PITTM, 89, Palencia, 2018, pp. 285-301, ISSN 0210-7317

HISTORIA DE LOS BOSQUES Y DE LA NATURALEZA DE PALENCIA Juan Andrés Oria de Rueda y Salgueiro Académico Numerario

RESUMEN: En el presente documento se comentan algunos aspectos de interés en el devenir histórico de la vegetación, la flora y la fauna en el territorio de la provincia de Palencia, desde la remota antigüedad hasta el momento actual, destacando la relación con el hombre. PALABRAS CLAVE: Palencia, Historia, Naturaleza, Bosques.

HISTORY OF FORESTS AND NATURE OF PALENCIA ABSTRACT: In the present paper some aspects of interest in the historical evolution of the vegetation of Palen- cia province are commented. Specially, aspects of the flora and the fauna in the territory of the are commented, from the remote antiquity to the present moment, emphasizing the relation with human action. KEY WORDS: Palencia, History, Nature, Forests.

Me es grato hablar estas palabras sobre cas e incluye amplias zonas de transición la naturaleza y los bosques hoy, día 4 de entre las mismas. La región mediterránea o octubre de 2018, festividad de San Francis- de la España seca es la dominante, mientras co de Asís, patrono de forestales, albéitares, que la eurosiberiana o cantábrica se circuns- ingeniería de montes y plantíos, naturalistas cribe al norte más alto y montañoso. El lími- y colmeneros del Cerrato, fabricantes arte- te entre las dos no es una línea, por lo que sanales de cerveza y poetas de lenguas hay dilatadas superficies de transición. minoritarias, entre otros gremios. A lo largo de la Historia, se han produci- do diversos avatares en los que la vegeta- LA HISTORIA MÁS ANTIGUA ción se ha visto modificada, tanto por facto- La Naturaleza, también llamada Crea- res climatológicos como antrópicos. La His- ción, en la provincia de Palencia es pródiga toria de la naturaleza de Palencia está llena en especies vegetales y animales, pues se de acontecimientos de los que podemos encuentra en diversas regiones bioclimáti- sacar interesantes reflexiones y conclusio- * Texto de la sesión científica celebrada el día 4 de octubre de 2018. 286 Juan Andrés Oria de Rueda y Salgueiro nes, que nos sirvan para comprender mejor Posteriormente, en la era Secundaria, es nuestro medio natural y que en un futuro no cuando se produce la gran expansión de las cometamos los mismos errores. coníferas, pues se llegan a estimar en dicha De la más remota antigüedad, en la era época 10.000 especies de gimnospermas a Primaria, poseemos numerosos restos de nivel mundial, muy lejos de las apenas 700 vegetales y bosques en forma de restos fósi- actuales. les. De hecho, el llamado bosque fósil de Es en el Terciario cuando se perfilan los Verdeña, en la montaña septentrional, es paisajes vegetales actuales de Palencia, pues uno de los ejemplos más valiosos e ilustrati- se extienden las angiospermas y proliferan vos de los primigenios bosques. Allí han ya muchos de los bosques y árboles que quedado marcadas las huellas de árboles podemos observar en la actualidad, como primitivos como Sigillaria y Cordaites encinas, robles, hayas, tilos, fresnos, ála- (estos últimos, ancestros de las modernas mos, alisas, etc., además de efedras, pinos y coníferas) y sus plántulas, sometidos a ria- tejos. Además, medraban otras especies de das y fuertes perturbaciones. árboles que posteriormente se extinguieron, En la atmósfera primaria, el contenido como los de los géneros Liquidambar, de anhídrido carbónico era mucho más ele- Liriodentron, Magnolia, Pterocarya, Aescu- vado que el actual, hasta 18 veces mayor, y lus, Hamamelis, Celtis, Carpinus, etc. e la atmósfera habría sido irrespirable para el incluso algunas palmeras, como Trachycar- ser humano. Grandes helechos arborescen- pus. No obstante, hoy en día, algunas de tes y primitivas gimnospermas crecían en estas especies se utilizan como ornamenta- ambiente pantanoso y periódicamente fue- les, de modo que las podemos ver plantadas ron abatidos por catástróficas inundaciones adornando los parques y jardines palentinos. y mareas. El que se enterrasen esas enormes En las áreas lacustres terciarias medraban cantidades de restos vegetales en forma de los preciosos cipreses calvos (Taxodium), carbón y petróleo resultó imprescindible coníferas de hoja caduca que hoy día pode- para que los animales y el ser humano mos admirar, sobre todo en otoño, en los pudiesen sobrevivir posteriormente. Fue estanques del Parque del Salón o de la Isla una primitiva y masiva fijación de carbono Dos aguas de la capital provincial. atmosférico. Ya en la era Primaria resulta En la era Terciaria tiene lugar un hecho notoria la abundancia de antiguas coníferas fundamental: el esencial cambio climático, en los yacimientos paleontológicos palenti- que produce el factor más destacado y dife- nos, como las pertenecientes a los géneros rencial para nuestro paisaje, flora y vegeta- Lebachia, Walchia, Ernestiodendron, Otovi- ción. En efecto, nuestro clima predominante cia y Ulmannia, antecesoras de los pinos y será el mediterráneo, de veranos luminosos enebros actuales. Los restos de numerosos y secos y lluvias desde el otoño a la prima- helechos y colas de caballo, así como ramas vera. Con este motivo, en la Península Ibé- y conos de todos estos enebros y pinos pri- rica se produce la individualización de nues- migenios, son muy frecuentes en los derru- tros ecosistemas xerófilos más característi- bios y montones de gleras y tierras proce- cos, como nuestros emblemáticos encinares, dentes de la actividad minera de la montaña. los robledos de páramos y sierras, bien alba- rejos o marojos, así como nuestros aromáti-

