por gobiernos conservadores-neoliberales. La apuesta por un feminismo de base popular e internacional contribuyó a tejer redes y alianzas con grupos de México, Perú, Brasil y Uruguay, como acción programática hacia una lucha que visibilice todas las formas de desigualdad por género, clase social, raza, etnia y otras. Asimismo, en 2016 se amplió la problematización respecto de las violencias de género desde el carácter político y económico de la violencia machista, bajo el lema: “Ni una menos por femicidio, por trata, por aborto, por persecución judicial, por despido, por homo, lesbo y trans odio. Con ajuste no hay Ni una menos. La pobreza es violencia”21. Por ejemplo, la renovada consigna “¡Vivas nos queremos!” evidencia en 2016 un desplazamiento de sentido que va desde la denuncia de la ausencia, la pérdida y el duelo (cristalizadas en el eje revictimizante propio del relato mediático hegemónico que proclama #NiUnaMenos en 2015) al énfasis en el significante flotante “vida” y las trayectorias vitales de las mujeres, con la apuesta de un futuro en el que se abran la posibilidad de vidas dignas de ser vividas. Esto se encuentra expresado en múltiples acepciones del lema, como por ejemplo “libres, autónomas, críticas, solidarias, felices y deseantes nos queremos”, una afirmación que alude a la inclusión de un plural diverso expresado en el “nosotras”, que aglutina y articula colectivamente las diferencias identitarias subalternizadas y los diversos modos de experimentar la vida, la afección, el deseo y la libertad. Las consignas muestran las articulaciones entre marco de acción –que determina la identidad y su legitimidad– y su forma enunciativa, que construye la identidad discursiva del sujeto enunciador en un contexto determinado. En este sentido, #NiUnaMenos en 2015 se presenta como una forma legítima, dentro de

21 Ibídem.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 63-85 77 Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos parámetros hegemónicos de lo enunciable, de construir consenso frente a la reacción afectiva de malestar colectivo. Mientras que “Vivas nos queremos!”, en 2016, configura una adscripción a formas alternativas de la acción de autonominarse de quienes la enuncian, en un contexto que busca romper los límites de los consensos hegemónicos sobre la reacción emotiva “victimizante” para asumir posiciones activas y programáticas de organización colectiva feminista. Por otra parte, es de destacar el momento del choque antagónico entre nosotrxs/ellxs, mediante la producción de un significante vacío como “vida” que se conforma en una cadena de equivalencias a partir de una dispersión de elementos que se unifican y que se contrapone a otra cadena de equivalencias. Para Laclau, el carácter abierto de lo social se deriva precisamente de la imposibilidad de que una fuerza hegemónica pueda fijar completamente el significante vacío “mujeres” o “vida”, lo cual fue disputado por el feminismo en Argentina. Estas consideraciones sirven de fundamento para la conceptualización de las identidades sociales como un acto de poder. Siguiendo al autor, “una identidad objetiva no es un punto homogéneo sino un conjunto articulado de elementos. Pero como esa articulación no es una articulación necesaria, su estructura característica, su ‘esencia’, depende enteramente de aquello que niega”22. La consigna de la primera edición de la marcha simbolizaba la furia, el grito colectivo que expresa que “no queremos que nos arrebaten a otra mujer de la comunidad de mujeres por feminicidios”. En 2016, a esta demanda se articuló la impugnación por las mujeres muertas por aborto clandestino, en su mayoría jóvenes de sectores populares, y a la “desaparición” en democracia por la impune actuación de redes mafiosas de explotación sexual, mientras que los travesticidios adquirieron mayor visibilidad.

Nuevos y viejos actores mediáticos

Si la vieja industria cultural constituía un sistema donde cada medio, actor y lenguaje ocupaba su lugar relativamente definido, en la nueva esfera digital todo tiende a combinarse en entornos multimedia, bajo la denominada convergencia digital. Ésta, implica un cambio tanto en el modo de producción como en el modo de consumo de los medios, para Jenkins “la creación colectiva de significados dentro de la cultura popular está empezando a cambiar (…) los consumidores luchan por el derecho a participar más plenamente en su cultura”23. En este sentido, las prácticas políticas feministas tradicionales – como la creación de volantes y panfletos y las acciones e intervenciones artísticas en la calle– encuentran un pasaje del soporte

22 Ernesto Laclau, Nuevas reflexiones sobre la revolución en nuestro tiempo (Buenos Aires: Editorial Nueva Visión, 2000), 48-49. 23 Henry Jenkins, La cultura de la convergencia de los medios de comunicación. (Barcelona: Paidós,2008), 15, 28.

78 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 63-85 María Belén Rosales físico al mundo virtual online, del diálogo cara a cara a la comunicación online, a través de lenguaje oral, escrito y mediante de imágenes (fijas y audiovisuales) en diversas plataformas. La relación de los activismos feministas con las TICs involucra procesos sociales de apropiación tecnológica que configuran tácticas renovadas y estrategias específicas del ciberactivismo y los sentidos sedimentados que las feministas otorgan a sus prácticas. En este marco, asistimos a una ruptura de las categorías que fundaban el proceso cultural y un desplazamiento desde el consumo a la producción comunicacional, al participar en el control de los contenidos, donde activistas-usuarias terminan por constituirse en parte de ese contenido, de ese mensaje. En este sentido, valiéndose de la estrategia del “ruido” y la “amplificación” que posibilita la hiperconectividad social, #NiUnaMenos logró entrar en la agenda de los medios tradicionales nacionales e internacionales24. En definitiva, se trata de que “el público, con poder gracias a estas nuevas tecnologías, ocupa un espacio en la intersección entre los viejos y los nuevos medios, y exige el derecho a participar en la cultura”25. Un ejemplo de ello fue la respuesta que se suscitó ante la cobertura del caso de una adolescente de 13 años que fue violada y atropellada en Tandil el domingo 5 de junio de 2016. El diario de tirada nacional Clarín cubrió el caso y publicó en la bajada de la cobertura que “habría sexo consentido”. A las pocas horas de publicada, la noticia se “bajó” y eliminó de la versión digital del diario, tras la ofensiva de denuncias de activistas feministas que proliferaron en redes sociales tras compartirse la nota en los muros, multiplicando la adhesión de comentarios que repudiaban la construcción de la misma. Como plantea Scolari, las acciones y tácticas de acción de la era digital, y sus estrategias de presión social (al modo de Anonymous26) constituyen “el consumo activo, rebelde y contrahegemónico de las mediaciones, donde el usuario a partir de la apropiación de nuevos dispositivos de comunicación ejerce su capacidad para borrar las barreras entre los medios y usuarios y contaminarlos entre sí”27.

El “estar allí”: performances corporales colectivas

#NiUnaMenos emergió como una nueva modalidad de acción política colectiva, en un contexto en que la distancia generacional en el marco de los feminismos se amplía y con ella, los códigos culturales y marcos de referencia para la acción; en

24 Los diarios y portales de noticias de varias naciones tales como España, Francia, Australia e Inglaterra cubrieron la concentración frente al Congreso de Buenos Aires. 25 Jenkins, Ibíd., 28. 26 Seudónimo utilizado mundialmente por diferentes grupos e individuos para realizar acciones o publicaciones individuales o concertadas. 27 Scolari, Hipermediaciones, 114.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 63-85 79 Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos tanto que las hiperconectividades mediáticas plantean nuevos paisajes horizontes de acción transnacionales y globales. Estos distintos modos de interconectarse en la esfera on-line y off-line también alimentan la heterogeneidad, elementos que han impactado la forma en que se expresa la diferencia de forma compleja en fenómenos como el de #NiUnaMenos, en tanto haya una demanda colectiva. En este sentido, Judith Butler, en su último ensayo Cuerpos aliados y lucha política amplía su teoría de la performatividad y, en lugar de aceptar la falsa división entre pensamiento y acción, reconoce que las ideas radicales están necesariamente encarnadas en cuerpos en los distintos espacios públicos, privados, cerrados y virtuales. Los cuerpos reunidos en estos espacios ponen en juego significantes políticos más allá del discurso, formas de performatividad corporeizadas y plurales en formas de acción coordinadas cuya condición y propósito es la reconfiguración de la agencia en su modo plural y de algunas prácticas sociales de la resistencia. Los cuerpos en las calles y en las redes sociales solicitan que “se los reconozca, que se los valore, al tiempo que ejercen su derecho a la aparición, su libertad y reclaman una vida vivible”28. En esta indagación, es fundamental dar cuenta de los espacios creados para la producción de significaciones que cuestionan la naturalidad del orden social patriarcal, para así abrir terrenos de disputa desde la condición expresiva o significante de los cuerpos reunidos y su visibilidad. Esto refiere al doble carácter de la relación entre estructura y acción, donde los sujetos encuentran en el orden social las condiciones de su existencia y, a la vez, operan sobre ellas para consolidarlas o transformarlas. Estas transformaciones son formas propias de intervención que adoptan algunos sujetos sociales, los que mediante su praxis pueden transformar un orden que es siempre contingente. Como colectivo social, #NiUnaMenos se apropió de las redes de internet y sus aplicaciones y dispositivos, integrando las expresiones escritas, visuales, audiovisuales y performáticas de la cultura digital contemporánea, como estrategia de agenciamiento en las que las imágenes ocuparon un lugar central para la visibilización política y expresiva de significaciones colectivas. En este marco, proliferaron los usos políticos de la consigna con la viralización de selfies de candidatos de partidos políticos portando el cartel con la consigna #NiUnaMenos, al tiempo que lo hacían referentes del mundo deportivo y del espectáculo compartiendo estas imágenes en las redes personales de Facebook y Twitter. Éstas fueron compartidas –en algunos casos– en la página oficial de Facebook #NiUnaMenos Buenos Aires y, a su vez, fueron reproducidas en los programas de la televisión de aire y en diarios de tirada nacional. A fin de contrarrestar los efectos de su uso político-partidario en el marco de la campaña electoral presidencial, el colectivo organizador lanzó la propuesta

28 Judith Butler, Cuerpos aliados y lucha política. Hacia una teoría performativa de la asamblea (Buenos Aires: Editorial Paidós, 2017), 33.

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#DeLaFotoALaFirma, que apuntaba a la firma de un documento por parte de los candidatos como acto de compromiso político29. La estrategia intentaba disuadir la asimilación de la consigna como mero slogan de marketing político digital en un año de contiendas y debates públicos entre el Kirchnerismo y la Alianza Cambiemos. Así, las imágenes que circularon en internet tanto en la convocatoria al Congreso del 2015 como la marcha hacia Plaza de Mayo en 2016 capturaban performances de arte político, siluetazos, flyers, graffitis y esténciles en las paredes, dramatizaciones públicas, acciones contrainformativas, pegatinas, carteles, afiches y serigrafías, en fotografías digitales tomadas con los celulares como parte de la apuesta ciberactivista de visibilidad de la protesta colectiva. De este modo, la producción y circulación de imágenes que capturaron las experiencias corporales colectivas se constituyeron en prácticas de visibilidad a partir de la circulación online del registro fotográfico digital. Estas acciones se caracterizan por la producción de imágenes y signos de gran creatividad e imaginación. Tal como indica Silvia Lago Martínez:

En la vida cotidiana los medios electrónicos, la fotografía en la prensa escrita, el cine o la televisión generan imágenes como parte de sus actividades propias de producción, recepción y distribución que operan como formas de acción social. Estas, con fines de protesta y denuncia, son desplegadas también por redes de colectivos y movimientos sociales a través de la radio y la televisión comunitarias, portales en la red, radios por Internet, fotografía y video, arte militante y otras experiencias que centran la actividad en la comunicación y la imagen, integrando las expresiones escritas, visuales y gestuales30.

Estas experiencias políticas de visibilidad, y las discusiones epistemológicas que apuntan a repensar el estatuto de lo corporal en el entorno tecnológico como prácticas políticas y culturales contemporáneas, son constitutivas de la lucha por desnaturalizar los cuerpos de las mujeres (construidos como propiedad privada o dispositivos de reproducción de la especie humana), como tarea política para que las estructuras dejen de percibirse como inmutables. En este sentido, siguiendo a Butler, la acción conjunta de los cuerpos colectivos es una forma de manifestación impulsada por la precariedad de la vida, consecuencia de la política actual y a su vez, “una performatividad política que sitúa la vida vivible en el primer plano de la política”31. A fin de cuentas, en el cuerpo colectivo anida esa fuerza referencial que llega junto con otros cuerpos a una zona visible para la cobertura mediática. Para

29 Claudia Laudano, “Entre las redes sociales y el #FeminismoLoHizo”, en #NiUnaMenos Vivxs nos queremos, comp. Karina Bidaseca (Buenos Aires: Milena Caserola editora, 2015). 30 Lago Martínez, “Internet y cultura digital”, 102. 31 Butler, Cuerpos aliados y lucha política, 25.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 63-85 81 Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos

Butler son estos cuerpos visibles, unidos colectivamente, los que muestran que viven en unas condiciones en que la vida se ve constantemente amenazada:

Cuando los cuerpos se congregan en la calle o en otros espacios públicos (virtuales incluidos) están ejercitando un derecho plural y performativo a la aparición, un derecho que afirma e instala el cuerpo en medio del campo político, y que, amparándose en su función expresiva y significante, reclaman para el cuerpo condiciones económicas, sociales y políticas que hagan la vida más digna, más vivible32

Los mensajes que se alzaron en la manifestación visibilizaban en la esfera pública la multiplicidad de afecciones que generan las violencias machistas que las mujeres experimentan en la vida cotidiana en un continuum expresivo concatenado: desde los noviazgos violentos, al acoso callejero, pasando por la objetualización mediática de los cuerpos femeninos, la desigualdad salarial, la precarización de la vida, la ausencia de políticas de Estado, la revictimización y la violencia institucional y el último y más cruento eslabón, el feminicidio. En 2015 y 2016, se hicieron visibles primero en las calles vestidas de coloridos carteles, y luego en las imágenes compartidas en las redes sociales, la pulsión por el “estar allí” que ameritaba el acontecimiento. Estas formas de lo visible plantean la vinculación de lo público y lo privado, así como nuevas modalidades de resistencias. Como estrategias de agenciamiento, estas prácticas de transfiguración colectiva adquieren sentido “en tanto puede politizar aspectos de la vida cotidiana considerados privados, enmarcándolos en relaciones de poder, a la vez que reformulan los términos de ‘lo político’ al incluirse en la tradicional esfera pública”33, y es replicada en el entorno virtual. Algunas imágenes circuladas en las redes sociales mostraban mujeres expresándose mediante carteles con frases testimoniales: “soy una sobreviviente” o “fui víctima de violencia”. Asimismo, circularon fotografías de familiares y amigos de víctimas de feminicidios que, en pancartas y carteles, mostraban retratos con rostros de las víctimas y sus nombres propios; víctimas cuyos asesinatos no se mediatizaron y que tampoco fueron registrados en las estadísticas elaboradas por la Asociación Civil Marisel Zambrano (el único registro estadístico de femicidios en Argentina hasta el 2015). Estas formas expresivas de experiencias a través de micro-relatos aparecen en la circulación de imágenes digitales (e-image) que, a su vez, muestran el cuerpo de familiares de víctimas en el centro de la escena, portando el retrato de sus hijas, nietas, sobrinas y

32 Ibíd., 18. 33 Claudia Laudano, “Feministas en ‘la red’. Reflexiones en torno a las potencialidades y restricciones de la participación en el ciberespacio”, en Sin feminismos no hay democracia: género y ciencias sociales, comp. Florencia Rovetto y Luciano Fabbri (Rosario: Último Recurso editores, 2016): 47.

82 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 63-85 María Belén Rosales amigas como víctimas de la violencia machista. Estas imágenes se presentan como tácticas de visibilización de aquello que se ha mantenido oculto o invisibilizado, apelando a una dimensión emotiva. Las fotografías de los familiares de víctimas de feminicidios y de las Madres de Plaza de Mayo (que estuvieron presentes en las convocatorias) reactivó, en este sentido, la memoria de escenas históricas y actores políticos de las luchas sociales de nuestro país. Este legado vivo trajo a cuenta a la memoria y el poder de la solidaridad colectiva para agrietar los centros del poder instituidos y restituir valores éticos de justicia y respeto a la vida.

A modo de conclusiones

Si bien colectivos organizados de mujeres en la Argentina lograron ingresar con el trabajo territorial en sectores populares a lo largo de las últimas tres décadas, los temas de la agenda feminista no irrumpieron masivamente desde los medios tradicionales ni en la agenda pública sino después del 3 de junio de 2015. En #NiUnaMenos, la apuesta por una retórica de alcance popular fue abonada por la experiencia de más de tres décadas de praxis feminista popular que interpeló a un vasto y diverso espectro de mujeres en el país. Una de las acciones para concientizar a la población sobre la complejidad de la problemática de la violencia de género fue el diseño de volantes y flyers para dar a conocer la Ley 26.48534, dando cuenta de las diversas tipificaciones y modalidades de violencia de género (física, psicológica, sexual, económica y patrimonial, y simbólica). La ciudadanía fue, de este modo, interpelada como público en el proceso político, acercando el ámbito del discurso político a las experiencias cotidianas y los conceptos compartidos de la comunidad. El desarrollo de un lenguaje “común” implicó un reconocimiento al mundo cultural de los/as sujetos/as populares destinatarios de la convocatoria. En este sentido, producir un flyer para circular en internet o un volante para dar a conocer una Ley, implicó el objetivo de interpelar desde el lenguaje la experiencia cotidiana de las mujeres. Por otra parte, si bien el documento de #NiUnaMenos de 2015 no mencionaba el acoso callejero ni el aborto, fue notorio que muchas mujeres, jóvenes y adolescentes se hicieron de carteles para expresarse sobre estos temas, viralizar y visibilizar en las redes estos mensajes mediante selfies y fotografías. Asimismo, las formas transfiguradas de visibilidad colectiva en #NiUnaMenos habla del quiebre de un largo hábito de subalternidad que ha expropiado a las mujeres de la posibilidad de tomar la palabra pública y hacer visibles sus experiencias situadas, hasta entonces invisibilizadas en el sistema mediático tradicional y deslegitimadas

34 La Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres en los Ámbitos en que Desarrollen sus Relaciones Interpersonales, que se encuentra vigente desde abril de 2009 en Argentina.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 63-85 83 Ciberactivismo: praxis feminista y visibilidad política en #NiUnaMenos en las instituciones públicas. Durante décadas no hubo espacios para relatos de experiencias de mujeres que sobrevivieron al aborto clandestino o a parejas y exparejas violentas, a excepción de los Encuentros Nacionales de Mujeres. Estas experiencias se encontraban fuera de los archivos institucionales, ajenas a los discursos legitimadores. Las sobrevivientes que hablaron en el espacio público online y offline en #NiUnaMenos, alteraron los regímenes de lo visible, enunciable y denunciable. De allí la relevancia que tuvo el discurso y la imagen como materias significantes y testimonios del derecho a existir, a ser visibles, reconocidas, legitimadas. En este marco, la conformación en la era digital de un colectivo feminista como #NiUnaMenos sentó las bases de un modo de organización mediatizado por TICs en Argentina, que demostró que las feministas ejercitan su práctica militante desde la posición social que cada quien ocupa en función de las posibilidades de agencia que ofrece el entorno tecnológico para la visibilidad política. Esto lo que explica, al menos en parte, el fenómeno. En este nuevo panorama político y tecnológico se plantean formas diferenciadas y a la vez articuladas de la tradicional praxis feminista movimientista-histórica (que implica acciones en las calles, performances artístico-políticas y la producción de mensajes en soportes físicos –volantes , afiches, stencils, carteles, graffitis–) en convivencia con un feminismo de corte nativo-digital, cuya praxis se sitúa en y desde la producción y circulación de un lenguaje común, sintético e hipergeneralizador. La gestión de la comunicación instantánea mediada por redes, las influencias como tácticas y la preeminencia de la imagen para la visibilidad política constituyen instancias que merecen ser profundizadas, a fin de conocer las multidimensionalidad constitutiva de los movimientos sociales como #NiUnaMenos.

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María Belén Rosales. Doctoranda en el Laboratorio de Comunicación y Género de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional de La Plata (Buenos Aires, Argentina). Licenciada en Comunicación Social. Docente especializada en periodismo, comunicación y género. Correo electrónico: mabelen. [email protected].

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Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online ISSN 0719-3696 ISSN 0718-655X / pp. 87-105. Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones / Ilusiones1

Marina Alvarado2 Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales

Natalia Fischetti3 Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales

Recibido: 3 de abril de 2018 Aceptado: 19 de junio de 2018

Resumen

El texto se juega en una clasificación provisoria para un (in)cierto orden de los feminismos del Sur. Desde la forma en la que se (auto)denominan o se (des)nombran los feminismos, se invita a recorrer y saltar por tres casilleros. En el primero, los feminismos se aluden, se nombran, se distinguen de otros. El segundo casillero elude las denominaciones en los bordes y las desfiguraciones de los nombres. El tercer espacio se abre a poéticas de la ilusión que, desde el arte, dicen de otros modos los feminismos del Sur.

Palabras clave

Feminismos, Teorías feministas, Latinoamérica, Conocimiento situado.

1 Artículo originado a partir del proyecto de investigación “Feminismos del Sur. Experiencias y narrativas contemporáneas en la frontera academia/activismos”, financiado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva del Gobierno de la Nación, 2017-2019 (PICT 2016-0590 FONCYT MINCYT). 2 Investigadora adjunta del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales, CONYCET (Mendoza, Argentina). Correo electrónico: [email protected]. 3 Investigadora asistente del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales, CONYCET (Mendoza, Argentina). Correo electrónico: [email protected].

87 Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones / Ilusiones

Southern Feminisms. Allusions / Elusions / Illusions

Abstract

The text attempts a provisory classification to provide an (un)certain order for Southern feminisms. Concerned by how feminisms call or (un)name themselves, we propose a journey through three scenarios. The first refers to the feminisms that are alluded by, named, and distinguished to each other. The second scenario eludes the names from (un)certain feminisms that jump over the borders and disfigure the names. The third scenario is open to poetic illusions that, from art, spell otherwise Southern feminisms’ names.

Keywords

Feminisms, Feminist Theories, Latin America, Situated Knowledge.

88 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 87-105 Marina Alvarado - Natalia Fischetti

Iniciando el juego

Nos preguntamos de qué formas y sobre cuáles estrategias los feminismos del Sur, en particular, los feminismos de Latinoamérica y el Caribe, han podido desligarse de la dependencia intelectual euronortecentrada para dar cuenta de una producción situada. Los nombres del feminismo aluden, eluden, ilusionan en su potencia, con sus destellos, resonancias y reverberaciones, pero también desde sus apropiaciones y modos de circulación, y por quiénes les leen, repiten y fundan; por los debates abiertos, las polémicas sostenidas y las fruiciones pendulares; incluso allí, cuando ha sido despolitizado, mercantilizado, mediatizado, en sus emergencias, sus desbordes y desmadres, a partir de sus específicas formas de resiliencia y hermandad. Proponemos un juego de palabras que se originan en una pretensión lúdica para la escritura que busca recrear la crítica al neoliberalismo, al colonialismo, la racialización y el patriarcado, casi escabulléndoseles por montarlos a horcajadas. De escondidas y tapa ojos a cuenta de corridas y escondites; de sorpresas, máscaras, descubrimientos, corrimientos y travestismos. Un juego de imágenes y palabras que se alternan con sombras y silencios. Hacia el 2015, desde Mendoza, Argentina, abrimos la puerta para salir a jugar. Nos conectamos en una zona que dibujamos entre los estudios de género, la filosofía práctica y el pensamiento latinoamericano para darle cuerpo a decires, sentires y quehaceres de los feminismos del Sur. Quisimos organizar una antología que reuniera escritos de pensamientos silenciados y prácticas invisibilizadas. Detenernos en las mujeres intelectuales de América Latina y el Caribe supuso para nosotras una reflexión atenta acerca de qué buscar, por dónde, iluminando qué sombras, advirtiendo qué desechos, para rastrear una genealogía posible en/para Latinoamérica, algunos puntos de partida, quizás otros de fuga, tal vez derivas, apenas (des)encuentros. Juegos de meninas entre susurros, ahogos y agites. (In)ciertos feminismos latinoamericanos y del Caribe fue el título de la antología que nos propusimos anillar junto a Fabiana Grasselli y Valeria Hasan. Empezamos por delinear un boceto con algunas cercanías. Ese primer juego entre nosotras fue el sendero inicial para tomar nota de un listado de ausentes (¡¿de dónde?!), olvidadas (¡¿por quiénes¡?!), invisibilizadas y silenciadas (¡¿en qué condiciones?!). Balbuceamos nombres de feministas latinoamericanas y caribeñas que no transitan la academia, que no quisieron caminarla, que salieron de ella, que la abandonaron y no pretendieron volver. Han escapado jugando a las escondidas en el mundo del saber regulado y de las instituciones heteronormadas que escenifican una sordera sostenida que ha desautorizado las voces venidas de otros lares, hablando lenguas con las que abortan una universidad que se jacta de traductora e inteligible.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 87-105 89 Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones / Ilusiones

Invitarles a jugar implicó conversar a destiempo en la lejanía. Encontrarnos en la palabra escrita nos empujó a la escucha selectiva en los bordes para (des) ubicar(nos) y, en ese movimiento descentrado, propiciar los tráficos y tránsitos entre ellas, nosotras y con otras. Entre ellas y nosotras se configuraba una genealogía tan precaria como dispersa, tan inestable como intensa, tan propia como extranjera. Voces mujeriles interrumpían, estallaban sus ecos, destellaban efectos, retumbaban para interpelar con ellas. En ese ir y venir en lo que escuchamos, en ese entrar y salir de lo que oímos, nos volvemos audibles. Entre la palabra, lo dicho y la audibilidad se anudan articulaciones, la práctica de visibilizar esos nudos es una tarea genealógica. Su traza de nudo a nudo hace referencia a filiaciones y pertenencias teóricas y políticas. El contacto entre nosotras implicó caminar junto a otras no con todas4, demarcando una zona que ejecuta, es decir, escenifica –es decir, pone en escena, toca la pieza, juega, teatraliza– esa tarea como feminismos del Sur. Frente a la amnesia, el olvido y la ausencia, buscamos la preservación, la memoria y los (des)nombres de los feminismos. No hay archivos. No hay repositorios. ¡Articulemos! Nuestras silenciadas nunca silenciosas se sumaron al juego, tensionaron los feminismos con otras tradiciones teóricas y/o políticas, y más que licuarse potenciaron lo que para nosotras nos diferencia como mujeres entre nosotras –muchas, diversas a espaldas de los esencialismos identitarios, bordeando la política de los nombres– ancladas en nuestras experiencias. Conversadoras, decidoras, voceras, susurrantes, transmisoras, creadoras, emisarias, trabajadoras de las ideas, intelectuales, obreras del pensamiento de América Latina y el Caribe, que jugaron nuestro juego de meninas diciendo sobre/de/desde los feminismos e hicieron espacio a las demandas que se inscriben en la agenda feminista (#NiUnaMenos, #8M #CampañaNacionalporelDerechoalAbortoLegalSeguroyGratuito) como “asuntos dignos” de debate político y filosófico. Nosotras sexuadas, situadas, corporeizamos pensares, indagamos y articulamos caminos que nos preceden, jugamos genealogías que ponen en cuestión la invención de la “cuestión femenina” y los “estudios de género”, a partir de experiencias de reconocimiento. Las voces de académicas, pensadoras, intelectuales, activistas, autónomas, radicales e institucionalizadas empiezan a (des)nombrar(se). Desde ese locus de enunciación intensificamos cuerpo a cuerpo la voz de cada una, unas con otras: hacemos cuerpo en (in)ciertos feminismos con Gilda Luongo; microfeminismos o feminismos rapsódicos desde valeria flores; los feminismos comunitarios con Julieta Paredes y Lorena Cabnal; nos reapropiamos de territorios usurpados y

4 Mariana Alvarado, “Epistemologías feministas latinoamericanas: un cruce en el camino junto -a- otras pero no -junta a- todas”, Religación. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades 1, no. 3 (2016).

90 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 87-105 Marina Alvarado - Natalia Fischetti saberes extraviados con Delmy Tania Cruz Hernández; feministas contemporáneas, feministas de América Latina y feministas latinoamericanas; las voces de las mujeres de Abya Yala compiladas por Francesca Gargallo; las pioneras, las ideólogas, las tardías trabajadoras del género; las mujeres del sur del Río Bravo según Alejandra Ciriza; el feminismo decolonial en la letra de Yuderkys Espinosa Miñoso u Ochy Curiel; y el feminismo negro o de color en los ecos de María Lugones.

Aludir(nos) desde el nombre

Genealogías feministas (Alejandra Ciriza)

Para Alejandra Ciriza la tarea académico-política es nombrarnos como mujeres del Sur desde las genealogías, la memoria y la política entramadas en el cuerpo, su localización y avatares. Aludir a los nombres de las mujeres y las colectivas que gestaron los movimientos de mujeres, los encuentros de mujeres, en la Argentina y en Mendoza5, y que lucharon por la instalación en el espacio público de las problemáticas de género y feministas, dan forma a la apuesta de reconstruir genealogías feministas. Aún desde la marca de la invisibilización y la ausencia, la tarea es nombrar a las mujeres. Nuestras ancestras han sido borradas de la historia y constituyen un hiato de la memoria social y política y es preciso recuperarlas porque los linajes dan sustento a nuestras luchas actuales, ancladas en quienes nos precedieron en la búsqueda de justicia, igualdad de derechos y reivindicación de las diferencias. “La búsqueda/construcción de genealogías feministas surge de la necesidad de hallar raíces históricas y situadas para nuestras intervenciones teóricas y políticas”6. Esto es así porque para las mujeres del Sur los feminismos han sido más una práctica de resistencia, experiencia de militancia y activismo, que una posición teórico-normativa. Las genealogías feministas remiten a filiaciones en el mundo de lo público, pertenencias teóricas y políticas, a conexiones entre las mujeres y a sus fugaces momentos de protagonismo en la historia. También supone demandas en torno a las interrupciones y discontinuidades, las asimetrías, los tráficos de ideas, las preguntas por las condiciones en que las teorías traspasan fronteras desde el norte

5 Alejandra Ciriza, “Militancia y academia: una genealogía fronteriza.: estudios feministas, de género y mujeres en Mendoza”, Descentrada 1, no. 1 (2017). 6 Alejandra Ciriza, “Construir genealogías feministas desde el Sur: encrucijadas y tensiones”, Millcayac 2, no. 3 (2015): 85

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 87-105 91 Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones / Ilusiones hacia el sur (en sentido inverso al de los cuerpos de las mujeres subalternizadas)7. Las genealogías políticas aluden a esa relación entre lo público y lo privado, al modo como se tramita la inscripción de las demandas feministas en el espacio público. Ciriza apuesta por el seguimiento de genealogías dispersadas por múltiples derrotas, porque tal como ella advierte, las genealogías feministas tropiezan una y otra vez con: a. La invisibilización patriarcal de las mujeres, el olvido de los nombres, la pérdida de los linajes matriarcales; b. La complejidad de las intersecciones de raza y clase que constituyen nuestros cuerpos de mujeres frente a los universalismos abstractos que pretenden designarnos como “la” mujer; c. La particular trama de dominación y explotación a la que hemos sido sometidas en América Latina, desde la conquista hasta los actuales modos de sujeción teóricos, políticos y económicos de los países del Norte. Las huellas de “los feminismos de nuestras tierras provienen de múltiples raíces, de experiencias diversas, contradictorias entre sí, de los jirones dispersos producidos por la dominación, la expropiación, la conquista, el sometimiento, la servidumbre y esclavitud, el borramiento de las trayectorias y resistencias de los/las nativas”8. Aún frente a las sospechas de autodesignarse como mujeres (en filosofía) por el doble riesgo de incurrir en esencialismos identitarios y de inscribirse en la economía de la heterosexualidad obligatoria, Ciriza apuesta por tomar la noción de “mujeres” desde el horizonte histórico de la praxis de las feministas,en busca de un suelo de experiencia común9 que sea capaz de procurar todavía sentidos emancipatorios.

Feminismo latinoamericano (Francesca Gargallo)

“Urania Ungo me dijo: ‘Estoy cada día más convencida de que citar es un hecho político. Las feministas latinoamericanas en nuestros escritos no nos citamos a nosotras, recurrimos a la autoridad exterior para justificar nuestro pensamiento. Pero la autoridad es siempre política’.”10. Las academias latinoamericanas han pensado en términos de sistema de género y han leído en clave occidental, bíblica, platónica. Pudieron, aún así, aferrarse a la racionalidad moderna cartesiana –afianzando la exclusión de las

7 Alejandra Ciriza, “Perspectivas feministas desde América Latina: habitar/migrar/tomar la palabra desde el Sur”, Feminaria 17 (2009). 8 Ciriza, “Construir genealogías feministas”, 99-100. 9 Alejandra Ciriza, “Mujeres del sur en filosofía. Notas para una lectura crítica del canon filosófico”, Solar 12, no. 1 (2016). 10 Francesca Gargallo, Las ideas feministas latinoamericanas (Bogotá: Ediciones Desde abajo, 2004), 18.

92 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 87-105 Marina Alvarado - Natalia Fischetti mujeres, descalificando a las feministas y silenciando a las activistas– para producir discursivamente. Desoyeron los relatos orales, deslegitimando ciertas voces como medios de transmisión histórica y desconociendo la condición de mujer antes de la invasión, la condición durante la masacre, luego de la usurpación de los cuerpos y el territorio, así como las condiciones impuestas con la incorporación forzada al mundo occidental. El problema no reside sólo en los términos en que las academias lo han pensado o lo han leído, o bien han canonizado el relato. Afuera o adentro de la academia, el relato que hemos propiciado en este continente no elabora la muerte de las poblaciones originarias al inicio de la occidentalización de la historia que las (des) nombra. La teoría feminista latinoamericana no sólo evita tener que vérselas con saberes ancestrales y con las lenguas en las que son dichos, sino que además son pocas las mestizas que se reconocen o se adscriben en una historia para nosotras desconocida; en todo caso, se han preferido occidentales más que indias, blancas antes que morenas, genéricamente oprimidas antes que insumisas, rebeldes o miembros de la resistencia. Con Francesca Gargallo entendemos que la relación entre mujeres indígenas y mujeres feministas en las últimas décadas del siglo XX ha sido de desconocimiento colonialista, subsumida en la colonialidad del saber; una relación de subordinación en la que las elites académicas –aunque feministas– pudieron tener a sus “otras”. Además, muchas mujeres indígenas que llegaban a las metrópolis no sólo se desentendían de sus orígenes, sino que también ejercían la ceguera de la colonialidad del género y la raza entre mujeres y varones mestizos. Parte de la tarea consiste en deconstruir la occidentalidad del feminismo latinoamericano. Tarea que desmadra, desfonda y desnombra lo que conocemos como feminismo, en tanto que la trama occidental aglomera los bríos emancipatorios de un mundo tecnológicamente moderno y legalista que las primeras olas feministas quisieron alcanzar. A las feministas latinoamericanas nos caben ciertos compromisos intelectuales: evidenciar los mecanismos que mantienen y reproducen desigualdades y visibilizar los privilegios entre las mujeres blancas y las indias y las negras, entre las heterosexuales y las lesbianas, entre las campesinas y las mujeres rurales y, sobre todo, entre las mujeres que no han sido nombradas entre estas “es”; reconstruir la historia de las ideas en América Latina revisando las claves epistémicas desde donde hacemos historia de las ideas de mujeres con ellas en un contexto histórica, jurídica y culturalmente determinado por la conquista, la esclavización africana, las migraciones europeas y la minorización de los pueblos indígenas:

[U]na historia de las ideas filosóficas feministas latinoamericanas encarna un doble reto. Implica el reconocimiento de la historicidad de las ideas

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 87-105 93 Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones / Ilusiones

feministas en un ámbito cultural mayoritariamente occidentalizado, pero no central ni monolítico y, a la vez, la idea de que el feminismo debe situarse como una teoría política de la alteridad, tanto en su etapa emancipadora, cuando las mujeres piden ingresar en condiciones igualitarias en la historia del hombre, como en su etapa de liberación y reivindicación de la diferencia, cuando las mujeres cuestionan y se separan del modelo masculino planteado como universalmente válido11.

