Eduardo D’Anna EN EL MUNDO VERDADERO Obra poética

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EDUARDO D’ANNA

EN EL MUNDO VERDADERO

Obra poética

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MUY MUY QUE DIGAMOS (1967)

a Ricardo Gustavo Edgardo

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6 MUY MUY QUE DIGAMOS

Una vez le leí un poema a alguien. Uno de esos poemas primerizos nuestros que parecen tangos, o esos otros tan melancólicamente otoñales que yo utilizo para combatir el insomnio.

Carraspeó. Dobló parsimoniosamente la hoja en dos y me contestó: “Sí, pero no es muy...muy...que digamos, eh?”

Te darás cuenta la razón que tenía. Por eso como tenía razón por eso dejé pasar el tiempo junté fuerza me conseguí una máquina de escribir y ahora te muestro estos versos que -a mi parecer- son bastante muy muy que digamos.

LA NUEVA GENERACIÓN

Tienen entre 20 y 30 años algunos menos. Y ya hablan de dejar el trabajo a los que tienen que venir.

7 YO

Yo, señor, escribo. Vivo a la vuelta de usted, de usted que vive en la calle Paraguay. Pero usted no me conoce y la culpa es mía por no ir a golpear a su casa por no poner el pie en la puerta y antes que usted me hable de que está tan cara la vida, leerle de golpe el poema que acabo de escribir. Sí yo tengo la culpa. Si los del Ejército de Salvación lo hacen, yo que soy menos ridículo yo que lo quiero DE VERAS yo que quisiera ver el amanecer en La Florida todos los días, yo que quiero ser poeta, yo: no voy a su casa ni canto en su vereda ni enamoro a su hija y para colmo usted no me sabrá decir por qué ni yo tampoco.

AMOR MÍO

Y yo te perdí, amor mío, por no haberme acostado con vos

8 ni siquiera a destiempo por ser un honorable adolescente masturbante y por no mandarme a mudar con vos a Yucatán.

Y yo te perdí, amor mío, porque un aborto sale caro y vos no te supiste jugar a tu ternura.

Y nos perdimos por todas esas cosas por tener las manos demasiado limpias y porque el París costaba 400 pesos más de lo que yo tenía en el bolsillo.

Pero ahora que tengo el miedo recobrado si te volviera a ver a encontrar te juro que te montaría en la mismísima Corrientes y Córdoba y el cana detendría los autos se desmoronaría la Bolsa de Comercio los tarados de Augustus tendrían por fin algo de qué hablar y nosotros nos querríamos que es -al fin y al cabo- lo más importante.

MI AMIGO

a K.

Tengo un amigo: toca la guitarra y está loco por el folklore se emborracha esta bastante pobre y le presta a todo el mundo la plata que no tiene.

Si estuviera en mis manos

9 destruir a Rosario y sus habitantes él sería uno de los pocos que salvaría.

Pero inútil. Querría quedarse para morir con todos.

HISTORIA

El hombre que pasó la noche en los brazos de una mujer y que fue abandonado al alba, cuando volvía solitario a su casa, pensaba cuántos tuvieron derecho a una noche como la suya y cuántos no la habían tenido. Y también cuántos no habían merecido tanta soledad y cuántos -como él- la estaban mereciendo.

ESTA CIUDAD

Esta ciudad tan provinciana y ridícula ha conseguido sin embargo retenerme.

Será porque albergo la esperanza de que dado que nos conocemos todos -(y no lo niegue)- algún día nos sonreiremos por la calle y nos saludaremos y nos besaremos

10 y armaremos una guitarreada en cada esquina y el vigilante cantará un chamamé, por supuesto.

ARS LITERARIA

Abelardo Castillo es bueno pero no es todo. Y usted, Julio, desde allá, desde París, claro, escribir es fácil. Pero yo no quiero moverme de aquí. Que me digan que Rosario es una mierda y yo les contestaré que es un pañuelo que llueve música sobre los árboles y que mi vecino y la piba que vive en la otra cuadra tienen que conocerme que saber de mí antes que el señor Jorge Alvarez.

DILEMA

Mis amigos no saben un pito de literatura -y además suelen llevársela monótonamente a Diciembre muchos- pero si les gusta un verso mío les gusta y se acabó y me dicen “Es bueno”.

La macana es cuando uno quiere ganar la inmortalidad.

11 DISCUSIÓN

a G.D.

Y discutíamos, y él decía: “Entonces, vos preferís que la masa entre en el Louvre a sangre y fuego y destruya todo, sólo porque hay nece- sidad de cosas nuevas? ¡Estás loco!” Tenía razón, y yo también, por supuesto.

LOS INTELECTUALES

Todos quieren guita, pero no se los puede culpar: el mundo es así publicar cuesta el trabajo enajena y morirse de hambre por escribir requiere vocación de santo.

¿Qué otra cosa pueden hacer? ¡Justicia!

LAUTRÉAMONT

‘La poesía debe ser hecha por todos’

Si esa chica -plantada por su novio en esa tarde- en vez de escribir un verso cursi y lleno de lugares comunes, se le hubiera ocurrido mirar la flor en el vaso sobre la cómoda o las formas de las nubes o las palabras que él decía cuando estaba triste, dicho verso no hubiera existido

12 pero Lautréamont hubiera tenido razón.

HERMANO

Hermano hoy es la primera vez que digo hermano en mi vida y me siento crecido fuerte. Hermano, compañero, vos y yo parsimoniosamente sentados fumamos y esperamos el momento.

CLAVE

Escribí tu nombre con el jeroglífico más extraño que se me haya ocurrido.

Entonces ese jeroglífico será jeroglífico toda la vida hasta que algún arqueólogo misterioso y mágico munido de la clave del amor -que los hombres han perdido- lo desentrañe y lo lea.

Resucitarán entonces las calles las casas

13 los hombres yo y vos. Vos sobre todo.

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TRANSICIONES (1969-1973)

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17 TRADUCCIÓN

Yo camino por la calle. Hace poco llovió. Los árboles han mojado sus ramas, y en la esquina la lámpara de mercurio alumbra.

No me paro al mirar el último árbol de la cuadra, el de la esquina, pero es como si me parara, le estoy hablando: “árbol, te miro”.

Contesta el árbol como sabe. Sus células se ordenan una a una, con la forma de árbol, se prenden a lo dado: la lluvia. Y la luz de la lámpara no es sino otra tierna circunstancia.

Yo me alejaba (nunca me detuve, sabemos) sonreía pensaba “la telaraña”, traducía.

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RELACIONES

Si para el hombre la luna es la luna la luna para el viento es una pelota. Si hubiera dos lunas en vez de una el viento sería su esclavo.

PUERTO PIRÁMIDES

Todo es tan raro como la nieve que su paisaje está esperando pero no llega.

Y el mar. Mirándolo se sabe que es un mar junto a un desierto que ese desierto va a mirar al mar.

Pero estamos nosotros. Veinte casas, el turismo y las cosas no importantes, y el hilo de la luz. Cosa increíble. Y cosas increíbles que nos cuentan.

Y las que imaginamos. Es la luna. Es un país que no entró en el billiken. Es como un campo lleno de colinas, muertas y vivas, y llenas de misterios.

Misterios que no hablan. Aunque la arena cuente a todos la historia de esta tierra.

VÁMONOS

Vámonos de viaje. Aquí la vida es linda pero no duele aquí te quiero pero no me doy cuenta aquí no tengo amigos ni sopla el viento desde ninguna parte.

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Así que vamos, no me hables más. Aquí no te conocí, ni vos me conociste, ni ruge el mar y el sol me hace doler no es con mirarte que soy feliz, aquí el tiempo se olvida de nosotros, vámonos de viaje.

Vámonos que aquí no hay nadie, ni siquiera nosotros dos, vámonos de viaje.

HAY VECES QUE UN BARCO

El barco zarpó al mar. El mar lo recibió con los brazos abiertos diciéndole: mi barco mi barco mi barco saltarín, hoy estaba queriendo un barco un barco nada más.

Hay veces que un barco basta.

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LA POESÍA NO ES UNA ISLA (1972-1973)

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24 SANTIAGO DE CHILE

Cuando llegué a los mercados de Santiago, caminaba con una bolsa al hombro. Y no era tan visiblemente un extranjero, pues al ensayar explicarme acertaba casi todas las palabras. Y sin embargo, había algunas palabras... Desde lo alto de Santa Lucía ella me preguntaba “¿qué cosa es el peronismo?” y el ómnibus corría por la Gran Avenida y yo decía, le decía el Viejo nunca, siempre, todo eso. Y en un día de domingo, nos juntábamos para ir a los trabajos voluntarios. ¿Cuántos cabros chicos tiene señora? Tengo dos usted es estudiante sí, pero estudio en la Argentina Ah le hallaba sí, allá, señora mis compañeros van a poblaciones como aquí pero además esta la cana Los gorilas los gorilas argentinos no joven? Sí señora. Y a los trabajos voluntarios se iba si uno se acostaba temprano, y si no, no se iba: yo también hablé más de lo que escuchaba yo también hablé antes de que empezaran a hablar ellos, “pero así se aprende”. Las familias

25 decentes empezaban a dividirse por los trabajos voluntarios sus hijitos empezaban a despertar. Y qué es ser peronista, preguntaba ella, y Santiago era la ciudad de los poetas en medio de su smog y de sus brasileños exilados. El ómnibus corría por una ciudad entrañable y sin duda corre todavía como lo hace en mi corazón mientras recuerdo un álamo bajo el viento, en Cisterna.

DESCRIPCIÓN DE LA COMPAÑERA

I

La compañera duerme al lado mío. Qué dulce agitación qué tiempo que le tocó vivir, como a su amigo, de caminar pensando día tras día las cuadras y las noches, cómo duerme cómo duerme la compañera rumorosa pronta al amor como pronta a la idea y pronta al sueño y pronta a la vigilia, cómo. Qué dulces sus estremecimientos al compás de lo que ocurre en este mundo.

II

Y hay quien dirá:

26 no no se puede estar pronto a vigilar y a dormir al amor y a la idea, lo hemos visto, hemos sabido de eternos desvelados amantes pertinaces; si se vive despierto, no se vive dormido.

Y por mi compañera diré yo: ustedes han sabido de amantes pertinaces, pero ellos son los que menos pensaban en su amor son los que más meditaban en aquello que rodeaba a su amor y aún a su mismo amor pretendían hacerlo aún más bello como si esto pudiera ser posible. Y lo era.

Solamente si se vive despierto se vivirá dormido, y por qué? porque la muerte esa que de manera general no es nada para el género humano, lo es todo para un hombre solitario lo es todo aún para la compañera solitaria que trastocadamente duerme convulsionada en armonía por lo demás tan adorable con las terribles leyes de este mundo.

27 UNA MOLO

Voló la molotov, poema que vuela, y era una rosa de aire y era una carcajada de fuego sobre el aire ya no ardido ya sin saber qué le estaba pasando.

Voló, se mezcló, aire era que corroía sin rielar, una cadena de voz, un poema volando que alguno lanzó.

Y se hizo fuego.

JÁUREGUI

Algo en la cara te vendía, Jáuregui. ¿Sería todo una catarata de aire, de aire caliente, producido al pensar, al escribir, al sacudirte el traje de payaso periodista; o simplemente la foto que tenía el SIDE?

Y esa pequeña bala que llevabas a la hora de morir... ¡accidente de nacer en la calle para ese tiempo! No lo sabían, pero en tu cuerpo mataban a los intelectuales que fatigaban las recetas de cocina de la revolución, y ésa, la tan pequeña bala era la puerta de una nueva manera de mirar.

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Emilio, tan contradictorio vino a nacer el día de la muerte. Vino a morir en el tiempo de la vida. Llegó para ser tema de las obras de arte comprometidas, y de todos los panfletos. Y se ríe. Como tema, se ríe.

Dice: salgo, voy a morir, en Buenos Aires, por la calle, no me contengo. Periodista demasiado indiscreto, regresé a informar de mi muerte: autor, la dictadura, y todo lo demás mis hermanos lo saben.

Y ya nadie me atrapa, ya cada cosa que dicen sobre mí no encierra más que un espacio pequeño. Cada vez más pequeño: el agujero de una bala en el alma del pensamiento metafísico.

LA POESÍA NO ES UNA ISLA

a Hugo, Elvio, Sergio, Sammy y don Francisco

Cuando pasa el vapor, y el río golpea con fuerza la greda de la costa en el riacho Los Marinos, pienso que la poesía no es una isla. Y cuando miro hacia el otro lado, el de las hondas depresiones sembradas de camalotes secos, y greda seca de profundos agujeros y pisadas de caballo, lado de árboles caídos y de pie, y de solazo estilo “sertâo”

29 (o lo que yo imagino que debe ser eso) pienso asimismo que la poesía no es una isla. Porque la isla, en verdad, es donde estoy y miro este riacho que la besa con la suavidad, la dulzura de un maniático, ahora que el vapor se fue.

Y esto, sentido apenas como un lengüetazo de agua sobre la costa, como un sol bajando en el horizonte y en mi corazón, esto, me digo, o siento, se dirige ahora hacia el botero que cruza a unos veinticinco metros por el medio de Los Marinos. Imagino si él se sentiría una isla, una quizás de esas flotantes y bordadas de plantas acuáticas.

¿Y qué contestarme, antes que ese hombre termine de pasar con su bote llamado “La Elena”, mientras la oscuridad avanza también lamiendo el aire? ¿Por qué confundir lo que pensamos con lo que estamos pisando?

Y supongamos que ese hombre adivinara ahora la ciudad detrás de esa otra isla, la de enfrente, la de delgada línea de tamariscos que ocultan y desocultan la ciudad. Y supongamos que pensara que sobre la costa de la ciudad podría haber manifestaciones populares, como efectivamente ocurrió el 11 de marzo, o como ocurrió cuando se hizo el acto por “los héroes de Trelew”, o sintiera más que pensara... y con ello, a los espinillos y a esos mismos tamariscos, y al río bajo de su canoa asimismo, y también se dijera: “hay un hombre solo, parado, y que me mira en la costa de enfrente”.

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¿Y por qué no suponer, sombras, sol que acabas de entrarte detrás de una línea de agua, o quizás detrás de una línea de tamariscos igualmente tenues, que ese hombre y nosotros, yo, por ejemplo, y la chilena del puesto, somos ese hombre que navega en su bote y ya se pierde?

¿Y por qué no suponer que esta isla no es ella, y la ciudad la costa, y la culebra muerta el combatiente muerto, y el agua el entusiasmo y la pelea? ¿Y por qué con tantas razones negarse a suponerlo, si la poesía no es una isla, ni el triunfo o la derrota un espejismo, ni la ciudad?

Ah pero el hombre se ha perdido en la oscuridad, y si se quiere si es preciso que el día, que el sol, vuelva a decir que en esa isla el río besa o lame la costa, y no fantasmas, y que el aire no es ningún duende... entonces tenemos que reconocer a la noche, a la oscuridad como dulce enemiga, ya que lo hacemos con enemigos menos dulces, y no prestarnos a la delicadísima confusión ahora alentada por el viento incesante, y resignarnos a ver atrás de nuestros ojos, dentro de nuestra alma ya quebrada en parte, el paso del botero, extrañándonos de él y del viento, y de la poesía, el camalote, el agua, el combate, la isla.

octubre 1973

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Historias de

EL HOMBRE SIN PIERNAS

y sus compañeros

(Inédito)

 Escrito en 1974.

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34 “.. la forma capitalista de la producción y las condiciones económicas del trabajo que a ella corresponden se hallan en diametral oposición con esos fermentos revolucionarios y con su meta: la abolición de la antigua división del trabajo.”. CARLOS MARX, El capital.

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Era un día que estábamos reunidos. Alguien dijo: pensemos en algo. Pensemos en el pasado, dijo el mucamo del patrón. Pensemos en el presente, dijo el amigo del patrón. Sí, dijo tristemente el padre de mi compañero, pensemos en el presente. Había sido despedido ese día. Pensemos en el futuro, dijo mi compañero. Entonces el hombre sin piernas dijo: pensemos en el presente, en el futuro y en el pasado. Algunos le contestaron: lo que querés hacer es muy difícil. Mejor -contestó el hombre sin piernas- eso me tranquiliza; es evidente que nadie lo podrá hacer solo.

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Cuando alguien afirma algo, hay que pensar no sólo lo que se dice, sino también cómo se lo dice, no sólo cómo se lo dice, sino también a quién se lo dice, no sólo a quién se lo dice, sino también quién lo dice, no sólo quién lo dice, sino también quién más lo está escuchando junto a nosotros, porque hay muchas cosas que uno se olvida de pensar cuando alguien afirma algo, por escuchar lo que alguien afirma, decía el hombre sin piernas.

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Es malo enamorarse en los ómnibus, decía el hombre sin piernas. -¿Por qué?- le preguntábamos. -Cuando veo una mujer que me gusta, no puedo sacarle la vista de encima. Me desespero pensando si me mira por casualidad o no; si no me mira para no descubrirse.

35 Y cuando se baja, tengo que conformarme con recordar nada más que la esquina donde bajó, sin que jamás pueda seguirla, ir a ver si vive, si trabaja, si come por allí. -Bueno-le contestábamos- pero es porque no tenés piernas. 4

Todos los años enseño el saber -decía el hombre sin piernas- a los hijos de los hombres con piernas. Todos los años estos chiquilines escapan más rápido que lo que yo puedo correr en mi silla de ruedas. -A lo mejor a ellos no les cae bien que no tengas piernas- le dijo uno que le tenía un poco de rabia al hombre sin piernas. El hombre sin pernas se quedaba muy triste, entonces.

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Solamente después empezamos a conocer al hombre sin piernas. Al principio costaba. Los hombres sin piernas, parece, hablan un poco distinto que los hombres con piernas. Creo que la primera vez que lo entendí bien, fue cuando me habló de su gran amor. Yo antes había creído que él no tenía una mujer en absoluto. Pero un día me dijo: cómo la quiero, y se largó a llorar. Yo me le burlé, cómo se iba a poner de esa manera. Pero él me dijo: ahora me doy cuenta que tenía que haber sido más claro. Vos no me entendés. No, le dije, cómo te voy a entender si me hablás llorando. Entonces me dijo sin llorar: ella tampoco tiene piernas. Yo no contesté. Él, sin mirarme, continuó: nos queremos mucho, pero yo sé que nunca caminaremos juntos por la calle.

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Nos habíamos creído que el hombre sin piernas no podía tener... No sé por qué. Cuando le conté lo que él me había dicho, mi compañero se asombraba: “¿Y cómo, si no tiene piernas?”. “No sé, preguntemoseló”, le contesté. ¿Por qué no voy a poder?, me dijo entonces, ¿porque no tenga piernas? ¿Acaso no tengo sentimientos? Yo me voy a la cama con mi compañera y hacemos el amor. Ése no es el problema, el problema es no poder caminar con ella por la calle. Seguía siendo un misterio.

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36 Fuera como fuera, el hombre sin piernas dejó poco a poco de pensar en eso cuando empezó a hacerle los mandados a la gente. La gente, en realidad, no quería. Pero decían, “pobrecito”, y para que no se ofendiera le encargaban siempre algo.

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Una noche hablábamos. Alguien mencionó la política. “En la política, uno se siente como si no pudiera estar afuera, como si no tuviera sentido estar afuera, y al mismo tiempo, nunca pudiera quedarse tranquilo adentro. Es como una casa que se gotea, dijo el hombre sin piernas. (El desocupado se reía amargamente).

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“Yo odio a los políticos”, dijo el padre de mi compañero. Mi compañero, entonces, le contestó que todo lo que le pasaba era porque dejaba que los políticos hicieran las cosas, por ese odio que les tenía, y que era un imbécil. Durante toda la semana estuvieron sin hablarse. Al fin, se reconciliaron, y esa misma noche estábamos todos tomando mate en el club. Ahí el hombre sin piernas empezó a decir “yo también, en cierto modo, odio a los políticos”. Todos lo miramos como diciendo: “¿querés meter el dedo en la llaga?”. Pero él continuó: una vez un chistoso dijo que la única forma de terminar con cierta banda de ladrones que asolaba el barrio, era que todos entraran en la banda, pues así no habría a quién robar. Creo que con esto pasa lo mismo. Cuando todos hagamos política, ya no habrá políticos. “Hm” contestó el padre de mi compañero.

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“¡Rápido!” decía mi compañero, “¡rápido!¡hacia el poder!” Sus palabras nos entusiasmaron tanto que todos lo seguimos, corriendo y gritando. Yo iba de los últimos, y al darme vuelta una vez, vi al hombre sin piernas que se arrastraba gritando “¡esperen!¡esperen un momento!” Corriendo llegamos hasta el cruce de la avenida. Allí había siete policías armados con ametralladora. Dispararon sobre nosotros. Cayeron tres de los nuestros, y los demás dimos vuelta la espalda y echamos a correr. Luego volvimos y nos llevamos a los tres compañeros. Uno estaba vivo y lo curamos. Otro había muerto enseguida, y otro porque no lo habíamos recogido a tiempo. Esa noche todos se insultaban entre sí, y el más desesperado era el compañero herido. El hombre sin piernas habló cuando ya todos se habían cansado de reprocharse. Dijo:

37 “yo les grité que esperaran un momento”. “Es cierto”, dijo mi compañero, “no te esperamos, eso estuvo mal”. “No se trataba de mí”, contestó el hombre sin piernas.

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El hombre sin piernas nunca firmaba un papel sin leerlo. De este modo, lo estafaban sólo de cuando en cuando. En cambio, nosotros echábamos la firma, y caían los embargos. El mucamo del patrón solía poner en esos casos al hombre sin piernas por las nubes. Éste se fastidiaba muchísimo cada vez que pasaba eso, y cuando el mucamo del patrón se retiraba, nos decía: “éste no se da cuenta que yo podré evitar que las leyes me caigan encima, pero no puedo cambiarlas”. Como nosotros pensábamos lo mismo que el mucamo del patrón, nunca le preguntamos al hombre sin piernas por qué decía eso. ¿Él creía que nosotros sí podíamos hacer otras leyes, y que no necesitábamos perder tiempo esquivando éstas?

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Un día cayó un compañero del padre de mi compañero al club, justo cuando estábamos jugando al billar. “Tengo una idea”, dijo. Todos lo miramos esperando que nos la contara, pero él miró al hombre sin piernas y le preguntó: -¿Cómo puedo hacer para que mi idea triunfe? -Buscando más gente- le dijo el hombre sin piernas. -Yo soy el único. -¿Estás seguro?

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Al fin, el hombre nos contó su idea. Y a todos nos pareció justa. Entonces él volvió a decirle al hombre sin piernas: -Pero mi gente no es como ésta, ¿qué puedo hacer? -Nada. Mientras sea una idea, nada- contestó el hombre sin piernas.

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38 Empezamos a poner en práctica los misteriosos consejos del hombre sin piernas. Así obtuvimos un triunfo grande. Pero no puedo decir de qué se trataba. Ese día, el hombre sin piernas estaba contentísimo. Estoy seguro que si hubiera tenido piernas, hubiera saltado de alegría. Como no podía hacerlo, hablaba sin parar. A nadie le molestó porque entendía que ése era el motivo. -Es cierto que por ahora no puedo andar- nos dijo -pero ya pronto vamos a caminar todos. -¿Quiénes, los hombres sin piernas?- le pregunté. -¡Todos! ¡Todos!- me dijo, y agitaba los brazos como un loco.

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Debido al triunfo ése, nos habíamos vuelto poco precavidos. El amigo del patrón vino a proponernos jugar un partido de fútbol con los asesinos de nuestro compañero, los que lo habían matado cuando corríamos hacia el poder. Afortunadamente, muchos nos opusimos. Hubiera sido lo último. Pero, por desgracia, eran muchos los que sostenían que no había otra manera de jugar al fútbol. -¿No vieron que conseguimos triunfar el otro día?- dije yo -¿y ahora vamos a hacernos los amigos de ellos? -Y si no hubiéramos triunfado, ¿nos haríamos los amigos de ellos?- preguntó el hombre sin piernas.

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-No queremos jugar con esa gente- dijimos. -Pero la gentileza o la camaradería no tiene nada que ver en este juego- dijo el hombre sin piernas. -Es un deporte-dijo el mucamo del patrón. -Hay que jugar, no cabe ninguna duda- contestó el hombre sin piernas- pero no hay que creer que es un deporte. Ya sabemos lo que nos cuesta. -¿Cómo vamos a jugar al fútbol sin creer que sea un deporte? -En el barrio saben- dijo el hombre sin piernas.

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Hablábamos de cierta persona muy conocida. Yo hice el comentario de que ella había estado siempre junto a nosotros. -Dentro de nuestras columnas, en las manifestaciones, los policías de civil también están junto a nosotros- dijo mi compañero.

39 Yo me callé. Esa noche le pregunté al hombre sin piernas si quería que lo acompañara a la casa. -No- me contestó- tengo que hacer el reparto. Ése era el trabajo de mi compañero. Acordándome de la intervención de éste esa tarde, se me ocurrió decirle en broma: “¿Qué, se han cambiado los papeles, ahora?” Me miró sonriendo, y me dijo: -Es un acuerdo al que hemos llegado con él. Así nos acostumbramos a las dos cosas. 18

Lo que me gusta de vos -dijo el padre de mi compañero al hombre sin piernas- es que sos sencillo. Los otros hombres sin piernas que yo conozco, no son sencillos. El hombre sin piernas se sonrió, halagado. Después movió la cabeza, y dijo: Lo que pasa es que ser sencillo es la forma de empezar a caminar. -¿Y cómo se hace para ser sencillo?- dijo el amigo del patrón. -¿Cómo?- contestó el hombre sin piernas. -¡Qué cómo se hace para ser sencillo! -¿Cómo?- seguía preguntando el hombre sin piernas.

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Al día siguiente eran las elecciones. Como siempre, estábamos reunidos charlando. Alguien le preguntó al hombre sin piernas si no quería que lo acompañara a la mesa electoral. -Eso ni se pregunta- dijimos todos indignados -nosotros lo vamos a llevar a votar, ¿para qué nos tiene a nosotros? Él chasqueó la lengua. Eso era una señal de fastidio, y hacía tiempo que no se la escuchaba (ya casi no se molestaba cuando alguien le hacía notar que no tenía piernas). No es eso lo que me preocupa- dijo con una voz cortante -Me preocupa cómo voy a ir a otros lugares a dónde ustedes me van a llevar.

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-¿Adónde te vamos a llevar?- preguntó uno. -Al cielo- le contestó el hombre sin piernas, encogiéndose de hombros. -Al cielo se va volando, no se necesitan piernas- dijimos todos, riéndonos. -Al cielo que yo digo se va usando los pies y la cabeza- contestó él.

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El hombre sin piernas había abandonado la silla de ruedas y ahora usaba un carrito. Y con el asunto de los mandados, se había vuelto indispensable. Creo que por eso ya no se molestaba cuando le hacían notar que no tenía piernas. Pero como siempre, no faltaban los reproches. Una tarde, mi compañero y el mucamo del patrón, cosa rarísima, parecían haberse puesto de acuerdo en criticarlo. Mi compañero decía: ¿Para qué se mete? Un hombre así no puede hacerle los mandados a todo el mundo, la gente termina desilusionada; y al final, nadie le va a pedir más nada. El mucamo del patrón decía: todo el mundo ahora va a querer que él le haga los mandados. Pero un hombre así no puede hacerle los mandados a todo el mundo, hay otros más capacitados, ¿para qué se mete?

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Un día mi compañero invitó a un grupo de hombres sin piernas al baile del barrio. Todo el mundo los agasajó mucho, aunque era feo verlos en sus carritos, bailando con las mejores pibas, las que tenían que agacharse para tomarlos de las manos y abrir mucho sus piernas para no tropezar. Sin embargo, algunos marcaban el compás con cierta gracia, hay que reconocerlo, haciendo golpear sus rulemanes contra el cemento de la pista. -¿Y vos no bailás?- le preguntó el padre de mi compañero al hombre sin piernas. -No me gusta esa gente- contestó él -quizás sepan bailar, pero no saben caminar. Además, les han sacado las pibas a todos los muchachos. Mírelos ahí parados.

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-Hay que exigir- decía mi compañero. -No hay que exigir- decía el mucamo de patrón -queda mal exigir. Hay que pedir. -No es que esté mal- dijo el hombre sin piernas -es que la gente lo va a ver mal, se va a asustar. Digamos que pedimos, pero en realidad, exijamos. -Estoy cansado de estos juegos- dijo mi compañero -Yo soy gente y no lo veo mal, ni me asusta. ¿Por qué, entonces, vamos a fingir? -No toda la gente es igual- dijo el mucamo del patrón. -En esto sí- dijo mi compañero. Se armó un revuelo. “Sí”, “no”, decíamos. -Entonces que decida el desocupado- dijo mi compañero.

41 Fuimos a preguntarle. Estaba masticando semillas de girasol para matar el hambre. Con la ropa que llevaba puesta no lo habrían dejado entrar ni en un hospital. Cuando le preguntamos qué elegía, si pedir o exigir, dijo: -Exigir. Así volvimos a triunfar.

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Después vino una gran derrota. Cuando en el club hablábamos de eso (y no estábamos todos, porque muchos nos habían abandonado, y a otros los habían matado), el hombre sin piernas dijo que esa derrota la había causado, como siempre, nuestro apuro. Casi todos expresamos nuestro acuerdo. Mi compañero lo contestó que esta vez no. -Vos te creés que cualquier cosa que nos va mal se debe al apuro. Y no es cierto. Vos no usás la cabeza. -¿Cómo?- dijo el hombre sin piernas. -Eso- dijo mi compañero mientras se levantaba -por el apuro que tenés en caminar, te estás olvidando de usar la cabeza- y se fue, dando un portazo.

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Aquella derrota, con todo, nos trajo un compañero nuevo. Un día, llegó el mucamo del patrón, diciendo: -Ya no soy más el mucamo del patrón. -¿Por?- le preguntamos. -Después que perdieron ustedes, quiso que le lustrara los zapatos con la lengua. -Ahora sos un desocupado- le dijo el desocupado. -Por algo se empieza- contestó el ex-mucamo del patrón.

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Hasta que al fin el barrio se levantó con nosotros, sin que hubiera diferencia de ninguna clase entre nosotros. Y al patrón no le quedaron más que dos o tres amigos. Y nosotros éramos más de mil. Y pusimos a la entrada del barrio un cartel que decía: “QUEREMOS...” (pero no sirve de nada decirlo aquí). Y todos nos dispusimos a pelear. (Hasta la compañera del hombre sin piernas, que estaba esperando familia, vino).

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Y recién aquel día me animé a decirle al hombre sin piernas que yo estaba escribiendo unas pequeñas historias sobre todos nosotros. -Yo que vos no perdería el tiempo- me dijo. Y después, sonriendo: pero yo conozco una. Yo me senté al lado de él, y él me dijo: “Había una vez un chico que arrastraba una cadena llena de flores. La cadena era de veras, pero las flores no estaban más que en su imaginación. Un día, sus compañeros las deshojaron para que él viera la cadena y se decidiera a cortarla. Y desde entonces, recogiera las flores vivas de verdad”.

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AVENTURAS CON USTED (1975)

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45 BAJO LA CARPA

Pasen y vean, señores, mi corazón. Pasen rápido, hay público esperando. Y no le den de comer cosas que lo puedan enfermar. Esta noche actuará en la función. Verlo en acción es más caro, pasen y vean. La cadena es para que no se escape.

BRECHTIANA

Para ser una gran familia hay que tener una casa que dé cabida a una familia grande. Para quererse como hermanos es preciso estar sentado a una mesa donde haya un plato para cada uno.

AQUÍ

Aquí estoy y no me muevo nada sin mi compañero y sin mi compañera ni para atrás ni para adelante tampoco, sin ellos no construyo esta pared, sin ellos no hago arrancar este auto, ni digo ni media palabra; porque si uno me alcanza un ladrillo puedo llegar a alcanzarle mi vida, pero solamente si nos hace falta, y echar a andar sin motores y sin palabras,

46 si nos hace falta o con motores y con palabras. A LA SAGRADA FAMILIA

Su oficio no valía un mísero centavo, pero sabía lo que quería: ejercerlo. Así lo supo transformar en un lúgubre circo, divirtiendo a los muchachos que necesitan entretenimiento para pelear. Mas aún: peleó él mismo con ellos, sólo para tener más clientes; se atrevió inclusive a enseñarles el oficio: que aprendieran a domar leones, a moverse en la cuerda floja, a arrancarles las bananas a los monos, peleando a brazo partido, para que en el época del hambre, el hombre pudiera sobrevivir. Les enseñó lo inútil que se hace útil a fuerza de ternura y el equívoco de los payasos cuando no logran convencer a la platea de que ellos son los buenos.

RETRATO

Y en su voz había algo como de hoja. De hoja en el vientito. Una suavidad para acá, una suavidad para allá, y algo que se sentía directamente sobre la piel, al parecer entonces recién nacida.

NOS CONTABA

Y la ciudad era un niña caprichosa. Tenía su misma mortificante dureza,

47 una parecida insensibilidad. Daba, quitaba y atraía exigiendo siempre una atención constante. La ciudad era una niña, pero sin la frescura de las niñas, era altanera, y costaba entender que iba a crecer.

¿SOMBRAS NADA MÁS?

Lautaro recibió a Allende con una sonrisa de sabérselas todas. “¿Otra vez los huincas, Chicho?”, le dijo. Y Allende lo miró, y su cansancio empezó a borrarse. “Nunca creí”, le dijo, “que existiera la eternidad. Sin duda hay muchas cosas que se me pasaron por alto”. “Tenía”, dijo Lautaro, “que pasarlas por alto. Tome asiento. esto no es la eternidad. Es el corazón de Chile, y usted está ahora en él, conmigo”.

FEA SITUACIÓN

La mala conciencia es un azote. Aquel hombre fumaba incesantemente para calmarse; sin embargo, el humo le irritaba las encías, por esto, el hombre bebía café casi tibio, pero el café lo desvelaba, para dormirse tenía que beber a grandes tragos, y finalmente, borracho, gritaba “la mala conciencia es un azote”.

48

DE REFRANES Y GUERRAS

La confianza mata al hombre, decía Pedro, mientras hoy sus compañeros de ayer, le ataban las manos a la espalda, inventaban razones que explicar su caída a los ingenuos, y acompañado de un informe escrito, lo entregaban.

POR LO COMÚN

Aquel hombre fue en busca de la fortuna. Cuando llegó al lugar, no había más que viento. Y el viento decía: “aquí no hay nada”. Como ustedes adivinarán, aquel hombre trabajó, trabajó y trabajó, pero no trabajó como cualquiera, sino para hacerse rico. Para ello se dio a la especulación, a los negocios, compras y ventas, hizo familia para que lo ayudaran a juntar, a prestar, a dar respeto, y lo logró. Logró lo que buscaba, la fortuna. Y durante todos esos años de grandes realizaciones el viento continuó diciendo al soplar: “aquí no hay nada”.

OSCAR

Mi padre pintaba paredes, las blanqueaba con cal. Después la vida pintaba encima. Mi padre a veces no cobraba,

49 la vida cobraba siempre.

RETRATO

No era reconocido por su forma de decir “otoño” sino por su manera de tomar el pico. No era particular su forma de expresarse, sino que, dicen, hablaba como todos. No eran sus ojos portadores de amenazas propias, sino que había simplemente amenazas en sus ojos, posiblemente oscuros.

UN POETA

Qué hacer con la tristeza, le preguntan, pero él sigue arreglando el aparato de radio, y le dicen, ¿qué hacer? estamos tristes, pero él lee los diaros como un poseído. Lo que pasa es tan triste, le dicen, pero entonces él habla de lo que pasa.

ELLA Y ÉL

Su cuerpo brillaba en el cansancio, sus ojos brillaban en su cansancio, su voz en la ternura y en el cansancio daban la sombra para el cansancio. Y todo era cansancio, pero ella no era el cansancio, pero él no era el cansancio, pero su mundo

50 no era el cansancio.

ENTRE MUCHOS

Ese hombre tiene la vida en peligro, ese hombre tiene miedo, aunque a veces no; ese hombre no hace más que eso: ser hombre y tener la vida en peligro, le sale así como a tantos otros, que reparten el miedo que tienen: grande, pero repartido entre muchos. Y aguanta.

BUENOS AIRES

Aquí intentó estar todo el país. La primera vez, eso fue llamado la montonera, era la presencia misma de los hombres adentro de este puerto. No era cuestión de caballos ni de heroísmo: fracasó. Más tarde se trató de lograr en el nombre de las calles, todo el país en nombres de provincias, ciudades y conceptos, prohombres y desgracias; la ciudad creció tanto que para todo hubo lugar, pero por eso mismo esos nombres perdieron sentido. Constantemente, los pobres y un burócrata del Archivo General de Catamarca llamado Ramiro, y una flor a punto de abrirse en Paraná quieren estar aquí. Esto sucede hasta con los que ya viven. Pero la situación resulta insostenible,

51 porque ya no se puede estar, si estamos todos, y si no estamos todos, no se puede vivir. Aquí fracasan hasta los hombres del destino.

LA COMPAÑERA

Yo sé que tiene en la cabeza ese pájaro llamado el mundo y que ese animal se va y lo deja triste. Que se va volando dividiendo el aire en dos pero sin salirse de la cabeza.

Entonces, lo tiene. Tiene a su hermano enfermo encerrado en una jaula de hierro, pero los médicos están más enfermos que él.

Tiene a su hijo con la verde flor que atrae al pájaro, listo para recibirlo. Y a mí, mirándolo.

LA VENTANA

¿Pero qué quería decir el loco pintando una y otra vez la ventana? Lo vi salirse de los marcos y de sus casillas, lo vi pintar los vidrios con infinitos colores haciendo casitas y árboles,

52 caminos y barcos. Lo vi tirarse contra los vidrios y atravesar la ventana.

IN MEMORIAM

Dicen que creció entre los hombres pese a todo y que tenía los ojos llenos de tiempo como la lluvia arrastrada por el aire a otros países.

Dicen que creció entre ellos, los hombres, pero que no fue nunca uno de ellos y por eso lloraba.

LA ESPUELA

Espuela inútil enorme máquina de hacer ravioles injustamente desaprovechada. Al caballo de mis sueños no lo espolearé jamás. Podría llegar a recordarlo. Ese caballo muerto, recorriendo los eucaliptus en voz baja, saltando la tranquera sin abrirla, y yéndose por el aire y los nidos de hornero. ese caballo te sintió, espuela, y ya nunca volvimos a verlo. Quédate aquí, duerme.

53

COMO UN MOTOR

El hombre se ha detenido como un motor en medio del bosque de árboles muertos con pajaros muertos que cantan.

Yo estaba allí yo era el hombre que se quedó a acariciar los troncos mohosos a escuchar el canto de los pájaros muertos.

Con palabras y árboles y besos y plumajes.

METAMORFOSIS

Tiró su ropa de verano tiró su ropa de invierno y tiró su corazón a la basura y se quedó con su pelo solamente. Y el viento lo agitaba, lo movía, lo llevaba a confundirse con el cereal con el río con los árboles. Asi resultó ser para la gente, y eso no le gustó. Pensó “la gente se equivoca por mi culpa”, en medio del pelo sacudido. Y regresó a los ojos y a los dedos, al cuello y a la pelvis, y a los tristes y dulces pensamientos,

54 y dejó entonces de ser trigal o agua o árbol, o ilusión, fantasma o viento.

LUNES

Si emperra su dolor y se niega a abrir esa puerta que lo conduce a la calle que lo conduce al trabajo le será injusto a su dolor, pero si mata su dolor le será injusto asimismo; hay que ponerse el saco hay que ponerse el dolor hay que llevarlo a pasear o a conocer el trabajo de uno. Puede que uno no tenga trabajo pero la puerta conduce a la calle lo mismo.

EL POETA EVITA COSAS

Vino la tristeza y dijo: aquí estoy. Aquí estoy, dijo, pero no tuvo suerte. Y el desastre también. También estuvo. Vino, estuvo, y dijo cosas, pero no le sirvió. Porque he estado con mi amor haciendo el amor. Porque estado con mi justo haciendo justicia. Porque he estado con mi tiempo, haciéndolo.

ESTE DÍA

Este día amanece por los cuatro costados, y hasta amanece de oscuridad, de torres, de un lado hacia otro lado y hacia otro,

55 porque el viento promete ideas y amores nuevos. Se le cree se le cree porque todo es tan nuevo que hasta los viejos amigos tienen risas enteramente diferentes. Amanecer es un viaje y tiene cuatro caminos.

BALCÓN

Desde mi balcón no se ve el mundo. Solamente se ven tres paredes y una terraza. Desde el balcón no se ven las estrellas, apenas el resplandor de ellas sobre las nubes. Desde el balcón no se ve su ventana únicamente se ven las antenas de televisión de su edificio. Desde el balcón, como dije, no se ve el mundo, sólo se escucha su silencio.

POEMA

Inesperadamente, llueve. Inesperadamente, deja de llover, y los ojos se van se van.

Inesperadamente, cae. Inesperadamente, deja de caer, y los ojos se van se van.

Sabe, e inesperadamente, deja de saber. Y los ojos se van se van.

56

TRÍPTICO

I

La lluvia está pintando las cosas de su color de cosas, sacándole la tierra seca del verano.

II

El tiempo es un motor que anda a lluvia y a muerte.

III

La mañana de mañana -aunque parezca mentira- no existe. Lo que sí existe es el día de hoy: hasta los sueños parecen cosas.

QUE EL MAR

Mi vida tiene más ahogados que el mar pero no su paciencia. También un corazón, que el mar no tiene, con algas por los dos.

57 A él lo rodean arena y piedra y a a mí el aire o la gente que conozco, y arremeto ante el aire porque sí como él lo hace porque sí.

RECUERDOS

Hubo épocas, me acuerdo, en que yo escribía versos para mis compañeros de clase.

(La escuela era grande y vacía, si no había sol, yo escribía versos)

Ellos me ayudaron a cambiar. Siempre alguno, generalmente una niña dulce y despótica a la vez, decía:

“¿por qué no me escribiste un verso a mí?”

Intimidado, yo le hacía caso. Así entraba en los otros, en el mundo verdadero.

TE ACORDÁS

¿Acaso no creías tener un corazón de oro? Después esa metáfora la borró el tiempo. Y es mejor la verdad toda la vida.

Yo te lo dije, pero no lo creía. Es que para aquel tiempo

58 la vida no me había dibujado sobre las cejas nada. Y luego nos dibujó ni mucha ni muy poca crueldad, la de los seres humanos, hoy en día.

Pero es mejor la verdad toda la vida, toda la vida, toda la vida.

BOMBITA

La bombita de la luz -de cualquier número de vatios- es decididamente una buena compañera. Se balanceaba anoche en esa esquina triste con el viento; él la llenaba de fantasmas agradables. Y ahora me alumbra otra bombita mientras escribo esto sobre su compañera. Si escribiera otra cosa también me alumbraría salvo que fuera en contra de las bombitas en general. Se defienden, y por eso ganan mi admiración. A veces en un barrio, en mitad de la noche oscura, a través de los baldíos estériles de los especuladores de terrenos, se ve brillar

59 una bombita. El brillo mas dulce de la tierra.

CENICEROS

Quiero a los ceniceros, tan humildes, testigos de tantas cosas. En mi casa los ceniceros permanecen meses enteros sin vaciar, guardan recuerdos de la más mínima cosa. En cuanto a los ceniceros de los bares, importa señalar que sólo los bares antiguos propensos a la meditación, no a la frivolidad, los tienen, y ellos han oído tantas veces hablar de la Revolución que se preguntan qué será eso. Ceniceros humildes, honrados trabajadores en el mundo del vicio, anímense por favor a preguntarlo.

FRÍO

Frío, ah frío de los barrios humildes, nacido de la humedad de los baldíos de las zanjas de los campos abiertos donde se cortan los pies los hijos de los pobres, frío nacido del viento del invierno,

60 astuto para entrar por las chapas y por los agujeros de las cobijas, frío gorila, cómo cómo te odiamos. Te odiamos más que a tus patrones, más que a la policía, te odiamos. Pero al menos, oh frío, si te escribo un poema en este día es por una razón, por una virtud tuya. Como buen trabajador en relación de dependencia, el frío no miente.

ESQUINA

En esa esquina yo me separaba de ella, que llevaba un guardapolvo doblado, y sus libros. En esa esquina yo me llevaba su sonrisa desde la calle Catamarca hasta la calle Salta, haciéndola rebotar y caer siempre en mi mano. O bien en esa esquina la miraba entrar en su casa, y remontaba su olor como un barrilete que se enredaba siempre en el foco de la bocacalle. En esa esquina hubiera escrito un tango de nacer en otra época; y de no haberme puesto pretencioso por ir a una escuela donde se enseñaba a serlo, lo hubiera silbado. En esa esquina me hubiera muerto, de vivir en esa esquina, pero

61 un día pasé yo y me llamé, y me fui. Y preferí crecer y tirarme en la cama a escribir una elegía y no estar parado en esa esquina, tan dulce.

ACERCA DE LA PRIMAVERA

Los estudiantes se ríen porque viene la primavera. Sólo más tarde aprenderán que a la primavera la traen los trabajadores la noche del 20 de septiembre arrastrándola de unos piolines de yute prendidos a los botones de sus “monos”. Los trabajadores deben -muy a menudo- olvidarse de la alegría que ellos mismos traen al mundo. O sea, que la primavera viene a veces cargada en una fuerza injusta y nada natural, por otra parte. Los estudiantes lo aprenderán, algún día. GRANDÍSIMO MISTERIO

En el lago del parque Independencia hay un bote, un botecito de alquiler flotando en medio del agua, vacío.

Es éste un grandísimo misterio. Quien lo abandonó debió -sin duda- arrojarse al agua, subir a la islita artificial o bien, hacerse aire.

62

El poeta, fervorosamente, busca, para decirle a sus lectores, dónde está, dónde, el ahogado o mojado, el náufrago en su isla, el aire hecho con el navegante del botecito.

Y el poeta no lo encuentra. Sólo puede hablar del misterio. Y del botecito, claro. El botecito que se bambolea, suavemente, en la tarde de sol.

CAMBIOS

Un capullo de rosa es una rosa. Una semilla de árbol es un árbol. Una chica con miedo una mujer. Un viejo, un muerto. Un tonto, un sabio. Un hombre solo no es un hombre solo. Hay cambios, yo lo sé.

LA TRISTEZA

La tristeza es un dulce de algo que se pudre en la heladera. Es un barco vacío, un trolebús por dentro.

63 La tristeza no paga lo que debe, negocia a espaldas nuestras todos nuestros derechos. Yo escribo este poema a la tristeza a reglamento.

EL POLVO

El polvo cubre las cosas; la mesa, el libro, el cenicero, pero yo ando, me muevo, y no me cubre el polvo. Con el plumero el polvo anda, se mueve, y está vivo, entonces me cubre el polvo.

HOJA

Me sale una hoja verde de la boca, y yo la saco por la ventana: que la lluvia la moje. Se la va a llevar el viento, tendrá destino. Sin pensarlo, sin que nadie la sostenga. Salió de aquí, se fue a la calle, hizo lo que debía.

SE ABRIRÁ PARA SIEMPRE

Pasarán los basureros por las calles, y sin mostrarse el polvo también pasará, y a los ascensores que suben y bajan

64 se les cortará el cable algún día. Pasarán los gobiernos municipales y los nombres de las calles. Y nuestras uñas, y camisas, y marquillas de cigarrillos también pasarán. Y la tristeza y la alegría pasarán delante de la puerta de nuestra lucha, la única, la firme. La puerta de madera y trabajo que se abrirá para siempre.

ESA FLOR ES BÁRBARA

Planten una flor y aguanten.

Aunque haga frío hay que regarla. aunque el informativo diga lo que diga hay que regarla.

Es una flor arisca, pero ama al tiempo.

Es su debilidad, su gran amor.

ÉL HA VUELTO

En aquel barrio en aquel baldío en aquel paredón muchos amores empezaron y terminaron, en aquel paredón donde tantas veces

65 escribimos que él volvería.

PERO LLUEVE Y LLUEVE

Los vecinos arrancan los yuyos del baldío de cuajo, con la pala, con las manos. Quieren dejar limpio el terreno, quieren que nadie tire basura en ese terreno, quieren que quede limpio. Pero llueve y llueve, los yuyos vuelven a crecer.

PAISAJE

La niebla cubre el campo. Los cazadores andan en la niebla. Los perros olfatean. Más abajo, la tierra espera.

DESOCUPADO

El viento no canta ahora. Vagabundea como un desocupado, da vueltas y se queja por las noches.

LA GENTE

La gente tiende a crearse esperanzas que la perjudican, porque a veces es más difícil reconocer que se puede luchar, que luchar.

66 La gente tiene a engañarse, o, a veces, no.

LLAMÁNDOLO

Las ideas hacen cola en el mundo de la niebla. Las palabras sacan boleto en el tren de las sombras. Habla un hombre sin trabajo y dice: el sol, el sol. A veces el sol sale, pero otras veces no se lo convence llamándolo.

TRIUNFAL

Vengan, ojos, y vean como el pueblo despierta: antes del sol y de la luz las cobijas son apartadas, el cuerpo de la compañera es apartado, y el frío dice: éste soy yo. Y las cocinas se encienden, cocinan y calientan, y aparece el mate cocido, y hay un hombre que se levanta y hay una mujer que lo ayuda levantarse. Es mi pueblo que se despierta aún antes de que aparezca la luz.

LOS HILOS DEL TELÉGRAFO

Las

67 paralelas se cortan en el infinito, allí justo donde ella, parada en la puerta de su casa, tiene puestos los ojos.

Hace frío, el sol baja. Sólo queda la luz.

68

CARNE DE LA FLACA (1978)

a Cristina

69

70 PRIMERAMENTE

Ella no existe, sólo está en lo que hace. Tampoco yo, sólo están los agujeros; ni, tampoco, desde luego, el futuro.

Hoy no se come o se respira, ni siquiera se va a la cancha. Hoy no pueden hacerse tales cosas.

No se puede robar por los caminos, irse a París, o rebelarse inútilmente, ni quedarse solo.

O pedir algún tomate en vez de otro en las verdulerías. Época terrible.

Sólo están el peligro y la incertidumbre y nadie se atreve a nacer, a vivir. Apenas cinco pelos de mi barba y la carne de la flaca.

ODISEA

Podría contarles mis aventuras... empezando desde esta mañana -dijo Alicia un poco tímidamente-. Es inútil empezar desde ayer, porque yo era una persona distinta entonces. LEWIS CARROLL

I

EL MOTIVO

Ella vino a esta tierra urgida por el dolor. Ésta es su epopeya. Ella vino a esta tierra porque en su casa querían y no podían, ésta es la tierna e insignificante epopeya. Ella vino. Algo no había salido bien en el amor,

71 algo se resistía a “lo ideal”, y no quedaba más remedio que conocer el mundo.

Ésta es la epopeya de la flaca.

EL VIAJE

Corre el mundo bajo las ruedas y a los costados del ómnibus.

Corre, y nada promete. Ni siquiera ser redondo.

Las sirenas cantan la canción, la canción-tentación. Ella enciende un cigarrillo y se pone a escucharlas, como Ulises.

Después arroja el pucho afuera, piensa que algún camino habrá. Que va por un camino del mundo.

EL ESPEJO

¿La niña quería quedarse?

Se mira en el espejo, mimada o hueca. Ese espejo no entiende.

Hay un dolor, la apura, le crea obligaciones.

Procurar la alegría, por ejemplo. Sentirse bien.

LA LLEGADA

72 Bajó en la Terminal. La libertad parecía recién nacida.

Pero estaba de antes: en sus primeros pasos, tan festejados.

O era un niño de la imaginación. Deseado, y sin nacer.

Bajar del ómnibus fue su primer paso.

LOS ESTUDIOS

¿Está guardado el saber en una casa?

No. Él camina por las calles, o pasea. Nadie lo reconoce, le pide autógrafos.

Al entrar en la casa del saber hay que exigir que se nos dé algo.

Como al entrar a la carnicería.

Y la flaca pidió. Nadie le enseñó a ver. Sólo vendían el aire.

LOS QUE NO

En lugar de luchar, algunos se exhibían.

Festejaban a la justicia sin haberla merecido. hablaban de ella,

73 mientras todos los escuchábamos sin saber qué hacer.

Todo era así confuso, pero nadie se daba cuenta. En esos trágicos momentos las cosas no se comprenden porque aparentan ser sencillas.

Qué difícil se había vuelto todo en estas calles que su pie pisaba.

LOS QUE SÍ

No se explican los propagandistas porque ella dice que no.

Se olvidan del color del dolor, su aspereza, el milagro del tiempo.

Que los hombres se alcen no es fácil. Y tampoco imposible.

No se explican los propagandistas porque ella dice que no.

No entienden que en vez de las palabras son las cosas las que mueven nuestro corazón.

II

LA FIESTA

Todas las calles llevan a la fiesta: no hay más que seguir las hileras de árboles,

74 y pararse cuando se oiga la música.

Esa fiesta celebra sus quince años, porque todas las fiestas de la tierra en el fondo se hicieron para eso.

Hay que bailar. Hay una fiesta en la tierra.

EL CIEGO

Yo no llegaba nunca a esa fiesta. Y si llegaba era cansado, dulcemente desilusionado. ¿Qué me hacía tener una copa en la mano y mantener conversaciones pedantes? Y volver por las calles quietas llenas de árboles quietos, y atravesar, de pronto, como un ladrón, un patio con olor a jazmín del país?

¿Y cómo podía sospechar yo que ella giraba bailando y su sonrisa iluminaba todo, hasta la pena que iba a tener seis años después? Aquellos jazmines podían habérmelo dicho en un tono estrictamente confidencial, ¿pero a mí me hubiera importado, acaso?

No, la selva de jazmines me rodeaba, y ella giraba en la luz, giraba y lograba que el mundo diera vuelta. Yo me cubría de hojas para no verlo.

EL CINE

Anoche un auto te dejó en la puerta.

75

Te levantaste tarde, comiste, fuiste al cine: yo no estaba.

Yo también me levanté muy tarde, en una ciudad distinta.

Tengo la cara de Paul McCartney -nunca he vuelto a conseguir esa cara- yo tampoco conozco tu nombre.

Asi que canto. te miro desde la pantalla.

EL AMOR

Conjugaba el verbo amar nada más que en la escuela. Ese verbo era raro, porque sólo lo usaban los cantores: “Yo te amo” decían, y se deslizaban agarrándose del micrófono, hacia abajo. Era extraño ese verbo, era como la vida, “un sueño”.

Esos cantores se hubieran enamorado de la flaca, pero tenían que comer.

Y la flaca andaba y andaba en el mediodía, bajo el sol, y no pensaba en geografía ni en historia, sino en el extraño verbo que no había sentido usar a nadie.

LOS DESENGAÑOS

Los periodistas de las revistas juveniles la traicionaban. Los periodistas de las revistas femeninas

76 la traicionaban. Los cantores y los galanes de la TV la traicionaban. La flaca se encogía de hombros y seguía por el camino.

LA LEYENDA

A tu primer amor lo sorprendiste. Él no se lo esperaba, estoy seguro, porque hasta entonces no habías actuado, él ignoraba tu presencia.

Y antes de darse cuenta él había visto un canto en tu pollera, un canto como de pájaro en la palmera sola.

A las primeras horas de la tarde como de agua de zanja, como de olor a tarde de lluvia, y ahora, qué locura, serás “tu melena de novia en el recuerdo”, para él, no es cierto?

Como cantada.

III

LA RAZÓN

Y si la vida la subió a su lancha, y si el viento se puso a soplar, y si la tarde cayó sobre el río, y si la luna enfrió las vacas y los árboles crecieron como sus amigos, por qué no iba a seguir andando?

77

LA CAÍDA

Cuando se desprendió la fruta de la medianera, cuado dejó de ser parte minúscula del árbol, y sí parte del aire que corre libre por los países por el suelo temido y florecido cagado por las vacas, pisado por el hombre en flor cuando el camino se convirtió en aire y el aire en espejismo la medianera hirvió el camino estaba abierto y los caballos comían en él, el camino era un nido viejo de hornero, y una polvareda futura, fresca.

LA RODADA

Las amigas sacan la cabeza por los balcones.

Pero ella no cree en ninguna promesa ajena, ¿de qué va a vivir, entonces?

Las amigas se van al río, o duermen. Ella se ganará la vida.

Habrá nuevas amigas.

78 Todavía no las conoce. Caminan al amanecer hacia el mismo lugar.

En la ciudad, a esas horas, no se sabe cómo será el día.

LA MANERA

Y dicen que en su vida hubo horarios, problemas; que hubo jefes y sueldos. Que si el sol se nublaba un pullóver no era suficiente.

Pero todos lo saben: no se encogió de hombros.

Guardó luz en su piel tan parecida a una bodega fresca, y cantó la canción del ser humano para llamar a ese animal.

LOS DEMÁS

Los enfermos se le aparecían pero no le pedían que los curara.

Los locos se le aparecían y la contagiaban sonriendo.

Se le aparecían los perros y ella no los recogía.

Y los árboles, bueno, ella miraba los árboles.

Y los árboles la miraban pasar.

EL TRATO

79

Cuando la flaca vio al pescado le pidió su amor.

Él aceptó, mas reclamó lo suyo: “comeme”, dijo, ése es mi amor.

“Qué rico estaba”, dijo al terminar, “¿qué va a pasar ahora?”.

De adentro de su estómago: “me tenés que llevar hacia adelante, ése también es mi amor”.

LA VEZ

Nos encontramos y nada nos dijimos porque el sol cansaba toda palabra.

Esa tarde no estaban los jazmines perfumando crepúsculos; la música romántica: de huelga. Será por eso que no dije nada o no dijo nada ella.

El camino ardía con lentitud pero nadie miró hacia abajo.

IV

LOS PIES

Los pies los tiene llenos de tierra. Tierra de años.

Estas cosas le pasan a los pies cuando alguien los empuja.

Cuando algo que no se entiende

80 o comprende, los empuja.

Desde hace mucho tiempo, por un camino con juncos como olvidos.

Los pies los tiene llenos de tierra. Tierra de años.

EL CAMINO

Para el que tiene ganas no es obstáculo el árbol caído en el camino, o ciertas vacas falsamente feroces.

La noche silenciosa que agita las cicutas o los caballos ciegos, tampoco pueden detener a nadie.

Sólo el camino puede impedirte andar.

Y este camino estaba acostumbrado a que ella le pusiera encima los pies, se había vuelto bueno, manso.

LA MARCHA

Cuánta gente va ahora. Es un mundo de gente caminando.

Al lado de ella va mi abuela con su cara de mujer justa.

Algunos pasan: le dicen vamos, a defender nuestros derechos,

81 otros, en cambio, caminan a su lado. Ésos sí la sabrán defender.

Y con su perfume que no puede explicarse pasa una chica camino de una fiesta.

EL BAILE

Todos están bailando en la pista de tierra.

Esa pista es igual al camino; el camino, en verdad, termina en ella.

Es de tierra, muy suave.

¿Qué hacen todos allí? Han llegado a esa fiesta tratando de entender ciertas cosas, tratando de vivir.

Ella cuenta: “se bailaba en la pista de tierra suave, y el que allí bailaba tenía mil caminos que nadie podía cerrar, y nunca estaba triste”.

FRAGMENTOS

Los hombres deberían saber que la guerra es general. HERACLITO

82 Aunque el pan haya subido de precio aunque la vida haya bajado de precio, besarse jamás será algo heroico, por fortuna.

Besarse no anunciará victorias ni hará los sacrificios más terribles.

¿Qué dirá el diario mañana a la mañana? ¿Hablara de nuestro beso o de esos tristes fracasos que nos suceden hoy en día?

¿Alegraremos esos tristes fracasos?

¿Saldrá en los diarios esa alegría?

Salve, inútil amor, inútil como el fútbol o la poesía.

La libertad es una leyenda y el precio del pan una necesidad, y precisa de nosotros.

Salve, inútil amor.

Oh maga maga asombrosa que nada transforma.

Sólo hace aparecer medialunas

83 en la mesa, si se acuerda de comprarlas.

Y por su hechizo se calienta la mañana, siempre y cuando haya salido el sol.

Puente tendido, puente levantado, puente y río al mismo tiempo.

Estamos aprendiendo que la guerra es nuestro padre.

Si hubiera algún sueño, ya estaría roto.

El amor acaba de hacerse más hondo o más difícil, infinitamente frágil.

De nada nos preserva.

Si tuviera realmente algún poder, los dinosaurios poseerían la Tierra, o los cangrejos.

Ella perdona con facilidad, tiende a creer que será perdonada.

Tonta, tu corazón también tiene intereses inconfesables.

El corazón

84 busca ser como el mar, busca ser como el viento, se olvida de latir en reposo, de aceptar la hermosura de la necesidad.

Somos de la naturaleza y no lo somos.

No desperdicies la fuerza que tanta falta hace, concéntrala en tu corazón: que de fuerza se aquiete que de fuerte se aquiete de fuerte y dulce se aquiete.

¡Qué fácil, ah qué fácil, qué entregada a la marcha de las cosas, qué posible vivir juntos los días, días y días, qué lógico tu estilo livianamente hosco, posiblemente triste, seguramente dado!

Carne de ordenadas células que trabajan sin patrón, sólo por estar juntas, planificando moverse o latir.

Organización espléndida que ignora órdenes y logra resultados como ser blanda y firme,

85 olorosa, resuelta...

Suavísima flaca ósea, elástica arboleda que la vida, como un viento, mueve para hacerte vivir.

CANCIONERO

Mira tu mirada y el fondo de tu corazón, donde ya se hace un poco tarde VICENTE HUIDOBRO

LA BELLEZA

Ella es como el tierno, el tímido olorcito a pescado que se levanta de la orilla.

CUATRO ROSAS PARA C.

En la rosa que ella imaginó hay escondida otra, la rosa verdadera.

Y en la que vive y crece, valiente y delicada, dentro del matorral salvaje, hay otra.

La que verá

86 algún día.

BATALLAS EN LA ISLA SOLEDAD

Ella camina por calles sin veredas, elude a los autos y mira los pinares, busca el mar.

Ella camina, y está llena de hombres: busca a los hombres y a las mujeres, a su madre, a su padre. Ella pronuncia sus nombres cuando llega al mar; combate consigo misma sobre la arena, pero al mar qué le importa.

En su vida, yo soy el mar y los pinares, o tantas otras cosas.

Todo, salvo ella misma; ella combate sola, todavía.

MIEDOS ERAN LOS DE ANTES

Llega el amanecer, el lechero, la lluvia.

Despierta ella, calmada por la humedad, aquietada por el viento.

Repentinamente, el silencio la agita. “No pasa nada”, dice. “Es imposible esto” me dice despertándome. “Me da miedo”.

JUEGOS DE C.

87

Ella dibuja una cara en la arena. La hace reír, y la cara la hace reír a ella.

Ha dejado sobre el bote encallado su cartera y sus zapatos. Entra en el mar. Se pone seria. Piensa, vuelve, mira la cara. La cara la hace reír, ella hace reír a la cara.

NOTAS DE VIAJE

“Este país no es tan extraño”, ha dicho mientras le mira sin que nadie se dé cuenta. “Estoy poco habituada a viajar, pero este país no es tan extraño”.

Se enoja, entonces, y se irrita, sabe muy bien qué trabajo le dan los países comunes.

LA VERDAD DE LA MILANESA

No me hables del mar ni de salir en la barca. Hoy el mar esta quieto y no se mueve ni una ola no se mueve ni una gaviota. Hoy el mar esta quieto y no puedo entender el porqué de esta calma.

MI CHICA BAILA Y HACE SALIR EL SOL

No piensa repetir ni una sola palabra, tampoco las recuerda. Sus recuerdos son pasos descalzos,

88 sonrisas que sobrevienen. Mis recuerdos parecen notas de débito, olores inefables, pero olores al fin. Y si ella me invita a bailar la chacarera, yo, ¿qué puedo hacer? ¿Debo sentir que la cabeza se me calienta, debo olvidarme de mis pies? No puedo sustraerme a su alegría, pues ella no me habla en especial, ella invita con sus bailes, invita a pasear con sus paseos.

TANGO RARO

El parque está vacío. Cuando ella no está también se hace sentir.

Andará allá, peleándose, perdiéndose, diciendo a los demás que la forma de ser de algunas cosas, no es como algunas cosas deberían ser.

LOS PARAGUAS

Ahora viene una tormenta negra, espesa, y la flaca se acurruca en el aire. Sueña con el perdón de la lluvia, sueña con la excepción que harán con ella los elementos de la tempestad.

Ah sola estás, qué sola todavía! Ni los inventos del siglo XIX o XX, ni las ideas de los exaltados,

89 pueden lograr que el aire te proteja. Tristes son los paraguas si hay que llevarlos con uno, dices.

CONSEJOS DE LOS PÁJAROS

Y cuando llega la lluvia, no puede contener la indignación. Pero la lluvia es más fresca que su indignación y tiene razones más nobles para estar presente. “¡No mojes la lluvia con palabras!” le dicen las bandadas que van hacia el norte, pero ella tarda en entender.

Tarda en entender y da vueltas y se va, dando vueltas.

LAS BANDERAS EN NO

He soñado para la flaca victorias que a ella no le interesan, pasiones que no le incumben, papeles brillantes o sórdidos que no me permite explicar.

Ella nomás va por los pinos en busca de la gente, y todos despliegan sus banderas, adelante, detrás y a los costados de la flaca. Pero ella mira las manos que sostienen las banderas, las banderas en sí no le interesan.

TONTA

Los débiles son su debilidad la carne de su carne,

90 los fuertes son su fortaleza. Es tonta, no aprovecha el poder, sólo sirve a quienes lo precisan.

IDEAS

“Un preso debe dirigir la cárcel” dice al volver a casa.

Vuelve siempre con esas ideas,

“un loco debe tener a cargo el manicomio”, esas absurdas ideas.

“Pero la guerra no deben hacerla los guerreros”, siempre así con esas ideas, siempre.

Después, vuelve a los pinares, y sigue buscando algo.

PROBLEMAS CON LA LUZ

La luz se ha enamorado de sí misma: ya no tardará en suicidarse.

Era una buena compañera, pero hay que abandonarla.

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¿Por qué se ha vuelto así? Dejémosla.

Ella, a pesar de todo, espera que mañana vuelva a casa.

LA VIDA ENTERA

Conserva todo y lo quiere destruir. Busca la paz, hasta luchar por ella. Bufa y resopla, mira y no lo cree, y ve la vida cuatro veces más, pero la busca con dulce tozudez, y finalmente, suspira y va a la guerra.

DURACIÓN DE LA FLACA

Mientras coma su familiar de jamón y queso y pueda sonreír leyendo el diario, mientras haya una mesa para ella y una silla en el café sombrío, mientras exista el río y los arroyos y esta ciudad vegetariana y sosa, ella también andará por la vida.

Equivocándose, bobeando y opinando, mojándose en la lluvia.

LA FÍSICA CONTEMPORANEA

A pesar de su amor, las cosas son difíciles. También es necesario un sueldo y los amigos. Y vanas fantasías

92 donde en el fondo sólo soñamos con no morir.

Donde en el fondo sólo soñamos con vivir alimentándonos de su suave amor, ése que ahora no basta.

Que así sea, después de todo.

Y SIN EMBARGO

Nos herimos cuando el miedo nos derrota, nuestros miedos respectivos.

Voy al baño, abro el botiquín, y sin embargo, nuestros cepillos de dientes yacen juntos.

ECONOMÍA DE LAS BESTIAS

Si me preguntan cuál es nuestra riqueza yo diré: es la del árbol aquél, desnudo en el invierno bajo la lluvia o la niebla, regado por la zanja, movido por el viento.

Ésa es nuestra riqueza por la cual constantemente tenemos dolores de cabeza.

Y se gasta con el tiempo, como toda riqueza, pero el viento vuelve a mover el árbol, y un pájaro lo toca de desnudo. Y para nosotros basta.

93 VOZ

Su voz es una roca en el aire.

Una roca que nada como el alga del mar, soñando.

Se dirige a nosotros.

Su voz rueda y sueña. Dulce, como la espuma.

LAS GENERALES DE LA LEY

Ustedes son testigos. No me dejen mentir.

O déjenme. Total, ya se dan cuenta, se hacen cómplices.

Testigos interesados que hacen la historia y caminan en su cara.

CANCIONCITA

Mi amor es un chico cansado que no quiere acostarse. Mi amor es un chico que piensa que la vida se gasta si no se usa, pero que la muerte no existe. Mi amor es un chico que pregunta por qué hay que dormir la siesta.

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CON ELLA SON LOS DÍAS

Con ella son los días más cortos y más largos, más cálidas las noches, los embargos inútiles y el vino es menos tibio, la cerveza abrigada, la sal gruesa más noble; y así las cosas todas van y vienen por ella como por una cancha donde el pasto no muere.

ÚLTIMAMENTE

Quiero decírtelo dulcemente: no entiendo nada de esta vida, los pájaros son flores extrañas y los hombres, extraños sin pluma alguna. El aire canta, ¿por qué canta, si el sol es un pensamiento triste como un árbol lejano? no hay una garza en la calle sólo hay policías hay miedos solos como árboles solos y personas que nada entienden yo me he puesto a volar por el cielo hasta encontrarte con el color del arroyo, con el color de las flores del arroyo tan parecidas a los pájaros quietos allí te diré dulcemente que no entiendo nada de esta vida pero sigamos así, aprenderemos la vida sopla en tu pelo yo de todas maneras la entiendo.

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96

A LA INTEMPERIE (1982)

All things fall and are built again, And those that built them again are gay. YEATS

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98 HOMBRE A LA INTEMPERIE

El pucho está apagado: lo apagaron las gotas que caen del pelo empapado y se le cuelan por el cuello.

Las medias, el corazón y los papeles del negocio están húmedos. Entonces, ¿por qué camina sin apuro? ¿No son truenos ésos, sonando?

Creo que no lo lleva un sueño, ni una melancolía, ni le gusta sentir la lluvia, ni le falta dinero para el ómnibus. Creo que es porque sabe que una distancia corta no merece ningún cambio profundo.

Creo que tiene confianza en las longitudes, en su cuerpo no demasiado entrenado, pero apto, en la naturaleza en definitiva benévola del agua que se precipita en tierra.

Casi sin perder tiempo, sin molestarse, creo que ha decidido mojarse y caminar. Sin duda, no se le han dado todas las seguridades, pero él no es hombre de tantas seguridades. Había dado un paso, quizás dos, cuando estalló la tormenta; y decidió que era mejor seguir.

PERRO

Mírenlo: las parejas, los autos, el arzobispo, lo dejan indiferente. Este perro sólo se entusiasma por las motos. Todos los días lo veo al salir de mi casa: las persigue, las ladra, se levanta donde quiera que esté, despierto

99 o dormido, por las motos.

Mírenlo: ha cuidado de tener compañeros, la perra escuálida enviciada por él para este trabajo, el cachorro sin ideales, de pelo overo, y el mastuerzo astutísimo que también fue convencido.

Mírenlo: ahí va, son cuatro, ya salen a ladrar, a correr, a sentirse vivos perros de ley.

ÉL GUARDABA SILENCIO

Todos hablábamos, pero él no hablaba. Ni siquiera cuando el silencio se hacía espeso y triste. Y todos nos decíamos: “¿qué secreto guarda este hombre, que no habla cuando todos hablamos?”