PITTM, 89, Palencia, 2018, pp. 285-301, ISSN 0210-7317 Historia de los bosques y de la naturaleza de Palencia 287 cos pinares, estepares, tomillares y otros se han mantenido hasta la actualidad, así matorrales propios de solanas y cuestas. como de otras muchas especies de animales Al finalizar el Terciario, en el periodo esteparios. En este último periodo y muy llamado Mioceno superior, se documenta recientemente llega el águila imperial una abundancia de ambientes esteparios con (Aquila heliaca adalberti) a la Península mayor presencia porcentual de Pinus y Ibérica, procedente de las áreas esteparias Quercus, y se extiende la flora esteparia: del Este de Europa y Asia Central. Poste- compuestas, plantagináceas, quenopodiáce- riormente, los ambientes forestales se recu- as y cistáceas, bajo un clima más continen- peran y cubren de encinares, robledales, tal. En esos tiempos es cuando se deseca el pinares y bosques mixtos buena parte del mar Mediterráneo y se extienden los hábi- territorio. tats desarbolados, con entrada de plantas La fauna cuaternaria incluye no solo a esteparias del este de Europa y de los desier- corpulentos rinocerontes y abundantes tos de Asia Central en la Península Ibérica. mamuts, sino también a numerosísimos Proliferan entonces muchas plantas de caballos, cebros, bisontes, ciervos, toros, desiertos asiáticos, como las de los géneros rebecos, corzos y jabalíes. Leones y leopar- Ephedra, Salsola, Suaeda, Stipa, Gypsophi- dos persiguen a tan variadas presas. El caso la, Astragalus, Artemisia, Onopordon y del cebro (Equus hydruntinus) resulta curio- Thymelaea, además de Nepeta, Juniperus, so, pues subsiste hasta tiempos históricos en Camphorosma, Helianthemum, Plantago, muchos lugares de España, donde ha dejado etc. Muchas de estas curiosas plantas las abundante toponimia como Cebrones, observamos hoy en las pendientes cuestas Cebreros, Cebros, etc. Parece ser que eran margosas de los blanqueros del Cerrato. En muy veloces y astutos, de modo que los estas estepas miocénicas, resultaban muy cazadores difícilmente los podían sorpren- abundantes muchos ungulados esteparios der. Por otro lado, no eran sensibles a las (caballos salvajes, gacelas, camellos, rino- enfermedades que podían trasmitir los cerontes, etc.). humanos, algo que parece que sí afectó gra- vemente a otros, como mamuts y rinoceron- NEANDERTALES Y CROMAÑONES, tes, que se extinguieron por un conjunto de LEOPARDOS, CABALLOS Y CABRAS causas, varias de ellas antrópicas. Los caba- MONTESES llos (Equus caballus ferox) eran los ungula- En el Cuaternario, se produce el vaivén dos pleistocenos más abundantes en el pai- de las glaciaciones y muchas de las plantas saje vegetal de la cuenca del Duero y for- descienden a zonas más bajas que las que maban grandes yeguadas que se trasladaban ocupan actualmente. Al final del Pleistoceno en busca de pastos. Estos veloces herbívoros y hasta el Holoceno o actual (desde hace sufrieron drásticamente la presión cinegéti- unos 100.000 años hasta hace unos 10.000) ca prehistórica, llegando casi a extinguirse, se produce un nuevo y máximo exponente pero con el Neolítico se recuperaron pobla- de ambientes esteparios en la Península Ibé- cionalmente como domésticos, al ser un ani- rica y Europa. Es el auge de las bellísimas e mal noble y muy resistente, pues aprovecha incomparables avutardas ibéricas (Otis los lastones o hierbas muy duras y bastas, tarda), que orlan la y que así como las olagas y argomas muy espino-

PITTM, 89, Palencia, 2018, pp. 285-301, ISSN 0210-7317 288 Juan Andrés Oria de Rueda y Salgueiro sas, protegiendo, por tanto, los montes de nes de bosques de monasterios y catedrales. los grandes incendios forestales. Algunos rodales han sobrevivido hasta hace La llegada del hombre primitivo tiene unos años como auténticas reliquias, que- una cierta impronta en el paisaje, pues el uso dando algunos restos aún en ciertos parajes del fuego y la caza intensiva de los ungula- como Hurones (vecindad de Burgos) y algu- dos da lugar a un fortísimo descenso de los nos enclaves por los valle de ríos como el herbívoros, lo que ocasiona la extinción en Ucieza, Teira (Zamora), Cega, Carrión, etc. cadena de los grandes predadores. Es un hecho estudiado que las manadas de huma- PAISAJES CÉLTICOS AGROFORES- nos se ven apostadas cerca de las principales TALES vías migratorias de los grandes rebaños de El Neolítico se inicia hace unos 10.000 herbívoros. Estas rutas, posteriormente, en años y supone que el hombre cazador pasa a el Neolítico, pasan a ser cañadas y cordeles convertirse en ganadero y agricultor. Esto de trashumancia. Las masacres documenta- genera uno de los cambios más destacados das de herbívoros y la drástica reducción de respecto a tiempos anteriores, ya que los alimento de animales salvajes precipitan la grupos humanos se asientan en zonas con- llegada del Neolítico, en donde el hombre cretas y se hacen más sedentarios. El pasa de ser cazador con exclusividad a aumento de la población humana, junto a la incorporar la ganadería y la agricultura, apa- fuerte disminución de los herbívoros como centando los herbívoros como toros y caba- consecuencia de la caza, exige un abasteci- llos y, más adelante, los rebaños de ovejas. miento de comida que la caza y la pesca no Estos rebaños sustituyeron a las manadas de pueden asegurar. rinocerontes ibéricos (Stephanorhinos), que En la cultura céltica existían pueblos mantenían los bosques abiertos y creaban eminentemente ganaderos y otros sobre majadales, esto es, herbazales de hierba todo agricultores, si bien la separación de lo corta con muchas especies herbáceas adap- agrícola y lo ganadero no era absoluta. Los tadas al mordisqueo. bosques productores de leña como combus- En los bosques de ribera proliferan los tible y de bellotas dulces de encina y roble castores o bibros (Castor fiber), extinguidos para consumo humano y ganadero son muy apenas hace unos 180 años en la cuenca del apreciados. También porque constituyen la Duero. Estos roedores gestionaban los bos- base de los pastos para el apacentamiento ques de ribera de las llanuras mediante la del ganado, complementarios a los cultivos corta por bosquetes de álamos (Populus agrícolas, en pequeñas superficies en áreas nigra betulifolia) y alisas (Alnus glutinosa y montañosas y muy dilatadas en las comar- Alnus lusitanica), respetando los robles cas abiertas y planas. negros (Quercus robur broteroana), que En las grandes llanuras arcillosas bajo también crecían en los bosques aluviales de clima mediterráneo extremado, se aprecia llanura junto a los negrillos de agua (Ulmus ya en la antigüedad, hace más de 2500 años, laevis). Tanto Ulmus laevis como Quercus una deforestación de cierta entidad, compro- robur han quedado casi extinguidos en la bable por la abundancia de aves esteparias, actualidad en las llanuras de la cuenca del como avutardas, sisones, alcaravanes, palo- Duero, sobre todo tras las desamortizacio-