En la actualidad no sólo un feminismo de raíz india sino también un feminismo negro, el feminismo lésbico y de luchas campesinas y populares aportan críticas radicales a la tendencia colonialista del feminismo universitario y militante de inspiración europea o estadounidense.

Feminismo descolonial (Yuderkys Espinosa Miñoso)

Nos revela Yuderkys Espinosa Miñoso:

El nombre es propuesto por primera vez por María Lugones, feminista de origen argentino y residente en los EEUU, quien luego de participar algunos años del movimiento feminista de color en ese país vuelve a América Latina atraída por la política comunal que toma visibilidad con el zapatismo y los múltiples levantamientos indígenas que ocurren en la región a partir de la década de los noventa, e interesada por el repunte del pensamiento latinoamericano que se adviene con el giro decolonial12

El feminismo descolonial protagoniza un viraje epistemológico que viene nutrido del black feminism, el feminismo de color, el feminismo poscolonial pero también el feminismo materialista francés y del feminismo posestructuralista. Son feministas geopolíticamente asentadas en Abya Yala, de trayectorias y posicionamientos críticos y contrahegemónicos que conversan con producciones de pensadoras y activistas, feministas o no, de descendencia africana, indígena, mestiza popular, campesina, migrantes racializadas, así como aquellas académicas blancas comprometidas con la subalternidad en Latinoamérica y el Caribe. Frente al feminismo blanco del norte con el que muchos posicionamientos feministas coinciden en la visibilización y denuncia de la situación de subordinación; en la unidad de las mujeres en opresión y/o dominación de género (o sexo); en

11 Ibíd., 25. 12 Yuderkys Espinosa Miñoso, “De por qué es necesario un feminismo descolonial: Diferenciación, dominación co-constitutiva de la modernidad occidental y el fin de la política de identidad”, Solar 12, no. 1 (2016): 150.

94 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 87-105 Marina Alvarado - Natalia Fischetti la aparición del feminismo como movimiento aglutinador de “las mujeres”; en la urgencia de revertir el orden patriarcal, el patriacado universal o bien el sistema de género, el sistema sexo-género; el feminismo descolonial avanza deteniéndose en problemas conocidos para los feminismos aunque proponiendo nuevas entradas para la comprensión de la dominación basada en género/sexo, los privilegios de clase y raza; dudando de los cimientos occidentales, blancos y burgueses que fundan la unidad de las mujeres; revisando críticamente la encarnadura misógina, logofalocentrada, racista y eurocentrada de la modernidad; sospechando de la emancipación y la autonomía que se funda en el progreso por la conquista de los derechos reclamados y reconocidos. Recuperar el legado crítico de las mujeres y feministas afrodescendientes e indígenas que desde América Latina han planteado el problema de su invisibilidad e inferiorización es uno de los compromisos con los que quiere vernos involucradas.

Feminismos comunitarios (Julieta Paredes, Lorena Cabnal y Delmy Tania Cruz)

Los planteos de lo que viene siendo conocido como feminismo comunitario es creación del pensamiento político feminista en las producciones de la educadora popular maya-xinka guatemalteca Lorena Cabnal, de la acompañante mexicana indígena Delmy Tania Cruz Hernández y de la activista feminista descolonial aymara boliviana Julieta Paredes. El feminismo indígena-comunitario en proceso de construcción epistémica cuenta con mujeres feministas que se animan a pensar desde categorías venidas del feminismo blanco-burgués como, por ejemplo, patriarcado o género, que no han sido parte en sus cosmovisiones fundantes. Julieta Paredes13 asume el feminismo como lucha de mujeres, pero advierte sobre las formas en las que el feminismo es un nuevo colonialismo si no se trabaja para su descolonización. Señala también las estereotipadas críticas andrógenas contra el pensamiento político de mujeres y denuncia que no se discuten ideas sino que se ataca a las mujeres: feas, lesbianas, aburridas, divorciadas. Cuestiona el lugar del feminismo como pensamiento político de mujeres en las universidades. Distingue los estudios de género de los feminismos y arenga por el reconocimiento del feminismo como filosofía teórica. A partir de ese trayecto inicial, y en los bordes de la academia, alude a su adscripción al feminismo en el reconocimiento de pertenencia colectiva: desde la descolonización de la epistemología, es decir, “el camino de los conocimientos”.

13 Julieta Paredes y Comunidad Mujeres Creando Comunidad, Hilando fino. Desde el feminismo comunitario (Monterrey: Cooperativa el Rebozo, Zapateándole, Lente Flotante, En cortito que’s pa largo y AliFem AC, 2014).

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 87-105 95 Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones / Ilusiones

Las formas como pensamos se denominan para nosotras cosmovisión; occidente denomina a sus formas de pensamiento filosofías; la mirada euroccidental jerarquiza entre saberes. En esa estructura de saberes, Paredes piensa los feminismos y las posibilidades de inventar/crear un término que pudiera nombrarlas. Propone en su defecto ocupar la palabra y resignificar su contenido, para que comprenda a las mujeres de cualquier parte del mundo en cualquier tiempo de la historia que lucha, se rebela y propone ante un patriarcado que la oprime o quiere oprimir. Revisa acepciones del patriarcado para pensar las relaciones de género, pues para el feminismo comunitario, es el sistema de opresiones, de dominaciones, de violencias, de explotación que vive la humanidad (mujeres, hombres e intersexuales) y la naturaleza, históricamente construido sobre el cuerpo de las mujeres:

Es desde ahí, desde nuestro cuerpo, que nosotras hemos decidido reflexionar, entre otras cosas, el concepto de territorialidad. Cuando hablamos de territorio, nosotras lo vamos a entender desde el cuerpo nuestro de mujeres para extenderlo a la comprensión del territorio de la comunidad. Comprender el territorio desde nuestro cuerpo es un ejercicio que da otras dimensiones a la política y la enriquece y así hemos conceptualizado lo que llamamos cuerpo- territorio, territorio- cuerpo. En la comunidad afirmamos que las mujeres somos la mitad de cada pueblo y de cada comunidad, la mitad de las luchas y la mitad de las esperanzas del Vivir bien. Es desde esta mitad ninguneada en las propias luchas de nuestro pueblos que hoy se levanta el Feminismo Comunitario para realizar los más preciados sueños de la humanidad14.

El feminismo comunitario no se lee al margen de la lucha de los pueblos; un feminismo puede indicar desde los cuerpos de las mujeres, puede mirar, soñar y construir una revolución para toda la humanidad y la naturaleza. Las feministas comunitarias no hacen teoría descolonial o poscolonial sino que son descolonizadoras en los procesos, en la acción y los hechos. El feminismo comunitario plantea un proyecto político descolonizador desde las mujeres, para toda la humanidad que no se quiere consecuente con los feminismos euroccidentales. El feminismo comunitario es otro feminismo, desde donde se piensa el entronque patriarcal para distinguir el patriarcado ancestral del patriarcado europeo. Lorena Cabnal15 visibiliza la construcción histórica estructural de su comunidad como patriarcado ancestral y lo acopla al patriarcado colonial occidental, para dar cuenta de cuerpos doblemente

14 Julieta Paredes,“Las trampas de la academia. A propósito de la reflexión sobre feminismo comunitario, comunidad y comunalidad” (manuscrito inédito). 15 Lorena Cabnal, “Feminismo Comunitario”, entrevista en el programa Palabra de Mujer, canal UCR, 2014. Consultado en diciembre de 2017, disponible en https://www.youtube.com/ watch?v=lItk0ieb1yM.

96 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 87-105 Marina Alvarado - Natalia Fischetti pactados con consecuencias opresoras y subyugadoras para las vidas de las mujeres. El colonialismo ha sido la cuna para el racismo que ha sostenido y sostiene al capitalismo, la globalización, el neoliberalismo. Delmy Tania Cruz Hernández fusiona la militancia feminista y la academia comprometida en un rol con el que se autodesigna: acompañante de procesos sociales y políticos de las mujeres de latinoamérica y el Caribe. Afirma:

No puedo comenzar los argumentos sobre la premisa cuerpo-territorio sin antes situarme. A su vez, situarse es abogar por el lugar de enunciación que implica desnudarse, re-pensarse y definir la subjetividad. Mi lugar de enunciación es la militancia feminista y la academia comprometida, me ubico como sujeto política de conocimiento y acompañante de procesos sociales y políticos en América Latina y el Caribe. Soy mujer latinoamericana16.

Instala la pregunta respecto de las formas en las que las académicas hemos propiciado políticas extractivistas en investigación para reflexionar, dialogar, escribir, publicar sobre otras sujetas, sobre otros mundos. ¿Quién construye el discurso académico? ¿desde dónde se escribe en la academia? ¿para quiénes han sido desarrolladas determinadas investigaciones? “Lo cierto es que podría decir que la enunciación cuerpo-territorio es una epistemología latinoamericana y caribeña hecha por y desde mujeres de pueblos originarios que viven comunidad; es decir, la articulación cuerpo-territorio pone en el Centro lo comunitario como forma de vida”17.

Eludir(nos) en el nombre

(In)ciertos feminismos (Gilda Luongo)

Gilda Luongo nos invita a viajar sin certezas, sin anticipaciones, sin esquema previo. Viajar, sólo eso, todo eso. Una mochila con lo indispensable y la apertura. Esa sensación de abiertas al mundo, de ser unas con el mundo y lxs otrxs. El brillo en los ojos, la mirada atenta, la sorpresa. Nos extendemos, nos dilatamos en expansiones en un territorio que nos estaba vedado: decir de nosotras, imbricar la vida y la academia. Salir, soltarnos, aventurarnos. Incertezas del feminismo, de (in)ciertos feminismos. Ímpetu/deseo de inventar instancias y estrategias nuevas como feministas. El espacio se abre y nos permitimos cruzar hacia lo que nos estaba

16 Delmy Tania Cruz, “Una mirada muy otra a los territorios-cuerpos femeninos”, Solar 12, no. 1 (2016): 37. 17 Ibíd., 43.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 87-105 97 Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones / Ilusiones prohibido. Fronteras fluidas. Los cruces disciplinares se constituyen en los lugares desencontrados respecto de los cánones disciplinares, estallados por epistemologías alteradoras. Ella se define como nómada en la academia chilena:

La fortuna de asumirse nómada en ámbitos intelectuales y culturales chilenos está conectada, desde mi experiencia profesional, con la posibilidad y la osadía de armar redes de complicidad con otras mujeres interesadas en constituir equipos laboriosos dialógicos. Dichas instancias colectivas y cómplices desde (in)ciertos feminismos, posibilitan enfrentar –a veces de modo fugaz–, los tonos hegemónicos y jerárquicos establecidos como pertinentes o normales. Así, el ímpetu/deseo de inventar instancias y estrategias nuevas como feministas, resulta fundamental como acicate para pensar nuestra labor18.

Frente a las lógicas productivistas de la academia y del mundo laboral en general, ella se/nos propone movimientos/desplazamientos afirmada en la “conexión de la complicidad sororal” que nos permite a las mujeres trabajar juntas desde lógicas del deseo. Las feministas, afirma, nos reconocemos desde el margen, desde el punto de vista y la conciencia marginales, de la subalternidad de las mujeres (por ejemplo en su desplazamiento hacia la poesía de mujeres mapuche, memorias políticas de resistencia). Políticas de una memoria que concibe el tiempo como aion, memoria encarnada, de subjetividades que no se apegan a identidades fijas ni a “marcas de autenticidad”, sino que se constituyen de encuentros, interconexiones, afectividades y afectaciones de/con/a otrxs: (in)ciertos feminismos que insisten en moverse, que eluden la etiqueta, que inciden desde políticas del borde.

Mujeres rebeldes (mariam pessah)

“Por eso, la rebeldía es hermana y amante de la felicidad, ella habla, opina, se expone y el lenguaje se convierte en tridimensional y emocional.”19. Mariam escribe y activa desde la pasión, la rebeldía y el desacato. Nos invita a intervenir desde la palabra, ocupar los espacios para politizarlos: “¡Mujeres, no esperen que les den la palabra, tómenla, okupen los espacios, hay que autoorganizarse. No pidamos

18 Gilda Luongo, “Desplazamientos: escrituras/diferencia sexual/memoria/política” (manuscrito inédito). 19 Mariam Pessah, “La preciosidad de la palabra escrita. O...de huellas y pasos que combaten la invisibilidad herstórica”, Solar 12, no.1 (2016): 102.

98 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 87-105 Marina Alvarado - Natalia Fischetti permiso, ¡entremos!”. Desobedecer los mandatos del patriarcado esclerosados en la academia, en la calle, el la habitación.

Con mi grupo Mulheres Rebeldes, teníamos el objetivo de estar en ambos lados, hacer ambas cosas, siempre me pregunté si es posible hacer sin pensar. Tanto como tejer sin respirar. No encontraba más respuesta que esta. En Brasil –país en el que vivo hace 15 años– la educación es tan elitista que levanta muros entre las personas. Entonces las clases más bajas, menos letradas, serían parte de la primera columna –lugar con el que siempre me identifiqué políticamente. De todas formas, yo pensaba que eran posibles los puentes, siempre decía que el hacer y el pensar eran nuestras dos piernas, ambas indispensables para caminar. Pero lo real, es que quien venía a las reuniones de estudio y reflexión, no aparecía en las calles y viceversa. Éramos muy pocas las que estábamos en ese flujo constante. Por suerte mi activismo nunca fue de causa única20.

La separación entre activistas y académicas nos fija desde el prejuicio, nos inmoviliza. Esta dicotomía, como tantas otras (hombre/mujer, cultura/naturaleza, teoría/ acción, sujeto/objeto) se funda en un modo de ser modernos que preasigna nombres y lugares. Las formas dicotómicas de designar son falaces, pero eficientes, para ordenar las palabras y las cosas, eficaces para cosificar(nos) también. Las feministas recaemos en la trampa moderno-racional-patriarcal toda vez que aplicamos un sistema de medición con estándares del “feminismo correcto”. Mariam nos invita a fluir hasta que los polos se revelan como meramente aparentes y el feminismo desborda los cauces para empapar todo lo que lo rodea.

Feminismos rapsódicos (valeria flores)

Dice valeria flores:

No obstante, hay que reconocer que ciertas perspectivas feministas adquieren mayor luminosidad que otras, y en los desechos de esta proyección moran otros microfeminismos que no buscan prescribir nuevos modelos de comportamiento ni digitar qué prácticas prohibir, ni qué conductas impugnar, ni qué fantasías vedar, ni qué formas de coger legitimar, ni qué sujetos anatómicamente aptos autorizar para la lucha. Son feminismos rapsódicos, de coexistencia tensa e interrogativa de muchas lenguas y cuerpos, -sin aspiraciones de coherencia-, que con sus prácticas constituyen una apertura de posibilidades para cambiar la propia vida y re-pensar las

20 Mariam Pessah, “¿Es posible dejar de ser activista?” (manuscrito inédito).

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 87-105 99 Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones / Ilusiones

prácticas emancipatorias21.

Cómo hablar “de” valeria flores “prescindiendo de ventrílocuas al confiar en nuestra propia voz, desertando de hablar ‘de’ y ‘por’ las otras”22, cómo hablar de vale flores sin aprender con ella a escribir(nxs) otra vez de nuevo. Desde val flores habla una voz en minúsculas, precaria, finita, perenne. En cada enunciación muta, se transforma, despliega, apertura. No es un yo el que habla sino más bien las sujeciones que le expulsan del orden que rechaza –heteronormativo, homonormativo, patriarcal, racista– y, sin embargo, se anuncia en las lenguas del feminismo por fuera de la representación:

Habito el feminismo como desborde de los límites, como una práctica que continuamente se interroga a sí misma y nunca deja de preguntarse por su relación con la pauta dominante, trazando una experiencia incesante alrededor de una poética que desestabilice la semiótica del poder institucional. Escribir, en este sentido, es una operación política para hacer habitable nuestras vidas, nuestros cuerpos, nuestros deseos, estallando los cerrojos semánticos, rasgando las sintaxis ortodoxas de la significación, alojando en la escritura las ficciones que vuelvan vivible este mundo, el de los cuerpos de carne y letra23.

Licuándose la pregunta por la quién, que hacen añicos las políticas de los nombres, se trasvisten los bordes de los feminismos en la desobediencia corporal como plataforma política. El cuerpo aparece como texto, letra que perfomatea lo que queda por decir en la escritura. La palabra cobra hondura política, la escritura es práctica activista de desmontaje poético.

Ilusiones: poéticas del nombre

Julia Antivilo indica que “El activismo feminista, en sus relaciones conscientes e inconscientes de producción de arte político, se ha constituido en un objeto cultural

21 valeria flores, “Con los excrementos de la luz. Interrogantes para una insurgencia sexo- política disidente”, presentacion en el panel Legislaciones estatales y disidencias sexuales, 2015. Consultado en julio de 2018, disponible en http://escritoshereticos.blogspot.com. ar/2015/09/con-los-excrementos-de-la-luz.html?view=flipcard. 22 valeria flores, “Éxtasis, perturbación e ironía: una poética feminista disidente”. Consultado en julio de 2018, disponible en http://escritoshereticos.blogspot.com/2010/09/extasis- perturbacion-e-ironia-una.html. 23 valeria flores, “El temor de la escritura: la carroña feminista” Panel IV Circuito de disidencia sexual (2014)

100 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 87-105 Marina Alvarado - Natalia Fischetti que desafía creativa, festiva y lúdicamente la cultura patriarcal”24. En la visibilización de estas articulaciones, restituimos la escritura como espacio de (e)anunciación para encontrarnos hacia el 2017 en un Seminario de Posgrado. Feminismos del Sur: Experiencias, Narrativas y Activismos fue el espacio virtual que compartimos con mujeres de Latinoamérica. Diseñado para la Cátedra Estudios sobre Movimientos y Luchas Populares Berta Cáceres, del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, la propuesta quiso abrir un camino para recorrer trayectos de producciones que se encontraran en los márgenes, en el espacio fronterizo del activismo y la academia, habilitando de este modo un trayecto de escritura de las propias experiencias, testimonios y narrativas en torno a temas que nos preocupan y ocupan a las mujeres en nuestra región: la violencia machista, los femicidios, feminicidios y femicidios vinculares, los derechos sexuales y reproductivos, la maternidad obligatoria, el aborto no punible, las formas no sexistas de decir, la toma de la palabra, la división sexual del trabajo, el sistema sexo-género. El gesto que sostuvimos (junto a Claudia Anzorena, Valeria Hasan y Fabiana Grasselli) insistía en mantener el contacto en la zona, invitando a otrxs a viajar, nomadear, traficar, migrar, habitar colectivamente. Inauguramos una frontera de coformación, desde el ámbito académico tanto como desde los movimientos feministas, los colectivos y organizaciones en registros disidentes para sistematizar prácticas-teóricas no aptas para el discurso científico –legitimado como universal, neutro y descorporizado aunque andronorteurocentrado–. En iconografías sobre las luchas de las mujeres de Latinoamérica y el Caribe registramos producciones artísticas, intervenciones, performances de las mujeres en la calle, como formas alternativas de modular los nombres del feminismo en voces y silencios, recuerdos y memorias, presencias y ausencias fuera del canon, en los confines del archivo, en poéticas de otros mundos posibles. Performances, grafitis, intervenciones, protestas creativas en las calles, en las plazas, en los subtes, en las paredes de nuestra Latinoamérica, hacen del arte feminista latinoamericano un campo de experiencias políticas de mujeres en franca lucha contra la violencia patriarcal. Las mujeres somos protagonistas de nuevas historias del arte, abriendo fisuras entre lo privado y lo público, expresando, participando, denunciando, desmontando, subvirtiendo y también reparando y restaurando heridas. Cuerpos políticos/políticas de las cuerpas que en múltiples colectivos de arte feminista conforman en Latinoamérica espacios de irreverencia y subversión. La teoría feminista es política y también poética. Los espacios privados y públicos se ven afectados por narrativas, prácticas y visualidades: artivismos que expresan de

24 Julia Antivilo. “Arte feminista latinoamericano. Rupturas de un arte político en la producción visual”. Tesis para optar al grado de doctora en Estudios Latinoamericanos, Universidad de Chile (2013), 96. Consultado en febrero de 2018, disponible en http://repositorio.uchile.cl/ handle/2250/114336.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 87-105 101 Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones / Ilusiones otros modos a los feminismos, ilusionando con otras formas de decir y anunciar, de movilizar. El arte feminista que se expresa de manera comunitaria se abre en espacios de producción y creación colectiva, involucrando conocimientos técnicos y académicos, pero sobre todo saberes de la cultura popular. Estas experiencias y prácticas hacen a la lucha de las mujeres latinoamericanas. Se trata de una apertura de los sentidos, de una invitación a mirar, escuchar, sentir. También a cantar y bailar. Hay aquí una apuesta por el cuerpo propio que se pone en parangón con el cuerpo social de las mujeres, cuerpos que ocupan el espacio público buscando deconstruir y subvertir las normas, modelos y estéticas patriarcales y mercantiles, para crear otras visualidades y autorrepresentaciones de las mujeres.

Sin final de juego

En estos tránsitos pudimos encontrar las maneras de interpelar e interrumpir no sólo al pensamiento feminista local, sino a las formas conocidas de enseñar-aprender y nombrar-desnombrar nuestros feminismos, intentando dilatar la respuesta a la pregunta por el conocimiento puramente teórico y académico. En contraposición con la tradicional concepción moderna del conocimiento claro y distinto, y del pensar por conceptos y abstracciones, hacemos aquí referencia al cuerpo y al territorio desde metáforas y analogías que se esconden de las totalizaciones y las universalizaciones, hacia una historia posible en las marcas de clase, etnia, raza, género, como experiencias de pensamiento y narrativas de experiencias de las (re) productoras de los feminismos de Latinoamérica y el Caribe. Los nombres aparecen, los buscamos, los visibilizamos, les leemos, adscribimos, nos lo contamos y justo ahí, nos desnombran y se desligan, desanudan, se esconden, no desean ser dichos en el corset que cuelga del closet. También porque nombre resuena como hombre, algunos feminismos a veces los esquivan, los (a)saltan, los manchan, los engañan, les blasfeman, los sobrevuelan o transmutan para adoptar otros lenguajes, otras maneras de decir, hacer y estar juntxs. Jugamos a alusiones, elusiones e ilusiones, todas derivadas de acciones lúdicas descaradas: ludere, eludere, alludere, ludus, illusio-ionis. Aludir, decir sin hacerlo expresamente, sin fijar, sin determinar, sin momificar. Eludir, esquivar prejuicios y juicios; evadir desafiantes las imposiciones, las violencias que buscan encasillarnos; escapar a las etiquetas y títulos enmarcados. Ilusionar(nos) en colores y sonidos de esperanza, en poéticas de otros mundos posibles, en la danza y la jovialidad del disfraz. Tres palabras/juegos para nombrar(nos) y (des) nombrar desde el deseo, en el cuerpo, desde el territorio, entre nosotrxs, aquí en el sur, desde Latinoamérica, en el Centro Científico y Tecnológico de Investigación de la provincia de Mendoza, Argentina. Con estos casilleros, hemos buscado visibilizar las posibles articulaciones que dan cuenta de las condiciones de producción, de

102 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 87-105 Marina Alvarado - Natalia Fischetti circulación, tránsito y tráfico de pensares, sentires y quehaceres capaces de cuestionar categorizaciones y desandar clasificaciones hegemónicas.

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Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 87-105 103 Feminismos del Sur. Alusiones / Elusiones / Ilusiones

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Mariana Alvarado. Investigadora adjunta del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales, CONYCET (Mendoza, Argentina). Doctora en Filosofía. Especialista en Constructivismo y Educación de FLACSO y Diplomada en Cultura y Comunicación de la Universidad Nacional de Cuyo. Profesora de Grado Universitario en Filosofía por la misma Universidad. Desarrolla su quehacer investigativo en la frontera discursiva que vincula epistemologías feministas e historia de las ideas en Nuestra América. Actualmente dirige el PICT 2016/0590 MINCYT / FONCYT Feminismos del Sur. Experiencias y narrativas contemporáneas en la frontera academia/activismos. Forma parte del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de Filosofía y del Instituto de Estudios de Género y Estudios de la Mujer de la Universidad Nacional de Cuyo en Mendoza. Entre sus varias publicaciones, es editora junto a Alejandro De Oto de Metodologías en contexto. Intervenciones en perspectiva feminista/poscolonial/latinoamericana (CLACSO, 2017). Junto a Adriana Arpini ha compilado Filosofía y Educación en nuestra América (2014); Políticas, escuelas, infancias (2011) y Experiencia y pensamiento (2006). Correo electrónico: unodeloscuartos@ gmail.com.

Natalia Fischetti. Investigadora asistente del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales, CONYCET (Mendoza, Argentina). Doctora en Filosofía por la Universidad Nacional de Córdoba, Magíster en Metodología de la Investigación Científica por la Universidad Nacional de Lanús y Profesora en Filosofía enla Universidad Nacional de Cuyo. Es docente de posgrado de cursos de epistemología y metodología de la investigación. Es miembro del Equipo responsable del proyecto

104 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 87-105 Marina Alvarado - Natalia Fischetti

Feminismos del Sur. Experiencias y narrativas contemporáneas en la frontera academia/activismos (PICT 2016/0590), 2017-2019. En el marco de la carrera de investigación desarrolla el proyecto “Modos de producción del conocimiento. Perspectivas críticas y feministas de la epistemología, la tecnología y la metodología en el pensamiento latinoamericano contemporáneo”, cuyo objetivo consiste en indagar en alternativas y ampliaciones teórico-metodológicas al disciplinamiento y la normalización en la producción de saberes en Latinoamérica. Correo electrónico: nfischetti@mendoza- conicet.gob.ar.

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Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online ISSN 0719-3696 ISSN 0718-655X / pp. 107-128. Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista

Panchiba F. Barrientos1 Universidad de Chile

Recibido: 27 de marzo de 2018 Aceptado: 22 de junio de 2018

Resumen

Este texto busca proponer caminos de lectura posibles para acercarse a los modos en los que han sido desarrollados los conceptos sexo, género y mujeres desde las filosofías feministas contemporáneas siguiendo, para ello, una genealogía amplia que se reconoce marcada por el posestructuralismo y la crítica postmoderna, así como también por los feminismos ligados al horizonte cultural de las mujeres de color y la teoría queer. La propuesta central de este texto busca tensionar las categorías sexo, género y mujeres, interrogándose acerca de posibilidades que surgen, desde las filosofías feministas, para construir modos de lo político que nos impulsen a expandir nuestros compromisos con las nociones de reconocimiento, sujeto y diferencia.

Palabras clave

Sexo, Género, Mujeres, Filosofía feminista.

1 Candidata a doctora en Filosofía por la Universidad de Chile (Santiago, Chile). Correo electrónico: [email protected].

107 Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista

Sex, Gender, and Women: Tensions and Disruptions from the Feminist Philosophy

Abstract

This article aims to propose possible ways to approach some aspects in which the concepts of sex, gender, and women have been developed by contemporary feminist philosophies, following a broad genealogy marked off by post-structuralist and postmodern criticisms, as well as by feminisms linked to the cultural horizon of women of color and queer theory. The central proposition of this article stresses the categories of sex, gender and women, in order to ask about the possibilities offered by feminist philosophies for the construction political modalities that propel us to expand our commitments with the notions of recognition, subject, and difference.

Keywords

Sex, Gender, Women, Feminist Philosophy.

108 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 Panchiba F. Barrientos

Introducción

En este artículo me interesa reflexionar sobre las formas en las que las discusiones contemporáneas en torno a los conceptos sexo, género y mujeres son disputados al interior de los marcos teóricos ligados a las filosofías feministas. Este trabajo da cuenta de una apuesta de lectura que busca abrir una ruta posible de debate, y en ningún caso pretende agotar los modos desde los que podemos aproximarnos a estos conceptos, ni proponer un canon de voces único o cerrado. A lo largo de este texto, pondré especial atención en los debates desarrollados desde los horizontes reflexivos de las filosofías feministas ligadas al postestructuralismo y a la crítica postmoderna, intentando dar cuenta de los matices, quiebres y preguntas a través de los cuales las tensiones entre las categorías sexo, género y mujeres han sido desplegadas y articuladas. La filosofía feminista se ha conformado a partir de una mirada crítica del sujeto filosófico moderno, que asume lo universal como espacio del conocimiento absoluto, y que actúa ocultando su sesgo masculino y particular bajo la apariencia de lo neutro y desplazando a lo femenino como lo otro no representable. “La crítica contemporánea define la feminidad como la otra cara de la masculinidad, su radical o reprimido y, en el mejor de los casos, irrepresentable otro: de ahí la idea de la feminidad como el límite, o el horizonte, del logocentrismo occidental”2. Así, las reflexiones teóricas impulsadas por las filosofías feministas deben ser entendidas como un esfuerzo por evidenciar y romper “el silencio que ha marcado por mucho tiempo, y continúa marcando, la existencia material e intelectual de las mujeres”3 y, al mismo tiempo, como una denuncia a través de la cual se busca poner en evidencia que una teoría que no incorpora la experiencia de las mujeres, y sus múltiples diferencias, fortalece un conjunto de mecanismos que fomentan diversos modos de exclusión e invisibilidad. Desde aquí se vuelve urgente desmontar los límites desde los que hemos aprendido a pensar sobre el poder, el reconocimiento, la experiencia y la identidad. El desarrollo de las filosofías feministas se inscribe en un marco teórico que desafía “los criterios que operan en la academia sobre lo que constituye teoría per se”4. Desde aquí surgen gestos y formas de nombrar que destacan el sentido de la figuración y la insistencia en lo autobiográfico, sin temor a arriesgar, en el gesto de escribir, los cimientos de un mundo diferente. Una filósofa feminista, no es un sujeto único o cerrado, sino más bien, alguien marcado por múltiples cruces, tensiones y posibilidades de nombrar(se), es “una pensadora creativa en la medida

2 Teresa De Lauretis, Diferencias. Etapas de un camino a través del feminismo (Madrid: Horas y Horas, 2000), 17. 3 Ibid., 28. 4 Sara Ahmed, “Whose Counting?”, 1, no. 1 (2000): 99.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 109 Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista en que produce nuevas formas de representación y definición del sujeto femenino”5, alguien dispuesto a asumir el cuerpo, la incomodidad, la urgencia y la localización como espacios fundamentales para el desarrollo de nuevas reflexiones filosóficas capaces de desafiar “los supuestos epistemológicos, morales y políticos de la razón occidental”6. Las reflexiones emprendidas por las filosofías feministas tienen un doble anclaje. En estas propuestas teóricas se observa no sólo el deseo y la urgencia de demandar una transformación radical de las condiciones materiales, sociales y simbólicas en las que se desenvuelven las mujeres diariamente, sino también una apuesta sistemática por exponer los modos a partir de los cuales la propia categoría mujer es a la vez y articulada y disputada. Por lo tanto, el desafío que surge desde horizontes críticos ligados a las filosofías feministas es reconocer que “el concepto mujer es un problema”7 y que, por lo tanto, “nuestra propia definición se basa en un concepto que debemos deconstruir y desesencializar en todos sus aspectos”8.

¿Se nace mujer o se llega a serlo?

El segundo sexo, libro de Simone de Beauvoir publicado en 1949, da cuenta del desarrollo de un conjunto de preguntas que apuntan a pensar a las mujeres ya no como un conjunto de individuos de cuyas formas de discriminación y desigualdad habría que buscar pistas en la naturaleza o en la biología, sino más bien como un grupo delimitado de sujetos cuyos atributos son definidos y articulados a partir de una serie de estructuras sociales. A lo largo del libro de Simone de Beauvoir se describe, involucrando reflexiones ligadas a distintos campos del saber, la forma en que la existencia de las hembras humanas queda sujeta a “ese producto intermedio entre el macho y el castrado que se califica en femenino”9. Aquí las preguntas principales a las que se aboca De Beauvoir son qué es una mujer y cómo llega alguien a convertirse en una. Las reflexiones y preguntas a través de las cuales Simone de Beauvoir problematiza el desplazamiento entre la supuesta certeza de lo natural –ser mujer– y las formas en las que esta naturaleza se condensa y materializa mediante las experiencias de las mujeres, en tanto individuos marcados por la diferencia, puede

5 Rosi Braidotti, Feminismo, diferencia sexual y subjetividad nómade (Barcelona: Editorial Gedisa, 2004), 39. 6 Cecilia Sánchez, “Institucionalidad de la filosofía en Chile: rutas y quiebres”, Solar 11, no. 2 (2015): 160. 7 Linda Alcoff, “ versus Post-Structuralism: The Identity Crisis in Feminist Theory”, 13, no. 3 (1988), 405. 8 Ibid., 406. 9 Simone de Beauvoir, El segundo sexo (Buenos Aires: Random House Mondadori, 2012), 207.

110 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 Panchiba F. Barrientos rastrearse en un enunciado clave que, aún hoy, a casi setenta años de su aparición, nos sigue interpelando y movilizando reflexivamente: “No se nace mujer: se llega a serlo”10. Así lo señaló De Beauvoir cuando se vio enfrentada a pensar los modos en los que las mujeres son inscritas en el mundo social, mediante el despliegue de una serie de instituciones –la infancia, la maternidad, el matrimonio, ciertos tabúes y la delimitación de algunas perversiones– que construyen imaginarios del porvenir que se asocian a las mujeres, a fin de articularlas como tales al interior de horizontes culturales específicos. El desafío propuesto por De Beauvoir nos conduce a pensar que las categorías identitarias que supuestamente habitamos, y a las que estamos tan acostumbradas –aun cuando creamos que se encuentran ancladas o ligadas a nuestra propia naturaleza–, son siempre resultado de una serie de estructuras y construcciones sociales que, al mismo tiempo que nos atraviesan, ayudamos a perpetuar. Así, lo que asumimos como propio de las mujeres, eso que reconocemos como característicamente femenino “es un momento puramente histórico del desarrollo de la categoría de sexo”11. A partir de sus investigaciones, Simone de Beauvoir insiste en que la historia y la etnografía deben ser pensados como los lugares centrales desde donde podremos impulsar los análisis que nos permitan “comprender de qué modo se ha establecido la jerarquía de los sexos”12. No existen datos biológicos que permitan explicar la subordinación de las mujeres, las diferencias que experimentamos a diario y las formas en las que vivimos dentro de los marcos regulatorios asociados a lo femenino y lo masculino. De Beauvoir insiste en que no existe un destino escrito de antemano y no hay una naturaleza última en la que debamos buscar la esencia de la mujer, más bien, debemos comprometernos a impulsar gestos conducentes a desmantelar las estructuras que sostienen el mito de la feminidad, puesto que decir mujer ya “no se trata de enunciar verdades eternas, sino de describir el fondo común sobre el cual se alza toda existencia femenina singular”13. La escritora y teórica lesbiana Monique Wittig desafía la idea de que la identidad mujer sea un espacio deseable para la articulación y enunciación del sujeto político feminista, y con esto plantea una crítica que la distancia de forma radical tanto de Simone de Beauvoir como también de buena parte de las reflexiones del feminismo moderno. Esta autora advierte sobre los efectos nocivos y esencialistas emanados de la propia categoría mujer, proponiendo así un desafío importante para las formulaciones ligadas a las luchas por el reconocimiento como medios para

10 Ibid., 207. 11 Judith Butler, “Variaciones sobre sexo y género. De Beauvoir, Wittig y Foucault”, en Teoría feminista y teoría crítica. Ensayos sobre la política de género en las sociedades de capitalismo tardío, eds. Seyla Benhabib y Drucilla Cornell (Valencia: Edicions Alfons el Magnánim, 1990), 208. 12 Beauvoir, El segundo sexo, 63. 13 Ibid., 205.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 111 Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista alcanzar la liberación de las mujeres. Wittig argumenta que no es posible ser una mujer libre, puesto que mujer no es una categoría que pueda ser habitada por fuera de las estructuras normativas y materiales que la fundan. Para esta autora, la categoría de sexo es una estructura política e histórica que “funda la sociedad en cuanto heterosexual”14 y que al mismo tiempo “une a las mujeres porque ellas no pueden ser concebidas fuera de esa categoría. Sólo ellas son sexo”15. Retomando y llevando hasta el extremo la propuesta central de El segundo sexo, Monique Wittig da cuenta de la necesidad de resistir –teórica y políticamente– al proceso de llegar a ser mujer, que se nos muestra como inevitable y siempre lineal, en la propuesta de Simone de Beauvoir. Wittig argumenta que el hombre y la mujer constituyen categorías normativas innaturales, surgidas únicamente como “producto de una relación social”16 y cuyo carácter es localizado e histórico. La propia existencia de la categoría mujer debe ser revisada, puesto que funda un mito –la Mujer– que oprime a las mujeres en cuanto clase y que sólo se vuelve posible al interior de una relación social específica, centrada en un contrato con un otro masculino. Desde la perspectiva ofrecida por Wittig, únicamente desmontando los mandatos normativos que reproducen la categoría de sexo y la integran naturalizadamente en lo social, surge la posibilidad de liberarse de la subordinación asociada a la desigualdad de las mujeres y a la heterosexualidad obligatoria17. Para esta autora no sólo no se nace mujer, sino que resulta fundamental evitar convertirnos en una. La renuncia y el desplazamiento de la categoría mujer a través del estallido del contrato social binario que la delimita, permitirá reorganizar la sociedad desde nuevos paradigmas que desterritorialicen el pensamiento heterocentrado18. En la mirada de Wittig, las lesbianas son la figura clave de este esquema de quiebre, toda vez que, como desertoras de los sistemas de sentido asociados al mandato

14 Monique Wittig,El pensamiento heterocentrado y otros ensayos (Córdova: Bocavulvaria ediciones, 2017), 20. 15 Ibid., 22-23. 16 Ibid., 33. 17 El concepto de heterosexualidad obligatoria fue desarrollado por Adrianne Rich, y es fundamental para comprender una buena parte de las teorías lesbianas radicales de las décadas de los ochenta y noventa. Para profundizar sobre esta idea, recomiendo la revisión de Adrianne Rich, “Heterosexualidad obligatoria y existencia lesbiana”, en Sangre, pan y poesía. Prosa escogida 1979-1985 (Ciudad de México: Prensa Editorial LeSVOZ, 2012). 18 No debería extrañarnos que, desde las filosofías feministas, diversas voces hayan planteado análisis en los que el despliegue de la heterosexualidad (entendida como un marco regulatorio de las normas sexuales y las identidades sexo-genéricas) se piense como fuertemente ligada a las estructuras de producción –y también de la reproducción de la mano de obra– al interior de las sociedades capitalistas. Esto plantea interesantes desafíos para el despliegue de las políticas feministas, puesto que, tal como plantea Donna Haraway, “si el capitalismo y el patriarcado son un solo sistema, llamado patriarcado capitalista, entonces la lucha contra las opresiones de clase y de género debe ser unificada”. Donna Haraway, Ciencia, cyborgs y mujeres: la reinvención de la naturaleza (Madrid: Editorial Cátedra, 1995), 236.