Un día se entendió: él guardaba silencio, pero no había ningún secreto. Él guardaba silencio, simplemente, porque eso había que hacer. Porque no había secreto alguno.

INVIERNO INOLVIDABLE

¿Te diste cuenta que hemos pasado el verano tratando de olvidarnos del invierno? Así que para eso las islas, el bronceador, los asados? ¿Como si él viviera en nuestras cabezas o le importara algo lo que pensamos?

100

Nos hemos pasado la estación olvidándonos, preparando respuestas para sus interrogaciones. Hemos preparado ensaladas y excusas.

¡Y él, que al volver vuelve por donde quiere, sin cuidarse de ninguna voluntad, sin preocuparse de ninguna ingratitud, por sus caminos de pasto, apareciendo!

Ahora ya llueve, ahora se mojan las palabras, y hace frío. No habrá paso intermedios, simplemente estará aquí dentro de poco. ¿Por qué perdimos tiempo hablando del calor?

Sentimos pasos suaves. No hay ninguna comida preparada, ningún almacenamiento.

A UN CUADRO DE NEWELL’S

Los miro sobre el espejo por encima de la cabeza del chófer; pasan casas y árboles y de vez en cuando mujeres que se han parado en la puerta, o plazas llenas de sol. Hay gente al lado mío. Desean ásperamente mi asiento, clavadas a mi costado. Yo los miro simplemente fijo mi mirada en ustedes, y me parece que todo fuera la cancha: las calles y el sol y la envidia, y ustedes están por empezar a jugar sobre ese accidentado césped, jodido como bajo una lluvia a baldazos. ¡Cuánto que quise -yo tenía 8 años- ser uno de ustedes! Me miraría sentado en este ómnibus, desde la foto, y no al revés. Pero alguien sorteó mal todo y ahora me faltan diez en la vida.

101

Me pegan un codazo. Abro la ventanilla y dejo entrar el viento. Cierro los ojos, los veo en todas partes. Yudica sale de la puerta de mi casa y patea al centro del universo. De repente el juego para. Ustedes están en una vereda y miran pasar el ómnibus como si fuera la foto del ómnibus donde yo voy. Yo estoy quieto también, como todos. Dentro del ómnibus todos estamos quietos, en una extraña pose, como ustedes, esperando un comienzo.

Abro los ojos y los vuelvo a ver junto a mí, junto a todos. Recorremos el mundo, sus calles, sus veredas. Alguien ha lanzado la pelota hacia arriba, y ella ha picado en la calle. La hemos visto y corremos. Ahora empieza.

RECUERDO DEL FRÍO

Tengo el hermoso recuerdo del frío, el húmedo frío cálido, el frío corredor tranviario y guantesco. El de la punta de los pies, el de las crudas noches de invierno puestas a cocer. El frío frío del parque lleno de sol, de la leche quemada en la mañana, de la rama desnudita. Tengo el frío dulce, recuerdo de tantos días de frío, mi ultimo compañero cuando muera yo.

ESCONDIDA

102

A través de la calle ves la mujer parada. Un camión esperando el semáforo la tapa de repente, cuando pasa la mujer ya no está.

Hoy jugaremos con ella. La descubro detrás del árbol alto, y al correr a tocar la pared, ella llega primero y mis amigos salen de sus refugios y me gritan: “¡a salvo!”

USO DE LA CONCIENCIA

Este espacio no debe ser llenado con endosos.

MONT PELÉE

La lava que llegó más lejos ya está negra, abandonó hace tiempo el corazón infernal desde donde su poder venía.

Las pájaros cagan sobre las sulfataras y SOBRE TODO, el movimiento convulso de la tierra: ése es el problema mayor para el volcán, hay un acostumbrarse al ladrido del perro, las lámparas, etc. él ve las miradas que interrogan su cabeza cada día con más confianza.

103

Hoy un hombre azotó a su burro indicando el volcán. Todavía los burros tienen miedo, pero pronto alguien pondrá una tabla y cruzará los ríos que hierven.

La naturaleza obedece las señales de los hombres: su superstición. Hay quien espera sembrar en la ceniza. RUEGO DE ROMEO

No vengas, Julieta, esta noche a molestarme a mi ventana. Han llegado primero los mosquitos, el ventilador zumba como una dínamo y mi mujer ronca y me patea.

No vengas, no soy capaz de ningún sacrificio, no haré favores a ningún autor con mi conducta, quiero ser un anónimo.

Y dormir. Y que el calor se vaya, y que el sueldo me alcance. No vengas, no me iré de vacaciones de todos modos. Puedes mirar mi ventana y soñar, estaré siempre.

Te lo pido, déjame en paz, Julieta. No cruces el vacío por la soga de tender la ropa.

LA MURALLA CHINA

Cuando estuve en la China visité ciudades y desiertos, granjas colectivas, hombres ilustres, y también la Muralla China.

Recogí sentencias, poemas, análisis de la situación internacional,

104 y lo que me dijo la Gran Muralla: “muévete, tu cuerpo existe”.

Los jarrones chinos me pidieron que no los tocara. Las mujeres que las tocara; las ideas no me dejaron hablar, generalmente.

Vi que la gente estiraba los labios para lograr la sonrisa, que caminaba. Pero en mí había más ansias, más hambre: “muévete”.

“Ese calor que crece dentro tuyo es el motor de todo, es tu alma; ella se junta con otras cosas nobles, constantemente es encendida por la vida”.

RADIO EN LA NOCHE

La radio de los vecinos. La radio de los vecinos de la pensión, de los peruanos de la pensión, soñando en la noche.

En la noche en que estoy solo como el sonido de la radio. Ellos no ponen fútbol, no ponen propagandas, ellos ponen tristes canciones con trompetas muy tristes.

En medio de la noche su tristeza y la mía se hunden en el sonido como las aguas servidas en la cloaca general.

Y se van al río, al mar.

105

CHARCO

Hay algo hondo, profundo en el charco de la calle después de la lluvia en nuestros ocho años.

Es que al detenerse, la tormenta -por ser de día, aún- dejaba sola a la luz, dejaba sin ruido a las cosas.

Éramos un niño: salíamos a ver lo que la vida mostraba, la famosa, y sólo era una ausencia lo que había. La soledad de la luz.

Nadie nuevo a quien querer, ningún camino hacia adelante. Los charcos, abandonados, eran un pozo de cielo muy profundo, que empezaba en nosotros y seguía atrás, infinitamente.

REENCUENTRO

Jesús vuelve a la tierra, cumpliendo su promesa. Pasea por el mundo, que le parece una estación de trenes muy congestionada.

Compra un diario, no se entera de nada, no es culpa de él. Toma un café, en un rincón oscuro del bar, al lado de los baños.

En el parque la gente va a los burros,

106 él ya sabe cual va a ganar, no le interesa. De repente se agacha: en una mariposa de la alfalfa, ya herida, que agita suavemente sus patas acaba de reconocer a su viejo amigo Judas.

CALLE SAN LUIS

¿Por qué se esconde la riqueza así? No son las ocho y todas las persianas están bajas. Bajaron antes que el sol. Él no se esconde: trabaja, eso es todo, pero los dueños tapan por la noche lo que muestran de día.

Cansado el sol se baña se pone una camisa limpia y se viene a pasear.

¿Dónde están los que vio vender y comprar? ¿Consiguieron, al fin, ser felices?

Con las manos en los bolsillos, con la corona de su pelo, va a buscar a la gente a la vuelta de la esquina.

Sentada en la vereda una señora le habla del calor.

107

MIRAR LA LLUVIA

Miro la lluvia a través de la ventana. Afuera todo se moja, pero yo tampoco estoy seco del todo.

Podría estar durmiendo, encender el fuego, fumar; podría leer el diario o a Julio Verne.

En cambio, la humedad invade mis pantalones y posiblemente también mi alma.

Esa mínima agua me crece mientras miro la otra, la que hace brillar los árboles y las paredes, la que urge a los pájaros.

La gente se seca al cruzar los umbrales, pero algunos miran a través de los vidrios. Quieren estar del costado más cierto.

CACHI

Los hombres han llegado al cielo.

En el cielo hay solamente iglesias olvidadas, muy viejas; fincas donde crece el sabor de los vinos, las especias.

El ómnibus se detiene en el cielo, entre las casas de adobe, bajo un árbol con frutitas rojas.

108 Se respira. Se toma una sopa caliente. Le gente va a su casa a dormir, mañana se trabaja.

La luna llena brilla. La noche cae en el cielo.

BUENOS AIRES DOS

Lo mismo que en el sur.

La primera mirada te descubre un desierto estéril, sin vida.

La segunda mirada te descubre la vida que existe en el desierto escondida a la primera mirada.

TÚNEL SUBFLUVIAL

Cuando el túnel mismo es un sueño o mejor una pesadilla de luces artificiales, de resonancias atroces, y el ruido del río sobre el techo pronostica aplastamientos increíbles, entonces se prefiere la verdad.

La de esta orilla baja y fangosa, donde nacimos en medio de la humedad, donde el sol chamusca el aire y así debemos respirarlo, donde tenemos recuerdos y conocimientos. O bien, la verdad de la otra, diáfana y alta,

109 con distintos respetos, novedades y pájaros; con campanas que sueñan en libertad.

DÓNDE ESTÁN

Hoy las chicas ya no son las de antes. Han perdido su dulzura tonta. Algunas son tontas, otras tienen dulzura, pero nunca ambas cosas.

Quizás han muerto, no salen de sus casas o se han ido a una gran ciudad.

Quizás la píldora, la situación económica, en fin.

O puede ser también que yo haya perdido mi dulzura tonta.

MIRANDO UNA PERSONA QUE BOSTEZA

Este hombre, por ejemplo: mi compañero de asiento en el ómnibus, no comprende que ya son las diez de la mañana? Quizás su hijito no lo dejó dormir, o discutió con su mujer antes de acostarse y en su pesado sueño hubo verdugos, policías, hembras fatales que envejecían.

O puede ser un rentista que viaja en ómnibus por exotismo; o anduvo de juerga con amigos

110 y contó sus secretos, frente a una mesa, hasta el amanecer.

O bosteza simplemente porque la vida le aburre.

Estos misterios me atraen. ¿No será un propagandista? No estará aconsejándonos acabar con la guerra, con las indigestiones, los negocios ilícitos, los apasionamientos; ser bellas princesas inconcientes que esperan entre sueños el florecer de su carne dormida?

EL SOBREVIVIENTE ORGULLOSO

Es el que vive en los techos, proscripto. El que todos escuchan golpear y golpear.

Nadie aparenta oírlo, pero nadie vive tranquilo: por algo defienden imposibles, se tapan los oídos.

No se llama al Gobierno, sin embargo. No se lo delata al vecino.

Él mira las cabezas, lo que piensan, su miedo.

Él sobrevive en cada corazón donde el sueldo no alcanza.

PIC-NIC DEL MAL SALVAJE

Se sacó el pullóver por primera vez sin el permiso de sus padres, el 21 de septiembre. Los maestros

111 se olvidaron de él, los “duros” del grado estaban en la cancha de volley. En medio del pic-nic, él sigue siendo un niño que se saca el pullóver; sólo que nadie, por primera vez, se da cuenta.

Así empezó. Después descubrió los árboles, ésos, los de los libros, los que no hay que dañar, si uno llega a toparse con alguno, remotamente, en el departamento. Y aquello, no es el río, ese curso regular de agua que desemboca en el mar u otras corrientes fluviales, allá abajo?

Nadie lo ve bajar la barranca (por algo su juego preferido es el de ser invisible), nadie llenarse las zapatillas con tierra, con greda luego, y él siente que su camisita se agita.

Al llegar a la playa, quiere ser bueno, y se saca las zapatillas para no mojarlas: eso fue una trampa, está descalzo, acaba de conocer la libertad.

Una vieja del agua lo mira, muerta. Él recoge ese esqueleto o cómo sea que se llame. De pronto, era el cazador junto al río, y se iba por el río hacia el mar.

El cazador se arrodilla y jura que ese juego no acabará mientras viva. Ahora que tiemblen las maestras, que no esperen que levante la mano. Él no salvará las instituciones, será un rebelde, buscará una niña de trenzas rubias y la besará.

Ya sube por la cuesta el guerrero, descalzo y con sus pinturas de guerra: el Ministerio de Educación no lo sospecha, pero hay un mal salvaje en el alumnado, en medio de la inútil civilización.

112

QUE SER INVITADO

Porque la mesa está vacía ahora sí háganme sitio.

DESNUDAR A UNA MUJER ES COMO RESUCITAR UNA CIUDAD CUBIERTA POR LA SELVA

Desnudar a una mujer es como resucitar una ciudad cubierta por la selva: ella aparece tras el largo trabajo espléndida y coherente, con calles, con símbolos que fueron banales indicaciones sobre el poder o los negocios.

Pero la maravilla también era la selva: la maravilla del caos sobre el orden, las lianas improcedentes, los árboles inaceptables sobre las alfombras, los cascotes de terrazas llevados por los yuyos cada vez más adentro de la tierra.

Resulta extraño quizás, que con imágenes demasiado didácticas compare el cuerpo desnudo con la vieja ciudad, pero las cosas que aprendió en la vida no crecieron en ella como los grandes árboles salvajemente?

Uno encima de otro están estos prodigios. La gente se nos cuelga, las ideas, la maraña de platos. Hasta que un día, desnudos, somos el cuerpo. Ese cruce de calles con nombres olvidados.

113

RED HARVEST

A una palabra suya volaban en el aire los tratados constitucionales, los esfuerzos democráticos. Si su querida precisaba un tapado de visón, las gentes se aterrorizaban. Era como la naturaleza: conservador, indiferente, casi cobarde frente a un hombre si ese hombre lo miraba con una idea en los ojos.

Así como el ciclón, sus salvajes obras conocían también una causa. En el desorden hacerse respetar era preciso; ser brutal, exhibir fuerza, una necesidad. Algunas mujeres, algunos jefes, debían ser obedecidos.

Vivió esperando que alguien le mostrara un mundo donde él no era posible, porque se odiaba. Pero no fue enfrentado con métodos realmente científicos; todos lo creían libre; de sus límites era feo ocuparse. Cada tanto -caritativamente- le ordenaban no ser así. “La existencia es amarga” decía entonces.

Espero que perdone este poema. Al fin y al cabo, más favor le hecho yo al revelar su secreto.

No hay que abrirle la puerta a una fiera para tratarla con indiferencia.

RECURSOS PASIONALES

Gritas sobre tus hijos, tus amigos, criatura que creció en exceso aristócrata, no sabes

114 la utilidad de tu pasión.

Hay un motor en los débiles; pregúntate por qué no cae tu cólera, de qué sirve. Que el mal humor te diga el precio del combustible cultural en la escasez de sueños.

El mal humor no es un bañero que aplaudimos hipócritas después del show. Por otra parte los bañeros también se enojan.

Ya hay quien sonríe esperando saber un poco más.

LENGUAJES DEL ALMA

Rápido desilusionan los idiomas. Para mí eran demasiado fáciles: pronunciar implicaba solamente una pose del espíritu; leer era contemplar otras poses ajenas: las del mundo, que cambiaba en la tarde o la mañana por los efectos de la luz.

Así también se transformaban mis estímulos. Mis profesoras semejaban madres fáciles de traicionar. Escrupulosa una -y eso de qué servía; ¿no hay lunfardos, dialectos, jergas, que con orgullo se usan?- yo la burlaba sonriendo, aplicando la lengua de ella misma aprendida. Se descuidaba, en cambio, la otra. Me hablaba dejándose inundar por otras cosas, sus palabras y las mías iban y venían, y cada uno pensaba en sus propios pesares, entre conjugaciones.

Esta última acapara más cariño en mí, que la primera. Su cara de nostalgia, su soledad en el aire que entraba por el patio pequeño,

115 son las mías. Pero el idioma ya no me sirve como antes. Porque una vergüenza, un dolor en el orgullo, una ignorancia desventurada, me llevaban a interrogarme en inglés o francés, y eso era para mí una ópera privada, antiguamente.

Demasiado sencillo. Argumentos no había o yo era el argumento, sin telones ni luces. Mi adolescencia, mi orgullo, existían sin intención, sin finales felices o trágicos, ni lágrimas. Y en esas voces extranjeras yo probaba las conductas criollas y las iluminaba de parodias. Pero en mi cine nada terminaba.

Mientras que hoy ya no puedo decir que ma douleur soit sage, ni entrar a esa sala privada -mejor secreta- donde actuaba y bajaba rápidamente a contemplarme. Ni narciso ni dios, me afeito en los espejos, y se han vuelto recuerdos aquellos desencantos. Los idiomas parecen amigos que se han ido.

EN MIS AFUERAS

En mis afueras me encontré, casi al salir, con mis palabras. Con mis inútiles, acopladas de gestos, y el viento las estremecía.

Los niños se metían a jugar ante el espanto de las madres que presentían sorpresas desagradables.

Regresé, y aún estaban como trigo que se pudre al sol porque todos los hombres han muerto.

116

UNA VIDA

Ese hombre que mira desde el espejo con pelo largo y desordenado, mira con sus ojos y se mira a los ojos y se acuerda de un hombre así que lo miraba.

Fuma su cigarrillo y tira el humo del otro lado del congelado cristal, del lado vivo, movedizo, inconsútil como el humo, el lado que forma figuras extrañas.

Que salen a vivir, y un día pasan, mientras el hombre lleva su saco, su corbata eterna, su bigote que no acaba de crecer.

Y sus ojos, que no acaban de mirar como el cigarrillo de los otros se fuma y el suyo sigue en su mano y la mirada sigue en sus ojos.

LA MISTERIOSA

Esta locura, esta cosa de la naturaleza, es hija nuestra: pájaro salvaje y caballo adiestrado, ¿nadie, ásperamente, le hará preguntas? ¿Cómo se dice, entonces, que conoce secretos? No los tiene. Es feroz como un adolescente. ¿Por qué sólo la miran un instante, y vuelven la cabeza?

Es una lámpara encendida en una casa donde todos duermen: no la apaga el que se levanta a tomar un vaso de agua,

117 pero al volver a acostarse, su sed no se ha calmado.

Sólo un instante la hemos visto, olvidando las palabras que, luego, mucho después, diremos pensando en ella.

EL NUEVO AVENTURERO

Ya no tiene heroísmo ir de allá para acá. Muy chico el mundo, un pañuelo terrible.

Tarea ya muy bien organizada la explotación de indios amazónicos, o pelear en Zaire. Escapar es rutina.

En cambio, los baldíos... Perder la vida en la puerta de calle.

Aquí nos conocemos, eso aumenta el carácter deportivo del asunto.

EN EL LUGAR

Estoy sentado en el mundo y el agua de mi pava también, y el fuego que la calienta.

Hasta aquí llegan muchos pero ya estaban antes de llegar. Yo viajo hasta ellos, constantemente con un boleto de ida y vuelta

118 y miro por todas las ventanillas.

Estoy sentado, estoy parado, estoy andando, estoy quieto. Soy el extraño que ama y que de nada se acuerda.

MI PRIMO COMPRA LA VIEJA CASA

a Mario Piensa barrer un poco, a lo sumo. A los amigos les sonríe como si hubiera hecho una travesura.

¿Para qué los créditos, los préstamos, las hipotecas y escrituras?

¿Por la dulzura de dejarla entrar en el tiempo con la suavidad de la naturaleza?

Piezas amplias y oscuras, calor pesado como el silencio. Patio donde arrulla la paloma contra un cielo de un azul muy brillante. El lugar más lejano del mundo, a 60 kms. de Rosario, y yo caminaba por las tapias, sin entender.

Las galerías no volverán a ver a los melancólicos tíos, recordando a sus fantasmas. Él va a vivir allí. Al volver del trabajo se bañará. Pensará en el futuro. ¿Qué pretende? ¿Qué quiere de ese río que no se seca nunca, el tiempo?

¿Ha juntado tantos suaves afectos para decir, murmurar, acaso, entre el crujido de las maderas,

119 que las cosas inútiles que la vida ha conseguido respetar nos atan ciegamente, más, todavía, que los golpes o los infortunios?

LO QUE IMPORTA

Caer no es lo que importa.

Lo que importa es si allí, donde vamos a estar con nuestro cuerpo herido, nuestros gritos se escuchan y se puede acudir.

A LOS POETAS BRASILEROS

Eran reales las tetas negras, las del ama de leche; era real esa ordenada mezcla, injusta pero real: ninguno de ustedes dudó.

Aquí se oyeron, en cambio, voces que desconfiaban: “esa gente que se rebela, tan poco literaria, existe? Los diarios provocaban urticaria metafísica.

Y no resulta fácil cantar entre tanta incertidumbre. A ustedes Borges les da risa, igual que el tango, pero a nosotros ha llegado a sernos tierna esa sensación de irrealidad. Algunos intentaron

120 confesarlo entre sarcasmos, pero hoy callan.

Ah, nuestros países, provincias de un paraíso donde fue el hombre el que expulsó a los “dioses”, a los “ángeles”, y se colocó él mismo con una espada de fuego en la puerta.

Allá volvieron los ángeles a amamantar las crías de la raza violenta. Pero aquí las esperanzas se pusieron frente a frente, y de su lucha nació, amargamente la verdad. Y la mentira se vengó de ella.

Pero en todas partes nace algo y reclama su derecho a vivir. Clavaré estas palabras en la niebla, incomprensibles para ustedes, y ya arcaicas para lo verdadero nacido de los enfrentados sueños.

Salud, entre todo lo que con honra permanece o muere.

QUÍMICA DE UNA GUERRA

Donde un día florecieron las ideas crecen hoy las pequeñas flores blancas del pasto; así se prueba cuál tenía más derecho a vivir, a la hermosura de vivir.

Pero aquellas cositas del pensar dejaron ansias muy leves, y sin embargo resistentes. Se apagan con el atardecer pero renacen todas las mañanas.

121 De noche los caminos se terminan o empieza todo a ser un camino. Un cigarrillo se enciende en la inmensidad y su llama minúscula es nuestra dueña.

Ella y las sombras han criado lo que sentimos al levantarnos.

PEQUEÑOS MOVIMIENTOS

¿Acaso el goce de la contemplación reside en el incesante movimiento, como el mar, todavía?

No. Las ramas jóvenes, los yuyitos, los setos son nuestro mar doméstico, el alma no siempre puede viajar hasta el mar.

Uno está resfriado en su pieza harto del olor a frazada y se acerca hasta el vidrio. Allí están agitándose como un océano, como el fuego de mil incendios, como el sol.

Pero uno puede tocarlos, puede salir, entre estornudos, no hacerle caso al médico, salir y tocarlos. Aunque crezcan en medio de la calle, rompiendo el pavimento, aunque haya que ir a verlos entre ráfagas de autos y semáforos regidos por el azar o injustos presupuestos municipales se puede salir y tocarlos tocar su convulsión mínima.

122

Así son de queribles los desastres pequeños, hechos a la medida del jugador de tómbola, de su filosofía.

Sopla siempre sobre las cosas débiles que nuestros ojos o ideas con suavidad segura puedan acariciar.

ALGO DE MÚSICA

Cuántos seres humanos insisten en ser poetas aficionados, insisten en ese fútbol amateur, la poesía, a pesar de la humedad, del paisaje poco estimulante. ¿Es que Dios nos concede ese pequeño lujo?

¿O es que le queda algo de música? Se puede irla cantando como si hablaras solo, por la calle.

A lo mejor será que el idioma quiere irse por ahí, versificando, robando cosas, pidiendo favores que pagará con sonrisas.

NOSOTROS, LA SELVA

Como la selva, como la verde selva un día, distintos y movidos

123 por idéntica fuerza.

Aplastando lo inútil. Como liana o boabab, como serpiente, como pájaro de muchos colores.

Como la vida en marcha, que en su juego, pone a todos a jugar. Como algo que camina lentamente y que no admite réplica.

Haciendo del mundo una selva donde todos puedan comer.

GAUCHADAS

Para ayudar a los amigos de sus amados señores se dejaron derrotar.

Así el gran ejército de los hambrientos dejó Europa, hizo espacio, y la guerra se hizo posible y con ella numerosos negocios para los cuales en realidad fue gestada.

Ellos se vieron obligados a dejarse invadir.

Anteriormente habían resistido pero siempre con un señor a la cabeza (por eso degollaban a los generales).

En verdad, aceptaron el sacrificio, pero su visión era escasa, demasiado caballeresca: se sostenía en ciertas ideas de la vida.

¿Alguien se ha preguntado a quién

124 enriquecen las herencias culturales?

¿Qué utilidad tenía para los hombres aquello que solían llamar “un hombre”?

Demasiado digno su valor, demasiado grande. Toda ayuda hacía inútil, y no dejaba compartir la cobardía de la que salen más útiles corajes.

Ya pasó mucho tiempo, las chimeneas humean en las fábricas, un caballo no llega solo a la luna y por simple amistad no se obtiene la justicia.

Y aunque hoy todavía se vengan en los nuevos, han comenzado a sospechar.

A lo mejor no hay rienda en esta historia ni montura ninguna. creció sola en el monte y no es de ellos, y es muy grande.

MARINERO DE ULISES

No le hablen del canto de las sirenas. Peor fueron los años de botines mal repartidos; por otra parte, a él, como a todos, le taparon los oídos. Menos a la vedette, al capitán, egoísta comprado por los dioses. Así y todo aquel inútil debió pedir ayuda hasta para amarrarse (ni siquiera un nudo marinero sabía hacer, y eso que navegó una vida entera, en ajeno sudor que llenaría un Egeo). “Así que lo de las sirenas no fue

125 responsabilidad nuestra”, pero ese débil atractivo (sólo que hablaran del botín hubiera habido hechizo para ellos) fue menos importante que el trabajo que costó arrancar al héroe de sus peligrosas aunque sublimes tentaciones.

BALDADOS

Hoy es el viento del norte el que hace bracear, desolados, los árboles. Ellos no saben cómo quedarse quietos, cómo unir sus ramas o raíces solos o ciegos.

Un día como éste, sin rastro de sombra, resplandeciendo todo bajo la ciega luz de un sol sin piedad que abrasa al mundo.

Un día así, sin lugar para la desesperación, para nuestra desesperación.

No salgamos: las iguanas cuentan cosas de gente; somos sus monstruos, sus vampiros, las iguanas asustan a sus crías con nosotros.

EN EL PARQUE

Inútil resulta señalarte trazos deliberados, simetrías convenientes, el apego o ansia del jardinero, o las intenciones

126 del crecimiento.

Todavía finges estar en medio de la creación de un dios.

PHAENOMENA

Crear no es escribir un poema, por ejemplo, o recitar el monólogo de Hamlet de manera distinta.

Crear es tener la mente ocupada en algo, tenerla como un tigre dispuesto a saltar, como un entrenador que obstinado se entrena con ridículos saltitos.

Te das cuenta de pronto que eso de nada va a servir, y sin embargo ahí está el alma, persistiendo, diciendo que ella quiere probar, ver qué pasa.

CRISIS

Todo está, sin embargo, como entonces: todavía la razón tiene razones que el corazón desconoce.

JARDINES PARA JUGAR CON PAPÁ

Esta muralla que conversaba con mi muralla aún a riesgo de voltearse, sosteniéndose.

127 Y esas paredes que nosotros creíamos útiles y a las que, ciegos, los afectos trepaban, para qué, al fin? Pensábamos que atrás estaban los muertos, que atrás de la pared estaba lleno de muertos.

Y sucedía que esas flores, esas plantas, esos frutos y árboles él quería verlos con la cara de su gente querida por conocer el terreno del alma de donde habían sacado alimento. Pero allí no había nada que no estuviera vivo.

Y mi pared se parecía a la suya, aunque, lógicamente, era más baja y él, encaramado al árbol más alto me miraba y se bajaba sonriendo.

A mí me daba rabia. Mi árbol era el árbol de los juegos: era nada más que un árbol.

Esta pobreza de gestos que hablaba a mis pobres gestos fue para mí más importante que la sangre. Es todo lo que tengo para decir, golpéenme si hace falta en estas piedras.

PLEONASMOS

La vida cotidiana de todos los días las cartas epistolares los lapsos de tiempo te matan hasta dejarte sin vida.

INFANCIA

128

Si pudiera recordar las casas demolidas y el vestido de la niña de alguna casa; o al menos el color del bretel que se le caía del hombro cuando bailaba el rock; o el sonido de la guitarra del padre (que para mí, era mágico); o la mano del maestro escribiendo: “Hoy es martes 14 de junio de 1960”; o cuándo cortaron los árboles o modificaron la Plaza Sarmiento; o simplemente el nombre del pibe que dibujó la bandera con una franja azul y dos blancas.

EN CUALQUIER MOMENTO

Te preguntas qué haces en la vida, te lo preguntas a lo largo del mundo y de la vida, pero ella no contesta esas cosas.

Así vas, pero debes seguir preguntando porque no eres como el rosal o la guerra, o el mar, o el silencio de la siesta.

Mejor entonces seguir. Seguir empujando el polvo hacia allá, hacia el caballo que trabaja en silencio, hacia los ojos que miran y no preguntan porque ya preguntarán ya preguntarán.

YO QUIERO GUITA

Este es mi grito espiritual, y espero

129 que me entiendan: no la guita a raudales, la guita que no viene del trabajo, sino la que hace falta.

(Leer este poema no es una manera de conseguirla, pero alguien debe escuchar lo que muchos sentimos).

Con dinero las cosas se hacen más fáciles, especialmente para los previamente entrenados en no tenerla, se come, se va al cine, se piensa con entusiasmo.

Todo esto es de sobra conocido. (Leer este poema no es una forma de saber, escribirlo tampoco). Hay problemas muy trillados que nunca tuvieron público que de ellos se ocupara, y lamento que alguien no se pregunte porqué.

EL BOSQUE CUANDO LLUEVE

Ella acaricia ahora los grandes troncos viejos. Busca llegar al suelo, al matorral.

A las hierbas carnosas, húmedas, que nadie ve porque son pequeñas. Allí moja y se rinde.

Protegida, la tierra puede amar a la lluvia.

El bosque es eso: árboles, tierra, plantas,

130 agua así detenida.

VAMOS TODAVÍA

Difícil es hablar, amigos míos, y más en un poema, lejos del café, de la mesa del café sombrío, el dulce café por donde pasa la historia y sus ceniceros. Ah, si hablara a los poderosos, si hablara a los que no conozco, si hablara al viento. Pero les hablo a ustedes y tengo miedo de no ser escuchado, porque les quiero.

En este país donde vivimos, tan subdesarrollado y mal retribuido, tan propenso a los grandes contrastes, en este plano país donde la alegría es un árbol, he pensado, lo confieso, en callarme. ¿Acaso no hemos hecho tanto mal como cualquier emperador? ¿No hemos ayudado a los perversos, como cualquier meretriz célebre? ¿No nos hemos callado antes, aunque tengamos hijos? ¿No hemos perdido a nuestras abuelas? Callarse era mejor, si no se puede ser un nido de cóndores.

Pero no quiero ser un poeta desocupado y aumentar la general desocupación. Quiero meter poemas en los bolsillos, como panes. Quién diría que iba a ser necesario llevar un pan en el bolsillo, por las dudas.

131

CALENDAS ARGENTINAS (1985)

a María Celia y Eduardo Vicente

132

133 EN EL BOSQUE DEL TIEMPO

Los hombres de hace siglos se han convertido en fieras feroces que los hombres de hoy cazan.

LIVIANA ROPA EN SEPTIEMBRE

Su vestido blanco lo azota el viento uno la ve y se abriga.

Qué cajones abrió qué espejos deslumbró antes de apostar?

“La primavera vino y es preciso -dijo- sacarse los pullóveres”

Esa tela bordada de flores, de hilo, y esos zapatos...

Ya su madre le advirtió sobre los enfriamientos y en el centro esa tarde, ella se sentirá muy sola.

Únicamente el poeta piensa con dulzura en los que se adelantan al tiempo cálido con tanta ingenuidad.

¡Qué hermosa y débil queda la confianza paseándose en el frío de septiembre!

134

LOS PRIMEROS HOMBRES EN LA LUNA

a Sujer y Angélica Este entusiasmo viene de lo que nos falta.

Llegamos a este espacio casi vacío inundando los cráteres de cosas irreales decididamente terrestres.

Qué impaciencia, la luna no se hizo en un día ni siquiera en catorce.

Alguna verdad hubo cuando empezamos a sufrir, esas lágrimas regaron más terreno que las lluvias totalmente ignoradas. Ahora, medio a medio algo hay y no todo: hay ganas y botellas vacías.

Ya no somos más los primeros hombres.

NEGOCIOS

Los fantasmas vienen a proponerme negocios imposibles.

Siempre terminan precisando un vivo.

Molesto y somnoliento los prevengo: la gente

135 no va a querer cosas de ustedes.

La gente, me contestan, no conoce a los fabricantes.

“Eso al principio, pero después se darán cuenta y seré fusilado como monstruo, socio de muertos.”

Ellos se ríen: “sucederá de todos modos siempre eso, Eduardo ¿por qué no aprovechar y ganarse unos pesos?”

Me dejan un catálogo me dicen que lo piense. Está bien, buenas noches.

Pero soy ambicioso. Saco cuentas, no me vuelvo a dormir.

POLÍTICA

Mañana jugarán la muerte y nadie irá a cobrar el premio. Sin instrucciones, ella andará por ahí tocándole a cualquiera.

HAY QUE LEGAR

No compraré una casa

136 no compraré un auto no compraré una lancha a motor compraré una baldosa y en ella estaré parado toda la vida, la lavaré, la barreré le colgaré cartelitos irá corriendo el tiempo la muerte con su mano alguna vez mis hijos serán dueños de un pedazo de baldosa dirán: “pobre papá luchó mucho en la vida y nos supo dejar esto”

VIVIR ES HUMANO

Usted es una máquina del tiempo y hace señas desde de comando.

Los muertos se hacen los desentendidos, se hacen las niñas bonitas lo cual es cierto en muchos casos.

Tampoco sus nietos futuros quieren abrir: lo miran pero no entienden, en su época quizás no haya esas máquinas.

Usted es una confusión: busca un diario cualquiera y se dispone a viajar hacia ese día para leerlo tranquilo, pero alguien lo ha golpeado.

137 Alguien lo ha confundido con una cabina telefónica y le dice que salga.

CÁBALAS

Los números trece sufren injustamente una terrible fama.

Ellos no son problema, sin embargo. Son completamente inofensivos.

En realidad, el peligro es el número catorce. En parte porque nadie lo sabe. Pero principalmente porque viene después.

Ahí está el problema.

A MI MANERA

Él te propone una historia individual.

O si te resulta preferible, Frank Sinatra te seduce con la modificación personal de la historia.

Su fascinación es extrema. Se trata de esas cosas

138 que son mentira y ciertas.

PROGRAMA

Todo sueño poético, toda ambición espiritual debe tener el programa del nuevo rico: él sabe bien que lo auténticamente falso acaba por incorporarse a la tradición.

VOLVIENDO DEL TRABAJO MUY TARDE

En las oscuras piezas duermen los habitantes.

Nosotros levantamos este mundo y sólo podemos pisarlo cuando en él todos están callados.

Así era lo primero que tuvimos, el que nos prepararon entre sueños y besos.

Hay una cierta tibieza y también un cierto diálogo de suspiros y presentidas cosas.

INDIOS

Somos los locos de la guerra.

Las semillas robadas en malones antiguos en bolsas permanecen como absurdas montañas.

Corre la gente, chúcara

139 entre los esqueletos tras frágiles olores.

Es un pena, habría que cazarla.

AQUÍ EN LA PLAYA

Una canción puede hacernos acordar de un baile donde jamás la oímos. De una persona que jamás la cantó o jamás la escuchó o no sabe que existe.

Una canción en sus estribillos en sus repetidos sonsonetes puede hablar de cualquier otra cosa, menos de aquello que nos está haciendo pensar.

La canción es el ómnibus del recuerdo que se baja en paradas insólitas donde el viento balancea los árboles en la oscura noche, o hay baldíos enormes.

Pero ella insiste obsesionada en los momentos en que calienta el sol aquí en la playa.

CIVILIZACIÓN Y BARBARIE

Entre los cicutales yo veía crecer, imaginaria, la ciudad condenada a acompañarme siempre.

Yo llegaba y nacía: en vizcacheras y zanjas se izaban los semáforos como periscopios fulgurantes.

140

Virtualmente invisibles las autopistas topeteaban a los pájaros, que enloquecidos las confundían con el destino.

En medio de los pic-nics o vacaciones al rato su molesta presencia ya era notada por los tontos.

No saldré más. En venganza he decidido quedarme hasta que vea nacer aquí todo el desierto prohibido.

GRAN SOMBRERO

Quiero tener un gran sombrero de esos paraguayos (de ésos que los paraguayos venden a los turistas en el mercado de Posadas pero que ellos no usan porque tienen florcitas pintadas).

Quiero tener ese gran sombrero y pasear todo el verano por todas las calles a la hora de la siesta cuando no hay nadie.

Quiero tener el sombrero ése y pasear por las calles cuando no hay nadie y mear de alegría en las veredas y no sentir el calor.

Despierto quiero caminar cuando todos duermen con mi gran sombrero.

141

NOSOTROS

Entran al trabajo manosean papeles, fichas, cosas en las que el tiempo no se detiene, conversan, ganan las horas, salen, caminan.

Se zambullen en el misterio del cuerpo de sus mujeres, se levantan, miran, por la ventana, un lejanísimo techo lo entienden todo y se lo olvidan.

LLUEVE

Todos nos acordamos, sin saberlo, de aquel bosque de helechos gigantescos hace un millón de millones de años.

Entonces era un juego la vida, un codearse con los dinosaurios bajo las plantas húmedas.

Ahora hay que estar triste, quedarse en casa o ir al cine.

EL ADIVINO

No pronostiques la gran ternura, el amor el deseo de agradar.

142 No pronostiques los problemas gástricos, el cuidado en las discusiones.

Trata de hacer un arte práctico: una política preventiva.

Queremos detalles.

NO HAY MÁS PLATA

Con sus baratos aromas tristes vuelven las sencilleces del pasado: los atados de a diez, los barquilleros los tranvías fantasmas.

Todo fue hecho hace más de veinte años. Lee los libros viejos, con sus polémicas entre muertos anónimos importantes.

Una vieja., sentada en la puerta de un conventillo ve regresar a las chicas que se han vuelto putas y se sonríe: ella siempre supo bien que ese progreso del que se hablaba era un sueño.

1977

EN LA CIUDAD

Las piedras de las casas sueñan en la mañana de invierno con las colinas que pudieron ser.

143

DIOS

Caía el sol cuando plantó el último duraznero. Apoyó la pala en la tierra de la cuadra, el viento traía el olor del asado desde el patio del molino. Un pájaro cantó como si hubiera existido siempre cuando él sacó un pañuelo y se secó la cara.

Acababa el día sexto cuando se fue caminando con la pala en la mano, como un libro. Había creado a la vez el mundo y el paraíso.

EL BARCO DE LOS LOCOS

El barco de los locos va, con sus velas de colores atrás de una mentira.

Sin entender qué dicen se escucha algunas voces desde lo alto de la barranca.

Ya se va el blanco barco, se lleva nuestros sueños de llegar hasta el mar.

LA FIESTA DE ANOCHE

Cómo bailas, señora, entre los bollos de papel, entre las sillas desparramadas, entre los manteles que manchados de vino cuelgan.

Cómo bailas, entre las paredes con sus torcidos cuadros, entre los puchos que conmemoran a los ausentes que los fumaron, felices.

144

Cómo bailas, ahora que la fiesta se terminó, ahora que el alba viene, mientras duerme el esposo, señora hermosamente cómo bailas.

TODAVÍA

Todavía los campos te esperan, bañados en recuerdo.

Bajo minúsculas cortezas en hojitas elevadas y airosas te escriben sus mensajes seres que no se nombran.

Sombras, antiguos dibujos, agitaciones levísimas, el indescifrable olor de la humedad son tus cosas importantes.

Falta todavía mucho que sufrir.

JUBILACIÓN

Sorprendieron al cementerio abriendo un ancho camino pavimentado que pasa por su parte trasera aquella salida de fantasmas.

La calle antigua de grandes piedras por donde todavía -oficialmente- llegan los carros fúnebres tiene la cara apacible y tranquila de los observadores de la soledad.

145

ANTES DE LOS BÁRBAROS

Mientras un estúpido recitador de textos cree hacerles sutiles comentarios a cuatro tontos que sueñan con sus propias estatuas, un niño mira las manchas de humedad en las paredes de la biblioteca, se sonríe, juega una carrera de autitos sobre el vacío.

VIDA DE LA MENDIGA

La gorda ciega pide limosna sentada en el umbral del Banco.

Desecha las iglesias, su lugar es la City o el cementerio. Ciega, sabe escuchar los corazones.

Conoce su métier, sus exigencias: madrugar mucho, estar sentada inmóvil, como pensando en misterios.

LA MODELO EN EL ÓMNIBUS

Hoy tampoco hubo fotos.

Sos como un palco de desfile vacío, un palco con olvidados patriotismos, con tus ojos pintados, tu linda ropa y una sonrisa au-sen-te, una cara de hoy tampoco.

Aquí viajando sin ver más que cordones de vereda

146 sos una florcita que aroma nuestros sueños.

Ojalá que quedes siempre así como un billete grande que interesados sólo en el dibujo miramos, sonriendo.

BALANCE

Día tras día pierdes el solitario por no saber el sentido del mazo.

Las cartas, como caras, dadas vuelta son más enigma que antes.

Es como era el miedo a zambullirse de cabeza.

FUERA DE LA LEY

La manzana está cayendo siempre adentro de la cabeza del sabio, en su cráneo vivo y en su idea muerta ella amorosamente cumple el filial gesto acostumbrado.

No le dirá jamás sus flaquezas, caprichos, las veces que no cayó. Él vive de ese descubrimiento también una caída.

La manzana bambolea su débil rebeldía pensando en la maravillosa confusión de los hechos

147 en la piedad ingénita de lo sin nombre.

Cae acariciando lo que existe todavía por su caer como suavísimo eco de su paso.

EJERCICIO DE OSCURECIMIENTO

Con una mezcla de miedo y resistencia en un segundo se apagaron las luces.

Algunos cigarrillos brillan en la oscuridad. Los vecinos pasean. En sus cabezas pasean también las imágenes de una guerra futura.

Londres, en medio de la nieve, tiene que haber sido distinto.

Hoy el viento se lleva el calor en la noche de verano, y a la luz de la luna los árboles se sostienen leales en medio de una especie de tristeza.

1978

MILAGRO

Al ventilador le falta aceite y de repente empezamos a escuchar una bandada de pájaros.

148 CARTA A ELVIO EN PIRIÁPOLIS

Imperfecto en su esencia ese mar por momentos se vuelve río y viceversa.

Es un exilio berretón. Sentado en la colina la mente se sacude como un viejo motor pensando en Andersen, en el Parque, en las cosas que se podrían hacer, tan bellas.

El neurasténico, nuestro amigo, te dirá que no te preocupes al pagar o no pagar al panadero, pero es demasiado programático.

De nuestros sueños, mares y ríos a la vez, amo la larga lista.

Saludos a los tuyos y un abrazo.

CUADERNO DEL BRUJO

El suelo, debajo de los pinos, es el colchón mullido que tienta a las bellas durmientes.

La magia necesita de un bosque para florecer.

FIN DE AÑO

El tiempo gira como el sueño de un niño que acaba de escuchar historias.

Vamos y lo cortamos con esa línea redonda y sagrada

149 y él se vuelve idiota.

Pera no lo sabemos. se lo imagina de pasiones, impar o par, tristísimo, o a lo mejor con nombres.

Corazón en neblina, si tuviera un alma cómo nos mediríamos.

SILENCIO

El techo de la pieza nada nos diría. de todos modos, no hay luz aún; oh, si lloviera sobre el zinc, si hubiera un choque afuera. ¿Qué catástrofe falta en la vida, qué inundación o tormenta no ha llegado a tiempo?

EN LOS SUEÑOS The Golden Bough

El rey del bosque se ha dormido esperando en vano el ataque del reemplazante.

Los robles sagrados cantan con la alegría de cualquier árbol

150 en el viento de primavera.

Termino de romper una ramita seca que me llevo a la boca, y me sonrío.

¿Habrá otro bosque en los sueños del rey?

Después de tomar agua, agarro la mochila y sigo viaje.

ISLA DE PASCUA

Las cabezas tienen cuerpo está enterrado abajo.

Algún día la colina se removerá como una vieja frazada: los muchachos de piedra se irán al Centro a pasear, a mirar las chicas, ansiosamente, a decirse: “hemos despertado”.

EL CALLEJÓN CON SALIDA

Era otro mundo. Las expulsiones tácitas de la noche, los ajenos autos que bailaban alrededor del angustiado solo, del silencioso, habían quedado atrás de una cortina de olvidados hechos.

151 En unos pocos pasos, caminó hasta el final: la luna brillaba encima de la terraza frontal. Había portones quizás cerrados misteriosamente. Atrás de los tapiales, a un costado y a otro, había árboles que se mecían, acariciando un gran cuerpo invisible.

Como hecho así, todo dormía y él hizo, sin rumores, un gesto que las cosas no vieron. Sonriendo, recién se despertaron a mirarlo cuando con grandes pasos ruidosos, él salió.

ATARDECER EN LA CIUDAD DE LOS NIÑOS

En las callecitas ya no hay nadie.

Los ruidos del grande hacen temblar los malvones sin tamaño que cuelgan de los balcones diminutos.

Hay, sin edad, también un viento.

En cuatro pasos la ciudad se acaba, y acariciando melancólicamente una torre el guardián siente como un escalofrío el vacío de poder.

PARA PODER HABLAR

No nos hables del mar, de tu tristeza, si no puedes hacer un mapa. Un mapa del mar o de tu tristeza,

152 con calles y paradas de ómnibus.

Un mapa con el color de tus ojos y su división política.

153

154

LOS ROLLOS DEL MAR VIVO (1986)

155

156 CAUTIVERIO

Aquí, en las oficinas imagino los juegos del viento el murmullo del ripio el silencioso mar.

Irse: aunque parezca plácido tirado al sol de una llanura cualquier camino ya de por sí es un precipicio, la gente ignora eso, se asoma a las banquinas como a un balcón seguro, se va por los caminos, sin saber cayendo.

Entonces, ya no hay más esperanzas? O acaso hay esperanzas, mi Señora de los vagabundos ángeles, puede tocarse el sueño? O sólo podemos pensar en ellos sin que existan, aunque sólo tú existas, sonriendo, porque todo oscurece? La pequeña nube negra en la montaña son para aquel que llega pinos, madera verdadera.

Pero sé que Babilonia arde como un fantasma atrás de los ocasos de Rosario, invisible y presente cautiverio y que hay biblias que esperan, de cualquier libro disfrazadas, y que nos aterra el fin de mes como el fin de nuestra vida.

En la tristeza de las cascadas cruzarías como una bruja de historias, inútil si el futuro, como una verosímil magia cantara nuestras manos como un fuego.

LA VERDAD LA VERDAD

¿No es verdad

157 que al encontrarte en medio de la tormenta, crucificada de relámpagos, o en la sopa como un bicho o al llamar a la puerta de nuestra casa, a la siesta para vender tus especiales mercaderías, nos alegramos?

¿Y por qué, entonces, te buscamos en la boca de nuestros padres y los helados vientos de junio, y los enormes ríos, y en los cheques, y libros y escrutinios?

¿Vuelves, madre suicida de tus ausencias, como atónitos lo queremos, con la vista clavada en nuestro fin como un letrero que dice “salí a almorzar” colgado del vacío?

¿Y vienes como joven como más joven como el sol de su viaje o te envejeces y nos entristeces porque ya no hay remedio en tu forma de ser?

¿Verdad que de verdad te esperamos en la fiesta con tus regalos para bailar el vals?

¿Que queremos tu agua tu cósmica estampilla en combustión, para enviarte la carta con la historia falsa o verdadera que te llame amiga del alma?

158

LA IRÚN

a don Tito in memoriam

I

Todos soñábamos con la Irún.

Su cuarto era mágico. Su cuerpo era blancamente mágico.

Con ella siempre uno entraba al quilombo como si fuera la primera vez.

Pero no éramos todavía bastante hombres para hablar por eso ella fue nuestra contraseña.

Cuando Pichincha se cerró nadie la volvió a ver.

Después crecimos.

II

En las conversaciones nos calmaba pensar que todo era leyenda.

La versión predilecta era que ella por voluntad de un padre muy severo y místico hizo voto de monja

159 cuando su vocación verdadera era sencillamente la de puta.

Sus técnicas eróticas se explicaban por el período juvenil de forzosa contención. Dios también como dote le habría prestado algo de sus secretos.

III

Un dato sin embargo nos preocupaba. Era un pueblito vasco con un nombre atrozmente real.

El lugar donde todo pudo ser otra cosa donde ella corría con la cara en el viento niña como los niños que nosotros criábamos.

Si había estado ahí todo estaba perdido.

IV

Al final permitimos que uno viajara a Europa por una solución.

Juan informó al volver, sentados a una mesa que el tren de Francia paró justamente al lado del cartel con el nombre.

En el andén había una vieja sentada, decidió preguntarle

160 porque con que dijera que no escuchaba nada era bastante.

Pero la vieja dijo: “¿la Irún de América?”

El tren no se movía Juan en la ventanilla no podía creer.

“Al final arrancaron” “¿Rápido? “Muy despacio” contestó.

V

Nos miramos: para nuestra sorpresa nada se derrumbó. Sólo la tarde se deshacía en luces. Lo entendimos y antes de levantarnos contemplamos a nuetro mensajero con impudoroso cariño.

La historia continuaba.

EN SANTA FE

Empieza la primavera y yo en este museo afuera brilla el sol seguro que todos los animales del mundo se están buscando ya se sabe para qué menos estas imbéciles, el plantel femenino de séptimo grado “B” qué destino pasear entre estos muebles viejos a la maestra se le ocurrió venir un 21 de septiembre a Santa Fe “una excursión preciosa” -imbécil- todos en pelotas en el río, así hay que festejar la llegada del calorcito.

161 ¿Y qué tienen que ver con nosotros estos señores de los retratos, si nunca se pusieron un guardapolvo en su vida? ¿El guardapolvo también lo inventó Sarmiento? Las maestras no explican... ¿Cuándo los pibes empezaron a ser como son ahora? Antes iban a Chuquisaca me parece y usaban trajes todos negros y a escondidas soñaban con el 25 de mayo que nadie sabía que iba a existir, con la máscara de Fernando VII, aunque los pobres no usaban máscara más que en el carnaval de Humahuaca, no iban a la escuela y a todo el mundo le parecía bien.

En la calle gritan deben ser los secundarios ellos están en su ciudad al museo lo deben conocer de memoria están en el mismo lugar donde estaban los tipos de los cuadros ponen el mantel sobre el pastito donde los próceres se sentaban a dormir comen los huevos duros masticando el viejo aire que andaba por aquí en los tiempos de los conquistadores que no pensaban en nada salvo en lo que estaba adelante y todavía no se podía ver o sea atrás del horizonte.

Sin embargo nadie nota nada la historia está en el museo como el puma en el zoológico dando vueltas nervioso y todos miran algunos se ríen todos esperan que largue un zarpazo al primer distraído que ponga la nariz.

En esta casa, dicen, vivía la gente. Pero nosotros

162 pasamos, nada más. Es inútil que el gordito Cartonelli toque los armonios con sus suaves yemas de olfachón y batilana: los muertos no dicen nada. Deberían decir: “niños que visitáis esta casa, portaos bien y sed hombres de provecho”. Cuanto menos deberían hablar con la maestra en voz baja, pero son muertos de buena calidad, funcionan bien.

La primavera también algunos años se descompone y llueve pero esta vez le salió perfecto a lo mejor la ayudaron los muertos empujando el pastito verde hacia arriba, desde adentro de la tierra los muertos son bárbaros no se equivocan nunca, por eso están callados, como la maestra que te mira si le estás copiando al gordito y vos temblás y ponés cara de estar pensando y no le mirás más la hoja. Sin embargo, a mí me gusta más la naturaleza: ella no te mira, está trabajando y de golpe vos sabés que se mandó otra primavera si no te das cuenta sos vos el estúpido.

Salgamos quiero entrar cuando se entienda algo cuando haya algo en los cajoncitos de los muebles o cuando sea de noche y nadie grite afuera ni brille el sol La naturaleza dará las órdenes a los muertos de hablar pero nosotros ya estaremos grandes y dormiremos con nuestra esposa, como mi papá, a pata suelta.

GENERACIÓN ESPONTANEA

163 nosotros estábamos en contra de algo y lo buscábamos en todos lados la belleza era simplemente un camino la amábamos con desinterés no nos daba ningún prestigio

EN NUESTRA ADOLESCENCIA: la música había llegado primero los chicos se balanceaban en los bailes sus labios musitaban una poesía que no existía aún si alguien los miraba se hacían los que cantaban en inglés ese bailar juntos esas noches con el twist o el rock’n roll con la música melódica atrás de nuestros pasos un tango prexistente un tango lleno de aventuras como la Ilíada o el Cid y hacia adelante, en la noche oscura el futuro, ese enano tan serio frente a miles que habían faltado al baile, pero estaban como al lado nuestro (lo llamábamos “la juventud”) cuando los años pasaron trayendo las cosas que hacía falta y hubo que retorcerle el cuello a ese enano acurrucado en la sombra, las palabras nacieron como primeras armas forjadas en la complicidad de multitudes nunca escuchadas

Fue la necesidad: buscábamos una belleza que nos hablara a nosotros, no de nuestro privilegio de saber (lo rechazamos: queríamos nacer como recién nacidos verdaderos con un instinto refugiado en el fondo del corazón)

164 EL AMBIENTE PARA CREAR: antes era distinto tenías que saber quién era Saint-John Perse Facultad de Filosofía nuevita se esperaba que funcionara bien allí investigaron los tipos cultos las razones de la fuerza por la fuerza de las razones su propio futuro todo menos cuántos eran cómo habían llegado hasta allí después uno se fue a París otro anduvo por muchos caminos otro murió, porque la muerte existe en cambio nuestras canciones nuestros mitos para la noche crecieron solos como los hongos pálidos debajo de las piedras al terminar la lluvia ellos ya se habían ido volvieron una vez a fin de año gritaron muchas cosas no vieron lo que la lluvia hizo nacer

ÉSTE ES EL PROBLEMA: antes ahora o en la oscuridad todo hombre puede venderse hacerse entender es más difícil como algo que en verdad existe habla Kalil Gihbran canta Roberto Carlos o el Palo Ortega despista a todos haciéndose el banal cuando el Profeta es él, no importa. Saint John Perse Radiolandia Sarmiento la Hormiguita Viajera vengan a la zapada y a ver qué pasa vengan ahora que el enano es un guiñapo sucio en un baldío

165 perforado de balas pero atención el murmullo sigue los pies están marcando un compás sin bailar pero ya están adentro ¿qué música está sonando? ¿quién puede explicar esa música y después pedir cuentas de ella? Sencillamente nadie, esa música es nueva

LOS HONGOS HAN VUELTO A QUEDARSE SOLOS: millones bajo la luna de hielo bajo el silencio de las estrellas vuelven a balancearse a musitar lo que ya es la canción de las canciones: “en nuestros ojos y en nuestros pies no los tenemos pero allí es la cosa”.

EL PARQUE INUNDADO

Barro y confusión perturban todo límite y ya nada es romántico en el espacio verde qué distinto sería con la nieve u otras civilizadas catástrofes.

¿Es que entre las estatuas, fuera de contexto navegará el sábalo? ¿Y quién, en consecuencia, va a pescarlo silencioso y amedrentador cuando amanezca?

Esto ya no es un bois sino un “monte”, en las hamacas sumergidas se sientan seres escasamente legendarios y escasamente urbanos.

Los sapucais asordinados suben de los presos que hicieron la Montaña y a los clubes avanza navegando quien al centro así no más no llegaría.

166

LA SALA DE ESPERA

Toda una vida dedicada a la filosofía seria las esperanzas de padres con buen pasar una novia que se abandonará quizás y todo sin planear, “escrito” mierda, sin escribir, no hay escritura previa de la historia.

Todo se dará vuelta. Hoy están en la sala de espera del estudio los Taladores de Westfalia.

EL ÚLTIMO EN QUMRÁN

No sé si hoy será el último día si lo supiera no estaría escribiendo.

Pero sí puede ser. Entonces he vuelto a revisar los rollos para tenerlos listos.

Veo cuánta belleza le ha faltado a estas líneas cuánto apuro Elohim perdonarán somos un team de aficionados.

Había que elegir, el aborto dice que podrán nacer hombres la muerte habla de la vida sólo eso era posible.

167

DRACUL

Artículo primero: Bram Stoker chupará la sangre de los humanos hasta cincuenta años después de su muerte, de acuerdo a la Convención de Berna sobre Derechos de Autor.

Artículo Segundo: se ocultará cuidadosamente el hecho de que el vampiro sea el símbolo de la perduración del artista. URBANA

La ciudad tenía calles rectas una calle cortaba a la otra en ángulo recto las manzanas eran rigurosamente cuadradas ni siquiera tuvo que fundarse la ciudad a esa altura las ciudades crecían así espontáneamente.

Un día llegó el ferrocarril el ferrocarril era la vida y la vida no crece recta las vías abrieron caminos para que el hombre pudiera pasar a través de los ángulos rectos.

Ahora todo eso se murió parece que no habrá más trenes y dicen que entorpecen el tránsito y son caros (qué lástima), bueno puede ser no importa pero si quitan las vías

168 quedarán serpenteantes irracionales tortuosos los caminos que la vida abrió.

EL PINTOR DE CARTELES

¿En qué piensa usted al ponerle nombre a su negocio? ¿Busca en sus recuerdos escolares, se inspira en la última revista que leyó verifica si el nombre está bien escrito?

Cuando contrata un letrista, ¿se justifica?¿Le explica algo? ¿Se siente amo del nombre? ¿Sabía que antes hace mucho tiempo cuando nadie sabía leer ni escribir, los nombres eran la manifestación de la voluntad del pueblo? (“El león de oro”, “El barco”, etc.)

Ahora usted sin saber ha heredado una posibilidad en la geografía, ¿le dice “póngale cualquier nombre”?

Probablemente no. Haya secreto orgullo, obsesión, antigua novia, consejos. Pero ¿cómo vamos a saberlo?

La única esperanza es el pintor de carteles.

169

ARQUEÓLOGO

Bajaste los escalones de la cripta abriste las puertas verdaderas y las falsas pisaste la polvareda acumulada en el sitio y llegaste hasta el sarcófago.

(Lo abriste, por supuesto).

Ahora tira de la cinta que recubre al muerto con vueltas innumerables y cuéntales quien es el vencedor del partido del domingo.

EL CAMIONERO NOELIO Y LA VEDETTE AFRODITA LA NUEVA

Encima del tablero abajo un poco del parabrisas algo a la derecha del volante vive la mujer desnuda.

Ella viaja por el mundo entero sin perder su sonrisa y sin vestirse es perfecta y está impresa en un cartón.

Noelio sabe que su cabina es el partenón de la diosa

170 y que jamás ningún templo antiguo sirvió para transportar cajones.

Noelio silba, mira la inmensidad en las nubes y mientras la mujer le sonríe él dobla para entrar en el pueblo.

AÑOS DE DERRUMBE

Nadie sabe si el hormigón durará cien años es un invento joven como otras instituciones nadie sabe qué va a pasar qué terrible sin rascacielos imposible imaginarse el presente.

Lo contemporáneo pende de un hilo.

QUIOSQUITO AUSENTE

Tengo frente a la vista un póster de un monumento célebre de España, que esconde el quiosquito de coca-cola que está al lado del monumento original.

Las estatuas del grupo me miran cómplices, sus miradas señalan el costado. Me dicen:

171 “te das cuenta, eh, el quiosquito”.

Fotografía, permitido género más ciega que la justicia ¿por qué el quiosquito no, si él es la fe de erratas que puso el siglo XX a la Batalla de Vitoria?

DESDE EL FONDO DE TU PLATO DE SOPA LEONARDO DA VINCI TE CONTEMPLA

Desde el fondo de tu plato de sopa Leonardo da Vinci te contempla con un rostro espectante, quiere saber si valen la pena sus pinturas; pues él, con toda su inmensa sabiduría de hombre de hace cuatro siglos -peleándose con “los que saben” desde hace cuatro siglos- te ha elegido como juez de su obra.

Y será mejor que tengas presente que este hombre renunció a sus inventos a sus planos de ciudades fantásticas a sus ganas de hacer política a volar inclusive, para pintar esos cuadros que has visto en las revistas.

Fabrica tu opinión en silencio de madrugada, antes que vengan los periodistas a robarla y se la das, como un regalo para un muerto, un día de brisa suave, sintiendo dentro de la camisa algo que no se sabe bien qué es.

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EN LA PELUQUERÍA

I

Mientras esperan las jóvenes empleadas consumen sus novelas rosa.

En las cabecitas se acoplan las dulces fantasías en prolijos estantes rotulados con letra infantil.

Se sabe que algo ha de haber a mano cuando muera el amor.

II

“Alguna vez yo lo convidaré con algo.

Él lo va a precisar lo aceptará, hay cosas que el automovilismo o el fútbol no compensan.

Humillaciones muertes miedos.”

III

Ellas lo viven como un lujo: cuesta muy caro mantener lo falso de lo romántico no se puede vivir toda la vida.

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No le digas, poeta, “pregunte precio por otro lado”. Nadie quiere saber cuánto rinden las quimeras inútiles.

Las desanima que el precio esté en sus manos, tener la libertad de los adornos.

GORDO EN LUDUEÑA Y LAS LUCES DEL CENTRO

Me acuerdo de vos, Gordo, y tu pasión por Enrique Guzmán y los Teen Tops. Contradictoria porque sabíamos que había gente que despreciaba esas cosas que el mundo de la radio y sus fervores eran algo, pero después estaban los livings de las casas de alguna mina y su aflautada voz de desprecio, y eso te hacía sufrir, cuando tu imagen de Hernán Cortés del tiro corto se nublaba porque delicado generalmente para insultarlas, resentido, simplemente sonreías, irónico, entre el sabor amargo de tu coca.

Desesperado, entonces, inenfrentable el rechazo, te colabas: por principios, al margen de toda necesidad, desafiando lo que hubiera en aquellos “asaltos”, pero sabías que era todo un sueño.

Y la vida pasó, pero tus gustos seguramente no pasaron: tenían la constancia de una producción industrial. Oh gordo, tus preocupaciones culturales quizás están ahí,

174 solas, sin resolver, todavía esperando.

Cuando los poderosos se distraen atendiendo eventuales sequías o problemas gremiales, puede que vuelvas a guiñarle el ojo a la hija, a invitarla a bailar, a proponerle democráticamente las ruidosas letras en castellano, o en tu inglés demasiado bueno, muy meditado. Mirarás sus grandes ojos que no comprenden y soñarás con antiguas guitarras eléctricas Elvis y sus finales felices y el amor sin barreras.

POR LO QUE ESPERAN

Paradas en los anaqueles de los enfilados sobres esperan las voces.

Una voz no grabada.

Para empezar con el idioma de los compases y timbres, con el idioma real.

Sólo cuando un oído lata como un pulmón un corazón y te haga hablar pedir la banda.

Oh tus proyectos de vestuarios fintas argucias para el amor en la noche: hoy harás vivir a los muertos.

175 MAGIA DEL PADRE

Mis hijos juegan en el teatro.

A veces representan una brevísima historia, luego instantáneamente suben los practicables y bajan a mirar.

A su alrededor los actores elevan maderas limpian todo con largos escobillones y colocan las luces.

El ensayo después empieza. Su padre y los demás hacen de personas muertas hace mucho tiempo.

Los pequeños molestos se sientan a mirar en perfecto silencio como calmadas fieras.

SUBDESARROLLO

Cosas de las revistas de las series cosas de otros países, ropa autos, sentimientos quizás para soñar despierto?

Sabes muy bien que todo eso será de cumplimiento obligatorio el año próximo. Son profecías fáciles.

176 Los espíritus débiles se apuran a testificar el milagro, cumpliéndolo pero eso no es soñar.

Es otra cosa, es contar la aventura no al desayuno entre risas sino a la noche con ansiedad, a la cena antes probablemente de ir a cerrar los ojos.

Te miramos poner en tu ojal la flor del atraso que un desempleado símbolo te acerca gritamos “¡buenas noches!” como pidiendo buena suerte vivamos a nuestro viajero el soñador de los pobres.

PUERICULTURA DE LA LEYENDA

Quizás el mar sea hermoso porque nadie puede ponerlo en una tapa de revista.

Pensad: en un país subdesarrollado, sin mayor tradición, en un pueblito costero, varios jóvenes charlando junto al fuego conciben esta leyenda: “el día que el mar se deje fotografiar de cuerpo entero la prensa será libre.”

177 ARRIESGADO

Algunos hombres son el paisaje donde tengo miedo de reconocerme: son el alud, las víctimas que deseo ver sin morir.

COMPRAS DEL TURISTA

En el patio de casa tengo el auténtico acueducto de Segovia.

Ocupa mucho espacio estorba los malvones es molesto.

Mi señora tolera la adquisición solamente porque cree que da prestigio.

Actualmente reclama el letrero que le prometí en dulces recuerdos de alcoba: “Recuerdo de Segovia”.

Yo vacilo, sospecho, ¿es de ahí ese recuerdo? A veces se parece a la glorieta de la casa de mi abuela.

La lástima es lo grande si no podríamos perderlo.

LOS BIENES DEL ESPÍRITU

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Han puesto los billares al alcance de los niños.

Las dimensiones fueron achicadas y hubo otras modificaciones físicas pero el cambio mayor es del espíritu: una generación tuvo que jubilarse.

Responden con leyendas: “Yo, para ir al billar, tuve que esperar a cumplir 18 años”. El problema es que a los jóvenes estos asuntos no le interesan. Toda esta épica no es más que una queja.

Así no salen sagas. Para ser el héroe busca mejor la lírica, queda tu protesta mejor; eso hicieron poetas de mérito. Las gestas, ah, son difíciles. Pero habrá.

MALA CONCIENCIA INDÓMITA

Taparon la ciudad con arena desviaron un brazo del océano y ahogaron el puerto. La tormenta al invierno siguiente abrió la ría y el viento del desierto destapó las construcciones: con la forma de ruina la ciudad regresó.

Se organizaron excursiones turísticas, entonces. Era algo previsto.

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NO ES TAN SIMPLE

Elijo los crepúsculos para escribir mis poemas por tradición cultural. Yo no creo en las modas recientes: la droga y demás, soy un conservador y cuido los sueños atestados en el diario personal de la abuela.

Sin embargo, hoy hay más lectores: eso sí debe tenerse en cuenta.

DESPUÉS DE LA LLUVIA ( I )

Calmo como sólo en estos casos siga soñando, mar. Las colinas están verdes y hermosas como niñas y también como ellas, despiden un olor maravilloso, inconfundible que no todos los días podemos olfatear.

DESPUÉS DE LA LLUVIA ( II )

Por encima del pueblo y del campo, las nubes han construido una catedral altísima.

Tampoco ella es verdadera como eran las de Italia, entrevistas fugazmente en la gran ciudad antes de venir a América.

Cuando los municipales eligieron los arquitectos especularon

180 con el vano recuerdo.

Desde la estación de servicio se ve bien que las nubes, colgando del vacío hicieron lo mismo.

La naturaleza imita al arte que imita al arte.

DESPUÉS DE LA LLUVIA ( III )

En medio de las oscuras nubes de las grises, un agujero de cielo, nimbado en nubes más blancas en el viento que todo lo mueve parece la entrada del Paraíso.

PASEOS DEL TURISTA

Dunas engañosamente inmóviles donde hacen congresos las gaviotas y mar que entrega caracoles a la playa, para nadie. Jamás lo sabríamos, jamás hubiéramos visto esto a no ser por la leyenda del barco hundido, inexistente, oculto por el mar en todo caso.

ORIGEN DE LA CIVILIZACIÓN

181 La dignidad de las plantas cuando llueve no puede ser imitada por el hombre, sacando a lo mejor algunos vagabundos.

De ahí los inventos, etc.

POEMA CORTO

Día de viento detrás de la ventana cerrada.

Película muda.

MUCHACHAS QUE ESCRIBEN

Pola escribe en la arena su nombre y las jactancias habituales: “Pola. Rosario, 1979”. Faraona de sí misma, su pirámide es el aire de la playa que la guarda, pero viva.

(¿Por qué no ha sido cantada esta grafomanía, este avance de la democracia?)

En todas las playas de la tierra hay ahora muchachas que sueñan que se atreven que escriben su nombre su año su ciudad, en medio de la arena, sabiendo, sí sabiendo que vendrá el mar y sin embargo escriben.

182

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LA MÁQUINA DEL TIEMPO (1992)

a Estefanía, Lautaro e Irene

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185 LAS GALERÍAS

En algún perfumado túnel entre los eucaliptus arrulla una paloma.

En el silencio un niño con un palo en la mano camina hacia el infinito.

LA PRIMERA CANCIÓN DESCUBIERTA LA MÁQUINA

Estoy cansada de trabajar no estoy cansada de verte quiero verte y si quieres nos veremos ayer.

Toma tu máquina del tiempo siéntate y prende los motores y como ayer fue un lindo día nos veremos ayer.

Pasearemos seguros del mañana que viene a ser ahora te das cuenta y como ahora no nos damos cuenta nos veremos ayer.

Pero igual en las calles el azar nos encandilará como siempre y como quiero ver si ayer me quieres nos veremos ayer.

VENDEDORES DEL TIEMPO

“Hace poco viaje al año en que me morí. Supe entonces que soy un muerto

186 o lo seré, que es lo mismo.” Otro: “yo fui también, por unos corretajes, pero no estuve en mi velorio; soy poco afecto a esas cosas”.

Y otro: “yo una vez viajé hasta antes de ser concebido. En el lugar donde yo iba a nacer había una gran pescadería”.

Mirando la llovizna en la ventana se callan un momento. Piensan que, simplemente, se compra algo y hay que pagar y eso es todo.

ADELANTADOS

Vamos a hacer un safari por la calle con árboles la única con árboles que queda en la ciudad.

Vamos a salir de donde nace y caminar hasta que termine quizás no termine nunca o llegue hasta el mar.

Sería hermoso que las hojas secas se balancearan entre la espuma y que el agua lamiera los troncos y no hicieran ruido nuestros besos.

De las panaderías umbrosas obtendríamos nuestras presas dejaríamos migas sembradas para que otros puedan llegar.

187 SARMIENTO ROCK

Es hermoso inventar las escuelas y que los alumnos tengan la edad del maestro, así cualquiera va todos los días y no falta.

Dejábamos abiertas las ventanas para que el viento pasara las hojas de nuestros libros. La razón nacía en un ranchito como un pequeño dios.

SEPARADOS DEL TIEMPO

En esta era de la Máquina ya no hay divorcios las parejas desavenidas hacen un viaje hasta un día antes de conocerse llegan y cada uno se va a su casa de entonces y al otro día se quedan en la cama después por separado toman la máquina de vuelta si alguna vez se encuentran se les da por pensar “¿de dónde conozco yo a esta persona?” y los hijos lloran pero no saben por qué.

EL BRIGADIER LOPEZ PROHIBE A LA JUVENTUD CONCURRIR AL JUEGO DE BOLOS

No sé dónde ir ahora el prostíbulo me aburre

188 ahora que me sé un hombre una mujer precisaría.