PITTM, 89, Palencia, 2018, pp. 285-301, ISSN 0210-7317 Historia de los bosques y de la naturaleza de Palencia 289 mas zuritas, gangas y ortegas, que no tole- y porcino. Entre las ovejas, destacan las del ran apenas al arbolado, así como por los tronco churro de lanas largas. Se trata de una depósitos de turba, en donde aparece polen estirpe que ha perdurado en las grandes lla- de gramíneas en gran dominancia, que indi- nuras abiertas, no solo de la Península Ibéri- can espacios muy abiertos. El sistema de ca, sino en amplias áreas de Europa, desde barbecho exige dilatadas superficies de cul- Escocia hasta Alemania y Moldavia. Tam- tivo, puesto que hay que esperar uno o dos bién aparecen restos de la actividad de otros años a que se recupere la fertilidad de los ganados, como las abejas en los colmenares suelos tras las cosechas de cereales. y la cría de aves, como gallinas y palomas. Ciertas leguminosas resistentes y autóc- Los palomares no solo abastecen de palomi- tonas, como las mielgas (Medicago sativa), nos como fuente de alimento, sino de algo ocupaban amplias superficies de modo esencial en la forma de cultivo de barbecho: espontáneo y suponían una fertilización el abono conocido como la palomina, un natural del sustrato gracias a la importante estiércol muy concentrado que tiene un fijación de nitrógeno atmosférico que llevan efecto sorprendente en el crecimiento de las a cabo. Los melgares, campos de mielgas de cosechas. Este abono natural, muy rico en Tierra de Campos, suponen uno de los pila- nitrógeno, potencia el desarrollo de las bac- res naturales de la conservación de áreas terias fijadoras de nitrógeno atmosférico y, esteparias y uno de los motivos por los cua- además, facilita la proliferación de hongos les las avutardas ibéricas se han mantenido del suelo que extraen elementos como el al cabo de los milenios. Los antiguos reba- fósforo. La cría de palomas resultaba, pues, ños de grandes fitófagos cuaternarios, como eminentemente agrícola. los rinocerontes ibéricos (Stephanorhinus), Algunos autores relatan la existencia de debieron ya en tiempos remotos mantener concordias o tratos entre dos pueblos anti- melgares, algo que, tras la llegada del Neo- guos para permitir los movimientos trashu- lítico, hicieron los grandes rebaños de ove- mantes de una zona a otra del ganado porci- jas. De hecho, aunque la oveja es un animal no. Según parece, algunas téseras celtibéri- doméstico procedente de Asia occidental, el cas serían verdaderos documentos en los efecto de un rebaño de ovejas resulta del cuales se realizaba un trato de hospitalidad todo similar al del herviborismo del rinoce- para la cría conjunta de los puercos (porcom ronte. Los majadales y eras, pastos densos en lengua lusitana y celtibérica septentrio- de gramíneas encespedantes, como Poa nal), base de la supervivencia de los pueblos annua, Poa bulbosa, Lolium perenne, etc., y europeos durante milenios (estudios arqueo- los trebolares de Trifolium subterraneum y lógicos de S. Álvarez Bartolomé, 1990). T. repens, debieron mantenerse gracias a los Hemos recogido de viva voz entre habitantes complejos bandos de grandes ungulados. de la cuenca del río Carrión la cría en mon- Parece ser que estos rinocerontes ibéricos tanera entre dos pueblos, empleando un trato sirvieron de alimento fácil para el hombre entre los mismos para utilizar la cosecha de cazador, ya que no huían al ver al hombre, bellotas en cada lugar. En Soria, hasta 1850 por lo cual su extinción se adelantó. seguían establecidas concordias trashuman- Los pueblos célticos crían diversos tipos tes entre dos pueblos, uno con pastos, haye- de ganados: caballar, vacuno, ovino, caprino do y robledal de montaña y otro con encina-