112 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 Panchiba F. Barrientos heterosexual, logran escapar de las categorías de sexo abriendo paso a nuevas formas de significación de sí y de relación con otros19. “Las lesbianas no son mujeres”20 es la frase con la que esta autora ofrece una salida alternativa al llegar a ser mujeres en el que insiste De Beauvoir, intentando desmontar los imaginarios del sexo y el género como estructuras constitutivas inapelables. Lesbiana, insiste Wittig, no es una identidad sexual, sino el nombre que designa a un individuo cuya renuncia a los marcos del pensamiento heterosexual le posicionan por fuera de la categoría de los sexos. La figuración21 asociada a El cuerpo lesbiano que propone Wittig “hace resaltar el carácter construido, la artificialidad [y] la monstruosidad del “cuerpo femenino”22. La lesbiana abre líneas de fuga respecto del porvenir que se impone a las mujeres, desmontando los mandatos de un sistema que se imagina “si no como natural, al menos como socialmente normativo o incluso simbólicamente preferente”23. La figuración de la lesbiana que articula Wittig, opera por sobre y en contra dela certeza principal de la regulación normativa de la heterosexualidad obligatoria: “serás heterosexual o no serás”24. Esta figura puede ayudarnos a extremar la pregunta sobre los modos en los que es posible pensar posiciones políticas que se sitúen más allá de la categoría de sexo, entendiendo que el desmontaje de sus

19 Me parece que sería interesante sugerir aquí, al menos, la posibilidad de una lectura cruzada entre Wittig y Foucault, como una forma de imaginar una nueva ética de la sexualidad lesbiana. ¿Qué podría pasar si nos aventuramos a leer los gestos de renuncia a la heterosexualidad obligatoria que propone Wittig, de la mano de El uso de los placeres –segundo volumen de la historia de la sexualidad? Quizás desde aquí podríamos imaginar nuevas formas de pensar en la potencia que se desata frente al gesto consiente de subvertir las normas de la templanza, para, a partir de la puesta en práctica de nuevas formas de placer, entendidas como técnicas de (de) construcción y producción de sí, hacerse un cuerpo lesbiano más allá de las normas que posibilitan la existencia y el reconocimiento de los sexos. Ver Michel Foucault, Historia de la sexualidad. 2- El uso de los placeres (Buenos Aires: Siglo Veintiuno editores, 2003). 20 Wittig, El pensamiento heterocentrado, 52. 21 Al utilizar aquí la noción de figuración, estoy pensado en las propuestas que la filósofa italiana Rosi Braidotti ha desarrollado en torno a este concepto. Braidotti propone que “el sujeto del feminismo no es la mujer como otro complementario y especular del hombre, sino un sujeto encarnado, complejo y multiestratificado, que ha tomado sus distancias respecto de la institucionalidad de la feminidad” (Rosi Braidotti,Metamorfosis. Hacia una teoría materialista del devenir (Madrid: Akal ediciones, 2002), 25), y que por lo tanto construye formas alternativas de subjetividad en las que el lenguaje se invoca como un mecanismo para poner en crisis las barreras normativas del género y la identidad. Una figuración feminista invoca el poder de la ironía para desenvolverse en un marco en el que el “como si” desplaza los lugares antes asegurados por la norma. Ver también Braidotti, Feminismo, diferencia sexual y subjetividad nómade, 117. 22 Beatriz Preciado, “Devenir bollo-lobo o cómo hacerse un cuerpo queer a partir de El pensamiento heterosexual”, en Teoría Queer. Políticas bolleras, maricas, trans, mestizas, eds. Javier Sáez, David Córdova y Paco Vidarte (Madrid: Editorial Egales, 2005), 126. 23 Beatriz Preciado, Manifiesto contrasexual (Barcelona: Editorial Anagrama, 2011), 83. 24 Preciado, “Devenir bollo-lobo”, 127.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 113 Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista normas da cuenta de una lucha en la que lo que se encuentra en juego es el propio estatuto de lo humano. Otro elemento fundamental que es necesario tener en cuenta a la hora de pensar en los aportes de la obra de Wittig para el desarrollo de las preguntas que se impulsan desde las filosofías feministas dice relación con sus esfuerzos por revisar y desplazar las normas gramaticales que sostienen y reinscriben a los géneros al interior del lenguaje. Wittig nos invita a pensar en una serie de alternativas desde las cuales sea posible salir de estas relaciones normativas. Para esta autora, la posibilidad de experimentar con “la alteración del género en el nivel epistémico más fundamental estará dirigida, en parte, por la negación de la gramática en la que se produce el género”25. En la obra literaria de Wittig el juego con ciertos pronombres, el descentramiento del yo y la insistencia por imaginar nuevas formas de nombrar, promueve desplazamientos que cuestionan la coherencia y exponen los cimientos que sostienen a las categorías de sexo y a la heterosexualidad obligatoria.

Sexo y género: la diferencia en disputa

A fines de la primera mitad del siglo XX, el psicoendocrinólogo John Money, junto a su colega Anke Ehrhardt y su equipo de investigadores de la John Hopkins University, impulsaron el desarrollo de una “versión interactiva del paradigma de la identidad genérica”26 con la intención de crear una serie de protocolos relacionados al tratamiento de los recién nacidos clasificados como intersexuales, y también para dar una respuesta a ciertos accidentes que supuestamente podían comprometer el desarrollo normal de la identidad de los individuos, afectando su desenvolvimiento en el mundo social. Nacía así el concepto de género, el cual en sus orígenes fue pensado como una herramienta para explicar y, en última instancia, normalizar los mecanismos a través de los cuales la anatomía y los atributos físicos de las personas se traducen en las formas en que éstas, movidas por “la convicción interna de que uno es macho o hembra”27, viven y expresan la diferencia sexual. Desde esta mirada, “lo que determina la identidad y el comportamiento de género no es el sexo biológico, sino el hecho de haber vivido desde el nacimiento las experiencias, ritos y costumbres atribuidas a cierto género”28. Para integrarse exitosamente en lo humano y volverse inteligible en los horizontes sociales y culturales que habitamos, es requisito fundamental interiorizar adecuadamente los mecanismos diferenciadores

25 Judith Butler, El género en disputa: el feminismo y la subversión de la identidad (Barcelona: Editorial Paidós, 2007), 23. 26 Haraway, Ciencia, cyborgs y mujeres, 226. 27 Anne Fausto-Sterling, Cuerpos sexuados: la política de género y la construcción de la sexualidad (Barcelona: Editorial Melusina, 2006), 23. 28 Marta Lamas, Cuerpo: diferencia sexual y género (Ciudad de México: Editorial Taurus, 2002), 35.

114 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 Panchiba F. Barrientos del género y, al mismo tiempo, cumplir de forma exitosa con las exigencias normativas que se asocian a ellas. No debiera extrañarnos que el concepto género, que aparecía como una salida frente a las estructuras que ligaban lo masculino y lo femenino a una naturaleza inamovible, volviendo posible así el surgimiento de reflexiones críticas sobre las formas en las que las conductas supuestamente inherentes a los hombres y las mujeres eran aprendidas y reproducidas culturalmente, sobrepasara con rapidez las barreras de las disciplinas que lo vieron nacer. Hacia la década de 1970, la separación entre sexo y género, sustentada en la idea de que “el sexo representaba la anatomía y la fisiología, y elgénero daba cuenta de las fuerzas sociales que moldeaban la conducta”29, se posicionó con fuerza en los horizontes ligados a las ciencias sociales y a las teorías feministas, dando paso a interesantes debates que aún hoy tensionan las posibilidades de pensar en torno a los problemas y desigualdades históricamente enfrentados de las mujeres. En su destacado y premiado libro La invención de las mujeres. Una perspectiva africana sobre los discursos occidentales del género, Oyèrónkẹ́ Oyěwùmí señala que “durante siglos la idea de que la biología es destino –o mejor aún, que el destino es biológico– ha sido fundamental en el pensamiento occidental [y que] las explicaciones biológicas parecen tener prioridad sobre otras alternativas de la explicación de las diferencias de género, raza o clase”30. Según Oyěwùmí el pensamiento occidental insiste en apuntar que “la diferencia se extiende como degeneración”31 y que, por lo tanto, las formas en las que se despliega la percepción de los otros están siempre ligadas a una serie de imaginarios que posicionan en su centro nociones tales como desventaja, privilegio, acceso y control. Para esta autora el concepto género “conceptualizado ontológicamente”32 desplaza a las mujeres como lo otro de lo masculino, inscribiendo las desigualdades en los cuerpos, al tiempo que permite la articulación y el despliegue ad infinitum de una serie de estructuras binarias de diferencia y privilegio, ya que “ninguna diferencia se elabora sin cuerpos jerárquicamente posicionados”33. A partir de un análisis similar, Donna Haraway ha planteado que “la propia constitución del género y del sexo como objetos de estudio forma parte de la reproducción del problema: el problema de la génesis y del origen”34, puesto que, las formas en que estos conceptos fueron pensados potenció nuevamente la idea de que es posible identificar un núcleo natural incuestionable –el sexo– sobre el cual

29 Fausto-Sterling, Cuerpos sexuados, 18. 30 Oyèrónkẹ́ Oyěwùmí, La invensión de las mujeres. Una perspectiva africana sobre los discursos occidentales del género (Bogotá: En la frontera, 2017), 37. 31 Ibid., 37. 32 Ibid., 46. 33 Ibidem. 34 Haraway, Ciencia, cyborgs y mujeres, 125.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 115 Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista se anclan las diferencias culturales entre hombres y mujeres –el género–. Así, los propios sistemas de análisis mediante los cuales se auspiciaba la renovación de los estudios sobre las desigualdades entre hombres y mujeres, y se suponía la posibilidad de impulsar nuevas formas de emancipación derivadas de la crítica al esencialismo de los discursos patriarcales, terminaron por crear y volver a limitar la categoría de “las mujeres’35, dotándola, sin quererlo, de nuevas sustancias y estableciendo entre ella y el sexo una nueva linealidad insalvable. Lo que las reflexiones que utilizan la categoría de género como herramienta de análisis no deberían olvidar nunca es que la “naturaleza es algo construido, constituido históricamente, [que] no se descubre desnuda en un lecho de fósiles o en una selva tropical”36, y que perder de vista esta realidad, o simplemente pasarla por alto, puede dar espacio para el surgimiento de formas teóricas que reinscriban las mismas formas de dominación, segregación y violencia que supuestamente están tratando de criticar y desplazar. Uno de los principales puntos de conflicto respecto a la utilización de la categoría de género, además de la excesiva facilidad con que a partir de ella la naturaleza volvía a dejarse intacta, estuvo relacionada con el sentido de universalidad que se desprendía de sus análisis. Al ser pensada como una herramienta capaz de explicar las características de (todas) las mujeres, la categoría insiste con demasiada frecuencia en los procesos de articulación de los imaginarios normativos dominados por las estructuras de la heterosexualidad, la familia nuclear y la maternidad, tendiendo a profundizar la invisibilización de las diferencias existentes entre distintos grupos de mujeres y entre los propios grupos internamente, propiciando así el desarrollo de lecturas parciales y la relevación de ciertas historias como más reales o, por lo menos, más importantes que otras. Asimismo, es importante destacar que ciertas recepciones mayoritarias de la categoría de género presentan también un problema que las relacionaba con distintas formas de reinscripción de imaginarios coloniales y racistas, puesto que sus reflexiones y análisis se encuentran, muchas veces, excesivamente centradas en las realidades occidentales ligadas a las mujeres blancas, potenciando –tal como señalan Chandra Tapalde Mohanty y M. Jacqui Alexander– contradicciones, sensaciones de “alienación, dislocación y marginación”37. A partir de la década de 1980, se levantaron una serie de críticas que pusieron en tensión el uso del concepto género, no sólo en los espacios académicos, sino también en aquellos ligados a los movimientos feministas que buscaban desmontar los anclajes de las violencias relacionadas con las estructuras normativas de la sexualidad, la clase, la raza y un conjunto de otras múltiples diferencias que se conjugan

35 Butler, El género en disputa, 48. 36 Haraway, Ciencia, cyborgs y mujeres, 177. 37 M. Jaqui Alexander y Chandra Tapalde Mohanty, “Genealogías, legados, movimientos”, en Otras inapropiables. Feminismos desde las fronteras, bell hooks et al. (Madrid: Traficantes de sueños editores, 2004), 139.

116 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 Panchiba F. Barrientos interseccionalmente para dar forma a las distintas experiencias que constituyen a los sujetos. Así, los feminismos negros, las teorías lesbianas, las escrituras de las mujeres de color, las miradas feministas ligadas al desarrollo del pensamiento postcolonial y las críticas feministas descoloniales denunciaron que la utilización del concepto de género, articulado en solitario y al margen de otras estructuras normativas, reinscribe nuevas formas de violencia y exclusión, impulsando ideales y miradas reduccionistas acerca de lo femenino y lo masculino. Haciendo eco de esta crítica, la teórica feminista estadounidense bell hooks38 ha señalado que la teoría feminista no puede agotarse en el género ni contentarse únicamente con reflexionar en torno a la categoría mujer, sino que más bien debe ocuparse de pensar críticamente en torno del conjunto de elementos que “crean diferencias en la calidad, en el estilo de vida y en el estatus social que están por encima de las experiencias comunes que las mujeres comparten”39. En una carta abierta escrita a modo de respuesta frente a la publicación del libro Gyn/Ecology, de la teórica lesbofeminista Mary Daly en 1978, Audre Lorde insiste en que “dar a entender que todas las mujeres sufrimos la misma opresión por el simple motivo de que somos mujeres es perder de vista los múltiples y variados mecanismos de que se vale el patriarcado. Es pasar por alto el que las propias mujeres utilizamos sin querer esos mecanismos las unas contra las otras”40. Podemos leer en una dirección similar las reflexiones que Angela Davis propone en textos como su ya clásico Mujeres, Raza y Clase o el recientemente compilado Una historia de la conciencia, desde los cuales nos impulsa a pensar en torno a los procesos de repetición de las estructuras racistas al interior de los espacios de mujeres y del mundo feminista que se desarrolló en los Estados Unidos durante el siglo XX. Señala Davis:

Es muy posible que las primeras feministas tacharan el matrimonio de “esclavitud” similar a la que padecían negros por el efecto importante de la comparación, por temor a que la seriedad de su propuesta pasase de otro modo inadvertida. Sin embargo, parece que no tuvieron en cuenta el hecho de que equiparar ambas instituciones implica afirmar que la esclavitud no

38 bell hooks es el nombre, pero no uno de nacimiento. Es una forma de reconocerse desde el desplazameinto del propio yo a la hora de escribir. bell hooks es un nombre que se escribe con minúsculas porque quien lo utiliza entiende que la potencia de la voz se ubica más allá de los signos y de la gramática. No hay aquí un error ortográfico, sino un gesto feminista que, deliberadamente, descentra el lugar preferente del yo y del reconocimiento para reflexionar y escribir. 39 bell hooks, “Mujeres negras. Dar forma a la teoría feminista”, en Otras inapropiables. Feminismos desde las fronteras (Madrid: Traficantes de sueños editores, 2004), 37. 40 Audre Lorde, “Carta abierta a Mary Daly”, en La hermana, la extranjera: artículos y conferencias (Madrid: Editorial Horas y Horas, 2003), 59.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 117 Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista

era peor que el matrimonio41.

La filósofa feminista argentina María Lugones –quien ha dedicado una parte importante de su carrera a desarrollar el concepto de colonialidad del género y que, junto a autoras como Gloria Anzaldúa, Mitsuye Yamada, Cherríe Moraga y Norma Alarcón, formó parte del horizonte cultural de las mujeres de color– lo plantea de la siguiente manera:

Solo al percibir género y raza como entramados o fusionados indisolublemente, podemos realmente ver a las mujeres de color. Esto implica que el término “mujer” en sí, sin especificación de la fusión no tiene sentido o tiene un sentido racista, ya que la lógica categorial históricamente ha seleccionado solamente el grupo dominante, las mujeres burguesas blancas heterosexuales y por lo tanto ha escondido la brutalización, el abuso, la deshumanización que la colonialidad del género implica”42.

Filosofías feministas y reapropiaciones queer

Además de las perspectivas que insistían en la necesidad de revisar las formas en las que el concepto género actuaba eclipsando la existencia de diferencias y experiencias diversas entre las mujeres y, también entre éstas y otros grupos. Hacia fines de la década de 1980, las miradas de varias voces ligadas al desarrollo de las filosofías feministas se centraron en repensar desde sus propios lugares algunas importantes propuestas filosóficas del sigloXX , tales como la noción de ideología de Althusser, la idea de poder desarrollada por Foucault, la deconstrucción de Derrida, y también las reflexiones sobre el deseo y el devenir desarrolladas por Félix Guattari y Giles Deleuze. “Lo que estas críticas vinieron a poner en duda era, ni más ni menos, que la propia cuestión de las mujeres como sujeto del feminismo plantea la posibilidad de que no haya un sujeto que exista «antes» de la ley, esperando la representación en y por esta ley”43. En un ensayo clásico titulado “El tráfico de mujeres: notas sobre la ‘economía política’ del sexo”, la antropóloga feminista y lesbiana Gayle Rubin propuso que ya no era posible seguir pensando la existencia del género al margen del sexo, ya que ambas categorías se encuentran estructuralmente implicadas al interior de un sistema que da cuenta del “conjunto de disposiciones por el que una sociedad

41 Angela Davis, Una historia de la conciencia: ensayos escogidos (Madrid: Editorial Oriente y Mediterráneo, 2016), 93. 42 María Lugones, “Colonialidad y género”, Tabula Rasa 9 (2008): 82. 43 Butler, El género en disputa, 48.

118 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 Panchiba F. Barrientos transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana”44. Esta autora llamó sistema sexo-género a esta conjunción, y propuso la necesidad de utilizar esta nueva categoría para insistir en que “el sexo tal como lo conocemos –identidad de géneros, deseo y fantasías sexuales, conceptos de la infancia– es en sí un producto social”45. Rubin establece un recorrido a través del cual una serie de lecturas entrecruzadas de Marx, Levi-Strauss y Freud le permiten establecer un modelo capaz de explicar las formas en las que las estructuras normativas del sexo generan opresiones diversas y constantes, que se encuentran ligadas a los propios mecanismos mediante los cuales los sujetos llegan a ser de un sexo. Gayle Rubin dirá, pensando en las luchas feministas y sus demandas, que las mujeres “no solamente estamos oprimidas como mujeres: estamos oprimidas por tener que ser mujeres”46. Esta autora insistirá en la urgencia de imaginar, desde los movimientos sociales más críticos, una revuelta que vaya más allá de la simple denuncia de la desigualdad, señalando que “el movimiento feminista (…) tiene que soñar con la eliminación de la sexualidad y los papeles sexuales obligatorios”47. Las feministas deben abrirse a la posibilidad de establecer utopías en las que nuevas prácticas de la sexualidad y de identificación se traduzcan en la articulación de comunidades desde las cuales se “trate a todos los principios básicos con una potente dosis de escepticismo”48. Retomando las reflexiones de Gayle Rubin, Teresa de Lauretis publicó una serie de ensayos sobre sexo, género y teoría feminista que inauguraron una nueva forma de reflexión crítica sobre estos conceptos. Las propuestas de Teresa de Lauretis han sido definidas como piezas fundamentales para comprender el desarrollo y surgimiento de la teoría queer. El concepto “teoría queer” surgió en 1990, ligado a un taller y un conjunto de publicaciones organizados por De Lauretis en la Universidad de California. Según ha declarado la propia autora, con la articulación de este concepto se buscaba proponer una provocación que tensionara, al mismo tiempo, a los estudios gay-lésbicos, al feminismo y a las teorías sobre género. En inglés, queer es un insulto de carácter homofóbico49, y sin embargo durante las revueltas homosexuales de las década de 1960 y 1970 –asociadas principalmente a las respuestas de resistencia espontaneas que surgían frente al desarrollo sistemático de redadas policiales en los bares de homosexuales, lesbianas y travestis de distintas

44 Gayle Rubin, “El tráfico de mujeres: notas sobre la ‘economía política’ del sexo”, Nueva Antropología 30 (1986): 97. 45 Ibid., 103. 46 Ibid., 135. 47 Ibidem. 48 Gayle Rubin, Deviations: A Gayle Rubin Reader (Durham, NC: Duke University Press, 2011), 253. 49 Trasladado a nuestras latitudes, el término queer podría ser traducido como tortillera, marica, pervertido, travesti, rarito, torcido, colipato o camiona, entre otros.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 119 Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista ciudades de Estados Unidos– este concepto comenzó a ser reapropiado por las mismas comunidades que se enfrentaban cotidianamente a su violencia. En este proceso surgieron nuevas formas de reconocimiento marcadas por un fuerte espíritu antiheteronormativo50. La crisis de la representación ligado al movimiento LGBT en sus variantes liberales, las interpelaciones feministas sobre la identidad surgidas desde los movimientos de mujeres tercermundistas, negras y de color, y la crisis del sida son tres elementos clave que marcan el contexto de surgimiento y las tensiones de la teoría queer, dando cuenta de su giro utópico y orientando sus reflexiones sobre las sexualidades y lo político. En La tecnología del género, escrito en 1987, De Lauretis parafrasea a Althusser y lleva su pensamiento más allá de sus propias preocupaciones y resguardos, al insistir en que para reflexionar en torno al concepto de género y sus efectos, debemos poner énfasis en la noción de ideología. Según esta autora “el género tiene la función (que lo define) de constituir individuos concretos en cuento hombres y mujeres”51. Género, para De Lauretis, es una categoría atravesada de principio a fin por distintos vínculos y relaciones sociales52: “el género representa no un individuo sino una relación, y una relación social; en otras palabras, representa un individuo por una clase”53. En el centro de su análisis sobre la tecnología del género, esta autora pone la idea de la representación, insistiendo en que esta es una parte fundamental de sus procesos de articulación normativa y señalando que “la representación del género es [también] su construcción”54. Reflexionando sobre el género desde esta perspectiva, De Lauretis, tensiona la forma en que buena parte de los estudios feministas de las décadas anteriores se habían acercado a este concepto. Releyendo a Foucault, De Lauretis insiste en que “el género, como la sexualidad, no es una propiedad de los cuerpos o algo que existe originariamente en los

50 Es necesario dar cuenta de los modos en los que lo queer trae a nuestra memoria otros procesos de resignificación del lenguaje a partir de los cuales, a largo del siglo XX,se intentaron estructurar formas de reconocimiento y acción colectiva impulsadas por gestos de reapropiación del agravio. Destacan aquí, por ejemplo, la frase black is beautiful asociada a los movimientos sociales que, a partir de la década de los sesenta, cambiaron los modos de significar las luchas negras en EE. UU, y el brown power, que en la misma década marcó los modos de reconocimiento de los chicanos movilizados en torno a las demandas de La Raza y las huelgas de las uvas, encabezadas por activistas como Cesar Chávez y Dolores Huerta. 51 De Lauretis, Diferencias, 39. La frase de Althusser que retoma De Lauretis en esta sección de su ensayo es la siguiente: “Toda ideología tiene la función (que la define) de ‘constituir’ individuos concretos en cuanto sujetos”. Louis Althusser, “Ideology and Ideological State Apparatuses (Notes Towards an Investigation)”, en Lenin and Philosophy (Nueva York: Monthly Review Press, 1971), 171. 52 Se observa la fuerte influencia del horizonte filosófico feminista materialista en esta reflexión de De Lauretis, la cual la vincula a autoras como Christine Delphy, Colette Guillaumin y, sobre todo, Monique Wittig. 53 De Lauretis, ibid., 38. 54 Ibid., 36

120 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 Panchiba F. Barrientos seres humanos”, sino que es “el conjunto de los efectos producidos en cuerpos, comportamientos y relaciones sociales”55. Lo interesante aquí, es el giro que ofrece De Lauretis a la hora de intentar romper con la linealidad normativa que asegura que todo individuo tiene siempre un sexo, un género y una sexualidad, y que cada una de las partes de esta supuesta cadena irrompible depende o se desprende de la anterior. Si Foucault asegura que “no hay que poner el sexo del lado de lo real y la sexualidad del lado de las ideas”56, De Lauretis dirá, releyendo a Catherine MacKinnon57, que “sexo significa tanto sexualidad como género, y ambos conceptos se suelen definir en función uno de otro, en un círculo vicioso”58. Así como De Lauretis, Judith Butler también ha reflexionado arduamente sobre la necesidad de centrar críticamente la mirada en la perspectiva relacional del género y en sus potencias creativas en relación con la categoría de sexo. Según esta autora, “el género no designa a un ser sustantivo, sino a un punto de unión relativo entre conjuntos de relaciones culturales e históricas específicas”59. Respondiendo a las ideas humanistas que asumen que el género debería ser contado como un atributo que pertenece a una persona cuya esencia puede ser rastreada con anterioridad al género, y desafiando al mismo tiempo las perspectivas culturalistas que afirman que el género es la manifestación cultural de un sexo biológico que lo excede y antecede, Butler afirma que debido a que las estructuras que dan cuenta de la existencia del sexo operan siempre al interior de discursos, y que se encuentran mediadas por el lenguaje. Es necesario entonces desmontar las creencias sobre su supuesta naturaleza, pues “quizás esta construcción denominada ‘sexo’ esté tan culturalmente construida como el género; de hecho, quizá siempre fue género, con el resultado de que la distinción entre sexo y género no existe como tal”60. Butler propone un modelo a partir del cual el género y sus normas deben comenzar a pensarse ya no como efectos de una relación con la naturaleza y la biología, sino como el desenvolvimiento de una serie de reglas que contienen la capacidad de crear aquello que se proponen describir. Según esto, “el campo de la realidad que crean las normas de género constituye el telón de fondo sobre el cual aparece el género en sus dimensiones idealizadas”61.

55 Ibidem. Esta cita corresponde a Michel Foucault, Historia de la sexualidad. 1- La voluntad de saber (Buenos Aires: Siglo Veintiuno editores, 2003), 127. 56 Foucault, Ibíd., 191. 57 Ver Catherine MacKinnon, “Feminism, Marxism, Method, and the State: An Agenda for Theory”, Signs 7, no. 3 (1982). 58 Teresa De Lauretis, Alicia ya no: feminismo, semiótica, cine (Madrid: Ediciones Cátedra, 1992), 264. 59 Butler, El género en disputa, 61. 60 Ibid., 55. 61 Judith Butler, Deshacer el género (Barcelona: Editorial Paidós, 2006), 83.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 121 Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista

Si tuviéramos que explicar las estrategias teóricas utilizadas por Judith Butler para reflexionar en torno al género, sin duda la noción en la que debiéramos centrar la mirada está asociada al concepto de performatividad. Butler ha señalado que la lectura “Ante la ley”, ofrecida por Jacques Derrida acerca del texto de Kafka, le permitió reflexionar en torno a la potencia de la performatividad del género, toda vez que allí se ofrece una mirada en la que se asume que “la anticipación de una revelación fidedigna del significado es el medio a través del cual esa autoridad se instala: la anticipación conjura su objeto”62. Según Butler, al pensar en el género enfrentamos un proceso de despliegue normativo en el que “una expectativa (…) acaba produciendo el fenómeno mismo que anticipa”63. La materialización de las normas que ordenan el género y lo producen, en tanto que conjunto incardinado de regulaciones, requiere del despliegue de la reiteración y la revisión constante de sus límites como modo de inscripción de la diferencia y lo normal. La construcción no es un proceso cerrado que tenga un inicio y un fin siempre definidos, más bien se trata de un conjunto de acciones superpuestas, nunca completamente coherentes o lineales, que operan de modos diversos y con distintas intensidades a lo largo de toda la vida de los individuos. Es la potencia performativa de la reiteración lo que produce el efecto de lo eterno. Sara Ahmed, retomando el modelo de Butler, también insiste sobre este punto y señala que “los cuerpos adoptan la forma de las normas (…) La labor de la repetición supone ocultar el trabajo bajo el signo de la naturaleza”64. Sin embrago, no debemos perder de vista que es en el desenvolvimiento estallado de la repetición de la norma donde “en virtud de esta misma reiteración se abren brechas y fisuras que representan inestabilidades constitutivas de tales construcciones”65. Butler ha propuesto que la importancia de las normas de género radica en que estas tienen la capacidad de definir “lo que será inteligiblemente humano y lo que no, lo que se considerará «real» y lo que no”66. Quisiera detenerme brevemente en la necesidad de reflexionar en torno a los problemas que supone enfrentarse a la imposibilidad de calzar con la norma. Es necesario pensar sobre los peligros que supone la existencia de un sistema de inscripción y reconocimiento que delimita lo posible y lo deseable, por un lado, y señala como lo abyecto, lo peligroso, lo errado y lo condenable aquello que queda por fuera y lo excede. En palabras de Butler: “El ‘sexo’ no es pues sencillamente algo que uno tiene o una descripción estática de lo que uno es: será una de las normas mediante las cuales ese ‘uno’ puede llegar a

62 Butler, El género en disputa, 17. 63 Ibid., 17. 64 Sara Ahmed, La política cultural de las emociones (Ciudad de México: Programa Universitario de Estudios de Género/Universidad Nacional Autónoma de México, 2015), 222. 65 Judith Butler, Cuerpos que importan: sobre los límites materiales y discursivos del “sexo” (Buenos Aires: Editorial Paidós, 2008), 29. 66 Butler, El género en disputa, 28.

122 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 Panchiba F. Barrientos ser viable, esa norma califica un cuerpo para toda la vida dentro de la esfera de la inteligibilidad cultural”67. En un apartado titulado “El problema de los servicios”, que forma parte de su libro Masculinidad femenina, Judith Halbertam analiza la importancia de revisar las formas en que, en ciertos espacios públicos, los mecanismos a partir de los que se despliegan las demandas normativas del género parecieran volverse más evidentes y vigilantes o, al menos, son invocados con mayor frecuencia, poniendo en peligro la integridad física y psíquica de quienes fallan en la prueba de inteligibilidad del género. Tomando como ejemplo su propia experiencia en un aeropuerto, y refiriendo también a un pasaje de la novela Stone Butch Blues de Leslie Feinberg68, en el que el personaje principal, una joven butch de nombre Jess es interpelada y acosada al interior de un baño público debido a que su imagen no es decodificada adecuadamente como la de una mujer, Halbertam concluye que:

La acusación “estás en los servicios equivocados” en realidad quiere decir dos cosas distintas. En primer lugar, afirma que tu género no coincide con tu sexo (…); en segundo lugar, sugiere que los servicios con un solo género son sólo para aquellas personas que encajan claramente en una categoría (varón) u otra (mujer)69.

Halbertam insiste en la necesidad de no perder nunca de vista los modos en los que este tipo de guiones reinscriben lo natural, delimitan lo abyecto y definen formas de control y violencia sobre las vidas de las personas que son marcadas como los otros. Reflexionando desde una perspectiva similar que problematiza lo cotidiano como el lugar de rearticulación de las normas, Sarah Ahmed nos recuerda que “no es casualidad que la heterosexualidad obligatoria funcione con mucha fuerza en los modos de conversación más informales” 70, puesto que es justamente allí, en lo cotidiano y en aquello que nos parece más simple, más obvio y más corriente, donde se juegan y refuerzan las narraciones normativas de la heterosexualidad. La posibilidad de poner en marcha las subjetividades queer abre paso a nuevos escenarios en los que la revisión de las categorías de sexo y género permite el desarrollo de nuevas figuraciones para habitar el cuerpo, dando curso al desarrollo de “un estilo de pensamiento que evoca o expresa salidas alternativas a la visión falocéntrica del sujeto”71. Estos gestos de desplazamiento y estallido habrán

67 Butler, Cuerpos que importan, 19. 68 Leslie Feinberg, Stone Butch Bblues: A Novel (Nueva York: Alyson Books, 2003) 69 Judith Halberstam, Masculinidad femenina (Barcelona: Editorial Egales, 2008), 46. 70 Ahmed, La política cultural de las emociones, 226. 71 Rosi Braidotti,Sujetos nómades: corporización y diferencia sexual en la teoría feminista contemporánea (Buenos Aires: Editorial Paidós, 2000), 26.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 123 Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista de encontrarse siempre atados a la idea de lo efímero, y ya no a la búsqueda de verdades o esencias. Así, por ejemplo, la figura del cyborg definido por Donna Haraway despliega la monstruosidad como un poderoso mito de resistencia frente aquellos discursos que pretenden normalizar la experiencia del cuerpo y la historia, entendiendo que en ella se entreteje una compleja red de relaciones de producción que se desenvuelve en distintas escalas. Para Haraway, “la ficción puede ser movilizada para provocar identificaciones y oposiciones, divergencias y convergencias en mapas de la conciencia”72. Así, la gran apuesta debiera estar marcada por la posibilidad de fracturar los aparatajes que sostienen la idea de la neutralidad de lo visto, señalando que “el género es una condición inexcusable de la observación [tanto] como la clase, la raza y la nación”73. En los albores del milenio “el problema último [es] desvelar el carácter técnicamente construido de los géneros, tanto de la masculinidad como de la feminidad”74. Las tecnologías prostéticas serán incorporadas como partes constituyentes e inseparables de nuestros cuerpos y, al mismo tiempo, como dispositivos de control y lugares para la transgresión de los mandatos que articulan los cuerpos y los vuelven reconocibles75. Esta vez, hacerse un cuerpo para subvertir las normas pasará por la necesidad de transformar los propios sentidos de lo bio y lo tecno, por contaminar los límites entre subjetividad, cuerpo, experiencia e identidad.

