Liturgia Agustiniana De Las Horas
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LITURGIA AGUSTINIANA DE LAS HORAS LITURGIA AGUSTINIANA DE LAS HORAS 3 DE ENERO SAN FULGENCIO, OBISPO Fulgencio (Thelepte, actual Medinet-el-Kedima, Túnez, h. el año 462 – Ruspe 1 enero 527) pertenecía a la familia senatorial de los Gordiani. De joven desempeñó el oficio de procurador, que en la administración civil de los Vándalos comportaba la recaudación de los tributos. Atraído a la vida monástica, se decidió a abrazarla tras la lectura del comentario de san Agustín al salmo 36. Hacia el año 499 se puso en viaje con ánimo de visitar a los monjes de la Tebaida, en Egipto. Pero, al llegar a Sicilia, algunos amigos le disuadieron de continuar el viaje a causa de las simpatías de aquellos monjes por la herejía monofisita. En el año 500 se encontraba en Roma; hacia el 502 fue nombrado obispo de Ruspe. Los Vándalos le desterraron dos veces a Cerdeña, donde fundó algunos monasterios. Sus escritos están llenos de resonancias agustinianas, hasta el punto de haberle merecido el apelativo de “Augustinus breviatus”. También su vida monástica se inspira en el pensamiento y ejemplo de Agustín. Amó de tal modo la vida común que no acertaba a vivir sin la compañía de los monjes. Por ese motivo fundó varios monasterios tanto en su patria como en el exilio. Los agustinos celebramos su fiesta, al menos, desde el año 1581. Le recordamos como firme defensor de la fe católica y animador apasionado de la vida evangélica en común. Del común de pastores: obispo OFICIO DE LECTURA SEGUNDA LECTURA De los libros de san Fulgencio de Ruspe, obispo, a Mónimo (Libro 2, 11-12: CCL 91, 46-47; Liturgia de las Horas, II, 1988, 554-555) El único Espíritu del Padre y del Hijo había hecho de la multitud de los creyentes un solo corazón y una sola alma La edificación espiritual del cuerpo de Cristo, que se realiza en la caridad (según la expresión del bienaventurado Pedro, las piedras vivas entran en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo), esta edificación espiritual, repito, nunca se pide más oportunamente que cuando el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, ofrece el mismo cuerpo y la misma sangre de Cristo en el sacramento del pan y del cáliz. El cáliz que bebemos es comunión con la sangre de Cristo, y el pan que partimos es comunión con el cuerpo de Cristo; el pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan. Y lo que en consecuencia pedimos es que con la misma gracia con la que la Iglesia se constituyó en cuerpo de Cristo, todos los miembros, unidos en la caridad, perseveren en la unidad del mismo cuerpo, sin que su unión se rompa. Esto es lo que pedimos que se realice en nosotros por la gracia del Espíritu, que es el mismo Espíritu del Padre y del Hijo; porque la Santa Trinidad, en la unidad de naturaleza, igualdad y caridad, es el único, solo y verdadero Dios, que santifica en la unidad a los que adopta. En efecto, en la sustancia única de la Trinidad se da unidad en el origen, igualdad en la generación, comunión en el amor de la unidad y de la igualdad. No hay división alguna en la unidad, ni diversidad en la igualdad, ni hastío en el amor; nada en ella discrepa, porque la amada y única igualdad, la igual y amada unidad y el único amor perseveran natural e inconmutablemente. Porque por la comunión del Espíritu Santo, si cabe hablar así, se demuestra el amor único del Padre y del Hijo, comunión que encarece el Apóstol con estas palabras: La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios Padre y la comunión del Espíritu Santo esté con todos vosotros; y en otro lugar: Si queréis darme el consuelo de Cristo Pág. 2 LITURGIA AGUSTINIANA DE LAS HORAS y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. Por eso dice: La caridad de Dios se ha derramado en vuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado. Pues el Espíritu Santo, que es el mismo Espíritu del Padre y del Hijo, en aquellos a quienes concede la gracia de la adopción divina, realiza lo mismo que llevó a cabo en aquellos de quienes se dice en el libro de los Hechos de los apóstoles que habían recibido este mismo Espíritu. De ellos se dice, en efecto: En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo; pues el Espíritu único del Padre y del Hijo que, con el Padre y el Hijo es el único Dios, había creado un solo corazón y una sola alma en la muchedumbre de los creyentes. Por lo que el Apóstol dice que esta unidad del Espíritu con el vínculo de la paz ha de ser guardada con toda solicitud, y aconseja así a los efesios: Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz. RESPONSORIO Rm 12, 4. 