PITTM, 89, Palencia, 2018, pp. 285-301, ISSN 0210-7317 290 Juan Andrés Oria de Rueda y Salgueiro res de llanura, para permitir que ambas loca- protegieron férreamente a estos bosques lidades pudiesen alimentarse bien en caso de (Sylva glandifera) respecto a los demás grandes cosechas en una de las dos tierras. tipos de árbol, de modo que la corta de los De hecho, las téseras celtibéricas de varios árboles del género Quercus que producen lugares del ámbito celta ibérico están inscri- bellotas tenía graves penas. La producción tas en una llamativa figura de un porcino de abundante de lande (bellota) exigía una estirpe céltica. No se trata de un hecho insó- poda de los árboles, que se realizaba en lito, ya que muchos pueblos de la antigüe- nuestras comarcas de forma tradicional. dad, como etruscos, romanos, ibéricos, grie- También se efectuaba un raleo o aclareo de gos, etc., atribuyeron un carácter benéfico y las masas densas, acompañado de plantacio- un curioso simbolismo funerario al puerco, nes e injertos con las variedades de fruto al hozar y comerse las lombrices y gusanos más grandes y dulces. En el Cerrato se que acosan al espíritu de los muertos en el seleccionaron variedades de “lande castañe- Más Allá, como ha analizado la arqueóloga ra o avellanada” (bellota dulce) del robre Mónica Ruiz del CSIC (1984). albarejo (Quercus faginea faginea) y encina Los célticos vacceos expresaron tam- (Quercus ilex rotundifolia), mientras en la bién una especial veneración por los abanto- zona septentrional provincial se selecciona- nes (buitres negros) hasta el punto de que ron e injertaron a los robres marojos o malo- disponían los cadáveres de los guerreros y jos (Quercus pyrenaica) de lande dulce. Se personajes destacados para que consumie- trata de una práctica no documentada hasta sen sus vísceras y elevasen su alma a los cie- la fecha, pero conocida popularmente por los. De hecho, esta enorme, bella e impac- los habitantes de las comarcas de la Valda- tante ave necrófaga es capaz de volar a enor- via y la Ojeda, así como en otras comarcas me altura, por encima del Himalaya, siendo de la región leonesa (León y Zamora) hasta resistente a la falta de oxígeno de esas enor- la actualidad. mes altitudes, por lo que el símbolo de ele- El ganado porcino cobra un gran valor vación celeste le viene que ni pintado. Nidi- para transformar los abundantes bulbos, raí- ficaba en los enebros de incienso (Juniperus ces y frutos de todo tipo del monte adehesa- thurifera) y pinos pudios (Pinus nigra salz- do, cuya ingesta acompañan con pequeños mannii) monumentales de las vegas del animales silvestres, como la lombriz de tie- Cerrato palentino, como en la Dehesa de rra. Este prolífico ganado se desarrolla muy San Pedro de la Hiedra, todavía hacia 1930. bien en ambientes húmedos, tanto eurosibe- El geógrafo latino Plinio habla de los gigan- rianos como mediterráneos, siempre que tescos enebros del país de los vacceos, árbo- haya abundancia de agua. Por ello resultó les longevos y símbolo de la eternidad. esencial como proveedor de alimentos en ambientes arbolados y frescos. El puerco VISIGODOS, FUERO JUZGO, EDAD doméstico procede de la antigua domestica- MEDIA Y ORDENANZAS ción de razas de jabalí capaces de engordar La montanera o aprovechamiento de las en poco tiempo con las cosechas de bellotas, bellotas fue uno de los motivos por el cual por lo que pronto las piaras porcinas sustitu- las legislaciones visigóticas y medievales yeron a las poblaciones del suino salvaje en (Fuero Juzgo y ordenanzas tradicionales) los montes. De hecho, en la historia palenti-

PITTM, 89, Palencia, 2018, pp. 285-301, ISSN 0210-7317 Historia de los bosques y de la naturaleza de Palencia 291 na el puerco salvaje resulta escaso. En el da de los ganados en los bosques, ahora ya medieval Libro de la montería de Alfonso enfocados a la producción maderera intensi- onceno, mientras que citan abundancia de va. De hecho, la palabra selvicultura surge osos, sorprende la reiterada referencia a que con Hans Karl von Karlowitz en el siglo “a veces hay puerco”, como se cita para el XVIII, quien escribe su obra Sylvicultura Valle de Tosande: “El monte de Tosante es Oeconomica en un incipiente, pero fuerte, bueno de osso en verano et a las veces hay ambiente minero e industrial. Esta nueva puerco”. En la alta Edad Media y hasta el coyuntura exige la producción intensiva de siglo XIX en Cantabria, Soria y la Rioja se madera para la industria emergente en Ale- mantenía la trashumancia de piaras de cer- mania, proceso que fue extendido por toda dos. La llegada de la patata de América, des- Europa. De ahí el punto de inflexión por el plaza el interés de los robledales y encinares que se prohíbe la entrada ancestral de gana- de montanera y permite su engorde intensi- do a los bosques y se lo recluye en granjas vo en los pueblos. Esto resulta letal para intensivas, para que las plantaciones de árbo- estos bosques, que pierden oficialmente su les sean mucho más productivas. valor estratégico para la supervivencia En los sistemas tradicionales, la Dehesa, humana. La sustitución de la bellota por la Coto o bosque acotado para el manteni- patata es aprovechada por los sectores libe- miento de los ganados es una figura esen- rales para talar los robledales, ancestralmen- cial. De hecho, en la provincia de Palencia, te protegidos por las leyes visigóticas y las dehesas boyales y de otros tipos, de medievales, y roturarlos, para el cultivo robles y encinas mayoritariamente, aparecen intensivo de patatas. en todas las comarcas, incluyendo además En el modelo de gestión tradicional rural los sotos ribereños de fresnos, olmos y ala- correspondiente al antiguo Régimen, los medas. Para la gestión de este paisaje tan montes son bienes estratégicos y deben ser destacado, las ordenanzas establecían las protegidos férreamente en su integridad de fechas de entrada de los ganados y los perio- productos. En primer lugar, son productores dos de acotado, con vistas a asegurar la per- esenciales de alimentos para la sociedad, manente productividad de forraje, tanto de complementados con muchos recursos, hierba y bellota como de ramón, para épocas esencialmente pastos y frutos muy variados de escasez, así como el mantenimiento de para todos los tipos de ganado. Los montes un refugio para los ganados en el verano y proveen asimismo de leñas para combustible épocas desfavorables. y de maderas para construcción y carpinte- En el manejo forestal tradicional de las ría, pero estos últimos aprovechamientos dehesas palentinas destaca la conservación supeditados al interés primario anterior de de grandes árboles llamados atalayas, árbo- producción esencialmente agroalimentaria. les límite, que alternan en el terreno con Tras la Revolución Francesa, la sociedad tallares de monte bajo que se cortan entre industrial emergente con el ferrocarril exige dos tierras, es decir, a ras de suelo, cada 15 la producción de gran cantidad de leñas para a 30 años. Las mochas o árboles trasmochos combustible en las fábricas y de madera para son muy frecuentes en los sistemas tradicio- construcción y otros usos. Es entonces cuan- nales de uso agrosilvopastoral palentino. Se do se prohíbe la tradicional e histórica entra- cortan periódicamente las ramas dejando