Miro en el fondo de las calles en estos llanos todo está a construir pero hay que ir con los salvajes o arrear sobre el vacío sólo un camino llega a esta ciudad y lo demás es la niebla y por ese camino es tarde todo lo que pueda pasar una mujer no existe eso aquí para amar ninguna para poder morirme habrá que esperar la guerra.

ESO NO SE TOCA, GRANDE

Papá, no me robes la máquina del tiempo no es un invento de tu generación.

Si se usa para atrás hacia el pasado se descompone, papá y cuesta muy cara.

Yo ya sé que te gusta vivir en la ciudad donde naciste y creciste y no en ésta.

Pero se descompone papá, y tengo miedo de que no vuelvas más (como Mambrú).

189

EL PASADO DE LA SEÑORA

Tu largo pelo sembrado por el tiempo en las alcantarillas va levantándose como serpientes hipnóticas.

El pacto terminó y el río te devuelve esas células muertas aureola de vampiros o náyades. Así caminarás, saludando a través de esa selva sin que nadie conteste sin que se vea la toca siniestra que perduró.

Sólo yo quisiera acariciar quisiera tocar los ex-cabellos y sin embargo sólo digo hola y me escapo a otro tiempo.

LOS PIRATAS

Piratas fuimos y ahora todos elegimos la calma pero eso no es lo malo amigos sino no estar juntos.

La banda era nuestro trabajo y no sabíamos que sin ella nuestra imposible fraternidad se moriría de aburrimiento.

Negro Jack Edgard el Alto el jamaicano Rubén qué puerto tiene tabernas donde no vais y sueños para siempre anclados?

190

Todos se acuerdan o sólo yo me acuerdo mirando los vacíos cofres. El cheque sin fondos del lunes preocupa?

NADA FLUYE

Las casas nuevas crecen encima del fantasma de las otras.

No es humedad lo que a veces brota sino la sangre de los recuerdos.

Si uno se fija con atención puede ver el antiguo prostíbulo a través de las paredes del banco.

O la casa masónica bailando, aérea, sobre el parking o los niños jugando sobre los muertos.

JUICIO FINAL EN REBELDÍA

Yo conocí el fin del mundo. Estuve en las oficinas con su clima de junta de acreedores charlé con los trompetistas que descansaban apoyados en los mármoles.

En las largas colas lloraban los niños en brazos, los viejos prejuzgaban era un perdedero de tiempo.

Las cucarachas estaban ansiosas

191 por tomar posesión de esta tierra el abogado les decía “faltan trámites, faltan trámites que hacer”. En fin. Me senté bajo un árbol ya absuelto (un eucaliptus tonto que cantaba) porque con estas cosas hay que tener cuidado.

Me desperté, no había pasado el tiempo claro está, ya no había, solamente esperar. Sin tabaco empecé a impacientarme “no entiendo por qué tardan” les decía a dos soldados romanos que estaban adelante. Por compromiso ellos contestaban “pero claro”.

Por fin, harto, me fui. Nunca más supe qué resolvió esta gente.

CRONOPIOLA

El revolucionario permanente en su cronosintetizador pasa de largo los tiempos de dictadura y se baja en los gobiernos populares.

Su pelo crece salvaje sin que nadie lo ose cortar y ve las películas prohibidas 20 años antes del estreno.

Encuentra a las mujeres vestidas a la moda que a él le gusta compra vino berreta en un almacén y lo añeja 30 años en diez minutos.

Supo darle su padre un consejo cuando cumplió los 18 años

192 “falta mucho para que nazcas, hijo no andes tirando las ideas por ahí”.

EL ARQUERO ZEN

El arquero zen está sentado y en su mano se ha posado una jarra marrón, con algo de vino; la otra mano sostiene la cabeza que por ahora en nada piensa. Las hojas acarician el techo de la galería, al caer; hace calor. Adentro se oye moverse a la mujer y los hijos que también esta noche han comido. De madrugada tal vez habrá tormenta si las nubes del fondo del cielo se acercan. El arco, lustrado, preparado, ocupa su lugar encima de la fuerte repisa.

AL MISMO TIEMPO

La empresa ha cambiado de local y por primera vez suena el teléfono con su número viejo en el edificio nuevo.

El llamado es de afuera, y el hombre no sabe de los cambios ocurridos: la computadora está atrás, el gerente mira ahora el vacío en la pared norte.

193 Aquél del llamado ignora que el mate cocido se calienta en un rincón distinto, cuando dice que todavía no recibió esas facturas.

Todo sucede así dos veces: en una escena los empleados sudan, en otra hay aire acondicionado, y quizás cuántas más cosas existen.

DE LA EDAD GLACIAL

Era patriotero y despótico en sus conversaciones con la barra y sólo le gustaba hablar del fútbol cro-magnon y sus ídolos.

A veces parecía un ropero con ojos otras veces un ruso temperamental con sus pieles sus regalos y abrazos con la gente.

Pero él era el turista y nosotros los nativos aunque nunca le regalamos guirnaldas de flores como en Hawai.

“El calor está afuera, allá” decía “en medio de los hielos en los glaciares que rugen en el pálido sol está el calor”.

PESADILLA

Ma sí yo ahora soy esto estas alas apergaminadas

194 que me salen por la espalda esta calvicie de cuernos.

Es linda la ciudad de arriba lástima que no la conozca quizás no lo desee mi inconciente pero es feo cuando se tiene sed.

Mis alas de gigante me impiden caminar mejor dormir una siesta con pesadillas de 2do. grado.

Trabajaré de monstruo sin cobrar un centavo inútil hacer gastos donde todo es secreto.

JOVEN FUTURO

Vivo en un pedazo de mundo en uno de los cascotitos que quedaron después que la orgullosa pera explotara mi amor quedó en otro pedazo mis libros mis discos siguen ahí, flotando, lo que perdí son cuatro eucaliptus pero bueno, hay una vista buenísima también ahora y siempre el mundo fue un pedazo yo me acuerdo me acuerdo de la Tierra de los cuatro eucaliptus ésos de la primavera.

195

NO SE EXTINGUE

Él no tiene máquina del tiempo es un pobre gato del 2000 trabaja donde quiere no le gusta el escalafón

Él no tiene máquina no mira en las vidrieras los modelos a las chicas las lleva al río a pasear a pie.

No hace picadas con el tiempo no tiene una escafandra para lucir no sabe lo que va a pasar él anda por la vida. HABÍA TIEMPO

Volvíamos una y otra vez al comienzo de esa canción era la última de la fiesta la más bonita y volvíamos apretando botones oh Cenicienta con mayor poder te acordás? era una canción para bailar eternamente se ensuciaba tu cara de besos míos, y se limpiaba y el sol en el amanecer jugaba un ping-pong, solo.

VENTANA DE QUMRÁN

Este mar vivo se está muriendo y son inútiles

196 nuestros rezos.

Y es inútil también decir que son inútiles por eso mi ventana es hermosa.

Esta ventana donde se están mirando sin poder hacer nada dos que van a morir.

PRIMEROS SUEÑOS

Ella está soñando con la historia en la alta noche invernal. Afuera soplan las brujas heladas adentro el póster habla de una playa.

Despierta o dormida, los hombres hablan de cosas que parecen fantásticas: es el tiempo que engañó a los libros porque siguió marchando?

Torcer el rumbo de las cosas parece propio de duendes ¿parará ella con sus manos el agua de los siglos?

En la alta noche flotan las cosas que ella no cree poder tocar pero mañana habrá escarapelas en ardientes días de lucha.

Ojalá que se acuerde de todo lo que no le pudieron enseñar! Aprenderá que el sueño es real sabrá que el viento helado es real.

197

FIN DEL VIAJE

La máquina del tiempo llegó a destino.

En el tablero está escrito el día del final, pero sólo el alma puede leerlo.

De todos modos se apagará el motor, los faros pestañeando, descansarán.

Bajará alguien, y sin cerrar la puerta sin que ningún chasquido se escuche, se irá volviendo pastito, viento, y el bosque abrazará al viajero.

TIEMPO LIBRE

Entre mis días encontraré el día de ser el dueño de mi máquina el dies irae tempi el de las flores eternas que se deciden a marchitar.

Diré: renuncia, hombre, a los costados del camino! Estuviste en los costados del camino y en el arroyo del final y en la posada del principio.

Diré: sólo los otros eligen el árbol en que navegaremos por dentro de las ramas hasta la zona microscópica donde no se distinguen tierra y raíz.

Diré: el profeta vive de recuerdos y el melancólico pronostica y a veces en los líquidos mares

198 las olas vienen antes de ir.

DALE

Mirá si el mar estuviera a una cuadra.

El barrio tendría que ser igual todo lo mismo salvo que cerca de la carnicería de la gente de los chicos en bicicleta que andan sin que nadie supiera estaría el mar.

OSVALDO

En la vieja ciudad hay cien canciones esperando que llegue Osvaldo. Osvaldo que fue a cobrar muy lejos cuentas atrasadas las canciones se quedaron pobre con la novia y los muchachos y ahora Osvaldo silba en el tren sólo promesas de canciones en el cielo hay muchísimas nubes y en la tierra hay un tren con promesas de canciones y en la vieja ciudad hay canciones ya nacidas y en el medio del aire va Osvaldo silbando sin poderlo creer con su tren tan grandote y frágil que sin que él se dé cuenta lo cuida.

199

LENNON

Por impreciso azar se juntaron el príncipe sus aguerridos amigos y el encanto del bosque.

Los grandes brujos productivos confiaron extrañamente en ellos y así se dio el gran éxito el milagro la voz del bosque.

“Qué magia para después quedará, hada? preguntaba un búho, lo dejarán sus compañeros un día?”

“Solamente para él a lo mejor bosque y magia café con leche serán ni siquiera inocencia”.

CASA DE LOS SUEÑOS

Estaban apilados como diarios en la última pieza de la casa. Ya estaban marrones y todos húmedos un poco.

El último el de arriba estaba lleno de tierra. Era el sueño del día que se archivaron los sueños.

Hasta que vendieron la casa. Para avisar la demolición pusieron un gran letrero pero ninguno lo leyó.

200

Cuando cayeron las paredes salieron muertos de miedo se los fue llevando el viento por lo livianos que eran.

UN HOMBRE SALE CON LA LLUVIA

La lluvia sale con un hombre por ahora como amigos lo hace parar en todas las vidrieras y a veces también lo hace sufrir.

LOS MUERTOS

Hay un río con un puente roto en la cara del habitante de la ciudad más triste del mundo y en la orilla del otro lado del agua cantan los muchachos “no quisimos hacerlo igual no quisimos volver atrás” una vez se vieron cabezas que espiaban entre las plantas hablaban de los puentes que se rompen si no son mágicos.

MAÑANA TE LLAMO

Suave como un fantasma ella cruzó la puerta y la cerró aprisionando en la vieja mansión todos los misterios.

201

EN LA COLINA

Un pájaro se desprende de la vibrante y oscura rama más alta en medio del silencio echa a volar

CUNA DEL DESPIERTO

La hamaca para andar entre la tierra y el cielo es el juego que falta para dormir tranquilo.

Las cosas cambian cuando con ellas se juega y cuando todos juegan cambian y cantan.

En la heladera tienen una idea desde hace muchísimo hay que saber preguntarle a todo lo que se come. ARTHUR R.

Arturo compra esclavos en el atardecer cuando el desierto se va poniendo frío.

¿Quiere dinero para su espíritu o solamente quiere esclavos para vender?

Él hizo versos hace mucho

202 pero ya no se acuerda todo lo hizo viviendo lo que hizo eso es todo.

Arturo mira las arenas rojas recibe el vuelto y les dice “vamos”.

FORASTERO

Hermoso es estar sentado en la mesa de un bar de una ciudad desconocida! celebra entonces solitario a tus nuevos amigos los paseantes los soñantes porque ahí estás colgado de sus vidas como un duende sin saberlo ellos si cada cual es un camino aquí es el principio del viaje cada cara ellos son ahora más maravillosos que antes porque ha llegado el extraño y está llenando de leyendas la ciudad mientras crecen sus ansiedades geográficas.

LAS DOS VENTANAS

Hay dos ventanas, una es electrónica la otra natural.

En una ciertas cosas

203 se esperan, en la otra también. En ambas pueden ser muchas o pocas las cosas imprevistas.

En una no tienes participación, ¿en la otra sí?

Ambas pueden proporcionarte una sensación de felicidad o de odio: hacerte vivir, y si te metes adentro del espectáculo, en las dos el problema será quien se quedó del otro lado esperando.

CON AMIGOS

Como un prolijo mar la vida borra las huellas que caminaste solo y con otros, antes. No te molestes en citar.

Florecemos, sin interpelaciones pasamos sin aduana de un año a otro por las calles nadie cobra el olvido público.

No nos convoques, en el patio se prepara ya el asado con tu carne y ya todos están presentes.

Vamos a acompañarte en el desastre en todas las orgías junto a tu anciana madre y los dañados que jamás conociste.

204

HORAS DE SIESTA

El domingo, a las tres, sale a pasear como hace veinte años se vistió va de tul la loca salta.

Cualquier amor se puede imaginar a las tres de la tarde ni viento hay es poderoso el sol.

Baila su ballet casi sin sudar la ciudad a esa hora es como antes de enloquecer.

En aquel entonces todo estaba bien así que canta sin hablar la canción vieja que el mundo ya olvidó.

PLAYAS IRRESPONSABLES

Siempreverde, los maremotos sin consecuencias te devastan le das la mano al mar pero él se toma el codo.

Algún día llorarás, playa con un irresponsable llanto oye las recomendaciones de los escarmentados hombres.

205 Piensa que nada podremos cuando otra vez estés barrida hay muchos que frente al mar se desmoralizan rápido.

Él no nos va a arrastrar con tus arenas al fondo y es muy triste llorar en calma Siempreverde, después.

EN VERONA

En la mesa del boliche la mañana no está fría es verdad que hay medialunas pero no hay esperanzas.

En la escuela están en prueba seguro que ahora mismo pero ella no quiso faltar hay cosas que no entiende.

Las medialunas se terminan por ahora el amor no pero el invierno puede pasar sin una mañana juntos afuera.

Ella tose sobre el cuaderno y cuando no la miran escribe un largo tratado sobre las acechanzas.

NOCHE DE BRUJA

Duerme la bruja apoyada la escoba en la pared tiznada el caldero se enfría.

206 Ronca durmiendo el sueño de los justos todo el día trabaja y no se para a descansar.

Hermosos gatos negros pasean en sus sueños y un hechicero magnético le habla de amor.

Mañana ya en la escoba de todo va a olvidarse haciendo sus maldades no sabrá que soñó.

ESPACIOS VERDES

Las plantas de interior van al parque a pasear oh, qué magnífica excursión qué hermoso día que hace el eucaliptus gigante las horroriza tiernamente “bueno, es su forma de ser es su forma de ser, amigas” de repente se larga a llover y corridas por el chaparrón huyen las plantas de interior a guarecerse en la glorieta las más viejas consuelan a las jóvenes que sin querer entender protestan en voz baja y miran masticando su choripán.

AVE DEL PARAÍSO

207

Las calles de Paraíso, oh Ave están llenas de silencio desmanteladas terrasses entorpecen las veredas.

Es hora de partir, quedaste como el bañero que se pasea, solo, por la playa el primero de abril. Ahora conversará con el mar por fin. Ave ave libre de las tormentas ave de la terrible soledad en la maravilla de la muerte naciste un día en el Paraíso para cantar o no cantar a las calles vacías o llenas a las calles a las calles.

208 LA MONTAÑITA (1993)

209

210 A UNA URNA CHANÁ2 a Irene Gruss

¿Por qué existes, aún despedazada? Tu lugar fue loteado y es objeto de transacciones, y tu nuevo contacto con los que vinieron del mar es una afilada pala que te destruye al cavar un cimiento, y destruye a ese pequeño muertito de la epidemia caricia de los ambiciosos.

En los atardeceres del Monje los zorzales, los amarillitos cantan también despedazados entre el sordo rumor del Coronda por las interrumpidas canciones de los niños muertos.

¿Por qué existes, magro botín, si ya tu huésped se hizo húmedo aire del Balneario entre radios y cervezas? ¿Por las disciplinadas pero airosas huellas? ¿Acaso el que dejó sus uñas en el barro era especialista en eternidad? ¿Completa eras más efímera que los lodosos átomos que él impregnó de persistente ternura residual?

Quizás, porque una cultura estalla para vivir. Ah no fabriquen bombas, no son ellas las que liberan los temibles hongos, son los afectos la energía que se suelta desparramando calor a los rumbos. Pero, ¿cómo lo hacen? ¿Qué cadenas se forman, si no son

2 Este poema alude deliberadamente al poema de Keats sobre la urna griega. Los chanás eran un pueblo aborigen que fue reducido conjuntamente con guaraníes en un lugar situado en la confluencia del arroyo Monje con el río Coronda (un brazo del Paraná, en realidad), donde hoy existe un balneario y casas de fin de semana. Al excavar para construir éstas, muchas veces aparecen urnas conteniendo restos –generalmente de párvulos- que, debido al clima, se volatilizan inmediatamente. La población reducida se extinguió debido a una epidemia.

211 las de la subsiguiente esclavitud incomprensible, como no las crecientes o la falta de caza en las cañadas?

Y el fabricante: ¿era la tumba ésta de su hijo, del dueño de las uñas marcadas? ¿Lo marcó a él la mortandad personalmente?

Cada incisión es una sola palabra infinitamente repetida en cada pedacito de la arcilla. (En verdad, así hablan los genios que habitan este viento suavísimo soplando hacia las islas, redundantes; pero el autor no era una brisa, no era un arroyo y lo sabía, no se velan los aires, el hombre el inhumado para nacer).

Sí, los suyos miraban y no eran confundidos con lo que pasa: en la barranca estaba quien no era agua y viajaba, quien pedía la caza saludándose en las fuerzas terribles que hasta entonces había podido descubrir. Es claro que era un especialista, el brujo lo miraría dolorosamente al fallar, allí empezaba su oficio y su destreza: produciendo lo que en eses momento precisaba su gente, así vivían.

Y sin embargo, ¿puedes ver en las marcas de las uñas, si era su hijo el enterrado? ¿Puede verse ese personal toque? ¿O muchos años, muertos, historias, tapan la de una manito que ya no agarró el collar que llevaba su padre en el fuerte y oscuro cuello que ya se había doblado en servidumbre?

212

Los grandes árboles parecen decir que no hay manera de expresar el dolor: sólo se sabe dirigir el follaje al sol, dejar caerlo, hacer otros árboles diferentes en detalles ligeros muy ligeros a nosotros. Es lo que se aprende, lo que las catástrofes no pueden alterar. El hombre que fabricó la urna, ¿lo sabía? ¿Se lee en los pedazos? ¿Se lee en nuestros pedazos?

VIAJE EN ÓMNIBUS DESDE LA FLORIDA AL CENTRO

a Raúl Gustavo Aguirre, el gran pescador

SE PUSO FRÍO

Nadie tendría el rojo que hay atrás de la isla, en su casa: todos se van y es posible sentirse el dueño de la playa, lo verdaderamente irreal son los caños de escape de los autos al arrancar. Se puede recordar en menos de lo que dura un relámpago que algún día vamos a morir que alguna vez fuimos felices que ojalá siempre podamos quedarnos unos minutos mirando, antes de la tormenta.

Se larga. Caminamos en medio de un malezal transparente.

213

HAY UNA SOLA

¿Éste es el mundo, vieja? ¿El que me ocultabas escrupulosamente porque me iba a hacer mal?

Mientras casi te despides, él brilla fosforescente como burlándose. En efecto debe ser un poco malo, un poco burlón.

Lluvias y ríos ya se mueven prácticamente sin que los autorices; mis viejos refugios, los tuyos, son desmantelados, y sólo te vela mi terror, entre los bailes de las mujeres de la suerte; es un poco burlón, sí, pero lo dejaremos, hay ahora una tarea.

El agua está fría, y al meterme no me deja acomodar los ojos al horizonte donde te instalas disimulada en la luz, disimulada en mis deseos de tempestad y calma.

Tengo el infinito delante tengo la ciudad envuelta en la niebla a un costado, tengo del otro costado los bosques, palpitando a la altura de mi corazón.

EL ÓMNIBUS VACÍO

Viene como un fantasma entre los árboles encendiendo sus luces malas que juegan con los gatos que se ocultan

214 ya, en los setos recónditos. Está casi vacío: como un barco de nieblas y leyendas (Se hizo tarde, hasta que pudo pasar el deseo de morir), al pisar el borde superior de la barranca pudimos escuchar su ronroneo, y justo estamos en la parada cuando indiferente como un elefante bondadoso, vino a frenar a nuestro lado. El horóscopo no lo anunciaba, pero hemos tenido suerte en no esperar.

LAS CASAS

El viento las sacude y caen a los mojados jardines los deseos insatisfechos, como grandes flores carnosas putrefactas donde los perros, mañana, olfatearán rastros completamente ajenos.

POR LOS BARRIOS

Las casas son el borde de un escenario de títeres donde el sol se duerme dulcemente, mientras los chicos esperan que salga el ogro para gritar su alarma y hacerlo despertar.

AL FRENAR

Encima de las terrazas los fresnos

215 agitan sus hojitas sobre el rosa del sol. Las veredas cubiertas por las ramas evocan rincones de bosque donde mágicamente saltan las nenas a la cuerda como venados.

Al frenar, se ha apagado el motor, y de repente nos inunda el silencio: nadie habla, y se empieza a adivinar el murmullo de las copas amarillo y suave. “Por aquí, ahora, podría pasar un león comiéndose un helado y no lo miraríamos”, pienso.

HUMEDAD

Cada vez que el ómnibus para escucho conversar a los jacarandás, siempre hablan antes de florecer aman sus flores y ponen sus esperanzas en ellas.

Un concierto de historias suena en la atmósfera: es lo que pasó, lo que se ha sufrido, explicado para nadie.

Y los sueños se andan metiendo pese a todo, en las cabezas ¿amigas de la paciencia azules como estas flores? No, no, el viento es el suspiro de los desencuentros infinitos.

216

Ellos vienen del río, son el río que pensamos en la forma de viento, sí, son el anunciado ¡Perfumes! la entera calle se inciensa como un club, como una plaza de destinos, el año sesenta y nueve.

Y así tarde el sol en caer en las tapias de Sunchales misteriosas.

HUBO VÍCTIMAS

En la fría luz de los acrílicos anda el aburrimiento con ojos negros con negros ojos de chiquilina aburrida comiendo pizza con sus padres.

Imprevista la vida florece un momento en el choque de dos autos suena su estrépito característico para advertir, y dos personas luego mueren.

Cuando todos conversando dicen “qué barbaridad”, saben lo que es que todo puede arder, pero pronto lo llamarán accidente.

EL CENTRO

Lo que ocultan los frentes: el interior de las manzanas, los jardines secretísimos que parecen yacer en el fondo de la tierra cuando desde las terrazas se los mira, y los patios enfermos de sangre, de hollín infinito

217 con algún triciclo roto en un rincón, o alguna bolsa de portland olvidado.

INVOCACIÓN

Luz fría de los interiores con que la ciudad se protege de la intemperie, luz de los bares, luces de los ómnibus incandescente luz de los locales con sus lavarropas y camisacos.

¡Séanme propicias, luces de hielo! hoy que estoy en las calles para esperar a los que vuelven a nacer en las calles, hoy que soy su canción de cuna, lo que olvidarán cuando fuertes se alcen, las narices erguidas para olfatear el viento.

PARADA

Bajo las telarañas húmedas de las ramas peladas crecían flores apresuradas en nacer y morir, y ululaban los fríos bólidos de luces rojas.

Abrí mi diario: gocé de los cambios, lo abierto tiene ponchos suavísimos! Escuché a las hormigas en sus caminos infinitos que las primavera iba a cubrir.

218

FRASES

También la tristeza puede ser un juego, un suponer. ALBERTO SZPUNBERG

“LA CONDESA SALIÓ A LAS CINCO”

La condesa salió a las cinco.

María salió a las cuatro.

Yo salí a las seis.

Esa tarde las nubes se deshacían en el viento.

EXPLICACIÓN

Me perdí en la dulzura de lo que pasa.

OCURRENCIAS

El encantamiento se crea al saludar al preguntar la hora.

219 Los chicos inventan a los parques cuando van.

CAJETEANDO

Es su quemante voz lo que sucede en el mundo. Lo que no llega aquí, llega la ausencia de su voz aquí tan ardientemente vacía.

“QUE LA GUITA LA HAGAN LOS OTROS”

a Hugo Enrique Salerno

Un ligerísimo olor a asado o mejor aún a leña entre la luz que desaparece acariciada por la hojas lejanas de la alameda, y una sensasión de estar como demás en el mundo.

DEBER

No los despojaré no robaré sus gallinas no les haré ruido a la siesta.

Quizás cuando florezcan ante el meteoro responderán de mí.

ÚLTIMA FRASE

Aré en el mar para que ustedes se acuerden.

220 VELORIO

¿Qué preguntas se habrán hecho antes de entrar en la espiral de terror donde bailaron hasta desintegrarse?

EPITAFIO

Omanó angá3 Eduardo, que fumó tanto y que amaba el temblor de las hojas en el viento. Si es el atardecer y miras las copas contra el cielo sabe que él, aún en la muerte, te envidia.

LOS ÁRBOLES NO DEJAN VER EL BOSQUE

Las palomas ya no saben si arrullar, nadie se pierde en el polvo sin nadie de las maderas, los caminos piensan en buscar otra ocupación: si ellos no creen en él, no hay bosque.

HELENA EN EL AGUANTADERO

“Los cadáveres cianóticos la rodeaban con un círculo mágico.

Sí, y ella mirándome a los ojos con los grandes suyos, con los que vio por primera vez la tapa de “El Capital” que no leyó, me decía

3 Significa en guaraní ‘falleció el pobrecito’. Era el comienzo usual de los epitafios en las Misiones Jesuíticas.

221 creo, ¿qué es esto, un enemigo? ¿Qué es un enemigo?

Ella no tuvo tiempo de enronquecer, tan poco había gritado.”

Sembrada la encontraste entre los muertos, ¿nadie supo decirte que era la griega?

“Nos habían mandado. A ella, a mi hermano, a mí. Triste objeto de atención, una fiesta tras otra. Solitario poder administrativo. Y también nos habían mandado reaccionar. Odiar algo, para enfrentarlo. Resolver entre cien o doscientos mil lo que millones no se atrevían.”

No te la llevaste ¿por qué?

“Movidos así, por juegos que cambian sus reglas a cada rato, como los de los chicos fuimos.

Yo debía destrozarme al destrozarte nada distinto me enseñaron jamás.

Y otra cosa no puede pedirse a la inocencia personificada. Querías, lo sé bien, que la tierra te tragase, o me tragase.

Posiblemente yo también. Si fue así

222 compartimos entre el mutuo terror esa tristeza.”

Habla. ¿Sabías que habla?

“Yo he soñado con ella. Pero sé que a las dianas algo me hace olvidar cuando aparece abriéndose paso entre bayonetas blandas que tiemblan en el viento. Cuando me habla me pide lo que ya no recuerdo, y así vivo.”

Estas voces atraviesan las palabras de tal manera que parecen las otras palabras.

“¿Eras el enemigo? ¿En serio? Escuchá las palabras que hago llegar a tu sueño”.

“¿No servíamos, griega, más que para morir y nacer de otra forma? ¿Recordaré alguna vez tu respuesta?

“Podemos andar, como ésas...” No se alcanza a escuchar.

TRES MELENAS

Se arquean las palmeras en el centro del bulevar y entre las dos, sosteniéndose el pelo con las manos pasa apurada ella con su abrigo.

223

Atrás el decorado de insulsos rascacielos parece una equivocación del tramoyista: ¿adónde están los nadadores soñando con la orilla de las naves?

También yo estoy en otra parte, sentado en el banco de una chimenea o fogata de pensamientos, como en una casa o carpa.

Y entonces ella pasa y curiosamente una vez se da vuelta. Más a la hoguera que a mí ha mostrado su pelo, sus ojos tan profundos que atraviesan el pelo como dos focos negros.

LA ADOLESCENTE JUGANDO AL TRUCO

Los partidos arrojaban resultados insólitos. Apenas había tiempo de enterrar a los socios vitalicios infartados de sólo verla mezclar las cartas.

Todos querían ser su pareja o amasaban grandes fortunas para consolarse, pero ella ni siquiera hacía las señas.

Sobre las ruinas del mundo, al fn Dios entendió que su renuncia a la picardía era un arte superior inclusive al suyo.

224 EN CAYASTÁ4

¿Por qué no esperaron un poco? ¿Adónde se habrán ido ahora?

En la borda de esta carabela me siento atrozmente ridículo: yo les prometí una ciudad a esta gente, y miren.

Los trazos de las calles de arena parecen haber durado más que los adobes de las casas, ¿caminó o galopó más la ausente que durmió, folló, cocinó? Los cuatro juglares que traje para el Gobernador, bailan en la cubierta, a mi alrededor mientras los mosquitos cantan en este atardecer sus melancólicas canciones de viento.

LA ENTRADA DE JESÚS EN ROSARIO

Se realiza por la Avenida Godoy en un carro de verdulero. Los periodistas se encuentran imposibilitados de entender el hecho creen que esto sólo pasa en Rosario y no saben con qué empresa quedar bien.

4 Lugar donde fue emplazada originariamente la ciudad de Santa Fe. A fines del siglo XVII se la trasladó a su lugar actual, circunstancia a la que alude el poema.

225 De Villa Banana parten las exclamaciones más entusiastas. Algunos burgueses tocan las bocinas de sus autos artísticamente.

No puedo verlo bien va adentro del carro sé que charla con varios tobas que se han subido pero no tiene el pelo tan largo; en un momento veo que alza la mano y abarca descriptivamente todo como si dijera: “todo esto es mío”, “acá todos me van a oír”, o “todo esto no existe”.

Mi amigo de los diez años me pregunta si al pasar él debe hacerse la señal de la cruz y si en caso contrario se irá al infierno.

OTRA MUJER

Sentado en la mesa del bar yo la miraba lejanísimo a través de columnas, de cabezas de personas con paquetes.

Ella miraba la lluvia como sólo desde un bar se la mira y a mí, ambiguamente como miran en un bar las mujeres a alguien que uno no es.

A mí me parecía que estaba triste.

Lógico, con ese día... Cuando paró,

226 se fue. Trataría de caminar, de esperar otra lluvia que esta vez la amparara.

UNA BIOGRAFÍA

Ha caminado todos los días hacia la muerte. He entrado por su portón oscuro cubierto de hiedra y por el camino de los eucaliptus su ánimo se ha llenado de sombras. Primero ha visto tu cara en el aire, después los soldados, los obreros, algún productor con sus hijos, que en mangas de camisa mira hacia el cielo; y después ha preguntado en la ventanilla si ése era el día, y cuando le han contestado que no, ha vuelto por el caminito, casi bailando, casi escuchando el sonido del tiempo en los árboles.

UN SUEÑO

Estuvo en una alameda.

Hacía mucho que estaba, aún en la sombra se sentía el calor, el perfume de la resina (¿entonces eran pinos?) Había miedo, sensaciones también de cosas hechas.

Una liebre huyó galopando de su lado.

227 Todo el tiempo había estado ahí.

OTRO SUEÑO

Colinas. El ruido del mar. El olor, la humedad. La arena no soplaba.

Los bordes estaban temblando, era el calor, la refracción o quizás el indicio de que estaba en un sueño.

EN LA VÍA

¿Cómo es posible que este tren siga si nosotros bajamos? ¿Cómo pueden sus duros asientos arcaicos sostenerse en el traqueteo que sólo podemos imaginar? ¿Cómo pueden nuestros caminos separarse después de tanto amor entre los rieles? ¿Cómo puede todo terminar en Pavón Arriba?

TERCER SUEÑO

a Miguel Sedoff

Tropieza en una piedra,

228 salta, putea. Hay canciones que la gente escucha con la radio pegada a la oreja.

Sin embargo, se escuchan las canciones. Ellas parecen hablar de amigos muertos, más bien parece que lo llaman por la radio los amigos, pero al tratar de oír, se nota que son canciones.

En realidad, son los amigos ésos los que escuchan. Escuchan las canciones quizás las cantan también y le sonríen.

AMANECER CON MUJER

Hacíamos el amor con las ventanas tremendamente abiertas, sobre el pueblito dormido.

Al otro día la gente en las panaderías tras los acoplados caminando nos parecía hecha por nosotros.

EN MEDIO DE LA NOCHE OSCURA

a Sebastián Riestra

229

Ha prendido la luz, ha visto esplendorosamente entre cuajarones de pasado, la muy antigua madera de la ventana, y a través de ella a punto ya de despertar uno solo para todos este mundo.

EL NACIMIENTO DEL BOSQUE

¿Pudiste contener la sensación de lo mágico cuando el aire empezaba a refrescar y todo era un murmullo sin propósito como tu vida?

Afuera, en el no-bosque, había grandes silencios: la tierra de cosas que jamás se habían visto.

Temblábamos con él: cada raíz escondida, cada mirada al cielo, cada charco de agua oscura, sugerente nos prometía lo que era así, como los pájaros posándose en la hoja, colgados del vacío, despreocupados de caer. Antes eso estaba en los cuentos, en la representación del bosque en nuestra alma.

Pero la historia más emocionante era la historia del árbol. Miraba por un lado la oscura penumbra y por el otro la ceguera marrón que era el camino, y las colinas, las pequeñas moradas en el valle.

El niño tenía que volver

230 a caminar los senderos, sin extraviarse, volver al árbol del límite.

‘ARGENTINO, NO TE RINDAS’

a César

Bajo la luna el edificio del SMATA Córdoba es hermoso.

Los obreros hablan un idioma que está más en el futuro que el de nosotros.

Hablan de un error cuando nosotros todavía no hemos inventado las palabras con que lo vamos a cometer.

Las palabras parecen ser las mismas, pero es otra cosa.

Los abogados gremiales tratan de evocar a sus predecesores tragados por los chupaderos, sus trucos, la manera de traer a los convenios viejas banderas en el momento en que la patronal ya saborea en la imaginación su whisky. “Ahora pronto algunos ni whisky van a tener”, dice uno y nos reímos.

“Así que ahora también peleamos por ellos”. “¿Por qué no?” dice otro, “si nos disciplinaron, nos agruparon mandaron hacer con nuestro trabajo la fábrica donde nos conocimos, no hay que tener miedo

231 de pensar esto, ¿no varón?”

“Sí”, dice otro, “que tengan su oportunidad”.

A mí me parece que la luna que está brillando sobre Córdoba es como la verdad, que mengua y luego empieza a verse otra vez. A una sirvientita la señora le ha regalado un vestido viejo de ella y no nos queda mal, no pero nos hace sentir algo tristes.

Por eso digo que el edificio del SMATA Córdoba frente a la calle desierta bajo la luna es hermoso.

Y mientras atravieso el umbral del sindicato y piso la vereda, la calle, para volver a la terminal, me doy vuelta, tranquilo, y ahí está, ahí veo la frase en la pared sobre los colores azul y blanco. 1986-1989

LA MONTAÑITA5

‘No era cuestión de un mayor o menor dolor, de esta alegría, de aquélla pena. Era cuestión de verdad o mentira: una cuestión de vida o muerte.’ JOSEPH CONRAD

5 ‘La Montañita’ es una elevación artificial, coronada de una cúpula en otra época, que se formó al excavar el lago decorativo del parque Independencia, en Rosario. Esta tarea fue realizada a principios de siglo por reclusos. A orillas del lago se construyó una columnata romana y se emplazó un busto de Virgilio.

232

EL DÍA DEL CALOR

Primero había la pampa y después los sueños; solamente los hombres de las quintas pasaban silbando sin soñar o por lo menos sin saber que soñaban, por las calles de tierra.

Entonces, una clase social muy nueva, de manómetros vistos y padres ocultados quiso inventar un parque, una naturaleza que se superpusiera a la otra, derrotada, pero los convocados al cavar ese cauce tirando indiferentes la tierra que sacaban fueron creando el extraño accidente orográfico.

Rodeada de festejos, de carruajes de cuerpos cubiertísimos serios como criaturas sepias, se la podía ver, de vecinitos ansiosos contemplada, olfateando la vida en toda brisa contemplando la futura colina.

Colina de la alegría y el dolor repartidos con su marca entre los hombres.

Con un gesto el señor indica el comienzo de los trabajos: los presos con sus bolas

233 de fierro, sus grilletes, cavan forzadamente menos en la llanura que en su propia desesperación. Al mismo tiempo pasan camino de la escuela de-olvidar-lo-que-están-viendo los niños recién inaugurados; los maestros los reciben, ocultando sus filosos punteros a la espalda, por indicación pedagógica especialmente formulada para la barbarie.

El parque y el alma se construían el uno para el otro; indispensable era que hubiera un lago rodeado de ruinas apócrifas; lástima el calor.

Cuando los vecinitos llegaron a la cúspide ya eran ruinas verdaderas las ruinas falsas. Y preguntaban ¿qué es esto? ¿Qué es esto?

Hace tiempo que están. Los maestros meriendan en los basurales de abajo. Y hace calor, muchísimo. Pero ellos ven, ahora. Ya crecieron, el sol en los lejanos barrios, y los insectos chicharreando en los techos entrevistos: eso es saber.

ROSITA

Rosita, hay cuidados hay ideas,

234 que no se pueden sostener hay que quebrarlas si se quiere vivir no se puede saber todo pero tampoco saber “sólo alguna cosa”.

No podemos estar parados en la colina, sintiendo nada más que nuestro dolor cuando estamos parados sobre la obra del dolor, y de todos, el dolor: de aquéllos que ya murieron maldiciendo y deseando vivir; eso es lo que los barrios debieron enseñarte.

Y así vaga tu sombra interrogando a los vivos que, desesperados, te exorcisan sin contestar las preguntas que a tu madre no te atrevías a formular; que sólo el amor puede lanzar fantasmas y vampiros por el mundo.

Rosita, vos ya estabas sostenida en el aire esperando que la colina te acariciara los pies, ésa era la respuesta que nunca aceptarías querida mía, vagabunda de la ausencia.

EL INCANSABLE

Carlitos y sus sueños estúpidos ser un aristócrata, juntar apellidos, desvelarse bosquejando un apócrifo

235 escudo nobiliario.

Carlitos ídolo nos hacías sentir buenos y democráticos por contraste.

No saludabas a los viejos amigos pero por razones programáticas.

El Partido Conservador no te salvó de casarte, el retorno liberal te agarró con cuatro hijos y además no era lo mismo, la muerte de Perón no impidió que tuvieras que trabajar como un negro.

Pero cuando los shas o negus ya habían tirado la esponja, cuando ellos y otros ya vivían de sus coimas, vos seguías luchando.

Te doy la hoja de laurel, hoy que te veo, fumando con aburrido aire teatral en la vieja pízzería, ocultando como un héroe las hilachitas de la camisa.

LA MONTAÑITA

Ambigüedad más bien contradicción en todo jirón de recuerdo la cara de Virgilio y la penumbra: bajan la cuesta niños

236 aparentemente feroces en la lechería los tubos de la luz los niños con sus padres aparentemente dóciles

Alguien arriesgó el cuello para subir a la pequeña cúpula a escribir “el Tito se la come” frase que leerán aviones, helicópteros, nadie.

FUSILAMIENTO

No saldrás en los diarios. Tu arrepentimiento ni siquiera interesa, sos un rehén del miedo, un número, un bultito que por tu ausencia crecerá en nuestras almas.

EL LOBO

Qué indiferentes son los verdes pastos los castaños a mi cuádruple paso.

Ven, bocado, mira cómo baila la luz allá en el mundo.

LA MONTAÑITA

Crímenes autóctonos mano de obra local para construir un adorno importado ¡esa cúpula!

237

Fue en la niñez en un simple instante. Yo aparté las hojas de las ramas y miré al mundo: él existía también.

Sin intención parecía bueno.

LA VIUDA DE HOMERO (I)

No siempre fue ciego, y cuando la cracoma completó su obra, llorando me decía: “cada vez que salía, en las tardes en que el sol, apagándose, nos deja ver, me era preciso constatar que todo estaba ahí, no se había borrado de este sueño”.

Entonces empezó a tocarme, empezó a entender que hay muchas clases de sueños, innúmeras especies de delirio, y me besaba y empezó a arder de amor, sólo entonces me poseyó de veras. Sólo entonces pensó sus músicas, salió a cantar.

LA VIUDA DE HOMERO (II)

El éxito no era más que las tonterías de la gente; sin embargo, cuando comenzó nos había parecido imposible llegar un día a mantenernos con esto.

238 Así que cuando pasaron un par de semanas del entierro, me puse a pensar en lo que había en lo de él, ¿qué era lo que este loco había hecho? ¿Cuál había sido su treta, cómo armó esas historias tomadas de los otros y las convirtió en eso que le dio fama?

Recordé que me decía; a veces, precisamente cuando no podía memorizar; “los héroes no deben hablar en el mismo lenguaje que la gente. Deben, sin embargo, hablar de tal manera que parezca el mismo lenguaje. Y lo mismo debe ocurrir cuando se hable de las hermosas armas, los caballos, las ciudades en la lejanía.”

LA MONTAÑITA

Pero había habido cosas allí donde ahora se paseaba. ¿No les importaba a los pájaros? Si había y se posaban en las altas y susurrantes copas, en la ex-pampa, y en la cabeza de Virgilio, ¿entonces?

Y ahora tampoco queda nada de aquella sorda tristeza de aquel denodado orgullo de carruajes. Y pronto ¿lo que hemos sido? Pero tus hijos juegan en las calesitas con caballos antiguos que no perdonan anda.

239 Ellos sabrán decirles lo que no supimos hacer.

Escucha ahora en el suave golpear del agua la triste gloria del captor dividiéndolo todo entre pozo y montaña. EL AUTO LLENO DE HOJAS

Semienterrado en el parque cubierto de otoños innumerables no digas que es imposible.

Los que podían hablar no estaban, entonces hablaron las cosas como él, las muertas que amorosamente lo cubrían y los ojos que a pesar del paso del tiempo, no podían creer.

DÉDALO

En las barrancas cantan los pájaros como paisanos en el baile se bajan en los ranchos los faroles a las mesas para encenderlos, y veladas sombras echan aguas usadas en los patios de tierra.

Y a punto de caer sobre una corriente insondable, hay senderos abiertos como túneles en el aire caliente y húmedo que viene de las islas despertando interrogaciones.

¿Dónde estás? La villa a esta hora parece Samarcanda. Los ladridos

240 vienen atravesando esforzadamente generaciones de cuzcos. La luz tiembla como un ciego adivinando los pasos del que durmió en el laberinto y después olvidó las señales.

LA MONTAÑITA

Desde arriba sólo se ve su cabeza rubia como una moneda pequeña y cálida, que alguna vez deberemos entregar.

Eso, y el lago con sus oscuras algas y su profundidad inocente: tan baja comparada con las verdaderas.

Bueno. Y por ahora en vez del futuro los techos de zinc de Echesortu.

EL AMIGO

Él iba callando a medida que yo crecía, cada año las azaleas de la casa me eran más irreales, y él se ocupaba consiguientemente más de ellas. Había, espantosamente lejanas, nuestras respectivas infancias, y el pensar: “que se muriera no sería nada, lo triste es no volver a verlo”. ¿Cómo, entonces, devolver esas afecciones y al mismo tiempo vivir,

241 apartar esas plantas de fábula, y bajar del escenario de los silencios?

POSIBILIDAD DE VIDA

¿Qué hemos hecho y qué haremos sobre esta tímida ladera rodeada de falsos bosques y quioscos de expendios? Sorprende tan poca altura pero es lo que el pozo brindó.

El tiempo y los cohechos han vuelto salvaje la colina las madera carnívora tragará tanta habitación y costumbre. Una locura en horda invisible estremece la pelambre de la viscosa agua que corea el silencioso canto ¡No se abrirá la tierra, no caerán los monumentos, antes deben estar para ser humillados!

En toda la ciudad hay adormecidos que esperan las palabras del baldadito para glosarlas con sus propias palabras al fin primeras por ser glosas de nada ellos crearán parques sin dolor en las tardes inmensas su corazón espera.

LA MONTAÑITA

Sobre tanto dolor acumulado florecía el árbol sin saberlo.

Su inmenso techo honesto como carpa de circo

242 a los niños cubría disolviendo sus pequeñas maldades.

Lo plantaron para imitar lo que habían destruido antes.

Pero él no sabía nada ni siquiera de su presencia. Una vez yo dormí recostado en su tronco.

TE QUEREMOS TANTO

Ellos jugaban con tu vida (no lo sabían), ellos sin saberlo, jugaban con tus pobres manitos donde estaba el miedo a la tormenta el espléndido terror a las lluvias y a su desgaste tenaz: en tus manos ya llenas de misterios.

Así se abren al sol, cereales que se agitan; de simiente aterida. Así se explican los desencuentros y el amor que reluce como el barro en la primavera.

CRECEN

Yo soñaba que tendrías sueños, y ahora

243 te veo mirar tan dulcemente un televisor cargado de torpezas fugaces como astros, pasiva como frente a la muerte, tierna alcancía de los desgastes.

Sí. Vuelas como en un huracán por ese túnel luminoso hacia jardines de antimateria como Alicia los quería, cultivando mi disgregación, precluídos mis recuerdos.

Cuando lo apagues, ¿qué sucederá? ¿Qué vejeces me será dado ver en ese espejo gris del silencio?

LA MONTAÑITA

Estamos todos haciendo algo sólo ese algo sabe lo que es y a este idioma que no existe nadie sabe hablarle en su idioma esto que estás leyendo lo estás escribiendo también esto arma la sangre de las palabras con que un día te vas a preguntar si es feliz lo que fuiste.

LA MAGA

Invocando los presos junto al lago Irene sueña con extrañas minúsculas casitas donde sus hijos nacerán, con veredas

244 donde sus hijos jugarán con lo que hoy se arrastra.

“Ellos la levantaron, y ellos la removerán” dice, “pero ¿y las órdenes? ¡Ellos no dieron las órdenes!” le dicen.

“Bajo el agua han crecido” contesta “han ensayado húmedamente los remedos de su autoridad sus carruajes son más grandes sus órdenes no se parecen a órdenes parecen carros que llevan mucha gente o muchas cosas”.

“Saldrán, de adentro cavan” dice “la brisa ¿ves? alguien agita el aire son los árboles movidos desde abajo porque así esperan la Montañita es su volcán”.

245

UNAS PIEDRAS (1999)

246

247 PIEDRA ESCRITA

Así empieza: “me olvidé de hacer los deberes por soñar con la chica de enfrente”. “Química de la paz” es el primer título. Dice: Los mudos empiezan a hablar. Y luego: No me importa limpiarme la boca, en las servilletas escribo mis poemas. Pero ellos, ellas, y los semáforos los susurrantes árboles están ardiendo. Por profundo misterio, dentro tuyo nació tu voluntad. Fue informada primero por tus ojos, tu estómago, tiene bastante datos, dice. Tomala con las manos. ¡Hola!

“Pero ahora que ya empecé no sé qué hacer, viento; comés dónde, te levantás, cómo?

“Mi deseo no me deja encontrar trabajo si no hay trabajo”. “Mi deseo de vos he olvidado mi deseo de vos para quererte he vuelto a recordarlo

248 para cantar”.

Son escritos en la piedra, la piedra los conoce, pero no los puede decir: “Decir que las bellas que el viento implacable acunó son así.”

Y eso que no duerme, como vos, mientras crece el pasto, y también el caballo de Atila. Que bebe el agua dulcemente. Dulcemente como el pasto que crece.

PIEDRA DE CHAIRAR

Flores tercas suspendidas del aite donde paseó el amor ¿cayeron? No se sabe. ¿Soñaron al crecer? ¿En medio del suceso, sacando aire del aire, como ésas flores, apoyadas en ellas?

Recordar el perfume cuando está, no acordarse de él cuando se ha ido; esperanzas, comidas

249 de la víspera. Almentando miedo con oscuros derechos sobre nada. Ella era la piedra cayendo por su peso hasta la levedad del agujero negro donde se volvería antimateria. Era el silencio nacido de las voces qure desisten. Parecía saber aparecer. Aseguraba que la podías invocar. Que era posible conocer su final amándola en silencio.

Mientras que antes la noche ardía en la memoria, brasa de los vientos, nada más.

Recuerdo que ella combustionó como un trapo de sangre.

(Pequeños cuentos, cosas que uno, mirándola pensaba. Reemplazos Plazos. Extraviado desear).

Pero su voz venía como un tren, del olvido, entre terribles ruidos de carga. Había voces en esa voz. De muchas veces en que sin escucharse se la pudo escuchar. Debió soñar. Debió, para no entristecer

250 cuando caía.

Desde mi horca y mi casa, pensándola no vi crecer los pastos que no planté. Aunque ellos estaban en mis garras de jardinero posible, en mis macetas que inventaría para tenerlos cuando ya su canción fingiera ser. Y era el frío del mes, el que las cosas temen cuando duermen, pero se vivía. Entre los corderos nadaban nuestros ojos sin mirarse y al apoyar las manos nos sentimos. Un viento atropellaba un corazón tras otro ¿era ahí donde estabas? Se enganchaba el mío entre los días. La ciudad percibía ese proyecto. Pero las almas estaban quietas, demasiado trabajo para sus átomos hubiera sido andar.

Sólo una voz. Sólo una dolorosa participación en lo dulce. ¿Dónde estará la pobre Eugenia? ¿Dónde navegarán sus náufragos?

Preguntas sin perdón. Abstenciones del viento. ¿Dónde estarán las piedras las que lancé a volar una tarde en Casilda?

Preguntas sin rehén, sin rescate.

251 Y no estaban en tus ojos entonces las señales de ser como serías: las lentas nubes de los arcoiris, del granizo ruidoso. Desdecirte era fácil. Tu historia desescribir. Con mano trémula, pasto del poseer. La marca fue anegándose en lo que crecía sin saber, como el pasto.

No pasará más tiempo por enfrente del lugar donde fuiste una vez sola. No vas a estar de nuevo. Cosas que dan al mundo su manera de ser, su dictamen sobre el mundo. Aunque los viejos átomos se pongan a jugar con los recién nacidos, rondas de imposibles.

De pasto abandonado, las visiones retienen el perfume, la perversa manera de tentar sin ser reales. Dónde estará, ya no diré la Eugenia sino tan sólo las rosas que iba a darle en un día que no llegó a existir, adónde, rosas? Ellas las recogió, bailando, hacia la nada?

Pero hay tardes enteras, y otras cosas: un ascensor real, patios lejanos, el sabor de provinciales especias. Las cosas van llegando a la memoria, son las reales pisoteando; exhalan su olor a vida, sus fascinaciones de existir, marchitando los sueños.

Desconocidos peces que ya nunca pescaré: aves por cuyo vuelo jamás me pararé para mirar (como se para un albañil, para escuchar los árboles en su pálido andamio); ya soy viejo collar

252 del nuevo perro de la tarde. Nos miraríamos, Eugenia, sedientos? Esas flores probables, nunca ha sido probadas, y no valen los ulteriores deseos de ellas.

La voz se vuelve viento en septiembre, y se entibia, se perfuma, olvidándose de sus tristes autores.

Estas ruinas de ojos, atadas como están a recordarte a cordones de nada, sin embargo, siguen tratando de mirar. Del mundo esperan un renuevo, una auspiciosa forma de abalanzarse a los caminos, piden un alivio a lo que existe y es distinto de vos: desde el sur viene el viento con árboles oscuros y quietudes del alma entre resinas. Que estarán con los glaciares de tu ausencia dentro de mí. Y en la tormenta ver llorar a las plantas me reanima. Y el aire sobre el aire encandila la luz. Y hay un perfume viejo como la incertidumbre.

Brillan las telarañas. Charcas. Ráfagas. Hubo un diluvio, un pacto nuevo. Y paraísos. Volvemos a mirar: entre leyendas, corroídos por las deformaciones de la gracia que se creyó alcanzar. Rarefacciones bancos de ensayo de la muerte. Penas

253 sagradas que se ahogaron en la lluvia. Por vos no están cantando.

Un viento muerto es nada más que un aire que no sopla. ¿Por qué en nosotros no es así?

Si yo pudiera querer aire en vez de saber cosas de ella, si la poseyera como un paisaje, si poblara en ella mitos de origen familiares, como un capitán del siglo XVI para morir en propiedad reconocida.

O mejor todavía: no ser nadie a quien se pueda no querer. O írsele.

No. Yo no llegaría a ser lo que seré en un instante más: éste, que viene entre arreboles, vientos y esperanzas: Así las amo, ajenas, almas solas que yo he vestido aquí de hablada niebla.

Por eso pasen, palabras sobre Eugenia, grandes palabras con las que soñaba, antes de hablar ya vino la tormenta; nada quedó que no pueda guardarse en el minúsculo recinto de una célula cerebral renga, que vendrá agitada a presentar su informe si la llamo en esos días de ansiedad o angustia.

Sólo que ¿dónde estás? ¿dónde estoy? ¿En qué patios te disolviste dejándome sin filo para chairar m vida? ¿Estás pendiente de mi aliento? ¿Al cortarse

254 sabrás lo que sostiene?

PIEDRA ENCONTRADA

En esta ciudad cuando alguien abre las puertas del Infierno, se nota.

Los árboles mutilados se estremecen en las plazas falsas, los vidrios de los escaparates se humedecen sórdidamente, porque había inocencia aún y algo ha caído sobre ella. Es que hemos olido otro cuerpo, y es distinto de cómo lo soñamos, en las recalentadas calles, mucho tiempo atrás.

Son vidas, sí. Primaveras. Pero nunca con el exacto tono del viento: frío si hace calor y viceversa, como el suavísimo olor que ahora sabemos que no será descanso.

Y hay que vivir, mirar a los ancianos sentados en el balcón al atardecer, las ventanas abiertas, la impudorosa visión del techo

255 de su habitación, de su araña, del extremo de su ropero donde hay textiles flores de sueños de películas en blanco y negro, con olores también, que uno no sabe si recuerda.

Pararse. Mirar eso antes de entrar, de subir a la entrega de ella, al deseo que se culmina y vuelve a abrir la puerta de las muertes.

Cuando creías en los poemas era cuando todo parecía posible: los viajes, el amor como un viaje, pero has hecho ahora esos viajes, trayendo y llevándote átomos, cosas que existen, de todos lados.

Confundirte. Podrías confundirte. Yo podría ayudarte a hacerlo, borrando todo con mitos, que los versos fabrican.¿Te sería agradable?

Pero es que yo también crecí. Yo también ya he escrito demasiado. El poder fulminante de las palabras, de su no ser usadas todavía, ya no existe. Las hojas se estremecen, sin embargo, sin sentido

256 ninguno, hermosamente, en el viento que se está levantando! Borrala de tus sueños, no la compulses con lo real, que quede desolada, de pie, en ese cuarto de un recodo del Infierno, una sombra, una pesadilla de la vida.

Mañana pasará. Por las calles. Y antes que esto llegue a tus manos, serán otras las modas, todo lo que se puede y no se puede hacer, y nadie que la mire sabrá que en el cuarto plantada en medio del calor y del Infierno, sin lástimas sin versos ni proyectos, la deseaste tan sólo porque el techo que la amparaba era trágico como los olvidados sueños de los viejos de enfrente abandonados en el verano.

Sí. Mañana la mirarán, le enviarán como cartas con miradas, cartas que jamás se leerán a sí mismas, que quedrán en una poste restante del alma, donde ella jamás acudirá. Polleras. Medias, andares. Muerte fascinándose con el irle detrás. ¿Y si acaso lloviera entrarías, entonces, más tranquilo?

Si la lluvia hablara en tu lugar, desplazara al silencio?

257 Deseada como lluvia. Como al fresco en medio del calor. Y no lo sabe. No sabe lo que rodea su atraer, las piezas que franquean su pieza, las líneas que a ella llevan, esa tarde desfalleciente en una luz manoseada e insípida.

La puerta oscura se abre, la escalera como una caverna se extiende ante tus pies, la solitaria luz de la bombilla huérfana, fulgura al fondo y a lo alto. Subí. Hoy la ciudad lo hace posible.

MIGRANTES INTERNOS

1

No entiende esta ciudad. Cree que es su pasto de engorde; el lugar que un dios le señaló para crecer; cuando crece, no obstante, no sabe para quién: esa extraña que no ha aprendido a amar resiste impávida. Portales y calles, van tiesos a la demolición, sin responderle.

2

258 Pasto del alma, tanto hablar del alma, en ciudades que no saben lo que son. Y la viveza criolla de querer vivir como si las cosas no fueran así: como si las piedras fueran algo más que lo que un viento armaría en su azar, es que le falta alma. En los huecos de árboles, de rincones de piezas, falta impregnarse de oscuras sensaciones que compartir. Historia. Falta historia en la ciudades, y si no se atan a la noche, pueden irse en el viento.

3

Mi abuelo no es tu abuelo. Tu abuelo vivió en una ciudad, el mío vivió en el campo. Él vino de muy lejos y sus recuerdos de infancia quedaron dentro de él. El tuyo nos habló de ese campo, de esos arroyos, y las arboledas que ahora divisamos al recorrer los caminos, parecen salidas de lo que él imaginó; y la ciudad se nutre de sus vacilaciones, de sus aires de lo que él tuvo que pagar para vivir aquí. El otro, también. Pero no habló. Sus palabras han quedado para siempre del otro lado de nuestra vida, las imaginamos: hacemos el cuento de él, y está bien, porque se venía aquí, por cuentos. La tierra, abierta, húmeda, es una infancia para nosotros; la ciudad, una adolescencia deslumbrada; lo de allá no ha nacido. Lo contaremos, hijo, cada vez, un poco distinto.

259

4

Hay muchas plazas. Ninguna te deja ver al amado y al odiado al mismo tiempo. Los árboles están adentro, no como en el pueblo, afuera (Los susurros nacen del corazón de los edificios, no los acarician en la piel). Por eso para él, estas plazas son secretas ¡Y su hijos juegan en ellas, y no es posible decírselo! Pero esta desconfianza penetrará en sus vidas, igual, pese a las ventajas de la nueva situación (Adentro, afuera, todo es lágrimas, movimiento, todo es vivir).

5

Porque no nos repetimos lo suficiente, porque, por desgracia, somos bastante distintos el que una vez vivió, del que nos seguirá. Podríamos ser felices reconociendo esa repetición, pero nunca lo haremos, la ciudad ha arruinado todo eso, aunque nuestros hijos jueguen en ella.

6

Me siento en un bar, y tomando un café ¡zas! veo un poeta escribiendo: esto en el pueblo no pasaba.

260 ¿Cómo vive esta gente? ¿Cómo camina la poesía por las calles, así, sentándose a la mesa del verano, sin que nadie se burle, sin que nadie se admire, floreciendo entre la indiferencia, como cicutas benévolas?

7

Estás parado donde hubo un árbol. Pero hace mucho. La calle era de tierra, entonces. Ensuciaba las blancas faldas que en ese tiempo se arrastraban. Esa calle estaba llena de residencias, y el silencio los domingos, se demoraba en esos pechos, conmovidos por una callada ansiedad. Pero allí, allí mismo, el árbol, fuerte y erguido, alzaba sus ramas.

8

El corazón calla en el exilio. Calla. Recuerda la entrañable caricia que las tormentas de tierra, hacían a las ventanas que miraban el patio en las tardes grises y enfermas de junio.

Calla con eso. Deja hablar al ciudadano autómata que lo reemplaza, firmando cheques, y cobrándolos.

Él es el asombrado.

Son las caricias de la muerte

261 y vive para esperarlas.

9

Pero querer vivir, ¿cómo querer vivir, aquí?

¿Ir al hipódromo, esa sucursal de los campos? ¿Fingir ser campechano, como allá no se hubiera sido? Sobre todo, dejar algo aquí, sin saber qué, para los hijos sembrando como un ciego en la cruel nada.

EN EL MORAL

El amarillito, preso en su jaula, canta para atraer a su compañero a la jaula. Para que quede atrapado junto a él.

El amarillito tiene una cultura para justificar. Es un vampiro, un pájaro muerto que canta para crear más pájaros muertos que cantan.

El amarillito vuelve a cantos tradicionales, los renueva, vanguardista. No puede amar pájaros vivos, sólo pájaros prisioneros.

El amarillito ya no lo oculta; lo dice.

262

Queda bien clara la cosa para cualquier otro amarillito. Pero es fácil ceder a la tentación.

BUTCH CASSIDY EN CHOLILA, CHUBUT

Esas rosas en la ventana no pueden tapar lo lejos que se ve algún árbol o caballo en lo que queda de luz.

Esas rosas. Saben morir para que nazcan otras el verano que viene, acunadas por un viento de presagios.

Tu alma puede estar aquí y allí, en los seres o lagos apenas presentidos. Puede estar aquí o en otros lugares, puede ser o no ser. Todo depende, y no, por cierto, de tus palabras, salvo alguna. Azarosa que encienda una señal en el momento justo.

MI HIJA Y YO EN UNA CIUDAD LEJANA

-Vamos a volver en un ómnibus parecido al que vinimos acá pero no va a ir la misma gente. -Mirá si va algún amigo tuyo.

LA MESA DE LA PUERTA

263

En la noche de invierno se encienden las luces en la calle. Ellas vuelven entrañable el deseo del hogar en los solitarios anclados en las esquinas: se filtra en el bar el viento y lo hace irreal por completo.

LA PIEZA VACÍA

Estás en medio de la fiesta, rodeado de tus amigos y amigas; la música te hace mover. Pero nadie te mira ni te escucha.

No les digas nada, Tu voz retumbaría trágicamente en las ventanas sin cortinas, en las paredes donde ningún mueble se recuesta.

Llorá tranquilo en silencio. Es un recuerdo un poco fuerte, un poco persistente, nada más.

PIEDRITA

Tamborillea sobre la piedra.

Parece que no suena, pero adentro suena.

Los dedos pegan

264 sobre su triste pensar de piedra.

No contestará: sabe que es una piedra. Cree saber.

COMPARTIMIENTOS

Ella y yo amábamos cosas que, en realidad, nunca existen: el horizonte, el arco iris, la quebradura del remo en el agua. En cambio no creíamos en la nieve, en la Torre de Londres, en las cebras.

Nos queríamos y hablábamos de por qué alguna cosa existía y otra no. YÉNDOSE A LA CAMA

Tanta magia tanta voluntad debe atravesar la oscura noche igual que un camión sin luces perdiéndose en el camino.

FRAGMENTOS

El mar busca estas estrellas. Hondas en el cielo, veladas por una niebla ligera, fantasmal, como vueltas al otro lado de las cosas.

De espaldas al mar. Asomadas

265 al borde, mirando hacia abajo: el mundo como un abismo.

PONIENDO ORDEN

Vean al hombre sentado junto al lago del parque, olfateando el destino. Son las nueve de la mañana, el desorden inmutable cuaja en los recorridos administrativos del jardinero municipal. Pájaros hay, también; la presencia del hombre ha ordenado todo, sin embargo.

Es así: la voluntad de los quásares había caído, y cierta desazón invadía a los pájaros cantando las casualidades del mundo.

Pero el hombre. En su imperceptible feriado buscó la soledad para pensar, para olfatear las cosas: los muertos susurrando a los futuros muertos, entre globos y risas del domingo, sus secretos.

El secreto del parque entrevisto en la primera infancia, que llevó mucho después a los grandes bosques naturales, de la mano ya aérea. El secreto de Sigfrido tirado entre las flores, con su espada recostada en un tronco. Era un libro y se perdió para recordarlo.

266 El secreto del cardenal posándose en el pino de las Canarias, donde nunca pensamos que estuviera (Como la llave del placard).

Volverá el libre al barrio, a los trabajos. Investido de ciertas confesiones irrepetibles (por él), buda local, con éticas que permiten los desodorantes y el aire acondicionado. La cultura, implacable, canjea una parte de sufrimiento por otra. Los jardines artificiales propagandizan lo natural verdadero: el mito, el arbitrario y atónito; la falta, la gran complicidad.

ACREEDORES

Son malos tiempos. Falta la convicción, lo que hace imperioso el reconocimiento, el alivio, la descarga; la cachafaz frontera que disgrega el universo en multitudes efímeras que se encienden y apagan según pautas que, bien vistas, son increíbles: los meses, los acontecimientos.

Es triste poder tan sólo exigir o renunciar: la tierra hace mil cosas más; ¿hablar o conversar? Eso es parecido a matar o gestar, como en el monte se practica, con la indiferencia siempre avizora de la comadreja overa, con remotos

267 deberes.

Vos podrías concebir, acaso, liberarte del cumplir, del ser cumplido? Sin renunciar, sin perder interés, como un padre que ya no puede castigar? Proponer esta contratación, más parecida a una química que a tus torpes proyectos, donde solías soñar subordinar la voluntad de los hermanos?

Mirá la lluvia lo que ofrece. Sus catálogos de alma. Sus opciones de aguas. Destruir sin destruir, hace negocio tomando lo que da, bailando, ¿qué vas a reclamar? ¿Pasos, giros? ¿Vas a reclamar y perderte el baile?

Tu arreglo posible, y no poder decirlo. Una lluvia te invocará como a una lluvia, serás precisado.

DESTINADO

La angustia lejana en el tiempo no ha perdido nada de su carnosa sustancia, todavía mirás las piedras del camino al mar.

Te sentís en un lugar absolutamente de sueños donde cada cartel, cada empujón te recuerdan que no existís muy seriamente.

268 Si eso duró hasta ahora, si atravesó generaciones, puede matarte o llevarte. Que te lleve aún con peligro a aquéllos que insistieron irresponsablemente en ser felices, es mejor.

Incluido en oscuros, arbitrarios planes, serás amamantado en sueños por las cosas del mundo, como ellos supieron verlas, sus parciales visiones, su voluntad que has heredado.

Esa útil maldad esa inconsciencia de llenar el vacío.

EL PLANETA DE LOS PÁJAROS

Una casualidad del universo somos, y aún así hay que vivir.

Hasta que ligeros terremotos o aerolitos decidan acabarnos.

Planeta triste, ah, con tu lacra, tu pena, tu cosa distinta, retorciéndote como un hombre con hongos en la encía: pasarán ya pasarán tus males; unos minutos eternos más y nos iremos.

Con la delicia de ser los últimos

269 en morir, sin preguntas interrumpidas ni respuestas interrumpidas ¿Y Dios querrá juzgarnos? ¿Le diremos y qué? ya no es lo mismo.

Ya tuvimos la tristeza, el dolor y el horror, ya fuimos, ahora no somos, qué te pasa? Ahora ya es tarde para todos para vos también.

Pero quizás, como a los dinosaurios, Él nos transforme en pájaros. “¿No querían cantar, no querían volar?” Ahí sí nos jode: los gatos, la alimentación, los huevos. La Primavera.

Su carga. Su sol en las mañanas. Y ahí los pajarones mirando otros reyes de la creación boludeando por el planeta triste.

Y saber lo que pasa y cantar sólo dos o tres notas repetidas y decirle las claves a los nuevos y escucharles decir que no existen las claves. Seguir así hasta el estrangulamiento invernal. Verlos poniendo y sacando aduanas, dioses. Abriendo y cerrando ventanas, como ahora nosotros.

270 Y zambullirse en los agujeros del aire, en los desmayos del viento, ser el hilo que borda el viento en la mirada de no sé qué ojos de no sé qué fantasías que nos pensarán inocentes y libres y locos de amor y volando hacia otros países suponiendo que los hubiera y rodeados de emplumados amigos ex-dinosaurios.

Quizás alguno llegue a la curva final y vuelva, pero diga: “cuando era hombre hice algo que fue importante para alguien, para mí no, ya no sé qué era, nadie lo supo salvo dos o tres. Todos se disolvieron a los cuatro vientos. Cuando llegué allá, lo recordé, cuando me vine se fue de mi memoria.

En ese algo de hombre el pájaro ya estaba”.

CARGANDO CON EL MUERTO

a Roberto De Gregorio

Estar solo no se debe a razones metafísicas: es un modo social de ser, una consecuencia de actos libres en sí, pero que no conservan

271 tal condición cuando el tiempo los acumula; esos ómnibus recalentados de cuerpos que se estrechan no todo lo posible sino lo que su astucia y las órdenes del chofer les permiten hacer; rincones, manoseos estrategias para bajarse, o aún diminutas defraudaciones.

Cada cosa que vas descubriendo, te aleja de los que todavía la ignoran, porque no es posible transmitirla, ¡ay! haría falta un mito, una leyenda; pero no hay una forma rápida, sencilla de producirlos, de atribuirle a tus palabras ese valor que cualquier médico brujo de una remota tribu conoce y puede dar; en esta selva.

Nuestra magia es solamente individual: es lo que hicimos lo que sin darnos cuenta acumulamos, en días faltos de gloria, que el viento juntó azarosamente y sin escrúpulos. Distinto de los otros ¿cómo leerán ellos el libro? ¿Cómo lo harán incluir en el olvido? Bah, leyendas, sólo un pueblo las hace y no lo sabe.

Y porque pasa esto por más fe que se tenga cuando estás solo, estás solo: el mito al hablar no lo hará como querías; ahí está el muerto, aquéllos de los que te distancia

272 lo sabido por vos, la caridad imposible que en ellos querrías realizar. Lector: yo aumento la distancia entre tus sueños y los míos cada vez ¿habías visto? ya no soy más quién parecía hablarte en tus recordados episodios al despertar en medio de la noche angustiado por los fantasmas dulces; es más difícil ya saber si te he servido.

¿Qué hacer, entonces, pues sino ficción con mis sentimientos, transformar las verdades descubiertas tan dolorosamente en un cuento de irreales bosques?

Sí. Darse a pertenecer a tradiciones que ayuden a engañarte. Construidas con materiales en desuso o aún poco estacionados (Todo urge). Las verdaderas quejas serán ardorosamente personales sólo para morir disueltas en ese quemante ácido: es mejor que si algo duele, nos dispongamos a incrementar ese dolor con esta nueva insoportable sensación, vomitando el líquido funesto. Volviéndonos a quemar otra vez la garganta ulcerada; si el propósito es hacer con ello un arte.

Pues de este modo, sólo lo corroído llegará. Legibles, las pequeñas payasadas moderarán,

273 por último, el innoble espectáculo: el estilo de crónica policial, abundante en frases hipercultas, agua colonia entre la mugre, deslumbrecillos; conservantes, en resumen. Persuasiones.

Si hoy habláramos claro, no se trataría más que de eso: lo que no vuelve, porque está cargado sobre mí, mirando demolida la casa donde algún día alguien pensó vivir, en la obsoleta programación inicua de los años que se creyó, banal, autorizado a proyectar. No hablemos claro.

No. Por más sabio que seas al halago de los aciertos, por mucho que te agrade creer saber, en su tranquilidad y calma, lo que pasa; acordate: no hay palabras mejores que éstas.

Dejemos, pues, al muerto sobre mi espalda. Pero, escuchame, hablemos: de otro modo, de otra manera, esta barata fotocopia clandestina irá empalideciendo con los años hasta no poderse leer; y habrá silencio, y en él, amigo mío, habrá señales que no imaginamos, habrá mensajes terribles, testamentos injustos, instrucciones que llevarán a nuestros hijos al delirio.

274 Es preciso seguir, es necesario hablar para callar, y en ese acto elegir las palabras: que sean bellas o no, que nos traicionen o no, que transparenten vísceras falsas o verdaderas.

