Ocio Intelectual
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1 2 PRÓLOGOS Mi amigo Gustavo Enrique Wierna, me pidió le revisara el libro “Ocio Intelectual” por lo que tuve que leerlo meticulosamente de ”pe a pe” , y me deje llevar por el relato casi vivencial, a medida que el autor, a medida que el autor iba desovillando sus recuerdos, evocando un mosaico de sucesos, y revalidando etapas de su vida universitaria, profesional y sentimental. En este libro asisto a la pulseada entre el “Profesional Docente” por excelencia, y el”Indio” por imprudencia, donde todo lo expresado se convierte en un testamento válido, con entretelones mundanos relatados con frondosidad de exposiciones, una suerte de intimidades veniales de un San Gustavo Enrique, con veleidades donjuanescas. El autor en su autobiografía bosqueja datos que ordenadamente nos lo confía en un discurso a ratos trivial, pero donde sabe enmascarar profundamente estados afectivos, aderezados con un sinfín de anécdotas (que lo divierten), a fin de brindarnos descripciones que a toda costa quería dejarlas documentadas, como engranajes que ensamblan en el correlato de su vida. De a ratos predomina el sentimiento fraternal, la hermandad humana, la alegría de vida compartida con sus compañeros de casa allá en Rosario de Santa Fe; también momentos de soledad, y una acentuada saudade que contagia. Alerta instala su mirada sobre la vida y obra de sus compañeros y como co-protagonista presencial, fue acopiando escenas en la memoria, que de tanto repetirlas fueron sufriendo una metamorfosis, que la fantasía y la chochera de sus años se encargaron de agrandar. Sólo faltaba testimoniarlas, y se dio el lujo de plasmarlas en un libro. 3 Estas memorias se leen solas, porque así lo invita la verosimilitud de su sencillez lingüística, sin exigir al lector un mayor esfuerzo. Son situaciones que uno las acepta como si ya las hubiera conocido, como si uno hubiese sido partícipe y compinche de esas aventuras. Pero aclaremos que esa sencillez no está reñida con la profundidad de conceptos y de principios que el autor lanza como venablos al centro de la emoción, lo que de muestra su lucidez, personalidad y línea de conducta sobre todo, poniendo en evidencia algo que todos sus amigos conocemos: su don de gente, propio de ese niño grande, juguetón y travieso arrimado a la bohonomía. Gustavo se descorporiza cuando en el Capítulo XIX “Nostalgias”, recuerda con veneración a una de sus tías, donde queda flotando una travesura, un desliz, su papelón, los pesares y el arrepentimiento. Sin querer, quedó plasmada una enseñanza que enriquece el espíritu. Advierto que Wierna va saliendo poco apoco desu “obligación” al ocio intelectual como “hobby” que le prescribiera su médico. Por mi parte, lo sigo instando a mi amigo para que comience a escribir “Cuentos”. El conoce el mundo del relato, ahora sólo le falta un poco de imaginación para crear personajes y situaciones que desemboquen en un final feliz o no, asombroso, novedoso o estúpido, usando la fantasía, el gracejo y la mentira como medios. Su vida siempre expuesta y llena de anécdotas, son base para Cuentos. Hasta ahora todo fueron relatos rescatados de la memoria histórica, detallista y meticulosa de Gustavo. El desafío ahora es la creación, inventando una narración atrapante que hasta aparezca cierta, y esté llena de emociones que hagan vibrar al lector. He lanzado el guante, y si se entusiasma mi amigo, deberá hacerse asesorar bien, leer cuentos y descubrir su técnica. De esa forma ingresará por la puerta grande al mundo de la cuentística con buenas perspectivas. Muchos pasajes de su relato servirán de basamento para estructurar cuentos, introduciéndoles esa cuota de fantasía y un vuelo mágico e imaginario que pueda arribar a un epílogo aceptable. Es necesario que Gustavo prosiga exhumando recuerdos, buscándose, encontrándose y perdiéndose cuantas veces sea necesario, en 4 la ambigua certidumbre que las palabras ocultan, soñando y haciendo soñar. Cesar Antonio Alurralde Estimado Gustavo: Cuando leí Carrera March ¡!¡! A tierra te dije que el libro era un pedazo de la historia de Salta, no esa historia de luchas, de gobiernos y desgobiernos, de cuestiones econó-micas o administrativas, que sería más cercano a tu profesión, sino un pedazo de esa historia menuda, esa historia de las personas comunes y corrientes por detrás de la cual aparece a pantallazos, o esbozada o intuida, la que suele servir de tema a los historiadores. Pienso en este momento en aquel capítulo cuyo trasfondo fue el movimiento obrero contra un gobernador salteño, creo que en 1949, que tiene tanto valor real como aquel otro de El señor gobernador y la insurrección, de Néstor Saavedra. Tú dices lo que le tocó vivir a un conscripto. Y eso es lo valioso. Pues ahora eres “repitente”, con Ocio Intelectual sucede lo mismo. Quienes dentro de cincuenta años, o menos tal vez, se pregunten