PITTM, 89, Palencia, 2018, pp. 285-301, ISSN 0210-7317 292 Juan Andrés Oria de Rueda y Salgueiro horca y pendón para mantener con vigor a la provincia de Palencia. Con motivo de las estos grandes robles y fresnos, en equilibrio obras de los ferrocarriles del Norte y su con el aprovechamiento del ramón como construcción, entre los años 1875 y 1915, forraje y de las leñas, sin que el pastoreo de documenta la corta por parte de la empresa los rebaños afecte a la recuperación de la para la que trabajaba, de más de 5 millones copa tras el corte. El mosaico de unidades de robles, buena parte de ellos monumenta- variadas de este paisaje silvoganadero resul- les, para la elaboración de traviesas de ferro- ta del máximo valor ecológico y productivo. carril, la práctica totalidad procedente de montes desamortizados y comunales de la LA DESAMORTIZACIÓN DE MON- montaña palentina. Natural de la localidad TES EN PALENCIA Y LA DESTRUC- de El Piñero (Zamora) modificó su apellido CIÓN DEL BOSQUE TRADICIONAL original, Julián de Salgueiro, tras haber En España, pero también a nivel euro- luchado en el bando carlista, en la Tercera peo, para los gobiernos liberales a partir de guerra, y ser confiscadas, por dicho motivo, 1834, la desamortización se impuso como todas las pertenencias de su familia a manos una obsesión prioritaria para conseguir fon- del gobierno liberal de Cánovas del Castillo. dos fáciles y los bosques no fueron ajenos a En 1836 y a base de numerosos decretos ello. En ese año ya se dictaron las primeras se forma atropelladamente el cuerpo jurídi- medidas destructoras en este sentido. La co con el que se impondría después la desa- figura central en la enajenación de los bie- mortización eclesiástica. Se declaraba la nes de la Iglesia, muchos de ellos masas enajenación y venta en pública subasta de arboladas de aprovechamiento agrosilvoga- los bienes del clero regular, cuyos conventos nadero, fue el liberal Juan Álvarez Mendi- quedaban suprimidos. Durante la regencia zábal. Las pérdidas de bosques en Palencia de Espartero, en 1841, se pusieron en venta con motivo de las desamortizaciones libera- los bienes del clero secular. les del XIX fueron cuantiosas, con la desa- La segunda fase en la desamortización, parición de más de 75.000 ha de bosques de muy perniciosa social y ecológicamente, se la mitad septentrional en los páramos y dio con la Ley Madoz de 1854. La ley de montaña, mayoritariamente robledales, y en Desamortización General impone la venta menor medida fresnedas y riberas y algunos de los restos que quedaban de propiedad pinares, como en la Valdavia. En la zona sur eclesiástica, además de preparar la venta de provincial (Cerrato y Montes Torozos) las los bienes de las corporaciones locales y pérdidas de bosques asociadas a la desamor- civiles. Frente a las disposiciones anteriores, tización es de 36.000 ha, sobre todo encina- parciales y ocasionales, la desamortización res, pero también robledales de roble albare- de Madoz adoptó un planteamiento general, jo o rebollo (Quercus faginea faginea). que declaraba en estado de venta los bienes Una referencia documentada es la del pertenecientes al Estado, a las órdenes mili- ingeniero Julián Salguero (nacido Julián de tares, cofradías, obras pías y santuarios, a Salgueiro en El Piñero, Zamora, 1850- los propios y comunes de los pueblos, a la 1922), que trabajó dirigiendo los trabajos de beneficencia y a la instrucción pública, así construcción del trazado de ferrocarril Bil- como a cualesquiera de otro tipo. bao-La Robla en el tramo correspondiente a