“¡Ah, bosques!” (y lo que te destroza tiene de bosque tanto como un camello oscuro) “¡Corazones!” (y es un hígado) y todo así ¿se entiende?

Claro que no, para eso he gastado mi tiempo. Corazones y bosques. Solo. Cerrás el libro. Antes, humildemente, yo dejé que lo cierres.

275

276

MUERTOS EN NUEVA YORK (1999)

277

278 CRUZANDO EL PUENTE

“Dante wrote his poems to MAKE PEOPLE THINK”, y en su Commedia dice que estuvo en el Infierno; era en 1315 y consiguió que le creyeran. Como hombre de pensamientos firmes, acostumbrado al razonamiento silogístico sus diatribas lograron preocupar a sus contemporáneos, todavía nos preguntamos si fue justo al poner a tal o cuál en esas lúgubres regiones. Es que sus enemigos eran hombres que valía la pena condenar. Hoy día no es tan fácil. Tipos acostumbrados a no reconocer lo que no les conviene: el viento, las colinas, el sonido del mar. Capaces de no admitir que han muerto. De no admitir siquiera que han nacido. He tenido que hablar acerca de ellos. Perdónenme.

BUSCANDO EL DIÁLOGO

a Ana María Rico

“La bondad es necesaria” dice

279 y baja los escalones de la cripta de María Auxiliadora a oscuras, tanteando las lápidas, oyendo sus pasos, y los pasos de los que aquí cavilan enterrados. Y luego sube y sale.

-No, no es necesaria- le decía en Pete’s el abogado o contador, con el que había ido a los bailes en la adolescencia (“un bar muy viejo, che, ¿por qué?) y yo me vuelvo, me vuelvo porque no estoy hecho todavía me vuelvo a hacerme. ¿Y qué es estar hecho, che?- le pregunta mientras lleva a los labios un vaso de plástico. -Estar hecho es tener casa y auto y una casa y un auto para cada uno de mis hijos. –Pero- le dice si tu hijo mayor es discapacitado, ¿cómo va a manejar? -¡NO IMPORTA! -contesta, porque yo al carnet se lo consigo igual, tengo amigos -¡Pero se va a estrolar! -No tiene que MANEJAR, boludo! Sólo tiene que tener el auto y el carnet (y la casa) entendés, ¡no tiene que ir a ninguna parte!- y se zambulle en el aire desde el Empire State, y los turistas lo miran, un poco sorprendidos, revoloteando. -Y además, haber viajado con la mujer a Europa. -¿Cuál mujer? la de él, sólo no vale. -¿Por qué? -Porque es así. –Ahora todo el mundo viaja, no estamos

280 nosotros aquí, acá, acaso? -Es distinto, vos sabés por qué estamos. –Bueno, en Europa no estamos. Vos tampoco viniste con ella. –Estoy separado. -¿Y cómo vas a venir? Sale flotando de la fuente del club de jazz, el público se molesta, la conversación es muy fuerte, y no se puede escuchar cuando Larry cierra los ojos y hace hablar a una guitarra cool, puesta, como recién inyectada. “Si no es con una es con otra, hay muchas mujeres”. –Sí, pero ¿a qué lugar de Europa? ¿Y nada más que una vez?

BOSTA Y SMOG

No es el Empire State, es apenas el Palacio Fuentes. La terraza está caliente como una sartén. El cielo no tiene nubes, pero hay casitas como de cuentos en los rincones, que no conoce nadie, salvo los chicos, las sirvientas del edificio.

Baja, y en el estudio o escribanía, o despacho, el gordo se está quedando con el 50% de comisión, “esto es vivir y dejar vivir, Dieguito”; el negro lo mira y empieza a soplar su saxo y Larry frasea en su guitarra, cierra los ojos para no ver. “Unos

281 boludos son, Dieguito; ¡dejá ese saxo y contá la guita! ¿qué mirás vos, no te dije que a mi hijo le tengo que dejar una vejez asegurada. porque aquí, en este país, jubilarse es una mierda?” -Pero tu hijo tiene SIDA, Carlos, Federico, no va a llegar a la ÉL VA, ÉL VA. La ciencia lo va. No lo van en el hospital, yo sé cómo es ese hospital. Yo le curré el 50% a ese hospital, yo me apropié de un médico. -Pero si el médico es Sebastián, Carlos, Federico, Nahuel, y Sebastián todavía no está hecho, y te cobra por el chico pero no te lo cura; y vos callate negro de mierda con el saxo ése.

Volamos, volamos, no sé bien por qué siempre que vamos por New York es así, volando. Debe ser que de chicos la vimos desde arriba en las películas (¿Cómo puede estar tan seguro de dónde está? El baño de Metrópolis da al alero del rancho).

“Esto está un poco feo todavía, pero cuando lo compre, vas a ver cómo cambia. -¿Y el viaje a Europa con la mujer? -Ya lo hice. Ya estoy hecho. Ahora al campo y basta de problemas. -Pero tienen

282 problemas en el campo. El diario... -¡Son MULAS! Tienen poder, que es lo que importa. Ellos siempre lloran. -¿Pero por qué lloran? -Para ser vivo hay que llorar, para que no te vengan a pedir. -¿Vos llorás para que yo no te pida?

No sé por qué lloro, no lloro. Es el smog. El olor a bosta (del campo). Check, please. -¿La cuenta, señor? –Sí, portorriqueño de mierda, o dominicano, ni hablar inglés te dejan estas mierdas.

EN EL VILLAGE

Te amé hasta que la heroína te atrapó definitivamente. Después me fui caminando por esas calles atravesaba un parque y llegaba a un baldío, de ahí por las cunetas, a la patria, ardillas y sauces, paraísos en flor, sobre el East River: “y la Guerra Sucia sigue” me dijo dentro del submarino-museo el milico “porque nadie ha sentido solidaridad por nadie”.

Las cunetas del barrio Cerámica son tristes, naturales, las noches de primavera me recuerdan a mis amigos, su fraternidad complicada, nacida con nosotros; y cómo pueden haberse perdido tanto, con el culo

283 corriendo a cuatro manos, heroísmo de ser alguien antes de morir para morir y no ser nadie. Cadáver nada exquisito que ningún vino nuevo bebe empujando apretando sintiendo miedo de no llegar a ser nada; sabiendo que no van a llegar a ser nada, y el viento húmedo, erótico, “salí del baile caliente, ella me ponía la pierna al bailar” y su perfume, el viento perfumado, el universo estrellado, y el piso, por dónde caminaba como por un sitio sagrado, el del deseo mío, sabido por los míos, mis amigos, y por qué ya no desean más, sino morir y ser nada después de haber sido algo? Si yo, Maxie, no viniera aquí tan frecuentemente, aquí donde te inyectas con desesperación porque no puedes siquiera hablar, porque mi hablar y el hablar del Presidente te cansan, porque morir y ser nada después de haber sido nada es dulce, es armonioso y dulce, es un río la vida como un río como un único sueño continuado y sin saltos, despacioso pero seguro de marchar; nada y nada, nada en el alma, nada en el viento que no anda en nada.

284 Si yo, Maxie no viniera a por ti, a verte loca o en el sueño, profiriendo verdades de tu vicio o religión, tendría? Tendría, Maxie, quizás? amigos, eh, tendría? Perdí tiempo? (Si es que se puede perder aire, perder peso perder amigos, si se puede).

O debía morir antes de verlos así, o debía haberme quedado contigo a morir.

CÁNCER

Sauces de la hora de la nieve inesperada, problemas de los sueños, geografías que otros rehusarán creer, pero en la puerta hay nieve, en el sauce de las calles hay nieve y yo nada más he abierto he venido del baño acomodándome los pantalones y he abierto y había nieve y el Lincoln Tunnel quizás esté cerrado, y mi amigo esté esperando morir con su esposa en Europa pues no puede volver: la policía del Estado lo busca por falsificar el escudo en los documentos por falsificar la cara de Sarmiento por robar muchos billetes de cincuenta pesos

285 todos juntos, y mientras espera el archivo de la causa o indulto, mientras espera que el país sea decente, para él serlo, se muere con su esposa: ha venido especialmente de Europa después de recorrer veintidós países en 23 días, pero todos de joda, cabarets, pízzerías, comida buena, no del lugar, y la próxima vez serán otros 22 porque no ha dejado amigos para volver a visitar en ninguno de los 23 anteriores y en Church Str., se muere.

¿Y no es mejor, boludo, morirse acá, quién te quita lo bailado (y ella era fresca en la noche, qué me decías?) comprarle a tu hija una moto, son cosas inolvidables. Poder, viejo, poder y haber podido, ir putearla a la maestra de la escuela para que se deje de joder y lo apruebe, es poder; no ser esa pobre infeliz pretendiendo saber, y el nene sabe; ella no sabe, no sabe lo que es tener poder, eso es saber, qué poder tenés con saber? Pero si él supiera que se muere, no estaría en Church Str., sentado con su esposa. Él cree que está volviendo, no muriendo. Y yo puedo, podría, volver. Cruzo la puerta otra vez, voy al baño, pero él no. Él tiene

286 lo que no sabe.

Hace rato que, como Maxie no sabe dónde está su muerte.

EL PURO EN BROOKLIN

Calle sin señales ni nombres, números o recuerdos de otros. Calle larga sin transversales sin balcones, con casas playas y baldíos que parecen prolongarse hasta el infinito. Sin semáforos.

Sin gente. Sin final. Pero llego al final. Yo decido cuál es el final (porque sigue). Vuelvo. Llegué a lo que yo digo que es el final y vuelvo. Doy la vuelta del perro de diez mil kilómetros. Un bar se sienta a descansar en mí. ¿Qué podría decirle?

Lo levanto. Un taxi me toma. No le voy a decir “siga derecho”, se reiría ¡Si pudiera ser llorado, al menos, por una lágrima!

Lo que me entristece en serio, son las estrellas.

287 Por un momento son las del campo, veo la Cruz del Sur, y de golpe aparece la Osa Mayor que, además, no se ve, porque las luces de Nueva York la tapan. En Las Flores vería las estrellas mientras me asaltan amigablemente los candy-men.

FORMAS DE VIDA

Mato a Nancy pero no me quedo bajo las escaleras del Chelsea Hotel y en la calle Veintitrés el olor a humo de la ciudad me recuerda las rucas. Yo soy vivo. Tomo un expresso, camino vuelvo al kiosko de Union Square, y antes de llegar a subir al subway me meto en la cripta de María Auxiliadora.

Antes me llevo mi nombre incierto de funcionario para lograr mi impunidad. (Un trámite indispensable).

Mis muertos, los nombrados en la mesa de tortura, se quedaron en los bancos de la plaza ésa.

288 Los tuve que dejar. Si vos lo hiciste, nosotros también dirían.

Y yo ya he terminado con esas cosas: ya me fui, como está mal matar, no lo hago más.

GRAND ARMY PLAZA

¿Cómo hablar sin volver? ¿Y cómo hablar sin vivir? En Grand Army Plaza encuentro amigos que no veía hace años: me preguntan por qué no nos hemos consultado en los momentos difíciles; les digo que no podemos que ellos están muertos. Que ellos son más verdad que yo, porque están muertos. Porque han muerto heroicamente. “¿Te parece? Doblá la esquina y vas a ver” me dice Julito. “No está Brooklin” le digo. “Es mentira. No hay nada detrás. No hay calles para doblar”. “Subí, bajá y volvé a Rosario”. -¿Y volver sin hablar? -¿Y quién se va a dar cuenta? -¿Y morirse? pregunto. -Qué boludo, contesta.

289

EN TIMES SQUARE

¿No ve que hemos matado a Kennedy? No hay posibilidad alguna de vivir, sólo se puede zafar.

El humo que sale de la boca del subway nos envuelve.

“Puro, venir aquí. O zafar yendo allá. Vamos a Pete’s ¿Viste que nadie te conoce o reconoce?

Budweiser, please. Pero comer es la muerte. El asado. El dulce de leche. Ahí viene la vergüenza, el estar desnudo. El tener que tener para comer. Y todo recomienza”.

¿Para comer como se debe comer? “Limosna no podés pedir, ni acomodar autos. No se van a salvar solamente los demás”. ¿Y tus hijos?

¿Qué pasa con mis hijos? ¿Le sigue saliendo positivo? ¿Pero qué decís? ¿Puede hacer una O con un vaso?

No me mirés más a la cara, gratis

290 vos no podés decirme estas cosas, vos fuiste para mí, chau morite idiota.

MUERTE DEL PURO

Vivo dentro de una película en mi casa los marcos de las puertas son oscuros y crema, ocre, del color de las hojas de estos bosques (algunas) el empapelado, casi blanco y negro, mientras Sid mata a Nancy, el ascensor llega, y yo subo, y los dejo con lo suyo.

Cada edificio podría contener una ciudad pequeña de la pampa; pero el suave olor a humo del ambiente me recuerda las rucas en el sur, ya lo dije. Qué raro. Una esquina por fin. La de mi muerte. Lo sé porque todos los avisos están aquí; hay un cartel, grande, con mi cara que dice “he’s been dead”, y otras señales esperadas: “one way” (ya lo sabía), “mudóse”, “9 de Julio”. Brooklin, quiero pasto, que me pise el ganado, que haya montes de dulces eucaliptus, paraísos

291 en lugar de este infierno.

Pero no es una verdad. Es una muerte de película.

COMENTARIO

No llega el poema bueno. A esta altura ya debería haber llegado. Nunca llega. No hay poemas buenos. Es una cosa que yo no puedo decir, pero no hay poemas buenos. Son todos malos. Un deseo no puede satisfacerse con un poema, es algo sabido. Cuando un poema gusta es porque el lector se está gustando en el poema. Pero éstos, ¿a quién van a gustar? Acá parece que el autor quiso hacer un fresco un oratorio con el tema de la corrupción, la falta de fe, los muertos del país; las imágenes de Nueva York están simplemente “pegadas”, no tienen densidad, lo único interesante es su crueldad, pero ella -sin ser tampoco muy notable- es de mal gusto. En definitiva, se ve que ha viajado y quiere mostrarlo. Esto recuerda demasiado a Dalton, qué digo, a Eliot; ya estamos cansados de este discurso concientizante, queremos la ternura aristocrática del siglo XVI, su gratuidad, rimas, citas; las alusiones aquí son demasiado turísticas,

292 no hay arte de narrar, tampoco condensación distribución ni nada, no, no, no.

“¿Y?” Todo es y, en éstos, tienen un propósito, eso es inaguantable, es trascendente, en vez de ser contraseña, núcleo, intercambio de pautas conocidas, que no lo parezcan.

Un poema debe hablarle a los amigos si es del Interior; y a los futuros editores de las futuras novelas del autor, si es de la Capital. Esto no va con ninguna de ambas posibil.

Este libro debió ser más enigmático, más breve, menos vacilante. Este libro sólo dará de comer al Imprentero.

ARGENTINOS POR EL MUNDO

De allá olvidate ¿Qué, vas a volver a confesar? Mirá como yo estoy donde él fue presidente y no me agarra nadie. ¿Te das cuenta

293 que es un caso cerrado? ¿Qué querés, que pida perdón, no, yo soy muy orgulloso para eso, además, qué me tienen ésos que pedir, hijos de puta, qué les importa, decime?

Todos lo hubieran hecho, de tener oportunidad. En una de ésas si me dieran la mano sin que yo se lo pida, todavía. Mas no se puede. No se puede más. Porque nunca voy a dejar que me hablen ni mis hijos de eso.

Pero en Pete’s hablamos como cuando éramos pibes, viste? ¿Vos venís por eso? Te digo la verdad, yo lloraría a gritos, entendido, pediría a quien sea perdón, pero ¿quién va a ser el primero, yo? No, yo no, ponele la firma ¿Si lo quiero? Sí lo quiero. Debe ser lo único que quiero. Y no lo hago, pedir perdón. Tengo miedo.

No, olvidate. Todo está podridísimo. Nadie quiere tirar la piedra, no hay poder de castigar, todo es perdón, comprensión, libertad,

294 nada lo es, no ves? Qué pena que no sé inglés ni argentino tampoco.

No sé argentino ¿Alguna vez escuchaste que alguien hablara en argentino?

Haber matado a Kennedy nos mata.

LA EDAD MEDIA EN NYC

En Fort Tyron, entre los robles, una feria medieval, con early music, vikingos, negros vestidos de moros, porque en algún lado hay que meterlos, y “thank you, sir, you are a noble man” dice un tipo que toca la flauta dulce, naturalmente con barba, y con voz y acento medievales, o sea, ingleses, que es lo que esta gente cree que es la Edad Media, cultos, vivos, como nosotros. Ah, ellos robarían, le robarían a su madre, pero no tienen necesidad, los envidio. Hubo Viet Nam o Cuba, pero Edad Media, que aquí no hubo, sí hay.

Parece una peña folklórica. Al norte de Manhattan, gambeteándole a Harlem, esquivando la Historia, los ríos; traer los Cloisters, pagados, que no robados, no? ya financiados por los visitantes ansiosos que han robado para visitarlos.

“You are a noble man”, oh, yo iría, le daría un dólar para que me

295 lo diga, pero qué, soy demasiado culto. Y uno que no lo fuera, no va ahí, va a Europa con la señora, mientras sus hijos, con su casa y auto, se abren paso en la vida, solos, y crecen, tienen con qué ir a Europa con su mujer; y van, en efecto, le compran casa y auto a sus hijos, etc. una enorme cantidad de casas una enorme cantidad de hijos (o hijas) una enorme cantidad de autos, se agolpan en las bocacalles, y las casas se agolpan donde están, se suben unas a otras, y las medianerías son terribles, crecen hacia arriba también, y proliferan, hinchadas por los sueños de estar hechos de sus dueños, que las inflan.

Y los castillos se quedan solos sin princesas ni caballeros cuando termina la fiesta. “A noble man”. La música sigue sonando entre los robles, pero ya no hay monasterios, sólo evangelistas adúlteros. Todo, salvo el tránsito, está bien. Salvo las medianerías, salvo los sueños inflados. Los sueños con partida de nacimiento. Los sueños de viajar. Mejor traer aquí a los castillos, con los negros, pero sería un camelo, cómo aquí se va a hacer eso.

296 SEXO

¿Coger hasta morir? Mejor perder la vida así, que distraído en el subway. Coger me siembra.

Pero en dónde no sé. Los hijos son deudas de juego, perder me hace morir.

Sin miedo de perder, ¿cómo será el mundo?

RASTIGNAC EN COLUMBUS CIRCLE

Tenemos ambición, tenemos parientes y vamos a pie queremos fortuna y no tenemos un peso, y comemos las bazofias de los restoranes de Rosario, sabiendo que hay otra comida, y dormimos con aire acondicionado soñando con palacios a la orilla del mar.

Pero tenemos ambición. A las mujeres les gustan los hombres ambiciosos tienen los hombros más fuertes la sangre más rica en hierro el corazón más ardiente hacemos que la mujer se sienta fuerte feliz y hermosa porque se siente fuerte; la fuerza de su hombre es grande y aunque tema ser aplastada por él, le ama.

297

¿Y con esa ambición nos vamos a ir a trabajar? Trabajando no llegaremos a eso que las mujeres quieren que seamos, vamos! Es preciso robar.

Mirá New York: tres mil dólares en sastre, seiscientos en perfumes, cien grandes para zapatos, corbatas, para ropa cuidadosamente descuidada. Más lo que debés perder al juego, apuestas, regalos, y para todos los días del mes, lo más caro! Y eso que no gastamos en pasaje.

¿Cómo, cómo compensar los desatinados sueños que perdimos? Haber llegado con el ideal en las manos, y haber recibido un balazo, no es triste? Nos sacamos la bala del corazón -un absurdo y estúpido objeto de plomo-, y con el agujero, con el agujero por el que pasa el viento por nuestro corazón nos vamos a robar.

¡Robamos por nuestros sueños! Nadie quiso creer en nosotros, no es la muerte lo feo, todos mueren, es el desprecio. Lo único posible es robar (Y de paso tener dinero).

Ahora la guita debe compensar. ¿No es así el funcionamiento? ¿No es así como deben interpretarse

298 la desaparición de los idealistas, su vergonzosa derrota, y el silencio de la gente?

NENIA

a Graciela Ballestero

¡Oh, naciones como adolescentes; oh, sueños de esas naciones!

Tus proyectos y planes para empezar a vivir te angustian: solitaria, sin rumbo, puesta quizás, en una calle sin rumbo, sin padres que te esperen, que se pregunten por qué no volvés si es tan tarde en la noche.

Nación: tus padres se borran: ahí no están cuando de ganas de morir rebosante como una esponja prisionera de tu lugar de descanso, yacés flotando en el ruido de la ciudad que no se acepta.

Tenés familia; tenés lo que tenés y eso te pierde: un arado para arar el mar, una pluma para escribir en el agua.

Nación crecida

299 sin crecer. Lastimada más que nada por sí misma, y por quién no puede responder. Abandonada en el concierto de otras, muy ocupadas en sus propios problemas, ciertamente más difíciles e intrincados que los tuyos, salvo que no se crece sin amor a sí mismo.

Somos tus lágrimas. Estamos alejados de vos como una lágrima, fuera, y sobre tu piel, acariciando tu piel hasta que un manotón nos seque al comprender qué somos y nos borre.

TUDOR CITY

Ha robado pero tiene cáncer, y nadie lo ignora, menos él; todos, todos, hasta el Presidente, saben que tiene cáncer, menos él. En la cercana UN lo saben y sus vecinos de Tudor City lo saben, y se ríen pensando en la cara que va a tener cuando lo sepa; saben que no tiene la hombría suficiente para bancársela. Y él no dirá: “¿y quién la tiene?” como cuando coimeaba, porque estará demasiado aterrado, sintiendo que la incorruptible le está tocando lo que él nunca creyó que le tocaría.

300 Eso le pasa por tratarse con un argentino: el médico que le cobró plus y le hizo todo porque quería estar hecho, pero no lo curó. Lo curró. Cada vez que empieza a subir la escalinata del Monumento para llegar a Tudor City, siente esas puntadas en la espalda. Pero no sabe. Son los demás los que saben, los demás, ese peligro más terrible que el comunismo.

¡El comunismo! En la esquina de Houston y Mulberry Str., ve al tipo que vende uniformes soviéticos en liquidación, marrones con hombreras, con grandes hoces y martillos en las faldas, en sus grandes perchas públicas. Hay que ir a un café italiano, un café donde llamar al mozo como acá, a pesar de que él baja de Tudor City al Monumento en dos minutos, pero no puede ir al café; sólo puede ir al médico; empieza a sospechar, y por qué, con toda esa plata, no puedo ir al Cairo o al Savoy, sólo al médico ése, y todo no es como había pensado. “Habré robado demasiado poco”; cuando lo dice, por fin, cae en la cuenta.

LA RARA CALLE SIN ESQUINAS

a Eduardo Valverde

No se puede doblar. No se puede doblar por esta calle.

301 No se puede doblar para ir a buscar a los amigos que se corrompieron; para hablar con ellos.

Ellos están ahí, paseando con la esposa, por los pasillos de la Frick Collection. Yo quisiera que se pararan delante del cuadro de Duccio de Buoninsegna, ése en que el demonio se cierne, amenazante, sobre la ciudad medieval, como King Kong (de hecho, creo que el guionista de King Kong se inspiró ahí). Sí, quisiera decirles, a él y a la mujer, que miren al demonio sobre la ciudad, pero ellos no se detienen en las galerías: van a cien millas hora, los cuadros pasan velozmente a su costado como antes pasaban los yuyos, a los costados de la vía, cuando uno iba al pueblo a ver a los tíos en tren.

Y yo no puedo doblar. Dejar esta calle, la buena y buscarlos en los lugares malos. Qué tonto fui al ser así en la vida.

LA CIUDAD DE LOS POBRES

a Jorge Boccanera

¿Cuándo seremos pobres, Maximiliano? ¿Cuándo llegaremos a merecer

302 ese carácter, que a la vida nos lanza con entusiasmo? ¿Y por qué esperar, bien pensado desde afuera la señal, por qué no atrevernos a regalar las riquezas sin quedar anegados en el miedo del acto? ¿Y así unirnos a las masas incontables que circulan por Times Sq. protestando por lo que pasa en el mundo?

¿Por qué no regalar a los hijos nuestra pobreza, nuestra incomprensión, no buscamos acaso en nuestros padres ese agujero, y no hubiera sido el mejor regalo encontrarlo?

Pero entonces estaríamos allá y no aquí. Y aquí soñamos con algo que no tenemos. Como allá: refugios madrigueras, juegos donde no existe cada cosa más que como símbolo de su atrás: interiores y centros de manzana secretos.

Si te tiraran de los pies, muerto, volverías a los patios y tapias adónde fuiste pobre sin temor: los inviernos felices las tormentas de tierra fértil la incomunicación del estupor por nacer y morir. VOLVIENDO DE LA ISLA

Más de mil años después habrá en Punta Barranca un puente. Un puente de repente. Y volveré.

303

Ya no habrá zanjas. De este lado será del otro lado. (El otro lado habrá logrado que este lado lo sea). Y yo me pararé en el borde del puente y diré: “aquí hay un río aquí hay un río”. Y desde el fondo de las calles alguien contestará.

Saliendo desde adentro de las manzanas, atravesando patios y tapias, comedores y árboles desecados, con su cara de siempre con su cara de mundo desconocido.

COMIENDO EN CHELSEA

¿Y el pueblo? Nunca está hecho. Ni siquiera muere, se disuelve como el azúcar en el café, ¿en quién? en otros pueblos, deja sus monumentos, que como una foto antigua, nos hablan de quién se parece y no se parece a nosotros.

Los griegos de Rosario levantaron un Partenón de cartón a orillas del río, en la Fiesta de las Colectividades. Pusieron

304 fotos de Melina, de Katzanzakis, vendieron mousaka, souvlakos, y en la esquina de la Séptima Avenida y al calle Catorce con mi mujer decíamos que era la mejor comida del mundo, no su filosofía, su comida, lo que bien pensado, es mejor. “Pero Grecia ya no es pagana, es cristiana” me dicen nuestros negros volcándose a las iglesias evangélicas porque la política ha muerto con la corrupción, y no parece haber manera de ser bueno en la polis, parece más bien que hay que esperar por la Ciudad Eterna de Dios, como a la jubilación, y ellos terminan en las iglesias evangélicas pero sienten lo mismo miedo a la muerte, las iglesias sólo son las carnicerías del deseo, el deseo se vuelve insoportable y no tienen posibilidad de robar, y todavía tienen miedo de matar.

Pero los griegos no son así, y en la calle Catorce y la 7th Ave., mi mujer siente que esa comida no mata los deseos sino que los enciende, enciende las ganas de vivir, y en sus asados, ellos, los negros, sienten que el pastor, lleno de deseos, no consigue matarlos.

No: pisos de parquet, escuelas, un vestido decente, uno indecente, minas, y en el cielo no hay esas cosas! ¿Es que acaso se va al templo por temor a la muerte, a no vivir? Se va para tener excusas para vivir

305 frente a la muerte de los hermanos.

¡Templos! Cómo florece la libertad cuando en el corazón sabemos que el deseo es deseo de lo que es, es un agujero por el que corren los vientos del mundo. Nosotros estaremos abiertos como una red en el río, tendidos para que el agua del tiempo por atrás y por delante se quede estática en la maravilla de algo hecho para no detener.

GOING TO HELL

Sin celosías. En tu mundo las casas no tendrán celosías. Caerá nieve. La nieve que no querías sufrir en Pico Truncado, o en Deseado, aquí estará. No tendrás más soledad. De cualquier parte saldrán otros a hablarte, a gustar el silencio de la mañana. No podrás tocarlos, pero no querrás tocarlos. No podrás quererlos pero no querrás quererlos. Y lo que no podrás aunque lo desees, es competir con ellos. Ahora sí que están hechos. Para siempre. Ni una sola piedra se moverá de esta ciudad. Ni una sola persona nueva; empezará a funcionar, como una película eterna, y al terminar empezará otra vez. Los hijos

306 se han muerto. No hay nadie que quiera pagar nada.

Y hay ruido. El ruido es una eterna repetición de la vida, que no se repite. El cielo tampoco se verá. No habrá estrellas. Nadie hablará de eso. Sin problemas, nadie hablará de nada. Han llegado. La ciudad te acoge porque no puede hacer otra cosa. ¡Sus cosas son incomprensibles! ¡No hay excursiones para verlas! Sólo paseos a la angustia. El jugador tampoco se quedó sin compañía: ya todos son tramposos. No hay apuestas. No hay respuestas.

En los bancos los nuestros, muertos, quedan esperando la nieve que los tape. El deseo no era más que el deseo de sobrevivir. Pero ¿quién? ¿qué cosa? ¿Qué subsistirá después de tanto aplaste? No se supo. Quién sabe no está aquí. No ha llegado.

Ellos han vuelto adonde no estuvieron nunca.

307 LOS MENDIGOS EN LA PLAZA

Llegan acá, dejan los recuerdos allá: eso es lo que es pasar de un lado al otro por una puerta cualquiera. Entrar, salir, de mundos distintos. Hay que volver, sin embargo, si se quiere mirar a los recuerdos, a los hijos, a lo que en esta vida de veras se hizo: ¿y allí? Resultás ser un fantasma, resultás ser alguien incomprensible, que no se puede abrazar ni besar, ellos mismos encienden sus aparatos de TV, llenos de otros fantasmas, que tampoco podrán besar ni abrazar, y eso es lo que sos ahora para ellos.

¡Si por lo menos estuvieran aquí los verdaderos fantasmas! Aquél muchacho que murió a los veinte, aquélla que se fue a Buenos Aires a vivir y nunca más supimos dónde estaba; muertos fieles y amables, que no llegaron a sufrir ni el Rodrigazo ni el Proceso; aún acostumbrados a abrirte la puerta de su casa, sin preguntarte quien eras, sin proponerte negocios, sin

308 cagarte para salvarse. Clase media, pero de la de antes, poco preocupada en verdad por seguir las modas políticas para no quedarse atrás: aldeana y simplemente reaccionaria indiferente; y dispuesta, por otra parte, a no perjudicar mayormente al prójimo, salvo sus compañeros de trabajo con vistas al ascenso. No está. No está. No hay aquí ninguno de ellos, prueba de que hay varios infiernos, o bien de que ellos fueron al cielo, no porque en su libre albedrío lo merecieran sino porque la Historia se los permitió ¿O será esto el cielo y ellos están en el infierno? ¿Oh, Little Church Around the Corner, estás en el cielo o en este infierno, albas sin luz, y cielo sin estrellas y sin viejos amigos leales o dulces?

309

SIN IMAGEN (1999)

310

311 ME DAN RISA

Puede haber plomeros malditos albañiles malditos también. O sea, todos.

Pero “ellos” quieren serlo. Creen que si lo son el poema tendrá cierta secreta belleza.

El poema no tiene nada y está abierto a todo. Es el reparto de los panes y los peces sin milagros.

No te calientes en ser de ningún modo.

OTRA COSA

La desesperación es otra cosa.

La desesperación no debe entrar en el poema.

Esa secreta angustia que es su causa, debe faltar, debe ponerla el otro.

El monstruo lucha por parecer humano, natural: te sonríe.

312

PRECISIONES

La vida sólo puede ser un resultado; nunca un proyecto. Y es así, porque vivir no es un trabajo. Si lo fuera, si vida y trabajo se confundieran, no podría haber trabajo explotado, o no podría haber cambios, pues no habría tiempo libre para hacerlos; o todo sería tiempo libre y no habría explotación.

Y sólo un trabajo presupone un proyecto y una realización. Una vida puede ser –y es- un resultado, pero no se puede proyectar.

Y las ideas son parte de la vida. No lo son cuando uno las fabrica, cuando se toma el trabajo de crearlas; pero cuando se las conoce cuando se las examina, cuando se las rechaza, o se las adopta, entonces ya se vuelven resultado en uno. Mero resultado. Y no sabemos en realidad si ellas

313 son el resultado buscado, como en el amor.

EL POETA COMO AMA DE CASA

No se termina nunca con la poesía: el viento trae polvo el crecimiento produce basura el tiempo produce belleza constantemente.

Hay que limpiar ordenar y no ser nadie. Nadie.

EL CLUB DE LOS CORAZONES SOLITARIOS

Te has metido creyendo en un arte, en la eficacia de dominar ciertas formas, en la honestidad y el profesionalismo, y ahora te encontrás con estas neurosis: mujeres que se cuelgan de tu cuello y te piden amor, hombres dispuestos a contarte sus encuentros cercanos con OVNIS, todos devorando los sandwiches en la reunión cultural.

¿Es esto la poesía?

No importa lo que sea. No importa lo que hayas creído. No importa nada de eso. Sólo importa que este libro dure el tiempo suficiente para que el azar lo tome

314 o no, en sus manos.

FIN DE SIGLO

Yo era un niño mimado. Egoísta. Sólo me importaba el reconocimiento de los poderosos (la maestra). Para ello hacía quedar mal a mis compañeros.

A cachetazos, la vida me ayudó. Fui descubriendo el placer de intentar comprender a los demás, antes de que me odiaran. Ayudé. Me ayudaron. Tuve hijos y, como todos, me sacrifiqué por ellos.

Ahora que aprendí a ser solidario, viene el mundo y se llena de hijos de puta.

TRABAJO IMPERDIBLE

Ya no me acuerdo del poema que pensaba escribir. Sus sonidos volvieron al gran aire de donde habían salido.

Sólo sé que era dulce pensarlo, y pensar que podría escribirlo un día.

SEÑORA CON UN PIBE EN BRAZOS

315

Me hacía acordar a la época en que al dormirme me moría y nacía al despertar.

SIN IMAGEN

Nos tocó el tiempo de los atardeceres y amaneceres. El tiempo de la lluvia y el viento. El tiempo de desnudarnos de certidumbres y de intentar reconciliarnos.

1957 a Frasco

En el día de lluvia el niño pasa una a una las piezas de la casa sin padres y cada pieza es un país sin hermanos cada mueble es un amigo o un negocio cada ventana deja ver el día de lluvia.

LA TIERRA

Ceniza que vive garage de los sueños casa del trigo de los marrones bichos nave nuestra sin remos

316 por la inmensidad.

MISTERIO

a Concepción Bertone

Silencio. Silencio. Silencio. La casa ha desaparecido y sólo hay silencio.

CONFORTAMIENTO

Las pequeñas palabras verdes de la ninfa del agua desaparecidas y recordadas un segundo después cuando la brisa de verano empezó a agitar los pastos casi imperceptiblemente.

CIUDAD DE FILÓSOFOS

Se levanta viento. La lluvia cae. El tiempo está loco. Seguro que después saldrá la luna y unas estrellas bárbaras.

317 Nuestra alma continuamente está pensando en todo.

PERROS

En la ciudad los perros le ladran a cualquier cosa.

En el campo no.

VERANO

La ebullición de la sangre, caliente uno con todo el universo; embelesado y loco por todo.

LA LUNA

Chica del misterio. Sólo se la ve sólo se piensa en ella como en el mozo para pedir algo o quejarse.

318

HOY COMO AYER

Me atrevo a dibujar la casa, el humo, la ventana, el corral, el sol, bien terminado, y el campo sin terminar.

TARJETA POSTAL

Está tu nombre y ese lugar donde decís vivir, y del otro lado un lugar donde yo no estoy donde quizás no estuve ni estaré.

Pero viste que te la mandé igual?

EL PUEBLO

Un desfiladero de civilización (correo, iglesia, etc.) entre dos infinitas casas aplastadas entre la tierra y el cielo.

Un lugar.

ESA CASA

319 Antiguas piezas altas que ojos para desandar hicieron. Realmente deja de existir un lugar? y cuándo?

SOLO

Melancolías del verano todo crece verdea y te abandona en el viento fresco de las ocho.

QUIEN TE RECUERDA

a Marcelo y Elena

Cuando no pueden verte porque andás en la ciudad que con su luz te oculta, las estrellas te imaginan en los médanos.

Con cara de otros años del tiempo de los médanos que caminabas a la noche cuando te conocieron.

DESUBICADO

¿Quién sabe que paseás entre árboles?

320 ¿Quién percibe el ridículo de tener una dirección quizás hasta un propósito, ente ligeros temblores?

SI SUPIERA

Las últimas hojas de las copas del árbol son la costa del aire.

Olas y bordes moviéndose juntas ¿Quién entra ahora al aire, por allí, como yo, hace mucho?

COMO DESEAR

Si hoy hemos olvidado lo bella que era ayer es posible que sea hoy más bella que ayer.

ÉSTOS

Todos breves poemas todos intentados destellos de un mundo de unos mundos

321 que no son los breves poemas.

PUEDO SENTIR SIN SABER

Dónde iría yo y mi alma que los vi caminar una tarde?

Domingo era no había autos mirando para abajo caminaban, y adónde?

LA CASA GRANDE

a Liliana D’Anna

La torcacita canta, las tapias de adobes desnudos y la bomba de agua fresca de la infancia están.

HUGO

Mi amigo baja del avión en New York donde está haciendo dos grados de máxima; mira todo, no puede creer que ese mundo y el suyo sean el mismo.

322

ELLA CANTA

La acequia canta realmente. No el esfuerzo humano ni la sencillez campesina. Canta-canta. Por su propia naturaleza lo hace: el agua fluye y entonces, ella canta.

MONUMENTOS

Se dice que son vanidad y pompa destinada a perecer; es cierto, pero todo está destinado a perecer: no es bello crear algo que en su durar de un segundo más que la piedra simple y sin intención, quede como flotando como el recuerdo, como el tañido de las campanas?

GLOSA

No sé que tienen las flores cuando al atardecer me impregnan de lo que son, y yo creo haberles infundido mis afecciones, sí, las flores

323 del camposanto, que, en realidad, crecieron donde quisieron ellas, porque lo del lugar es cosa nuestra, que las vemos cuando las mueve el viento y lo que nos parece, sin embargo, es verdad, y no imaginación de los autores populares: que parece que están llorando.

SIESTA

Están el Cuco y la Solapa bajo el sol, charlando. Esperando que el chico salga para ponerse a trabajar de ellos.

METÁFORA (INEVITABLE)

Recortándose sobre la colina, el tala extiende sus ramas agudas como formando una entrada.

CÁSCARA

Todo lo hermoso está en haberse registrado en su propia forma.

La muerte como algo planeado desde hace mucho, la flor ha partido.

324

EL LAPACHO

Las iniciales grabadas hace quinientos años, o dos: no se sabe.

HOMBRE YA GRANDE

Con los últimos reflejos del sol, miro la charca cristalina, y sé que sé ya todo sobre ella: sé lo que le costó; ya sé algunas cosas de la vida.

MUSEO DE NIÑOS

“Mi héroe favorito es toda mi familia”.

FRENTE AL HOSPITAL

“Si hoy logro zafar del dolor, vos sabés” dice el parroquiano del boliche, frente

325 al Centenario; y una mujer en el teléfono: “habla la Gorda”.

EL OLFATO DEL PERRO

Ojalá yo pudiera oler la belleza como ese perro huele mi miedo: un miedo que yo ni siquiera sospecho, yo, que me creo valiente.

LAS PARTES DEL PARQUE

Los parques tienen partes. No son homogéneos: parte de los ricos, de los pobres, de los niños, de los negros, etc.

Nada hecho es homogéneo y por ahí se filtra el cambio por esa diferencia de densidades.

326 SOBRE GUSTOS

¿Puede gustarte un tacho? Claro que sí. Su hierro resonante, su juego de otro tiempo. La mugre desconocida que se encuentra en él. Sus hallazgos de vos, en la siesta. ¿Adónde te conduce, hacia qué límite? Él es un tacho de sueños.

ÁLAMOS EN EL VIENTO

No se sabe muchas veces si te hablan o no. Como la gente.

CAMPING

El agua y el viento en los sauces cantan a coro con las radios.

PINTURA FLAMENCA REVISADA

El señor invisible en el fondo del cuadro está pintando el cuadro, qué perverso.

No lo compres. No está

327 terminado todavía. Aún no tiene precio.

GEOGRAFÍA

Los países tienen provincias secretas. Ahí van los tristes que no salen con quien quieren.

CASA CHORIZO I

El patio recién baldeado está lleno de olores: dos perros, lo musgos en las macetas, el río en el viento.

Las galerías. Las piezas, con sus puertas dobles, misteriosas, semiabiertas. También olor, cosas que han pasado antes de que naciéramos, pero que para otros son cosas vividas, de tal o cuál año, quizás banales.

¿Por qué, si no son nuestras angustian?

CASA CHORIZO II

Ellos, esas personas son la única prueba del pasado. Y morirán. ¿Qué seremos? Es posible ver la demolición, esa palmera del jardín del fondo, apareciendo,

328 radiosa, antes de ser ejecutada.

Es increíble que podamos entender lo que va a pasar, claramente, y no lo que ha sucedido ¿Qué ha sucedido, en verdad, cuando los perros fueron traídos, todavía cachorros, qué vieron sus ojos poco hábiles, qué olfatearon?

CASA CHORIZO III

Hablar, unir el tiempo. Pero no. Es otro tiempo. No se puede. Sólo las cosas. Y ellas dicen distintas cosas a cada uno. Ellas son las dueñas, las patronas que maravillan. Han lavado a las reinas. Inclinémonos, sin entender.

DOMINGO DE ROSARIO

El joven baja las escaleras, las escaleras todavía desnudas, de portland, todavía sin los mármoles de esplendor romano, sin las barandas falsamente medievales.

Baja lento, atrás, a su espalda, se escuchan las canciones finales de la misa, por las puertas ya abiertas, preparadas para la salida de la gente, para los mendigos ya dispuestos.

Pero ninguno le pide nada. Parece

329 un rey, bajando esa escalera, las manos sueltas, la cabeza bien erguida. Los ojos que ya saben el futuro, aunque todo lo ignoran sobre lo que ocurrió.

La iglesia está incompleta. Está sin terminar. La misa está sin terminar. Eso no es nada especial. Se diría que él tiene que ir a otra parte. Pero ésa no es la verdad.

La verdad es que está huyendo.

CORDURA

a Adriana y Guillermo

La poesía no es locura. Es cordura.

La poesía es lo que está en este papel. No el viento.

330

331 EL OTOÑO HITITA (1999)

332

333 LLEGADA DEL BÁRBARO

No, estúpido, ya otros llegaron antes. Y a nadie le dará horror lo que sos. Querrán ser así, blanco, tonto, no entender. Qué bárbaro.

Ellos te han vencido, se han muerto. Ellos son lo que vos debías haber sido. Ellos se burlan de que busques las ruinas de los viejos teatros, los mosaicos del piso casi borrado de la vieja basílica. Ellos destruyen lo que vos buscás.

Ellos te cobran por ver lo que no existe. Lucran con tu romanticismo, con tu apego por lo que ya nada significa.

Has venido para que te invadan.

TURISMO

Estoy creando un viejo país, soy el nuevo. Allá en mi tierra engendré muchas cosas, pero no creen en mí. Se dejan dejar, impunemente.

Éste lo hago así: mezquitas al atardecer, al amanecer, mares

334 azules y lejanos, leyendas entre barrios ya tan viejos como ellos.

Soy el nuevo, y él necesita creer lo que imagino para seguir.

ORDU CADDESI

“La religión ejerce un efecto nefasto sobre la capacidad de consumo del hombre actual, y, sobre todo, sobre su facultad de ir siguiendo los vaivenes de las costumbres”, decía el Conde español, fanático del destape, en la vereda del lokanta, mientras llovía ese domingo al mediodía en Estambul.

“Por eso estos chicos musulmanes, como nosotros en la época de Franco, tratan a sus novias a la manera de los años cuarenta en Occidente”. Sí. O en Echesortu en los cincuenta. “Çay, Ahmed, lütfen!” Los jóvenes, salidos de la escuela, bajo la lluvia, dejan que el cigarrillo se moje entre sus labios. Estas compañeras suyas no usan pañuelo en la cabeza; algunas toman el cigarrillo de sus amigos por un momento, inclusive, y sus ascuas enfrentan un minúsculo instante el frío de la lluvia. Elementos de su misma edad.

¿Oponerte al progreso? Actitudes provincianas y románticas, ¿para eso

335 viajaste tanto? Sin embargo, viajar en el espacio es viajar en el tiempo. Estas sonrisas, que veo ahora más cerca son, aunque en ojos más verdes, las mismas que aquéllas... ¿Se darán un jazmín, lo guardarán? Al fin y al cabo, todo no es más que agarrársela con el tiempo. Darse tiempo. Más que nada para atrapar el miedo. Eso es lo que no te deja hoy, este mundo.

Ya empezó antes, pero no siempre fue así. El Conquistador entró en esta ciudad, en su blanco caballo, a los dieciocho años. Constantino, el último griego, no era mucho mayor. La vida era más corta, y se podía hacer más cosas, pues una sola ya era mucho. Habiendo menos cosas que comprar, también, uno puede sentirse más rico. (Pues nosotros llegábamos a Echesortu caminando; así teníamos, además, tiempo para charlar; y desde luego, volvíamos a casa de igual forma. Y había incluso tiempo de caminar solo, para desear pausada intensamente lo que hoy hay que desear en unos pocos instantes, desgraciadamente).

“Pero ésta no es la cuestión” –me digo, -ya que de ser así, yo no estaría aquí, con el Conde. Tus elucubraciones son propias de tu incipiente vejez. Cortala.”

Pero un tiempo distinto. Eso sí. Entraríamos

336 al tiempo, como antes a una ciudad, por valentía y salvajismo, desobediencia masivo al ritmo que se nos toca, ¿eh,

Conde? Él no lo entendería, él cree que está bailando muy bien.

Lo jóvenes se pierden en las calles de la ciudad.

KONIA

a Jorge Isaías

¿Y si yo hubiera nacido aquí? Alguna vez, al salir del trabajo, subiría a la Alaettin Tepe cuando se pone el sol, antes de rezar. Llegaría a casa, besaría la mano de mi madre, recostada sobre los divanes, y en mi pieza me quedaría pensando, soñando con un inmenso valle repleto de cereales y ganado; más húmedo, con grandes nubes gigantescas, viajando rapidísimo. Un valle cuyas montañas no pudieran verse sino andando leguas y leguas y que la vista se perdiera en medio de una vaga tristeza.

TEHUEL AIKE

337

¿Y en los glaciares nunca hubo nadie? ¿Pasaron, caminando, sólo guanacos, u hombres, verdaderos hombres, también? Quizás, pero como los pájaros, sólo tuvieron tiempo de comer, y dejar sus heces, y cantar, y los cantos duran menos que las flores de la primavera.

GÖREME

Frío, pero pocas estrellas. El hemisferio norte tiene menos. La Cruz, demás está decir, no está. Puedo vivir entre mezquitas, puede llamar el muecín a la oración todo lo que quiera... No extraño. Pero aquí, en el campo, miro el cielo, me digo: “¡qué lejos estoy de casa!”

Son otras estrellas.

BODRUM /HELICARNASO

a Tato y Luli

En el balcón de la pensión miramos el mar, el Egeo (no podemos creerlo), los veleros, sus mástiles. Hemos venido a mirar esto, pero antes debimos pelear por esta pieza: la que iban a darnos tenía el inodoro descompuesto, y gracias a tus quejas tenemos

338 ésta, ahora, que mira al mar, al Egeo, no podemos creerlo. También en el castillo hemos dado batalla, negocios dentro por todos lados, matando magia. Y la magia de la ciudad sumergida, en Mindos, nos llevó a ir a Gümüslük, y bregamos por verla, en medio de la nada que ha quedado.

A la noche, vamos al Mausoleo. Sabemos que está cerrado. Sabemos que no nos alcanzó el tiempo para verlo (Gümüslük). Sabemos que no importa, que las piedras fueron usadas en otra cosa, y los ingleses se llevaron lo que quedaba. No importa. Vamos. Vamos y miramos para dentro, en lo oscuro. Luchamos con cada cosa, con cada sueño.

VIAJANDO A ESMIRNA

Desde aquí miro el sol poniéndose en las montañas. El valle retiene la luz como en una magia. El Menderes resplandece suavemente.

El algodón ya se enfardó y se llevó. Vuelven los nómades a las tiendas. Los calderos al aire libre ya huelen a comida.

La voz de un chico en la tarde parece colgada de la luz. Todo, hasta el tren, parece detenido para siempre.

339

EL OTOÑO HITITA

En las colinas los delicados amarillos bailan. Y los ocres, pegados a las ramas. Ese lugar, escenario tan viejo; ya no se sabe si es la naturaleza lo que vemos o un jardín, plantado hace mil años, tres mil años.

Pero sí fue un jardín: a él llegaron las fraternales hordas; el saqueo daba trabajo a todos. La riqueza se acumula para que los pobres sean felices robándola.

¡Qué lenguajes surgieron! Impregnados de modismos vulgares (los futuros giros cultos), loando las felices posibilidades, la inexperiencia con ese mundo desconocido.

Y lo viejos sonrieron, mirando el esfuerzo de los jóvenes: ¡estas tierras! ¿Dónde estaban? Por suerte, aparecieron en la lejanía, brumosas, pero se hicieron reales, y nos dieron de comer. “Ahora sí” se dijeron, y tranquilos se recostaron en los árboles plantados tal vez por alguien hace muchísimo tiempo.

PALACIO

Reviso mi vida: no conozco otra.

340

¿Qué viento agita el mar, afuera? Sé que hay perfumes en él, y también en el pasto. Y en las casas. Cada casa tiene, lo sé.

Pero no puedo interesarme en ellos. Y reviso mi vida. Y me doy cuenta que no me interesa tampoco.

EYÜP

Ella se iba calle abajo. La calle se convertía en escenario, por eso. Así quedó para siempre. Así la veo yo, cada vez que paso. Los escenarios, en la vida, no se desarman. se busca otro lugar.

PALACIO (II)

Lloro lo que le falta a la lluvia para llegar al suelo: diez centímetros al menos. Las viejas piedras se lavan de futuro conmigo.

La piel de esta ciudad no puede ser tocada sino por los hombres: se alejó mucho del desierto, de la alegría del alma de los bárbaros.

Yo lloro y pienso encima de los ritmos venerables, vetustos, que no se pueden deshacer más, pisamos lo que lloro

341 no preso del poder, de la costumbre.

De construir el palacio y verlo irse, verlo crecer, y no jugar en él sino mirar afuera, desde ningún adentro.

TELÉFONO PÚBLICO

Con perceptible acento cordobés el niño en jogging le está avisando a su madre que llegaron todos bien, y que el torneo para menores de diez años se hace a la tarde.

Su entrenador –hay ingenuos que creen en el cuerpo- y una niñita con dos moños en el pelo, lo están esperando. Él termina de hablar.

Le toca a ella. Con la ayuda de su maestro marca la llamada a su casa: “¿Mami? Sí, yo. Estamos aquí, en ... -la niña mira con sus grandes ojos, ésos donde un bosque podría caber, y pregunta:

-¿En dónde estamos?”

EN LO DE CELSO

¿Ordenar esta biblioteca? Está vacía.

342 Sin techo. Todo se moja aquí, cuando llueve. Y dicen que hay un muerto. ¿Por qué vinimos? Apenas ha quedado marcado un recinto, un corral.

Las altas paredes reconstruidas tapan el mundo, afuera.

Menos en ruinas está la biblioteca de mi infancia. Sus paredes son hoy ajenas pero su techo existe.

BÉRGAMA

Hay un ranchito en medio de las ruinas. Le da sombra un árbol. cabras y pájaros lo rodean, un vientito lo acaricia.

La tranquera en vez de postes de madera tiene dos columnas jónicas.

BELLA VISTA

La cúpula del Luján en Bellavista, desde el Patio de Comidas del Supermercado.

La torrecita sobre la cúpula: Roma y algo más. Fue a Brunelleschi

343 que se le ocurrió... Posiblemente se venía pensando desde hacía décadas.

Dar luz, adentro. Y afuera, marcar las diferencias con el pasado, la vocación hacia lo alto.

Se adoptó. Un arquitecto perezoso no quiso pensar en la Bauhaus, o tal vez sus comitentes no lo dejaron. Copió en Rosario el modelo ya casi eterno.

Quizás quería hacerlo.

CORPUS IURIS CIVILIS

Mientras los bárbaros acechan por la ventana, Triboniano se apresura por los pasillos del Palacio llevando bajo el brazo los pesados códigos.

Justiniano lo espera. Le encargó compilar ese derecho ya muerto, escrito en una lengua que ya no habla el pueblo.

Eso a él no le importa. Complacer al Emperador representa éxito y dinero. Además, con un sistema muerto se puede trabajar mejor. No se mueve.

Los bárbaros acechan

344 por la ventana. Se codean y se ríen entre ellos.

FRECUENCIA DE LOS DIOSES

El viento es el aliento de Diana más aquí, cerca del Monte Ida, que en el bosque de eucaliptus del Club Mitre, en Pérez, el año Cincuenta y nueve?

PRIENE

El anuncio del burdel sigue llamando a los clientes desde la piedra.

Hace varios miles de años que esa mujer, quizás confiando en los dioses entregó aliento, fastidiada de la vejez (que, para entonces rondaría los 40 años, pienso).

El anuncio, como un perro sin dueño, sigue aullando al deseo desaparecido.

AYA SOFIA

a María Inés Colombo

Puedo hacerte mito otra vez. Entrar

345 salir y hablar: “está vacía, y es tan dulce su estar, su haberse quedado ahí...”

PUERTAS

a Guillermo Ibáñez

Esta ciudad no tiene puertas. Si las tuviera... La puerta de Baigorria, donde acampaban las caravanas. La puerta del Molino Blanco, donde paganos y cristianos se enfrentaron en batalla. La puerta de Godoy, por donde regresaban las huestes con sus estandartes, y en la Montañita, los gansos avisaban que el enemigo venía, y en la Isla del espinillo se escondían las naves para sorprender al enemigo.

No, no tenemos puertas, ni nombres que las cierren, porque hoy las ciudades son abiertas, no tienen murallas, ni torreones, ni almenas, ni puertas. Y sufrimos las devastaciones de nuestro corazón sin defensa posible.

YEREBATAN SARAY

Mientras los autos corren por las calles de la ciudad inmortal, y el asfalto mojado refleja sus luces, la Gran Cabeza sueña en lo más profundo de la cisterna.

Sueña que todo está como cuando se recostó a soñar.

Pero sabe

346 la verdad, sabe diferenciarla del sueño.

BORGES EN ÉFESO

Hay sabios que dicen -en Alejandría, creo- que el mundo es uno solo, y es el centro de todo; y nosotros aquí, o un hombre hiperbóreo, o sármata, no piensan diferente ni son distintos a nosotros. Que todos los dioses son los mismos. Que todas las monedas valen lo mismo, esto es, según su ley, claro, y que uno puede ser automáticamente reemplazado allí donde su señor no lo precise.

Pero el viento en Bactriana tiene esa ciudadanía, el agua asiria piensa en esos dioses, los esclavos no pueden intercambiar, sea como sea, su corazón, entre ellos, ni con los hombres libres, y los mismísimos cielos, no son siete? Aunque quizás los números sean sólo una invención, porque el caos se encoge de hombros, sonriente, él o ellos, como frente a un niño que mueve las piezas del tablero de juego.

Hoy han venido a buscarme los incendiarios. Nunca vives una vida entera sin cruzarte con ellos alguna vez. Sé bien de sus disputas interiores, sus traiciones, los espías del Déspota que llevan en su organización:

347 los engañé; les dije que me esperaran, que yo iría con ellos.

Mientras ellos aguardan, y yo, quieto, me quedo en mis recámaras, el loco quemará a la Diosa por los cuatro costados de su templo. Se perderán esa ruindad. Cuando lleguen sólo habrá un agujero donde antes la santidad moraba.

MONUMENTOS DE AGRA

Mumtaz Mahal sueña entre estanques de piedra: sueña con sus días de niña cuando no sospechaba todavía que iba a ser reina, sueña que juega entre estanques de piedra.

Su esposo la ve dormida, querría saber por qué se sonríe si está muerta, pero a la noche tal vez entre a ese mundo, piensa. Tal vez pueda entrar, si el amor es una llave para eso, pero a la noche no puede dormirse.

A la noche sólo piensa en las cerezas que no comió al mediodía; sólo piensa en Mumtaz como un deseo no satisfecho: así nunca se le abrirá la puerta que quiere. La puerta hecha de hojas y ramas con una dulce penumbra tras ella.

OTOGAR

a Alejandro Pïdello

348

No me mira. La mujer hermosa sabe que estoy mirándola. En el salón para familias -el aile salonu-, fuma pero no se atreve a mirar.

Sus ojos transparentes reflejan el piso mugriento, jamás se encontrarán con los míos, me ha transportado al siglo Diecinueve: las mujeres son tontas muñequitas jugando entre muebles tapizados y paredes tapizadas, y a esto se lo llamaba valores estables.

Ella tiene un pañuelo en la cabeza. Si quiero seguirla por la calle deberé hablarle desde atrás para que no se asuste, me lo han indicado así, sin embargo, ¿qué voy a decirle? mi turco es muy limitado; ojalá me entendiera y me dijera su nombre –isim-, “Fahtma”, “Dilek”, pero sólo seré el vislumbre de un mundo distinto y lejanísimo.

Viajar es inútil, es inútil.

EL ESCLAVO

Hoy seré decapitado por vislumbrar un salón del harem, cuando

349 una cortina se corrió. Por un momento vi colgaduras, alfombras, y lejos, entre las celosías, una mujer de espaldas, en sombras, quizás sin velo, encaminándose a otras salas. Y me llamaron, y yo enseguida obedecí; pero alguien supo lo que había hecho, y el sultán decidió, dicen, mi final inapelablemente.

Ese gordo vicioso, imbécil, de huevos colgantes y fláccidos, cree que yo he empezado ahora, que sin una oportunidad jamás vería: que yo sólo veo cuando él sabe que vi.

Pero esto empezó de antes, antes de ver, antes de saber que veía.

Me sostendré en el mundo. El sólo matará su aburrimiento.

HIJO ÚNICO

De chico: un dibujo en un libro. Ahora: mirar por la ventana y ver lo que se ve como si fuera un dibujo de ésos. Y las cosas empiezan a hablarte.

¿Cómo ocurre? ¿Qué pasó en aquel tiempo para que sea así?:

350 las ramas peladas, en abanicos temblorosos. Que te hablan.

30 DE MAYO DE 1453

Yo sigo. Jamás dejará de ser mágico el mundo. Los infieles taparán esas imágenes donde el oro refulgía a la luz de las velas temblorosas; sin embargo, no pueden tapar el vaivén del mar, el brillar de las doradas hojas en este octubre. Sus jefes les han mentido, hoy no han conquistado nada. BAJO DE SAN JULIÁN

Qué delicada la punta de flecha tirada sobre la tierra seca y polvorienta; que no dice su edad, y apenas roza lo inhabitado. Apenas nos advierte que hubo hombres, que pasaron (como siempre), sin cambiar el paisaje, antes bien, lo adoraron, lo quisieron como era, y un día, aceptaron irse.

OESTERHELD

Fundaste la historia de la destrucción de nuestro mundo. La hiciste posible. Pereciste en ella.

351

Es verdad que ya no existe todo eso. Es verdad que algunos sobrevivimos. Es verdad que estás en otra parte hablando de la maravilla .

LOS BÁRBAROS ESTÁN ADENTRO

a Isabel Suárez

Pero ya no hay sultanes. Occidente quiere democracia en medio de las viejas mezquitas, de las viejas basílicas, de los viejos templos jónicos. Quiere y seguirá queriendo, exigiendo lo que quiere.

Y el pueblo recibirá esos regalos: la igualdad, la libertad, los mercados, el salario, las hamburgueserías, las palabras que las nombran. Pero no la fraternidad, porque la fraternidad no se regala.

Y por el obsequio le seguirán exigiendo: que mate su tiempo, que cambie su música, que diga lo que ellos quieren oír.

Y lo tendrán bien merecido, porque estas cosas no se aceptan como gracia. En verdad, nadie las ha aceptado. Sólo unos pocos. Los menos.

Se envilecen los que quisieron dirigir a los pobres. Mejor.

352 Así los barrerán, y no podrán creerlo, ellos que tantas cosas han creído.

CANAL DE BEAGLE

Tan bella ahora, tan bella bajo la nieve. En lo real y en lo imaginado. En el mar y en la tierra. En los animales del mar y en los animales de la tierra. En el suave viento del mar y en la dulce humedad de la tierra, entre los árboles; en el sol que besa el mar, débil; en el sol que no llega a besar la tierra, que el bosque cubre.

Yo estoy sentado aquí, los pies tocando el mar, los ojos tocando el viento. El alma queriendo entrar al bosque, queriendo irse por el mar.

EL BÁRBARO REGRESA

Adiós, Bizancio. Tu riqueza se ha vuelto pobreza. Es linda, pero tengo allá mis hermanos, si es por eso, y a mí mismo. Gracias.

Además, tardarás en comprender que fuiste invadida, destruida, repartida. Como una familia venida a menos.

353

Paseo por calles con ventanas cerradas para no verme pasar. Cuando me encuentro a alguien finge no ver mi indumentaria de bárbaro, mi mugre, la sangre seca sobre mi piel.

Me espera el mar, la estepa, todo lo que no sos.

NO DEJAREMOS RUINAS

No dejaremos ruinas. Los terremotos no cubrirán nuestras ciudades, las preservaremos. El mar no subirá ni bajará.

Si hubiera, eventualmente, que mudarse, se harán las operaciones inmobiliarias correspondientes para que no quede piedra sobre piedra.

Todo papel que hable del viejo sitio se romperá, se pudrirá, se mezclará indiscernible con la tierra. Los diskettes no serán operables si hablan de ese lugar.

Pero no habrá ruinas.

ESPAÑOLES EN ASIA

He pedido mi sis kebab en turco

354 en el boliche, y me siento ciudadano ya del mundo, pero en este momento justo ocurre que entran los españoles, ocupan una mesa cotorreando como pelícanos, hacen ruido con las sillas y las mujeres se abalanzan a los mostradores para señalar la comida, ya que no pueden decir que desean est plato, este otro plato; “y eso, qué será eso? parecen natillas”.

Los miro y me deprimo. ¿Cómo podría leerles mis poemas? Jamás los entenderían. Mi chamuyo es para ellos como una lengua del Asia central. Y tienen las editoriales, los críticos; yo sólo soy un bárbaro. Y no es posible soñar con una lengua común. Pasó el tiempo, ya, y todo es muy distinto. Una lengua, de por sí, ya es una quimera, y parece que ya no queda bien buscarlas, ni volar en ellas, no? Rubén Darío llora sobre un diario que habla del Galatasaray. Yo, termino mi comida en silencio.

No podemos robarlos, sólo deformar lo que dicen, cambiarles los sentidos (“Natillas”, bah). Pago. Me levanto. Paso al lado de su mesa. les digo: “buen provecho”.

“Gracias” me contestan.

LOS ICONÓDULOS

355

Crecieron durante la guerra, el miedo llegó a ser parte de ellos, a tal punto que ignoran que lo tienen.

Todo fervor se olvidó; se parece demasiado a la iconoclasia. El emperador los ve burlarse del fervor, y sonríe. “Están muertos de miedo”, piensa, pero, lógicamente, no se los dice. Razones de estado se lo impiden.

Ellos quieren estar, no importa a qué precio. Ellos no quieren morir; ser esclavos, pero no morir: pensar no es peligroso si justifica su forma de ser.

Su forma de ser es denunciar a los iconoclastas, ocupar el espacio que deja el detenido para calentarse un poquito al sol.

NAVEGANDO HACIA BIZANCIO

Supongo que vamos a llegar a Kartal a las cuatro de la tarde. Las gotitas del mar de Mármara salpican la ventana del ferry. Cómo estar adentro del auto. Cómo estar en cubierta (hace frío). He cruzado el Estrecho de Magallanes, he cruzado muchos estrechos en mi vida. Sé que dónde ahora voy

356 ya no hay emperatrices.

Éste es el mar con el que Yeats soñó mirando marchitarse la belleza y nacer otra nueva. Éste es el mar que olfateaba Nazim desde su celda soñando con esa belleza que nacía.

Yo navego hacia allí, pero ya he estado antes. No buscaré misterios ahora, sólo un hotel. Sé que las hordas volverán a reunirse. Que la tierra seguirá girando alrededor de nosotros.

ESTE LIBRO

Aquí hay disfraces pero no símbolos.

Las cosas que parecen sagradas son sagradas. Las antiguas son antiguas.

Yo también soy lo suficientemente real, ¿quién de los dos, lector, es el hitita?

EL DUQUE DE NAXOS MASCULLA LA TRAICIÓN DE SUS AMIGOS

Cristianos. No infieles. Y ahora me critican por rendir vasallaje al sultán.

357

Cómo los empalaría.

Hay tipos que con tal de no reconocer que la causa de la derrota son ellos, prefieren pensar, y hacer pensar que la causa la tiene la causa.

ESTÁS EN LO QUE CAYÓ

Por más que alegues, grites, por más que tu protesta intente llegar a un cielo que también cayó, estás ahí, insepulto.

Entre las ruinas. Ellas te harán creer la muerte de tu mundo. Pero vos sos la ruina. Ellas se adaptan a las ideas de los nuevos. Pero son piedra, nada más, che. Basta.

CANAL DE BEAGLE (II)

Bueno, es así aunque no puedas creerlo: América se ha terminado.

358 LIRA DE CINCUENTA AÑOS

El mundo se ha vuelto demasiado ancho, para guardar mi inútil corazón, demasiado vigoroso para una causa sin destino: entre los torpes refinamientos que tientan a los nuevos ricos, vaga él, como un desesperado sabueso en un departamento; llenando la soledad con el ruido de sus uñas nacidas para la tierra, que en el parquet desgranan un golpeteo ridículo como su jadear ansioso.

La caza que olfatea está en algún lugar de la global aldea, pero cómo salir de la prisión de su angustia a recorrer los campos juveniles donde era lícito que anduviera corriendo: ha conocido, ha envejecido, tendría que echarse al sol que penetra por los vidrios y no lo hace. Por un pobre paseo de la traílla, permite que, loco, lo encuentren los que tienen el poder de juzgar lo que hace. Corazón, es mejor abatirse.

CONSPIRADORES

Odio a los conspiradores, que en los pasillos del palacio del César, hablan y critican a sus rivales, con propósitos definidos de sacar rédito de ello.

359

Sería bello si se detuvieran en lo gratuito de las críticas: en la constatación científica del hecho denigrante. Es un arte eso.

Desgraciadamente, no es así, y su poder de observación, aunque notable, tiene fines; coincidir con ellos me resulta antipático: al inclinarnos a la verdad asombrosamente hallada, le arrimamos agua a sus torpes molinos de vacío.

TODO ICONÓDULO ES UN ICONOCLASTA

Toda la vida –mi vida- cuidé de actuar en el palacio como si fuera una cuestión pública, temeroso de caer en el ridículo antes que cualquier cosa. Labrando, por así decirlo, mi propia imagen.

Y ahora la destruyo, enamorado de otra imagen.

REGRESO

He escuchado las voces, pero ahora que regreso, quién irá a creerme? Todo parece un sueño para el que no miró los milagros con sus ojos:

360 los pueblos renaciendo de las ruinas, las luchas retomadas, las posibles victorias, que aquí han dado por imposibles una y otra vez; pero todo eso existe. Y aunque mi palabra sea la de un viajero pobre, sin posibilidades de probar lo que dice, todo, todo es verdad.

CEMENTERIO ISLÁMICO

a Gustavo Latini Los nómades descansan entre las mismas flores que cubrían, que cubrirán la pradera que amaban tanto.

Sí, camino entre los muertos, ¿qué tiene? Hay sombra aquí, el camino es más corto. No será para siempre, fuera me esperan, tengo trabajo para hacer.

EL NEGOCIO EN RUINAS

En medio de las agencias de viaje y de las heladerías de Divanyolu, con sus vidrieras tapadas por el polvo y sus marcos donde florecen las telarañas, cerrado como una tumba, aparece, cada vez que camino hacia el Bazar.

Está en ruinas, en medio de la ciudad sagrada, que una vez fue una ruina. Que hoy, es una ciudad cualquiera –no hay tal

361 cosa- que, como todos, trata de levantar su rostro al sol. Es una ruina verdadera, no como las otras, en medio de gente verdadera.

NUBES

¿Cómo es posible que las nubes sean cultura? Y son. Tienen estilos diferentes. No se dan de la misma manera en un país que en otro. Nuestros ojos pueden encaramarse en las diferencias, tejer vagas ansiedades sobre ellas; sacar conclusiones políticas.

RÍO PINTURAS

El hombre que se sentó en el fondo del valle a tocar su pequeña flauta espantó a los pajaritos que habían venido a posarse en sus hombros. Ellos no eran novedad para él, acostumbrado a esos lugares, donde nunca hubo nadie; en cambio precisaba la música, por la angustia profunda que lo llenaba.

Sopló en las cañas. El pequeño sistema de signos hubiera podido entresacarse de esos pocos elementos; con muy poco él hablaba de mucho. Eso

362 era lo que quería, justamente. No por nada los pájaros huían.

La música evocaba cosas que pasarían dentro de mil años. Él sabía; sabía que no había que intentar comprenderlas, sólo tocar la música, calmar el alma, y continuar andando. Y en la tierra ningún rastro quedó de este suceso.

ARTE ANTIGUO

a Susana Valenti

En la plaza del pueblo, el músico tocará lo que ya se conoce. No es, realmente, que se lo conozca, sino que al escuchar uno parece acordarse de algo que ya sabía desde hace mucho.

En la plaza del pueblo, el músico prepara la estafa sublime. Los niños recordarán su muerte. Los que pudieron ser amantes el amor que no existirá.

Él podrá enardecerlos, apaciguarlos. pero nada les hará que no estuviera, antes, en su alma.

BIZANCIO, HOY ESTAMBUL

363

Frente a la ciudad santa está la ciudad profana. El mundo moderno ha construido puentes.

FINALIZAN LOS POEMAS

Paseando por las suaves colinas llenas de árboles recién plantados que serán mañana los bosques de los dioses, se siente el olor a humo. El dulce olor a ahumado que viene de las chozas, que anuncia la estación donde las armas se guardan y se preparan. El otoño hitita comienza.

364

HISTORIA MORAL (2004)

365

366 HISTORIA MORAL

Ella tenía un pelo digno del tango “Sur”, estrofa primera, tercer verso. Tenía también una sonrisa digna de un poema aún no escrito. Una noche, por razones que no vienen ahora al caso, me abrazó. Yo le pedí que me besara. Ella me besó. Pocas mujeres son capaces de dar a un hombre simple y sencillamente, lo que éste les pide.

Fue un beso intenso, largo, iluminado. Fue en la mejilla. Pero eso no es lo importante de este poema. Ella esa noche terminó, según entiendo, tirada en la cama de un hotel, en la pieza con otro hombre, totalmente vestida, con los zapatos aferrados a su mano derecha a la altura de su vientre, y así durmió hasta la mitad de la mañana.

Pero no es lo importante, eso, en este poema, tampoco. Lo que yo descubrí esa noche, y hoy quiero decirle a ustedes, es: que ella, quisiera o no quisiera, se diera cuenta o no, sería en la vida esplendorosamente feliz.

UN CRÍTICO

a Alejandro Schmidt

Era extraño verle establecer vínculos entre unos y otros. Defender la única virtud de un villano,

367 y cuando hablaba de los buenos era evidente que no eran buenos para él sino servían para unirse con otros. Agrupaba extrayendo el sentido de todos, sintetizaba. de lo mejor de cada uno, aunque fuera poco, lograba un envión poderoso y lo regalaba para que todos lo usáramos.