cómo eran las perspectivas de los recién egresados del secundario y cómo erala vida de los estudiantes universitarios tendrán en tu libro un excelente testimonio. Todo está lleno de anécdotas de la vida estudiantil, es como un mosaico de situaciones personales tuyas, pero a la vez son “ejemplares” (no me refiero a los buenos ejemplos) quiero decir que son situaciones típicas de la vida en las pensiones y en el ambiente de la universidad, que reflejan un estilo de vida juvenil en que se mezclan el humos, el compañerismo, la responsabilidad, la fidelidad ... Pero creo que tu obra va más allá: en el trasfondo de cada situación, en el contexto de la vida personal aparecen retazos dela vida social Argentina en el momento de tus estudios, la necesaria emigración de los jóvenes a los pocos centro universitarios de la época, la relación entre chicos y chicas ,la vida política 5 y sus consecuencias, el buen ejemplo de los funcionarios, como el de aquel Contador General de la Provincia, el verdadero comienzo, como proyecto de la universidad en Salta en la visita que os hizo Monseñor Tavella, el comportamiento de los hombres en los momentos difíciles de los cambios políticos. En fin Gustavo, he leído tu libro de un tirón con verdadero gusto, para volver a leerlo después con detenimiento. He adivinado quiénes eran los personajes, muchos de ellos amigos comunes o personas conocidas. Es también para ellos un pantallazo, como foto viva, de su vida universitaria. Y a mí me ha hecho recordar una novela que leí siendo estudiante secundario en España, “La casa de Troya”,refleja la vida de los estudiantes en la Universidad de Santiago de Compostela, inspirada sin duda en la realidad vivida por el novelista. Tu libro no es una novela. Es autobiografía de esas que hacen falta para conocer lo que fue Salta y también Rosario ,a través de la vida de un joven universitario. Y por último, nos queda algo más que conversar: no creo que seas un “ocioso”, así que al ocio habrá que entenderlo en otro sentido, sin duda en un estado de contemplación, que no es un estado pasivo sino la condición para ser “creador”, Y ciertamente que has dado un precioso recuerdo. Un abrazo de: Vicente Pérez Saez 6 A Pocha, mi esposa y madre de mis hijos. Ser maravilloso, recibido de Dios como un Premio inmerecido, para fundar juntos una Familia, que por tener como cimientos el amor será eterna. El Señor bendijo nuestra unión , dándonos Hijos y nietos, a los cuales abrazo y beso en esta dedicatoria. 7 Gustavo E. Wierna CARTA AL LECTOR En la exposición de motivos del libro ¡¡Carrera Mach a Tierra!! Explicaba que mi condena como docente o como funcionario público fue siempre escribir cosas serias, y no el placer de comunicarme con mis semejantes y a veces conmigo mismo. Si me había animado a escribir contando experiencias vivénciales, fue pedido de amigos, de alumnos y exalumnos, que integran también el núcleo de mis seres queridos. El Medico Neurocirujano, que con amor y responsabilidad se tomó el trabajo de devolverme apto para comportarme en la sociedad, me recetó que hiciese un poco de “ocio intelectual”, eso fue lo que hice cuando escribí el libro anterior y lo que pretendo hacer con el presente. Lo 8 escrito es otro ocio de un intelecto que no puede quedarse quieto. No esperen encontrar una perfección lingüística o un estilo depurado, porque el buscar eso dejaría de ser ocio para convertirse en trabajo. El primer problema lo constituyó el tema al cual referirme, las opciones que se me presentaron fueron varias. a) Referirme a uno de los más hermosos capítulos de la vida de los hombres que tuvimos la suerte de ser estudiantes universitarios gracias al esfuerzo de toda la sociedad. b) Relatar un anecdotario, de mi paso por la función pública y la docencia c) Referirme a los problemas que presenta la actualidad los “sexagenarios que tuvimos el valor de no morirnos Si me hubiese decidido por la tercera alternativa sería más un masoquismo, o la protesta de un hombre que se resiste a ser considerado un ex humano, condición a la que nos encontramos reducidos, aquellos infelices mortales, que llegamos a sufrir los “maleficios de la jubilación” que nos convierte en “chatarra humana” usada como mercadería de los geriátricos. Entonces el resultado, en lugar de ser un ocio del intelecto, puede resultar algo perjudicial a la salud. Por ese motivo antes de encarar un tema de esa naturaleza, debo consultarlo con un médico. Quedó en consecuencia, como tema central, la vida de un estudiante universitario, en la época en que me tocó vivirla, que se diferencia en muchos puntos de lo que les toca a quienes integran hoy la muchachada estudiantil. Uno de los puntos diferentes, se refiere a la dificultad que se nos presentaba por la falta de establecimientos de Enseñanza Superior, que obligaba a los provincianos a dejar la patria chica, para ser considerado un extranjero en la patria grande.