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Esta última fase de la desamortización En el siglo XIX se producen las prime- resultó la más grave para los bosques palen- ras referencias en nuestra provincia del tinos. Se aplicó en dos etapas, aunque estu- envenenamiento y la eliminación sistemáti- vo en vigencia hasta bien entrado el siglo ca de animales salvajes, a base de estricnina, XX. Su larga duración y el gran volumen fabricada a base de la nuez vómica (Strych- alcanzado por los remates, que supera en nos), que se expendía en las boticas. Esto casi el doble al del período de Mendizábal, permitió la drástica disminución de diver- resultó la más dañina. Las consecuencias sos tipos de animales, desde lobos hasta erosivas de los suelos, así como los efectos águilas, abantones o buitres y quebrantahue- en la sociedad rural, debido a la enorme sos. Tradicionalmente se había hecho caza superficie territorial afectada, permiten defi- controlada de los abundantes lobos por nir esta fase como devastadora. medio de batidas comunales en combina- La abolición decimonónica y liberal del ción con las loberas o calechos de la región Honrado Concejo de la Mesta fue uno de los leonesa, a la que pertenecía Palencia, como aspectos más nefastos para los sistemas son originales construcciones a modo de naturales y ecológicos tradicionales, consti- trampas de piedra para canalizar a los lobos tuyendo el mazazo destructivo de la ganade- en el barranco a través de un callejón o con- ría trashumante. El paso bidireccional, cada ducto amurallado hacia un foso final. año, de grandes rebaños de ungulados gre- La práctica decimonónica y de tiempos garios, sobre todo bóvidos, équidos, antílo- recientes de la extinción de aves rapaces no pes esteparios y de otros grupos de herbívo- fue algo tradicional, parte de la cultura popu- ros (proboscídeos, camélidos, etc.) se pro- lar, sino que se impuso a imitación de legis- dujo de forma natural ya en el Terciario, laciones alemanas y escandinavas con origen antes de que el hombre en el Neolítico en el siglo XIX que se extendieron a todos los siguiera a sus rebaños de animales domésti- países europeos, en las que se acusaba a las cos trashumantes. La instauración de climas grandes águilas, abantones (buitres negros) y esteparios y mediterráneos, de veranos águilas chivas (quebrantahuesos) de atacar a secos, obligaba a estos traslados estaciona- los animales domésticos y la caza menor y les. Muchas plantas de la flora ibérica nece- exigían su destrucción. De hecho, las águilas sitan el paso periódico de la ganadería dominicas (águilas imperiales ibéricas) o extensiva, heredera de los rebaños silvestres águilas de la cruz, eran respetadas y aún ancestrales. La supresión de este trasiego veneradas en las culturas tradicionales de conlleva la profunda alteración de los hábi- nuestras comarcas palentinas, en donde proli- tats, de modo que algunas especies vegeta- feraban y nidificaban en álamos aislados y les o de hongos desaparecen o se hacen bosquetes del centro y sur provincial. Poste- mucho más escasas. Paradójicamente, estas riormente, las modernas armas de fuego y la especies, para su conservación, necesitan creación de las juntas de extinción de ani- ser comidas y pisoteadas, de modo que males dañinos las acusó de perniciosas y cerrar el acceso a los lugares donde apare- llevó al exterminio hacia 1965, cuando los cen muy escasos ejemplares de tales espe- libros de caza de rapaces y de alimañas cies, puede suponer su puntilla definitiva. escritos por España Payá, sorprendentemen- te un licenciado en ciencias naturales, eran

PITTM, 89, Palencia, 2018, pp. 285-301, ISSN 0210-7317 294 Juan Andrés Oria de Rueda y Salgueiro muy populares y aún pueden verse en nues- la recuperación de la extensa y variada tras bibliotecas. cubierta vegetal perdida con la instalación Por otro lado, en el siglo XIX y comien- de pinares, a modo de primera etapa de zos del XX se asiste a la generalización de sucesión vegetal arbórea. En 1940 se con- las armas de fuego, algo que en principio creta el Plan de Repoblación y se inicia la solo estaba en manos de ¨los más ricos de plantación de grandes superficies, muchas los pueblos”. La popularización de las de ellas compradas por el Estado, para reor- armas de fuego junto a la transformación de ganizar el Patrimonio Forestal del Estado la caza, particularmente la mayor, que pasa (P.F.E.), ya constituido con anterioridad. de actividad propia de la nobleza a práctica Las repoblaciones forestales comprendí- generalizada y vinculada al uso masivo de an un triple objetivo. En primer lugar, el armas de fuego fue el motivo de la elimina- abastecimiento nacional en maderas, para ción del ciervo en la provincia de Palencia, evitar en lo posible la importación de estos que abundaba a todo lo largo de la misma, costosos recursos. Se decidió que debía como también la extrema rarefacción del haber una importante propiedad de montes corzo y el oso. del Estado para hacer frente a las necesida- des de madera, que habían aumentado LAS REPOBLACIONES FORESTALES mucho tras la destrucción del siglo XIX. El DEL SIGLO XX segundo objetivo esencial era la defensa de En los últimos decenios del siglo XIX se los suelos en cabeceras y cuencas torrencia- alzaron voces de muchos pensadores ante la les, para lograr controlar la erosión. Y en devastación de los bosques en España. tercer lugar aparece el objetivo de absorción Grandes extensiones arboladas habían que- del paro obrero y campesino. dado reducidas a la nada y convertidas en Las extensas repoblaciones en la monta- leña y carbón vegetal, que se habían emple- ña palentina y los páramos, por parte del ado con urgencia con destino a las siderur- Patrimonio Forestal del Estado, que suman gias y centros industriales. No solo cambia- más de 50.000 hectáreas, resultaron decisi- ba el paisaje rural, vegetal y humano, sino vas entre los años 40 y 60 del siglo XX para que era notorio el grave problema vinculado evitar la extinción del corzo y fueron un a la erosión y que ocasionaba grandes pérdi- refugio inexpugnable para los lobos y osos das de suelo. que sobrevivieron en las áreas del norte pro- En este contexto, se diseña en Burgos, vincial. Las plantaciones y siembras se rea- en 1939, un ambicioso plan de repoblación lizaron a densidad elevada, con unos 3.000 forestal. Los ingenieros de montes Luis arbolillos por hectárea, en su mayoría a raíz Ceballos (botánico forestal), y Joaquín desnuda, aunque en el Cerrato se plantaron Ximénez de Embún elaboran una propuesta con cepellón en maceta. Se implantaron en de recuperar 6 millones de hectáreas de bos- buena parte en terrenos absolutamente pela- que en toda España en un periodo de 100 dos, sometidos, apenas unas décadas antes, años. Su objetivo era que a través de la etapa a la tala, incendio y roturación. de pinares se pasase de la situación de regre- Estas repoblaciones forestales, unidas a sión a la progresión forestal. Esto es, iniciar las 20.000 hectáreas de los últimos dece-