Breve reflexión final

Cuando reflexionamos en torno a los conceptos sexo, género y mujeres, nos enfrentamos a un conjunto de preguntas y tensiones nunca cohesionadas y siempre en proceso construcción, que nos impulsan a pensar acerca de “qué es una mujer, cómo vamos a decir “nosotras”, quién lo puede decir y en nombre de quien”76. Urge

72 Ibid., 193. 73 Ibid., 177. 74 Beatriz Preciado, Testo yonki (Madrid: Editorial Espasa Calpe, 2008), 149. 75 Estoy pensado aquí en las píldoras anticonceptivas y a los usos específicos de ciertas hormonas; en el uso del plástico y la silicona como material que adiciona, reconstruye o da nuevas formas –temporal o permanentemente– a nuestros cuerpos; en las tecnologías de la comunicación y las cámaras, que tensionan las formas en las que desarrollamos la mirada y que nos permiten grabar, distribuir, acercar y volver virales los gestos y los deseos; en aplicaciones y programas tales como Tinder, Grinder y Her que transforman nuestros mapas perceptivos de la ciudad dotando cada rincón con nuevos significados asociados al deseo, al placer y a la posibilidad de citas o encuentros sexuales que son ofrecidos en base a complejos algoritmos de compatibilidad y distancia. Hablamos aquí de nuevas formas de cuerpo tech presentes en nuestro mundo hiperconectado y global. 76 Butler, Deshacer el género, 248.

124 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 Panchiba F. Barrientos pensar acerca cuáles son los nombres y figuraciones que es conveniente rescatar y (re)crear a la hora de imaginar políticas y filosofías feministas que se ocupen de desmontar y de no volver a inscribir aquellos modos de subjetivación que impiden la revisión crítica de las diferencias que estructuran nuestras experiencias individuales y también colectivas. Feminismo es una “palabra doble que interroga sin cesar a las mujeres y a la política”77, puesto que, al mismo tiempo que en su nombre se despliegan reflexiones que se esfuerzan por abrir campos desde los que se vuelva posible reconocer, articular y proteger los derechos humanos de las mujeres, se desarrollan también críticas y preguntas que dan cuenta de la urgente necesidad de repensar y desensamblar las estructuras a partir de las cuales la propia categoría mujer ha sido producida. Debemos comprender que “el sujeto de la conciencia feminista no es un sujeto unitario, siempre igual a sí mismo, dotado de una identidad estable; ni un sujeto únicamente dividido entre masculinidad y feminidad”78. Muy por el contrario, poniendo como centro un debate que piensa los espacios de enunciación del yo y las identidades como siempre “marcadas por la multiplicidad de posiciones de sujeto que constituyen al sujeto”79, las filosofías feministas intentan dar cuenta del conjunto relaciones sociales, experiencias y articulaciones del poder que constituyen a los sujetos al interior de marcos históricos y políticos específicos. Los recorridos históricos y teóricos propuestos en este texto intentan señalar las múltiples rutas desde las que es posible rastrear y seguir los debates en los que sexo, género y mujeres son constituidos como términos en disputa al interior de los horizontes filosóficos feministas. Salta a la vista que el tema no está resuelto y que aún es posible –y por cierto urgente– seguir imaginando nuevos giros, reapropiaciones y reclamos desde donde imaginar articulaciones que desplacen los límites de lo reconocible y lo humano, a fin de estallar los mandatos normativos que coaccionan nuestras diferencias y buscan reorientarlas. Más aún, se vuelve imperativo volver a remover los marcos desde los que se han desarrollado los debates filosóficos sobre el feminismo, la identidad las experiencias y el género, rescatando los conceptos no sólo más allá de sus propios espacios de enunciación, sino arrastrándolos hacia nuevos desafíos, para experimentar con otras referencias, localizaciones y nombres. Insistir en la necesidad de pensar sobre sexo, género y mujeres es arriesgarse a imaginar nuevos mundos posibles e invitarlos a entrar en nuestras propias configuraciones y representaciones de lo que somos y nos rodea, asumiendo todos los riesgos, desafíos y renuncias que puedan derivarse de dichos cambios. Volver

77 Alejandra Castillo, Julieta Kirkwood: políticas del nombre propio (Santiago de Chile: Editorial Palinodia, 2007), 17. 78 De Lauretis, Diferencias, 134. 79 Avtar Brah, Cartografías de la diáspora. Identidades en cuestión (Madrid: Traficantes de sueños editores, 2011), 152.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 125 Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista a pensar estos conceptos desde la filosofía es demandar nuevas formas de lucha y arriesgar el cuerpo, para ensanchar los marcos de inteligibilidad. Es atreverse a escribir –tal como dice Judith Butler– dando cuenta “de un deseo de vivir, de hacer la vida posible, y de replantear lo posible en cuanto tal”80

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80 Butler, El género en disputa, 24.

126 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 Panchiba F. Barrientos

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Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 107-128 127 Sexo, género y mujeres: tensiones y quiebres desde la filosofía feminista

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Panchiba F. Barrientos. Candidata a doctora en Filosofía por la Universidad de Chile (Santiago, Chile). Historiadora Feminista. Magíster en Historia. Desde 2010 dirige el proyecto Biblioteca Fragmentada (www.bibliotecafragmentada.org). Correo electrónico: [email protected].

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Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online ISSN 0719-3696 ISSN 0718-655X / pp. 131-156. La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

Márgara Millán1

Universidad Nacional Autónoma de México

Recibido: 2 de abril de 2018 Aceptado: 21 de junio de 2018

Resumen

Comprendo al feminismo como un movimiento abierto y en curso, tanto teórico como práctico, hacia la emancipación desde el posicionamiento del sujeto denominado “mujer”; un movimiento que afecta y atañe a la sociedad que lo comprende. Creo por ello que es mejor hablar de los feminismos, ya que éstos no pueden comprenderse fuera del contexto en el que emergen: su crítica es siempre relacional y situada. Este ensayo explora la eclosión del “sujeto del feminismo” como parte de esa singularidad e historicidad del movimiento de las mujeres de frente a la crisis contemporánea. La “intencionalidad crítica” que emana desde estos feminismos multisituados es cada vez más una intencionalidad antisistémica frente a la crisis civilizatoria en que la modernidad capitalista nos sitúa.

Palabras clave

Modernidad, Crisis civilizatoria, Feminismos, Transformación social, Sujeto del feminismo.

1 Profesora titular de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (Ciudad de México, México). Correo electrónico: margara.millan@ politicas.unam.mx.

131 La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

The Eclosion of Feminism’s Subject and the Critique of Capitalist Modernity

Abstract I understand feminism as an open and ongoing movement, both theoretical and practical, towards emancipation and from the position of the subject called “woman”; a movement that affects and concern society as a whole. I rather use “feminisms” to enhance its plurality and historicity, for they cannot be understood without the social context in which they emerge. This essay explores the emergence of the eclosion of the “subject of feminism” as part of such singular, historical women’s movement facing the contemporary crisis. The “critical intentionality” that emanates from the multi-positioned feminist movements is increasingly anti-systemic, challenging the civilizational crisis in which capitalist modernity situates us.

Keywords

Modernity, Civilization Crisis, Feminisms, Social Change, Subject of Feminism.

132 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 131-156 Márgara Millán

Diagnóstico del presente: modernidad capitalista y crisis civilizatoria

Lo que está en el mundo me pertenece, en el sentido de responsabilidad José Saramago

El momento presente parece uno de bifurcación2 frente una crisis civilizatoria que no deja de profundizarse. La caída del “socialismo real” que orientó a la crítica en los pasados dos siglos abrió primero una época de desánimo y aparente rendición de las luchas por la transformación emancipatoria, para después dar paso a una complejización sobre el significado de la revolución, el sentido pluridimensional de la transformación social3. A fines de siglo XX el discurso crítico es relanzado desde una perspectiva renovada, descolonial y antipatriarcal como dimensiones de la lucha anticapitalista, y con una forma que propongo llamar diseminada, no vertical sino desde y por las bases, desde “abajo y a la izquierda”, como el espacio y territorio “cambiar la vida”4. El “hecho” capitalista se presenta como totalizador; la globalización y la era neoliberal se presentan como el único mundo posible tanto del mundo material como subjetivo. Sin embargo, la persistencia de formas concretas de vida que se resisten a ser totalmente subsumidas por la lógica del valor abstracto está ahí, interpelándonos continuamente, defendiendo sus formas de vida, sus territorios, sus maneras de relacionarse con su entorno. Y también, los movimientos bien asentados en las lógicas de la modernidad prefiguran un sentido no capitalista de la misma, con propuestas de producción no depredador y de consumo acotado y sustentable.

2 Raúl Ornelas coord, Crisis civilizatoria y superación del capitalismo (Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Económicas, 2013). La idea de bifurcación es tomada aquí en el sentido en que se anuncia en esta compilación: estamos frente a un cambio civilizatorio donde la superación del capitalismo puede llevar tanto a la barbarie como a una forma societal más complementaria con su entorno. La idea de crisis civilizatoria se refiere, en este texto, a la crisis de la civilización material capitalista, sus límites en tanto forma de reproducción social que pone en riesgo al planeta, que es tratado como arsenal de recursos, y a la vida de seres humanos y no humanos, frente a quienes se comporta como seres dispensables. 3 Coincido con Susan Buck-Morss, quien plantea que la caída de mundo socialista –del socialismo realmente existente– en realidad fue el inicio del fin de la narrativa de la modernidad capitalista en tanto modernización e industrialización masiva. Socialismo y capitalismo compartían una misma forma de comprender la riqueza social como productivismo, desarrollo sin fin de las fuerzas productivas. La producción y el consumo masivo no conducen a ningún bienestar de las mayorías, sino al enriquecimiento del 1%. Susan Buck-Morss, Mundo soñado y catástrofe. La desaparición de la utopía de masas en el Este y el Oeste (Madrid: A. Machado Libros, 2004). 4 El zapatismo mexicano es sin duda un elemento central en este relanzamiento global de la crítica desde el mundo indígena y con una clara agenda de género, un anticapitalismo de “abajo y a la izquierda” que fue inspiración para una rearticulación de movimientos de resistencia al mundo neoliberal.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 131-156 133 La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

El terreno de la crítica se ha ampliado en ese sentido, acumulando la experiencia de la lucha socialista pero también su crítica, y resistiendo a un capitalismo cada vez más depredador y cínico. Sería impensable una intencionalidad crítica feminista que no enfrentará en términos radicales esa constitución del mundo, que supone la enajenación de nuestra politicidad; mundo que se nos presenta cosificado y donde se nos asigna el lugar de víctima, victimario y/o espectador5. El feminismo es hoy una llamada para la acción –en el hacer y en el pensar– por cambiar el estado de cosas presente, reconociendo y visibilizando la conexión y el encabalgamiento de capitalismo y “patriarcado”, es decir, del valor abstracto que domina sobre el mundo de la vida concreta a través de la forma de poder en masculino, que domina el orden simbólico y de la Ley, y que subordina y desvaloriza lo femenino y su haceres6. El orden de género de la modernidad capitalista. A contramarcha de la idea generalizada de que el mundo moderno ofreció la liberación de las mujeres, constatamos por el contrario que el reforzamiento del capital y la masculinidad genera una liberalización de los cuerpos (masculinos y femeninos) en tanto cuerpos, y una dominación de las subjetividades en tanto sujetos del consumo, de la competencia y de la sobrevivencia, en el marco de lo que bien podemos considerar una guerra generalizada contra los sujetos autónomos en lo general y contra las mujeres en particular7. El momento presente es paradoxal. Por un lado, el dominio del capital y su movimiento de valorización del valor va en contra y se enfrenta a los principios básicos que sostuvieron a la modernidad capitalista: justicia, democracia, libertad, estado de derecho. Estos valores que fueron la base de la construcción institucional de la modernidad capitalista son valores insostenibles hoy por la misma dinámica del capitalismo depredador. Las mutaciones del capitalismo lo han vuelto “improductivo” en un doble sentido: cada vez depende menos de la producción y

5 Rita Canto, “El deseo, un semblante de lo político”, en Prefiguraciones de lo político, comp. Margara Millán (Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2018), en prensa. 6 Sobre esta clave de configuración de la modernidad capitalista se pueden revisar varios registros: la crítica al valor, sobre todo los trabajos de Roswitha Scholz acerca de la disociación del valor y la disociación sexual; los trabajos de Silvia Federici sobre las mujeres y lo femenino en el proceso de acumulación originaria; y, desde la antropología, los trabajos de Françoise Heritièr sobre los masculino y lo femenino en el orden simbólico occidental. Ver Roswitha Scholz, “A teoria da dissociação sexual e a teoria crítica de Adorno”, 2004, consultado en julio de 2018, disponible en http://obeco.planetaclix.pt/roswitha-scholz9.htm, Silvia Federici, Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria (Buenos Aires: Editorial Tinta Limón, 2010), y Françoise Heritièr, Masculino/ Femenino (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2007). 7 Sobre la violencia estructural de género en la modernidad capitalista y sus formas revisar el trabajo de Rita Segato, Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres (Buenos Aires y México: Editorial Tinta Limón / Pez en el árbol, 2013) y Las estructuras elementales de la violencia (Buenos Aires: Editorial Prometeo, 2010).

134 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 131-156 Márgara Millán más de las ganancias de la llamada financiarización de la economía y de los negocios ilegales; cada vez puede ofrecer menos soluciones positivas a su propia reproducción: no puede ampliar el empleo, ni mantener una tasa de crecimiento que se refleje en el nivel de vida de las mayorías. Para seguir aumentando la acumulación de las ganancias, el capital ha recurrido al negocio ilegal, a la corrupción, y ha necesitado cada vez más de un estado totalitario, garante de las corporaciones y en contra de la ciudadanía que le ha dado el poder8; cuando esto ha peligrado en un ápice, los regímenes se vuelcan hacia los golpes de estado “blandos”9 que han impuesto un estado de excepción notoriamente en América Latina, como resultado de los llamados gobiernos progresistas. Saskia Sassen10 documentando tanto hacia la crisis ecológica como la nueva esclavitud de las modernas prisiones, sobre todo en Estados Unidos, habla de “estructuras depredadoras” que son formaciones a través de las cuáles el capitalismo se expande, generando aridez y muerte humana y de la naturaleza a su paso, promovidas por una intencionalidad de ganancia rápida y sin escrúpulos11; las poblaciones somos para esta maquinaria algo renovable, desperdiciable. Quizás justamente por la crudeza del modo de operar del capital hoy tenemos mayor consciencia de la imposibilidad de seguir viviendo como su modelo nos ofrece. La crisis civilizatoria no sólo es una crisis de sentido, sino de los límites de la vida misma a los que estamos llegando. La crisis ecológica silenciosa que día a día extermina vidas, depreda regiones, y que es producto directo del modelo de producción en su diario devenir, es obliterada sólo por el ánimo guerrerista que domina ya nuestra época.

8 El resultado del Tribunal Permanente de los Pueblos realizado al estado mexicano en el año 2014 habla de “desvió de poder”, en tanto el poder del estado es un poder que debe usar para proteger a sus ciudadanos; se reconoce un desvío de poder cuando por acción directa y omisión, el estado deja de proteger a la ciudadanía que le ha dado el poder que tiene para gobernar. Ver “Libre Comercio, Violencia, Impunidad y Derechos de los Pueblos en México (2011-2014)”. Audiencia final. Ciudad de México, 12-15 de noviembre de 2014. Sentencia. 9 Es el caso del retorno al poder de las facciones más racistas e intolerantes en Brasil y en Argentina. Pero este límite en la transformación por la vía institucional también se vivió en Grecia en el 2015, con el golpe de estado de los bancos que impidieron la transición pacífica que Siryza proponía en su negociación de la deuda y en el plan económico con objetivos sociales. 10 Saskia Sassen, Expulsiones. Brutalidad y complejidad en la economía global (Buenos Aires-Madrid: Katz Editores, 2015). 11 Es en este sentido también en que la economista Loretta Napoleoni ha caracterizado como “economía canalla” a esta fase del capitalismo global, donde ocurre un avasallamiento total de la dimensión de la política por la racionalidad económica. El término “economía canalla” da cuenta del control absoluto de la economía sobre la política a nivel global tras la incorporación del bloque exsocialista al Mercado: tráfico de mujeres, de órganos, piratería, lavado de dinero, industria de estupefacientes y psicotrópicos, tráfico de niños, industria de la extorsión, todo lo offshore, comercio snuff, turismo sexual, y más, acompañado de nuevas formas de esclavitud en la producción de todo lo que consumimos. Ver Loretta Napoleoni, Economía canalla. La nueva realidad del capitalismo (Madrid: Editorial Planeta, 2008).

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 131-156 135 La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

Por otro lado, las subjetividades que se han ido creando en los tiempos del neoliberalismo, son subjetividades precarizadas, volcadas hacia el consumo de valores de uso degradados y monstruosos. Esto ocurre en todas las clases sociales, como “modo de vida” basado en el individualismo, el presentismo, y el consumismo y con un modelo exacerbado de género donde la hipermasculinidad violenta domina12. Con todo el aparato mediático dirigido a no problematizar este estado de cosas, sino al contrario, a entronizar la imagen del yo como subsidiario del consumo. Todo ello enrarecido y magnificado en amplios territorios donde los negocios globales implican una guerra de despojo, extermino y mayor precarización de las poblaciones, con su subsecuente desplazamiento. Es en este tiempo histórico donde la bifurcación hacia la barbarie ya está presente: en México se habla de más de treinta mil desaparecidos en un aguerra que no tiene nombre porque no se reconoce. Pero al mismo tiempo, la crudeza y profundidad de la crisis ha producido una consciencia anticapitalista sin precedente. Hace apenas una veintena de años, nombrar al capitalismo era tildado de ideología13. Terminábamos el siglo XX celebrando el fin de la historia y de las ideologías con la caída del “socialismo realmente existente”. Sin embargo, la década de los noventas marca un retorno de la crítica. Una crítica que se compone de un léxico distinto al anterior. Los movimientos antisistémicos, una revuelta de los tiempos lentos y de las prácticas cotidianas se conjugan con revueltas sin precedentes que muestran el rechazo al estado vigente de cosas, aunque muchas veces no tengan una clara orientación política. Es dentro de este contexto de crisis civilizatoria, de pérdida de sentido, de reorientación básica de la forma de la reproducción social donde los feminismos y los movimientos de mujeres adquieren una singular importancia por su radicalidad. Es en ese contexto, en esa guerra en curso, que el feminismo tiene una responsabilidad y una presencia cada vez mayores.

El sujeto del feminismo y su eclosión

La emergencia del feminismo afroamericano, chicano, indígena, descolonial, trans, todo lo cual arroja también la categoría de “feminismo blanco”, es un síntoma indicativo de la pluralidad, ambigüedad y contradictoriedad del sujeto

12 Ver el trabajo de Sayak Valencia, Capitalismo gore (Madrid: Editorial Melusina, 2010). La autora usa la palabra “endriago” para referirse a identidades monstruosas, mitad humanas y mitad fieras, para hacer referencia a los géneros hipermasculinizados y sobre cosificados que son puestos a andar en el dispositivo de la distopía social de la cultura del narco, por ejemplo en México. 13 Hoy, la economía misma, la gran ciencia del capitalismo, tiene a dos premios nobel indicando la insostenibilidad del modelo –Joseph Stiglitz y Paul Krugman–, y a autores como Thomas Piketty indicando que dentro del sistema no hay solución posible.

136 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 131-156 Márgara Millán del feminismo. Un primer registro de estos feminismos es sin duda la visibilización de la cadena de subordinaciones expresada justamente a través del concepto de “interseccionalidad”, que deja ver cadenas de opresiones, de sujeciones y privilegios entre las mujeres por su condición de clase, raza, etnia, religión, edad, preferencia u orientación sexual. Los “feminismos emergentes” o los “nombres del feminismo” indican más una cartografía que una genealogía. No son “olas” que se desenvuelven unas de otras, o caracterizaciones de adscripción política, aunque estas funcionen (feminismo liberal, socialista, radical); las emergencias de los feminismos nos indican la pluralidad y diversidad del sujeto que se enuncia, muchas veces sin siquiera nombrarse feminista. Se trata de cartografiar la agencia, la acción, la reacción frente al estado de cosas vigente, que mujeres de muy diferentes lugares desarrollan. La eclosión del sujeto del feminismo que refiere a su multiplicidad, también indica que, en toda relación social, económica, política, el feminismo puede hablar, porque hay un componente del ordenamiento de género en y para cada uno de estos vectores. Más allá de la visibilización y desnaturalización de la estructura de poder y dominio que configuran al género (relación entre hombres y mujeres / relación entre lo masculino y femenino), la intencionalidad crítica del feminismo se encuentra abierta a la pluralidad interpretativa que se desprende de lo que algunas hemos llamado su proceso descolonizante: se trata del proceso de “transcrítica”, de la crítica que una cultura ejerce sobre otra en un proceso de comunicación o traducción14. Desde mi punto de vista, el primer acto colonizador es el que el valor hace sobre el valor de uso, el que las relaciones abstractas y homogenizadoras que impone a la vida en general el valor valorizándose, está ahí para ser deconstruido desde las culturas materiales concretas de la diversidad humana. Y, agregaríamos ahora, con una intencionalidad crítica feminista. Salir del discurso de la modernidad capitalista es ir más allá de los ideales igualitarios y de derechos que el feminismo ha planteado, y que no dejan de ser válidos para visibilizar la desvalorización social de lo femenino. Sin embargo, sigue resultando descriptivo o fenomenológico si no apuntamos hacia la esencia de la forma de la reproducción social moderna capitalista. Por ello, más allá de que el trabajo doméstico y del cuidado de la reproducción de la vida, que continúan

14 Tomo el concepto transcrítica de la lectura que propone Luis Tapia del trabajo del filósofo japonés Kojin Karatani. Tapia propone la trascrítica como procesos de conocimiento de otras matrices culturales donde se propicia un proceso que permite generar un mundo en común, sin que una cultura domine sobre la otra. Él lo dirige a una normativa de derechos que permitan un núcleo común de vida política; Karatani a su vez usa el concepto como una crítica interteórica que él establece entre Kant y Marx. Me parece que el procedimiento es fértil para pensar procesos de descolonización culturales hechos a partir del conocimiento y la interpelación de unas culturas a otras. Podemos pensar que los feminismos emergentes o adjetivados son esas culturas que al conocerse y dialogar se transforman entre sí. Ver Luis Tapia, La invención del núcleo común (La Paz: Muela del Diablo editores, 2006) y Kojin Karatani, Transcritique. On Kant and Marx (Londres: MIT Press, 2005)

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 131-156 137 La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista siendo una responsabilidad de las mujeres, sea un trabajo no pagado, lo que importa señalar es cómo esa disociación del valor (abstracto/concreto) que fundamenta la reproducción social también necesita o se vehicula con la disociación de lo femenino en lo general. Esto ha sido desarrollado sobre todo por Roswitha Scholz, para quien la crítica a la forma valor conlleva a la crítica de la disociación-valor:

La disociación de lo femenino en general resulta ser una precondición para que el mundo de la vida, lo científicamente intangible, lo contingente, sean despreciados y permanezcan en la oscuridad en los dominios de la connotación masculina de la ciencia, la economía y la política en la modernidad…15

Desde otro registro la historiadora feminista Joan W. Scott plantea dos ideas esenciales para comprender la imbricación del ordenamiento de género y la forma social. Se trata del hecho de que la diferencia de género es una de las primeras significaciones de poder en términos de la cultura humana, es decir, es una forma arcaica donde la diferencia se despliega en relaciones de poder masculino-femenino; y en segundo lugar, la idea de que el género es siempre de naturaleza recíproca a la sociedad16. En tanto significante de relaciones de poder, la disociación sexual (el hecho de la desvalorización de uno de sus polos) da pie a una serie de nuevas disociaciones valorativas, como la que corresponde a la clase y a la raza, siendo un modelo donde la diferencia se traduce y expresa como discriminación y subordinación. Y en tanto su ser de naturaleza recíproca a la sociedad significa que en sociedades complejas y multisocietales como la sociedad moderna, distintos ordenamientos y despliegues relacionales de género y del género con la naturaleza adquieren presencia y son simultáneos.17 Lo femenino se encuentra multisituado, articulado a varios vectores

15 Roswitha Scholz, (A teoria da dissociação sexual e a teoria crítica de Adorno), consultado en http://obeco.planetaclix.pt/roswitha-scholz9.htm. Traducción mía del texto en portugués que dice: “A dissociação do feminino em general torna-se uma pré-condição para que o mundo da vida, o cientificamente inapreensível, o contingente sejam desprezados e permaneçam na obscuridade nos domínios de conotação masculina da ciência, da economia e da política na modernidade.”. Presentación en el Seminario sobre la obra de Roberto Schwarz en la Universidad de São Paulo en Agosto de 2004. 16 Joan W. Scott, “El género, una categoría útil para el análisis histórico” en El género: la construcción cultural de la diferencia sexual, comp Marta Lamas (Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México, Programa Universitario de Estudios de Género, 1996). 17 Es decir, el significado del género en la modernidad capitalista contemporánea no es unívoco ni homogéneo, ya que la misma modernidad capitalista no totaliza y domina la multitud societal contemporánea, por ejemplo, el género en las comunidades y pueblos indígenas en América Latina, en las culturas de África o Asia pueden ser no sólo dispares sino contrarias al género como se articula en el capitalismo tardío en las grandes ciudades. El género se corresponde a las cosmovisiones que lo sostienen. Utilizo el concepto de multisocietal como lo señala el boliviano Luis Tapia en su lectura de René Zavaleta, planteando que las sociedades latinoamericanas son sociedades donde conviven distintas formas civilizatorias

138 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 131-156 Márgara Millán de poder y opresión como bien muestra el análisis interseccional, pero en tanto precondición de la forma social determinada por el valor, lo femenino interpela de manera radical al propio proceso de reproducción social. Esta crítica se despliega desde lugares distantes pero confluyentes, desde los cuáles los feminismos descolonizan el mundo de la cultura material y simbólica del capital, y su contenido patriarcal o masculino. El ecofeminismo, los feminismos comunitarios, la crítica feminista desde la construcción de lo común, el feminismo marxista, el feminismo zapatista, la defensa del territorio hecha por las mujeres frente al despojo, son algunas de las trayectorias de la “eclosión” del sujeto del feminismo. El feminismo se encuentra entonces en un campo de batalla, donde para hablar de sí, es decir, del lugar de las mujeres y su potencial para “hacer mundo”, debe hablar del todo social, que nos contiene y configura. Y lo hace desde múltiples lugares. El reto que los feminismos contemporáneos enfrentan hoy día para conseguir tejerse, articularse políticamente, desde la perspectiva expuesta hasta acá, es el de “hablar la lengua de la otra”, sin renunciar a la voz propia. Comprender el sentido de las emancipaciones en contextos situados y contradictorios. Comprender las tensiones y las diferencias dentro de un feminismo que se disemina en la lucha por mantenernos vivas al tiempo que dar otro sentido al mundo. Pongamos un ejemplo de lo que esto significa: el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo es ya parte del léxico feminista, pero es hablado de múltiples formas según el contexto cultural en que esto se produce. No hay en ese sentido una agenda feminista universal que se imponga a todas las mujeres. Hay agencia feminista situada18. La diseminación del feminismo implica que las mujeres en muy distintas situaciones discuten con el poder –del varón, del estado, del capital, de la norma. El re/conocimiento de la otra se va convirtiendo así en una ontología feminista, que descoloniza la mirada imperial y la mirada subimperialista, haciendo posible la interpelación cultural, la traducción de mundos inconmensurables, la dialéctica distópica19 y la transcrítica. Es así como el poder de las mujeres para deconstruir los dispositivos de la modernidad capitalista aparece de múltiples maneras en diversos “casos” o acontecimientos, movilizaciones o pronunciamientos, luchas

refiriendose a la presencia y actualización indígena. Ver Luis Tapia, La condición multisocietal. Multiculturalidad, pluralismo, modernidad. (La Paz: Muela del Diablo editores, 2002). 18 Ver Chandra Talpade Mohanty, “Bajo los ojos de Occidente.: academia feminista y discursos coloniales” y Saba Mahmood, “Teoría feminista y el agente dócil: algunas reflexiones sobre el renacimiento islámico en Egipto”, ambos en Liliana Suárez Navaz y Rosalva Aída Hernández comps., Descolonizando el feminismo. Teorías y prácticas desde los márgenes (Valencia: Ediciones Cátedra, 2008). 19 Raimon Panikar, Mito, fe y hermenéutica (Barcelona: Editorial Herder, 2007) y Boaventura de Sousa Santos, “Universalismo, contextualización cultural y cosmopolitismo”, en ed. Héctor Silveira Gorski, Identidades comunitarias y democracia (Madrid: Editorial Trotta, 2000).

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 131-156 139 La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista legales o luchas dentro de prefiguraciones autónomas y de las cuáles daré cuenta a continuación.

Los feminismos emancipatorios de las mujeres en lucha

Los materiales que citaré a continuación conforman distintos posicionamientos de mujeres que luchan contra distintos interlocutores en varios países. Considero que es importante recolectar su palabra, sus declaraciones y manifiestos porque son parte de la actual teoría feminista. Muestran otra forma de teorizar de mujeres indígenas, rurales, urbanas, jóvenes y mayores, fundada en la potencia de la palabra, en la fuerza de la oralidad. Los casos que proponemos son ejemplares en el sentido de mostrar la complejidad de la lucha feminista contemporánea, su carácter procesual y relacional, su manera de abordar la totalidad desde las parcialidades de sus propias alocuciones. A través de estos testimonios / documentos que son palabras en el centro del torbellino de la resistencia y la lucha se va formando un nuevo archivo feminista, un archivo que caracteriza al estado, la violencia, el orden heteronormativo, el capitalismo patriarcal, la codificación del mundo contemporáneo. Es vital conservar estos documentos porque son parte de las subjetividades que al resistir prefiguran otra forma de convivencia. En ellos se establece la experiencia en tanto crítica multisituada. También se establece agenda, guía de lucha, formas de articulación y propuestas para el encuentro. Se regresa el carácter vivo y fluido del pensar y hacer desde la lucha. Son, en ese sentido, mucho más potentes que cualquier teoría.

Hoy nos chingamos al estado

Tras haber sido falsamente acusadas de privar de la libertad a seis elementos de la entonces Agencia Federal de Investigación (AFI) y haber pasado tres años presas por el Estado mexicano con base en pruebas falsificadas, el 21 de febrero del 2017 la Procuraduría General de la República (PGR), dio una disculpa pública a tres mujeres Hñahñus: Jacinta Francisco Marcial, Alberta Alcántara y Teresa Hernández Cornelio. Era la culminación de once años de lucha para que el Estado reconociera la arbitrariedad e ilegalidad con la que sus aparatos de investigación policial y jurídicos habían actuado en este caso, uno más de tantos, donde se culpa y encarcela, como lo dijeron estas mujeres, a los pobres en recursos y en conocimientos legales. Esta es la segunda ocasión que el Estado mexicano es obligado pedir una disculpa pública y reparar el daño del cuál es responsable.20 Las mujeres hablaron

20 El primer caso fue el de Inés Fernández Ortega, indígena me’phaa, violada por tres militares frente a sus hijos en la Costa Grande del Estado de Guerrero, México. Ella interpuso demanda ante el Ministerio Público el 24 de marzo de 2002, sin resultado alguno más que el maltrato y

140 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 131-156 Márgara Millán fuerte, haciendo del acto un emblemático reclamo por el racismo del Estado y sus aparatos manifiesto en la negligencia y omisión en su proceso. Estas mujeres se transformaron en la lucha a la que su decisión de demandar al estado las condujo. “La detención injusta nos cambió la vida y también la de nuestras familias… Hoy quisiera darle un mensaje a mujeres víctimas como nosotras: que luchen, que no se queden calladas hasta que las autoridades las escuchen y la sociedad sepa la verdad. Sí se puede. A veces es por miedo que nos quedamos calladas” manifestó en su alocución Teresa González Cornelio21. Alberta Alcántara terminó su intervención diciendo:

Después de salir de la cárcel no fue fácil volver a la sociedad; algunos no te comprenden. No se queden callados. Hablen, busquen apoyo de las organizaciones, siempre hay alguien que nos puede ayudar, siempre hay una pequeña luz en el camino.

Señor procurador: espero no sea la primera disculpa pública. Hay muchas víctimas como nosotras. Espero que sus colaboradores trabajen bien. Con la disculpa no me devuelven el tiempo perdido22.

Por su parte, Jacinta Francisco Marcial dijo:

Yo digo que seamos escuchadas y que se respete nuestro derecho como indígenas, nada más. Que nos hablen y que nos digan: ‘‘Tenemos mucho apoyo para los pueblos indígenas”. A mí, aunque no me den apoyo, aunque no me den un peso, con tal de que se haga justicia con todo lo que hay en este momento, porque ahorita yo ya la viví y me duele mucho escuchar a otros y verlo en otras personas (…)23.

la burla; acompañada por la Organización Indígena de Pueblos Tlapanecos (OPIT) y el Centro de Derechos Humanos de la Montaña “Tlachinollan” (CDHT), y por la Organización de los Pueblos Indígenas Me´phaas (OPIM), presentó denuncia en junio de 2004 ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, (CIDH) y ganó. Este caso que referimos acá fue acompañado por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, PRODH. 21 “La detención injusta cambió mi vida y también la de nuestras familias”, Periódico La Jornada, miércoles 22 de febrero de 2017, p. 5, consultado en abril del 2017, disponible en http://www. jornada.unam.mx/2017/02/22/politica/005n2pol. 22 “La disculpa no devuelve el tiempo perdido” Periódico La Jornada, miércoles 22 de febrero de 2017, p. 4, consultado el 04 de abril del 2017, http://www.jornada.unam.mx/2017/02/22/ politica/004n2pol 23 “Que ya termine la injusticia”, Periódico La Jornada, Miércoles 22 de febrero de 2017, p. 4, consultado el 04 de abril del 2017, http://www.jornada.unam.mx/2017/02/22/politica/004n1pol.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 131-156 141 La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

Fue la poderosa intervención de Estela Hernández, hija de Doña Jacinta, la que resume cuál es la politicidad creciente dentro de las mujeres indígenas en México y cómo develan la colonialidad del poder. Su palabra resuena aún. Transcribo in extenso:

Es lamentable, vergonzoso e increíble que a seis meses de cumplirse 11 años del caso 482006, hoy por fin la Procuraduría General de la República (PGR) reconoce de manera forzada, no por voluntad, que el caso citado fue un error. La disculpa es por funcionarios mediocres, ineptos, que fabricaron el delito de secuestro e inventaron que Jacinta era delincuente (…) la investigaron los mismos policías demandantes, la encarcelaron con mentiras, sin decirle que tenía derecho a un abogado de oficio y a un traductor (…). El caso 482006 es un simple ejemplo de tantas de las muchas arbitrariedades ilegales que cometen las autoridades que tienen título, nombramiento, reconocimiento oficial en este nuestro país que es México (…). Este largo proceso de desgaste económico, emocional, físico y psicológico, dejó una gran experiencia de la realidad. Hoy se sabe que en la cárcel no necesariamente están los delincuentes, están los pobres que no tienen dinero, los indefensos de conocimiento, los que los poderosos someten a su voluntad. Los delincuentes de mayor poder, de cuello blanco, no pisan la cárcel. No conocimos en Querétaro a ningún rico que estuviera en la cárcel (…) Preguntarán si es suficiente la disculpa pública y la aclaración de inocencia de Jacinta, pero jamás lo será. No basta la reparación de daños para superar el dolor, la tristeza, la preocupación y las lágrimas ocasionadas. ¿Quién va a devolver la vida de mi hermano José Luis, que no pudo estar tres años con su mamá y que hoy, a seis días de cumplir siete años que falleció, seguimos recordando que sólo estuvo 5 meses con su mamá? A los que sólo piensan en el dinero de reparación de daños, no se preocupen, no nacimos con él ni moriremos con él. Nuestra riqueza no se basa en el dinero, pueden estar tranquilos. Lo destinaremos y lo haremos llegar a donde tiene que llegar en su momento justo (…) En este sentido, nuestra existencia hoy tiene que ver nuestra solidaridad con los 43 estudiantes normalistas que nos faltan, con los miles de muertos, desaparecidos y perseguidos, con nuestros presos políticos, con mis compañeros maestros caídos, con mis compañeros cazados por defender lo que por derecho nos corresponde. Pido por ellos, porque por buscar mejores condiciones de vida y trabajo, es el plato que recibimos (…) A las víctimas actuales, a mis hermanos luchadores sociales, a los maestros que estamos en pie de lucha, a los caídos, los desaparecidos, encarcelados, exiliados, perseguidos, aterrorizados que defienden, luchan a favor de los derechos humanos, quiero decirles que después de vivir este

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terrorismo de Estado, asumimos el dolor y vencimos el miedo para que la victoria fuera nuestra. Hoy, como dijo una compañera (…) Hoy nos chingamos al Estado. La ignorancia, el miedo no puede estar encima de nadie. (…) Hoy la historia la podemos escribir gracias a las personas que nos atrevemos a levantar la voz, los que nos atrevimos a hacer uso de la palabra, los que todavía tenemos principios humanos. Estamos orgullosos de que esta historia, aun cuando en los tiempos actuales está de moda enaltecer la corrupción, la estupidez y la ignorancia, no se las dejamos (…) Hoy queda demostrado que ser pobre, mujer e indígena, no es motivo de vergüenza. Vergüenza hoy es de quien supuestamente debería garantizar nuestros derechos como etnia, como indígenas y como hermanos (…) Este caso nos cambió la forma de ver la vida. Hoy sabemos que no es necesario cometer un delito para ser desaparecido, perseguido o estar en la cárcel. Por los que seguimos en pie de lucha por la justicia, la libertad, la democracia y la soberanía de México, para nuestra patria, por la vida, para la humanidad, quedamos de ustedes, por siempre y para siempre, la familia Jacinta, hasta que la dignidad se haga costumbre. Gracias24.

