Antología De Los Mejores Relatos Infantiles
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Ernesto Samper Pizano Presidente de la República (1993-1998) En los hogares del país se requiere siempre tener a mano un repertorio básico de textos claves sobre Colombia. Con este objeto la Presidencia de la República inicia la Biblioteca Familiar Colombiana compuesta por treinta títulos. Ensayo, historia, economía, novela y poesía, relatos infantiles, miradas extranjeras sobre el país, humor e ideas. Se busca así brindar una visión renovada de nuestra tradición y proyectar los nuevos caracteres de una sociedad en transformación, como es la colombiana de hoy, dentro del gran énfasis que este gobierno del Salto Social ha puesto en la educación. Una educación para ser más libres, responsables y participativos, donde nuestras visiones se enriquezcan al contacto con el mundo. La detallada lectura de un libro bien puede cambiar el destino. Definir una vocación. Abrir un horizonte. Brindar válidos instrumentos críticos para el análisis y transformación de una realidad compleja como la nuestra. También un buen libro puede contribuir a depararnos el simple y gratificante placer de su desinteresada lectura. Que ojalá las páginas de estos 30 volúmenes contribuyan a querer más a Colombia, orgullosos de su capacidad intelectual y de las obras admirables que sus creadores literarios han producido para vernos mejor a nosotros mismos, con mayor tolerancia comprensiva y también para que los hijos de esta Colombia que se supera a sí misma cada día compartan la alegría de leer. Leamos entonces a Colombia para entenderla y sentirla en forma más justa a través de estos 30 títulos. Antología de los mejores relatos infantiles 1 Prólogo La presente antología es un intento por reunir los relatos de algunos de los autores de la literatura infantil colombiana. Sin embargo, al hacer un recorrido por las diferentes épocas encontramos una dificultad: el hecho de escribir específicamente para los niños con una intención estética es un acto propio del siglo XX. Es más, sólo en los años 30 empezamos a encontrar escritores que se plantean las letras para la niñez como algo independiente de la pedagogía, de las intenciones didácticas, moralistas o afectivas. Esto no quiere decir que la presente selección sólo se haya limitado a la producción contemporánea, debido a que, de todas maneras, los niños colombianos, como todos los niños del mundo, han nutrido su espíritu y su imaginación con diversas creaciones culturales. Por un lado, está la rica cantera popular, fuente inagotable de mitos, leyendas, cuentos, anécdotas, juegos, trabalenguas, retahílas, en fin, todas aquellas manifestaciones de la tradición oral que han sido recreadas en los espacios propios del ámbito familiar cotidiano. Por otro lado, está aquella producción escrita que muchos adultos han concebido, ya como homenaje a los niños, ya con intenciones formativas, ya por móviles afectivos, pero que por su calidad estética y literaria y por su temática, ha alcanzado sentido y significación para los lectores infantiles. Este inmenso |corpus es lo que los teóricos de la literatura para niños han denominado |literatura ganada: es decir, aquella que, aunque no fue escrita deliberadamente para los niños, ellos se la apropiaron por la vía de la institución escolar o por las lecturas hechas en el hogar. Aunque este libro no pretende ser un inventario historiográfico, sí ha procurado recuperar –en una búsqueda bibliográfica cuidadosa, aunque todavía inacabada– una producción específica a través del tiempo, con varios propósitos: uno, devolver a los pequeños lectores la literatura que les pertenece y que, a pesar del paso implacable de los años y las épocas, podría procurarles placer estético. Otro, enriquecer su imaginario con personajes, sentimientos, situaciones y paisajes, pertenecientes a las manifestaciones más propias de nuestra cultura. Y, por último, un propósito para el lector adulto: acercarlo a esa transformación de la noción de la infancia que las diferentes generaciones de intelectuales, escritores y poetas han reelaborado durante los diferentes momentos históricos. Antología de los mejores relatos infantiles 2 La tradición oral Nuestra tradición oral, como la de los demás países de América Latina, es resultado de la simbiosis de tres vertientes culturales: la indígena, la africana y la española. Conviven así, en nuestra memoria colectiva, los mitos indígenas, desafortunadamente empobrecidos por el adoctrinamiento de los españoles. La rica cantera de arrullos, nanas, canciones y relatos propios de la cultura africana, recreada por los negros esclavos y, finalmente, los romances, los cuentos antiguos y los juegos propios de la tradición hispánica, quizás el legado mayor, recibido por generaciones enteras de colombianos. La tradición española es, tal vez nuestra herencia más legitimada, pero también la más reelaborada a través de las instituciones educativas, gubernamentales y religiosas encargadas de fusionar esa mezcla cultural y devolverla intencionalmente