PITTM, 89, Palencia, 2018, pp. 285-301, ISSN 0210-7317 Historia de los bosques y de la naturaleza de Palencia 295 nios, en total han resultado el contrapunto a En los últimos decenios, sobre todo a partir las 110.000 hectáreas taladas y roturadas de 1980, se realizan numerosas plantaciones tras la devastadora desamortización liberal forestales de la política comunitaria de la decimonónica, que afectó a 75.000 de la unión europea (PAC) que contribuye nota- zona centro norte y a 35.000 del sur (Cerra- blemente al aumento de la superficie de to, Torozos) monte denso, siendo entonces mucho mayor Digna de mención en nuestra provincia el peligro de incendios. En el año 2018 asis- fue la primera mujer ingeniero de Montes de timos a la expansión de las plantaciones de España, María Jesús de Miguel Michelena, encinas micorrizadas de trufa negra (Tuber que empezó trabajando en el Patrimonio melanosporum), apreciado hongo subterrá- Forestal del Estado en Palencia, en los años neo, en más de 120 ha de superficie provin- 60 y que hasta su jubilación trabajó en tare- cial, gracias al Plan de Promoción de la Tru- as de restauración forestal en nuestra pro- ficultura establecido por la Diputación de vincia. Bajo su dirección técnica el Patrimo- Palencia. La trufa del Cerrato era ya muy nio adquirió varias yuntas de bueyes autóc- apreciada hacia los años 50 del siglo XX tonos para los trabajos forestales de laboreo aunque posteriormente disminuyó mucho la y plantación. Se emplearon pinos con cepe- producción silvestre tras la fuerte densifica- llón cultivados en viveros volantes en mace- ción de los montes encinares, así como por tas, algunas de las cuales se pueden ver la roturación de importantes superficies de todavía esparcidas por el suelo en estas los mismos. repoblaciones. En la actualidad, se observa El abandono rural casi absoluto y gene- una apreciable regeneración juvenil de ralizado va asociado a la expansión expo- Pinus halepensis, el más xerófilo de su nencial de ungulados de ámbito forestal, género, en zonas peladas del Cerrato, lo que sobre todo jabalíes, corzos y ciervos, que demuestra una buena adaptación a las sequí- llegan en la actualidad a la misma capital as de los últimos años. provincial y su cinturón periurbano. Incluso el gamo (Dama dama) está ya bien estable- ABANDONO RURAL Y EXPANSIÓN cido en la comarca del Cerrato en el año DEL BOSQUE ACTUAL 2018, debido a que en los últimos decenios En los años 60 y 70 del siglo XX se pro- se escaparon numerosos ejemplares de algu- duce en la provincia de Palencia una fuerte nas fincas, como Santa María del Retortillo, reducción de la población rural que se des- en el Cerrato. La proliferación masiva del plaza en masa hacia las ciudades y regiones jabalí ha dado lugar a una drástica reducción industriales. Esto va parejo al abandono de aves que nidifican en el suelo, sobre todo masivo del consumo normal de leñas en la las perdices, tanto las rojas como las pardas, vida diaria de la población. La llegada del afectadas sus nidos y polladas por el voraz gas butano a las cocinas domésticas, arrin- suido salvaje, junto a la extinción de otras conó el uso de combustibles vegetales a un como el urogallo cantábrico. Sin embargo, mínimo histórico. Paralelamente, los mato- en los últimos tiempos, otros animales, rrales y bosques se densificaron notable- como los conejos, han vuelto a abundar mente debido a la falta de ganado extensivo sobremanera, alimentando a muchos preda- y la escasez de habitantes en el medio rural. dores y favoreciendo la multiplicación de

PITTM, 89, Palencia, 2018, pp. 285-301, ISSN 0210-7317 296 Juan Andrés Oria de Rueda y Salgueiro raposos, turones, ginetas y garduñas, así - Becerro de las Behetrias o Libro de las Merindades como de aves rapaces como las águilas cal- de Castilla o de 1352. Archivos de la Real Chanci- llería de Valladolid. zadas, ratoneras y reales, incluso llegando - DELIBES DE CASTRO, G., ROMERO F. y las águilas imperiales de nuevo a la provin- MORALES, A. (eds.) (1995). Arqueología y Medio cia palentina desde la zona vecina de Valla- Ambiente. El Primer Milenio A.C. en el Duero dolid. No obstante, hay problemas de espe- Medio, Junta de Castilla y León. Valladolid, 582 cies invasoras, como el voraz y agresivo págs. visón americano, que mata miles de pájaros - NOHEMI SALA, M.T., ARSUAGA, J.L., LAPLANA, C., RUIZ, B., M.J., GIL GARCÍA, y mamíferos y supone una amenaza ecológi- M.J., GARCÍA, N., ARANBURU, A., ALGABA, ca de primer orden. M., (2011). Un paisaje de la Meseta durante el También aparecen en los últimos tiem- Pleistoceno Superior. Aspectos paleontológicos de la Cueva de la Zarzamora (Segovia, España). Bol. pos plantas perjudiciales invasoras, como el R. Soc. Esp. Hist. Nat. Sec. Geol., 105 (1-4): 67- llamativo plumero (Cortaderia selloana), 85. que, utilizado en los jardines como planta - VIELBA INFANTE, E. (2018). De alimañas a ornamental, invade las riberas y suelos especies protegidas: Aruz Ediciones 300 págs. húmedos en estos últimos años, junto a las - WAGNER, R.H., ÁLVAREZ-VÁZQUEZ, C. madreselvas japonesas, ailantos y diversas (2010). The Carboniferous floras of the Iberian malas hierbas asociadas a los cultivos de Peninsula: A synthesis with geological connota- tions. Review of Palaeobotany and Palynology 162 regadío. La masiva utilización de herbici- (3) : 239-324. das, tanto en ambientes agrarios como urba- nos, supone un factor muy preocupante desde el punto de vista social y ambiental. Actualmente estamos investigando sobre la utilidad y aplicación de sustancias alelopáti- cas naturales para el control de hierbas no deseadas.