Claro que los sujetos en cuestión no se sentían muy halagados. Faltaba, para ellos, el elogio suficientemente individual, sólo servían, según este tarado, para algo! Pero él insistía. Posiblemente no era llevarse bien su principal propósito.

RELACIÓN

a Gary Vila Ortiz

Todas las noches de calor cuando vuelvo a mi casa, él está perfumando. Hace cincuenta años lo plantó en la vereda un hombre que ya ha muerto. Es una especie árabe, asiática en todo caso; sus hojas enormes parecen servilletas verdes. Lo que aroma son sus flores pequeñísimas.

No puedo dejar de pensar en aquel hombre. Él lo plantó, y no sabía

368 que el árbol lo iba a sobrevivir. Pudo ser al revés. No importaba. Nada de eso tenía que ver en su relación.

FELIPE ALDANA SUBE AL ALTILLO A ESCRIBIR POEMAS

Con su espalda ya cansada aunque todavía es joven con la nariz tapada por la alergia mirando en dirección a las nubes que no ve y el futuro que sí ve, Felipe Aldana sube la escalera de hierro que desde el patio trasero de su casa lo conduce al altillo donde escribe.

Techos hay, chimeneas que si las viera lo inspirarían; pero el futuro sólo ve. Con la gente él parece vivir en otro tiempo. Sus amigos son los que apenas atisban por la puerta del tiempo, desde donde le habla. Y el kitch de esta ciudad, sin embargo, no intuye. Él ve levantamientos, rebeliones, días de gloria. Esos días, precisamente serán el origen del mal gusto, organizado para olvidarlos; y su recuerdo, el cebo para volver a ellos no será. Lo necesario, Felipe, traerá otra vez los días.

No es de lo continuado tu profecía; yerra y acierta, según el año, como en la vida pasa. Es tu mirada la que no ve, la que enhebra deseos, tuyos y nuestros, dándonos el futuro que escribís.

LOS CACHORROS SE HACEN GRANDES EN LA PLAYA

a Adrián Bussolini

369 “Parece enfermo” decía la señora, mirándolo dormir sobre la arena, temblando ligeramente, la pancita un poco hinchada. “No lo toques, parece enfermo.”

En la costa, en cambio, un perro blanco corría servil, babosamente, a buscar un ridículo palo que su amo le tiraba al agua.

El perrito entreabrió los ojos y se incorporé en parte, mirando al estúpido perro blanco. Luego se paró y se fue trotando hacia el lado opuesto. Allí se quedó mordisqueando algunos yuyos, hurgando la arena. El blanco lo vio. Se le vino al humo. Probablemente sólo lo quería oler. Pero el perrito le ladró furiosamente con su ladrido de cachorro, quebrado por la necesidad y el hambre, y lo asustó. El servil volvió junto a su amo en busca de protección.

El perrito no estaba enfermo. estaba solo, pero tenía como una conciencia.

DOS POEMAS CATAMARQUEÑOS

CARPETAS BAJO LA LLUVIA

Carpetas bajo la lluvia “gomitas” para el pelo

370 ensartadas en un poste, cubriéndolo, y el nombre, su nombre, tapado completamente de pañuelos cintas trozos de tela papeles de color. En el monolito originariamente había sólo una placa que, sobria en el dolor, la familia había colocado. Ahora hay decenas, agradeciendo “favores recibidos”, como si María Soledad Morales fuera una santa que realizara milagros. Y cada minuto llega o se va un coche, la gente no la deja sola ni un minuto, a pesar de la lluvia.

Las carpetas, con sus tapas negras, sus tapas de plástico, con la cara del ratón Mickey o Superman, con sus hojas donde ciertos conocimientos se anotaron casi sin saber, se mojan bajo la llovizna persistente como esta memoria.

¿Cómo se llegó a la santidad? Por el crimen, claro. Ella fue la víctima de una serie de ideas acerca del placer, el éxito, la ‘viveza’ –el hombre que dice de una mujer: “me la cogí anoche”, como si fuera un objeto, y como si ese objeto no tuviera alma-. Ella tampoco tenía en sus carpetas ninguna explicación: no le habían explicado quién era. Esa violencia que se ejercía sobre las hijas del pueblo, era la misma que se ejercía sobre ella. Pero, quizás, no lo parecía. Quizás le habían enseñado que no lo pareciera.

Y ella era, sin embargo, igual que esas ‘chinitas’, pasto de esos caballos, porque

371 mujer, frente a esos hombres, no tenía derechos: era, en su belleza, nada más que una prueba, entre otras, del poder de algunos jóvenes, para los que el placer tampoco, creo, tenía valor en sí mismo; apenas también una probanza de lo que para ellos era ser poderoso: ser impune. ÉSTA ES TODA LA IDEOLOGÍA DE ESTOS NUEVOS RICOS, llamados a salvar a Catamarca de la quietud pre-capitalista.

Olvidar. Olvidarse de ser negrito, lento. De dormir la siesta: ellos tampoco sabían bien lo que eran, ni en la escuela se lo habían dicho. Pero sabían lo que era usarla, era poder: se estaban adaptando, y en los papeles que les tocaría jugar, ella perdía. Listo. ¿Se atrevería acaso ella a decir ‘no’? ¿Se atrevería a decir ‘esta música está muy fuerte’? ¿Podía decir, acaso, ‘esta música aturde y nada dice, sólo expresa el estupor y la misma impotencia de no poder sustraerse a ella’? ¿Podía María Soledad decir ‘hablemos, y así sabré yo como sos, como son tus sentimientos’? No podía. No es una libertad que esta democracia permita.

Ella sólo podía estar ahí, y esperar su suerte, como cualquier pobre del mundo. La tuvo. Por ella murió. Ahora sabemos que está

372 más allá de las causas que la destruyeron. Y por eso hay algunos que esperan. Esperan que ella, desde allá, desde dondequiera que ella esté, los ayude.

Tienen razón. Ayudanos, María Soledad. Ayudanos a rebelarnos de nuevo. Que esta vez sea con humildad. Que esta vez no querramos dirigir a los que saben más que nosotros. Que esta vez sepamos respetar lo que en vos no se respetaba. Que podamos pararnos y decir: “Que a los jóvenes no se les diga lo que tienen que tomar lo que tienen que bailar ni de que manera tienen que pensar para no ser lo que son. Que les digamos lo que son.”

María Soledad, regresá de la inconsciencia a destruir nuestra inconsciencia. Borrá la lluvia como si fueras fresco viento del sur, que nadie sabe cuando sopla. Las carpetas están intactas, su saber está ahí, entre los renglones, esperando.

FELLINI EN LAS ESTANCIAS

La cumbia suena desesperadamente, pero nadie va. El pequeño parque de diversiones yergue su rueda gigante, pequeña, su calesita, sus quioscos donde patos miserables pasarían impasibles para que los parroquianos erraran el tiro. Y el acordeón suena entre los cerros

373 que cobijan las almas diaguitas, mientras los dos dueños discuten con tonada tucumana, por qué nadie viene al parque si ellos están muriéndose de hambre si están perdiendo su capital porque la élite prefiere andar a caballo o quedarse viendo televisión en sus casas, tan limpias.

Es que un parque de diversiones es muy de los años Cincuenta: Gelsomina caminando entre los quioscos entre las adivinas del futuro, porque a la gente, entonces, el futuro le importaba.

Hoy la emoción de la Rueda es poco frente a lo que prometen los champús. Así que la cumbia suena infructuosamente resonando en los cerros en el atardecer, inútil como el alma de los indios secretamente enterrados.

Así se vuelve dulce esa música.

EL INTENDENTE DEL PROCESO DERRIBÓ LAS PALMERAS DEL BULEVAR 27 DE FEBRERO

a Ana María y Víctor

Al olvido tu nombre. No te dieron un bosque, al repartir el botín. Como feudatario de los usurpadores, te tocó esta pobre ciudad. Y no bastaba, al parecer, con lo habitual. Había

374 que exhibir, en el arbitrio, que el deseo de destruir era impune.

Tener poder también sobre el paisaje sobre el recuerdo de miles de seres puestos a contemplar la violación de su memoria. Era preciso que supieran lo que valía su memoria.

Cómo tardan, ahora, en crecer esos árboles; enviciaste a la gente, sólo necesitaban tu maldad para olvidar. Los que han nacido ahora ya no tienen fe en la sombra de los veranos, en el canto de las palmeras en el viento. Creo que no saben lo que es un árbol. Necesitaremos muchos años para tener sabido lo que antes estaba como dado por Dios. Quizás por eso lo perdimos.

FEBRERO EN ROSARIO

a Armando Raúl Santillán

I

Lo que queda de la ciudad al regresar del verano es esto: una luz demasiado fuerte para cualquier atardecer, una ansiedad que no podrá ya perderse en los lejanos horizontes, y una tristeza por los hechos que recién empezarán a ocurrir

375 dentro de varias semanas. Que serán implacables en su ocurrir, como esas monedas que caen bajo la cama sin importarles si estamos mal de la columna.

II

Aquí el amor gira loco por la ciudad sin destino aparente como una epidemia de cólera fracasada.

Yo lo miro dar vueltas me angustia su desesperación no es posible calmarlo invitarlo a esperar.

Me hace acordar ciertas cosas la plenitud de algunos veranos en el río, en el carnaval, y yo me despierto también en medio del calor de las siete de la tarde.

No es posible consolarse con moralinas estúpidas. Así es la cosa y no hay remedio.

SUEÑO CON VOS Y CON FAT FERNÁNDEZ

a los Luisetti

Porque había una gran negrura, pero de repente yo estaba con vos en medio del pequeño anfiteatro del Parque España. Había un escenario y en él estaba el gordo Fat Fernández y sus músicos

376 y nosotros bailábamos en el centro atravesando los espectadores fantasmas. Y mientras el Gordo fraseaba ‘Grisel’ con su ternura áspera vos tenías apoyada tu cabeza sobre mí, y girábamos, y yo miraba el cielo increíblemente claro de la noche, y las estrellas que a pesar de eso se veían, y en esa claridad los edificios grandes parecían totalmente mágicos, mucho más que los fantasmas, por ejemplo, y que los barcos que pasaban por el río.

Éramos indescriptiblemente felices; como sólo se lo puede ser de chico al descubir algo por primera vez, qué sé yo, que uno está vivo, por ejemplo, pero la música se prolongaba tanto pero tanto, parecía que iba a concluir y recomenzaba, desesperada; tuvimos que mirarnos, hablar, dijimos de ir a tomar algo, salimos entre la gente translúcida, como obligados a movernos, y cuando ya estábamos caminando entre los árboles del parque, empezamos a comentar lo terriblemente larga que era esa versión del tema.

MIRANDO A LOS JÓVENES

a Víctor Bertot

Por su forma de ser, por la forma de ser de la juventud, ellos no ven que los estoy mirando.

Ellos no necesitan verlo, y así está todo bien, y yo puedo

377 dedicarme a mi actividad: los imagino de mi edad, pasando por las cosas que nosotros pasamos: la fraternal lucha en las calles, el desastre, el Proceso; ¿cuál iría a la muerte? Y se salvó. ¿Cuál sería un traidor? Y se salvó.

Se salvaron por nacer muchos años después. Pero qué saben ellos, mientras repiten viejos errores y viejos heroísmos.

Yo me sonrío; miro sus destinos posibles girando en torno a sus cabezas como satélites enloquecidos.

RÍOS

a los Censabella (todos)

¿Qué podría decir yo del río? Cuando era chico me creía que todas las ciudades tenían un río.

Después fui aprendiendo: en Córdoba hay arroyos en Buenos Aires y en Montevideo es tan grande que no tiene gracia. En Santa Fe el río es una laguna cuando se llega al verdadero río

378 hay una balsa.

Yo vivía a dos cuadras del río. Mis amigos pescaban en el muelle sobre el río. (Yo no pescaba, me parecía digamos, demasiado práctico). El 31 de diciembre las que anunciaban el Año Nuevo eran las sirenas de los barcos anclados en el río.

El río fue la Arenera, y a veces la Florida. La gloria del amor, así, sencilla.

Me gustaba –y me gusta- ir a la isla: para ver la ciudad del otro lado.

Sé que es desmesurado. Provoca inundaciones en Cortada El Mangrullo. Nos salió desprolijo, es verdad, pero en fin, ya está y hay que quererlo.

OFERTAS

Por el mismo precio una tarde de lluvia incorpora confidencias con derecho a participar en sorteos de nubes, barrancas bajas, viajes al baldío de al lado de alguna infancia: corte sin provocar hemorragias, la piel

379 que se acaricia en el sueño solamente, y llene de signos la calle nueva donde nadie ha vivido todavía, que viene adjunta.

Deposite su final en el buzón que a la salida vigila no volver atrás en el tiempo: ame, si puede, pero no es indispensable para entrar. Ya verá cómo muere.

ALUMNO DE GUITARRA

El maestro mira irónico al niño. Otra vez no ha estudiado. Prefiere leer. Novelas de espías o piratas. En lugar de agarrar la viola. Cómo es posible.

Su indignación se modera, delicada, pero a veces por otro lado, estalla: “La cámara de televisión los toma... punteando cuatro notas en la guitarra, como si fueran virtuosos... yo no sé... (por Los Chalchaleros).

Nada de eso conmueve al niño. A él también le gustaría que lo escucharan, más que nada, cantar. El instrumento parece demasiado abstracto sin la voz. Y él quiere a su voz, a su desafinada voz. Para salvar su propio

380 decir, sí estudiaría.

Pero así, prepararse para un difícil futuro? Ah, no, si él morirá a los veinte como un héroe.

El maestro lo mira. Ya no hay ironía en sus ojos. “Quizás sea cierto”, piensa. “Inútil puede ser, para él, este trabajo. Su ansiedad es muy grande. No esperará. Es posible, en efecto, que lo maten, terriblemente rápido.”

LA SOLUCIÓN SON LOS VIAJES ESPACIALES

Vi una foto de Marte. Qué descuidado que está todo. Los cascotes naranjas. Vi los cascotes naranjas, qué vergüenza.

Así no vamos. Y hace falta, con todo, ir. Cohetes que no exploten, o teleportaciones.

¿Cómo es posible que no hayan puesto un árbol, un miserable árbol en la foto?

LA ÚLTIMA DE ABRIL

Mis recursos para enamorar

381 están basados en cosas ya desaparecidas: ¿cómo decir, por ejemplo, el viento de mil novecientos sesenta y cuatro?

¿Cómo contarte la belleza de los lugares de las personas que ya no existen?

Hacer literatura no logrará tu corazón, lo sé. Si algo he aprendido.

Tomá, tomá esto: tu imagen en mí, que también morirá conmigo.

HAY RECUERDOS QUE UNO NO SABE POR QUÉ LE VIENEN

a Dora y Rafael Ielpi a Mario Borgonovo

Esa noche de Carnaval en Newell’s Grande Castelli toca ‘Evelyn’ y la gente de tan hermoso que le sale, se olvida de bailar para escucharlo.

CANCIÓN DE OTOÑO EN OTOÑO

382 a Humberto Lobbosco

El cielo azul azul. Nubes que pasan al costado de la ciudad como el tren, antes. Mi corazón no sabe nada.

CANCIÓN DE INVIERNO SOLAMENTE

a Jorgelina Paladini

Estoy harto del fóbal. En el bar todos miran el partido. Sólo yo veo las frías luces de neón, que en la calle hacen más frío el frío de la noche.

¿No se da cuenta la gente?

PUERTO BOCA, GUALEGUAYCHÚ

El río caminando tan lento parece un lago.

Aunque es verano caen las hojas con la seca, y parece que fuera otoño.

Sólo el final del ocio, pero es como si de la muerte de la belleza se tratara, para el que mira

383 y ya se vuelve.

OTRA SANTA

Consultaste adivinas y horóscopos. Boletos de colectivos, sueños. Fallaron los arúspices y por eso confiada te entregaste a las canciones.

Y en ellas prometías la confianza y el amor. Los inocentes te reconocieron como a su igual: hay otro mundo en éste, alguien tiene que hablar de él. Sostener las ilusiones necesarias.

Como un caballo ciego el ómnibus donde vas, nada sabe. Empezás a mirar las casas y las calles y el campo y el caer de la noche en el campo.

Caen las dos, entre suspiros. Te tirás a dormir en el asiento delantero, y ya cruzás los puentes y ya estás del otro lado, Gilda.

384 CURRICULUM VITAE DEL POETA EDUARDO D’ANNA, ARGENTINO, ESTUDIANTE, SOLTERO, QUINCE AÑOS

Nació y reside en Rosario. Estudia inglés y francés; viajó (con sus padres) al campo. También a las Sierras, y una vez al Uruguay. Actualmente aprovecha toda oportunidad para compararse con el que era en la infancia, y si compensa haber dejado de oír hablar a los árboles en el invierno, en el viento, a veces, con el nacimiento del amor. No tiene novela escrita porque le salió muy corta.

ESTÁN PINTANDO LA CASA

Protestas y demoras, consecuencias del caos doméstico.

Yo siento ante el desorden una alegría secreta.

NUESTRO AMIGO SE SALVA DEL INFARTO

Al principio, la conversación tiene un tono convencionalmente serio. Después, como conjuro, los chistes acusan nuestro miedo. Alguien imagina a la Muerte, con su túnica acercándose a nuestro amigo. Imaginamos el diálogo, absurdo, como todas las empresas que se gestan hoy. Reímos, con todas nuestras fuerzas, porque a pesar de todo, de todas las miserias

385 todavía podemos hablar con nuestro amigo de la muerte.

A UN POETA QUE ME PLAGIÓ

¿Nunca podré encontrarte, nunca podré llegar hasta el fondo de tu corazón para saber qué te gustó, qué afinidad secreta te llevó a preferir mis palabras a las tuyas?

A UN POETA QUE DEJÓ DE ESCRIBIR

Entiendo perfectamente. Pero ¿de qué vas a vivir ahora? Esa mentira te llevó a la verdad, y acá estamos, qué joda ahora, qué camino al Dorado te va a dejar -ahora- soñar con él?

¿No hace falta? ¿Con que los otros sueñen, está bien? ¿Renunciaste al control, nada más, lo demás sigue?

No, no. No es eso. Renunciaste a algo más. Y nunca vas a poder decírnoslo.

Y de eso se trata.

386 EL ESPLENDOR DEL TEXTO

Se niega ella a nombrar, tiene miedo que la mentira la angustie.

¡Es que es mentira tanto! Y agregar más no quiere. Y no nombra.

Y le parece dulce su miedo. Que quien quiere morir no se resista.

Y no resiste. Apenas escribe. Sin mirar. Nada más que esperando.

Que el poema en sus cruces azarosos la nombre.

A UN MINISTRO QUE ME PREGUNTÓ “QUÉ HACER CON LOS POETAS”

Júntelos en una plaza, contratando a varios arrieros para evitar que se desparramen por cervecerías y jardines. Ponga compactadoras en los cuatro extremos del predio, y hágalas avanzar, lenta pero inexorablemente sobre esa masa humana, antes de que reaccionen

387 y contrataquen arrojando libros de tirajes absurdos. Aplástelos minuciosamente hasta hacerlos completamente papilla, sin que se pueda distinguir órganos o gestos individuales. Licúe la masa resultante y rocíe con ella al pueblo.

SOÑANDO CON RÍOS

a Ricardo Herrera

Un hombre sueña que el río se detiene.

Que el río, nada menos, se detiene. Que parece un lago, un mar. Que se detiene. Y él, llega hasta el río, y lo mira. Lo mira quieto, así, lo mira y se sonríe. Se sonríe un segundo. Y se despierta.

CONÓCETE A TÍ MISMO

Éste no es un país tropical, y las palmeras sufren. Las plantaron sin pensar en el frío del invierno, las plantaron pensando en prestigios y políticas.

388 Y ahora ellas parecen monos temblando entre los hielos.

El problema con estos países es que no saben bien qué clase de países son.

ANTIGUO VIAJE EN TREN

He dejado atrás tantas estaciones, grises y vacías, o llenas de flores. Hermosas por haber pasado antes de poder contestar los saludos de la gente. Hermosas por haber pasado antes de saber nada de la gente que saludaba y se quedaba mezclándose en mi mente con las altas cicutas y yerbales.

QUIÉN VIO NO OLVIDA

La ciudad los tenía en sus calles como peces plateados en un estanque mágico, y la suerte echaba sus líneas, los tocaba, y ellos llamaban a eso muerte.

Pero antes de la muerte, vivían.

389

INTERRUPCIÓN

El domingo, las cosas se callan y se quedan esperando.

De la dulzura del silencio no disfrutan, sin embargo. Es ansiosa su espera.

Quieren que llegue el lunes, que la gente pase otra vez sin verlas para seguir soñando.

CEMENTERIOS

ÚLTIMA VISITA CON MI MADRE

Es el lugar más antiguo del mundo. Más atrás en el tiempo no hay nada de científico. Las lápidas informan sobre ciertos lugares nebulosos, ciertas fechas de las que no hay confirmación. Sólo la sangre puede ser interrogada. Y ella contesta un día cualquier cosa y cualquier cosa otro: las tormentas eran distintas, sabían leer.

Quien ha viajado y buscado en remotos parajes con esos nombres, regresó decepcionado. No eran ésos los de la historia de la sangre que, loca, te dice lo que quiere, lo que se le ocurre: nacieron, trabajaban, se morían de hambre; extraño fue que quisieran quedarse.

390

Fingimos que hay respuestas. Quizás no sea la sangre, solamente sean trazas de voluntad que nos sostienen enfrente a los panteones, antes de huir. Sí, queremos huir, salvo mi madre que prepara el encuentro con sus muertos, con mi padre. A ella ya no le importan las respuestas. Pues sabe que sabrá esas respuestas, y no podrá decirlas.

En el silencio que sigue ya se ostentan reales los trigales, los grandes árboles del pueblo, adónde ahora desviamos la mirada. Hay que vivir, hay que ahondar las distancias infinitas. Respuestas, no traemos, y es posible que la próxima vez, seamos menos.

SEPULTANDO A MI MADRE

Aquí dejo una carne inmóvil, inflexible, casi como fue en vida; y sin embargo, de qué extraño milagro, de qué caos o subversión de lo ya conocido, espero que me hable o me sonría, como alguna vez, que no preciso?

¿Qué sostenías entre tus estrechadas piernas: el mundo, que no se cayera? ¿Qué marcación de sendas en el bosque, si las migas de pan, en realidad, eran para los pájaros? ¿Y qué obstinado afán de transformar, basada en la moral, lo que veías, lo que era bello por poder mejorarse?

Pero no transformar: sostener. Que lo real borbotara abajo de la sublime tapa que ponías igual que en la cocina tus menjunjes; y que la sostuvieras en lo oscuro

391 de las ráfagas que en la vida arrebatan el alma, entre pasiones, que nunca te sería dado conocer, realmente.

¿Y quién sostiene ahora, que tus manos yacen fuera del sitio inescrutable, ya no peligro para la caverna de los placeres alguna vez oídos y pronto desechados? Ah, madre, no sé si sueño, pero te oigo ahora. No sé si, muerta, se alteran tus parámetros.

Si tu vigilia se afloja o se renueva. Pero como cuando era chico, persiguiéndome siento tu voz. Aunque te deje aquí y no puedas volver conmigo, siento, sí, tu voz.

Como siempre, insistente. Explicándome, como se les explica a las criaturas, que hay un mundo, que me trajiste a él. Que sigue.

ESCENA DE WATTEAU

a Javier Adúriz

La gloria brilla sobre el pasto, abandonada. Brilla con la luz que la luna le presta, que a su vez es prestada. Nada se mueve en el parque sereno e íntimo, salvo los amantes que se levantan de esa cama de césped donde dejaron, abandonada, a la gloria. Con suaves pasos, bajo los grandes árboles, atraviesan la fronda y llegan a la vereda. Abren la puerta del auto y suben. El auto arranca y se pierde en la noche.

392

EL MONUMENTO APARECE EN UNA FOTO DE UN DIARIO ITALIANO

-Ed anche due cornetti, prego. Jamás creí que pudiera estar viendo aquí en Roma, una foto de este lugar exótico, fantástico, irreal. Recordándolo como la tierra de antes, el limbo, la morada que después de nacer no se recuerda.

ECHESORTU IN THE NIGHT

Noche, luces y gente. Maravilloso que todos los domingos sea así. Planeado, obvio. Tan, tan mágico. Se teme el momento del chasquido de los dedos que nos hará desparecer.

EL SÁBADO EN CACHI

al Teuco

El Pato sabe. Hay que ir no porque ya no trabaje la usina y no haya luz eléctrica ni porque se haya acabado el vino. Hay que ir porque hay una fiesta en la tierra. Él entra. No le cobran. es la única persona rubia

393 en la reunión. El célebre cuarteto “Los del mar” toca, a pedido, cumbias y zambas y chacareras. Él sólo puede mirar, claro. Hay una luna llena. Hay un reflejo de ella en el río que corre, indiferente, al lado de la pista. No conoce a nadie, pero en cierto momento, rato después de estar, cuando tan sólo un cana le ha preguntado: “¿usted no es de aquí, no es cierto?”, y él no ha respondido más que con una mueca, en un instante que no podría determinar exactamente cuando fue, se ha sentido vivo. Y feliz. Y rebosante de un infinito cariño, hasta por los cables de la luz que ahora no llevan nada dentro; y pidiendo disculpas, el pato D’Anna sale a la noche llena de estrellas, con un acusi inmenso en la boca. Y camina y camina interminablemente por las cuatro calles del pueblito, la cabeza agachada.

PORQUE NO HAGO PERFOMANCES

Disculpá que no te hable como a una novia, que no te seduzca como sería previsible. Que no ponga una voz de FM, ni me cubra con sábanas o máscaras. Que no entrecorte mis palabras, como bajo

394 el peso de tensiones profundas.

Algún ritmo, a lo mejor, sí, algún recuerdo auténtico que se cruza. Nada, nada especial. Mi orgullo o mi pudor no me permiten más. Cuando te miento te miento con las mismas palabras, la misma boca, la misma mirada con que te digo la verdad.

CUMPLEAÑOS EN UN BAR

Toda esta gente que no conozco, que me rodea con su presencia, con su conversación; ignora que hoy cumplo años. Es por eso que vine. Al bar, quiero decir, no al mundo. Vine por eso, ¿qué mayor celebración, que pasar este día sin adiciones especiales al hecho simple, fantástico, casi obsceno de haber vivido cincuenta y tres años?

Porque en este lugar no me conocen, pero saben quién soy. No han tasado mi vida, pero la han sentido palpitar. Yo soy inmenso para ellos, sin límite. Soy la ciudad. Soy nadie.

AEROFAGIA

Le como el aliento.

395 Ella pone su boca en mi boca y yo le como el aliento.

Él es más palpable que su carne es más excitante que sus manos me transporta me frenetiza.

Porque no queda dentro de mí porque impregnado de mí sale a buscar el aire que aun está en los pulmones de ella, invocando lazos antiguos.

Conseguirá que salga lo atraerá lo hará convertir en palabras. Hará que ella me hable.

EL DESAFÍO

a Jorge Rivelli

El rostro de Atila brilla en el atardecer: no refleja las espadas ni los arneses. Brilla con sus ojos. Porque delante suyo, delante de su caballo y de sus soldados, acaba de aparecer una ciudad.

Para enfrentar. Con menos armas, sin sutilezas de espíritu. Con las manos, se diría, vacías.

396 Para enfrentar y cambiar. Para alterar las reglas. Las estúpidas reglas que rigen las vidas de esos hombres.

Que no saben del viento frío, en la inmensidad. Que no sospechan la intemperie. Pero ahora, ¡ah! ya sabrán. Sí, ahora sabrán.

EL AGENTE SECRETO X-9, A LA MUJER CON LA QUE ACABA DE HACER EL AMOR APASIONADAMENTE

Puesto en esta tarea, advierto que querer y conocer no son sino una misma cosa. Que todo lo que hurgué, amé. Creyendo cumplir con burdos trabajos de espionaje.

Yo soy el que tenía que saber medir tus protuberancias la forma de mirarte en el deseo tus concavidades el punto de ebullición de tu axila la sinceridad de tus movimientos la velocidad de tu pudor.

Y ahora todo se ha incorporado a mi pobre vida de siempre y no podré salir de ella. No deberé contar con el cheque ése, ya, nunca más, pues no sabría qué decir de tu vida. Salvo que en ella están las claves de la felicidad del mundo. Y eso no se factura. Dame tu cuerpo, amor, otra vez.

397 ESCRITO EN UNA AGENDA EN EL CASILLERO DE UN DÍA FERIADO

Este otoño es todos los otoños y esta noche apenas fresca es todas las noches de otoño de mi vida. Y este poema es todos los poemas que he escrito. Todos los poemas que escribiré. En la misma ciudad. Con el mismo corazón.

FERIA AMERICANA

Busco en el Centro una calle olvidada, con galerías donde ya no entra nadie, y allá voy a venderme y a comprarme en medio de los locales vacíos.

Transfigurado, mitad basura y mitad útil, veo a los vivos muertos, y a los muertos veo esperando el ómnibus.

Y a los ómnibus, detenidos los veo, esperando el regreso de choferes que un otoño se fueron y los dejaron ahí, entre las hojas.

No hay tal cosa llamada vida. No hay tal cosa llamada muerte. Hay injusticias, vientos, aromas, gente que trata de ser feliz, que se releva dentro de un remolino de instantes. Que se sabe un instante. Después, ya es otro precio.

398

DE VERDAD

Es un vivero, pero el hombre lo llama bosque cuando va, salta el alambrado y se mete. Él no puede ir a un verdadero bosque, así que camina entre los eliotis, olfateando, sintiendo el ruido de la pinocha bajo sus pies. Pero tiene que olvidar la regularidad de las filas, las líneas rectas que le recuerdan al dueño mientras se bebe la filtrada luz y procura escuchar un pájaro.

Y de repente, en medio de esa farsa, cortando el camino, ve un árbol. Distinto. Un árbol que ha crecido de verdad.

LA MAESTRA

Cuando era joven, y la ciudad era un pueblo, supe tener una novia que me exigía leerle mis poemas. A veces se alegraba, le parecían buenos. Otras veces trataba de mejorarlos con tacto, con insistencia leve pero precisa.

Pero yo no le hacía el menor caso. Yo sabía que todo era un milagro y lo aceptaba, pero ignoraba aún que los milagros terminan. Que, incluso, es raro que se repitan. Probablemente pensaba que a todas las mujeres

399 les gustaría corregir mis versos.

No fue la única creencia que debí revisar más tarde, claro. Y tuve que aprender a corregir los poemas yo solo. Esa autoridad infrecuente nadie más tuvo: infantil, imperiosa, dulce; pronunciada al servirse una gaseosa. Aconsejándome sacar la palabra “mierda”.

LA CONSTRUCCIÓN DE LA COPLA

I

Llueve por Pellegrini llueve por Lavalle llueve en todo Echesortu llueve sobre estos papeles estoy escribiendo coplas qué raro un poeta moderno no en el cerro en la ciudad mientras llueve en un barrio me está mojando la lluvia entra a todos los recintos moja lo serio y lo estúpido cómo serán estas coplas no tengo más referentes que la lluvia, que no toma partido. La gente sabe y es por eso que se apura.

La apura la indiferencia de la lluvia. Se acuerda de lo que tiene que hacer. ¿Y qué tiene que hacer? Nada.

400 No es el momento de coplas con atroces octosílabos, pero se imponen lo mismo. No me dejan inventar mis deseo de volver a casa tranquilo después de cruzar la calle con algún traje de buzo.

Pero oigo que una chica, o mejor una señora, está diciéndole a la hija: ”vení, que hay que ver el agua”.

Si ella puede... Si lloviera la lluvia su tiempo antiguo como cuando esto era campo tendrían sentido las coplas.

Porque así, inundandosé la ciudad viaja en el río y cuando quede varada nadie sabrá dónde estuvo.

Y aunque no hay que ir a buscarte, porque en el mismo embalsado de la ciudad, nos movemos sabremos que hemos viajado si lo sabemos en coplas. Es así. No sé por qué, porque nadie me lo dice. Pero por algo lo sé.

II

Soy el que sabe querer pero no sabe vivir. Querer vivir quise, bueno, pero después no aprendí.

Cuántas veces de mañana

401 a otro mundo quise ir, pero no quise cambiarme de mundo, y ya no me fui.

Y te vi cruzar las calle, y supe en ese momento por qué la ciudad crecía bebiendo sangre del tiempo.

Sobre un semáforo roto dicen que nació una flor que de a ratos aromaba y después de un rato no.

Que el amor hace esas cosas siempre suele parecer. Son cosas que nadie sabe aunque quisiera saber.

III

La gente tala los árboles sin que nadie se lo mande. Basta con que broten solos en el medio de la calle.

Hasta dicen que ellos mismos buscan hacerse matar creciendo abajo de un auto a plena velocidad.

Pero la gente no quiere darse cuenta. En su desdén sólo al chocar con el tronco recién entonces los ven.

Así se murieron cosas en la ciudad, que vivían; y por ellas sube el miedo de los que no lo sabían.

Mejor saber esa muerte, conocerla en su color,

402 averiguando de paso si es que es miedo o es dolor.

Cobrándose en nuestra carne, que coma y que lo digiera. Todos tienen que comer: si es dolor, mejor que duela.

Y aunque puede que mañana aprenda a ver y a mirar, tantos muertos hubo ayer que hoy no hago más que llorar.

IV

A las islas de este río muchas he visto nacer. Paridas en la corriente con agua las bauticé.

Las calles no son el río, como el río no es la vida. Hay calles y bocacalles donde el corazón vacila.

Pero la lluvia las cubre, y tenemos que esperar a ver cómo será todo, como en el Monte Ararat.

¡Bandera de las catástrofes, libertad de los naufragios! Coplas que no iban a hacerse si no me hubiera mojado.

RUBÉN DARÍO EN LA CHACRA

a Ana D’Anna

Me preguntás por qué en mis poemas aparecen frases o títulos

403 sacados de Darío, de Rubén Darío. La razón es que Rubén Darío era muy popular en la generación de mi padre. Era un poeta que se leía mucho, y también se había leído dos o tres generaciones antes. Bueno, yo tenía un tío, un hermano de mi padre, que recitaba a Darío. Se sabía de memoria los poemas, y los recitaba. Esto ocurría cuando íbamos de vacaciones a su chacra.

En esa época la gente no iba a lugares turísticos; los ricos iban a lugares turísticos, pero la gente iba al campo. Los pequeños burgueses de Rosario tenían todos a su padre, o sus hermanos, en el campo. Y mi tío, efectivamente, vivía en el campo, en una chacra que quedaba en el norte de la provincia de Buenos Aires. Bueno, íbamos ahí, y al caer la noche, ellos tomaban mate dulce y miraban los montes por el lado en que el sol se iba poniendo.

Y conversaban. De la familia, de política, pero siempre los comentarios terminaban coronados de citas, de autoridades, con tono grave, y eso los llevaba a recordar autores, y caían fatalmente en Darío.

Y mi tío era inducido –con gran facilidad, por supuesto- a recitar “Los motivos del lobo”: él empezaba, y mi prima y yo, inmediatamente dejábamos de boludear para escucharlo. Él no recitaba

404 como lo haría Berta Singerman con ademanes, ni tratando de hacernos creer que él era San Francisco, él decía los versos con intensidad y rigor, pero sin ocultar que se trataba de los versos que un hombre, alguna vez, había escrito.

Recalcaba las distintas voces con el énfasis apenas necesario: un rasgo, un toque; mi tío ponía una mirada de odio, y miraba algún lugar atrás mío, y decía: Hermano Francisco, no te acerques mucho, y yo me moría de miedo; o alzaba las cejas, con gesto confiado, manso, y recitaba: pero el alma noble de la bestia, es pura. Y yo me comía esa verdad.

O bien: y en veces maté ganado y pastor. Y yo pensaba: “Así que se puede decir en veces en lugar de a veces, qué lindo. Y me ponía yo también a mirar los árboles, ya negros.

405 DESAYUNÁNDOSE (2013)

“Rabí Judah dijo: ‘¡Qué hermosas son las obras de esta gente! Han hecho calles, han hecho puentes, han construido baños’. Rabí Simeón ben Yohai dijo: ‘Todo lo que han hecho, lo han hecho para ellos; han construido mercados para poner en ellos prostitutas, baños para rejuvenecerse, puentes para cobrar peaje’.”

EL TALMUD DE BABILONIA

 Escrito entre 2002 y 2004

406

407 2001/2002

a César Bisso

Río que se queda quieto mientras pasa la ciudad, porque los hombres lo ataron. Porque se ataron a ellos mismos, mientras ven pasar la ciudad que se sacude.

Y ahora están llenos de miedo que la ciudad se les vaya, que desemboque en el mar y los deje entre los sauces solos, desnudos y ciegos. Todavía no lo entienden.

“LA PARTERA”

¿Qué pasó con los amos? El paraíso que prometían era doméstico, y ya nada es doméstico. La pompa de aquel antiguo refrigerador resuena en el vacío: felices seríamos de poderlo exhibir en la vía pública.

Pero lo robarían, ¿verdad? El programa se ha destruido a sí mismo.

De aquellas viejas posesiones, como de una flor, nace y crece en el país de los derechos adquiridos que no respeta nadie, el nuevo mundo.

408

CACEROLAZO

La chica tonta y bella lee su horóscopo falso mientras suenan los latones. ¿Quién sabe más del Futuro?

¿Quieren plata, o ser felices? ¿O que todo sea un sueño? La chica tonta examina el pronóstico, y recuerda que tres semanas atrás era el mismo. Lo copiaron.

No es tan tonta. Los latones siguen sonando, angustiosos.

CONSOLATO

Huir es un privilegio: los cómodos se instalan en reposeras de playa a las diez de la noche para conseguir números apenas abran al otro día el Consolato Generale. Es tan propio de ellos escapar de este modo, aguzando el ingenio para pasar primero.

Sus abuelos, realmente, no dejaron atrás más que miseria y guerra; pero éstos no saben su miseria y su guerra. Les dieron una historia falsa, una geografía oculta. Lo que tienen no lo saben,

409 y no lo tienen. No saben quiénes son. Se lo merecen.

EL DÍA DE LOS LOBOS

Van pasando los lobos por el bosque sin árboles. Su presencia amenaza la dura luz del aire. Su venenosa sangre amenaza la historia, las construcciones tontas, los grandes capitales, los dictámenes ciertos.

En la ciudad sin casas ya no sirven las cosas. Los lobos van pasando, van haciendo los bosques, van haciendo el silencio que estremece en la noche las almas de los hijos de los que ya no tienen aunque creen que tienen.

Van pasando y mirando. Lo que miran no existe: ellos vienen del día del saldo de las cuentas, ese día sin tiempo o más allá del tiempo, el día de los lobos y de los grandes árboles. El del sueño en el sueño.

ASADO EN “LA DELIA”

410 Por Oroño, misterioso y oscuro, el edificio es tapado por los árboles. En la parrilla de la planta baja que se llama “La Delia” encuentra ya al negro Acosta, a Rubén Sevlever y al finlandés Matti Rossi; se sienta a esperar los que faltan. Es el año sesenta y ocho, creo. Alguien comenta “en una pieza cochambrosa, arriba, mirando el mundo a través de las hojas de los árboles de la calle, vive, parece, un adivino”. Pero el guante nadie recoge. Llegan las ensaladas y otros amigos. Después, llega la carne. Se habla de traducciones. No hace falta corroborar lo que se sabe. El Futuro en que creen, ese cálido, palpitante cuento de hadas, es tan bello que parece que realmente sucederá.

LA FALSA UTOPÍA

Con dinero en el bolsillo, sin sacar las alambradas del espíritu, para que los demás pasen. Llegar a donde pensabas, descubrir que no pensabas para llegar.

Pero olvidarlo. Opinar que el mundo seguirá siendo tal como lo proyectaste para tener un lugar. Y después hablar: decir todo lo que hiciste, que parezca que lo hiciste, que va a durar.

Y no respetar; borrar

411 todo lo que desdibuje los planes. Seguir despierto para no reflexionar. Y fracasar. Y quejarse. Y echarle la culpa a aquéllos que por ser más fuertes fueron capaces de reventar lo que llamaste “soñar”.

Pero que no fue soñar.

SENTADO

El hombre que ya vio, que ya soñó, que ya cambió de planes, y volvió a ellos de nuevo, está sentado. En la puerta de calle, en la puerta del mundo, está sentado. Todo está por pasar. Delante de él. Él sabe que es así. Por eso espera. Pensó cosas, las abandonó, volvió a pensarlas. Sabe que es así, que volverán las ilusiones y los entusiasmos. Y las desilusiones, y los fiascos. Pero ya comprendió que así se vive. Que tu bando no es un equipo que gana el campeonato, que no es ganar, la historia; que no gana el que gana, sólo sostiene el lápiz que dibuja el Dibujo. O el dibujo. El dibujo, mejor. Uno de ellos.

POEMA CON CONTENIDO SOCIAL

El albañil se cayó del andamio. Murió. Su muerte dejó a la familia (una mujer enferma y cinco

412 hijos chicos) sin sustento. La empresa se negó a pagar indemnización.

Los compañeros del albañil hicieron conocer el hecho. Los trabajadores se manifestaron, el Estado los reprimió. La violencia subió de nivel. La lucha se generalizó. Hubo una revolución.

La revolución no fracasó. La sociedad se volvió más justa, más solidaria. No hubo stalinismo, floreció una concepción nueva de la vida, tal como antes tanto se había profetizado.

La revolución permaneció. Estaba bien hecha, no como las otras veces. El mundo se plegó a ella. La humanidad se transformó.

Antes, muchos otros albañiles habían muerto al caer del andamio, y no había pasado nada. Pero con éste sí. Éste era un albañil especial.

RAP DE LAS ACTUALIDADES

Rompe el aire de la noche el aullido monocorde del patrullero obcecado que va llevando al herido que una bala, hace minutos, hará entrar en las noticias al que justo justo ahora se le ocurrió resistir, pero no todos los días. Pero no día tras día.

Acá sentado en la silla debería estar tranquilo, para escuchar el silencio que subrayan los murmullos de los plátanos que lloran a sus congéneres muertos por habitantes de peso, por concejales corruptos,

413 por los que tienen garage y quieren entrar el coche, y el árbol no los dejaba. Pero ya no hay más silencio, es un producto que cuesta encontrar en los salones de venta. Pero en la tarde hay muchas cosas, hay gente que se resiste, que sigue. ¿Si pienso en ellos?

Para ellos no tiene objeto las luchas ni las victorias, y si consiguen las cosas (lo que ya casi no ocurre), les parece que eso fuera casi una casualidad. Pero el herido que muere (otra vez vuelvo a ese hombre), que sabe que está muriendo, sabe que se ha conseguido, para pensar, un minuto: entonces piensa en la tarde, la última que ha podido ver, y de ella se despide, y sabe que los demás tendrán más tiempo.

OTRA VEZ

Ese brillo que en tus ojos se produce que yo sé relacionar con tu sonrisa por haberlo aprendido de otra gente, otras luchas, otras paternidades que viví, antes de ahora, hace que pueda reconocerlo: es ése que se da con esa forma especial de sonreírse cuando alguien, algún día de su vida, ha visto la verdad, y que es posible.

CANTARÁN TU CANCIÓN

Éste ya no sos más. Sos aire, viento muerto. ¿Qué importa tu forma de pensar, cómo era? Lo que inventaste, pólvora o paraguas. Antiguos logros se disponen a ser iguales exactamente a los de los demás. ¡Milagros que la flor o la araña

414 no precisan saber!

Sin embargo, si sopla el viento soplará tu viento, cantará tu canción de aquellas tardes que interrogabas porvenires. Alguien lo sentirá en la cara, como un roce. Como un algo especial. Pues también existe lo especial. Existe todo, la verdad. Todo, todo.

RAP DE LA CALLE SAN LORENZO

a Rodolfo Álvarez

Mirar por cosa extraña la bajada de la luz, de ese loco abandono, como si fuera alguien; lo triste en las paredes, en las paredes altas de edificios que ignoran, que no saben tampoco que alguno se está yendo, y sentir que nosotros solamente nosotros lo sabemos y solos, sintiéndonos muy solos, entrarnos en la noche.

RAP DE LOS PERROS

Las manchitas son tristes, sus ojos son terribles, no entienden lo que pasa. Lo que pasa es terrible, sus ojos son manchitas, no entienden la tristeza pero siguen mirando. Aceptan la tristeza, les parecen terribles las manchitas, los ojos, lo que pasa mirando. Y si miran no miran, lo que miran no entienden, los ojos la tristeza la aceptan porque existe. ¿Fueron lobos a veces, o sus ojos al menos miraron como lobos, con manchitas terribles? ¿Lobos que ahora muy tristes ya no miran terribles

415 y no entienden qué pasa, y la tristeza existe? ¿O vuelven a ser lobos cuyos ojos parecen hacer una sonrisa, porque siguen mirando? ¿Porque aceptan que existan tristezas con manchitas, que lavarán terribles los lobos algún día? ¿Los lobos que son ellos, los que fueron un día existiendo terribles con ojos que entendían? ¿Que entenderán ahora lo que pasa mirando aceptando que existe, con tristezas que pasan, con los ojos que vuelven a sus ojos de lobo?

TARDE

¿Qué tarde hay como ésta? ¿Cómo la fabricaron? ¿Qué belleza murió, para que nazca?¿Fue justo? ¿Fue injusto, todo lo que ocurrió? Preguntás, y una vida no alcanza para hacer las palabras que sirvan para entender una contestación: fue más fácil hacer la tarde.

Así: al comienzo del verano, casi sin calor, con un viento soplando, una luz que se va, que va poblando la calle de penumbras de bosque. Los árboles lo sienten. Y lo dicen. Una tarde. “Cualquiera”. (Como diría cualquiera).

Es tu vida esa tarde, vos sabés lo que cuesta. Nadie pudo impedirla

416 pero hay otras que sí. Próximas tardes hay pero no saben cómo serán y si serán, siempre es así. Es así y está bien que piensen en lo justo o en lo injusto, pero ésta ya es. La hizo el verano.

Y las sombras. Y el viento. Y la hizo tu mirada, dulce al sobrevivir. Mirala, que se va. Ya estuvo y ya se va.

EN AQUEL PLANETA

a Enrique Butti

La luz, primero, de la primavera, a las seis de la tarde. Después, el silencio casi perfecto, roto sólo por algún pájaro o paloma, o algún auto, lejos, asordinado. Y el alma de uno, desnuda en el asombro de la inminencia de los aconteceres. Es domingo.

MIGAS

El padre conduce a Hansel y a Gretel por el bosque. Va a dejarlos en medio del bosque, a perderlos en la foresta para que los lobos se los coman.

417 Hansel, muchacho despierto, no ha sido quebrado por la maldad evidente de su padre; y tiene fuerzas aún para procurar su salvación y la de su hermana: ha robado un pedazo de pan, y va sembrando las migas por los senderos del bosque para después poder encontrar el camino de regreso a casa.

Hansel se siente muy orgulloso de la integridad de su carácter; tira las migas sin mirar atrás, sueña hacer fracasar los planes filicidas. No se da cuenta de que Gretel recoge las migas, y convida sonriendo a los pájaros.

CLASE MEDIA

I

Todavía no se explica cómo está vivo. Sin dinero en el banco. Con default. Sin acatar las órdenes del Fondo. No se explica.

Respirando. Trabajando. Ha ido a comer asado varias veces. No se han muerto los hijos. Uno se enfermó pero pudo comprarle los remedios.

La gente que moría que sí se moría, -sí, pero eso

418 ya le pasaba antes, cuando estábamos en nuestra breve Temporada en el Primer Mundo-, ha seguido muriendo. Padeciendo.

Todo esto lo llena de interrogantes. ¿Estaremos realmente en default? ¿Existirá el FMI? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos?

Alguien se ríe, pero es en la televisión.

II

Y los bienes, ¿serían necesarios? Puede ver el partido en el bar. Puede escuchar música en el auto del pendejo que pone la música a todo trapo en la vereda de enfrente. Puede dormir recostado en el teléfono celular, y vender la cama.

Nadie sabe, total, cómo se vive; esto es el capitalismo, ¿no?

419

III

Cómo dejar de fumar de comprar libros, cómo vivir, cómo tener una cultura.

Se hace con nada se vive con lo puesto se mira y no se cree y a los ricos no se toca. Se muere con nada. Se hereda lo puesto.

Se toca lo que aún no se puede tocar. Se mira a los ricos y no se les cree.

LITERATURA POLICIAL

El viejo es asaltado en pleno día en la calle, por dos simpáticos pendejos. Y aunque todos lo vemos, nadie hace nada, porque el acontecimiento parece filmado, y ¿cómo entrar? Él no sólo no se resiste y les entrega su billetera, sino que quiere, además, darles un libro.

Los pendejos, por supuesto, agarran la billetera, y al libro lo tiran y al viejo también, al piso. Huyen. Nadie se mete aún. El programa no ha terminado. Hay que acercarse, sin mucho compromiso, y ver

420 el título. Decididamente curioso, yo me inclino, y leo: es una novela policial. Cuando queda claro que lo sé, la gente se arrima entonces a ayudar al viejo.

DÍA DEL ESCRITOR

a Don Domanski

Hoy no. Demasiado emocionado para escribir. Demasiado hermoso todo. Que los misterios sigan su curso (como siempre, por otra parte).

LA ISLA DEL TESORO

Los ex-ahorristas ríen y bailan. Sacaron los dólares a tiempo. Están felices. Podrán viajar. Podrán seguir llevando, al trote, sus pobres vidas.

No tienen remordimientos. Saben lo rata que son. Saben que pueden salvarse solos. Creen, bah. Que sólo el azar los salvó.

¿Acaso los van a salvar los que comen de la basura? ¿Acaso los van a salvar los tobas?

Los que no los van a salvar están esperando afuera.

421 Los ex-ahorristas bailan en la nave vacía de la fábrica, que parece una nave encallada en una isla de caníbales.

El corazón espera, la miasma coloidal sin esperanzas, las manos hábiles para romper el plástico de las bolsas de las veredas solas, bajo las lluvias. Los estómagos vacíos, en perfecto funcionamiento, esperan.

Algún día tendrán que salir.

LAS VÍCTIMAS

Él ha ido a la manifestación y ahora está muerto. Esta vez se equivocó la cana, mataron un rico. O a lo mejor ésta es la prueba de que ya no lo somos.

No lo somos más. La prueba es él: la prueba de lo que vamos a ser.

Pero, ¿es la muerte ser pobre? ¿No hay otras posibilidades?

$1/U$S 3

Estoy mirando el plano

422 de una ciudad que ya nunca llegaré a visitar.

Los cuadraditos señalan manzanas, hay líneas onduladas que marcan un río. Números que referencian edificios con valor histórico o arquitectónico.

El esquema puedo llenarlo de mí; con la ciudad real no hubiera podido tanto.

ROLLO REVELADO

a F.J.Ossang

1

En esta foto papá está depositando dólares en la ventanilla de la cajera rubia. Mi hermana y yo, más abajo, apoyados sobre el mostrador, se ve que soñamos. No se puede ver, claro, pero soñamos con ser grandes y tener nuestro propio sauna.

2

En esta otra foto papá compra dólares, para luego llevarlos a depositar en el banco donde trabaja la cajera rubia. A los dólares se los entregan con un papelito con la cuenta,

423 pero papá no le da importancia: las cuenta es uno a uno. Mi hermana es la que tiene en la mano la revista cuya tapa dice “aprenda a ser modelo”. Yo soy el de la camiseta de rugby que le queda muy holgada.

3

En esta otra foto mi mamá está retirando dólares para nuestro viaje a Disney. Mi hermana ha recibido de regalo un enorme perro Pluto de peluche y lo tiene en brazos. La cajera se hace la boluda y mira el vacío. Yo no estoy en la foto, estoy con mi papá, espantando a los mendigos en la puerta del banco.

4

Ésta es una foto íntima: mi papá y yo, sentados en el sofá de mi casa, hablamos de su infancia. De cuando él galopaba en las veredas como un centauro, y hacía él mismo la música con la boca de las películas de cow-boys a las que jugaba. Mi mamá fue quien la sacó; después se fue a llorar a la cocina. Mi papá me explicó que se iba a vivir a la casa de la cajera rubia.

5

424 Ésta se llama “los caídos del catre”: le gente que está apiñada en la puerta del banco es la que se enteró tarde, al igual que nosotros, que sus ahorros quedaban en el corralito. Mi papá generalmente es rápido, pero los conflictos familiares no le permitieron enterarse a tiempo. Y la cajera no se lo dijo, lo traicionó, y además se fue con otro.

6

En esta instantánea, mi papá está peleándose con el mendigo que lo miró burlonamente cuando él salía del banco sin haber conseguido sacar un solo dólar.

7

Ésta la sacó mi mamá a escondidas. Sirvió como prueba de que mi papá estaba, nomás, loco: él corre, como ven, por la vereda, galopando como un centauro. Se pone la mano en la boca porque está haciendo el clarín de la caballería que viene a auxiliar a los del fuerte.

A mí me gustaba que estuviera así. A mi hermana no, pero a mí me gustaba. Yo soy el pibe que está acá al costado, que se me ve sonriendo.

ALBERDI

425 Tras la barranca estaba la proyectada avenida, que era de tierra, hasta las arenas de la costa del río.

No había semáforos. No había discotecas, restoranes, ni clubes. Se podía ser un salvaje durante una hora, y después subir la barranca y regresar al mundo civilizado.

Pese a las amenazas del Fondo Monetario todo eso cambió: se construyó, pavimentó. Hubo progreso. ¿Quién iba a decirlo?

Para el Fondo, muy poco progreso. Para nosotros demasiado progreso.

ROSARIO NO ES TURÍSTICO

Este reflejarse en el río de la luna, mientras comemos, todavía no es un signo. Lo notamos al bajar la barranca. Lo notamos apenas, más preocupados por el plato que vamos a pedir, por el dinero que vamos a gastar.

Pero dado lo hermosa que brilla y la forma en que las ondas, irisadas, la reflejan, resulta inevitable que alguien del grupo se dé cuenta. Y diga “miren, miren la luna llena sobre el río”.

426

Pero todos sabemos que lo que dice, como toda poesía auténtica, se perderá. Por suerte. Y que nadie detendrá la marcha obstétrica de la luna, para atraer clientela, ni le sacará fotos para ponerlas en folletos.

Que podemos reírnos del comentario. Decir: “qué lírica que estás”. Apartando las espinas de la boga con cuidado. Disfrutando de ese lugar casi secreto.

METEOROS ARGENTINOS

En este país se puede manejar más de cinco horas debajo de la misma lluvia: ¿por qué las nubes son tan grandes, por qué cubren tanta distancia? Hoy he amanecido en mi casa de siempre, después de un largo viaje en auto: me levanto y subo a la terraza; miro las grandes nubes que cubren la pampa. Sé que en pocos minutos volverá reciamente a llover. La misma lluvia bajo la cual viajé ayer. Uno se puede hacer amigo, incluso, de ella.

LA ESTÉTICA

Las casas, por ejemplo: están. Una al lado

427 de la otra. En sus balcones, en sus terrazas, hay objetos. Hay ropa, o una escoba apoyada contra una pared.

La ciudad no se irá.

ESTA REGLA NO TIENE NINGUNA EXCEPCIÓN

a Susana Cabuchi

Todas. Absolutamente todas las personas tuvieron alguna vez un gesto, una acción que llenó de alegría al Universo.

(Y lo hizo girar; por eso gira). EN TROYA NO SE HA ENCONTRADO HASTA AHORA NI UNA SOLA TABLILLA ESCRITA

Ellos también deben haber tenido crisis. Corrupción, desde luego (el caballo, lógicamente). Lo sabemos.

Así que, ¿dónde está el misterio? Vivieron aquí, es evidente. Fueron, se ve, como nosotros. ¿Por qué tenían que ser distintos?

Pero, después de todo, ¿no serían distintos? Aunque sea más bajitos. ¿Y todo lo perdieron? ¿Como nosotros?

428

EN APRONTES

Los luchadores se han sentado. El viento tórrido susurra en el aire donde antes sonaron las consignas amenazantes. Los carteles están apoyados contra la vereda, de costado, ya no pueden leerse sin ridículas contorsiones del cuello.

La energía de la esperanza se derramó en los corazones, ¿quién la juntará con la palma, en un tazón de la acción, para darla a beber? Vino una promesa, los brazos cedieron. Ahora se gira, encantadamente, soñando con recibir regalos del poder.

Como en una mañana de verano que, temprana en su frescor, mueve a los árboles suavemente con su brisa, pero ya a las once se vuelve un infierno de calor. Porque hay que hacer algo con la esperanza. Hay que hacer, entre todos, algo con ese cielo que, de lo contrario se vaciará de nubes y hará brillar la destrucción de una no aprovechada belleza.

ESTE POETA

a Rogelio Ramos Signes

Soy un sueño de adolescencia

429 de esta ciudad. Ella se olvidará de mí, hará cosas serias. Se acordará muchos años después, se sonreirá. Yo seré la prueba de que fue joven alguna vez.

LEYES

Hoy derogaron la Ley de Gravedad. Fue fácil: no había gastos, no había que alterar el presupuesto. Fue la soberbia de los legisladores que así creían pasar a la Historia.

Pero las cosas la siguen cumpliendo, sigue cayendo lo que cae. Sigue volando lo que puede volar. Sigue la entraña de la tierra llamando a las cosas a visitar su triste corazón.

ROGATIVA

Pero hay niebla. Cubrí de niebla, por ahora, la ciudad, viento de la noche, estrella de la madrugada.

Para que envuelva, por ahora, a los tristes. Y que no tengan que despertarse y dejar de soñar, para ponerse a caminar el mundo. Por ahora.

Sin brillantes colores. Sin

430 esplendor en los árboles. Que sus sueños no vayan a competir en condiciones ruinosas con el mundo. Que el mundo les parezca una suave continuación de sus sueños.

Por ahora. Cubrí de niebla la ciudad, rocío del comienzo.

“SIGO VIVIENDO EL MISMO SUEÑO/ PARA MÍ TODAVÍA NO HA TERMINADO”

Ni las ofensas ni las victorias tienen hoy día leyes distintas: los errores se pagan. Los nuestros, los de ellos. Todo sigue siendo posible.

El sueño es gigantesco, es digno de ser un sueño; y eso es ser real.

BOSQUES

El alma

La verdad de tu vida, caminar

 Neil Young

431 por una calle bordeada de plátanos mientras garúa silenciosamente como en un bosque, e ir pensando en cosas que te pasaron hace mucho tiempo.

Y que no sea un bosque para nada, que a la cuadra se acaben los plátanos y ya desnudo en la calle desnuda a través de las casas bajísimas, que contemples en el cielo las nubes viajando desde el fondo del tiempo.

Tu vida no existe más que en los pasos ésos detenidos ahora mirándolas correr, grises y negras, revolviéndose en huecos, en luces evangélicas. Volver a casa. Terminar tu vida. Hacer como se pueda, un alma que recomponga el bosque. En lo doméstico, digamos. Un jardín donde ella, como un gato, pudiera andar, comer, dormir, si es que existiese.

Inés

Vuelve Inés preguntando por qué no la quisiste. Cuál fue el miedo. “Es un poema”. Era un tonto, le digo. Y sigo siéndolo... Asombrados, inmensos te contemplan de ella sus ojos. No te creen. Le digo: es la verdad. Te dice: es un poema, qué vivo hablar de eso en un poema. Pero no era yo, ¿no te sigue pasando? Somos, le digo, Inés

432 grandes ahora; no tengamos diálogos inteligentes. -Sí, te sigue pasando. No podés llevar al bosque a nadie, todavía. -¿Y vos? -Yo estoy en el poema, que será pronto de la Imprenta. -No lo publico y listo. -No te conocés. Por lo demás, te gusta que no vayan. Yo no fui. -Puede ser. No me entienden, de todos modos. ¿Estás contenta? Así podés volver. -De acuerdo, sos un tonto. Pero no es por mí, dice, y empieza a irse. -La próxima vez tratá que haya abedules. Y desaparece.

El infiel a Andrés Neuman

Las zapatillas embarradas se ven entre las hojas de la rosa mosqueta; más arriba susurran los raulíes, los robles. El carpintero (el pájaro) marca un ritmo. Y más atrás aún, hacia abajo, desde el lado del viento, el lago, violento azul, el verde de los coihues lejanos, el blanco de las cumbres, y otra vez el azul de un cielo que esconde las desgracias.

Y sin embargo, esas zapatillas llevan a un vaquero mugroso que se asienta en una silla de jardín oxidada: la camisa sufrida tiene las mangas arrolladas, y las manos sostienen un libro.

433

El hombre está leyendo una novela. No está mirando el paisaje, está hundiéndose en el mundo de esa novela, y no mira ni escucha las cosas que están rodeándolo.

AMORES IMAGINARIOS

La inasible

Seguramente es el sueño el que le permite olvidarme. Hay tantas cosas en su vida, en las cavernas de los zaguanes al pasar, zaguanes que han permanecido, absurdos como los recuerdos anteriores a nuestro amor, que sin embargo ella no deja atrás, nunca.

¿Es que el amor, en vez de salvarla la devuelve al pasado, normalmente un balance que el tiempo “dibuja” dulcemente, mientras nos distraemos? ¿Por qué no se distrae?¿Por qué vuelve?

Cuando despierta no sabe quién soy. ¿A quién regresa?¿Cómo empezar el día otra vez?¿Y acaso no es siempre eso lo que ocurre con el amor?¿Con el amor verdadero? Se evapora el rocío, queda la planta, oscura y venenosa, a brillar, a vivir, seca, real, hasta la noche?

434 No me lo dice pero lo sé. Acierta mi nombre por pura casualidad. Reconoce la pieza, la calle, las manos con resignación evidente, se ve porque despierta helada. Ella sueña que me olvida.

La infrecuente

Nos vemos una vez al año, o menos. Parece mentira dedicar tan poco lugar para el amor. Pero así son las cosas. Primero una llamada telefónica, de uno al otro, avisando estar disponible. A veces, en este tramo ya el encuentro se arruina. Si a los dos nos es posible vernos, elegimos un bar. Somos generalmente puntuales. Sin saludarnos siquiera nos sentamos uno frente al otro.

Muy paulatinamente cada palabra que decimos, evoca otras, ¿no es siempre eso, lo que ocurre con el amor? Pero ahora los peces han topado con el pescador que los saque del agua...Las palabras se entrelazan en una danza triste o colérica: pero se impone la alegría, al fin, por lo habitual, porque han pasado tantas cosas, y sin embargo de nuevo estamos juntos.

Eso nos entretiene más de dos horas. Las narraciones se entrecruzan, y luego nacen los proyectos, que indefectiblemente incluyen el vernos más seguido. Proyectos de viajes, de adquisiciones de inmuebles antiguos y bohemios, para vivir

435 cercanos a los bares donde ya no tendríamos que ir para vernos. Cada gesto empieza a volverse una probanza de estar donde estamos.

Y así, dándonos cuenta de que nace, nace el deseo. El deseo de uno por el otro. Y allí llega el momento. Yo, como hombre, hago una señal al mozo, que me cobra, mientras ella mira tranquila y satisfecha. Y nos vamos. Nos separamos otra vez. Y cuidamos eso mucho tiempo, lo conservamos entre los vientos y las tormentas de la vida.

La anónima

No sé su nombre. La abandono antes de que lo diga. No quiero saberlo. Ella insiste, trata de decírmelo en medio del amor, de los besos, mientras se desnuda y me desnuda, pero yo no la escucho, le hablo, digo cosas que la destruyen, la ablandan, la socavan, ¿no es siempre eso lo que ocurre con el amor?

Dirán que no la amo. Es mentira. Prueba es que no quiero saber su nombre. ¿Qué mejor manifestación

436 de cariño, verdad?

Y ella me amenaza con decírmelo. Juega con mi miedo a saber. Me domina, realmente. Debería aceptar oír, amarla menos. Pero no puedo. Demasiado es mi amor. No quiero saber su nombre.

TRATADO SOBRE EL PERSONAJE ANTIGUO

1

Usa la lengua enseñada por la autoridad Usa el “tú”. No sabe entregarse al idioma de la madre, de los barrios.

2

“Mejor que no se les ocurra hacerme trabajar: hay una causa, una bandera, yo la cantaré. Aguantaré que me detengan, torturen o censuren. Pero no trabajaré.”

437 3

Cada día de solución fácil te hizo ir entrando a la vejez. Es inútil Internet.

4

Daba miedo ser distinto. Pero no era ser distinto, era ser lo que se es.

Pero daba miedo. Entonces...

5

Se va a ir y va a volver sin encontrar el lugar. Entonces hablará hablará hablará. hablará, etc.

6

No seas siempre el herido, ya cicatrizó la herida. No te hagas el herido para herir.

7

438

No trates de acertar. Acertar no quiere decir nada.

No quieras ser el primero. No existe tal cosa. No existe tal lugar.

8

No seas sensible a los acontecimientos, hay que estar dentro de los acontecimientos. Ahí, entonces, si tenés ganas, hablá.

9

Saquemos la corrección de nuestras vidas.

Las vidas no se corrigen.

10

No busques lo ancestral, Eso tampoco existe. Hay dioses, sí, pero ellos no van a hablar a través tuyo.

11

No importa tanto si estás muerto o vivo.

No tiene que importar. No tiene importancia.

439 12

Homenajes. Dedicatorias cívicas. Creer en todo eso. En esas diferencias. Dios mío.

13

“Me refugio en la infancia. Para captar lectores, es lo más seguro. ¿Quién no tuvo infancia?

Los niños. Pero ellos no otorgan premios ni subsidios.”

14

“Necesito un idioma extranjero; vivo o muerto. La cuestión es que los demás no entiendan.

La cuestión es que yo pueda introducir frases incomprensibles en medio de mis opiniones.

Eso proporciona una enorme autoridad.”

15

En esos refugios envejece.

Y la muerte no será digna con él. No será hermosa. (La muerte, en realidad, es la vida).

440

16

“¡Ah, esos sueños! Vos no tenés idea de lo que eran, pibe.

No, callate.”

Una canción

LA VISITA

Ella todavía conserva la llave que un día le dimos, en la adolescencia; ella todavía sube la escalera como si volviera, tarde, de una fiesta.

Pero, con sus bolsos, arriba molida; viene de visita, vive en otra parte. Todo el día trabaja, se gana la vida sufriendo lo anónimo de la ciudad grande.

Su fiesta de ahora no acabará nunca, va bailando el baile que todos bailamos: vivir sin rendirse, pagar nuestras deudas, responder creciendo al equivocarnos.

Nosotros dormimos, ella abre la puerta; en su vieja cama se tira rendida, pero con nosotros tomará la leche en la misma mesa, cuando llegue el día.

Su amor la sostiene, viene a ver quién era; sabe quién es ella, que su amor la alza. Lucha por la vida, la vida la inunda crece con el tiempo mientras va gastándola.

441

Porque esto de ahora será para siempre, jugará lo mismo que todos jugamos: mirar el pasado despacio, despacio, beberlo en silencio, y seguir andando.

(Música de Cecilia Petrocelli y Pablo Pascualis)

442 2491 (2010)8

8 Escrito entre 2004 y 2005.

443

444 LA PUERTA DE CALLE

Grande, vieja, oxidada, la puerta de la calle espera siempre, incluso, a los que no vendrán ya; y a los otros les deja el paso, abúlica; que las cosas son buenas si Dios quiere; y si no, lo que sea.

Ya pasaron los tiempos en que, según sonara al cerrarse en lo alto de la noche, sabías medir la cantidad de vino que traía en la pobre maleta de piel y huesos. Las crisis la aventura convirtieron en puros manotazos de ahogado.

Puerta, puerta. Que al cruzarte camine yo, todavía, hacia el poema.

LA ESCALERA

Lo primero que ven los demás, cuando entran: mármol y bicicletas y un entreverse de misterios, de lámparas y cuadros en lo alto, en recodos, con interrogaciones que, jamás satisfechas, alimentarán sueños de carteros. De soderos.

445 ¿Por qué no? También es gente que sueña.

EL DESCANSO DE LA ESCALERA (I)

Ningún descanso: allá se ve el límite, tan importante para algunos, y de este lado los vislumbres que se podían tener, ¿de chico, no? porque era necesario saber qué se podía o no hacer (tocar, correr, gritar. O nada). Y se sentía que así iba a ser la vida.

EL DESCANSO DE LA ESCALERA (II)

Pusimos una lámpara aquí, cuando murió mi madre. La trajimos y la sacamos de su sitio eterno; pero parece que se adaptó bien, no como el panda o los gorilas de montaña. En cambio, fui yo el que no se adaptó, me temo.

Y en la pared hay cuadros, cuadritos. De castillos medievales alemanes arrancados de páginas de una revista médica, y un espejo.

Yo los miro y me miro al entrar. Por supuesto, formamos una serie: somos todos antiguos castillos.

446

LOS CUADROS

Cierro los ojos y ellos se acercan. Son agradables y cálidos: son criados en casa. Deberían hablar, si esto fuera un poema imaginativo, pero la verdad es que se quedan en silencio, mirándome.

Obvio, que con piedad. ¿Cómo lo sé? ¿Cómo lo sé, si tengo cerrados los ojos? ¡Ah....!, Éste no es un poema explicativo. Sí, cerrados los ojos. Y los miro, y ellos me miran. Desde su caballo, el hombre que ha robado una muchacha que lleva a grupas, preocupado, me mira. Las palmeras del Mosteiro da Graça, acarician el aire viciado del hall. Las iglesias de madera de Chiloé parecen acordarse del mar y las colinas, pero también me miran. Soy el dueño.

Soy el dueño de este desastre. De mi vida y de mi hacienda, a la que ellos pertenecen. ¿Qué les puedo decir? ¿Qué cuentas les podría rendir? Son piadosos, y eso ya quiere decir algo.

447 LA CARA EN LA PIEDRA

Es un caso especial: surge y resurge la cara, desde el fondo de la piedra; Michi Aparicio la dibujó para nosotros; la sacó, mejor dicho, de la piedra dibujada.

Era de noche, y esa noche era de hermosa...! Fría, limpia, noche de una ciudad. ¡Jujeños amigos! Los dos ríos corrían por mi alma: el Grande, el Chico, iban corriendo por mi mediano corazón.

(Se promediaban).

Cada vez que la miro ella sale del fondo de la piedra; será su mandato, lógicamente; pero no sé. Tendría que hacerme acordar de la felicidad en las ciudades; y en cambio se ve bien, se ve siempre, que asomarse le duele.

MÓVILES, CACHARROS, ETC.

El caballito alado de Indonesia. El loro. El árbol fabricado con semillas y barnizado. La vasija de los Valles Calchaquíes, estilo Inti-Huasi; por supuesto, negra. El cántaro chané. Varias lechuzas, varias

448 palomas, todas de cerámica. El tatú toba. La gallinita que trajimos de Itá.

Ésos no. Ésos son alegres. Parece que les gustara estar. Parecen contentos.

TELÉFONO

Irene habla por teléfono. ¿A quién le habla? ¿Qué le dice?

¿Cómo se puede hablar y escuchar tanto?

El teléfono es una ventana donde un ciego sólo escucha a los pájaros y a los autos.

En la penumbra del hall, una ventana de sonidos donde se asoma mi hija al mundo.