La teorización de Esthela Hernández sobre lo aprendido en el caso de su madre apunta hacia una caracterización del papel del estado y sus personeros dejando ver su mezquindad e ignorancia, su ceguera y sumisión al dinero. La frase “hoy nos chingamos al estado” muestra con claridad la nueva certidumbre del poder que hoy saben que tienen las mujeres pobres e indígenas, un poder que no dejarán de ejercer hasta que la dignidad se haga costumbre.

Para que nada siga como está: tomar las calles, llenar las plazas, reinventar los discursos

#Ni una menos y #Nos queremos vivas son llamados hermanos, en Argentina el primero, España y muchos otros países después. A partir del 2015, estamos presenciando el #Ya basta! de las mujeres del mundo. Indignación ante el asesinato de mujeres, la violación y escarnio del cuál somos víctimas, y sobre todo, de la impunidad que circunda esta guerra soterrada. El 3 de junio del 2015 abre un parteaguas por el

24 El texto íntegro de se puede encontrar en el sitio web Desinformémonos, consultado en abril del 2017, disponible en https://desinformemonos.org/hoy-nos-chingamos-al-estado-dicen- indigenas-agraviadas-ante-la-solicitud-de-perdon-de-la-pgr/. También pueden consultarse los siguientes videos: https://www.youtube.com/watch?v=qsZaGf9L2oA, https://www. youtube.com/watch?v=rNb8PKHcCJE.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 131-156 143 La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

éxito de la movilización en muchas ciudades en la Argentina, y la diseminación que a partir de ahí vivimos. En México, el 24 de abril del 2016, #24A, se producen manifestaciones en más de 40 ciudades; mujeres jóvenes, de mediana edad y adultas mayores, acompañadas de miles de hombres protestaban y dejaban ver su rabia y hartazgo. Parte de su manifiesto declara:

Hoy, 24 de abril de 2016, nosotras, mujeres feministas, mujeres sin partido, mujeres de todas las diversidades, estamos aquí frente a la historia reciente de México para gritar, exigir, denunciar que estamos hartas de todos los tipos de violencia machista a los que sobrevivimos día a día, desde la más directa hasta la que proviene de las partes más obscuras de este sistema económico, político y cultural heteropatriarcal capitalista; de este Estado fallido e indolentemente feminicida, que nos reconoce como sujetas fiscales, como mano de obra, como capital intelectual y manual para acrecentar su riqueza, pero nos desconoce como personas, que nos quita la identidad en todos los sentidos, condenándonos a una fosa común en la historia.

Hoy mujeres obreras, campesinas, indígenas, mestizas, estudiantas, militantes, maestras, activistas, trabajadoras sexuales y trabajadoras del hogar, artistas, cocineras, lesbianas, bisexuales, heterosexuales, mujeres trans, disidentas sexogenéricas, mujeres de todas las corporalidades, mujeres con discapacidades, mujeres de todas las clases, profesionistas, analfabetas, encarceladas, guerrilleras, presas políticas, parteras, chamanas, mujeres en situación de calle…, tenemos un propósito común: manifestar nuestro absoluto hartazgo, nuestra rabia acumulada en contra de la violencia estructural, cultural e institucional que crecientemente provoca cifras alarmantes de feminicidios, el extremo más grave de estas violencias, que convierte las desapariciones forzadas y asesinatos de mujeres en manifestaciones brutales de odio y amarillismo.

Hoy nos manifestamos multitudinariamente para visibilizar estas violencias machistas, pero no queremos dejar esta movilización como un mero acto de rechazo y condena, sino que es nuestra vía para DENUNCIAR Y EXIGIR.

En esta movilización contra las violencias machistas, buscamos que la denuncia y la exigencia se conviertan en un inmenso, hondo y duradero grito colectivo que haga temblar las instituciones gubernamentales y privadas, económicas, culturales, de medios de comunicación. Un grito que fracture las columnas sobre las que descansa el heteropatriarcado capitalista que nos domina, oprime, explota y violenta.

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Lo que en este pronunciamiento exigimos no debe ni puede quedarse en el archivo de lo postergable, de lo que pueda olvidarse. Cada exigencia a la que aquí llamamos es también una vía de solución que ya incorporamos en nuestras luchas y propósitos”25.

Recuperar el 8 de marzo

El llamado a #Nosotras Paramos le da un nuevo y beligerante contenido al 8 de marzo. Inicia en el 2017, para el 2018 su convocatoria es internacional y las respuestas son al menos en 54 países del mundo26.

“Entonces, el 8 de marzo haremos huelga por el encarcelamiento masivo, la violencia policial y los controles fronterizos, contra la supremacía blanca y las guerras imperialistas estadounidenses, contra la pobreza y la violencia estructural en nuestras escuelas y hospitales, que envenena nuestras aguas y alimentos y nos niega una justicia reproductiva.

Y vamos a parar por los derechos laborales, la igualdad de derechos para todxs lxs migrantes, por un salario digno y equitativo, porque la violencia sexual en el lugar de trabajo puede agravarse cuando no tenemos una protección colectiva.

El 8 de marzo de 2018 será un día de feminismo para el 99%: un día de movilización de las mujeres negras y morenas, de las cis y bi, de las lesbianas y las mujeres trans, de las pobres y las de bajos salarios, de las que hacen trabajos de cuidado no remunerados, de las trabajadoras sexuales y de las migrantes.” 27

25 “Pronunciamiento de la Movilización #24A #VivasNosQueremos EDOMEX-CDMX”, en sitio web Centro de Medios Libres, consultado en septiembre de 2018, disponible en https:// www.centrodemedioslibres.org/2016/04/27/pronunciamiento-de-la-movilizacion-24a- vivasnosqueremos-edomex-cdmx/. Cursivas mías. 26 Mariel Martínez, “Paro internacional de mujeres: que nada siga como está”, sitio web Notas Periodismo Popular, consultado en septiembre de 2018, disponible en sitio web: https:// notasperiodismopopular.com.ar/2017/03/07/paro-internacional-mujeres-nada-siga-como- esta/. 27 Parte del manifiesto firmado por Linda Alcoff, Cinzia Arruzza, Tithi Bhattacharya, Rosa Clemente, Angela Davis, Zillah Eisenstein, Liza Featherstone, Nancy Fraser, Barbara Smith y Keeanga-Yamahtta Taylor, “Un feminismo para el 99%: por eso las mujeres haremos huelga este año”, en CTXT Revista Contexto, 31 de enero de 2018. Consultado en septiembre de 2018, disponible en https://ctxt.es/es/20180124/Politica/17499/angela-davis-nancy-fraser- linda-alcoff-cinzia-arruzza-Tithi-Bhattacharya-Rosa-Clemente-Zillah-Eisenstein-Liza-

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 131-156 145 La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

Estas movilizaciones tienen en común formarse en “nodos”, a través de grupos y colectivas que se van vinculando en red, construyendo un llamado, una declaratoria, que hace sentido a muchas más que ellas mismas, y finalmente llenando la calle de protesta. La convocatoria transita por varios estratos sociales y generacionales. Vincula distintas luchas, por ejemplo, en Latinoamérica las madres de las desparecidas. Impresiona la fuerza, belicosidad, de estas mujeres aguerridas, que se forman en defensa personal, y transitan por un feminismo hetero/homo/trans, así como comparten con las feministas “históricas” y con las académicas, espacios de interlocución. Se trata de un nuevo movimiento de mujeres, translocal, transnacional, popular y callejero, afincado en una pluralidad de comunidades diversas basadas en la afinidad que a su vez están en red con otros tantos movimientos sociales: por la defensa de los territorios, contra la desaparición, Black Lives Matter, contra el neoliberalismo, por la despenalización del aborto, contra la precarización de la vida, y por la vida. Un feminismo desbordado que contagia el gesto insumiso al tiempo que acuerpa las demandas de un cambio de época. Sin dejar las demandas “sectoriales” centrales que han definido a la lucha feminista en los últimos 30 años, su posicionamiento se abre a la crítica del sistema global, usando un nuevo lenguaje28. Producto de una mayor politización de la sociedad, este feminismo callejero contribuye a profundizar esa misma politización de la vida cotidiana, y en las movilizaciones autoconvocadas lo que sucede es el ejercicio de producción discursiva que impacta al sentido común. ¿Se trata de un movimiento de masas, como sugieren algunas de las participantes?29 Precarización de la vida, contra los proyectos neoliberales, son enunciados que no pueden ya separarse de la lucha contra la violencia hacia las mujeres. Una alianza multiidentitaria da mayor contenido a un feminismo que ya no puede definirse a través de una agenda estrecha. Se trata del feminismo lanzado al proyecto societal totalizante, desde la experiencia y los deseos de las mujeres. Dicen en el Manifiesto del #8M 2018:

Featherstone-Barbara-Smith-Keeanga-Yamahtta-Taylor-feminismo-strike-huelga-8-de- marzo-lucha-machismo-metoo-timesup.htm. 28 Consultar el sitio español Hacia la huelga feminista, consultado en septiembre de 2018, disponible en http://hacialahuelgafeminista.org/?page_id=10. 29 En el sitio argentino Notas Periodismo Popular de febrero 22, 2017, Julia de Tito escribe: “Florencia Alcaraz, del colectivo Ni Una Menos, asegura con contundencia que ‘estamos asistiendo a una cuarta ola dentro del feminismo’. ‘Uno del 99%’, agrega, en referencia a un artículo escrito por Nancy Fraser, Angela Davis y otras académicas y activistas estadounidenses. Manuela Castañeira, de Las Rojas, prefiere hablar de un ‘nuevo momento del movimiento de mujeres’, incluyendo también a aquellas que participan de acciones y debates pero no se reivindican feministas”. Julia del Tito, “¿Una nueva ola de feminismo?”, consultado en septiembre de 2018, disponible en https://notasperiodismopopular.com. ar/2017/02/22/nueva-ola-feminismo/.

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El nuestro es un grito global, transfronterizo y transcultural. Somos un movimiento internacional diverso que planta cara al orden patriarcal, racista, capitalista y depredador con el medio ambiente, y que propone otras vidas y otro mundo radicalmente distinto. Formamos parte de las luchas contra las violencias machistas, por el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y nuestra vida, por la justicia social, la vivienda, la salud, la educación, la soberanía alimentaria, y la laicidad, contra el extractivismo y los tratados de libre comercio, la explotación y muchas otras luchas colectivas. Unidas por otra forma de entender y organizar la vida, la economía y las relaciones. Porque somos antimilitaristas y estamos contra las guerras, y las fronteras, contra los Estados autoritarios y represores que imponen leyes mordaza y criminalizan la protesta y la resistencia feminista. Unidas a las mujeres que defienden los derechos humanos y la tierra, arriesgando sus vidas.

Formamos parte de un proceso de transformación radical de la sociedad, de la cultura, de la economía, de las relaciones. Queremos ocupar el espacio público, reapropiarnos de la decisión sobre nuestro cuerpo y nuestra vida, reafirmar la fuerza política de las mujeres, lesbianas y trans y preservar el planeta en el que vivimos. Y por eso el 8M pararemos nuestro consumo, el trabajo doméstico y los cuidados, el trabajo remunerado y nuestros estudios, para demostrar que sin nosotras no se produce, y sin nosotras no se reproduce”30.

Los movimientos de mujeres que se han autoconvocado protestan desde el núcleo del feminismo histórico hacia un feminismo transfronterizo en el sentido literal y metafórico. No dejar nada fuera, ir construyendo a manera de un gran tejido, que fluya de forma horizontal, que aprenda de la lengua de “la otra”, que movilice el sentido en sus tres órdenes: el sentir, el significado y la dirección. El sentido general de la vida en común. Es en estos gestos del feminismo contemporáneo donde podemos encontrar inspiración y prefiguración de un “otro mundo posible”. La fuerza discursiva que encontramos en estos últimos manifiestos dejan ver las marcas de distintas experiencias, sin duda se reconoce el zapatismo y su impacto en la reconfiguración de la crítica, y todo lo que las luchas feministas ya llevan en su propio proceso de deconstrucción: transcultural, transclasista, y muy importantemente, callejero; y por callejero entiendo el que la teoría recorra la calle, se anude en las pintas y grafitis, se posicione en la palabra de todas.

No necesitamos permiso para ser libres

30 “Manifiesto 8M”, en sitio web La huelga feminista, consultado en septiembre de2018, disponible en http://hacialahuelgafeminista.org/?page_id=10.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 131-156 147 La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

El movimiento insurgente zapatista es, sin duda, un referente en el fin de siglo que marca el derrotero de la comprensión y la práctica de la lucha anticapitalista, desde las nociones del Ya Basta!, de la dignidad, de la fuerza de los más pequeño, y dentro de ellos, de las mujeres. El primer encuentro internacional político, deportivo, artístico y cultural de mujeres que luchan, convocado por el EZLN del 8 al 11 de marzo del 2018, continúa con mucha más fuerza lo que me parece ha sido una la política cultural que en torno al género que ha mantenido este movimiento desde su inicio en el año 1994. La convocatoria llega sin duda en un tiempo distinto. Si bien el zapatismo siempre ha tenido redes y vínculos internacionales, esta vez la convocatoria con exclusividad para y hacia las mujeres fue muy bienvenida. Se mostró la organización de cientos de mujeres zapatistas, de cinco distintas etnias e idiomas, abriendo el espacio del encuentro bajo un mensaje certero contra el sistema capitalista patriarcal. Acababa de terminar la campaña de María de Jesús Patricio, Vocera del Concejo Indígena de Gobierno. De este encuentro sólo quisiera relevar el mensaje final, que tras de agradecer el que miles de mujeres de muchos lugares del mundo hallan ido a un lugar retirado y sin comodidades, agradecer también a los hombres que se quedaron cuidando a los niños y los hogares, y disculparse por los errores de organización que un evento de esa magnitud pudo tener, despiden a las participantes con un regalo que acá transcribo:

Porque pensamos que lo más importante es, primero, que estén un poco bien aquí y que se sientan a gusto. Pero también es importante que miramos y escuchamos a todas, porque si no de balde hicieron la chinga de venir hasta acá y pues lo justo es que escuchemos y miremos a todas. Aunque estemos o no estemos de acuerdo con lo que dicen.

Entonces pues no basta un colectivo para organizar todo eso. Por eso llegamos aquí más de 2 mil mujeres zapatistas de los cinco caracoles. Y tal vez no bastó, porque ustedes son como cinco mil, aunque algunas dicen que 8 mil y otras dicen que 9 mil (…). Viera que sabemos que son tanto así, pues tal vez llegamos más mujeres zapatistas y así podríamos abrazarlas a todas y cada una y poder decirles en personal lo que ahora les decimos en colectivo. Vendríamos seis mujeres zapatistas para cada una de ustedes: una pichita (que así les decimos a las que acaban de nacer), una niña, una jóvena, una adulta, una anciana y una finada. Todas mujeres, todas indígenas, todas pobres, todas zapatistas que te abracen fuerte, porque es el único regalo que podemos darte de vuelta (…). Hermanas y compañeras: Este día 8 de marzo, al final de nuestra participación, encendimos una pequeña luz cada una de nosotras. La encendimos con una vela para que tarda, porque con cerillo rápido se acaba y con encendedor pues qué tal que se descompone.

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Esa pequeña luz es para ti.

Llévala, hermana y compañera.

Cuando te sientas sola.

Cuando tengas miedo.

Cuando sientas que es muy dura la lucha, o sea la vida,

Préndela de nuevo en tu corazón, en tu pensamiento, en tus tripas.

Y no la quedes, compañera y hermana.

Llévala a las desaparecidas.

Llévala a las asesinadas.

Llévala a las presas.

Llévala a las violadas.

Llévala a las golpeadas.

Llévala a las acosadas.

Llévala a las violentadas de todas las formas.

Llévala a las migrantes.

Llévala a las explotadas.

Llévala a las muertas.

Llévala y dile a todas y cada una de ellas que no está sola, que vas a luchar por ella.

Que vas a luchar por la verdad y la justicia que merece su dolor.

Que vas a luchar porque el dolor que carga no se vuelva a repetir en otra mujer en cualquier mundo.

Llévala y conviértela en rabia, en coraje, en decisión.

Llévala y júntala con otras luces.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 131-156 149 La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista

Llévala y, tal vez, luego llegue en tu pensamiento que no habrá ni verdad, ni justicia, ni libertad en el sistema capitalista patriarcal.

Entonces tal vez nos vamos a volver a ver para prenderle fuego al sistema. Y tal vez vas a estar junto a nosotras cuidando que nadie apague ese fuego hasta que no queden más que cenizas. Y entonces, hermana y compañera, ese día que será noche, tal vez podremos decir contigo: “bueno, pues ahora sí vamos a empezar a construir el mundo que merecemos y necesitamos”.

Y entonces sí, tal vez, entenderemos que empieza la verdadera chinga y que ahorita como quien dice que estamos practicando, entrenando pues, para ya estar sabedoras de lo más importante que se necesita.

Y eso que se necesita es que nunca más ninguna mujer, del mundo que sea, del color que sea, del tamaño que sea, de la edad que sea, de la lengua que sea, de la cultura que sea, tenga miedo.

Porque acá sabemos bien que cuando se dice “¡ya basta!” Es que apenas empieza el camino y que siempre falta lo que falta. Hermanas y compañeras: Aquí, delante de todas las que somos aquí y las que no están pero están con el corazón y el pensamiento, les proponemos que acordemos seguir vivas y seguir luchando, cada quien según su modo, su tiempo y su mundo (…) Como ya lo vimos y escuchamos que no todas están contra el sistema capitalista patriarcal, pues respetamos eso y entonces proponemos que lo estudiemos y lo discutamos en nuestros colectivos si es que es cierto que el sistema que nos imponen es el responsable de nuestros dolores.

Si es que sale que sí es cierto, pues entonces, hermanas y compañeras, saldrá otro día el acuerdo de que luchamos contra el patriarcado capitalista y contra cualquier patriarcado.

Y claro decimos que contra cualquier patriarcado, no importa qué idea tenga, no importa cuál sea su color o su bandera. Porque nosotras pensamos que no hay patriarcado bueno y patriarcado malo, sino que son lo mismo contra nosotras como mujeres que somos.

Si sale que no es cierto, bueno, como quiera nos vamos a estar viendo para luchar por la vida de todas las mujeres y por su libertad y que ya cada quien, según su pensamiento y lo que mira, pues va construyendo su mundo como vea mejor.

¿Están de acuerdo de, en sus mundos y según sus modos y tiempos, estudiar, analizar, discutir y, si se puede, acordar nombrar quién o quiénes son los responsables de nuestros dolores que tenemos? (…) Les proponemos el acuerdo de volver a reunirnos en un segundo encuentro el próximo año, pero no nada más aquí en tierras zapatistas, sino que también en sus mundos de cada quien, de acuerdo a sus tiempos y modos. O sea que cada quien

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organice encuentros de mujer es que luchan o como le quieran llamar…31

(In) conclusiones

Quisiera poner en contrapunto dos temas centrales que sin duda sostienen la praxis feminista en lo últimos tiempos: el tema de la violencia contra las mujeres y el tema de la revolución, la transformación social. Rita Segato, una de las voces que con más precisión establece las raíces que vuelven inteligible el feminicidio y la violación, plantea la masculinidad como algo que no está dado, sino que ocurre como potencia, siempre con relación a un eje horizontal o de pares. La masculinidad se forma, y se exige, en la cofradía. Es un mandato de la manada, un mandato de crueldad, de formarse para la crueldad, de tener el poder de ser cruel. La masculinidad comprendida así, conlleva el contenido de poder y de guerra que hasta el día de hoy se le atribuye y que se le exige socialmente. En contextos de exacerbación de la violencia, en contextos de guerra entre comunidades, en la guerra actual del Estado y el capital contra la vida, Segato plantea que se instituye una violencia expresiva, es decir, una violencia que ocurre para expresar algo más que el acto mismo de violencia. En ese contexto, los cuerpos femeninos son medios para la violencia expresiva. Es en el cuerpo de la mujer donde se actúa la violación del territorio, la destitución del poder del otro. Hay acá dos claves de comprensión del vínculo entre capitalismo, masculinidad y violencia. En primer lugar, la constatación de que la estructura de la masculinidad es análoga a la estructura del pacto mafioso, el pacto entre pares que exige “no tener escrúpulos”. Y, en segundo lugar, el que en el cuerpo de las mujeres se inscribe el poder jurisdiccional32. Se le viola y mata por ser mujer, porque se puede y porque se busca mostrar y demostrar ese poder. Una vez que el “lenguaje expresivo de la violencia” se instituye es muy difícil desmontarlo, cambiarlo: se vuelve paisaje, dirá Segato, se estabiliza. Esto la lleva a iluminar la paradoja de que nunca antes ha habido tantas leyes y regulaciones contra la violencia hacia las mujeres, y esta violencia no deja de aumentar. Segato tiene muy presente al género como relacional, y su naturaleza recíproca a la sociedad. Plantea que hay un tributo que fluye de lo

31 “Palabras de las mujeres zapatistas en la clausura del primer encuentro internacional, político, artístico, deportivo y cultural de mujeres que luchan en el caracol zapatista de la zona tzotz choj”, 10 de marzo del 2018. Consultado en marzo de 2018, disponible en http:// enlacezapatista.ezln.org.mx/2018/03/10/palabras-de-las-mujeres-zapatistas-en-la-clausura- del-primer-encuentro-internacional/. 32 Segato realiza una larga investigación entrevistando a violadores presos, de donde concluye su hipótesis del mandato de violación, que es un mandato social; y la tesis de la violencia expresiva y su soporte en el cuerpo de la mujer, viene tras el análisis del feminicidio en Ciudad Juárez, México. Ver Segato, Las estructuras elementales de la violencia y Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 131-156 151 La eclosión del sujeto del feminismo y la crítica de la modernidad capitalista femenino a lo masculino, que construye la masculinidad. Cuando esto no ocurre en la paz, se hace mediante la guerra. ¿Podríamos sugerir que quizá el aumento de la violencia hacia las mujeres es la violencia expresiva de un mandato amenazado? ¿Qué la hegemonía del capitalismo empieza a ser desestabilizada, y que uno de los efectos de este desmontaje de capital- masculinidad-violencia es la exacerbación de la violencia exprevia? ¿Podemos leer en la guerra actual contra las mujeres un síntoma del derrumbe de la alianza masculinidad-violencia-heteronormatividad-capitalismo? La otra deriva que quisiera señalar es la de la transformación social. Entendida bajo la estela de la revolución, el imaginario moderno de la transformación social tuvo su auge con las grandes revoluciones sociales del siglo XX. El derrumbe del “socialismo realmente existente”, no inauguró el mundo sin ideologías a la Fukuyama, sino el inicio del derrumbe de la narrativa de la modernidad en tanto industrialización y progreso, a la Susan Buck-Morss. Es así como se abre un período, de apenas una treintena de años, de radicalización profunda de la crítica. Esa radicalización de la crítica se ha recorrido hacia abajo y se ha expandido horizontalmente. Su figura es muy otra al imaginario del cambio social que emana de la revolución, pensada esta desde arriba, por las dirigencias, a través de las vanguardias ilustradas, a través de cortes con el pasado. La revolución hoy está en búsqueda de imágenes otras, a ras de tierra, con discontinuidades, que recupera la noción de lo pequeño y lo cercano, en un mundo donde lo distante es próximo, y lo pequeño contiene el todo. Fernández-Savater lo propone así:

Imágenes adecuadas para ver y pensar un cambio social complejo, no lineal, con sus mareas altas y bajas, procesos y eventos, continuidades y discontinuidades. Capaces de dar valor y visibilidad a las transformaciones invisibles y silenciosas, intersticiales e informales, imprevisibles e involuntarias, micropolíticas y afectivas, bastardas e impuras. Imágenes en las que encontremos compañía, valor y potencia”33.

Desde su punto de vista, ocurre hoy lo que denomina una revolución cultural de las mujeres Señala tres fuentes generadoras de imágenes de esa otra forma de la revolución: la guerra de posiciones en Gramsci, la “revolución social” de la filosofía anarquista, y la praxis feminista del siglo XX, y agregamos, del siglo XXI.

La tercera fuente de inspiración posible son los movimientos de mujeres durante el siglo XX (como movimientos y como pensamiento: el feminismo). Sin organización única o centralizada, sin toma alguna del Palacio de

33 Amador Fernández Savater, “Reimaginar la revolución”, Lobo Suelto! Consultado en septiembre de 2018, disponible en http://lobosuelto.com/?p=13117.

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Invierno, los movimientos de mujeres han desencadenado transformaciones político-antropológicas de una magnitud inaudita, redefiniendo radicalmente las relaciones hombre-mujer y, con ello, el orden masculino de lugares, funciones y cuerpos: lo público y lo privado, lo personal y lo político, la producción y la reproducción (…)34.

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34 Ibídem.

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Márgara Millán. Profesora titular de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (Ciudad de México, México). Doctora en antropología y magíster en sociología por la misma casa de estudios. Sus áreas de investigación se enfocan en los estudios culturales y de género, la teoría feminista, los movimientos sociales y la crítica a la modernidad. Ha dirigido desde el 2011 el proyecto de investigación “Modernidades alternativas y nuevo sentido común: anclajes prefigurativos de una modernidad no capitalista”. Ha publicado el libro Derivas de un Cine en Femenino (Ciudad de México: Miguel A. Porrúa editor, 1999), Des-ordenando el género, ¿des-centrando la nación? El zapatismo de las mujeres indígenas y sus consecuencias (Ciudad de México: Editorial del Lirio / Universidad Nacional Autónoma de México, 2014). Coordinadora del libro Más allá del feminismo, caminos para andar (Ciudad de México: Editorial pez en el árbol, 2014), Modernidades alternativas (Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2017), y del libro en prensa Prefiguraciones de lo político (Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2018). Correo electrónico: [email protected]. mx.

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Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del movimiento feminista en la actualidad.

Verónica Schild1

Universidad de Western

Luna Follegati Montenegro2 Universidad de Chile

Recibido: 13 de junio de 2018 Aceptado: 27 de junio de 2018

Resumen

El análisis del movimiento feminista en los últimos treinta años se ha vuelto ineludible en el contexto latinoamericano actual, plagado de escenas feministas disruptivas en relación al relato oficial del movimiento. Con esto surge la necesidad de comprender críticamente su pasado, los procesos de institucionalización y la agenda de género implementadas en los 90’, como también aprehender nuevas herramientas y cruces teóricos que den cuenta de las necesidades actuales del movimiento. Verónica Schild, académica e investigadora feminista, entrega una lectura punzante en relación a tres ejes que parecen inevitables en el desarrollo de un pensamiento feminista actual: comprender su densidad y diversidad en contraposición a una lectura única u homogénea; tensionar el cruce particular entre neoliberalismo y transición democrática desde una analítica feminista; y, por último, comprender los efectos actuales de las políticas estatales en relación a la mujer, familia y cuidado. Schild ofrece una lectura que increpa –desde el feminismo– al modelo capitalista de despojo, planteando su límite social y ecológico en contextos donde comunidades enteras son afectadas, acentuando su violencia en espacios rurales y comunidades indígenas y particularmente en las mujeres y sus cuerpos. Como respuesta, Schild se pregunta por las posibilidades actuales de repensar las claves

1 Profesora emérita de la Universidad de Western (Ontario, Canadá). Correo electrónico: [email protected]. 2 Candidata a doctora en Filosofía Política por la Universidad de Chile (Santiago, Chile). Correo electrónico: [email protected]. Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del movimiento feminista en la actualidad.

teóricas del feminismo, visitando para ello los recursos de la tradición feminista del marxismo y socialismo.

Palabras clave

Feminismo, Neoliberalismo, Transición a la democracia, Género, Izquierda.

158 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 Entrevista a Verónica Schild

Contingency, Democracy, and Neoliberalism: Reflections and Tensions from the Feminist Movement Today.

Abstract

The history and analysis of the feminist movement in the last 30 years has become unavoidable in the current Latin American context, fraught with feminist scenes that are disruptive in relation to the official narrative of the movement. With this, the need arises to critically understand the past of the movement, the processes of institutionalization, and the gender agenda implemented in the 90’, as well as to develop new tools and theoretical analyses that account for the current needs of the movement. In the wake of these phenomena, Veronica Schild, a feminist academic and researcher, offers a critical reading related to three axes inevitable for the development of a current feminist thought: to understand the density and diversity of feminism as opposed to a single, homogeneous reading; the particular cross between neoliberalism and transition to democracy from feminist analyses; and finally, to understand the current effects of state policies related to women, family, and care. Schild’s perspective transversally establishes a reading that remarks –from feminism– the capitalist model of dispossession, raising its social and ecological limits in contexts in which entire communities are affected, accentuating its violence in rural spaces and indigenous communities, particularly for women and women’s bodies. As a response, Schild asks about the current possibilities of rethinking the theoretical keys of feminism, discussing the resources of the feminist tradition of Marxism and socialism.

Keywords

Feminism, Neoliberalism, Transition to democracy, Gender, Left.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 159 Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del movimiento feminista en la actualidad.

Introducción

Revisitar actualmente la crítica e investigación a Verónica Schild es un gesto importante en dos sentidos. En primer lugar, la analítica de Schild ha tenido una singular relevancia en relación a los procesos de institucionalización del feminismo en Chile, dando paso a una lectura crítica en relación al devenir de los estudios de género en nuestro país. En segundo lugar, la posibilidad de mantener un vínculo sustantivo con la experiencia chilena –pero desde una voz planteada fuera del país– la posiciona desde una crítica aguda a la forma en que el neoliberalismo ha permeado los distintos espacios, subjetividades y escenarios chilenos. De formación inicial en filosofía, y luego doctora en Ciencia Política, Verónica Schild ha mantenido un constante contacto e investigación en relación al feminismo en Chile. Su llegada a este país en 1986 –luego de una estancia en Estados Unidos y Canadá, donde finalmente se radicó– la llevan a emprender su investigación doctoral en los sectores populares de Santiago, énfasis inicial que sin embargo mantuvo insistentemente durante las dos décadas posteriores. Mediante estadías prolongadas en La Pintana, comenzó un proceso investigativo sobre las organizaciones de mujeres populares y su relación con el movimiento de mujeres y, sobre todo, con el feminismo de la década de los ochenta que emergía en el contexto de la dictadura. A partir de esto, genera una sustantiva producción sobre movimientos sociales3, neoliberalización de estado y nuevas ciudadanías4, manteniendo una elaboración intelectual que se erigió al margen de las lecturas e investigaciones de la academia chilena vinculada a los estudios de género, ciertamente institucionalizados. Hoy, con un movimiento feminista estudiantil a cuestas, la necesaria lectura de su obra se vuelve fundamental para recomponer un pensamiento feminista crítico que pueda destrabar los entuertos de la década de los noventa, poniendo atención en las implicancias de la dimensión de género para la construcción de un estado social neoliberal5. Particularmente, resalta la relación que establece entre un feminismo institucionalizado que potenció programas de superación de la pobreza con enfoque de género, la “feminización del Estado”. Su visión, de carácter estructural y situada, nos entrega elementos fundamentales para hacer frente a la neoliberalización de la agenda de género nacional, como también para acentuar una

3 Véase Verónica Schild, “Recasting ‘Popular’ Movements: Gender and Political Learning in Neighbourhood Organizations in Chile”, Latin American Perspectives 21 (1994): 59-80. 4 Verónica Schild, “¿Nuevos sujetos de derechos? Movimientos de mujeres y la construcción de ciudadanía en las ‘nuevas democracias’”, en Política cultural & cultura política: una nueva mirada sobre los movimientos sociales latinoamericanos, eds. Arturo Escobar, Sonia Álvarez y Evelina Dagnino (Bogotá: Taurus-ICANH, 2001), 119-146. 5 Véase Verónica Schild, “Los feminismos y la construcción del estado social neoliberal en América Latina”, en Desigualdades en un Mundo Globalizado, ed. Narda Henriquez, Gerardo Damonte, Marianne Braig y Barbara Göbel (Lima: CISEPA, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2015), 75-100.

160 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 Entrevista a Verónica Schild lectura feminista que retoma elementos críticos provenientes del marxismo. Por más de 30 años, las investigaciones de Schild han compartido ese cruce ineludible para un pensamiento y acción feminista: cómo hacer frente desde un “feminismo crítico” a las convergencias entre el proyecto feminista y el neoliberal, y sus implicancias6. La entrevista comprende estas intersecciones, desde la contingencia del movimiento feminista estudiantil hacia un énfasis más transversal que cuestiona la relación entre neoliberalismo y democracia, y con ello, el rol de la izquierda y los partidos en la configuración del movimiento feminista. Hoy en día, leer sus textos se vuelve un ineludible si deseamos destrabar las claves analíticas con que se ha mirado y comprendido el género, el feminismo y su movimiento.