5 V/. Como nuestro cuerpo, en su unidad, posee muchos miembros, *así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo. R/. Como nuestro cuerpo, en su unidad, posee muchos miembros, así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo. V/. Cada miembro está al servicio de los otros miembros. R/. Así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo. O bien: De los tratados de san Agustín, obispo, sobre la primera carta de san Juan (Tratado 2,11: BAC XXVIII, Madrid 1959, 226-227) En las criaturas se ha de amar al Creador Pero no amemos al mundo ni las cosas que hay en él. Las cosas que hay en el mundo son la codicia de la carne, el deseo de los ojos y la ambición del siglo. Estas tres cosas hay, y no vaya a decir alguno que lo que hay en el mundo Dios lo hizo, es decir, el cielo, la tierra, el mar, el sol, la luna, las estrellas y todo el ornato del cielo. ¿Cuál es el adorno del mar? Todo lo que repta. ¿Cuál el de la tierra? Los animales, los árboles, las aves. Todo esto está en el mundo, Dios lo hizo. ¿Por qué no he de amar lo que hizo Dios? El espíritu de Dios esté en ti para que veas que todas estas cosas son buenas; pero ¡ay de ti si amas lo creado y abandonas al Creador! Hermosas son para ti, pero ¡cuánto más hermoso es aquel que las creó! Atienda vuestra caridad. Con semejanzas podéis ser instruidos. No se insinúe en vosotros Satanás, diciendo lo que suele decir: «Bien os va con la criatura de Dios. ¿Para qué la hizo sino para vuestro servicio?» Y se engolfan en ella y perecen y se olvidan de su Creador. Usando de las criaturas con apasionamiento y sin moderación, se desprecia al Creador. De éstos dice el Apóstol: Adoraron y sirvieron a la criatura más bien que al Creador, que es digno de ser bendecido por los siglos de los siglos. Dios no te prohíbe amar estas cosas, sino amarlas poniendo en ellas tu felicidad; apruébalas y alábalas de modo que ames en ellas al Creador. Si un esposo hiciese a su esposa un anillo, y ésta, recibido el anillo, lo amase más que al esposo, que le hizo el anillo, ¿acaso no sería considerada su alma adúltera por este don del esposo, aunque amase lo que le dio el esposo? Sin duda debía amar lo que le dio el esposo. No obstante, si dijere: «Me basta este anillo, ya no quiero ver su rostro», ¿cómo la calificaríamos? ¿Quién no detestaría tal demencia? ¿Quién no acusaría a su alma de adúltera? Amas el oro en Pág. 3 LITURGIA AGUSTINIANA DE LAS HORAS lugar del varón, amas al anillo en lugar del esposo. Si éste es tu sentir –amar el anillo en vez de a tu esposo– y no quieres ver a tu esposo, entonces te dio las arras no para quedar sometida a él, sino para alejarte. Pero el esposo da las arras para ser amado en ellas. Dios te dio todas estas cosas, luego ama al que las hizo. Mucho más es lo que quiere darte el que las hizo: a sí mismo. Si amas estas cosas, aunque las hizo Dios, y abandonas al Creador, amando al mundo, ¿no se tendrá tu amor por adulterino? RESPONSORIO Mt 4, 10; Sal 32, 12 V/. Al Señor tu Dios adorarás, *y a Él solo darás culto. R/. Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo darás culto. V/. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad. R/. Y a él solo darás culto. ORACIÓN V/. Oh Dios, que en el obispo san Fulgencio has dado a tu Iglesia un ilustre defensor de la verdad de la fe y un ardiente propagador de la vida monástica, concédenos que, apoyados en su ejemplo e intercesión, fomentemos entre los hermanos el espíritu de la unidad y de la paz. Por nuestro Señor Jesucristo. R/. Amén. Pág. 4 LITURGIA AGUSTINIANA DE LAS HORAS 23 DE ENERO BEATA JOSEFA MARÍA DE BENIGÁNIM, VIRGEN Memoria Josefa Teresa –así se llamó en el bautismo (Benigánim, Valencia, España, 9 enero de 1625 – 21 de enero de 1696)– nació en el seno de una familia de modesta condición.