COMEDOR DIARIO

Todos juntos aquí, en el fresco del verano;

449 entre libros, cuadros, adornitos. En el pequeño espacio, que hemos hecho para tener un comedor diario, invento argentino.

Alzo el codo, y doy vuelta un pollo. Muevo una rodilla y la lleno de ensalada. Nuestras almas también se rozan un poco.

EL GATO JUAN

El gato Juan vivía sin preocuparse. No es que los gatos sean así: él era así.

Vivía sin preocuparse.

Ustedes van a pensar que yo voy a hablarles ahora de su pasión por los techos, su actividad sexual, su vitalidad, de la que haré, dirán, un adecuado símbolo. No.

Lo único que yo quiero decir, es que vivía sin preocuparse. Sabía -instintivamente, tampoco la pavada- que querían matarlo: ya unos perdigones le habían pelado parte de su negra cola, y se la curamos.

450 Pero; o sea, que sabía eso, y sin embargo igual se iba a los techos.

Y por ende, lo mismo volvía, como un cachafaz, a dormir todo el día en la cama de las chicas (en la nuestra, no lo dejábamos).

Iba y volvía, pero en peligro.

JARDÍN

Dulcemente, no existe. No existir, desde luego, lo hace más hermoso: llama la atención, por ejemplo, cómo cambia, cómo posee primaveras propias o tórridos veranos, por su cuenta.

Cómo sus rosas se marchitan por las malas noticias. O reviven los días de cumpleaños. Hay, a veces, arboledas larguísimas: un parque parece más que nada; y otros días tiene las dimensiones de un cantero donde a cada malvón se lo conoce por su nombre. Jardín de nuestras torvas maquinaciones, del que no hay que espantar ni ratones ni pájaros ni perros; del que no erradicamos jamás ninguna mala hierba.

451 ALTILLO

Clandestina constructio, los altillos sólo existen de hecho, pero existen: los habitan los locos, los muchachos, los más humildes (si es una pensión); y en la casa de Aldana, él sube a escribir al altillo; y yo soñaba mirando chimeneas, los Sesenta, mirando techos y respiraciones de terrenales cloacas; sí, soñando. Irene tiene aquí su caballete, el que era de mi madre. Y además, están las colecciones de revistas, los libros de historietas, los recibos pretéritos del API, y los primeros versos que yo escribí.

AZOTEA DE NOCHE

Aquí debe haber tilos, se siente el olor, y jazmines, ¿no?, en la noche tan clara, tan llena de estrellas, calurosa, próximo el año nuevo.

Rodeada de edificios, la azotea queda apenas iluminada, en medio de las luces, las lucecitas que señalan el lugar de las cocinas y livings, donde la gente intenta ser feliz. O, a veces, ni siquiera lo intenta. Pero encender la luz ya es algo.

Si yo supiera decir esta ansiedad que los perfumes, las luces, producen en este silencio de la noche, que parece un inicio de vida...

452 Se anuncia siempre así, el amor: como una lluvia o tormenta, meteorológicamente, y subimos a los techos a consultar el cielo.

AZOTEA DE DÍA

En los centros de manzana la ciudad todavía parece un pueblo. Copas de árboles, que sobresalen tras las azoteas con ropa colgada, dulce. Aventuras que algunos gatos nos cuentan, y escaleras metálicas, o de mampostería, que se hunden en sus respectivas viviendas como en un pozo de misterios.

EL TANQUE DE AGUA

Es airoso y robusto; es el vigía que protege la casa de las invasiones de los bárbaros, aunque sin saber que ellos ya están adentro. En consecuencia, debería ser patético, pero en cambio su humildad, su increíble resistencia a la inanición, su evidente deseo de no causar problemas, lo convierten en algo parecido a un patriarca: el que almacena el agua, el dador. Pero a veces se tapa.

453

PATIO TRASERO

Salgo al pequeño patio trasero de la casa. Es de noche, y recuerdo al gato Juan, sentado en la cornisa, maullándole a la luna.

No me era posible verle la cara, y además, ya se sabe que los gatos no reflejan en su fisonomía sus sentimientos; pero su actitud, de atenta veneración, de digna súplica a tan poderosa señora, de tanta sabiduría frente al caos y al cosmos, me dieron miedo. Un miedo profundo, y una piedad inmensa por el desamparo de ese gato.

POTREROS, GALPONES

Me los traje de la casa de mi abuela, que estaba en un pueblo cerca de aquí; y allá dejé unos terrenos impostores para que los lotearan en lugar de éstos.

Pero como cosa ilegal los tengo que tener ocultos:

454 los guardo en una de esas alacenas altas, que hay en los lugares más insólitos de las casas.

Me subo con dificultad y cuando entreabro, ya me llega el olor a polvo y marlo, a nafta y a bosta de palomas, y escucho los zureos, y me golpea el calor de la siesta; y después cierro, bajo, digo: “querida, no está la reposera ahí”.

ECHESORTU

Hacia el oeste queda Echesortu: las hojas filtran la luz como en un bosque; las casas, a la vera de los túneles arbóreos son puertas a la magia de las muchachas que viven en sus piezas latiendo con ellas. Todo es cuestión de mirar y adivinar. Adivinar por dónde, ojos, oídos, piel, entrará el barrio al alma.

EL AMA DE LA CASA

Ella cura enfermos y cocina.

455 ¿Cocina como cura?¿Revuelve sus cerebros?¿Los sazona? ¿Se cocina como se escribe versos? ¿Se aderezan los versos, los locos se pelan, se desgranan?¿Se pintan las cazuelas, Irene? ¿Se esculpen los gajos?¿Hay que darse una política para el pollo?¿Para el ketchup?¿Y las mayonesas?¿Cómo se puede tenerle tanta confianza, sentarse a la mesa, no pensar que te envenena? No son, Lautaro, sólo las leyes, el Estado, la venganza privada restringida a la acción pública, ya vas a ver. Hay otra cosa que te lleva a confiar. Y todavía estamos vivos.

COCINA

Templo y martirio de ella, sitio de confidencias y conflictos. Cocina de las primeras noticias acerca de algo. ¿Ella sentía frente a los tomates o las escarolas lo que sentía yo frente al blanco papel?¿Tuvo una etapa, digamos, de formación? ¿Concluyó esa etapa? A veces, envidio a los maridos que saben cocinar.

456 LA VECINA

Luisa sale al balcón enfrente de mi casa. Tiene 81 años, y mira algo en el árbol que le queda debajo; tal vez una torcaza, o unas hojas, o un plástico enredado en las ramas: eso no lo sé, pero si veo –claramente- que con la lengua, por debajo de los labios se remueve los restos del desayuno que en la dentadura postiza, le molestan.

PALMERA

¿Qué será de la palmera que se veía desde la ventana de la cocina, antes de que hicieran el edificio? ¿Estará bien? ¿Y pensará, a su vez, en nosotros, en lo que ha sido de nosotros?

LLUVIA

La ventana está llena de gotitas; el viento le sacude

457 las hojas, y a través de los vidrios, lo que se ve es distinto: es luminoso y húmedo. Porque el aire está lavado cuando estamos aquí, mirándolo.

Y los ruidos. Los autos se desplazan distinto, y el sonido lo sabe. Y en el cielo se ven viajar las nubes como una horda de bárbaros apresurados por llegar a su invasión. Y mientras, indiferentes, nosotros hacemos cosas en la cocina, que si no estuviera lloviendo no las haríamos: pensar, escribir, sentirnos ¿cómo? No sé.

SANDWICH

Estoy comiéndome un sandwich clandestinamente. Es que no puedo advertir a los demás ocupantes de la casa, este hecho. Me censurarían.

Los panes están contados. El queso está racionado. El jamón está por las nubes. Qué me importa. La vida me exige este alimento, y yo me lo como. Después pediré perdón. Expiaré mi culpa (no creo

458 que me acepten un poema, o incluso, varios, como reparación).

CORDERO A LA GRIEGA

“El trozo que se utiliza es la pata, que se hace cortar, por supuesto, en la carnicería. Se pasa por harina (para que no se pierda el jugo), y después se sella con aceite de oliva.

Se sacan los pedazos, y se van terminando de freír. Volvés a poner, después, todo en la olla, y le ponés tomate al natural, unas cuantas cabezas de ajo, un chorro de vino tinto y un generoso puñado de aceitunas negras. Y se revuelve bien. Se lo termina de condimentar, y se lo deja cocinar una hora. Así que sáquenlo ustedes, que yo me voy a atender los pacientes; que cocinar no es lo único que sé hacer, ni lo único que me tocó en la vida.”

459

LA HELADERA

Ahora es mi hijo el que está robando comida de la heladera.

Llega en la oscuridad de la noche, cuando nos supone dormidos, y se va a la cocina y busca las porciones sobrantes de la pizza, las empanadas, lo que dejó la inapetente de su hermana. Y se lo come, voraz. Limpia prolijamente los rastros. Y sale. Sale como si fuera un delincuente profesional. Sin culpa.

Yo espero. No voy a mancillar su ilusión de ser un gran bribón. ¿Por qué lo haría? Yo espero pacientemente.

Después entro en la cocina, y voy a la heladera. Y me termino de comer las porciones que restan. Como un delincuente, pero amateur.

460

REGRESO DE VACACIONES

En unos pocos días, nada más, todo se ha derrumbado: cucarachas muertas a causa de previsores insecticidas, plantas exangües. Olor a cadáveres lapidados. Los héroes de novela protestan su abandono desde los anaqueles. El gato Juan, reintegrado, pasa en una neblina de desprecio.

EL TELEVISOR

Habla y habla, y solamente de tanto en tanto, muy de tanto en tanto, dice alguna cosa que interese.

Pero a las mujeres de la casa parece que las entretiene con su insípida charla. Aj. Competencia desleal.

No es, en realidad, un amigo, como lo son las otras cosas. Pero costaría, sin duda, mucho apartarlo de nosotros, tiene sus partidarios, se hace el débil para que lo defiendan.

461 ESTEFANÍA

Aunque viva en otra ciudad, por ahi se escucha: una voz femenina, que no cambia con los años, aguda. ¿Cómo se escucha si no está? Es una voz que se ha quedado. ¿De qué tiempo?

Debería prestar atención: en los sueños, en las ideas acerca de las cosas, podría distinguir, si quisiese los años de esa voz, la estatura de esta pequeña locutora de la casa.

ALMUERZO AL PIE DE UNA FOTO ANTIGUA

Comemos, y se meten. De la foto se descuelgan, blancos y negros. Monstruos que sobrevuelan la mesa, y se permiten opinar: la mujer de mi abuelo, y mi abuelo, el padre de mi madre, con don Luciano Molinas, y Miguel Angel Correa (Mateo Booz), opinando de cosas como Reutemann o la Ley de Lemas. Anacrónicos. Desinformados. Se “enteran” por los diarios... Yo me indigno, con los compañeros de nuestros hijos, y con ellos

462 y con nosotros, ya la conversación se hace compleja. Encima, éstos. Parece un mitín. Y acá han pasado cosas que ellos ni se imaginan, en sus vidas de papel mate. Pero quieren hablar. Bueno, comemos. Y finalmente todos tomamos el café en silencio, lo que tampoco es solución.

REUNIÓN DE GRANDES

Ya no viene Sergio a mirar concursos de belleza en la TV, pero Javier y Carlos, en silencio, comen sus milanesas con ensalada; mientras Andrés, por terminar el té, el autobús a Granada se lo pierde. Con Irene, Cecilia y Rogelio conversan sobre Frida Kahlo, pero el Antonio y el Ale hablan más alto discutiendo de estética cordobesa. Melancólicamente aprieta Edgar su naranjín en la gran mano como con rabia, en tanto Beba sueña mainumbís en el aire. Nosotros escuchamos. Escuchamos el tiempo, la pieza donde está el comedor se vacía, se vuelve como estaba cuando entramos a vivir a la casa: cuando no estaban en ella los años con que íbamos a llenarla.

REUNIÓN DE CHICOS

Son pequeños actores y actrices: experimentan las conductas esquivas

463 o caóticas, o similares a la de los adultos: pero prueban esas conductas, por lo menos; no se les aparecen como inmutables.

¿Cuándo las dejarán así, en el estado que les pareció más apropiado para no cambiar más?

Prueban, ahora. Se equivocan e irritan o conmueven. Cuando comprenden que una sola persona no puede transformar a las otras, sin las otras, sin su caliente voluntad, harán lo mismo que nosotros. Lo mismo. O algo un poco distinto, a lo mejor. Quién sabe.

LA MÚSICA

Llena la casa, la infla: nos damos cuenta que es una casa chica cuando entramos y nos aturde, cuando coléricos gritamos “¡bajen esa música!”, como si ella nos cortajeara el hígado. Y la hija baja el volumen de la música, corriendo a la fuente del frenesí, mientras dice: “ufa, papá, no está tan

464 fuerte”. Ella quiere que la casa eche a volar. A volar en alas de esa música, pero qué. No se puede. No se puede, hija.

EL BALCÓN DE PUEYRREDÓN

Este balcón, antes, vivía entre árboles; ahora talados (Algunos vecinos no podían entrar el auto). Lo hemos llenado de plantas y flores, pero la desolación de la realidad igual lo cubre. Pasan autos a gran velocidad, no sé por qué; pasa la hinchada visitante camino hacia y desde la cancha, sin poder dotarlo de alegría (es lógico). El balcón vive esperando esos árboles que él cree que salieron a caminar y no han vuelto.

EL BALCÓN DE ZEBALLOS

Acá pasó al revés: la tristeza de los días se fue mudando en árboles, en otros árboles, plantados por nadie -nadie de aquí; quiero decir, funcionarios-, que crecieron casi sin enterarse de los desaparecidos de la vuelta. Sin saber la tristeza de la calle vecina. Y hay tilos, y perfuman; y su olor a los jazmines se mezcla en las noches. Hermoso. Muy hermoso. Pero el caso, lo grave del caso, es que tenemos dos balcones.

465

PAISAJE (HOMENAJE)

Al pie del cerro de Pueyrredón nací. Pero no se ve desde ahí porque vivimos en Rosario y ese cerro no es más que imaginario, y lo inventé para ponerlo aquí.

LOS DE ABAJO

Para colmo, hay un bar abajo. La casa flota sobre el bar igual que una canoa en la ribera. Cuando acá arriba se cae una idea va para abajo, cae en una mesa rodando entre pocillos, jarras de chopp, y nunca falta alguno que la esgrime, que la vuelve banal; oh, pobre idea, con nosotros vivió bien tranquila, no se le pidió nada. Ni lavar ni siquiera los platos. Y ahora, fíjense, lo tiene que apoyar al gordo ése en sus posturas sobre León Ferrari.

EL CABALLETE

Irene no pinta en el caballete que era de mi madre, porque los tiempos han cambiado, y el arte conceptual, parece que no precisa que el artista mire así, a cierta distancia del cuadro, lo que está haciendo, como antes hacían los pintores en la calle. Ellos se ponían en la barranca, y el río se quedaba detenido, imposible, en la tela. A los chicos nos parecía una magia. Y lo era. Era la magia

466 de la representación, una mentira como cualquiera; mi madre pintaba así sus flores, sus edificios rosarinos en construcción –que hoy están ya viejos o demolidos- poniendo la tela sobre ese caballete. ¿Y qué es, Irene, para vos, hoy, eso, un apoyo para poner tus construcciones, pero una vez que están terminadas?

LA PIEZA DEL HIJO

Encerrada en el centro de la edificación, la ventana daba a un tanque de agua.

Pero eso no importaba: los recortes, los volantes, los afiches, llegaban de su mano, y él los pegaba a una plancha de telgopor, ad hoc. Lautaro, mi hijo varón, con esas cosas traía al mundo; lo hacía entrar en nuestra casa.

A tomar la leche, o algunos mates, o como refugio, tal vez. Lo traía, y el gato Juan lo husmeaba y después se alejaba desdeñoso, lo que era lógico porque el chico nunca lo consultó sobre el tema.

Y Lautaro jugaba con el mundo: le sugería cambiar. Y de buen grado, él, en la pieza, se dejó convencer; se embanderó, se volvió inteligible, mejorable: confiable. Buen compañero. Y después, claro, lo invitó a su casa.

Y Lautaro se fue a la casa del mundo,

467 quizá a tomar la leche o unos mates. O como refugio, no sé; llevándose esas cosas con las que estaban: sus banderas, sus mástiles.

LOS NIETOS

No, ellos tampoco existen. Los objetos esperan para ser rotos, usados, para ser algo por vez primera para alguien, pero aún deberán esperar por un tiempo, por su tiempo. Cuando empiecen las imaginarias repeticiones: las caídas en el mismo lugar que los hijos, los sustos a causa de las mismas travesuras. La leyenda, la cultura privada en que se afirma toda vida aquí, hasta las épicas. Vísperas al pasar por esas piezas todavía grandes.

LA BIBLIOTECA

¿Cómo, “la biblioteca”, si hay libros por todas partes? Y, sí, hay libros por todas partes: en el cielo, por ejemplo, y en las alas de los pájaros en el cielo, y en las caras de los que miran el cielo, y así sucesivamente; hay libros,

468 y algunos cobran la forma ésa, de libros (con tapas, páginas, esas cosas), y los guardamos, a veces, en estantes, en anaqueles, que si están todos relativamente juntos, quizás llamemos biblioteca. Y ahí, en una de ésas escribimos, o hablamos con alguien.

EL AUTO

Vive exilado de nosotros porque no tenemos garage, y se enloquece como un perro cuando vamos a sacarlo. Muchas veces, es todo rutina (¿O pasiones secretas?). Lo mejor, para él, son los grandes viajes: el lago Posadas, entre enormes vientos. Abdón Castro Tolay, límpido. Chiloé. En fin, el universo. Él elige, nosotros nos subimos.

EL SABIO

Estaciono en una ciudad Desconocida. Dejo el auto preocupado. Como si no supìera que a él, estar solo por un ratito, no le molesta.

Quedarse descansando así, sin buscar pruebas de la existencia del mundo.

Un auto grande ya,

469 con algunos problemas físicos; pero que sabe lo que vale dejarse estar, tranquilo, en una calle de la que no se sabe ni el nombre.

CARPAS

¡Sucursales ubicuas de la casa en el Manzano Histórico, en el Puente Pexoa, o junto al río Pipó!

Filiales cuartos de liviana lona que guardan lo esencial de nuestro lar, que milagrosamente reproducen goteras y humedades del modelo. Serviciales y efímeras, plegables. Transmisibles sin escrituración.

¡Ágiles instrumentos del nomadismo del pequeño burgués! Los sueños hemos plegado al volver a doblarlas a ustedes, y hemos guardado todo junto, en estantes altos, hasta otra.

BAÑO

Aquí nacen las reflexiones más profundas, y se revela el ser: uno, sentado, ve transcurrir el orbe hacia su caducidad sin apelaciones: él brilla, cósmico, reflejado en los viejos azulejos, que se vuelven translúcidos en el portento de igualársele. Pero, ¡cómo, nunca!, al universo no se le pasa un trapo, eso está claro. Así, el lugar es también de lo falso,

470 lo alucinado, lo que pierde al hombre tras la gloria y el poder; pero, no obstante, el baño es humilde y recibe los dones que le querramos dar.

EL OTRO BAÑO

Hay otro baño, también, y pasa lo mismo. (Ver poema anterior).

PLACARES

No son, realmente, placares. Son impostores, son roperos mimetizados. Los placares verdaderos están en los departamentos modernos, empotrados en las paredes, como ventanas mágicas a otra dimensión, de donde puede uno traer calzones y camisas galácticos.

A éstos, nosotros, mucho no los respetamos: farsantes, los abarrotamos como valijas, les dejamos las puertas abiertas, banalizándolos.

¡En los departamentos modernos, en cambio! Antes de comprar esto, nos mudábamos a cada rato, y al ir a alquilar, decíamos: pero qué lindos placares, ¿no? Los placares

471 eran el cebo que nos tentaba como a vulgares bogas.

¡Oh, cómo amaba yo los placares!

EL DORMITORIO

Aquí siento los ruidos, es decir, aquí siento el silencio: siento el enarbolarse del aire para ser viento, cómo aparta las hojas, cómo le contestan, cómo me invade, cómo nos invade, y cómo prepotente nos obliga a respirar. Aunque querramos morir. Aunque querramos irnos con los fantasmas de la noche que ni siquiera saben respirar ni lo precisan.

ROPA

Como el arpa de Bécquer, las ropas yacen tiradas en sillas, en la cama o en ridículos percheros improvisados en picaportes o respaldares. Malévolas causantes de disturbios conyugales, miran, impávidas vacas bidimensionales, las peleas a causa de ellas por su ilegal situación, sólo aparentemente provisoria. Su secreta ambición de niñas edípicas es meterse en el lecho matrimonial a ejercer un ménage à trois por la fuerza de los hechos, por el descuido o la inercia. Entonces suspiramos y las guardamos -las encerramos, bah, seamos sinceros- porque no es así como deben

472 jugarse las escenas del amor.

PERSIANAS

Árboles de metal, creadoras de penumbra en la siesta, diosas del Tercer Mundo, llenas de vejez y de óxido; oh, amadas, amadas sin doblez, transparentes tan sólo en la intención, pero opacas; sustanciosas ventanas refractarias al progreso y al sol. Maravillosas en la noche también, cuando la luz humana y otoñal de las cocinas saben dejar filtrar, para llenarnos de evocaciones misteriosas y dulces en torno a afectos, en relación a hogares de los que no sabremos jamás una palabra.

EL AMOR

Aquí nace el amor y renace tras morir. Y se muere tras existir el tiempo que le es dado. Aquí vuelve, como un ánima en pena, y da vueltas y vueltas por los lugares donde supo ser. Y cuando es, se queda quieto así, como una mosca frotándose las patas satisfecho, para echar a volar cuando queremos apresarlo y se posa en los cuerpos, en medio del perceptible trabajo de la pasión. Después,

473 como si alguien abriera una ventana, ya no está, aunque parece andar volando, dar vueltas todavía.

LA MUERTE

Ojalá muera aquí, en esta pieza, en esta cama, en esta posición: mirando el árbol que yo siempre miro la tardecita del domingo; que no me saquen vivo, que no vaya a parar a un sanatorio y me llenen de caños y de jarras colgándome sobre la cabeza.

Y accidente tampoco. No dan tiempo para romper papeles comprometedores. En contraprestación, yo, con la muerte pelearé desganado. Como en un partido de fútbol arreglado. Sin honor, abatido. Como corresponde. Sólo eso pido. Si en casa no hay nadie, por ahi mejor. Total, puedo esperar que vengan. Puedo esperar tranquilo, por un montón de tiempo.

Si no quieren que vuelva por la noche, que ellos se ocupen de los ritos fúnebres: a mí no me disgustaría -ellos lo saben bien- volver, meterme, y opinar sobre alguna cosita.

Que me saquen, entonces, con todo resuelto. Que me bajen por la escalera en andas de enfermeros que no leen jamás una poesía, bien patético, y que atraviese horizontal, destronado el límite del reino de los otros.

474 Con los pies adelante. Juntos. En oración pedestre, justamente. En oración de alabanza a la gloria de la vida.

475

La poesía tiene tan pocos temas. Este libro les recordará a los lectores, sin duda, muchas ideas ya trabajadas por otros poetas: Héctor Miguel Angeli, Lisandro González o Andrés Neuman, por ejemplo. Y qué decir de “Esquina del Universo”, de Alejandro Schmidt. De hecho, 2491 a mí me parece un “Poemas solariegos” urbano. Para atenuar el caradurismo, introduje un poema paródico. Cuando se trata de magníficos poetas como los que mencioné, se puede ser humilde, y limitarse a reconocer, sencillamente, la afinidad. Pero en un caso como el de Lugones, hasta el mayor respeto parecería presuntuoso. No había más remedio que recurrir a ese agresivo género.

476

DIARIO SECRETO DE MARCO POLO

477 (2011)9

9 Escrito en 2005.

478

21 de marzo

Es primavera en los almendros, es primavera en los palacios, es primavera en todo, incluso, en lo que no puedo ver, ¿y cómo dicen los sabios de este país que del otro lado del mundo es otoño?

Yo vengo del otro lado del mundo, y allí seguramente, debe ser primavera también. Como era cuando era joven, cuando yo vivía allá, sin sospechar este destierro dorado, urdido por negocios.

Y sin embargo, ¿cómo saberlo? Tal vez hayan cambiado las cosas, tal vez, lo más probable, es que yo haya cambiado tanto, que no recuerde. Que no recuerde cómo era aquello, cuándo empezaba.

25 de marzo

Pero los pájaros vienen de algún lado. ¿Vienen del sur, o del oeste? A veces parecen venir del sur, pero pueden haber doblado antes, ¿quién lo sabe? ¿Quién se atreve a saber algo a través de los pájaros?

Ellos no saben nada del poder, toda la tierra es su reino; viven tan poco que pueden creerse reyes, antes que el desengaño los conmueva. ¡Qué se puede hacer con los pájaros éstos!

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No dan información, sólo despiertan esta curiosidad angustiosa, este deseo de volver, para ver, para saber cómo funciona el mundo.

30 de marzo

Y ahora habrá que vestirse, que caminar por encantadoras pérgolas, rígido, sin poder alzar la mirada hacia los pájaros, solamente pensando en los asuntos políticos del día.

En la audiencia de Su Majestad me miro las ropas bordadas de oro, y me pregunto cómo es posible que yo sea esto. Mis oficios, ciertamente, me llevaron; si yo sé bien lo que el poder tiene de teatro: soy solamente un hombre que sobrevive.

Pero, ¿por qué, entonces, aquí? ¿Por qué no donde ahora es otoño? ¿Por qué no del otro lado del mundo, de donde vine, y donde no hallaría el extraño sentimiento de estar donde no debo?

2 de abril

¿Cómo tasar la ausencia de mi madre, cómo creer en esto y en su ausencia? Si me dijeran que en esos planetas que giran junto al sol en derredor de la tierra, hay países, y que estoy en uno de ellos, y que soy el Ministro del Gran Rey, me sería más fácil creerlo, que creer que si no está aquí mi madre, la misma que me enseñó a decir que estaba vivo.

480

3 de abril

¡Ah, sacarme las ropas y correr! ¡Correr, correr, hasta el fin de la tierra, caer al pozo brillante de los monstruos y, surtidor magnífico, emerger en la fuente de la plaza del pueblo! Dicen que hay leyes –y siempre las hay- que no permiten realizar esto. Leyes humanas y divinas, límites a la locura, que no debe nunca prevalecer en esta humana raza, pero, entonces, decidme, ¿quién iría al Infierno, a servir en las cohortes de Satán? Hay una economía en los proyectos que todo Dios se hace.

7 de abril

Pero cavar tampoco. Cavar hasta el otoño, tampoco: porque el Infierno se entromete en este vertical itinerario, y no se sabe de atajos, ni de desvíos, para dejarlo al costado. Está claro. Para llegar al otoño no queda otra salida más que esperarlo. Y entonces, vendrá aquí. Y no estaré de regreso. No volveré al modo particular en que la estación a mí se me presentaba. Hay que irse.

15 de abril

Irse y atravesar los desiertos, una ruta

481 bien conocida por mí, por cierto, pero y si llego allá, y no es? ¿No es otoño?

Vamos, Marco, cuál es tu propósito, ¿irte o saber? ¿Tu madre o el futuro?¿Vida o muerte? Cállate corazón, a un ministro no le hables así, perjudicas sus pobres astucias del día. Así que, a ver: cruzamos los desiertos y estamos. Y ahí sabemos por qué volvimos.

Ahí llegamos, miramos, y lo sabemos.

22 de abril

Y eso que nunca me fue tan bien. ¿Es necesario que parta? Después de todo, tengo una posición y varias concubinas legales, lo que allá no sería posible. ¿Pero tu religión?¿Acaso gano algo con eso, más que el Infierno? Pero desde el Infierno estoy más cerca del destino fijado, y no hay desiertos que atravesar, sólo cavar un poco. Bueno, pero Dios no me lo dejará abandonar. Está claro. Hay que irse. Que giren los astros mientras viajo, si no hay más remedio; mientras giran ellos, yo seguiré. Esperaré su próxima vuelta, andando.

482

1° de mayo

¿Quién se disfraza de pobre? ¿Quién hace de viajero ignoto? ¿Quién ha dejado su ropas lujosas tendidas en la cama espléndida?

¿Quién tiene una vasija para el agua hecha con un vacío cuenco de calabaza? ¿Quién se va?

¿Quién no mira que se va? ¿Quién no vuelve la cabeza hacia atrás, hacia todo el poder que abandona?

¿Quién ve el amanecer de primavera, entre almendros, lejanos los palacios, y goza?

¿Quién siente en la frescura de aquel amanecer irse la angustia como una grulla encantada del sol? Y camina por torvas sendas, sin sentido, grácil, como el sol que por amor da vueltas a la tierra?

2 de mayo

No te detengas, el Emperador

483 ya advirtió que partiste: ya prepara la carta narrándote. Narrando lo que va a constituir tu vergüenza.

¿Piensa él que con eso volverás a la Corte? Probablemente no. Lo que quiere, más bien, es destruirte. El otoño no sonará en tu primavera nunca más. Nunca más podrás pensar en un solo día que vendrá. No habrá más estaciones y climas en ronda.

Eso busca. Lo busca con tu vergüenza, con tu humillación. Y llegará la carta, claro está. Tiene correos para eso. Pero sigue, sigue. Seguir hace inane la carta. No lo sabe un sedentario emperador cuyo poder no cambia en el otoño.

3 de mayo

¿Y qué diría la carta? Tu vida, sólo eso. Es bastante. Sin narrar, esos hechos, como partículas de suciedad al sol, bailarían algún rato en la luz primaveral, y se caerían; pero así,

484 contados por su triste pincel en ideogramas de odio, todo sonará triste, fácil. No te detengas.

12 de mayo

En alguna posada, sin embargo, la carta lo alcanzó. Ese día no reposó en la galería ruinosa observando las grullas levantar vuelo, ni salir la luna enorme tras los montes. Permaneció en su habitación, solo, llorando, porque el pérfido poder había instalado balances en su débil corazón.

Y se impuso seguir al otro día como lo hacen ciertos moribundos que saben que no pueden más vivir pero pretenden que eso al mundo le cueste. Caminó con su rabia como con unas grandes muletas, sin fingir ya; la voz de mando, a veces, la mirada de señor, asombrando a sus huéspedes, a los viajeros que lo habían acompañado, los que a partir de ese mismo momento lo dejaron en total soledad.

19 de mayo

Dejé felices con mi ausencia a mis amantes. Todo puro pareció ser; o, al menos, me fui antes. Mi recuerdo, lógicamente, no les estorbará. Me reemplazaron, intuitivamente,

485 antes de mi partida. El amor es leve compromiso, comparado con las tareas del Estado. Esto atormenta mi huída, no las suaves pieles acariciadas en las pérgolas.

22 de mayo

Y así llegué al desierto. En el desierto el odio se ve odio. Es la ventaja de no tener más sombra que la propia. Me sentía mejor. Era indudable que yo, este Polo, pese a mis deseos de hundirme en las arenas, caminaba.

La carta ya había sido convenientemente destruida para quedar en la imaginación, más sólida, si cabe. Pero en el desierto.

Y un hombre en el desierto no se distrae. Un hombre en el desierto tiene un propósito.

29 de mayo

¿Cómo es posible, que si acá es lo que es, lo de allá no se note, que no haya indicios, ninguna filtración de un lado a otro de este mundo plano?

¿En esta torridez del páramo lo que compensa es mi frío corazón? ¿Los recuerdos tan fríos, que me asaltan?

No, imposible que un hombre pueda compensar a la Naturaleza hasta tal punto. No hay

486 nada de otoño aquí. Debe estar todo completamente del otro lado.

9 de junio

Recuerdo el día antes de partir. De huir, si se quiere. De investigar la verdadera naturaleza de las cosas, puede decirse también. En fin, Polo, ¿recuerdas o no? La tarde me producía una suave sensación de ansiedad. Nada extraño, teniendo en cuenta que era primavera, que los jazmines ya perfumaban, que el viento había cesado. Si alguien miraba mi rostro y advirtió esa ansiedad, la habrá atribuido pues, a esos efectos que causan horas determinadas en los organismos: sólo yo sabía que era porque al día siguiente dejaría esas pérgolas, me pasaría meses suspendiendo toda conclusión, a la espera fatigada de una verdad, como ahora.

12 de junio

Samarcanda es muy provinciana, jamás se atrevería a tener lluvias ni insectos no autorizados por el Gran Rey. Es imposible aquí nada distinto, nada opuesto a lo oficial. Sólo cabe buscar posada, comer e irse al camastro a mirar en el techo la impaciencia del continuar.

13 de junio

487 Hoy pasó un niño bajo la lluvia. Quizás no sea tan banal la ciudad; quizás me vede disfrutarla, en esta obsesión por las estaciones. Desperdicias tus años, Polo. Lo más probable es que sólo quiera volver, ya sabes. Volver. ¿A qué tanto justificarse?

20 de junio

De los ejércitos no hay huellas, las arenas las tapan. De la lluvia que moja los avíos, las espadas, tampoco hay huella, se evaporó en el tórrido calor torvo que siguió a la secuencia de los climas. Inútil, también inútil buscar aquí señas. Y aunque quiera tranquilizarme, sólo tendrán respuesta mis preguntas, al llegar a una tierra donde reine el otoño y se lo vea.

25 de junio

Los puertos aparecen. Los amigos que hay en los puertos también. Y están hechos para dejarlos en la lejanía, viajero triste. No vale la pena contarles lo de la otra estación, contraria. Lo del otro lado del mundo. Un puerto. Son amigos que viven en el puerto. Están hechos para ser como son. No te confundas.

27 de junio

488 El poder sigue impregnando mis afecciones. Es que no he tenido amor verdadero. Los palacios son para eso, ¿no lo sabías? Para que no te des cuenta.

Entonces, quisiera saber por qué logré concebir la idea de irme, de huir, ¿eh? ¿qué respondes?

¿Qué responder a quien vive preguntándose? ¿Qué es este cuaderno, sino una pregunta sola y enorme sobre el papel de arroz, souvenir de todos aquellos días?

29 de junio

Olas marrones, verdes, profundamente azules, el mar nunca es igual, como nosotros, a sí mismo. Pero al mirar, Polo cambia y el mar lo mira mientras cambia a su vez; loca carrera por no ser ya más lo que hace un rato sí se era. Y se vive, así, las biografías se quedan atrasadas.

El mar no es más que una nutrida multitud de primeras veces de mirar. Polo también, y el dolor cede.

30 de junio

489 Hoy había una nube sin forma especial, en el cielo. No poseía ninguna significación.

El Emperador, si hubiera querido, se la hubiera dado. Yo la hubiera aceptado, es fácil. Pero aun así, no la tendría.

La verdad no puede ser una convención de Estado. La verdad debe verse.

1° de julio

No es negro el mar, como lo llaman. Es verde y es azul, o solamente es una bruma gris en la distancia tan incierta como tus deseos. No es éste el del final, por supuesto; vendrá otro después, y después otro, hasta que por el mar, qué duda cabe, arribes a Venecia, que en el mar oscila como el barco de un niño.

9 de julio

En las tierras que se avizoran es verano. Todavía estamos de este lado del mundo. Lo certifican estos mosquitos, estos sudores.

Es evidente, la estación abarca el orbe conocido. ¿Conocido por quién? Noticias pueden llegarme aún de aquella tierra de los palacios, pero de la nuestra ninguna señal hay, y por eso nada es señal, y así vamos.

16 de julio

490

Qué lenguaje excluye el poder. Ninguno. Cuando la posadera me pregunta si quiero una taza de té, lo que quiere decir es que ella tiene el poder de dármelo.

Pobre Polo. Todo es así. En tu vida todo es así.

18 de julio

¿Y qué deseo ahora, si no el deseo del otoño? No son perfumes de mujer lo que busco, y anhelo aspirando la brisa que, desde el mar, se pasea en cubierta. Son perfumes de hojas secas, y fuegos cálidos y de húmedo frescor en las frondas que se desnudan. Pero la brisa sólo me habla del verano, de sal caliente y olorosos peces.

26 de julio

Es que tu idioma intenta penetrar la misma cáscara del mundo. ¿No habíamos quedado que así se termina en el Infierno? No, es que voy al otro lado. Si aquí están las preguntas; por lógica, del otro lado deben estar las respuestas.

491

Pero el mundo podría no tener ningún lado: podría ser, por ejemplo, un centro eterno, con tus dudas como eje.

27 de julio

Basta ya, Polo, no busquemos más esa casa: las chicharras cantan en el verano de la costa a la que arribó el barco; dátiles hay, y todo lo demás que una visión pintoresca inventaría; en realidad ni siquiera hay que inventarla, ¿no ves? ¿No es un regalo que nos prueba el perdón?

Tu quimera precisaría una tierra redonda para existir. No sueñes más, estás crecido, no delires. Baja del barco, y vive, y duerme bien, y placenteramente.

28 de julio

Hoy, en esta ciudad, pasó otro niño bajo la lluvia. Qué estúpido fui en creer en aquél, en el primero, como en un símbolo. Es evidente que los niños se la pasan andando bajo la lluvia. Cómo se burlarían mis tíos y mi padre, de todo esto. Como un ridículo bufón de ti mismo, quieres entretenerte con charadas y versos supuestamente delicados. Ridículo. Descubre lo que has venido a ver. Y si es posible, véndelo.

492

6 de agosto

Ésta es Bizancio. Ya no es fuerte ahora, pero lo fue. No me asombro: creció, y deberá morir, aunque no es tiempo todavía. ¡Ah, soportar la ronda de las cosas humanas, como al clima, como el torpe movimiento de los astros! Así que por ahora me limito a dejarme hospedar, como en las otras ciudades visitadas como establos. Existe solamente una ventaja y es que aquí puedo revelarme como cristiano, lo que antes no podía. Puedo rezar, poco consuelo en realidad, pero algo es algo.

7 de agosto

Bueno, y hoy finalmente, pasaron dos niños bajo la lluvia. Esta vez sí una señal evidente, desde luego. O, por el contrario, ello ocurrió porque eran amigos.

No, Polo, son mejores las monedas o nubes. No insistas más. La posada es para dormir. Es lo que se paga. No te malgastes.

15 de agosto

Me he quedado unos días en Bizancio. Ciudad muy grande, para nada atractiva, me deja ver, sin embargo, a mis anchas esa futura destrucción, que su gente no quiere ver. Ventajas de un viajero bastante observador, cuya impaciencia

493 perennemente busca anticiparse a respuestas que sólo con el tiempo han de venir. Lo cierto que en la Vía Imperial, veo los rostros, inquietos por las banalidades de la hora, mientras contemplo yo, bastante satisfecho, a los bárbaros entrando. Al triste emperador, atravesado por las lanzas hostiles, en la Puerta más segura de la ciudad.

20 de agosto

No puedo detenerme en estas islas, concentración de mundo. Conocido. Aunque sé que mi negocio sería lo misterioso y lo casual. Venderle falsas explicaciones a los necios.

(Soy un necio, por eso me llamó Su Majestad a su servicio. Todo hombre público, creo, lo descubre en un súbito recodo de la vida).

Las islas se conocen. Se ve el término de ellas, aparece el mar al final del camino, y al principio. Son para afeminados visitantes.

Yo quiero inmensos continentes. Qué lástima que se termine este camino un día. No mientas. Sólo quieres volver.

22 de agosto

Aquella carta contenía,

494 en verdad, mi muerte civil. Pero los muertos del Derecho, están vivos en los hechos, a veces.

Aunque Su Majestad procure conocer al instante las noticias, terremotos con muertes o algún rebelde nuevo, los caminos de estos muertos, en realidad apestan a salidas nuevas, a nuevas leyes.

Ya he olvidado en el mar las cosas de la tierra que queda al fin del mar.

29 de agosto

No quise a nadie, amadas concubinas del poder de las pérgolas. A nadie. Salvo quizás al viento en las cortinas en los amaneceres, agitándose loco. Pero porque eran espejos de mí mismo esas telas bordadas, castigadas por el cambio de luz. Amaneceres donde muere al afán y llega el sueño, y termina el dolor.

Pero aquí, en cambio, las auroras son firmes compromisos de continuar la marcha. Podría amar. Claro que podría amar; pero no puedo, porque es preciso continuar el viaje.

30 de agosto

Ahora resulta que hace un rato me toca ver pasar a dos viejos

495 riéndose. Un viejo y una vieja, quiero decir. Y se reían.

Me pareció obsceno. Me pareció, en realidad, imposible.

¿Qué peligros me acechan antes de conocer la verdad?

6 de septiembre

¡Mar, mar! El mar me calma, me subleva también, y me consuela más tarde, con su gran indiferencia. Calma. Calma que trae el mar, con sus tormentas. Esta parte del viaje es más fácil: la imaginación obedece como un esclavo cuando no viene nadie entre las olas. Quisiera pasar tal vez la vida navegando.

Pero, ¿y las cosas?

13 de septiembre

¿Aquí o allá, quién manda? Si no mandamos ni a nuestro pulso, ni a nuestras vísceras; desde luego, menos que menos, los otros improbables: es casual, totalmente

496 casual que haya quien obedezca alguna vez. Y puede ser que por eso se sonriera aquel rey, entre anuncios de trompetas y gestos castrenses.

Ya llegamos. Ya veo tirar el ancla. ya las fuerzas que no conozco me arrebatan.

¿No hay pájaros aquí para mirar su vuelo?

14 de septiembre

Éste no es cualquier puerto, es la llegada. Bueno, es la llegada a tierra. Hay caminos también en la tierra, y más puertos. En fin, no es la llegada. Ni siquiera me llevan. Ni siquiera me arrebatan. Mis afanes inútiles mis patéticas obsesiones, se pierden en las brumas de esta bahía, donde cantan gaviotas sin sentido en sus vuelos.

Y bueno, estoy aquí. ¿Para qué anoto esto?

15 de septiembre

497

A lo mejor para tirarlo. Para tirarlo, para tirar algo. Para que si algo hay, yo pueda despreciarlo, y tirarlo. Viejo truco.

Nada convertirá En signos, en señales tus sucios trazos de tinta china. Ni siquiera tirarlos.

2 de octubre

Bogas hacia Venecia, y falta poco, Polo, para llegar, y no es posible que haya estación distinta allá: reconozcámoslo.

¿Transpirará mi madre debajo de sus ropas, pesadas, al refregar los trastos? ¿Las estrechará, mísera, contra su cuerpo -ese cuerpo- presintiendo la insoportable noche calurosa, en su cámara?

Debe estar muerta, Polo, no delires. Tanto tiempo hace. ¿Qué importa el tiempo que hace?

Así que estoy volviendo, no viniendo a saber. Bueno saberlo.

No lo sabes, no lo sabrás. ¿Acaso podrías saberlo?

498

Al bajar, puede ser que lo sepa.

Al bajar, si lo sabes, lo olvidarás.

9 de octubre

¿Viste el viento arremolinado? ¿Viste los árboles sacudiéndose, temiste por ellos? Se pone frío, se estremecen los cuerpos de los galeotes. ¿Es sólo una tormenta? ¿O es... El otoño es, lo que buscabas. ¿No es lo que buscabas? ¿Lo que viniste a ver? Debe ser solamente una tormenta de verano, una baja de la temperatura no es un cambio de estación. ¿Ah, sí? Y por qué se secan esas hojas de la costa, y caen? Quizás sea un milagro. Es el otro lado. Afortunado descubridor. El otro lado de la Tierra.

10 de octubre

Hay hojas secas en el mar. El mar es una charca, que refleja mi angustiosa mirada. Desde la costa llega el olor de los fuegos, el olor a las carnes asadas, a la infancia. Y el aire es una brisa que estremece la piel como un escándalo; y la luz se abandona, con sorpresa, al fiel aire que había resignado

499 su deseo de amarla. Y, efectivamente, llego en otoño, como sospechaba.

11 de octubre

Pero, ¿es otoño porque contradiciendo la primavera del otro mundo aquél, es lo que es, porque es lo opuesto? ¿Porque estoy de este lado del mundo y dejé lo demás del otro lado? O es, pura y simplemente, que es otoño porque llegó el otoño? ¿Porque mientras yo iba llegando, llegó él también?

No puedo responder. No puedo, ahora, viajar de vuelta a ver lo que allá pasa y regresar de nuevo. Broma trágica para un mundo demasiado extendido, como siempre. Lento emperador, tus comunicaciones no sirvieron para romperme en cuatro, pero menos para que pueda yo saber nada.

No puedo desmentirte. Ni dudar. Tu fe parece fácil. Me conformo. Me canso. Me detengo. No puedes ya volver, ya volviste.

12 de octubre

No ha transcurrido ni siquiera un día y ya me alarma la sospecha, ¡pájaros! Pájaros otra vez, que se remontan en su vuelo inocente hacia distancias en dirección distinta a mi derrota. ¡Pájaros! ¿Dónde van? Hay otro rumbo, entonces, y esta tierra de acá es ésa de que huí, que creí lejos? ¿Éste es el mismo mundo del palacio, las ciegas cortesanas, el poder, la miseria, la sal, y los desiertos?

500 ¿Hay un camino más, donde no estuve? ¿Éste no es el otro lado del mundo? Los ojos, Polo, no los cierres, mira adónde van los pájaros.

13 de octubre

De nada me sirvió ser errante si el mundo pérfido tomó la decisión de seguirme. Confiamos, alma, demasiado, teníamos que apartarnos, no que volver por dónde habíamos venido. Huir, pero hacia delante.

501

ZOOLÓGICOS (2006)10

10 Escrito en 2005.

502

MINISTERIO DE MISTERIOS

503

No es fácil llegar. La impresión es placentera, pero los precios se disparan cuanto más dentro uno se meta. Puede probarse con las cuevas, gratis, pero el problema es lo que se sueña aquí: barato, con colores planos. Todo es pequeño, los sueños no tienen suficiente espacio, pero el personal es amable. Cerrado los lunes.

COLECCIÓN “LA ARPÍA”

Emplazada en un viejo edificio remozado recientemente, ésta es la colección más completa de la región: la mujer que lo dirige es, ella misma, digna de conocerse: con su mirada hace mover a las envidias encerradas en sus jaulas de vidrio, dormidas hasta que ella las suscita, apiladas, tratando de impregnarse de un calor del que carecen. No deje una propina muy elevada.

GRANJITA “EL UNIVERSO” (I)

Este original establecimiento es a la vez zoológico y hostal y es muy barato realmente, pero no espere que le paguen: el servicio se lo prestan a usted. Es mejor registrarse tarde, después que se hayan ido los visitantes; así se tiene toda

504 la noche para conversar. Pero lo de las orgías con hipopótamos, es leyenda. Depende de usted, lógicamente, lo que pueda sacarle a esto. Mire: una charlita con un coatí puede resultar más rendidora que un elefante melancólico, que no habla. Suerte.

GRANJITA “EL UNIVERSO” (II)

Pero eso sí: al otro día deberá salir de la alcoba para que lo vean los que vienen de visita. Coma los manises si no quiere recargos en su cuenta; y por supuesto guarde buena conducta. No fume, no cambie miradas cómplices con otros animales: los turistas, si lo ven y corren la voz, no vendrán más, no podrá mantenerse la granja; deberá cerrar, y sería una lástima.

JARDÍN ETÍLICO NACIONAL

15.000 especies de borrachos duermen aquí sus monas. Los cubículos posen ventanas para que puedan los visitantes ver de cerca las babas, y escuchen los sordos borboteos (hay parlantes ubicados estratégicamente, también). La nota simpática es que el empleado que atiende la taquilla, completamente ebrio, accede a sacarse

505 fotos con las visitas. Abierto sólo los viernes a la noche.

PARQUE DE MODELOS

Descuidado y con jaulas muy pequeñas, este zoológico es muy caro para lo que exhibe. Hay especies en libertad, que corretean por los senderos, pero aburren pasado el rato. Y las salvajes, las verdaderamente salvajes son pocas, no salen de sus cubiles, y la Dirección no las repone cuando mueren. Evítelo.

CRIADERO PROVINCIAL DE BELLEZA

Esta simpática colonia sólo abre cuando le place a su Director; pero, en verdad, queda muy cerca de los principales hoteles, y no cuesta mucho darse una vuelta. Si fuera el caso de poder entrar, hágalo: la entrada es gratis, las piezas están en libertad, y todo es placentero, dulce. Atardece a cada rato, además. Trate de no poner estupideces, al salir, en el Libro de Visitantes.

SANTUARIO DE LA OPORTUNIDAD

Las oportunidades sólo pueden verse en su horario de alimentación:

506 dos veces por día, a las once y a las diecisiete, el guardián repone las raciones en los baldes. Desde los miradores, usted y su familia podrán mirarlas acercarse (si es que ese día tienen hambre, y usted suerte), tímidas, confundidas con el follaje espeso que rodea el claro del bosque. No olvide llevar los binoculares. No haga ruido, tampoco. No haga nada.

CLUB DE ESPELEÓLOGOS RETIRADOS

Un diligente grupo de jubilados de esta riesgosa profesión, nostálgicos de su ámbito de trabajo, ha creado este original parque. Las piedras son muy graciosas, comen de la mano, y lamen a los niños. Cada una lleva un collar con su nombre para que ellos la llamen, la palmeen; lo que realmente les encanta. El precio de la entrada incluye las linternas.

MUNDO DE LA TV

Un antiguo animador de televisión se dedicó, abnegado, a rescatar, después de su retiro, los aparatos de TV, que la gente, harta de programas infames, tiraba a lo más profundo del agua. Habituados a la vida marina, los aparatos ya no pueden salir a saludar a la superficie; unas piscinas laterales con espejos, permiten, sin embargo,

507 contemplarlos desde un corredor, ver cómo se pelean, se mordisquean: es muy pintoresco. Se paga. LLUVIARIO COMUNAL

En Les Pins Abominables existe un famoso lluviario. Para visitarlo, busque el camino que por detrás de la Mairie sale hacia el bosque. El espectáculo es original pero triste: las lluvias, todas iguales, encerradas en jaulas, parecen aburridas, cansadas, y salpican con una maldad evidente a todo el que se acerca a las rejas. Algún organismo debería hacer algo. Pero los intereses....

CRIADERO DE LUCROS

Los lucros, seamos francos, casi ni se ven: en grandes piletas llenas de musgo, se crían los que están en la etapa primera de sus cambios. Sólo el agitarse nervioso de las aguas verduzcas, delata al cardumen. Como de allí son transportados mediante la corriente a otro tanque, tampoco los verá en esa ocasión. Este nuevo criadero, inmenso, por cierto no le permitirá distinguir de la orilla lo que pasa en el centro. En realidad, usted sólo verá los lucros ya crecidos, cuando muerden y matan. (Y para esto le harán pagar

508 de nuevo). Un verdadero engaño.

SÓRDIDOS EN CAUTIVERIO

En el por otra parte anodino zoológico de Villa Emeteria existe una maravillosa jaula de sórdidos, cosa no muy frecuente. Los sórdidos difícilmente pueden vivir en cautiverio, más bien deambulan solitarios, a orillas de los ríos, asomándose a puentes como con ganas de matarse. Por supuesto, no lo hacen. En ellos eso es tan sólo una forma de reclamo sexual. Lo cierto es que es difícil verlos tan de cerca. Vaya casi a la noche, que no haya mucha gente.

BAJOS SEPTENTRIONALES Y OCCIDENTALES

Nadie daría cinco centavos por entrar a este Parque, si no fuera por los bajos. Los bajos son alegres, saltan entre las ramas en otoño o se revuelcan por la tierra suelta en otras estaciones, divirtiendo a pequeños y grandes. Nadie sabe, por cierto, el origen de los bajos: marineros holandeses los vieron hace siglos en costas cuyo nombre ocultaron. Por la alegría, probablemente, que causan. Los marineros holandeses suelen hacer cosas así. Pero los bajos, o bien se trasladaron a otras costas o bien llegaron hombres hasta donde

509 vivían, pese al secreto. Y saltaron los bajos, y se revolcaron (según las estaciones, claro), y así alegran.

POETARIO MUNICIPAL

Los poetas son tontos, y los cazan por millares. Pero sólo la piel se aprovechó hasta ahora. Éste es un emprendimiento destinado a impedir que se extingan. El personal sabe su oficio. Ellos le explicarán como nace un poeta, como crece, como se reproduce y muere. Hay videos. El bar está a la entrada. Vaya.

INSTITUTO DE NUBES

Si usted ya fue al parque de lluvias no se pierda éste, que está a la vuelta. En realidad, también es un criadero: los cuidadores le explicarán cómo crecen hasta llegar a lluvia, las nubes. Le mostrarán cómo juegan y corren por un cielo preparado a esos fines. Hay, incluso, una nube amaestrada para llevar criaturas en el lomo, que puede alquilarse. Las de tormenta están en el sótano, hay que pagar suplementariamente para verlas. Pero es un espectáculo. Son nubes malas. Serán lluvias malas. No deje de verlas (Sin cruzar el vallado, lógicamente).

510 ZOOLÓGICO DE CASAS

Desde luego, por su inmovilidad, las casas no están enjauladas. Pacíficas, quedan ahí donde las han puesto, una al lado de la otra, formando calles, como si no estuvieran en cautiverio. Para reforzar la impresión, este zoo tiene autos y bicicletas circulando, guiadas por su personal, el que también hace de gente de las casas, que hasta invitan a tomar el té (que va incluido en la entrada). El efecto es verdaderamente increíble.

ZOOLÓGICO DE UNO

No es gratuito, se paga al salir. Que lo disfrute o no depende, desde luego, de la opinión que tenga de sí mismo: algunos encuentran aburrido que un establecimiento así, tenga una jaula solamente, con uno. Pero por cierto hay quien dice haber recorrido no menos de veinte jaulas, con diferentes versiones de ellos, todas muy atractivas. Se permite, o más bien se exige, darse de comer. Lleva algún tiempo encontrar el sitio. Prevéalo.

ZOOLÓGICO DEL MUNDO

Éste también tiene una sola jaula, para colmo siempre en reparaciones; pero se puede visitar, sin embargo. No crea, eso sí, que en un par de horas saldrá de ello. Hay lugares

511 para comer una merienda, incluso lo dejarán dormir allí si se le hace de noche, pero debe advertirse muy claramente a los viajeros: de seguir demasiado tiempo, esa modalidad, terminarán por encariñarse y ya no podrán irse.

ZOOLÓGICO DEL MAR

No, no es un acuario. No se exhiben animales marinos. Se exhiben mares. Y algunos, ciertamente, muy grandes. (Pero no océanos, por supuesto, qué cree). Los mares están bien atendidos, con una pileta dentro de cada fosa para que se refresquen en verano. Algunos son un poco huraños, pida al guardián que los haga salir, si están escondidos en su cubil, por una pequeña propina.

ZOOLÓGICO DE AVES EN VUELO

Es lo más lejos que han llegado los partidarios de la vida silvestre en su ahínco por tener a los animales en las mismas condiciones de su hábitat. La experiencia, por cierto, es fascinante: le darán unos polvos para volar, y usted podrá contemplar albatros, kúas, gaviotas, águilas y cóndores, y hasta un ñandú con espíritu de iniciativa, que pudo modificar lo que parecía un sino inamovible; todos a muchos metros de la tierra mientras les saca fotos, a su lado. Se le provee de un paracaídas,

512 y de un seguro de vida. La organización es excelente. Pero, a pesar de todo, se han levantado protestas; se cansan mucho los animales así.

MONUMENTO NATURAL “LAGUNA DE LA NADA”

Aunque no hay nada aquí, lo que cobran por entrar no es nada barato. Si vale o no la pena, será según cada criterio: no hay nada en la laguna, y en las costas tampoco hay nada, ni hay nada en el cielo. Hay excursiones subterráneas dónde se puede comprobar que bajo el suelo tampoco hay nada. La cantidad de cosas que no hay en esta reserva es verdaderamente impresionante, y hasta asusta a los poco prevenidos.

ZOOLÓGICO DISPERSO

Los animales están en todas partes. Lo que se paga es por tener la mente que los clasifica y los reúne. Así, la tarifa no es por una visita diaria, sino por períodos: un mes, un año, etcétera. Cada uno lo arregla como mejor le conviene. Lo que sí, no se trata, en realidad, de animales, sino del recuerdo de ellos. Claro, de otro modo, sería parecido más bien a una biblioteca pública.

513 ZOOLÓGICO CRONOLÓGICO

Aquí también hay una sola jaula, pero atraviesa del animal. Él nace, crece, se desarrolla y muere frente a usted. Planifique su visita: elija mariposas de la luz, o amebas, si no dispone de mucho tiempo. Si va a ver elefantes o ballenas, hay un hostal que hace fuertes descuentos por estadías de más de diez años.

ZOOLÓGICO DE CIUDADES

Se ha vuelto extraordinariamente popular, y está repleto a la hora en que acicalan a las ciudades, apartando mendigos y villeros con una manguera potente como si fueran piojos. Esto, claro, para disfrutarse, precisa de espectadores que no sean residentes en la ciudad. Pero si usted viene de otra, aunque sea vecina, que forma parte del establecimiento, puede concurrir a la limpieza ahorrándose el precio de la entrada.

ZOOLÓGICO DE JAULAS VACÍAS

Éste constituye uno de los espectáculos más hermosos de la tierra. Vale la pena pagar

514 para verlo: miles y miles y miles y miles de jaulas. Vacías. Completamente vacías.

VAMOS AL ZOOLÓGICO

Vamos al zoológico, amor, y llevemos a los chicos. Ellos deben saber de la variedad de los proyectos de Dios. Deben saber que nosotros no somos su única apuesta. Pueden deducir, acaso, que no hay ningún dios, y que el azar rigió estos resultados espléndidos; que piensen lo que quieran.

Y después, que quieran lo que piensan.

ESPERANDO LA LLUVIA EN EL ZOOLÓGICO

Todos estamos espectantes: ha sonado un trueno. Las jirafas, los monos colgados de los barrotes, los guardianes, nosotros mismos, todos miramos hacia el cielo, hacia los oscuros nubazos, como si atrás de ellos hubiera un tribunal que decide nuestros destinos. Nadie habla, arrulla ni parpa. Nadie bala ni ruge, ni brama, ni parlotea, y la ansiedad nos mantiene hermanados como en el Paraíso.

515

CADENA ZOOLÓGICA

Ésta es la famosa cadena, la robé para vos. Llevó millones de años elaborarla, pero robarla sólo un minuto de imaginación. Parece enorme, pero mi amor la redujo a la escala de tu cuello, de tu muñeca, si lo que querés es una pulsera y no un collar. No me agradezcas, sólo ámame, yo ya imaginé tu gratitud también.

ABRIL

La jaula de abril. Rejas de plátano con techos de hojas que forman arcadas marrones. El bosque en la jaula. La gente guardada en sus casas de otoño. No van hasta los confines de nuestra prisión: se quedan en casa, guardando tristezas. Crecer en la jaula crea una costumbre.

TREPANDO EL ÁRBOL

El árbol perfora

516 el claustro cerrado. Por eso los niños lo trepan. Las ramas van enflaqueciendo y no los resisten, son más niñas que ellos. Los niños se bajan. Los juegos de tierra los van a ocupar mucho mucho tiempo.

RÉGIMEN DE VISITAS

Mi alma está encarcelada y la fui a ver. No me reconoció. Fuera de mí no reconoce a nadie.

CONDENA

La prisión es perpetua. Los animales lo saben, y es en eso que piensan cuando los ves, silenciosos, enfrente de las rejas, como mirando el vacío. La prisión es perpetua, aunque a veces alguno ha logrado escapar disfrazado de humano.

FUGITIVO (I)

Las cunetas, los grandes cielos,

517 el silencio, las caras en los portales al llover: todo eso ya no importa. Para el libre, el camino es un fino violín.

FUGITIVO (II)

Se escapa del encierro y se queda entre los senderos, acariciando los barrotes del lado de afuera; visitando las demás jaulas, bien temprano, cuando hay silencio, como velando a los otros.

LEÓN SORDO

El viejo león está sordo. El veterinario dijo que no fueron el cautiverio ni las madrugadas frías y húmedas, ni tampoco el estrépito de los camiones pero la avenida cercana, los causantes del daño. Dijo que la sordera provenía de las grandes hazañas acometidas, que ya no le dejaron interés.

EL MEJOR MOMENTO

En las mañanas frescas del verano,

518 cuando reina todavía el silencio, cuando cada animal se despereza como si hubiera sido creado hace un minuto, y no ha saludado aún a sus compañeros de celda, ni les ha dirigido cargadas cordiales a los pájaros libres (“vas fácil, vos”) ni la ansiedad tomado su garganta, sus zarpas salvajes; cuando las rejas sólo semejan un adorno, cuando todo parece ser posible.

JAULA DEMASIADO GRANDE

Parece tan indefenso, tan microscópico, a cientos de centímetros de los barrotes que dejarían pasar a mil en fondo como él; inmóvil, posado sobre el piso, indolente, deprimido, mirándose a sí mismo, el mosquito.

JAULA DEMASIADO PEQUEÑA

A éste, en cambio, los barrotes se le pegan al cuerpo, como rayas de tigre; como un traje más que como una jaula, acostumbrado, inconsciente del cautiverio, tan dedicado a los negocios sin moverse, telefónicamente; parece haber nacido así, qué pena.

519 JAULAS PARA MUERTOS

Se las hacen en estilo antiguo; nada más ridículo que ser actual con un muerto. Arcaicos, sin ostentación, los alambres (son de alambre) pueden no llegar hasta el techo, a veces. Son débiles y cortos, total... Algunos establecimientos los embalsaman, otros los dejan pudrir. Hay distintas formas.

HORA DE COMER

Ésta es la hora de la verdad. Aquí se entiende por qué se quedan. Los animales acallan las protestas mientras mastican. Y después de tragar, no se ponen a hablar de campos libres, de bosques, sino de mejores zoológicos, con comidas mejores. Se envidia, a lo sumo, un traslado; se deplora alguna postergación.

BARES

¡Los bares! Hay jaulas con bares, y hasta hay bares que se comparten entre varias especies, ubicadas en puntos fronterizos cuádruples. Éstos son los mejores, favorecen la tolerancia, el intercambio de noticias, la formación

520 de una opinión pública. Los otros, la verdad, llevan indefectiblemente a la soledad, al racismo, a los sucedáneos trágicos de una verdadera acción definidamente política.

JAULAS CAJA CHINA

Confeccionadas especialmente para cierto tipo de bestias, estas jaulas saben ceder fácil si se busca salir con cierta constancia. El animal pasa entonces a una jaula más grande, convencido de haberse evadido. Pasea, hace proyectos, y su fuerza reproductiva mejora en forma notable.

ANIMALES LOCOS

Barrotes acolchados, cisternas muy playas, este tipo de jaulas están preparadas para animales que se hacen los locos para pasarla bien, o quizás con la idea de conseguir salir. Pero de veras están locos, si es eso lo que quieren, pasarla bien, o salir por locos.

Y NO SE SABE

521 ¿Quiénes son los visitantes? ¿Quiénes son los guardianes? ¿Quién escribe sobre ellos, sobre sí, quién escribe sobre los prisioneros? ¿Quién es árbol o lluvia? ¿Quién es comida?

También la colección es parte de ella.

Y AL FINAL

Y salimos, y entramos por actos sucesivos de fe: “soy visitante”, “soy animal salvaje”. ¿Cómo vivir así? Se esgrimen los valores, y al rato se comen, se degluten. Las jaulas se diluyen como si fueran niebla, y la niebla te envuelve con sus manos de hierro; te amenazan especies amenazadas, te avistan los cetáceos; así todo.

NO HAY FINAL

Misterio que sería hermoso si existiera, y si lo hermoso existiera. Ahora o antes salgamos, salgamos al camino, comentemos esta visita. Ya terminó la tarde. Parecería

522 que vimos o nos vieron. Que alguien pensó, que nos pensaron. Parecería haber un poema, pero no hay más que moléculas un poco conmovidas.

O SÍ

Hablándome, escuchándome, escribiendo o leyendo este libro; no existe otro libro en el mundo. Pero él existe sólo en tu jaula de aire, y el aire de tu jaula se disuelve en el aire.

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524

ATARDECER DEL DÍA SEXTO (2012)11

11 Escrito en 2005.

525

526 1

El abandonado polvo. Tras él, las cosas que un día relucieron sin esa cáscara protectora.

Cosas que se apagaron en el agua de la vida: entre ellas alguien mira el atardecer, no mira la sala inhóspita. Ya sabe que puede imaginar, el polvo se lo ha dicho: ángeles o piratas volando, superhéroes. Y nadie le dirá que está bien o está mal lo que hace.

2

Yo me había quedado ahí dejando de importar, siendo ya gratis: algo que se creía que era yo, descendía todos los días a cenar, creciendo, envejeciendo.

Sin saber que, apoyados los brazos en el alféizar, yo, mirando los techos me había quedado.

3

La luz iría desapareciendo, todo sería real. Imposible de decir, en la noche. Pero, en vez de eso, otro polvo empezó poco a poco

527 a cubrir techos y paredes: eran las construcciones, lo inútil que derribaba el árbol del centro de la manzana, la protección.

Todo quedaba hundido debajo de esos lapidarios, de eso para decir una sola vez. Volaban los años. Y no había silencio, salvo el que uno mismo se hacía.

4

¿Quedándose por qué? ¿Quién sostenía la ventana, si el aire ya eterno, se borraba junto a los otras cosas del altillo?

Rápidamente me despedí de nada; salí al balcón, sostenido en mi débil deseo, buscando los escalones de fierro para volver al pozo. Tampoco estaban, por supuesto.

5

Tenía que haber un mundo, ¿eh? Curioso. Cualquiera hubiera dicho que iba a haber: seres queridos y su conocido subproducto.

Pero no. Qué macana. Y ahora tenía que inventar, para bajar, los escalones.

528 El mundo: las estampillas, los pulóveres y revistas, las uñas, todo eso.

6

Al mirar, aparece. Haciendo que ya estaba: esas cosas que tiene el mundo.

Pero, ¿dónde están esos seres? ¿No los puede inventar, y sí en cambio a los escalones, y paredes y pisos?

7

Baja y recorre despacio la casa. Sí, despacio, que no es fácil ir inventando todo para andarlo: la luz del velador, la falta de la otra luz, la de afuera, el olor a comida, el ruido de la máquina de coser, de la puerta de calle abriéndose. Va haciéndolo en el aire, coloca objeto tras objeto

529 y camina tras él, como cuando corría atrás de una pelota para entrar en los sitios donde no se podía.

8

Qué raro, ¿el mundo se va haciendo sin ellos? ¿O sólo es que no hay nadie en la casa, que riendo, muy jóvenes, besándose, volverán, como cuando él todavía no estaba?

Quizás no esté, en efecto, pero entonces ¿quién sueña? ¿Es una lámpara, un velador, él, y no él? ¿La mesa, el cuchillo, su propio ajuar, vacío, como si fuera El Niño Invisible?

9

Hay que seguir y ver. Seguir creando sin saber qué se cree, quién se crea. Si viene alguien a retar, por lo menos vendrá alguien. Si lo podemos hacer podremos hacer otras cosas. ¿Pero no viene? No, viene la calle. La puerta, bah. Ya sabemos lo que es esa dichosa puerta, que se abría, ¡se abría! Y sabemos que somos tontos, pero esto es demasiado: la calle. Ellos

530 no van a estar ahí, ¿qué, acaso, hay un desfile, un choque?

10

¿No tendría que ser de noche? Es que de noche no, me da miedo; me da un poco de miedo, la noche. Capaz que no los vea, si están. Capaz que si no veo bien, haga cosas que no me salgan. No sé. ¿Crepúsculo se dice? Ahí está bien. Ahí lo dejo. Lo dejo en el crepúsculo, total, la cuestión es vivir en algún lado.

11

El vientito me sale: la brisa, como se dice bien. Mejor incluso que un desatado removedor de mundos aún frescos. Y mejor que una pastosa calma que los hunda otra vez. Éste mueve apenas las hojas recién hechas, que recién le hice a los fresnos: más que temblor, parece un destello, una onda en el agua, que voy a hacer mientras espero que la gente aparezca.

12

Sé esperar, soy un niño, tengo tiempo.

531 Puedo pensar mientras espero, y nadie sabe qué pienso ni si pienso siquiera. Puedo hacerles el mundo, para que cuando lleguen lo encuentren: “¡ah, mirá!, este chico hizo el mundo”.

13

La calle que conozco más, es la de mi amigo. Que no es de él, es una manera de decir: es la que va (otra) a lo de mi amigo. Y ahora que no hay nadie yo soy el que va a entrar en las casas. Ése alto me servirá de mirador. En cada casa de cada cuadra todo estará dispuesto para comer o dormir. Jugar no; y si no jugar solo.

14

Y quizás mujeres desnudas y quizás autos a toda velocidad, que puedo hacer ya andando a toda velocidad. para que no tenga que hacerlos arrancar; y si no hay nadie, nadie se va a enterar, y desde arriba del edificio alto, voy a mirar

532 y si alguien viene, los disuelvo.

15

No los hago no porque no sepa, sino porque lo que pasa es que no es lindo crearlos: si van a hacer lo que quiera yo, ¿qué gracia tendría? Si puedo disolverlos si me enojo, peor. Mucho peor. Tengo que ganarme el derecho a tenerlos aquí, que les guste, que vengan. No soy un caprichoso, todo hay que hacerlo como tiene que ser. Si no, qué vivo.

16

Hay que mirar más allá de la ciudad creada, donde el vacío se agita como una pampa, donde se colorea de violeta, de gris, de negro, en sucesivas capas; donde habita la nada con que harás todo un mar. Un mar ebrio y navegando en él, un barco sobrio.

17

¿Y una feria?¿Un mercado? ¿Y un circo?¿Y un parque

533 de diversiones? Y él, con sonrisa triste, los hace. Hace las luces que parpadean entre nadie, los ruidos, los alborotos sin ningún autor; paseando entre los puestos, entre las calles abarrotadas de nadie.

18

Che, ¿dónde están que no vienen?

¿Saben lo que les he construido aquí, para ellos?

Qué, ¿no les gusta? ¿O es que no puedo hacerlos venir?

He plantado semillas de ellos por todas partes. Pero las hormiguitas se las han comido.

19

Debería plantarlas en mi corazón, y allí ver crecer eternamente los suyos, verdes, con sus inmóviles

534 hojas, encerrados sin aire en mi corazón.

Pero, ¿dentro mío?¿Y cómo podría verlos, entonces? No sé mirar adentro de mí. 20

Ah, sí, es verdad, adentro de mi corazón viven algunos distintos de mí. ¿Cómo sacarlos? No es posible provocarlo con un dedo en la boca, ni con arcadas: ellos están bien aferrados a la sangre que entra, que sale. Están nadando en ese órgano, durmiendo en él: y pueden esperar, para ellos yo soy el Universo. Jamás se acabará, piensan. Mi muerte es sólo un hecho hipotético de su cultura de súcubos. ¿Cómo llevarlos al mundo verdadero?

21

Matarlos y hacerlos nacer aquí, delante de mí. No en mi cuerpo, su mundo, sino en mi mundo. ¿Cómo lograrlo?¿Qué palabra les sería mortal, si tantas he dicho, solo, aquí, sin éxito? Un purgante sería posiblemente más eficaz, pero no voy

535 a inventarlo, me dijeron que suelen hacer mal.

22

Qué palabra mortal, o qué palabra vital, o qué palabra que tenga alguna relación con la muerte o la vida, si todas son como piedras, como sillas de un comedor, que se pueden poner o sacar, o tirar para hacer daño, pero sin ser el dañado. Palabras. Palabras como éstas.