La contingencia del movimiento feminista en la actualidad

Luna Follegati (L): Actualmente nos encontramos en un escenario en que el movimiento feminista –a lo menos en América Latina– se ha vuelto a posicionar como una actora importante, luego del impulso de la década de los ochenta. En este sentido, se vuelve inevitable comenzar el recorrido consultándote sobre tu visión respecto de las últimas movilizaciones que se han generado en el Cono Sur. Por ejemplo, Ni Una Menos, las marchas por el aborto libre y el movimiento feminista estudiantil en Chile, han generado un importante impacto tanto en la agenda mediática como en la sociedad en general. A partir de lo anterior, ¿Qué elementos o ejes vez como continuidades y discontinuidades entre ambos procesos? Verónica Schild (V): Más allá del mensaje obvio de esta nueva irrupción feminista, me parece que lo que su rabia colectiva –casi de un modo visceral– nos ayuda a entender, es que hay una brecha tremenda entre, por un lado, un discurso de derechos de la mujer, de la equidad de género, del derecho a vivir sin violencia, de un sin fin de temas que han sido instaladas en las últimas décadas por los medios y los pronunciamientos de distintos gobiernos en el lenguaje de programas sociales, el de las ofertas comerciales y bancarias, etcétera, y por el otro la institucionalización real y por ende la perpetuación en el tiempo de estos derechos. Con esto quiero decir, que hay mucho discurso de empoderamiento e igualdad, algunos logros importantes que hay que reconocer, y hasta una sensibilidad en el lenguaje público que hace resaltar –y también rechazar– las groserías que antes se toleraban como normales. Pero de ahí a decir que, como intento de transformar el contexto en que la sociedad chilena funciona y llegar a ser parte de un sentido común institucional,

6 Verónica Schild, “Care and Punishment in Latin America: The Gendered Neoliberalization of the Chilean State”, in Neoliberalism Interrupted: Social Change and Contested Governance in Contemporary Latin America, eds. Mark Goodale and Nancy Postero (Stanford: Stanford University Press, 2013), 195-224.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 161 Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del movimiento feminista en la actualidad. esto no sucede ni en este país, ni en la región en general. Las políticas en beneficio de las mujeres en Chile malamente se han institucionalizado. Por supuesto que ha habido logros, pero los logros siempre generan expectativas y yo diría que lo que estamos presenciando hoy día es precisamente promesas de igualdad de derechos que no han llegado a instalarse. Ahora, no estoy para nada de acuerdo con aquellos en la política que ven a Chile en buen camino hacia la modernidad, y que imploran paciencia. En boca de los sectores de la centroizquierda que gobernó este país por décadas, eso me parece de una profunda falta de honestidad intelectual –por decir lo menos–, pero también política. Aquí incluyo también a sectores de un feminismo institucionalizado que defiende esos logros como primeros pasos. Yo diría que habría que empezar por aceptar que vamos por un rumbo que comparte tendencias pero que tiene sus propios bemoles, y aquellos que hemos estudiado el tema de la democracia en América Latina desde la época de las dictaduras “modernas” sabemos que el problema de la inhabilidad política de institucionalizar cambios, y por ende la debilidad institucional de estos, ¡es permanente! Seguir insistiendo en una historia de origen que no fue tal, porque los sistemas democráticos se instalaron en contextos poscoloniales que perpetuaron jerarquías sociales brutales, y que se siguen reproduciendo –caso específico es la militarización de la lucha mapuche– e intentando resolver problemas fundamentales, como la relación con los pueblos originarios, por medio del uso de la violencia, ¡a pesar de tratados y acuerdos internacionales! Entonces, el proyecto compartido de la política impone una nueva visión exitista, que es además clasista y racista, de la casi llegada a la tan codiciada “modernidad”. A mi modo de ver, esto es perpetuar en el tiempo la imposibilidad de institucionalizar cambios reales y buscar otro modo de convivencia.Quisiera añadir que lo que me preocupa de la construcción mediática y política de las movilizaciones feministas actuales es el peligro de construir nuevamente al feminismo como actor único, e invisibilizar las voces que anclan sus demandas en los contextos brutales de la vida cotidiana de la mayoría. Qué quiero decir con esto: el caracterizar la irrupción feminista como “actor importante” invisibiliza su diversidad y complejidad e instala una visión homogénea que, en el fondo, se basa en la experiencia de jóvenes urbanas y de clase media como “el” referente político con quien dialogar. Me parece que debemos ser cuidadosas, sobre todo como feministas críticas, ya que revisando las declaraciones y conociendo la diversidad de organizaciones y luchas que han surgido en este país y en el resto de América Latina por los últimos 30 años, queda muy claro que hoy como nunca el actor feminista es múltiple. Pensando en el caso de Chile, por ejemplo, las recientes marchas han unido en la calle a estos feminismos bajo el interés común de decir basta de violencia, maltratos, y control de nuestra autonomía sexual y reproductiva, y de exigir que de una vez por todas asumamos la responsabilidad social, política e institucional del derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencias. Pero por

162 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 Entrevista a Verónica Schild debajo de estas convergencias y alianzas políticas hay realidades muy distintas que proponen demandas, proyectos e intervenciones, en nombre de feminismos propios. Si durante los ochenta, cuando me tocó participar en iniciativas y discusiones sobre feminismo popular (urbano), estas eran descartadas por una mirada feminista única instalada en centros de investigación y de activismo de clase media, caer en esto hoy día sería un grave error. En los ochenta, los talleres, fondos, y vínculos con las ONGs facilitaron los recursos para pensar en otros feminismos. L: Con respecto a esto último, ¿Consideras que existen feminismos diversos, proyectos que divergen entre sí? ¿cuáles serían? V: Hoy día, una nueva generación se nutre de herramientas de análisis y conceptos que circulan por redes transnacionales propias. Podría nombrar algunas experiencias, como la organización Asamblea de Mujeres de la Bandera que se apoya en el concepto de territorio para desarrollar “un feminismo diferente” con solido arraigo social, así como las activistas del Movimiento de Pobladoras y Pobladores por la Dignidad (MPD) que vinculan la lucha por la vivienda digna con el feminismo, y se apoyan en elementos del feminismo comunitario de Bolivia. Pienso también en la Asociación Nacional de Mujeres Indígenas y Rurales (ANAMURI), una organización con reconocimiento internacional que este año celebra 20 años de existencia y que reúne a mujeres campesinas y de pueblos originarios de todo el país en la defensa de territorios y sus derechos “como mujeres campesinas y pueblos originarios”. La Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas ANAMURI pertenece a una red mundial que se plantea “en lucha en contra del capitalismo y el patriarcado y por la defensa de la producción campesina que nos permita avanzar hacia una reforma agraria integral con soberanía alimentaria y popular”7. Hoy como nunca, entonces, necesitamos pensar en las alianzas feministas y un paso importante es luchar contra la discriminación que existe en el propio movimiento. Esto es algo que activistas mapuche reclaman con mucha fuerza, como bien aclaran Millaray Painemal e Isabel Canet8. L: Uno de los aspectos que se han relevado en los movimientos recientes dice relación con la necesidad de repensar los marcos teóricos y políticos desde los cuales se ha teorizado el feminismo. El movimiento feminista estudiantil de Chile ha ensayado distintas corrientes de feminismo –desde el separatismo al feminismo socialista–, mostrando una pluralidad de visiones en disputa. En este

7 ANAMURI, “Anamuri: Celebrando 20 años de unidad y lucha de las mujeres del campo”, Medio a Medio, 13 de junio de 2018. Consultado en agosto de 2018, disponible en http://www. agenciadenoticias.org/anamuri-celebrando-20-anos-de-unidad-y-lucha-de-las-mujeres-del- campo/. 8 Millaray Painemal e Isabel Cañet, “¿Es que acaso debemos ser todas feministas? Reflexiones de mujeres mapuche para un debate”, El Desconcierto, 04 de marzo de 2018. Consultado el 13 de agosto de 2018. Disponible en http://www.eldesconcierto.cl/2018/03/04/es-que-acaso- debemos-ser-todas-feministas-reflexiones-de-mujeres-mapuche-para-un-debate/.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 163 Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del movimiento feminista en la actualidad. sentido, y atendiendo a la experiencia de los noventa, ¿qué aspectos consideras pertinentes rescatar de la trayectoria histórica de la teoría y movimiento feminista del siglo XX? V: Esta pregunta es muy interesante. Rescatar trayectorias significa inevitablemente posicionarse políticamente y también concretamente en el momento histórico en que las luchas feministas actuales están insertas. A mi modo de ver, este es un momento crítico en nuestras sociedades, que nos obliga a considerar el contexto en que se insertan las movilizaciones. Lo más urgente, a mi juicio, es reconocer que más allá del entorno urbano de los debates y muchas de las iniciativas, está la realidad de los límites sociales y ecológicos de un modelo capitalista de despojo que tiene impactos brutales para las comunidades afectadas, muchas de ellas rurales e indígenas, y que recaen sobre todo en las mujeres. En Chile, por mencionar dos ejemplos dramáticos, con un sistema de privatización del agua único en el mundo, donde su acceso no está garantizado como derecho humano básico, comunidades enteras están quedándose sin agua. A esto se le suman comunidades urbanas y rurales que concentran niveles de contaminación química que violan los estándares internacionales, con impactos serios para la salud de comunidades enteras, pero que se consideran inevitables “zonas de sacrificio” por el bien nacional. Estas son realidades que se multiplican a lo largo del país. No es coincidencia, entonces, que las mujeres estén a la vanguardia de estas importantes luchas. A mi parecer, estas luchas son un eje central de la lucha contra un capitalismo neoliberal y patriarcal, y por un mundo distinto, pero más allá de la presencia de las organizaciones en las marchas del 8 de marzo, esta realidad pareciera no existir para un feminismo de orientación urbana. ¿Cómo incorporar en nuestras reflexiones y prácticas colectivas una reflexión sobre la magnitud de los cambios en curso y convencernos como feministas que los problemas ecológicos y del medio ambiente no son externos al feminismo? Esa es mi gran preocupación actual. Volviendo a la pregunta, un punto de partida necesario está en rescatar, valorar y renovar recursos de una tradición feminista marxista/socialista, porque nos ayudan a entender la relación estructural entre el capitalismo y las opresiones específicas de las mujeres, y así, anclar nuestro proyecto en un análisis más amplio. Curiosamente, este rescate de una tradición crítica es algo que ya está sucediendo mundialmente. Mi punto de referencia para pensar en esto son las movilizaciones del 8 de marzo en toda la región, que se proponen cada vez con más claridad el fuerte deseo de sumar fuerzas muy diversas y formar alianzas, feministas y con otros movimientos sociales, para protestar contra las múltiples opresiones de un capitalismo neoliberal en crisis. Me enfoco más bien en ello, que me parece más representativo del conjunto de demandas feministas en Chile que el movimiento feminista estudiantil, una bocanada de aire fresco con demandas importantes y que me llama mucho la atención, pero que veo como algo netamente urbano. Indudablemente que este mayo chileno marca un hito importante, pero es también más acotado en su

164 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 Entrevista a Verónica Schild impacto. Me parece, entonces, que este es un momento propicio para reflexionar sobre los elementos necesarios para entender los contextos más amplios en que están insertas estas nuevas organizaciones y luchas feministas, y también para volver a la tarea pendiente que es evitar caer en conceptos reduccionistas del sujeto político feminista que minimicen luchas que hoy se han vuelto críticas. Entonces, como sugerí anteriormente, rescato de la experiencia de los 80 y 90 la tarea pendiente de pensar en política feminista más allá de las discriminaciones y silenciamientos que llevaron a conformar un pensamiento único. Rescatar trayectorias significa posicionarse políticamente y a mi modo de ver, este es un momento crítico en nuestras sociedades y ha llegado la hora de recuperar recursos de una tradición feminista marxista/socialista. ¿Qué sucede en los contextos donde están insertas las mujeres organizadas que las impulsan a salir a la calle y proponerse la necesidad de formar alianzas? Necesitamos elementos que nos ayuden a posicionar luchas por la autonomía reproductiva y sexual en el contexto más amplio del modelo de desarrollo imperante. L: Históricamente, una de las tensiones que me parece interesante revisitar es la relación entre feminismo y partidos políticos. Atendiendo a la actualidad de un movimiento que se vincula críticamente con las formas tradicionales de la política, pero a la vez muy presente en espacios políticos emergentes, particularmente en el caso de Chile al interior de los partidos que conforman el Frente Amplio, por ejemplo, ¿cómo vez esta relación en la actualidad? ¿Qué aspectos se deben rescatar de la relación entre feminismo e izquierda, y más particularmente, entre feminismo y partidos políticos? V: Para empezar, diría que me complica entender la relación entre “feminismo” e izquierda, precisamente por lo que mencioné anteriormente. Son varios los feminismos y el tema para mí sería cuál es la posición de un feminismo de izquierda dentro de esta izquierda emergente. El hecho de que mujeres de partidos de derecha se identifiquen como feministas –¡con todas las contradicciones que eso conlleva!– me parece que hace necesario especificar de qué feminismos estamos hablando. Ahora bien, a un nivel muy global, desde una perspectiva amplia de género, queda muy claro que todos los espacios institucionales, desde la universidad hasta las instancias de gobierno, el sistema judicial, y para que decir los espacios políticos como partidos, parlamentos, etcétera, siguen siendo espacios masculinizados. Y esto es algo mundial que obliga a las mujeres que se instalan en ellos a una lucha permanente. Las expresiones de apoyo de mujeres de partidos de derecha responden más bien a esa lucha , y dan cuenta también del grado en que se ha instalado una nueva sensibilidad a nivel social que permite ponerle nombre a este malestar que nos toca vivir a todas en los distintos ámbitos del espacio público.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 165 Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del movimiento feminista en la actualidad.

Democracia y feminismo

L: Los años noventa fueron claves en el fortalecimiento del neoliberalismo en la región, cuestión que también tensionó al feminismo y sus estrategias de acción. En este sentido, cabe preguntarse frente a los desafíos del movimiento en el presente, ¿cuáles serían aquellos enclaves o nudos en que el neoliberalismo establece una relación con el feminismo? V: Para empezar, quisiera aclarar que después de varias décadas de reestructuración del modelo de acumulación capitalista en la región, y de las profundas transformaciones sociales y ecológicas que ha producido, es evidente que la política neoliberal contempla mucho más que las así llamadas modernizaciones económicas e institucionales implementadas con apoyo de agencias como el Banco Mundial, el BID y el Fondo Monetario Internacional. El neoliberalismo es un proyecto de dominación política cuyo fin es lograr la adaptación de nuestras sociedades a una economía liberada de responsabilidades sociales. Como bien dice Wendy Brown, apoyándose en Foucault, “el neoliberalismo es un modo distintivo de la razón, de la producción de sujetos, una “conducta de la conducta”, y un esquema de valorización9. Para concretar esta noción cultural y política del neoliberalismo, sugiero pensar la racionalidad neoliberal como una gramática que nos ofrece un lenguaje específico, y que por definición también delimita los parámetros delo posible. Esta perspectiva es clave para entender los “nudos” en que el neoliberalismo establece una relación con el feminismo, entendido en su materialidad, como procesos encarnados. Quisiera destacar que al referirnos a los “nudos”, lo que se trata –a partir de lo que he venido investigando sobre el caso chileno por casi tres décadas– es estudiar la convergencia entre proyectos neoliberales y ciertas prácticas y discursos feministas. Abordar este tema significa reconocerlos como procesos situados: a partir de relaciones que se tejen entre feministas, sus agendas y sus opciones políticas, con las instituciones y agencias del estado, y con ese universo de mujeres de las cuales se tornan en voceras autodesignadas. Hacer política feminista en la medida de lo posible, a partir de 1990, incidir pragmáticamente sobre todo en el área de la política social y de una agenda de derechos delimitada, fue la opción de un sector muy visible del feminismo, pero no único. Hay que reconocer de que esta política pragmática estuvo enmarcada –desde un inicio– en una supuesta transición a la democracia que tuvo como su condición la de ser continuidad de un modelo de acumulación capitalista tremendamente excluyente, impuesto durante la dictadura cívico-militar. Cabe recordar que generalizamos al hablar de “el” feminismo chileno, y nos olvidamos de aquellas voces que se quedaron fuera, pues no todos los feminismos chilenos optaron por institucionalizar sus agendas. Habría que preguntarse el cómo y el porqué de este olvido, y es algo que me planteé en

9 Wendy Brown, Undoing the Demos. Neoliberal’s Stealth Revolution (Nueva York: Zone Books, 2015), 21.

166 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 Entrevista a Verónica Schild investigaciones en los noventa, que muestran que esta institucionalización de cierto feminismo resultó no solo en la automarginación de aquellas que se definieron como autónomas, sino que también en el silenciamiento e invisibilización de un incipiente feminismo popular10. La así llamada institucionalización del feminismo en los noventa, con sus consiguientes exclusiones, es por lo demás un fenómeno que se repite en toda la región. L: Un punto interesante, y relevante de destacar para el caso de la región, es el cruce entre neoliberalismo y procesos de transición a la democracia. Efectivamente la historia política e institucional de la región da cuenta de eso; sin embargo, también es usual que dicha lectura omita las agendas de género. Me parece interesante atender a cómo las políticas de la transición reconocen dos ejes: por una parte, una acción efectiva en relación a los movimientos sociales, y por otra, una política bajo la racionalidad neoliberal, como señalabas anteriormente. En este sentido, surgen algunas preguntas: ¿Cuáles serían las deudas de la democracia –en el contexto de la transición en Chile– en relación al movimiento feminista? ¿Cómo ves esa relación entre democracia, transición y feminismo? V: Para comenzar, habría que preguntarse qué entendemos por “democracia”. Desde un punto de vista de la teoría, la democracia es un concepto ambiguo, como nos recuerda la rica literatura reciente, por ejemplo, los trabajos de Giorgio Agamben, Jacques Ranciereo Etienne Balibar. Más allá de las figuras normativas, sus promesas y sus limitaciones, lo que me interesa es plantear esta pregunta desde la experiencia histórica y estructural de nuestra región. Como sostuve en algún momento, al celebrar las posibilidades para la acción feminista de una “vuelta” a la democracia, muchas, pero no todas, olvidaron su carácter de democracia capitalista. Hoy asistimos a una crítica abierta de nuevas generaciones a eso que en su momento la feminista peruana Maruja Barrig llamo los “malestares del feminismo”11 y a una urgente búsqueda de alternativas a las sociedades excluyentes que se han consolidado en toda la región. Las varias décadas de un modelo capitalista arrasador han moldeado los contornos de sociedades que, como bien lo plantea Maristella Svampa, están estructuradas sobre “la base de la cristalización de las desigualdades tanto económicas como sociales y culturales”12. También urge reconocer que, a diferencia de otras épocas, este modelo destructivo ha resultado de una acumulación de daños ecológicos de impacto profundo y desigual. Nuestra reflexión sobre las deudas de la transición y la democracia con las demandas feministas debe situarse en ese contexto más amplio. Deberíamos partir por reconocer que ya estamos resituadas en una perspectiva de derechos que es el fruto de los cambios institucionales y políticos de las últimas décadas, y que en el caso chileno está garantizada por la Constitución (neoliberal)

10 Schild, “¿Nuevos sujetos de Derechos?" 11 Maruja Barrig, “Los malestares del feminismo latinoamericano: una nueva lectura”, ponencia presentada en la conferencia LASA, 1998. Manuscrito. 12 Maristella Svampa, La sociedad excluyente: La Argentina bajo el signo del neoliberalismo (Buenos Aires: Editorial Taurus, 2005), 12.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 167 Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del movimiento feminista en la actualidad. de 1980. En este contexto, los nuevos espacios de derecho creados por los distintos Planes de Equidad de Género y los compromisos internacionales firmados por los gobiernos de nuestra región desde la reunión en Beijing de 1995 se conforman a través de un discurso liberal y limitado de derechos, que no permite establecer un sistema de derechos universales para todas (y todos). De hecho, las luchas feministas de las últimas décadas han sido por la conquista de una serie de derechos que las haga más iguales como ciudadanas, sin cuestionar o desafiar el modelo dominante de ciudadanía y política. Ahora bien, reconocer esto nos permite por ejemplo comprender por qué avances en ciertos derechos de las mujeres (y de las así llamadas disidencias sexuales) no van acompañados de logros sociales y económicos básicos que permitan la vida digna a la mayoría, y se dan en contextos donde persiste una profunda desigualdad y precarización de la vida tanto laboral como social, a lo que se le suma, como nunca antes, el impacto del daño ecológico que ya mencioné. Yo creo que la democracia actual, vinculada a la defensa del libre mercado y a un discurso limitado y mercantilizado de derechos individuales, establece los parámetros de lo “decible”, y claramente permite ciertas reivindicaciones, pero excluye otras. Es decir, una serie de demandas por derechos socioeconómicos y ecológicos que tienen que ver con la justicia social y económica, incluyendo la dimensión ambiental y justicia ecológica que se torna cada vez más urgente, no tienen cabida. La deuda tiene que ver con esto, con una democracia que, como tan bien nos ilustra el caso chileno, permite la vulneración de las condiciones de vida de comunidades enteras y afecta dramáticamente la calidad de vida de la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas, con efectos especialmente perniciosos para las mujeres. L: Uno de los aspectos claves de los procesos de transición a la democracia –particularmente en el caso de Chile– tuvo que ver con la segmentación del tejido social, particularmente a través de políticas que prefiguraron una recomposición de las formas sociales en el contexto de la resistencia al período de la dictadura. Las organizaciones, colectivos o espacios de organización feministas se vieron fuertemente afectados en los noventa. En este sentido, ¿cómo la democracia chilena –en el contexto de la transición– influiría en un proceso de segmentación o individuación de la demanda feminista? V: Mis investigaciones sobre la construcción de nuevos ciudadanos bajo el signo neoliberal, insisten en considerarla como procesos encarnados y por lo tanto con una fuerte dimensión de género, y resaltan el énfasis que se le da a la dimensión de las responsabilidades sobre los derechos ciudadanos, apoyándose en un alcance al concepto de responsabilidad claramente diferenciado y basado en supuestos heteronormativos. Desde mi perspectiva, este proceso de “responsabilizacion” diferenciada, como elemento fundamental de una nueva ciudadanía, esta emblemáticamente ilustrado en la revitalización de la acción social del Estado a partir de fines de los años noventa. Como sugiero en mis estudios sobre el Estado

168 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 Entrevista a Verónica Schild social neoliberalizado en Chile, en su acción se reafirma y renueva la lógica fundamental de relaciones contractuales que ha imperado en el quehacer social del Estado de las últimas décadas, y se mantiene un concepto individualista limitado de los derechos, con insistencia en la responsabilidad ciudadana. En consecuencia, el supuesto vuelco a una nueva social democracia no fue tal. La característica central del quehacer de este Estado social neoliberalizado sigue siendo su orientación basada en la racionalidad del mercado, no de los derechos ciudadanos universales, lo que se traduce en una continuación de la focalización. Entonces, el universo de beneficiarios se amplía a más quintiles, por dar un ejemplo, y se mantiene el principio de corresponsabilidad, expresado en las transferencias condicionadas de la asistencia y en otros tipos de subsidios. Todo esto apunta a que la lógica de las libertades neoliberales se mantiene y refuerza hasta el presente. Lo que también he recalcado en mis estudios es que la experiencia concreta de estrategias de inclusión social a través del consumo y endeudamiento, y de la formación de sujetos ciudadanos de mercado, deviene después de varias décadas en una nueva ciudadanía13. Este es un cambio fundamental e histórico que logra enredar a vastos sectores de la sociedad en relaciones contractuales, a partir de la responsabilidad individual, y desplazar aquel concepto de solidaridad social que en otro momento orientó la demanda por derechos universales a los que al Estado le correspondía dar respuesta. Deleuze llamó a esta transformación el proceso de adaptación de las sociedades a un orden neoliberal a partir de la “responsabilizacion” de los individuos. Así, suponer que el Estado tiene obligaciones históricas en relación a una perspectiva universal de derechos ciudadanos me parece que es confundir una expectativa normativa con la construcción en el tiempo de una relación específica entre una cierta forma de Estado y un cierto tipo de sujeto político. L: Pensando en la deuda en términos del traspaso entre las demandas feministas de finales de los ochenta y lo que finalmente se termina concretando como la “agenda feminista” enlos noventa, que en el caso de Chile significó una restricción importante en relación a las condiciones de posibilidad que daba cuenta la política de la transición, ¿cuáles serían las particularidades de las democracias latinoamericanas que frenan –o tensionan a lo menos– los avances de las temáticas o reivindicaciones de género? V: Como ya mencioné, para poder entender el rol de la democracia en este caso, debemos detenernos en las características específicas de nuestro contexto estructural y las articulaciones locales de proyectos neoliberales. En relación a este último punto, nuestros proyectos neoliberales se conjugan de recursos culturales particulares, un catolicismo muy conservador en casos como el chileno, y vertientes igualmente conservadoras de un cristianismo evangélico en otros puntos de la región, que

13 Véanse Verónica Schild “Empowering Consumer Citizens or Governing Poor Female Subjects. The Institutionalization of ‘Self-Development’ in the Chilean Social Policy Field”, Journal of Consumer Culture 7, no. 2 (2007): 179-203; también John Clarke, Changing Welfare, Changing States (Londres: Sage Publications, 2004).

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 169 Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del movimiento feminista en la actualidad. prometen no sólo limitar los avances en relación a derechos sexuales y reproductivos, sino que dar marcha atrás. Vale la pena recordar que este conservadurismo religioso se articula con un proyecto de desarrollo excluyente y su legitimación a partir de un discurso de derechos que aboga por las libertades individuales mercantilizadas, y que defiende un concepto de sociedad basado en la responsabilidad individual. Curiosamente, de liberal, en el sentido clásico, poco tiene esta mutación política latinoamericana, ya que un individualismo inédito, que se defiende como parte de la nueva modernidad, convive con un conservadurismo reaccionario. Es en este peculiar caldo de cultivo que debemos dimensionar “la democracia”, porque por un lado pareciera ser liberal, pero obviamente no lo es cuando se trata de realmente abarcar los derechos individuales plenos de las mujeres. Volviendo a tu pregunta, sobre lo que decías en tu texto –que la transición pacta a través de las demandas y los cuerpos de las mujeres14– creo que eso está muy bien ilustrado en el caso de países centroamericanos como Nicaragua y más recientemente Costa Rica, donde hubo avances en derechos sexuales y reproductivos, y ahora hay fuertes retrocesos. Chile es un caso interesante. Es curioso cómo, en el contexto de la nueva ley de aborto en tres causales, se presenta a Chile como un país “un poco monje”, como la Irlanda del Cono Sur, país muy católico, donde supuestamente jamás ha existido la posibilidad de aborto legal. Mientras tanto, el debate político interno por parte de la derecha y de sectores católicos de centro intentó convencer al país de que este era un tema nuevo, instalado sin dudas por sectores ultras. Esto, en consecuencia de que el aborto inducido habría alcanzado tales niveles que lo convirtieron en un problema epidemiológico para el país desde los años treinta del siglo XX. Se calcula, por ejemplo, que hasta 1968 por lo menos un tercio de la población femenina practicaba el aborto inducido, con altos índices de mortalidad materna. Habría que preguntarse, en efecto, ¿por qué esta amnesia histórica respecto a un tema que preocupó a sectores importantes de la política, del mundo profesional y del feminismo por décadas? Vale recordar el compromiso del Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena, MEMCH, fundado en 1935, de luchar por la emancipación jurídica, social y biológica de las mujeres15. No olvidemos que entre los años 1930 y 1989, el Articulo 119 del Código Sanitario permitía el aborto para resguardar la vida, integridad y salud de la madre, y que esta excepción fue

14 Luna Follegati, “El feminismo se ha vuelto una necesidad: movimiento estudiantil y organización feminista (2000-2016)”, en Juventud y espacio en las Américas. I Taller Casa Tomada, comps. Ana Niria Albo y Camila Valdés León (La Habana, Editorial Casa de las Américas: 2016). 15 Claudia Rojas, “Poder, mujeres y cambio en Chile (1964-1973): un capítulo de nuestra historia”, tesis para optar al grado de magíster en Historia, Universidad Autónoma Metropolitana, 1994.

170 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 Entrevista a Verónica Schild eliminada en 1989 por Ley 18,82616. Volviendo a mi punto inicial, creo entonces que, al plantear el tema de la democracia y su relación con las demandas feministas, hay que detenerse también en un análisis del factor religioso reaccionario como un componente valórico fuerte de los neoliberalismos latinoamericanos.

Políticas neoliberales bajo el contexto democrático

L: Continuando con lo que señalabas anteriormente, me gustaría que desarrollaras un poco más cómo las lógicas de trabajo neoliberal también se reproducen desde una perspectiva de género propiciada por el Estado. ¿Cómo ves la cuestión de la subjetividad neoliberal desde una perspectiva feminista? ¿Cómo se vincula el problema del trabajo en este punto? V: Cuando T.H. Marshall, a quien suele leerse en el debate latinoamericano sobre ciudadanía, propone un modelo “moderno” que identifica tres dimensiones de la ciudadanía –cívica, política y social–, plantea que cada una es un logro específico en el tiempo. Lo rescatable no es el modelo en sí, que cae en presunciones universalistas y, desde una perspectiva feminista, reproduce supuestos “masculinistas” del trabajo remunerado y no remunerado. Recordemos que, en esta historia de avances de derechos, los derechos sociales conllevan una sola responsabilidad de parte de los ciudadanos, y es la obligatoriedad del empleo masculino. El trabajo no remunerado que garantiza las condiciones de reproducción de la vida y de la sociedad en el tiempo, y que Marshall reconoce que recae sobre las mujeres, no es considerado como cumplimiento de una obligación ciudadana. Así, el efecto de esta teoría moderna de la ciudadanía es posicionar a la mujer como sujeto ciudadano de segunda clase. Ahora bien, Marshall nos deja una lección que sí es rescatable pero que fácilmente olvidamos, y es su perspectiva histórica de la ciudadanía. Según ésta, las identidades políticas surgen en relación con formas de Estado específicas, y en contextos altamente marcados por el conflicto y por relaciones desiguales de poder17. La conclusión que se puede sacar de esto es que la obligación social histórica del Estado fue el logro de pugnas políticas en un momento del capitalismo y de configuraciones de poder y de un campo político muy específicos y, a su vez, que éste es precisamente el desafío político que enfrentan los feminismos y las izquierdas emergentes en el presente, pero en un contexto histórico radicalmente distinto. El modelo de acumulación capitalista actual en nuestra región se basa en la superexplotación del trabajo tanto remunerado como no remunerado, en un incremento constante de formas de subempleo y desempleo, y de la feminización

16 Véase Hernán Pozo, “Mujeres Latinoamericanas en cifras, avances de investigación”, en VI. Situación Jurídica de la Mujer. Documento de Trabajo. Serie Estudios Sociales 16 (Santiago de Chile: FLACSO, 1991), 31-32. 17 Verónica Schild, “Neo-Liberalism’s New Market Citizens: The Civilizing Dimension of Social Programs in Chile”, Citizenship Studies 4 (2000).

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 171 Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del movimiento feminista en la actualidad. masiva del empleo precario. A diferencia de épocas anteriores, se suma hoy en día la acumulación de daños ambientales producto de la sobreexplotación de la naturaleza y que amenaza la sustentabilidad económica y social del modelo mismo. La lucha entonces por la restitución de derechos universales necesariamente va a tener que insertarse en un proyecto político más amplio y basado en un nuevo paradigma de la relación sociedad-naturaleza. L: En Chile se han implementado una serie de políticas públicas con un enfoque de “género”, que busca resolver ciertas problemáticas relativas a las tareas de cuidado, o de acompañamiento de la crianza. Por ejemplo, el programa “Mamá trabaja tranquila”, “Chile crece contigo”, o algunos aspectos del programa “Puente”. De una u otra manera, el Estado intenta solventar o tratar de aminorar esta condición de que la mujer se hace cargo de la familia, del cuidado de los hijos. Estos programas tienen esa contradicción de individualizar en las mujeres una responsabilidad en relación al cuidado, pero también, esta situación es una realidad en el sentido de que por lo general son jefas de hogar o madres solteras que viven en condiciones de hacinamiento, y por lo mismo se ven beneficiadas con el acceso gratuito a salas cunas o jardines infantiles. ¿Cómo ves esas políticas de género en un contexto de políticas focalizadas? ¿Cuándo efectivamente “solucionan” problemas concretos o contingentes? V: La pregunta es interesante porque, al dimensionar una crítica feminista al neoliberalismo, es importante no perder de vista la realidad de la mayoría de las mujeres. Obviamente que, en el contexto de un modelo de acumulación basado en la precarización económica y social, la política focalizada efectivamente da respuestas –yo no diría que “soluciona”, pero da respuestas– a problemas concretos. Sin embargo, lo fundamental es que esta es una respuesta que no altera para nada el principio mercantilizado de esta asistencia: el acceso gratuito a salas cunas, jardines infantiles, subsidios a la vivienda y otros programas asistenciales, están enmarcadaos en un concepto de eficiencia y racionalidad de mercado que nada tiene que ver con los derechos de las mujeres, como derechos de todas. Aún más, las modificaciones que hizo el gobierno de la Nueva Mayoría (2006-2010) no alteraron esta racionalidad de mercado, sino que sencillamente la utilizaron para ampliar la llegada de beneficios a más quintiles. En ningún momento se transformó esta racionalidad en otra basada en derechos universales. Resulta entonces que este intento por solventar los problemas de “cuidado” no afecta ni siquiera a aquellas que viven en situaciones precarias y de bajos ingresos, pero que no son ni tan precarias ni de tan bajos ingresos. Esta lógica asistencial de mercado ha tenido un impacto fuerte en la solidaridad, pues genera divisiones y sospechas del otro, pero sí ha facilitado la inclusión mayor de mujeres al trabajo remunerado en las condiciones de precariedad imperantes. Pensando comparadamente en alternativas al tema del cuidado infantil, por ejemplo, el intento de países como Suecia en su apogeo social demócrata que ya no existe, fue de desmercantilizar el cuidado de los niños, lo que significa hacer al Estado, y no al mercado o las mujeres, responsable de

172 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 Entrevista a Verónica Schild crear las condiciones de acceso universal a guarderías, a pre y posnatal para ambos padres, así como obligaciones laborales dirigidas a empleadores explícitamente para no castigar laboralmente a los nuevos padres. Obviamente en las últimas décadas hemos asistido a cambios estructurales y a recomposiciones sociales y políticas, tanto locales como globales, que hacen impensable un cambio de esta índole. L: Desde tus investigaciones ¿qué es lo hay detrás de las políticas de focalización, desde una perspectiva feminista? V: Complementando lo anterior, las políticas de focalización asumen que el gasto social efectivo se dirige a las personas más necesitadas, bajo la lógica de la eficiencia de mercado. Pero esta lógica de mercado contradice y violenta el sentido democrático de la igualdad. Desde una perspectiva feminista, la lucha que dieron las mujeres (y los hombres) en el apogeo del momento socialdemócrata fue por la igualdad de condiciones socioeconómicas de todas y todos, es decir por un derecho universal. Asistir a las más pobres de las pobres, o sea hacer una distinción entre las que no son tan pobres y las que son extremadamente pobres, y hacerlo en nombre del “empoderamiento” de la mujer guiado por el discurso de equidad de género, en el contexto de un modelo de acumulación basado en la precarización laboral y social generalizada, no es para nada un logro feminista. Esta ha sido mi crítica fundamental a la institucionalización de discursos y prácticas feministas y de su mutación en prácticas de regulación en el ámbito del quehacer social del Estado. Desde un punto de vista de una política feminista, las políticas de focalización, apoyadas en un sistema contractual que invita a la supuesta participación de la sociedad civil a la implementación de programas –léase la involucración de una cantidad enorme de mujeres a nivel local, ya sea en sus barrios populares o en el municipio, como voluntarias, o en condiciones de precariedad laboral extremas, y en muchos casos invisibles– ha sido un modo muy efectivo de socavar la solidaridad social y, al mismo tiempo, de quebrar definitivamente la conflictiva y contradictoria solidaridad feminista que se urdió durante los ochenta. Mis trabajos durante los noventa y en el presente siglo detallan el proceso de transformación de estas relaciones entre mujeres y lo que he llamado la convergencia entre ciertos idearios y prácticas feministas y el proyecto de reestructuración neoliberal en curso18. Aquí querría sugerir también que poco a poco las investigaciones que he venido desarrollando en los últimos treinta años, y que consisten en interpretar estas transformaciones sociales y mutaciones del proyecto neoliberal, me han llevado últimamente a una

18 Véase Verónica Schild, “Market Citizenship and the ‘New Democracies’: Ambiguous Legacies of Chilean Women’s Movements”; “Die Freiheit der Frauen und gesellschaftlicher Fortschritt. Feministinen, der Staat und die Armen bei der Schaffung neoliberaler Gouvernementalitat”, Peripherie: Zeitschrift fur Politik und Ökonomie in der Dritten Welt 93 (2003): 481-506; “NGOs, Feminist Politics and Neo-Liberal Latin American State Formations: Some Lessons from Chile”, Canadian Journal of Development Studies 16, no. 4 (1995): 123-147.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 173 Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del movimiento feminista en la actualidad. reflexión sobre la dimensión de género en lo que llamo la configuración deun Estado social neoliberalizado19. L: Claro, eso podría ser como la pregunta inicial de los nudos neoliberales en términos del feminismo. Porque en el fondo es justamente esa idea de que las lógicas para tener un bien común, están en una lógica de competencia en relación a lo otro dentro de la misma comunidad, más que de una solidaridad para establecer un vínculo asociativo para el acceso o las demandas a ciertos derechos. V: Precisamente. Aún más, ese vínculo asociativo es importante no sólo para acceder a ciertos derechos, sino para dar ese primer paso político que es poder articular demandas, formar alianzas, identificar prioridades, quiere decir, para hacer política feminista como práctica representativa e incluyente. A principios de los noventa, escuché frecuentemente a dirigentas feministas populares hablar de las “dueñas del género” para referirse a aquellas con las que urdieron complicidades durante los años de la dictadura, generalmente en el trabajo de las ONGs, y que ahora hablaban en nombre de todas, sin consultarles, y a partir de una agenda feminista institucional que según ellas las convertía en meras “clientas”, y terminaba invisibilizandolas20. L: Hay una crítica, pensado en la relación de las políticas de focalización en relación a las mujeres. El destinatario yo creo que –por lo menos en relación a la cuestión del cuidado– tiene que ver con las mujeres que trabajan remuneradamente. De esa manera, habría un reconocimiento en el sentido más capitalista clásico, de que el sujeto vale por lo que trabaja asalariadamente, no en relación a un reconocimiento de las mujeres a partir de su desarrollo personal, en relación a los tiempos de descanso, o de trabajo no remunerado etcétera. Entonces, lo pienso a través del empoderamiento como una retórica de mujeres que trabajan, que estudian, que se hacen cargo de la casa, y que aquello es valorado bajo una lógica que invisibiliza su explotación y precarización ¿Consideras que también esto ha jugado en contra del feminismo? V: Claro que sí. Desde una perspectiva feminista crítica, las políticas públicas focalizadas no son realmente democráticas. A pesar de que el destinatario tiene que ver con las mujeres que trabajan, no todas las mujeres que trabajan tienen acceso a este “reconocimiento”, sino que las de los quintiles más bajos. También es necesario reconocer que los contenidos y expectativas de ese empoderamiento, su dimensión cultural si tú quieres, son contradictorias. Por un lado, se proponen “empoderar” a las mujeres como entes autónomos y con proyectos de vida propios, algo que supuestamente se logra solamente en el mercado laboral, o desarrollando las habilidades para poder hacerlo (el así llamado capital social, que no hay que confundir con capacidades laborales mismas). Por el otro, vuelven a

19 Verónica Schild, “Geschlecht und Staat in Lateinamerika –die Zwei Gesichter Neoliberaler Regulation”, en Staat in globaler Perspektive –neue und alte Entwicklungsstaaten, eds. Hans- Jürgen Burchardt y Stefan Peters (Francfort/Nueva York: Campus-Verlag, 2015), 195-218. 20 Schild, "¿Nuevos Sujetos de Derechos?"