BIBLIOGRAFÍA - Alfonso XI. (siglo XIV). Libro de la Montería. (1992). Estudio y Edición crítica de M. Isabel Montoya. Publicaciones de la Cátedra de Historia de la Lengua Española. Universidad de Granada. 729 pp. - ÁLVAREZ BARTOLOMÉ, S. (1990). Porqueros en las Tierras Altas de Soria y su herencia céltica. 8 pp. - Bayerische Staatsbibliotek. (1994). Forum judi- cum. Liber iudiciorum. Fueru Xulgu. Facsimil. Lletura fecha acordies col Cod. Hisp. 28 de la Biblioteca de Baviera d Munich. Academia de la Llingua Asturiana. Oviedo. 2 tomos.

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Cono fósil de la conífera antigua Walchia hyp- noides del Carbonífero en derrubios mineros de carbón en las inmediaciones de Guardo. Plantas esteparias en las cuestas yesosas del Cerrato, sobre yesos del Mioceno, con abundancia de plantas muy resistentes y gipsófilas, como Ephedra distach- ya, Artemisia herba alba, Salsola vermiculata, Stipa juncea, Stipa pennata (S. ibérica), etc, estirpes vege- tales esteparias que se extendieron en el Mioceno en las regiones áridas y continentales del mediterráneo.

Lámina del Codex granatensis. De natura rerum, de Cañada Real Burgalesa a su paso por el Portillo, Tomás de Cantimpré (conservado en la Biblioteca de la entre y , con Universidad de Granada) y en donde se observa la plantas nitrófilas y ruderales adaptadas y necesi- montanera de ganado porcino en montes de roble. tadas del paso periódico de ungulados.

PITTM, 89, Palencia, 2018, pp. 285-301, ISSN 0210-7317 298 Juan Andrés Oria de Rueda y Salgueiro

Calendario de San Isidoro de León, en donde apa- rece, como representación del mes de octubre, un porquero que agita las ramas de los robles cargadas de lande para los puercos, de capas de color rojizo (raza céltica) y negro (raza ibérica).

Árbol de los tulipanes (Liriodendron tulipifera) en flor, con sus características hojas escotadas, en un jardín urbano de la ciudad de Palencia. Árboles de este género prosperaron en lo que es hoy la Vega del Carrión durante la era Terciaria, junto a otros árboles caducifolios de los géneros Liquidambar, Magnolia, Juglans, Pterocarya, Ulmus, Alnus, Quercus, Taxodium, Carpinus, Fraxinus, etc. Tam- bién crecían intercalados especies de hoja persis- tente y temperamento de media sombra, como las coníferas Pinus nigra salzmannii (pino pudio) o Sequoia sempervirens (palo colorado), así como palmeras resistentes al frío (Trachycarpus). Curio- samente, estos árboles se pueden encontrar hoy día, plantados como ornamentales, en zonas verdes.

Cartel de aviso para prevenir incendios (hacia 1962)

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El ingeniero Julián Salguero (nacido Julián de Salgueiro, El Piñero, Zamo- ra, 1850-1922), en la fotografía de Kaulak, sentado, rodeado de su mujer e hijos, trabajó dirigiendo los trabajos de construcción del trazado de ferro- carril Bilbao-La Robla en el tramo correspondiente a la provincia de Palen- cia. Con motivo de las obras de los ferrocarriles del Norte y su construc- ción, entre los años 1875 y 1915, documenta la corta por parte de la empresa para la que trabajaba de más de 5 millones de robles monumenta- les para la elaboración de traviesas de ferrocarril, la práctica totalidad pro- cedente de montes desamortizados y comunales de la montaña palentina. Natural de la localidad de El Piñero (Zamora) modificó su apellido original Julián de Salgueiro, tras haber luchado en el bando carlista, en la Tercera guerra, y ser confiscadas, por dicho motivo, todas las pertenencias de su familia a manos del gobierno liberal de Cánovas del Castillo.

Trabajadoras de uno de los viveros volantes (cerca de la zona donde se iban a implantar) de planta de repobla- ción del Patrimonio Forestal del Estado en la provincia de Palencia (comarca de la Valdavia) en 1960. Se observa, al fondo, un autocar con motivo de la visita de 40 ingenieros forestales sovié- ticos a Palencia.

PITTM, 89, Palencia, 2018, pp. 285-301, ISSN 0210-7317 300 Juan Andrés Oria de Rueda y Salgueiro

Pinar de pino albar (Pinus sylvestris var. iberica) en primavera del año 2018, plantado por el Patrimonio Forestal del Estado en 1960 en término de Velilla de Carrión (Palencia), cercano a los terrenos que sirvieron como uno de los viveros volantes o circunstanciales. Estas repoblaciones supusieron el aumento del pinar autóctono de Pinus sylvestris de la vecina y relicta Pineda de Peña Mayor. En numerosos parajes de la mon- taña palentina, pero también en otros lugares de la Valdavia y el Cerrato, subsiste el topónimo Pineda (y Pinedo) que indica la gran abundancia pretérita de pinos albares y pinos pudios, pero que fueron destruidos, muchos de ellos tras las desamortizaciones del siglo XIX.

Laboreo del terreno con yunta de bueyes en una cuesta de páramo del Cerrato en los años 50 del siglo XX para la repoblación forestal de pino carrasco (Pinus halepensis).

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El oso pardo estuvo a punto de extinguirse en la montaña palentina a causa de la despiadada persecución en el primer tercio del siglo XX. Muchos habitantes de los pueblos mineros del norte palentino, procedentes de Asturias y León eran expertos rastreadores y cazadores de este plantígrado, del que se aprovechaba la grasa, la carne y la piel.

Caza del corzo en la Montaña palentina, casi extinguido hacia 1950, pero abundantísimo en la actualidad.

PITTM, 89, Palencia, 2018, pp. 285-301, ISSN 0210-7317 302 Juan Andrés Oria de Rueda y Salgueiro

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