23

En el altillo la dulce tarde, se hundía sola. El perfume navegaba, solo, en el aire.

Pero ahora no. Hay que tener paciencia, viejo, te lo dicen mil veces, te lo decían. Estoy creciendo. Debo saber esperar.

24

Cuando ordeno palabras, cuando crezco, me siento más tranquilo;

536 me siento en la silla a esperar. Y a hablar. Si hablo bien, volverán, ¿no es cierto?

25

No, che, pero no vienen, ¿y estarán los escalones, todavía? ¿Y por qué no crear el perfume, la misma tarde, total, para esperar, de todos modos, solo? ¿O volver, no? De nuevo. Pero entonces no crecería, no hablaría bien.

26

¿Y por qué copio cosas? Copio las cosas que conocí, en vez de inventar cosas nuevas: nuevos tipos de árboles, por ejemplo. ¿Qué?, si son monstruos, transformaciones de otros árboles anteriores, que para el que los conoció eran ellos los realmente bellos, y no éstos.

¿Y entonces?

537 27

Demasiado dado a ellos que, guachos, no vienen. Copio porque espero que vengan, que las cosas familiares los atraigan, que no los asusten. No quiero asustar a estos fantasmas, siendo el real, el ilegible.

28

Pero hay cosas, que me salen... y eso que siempre está atardeciendo, que si no, que si se me ocurre un mediodía: esas hojas que se ponen de un verde oscuro ahora contra el celeste cada vez más negro del cielo, serían brillantes en el viento, casi inmóviles al temblar, y no sabés, entonces, lo que sería!

29

Ah, pero algo cambio: cambio el río, lo hago andar de oeste a este. Después sueño verlo al amanecer hundiéndose en el sol como si mirara una catarata desde arriba.

538 30

Y me sale mejor imaginar que hacer. ¿Y si los imagino, dulces, cuando aún yo no existía, no existía más que en sus sueños?

31

¿Y disponiéndome a querer esa masa blancuzca, que es todo lo que me sale cuando trato de crear a alguien? ¿Quererla perfilará su imagen, hará nacerle gestos? ¿Me reconocerá, cuando sepa hacerlo?

Esas materias informes esos murmullos, esos estrépitos mezclados, esa vida, si no se la ama, se dispersa.

32

Entonces, yo, ¿fui amado? Porque aquí estoy, ¿verdad? ¿Verdad? ¿Verdad? ¿Verdad?

Aquí estoy, verdad. Sos lo único que no creé. Lo que miraba, ahora lo sé, tras los techos,

539 tras las nubes que, grises, se envolvían en los naranjas, en los naranjos, de los atardeceres.

Fui amado, y no puedo, verdad, escapar, y no quiero, de esa cadena. A mí que no me la cuenten: el mundo quiso ser, sino no habría nada con qué llamarlo de algún modo.

Ya el mundo se quiso. 33

¡Ah, y ahora aparecen! Todavía no los viejos, pero sí Ana María con su mejilla para besar. Son los primeros en venir: el pibe que caminaba conmigo por calle Córdoba, y encontré en una cortada de Río, ya hablando mal el castellano. También pasa y saluda.

34

Entonces, los estoy amando. Ni siquiera lo sospechaba. Claro, si no sabía si a mí... Lógico. Pero sí, dice Inés, pero sí. Varias novias se juntan

540 a comentar que soy estúpido, y otros amigos se acoplan al grupo: parece haber habido un choque en la vía pública.

35

¿Así que habías vivido, al final? No todo fueron techos o chimeneas, ¿no? dice ella, un poco triste. Yo la hice revivir, lo que siempre es problemático; de chico dice, eso ocurría solamente unos veinte minutos, al atardecer, ¿cómo pudiste pensar que era para toda una vida?

¿Viste? ya hay mundo, y puedo equivocarme, le digo, y ella ya no sé lo que piensa, ya, como digo, hay mundo.

36

Pero todavía soy el que soy, el creador de este mundo, ¿qué se cree?

Ella podrá existir, pero yo soy el que va a condensar ese almidón, esa miasma, en algo digno de ser nombrado.

Vos dependés de mí, querida; así que alcanzame el autito

541 y quedate mirando cómo juego.

37

Qué raro, ella se fue. No llegó a disolverse: se fue, por una de esas calles que le creé. ¿Qué se cree? Que se vaya, nomás. Estas negras en cuanto existen, ya se creen que son. Y son, mirá, una cosa... Total, yo creo rápido.

38

Qué tonta aquélla, que se fue, pero a la vuelta de acá nomás debe de estar mi madre. Yo, por lo menos, ya le hice la bolsa de la verdulería. Y podrá volver a dejarla en mi casa. A cocinar. Y yo podría volver también a comer, a acostarme, a dormirme y a decir basta de mujeres por ahora.

39

No soy feliz con las cosas que hago. Seguramente se debe a falta de experiencia. Pero paciencia, paciencia: ya vendrá, ya vendrán; entretenete con esas cosas, querido. (No puedo hacer personas pero sí sus palabras).

542 40

Las razones del ritmo extraño se deben a la soledad. Total... Y a ella misma se debe también el ritmo en sí, el mismo ritmo y lo que lo compone. Si no, si hubiera realmente alguien, ¿alguien como yo, cantaría?

En la vida, sumergiéndose, o con los otros, con la que se fue por la calle, cantaría. Oh, nadie, éste es el canto que se te debe.

41

¿Viste que es siempre el atardecer? A lo mejor el año que viene, cuando venga, si lo hago, lo hago con mediodías, con veredas bajo las copas de los árboles del verano, con el viento agitando el pelo de ella, que tendría que estar ya solucionada.

42

Pero, ¿cómo querer, si me lo deben? Puede que sean cosas que me van a enseñar más adelante. Sí, claro. ¿Quién?

543

43

No estaban previstos estos desaires. Si te metieron en la cabeza todo esto, te hicieron un gran mal. Te lo hicieron y no volvieron más.

¿Y no vas a aceptarlo? ¿También te negaron eso?

44

Los otros también se fueron.

Hay que hacer algo.

Dejar de ser creado. Ser creído.

Dame esa mano extraña. Dame esa mano que no existe, que no sé ver.

45

Ah, pero ahora de nuevo ya hay alguien pasando lejos, por las calles que hice hace mucho. ¿Ves que hay?¿Qué, no iba a haber? Si ya hubo; yo les puedo creer, les puedo aceptar que existan.

544

46

Y corre, corre tras las sombras, furtivas, de gente que se esconde tras las tapias, que entra a las casas, ya iluminadas del atardecer.

Llega a gritarles algo. Llega a decir: “¡buenas noches!” Y alguno hace, de espaldas, algún gesto, sosteniendo su optimismo desesperado.

47

Y así, cuando le habla, la gente no sabe ni quién es. Que es el que ensaya quererlos, porque los quiere. La gente no lo sabe, qué sabe, pero él quiere tanto que existan, que los quiere.

Los quiere para que ella exista.

48

¡Pero cuánto ha durado el atardecer! Cansado, deja pasar frente a él multitudes que sin problemas son ya como son ellas. Pero no ella. Y el día se termina, en serio, sin ella.

545

49

Así que vuelve. La casa está ahí. La puerta de calle del lado de la calle, es decir, la puerta de entrada, ahora, se abre sola para que entre.

Llegar fue fácil desandando. A la memoria no hace falta crearla.

50

Y atraviesa el hall, atraviesa el primer patio. El comedor. El corredor. La cocina extrañamente vacía, sin ollas burbujeantes. Llega a la escalera del altillo. Y entonces los escalones se desmoronan. La casa se disuelve. Y en ese lugar exacto ella aparece como aparece la noche en el atardecer.

546

ETIMOLOGÍAS (2013)12

12 Escrito en 2006.

547 ABEJA

No, no cómo, Emily, hacemos el poema a la abeja, sino cómo hacemos el poema a la primera vez que escuchamos decir “abeja”.

Te pican o asustan, sin saberse cuándo en la vida la escuchamos nombrar, o supimos que sabíamos.

ACCIDENTE

Lo inesperado, dura un segundo, y la vida debe cambiar por años tratando de volver a un estado inicial, que lo mismo era estúpido. Pero quién se lo hace entender a la gente.

ALMÁCIGO

Almacén de amigos, probablemente. O alma de los higos, no sé. Sé que es algo. Algo de la huerta, del frescor. Quizás alguna vez la diga: “el almácigo es muy útil”.

548

ALMANAQUE

Me gustaban, antes de saber cómo se llamaban, las gordas resmas pegadas en su sostén de cartón, que se iban enflaqueciendo a medida que pasaban los días. Ya no existen más: ya pasaron los días.

AMIGO

Cambiante. Los años no perfeccionaron su sentido, más bien lo confundieron, entre sucesos que sólo pudimos conocer porque existía esta palabra. Pero ella, a veces, refulge nítida: son pocas veces; únicamente al saber que nos es permitido pensar en ella, y llega.

ANTIGAL

El extraño título de una zamba. Sólo después, algo que existía: la reticencia, la noción de no estar para el consumo tonto del turista. Algo que proteger de la furia

549 de cosas que vos eras también y no sabías. Y después, verlo. Sin tocar, verlo. Sentir el tiempo atravesando, atravesándote. Mirar, mirar y lamentablemente, saber, saber e irse.

AUSTERIDAD

Era una palabra que decía Frondizi, rara. Política. En esos tiempos, de otro mundo; y me hacía pensar en Austerlitz (una batalla, ya sabía), en Austria; y, lógicamente, en Arturo. En atroz. En asta. En auspicio. Expósitos con los que yo formaba familias.

AUTOS

El auto era algo que, parece, se había tenido. El auto aparecía en los viajes, entre polvaredas, se iba armando alrededor; siempre que no se fuera en tren, naturalmente. Pero ya era pasado legendario. La entrada, despacio, a un taller. El regreso a pie. La tarde que caía al fondo de la calle.

550

BAILE

Habían sido cosas del teatro, de mi madre, de las mujeres. Después, mías: pero los amigos tenían hermanas más grandes. Y después sí: pero los bailes al aire libre, de los clubes, eran como una inmensa nave de marcianos donde no había tablero de instrumentos y la gran ventana cósmica estaba arriba; y la puerta quedaba muy lejana, al entrar. Y después ya supe lo que era, y la palabra cayó con su estupor.

BOGA

¿Que una comida fuera ? Las espinas, con cuidado, decía mi padre, y yo imaginaba terribles sufrimientos, inauditas postergaciones. ¿Por qué complicarse la vida así? pensaba. Si hay otros platos... El peligro, el peligro, subido a nuestra mesa.

BOMBA

Algo malo era, aunque

551 sorprendentemente, se sacaba agua con ella, fresca. Divertidísimo era mover esa palanca, los ruidos que hacía. Pero se vio bien claramente que también era malo en esos años. Podía ser en el mundo, o a tres cuadras de tu casa.

CALLE

“No voy a ir así a la calle”. “Vengo de la calle”. Pero antes, uno estaba en la calle, sin darse cuenta; de la mano de un padre, o en brazos inclusive. Fue peligrosa, fue dulce, como recuperada. Recuperar la inocencia del sin palabras todavía.

CAMA

A la cama. Podía ser bueno, a veces, en invierno. Otras no: la siesta. La cama fue antes la camita. Parece que hubiera crecido, pero la cambiaron.

552 CEMENTERIO

La gente iba al cementerio. Por ende, también volvía de él, o no había podido hacer cosas, por ir. O no iba. Pero yo nunca iba. Nunca me llevaban. ¿Se suponía que hubiera podido ir por mi cuenta? No, la muerte, creo, no me hacía caso.

CERVEZA

El olor, las chapitas en el asfalto, aplastadas por los autos: un cielo estrellado. Lo importante no era la cerveza, sino los sandwiches de miga (y el ambiente).

CINE

Todas las películas eran cortas. Las de colores eran dibujos. Las que eran en blanco y negro eran como las fotos, pero se movían. Había dos clases: la de los tipos que caminaban rápido, que parecían graciosos, pero eran bastante tristes; y las de los tipos que caminaban normal, y cortaban cintas inaugurando cosas; todo ficticio, obviamente.

553

CUADROS

¿No es increíble que esta palabra aparezca tan temprano en algunas vidas, tiernos cromos del corazón sagrado de Jesús, o Herrero Miranda, sus siluetas contra la costa, quizás aún no conocida personalmente? Pero el objeto está ahí, y preguntamos qué es, y la pared se viste de historias, y ya nada será igual, hay cuadros.

ESTUFA

Ahora vos tenés que encenderla. Antes ya estaba así al llegar vos a la casa. Tu madre se había encargado. Fuego en tu hogar, calidez ganada afuera. Ya no es posible hacer de cuenta que vino incluida en los enseres: es tu aporte, y lo peor es que resulta evidente que hacerla funcionar sabés hacerlo.

554 FLECHA

Los indios. En la ciudad, en la ruta, ahora, una cosa pintada. Un signo. Pero para vivir, no había flechas que indicaran la dirección, aunque algunos querían ponerlas.

FORRO

Al principio, yo creía que era como el forro de los cuadernos, y no entendía cómo podía ponerse eso en el pito. Cuando me enteré de cómo era la cosa realmente, y de que había que comprarlo, entreví que el asunto iba ser todavía más difícil.

FOTOS

Desde la primera vez la palabra se pronunció agrupándose para verlas: los bordes estaban recortados como un encaje, las figuras eran muy chicas y los árboles eran siempre más nítidos que la gente, atrás. Y los progresos de la técnica no lograron jamás que todo fuera

555 más emocionante que el deseo de verlas.

GRULLAS

Pasaron las. Film. Tatiana Samóilova, jugando al ping-pong en pantalones, en un documental soviético. Hermosa. La película la vi mucho después. Grullas, nunca.

GUERRA

Era la Segunda. Más tarde, Viet Nam. ¿Dónde estaba la guerra? Parecía que sin ella, éramos incompletos. Y lo éramos. Supimos con dolor que lo éramos, que lo habíamos sido, cuando ella vino y se instaló entre los hijos que estábamos criando. Por suerte, un día se puso a dormitar un poco, pero siguió ensuciando con su excremento nuestras camas, y no se ha ido.

HIJO

Yo fui uno. Y también tuve, y al principio, sin dejar de serlo. Después sí. Ya no fui. Tuve. Pero la palabra jamás será suficiente

556 para decir lo que es. Ninguna de sus letras, ni juntas ni separadas.

HUÉRFANO

Una cosa rarísima: chico con muertos. Los muertos los tenían los grandes. Un precoz, pero no se lo admiraba, se le tenía lástima. También aprovechable, aunque posiblemente era peligroso: tan chico, tanto muerto.

INCERTIDUMBRE

No sé si sé lo que quiere decir esta palabra, pero, ejemplificando: “yo voy al club con incertidumbre”.

JAZZ

Cualquier cosa que toque un músico de jazz. Cualquier cosa de la que hable mi amigo Vila Ortiz. Cualquier cosa que se me ocurra que tenga ritmo. Parece que el género, no la palabra, nació en Storeyville, un barrio de Nueva Orléans, bastante antes del último temporal catastrófico.

557

LADRILLOS

Está bien, se hacían casas. Pero para mí representaban el frente de la pizzería “La Chiquita”, en calle San Luis. Mi madre sostenía que esas pizzas, o empanadas, eran grasosas. Prejuiciosamente, desde luego no las compraba, y yo, por ende, no las comía. Esos ladrillos quedaron unidos para siempre con el deseo.

LECHE

Había sido tan importante, y lo seguía siendo. La leche era el momento de parar, de revisar los juegos, de evaluar. Pero con nata, no se tomaba. Se trataba en realidad de no tomarla, de comer las tostadas, cuando no era “bebida”. La leche bebida. A veces, el amor “bebido” también.

LENGUA

Saussure. Sacar la lengua. El Congreso de la Lengua. Idioma, pornografía. Beso de lengua: cuando las palabras te tocan, te conmueven, ya no sos

558 el mismo. Tardó la lengua en inventar la palabra lengua, y tuvo que ser una cariátide perdón, ¿se dice así?

LUZ

Luz. “No hay luz”, dice, probablemente, mi madre, levantando y bajando el interruptor un día que hubo corte: y así yo aprendo, cuando no hay, qué es la luz.

MACETA

Había por todos lados. Sobre todo en los patios, con patas. Así que debe haber surgido sola, naturalmente. El mundo lleno de ellas, una idea errónea.

MADERA

Acá entraban los clavos. En el portland, saltaban, resistiéndose a entrar, y caían doblados. Pero eso nos daba ocupación. Con un tablón, con una viga, en cambio, todo acababa

559 en la pregunta: ¿y ahora?

METÁFORA

“¡Qué linda metáfora!”, decía el tipo ése que escuché, una tarde, frente a la vidriera de un negocio de antigüedades, mirando un ánfora.

MIERDA

No, no me acuerdo específicamente. Creo que siempre supe que era mala palabra, no lo que realmente quería decir: supongo que un día dejé los eufemismos, caca, todo eso y la usé.

MOVIMIENTO

Las cosas. Se mueven, pero en cierto momento, esto significó política: estar en uno era estar moviéndose. Las cosas se movían. Y se siguen moviendo, pero ahora te las quedás mirando, pobre quieto.

560

MUSEO

Yo hice uno, con cosas. Todas las cosas pueden servir para eso. Pero no podía escribir los cartelitos, porque era analfabeto todavía. Pero no me importaba, porque sólo iba yo.

NÚMEROS

El dieciocho era un tranvía. El tres eran estrellas con nombre propio. Mi mamá no quería decir dos veces las cosas: de ahí, también, la unidad; de ahí la decena, la centena. Pero cien era “cien por hora”; o sea, Fangio. El dos era asimismo “tomate el dos”, echar a alguien. Cuatro llegaron a ser amigos, malas notas, lo demás era más bien incomprensible.

PAISAJE

Primero lo vimos en los cuadros; después, en el campo, en el río; por último lo vimos adentro del corazón:

561 el procedimiento era sencillo, lo que reunías, -no cada cosa por separado-, evocaba lo que pasaba dentro tuyo.

PALABRA

La palabra palabra surgió, lógicamente, cuando empezaron a faltar las palabras. Antes también faltaban; antes faltaban, pero no se sentía la ausencia: lo que no estaba eran las cosas. ¡Pero ahora!... ¡La vida! ¿Cómo decir?...¿Qué cosas, entendés?

PALOMA

Sí. Sin que te tenga que cagar en la cabeza: solamente el zureo (otra palabra). En la siesta. No saber. Y la palabra, entonces, y saber. La paloma te hace saber, en serio.

PENTECOSTÉS

Tantos domingos antes, tantos

562 domingos después. Qué misterioso. Pero decían los libros: estaban reunidos y sobre ellos descendió, etc... Sólo conocerás a Dios, sólo conocerás la realidad en tu propia lengua.

PERÓN

¡Ah! Ésta....

PIERNAS

Eran la pieza fundamental del deseo. ¿Por qué? No sé. Por razones estructurales, supongo: la industria encontró fácil acortar las polleras, poner al mundo entero en eso. Tonto, en verdad, pero con qué fe fue que nos enrolamos en esa religión. Y un día, como ellos hacen siempre, dijeron basta, y a otra cosa.

PORTAL Y OTRAS

“Portal”, “pesebre”, “burro”, “Belén”, “ángeles”, eran palabras sobre cosas que no existían. En Navidad se decían, se veían, pero naturalmente, no formaban parte de lo real. Eran mágicas.

563 ¿Cómo me iban a traer un regalo los Reyes Magos, no siendo parientes ni amigos de mis padres? Porque eran magos, de otro modo era absurdo.

PUERTA

“Puerta” era la puerta de calle. Las otras no tenían importancia. Cuando se sentía la puerta de calle era que mi papá venía. Los demás tocaban el timbre, y sí, había que ir a la puerta, a abrirla.

PUERTO

Puerto no era puerta. Éste estaba fuera. Llegaba el hollín del puerto. “Es el hollín del puerto”, decía mi madre. Sería de las chimeneas de los barcos. ¿Y cómo sabía yo que en el puerto había barcos? Posiblemente lo había leído. En el puerto ya no había barcos. O, por lo menos, así lo decían todos. ¿Y el hollín? ¿Y las sirenas de los barcos, que gritaban el Año Nuevo? Un día, al final, fuimos al puerto: había grúas, había sol, había galpones. A lo mejor también había barcos. No me acuerdo.

564

RADIO

Verdadera escuela de vida. “Tarzán”, a las seis de la tarde éramos tácitamente convocados a escuchar el paso, la dirección del mundo. César Llanos le decía a Tarzanito, tras salvarlo de una travesura que podía haber tenido consecuencias fatales: “Recordar, Tarzanito: ser bueno ser más difícil, pero ser mejor”.

REVISTAS

Por qué mi vieja, habitualmente tan cuidadosa con mis intereses, no reparaba en encargarle al diariero las revistas de cow-boys, o de guerra, como sí hacía con El pato Donald?

SACRIFICIO

Yo me dirijo. Me encamino, doy señales, llamo. No quiero intermediarios, oficiantes que me cobren la llamada. “En la casa de mi vecina, hay un sacrificio.”

565

SIMULACIÓN

Nadie nos engañaba de chicos: la verdad no era lo mismo que esto. Y así, hay que seguir haciendo. Tu corazón sabe. Sabe hacerlo.

SUR

El sur del sur: y cuando íbamos, eso que íbamos llamando el sur, era ya el norte. Como el tiempo, el espacio. Son lo mismo, no existen. TELÉFONO

Esas palabras griegas. Como “Telémaco”, pero ella tenía, tiene que llamar. ¿Y si no llama? Bueno, están las calles, ésta es una ciudad hecha a la escala de tus ansias. En realidad, sería mejor: que te vea. Quererla con los ojos, con todo el cuerpo. Qué teléfono.

TIERRA

Al principio era mugre. Más tarde una noción

566 geográfica. Pero con el fuego que encienden las cosas a cierta edad (digamos, catorce años), fue un testigo. De esos fuegos. Y nunca nadie menos, toda la tierra.

VELOCIDAD

“Voy a cien por hora”, soy Fangio, decíamos en la infancia, jugando al automovilismo. Pero, a pesar de lo que parezca, no llegaremos a la simultaneidad. Habrá Historia, siempre.

VENTANAS

Otro tipo de cosas que, al principio, no existía. Tuvieron que venir los tranvías (una exageración, una lujuria de ventanas), los colegios, y ser sentado al lado de una de ellas. Pero en seguida funcionó: el mundo pasaba comedidamente por las ventanas, se veían las casas de enfrente, el cielo arriba, y entre ambos la ropa tendida al sol, el eslabón entre la Astronomía y la Historia.

VEREDA

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Sólo los pueblos tenían vereda, las ciudades no. Porque en la vereda, en los pueblos, se jugaba. Y parece que en las ciudades, alguna bestia pasaba rozando las paredes de las casas, y arrollaba a los pobres niños que, desaprensivos, se arriesgaban a estar en ellas. Más tarde hubo veredas en los barrios, mucho más tarde, y siempre con muchachas hermosas, que habían regresado de sus veraneos eternos, sólo para que las viéramos.

VESTÍBULO

El vestíbulo es fresco. El interior del matorral es fresco. Pero es diferente del vestíbulo. La gente aparece en el vestíbulo cuando viene a mi casa. ¡Qué importante es el vestíbulo!

YUCATÁN

Los sacerdotes siguen subiendo las escaleras de las pirámides, mientras esperan que llegues, ¿llegarás? Me he demorado. Me he demorado un poco. Unos cuarenta años. Esta tierra se puso interesante, los paraísos quedaron en un rincón

568 del alma, entre sentidos que esperan tu época final, tu estar sentado fumando en las puertas de tu casa, mirando el atardecer. Ahí llegarán los indios ésos al final, y podrás conversarles.

ZAPATOS

Fue difícil relacionar los llamados “zapatitos” que uno tenía que ponerse obligado, con los zapatos de los grandes, en los que te metías voluntariamente, y nadabas adentro. Que eran la misma cosa, digamos. Y después todo fue una metáfora de la edad, “una camisa de once varas”, para la mitología doméstica. ZONDA

Un valle. Un viento. Un periódico de Sarmiento. Un recuerdo de la escuela. Un día de frío. Una noción de todos los días de frío que vendrían en la vida. Una sensación aproximada de la eternidad. La certidumbre de que esa noción no iba a aprenderse en la escuela. La calle. El amor a la vida. Vida, periódicos, vientos que alguna vez se acabarían.

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ZORRA

La zorra zorra andaba y en Buenos Aires paraba. No, en Buenos Aires no paraba. ¿Entonces en dónde paraba? Paraba en Córdoba. En Córdoba no paraba. ¿Dónde paraba? Paraba en Villa Amelia. No, en Villa Amelia no paraba. Paraba en la zorra. No, en la zorra no paraba. Y no paraba. No paraba.

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ODAS PESADAS (2013)13

13 Escrito entre 2010 y 2011.

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574 LA SALUD DEL VIENTO (I)

“Hay viento”, dice el héroe, y el nieto contesta: “Sí”, pero piensa: yo estoy abrigado. Entonces, claro está, no hay entendimiento posible. El nieto piensa que la alusión del héroe al viento que sopla tiene que ver con su miedo a enfermarse. No comprende, el héroe simplemente está extrañando que el viento no lo acaricie más, no le hable.

El nieto llega, incluso, a creer que el héroe teme por su salud, la del nieto. En realidad, eso el héroe no lo piensa, porque para él lo más saludable es ser, no querer ser sano. Se es, se dice a sí mismo, sano en la salud de los otros. Y le repite: “hay viento, ¿no ves?” “Sí, abuelo, ¿y qué pasa?”

Todo el cariño de las caricias del viento, ese milagro que el héroe había conseguido viviendo así, como él vive, pasa completamente desapercibido para el nieto.

HÉROE DE SUS INTERESES

A menudo, sin embargo, esos nietos quieren poseer ese conocimiento cuya existencia han entrevisto.

¡Es que no hay nada más bello que responder heroicamente en los casos en que somos

575 personalmente perjudicados!

Pero, al no tener la técnica del héroe, queda todo como un berrinche. La estatura, el gesto está faltando, la pose si se quiere. Algo falta.

EN CALZONCILLOS

Ya no hay más heroísmo que el silencio. Los héroes, al regresar a casa, al recuperar hacienda, mujer, dignamente, después ya no supieron vivir. Desubicados. Delante de las cosas domésticas, gritaban. “Tranquilizate, abuelo”, enardecidos, sin darse cuenta de que querían golpear como titanes a sus nietos, o cíclopes, hasta hacerlos pedazos. En calzoncillos.

LA VERDADERA SITUACIÓN

Porque, ¿a qué llamamos “dignamente”? Algunos creían que lo único digno era morirse junto a los otros, los que murieron. El héroe ha mandado varias veces a la mierda a los sostenedores de esa tesis. Sobrevivir

576 fue, lo sabe, más difícil que morir. Pero la indignidad de que tanto la liberación como la indiferencia, vengan de afuera, eso sí no tiene arreglo.

CREYÓ QUE NO TENÍA NADA PARA DAR

En realidad, es el heroísmo lo que no tiene arreglo. Ser un héroe es poder no serlo, dejar de serlo. ¿Por qué no empezó a luchar desde su casa? Ahora, en su casa, la lucha seguiría.

LO CONSTRUÍDO (I)

Dos paralelepípedos cerca del mar, sobre la arena. Blancos, el sol les ilumina una cara. El silencio los acaricia, simulando ser el viento. Tan dignos. Mucho más que los que los hicieron. Sin nada que esperar. Recostados contra el cielo sin nubes, tan azul. Dignos, sí.

577

LO CONSTRUÍDO (II)

Porque no es fácil, ¿no? Exponerse a la luz, así. Con líneas. Tan rectas. Tan fáciles de entender enseguida. Como ser lo que son, sin tradición, a la luz de la luz; cualquiera pensaría en empezar a escuchar los camiones de la demolición. Porque su ruido llega siempre antes. Deteriorando el silencio que sabe proteger lo que es. Pero ellos no.

LO CONSTRUÍDO (III)

Sí, sí, exponerse. Son opacos, pero son transparentes, porque son fáciles de entender: son viejos, ya se sabe lo que son. Los nuevos son misteriosos, pueden hacer trucos de argentinos vivos, zafar. No dejar saber qué son. Al menos, hasta que no haya más remedio. Pero éstos, no. Se exponen. Por eso hablé de dignidad.

578 LO CONSTRUÍDO (IV)

Pero eso sí: ellos son fáciles de entender, pero difíciles de destruir. Ellos parecen fabricar el silencio que los rodea.

ODA PESADA

Ya soy como los perros, que si dejan de ver a la gente, no la olvidan; y si la vuelven a ver, lo disfrutan como si ella hubiera resucitado: es lo construido, que ya te deja. Que ya no se interpone entre la pura fuerza del tiempo y el boicot que le hacíamos antes. Se va; es de un mundo falso, pero no puede llamarse falso, es lo construido. En él hubiera escrito este poema, ¿verdad? antes. No en el aire. En el aire el poema no podría sostenerse, pensaba. Así me parecían más duraderos. Más diálogo entre sordos, que por eso no termina. Pero eran poemas.

Lo construido se ha ido de mí, demasiado construido.

EL CONSTRUCTOR (I)

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“Yo no sé que haya que saber nada. ¿Qué es lo que hay que saber? Las cosas están ahí, listo. Algo se te va, seguro, a ocurrir, o te lo ordenan. Ahí empieza el trabajo, ¿dejarlas así? Podría ser, pero siempre alguna “reclama” tu atención. Gotea, se rompe, tenés una idea.” Cosas.

EL CONSTRUCTOR (II)

Dice que haciendo lo que hay que hacer siempre se aprende. “Pero yo no sé que haya que aprenderlo, hasta que... En la escuela, a lo mejor. Hace tanto tiempo. Una cosa es lo que es, está ahí, para ser o no ser dominada.”

EL CONSTRUCTOR (III)

Hasta entonces, al señalar algo, el dedo, los ojos, o inclusive la pierna, marcaban claramente las distancias: la huella, ésta, por allá, cuidado.

Pero ya su padre gritaba “ugh”, “ugh”, te das cuenta, y él, Dios me libre, él, parece que entendió que ugh era la huella, la dirección, el peligro.

Y eran las cosas. Las cosas. No el oeste. Tampoco el futuro,

580 ni América sin saber. Pero de eso terminamos haciendo los enseres que nos rodearon.

EL CONSTRUCTOR (IV)

Antes tan ordenado, ahora dejaba desparramadas las cosas. Ingenuo intento de darles realidad. Pero ellas la tienen, y él también la tiene. Así que, ¿qué problema había? Pero había un problema: las cosas ya no le hablaban, estaban lejos, aunque tan cerca las repartiera sobre otras cosas. Y la reunión con ellas fracasaba.

ODA PESADA (II)

Algunas cosas que he construido traban mi corazón. ¡Ah, si ellas fueran como viajes, como amores! ¿Verdad que al regresar de cosas así, nos parece que no hubiéramos construido nada? Recordamos, sí, pero los recuerdos son, desde luego, confusos; lo vivido parece haberse disuelto en el aire, como si hubiera soplado el viento. He vuelto a Santa Sofía, en mi memoria, innúmeras veces, y siempre es distinta. Los antiguos escalones de la iglesia anterior, la de Teodosio, nunca están realmente en el mismo sitio. No sé lo que mantiene la identificación en los archivos, los que caminan conmigo, los que llevo en la cabeza. Pero el hecho de que sepa que pueden cambiar, de que se transforman, digamos, porque sí, porque se mueven, como en una taza de porotos los porotos cambian de lugar si uno los sacude, hace que todo eso sea como liviano,

581 como un bálsamo. Como el recuerdo de un olor.

LO QUE PESA

Pero preciso que la forma quede: hijos y títulos. Las cartas, por miedo las quemé. Los ritmos que había logrado los perdí. Mi conversación -¿no lo ven?- tiene otra andadura. Más regular. Didáctica. No era ésa la forma que busqué. Sólo sembré de rastros el lugar de mis crímenes.

LIMPIANDO (I)

Pero también he construido pérdidas. Es trabajo más laborioso, hay que buscar de materia prima felicidad, y luego ese miedo a reconocerla que nos asalta al desayunarnos, cuando nos olvidamos lo soñado a la noche. Taladrando con el miedo, rebarbando, mordiendo, dejándola hecha astillas, si es que hay constancia y verdadera voluntad e intención, se pierde toda, por más que fuera una felicidad de las grandes.

LIMPIANDO (II)

Se puede. Yo

582 viajé al pueblo natal de mi abuelo, y destruí ese recuerdo. Ese pueblo, tan mítico, blanqueado al sol como una aldea griega o jujeña, en mi cabeza, sacudía sus playas como una quinceañera sus pulseras, mientras mi abuelo, un niño, corría hacia el cerro, dándose vuelta para mirar el mar, que nos contaría. Pasajes aéreos y demás gastos, y llegada. Lo fui pisando, como feliz, también lo iba fijando, que no se moviera. Fui a museos, a su catedral. Me senté a tomar un cinzano, aparentemente. Lo encargué. Antes de que el mozo regresara con el pedido escapé a través de las mesas de la piazzetta. Antes ya de tomar el ómnibus de regreso se había evaporado completamente.

LA LUZ

Es la luz: la luz hace parecerse a las cosas

583 más diferentes; por eso se crea la ilusión de no desaparecer: recuerdos que se materializan, simulando eternidad. A dos cuadras de donde vivo, en Rosario, uno puede llegar a pensar que está el caserón donde servían vino caliente con canela, en Santiago, quizá en el barrio Brasil, ya no sabría decirlo. ¿Por qué? La fachada, art déco, nada que ver con la otra, pintada tal vez con el mismo color, no. Es el aire, la luz en el mismo aire, en la misma estación.

PANNE

Las tipas, su dibujo retorcido: el monte. Y sin embargo, no: la ciudad. El parque frente al bar de los cubanos.

¿Por qué la confusión, la rememoración, en realidad?

Por el color celeste que se va en la hora de la tardecita. Aunque, por supuesto, no estén los caballos, la chata empantanada.

ODA PESADA (III)

584

Quizás nada, realmente se construya, y todo sea casualidad, permanencia no intencional a la que se le da propósito después, como a poemas.

Habiendo tanta desilusión, ¿por qué creemos, hasta enredarnos, untuosa seda falsa?

LADRILLO PERVERSO

Ladrillo perverso, en su quedarse al lado o encima del otro. Lo construido es un cáncer. No es flor ni deshecho. Se opone a serlo, y en ello se significa. Si fuera deshecho, si fuera flor se renovaría.

JOAQUÍN

Una vez, en una reunión, alguien vino y me dijo que él quería conocerme. -¿A mí?- respondí yo, incrédulo. “Sí, a vos, boludo”-me contestaron. Bueno, fuimos. Todavía vivía Libertad. Me presenté. Me saludaron,

585 con mucha cordialidad, claro, así eran. Así era él. Me pareció notarle cierta ansiedad, que en su esposa no se daba para nada. Nunca he sabido la razón, y por lo poco que llegué a enterarme de su vida, ello podía deberse a, realmente, mil cosas. Por supuesto. Pero he dado en suponer –en inventar, más bien- la razón: yo ahora lo siento, a veces; lo que yo escribía tenía ciertas cosas que se parecían a las de él. Por supuesto, mucho más torpemente usadas, menos aprovechadas; solamente que había un poeta, hablando, y había cosas, y ese poeta no las creaba, las mostraba, y no las mostraba diciéndote lo que tenías que pensar de ellas. A veces, yo solía escribir cosas así, bueno, ligeramente aproximadas a eso. ¿Lo sabía él? Probablemente esta construcción de mi fantasía no tenga el menor asidero con lo real, pero esa cierta curiosidad, esa mirada... (¿Quién va a creerme esto?). LO QUE NO PASA (I)

Lo que pudimos construir se nos notifica como una sentencia. En medio del azar, después de mucho tiempo, cuando ya nada esperábamos, cuando nos habíamos olvidado de que nos estaban juzgando. No parece, ¿no? lo que es, fácilmente podríamos olvidar ese papel sobre la cómoda, dentro de una vieja caramelera. Que nosotros no hicimos algo, ¿cuándo? ¿Éramos nosotros? Y, sí, éramos, somos. Somos, seremos quizás.

EN DEMOCRACIA

¿Así que sí, que qué bien, que ahora sí, que se puede? No. No. Temor. Qué suciedad.

586 Para qué. Ahí sentado, en el bar, ¿para qué? En la televisión no lo hacen. Y no se esconde, ¿vieron? ¿Qué querrá? ¿Por qué está sentado en una mesa, en la vereda, leyendo?

RAÚL

Bueno, no, con él no había ningún parecido. Lo de Raúl era para mí, en esa época, tan tremendo que ni hubiera soñado con semejante cosa. Este ritmo de ahora, por ejemplo, es la prueba, de la infinita distancia, y si la hay ahora ya pueden imaginarse. No, y en esto la mitad de los poetas argentinos de mi generación, estábamos: en consultarlo, en preguntarle, y él decía “¿y yo, por qué?” Y nadie se molestaba en responderle. La gracia –me doy cuenta que estoy usando la palabra en su verdadero sentido: era una gracia- era que él encontraba en el más miserable versificador de aquélla época, siempre algo bueno: un verso, un ritmo, un tema, una imagen. Él era el gran rescatador, y eso, ni Joaquín, ni yo, ni Dante, ni Keats, ni nadie, he visto que lo hiciera así. Y no he hablado de su poesía. Ni falta que hace.

ODA PESADA (IV)

Lo construido no le es obstáculo,

587 sino escalones hacia la muerte. Son pasos, etapas; no defensas. Eso que hiciste, al fin, te mira, no te entiende, y se entrega a destruir lo que lo hizo. Vos. No enseguida, sería menos brutal. Después de dejarte soñar, como una comida que se quema en forma misteriosa, tras aromar incitantemente.

MODERNIDAD

La mirada perdida, la piel reseca, la edad deshonrada en la edad, la voluntad que, como desde el fondo de una casa de gran terreno, tarda muchísimo en llegar a la puerta: ahí gozando de su inutilidad, de su esencia de estorbo, la señora, finalmente, se decide por un determinado chocolatín, mientras toda la cola espera.

MEDIANA EDAD

Antes solía esperar, en citas, a bellas mujeres. Ahora espero –infructuosamente, las más veces- sumas de dinero histéricas, caprichosas. Todo se debe a que he construido un mundo de características

588 demasiado crueles para mí. Me lo habían advertido, pero joven, impetuoso, no quise atender consejos que parecían intentar restringirme, y ahora estoy, así, hambriento, entre reglas que yo mismo, yo mismo, hice severas e inescrutables.

CON TUQUI

Lo que se construyó antes -de mí, lo creado desde siempre-, se va desmoronando, mientras Tuqui y yo lo miramos bastante sorprendidos. “Por haber dejado un buen tiempo”. “Dejado qué”. “De jugar”. “Qué decís, Tuqui, no ves que éramos grandes, ya no podíamos?” “No nos habremos, no sé, llamado, no me acuerdo ya”, insiste. Todo esquivando los grandes bloques de lo que cae alrededor nuestro.

TODO TIRADO DESPUÉS DE JUGAR

Hay unos edificios allá, como colinas, con unas macetas con plantas, como bosques. De mis mentiras. Yo jugaba ahí, con Tuqui, nos mentíamos siempre. Todo eso completamente fabricado. Con todo, ¡cuánto duró! Y eso que lo demás se demolía incesante. Qué raro.

589

DOMITILA

¿Qué cosa es lo que hacés, cuando se te aparece en el nicho familiar, una urna que no sabés de quién es, y no hay nadie a quien preguntarle nada?

REFRANES

Rápido como recuerdo de viento. Inútil como año que viene. Doloroso como concepto antiguo. Duradero como mirada de inocente. Sólo se es verdaderamente sobrenatural comiendo la hamburguesa sin lechuga. Más difícil de encontrar que gitano con inmobiliaria. Mozart cumple, Piazzolla dignifica. A plantas que crecen, cuadros que no crecen. En la casa del agua, los cuchillos cantan canciones. Más vale lluvia que paisaje.

SOBRE CLASICISMO

Sacame, Tuqui, esta duda: yo, ¿me ponía la camiseta de Newell’s, para jugar en el patio de casa, con la número uno?

Porque de cowboys sí nos poníamos cosas.

590 Y de romanos. De romanos, costaba que aceptaras. Podía parecer demasiado serio, quizás. De griegos.

Me acuerdo que volver del viaje con Cristina a Turquía, te dije (en la oficina que compartíamos): “Estuve en Troya”.

“¿Y ya había ardido, no?”, me contestaste. “Ya había ardido”, te contesté.

LO QUE NO PASA (II)

Era un eterno sueño estar aquí o allá, sin saber los por qué, sin preguntarse siquiera. Si las cosas estaban, estaba bien.

Porque uno estaba también. En el mundo que funcionaba, por lo visto, uno iba adentro, y todo era más bien ver lo que pasaba, inmóvil, para que vos lo vieras. A tu ritmo, digamos. Que algún día, todo se entendería. Por eso hay cosas. Todavía esperando. No pasan.

591 DESAPARICIÓN CON VIDA

Al principio, el nieto no entiende por qué el abuelo habla y habla del viento, y gira y gira los brazos haciendo de viento, y parece que pidiera algo.

Pero el nieto al fin empieza a entender: se acerca al abuelo, y con un cuchillo le abre un agujero en la panza, y de él sale su padre, y se disuelve el abuelo.

Ahora ya está seguro, y va hasta el padre, y también lo acuchilla, y al deshacerse en el viento el padre lo roza como viento que ahora es.

Cuando llegan los asesinos para hacerlo desaparecer, no pueden hacer desaparecer a nadie. Él acaba de nacer y se duerme acurrucado en el viento.

A CIERTA ALTURA DE LA VIDA (I)

Si se lo ve caminar con dificultad, no es por problemas con el cuerpo, sino porque lo traba todo lo que él se acostumbró a considerar existente. Que no lo es. Pero él sopla, y lo que debería deshacerse y echar a volar se queda ahí, como un perro muy muy fiel, o con hambre. Y eso lo mira, así, como un perro: profundo, implorante, dispuesto

592 a permanecer hasta que, bueno, ya se sabe.

A CIERTA ALTURA DE LA VIDA (II)

Para el nieto no existe lo que existe. No existe todavía, es transparente. Puede que a lo mejor, porque hay indicios, pero no más. Pero entretanto, aquello que lo traba al abuelo, parece fortaleza. Y son límites, sin embargo, pero el nieto sospecha un futuro. Quizás sospecha la muerte. Y por miedo no ve cómo se ahoga ése que después de la discusión lo acaricia.

HEROÍSMO, OTRA VEZ

Te digo, basta, héroe, no le discutas más. Que le suene tu voz gratuita, como algo entre otras cosas. Que llene de otras cosas su mundo. Que no pase, que en una de ésas, no pase, pero que circule, que ande, que se mueva en su mundo como una estrella no fugaz.

593 Eso sí que sería heroísmo.

SON TODOS PROBLEMAS TUYOS

Salís a buscar un taxi. Al final, el taxi aparece. Te creés que con un auto propio todo será distinto. Sin saber que tu auto también aparece, se crea, se construye cuando vas a buscarlo al garage y posás tu mirada en él, y subís, y arrancás. Y no sabés que antes de eso, de ese momento, él no era más que dispersas moléculas, que bailando en la luz, giraban. En la luz que se filtraba por las chapas.

NO, NO SON PROBLEMAS MÍOS

Y cuando me despierto, y empiezo a caminar por esta casa -¡este museo!-, siento que ya no siento el aire que se duerme soñándose a sí mismo. El aire como un perro. Sin cadena. Corriendo delante de mis pasos, abriéndome el camino hasta el río de gente; a veces seco, a veces inundándolo todo. Me falta el aire. Falta desde que las paredes se elevaron, dejándome

594 dentro de lo construido, de lo que tiene nombre.

SIETE LEGUAS

Las distancias no suelen ser más que el deseo que se despega de todo aquello que se puede exigir a cambio de algo que se da solamente para eso. Sin embargo, en el valle, sin pedirlo, y sin dar nada, me llegan los gritos de los patos desde el bosque.

Estoy sentado a 1.800 kilómetros de mi casa, he venido en unos minutos, ¿y qué tiene? En unos minutos me voy a ir de vuelta. La casa se creerá que fui al bar. No se dará cuenta.

NADA MÁS

Los poemas ya se han separado lo bastante de los hechos, de la vida que los hizo nacer, podés tocarlos como si a los ladrillos de una pared los tocaras: pero poco podrán decirte de la vida que los apiló, los enfiló. Quizás si eran buenos el albañil, los materiales. Nada más.

595

LAS PARTIDAS (2017)

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597

Una versión anterior de este libro, con el título de “Antesterías” obtuvo 1ª Mención Honorífica en el género Poesía en el Concurso Régimen de Fomento a la Producción Literaria Nacional y Estímulo a la Industria Editorial 2014, del Fondo Nacional de las Artes.

598 ANTESTERÍAS

i.m.Javier Adúriz

EL MAR

El mar. Y, sí. El mar estaba al final de la calle, como siempre.

Pero lo íbamos a buscar como si no supiéramos. Como si hubiera que buscarlo, vos viste lo que es.

Pero estaba al final de la calle.

JAVIER

¿Adónde vas, Javier? Por los andenes, vas, de la Interminal, buscando qué? ¿Qué posibles excursiones a otras maneras de decir?

¿Te complace mirar en los coches prolijamente alineados, los destinos?

Mienten, Javier.

Mejor esperá un poco, esperanos. Ya nos daremos cuenta y llegaremos.

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SE VA

Pero he aquí que arriba el Garcabús. Estaciona, y abre la puerta.

¿Por qué subís, Javier, sin preguntar, sin mirar el cartel en el frente del vehículo?

Ah, qué muchacho ansioso, Descuidado. ¿Y el adiós?

UN ADIÓS

No el sol, sino la soledad de la luz. No la puesta del sol: la soledad recostándose sobre la parte oeste del edificio, desamparada en la luz.

Que si pudiera ser un adiós, lo sería.

NOSOTROS

Llegaremos después. Llegaremos a horario, como dice el boleto, porque somos lógicos y eficaces, y sabemos muy bien

600 que los ómnibus no se adelantan. Y por eso no lo encontramos. Y por eso no podemos hablar con él, lo que pensábamos decirle del otoño, entre valijas.

EL SILENCIO

Como en el baile, antes, en el silencio. ¿Se acuerdan cuando el baile dejaba varios hondos silencios como para que el bailarín se enfrentara con ellos? Como para que se bailara contra el mismo silencio. Así es hablar ahora. Hablar con el silencio.

LE DIGO

No escribirle poemas a “ella”, sino a Luciana Etchegaray, a Rosa Fuentes. Ni siquiera hablar de “la ciudad”, sino de alguno de sus puntos concretos, como ser, Pueyrredón y Rioja.

Que el amor haya despertado ahí porque pasó alguien sin nombre pero en pantalones floreados y una sonrisa, o porque había un pájaro, un gorrión -cuyo nombre ignoramos- saltando en el suelo, ¿no?, como hacen ellos.

Pero que se diga lo que sabemos, que se diga lo que no sabemos, como en los mapas antiguos:

601 dibujos de palmeras y monstruos en las zonas en blanco, sin datos.

Así, como Colón, encontrar lo que no se iba buscando, pero lo que se creerá que sí. Insistir en llegar a la costa de las Indias, cuando ya estás ahí.

LAS HOJAS

La luz en la mañana es otra cosa hace ya un tiempo. Es muy distinto hoy día la mañana, su luz. Desde ayer, por lo menos, es otra cosa: antes ella movía las hojas, porque hojas había. Era verano, y nadie vivía cuidándose de la soledad.

ME DICE

Poemas como libros de aventuras donde intervenga tu imaginación, donde hagás vos la música, y el reparto y los créditos. La película de mi poema, roturada y sembrada por tu deseo de un poema.

ANTESTERIAS

602

Así seguimos charlando, sólo que ya no hay nadie. Ya no hay nadie en la casa vacía, salvo aquél que una voz despertara en medio de la noche. Esa voz familiar que sigue dialogando con ese cuerpo que anda escuchando de pieza en pieza. Eso que nunca acaba de contarse. Una amistad es una confidencia interminable.

EL INFIERNO

CÓMO LLEGAR

Cuando sabés que te tocó, tenés que ir.

Al Infierno tenés que llegar, viajando.

No es automático. No te despertás ahí.

Tenés que trasladarte. Ver el campo. Pensar. De otra manera no llegás.

Te quedás enhebrando plazas de pueblo,

603 casi iguales. Sin preguntar dónde bajar.

UN TEMA CLÁSICO

Y desde los collados sin sombra, me dice: “Preferiría ser un muchacho de 15 años que escribe su primer poema, a ser el capitán de estos espectros”.

“Uno que escriba con algo que él cree que expresa lo que él quiere, teme, desea, aunque sea copiado, sacado de lo que alguna vez leyó o creyó que leía.

Pero nunca mandar en éstos, que sólo hablan de quemaduras, de emplastos. Que jamás alzan la cabeza para mirar cómo el Infierno es.”

COMO ES

“Imaginate en Rosario, lo que se ve, pero todo ardiendo. La vida, digo, las cosas. El río como un río de fuego, bordeado de barrancas incendiadas, y atrás, arriba, y mirando hacia el fondo, más atrás, un horizonte de fuego. La verdad, es hermoso: descansar a la sombra de un árbol de corteza bermeja, bajo las hojas que largan llamas, mirando

604 pájaros hechos brasas”.

NO ES PARA TODOS

“Hay quienes nunca tendrán un Infierno para vivir, o sea, vivirán un infierno: solos, sin fuego, sin lagos rojos. Nadie los va a mandar aquí, pues se los nota muy delicados para dormir entre los tréboles humeantes.

No es tan fácil, entonces, darse una vuelta por estos lugarcitos, te digo. Apenas consigue mucha gente seguir viviendo”.

GRADUADO

-De muerto va aprendiéndose a ignorar como si de una carrera se tratase. Y tiene sus exámenes, sus turnos, sus libros de consulta, sus rumores. Se aprende como todo.

-En cambio allá sabés, sabés, vas llamándolo a todo conocimiento. Tapar con el cuerpo los agujeros, con ese cuerpo que acá de qué te va a servir.

Y te palmean la espalda.

605 Pero basta decir, ¿yo tuve quince años, y había una casa, una niña, un auto estacionado en la vereda, y yo los miraba?

Y vas a ver.

EFECTOS

Y yo, en efecto, empiezo ya a dudar de ciertas cosas determinadas: que antes de ese edificio en construcción, hubiera habido, por ejemplo, casas, con sus cocinas iluminadas en las noches de otoño, adónde se prepararan comidas, o se extrañara un novio. Dudo, y es más: dudo del edificio mismo, que borró de las huellas de mi memoria, ésas, y al hacerlo borró también las suyas. Que se entregó a los nuevos, los que llegan, los que van a vivirlo con recuerdos de otros lados, como si la ciudad desbordara con cosas incomprensibles.

TÍTULOS

-Vivo de no saber: saber sabía antes. Ahora no sé: que en esa casa viviera alguien. Que yo deseara entrar. Que no entrara.

Que solamente viera por ventanas sin rejas unas vidas viviendo.

-¡Ah, sí! Esto es igual, pero no es igual”.

606

HABILITACIÓN

-Ésa es la fe aceptada: estar equivocados. Soñar absurdos. ¿Cómo va a haber esas personas, cómo va a haber habido si no están, no lo ves? Si no hay nadie. De los que vos decís no hay nadie.

Que haya tipos en los libros de Historia no significa que hayan existido: son cuentos, cuando uno crece, ya los desecha. Escolares temas. Los grandes no los usan. No hace falta, ¿no ves el edificio? Bueno, en dos meses más se termina.

DEMOLICIÓN

“¿Quién hablará del árbol?¿De la tardecita?¿Quién, de la casa cerrada, el jardín olvidado, la demolición?

¿Quién, cuando nadie quede, ni parientes ni amigos, que te ratifiquen? ¿Quién dirá cómo eran los amigos que cambiaron, las comidas ya digeridas?

Vos no. Vos estás muerto.

607 ACTUALIZACIÓN

“Por no tenerlo en cuenta, he dejado señales mías en ciudades sembradas de acequias, o en otras que se suben a la montaña, o en las que tienen costaneras bajo la lluvia.

Y si alguien, acaso, se pusiera a enhebrar las señales, capaz que yo saldría recitando poemas, como hacía antes.

Pero el idioma ya cambió. El idioma en que estaban escritas las señales, cambió. Debo escribir todo de nuevo. En el Infierno”.

DEVOTIO

“¡No haber traído a este lugar un enemigo, uno solo, para que me acompañe!”

DEBUT

“Ya: colchones, edificios en demolición, loterías. No la abeja y la flor, o el tigre y la caverna, yuxtaposiciones que viví viendo.

La ciudad me las daba, como un vecino al que le sobran cosas que no quiere tirar. O como se da la lluvia.

608 Pero el Infierno con esas cosas es muy riguroso; de eso vive, y entonces encontrás más que fuego colchones, loterías, casas en venta, pizzas.

Y Satán se sonrió cuando vi: ¿Viste? dijo. Acá todo es así, entendés?”

RURAL

El campo. Es que otras reglas lo rigen: los caminos los hacen los que pasan, y se nombran con memorias: de Rojas. Cuatro árboles. Del muerto. Del francés. En el campo espectralmente los nombres resuenan en las noches.

El campo. Camino perfecto. Se da vueltas sobre sí mismo, como un insomne.

LUCIANO REVISITED

VISITA

¿Pero qué hacés acá? Te vengo a visitar, ¿no puedo?

609 ¿Pero vos no sabés lo que es esto? Sí, claro, tengo una idea, pero al estar vivo, no sé… Sí que estás vivo, hijo de puta, me dice, no sin rencor. -Mirá, Eduardo, lo que tengás que saber, no es acá que lo vas a saber, sino allá-. ¿Allá? Allá, allá, allá arriba, pegá la vuelta, dice con un sollozo, y yo quiero abrazarlo y abrazo sólo una sombra.

SANTOS

Él está parado al lado del pozo, y ella le pasa al lado, y él la mira un momento, pero como hacía siempre, no le da mucha bola. Y hay una guitarra colgada de la cumbrera, y él acaricia suavemente las cuerdas, y las cuerdas vibran heridas como por gotas de llanto; y después él se va.

ASADO

Porque ahora los poetas son como todo el mundo; y se hacen su asadito en el fondo, y no lo hacen de manera especial, porque ya no hay manera especial de hacer las cosas. Porque todo puede hacerse, menos fumar en ambientes cerrados, todo puede decirse, por eso nadie lo dice, porque no quiere

610 decir nada decirlo. Y el asado se hace con el carbón, no con pasiones, y las pasiones pueden traer problemas a la hora de establecer contactos íntimos entre los comensales.

Entonces la poesía se levanta, pasa por entre los que se animan a mostrarse como maricas, pero que no se animan a mostrarse como poetas, y sube al asador, y pisa las brasas, y camina sobre ellas, como si fuera un αναστηναρíδης , y después, trabajosamente, trepa la chimenea, y sale al aire, a la hermosa noche, a volar sobre la ciudad, buscando a los maricas, los ambiciosos, los borrachos, a los que están vivos de veras.

REPROCHES

“¿Pero por qué no reunirnos más?” dice la Pochi.“¿Por qué se acabó eso de ir al boliche, y hablar toda la noche de poesía?” Porque muchos se han muerto, le digo, y se acabó. “Claro. Vos sos el que quería que fueran como todos, ¿estás contento ahora? Vos querías que charlaran de fútbol, de turf, que la ayudaran a la gente a encontrar una dirección, una parada de ómnibus, que no se sintieran distintos, superiores”. Es verdad, pero siguen sintiéndose distintos y superiores, sólo que ya lo hacen como lo hacen los demás, buscan dinero y celulares.

611 Son prácticos; sólo escriben si están seguros de ganar un premio. La poesía, dice él, es como un genio de la lámpara, pero medio tonto y que hace las cosas para el orto. “Lo dice en rima”, se ríe la Pochi, “Dejá de hinchar, Javier, con la rima”. Asonante, nos dice, asonante, y por allá -señala y se le ven los árboles a través del brazo- queda el camino del Cielo. Pero la Pochi y yo no lo tomamos, y volvemos, y pasamos por el pozo, con la guitarra colgada en la cumbrera. ORÁCULO

La luna va paseando su aburrimiento por ese cementerio donde está muerta la poesía. Y así, lo único que hay es el murmullo de hojas de plátano en las que el oráculo se adivina, o más bien, hay que adivinar que hay un oráculo.

Han vaciado al mundo de poetas. Han desaparecido al noventa por ciento, y el resto, desesperado, deambula como dentro de una jaula, llorando este silencio. Y la poesía está muerta: se ha convertido en un hobby, que da de comer a talleres e imprentas: muerta, muerta en las hojas de este plátano, que hoy hablan con mi voz.

ÉXODO

Vámonos a otra parte, dice Javier a los vampiros y hombres-lobo,

612 a las serpientes emplumadas y a las viejas muchachas jóvenes, que lo escuchan. “¿Dónde, Javier?” Podemos empezar por las canchas de fútbol a la noche, dormir ahí. “No seas ingenuo, desinformado” le dice el cadavérico galán, abrazando a su novia hecha de compost. “Ahora se juegan siempre partidos a la noche.” Entonces, las escuelas, donde ya nadie quiere ir, o las fábricas abandonadas, o sencillamente las calles, donde ya no se encuentra nadie. “¿Pero es que no podemos movernos en el tiempo?” Nos falta, para eso, sentido histórico. “Qué más querría yo”, dice la Botella Parlante, “que volver a esas Vueltas del Perro, que poseían delicadeza y armonía, como un clásico”. Es que ya se pasó lo clásico, dice.

DÓNDE

No a lo virtual, allí están todos. Huyamos a lo real. Pero lo real no es un chicle, ya hay gente ahí. Que nos espera. Somos monstruos. Por eso. ¿Ser un circo? Ojalá, pero eso requiere una técnica, por desgracia. Cuando sonemos nuestras trompetas, la muralla, -alguna por lo menos-, se caerá. Lo real es hostil, Javier. Me gusta cómo huele. Me gusta que sea un cuchillo el que te lastime, no un comentario en el muro.

613 .

BAILE

A los turistas del Infierno siempre les muestran la poesía.

Y ella baila, así, como cuando se formaba una rueda para verla bailar. Baila, en el cementerio, sin que nadie la mire, en realidad, y es hermosa. Pero baila para los muertos.

Y él, entonces, cruza la pista esquivando las cruces como a mesas de los bailes de antes; y va y la agarra bien de los brazos, y giran abrazados.

CANSADA

Afuera, afuera del cementerio, le dice él, a la calle, afuera. Ella dice que está cansada. Ella dice que quiere a sus muertos, aquéllos que los jóvenes no leen, aquéllos que los jóvenes no escuchan, porque alguien, en el medio, cortó las sogas con que la vida había atado sus cantos a ella, y los arrastraba. Entonces, dice él, vengo y te llevo otra vez a las alcantarillas repletas de hojas secas del otoño, y al olor delicioso de las fogatas que se alimentan de ellas, ¿no ves? hasta en los cementerios se baila en tu nombre.

614

SOY ASÍ

-Yo soy así, Javier. Yo no existo para que me digan que qué bien que yo existo, que qué bien que me entienden, y que qué bien que vengo cuando ellos me llaman. Yo me río y les abro las puertas del Infierno, y entonces ellos se cagan en las patas, y no entran, y van y confeccionan sus balances.

ARICIA

INICIADOS

Ya no regresan los que un día partieron a iniciarse a la casa del bosque.

¿Están todavía allí? ¿Salieron y se fueron para otro lado?

Sólo los muertos saben dónde están.

PELIGRO

Desde el fondo del bosque

615 una voz, que no vemos, dice:

“Con veinte guitas en los bolsillos, la gente se volcará a la violencia, como antes, como ustedes, que no cuidaron de cuidarse, y salieron muertos, o exilados, o bien torturadores, o editores de falsos poetas. Es mejor que el confort nos cueste. Nos obsesione, no nos deje vivir. A ver si encima, todavía la vida al vivir nos arrastra, como a ustedes”.

MIEDO

Pobres poemas, cómo llevar a nadie con miedo, a no tener, si le conviene en verdad, tener miedo, y llenarse tranquilo de mentiras. Y cuidarse como el Abanderado Grandoli se cuidaba de ser fumador pasivo antes de perecer en Curupaytí, a los dieciocho años. Como Juana de Arco, que usaba desodorante y se ponía armaduras livianas para evitar las várices. Así.

MURMULLO

“Pero ese árbol se taló, lo que se escucha es un fantasma de murmullo de hojas movidas por un viento también fantasma.

Y con eso vas a tener que arreglarte. De todos modos, nadie cree en oráculos ahora. Sólo en horóscopos, en premoniciones

616 del Fondo Monetario”.

HIMNO

¿Qué pasa, Tiresías, ahora que te podés casar legalmente ya no ves el futuro más?¿Somos libres?

Somos libres, ya no hay futuro. Alguien borró el camino de regreso del bosque.

TERCO/S

Pero yo me fui al bosque. Fui y encontré la choza, la derribé, a los árboles los talé. Y entonces una voz, que no vi, me dijo:

“Este camino que da al sol, a la lluvia, no es un camino, y por eso si volvemos, volveremos por él.”

ESCATOLOGÍA

Nadie disfrutará la eternidad si no vive efímeramente: si no siente que se repetirá de manera infalible en cualquier cosa, gracias a la simpleza de su ser. De su simple no ser. De su hablar cuando caen al piso las palabras, aceitunas sacudidas por alguien

617 que no mira. Es así, vida eterna no hay, hay vidas eternas.

FUGACIDADES

Y si en ese camino que no es camino, hubiera un bar, al menos, me sentaría a esperar a mis jóvenes amigos. Que no vendrían, que no dejarían de venir, porque no hay camino.

Y les preguntaría : ¿qué payasadas traen hoy, o traerán mañana, para el silencio?

Traen olvido y fugacidad, Javier. Pero yo estoy en el Infierno, no ves? Fugacidades a mí.

LAS PARTIDAS

Bigil, mira clar tenebras

Anónimo catalán, siglo X

FIDELIDAD

No felices por faltarnos la Historia,

618 sino al revés, orgullosos de ideas, con ganas de crecer, y saber era poder crecer. Saberes de la calle y de los libros, en franca batalla, que nosotros jugábamos como un turbio ajedrez que se extendía por semanas enteras. Cada regla descubierta recién, cambiaba el juego, que era, no obstante, el mismo. Es que sencillamente se trataba de conseguir saberes ignorados, pero que estaban ahí nomás: presencias de lo que los más grandes sabían, y nosotros amábamos cambiarlo para que el valor último quedara ancho y brillante, y desnudo posible sobre las piezas tristemente volteadas. Era fidelidad: como la de los pájaros al irse en las enormes bandadas en esos días de combate en los cielos, y aquí abajo, entre amigos. No moría el que se iba algo lejos, explorando PERO ENTONCES

Y entonces, ¿qué pasó? Llegó un momento en que no se sabía cómo verte. Siempre encontrándote por ahí, en calle Córdoba, ¿dónde estaba tu casa, eh? Y era inútil bañarse y empilcharse y salir. Hacerse ilusiones, como quién dice.

¿Dónde estaba tu fiesta? El Suplemento Literario no daba la noticia.

SON LOS TIEMPOS

Alguno, finalmente, se dio cuenta: “Es verdad que en la región extraña en que vivimos, hace calor a veces

619 en invierno, y que hace frío y llueve muchas veces cuando empieza la primavera, pero esto ya es distinto. Algo cambió para siempre”. “Para siempre no”, dijo una voz, que no veíamos.

NIEBLA DE LA MAÑANA

¿No ves que es el otoño? Ésos que ves, que nunca has visto, son los nuevos. Los que volvieron del bosque. Con los conjuros listos para llamarla. Y al igual que pasó con nosotros, no les importa.

No les importa de manera especial, saben que viven. Saben que exhalan el olor de los vivos, de las tormentas.

Y saben que ella sube de la muerte como sube el sereno con el sol, de los yuyos mojados. En neblina sube ella de las muertas ediciones, de las muertas dedicatorias, y epígrafes.

Sube, te envuelve, y vos, ya finalmente te olvidás de los juegos funerarios y de los tristes homenajes.

DEJAR ATRÁS

Así llegamos un día a las ciudades, o así nacimos en ellas.

Y así también tendremos que irnos:

620 sin esperar a que se destruyan, sabiendo que no somos el final.

Sabiendo que no hay nada más allá; solamente tractores, pájaros en el monte, carteles y policías viales: nada.

Dejando atrás la casa que será pronto tirada abajo, en la calle de tierra.

Que cuánto más hermosa, más rápido pedirán que se pavimente.

IRSE

Y ya no había manera de hablar con Javier, desde aquí. Teníamos que irlo a buscar. Que se quedaran las cosas que una vez aprendimos a abandonar. Para eso lo aprendimos, para eso ella nos lo enseñó. Para eso.

¿Y cómo se va uno?

PARTIDA

Una vez decidido, es fácil: hay que hacer la valija, irse a sentar a una mesa de la estación, y ya vienen. Ya vienen todos.

Y así pasó: se amontonaron esperando subir al ómnibus,

621 hablando hasta por los codos entusiasmados. Como en un viaje de estudios.

Y así fueron entregando sus bártulos, recibiendo sus comprobantes. Pero nadie advirtió que en esos comprobantes no había nada escrito, ni un valor, ni un nombre, ni una fecha. Seguramente porque todo eso no iba jamás a devolverse.

EL VIAJE

Y subimos. Y arrancó el ómnibus. Las ventanillas se podían abrir y cerrar. Y no había televisión. Las luces se apagaron y como era de noche, se vio el cielo lleno de estrellas, enseguida nomás que alcanzamos lo abierto. Con la Vía Láctea, que hacía tanto que no veíamos, desde que el barrio se llenó de edificios. Y un sopor fue apoderándose de nosotros, como ya nunca nos sucedía. Y soñamos. Y no soñamos en ningún sitio en particular, pues nos íbamos desplazando mientras el sueño iba creciendo.

AL FIN

Y es que era como cuando las casas y los árboles hablaban, y nosotros

622 los escuchábamos. Era igual. Y lo ya construido y lo nacido así, no eran distintos. Eso era.

LLEGADA

Hasta que nos bajamos al llegar a la Interminal. El Garcabús seguía, cargaba a otros, pero Javier nos esperaba en los andenes. “¿Estará el mar?”, pensamos. Yo tomé el otro, más temprano, pero igual estamos aquí todos, ¿no? “¿Pero el mar?” -¡Ah, el mar! Y, sí, al final de la calle- nos dice- Como siempre.

TRAIGO A LA PERSONA AMADA14

14 Escrito en 2019. Inédito

623

624 TRAIGO A LA PERSONA AMADA

Era un muchacho que tenía hambre. Cuando le trajeron el café con leche lo bebió ansiosamente, devoró las tostadas con dulce, no dejó ni una miga.

A dos mesas de allí, yo lo miraba. No era un extraño para mí: lo había visto en una foto.

Me habían contratado para llevarlo de vuelta a la persona amada. Yo tenía que usar mi magia.

Pero realmente él no parecía tener ganas de volver a la persona amada. No parecía preocupado. No estaba lloroso. No suspiraba. Comía las tostadas. Las devoraba, en realidad.

MIS TÉCNICAS

Siempre recurro primero a los procedimientos racionales. Una corta y amable charla, “¿vos sabés lo que está sufriendo esa chica?”

Suele dar resultado. Sobre todo, si no se profundiza mucho. En general yo no recibo datos muy concretos sobre las causas del rompimiento.

De hecho, a veces,

625 no es un rompimiento. Es que alguien, tímido, quiere tener a otra persona, y no sabe ganarla. Ahí va directamente la magia.

No hay diálogo posible.

FIN DEL PRIMER INTENTO

El fulanito acabó tan rápido con todo, que no me dio tiempo a pagar mi café (mi anticipo de gastos es exiguo), y seguirlo.

Cuando llegué a la esquina ya no había más señas de él.

¿Tendré que manejar el caso en el Laboratorio?, pensé, un poco fastidiado. ¡Esos ensalmos son tan kitch! Yo no lo digo, por supuesto, pero en los casos en que debo usarlos me siento un cosmetólogo, un estilista. Lo busco mañana, terminé pensando.

COMIENZO DEL SEGUNDO INTENTO

El rol de detective me gusta más. No lo soy, por supuesto, pero igual.

626 Me paro ante la puerta de la casa, en la vereda de enfrente, tras un árbol, un auto, un tacho de basura (depende).

Ahí espero que salga. En el verano puedo oler el perfume de los árboles (cuando los hay, naturalmente).

Sale. Lo sigo. Así hice ayer. ¿Qué logré? Verlo comer. Pero estas cosas llevan tiempo.

CONTINUACIÓN DEL SEGUNDO INTENTO

Salió, vestido con un short, un shortsito, y zapatillas. Era uno que corre.

Tuve que preguntarme: ¿qué le ve la boluda de la clienta a los tipos que corren? Corren y disminuyen su potencia sexual. Hasta los curas lo saben.

Y ahora tengo que correr yo, prácticamente al lado. Cómo me canso. No, no, esto es para el Laboratorio. Y así llegamos al parque.

En el parque, los pájaros saben traer al pájaro amado. Si hubiera vienta, el viento sabría traer a la vienta amada.

627 Acá este tipo está de más.

TODAVÍA CONTINUA EL SEGUNDO INTENTO

Pero el laburo es el laburo. Corro. Me pongo a un lado. “¿Vos sabés lo que está sufriendo...” le digo. Pero no me escucha.

Se para. Me paro. En seco. No me voy a la mierda de pedo. Él se pone a hacer flexiones. Yo me quedo parado, como un estúpido, al lado de él.

Se va trotando hacia unas barras. Empieza a hamacarse en las barras. ¿Quién las habrá puesto ahí?

Esto no puede durar eternamente. En algún momento se va a cansar.

Pero antes me voy a cansar yo. Tengo que hablarle ahora.

PRIMER DIÁLOGO

-¿Vos sabés lo que está sufriendo esa chica? -¿Qué chica? -No te hagás el boludo. La que le colgaste la galleta. -¿Yo? ¿Cuándo? -Hace dos meses. Hace dos meses que no come, no sale, no vive, pensando en vos. -Vos me tenés que estar confundiendo con otra persona.

628

Es hora de largar el misil.

-Paola. -¿Pa? -Paola. -Y a vos, ¿quién te conoce?

Con esa tonta expresión pretendía desautorizarme. Y quién conoce a los tipos de la TV que te dicen lo que hay que comer.

Está bien, él lo quiso. ¡Al Laboratorio!

EL ENSALMO

Antes que nada, vestirse. Los enfermeros usan guardapolvos blancos. Los maestros. Los milicos caqui. Los marinos, azul. Los de tránsito, fosforescentes.

El mío es azul, con estrellitas. Me lo pongo como un poncho. Saco las manos de abajo de la tela.

San Expedito (perdón). San Blas. San Dámaso. San Evaristo. San Roque… Acá está: San Antonio. Abad. Dábale arroz. A la zorra.

(Este ensalmo es infalible)

Tendría que tener un escribano. Un escribano a mano.