174 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 Entrevista a Verónica Schild reinscribirla como ente responsable por el cuidado de otros. Este es un tema que he analizado en mis trabajos y que resumo en publicaciones más recientes21. Entonces, el empoderamiento es tramposo, primero porque se limita a una visión mercantilizada y se vincula estrechamente a la inserción de la mujer al mercado: como emprendedora, como consumidora, y además como sujeto de endeudamiento responsable, que es el viraje actual en el contexto de la hiper-financialización de la economía. Además, las políticas interpelan a la mujer-madre, mujer-dueña de casa, hasta mujer responsable por la seguridad de su barrio, etcétera. Quiere decir, se responsabiliza a la mujer por el cuidado de los suyos y de su barrio, y esto cabe recordar es un tema clásico de las políticas asistencialistas. Lo nuevo es que el Estado ya no juega el papel de proveedor responsable que apoya a la mujer dueña de casa y madre de sus hijos, un papel bastante mal cumplido en el caso de nuestra región, dadas las características particulares de nuestros capitalismos dependientes y de la enorme cantidad de mano de obra marginal. Ahora esa responsabilidad se le traspasa al mercado, y el Estado cumple un rol subsidiario, de apoyo, ofreciéndole empoderamiento a las mujeres para que salgan adelante por cuenta propia. Entonces, si eres realmente pobre, el Estado te ayuda a desplegar los talentos y atributos personales para insertarte en el mercado, y esta es una invitación como mujer autónoma, empoderada a hacerte responsable por ti misma y por el bienestar de la familia. La crítica que yo le hago a cierto análisis feministas que dice que lo que tenemos ahora es solamente una vuelta a reinscribir el tema mamá-mujer y el tema del cuidado, es que no dimensiona este cambio cultural. La figura clásica del Estado proveedor, tanto en su versión social demócrata como la del Estado benefactor en un país como Chile, era la de suplir el rol del marido irresponsable. Como ya mencioné, el Estado alienta a las mujeres en nombre de una nueva femineidad, ahora como mujeres autónomas con “proyectos propios”, pero lo que no se resuelve es el tema del cuidado. Esta sería, desde una perspectiva feminista, una doble inscripción si se quiere, que da por sentado que el tema del cuidado sigue siendo responsabilidad de las mujeres. Aquí hay que insertar eso si la dimensión de clase, entendida en su sentido relacional y racializado, ya que la cuestión del cuidado ha sido históricamente resuelta por muchas recurriendo al trabajo remunerado de otras. En el pasado, la inhabilidad del Estado benefactor para cubrir las necesidades de familias insertas en el sector informal de la economía forzó históricamente a muchas a salir a trabajar remuneradamente en aquellas actividades que seguían cumpliendo sin remuneración en su entorno familiar y su barrio. A pesar de que la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo se ha incrementado en

21 Verónica Schild, “Feminismo y Neoliberalismo en América Latina”, New Left Review 96 (2016): 63-79; “Rethinking Emancipation Beyond Neoliberal Regulation”, Hypathia: A Journal of Feminist Philosophy 30, no. 3 (2015): 547-563.

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 175 Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del movimiento feminista en la actualidad.

Chile y en toda la región, todos los indicadores muestran que el trabajo doméstico remunerado sigue siendo un componente importante de la ocupación de las mujeres y que, en muchos casos, no disminuye sino que va en aumento. Ahora bien, plantearse una alternativa a esta trampa que se le tiende a las mujeres en nombre de su empoderamiento personal, es hacer política feminista a partir de una respuesta más amplia al modelo de acumulación imperante y al neoliberalismo hegemónico. Esto significa necesariamente tejer alianzas con la multiplicidad de voces de mujeres y feministas que irrumpen con fuerza hoy día, y por necesidad, significa también hacer política anticapitalista desde una perspectiva del feminismo crítico. L: Estimada Verónica, muchas gracias por compartir y dialogar sobre tus reflexiones y perspectivas. Sin duda nos interpelas desde el feminismo para seguir construyendo nuevas lecturas alternativas y divergentes en un contexto académico cada vez más neoliberalizado, e imbuido por una lectura y operación oficial del feminismo “académico”.

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176 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 Entrevista a Verónica Schild

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Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 177 Contingencia, democracia y neoliberalismo: reflexiones y tensiones a partir del movimiento feminista en la actualidad.

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Verónica Schild. Profesora emérita de la Universidad de Western (Ontario, Canadá). Nacida en Chile, sus estudios universitarios de pre y postgrado los realizó en Estados Unidos y Canadá. Es Ph.D. en Ciencia Política por la Universidad de Toronto (1991), M.A. en teoría de la educación por la Universidad de Toronto (1982) y B.A. por la Universidad George Mason (1978). Cuenta con una destacada trayectoria en el campo de la investigación comparativa sobre política latinoamericana, con énfasis en temas feministas, gubernamentalidad neoliberal y ciudadanía. Ha investigado por más de treinta años la realidad latinoamericana desde la perspectiva feminista del conocimiento situado, analizando con detención el caso de Chile en el contexto y auge del neoliberalismo. Fue Directora del Centre for the Study of Theory and Criticism de la Universidad de Western, Ontario, y ha sido profesora visitante e investigadora en destacadas universidades europeas y latinoamericanas. Sus publicaciones son múltiples, realizando un aporte sustantivo a la comprensión actual del feminismo y su cruce con las políticas públicas bajo un contexto democrático y neoliberal. Correo electrónico: [email protected].

Luna Follegati Montenegro. Candidata a doctora en Filosofía Política por la Universidad de Chile (Santiago, Chile). Magíster en Comunicación Política y Licenciada en Historia por la Universidad de Chile. Sus investigaciones se vinculan a la teoría e historia de las transiciones a la democracia, teorías de género y movimiento feminista. Ha trabajado en el ámbito de la docencia en diversas

178 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 157-179 Entrevista a Verónica Schild instituciones académicas (Universidad de Chile, Universidad de Valparaíso, USACH, UMCE). Publicó junto a Rodrigo Karmy Estudios En Gubernamentalidad. Ensayos sobre poder, vida y neoliberalismo, de la editorial Communes (2018). Sus artículos más recientes son “El feminismo se ha vuelto una necesidad: movimiento estudiantil y organización feminista en Chile (2000-2017)”, Revista Anales de la Universidad de Chile 14/7 (2018) y de “El constante aparecer del movimiento feminista. Reflexiones desde la contingencia”, en Mayo Feminista. La Rebelión contra el patriarcado, editado por Faride Zerán (Santiago: Lom, 2018). Correo electrónico: [email protected].

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Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online ISSN 0719-3696 ISSN 0718-655X / pp. 181-185 Reseña

Judith Butler, Zeynep Gambetti y Leticia Sabsay, eds. Vulnerability in Resistance. Durham NC: Duke University Press, 2016. 352 pp. ISBN 9780822362906

Valentina Stutzin1 y Lieta Vivaldi2

Para reflexionar sobre los movimientos sociales actuales y sus potencialidades, y en especial la configuración de los distintos feminismos en alianza, complicidad y tensión con otras luchas sociales –donde las cuestiones de subjetividad, agencia, vulnerabilidad, cuerpo y afectos en contextos neoliberales han sido puestas en el centro–, este libro resulta fundamental. Tal y como indica su nombre, Vulnerability in Resistance se centra en las múltiples formas de vulnerabilidad en la resistencia. Esta colección de trece ensayos editados por Judith Butler, Zeynep Gambetti y Leticia Sabsay surge del grupo de trabajo “Rethinking Vulnerability and Resistance: Feminism and Social Change”, que tuvo lugar en Estambul en septiembre de 2013, algunos meses después de las protestas en el Parque Gezi en Turquía. En efecto, las protestas callejeras sirven de inspiración al libro, que está dedicado a “aquellos cuerpos en las calles que encarnaron la promesa de una sociedad alternativa en que la vulnerabilidad deje de ser una maldición y constituya, en cambio, el fundamento de modos de solidaridad que surgen desde abajo” (p. x). En un contexto global de profundización de la precarización neoliberal y del capitalismo extractivista, de las políticas de austeridad y del cierre de fronteras, de la radicalización de la derecha heteropatriarcal-colonial-racista, y de los discursos y políticas de derechos humanos basados en visiones humanitaristas, las autoras buscan “desarrollar una concepción diferente de corporealización [embodiment] y socialidad dentro de los campos del poder contemporáneo, una que entreteja objetos-mundos, incluidos los ambientes construidos y destruidos, así como formas sociales de interdependencia y agencia individual o colectiva” (p. 6). Vulnerability in Resistance nos invita a pensar la vulnerabilidad no como un estado pasivo, victimizante e inmovilizante, sino por el contrario como parte fundamental de la acción política. Se propone desafiar dos concepciones fuertemente arraigadas

1 Valentina Stutzin Vallejos. Licenciada en Antropología Sociocultural por la Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina. Correo electrónico: [email protected] 2 Doctora en Sociología por Goldsmiths, Universidad de Londres, Reino Unido. Correo electrónico: [email protected].

181 Reseña: Vulnerability in Resistance. tanto en teorías políticas como en lógicas de gobierno y del sentido común: por una parte, que la vulnerabilidad es lo opuesto de la resistencia y que, por lo tanto, no es parte de las prácticas de resistencia; y por la otra, que la vulnerabilidad está intrínsecamente ligada a formas paternalistas de protección y poder, a expensas de formas colectivas de resistencia y transformación social. Los aportes de la última Butler (Vida Precaria, Marcos de Guerra, Cuerpos aliados y lucha política, así como su trabajo con Athena Athanasiou, Dispossession: The Performative in the Political) con su propuesta de ontología socio-corporal basada en la precari(e)dad, los marcos del duelo, la crítica al sujeto soberano, y la acción política en términos performativos de cuerpos en alianza, son puntos de partida que atraviesa todo el libro, y que las demás autoras retoman en diálogo expansivo y crítico. El primer capítulo del libro es un recorrido de Butler por su propio marco conceptual, donde resalta la importancia del argumento que delimita una tarea clave del feminismo contemporáneo: deshacer el binarismo que opone vulnerabilidad a resistencia, y que entiende resistencia justamente como una resistencia a la vulnerabilidad bajo un modelo político de dominación y control. Por el contrario, resistencia es también una forma social y política que se constituye por la vulnerabilidad, por esa forma de estar relacionado a otrxs de una manera que escapa al dominio y control total y predecible (p. 25). De este modo, la vulnerabilidad es re-concebida como exposición corporal inducida por relaciones sociales y materiales de dependencia. Butler analiza cómo los momentos de protesta de los cuerpos en la calle, en una “deliberada exposición al poder” (p. 22), performan la demanda contra la precarización al exponer la misma vulnerabilidad corporal a las condiciones precarizantes que están siendo desafiadas. A través de los capítulos se despliegan análisis sobre manifestaciones de vulnerabilidad en movilizaciones políticas en Turquía, Bosnia y Medio Oriente, así como prácticas artístico-culturales y discusiones con la teoría política y feminista. El libro no busca entregar propuestas acabadas; de hecho, las autoras parten desde sus localizaciones específicas y parciales, y retoman distintos marcos teóricos (agonismo, performatividad, hegemonía, marxismo, postestructuralismo, psicoanálisis, feminismos) en un afán de originar provocaciones para seguir pensando. Los trabajos de Gambetti, Loizidou, Bracke, Hirsch y Sabsay destacan por su agudeza e innovación teórica. Gambetti y Loizidou retoman, amplían y critican a Arendt desde diferentes perspectivas. La contribución de Zeinep Gambetti interpreta la ocupación de Gezi en términos de la teoría de la acción de Arendt, en particular a través de las nociones de agonismo e individuación agonística, donde se fusiona agencia y fatalidad, victoria y sufrimiento, actividad y pasividad. El antagonismo físico y simbólico de la violencia estatal que fija las diferencias y conduce a prácticas de exclusión y segregación, se contrapone al agonismo que marca las relaciones entre lxs protestantes del parque Gezi, quienes se abren a ser

182 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 181-185 Valentina Stutzin y Lieta Vivaldi afectados mutuamente. Por su parte, Elena Loizidou examina críticamente el rol de los sueños en la subjetividad y en los procesos de subjetivación política. Argumenta que la formulación arendtiana de la política no deja espacio para otras prácticas de constitución política de los sujetos, como son los sueños y el arte. Los sueños, en tanto experiencia y narración contada a sí mismx y a otrxs, son procesos políticos de recomposición de sujetos. Mediante los sueños tenemos acceso a los deseos y las formas en que éstos informan nuestras comprensiones de la realidad, y nos comprometen políticamente. Sarah Bracke se hace cargo del desafío butleriano explorando el concepto de resiliencia en la gubernamentalidad neoliberal, entendida ésta como una supuesta cualidad del sujeto neoliberal que es capaz de “volver a ponerse de pie” y de hacerse cargo de sí mismo frente a la escasez, el peligro o el desastre. En la era neoliberal, las condiciones contemporáneas de precariedad de las que habla Butler son asumidas desde la resiliencia. El problema es que la resiliencia fuerza a sus sujetos a abandonar los sueños de lograr seguridad y a incorporar el peligro como una condición de posibilidad de cualquier vida futura (p. 69). En ese contexto, Bracke propone una política que se resiste a esa resiliencia que tiende a contener, evadir, minimizar y domesticar el poder transformativo de la vulnerabilidad que incorpora la interdependencia y el dolor compartido. Marianne Hirsch recupera las teorías sobre la memoria, el trauma y la estética para preguntarse por los modos en que es posible identificarse con el dolor de los demás, pero sin apropiarse de ese dolor. Retomando sus reflexiones sobre arte y posmemoria de acontecimientos políticos traumáticos y sus postrimerías, propone pensar las relaciones entre vulnerabilidad y temporalidades en los encuentros estéticos. La vulnerabilidad, a diferencia del trauma y su temporalidad cíclica y repetitiva, delinea una temporalidad abierta; y los tiempos vulnerables pueden abarcar diferentes sujetos, momentos históricos y temporalidades, que pueden a su vez ser movilizadas en el presente para una transformación a partir de demandar una responsabilidad (en el sentido de una habilidad para responder) a quienes participan de estos encuentros estéticos. Başak Ertür también refiere a Gezi y las formas de memoria, centrándose en las materializaciones y residuos de las barricadas como repertorios de acción colectiva donde se pone en juego la vulnerabilidad. De este modo, las barricadas –como articulación y bricolage de actores humanos y no- humanos– operan como contramonumentos de estructura vulnerable y transitoria. La autora pone en juego un marco teórico-analítico con eje en el espacio, las practicas representacionales y la memoria, analizando también el rol del humor. Otros capítulos analizan las corporalidades vulnerables en el arte de Mona Hatoum (Elena Tzelepis); las políticas corporales en la frontera de Palestina (Rema Hammami); la resistencia de las mujeres guerrilleras turcas y kurdas y sus modos de transgresión y vulnerabilidad, pensados a través del prisma de la figura de Antígona

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 181-185 183 Reseña: Vulnerability in Resistance.

(Nükhet Sirman); y la importancia de repensar el deseo y la sexualidad femenina desde la vulnerabilidad para desafiar los procesos de invisibilización que pueden generar ciertas políticas representacionales victimistas sobre las mujeres violentadas (Meltem Ahiska). Elsa Dorlin retoma ideas de Agamben y la categoría ética del rostro y la figura de la máscara, en el contexto de la prohibición francesa de laniqab y las formas de resistencia presentes. Athena Atanasiou analiza las formas de duelo de las Mujeres de Negro en Belgrado como un modo de resignificación agonística, de nominación catacrética donde se inscribe algo que es constitutivamente innombrable Leticia Sabsay cierra el libro con una aguda reflexión teórica sobre las posibilidades de repensar la vulnerabilidad y los afectos en la teoría feminista desde la perspectiva de la teoría de la hegemonía y democracia radical de Laclau y Mouffe. Propone pensar la subjetividad desde la noción de permeabilidad y, retomando a Bajtín y la polifonía, llama a considerar la subjetividad como una forma transindividual de estar en el mundo, en oposición a las concepciones liberales y soberanas. De acuerdo a Sabsay, la “vulnerabilidad emerge desde la relacionalidad del sujeto y es constitutiva de nuestra capacidad de acción” (p. 285). Esta perspectiva relacional está basada en “la radical dependencia del sujeto y su capacidad de afectar y ser afectado, que, a su vez, indica el carácter vulnerable y encarnado de la subjetividad” (p. 279). Si la vulnerabilidad y la resistencia “siempre surgen en un contexto de relaciones sociales históricas específicas por lo que deben ser analizadas concretamente” (p. 4), es necesario tomar seriamente el desafío de la “traducción cultural” que las mismas editoras comentan en la introducción, e insistir en que la reflexión planteada a lo largo del libro es una crítica a las esencializaciones binarias de género por un lado, y de la vulnerabilidad por el otro, como algo asociado intrinsecamente a las mujeres, y que considera el gobierno de la vulnerabilidad en las operaciones políticas del poder contemporáneo. ¿Cómo pensamos estas cuestiones desde América Latina? ¿Podemos pensarlas desde perspectivas que incluyan una mirada decolonial? ¿Cómo se relacionan vulnerabilidad y resistencia en las episte-ontologías de los sujetos racializados y sexo-generizados en Abya Yala? Como lo hace este reciente trabajo, resulta clave considerar la vulnerabilidad como un elemento constituyente de relaciones sociales y también como una base política y ética, entendiendo especialmente la forma en que la vulnerabilidad informa la resistencia y cómo los cuerpos precarios y en alianza se relacionan en tiempos neoliberales. Pese a que el libro no contempla los movimientos sociales de América Latina, las preguntas que plantea son especialmente relevantes en este contexto de auge de movimientos feministas en la región. Vulnerability in Resistance invita a mirar la vulnerabilidad presente en el activismo y el lugar que ocupa la vulnerabilidad en el activismo, así como las transformaciones que los activismos

184 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 181-185 Valentina Stutzin y Lieta Vivaldi feministas contemporáneos han traído a las figuras tradicionales del activismo y la militancia política. ¿Qué nuevas estrategias han surgido que desafíen las oposiciones binarias entre víctima y agencia? Nos encontramos ante cuerpos vulnerables que se articulan en medio de crisis, generando respuestas novedosas. Hacemos eco de estas palabras e invitamos a producir articulaciones feministas y profundizar en estrategias que resistan a las retóricas neoliberales y victimistas, y al mismo tiempo insistimos en no dejar de impugnar las violencias. En efecto, “si la vulnerabilidad es parte de la resistencia, si se manifiesta en formas ‘corpóreas’ de intervención política y en modos de alianza que se caracterizan por una la interdependencia y la acción pública, entonces se abre una posibilidad (una promesa) de desarrollar formas de agencia colectiva que no rechacen la vulnerabilidad como un recurso que conduzca a mayor igualdad, libertad y justicia” (p. 7).

Valentina Stutzin Vallejos. Licenciada en Antropología Sociocultural por la Universidad de Buenos Aires (Buenos Aires, Argentina). Correo electrónico: [email protected].

Lieta Vivaldi. Doctora en Sociología por Goldsmiths, Universidad de Londres (Londres, Reino Unido). Magíster en Sociología por la London School of Economics and Political Sciences, y abogada por la Universidad de Chile. Correo electrónico: [email protected].

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Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online ISSN 0719-3696 ISSN 0718-655X / pp. 187-191 Reseña

Judith Butler. Notes Toward a Performative Theory of Assembly. Cambridge MA: Harvard University Press, 2015. 248 pp. ISBN 9780674967755

Nicolás Ried1 Universidad de Chile

Judith Butler es una de las pensadoras más influyentes de las recientes décadas, no solo en un sentido exclusivamente académico, sino también desde el punto de vista del activismo político. Ya en sus primeras obras, Butler ha explorado la relación performativa entre la producción académica y la producción de la identidad política como una forma de resistencia ante las diferentes expresiones del poder. Es así como en su obra más destacada, El género en disputa, polemiza con los movimientos feministas y de liberación homosexual, de los cuales formaba parte, a fin de instalar incisivas cuestiones que, a la larga, marcarían las diferentes rutas de dichos movimientos. En esa obra, Butler pone en duda que el gran problema del feminismo sea el patriarcado, entendido como la forma cultural en que se expresa la división de los sexos y la jerarquización de uno por sobre otro, sosteniendo que el problema es el género entendido como un dispositivo de producción, normalización, categorización y reproducción de la identidad2. Argumenta esta tesis en función de la distinción entre las nociones de género, sexo y deseo, dando lugar a una de las más difundidas versiones de lo que conocemos como posfeminismo: el sexo, al igual que el género, sería una producción cultural, y ambas dependerían de discursos organizados políticamente que favorecerían la existencia binaria de las identidades masculina y femenina. La argumentación butleriana sobre el sexo y el género le valió una serie de críticas que malentendieron sus consecuencias argumentativas, obligándola a realizar una profundización teórica en el libro Cuerpos que importan. En esta obra, Butler responde a sus críticos, provenientes de tradiciones tan disímiles como el liberalismo, el marxismo, el psicoanálisis y el activismo no académico, adentrándose en sus raíces filosóficas más fuertes, como son la obra de Michel Foucault, J. L. Austin,

1 Doctorando en Filosofía, Universidad de Chile (Santiago, Chile). Correo electrónico: [email protected]. 2 Judith Butler, El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad (Buenos Aires: Editorial Paidós, 2007).

187 Judith Butler. Notes Toward a Performative Theory of Assembly

Donna Haraway y sus maestrxs, Gayatri Chakravorty Spivak y Jacques Derrida. Butler argumenta en favor de una noción performativa del género, según la cual hay que comprender que la identidad es un conjunto de repeticiones ritualizadas que producen y reproducen lo que llamamos el género, sin que exista de manera previa adscrita al cuerpo dicha identidad3. Realizando una novedosa lectura de la teoría de los actos performativos del lenguaje, Butler señala de qué modo el género se produce de forma discursiva, por ejemplo, cuando alguien se refiere a otra persona como “una niña linda” o “un hombre fuerte”, haciendo que estos actos no sean solo descriptivos sino formas del lenguaje que producen una determinada realidad social a partir de su repetición, sin que haya un fundamento previo al lenguaje ni un asidero trascendental que haga de esa enunciación algo verdadero. Sin embargo, esta nueva argumentación de Butler le valió nuevas críticas, cada vez más sofisticadas, que aspiraban a dejarla en la dimensión del conservadurismo político. A comienzos del presente siglo, sus críticos la encasillaban como una filósofa posmoderna, que negaba la existencia de algo tan real como es el género. Dichas críticas fueron respondidas en el compilado de ensayos titulado Deshacer el género. En estos ensayos Butler inaugura algunos de los tópicos que marcarían de manera retrospectiva toda su obra, como el problema mismo de la normatividad y el asunto de la colectividad de la acción política4. En particular, Butler analiza el tema de las alianzas y los conciertos políticos, respondiendo a las críticas que la situaban en el bando de la producción individual de la identidad; al contrario, ella sostiene que la producción de la identidad es parte de una acción concertada con otros cuerpos, lo que da lugar a la acción de la identidad colectiva, sin caer en el activismo militante y obediente de la autoridad. En este punto, Butler logra mirar con una perspectiva más amplia el problema del género y lo sitúa en el campo de la producción política, permitiéndole discutir directamente con las grandes tradiciones de la izquierda militante. Lo anterior se expresó en un debate preciso que tuvo con Nancy Fraser en la revista New Left Review en 1998, donde Butler sostenía que el marxismo siempre trató a los movimientos antirracistas, feministas, de liberación homosexual y, en general, de defensa de las minorías, como movimientos “meramente culturales”, sometidos a la crítica de la política económica marxiana. Butler indicaba cómo esas estrategias surgían de una comprensión reducida tanto del marxismo como de los movimientos sociales, entendidos como meras cuestiones culturales. Esa reducción no permitiría comprender que “lo meramente cultural” no es más que una estructura de producción de la identidad atravesada tanto por las condiciones económicas de

3 Judith Butler, Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y discursivos del ‘sexo’ (Buenos Aires: Editorial Paidós, 2008). 4 Judith Butler, Deshacer el género (Buenos Aires: Editorial Paidós, 2006).

188 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 187-191 Nicolás Ried explotación bajo el capitalismo neoliberal, como por las condicionantes de raza, género y sexualidad con que son oprimidas las “minorías”5. Con este debate Butler se sitúa en las cuestiones relativas a las vidas que valen la pena ser vividas y las formas en que la vida es precarizada, material y éticamente. Butler transita de la crítica del feminismo y los usos del cuerpo a problemas muchos más cercanos a la filosofía de la moral, lo que produce un aparente quiebre en su obra. En libros como Vida precaria (2004), Dar cuenta de sí mismo (2005) y Marcos de guerra (2009), Butler se aleja de los problemas relativos al feminismo y el género a fin de abordar temas atingentes a la ética de la vida. En estas tres obras, Butler piensa los problemas de su tiempo, dando un lugar protagónico a la opresión del pueblo palestino por el Estado de Israel, a problemas teóricos como el duelo, la otredad, la producción de la subjetividad y la guerra. En Marcos de guerra, particularmente, adopta dos conceptos que le servirán de grilla para analizar la guerra en el contexto de producción neoliberal: precariedad (precariousness) y precaridad (precarity). El primero es la condición general de fragilidad que tiene la vida humana, esa cualidad de desaparecer ante mínimas violencias; mientras que el segundo concepto refiere a las formas institucionales en que esa precariedad es distribuida de manera desigual por el Estado y los diferentes dispositivos del poder6. Con “vida precaria” Butler denomina a las formas de vida que el neoliberalismo global no se ocupa de garantizar, y que incluso se esmera en minimizar, empobrecer y vulnerar de modo tal que no aparezcan como modelos de vidas vivibles. Es en este contexto de producción que Judith Butler publica el conjunto de ensayos titulado Notes Toward a Performative Theory of Assembly. Teniendo en cuenta las manifestaciones públicas de los pueblos que, a lo largo del mundo, ya no toleran las situaciones de abuso, precarización, vulneración y desigualdad, Butler se pregunta por el significado de reunirse multitudinariamente en las plazas y calles. Con esto se evidencia que el proyecto butleriano observa los problemas más tradicionales de las democracias modernas a la luz de una mirada colectiva. No es casual que el primero de los ensayos, “Gender Politics and the Right to Appear”, aborde una de las cuestiones metodológicas más importantes en su obra, a saber, ¿cuál es la relación entre las políticas de la calle, las manifestaciones públicas y las asambleas como forma de lo político, y las teorías del género en su versión performativa? Lo que equivale a preguntarse, ¿cuál es la relación entre la obra temprana de Butler y su obra más reciente, aquella que ha venido escribiendo desde comienzos del nuevo milenio? Es en esta cartografía intelectual que la autora consigue articular de manera elegante un conjunto de nociones y conceptos que, vistos desde muy

5 Judith Butler, “El marxismo y lo meramente cultural”, New Left Review 2 (2000); Nancy Fraser, “Heterosexismo, falta de reconocimiento y capitalismo: una respuesta a Judith Butler”, New Left Review 2 (2000). 6 Judith Butler, Marcos de guerra. Las vidas lloradas (Buenos Aires: Editorial Paidós, 2010).

Pléyade 22 / julio-diciembre (2018) online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 187-191 189 Judith Butler. Notes Toward a Performative Theory of Assembly cerca, parecen no estar tan íntimamente relacionados como lo muestra en esta obra. Nociones como precariedad, asamblea, vulneración, interdependencia, alianza, cohabitación, performatividad, feminismo y resistencia se entrelazan para configurar una potente crítica de la individualidad neoliberal. Y es que Butler no piensa al sujeto de la política, sino las políticas del sujeto de manera colectiva, en relación con encuentros y desconciertos, que la llevan incluso a sostener una determinada noción de pueblo performativo. Los ensayos que Butler nos presenta tienen en vista no solo las formas en que el poder se manifiesta a través de diversos dispositivos, los cuales analiza y critica, sino que además nos ofrece ciertas pistas sobre cómo se articula y produce una resistencia ante tales formas del poder. En el segundo de los ensayos aborda el asunto de los cuerpos que se alían a fin de producir una resistencia pública. Siguiendo siempre las rutas de sus autores recurrentes, como son Theodor Adorno, Hannah Arendt y Emmanuel Lévinas, Butler otorga una lectura de la performatividad del género en relación con la corporización de los actos de habla, argumentando que los cuerpos reunidos en la calle son una manera de decir la resistencia. Es por ello que, más adelante, argumentará a favor del derecho fundamental a aparecer, que sería la forma más propia de la libertad. Es así como en el quinto ensayo, probablemente el más destacado de los seis que nos ofrece, titulado “‘We the people’ –Thoughts on Freedom of Assembly”, la autora argumenta que el derecho fundamental de las democracias modernas es el derecho de asamblea, o derecho de reunión, incluso por sobre el derecho de la libertad de expresión. La argumentación de Butler se funda en la idea de que los humanos, o esa construcción moderna que hemos entendido como “humanidad”, no se da nunca de manera solitaria, sino siempre en función de un conjunto de alianzas, contradicciones y cohabitaciones que permiten el despliegue integral de la vida. Es así como la identidad misma es una construcción en alianza con otros y otras, y no solo otros y otras humanas, sino que otras especies, otras máquinas, otras tecnologías y otros textos, siendo esta una idea que desprende y discute a partir de la producción reciente de Donna Haraway7. Así, Butler profundiza y observa de manera retrospectiva los asuntos más transversales de su obra, algo que canaliza de manera sistemática en el sexto y último ensayo del libro que aborda la relación entre la reflexión ética y la teoría social. ¿Cómo vivir una vida propia, en un contexto de precarización de la vida, y al mismo tiempo producir una crítica de las estructuras de producción sociales que impiden y restringen la vida misma? Esta pregunta, cuya respuesta no puede sino ser mostrada a destellos a lo largo de toda la producción literaria butleriana, nos muestra que el problema del género y la fórmula de la performatividad son un intento por enlazar la pregunta por lo individual con la pregunta por lo colectivo, es

7 Donna Haraway, Manifiesto de las especies de compañía (Buenos Aires: Sans Soleil ediciones, 2016).

190 / Pléyade 22 julio- diciembre (2018) / online issn 0719-3696 / issn 0718-655X / pp. 187-191 Nicolás Ried decir, es una forma particular en que la acción política responde tanto a la pregunta ética (¿cómo vivir una vida propia?), como a la pregunta de la teoría social (¿cómo vivir una vida con otros?), teniendo siempre en cuenta el ojo de la crítica, un ojo que no se conforma simplemente con mirar el mundo que el búho de Minerva ya abandonó.

Referencias bibliográficas

Butler, Judith. El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. Buenos Aires: Editorial Paidós, 2007. ______. Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y discursivos del ‘sexo’. Buenos Aires: Editorial Paidós, 2008. ______. Deshacer el género. Buenos Aires: Editorial Paidós, 2006. ______. Marcos de guerra. Las vidas lloradas. Buenos Aires: Editorial Paidós, 2010. ______. “El marxismo y lo meramente cultural”. New Left Review 2 (2000): 109-121. Fraser, Nancy. “Heterosexismo, falta de reconocimiento y capitalismo: una respuesta a Judith Butler”. New Left Review 2 (2000): 123-133. Haraway, Donna. Manifiesto de las especies de compañía. Buenos Aires: Sans Soleil ediciones, 2016.

Nicolás Ried. Doctorando en Filosofía, Universidad de Chile (Santiago, Chile). Abogado, Universidad de Chile. Activista e investigador en las áreas de filosofía política, la teoría social y la biopolítica. Sus líneas de investigación tienen por problema fundamental la resistencia y la crítica de la individualidad neoliberal. Correo electrónico: [email protected].

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Alcance y política editorial

La revista Pléyade acepta contribuciones de carácter científico en español o inglés. Todos los artículos publicados serán sometidos a doble arbitraje ciego. Se incentiva la discusión intelectual y académica de los fenómenos políticos, considerando temas ligados a la ciencia política, a la sociología, a la filosofía y a los estudios culturales. Se privilegia la publicación de artículos originales y resultantes de proyectos de investigación científica.

Política de secciones

Pléyade está compuesta por cuatro secciones. La publicación de las contribuciones es decidida por el consejo editorial, sobre la base de pareceres anónimos de revisores expertos en el objeto de estudio (double-blind peer review) y según la disponibilidad de espacio.

Artículos: textos inéditos que provengan de investigación (hasta 10.000 palabras). Envíos abiertos.

Reseñas: artículos bibliográficos originales referidos a publicaciones significativas para las humanidades y las ciencias sociales (hasta 4.000 palabras). Envíos abiertos.

Entrevistas: conversaciones con destacados investigadores sobre temas relevantes para el alcance de la revista (hasta 7.000 palabras). Envíos abiertos.

Intervenciones: artículos breves dedicados a analizar alguna cuestión relevante para las humanidades y las ciencias sociales (hasta 5.000 palabras). Esta sección se incluye en los números donde el consejo editorial lo decide previamente.

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Política de acceso abierto

La revista facilita el acceso sin restricciones a todo su contenido desde el momento de su publicación electrónica. La publicación no tiene ningún coste para los autores.

Forma y preparación de manuscritos

Los autores que deseen colaborar deben enviar sus trabajos en formato Microsoft Word (.doc) o RTF al correo electrónico: [email protected]; los artículos y entrevistas deben ser de una extensión mínima de 7.000 palabras y máxima de 10.000 (sin incluir la bibliografía).

Los artículos y entrevistas deben cumplir con las siguientes características:

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los artículos son originados a partir de proyectos de investigación. Incluir fuente de financiamiento, nombre del proyecto, año, y código (si aplica). –– Una carta donde se declare que el artículo es original e inédito y que no se encuentra siendo sometido a evaluación en otra revista. –– Si algunos de los contenidos han sido publicados, o son parte de un trabajo más extenso, se debe adjuntar una carta en la que se informa al respecto.

Elaboración de citas y referencias bibliográficas

El comité editor solicita a los autores que la norma para citar fuentes esté basada en el formato Chicago Manual Style, notas y bibliografía. Tanto las notas a pie de página como la bibliografía deben seguir estrictamente este formato, además las citas largas en el texto (aquellas que exceden las 5 o 6 líneas) se deben poner en bloque. Al momento de elaborar las citas se recomienda a los autores que consideren las siguientes recomendaciones: Cuando por primera vez se cita un libro en el artículo, se debe poner a pie de página el nombre del autor seguido de su apellido y en seguida una coma, para luego señalar la referencia completa: Título en cursiva (ciudad de edición: editorial, año), páginas:

Ejemplo: 1 Hannah Arendt, La condición humana (Barcelona: Paidós, 1996), 211.