depurada a las jóvenes generaciones. En la región cundiboyacense, por ejemplo, la narrativa de tradición española se fija a raíz de la fundación de Santafé, a través de la institución de la Encomienda. Elisa Mujica, en su estudio sobre |Las raíces del cuento popular en Colombia, les atribuye un papel importante a las mujeres españolas en esta difusión, quienes se vienen a América detrás de sus esposos, hermanos, padres y familiares y comienzan, ellas también, a manejar las encomiendas. Dice: "Es fácil suponer que, en los atardeceres, concluido el adoctrinamiento y las labores ordinarias, se reunieran las señoras con sus subordinados, para enseñar a las indias a confeccionar sayos y jubones y a preparar platos de cocina a usanza de Castilla... De los labios de las españolas saltaría el cuento, o ‘poesía narrativa’ como ha sido denominado, hermano del romance, que había sido contado a su vez por las abuelas en las noches de invierno españolas..."1. Estas historias se fueron mezclando con los mitos y cuentos propios de los aborígenes y con las imágenes y personajes de la religión católica, hasta generar un mestizaje cultural que empezó a tener características propias y que produjo narraciones en las que se hace evidente la transculturación: Fray Pedro Simón en sus |Noticias Historiales (citado por Elisa Mujica) cuenta que mientras desempeñaba en Sogamoso y Tunja su labor doctrinal, se enteró de una historia corriente entre los nativos: "Dos hijas vírgenes del cacique de Guachetá habían adoptado la costumbre de subir, apenas comenzaba a amanecer, a una de Antología de los mejores relatos infantiles 3 las colinas que rodean el pueblo donde esperaban a que subiera el sol. Al cabo de unas semanas el demonio –con permiso de Dios– hizo que una de ellas quedara embarazada por obra y gracia del sol. A los nueve meses dio a luz una grande y valiosa ‘guacata’ que en su lenguaje es una esmeralda. Envuelta en algodón, la colocó entre sus senos, donde se transformó en poco tiempo en una criatura viva". O la versión que cita Rocío Vélez de Piedrahita en su |Guía de literatura infantil y juvenil, de un cuento popular chocoano, en el que la fusión se hace desde la perspectiva cultural del hombre negro, y el cual relata el origen de los hombres blancos: "...empieza diciendo que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, por lo tanto, lo hizo negro. Sigue relatando en la forma usual la aparición de Eva y la conducta de Caín y Abel. Cuando Caín mató a Abel, temeroso del castigo divino quiso esconderse: corría y más corría, pero Dios lo seguía, lo seguía. Lleno de pánico se cubrió de sudor y empezó a palidecer, cada vez más, hasta quedar totalmente blanco. De ahí provienen los hombres blancos: del miedo."2. En esa mágica fusión propia de las leyes de la tradición oral, van surgiendo seres fantásticos, con poderes provenientes ya de Dios, ya del diablo, ya de las fuerzas de la naturaleza, ya de otros dioses, seres que forman parte esencial de nuestra cultura, como la madre monte, la patasola, el mohán, el hojarasquín, los cuales son creaciones auténticamente americanas, propias del mestizaje cultural. Es así como los personajes y las estructuras de los cuentos maravillosos y de los cuentos más antiguos de Europa, África y América, se armonizan con los hábitos, paisajes, costumbres y creencias locales, creando una fuente propia, casi inagotable de historias, leyendas, poemas narrativos, mitos, legado del cual se han apropiado los niños de generación en generación. Algunos autores han recogido estos relatos con la intención de recuperar esa riqueza y variedad del folclor colombiano. Sería una labor no sólo demasiado extensa, sino que excedería los propósitos del presente libro, el reseñar los trabajos de los diferentes recopiladores y folcloristas. Por eso nos hemos limitado a seleccionar algunas narraciones que podrían ser del agrado de los niños, tanto por su temática como por la sencillez con la que fueron reescritas, o aquellas que se han editado pensando específicamente en los niños como receptores. Antología de los mejores relatos infantiles 4 De esta forma, la tradición oral, no solamente es devuelta al ámbito cultural, de donde proviene, sino que se convierte en una corriente de la literatura y el libro infantiles, y es recreada con intenciones estéticas, por varios escritores, aumentando su producción a medida que desaparecen los espacios propios de la recreación oral. Entre ellas, hemos seleccionado una del escritor Rafael Jaramillo Arango, tomada del libro |Los mejores cuentos del mundo, colección de relatos de la tradición oral antioqueña, en la que se mezclan el ingenio paisa con el imaginario religioso, y otras que recrean las aventuras del Tío Conejo y Tío Tigre. Además, una narración del escritor José Antonio León Rey, |El Pájaro Malver, que hace parte de su recopilación de cuentos del oriente de Cundinamarca. En esta línea cabe destacar el libro de Euclides Jaramillo Arango, |Las aventuras del pícaro tío conejo, personaje popular que sólo necesita de la astucia y el ingenio para sobrevivir.