629 Que me certificara el momento. Así el efecto podría concatenarse con la causa.

ACERCA DEL ENSALMO (REFLEXIONES)

Pero nos falta tecnología. Capitales que inviertan en investigación.

Es el subdesarrollo de la magia.

Como todo.

¿Por qué no tenemos congresos? ¿Por qué no tenemos becas? ¿Qué está esperando el CONICET?

Pero, así y todo recogemos un triunfo tras otro. Es porque estamos con el pueblo.

TRABAJO CONCLUÍDO

Ya está. Ya tiene que estar. Es infalible. Pero démosle tiempo. Tiene que llegar en persona a ella. Tomar el ómnibus. Quizás el celular no lo comunique en este preciso instante: suele pasar.

Para cobrar

630 hay que esperar. Un día, o dos, la inflación no es tanta.

ME DECEPCIONO

Esperé cuatro días para mayor seguridad. Fueron jornadas de euforia, porque en este país es preferible festejar antes de enterarte cómo salió la cosa.

Al fin, cuando enderecé para la casa de la clienta, iba como a buscar plata que hubiera prestado. Ni por asomo imaginaba que algo fallara. Inclusive me preguntaba si hallaría en una de ésas, al fulano adentro.

La clienta estaba haciendo una tarta. El olor de la masa a mí siempre me huele a engrudo. Parecía feliz. Debería haberla citado, me dije, cuando me hizo pasar, con cierto fastidio.

¿Consiguió algo? me preguntó mientras ponía la tarta al horno. ¿Qué? No me diga que no apareció por aquí.

631 RAZONES DEL FRACASO DEL EXPERIMENTO

Acá no aparece nadie más que usted, y en los momentos más inoportunos, me dijo.

Como usted no parece muy angustiada, pensé que el ensalmo había funcionado, dije yo.

Yo no sé de qué ensalmo me habla, pero yo a él no le he visto el pelo.

Yo lo vi en sus actividades cotidianas, y parecía condolido y arrepentido.

Ése si quiere puede parecer cualquier cosa. Me lo van a decir a mí.

“Es la falta de esperanza de esta mujer lo que perjudicó el ensalmo”, concluí.

Y salté de la silla. Me despedí con palabras convencionales.

REFLEXIONO

Ésta ya se olvidó de la seña que puso. Ya la dio por perdida. No quiere más lola. Quizás ya le guste otro. ¿Para quién cocina esa tarta? Me da, francamente, celos.

Ahí estamos el pobre tipo y yo, él comiendo para ahogar su dolor como un tanguero tomando para ahogar en alcohol sus penas, sólo que de una manera más sana.

632

Y yo, fumando compulsivamente, como una forma de solidaridad (ya sé que no es lo mismo que emborracharse, pero hoy ya es casi un crimen, con la ventaja de que uno no pierde la lucidez, tan importante en mi caso).

El día estaba por demás de hermoso, y ella se lo pasaba cocinando. Y alguien tenía que marcar la contradicción: un mundo que sigue andando, y los amores rotos.

EL CASO SE COMPLICA

Un perro se paró al lado mío. “Cobrale a él, boludo, si no le podés cobrar a ella”.

Que los perros me hablen no tiene por qué ser extraño. ¿No soy, acaso, un nigromante? Y por qué a él, che, me querés decir?

“Porque lo libraste de una pesada”. No, yo no lo libré. “Y él, qué sabe”. Pero él ya se había librado. El perro hizo silencio. Son así. Te dan ideas, y después…

¿No querés hablar más? El perro empezó a rascarse las pulgas, a poner esa cara que ponen.

Pero es cierto que si no podía ser con ella, yo tenía que, por lo menos, buscarlo a él.

633

¿Por qué había desaparecido la fe en el amor, tan rápidamente?

UNA SORPRESA

En el laboratorio revisé todas las condiciones del experimento. Todo estaba bien hecho. Sin negligencias.

Hubiera sido bueno descubrir un error que explicara todo. Pero estaba perfectamente convencido de que no iba por ahí la cosa.

En eso llamó el timbre.

¿Me pongo la túnica de estrellitas? Pero estaba ansioso, y así nomás corrí a atender.

Era él, por supuesto. Sin shorts, sin zapatillas. Vestido, claro. Un muchacho argentino normal.

“¿Puedo pasar?” me dijo.

SUS REPROCHES

¿Cómo me encontró? Eso no importa. ¿Cómo supo? Lo que está haciendo es una infamia. Yo creí que no me había escuchado, ayer. Tardé en darme cuenta, soy un poco lento. ¿Por qué dice que es una infamia?

634 Porque me quiere manejar. Porque pretende manejar mis sentimientos. ¿Usted cree? Pero también las conveniencias, los padres, los amigos, tienen que ver. ¿En la elección? En elegir o en permanecer. En perdonar. No, no, no. Es una cosa mía. Usted no puede manejarla. Usted engaña a la gente.

DIALOGAMOS

No se crea, los reyes, por ejemplo, no piensan eso. Se lo hacen creer a la gente, pero son así. A mí los reyes me chupan un huevo. No sea grosero. Lo suyo es peor. Usted se mete, y en algo que no va. Pero si ni siquiera me escuchó. ¿Es verdad que ella sufre? (Ya picó. En el amor, la vanidad constituye el 90%). ¿No se lo dije? Casualmente, ayer, la encontré llorando. Estaría pelando cebollas. No podía entender qué había pasado. ¿Acaso hay otra? me preguntaba.

LA OTRA

Siempre hay otra, yo pensé, y es la muerte, pero a esa edad, ¿quién se acuerda? No hay otra, dijo él. Es solamente querer mirar el aire y las estrellas solo. Sin nadie. Sin hablar. “Claro que hay. Y te tiene agarrado

635 de las bolas”. Mirar el aire solo. Y, sin embargo, lo traje. Soy un genio. En la pareja, no obstante, amigo mío, puede haber momentos particulares. No es cuestión de estar pegoteado todo el tiempo. Pero no entendía. Ella, ¿comprende? Porque se cree que yo salgo a correr, a tomar aire? Yo creo nada más que está de moda. ¿Usted cree que yo no pienso? Yo no creo que piense mucho. ¿De verdad que estaba llorando?

LA ENTREVISTO

Le prometí volver a verla. Le saqué, naturalmente, unos mangos, de lo contrario no me hubiera creído. Mi vanidad estaba en juego. Yo lo había traído, más vale. Por lo menos me merecía un pedazo de tarta. Además, ella, ¿qué se creía? Haciéndose ante mí la superada.

La fui a ver, ya de noche. Abrió la puerta como si fuera a esperar a otra persona: ¿amiga, tipo? Estaba bien vestida, elegante, pero deliberada. No se puede vivir sin uniforme.

¿Qué quiere? Me espetó. ¿Quiere cobrar? No sea vulgar, le dije. ¿Sabe que está muy linda?

No agradeció. Plata, ahora, no tengo, dijo para frenarme, para poner las cosas en su lugar. Si había cambiado usted de idea, le señalé, debió avisarme.

636

FRACASO

¿Pero eso, dónde? En mi Estudio. Me refiero a que no tiene celular. Y ir allá, y arrepentirme en el camino, no, no, gracias. Pero entonces, por qué no esperó un poco. Justamente, aproveché una amiga, ellos también lo hacen. Se abroquelan. (Me extrañó esa palabra, que la usara). Unos con otros. Son una porquería. (¿Aprovechó la amiga para qué? Para que le dijera lo que ansiaba oír). Le preparé un papel con las frases con que tenía que hablarme. ¿Por qué esa payasada, digamé? ¿Y usted me lo pregunta? Que se hace el mago, con fórmulas, con pases. Váyase, que yo estoy esperando a otra persona. Derrotado, pero mirándole las piernas, hice eso.

ME JUSTIFICO

Es que hablar es morir.

Si los hubiera dejado solos ellos se las habrían arreglado perfectamente.

Civilización de metidos. Se meten médicos, abogados, veterinarios, ¡escribanos! en la marcha de la naturaleza.

No te dejan estacionar libremente el auto.

Y así yo entré en el juego.

637 Son tan tontos… había que hacerlo.

¿Acaso debemos dejar que una inundación tape todo? ¿No debemos hacer represas, parques, armar el arbolito para las Fiestas?

¿Quién no abre el paraguas cuando llueve?

INVOCACIÓN

Por eso, Celestina, amada madre de la Civilización, te invoco.

Tú nos haces saber que el amor es artificial, es una construcción que da trabajo a muchos.

Soy tu albañil del sentimiento. Acéptame esta obra hecha con material difícil, como ofrenda.

INSISTO

Usted no sabe lo que está sufriendo. Ya me lo dijo. Pero, de todos modos, quién podría saberlo. ¿Acaso usted? ¿No es sufrir pasar la noche entera contemplando un retrato suyo? Me extraña mucho que ella tenga

638 ese retrato. Nunca le di ninguno. Quizás alguna foto en el diario… ¿Usted se cree que soy famoso? No hace falta que sea. Un accidente, una denuncia por acoso sexual… Termínela ya de una vez, quiere. Bueno, ella lloraba mirando algo, me pareció que era un retrato suyo. Habrá leído en una novela que eso es lo que hay que hacer, eso es todo. ¿Por qué no va y se da una vuelta? (y así, de paso, justifico mis honorarios).

HAY QUE HACER ALGO

Esa mujer es despiadada. Ese hombre es despiadado. Y lo aceptaron ser cuando armaron su contrato de amor.

Se previó el rompimiento. A pesar de las florcitas, de las ternuritas, que tan convencionalmente hay que traer para adornar el amor acordado, ese cadáver.

Ese fiambre. ¡Pero si lo comieron! ¿Qué se hacen ahora? Para no destruirse se confirieron la posibilidad de matarlo. ¡Cerdos! Se terminó el balde de comida, y a dormir,

AHORA APARECE ELLA

No me sorprendió verla aparecer en casa.

639

Había cambiado de disfraz. Ahora era la sobriedad misma. No era un buen momento para mí, desahogado con mis imprecaciones anteriores, ya no quería volver a meterme.

Pero ya señalé que ellos eran notablemente impiadosos: aunque moverse es generar dolores, nada los detenía.

Habían creído en la ruptura con cándida complacencia, pero a ella le bastó una noche sin resultados beneficiosos concretos para rever la situación.

La soledad la había quemado toda por dentro.

SATISFACCIÓN PERSONAL

Le pregunté lo mismo que al otro, aunque sabía ya la respuesta: el que busca, encuentra. “¿Cómo hizo para ubicarme en mi casa?”

Todo el mundo conoce a los magos, me respondió. Y supuse que hoy, por ser feriado, no estaría en la oficina.

Es para descansar de los clientes, contesté, no sin ironía, pero no me entendió.

Usted cumplió su cometido,

640 y, sin embargo, yo lo traté mal, me dijo humildemente.

Le traje lo que pude, y extendió la mano, con unos billetes doblados, mientras yo tomaba el talonario de recibos.

Y quiero que concluya su trabajo.

CONCLUIMOS

No podía invitarlos a mi casa a una partida de truco gallo.

Bueno, está bien, ¿qué hago? Le pregunté. ¿Lo busco y le digo que vaya a su casa?

Dígale que lo amo locamente, contestó. “Sé, locamente”, pensé yo para mis adentros.

Bueno, veremos. En veinticuatro horas, tiene que estar todo resuelto, dije, y ella palideció.

ALGUNAS TEORIZACIONES

Cuando todo parece natural, el amor, en realidad, no existe.

Todo es cómodo, los encuentros llenan las horas libres. Los incidentes son narrados

641 a los amigos, convenientemente depurados; a veces, a la familia.

Ese relato no es el amor, se crea lo que sea. El amor es desesperante, uno lo cuenta, la gente se estremece, te dan consejos, te recomiendan hacer denuncias.

No es una cosa romántica para nada. Lo que sucede es que algunos románticos se dieron cuenta.

Pero nunca pudieron contarlo realmente bien. Pasa.

INDECISIÓN

Al otro día, me senté temprano en mi bar, a tomar un café, a comer unas medialunas.

Debía confeccionar un plan de acción.

Pero por temor al dolor no me era posible hacerlo. La inminencia es maravillosa mas la realización lastima.

Ellos jugaban al placer de volver a verse. Por monedas, yo tenía que convertir todo eso en una inmunda situación equilibrada. . “Pero si se van a volver a pelear”, yo pensaba.

642 Pero no estás labrando la Historia, ¿eh? solamente un mero acontecimiento.

Pero no se repiten. Uno hace imposible que el siguiente sea igual.

SERÉ ESPECTADOR

Voy a dejar que se las arreglen. Si todo es como pienso, ya se estarán buscando.

Se las van a arreglar. Solos, porque un camino te lleva a caminarlo, no podés, en el sol de fuego, sentarte a esperar.

Habrá que solamente elegir qué casa espiar: ¿la de él, la de ella?

Elegí la de él. Pensé que ella se iba a decidir más pronto.

ME PREGUNTO

¿Cómo renovarán el pacto, qué exigirá él de ella? ¿Un tatuaje? ¿No usar shores? ¿Y ella, de él?

¿Cómo renovarán el cuento

643 de uno en la vida de otro?

¿Cómo retornará la normalidad, cómo será contado el hecho a los demás?

¿Cómo seguir viviendo?

LA PUERTA

¿Qué podría decir de una puerta cerrada? Era oscura, formada por varias tablas, bien ensambladas, no tenía mirilla, ni picaporte de su lado exterior, sino manija vertical. En términos de futuro, algún día la comerían las ratas. En pasado: debió de haber estado exhibida en algún negocio. Posiblemente él no la había elegido para ser puerta de su casa. Seguramente estaba ya, cuando fue a vivir.

Ella. efectivamente, lo fue a buscar. Tocó el timbre, y la puerta se abrió. Supongo que el que la abrió fue él, y que ella pronunció unas palabras al entrar. Y entró. Y después la puerta se cerró delante mío (que sentía el olor, etcétera).

OTRA HISTORIA

644

¡Otra más! Dicen las criaturas cuando el papá les cuenta en la cama, antes de que se duerman. Una más, y basta, dice el padre, y así ésta será la última historia de la noche.

La que viene después de la puerta cerrada.

Pero quiero aclarar que ella -a diferencia de lo narrado con anterioridad-, está íntegramente en mi imaginación. No soy testigo. Soy testigo del olor de los árboles solamente.

¿Qué pasó entre esos dos? Primeramente, al hablarse de tonterías, ellos debieron sentir el miedo a repetirse. Si el miedo era muy fuerte ningún deseo podría soslayarlo.

O era otro miedo: uno contado por mayores que dan consejos: “cuidado….”

PROBLEMAS

¡Eso, eso! Una historia de horror antecedente, de amores sucios ocurridos primero, venerables, auténticos, y acabados en fracasos tristísimos, en muertes, en desapariciones.

Una absoluta falta de naturalidad. Un mal ejemplo.

645

En vez de una comodidad confundida con el miedo (o al revés). Una facilidad para hacer el amor, que entonces no es hacer el amor.

Un egoísmo confundido con libertad. La falta de conflicto, que es un conflicto.

AYER Y HOY

Peero no. Son jóvenes, la sociedad se adapta para engañarlos, y zafar de ese engaño no es fácil, como lo era para nosotros:

Las prohibiciones explícitas, las advertencias, las proscripciones, la torpe justificación.

Entonces el amor era una alianza para el combate contra las mentiras. Era un pacto para entrar en la vida, escrito en los remolinos del aire.

Hoy está permitido. Hoy, que ya nada significa, está permitido, como está permitido el cansancio, la distracción, la prueba. La elección.

¿SOLUCIONES?

Entonces salen los discursos locos: la incoherencia, la organización

646 el que ya que lo que no más aún del final del sentido, de la historia. No tiene fin la historia (nunca tuvo), el amor tiene fin (siempre lo tuvo), así que dónde cuándo cómo qué diferencia hay, y sin embargo.

Puede vivirse sin amor. No sin aire acondicionado. O mejor todavía: no se puede disfrutar el amor, sin aire acondicionado.

DETRÁS DE LAS PAREDES

El amor era la desnudez. El amor era lo vulnerable. Había que defenderlo, como a una rosa de las rosas. Había siempre un combate para dar.

Pero ahora el esclavo apaleado se somete. El amor apaleado se rinde. La libertad es un préstamo en una institución bancaria que estrecha fuertemente las ligaduras de vos a vos, no deja abrazos.

Y por detrás de la puerta cerrada sólo entran los medios hegemónicos, no tu voz.

ES QUE YO

Y vinieron a mí por el amor. Debería haberles hablado,

647 no engañado.

Pero, ¿qué ejemplo podía darles? Yo vendo y ellos compran, justamente, lo que quizás nunca debieron aprender.

No veían. Ya no veían.

ENTRE TANTO

Porque allí dentro, qué catástrofes.

Aunque logres no decir nada, consigas no nadar no zambullirte en la pileta llena de hojas y renacuajos, y convengas hablar de “este año”, “aquella vez”, “el finde, ¿viste?”, la pileta se arroja sobre vos, de cabeza, de pie, del trampolín, y quiebra toda tu superficie.

ESA CASA

Esa casa, como una casa de iniciación, una choza con patas de gallina, cabeza de ciervo, arriba, con empalizada con cráneos en los postes.

Esa casa de los encantos

648 donde una joven generación jugaba tu recuerdo a los dados, el futuro de tu mundo de muerto.

Esa casa de los misterios de los que nacieron después, que no vieron lo que vos viste, con los que no podés hablar sin ponerte a explicarlo todo.

Y con los que, pese a las palabras, se habla. Aunque las palabras cambien mientras se habla. Con puertas con las que se puede cerrar el acceso a esa casa.

FRASE

No, no se trata de la esperanza. Se trata de lo que la llena. No cualquier cosa puede entrar.

Las cosas entrarán si ellos abren, si no abren, no entrarán.

Parece una frase banal pero no lo es.

METERME

Yo a esa casa no la conocía, pero si me esforzaba, podía imaginar los muebles, la alfombra. Habría un cuadro también. Podía recomponer el encuentro, los abrazos.

649 Esa parte sí.

Después venía que había que hablar. Hablarían en la cama, supongo. El dormitorio me era, lógicamente, desconocido.

Pero no siempre es así. De hecho, no fumaban, no tomaban, éstos. A lo mejor, prolijamente, se vistieron para hablar, salieron de la pieza.

NO QUIEREN

Entonces, ahi los tengo: quieren placer, no quieren sufrir, no quieren futuro. Ni pasado, no quieren palabras.

No quieren relatar lo sucedido. Se creen que lo saben, que no precisan contárselo. Pero entonces, permanecen sentados frente a frente como esperando alguna Otra Vez, que no vendrá, lo saben. Y no quieren reconocer tampoco que la esperan.

Ah, cómo vivirían ellos, siempre en presente. Pero el presente acaba de pasar.

Y NO LOS IMAGINO HABLANDO

Y ya están dentro del pasado, relacionados a otros hechos, cosa que odian. Y con las manos tamborilleando sobre la mesa

650 ensayan cierto tipo de sentido del humor, se sonríen.

¿Tendrán que hacerse responsables? Pero de qué brigada, de qué cuerpo, para luchar por qué?

Es por eso que no los imagino hablando. Hablando.

VUELVO

Falta un ensalmo. Eso es lo que pasa. Basta de estar aquí, frente a una puerta que no se abre. La abrirá la magia.

Vuelvo al laboratorio. Bajo las persianas. Me coloco mi manto con estrellas. Alzo las manos con imprecaciones, pero no encuentro santos para esto.

Repaso el libro. No, santos no hay para la invocación que estoy buscando. La ciencia, toda ciencia, es limitada. Paso los trapos sobre mi cabeza otra vez, levanto las cortinas, y yo también me siento en una silla.

CÓMO SALDRÁN

Me está matando la curiosidad. Aún sabiendo que no hay final posible. No hay final como un hecho aislado y puro.

Nunca es así. Vivirán, desde luego. Quizás alguno de los dos regrese a la consulta, porque revirtió todo.

651 Quizás se casen, tengan hijos.

Pronto el trabajo pesará más.

Pronto el futuro, que en lo que respecta a mí, era un cadáver deshaciéndose en un baldío, será ese baldío pero donde no habrá restos de nadie.

Ese calor interno será tapado por la canícula.

¿Cómo saldrán? Quiero decir, ¿con qué cara?

VUELVO OTRA VEZ

Y tuve que volver, no había más remedio. Después de todo, yo los traje. Lo traje a uno, a la otra, qué sé yo. Los traje.

Las cosas andan como quieren. Dan vuelta por ahí. Las tocamos, No pasa nada.

Y sin embargo, a veces, uno aprieta un botón, la luz se prende, uno siembra un poroto, que germina, uno alza la cara y siente el viento.

Por eso, a veces…

ENTRO

La puerta estaba abierta.

652

Es raro en estos días. Estarían, posiblemente, a punto de salir. Pero, cuando entré, no había nadie.

Ni en el living ni sobre el lecho deshecho. Y así por todos lados.

FINAL

No se habían matado mutuamente, pero salieron olvidándose de cerrar. Más grave.

¿Quizás lo hicieron deliberadamente?

Había, sueltas, un par de luces prendidas, lo cual era auspicioso.

Corroboré los escenarios antes imaginados. Estaban bien.

Cuando me fui, por un momento, todo resplandeció. Después se fue apagando de nuevo.

653

ELECCIONES15

a Pepe y Josefina Casco

15 Escrito entre 2015 y 2019. Inédito.

654

655 PALIER

Existe siempre alguna cosa, en el cuerpo social, en las clases, en los grupos, en los mismos individuos, que escapa de algún modo a las relaciones de poder; algo que no es la materia primera más o menos dócil o resistente, sino que es el movimiento centrífugo, la energía inversa, lo no apresable.

FOUCAULT

DERECHOS HUMANOS

Tratar de no comprender lo que los demás no comprenden.

Hacer poesía así.

Hace veinte años plantaron árboles en el barrio. Ahora estoy escribiendo en esta atmósfera, todavía incólume al calor.

Pero hay tres veces más autos.

También hay tres veces más perros, eso me gusta. Y los gorriones se han vuelto bastante más mansos que antes. Pero eso es porque no hay gatos. ¿por qué no hay? Los gatos eran una solución para el problema de las palomas.

Que me cagan el auto, siempre.

La gente odia los gatos porque a la noche disfrutan. La gente no sabe disfrutar. Los gatos se pelean, arriesgan su cuerpo, no se cuidan. Hoy todo eso se odia.

La posibilidad de morir pone de muy mal humor. Como si la gente sintiera que se pierde el final de la película. ¿Qué final? No hay final.

Tratándose de un final, todos sabemos cuál es. Porque sabemos cuál es, no queremos que haya. Comemos y hacemos jogging con desesperación, porque no queremos que ese final llegue.

No llegará. Sólo llegará nuestro final.

656 Se habla mucho de la inseguridad. En realidad, el problema es al revés: todo es demasiado seguro. Seguro el peligro de que te afanen, seguro el peligro de que te echen del laburo. Seguro el aumento de los medicamentos. Ha desaparecido la aventura de la noche, de los barrios desconocidos, de los cafés a punto de cerrar en la madrugada.

Las pizzerías iluminadas, por ejemplo, son seguras.

Ser derrotados por la muerte es mejor, mucho mejor, que ser derrotados por la vida.

Pero hay que estar estimulado. Por un miedo que se pueda enfrentar. Un miedo incomprensible. Entonces sí, surgen las ideas de gloria, que navegar es lo preciso, no vivir.

Entonces todo se ilumina con el riesgo. Morir puede ser una forma de entender. Y lo es, por cierto. No hay que tragarse el cuento de la derrota, eso que quede para las personas prácticas, que creen en la posibilidad de que el mal sea comprendido.

El mal es la aventura, al principio. La selva y el desierto. Después, uno mira alrededor. Si uno mira alrededor, no puede haber miedo. Todo lo malo ocurriría de todos modos, eso es lo que uno ve.

Y eso es lo que no hay que tratar de entender. Si uno puede volver a casa, vuelve. Si uno no puede volver a casa, no vuelve.

Si uno no puede volver, y no vuelve, uno se interna en las calles oscuras. Enseguida se ven, brillando apenas y silenciosamente, las cuevas, los pasadizos, las colinas con un árbol encima, que se mueve en el viento.

Todo eso dolerá, por supuesto. Pero, ¿acaso hay otra manera de llegar, de recorrerlo? El verdadero dolor es recordar. Recordar cuando se estaba sano, cuando no había dolor.

Pero sino había dolor, ¿qué había?

El dolor es para hacer cosas, y que uno pueda caminar entre ellas.

Incluso los demás. Los seres queridos. Algunas cosas quedan.

Dios tuvo que descansar el séptimo día, porque no daba más del dolor.

El dolor es nuestra creación. Los que están contra la creación nos atacan, y no se dan cuenta de que ellos son creación nuestra. Creen que destruyéndonos se liberarán. Pero

657 destruyéndonos se destruirán. Destruirán los lugares de aventura, de peligro, donde viven.

Porque no se puede vivir sin cosas entre las que pasearse. Sin cosas entre las que pasear, no se puede saber si uno va o viene.

Y eso es muy importante: si uno va, llega. Si uno viene, vuelve. Y si uno vuelve…

En cualquier caso, volver también es aventurarse: la aventura de reconocer, de no reconocer. Después de todo, cuando uno va, ese problema no existe. Yo decía: ahora hay árboles. ¿Yo reconocería esa calle, si me hubiera ido, ahora que hay árboles? Me arrepiento de no haberla dejado, hace mucho, para volver.

Tendría esa aventura. La impresión de que esos árboles fueron plantados aprovechando mi ausencia. Para sorprenderme. Para, quizás, confundirme.

Pero yo los vi plantar. Los vi crecer. El dolor con que existen estuvo siempre aquí. No quedó fuera. Eso, en una vida, es importante.

Es importante porque no hay que entenderlo. Tan sólo hablar de ello. Hay que hablar siempre de ello, y si lo comprendiéramos, ya no hablaríamos.

La aventura de entender no es una aventura. Sólo lo es antes. Antes de entender.

En todo caso, cuando uno comprende algo, hay que pasarle la posta a otro, que no comprenda. Así las cosas siguen existiendo.

No importa que no sean las mismas.

Importa la transmisión, que da el derecho a aventurarse.

El derecho a aventurarse es un derecho humano.

LOS DESESPERADOS

No es tan fácil.

Vas en el auto, y tenés que frenar de golpe.

658 El chirrido de los neumáticos te hace pensar: “El problema son los otros, no uno”. Y con miedo arrancás de nuevo.

Sin embargo, ¿no son ellos iguales a vos? ¿Por qué no frena? ¿Por qué te atropella? ¿Por qué no te respeta?

Porque se está escapando.

Un barco que se hunde el agua entra las olas le impiden avanzar todos se interponen

Todos se interponen en su propósito de alcanzar el primer mundo.

Sobre todo los pobres. ¿Por qué se los ayuda, y a él no?

Ellos nunca va a llegar al primer mundo es todo tiempo perdido

Y vos te interponés el Gobierno se interpone les da la plata a ellos que no van a llegar que pueden llegar plata tirada al mar ese mar que va entrando en el auto

Otro gobierno sí que los mantenga a raya que te mantenga a raya así yo puedo andar

659 con el auto hacia mi destino

Pero el auto se llena de agua él pide ayuda el nuevo gobierno le dice “nosotros no ayudamos a nadie” bueno está bien al menos esos rotosos no se van a reír de él mientras no pagan los impuestos y él sí

Pero el agua ya llega al volante hay que seguir hay que atropellar antes de, y así se va rodando por las calles como un pequeño tzunami

Pero el auto, cosa curiosa, no es un barco, un barco que se hunde. Es una especie de piscina que anda con él adentro. No hay ningún mar.

Y la gente, en las calles, donde ya reina la primavera, lo ve pasar sonriendo. Dice la gente: “Es uno que se va ahogando en un auto de agua.”

NIÑO MIMADO

¿Por qué el sol no da aquí, en invierno, cuando hace falta, y sí da en el verano, cuando molesta? Porque lo hace a propósito.

Hay que crecer. Crecer y olvidarlo. Sin embargo, está claro que quiere decirte algo. Hacerte hablar. Quizá mostrarte tu debilidad. Que no sos

660 un dios.

Que no tenés que entregarte a la melancolía como un dios que ha dejado de creer en sí mismo.

Que tampoco entregarte a la seriedad de tu papel: esos espectadores, alguna vez se las tomarán para siempre.

No van a regresar nunca más a mirarte ser un nene genial, ¿sabés?

Si lo entendiste, si realmente lo entendiste, rechazarás ese televisor que tu padre te regala, ese monopatín, buscarás buscarás en otra parte donde rigen las reglas que no pueden manejar como un muñeco dorado.

Desconfiarás de la paz de tu infancia: te espera el lobo que es lobo para los suyos, el querido lobo.

SE PUEDE ESCRIBIR Y LEER POESÍA

Auschwitz. Adorno

661 ¿Tanto te enloquecieron esas muertes? ¿Sólo ellas pudieron hablarte del mundo en que vivías? ¿Recién ahí te desayunaste?

¿Fue terror el terror porque te tocó a vos?

(No a los otros, que vienen sufriéndolo desde que hay clases)

¿Te creías que se luchaba contra Caperucita Roja? ¿Te rebelabas porque creías que era fácil?

Y cuando viste que era difícil, ya no pudiste hablar, ya no pudiste ver?

Entonces, tu luchar era un adorno.

Algún odio, de los que siempre hay, puede haberte empujado, sí. Pero no te explicó que él solo no era nafta para esto.

Sólo los generosos de veras salen por el umbral que a la secta cerca.

Y por eso su muerte continúa el trabajo que hacemos todos.

No te apoderes de sus estandartes,

662 no cuentes tus pequeños problemas de impotencia.

No es la muerte de ellos lo que te impide hablar, sino tu vida.

HAY VIVOS

a Néstor Perlongher, i. m.

Hay tantos vivos. Tantos vivos.

En las plazas, en bares, en los barrancos, en las playas. En las tertulias literarias en los libelos prestigiosos en las denuncias hay vivos.

En los terremotos imperceptibles en las becas en las cátedras en las inauguraciones plásticas en las denuncias por acoso hay vivos

Con muertos conocidos hacen negocio pero da gracias que el conocido no puede abrir la boca hay vivos.

Vos lo representás por razones de urgencia y necesidad (tuya). Es que hay vivos.

663

Pero ellos no son un club ya sin socios ellos no son una herencia vacante ellos tienen que conocen la última voluntad, vos no. Hay vivos.

Cuántos vivos. Pero los restos tienen dueño.

LA TIERRA, NO EL INFIERNO no sos un hijo, ni un hermano sos mi amigo que ya no puedo ver pero con el que sí puedo hablar aunque no siempre hay que venir de donde estás, no es fácil

¿cómo hacer cómo llamarte? cómo salir a caminar por el Centro si el centro ya no es el de antes

¿antes de qué? vos ya sabés empezamos un camino yo tampoco llegaré hasta el final así que es lo mismo

664 es por eso que podemos hablar: no hablo con una sombra el sillón acusa tu peso, hundido el mate se vacía y tus respuestas no son las de un espectro que se las sabe todas al contrario: preguntás te contesto te relato las cosas que pasaron después de lo tuyo y nuestra reflexión sigue siendo la de dos hombres que ignoran el futuro lo ignoran porque lo hacen ahora

LA COMUNIDAD ORGANIZADA

No somos tan tontos. Hubo vez que buscamos salir de esto, y acudimos a los demás, a los otros, a los verdaderamente explotados.

¡Y ellos también querían decidir ellos, qué rabia!

No aceptaron nuestras sabias formulaciones.

Despechados, volvimos a excluirlos de la cultura. De los poemas.

665 Pero no es fue tan fácil. Ellos le dan a todo un toque mágico. Sin ellos hay siempre algo que está faltando. ¿Vos te creías que era Dios? No.

¿No viste que sin ellos, al final, todo se va a la mierda?

Nunca te preguntaste por qué. Dabas por hecho que se trataba de una característica de cierto partido político, especializado en boicotear gobiernos ajenos.

No. No. Son ellos.

Y eso es porque los amos, por más esfuerzo que pongas, no pueden convertirte en uno de ellos. Por supuesto, no lo quieren hacer, pero aunque quisieran, no pueden. Los ladrones no pueden convertir en ladrones a todo el mundo, porque entonces, ¿a quién le robarían? Pero los otros sí que pueden hacerte uno de ellos. Claro, no te parece atractivo, qué asco, ¿me querés convertir en pobre?

Pero ahí viene el toque mágico: si los pobres tienen la posibilidad de hacer pobres a todos, dejan de serlo, ¿viste?

666 Pero ATENCIÓN: lo tienen que querer.

Lo tienen que lograr como ellos quieren lograrlo.

A vos, lo que te cabe es darle democráticamente salida a su necesidad, y que decidan libremente.

Que se equivoquen, también.

Elegir convivir con ese mundo futuro. Y si son respetados sus proyectos serán los de una persona que se respeta. Y en ese juego, ir deviniendo.

Eso es la comunidad organizada.

ELECCIONES

“Un gobierno puede entregar toda la economía al imperialismo, y ellos ni se dan cuenta, pero se enardecen ante el caso de una coima” J.W. COOKE. Carta al General Perón, 12-9-1964

I

667 Las cosas ahí están parecen quietas o que se mueven que cambian o que no

¿Cómo saber? te preguntás a vos mismo no a las cosas como si te negaras a regatear con ellas que se ofrecen y te invitan con té pero vos no querés demasiado orgulloso para decir qué valen para vos que el esclavo se humille que para siempre quede humillado por haberse atrevido a venderse a sí mismo, o sea a darse un precio y a esperar que vos declares otro y así poder hacerte consensuar su valor.

II

No les querés hablar porque no las querés escuchar, sin embargo ellas hablan lo mismo se escuchan entre sí vos no les hacés falta sólo les harías falta

668 si, como cosa, las escucharas alguna vez.

Y te ponés con las orejas bien alertas a ver qué pasa: no, no están hablando. No te da para más.

Y es así que creés que se han callado porque alguien ordenó que se callen. Sos así. No podés entender nada de otra forma.

Sos vos el que no habla y ellas nacen de eso que vos no pudiste decirles.

Ellas son el silencio de lo que no supiste decir. Hablan siendo.

Y siempre son. Por eso nadie las callará.

III

Pero algo hay que saber. Entonces convocás a elecciones. Pensás que de ese modo van a verse obligadas las cosas a decirte lo que querés saber lo que vos, no lo que ellas quieren decir

669 pero ellas votan secretamente pero tengo el resultado a mí lo que me interesa es el resultado es lo que te interesa y vos, ¿le interesás a las cosas que dieron ese resultado?

IV

EL PERRO

Te mira el perro. Te mira como sólo los perros miran. Luego se vuelve, se pone cerca de la pared. Se tiende al sol. Se pone a dormir. Vos te creés que lo importante es verlo: que vos lo veas, y lo digas. No entendés. El perro se ha dormido porque no le interesa tu presencia.

V

Saber en serio. ¿Cómo?

Averiguándolo de algún modo. No teniendo razón, quizás; no sabiendo.

Con un idioma que no existe todavía que por ahora sólo existe en los poemas en algún ensalmo

670 poco tomado en serio

No es el idioma de la guerra civil no es el idioma de la burla no es el silencio del derrotado.

Mejor sería decir: la la porque ja ja cuando ya yo no, no, no, ¿me entendés?

VI

Si ya es difícil decir “buenos días” cómo será decir “buen día de mañana, de pasado mañana”, “buenos días futuros” y buenos días para quién nunca lo hablamos y frente a eso, revolviéndose, la espesa sopa, burbujeando por debajo de nuestras sillas.

VII

Vos arañás apenas los problemas. Pero salís a hablar como si a los problemas los hubieras resuelto. Después de todo, tampoco nadie

671 oye mucho a las cosas.

Casi siempre te sale bien. La gente vive apurada, vive apretada, no se da cuenta de que las cosas son la gente.

Ellos se creen que la esperanza les puede hacer guardar silencio a las cosas. Se creen eso porque precisan la esperanza.

Vos se la querés dar. Hacerles creer que ellas van a seguir silenciosas.

Ya se ve en el idioma viejo que estás usando, que no. Se ve que no. Tus palabras quedan ahí, como basura.

VIII

Y te creés que todos los que piensan piensan así. Y que no puede haber otra cosa. Y si la hay será porque les pagan, ¿Por qué será que le pagan a tanta gente?

¿Nunca necesitaste unos mangos,

672 nunca pensaste en ir, fingir, y que te dieran unos mangos?¿No? ¿Y porque te creés que otros lo hacen?

¡Ah, vivir meses alimentado a choripán, qué delicia! Pero yo no, yo pienso (luego exijo).

Es tan fácil regresar al ranchito de lata, con un sandwich en la mano, de regalo para los cinco hijos, y todo por fingir un hablar por parecer cosa que habla.

Detrás de la cortina que corrés están bailando tus patéticos privilegios. Cómo te van a dar las cosas la salida, la solución? Para eso tendrían que mostrarte lo que sos. No te gustaría.

Lo que querés es que las cosas se amolden a tu gusto, que digan en el televisor aquello que querés escuchar: que digan que robó aquel que a vos te gustaría que haya robado que digan que mintió aquel que a vos te gustaría que haya mentido que te digan que se va a arreglar lo que sabés que no se va a arreglar

673

IX

EL AMANTE

El novio de mi amiga está sentado en el bar, en la mesa de al lado de la mía. ¿Sabrá que yo me acuesto con su novia?

Escuchándolo hablar sobre quién va a votar, me doy cuenta que no. ¡Ya le han puesto los cuernos muchas veces, y él nunca se ha dado cuenta!

Ahora habla de sus salidas nocturnas, y me doy cuenta de que no sabe ni valora lo que tiene.

No tiene idea de lo que mi amante, puede llegar a dar (y recibir). Me da un poco de lástima por ella. Sé que lo aguanta porque tiene miedo a la inercia. Ella cree que tiene que amarrar la canoa a alguna parte.

¿Qué pasaría si este tipo se enterara de que aquel con quien ella lo traiciona está sentado a un metro suyo?

Desde el estricto punto de vista de la posesión, es sabido que una cosa puede cambiarse por otra. Ahora: que te la roben, que la usen sin tu permiso,

674 no. Se enojaría.

Probablemente saldría del bar a golpear una cacerola en la vereda: “¡Que se vaya el amante! ¡Que se vaya el amante!”.

X esto no había pasado antes se sometía a una violencia mucho mayor a las cosas se les pegaba se les clavaban bayonetas como las cosas hablan siendo, se les hacía no ser, desaparecer y esto pasaba porque si bien había muchos que reclamaban justicia, no llegaron a saber si lo que ellos pensaban que era eso era lo que los otros los demás pensaban que era la justicia

Se creía que se sabía, dice el taxista por eso no se hablaba.

XI

Y además -y casi se le pasa un semáforo

675 en rojo, por decirlo- estaba la creencia, la fe que había en un hombre. En que él sabría lo qué hacer.

-Como si ese hombre no se fuera, algún día, a morir.

Exacto. Pero una cosa es saber que se puede morir alguien, y otra…

Como una fascinación.

Evitar el laburo de ponerse de acuerdo, era, ¿me explico? Son treinta pesos.

XII

El tipo de los cables: Esta gente, dice que quiere cambiar, y en la cabeza no tienen más que cómo eran las cosas mucho antes.

Cuando estaban en pie Cuando todo no se había desmoronado.

Sí, y ellos se creen que se puede volver a todo eso.

676 No se puede. Porque en el resto del mundo, ya también se les está desplomando.

Y tiene que gritar para decirlo porque lo está diciendo subido a la canasta del camión, a cinco metros sobre el suelo.

XIII

Sí, basta de quejarse de las cosas sabelas tratar.

Nosotros no sabemos nada de todo eso dice, sentado en su cochecito, el nene del Jardín. No nos importa no saber tampoco.

Claro, si a vos te llevan, si no sabés andar todavía. A tu edad, yo caminaba solo. Vos a mi edad, hablabas mal de Evita, callate.

XIV

Todo venía de afuera. Lo nacional también venía de afuera.

677

¿Cuándo saldrá de adentro? ¿Cuando las cosas se desnudarán, nos mostrarán adentro de ellas?

¿Al hablar? Es inútil hablar si no hay idioma para hacerlo.

Pero el idioma no tiene que estar antes. Se hace al hablar. ¿Un café? Sí, con azúcar.

Otra vez el nene desde el cochecito: Yo antes tampoco sabía hablar y mirá ahora.

¡Cállese, mocoso irrespetuoso!, le contesto-. Bah, otro teórico masculla al retirarse, empujado por la niñera.

XV

Es que nosotros ya éramos amigos de la parte del Universo que nos tocaba: los villeros, los camioneros, los páramos. No pagábamos por caminar, ni por un auto.

No precisábamos, creíamos,

678 tener que aprender a hablarnos.

XVI

Lo extraño fue lo fácil, las elecciones, el celular gastar en aire acondicionado.

¿Cómo era esto por lo que había que pagar, trabajar para tenerlo?

¿Y cómo era esta cosa de que algunos amigos no pudieran pagarlo? Y cómo era esto: ¿si no podían, ya no éramos más amigos?

Así que si en tu casa hubo un asado que se iba a hacer y no se hizo, tendrás que averiguar por qué. ¿Tenía tu padre un amigo que no pudo comprarse un auto (nuevo)? ¿O nunca tuvo? ¿(Amigo, auto)?

¿Puso, él, rápidamente, un aire acondicionado, porque se lo exigían, para enviarte a un colegio privado? ¿A quién votó en los años en que no se podía?

XVII

Hay democracia problemas nuevos la derecha ahora tiene

679 que gobernar personalmente ya no se estila que le murmure a los milicos atrás del trono.

Y bueno, está bien, ¿qué pasa? Son menos brutos, pero no tienen armas en la mano.

Además, se los puede hacer correr, a los negros. Correr atrás de los otros, los que tienen, ¿no?

Claro, les das la plata pero les pasás los mismos avisos por la tele, ¿qué desesperación, no?

Segura, pero hay imbéciles que no se dan cuenta, no les gusta que esa gente ni siquiera se ilusione.

XVIII a mí no me importa que me saquen plata, si es para la gente humilde, pero para que se la roben, no mentira a vos lo que te jode es que te la saquen si no te sacan guita

680 no te importa que roben y tampoco te importa a quien vaya la guita pobres, ciencia, inundados sólo te importa que te la sacan y la necesitás para comprar lo que hay que tener para existir. celular, plasma, auto, condones electrónicos, derivadores grafilales, tasking news, fibriladores historiados, chef-wharlots, etc. no sabés lo que son, pero hay que tenerlos

XIX

¡Y los viajes! La señora visita Bangkok en excursión: “Los templos son dorados….”

No sabés dónde estás pero si es jueves, debe ser Bélgica. Y en Barajas, al hacer el check in en la cola no olvides hablar mal del país. Decir: “pensá lo que nos va a costar arreglar esto ahora”

681 Pero antes que el avión aterrice en Ezeiza ya las cosas no andan como creías vos que iban a andar.

¿y por qué no podemos ser modernos?¿estar actualizados? ¿comprarnos todo lo que hay? porque los pobres boicotean nuestros proyectos.

XX no, si el mundo está loco, si hay gente que no quiere comprar cosas, decime, ¿vos sabés lo que quieren? yo no creo en los libros de auto ayuda, pero leí el otro día una cosa me pareció muy acertada: no se puede vivir siempre para los demás.

Y, sí: y es ésa tu verdad.

XXI

CUARTO OSCURO

La soledad del cuarto oscuro, te recuerda la soledad a secas. Son las seis

682 menos cuarto. El comicio va a cerrar. Estás solo por razones legales, y estás solo. Como has estado tan solo tantas veces a esta hora, en el medio del amor, del trabajo, de un viaje, de una muerte.

Y tampoco sabés muy bien qué estás haciendo.

XXII

Y la izquierda tan pura tan pulcra tan diferente a aquéllos que no saben pensar ellos saben ellos detectan las incongruencias las contradicciones (que odian)

Por ejemplo: ¿quién se iba a imaginar que haría Perón, lo que hizo? Apoyarlo era ilógico. Y no somos ilógicos como lo es el pueblo.

Porque estamos destinados a explicarles qué es un buen gobernante un gobernante honesto pero la gente parece que no quiere

683 aprender lástima

XXIII

LORE

La coherencia es un lujo que no me puedo dar con mi marido bajos salarios pátina leve de evangelización frases que bien no entiendo y con esto yo debo responder a los periodistas cuando me matan algún ser querido: ¿cómo se siente? me siento para el culo pero no lo puedo decir no te puedo decir por qué lo mataron porque me matan a mí tengo que hacerte el juego jugar al periodismo yo te doy de comer, eso tendría que decirte, yo a vos

XXIV los que pensamos bien los que sabemos contestarle a los periodistas, entre tanto, podemos votar a la derecha, para pasar el rato hasta que el pueblo aprenda

684 porque no vamos a fortalecer un pensamiento equivocado, sería antipedagógico. y cuando la derecha termine con los falsos profetas populistas entonces nosotros vamos y los convencemos, ¿eh? ¿qué tal?

XXV a mí sólo me importa que haya migajas dice el gorrión y come las migajas, ¿y así no podría llegar el momento en que no haya ni migajas? el gorrión no conoce qué le puede haber pasado a su padre o su abuelo si les faltaron las migajas alguna vez o si las hubo siempre y qué pasa si los que deberían dejar migajas no tienen qué comer o, si sencillamente no le quieren dejar nada a nadie

685

XXVI pero en las cosas hay algo, algo adentro es como entrar a una casa: que abrís la puerta parece que no hay nadie pero hay fuego encendido la cama está caliente y allí, sobre la mesa un libro abierto dice “yo me acuerdo” entonces entendés: con otra cara con otro nombre este tipo ya hizo esto antes no te puede mentir lo conocés ya sabés cuando miente sale el gorrión desde adentro del libro y dice: ésta es mi casa, nuestra casa, y en esa cama dormiste, y en esa mesa comiste, y en esa olla se cocinó lo que comiste yo me acuerdo vos te acordás todos nos acordamos y sacás del bolsillo un pan (siempre llevás un pan en el bolsillo), lo partís y le das un pedazo al gorrión,

686 y los dos comen.

XXVII

Mi primer acto político fue el 9 de junio del año Mil novecientos sesenta y seis.

Estaban en la esquina de Laprida y Córdoba unos veinte entre ellos un pibe de la vuelta de mi casa, del conventillo ¿qué hacés acá? me dijo vengo al acto ¡ah! Contestó no dijo qué bien compañero y alguien gritó ¡Viva el general Valle! y todos empezamos a gritar ¡Perón!¡Perón! y a caminar gritando Perón Perón y enseguida la cana nos corría nos corrían a pie todavía fue el principio de un camino muy largo donde muchas veces supimos equivocarnos y eso hacía el camino

687 más largo cada vez que yo veía lo largo que era me acordaba del pibe ése que dijo ah

XXVIII criar una idea dentro del corazón es como criar un hijo no tenés garantías sólo podés creer en la confianza que le das, y rogar porque el mundo no haya cambiado tanto que pueda usarla a veces es difícil las palabras cambian ya no dicen lo mismo que lo que alguna vez aprendiste que decían

XXIX

Cuando empecé a escribir me preguntaba: esto, ¿son palabras o cosas? A mí me parecía que si yo

688 ignoraba lo que mi amigo del conventillo ignoraba, eran cosas. Mientras que si yo, sabía lo que no sabía él, eran palabras.

XXX

Por la ventana miro la injusticia como miraba antes la esperanza parece un sueño parece algo de lo que uno se va a olvidar al despertar les pasa a todos: pero algunos miran el diario como aquel que se esfuerza en recordar un sueño el sueño a lo mejor de lo que, cierto día, él pensó que eso era lo que el mundo tenía que ser y el diario contradice hoy ese sueño y él sabe perfectamente que el diario miente.

XXXI

689 es que los pobres boicotean el progreso, el gobierno anterior les pagaba para que boicotearan todo y ahora que no les pagan lo boicotean más porque no dicen “queremos ser esclavos queremos que vengan a esclavizarnos” claro, y así las inversiones no vienen

XXXII la realidad nunca sos vos la realidad es el sueño de los otros

¿cómo se entiende esto?

¿cómo la realidad de Newell’s va a ser los sueños de Central?

Pero sí. Y al revés, también.

Todos unidos entre sí, por sus sueños: otro sueño.

Algunos lo llaman la Historia.

XXXIII

Las cosas no cambian

690 así nomás no cambian porque venga un rico y se lo diga cambian mientras esperan mientras esperan que hables.

Se desnudan hablando con tu voz.

SUEÑO QUE NIEVA EN ROSARIO16

16 Escrito en 2020. Inédito.

691

692 CUARENTENA

yo debo estar soñando no hay autos no hay ruidos los pájaros regresan

en medio de la ciudad el silencio se ha vuelto amigo

QUEDA

si se aguza el oído pueden oírse los pasos de los tigres dientes de sable los gliptodontes pasean a la noche por las calles vacías se acuerdan cuando no estaba la ciudad

“por un ratito” dicen

BALANCEO

sopla el viento

693 en el parque

los grandes árboles se balancean

a mí también me gustaría pero no soy un gran árbol me tiro en la pinocha y los miro

está muy bueno me hace sentir en paz

SUEÑO QUE NIEVA EN ROSARIO

sueño que nieva en Rosario

¿por qué no? ya pasó antes

la nieve caída es mucha la gente la palea para entrar en las casas

los escalones del Monumento están llenos de nieve

parece que todos hubiéramos sido transportados a otra parte

694

NO CORRE RIESGOS

mi amigo el perro no corre riesgos de contagiarse de las mentiras de los hombres

ÍCARO

la cera se derrite las plumas se sueltan Ícaro empieza su caída

qué hermoso el límite qué maravilla el mar no se podía, no

estábamos más cerca de la naturaleza de lo que pensábamos

TENÍA QUE ESTAR

el amor siempre fue peligroso las epidemias son lo de menos

tienen que estar

695 para que la sórdida soberbia de los que mandan se disuelva en virutas de nada

aparto de mí esas virutas y te sonrío

PAYASOS

acusen ahora a los virus de terrorismo, payasos

ni siquiera viven ¿lo sabían? ni siquiera los escuchan

hagamos lo mismo

EQUÍVOCO

ahi anda el viento.

tiene ganas de preguntar: “¿Viste los árboles estremecidos por la luz

696 del amanecer, por Pascual Rosas?

pero en la calle no hay nadie tras las ventanas los vecinos ven solamente papeles, hojas caídas revoloteando, y no lo escuchan

RESTRICCIONES

el hombre camina lentamente. no se sabe si sabe dónde ir

al final, se ve bien lo que pasa: el hombre se ha parado delante de un café

el café está cerrado. el hombre mira después se va, lentamente también

ALMACENEROS

no sabe saltar al vacío. sólo sabe especular.

697 no tiene idea de lo que pasa, tampoco quiere saber

no sabe saltar al vacío los pájaros lo miran con lástima

GLIPTODONTES

los gliptodontes nos dicen -amablemente- “no se preocupen, no se van a extinguir, che”

pero qué nos calienta la especie qué nos calienta la civilización que haya fútbol

los gliptodontes se miran entre ellos: ¿fútbol?

ÁRBOLES

698

estos árboles son jóvenes hablan, pero no los entiendo

no los veré en su vejez mi muerte les será incomprensible

pero qué hermosos son cuánta capacidad de dar sombra futura hay en ellos

cuando me agarre el virus y me saquen acostado en la camilla sentiré que me voy flotando dormido en medio de un bosque

TRANQUILO

se ve que estoy tranquilo los días pasan rutinarios todos esperamos que pase esto

sin embargo, cuando pase, ¿qué haré?

¿seguirán pasando, rutinarios, los días?

699 TEMÁTICOS

¿qué será de los lugares falsos adónde íbamos a veranear dilapidando nuestros dólares?

esos parques temáticos destinados a suscitar nuestro torpe simulacro de comprensión

estarán vacíos ya nadie puede ser feliz así

IRREAL

necesito tocarte necesito besarte

todo es irreal nunca creí que lo irreal pudiera ser tan terrible

los virus no están ni vivos ni muertos: son un sueño PROBLEMA

700

los sueños no pueden ser encerrados en un poema

andan ahí van y vuelven inútilmente no pueden ser son algo que no puede ser

no existen pero nos hablan

NO SABEN

los virus también sueñan que están vivos que están muertos que están haciendo esto por algo para algo

pero despiertan se enfurecen se dan cuenta que no que ellos tampoco saben

EDIPOS

701

¿qué gobernante habrá matado, sin saber, a su padre, para que esté pasando esto?

¿qué Primera Dama será, sin saber, la madre de ese tirano con que se acuesta y hace hijos?

llamen a Tiresías

ON LINE

si al texto lo borrás vas a ver cómo enseguida vas a creer que no existió

vas a acordarte de él como de un sueño querrá decir algo distinto cada mañana al despertar al lavarte los dientes

DUDAS

702

¿existe esa mujer? antes de la pandemia la veía ahora la veo en la pantalla pero sé que es mentira

no, es más probable que la haya imaginado

LOS ELEGIDOS

en el cielo se juntan los que el virus mató

son como un club una secta

“acá se puede respirar” dice uno “allá no se podía”

“hacía tiempo que no se podía” dice otro

ESTO IBA A PASAR

703

el mundo estaba preparado para esto

“¿no es que no se podía luchar por un mundo mejor?”

“¿no es que era mejor pasarla bien?”

bueno, con la pandemia no podés combatir por un mundo mejor sólo podés tratar de pasarla lo mejor que se pueda

“sí, pero no es lo mismo ahora hay muchas cosas que no podés hacer”

“antes también había muchas cosas que no podías hacer”

EGOÍSMO

pasaba un perro lo llamé

704

“vení, lameme la cara vos no me contagiás” le dije

por supuesto mi transparente egoísmo no lo convenció:

“¿a vos quién te conoce?” dijo, y se fue.

BESOS

sueño que beso a todos: mis hijos mis nietos mi mujer

sueño que el mundo será mejor

lo soñé siempre

CASAS

705 antes era terrible no morir en tu casa

ahora es al revés

¿qué pasó con nuestras casas?

INDIGNACIÓN

ha llegado a las redacciones una indignada nota:

“ante la realidad de una pandemia originada en personajes advenedizos y de existencia dudosa, el pueblo roedor hace público su repudio por estas manifestaciones que pretenden usurpar el lugar de las auténticas pestes protagonizadas por nuestros venerables ancestros con templanza y heroicidad”

ENFERMOS

se han enfermado mis novias de la juventud

706 se han enfermado mis amigos de la primaria mi enemigos del club

toda gente que me ha olvidado que ahora sólo quiere respirar

LA VERDAD

¿en qué cama se encuentra la verdad? no lo sé hay muchas camas ocupadas

tendría que preguntarles uno por uno no me van a dejar

posiblemente la verdad no va a recuperarse

BARBIJO

como el barbijo tapa la mitad de mi cara hay mucha gente que me saluda sin conocerme

707

creen que soy su amigo muerto

LA POESÍA

los virus son como la poesía: te hacen mal te hacen pensar, te cambian la forma de vivir, y después se van

difícil que vuelvan

ESTAMOS TODOS

vuelven los amigos que se fueron antes antes de esto

“queremos volver morir de nuevo morir como ustedes”

“¿para qué? no hace falta”

708 les decimos “¿cómo se les ocurre?

¿no se olvidaron de todo al cruzar la puerta?”

“no, el olvido también se contagió”

PREGUNTAS

“y a ésos, los de arriba, ustedes, no los contagian?”

“tienen que estar tienen que ver cómo el mundo que querían manejar con sus torpes trucos, se derrumba”

INJUSTICIA

¿cómo, en las elecciones, no hacen votar a los virus?

¿qué clase de discriminación es ésta?

DAÑOSOS

709 los virus han tratado de contagiar a los sueños pero los sueños son inmunes como los gatos o los perros el problema es que para alguno esos sueños le hacen más daño prefieren morirse

ASEPSIA

terror me da contagiarme al escribir estos poemas mirá si alguien los escribió antes y nadie los desinfectó yo sí,lector no te preocupes

PÁJAROS

pandemia Malvinas saqueos la hiper 2001

710 nada de esto ha ocurrido me dicen los pájaros

lo único que ha ocurrido es que no aprendiste a volar

AMIGO

me hice amigo de un virus yo le hablaba él no me contestaba miraba hacia lo lejos como hacen algunos perros

era tan sabio tan inocente sabía sin saber

NANAS

acunan las vacunas los sueños que tenemos sentadas, esperando para viajar con las valijas al lado como antiguas inmigrantes las cabezas cubiertas por un pañuelo

711 los sueños en sus brazos, y les cantan para hacerlos dormir

SOLUCIONES

mientras me están vacunando me habla un virus:

“¿por qué me rechazás? ¿por qué nos rechazan nosotros les traíamos la solución, por qué esa obsesión de superviviencia?

“andá a extinguirte vos, hijo de puta” le contesto “y dejanos buscar a nosotros las soluciones” al lado mío, un líder político, que también está vacunándose, nos mira y sonríe enigmáticamente

CARTELES

712 me despierto por fin viajo le doy la mano a alguien para cerrar negocios

pero están los carteles: los carteles que te piden que te cuides

ellos quedaron no los barrió

VIAJE

me voy muy lejos

quiero saber si el mundo se recuperó

ya enseguida nomás veo cómo es la cosa

LOS NUEVOS

713 los sueños salen de sus marsupias ya tuvieron tiempo para crecer ya están grandes salen pisando fuerte dicen: “somos la nueva enfermedad”

NORMALIDAD

los sueños andan por los parques llenan los ómnibus se sientan a las mesas de los bares, todos juntos la gente los elije los adopta tanto tiempo sin verlos cómo están qué hacen

“¿cuál es tu sueño” me preguntan “que está nevando que nieva” digo yo, y todos se ríen

EL NOVIO

714 voy a ir a encontrarte por fin por esas calles arboladas que queremos tanto voy despacio para poder darme cuenta de que es verdad ahí estás te toco te toco es increíble es la felicidad parezco un novio

LUGAR

las preguntas que me hice no terminé de respondérmelas

pero la vida resultó mejor que esas respuestas que nunca llegaron

como esos lugares donde pinchamos una goma del auto, resultan ser más hermosos más dulces, y mueven más nuestro corazón

que ahí donde íbamos

715

DE NUEVO SUEÑO QUE NIEVA EN ROSARIO

vuelvo a soñar que nieva en Rosario ¿o es el mismo sueño donde nieva de nuevo?

no lo sé no sé donde termina un sueño y empieza otro

no sé si se puede seguir soñando el mismo sueño tras despertarse tomar la leche volverse a dormir

SÍ, ESTÁ NEVANDO EN ROSARIO

de nuevo sueño que nieva en Rosario la gente se olvida de la enfermedad los noticieros por fin hablan de otra cosa

a la mañana siguiente la nieve cubre la ciudad ¿qué habrá pasado con los mendigos? Pero la gente les dio cobijo en sus casas -es un sueño- y nadie murió de frío

716 es sólo una nevada, hermosa, tan rara aquí sale el sol derrite la nieve está todo limpio lavado estamos todavía

ALL INCLUSIVE17

a Frasco

17 Escrito en 2018. Inédito.

717

718 perfume de salvia alguien llamó al viento pero vinieron autos hoy hay niebla de afuera no se ve no se ve que hay bromas cordones de vereda los autos dan miedo

patos en el río granja mágica patos en el agua conversando patos difíciles canciones secretas una isla donde no se entra hicieron de sus palabras sabios han quedado ahí

en el borde del río él sabe que si él no sabe nadie sabe

¿o sabe? si sabe, no es el viento quien lo va

719 a decir pero sabe sabe

mi río dice la tierra no des formas

¿cómo podría? dice él yo tengo una doy lo que me dieron madre es que así viene el tiempo dice ella así viene el tiempo y que venga ya vino dice él

sigue aún aunque un poquito asordinada, la música sólo una vida la sostiene, ya se irá escenario que desmontan los años raídas ropas

720 patas de rana comidas por el tiempo una revista que el viento se acostumbró a hojear pero el recuerdo de esa crueldad no se ha atenuado en el desabrigado pecho lógico si tampoco lo han hecho las felicidades sentidas cuando se borre una

frente a ese viento a esa tierra que gira a esa lluvia que decidió no caer ¿está el alma? no es la cuestión si tiene origen divino o es una casualidad química, no es eso el verdadero problema es si está si va a seguir estando si va a creer que todo es

721 una respuesta a su llamado

a lo mejor los árboles creen lo mismo a lo mejor el aire cree lo mismo estaría bien se podría hablar se podría hablar con ellos habría algo de que hablar con ellos tal vez antes lo hacían

tal vez antes alguien lo hacía con alguien pero lo han olvidado por eso preocupan estas ruinas estas músicas que se están apagando que se sienten lejanas ya en medio de la noche alguien está olvidando y el viento lo está olvidando

722

se sentarían bajo el árbol como antes como si se sentaran como patos entonces escucharían la voz del árbol como a un amigo que ya estaba en el café habría otras voces otras presencias amigos de amigos con el mismo derecho a estar todos estaban en la carrera de la vida pero los han olvidado se han olvidado

no conocen esas paredes esos patos no son los del tiempo no los saludan no los vienen a hablar y si vinieran sus palabras serían distintas de las que esperarían escuchar ni siquiera una vez encontrarán a nadie

723

por más solitario que se busque el lugar el viento parece ser otro viento uno absurdo que no toca su corazón en primavera por debajo de la camisa

no están en otra parte sino que están en otra parte pero solos cada uno habla un idioma incomprensible para los otros nunca se entienden les traen otro café cuando quieren pagar irse les traen el diario cuando quieren saber cuándo morir

perdió curiosidad por la rareza a partir del olvido ese silencio de la casa ya no lo empuja afuera como antes

724 más bien lo ata a esas viejas habitaciones donde antes se compartían los sueños pero ahora los muebles sueñan con otras cosas cosas de alfombras de espejos de frazadas cómo sentir curiosidad

no des formas de des formas pero cómo podría cómo no hacerlo yo corro corro hasta el final los muertos caen en mí yo los arrastro yo los despojo de sus identidades yo hago posible ese nacer que a mí se debe

entonces desharé las músicas las volveré sonidos solamente detendré la canción parada así en verdad no será más una canción y ya no pondrá triste ni alegrará ni será recordada

725 se sentirá que no está se sentirá sí que falta algo

y así corren al lado al compás del murmullo del agua no es un ruido continuo hay un ritmo más rápido más lento igual él se les va él llegará más lejos es más eterno

el trabaja de andar anda y vive pero estos se atrasan se detienen en los días de felicidad tienen como una historia que él no tiene

alguien piensa se le escucha pensar que el mar existe por eso está seguro y allá va

726 otros se van con él porque no hay más remedio (o así creen) pero ninguno sabe qué van a hacer allí tras el mar no se puede correr el mar es el sentarse a verlo

barranca de greda nunca parecen acabadas sus formas siempre chorrean hay olor algo que se está haciendo lógico y sigue esa barranca la cavó el correr la persistencia hermosa tiene un sentido no va para cualquier lado

ese correr extraño hacia alguna parte que se sabe cuál es y no se sabe es lo que hizo un destino feliz: alguna planta

727 que flotaba algún leño que se pudo agarrar demasiado poco para llamarlo trofeo pero son prueba de haber estado en el lomo del río que otros lo sepan hace falta

bajar al fondo de esa grieta hay que bajar llegar al agua que acaricia los pies donde está el alma bajar la greda áspera los yuyos explicables mirar el borde donde desaparece lo demás y sólo se ve el cielo ya azul y tiembla algún junco

sube la barranca otra vez sube a la noche las luces de la ciudad prometen su crecimiento una aventurá volverá a tener lugar ¿cómo le irá?

728 ¿qué cosas se traerá al bajar otra vez? pero de todos modos lo tirará ya se sabe cuando se suba a la corriente

se va por el río se olvida de las tablillas aunque en alguna de ellas esté su nombre (y, por supuesto, un número) el brillo del agua refleja su sonrisa ya por supuesto con eso terminó falta saber cómo es el mar pero eso es cosa de él está ahí para eso

esos registros esas tarjetas innumerables con anotaciones que supuestamente dan cuenta de todo lo que hay esperan el incendio que las cocine para durar para resistir

729 para contarle a generaciones jamás imaginadas cuántas ruedas de carro teníamos

qué placer cómo las olvida cómo nadie sabrá que las olvida cómo lo hace deliberadamente sin que lo tenga que ocultar cómo triunfa

ahí abajo sobre la escasa playa de gruesa arena mojada compacta de un amarillo fuerte casi verdoso como lo estará el piensa en llevar algo al mar algún recuerdo

él también es un poco escribidor de tablillas por suerte no sabe

730 cuál elegir pero igual quiere ser él aún cuando llegue al mar

el recuerdo como un juguete de la infancia de uno conservado al crecer como una prueba ¿de qué? una prueba ofrecida y no aceptada ya no recuerda lo que había que acreditar lo que quiere alegar es demasiado reciente la prueba no sirve

no des forma no des forma canta el río para burlarse de la tierra que está muda no puede hablar no puede pronunciarse no estaría bien ahora que alguien

731 ha bajado a la arena de la ribera ya se sabe lo que podría pensar se dice la tierra si yo dijera algo lo tomaría como una señal como un comentario para su viaje

¿adónde un viaje? su viaje empieza y termina en mi cuesta de greda dice la tierra es que este río dice los alucina

¿pero cómo no va a haber a dónde ir? se dice y sube la barranca otra vez otra vez a buscar un recuerdo para llevarse como si el río fuera un ómnibus que hace una parada y él se quisiera comprar un sandwich

732 sube sabe que su río será siempre el mismo aunque él vuelva cambiado por aquello que no pudo traer que vio pero no pudo traer

por las veredas claras de los barrios donde no hay tanta gente florecen los recuerdos a montones y no todos son propios por cierto pero son bastante parecidos y no se nota mucho cuesta con el apuro ser sincero con uno como libros usados con páginas dobladas en la esquina por alguna razón ya no evidente habría que leerlos con calma su olor que también es un recuerdo otro

733 elige algunas primeras noches en la ciudad ah no todo terminaba para ir a cenar seguía pero ahora ¿qué hacer con eso? seguir qué estupidez no no sirve

¿y ese momento de crueldad? fue hace mucho quizás ni siquiera fue crueldad pero bueno todos no son acaso así son cosas que recuerda uno y no puede juzgarlas como si se las viera de afuera pero no no mejor no no siente que fuera cruel realmente aquella vez qué fastidio

734

¿y feliz? menos en realidad ha tenido eso por décadas pensando que había sido pero como los dueños de esos cuadros imitaciones bastante bien hechas pero que cuando llega el tasador

¿y va a llevarse eso ahora? además no lo ha sacado de la calle lo fue a buscar a propósito a sacar de un oscuro local que está cerrado tampoco puede

en realidad lo que podría llevarse es lo que está pasándole llevarse sí lo más reciente

735 el miedo ah no des forma no des forma se dice y cree que lo dice la tierra

vuelve con cosas que no sabe de quién son pero siempre ha sido así ¿por qué iba a ser distinto ahora? con esas cosas no podrá meterse al río piensa la tierra pero en fin el río aunque no sepa fue traído también de otro lado no es de él

en realidad nada es de él si entendiera entonces sí liviano como un polen sería llevado

736 qué por el río por el aire sería respirado

la calle sabe que esos autos bicicletas que pasan sobre ella son un sueño cuando quiere fijar la vista en ellos desaparecen ella está los otros quién sabe a veces llueve se moja lo que cree es en sus grietas en los yuyos que crecerán en sus grietas

el gorrión en sus saltos ya recorrió distancias inconmensurables pero él tampoco cree en el movimiento fue para comer

737 fue casi en el mismo sitio

las plantas las matas de salvia sí creen se las ve estirando el cuello para mirar las distancias los árboles le cuentan están sedientas de andar irían a un país que se deshace porque todos se van no se quedan quietos no es posible siquiera contar cuántos son gobernarlos

las casas no saben ser una casa rodante no les atrae demasiado ya sería no ser ellas ser otra cosa pero dar unos pasos quizás hasta la calle de al lado

738 con eso sí se puede soñar que alguna vez las busquen no estar ahí tan a disposición que las llamen ellas acudirían como un perro más lentamente

así que no se irá qué mar no hay mar él es el mar no se irá bueno no tanto se irá de alguna forma para mí no dice la tierra no se irá las formas yo me río de las formas que las haya pero no pasa nada

¿y todo eso que se trajo? es como si lo hubiera traído el viento es lo mismo no es por nada

739 el viento yo lo conozco al viento ése amontona todo se cree que hace algo no hace nada

¿qué pasa conmigo? yo con vos hago lo que quiero no te das cuenta te muevo para aquí para allá tus ciudades yo las desentierro y se asustan se asustan de lo que fue no son mías estúpido no son de nadie

pero ellos ponen cordoncitos para que la gente no entre a las viejas ciudades no suba a los templos ja cordoncitos

740 vos cubrí o descubrí lo que vos quieras ¿no ves que siguen estando? en mí

pero si él inventó ese río con quién estoy hablando yo dice la tierra ese río no existe esa barranca ese junco en el borde que el viento agita levemente no existen no creas dice el viento yo al junco lo agité al menos eso es cierto suave como si acariciara un arpa de telarañas y entonces

es que hay quien va a quedarse con los delirios va a aparecer a aparecer pensás que no

741 y de repente tiene que ser algo que pasa con vos tierra en que pasa eso no sé como una enfermedad a lo mejor no se cura

sé lo que es eso dice el viento cuando paro no soy no hay viento y de golpe sí soy y hay y se despeinan

sí pero sos el mismo en cambio esto no, que sabés si yo soy a lo mejor ellos también te digo que no son muy pesados caen no se levantan se lastiman se hacen señales que los distinguen nada que ver

742 no hay río no hay barranca ni viento no hay nada entonces yo no estoy hablando con nadie ahora puede ser hace un momento sí

¿yo estaba hace un momento? no puede saber no hay nadie que se lo diga

aquí había alguien ahora no no hay

743

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ÍNDICE

Muy muy que digamos………………………………………………………………..5 Transiciones…………………………………………………………………………..15 La poesía no es una isla…………………………………………………………….21 Historias del Hombre Sin Piernas y sus compañeros…………………………..31 Aventuras con usted………………………………………………………………….41 Carne de la Flaca…………………………………………………………………….65 A la intemperie………………………………………………………………………..93 Calendas argentinas………………………………………………………………..127 Los rollos del mar vivo…………………………………………………………….149 La máquina del tiempo…………………………………………………………….177 La montañita………………………………………………………………………...201 Unas piedras………………………………………………………………………...237 Muertos en Nueva York…………………………………………………………....267 Sin imagen………………………………………………………………………...... 299 El otoño hitita……………………………………………………………………….321 Historia Moral……………………………………..…………..…………………. 353 Desayunándose...... ………..393 2491...... …...... 429 Diario secreto de Marco Polo...... …...... …..463 Zoológicos………………………….…………………...…………………………..487 Atardecer del día sexto...... …....…...... …..509 Etimologías...... …...... …...... …...531 Odas pesadas………….…………………………..……………………………….555 Las partidas………….……………………….……………………………………577 Traigo a la persona amada…………….……..………………………………….603 Elecciones…………………………………...……………………………………...633 All inclusive……………………...…………………………………………………669

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