En las siguientes citas que se hagan a este mismo texto se debe incluir únicamente el apellido del autor seguido de una coma y luego el título de la obra o el título abreviado si este es demasiado largo (en cursiva), luego una coma y el número de página correspondiente:

Ejemplo: 1 Arendt, La condición humana, 55.

Si volvemos a citar una misma obra en la nota inmediatamente siguiente, solo se coloca la abreviatura Ibíd. (en cursiva, con tilde y punto), seguida por el número de página que corresponde a la nueva cita:

Ejemplo: 1 Hannah Arendt, La condición humana (Barcelona: Paidós, 1996), 211. Ejemplo: 2 Ibíd., 235.

Pero si se vuelve a citar la misma obra y la misma página en la nota inmediatamente siguiente, solo se coloca la palabra Ibídem. (en cursiva, con tilde y punto):

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Ejemplo: 1 Hannah Arendt, La condición humana (Barcelona: Paidós, 1996), 211.

Ejemplo: 2 Ibídem.

Todas las citas deben ir del siguiente modo cuando se hace referencia a más de una página: 180-220; 135 y siguientes:

Ejemplo: 1 Arendt, Sobre la revolución, 106-110.

Ejemplo: 2 Habermas, La lógica de las ciencias sociales, 135 y siguientes.

Para citar artículos de revistas: nombre y apellido del autor, “Título del artículo” (entre comillas), Título de la revista (en cursiva) número o volumen de la revista (año de publicación): página específica que se está citando. El rango completo de páginas que ocupa el artículo solo se pone en la bibliografía:

Ejemplo: 1 Rodrigo Karmy, “Carl Schmitt y la política del anticristo. Representación, forma política y nihilismo”, Pléyade 3 (2009): 27.

Para citar capítulos o artículos de libros: nombre y apellido del autor, “Título del artículo” (entre comillas), en Título del libro u obra general en la que se encuentra (en cursiva), comp. nombre y apellido del compilador en minúscula (si tiene) o ed. editor o entidad editora (ciudad de edición: editorial, año de la publicación), página específica que se está citando. El rango completo de páginas que ocupa el artículo solo se pone en la bibliografía: Ejemplos:

Cristina Lafont, “Religión y esfera pública. ¿Cuáles son las obligaciones deliberativas de la ciudadanía democrática?”, en La actualidad de la crítica. Ensayos sobre la Escuela de Frankfurt, ed. Nicolás del Valle (Santiago de Chile: Editorial Metales Pesados, 2015), 295.

Louis Althusser, “Ideología y aparatos ideológicos de Estado”, en Ideología: un mapa de la cuestión, comp. Slavoj Žižek (Buenos Aires: Editorial Paidós, 2003), 15.

Para citar artículos de un diario o revista popular de internet: nombre y apellido del autor, “Título del artículo”, nombre del medio en cursivas, fecha de publicación, fecha de consulta, link:

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Ejemplo: 1 Silvana Vetö H., “Prácticas genocidas en la dictadura chilena, 1973- 1990”, Revista Lecturas, 7 de abril de 2011, consultado el 3 de mayo de 2016, http:// www.revistalecturas.cl/practicas-genocidas-en-la-dictadura-chilena-1973-1990/.

Por su parte, la bibliografía completa debe ir al final del artículo ordenada alfabéticamente de acuerdo con apellido de los autores. La estructura es ligeramente similar a la de las notas a pie de página. Se lista a continuación:

Althusser, Louis. “Ideología y aparatos ideológicos de Estado”. En Ideología: un mapa de la cuestión, compilado por Slavoj Žižek, 115-157. Buenos Aires: Editorial Paidós, 2003.

Arendt, Hannah. La condición humana. Barcelona: Paidós, 1996.

–––. Sobre la revolución. Madrid: Alianza Editorial, 2004.

Habermas, Jürgen. La lógica de las ciencias sociales. Madrid: Tecnos, 1990.

Karmy, Rodrigo. “Carl Schmitt y la política del anticristo. Representación, forma política y nihilismo”. Pléyade 3 (2009): 25-42.

Lafont, Cristina. “Religión y esfera pública. ¿Cuáles son las obligaciones deliberativas de la ciudadanía democrática?”. En La actualidad de la crítica. Ensayos sobre la Escuela de Frankfurt, editado por Nicolás del Valle, 293-329. Santiago: Editorial Metales Pesados, 2015.

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Reseñas de libros

El equipo editorial está constantemente aceptando reseñas de libros. Se promueve el envío de reseñas acordes a las temáticas de las ediciones de la revista.

Los libros reseñados debieran: –– Presentar un interés general para los académicos y estudiantes en relación con lo político, desde las ciencias sociales y las humanidades. –– Referirse a títulos recientes. –– Los libros reseñados deben ser en español o inglés. Algunas excepciones a la regla podrían ser reseñas de libros que no hayan sido escritos en español o inglés, pero que representen una contribución académica. –– Tener entre 1000 y 4000 palabras.

–– Presentarse en un archivo en formato Microsoft Word (.doc) o rtf. –– Presentarse con referencias completas en formato Chicago Style, usando el sistema de notas al pie y bibliografía (ver: http://www.chicagomanualofstyle. org/ tools_citationguide.html o las indicaciones del presente documento). –– Incluir los detalles completos del libro (autor(es), ciudad de publicación, editorial, fecha de publicación, isbn, cantidad de páginas). –– Incluir una breve reseña biográfica que no supere las 100 palabras. Debe contener el nombre del(a) autor(a), filiación institucional (mencionando el país y ciudad). Las propuestas deben ser enviadas directamente a: [email protected]

Proceso de evaluación por pares

Las propuestas de artículos serán revisadas por el equipo editorial y dos árbitros bajo referato ciego. Una vez recibidos los documentos, los artículos son evaluados por el equipo editorial y los editores invitados de acuerdo con su pertinencia respecto de la temática del número. Luego se envía una copia anónima del artículo a dos árbitros, quienes evalúan y deciden –sobre la base de los criterios establecidos por el comité editorial de la revista Pléyade– si los artículos están o no en condiciones de ser publicados.

El comité editorial considera los siguientes criterios como fundamentales al momento de evaluar un artículo: 1. interés del tema; 2. calidad teórica del artículo;

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3. calidad argumentativa; 4. calidad de las conclusiones; 5. calidad de las referencias bibliográficas. La respuesta del arbitraje es enviada a los autores según un plazo que varía de cuatro a doce semanas, después del término de la convocatoria correspondiente. La resolución final de este proceso puede contemplar las siguientes alternativas:

–– –En el caso de ser rechazado el artículo, se comunicará al autor especificando las razones. –– –En el caso que sea aprobado pero con acotaciones, el/los autor/es deberán corregir su artículo a la luz de los comentarios elaborados por el proceso de arbitraje. –– –En el caso de ser aprobado, el artículo será publicado en alguno de los tres números siguientes.

Editores y comité editorial

Cada envío es manejado por un solo editor desde el principio hasta el fin. Los editores deben a los autores asignados el debido cuidado, equidad y respeto. Eso incluye una comunicación cortés, honesta, rápida y consistente; proteger el anonimato de las comunicaciones y los derechos morales de los autores sobre su trabajo; la gestión de la revisión por pares de manera eficiente para que los autores reciban una decisión rápida (entre cuatro y doce semanas), y manteniendo a los autores informados sobre cualquier retraso. Las decisiones finales son tomadas por el editor responsable. El proceso de revisión por pares no sustituye su juicio, sino que proporciona recursos de expertos para orientarlo. Decisiones editoriales en todo momento tendrán que basarse en estándares académicos, pero también deberán tener en cuenta las exigencias de la práctica de la gestión de una publicación académica. La labor del comité editorial en el proceso de revisión es el apoyo en la coordinación, promoción y planificación de la revista. Los miembros del comité editorial proponen lectores o árbitros para los artículos enviados a la revista.

Autores

Los autores declaran que su artículo no es sustancialmente similar a los que han publicado previamente y que no está actualmente bajo consideración en cualquier otra publicación; que su artículo distingue con claridad su propia forma de pensar de las ideas desarrolladas por otros autores, siguiendo las mejores prácticas académicas de citación y referencias; que todas las obligaciones legales pertinentes (permisos de derechos de autor, difamación, etcétera) se han cumplido;

199 Pléyade online issn 0719-3696 issn 0718-655x que cualquier conflicto sustantivo de interés conocido por el autor, que podría habilitar a un tercero para cuestionar la neutralidad del artículo, ha sido declarado al editor responsable. Los editores pueden rechazar un envío sin más justificación si alguna de estas declaraciones es falsa o incompleta. La revista no tendrá ninguna responsabilidad por las consecuencias legales derivadas de la insuficiencia de los autores para cumplir con la legislación pertinente o con los derechos de autor. En los casos de varios autores, el correspondiente autor es responsable de asegurar que los coautores están debidamente acreditados y que han sido debidamente informados y consultados en todas las etapas en el proceso de publicación. Si un autor descubre un error significativo en su artículo después de su publicación, debe notificar al editor responsable de inmediato y cooperar en su corrección o retracción.

Árbitros

Las evaluaciones deben realizarse de manera objetiva y centrarse exclusivamente en el contenido académico de los manuscritos. Las críticas personales del autor son inadecuadas. Los árbitros deben expresar sus puntos de vista con claridad y apoyados por argumentos. Observaciones destinadas al autor deben formularse con cuidado y respeto. Las evaluaciones de manuscritos son documentos confidenciales: no deben ser compartidas o discutidas con los demás (salvo con la autorización expresa del editor responsable). El anonimato de árbitros será protegido por el editor, a menos que ese derecho no se aplique de forma explícita por el árbitro. La tarea central de un árbitro es evaluar la originalidad, la coherencia y la importancia de cada artículo. Con la realización de un reporte de evaluación los editores se comprometen a considerar seriamente la decisión a la que se llega. Sin embargo, los editores toman sus decisiones finales no solo sobre la base de las conclusiones de los árbitros, sino además de la capacidad de persuasión de su razonamiento, sobre todo cuando los árbitros no están de acuerdo en sus informes. Es esencial que los árbitros expliquen sus conclusiones de manera tal que tanto los editores como los no expertos en el tema pueden entender.

200 Pléyade online issn 0719-3696 issn 0718-655x

Instructions to Authors

Scope and policy

Pléyade accepts scientific contributions in Spanish or English. All published articles will be submitted to double blind review. The journal encourages intellectual and academic discussion of political phenomena, from a variety of disciplines including political science, sociology, philosophy, and cultural studies. Original manuscripts and scientific results from research projects are welcome.

Sections Policies

Pléyade consists of four sections. The publication of contributions is determined by the Editorial Board, based on expert opinions of anonymous reviewers in the object of study (double-blind peer review) and the availability of space.

Articles: Unpublished texts coming from research (10,000 words).

Interviews: Conversations with leading researchers relevant to the scope of the journal (7,000 words).

Book Reviews: Original bibliographic articles on significant publications for the humanities and social sciences (4,000 words).

Interventions: Brief articles dedicated to analyze any relevant issue for humanities and social sciences (up to 5,000 words). This section is included in the issues where the editorial board decides previously.

Open Access Policy

Pléyade provides unrestricted access to all its contents from the time of its electronic publication. The publication has no cost to authors.

Form and preparation of manuscripts

Authors should send their papers in Microsoft Word (.doc) or RTF format to the following email: [email protected] Manuscripts must be of a

201 Pléyade online issn 0719-3696 issn 0718-655x minimum length of 7,000 words and a maximum of 10,000 words (not including the bibliography).

Articles and Interviews must have the following characteristics:

–– A title specifying the content of the article in Spanish and English. –– A summary of 150-200 words (written in the third person) in Spanish and English. –– Between 3 and 5 key words in Spanish and English. –– Use the notes and bibliography system Chicago Style –– (http://www.chicagomanualofstyle.org/tools_citationguide.html). –– Articles titles in bold letters and without numeration. –– Articles subtitles in italics and without numeration. –– Font Times New Roman 12 –– Do not use abbreviations such as op. cit., loc. cit., cfr. o cf. (see next section). –– Charts, graphics, or images should be included in the body of the text and in separate files (.jpg format and a resolution equal or over 300 dpi). The figures must be unpublished. Otherwise, the author must obtain the respective license to reproduce and cite the source in the legend.

Also, the following separate files must be attached:

–– A brief biographical note that contains the article title, author name, institutional affiliation (including country and city), as well as acknowledgment to people. The journal encourages authors to mention if the articles are originating from research projects. Include funding source, project name, year, and code (if applicable) –– A letter stating that the article is a piece of original and unpublished work and is not currently under evaluation in another journal. –– If some contents have already been published, or are part of a larger work, a letter should be attached in which this republication is reported.

Preparation of Quotations and References

Authors are expected to format quotations according to Chicago Style. Both footnotes and bibliography should strictly follow this format. Also long quotations

202 Pléyade online issn 0719-3696 issn 0718-655x

(those that exceed 5 or 6 lines) should be placed in block in the text. In preparing quotations and references, please consider the following recommendations:

The first time a book is cited, one must put first the author’s first name, then their surname followed by a comma. Then comes the full reference with title in italics (city publishing: publisher, year), pages:

Example: 1 Hannah Arendt, The Human Condition (Chicago: The University of Chicago Press, 1998), 211.

Subsequent references of the same text should have the author’s surname, followed by the title of the work, or the short title if it is too long, then a comma and page number:

Example: 1 Arendt, The Human Condition, 55.

If the same work is quoted immediately after, the abbreviation Ibid. is used (with point), followed by the page number corresponding to the new quotation:

Example: 1 Hannah Arendt, The Human Condition (Chicago: The University of Chicago Press, 1998), 211.

Example: 2 Ibid., 235.

But if the same work and the same page is quoted immediately after, the abbreviation Ibidem. should be used (with point):

Example: 1 Hannah Arendt, The Human Condition (Chicago: The University of Chicago Press, 1998), 211.

Example: 2 Ibidem.

All quotes must be as follows when referring to more than one page: 180-220; 135 ff.

Example: 1 García Düttmann, Philosophy of Exaggeration, 106-109.

Example: 2 Nirenberg, Anti-Judaism. The Western Tradition, 135 and ff.

To quote journal articles: name and surname of the author, “Article Title” (in quotes), Title of the journal (in italics), the number or volume of the issue (year

203 Pléyade online issn 0719-3696 issn 0718-655x publication): specific page being quoted. The complete range of pages occupied by the single item is placed in the bibliography:

Example: 1 Alice Ormiston, “The Spirit of Christianity and Its Fate: Towards a Reconsideration of the Role of Love in Hegel”, Canadian Journal of Political science / Revue canadienne de science politique 35 (2002): 504.

To quote book chapters: name and surname of the author, “Article Title” (in quotes), in Title of book or general work in which it is found (in italics), ed. editor(s) name and surname in small letters and/or publisher (city of publication: publisher, year of publication), specific page being quoted. The complete range of pages occupied by the article only appears in the bibliography: Example:

Hans-Friedrich Fulda, “ ‘Science of the Phenomenology of Spirit’: Hegel’s Program and its Implementation”, in Hegel’s “Phenomenology of Spirit”. A Critical Guide, ed. by Dean Moyar and Michael Quante (Cambridge MA: Cambridge University Press, 2008), 25.

To quote an article in a newspaper or popular magazine: name and surname of the author (if there is no author, the citation starts with the article title), “Article Title”, name of the newspaper or popular magazine, date it was published, accessed followed by date it was accessed, link (emphasis added):

Example: 1 “Pakistan says US Drone Strike that Killed Taliban Leader violated Its Sovereignty”, The Guardian, May 22, 2016, accessed May 23, 2016, http://www. theguardian.com/world/2016/may/22/pakistan-us-drone-strike-taliban-violated- its-sovereignty.

The complete bibliography should go at the end of the article ordered alphabetically according to the name of the authors. The structure is almost the same as that of the footnotes page, listed as it follows:

Arendt, Hannah. The Human Condition. Chicago: The University of Chicago Press, 1998.

Fulda, Hans-Friedrich. “ ‘Science of the Phenomenology of Spirit’: Hegel’s Program and its Implementation”. In Hegel’s “Phenomenology of Spirit”. A Critical Guide, edited by Dean Moyar and Michael Quante, 21-42. Cambridge MA: Cambridge University Press, 2008.

204 Pléyade online issn 0719-3696 issn 0718-655x

García Düttmann, Alexander. Philosophy of Exaggeration. Translated by James Phillips. London: Continuum, 2007.

Nirenberg, David. Anti-Judaism. The Western Tradition. New York: W. W. Norton, 2014.

Ormiston, Alice. “The Spirit of Christianity and Its Fate: Towards a Reconsideration of the Role of Love in Hegel”. Canadian Journal of Political science / Revue canadienne de science politique 35 (2002): 499-525.

“Pakistan says US Drone Strike that Killed Taliban Leader violated Its Sovereignty”. The Guardian, May 22, 2016. Accessed May 23, 2016. http://www. theguardian.com/world/2016/may/22/pakistan-us-drone-strike-taliban-violated- its-sovereignty.

Book Reviews

The editorial team accepts book reviews. We encourage reviews that fit with the themes of the special issues of the journal.

On books and reviews:

–– The book under review should be of general interest to scholars and students in relation to politics, from any discipline in the social sciences and humanities.

–– The book under review should be in Spanish or English. Some exceptions may be made for books not written in Spanish or English, if they represent an important academic contribution.

–– Review refers to recent titles.

–– Reviews should be between 1000-4000 words.

–– Introduce a file in Microsoft Word (.doc) orrt f format.

–– With full references in Chicago Style format, using the system of footnotes and bibliography

205 Pléyade online issn 0719-3696 issn 0718-655x

(See http://www.chicagomanualofstyle.org/tools_citationguide.html or at the end of this document).

–– Include full details of the book (the author(s), city of publication, publisher, date of publication, isbn, number of pages).

–– Include a brief biographical note of no more than 100 words. It must contain the name of the reviews author(s), institutional affiliation (including the country and city). Proposals should be sent directly to: contacto@ revistapleyade.cl.

Statement of Publications Ethics

The statement of Pléyade’s publication ethics is based on the best practice guidelines developed by the Committee on Publication Ethics (COPE) available at http:// publicationethics.org/

Editors and Editorial Board

Each submission is managed by a chief editor from start to finish. Editors owe their assigned authors due care, fairness, and respect. That includes such performances as: honest, prompt, consistent, and polite communication; protecting the anonymity of submissions and the moral rights of authors’ over their work; managing peer- review efficiently so that authors receive a decision quickly (between 4-12 weeks), and keeping authors informed about any delays. Final decisions are made by the editor in chief. The peer-review process is not supposed to replace their judgment, but to provide expert resources to guide it. Editorial decisions will at all times be founded on academic standards, but will also take into account the practical requirements of managing an academic publication. The editorial board supports in the coordination, promotion and planning of the journal. The editorial board members propose readers or referees for articles submitted to the journal.

Authors

Authors declare that their article is not substantially similar to one that they have published previously or that is presently under consideration at any other publication; their article clearly distinguishes their own thinking from the ideas and claims developed by others, following best academic practice in their citation and referencing; all relevant legal obligations (copyright permissions, defamation, and

206 Pléyade online issn 0719-3696 issn 0718-655x the like) have been complied with; any substantive conflict of interest known to the author—that might lead a third party to question the neutrality of the article—has been declared to the editor in chief. The editors may reject a submission without further justification if any of these declarations is false or incomplete. The journal will take no responsibility for legal liabilities resulting from authors’ failure to comply with relevant law, such as concerning copyright. In cases of multiple authors, the corresponding author is responsible for ensuring that co-authors are properly credited, and that they have been adequately informed and consulted at every stage in the publication process. If an author discovers a significant error in their article after publication, they should notify the editor immediately and cooperate in its correction or retraction.

Referees

Reviews should be conducted objectively and focus entirely on the academic content of the manuscripts. Personal criticism of the author is inappropriate. Referees should express their views clearly with supporting arguments. Remarks intended for the author should be phrased carefully and respectfully. Review manuscripts are confidential documents: they must not be shared or discussed with others (unless with the explicit permission of the editor). The anonymity of referees will be protected by the editor, unless that right is explicitly waived by the referee. The central task for a referee is to evaluate the scholarly originality, coherence, and significance of a submission. By commissioning a review report the editors undertake to consider it seriously in coming to their decision. Nevertheless, editors make their final decisions not merely on the basis of the referees’ conclusions, but on the persuasiveness of their reasoning, especially when referees disagree in their reports. It is essential that referees explain their conclusions in a way that the editors can understand as non- experts in the topic of the submission.

207 Pléyade online issn 0719-3696 issn 0718-655x

Instruções aos autores

Escopo e política

A revista Pléyade aceita contribuições de natureza científica em espanhol ou inglês. Todos os artigos publicados serão sujeitos a um sistema duplo de arbitragem cega. A discussão intelectual e acadêmica dos fenômenos políticos é incentivada, considerando tópicos relacionados com a ciência política, a sociologia, a filosofia e os estudos culturais. Será privilegiada a publicação de artigos originais resultantes de projetos de pesquisa científica.

Política de seção

A Pléyade é composta por quatro seções. A publicação das contribuições é decidida pelo conselho editorial, com base em opiniões anônimas de revisores especializados no objeto de estudo (double-blind peer review), e de acordo com a disponibilidade em termos de espaço.

Artigos: textos não publicados resultantes de projetos de pesquisa (até 10.000 palavras). Envios abertos.

Revisões: artigos bibliográficos originais referentes a publicações significativas para as humanidades e ciências sociais (até 4.000 palavras). Envios abertos.

Entrevistas: conversas com investigadores relevantes sobre temas proeminentes para o escopo da revista (até 7.000 palavras). Envios abertos.

Intervenções: breves artigos dedicados a analisar alguma questão relevante para as ciências humanas e sociais (até 5.000 palavras). Esta seção será incluída nos números decididos previamente pelo conselho editorial.

Política de acesso aberto

A revista facilita o acesso irrestrito a todo o seu conteúdo a partir do momento da sua publicação eletrônica. A publicação não acarreta custos para os autores.

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Forma e preparação de manuscritos

Os autores que desejarem colaborar devem enviar os seus trabalhos em formato Microsoft Word (.doc) ou rtf para o email: [email protected]; os artigos e entrevistas devem ter uma extensão mínima de 7.000 palavras e 10.000 de máxima (não incluindo bibliografia).

Artigos e entrevistas devem atender às seguintes características:

–– Um título em conformidade com o conteúdo do artigo em espanhol e inglês. –– Um resumo de 150 a 200 palavras, escrito na terceira pessoa em espanhol e inglês. –– Entre 3 a 5 palavras-chave em espanhol e inglês. –– Uso do sistema de notas e bibliografia Chicago Style –– (ver mais: http://www.chicagomanualofstyle.org/tools_citationguide. html). –– Títulos do artigo sem numeração e em negrito. –– Legendas do artigo sem numeração e em itálico. –– Fonte Times New Roman 12 –– Não usar abreviações como op. cit., loc. cit., cfr. ou cf. (ver mais na próxima seção). –– Envio de tabelas, quadros e imagens: deverão ser apresentadas no corpo do texto e em arquivos separados. Os gráficos (Excel) e as figuras (somente no formato .jpg com uma resolução não inferior a 300 dpi) devem ser apresentados separadamente. As tabelas e figuras devem ser originais; caso contrário, o autor deve obter a respectiva permissão para a sua publicação e citar a respetiva fonte na legenda.

Juntamente com o documento, devem ser anexados os seguintes arquivos independentes:

–– Uma breve revisão biográfica que contenha o título do artigo, o nome do autor, afiliação institucional (mencionando o país e a cidade), bem como qualquer tipo de agradecimento. Os autores são encorajados a mencionar se os artigos

209 Pléyade online issn 0719-3696 issn 0718-655x

são resultantes de projetos de pesquisa. Incluir fonte de financiamento, nome do projeto, ano e código (se aplicável). –– Uma carta declarando que o artigo é original e inédito e que não está sendo submetido a avaliação noutro jornal. –– Se alguns dos conteúdos tiverem sido publicados, ou fizerem parte de um trabalho mais extenso, deverá anexar-se uma carta informando sobre isso.

Elaboração de citações e referências bibliográficas

O comitê de edição pede aos autores que a norma para citar fontes seja baseada no formato Chicago Manual Style. Tanto as notas de rodapé quanto a bibliografia devem seguir estritamente este formato. Além disso as citações longas no texto (aquelas que excedem 5 ou 6 linhas) devem ser colocadas em bloco. Ao preparar citações, recomenda-se aos autores que considerem as seguintes recomendações: Quando um livro é mencionado pela primeira vez no artigo, o nome do autor deve ser colocado ao lado do sobrenome seguido por uma vírgula, seguido por uma referência completa: Título em itálico (cidade de edição: editora, ano), páginas:

Exemplo: 1 Hannah Arendt, La condición humana (Barcelona: Paidós, 1996), 211.

Apenas o sobrenome do autor seguido por uma vírgula e, em seguida, o título do trabalho ou o título abreviado, se for muito longo (em itálico), seguido de uma vírgula e o número de página correspondente:

Exemplo: 1 Arendt, La condición humana, 55.

Se citarmos novamente o mesmo trabalho na nota imediatamente a seguir, apenas a abreviatura Ibid será colocada. (em itálico, com acento e ponto final), seguido do número da página correspondente à nova citação:

Exemplo: 1 Hannah Arendt, La condición humana (Barcelona: Paidós, 1996), 211.

Exemplo: 2 Ibíd., 235.

Em casos em que o mesmo trabalho e a mesma página sejam citados novamente na nota seguinte, somente a palavra Ibid deverá ser colocada. (em itálico, com acento e ponto final):

Exemplo: 1 Hannah Arendt, La condición humana (Barcelona: Paidós, 1996), 211.

210 Pléyade online issn 0719-3696 issn 0718-655x

Exemplo: 2 Ibídem.

Todas as citações devem obedecer ao seguinte exemplo quando se referirem a mais de uma página: 180-220; 135 e seguintes:

Exemplo: 1 Arendt, Sobre la revolución, 106-110.

Exemplo: 2 Habermas, La lógica de las ciencias sociales, 135 e seguintes.

Para citar artigos de jornais: nome e sobrenome do autor, "Título do artigo" (entre aspas), título do periódico (em itálico) número ou volume do periódico (ano de publicação): página específica que está sendo citada. O conjunto completo de páginas que o artigo ocupa só deverá ser incluído na bibliografia:

Exemplo: 1 Rodrigo Karmy, “Carl Schmitt y la política del anticristo. Representación, forma política y nihilismo”, Pléyade 3 (2009): 27.

Para citar capítulos ou artigos de livros: nome e sobrenome do autor, "Título do artigo" (entre aspas), em Título do livro ou trabalho geral no qual se encontra (em itálico), comp. nome do compilador em minúsculas (se tiver) ou ed. editora ou entidade editorial (cidade de edição: editora, ano de publicação), página específica que está sendo citada. O conjunto completo de páginas que o artigo ocupa só deverá ser incluído na bibliografia:

Exemplos: Cristina Lafont, “Religión y esfera pública. ¿Cuáles son las obligaciones deliberativas de la ciudadanía democrática?”, en La actualidad de la crítica. Ensayos sobre la Escuela de Frankfurt, ed. Nicolás del Valle (Santiago de Chile: Editorial Metales Pesados, 2015), 295.

Louis Althusser, “Ideología y aparatos ideológicos de Estado”, en Ideología: un mapa de la cuestión, comp. Slavoj Žižek (Buenos Aires: Editorial Paidós, 2003), 15.

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Para citar artigos de um jornal ou revista popular na internet: nome e sobrenome do autor, "Título do artigo", nome do meio de comunicação itálico, data de publicação, data da consulta, link:

Exemplo: 1 Silvana Vetö H., “Prácticas genocidas en la dictadura chilena, 1973- 1990”, Revista Lecturas, 7 de abril de 2011, consultado el 3 de mayo de 2016, http:// www.revistalecturas.cl/practicas-genocidas-en-la-dictadura-chilena-1973-1990/.

Por sua vez, a bibliografia completa deverá encontrar-se no final do artigo ordenada por ordem alfabética de acordo com o sobrenome dos autores. A estrutura é ligeiramente semelhante à das notas de rodapé. Exemplo abaixo:

Althusser, Louis. “Ideología y aparatos ideológicos de Estado”. En Ideología: un mapa de la cuestión, compilado por Slavoj Žižek, 115-157. Buenos Aires: Editorial Paidós, 2003.

Arendt, Hannah. La condición humana. Barcelona: Paidós, 1996.

–––. Sobre la revolución. Madrid: Alianza Editorial, 2004.

Habermas, Jürgen. La lógica de las ciencias sociales. Madrid: Tecnos, 1990.

Karmy, Rodrigo. “Carl Schmitt y la política del anticristo. Representación, forma política y nihilismo”. Pléyade 3 (2009): 25-42.

Lafont, Cristina. “Religión y esfera pública. ¿Cuáles son las obligaciones deliberativas de la ciudadanía democrática?”. En La actualidad de la crítica. Ensayos sobre la Escuela de Frankfurt, editado por Nicolás del Valle, 293-329. Santiago: Editorial Metales Pesados, 2015.

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Resenhas de livros

A equipe editorial está sempre aberta a receber resenhas de livros. Promove-se o envio de resenhas relacionadas com as temáticas presentes nas edições da revista. Os livros revisados devem:

–– Apresentar interesse geral para acadêmicos e estudantes relativamente a temas de política, ciências sociais e humanas. –– Referir-se a títulos recentes. –– Os livros revisados devem estar em espanhol ou inglês. Algumas exceções à regra podem ser resenhas de livros que não sendo escritas em espanhol ou inglês, representam uma contribuição acadêmica. –– Ter entre 1000 e 4000 palavras. –– Apresentar-se num arquivo em formato de Microsoft Word (.doc) ou rtf. –– Apresentar referências completas no formato Chicago Style, usando este sistema de notas de rodapé e bibliografia (ver mais: http://www.chicagomanualofstyle. org/tools_citationguide.html ou as indicações deste documento). –– Incluir os detalhes completos do livro (autor (es), cidade de publicação, editora, data de publicação, isbn, número de páginas). –– Incluir uma breve revisão biográfica que não exceda 100 palavras. Deve conter o nome do autor (a), afiliação institucional (mencionando o país e a cidade). As propostas devem ser enviadas diretamente para: [email protected]

Declaração ética de publicação

A declaração ética de publicação Pléyade baseia-se nas diretrizes de melhores práticas desenvolvidas pelo Comitê de Ética em Publicações (COPE), disponível em http://publicationethics.org/

Processo de avaliação por pares

As propostas de artigos serão analisadas pela equipe editorial e por dois revisores sob blind review. Uma vez recebidos os documentos, os artigos serão avaliados pela equipe editorial e por editores convidados de acordo com a sua pertinência relativamente à temática da edição. Uma cópia anônima do artigo é então enviada a dois revisores que avaliarão e decidirão, com base nos critérios estabelecidos pelo

213 Pléyade online issn 0719-3696 issn 0718-655x conselho editorial da revista Pléyade, se os artigos estão ou não em condições de serem publicados.

O comitê editorial considera os seguintes critérios como fundamentais na avaliação de um artigo: 1. interesse pelo assunto; 2. qualidade teórica do artigo; 3. qualidade argumentativa; 4. qualidade das conclusões; 5. qualidade das referências bibliográficas. A resposta da arbitragem é enviada aos autores num prazo que varia entre quatro a doze semanas, após o término da convocatória correspondente. A decisão final do processo pode contemplar as seguintes alternativas:

- Em caso de rejeição do artigo, o autor será informado especificando os motivos. - No caso de aprovado, mas com notas, o (s) autor (es) devem corrigir o artigo à luz dos comentários feitos pelo processo de arbitragem. -No caso de ser aprovado, o artigo será publicado num dos três seguintes números.

Editores e comitê editorial

Cada envio é tratado por um único editor desde o início até o final. Os editores devem aos autores designados o devido cuidado, equidade e respeito. Isso inclui uma comunicação cortês, honesta, rápida e consistente; a proteção do anonimato das comunicações e dos direitos morais dos autores sobre o seu trabalho; a gestão eficiente da revisão por pares para que os autores recebam uma decisão rápida (entre quatro a doze semanas) e se mantenham informados sobre qualquer atraso. As decisões finais são feitas pelo editor responsável. O processo de revisão por pares não substitui a sua análise, mas fornece recursos especializados para orientá- lo. As decisões editoriais terão de se basear em padrões acadêmicos em todos os momentos, mas também devem ter em conta os requisitos práticos de gerenciar uma publicação acadêmica. O trabalho do comitê editorial no processo de revisão é de apoio na coordenação, promoção e planejamento da revista. Os membros do comitê editorial propõem leitores ou árbitros para os artigos enviados à revista.

Autores

Os autores declaram que o seu artigo não é substancialmente similar àqueles que publicaram anteriormente e que não está sob consideração em nenhuma outra publicação; que o artigo distingue claramente o seu modo de pensar das ideias desenvolvidas por outros autores, seguindo as melhores práticas acadêmicas de citação e referências; que todas as obrigações legais relevantes (autorizações de direitos autorais, difamação, etc.) foram cumpridas; que qualquer conflito de

214 Pléyade online issn 0719-3696 issn 0718-655x interesses significativo conhecido do autor, que possa permitir a terceiros questionar a neutralidade do artigo, tenha sido declarado ao editor responsável. Os editores podem rejeitar um envio sem justificação adicional se alguma destas declarações for falsa ou incompleta. A revista não terá nenhuma responsabilidade pelas consequências jurídicas decorrentes da falha dos autores em cumprir a legislação pertinente ou os direitos autorais. No caso de vários autores, o autor correspondente é responsável por garantir que os coautores estejam devidamente credenciados e que tenham sido devidamente informados e consultados em todas as etapas do processo de publicação. Se um autor descobre um erro significativo no seu artigo após a sua publicação, deverá notificar o editor responsável imediatamente e cooperar na sua correção ou retratação.

Árbitros

As avaliações devem ser realizadas objetivamente e focar exclusivamente no conteúdo acadêmico dos manuscritos. As críticas pessoais do autor são inadequadas. Os árbitros devem expressar os seus pontos de vista de forma clara e apoiados por argumentos. As observações destinadas ao autor devem ser formuladas com cuidado e respeito. As avaliações dos manuscritos são documentos confidenciais: não devem ser partilhados ou discutidos com outros (exceto com autorização expressa do editor responsável). O anonimato dos árbitros será protegido pelo editor, a menos que esse direito não seja explicitamente aplicado pelo árbitro. A tarefa central de um árbitro é avaliar a originalidade, coerência e importância de cada artigo. Com a realização de um relatório de avaliação, os editores se comprometem a considerar seriamente a decisão tomada. No entanto, os editores tomam as suas decisões finais não apenas com base nas conclusões dos árbitros, mas também na persuasão do seu raciocínio, especialmente quando os árbitros não concordam com os seus relatórios. É essencial que os árbitros expliquem as suas conclusões de maneira que tanto os editores como os que não são especialistas possam entender.

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IBEROAMERICANA AMÉRICA LATINA IBEROAMERICANA es una revista inter- disciplinaria e internacional de historia, ESPAÑA - PORTUGAL literatura y ciencias sociales, editada por Ensayos sobre letras el Instituto Ibero-Americano de Berlín (IAI), el GIGA - Instituto de Estudios historia y sociedad Latinoamericanos de Hamburgo y la Notas. Reseñas Editorial Iberoamericana / Vervuert, iberoamericanas Madrid y Frankfurt.

 IBEROAMERICANA aparece en forma cuatrimestral e incluye cuatro secciones: Artículos y ensayos de crítica literaria y cultural, historia y ciencias sociales. Los Dossiers que en cada número se dedican a un tema específico. El Foro de debate con análisis de actualidad, comentarios, informes, entrevistas y ensayos. Reseñas y Notas bibliográficas.  ÚLTIMOS NÚMEROS PUBLICADOS: Nº 67: Imaginar la nación: voces de la pluralidad en la Bolivia contemporánea. Nº 68: 50 años de la Teología de la Liberación. Nº 69: Paisajes de la crisis en los cines ibéricos.

Suscripción anual (3 números): € 90 Instituciones y Bibliotecas, € 50 Particulares € 40 Estudiantes

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